Este documento discute la relación entre puentes y arte. Argumenta que los puentes no son obras de arte por sí mismos, sino que dependen de la opinión pública y críticos que los consideren así. También analiza la relación entre diseño de puentes y el entorno, señalando que no hay reglas fijas y a menudo se construyen puentes hermosos en diferentes lugares. Finalmente, discute cómo la ingeniería ha transformado las formas de construcción y cómo la tecnología moderna ha revolucionado el mundo.
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Este documento discute la relación entre puentes y arte. Argumenta que los puentes no son obras de arte por sí mismos, sino que dependen de la opinión pública y críticos que los consideren así. También analiza la relación entre diseño de puentes y el entorno, señalando que no hay reglas fijas y a menudo se construyen puentes hermosos en diferentes lugares. Finalmente, discute cómo la ingeniería ha transformado las formas de construcción y cómo la tecnología moderna ha revolucionado el mundo.
Este documento discute la relación entre puentes y arte. Argumenta que los puentes no son obras de arte por sí mismos, sino que dependen de la opinión pública y críticos que los consideren así. También analiza la relación entre diseño de puentes y el entorno, señalando que no hay reglas fijas y a menudo se construyen puentes hermosos en diferentes lugares. Finalmente, discute cómo la ingeniería ha transformado las formas de construcción y cómo la tecnología moderna ha revolucionado el mundo.
Este documento discute la relación entre puentes y arte. Argumenta que los puentes no son obras de arte por sí mismos, sino que dependen de la opinión pública y críticos que los consideren así. También analiza la relación entre diseño de puentes y el entorno, señalando que no hay reglas fijas y a menudo se construyen puentes hermosos en diferentes lugares. Finalmente, discute cómo la ingeniería ha transformado las formas de construcción y cómo la tecnología moderna ha revolucionado el mundo.
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Que los puentes, algunos puentes, sean considerados como obras de
arte es algo ajeno a los puentes mismos, a sus diseadores y a sus
constructores. Depende de la opinin pblica, mejor an, de la opinin de una serie de crticos considerados que afirme que el mundo de los puentes, como el de la arquitectura, pertenece al mundo del arte. Cualquier consideracin sobre la naturaleza del arte no va ms all de esta simple afirmacin. Maillart fue descubierto por Giedion e incluido en su famoso libro Espacio, Tiempo y Arquitectura 1 , lo que le catapult a la consideracin de artista y sus obras, principalmente el puente de Salgina Tobel, a la de obra de arte. (Fig. 1) Y sin embargo este puente no es sino un momento en el camino, un momento especialmente feliz de superposicin de un orden resistente el puente arco con otro natural el de las montaas que bordean el desfiladero y donde el puente se estriba. Es una conjuncin casual, un momento encontrado, no buscado. Maillart repite este puente, por otro lado no demasiado bueno 2 , no menos de seis veces, colocndolo en todo tipo de terrenos, planos, escapados, sobre ros tranquilos, etc, etc. Para Maillart, no existe relacin entre diseo y entorno, o si existe, es muy pequea. 1 Por otro lado, la interpretacin que hace Gredion de la obra de Maillart, realizada a travs de la interpretacin resistente de las formas, no es muy consistente, ni acertada. 2 No est bien, formalmente hablando, la disposicin de los pilares sobre los arran- ques del arco. La astucia de Maillart para hacer puentes bonitos, siempre ha sido utili- zar, en los arcos, relaciones flecha/luz muy pequeas, del orden de 1/8 a 1/12. J AVI ER MANTEROLA 68 JAVIER MANTEROLA El arte y los puentes Creo que la muy citada relacin de la obra con el paisaje, relacin que, desde luego, existe, desborda con mucho cualquier objetividad que tienda a establecer una relacin bi-univoca entre puente y paisaje. No existe un paisaje para un puente ni un puente para un paisaje. Esta relacin se va construyendo caso a caso (Salgina Tobel es un ejemplo) y no existen reglas previas que definan la idoneidad entre puente y lugar. Muchas veces el diseador se encuentra que la conjuncin entre puente y paisaje resulta hermosa y esta misma situacin puede encontrarse con otra solucin de puente muy diferente instalado en el mismo paisaje y tambin resulta hermosa. La dimensin monumental de la relacin entre construccin y paisaje, se desarroll mucho en el siglo XVI I I . Los palacios se instalan en un determinado punto del paisaje, el cual, a su vez, se transforma, todo lo que haga falta, para llegar a constituir con el Palacio una conjuncin brillante. El paisaje romntico que se divisa desde el Palacio es una construccin tan artificial como el propio Palacio. (Fig. 2) FIGURA 1 En el puente de Salgina Tobel de Mai- llart (1930, L = 90 m), se produce una formidable conjuncin entre las escarpa- das laderas de los Grisones, en el sureste de Suiza y la geometra clara y definida de un puente arco. FABRI KART 69 Pero con un puente no puede hacerse esto. Un puente se instala en un determinado lugar para vencer el obstculo, ro, barranco, etc., que caracteriza al lugar. Un ro, un barranco no es algo que se transforma para que combine con un determinado diseo de puente. La razn de ser del puente es el obstculo que corta el camino, no al revs. Los puentes de los romnticos jardines barrocos de los palacios ingleses, alemanes, etc., no son puentes, son objetos que se colocan sobre un lago artificial para que haga bonito, de la misma manera que se construyen ruinas de iglesias o de puentes romanos, hechos estos que gustaban tanto a los prncipes alemanes y a los nobles ingleses de la poca. An hoy en da se hace esto alguna vez, se debe cambiar la morfologa de un determinado ro para que un diseo predeterminado tenga sentido. Es el caso del puente de Mrida de Calatrava sobre el ro Guadiana. Un cauce divagante, que los puentes anteriores, desde los romanos al siglo XX, haban respetado en su morfologa indefinida, indefinida en cuanto a enorme e indefinida en cuanto a sin forma, se vulnera con un diseo de puente inadecuado por lo definido de su configuracin, sealada en un gran arco central entre los viaductos de acceso. La conjuncin de la extrema centralidad del puente, marcada por su gran arco, en un entorno indefinido, con un ro que igual puede estar bajo el arco que no estar, obliga o debera obligar a disponer un azud, aguas abajo, para que se J AVI ER MANTEROLA 70 FIGURA 2 Este puente no es un puente. Es un objeto que se coloca sobre un entorno artificial que pudo haberse construido antes o despus de realizar el puente. El puente es puente por- que salva el obstculo para poder pasar de uno a otro lado, creando orillas al pasar. llene de agua todo el cauce y as el arco central no resulte ridculo al aparecer sobre tierra, adems a poca distancia. Un sinsentido completo, pues en este caso se necesita fabricar un ro para un puente. Pero si dejamos la relacin puente lugar y nos acercamos al qu de los puentes, podemos decir que su diseo ha creado, a lo largo de la historia, un sustrato, un lugar donde instalarse y desde el que producirse, un mundo que no deja de crecer y enriquecerse con las sucesivas aportaciones de todos aquellos que se dedican a ellos. Este sustrato, este medio donde se instalan los puentes es el conocimiento resistente. El hecho de puentear, de saltar de un lado a otro del ro, se basa desde lo ms remota antigedad en saber qu materiales deben ser utilizados y que forma deben adoptar para resistir y ser construidos. Invencin o eleccin de los materiales y de las formas constructivas ha estado siempre asociado a la ciencia y a la tcnica. Que en los primeros tiempos de la construccin, hasta finales del siglo XVIII, el camino de la evolucin de la forma ingenieril se haya producido de una manera muy lenta no es sino porque el procedimiento de prueba y error, nico posible hasta entonces, lo es. (Fig. 3). Que el siglo XIX y XX hayan trado e impuesto definitivamente a la ciencia como soporte y motor FIGURA 3 Puente romano de Mrida. Dos lecciones. Primera el rigor, la ordenacin mnima del material para saltar sobre las aguas del Gua- diana. Segunda, esa sucesin indefinida de arcos traduce y desvela lo que es el Guadiana en Mrida. FABRI KART 71 de la nueva manera de conocer las propiedades resistentes de los materiales y de las formas construidas y haya avanzado espectacularmente, no significa que el resultado de ambos mtodos produzca puentes esencialmente diferentes. El constructor de puentes de siempre, se ha tenido que apoyar en la tcnica para intentar resolver problemas que le sobrepasan, cuya dificultad era superior a las posibilidades resistentes con que contaba. Su camino era ir siempre ms all. (Fig. 4). Y en este camino, la ingeniera ha transformado el mundo de la construccin y ha configurado un universo formal nuevo que ha desplazado al anquilosado, antiguo y enormemente sobrevalorado mundo formal tradicional al que tan apegado estaba el arquitecto. La arquitectura, a finales del siglo XI X, ha aceptado finalmente las formas ingenieriles y las ha incorporado a su vocabulario habitual. Las formas ingenieriles son la consecuencia de esa manera de ver la realidad y tambin la realidad constructiva. No se ha detenido a discutir con el mundo clsico los pros y los contras de una manera u otra de conceptualizar y por ende de construir. Simplemente la ha barrido, ha destrozado el confort cultural y esttico en el que estaba instalado el mundo de la cultura arquitectnica hasta casi el siglo XX. Y la civilizacin tcnica crea un mundo nuevo, Fig. 5. Los nuevos inventos se producen no porque s, sino porque todo estaba preparado para que se produjeran. Las costumbres cambian en la ms brutal transformacin que se poda sospechar. El mundo de finales del siglo XX y el de finales del siglo XVIII son radicalmente diferentes, como lo son lo que piensan y como viven las personas. La creacin, en el sentido ms amplio del trmino, ha experimentado una eclosin como, quizs, nunca ha conocido la historia de la humanidad. Es la revolucin tecnolgica. Y que le pasa al mundo del arte, el entendimiento que sobre s mismo establecen los artistas. Aunque, segn A. Danto, el arte mimtico, el que se produce entre el siglo XV y finales del XVIII, en el cual la representacin ms exacta de lo real es su objetivo, ha muerto, las manifestaciones artsticas se han producido y se producirn siempre sea antes o despus de estos siglos. Lo que ha muerto es la manera de entender el arte que se impuso con el Renacimiento y termin en la Academia. Desde entonces, aparecen una tras otra multitud de ismos, de manifestaciones y manifiestos, que de manera exclusiva definen lo que es y debe ser una obra de arte, para llegar finalmente a Beuys en que dice que todo el mundo es un artista y que arte es lo que hacen los artistas (definicin con la que estoy bastante de acuerdo). FIGURA 4 Puente de Barrios de Luna (1983, L = 440 m), un buen ejemplo de las posibilidades que la tecnologa del siglo XX ha puesto en manos de los ingenieros para resolver el paso sobre lagos artificiales, imposible po- cos aos antes (J. Manterola). J AVI ER MANTEROLA 72 Esta transformacin del arte ha sido casi tan vertiginosa como el mundo de la cultura, hasta el extremo en que nos encontramos hoy en da, en el que el desconcierto es el vocablo ms significativo para definir la situacin de los aficionados. Son los mismos ojos, la misma mente, la que aprecia la manifestacin de, por ejemplo, Bill Viola a la que aprecia a Cezanne? Se est produciendo, lo que ocurri en el siglo XIX, en que aparece una nueva aceptacin del arte que deja obsoletos los cnones de la apreciacin clsica? Por qu lo nuevo pasa de ser feo a ser bello, o mejor dicho, de no ser considerado arte a ser la nica manifestacin del arte? Que Bill Viola no podra haber existido si previamente no hubiese existido Cezanne, es cierto, pero el camino recorrido entre medias es enorme. Y Bill Viola (solamente es un ejemplo) es la persona que interesa en la actualidad, y no slo a un conjunto de aficionados desconcertados, sino y lo que es ms importante, a todos los jvenes que se sienten que el arte es su camino. Este ltimo dato debera preocupar a los amantes del arte contemporneo que no han traspasado la frontera de la segunda guerra mundial y que desprecian lo que est pasando hoy en da. FABRI KART 73 FIGURA 5 Dos ejemplos mximos del arte de dos pocas separados ms de 2000 aos. La Victoria de Samotracia y un avin de combate actual. Nada traduce el mundo de las formas actuales como el avin. Si dentro de 2000 aos se des- cubren los restos del ao 2000, el avin de combate ser considerado como aportacin cultural con una significacin muy superior a cualquier otro des- cubrimiento escultrico. En los puentes la manifestacin de este cambio resulta evidente. Cuando a finales del siglo XI X (1890) se termin el Firth of Forth, junto a Edimburgo, en Escocia (Fig. 6), el gigante de acero era algo muy til ha permitido el cruce del Forth, una proeza, un logro de la ingeniera nunca alcanzado, pero tambin algo feo y torpe. Y de ah, poco a poco, los propios artistas plsticos van convirtiendo el asombro en belleza. De un rechazo radical de un universo formal se ha pasado a su aceptacin incondicional. Es un caso muy similar a lo que, por la misma poca, sucedi con la Torre Eiffel. Para disfrutar es necesario entender y para entender hay que mirar y ver. Es necesario relacionar para comprender y no es necesario, para ello, saber todos los intrngulis de la resistencia de materiales. Pues un puente no es slo el sustrato tecnolgico donde se instala, ni la estructura resistente es la nica dimensin conceptual e intelectual de los puentes. El puente no encuentra su razn de ser en dar forma a su manera de resistir, que tambin, el puente son todas estas ideas pero FIGURA 6 Firth of Forth, la mxima realizacin tecno- lgica de la poca Victoriana. La Torre Eiffel es una obra de arte? El acueducto de Segovia lo es? Y el Firth of Forth? J AVI ER MANTEROLA 74 encarnadas. Existen puentes reales que no son sino ejemplos en que lo resistente y lo constructivo se funden en la cultura del momento. Mejor dicho, la cultura del momento interpreta todo del mundo y lo tcnico, en una unidad de sentido, que es el ser del puente. Nosotros sabemos ms que el ingeniero romano que construy el puente en Suiza, Fig. 7a, o que el ingeniero chino que construy el puente sobre el cinturn de Jade en los jardines del palacio de verano del emperador chino, Fig. 7b, y tambin ms que el ingeniero japons que en el siglo XVII construy el puente de Kantai-ky, Fig. 7c. Podemos explicar bien su manera de resistir, dnde la concepcin de estos ingenieros era acertada o errnea, pero por muy explicada que est su estructura resistente, su sustancia formal, no somos capaces de definir la totalidad del puente, las formidables curvas de las rasantes, poco funcionales pero extraordinariamente bellas, nos llenan de asombro y nos dicen como tambin pueden ser los puentes. Nos amplan nuestra visin sin dejar de estar inscritos en ese sustrato conceptual resistente que hemos definido. Un puente es mucho ms que unas frmulas matemticas. Dar forma a una manera de resistir no explica la totalidad de las formas que presentan. Los puentes, como cualquier manifestacin humana, incluidas las consideradas artsticas, crea su propia esttica. Vivimos entre puentes, entre configuraciones que a lo largo del tiempo han ido produciendo las aportaciones creativas de uno y otro ingeniero. Vivimos en un mundo real, no ideal, un mundo que interpreta otros mundos y el resultado de este proceder es la historia de los puentes. Los puentes son el resultado de su historia, y es su historia, la nica definicin acertada de su esencia. El puente de Alejandro III de Pars, 1900, de Jean Resal, es un buen ejemplo a considerar, Fig. 8a. Esta formidable estructura, terminada para FIGURA 7 a) Puente romano en Suiza, formidable con- juncin entre la roca, los arcos y el borde inferior. La mxima simplicidad dentro de la mxima elegancia. El paisaje imponente queda dominado y amortiguado por el puente. b) Puente del cinturn de Jade-Palacio de verano Pekn. No hay ninguna razn fun- cional que haya determinado las pendientes de semejante puente. El rigor resistente es formidable, sirviendo a una intencin com- plementaria. Un error para los que pasan y un buen ejemplo para el entendimiento de la cultura china. c) Puente de Kantai-ky, un puente delicioso, una estructura resistente de madera intere- santsima y una obra de arte incomparable. FABRI KART 75 FIGURA 8 a) Puente de Alejandro III-Pars (1900). Uno de los puentes mticos de la historia, como el de San Francisco o el de Alcntara. Decorado y manci- llado pero formidable. b) Puente de Bayonne sobre el Kill van Kull en Nueva York (1930, L = 503,6 m). La mxima rotundidad, la estructura resistente desnuda, impo- nindose sobre el entorno. Un gigante de la tcnica y el arte de nuestro tiempo. J AVI ER MANTEROLA 76 la visita del emperador ruso a Pars, fue del desagrado de la ciudadana y de la crtica francesa de la poca, lo que llev al Ayuntamiento de Pars a convocar un concurso de embellecimiento del puente, concurso que ganaron los arquitectos Casien-Bernard y Cousin, los cuales recubrieron las dos fachadas del puente de floripondios, farolas, monolitos, etc, etc. Resal, que afirmaba que el genio francs est hecho de simplicidad, de limpieza y de claridad se opuso a este desaguisado. Al final de su vida lleg a aceptarlo. El puente es tan bueno que soporta con dignidad semejante atropello. Pero tambin este tipo de actuacin es propia del genio francs. A veces guiado por ese afn cartesiano de analizar, separar, sintetizar, establecer una definicin clara y distinta de cada una de las partes, supone la totalidad como suma de una estructura resistente a la que se aade, superpone, una dimensin esttica obtenida por una decoracin superficial. Decorar para mejorar, en lugar de un planteamiento ms adecuado a mi entendimiento, de que la esttica de un puente es la manifestacin de su totalidad. Que diferencia con otra realizacin ms radical, la del puente de Bayonne sobre el Kill van Kull de Nueva York (1931), Fig. 8b de Amman. La fuerza, la potencia sin concesiones para salvar su formidable luz de 503 m, aplasta todo intento ornamental que no puede ni insinuarse. La belleza del puente de Alejandro III es mayor que la del puente de Bayonne? Si, si entendemos una acepcin clsica de la belleza. No, si entendemos la belleza como expresin en que se formaliza la fuerza creativa. No me resisto a poner otros dos ejemplos, la sutileza sublime de Maillart en el puente de Schwandbach (1933), Fig. 9a, o la elegancia del acueducto de Alloz de Torroja (1939), Fig. 9b. Dos obras bellsimas cualquiera que sea el punto de vista que consideremos. Ambas manifiestan dos maneras diferentes de resistir que nos permiten, a los que nos dedicamos a este oficio, entender mejor qu es eso de resistir y de formalizar lo resistente. Todo el siglo XIX y XX ha configurado la forma construida a partir de planteamientos cientficos y al hacerlo ha configurado estructuras y puentes que presentan formas nuevas, originales que nos hacen entender. Pero ese entender no es como el del cientfico que una vez entendido un problema, lo resuelve y el problema deja de existir para siempre. Es un entender abierto, no concluido, que abre al contemplador a nuevas maneras de ver, que, segn mi opinin, es lo que significa la belleza. Savater recuerda a un pensador francs que dice lo bello ni nos gusta ni FABRI KART 77 nos disgusta, nos detiene, lo cual complementa de una manera excelente lo que yo quiero transmitir. El siglo XIX y XX ha recorrido un camino en el mundo de las formas de los que somos deudores, formas obtenidas como resultado de preguntas pertinentes sobre lo que es resistir, como se resiste y se construye. Y esta manera de preguntarse podra ampliarse a otros muchos campos actuales que no son las obras pblicas precisamente. El arte de los puentes est instalado, no solo en el background o sustrato cientfico que hemos definido, sino tambin en la concrecin de un pensamiento de la totalidad del mundo de las formas y estos dos soportes ha propiciado el enorme vocabulario formal que los ingenieros han proporcionado al siglo XIX y XX y ahora al siglo XXI. Qu les ha pasado a los puentes en el ltimo tercio del siglo XX y en estos primeros aos del siglo XXI? Pues lo que les ha pasado es consecuencia del desarrollo de la tecnologa que ellos mismos han ayudado a crear. Por primera vez en la historia de la Humanidad, la tecnologa para hacer puentes sobrepasa las exigencias que presentan los puentes, no solo normales, sino casi todos los extraordinarios. Hemos desarrollado infinitas posibilidades como resultado de resolver los problemas meramente tecnolgicas que se presentaron en ese periodo. Como resultado de este proceder la poca del siglo XIX y XX desarroll y proyect materiales de gran capacidad resistente hormign y acero as como formas resistentes estrictas, eficaces, tecnolgicamente muy perfectas, econmicas y de gran facilidad constructiva. Pero esto ha tenido una consecuencia, no por lgica menos triste. La tecnologa siempre lleva un camino de optimizacin y por tanto a la creacin de modelos, tipos de J AVI ER MANTEROLA 78 FIGURA 9 a) El puente de Schwandbach (1933, L = 33 m) de Maillart es, a mi entender, mucho ms interesante que el mucho ms conocido Salgina Tobel (Fig. 1). Ms interesante des- de un punto de vista resistente, formal, de instalacin en el paisaje. Es un puente de una sutileza mxima. b) Lo mismo que el acueducto de Alloz (1939, Navarra) de Torroja. El concepto de caja por donde discurre el agua est formi- dablemente reflejado en el dintel y en la forma de las pilas. La tijera que abraza sin cegar el cajero. puentes, perfectamente definidos y acotados. Pero esta superdefinicin es tambin la esclerotizacin. El puente se convierte en un clich, en un punto ms de un catlogo que te dice, casi con seguridad, que modelo de puente se debe usar para cada problema de cruce que se presenta. Es la industrializacin del puente, convertido en este caso en un objeto con sus prestaciones y su precio. Casi la mayora de los puentes que cruzan nuestras carreteras pertenecen a este grupo de objetos de uso, Fig. 10. Pero el hecho de que la tecnologa haya producido tantas posibilidades, tambin ha producido la posibilidad de hacerse preguntas de otro tipo, menos claras, ms confusas donde se necesitan otros talentos. Qu bueno, qu claro era disear puentes cuando estaban constreidos por la necesidad, por una urgencia casi inapelable. Si queramos el cruce de un entorno complicado, o encontrabas la solucin o te quedabas sin puente. Ahora, la ausencia de necesidad, parece que es el resquicio donde se cuelan los planteamientos estticos. Y esto es verdad a medias. En la pintura, en la escultura y tambin, aunque menos, en la arquitectura contempornea, los caminos actuales son muy personales. No existen escuelas, academias que marquen trayectorias por donde transitar y la mxima libertad es tambin la mxima dificultad para hacer algo trascendente. En el diseo de puentes seguimos teniendo el cuerpo conceptual, cientfico y tcnico pero empezamos a sentir el efecto de la ausencia de necesidad. Y es el momento de crear formas resistentes nuevas que amplen las muy optimizadas formas heredadas. Se va a FIGURA 10 Paso superior de autopista. Uno de los mo- delos ms habituales para resolver un paso a desnivel sobre una autopista. Funciona, est bien diseado, es barato y fcil de construir. Un buen ejemplo de la indus- trializacin de la construccin. FABRI KART 79 producir un nuevo manierismo con respuestas estticas y estticas propias del momento de transicin que nos ha tocado vivir. Ingenieros como Jrg Schlaich han producido ejemplos admirables en que se mezcla un gran virtuosismo estructural con un enorme talento para avanzar un paso ms en el desarrollo estructural heredado. En el Glacis Bridge, Ingolstadt (1998), Fig. 11, realiza un puente nuevo, distinto y extraordinariamente interesante, obtenido por la superposicin de dos sistemas resistentes blandos, un dintel delgado y flexible, sustentado por dos parejas de cuatro cables cerrados de 118 mm de dimetro, que supone a su vez un soporte tambin flexible. En la pasarela de Ripshorst (1997) de 78 m de luz, Fig. 12, el virtuosismo estructural es mximo, la doble funicularidad horizontal y vertical del arco que soporta a su vez un dintel curvo del que se exige una gran rigidez en el plano. Desde luego es virtuosismo resistente, muy propio tambin de Schlaich, pero tambin descubrimiento, conocimiento transmitido de lo resistente. No produce esa sensacin de poner los pelos de punta que Adorno define como impacto de la belleza conceptual, pero s asombro intelectual y fsico tan distinto de otros asombros malabaristas que no transcienden su propia manifestacin. Cuando Strasky nos propone su pasarela en banda tensada apoyada en un arco, Fig. 13, se produce una conjuncin sorprendente y maravillosa FIGURA 11 Puente Glacis. Ingolstadt sobre el Danubio, Schlaich. Un ejemplo formidable de la conjuncin de sistemas estructurales blandos para resolver el paso. J AVI ER MANTEROLA 80 de formas estructurales inversas, el arco y lo colgado. Esta combinacin ya ha estado realizada por el mismo Schlaich pero aqu el diseo adquiere su dimensin definitiva en un maestro de la banda tensa como es Strasky. En la pasarela del Manzanares, Fig. 14, nosotros (J. Manterola, M.A. Astiz), tambin hemos realizado un ejercicio de virtuosismo estructural al colgar de un solo fuste dos enormes ramas curvos de unos 140 m de longitud, en una configuracin exterior brillante. FIGURA 12 Pasarela de Ripshort, Schlaich. Una obra ms que representa la destreza e imaginacin de un formidable ingeniero. FABRI KART 81 FIGURA 13 Propuesta de pasarela de Strasky. Obra muy bella en que se conjugan bien lo colgado y el arco. En las tres obras ingenieriles que he presentado, ha aparecido la palabra virtuosismo estructural, lo cual viene a significar con gran precisin las caractersticas del tiempo de transicin que nos ha tocado vivir. La superabundancia de posibilidades resistentes tambin ha abierto la puerta a la colaboracin entre arquitectos (tericos detentadores de proporcionar a las cosas belleza formal) e ingenieros (tericos detentadores FIGURA 14 Pasarela del ro Manzanares, Madrid (J. Manterola y M.A. Astiz). J AVI ER MANTEROLA 82 de rigor conceptual). Esta colaboracin ha producido frutos de todo tipo, generalmente malos o muy malos, lo que se produce cuando el arquitecto configura la belleza formal como un exterior, un carenado, dentro del cual un ingeniero tiene que meter un puente. Ahora bien cuando existe autntica colaboracin entre arquitectos e ingenieros y ambos tienen talento y visin resistente, los resultados suelen ser buenos. No suelen aadir nada nuevo al mundo conceptual resistente pero producen puentes significativos, asombrosos a veces y que resultan ejemplos muy de este tiempo de transicin. Cuando vemos el puente de acceso al museo Miho, Fig. 15, (Japn) del arquitecto I.M. Pei y el ingeniero L. Robertson, se superpone a un esquema resistente ya conocido, el atirantamiento extradorsal superior e inferior de un dintel, una torre de soporte curva, incorrecta desde el punto de vista resistente pero eficazmente resuelta por Robertson. Se conjuga FIGURA 15 El puente que da acceso al museo Miho utili- za el esquema estructural que ya haba utili- zado Schalaich en el puente sobre el valle de Obere Argen. Aqu se transforma con una idea arquitectnica correcta. FABRI KART 83 bien la entrada del tnel que da acceso al templo con la puerta determinada por la torre curva. Una solucin resistente incorrecta, resulta congruente con el problema formal complementario que se propone, el concepto duplicado de entrar. R. Piano desarrolla un excelente planteamiento ornamental del borde de un dintel clsico en un puente en la circunvalacin de tres zonas del puerto en el enlace Ushibuka-Kumamoto, Fig. 16. Conclusiones El puente no ha entrado dentro del punto de vista de los crticos de arte. Son como transparentes, no se ven, ni interesan, ni se entienden. Creo que a la arquitectura le pasa un poco lo mismo, aunque eso no est bien decirlo. A veces parece que slo la pintura existe como obra de arte. La msica es cosa de unos cuantos forofos, unidireccionales aficionados y profesionales, e incluso, sobre la escultura, los pintores dicen que una escultura es aquello con que se tropieza en un museo cuando se echa un paso atrs para ver mejor una pintura. Ahora las cosas han cambiado algo. Arquitectura y escultura empiezan a plantearse problemas comunes (F. Ghery, Chillida). La pintura y la J AVI ER MANTEROLA 84 FIGURA 16 Puente Ushibuku-Kumamoto. Renzo Piano acenta de una manera magnfica, justa y bellsima el borde de un dintel en seccin cajn clsico. escultura se mezclan en las intalaciones. La msica y el video actan conjuntamente. Y sin embargo en este mundo del arte despistado y confuso empiezan a estar presente de una manera cada vez ms insistente las obras pblicas. Hasta ahora la posibilidad de contemplacin del hombre se limitaba a la pieza pequea, manejable que entra en la habitacin de una casa o de un museo. Pero la escala empieza a imponerse cuando se quiere actuar sobre el espacio natural. Cuantas veces se ha fallado en obtener resultados con esculturas de no ms de tres o cuatro metros instaladas en el paisaje. Chillida, Henry Moore, cuando se han instalado en el paisaje aumentan claramente el tamao de la escultura, pero an estn lejos de los 100 m y ms que debe tener un objeto que se combine con el espacio y cree con l otro nuevo. Slo los creadores del Land art se aproximan al problema. Pero esos objetos los tenemos ah. Qu decir de una carretera que al instalarse sobre el suelo, no solo traduce y hace visible la morfologa del terreno donde se instala, sino que adems el usuario es sometido a la dinmica que el trazado introduce sobre la velocidad del mvil. Se empieza a crear una tcnica que descubre de antemano, como se va a ver el paisaje desde el mvil, cual va a ser su efecto dinmico en el usuario del mvil, y qu resultado final se va a obtener entre terreno y carretera. Se empieza a intentar controlar, mejor dicho, a crear estas sensaciones, hasta ahora encontradas, en muchos puntos de la carretera. Las carreteras, los ferrocarriles pueden llegar a ser autnticas obras de land art. Al principio hemos dicho que el puente de Maillart, el Salgina Tobel haba sido descubierto por Giedion. Los tiempos actuales y sus amplios planteamientos sobre los que es el arte no tardar mucho en descubrir la formidable belleza de los puentes, las presas, las carreteras, etc, etc. Y este es un hecho que no es demasiado importante para las obras pblicas, pero s es muy importante para el arte de nuestro tiempo. FABRI KART 85