Tema 1 Historia de Los Puentes-2
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1. Antecedentes
La construcción de puentes aparece como una de las actividades más antiguas del hombre.
Lamentablemente no existen restos de las primeras obras, pero es posible imaginarlas
observando los diversos puentes primitivos que se han descubierto en zonas total o casi
totalmente aisladas. Tales obras servían al hombre primitivo para salvar obstáculos como ríos o
barrancos, y estaban constituidas principalmente por: madera, piedra, lianas, etc.
Por lo general, el termino puente se utiliza para describir a las estructuras viarias, con rasante
por encima de la superficie, que permiten salvar obstáculos naturales como ríos, valles,
canales, entrantes de mar, estrechos de mar, lagos, etc.
El arte de construir puentes tiene su origen en la misma prehistoria. Puede decirse que nace
cuando un buen día se le ocurrió al hombre prehistórico derribar un árbol de forma que, al caer,
enlazara las dos orillas de una corriente sobre la que deseaba establecerse.
A medida que fue pasando el tiempo surgieron los puentes colgantes (pasarelas colgantes), es
aquí donde el hombre empieza a poner a prueba su ingenio, para poder construir una obra en
donde no podía usar más material que el prestado por la naturaleza. Constituidos
principalmente por lianas, bambú, trenzado, las pasarelas colgantes se fijaban en ambos lados
del obstáculo a salvar, bien a rocas, o a troncos de árboles.
2. Puentes Romanos
En la época de los romanos, las nuevas necesidades y las mejoras técnicas propiciaron ya
que a medida que sus legiones conquistaban nuevos países, fueran levantando en su camino
puentes de madera más o menos permanentes; así cuando construyeron sus calzadas
pavimentadas, alzaron puentes de piedra
labrada. La red de comunicaciones del
Imperio Romano llego a sumar 90,000 Km.,
de excelentes “carreteras”.
Un ejemplo de esto es el Puente de
Alcántara, construido sobre el Río Tajo, en
la provincia de Cáceres. La mayoría de los
puentes de esta época no se han
conservado hasta hoy día.
3. Edad Media
A la caída del Imperio se produjo un cierto retroceso en el arte de construir puentes, que duró
más de seis siglos. Si los romanos tendieron puentes para salvar obstáculos a su expansión, el
hombre medieval veía en los ríos una defensa natural contra las invasiones. El puente era, por
lo tanto, un punto débil en el sistema defensivo feudal. Por tal motivo muchos puentes fueron
desmantelados y los pocos construidos estaban defendidos por fortificaciones.
Los puentes medievales, desde la época romana hasta el siglo XV aproximadamente, abarcan
periodos tales como la Baja Edad Media, el inicio y la época de expansión del camino de
Santiago en España en los siglos XII al XIV cerrando, finalmente, el periodo conocido como la
Alta Edad Media.
La financiación y la legislación hacen posible la construcción de puentes que conforman una
extensa red de caminos públicos, cuyo coste era cargado a los pueblos y habitantes cercanos,
beneficiados por las mejoras. Los puentes que podemos ver hoy día destacan por el dominio
de la bóveda de sillería. Los tímpanos pueden estar aligerados mediante arquillos, u ocupados
por la prolongación del tajamar. La rasante puede ser horizontal o tener curvatura (lomo de
asno). Actualmente, la mayoría de los puentes medievales que se conservan tiene un uso
peatonal que en numerosas ocasiones realza su valor monumental.
Los puentes de los siglos XV al XVIII, en general, destacaron por su “belleza” singular, debido
al renovado interés por la arquitectura y por la corriente humanista. Se aplicaron, en el apogeo
de este periodo, criterios constructivos y decorativos. Se trata, en su mayoría, de bóvedas de
sillería, no se abandona la tradición de realizar apartaderos en el tablero, que permitían el
cruce y el tránsito, y permitió robustecer los tajamares y finalmente acabó por imponerse la
rasante horizontal. En general abundaron también las obras de consolidación y reconstrucción
de puentes preexistentes. Se continuó con la bóveda de cañón, aunque también proliferan las
bóvedas escarzanas o carpanel de sillería. Se emplean también la imposta y las albardillas. Si
bien abundan las fabricas de sillería, se construye también según la importancia de la obra con
ladrillo o mampostería.
4. Edad Moderna
El progreso continuó ininterrumpidamente hasta comienzos del siglo XIX. Con la Revolución
Industrial, los sistemas de celosía de hierro forjado fueron desarrollados para puentes más
grandes, pero el hierro no tenia la capacidad elástica para soportar grandes cargas. Con la
llegada del acero, que tiene un límite elástico mayor, y se construyeron puentes más largos.
Ya en el siglo XIX, en España, se puede destacar que los puentes de fábrica o cantería son los
más generalizados en la construcción de carreteras, hasta el último cuarto de siglo, mientras
que en el reciente ferrocarril predominó la estructura metálica desde mediados de siglo, con
materiales importados de Inglaterra o centro Europa. Respecto a los puentes de piedra, sillar o
sillarejo, intercalaban ladrillo. Técnicamente supusieron la generalización de las bóvedas
elípticas, carpaneles o escarzanas (destacando grandes autores internacionales como el
francés Sejourné que supo aprovechar ya la utilización del mortero de cemento).
Respecto a los puentes metálicos destacaron diversos tipos de celosías, Town, Howe, Pratt,
Whipple y Warren, generalizándose posteriormente para los puentes ferroviarios la
denominada bowstring.
Las vigas de alma llena se utilizaban a finales de este siglo en luces de 12 a 15 metros, aunque
hay importantes excepciones en puentes carreteros como el puente sobre el “Eo” o el de
“Navia”, entre otros.
Puente sobre el Eo en la N-640 (izquierda) y puente sobre el río Navia en la N-634 (derecha)
5. Siglo XX y XXI
Resulta ya casi imposible resumir el siglo XX y XXI en España. A principios del XX, en el primer
cuarto, se empiezan a generalizar los puentes de hormigón armado, con la colección oficial de
1921 del profesor Zafra (compuesta por puentes losa, vigas de alma llena y vigas trianguladas
de tramos rectos). El también profesor Ribera realizó en 1923 otra colección, en este caso de
puentes arco con armadura rígida-autocimbra. En una segunda fase, ya hacia la mitad del
Puente mixto: La sección cajón es de acero, la losa de tablero sobre el cajón es de hormigón.
En este sentido fue el arco el sistema estructural más empleado, y casi podríamos decir que
único, para construir puentes de piedra o ladrillo hasta la aparición del hierro. Por ello, mientras
sólo existieron estos materiales, no hubo ningún cambio sustancial en los puentes de arco.
Los puentes de fundición aparecen por primera vez a fines de siglo XVIII en Inglaterra y luego
en Francia. Las disposiciones de estos puentes de fundición se inspiran directamente en los
puentes de madera. La mayoría de estos puentes tuvieron una vida relativamente corta. En
efecto, la fundición es un material frágil con una débil resistencia a tracción, que los hizo
vulnerables. La mayoría de estos puentes tuvieron que ser demolidos y reemplazados, debido
a que ninguna de las alternativas de reparación de este tipo de puente había dado resultados
satisfactorios, siendo precisa su reconstrucción. Pero a pesar de todo todavía quedan muestras
de estos puentes, tal es el caso del puente de La Pasarela de Las Artes en Paris, la cual fue
terminada en 1803 y presenta tráfico peatonal hoy día.
Los puentes de hierro aparecen a principios del siglo XIX, paralelamente a la fundición, y su
empleo extendió rápidamente. El hierro era más caro que la fundición, al exigir más trabajo de
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elaboración, pero poseía una resistencia a la tracción muy superior al de fundición. De este
modo, los constructores disponían por primera vez de un material que permitía realizar los tres
grandes tipos de puentes: puentes suspendidos, puentes de vigas y los puentes de arco.
Los primeros puentes construidos gracias al hierro fueron los puentes colgantes, fue la
invención de la cadena articulada formada por barras de hierro articuladas, patentadas en 1817
por Brown en Inglaterra, lo que permitió pasar de un golpe a luces mucho mayores. Mediante el
transcurso del tiempo se fueron mejorando las técnicas y se empezó a utilizar el cable formado
por hilos de hierro, el cuál dio las propiedades necesarias para la construcción de puentes con
luces considerablemente largas.
Ejemplos de grandes puentes colgantes con cables de hierro son: el puente Berwick,
construido en 1820 con una luz de 137mts. y el puente de Cincinnati con una luz de 335mts., y
otros. Hacia 1830, la producción industrial del hierro se desarrolló para la fabricación de
calderas, y este nuevo material fue utilizado en Europa, en forma de vigas de alma llena, para
la construcción de alguno de los puentes de ferrocarril.
No fue hasta 1867 cuando empezó la fabricación comercial del acero, que permitió su empleo
en los puentes. Gracias a sus características y, sobre todo su resistencia, iba a sustituir
totalmente a la fundición y al hierro. Sin embargo, tal evolución no se produjo más que de un
modo progresivo, a medida que las posibilidades del acero eran mejor apreciadas. El primer
gran puente en el que el acero fue muy ampliamente usado es el de Saint-Louis sobre el
Mississipi, al cual le siguió el puente de Brooklyn. El primero un puente de 3 arcos de 153, 159
y 153mts., de luz, y el segundo un puente colgante de Acero con 487mts., de luz central.
No hay duda que la llegada del acero vino a reemplazar de manera satisfactoria los alcances
ya logrados por el hierro, dándole un gran impulso al desarrollo de los puentes, haciéndolos
más resistentes, económicos y seguros.
La aplicación de este material en los puentes se da, por primera vez, en Europa, al término de
la segunda guerra mundial y se ve impulsada en este continente, por la necesidad de
reconstruir numerosos puentes destruidos por la guerra. En los años 60, el hormigón
pretensado se desarrolló rápidamente en el campo de los puentes. El incremento de la
industria del pretensado y la prefabricación permitió el empleo cada vez más frecuente de vigas
pretensadas y prefabricadas en los puentes. Con estos elementos se reducían los tiempos de
construcción y se simplificaba o evitaban las cimbras y andamios. El hormigón pretensado no
ha hecho desaparecer el hormigón armado; cada uno tiene su campo de aplicación. La
armadura activa se debe emplear para resistir los esfuerzos principales y la pasiva los
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