Cabrera - Helena Paz PDF
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Paz
Helena
La furia atrapada entre dos genios
Recuerdos de su ltima entrevista
POR RAFAEL CABRERA
El domingo 30 de marzo muri Helena Paz Garro.
Justo un da antes de que se cumplieran los 100 aos del
nacimiento de su padre. Su muerte cubri los festejos a su
padre, pero no los eclips. Frases, recuerdos, memorias, la
imagen y las palabras de Octavio Paz reproducidos por
millones. La muerte de Helena apenas gan la mencin
entre los discursos. Un psame ofcial lacnico y un sepelio
de prisa, como casi toda su vida, a las carreras.
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H
elena Paz Garro llega aco-
modada en una silla de rue-
das, empujada por su primo
Jess. Es el mircoles 26 de
febrero de este 2014 y el ca-
lor de Cuernavaca, Morelos,
es agobiante. No para ella,
que vive ah desde 1993,
cuando regres a Mxico en
compaa de su madre, la
escritora Elena Garro.
Lleva un traje de manta
color beige, un collar de cuentas de colores, los labios
de un tono suave y tiene el cabello corto, con las races
blancas que se tornan doradas hacia las puntas, como
plumas. Conserva un porte distinguido, digno, produc-
to de una educacin privilegiada. Por sus ojos se asoma
el miedo y, a sus 74 aos, tambin el asombro de una
nia. La fuerza desbocada que la hizo legendaria ha sido
amansada por la edad. Posee la mirada de quien lo ha
visto todo, de quien lo ha perdonado todo.
El encuentro ocurre en el jardn de un restaurante,
donde ella, su primo y Raquel, la esposa de ste, son
conocidos por las meseras. La voz infantil de Helena se
confunde con el borboteo del agua de la fuente que est
a sus espaldas: Un cigarrito, ordena. Jess toma la
cajetilla, saca un cigarrillo blanco, lo enciende y lo co-
loca entre los dedos largos y delgados de su prima.
A partir de ese momento, y durante la hora que dura-
r la entrevista, fumar de forma incesante, como si
necesitara el humo del tabaco para platicar, para re-
cordar.
La cita se pact para hablar de los homenajes que se
preparaban por el centenario del nacimiento su padre,
el poeta y premio Nobel Octavio Paz. Pero de la memo-
ria prodigiosa de Helena brotan libros, poesa, gatos e
infancia.
Cuando se le pregunta por una ancdota de su niez,
guarda silencio unos segundos y como si su mente fue-
ra un mapamundi, sus recuerdos viajan hasta un punto
lejano: Tokio, Japn, ao de 1952.
Era la poca de la posguerra y Mxico buscaba resta-
blecer relaciones con el pueblo japons. Octavio Paz fue
designado como encargado de despacho, mientras se
elega al nuevo embajador. El escritor se adelant unos
meses e insisti a su familia para que dejara Pars y lo
alcanzara.
Mi pap le enviaba telegramas a mi mam: Vente
ya, vente ya. Y nos tuvimos que poner las vacunas de
tres meses, en una semana. Era muy peligroso. A mi
mam no le gust Oriente, a m s. Haca mucho calor,
ella era ms de nieve.
El da en que llegaron al hotel Imperial, donde viva
Paz, Helena se encerr en una habitacin, presa de un
berrinche tena 12 aos, y Elena cay dormida en
un silln, agotada por el viaje en barco. Ninguna de las
dos atendi los lamentos de Octavio.
Eleeena, ven, por favooor!
Pero a dnde? No te veo respondi Garro y sigui
acurrucada.
Helena recuerda: Mi pap se acerc al balcn, pero
no se dio cuenta de que no haba barandal y se cay. Los
rboles le ayudaron a no matarse, eran pinos. Era muy
distrado y no se haba fjado que no haba barandal y
llevaba viviendo dos meses ah.
Los empleados del hotel rescataron a Paz. Tena la
cara ensangrentada por los rasguos de las ramas. Es-
tallaba en furia. Pero Elena, en vez de preocuparse por
su esposo, se atac de la risa.
Mi mam tena mucho sentido del humor. Mi pap
no, pero se rea mucho con ella. Era muy divertida.
Y Helena se re ahora, como una nia que sigue sa-
boreando una travesura 62 aos despus.
* * *
L
aura Helena Paz Garro naci el 12 de diciembre
de 1939, en el Sanatorio Espaol de la Ciudad de
Mxico. Su madre, Elena Garro, haba cumplido
23 aos justo un da antes. Su padre, Octavio Paz, tena
por entonces 26 aos. Vivan en Porfrio Daz 15, en el
pueblo de Mixcoac, y llevaban dos aos y medio de ca-
sados.
Laura Helena Paz Garro falleci en Cuernavaca el 30
de marzo de 2014, a los 74 aos, justo un da antes de
que se cumpliera el centenario del nacimiento de su
padre. La noticia de su muerte ensombreci el home-
naje que se renda a Octavio Paz en el Palacio de Bellas
Artes y se le guard un minuto de silencio. Fue enterra-
da junto a su madre.
Todava el 26 de febrero pasado convers sobre su vida y comparti
lo que pudo arrancar de la desmemoria. Estos son los recuerdos de
aquella ltima entrevista con esa mujer, con la furia que vivi
atrapada entre dos fuegos literarios.
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Elena en el inicio, Octavio en el fnal. Ambos
muertos en el mismo ao, 1998. Y ella, Helena con
H, como la hija ms bella de Zeus, atrapada en-
tre el fuego de dos genios, de dos dioses literarios.
* * *
L
a maana de este 26 de febrero se adelgaza.
Helena pide otro cigarro a su primo Jess. Da
una larga jalada y mientras contiene el humo
del tabaco, su mirada se fja en un recuerdo que slo
ella ve. Se turba cuando se le hace una nueva pre-
gunta, como si regresara a s misma. A pesar de que
sus padres tenan una extraordinaria formacin lite-
raria, confesa que ella aprendi por su cuenta: Yo
lea por mi lado, ellos no me hacan caso.
Elena Garro le contaba historias de nia?
S, pero no me gustaban.
Helena extrae del pasado remoto imgenes y sensa-
ciones: En Pars iba a una escuela que se llamaba Las
Abejas, donde fui muy feliz. Tuve muy buenas amigas
ah. Un da fui al cumpleaos de una de ellas y jugba-
mos a las escondidillas, pero yo agarr un libro y empe-
c a leerlo. Vinieron a decirme no leas, estamos jugan-
do y ya no supe de qu se trataba.
El autor del libro era Hans Christian Andersen. Tiem-
po despus, lo vio en una librera junto a su casa y lo
compr: La reina de las nieves era el cuento que ms me
gustaba. A esas lecturas se sumaron los cuentos de Jack
London y las aventuras de Tintn et Milou.
Estudi en liceos de Pars, Suiza, Nueva York y en el
francs de la Ciudad de Mxico, en Polanco. Habla per-
fectamente ingls y francs, pero tambin domin el
alemn y el japons.
Durante los ltimos aos ha vivido en un asilo en
Cuernavaca. Octavio Paz le hered una casa, pero ante
la falta de recursos y un infarto cerebral, decidi que era
mejor estar donde alguien la cuidara todo el da. En su
hogar quedaron como nicos habitantes sus 36 gatos,
que cuidan su primo y la esposa de ste.
En el asilo, dice Helena, tiene un televisor, a veces
escribe y lee, lee y lee. Me gusta Francis Scott Fitz-
gerald. Pero hay que leerlo en ingls porque tradu-
cido pierde mucho. l escribe un ingls muy potico.
Yo le dije a mi mam que lo leyera y empez. Le
gust mucho.
Otro de sus autores favoritos es Yukio Mishima,
de quien se hizo su amiga cuando vivi en Japn:
Era muy simptico, me regal una mueca.
Durante su niez, y a pesar de las diferencias entre
sus padres, creci en medio de un rico e infuyente
dilogo intelectual entre ambos escritores: A mi
mam le gustaba mucho el romanticismo alemn.
Novalis es maravilloso. Pero mi pap era ms cere-
bral, muy latino.
Helena aplasta la colilla en el cenicero y repite con
un tono suplicante que, en realidad, es una orden:
Me das otro cigarrito?.
* * *
E
l Archivo Histrico de la Secretara de Relaciones
Exteriores guarda en sus estantes un expediente
hasta ahora poco conocido: el de Laura Helena
Paz Garro.
Entre 1962 y 1963 trabaj como intrprete-
traductora en la embajada de Mxico en Francia.
Sus padres ya se haban divorciado para ese entonces
estuvieron casados de 1937 a 1959 y ella viva con
Garro en la capital francesa. No hay registros del proce-
so que sigui para obtener el empleo.
Su fcha de ingreso da cuenta de su media fliacin:
1.70 metros de estatura, tez blanca, ojos cafs y cabello
rubio. Tambin se conserva su acta de nacimiento.
Dur poco en el cargo. En septiembre de 1963 soli-
cit una licencia sin goce de sueldo durante dos meses,
pero se fue alargando. Aunque el expediente no explica
por qu pidi el permiso, se sabe que regres a Mxico
con su madre. Un ao despus intent recuperar su pla-
za y solicit ser adscrita a la embajada mexicana en
Alemania. La peticin fue rechazada.
En su expediente tambin se conservan tres copias
de una foto de su rostro. Lleva el pelo corto, sus ojos
brillan y sonre. Tiene 22 aos, apenas 22 aos.
Nombras el cielo, nia.
Y el cielo azul, la nube blanca,
la luz de la maana,
se meten en el pecho
hasta volverlo cielo y transparencia.
Nia, Octavio Paz
Mi muerte llegar
y morir conmigo
esta nia nueva
sta que juega ante mis ojos
sin compartir conmigo al duende.
sta a la que no he enseado nada.
Helena, Elena Garro
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Quera ser
actriz, s, pero no
lo logr porque
mis paps
no queran
Los recuerdos del porvenir.
Mi mam estaba quemando el
manuscrito y yo lo agarr de la estufa
y lo saqu.
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Apenas comenzaba su existencia.
* * *
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ientras las vidas de Octavio Paz y Elena Garro
han sido documentadas ampliamente, la de
Helena Paz Garro an mantiene incgnitas.
A sus 74 aos, revela aspectos poco conocidos.
Quera ser actriz, s, pero no lo logr porque mis
paps no queran dice.
Y estudi una carrera?
En la UNAM, Literatura.
Pero no termin, precisa Raquel, la esposa de su
primo.
Tambin estudi Antropologa, para trabajar en el
Museo de Antropologa, interviene la hija del Nobel.
Helena Paz Garro propaga varias versiones de s mis-
ma: lleg a asegurar que siempre fue soltera y en otra
ocasin admiti que se cas con un alemn cuyo nom-
bre se desconoce. Tambin confes que tuvo una rela-
cin con el poeta cubano Roberto Fernndez Retamar
durante los aos sesenta. Slo ella sabe.
Pero tambin existen certezas sobre su vida; una de
ellas la coloca en la historia de la literatura mexicana.
La familia sali de Japn para salvar la vida de Elena
Garro tena mielitis, una enfermedad de columna
y se instalaron en Berna, Suiza, para que se recuperara.
Le dieron una cura de sueo. Coma y dorma, re-
cuerda Helena. Durante su convalecencia, Garro se
dedic a escribir los recuerdos de su infancia sin ningn
propsito literario, y cuando estuvo sana abandon el
texto. Eran Los recuerdos del porvenir, su novela emble-
mtica.
Aos despus, Garro puso la nica copia del manus-
crito sobre una estufa y encendi la hornilla. Las hojas
blancas se iban convirtiendo en cenizas. Su hija y uno
sus sobrinos corrieron para salvar el texto: Mi mam
estaba quemando el manuscrito y yo lo agarr de la es-
tufa y lo saqu. Mi mam se me ech encima para po-
nerlo otra vez, pero mi primo la detuvo. Corr a escon-
derlo.
Garro tuvo que corregir el texto. Y hacia 1963, ya
divorciada, Octavio intervino para que la editorial Joa-
qun Mortiz publicara la novela. Mi pap deca que era
la mejor escritora que haba, cuenta Helena. Ese ao
Elena gan el Premio Xavier Villaurrutia.
* * *