Amawta PDF
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Seminarios de investigacin
Freddy Javier lvarez Gonzlez
Palmira Chavero Ramrez
Martn Oller Alonso
Coordinadores
TOMO I
Seminarios de investigacin
Freddy Javier lvarez Gonzlez
Palmira Chavero Ramrez
Martn Oller Alonso
Coordinadores
Quito, Ecuador
378.01
A4731a
lvarez Gonzlez, Freddy Javier, coord.
Amawta: seminarios de investigacin / Freddy Javier lvarez
Gonzlez, Palmira Chavero Ramrez, Martn Oller Alonso. 1.
ed. Quito: Editorial IAEN, 2014
182 p.; 15 x 21 cm. Tomo I
ISBN: 978-9942-950-41-3
1. AGRICULTURA-ASPECTOS ECONMICOS 2. CONOCIMIENTO
ANCESTRAL (SUGERIDO) 3. INVESTIGACIN CIENTFICA
4. COMUNICACIN EN POLTICA 5. MIGRACIN 6. EDUCACIN
SUPERIOR 7. UNIVERSIDAD 8. IAEN 9. ECUADOR I. Ttulo
Coleccin editorial: Memoria Viva
Los artculos de este libro cumplieron un proceso de arbitraje cientfico doble ciego.
Quito-Ecuador, 2014
CC BY-NC-ND
Esta licencia permite compartir-copiar, distribuir,
ejecutar y comunicar pblicamente la obra.
ndice
Sobre los autores ..................................................................... 7
Prlogo: Necesidad de la investigacin ..................................... 11
Franois Houtart
Introduccin: La investigacin y las investigaciones
en el Estado .............................................................................. 13
Freddy Javier lvarez Gonzlez
La agricultura campesina en la construccin
de un paradigma poscapitalista ................................................. 21
Franois Houtart
El conocimiento ancestral desde
una perspectiva afrodescendiente ............................................... 33
John Antn Snchez
Proyecto de estructuracin para el Centro
de Economa Pblica y Sectores Estratgicos ............................. 63
Carlos Vzquez Moreno y Mauricio Cuesta
Revolucin ciudadana y Buen Vivir: desafios
de la Cooperacin Sur-Sur de Ecuador .................................... 75
Bruno Aylln Pino
Comunicacin poltica en Ecuador: nuevos horizontes
para el ciudadano ................................................................ 107
Palmira Chavero Ramrez
Las culturas periodsticas intermedias: el ejemplo
de Amrica Latina ................................................................ 127
Martn Oller Alonso
El inmigrante como chivo expiatorio ...................................... 143
Felipe Aliaga Sez
Mauricio Cuesta
Doctor en Economa Agrcola y de Recursos Naturales por la Universidad
del Estado de Carolina del Norte; MBA en Agronegocios por Incae Business School, San Jos (Costa Rica). Ha sido docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), sede Ecuador; de la Universidad Michoacana de San Nicols de Hidalgo (UMSNH), de la Universidad
Vasco de Quiroga (UVAQ), en Morelia, Mxico; y de las universidades
ecuatorianas San Francisco de Quito (USFQ) y Catlica (PUCE). Su experiencia profesional ha aportado en proyectos de uso sostenible de los recursos naturales, en FAO (Mxico D. F.); en Winrock Internacional, La Paz
(Bolivia); en el Banco Mundial, San Jos (Costa Rica); en diseo de polticas de desarrollo y combate a la pobreza, de la Secretara de Desarrollo
Social, Michoacn (Mxico).
Franois Houtart
Doctor en Sociologa de la Universidad Catlica de Lovaina, de la cual es
profesor emrito; tiene un diplomado en Urbanismo de Bruselas ycuenta con estudios de posgrado en la Universidad de Chicago. Es sacerdote
de la dicesis de Bruselas-Malinas y experto en el Concilio Vaticano II para los obispos latinoamericanos. Su doctorado fue sobre una sociologa
del budismo en Sri Lanka. Es doctor honoris causa de Notre Dame University (EE.UU.) y de la Universidad de La Habana (Cuba). Miembro honorario de las academias de ciencias sociales de Vietnam y de Cuba. Ha publicado varios libros de sociologa de la religin y de sociologa rural, y ha
realizado investigaciones en los cinco continentes. Ha enseado en decenas de universidades y actualmente es profesor en el Instituto de Altos Estudios Nacionales de Quito. Es miembro del Consejo Internacional del Foro Social Mundial y vicepresidente del Foro Mundial de Alternativas (con
Samir Amin).
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PRLOGO
Necesidad de la investigacin
Ninguna institucin de enseanza superior puede ser separada de la investigacin: es necesario para su propia vitalidad y tambin para el nivel de cada uno de sus enseantes. Evidentemente, las universidades no tienen el
monopolio de la investigacin. En ciertos pases instituciones estatales de
investigacin existen, como el CNRS en Francia o las academias de ciencias
en otros pases y en todo el mundo, hay tambin centros especializados en
investigacin especfica; sin embargo, de ninguna manera se puede excluir
la investigacin universitaria como alimentacin intelectual indispensable y
como contribucin a la sociedad.
Eso vale para todas las disciplinas, tanto de las ciencias de la naturaleza
como de las ciencias sociales: es importante en el campo de la investigacin
fundamental y de los trabajos aplicados a tpicos concretos. La universidad
tiene la ventaja de poder hacer el vnculo entre los dos.
El Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) tiene una funcin especfica, vinculada en particular con la formacin de los cuadros del Estado.
Es una responsabilidad particular que exige un gran rigor y una visin a largo plazo. Su papel se sita en el dominio de las ciencias humanas, desde el
derecho hasta las relaciones internacionales, sin olvidar los diferentes aspectos de la sociedad ecuatoriana. Es por eso que la variedad de las contribuciones presentadas es grande. En la propia definicin del IAEN, la dimensin
del futuro aparece como esencial y en este sentido, la investigacin debe ser
orientada tambin por la anticipacin.
Por eso mismo la universidad no puede satisfacerse solamente de un enfoque aplicado. Este ltimo es seguramente importante: cmo asegurar el
funcionamiento de polticas especficas en todos los sectores de la responsabilidad del Estado. Sin embargo, el desarrollo de un pensamiento crtico
a ms largo plazo es tambin importante. Sin esta dimensin, la investigacin se resume solamente en trabajos inspirados por el funcionalismo (como hacer funcionar mejor un programa o una institucin). Eso tiene su legitimidad, pero no basta.
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Franois Houtart
Franois Houtart
Docente e investigador del IAEN
Introduccin
La investigacin y las investigaciones
en el Estado
La palabra investigar es una accin que indica la existencia de algo que queremos y necesitamos saber sobre algo y existe alguien que lo quiere o lo puede realizar. Ese algo sobre algo no aparece de manera inmediata, en cierta forma est
ms all, o de las apariencias o del sentido comn. Si las cosas fueran como pensamos que son, no necesitaramos investigar. En efecto, la investigacin est ms all de los sentidos, aunque requerimos de ellos para implementar el mtodo.
Queremos capturar ese algo por intencionalidad biolgica, pues el ego
cogito es tambin un ergo sum. La curiosidad tambin marca nuestro instinto
mamfero. Queremos saber porque no nos basta escuchar lo que nos dicen
por autoridad o costumbre. Aprender es vivir y vivir es aprender.
Ese algo sobre algo es sealado por medio de leyes, teoras, ideas, discursos, algunos de los cuales pueden ser traducidos en prcticas, acciones, polticas pblicas para la transformacin del Estado, la sociedad y la localidad.
En efecto, los saberes son explicaciones dirigidas al cambio de la realidad en
la medida que podemos comprenderla mejor por medio de nuestras investigaciones. Explicamos, describimos, construimos, descubrimos, estas son las
fundamentales experiencias de la investigacin.
A las personas que trabajan en ese algo sobre algo les llamamos investigadoras e investigadores, a los cuales se les forma, prepara y se les reconoce
institucionalmente, despus de un periodo de formacin, como capaces de
producir conocimientos. Dichas personas suelen estar en las instituciones
de educacin superior y en los institutos de investigacin.
No obstante, hemos aprendido en las ltimas dcadas que no hay mtodo sino mtodos, y que los mtodos no nos garantizan de manera absoluta la respuesta a la pregunta sobre qu es ese algo. Adems, los mtodos
pecan por la extensin a la que se deben por la retrica en la que se pueden
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nos abre caminos para comenzar a recorrerlos con precaucin y decisin. No estamos ms en la contemplacin de las ideas de Platn. La
produccin de conocimientos en cualquier universidad no es un deber
para la categorizacin, es un compromiso para la transformacin de la
sociedad. Sin embargo, las academias no se hacen por la presencia de
doctoras y doctores sino por la posibilidad de producir conocimientos,
debatir teoras, generar ideas e innovar conocimientos.
La tercera leccin es abrir una ventana al mundo al mismo tiempo que nos
dejamos interrogar por nuestras realidades locales. No se trata solo de pensar globalmente para actuar localmente, tambin debemos pensarnos
localmente para actuar globalmente. Es imposible investigar nuestra
realidad sin saber lo que est ocurriendo fuera. El mundo est interconectado, no solo por los medios sino tambin por las polticas y por su
composicin compleja. El cultivo del brcoli puede ser mejor entendido
con las polticas neoliberales de Sri Lanka. La crisis del neoliberalismo
nos advierte de la crisis civilizatoria y nos lanza a recuperar el pasado
como una propuesta del futuro, ya no solo para quienes guardan en su
interior saberes que son fundamentales para la vida del planeta. Cmo
pueblos que fueron tratados como animales guardan en su interior los
saberes de la vida? He ah una de las interrogantes mayores. Otra de
las interrogantes clave la lanza la economa, no podemos seguir en la
satanizacin de la misma de parte de un pensamiento poltico radical.
La economa es objeto de la ms profunda investigacin precisamente
por ser un pensamiento real y concreto que contiene en su ncleo las
bases de cualquier emancipacin. Tambin el Buen Vivir es la ms clara
perspectiva de cmo un pensamiento local se puede convertir en una
oferta mundial, en la medida que sigamos en su profundizacin. De
igual manera, la comprensin del poder contemporneo ya no sigue el
libreto de Maquiavelo, la comunicacin en su canon actual. Por ltimo,
la investigacin nos recuerda que los pensamientos no estn hechos
de realidades medibles, de res extensa, las realidades tambin son imaginarios que envuelven nuestros objetos y sujetos de investigacin, los
producen, modifican y representan.
La cuarta leccin es que la investigacin sobre el Estado pasa por la investigacin sobre la sociedad. El autmata hobbesiano, con vida propia, con
una fuerza superior a cualquier fuerza, no estaba tan alejado de las
sociedades. En cierta forma, el Estado pas a ser sociedad y la sociedad comenz a ser Estado en la medida que no existen investigaciones
para solucionar el problema de la comida, y este no se logra resolver
sin que escuchemos a los campesinos; solo hay Estado sin sociedad si
continuamos con el proceso civilizatorio propuesto por el desarrollo
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territorio y derechos colectivos. John Antn tambin sita a los saberes ancestrales como la respuesta al presente y al futuro separado del neoliberalismo. La perspectiva propuesta para situar al conocimiento ancestral es la
eco-Sofa, donde el conocimiento surge a partir de un dilogo permanente entre los seres vivos. Esa forma de conocer centra la atencin de cientficos pues sus prcticas al mismo tiempo que usan a la naturaleza, la conservan. El autor desafa al conocimiento occidental colocndose en hombros
de Michel Foucault al romper con la episteme que se presenta universal, mono, lgica y excluyente. La antropologa es la primera ciencia en abrir el camino para reconocer la multiplicidad de saberes fuera de la lgica aristotlica, pues reconoce el tejido intrnseco entre mito/tcnica/racionalidad. En
tal sentido el conocimiento afrodescendiente es un sobreviviente a la ruptura violenta que sufrieron los pueblos africanos de su hbitat. Sus races estn vinculadas profundamente con sus formas de vida y su relacionamiento
con la naturaleza. Por ltimo, algunas de las particularidades del conocimiento ancestral son: su vinculacin con el territorio, su relacin profunda
con la vida cotidiana, la identidad cultural, el carcter colectivo y su tejido
entre el rito y el mito.
El artculo de los docentes e investigadores Carlos Vsquez Moreno y
Mauricio Cuesta, Proyecto de estructuracin para el centro de Economa Publica y Sectores Estratgicos, es una interesante y necesaria propuesta para
el IAEN y por consiguiente para el Estado ecuatoriano. En efecto, no se puede estar en el cambio de poca sin pensar la economa, criticarla y encontrar
las salidas frente al tsunami del capitalismo global. Sorprende la rigurosidad de
la propuesta en cuanto que de forma profunda y sistemtica ingresa al campo de la definicin de la economa pblica, colocando al Estado como garanta de derechos. El Centro de Economa Pblica pretende ser un espacio de investigacin de la actividad estatal, adems de un lugar de formacin formal y
continua. El artculo sigue las reglas de la economa pero bajo una direccionalidad emancipadora. Incluso su aterrizaje llega a la definicin de disciplinas
que deben llegar a situarse dentro un horizonte educativo.
El artculo del profesor investigador Bruno Aylln Pino, Revolucin ciudadana y Buen Vivir: desafos de la Cooperacin Sur-Sur de Ecuador, asume los inicios de la Revolucin ciudadana como un nuevo tiempo que propone nuevos desafos polticos, jurdico-institucionales de capacidades y de
coherencia en la cooperacin. El autor parte de la constatacin que la anterior cooperacin estuvo ligada a la tarea de difundir los valores, las creencias,
las ideas y las prcticas de un modelo de desarrollo en quiebra. Dicho modelo se encuentra enfrentado al nuevo modelo de Cooperacin Sur-Sur basado en el intercambio de conocimientos, experiencias y polticas pblicas de
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institucionales para defender a la sociedad civil de la manipulacin de los medios masivos y comerciales. Vale la pena sealar que Palmira es la nica mujer
que aparece en este primer tomo de Amawta.
El profesor investigador Martn Oller Alonso, en su artculo Las culturas periodsticas intermedias: el ejemplo de Amrica Latina, demuestra el
rompimiento que existe en el mundo periodstico cuando las interpretaciones de una determinada cultura periodstica deben hacerse a partir del contexto. No es lo mismo un periodista del norte que un periodista del sur: las
condiciones, las valoraciones, las realidades, las creencias son diversas. En
efecto, el contexto se convierte en un elemento diferenciador y en ruptura con las posturas imperialistas y colonialistas de los medios de nrdicos.
El autor inicia por definir la nocin de cultura periodstica y seala a Amrica Latina como el lugar donde han surgido culturas periodsticas intermedias,
es decir, culturas que se originan en mbitos marcados por la pobreza, la
lucha por la igualdad, con una democracia todava dbil, determinadas por
una fuerte negatividad. El inters del autor se centra en diferenciar para entender el periodismo latinoamericano, sus escuelas, los nudos que terminan
por atrapar sus miradas y prcticas. Los desafos de las culturas periodsticas intermedias son muy concretos, en la medida que no perdemos de vista la contextualidad. El mayor desafo sigue estando en la democratizacin,
pues los medios en pocas manos impiden el ejercicio de la democracia como construccin de colectividad, tal como la entenda Arendt. Por ltimo,
sobre la educacin recae la mayor responsabilidad por ello preocupa que
las facultades de comunicacin todava no tienen claridad sobre una pertinente carrera de comunicacin ligada al carcter epistmico del contexto,
de ah su carcter disperso.
Finalmente el profesor investigador Felipe Aliaga Sez, en su artculo El
inmigrante como chivo expiatorio, se introduce en los imaginarios que acompaan a los migrantes. Este imaginario est presente desde el inicio, es quien
acompaa al migrante en la toma de una decisin determinada. El imaginario
permite construir lo que no se conoce, adornarlo como algo positivo aunque
de hecho sea totalmente contrario. Lo que mueve a un migrante no es solo su
situacin real sino, y fundamentalmente, el imaginario sobre el otro lugar. El
imaginario no es una sublimacin de una realidad inalcanzable, por el contrario, es el factor que logra transformar la realidad e inclusive puede voltear lo
negativo en positivo. El imaginario se va transformando con la experiencia del
migrante en tierra extraa. El elemento central para dicha transformacin es
la incertidumbre, pues vivimos en sociedades en riesgo. El autor resalta el enfrentamiento entre los imaginarios de los migrantes y el imaginario de los habitantes del pas de acogida, el cual culmina en el tema central de la reflexin:
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el migrante como chivo expiatorio, el gran imaginario de las sociedades contemporneas. Este imaginario es propio de las sociedades tribales. El imaginario del chivo expiatorio est vinculado con la violencia formal, no tanto por
lo que genera el migrante sino por la necesidad de colocar en el migrante la
causa de todos los problemas de una nacin. Resulta interesante descubrir la
vinculacin de la violencia con los imaginarios sobre los migrantes y los inmigrantes. Este imaginario revela ms los miedos de la sociedad de acogida que
la realidad de los grupos y de las personas que estn en situacin de vulnerabilidad. As el trabajo de la investigacin se centra en luchar contra los imaginarios que originan al migrante y que determinan las polticas en las sociedades que apenas toleran la inmigracin.
En fin, campesinos, afrodescendientes, servidores pblicos, polticos,
ciudadanos, periodistas y migrantes conforman el conjunto de voces que
transportan los artculos de investigacin de la coleccin Amawta, tomo i.
Todas estas voces estn puestas dentro de registros de cambio, articuladas
en clave de novedad, envueltas en el tono poltico del derecho que se reclama, en nombre de la justicia, la tica y la verdad.
Cualquier tema de importancia en la vida colectiva de la humanidad en el planeta debe ubicarse en una visin de conjunto y en una perspectiva global.
Por eso un anlisis de la actividad agrcola, no solo no puede desvincularse de los aspectos sociales del sector y ser puramente tcnico, sino que debe tambin insertar en el modelo vigente de desarrollo y de su crtica. La organizacin de la agricultura es el fruto de un paradigma que ahora sigue los
principios del capitalismo globalizado y se debe estudiar en qu medida ella
puede participar a la construccin de un nuevo paradigma.
El tema de la agricultura campesina es importante por tres razones fundamentales. Primero, existe la necesidad de alimentar a los seres humanos.
Ahora existen 7 000 000 000 de personas que alimentar y al final del siglo
probablemente 10 000 000 000, con una proporcin urbana en aumento,
lo que significa que la produccin de comida tendr que ser multiplicada
por 2 o 3. La segunda razn es la obligacin de cuidar al planeta, lo que no
es solo una cuestin cuantitativa. Implica la necesidad de desarrollar un tipo de produccin respetuoso de la capacidad regenerativa de la tierra. Este
concepto, introducido por Vandana Shiva, significa la necesidad de rehabilitar lo que fue destruido por la actividad humana. Cada ao se reduce esta capacidad y la agricultura, tal y como se realiza hoy en da, es parte del
problema. Por ltimo, est en juego tambin la promocin del bienestar de
unos 3 000 000 000 de personas que viven de la agricultura. Todo esto implica una labor por parte de todos.
En noviembre de 2010 se organiz en Pekn un seminario sobre la agricultura campesina en Asia, con la participacin de especialistas de once
pases.1 El continente asitico, pues, se caracteriza por un gran nmero
1 Este seminario fue organizado en la Universidad de Renmin (Popular) en Pekn, por el profesor Wen Tiejun, economista, director del Centro de Economa Agraria de esta universidad,
y el autor de este artculo, socilogo, fundador del Centro Tricontinental (Lovaina la Nueva,
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barato comprar arroz de Tailandia y Vietnam que producirlo en Sri Lanka. Hace ms de 3000 aos que Sri Lanka produca arroz como base fundamental
de su alimentacin, pero la ley del mercado tena que prevalecer, sin ninguna
otra consideracin.
Por lo tanto el Banco Mundial pidi al Gobierno que terminase con toda regulacin del mercado del arroz, estableciese un impuesto sobre el agua
de riego, incrementando as el costo de la produccin de arroz, y privatizase las tierras comunales para que los campesinos pudiesen vender sus tierras
a compaas locales o internacionales. Ante la resistencia del Gobierno del
momento, el Banco utiliz medidas de presin, concretamente bloqueando
los prstamos internacionales.
El siguiente Gobierno, ms inclinado hacia el neoliberalismo, present un documento llamado Recuperar Sri Lanka, donde aceptaba la idea,
pensando que dicha solucin generara mano de obra barata para el desarrollo industrial con capital extranjero. Pero hace ms de 40 aos que Sri
Lanka haca esto, y en este tiempo la clase obrera logr, por sus luchas sociales, mejores salarios, seguridad social y pensiones. De esta forma la mano de obra se volvi demasiado costosa y el capital extranjero incluso estaba
abandonando el pas para ir a Vietnam o China, donde la mano de obra era
ms barata. La solucin fue reducir el costo de la mano de obra, recortando salarios reales, desmantelando la seguridad social y reduciendo la cantidad de pensiones.
En muchos pases sobre todo del sur, exportar cultivo comercial ha implicado importar productos agrcolas baratos, excedentes de la agricultura
productivista y subvencionada de Amrica del Norte y de Europa. Esto ha
destruido en varios casos la produccin agrcola local, como el pollo en Camern o la carne de vaca en Costa de Marfil. Aun en Brasil, que tiene muchas tierras, el desarrollo del monocultivo para la agroexportacin result
en una disminucin de las tierras destinadas a la alimentacin: entre 2009 y
2010, menos 10,2%, para las tierras consagradas al trigo (Bergamini, 2011).
La produccin de monocultivos tambin ha dado lugar al uso masivo de
productos qumicos y a la introduccin de organismos genticamente modificados. Todo esto ha sido asociado con un modelo productivista de agricultura, legitimado por las crecientes necesidades, ignorando los efectos a
largo plazo y dirigido en realidad por una economa basada sobre el provecho. Las inversiones privadas aumentaron de manera espectacular: de USD
600 000 000 en los noventa, pasaron a cerca de 3 000 000 000 en 20052007 (Unctad, 2009). Durante los ltimos aos, el acaparamiento de tierras
(land grabbing) resultado de la trasformacin de la agricultura en una fuente
de acumulacin para el capital, result ser una nueva frontera en tiempos de
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La concentracin de capital en el campo de la agricultura significa monopolios, como en los casos de Cargill, AMD, Monsanto, etc. La agricultura se
convierte en una nueva frontera del capitalismo, especialmente con la cada de la rentabilidad del capital productivo y la crisis del capital financiero.
Esta lgica del modelo econmico ignora las externalidades, es decir,
los daos ecolgicos y sociales. No es el capital el que paga por ellos, sino
las comunidades y los individuos. La liberalizacin de los controles de divisas ha incrementado la mercantilizacin de productos agrcolas como mercancas y fomentado tratados de libre comercio (TLC) que en realidad son
acuerdos entre el tiburn y las sardinas.
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8. Bibliografa
Banco Mundial (2008). Informe sobre el desarrollo en el Mundo. Washington D. C.
Baxter, J. (2010). Rue sur les terres africaines, le Monde diplomatique. Enero.
Bergamini, R. (2011). Balanzo da produo agricola brasileira en 2010 ou a falacia
do suceo do agronegocio. MST. [email protected], 27.10.2011.
Bravo, E. y N. Bonilla (2011). Agrocombustibles: Energa que extingue a la Pacha
Mama. Quito: Accin Ecolgica.
Bravo, E. y L. Valejo Gordon (2011). La Agricultura Syndenta/a: Monopolios,
Transgnicos y Plaguicidas. Quito: RALTT.
Delcourt, Laurent (2010). Lavenir de lAgriculture paysanne confront la
Pression sur les Terres. En Alternatives Sud n. 3, vol. xvii.
Houtart, F. (2004). Hai van, Socialisme et march, la doubl transition dune commune vietnamienne. Pars: les Indes savantes.
___ (2012). El escndalo de los agrocombustibles para el sur. Quito: La Tierra.
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Resumen
El artculo reflexiona sobre los fundamentos conceptuales, de tipo antropolgico, sobre la naturaleza del conocimiento ancestral en el pueblo afrodescendiente del Ecuador. Las preguntas bsicas que guan el documento tienen que ver con: por qu hablamos de conocimiento ancestral hoy en da?,
qu es el conocimiento ancestral?, cmo se comprende el conocimiento
ancestral en comunidades afrodescendientes? Adems, se explora la relacin entre identidad cultural, territorio y derechos colectivos en el contexto
afrodescendiente, y por ltimo se plantean desafos en torno a la necesidad
de una agenda de investigacin sobre el fenmeno, con el fin de la proteccin de los derechos y mejor aprovechamiento en la nueva era del bioconocimiento y el cambio de la matriz productiva en Ecuador.
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ellos han desarrollado tcnicas, saberes y tecnologas propias que combinadas con simbologas y preceptos mgicos religiosos, producen una sui generis prctica discursiva muy distintas a Occidente. Un caso de estos estudios,
por ejemplo, lo presenta el investigador francs Philippe Descola (1995),
quien descubri cmo los achuar del trapecio amaznico ecuatoriano, milenariamente, lograron desarrollar una forma especial de manejo cultural y
sostenible de su entorno ambiental, biolgico, endmico como es la Amazona.1 Los achuar, mediante la aplicacin de su conocimiento del ecosistema,
pudieron implementar un conjunto global de concepciones y tcnicas ecolgicas que mediadas por una cosmovisin y un entramado religioso, lo que
les permiti una mejor explotacin sostenible de recursos naturales.
De acuerdo con Descola, los achuar lograron no solo adaptarse al medio sino que fueron ms all: socializar la selva y ejercer sobre ella una
prctica discursiva muy especial denominada ecosofa, respecto al manejo que deben darle a su territorio en estrecha relacin con su cosmologa. En
la selva de los achuar, los hombres y la naturaleza para comunicarse y permitir una armona conyugal requieren adems de ciertos grados de convivencia y polifona ecolgica. Para Descola se trata del compartimiento de
un territorio como si fuera un teatro de socialidad sutil y de interrelacin que establecen alianzas y niveles de parentesco entre especies humanas, florsticas
y faunsticas que hacen de la selva un jardn socializado, un lugar domesticado. Este conocimiento ecosfico es regulado especialmente por los chamanes, quienes a travs de sus mtodos y rituales pueden comunicarse con
el alma de las plantas y los animales y determinar una forma de conciencia
ambiental y religiosa especial entre los aborgenes. Nos encontramos en la
esencia epistemolgica de lo que podramos llamar conocimiento ancestral
o tradicional, una forma especial de conocimiento no encajado en los cnones del positivismo y de la cientificidad occidental.
El inters de este documento es demostrar que tanto los afrodescendientes de las Amricas, en cuanto pueblo, civilizacin, grupo tnico o colectivo ancestral, tambin poseen sus conocimientos ancestrales. Todos estos conocimientos hacen parte del entramado de significaciones que posee
su cultura o expresiones culturales.
1 La nacionalidad indgena achuar est compuesta por unas 6000 personas (ao 2007), cuyo territorio se extiende tanto por suelo ecuatoriano como peruano. En Ecuador estn presentes en las provincias de Pastaza y Morona Santiago, y su territorio tiene una extensin de
681 218 hectreas. Su idioma es el achuar chicham, perteneciente a la familia lingstica jivaroana, al igual que los idiomas de los shiwiar y shuar (Ecuador y Per) y de los awajn o
aguaruna (Per). Ver http://www.codenpe.gob.ec/index.php?option=com_content&view=article&id
=141&catid=84.
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La segunda parte corresponde a una introduccin sobre la cultura afrodescendiente, donde se precisa que se trata de una expresin neortica surgida desde el Atlntico negro, o el rea cultura global esclavista que se dio
entre los siglos xvi y xix. Desde all surge una civilizacin que no es indgena,
europea, ni africana, pero que tiene de las tres. Definimos entonces el fenmeno de la dispora africana en las Amricas como un hecho civilizatorio
distinto, que si bien nace en la modernidad esclavista posee matices que la
separan del occidentalismo eurocntrico.
Una explicacin del fenmeno de la afrodescendencia se sustenta en
que poseen un conocimiento ancestral o tradicional, que desarrollo en la
tercera parte del ensayo. El conocimiento ancestral o tradicional es un conjunto de saberes, prcticas, usos, costumbres, informaciones y formas de vida que determinan la existencia de un pueblo dentro de su propio universo, dentro de su propia cosmovisin. Es decir, que el conocimiento ancestral
constituye para una comunidad uno de los rasgos ms caractersticos de su
identidad tnico cultural afrodescendiente.
La ltima parte del ensayo est dedicada a la observancia de las medidas legales y polticas para la proteccin de los conocimientos ancestrales
o tradicionales de las comunidades indgenas, afrodescendientes, locales y
campesinas. Adems de las medidas constitucionales, para el caso ecuatoriano se hace nfasis en el artculo 8j del Convenio de la Diversidad Biolgica
de 1993 y la Decisin Andina 391 de 1996. Ambos instrumentos fuertemente criticados dada la poca eficacia en cuanto a su reglamentacin.
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as una idea de tiempo, de la vida, del rbol, de Dios o de la sexualidad puede cambiar distintamente de acuerdo con la posicin en que el sujeto cognoscente se site en su contexto. Para Foucault, antes de la produccin del conocimiento es necesario que cada individuo haya logrado una prctica discursiva
coherente que establezca y organice su narrativa conceptual, y en esto la historia o la evolucin de la cultura es clave.
2.1. La hegemona del pensamiento y el conocimiento occidental
Si aceptamos el planteamiento de Foucault es importante interrogarse sobre si en la historia de la humanidad puede detectarse un modelo de pensamiento que prevalece como hegemnico frente a otros. Comienzo sintetizando los argumentos mismos de Foucault respecto a que para muchos es
claro que el discurso sobre la evolucin e historia del conocimiento humano, o del saber, se ha centrado el modelo piramidal de conciencia-conocimiento-ciencia (ver grfico 1).
Grfico 1
Modelo de abstraccin de la construccin del saber basado
en la obra de Foucault
Conciencia
Modelo eurocntrico
hegemnico del
mundo occidental
Ciencia
Conocimiento
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racionalismo, el empirismo y otras corrientes filosficas de la modernidad eurooccidental, amparada en el racismo cientfico (Rodrguez, 1992).
Con la lgica aristotlica, Occidente impuso un modelo uniforme para conocer las estructuras elementales del pensamiento y que a su vez servira de base para la construccin de cualquier forma de conocimiento. Estas
ideas de formalidad del pensamiento lograron ser modernizadas hasta finales del siglo xvi cuando Francis Bacon (1561-1626), con su obra el Nuevo Organn (1620), propone el modelo de la lgica inductiva y con ella presenta
nuevas bases para construir una manera distinta de racionalizar o aprehender las cosas en la mente. Se impone as la ciencia de la razn occidental como paradigma de la humanidad, se legitima una sola forma de conocimiento y se sataniza a otros, en especial aquellos no sometidos al racionalismo y
al empirismo, los cuales fueron tildados de metafsicos, quiromnticos, brujeras o supersticiones.
Retomando, en Occidente de la reflexin sobre el conocimiento y la
ciencia como su mxima expresin se han ocupado dos disciplinas: la gnoseologa y la epistemologa. Desde la Antigedad hasta el Medioevo el
concepto de ciencia no era ms que una abstraccin filosfica. Aristteles
la consideraba como una forma de filosofa en la medida en que se permita comprender las causas fundamentales de la realidad desde un punto de vista universal y general. Con el surgimiento de la modernidad, justo
en el Renacimiento, cuando al emerger nuevas corrientes filosficas e ideolgicas y una revolucin industrial, el conocimiento cientfico se desarrolla y se fortalece notablemente. Para Mario Bunge en su clsico La Ciencia,
su mtodo y filosofa (1960), este desarrollo del pensamiento cientfico junto con la tecnologa y la tcnica posibilitaron que la ciencia moderna fuera la distintiva de la cultura contempornea de la antigua (Bunge, citado
por Rodrguez, 1992: 314).
Desde Habermas (1989) la brecha que abre la distincin entre ciencia antigua y moderna radica en que las ciencias experimentales se despliegan desde Galileo (1564-1642) en un sistema de referencias metodolgico
emprico demostrable. La raz del empirismo descansa en Augusto Comte
(1798-1857), padre del positivismo. Desde entonces Occidente impone una
dictadura del conocimiento basado en lo experimental-racional. Se inaugura una especie de campo de poder del pensamiento occidental: las ciencias
formales y deductivas fundadas en la lgica y las matemticas y las ciencias
experimentales fundadas en la induccin, la observacin y las relaciones de
principios hipotticos necesariamente comprobados; lo dems simplemente era brujera y supersticin, alquimia o metafsica.
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las que dan la posibilidad que lejos de la epistemes de occidente, ms all del mtodo cientfico, quiz muy paralelamente, existan otras formas de saberes que
desde luego no caben ni son comprensibles para Occidente.
El nacimiento de la antropologa como disciplina cientfica fue entonces fundamental en el descubrimiento o acercamiento de Occidente con
otras lgicas, otras formas de saberes o nuevos mundos muy distintos de
la civilizacin. La antropologa como historia de las culturas permiti el hallazgo de otras formas de positividad humana, de unas epistemes muy pero muy locales que se tratan de autodefinir como un saber vlido dentro
de sus propias fronteras y quiz muy lejos de la lgica formal. Los estudios de Lewis H. Morgan (1818-1881), James Frazer (1854-1941), Franz
Boas (1858-1942), Bronislav Malinowski (1884-1942), Claude Lvi-Strauss
(1908-2009), Vctor Turner (1920-1983) y Edward Evans-Pritchard (19021973), entre otros, posibilitaron el encuentro de otras fronteras culturales y
el entendimiento de otras maneras pensar muy distintas a las de Occidente.
Por ejemplo, Lvi-Strauss, en sus obras Mitolgicas (1986) y Pensamiento
Salvaje (1968), desarrolla una extensa etnologa sobre algunos grupos tnicos del Amazonas para demostrar que adems de la reconocida prctica discursiva occidental o domesticada, algunas sociedades aborgenes
construyen su devenir histrico desde una lgica que por distinguirla de alguna manera denomina pensamiento no domesticado o silvestre. LviStrauss explica que cuando se trata de aquellos grupos humanos con unos
antecedentes ms ancestrales y un modelo de desarrollo ms conservador
y milenario, sus maneras de crear prcticas discursivas se enmarcan desde
lgicas y estructuras mentales diferentes y enteramente sensibles a las de
Occidente. Se trata de sociedades que elaboran sus conceptos de un modo estructural, es decir, que piensan y recrean su mundo desde una interpretacin distinta al discurso narrativo historicista. En ellas el mito y los
sistemas clasificatorios totmicos son la clave para que los acontecimientos y
los fenmenos sean explicados lgicamente. Entonces, el pensar de estas
sociedades desde un orden estructural y mtico de los fenmenos implica
una nocin distinta del devenir y del tiempo, que para su efecto se basa en la
sucesin de aconteceres de una forma sincrnica y atemporal, sin importar
necesariamente la nocin de pasado, presente y futuro. Adems, estas formas de pensar que Lvi-Strauss denomina pensamiento salvaje o silvestre
implica la aceptacin de una serie de instituciones totmicas, simblicas y
rituales que permitan explicar de forma sensitiva e intuitiva los fenmenos
de la vida, la muerte y muchos acontecimientos naturales, sobrenaturales,
sociales y personales. Gracias a estas formas mticas y a los sistemas de clasificacin, las sociedades ancestrales pueden explicar los fenmenos de las cosas
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desde su gnesis u originalidad, interrelacionndolos con ideas cosmognicas, sobrenaturales y religiosas, dndole as un carcter espiritual y divino a
todos los elementos de la naturaleza y la cultura, y que actan gracias a la
fuerza que en ellos imprimen los dioses y los espritus.
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Roger Bastide, el famoso etnlogo francs, en su obra Las Amricas Negras, precisa que producto de la esclavizacin de africanos en Amrica realizada por Europa, naci una nueva civilizacin que no es ni indgena ni africana ni europea: es la civilizacin afroamericana o afrodescendiente de las
Amricas. La misma que tiene distintas formas de expresin cultural: a) las
culturas afroamericanas como tales, que conservan religiosidad, lenguas y
rituales africanos; ejemplo: las sociedades yorubas, congas, dahomeyanas
y fons de Cuba, Brasil y Hait que practican las religiones de Palo Monte,
la Santera Yoruba, el rito del Candombl, el Vud y otras manifestaciones.
b) Las culturas africanizadas o cimarronas, las cuales devienen de los antiguos palenques y donde se hablan lenguas criollas con alta base de idiomas
africanos; el ejemplo ms claro es la comunidad de San Basilio de Palenque, al sur oeste de Cartagena: all los palenqueros hablan su propia lengua, estn organizados socialmente en quagros y conservan su rito ancestral fnebre bat llamado el lumbal. Otras sociedades cimarronas estn
en Surinam y las Guyanas. c) Las culturas negras, que estn arraigadas en el
Pacfico colombiano y ecuatoriano, aunque tambin se conservan en Per,
Centro Amrica y el Cono Sur. Estas comunidades no conservaron tradiciones africanas como en otros lugares, ms bien experimentaron un sincretismo y mestizaje con Europa, y producto de ellos desarrollaron nuevas expresiones culturales muy particulares en la danza, la msica, el conocimiento
tradicional del bosque y la adaptacin al territorio. d) Las culturas africanoindgenas, como los garfunas en Centro Amrica, los afrobolivianos en los
Yungas en Bolivia y en menor medida los afroecuatorianos del Chota. Estas
comunidades tomaron prstamos culturales indgenas muy especiales, como la vestidura y algunos rasgos lingsticos. e) Las culturas negras de habla
inglesa y holandesa del Caribe, como los afrodescendientes jamaiquinos, de
Belice, Curazao, entre otros.
La teora de la Bastide sobre lo neortico de la civilizacin afrodescendiente fue sustentada por Manuel Zapata Olivella (1989): el autor afrocolombiano de la Rebelin de los Genes (1995) explica que los afrodescendientes
son producto de un proceso de larga duracin con sus rupturas y continuidades, donde el rompimiento violento con la madre frica, la castracin
cultural impuesta por la iglesia catlica y Europa y la anulacin de la condicin humana y ciudadana fueron las caractersticas ms centrales. Hay que
recordar que precisamente Europa y la Iglesia catlica convirtieron a los africanos en negros y con eso les redujo su condicin de humanos. Con el imaginario de negro se les volvi piezas esclavas, se les racializ y se les convirti
en condicin negativas de la humanidad y la ciudadana. La misma Iglesia
en la edad media lleg a afirmar que los negros africanos no tenan alma y
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que la esclavitud era una condicin necesaria para que alguna vez pudieran
alcanzar la gracia de Dios.
La esclavitud entonces se convierte en el eje del florecimiento civilizatorio de los que hoy somos los afrodescendientes. Desde el punto de vista
sociolgico el concepto se circunscribe igualmente al concepto de dispora africana, el cual se comprende como una unidad de anlisis sociolgico, histrico y poltico global que aglutina los africanos y su descendencia
en el mundo contemporneo, cuyo hecho esencial sera la trata esclavista
de las Amricas. Para Agustn Lao-Montes (2007: 51), por Dispora Africana se comprende un proyecto de afinidad y liberacin fundamentado
en una ideologa translocal de hacer comunidad y en una poltica global de
descolonizacin. La dispora africana puede concebirse como un proyecto de descolonizacin y liberacin insertado en las prcticas culturales, las
corrientes intelectuales, los movimientos sociales y las acciones polticas de
los sujetos afrodiaspricos. Como proyecto, la dispora africana es un norte, un horizonte utpico para los sueos de libertad negra.
Visto as, los afrodescendientes en Amrica Latina y el Caribe se han autodeterminado como un pueblo compuesto por comunidades que comparten caractersticas tnicas y culturales comunes. Esta condicin poltica y
sociolgica les ha permitido conquistar reivindicaciones colectivas sustentadas jurdicamente dentro del Convenio n. 169 de la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT) y de otros instrumentos jurdicos internacionales vinculantes con los pases, en los cuales son ciudadanos (Antn, 2009b).
Dentro de dichos instrumentos de derechos, se encuentran aquellos que
protegen su derecho al territorio ancestral y a los conocimientos que se tienen sobre ellos.
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tnico cultural. De este modo es importante comprenderlo como una autntica expresin de la existencia de un grupo humano dentro de su entorno
natural, cultural y espiritual, pues condensa la clave de la supervivencia de
la especie, la manera como el grupo social construye su proyecto de vida de
acuerdo con la cosmovisin, a la costumbre, la territorialidad y a la interrelacin con el medio ambiente, la naturaleza y el mundo espiritual.
Entendido as, ese conocimiento se denomina ancestral dado que se
gesta de forma ancestral, de races milenarias, creado, transformado y desarrollado de forma colectiva. Por lo tanto para los grupos tnicos, para los
pueblos y nacionalidades hace parte del patrimonio cultural comunitario,
un patrimonio que se entiende desde el orden colectivo, imprescriptible, inembargable e inajenable.
En sntesis, el conocimiento ancestral es fuente de sobrevivencia de las
comunidades y representa la manera de uso sostenible de la vida ntimamente ligada a la diversidad de su cultura, a su espiritualidad, la biodiversidad, los recursos alimenticios, medicinales y a las tecnologas de transformacin. Para algunos sectores institucionales el conocimiento ancestral
entre las comunidades afrodescendientes, en particular los afroecuatorianos y afrocolombianos del Pacfico, se entiende como uno de los rasgos ms
caractersticos de su identidad cultural. Para la Asociacin Campesina Integra del Atrato (ACIA) en el Choc (Colombia), el conocimiento ancestral
implica todo los saberes de la comunidad, pues las comunidades tienen yerbateros, gente que conoce de maderas, que saben de animales de monte,
pildeseros, que leen la orina, que saben curar picaduras de culebras, parteras, que conocen el secreto para curar descomposturas y mal de ojo. Se le
denomina conocimiento ancestral porque se ha venido formando ancestralmente a partir de nuestra relacin con el territorio y la naturaleza, eso hace
que le pertenezca a toda la comunidad (Antn, 2003).
Entre las comunidades afrocolombianas y afroecuatorianas del Pacfico,
el conocimiento ancestral se encuentra vinculado a diversas actividades de
la vida cotidiana, por ejemplo, a las prcticas curativas, a la etnobotnica,
a los sistemas ancestrales de produccin y a las formas de aprovechamiento
de los recursos biodiversos, entre otros aspectos. Se trata de una manera especfica de saber ancestral, emanada de una episteme cultural propia, ntimamente ligada y relacionada con las concepciones cosmognicas, con expresiones religiosas y de religiosidad y con la forma en que a lo largo de ms de
cuatro siglos de historia han construido un proyecto de vida en un ecosistema muy particular como el Pacfico biogeogrfico, o el Choc ecuatoriano
(Esmeraldas) o el Choc colombiano.
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Las condiciones socioculturales, histricas y ambientales en que se desarrolla la vida cotidiana de los afrodescendientes han permitido que ellos como
estrategia de supervivencia asuman conductas, formas de comportamientos
y referencias simblicas caractersticas de una identidad tnico cultural que,
como es natural, se basa en las relaciones entre la naturaleza, la sociedad y
el cosmos, determinado as una perspectiva tnica propia demostrada como
sentimiento, pensamiento y como esencia de existencia. Para las comunidades afrodescendientes la sustentacin de su cultura y su vida se da en la medida en que se entienda la relacin estrecha entre la cosmovisin, el territorio y
sus conocimientos: tres variables que interrelacionadas fundamentan una serie de tcnicas y saberes ancestrales que le permiten sobrevivir en armona con
el medio. Ejemplo de dichos saberes o conocimientos es el conjunto de prcticas expresadas en escenarios como los sistemas productivos, sistemas de manejo del bosque, sistemas de interpretacin de fenmenos naturales, de sistemas medicinales, sistemas religiosos y mticos, etc.
Grfico 2
Entramado de la cultura y el saber afrodescendiente
Cosmovisin
Territorio
Conocimiento
tradicional
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El territorio para las comunidades afrodescendientes constituye el espacio vital de desarrollo y fundamentacin del proyecto de vida. Es en l donde
se ejecuta el ejercicio de la existencia y adaptacin a un ambiente, y a partir de
esta relacin se desarrolla el conocimiento ancestral. De modo que para que
exista el conocimiento ancestral es necesaria la existencia del territorio, pues
en l la comunidad expresa su identidad, su desarrollo espiritual y material en
armona con la naturaleza y sus recursos.
El territorio tiene una condicin que permite la experiencia del conocimiento ancestral, una experiencia concretada en distintas manifestaciones
etnoculturales acorde a sus prcticas ancestrales de produccin, a su organizacin social, a sus instituciones polticas y religiosas y a los modos de entenderse con el cosmos.
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Grfico 3
Cosmogona del conocimiento ancestral
Mundo divino
Fuerzas espirituales
de la naturaleza
Mundo humano
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agricultura, en la etnobotnica, el manejo forestal, de los ros o en la medicina tradicional. Por ejemplo, el conocimiento que las comunidades le han impreso a los sistemas ancestrales de produccin ha sido adquirido a travs de
cientos de aos de observacin, ensayo tras ensayo, y en convivencia con el
entorno. Este conocimiento existe en cada habitante como herencia y de forma ms intuitiva y practica que racional. Las comunidades tienen un conocimiento emprico de los suelos, plantas, animales, los ciclos de nivel del ro, del
clima y de la influencia de las fases de la luna. Desde este conocimiento ancestral las comunidades transforman el medio, crean nuevas tecnologas y tcnicas para aprovechar mejor los recursos naturales y como una eficaz estrategia de produccin.
Un caso especial del conocimiento ancestral o tradicional en la vida cotidiana es el modelo de prcticas curativas o de medicina tradicional afrodescendiente: cmo entender las prcticas curativas como forma de conocimiento ancestral? Por ejemplo, dentro de las manifestaciones que expresan
el cocimiento ancestral de las comunidades afrodescendientes del Pacfico
colombiano y ecuatoriano se destaca la prctica mgico curativa, la cual
posee una esencial huella africana posiblemente muy ligada a los ancestrales
procedimientos mdico religiosos de culturas bant parlantes como la Conga-Angola, que en gran cantidad pobl al Pacfico durante la Colonia. Esta
forma de medicina ancestral adems exige interpretaciones ms profundas
que intentaran descubrir entre estas comunidades rudimentos concretos
de modelo de religiosidad afroamericana quiz ya extinta, pero sobreviviente a travs de ciertos ritos, ceremonias, actos sobrenaturales y creencias que
aplican los sabios tradicionales, llamados en el Choc chinangos y znganos, o bien brujos o hierbateros, en la profundidad de la manigua a
la hora de la ejercer la prctica curativa.
La medicina ancestral, por ejemplo, es una de las marcas ms profundas
del conocimiento ancestral de las comunidades afrodescendientes, pues aunque muchas sociedades mestizas manejan medicina natural, la medicina ancestral va ms all del solo manejo de las plantas porque en la medicina ancestral afrodescendiente del Pacfico los mdicos o curanderos o sobanderos,
al igual que las parteras, cuentan en su acervo con toda clase de conjuros y
oraciones secretas, la mayora fruto de sincretismo entre lo ancestral africano, lo indgena y lo cristiano que en las comunidades fue implantado desde
la Colonia.
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Grfico 4
Principios bsicos del conocimiento
La conocimiento del cuerpo:
cuerpo fro versus cuerpo caliente
La fe es lo que cura
Fuerzas espirituales
divinas, humanas
y de la naturaleza
Enfermedades divinas
versus enfermedades
humanas
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Tabla 1
Prctica discursiva del conocimiento tradicional afroecuatoriano
Los especialistas: rezanderos, yerbateros, sobanderos, pegahuesos, chinangos, adivinadores, mdicos ateguas.
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2008, en el artculo 8J de Convenio de la Biodiversidad y de la Decisin Andina 391 y las dems normas y convenios internacionales que fundamentan
el derecho de las colectividades culturales y a los pueblos tnicamente minoritarios del mundo.
El convenio sobre la diversidad biolgica fue firmado por las Naciones
Unidas en 1992, durante la celebracin de la Cumbre Mundial de la Tierra
celebrada en Ro de Janeiro. El convenio busca proteger y preservar la diversidad biolgica del mundo. En su artculo 1 se propone como objetivo:
La conservacin de la diversidad biolgica, la utilizacin sostenible de sus
componentes y la participacin justa y equitativa en los beneficios que se
deriven de la utilizacin de los recursos genticos, mediante, entre otras
cosas, un acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada
de las tecnologas pertinentes, teniendo en cuenta todos los derechos sobre esos recursos y a esas tecnologas, as como mediante una financiacin
apropiada (CDB: Naciones Unidas, 1992, artculo 1).
De esta manera el convenio se propone conservar la biodiversidad, utilizar sosteniblemente sus componentes y participar de manera justa de los
beneficios que se deriven de los recursos genticos utilizados de dicha biodiversidad. En su artculo 8J el Convenio les reconoce a los pueblos indgenas
y a las comunidades locales que entraen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservacin y la utilizacin sostenible de la diversidad biolgica su papel e importancia en la conservacin y gestin de la biodiversidad, a travs de la aplicacin del conocimiento ancestral:
Artculo 8(j). Con arreglo a su legislacin nacional, respetar, preservar
y mantendr los conocimientos, las innovaciones y las prcticas de las comunidades indgenas y locales que entraen estilos tradicionales de vida
pertinentes para la conservacin y la utilizacin sostenible de la diversidad
biolgica y promover su aplicacin ms amplia, con la aprobacin y la
participacin de quienes posean esos conocimientos, innovaciones y prcticas, y fomentar que los beneficios derivados de la utilizacin de esos conocimientos, innovaciones y prcticas se compartan equitativamente.
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recursos genticos, la transferencia de tecnologas y la proteccin de los conocimientos en las comunidades locales. En suma la Decisin intenta regular jurdicamente el acceso a los recursos genticos, toda vez que tienen un
gran valor econmico, por ser fuente primaria de productos y procesos para la industria (Decisin Andina 391).
La Decisin Andina 391 se firm en un contexto en que se valora la diversidad biolgica y el carcter multitnico y pluricultural de la poblacin
como componentes fundamentales para la creacin de nuevas fuentes para
el desarrollo sostenible de las naciones de la regin. En este marco la Decisin considera que la diversidad biolgica, los recursos genticos, el endemismo y rareza, as como los conocimientos, innovaciones y prcticas de las
comunidades indgenas, afroamericanas y locales asociados a stos, tienen
un valor estratgico en el contexto internacional. Por tanto: Es necesario
reconocer la contribucin histrica de las comunidades indgenas, afroamericanas y locales a la diversidad biolgica, su conservacin y desarrollo y a la
utilizacin sostenible de sus componentes, as como los beneficios que dicha contribucin genera.
Lo interesante, para efectos de este ensayo, es que se trata de un instrumento de derecho internacional de carcter regional que precisa el valor que
tienen las comunidades indgenas, afroamericanas y locales4 sobre la diversidad biolgica. En este sentido, se reconoce la existencia de una estrecha interdependencia de las comunidades indgenas, afroamericanas y locales con
los recursos biolgicos que debe fortalecerse, en funcin de la conservacin
de la diversidad biolgica y el desarrollo econmico y social de las mismas y
de los Pases Miembros.
El artculo 7 de la Decisin Andina 391 sobre el reconocimiento de los
conocimientos, innovaciones y prcticas tradicionales, reconoce la capacidad de decisin de las comunidades sobre sus conocimientos tradicionales:
Artculo 7.- Los Pases Miembros, de conformidad con esta Decisin y su
legislacin nacional complementaria, reconocen y valoran los derechos y la
facultad para decidir de las comunidades indgenas, afroamericanas y locales, sobre sus conocimientos, innovaciones y prcticas tradicionales asociados a los recursos genticos y sus productos derivados.
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6. Notas finales
Pese a la existencia de normas internacionales para proteger el conocimiento ancestral de las comunidades con sus limitaciones y fortalezas, en este ensayo se considera que la proteccin del conocimiento ancestral es posible en
la medida en que los Estados reconocen y garantizan el derecho a la propiedad colectiva al territorio como una garanta constitucional para que las comunidades ejerzan su dominio cultural articulados a sus formas de autonoma, desarrollo, participacin y organizacin.
Otra estrategia para el desarrollo y la proteccin del conocimiento ancestral se da en la medida en que estas comunidades se reafirmen en su condicin tnica, en el desarrollo de su cosmovisin e identidad, y fortalezcan
sus sistemas etnoeducativos y productivos.
Igualmente el desarrollo y la proteccin del conocimiento ancestral se
logra en la medida en que los afrodescendientes eleven sus niveles y calidades de vida, accedan a sus recursos naturales, genticos y biodiversos, tengan una garanta de seguridad alimentaria y se les estimulen sus potenciales
tecnolgicos y productivos sustentables.
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Otras estrategias necesarias que garantizarn la proteccin del conocimiento ancestral tienen que ver con la implementacin de mecanismos de
promocin, incentivos y beneficios del mismo. Esto implica apoyar a sabios
ancestrales, ancianos y mdicos de las comunidades verdaderos vehculos
de transmisin de la cultura y de los saberes.
Las medidas legales y la normatividad tambin es otra forma de proteger el conocimiento ancestral, sobre todo aquellas leyes que tienen que ver
la defensa, la regulacin de su uso y explotacin, el control y el acceso al
mismo. Lo que implica un desarrollo de marcos legales, jurdicos y de decisin poltica nacional e internacional que precisen los derechos colectivos y
tnicos de las comunidades propietarias de dicho conocimiento.
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1. Antecedentes
Este proyecto se enmarca dentro de la Planificacin Estratgica Institucional (periodo 2014-2017) que se dise en el espritu de la Constitucin de
Montecristi y en conformidad con el Plan Nacional para el Buen Vivir, para cumplir eficientemente con en la Ley Orgnica de Educacin Superior
(LOES), la cual declara al Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) como la universidad del Estado, cuya misin incluye:
Formar, capacitar y brindar educacin continua a los servidores pblicos.
Investigar y generar pensamiento estratgico, con visin prospectiva sobre el Estado y la administracin pblica.
Desarrollar conocimientos, mtodos y tcnicas relacionadas con la
planificacin, coordinacin, direccin y ejecucin de las polticas y la
gestin pblica.
Dentro de este contexto de funciones a cumplir, el IAEN, a travs del
Centro de Economa Pblica y Sectores Estratgicos (Cepse), se inserta en la
reconstruccin del Estado para retomar la preeminencia luego del proceso
de reformas, ajustes y reduccin del Estado al que se le someti durante las
casi tres dcadas de la larga noche neoliberal.
En este sentido, la creacin del Cepse fortalecer en el IAEN a partir
del estudio sistemtico, analtico y con herramientas avanzadas de anlisis
cuantitativo, de los problemas y variables de la poltica econmica la regulacin de las llamadas fallas de mercado, la funcin de planificacin del
desarrollo en el Estado central y los gobiernos autnomos descentralizados
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2. Introduccin metodolgica
Este proyecto, que se enmarca necesariamente en los lineamientos generales presentes en la Metodologa de trabajo para la organizacin de la reforma de la Administracin Pblica ecuatoriana propuesta por el IAEN, 20132017, que recoge los planteamientos de transformacin de la sociedad
ecuatoriana propugnados por el Gobierno de la Revolucin ciudadana, seguir el derrotero metodolgico siguiente: se inicia con breves definiciones
terico-conceptuales sobre la economa pblica y los sectores estratgicos
para luego definir los objetivos del proyecto, despus se contina con la caracterizacin de las funciones que se proyectan para el centro y las escuelas
para disear una malla curricular, en el caso de la oferta acadmica de largo
aliento, mdulos y cursos abiertos para la oferta acadmica de nivel tecnolgico y de corto plazo; adems, se plantean posibles lneas de investigacin.
3. Definiciones terico-conceptuales
En este pargrafo se discuten las definiciones de economa pblica y de lo
que se considera sectores estratgicos. Se deconstruir, desde la ptica marxista, la categorizacin oficial de estos trminos. Para efectos metodolgicos vamos a centrarnos primeramente en qu es la relacin Estado-capital.
Para comprender la relacin Estado-capital es necesario entender que
todo Estado es la expresin poltica de un sistema de produccin dominado
y dirigido por una clase social determinada. Entonces el capital, al ser una
1 Art. 280. EI Plan Nacional de Desarrollo es el instrumento al que se sujetarn las polticas,
programas y proyectos pblicos; la programacin y ejecucin del presupuesto del Estado;
y la inversin y la asignacin de los recursos pblicos; y coordinar las competencias exclusivas entre el Estado central y los gobiernos autnomos descentralizados. Su observancia ser de carcter obligatorio para el sector pblico e indicativo para los dems sectores (Constitucin de la Repblica del Ecuador: Montecristi, 2008).
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relacin social que refleja el dominio de la burguesa, no puede ser visto como algo separado y antagnico al Estado burgus. El Estado en el sistema
capitalista cumple algunas funciones fundamentales, tales como:
a. La ms bsica: ser instrumento de dominacin coercitiva que se ejecuta
a travs de las fuerzas policial y militar.
b. La segunda, analizada por Gramsci, bajo la categora de hegemona,
como generadora de consensos.
c. La tercera, estudiada por Nicos Poulantzas, como director supremo del
proceso de organizacin de la produccin.
d. Como el espacio poltico donde se resuelven las contradicciones entre
las diferentes fracciones de la clase dominante.
En este sentido, se puede pensar que la relacin Estado-capital nunca puede ser contradictoria dentro del sistema capitalista, con o sin globalizacin.
Dado este prembulo terico metodolgico que objeta la separacin
vulgar entre lo que sera la economa privada o de mercado y la llamada economa publica, se empieza a analizar lo que la economa del statu quo define
como economa pblica.
3.1. Economa pblica
Su objetivo principal es el anlisis de las decisiones colectivas sin la ayuda
del mercado, la actividad de la administracin pblica y su financiacin.
Trata, por lo tanto, de la intervencin estatal a travs de ingresos y gastos
pblicos; busca la eficiencia, es decir, que el Estado logre una ptima asignacin de sus recursos para posibilitar un crecimiento econmico equilibrado; adems, se trata de distribuir el ingreso y la riqueza de un pas de forma equitativa.
Para la economa pblica, la intervencin estatal se da tambin por
otros medios, como la legislacin, las empresas pblicas o las agencias estatales, entre otros (Albi, Gonzlez-Pramo y Zubiri, 2008).2 Una definicin
menos asptica seala que
La economa pblica, tanto es su vertiente de anlisis acadmico, como
en su rea prctica, quedar indudablemente condicionada por el modelo econmico de referencia. El modelo econmico se situar en un punto
marcado por los extremos de una economa de mercado con la mnima
2 Ver tambin Albi, Emilio et al. (1992). Teora de la Hacienda Pblica. Barcelona: Editorial Ariel.
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5. Objetivo principal
Crear y organizar el Centro de Economa Pblica y Sectores Estratgicos con
sus escuelas (Tributaria, Finanzas Pblicas y Control del Gasto, Sectores Estratgicos y Comercio Internacional) como un espacio de investigacin de la
actividad estatal en la economa y las finanzas; y de formacin de profesionales economistas y afines para los sectores estratgicos del Estado ecuatoriano y de la economa popular y solidaria.
6. Objetivos especficos
a. Estructurar el Centro de Economa Pblica como un espacio de investigacin de la actividad estatal en la economa y las finanzas, ligado a las
polticas pblicas y orientado a los sectores estratgicos.
b. Crear un entorno de induccin formativa para los economistas y profesionales de carreras afines que ingresen al sector pblico.
c. Organizar el Centro como un medio de actualizacin y formacin continua de los economistas y profesionales de carreras afines que estn ya
enrolados en el servicio pblico.
d. Conformar el Centro como un ambiente de formacin de profesionales de
cuarto nivel especializados en economa pblica y sectores estratgicos.
e. Formar un entorno de capacitacin en temas econmicos, tributarios y
financieros de profesionales y no profesionales de los sectores cooperativistas y de la economa popular y solidaria.
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En este sentido, se plantea que los cursos de posgrado sean diplomados, maestras y, en un futuro no lejano, doctorados que se orienten a la excelencia acadmica, lo que implica alto nivel de exigencia y un fuerte compromiso de los estudiantes.
Estas caractersticas requieren que estos cursos sean de largo aliento y
de dedicacin completa, lo que a su vez significa que el Estado debe otorgar financiamiento completo a los estudiantes, obviamente condicionado al
trabajo en el sector pblico.
Debido a esto, es necesaria la implementacin de un curso propedutico a fin de que los estudiantes ingresen a los cursos de posgrado con bases
fuertes y robustas para evitar las altas tasas de desercin. En este curso se
dictarn las siguientes materias:
Matemticas.
Estadstica descriptiva y Fundamentos de estadstica inferencial.
Anlisis de la estructura econmica y social ecuatoriana.
Introduccin a la teora econmica.
Se plantea que la malla curricular parta de un tronco de formacin comn, con varias reas fundamentales en la educacin en Ciencias Econmicas, para luego abrirse en especializaciones y subespecializaciones de acuerdo
con las escuelas que conforman el centro y al sector estratgico que se escoja.
En las reas bsicas se plantea:
rea de anlisis cuantitativo
{
{
Matemticas avanzadas
Estadsticas avanzadas
Econometra
}
}
Microeconoma
Macroeconoma
Polticas monetaria y fiscal
Macroeconoma neoestructuralista
Economa poltica marxista
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Resumen
El texto analiza dos temas principales: en primer lugar, la crisis actual del desarrollo y de la cooperacin internacional, as como los desafos tericos y
prcticos que supone la irrupcin del pensamiento posdesarrollista y de modelos basados en el Buen Vivir o sumak kawsay. En segundo lugar, el proceso
de transformaciones polticas en Ecuador durante el Gobierno del presidente Rafael Correa y su aplicacin al campo de la cooperacin internacional
recibida en el pas, en el marco ms amplio del giro en la poltica exterior
respecto a Gobiernos anteriores y del proceso de construccin de una poltica pblica de Cooperacin Sur-Sur. Se plantea como cuestin central la
necesidad de enfrentar una serie de desafos polticos, jurdico-institucionales, de capacidades y de coherencia en la cooperacin que Ecuador ofrece a
otros pases en desarrollo. Las conclusiones se centran en la compatibilidad
entre el Buen Vivir y las nuevas orientaciones que se pretende imprimir a la
cooperacin del Ecuador.
1. Introduccin
El objeto de este texto consiste en presentar algunas reflexiones en torno al
proceso poltico ecuatoriano, a la Revolucin ciudadana y al Buen Vivir como modelo idealmente posdesarrollista, as como sobre las posibilidades de
su plasmacin en la cooperacin internacional del Ecuador, especialmente en la Cooperacin oficial Sur-Sur (CSS) que despliegan las instituciones
pblicas del pas con la rectora y coordinacin de la Secretara Tcnica de
Cooperacin Internacional (Seteci).
Despus de esta introduccin, el texto se estructura en cuatro partes diferenciadas pero estrechamente relacionadas.
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contenido, medicin y conceptualizacin. Hace tiempo que el debate sobre el desarrollo transcendi la dimensin terica y se concret en polticas que los Gobiernos nacionales ponen en marcha para mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos y en planes, programas y proyectos
impulsados por organismos multilaterales y agencias internacionales, mayoritariamente del mbito de la OCDE.
Es a partir de la Segunda Guerra Mundial cuando la nocin de desarrollo gana carta de naturaleza en las prcticas de los agentes internacionales.
El desarrollo se constituy en un majestuoso faro que guio a los marineros
hacia la costa () fue la idea que orient a las naciones emergentes en su
jornada a lo largo de la historia de la postguerra (Sachs, 2001: 13). En su
sentido antropolgico, el desarrollo represent el mito fundador, por el
cual la narrativa y los sentidos asociados a esa idea representaban una solucin imaginaria de las tensiones, conflictos y contradicciones presentes
en muchas sociedades, como las latinoamericanas, enfrentadas a los dilemas y retos de la modernizacin en sus mltiples vertientes institucionales, culturales, econmicas y polticas (Ivo, 2012: 187-210).
En realidad el desarrollo es uno de los trminos ms elusivos, ambiguos
y elsticos del universo de las ciencias sociales. Malacalza ha reflexionado
sobre las aportaciones de la literatura de las relaciones internacionales y de
la antropologa acerca de cmo las ideas e ideologas sobre el desarrollo
producen y transmiten diferentes discursos y prcticas. Citando al antroplogo Ferguson, para quien el desarrollo es el trmino que describe no slo un valor, sino tambin un marco interpretativo o problemtico a travs
del cual conocemos las regiones empobrecidas del mundo, Malacalza nos
alerta sobre las formas en las que los donantes y las instituciones de desarrollo generan sus propios discursos, construyen un objeto particular de conocimiento y crean estructuras alrededor de ese objeto sobre las que, posteriormente, son organizadas las intervenciones de los aparatos burocrticos
de los Estados, las maquinarias del desarrollo segn Ferguson o, en un
sentido muy diferente, lo que denuncia Willian Easterly en su ltimo libro,
la tirana de los expertos o la ilusin tecnocrtica (Ferguson, 1990: 23;
Malacalza, 2014: 54; Easterly, 2014).
En las dos ltimas dcadas la reflexin sobre el desarrollo se ha hecho
ms compleja, con el desafo de enfoques posdesarrollistas que incorporan
al abanico de opciones analticas las experiencias centradas en el buen vivir, la felicidad, el decrecimiento, el antiutilitarismo o la reciprocidad, no solo como regalo, don o ddiva, sino como eje de las relaciones
sociales en sociedades anticapitalistas (Lpez, 2014: 105).
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su papel en cuanto padrn de poder (Quijano, 2000: 43). De esta manera, se estructur una crtica al desarrollo tal como se propona en las teoras
ortodoxas: como valor a alcanzar y como proceso lineal sustentado en los
patrones modernos de la racionalidad, arrojando luz sobre los procesos de
construccin social del subdesarrollo, identificado como discurso histrico
o creencia de origen occidental (Quijano, 2000; Escobar, 2005; Rist, 2002).
Basados en estos supuestos, los pensadores posdesarrollistas decretaron el
fracaso de las ideas, proyectos y acciones polticas sustentadas en el discurso del desarrollo, e hicieron un llamamiento para la formulacin de alternativas localizadas, apropiadas y generadas desde las mltiples cosmologas
de las comunidades interesadas (Tortosa, 2008).
Tales crticas volvieron a reforzarse en el contexto actual, debido a que
encontraron sustento en las debilidades del Sistema Internacional de Cooperacin para el Desarrollo (SICD). La crisis econmica global que, a partir del ao 2008, afect principalmente a los pases de la OCDE, transform sustancialmente las capacidades materiales as como las mentalidades
de las comunidades polticas y sociales consideradas ms desarrolladas (Ramiro, 2013). Los pases desarrollados empezaron a asumir su propio fracaso en cumplir los compromisos asumidos con relacin a las metas presupuestarias para su cooperacin, y en sectores acadmicos se alcanz el
consenso del reconocimiento de un fracaso histrico inocultable (Domnguez, 2013: 36; Benzi, 2013: 9). Al final de cuentas, como afirma Edwards
en su libro Un futuro en positivo. La cooperacin internacional en el siglo xxi, despus
de ms de medio siglo y de miles de millones gastados en ayuda ningn pas
del mundo jams se ha desarrollado a travs de proyectos (Edwards, 2002).
Sin duda, la crisis econmica que asola a los pases del norte arroja incertidumbres sobre el futuro de la ayuda al desarrollo como la conocemos. A la fatiga del donante de los aos noventa, se sucedi en el siglo xxi la
sustitucin del enfoque del desarrollo y la renuncia por alcanzarlo, por el enfoque de lucha contra la pobreza, materializndose en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los impactos y resultados limitados de la cooperacin
hicieron surgir la preocupacin por su eficacia, dando paso a una agenda
ms centrada en la gestin de la ayuda que en la discusin sobre los modelos de desarrollo y en el papel de los agentes en su promocin.
Lo dicho resulta evidente en los esfuerzos actuales de reformulacin de
los planes nacionales y regionales de Cooperacin Internacional para el Desarrollo (CID), as como en el impasse que estn viviendo las principales instancias internacionales dedicadas a establecer las agendas del sistema de la
cooperacin, tales como la agenda pos-2015 y los Foros de Alto Nivel (Roma, Pars, Accra y Busan) que se ocupan de la eficacia de la ayuda (Martnez-Oss, 2013).
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En todas ellas se evidencia una tendencia a la expansin sin precedentes de la agenda y misin de la cooperacin al desarrollo, profundizando la
magnitud del desacuerdo y la incapacidad de formular cauces de accin novedosos y verdaderos marcos de polticas consensuados (Benzi, 2013: 11;
Sanahuja, 2012). Estos sntomas se pueden atribuir a procesos de cambio
estructural del sistema internacional y a reconfiguraciones sustanciales provocadas por la emergencia de nuevos actores, paralelamente al ensimismamiento de los poderes hegemnicos, en un contexto financiero y cultural
ms reflexivo concretado en una verdadera crisis sistmica que afecta a la
cooperacin en su totalidad.
Esto es: por el cuestionamiento de parte de diversos actores, por su menor significacin en trminos de impacto y por las dudas fundamentadas
sobre su eficacia para el desarrollo (Unceta, 2013: 16). Todo ello con el
trasfondo poltico y cultural que legitima intentos de regeneracin emancipadora por diversas potencias medias y emergentes, rechazando las injerencias externas asociadas a la cooperacin y edificando nuevas instancias de
coordinacin de polticas basadas en matrices regionales y en el ideal multipolar (Sanahuja, 2012).
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en profundidad si se trata de un mero instrumento o si constituye un elemento constitutivo, estructurador, y una poltica autnoma que complementa y ayuda a definir la poltica exterior.
La CSS en Amrica Latina persigue idealmente la autoafirmacin, la autosuficiencia y la autoestima; el fortalecimiento de la presencia soberana en
el mundo; la recuperacin del papel del Estado y de sus competencias reguladoras; la mejora de sus capacidades para brindar bienes pblicos y proveer polticas inclusivas enfocadas al desarrollo social, cientfico y tecnolgico; plantea, adems, alternativas que cuestionan algunas prcticas de
desarrollo vigentes y los consensos impuestos por la OCDE, los organismos financieros multilaterales, los donantes, ONG, etc.
La CSS se presenta hoy en la regin como una realidad heterognea y
caleidoscpica. Si bien hay mnimos denominadores comunes en torno a
sus principios bsicos y su filosofa, as como una voluntad poltica firmemente asentada en ofrecerla y recibirla, no todos los pases la despliegan de
la misma forma ni con la misma amplitud, intensidad, escala y grado de diversificacin. La diversidad de mbitos sectoriales de especializacin en la
CSS muestra el diferente grado de desarrollo en la realidad latinoamericana
y las capacidades dispares para estructurarla y hacerla efectiva.
La principal apuesta de los pases latinoamericanos se centra en el fortalecimiento de polticas de desarrollo social y econmico. En tal sentido,
en el sector del desarrollo social, se da prioridad a la educacin y la sanidad,
con un especial nfasis en los sectores de la poblacin con necesidades especiales, por ejemplo, personas con discapacidad, poblaciones indgenas,
mujeres, nios y adolescentes. Al mismo tiempo se hace hincapi en el intercambio de experiencias en materia de polticas pblicas y fortalecimiento
institucional, formacin de profesionales e incorporacin de nuevas tecnologas para mejorar la gestin pblica. En el sector econmico se observa un
creciente inters por fortalecer los sectores productivos nacionales y regionales ms que en la propia creacin de infraestructuras y servicios.
Estas prcticas de CSS se insertan en un contexto altamente cambiante
y asumieron el reto de proponerse como alternativas emancipadoras,
orientadas a la apropiacin soberana, cuando no a la reformulacin del
desarrollo. Aunque estas prcticas no son nuevas, fue solo a partir de
2008 cuando empezaron a ser objeto de inters por parte de sectores
acadmicos y de diversos actores internacionales.1 Hasta el momento la
1 Aunque exista una tradicin de cooperacin entre pases en desarrollo, al menos desde la
Conferencia de Bandung (1955) y desde el Plan de Accin de Buenos Aires sobre Cooperacin Tcnica entre Pases en Desarrollo (1978), fue necesario entrar en una fase de cambio
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alternativa viable a las concepciones tradicionales del desarrollo, es reconocida ahora como una modalidad complementaria de la AOD, pero no como
sustitutiva y, a menudo, subordinada a las lgicas de poltica exterior y ambiciones geopolticas de algunos pases Brics.
Por otro lado, considrese que la atencin privilegiada por las prcticas
de los pases emergentes, debido a la mayor magnitud de su cooperacin,
produjo un sesgo de seleccin para los analistas que dejaron de lado otras
aportaciones, como las provenientes de pases con capacidades ms limitadas. Por ello una mirada ms atenta que busque la generacin de otras
concepciones y prcticas, con el propsito de imaginar algo ms all de la
modernidad (Arellano, 2013; Escobar, 2005: 30), tal vez se dirija a la observacin de otros planteamientos como los del caso del Ecuador.
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La definicin del concepto es una tarea ardua ya que no existe una interpretacin consensuada, sino ms bien un conjunto de discursos que reflejan
la pluralidad insertada en la cosmologa que expresa. Segn la literatura analizada, el Buen Vivir comparte elementos de otras visiones del mundo procedentes de la tradicin heterodoxa occidental que han cuestionado distintos
presupuestos de la modernidad dominante (Cortez, 2010: 80). La dificultad
de encontrar una traduccin fiel al castellano contribuye a la pluralidad de sus
contenidos, puesto que se encuentran interpretaciones que prefieren los conceptos de Buen Vivir, Vivir Bien, Vida en plenitud, Buen Convivir, o
crear la vida, segn la orientacin y sensibilidad del autor.
Lo que se puede considerar como predominante es la definicin del
Buen Vivir como una construccin ontolgica de origen indgena, en cuya institucionalizacin participaron elementos de los sectores intelectuales
mestizos y urbanos, y que se caracteriza por su contraposicin al paradigma
moderno del desarrollo. As, el Buen Vivir implicara la satisfaccin de las
necesidades, la consecucin de una calidad de vida y muerte dignas, el amar
y ser amado, y el florecimiento saludable de todos, en paz y armona con la
naturaleza para la prolongacin indefinida de las culturas humanas y la biodiversidad (Ramrez, 2012: 17).
Frente a los principios de racionalidad y progreso, y ante una epistemologa caracterizada por la separacin entre los mundos humano y natural,
racional y pasional, se reivindican los principios de complementariedad, reciprocidad e inclusin, en una visin cosmocntrica que busca la reconceptualizacin de la calidad de vida ms all de lo material.
Se pueden identificar siete caractersticas fundamentales que ubican el
papel del Buen Vivir con relacin a las teoras ortodoxas del desarrollo, a saber: 1) su oposicin al desarrollo como proceso lineal; 2) una relacin integral con la naturaleza; 3) la bsqueda de la descolonizacin de los saberes;
4) una tica cosmocntrica; 5) la plenitud de los medios de vida como fin;
6) la oposicin a la racionalidad y a la instrumentalizacin del desarrollo, y
7) el principio de reciprocidad en las relaciones humanas (Villalba, 2011).
Aplicando estas consideraciones a las relaciones interestatales, el Buen Vivir apuesta por la bsqueda de relaciones complementarias y no competitivas y por la no subordinacin (Huanacuni, 2010).
El concepto se plasm en las normas fundamentales del sistema institucional y poltico ecuatoriano; en particular, en los ttulos vi y vii de la
Constitucin (Rgimen de Desarrollo y Rgimen del Buen Vivir) y en los
denominados Derechos del Buen Vivir (ttulo ii del captulo ii), con implicaciones para la poltica de desarrollo. Adems, la Constitucin establece
como instrumento principal de poltica pblica la aprobacin de un Plan
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Nacional de Desarrollo (art. 280). El Plan Nacional del Buen Vivir (PNBV)
es el instrumento rector principal del programa de gobierno y afirma fundamentarse en los principios del sumak kawsay (Senplades, 2009: captulo 3).
El Buen Vivir tambin informa los planes de desarrollo elaborados en las
dos legislaturas del movimiento Alianza Pas, es decir, los PNBV de los aos
2009-2013 y 2013-2017, en sus objetivos de reforma estructural y en la bsqueda de nuevas dimensiones de planificacin y de una nueva mtrica del
Buen Vivir, as como en la poltica exterior y la insercin soberana internacional (Senplades, 2013: 28). A este respecto, en los PNBV se apuesta por
complementariedades entre los pueblos, buscando favorecer la economa
endgena para el Buen Vivir de las y los ecuatorianos y se persigue la alineacin de la cooperacin internacional con los objetivos nacionales del Buen
Vivir (Senplades, 2009: 354).
El Plan Nacional del Buen Vivir (2013-2017) establece la visin poltica
de largo plazo que orienta la cooperacin que las instituciones ecuatorianas
ofrecen a otros pases de su entorno regional: Ecuador ve en la cooperacin
una oportunidad para multiplicar los nexos Sur-Sur y cimentar la diversificacin de sus relaciones exteriores. La cooperacin es un mecanismo complementario de las polticas nacionales previamente establecidas en forma soberana, no una condicin de ellas (Senplades, 2013: 345).
Los principios del sumak kawsay se introdujeron en el manejo de la cooperacin recibida, como se establece en las guas de accin poltica del
PNBV, entre los cuales se estipula el alineamiento de la cooperacin internacional con los objetivos nacionales del Buen Vivir; pero tambin en el discurso de las autoridades de la Seteci que conciben la cooperacin como forma de vida, herramienta de construccin conjunta del Buen Vivir y minga
para salir juntos adelante (Rosero, 2013: 13). Esta visin valoriza la idiosincrasia del saber ecuatoriano y recupera prcticas e instituciones sociales basadas en la reciprocidad, la solidaridad y la redistribucin de la cultura kichwa.
Sin embargo, la constitucionalizacin de este paradigma y su utilizacin
como sustento de los programas del Gobierno no han estado exentos de crticas. La mayora de ellas, cristalizadas en el debate acadmico, pueden ser
resumidas en cuatro ejes.
En primer lugar, se problematizan las posibilidades de secuestro y domesticacin del sumak kawsay por la reconceptualizacin posmoderna del socialismo del siglo xxi. Los promotores de esta crtica abogan por diferenciar
entre el sumak kawsay, entendido como paradigma autctono milenario, y
el Buen Vivir, que consistira en su hibridacin politizada por parte del poder gubernamental (Oviedo, 2014).
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paz, profundizar la insercin estratgica en el mundo y la integracin latinoamericana, dedica especial atencin a la importancia que ha cobrado
la CSS en un contexto de acelerada globalizacin, de desplazamiento de la
ayuda tradicional hacia otras regiones del mundo y de creciente disposicin
de muchos pases en desarrollo para asumir un rol destacado como actores
en la cooperacin internacional.
Con estos antecedentes se afirma que:
La Cooperacin Sur-Sur va ms all de encontrar nuevos actores en el envo de recursos para el desarrollo e involucra una nueva forma de pensar
la cooperacin, entre pares y en realidades concretas () La Cooperacin
Sur-Sur muestra que estas acciones han logrado posicionarse de manera
importante en la cooperacin internacional, estableciendo una fuente de
desarrollo en la regin y una diversidad de acciones destinadas a incidir en
los mbitos internos sociales, econmicos, culturales, de medio ambiente e
institucionales de cada pas (Senplades, 2013: 343).
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la oferta de cooperacin nacional siempre y cuando vaya acompaada de recursos financieros y personal directivo y tcnico para que las instituciones pblicas tengan capacidad de compartir sus experiencias.
Pero la cooperacin de Ecuador no se reduce apenas a las declaraciones
de intenciones o a las formulaciones retricas. El pas viene incrementando
el nmero de proyectos de CSS en los que participa, sea en calidad de receptor o de oferente. En cuanto a la primera categora, los datos de los Informes de la Segib nos muestran que, en 2011, las instituciones y administraciones pblicas ecuatorianas participaron como receptoras en 37 proyectos
y 12 de acciones de menor escala de pases latinoamericanos, siendo Brasil,
Argentina y Mxico los principales oferentes.
Algunos ejemplos de estos proyectos fueron el apoyo a la creacin de un
sistema de informacin nacional de recursos hdricos forestales (con Brasil);
proyectos de asistencia tcnica, capacitacin y gestin hidroinformtica en
sistemas integrados de gestin en empresas de agua potable y saneamiento (con Mxico); o la cooperacin minera y metalrgica y el fortalecimiento
del sistema ecuatoriano de trasplantes (con Argentina). En el conjunto iberoamericano, Ecuador fue responsable en calidad de receptor, del 6,3 % del
total de los proyectos realizados en el ao 2011 (Xalma, 2013).
Tabla 1
Ecuador como receptor de la Cooperacin Sur-Sur en el ao 2011
Pas oferente
Nmero de proyectos
Nmero de acciones
Argentina
Brasil
10
Chile
Colombia
Cuba
El Salvador
Mxico
Per
Paraguay
Total
37
12
94
Tabla 2
Ecuador como oferente de la Cooperacin Sur-Sur en el ao 2011
Pas receptor
Nmero de proyectos
Nmero de acciones
El Salvador
Paraguay
Per
Repblica Dominicana
Venezuela
Total
10
10
95
Tabla 3
Ecuador como receptor de la Cooperacin Sur-Sur en el ao 2012
Pas oferente
Argentina
Nmero de proyectos
Nmero de acciones
12
Brasil
Chile
13
Colombia
Costa Rica
Cuba
El Salvador
Mxico
14
Per
Paraguay
Venezuela
Total
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Sin embargo, en la dimensin de oferente de CSS queda todava un largo camino por recorrer para las instituciones ecuatorianas. Los datos del Informe de la CSS de la Secretaria General Iberoamericana indican que el pas
tiene una baja capacidad de ofrecer cooperacin con apenas 14 proyectos
realizados con El Salvador (4), Per y Venezuela (3 respectivamente), Paraguay (2) y Repblica Dominicana y Uruguay (1 cada uno).
Tabla 4
Ecuador como oferente de la Cooperacin Sur-Sur en el ao 2012
Nmero de proyectos
Nmero de acciones
Argentina
Pas oferente
Brasil
Chile
Colombia
Cuba
El Salvador
Guatemala
Mxico
96
Per
Paraguay
Repblica Dominicana
Venezuela
Uruguay
Total
14
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desempeo econmico y poltico de las comunidades en desarrollo, as como para sus marcos de relacin internacional (Benzi, 2013; Unceta, 2013).
Como se destac, el Buen Vivir est presente en los documentos de planificacin y en los discursos oficiales. La propia experiencia de la Seteci lo
confirma en su interpretacin de la cooperacin internacional como una
herramienta de construccin conjunta del Buen Vivir o una forma de vida, una minga constante que invita a la generosidad (Rosero, 2013: 13),
o aun en su cdigo de tica, cuando se afirma en su filosofa institucional
la integracin del valor de la cooperacin, como un intercambio en equidad y justicia en todas nuestras relaciones. Pero, de manera destacada, en
su Manual de induccin y procedimientos internos, donde se define su misin como entidad rectora de la poltica pblica de cooperacin, innovadora, transformadora, creativa, generadora de polticas y modelos de gestin, referente de buenas prcticas a nivel nacional, regional e internacional
y coherente con la filosofa del buen vivir.
Sin embargo, la crtica existente sobre la ausencia de aplicacin prctica
y las contradicciones entre la poltica gubernamental y su retrica del Buen
Vivir, tambin estn presentes el mbito de la cooperacin internacional.
En efecto, en el catlogo de asistencia tcnica del Ecuador (Seteci, 2013),
resultado destacable de un esfuerzo de identificacin y clasificacin de las
capacidades de las instituciones estatales, no se registran actividades que
se puedan adscribir directamente al modelo del Buen Vivir, sino ms bien
programas de fortalecimiento institucional y de capacitacin tcnica, afines a
los criterios occidentales de eficacia. La mayora de las actividades propuestas
consiste en el intercambio de informaciones, tcnicas y conocimientos con los
potenciales socios en desarrollo del Ecuador, pero pocos de ellos destacan la
matriz cultural propia de lo que se entiende por Buen Vivir.
No obstante, y a la luz de lo dicho anteriormente, pedir la aplicacin
prctica inmediata a la cooperacin del Ecuador sera una crtica parcial y
superficial, que desconoce el objetivo de fortalecer el Buen Vivir como cambio cultural profundo y de largo alcance que debera permear todos los niveles de la sociedad y a las instituciones del Ecuador y, como consecuencia
lgica, en sus prcticas de cooperacin internacional con otros pases (lvarez, 2014).
En tal proceso hay que contemplar la existencia de relaciones de poder y
de disputas entre distintas fuerzas sociales e instituciones pblicas sobre su
formulacin y evolucin, impidiendo que el Buen Vivir gue todas las acciones de los distintos agentes que vehiculan su cooperacin internacional (Gudynas, 2014: 42). Se trata de un cambio de paradigma que podr aportar
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8. Lista de siglas
AOD Ayuda Oficial al Desarrollo
Brics Brasil, Rusia, India, China, Sudfrica
CNS Cooperacin Norte-Sur
CID Cooperacin Internacional para el Desarrollo
CINR Cooperacin Internacional No Reembolsable
CSS Cooperacin Sur-Sur
GAD Gobiernos autnomos descentralizados
MREMH Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana
OCDE Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico
ONG Organizacin no gubernamental
PNBV Plan Nacional del Buen Vivir
Senplades Secretara Nacional de Planificacin para el Desarrollo
Seteci Secretara Tcnica de Cooperacin Internacional
SICD Sistema Internacional de Cooperacin para el Desarrollo
Resumen
La influencia de los medios de comunicacin en el ciudadano y en la vida poltica ha sido uno de los temas que mayor inters ha causado desde el nacimiento de los medios de comunicacin de masas. Con ello surgieron lneas
de investigacin que se mantienen en la actualidad y que intentan explicar la
relacin existente entre los medios de comunicacin, el ciudadano y los poderes, con distinto xito en funcin de los pases pero que, en general, han
puesto de manifiesto la debilidad del ciudadano frente a los medios y los actores polticos. En este artculo se realiza un anlisis del nuevo marco legislativo en comunicacin de Ecuador, en el que se sita al ciudadano en primer
plano a fin de que este recupere un rol activo. En este sentido, se exponen algunas herramientas con las que cuenta la sociedad ecuatoriana para contribuir al proceso de democratizacin de la comunicacin en el pas y en la regin, sin entrar en el anlisis de su aplicacin prctica.
1. Introduccin
En el marco de las Ciencias Sociales, el estudio de los medios de comunicacin
ha sido uno de los temas que ha despertado mayor inters, en especial en lo
relativo a su relacin con el poder y en torno a los efectos que su consumo
tiene sobre los ciudadanos. Tradicionalmente, las investigaciones que han
abordado esta temtica han tenido origen en Estados Unidos y, en las ltimas
dcadas, en Europa. Sin embargo, esta trayectoria cientfica est apenas
llegando a otras zonas del planeta, como es el caso de la regin andina. En
el caso de Ecuador, la literatura acadmica sobre el estudio de los medios de
comunicacin es an escasa, por cuanto la tradicin investigativa tiene poco
107
108
del tiempo, a tal punto que hoy en da aceptamos la premisa segn la cual no
puede haber poltica sin comunicacin, pero no toda comunicacin es poltica. Sin embargo, y a pesar de la cercana entre las dos disciplinas, solo podemos hablar de Comunicacin Poltica a partir del surgimiento de los medios
de comunicacin de masas, en especial tras la llegada y expansin de la televisin, hace apenas un siglo.
A partir de ese momento, el inters por estudiar los medios de comunicacin comienza una senda creciente que se mantiene an en la actualidad.
Los estudios de comunicacin se centran en torno a distintas reas: los contenidos de los medios, su consumo y los efectos producidos por la exposicin de los ciudadanos a los medios de comunicacin.
La inversin en investigacin en comunicacin ha estado mayoritariamente dominada por Estados Unidos por distintos motivos. Por un lado,
una parte importante del siglo xx transcurri con Europa sumida en una
profunda crisis, motivada por las dos guerras mundiales, en tanto que los
pases de Amrica Latina luchaban por alcanzar o consolidar la democracia.
Por su parte, Estados Unidos contaba con una economa floreciente, lo que
le permita dedicar importantes partidas financieras a la investigacin, que
se orientaba al estudio de tres lneas: la eleccin de los contenidos mediticos, la utilizacin de contenidos por parte del ciudadano y los efectos del
consumo de los medios sobre el conocimiento, las actitudes y el comportamiento poltico de los ciudadanos.
Los estudios ms relevantes de esta poca originaron la aparicin de las
principales teoras en el campo de la comunicacin, tal y como resume la tabla posterior. Despus de una primera etapa en la que predominaba la idea
conductista de una influencia directa de los medios a los ciudadanos (coincidente con la poca dorada de la publicidad y la propaganda), la creacin
en Estados Unidos de la Escuela de Chicago, con su carcter pragmtico y
el inters por el conocimiento cientfico, es fundamental para el nacimiento
de la denominada Communication Research.
110
Tabla 1
Principales etapas en el estudio de la comunicacin
1. etapa
2. etapa
3. etapa
Perodo
1920-1940
1940-1960
1960-...
Marco terico
socioeconmico
Posguerra
europea.
Propaganda
de rgimenes
totalitarios.
Conductismo.
Funcionalismo.
Tcnicas de
investigacin
(encuestas,
escalas).
Public Opinion
Quarterly.
Interdisciplinariedad.
Aumento inters
cientfico y
publicaciones.
Cambios en sistema
poltico y meditico.
Ideas
fundamentales
Poder
incuestionable
de los medios.
Efectos directos e
inmediatos.
R
E
Efectos limitados.
Los medios
refuerzan.
Poder moderado.
Audencia activa.
Efectos cognitivos.
Redescubrimeinto
del grupo
primario.
Aguja
Teoras principales hipodrmica.
Bala.
Refuerzo.
Exposicin
selectiva.
Modelos de difusin.
Knowledge gap. Usos
y gratificaciones.
Espiral del
silencio. Agenda
setting. Framing.
Tematizacin.
Autores
Katz. Lazarsfeld.
Berelson. Gaudet.
Katz. NolleNeumann.
Tichenor, Donohue.
McCombs.
Laswell
Poltica que bebe adems de otras asignaturas cientficas (Historia, Sociologa, Economa, Psicologa o Lingstica).
Son muchos los autores que han abordado el recorrido histrico de la
materia, pero fueron Dan Nimmo y Keith Sanders quienes, en su ya clsico Handbook of Political Communication, realizan un completo estado del arte de las investigaciones de las dcadas previas. El primer intento por definir
la Comunicacin Poltica propona que esta se produce all donde la comunicacin influye en la poltica; sin embargo, pronto esta propuesta se revel insuficiente. Algunas definiciones surgidas con posterioridad se refieren
a la Comunicacin Poltica como el intercambio de signos entre personas
fsicas o sociales con el que se articula la toma de decisiones polticas y su
influencia en la comunidad (Canel, 1999: 23ss); en esta definicin, Canel
aborda algunos de los elementos principales de toda comunicacin y su influencia con la vida pblica, pero quedan fuera de ella otros elementos no
menos importantes, as como la posibilidad de que la influencia se produzca en sentido contrario y la complejidad de las relaciones que se establecen
entre los sujetos de la comunicacin y los actores polticos. Mazzoleni aborda este ltimo punto e incorpora al ciudadano entendido como elector y
propone una definicin de Comunicacin Poltica como el intercambio de
contenidos que se produce entre el sistema meditico, poltico y el ciudadano-elector (Mazzoleni, 2010: 36).
En general, los autores que se han lanzado a la tarea de proponer una
conceptualizacin de Comunicacin Poltica reconocen que el fenmeno es
ms complejo que la definicin que proponen y es habitual que en estas acabe primando una de las dos reas, la comunicacin o la poltica, en funcin
de la formacin o rea de investigacin del propio autor que la realiza. Podemos conceptualizar la Comunicacin Poltica como el campo de interaccin entre el sistema poltico, el meditico y el ciudadano, puestos en relacin a travs de un complejo proceso de interaccin lo que conlleva unos
momentos de negociacin, otros de conflicto y otros de acercamiento en
continuo cambio y en el que no desempean papeles equiparables (Chavero, 2012: 15).
La comunicacin poltica mucho ms amplia y compleja que la informacin poltica, campos que no deben confundirse incluye las relaciones
que se establecen entre los actores que participan de ella: sistema meditico, sistema poltico y ciudadana. En este proceso comunicativo y de toma
de decisiones polticas, el ciudadano queda cada vez ms relegado, en tanto que medios y polticos parecen empujarlo al papel de mero espectador, lo
que se convierte en el origen de una creciente desafeccin ciudadana hacia
la poltica, segn han expuesto algunos autores (Valls, 2010).
112
114
Grfico 1
Relacin entre las distintas agendas de la esfera pblica
Agenda
poltica
Agenda
pblica
Agenda
meditica
VOTO
Agenda
personal
Tal y como muestra el grfico, el peso de la agenda de los medios de comunicacin es muy fuerte sobre la agenda pblica (conjunto de temas que
afectan al pas por los que el ciudadano siente ms preocupacin); al mismo tiempo, esta ejerce influencia sobre la agenda personal (conjunto de temas que al ciudadano, como tal, le preocupan) y, por otra parte, la agenda
meditica y la poltica (conjunto de temas prioritarios para los actores polticos) se influyen de manera mutua. Con este entramado de influencias (cada una de las agendas est formada a partir de la confluencia de factores de
diversa ndole e importancia), los ciudadanos van generndose una opinin
y posicionamiento sobre su entorno y los temas de inters, crean mapas
de la realidad (McCombs, 2004) que le sirven de orientacin a la hora de
tomar decisiones, entre ellas el voto.
Este poder de influencia de los medios de comunicacin no impide,
sin embargo, que el ciudadano siga manteniendo cierto margen de autonoma. En primer lugar, tiene la capacidad de decidir si exponerse o no (y
en qu medida) a los medios de comunicacin y de hacer suya o no la propuesta meditica, en funcin de la similitud y coherencia con su propia experiencia (Gonzlez, 2008). Es decir, la audiencia tiene autonoma para decidir qu issues toma de la agenda que le proponen los medios y cules no;
sin embargo, esta autonoma ciudadana es solo relativa, pues su capacidad
de decidir va en funcin de lo que los medios previamente han seleccionado
116
caso de Ecuador, la siguiente tabla indica los niveles de confianza ciudadana en los medios de comunicacin.
Tabla 2
Confianza de los ciudadanos ecuatorianos en los medios de comunicacin
(datos expresados en porcentaje, 2011)
Prensa (%)
Mucha
Televisin (%)
Radio (%)
6,8
8,5
6,7
Algo
38,2
41,4
38,8
Poca
38,2
35,3
38,5
Ninguna
16,2
14,3
15,5
0,6
0,4
0,6
No sabe/No contesta
Tal y como podemos comprobar, ms de la mitad de la poblacin ecuatoriana tiene poca o ninguna confianza en los medios de comunicacin convencionales. Esta desconfianza lleva a la sociedad a buscar otras vas de
informacin y comunicacin, bsqueda facilitada en la actualidad por el
desarrollo tecnolgico y aparicin de nuevas herramientas, como las llamadas Nuevas Tecnologas de la Informacin y Comunicacin y las distintas redes sociales. As lo han demostrado estudios realizados en los ltimos aos
para el caso espaol2 con los atentados del 11M, el movimiento 15M3 y las
huelgas generales. A tenor de los resultados arrojados por estos estudios,
los actores sociales y polticos que menor visibilidad tienen en los medios de
comunicacin convencionales son los que ms uso realizan de las redes sociales (especialmente Twitter) y los ciudadanos buscan en Internet y en las
redes sociales la informacin que no encuentran en los medios convencionales (Sampedro, 2011; Chavero, 2013).
En el caso de Ecuador, algunos estudios han demostrado una tendencia similar. Durante el intento de golpe de Estado producido el 30 de septiembre de 2010 (30S), ante el escaso uso que los medios de comunicacin
2 A lo largo del artculo se incluyen algunos casos de estudio del contexto espaol; con ello
se pretende aportar datos empricos de un sistema meditico (pluralismo polarizado, como
veremos en el siguiente apartado) similar al ecuatoriano y que ayudan a entender el comportamiento de este tipo de sistemas mediticos.
3 Movimiento social que nace en las principales ciudades de Espaa el 15 de mayo de 2011,
en precampaa electoral, que rechaza a la clase poltica dirigente y el establishment social y
meditico.
hicieron de las redes y la no cobertura de los sucesos por parte de los medios de comunicacin privados, fueron los propios ciudadanos los que hicieron uso de estas herramientas y las redes sociales, en especial twitter,
surgi como un canal de informacin de primera mano, con personas retransmitiendo desde el lugar de los hechos (Coronel, 2011), hasta el punto de convertirse en el nico medio de difusin en lnea en el cual se podra
encontrar otro tipo de informacin (Ibd.), una vez declarado el estado de
Excepcin a travs de la propia herramienta Twitter. Para entender la importancia de estos datos es conveniente tener en cuenta el incremento del
uso de Internet y las herramientas tecnolgicas en Ecuador. Siguiendo los
datos del Instituto Nacional de Estadstica y Censos (2013), el 28,3% de los
hogares tiene acceso a Internet, mientras que su uso asciende al 40,4%; de
todos ellos, el 6,8% de la poblacin ecuatoriana dice utilizar las redes sociales, cifra que viene experimentando una tendencia al alza en los ltimos aos.
En todo caso, conviene asimismo advertir que el uso que se hace de las
redes sociales es, por lo general, ms de entretenimiento que informativo.
De hecho, existe todo un debate sobre si estas herramientas constituyen o
no un medio de comunicacin en s; no en vano, Twitter es denominado microblogging. De lo que no cabe duda es de que su llegada ha venido a modificar las pautas de la comunicacin convencional, debido a sus caractersticas propias (inmediatez, retroalimentacin, acceso, etc.) y que enriquecen
los argumentos de la visin optimista, segn la cual las nuevas herramientas tecnolgicas contribuyen a la democratizacin de la comunicacin, por
cuanto suponen una mayor participacin e implicacin de los ciudadanos
(Castells, 2009).
5.2. Los medios de comunicacin comunitarios
Una de las crticas tradicionales a los medios de comunicacin es el excesivo peso de los intereses econmicos y/o polticos, fruto de la composicin
de los sistemas mediticos de cada pas, provocado a su vez por la confluencia de distintos factores econmicos, polticos, sociales y comunicacionales (Hallin y Mancini, 2004). Atendiendo a la propuesta de tipos ideales que
realizan estos autores, Ecuador comparte caractersticas con el sistema que
ellos mismos denominan pluralismo polarizado, con particularidades definitorias como:
a. Desarrollo tardo de la industria de la prensa.
b. Intervencin del Estado, que puede darse de forma directa (propietario) o indirecta (reparto de frecuencias).
c. Dbil autonoma y profesionalizacin de los periodistas.
118
equipos, exenciones de impuestos para la importacin de equipos y acceso a la capacitacin para la gestin comunicativa, administrativa y tcnica
(art. 86 LOC).
La citada reestructuracin habr de cumplirse de manera progresiva, a
travs de la asignacin de las frecuencias disponibles y la reversin de frecuencias ilegales o que incumplan la normativa (art. 106 LOC). En la actualidad, los medios comunitarios estn aglutinados en el espectro radioelctrico y su alcance es fundamentalmente local; en este sentido, destaca el
papel de la Coordinadora de Radio Popular Educativa del Ecuador (Corape), nacida en 1990 y conformada por 45 radios a lo largo de 21 provincias del Ecuador.
El proyecto Creacin de Redes de Medios Comunitarios, Pblicos y
Privados Locales espera alcanzar las 54 emisoras de radio comunitaria en
2015, con especial apoyo a nacionalidades afroecuatorianas, montubias y
organizaciones sociales.5
Al igual que sucedi con la propia Ley Orgnica de Comunicacin, la
creacin de medios comunitarios ha generado susceptibilidades en algunos
grupos de atencin prioritaria y colectivos en situacin de especial vulnerabilidad, as como en los propios periodistas, pero no cabe duda de que es
una herramienta ms a su alcance en aras de la democratizacin de la comunicacin, lo que no reduce el reto en la manera de llevarlo a la prctica
de la forma ms justa para toda la sociedad.
5.3. Veeduras y observatorios ciudadanos
Una de las peculiaridades de Amrica Latina y, tambin, de Ecuador en la
institucionalizacin de su organizacin social viene dada por la composicin
de las veeduras y los observatorios ciudadanos, rganos de vigilancia y control social de la gestin pblica.
Las veeduras ciudadanas, tal y como las define el artculo 5 de su reglamento, son
mecanismos de seguimiento, vigilancia, fiscalizacin y control social de la
gestin pblica, de las personas naturales o jurdicas de derecho privado
que manejen fondos pblicos, presten servicios pblicos o desarrollen actividades de inters pblico, con el objetivo de conocer, informarse, monitorear, opinar, presentar observaciones, previo, durante o posterior a su ejecucin, as como exigir rendicin de cuentas y contribuir al mejoramiento
de la administracin de lo pblico.
5 Recuperado de http://www.andes.info.ec/es/noticias/ecuador-tendra-54-radios-comunitarias-hasta-2015.html.
120
La conformacin de una veedura ciudadana les permite realizar seguimiento en distintos mbitos de la gestin pblica: programas de salud,
educacin, vivienda, bienestar social y medioambiente; servicios pblicos,
ejecucin de obras, contratos, licitaciones; toma de decisiones administrativas; formulacin y ejecucin de presupuestos y actuacin de servidores pblicos (Comisin de Control Cvico de la Corrupcin, 2003).
En materia de comunicacin, esta normativa permite a los ciudadanos
del Ecuador participar en los procesos comunicativos que se realicen desde
las instancias pblicas, de tal manera que se convierten en una suerte de vigilantes en la aplicacin de la poltica pblica comunicativa, como sucedi
con la creacin de una veedura para el seguimiento de la designacin del superintendente de la Informacin y la Comunicacin en la que participaron
114 veedores vigilantes del proceso.
5.4. Comits de usuarios y observatorios ciudadanos
Adems de las veeduras, la ciudadana tiene otras formas de organizarse
para participar de manera permanente de los procesos pblicos, como son
los comits de usuarios y los observatorios ciudadanos, espacios encargados del seguimiento y control del cumplimiento de las polticas pblicas.
Los objetivos de los observatorios ciudadanos pasan por la promocin
de la participacin social y el dilogo ciudadano; la vigilancia del cumplimiento de las leyes; la formulacin, el fortalecimiento o la reorientacin de
las polticas pblicas; la prevencin de la corrupcin o el fortalecimiento de
las redes ciudadanas.6 Los integrantes de los observatorios han de generar y
compartir la informacin fruto de su actividad de observacin, as como formular propuestas y recomendaciones.
En el campo comunicativo, est en proceso la creacin del Observatorio Ciudadano de Informacin y Comunicacin, que estara potencialmente vinculado a otras entidades acadmicas y sociales especialistas en materia comunicativa.
El artculo 38 de la LOC garantiza la participacin ciudadana en el sistema comunicativo reconociendo su derecho a organizarse libremente en audiencias pblicas, veeduras, asambleas, cabildos populares, consejos consultivos, observatorios u otras formas organizativas, a fin de incidir en la gestin
de los medios de comunicacin y vigilar el pleno cumplimiento de los derechos a la comunicacin por parte de cualquier medio de comunicacin.
6 Recuperado de http://www.cpccs.gob.ec/index.php?mod=Observatorios.
122
6. A modo de conclusin
A lo largo de estas pginas hemos realizado un somero recorrido sobre la
historia de la Comunicacin Poltica, explicando con ello el papel de cada
uno de los actores que forman parte de ella y haciendo especial hincapi en
el que desempea el ciudadano y la sociedad civil. Desde esta perspectiva
ciudadana, hemos comprobado cmo los grandes medios de comunicacin
convencionales han ido dejando relegado a un segundo plano al ciudadanoaudiencia, lo que ha contribuido a un posicionamiento privilegiado de los
medios de comunicacin y, en consecuencia, a un debilitamiento de la audiencia, si bien esta sigue conservando cierto margen de autonoma.
El desplazamiento del ciudadano ha conllevado un alejamiento de ste
con respecto a los medios de comunicacin y una bsqueda de nuevas herramientas con las que participar del proceso de comunicacin, como puedan
ser las redes sociales. En pases como Ecuador, esta bsqueda de nuevas herramientas viene acompaada de otros mecanismos legales, institucionales y
acadmicos que facilitan la recuperacin de la voz social en la esfera pblica. Con ello se puede observar el inters del Estado en la proteccin ciudadana, pero esto ha de venir necesariamente acompaado de un incremento de
la concienciacin social y empoderamiento ciudadano, pues solo con la participacin activa de todos los actores implicados en la comunicacin poltica
conseguiremos hablar de una verdadera democratizacin de la comunicacin.
En estas pginas hemos analizado, para el caso de Ecuador, algunas herramientas legislativas impulsadas por la administracin pblica para fomentar la participacin ciudadana en el proceso comunicativo y, ms aun, convertirse en una suerte de vigilantes de la poltica pblica. El anlisis de las
herramientas que el Estado pone a disposicin del ciudadano permite conocer la importancia y el papel que desempea cada uno de los actores que
intervienen en el proceso de Comunicacin Poltica. Este anlisis del marco
normativo ecuatoriano, si bien es necesario, no es suficiente para entender la
complejidad de la realidad del Ecuador y, ms aun, la manera en que los distintos actores estn respondiendo a los nuevos cambios legislativos; en trabajos posteriores profundizaremos en la forma en que grupos de atencin prioritaria, profesionales de la comunicacin y actores polticos se desenvuelven en
el tablero legal y los cambios que en l se estn impulsando.
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126
Resumen
La realidad meditica en la actualidad est llevando a los periodistas y a los
investigadores a una redefinicin constante y dinmica del concepto de profesionalismo a nivel particular y del periodismo a nivel global. Las culturas
periodsticas que difieren del estndar occidental culturas periodsticas intermedias comienzan a ser estudiadas bajo un paradigma local, basado en
la contextualizacin del campo social meditico de la regin o el pas analizado. Este nuevo arquetipo investigativo ha propiciado que se estudie a los
periodistas dentro de su contexto nivel individual, nivel de institucin y nivel de sistemas. Este anlisis terico muestra cmo la cultura periodstica
de Amrica Latina, an hoy, sigue impregnada de connotaciones colonialistas e imperialistas que constituyen y definen sus sistemas mediticos y sus
valores comunicacionales. Sin embargo, tambin puede observase cmo en
la actualidad se est produciendo un cambio cualitativo y cuantitativo respecto a la poltica comunicativa que se lleva a cabo en esta regin. Por lo
que puede afirmarse que la denominada cultura periodstica intermedia latinoamericana se define en base a su carcter multicultural y multitnico y
a partir de sus propias particularidades e idiosincrasia.
1. Introduccin
Amrica Latina est definida por su diversidad y multiculturalidad, incluso
ms all de las fronteras geopolticas que conforman cada uno de los pases
de esta regin. El subcontinente americano, an hoy, sigue caracterizndose por la conjuncin de un grupo de regiones definidas a partir de sus propias naturalezas e idiosincrasias. Causa por la cual resulta, desde el punto
de vista investigativo, una regin difcil de analizar y conjugar a nivel terico/
127
128
prctico. Desde que el periodismo comenzara a estudiarse all por la dcada de los treinta del siglo xx, han ido apareciendo infinidad de estudios que
han intentado descifrar los parmetros que definen esta profesin. Sin embargo, en Amrica Latina no se produjo un verdadero impulso investigador
enfocado en el rea del periodismo y de la comunicacin hasta las ltimas
tres dcadas del siglo xx; adems, en un principio, estos estudios se realizaron de forma descontextualizada, aislando el sujeto de anlisis en cuestin.
Como afirma Mellado (2009: 10), Los tpicos de investigacin han estado
ms orientados hacia el receptor, el medio o el mensaje por s mismos, y no
hacia el emisor como sujeto influenciado y condicionado por una realidad
contextual, laboral y profesional.
La necesidad de conocer el contexto que rodea al periodista y a los
medios de comunicacin de una regin ha provocado que en los ltimos
aos se plantee la necesidad de llevar a cabo estudios contextualizados de
las culturas periodsticas de las distintas regiones del mundo. Este es el caso
de Amrica Latina, que bajo el paradigma de cultura periodstica intermedia, es estudiada en base a caractersticas propias locales aspectos sociales, polticos, ideolgicos, tecnolgicos, histricos, tnicos y econmicos a
nivel global, nacional y regional, y globales influencias procedentes de la
cultura periodstica occidental, impregnadas de connotaciones mercantiles,
estandarizadoras, colonialistas e imperialistas.
129
Grfico 1
Cultura periodstica
Principales
orientaciones
(valores, actitudes y
convicciones)
Cultura
periodstica
Las prcticas
y artefactos
(productos y textos)
130
131
132
133
134
135
3 Datos obtenidos de la Federacin Latinoamericana de Periodistas (Felap) en su memorando del Da de la Prensa Libre en 2002.
4 Esta encuesta se realiz en los siguientes pases: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia,
Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Espaa, Guatemala, Honduras, Mxico, Nicaragua, Panam, Paraguay, Per, Puerto Rico, Repblica Dominicana, Uruguay y Venezuela.
5 Recuperado de http://es.rsf.org/.
136
137
138
c. Las influencias que pueden llegar a restringir la autonoma de los periodistas. Segn Reich y Hanitzsch (2013) proceden de niveles externos
organizacin del sistema meditico, la censura del Estado, la legislacin y la regulacin e internos presiones de los dirigentes, factores
comerciales y el ambiente de las redacciones de noticias. Concretamente, la autonoma dentro del periodismo latinoamericano sita a
los periodistas bajo un conflicto profesional donde existe una divisin
entre el fuerte control del sistema meditico y la autonoma periodstica (Rutolo, 1987: 132). La autonoma es una caracterstica que determina que una cultura periodstica goce de buena salud, a pesar de que
debe tenerse en cuenta que el nivel de autonoma de los periodistas
es un concepto dinmico que fluye y que continuamente se ajusta a las
necesidades del desempeo periodstico (Sjovaag, 2013: 164).
4. Conclusiones
Este artculo no pretende en ningn momento desarrollar extensamente cada uno de los conceptos tericos que aborda. Su principal objetivo es mostrar las caractersticas que los definen dentro de la cultura periodstica latinoamericana. Ya que, an hoy da, la mayor parte de las investigaciones que
se estn llevando a cabo en esta regin mantienen el sello occidental, obviando las diferencias nacionales y los valores diferenciadores de cada uno
de los pases, naciones y territorios conformados por valores, normas, prcticas y actitudes que estructuran y vertebran sus culturas periodsticas.
Los pases latinoamericanos se incluyen dentro del paradigma de cultura periodstica intermedia y mantienen unas caractersticas comunes como:
1) una industria meditica con bajos ndices de profesionalizacin y gestionada por una lite econmica y poltica; 2) un alto nivel de influencia financiera de capital privado; 3) un fuerte intervencionismo estatal directo
legislacin y propiedad de los medios; 4) un proceso democrtico tardo
y en va de maduracin; 5) un alto ndice de asincronicidad y diferencias de
acceso a la informacin por parte de la poblacin; 6) una falta de consenso
profesional entre los periodistas empricos con mayor experiencia y los
nuevos profesionales titulados; y 7) una mala remuneracin a nivel general
aunque hay pases como Ecuador donde, en diciembre de 2012, se aprob una subida salarial.8
139
Por lo tanto, este artculo enmarca a nivel terico las condiciones socioeconmicas, demogrficas, polticas, culturales y profesionales que conlleva la formacin de los rasgos comunes que determinan los valores y las
actitudes de los periodistas de un pas o regin dentro de la denominada
cultura periodstica intermedia latinoamericana.
5. Bibliografa
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Resumen
En este artculo expongo de manera terica una serie de aspectos que configuraran imaginarios en torno a los migrantes, en donde influyen diferentes
riesgos, el avance de la incertidumbre, la violencia en torno a la migracin y
la generacin de desconfianza. La conjuncin de estos elementos puede hacer que los procesos migratorios y sus protagonistas estn expuestos a conceptualizaciones negativas por enfrentar situaciones conflictivas. Cuestiones
que pueden contribuir a estigmatizar al inmigrante como el chivo expiatorio de ciertos males o culpas de la sociedad, lo cual no resultar favorecedor
para su integracin en la sociedad de llegada. El caso espaol es el que contextualiza una gran parte de las observaciones que se presentan.
1. Introduccin
Comenzar este trabajo poniendo en anlisis cmo los protagonistas de la
migracin generalmente la asumen con ciertos niveles de desconocimiento que puede llevar a que el proyecto migratorio no resulte como se espera en un comienzo, en donde los imaginarios de la sociedad de destino reduciran la falta de informacin, ya que el emprendimiento parte ciego en
muchos de sus aspectos (especialmente de riesgo); esto se basa en que la
migracin estara sustentada por el hecho de que los imaginarios, como argumenta Juan Luis Pintos, impulsan a la accin(Pintos, 1995: 10), los que
* Este artculo se inspira en el marco terico de mi tesis doctoral denominada Imaginarios
migratorios e integraciones imaginadas. Construccin de realidad desde el asociacionismo inmigrante en Galicia (Santiago de Compostela, 2012). Fue presentado bajo el mismo
nombre como conferencia magistral en Ecuador, en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), en los Seminarios de Investigacin Amawta, el 8 de abril de 2014. Video del seminario disponible en http://bambuser.com/v/451.
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adems, segn Manuel Baeza, se presentan como formas creativas de vivenciar lo desconocido(Baeza, 2000: 10), que hacen que el imaginario del
destino sea una construccin que incluya elementos que puede que no existan al llegar. De esta forma, las migraciones en cualquiera de sus tipos se
sustentan en algo que an no es conocido, en enigmas, es decir, una experiencia en construccin.
Dentro de los imaginarios de la globalizacin, podemos incluir el de
querer alcanzar el xito a travs del recurso de la movilidad, si no se puede
avanzar econmicamente, laboralmente o socialmente en un sitio, la posibilidad puede ser factible en otro punto del planeta; considerando que los medios de comunicacin actuales permitiran obtener informacin sobre posibles mercados de trabajo, servicios, vidas de otros migrantes, etc. Estos son
elementos que en trminos de Baeza corresponderan a un destino configurado de forma endgena, ya que los mismos migrantes son quienes configuraran el trayecto, en cuanto uso de su voluntad y racionalidad, de alguna forma optando por cierta direccionalidad en sus trayectorias vivenciales,
en este tipo de nocin de destino, como algo labrado, construido paso a
paso, el imaginario que prevalece es aquel de una direccionalidad de la existencia que se adopta mediante la configuracin de una estrategia personal,
incluso capaz de sortear en algunos casos los escollos que la vida social evidentemente supone (Baeza, 2008: 380). Sin embargo, tambin en esta experiencia intervendrn elementos exgenos que los migrantes desconocern
y que pueden alterar los imaginarios del destino.
Este desconocimiento tiene como resistencia la necesidad de buscar un
lugar con mayores oportunidades, lo que puede llevar a no considerar aquellos vestigios de conflictos o sufrimientos por parte de otros, es la proyeccin
optimista hacia el futuro la que ofrecera expectativas de mejorar la calidad de
vida; este elemento central en el imaginario es algo que se transforma en algo
que no se transige, es decir, el imaginario del xito en la sociedad de destino
podra llegar a constituirse como un imaginario del tipo categora de verdad
incuestionable para quienes lo han internalizado(Baeza, 2003: 51), existen
muchos planos de realizacin del proyecto migratorio, dentro de los cuales estara la aspiracin a triunfar y alcanzar logros, econmicos o de la ndole que
sean (amorosos, creativos, espirituales, etc.).
El migrante realiza distinciones en el comienzo de su proyecto, sabiendo
que existen probabilidades de fracaso, sin embargo, el imaginario de una sociedad de destino hostil no estara presente, ya que no sera funcional a sus
aspiraciones, lo cual se basa meramente en un proceso especulativo sobre el
futuro, que le puede motivar a movilizarse, Baeza indica: intentamos apoderarnos del pasado mediante interpretacin de acontecimientos pretritos
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que trascienden la realidad: al informar la conducta humana, tiendan a destruir, parcial o totalmente, el orden de cosas predominante en aquel momento (Mannheim, 1973: 195), los migrantes estn dispuestos a generar una
ruptura en el orden simblico de su realidad, en cuanto a la bsqueda de nuevos recursos existenciales. La utopa permitir alimentar el apetito migratorio,
a veces de forma desproporcionada, ya que se aspira a cambiar de contexto y
de realidad, implicando no solo a un individuo, sino en muchos casos a la familia completa, esperando un xito compartido que, en algunos casos, puede
resultar o en otros casos puede ser un completo fracaso.
Lo que un migrante carece en su pas de origen lo quiere alcanzar en
otro sitio, la bsqueda es la transformacin de la realidad en base a sus concepciones de lo que constituye una mejora de su calidad de vida, las cuales
estarn sustentadas en imaginarios de la vida buena, en torno a lo que Enrique Carretero describe: Lo imaginario nos permite dar cuenta de ese registro universal y transhistrico que se encontrar presente en el trasfondo de
toda elaboracin utpica, con independencia de sus manifestaciones histricas y concretas (Carretero, 2005: 40-41). Muchas utopas migratorias se
ampararn en diversos imaginarios, en nuestra perspectiva, la bsqueda del
xito ser uno de los ms potentes, el cual se presenta como trasfiguracin
de la realidad, en cuanto desajuste entre lo real y lo posible: de una fantasa que no se resigna a ser doblegada a los imperativos que la constrien, de
un ansia arquetpica de ruptura con las coacciones de lo real. Lo imaginario
no es un mero dominio de evasin o compensacin sublimadora, sino un
recurso antropolgico para instaurar expectativas de realidad y, de este modo, transfigurar la realidad socialmente solidificada (Carretero, 2009: 6).
El xito que podemos considerar como lograr los objetivos propuestos en
los procesos migratorios, adquiere una connotacin especial, ya que la inversin de esfuerzo en alcanzarlo a veces incluye la muerte o situaciones cargadas de violencia y riesgo, lo que hace de las migraciones una empresa de gran
dificultad. El xito migratorio debe sortear una serie de barreras fsicas y mentales: ya sea en las fronteras territoriales o en las culturales, son diversas las
complicaciones que existen en este proceso. A pesar de las posibilidades de
que ocurra una catstrofe se asume que la propia empresa migratoria se conceptualiza como un riesgo, pero se puede entender que los migrantes a pesar
de que cuenten con cierta informacin negativa, vern los posibles resultados
positivos (a veces asumiendo el cueste lo que cueste), como hemos apuntado, el imaginario de un destino provisorio se complementa con el imaginario
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del xito como la referencia que impulsa la accin.2 El riesgo latente en este
proceso es que los inmigrantes al llegar al lugar seleccionado se pueden encontrar con realidades que no son las que esperaban, y estos imaginarios se
pueden desmoronar, desmitificando aquella ilusin solidificada (Carretero,
2006: 110) de que la migracin podra ser un camino al xito.
As como existen muchos inmigrantes que logran alcanzar el proyecto
que se han trazado en el comienzo de su proyecto migratorio, o han logrado
estabilizarse en el nuevo contexto a travs de la obtencin de un trabajo, la
generacin de redes de confianza y la inclusin en los servicios bsicos, hay
otros que se ven sometidos a precarias condiciones de vida y a los que se le
achaca una serie de problemticas que ponen en cuestin la significacin de
la migracin y que se plantean como un revs de la modernidad al causar un
quiebre en los sistemas de control y seguridad.
Cuando los sujetos se introducen en un proceso de cambio, muchas veces radical, sustentado en imaginarios sociales diversos (felicidad, dinero,
progreso, etc.) y la realidad que se presenta a veces es incluso ms conflictiva de la que tenan en sus pases de origen, surge la necesidad de hacer visible la invisibilidad o desvelar lo ocultado (Pintos, 2004: 39) de las motivaciones que atraviesan e impulsan las causas de la migracin, las cuales
obligan a soportar injusticias, condiciones de alta vulnerabilidad y desregularizacin. No se puede desconocer que muchas experiencias migratorias,
as como proveer de mejoras, tambin implican arriesgar la integridad fsica
y psicolgica en situaciones de extrema necesidad y desesperacin, en que
se espera que los ingresos de dinero contribuyan a mejorar las condiciones
de existencia individual o familiar.
Frente a la nueva realidad que estn asumiendo los inmigrantes, la pregunta es: qu ocurre cuando muchas de estas personas no encuentran a su
llegada lo que esperaban? Quizs en la respuesta a esta pregunta encontraremos aquellos elementos de la inmigracin que quedan en la invisibilidad.
No es extrao que las denominadas sociedades de acogida o de recepcin
no puedan ver todos los elementos que hay detrs de este proceso, es decir, lo que est oculto, donde se desmorona muchas veces el proyecto de vida
presupuestado y la realidad de la inmigracin muestra su lado problemtico y perverso, dado que este es un proceso que no es como lo simplifican algunas apariencias, hay diversos elementos implicados en el esfuerzo llevado
2 En torno a la inmigracin en Espaa, Antonio Izquierdo indica: Los inmigrantes que acuden al mercado de trabajo espaol tienen aspiraciones y capacidades para alcanzar un nivel
de vida mejor. Se ven y se sienten capaces de ganar ms, obtener y asegurar una mejor calidad de vida. Piensan que en Espaa sus expectativas se pueden cumplir y se pueden mantener (Izquierdo, 2008: 61).
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los distintos tipos humanos, Izquierdo apunta: El choque cultural con ciertas minoras inmigrantes est en un estado larvado y se intuye que no va a
ser fcil de evitar (Izquierdo, 2008: 602).
En el momento en que se empieza observar que la inmigracin no est bajo control, se comienza a desarrollar un imaginario social problemtico, se conceptualiza como tal,3 genera preocupacin y se interviene polticamente. Un caso relevante, que podemos citar, sucede en 2008 cuando en
la Unin Europea se aprueba una controvertida normativa denominada la
Directiva del Retorno, la cual indica como su objeto:
La presente Directiva establece normas y procedimientos comunes que debern aplicarse en los Estados miembros para el retorno de los nacionales
de terceros pases en situacin irregular, de conformidad con los derechos
fundamentales como principios generales del Derecho comunitario, as como del Derecho internacional, incluidas las obligaciones en materia de proteccin de los refugiados y de derechos humanos (Parlamento Europeo y
Consejo de la Unin Europea 13, 2008: L 348/100).
3 En Espaa, el Centro de Investigaciones Sociolgicas (CIS), organismo autnomo de carcter administrativo adscrito al Ministerio de la Presidencia, que tiene por finalidad el estudio
cientfico de la sociedad espaola, a partir del ao 2000 comenz a medir la inmigracin
como un indicador dentro de las problemticas percibidas por la sociedad y lleg a registrar porcentajes de identificacin durante 2006 superiores al 30%, ubicndolo dentro de las
principales problemticas, ocupando durante casi medio ao el segundo lugar (junto con
el paro, el terrorismo y la vivienda); en septiembre lleg al primero con un 59,2%, posicionndolo por sobre el paro (42%) y la vivienda (20,9%). As tambin en 2007 se sita dentro
de los cuatro principales problemas. De esta forma podemos pensar que el mismo CIS al registrar la inmigracin como un problema la configura como tal, ya que estos datos son replicados por diversas instituciones y medios de comunicacin.
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2. El avance de la incertidumbre
Como hemos visto en la introduccin, las poblaciones migrantes al ser tratadas como problemticas suponen un asunto no resuelto y un posible riesgo para la armona de los pases; esto se puede basar en la sospecha de sus
actos y de sus intenciones, aumentando la dosis de incertidumbre en cuanto a qu es lo que aspiran los inmigrantes en la nueva sociedad o incluso en
el mundo? La incertidumbre bajo determinadas condiciones, apunta Appadurai, puede transformarse en falta de tolerancia ante cualquier clase de
extrao que posea un carcter colectivo (Appadurai, 2007: 63); Izquierdo
indica que en Espaa el imaginario ha saltado de nosotros fuimos emigrantes y por eso los comprendemos al son muy diferentes y no respetan
las normas que rigen en mi hogar (Izquierdo, 2008: 604).
La incertidumbre creciente frente a los cambios permanentes en los sistemas econmicos, de creencias, familiares, ambientales, etc., hacen que
los sujetos aumenten el nivel de significacin de lo que es riesgoso, las certidumbres perdidas producen desorientacin y de alguna forma miedo frente
a lo desconocido. Bauman indica: La incertidumbre respecto al futuro, la
fragilidad de la posicin social y la inseguridad de la existencia son elementos omnipresentes de la vida en el mundo de la modernidad lquida (Bauman, 2006: 30). En este sentido el riesgo forma parte de la incertidumbre al
estar presente en la conciencia de los sujetos, es decir, se configura un imaginario del riesgo al asumir la existencia de este como tal; segn Anthony
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Giddens, la consciencia de riesgo como riesgo: las lagunas de conocimiento del riesgo ya no pueden ser transformados en certidumbres por el conocimiento mgico o religioso (Giddens, 1993: 120). El riesgo se organiza
como una nueva forma de conocimiento y se establece como elemento fundante del imaginario social posmoderno.
La sociedad del riesgo viene acompaada por un proceso de individuacin, en el cual los seres humanos no estn siendo liberados desde un
mundo de seguridades corporativas y religioso-trascendentales al mundo de
la sociedad industrial, sino desde la sociedad industrial a la turbulencia de
la sociedad del riesgo global (Beck, 2009: 117). En este sentido los individuos se enfrentarn aislada y constantemente a riesgos, cuestin que, segn
el socilogo chileno Fernando Robles (1999), puede llegar a afectar de manera distinta a las sociedades capitalistas desarrolladas y a las sociedades
perifricas, sin embargo, podemos observar que los inmigrantes en sociedades desarrolladas, en gran parte provenientes de sociedades perifricas, se
pueden enfrentar a procesos de individuacin que pondrn en una situacin
conflictiva su trnsito migratorio, constituyendo procesos de individuacin
en situaciones de exclusin, ya que muchos de estos se encontrarn fuera del
sistema de bienestar, o entrando y saliendo de l en una ambivalencia permanente. Robles propone diferenciar el proceso entre individualizacin como la configuracin de la individualidad en sociedades industrializadas y la
individuacin en los pases perifricos, en donde se produce la construccin
de la identidad a travs de una autoconfrontacin del sujeto consigo mismo, en la primera asistida y en la segunda desregulada, significando en esta
un aumento de las inseguridades ontolgicas.
Se puede indicar que en la actual situacin de crisis econmica, con el
sistema de bienestar de las sociedades de modernidad avanzada o posmoderna puesto en cuestin, desequilibrado y con una falta de sostenibilidad,
la tesis de Robles se invierte, donde los inmigrantes son unos de los primeros en enfrentarse a una autoconfrontacin desregulada, ya que se enfrentan a mayores restricciones en el mercado laboral formal, se ven enfrentados
a situaciones de discriminacin, a conflictos en el acceso a recursos bsicos
como la vivienda, etc., es decir, se comienzan a producir formas de inclusin
en la exclusin, estando expuestos a una importante cuota de diferenciacin
social; en el caso espaol Antonio Izquierdo indica que el crecimiento de la
economa espaola durante los ltimos tres lustros ha levantado un modelo
migratorio que tiende hacia la exclusin (Izquierdo, 2008: 601).
La idea de Robles (1999) en la cual los sujetos tienen que configurar su
identidad posconvencional en las sociedades del riesgo, presionados a modos de vida conscientes y dotados de autonoma, en donde aumentan sus
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responsabilidades pero se ven presionados por las obligaciones, recargando su yo sobreindividualizado, se relaciona con lo que plantea Bauman en
cuanto en la posmodernidad estas responsabilidades del individuo, son producidas por una ausencia de gua y autoridad, la cual ya no confiere ni seguridad ni confianza, lo que genera una crisis moral posmoderna, en la cual
vivimos en tiempos de una fuerte ambigedad moral, que nos ofrece una
libertad de eleccin nunca antes vista, aunque tambin nos lanza a un estado de incertidumbre inusitadamente agobiante (Bauman, 2009: 6), incertidumbre que forma parte de la sociedad y se basa en buena medida en la
desconfianza existente hacia las instituciones, el conocimiento o los individuos, o una falta de fiabilidad en lo que Giddens (1993) define como mecanismos de desanclaje de sistemas abstractos4 en ambientes de riesgo.
Esto me permitira indicar que la posmodernidad cargada de riesgo estara caracterizada por el avance implacable de la incertidumbre, en donde,
segn Josetxo Beriain, pareciera que no hay nada cierto, excepto la propia
incertidumbre (Beriain, 2007: 85). La que puede ejercer un efecto violento
en los sistemas psquicos de los individuos, ya que es probable que desencadene procesos psicolgicos conflictivos, tales como: angustia, ansiedad, depresin, estrs, trastornos de personalidad, suicidio, etc., lo cual puede ser
causa de rechazo y maltrato hacia el inmigrante (o viceversa por parte de este a la persona local) por no saber cules son sus intenciones en un mundo
en que la competencia por lograr los medios de subsistencia es cada vez ms
reida. Izquierdo indica que lo cierto es que tan bruscamente como ha llegado la inmigracin, la vacuna antixenfoba ha caducado y los espaoles
han despertado de golpe al rechazo sociocultural (Izquierdo, 2008: 604).
La amplia cantidad de riesgos presentes en la sociedad contempornea
plantea la posibilidad de que aumenten los imaginarios sociales violentos y
as tambin la intensidad de estos y la inseguridad e incertidumbre, que se
expresan en la forma de miedo, la que segn Bauman sera el nombre que
damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que hay que hacer a lo que puede y no puede hacerse para
detenerla en seco, o para combatirla, si pararla es algo que est ya ms all
de nuestro alcance (Bauman, 2007: 10). De esta forma el miedo opera como un componente del imaginario del riesgo, ya que muchos de los riesgos
son potenciales e incluso inexistentes, el miedo acta segn Beriain como un
mecanismo de ayuda a la sobrevivencia, actuando como un detector de peligros potenciales o reales (Beriain, 2007: 89).
4 Los sistemas abstractos seran seales simblicas, medios de intercambio que pueden ser pasados a otros sin consideracin de las caractersticas de los individuos o grupos que los manejan en una particular coyuntura (Giddens, 1993: 32-33), como, por ejemplo, el dinero.
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El miedo o el terror en su expresin ms intensa, generado por los riesgos, se expresa tambin como reaccin a un imaginario violento de la sociedad, quiebra la seguridad ontolgica de los individuos, la cual en palabras
de Giddens sera una forma muy importante, del sentimiento de seguridad (Giddens, 1993: 91); este quiebre de la seguridad se basa en una prdida de confianza, confianza en que la mayora de los seres humanos depositan en la continuidad de su autoidentidad y en la permanencia de sus
entornos, sociales o materiales de accin. Un sentimiento de fiabilidad en
personas y cosas (Giddens, 1993: 91-92), confianza depositada en lo que
Giddens denomin el pacto con la modernidad (Giddens, 1993: 89). Al
respecto Robles indica que la conciencia de crisis de las sociedades de riesgo irrumpe endmicamente situando en el lugar de las seguridades ontolgicas, el resquebrajamiento de los ambientes de confianza (Robles, 1999:
307). La confianza se encuentra fracturada en la posmodernidad, lo cual es
favorecido por el factor violento del imaginario social, lo que recaer en la figura del inmigrante, en su establecimiento o del migrante en su trnsito, sin
embargo, el cual procurar evadir buscando otro lugar para su instalacin.
La incertidumbre es lo propio de una sociedad en que las migraciones
no tienen una finalidad nica en trminos polticos y sociales. El trnsito migratorio, en sus formas diversas, no es un proyecto acabado o con unos fines asegurados, ya que sus desenlaces, en cuanto a cules sern los logros
para el inmigrante y los aportes para las sociedades, dejan ver solo algunos
de sus matices.
En general, no existe un nivel de control o prevencin de riesgos en bsqueda de disminuir la incertidumbre, a excepcin de los desplazamientos
programados con fines especficos y altamente regulados, como por ejemplo los trabajadores calificados que viajan a desempear una funcin en alguna institucin o empresa, la cual les asegura que las condiciones del viaje e instalacin sean las ms ptimas, sobre todo para altos cargos o mano
de obra especializada; estudiantes de intercambio que viajan resguardados
por las universidades correspondientes con sus seguros de salud o de vida;
deportistas que bajo el auspicio de una marca comercial y de un equipo deportivo viajan a vivir en otro sitio en las mejores condiciones, etc. A pesar de
que estos migrantes tambin pueden estar afectados por riesgos, es mayor
en aquellos que viajan sin tener nada comprometido (al sumar algunos
de mayor probabilidad), es decir, aquellos que se desplazan por el mundo
buscando oportunidades, no aquellos que ya las tienen en la mano, los que
buscan un mejor pasar en otro sitio, enfrentando las dificultades que implica tomar esta decisin, la combinacin de migracin y riesgos estar permanentemente unida, en donde la incertidumbre ser cuestin habitual con la
que tendrn que convivir los migrantes.
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Los sistemas (econmico, legal, comunicacional, etc.) no calculan el impacto que pueden llegar a tener ciertas medidas o acciones en torno a las
migraciones, ya sea regulacin, control, informacin, etc., no ven que no
ven5 cmo afectan el imaginario en torno a las migraciones y al inmigrante con determinadas acciones. En este sentido, todo sistema que trata con
los inmigrantes tiene sus puntos ciegos6 de cmo son observados estos tratamientos, del tipo de imaginario que estn construyendo y los riesgos y
violencias que pueden generar a travs de sus acciones o de sus comunicaciones. Se asumen medidas a pesar de que se puedan transformar en problemticas futuras, basadas en la ignorancia o en la falta de clculo. Determinados sistemas mantienen bajo la mira el accionar de los inmigrantes
o su trnsito por la sociedad, poniendo en cuestin el valor de las migraciones o planteando reformulaciones de su tratamiento, control o anlisis.
Apareciendo y desapareciendo en el escenario pblico de distintas maneras
a medida que cambia la contingencia del pas o del mundo. Esta revisin
permanente lleva a asumir acciones muy dinmicas y con una carga de arbitrariedad que hace que el efecto sea imprevisible.
Sucede que los niveles de eficiencia de las polticas o los sistemas que
operan con la inmigracin no tienen claridad absoluta (solo relativa) si sus
aplicaciones son efectivas o resultan ser un beneficio para la calidad de vida de la poblacin inmigrante y local, es decir, sus propios imaginarios de la
migracin configurarn su accionar, pero este imaginario generalmente no
cuenta con observadores que lo evalen o fiscalicen,7 en parte porque se supone que el debate ha sido desarrollado por expertos y las medidas son aplicadas con profesionalismo, pero este accionar que configura imaginarios o
se sustenta en otros puede tener elementos de riesgo; Giddens indica que
recursos o servicios han dejado de estar bajo el control local y por tanto
5 En cuanto a la investigacin en imaginarios sociales desde la perspectiva sociociberntica,
Pintos apunta que el postulado esencial es que no vemos aquello que no vemos (Pintos,
2004: 44).
6 Los cuales pueden ser investigados a travs de la observacin de segundo orden como procedimiento cientfico de construccin de realidad, es decir, observar a un observador con
respecto al modo y manera como observa (Pintos, 2004: 34).
7 Los inmigrantes a travs de las plataformas y asociaciones juegan un rol de fiscalizacin, pero que en ocasiones no alcanza a tener un peso suficiente como para conformar un poder que
impacte en el orden poltico de las migraciones, as tambin organizaciones internacionales
como la Organizacin Internacional de las Migraciones (OIM) apenas tiene un rol perifrico
en las decisiones de los Estados. Tambin podemos considerar que las investigaciones sociales, ya sea proyectos cientficos interdisciplinarios patrocinados por los gobiernos; tesis de grado o postgrado; artculos e informes, pueden ejercer un proceso de crtica en cuanto a mejorar los procesos migratorios, sobre todo en el trato a las personas en movilidad.
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no pueden ser reenfocados localmente para afrontar contingencias imprevistas, y adems existe el riesgo de que pueda fallar el mecanismo como un todo y con ellos afectar a todos cuantos normalmente hacen uso del mismo
(Giddens, 1993: 121). La inestabilidad del sistema expone a los imaginarios
al cambio permanente y a la distancia entre lo que requiere la poblacin o lo
que est vivenciando y lo que desde estos niveles se est haciendo.
Hay que tomar en consideracin que la sociedad del riesgo y la incertidumbre conformarn una matriz de significados negativos que nutriran un
imaginario social del inmigrante como un sujeto problemtico. Tzvetan Todorov, con relacin a la identidad europea, argumenta que esta se fundamenta en la renuncia a la violencia, principio que en la actualidad puede
considerarse logrado (Todorov, 2008: 264), lo cual, segn el autor, sera
producto del reconocimiento de la pluralidad interna de la Unin Europea,
lo que ha llevado a generar unidad y convertir la proximidad de los pases de
pasar de ser considerada una amenaza a una ventaja, sin embargo, desde
nuestro punto de vista la violencia interna entre los pases se contradice con
las posibilidades de violencia externa, o hacia los pases que pueden resultar peligrosos y por ende a las personas que provienen de estos se les puede
asimilar como parte de esta peligrosidad. Nstor Garca Canclini indica que
con relacin a la configuracin de la Unin Europea, en esa ciudadana europea, y en su espacio cultural ms o menos integrado, estn solo una parte
de los no europeos, y millones de otros son discriminados o expulsados
(Garca Canclini, 1999: 124).
Tenemos que la incertidumbre se expresa en una serie de hechos negativos que afectan a los migrantes, considerando la globalizacin del riesgo
en el sentido de intensidad(Giddens, 1993: 120), los inmigrantes se pueden enfrentar a cuestiones tales como: muerte, hambre, situaciones de habitabilidad precaria, lo cual se relaciona en lo que indica Beck (2009) en
cuanto a lo tolerable y lo intolerable, es decir, los lmites que los sujetos estn dispuestos a aceptar, y cmo esos lmites pueden ser situaciones que los
lleven a una desgracia o a tener una precaria calidad de vida. Los migrantes
tambin se vern afectados por fenmenos como la precarizacin del trabajo, realizando labores ingratas con una alta inseguridad y violencia (comercio sexual, venta ambulante desregulada, etc.).
En este proceso pueden estar involucrados adems los cambios institucionales, producto de la situacin econmica de los pases que pueden llevar a las personas a caer en este tipo de opciones, la globalizacin del riesgo en el sentido del creciente nmero de sucesos contingentes que afectan
a todos, o al menos, a gran nmero de personas en el planeta (Giddens,
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esclavitud o la muerte; as como a tomar rutas duras y complicadas con altos grados de peligrosidad, en donde pueden sufrir vejaciones y malos tratos
por parte de mafias, poblacin local e incluso la polica.
Este amplio espectro de incertidumbre relacionada a los riesgos de las
migraciones, sern cuestiones que estn presentes en la sociedad de forma
permanente y se filtrarn a la informacin manejada por la opinin pblica y por los sistemas sociales, nutriendo la base comunicacional de la matriz de significados que componen el imaginario social en torno a las migraciones, esquema negativo que presentar a un migrante como portador de
conflictos y desgracias, un protagonista de situaciones dramticas, que se
relacionan con lo triste de la existencia humana, con la necesidad, con la delincuencia, con el sufrimiento, con el lado despreciado por la mayora de los
seres humanos. Representarn las penas de la desigualdad del mundo, de la
imperfeccin del sistema y de su distribucin inequitativa de las oportunidades, suponen la imagen de la pobreza, de la carencia y de la opresin. Todos
estos significados, desde nuestra perspectiva terica, potenciarn una imagen violenta de un sujeto que carga las culpas de la sociedad, construyendo
el imaginario del inmigrante como un chivo expiatorio, cuestin que no resultar nada favorablemente al proceso de integracin.
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51), en donde la totalizacin del imaginario social de la violencia aparecera en una metfora binaria: quines son las vctimas y quines los verdugos? La violencia ejercida por unos hombres contra otros slo es totalizable a travs de diferentes figuras que han ido definiendo a unos y otros a lo
largo de la historia (Pintos, 1995: 53); existiran una serie de binomios entre vctimas y verdugos: fuertes/dbiles; pases centrales/perifricos; sistema
financiador/sistema productor; pobres/ricos. Podemos plantear que en la
posmodernidad los smbolos y binomios de vctimas y verdugos seran cada
vez ms difusos, ya que ambas posiciones pueden ser intercambiadas, incluso de forma repentina, en donde las vctimas pueden transformarse en victimarios y estos ltimos en vctimas.
Ms all de responder a la necesidad de control y ser una respuesta a la
racionalidad poltica occidental, en las sociedades posmodernas encontrar
las causas de la violencia puede ser una tarea compleja debido a la existencia de una amplia variedad de tipos; Gerard Imbert distingue tres principales: violencia real, representada y formal. La real sera polimorfa, puede ser
fsica o simblica, de ndole poltica, social, econmica, ecolgica, comportamental o ambiental (agresiones sonoras, visuales, etc.) con grados
variables de gravedad: violencia corporal (que puede acarrear la muerte),
violencia sexual (violacin fsica pero tambin violacin del pudor y del honor), violencia mortal (homicidios voluntarios) (Imbert, 1992: 13). El autor tambin hace referencia a la violencia criminal contra terceros y contra
s, la violencia accidental, histrica, individual y colectiva, as como un tipo
de violencia social, la que se caracterizara por atravesar toda la sociedad,
sobre todo el mbito pblico.
Se puede ver que la violencia puede tener mltiples formas y fuentes, lo
que hace que su alcance amplio y dilatado, incluyendo que muchas de estas
figuras en contextos de modernidad deberan haber sido controladas o programadas, sin embargo, no existe una erradicacin de la violencia y, por el
contrario, pareciera que en la posmodernidad existiera un desborde de sus
manifestaciones e impactos, pudiendo surgir y alcanzar efectos no esperados, lo que hace que la construccin del imaginario sea ms agresivo al ser
ms difusos sus vrtices; segn Beriain la violencia ha sido privatizada, dispersada, es difusa y capilar; como el capitalismo ha des-regulado la economa, tambin la violencia colectiva actual es un fenmeno totalmente desregulado, descentralizado, al salirle al paso al actor tradicional que posea el
monopolio del uso de la violencia, el Estado nacional (Beriain, 2007: 91).
As otra de las principales caractersticas de la violencia en la posmodernidad sera su amplia imprevisibilidad y alcance.
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realidad que podra llegar a inducir a su vez la violencia (Imbert 1992: 15).
Hay mbitos en los cuales se escucha hablar que puede haber violencia, pero
no existe claridad respecto al grado de nocividad que esta puede tener sobre
los individuos, por ejemplo: videojuegos, pelculas, msica, etc.
Esta violencia nutre directamente la base comunicacional del imaginario
social en torno a las migraciones, dado que muchos de los elementos que habitualmente transmiten los medios de comunicacin son los elementos ms
dramticos del proceso, no las causas ni las soluciones, sino que comnmente se concentran en transmitir lo que ms impacte al receptor del mensaje,
ya que los imaginarios sociales se construyen a travs de la comunicabilidad
potencial de la experiencia humana (Baeza, 2003: 22), en donde esta comunicabilidad no es completa, sino fragmentaria: es transmisible o comunicable en sus grandes rasgos, no as en la menudencia del detalle (Baeza, 2003:
23); en este mismo sentido, Pintos nos indicar que los imaginarios actan
ms bien en el campo de la plausibilidad o comprensin generalizada de la fuerza
de las legitimaciones (Pintos, 1995: 20). Por lo tanto, en la posmodernidad
las personas, en base a fragmentos o signos de violencia en torno a las migraciones, pueden legitimar una situacin o contexto social como violento en su
totalidad, generando una hiperrealidad de la migracin, lo que va en relacin
con los medios de transmisin de la violencia.10
El tercer tipo de violencia destacado por Imbert es la formal del propio medio, intrnseca a los modos de construccin representacin imposicin de
la realidad (Imbert, 1992: 15). Ac la violencia estara construida por medio
de un discurso que establece una representacin de la violencia, que influir
en la creacin de una matriz de significados que nutrir el imaginario, el cual
establece una matriz de conexiones entre diferentes elementos de la experiencia de los individuos y las redes de ideas, imgenes, sentimientos, carencias y
proyectos que estn disponibles en un mbito cultural determinado (Pintos,
1995: 5). Estos imaginarios sociales pueden connotar caractersticas valorativas positivas o negativas en torno a las migraciones, as como pueden tener un
carcter dominante o marginal; esto depender desde donde sean observados y caracterizados en base al tratamiento discursivo que se realice. Sin embargo, esta base discursiva del imaginario en torno a las migraciones puede
estar en relacin con el discurso moral y la base valrica de la sociedad; el contraste con las diversas moralidades y valores de los sujetos puede decirnos si
10 Antonio Izquierdo indica que los medios de comunicacin repiten imgenes de dramticas
arribadas de inmigrantes en Espaa, que as como seran las ms dolorosas son las menos
numerosas, en lo que lleva transcurrido el siglo, las llegadas de inmigrantes que proceden
de frica subsahariana (etiqueta imprecisa y cargada de prejuicios) nunca han representado ms del 4% del total de las personas que ingresan en Espaa cada ao (Izquierdo,
2008: 615).
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el imaginario es beneficioso o perjudicial para la sociedad y, por lo tanto, para los individuos, existiendo comunicacin que puede ser violenta, en el sentido de si se considera a la matriz de significados como violentos per se, al respecto Baeza nos indica que los imaginarios sociales actan como singulares
matrices de sentido o, al menos, como elementos coadyuvantes en la elaboracin de sentidos subjetivos atribuidos al discurso, al pensamiento y, muy importante, a la accin social (Baeza, 2000: 14). Sentidos relativizados en una
sociedad posmoderna en la cual las moralidades se encuentran multiplicadas
debido a que las subjetividades se encuentran enfrentadas a una mayor cantidad de informacin, pero tambin a una mayor complejidad y abstraccin.
La violencia existente en la sociedad y transportada a las migraciones puede
incidir en los tipos de imaginarios que se configuren en torno al inmigrante y
en el acercamiento o enfrentamiento a sus distintas facetas.
Arjun Appadurai (2007) postula que la violencia puede surgir entre mayoras y minoras, producto del desencuentro entre las culturas dentro de los
espacios concebidos como soberanos, territorios nacionales afectados por
la existencia de lo que denomina genio tnico, el que influye fuertemente en la vida social, la cual estara afectada por la lgica de la incertidumbre, componente caracterstico en la poca actual. El autor indica que las
formas de incertidumbre de la sociedad generaran efectos negativos, como
por ejemplo: ansiedad frente a la distribucin de los recursos del Estado, con
relacin a la identidad de los beneficiarios (t, ellos), incertidumbres que se
potencian cuando hay grandes movilizaciones de personas, o se afecta la
identidad tnica y las redes sociales.
Esta incertidumbre puede resultar contraria a la integracin social, y a
favor del distanciamiento entre los sujetos y la atomizacin de los sistemas
sociales. Uno de los elementos centrales descritos por Appadurai es el planteamiento de la existencia en las sociedades liberales de un encuentro conflictivo entre mayoras y minoras, y como esta relacin puede generar lo
que denomina angustia de lo incompleto, donde las mayoras se pueden
transformar en predatorias y etnocidas, generando violencia hacia los grupos minoritarios, pudiendo la globalizacin llegar a exacerbar estos procesos violentos, indica que la globalizacin, como manera especfica en que
los Estados, los mercados y las ideas sobre el comercio y el gobierno se han
llegado a organizar, exacerba las condiciones de la violencia a gran escala
debido a que genera una potencial colisin entre la lgica de la incertidumbre y la lgica de lo incompleto (Appadurai, 2007: 22-23).
A pesar de que en algunos pases los inmigrantes alcanzan porcentajes
muy representativos de la poblacin total, son observados como minoras,
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4. La desconfianza
Es posible que la adaptacin e integracin de un inmigrante sea positiva a travs de un proceso paulatino y pacfico, sin embargo, bajo condiciones adversas, sobre todo para las personas que se encuentran en situaciones de irregularidad laboral o administrativa (o para aquellos que ingresan a un pas bajo
condiciones de extrema inseguridad), implica un conflicto de adaptacin no
poder ingresar de forma normal a la mayora de los sistemas funcionales de
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la sociedad, creando una imagen conflictiva para el sistema de acogida y para la sociedad civil local, donde el inmigrante puede ser visto como un agente que no necesariamente viene a contribuir al pas, sino ms bien a invadir
o a usufructuar de una cultura o de los servicios proporcionados por algunos
estados de bienestar. Este hecho que puede causar un cierre funcional en las
sociedades de acogida y la generacin de una alta dosis de desconfianza en
la poblacin local; que se deber a la comprensin del migrante como portador de ciertas caractersticas que lo afectarn negativamente en su trayecto
migratorio y que, como ya hemos visto, configuran el proceso migratorio como problemtico.
Determinados hitos forjarn mayormente el hecho de que el inmigrante
sea visto como alguien que ofrece o no estabilidad para la sociedad de llegada, ya que el fenmeno de la inmigracin adems presenta a estos individuos como formando parte de una alteridad desconocida, es decir, un forneo que llega a tratar de incorporarse a un entorno que originalmente no
le correspondera. Ktia Lurbe y Enrique Santamara indican que desde los
ochenta es el momento en que en Espaa la inmigracin empieza a ser tratada como problema: hemos asistido a un uso cada vez ms recurrente de las
expresiones que denotan la alteridad de los migrantes, que hacen del inmigrante un ser diferente y, por tanto, encarnacin de lo ajeno en la sociedad
de instalacin (Lurbe & Santamara, 2007: 59). Se construye una imagen
del otro como un sujeto que representa conflictos en su inclusin o integracin armnica o pasiva, un individuo que supone problemas en su tratamiento por sus aparentes caractersticas especiales, que lo llevan a ser considerado como un otro enfrentado a un cuestionamiento permanente.
El inmigrante puede ser observado como el representante de una doble
culpabilidad: por un lado, como causa u objeto de problemas existentes
en la sociedad de llegada, es decir, un individuo disfuncional debido a su
diferencia cultural en las formas de hacer o de actuar en la sociedad; y
por otro, como representante de los males de su sociedad de origen, con
relacin al grado de conflictividad observada en torno a estos (pobreza,
delincuencia, conflictos polticos, corrupcin, etc.). Al respecto Bauman
apunta que culpar a los inmigrantes los extranjeros, los recin llegados,
y en particular los extranjeros recin llegados del malestar social en todos
sus aspectos (y en primer lugar, del nauseabundo y paralizante sentimiento
de Unischerheit, incertezza, precarit, insecurity, inseguridad) est volvindose
rpidamente un hbito global (Bauman, 2011: 81). Esto har que sea
puesto permanentemente en cuestin el rol del inmigrante y se esperar
que coincida con las expectativas que se tienen de su actuar, lo que puede
generar desconfianza, ya que no se tiene claridad de cul es su verdadera
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son realmente estas personas y cules son sus biografas e intereses particulares, la informacin transmitida por los inmigrantes puede no ser suficiente para poder generar lazos de confianza con la poblacin local, en donde la
confianza puede ser segn Juan Romay y J. L. Pintos progresiva o regresiva,
respecto aquello potencialmente confiable (Romay y Pintos, 2009: 230). Se
puede hablar de que el colectivo inmigrante puede no generar aumentos confianza en la poblacin local o esta a su vez puede no concederla.
Las fachadas de los inmigrantes tambin pueden estar diferenciadas y
adems naturalizadas por distintos medios; segn Goffman hay partes escnicas, donde a nivel personal existen medios tales como: las insignias del
cargo o rango, el vestido, el sexo, la edad y las caractersticas raciales, el tamao y aspecto, el porte, las pautas del lenguaje, las expresiones faciales, los
gestos corporales y otras caractersticas semejantes (Goffman, 2009:38).
En el nivel de la interaccin entre locales e inmigrantes se generar una bsqueda recproca de confianza, en cuanto a tener o no una convivencia pacfica, lo cual depender de una decisin de otorgamiento de confianza en base al anlisis de los medios provistos por la fachada de ambos. La decisin
del otorgamiento de confianza, segn Romay y Pintos, se basara en tres aspectos: la probabilidad subjetiva asignada al otro, las supuestas prdidas
que ocasionara tal confianza y las posibles ganancias al respecto (Romay
y Pintos, 2009: 230); esta relacin, indican los autores, permitira el encuentro, lo que posibilitara el dilogo y la fraternidad, lo contrario generara la
cosificacin del otro.
En la relacin locales-inmigrantes es probable que se vea una mayor ganancia en la confianza del local obtenida por el inmigrante que viceversa. Si la
opcin resulta ser el aumento de la desconfianza para ambas partes, esta potenciar el distanciamiento y extraamiento entre los sujetos. Bauman indica
que a medida que aumenta la distancia con los otros del nivel de la intimidad,
ms se convierten en extraos: La extraeza de los extraos significa precisamente nuestra sensacin de estar perdidos, de no saber cmo actuar y qu
esperar, con la consiguiente falta de disposicin a comprometernos (Bauman, 2009: 166).
Las fachadas de los inmigrantes y de los locales pueden generar desconfianza, en especial los inmigrantes se vern cuestionados, ya que su estatus
es observado y analizado con relacin a su funcionalidad, esto se vincula
con la apariencia que tengan sus quehaceres, ya que esta se refiere a aquellos
estmulos que funcionan en el momento de informarnos acerca del estatus
social del actuante (Goffman, 2009: 38), apariencias que pueden mostrar
que los inmigrantes cumplen una determinada funcin o que su condicin
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le muestran, como reflejo, un cuadro limitativo, o degradante o despreciable de s mismo. El falso reconocimiento o la falta de reconocimiento puede
causar dao, puede ser una forma de opresin que aprisione a alguien en
un modo de ser falso, deformado y reducido (Taylor, 2003: 43-44).
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Este proceso se corresponder con lo que Girard denomina persecuciones con resonancia colectiva,13 las que apuntan a violencias del tipo de la caza de brujas, legales en sus formas pero estimuladas generalmente por una
opinin pblica sobreexitada (Girard, 1986: 21). El autor indica que en sociedades en crisis, las instituciones debilitadas favorecen el surgir de multitudes que busquen su sustitucin o ejercer presin, situaciones desencadenadas por distintas circunstancias, sin embargo, los afectados siempre viven
estas persecuciones de igual manera, donde se puede perder lo social, lo reglamentario, lo diferencial del orden cultural.
El enfrentamiento eclipsa lo cultural, disgregndose lo social, cuestin
que los individuos prefieren atribuirlo a la sociedad en su conjunto o a otros
individuos que les parecen especialmente nocivos (Girard, 1986: 24). Estas
acusaciones van en contra de algunos estereotipos basados en la criminalidad, lo que en nuestro caso se puede conjugar con el inmigrante etiquetado
como ilegal, al conceptualizar de esta forma a una persona que no cumple con la normativa administrativa para entrar o residir en un pas, el cual
es declarado como un crimen en s mismo, considerando que afecta el orden
social y pone en riesgo el equilibrio de la sociedad, ya que los perseguidores siempre acaban por convencerse de que un pequeo nmero de individuos, o incluso uno solo, puede llegar pese a su debilidad relativa a ser extremadamente nocivo para el conjunto de la sociedad (Girard, 1986: 24).
Lo anterior segn Girard estara basado en una acusacin estereotipada, la cual se sustenta en el terror que inspira el eclipse de lo cultural. Esta
confusin se traduce en la aparicin de la multitud como comunidad desdiferenciada que acta, en base a causas que satisfagan su apetito de violencia, purgando los elementos negativos que afectan a la sociedad, ante lo
cual las vctimas pueden ser o no aleatorias, sin embargo, habrn determinadas categoras que estarn ms expuestas a la persecucin; segn Girard:
Las minoras tnicas y religiosas tienden a polarizar en su contra a las mayoras. Este es un criterio de seleccin de vctimas sin duda relativo a cada
sociedad, pero en principio transcultural. Hay muy pocas sociedades que no
sometan a sus minoras, a todos sus grupos mal integrados o simplemente
peculiares, a determinadas formas de discriminacin cuando no de persecucin (Girard, 1986: 28).
Los inmigrantes en diversas ocasiones son considerados minoras, las
cuales segn Appadurai son seales que apuntan al fracaso y la coercin.
Son una vergenza para toda imagen de pureza nacional y de justicia
13 Tambin establece las persecuciones colectivas, que consistiran en violencias perpetradas
directamente por multitudes homicidas (Girard, 1986: 21).
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vistos como los principales beneficiarios de esta poltica, sin embargo, la islamofobia no sera solo la nica fuente de reacciones adversas, ya que estara una ansiedad profunda y persistente acerca de el otro, y un sentimiento
nostlgico por las pocas en que se supona que todos estaban unidos por estrechos lazos histricos e identitarios (Kymlicka, 2009: 140). As tambin aspectos tales como el miedo a las costumbres no liberales o las amenazas a la
seguridad: si es necesario, nos inventamos o exageramos estos riesgos aun
en ausencia de pruebas para ocultar los verdaderos motivos de nuestra oposicin a los inmigrantes (Kymlicka, 2009: 140), lo que tiene que ver con expresin de xenofobia y racismo, que si no disminuyen, as como el miedo a la
diversidad, agrega el autor, el multiculturalismo no podr ganar aceptacin.
As tambin la percepcin de los riesgos que se perciben en torno a estas polticas ha cambiado a medida que lo hacen sus protagonistas en la
persistente lucha entre los valores de la tolerancia y la no discriminacin y
los miedos que la diversidad despierte en el pblico, el resultado a menudo
depende de una evaluacin especfica de los riesgos que estn en juego (Kymlicka,
2009: 141; cursivas del autor). La prdida de confianza en los inmigrantes
(y tambin de estos hacia la poblacin local), y la generacin de estigmas
en torno a su figura, dificultar la integracin del colectivo en las sociedades
de llegada. En este proceso jugarn un papel fundamental las agencias gubernamentales, el mercado, las ONG, los medios de comunicacin y las distintas empresas de construccin de realidad (Pintos, 2001), que influirn
con relacin a los imaginarios sociales que se vayan construyendo.
6. Conclusiones
En el artculo hemos visto cmo las personas se ven envueltas en un proceso
que las llevar a movilizarse en la bsqueda de un destino provisorio que les
mejore la calidad de vida, lo que estara fundado en una serie de imaginarios y utopas migratorias que pueden sufrir alteraciones al no encontrar en
destino o en trnsito lo que se aspiraban, llegando a padecer sufrimientos
o estar expuestos a una serie de riesgos que hagan que el proyecto migratorio resulte en un fracaso. Esto har que frente a la falta de controles adecuados y al surgimiento de conflictos sea conceptualizada la migracin como
un problema, llevando esta significacin al mismo protagonista del proceso.
Todos los discursos se relacionan con la inmigracin, especialmente musulmana y con el mantenimiento de la identidad nacional.
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Lo anterior se ve reforzado por el aumento de la incertidumbre en torno a la migracin, proceso implcito en las inseguridades del riesgo, cuestin
que se puede expresar en la forma de miedos que aumentan con la prdida de confianza, la que se ver resquebrajada en la posmodernidad. El aumento de la incertidumbre plantea la necesidad de generar mecanismos eficaces de control o evaluacin de riesgos migratorios, aumentar la vigilancia
en cuanto a la movilidad humana segura, transformar aquellas expectativas
con argumentos reales que permitan que las personas no pongan en peligro
su integridad o sus vidas, ya que enfrentar el fracaso migratorio puede conllevar un verdadero desastre existencial, no solo para el migrante sino para
toda su familia.
Los sistemas de control necesitaran identificar los significados que estn generando en torno al fenmeno, buscar resolver aquellas cuestiones
que muestran una humanidad sobreasegurada, en cuanto a fronteras y valores simblicos vinculados a lo nacional como patrimonio excluyente. Ser
fundamental observar qu imaginarios estn construyendo los sistemas de
control y las polticas pblicas en torno a las migraciones.
Tambin es importante analizar las situaciones que llevan a los migrantes a estar enfrentados permanentemente a incertidumbres, frente a riesgos
que muchas veces son tolerados a costa de sufrir grandes calamidades; es
tarea prioritaria estudiar en profundidad cada aspecto riesgoso y aumentar
la investigacin sobre estas materias para mejorar las polticas pblicas, lo
cual supone buscar normativas armnicas entre los pases para contrarrestar los aspectos traumticos de los trnsitos migratorios.
Este anlisis propone abordar otro de los elementos negativos que se
conjugan entre los riesgos y la incertidumbre, es decir, las distintas formas
de violencia, ya que si en la modernidad esta era administrada por el Estado, en la posmodernidad se difumina y se reproduce de maneras que son
difciles de detectar y contrarrestar y que se irradia a los procesos migratorios, generando formas anmicas y descontroladas. Por lo cual se presenta
el desafo de encontrar las causas que generan, mantienen y reproducen la
violencia en torno a los migrantes y seguir reforzando medidas pacficas que
mejoren la convivencia y el encuentro entre culturas.
Se hace necesario estudiar de qu forma afecta la violencia a las personas, que cuestiones deben tolerar, cuales son los smbolos, los discursos
que la legitiman o la invisibilizan, estableciendo anlisis crticos del discurso
en todas sus expresiones, caracterizado los nuevos tipos de violencia y quienes la aplican o la reciben. Con la intencin de prevenir, limitar su alcance o
evitar formas de reproduccin, identificando qu tipo de finalidad se busca
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Construir un reconocimiento diferente de la condicin y del aporte del inmigrante, ms all de ser quien simboliza la bsqueda de oportunidades, sin
necesariamente ser un oportunista. Buscar un reconocimiento positivo: esto supone reevaluar que se considera por normalidad dentro de una cultura,
cambiar los parmetros de lo aceptable en cuanto al aumento de la diversidad. De esta manera reducir el miedo que generan las personas sin haber cometido actos que incluyan peligro o riesgo para los dems, pasar a actitudes interculturales efectivas, ms all de las propuestas del multiculturalismo.
Dejar de manifiesto que pueden existir otros elementos que nutran la
matriz de significados que configuren a los inmigrantes como un chivo expiatorio, cuestin sin duda reforzada por los medios de comunicacin, en
cuanto transmisores de smbolos que pueden reducir la imagen del inmigrante con problemticas y conflictos, ms que con aportes a las sociedades; de esta forma ser bueno posicionar en la investigacin cientfica las
contribuciones a la diversidad y a la interculturalidad de las prcticas de los
inmigrantes y no solo enfocarse en los aspectos negativos.
Por lo tanto, as como se observan elementos violentos, sufrimientos, injusticias, desigualdades, que constantemente afectan a los inmigrantes o las
personas que estn en movimiento, tambin es importante deconstruir los
imaginarios negativos a travs de la visibilizacin de sus aportes a la cultura
y a una sociedad diversa en conocimientos y saberes.
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