H de Lubac El Misterio Del Hombre en El Misterio de Dios
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En el segundo conflicto mundial, durante el periodo de la invasin alemana en Francia, se empe activamente en la difusin del
espritu cristiano para contrarrestar el efecto negativo de la ideologa nazi, sufriendo entre 1942 y 1944 frecuentes arrestos; su decidido enfrentamiento con esta ideologa, que en ningn caso tuvo un
carcter violento, intentando siempre mantener un dialogo critico,
se manifest en los Cahiers du tmoignage chrtien; fruto de este
periodo es su reflexin sobre el humanismo ateo y sobre
Proudhon1.
De todas formas, su papel principal en el siglo pasado est ligado al desarrollo de la teologa contempornea, del cual ha sido
sin duda uno de los motores fundamentales. Su contribucin a la
renovacin de la teologa antes, durante y despus del Concilio Vaticano II2 y su participacin central en el que se puede considerar el
debate teolgico ms importante del siglo (la cuestin del sobrenatural3) le han dado un lugar preeminente en la historia teolgica
reciente; este debate ha marcado de forma indeleble toda su existencia. Su aportacin en el campo de la historia de la teologa y de
la exgesis, no obstante sus interpretaciones no hayan sido siempre
aceptadas por todos pacficamente, es impresionante4. No falt
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tampoco en su produccin el inters por uno de los temas ms importantes en la Iglesia contempornea: el dialogo interreligioso5.
Sirva tambin como manifestacin de su importancia el hecho
de que Henri de Lubac ha mantenido relaciones, muchas veces de
amistad profunda y sincera, con gran parte de los autores fundamentales de la teologa europea del periodo: M. Blondel, P.
Teilhard de Chardin, A. Valensin, Y. de Montcheuil, J. Monchanin,
H. U. von Balthasar, Y. Congard, J. Danielou, son solo algunos
nombres de su lista de amigos ntimos6. El Concilio Vaticano II, en
el que trabaj como perito, fue la ocasin en la que naci una de
las ms significativas relaciones de amistad: la que mantuvo con
Karol Wojtyla, futuro papa Juan Pablo II, que lo nombrar Cardenal en 1983.
La bibliografa sobre la obra de De Lubac es abundante y, cosa
curiosa en un autor tan reciente, bastante concorde. Cambia, sin
duda, la valoracin de su teologa, sobre todo en lo que se refiere al
problema del sobrenatural, que caus su temporal apartamiento de
la enseanza entre 1950 y 1958 con motivo de la publicacin de la
encclica Humani generis de Po XII; pero es difcil encontrar una
interpretacin discorde de las ideas contenidas en sus escritos.
Desde luego, no es un autor hermtico, no obstante su pensamiento
no se expone habitualmente en forma directa, sino como consecuencia de un hacer hablar a la historia y a la tradicin; una de sus
principales virtudes como telogo consiste en la gran capacidad de
unir profundidad y claridad.
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Aquino. Pero mucho ms probable es que se trate de una interpretacin en clave teolgica de la doctrina filosfica del dinamismo del espritu de Rousselot y Marechal, segn la cual el hombre
es originariamente llamado a un fin divino que puede alcanzar solo
en Cristo Redentor9; segn Von Balthasar, de estos autores y de
Blondel toma solamente el lan fundamental, a partir del cual descubre en los textos de Santo Toms la paradoja de una criatura dotada de inteligencia, que en su ms ntima constitucin va ms all
de s misma, hacia un fin que no puede alcanzar, pero que le es donado con la gracia10. La naturaleza espiritual creada se manifiesta
como finalidad abierta, al contrario de la criatura no espiritual cuya
finalidad est incluida inmanentemente en su estatuto fsico11.
Este fin de la criatura espiritual, que se manifiesta en el deseo o
tendencia libre hacia la visin beatifica, es afirmado como necesariamente injertado en la naturaleza misma del hombre, que se dirige por tanto esencialmente hacia Dios. Esta afirmacin es una consecuencia de la tesis de la unidad entre naturaleza y gracia que el
autor postula como primer principio, ya que un deseo aadido
rompera este principal postulado; en Surnaturel De Lubac no tiene
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17. En una confidencia epistolar de De Lubac que Von Balthasar ha trasmitido aparece en forma especialmente clara la centralidad de la mstica en su pensamiento; en este texto hablaba de su intencion de escribir un libro sull'essenza
della mistica cristiana (...) ma il progetto era troppo ambizioso; non venne mai alla
luce. Non riusci mai a delimitare abbastanza chiaramente l'oggetto (...). Credo che
il mio libro sulla mistica mi ispiri da molto tempo in tutto ci che scrivo, a partire
da questo libro formulo i miei giudizi, acquisto il metro di misura per ordinare
scorrevolmente i miei pensieri e le mie intuizioni. Ma non scriver mai questo
libro; supera le mie forze sotto ogni punto di vista, le forze fisiche come quelle
intellettuali e spirituali, o.p., pp. 13-14 (subrayado nuestro).
18. Cfr. E. DE MOULINS-BEAUFORT, Anthropologie et mystique selon
Henri de Lubac, Du Cerf, Paris 2003.
19. Cfr. Mystique et Mystre chrtien (1978) p. 14. Este libro, fruto de
diversos artculos y contribuciones precedentes, es considerado por VON
BALTHASAR como obra de la madurez teolgica de De Lubac: cfr o.p. p. 14.
20. Cfr. M. FIGURA, Der Arnuf der Gnade : ber die Beziehung des
Menschen zu Gott nach Henri de Lubac, Johannes-Verlag, Einsiedeln 1979;
MOLULINS-BEAUFORT, o.c., pp. 819-820.
21. Cfr. Paradoxes (1957), p. 71.
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De todas formas, la referencia ms clara y explcita en clave filosfica es a Maurice Blondel, cuya obra De Lubac considera como el origen del renovado inters por la mstica cristiana, fruto de
la intima conexin que manifiesta entre los problemas de la vida
espiritual y los de la antropologa y la metafsica, a travs de la
constatacin de la incapacidad congnita del ser humano de llegar
a sus aspiraciones profundas a nivel existencial o cientfico. Junto
con Blondel, merecen una citacion especial Henri Bergson y Pierre
Teilhard de Chardin22.
En primer lugar, la superacin de la paradoja con la mstica
hace referencia al misterio de la Encarnacin; la Palabra de Dios
que se hace carne es el signo concreto a travs del cual se expresa
lo Inefable. Este paso conduce inmediatamente al misterio trinitario y a su centralidad como clave de interpretacin del hombre:
en la medida en que la fe trinitaria llega al fondo del ser, llega tambin al fondo de la comprensin del hombre sobre si mismo; la
Revelacin del misterio es funcional a la plenitud finalstica del
hombre: propter nos homines et propter nostram salutem23.
De Lubac toma de Jean Danielou su conclusin: Se encuentra
en nosotros una cierta raz que se introduce en la profundidad de la
Trinidad. Somos esos seres complejos que viven en niveles sucesivos: en un nivel animal y biolgico; en un nivel intelectual y humano; y en un ltimo nivel que se encuentra en los abismos que
son la vida de Dios y la Trinidad. Por esto tenemos el derecho de
afirmar que el cristianismo es un humanismo integral, es decir, que
desarrolla al hombre en todos los niveles de su experiencia. Hay
que dudar siempre de cualquier intento de reduccin del espacio en
el que se mueve nuestra existencia. Respiramos a fondo solamente
en la medida en que no nos dejamos encerrar en la crcel del mundo racional y psicolgico, sino en donde una parte de nosotros se
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Dios que se abaja hacia el mundo del hombre que, a su vez, se eleva hacia El28.
28. VON BALTHASAR, o.c. p. 109. Cfr tambin R. REPOLE, Chiesa, pienezza dell'uomo: oltre la postmodernit: G. Marcel e H. de Lubac, Glossa,
Milano 2002; M. SPRIZZI, De Lubac: l'identit ecclesiale del cristiano, Paoline,
Milano 2004.
29 Liber una teologia dagli anchilosamenti manualistici. Le assicur libert di respiro e di movimento all'interno della storia. E di quella ecclesiastica in
particolare. Non fu una operazione senza rischio. E' sempre un rischio l'abbandono della strada certa e sicura. Ma il rischio esalta i forti nell'impegno della fedelt alla propria coscienza. Ne scatur un modo nuovo di fare teologia, non chiusa e infondata, ma aperta e libera: aperta al Mistero e libera di ricercarne i segni
nella storia. B. GHERARDINI, Henri de Lubac, la fedelt ad ogni costo, in Doctor Communis 38 (1985) 69-70.
30. Esta serie conceptual del contenido de la modernidad se debe a
L. SCHEFFCZYK, Luomo moderno di fronte alla salvezza cristiana, in AA.VV.
Salvezza cristiana e culture odierne, Elledici, Torino 1985, vol. 1, pp. 28-31.
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