Paula Canelo
Paula Canelo
Una versin anterior de este trabajo, titulada Construyendo elites dirigentes. Los gobernadores
provinciales durante la ltima dictadura militar (Argentina, 1976-1983) ha sido aprobada para su
publicacin en el Anuario del Centro de Estudios Histricos Prof. Carlos S. A. Segreti, Crdoba.
2
Tras la transicin a la democracia en 1983, los anlisis sobre los gobernadores han estado asociados
con diversos temas, como las transformaciones en la representacin poltica, las caractersticas de la
vida poltica en el nivel subnacional, el federalismo, las familias polticas como actores centrales del
poder provincial, etc. Algunos ejemplos son los trabajos de Behrend (2009), Calvo y Abal Medina (2001),
Lascurain (2011), Novaro (1994) y Rodrigo (2011), etc. Los gobernadores tambin han sido objeto de
anlisis historiogrficos que han dado cuenta del rol jugado por los gobiernos provinciales en la
configuracin del sistema poltico argentino, de su relacin con el Ejecutivo nacional y/o el Parlamento,
de la formacin de elites regionales, etc. Entre otros, Botana (1986), Losada (2009), o Zinny (1987).
3
Por ejemplo, Gonzlez Bombal (1991), Quiroga (2004), Yannuzzi (1996).
4
Entre otros, Aguila (2008), Lvovich (2010), Rodrguez (2010).
Este trabajo fue realizado en el marco del proyecto UNSAM SJ10/12 Transformaciones recientes en la
profesin poltica. Un perfil de las elites polticas argentinas entre 1973 y 2001, bajo mi direccin, y del
proyecto PIP-CONICET Configuracin de las elites argentinas 1976-2001, dirigido por Ana Castellani,
ambos con sede en el IDAES (UNSAM).
Los resultados presentados son producto de la construccin y sistematizacin de una base de datos que
contiene datos sociodemogrficos, familiares, educativos y profesionales de los 98 individuos que
ocuparon el cargo de interventor o gobernador en todas las jurisdicciones argentinas entre 1976 y 1983.
Las fuentes empleadas incluyen documentos reservados y secretos, publicaciones y bases de datos
oficiales, investigaciones periodsticas, biografas y memorias, prensa escrita y digital, y bibliografa
especializada, entre otras. Es importante sealar que en muchos casos, y especialmente en el de los
funcionarios de la Armada y la Fuerza Area, la reconstruccin de antecedentes ha sido dificultosa, por
lo que estos resultados deben considerados preliminares.
6
Abordamos esta ltima temtica en Canelo (2008).
Hasta 1982, el Comando de Zona 1 corresponda al Cuerpo de Ejrcito I, con asiento en la Capital
Federal y jurisdiccin sobre esta ltima y las provincias de Buenos Aires y La Pampa; el Comando de
Zona 2 al Cuerpo II, con asiento en Rosario y jurisdiccin sobre las provincias de Santa Fe, Entre Ros,
Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones; el Comando de Zona 3 al Cuerpo III, con asiento en la ciudad de
Crdoba y jurisdiccin sobre las provincias de Crdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja,
Catamarca, Santiago del Estero, Tucumn, Salta y Jujuy; el Comando de Zona 4 estaba a cargo del
Comando de Institutos Militares, con asiento en Campo de Mayo y jurisdiccin sobre los partidos
bonaerenses de Escobar, General Sarmiento, General San Martn, Pilar, San Fernando, Tigre, 3 de
Febrero y Vicente Lpez; por ltimo, el Comando de Zona 5 corresponda al Cuerpo de Ejrcito V, con
asiento en Baha Blanca y jurisdiccin sobre el sector sur de la provincia de Buenos Aires, y las
provincias de Ro Negro, Neuqun, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego (Mittelbach y Mittelbach,
2000).
8
Sobre el perfil ideolgico y profesional de los seores de la guerra, y su influencia en el gobierno y en
la interna del Ejrcito, consultar Canelo (2008) y Canelo (2012 a).
9
Grados superiores de las Fuerzas Armadas argentinas y sus correspondientes equivalencias:
Ejrcito
Armada
Fuerza Area
Teniente general
Almirante
Brigadier General
General de Divisin
Vicealmirante
Brigadier Mayor
General de Brigada
Contraalmirante
Brigadier
Coronel Mayor
Coronel
Capitn de navo
Comodoro
Teniente Coronel
Capitn de Fragata
Vicecomodoro
As lo confirma el documento reservado Directiva del Comandante General del Ejrcito N404/75
(lucha contra la subversin), octubre de 1975; cit. en DAndrea Mohr (1999): p. 56.
11
(RE): retirado.
El centralismo de Martnez de Hoz chocaba, por ejemplo, con los pedidos de descentralizacin y
regionalizacin de los duros del Ejrcito, de orientaciones desarrollistas. Estas demandas eran
incluidas, por ejemplo, en diferentes documentos reservados, como el Plan Nueva Repblica de la
Secretara General del Estado Mayor General del Ejrcito. Mayo de 1977, redactado por el general
Olivera Rovere. Para detalles sobre este plan, consultar Canelo (2008).
Sobre los conflictos que se plantearon entre la Armada y el Ejrcito durante el perodo, consultar
Canelo (2008) y Novaro y Palermo (2003).
formas de genocidio se hallan tan reidas con la filosofa republicana del gobierno de la
provincia de Buenos Aires como las diversas expresiones del comunismo internacional
(4/6/1977, cit. en Troncoso/2, 1985: 33). En relacin con la conflictiva cuestin del
cuarto hombre, esto es, del sucesor de Videla en la Presidencia de la Nacin, por
ejemplo, Saint Jean afirmaba que es producto de la ficcin popular. De todos modos,
de existir, tiene que ser el teniente general Videla (1/9/1977, cit. en Troncoso/2, 1985:
59). El gobernador de Buenos Aires volcaba adems sus veleidades intelectuales en un
documento reservado que propona una refundacin corporativista de la sociedad:
(Mediante) la vertebracin de una nueva clase dirigente [...] inequvocamente
identificada con la heredad tradicional y dispuesta a resistir hasta la victoria a la
agresin marxista populista [...] los partidos perdern el monopolio de la representacin
en la sociedad y de la conduccin del Estado [...] La representacin de los intereses
tendr su mbito propio en el Consejo de la Repblica (donde) las FF.AA. participarn
[...] como custodios de los intereses especficos de la seguridad y el potencial de la
Nacin, disponiendo de un poder de veto respecto de iniciativas en que estimen
vulnerados dichos intereses. (Un nuevo ciclo histrico argentino: del Proceso de
Reorganizacin Nacional a la Tercera Repblica. Lineamientos para una estrategia
nacional, octubre de 1976)14.
Y ms an, estos roles polticos parecen haberle permitido a algunos de estos
gobernadores militares trascender a la dictadura para reconvertirse a la poltica
profesional tras las elecciones de 1983, desarrollando vastas carreras polticas
consagradas por el voto popular: tales los casos paradigmticos del general Antonio
Bussi (Tucumn), el coronel Jos David Ruiz Palacios (Chaco) y el capitn de navo
Roberto Ulloa (Salta) (retomaremos esta cuestin en las Reflexiones finales).
Una mirada de conjunto sobre las designaciones posteriores en las gobernaciones15
nos permite apreciar ciertas regularidades y tendencias, tanto en el reclutamiento como
en la distribucin de las jurisdicciones entre las Fuerzas Armadas.
En el reclutamiento de funcionarios tienden a aparecer algunos elementos que nos
hablan de cierto aprendizaje de la dictadura en el ejercicio de la poltica, y de la
aparicin de los rudimentos de una carrera poltico-gubernamental procesista. Por un
lado, se mantiene la tendencia a designar altos oficiales retirados, pero al mismo
tiempo aumenta la valoracin de las credenciales relacionadas con la experiencia en
cargos poltico-gubernamentales, ms que militares (que, como vimos, predominaba
entre los miembros de la primera cohorte). As, encontramos funcionarios con
experiencia poltico-gubernamental adquirida durante el mismo Proceso: por ejemplo, el
general (RE) Juan Alberto Pita, que reemplaz a Gmez Centurin en Corrientes en
1981, haba sido interventor en la Confederacin General del Trabajo (CGT); el coronel
(RE) Jos David Ruiz Palacios, que reemplaz a Serrano en Chaco en 1981, se haba
desempeado como subsecretario del Interior; el general (RE) Adolfo Sigwald, sucesor
de Chasseing en Crdoba en 1979, haba sido agregado militar en la embajada
argentina en los Estados Unidos; y el general Antonio Luis Merlo, sucesor de Montiel
Forzano en Tucumn en 1981, haba sido presidente del Ente Autrquico del Mundial
de Ftbol 78, entre otros.
14
Para el contenido de este plan y su relacin con otros documentos reservados que circularon durante
el perodo con el objetivo de influir en la definicin del Plan Poltico del rgimen, consultar Canelo (2008).
15
Aqu hacemos referencia a todos los gobernadores del Ejrcito que sucedieron a esta primera cohorte,
independientemente de la fecha de designacin.
Por otro lado, tambin aparece la figura del comodn: funcionarios que desempearon
ms de una vez el cargo de interventor o gobernador durante la dictadura, pero en dos
jurisdicciones diferentes. Por ejemplo, el general Etchegoyen fue gobernador de
Chubut y gobernador de La Pampa sucesivamente, y el general Sigwald fue interventor
militar de Buenos Aires y luego sucesor de Chasseing en Crdoba.
En cuanto al reparto de jurisdicciones entre fuerzas, la distribucin inicial tiende a
conservarse. Hacia 1978 (ao en que se iniciaba la segunda presidencia de Videla), el
Ejrcito tena 11 jurisdicciones, conservando las iniciales, salvo Catamarca (cedida a la
Fuerza Area) y Chubut (a la Armada); adems sumaba la importante provincia de
Entre Ros (cedida por la Fuerza Area). La Armada conservaba 6, habiendo perdido
San Juan (ahora en manos de la Fuerza Area) y habindole ganado Chubut al
Ejrcito; por su parte, la Fuerza Area haba ampliado su influencia a 7 jurisdicciones,
perdiendo Entre Ros en manos del Ejrcito pero ganando Catamarca (de manos del
Ejrcito) y San Juan (de la Armada). En comparacin con la distribucin de 1976, la
Fuerza Area ganaba en trminos numricos pero perda una jurisdiccin importante
como Entre Ros, la Armada ampliaba su control sobre la mayor parte de la regin
patagnica, y el Ejrcito dominaba casi todas las jurisdicciones prioritarias en la lucha
contra la subversin.
Finalmente, algunas jurisdicciones se presentan ms militarizadas que otras, ya que
nunca fueron gobernadas por un civil durante toda la dictadura. Corrientes, Neuqun y
Chaco permanecieron siempre en manos del Ejrcito, San Luis estuvo siempre en
manos de la Fuerza Area y Tierra del Fuego siempre en manos de la Armada. En
otras provincias hubo alternancia, pero siempre entre las mismas fuerzas: en Misiones
y Chubut se alternaron el Ejrcito y la Armada, y en Santa Cruz se alternaron el Ejrcito
y la Fuerza Area. Finalmente, la provincia de San Juan fue la nica jurisdiccin
gobernada por funcionarios de las tres Fuerzas, y adems por civiles: entre 1976 y
1983 se sucedieron en la gobernacin el coronel Carlos Tragant, el capitn de navo
(RE) Alberto Lombardi, el brigadier (RE) Angel Manuel Zamboni, y los civiles (todos
abogados bloquistas) Domingo Javier Rodriguez Castro, Leopoldo Bravo y Eduardo
Posleman.
civiles a las provincias de Santa Fe (con Roberto Cass), Crdoba (con la designacin
del mdico Rubn Pellanda), Mendoza (donde fue nombrado el contador Bonifacio
Cejuela), y Buenos Aires (donde el dirigente ruralista Jorge Aguado asumi la
gobernacin), mientras que las importantes intendencias de Buenos Aires y Rosario le
eran cedidas a los abogados Guillermo del Cioppo y Alberto Natale (dirigente del
Partido Demcrata Progresista). Finalmente, al concluir la presidencia del general
Bignone en diciembre de 1983, la influencia civil haba crecido an ms, aunque slo
abarcaba 15 de las 24 jurisdicciones (mientras que, por ejemplo, todos los ministerios
menos el de Interior se encontraban en manos de civiles -Canelo, 2012 b-).
Desde el punto de vista de las credenciales valoradas en la designacin de los
gobernadores civiles, el Proceso reclut en un grupo de alto nivel educativo: de los 21
individuos sobre los que obtuvimos datos, 19 haban completado estudios
universitarios. Estos civiles se desempeaban en un muy reducido ncleo de
profesiones, especialmente en aqullas consideradas tradicionales dentro de la
formacin de las elites polticas argentinas: 8 eran abogados y 2 eran mdicos. En
segundo lugar, se haban formado en las disciplinas tcnicas: 3 eran ingenieros y 3
eran contadores; mientras que otras profesiones menos representadas eran la de
escribano, economista, y profesor universitario16.
Considerando la experiencia previa que estos funcionarios posean en el ejercicio de
cargos pblicos o polticos, es posible afirmar que el Proceso reclut a sus
gobernadores civiles en dos grupos diferenciados: los polticos profesionales y los
funcionarios de confianza17.
Por un lado, se encuentran quienes posean una trayectoria poltica anterior al golpe de
1976, dirigentes de los partidos que se acercaron a la dictadura para la provisin de
cuadros.
En la provincia de Jujuy, este fue el caso de tres polticos profesionales de trayectoria
en el Movimiento Popular Jujeo, que haban ocupado cargos pblicos, generalmente
locales y electivos, previos a la dictadura. El mdico Rafael Juregui, designado
gobernador de Jujuy por Viola, se haba desempeado como concejal municipal de
Jujuy, como director del Hospital San Roque y como diputado provincial durante el
gobierno de Arturo Frondizi, como vicegobernador de Jujuy durante el gobierno de
Arturo Illia, y finalmente como senador nacional por esa provincia durante el ltimo
gobierno peronista. Su sucesor en enero de 1982, el abogado Horacio Guzmn,
fundador del Movimiento Popular Jujeo, haba desarrollado tambin una importante
carrera poltica local, siendo electo diputado provincial en 1940 y en 1950, y
gobernador de la provincia en 1958 y 1963. En octubre de 1982, Guzmn fue
reemplazado por el ingeniero Nstor Jess Ulloa, que haba sido intendente de la
ciudad de San Salvador de Jujuy, y ministro de Hacienda, Economa y Servicios
Pblicos en la provincia.
Dentro de este grupo tambin se destacan
sanjuanino, todos ellos abogados. Domingo
gobernador en 1981, vena de desempearse
como intendente de la ciudad de San Juan. Su
16
17
10
Reflexiones finales
Al igual que en otros niveles de gobierno, el principio de reparto tripartito del poder no
se cumpli en las gobernaciones del Proceso. Como vimos, el predominio cuantitativo
del Ejrcito sobre la Armada y la Fuerza Area fue contundente, mantenindose
durante todo el perodo analizado, as como tambin se conserv el reparto inicial de
11
jurisdicciones entre las diferentes fuerzas. Asimismo, desde el punto de vista cualitativo
se advierten algunas tendencias interesantes: el avance del control del Ejrcito sobre
las jurisdicciones prioritarias en la lucha contra la subversin, el progresivo dominio
de la Armada sobre las provincias de la regin patagnica, de creciente importancia
dadas las proyecciones guerreras del rgimen sobre el canal del Beagle y las islas
Malvinas, y un leve avance de la Fuerza Area, socia menor en la experiencia
autoritaria. Los motivos que subyacen tras las preferencias que mostraron las
diferentes fuerzas por controlar determinadas jurisdicciones en detrimento de otras,
merecen ser profundizados en trabajos posteriores, ya que entre ellos deben haberse
combinado mltiples factores: desde la localizacin previa de bases, organismos y
establecimientos militares, la importancia relativa de cada jurisdiccin en la lucha
contra la subversin o en el control poblacional, la relevancia y potencialidad de las
diferentes economas regionales, hasta objetivos institucionales y/o personales de los
altos jefes, etc.
La dictadura gest al poder poltico provincial en las entraas del poder represivo.
Inmediatamente luego del golpe de Estado, el poder de los interventores militares fue
construido sobre el diseo represivo preexistente, y estos funcionarios intentaron una
unificacin entre poder poltico (desempeando roles tanto ejecutivos como legislativos)
y poder represivo en las jurisdicciones bajo su dominio.
Tras el breve predominio de estos interventores, que consolid el control territorial
represivo, la dictadura design a una cohorte de gobernadores ntegramente
conformada por militares. Se trataba, en su mayora, de altos oficiales del Ejrcito, de
grado superior al de los interventores (ahora se trataba de generales de brigada), pero
retirados, primer elemento que nos sugiere la relativamente escasa importancia que
presentaba el cargo de gobernador provincial en el esquema de poder de la dictadura.
En efecto, ha sido sealado que una mayor proporcin de personal retirado en una
institucin de gobierno (en relacin con el personal en actividad), indica una menor
importancia de dicha institucin para las Fuerzas Armadas (Canelo, 2012 b;
Castiglione, 1992).
Un segundo elemento que nos habla del lugar secundario que ocuparon los
gobernadores es que fueron deliberadamente subordinados al poder de, al menos, tres
frentes. El primero fue el de la Junta Militar, rgano soberano y mxima expresin del
poder tripartito, pero, al mismo tiempo, usina de los conflictos interfuerzas,
especialmente entre la Armada y el Ejrcito. En este punto, el margen de accin de los
gobernadores parece haber estado condicionado por los intereses corporativos de su
fuerza de pertenencia, y/o por los objetivos individuales de los ms altos jefes militares
(dato que puede explicar, por ejemplo, las renuncias de los gobernadores de la Armada
en la crisis de 1977). El segundo frente fue el de los seores de la guerra (la elite de
poderosos generales que dominaban los Cuerpos de Ejrcito, y por consiguiente, las
Zonas del terrorismo de Estado), que gozaban de un indiscutido dominio, tambin
territorial y poltico, con el cual los gobernadores debieron convivir conflictivamente, al
menos durante los primeros aos. El tercer frente fue el de las polticas centralistas y
de ajuste estatal prometidas por el Ministerio de Economa, contexto en el cual los
gobernadores parecan ser meros agentes de la reduccin presupuestaria y de las
erogaciones requeridas a las economas provinciales.
Un tercer aspecto que nos revela la relativamente escasa importancia que tenan los
gobernadores en el esquema de poder, era el del rol poltico que se les asignaba.
12
Mientras por un lado se les peda colaborar en el dilogo con las comunidades
locales, o los sectores representativos locales, buscando la participacin civil
(tutelada y restringida, por cierto), por otro se les peda que articularan entre el nivel
nacional, mbito de las decisiones a gran escala, y el nivel municipal, que era el
verdadero nivel micro de interpenetracin entre el rgimen y la sociedad civil (Lvovich,
2010), donde el gobierno militar adverta que se jugaba, en definitiva, la adhesin al
proyecto refundacional (Canelo, 2013).
En esta trabajosa construccin de poder poltico-gubernamental, el rgimen militar
revelaba, al mismo tiempo, cual era el perfil de la elite poltica que deba salvar a la
Argentina de la profunda crisis que haba justificado el golpe de Estado de 1976. En
efecto, la creacin de una elite renovada, pero siempre idntica a la imagen notable,
ilustrada y apoltica que de s mismas tenan las Fuerzas Armadas, fue un objetivo
perseguido activamente por la dictadura argentina, como ha sido sealado (Quiroga,
2004; Yannuzzi, 1996). Sin embargo, la necesidad de iniciar, ms tarde o ms
temprano, el acercamiento con los civiles, bajo la forma de algn tipo de dilogo que
permitiera la convergencia cvico-militar (de la que el otorgamiento concreto de cargos
gubernamentales era uno de los indicadores ms claros), someta al rgimen a
enfrentarse con sus tensiones ms profundas.
Estas contradicciones y deseos pueden ser comprendidos observando las tendencias
que caracterizaron el reclutamiento de gobernadores. En efecto, en un primer
momento, tanto la designacin de altos oficiales retirados con credenciales
provenientes del mundo militar, como la ausencia de funcionarios civiles, o la
deliberada subordinacin de los Ejecutivos provinciales a otros rganos, niveles y
actores de gobierno, revelan ms los temores del rgimen que su vocacin de ejercer
el poder manu militari. Asimismo, las designaciones posteriores, donde comienzan a
ser valoradas las credenciales poltico-gubernamentales antes que militares, y en
donde aparecen los primeros rudimentos de carreras para los funcionarios de la
dictadura, parecen hablarnos de cierto progresivo aprendizaje del Proceso en el
ejercicio de la poltica.
La posterior incorporacin de gobernadores civiles fue tan escasa (an en sus mejores
tiempos, a fines de la dictadura, fueron poco ms de la mitad del total) como tarda: el
Proceso esper a estar al borde mismo del abismo para convocarlos. Asimismo, y a
pesar de las insistentes declaraciones acerca de la necesidad de crear una nueva
clase dirigente, el Proceso no innov demasiado en ese plano, al menos en el nivel
provincial.
Por el contrario, lo que surge de la evidencia disponible es que en el reclutamiento de
gobernadores civiles la dictadura intent conservar los perfiles tradicionales de las
elites preexistentes, mediante un reclutamiento ms cerrado que abierto. En efecto,
en trminos de las trayectorias y credenciales valoradas en dicho reclutamiento, se
privilegiaron el alto nivel educativo en general, y la pertenencia a un muy reducido
ncleo de profesiones, especialmente las tradicionales (abogados y mdicos) y las
tcnicas (ingenieros y contadores, con quienes muy probablemente los militares
mantenan importantes afinidades profesionales)18. Esta misma tendencia
conservadora puede observarse en el reclutamiento de gobernadores civiles,
18
13
realizado dentro de los dos grupos diferenciados que identificamos: los polticos
profesionales y los hombres de confianza (secretarios de los gobernadores, ministros
provinciales, intendentes, etc.).
Tal como ha sido sealado, los golpes de Estado y la implantacin de regmenes
autoritarios en la Argentina implicaron, en muchos casos, finales de carrera para las
elites polticas, llevndolas a volcarse hacia otras actividades, como las empresariales
o el ejercicio de profesiones liberales (Ferrari, 2005 y 2008). En otros trabajos hemos
mostrado el impacto que el Proceso tuvo en las carreras de varias cohortes de
senadores nacionales (Canelo, 2011). Ahora bien, en qu medida la ltima dictadura
puede ser considerada, a la inversa, un inicio de carrera poltica?; en trminos
concretos, de qu forma el ejercicio del cargo de gobernador durante la dictadura
influy en la posibilidad de continuar con y/o iniciar una carrera poltica?
Los hallazgos de este trabajo sugieren que esta influencia fue diferenciada y
heterognea. Que el ejercicio de la gobernacin durante la dictadura promovi exitosas
trayectorias polticas es innegable en el caso del reducido grupo de gobernadores
militares para quienes implic un verdadero inicio de carrera. A partir de 1983, estos
ex militares lograron consolidarse exitosamente en la poltica profesional, dndole
forma y contenido a los llamados partidos militares y desarrollando vastas carreras
polticas consagradas democrticamente por el voto popular19. El general (RE) Antonio
Bussi, ex gobernador de Tucumn, se present como candidato a dicho cargo en las
elecciones de 1987 por el partido conservador Defensa Provincial Bandera Blanca; tras
fundar su propia agrupacin poltica, Fuerza Republicana, fue convencional nacional
constituyente (1994), y se consagr nuevamente gobernador (ahora electo) de
Tucumn para el perodo 1995-1999. El coronel Jos David Ruiz Palacios, tras
abandonar la gobernacin de Chaco en 1983, fund el partido Accin Chaquea, que le
permiti ganar en 1990 la intendencia de la ciudad de Resistencia, capital provincial.
Tras ser vetado como candidato a gobernador de Chaco en 1991, fue electo diputado
provincial (1992-1993) y diputado nacional (1993-1997). En febrero de 1983, el capitn
de navo Roberto Ulloa se retir de la gobernacin de Salta y, tras afiliarse al Partido
Renovador salteo fue electo como diputado nacional para dos perodos consecutivos
(1985-1989 y 1989-1991), como gobernador de Salta (1991-1995) y como senador
nacional (1996-2001).
Sin embargo, otros militares que ocuparon altsimos cargos durante la dictadura
tambin intentaron consolidarse en la poltica profesional, pero sin fortuna. Tales los
casos paradigmticos del almirante Emilio Massera, ex Comandante en Jefe de la
Armada y miembro de la Junta Militar, o el ex gobernador de Buenos Aires, general
(RE) Ibrico Saint Jean, cuyas potenciales carreras polticas fueron bloqueadas por sus
atroces crmenes. O del brigadier (RE) Osvaldo Cacciatore, ex intendente de la Capital
Federal, que por tres veces intent hacerse de una banca como legislador nacional, en
1993, 1997 y 1999, de mano de la Unin de Centro Democrtico primero y de su propio
partido, Accin Institucional, despus, sin conseguirlo nunca.
En el caso de los civiles, la posesin de una trayectoria poltica previa y la pertenencia
a organizaciones partidarias, con su consecuente acceso a amplios recursos
organizativos y simblicos, parecen haber sido factores con un peso decisivo. As, los
polticos profesionales que fueron designados gobernadores de la dictadura supieron
19
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