Clemente de Alejandría
Clemente de Alejandría
Clemente de Alejandría
1. Los antecedentes
La perspectiva geogrfica e histrica que vivi el maestro cristiano de
Alejandra hace de l un testimonio privilegiado de las relaciones entre la
razn sistematizada (filosofa) y la fe cristiana. l provena de ese mundo
que haba comenzado con los presocrticos y haba alcanzado la cima
con la especulacin de Platn y Aristteles, y ms all no pareca posible
continuar. Haban examinado todos los problemas a fondo, sistemticamente ordenados en una conexin lgica de ideas, en un sistema. Pero
aunque parezca extrao, el problema de la felicidad del hombre, que es
tanto como decir el problema del fin, del que la investigacin racional
haba iniciado unos sencillos gestos, permaneca incierto, privado de una
respuesta satisfactoria. El problema moral, en su verdadero sentido, no
estaba resuelto. La incertidumbre sobre la justificacin de las sanciones
morales y la obligatoriedad de la ley constituan graves incertidumbres.
El hombre insatisfecho, despus de Aristteles, abandona la especulacin metafsica para resolver el problema moral. Surgen entonces como
es sabido las grandes escuelas morales del epicuresmo y del estoicismo,
cuyas doctrinas generan no pocos contrastes entre ellas mismas. As, el
epicuresmo, colocando la felicidad en el placer, intentado como atarasia,
o equilibrio del espritu, y como apona, o equilibro del cuerpo, pretende la
felicidad en un sentido negativo. El estoicismo, por su parte, llega hasta el
lmite del suicidio, cuando la sabidura est en peligro. Aparece as el escepticismo, el recelo en el poder de la razn para acceder a lo verdadero, y por
ltimo, despus de las efmeras e ineficaces experiencias del eclecticismo
y del probabilismo acadmico, se vuelve de nuevo a la religin, como la
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2. La biografa de Clemente
Tito Flavio Clemente llega a Alejandra hacia el 180. Haba nacido treinta aos antes en Atenas3, de padres paganos4, a mediados del siglo II,
hacia el ao 150 de nuestra era cristiana5. Aunque algunos de entre los
autores antiguos lo creyeron natural de Alejandra, segn refiere Eusebio,
los crticos modernos se pronuncian por Atenas. La cultura y el estilo
literario de Clemente abonan tambin esta hiptesis: l mismo, en una de
sus obras6, habla de Alejandra como una ciudad a la que haba llegado
por vez primera para frecuentar la escuela catequtica que all exista7.
Probablemente, lleg a Alejandra, ya en su madurez, en tiempos del emperador romano Cmodo [180-192]. El historiador Eusebio asegura que
por este tiempo (Clemente) se ejercitaba en las Escrituras divinas y era
clebre en Alejandra8.
Clemente no naci cristiano, sino pagano. Perteneca a una familia pagana y recibi una primera y esmerada educacin tambin pagana9. l
mismo refiere10 que fue iniciado en los misterios de la religin pagana y en
la filosofa griega, y que sus primeros maestros fueron dos griegos [uno de
Jonia y otro de Sicilia], un egipcio, un asirio, un palestinense, y, por ltimo,
Epifanio, Panar., 32, 6 (PG 41, 552). Las noticias biogrficas que han llegado hasta
nosotros son muy escasas e inseguras: las fuentes principales son sus propios escritos
y los testimonios del historiador Eusebio de Cesarea y de Epifanio de Salamina. Para
ms detalles, cf. M. Merino - E. Redondo (eds.), Clemente de Alejandra, El Pedagogo,
FuP 5, ( Madrid 22009).
4
Cf. Eusebio, Prep. Evang., II, 2, 64 (SC 228, 80). Incluso podra deducirse que sus padres eran de ascendencia romana, como lo sugiere el mismo nombre de Tito Flavio.
5
No existe indicacin alguna cierta a este respecto. A. Harnack, Die Chronologie, II
(Leipzig 1904) 12, propone el ao 145.
6
Cf. Strom., I, 11, 2. Todas las citas de Clemente las hemos sacado de la edin que hemos realizado de sus obras en la Coleccin Fuentes Patrsticas, de la Editorial Ciudad
Nueva en Madrid, entre los aos 1994-2008.
7
Sobre este particular, cf. A. le Boulluec, Lcole dAlexandrie. De quelques aventures dun concept historiographique en Alexandrina. Mlanges offerts C. Mondsert
(Paris 1987) 402-417.
8
Eusebio de Cesarea, Hist. Eccl., V, 11, 1 (BAC 349, 302).
9
El helenismo cultural de Clemente es el indicio ms seguro de sus antecedentes paganos. Cf. A. Mhat, tudes sur les Stromates de Clment dAlexandrie (Paris 1966) 43.
10
Cf. Strom., I, 11, 1-2.
3
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Esta carta, queridos hermanos mos escribe Alejandro, os la he enviado por medio del bienaventurado presbtero ( ) Clemente, hombre
virtuoso y probado, a quien vosotros aprobasteis [...], que ha consolidado y aumentado la Iglesia del Seor (Eusebio, o. c., VI, 11, 6: BAC 350, 304).
17
Cf. Paed., I, 37, 3. A estos dos testimonios, el de la carta de Alejandro y este pasaje
del Pedagogo, sobre el presbiterado de Clemente, hay que aadir la noticia que nos
transmite San Jernimo en el captulo 38 de su obra De viris illustribus (PL 23, 686s.).
Hugo Koch, War Klemens von Alexandrien Priester? en ZNW 20 (1921) 43-48, ha
estudiado estas tres noticias y concluye que nuestro Clemente no fue presbtero.
18
Eusebio de Cesarea, Hist. Eccl., VI, 14, 8-9: BAC 350, 374. Cf. R. Cadiou, La jeunesse
dOrigne. Histoire de lcole dAlexandrie au dbut du III sicle (Paris 1935).
19
Cf. J. Champonier, Naissance de lhumanisme chrtienne, en BulBud 3 (1947) 5896, especialmente 85-96; G. Bardy, La vie spirituelle daprs les Pres des trois premires
sicles, vol. 2 (Tournai 1968) 11.
20
Entre otros trabajos, sealamos el de C. Scalfert, Un ducateur optimiste: Clment
dAlexandrie, t 17 (1923) 536-556; etc.
16
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palabra; aunque se aprecian en l eso s ciertas preferencias por el platonismo medio y el estoicismo. Ciertamente Platn, en especial, es citado
por l con muchsima frecuencia. A. de la Barre24 ha destacado un rasgo
muy interesante de su actitud intelectual: Clemente est convencido de
que la sabidura humana aunque imperfecta puede servir para traducir
la sabidura divina. Por eso, fue uno de los grandes entusiastas y pioneros
del empeo de armonizacin entre la Razn y la Fe. Sin duda, su excesivo
empeo armonizador le hizo caer en algunas imprecisiones doctrinales.
4. Circunstancia histrica
Desde la perspectiva diacrnica, el tiempo histrico que le toc vivir a
Clemente de Alejandra est signado por dos acontecimientos especialmente relevantes. El primero tambin cronolgicamente es el encuentro de dos pueblos Grecia y Roma y la fusin o integracin de dos
culturas: la paideia griega y la humanitas romana. Este encuentro genera una
cultura pagana en la que vienen a integrarse tambin elementos judaicos y
orientales. La cultura helenstica, que haba integrado los cuatro elemen
tos bsicos de la paideia griega clsica el filosfico, el filolgico, el potico y el
gimnstico presentaba signos inequvocos de decadencia. La filosofa, desprovista de su empuje creador y de sus altos vuelos metafsicos, vive de
la tradicin socrtico-platnica y aristotlica, fragmentada en numerosas
sectas y corrientes diversas. La retrica ha perdido tambin la fuerza creadora, que naca en buena parte de la constitucin y estilo democrticos
de la vida ateniense: suprimida la libertad poltica, la retrica se haba con
vertido en una elocuencia de escuela con un tecnicismo minuciosamente
codificado. La poesa segua viviendo tambin de los grandes maestros de
la poca clsica. En cuanto a la cultura fsica la gimnstica haba dege
nerado en una molicie blandengue, propicia a ciertas aberraciones. En re
sumen: el formalismo y la tendencia a la sntesis y al eclecticismo pueden
considerarse como rasgos definitorios de la paideia 25 helenstica, creadora
de un nuevo humanismo ms universalista y ms tcnico, pero menos
creador, promovido principalmente por las escuelas peripatticas, estoicas y epicreas, que reconocen al hombre como ciudadano del mundo.
A estos rasgos hay que aadir, por otra parte, la tendencia a la universalidad y al cosmopolitismo, rasgo que faltaba en cambio en la paideia clsica,
Cf. A. de la Barre, Clment dAlexandrie en DThC 3, 138.
Empleamos aqu el trmino paideia en el sentido amplio de cultura.
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Clemente sabe muy bien, por la lectura de la Sagrada Escritura, que Dios
quiere que todos se salven. La consecuencia inevitable de este principio
es que Dios ha tenido que dar a todos los hombres los medios necesarios
para alcanzar esa salvacin. Desde esta atalaya se ve toda la amplitud que
nuestro Autor concede a la verdad de un Dios providente y por qu l no
tiene en consideracin las escuelas filosficas que no han reconocido la
existencia de la Providencia: Segn la tradicin divina54, la Providencia se
mantiene en pie y consolida por la filosofa, y quitada sta, la economa55
salvfica parece un mito56. Sera un acto de clara iniquidad prosigue el
Alejandrino que los que han partido antes de la venida del Seor, tuvieran salvacin o castigo sin haber sido evangelizados, y, por ello, sin tener
responsabilidad alguna en creer o no creer57. En efecto, no es justo que
esos sean condenados sin juicio, y que solo gocen de la justicia divina los
que han existido despus de la venida [de Cristo]58. Es decir, Dios no
sera justo si no hubiera dado a todos la posibilidad de salvarse, y hubiera
querido a la vez que todos los hombres se salvaran.
De estas palabras surge la conclusin lgica de Clemente: Dios ha
dado histricamente a los judos la ley, y a los griegos la razn, como
medio de garanta salvfica. Para el Alejandrino esta verdad est fuera de
toda discusin: Merecidamente, pues, [se ha concedido] a los judos la
ley y a los griegos la filosofa, hasta la venida. Desde esta perspectiva
existe la llamada universal: que el nico Dios que es el solo Dios de los
dos pueblos, griegos y brbaros [cristianos], o mejor de todo el gnero
humano, mediante el nico Seor lo rene a la vez en un pueblo singular59 de justicia60. Sin duda, Clemente afirma que la razn sistematizada,
la filosofa, es el testamento que Dios ha concedido a los griegos61 y
ha tratado de esclarecer esta funcin del pensamiento concedido a los
J. Danilou, La tradition selon Clment dAlexandrie, en AugR 12 (1972) 10-11, ha
estudiado la diferencia entre tradicin divina y tradicin humana. E. Molland, The origin,
118, considera el cristianismo de Clemente como una filosofa.
55
La economa salvfica es obra primordial de la Providencia. Cf. A. Mhat, tude,
309-310; A. Brontesi, La soteria in Clemente Alessandrino (Roma 1972) 340ss.
56
Strom., I, 52, 2.
57
Cf. Strom., II, 26, 3.
58
Strom., VI, 48, 4-5.
59
Ex. 19, 5.
60
Strom., VI, 159, 9.
61
Cf. Strom., VI, 67, 1.
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es de la que aqu habla: L. Farinelli, Filosofia e rivelazione, 28. Existe otra forma de conocer la verdad, de penetrar directamente en su realidad; pero para ello es necesario
un sentido especial que viene solo a travs de la fe. Cf. R. Mortley, The Mirror and
I Cor. 13, 12 in the Epistemology of Clement of Alexandria en VigChr 30 (1970)
115-116; L. Gallinari, La problematica, 89-91.
Strom., IV, 156, 1. Sobre el carcter infalible de Dios, cf. L. Farinelli, Filosofia, 28;
S. Lilla, Clement of Alexandria, 217-221; J. Whittaker,
en VigChr 23 (1966) 98-99; J. Moingt, La gnose, 546; E. de Faye, Clment
dAlexandrie, 230-247; E. F. Osborn, The Philosophy, 38.
Strom., II, 5, 3. Dios trasciende de tal forma al mundo sensible que ni siquiera el
lenguaje humano es suficientemente adecuado para expresar la naturaleza divina; cf.
W. E. G. Floyd, The problem of evil, 6-7.
Cf. Strom., V, 71, 3.
Lit.: El-que-es-por-s-mismo.
Strom., V, 82, 1. Diversos comentarios a estas palabras del Alejandrino pueden verse en W. Vlker, Der wahre Gnostiker nach Clemens Alexandrinus, (Texte und Unter
suchungen zur Geschichte der altchristlichen Literatur 57; Berlin 1952) 94; A. Orbe,
Hacia la primera teologa de la procesin del Verbo. Estudios Valentinianos, vol. I/1-2 (Analecta Gregoriana 99-100; Romae 1958) 101-110; J. Ferguson, The achivement of
Clement of Alexandria en Religious Studies 12 (1976) 70; J. Whittaker,
, 94; S. Fernndez Ardanaz, Genesis y anagennesis. Fundamentos de la
antropologa cristiana segn Clemente de Alejandra (Vitoria 1990) 218-219. Para los nombres, cf. R. Mortley, Connaissance religieuse et hermneutique chez Clment dAlexandrie
(Leiden 1973) 189-190.
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la verdad; sin duda la razn es para el hombre una seal de sabidura, una
incitacin a ocuparse de Dios. La razn es una propedutica para le fe,
precisamente por su misma naturaleza, que no es otra que la de buscar el
sentido de la propia vida y, como consecuencia, al Autor del universo en
el que vivimos. As pues, la razn, en el pensamiento de Clemente, est
abierta a la fe por su misma naturaleza; no se pone al lado de la fe, en paralelo, concordando con ella por una fortuita coincidencia o armona preestablecida, sino sobre todo porque la fe comienza donde termina la razn,
en perfecta continuidad, en perfecta coherencia, creando una simbiosis
que en vez de ser una prdida de la naturaleza o de la sobrenaturaleza, de
la razn o de la fe, es un provecho para ambas, es una potencialidad entre
ambas, porque cada una cumple con su misin propia, querida por Dios
mismo, autor de una y otra.
Nos falta por analizar el segundo momento. Cul es el papel que
desempea la razn en el ya creyente? El Alejandrino resuelve el problema, como es obvio, afirmando que la razn ya lo hemos insinuado
anteriormente es la defensa de la fe contra los ataques del error73, aunque no sea este el fin principal ni el ms directo de la razn respecto a
la fe ya aceptada. Respondiendo a los que le objetaban que se puede ser
fiel cristiano incluso sin saber leer, Clemente cuida de establecer positivamente la finalidad principal de la razn frente a la fe. Despus de
afirmar que es imposible sin estudio comprender la doctrina de la fe,
prosigue: Aceptar lo que se dice con verdad, y rechazar lo ajeno [a la
verdad] no lo infunde la fe sencilla, sino la fe relacionada con el aprendizaje74. Mas si la ignorancia es falta de educacin, al mismo tiempo es
tambin falta de conocimientos. La enseanza inspira la ciencia de las
cosas divinas y humanas75. No se puede ser ms claro y a la vez ms
equilibrado. Al Alejandrino no le importa que pueda haber personas que
Cf. Strom., I, 100, 1.
Para la distincin de estas dos clases de fe, cf. Strom., I, 99, 1. A Clemente no le importa aceptar la terminologa de sus adversarios herejes, pero difiere de ellos en su
razonamiento: la salvacin depende ciertamente de la fe, pero no existen dos clases
de fe diversas que den origen a dos clases de salvacin. El Alejandrino habla de dos
clases de fe porque existen diversas clases de respuesta a la nica salvacin. El punto
de partida es el mismo para todos los hombres: la fe sencilla o comn; la meta se
diversifica segn los mritos de cada uno: la fe relacionada con el aprendizaje.
75
Strom., I, 35, 2-3. No se trata de cualquier enseanza, sino de la divina. En este
sentido, la enseanza es sinnimo del trmino sabidura, con la peculiaridad de que la
primera se refiere al mtodo y la segunda a los contenidos del aprendizaje.
73
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se salven sin saber leer, sin hambre de una gran cultura. l defiende la
necesidad, como principio general, de profundizar en la fe, de poseer una
inteligencia mejor iluminada y ms segura. Dios no quiere que quien ha
credo permanezca inerte respecto a la verdad. La incitacin evanglica:
Buscad y encontraris76, se convertir en nuestro Autor, al igual que en
otros contemporneos suyos, ortodoxos y herejes, en el aguijn constante que le estimula por el camino hacia la Verdad.
8. Los caminos de la razn
Son muchos y variados los senderos que utiliza la razn humana para
acceder al conocimiento de la verdad. La razn comparte desde su misma
existencia la informacin y el derecho a expresarse. En esta perspectiva
tendramos que hablar de aquellas fuentes y caminos que son meramente
instrumentos materiales, como pueden ser las distintas formas del lenguaje, escrito o hablado, y los diversos gneros literarios que dicho lenguaje adopta en sus distintas formulaciones. Los escritores cristianos de los
primeros siglos son judos y tambin fundamentalmente paganos cultos.
Ellos son los herederos de tradiciones en las que existen mltiples formas
y modelos literarios de manifestar los hallazgos de la razn humana. Para
transmitir el mensaje original cristiano, cmo ha utilizado Clemente de
Alejandra las formas y modelos literarios que tena a su disposicin? De
qu manera ha innovado y cmo se pueden comprender estas innovaciones? Tambin en este sentido ms inanimado, Clemente de Alejandra
sabe recuperar el uso de la razn, proporcionado a la verdadera condicin
del hombre, para asegurar la comprensin de la Verdad (con mayscula),
as como la transmisin de la misma a sus contemporneos.
Una mirada, aunque sea superficial, a sus obras principales, Protrptico,
Pedagogo y Stromata, recuerdan a otros autores paganos que tenan los mismos objetivos que nuestro maestro cristiano, aunque con otras perspectivas, y que emplearon los mismos procedimientos literarios77. Nos estamos
refiriendo a la influencia del gnero apologtico, en sus vertientes de anuncio
y de solicitud concreta. Pero no quisiramos detenernos en esta fuente de
inspiracin del Alejandrino, sin duda interesante para comprender mejor
la homonimia del maestro cristiano con sus antecesores paganos: nos lle Mt 7, 7; Lc 11, 9.
Es este punto es clsico el trabajo de W. Jaeger, Cristianismo primitivo y paideia griega
(Mxico-Buenos Aires 1965).
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Cf. J. Bernard, Die apologetische Methode bei Klemens von Alexandrien. Apologetik als Entfaltung der Theologie (Leipzig 1968).
79
Al respecto, cf. L. E. Rossi, I generi litterari nella patristica en AugR 14 (1974)
381-699.
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ms preclaros en los que se fija nuestro Autor para cerrar esta visin
panormica que ofrece sobre la importancia del mtodo alegrico.
Pero cul es la razn que ha podido suscitar esta extensin universal
de la disimulacin por medio de la alegora? Clemente expone los diversos
beneficios que puede reportar esta forma de expresin. As, en primer
lugar, el mtodo alegrico permite al escritor concentrar su mensaje
en pocas palabras, y al exgeta probar su perspicacia y su laboriosidad:
La prctica de la interpretacin simblica escribe es muy til para
muchas cosas: para colaborar a la verdadera teologa, para la piedad, para
demostrar la inteligencia, para ejercitarse en la concisin y como prueba
de sabidura83. Al permitir la brevedad, facilita la memoria, y al rodearse
de oscuridad, estimula la investigacin; estos son otros tantos frutos
benficos del alegorismo.
Pero sobre todo, una cierta disimulacin da un mayor valor a lo
que, expuesto de forma escueta, perdera su encanto. En verdad, una
declaracin obvia no autoriza ms que una sola interpretacin, mientras
que la alegora se deja explicar de varias maneras; sta es su riqueza. As
lo expresa nuestro Autor, despus de exponer una somera lista de autores
que han utilizado la alegora: La vida ser insuficiente para enumerar
la multitud de los que filosofan mediante smbolos. Los escritos de la
filosofa brbara han empleado esos mismos [smbolos] por razn
de la memoria, la concisin y el inters por la verdad. As, quieren en
realidad que la autntica filosofa y la verdadera teologa84 estn al alcance
solamente de quienes las practican asiduamente, y de los que dan prueba
conforme a la fe y a la vida. Ahora bien, anhelan que tengamos necesidad
de un intrprete y de un gua; as tambin se apreciaran ms y serviran a
los dignos de ellas, y estaran menos expuestos al error, al recibirlas de los
competentes como es debido. Por otra parte, todo lo que se transparenta
a travs de un velo muestra la verdad de un modo ms grande y augusto85.
Al igual que los frutos vistos debajo del agua, y las formas que mediante
velos transparentes permiten adivinar algunas alusiones en ellas. As, las
formas inundadas de luz se hacen por eso mismo convincentes, y las
Strom., V, 46, 1.
En la poca en que escribe el Alejandrino, la teologa era una parte de la filosofa,
especialmente entre los etoicos: B. D. Dupuy, En los orgenes de la nocin de teologa: profeca y teologa en Clemente de Alejandra (Santander 1975) 140.
85
Para la importancia metodolgica del velo en nuestro autor, cf. R. Mortley, Connaissance religieuse, 181-187.
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Strom., II, 9, 1.
Por parte de Dios, el aprendizaje humano supone una iluminacin divina (cf. Strom.,
II, 48, 4), pero desde el lado humano implica un asentimiento, una obediencia libre
o docilidad para escuchar a Dios mediante la fe.
107
Strom., II, 55, 1.
108
Cf. H. A. Wolfson, La filosofia dei Padri, 111-113; tambin es interesante este trabajo
para la relacin entre los trminos estoicos y el aristotlico de la fe, usados por
Clemente (120). Para el asentimiento en perspectiva moral, cf. O. Prunet, La morale
de Clment dAlexandrie et le Nouveau Testament, (tudes dhistoire et de philosophie
religieuses 61; Paris 1966) 58-60.
105
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duce las buenas obras y la conducta recta, dir Clemente109; fe y obras son
los que, por parte del hombre, facilitan la autntica salvacin.
Incluso, faltando el asentimiento concluye el Alejandrino al ser humano le queda la fe. En efecto, dir l, no preguntamos por las cosas que
son evidentes (si es de da cuando es de da), ni sobre lo que jams quedar claro (si el nmero de las estrellas es par o impar), ni tampoco proponemos cosas insolubles o irrefutables; sin embargo, a pesar de ello, la fe se
mantiene ntegra porque su propuesta es algo infalible, Dios mismo, que
es quien habla y apuntala lo que el hombre busca110.
Hasta aqu hemos hablado de dos elementos razonados de Clemente
sobre la fe: la preconcepcin y el asentimiento. Dando un paso ms, el
maestro Alejandrino afirmar que la fe necesita tambin de la percepcin,
para que tenga lugar el asentimiento. La fe es el escrutinio de las cosas que
no se ven, como afirma la Carta a los Hebreos: La fe es fundamento de
las cosas que se esperan, prueba de las que no se ven111. Moiss espera
ver lo que es invisible112; espera porque cree, afirma Clemente, y ve con
su mente los objetos y cosas del futuro. As lo dice: Porque tambin el
que espera, como el que cree, ve con la inteligencia lo comprensible y
lo futuro. Ahora bien, aunque afirmemos que algo es justo y digamos
que tambin es bello, e incluso digamos que algo es verdad, no obstante,
ninguna de esas realidades las hemos visto con los ojos, sino solo con la
inteligencia113. Se trata, pues, de una percepcin inteligible. Tambin la
percepcin y la sensacin son escalones para la razn, pero no es menos autntico que la fe avanza por las cosas que se perciben: Aunque la
sensacin sea el peldao de la ciencia, sin embargo la fe se hace primero
camino mediante las cosas sensibles, luego abandona la opinin, aspira
hacia lo que no es engaoso y descansa en la verdad114. En este punto la
razn y la fe hacen el mismo camino, aunque en planos diferentes.
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Esegesi e catechesi nei Pdri (sec. II-IV), (Bibl. di Scienze Religiose 106; Roma 1993) 118.
Para la sabidura enseada por Dios, cf. J. Wytzes, The Twofold Way I-II. Platonic
Influences in the Work of Clement of Alexandria en VigChr 14 (1960) 147.
El aprendizaje () en el Alejandrino implica siempre la iniciativa del Maestro que imparte la instruccin; se trata, pues, de una iluminacin conferida por el
Maestro. Por el contrario, el aprendizaje griego consista en la transmisin, de hombre a hombre, sobre conocimientos imperfectos y falibles como el hombre mismo.
Strom., II, 48, 3. Para la coherencia entre la fe y la verdad, cf. L. Rizzerio, La nozione
di , 188.
Strom., II, 9, 6.
Gn 4, 16.
Sobre la etimologa de estos nombres, cf. U. Treu, Etymologie und Allegorie bei
Klemens von Alexandrien en F. L. Cross (ed.) Studia Patristica, vol. IV (Oxford 1961)
197. Un breve comentario a este pasaje puede vese en R. Mortley, Connaissance religieuse, 116.
Cf. A. Kerrigan, The Notion of peace in the Writings of Clement of Alexandria en XXXV Congreso Eucarstico Internacional, Sesiones de Estudio, vol. II, (Barcelona
1954) 431.
86 Marcelo Merino
Rm 4, 5
Rm 4, 17.
Strom., VII, 95, 9-96, 1.
Desde esta perspectiva de la fe, los hechos histricos de la vida de Cristo adquieren
un sentido subjetivo e interior; la fe se constituye en la clave de su muerte o de su
vida en el alma del individuo. Clemente interpreta la fe en Cristo por su relacin con
la persona, ms que con la historia objetiva de los acontecimientos.
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texto para justificar sus propias pasiones; aunque hay tambin quienes la
leen empleando la fe, una confianza irrebatible, una demostracin cierta.
Estos ltimos son los tcnicos, que para aprender su profesin se adhieren
a la escuela del Pedagogo perfecto, con el objetivo de ser formados a
su semejanza. En este punto las diferencias que seala Clemente entre
los maestros paganos y Cristo-Maestro son profundas: Demstenes
aprendi la retrica, Crisipo la dialctica, pero Cristo nos forma segn su
propia naturaleza. De esta manera el Alejandrino manifiesta el deseo de
equilibrio personal que posee el tcnico cristiano en la certidumbre de su
habilidad, pues es Dios mismo, el Inmutable, quien da al alma ese espritu
de percepcin que no falla.
Pero fijmonos en la idea de la certidumbre de la fe, pues como
hemos indicado no se apoya en la fuerza de sus argumentos, sino en el
objeto de su demostracin. El dinamismo existente entre fe y asentimiento proviene de su funcin como coherencia entre el alma y Dios,
ya que ambos son los que aseguran el retorno a las fuentes, al primer y
ltimo principio. En sentido contrario, la separacin de ambas, que es
propiamente la increencia, el estado de , viene caracterizado por
la debilidad y la impotencia. Por eso el ateo, dir Clemente, tiene una
vida privada de fuerza y fecundidad, ha perdido sus races. Sus palabras
al respecto en el Protrptico son terminantes: Atesmo y supersticin son
cimas de ignorancia; hay que procurar permanecer fuera de ellos134. Las
palabras explicativas que aade el Alejandrino, por desacostumbradas,
no parecen menos verdaderas: El que invoca a muchos dioses falsos en
lugar del nico Dios verdadero, es lo mismo que el hijo de una prostituta demandando a muchos padres por desconocimiento del verdadero padre135. Es decir, el creyente posee una vida que debe su vigor y
fuerza a la Vida misma. La fe implica un deseo del conocimiento de la
ciencia del autntico Dios, y esta ciencia divina aporta al creyente el conocimiento de todo lo dems; de esta manera la fe adquiere un aspecto
creador y poderoso.
Dios es fortaleza y su intermediario es la palabra de su fuerza,
que manifiesta la naturaleza del Padre en la vida terrena. Y la fe goza
tambin de esa misma . Clemente afirma que hay cuestiones
que son discutibles y lo sern siempre: nunca se sabr el nmero de las
Protr., 25, 1.
Protr., 25, 2.
134
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misma fe: Por lo que a nosotros se refiere, hemos aprendido del Seor,
mediante las Escrituras, que al hombre se le ha dado la facultad de elegir
y de rechazar libremente139, apoyndose en la fe, como criterio inmutable;
demostramos que el espritu est pronto140, porque hemos elegido la vida
y hemos credo a Dios mediante su voz141.
En definitiva, el discernimiento o criterio de la autenticidad del
conocimiento que aporta la fe es Dios mismo. Clemente lleva esta idea al
plano de la razn, siguiendo a Aristteles, relacionndolo con el concepto
de que lo que es evidente en s mismo se autentifica por s mismo, sin
necesidad de otros criterios externos. As sucede, como hemos indicado
ms arriba, con la indemostrabilidad de los primeros principios, ya que
son evidentes en s mismos.
Podemos ya concluir que mientas la fe representa el comienzo del
criterio mismo, la demostracin constituye el cuerpo de enseanza y
de sabidura que apuntala esa toma de conciencia inicial. La palabra de
Dios encarnada en el Logos y representada en las Sagradas Escrituras,
provoca la certidumbre, pues se trata de una demostracin que no admite
contradiccin. Quien cree en las divinas Escrituras142 hace slido su
criterio y de ah que reciba como demostracin irrefutable la voz de aquel
que nos ha dado las Escrituras, de Dios; por ello, la fe no es algo que
pueda apoyarse en la demostracin143. As, son bienaventurados los que
han credo sin haber visto (Jn 20, 29)144.
Clemente expone ahora los argumentos sobre la fe, desde una perspectiva teolgica.
Se rechaza el naturalismo de los gnsticos. El hombre necesita ser salvado y, por
ello, ser libre, poder elegir y optar: cf. S. Fernndez Ardanaz, Gnesis, 50; A. Zeoli,
Libero arbitrio, grazia e predestinazione nel pensiero di Clemente Alessandrino en
Humanitas 9 (1954) 853, n. 13.
140
Mt 26, 41; Mc 14, 38. Cf. V. Messana, Lo Spirito Santo e laccezione clementina di
senso spirituale en AugR 20 (1980) 489; J. Bernard, Die apologetische Methode, 160;
L. F. Ladaria, El Espritu en Clemente Alejandrino. Estudio teolgico-antropolgico, (Estudios
16; Madrid 1980) 147.
141
Strom., II, 12, 1.
142
Los adjetivos santas, sagradas y divinas aplicados a las Escrituras demuestran en
Clemente su autoridad: J. Ruwet, Clment dAlexandrie. Canon des critures et
Apocryphes en Bibl 29 (1948) 85.
143
Con otras palabras: la fe precede a la demostracin y se desarrolla en ella.
144
Strom., II, 9, 6.
139
Conclusin
Hemos recorrido al trote el camino de la epistemologa con los mejores
compaeros de viaje: la fuerza de la razn y la certeza de la fe; y hemos
sido guiados por un buen pedagogo, como es Clemente de Alejandra. Durante estos minutos hemos tratado de manifestar cmo la razn humana
y la fe de la revelacin pueden y deben llevarse bien, pues se necesitan
mutuamente. As, podemos concluir con el eco de las palabras de nuestro
gua: Si no es suficiente con expresar simplemente las opiniones, sino
que es preciso comprobar lo que se dice, nosotros no aguardamos el testimonio proveniente de los hombres, sino que comprobamos el objeto
de nuestra investigacin con la palabra del Seor que ofrece una garanta superior a cualquier otra prueba, o mejor, que ella misma es la nica
prueba145. En efecto, razn y fe se expresan con la misma importancia
que cada una tiene conforme a su misma naturaleza, aunque en planos
diversos por su misma esencia.
Es verdad que Clemente no ha desarrollado una verdadera teora sobre
las relaciones entre razn y fe, como las relaciones entre fe y razn que
desarrollarn, de modo reflexivo y sistemtico, otros autores posteriores
del cristianismo, pero ha intuido el gran principio equilibrador entre ambas, es decir, Dios como nico autor de la naturaleza y de la gracia. De
una parte el Alejandrino no permite minusvalorar o desconocer la modesta contribucin de la razn, pero tampoco enaltece tanto la doctrina
revelada, como para declararla nica certeza soberana en el camino que el
hombre debe recorrer hacia su propia salvacin eterna.
Clemente era pagano por su nacimiento y por su primera formacin;
pero era tambin autnticamente cristiano por el bautismo, por su segunda formacin y por su fidelidad a la vocacin cristiana. Esta doble
circunstancia explica que en la formulacin del fin y de los objetivos de la
vida y de la educacin se integren no en paridad elementos de ambas
procedencias. Al preguntarse por el fin del hombre y de la vida, Clemente
repasa explcitamente las opiniones varias de diversos filsofos. Especial
consideracin le merece Platn, porque entiende que su ideal encaja bien
con el objetivo cristiano: asemejarse a Dios, que en esto consiste el bien
supremo y fin ltimo de hombre. Tambin le merece particular estima el
objetivo estoico de una vida conforme a la naturaleza y a la recta razn.
Pero, naturalmente, la definicin del fin ltimo del hombre lo toma Cle Strom., VII, 95, 8.
145
92 Marcelo Merino