Levitt y Glick Schiller
Levitt y Glick Schiller
Levitt y Glick Schiller
PERSPECTIVAS
INTERNACIONALES SOBRE
MIGRACIN: CONCEPTUALIZAR
LA SIMULTANEIDAD
PEGGY LEVITT
NINA GLICK SCHILLER
Traduccin del ingls
Luis Rodolfo Morn
RESUMEN
En este artculo exploramos la teora social y la metodologa consecuente con sta, que
subyacen en los estudios sobre migracin transnacional. Proponemos un acercamiento del campo social al estudio de la migracin y distinguimos entre las formas de ser y
las formas de pertenecer a ese campo. Argumentamos que la asimilacin y los vnculos
transnacionales duraderos no son incompatibles ni trminos de una oposicin binomial.
Resaltamos los procesos que estn soterrados a la investigacin tradicional sobre la migracin, pero que se abren al escrutinio analtico bajo una ptica transnacional. Situamos
nuestra perspectiva sobre el fenmeno migratorio dentro de un proyecto intelectual ms
amplio para volver a pensar y reformular el concepto de sociedad.
PALABRAS CLAVE: transnacionalismo, migracin, teora social, Estadonacin.
ABSTRACT
In this paper, we explore the social theory and consequent methodology that underpins
studies of transnational migration. We propose a social eld approach to the study of
migration, and distinguish between ways of being and ways of belonging in that eld.
We argue that assimilation and enduring transnational ties are neither incompatible nor
binary opposites. We highlight social processes and institutions that are routinely obscured by traditional migration scholarship but become opened up to analytical scrutiny
by using a transnational lens. We locate our approach to migration research within a
larger intellectual project, undertaken by scholars of transnational processes in many
elds, to rethink and reformulate the concept of society such that it is no longer automatically equated with the boundaries of a single Nationstate.
KEYWORDS: transnationalism, migration, assimilation, social theory, Nationstate
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INTRODUCCIN1
ste es un artculo de coautora, concebido y escrito en conjunto por las dos autoras. Migracin y
desarrollo agradece a la revista International Migration Review, en su edicin 2004, el permiso para
traducir y publicar esta primicia en su versin espaola.
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ACERCAMIENTOS FUNDACIONALES
Ya se han generado varias oleadas de estudios sobre migracin transnacional, las cuales han ayudado a anar los conceptos y a analizar las relaciones de manera mucho
ms detallada que en las formulaciones previas. Los investigadores han estudiado la
formacin de identidades y las prcticas econmicas, polticas, religiosas y socioculturales que impulsan, al mismo tiempo, a los migrantes al incorporamiento as como
a la vinculacin transnacional.2 Se han propuesto tipologas para percibir las variantes
en las dimensiones de la migracin transnacional. El grado en el cual sta es un fenmeno novedoso, o si comparte semejanzas con sus materializaciones previas, ha
sido tema de muchos debates.3 Diversos estudios examinan el alcance de las prcticas
transnacionales entre poblaciones particulares de inmigrantes.4 Finalmente, un cuer-
Vanse, por ejemplo, Basch, Glick Schiller y Szanton Blanc, 1994; Smith y Guarnizo, 1998; Grasmuck y Pessar, 1991; Laguerre, 1998; Itzigsohn et al., 1999; Smith, 2003; Levitt, 2001a; Glick Schiller y Fouron, 2001; Ebaugh y Chafetz, 2002; Kyle, 2001; OstergaardNielsen, 2003; Fitzgerald,
2003; Landolt, 2001; Goldring, 2002; Vertovec, 2003; Gold, 2002; Koopmans y Statham, 2001; Riccio, 2001; Van der Veer, 2001; Abelman, 2002; Morgan, 1999; Faist, 2000a, 2000b; Schiauer, 1999;
Sklair, 1998; Levitt, 2001b; Itzigsohn, 2000; Portes, Guarnizo y Landolt, 1999; Glick Schiller, 2001a;
Kivisto, 2001; Mahler, 1998; Duany, 2000.
3
Vanse Foner, 2000; Gabaccia, 2002; Glick Schiller, 1999; Smith, 2002; Morawska, 2001a; Weber,
1999.
4
Vanse Portes, Haller y Guarnizo, 2002; Guarnizo et al., 2003; Itzigsohn y Saucedo, 2002.
2
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po emergente de estudiosos intenta explicar los matices en las prcticas transnacionales que se dan entre distintos grupos.5
Para desarrollar an ms nuestra teora y nuestra metodologa, as como para
abordar las implicaciones de la incorporacin simultnea, iniciamos con una breve
sntesis de los estudios acadmicos sobre la migracin transnacional realizados hasta la fecha con base en los cuales se puede conformar una nueva sntesis terica.
Examinamos cuatro distintas tradiciones que se elaboran entre los acadmicos de
la migracin transnacional: la investigacin que realizan los socilogos y antroplogos
en Estados Unidos; los estudios efectuados por el Oxford Transnational Community
Programme; un cuerpo de literatura sobre las familias transnacionales; y un esfuerzo
por reformular las nociones de espacio adems de estructura social. A estos desarrollos subyace un problema imprescindible de la teora social: cmo repensar a la sociedad si no damos por sentadas las fronteras nacionales.
Los estudios acadmicos sobre la migracin en Estados Unidos estn marcados
por su crtica al paradigma asimilacionista no lineal de la investigacin clsica del fenmeno migratorio (Glick Schiller, 1999; Basch, Glick Schiller y Szanton, 1994; Glick
Schiller, Basch, Szanton, 1995). Algunos estudios se han centrado en los tipos de redes
que se extienden entre las comunidades de origen y los migrantes (Grasmuck y Pessar,
1991; Levitt, 2001a; Rouse, 1992; Smith, 1998). Otros han procurado determinar las
condiciones bajo las cuales los migrantes sostienen vnculos e identidades que los ligan
con el lugar de origen, as como el grado en el cual son comunes las prcticas transnacionales en la poblacin migrante en su conjunto (Basch, Glick Schiller, y Szanton
Blanc, 1994). Estos anlisis han revelado que una cifra pequea pero no por ello
menos signicativa de migrantes interviene, de forma regular, en prcticas econmicas y polticas transnacionales (Portes, Haller y Guarnizo, 2002; Guarnizo, Portes
y Haller, 2003), y que todava ms individuos participan, ocasionalmente, en este tipo
de actividades. Algunos estudios exploran el nexo entre migracin y desarrollo, a la
vez que clasican a la migracin transnacional como un producto del capitalismo tardo, el cual provoca que los pases pequeos no industrializados sean incapaces de
lograr la autonoma econmica y los hace depender de las remesas generadas por
los migrantes (Itzigsohn, 2000; Portes, 2003). La manera en que los pases emisores
y receptores desempean un papel crtico en las vidas de los migrantes, tambin ha
recibido bastante atencin (Smith, 1999; Goldring, 2002; Levitt y De la Dehesa, 2003).
El estudio ms reciente sobre la segunda generacin, en muchos sentidos, contina
con el debate acerca de la asimilacin, cuyos protagonistas en el acercamiento clsico
argumentaban que la emigracin transnacional es un fenmeno ef mero, limitado a la
primera generacin. Mientras tanto, los transnacionalistas hablan de nuevas formas
del vnculo transnacional y reemplazan el trmino de segunda generacin por el de
generacin transnacional, para abarcar a los jvenes que se sitan en el terruo y en la
nueva tierra de destino.6
En tanto que muchos investigadores en Estados Unidos se centraron en los
nexos entre el lugar de procedencia y el lugar de destino (Homeland/New land), el
5
6
Levitt, 2003a; Itzigsohn y Saucedo, 2002; Portes, Haller y Guarnizo, 2002; Guarnizo et al., 2003.
Levitt y Waters, 2002; Glick Schiller y Fouron, 2002.
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Vase, por ejemplo, Koopmans y Statham, 2001; Riccio, 2001; Van der Veer, 2001; Abelman, 2002;
Morgan, 1999; Faist, 2000a; Schiauer, 1999; Sklair, 1998; Castles, 1998.
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Junto con Beck, Faist (2000a), Urry (2000) y un nmero creciente de tericos
sociales buscamos maneras de ir ms all de la teora de la sociedad como contenedor. Varios de estos acadmicos, sin embargo, tienden a despreciar el concepto de lo
social a medida que reconguran el concepto de la sociedad. La formulacin de Beck
de una cosmopolitizacin reexiva, y buena parte de la literatura que tiene que ver
con el cosmopolitismo, por ejemplo, abandona casi por completo la exploracin de
las relaciones sociales y del contexto social. En el cosmopolitanismo de Beck (2000),
como en la sociedad mundial de Luhmann, las tecnologas comunicativas se tornan
claves. Los ujos globales de los medios de comunicacin y el consumismo llevaron a
una nueva forma de conciencia. Las relaciones sociales y la posicin colectiva quedan
fuera del anlisis; lo individual y lo global se intersecan. Sin un concepto de lo social,
las relaciones de poder y de privilegio que ejercen los actores sociales, con base en el
interior de las estructuras y las organizaciones, no pueden estudiarse o ser analizadas.
Adems, al intentar superar el nacionalismo metodolgico, buena parte de esta construccin de la teora deja de lado el continuo poder del Estadonacin. Los estudios
del fenmeno migratorio transnacional, con su rastreo concreto del movimiento y la
interrelacin de la gente, proporcionan un til correctivo a estas faltas de atencin, al
subrayar el concepto de campo social.
Proponemos un concepto de sociedad basado en la idea de campo social y, dentro de esta investigacin, distinguimos entre formas de ser y formas de pertenecer.
La nocin de campo social existe en la literatura de la ciencia social en varias formas
distintas. En nuestro caso, nos basamos en las propuestas de Bourdieu y en la Escuela
de Antropologa de Manchester. Bourdieu utilizaba el concepto de campo social para
llamar la atencin sobre las maneras en que las relaciones sociales se estructuran por
el poder. Las fronteras de un campo son uidas y el campo mismo es creado por los
participantes que se unen en una lucha por la posicin social. Para Bourdieu, la sociedad es la interseccin de varios campos dentro de una estructura poltica (Jenkins,
1992). Segn el estudioso, los individuos o las instituciones pueden ocupar las redes
que constituyen el campo y vinculan las posiciones sociales. En tanto que esta aproximacin no niega la nocin de campos sociales transnacionales, Bourdieu no discute,
directamente, las implicaciones de los campos sociales que no son coextensivos con
los lmites del Estado.
La Escuela de Manchester tambin da forma a nuestro marco, pues sus acadmicos reconocieron que los migrantes que ellos estudiaron pertenecan, al mismo
tiempo, a localidades de carcter tribalagrario y a ciudadescolonia industriales. Las
redes de migrantes, que se extienden entre estos dos espacios, son vistas como constituyentes de un nico campo social generado por una red de redes. Al entender la
sociedad de esta manera, estos investigadores introdujeron un grado de anlisis social
que trasciende el estudio del individuo.
A pesar de su importancia, el trmino campo social, dentro de la investigacin
del fenmeno migratorio transnacional, no ha sido bien denido. A partir de Basch,
Glick Schiller y Szanton (1994), denimos el campo social como un conjunto de mltiples redes entrelazadas de relaciones sociales, a travs de las cuales se intercambian de
manera desigual, se organizan y se transforman las ideas, las prcticas y los recursos.8
Vanse tambin Glick Schiller y Fouron, 1999; Glick Schiller, 1999; 2003.
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Los campos sociales son de mltiples dimensiones y engloban interactividades estructuradas de diferentes formas, profundidades y alcances que se diferencian, en la teora
social, por los trminos organizacin, institucin y movimiento social. Las fronteras de
las naciones no son, necesariamente, contiguas con las fronteras de los campos sociales.
Los campos sociales nacionales son aquellos que permanecen dentro de las fronteras
de los pases, mientras que los campos sociales transnacionales conectan a los actores a
travs de relaciones directas e indirectas, va fronteras. Ningn mbito se privilegia en
nuestro anlisis. Armar la importancia relativa de los campos sociales nacionalmente
restringidos y de los transnacionales ha de ser cuestin de un anlisis emprico.
En los estudios sobre migracin, el concepto de campo social es una poderosa
herramienta para conceptualizar la variedad potencial de relaciones que vinculan a
quienes se trasladan y a los que se quedan. Nos lleva ms all del vnculo directo del
fenmeno migratorio hacia mbitos de interaccin en los que los sujetos que permanecen mantienen relaciones sociales por encima de las fronteras, mediante diversas
formas de comunicacin. Las redes dentro del campo conectan a la gente que carece
de conexiones directas, a travs de la frontera, con aquellos que las tienen. Adems,
las redes pueden consistir en vnculos fuertes o dbiles, que contactan a las personas
que tienen relaciones transnacionales con aquellos que no las poseen, pero que reciben inuencias indirectas de los ujos de ideas, objetos y remesas colectivas dentro
de su campo de relaciones sociales (Levitt, 1999). No podemos suponer que aquellos
que tienen vnculos sociales ms directos estarn ms activos, en lo transnacional, que
los que cuentan con conexiones ms dbiles; ni presumir que las acciones y las identidades, de quienes tienen vnculos ms indirectos, no se ven inuidas por la dinmica
dentro del campo. En cualquier estudio, el investigador determinar los parmetros
del campo que examina y denir los indicadores para analizar su fuerza e impacto.
Por ejemplo, puede haber un individuo central que sostiene altos niveles de
contacto con el terruo y que constituye el nodo por el que uyen la informacin, los
recursos y las identidades. Aunque otros sujetos pueden no identicarse o participar
en esos campos, el hecho de que sean parte de los mismos campos sociales transnacionales lo mantiene informados y conectados, de tal manera que pueden actuar si los
hechos lo motivan a hacerlo. El caso de que determinado individuo est integrado en
un campo social transnacional es la mejor seal de tales comportamientos, que si lo
vemos, simplemente, como integrado dentro de un conjunto de relaciones delimitadas
nacionalmente.
El concepto de campo social tambin pone en tela de juicio las divisiones tajantes del vnculo entre lo local, lo nacional, lo transnacional y lo global. En cierto sentido,
todos esos nexos son locales pues las conexiones, cercanas y distantes, penetran las
existencias cotidianas de los individuos que las viven dentro de una localidad. Pero, al
interior de sta, una persona puede participar en redes personales o recibir ideas y datos informativos que la conecten con otras, en un Estadonacin, a travs de las fronteras de un Estadonacin, o globalmente, sin haber migrado jams. Al conceptualizar
los campos sociales transnacionales, como algo que trasciende las fronteras de los Estadosnacin, tambin es posible notar que los individuos dentro de estos campos estn
inuidos, a travs de sus actividades y relaciones cotidianas, por mltiples conjuntos de
leyes e instituciones. Sus ritmos y actividades cotidianos responden no slo a ms de
un estado simultneamente, sino, asimismo, a instituciones sociales, como los grupos
religiosos, que existen dentro de muchos estados y ms all de sus fronteras.
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Una perspectiva del campo social revela, adems, que hay una diferencia entre
las formas de ser en un campo social, en contraposicin con las formas de pertenecer
(Glick Schiller, 2003; 2004).9 Las formas de ser se reeren a las relaciones y prcticas
sociales existentes en la realidad, en las que participan los individuos, ms que a las
identidades asociadas con sus actividades. Los campos sociales contienen instituciones, organizaciones y experiencias, dentro de sus varios planos, que generan categoras de identidad, a las que se adscriben, o son escogidas por, los individuos y grupos.
Los sujetos pueden estar incorporados a un campo social, pero no reconocerse con un
membrete o con una poltica cultural asociados con ese campo. Tienen la potencialidad de actuar o identicarse en un momento determinado, porque viven dentro del
campo social, pero no todos han decidido que as sea.
En contraste, las formas de pertenecer reeren las prcticas que apuntan o actualizan una identidad, que demuestran un contacto conciente con un grupo especco. Estas acciones no son simblicas, sino prcticas concretas y visibles que sealan la
pertenencia, como el llevar consigo una cruz para los cristianos o una estrella de David
para los judos, el agitar una bandera o seleccionar una tradicin culinaria particular.
Las formas de pertenecer combinan la praxis con una conciencia del tipo de identidad
que est ligada con cada accin.
Dentro de los campos sociales transnacionales, los individuos combinan las formas de ser con las formas de pertenecer, de maneras diferentes en diversos contextos.
Una persona puede tener muchos contactos sociales con la gente en su pas de origen,
pero no identicarse como alguien que pertenece a su terruo. Participa en las formas
de ser, pero no en las de pertenecer. De manera similar, una persona es capaz de comer
ciertos alimentos, u orar a ciertos santos o deidades, porque eso es lo que siempre ha
hecho la familia. Al hacerlo no dan muestras de una identicacin conciente con una
etnicidad particular o con sus hogares ancestrales. De nuevo, no expresan una forma
transnacional de pertenecer.
Por otro lado, hay gente con pocas o nulas relaciones sociales con personas en
el pas de origen, pero que se comporta de tal manera que arma su identidad con un
grupo particular. Debido a que estos individuos cuentan con una especie de enlace
con una forma de pertenecer por medio de la memoria, la nostalgia o la imaginacin pueden entrar en el campo si lo desean y cuando lo deseen. De hecho, nosotros
plantearamos la hiptesis de que alguien que tuviera acceso a una forma transnacional de pertenecer, quiz actuara de acuerdo con ella en algn momento de su vida.
Si los individuos participan en relaciones y prcticas sociales que atraviesan
fronteras, como una caracterstica regular de su vida cotidiana, exhiben entonces una
forma transnacional de ser. Cuando la gente reconoce esto de manera explcita, y subraya los elementos transnacionales de quines son ellos, entonces tambin expresan
una forma transnacional de pertenecer. Es claro que estas dos experiencias no siempre
van de la mano.
Finalmente, situar a los migrantes dentro de campos sociales transnacionales
Algunos analistas, entre ellos Thomas Faist, distinguen entre lazos sociales y lazos simblicos.
Al enfatizar las formas de estar, en vez de los lazos sociales, desarrollamos un concepto que desvincula las relaciones sociales de la nocin de inters o normas en comn.
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deja claro que la incorporacin a un nuevo Estado y los vnculos transnacionales duraderos no son trminos de una oposicin binaria. En cambio, es ms til concebir la
experiencia del migrante como una especie de indicador que, aunque jo, se inclina
entre el nuevo pas y la experiencia transnacional. El movimiento y la estabilidad no son
rectilneos ni secuenciales, sino que pueden girar hacia atrs as como hacia adelante y,
con el tiempo, cambiar de direccin. El punto mediano de este indicador no es la incorporacin plena, sino la simultaneidad del vnculo. Las personas cambian y se inclinan
hacia un lado o el otro dependiendo del contexto y se distancian, as, de la expectativa
respecto a ser asimilados plenamente o de la completa conexin transnacional,
para dirigirse hacia una mezcla de ambas. El reto consiste, entonces, en explicar el matiz sobre la manera en que los migrantes se las arreglan para balancearse y cmo la
incorporacin en el pas antrin y los vnculos con el terruo se inuyen entre s.
Por ejemplo, Portes y sus colegas encontraron que los empresarios transnacionales tenan una mayor probabilidad de ser ciudadanos estadounidenses, lo que
sugiere que, al convertirse en miembros plenos de su nuevo pas, les result ms fcil
tener negocios exitosos en los que se vincularan con el terruo. De manera semejante,
algunas comunidades de latinoamericanos utilizan las mismas organizaciones para
promover la integracin poltica, en Estados Unidos, que las que utilizan para movilizarse en torno a temas de los pases de origen.
En este orden de ideas, Ayse Caglar (2003) propone un til discernimiento entre
la mera conexin y los tipos de conexiones en las que participan, institucionalmente,
los individuos en ms de un Estadonacin. Se puede tener amigos, colegas o correligionarios con los cuales comunicarse e intercambiar informacin u objetos a travs
de las fronteras sin tener, de forma necesaria, que entrar en contacto con el Estado u
otras instituciones. Pero si se pertenece a una iglesia, se recibe una pensin o se tienen
inversiones en otro pas, obligatoriamente se debe negociar dentro de un conjunto de
instituciones pblicas y privadas que arraigan, con mayor rmeza, estas conexiones. El
pivote se encuentra enclavado en dos sistemas legales y regulatorios, por lo que estimula un mayor sentido de integracin en el campo social transnacional, al tiempo que hace
que las conexiones dentro de ste tengan una mayor posibilidad de permanencia.
METODOLOGA
La metodologa y la teora estn ntimamente relacionadas. Para desarrollar un marco
transnacional tendiente al estudio de la migracin, necesitamos una metodologa que
nos permita movernos ms all de las oposiciones binarias como terruo/nuevo
pas, ciudadano/no ciudadano, migrante/no migrante e inculturacin/persistencia cultural que han tipicado la investigacin sobre el fenmeno migratorio en el pasado.
Por otro lado, es probable que un marco que privilegie los procesos transfronterizos,
en vez de la actividad orientada a la incorporacin, no capture la correspondencia entre el enlace transnacional y las relaciones sociales dentro de un slo Estadonacin.
Utilizar un marco transnacional implica varios cambios metodolgicos. Primero, necesitamos enfocar la interseccin entre las redes de aquellos que se trasladan y
quienes se quedan (Glick Schiller, 2003). Este enfoque permite la comparacin entre
las experiencias de los migrantes y las de aquellos que slo son inuidos, de manera
indirecta, por las ideas, objetos e informacin que uye a travs de las fronteras. Aun2004 SEGUNDO SEMESTRE
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que la investigacin en varios puntos geogrcos es ideal para estudiar estas dos experiencias diferentes, el impacto de las relaciones transnacionales puede observarse al
preguntar, a los individuos, acerca de los aspectos transnacionales de sus vidas y sobre
aquellos con los que estn vinculados en un slo espacio.
En segundo lugar, necesitamos herramientas que registren la orientacin y participacin simultneas de los migrantes respecto a sus pases de origen y destino. Estas
dinmicas no pueden estudiarse, simplemente, en un punto en el tiempo. La migracin
transnacional es un proceso, ms que un hecho. Las prcticas transnacionales tienen
altas y bajas en respuesta a incidentes o crisis particulares. Una sola fotograf a instantnea no capta las muchas formas en las que los migrantes participan, peridicamente,
en sus pases durante los ciclos electivos, los eventos familiares o litrgicos o las catstrofes climatolgicas su atencin y energas varan en respuesta a metas o desaf os
particulares. El estudio longitudinal de las prcticas de los migrantes revela que en
momentos de crisis u oportunidad, incluso aquellos que nunca se han identicado o
participado transnacionalmente, pero que estn insertos en dichos campos sociales,
pueden movilizarse. Tal estrategia de estudio ayudara a explicar la transicin de una
forma de pertenencia como una identidad diasprica armenia, juda, croata hacia
la asistencia directa en las prcticas transnacionales.
Cada una de las metodologas de investigacin utilizadas para estudiar el fenmeno migratorio transnacional tienen fortalezas particulares. Creemos que la etnograf a es particularmente adecuada para el estudio del establecimiento y la durabilidad
de los campos sociales transnacionales. La observacin participante y la entrevista
etnogrca permiten a los investigadores documentar en el tiempo cmo las personas, simultneamente, mantienen y modican repertorios e identidades culturales,
interactan dentro de una localidad y ms all de sus fronteras; adems de actuar de
modos que son congruentes o contradicen sus valores. Los efectos de los vnculos indirectos fuertes y dbiles, con un campo social transnacional, pueden ser observados
y son factibles de estudiarse aquellas conexiones que adopten la forma de actores institucionales o individuales. Como las encuestas, la investigacin etnogrca tambin
puede comenzar con una muestra aleatoria de personas que migran, o que no tienen
intencin de regresar a sus hogares.
PODER
Cuando el individuo pertenece a mltiples espacios entra en contacto con los poderes regulatorios y la cultura hegemnica de ms de un Estado. stos regulan las
interacciones econmicas, los procesos y los desempeos polticos e, incluso, tienen
proyectos claros de construccin del Estado. Los individuos estn insertos, por tanto,
en mltiples instituciones legales y polticas que determinan el acceso as como la
accin, a la vez que organizan y legitiman los estatus de gnero, raza y clase. Foucault
(1980) escribi que la experiencia del poder va ms all del mero contacto con la ley o
la polica. En cambio, el poder cubre y permea todas las relaciones sociales porque lo
que es legtimo, apropiado y posible se ve fuertemente inuido por el Estado. La gente
que vive en campos sociales transnacionales experimenta mltiples lugares y capas de
poder, por los que es moldeada, pero tambin pueden responder y actuar en ellos.
Gran parte de los migrantes se trasladan de un lugar en el que el Estado tiene un
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diversos sistemas econmicos. Dado que la sociedad es diferente del sistema poltico
(polity) y est constituida por conjuntos de relaciones sociales en campos colectivos que
se intersecan y traslapan, algunos de los cuales son transnacionales, los individuos ocupan distintas posiciones de gnero, raza y clase dentro de diferentes Estados en el mismo
momento. Abordar el estudio del comportamiento migrante desde esta concepcin de
raza, clase y gnero hace ms comprensibles ciertos procesos sociales.
Por ejemplo, una perspectiva transnacional puede ayudar a explicar datos contradictorios sobre las actitudes y acciones polticas de los migrantes. En algunos casos, las mujeres migrantes se ven situadas con tintes raciales en sus nuevos hogares,
y parecen bastante conservadoras respecto a las luchas en favor de los derechos y el
reconocimiento. Es frecuente que los migrantes pobres de color en Estados Unidos,
por ejemplo, luchen por diferenciarse de los afroamericanos (Waters, 1999). Pueden
reforzar e incluso reinventar las distinciones y jerarquas de gnero, que acaban por
ser ms rgidas y tradicionales que las practicadas en sus lugares de origen (Espiritu,
1997; Lessinger, 1995; Caglar, 1995). Aceptan empleos de bajo estatus en su nuevo
pas, toleran la discriminacin en el trabajo y se resisten a los proyectos polticos o a
las protestas laborales que solucionaran estos males. No obstante, cuando las mujeres
inmigrantes entran en la fuerza laboral, es frecuente que los hombres asuman una
mayor responsabilidad en el cuidado de los nios y del hogar, redeniendo, con ello,
las relaciones de gnero en trminos ms igualitarios.
Para entender lo que aparentemente es un comportamiento conservador y que
innova a la vez, es necesario resaltar las posiciones mltiples de los migrantes dentro
de los campos sociales transnacionales (Pessar y Mahler, 2003). Debido a que los migrantes que son trabajadores, empleados domsticos al cuidado de la salud que a veces son, al mismo tiempo, propietarios de hogares, empresarios de clase media o
egresados universitarios en su pas de origen tienen una posicin privilegiada frente
al sistema, ello les permite tolerar su posicin desventajosa frente al otro rgimen. En
cambio, los hombres que podran tener una posicin ms ventajosa, en comparacin
con las mujeres, en el mbito del hogar, por lo general estn ms interesados en conservar los contactos e identidades que los vinculan con su terruo (Grasmuck y Pessar,
1991). En contraste, las mujeres migrantes pueden utilizar los ingresos logrados en el
extranjero para mejorar su posicin social en el pas de origen. La investigacin reciente sugiere, asimismo, que los sistemas religiosos transnacionales, como el islam o el
cristianismo carismtico, tambin proporcionan caminos alternativos para el logro y
la valoracin de los estatus que trascienden las fronteras, as como para la adquisicin
de capital social y recursos (Peterson y Vsquez, 2001).
Mientras que la migracin ha sido entendida, desde hace mucho tiempo, como
una estrategia para maximizar los benecios y diversicar el riesgo (Stark, 1991; Massey, 1995), la mayor parte de los estudios supone que esta tctica se modicar una
vez que los miembros del hogar se establecen en el pas receptor. Pero los migrantes
transnacionales y los miembros no migrantes de sus familias y sus amistades, siguen
estrategias a largo plazo en sus formas de vida transnacional. Tanto los migrantes como
los no migrantes invierten una enorme cantidad de energa para mantenerse dentro o
salirse de estas exigencias. Dependiendo de la clase y el gnero de los migrantes, el sistema moral de obligaciones se transnacionaliza para incluir lo que los migrantes hombres
y mujeres se supone que deben hacer, as como lo que los no migrantes deben hacer, en
funcin de respuesta (Glick Schiller y Fouron, 2001; Levitt, 2001a). Los migrantes, asi72
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mismo, quieren asegurarse de que cuentan con una red de seguridad, en la que puedan
caer si las condiciones empeoran en el pas receptor. A medida que la economa de las
regiones de origen de los migrantes se hace dependiente de las remesas, los no migrantes slo pueden optar por ajustarse a su parte en la negociacin.
FAMILIAS TRANSNACIONALES
Buena parte del trabajo sobre los fenmenos de globalizacin y transnacionalismo se
enfoca en la produccin. Pero la reproduccin tambin tiene lugar por encima de las
fronteras y es un aspecto importante, aunque poco estudiado, de la experiencia del
fenmeno migratorio. Si los estudios sobre migracin transnacional nos motivan a
reexionar sobre el terreno en que se dan los procesos sociales, este replanteamiento
tambin debe incluir la reproduccin social.
Numerosos estudios ilustran la manera en que se transforman los lmites de la
vida familiar a lo largo del ciclo vital. Los miembros de la segunda y tercera generaciones,
en Europa y Estados Unidos, continan en su retorno al medio oriente y el sur de Asia
para buscar a sus cnyuges potenciales (Hooghiemstra, 2001; Lesthaeghe, 2002; Levitt,
2003a). Un nmero creciente de mujeres se ha sumado a la cifra de varones que encabezan familias transnacionales (Parrenas, 2001; HondagneuSotelo y Avila, 2003). La vida
familiar transnacional implica el convenir a larga distancia la comunicacin entre los esposos, el repartimiento de las tareas en el trabajo y la decisin sobre quin migra y quin
se queda (Pessar y Mahler, 2001). Los no migrantes imaginan, tambin, las vidas sexuales
de sus compaeros migrantes y cambian sus ideas acerca de los matrimonios exitosos y
los compaeros adecuados para el matrimonio. Levitt (2000) encontr que las mujeres
jvenes, en el pueblo dominicano que estudi, slo queran casarse con hombres que
migraran porque eran considerados los proveedores y compaeros de vida ideales.
Mientras que los adultos toman decisiones familiares, los nios constituyen el
eje central de este tipo de migracin y, con frecuencia, son un argumento decisivo por
el cual la familia se traslada de un lugar a otro y conserva lazos transnacionales (Orellana et al., 2001; Zhou, 1998). Los estudios centrados en los adultos no dejan claro cmo
los nios tienen un papel activo en la conguracin de los viajes del grupo familiar, los
espacios en que se mueven y sus experiencias dentro de esos campos sociales. Esto es
particularmente cierto cuando los nios maduran para convertirse en adultos jvenes.
Kandel y Massey (2002), por ejemplo, encontraron una cultura de la migracin tan
profundamente enraizada en las comunidades mexicanas estudiadas por ellos que el
fenmeno migratorio transnacional se converta en la norma. Los jvenes en particular vean a la migracin como un rito de paso y como una forma de fruto econmico,
mismo que no podran alcanzar en Mxico.
Los estudios que describimos son prueba de que un nmero creciente de hogares se constituyen de manera transnacional, trascendiendo generaciones, y de que en
algunos casos el vivir transnacionalmente se convierte en la norma (Nyberg Sorenson
y Fog Olwig, 2001). Cmo debemos repensar, en consecuencia, el conocimiento convencional acerca de la familia?
Primero, el uso de una ptica transnacional revela la naturaleza cambiante de la
familia, como unidad socioeconmica estratgica, y cmo los lazos familiares son modicados y vueltos a transformar en el tiempo y en el espacio. Deborah Bryceson y Ulla
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Vuorela (2002) utilizan el trmino relativizante para referirse a los modos en que los
individuos establecen, mantienen o limitan los vnculos con miembros especcos de
la familia. Dentro de los campos sociales transnacionales, los individuos promueven
activamente o dejan de lado sus lazos de sangre y sus parentescos inventados con base
en sus necesidades particulares al decidir, estratgicamente, cules nexos resaltar y
cules desatender. En segundo lugar, en muchos casos el socializar y la reproduccin
colectiva suceden transnacionalmente, en respuesta a cuando menos dos contextos
sociales y culturales. Incluso, los nios que nunca regresan a la tierra ancestral de sus
padres son criados en hogares en los que las personas, los valores y las exigencias, que
se originan en otra parte, estn presentes cotidianamente. De igual forma, los hijos de
no migrantes son criados en redes sociales y lugares que estn permeados, de manera
completa, por las personas, los recursos y las remesas sociales del pas de destino. Para
estos individuos, la experiencia generacional no est limitada territorialmente. Se basa
en experiencias reales e imaginadas, que se comparten por encima de las fronteras,
independientemente de dnde se nazca o se viva en un momento dado.
Situar a los migrantes y sus familias, de manera rgida, dentro de campos sociales transnacionales, requiere repensar el concepto de generacin y el trmino segunda generacin (Glick Schiller y Fouron, 2002). Denir la generacin como un proceso
lineal que involucra claras fronteras entre una experiencia y la siguiente, no describe
adecuadamente la experiencia de vivir en un campo transnacional, porque implica
un apartamiento entre la socializacin y las redes sociales de los migrantes y los no
migrantes que puede ser inexistente. Tampoco toma en cuenta que las experiencias
generacionales estn conformadas por experiencias comunes durante la juventud, lo
que crea una cosmovisin compartida, o un marco de referencia, que inuye en el activismo social y poltico subsiguiente (Mannheim, 1952; Eckstein 2002).
Aun cuando muchos estudiosos del tema ya reconocen la importancia de los
lazos transnacionales para la generacin inmigrante, algunos predicen que stos se debilitarn entre sus hijos. En Estados Unidos, estos investigadores han encontrado que
las actividades transnacionales de la segunda generacin estn connadas, de manera
primordial, a ciertos grupos que, en buena parte, estn f sica y emocionalmente arraigados en Estados Unidos y carecen del lenguaje, las habilidades culturales o el deseo
de vivir en el terruo de sus ancestros. Dado que estos individuos slo ocasionalmente
son activistas transnacionales, y sus actividades se restringen a arenas muy especcas de la vida social, es probable que esto tenga mnimas consecuencias a largo plazo
(Rumbaut, 2002; Kasinitz et al., 2002).
Pero el que estos individuos establezcan o conserven algn tipo de nexo transnacional, depende del grado en el cual sean criados en un espacio del mismo tipo. Es
claro que las actividades transnacionales no tendrn un lugar central en la vida de la
mayor parte de los miembros de la segunda generacin, y aquellos que participen en
ellas no lo harn con la misma frecuencia e intensidad que sus padres. Pero los estudios que concluyen que las prcticas transnacionales carecern de importancia pueden pecar de falta de visin. Acaso dejan de lado el efecto de las muchas actividades
peridicas y selectivas, de carcter transnacional, en las que participan algunos individuos en diferentes etapas de sus vidas (Levitt, 2002b; Glick Schiller y Fouron, 2002;
Smith, 2002). Puede darse el caso que tampoco logren diferenciar entre las formas de
ser y las posibles formas de pertenecer, que el deseo y la capacidad de participar, en las
prcticas transnacionales, pueden disminuir y aumentar en diferentes fases del ciclo
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EL ESTADONACIN:
EXTENSIONES Y LMITES
El uso de una ptica transnacional tambin llama la atencin hacia la naturaleza cambiante del activismo poltico y del Estadonacin, junto con la forma cmo estos se
ven modicados, y modican, los campos sociales transnacionales en los que estn insertos. Tanto los migrantes como los refugiados siguen participando en una variedad
de prcticas polticas que trascienden las fronteras, las cuales se dirigen a su terruo y
a su pas de destino. Parte de los primeros trabajos, sobre la migracin transnacional,
predeca que estas actividades se debilitaran o, en algunos casos, traeran consigo la
decadencia del Estadonacin. En cambio, lo que vemos es una reformulacin del
Estado que asume nuevas funciones, renuncia a algunas responsabilidades en favor de
otras y redene quines son sus miembros. La investigacin futura requerir explorar
por qu algunos Estados cambian como reaccin frente a sus ciudadanos cada vez ms
transnacionales, mientras que otros no lo hacen. Tambin necesitamos preguntarnos
qu funciones abandonan los Estados, bajo qu condiciones y qu roles inditos asumen. Finalmente, necesitamos identicar nuevos tipos de organizaciones y colectividades que surgen para llenar el hueco que deja el cambiante Estado.
Dentro de los Estados de origen, encontramos la mayor cantidad de cambios en
leyes, polticas estatales y prcticas migratorias, tanto en el mbito nacional como en el
local. La vulnerable posicin geopoltica de muchos de los Estados perifricos de origen
de la migracin, la pobreza creciente con el arribo de las polticas de ajuste estructural y
las barreras raciales con las que se topan los migrantes, explican las tendencias recientes hacia la ampliacin de los lmites de la ciudadana (Basch, Glick Schiller y Szanton
Blanc, 1994; Guarnizo, 2003; Itzigsohn, 2000). Los gobiernos de varios Estados, inclusive dentro de Europa occidental, ven la utilidad de tener acceso a poblaciones establecidas en otros lugares. Irlanda, Grecia, Italia y Portugal, recientemente, han desarrollado
polticas y discursos que incluyen a sus comunidades en el exterior.
Los Estados han desplegado toda una gama de polticas que reejan a quines
redenen como sus miembros. Algunos de estas entidades establecen polticas del
terruo, que estimulan el contacto del Estado con los migrantes temporales para facilitar su retorno. Otras desarrollan polticas de naciones globales, que promueven
los lazos duraderos con los colonos permanentes en el exterior, para asegurar su continuada membresa y su lealtad, en vez de su retorno (Goldring, 2002; Smith, 1998).
Pero no todos los Estados de origen de los migrantes son iguales. Algunos varan
respecto a su disposicin y capacidad, para estimular el activismo transnacional, as
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como sobre qu tan dispuestos estn a conceder derechos polticos a los emigrantes y
sus descendientes, incluidos, entre stos, el derecho al voto mientras vivan en el extranjero. Proponemos la siguiente clasicacin para dar cuenta del probable matiz en las
posibles arenas y tipos de respuestas del Estado a los emigrantes. Los Estados dieren
en relacin a sus retricas o el tipo de ideologa de la nacionalidad que promulgan. Y
varan respecto a las polticas pblicas o los tipos de programas y estrategias que ponen
en prctica.
Sin embargo, Alemania permite la doble ciudadana para los Aussiedler, judos y personas cuyos
pases no permiten que se rechace la ciudadana, mientras que Hait, sin alterar sus leyes de ciudadana, considera a su dispora como parte de la nacin haitiana.
11
La cifra de los pases que aceptan alguna forma de doble pertenencia se eleva rpidamente. Tan
slo en Amrica Latina, en el ao 2000, diez pases permiten alguna forma de doble nacionalidad
o ciudadana: Brasil, Colombia, Costa Rica, Repblica Dominicana, Ecuador, El Salvador, Mxico,
Panam, Per y Uruguay, mientras que tan slo cuatro pases tenan esa posibilidad legal antes de
1991 (JonesCorrea, 2002). Otros pases reconocen de manera selectiva la doble membresa con
signatarios especcos. Guatemala tiene un acuerdo con otros pases de Centroamrica y varios
pases tienen acuerdos similares con Espaa.
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como estrategia de salida, la membresa mltiple dota al individuo de diversas posiciones potenciales con respecto al Estado.
IDEOLOGA Y NACIONALIDAD
Estados como China, Irlanda, Portugal y Hait proponen un autoconcepto nacional, basado en los lazos de sangre que vinculan a los residentes en el mundo con sus respectivos pases de origen. Han redenido sus territorios para incluir a quienes viven fuera de
ellos. Pueden hacer esto, como en el caso de Hait, pero sin conceder una doble nacionalidad o ciudadana. Por tal razn, es til distinguir entre las conexiones legales y las
ideologas del nacionalismo a larga distancia. A partir del concepto original de Anderson, Glick Schiller y Fouron (2001), denen el nacionalismo a larga distancia como un
conjunto de ideas acerca de la pertenencia que vincula al individuo que vive en diversos
puntos geogrcos, las cuales motivan o justican el emprender acciones en relacin
con un territorio ancestral y su gobierno. Como en otras versiones del nacionalismo,
el concepto de una nacin con un territorio (territorial homeland), gobernada por un
Estado que la representa, permanece como un elemento central, pero no se piensa que
las fronteras nacionales delimiten la membresa en la citada nacin. Los ciudadanos
que residen dentro del territorio de la nacin ven a los emigrantes y a sus descendientes
como parte de sta, cualquiera que sea la ciudadana legal que posean los emigrados.
Estas ideologas de nacionalidad se transforman, con el tiempo, en diferentes
momentos de la construccin del mencionado concepto. En trminos globales, antes
de la Primera Guerra Mundial, la ciencia apoyaba el concepto de nacin a partir de la
raza. A mediados del siglo XX, cuando la retrica de la sangre y de la raza, se desacredit y las poblaciones de los Estadosnacin comenzaron a ser vistas como compuestas
tan slo por quienes vivan dentro de los territorios nacionales, los Estados de origen
de los emigrantes mostraron una tendencia a no considerar, como propias, a las poblaciones de emigrados. Algunos dictadores como Salazar, en Portugal, y Duvalier, en
Hait, estaban particularmente interesados en denunciar a los expatriados, quienes,
con frecuencia, se organizaban como fuerzas opositoras a sus regmenes. Desde los
aos setenta, durante el actual periodo de la globalizacin, de nuevo surgi el discurso
de la sangre, utilizado por diversos Estados. Malasia utiliza la ascendencia como una
manera de diferenciar a las poblaciones que son consideradas como nativas de ah y
dignas de derechos ciudadanos plenos, frente a otras poblaciones como las personas
con ascendencia china e hind (Ong, 1999; Bunnell, 2002). Portugal ha reclamado a las
poblaciones emigradas de su territorio y ha permitido una doble ciudadana, as como
el que se organicen consejos de portugueses en el extranjero. Al promover su entrada
en la Unin Europea, Portugal us, como argumento, dar acceso especial a nativos de
pases como Brasil, de la misma forma que una relacin especial con las poblaciones
lusoparlantes de frica (FeldmanBianco, 2002).
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MEMBRESA Y CIUDADANA
Comprender la migracin desde una perspectiva transnacional incluye, asimismo, una
revisin del signicado de la membresa en el Estadonacin (YuvalDavis, 1997; Delgado y Stefanicic, 2003). Aun cuando los Estados conceden la membresa a travs de
leyes que otorgan la residencia y la nacionalidad legales, el individuo tambin exige a
los Estados, independientemente de su condicin jurdica. Por lo tanto, los migrantes
sin la ciudadana plena pueden actuar como ciudadanos sustantivos o sociales, y exigir
derechos o asumir privilegios que, en principio, slo se dan a los ciudadanos (Flores y
Benmayor, 2000). Tal es el caso de aquellos que, sin ciudadana legal, pelean y mueren
como miembros del ejrcito de un pas, como lo hacen, legalmente, en el ejrcito estadounidense; quienes protestan en las calles por las polticas pblicas y que acceden
a diversos programas y servicios sociales, sin ser ciudadanos. Los individuos enlazados, por medio de redes colectivas, a un campo social transnacional exigen, actan e
incluso se ven, a s mismos, desde una posicin de miembros de un pas en el que no
han vivido.
La concepcin de la ciudadana sustantiva, segn se ejerce dentro de los campos
sociales transnacionales, contradice los hallazgos de quienes proponen la ciudadana
post nacional (Soysal, 1994). Dichos estudiosos hacen a un lado el mbito de los Estadosnacin y dirigen su mirada hacia los regmenes de los derechos globales para
proteger, y representar, a los individuos que viven fuera de su patria. Las personas, en
los campos sociales transnacionales, pueden encontrar apoyos en sistemas jurdicos
plurales en su bsqueda de derechos desde su carcter de refugiados, o de minoras
raciales o religiosas. Pero el rgimen de derechos internacionales, como se ha hecho notar repetidamente, depende todava, en gran medida, de los Estados para su vigilancia
(Foblets, 2002; Woodman, 2002).
Aquellos que viven dentro de los campos sociales transnacionales formulan exi80
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gencias, a los Estados, como ciudadanos legales o sustantivos, demandas que pueden
concretarse hasta que surge un determinado hecho o crisis. Acaso participen en cabildeos, protestas, organizaciones o campaas de informacin pblica para inuir el
gobierno del Estado en que residen actualmente, en su terruo o en algn otro Estado
con el que estn relacionados. El centrarse, simplemente, en los derechos legales y en
la membresa formal omite este conjunto ms amplio de individuos que, en diversos
grados, actan como miembros de una sociedad, aun cuando no pertenecen formalmente a ella y, al hacerlo, inuyen y se ven inuidos por el Estado. Glick Schiller y
Fouron (2001) proponen el trmino ciudadanos transfronterizos, para dar cuenta
de aquellos que pueden ser ciudadanos, o no, de los pases de origen de la migracin y
del destino de sta, pero que, de cualquier modo, expresan algn rango de ciudadana
social en ambos sistemas polticos.
La membresa parcial, en dos sistemas polticos, tambin cuestiona aspectos
centrales de las formas de gobierno en al menos dos modos. Primero, la doble pertenencia pone en duda la nocin misma de forma de gobierno (governance), porque no
es evidente qu Estado es responsable, en ltima instancia, de determinados aspectos
de las vidas de los migrantes transnacionales. Quienes viven entre dos fronteras, en
dnde han de obtener sus servicios de salud, pagar impuestos o prestar su servicio militar? Qu Estado asume la responsabilidad primaria en la defensa y la representacin
de los migrantes? Qu sucede cuando los migrantes reciben una sentencia de muerte
en su pas de destino, cuando la pena capital est prohibida en su pas de origen?
Adems, las mltiples experiencias de los ciudadanos transfronterizos, respecto de las formas de gobierno y la socializacin poltica, no ocurren aisladas unas
de otras. Aquellos que se encuentran en los campos sociales transnacionales estn
expuestos a diferentes ideas de los derechos y responsabilidades de los ciudadanos,
as como a diversas historias de prctica poltica. Como consecuencia, ingresan en el
mbito poltico con un ms amplio repertorio de derechos y responsabilidades, que
los ciudadanos que slo viven dentro de un Estado. El hecho de que los migrantes puedan conducir su experiencia de acuerdo con los regmenes jurdicos internacionales,
tambin les dota de un punto de vista desde el cual pueden repensar su relacin con el
Estado (Pessar, 2001; Levitt y Wagner, 2003). Los migrantes son portadores de nociones acerca de las formas de gobierno, las cuales transforman la poltica de los pases
de destino, reformulan sus ideas y prcticas en respuesta a sus experiencias con los
Estados de destino y comunican stas a quienes permanecen en sus terruos, o a los
miembros de sus redes establecidos en otros Estados. El tipo de cultura poltica que
surge y la clase de exigencias que se les hacen, a los Estados, varan en consecuencia.
Los migrantes haitianos, por ejemplo, inuyeron en el sistema poltico estadounidense
con sus llamados a un gobierno con mayor responsabilidad por su pueblo (Glick Schiller y Fouron, 2001). Las experiencias compartidas de incorporacin democrtica, en
el Estado receptor, pueden retroalimentar las actividades transnacionales que lleven a
una poltica ms transparente en el pas de origen (Shain, 1999).
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A menudo, los migrantes transnacionales se valen de la religin para crear geograf as alternas que pueden situarse dentro de las fronteras nacionales, trascenderlas
aunque coexistan con ellas, o establecen nuevos espacios que, para algunos, tienen mayor signicado y les inspiran lealtades ms fuertes que los mbitos polticamente denidos (Levitt, 2003b). Al hacerlo as, amplan los lmites de sus prcticas
espirituales y las inscriben dentro del panorama f sico real en el que se establecen
(McAlister, 2002). Al generar y llevar a cabo rituales en un santuario, en honor de su
santo patrono nacional, los exiliados cubanos, en Miami, crearon lo que Tweed (1999)
llama espacios transtemporales y translocativos. Los rituales que se efectan ah
les permiten recuperar un pasado en el que vivan en Cuba, e imaginarse el futuro
cuando regresen a la isla.
Entender a la sociedad como campos sociales transnacionales, que se intersecan y coexisten dentro y ms all de las fronteras de los Estados, nos dota de poderosas
herramientas para denir e investigar los mbitos religiosos. Quiz la distincin ms
productiva, que podamos aplicar, radique entre los lazos religiosos que vinculan a la
gente con un Estado, en el lugar del terruo, y los lazos religiosos que forman redes
transnacionales de conexin que no estn basadas en el Estado, como puede ser el
cristianismo carismtico. La tendencia a estudiar la vida religiosa, analizando slo las
congregaciones que se organizan a partir de la nacionalidad, nos impide ver, claramente, el hecho de que las identidades primarias de los migrantes pueden ser religiosas y
que pueden unirse, a su vez, a redes religiosas ms vastas que tambin generan divisas
de capital social, cultural y econmico.
AMPLIAR LA CONVERSACIN
Es claro que la migracin constituye slo un elemento de un conjunto de procesos colectivos que transcienden las fronteras nacionales. Numerosos movimientos sociales, de
negocios, de medios de comunicacin, de comunidades epistmicas y diversas formas
de gobierno tambin se organizan ms all de las fronteras. Quienes viven en los campos sociales transnacionales participan en mltiples procesos, de dicho tipo, simultneamente. Las identidades e instituciones transnacionales que surgen como respuesta
a estas otras dinmicas no son comprendidas cabalmente. Aunque son tema de un creciente conjunto de estudios, estas investigaciones tratan los procesos econmicos, polticos y sociales como si no estuvieran vinculados. Debemos explorar cmo las prcticas
y los procesos transnacionales, en diferentes mbitos, se relacionan y alimentan entre s
para comprender cmo, estos desarrollos, denen las fronteras de la vida social.
Los acadmicos de la migracin pueden comenzar esta conversacin al examinar, de manera sistemtica, las formas y consecuencias de los diferentes tipos de
actividades transnacionales, al analizar cmo se relacionan entre s y al explorar cmo
denen y determinan nuestro mundo. Cmo se comparan, las actividades transfronterizas de los migrantes, con aquellas en las que participan los miembros de los grupos
que proponen derechos aborgenes y religiosos? Cmo se comparan las estrategias
de organizacin, la divulgacin de las ideas y las negociaciones culturales, en los movimientos colectivos transnacionales, con aquellos que se emprenden en los grupos
profesionales o las redes de produccin transnacionales? De qu modos se complementan o se subvierten, entre s, estas distintas clases de membresas transnacionales?
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Cules son los derechos y las responsabilidades que los actores y las instituciones
asocian con la pertenencia transnacional?
Se requieren nuevas herramientas metodolgicas y conceptuales para entender
estos procesos. Debido a que las ciencias sociales, que surgieron en los siglos XIX y XX,
son parte del proyecto de crear Estadosnacin modernos, trminos como gobierno,
organizacin y ciudadana llevan consigo los supuestos nacionalistas que impiden
ampliar y enriquecer nuestra capacidad de percibir e interpretar los procesos transnacionales. Nuestras categoras conceptuales, de manera implcita, dan por sentado que
el Estadonacin es la categora natural de la organizacin colectiva. Por lo general, a lo
ms que llega la ciencia social es a comparar corporaciones en distintos contextos nacionales, en vez de centrarse en las rmas y los mercados como partes de campos transnacionales nancieros, productivos, de distribucin e intercambio. Necesitamos nuevas
pticas analticas que iluminen los procesos sociales que atraviesan fronteras. Requerimos inditas categoras analticas que ya no bloqueen la vista ante estas formas sociales
emergentes, impidiendo que reconceptualicemos las fronteras de la vida social.
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