Tetraktys
Tetraktys
Alfredo Rosas-Martnez *
La Tetraktys pitagrica en
Trilce, de Csar Vallejo
Introduccin
Poesa y pintura
Para explicar los aspectos mencionados es necesario relacionar y comparar la poesa con la pintura.
En particular, un cuadro de Camille Corot y algunos
de Juan Gris con los poemas de Trilce. En el cuadro
Gitana con mandolina1, de Corot (siglo XIX) se ve la
imagen de una mujer tocando un instrumento musical.
Podemos destacar el colorido y la fineza del vestuario
de la mujer, su arreglo personal, su perfil, su belleza, su postura, la clase social a la que podra pertenecer; tambin podemos admirar su instrumento
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Fusin corporal (2001), detalle. Tinta sobre papel: Jos Edgar Miranda-Ortiz.
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En el pensamiento pitagrico, el nmero 1 era llamado mnada debido a que era considerado manantial infinito de donde
surgen todos los seres. Para el pitagrico Filolao, el uno es el
padre de los seres, padre y demiurgo del mundo, artfice de la
permanencia de las cosas (Gonzlez, 2007: 93). A su vez, el
uno se manifiesta como 2, al cual Pitgoras llama dada. Es
el smbolo del principio femenino por ser la causa de la generacin; tambin es smbolo del enfrentamiento de contrarios.
La relacin y la suma entre estos dos nmeros dan lugar al
3. Es la trada que nace de la accin de la mnada sobre la
dada. Simboliza lo que tiene principio, medio y fin. Tambin
es smbolo del tiempo (trinidad) porque comprende el pasado, el presente y el futuro. El conjunto formado por dichos
nmeros da lugar al nmero 4, el cuaternario. Este nmero
es considerado como ley universal o destino inexorable una
vez que se ha iniciado la numeracin. Estos nmeros se relacionan con el espacio. El 1 corresponde al punto; el dos, a
la lnea; el tres, a la superficie; el cuatro, al volumen: Los
cuerpos materiales son una expresin del nmero 4, puesto
que este nmero resulta, como un cuarto trmino, de tres clases de elementos constitutivos: puntos, lneas y superficies
(Copleston, 2011: 34-35).
Vase nota anterior.
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Asimismo, este verso de Vallejo pareciera aludir al pensamiento pitagrico en relacin con lo par y lo impar: Los
elementos del nmero son lo par y lo impar; lo par es lo
ilimitado, lo impar lo limitado; la unidad se compone de
ambos (puesto que es a la vez par e impar); el nmero deriva de la unidad y, de los nmeros, el cielo entero (Aristteles, 2000: 131). El nmero 1 es la Unidad: par e impar,
limitado e ilimitado.
cuanto el nmero 1 se pone de pie, el impulso provoca la numeracin hacia el infinito. Todo surge de
la Tetraktys pitagrica.
Otro poema de Trilce en el que subyacen los
nmeros pitagricos es el siguiente:
IV
Rechinan dos carretas contra los martillos
hasta los lagrimales trifurcas,
cuando nunca las hicimos nada.
A aquella otra s, desamada,
amargurada bajo tnel campero
por lo uno, y sobre duras ljidas
pruebas
espiritivas.
los anillos.
El nmero 1 aparece mencionado en el sexto verso de la primera estrofa: por lo uno. En el primer
verso del poema se menciona el nmero 2: Rechinan dos carretas. La presencia, la importancia y
la frecuencia del nmero 3 son determinantes en
este poema.
Aparece el tres en 1) trifurcas; 2) tercera parte; 3)
tres silencios; 4) las dos carretas del comienzo ms
la tercera (desamada); 5) el triple encabalgamiento
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El poema X es un homenaje a la Tetraktys pitagrica. En este texto se menciona por nica vez el nmero 10, y aparece el nmero 9 como mltiplo del 3.
Nmero 1: monodctilo; 2: Dos quedan por lo
menos todava en paales; 3: Y los tres meses de
ausencia; 4: mitrado [3] monodctilo [3 +1= 4],
y Cmo detrs desahucian juntas / de contrarios
[dos juntas de contrarios = 4]; 9: Y los nueve de
gestacin; 10: diez de dulce, y Se remolca diez
meses hacia la decena, / hacia otro ms all. Ya
indiqu arriba que partir del nmero 1 y llegar al
nmero 10 implica regresar al 1 y al 0.
En este poema, Vallejo alude al principio y al
final de esta operacin en el primer verso: Prstina y ltima piedra de infundada / ventura. Asimismo, en el poema V el poeta alude al final que vuelve
al principio: finales que comienzan. No es casual
que en el poema X aparezcan los versos ms claros y contundentes respecto a la importancia de los
nmeros en relacin con el destino y el avatar del
individuo:
Cmo el destino,
mitrado monodctilo, re.
Cmo detrs desahucian juntas
de contrarios. Cmo siempre asoma el guarismo
bajo la lnea de todo avatar (Vallejo, 1993: 75).
Segn Eduardo Neale-Silva, este poema demuestra que Csar Vallejo, aun cuando estaba entusiasmado con el pensamiento pitagrico, no vea una
armona numrica en el mundo: El nmero era
para l [Vallejo] un trasunto ms de la transitoriedad del ser, la proliferacin sin fin, y el fundamento de la dualidad par-impar (Neale-Silva,
1975: 191).
Burbujas en la tina (2000), detalle. Tinta sobre papel: Jos Edgar Miranda-Ortiz.
Cuestionamiento de la Armona
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La presencia de los nmeros pitagricos en Trilce posee un carcter ambiguo y dialctico. Por un
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En estos versos se cuestiona el nmero 4 (forado cuadrangular) y el nmero 2 (doyme contra todas las
contras). En Trilce es constante el enfrentamiento
de contrarios. Ello se debe a que el libro est basado en una perspectiva dialctica. En una pltica con
su esposa Georgette, Csar Vallejo dice: Pasamos
a la dialctica en general. Aludo a Trilce y su eje
dialctico de orden matemtico -1-2-0- Escalas: o
instrumento y conocimiento: el rigor dialctico del
mundo objetivo y subjetivo. Su grandeza y su miseria o impotencia (Vallejo, 1977: 90).
La ltima estrofa del poema LIV, no obstante,
apunta hacia un futuro en el que habrn de superarse estas situaciones contrarias (el Forajido tormento que entra y sale por un mismo forado
cuadrangular): Pero un da no podrs entrar / ni
salir, con el puado de tierra / que te echar a los
ojos, forajido!.
La Tetraktys pitagrica en Trilce, de Csar Vallejo
LXXVII
Graniza tnto, como para que yo recuerde
y acreciente las perlas
que he recogido del hocico mismo
de cada tempestad.
No se vaya a secar esta lluvia.
A menos que me fuese dado
caer ahora para ella, o que me enterrasen
mojado en el agua
que surtiera de todos los fuegos.
Hasta dnde me alcanzar esta lluvia?
Temo me quede con algn flanco seco;
temo que ella se vaya, sin haberme probado
en las sequas de increbles cuerdas vocales,
por las que,
para dar armona,
hay siempre que subir nunca bajar!
No subimos acaso para abajo?
elementos de la naturaleza: aire (tempestad), tierra (me enterrasen), agua (mojado en el agua),
fuego (que surtiera de todos los fuegos). Una vez
ms: 1 + 2 + 3 + 4 = 10.
De esta lluvia, de esta tempestad, pueden resultar dos situaciones contrarias: 1) que la lluvia se
seque y, en consecuencia, el sujeto lrico quede con
algn flanco seco sin haber sido probado por ella
en las sequas de increbles cuerdas vocales; 2)
que al sujeto lrico le fuese dado caer ahora para
ella, o que me enterrasen / mojado en el agua / que
surtiera de todos los fuegos. En este caso, la crtica est de acuerdo con que la lluvia es smbolo de
la inspiracin o de la creacin potica. Lo interesante es que ahora ya no se busca la Armona, sino la
armona. Para acceder a la armona, con minscula,
es necesaria la reconciliacin de los contrarios que
rigen la dialctica de Trilce. Dicha reconciliacin se
da por medio de la paradoja hay siempre que subir
nunca bajar! / No subimos acaso para abajo?. La
paradoja remite a un aspecto de la potica de Trilce
casi nunca mencionado por la crtica: el pensamiento hermtico ocultista. A lo largo del libro aparecen
varias alusiones a la alquimia (Prstina y ltima
piedra, los dos tomos de la Obra, ljidas pruebas
espiritivas, rompe a Crisol). En la tradicin hermtica, como pensamiento terico que complementa
el aspecto prctico de la alquimia, es importante La
tabla de la esmeralda, en la cual se lee: En verdad,
ciertamente y sin duda: Lo de abajo es igual a lo de
arriba, y lo de arriba, igual a lo de abajo, para obrar
los milagros de una cosa (Hermes Trismegisto, citado en Burckhardt, 1976: 237). Como el pensamiento
hermtico se refiere a lo inefable, slo puede accederse a esto ltimo por medio de la paradoja: subir
para abajo.
En el poema LXXVII hay otra paradoja hermtica: o que me enterrasen / mojado en el agua / que
surtiera de todos los fuegos. Cmo se relacionan
y se reconcilian el agua y el fuego? Por una parte, como redentor, el filsofo [alquimista] realiza el viaje al infierno. El fuego oculto constituye la
oposicin interior a la fra humedad del mar (Jung,
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2002: 400); por otra, el caos es una masa confusa de la cual surge la piedra [filosofal] []. El agua
hylica contiene un fuego elemental oculto (Ripley,
citado en Jung, 2002: 283).
La paradoja hermtica determina la potica y
el ritmo en Trilce en relacin con la armona. El
nmero de estrofas y versos, los espacios en blanco,
las repeticiones de palabras, as sean incoherentes o
arbitrarias o con faltas de ortografa, sustituyen al
nmero de slabas y a los acentos rtmicos de la poesa tradicional. Al respecto, la observacin de Julio
Ortega es fundamental:
Ese movimiento del lenguaje entre fragmentos, ese
La potica de la resurreccin
Trilce es un rito de paso que va de la Armona pitagrica a la armona del caos del mundo y de la realidad. Todo rito de paso supone una superacin de
lo anterior y una perspectiva hacia el futuro. Para
una tradicin reciente (Heidegger), el lenguaje de
la poesa es la casa del Ser; para Julio Ortega, Trilce est entre los pocos libros que no se conforman
con que el lenguaje sea la casa del ser. Este lenguaje es, ms bien, la intemperie del ser, su nueva huella (Ortega, 1993: 23); segn Sal Yurkievich, en
Trilce Vallejo experimenta por doquier la energa
disolvente, la naturaleza separativa, disgregadora
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Referencias
Aristteles (2000), Los pitagricos y su doctrina de los nmeros, en Metafsica, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, pp. 130-134.
Burckhardt, Titus (1976), Alquimia. Significado e imagen del
mundo, Barcelona, Plaza y Jans Editores.
Copleston, Frederick (2011), La sociedad pitagrica, en
Historia de la filosofa. Tomo I. De la Grecia antigua al
mundo cristiano, Barcelona, Ariel, pp. 30-36.
Gonzlez Urbaneja, Pedro Miguel (2007), Pitgoras. El filsofo
del nmero, Mxico, Nivola.
Alfredo Rosas Martnez: Profesorinvestigador adscrito a la Facultad de Humanidades de la Universidad Autnoma del Estado de
Mxico, Mxico. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
(Nivel 1). Ha publicado los libros: El ter en el corazn. La poesa de Rubn Bonifaz Nuo y el pensamiento ocultista, Mxico,
UNAM, 1999; El sensual mordisco del demonio. La presencia del
bien y el mal en la poesa de Gilberto Owen, Mxico, Universidad
Autnoma del Estado de Mxico, 2005. Ha publicado artculos en
revistas especializadas como: Literatura Mexicana del Instituto de
Investigaciones Filolgicas de la UNAM; Semiosis, de la Universidad Veracruzana; Contribuciones desde Coatepec, de la Universidad
Autnoma del Estado de Mxico, entre otras.
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