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El Árbol Triste2

El árbol estaba triste porque no sabía quién era y trataba de ser como los otros árboles del jardín sin éxito. Un búho sabio le aconsejó que escuche su voz interior en lugar de tratar de ser como los demás. Al hacerlo, el árbol descubrió que era un roble y que su destino era dar cobijo a las aves y sombra a los viajeros. Al aceptarse a sí mismo, el árbol se sintió fuerte y cumplió con su propósito, ganando la admiración de todos en el

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El Árbol Triste2

El árbol estaba triste porque no sabía quién era y trataba de ser como los otros árboles del jardín sin éxito. Un búho sabio le aconsejó que escuche su voz interior en lugar de tratar de ser como los demás. Al hacerlo, el árbol descubrió que era un roble y que su destino era dar cobijo a las aves y sombra a los viajeros. Al aceptarse a sí mismo, el árbol se sintió fuerte y cumplió con su propósito, ganando la admiración de todos en el

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El rbol triste

Haba una vez, algn lugar que podra ser cualquier lugar, y en un
tiempo que podra ser cualquier tiempo, un hermoso jardn, con
manzanos, naranjos, perales y bellsimos rosales, todos ellos felices y
satisfechos. Todo era alegra en el jardn, excepto por un rbol
profundamente triste. El pobre tena un problema: No saba quin
era.
Lo que le faltaba era concentracin, le deca el manzano:
- Si realmente lo intentas, podrs tener sabrosas manzanas. Ves qu
fcil es?
- No lo escuches, exiga el rosal, es ms sencillo tener rosas y Ves
qu bellas son?.
Y el rbol desesperado intentaba todo lo que le sugeran y, como no
lograba ser como los dems, se senta cada vez ms frustrado.
Un da lleg hasta el jardn el bho, la ms sabia de las aves, y al ver
la desesperacin del rbol, exclam:
- No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de
muchsimos seres sobre la tierra. Yo te dar la solucin: no dediques
tu vida a ser como los dems quieran que seas... s t mismo,
concete y, para lograrlo, escucha tu voz interior. - Y dicho esto, el
bho desapareci.
- Mi voz interior...? Ser yo mismo...? Conocerme...? , se
preguntaba el rbol desesperado, cuando, de pronto, comprendi...
Y cerrando los ojos y los odos, abri el corazn, y por fin pudo
escuchar su voz interior dicindole:
T jams dars manzanas porque no eres un manzano, ni florecers
cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble y tu destino es
crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los
viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misin: cmplela.
Y el rbol se sinti fuerte y seguro de s mismo y se dispuso a ser
todo aquello para lo cual estaba destinado.
As, pronto llen su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y
slo entonces el jardn fue completamente feliz.

Yo me pregunto al ver a mi alrededor...


- Cuntos sern robles que no se permiten a s mismos crecer?
- Cuntos sern rosales que, por miedo al reto, slo dan espinas?
- Cuntos naranjos que no saben florecer?
En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que
llenar...
No permitamos que nada ni nadie nos impida conocer y compartir la
maravillosa esencia de nuestro ser. Dmonos ese regalo a nosotros
mismos y tambin a quienes amamos.

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