Sonetos de Sor Juana

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 13

SONETOS DE SOR JUANA

Tomado de: cervantesvirtual

Nace en San Miguel de Nepantla, provincia de Chalco, Mxico, en el ao 1648.


Su verdadero nombre era Juana Ins de Asbaje y Ramrez. Hija natural de Pedro
Manuel Asbaje, capitn vasco, nativo de Vergara, Guipzcoa, casado al llegar y conocer
a Isabel Ramrez de Santillana, criolla, nacida en Yacapixtla, al sur de Nepantla con
quien tuvo tres hijas. Juana fue la segunda de las hijas.
Su precocidad, como la de Lope de Vega, influy mucho en su educacin ya que a
los tres aos de edad empez a garabatear sus primeras letras y a partir de los siete aos,
escribir poesa.
A pesar de que las mujeres tenan prohibido el acceso a la Universidad, Juana fue
enviada a la ciudad Mxico para iniciar sus estudios, donde vivan sus tos maternos,
Mara Ramrez de Mata y Juan de Mata. Pero donde ms se desarroll su inteligencia
fue en la biblioteca de su abuelo. Al criarse con los hijos de los sirvientes y esclavos de
la casa, indgenas y mulatos, capt desde nia sus lenguas nativas. De los amores de su
madre doa Isabel, tras el abandono de su padre, con el capitn Diego Ruiz Lozano,
nacieron tres hijos, cosa que provoc un rechazo de la nia hacia su madre.
Cuando cumple quince aos, Juana, es admirada tanto como por su inteligencia
como por su belleza. Por entonces es nombrada dama de honor de la Virreina, Leonor
Carreto de Toledo, Marquesa Mancera, y pasa a residir durante algn tiempo a la corte,
donde en cierta ocasin el virrey, Antonio Sebastin de Toledo, Marqus de Mancera,
mand a cuarenta eruditos que la interrogaran en toda clase de disciplinas. Tales fueron
de inteligentes y discretas sus respuestas, que desde entonces su inteligencia fue
admiracin de todos los intelectuales de la corte. Por entonces, Juana, tena 17 aos.
Durante su estancia en la Corte, don Antonio Nez de Miranda, jesuita y confesor,
le aconseja y convence para que entre en la vida religiosa.
En agosto de 1667, con 19 aos, ingresa en la Orden Carmelitana como novicia.
Los motivos por los que Juana toma esta decisin, nunca han sido bien explicados por
sus bigrafos, tan slo existen conjeturas sobre los distintos motivos por los que tom
esta decisin en su vida.
Dada la dureza de la regla disciplinaria de la Orden, Juana, fue trasladada a la
Orden Jernima, menos rigurosa en sus estatutos, donde profes en 1669, all toma el
nombre de Sor Juana Ins de la Cruz
Empieza su biblioteca particular, contando dentro de su celda, con ms de 4000
volmenes. Pero las nuevas autoridades eclesisticas, el arzobispo Francisco de Aguiar
y Seijas, escrupuloso y moralista con todo lo que escribe Juana le aconseja dedique ms
su labor potica a la poesa sagrada que a la profana, lo que provoc en Juana, un
sentimiento que le oblig a renunciar a su vida literaria, vendiendo su biblioteca y
pasando al cuidado de enfermos y a la oracin. Precisamente cuidando a unas monjas
enfermas se contagi y a consecuencia de esta epidemia falleci en la ciudad de Mxico
en 1695.

Varias veces le ofreci la Orden el cargo de Abadesa, siendo rechazada esta oferta
por Juana, prefiriendo desarrollar su labor dentro de la Orden como contadora y
archivera.
En la composicin de sus sonetos, estimaron los crticos de la poca y posteriores,
est la fluidez de Lope de Vega, el conceptismo de Quevedo y el culteranismo de
Gngora y Caldern. Algunos de estos sonetos alcanzaron gran renombre y fama
posterior sobre todo los que comienzan con: Detente, sombra de mi bien esquivo,
Cauteloso engao del sentido, Diuturna enfermedad de la esperanza, Estas que
fueron pompas y alegra, Rosa divina que en gentil cultura.
Escritos en prosa fueron Respuesta a la muy ilustre Sor Filistea de la Cruz en 1690.
La produccin teatral de Juana, tiene ttulos como: El divino Narciso 1690; San
Hermenegildo, el mrtir del Sacramento y El cetro de Jos, en una aproximacin propia
de la poca a Caldern. Tambin siguiendo la tradicin de Lope de Vega incluye en sus
comedias sonetos, concretamente en El Divino Narciso y Los Empeos de una
casa (Sonetos LXXI y LXXII).
Antes de su ingreso en el Convento, escribi dos comedias, Los empeos de una
casa y Festejo de amores ms laberinto, esta ltima en colaboracin con su primo Juan
de Guevara.
La publicacin de sus obras se llevaron a cabo en los aos, 1689, 1691 y 1700, esta
ltima publicacin cuando Juana ya no exista.
Toda su vida la dedic a la Santificacin y a las Letras. Fue tambin conocida como
Dcima Musa y Fnix de Amrica pero sobre todo como la autora ms grande del
Barroco Hispanoamericano.

-ICorrespondencias entre amar o aborrecer

Feliciano me adora y le aborrezco;


Lisardo me aborrece y yo le adoro;
por quien no me apetece ingrato, lloro,
y al que me llora tierno no apetezco.
A quien ms me desdora, el alma ofrezco;
a quien me ofrece vctimas, desdoro;

desprecio al que enriquece mi decoro,


y al que le hace desprecios, enriquezco.
Si con mi ofensa al uno reconvengo,
me reconviene el otro a m ofendido;
y a padecer de todos modos vengo,

10

pues ambos atormentan mi sentido:


aqueste con pedir lo que no tengo,
y aqul con no tener lo que le pido.

- II A su retrato

Este que ves engao colorido,


que del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores,
es cauteloso engao del sentido;
este, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los aos los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo intil para el hado,
es una necia diligencia errada,
es un afn caduco y, bien mirado,
es cadver, es polvo, es sombra, es nada.

10

- III En que da moral censura a una rosa y en ella a sus semejantes

Rosa divina que en gentil cultura


eres con tu fragante sutileza
magisterio purpreo en la belleza,
enseanza nevada en la hermosura.
Amago de la humana arquitectura,
ejemplo de la vana gentileza,
en cuyo ser uni naturaleza
la cuna alegre y triste sepultura.
Cun altiva en tu pompa, presumida,
soberbia, el riesgo de morir desdeas,
y luego, desmayada y encogida,

10

de tu caduco ser das mustias seas!


Con que con docta muerte y necia vida
viviendo engaas y muriendo enseas.

- IV Al padre Francisco de Castro

La compuesta de flores maravilla,


divina protectora americana,
que a ser se pasa rosa mexicana
apareciendo rosa de Castilla;
la que, en vez del dragn (de quien humilla

cerviz rebelde en Pathmos) huella ufana


hasta aqu inteligencia soberana
de su pura grandeza, pura silla;
ya el cielo, que la copia misterioso,
segunda vez sus seas celestiales
en guarismo de flores claro suma;

10

pues no menos le dan traslado hermoso


las flores de tus versos sin iguales,
la maravilla de tu culta pluma.

-VProsigue el mismo asunto, y determina que prevalezca la razn


contra el gusto

Al que ingrato me deja busco amante;


al que amante me sigue dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata,
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor hallo diamante
y soy diamante al que de amor me trata,
triunfante quiero ver al que me mata
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a ste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquel, mi pundonor enojo;
de entre ambos modos infeliz me veo.
Pero yo por mejor partido escojo
de quien no quiero ser violento empleo
que de quien no me quiere vil despojo.

10

- VI Escoge antes el morir que exponerse a los ultrajes de la vejez

Mir Celia una rosa que en el prado


ostentaba feliz la pompa vana
y con afeites de carmn y grana
baaba alegre el rostro delicado;
y dijo: -Goza, sin temor del Hado
el curso breve de tu edad lozana,
pues no podr la muerte de maana
quitarte lo que hubieres hoy gozado;
y aunque llega la muerte presurosa
y tu fragante vida se te aleja,
no sientas el morir tan bella y moza:
mira que la experiencia te aconseja
que es fortuna morirte siendo hermosa
y no ver el ultraje de ser vieja.

- VII A la esperanza

Verde embeleso de la vida humana,


loca Esperanza, frenes dorado,
sueo de los despiertos intrincado,
como de sueos, de tesoros vana;

10

alma del mundo, senectud lozana,


decrpito verdor imaginado;
el hoy de los dichosos esperado
y de los desdichados el maana:
sigan tu sombra en busca de tu da
los que, con verdes vidrios por antojos,
todo lo ven pintado a su deseo;

10

que yo, ms cuerda en la fortuna ma,


tengo en entrambas manos ambos ojos
y solamente lo que toco veo.

- VIII En que satisface un recelo con la retrica del llanto

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,


como en tu rostro y tus acciones va
que con palabras no te persuada,
que el corazn me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba,
venci lo que imposible pareca:
pues entre el llanto, que el dolor verta,
el corazn deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste;
no te atormente ms celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en lquido humor viste y tocaste

10

mi corazn deshecho entre tus manos.

- IX Que contiene una fantasa contenta con amor decente

Detente, sombra de mi bien esquivo,


imagen del hechizo que ms quiero,
bella ilusin por quien alegre muero,
dulce ficcin por quien penosa vivo.
Si el imn de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
para qu me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de m tu tirana:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantstica cea,
poco importa burlar brazos y pechos
si te labra prisin mi fantasa.

-XMuestra sentir que la baldonen por los aplausos de su habilidad

Tan grande, ay, hado!, mi delito ha sido


que por castigo de l o por tormento
no basta el que adelanta el pensamiento

10

sino el que le previenes al odo?


Tan severo en mi contra has procedido,
que me persuado de tu duro intento,
a que slo me diste entendimiento
porque fuese mi dao ms crecido.
Dsteme aplausos para ms baldones,
subir me hiciste, para penas tales;
y aun pienso que me dieron tus traiciones

10

penas a mi desdicha desiguales


porque vindote rica de tus dones
nadie tuviese lstima a mis males.

- XI Ensea cmo un solo empleo en amar es razn y conveniencia

Fabio, en el ser de todos adoradas


son todas las beldades ambiciosas,
porque tienen las aras por ociosas
si no la ven de vctimas colmadas.
Y as, si de uno solo son amadas
viven de la fortuna querellosas;
porque piensan que ms que ser hermosas
constituyen deidad al ser rogadas.
Mas yo soy en aquesto tan medida,
que en viendo a muchos mi atencin zozobra
y slo quiero ser correspondida
de aquel que de mi amor rditos cobra;

10

porque es la sal del gusto al ser querida:


que daa lo que falta y lo que sobra.

- XII No quiere pasar por olvido lo descuidado

Dices que yo te olvido, Celio, y mientes


en decir que me acuerdo de olvidarte,
pues no hay en mi memoria alguna parte
en que, an como olvidado, te presentes.
Mis pensamientos son tan diferentes
y en todo tan ajenos de tratarte,
que ni saben si pueden olvidarte,
ni si te olvidan saben si lo sientes.
Si t fueras capaz de ser querido,
fueras capaz de olvido; y ya era gloria
al menos la potencia de haber sido.
Mas tan lejos ests de esa victoria,
que aqueste no acordarme no es olvido
sino una negacin de la memoria.

- XIII Soneto a Martn de Olivas

Mquinas primas de su ingenio agudo


A Arqumedes, artfice famoso,

10

Raro nombre dieron de ingenioso;


Tanto el afn y tanto el arte pudo!
Invencin rara, que en el mrmol rudo
No sin arte grab, maravilloso,
De su mano, su nombre prodigioso,
Entretejido en flores el escudo.
Oh! As permita el Cielo que se entregue
Lince tal mi atencin en imitarte,
I en el mar de la ciencia as se anegue

10

Vajel, que -al discurrir por alcanzarteAlcance que el que a ver la hechura llegue,
Sepa tu nombre del primor del Arte.

(Soneto acrstico, con el nombre de Martn de Olivas)

- XIV Refiere con ajuste la tragedia de Pramo y Tisbe

De un funesto moral la negra sombra,


de horrores mil y confusiones llena,
en cuyo hueco tronco aun hoy resuena
el eco que doliente a Tisbe nombra.
Cubri la verde matizada alfombra
en que Pramo amante abri la vena
del corazn, y Tisbe de su pena
dio la seal, que aun hoy el mundo asombra.
Mas viendo del amor tanto despecho,
la muerte, entonces de ellos lastimada,
sus dos pechos junt con lazo estrecho.

10

Mas ay de la infeliz y desdichada,


que a su Pramo dar no puede el pecho
ni aun por los duros filos de su espada!

- XV A Julia

La heroica esposa de Pompeyo, altiva,


al ver su vestidura en sangre roja,
con generosa clera se enoja
de sospecharlo muerto y estar viva.
Rinde la vida en que el sosiego estriba
de esposo y padre, y con mortal congoja,
la concebida sucesin arroja,
y de la paz con ella a Roma priva.
Si el infeliz concepto que tena
en las entraas Julia, no abortara,
la muerte de Pompeyo excusara.
Qu tirana fortuna! Quin pensara,
que con el mismo amor que la tema,
con ese mismo amor se la causara!

- XVI A Porcia

10

Qu pasin, Porcia, qu dolor tan ciego


te obliga a ser de ti fiera homicida?
O en qu te ofende tu inocente vida
que as le das batalla a sangre y fuego?
Si la fortuna airada al justo ruego
de tu esposo se muestra endurecida,
bstale al mal de ver su accin perdida,
no acabes con tu vida su sosiego.
Deja las brasas, Porcia, que mortales
impaciente tu amor elegir quiere;
no al fuego de tu amor el fuego iguales;
porque si bien de tu pasin se infiere,
mal morir a las brasas materiales
quien a las llamas del amor no muere.

10

También podría gustarte