El Pretexto Del Contexto en El Texto
El Pretexto Del Contexto en El Texto
El Pretexto Del Contexto en El Texto
Cuando haban estado unos aos juntos, ella llego a ser mujer y dio a luz un
nio, pero, la ya ahora mujer, lloraba da y noche por su padre, a quien
haba dejado en su pueblo.
Cmo puede estar solo mi padre? Quin est cuidando a mi padre?
Quin est cuidando a mis ovejas? Devulveme a mi casa, le rogaba la
mujer al cndor pero l hacia caso omiso a sus peticiones.
Un da un picaflor apareci. La mujer le dijo: Ay, picaflor! no tengo ninguna
manera de bajar de aqu, Hace ms de un ao, un cndor, convirtindose
en joven, me trajo aqu. Ahora soy mujer. Y he dado a luz a su hijo.
El picaflor le contest: Escchame, no llores. Te voy a ayudar.Ir a contarle
a tu pap dnde ests, y tu pap vendr a buscarte.
La joven le dijo: Escchame, picaflor. Conoces mi casa, no? En mi casa
hay muchas flores, te aseguro que si t me ayudas, todas las flores que hay
en mi casa sern para ti.
Cuando dijo eso, el picaflor vol contento al pueblo, y fue a decir al padre de
la mujer: He descubierto dnde est tu hija. Est en un nido en el barranco.
Es la mujer de un cndor, va a ser difcil bajarla. Tenemos que llevar un
burro muerto, dijo el picaflor, y explico su plan al viejo.
Dejaron el burro muerto en el suelo. Y mientras el cndor estaba comiendo
el burro, el picaflor y el viejo ayudaron a la jovencita a bajar del barranco.
Despus llevaron dos sapos: uno pequeo y otro grande, dejaron los sapos
en el nido del barranco. Bajaron el viejo y su hija y fueron hacia el pueblo.
El picaflor fue donde estaba el cndor, y le cont: Oye, cndor. T no sabes
que desgracia hay en tu casa. Que ha pasado? el cndor le pregunt.
Tu mujer y tu hijo se han convertido en sapos. El cndor sorprendido se
fue volando a ver. Ni la joven, ni su hijo estaban dentro del nicho, solamente
dos sapos.
El cndor se asust, pero no pudo hacer nada; y el picaflor est todos los
das entre las flores en la casa de la jovencita.
Mientras ella, su hijo y su padre viven felices en la comunidad.
Mitos de Semana Santa
En esta semana de meditacin les traemos los mitos mas comunes para
estas fechas...
Comenzaremos por los mas clsicos como no subir a un rbol porque se
corre el riesgo de convertirse en mono.
No se pueden utilizar clavos porque Jess fue crucificado de pies y manos
con ellos.
Tampoco baarse porque se puede transformar en pez.
Los bebs que nazcan el Viernes Santo pueden traer el anticristo.
No cortar un tallo de papaya la maana de Viernes Santo, sin haber hablado
antes con alguien, pues del tallo comenzara a gotear sangre.
No hay que tener relaciones sexuales pues la pareja puede quedar unida
fsicamente, sin posibilidades de separarse.
Si se corta el cabello ese da, crecer bello el resto del ao.
Vestirse de negro, caminar despacio y no gritar para no faltarle el respeto a
Dios.
Si algn hijo le levanta la mano a sus padres en un intento de agresin, se
le puede caer el brazo o convertirse en mula.
El Viernes Santo a las tres de la tarde (hora en que muri Cristo) no salir, ni
siquiera asomarse a la calle.
No se debe cazar porque el dao se te puede devolver. No cortar nada,
porque se estara cortando el cuerpo de Cristo.
Si un hijo le saca la lengua a sus padres, la lengua se le puede convertir en
lengua de serpiente.
Por ltimo, slo se puede escuchar msica sacra y no se puede bailar, decir
groseras, coser, planchar, ni tomar alcohol.
No vestirse de rojo porque sera identificarse con el diablo
Las creencias mencionadas forman parte de una larga lista relacionada con
Semana Santa, que en un pasado no muy lejano llegaban a provocar
temores en la gente.
No acatar estas creencias significaba no respetar a Jess, por no haber
guardado duelo por su muerte, al derivar la mente a cosas ajenas a su
sufrimiento, lo cual mereca castigo divino. Ahora, prcticamente slo los
abuelos se acuerdan de estos mitos.
Leyendas
Leyenda corta del serafn de Agatha
Agatha era una nia con una considerable imaginacin. Le gustaba tomar
su cuaderno en cuadrcula grande y ponerse a escribir leyendas cortas. Su
mam le permita llevar a cabo esa actividad, ya que eso haca que la
chiquilla siempre estuviera feliz.
Asiduamente Agatha le platicaba a su madre las tramas de las diferentes
leyendas cortas que plasmaba en papel. Algunas hablaban de los animales
del bosque, otras sobre seres fantsticos que venan de planetas distantes
etctera.
No obstante, la historia que ms se repeta era una serie de aventuras que
ella emprenda con un angelito de su misma estatura al cual todava no le
haba asignado un nombre.
Agatha se quedaba a partir de las tres de la tarde sola en su casa, pues su
mam tena que ir a trabajar y no haba ningn pariente con el que la nia
se pudiera quedar. Eso s, su progenitora le haba preparado una lista
completsima que contena todos y cada uno de los nmeros de emergencia
de la ciudad, en caso de que surgiera una eventualidad.
Desgraciadamente una tarde en la que cay una lluvia torrencial, los rayos
de aquella tormenta ocasionaron que el cableado elctricode la casa de la
pequea tuviera una avera y con ello empezara un terrible incendio.
La madre de Agatha vena de regreso a su casa, cuando escuch en el
camin en donde viajaba que su vecindario estaba siendo evacuado por el
departamento de bomberos. Agitadamente se baj del transporte y vio como
el primer piso de su domicilio arda sin control.
poda percibirse detrs de una misteriosa puerta, la cual fue abierta para
encontrarse con un oscuro y fro stano.
Un olor putrefacto emanaba de este lugar, un desagradable olor que
ninguno de los jvenes haba sentido anteriormente, de todas maneras el
stano no contaba con luz artificial, de manera tal que la nica manera de
explorar el lugar sera con linternas. Una vez de regreso en la sala se
comunic esto al resto del grupo, tomaron una serie de linternas y volvieron
ahora todos juntos al lugar de este misterioso stano.
Tres muchachos emprendieron el camino de bajada por estos escalones
crujientes, para darse con un macabro hallazgo, el stano se encontraba
lleno de cuerpos humanos atados de pies y de manos contra la pared de
fondo, algo an ms estremecedor pudo notarse, algunos todava se
encontraban vivos y haban sido encerrados haca ya varios das,
simplemente encerrados esperando a su muerte por deshidratacin. Los
intentos de escapar por parte de uno de ellos haba sido claramente el
origen del crujir de maderas.
Los jvenes alertaron a las autoridades de manera casi inmediata, salvando
a estos moribundos hombres y trasladando el resto de cuerpos para su
identificacin. La causa de estos secuestros y posterior genocidio, as como
su autor, nunca pudieron ser descubiertas a pesar de aos de investigacin,
una historia que estos jvenes difcilmente puedan olvidar.
Historias de la cultura
Observatorio
Las ciudades de Levrero y Milln.
Cuando yo era chico, a menudo pensaba que todo lo que vea y pasaba a
mi alrededor era de mentira, era representado, que hasta mis familiares
participaban en la farsa, que si estaba atento, mirando en los rincones, en
algn momento podra descubrir una falla, un panel que cubre
defectuosamente ese otro mundo que yo no vea y se me ocultaba tras la
cara de la ciudad de Santiago. No era tan claro para m pensar en las
razones de esa farsa, pero lo cierto es que me senta observado,
perseguido, como en un gran estudio de cine.
Al pensar en la ciudad, la primera sensacin que tengo es la de algo
extrao, inabarcable, despiadado. Y tanto el cine como la literatura se han
encargado de mostrarnos ciudades a menudo hostiles, pesadillescas (cmo,
en esta ocasin, no pensar en Metropolis de Fritz Lang, o en Brazil de Terry
Gilliam), ciudades que se oponen por completo a la idea de barrio, en donde
nos rodeamos de desconocidos, todos odiosamente coordinados yendo,
viniendo de sus trabajos, comprando, detenindose en un parque, en una
vidriera, coordinados por cdigos econmicos y legales.
La ciudad, as se llama la inquietante novela del uruguayo Mario Levrero
(publicada el 1970, y que ms tarde conformara la Triloga involuntaria) y
as mismo, el luminoso libro-poema del chileno Gonzalo Milln. Estas dos
ciudades, escritas en los umbrales de los aos 70, en lo nico que se
asemejan es en el ttulo. Difcil encontrar dos libros tan distintos, a pesar
que comparten nombre, poca y regin. Uno, completamente ficcional, que
funciona en ese registro. Otro, completamente visceral, ntimo, obsesivo. En