De Husserl A Heidegger. La Transformación Del Pensamiento Fenomenológico
De Husserl A Heidegger. La Transformación Del Pensamiento Fenomenológico
De Husserl A Heidegger. La Transformación Del Pensamiento Fenomenológico
Introduccin. La fenomenologa
15
15
22
1.2.
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43
44
47
52
56
58
66
71
76
86
99
fenomenolgica
2.2. La insostenible primordialidad de la metodologa
99
de la inmediatez.
2.3. Es posible intuir sin comprender?
2,4. Especular es inevitable porque no es posible limitarse
a describir
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indice
2.6.
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.
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.
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5.3.
5.4.
166
5.5.
De flusrerl a Heidcgger
194
126
121
169
con la explicitacion
5.1.1. Programa descriptivo y solicitacin
interpretativa
5.1.2. Explicitacin y transcendencia
5.1.3. iUna fenomenologa hermenutica?
5.1.4. Motivacin filosfica y libertad hermenutica
La dimensin hermenutica de la ontologa
fundamental
5.2.1. El circulo hermenutico y su problemtica
5.2.2. Los .en-tanto-que apofntico
y hermeneutico
La fenomenologa y el lenguaje:
el problema del sentido antepredicativo
La imprecisin terminolgica de Husserl:
una .,,enfermedad infantih de la fenomenologa?
El surgimiento paralelo del lenguaje y del sentido:
el problema del sentido preexistente
169
172
177
fenomenolgica
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indice
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9.2.
De Harserl a Heidegger
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indice
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categorial
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en fenomenologa
13.6. La teoria fenomenolgica de la reflexin
13.7. El subrepticio antiteoricismo de Husserl
13.8. El problema de la autoconstitucin del sujeto
13.9. La conciencia pura como esfera de posicin
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487
absoluta
490
495
el ser
14.1.1. El carcter ontolgico de la temporalidad
finita
495
498
12.8.
12.9.
de la posibilidad
Las consecuencias epistemolgicas del infinitismo
Intuicin y receptividad
Las carencias congnitas del finitismo
Transcendencia, dereliccin y manifestidad .
de Heidegger
La finitud como condicin para la diferencia
ontolgica
UDelluoMalleidegger
502
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el ente
14.2.2. La diferencia como lo finitamente
510
441
primigenio
14.2.3. El crculo hermenunco y la hegemona
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del ser
14.2.4. La temporalidad expresa la peculiaridad
ontolgica del Dasein
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463
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ndice de autores
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ndice de materias
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indke
13
1. Introduccin. La fenomenologa
Introduccan. La fenamenvlogia
15
sche Forschung (Anuario para la filosofa y para la investigacin fenomenolgica.) y que fue dirigido por Edinund Husserl, el ms original
de los fenomenlogos y el indiscutido progenitor de la doctrina. Tambien participaron en la edicin del Jahrbuch otros fenomenlogos clebres, entre los que destacan Alexandcr Pfander, Oscar Becker, Max
Scheler y, sobre todo, Martin Heidegger.
De Rimad a Hcidegger
Esta actitud general de suspicacia, con todo, no alcanz un predominio efectivo hasta la dcada de los aos veinte. Hacia el final de
dicha dcada la progresiva difusin del pensamiento de Heidegger en
la Europa continental transform el malestar ante los postulados de la
modernidad filosfica en el acicate decisivo para el pensamiento. Los
filsofos influidos por Heidegger consideraron entonces que el paradigma de la subjetividad reflexiva era el enemigo capital y que, en consecuencia, deba ser eliminado cuanto antes.2 Sin duda el cuestionamiento de la subjetividad autoconstituyente es un leitmotiv en la obra
de Heidegger. Pero el sujeto heideggeriano, de una manera o de
otra, es siempre receptivo: unas veces acoge una comprensin del
sers facilitada por las efectuaciones proyectivass de la existencia, y en
otras ocasiones se subordina a los designios de un Ser cuyos rasgos asemejan los que secularmente han sido atribuidos al sujeto autnomo.
La primera filosofa de Heidegger, en suma, foment una actitud de recelo ante la hegemona atribuida al sujeto autnomo, autorreferente y autoconstituido. Para esta labor de zapa, Heidegger y sus
seguidores eligieron como punto arquimediano el talante receptivo
del sujeto..3 Se trataba de revocar el principio de la subjetividad ontificadora, aun cuando ello conllevara reinterpretar la historia de la
filosofa en Occidente. A lo largo de su trayectoria Heidegger lleg a
denunciar como culminacin de la metafsica de la subjetividads
unas doctrinas que haban sido consideradas la condena definitiva de
Al menos desde una perspectiva estrictamente contempornea se tiene la
impresin de que los inspiradores de la suspicacia desarrollaron una tarea eficaz,
ya que incluso los adversarios de esta tradicin revocadora reconocen la canonizacin cultural del recelo que venimos glosando: Es preciso admitir que se nos han
abierto los ojos: hoy ya nadie cree en el Saber absoluto, en el sentido de la historia o en la transparencia del sujeto. Cfi: Alan Boyer et. al., Pourquai non; ne sonantes pas nietzschiens, Pars 1991, P. 8.
En todo caso, la figura subjetiva que aflora en la obra de Heidegger insiste en negar su condicin y suele adoptar un talante receptivo. Este encubrimiento llega al extremo de que incluso el proyecto o Entlesof fundamental-ontolgico, el plausible equivalente heideggeriano de la clsica dimensin espontnea del sujeto, en ltimo trmino proviene de que la movilizacin ontolgica del
tiempo mitiga las constricciones &ticas del sujeto.
18
De Hussed a Heidemeer
Introduce:VII. La fenomenologla
19
tremo de ser la condicin que la hace posible. Sin duda este impulso
desvelador fue decisivo para la evolucin del pensamiento fenomenolgico. Propone reorientar la atencin del fenomenlogo hacia
todo aquello que, si bien en modo alguno se halla palmariamente
presente, de hecho encarna el principio de toda posible presencia.
Heidegger combate el absolutismo de la presencia, en suma, y con l
la hegemona del onticismo. Concentra su atencin en aquello que
en modo alguno puede ser registrado como presente y accesible, en
aquello que jams se podr dar por s mismo y a s mismo., en aquello que eficaz y persistentemente elude toda aprehensin in-mediata,
pero que, paradjicamente, resulta ser tambin aquello que hace posible toda in-mediatez, toda presentificacin y, en definitiva, toda objetividad. As atribuye Heidegger valor constituyente a una no-presencia irreductible, detectando en el presente vital> husserliano una
no-vida o no-presencia o no-pertenencia-a-s-mismo irrevocables, y
aboliendo en consecuencia el carcter primordial que Husserl asigna
al presente vivo. o der lebenclige Gegenwart. Denuncia Heidegger, en
definitiva, el talante no originario que habita en el presente ms depurado y que, a pesar de todo, impregna el yo moderno que cree poseerse a s mismo.
Ya se habr advertido que en el cuestionamiento de Heidegger
la deuda con el pensamiento transcendental se perfila con nitidez.
Atribuye una total precedencia a las condiciones que, aun cuando
slo puedan ser advertidas a contraluz, hacen posible las instancias en
cuyo carcter inmediato y patente insiste la fenomenologa. En una
perspectiva anloga el concepto heideggeriano de verdad., o sea la
problemtica verdad antiterica que propone la ontologa fundamental, est vinculado con la actividad des-encubridora del ente existente>, o Dasein y posee por consiguiente un perfil inequvocamente
transcendental. Parece, por todo ello, que Heidegger no llega a desmarcarse de los planteamientos de la filosofa transcendental, al menos en la obra en torno a Ser y Tiempo. Incluso sera posible interpretar la ontologa fundamental como un transcendentalismo que
parte de la conviccin, evocadora del principio que orient la revo20
De Huscerl a Heidemer
lucin kantiana, de que las condiciones de posibilidad de la comprensin del ser. son al propio tiempo las condiciones de posibilidad
del propio ser. Aun cuando para el Heidegger postrero la derelicclon. o Geworfenheit prima sobre el proyecto. o Entwurf en vez de
complementarlo existencialmente (todas estas nociones sern adecuadamente esclarecidas en las secciones que siguen), en realidad
una lectura imparcial de Ser y Tiempo deja bien claro que el ser es
proyectado. o entworfen por el Dasein en el seno de un complicado
vnculo constitutivo.
El impulso antirreflexivo y antisubjetivista que aflora en la suspicaz actitud de Heidegger, en suma, no fue ajeno a la profunda brecha que abri la ontologa fundamental en el entramado de posiciones filosficas representado por la obra de Husserl. Para algunos
autores, como se ver en el transcurso de la presente obra, hablar
de profunda brecha no pasa de ser un eufemismo, ya en su opinin la influencia de Heidegger conmovi hasta sus cimientos la entonces expansiva fenomenologa. En todo caso, los efectos en el
movimiento fenomenolgico de la ya glosada tensin esencial>, entre los dos estilos de pensamiento fueron tan radicales que determinaron el rumbo de la filosofa europea del siglo XX. Algunos historiadores, no obstante, se han preguntado si el cuestionamiento de
las convicciones fenomenolgicas dio lugar a que la doctrina perdiera influencia a partir de 1960, o bien si la discrepancia que venimos comentando consisti nicamente en una reformulacin superficial que, en ultimo trmino, confirm la solidez y la unidad interna de la fenomenologa. Sea como sea, la presente obra pretende
evaluar la turbulencia producida en el horizonte filosfico europeo,
y especialmente en el movimiento fenomenolgico, por la tensin
esencial que, como ya hemos sealado, fomentaron las doctrinas
de Husserl y de Heidegger. Por lo pronto, y a fin de establecer un
perfil unificado de referencia, en las secciones que siguen vamos a
exponer los aspectos generales de los dos sistemas de pensamiento
cuyos antagonismos y afinidades dieron lugar a la referida tensin
esencial,
Introduccidn. La frnomenologia
21
1.2.
cabo el ser humano que adopta la actitud natural. ha de interpretar su propia experiencia como una experiencia del mundo.,
o sea como la captacin de unas entidades que presuntamente son
la causa inmediata de sus vivencias. Puede decirse, por tanto, que
el compromiso esencialmente mundano. del sujeto se hace efectivo en la actitud natural.. Su experiencia del mundo consiste, de
buenas a primeras, en una creencia tan poco expuesta a cuestionamiento alguno que Husserl la denomin creencia natural en
el mundo..
Por esta causa la reduccin fenomenolgica conlleva por lo
pronto una epoj universal, y esto quiere decir que el sujeto debe
suspender radicalmente su creencia en el mundo. A pesar de ello
la vida de la conciencia queda inalterada, ya que la desconexin
(Ausschaltung) fenomenolgica., segn el propio Husserl, en modo
alguno vulnera el caracterstico modo de ser de la conciencia, absoluto y especfico a un tiempo. De hecho la intervencin fenomenolgica convierte este peculiar modo de ser en un mbito especfico
22
De Fluzerl Heidegger
Husserl, en una palabra, consigna las cuestiones de justificacin lgica y de validez epistmica al sujeto transcendental.. De todos mo-
Cfr Edmund Husserl, Ideen zu einer reinen Phnomenolgie und phanomenologischen Philosophie, 4.' ed., reimpr. de la 2. ed. de 1922, Tibingen 1980. Este
curioso ttulo es habitualmente abreviado con la denominacin Ideas. La primera traduccin al castellano de las Ideen fue publicada en Mxico D.F., con el titulo Ideas relativas a una fenomenologa pura y a una filosofa frnomenologiea, el ao
1962.
Cfr Elisabeth &raer, Phanomenologie und Psychologie: die Frag-e ihrer
Beziehung bei Husserb,, Zeitschnft frir philosophirehe Forschung 37 (1983).
Iramduccidn. La fenomenologa
23
te desprovista de presuposiciones. De hecho la epoj consiste simplemente en suspender todo juicio sobre el status ontolgico de la realidad, y su finalidad es indagar los orgenes de la actitud natural.. Pretende dejar sin efecto las consideraciones de alcance objetivo que
impiden acceder a aquellos modos subjetivos de la conciencia que,
precisamente, llevan las cosas presuntamente objetivas>, a la plena
manifestacin de s mismas. Sin embargo, aun cuando la epoj no
conlleva tesis alguna sobre la realidad, en cambio hace posible una
operacin, la reduccin fenomenolgica., con un compromiso ontolgico especfico.
En esencia la reduccin fenomenologica consiste en remitir
unas entidades condicionadas (las configuraciones de la conciencia,
tanto si son ideales como si son reales) a sus correspondientes condiciones (las experiencias de la conciencia, o sea los desempeos mentales que hacen posible tales configuraciones). Esta reduccin conlleva una presuposicin sobre la realidad al postular la existencia de un
foco unificador ideal para las vivencias, el cual permite justificar tanto las conexiones racionales que presentan las experiencias de la conciencia, como las predicciones sobre objetos inferidos a partir de datos elementales. El acceso al sujeto transcendental., de todos modos, requiere una operacin complementaria. Mantiene la fenomenologa que la reduccin transcendental da paso a un orden de realidad correlativo del que se suele denominar mundo en la actitud
natural. Este horizonte alternativo es el llamado fenmeno del mun-
do'> y de la subjetividad transcendentales, la principal tarea fenomenolgica es obviamente explorar el modo de ser de la realidad. Desde luego no se trata de indagar acrticamente el entorno
natural, ya que a la fenomenologa no le interesa el mundo meramente mundano.. Se trata, por el contrario, de esclarecer el peculiar mundo que corresponde al mbito universal configurado por
los desempeos del yo transcendental. Importa escrutar, en otras
palabras, el propio mundo que la reduccin fenomenolgica ha
permitido identificar.
Aun cuando la fenomenologa enaltece un sujeto no contaminado por vestigio alguno de mundanidad, conviene no olvidar que
en el sujeto transcendental fenomenolgico sobrevienen constitutivamente tanto el ser del mundo en general. como el ser de los entes intramundanos. Por consiguiente la precedencia de este sujeto
no conoce lmites, y se refiere tanto al propio mundo en general
como a los entes particulares que irrumpen en l. El sujeto transcendental fenomenolgico ostenta de hecho un carcter absoluto,
que atae tanto a operaciones propiciadas por la reduccin fenomenolgica como a los mbitos de realidad que resultan afectados
por ella. Precisamente el ms general de tales mbitos, o sea la corriente de las vivencias de la conciencia, forma una regin ontolgica privilegiada que, en palabras de Husserl, equivale a una esfera
de posicin absoluta..
El inters por los modos de ser y de actuar del yo transcendental ha dado lugar a que la fenomenologa analice preferentemente la
correlacin intencional y universal entre el ser y la conciencia.
Como se desprende de los postulados ya referidos, para la fenomenologa slo existe ei mundo en la medida que se trata de un
mundo para el sujeto.. Y correlativamente este protagonismo del
sujeto solo tiene sentido si, como dice Husserl, consigue presentarse como un vnculo intencional con el mundo. Esta desconfianza
hacia el subjetivismo unipolar, a su vez, suscita un tema fenomenolgico primordial. Su punto de partida es que el sentido de un
ente cualquiera slo puede ser esclarecido escrutando las vivencias
Introduccidn. La fenomenologa
25
O sea que todo ente ha de impregnar la correspondiente vivencia intencional para que sea aprehendido por la conciencia. Todo posible objeto puede hacerse intencionalmente accesible a la conciencia, o sea que puede donarse originariamente a las vivencias, de mltiples y diferentes maneras. En realidad no es posible acceder a un objeto si se soslaya la variedad de sus modos caractersticos de donarse.
Por esta causa, una filosofa que aspire a una radical ausencia de pre-
Klaus Held, Edmund Husserl*, en: Klassiker der Philosophie, ed. por
O. Hoffe, tomo H, Munich 1983, p. 279.
26
De Husserl a Heidagger
Introduccin. La fenomenologa
27
Precisamente se comprometi Husserl con el transcendentalismo por haber primado las prestaciones espontneas del sujeto. Interpret el concepto de fenmeno de acuerdo con el significado literal
de manifestacin entendida como mostracin de una mismidad..
Conceba Husserl como fenmeno., efectivamente, todo aquello
que se manifiesta mostrndose a s mismo tal como es en s mismo.,
y por esta razn postulo la existencia de un vnculo indisoluble entre
el carcter automostrativo de los fenmenos y los desempeos del sujeto. Como consecuencia de ello, la fenomenologa asumi una orientacin transcendental a partir de 1913. Esta decisiva asociacin entre
donacin absoluta e idealismo transcendental, de todos modos, arrancaba de un doble compromiso de la fenomenologa. Por un lado esta
doctrina subscribe, como ya hemos indicado, una concepcin automostrativa del fenmeno, ya que lo concibe como una manifestacin que se presenta a s misma como precisamente aquello que es
en s misma. De este modo se satisface dos requisitos fundamentales:
la necesidad de que el dato fenomnico preceda a la donacin
in-mediata de s mismo. o unmittelbare Selbstgegebenheit, y la exigencia de una presentificacin donadora de s misma> o selbstgebende
Vergegenwartigung. Por otro lado, Husserl asoci la nocin de fenme-
principio esta actividad indagadora es de naturaleza transcendental., pero no slo en la medida que refiere a la subjetividad las
condiciones de posibilidad para toda experiencia, sino tambin por28
De Hi<r1a Heidegger
que concibe el propio sujeto como el principio de la unidad y del sentido de las vivencias.'
Esta referencia a la orientacin transcendental de la fenomenologa, de todos modos, debe ser comprendida teniendo en cuenta que Husserl emplea el trmino transcendental> en dos sentidos
distintos, ya que no slo denota el modo especfico de la reflexin fenomenolgica sino que tambin alude a los temas que sta indaga. En
cin sin el cual aquello que se manifiesta en modo alguno podra referirse a
s mismo. El 'fenmeno, en suma, slo parece capaz de presentarse a s mismo
como aquello que es en s mismo si, en contrapartida, se encuentra previaMente escindido. Cfr. Jacques Derrida, La DiSiimination, Pars 1972, p. 210.
Introduecidn. La fi nomenolggia
29
como la experiencia de unidad y de sentido que propician, se encuentran referidas a un mundo. En realidad ambas evocaciones: mundo y subjetividad, se encuentran armonizadas. Husserl lleg a afirmar,
expresando con rotundidad una constatacin crucial, que las cannicas condiciones de posibilidad para toda experiencia. conllevan en
s mismas un mundo.. La transcendencia del sujeto y el carcter intencional de la experiencia, en otras palabras, son dos figuras del pensamiento fenomenolgico que se condicionan recprocamente. El yo
que propugna la fenomenologa, desde luego, no es un ente particular
instalado en el mundo, pero indagar sus prestaciones constituyentes
obliga a tener en cuenta la orientacin extravertida de sus vivencias.
Por un lado, efectivamente, el yo fenomenolgicamente estilizado no forma parte del mundo, ya que toda mundanidad le transciende. Pero, por otro lado, el yo no puede ser realmente pensado si se le
disocia de su universal imbricacin con el mundo. No se trata, ni mucho menos, de que el yo transcendental sea el agente que ha creado
el mundo, y sin embargo es preciso admitir que el sentido transcendente del mundo, o sea su modo de donarse al sujeto como un todo
unificado que tiene realidad propia, es un rasgo ontolgico cuyo origen debe ser atribuido al propio sujeto. Slo las operaciones subjeti-
Toda entidad pensable, en suma, es interpretada por la fenomenologa como el correlato real o posible de unos modos especficos de
U. Cfi: Edmund Hu.sserl, manuscr. C 3 III, p. 1, cit. en: Klaus Held, Lebendige Gegenwart, La Haya 1966, p. 4.
30
De Husserl a Heidegger
donacin intencional. Todo posible ser intencional sobreviene y queda determinado por la constitucin intencional de la conciencia, hasta el punto que slo en ella adquiere su sentido especfico. Una vez
ms ocurre que describir la vida de la conciencia, aparte de su valor
psicolgico, da acceso a una dimensin ontolgica..I2 Estas constata-
12.
Intraduccidn. La fenomenologa
31
menolgica del universalismo y de la reflexividad una deuda evidente con la Modernidad filosfica. En todo caso, la ambicin universalista de Husserl, as como su compromiso reflexivo, totalizador e infinitista, contrastan speramente, como veremos en detalle en su momento, con la posicin que defiende la ontologa fundamental de
Martin Heidegger. A pesar de que este filsofo proceda del mbito fenomenolgico, su obra provoc una profunda mutacin en la evolucin de la doctrina. Trataremos de formular aqu esta discrepancia del
modo ms sucinto posible.
En oposicin a la fenomenologa idealista, Heidegger mantiene
que las tematizaciones filosficas son posibles por la existencia de un
suplemento que, a su vez, elude todo tematizacin. Esta instancia
aquellos conceptos que, segn una especificacin debida al fenomenologo Eugen Fink, no estn presentes en la estructura manifiesta
de la doctrina porque su alcance es exclusivamente operativo Evocando el cuestionamiento heideggeriano, Derrida destaca asimismo la
opacidad temtica de los mbitos que la fenomenologa ha optado por
no explorar, ya que en su opinin esta terra incognim atematizada ha
aportado una paradjica viabilidad a las estrategias tematizadoras de
la fenomenologa."
Cfr Eligen Fink, .Operative Begriffe in Husserls Phiinomenologie,
Zeitschrift fr philosophische Forschung 11 (1957), pp. 321-337.
Cfr. Jacques Derrida, Introductiom, a: Edmund Husserl, L'origine de
32
De Husserl
Ileidegger
pio del ideal autofundamentador que propugna la Modernidad filosfica, al tiempo que asuma la tradicin metodolgica del pensamiento transcendental. Husserl mantuvo a lo largo de su obra que
solo perfeccionando el instrumental metodolgico es posible progresar en filosofa, y desde luego fue coherente con esta conviccin al
concebir la fenomenologa, ante todo, como la teora de un mtodo especfico. La evolucin doctrinal de Husserl, efectivamente,
parece haber consistido en la bsqueda cada vez ms radicalizada de
un mtodo autofundamentador. En la consolidacin de la fenomenologa, adems, se advierte una aproximacin paulatina a los planteamientos transcendentales. Podra incluso afirmarse que Husserl
percibi en la fenomenologa el telos histrico de la filosofa tran-
scendental. Al fin y al cabo mantuvo este autor que la tarea fenomenolgica primordial es analizar los modos de la conciencia concibindolos como modos de la objetividad, De hecho Husserl aspir a
un saber del saber., ya que se interes tanto por la autoternatizacion del propio saber como por la teorizacin de s mismo por el
sujeto del conocimiento. Incluso la donacin a s mismo<> del objeto en la conciencia es concebida por Husserl considerando la actividad que presentifica en ella la mismidad'> del objeto. En pocas
palabras, la fenomenologa otorga un rango hegemnico a la actividad constituyente del sujeto transcendental. Las tendencias primordiales del transcendentalismo, desde luego, parecen cristalizar en la
fase idealista de la fenomenologa: a) la conviccin de que el conocimiento de cualquier objeto slo puede ser esclarecido a partir de
los procesos que constituyen su realidad de objeto; h) la constatacin de que si la realidad conocida no estuviera sometida a las
mismas reglas que determinan el conocimiento, ste no podra tener
lugar; c) el rasgo preponderante del transcendentalismo segn el llamado principio supremo de los juicios sintticos a priori. kantiano:
todo objeto est determinado por la unidad sinttica de la multiplicidad de la intuicin en una experiencia posible.; partiendo de
esta constatacin mantiene Kant que las condiciones de posibiliIntroducridn. La fenomenologa
33
dad de la experiencia son, al propio tiempo, las condiciones de posibilidad de los objetos de la experiencia, teniendo por ello validez
objetiva en un juicio sinttico a priori..'s
15. Cfr Immanuel Kant, Kritik der reines Vernunfr, A 158, B 197.
34
De Basar% a Heidegger
son, al parecer de Brentano, intensivamente infinitas., lo cual significa que mantienen un nmero infinito de relaciones, o sea que pueden ser determinadas desde infinitos puntos de vista. El mundo es
inagotable, en definitiva, porque est compuesto de cosas particulares
y concretas. Estas constataciones interesaron sobremanera a Brentano, porque permiten afirmar que la fe en Dios nada tiene que ver con
la lgica o con la argumentacin. La razn de ser de Dios, en otras
palabras, no es la de un fundamento filosfico. Y por consiguiente
el acto de creer nada tiene que ver con los actos de juzgar, representar o percibir.
Volviendo a la evolucin filosfica de Husserl, tambin fueron
decisivos en ella la ntida definicin de fenmeno como todo aquello que viene dado a la conciencia, as como la aspiracin a describir
introspectivamente el orden interno de los fenmenos, la cual excluye por tanto toda tentativa de explicarlos o de interpretarlos. Husserl
pretende describir, en otras palabras, aquello que los fenmenos son
en s mismos y por s mismos, lo cual a su vez es indisociable de
aquello que los fenmenos muestran en s mismos y por s mismos.
Esta novedosa atencin introspectiva fue de una importacia extrema
porque disolvi el dualismo de la esencia y la manifestacin. O ms
precisamente: distinguir entre esencia y manifestacin es una operacin que la conciencia efecta naturalmente, lo cual quiere decir que
la conciencia es enigmticamente consciente de todo aquello que en
la percepcin se le escapa, o sea de aquello que no tiene ante s
cuando percibe, como por ejemplo el aspecto de las cosas que la visin en perspectiva nos oculta. Ahora bien: segn la referida defini-
35
De Hurscrl
Heidomor
37
tambin llamado el mundo.. En efecto: el mundo es la idea mltiple que regula definitivamente toda experiencia posible o sea, en
otras palabras, el sistema que hace concordar entre s todas las experiencias. Solo en su seno, por consiguiente, pueden ser considerados
reales los datos de la experiencia.16
Del mismo modo que Husserl sola scfialar que los datos que enalteca el
sensualismo no pueden ser descritos separndolos de su trasfondo de objetos, ya
que slo los convierte en tales el acto que denomina sealamiento* o Pointioung,
tambin el mundo entendido como horizonte que compendia todos los horizontes precisa de un anlogo sealamiento para que emerja en l todo cuanto tiene
que ver con los objetos. O sea que tambin la naturaleza es un resultado de tal
sealamiento o Pointierung: es una realidad derivada del mundo, y en modo alguno co-originaria con l.
Por esta causa, la teora de la constitucin fenomenolgica nos enfrenta a
una paradoja: la de una inmanencia que es una explosin hacia la transcendencia.
38
De Hurrerl a Hcidegger
cho con mayor rotundidad, el hecho de que la conciencia nace mirando hacia fuera., propone una manera de percibir (o en general de
acometer un acto consciente cualquiera) que atiende al propio proceso perceptivo y en modo alguno a la cosa percibida. Se trata, como
puede advertirse, de una percepcin que es asimismo un desinters
39
40
De
Ileidegger
La conciencia, digmoslo una vez ms, es siempre concienciade-algo, y Husserl denomina intencin>, esta condicin de toda
conciencia. En otras palabras: conciencia', significa para este autor
vinculacin con la realidad. Pero tal vinculacin> puede revestir
mltiples formas, y las diversas operaciones de la conciencia se corresponden con las diversas clases de intenciones. Esta especificacin, ante todo, permite denunciar la secular hegemona de la
intencin cognitiva que solan explotar las teoras del conocimiento. La intencin que vincula el objeto con el sujeto, en realidad, es slo una de las formas posibles de la conciencia intencional.
No todos los procesos de la conciencia son de carcter cognitivo, y
41
visto, altera y enriquece este simplificado panorama. Para esta doctrina, tanto pensar como percibir son procesos que tienen lugar en
una corriente de actos (o vivencias intencionales.) que no se aprehenden a s mismos como tales. Por esta causa, slo la .conciencia
de la conciencia (o sea una reflexin elemental) es capaz de imponer una separacin efectiva, sacando a la luz el sujeto y al objeto a
un mismo tiempo. Ya que previamente a tal operacin reflexiva la
Aun cuando se suele reprochar a Husserl cierta indiferencia hacia el pasado del pensamiento, lo cierto es que este filsofo no tuvo
inconveniente alguno en admitir sus filiaciones doctrinales, y siempre
destac la influencia que Hume y Descartes ejercieron sobre 61.21
Desde luego Husserl rinde tributo a Kant, pero en realidad se siente
continuador de Hume. Con el comparte su predileccin por lo primordial, lo originario y lo plenamente presente, as como su desconfianza hacia los atajos y las taquigrafas del discurso: cree que lenguaje, en suma, significa trampas. Comparte asimismo el inters
de Hume por todos los mbitos de la experiencia: las significaciones,
las cosas, los valores, las personas. Pero Husserl es, sobre todo, un
continuador de Descartes, y especialmente de la duda y del cogito cartesianos. Al igual que Descartes, reduce las falsas evidencias y las
incuestionabilidades o Selbstverstndlichkeiten a los verdaderos fenmenos y a las autnticas manifestaciones. De todos modos, en Hussed el cogito es ms que una verdad primera, como tambin es ms
que el origen de un proceso deductivo. El cogito es en este autor una
especie de escenario, y de hecho el nico mbito adecuado a la verdad fenomenolgica.
Las etapas del pensamiento de Husserl han sido inventariadas de
maneras muy diversas. Durante la vida de este filsofo la orientacin
de la doctrina fenomenolgica sufri importantes modificaciones, y
los historiadores no han llegado a consenso alguno cuando han intentado describirlas. De acuerdo con Klaus Held, por ejemplo, la fenomenologa se interes sucesivamente por las correlaciones notico-
conciencia es, en su totalidad, aquello mismo de lo cual es conciencia. Esto quiere decir que no hay voluntad alguna aparte de
aquello que se quiere, como no hay pensamiento alguno aparte de
42
De Hastert a Healegger
Introduccin. La ferunnenologa
43
noemticas, los procesos de constitucin, el yo transcendental, y finalmente el mundo de la vida>, o Lebenswelt.21 O sea que consisti
en el anlisis de las correlaciones, en la investigacin de la constitu-
cin, en filosofa transcendental, y en una doctrina gentica. Elisabeth Stroker y Paul Janssen por su parte, afirman que Husserl propuso sucesivamente una fenomenologa descriptiva, una fenomenologa transcendental, una fenomenologa esttica, y finalmente una
fenomenologa gentica, o sea un anlisis de la constitucin. Otra posible serializacin, tan plausible que hemos optado por seguirla aqu,
distingue entre la fenomenologa de la significacin, la propiamente
descriptiva, la transcendental, y la gentica.
burgo/B. 1993, p. 18
44
De I fusserl
Tleidegger
El acto de significar, que de entrada es vaco., contiene por consiguiente el rasgo esencial de la intencionalidad: escapar de s mismo en
Introduce-46n. La finamenologice
45
A partir de las Investigaciones Lgicas, el pensamiento de Husserl sigui dos caminos: 1) recorri los mltiples temas descriptivos
En cuanto a los mltiples temas descriptivos de la fenomenologa, sealemos en primer lugar un frecuente malentendido en relacin la nocin clsica de intencionalidad: la conciencia es siempre
conciencia-de.. En este contexto, conciencia no significa la unidad
de una sucesin de vivencias, sino que hace referencia a cada cogitatio individual, en la medida que atiende a un cogitatum especfico.
Hay tantas conciencias como maneras a disposicin del cogito para
estar dirigido hacia algo. Cada algo., en otros trminos, impone una
manera distinta de dirigirse a el. Estos algos pueden ser: la realidad,
lo irreal, el pasado, el presente, lo querido, lo deseado, lo amado, lo
juzgado, lo apreciado, lo rechazado. Existen, por consiguiente, muchas clases de intencionalidad.
Al menos desde un punto de vista estrictamente descriptivo, la
intencionalidad escapa a la alternativa entre realismo e idealismo. El
objeto transciende la conciencia y al propio tiempo est en la conciencia, simpre en el bien entendido que est en la conciencia intencionalmente y no realmente: de ah la denominacin de objeto intencional.. La conciencia, como ya se ha dicho, no tiene interior.
alguno, y es ms bien el exterior de s misma. Cuando hurgamos en
las profundidades de la conciencia, nos encontramos de pronto en
medio de las cosas externas., ya que hacia ella nos centrifuga la
propia conciencia. En suma, intencionalidad, significa sobre todo
que la conciencia se encuentra primordialmente fuera de s.. Este
jetividad. no es ms que una de ellas, y otras modalidades son asimismo posibles. Y adems la objetividad es de orden derivado,
mientras que la simple percepcin es la forma fundamental del .estar
fuera de s> de la conciencia.
46
De Ilraserl a Heidemar
24. Esta sugestiva estructura de horizonte de la conciencia, sorprendentemente, llev a Husserl a reflexionar sobre la temporalidad. En la percepcin
aun de los objetos ms estables, segn este punto de vista, estara contenido el
tiempo en un grado extremo de contraccin.
Introduccaar. La fenomenallga
47
1) afirmar que lo percibido es transcendente a la conciencia, y 2) negar que las cosas percibidas existan en s mismas. Se interpone en el
dualismo clsico, corno ya hemos sealado, una tercera entidad: el objeto intencional. Esta original solucin al problema de la realidad ha
sido considerada la mayor aportacin filosfica de Husserl.
Los anlisis de Husserl, adems, tienen siempre esta doble vertiente: son noticos. y noemticos a un tiempo. Entiende este autor por noema el aspecto objetivo de la vivencia, o sea lo percibido
en cuanto tal, lo imaginado en cuanto tal, etc. En pocas palabras: el
objeto en su manifestacin intencional, lo mentado< intencionalmente, la unidad de sentido intencional. Y entiende por noesis los
actos vividos, los momentos donadores de sentido de la conciencia
que estn dirigidos al sentido del objeto, las modalidades de la atencin, los desempeos del cogito en tanto que yo, la temporalidad que
corresponde a la sucesin subjetiva de las perfilaciones, etc.
En la percepcin, no lo olvidemos, la diversidad de un contenido sensible ha de ser convertida en objeto, o ms precisamente: ha de
ser captada como la unidad que corresponde a un objeto. Por consiguiente, las sensaciones son interpretadas o apercibidas de una manera tal que en ellas se representa algo objetual., o sea algo que tiene que ver con un objeto. En palabras de Husserl, tiene lugar entonces una conformacin. o moldeado del material hyltico., o sea
que se produce la animacin (Beseelung),> de los contenidos primarios de la captacin.. sta es la actividad, como acabamos de ver, que
48
De Hurscrl a Healegger
49
lucra en ellas, y que por tanto puede ser abstrado con facilidad. O
sea que el ncleo noemtico es el objeto considerado abstractamente como una unidad determinable. Ahora bien: el objeto en el
pleno sentido de la palabra comprende tambin sus determinaciones,
las mismas que se manifiestan en la conciencia por medio de la diversidad de los modos de la donacin. Por esta causa, el mencionado
ncleo., conjuntamente con la totalidad de sus determinaciones en
pleno, recibe el nombre de sentido noemtico.. Se trata, en pocas
palabras, del objeto concreto en los diversos modos de su manifestacin intencional. Es el objeto que viene dado a la conciencia por me50
De lisisserl a Heidegger
51
De Hsayerl
Heidegger
debera ser denominada transcendental-fenomenolgica. Por ser especficas de la fenomenologa, vamos a concentrar nuestra atencin
en estas dos ltimas operaciones.
La epoj., como ya ha sido indicado, es ante todo una negativa a colaborar. Consiste en la contemplacin desinteresada que
contrara las tomas de posicin que conlleva toda actitud natural. Al
fin y al cabo, epoj quiere decir abstenerse. Por la epoj suspendo
para siempre toda actitud de creencia en el mundo, y esta interrupcin es entonces mi nica verdad. Me desentiendo de la actitud ingenua o natural que acepta las cosas tal como parecen ser y que se
abstiene de interrogarlas. Pero segn Husserl la epoj no niega el
mundo, ya que slo neutraliza su validez o Geltung. El mundo, en definitiva, deja de contar.. Y sobre todo, la epoj es universal, ya que
la operacin de suspender se aplica a la propia instancia que la lleva
a cabo. O sea que el yo que interrumpe cualquier toma de posicin
fenomenologa. Al parecer de algunos comentaristas, en la reduccin transcendental-fenomenolgica culmina la epoj. Para otros
autores, en cambio, la reduccin vendra a ser un caso particular de
la epoje. Elisabeth Strker,26 por su parte, niega explcitamente que la
epoj haga posible>, la reduccin. Sea como sea, cuando la epoj es
aplicada a la esfera de la subjetividad, Husserl la denomina reduc26. Elisabeth Strker ve las cosas muy claras, y quiz tiene razn: <La reduccin trascendental es la diligencia (Manahme) que lleva a la actitud transcendental de la epoii. Por ello parece que sera pertinente hablar slo dc ocepoje" transcendental. Cfr: Elisabeth Strker, Husserls transzeruientale Pheinomenologie, Frank-
Introduccin. La iSnomenologia
53
De Huna! a Heidegger
todo lo contrario, ya que paradjicamente le permite acceder (mediante la esencia o el fenmeno) a su pleno sentido. As inaugura la
fenomenologa una nueva etapa para el pensamiento, puesto que
ahora la constitucin (la operacin estrictamente correlativa de la reduccin) puede iniciar su andadura. Se hace posible un retorno a la
realidad mundana. (o sea a los fenmenos) que conserva todo aquello que ha sido adquirido por la reduccin. Ahora podemos reencontrar el mundo con conocimiento de causa..
27. Qu es, por consiguiente, la reduccin fenomenolgica? A primera vista se parece a una substraccin del ser, pero en realidad las cosas son distintas: optamos por no pronunciarnos sobre el status ontolgico ltimo de los fenmenos.
A partir de ahora slo nos ocuparemos del aparecer puro. La creencia inmotivada
en el en-si-mismo de las cosas, cede el paso a la hegemonia del aparecer.
baroduecan. La fenanunalogla
55
teamiento es sin duda que la fenomenologa coincide con el despliegue del ego. Esta doctrina se radicaliza convirtindose en egologa.,
una mutacin que tiene dos importantes consecuencias: promueve el
inters por la temporalidad, e introduce en fenomenologa el tema de
la existencia del otro.. Veamos esta transformacin en detalle.
Por lo pronto, la fenomenologa convertida en egologa promueve el inters por la temporalidad. En este contexto la intuicin crucial es que el presente retiene el pasado inmediato, siempre en el
bien entendido que tal pasado inmediato>, no es nunca la representacin de un recuerdo. Es el inmediato haber sido. que acompaa
toda conciencia de un presente. Esta manera de ver las cosas, ante
todo, contribuye a resolver un viejo 'enigma: ;Cmo es posible que un
objeto idntico a s mismo persista en la conciencia? Ante esta perplejidad, adems, toma impulso la meditacin de Husserl sobre el
56
De Husserl a Heidegger
En lo que se refiere al ltimo periodo del pensamiento de Husserl, bastar decir que conmocion la interpretacin idealista del mtodo fenomenolgico. Sc impusieron entonces las convicciones siguientes: 1) el origen de la estructura predicativa (el orden de la experiencia) corresponde a un estado de cosas antepredicativo; 2) la
idea de la gnesis pasiva se impone como primordial por ser anterior a las operaciones activas y tticas; 3) el mundo es la totalidad inmune a la duda, y no se accede a l por adicin de objetos, sino que
es inherente a la vida de la conciencia. Este mundo de la vida. o Lebenswelt es el dato previo, universal y pasivo, para toda actividad juz-
28. Persiste, sin embargo, una dificultad importante: El ego slo puede ser
transcendido por otro ego. Por tanto ese otro ego>, ha de venir constituido corno
extrao, pero dentro de la esfera de experiencia que es propia del ego.
Introduccida. Lfe
enologigx
57
De Huiscrl a Heidegger
actualmente un relativo consenso sobre el alcance del programa reformista para la filosofa que viene esbozado en la primera filosofa de
Heidegger, o sea en la doctrina llamada ontologa fundamental..
sta, como es notorio, adems de venir expuesta en Ser y Tiempo consiste tambin en las ideas desarrolladas por el filsofo en las publicaciones y lecciones del lustro 1925-1930. Sin embargo sigue siendo objeto de controversia si en su segunda etapa, o sea en la produccin
posterior a la Kehre, propone Heidegger transformar la filosofa en un
peculiar pensamiento que en modo alguno estara armonizado con
la tradicin, o bien si en esta fase de su produccin se limita a aplicar
una drstica inflexin29 a sus convicciones filosficas iniciales. En
todo caso, tal perplejidad enmarca una vehemente controversia sobre
el carcter reformista que cabe imputar a la ontologa fundamental
heideggeriana. Est fuera de discusin que Ser y Tiempo es una diatnba tan apasionada como convincente contra el compromiso objetivador que la Modernidad ha impuesto en el conocimiento y en la vida
social. La descalificacin de Heidegger, en especial, acusa al paradigma moderno no haber tenido en cuenta que todo desempeo humano se deriva en ltimo trmino de un ser-en-el-mundo originario. Tal impugnacin ha dado lugar a que se identifique la ontologa
fundamental con la ruptura sin posible vuelta atrs con un esquema
del sujeto y el objeto cuyos orgenes, lejos de estar en la Modernidad
incipiente, se remontaran a la Antigedad clsica: la primaca del
modelo sujeto/objeto, sin duda decisiva para la filosofa de la modernidad, segn Heidegger se debe a la aceptacin irreflexiva de la predileccin griega por representar lo accesible (von Vorhandenem)..3
29, Una inflexin que, en este caso, tendra el sentido de una autorreacci6n
hacia su anterior actitud revisionista, y cuya espordica drasticidad la hacen ocasionalmente equiparable a una autoimpugnacidn. Sobre la siempre drimatica relacin de Heideg,ger con su propio pensamiento, cfi: Friedrich Wilhelm von Herrmann, Die Selbstinterpretation Martin Heideggers, Meisenheim/G. 1964. Es especialmente esclarecedor el apartado 5e: vEntschlossenheit als iirsprunglicher existenzial-transzendentaler Wahrheitsentwurf.. (pp. 125-140).
30. Cfi: Ernst Tugendhat, SelbstbeangIsein und Selbstbestimmun,g, Frankfurt a.
M. 1979, p. 166.
Introduccin. La frnentenologin
59
tal interpretacin, se debera a que el primer pensamiento de Heidegger reproduce el esencial aun cuando velado solipsismo que caracteriza el legado de Husser1.31 Aun cuando Habermas admite que
en Ser y Tiempo se halla plasmado el nihilismo heroico de una autoafirmacin que desafa la inanidad y la finitud de la existencia., advierte asimismo este autor que Heidegger no construye la intersubjetividad en Ser y Tiempo de un modo distinto al adoptado por Hus31. Estudiar la evolucin del pensamiento fenomenolgico comparando las
obras de Husserl y del primer* Heidegger obliga a tener presente que comprender
una filosofla por medio de otra es una prctica acreditada en la historiografia del pensamiento. En la filosofa centroeuropea, por ejemplo, es vigorosa la tradicin de los
Diffrenzschrtften, y en la ms clebre obra de este gnero afirma Hegel que el
espritu viviente que habita en una filosofa exige ser revelado por medio de un evritse afin, aun cuando este espritu viviente evite ser escrutado por la actitud historicista que slo se interesa por las opiniones*. (Cfi: Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Differenz des Fichteschen und Schellingschen System dcr Philosophie*, en:
fenaer Kritische Schriften, vol. I, Hamburgo 1979, pp. 6-7) En todo caso parece
fuera de discusin que Husserl y Heidegger mantuvieron la distancia productiva.
que Alfred N. Whitehead consideraba indispensable para el desarrollo de un movimiento filosfico. Toda escuela de pensamiento requiere que en su seno emerjan
dor lderes filosficos. Uno de ellos ha de profundizar en las tesis fundamentales,
pero sin ser totalmente consecuente. El otro pensador las ha dc reducir ad absurdum a una lgica rigurosa. Ninguna forma de pensar ha sido fructfera hasta que
han emergido estos dos lderes filosficos.* (Citado en: Hans Giinter Holl, K. H.
Haag: Der Fortschritt in der Philosophic., Merkur 430 [1984], p. 93) Sin por ello
dejar de tener en cuenta, dc mdos modos, que quien pretende mediar entre dos
pensadores de altura se coloca en una situacin poco airosa y no le suele quedar
vista para lo irrepetible. Tomar por lo mismo (y considerar como igual) es un sig.
no infalible de que se tiene mala vista.. (Cfi: Friedrich Nietzsche, Die frnihliche
Wissenschaft., en: Werke in drei Blinden, vol. II., ed. Schlechta, Munich 1977,
p. 204). En la misma obra seala Nietzsche la necesidad de sobreponerse a este pesimismo admitiendo la profunda verdad del comparatismo filosfico: Uno jamas
tiene razn, pero con dos empieza la verdad. Uno no puede demostrarse a s mismo: pero a dos ya no se les puede contradecir.. (Thid, p. 158).
60
De Husserl a Heidegger
Por todo ello cabe conjeturar que el itinerario filosfico de Heidegger es indisociable de la doble percepcion34 que el ser humano tiene de s mismo en el seno de la modernidad filosfica. La atencin de
1985, p. 178.
Tambin la filosofa del segundo. Heidegger, al parecer de Habermas,
consiste en un compromiso fundacionalista que elige la historia del ser. o Seinsgeschichte como su mbito natural. de justificacin. De consolidarse este cambio
de perspectiva, el efecto revocador del pensamiento de Heidegger posterior a la
Kelire en relacin con el paradigma moderno quedara como un tema a revisan La
subordinacin del planteamiento subjetivo-transcendental al presunto poder originario. del ser, interpretado por Heidegger como el acaecer de la verdad* o Wahrbeitsgeschehen (si bien <engaosamente [irreftihrenderweise(, dice Habermas), lle-
haroduccuin. La fenomenvkam
61
su realidad de ente que ha sido llevado a la existencia sin su consentimiento y constituido prescindiendo de su colaboracin. Si el primer>, Heidegger celebra la aspiracin a la autonoma que, segn entiende la Modernidad, caracteriza al sujeto, el segundo Heidegger.
tematiza indirectamente su cara oculta, o sea la imposibilidad en la
que se encuentra el sujeto de disponer sobre s mismo, y que proviene del carcter incontrolable que advierte en la realidad que ms le
importa, o sea su propio ser. Una incapacidad de autodeterminarse
que, por otra parte, est concertada con la necesidad de referirse a los
dems aun en el ms recndito estrato de su relacin consigo mismo.
En las sucesivas etapas de su pensamiento, segn el referido punto de
vista, Heidegger habra desarrollado este doble aspecto de la subjetividad moderna.36
Una vez referido el alcance reformista del pensamiento de Heidegger, conviene sealar las principales posiciones que defiende la ontologa fundamental. Deslindndose de su precedente acadmico in-
mediato, o sea la tradicin fenomenolgica que entonces se encontraba en su apogeo, y en vez de optar por la vida transcendental de
la conciencia como el mbito primordial para su indagacin, la ontologa heideggeriana se asigna la tarea de explorar la comprensin
del ser que lleva a cabo el ente existente o Dasein. Concibe el ser
humano, en pocas palabras, como el ente cuyo ser consiste precisamente en la necesidad de atenerse a su propio ser. Existir como ser
humano quiere decir, por tanto, ser el ente que no slo ha de llevar
a cabo la comprensin de su propio ser (una actividad a un tiempo
testimonialmente ontolgica e irremediablemente banal, pues se halla concertada con la comprensin del ser de los entes mundanos.),
62
De Husnrl a Heielegger
del sers son las tres nociones fundamentales en la doctrina del primer Heidegger. Al no ser iguales todos los entes en cuanto a su
modo de ser, interesa seleccionar un eventual ente ejemplar para
que, oportunamente problematizado, garantice la fertilidad filosfica
del proyectado anlisis del ser. Habiendo constatado que, en ltimo trmino, el sujeto humano existente es el agente que plantea la
cuestin acerca del sentido del ser, seala Heidegger que la solicitada ejemplaridad en el orden de los entes recae sin duda en el ente
existente o Dasein. Segn este filsofo, tal funcin ejemplar viene
especificada por la triple antecedencia del ente existente que referirnos a continuacin.
En primer lugar, concurre en el ente existente una banal antecedencia &inca en relacin con los dems entes, pues en su ser el
Introdurcian. La frususeuelagn
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Dasein mantiene una relacion de ser con su ser., como alambicadamente formula Heidegger.37 En segundo lugar, 'concurre en el ente
existente una antecedencia ontolgica respecto a los dems entes, o
sea en relacin con los entes no existentes (aquellos que son, por consiguiente, meramente <subsistentes), en la medida que el Dctsein
ostenta el privilegio de ser un ente al que, sobre la base de la ya mencionada relacin de ser con su propio ser, le es'> facilitada la comprensin de su propio ser. Adems, por medio de esta comprensin.
el Dasein alcanza a comprender el ser en general, aun cuando tal operacin requiera la intervencin concomitante del propio ser. Cabe
destacar, de pasada, que en el anlisis de esta antecedencia emerge el
celebrado tema heideggeriano de la pre-comprensin del ser. Hay que
advertir que en tal operacin el trmino aser no tiene el sentido que
la ontologa tradicional le atribuye, ya que segn Heidegger ha de ser
entendido de acuerdo con la comprensin pre-ontolgica del ser que
viene mediatizada por el contacto humano con las cosas (stas son,
recordmoslo, meros entes subsistentes.), con los dems seres humanos en tanto que entes co-existentes con nosotros, y finalmente
con nosotros mismos y en especial cdh nuestra faceta ms dramticamente a humana.. sta no es otra que la conciencia de nuestra inevitable mortalidad, o sea el haber advertido que debemos comprendernos a nosotros mismos como ser-para-la-muerte..
Y en tercer lugar concurre en ti erite existente una antecedencia
propiciada por el entorno del ente existente, puesto que los entes que
confronta son de un orden ritic6 radicalmente distinto del que concurre en el propio Dasein. En la medida que el ente existente est rodea-
pio ser del ente existente.. Por tanto la tercera antecedencia del ente
existente consiste de hecho en un inesperado enaltecimiento de sus
propias prestaciones. La precomprensin pre-ontolgica del ser de los
entes no existentes que el Dasein lleva a cabo, en efecto, aparece paradjicamente como la condicin de posibilidad para toda ontologa.
Cabe concurrir con Heidegger, a la vista de esta sorprendente promocin, en que la antecedencia del Dasein que estamos considerando le
convierte al propio tiempo en un testimonio privilegiado del ser.
La propia existencia del ser humano, efectivamente, y en modo
alguno sus cometidos meramente intelectuales, es percibida por Heidegger como la via indispensable para acceder al ser. En su pensamiento anterior a la Kehre, en todo caso, este autor convierte la existencia humana en el elemento posibilitador de toda ontologa. Hay
que convenir, de todos modos, en que la ltima de las antecedencias
descritas no propicia espontneamente un programa ontolgico. La
predisposicin a comprender el asentido del ser. que caracteriza al
Dasein, en efecto, no parece una motivacin ontolgica suficiente. Y
esta posible inadecuacin plantea a su vez el problema de determinar
el mtodo que ha de orientar la indagacin ontolgica. La solucin
que sugiere Heidegger seala que aproximarse a la cuestin acerca
del sentido del ser. conlleva explicitar ontolgicamente la existencia,
o sea analizar el ser del Dasein. Este prerrequisito se debe a que el Dasein, en su ser., como Heidegger no se cansa de repetir, es capaz de
comprender pre-ontolgicamente el ser de todo eventual ente, y tam-
de acceder a la comprensin del ser de todo ente'> a causa de la distincin fundamental segn la cual el ser de los entes no "es" l mismo un ente.,38 un discernimiento que, al menos formalmente, anuncia la transformacin heideggeriana del concepto clsico de diferencia ontolgica. O sea que el anlisis existencial del Dasein se consti-
37. Cfr Marrin Heidegger, Sein und Zeit, Tiibingen 1979, 15.' edicin, p. 12.
La primera traduccin al castellano fue publicada en Mxico D.F., con el titulo El
ser y el tiempo, el ano 1951.
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De Husserl a Heidegger
38. Ibid., p. 6.
Itaroduccidn. La fennmemlooia
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Heidegger renunci a pensar la existencia histrica del ser humano a la luz de la tradicin substancialista, teoricista, criticista, on-
39. Desde el punto de vista ms sinptico posible, Ser y Tiempo es el resultado de cinco impulsos meditativos: 1) una crtica del pensamiento representador, presencialista, objetivador, 6ntico; 2) una crtica del pensamiento que percibe en toda
ente el objeto de una posible teora; 3) una crtica de la oonto-teo-logfa*, o sea la
comprensin de Dios, de la materia y de la historia como formas de absoluto; 4) el
compromiso con una historicidad que ha dejado de ser carencial, derivativa, subalterna, deficitaria; 5) la conviccin de que la substancia, la objetividad y la presencia
han de dejar de consideradas como plenas, originarias, primordiales o principiales.
66
De Master! a Heidegger
ticista, presencialista y objetivista, o sea que decidi no fundamentarla en un concepto de ser que proceda de la ontologa griega de la
substancia. Por haber predominado esta percepcin substancialista y
presencialista del ser, no lo olvidemos, antes de Heidegger el concep-
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des radicalmente nuevas. Lo histrico coincide con el inmediato servida de la vida. (Das historische [isti unmittelbare Lebendigkeit).40
Yorck von Wartenburg que en su posterior elaboracin por Heidegger.". Los comentarios de Yorck von Wartenburg, en suma, hicieron
patente ante Heidegger que desde la tradicin instituida por la ontologa griega de la substancia, o sea la esttica .manera de ser de los entes que enaltece el intelectualismo presencialista, no es posible pensar la manera de sers que es propia de la historicidad.
Y la .manera de sers que es propia de la historicidad aflora precisamente en el Dasein. Es decir: en el ente que se comprende a s
mismo en funcin de su propio ser, el cual es a su vez incontrovertiblemente histricos por tratarse de un ente existente.. Los entes
existentes nos comprendemos a nosotros mismos no enticamente sino
histricamente, lo cual significa que subordinamos nuestra dimensin
Cfi; Heidegger, Sein und zeit, op. cit., p. 401. Es sorprendente que la
progresiva prdida de prestigio cultural del historicismo fuera concomitante con
su consolidacin filosfica. Puede afirmarse, en efecto, que despus de absorber
las contribuciones de Dilthey y de Yorck von Wartenburg el pensamiento historicista encontr en la obra de Heidegger su formulacin definitiva.
(:fi: Briefivechsel zwischen Wilhelm Dilthey und dem Grafen Paul limck von
68
De Hurscrl a Heidemer
Cfi: Odo Marquard, Skeptische Iliethode im Bija? auf Kara, Friburgo 1958,
p. 36.
Introduccin. La fenomenologa
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46, Tambin la revocacin de Heidegger hace que el problema del conocimiento histrico objetivo. deje ser relevante, y el concepto de hecho histrico ya no es
un dato casi absoluto porque ahora aparece como el resultado de una abstraccin.
70
De Ruar! r Heidemer
labras de Heidegger, ich auf etwas versta", de manera que importa ante todo
hacer accesible unas posibilidades de realidacho que slo posee quien verdaderamente es experto en algo: <debumiOlichkeiten erschliefien, dice Heidegger.
Introduccin. La ftnomcnotegia
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de la comprensin del ser, o sea el tiempo, del cual se derivan las referidas modificaciones,.
Explicar el desarrollo por Heidegger de este programa mltiple,
conlleva ante todo especificar qu entiende este autor por ser, y por
ente'', o sea las nociones preponderantes en su planteamiento ontolgico. La comprensin heideggeriana del ente., por lo pronto, no
puede ser ms general: ente, es aquello de lo cual hablamos, aquello sobre lo cual opinamos, aquello respecto de lo cual nos comportamos de una determinada manera, aquello que somos, e incluso la manera como somos.49 En otros trminos, los entes son la realidad especificada, y por tanto objetivada, representada, explicada, o dicho con
una sola palabra: ontificada. En cambio, ser, es aquello que determina el ente como tal ente, aquello a partir de lo cual el ente puede
ser comprendido de antemano, y con independencia de nuestras maneras de concebirlo,.50 Ahora bien: en la medida que el ser es aquello a
partir de lo cual el ente puede ser comprendido de antemano, el ser
emerge como el fundamento a priori del ente, y por tanto como el
agente que hace posible su comprensin., un trmino que en el presente contexto es casi sinnimo de experiencia. Nuestras maneras
de comportarnos con los entes, en pocas palabras, o sea nuestros modos de vivenciarlos, dan lugar a las diversas maneras de comprenderlos. Y stas, a su vez, junto con la comprensin del ser que las hace
posibles, dan lugar al ente eminente que Heidegger denomina Dasein.
Esta compleja relacin entre el ser, los entes y el Dasein es tematizada por Heidegger de mltiples maneras, pero cada uno de estos trminos obtiene siempre su problemtica identidad por su diferencia con
los trminos restantes. As insiste Heidegger en que ser es siempre el
ser de un ente., aun cuando el ser de un ente no es nunca un ente,
en el bien entendido que slo hay ser (no ente) en la medida que hay
verdad, y la verdad solo es en la medida que hay Dasein,, un agente
72
De
Heidesee'
sin duda capital, puesto que en definitiva la comprensin del ser determina (viene determinada por) el ser del Dasein,5' Estas esotricas
formulaciones quieren decir en esencia que los seres humanos necesariamente hemos de adoptar alguna actitud con respecto a nuestro propio ser, o sea que, en relacin con nuestro ser, nos hemos de comportar de una manera u otra. Las posibilidades de actuacin de cada uno
ciones que ocluyen el acceso a las cosas tal como son, (o sea que
contaminan, como decamos hace un momento, la comprensin ori-
Introduccin. La fenomenolviet
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53.
74
De Husserl a Heidegger
nuevo en diversos captulos de la presente obra.) Ahora bien: aquello que en realidad la prctica hace accesible, segn Heidegger, son las
posibilidades de ser que el Dasein posee como propias. Mas profundo
todava que el deseo de conocer, recalca este autor, es el inters de los
seres humanos por su propio ser, y por tal razn el ser de los seres
humanos es el cuidado (Sorge)..54 Adems, la circunstancia de que el
hacer accesible. o Erschlossenheit primario suministre las posibilidades de ser que son propias del Dasein, es percibida por Heidegger
como el punto de partida que le permite cuestionar el conocimiento
terico. Abundando en su crtica de la tradicin presencialista, efectivamente, denuncia este autor la ontologa subrepticia para la cual
slo es realmente aquello que resulta de convertir los entes en el
objeto de una posible teora. Interpreta el conocimiento terico como
un conjunto de prcticas que aun cuando en modo alguno consiguen
acceder a la realidad, en cambio explican cmo funcionan unos contextos que en el fondo son cotidianos, y que precisamente por su banalidad conocemos mejor que la propia ciencia. O sea que sabemos'>
de antemano que el mundo no es una coleccin de cosas simplemente disponibles o vorhanden, y que de hecho es una totalidad que cada
situacin nos hace accesible o erschliet de una manera distinta.
El mundo, por consiguiente, es un entramado de finalidades que
remiten unas a otras y a las cuales el Dasein actualiza tanto si quiere
como si no, puesto que, como ente existente que es, no tiene ms
alternativa que actuar. Para Heidegger, en definitiva, lo realmente primario es la situacin y no el objeto. Y las posibilidades de actuacin
del Dasein son vividas por ste como disposicin de nimo. o Stimmung. Insiste Heidegger, sorprendentemente, en que la condicin primordial humana es precisamente tal disposicin de nimo., hasta el
punto de que prevalece ontolgicamente sobre unas instancias que,
como la conciencia y la articulacin por medio del lenguaje, eran tradicionalemente consideradas como fundamentales. Y como conclusin de esta sinopsis heideggeriana cabe sealar que la comprensin.
54. Ibid., p. 139, nota 199.
Introduccin. La fenomenologa
75
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o Verstehen tiene lugar cuando nos hacemos accesibles. (de una ma-
76
pedicin. ontolgicos. Es oportuno indicar, con todo, que este innovador concepto de ser instituye una asimetra crucial. Ya que si por
una parte el ser permanece inaccesible para el ser humano, por otra
parte es omnipotente porque la arbitrariedad de sus disposiciones no
conoce lmite alguno. Al parecer de Heidegger, en efecto, el ser detenta un poder tan absoluto sobre el ser humano que todo cuanto sobreviene en la historia es ante todo un acontecimiento del propio ser.
El ser es hasta tal extremo omnipotente que Heidegger describe
su capacidad determinadora con la frmula la historia es historia del
ser..85 Al propio tiempo, la historia del ser se despliega de una manera tan peculiar que Heidegger no duda en afirmar que por lo pronto es preciso apercibirse de que en modo alguno la historia transcurre
como un acontecer..57 O sea que no consiste en el mero sucederse de
unos hechos, ni sobreviene como un perpetuo devenir. Segn Heidegger sucede ms bien que la hitoria acontece en la medida que el
propio ser expide su propia verdad..58 En contrapartida se da tambin
la paradoja de que esta verdad del ser que remite el propio ser., por
principio esotrica, es asimismo subrepticiamente exotrica. Heidegger se refiere a esta decisiva circunstancia cuando indica que la verdad del ser anuncia el apogeo de su esencia, o sea la exposicin
(Lichtung) de su propio encubrimiento..59 El ser que Heidegger presenta como un imperioso sujeto metahistrico, en suma, antecede los
propios hechos histricos, aun cuando tambin mantiene este filsofo que, a lo largo del tiempo, el ser tiende a persistir en su autoocultacin. Cabe concluir, por consiguiente, que en cierto sentido el ser
permanece intrigantemente ajeno a la propia historia. En todo caso
Cfr: Martin Heidegger, Nietzsche, vol. II, Pfullingen 1961 (3. ed.), p. 28.
Hay una traduccin completa al castellano, publicada en Barcelona el ao 2000.
De Husserl a Haegger
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no parece fcil conciliar las caractersticas del ser que postula el Heidegger tardo, aun cuando tampoco pueda haber duda alguna sobre la
ms llamativa de sus particularidades, o sea el poder que detenta sobre los desempeos humanos.
Este paroxismo determinador, con todo, parece atenuarse en algunas ocasiones. As ocurre, por ejemplo, cuando notoriamente Heidegger asigna a la humanidad la tarea de apacentar el ser.. Pero lo
cierto es que la persistente exhortacin a escuchar las indicaciones
del sera corrobora la sospecha de que en esta fase de su pensamiento
defiende Heidegger un exacerbado ontologismo. Adems, cuando invita a someterse a las disposiciones del ser en realidad est asignando al ser humano un destino desoladamente subalterno. Esta humillacin, de todos modos, tiene una contrapartida positiva porque
permite que aqul alcance a atisbar su desvalida condicin. Cuanto
ms celosamente atiende el ser humano las indicaciones del ser, en
efecto, tanto ms ntidamente percibe su propio sometimiento. Esta
deprimente predestinacin, por otra parte, adquiere un dramatismo
todava mayor cuando se advierte una caracterstica del ser que ha
sido mencionada en el prrafo precedente. El talante esotrico del ser,
en efecto, complementa paradjicamente su vocacin exotrica. Esto
quiere decir que, segn Heidegger, el ser se substrae con tal asiduidad
que bien puede afirmarse que su condicin normal es la retraccin.
Por esta causa, a lo largo de los tiempos el ser ha tendido a substraerse, o sea que ha estado fundamentalmente oculto.6 El propio Heidegger hace frente a la plausible objecin de que, al fin y al cabo, el
ser se expide en la medida que l, el ser, se da (indem Es, das Sein, sich
gibt)., afirmando que ml remisin significa que el ser se da y al mismo tiempo se substrae (Es gibt sich und versagt sich zumal)..61
En la propensin ocultativa del ser, al parecer de Heidegger, destaca su estructura paradjica. El curso de la historia viene determi-
nado por la expedicin (Geschick) del ser. Viene prefijado por el modo
como el ser se expide, o sea por aquello que nos es expedido en la me-
dida que tambin nos es substrado. Ambas circunstancias, el expedirse y el substraerse del ser, son en realidad idnticas puesto que no
hay entre ellas diferencia alguna..62 La retraccin, la ocultacin, la
substraccin y la reserva, por consiguiente, caracterizan el ser indagado por el ltimo Heidegger. Adems, este autor escogi el intrigante predicado epochal para designar este caracterstico talante
autoencubridor. La ambigedad de epochal es tan indecidible como
frtil en consecuencias filosficas. Por lo pronto la transliteracin del
epoche. clsico (o alternativamente: epoj., la grafa que hemos
adoptado en la presente obra) al idioma alemn coincide con el equivalente de poca.. Ocurre lo mismo con el adjetivo epochal y la
traduccin de epocal., referido a poca., al alemn. De estas ambigedades, precisamente, sabe extraer Heidegger un imprevisto beneficio expresivo. Pero queda expuesto a la fundada acusacin de que
est jugando con las palabras, y en consecuencia est obligado a justificar su peculiar terminologa. "Abstenerse" es "epoche" en griego,
y por esta razn nos referimos a las "epoche" (Epochen) de la historia
del ser. Pero en este contexto "epoche" (Epoche) no significa un intervalo de tiempo en el seno de un acontecer. Mas bien designa un
aspecto fundamental de la expedicin (Geschick) del ser: la restriccin que lleva a cabo en s mismo para as hacer perceptible su
propio don.."
Aun cuando Heidegger desatienda el significado temporal del
trmino alemn Epoche., lo cierto es que la problemtica del olvido del ser o Seinsvergessenheit se nutre de la ambigedad de Epoche.
y epochal. en alemn. Efectivamente: Heidegger nunca deja de tener en cuenta que, en la perspectiva del olvido del ser, perodo hist&
Cfr. Martin Heidegger, Der Satz vota Grund, Pfullingen 1978 (S.' ed),
Heidegger dice entzogen y verborgen. Cfi: sobre todo Der Satz vom Grund
y el segundo volumen de la obra Nietzsche.
Cfr Heidegger, Ober den Humanismo, op. cit., p.26.
78
De Iluescri a Heidegaer
p. 109.
Cfi: Martin Heidegger, Zur Sache des Denkens, Titbingen 1976 (2.' ed.),
P. 9.
Introduccitat. La frnomenolegla
79
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64. eft Martin Heidegger, Holzwege, Frankfurt/M. 1972, p. 311. La primera traduccin al castellano fue publicada en Buenos Aires, con el titulo Sendas Perdidas, el alo 1960.
80
Dr Harserl a Heidegger
81
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dicin filosfica su terna esencial. ste, desde luego, no puede ser otro
que la sucesin en el tiempo de las plasmaciones o Ausformungen,
en lenguaje de Heidegger, que ha adoptado el crucial olvido del ser.
Este autor mantiene que las tres plasmaciones ms importantes han
sido la presencia (Anwesenheit), la realidad (Wirkhchkeit), y la objetividad (Objektivitiit). Pero tambin afirma que la categora crucial en
la historia del ser o Seinsgeschichte es el concepto de poca del pen-
samiento. Con este trmino designa Heidegger cada una de las tres
etapas que provienen del progresivo olvido del ser. Desde luego admite el obvio matiz heurstico de esta articulacin, ya que al fin y al
cabo el rasgo caracterstico de la Seinsgeschichte es abarcar todas las
etapas histricas. Tambin debe ser tenido en cuenta que si este proceso global, por un lado, consiste en el olvido del ser, por otro lado
conlleva la aparicin correlativa del saber ontificado. El pensamiento
de vocacin gnoseolgica, indica Heidegger con desdn, se interesa
exclusivamente por los entes.
La ontificacin progresiva de la realidad, evidentemente, fue entendida por Heidegger como un proceso degenerativo, y tal actitud
pesimista le llev a percibir en el pensamiento occidental una variacin de la interpretacin fundamental de la realidad que la percibe
como presencia.65 Este diagnstico, adems, le permiti especificar
cada etapa de la historia del pensamiento. Utiliz el denominador
comn de la presencia para interpretar sus diversas pocas, y decidir
si fue particularmente grave el hundimiento en la ontificacin que
tuvo lugar en cada una de ellas. O sea que, a la postre, la historia
del ser habra consistido, segn Heidegger, en un recorrido o peripecia seculares por todas las modalidades de la presencia. En tiempos
recientes el filsofo Hubert Dreyfus ha compendiado admirablemente las fases del itinerario presencial que indaga Heidegger: Para los
antiguos griegos la realidad se desvelaba a s misma y acoga al ser hu-
82
De l'azul a Hcidejyar
presencia de Dios: deba ser aceptada y soportada, y era preciso interpretarla como si se tratase de un texto. Para el ser humano moderno, sobre todo a partir de Descartes, la realidad ha de ser hecha
presente por el sencillo procedimiento de hacerla inteligible. Es obvio
que estas maneras de comprender la realidad dan lugar a otras tantas
maneras de relacionarse con las personas y con las cosas. Los griegos
encontraron cosas bellas y poderosas, y valoraron a los poetas, los hroes o los estadistas. Los cristianos encontraron criaturas para el gozo
y para el dominio, as como gente santa o pecadora. Y los modernos
encontramos objetos para controlar y para organizar, as como, en
tiempos ms recientes, recursos que procuran eficacia y poder.66
Las pocas de la historia del ser, por otra parte, segn Heidegger
estuvieron precedidas por lo que podramos llamar una poca cero,
o sea por una etapa inaugural en la cual el olvido del ser no haba sobrevenido todava. Este episodio histrico originario, excepcionalmente, fue epoca! pero no epochal y por tanto no propicia la feliz coincidencia terminolgica que ya hemos explicado. Viene plasmado sobre todo en el pensamiento de Anaximandro (desde luego no
en su filosofa, un apodo que Heidegger reserva para las etapas
comprometidas con el olvido del ser), y tambin, con un nfasis menor, en el de Herclito y de Parmnides. La nocin pre-socrtica de
verdad (aletheia entendida como des-encubrimiento), en todo caso,
hizo posible que el ser se revelase a s mismo. Ocurri, en efecto, que
la verdad pe-socrtica no impeda que el ser se manifestase a s mismo porque no le impona previamente esquema conceptual alguno.
En este momento inaugural, por consiguiente, el ser emergi como un
alumbramiento o Lichtung que todava no estaba afectado por la
peripecia de ocultacin que iba a predominar en pocas posteriores
de la historia del ser Heidegger sita la primera de ellas, y por consiguiente tambin la fase inicial del olvido del ser, en la filosofa griega
clsica. En este momento histrico la sofstica prepar el paso ade66. Loc. cit.
Introduccan. La fereanterudygia
83
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lante que dieron ms tarde Platn y Aristteles en direccin a la "filosofa".67 Entonces se perdi irremisiblemente, segn Heidegger, la
cercana a la verdad y la proximidad con el ser que haba procurado
el amanecer griego.. Tal colapso de la verdad primigenia coincidi
con la irrupcin de la metafsica.. Esta disciplina, seala Heidegger,
aspira a justificar el orden del mundo a priori y sin tener en cuenta el
ser, o sea que pretende que el ser sea precisamente aquello que sin
duda no es. Heidegger tambin percibe en la nocin platnica de
idea un ejemplo de tales tentativas por desfigurar el ser, ya que en
su opinin este esquema intelectual cuestiona la unidad de los entes
cuando separa el ser de la existencia aparente.
La segunda poca de la historia del ser empieza con Descartes y
culmina en Nietzsche, un filsofo al que Heidegger considera el ltimo pensador de la metafsica.. En esta etapa la substancia aristotlica es trocada por el subjectum de orientacin antropocntrica. Emerge entonces el yo en forma de substrato, de manera que la verdad
pasa a ser interpretada como certeza por efecto del esse del subjectum
(o del ego, de la res cogitans), o sea a causa de la presencia..68 Una
substitucin espectacular, al parecer de Heidegger, hizo posible alterar
drsticamente el concepto de verdad. Perdi toda vigencia la verdad
arcaica., entendida como un simple des-encubrimiento y comprometida con la epifana automanifestativa y anticonceptual del ser. Y
ocup su lugar una verdad concebida como una compleja adecuacin
entre el sujeto y el objeto. En realidad esta supuesta concordancia disimulaba una obvia disposicin manipulativa, ya que sobre el predominio del sujeto no poda haber discusin. De esta manera se consolid la verdad representacionista, decidida a subordinar el ser al ideal
de la conciencia perceptiva. Se trataba de una verdad que, en definitiva, contrapona el ser al objeto, y que por tanto impidi que aqul
emergiera en la poca moderna. Y en ltimo lugar Heidegger dirige su
Cfi: Martin Heideggcr, Was ist das - die Plyilosophie?, Pfullingen 1981
(7. ed.), p. 15.
84
la, ya que no puede descartarse que tal inflexin nunca tenga lugar.
Es posible impedir que el ser humano retorne a un des-encubrimienIntroduccin. La fersonsenologiir
85
De Husserl a Heidegger
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to originario. En tal caso deber renunciar a la sosegadora experiencia de una verdad inicial..69
O sea que el olvido total del ser que se manifiesta en el predominio de la tcnica no excluye una futura inflexin. El pensamiento del ser podra recuperar entonces la transparencia que tena
en sus orgenes. Sin embargo, la doctrina del Heidegger tardo anuncia de manera tajante el fin de la filosofa. Este diagnstico terminal,
desde luego, difiere de las revocaciones metodolgicas que proliferan
en la actualidad, y sin duda es algo mas que una simple autocrtica
filosfica. Al parecer de Heidegger, la filosofa ha llegado a su culminacin porque la substraccin del ser se ha exacerbado. El completo retraimiento del ser ha propiciado el predominio de la tcnica,
pero sobre todo ha puesto en claro que la filosofa ha agotado sus recursos. Admite Heidegger que la desvirtuacin paulatina de la metafsica ha contribuido a extinguir la filosofa, pero advierte que tambin este colapso se debe a la agudizacin del olvido del ser en los
tiempos modernos.
69. Cfr. . Martin Heidegger, Die Technik und die Kehre, Pfullingen 1978 (4. ed.),
p. 28.
86
De Husserl a Heideager
vadido todos los mbitos del saber, sin excluir en modo alguno la propia filosofa. Denuncia el cientifismo porque ste no se interesa por el
sujeto que investiga, una indiferencia que a ojos de Husserl conlleva
un dficit en reflexividad. El fetichismo del hecho., por decirlo con
las palabras del filsofo, no atiende al enigma de la subjetividad.. La
circunstancia ms grave es que positivismo ha llegado a ser sinnimo del objetivismo que nace con Galileo y con el proyecto de objeti-
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70. La secuencia que ha descubierto Husserl es fcil de reconstruir: las ciencias ganan en objetividad, tygo la filosofa pierde en objetividad, ergo la filosofa rigurosa se convierte en el nico recurso para una vida humana humanizada, ergo el
sentido se empobrece.
88
De Husseri a Heidemer
el programa husserliano de una fenomenologa gentica de la filosofa, la reflexin transcendental y la historicidad intencional convergen en una historia concebida como una reactivacin permanente de
sentido.71 Se trata, por tanto, de desvelar el sentido de las prestaciones intencionales histricamente sucedidas y por tanto ya sedimenta-
Introduccin. La fenomenologa
89
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das. As podr ser escrita una historia intencional que ser al mismo tiempo una introduccin privilegiada a la fenomenologa.
El anlisis intencional que en las unidades objetivas ya constituidas pone al descubierto capas anteriores de sentido constituyente,
al tiempo que desvela antiguas prestaciones donadoras de sentido que
se han convertido en autnomas, es denominado por Husserl anlisis gentico de la constitucin. Este programa entiende la historia
como una teleologa subrepticia u oculta (verbcrrgene), donde es preciso reactivar incesantemente unos sentidos sedimentados. As resulta esclarecido el concepto husserliano de historia interior o innere
Historie, que en el fondo consiste en el anlisis intencional transpuesto en historia intencional. Segn tal concepcin, el sentido se encuentra sedimentado en las obviedades incuestionadas o Selbstverstandlichkeiten de nuestro inundo, de manera que al cuestionarlas es
reactivado su telos inmanente.
Al parecer de Husserl, el sentido es independiente de la historia de la humanidad. Dicho de otro modo, la verdad no se adquiere como una aptitud funcional de la especie, y la reduccin eidtica sirve tambin para la historia: slo retiene el sentido, y pone entre parntesis el caso individual. Podra decirse que, en realidad, la
obra de Husserl es un prolongado combate contra la intrusin de la
historia en la filosofa. La historia segn Husserl no es nunca una
De Husserl a Heideggcr
des, como el correlato de ciertos actos fundamentales. Por consiguiente la historia (y las ciencias del espritu) han de ser reducidas, lo
cual significa dejar de creer en el espritu. Hay que extender al espritu la epoj practicada sobre las cosas. As no nos perderemos en lo
histrico-social como en un absoluto.
Seala Husserl, de todos modos, que la dimensin temporal de
la conciencia transcendental puede rehabilitar>, la historia para la
fenomenologa.73 Al fin y al cabo, el sentido se constituye como la
haroduccidn. La fenemenolegia
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yen como objetos una naturaleza, unos seres humanos, unas culturas
y una historia.
En la concepcin teleolgica de la historia que defiende Hussed, como hemos sealado, la percepcin de una crisis generalizada
da lugar a que el filsofo menos histrico y menos poltico que sea
posible imaginar se interese por la historia.. En vez de reflexionar
directamente sobre la historia como flujo de acontecimientos, opta
Husserl por una aproximacin indirecta y la considera el acontecer de un sentido. Para este filsofo, en suma, filosofa de la historia
y teleologa son sinnimos, entendiendo por teleologa una filosofa
De Huescrl a Heidcgger
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historia es nuestra historia, el sentido de la historia es nuestro sentido.74 Con todo, los motivos de perplejidad son evidentes. Segn
Husserl, la historia del espritu no posee autonoma alguna y slo
consiste en que el espritu se realiza y se comprende a s mismo, o
sea en que cumple sus propias expectativas. Pero entonces, la comprensin de s mismo por el espritu, por qu ha de pasar por la
historia del espritu? En este rodeo, de todos modos, reside quiz la
mayor innovacin que aporta la Krisis. Los rasgos fundamentales
de la idea husserliana de filosofa slo pueden ser advertidos en la
historia, y en modo alguno pueden ser determinados por introspeccin. O sea que la historia no es ni una peripecia innecesaria ni un
desvo inapropiado. Entendida como una tarea infinita, la razn
implica una historia, o sea una realizacin progresiva.
Por consiguiente la historia aparece como el revelador privilegiado de un sentido suprahistrico. Esto quiere decir que slo podreinos saber quienes somos, si conseguimos descubrir un origen (una
protofundamentacin, en lenguaje de Husserl) que sea tambin un
proyecto en el horizonte del futuro, o sea una institucin final. o
Endstiftung. Por ejemplo, los prejuicios son sedimentaciones, y en general todo aquello que aparece habitualmente incuestionado o Seibstyerstandlich constituye el suelo o firme (Boden) para el trabajo an-
mos de reactivar el sentido que yace oculto o verborgen bajo las sedimentaciones. Y slo hay una manera de reactivarlo: hacindonoslo
presente, presentificando(nos)lo (vergegenwitnigen), ya que precisa,
mente nuestros antecesores decidieron que as fuera. Como puede advertirse, Husserl pretende aprehender por medio de una nica operacin la unidad teleolgica de la historia y las profundidades de la in,
terioridad humana. Para acceder a nosotros mismos, en suma, hemos
de presentificarnos los designios de nuestros antecesores, pero slo
nos los presentificaremos realmente si los reasumimos como si fueran
los nuestros propios. Este proceso a un tiempo reflexivo e histrico es
denominado por Husserl Selbstbesinnung.
Slo la historia, por tanto, puede restituir a la tarea subjetiva de
pensar filosoficamente los rasgos de la infinidad y de la totalidad. La
unidad oculta de la interioridad intencionals de todos los filsofos,
por lo pronto, constituye la unidad de la historia. Esta intencin slo
se revela en la oposicin de un fundamento final. o Endsriftung, ya
que slo ella pone al descubierto ola direccin nica de todas las fi-
74. Las declaraciones de Husserl en tal sentido estin dispersas por toda la
Krisis. <Abogamos por una crtica constante que slo tenga en cuenta el encadenamiento histrico, al igual que en una persona apreciamos la coherencia por en-
94
De Husserl a Heidwer
Introduccin. La ferunnenaheas
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como su propia progresin, o sea que consiste de hecho en el advenimiento de la propia razn. Esto quiere decir que el movimiento incesante de la razn para iluminarse a s misma> hace posible la historia, siempre en el bien entendido de que sta slo es posible como realizacin de la razn. Por consiguiente, la historia no
es en modo alguno un proceso evolutivo, ya que si lo fuera equivaldra a una derivacin del sentido a partir del sinsentido. Y tampoco es una especie de aventura, ya que en tal caso equivaldra a
una sucesin absurda de sinsentidos. Ms bien es la autorrealizacin
temporal de una identidad de sentido eterna e infinita. 3) La razn
posee una dimensin tica que expresa el trmino responsabilidad.
y que conlleva un desarrollo de carcter dramtico. Ser conscientes
de una crisis, al fin y al cabo, significa que la referida idea infinita>, puede estar oculta u olvidada, e incluso que se puede degradar.
En realidad toda la historia de la filosofa es un combate entre la
96
De Halar' a Healegger,
ticas conquistas del espritu moderno: 1) la generalizacin de la geometra eucldea en una mathesis universalis de tipo formal, y 2) el tratamiento matemtico de la naturaleza. En lo que se refiere a la primera de tales conquistas, el afinamiento de la abstraccin (algebra,
geometra analtica) lleva a la exactitud absoluta y antifigurativa que
poseen las figuras-lmite de la geometra pura. Y en lo que atae a la
segunda, Galileo trata la naturaleza como si fuera una multiplicidad
matemtica de la misma ndole que las figuras ideales. Pero esta in76.
Introduzcan. La fenomcnalogia
97
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fenomenol6gica
eminentes discpulos de Husserl, pretenden dar por zanjado el problema de determinar el principio fundamental de la fenomenologa.
Ya que, en opinin de Fink, el despliegue fenomenolgico est contenido in nuce en la operacin de justificar el conocimiento, y coincide
con la dimensin positiva de la misma. Esto quiere decir que que el
problema del conocimiento propiamente dicho, o sea el enigma que
plantea todo acceso a la transcendencia, emerge ya en las Investigaciones Lgicas donde es abordado por Husserl por medio de una reduccin. que no tiene slo un alcance negativo. Ya que, de acuerdo
con de Boer, la reduccin es una operacin que tiene un aspecto positivo y otro negativo. Negativamente es la suspensin de todo juicio
sobre la transcendencia, y positivamente consiste en un retorno a lo
absolutamente dado, Para el aspecto negativo Husserl introduce cl
trmino "epoj",2 Esta vinculacin de la epoj con la reduccin, al
poner de relieve dos aspectos o facetas de una operacin que en rea-
p. 308.
98
DeHaaud a Fleidegger
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lidad es nica, esclarece ambos desempeos fenomenolgicos. El alcance de la epoj es por lo pronto negativo al no implicar postulado
alguno sobre la realidad. De hecho la epoj consiste fundamentalmente en una suspensin del juicio (Ausschaltung o desconexin., la
llama tambin Husserl) sobre todo ente, una inhibicin que entonces
permite al indagador dirigir su atencin a los procesos que hacen posible el juicio. La reduccin fenomenolgica, por su parte, consiste en
reconducir lo condicionado a sus condiciones, o sea en remitir los correlatos de la conciencia a las experiencias concomitantes.
Aquello que viene dado a la conciencia consiste a primera vista en datos inequvocamente inmanentes y por tanto coincide con el
mbito de las cogitationes. La reduccin cartesiana a un fundamento absoluto y a una donacin primera e inmanente, por lo pronto, instituye
por s misma un nivel fenomenolgico elemental. De acuerdo con Husserl, sin embargo, el error cartesiano radica precisamente en la creencia de que slo viene propiamente dada la esfera subjetiva de las
cogitationes. Ya que de tal postulado se sigue la invalidez tanto de los jui-
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De Illaserl Heidemer
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1)e Illeseerl
tion, ed. por W. Biemel, La Haya 1952, p. 204. Esta edicin debe ser distinguida de la reimpresin de la edicin no crtica de 1922 que hemos citado anteriormente.
Ileielegger
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ha realizado plenamente el ideal postcartesiano de conseguir evidencias paso a paso., argumentando que en su obra la intuicin es
ejercida con sucesividad metdica y por consiguiente se convierte en
la nica instancia realmente validadora. En todo caso, determinar si
esta autointerpretacin de Husserl es correcta va a ser ahora nuestra
tarea inmediata. Tambin convendr que nos cercioremos de si el
compromiso husserliano con la reduccin no conlleva en realidad la
aceptacin tcita de que la filosofa no puede dejar de construir. Conviene no olvidar que la sospecha de que la construccin es un ingrediente'necesario del pensamiento ha sido sugerida por Husserl de manera ms bien indirecta. As ha ocurrido, en particular, al filo de las
operaciones llevadas a cabo: a) sobre el objeto, cuando se obtiene
como resultado de la epof, junto al acto puro, el objeto <<purificado.;
b) sobre el sujeto, cuando en el curso de la reduccin 4a determinacin noemtica del sentido de los objetos est concomitantemente
incluida (einbezogen) en la desconstruccin (Abbau) de la subjetividad que conduce a la autntica esfera primordial, o sea al yo..9
No parece fuera de lugar, por tanto, preguntarse si el enaltecimiento de la reduccin no conlleva admitir implcitamente que la intuicin, considerada en s misma, es en cierto modo filosficamente
estril. Si esta sospecha resulta confirmada, en todo caso, la intuicin
deber coexistir con los procedimientos constructivos que fueron
agriamente denostados por Husserl. Algunos fenomen6logos han sido
tajantes a este respecto: Las reducciones son operaciones racionales
y constructivas que, aun cuando se basan en la intuicin, en realidad
la superan ampliamente en razn de sus efectos..") Una vez consignadas estas perplejidades, se impone analizar la triada formada por las
categoras de la reduccin, la intuicin y la construccin. Nuestro co-
inmediatez), pueden coexistir realmente con la prctica de la descripcin fenomenolgica. De no ser posible tal compatibilidad habr
que concluir con Landgrebe que con el rechazo de los procedimientos argumentativos no queda solucionado el problema de si la descripcin fenomenolgica puede permitirse el lujo de prescindir defini-
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De Husserl a Heidegger
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cuenta la peculiar relacin ambivalente que el pensamiento fenomenolgico ha mantenido con la tradicin filosfica moderna, parece
asimismo insoslayable el dilema que referimos a continuacin. Los
mtodos conceptuales y dialcticos han sido histricamente sobreimpuestos al propio fenmeno, con lo cual hay que destruir la conceptualizacin filosfica tradicional si se pretende recuperar el fenmeno
en su estricta fenomenidad? i0 bien la dialctica es indispensable
para la descripcin fenomenolgica y, por tanto, el legado de la tradicin filosfica est plenamente vigente? La problemtica que venimos
considerando, como habr apreciado el lector, se centra en que el
carcter exclusivo asignado a la descripcin del afenmeno fenomenolgicamente reducido., parece incompatible con el rechazo husserliano de los procedimientos conceptuales y con la descalificacin de
todo compromiso constructivo. Hemos intentado justificar esta presuncin sealando que los procesos de purificacin del objeto y del yo
son en esencia anticonstructivos. Pero puede sernos objetado que esta
doble desconstruccin es de naturaleza intuitiva y no debe ser confundida con un cometido conceptual. Cabe preguntarse, sin embargo,
cmo es posible extraer al objeto y al yo puros del anonimato, esta-
bleciendo as su identidad y su naturaleza, sin recurrir a procedimientos conceptuales A este respecto es oportuno sealar que el
12. Husserl cree haber contribuido a resolver el problema clsico de la naturaleza analgica de la esencia. Segn este autor, en efecto, las esencias pueden
venir dadas directamente a la intuicin. Esta inruirividad hace posible que el esencialismo husserliano declare cl status subalterno del ser de la cosa concreta considerando que la esencia es ontolgicamente superior (el vnculo con la realidad
concreta de la esencia ltima e informe consiste en que a cada concrecin [cites da]
le corresponde una componente esencial 1-Wesensbestand] objetiva dotada del
carcter informe de esencia subyacente ISubstrattvesen]v Cfr Husserl, Ideen, op.
cit., p. 28), puesto que la posibilidad de aprehender intuitivamente la esencia convierte en subalterna toda conceptualizacin. Sin embargo, la necesidad de identificar lo aprehendido hace plausible un despliegue analgico en direccin al concepto. El confinamiento en la intuicin, en efecto, no presenta problema alguno
ni en el caso de la Wisensschau ni en el de la reduccin si al mismo tiempo es tolerada la anonimida& de lo aprehendido. La insistencia en identificar hace preciso abandonar la aversin frnomenoldgica a construir. Aflora en estas constataciones un planteamiento remozado del problema aristotlico de la inexpresabilidad del
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De Ifurserl a Heidegger
manuscrito llamado ,,Conversacin nocturna o Nachtgesprach, publicado en Husserliana XV, es el texto de Husserl donde aparece tratada esta problemtica a un nivel de mayor fundamentalidad. En esta
breve improvisacin son indagados los cometidos identificadores del
yo en el seno de la corriente de las vivencias elementales. IncliCa
Husserl en este texto, adems, que la reduccin hace posible preservar la presencia (Vorsein, en terminologa de este autor) de la corriente de las vivencias, al tiempo que permite describir el entramado
de la vida originaria (das urrumliche Leben). Hace hincapi6, efectivamente, en la relevancia del yo-soy, del yo-hago, del yo-identifico,
o sea que, en una palabra, enaltece los aactos de la actividad originaria que obtienen su propio ser de una identificacin que indefinidamente los tiene en cuenta, pues antes de tal identificacin eran slo
unas simples unidades en la corriente de las vivencias.
En estas reflexiones de Husserl aparece perfilado con nitidez el
problema terico central: Una vez instalados en la corriente de las vivencias, qu sentido tiene afirmar que la unidad precede necesaria-
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De Husserl a Heidegger
Ibid., p. 584. En ltimo trmino la fenomenologa parece haber desistido de aprehender solipsfsticamente las vivencias en trminos de <yo y haber optado por captarlas (formulando esta ambicin en el vocabulario popularizado por
Martin Buber) en trminos de ru>. Pero el parti-pris descriptivista de la doctrina
la obliga a abandonar esta pretensin y no le deja ms opcin que aprehender las
vivencias como si fueran objetos.
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De Iliuserl a Fleideiger
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la que Kant tena que haber mostrado intuitivamente las determinaciones categoriales de la apercepcin a partir del carcter espontneo
de la conciencia. En opinin de Hegel, en cambio, Kant tena que haber entendido la espontaneidad del yo como un momento de la determinacin del pensamiento puro. Husserl pretende reducir el significado a la espontaneidad, y Hegel la espontaneidad al significado. Sin embargo, ambos coinciden en tomar como punto de partida el carcter
20. El yo es la conciencia de una espontaneidad, pues en todas sus representaciones tiene que poder decirse pienso estoy-. Slo con posterioridad a su osersi-mismo* puede un pensamiento tomarse a si mismo por aquello que propiamente es. Al pensamiento no puede serle asignada modalidad alguna de existencia si no concurre el acto que lo hace ser pensado. Cuando el yo se piensa, sabe
co-originario de significado y espontaneidad, en la evidencia primordial de la autoidentidad del yo. Con todo, ninguna de tales propuestas
de reduccin llega a identificar como apariencia la instancia que ha
sido reducida. Hegel pretende reconducir el acto al sentido: asigna al
sentido una funcin originaria, y defiende el principio del devenir del
concepto.. Husserl, en cambio, subordina el sentido al acto, eligiendo
corno principio la institucin de sentido. o Sinnstiftung que irrumpe
en la vida activa (das leistende Leben) primordial. Aun cuando estos
dos filsofos discrepan cuendo refieren respectivamente el acto al momento del sentido y viceversa, son unnimes en su voluntad de preservar la diferencia entre ambos conceptos.
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De Thaserl a HeUegger
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cipios transcienden una intuicin exclusivamente &inca. No es posible considerar el antiespeculativismo fenomenolgico como un rasgo
esencial de la doctrina, sobre todo, porque existen excelentes razones
para afirmar que tal actitud no es afn a la realidad operativa de la fenomenologa.
La fenomenologa, efectivamente, no se limita a solicitar ocasionalmente la contribucin especulativa, puesto que es plausible afirmar
que uno de los ingredientes metodolgicos hegemnicos de esta doctrina es propiamente la especulacin. Segn afirma a este respecto Eugen
Fink,21 en fenomenologa es indispensable especular por un doble motivo. Por lo pronto la especulacin es imprescindible en las operaciones
fenomenolgicas porque permite aprehender la constitucin intencional del ente en una perspectiva ontolgica. Pero sobre todo la especulacin es indispensable para comprender el sentido profundo del anlisis intencional, una metodologa que Husserl acostumbra a practicar sin
preocuparse de identificar los vestigios especulativos que la contaminan. Hay que convenir, efectivamente, en que Husserl sola poner en
prctica el anlisis intencional con una actitud en cierto modo instintiva, hasta el extremo que jams procedi a tematizarlo con efectividad
Por otra parte, esta desdoblada necesidad de especular debe ser combinada con el delicado tema de la criptoespeculacin que, en realidad, ha
sido siempre un ingrediente activo en fenomenologa. Habra que preguntarse si el propsito husserliano de abstenerse de cualquier gnero
de especulacin fue efectivamente mantenido, o bien si, por el contrario, el pensamiento especulativo se infiltra insidiosamente en fenomenologa, particularmente en las doctrinas de la reduccin y del idealismo transcendental..22 Es dificil no estar de acuerdo con Fink en que las
insuficiencias del anlisis intencional hacen patente que la fenomenologa no est en condiciones de rechazar impunemente la especulacin.
Por lo pronto conviene reconocer, en contra del fundamental antisistematismo que defiende la fenomenologa, que el anlisis intencional conlleva de facto y persistentemente una componente sistemtica,
sobre todo porque la referencia a los modos originarios del sujeto posterga la reflexin sobre la sucesin efectiva de los actos intencionales.
Como resultado de esta precedencia, el recuerdo suele ser considerado
como una modificacin intencional de la percepcin, la conciencia del
pasado es interpretada como una modificacin intencional de la conciencia del presente, y la experiencia del otro* es aprehendida como
una modificacin intencional de la experiencia de s mismo. Un ejemplo ms de la fascinacin de Husserl por el modelo formal constituido
en tomo al caso particular viene dado por la conversin del dualismo
formado por receptividad y espontaneidad, de manifiesto origen kantiano, en un continuum donde la actividad detenta una obvia preponderancia, pues la receptividad debe ser considerada como el estrato ms
humilde de la actividad 23 Siempre segn Fink, tambin puede ser advertida la existencia de elementos especulativos ocultos en la interpretacin de la "cosa misma" como fenmeno, en el postulado de una
radical "vuelta a empezar" (Neuanfang), en la tesis de la posterioridad
(Nachtrglichkeit) del concepto, en la creencia (Glaube) en el mtodo,
en el carcter indeterminado del concepto de constitucin, en el cariz
irreparablemente vago que presenta la nocin de "vida", y sobre todo
en el propio proceder analtico, pues hace prevalecer los modos originarios.24 Aade este autor25 que la fenomenologa slo se podr desarrollar satisfactoriamente si accede a substituir la ideologa antiespeculativa por una vinculacin efectiva del anlisis con la especulacin.
Eugen Fink, L'analyse intentionnelle et le problme de la pensee speculative, en: Probames Actuels de la Phinomerwlogie, ed. bilinge frances-alemn, ed.
Edmund Husserl, Eifahrung und Urteil, ed. por L. Landgrebe (5. ed.),
Hamburgo 1976, p. 83.
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De Husserl a Heidegger
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dificacin emergen los temas principales de la fenomenologa, aparece en filigrana un incontrovertible motivo especulativo. Sucede, en
efecto, que tales formas primordiales de la intencionalidad no existen
de facto: no hay una vida de la conciencia que primero viene dada
en la forma primordial que hemos referido, para modificarse a continuacin en una serie de variaciones o modulaciones de ndole siempre derivada. Hay que convenir en que, desde el punto de vista de las
cosas mismas, ni lo lejano es una modificacin de lo prximo, ni el
pasado y el futuro son modificaciones del presente, ni el otro es una
modificacin de uno mismo, ni la conciencia en general es una modificacin de la autoconciencia. Y mucho menos, por supuesto, detenta la percepcin primordialidad alguna, ya que slo un prejuicio
sistematizador lleva a considerarla como la forma originaria de la intencionalidad, postulando que de antemano sobreviene la percepcin
y a continuacin se derivan de ella las formas ms complejas. A pesar de la descalificacin husserliana del sistematismo, la fenomenologa parece desarrollar un punto de vista sistemtico cuyo centro es
el enaltecimiento del caso particular. El presunto carcter primor-
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alcance universal del anlisis intencional viene asegurado precisamente por la componente especulativa que subrepticiamente le orienta.
Puede incluso afirmarse que si al anlisis intencional le fuera arrebatado este momento especulativo, disminuira notablemente su mbito
de aplicacin. Este criptoespeculativismo fenomenolgico, segn Fink,
sugiere veladamente un efectivo principio de divisin del trabajo entre anlisis y especulacin que sera aplicable a las tareas filosficas. Si
la problemtica especfica del anlisis es la relacin sujeto-objeto, el
mbito adecuado a la especulacin es obviamente el mundo, o sea
una entidad ms originaria que cualquier ente, y ms primordial que
De Husserl a Heidegger
Las fumas 4 la
ardialidad fenatnenaldgica
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cia), por oposicin a lo fenomnico. (aquello que concierne directamente al fenmeno), La categora de la presencia., o sea el
liarse presente del objeto de la representacin (situacin habitualmente simplificada con el trmino representacin.), corresponde a
Vorliegen, y la efectuacin subjetiva de la representacin o sea el
llevarla a efecto el sujeto (actuacin simplificada con ayuda del trmino representar.) corresponde a Vollzug.27
27. Ya habr sido advertido que la dificultad capital reside en la ambigedad
del vocablo .representacin, pues este trmino connota indiferentemente la actividad y la pasividad que corresponden respectivamente a Wollzup y a Tibrliegeno.
Hay que sealar, sin embargo, que el propio trmino alemn dVtillzug* expresa con
evidente torpeza la actividad que se pretende hacerle designar, hasta el punto que
Arthur Schopenhauer propuso que esta ineficiencia semntica dewVollzup+ fuera
combatida substituyendo este trmino por Wollziehunp en el lenguaje filosfico.
Aduce Schopenhauer que opor regla general la terminacin "luto" distingue lo
De Flusserl
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Hcidegger
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ed. por W. Brede, vol. II, Munich 1977, pp. 618 y 619.
28. Held, Edmund Husserl, en: laassiker der Philosophie, op. cit., p. 278.
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guiente, la correlacin entre <da fenomenidad. y lo fenomenal., lejos de ser una concomitancia esttica, consiste en un estar-en-relacin-con. de ndole dinmica. Con este cambio de perspectiva en la
interpretacin de la intencionalidad, deja de ser relevante la antifenomenolgica contraposicin entre representacin. y sujeto representador. que denuncibamos en el prrafo anterior, ya que el punto
de vista husserliano armoniza la intencionalidad con la aludida exigencia de indistinguibilidad entre representacin y representar.. Este
requisito, adems, est comprometido con la pretensin fenomenolgica de acceder a la objetividad profundizando en el horizonte subjetivo. Como es notorio, para la fenomenologa el contenido esencial
de todo objeto slo emerge autnticamente con la efectuacin por
parte del sujeto de los modos de la donacin de s mismo. o Selbstgebung que corresponden a aqul. Cabe concluir sealando que la relevancia metodolgica de la intencionalidad en fenomenologa sanciona la interpretacin de la mxima Zu den Sachen selbst! (.(Hay que
ir a las cosas mismas!.) que atribuye a la cosa misma. el sentido de
tematizacin efectiva de la conciencia que corresponde a la cosa.29
De Husserl a Hcideffer
Las flama: de la primordialidad fenatnenoldgica
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De Huaerl a Hcideffler
pancia con las interpretaciones que el autor redivivo o sus lectores in.
ciales podran proponer sobre su propio pensamiento. Ms all del optimismo doxogrfico, por consiguiente, parece necesario abandonar la
idea de que cada pensamiento especifica sin mayores problemas sus
conceptos temticos cruciales.x
Los obstculos que acabamos de exponer, y que entorpecen la
tarea de determinar los conceptos temticos de una doctrina, crucial
para una historia doxogrfica de la filosofa, dieron lugar a que en el
seno del movimiento fenomenolgico fuera postulada la existencia de
unos conceptos operativoss cuyo mbito de accin se extendera a
la totalidad del discurso filosfico, y cuyo sentido sera diametralmente opuesto al de los conceptos temticos. Segn indica Eugen
Fink, el filsofo que ms ha contribuido a esclarecer tales conceptos,
ocurre por lo pronto que en la medida que el pensamiento preserva
por medio de los conceptos temticos aquello que ha sido pensado,
formar tales conceptos se convierte en la finalidad manifiesta de cada
filosofa, puesto que el concepto es el medio natural del pensamiento.;" Establecer tales conceptos temticos., de todos modos, requiere la intervencin de otra clase de conceptos cuyo rasgo distintivo consiste en ser operativoss en vez de temticos. Siempre de
acuerdo con Fink, estos conceptos son esquemas intelectuales que
en circunstancia alguna acceden a una determinacin objetiva, re-
Es oportuno recordar, una vez situados en esta perspectiva cautelosamente revocadora, que por ser la filosoffa, como afirma Eligen Fink, una determinacin especulativa del ser del ente de todas las cosas (lineas, toda referencia a un
tenia del pensamiento constituye por s misma una determinacin especulativa
de segundo orden, y por consiguiente no tiene sentido alguno asignarle un rango
distinto al que correspondera a la interpretacin de una interpretacin. Cfi: Fink,
gOperative 13egrilfe in Husseds Phnomenologie, gp. cit., p. 321. Este importante
trabajo de Fink ha sido a su vez comentado por Gadamer, quien advierte que Fink
sigue a Heidegger en la medida que aplica a Husserl el concepto de la Gegcnivendigkeit [trmino que evoca la inter-convertibilidad concurrente, la tendencia inmanente y recproca de cada instancia en direccin a la instancia concomitante] de la
verdad y de la no-verdad, del encubrimiento y del des-encubrimiento. Cfi: HansGeorg Gadamer, Sleine Schriften ITT, Tiibingen 1972, p. 181.
Eink, op. cit., p. 324.
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El talante evanescente de los conceptos operativos, de todos modos, conlleva la permanente posibilidad de un malentendido, y por ello es una precaucin muy oportuna sealar precisamente aquello que tales conceptos no son. Los conceptos operativos no son el conjunto de las presuposiciones adoptadas por un
filsofo y que por razones arbitrarias no llegaron a ser tematizadas,
como tampoco son los eventuales lapsus metodolgicos, las circularidades lgicas, los puntos de partida no justificados, o los condicionantes histricos extra-filosficos que el historiador de la filosofa suele registrar ms o menos distraidamente. Al trmino concepto operativo le corresponde, en realidad, un significado mucho
ms sencillo. Como seala Gadamer, se trata simplemente de que
determinados conceptos fundamentales del pensamiento permanecen con frecuencia sin tematizar, y slo estn presentes en la medida que son utilizados operativamente.33 Ante la rotundidad de
esta identificacin parece razonable convenir en que, recurriendo
al expresivo lenguaje de Fink, los conceptos operativos son la
sombra de una filosofa, y de su utilizacin no pensada se nutre la
Iba., p. 325.
Hans-Georg Gadamer, Heideggers T4hge, Tiibingen 1983, p. 158. Aade
Fink, op. cit., p. 325. Esta nocin de sombra de una filosoffa fue mis tarde llevada a una central posicin metodolgica por la teora del in-pensado que
defendieron Hcidegger y Merleau-Ponty. Cfx la obra del autor La filosofla y su historia (Barcelona 2000).
Henri Bergson, La paule et le mourant, Pars 1939, p. 137.
Loc. cit.
(Loc. cit.)
L645 firmas de la printordialielad fenomerudirgka
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DeHarerla Heidemer
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De Hussed a Heidegger
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De Ilusterl a Heideztger
LIZr filrIMIS de 1p
femmenalgiea - 129
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Dc Husserl
Heidegger
conceptos temticos cruciales de epot, neutralizacin. y fenmenos parecen estar exentos de indeterminacin. Este deficiencia
parece imputable a la presencia en ellos de unos vestigios operativos
que no han sido tematizados.
levancia: Cuando por medio de la investigacin histrica accedemos a tales "autointerpretaciones" no solemos obtener informacin alguna acerca de aquello que
los filsofos que las formularon pretendan conseguir en la unidad recndita de su
interioridad intencional. Slo la instauracin definitiva (Endstiftung) de sentido revelar esta unidad intencional. nicamente a partir de dicho "sentido final" resultar puesta de manifiesto la orientacin unitaria de todas las filosofas. Y entonces
ser posible esclarecer el pensamiento de los filsofos del pasado hasta el extremo
de que llegarn a ser comprendidos como ellos mismos jams lograron comprenderse.* Cfi:
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mordial para una filosofa rigurosa consiste en neutralizar crticamente la referida tesis. El problema crucial de este planteamiento
es que los medios que la fenomenologa pone en prctica para llevar
a cabo esta neutralizacin crtica, o sea los conceptos que han de ayudarla a liquidar la creencia en el ser de las cosas que aflora en la actitud natural, los extrae precisamente del mismo mbito que se ha
propuesto invalidar.
La nocin de .fenmeno., por ejemplo, resulta de la operacin
que despoja al objeto de su carcter ttico. Es el sentido que corresponde al objeto una vez que ha sido neutralizado todo compromiso
6ntico. Pero adolece de la ambigedad que ya hemos referido: por un
lado se pretende derivarlo de la neutralizacin, pero por otro lado no
se le quiere desvincular totalmente del sentido que tena el objeto en
el mbito natural-mundano. A lo largo de su evolucin histrica, la
doctrina fenomenolgica no ha mantenido un punto de vista coherente respecto de la nocin de .fenmeno.. Persigue la captacin reflexiva del fenmeno por s mismo, al tiempo que pretende preservar
el sentido anterior a la neutralizacin, o sea el sentido que describe
la presencia de la cosa en su vinculacin con la tesis del sentido cntico, en tal caso todava no descalificada. En esta perspectiva, dede
luego, cabe preguntarse si es posible concebir el fenmeno neutralizado prescindiendo del fenmeno que corresponde a la actitud na132
De Husserl a Heidegger
tural. Parece imprescindible transformar especulativamente la nocin de fenmeno que emerge de la neutralizacin, asignndole las
connotaciones natural-mundanas que la anterior etapa haba pretendido excluir.
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De Husserl a Heideggcr
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pleados en esta tentativa de desvinculacin estaban tan profundamente enraizados en el mbito ingenuo-natural que jams pudieron
ser completamente neutralizados.
O sea que la intencin husserliana de convertir la tensin entre
lo temtico y lo operativo en tema fenomenolgico fracas rotundamente'. Como acabamos de ver, este antagonismo est veladamente
presente en todo el mbito de la doctrina. Sus conceptos fundamentales contienen una frtil componente operativa, pero los historiadores de este movimiento filosfico son unnimes al diagnosticar que
nunca result suficientemente esclarecida. Son frecuentes los reproches dirigidos a Husserl acerca de su imprecisin, ambigedad y fluctuacin tanto categorial como terminolgica, llegando incluso a figurar en los escritos de un epgono incondicional como Eugen Fink. La
aspiracin husserliana a tematizar la oposicin entre tema y operacin nunca fue satisfactoriamente realizada, y subsisti en fenomenologa la tensin fundamental entre los conceptos temticos y los conceptos operativos.
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3.
La justificacin transcendental
en fenomenologa
3.1.
La juraficacain tranamdental
fratone7wlagia
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Esta insatisfactoria orientacin metodolgica, con todo, no parece cuestionar la afinidad operativa que, en opinin de algunos estudiosos, vincula la ontologa fundamental heideggeriana con el legado fenomenolgico. Tales dificultades de mtodo, advierte el propio
Holz, eran un ingrediente habitual en la fenomenologa clsica, pues
<,a decir verdad, constituyen el reverso de toda fenomenologa que,
desde un punto de vista metodolgico, no aspire a ser mas que aquello que es en s misma.,2 entendiendo Holz con esta elptica formulacin una fenomenologa cuyo .mtodo. se reduce al trivial alcance
orientativo de sus principios. Segn esta manera de ver las cosas, el
mtodo que defiende el primer Heidegger slo en parte prolonga el
talante metodolgico de la fenomenologa. Y en la medida que este
autor formaliza drsticamente el programa fenomenolgico, agrava
las carencias metodolgicas que ya eran patentes en l. Aun cuando
es aplicable a la fenomenologa clsica la primera de las impugnaciones de Holz que acabamos de referir, contraria a que los aspectos
Helmut Kuhn, Antike Notik und modeme Subjektisntt, en: Die antike Philosophie und ihre Bedeutung filr die Gegenwart, ed. por R. Wiehl, Heidelberg
1981, p. 9.
Loc. cit.
La jusnficaritin transcendental en frunnettologia
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De flusserl a Heidegger
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Ibid., p. 125.
Ibid., p. 80.
Ibid., p. 156. Seala Gethmann, adems, la necesidad de justificar transcendentalmente la unidad de las dos clases de ente identificadas por Heidegger:
existente y subsistente o vorbanden. No parece haber advertido que slo asegurando la procedencia emprica de esta dicotoma tiene realmente sentido tal justificacin. Afirma Gcrhmann que cs claro como la luz del da (zwingend !dar) que
el nico mtodo apropiado para abordar la cuestin acerca del sentido del ser es
el transcendental, basndose en que la unidad del Dasein y del ente subsistente
en el mbito de realizaciones del Dasein (el ser-en-el-inundo) no puede venir ase-
140
De Ihesserl a Heidegger
zaciones de Gethmann ponen de manifiesto la importancia de los rasgos de continuidad metodolgica que, alimentados por una constante referencia al transcendentalismo, mantienen la fenomenologa idealista y la ontologa fundamental de Heidegger.
En todo caso, los encontrados puntos de vista que acabamos de
comentar revelan un evidente inters por esclarecer la eventual continuidad metodolgica entre ambas doctrinas. Es plausible entender
la ontologa fundamental como una filosofa transcendental, y atribuir esta orientacin metodolgica al legado de Husserl? Antes de indagar si la filosofa del primer Heidegger contina el transcendentalismo fenomenolgico, no obstante, convendr determinar si la
fenomenologa puede ser considerada a su vez una filosofa transcendental en sentido riguroso.
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La fenomenologa fue caracterizada por Husserl como una filosofa transcendental, pero algunos estudiosos han puesto en tela de
juicio sus protestas de ortodoxia transcendentalista. .EI enraizamiento comn de la fenomenologa y del kantianismo en una teora de la
constitucin es para Husserl una razn suficiente para que su doctrina deba ser considerada una teora transcendental. [...I iCon qu derecho se atribuye [la fenomenologa] el rango de filosofa transcendental? Ni la reduccin, ni la intuicin de las esencias, suministran
un conocimiento sinttico a priori, ya que el conocimiento aportado
por la reduccin es sinttico pero emprico, mientras que la intuicin
8. Martin Heidegger, Die Grundprobleme der Phanornenolagie, ed. de F.W. von
142
De Hasserl a Heidemer
1981, cd. por I. Heidernann y W Riel, Berlin 1981, pp. 318, 323 y 326, respectivamente.
Manfred Frank, Was ist Neostrukturalismus?, Frankfurt a. M. 1984, P. 171.
Los subrayados son nuestros.
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jeto transcendental, el cual fundamenta a su vez una verdad neoadecuacionista que se basa en la realizacin intuitiva de las intenciones. Y tampoco poda Husscrl, de acuerdo con Landgrebe, asimilar
en su totalidad la va regresiva kantiana porque en tal caso hubiera
tenido que postular una fundamentacin irreducible a la evidencia.
El planteamiento kantiano, en la medida que escruta la experiencia
en base a las condiciones que la hacen posible, no las puede reducir
a objetos de la propia experiencia. Cabe concluir, en suma, que la
exigencia de hacer-evidente o el imperativo de llevar-a-la-intuicininmediata no corresponden a los procedimientos cartesianos o kantianos.."
11. Ludwig Landgrebe,Der VVeg der Phd omenologie, Giitersloh 1963, p. 173.
144
De Husserl a Heideoger
monizado con la exigencia husserliana de inmediatez, pues es notorio que Husserl aspir siempre a unos conocimientos inmediatamente accesibles, pero no slo inmediatos en s mismos,
sino dotados de un gnero de inmediatez que, a su vez, sea inme-
diatamente evidente. Por esta razn, la evidencia que la fenomenologa pretende alcanzar debe ser concebida como una intuicin inmediata. Toda conciencia de inmediateza que venga refren-
advertido una posible garanta de fundamentacin ltima. Comentando esta presuncin, Landgrebe cree advertir que Husserl transgrede el margen de maniobra (Spielraum) que la problemtica filosfica de la edad moderna permite a los principios fundamentadores
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ltimos..14 Landgrebe insiste en poner de relieve la persistente actitud de Husserl que podra ser llamada predisposicin antitranscendental., un rechazo cuyo eco, por lo dems, es discernible en la propia obra de Heidegger. De hecho, tanto la antitranscendentalh< celebracin del carcter inmediato de la intuicin, como la exigencia de
que todo dato venga dado por s mismo., provienen del enaltecimiento husserliano de la experiencia absoluta.. Pero por otra parte,
y aun cuando la actitud de rechazo que acabamos de referir parezca
excluirla por principio, en la obra de Husserl est tambin presente
una actitud de signo contrario, o sea una concurrente decantacin
protranscendental.. Este talante complementario es puesto de manifiesto por la tendencia de Husserl a especular sobre las condiciones de
posibilidad de la propia inmediatez, la cual a su vez le obliga a prestar atencin al vnculo dado por s mismos o selbstgegebene que asegura la concertacin entre la conciencia y la realidad, quedando as
justificada la predileccin fenomenolgica por este tema.
Precisamente se debe a Landgrebe el anlisis ms circunstanciado de la ambigua posicin de la fenomenologa con respecto al transcendentalismo. Los resultados de dicha indagacin, por lo pronto,
obligan a recelar del aplomo de Husserl cuando defiende el carcter
transcendental de su fenomenologa, una doctrina que al haber descubierto la subjetividad transcendental habra llevado a su culminacin el pensamiento de la edad moderna. Caracterizar metodolgi-
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De limar, a Healcgger
La jusaficacidn :m'acoden:al
ftnanfenalgqia
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cit., p. 319.
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De Iusserl Heidegger
ciones tradicionales.,I8 indica Landgrebe que el sentido y la necesidad de una deduccin transcendental de las representacionesI9 a partir de un principio superior, o sea la deduccin que vertebra toda filosofa transcendental, slo pueden ser establecidos a partir del concepto moderno de razn, el cual es de antemano fundamentalmente
distinto del concepto de razn que defiende Husserl...20 Ante esta tajante afirmacin de Landgrebe, de todos modos, cabe preguntarse si
es legtimo desmarcar con tanta rotundidad la obra de Husserl del paradigma de la razn clsica. Es obvio que para esclarecer esta duda
convendr invocar la obra de Descartes y de Kant, pues su pensamiento representa el surgimiento y la culminacin, respectivamente,
de la razn llamada moderna.. De acuerdo con Descartes, el ser humano puede conocer una realidad creada segn las ideas divinas advirtiendo en la razn su impronta indeleble. Slo es preciso no dejar-
jurtifracitin
nscendented en finomenologla
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Visto este estado de cosas, es oportuno preguntarse hasta qu extremo la razn fenomenolgica, puede legtimamente considerarse a s
misma como continuadora de la razn moderna, en el bien entendido que el paradigma moderno de la razn arranca de la referida disociacin entre pensamiento y ser. Conviene no olvidar que la razn fenomenolgica, como ya hemos sealado, se fundamenta en la relacin dinmica entre la intencin y la realizacin, consistente en el
cumplimiento. o .realizacin. de unas intenciones que de antemano eran meramente signitivas. Segn la fenomenologa, en efecto, la
intuicin precede al pensamiento suministrando el horizonte que
hace posible tal realizacin., y propiciando de este modo el surgimiento de una evidencia ltima. La intuicin fenomenolgica, al fin
y al cabo, es primordialmente donadora.
El contraste entre el enaltecimiento fenomenolgico de la intuicin y el desdn que siente hacia ella la razn moderna (recordemos
que, segn Kant, la intuicin en s misma es ciega.) es a todas luces
patente. Al filo de esta disparidad, y a pesar de las opiniones en sentido contrario que ya hemos referido, Husserl aparece desmarcado del
paradigma moderno de la razn. Es obvio, por otra parte, que la
razn husserliana no consiste en un inventario de conceptos fundamentales, deducibles de un principio superior. La razn fenomenolgica no posee entidad o instancia alguna en propiedad, en el sentido
de poderse arrogar el derecho en exclusiva de su explotacin filosfica. Para Husserl, muy al contrario, el esquema conceptual de la fenomenologa es un medio auxiliar que permite representar los contenidos de la intuicin. Por esta causa se puede afirmar que, contravi-
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De Hurrerl a Heidegger
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todolgicos de este filsofo, y sin que su advocacin del transcendentalismo sea inmune a este recelo. El sistematismo transcendental que acompaa la primera produccin de Heidegger, en efecto,
parece con frecuencia un epifenmeno pasajero. Hay motivos para
concluir que el pensamiento de Heidegger en Ser y Tiempo no queda confinado en su presentacin provisional, en la cual prevalece la
adaptacin (Einpassung) a la sistematicidad transcendental-fenomenolgica del Husserl de entonces. Heidegger no adopta dicha presen25. Harald Holz, Winwort, a: Gethmann, op. cit., p. 3. Vale la pena recoger
aqu otra opinin relevante: oHeidegger no opone reserva (Vorbehalt) alguna a la
filosofa transcendental. Su nica objecin va dirigida al principio subjetivo que
est oculto en ella. Este autor rechaza que la verdad aflore en la subjetividad del ser
humano. No cree que capacidad alguna de fundamentacion ltima pueda ser atribuida a la subjetividad, pues la considera in-fundamentada y ontolgicamente
vaca.), Cft Tze-wan Kwan, Die hermeneutische Phiinomenologie und das tautologische
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De Musa! a Heidemer
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De Husserl
Heidegger
cambio fue espontnea en opinin de otros autores ya referidos. Importa asimismo no olvidar que sobre la base de esta afinidad metodolgica se ha credo advertir una dimensin de continuidad entre las
doctrinas de Husserl y de Heidegger. En todo caso conviene ahora determinar los rasgos especficos de la metodologa. de Ser y Tiempo,
o sea los compromisos programticos y operativos que de buenas a
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tativas por adscribir su filosofa a la tradicin del pensamiento antropolgico, Heidegger estaba siendo consecuente con su propia interpretacin revisionista del modelo de sujeto que el paradigma de la
modernidad ha impuesto, pues lo reduca a una hipostasis superficial
de determinadas categoras antropolgicas. Ocurri, sin embargo, que
al haber disociado transcendentalismo y sujeto autnomo, tuvo que
hacer frente a una embarazosa duplicacin de las instancias ordenadoras excntricas. que son consubstanciales a la filosofa transcendental. Este imprevisto estado de cosas, como veremos ms adelante,
inspir a Heidegger su peculiar transcendentalismo desdoblado..
fundamental que anima mi meditacin consiste en que el ser, o mejor dicho: la manifestidad (Offenbarkeit) del ser, necesita del ser humano (Mensch), y recprocamente en que el ser humano slo llega a
serio realmente cuando se instala en la manifestidad del ser..3 La
orientacin metodologica del primer Heidegger, en suma, contrasta
por su carcter inequvoco con la ambivalencia de Husserl cuando se
aproxima al transcendentalismo. La ontologa heideggeriana se sita
de lleno en la tradicin de la filosofa transcendental a pesar de la peculiaridad de sus planteamientos metodolgicos. Y entre los rasgos
formales de la ontologa fundamental, como hemos visto, destaca el
transcendentalismo desdoblado., o sea la idiosincrasia metodologica
que proviene del vnculo de remisin recproca entre el Dasein y la
29.
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Dc Husscrl a Hcidemer
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Como es notorio, Heidegger basa este rechazo en su crtica del instrumentalismo asociado al conocimiento metdico. Y aun cuando parece haber prestado atencin a los problemas de mtodo, sus espordicas manifestaciones a tal respecto son poco relevantes en comparacin con la insistente indiferencia metodolgica de su doctrina. Conviene no olvidar, a este respecto, que la ontologa fundamental asigna al conocimiento una funcin ntidamente delimitada. Para el primer Heidegger, en efecto, conocimiento quiere decir primordialmente tematizacin. y explicitacin.. Este modo de entender el
mbito gnoseolgico, a pesar de la indiferencia hacia la dimensin social del ser humano y a despecho de las exhortaciones a la autenticidad, invita a escrutar los vnculos intersubjetivos que presuponen las
propias instancias que se tematizan> y que se explicitan.. Esto
quiere decir que toda tematizacin y toda explicitacion presuponen
un sistema permanente de reglas y de cdigos para los cuales solo parece apropiada la denominacin mtodo., aun cuando este trmino
difcilmente pueda agradar a los heideggerianos. En lneas generales
la ontologa fundamental debe asegurar su propia legitimidad y, por
consiguiente, ha de ahuyentar la sospecha de que es slo una chchara gratuita, o sea un Gerede en terminologa heideggeriana. A este
fin aporta Heidegger una prueba concluyente de que la ontologa fundamental est irrevocablemente afincada en la tradicin del pensamiento transcendental. Con ayuda del concepto capital de su doctrina, o sea el sentido del ser., en efecto, Heidegger legitima su orien-
tacin filosfica.
32. Aun cuando tal circularidad influye en el planteamiento global de la doctrina, a causa de la exigencia tradicional de una autofundamentacin sin fisuras no
incide en cl ambito deficitario del conocimiento. Para la ontologa fundamental
toda actuacin gnoseolgica es un modo subalterno del ser-en-el-mundo, y por
tanto es ontolgicamente homognea con el propio objeto del conocimento. Para
esclarecer este estado de cosas hay que distinguir entre la actividad reveladora que
Heidcgger llama expliciracidn o Auslegung, y el objeto de esta actividad: el ser-enel-mundo como verdad transcendental, posibilitadora del fundamental desempeo
que Heidegger denomina comprender o Nrrtehen. Pero el ser-en-el-mundo no puede venir explicitado si no interviene la comprensin, con lo que sta, aun cuando
cn modo alguno heterognea al propio ser-en-el-mundo, se convierte a su vez en
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De Hurserl
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Heidegger
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de lugar la pregunta siguiente: /Cmo viene concretada en la ontologa fundamental la posicin primordial que, como acabamos de sealar, detenta la circularidad hermenutica en la metodologa transcendental heideggeriana?
especie de lanzadera que parte del principio en direccin al fundamento, para a continuacin retroceder de nuevo hasta el principio.
Este peculiar entramado formal aparece, envolviendo contenidos muy
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De Hzuserl a licidegger
33. <En el caso de la diferencia ontolgica] estamos ante una relacin "circular". Se trata de un mutuo referirse y sustentarse "ser-ente" ("das Umeinanderkreisen ven Sein und Seienden"). La diferencia se resuelve as en un transcender circular posibilitante. Lo difcil es pensar este crculo sin destruirlo, dejndose llevar
por el torbellino de su propio viento de co-pertenencia. Cfi: Pedro Cerezo Galn,
Arte, Verdad y Ser en Heidegger; Madrid 1963, p. 242. La cita dentro de la cita corresponde a: Martin Heidegger, Identitat und Differenz, Pfiillingen 1978, 6.' ed.,
p. 67. Est en alemn en el texto del profesor Cerezo.
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De Husserl a Heidegger
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metafsico.. Es notorio, a este respecto, que Heidegger repudia la metafsica por ser un modo deficitario de las realizaciones de ser. del
Dasein. Por otra parte, al haber revelado su estrategia antimetafsica
da el primer paso en la conversin del fundamento. en abismo., o
sea en la mutacin del Grund en Ab-gruncl que iba a marcar el inicio
de la inflexin doctrinal que hemos ya referido en mltiples ocasiones
y que se ha hecho clebre con el nombre de Kehre. La circularidad
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De flusserl a Heiclegger
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cuando no haya sido tematizada satisfactoriamente. Ya advierte Heidegger que lo decisivo no es salir del crculo, sino entrar en l de una
manera apropiada.36
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De flusserl a Hcidcgarr
A fin de cuentas la dialctica es para Hegcl la mocin del absoluto referido a s mismo, mientras que el gnero de circularidad que venimos explorando
describe el movimiento del ser a partir del despliegue explicitador del Dasein. La
dialctica es una metareora encargada de articular una ontologa (tratado de las
categoras supremas) y una epistemologa (relacin de estas categoras con el sujeto activo). Esra metateora incorpora tareas tradicionalmente asignadas a la philosophia prima, pero evita cuidadosamente tanto la hipostizacin del principio
(Dios, lo absoluto), como la presentacin de una totalizacin ltima y definitivamente racional. (Cfn Ramn Valls Plana, La Dialctica, Barcelona 1981, p. 152)
No es extrao, por consiguiente, que Heidegger consigne la dialctica al mbito
del pensamiento metafsico. La dialctica, sea del tipo que sea, es en esencia lo
mismo que la lgica. Tambin en la dialctica el enunciado (Aussage) (el logos) determina el peasualiento. (Cfe Martin Ileidegger, HILES beifit Denken?, Tiibingen
1971, p. 101).
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Dc Husserl a Hriclegger
4. Estructura intencional
y tiempo fundamentador
nos que en castellano es habitual traducir respectivamente por expectativa y por realizacin.. En la presente obra hemos adoptado estas equivalencias, aun cuando Eifidlung se suela tambin traducir
como cumplimiento y por ms que Xavier Zubiri defienda impleccien como la versin ms aceptable. Tambin conviene advertir que
el trmino Erwartung est sujeto a la habitual fluctuacin designativa
de Husserl, apareciendo ocasionalmente substituido por Intention y por
Pratention. El desconcierto terminolgico, no obstante, no es la menor
de las dificultades que debe afrontar el estudioso de la fenomenologa
al evaluar las prestaciones descriptivas de la dada Erwartung-Erfullung
en el proteico corpus husserliano. El mayor obstculo es la presencia,
aun en los pasajes ms recnditos de la doctrina, de una Erwartung y
una Erfallung a veces temtica y terminolgicamente disfrazadas. Precisamente esta diseminacin, aun cuando impide delimitar su alcance
semntico, prueba el protagonismo del referido binomio en los anlisis
fenomenolgicos. Y tal como suele ocurrir en la obra de Husserl, si el
mbito temtico de esta dfada dista de estar claro, en cambio su compromiso operativo es difano. La fenomenologa mantiene que la experiencia espera siempre de s misma un desempeo que, en realidad,
Estructura
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est fuera de su alcance. O sea que, segn esta doctrina, las expectativas de la conciencia no vienen efectivamente respaldadas por los recursos que es capaz de movilizar: La percepcin externa consiste en
una constante pretensin (Prittention) a dar de s (leisten) aquello que,
por su propia esencia, es patente que jams estar en condiciones de
llevar a cabo. Por esta razn tiene sentido afirmar que, en cierta medida, la percepcin es contradictoria en s misma.'
El enigma que Husserl quiere esclarecer, sin embargo, no consiste nicamente en la desproporcin entre las expectativas del sujeto y
las prestaciones de la experiencia. Tal incoherencia entre expectativas
y realizaciones, al no responder los cometidos de la experiencia a las
expectativas suscitadas, soporta asimismo todo horizonte intersubjetivo. Cuando Husserl indaga la pretensin que anima toda percepcin
externa, constata en el sujeto una exigencia desmesurada en relacin
consigo mismo (eine Selbstiibmforderung). Esta inadecuacin pone de
relieve que la alteridad (Frenidheit) irrumpe en la experiencia de s mismo que realiza el sujeto de la percepcin..2 Pero la presuncin del horizonte intersubjetivo no es la nica consecuencia de la frustracin a
la cual estn abocadas las expectativas asociadas a la percepcin. De
hecho el binomio Erwartung-Erffillung ofrece tambin la posibilidad de
acceder a la dimensin histrica del sujeto. Y al aprehender la peripecia temporal de la conciencia permite atisbar especulativamente la experiencia histrica de la humanidad. Husserl advirti el carcter
histrico de toda experiencia al analizar las implicaciones temporales
de la percepcin. Posteriormente ha ido tomando fuerza la presuncin
170
De Husserl a Heidegger
de que el carcter tentativo, inadecuado e incompleto de la experiencia perceptiva, o sea el talante precario que, a su vez, proviene de la
estructura temporal de la percepcin, describe de hecho la experiencia
histrica colectiva con incuestionable fidelidad..3
Es natural que la preponderancia de la expectativa y de la realizacin en fenomenologa suscite cierto recelo, pues originariamente estos conceptos fueron identificados al interpretar la verdad
como una intencin signitiva cuyas expectativas han sido realizadas,
y al describir los procesos perceptivos considerados en su acepcin
ms amplia. Ello no obstante, el mbito efectivo de estas categoras
coincide de hecho con el horizonte global de la fenomenologa. La
causa de esta concertacin es posiblemente la tendencia de la doctri-
na, sobre todo en su modalidad transcendental, a enaltecer la percepcin y a situar en un primer plano terico la realizacin intuitiva
de las significaciones. Ello explica que, recurriendo a la percepcin y
a la intuicin, haya sido posible reinterpretar todo horizonte especulativo que presente expectativas y realizaciones. La armona entre la funcin realizadora (Erfifflungsfunktion) y las efectuaciones ideales que ella misma propicia y regula, hace que sea completamente
natural denominar "percepcin" todo acto realizador (erfkillender Akt)
mientos de la fenomenologa. El propio Husserl invita a convertir la fenomenologa de la percepcin en una fenomenologa de la efectuacith t histrica cuando sea-
la que la insatisfaccin que conllevan las tentativas por aprehender el objeto predispone la conciencia a tematizar la temporalidad, pues toda expectativa, si es que
puede ser efectivamente realizada, slo se puede realizar en el tiempo.
Edmund Husserl, Logische Untersuchungen VI, 6.' ed., Tiibigen 1980,
p. 142. La primera traduccin al castellano de las Investigaciones Lo:Oca:, en
cuatro volmenes, fue publicada en Madrid el ao 1929.
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Evaluar el cometido explicitador del binomio expectativa-realizacin. conlleva ante todo clarificar estos dos conceptos. Por lo pron-
acepcin brentaniana, meramente indicadora del vnculo de la conciencia con el objeto y por tanto indiferente a las prestaciones de la
expectativa y la realizacin.
A fin de esclarecer la intervencin del vnculo intencional en la
constitucin de la expectativa. o Erwartung, ante todo conviene distinguir entre intencin. e intencionalidad., dos conceptos ocasionalmente confundidos por los textos fenomenolgicos. Las vivencias
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De Husserl a Heidegger
Ibid., p. 39.
Edmund Husserl, Logische Untersuchungen J 6. ed., Tiibigen 1980,
pp. 378-379.
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tivos que no solo le dan acceso a aquello que conoce, sino que
Brentano roza la trivialidad: afirmar que los cometidos de la conciencia son intencionales quiere decir que a cada vivencia le corresponde un objeto: a cada percepcin un objeto percibido, a cada deseo un objeto deseado, a cada pensamiento un objeto pensado. Ya hemos sealado en otros lugares de esta obra que el punto de partida de
De Masar! a Ilealegger
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menor duda, pues no puede venir dada en ella misma y por ella misma. Precisamente este dficit explica que la vivencia solicite su culminacin. Esto quiere decir que la referida carencia justifica que la vivencia pugne por realizarse. Se trata, expresado en otros trminos, de
que toda vivencia referida al objeto, en la medida que est remitida
u orientada a una realizacin, a un cumplimiento o, como a veces
dice Husserl, a una acreditacin o probacin (Bewahrung), o sea que
est consignada a la evidenciao en un sentido amplio, se constituye
en la conciencia del sujeto como una carencia y como una expecta-
La tensin entre expectativa y realizacin, por otra parte, permite contrastar las respectivas concepciones de la intencionalidad
que defienden Husserl y Brentano. Aun cuando la intencionalidad,
como Brentano pretenda, tiende un puente entre la conciencia y sus
objetos, es preciso reconocer que se trata de un puente que, en realidad, conduce a un espejismo, pues da acceso a unos objetos que estn
en vas de realizacin. Si en Brentano intencionalidad describa
una relacin primordialmente esttica, Husserl emplea este trmino
para designar la orientacin efectuadora de la conciencia en direccin a su objeto. Esta caracterstica actividad de la conciencia, como
hemos sealado en varias ocasiones, consiste en solicitar la realizacin de la expectativa contenida en la consideracin de todo objeto,
o sea la Erwartung husserliana de una posesin intuitiva final. En
consecuencia la frmula de Brentano, tan divulgada como mal comprendida, conciencia es conciencia-de., debe venir reemplazada,
como hemos tenido sobrada ocasin de sealar, por la concepcin de
Husserl, quien interpreta conciencia-de como una carencia que
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rrespondiente evidencia.
De litaserl a Heidemer
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mente se establece entre aquello que resulta vinculado, a la vez que connota la
operacin de <rendido>, en el sentido de atender un puente, que mentalmente es
inseparable del propio vnculo.
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De Husserl a Heidegger
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De Husserl a Heidegger
confiere un carcter unitario a la fenomenologa al suscitar un cometido integrador de evidente ortodoxia husserliana, puesto que vincula
entre s los objetivos fenomenolgicos >parciales que acabamos de referir: >Cada acto perceptivo y cada acto imaginativo es una malla o te-
ESIThr
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intencin total. Cada cosa es el correlato de la intencin total, mientras que los correlatos de las intenciones parciales son partes y momentos de dicha cosa..11 Por consiguiente se impone elucidar hasta
qu punto los objetivos de la fenomenologa han sido cumplidos o alcanzados por la propia doctrina. Se trata, en suma, de determinar en
qu medida realiza el pensamiento fenomenolgico sus propias expectativas.. Hay que tener en cuenta que segn la fenomenologa toda
expectativa resulta frustrada (entteiuscht es el terminus technicus que utiliza Husserl) en la medida que no llega a ser realizada. Cabe sealar, de
La afirmacin precedente quiere decir que la banal actitud realista que adoptamos en nuestra vida cotidiana slo tiene sentido si, al
asignarnos la funcin gnoseolgica de sujeto., aceptamos tambin
que acompaa las sensaciones un factor que, de hecho, nos es profundamente extrao, pues estamos en condiciones de operar arbitrariamente con aquellas (las sensaciones se hallan por principio a nues-
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De Husserl a Heidegger
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rreno (una obligacin que hemos de hacer efectiva tanto si aceptamos de buen grado esta autorrenuncia como si cuestionarnos la coercin que nos es impuesta) a este factor extrao a nosotros.. O sea
que en definitiva equivale a un crucial sometimiento del yo contemplativo y ensimismado al yo realista y constituyente, pudiendo ser
afirmado que el yo de la percepcin enajena (veruert) continuamente aquello que de antemano es propiedad del yo sensible-esttico..'5 En la medida que el sujeto, con ayuda del juicio, enlaza aquello que le ha sido enajenado (la sensacin) con el objeto al cual es finalmente adscrita la entidad expropiada, est sancionando el proceso
de autoexpropiacin cuya vctima principal es l mismo. En otros
trminos: al dar por buena la experiencia en s mismo de aquello que
le es inequvocamente extrao, el sujeto legitima la presencia de la alteridad en el mbito ms recndito de su propia identidad.
Al principio de esta seccin hemos hecho referencia a una caracterstica que, al parecer de Husserl, es propia de todo acto percep-
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De Husserl a Heidegger
Pero esta autoexigencia desmesurada'> puede ser tambin interpretada como un testimonio de que en el propio sujeto hay una dimensin
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De Hasserl a Ileidegger
describe la contraposicin de sujeto y realidad objetiva en su acepcin ms general, la correlacin que acabamos de advertir invita a generalizar el recurso tpicamente husserliano que hemos referido en
prrafos precedentes: la extrapolacin gnoseolgica general de las
prestaciones subjetivas que compendia el binomio ,<expectativa-realizacion.. Corno expresaba Husserl en una formulacin ya citada,
cada paso adelante en el conocimiento. significa la puesta en prctica reiterada de las operaciones elementales por las cuales el sujeto
se vincula con el mundo. Podra incluso afirmarse que toda construccin terica, y particularmente todo sistema filosfico, pone en prctica los mismos cometidos operativos que el anlisis fenomenolgico,
aun cuando los presente debidamente elementalizados, advierte en la
confrontacin entre el sujeto y el objeto.
Sealemos, como conclusin, que los resultados precedentes
pueden ser vinculados con los rasgos operativos ms caractersticos
de la fenomenologa, siempre entendida como un compromiso descriptivo que persigue unos determinados fines explicitadores. Entre
tales rasgos destaca la discordancia que hemos tenido ocasin de
constatar a un nivel gnoseolgico elemental, es decir: una exigencia
desmesurada en relacin con los resultados de su propio desempeo.
Son caractersticas de la fenomenologa, en efecto, unas expectativas
sobre su propia capacidad descriptiva que sobrepasan con mucho los
recursos efectivos de la doctrina. Contrastando las intenciones
programticas de la doctrina en las sucesivas fases de su desarrollo,
con los resultados obtenidos en cada momento, parece justificada la
conviccin de que la fenomenologa ha sido siempre desmesuradamente autoexigente.. Incluso se tiene a veces la impresin de que
en el propio compromiso programtico de la doctrina podra residir la
causa de sus insuficiencias reflexivas. Del mismo modo puede pensarse que la inclinacin a concretarse en forma de directivas tampoco es
ajena a la sobrevaloracin operativa de s misma que puede ser imputada a la doctrina fenomenolgica. En todo caso, existe una sugestiva identidad entre las paradojas que registra el anlisis
fenomenolgico ms elemental, y las caractersticas generales de la fe-
EmaaturainrncionaIy ci
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nomenologa cuando se la concibe en su primordial opcin descriptiva. En concomitancia con los resultados anteriores, referidos al as-
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De Has:red a 1-reidegger
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aceptada por Husserl, siendo patente que sus anlisis sobre el fluir
temporal no concuerdan con las pretensiones legitimadoras de la fenomenologa. Un irnico testimonio de esta inadecuacin es la apropiacin por Heidegger, hasta el extremo de convertirla en uno de los
puntales de su ontologa, de una doctrina sobre el tiempo que aflora
en la obra de Husserl como una conviccin que, en realidad, no lleg
a ser tticamente formulada por su incompatibilidad con las presuposiciones fenomenolgicas. Segn esta doctrina sobre el tiempo que la
fenomenologa no defendi abiertamente, en todas y cada una de las
fases temporales, y por tanto no slo en el presente, concurren regresiones y anticipaciones de carcter retencional y protencional. Cada
fase temporal, en suma, existe como una prestacin ex-sttica, descentrada, e irreductiblemente no presente. La temporalidad se temporaliza completamente a s misma en cada ex-stasis. Temporalizar no
significa que los ex-stasis se suceden unos a otros. El futuro no es pos-
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De I /toser/ a I leidegger
mente &tico de intervalos temporales sucesivos. Por ello el ente existente advierte la siempre latente posibilidad de obtener tiempo del
tiempo.. No slo en el sentido de que est en condiciones de extraer ms presente del presente. (se tratara entonces del ingenuo vivir
intensamenteu de los no filsofos), sino sobre todo en cuanto que le es
posible obtener futuro a partir del pasado y pasado a partir del futuro.
As el tiempo parece tomar de la existencia (los recursos del Dasein son decisivos a este respecto) una capacidad supremamente au-
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el tiempo por medio de la presencia ha desvirtuado la autntica ndole de la temporalidad. Para pensar adecuadamente este tiempo propio, siempre de acuerdo con Heidegger, es preciso analizar la tempo-
torio que para este filsofo la metafsica es una modalidad de pensamiento que asigna a la presencia una incontestable primaca y que
en consecuencia se interesa exclusivamente por los entes eminentemente cosificados que meramente subsisten en el mundo, en el bien
entendido que subsistir., en este contexto, se contrapone rigurosamente a .ex-sistir,,. La metafsica comprende el ser a partir del enaltecimiento de la presencia y del presente, o sea desde el acentuado
presencialismo que conlleva la hegemona tradicional de la .subsistencia. o Vorhandenheit. Aun cuando este modo de comprensin del
ser es aparenteMente acrnico, examinado con detenimiento revela
una Velada pero pugnaz dimensin temporal. Indica Heidegger, efectivamente; que la presencia suele ser pensada, en ltimo trmino,
segn el modo temporal del presente. .La determinacin del sentido
del ser como parousta o ousta, cuyo alcance ontolgico-temporal es el
de una "presencia", indica que el ser de los entes es comprendido desde un modo temporal especfico que es precisamente el "presente".'"
Al filo de esta constatacin concluye Heidegger que por medio
de la cuestin que vincula "el ser con el tiempo" es puesto de relieve
aquello que permanece impensado en toda metafsica,,.2 Esta referencia a un orden de realidad inaccesible al pensamiento tradicional
apunta implcitamente a la necesidad de pensar el tiempo mismo.
Seala la obligacin, en otras palabras, de acceder especulativamente al tiempo autntico y originario cuya subrepticia concertacin con
la presencia ha originado la proclividad presentificadora del pensamiento metafsico. Heidegger pretende demostrar que el carcter manifiestamente parcial e inadecuado del modo habitual de presentificar
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Dr Husscrt a HeiticAger
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De Husserl
Hadcager
tarse por qu es primordial el futuro. Tiene sentido, en efecto, interesarse por la causa de que el futuro sea el fenmeno primario de la
temporalidad propia y originaria*.24 Ya hemos referido en prrafos
precedentes como el pensamiento del ser y el pensamiento del tiempo eran articulados por la metafsica enalteciendo la presencia. Tambin hemos observado que esta conexin emerga como una referencia negativa en la ontologa fundamental. La vinculacin de los temas
del ser y del tiempo, en efecto, persiste en la primera doctrina de Heidegger, y aflora cuando son examinadas las consecuencias positivas
que conlleva rechazar el presencialismo. La imbricacin recproca del
ser y del tiempo queda plasmada en la inesperada relevancia que adquiere el aspecto intervenible, manipulable y operable (la dimensin
propiamente zuhanden, en una palabra) de la realidad, pero sobre
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De Theeserl a Ileielamer
Ibid., p. 465.
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gar de tiempo.." Pero si la nocin de a priori, siempre segn Heidegger, tiene un sentido inequvocamente temporal, lo cierto es que el a
priori del ser no puede explicarlo el tiempo. Por ello la nica opcin
que parece viable es explicar el tiempo a partir del a priori del ser. En
atencin a esta necesidad terica suprime Heidegger toda referencia
a las categoras de la in-temporalidad, la extra-temporalidad o la supra-temporalidad, sealando que es dogmtico negar que el a priori
est vinculado con el tiempo.. En cambio s que es preciso, insiste
Heidegger, impugnar la conviccin de que el a priori est relacionado
con el tiempo en el sentido en que ste es vulgarmente entendido,
pues es notorio que, segn este autor, el tiempo vulgars es un mero
derivado (un descendiente. o Abkmm/ing, dice el propio Heidegger) de la temporalidad autntica. O sea que el tiempo vulgar's es un
subproducto de la temporalidad eminente en la cual germina el ser
28. Iba., p. 462. Tiempo inautntico que, sobreviniendo como una compensacin teoricistax. de las referidas carencias, puede revestir el carcter de infinitud que el objetivismo le suele reconocer, y del cual la fenomenologa suele hacer buen uso, gracias al carcter finito de la temporalidad autntica, tenida por el
horizonte generador de todo tiempo vulgar>. Slo a causa de que el tiempo ori-
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De Husserl a Heidegger
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5.
Comprender e interpretar
en fenomenologa
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De Husseri
Heidegger
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vez haber (pre)comprendido el todo.. Por medio de esta precomprensin global, en efecto, el material a interpretar no slo determina los posibles caminos de la interpretacin sino que adems
la
pertenencia del propio intrprete al texto o vestigio cultural interro2. Landgrebe, Der T*g der Phanomenologie, op. cit., p. 52.
gado. El planteamiento transcendental adoptado por la fenomenologa clsica, por otro lado, es incompatible con cualquier aspiracin
a la circularidad en cuanto que no le es posible renunciar al punto
arquimediano. o fulcro extraterritorial que hace las veces de principio absoluto. Esta aparente incompatibilidad entre hermenutica y
transcendentalismo, con todo, no pas desapercibida a Dilthey, un
autor que rechaz la posicin transcendental [...] que cree haber encontrado el punto de partida en un principio evidente por s mismo,
[y que en consecuencia asign a la filosofa] la tarea de esclarecer e
interpretar la realidad vital, necesariamente una e indivisible, del mismo modo que la filologa interpreta los textos, o sea prescindiendo de
un eventual comienzo (Anfang) absoluto. .3
Otto Friedrich Bollnow, Dilthey, Schaffhausen 1980, 4.a ed., pp. 24-25.
Jitandranath N. Mohanty, Transcendental Philosophy and the Hermencuric Critique of Consciousness>, en: Hermeneutics. Questions and Prospectr, op.
cit., p. 117.
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De Huseerl a Heidegger
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cin siguiente. Aun cuando la intencionalidad, de acuerdo con la definicin clsica, consiste en la necesaria referencia de la conciencia a
un objeto (conciencia como conciencia de.), tal vnculo est siempre
mediatizado por el correspondiente sentido, y esta intrusin da lugar a
que en definitiva la intencionalidad consista en interpretacin. Aun
cuando Husserl insistiera en que el sentido que mediatiza la referencia
intencional, lejos de ser una creacin de la propia conciencia, procede de un repertorio suministrado por la comunidad y por la tradicin,
tambin puso de relieve la necesidad de atenerse al dato puro., o sea
al dato que su propio modo de venir dado convierte en evidencia
irrevocable. Por esta razn se ha llegado a afirmar que, en la obra de
Husscrl, ser-dado y ser-interpretado son dos descripciones de la misma situacin desde dos niveles discursivos distintos..5
5. Loc. cit. La cuestin del interpretativismo en Husserl parece haber quedado resuelta en un sentido positivo no slo en los mbitos de su doctrina que ms
efectivamente han establecido la espontaneidad del yo puro, sino muy especialmente en la teora de la constitucin, disciplina que oscila entre la formacin de
sentido (Sinnbildung) y la creacin (Kreation). (Cfn Fink, Banalyse intentionnelle et le probleme de la pense spculative, op. cit., p. 53). Sobre la cuestin del hermeneuticismo husserliano, con todo, algunas opiniones merecen ser
atendidas: 01.a evidencia que se obtiene por medio de la reduccin fenomenol6gica es: algo se me muestra de una manera determinada. Ahora bien: se puede dudar de si se me muestra de esta manera a causa de la actividad donadora de sentido que es propia del yo, o porque el objeto me ha sido dado con su sentido ya
incluido. La teora [husserliana] de la constitucin no es ms que una interpretacin del fenmeno puro, una plausible hiptesis cognitivo-psicolgica. (Cfr
Hossenfelder, t<Kants Idee der Transzendentalphilosophie und ihr MiBbrauch in
Phnomenologie, op. cit., p. 324). En todo caso parece que siempre algn gnero de interpretacin debe acompaar los desempeos de la conciencia si se tiene en cuenta que la nocin de hecho puros adolece de una insuperable ingenuidad. El concepto de "hecho puro", homlogo con los de "percepcin pura"
y "enunciado puro", ha sido denunciado por Heidegger como un prejuicio ontolgico [al sealar] que en realidad nunca es posible constatar puramente un hecho o un estado de hechos. Este autor ha esbozado un modo de ver las cosas, en
suma, que creo conveniente caracterizar como hermeniutico. (fi: Hans Georg
Gadamer, Die philosophischen Grundlagen des 20. Jahrhunderts, en: Seminar:
Philosophische Hermeneutik, ed. por H. G. Gadamer y G. Boehm, Frankfurt a. M.
1976, p. 318). Pero no parece necesario decidir de manera concluyente si Husserl interpreta, pues en todo caso la eventual interpretacin fenomenolgica no
parece asimilable a la Auslegung heideggeriana: De antemano la Auslegung de
204
De Husserl a Heidegger
Cabe preguntarse, sin embargo, cul de los dos niveles descriptivos mencionados en la cita precedente prefiere en ltimo trmino la
fenomenologa. Predomina en la doctrina la fidelidad al dato fenomnico, o reconoce que las vivencias de la conciencia carecen espontneamente de sentido? A primera vista, prevalecen en fenomenologa el autoconfinamiento en lo dado y la pretensin de acceder a
las cosas mismas. (es decir: a las cosas tal corno stas vienen dadas.). Esta presunta hegemona, no obstante, se difumina con el anlisis de los procesos perceptivos, no debiendo ser olvidado que la percepcin es el modo cognitivo que Husserl enaltece. Si este autor se
aferr al mito del dato. (the myth of the givens popularizado por el
pensamiento anglosajn6), desmitificarlo ha sido una de las modas filosficas del siglo XX. En esta tarea han destacado el pragmatismo y
la propia fenomenologa, habiendo sido siendo especialmente relevantes las aportaciones de Scheler, Sellars y Rorty, un fenomenlogo
y dos neo-pragmatistas. La constatacin clsica de que al percibir interpretamos., al fin y al cabo, ocupa un lugar prominente en la obra
de Max Scheler. Defendiendo el interpretativismo a ultranza, este autor consigue distanciarse de la ortodoxia husserliana: por "fenomenologa" debe entenderse una actitud de la mirada mental que consigue entrever o vivenciar aquello que, sin su intervencin, permanecera oculto, y que consiste en un mbito de "hechos" de ndole peculiar..7 Lo percibido en s mismos es segn Scheler un aspecto de
una actitud pragmtica hacia la realidad que no desmiente la primaca de la interpretacin. La realidad no se presenta a s misma pri-
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vol. 9, p. 212.
Husserl, Dfithrung und Urteg op. cit., p. 98.
206
De Hunerl a Hcidemer
expresin "la presuposicin hermenutica de la fenomenologa" quiero dar a entender que esta doctrina debe concebir su propio mtodo
como una Auslegung, [es decir: l una exgesis, una explicitacin, una
interpretacin..10 Para este autor, en efecto, la formacin de la doctrina fenomenolgica ha consistido ante todo en una inversin de la
teora de la intuicin que ha dado lugar a una teora de la interpretacin.)' La fenomenologa asign un relieve mximo a la presuposicin hermenutica en su etapa de madurez idealista, y esta disposicin a interpretar se hizo patente en una puntualizacin de Husserl
en las Meditaciones Cartesianas. El concepto de Auslegung, que puede ser traducido como explicitacin. o interpretacin., en esta
obra irrumpe exactamente en el punto donde la egologa es elevada
al rango de tribunal que debe juzgar el sentido, donde toda justificacin ondea (Seinsgeltung) queda confinada en el ego, circunstancia
que expresa la reduccin del fr mich (para m) al aus mir (a partir de
m) 0.12 La interpretacin hace acto de presencia, en suma, al constatar Husserl que el mundo objetivo que existe para m, que ha existido y que existir, este mundo lleno de objetos que estn en m, extrae de mi mismo todo el sentido que tiene para m, y toda su justificacin ritica (Seinsgeltung) N .13
mo en tanto que "un yo mismo", y esta donacin tiene lugar en todos los sentidos del trmino "yo". Al abarcar el ego mondico concreto la totalidad de la vida consciente, tanto en sentido real como
Ibid., p. 67.
Ibid., p. 68. [De hecho validez de sera traducira literalmente Scinsgeltung.]
Edmund Husserl, Cartesianische Meditationen, ed. por E. Strker, Hamburgo 1977, p. 102.
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De Hzuserl Heidegger
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punto de vista, antagnico del anterior, que la concibe como una filosofa de la descripcin. Ms all de toda construccin y de toda descripcin, sin embargo, el factor que decide el sentido de la experiencia es la facticidad histrico-cultural, puesto que suministra las presuposiciones y las expectativas que regulan todo proceso explicitador.
La prioridad de la interpretacin en la formacin de la experiencia,
de todos modos, resulta confirmada cuando se indaga el mbito de la
reflexin. Slo entonces, al parecer de Husserl, se advierte que los estratos ms profundos de la experiencia, en ltimo trmino, consisten
en interpretacin. Tambin mi propio ser es hecho accesible por la
explicitacin. Su sentido originario es puesto al descubierto por la
mirada de la experiencia explicitadora dirigida a m mismo, [...] a mi
persistente identidad conmigo mismo..16 Experiencia reflexiva y experiencia en general, por lo tanto, encuentran su unidad definitiva en
su compartida subordinacin a la explicitacin o Aus/egung. La experiencia, en efecto, slo es realmente adecuada a su objeto en la medida que, como afirma Husserl, se prolonga a si misma transformndose en una experiencia que, por lo pronto, explicita el correspondiente objeto a partir de s mismo, convirtindolo de este modo en
una explicitacin pura..'7
5.1.3.
finomenologia hermenutica?
210
De Husserl a Heidegger
este sentido la fenomenologfa slo se puede realizar como hermenutica..'8 La exagerada importancia que Ricoeur atribuye a la interpretacin en fenomenologa, desde luego, invita a evaluar con serenidad
el cometido real de la Auslegung fenomenolgica. As podr ser eliminada la sospecha de que la pretendida presuposicin hermenutica
de la fenomenologa descansa sobre unas premisas que no se ajustan
a la realidad.
Por lo pronto imaginemos cmo podra ser impugnado el postulado, comentado en los prrafos que preceden, de que la fenomenologa contiene una decisiva dimensin hermenutica. convendra par-
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20. Es interesante constatar que el principio de todos los principios e husserliano, o sea la intuitividad presentificadora, permanece sorprendentemente vigente tanto en el estrucnitalismo lingstico como en la filosofa analitica. Segn
mantiene un extendido punto de vista, el lenguaje estara desprovisto de toda positividad y consistira slo en diferencias, que a su vez seran reducibles a una multiplicidad finita de operaciones en cuyo entramado el tiempo habra dejado de
transcurrir: de este modo el lenguaje sera a la vez un presente y una presencia.
212
De Husserl a Heidegger
todo predomina en l la motivacin filosfica., difanamente definida en nuestro tiempo por Manfred Frank al glosar el antagonismo
entre los conceptos de motivacin. y fundamento.. El trmino
"motivacin" designa la fundamentacin (Begnindung) que slo se
vincula (anschlief3t) con el correspondiente fundamento cuando una
oportuna interpretacin lo identifica como tal. O sea que puede considerarse "motivada" toda consecuencia que, lejos de corresponder a
una necesidad ciega, se enfrenta espontneamente con aquello que la
propicia (zu ihrer Antafi).zi
La nocin de motivacin filosfica* es precisada por Frank
cuando la refiere a la accin humana consciente. Un motivo es un
fundamento que slo determina una accin cuando una interpretacin previa lo identifica como tal. Ahora bien, un factor desencadenante de la accin (ein Hand/ungsausleiser)lque slo es eficaz
Ibid., p. 554.
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den ser motivadas, es decir: comprendidas y ejecutadas por un intrprete..23 En esta misma obra extrae Frank unas tajantes conclusiones
hermenuticas del carcter especfico de la motivacin filosfica:
Las interpretaciones se dejan motivar, pero no se dejan vincular con
necesidad alguna (Interpretationen lassen sich motivieren, aber lassen
nicht necesitieren).>>24
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De Merar/ a Heidegger
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De Hurserl
Heidemer
Comprender e
apretar en fenomenologa
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ocurre ms bien que slo una realidad adecuadamente conceptualizada permite entender como funciona la comprensin?
Ante estos interrogantes conviene tener en cuenta que el sentido que propone Heidegger no es el que definen las disciplinas gnoseolgicas, pues substituye el compromiso con la presencia por la labilidad y la evanescencia de aquello que slo es posible. El Dasein
est vinculado con su ser en tanto que ste determina su definitivo
hacia-dnde (sein Worumwillen). Es un ser que es siempre ser-posible
(Mglichsein), poder-ser (Seinknnen). El hacerse-accesible (Erschlossenheit) del poder-ser se realiza en la comprensin. La comprensin
tiene la estructura del proyecto (des Entwuifs), y el proyecto siempre
est relacionado con el sentido.27 A pesar del admirable alcance
sinptico de esta formulacin de Tugendhat, la relevancia del sentido. para la ontologa fundamental no parece satisfactoriamente esclarecida. Desde luego la simple mencin de la relacin constante
entre el proyecto y el sentido ayuda bien poco a resolver este enigma. Enlazando la presente reflexin con el escrutinio de los aspectos
hermenuticos de la fenomenologa que presentbamos en anteriores
secciones, cabe que nos preguntemos: Dnde reside el sentido, en la
instancia proyectada o en el sujeto que (la) proyecta? /Posee la realidad una estructura categorial rudimentaria, o sta es co-surgente con
el proyecto del ente existente? El sentido, en el caso que nos ocupa,
reside ya como sentido en el proyecto, o bien le es insuperablemente extrnseco?
Estas aparentes imprecisiones de la doctrina fundamental-on-
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De Hursert a Hcidegger
Comprender
interpretar en finomenologia
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Para la ontologa fundamental, ante todo, la espontaneidad inherente a la operacin de interpretar es una primordial disposicin humana. El modelo para el esfuerzo apofantico que requiere la presentificacin del fenmeno no es ya en Heidegger la intuicin, tal como ocurra
en Husserl, sino que es la interpretacin (Ausiegung) de un texto. En
vez de darse el fenmeno a s mismo por medio de la presentificacin
intuitiva de una esencialidad ideal, el ser es puesto al descubierto por la
comprensin de un complejo entramado de sentido. As transforma
Heidegger el talante metodolgico de la fenomenologa en un empeo
220
De Husserl a Heidegger
que Ser y Tiempo enaltece como la categora central de la hermenutica) Cada cosa, en otros trminos, nos es presente en-tantoque ella misma, quedando as de manifiesto la estructura esttica,
aun cuando insuperablemente trivial, que Heidegger denomina el
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apofntico ha sido, al parecer de Heidegger, el fundamento de la ontologa tradicional y la justificacin de su compromiso con el es de
la cpula). Con el rechazo existencial del onticismo y del epistemologismo, sin embargo, irrumpe ante el ente existente una realidad desprotegida (ya que el abandono del presencialismo y del presentismo
conlleva renunciar a la seguridad y a la predictibilidad de la theoria)
que se manifiesta ante l exclusivamente como una estructura de
posibilidades. Desde luego cabe preguntarse cmo esta paradjica
manifestacin. (paradjica en la medida que consiste en una especie de anripresencia) se hace patente para el ente existente. No se
percibe con claridad, en otras palabras, cmo puede sobrevenir para
el Dasein este peculiar contacto no epistmico con la proyectada estructura de lo posible.
La respuesta de Heidegger es que tambin la anticipacin existencial por el Dasein de sus propias virtualidades tiene que venirle
dada a ste en-tanto-que. algo. No puede tratarse, claro est, de
un en-tanto-que algo presencialmente ritico, ya que debe consistir en un en-tanto-que. algo marcado por su evanescencia existencial-ontolgica. Este especial en-tanto-que es denominado por
Heidegger el en-tanto-que (als) hermenutico. Su importancia radica, segn este autor, en que la estructura del en-tanto-que her-
222
De Hawerl a Heidegge-r
correlativamente podra ser cuestionado si .Stin und Zeit es una teora fenomenolgica de la comprensin del ser (Cfr Haeffner, op, cit., p. 366). Desde luego el antiobjetivismo de Heidegger parece anunciado en el perodo lgico de
la fenomenologa por la primaca atribuida a los correlatos de la vida intencional que, como unidades de significacin, constituyen los fenmenos. Pero no es
menos cierto que el propio Husserl, en la fase idealista de su produccin, desactiv este primer impulso antiobjetivista al reducir el sentido dcl ser a la estaricidad de un entramado oke correlaciones. La filosofa final de Husserl, que por
una obvia razn cronolgica ya no pudo influir sobre Sein und Zeit, plantea una
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La trivialidad del en-tanto-que apofntico, por consiguiente, contrasta con la fecunda estructura explicitadora del en-tantoque hermenutico. Este recurso especulativo permite caracterizar
los entes tomando como referencia la particularidad o especifidad a
priori (la Bewandmis heideggeriana) suministrada por la comprensin de la realidad, aqu entendida en un sentido rigurosamente
fundamental-ontolgico. Interpretar algo en-tanto-que algo, por
lo tanto, quiere decir: poner al descubierto el horizonte a priori que
hace posible la vinculacin del intrprete con dicho algo. Precisamente en esta vinculacin consiste el comprender desepistemologizado de Heidegger. Se trata, en suma, de una vinculacin prctica (la ,(theoria ha sido objeto de un anatema irrevocable) con un
Parece, por consiguiente, que la indagacin ontolgica debe optar entre dos orientaciones distintas. Puede ser planteada postpredicativamente acudiendo al en-tanto-que apofntico, analizando el
es de la cpula y determinando una propiedad general de los entes:
la presencia que garantiza la objetividad de todo objeto. Y es posible
plantearla antepredicativamente con ayuda del en-tanto-que hermenutico, determinando entonces el horizonte a priori al cual interesa comprender. Esta peculiar comprensin, como hemos observado, tiene ante todo el sentido ontolgico (del cual el es de la cpula es una mera derivacin) de un vnculo que de antemano slo es
posible pero al cual el ente existente hace efectivo. Esta modalidad
dinmica de comprender el ser, no hace falta decirlo, poco o nada
tiene que ver con la estaticidad del presente, de la representacin y
del conocimiento. El ente, por tanto, no lo es por estar en posesin
de una propiedad omnipresente y de infalible predictibilidad. Es
ente porque, en cierto modo, constituye el campo de accin donde el
ente existente o Dasein est en condiciones de realizar el ser., o
cin.
crtica tan drstica del objetivismo que parece favorecer una ontologa de la
comprensin. El mundo de la vida o Lebentwelt, en efecto, es un estrato de
experiencia anterior a la dicotoma sujeto-objeto, y pone de relieve un mbito
de significacin en torno a un horizonte del mundo que hace las veces de proto objeto, y a una vida annima operativa convertida en protosujeto. Pero si el
ltimo Husserl parece asintoticamente orientado a una ontologa extraepistmica, en realidad esta impresin se debe a que el proyecto inicial de la fenomenologa, o sea el despliegue especulativo que desde tantos puntos de vista influy
sobre Heidegger, haba colapsado sin remisin. El intento de reducir el ser a las
efectuaciones (por mis *sinnstiftende,, o instituidoras de sentido que sean) de
un sujeto transcendental haba tenido que dejar paso a un yo recalcitrantemente vivo e inequvocamente reconciliado con la mundaniciad. El Husserl de los
aos 30 toma distancias respecto del propio autor (sobre todo se desmarca del
Husserl idealista de los aos 10 y 20) en contra de cuya obra haba determinado
Heidegger su propia identidad filosfica.
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De Thaverl a Heidegger
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De liusscri a Ileidegger
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intuitiva del entramado que forman las vivencias, adems, tiene lugar
en la medida que ninguna vivencia concreta se vale totalmente por s
misma, y cada una de ellas requiere una complementacin adecuada
228
De Husserl a Heidemer
Para orientarse en la teora de Husserl sobre el lenguaje conviene consultar la obra: Heinz Hiilsmann, Zur Theorie der Sprache bei Edmund Husserl, Munich
1964, siendo recomendable la 3.< seccin, titulada .,Der Entianof einer Ehimomenologie der Sprazhe ini Werk Husserls (pp. 238-251). El lenguaje es la esfera fenomenica del yo transcendental, es la sugestiva conclusin de esta obra. (Ibid, p. 251.)
La razn fenomenolgica es una razn abierta que por medio del concepto de intencionalidad cuestiona en su principio los modelos cerrados de razn.
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(ist ergiinzungsbealftig) .4' Por ello es comprensible, al parecer de Husserl, que en los comienzos de la fenomenologa los conceptos y los trminos en cierto modo hayan permanecido en estado de plasticidad (Mi
Fluf3), siempre al acecho (auf dem Sprmge) de registrar diferencias en
lo discernido (das Erschaute).11 Husserl da a entender que la impreci-
folgico, o sea determinadas por su manera de sobrevenir en la intuicin inmediata. Si en el caso de las esencias exactas la definicin es-
este breve texto seala Husserl que le parece absurdo evaluar una
Ibid., p. 167.
Ibid., p. 170. Esta actitud relajada y tolerante de Husserl contrasta abiertamente con el rigor de una tradicin comprometida con la severidad terminolgica; Para objetivarse y encontrarse con el espejo del lenguaje, la filosofa [tiene]
que hacerse terminologa. Cfi: Emilio Lledo, Lenguaje e historia de la filosofa,
en: Hermeneutik und Dialektik, vol. 2, ed. por R. Bubner, K. Cramer y R. Wiehl,
Tiibingen 1970, p. 95.
Al postular que tanto los conceptos como la terminologa han de ser
provisionales, probable origen de la fluctuacin y la indefinicin que tanto irritan
al estudioso de Husserl, mantiene este filsofo su filiacin cartesiana. El programa de Descartes prev una hipottica situacin filosfica final que resultara de
haber aplicado sistemticamente las cuatro reglas del Discurso del mtodo, pero sobre todo concibe aqulla evocando el ideal de la objetivacin completa que es
concomitante con el perfeccionamiento de la terminologa, la cual captura
(auffiingt) mediante conceptos inequvocamente definidos la presencia y el pormenor de lo dado. Cfi: Hans Blumenberg, Paradigmen fu r einer Meraphorologie., Archiv fiir Begriffigeschichte 6 (1960), p. 7.
230
De I-fusserl a Heidegger
doctrina en desarrollo con el criterio externo y formal de la lgica asociada a su terminologa. Y no vacila en afirmar que para empezar
cualquier expresin es buena (fiir den Anfang ist jeder Ausdruck
especialmente si es elegida porque sus recursos evocadores son apropiados para dirigir nuestra mirada hacia un acontecimiento fenomenolgi-
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ri
to desaparecer cuando la doctrina alcance definitivamente su madurez, y la tesis de que la indefinicin conceptual es esencial a la fenomenologa46 y que por consiguiente es necesario resignarse a una
interminable aproximacin a la exactitud. Desde luego resulta irritante
la fluctuacin de Husserl en la cuestin de la terminologa, ya que durante largo tiempo adopt alternativamente los puntos de vista discordantes que acabamos de exponer. Pero es preciso reconocer que en
cada momento este autor defendi sus contradictorias convicciones
con la misma vehemencia. Las formulaciones de Husserl, en efecto,
suelen ser tan astringentes cuando cuestiona la relevancia de una terminologa estricta para la filosofa (para empezar cualquier expresin
es buena), como en las ocasiones en que exhorta el pensamiento a utilizar con el mximo rigor los trminos elegidos: Quienes no se dan por
satisfechos con las mostraciones (Aufweisungen) intuitivas que se les suministra, y exigen "definiciones" como en las ciencias "exactas", o quie-
232
De Husserl a Heidegger
Marc Richir, Husserl: une pens& sans mesure, Critique 267-268, agosto-septiembre 1969, p. 784.
Grard Granel, Le Sens du temps et de la perception chez E. Husserl, Pars
1968, p. 263.
Loc. cit.
233
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Estas optimistas presunciones sobre el efecto revocador de la fenomenologa en la razn moderna invitan a considerar el descubrimiento husserliano del mbito asociado al origen absoluto, iluminado
por el noema, y hecho accesible por una descripcin exhaustiva.51
Tal descubrimiento husserliano, al fin y al cabo, legitima tanto las
ideas fenornenolgicas generales sobre el lenguaje corno las tesis sobre el carcter derivado de las significaciones de orden lingstico.52
Por tanto no deja de parecer plausible la ausencia en Husserl de una
actitud vigilante o inquieta en relacin con el lenguaje que emplea.53 Esta admisin obliga a decidir si, siendo la intuicin pura independiente de todo lenguaje, la fenomenologa tiene razn cuando
Ibid., p. 785.
Ricoeur, op. cit., p, 56.
Richir, op. cit., p. 785.
Ibid., p. 786. Estas consideraciones propician sin duda un comentario
adicional. La actitud fenomenolgica fundamental que propugna la eliminacin
radical de prejuicios ante la cosa misma, y que deja entrever una pugnaz inclinacin antitradicionalista, impone tambin un compromiso exclusivo con la automostracin. Aun cuando toda cosa tenga que venir legitimada por su propia fenomenidaci, advierte Fink que toda legitimacin (Ausweisun,q) tiene lugar en el
medio del lenguaje, siendo ste una interpretacin de los entes que nos es dada dc
antemano. Este insidioso efecto de la tradicin supone un peligro que solo puede
neutralizar una predicacin mantenida en estado fluido y por consiguiente capaz de
relajar las crispaciones (die T lfestigungen aufrulockern) del lenguaje. Cfi: Fink,
Nabe und Distanz, op. cit., p. 34.
234
De Husserl a Heidemer
menologa, y coinciden con el desplazamiento de la relacin intencional desde el plano lgico hasta el plano perceptivo. Estos atisbos
del compromiso husserliano con el carcter pre-lingstico de la experiencia afloran, por consiguiente, en la primera relacin fenomenologicamente significativa de la conciencia con la cosa misma. Este
desplazamiento de la atencin fenomenologica desde la lgica hasta
la percepcin, a su vez, tuvo como precedente la incardinacin de la
significacin lgica (co-originaria con las prestaciones expresivas del
lenguaje) en una teora genera/ de la intencionalidad. Al fin y al
cabo, y desde el punto de vista fenomenolgico ms general posible,
el trueque del punto de vista lgico por el centramiento en la percepcin corresponde a la misma progresin doctrinal que paradjicamente dio lugar a la cartesianizacin de la fenomenologa, o sea que
es concomitante con el proceso que culmin en el giro transcendental de Husserl. As sobrevino la revolucin doctrinal que permiti a Husserl escapar de la actuacin descriptiva delimitada por las
Investigaciones Lgicas, ancladas en el estrato predicativo y apotntico de la significacin, y asentar su pensamiento en la perspectiva
que haba de dar lugar a las Ideas. Como es notorio, esta obra indaga
las efectuaciones antepredicativas (el estrato de la expresin, dejando de lado su capacidad de hacer expresivos otros intentionulia, no es
productivo55) y fomenta un horizonte operativo donde el anlisis de
las correlaciones notico-noemticas antecede tan ntidamente al
anlisis lingstico que puede ser desarrollado sin hacer referencia a
la correspondiente articulacin expresiva.
Cabe concluir sealando que el nivel prelingstico, en el cual
concurren todas las modalidades del noema, precede en fenomenologa clsica al nivel lingstico. As la reduccin fenomenolgica
aparece como un procedimiento para constatar unas realidades a las
que su propio sobrevenimiento en forma de manifestacin ha convertido en triviales, y que por tanto es capaz de advertir no slo
aquello que quieren decir las palabras, sino sobre todo aquello que
Husserl, Ideen 1 op. cit., p. 258.
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quieren decir las cosas. Desde este punto de vista, la reduccin parece instigar un retorno a la experiencia primigenia. Su ayuda asegura el acceso a una percepcin pura, finalmente concertada con una
conciencia a un tiempo irreflexiva,.antepredicativa y preexpresiva. A
este respecto parece plausible equiparar la antecedencia de la experiencia y de la percepcin (la experiencia precede la expresin y lo
percibido precede el lenguaje) con la antecedencia de un texto original, pues ste es necesariamente anterior a todas sus traducciones,
las cuales estn siempre subordinadas al correspondiente prototexto.
Surge de esta manera el tema fenomenolgico que se plasma en la tesis de que toda expresin es una traduccin, luminosamente formulado por Merleau-Ponty en el prefacio a su obra ms clebre: La
intencionalidad operativa que corresponde a la percepcin suministra
el texto del cual el conocimiento pretende ser la traduccin a un lenguaje exacto..56
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De Husserl a HeMegger
6. El pensamiento fenomenol6gico
y el problema de la verdad
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aspiraba engaosamente a ser verdad.' Expresado del modo mis sucinto posible: se trata ante todo de que las cosas vengan dadas de una
manera tal que, al excluir todo venir dado alternativo, haga inviable
el error. La condicin de venir dada que se exige a la cosa, en
suma, debe convertirse en el darse-a-s-misma-y-por-s-misma. (la
Selbstgegebenheit husserliana) de la propia cosa. Este modo in-mediato
de la donacin de s misma exigido a la cosa, precisamente, es para la
prelacin sigue siendo vlida si decidimos proscribir el dato verdadero por haberlo considerado equivocadamente un error.
Por tanto parece imprescindible que nos enfrentemos a un arraigado parti-pris gnoseolgico cuestionando la primaca del dato. Puesto
que en nuestros cometidos cotidianos aspiramos espontneamente a
Las reflexiones que preceden, centradas en la enigmtica naturaleza del error, ponen de releve que la hegemona del dato puro es
De Husserl aHeidegger
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De Husserl a Heidegger
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nacin directa alguna, pues slo puede suministrarlo la correspondiente intencin..5 La fenomenologa, en suma, establece la primaca de la intencin, aun cuando declare el carcter objetivo de las
determinaciones a priori. Fundamenta esta preferencia en la consigna husserliana de atenerse exclusivamente a la donacin o
Gegebenheit. Al mismo tiempo exalta los cometidos realizadores que
estn en condiciones de legitimar las expectativas de la intencin:
por esta razn cabe sospechar que la primaca de la intencin ha sido
impuesta subrepticiamente por la doctrina. Este furtivo enaltecimiento da lugar a que la verdad fenomenolgica tienda a ser asimilada a la autoidentidad del acto ttico. La hegemona inicialmente
asignada a la intencin, por consiguiente, acaba por anular el planteamiento adecuacionista que Husserl haba invocado en un principio. Una intencin signitiva plenamente realizada suministra un objeto tan rotundamente automanifestado que no queda resquicio
alguno que permita identificar un eventual vnculo legitimador que,
a fin de cuentas, preservara el talante adecuacionista inicial. Una
realizacin plena equivale a una presentacin absoluta que, por
este mismo carcter, excluye toda legitimacin y que por tanto suscita una concepcin alternativa de la verdad que es incapaz de preservar formalmente la posibilidad del error. Por ello puede afirmarse
que la fenomenologa renuncia al simple riesgo de la equivocacin, y
al esclarecedor contraste que sta puede aportar. La ndole no revisable de la verdad fenomenolgica, en todo caso, desmiente la exigencia husserliana de rigor o Strenge. Y a pesar de ello (o quiz precisamente por esta causa) fue recogido por Heidegger al situar el
concepto de Erschlossenheit en el centro de la ontologa fundamental. En todo caso, si se compara las carencias de la verdad fenomenolgica con el cuestionamiento heideggeriano de la verdad tradicional, se advierte una incuestionable continuidad entre las doctrinas de Husserl y del primer Heidegger.
5.
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-114.-
Por otra parte, el gelichtetes Verhalten ha sido el punto de partida habitual del pensamiento que, asociado con el representacionismo, utiliza
los recursos de la metaforizacin ptica. La "mirada" evoca el alumbramiento (Gelichtetheit) que acompaa todo acceso a los hechos. 1.. .1
Tanto el "mirar" como la "mirada" pueden formalizarse en una terminologa universal que favorezca el acceso [ptico] al ente y al ser..6 El
rechazo de Heidegger a la ideologa ptico-representacionista cristaliza sobre todo en su denuncia del onticismo asociado al gelichtetes Verhaiten cuando ste es entendido en el sentido tradicional-platonizante
autorreferencial. La Erschlossenheit de los entes intramundanos, en definitiva, slo es posible porque la Erschlossenheit del Dasein en tanto
que ser-en-el-mundo tiene ante s un horizonte de virtuales puntos
de encuentro. La operacin de revelar o hacer accesible debe ser
entendida, por consiguiente, como el acaecer de un proceso alumbrador o Lichtung en el ser del Dasein.
O sea que la Erschlossenheit es algo ms que el fundamento formal
de todo vnculo veritativo. La propia posibilidad de una relacin de
de orientacin alumbrada/alumbradora hacia una cosa. Enfrentndose a su propio repudio, Heidegger decidi considerar en s misma tal actitud alumbrada o gelichtete. En vez de entenderla como
una tendencia a reducir la resistencia del objeto que se parapeta tras
su propia opacidad, prefiri interpretarla como un proceso que existe
por s mismo en la medida que discurre dinmicamente (a diferencia
del carcter esttico de la intencionalidad clsica) y sin vinculo de dependencia alguno con el propio objeto al que ilumina.
En la problemtica fundamental-ontolgica en torno a la nocin
de verdad, y a diferencia de las disciplinas gnoseolgicas tradicionales,
hay slo leves trazas de este proceder alumbrado/alumbrador o gelkhtetes Verhalten. Si en la relacin del Dasein con los entes intramundanos prevalecen todava los recursos epistmicos metafricamente
asociados con la visin, la relacin de ser que el Dasein mantiene
con su Zu-Sein (su ser intervenible u operable) excluye que esta modalidad del ser pueda ser representada. En la mencionada relacin de
ser, en efecto, la relacin con el ser debe quedar integrada en la
realizacin del ser, ya que la relacin del Dasein con su ser forma
parte de la realizacin por el Dasein de su ser. Por tanto la Erschlossenheit no resulta de haber ampliado discrecionalmente la estructura
fenomenologica de las vivencias intencionales. Ms bien proviene de
haber inflectado la orientacin del gelichtetes Verhairen hasta convertir
el proceder alumbrado/alumbrador en un cometido drsticamente
6. Heidegger, Sein und Zeit, op. cit., p. 147.
244
De Husserl a Heidegger
de la intuitividad presentificadora,
y el concepto de verdad como autodonacidn
Para determinar en qu medida las disensiones sobre la verdad
esclarecen el vnculo entre la fenomenologa y la ontologia fundamental, conviene analizar por lo pronto las limitaciones que su comEl pensamiento fenomenvidgito y el problema de la verdad
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promiso con la tradicin objetivista impone a la doctrina fenomenolgica de la verdad. La primacia que sta asigna a la autodonacien del dato, o sea a su venir dado por si mismo. o Selbstgegebenheit, en terminologa husserliana, explica a su vez este vnculo con el
objetivismo. A continuacin referiremos la apora asociada a la nocin de verdad descriptiva. (la misma dificultad que aparentemente
motiv el giro idealista de Husserl), e intentaremos explicar por que
el idealismo fenomenolgico reduce toda verdad a la condicin de
mera verdad de una cosa. En trminos generales vamos a considerar la correlacin fenomenolgica entre verdad, ser y cosa, con la intencin de esclarecer la triple explicitacin husserliana de la verdad
como autodonacin, la autodonacin como ser, y el ser como objeto.
Tambin exploraremos las carencias aparentes de la verdad como
6.5.
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De Husserl a Heidegger
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que exige, en pocas palabras, que la enaltecida descripcin fenomenolgica pura tenga un alcance universal. Estas dos condiciones, desde luego, determinan la apora ms importante en el tratamiento fenomenolgico de la verdad. Pero lejos de excluirse recprocamente,
dono definitivo de la descripcin pura supuso el acceso a una ontologa de la conciencia pura con ribetes cartesianos y para la cual "representacin" y "representacin de objeto" coinciden necesariamente..8 Esta obligada coincidencia pone de manifiesto que las dificultades que suscita el concepto fenomenologico de verdad son de hecho
interdependientes. La opcin objetualista es inseparable de la exigencia de una conciencia pura o reines Bettufitsein, la cual est vincula-
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recursos mimticos. A este respecto condena Heidegger con vehemencia toda realidad derivada porque advierte que el alejamiento del
origen facilita la manipulacin logocntrica: Lejos de ser su origen
(Ursprung) ontolgico "menos importante" (geringer) que aquello que
procede (entspringt) del ser del Dasein, de antemano lo supera en enjundia (Mdchtigkeit). De hecho toda "procedencia" significa degeneracin desde un punto de vista ontolgico.13 La providencial dimensin extraritica de la verdad fenomenolgica, o sea la ndole viven-
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De Husserl
Heideffler
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De Husserl a Heidemer
O sea que Tugendhat localiza la disensin esencial entre la fenomenologa y la ontologa fundamental en el tratamiento discrepante que otorgan estas doctrinas al concepto de donacin o Gegebenheit. Seala tambin que por haberlo considerado ambas desde puntos de vista inconciliables, emergi en el pensamiento de Heidegger,
aun cuando fuera retroactivamente, la nocin indita de verdad
que lo iba a independizar del pensamiento de Husserl. Estas dispares
concepciones se materializaron, siempre segn Tugendhat, en el desarrollo por Heidegger de una posicin fundamentalmente nueva,
para la cual los horizontes de la efectuacin prctica y de la historia
intersubjetiva vienen dados ms originariamente que los propios objetos. El efecto retroactivo (RUckwirkung) del concepto ampliado de
verdad sobre las convicciones fundamentales de la fenomenologa
suscit este innovador punto de vista.16
A pesar del predicamento alcanzado por la obra de Tugendhat,
es preciso reconocer que incurre en cierto nmero de incongruencias,
ya que si unas veces imputa a la innovacin heideggeriana la convulsin experimentada por la doctrina de la verdad, en otras ocasiones
se tiene la impresin de que aqulla es presentada como el resultado
de sta. As afirma Tugendhat, por un lado,17 que partiendo del concepto de donacin (Gegebenheit). Heidegger procede a radicalizar y
transmutar la posicin filosfica de Husserl. Y aade que no fue
hasta entonces (erst dann), o sea a partir del referido replanteamiento completo de la temtica filosfica, que fue posible obtener el
concepto de verdad retroactivamente (rcklaufig) redefinido y ampliado. Pero por otro lado18 mantiene Tugendhat, corno ya hemos
Tugendhat, Der Wahrheitsbegrzff bei Husserl und Heidegger, op. cit., p. 259.
Ibid., p 255.
Ibid., p. 259.
Ibid., p. 255.
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De Husscrl a Heidegger
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vo de Heidegger, en cambio, contrasta tan abruptamente con el compromiso ontificador de Husserl que puede ser considerado un intento
de ampliar extra6nticamente la fenomenologa hasta convertirla en
una doctrina ontolgica. De todos modos, aun cuando Husserl aspiraba a reducir toda ontologa a un status estrictamente fenomenolgico, en realidad preserv las propias presuposiciones ontolgicas que
pretenda haber abandonado en su campaa ontificadora. Sobre todo
conserv intacta la instancia que presuntamente tiene solamente
un cometido inaugural en toda indagacin fenomenolgica, o sea el
punto de partida que el propio Husserl design como un determinado sentido del ser. Hay que advertir, de pasada, que por haber preservado Husserl un sentido del ser sin duda peculiar pero desde
luego incuestionado, Heidegger pudo iniciar su acometida revisionista atacando precisamente la acrtica nocin general de un sentido
del ser desproblematizado. Este precedente, adems, explica que el
esfuerzo re-tematizador heideggeriano acabara por conceder prioridad
a la cuestin del sentido del ser. Si la fenomenologa presupone que
al ser se le puede asignar un sentido, la ontologa fundamental convierte la posibilidad de tal sentido en la cuestin hegemnica.
La ontologa fundamental, al propio tiempo, est en condiciones
de plantearse esta amplsima cuestin gracias a su status de fenomenologa radicalizada y a la libertad doctrinal que ste conlleva.2
Contrariamente a la fenomenologa, la ontologa fundamental puede
realmente interrogar el modo y manera de toda donacin porque
realmente prescinde de toda presuposicin. En la medida que aspira a una donacin absolutamente liberada de toda impostacin
Heidegger se desentiende sintomticamente del entramado metodolgico que Husserl haba organizado en torno a la reduccin transcendental para captar la donacin en s misma. En todo caso las declaraciones de lealtad doctrinal hacia el legado fenomenolgico contrastan con la realidad del proceder heideggeriano. El mtodo fenomenolgico por excelencia, al fin y al cabo, recurre primordialmente
20. Iba., p. 267.
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De Hurserl a Heidemer
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ocasiones Heidegger pretendiera haber profundizado en la interrogacin que inici la fenomenologa, lo cierto es que substituy de facto la
consideracin fenomenolgica de la donacin por el compromiso con
una Gegebenheit de carcter extra6ntico y antimundano, y adems atpicamente protoinmediata. En otras palabras: Heidegger transforma la
fascinacin fenomenolgica por la pureza del dato, en la aspiracin a
esclarecer el vnculo que justifica toda donacin, el cual hace acto de
presencia en Ser y Tiempo por medio de la metfora Begegriung (encuentro). Sin embargo este vnculo no tard en ser substituido en la
doctrina heideggeriana por otros trminos que ya son clsicos: Erschtossenheit (que puede ser traducido como revelar o hacer accesible), Entdeckheit (que significa des-cubrir o, ms propiamente, el
estado de des-cubierto), y Unverborgenheit (equivalente a des-encubrir o, mejor aun, a estado de des-en-cubrimiento).
Esta fascinacin por la instancia que hace posible el dato en tanto que dato, o sea el protodato que una fenomenologa reflexivamente atenta a sus propias operaciones no puede dejar de indagar, revela en los aspectos liminares del planteamiento heideggeriano (los
correspondientes a las etapas (1) y (2) de nuestro desglose) un lci-
De Husserl a HeUtegger
caba a investigar la propia representacin atendiendo al objeto representado, unas veces con recursos regresivos y otras constructivamente, en vez de indagar las condiciones del hacer-accesible (Erschlossenheit) [que est asociado a toda representacin]..23
Al redescribir la argumentacin de Tugendhat hemos explicado
por que el cuestionamiento de los postulados fenomenolgicos sobre
el tema de la donacin lleg a afectar retroactivamente el concepto
de verdad. Tambin hemos sealado que esta repercusin ocasion a
su vez la revolucin en la fenomenologa que haba de propiciar el
surgimiento de la ontologa fundamental. Parece llegado el momento
de esclarecer el sentido de la alteracin radical experimentada por
el concepto de verdad, y con esta finalidad vamos a abordar en los
prrafos que siguen el apartado (3) de nuestra reformulacin.
El punto de partida no puede ser otro que la teora fenomenolgica de la verdad. En esta doctrina, por lo pronto, la concepcin tradicional de la verdad como adecuacin ha sido adaptada con tanto rigor al talante especfico de la fenomenologa que propiamente puede
ser considerada como una revisin en profundidad del punto de vista clsico. La doctrina de Husserl, en efecto, desiste de advertir en la
verdad una ingenua adecuacin entre conocimiento y objeto. La concibe como una adecuacin ideal entre el acto que plantea la significacin en forma de expectativa (Erwartung) y el acto que cumple o
realiza (ofia) esta confiada disposicin. Por medio de este planteamiento, de patente filiacin neo-adecuacionista, la fenomenologa
entiende la verdad como una relacin que unifica dos actos distintos:
la intencin significativa, por una parte, y por otra la realizacin de la
expectativa que corresponde a esta intencin. Este vnculo unificador
es en s mismo un acto sinttico, pues consiste en una relacin entre
actos que si por un lado obedece a una necesidad formal, por otro se
sustenta en una intuicin que a su vez proviene de una vivencia de
sntesis. Est fuera de discusin, en todo caso, que al proponer esta
redescripcin fenomenolgica de la nocin de verdad alcanza Husserl
23. Ibid., p. 271.
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posibilidad de una adecuacin. Una plena realizacin de la intencin signitiva, afin al cumplimiento total que prescribe la fenomenologa, debe presentarse con un carcter (asintticamente) absoluto.
Este requisito excluye todo cometido justificador, y Heidegger lo recogi en su teora de la verdad como Erschlossenheit. En el adecuacionismo proyectivo de Husserl, en suma, est latente el desmoronamiento de la adecuacin al ser aceptado sin reserva alguna el postulado de una verdad incontrovertible. Incluso es posible que la presuncin de apodicticidad que suscita el carcter incuestionable de las
adecuaciones plenamente realizadas, aun cuando fuera denunciada
por Heidegger como una apoda del adecuacionismo tradicional, hiciera germinar el concepto fundamental-ontolgico de verdad. Desde
luego la doctrina de Heidegger sobre la verdad es en ltimo trmino
una denuncia de la tradicin adecuacionista. Pero este autor concede subrepticiamente que Husserl se anticipo sin pretenderlo a esta
descalificacin, pues al adaptar el adecuacionismo a la fenomenologa
con el fin de asegurar su vigencia en nuestro tiempo, demostr sin
darse cuenta que este modo de entender la verdad haba entrado en
su etapa de desmoronamiento.
nifestacin del objeto cuando ha sido plenamente realizada la correspondiente intencin signitiva. Cuando sta es realizada satisfactoriamente, segn el desideratum adecuacionista que acabamos de considerar, el objeto se agota en su propia manifestacin. Esto quiere decir que no queda resquicio veritativo alguno que plantee de nuevo la
Et pensamzento fcnomenoldg'co y el problema dc la verdad
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De biturerl aHadeager
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7.
La vocacin adversativa
de la verdad heideggeriana
7.1.
Como ha sido sealado en el captulo precedente, la teora husserliana sobre la verdad' conduce manifiestamente a una apoda, de
la cual extrajo Heidegger un resultado filosficamente frtil. Advirti este autor que si la verdad, como mantiene la fenomenologa, es
la realizacin completa y definitiva de las expectativas suscitadas por
una intencin signitiva, cabe concluir que la verdad est supeditada
a la intencin. La "intencin" es el fundamento real de la
contraposicin entre lo intuitivo y lo no intuitivo. Aun cuando intencin y realizacin estn enlazadas por un vnculo de remisin
recproca, la intencin es la instancia que elige su eventual realizacin, y no a la inversa. El elemento intuitivo, entendido como la realizacin de una intencin, no puede venir dado por determinacin
directa alguna, y slo la intencin correspondiente es capaz de sumi1. Hemos visto en el captulo precedente que la fenomenologa revisa tan radicalmente el punto de vista clsico sobre la verdad que, en vez de concebirla ingenuamente como la correspondencia entre conocimiento y objeto, postula que es
una adecuacin ideal entre el acto que plantea la significacin en forma de expectativa (Erwartung) y el acto que la cumple o realiza (erftillt). O sea que la fenomenologa entiende la verdad como una relacin que unifica dos actos distintos:
la intencin significativa, por una parte, y por otra la realizacin de la expectativa
propiciada por esta intencin. Al proponer esta redescripcin de la verdad alcanza HusserI un doble objetivo: conserva la dimensin intuitiva asociada a la verdad,
desmintiendo as las pretensiones reduccionistas del logicismo, e impugna el psicologismo al haber preservado el aspecto logico-formal de la verdad.
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al hacer posible que la conciencia lo advierta como tal. El tema primordial de una indagacin autnticamente fenomenolgica, por
tanto, es la propia fenomenalidad del objeto. Heidegger se propuso esclarecer ontolgicamente este estado de cosas, una vez denunciadas las
fisuras del adecuacionismo remozado que propona Husserl. De este
autor hered Heidegger, como ha sido mostrado, un concepto de verdad donde el vestigio adecuacionista era ya difcilmente defendible.'
La verdad fenomenolgica pareca abocada a las apodas de un solipsismo impuesto por el ideal de la identidad autottica.
Tugendhat, Der Wahrheitsbegriff bei Husserl und Heiddeget; op. cit., p. 51.
El carcter aporetico del planteamiento husserliano se hace patente cuando se advierte que si la primaca de la intencin conduce a la identidad autottica, en cambio la concepcin adecuacionista conlleva la prioridad del objeto (basta con tener presente la trivial posibilidad del error).
Husserl preexiste la nocin de Erschlossenheit, o sea el hacer accesible que slo en un sentido ms bien laxo establece un vnculo veritativo o Wahrheitsbezug. Por lo pronto insiste Husserl en la posibilidad de transformar en dxicos aquellos actos que, como la voluntad
y los sentimientos, originariamente no son de ndole doxica, de acuer-
do con su conviccin de que cabe atribuir a todos los actos, en ltimo trmino, un carcter intencional y objetivado': Cuando Husserl
afirma que toda actividad, aun cuando sea de ndole no objetiva, est
orientada a postular tticamente un objeto, se refiere a que en ltimo
trmino est concertada con una pretensin a la verdad. Esta persistente referencia al objeto permite concluir que para Husserl todo acto
aspira por s mismo a la verdad en la medida que advierte en l un
presunto carcter ttico-objetivador. Este autor siempre se resisti a
prescindir de la pretensin de verdad o Wahrheitsanspruch, una actitud que, por su afinidad con el objetivismo y el teoricismo del programa fenomenologico, ha encontrado un amplio eco entre sus seguidores. A este respecto es oportuno recordar el primordial concepto
husserliano de gelichtetes Verhalten, o sea el proceder iluminado o
alumbrado en relacin con las cosas del que se sigue toda pretensin de verdad o Wahrheitsanspruch. No obstante, la inicial vindicacin husserliana de una verdad contrastativa o verificacionista se fue
relajando con el paso del tiempo. Esta aproximacin progresivamente insolvente al tema de la verdad prefigura la actitud propiamente
irresponsable asociada a la Erschlossenheit heideggeriana. En el
Husserl tardo la verdad equivale a racionalizar progresivamente el
noema, con el evidente peligro de que se pierda aquella saludable
vinculacin con la experiencia que exiga el Husserl de las Investigaciones Lgicas.4
La fenomenologa, con todo, plantea tambin un problema veritativo que, sorprendentemente, no conlleva pretensin de verdad
alguna, y que por tanto corrobora la impresin de que el concepto
Sergio Rbade, Verdad, Conocimiento y Sel; Madrid 1974 (2. ed.), p. 71.
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fundamental-ontolgico de hacer accesible o Erschlossenheit, a pesar de las apariencias, viene ya prefigurado en la obra de Husserl. El
problema en cuestin gira en torno a la presunta verdad de las representaciones nominales. En stas la posibilidad de realizar plenamente
las expectativas intencionales no plantea la alternativa del cumplimiento confirmador y la frustracin denegadora. En efecto: lejos de
inquirir si las representaciones nominales son la verdad de la cosa,
al confrontarlas solemos restringir nuestra interrogacin y nos limitamos a preguntar directamente (geradezu) qu es y cmo es, en verdad, la cosa. Una intencin slo puede ser verdadera o falsa en los casos en que aspira espontneamente a la verdad, pero de hecho tambin cabe preguntar por la verdad de una cosa cuando la representacin inicial no contiene pretensin alguna de verdad. En tal caso la
eventualidad del error es substituida por la de la parcialidad y la confusin..5 Una relacin con el objeto como la que plantean las representaciones nominales, por consiguiente, excluye de antemano la posibilidad del error y reduce toda pretensin de verdad a la eliminacin de eventuales obscuridades. Por ello se cuenta entre las constataciones que llevaron a Heidegger a orientar la temtica fenomenolgica en direccin a la incontrovertibilidad. El atisbo de inmunidad ante el error que acabamos de advertir en la obra de Husserl, en
otras palabras, influy en el desarrollo de la ontologa fundamental.
Esta evidencia nos obliga a abordar finalmente en detalle los puntos
(4) y (5) de la interpretacin de Tugendhat que hemos desglosado en
el captulo precedente. Recordemos que, por un lado, la fenomenologa transcendental clsica sufri retroactivamente el impacto del
novedoso concepto de verdad que propugnaba Heidegger. Y que, por
otro lado, tal retroaccin permiti que Heidegger desarrollara la
posicin fundamentalmente nueva que apareci en su ontologa.
Segn Tugendhat la posibilidad de ampliar el concepto de verdad est vinculada al sobrevenimiento de unos modos de revelar o de
hacer-accesible (Erschlossenheit) que desde luego no tienen carcter
5.
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Dc Husseri a Iiiidcgger
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ca que impera en su doctrina, le llev a eludir todo gnero de vinculacin, y en consecuencia se acogi a las oportunidades de insolvencia
veritativa que suministra la Erschlossenheit. La decisin de movilizar un
revelar o hacer accesible estrictamente no objetivador, en efecto,
dio lugar a que Heidegger se desentendiera de la responsabilidad crtica, cuyos efectos legitimadores y vinculantes han acompaado habitualmente toda pretensin de verdad, mediante las estrategias fa], jb] y
fr.! de la anterior especificacin. As Heidegger habra pasado por alto
la posibilidad, latente al menos en los casos (1)) y [c], de introducir en
su ontologa un concepto crtico-regulativo de verdad, filosficamente
ms aceptable que la incontrolable y descomprometida Erschlossenheit.
El vrtice de la interpretacin de Tugendhat, como puede apreciarse, es la conviccin de que con la Erschiossenheit desvirtu Heidegger el concepto tradicional de verdad hasta arrebatarle la funcin
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una verdad, por tanto, que no es vinculante (se trata de una verdad unverbindlich, en la terminologa de Tugendhat) y a la cual parece imposible legitimar al ser patentemente incontrovertible. Esta
verdad de talante despreocupado contrasta con la minucia de Husserl cuando indagaba la adecuacin entre el acto expectante y el acto
realizador. Y a pesar de ello la verdad que propone Heidegger estaba prefigurada en la paciente labor de zapa ejercida por el propio
Husserl sobre la concepcin simplista de la verdad que proponen las
teoras adecuacionistas. Puede afirmarse, en suma, que el concepto
husserliano de verdad simultneamente obstaculiz e instig el surgimiento de la verdad fundamental-ontolgica. Seala Tugendhat a
este respecto, en un esfuerzo de sinopsis cuyo alcance intentaremos
establecer en la prxima seccin, que sobrepasando los lmites de la
propia teora de Husserl, el concepto fenomenolgico de verdad es
formalmente un hilo conductor (Leitfaden) especialmente apropiado
para una interpretacin crtico-positiva de una teora de la verdad
tan amplia, pero tambin tan incontrolable por poco que se la considere en s misma, como la expuesta por Heidegger.9
cial que da lugar a la autenticidad, como "la verdad del Dasein que,
por ser autntica, es tambin la ms originaria", debido a que tal "resolucin decidida", desde el punto de vista de la autenticidad, conlleva una revelacin (Offenbarkeit). De hecho la "resolucin decidida" coincide con la verdad autntica no slo porque transgrede o sobrepasa la reflexin objetiva que antecede toda decisin, sino sobre
todo al acentuar su carcter voluntarista cuando se enfrenta con la
problemtica de la verdad." Esta sugerente observacin de Tugendhat muestra que Heidegger asimil el velado menosprecio de la fenomenologa por las formas de legitimacin que, considerando insuficientes las vivencias adecuadoras e identificadoras, pretenden arraigar en la realidad. Pero lo cierto es que tal desdn slo puede legitimarse a s mismo si, fiel al legado de Husserl, accede a equiparar el
ser con la verdad de la representacin. Situados en esta perspec-
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la ontologa fundamental retomando como punto de partida el concepto de Erschlossenheit. Intentaremos esclarecer tambin el vinculo
de la Erschlossenheit con la verdad fundamental-ontolgica, el cual,
12. Tugendhat, Der Wahrheitsbegriff bei Husserl und Heiciemn; op. cit., p. 323
La vocacin adversativa de la verdad beidetecriana
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vertidas por el Dasein aun cuando opte por no realizarlas. Las posibilidades que el Dasein decide eventualmente realizar, adems, se le
hacen accesibles concomitantemente con su rechazo de las posibilidades alternativas. Y si finalmente desiste de realizarlas, esta decisin negativa pone de relieve ante el Dasein con particular pugnacidad que unas determinadas opciones han quedado desatendidas. Hay
que poner especial cuidado, no obstante, en no confundir la posibilidad pura con la posibilidad existencial.. Esta posibilidad es peculiar
porque el Dasein slo tiene acceso a ella en la medida que la realiza
fcticamente: al estar todo proyecto fundamentalmente dirigido hacia el futuro, no es capaz de aprehender temticamente, por medio de
una significacin, la posibilidad proyectada. Ms bien ocurre que el
proyecto se vuelca en ella (wirft sich in sie) cuando la registra como
tal posibilidad.14 Heidegger seala que la libertad del ente existente
ante todas y cada una de las posibilidades que se le presentan (las
puede cumplimentar pero tambin puede desatenderlas) revela de
hecho la necesidad de que el Dasein se ponga en claro consigo mismo.. Es indispensable, en efecto, que el Dasein acceda a una total
autotransparencia. Debe ser su aspiracin predominante alcanzar la
lucidez sobre s mismo que, sin embargo, acabar aproximndole a la
inquietante cuestin (a todas luces decisiva para el proyecto fundamental-ontolgico) que plantea la verdad de su propia existencia.
Con todo, Tugendhat ha mostrado que la ms importante caracterstica de la Erschlossenheit es la relacin veritativa. o Wahrheitsbezug
que invariablemente suscita, ya que slo sta justifica la preponderante dimensin de la Erschlossenheit que, como hemos sealado, Heidegger denomina labilidad o mutabilidad. (Bewegtheit). La alternativa
asociada al comprender fctico del Dasein ejemplifica tal condicin
lbil o mutable.. Esto quiere decir que todo ente existente debe decidirse por la transparencia que es propia de la existencia autntica o, alternativamente, ha de optar por la opacidad que caracteriza la existencia inautntica. Habiendo constatado el carcter inerradicable de esta
14. Hcidcgger, sein und zeit, op. cit., p. 336.
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De Husterl a Heidegger
lacin veritativa o Wahrheitsbezug no meramente asentada en el caracter autorreferencial de la "verdad de la propia existencia", por amplias que sean, desde luego, la versatilidad y plasticidad radicales de la Erschlossenheit.
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mensurable con la versatilidad y la plasticidad radicales de la Erschlossenheit. La caracterstica primordial de sta, no lo olvidemos, es una
exacerbada capacidad de autorreversin. Y el dinamismo del hacer
accesible, contrasta tan ntidamente con la rgida direccionalidad intencional que, al parecer de Heidegger, la propia intencionalidad es de
hecho un caso particular de la Erschlossenheit. Para entender esta supremaca conviene tener en cuenta que la valoracin fundamentalontolgica del hacer accesible. o revelar>, no corrobora la cndida
conviccin de que todo cuanto es hecho accesible>, debe estar incontrovertiblemente manifiesto.. La Erschlossenheit comiste ms bien
en arrancar aquello que es hecho accesible a una situacin previa de
no-estar-manifiestamente-accesible., o sea en extraer el fenmeno,
en una palabra, de las garras de la Verschlossenheit heideggeriana. Por
tanto no parece pertinente homologada con la inflexible direccionalidad que caracteriza al vnculo intencional cuando es interpretado
como un mero apuntar-hacia.. Sobre todo si se tiene en cuenta que
este compromiso con la remisin, como ha sido sealado, en el caso
de la verdad conlleva una expectativa de evidencia que slo resuelve
la autoidentidad del acto ttico. En el cumplimiento o realizacin de
dicha expectativa, efectivamente, no debe sobrevenir el menor atisbo
de desviacin con respecto a las prescripciones del vnculo intencional. Por consiguiente parece que labilidad o mutabilidad alguna perturbar jams el mbito de la intencionalidad fenomenolgica.
De Husserl a lieidegger
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ensamblaje categorial que estamos refiriendo, ya que una ,<Erschlossenheit preponderante debe ser enlazada con un irrenunciable vnculo veritativo. Por lo pronto, y una vez constatado el carcter precario y revocable de la existencia, Heidegger seala que el ser del Dasein est empapado de futilidad (von Nichtigkeit durchsetzt).." Ahora bien: en la medida que el Dasein realiza su ser no tiene ms remedio que realizar tambin la <zNichtigkeit que ste necesariamente conlleva. Por esta razn afirma Heidegger que el Dasein slo puede realizar tal inanidad por medio del paradjico recurso que consiste en retroceder ante su propia y fundamental Unheimlichkeit. Y lo hace recurriendo a un procedimiento expdito: la intenta eludir, se esfuerza
por soslayarla y, en definitiva, procura desentenderse de los signos que
delatan la endeblez que pretende ignorar Con esta finalidad el Dasein (huyendo de s mismo) se oculta a s mismo su propia Erschlossenheit de s mismo. Se abstiene de enfrentarse a sus propias posibilidades de hacerse accesible, o sea que desdea la siempre acechante eventualidad de revelarse a s mismo. Pero el Dasein pierde
por partida doble con este rechazo de una posible autotransparencia.
Desiste de emprender la nica actuacin que puede llevarle a s mismo, sin que en contrapartida consiga eludir efectivamente, al mismo
tiempo, su constitutiva Unheimlichkeit. Y aun cuando el Dasein, al
menos en apariencia, se esfuerza por erradicarla de su propio proyecto, de hecho ni siquiera esta acomodacin llega a tener lugar: la Unheimlichkeit persiste subrepticiamente, ya que su rango fundamental
asegura su intromisin en todas las actividades proyectivas del ente
existente. Al ocultarse el Dasein a s mismo, y por tanto al desistir de
hacerse accesibles sus propias posibilidades de autorrevelacin, renuncia tambin, en definitiva, a hacerse accesible a s mismo. Al
ser el Dasein un ente para el que su ser est en juego (geht es um.,
como dice Heidegger), parece no tener ms opcin (no olvidemos
que l mismo es hecho-accesible en cierto modo) que renunciar
tambin a s mismo.
17. Ibid., p. 285.
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Dc Husrtrl a Hcidegger
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El referido cerrarse ante y para s mismo del Dasein, no obstante, es una operacin que el ente existente slo pone en prctica
en ltima instancia. El Dasein recurre a este desesperado subterfugio
cuando ya no le es posible escapar simplemente de s mismo en tanto que ser-en-el-mundo, o sea cuando debe desistir de la auto-huida que el propio Dasein habitualmente pone en practica para ocultarse la inanidad de su condicin mundana. A fin de asegurar su
autopreservacin, por consiguiente, el Dasein tiene a su alcance dos
posibilidades distintas pero contiguas de maniobra. La de ndole ms
primaria suele dar lugar al estratagema que puede ser figurativamente descrito como el despliegue de una cortina de humo que facilita
la consiguiente huida. Esta actuacin del Dasein, por lo pronto, consiste en ocultarse ante s mismo la irresoluble futilidad que durante
sus intervalos de lucidez advierte en su propio ser-en-el-mundo, y que
posteriormente se convierte en la huida de s mismo en el mundo.
Por tal razn Heidegger aplica globalmente la designacin Fluchr- und
Verdeckungstendenz a este ensamblaje de tcticas preservadoras. Cuando se exacerban estas actitudes precautorias, o en el caso en que este
sistema defensivo no acta con eficacia, el Dasein suele recurrir a
una maniobra autopreservadora de carcter secundario. Nos esta-
ante la mundanidad es designado por este autor como degradacin (\Watt). Desde luego no es una denominacin afortunada por280
De Husserl a Heidegger
que este estratagema evitativo nunca deja de fertilizar indirectamente el proceso autorrevelador del Dasein.
Esta descalificacin, a primera vista sorprendente, se debe sin
embargo a que escapismo y autenticidad evidentemente no son compatibles. En la medida que el Dasein se oculta y se da a la fuga.,
tambin se desvirta hasta sucumbir en la inautenticidad (Uneigentlichkeit), considerada por Heidegger corno un modo corrupto de ser
s mismo. El Dasein, en efecto, no huye de unos entes para precipitarse en otros. Ms bien ocurre que su propio movimiento de huida
revoca el carcter de posibilidad que en principio caba asignar a
aquello de lo cual huye, con lo que al optar por esta tergiversacin el
Dasein se desentiende de su propio y esencial talante realizador. Al
repudiar su propia capacidad efectuadora, el Dasein se des-caracteriza, es decir: se vuelve in-autntico. Pero sobre todo, en contraste con
el efecto autocentrador ocasionalmente atisbado en la ms primaria de las maniobras de autopreservacin que hemos referido, en la
degradacin inherente al mencionado sistema de ocultacin y
huida entrev Heidegger una tendencia del Dasein a ser en la noverdad. Constata en dicha degradacin, efectivamente, un inters
del Dasein por la no-verdad (es decir: un inters negativo dirigido
a la verdad),'8 o sea una corrupcin de su proclividad proyectiva que,
a su vez, se articula en dos disposiciones distintas. Por un lado el Dasein est interesado en la no-verdad porque se ha propuesto ver las
cosas de un modo distinto a como realmente son. Por otro lado tambin est activamente des-interesado de la verdad, pues se esfuerza
por no discrepar del punto de vista generalmente admitido sobre las
cosas. La pasin abandonista asociada al primero de los referidos procedimientos de defensa propicia asimismo la adopcin del segundo re18. Un inters negativo que se presenta con mayor nitidez que el referido
sistema secundario de defensa, un recurso que, como ya hemos observado, consiste en cerrarse el Dasein ante s mismo, o sea en ocultarse sus propias posibilidades de autorrevelaci6n. Se trata en este caso de una ocultacin que dificulta la
verdad al introducir en la autotransparencia una dimensin de opacidad, aun cuando no por ello se encuentre intrnsecamente dirigida hacia la no-verdad como tal.
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De Hatserl a Hcidemer
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compromiso alguno. Por esta razn, el Dasein debe renunciar al inters por la verdad para justificarse su (arbitrario) horizonte de intereses. Para mantener un inters cualquiera el Dasein ha de persistir en sus intereses negativos, aun cuando stos conlleven entonces
un inters por la no-verdad. Por esta razn sealbamos en el prrafo anterior que el inters por la no-verdad es preponderante
desde el punto de vista fundamental-ontolgico. Anular sus efectos
con el fin de imponer el inters por la verdad, por otra parte, no slo
presupone reconocer su existencia sino que tambin requiere admitir su primaca. En todo caso, el inters por la no-verdad aparece
paradjicamente como la ms eminente inclinacin gnoseologica del
16 (1969), p. 232.
Heinrich Schandinger, Das Problem des Interesses, Freiburg
B. 1983, p. 66.
vocacitin adversativa de la verdad beidemeriona
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Esta constatacin corrobora un aspecto ya referido de la problemtica en torno a la verdad: el antagonismo entre la verdad
apodcticamente directa concebida por Husserl y la verdad entendida corno des-encubrimiento que defiende Heidegger.22 Esta
ltima modalidad de la verdad, como hemos observado, debe contrarrestar constantemente una tendencia al encubrimiento. Se trata
por tanto de una verdad indirecta, y en ella destacan su disposicin
agonal y su carcter ambivalente. La verdad de vocacin antagni-
sino que adems debe eliminar las obstrucciones con las que l mismo espera inmovilizarse.23
Aun cuando la tarea de neutralizar sin tregua los encubrimientos de la verdad es a todas luces desmoralizadora, en la estructura
formal del referido proceso encubridor surge un factor que todava
complica ms las cosas a un Dasein comprometido con la condicin
literalmente trgica de tener que luchar contra un destino de ocultacin que l mismo se impone. Se trata, en pocas palabras, de que
todo encubrimiento efectivo debe ocultar asimismo que la propia
operacin de encubrir ha sido realizada con xito. Parafraseando el
dictum clsico ars est celare artern, podra Heidegger afirmar que solo
se encubre realmente cuando se consigue encubrir que se encubre.
Esta peculiaridad autorreferencial asociada a todo encubrimiento da
lugar a que el Dasein no disponga de criterio alguno para corroborar
que su actuacin est realmente orientada a la verdad. El Dasein,
efectivamente, est expuesto al peligro de confundir lo encubierto
con lo manifiesto (con aquello que, en definitiva, est des-encubierto), y viceversa.
O sea que el inters del Dasein por la no-verdad es inquietantemente paralelo a la presunta voluntad de verdad que le ha
sido atribuida en prrafos anteriores. Desde luego existe la alarmante posibilidad de que la propia propensin del Dasein a des-encubrir,
en ltimo trmino, alcance a producir encubrimientos. Ante un determinado estado de cosas, el Dasein no est en condiciones de cer-
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De Husserl a Heidegger
23.
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accin encubridora. La presuntamente irresistible ocultacin o Verdeckung, en otras palabras, no puede dejar de sealar el verdadero
objetivo de su afn encubridor. O sea que le es imposible abstenerse
de delatar la presencia de aquello a lo cual est encubriendo con irreprochable eficacia. En consecuencia el encubrimiento aparece como
un proceso de evitacin desconcertantemente ambiguo, ya que parece estar procurando poner de relieve aquello que pretende evitar a
toda costa.
El acceso del Dasein a la verdad de su propio ser, por tanto, est
siempre interferido por una tendencia radical al encubrimiento. Ahora bien: si conseguir esta verdad existencial parece problemtico,
preservarla presenta evidentes dificultades. Como deca el Heidegger
joven, entonces todava con inclinaciones diltheyanas: das Leben ist
diesig.,24 es decir: la vida (la existencia) se oculta a s misma la plena
e inmediata manifestacin de s misma. En todo caso, y de acuerdo
con las consideraciones que preceden, precisamente ante la existencia queda estrepitosamente desacreditado el compromiso presencialista de Husserl. Esta impresin viene corroborada por la puntualizacin de Heidegger en Ser y Tiempo sobre el vnculo que el Dasein
mantiene con el ser. Seala que aun cuando el ser del Dasein es precisamente aquello que para l est en juego, de hecho ocurre que
el ser, en lo que concierne al Dasein y de acuerdo con la tendencia
fundamental del ente existente al encubrimiento, lejos de coincidir
con la realidad inmediatamente presente a la conciencia, hecha accesible por la epoj husserliana, consiste estrictamente en aquello
que est ms alejado.25 El ser resulta obligadamente manifestado por
las ejercitaciones del Dasein, pero tambin sucede que en vez de aflorar como lo hara una totalidad ritica subsistente (entonces el ser
vendra hecho accesible como la presencia del ente ms general),
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en realidad su revelacin sobreviene como consecuencia de un proceso cuya dinmica esencial consiste en contrarrestar un persistente
empeo encubridor. La aprehensin efectiva de la realidad corresponde al impulso (Drang), y bajo ningn pretexto debe ser asignada
al espritu. Sin el impulso, la mirada esencialista y desrrealizadora del
espritu carece de un adecuado punto de partida..26
O sea que el Dasein accede al ser aprehendindolo como aquello
que, siendo el factor que hace posible todo dato, sobreviene ms all
de toda donacin. En los trminos de tinte dramtico empleados por
Gadamer en la cita precedente, puede decirse que el ser es aquello que
el impulso presiente aun cuando el espritu que registra todas las
presencias no pueda captarlo. El ser sobreviene para el Dasein en el
seno de un paradjico despliegue ocultativo: el ser no es compatible
con la manifestidad porque lo manifiesto es precisamente aquello que
viene dado. Cuando se consigue des-encubrir lo oculto, en suma,
irrumpe un ms all de lo des-encubierto que est ms oculto todava. Precisamente a causa de que siempre un ms-all suplementario permanece oculto, y a pesar de la inevitable diversidad de todo
cuanto se des-encubre, segn Heidegger siempre debe ser posible desencubrir aquello que de buenas a primeras est encubierto. No habr
escapado a la atencin del lector que estas puntualizaciones contribuyen a especificar el tema de la ocultacin perfecta, ya explorado en el
26. Gadamer, Heidemers Wege, op. cit., p. 10EL Aun cuando esta sucinta formulacin del aspecto esencial en el activismo-decisionismo-practicismo heideggeriano sea propiamente un comentario a Scheler, su contexto natural de referencia
es obviamente la obra de Heidegger. Vale la pena sealar que la visin trgica
de la verdad, aun cuando interpretada en clave pasiva, permanecer vigente en el
Heidegger maduro: La experiencia de Ia verdad es una patencia que nos sale al
encuentro (ein uns wideifahrendes Erleiden)d, Cfi: Martin Heidegger, Unterwegs zur
Spracbe, Pfllingen 1979 (O. ed.), p. 159. Esta dignificacion del impulso, por
otra parte, corresponde a la lnea meditativa asociada a la doctrina de la autenticidad o Eigentlichkeit, uno de los conceptos ms problemticos de Sein und Zeit,
La diferencia entre "autenticidad" e "inautenticidad" debe ser realizada sin que
jams se pueda estar seguro de tal realizacin. Cfi: Peter Sloterdijk, Kritik der zynisellen 1-ritunft, vol. I, Frankfurt a. M. 1983, p. 378. Es difcil formular ms luminosamente la acusacin de voluntarisrno habitualmente dirigida contra Heidegger.
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De Husserl a Heidegger
presente capitulo, o sea el encubrimiento que encubre su propia accin encubridora. Si por efecto del des-encubrimiento resultara expuesta toda ocultacin, criterio alguno permitira decidir si ha tenido
lugar el des-encubrimiento que se presupona, o s por el contrario ha
sido eficazmente realizado el ideal del perfecto encubrimiento. Slo un
excedente de ocultacin, en suma, permite legitimar un proceso desencubridor. nicamente el vestigio que no ha resultado des-encubier-
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que Heidegger denomina Bewegtheit (la labilidad o la mutabilidad.), la Verdeckungstendenz o tendencia al encubrimiento., considerada como el reverso de la propensin a la Erschtossenheit, la intraducible pero primordial nocin de Unheimlichkeit, y por ltimo la
degradacin o declive (der Verfall, das Verfallen) que afecta al
ente existente o Dasein cuando, en pleno esfuerzo autoencubridor,
sucumbe ante su destino de Uneigentlichkeit o inautenticidad.
Para empezar consideremos en trminos generales la estructura
de esta problemtica. El factor fundamental que Heidegger denomina
Erschiossenheit, o sea la actuacin del Dasein que consiste en hacerse accesible tanto el ente intramundano corno sus propias posibilidades de ser, puede transmutarse en una actividad de sentido opuesto. Sobrevendr entonces la Verschlossenheit o cerrazn que pretende neutralizar las referidas posibilidades reveladoras. Esta situacin
discordante e indefinidamente reversible es denominada por Heidegger la Bewegtheit (la labilidad o la mutabilidad) de la Erschlossenheit. Siendo la Bewegtheit una caracterstica esencial de la propia
Erschlossenheit, hace posible al mismo tiempo toda aspiracin a revelar o a hacer accesible. Pero no slo la Erschlossenheit es susceptible
de revertir en VerscHossenheit. El propio impulso del Dasein a la
Erschlossenheit puede convertirse en una inclinacin de signo contrario, llamada por Heidegger tendencia al encubrimiento o a la ocultacin, o Verdeckungstendenz. Esta reversin, por ltimo, justifica la
atribucin de Bewegtheit a la propia Erschlossenheit.
Esta capital tendencia al encubrimiento o Verdeckungstenclenz, a
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De Husserl tt Heiziegger
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zar, de hecho invita continuamente a advertir verdades precisamente donde no las hay. Slo esta falsificacin previa permite dirigir
hacia ellas la correspondiente actividad proyectiva, al tiempo que facilita el permanente conato de huida que responde al estar a la intemperie existencial. Para poder huir con xito, en efecto, es pre-
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su culminacin al convertir la subjetividad en la referencia preponderante de la ontologa fundamental.1 Cuando menos Heidegger
reform la doctrina fenomenolgica de la constitucin, en la primera
etapa de su pensamiento, hasta adecuarla a un planteamiento ontolgico. O sea que, a primera vista, cierto grado de afinidad metodolgica2 vincula la fenomenologa idealista con la ontologa fundamental. En definitiva la doctrina defendida por el primer Heidegger
adopta un perfil sistemtico que parece haber heredado de la fenomenologa.
En todo caso el mtodo transcendental es una frtil referencia
lidad de la filosofla de Heidegger: El mtodo de la filosofa de Heidegger tomada en su conjunto slo puede ser comprendida desde el punto de partida de la
filosofa transcendental. Cfr: Gethmann, Urstehen und Auslegung, op. cit., p. 12.
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De Husserl a Ileidcager
Grundbegriffi, ed. por H. Ktings, H. M. Baumgartner y Ch. Wild, tomo I, Munich 1973, pp. 45-46.
4. Martin Heidegger, Ifrn Wesen der Wahrheit Frankfurt a. M. 1976, 6.' ed.,
p. 27. La filosofa se convierte entonces, segn Heiclegger, en talie Selbsthalterin
ihrer Gesetze. La primera edicin en castellano de esta obra fue publicada en Buenos Aires, con el ttulo De la esencUt de la verdad, el alo 1948 en el primer volumen de la revista Cuadernos de Filosofla.
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do en la referencia capital del pensamiento moderno, como el filsofo Gerd Wolandt ha descrito con claridad inusitada: La tradicin filosfica que hemos heredado viene determinada positiva o negativamente por la filosofa transcendental. La teora universal que denominamos "filosofa" emerge, aproximadamente a partir de Kant, indistintamente como transcendentalismo o como anti-transcendentalismo. El transcendentalismo entrev (erblickt) unas estructuras fundamentales (categoras, ideas y entidades similares) en una subjetividad fundamentadora (conciencia, espritu, Dasein, vida, sociedad). El
anti-transcendentalismo, por su parte, advierte asimismo unas estructuras fundamentales, que por su contenido equivalen a las anteriores,
en unas objetividades de rango tambin fundamentador (naturaleza,
mundo, ser, historia). Por lo dems estas posiciones fundamentales
pueden aparecer combinadas en forma de transcendentalismos relativos, de realismos crticos, etc..5
go
damentacin.
Las consecuencias metodolgicas de la cuestin del ser.
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De Husserl a Heiskeer
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como referencia el propio ente en tanto que objeto posible de experiencia. Considerar la posibilidad de la ontologa como un problema
filosfico conlleva indagar la transcendencia de la comprensin del
ser, o sea preguntar por su esencia. [...] Considerar la posibilidad de
la ontologa en su aspecto problemtico significa, en una palabra, [...]
filosofar transcendentalmente.1' Este mismo punto de vista hubiera
podido ser formulado por Heidegger, inspirndose en el clebre enunciado kantiano, con estas palabras: es transcendental todo conocimiento que, en vez de ocuparse de entes, atiende a las condiciones
universales para la aprehensin del ente (y correlativamente del ser,
propiamente hablando) en la medida que tales condiciones son posibles a priori. Esta formulacin, en todo caso, permite atisbar ei alcance efectivo del transcendentalismo fundamental-ontolgico. Para
Heidegger el sentido del ser es formalmente la condicin sinttica
a priori tanto de la posibilidad del ente como de su aprehensin por
el ser humano. O sea que su obra asigna al ser el lugar que ocupaba
la sntesis a priori en el planteamiento transcendental.
H. Heidegger, Kant und das Problern der Metaphysik, op. cit., p. 16.
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De Husserl a Heideggur
consiste de hecho el ser del ente, o sea el ser en tanto que ser.
Heidegger mantiene que slo ella hace posible una ontologa en trminos transcendentales. La cuestin acerca del ser, en suma, slo
puede ser planteada metdicamente como un escrutinio transcendental-ontolgico del sentido del ser. Expresado en otros trminos: el
ser solo puede ser metdicamente aprehendido como el agente que
hace posible el acceso del Dasein a los entes no existentes y que,
por consiguiente, est al alcance de una comprensin finita.
De esta manera queda esclarecida la insistente referencia de
Heidegger al sentido del ser, el cual expresa en definitiva el vnculo del ser con la operacin de comprender. Por tanto es posible interpretar el proyecto fundamental-ontolgico como una interrogacin del sentido del ser entendida segn los postulados del transcendentalismo. Ya que el sentido del ser, lejos de corresponder al
fundamento absoluto que reclamaba la metafsica tradicional, es
ms bien la relacin sinttica a priori por excelencia. Su rango es
tan primordial que la propia indagacin metafsica del fundamento,
de acuerdo con Heidegger, debe estar subordinada a la interrogacin acerca del ser. Con ello la clsica cuestin del fundamento
conserva, a pesar de todo, su posicin filosfica eminente, siempre
y cuando sea entendida como la indagacin de una sntesis a priori.
Precisamente la interpretacin que propone Heiclegger sobre la revolucin copernicana de Kant, parte de esta distincin entre la
cuestin del fundamento y la cuestin del ser. La instancia preponderante de la ontologa fundamental, no lo olvidemos, es la in-
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mayor medida que la cuestin del ser del ente.. Sobre este tema
precisa Heidegger: Preguntar por el sentido del ser no quiere decir
que nuestra investigacin de pronto se ha de volver recndita y que
nos hemos de poner a cavilar (ergrubein) sobre el trasfondo del ser.
Mas bien preguntamos por el sentido del ser atendiendo al hecho de
que el ser responde (steht herein) a la capacidad de comprensin del
Dasein. El sentido del ser nunca puede venir contrapuesto al ente
sofa de Occidente. No alcanz a tematizar la comprensin unificada del ser que contienen implcitamente, al tiempo que la presuponen a priori, las doctrinas ontolgicas tradicionales. Segn su
punto de vista, la tradicin filosfica soslay sistemticamente la
cuestin del sentido del ser, o expresado en otros trminos: se empecin en ignorar el tema capital del ser en tanto que ser.
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cuestin del ser con la pretensin de preservar su inherente opacidad, exige especificar las tareas siguientes: mirar en direccin (hinsehen) al ser, captar conceptualmente el correspondiente sentido,
[...1 elegir adecuadamente el ente considerado ejemplar, poner de
relieve (herausarbeiten) la autntica va de acceso a dicho ente. Estos procesos: mirar en una direccin, captar conceptualmente, elegir y acceder, de hecho son constitutivos de la propia operacin
cuestionadora, pues son los modos de ser de un ente particular, el
cual no es otro que el propio ente que plantea tal cuestin, o sea nosotros mismos. Elaborar la cuestin del ser, por tanto, significa: hacer transparente un ente (el propio ente cuestionador) mediante el
procedimiento que consiste en revelar su ser..'5
El carcter metdico de la ontologa fundamental, de todas formas, tambin es puesto de manifiesto por el cometido que la doctrina asigna a las categoras fundamentales de la analtica del Dasein, o sea las instancias que Heidegger denomina ,Existenzialien..
Los existenciales son los modos de la constitucin ontolgica a
priori de las realizaciones o efectuaciones (VoilzUge, dice Heidegger)
del Dasein. Se trata, en otras palabras, de los modos de ser que
constituyen el Dasein como sujeto realizador y efectuador, de mane-
ra que las categoras (las estructuras de los entes que no son el Dasein) son en realidad un modo privativo o derivado de los existenciales. Heidegger destaca la diferencia entre los existenciales y las
categoras porque la considera el indispensable punto de partida para
su crtica de la ontologa tradicional. Seala la necesidad de abandonar la tendencia habitual a comprender el propio ser a partir del
ente escogido por el ser humano para determinar continuamente y
con tota/ prioridad (steindig und zumeichst) su propia conducta, o sea
punto de partida transcendental que permite acometer con razonables expectativas de eficacia la cuestin acerca del ser.
La realizacin o Vollzug del ser que el Dasein lleva a cabo,
efectivamente, es decisiva desde el punto de vista fundamental-ontolgico. Las categoras de la filosofa tradicional provienen necesariamente de esta efectuacin, pues a ella cabe atribuir en ltimo
trmino la constitucin de toda realidad. Si en verdad no hay otra realidad que aquella que ha sido realizada, entonces todo comprorni-
Ibid., p. 16. Aqu reflexin es mis una metfora fisicalista que un trmino filosfico. Tambin indica Heidegger que por medio de formalizaciones y
reducciones negativas (Ibid., p. 22) se ha intentado paliar el estrepitoso fracaso
de la categorialidad tradicional, aludiendo de este modo, crptica y despectivamente, a las operaciones de la fenomenologa.
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De Hiszerl a Heidegger
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siste Heidegger en que la nica posibilidad de aprehender efectivamente el Dasein consiste en comprenderlo a partir de si mismo. Una
vez asegurado este eminente acceso, la comprensin de los existenciales har posible a su vez comprender las categoras, en virtud de la
constitucin existencial-ontolgica de todo esquema categorial. Cuando las categoras hayan sido comprendidas y, en consecuencia, el
fenmeno del mundo haya quedado esclarecido (conviene no olvidar que es el existencial de mayor fundamentalidad), ser posible en18.
310
Ibid., p. 16.
De Meter! a Heidegger
tender el ente intramundano en su especificidad. O sea que la diferencia entre los existenciales (los modos de constitucin ontolgica a
priori de las realizaciones del Dasein) y las categoras (los modos privativos de los existenciales, o sea las estructuras de todo ente distinto
de una comprensin tpicamente humana que es considerada preponderante porque precede a priori todo acceso alternativo. La comprensin del ser por el ente existente, en efecto, es tan primordial
que necesariamente antecede las propias efectuaciones del Dasein.
Por esta causa, el mtodo que toda interrogacin del ser debe adoptar habr de tener en cuenta los modos de realizar el propio ser, los
cuales a su vez estn precedidos por la correspondiente comprensin. La referencia capital, en suma, es el Dasein como agente realizador de la constitucin transcendental del ser del ente, siempre en
el bien entendido que el propio ser del Dasein consiste precisamente en esta realizacin. Unicamente una analtica del ser del Dasein,
por lo tanto, estar en condiciones de determinar metdicamente el
sentido del ser, sin que deba ser olvidado que la expresin sentido
del ser es equiparable a la de verdad del ser. Slo adoptando el
mtodo transcendental, en definitiva, la ontologa fundamental
podr resolver la cuestin transcendental del sentido del ser.
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cas: antecesin, precedencia, presciencia y, en cierto modo, apriorismo. Ms precisamente, ,Vorgiingigkeit, designa el elemento doctrinal
que se manifiesta ante todo en la hegemona de la Vorverstndnis (la
pre-comprensin), pero que tambin est presente en la concatenacin conceptual que referimos a continuacin. La primaca de la Vorgeingigkeit afecta a todas las instancias que, como Heidegger dice, jeschon, es decir: todo aquello que concomitantemente viene ya dado
de manera indisociable con el propio dato que se est considerando.
Por consiguiente se trata de atender a todo aquello que, en palabras
de Heidegger, sich zundchst und zumeist zeigt, es decir: aquello que se
M. 1975, p. 461.
Conviene tener en cuenta que atender a la co-presencia no conlleva necesariamente secundar el transcendentalismo. La co-presencia puede muy bien no ser
la condicin de posibilidad para la manifestacin de lo presente, y adems cabe la
eventualidad de que ella misma no se encuentre manifestada. En este contexto las caracterizaciones ms frtiles del transcendentalismo suelen surgir a contrapelo de los
propios planteamientos que lo pretenden impugnar. Los defensores actuales de una
concepcin no transcendental del lenguaje (y atenta, por tanto, a sus aspectos creadores, generadores, imprevisibles, inasibles, intematizables y anti-instrumentales), en
efecto, consideran que la razn es un autoconcepto formado a partir de una experiencia tcticamente sucedida (geschehen) pero que al mismo tiempo adquiere un
permanente carcter necesario una vez que ha tenido lugar. O sea que la razn slo
viene dada por su propia consecucin (in ihrern Gelingen Gegebenes) y por lo tanto
ni viene presupuesta por un posible concepto a priori ni es agenciada (bovirkt) por
el ser humano. Cfi: Joset Simon, sprachphilosophie, Munich 1981, p. 83.
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De Husserl a Heidegger
Heidegger formul con insuperable nitidez el tema de la Vorversteindnis o pre-comprensin al comentar la relacin entre su doctrina y el legado filosfico de Kant. Las lecciones de 1927/28 dedicadas a la primera Crtica kantiana contienen, en efecto, una sugestiva
glosa de la Vorverstandnis. El problema es el siguiente: cmo puede
establecer el entendimiento unos principios reales sobre la posibilidad
cesible sin una comprensin previa del ser. Es decir: el ente que sale
a nuestro encuentro debe estar previamente ya (zuvor schon) comprendido en su estado de ser..21 A pesar de que esta formulacin despeja algunas perplejidades, no es posible describir adecuadamente la
estructura transcendental de la ontologa heideggeriana si antes no
son disipados ciertos malentendidos. Desde luego no basta con sellalar que en la primera doctrina de Heidegger la comprensin>, opera
a un nivel ms fundamental que la intuicin husserliana. Pero es una
constatacin indispensable porque expone la dramtica ampliacin
fundamental-ontolgica del horizonte de la Vorgeingigkeit o antecesin, la cual fue posible a su vez por la innovadora fusin heideggeriana de hermenutica y ontologa. Ser es aquello que en cada caso
[1. e.: en que tiene lugar un encuentro con un ente] est ya de antemano comprendido (das Sein ist das, was je schon verstanden ist).
El compromiso transcendental de Heidegger, con todo, no se reduce a esta ampliacin del habitual punto de partida especulativo. La
denominacin Dasein para designar el ente existente, por ejemplo,
corrobora indirectamente la orientacin transcendental de esta ontologa. Al fin y al cabo, la instancia llamada Dasein., lejos de consis-
1977, p. 55.
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De Hussert a Heidegger
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hegemona del Dasein queda planteada la cuestin acerca del ser humano en su conexin existencial con el ser de los entes en general.
Hay que tener en cuenta que el ser humano, por la peculiaridad de su
estado de ser, propiamente no existe como sujeto puramente en
funcin de la conciencia que tiene de s mismo. El ser humano solo
existe como sujeto a partir de la relacin que el ser de su propia existencia mantiene con el ser de la totalidad de los entes, o sea el ser
definitivamente considerado en s mismo.
De Husserl
Hesdemer
solido prodigar. Se tiene la impresin, en efecto, que la transformacin heideggeriana del concepto de fenmeno obliga a substituir el
proceder metdico que ha implantado la tradicin moderna por un
descriptivismo tan asptico como radical, basado en registrar todo
aquello que se muestra a s mismo tal corno es en s mismo. Esta
conversin al descriptivismo, como es notorio, adquiere una vehemente dimensin hermenutica en el # 45 de Ser y Tiempo. En lfneas generales corrobora la presuncin, expuesta al principio del presente captulo, de que la doctrina de Heidegger favorece tambin un
subrepticio talante antimetdico, cuando menos si se asigna al termino mtodo su sentido tradicional. Todo intento de profundizar
en este lbil entramado de lealtades doctrinales, en cualquier caso,
obliga a levantar acta de una imprevista incoherencia. La exigencia
de una in-mediatez incondicional en el objeto a investigar, expresada en la decantacin hacia un fenomenismo a ultranza, as como el
rechazo de todo orden mediador, y por tanto la descalificacin de las
mediaciones aportadas por cualquier metodologa, parecen inconciliables con la ya mencionada insistencia de Heidegger en que la reflexin metodolgica oriente el cometido explicitador de su ontologa. Indagaremos a continuacin si es plausible esta impresin inicial de incoherencia.
Ante todo conviene esclarecer la referida exigencia de .inmediatez automostradora para el fenmeno, corroborando adems su
aparente incompatibilidad con el cometido mediador del mtodo.
Hay que recordar, a este respecto, que Heidegger distingue tres sentidos posibles en la nocin de fenmeno: el vulgar, el formal y el
fenomenolgico. En un sentido que cabe denominar vulgar, se
designa como fenmeno el objeto de la intuicin emprica entendida segn la acepcin kantiana, mientras que en un sentido propiamente fenomenologico se denomina fenmeno aquello que se
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ser presupone que, con anterioridad, haya sido adecuadamente obtenido el ente mismo. El ente debe mostrarse a s mismo facilitando un
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De Husserl a Heidemer
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clones obligan a admitir de una vez por todas que el elemento mediador en la in-mediatez del objeto consiste propiamente en una
especfica manifestidad a priori. Al identificarla como el rasgo que,
en ltimo trmino, hace posible todo objeto., Heidegger resuelve el
problema que podra ser descrito como el enigmtico protagonismo
asumido por la mediacin en el seno de la inmediatez., y deja as el
camino expdito para una transformacin ontolgica de la fenomenologa.
320
De Husserl
Heidegger
Segn la ontologa fundamental, en efecto, la instancia que ejecuta un imprevisto cometido mediador en la inmediatez aparentemente incuestionable de toda automostracin, formulando as en una
terminologa concluyente la dificultad referida en el prrafo anterior,
es el sentido o verdad del ser. Con esta identificacin Heidegger
consigue hacer compatible la fenomenidad con el mtodo. En su opinin, efectivamente, aun cuando en condiciones ptimas el objeto se
muestra a s mismo tal como es en s mismo, al propio tiempo puede
decirse que el objeto siempre viene de alguna manera mostrado..
Por esta causa la consideracin dei sentido o verdad del ser concilia la exigencia de in-mediatez y el compromiso con el mtodo. Entonces la caracterstica in-mediatez del fenmeno puede ser objeto de
una mostracin mediatizada, la cual ser oportuno encaminar con
ayuda de una reflexin metdica. Para adaptar a la paciente iteratividad de todo mtodo la abrupta in-mediatez del fenmeno, desde luego, no es necesario revitalizar el planteamiento categorial-ontolgico
rer.
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26. Aun cuando este planteamiento heideggeriano evoca con fuerza la inmediatez mediatizada de Hegel, no debe olvidarse que en Heidegger la mediacin, lejos de venir agenciada por la reflexin del sujeto, se sigue del fundamental
hacer accesible o Erschlossenheit del Dasein.
322
De Hasserl a Heidegger
hacen posible el dato fenomnico. Conviene no olvidar que el programa fenomenolgico se asignaba un cometido principal: conseguir
que el dato mismo d acceso a las condiciones a priori que precisamente lo hacen posible como dato. Heidegger, por su parte, constata
que tales condiciones, lejos de estar fundamentadas en la conciencia,
como pretende la tradicin moderna, radican de hecho en el ser del
dato, y en base a esta puntualizacin seala que el proyecto indagador fenomenolgico slo puede ser realizado en forma de un anlisis
del ser. Considera, sobre todo, que esta imprescindible refocalizacin
del anlisis fenomenolgico debe resultar del afianzamiento o consolidacin de la correspondiente actitud metodolgica. Desde el punto
de vista del mtodo, en definitiva, no cabe duda de que los planteamientos de Heidegger superan en radicalidad las consignas operativas
de Husserl. Heidegger no slo escruta los modos originarios de todo
venir dado, a la vez que indaga las formas fundamentales (las categoras) de toda donacin, sino que adems interroga el origen (Ursprung) sinttico transcendental que hace posible que un dato pueda
serlo para un sujeto no productor de objetos (43 einem nicht Gegenstemde produzierenden Subjekt Gegebenes gegeben sein kann).27 Des-
lada unidad a nivel operativo, adems, es manifestada por su compartido inters en disipar el malentendido metodolgico que referimos a continuacin.
La interpretacin superficial del concepto de fenmeno, o sea la
conviccin de que actuando con la requerida in-mediatez es posible
aprehender el dato en s mismo, la cual proviene a su vez de la aspi-
27.
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De Husserl a Heideguer
28. Heidegger, Sean unel Zeit, op. cit., pp. 35 y 36-37, respectivamente. Esta
acusacin de anticonstructivismo a ultranza suele aparecer en la recepcin, con
frecuencia indigente, de la fenomenologa y de la ontologa fundamental por la filosofia analtica anglosajona, la cual suele contraponer despreocupadamente el
anlisis conceptual rutinario a un descriptivismo ya devaluado a priori y frvolamente identificado como la actitud fenomenolgicamente esencial
325
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f.
9. La radicalizacin heideggeriana
todos modos, se troc en rechazo cuando el Heidegger maduro expres su recelo hacia toda actitud metdica, sin excluir sus modalida-
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/RIN
des ms circunspectas. Como si la coherencia del mtodo constituyera un freno para el pensamiento ms que una ayuda, y la ausencia de
un rumbo premeditado fuera una promesa de fertilidad filosfica.
En lo que atae a la ontologa fundamental, esta doctrina preserva el caracterstico estilo meditativo de la fenomenologa, como atestiguan las declaradas coincidencias de mtodo que presentan estas doctrinas. Pero si la afinidad inetodolgica, como ya hemos referido en anteriores captulos, parece orientar el vinculo de la fenomenologa con
la ontologa fundamental, la adscripcin al transcendentalismo emerge
como una caracterstica comn. Y sin embargo podra objetarse con
cierta plausibilidad que Heidegger introduce en Ser y Tiempo una dimensin metodolgica indita cuyo alcance sera interesante explorar.
La referida innovacin metodolgica consiste en que aun cuando Hei-
Puede parecer extrao concebir la hermenutica como el ejercicio de la Auslegung si se tiene en cuenta que este trmino, en el lenguaje de Heidegger, designa el sentido metodolgico de las descripciones fenomenolgicas.3 Y desde luego conviene no olvidar que Ser
y Tiempo hace un copiossimo uso de los conceptos de Interpretation
y de Auslegung, apareciendo estos dos trminos mucho ms frecuen-
Auslegung.
2. Heidegger, Sein und zcit, op. cit., p. 37. Tambin la dimensin hermenutica sugiere una ruptura de la ontologa fundamental de Heidegger con la fenomenologa. Esta doctrina slo en sentido figurado puede ser considerada una
hermenutica, aun cuando emplee Husserl algunos conceptos extrados de la teora de la interpretacin a causa de su habitual torpeza terminolgica. La fenomenologa, en tanto que autoexplicitacin transcendental del yo contemplativo, es
una disciplina no hermenutica. El concepto de explicitacin (Auslegung) significa en fenomenologa lo mismo que "clarificacin", "esclarecimiento" o "puesta de
manifiesto", e incluso "estudio", "anlisis" o "crtica". No significa "interpretacin" en sentido propio, o sea la operacin que pone en prctica una anticipacin
(Antizipation). Cfi: Antonio E Aguirre, Die Phnonienokgie Husserls int Licht iltrer gegenwitrtigen Interpretation und Kritik Darmstadt 1982, p. 80.
328
De Husserl s Heideg,ger
De todas las referencias a la Austegung que contiene Ser y Tiempo, la ms precisa la describe como una actividad metdicamente regulada, cuyos efectos consisten en que a la comprensin del ser que
es propia del Dasein se le llegan a hacer manifiestos tanto el sentido
autntico del ser como las estructuras fundamentales del ser del Dasein.4 Cuando Heidegger declara que la Ausiegung est orientada a
Loc. cit. La vinculacin explcita de hermenutica y transcendentalismo
no aparece en la produccin escrita de Heidegger hasta muchos aos despus de
la publicacin de Sein und Zeit. Al indicar este autor la necesidad de destruir el
encubrimiento del ser operado por la metafsica, seala que esta destruccin,
lo mismo que ocurre con la "fenomenologa" y con todas las cuestiones hermenutico-transcendentales, no ha sido pensada partiendo de la historia del ser".
Cfi: Heidegger, Nietzsche, op. cit., p. 415.
Heidegger, Sein und Zeit, op. cit., p. 37. En lo que sigue vamos a retener
el trmino Auslegung al no disponer de un equivalente que corresponda exactamente al uso por Heidegger del trmino original, ya que este autor sita semnticamente Auslegung entre la connotacin excesivamente libre de interpretacin
y la demasiado determinante de explicitacin, y aun cuando explicitacin sea
precisamente el equivalente etimolgico de Auslegung.
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De Husserl a Heidegger
en captulos precedentes. Heidegger asignaba una total primaca ontolgica a aquello que viene dado por s mismo de manera primordial, y sola contraponer esta inmediatez a la naturaleza mediata de
las prescripciones metodolgicas. Los estudiosos suelen explicar este
desdn como el resultado de una interesante coincidencia. El inmediacionismo que predomin en el movimiento fenomenologico est
armonizado con un postulado central de la doctrina heideggeriana: la
relacin ontolgica in-mediata que el Dasein mantiene consigo mismo. Heidegger habra heredado de Husserl la aversin hacia el aspecto puramente mediacionista de los mtodos tradicionales, o dicho
de otro modo: habra hecho suyo el empeo husserliano por reducir
al mnimo el ingrediente constructivo que vertebra todo mtodo. Por
esta razn adopto la peculiaridad metodolgica que suele acompaar
la fascinacin por lo irreductiblemente inmediato. Segn este punto
de vista, Heidegger se habra limitado a desarrollar en clave ontolgica la mxima husserliana que exhorta a [ir] a las cosas mismas.
Adaptando el transcendentalismo presencialista de Husserl a su propio proyecto ontolgico, habra reinterpretado la metodologa de la
intuitividad presentificadora hasta hacerla compatible con una nocin radicalmente ampliada de fenmeno.
Hasta aqu el consenso formado en torno al recelo de Heidegger
ante el mtodo. Sucede, de todos modos, que analizando el cometido
que este autor asigna a la Auslegung, las cosas ya no parecen tan claras. Aun cuando se pretenda percibir en la doctrina del primer Heidegger una reminiscencia de la metodologa inmediacionista de Husserl, la hegemona de la Ausiegung parece indicar que Ser y Tiempo
propugna de hecho una mediacin comprometida con el rigor metdico. Esta constatacin, desde luego, no disipa la presuncin de que
un compartido compromiso transcendental vincula las doctrinas estudiadas. Pero invalida la hiptesis de que ambos modos de pensar
estn enlazados por una unidad formal que tendra su razn de ser en
la disposicin metodolgica que les es comn. No olvidemos que
Heidegger concibe la Auslegung como una mediacin metdicamente
controlada. Sin dejar de ser compatible con el compromiso transcenLa radicalizacin hcideggcriana del mtodo fenomeraddgir,o
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De Husscrl a Hcidczecr
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como ciencia transcendental.5 Y reformulando una clebre definicin kantiana, Heidegger reafirma la ndole transcendental de su ontologa: Lejos de indagar el ente mismo, el saber transcendental investiga cmo es posible la comprensin antecedente del ser, o sea que
le interesa cmo el ser constituye el ente..6
Llegados a este punto surgen ciertas perplejidades. La presunta
complementacin del transcendentalismo con la hermenutica
que, corno hemos observado, defiende Heidegger con vehemencia,
acaso no desvirta la naturaleza del mtodo fenomenolgico? ZI\lo
substrae autenticidad fenomenolgica a la ontologa fundamental la
adopcin de un transcendentalismo hermeneutificado como compromiso metodolgico fundamental? Estos interrogantes son cruciales
para comprender el cometido que Heidegger asigna al mtodo. Y
tambin parecen relevantes para evaluar las consecuencias metodolgicas tanto de la ruptura como de la continuidad entre la ontologa
fundamental y el legado fenomenolgico. Cuando Heidegger adapta
el concepto metdico de hermenutica a los fines ontolgicos de Ser
y Tiempo, no se est limitando a seguir la moda filosfica que imponan los crculos teolgicos y diltheyanos de su tiempo. Ms bien
transforma la hermenutica hasta convertirla en un complemento
doctrinal indispensable del transcendentalismo fenomenolgico. Al
fin y al cabo no es difcil armonizar esta metodologa con la actividad
explicitadora que Heidegger considera ontolgicamente idnea. As
la hermenutica fue lentamente adquiriendo para este filsofo la categora de logos (o sea de agente revelador, manifestador y catalizador
de la visin) que corresponde a ,logia en fenomeno-logia. Sobre
este ltimo trmino, por otra parte, conviene hacer una puntualizacin. Heidegger concibe la raz fenomeno- en el sentido ms extenso posible. En la ontologa fundamental el trmino fenmeno es
entendido como aquello que no es posible no registrar si, en definitiva, se pretende registrar algo. O sea que, en su acepcin propia-
menutico de su ontologa no impide que sta sea tambin una doctrina transcendental. La ciencia del ser, en la medida que se presenta como una disciplina crtica, puede plausiblemente ser designada
9.3.
Transcendentalismo y hermenutica
El mtodo oportuno para indagar el sentido del ser., corno hemos visto, resulta de la pre-comprensin del propio ser que ejecuta el
Dasein. Esta situacin de comprensin anticipada, en efecto, da lugar
a que el Dasein someta la propia instancia que ha resultado pre-comprendida a una Auslegung astringentemente metdica. As Heidegger
puede afirmar que la pre-comprensin del ser es la condicin de
posibilidad para todo mtodo que pretenda acceder al sentido del
ser. Su conviccin metodolgica fundamental, con todo, no debe
ser olvidada. Corno ya hemos sealado, el estado de cosas hacia el
cual el mtodo orienta la indagacin, a su vez, debe contribuir a que
el propio mtodo sea eficaz. Heidegger introduce, por consiguiente,
una especie de feed-back operativo en la metodologa filosfica. Ello
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De Husscrl a Heicleffler
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tacin que desvirtua todo proceso automostrativo, ya que la automostracin instiga un compromiso con la no-mostracin. O sea que
para llevar a su efectiva automostracin aquello que se muestra a s
mismo, se ha de contrarrestar la resistencia que opone la Verdeckung.
336
De Husserl Heidemer
Esta tarea compensadora exige que el manifestacionismo fenomenolgico revise su astringencia habitual. O sea que es indispensable
rehabilitar el mtodo, entendiendo este trmino en su sentido ms riguroso. Ello conlleva, desde luego, restablecer la primaca habitualmente asignada a la mediacin, y con ella restaurar el denostado pensamiento sistemtico. La ilusin husserliana de que ir [directamente] a las cosas mismas no presenta especiales problemas, tiende a
desvanecerse ante estas propuestas de revisin. Pero la inflexin metodologica que conllevan es insoslayable, como constat Hedegger al
elaborar el proyecto fundamental-ontolgico. Lleg a la conclusin
de que slo una renovada Auslegung puede paliar las dificultades de
la doctrina fenomenolgica. Y en definitiva identific la doctrina
hermenutica como el logos des-encubridor realmente eficaz.
O sea que la hermenutica es percibida como el logos apropiado
para la fenomenologa, con lo cual son puestas en entredicho las pretensiones inmediatistas de esta doctrina. Al quedar esta metodolgicomente desdibujada, adems, proyecta una amenaza de ambigedad
sobre la propia ontologa fundamental. Cabe preguntarse, en tal caso,
si tiene realmente sentido atribuir una dimensin fenomenolgica
efectiva al proyecto fundamental-ontolgico, y en qu medida puede
ste ser integrado en la tradicin inaugurada por Husserl. No apare-
ce claro, desde luego, qu criterio puede asignar un comn denominador metodolgico a ambas doctrinas. Para responder a estas
perplejidades ser preciso corroborar la presunta compatibilidad de la
metodologa hermenutica con el programa fenomenolgico, la cual
a su vez conlleva adaptar la Auslegung al planteamiento transcendental. La armonizacin metodolgica a la que nos vemos abocados, en
todo caso, viene enmarcada por la situacin siguiente. Segn la reinterpretacin metodolgica que propone Heidegger, la hermenutica
despliega un programa antagnico del propio deductivismo que Husserl anatematiz. La hermenutica, en efecto, es tan poco afn a la deduccin lgica como pueda serlo la modalidad ms radical del inmediacionismo fenomenolgico. Hermenutica y fenomenologa perciben en la deduccin un comn adversario ancestral, Por ello encuenLa
337
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tran en la ontologa fundamental el punto de partida idneo para armonizar sus metodologas.
La hermenutica que propone Heidegger, en efecto, no slo indaga el a priori que antecede toda constitucin de sentido. Adems acompaa este escrutinio con un repudio del deductivismo cuando menos
tan exacerbado como el que durante mucho tiempo fue una sea de
identidad para la fenomenologa. En cierto modo esta hermenutica
pretende acceder, aun cuando de manera harto peculiar, a la cosa misma que la fenomenologa siempre codici. Pero no quiere obtenerla a
partir de una supuesta manifestacin de si misma., y mucho menos
deducirla de unos determinados principios. Quiere acceder a la cosa
misma eliminando todo aquello que en alguna medida la oculta. Con
esta finalidad preconiza una aproximacin de talante directo y activo a
la vez, y por tanto incompatible con la inclinacin contemplativa de la
fenomenologa y con el carcter indirecto de los procedimientos deductivos. En lugar de derivar lgicamente el fenmeno de unas premisas o principios, la Auslegung pretende acceder a l con una actuacin
especficamente des-encubridora. En la operacin hermenutica, entendida segn la redescripcin que propone Heidegger, es preciso que
no intervengan ni la contemplacin meramente registradora ni el derivacionismo deductivo. Esta especificacin hermenutica de la fenomenologa se empea en renunciar al inmediatismo receptivista pero al
mismo tiempo esta comprometida con el rasgo doctrinal ms caracterstico de la fenomenologa. Est decidida a no prescindir del fenmeno en aras del mtodo, pero tampoco se arriesga a perder el objeto
en el laberinto de la deduccin lgica. En cambio, pretende que las instancias captadas intervengan en el propio desempeo captador.
El compromiso de la hermenutica facticista que propugna Heidegger surge de una constatacin que ya hemos referido: la pre-comprensin del ser que lleva a cabo el Dasein orienta decisivamente su
actividad tematizadora. Tambin hemos sealado que para tematizar el
sentido autntico del ser es preciso atender al nico ente (el Dasein)
que conduce al ser, pues para l .es su ser aquello que est en juego..
Para acceder al ser, en otras palabras, hay que recurrir al ente que re338
Dc Huaerl a Heidegger
atiza el ser. No hay ms remedio que pasar por el Dasein., nos indica Heidegger, pero no deduciendo lgicamente su carcter sino comprendiendo a priori su ser. nicamente hay ser., en efecto, por la doble transcendencia que concurre en el Dasein y que se manifiesta paralelamente en su proyecto de s mismo y en su proyecto mundano. La fenomenologa heideggeriana, de todos modos, plantea la
opcin transcendental en unos trminos que desbordan ampliamente
la referida supremaca del Dasein. Desde luego la pre-comprensin del
ser es la condicin de posibilidad para tematizar el sentido del ser..
Pero tal tematizacin es factible porque la instancia que proporciona
un acceso efectivo al ente, haciendo posible que a su vez el Dasein
pre-comprenda el ser, no es otra que el propio sentido del ser. As
la pre-comprensin del ser es la condicin de posibilidad a priori para
que el Dasein aprehenda el ente intramundano en tanto que ente.
A este respecto hay que tener presente la insistencia de Heidegger en la insuperable condicin 'rnica de todo acceso al set Alcanz a
formular ntidamente esta conviccin al sealar que el ser es siempre
ser de los entes, y en consecuencia para acceder al ser es preciso que
previamente se haya accedido al ente mismo..7 El ente mismo al que
se refiere el texto citado no es otro que el Dasein. Como afirma Heidegger: .que el Dasein "sea", es la condicin &liza para comprender
el set y es tambin la condicin para que "haya" efectivamente ser..8
O sea que el ser, expresando este carcter en terminologa kantiana, es
constitutivo en el ms general de los sentidos. Heidegger articula
esta constitutividad universal del ser. como un sistema de condiciones de posibilidad que se determinan recprocamente.
Propone Heidegger un peculiar transcendentalismo al fundamentar la hermenutica ontolgica sobre dos condiciones de posibilidad que ataen al ser, y que a su vez son solidarias de una condicin
de posibilidad que se refiere al ente. A la pre-comprensin del ser que
efectua el Dasein le corresponde, no hace falta decirlo, un cometido
Heidegger, Sein und Zeit, op. cit., p. 37.
Ibid., p. 212.
339
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velacin o presentificacin ontolgica que Heidegger pone al descubierto, de modo que no tendra sentido alguno postular esta antecedencia en el horizonte de la constitucin transcendental. Ya que si
bien el Dasein constituye la manifestidad u Offenbarkeir del ente, en
manera alguna establece su carcter especficamente ontico u ontioidad (Seiendheit). En la ontologa heideggeriana el sentido del ser
prevalece sobre los restantes agentes posibilitadores, pero no debe
esta supremaca nicamente a su calidad de condicin de posibilidad
a priori del ente en tanto que ente. Tambin es preponderante por
ser la condicin de posibilidad para realizar el ente, o sea para constituir la manifestidad Critica. Contemplando este estado de cosas desde la tradicin de la filosofa transcendental, desde luego, cabe concluir que la sntesis a priori, kantiana ha encontrado un sucesor directo en el sentido del ser heideggeriano.
9. Gethmann, Verstehen und Atalegum, op. cit., p. 121. La insistencia de Heidegger en que no es posible deducir el sentido del ser evoca las puritualizaciones
de Brentano ante la tradicional reserva antiaristotlica que reprocha a la tabla de las
categoras un carcter decepcionantemente rapsdico, pues no se trata de una deduccin cannicamente obtenida a partir del correspondiente principio. En su obra
Von der mannigfachen Bedeutung des Seienden bei Aristoteles, cuya influencia en el
Heidegger joven es sobradamente conocida, Brentano replica que Aristteles obr
rectamente al haberse abstenido de vincular las categoras con proceso deductivo al-
340
De Husserl a HeideAger
No le corresponde al Dasein, por consiguiente, funcin constituyente universal alguna. A pesar de la precedencia del ente existente
en toda tematizacin del ser, es el sentido del ser la instancia que ostenta una completa preponderancia constituyente en la ontologa fundamental. Los cometidos del sujeto fenomenolgicamente depurado
aparecen en ella drsticamente devaluados: la constitucin meramente se realiza en el sujeto, con lo cual deja ste de ser el agente que
propiamente constituye. Al emerger el sentido del ser como el constituyente universal, constituye asimismo la pre-cornprensin del ser
por el Dasein. Es metdicamente accesible como constiruens de toda
constitucin, y desde luego el sujeto no puede acceder a l por va reflexiva, o sea que no puede alcanzarlo con los procedimientos que la
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constituido coincide con la frontera que separa el mundo transcendente del sujeto extramundano." En el sentido del ser recae el do11. Heidegger impugna las dos equiparaciones centrales que defiende Husserl. Para este filsofo, en efecto, el mundo transcendente equivale a do constituido y eI yo transcendental a rek constituyente. Heidegger, por su parte, muestra
que: 1) El mundo no es enteramente constituido. De hecho slo Io es el mundo
de la Vorbandenheit, o sea el correspondiente al modo terico de la objetividad.
342
De Husserl a Heielegyer
En las secciones precedentes hemos examinado la transformacin del mtodo fenomenolgico llevada a cabo por Heidegger. Consisti, como se ha referido, en combinar el transcendentalismo here-
nicamente ste es constitutum. En cambio, el mundo como horizonte de la realizacin del ente, el mundo no hecho previsible por el mtodo, es un mundo constituyente. A este ronstituens mundano-concreto corresponden los aspectos consti-
tuyentes que Husserl crey entrever en el yo transcendental. 2) El yo transcendental, o sea el residuo extramundano de la reduccin, en lugar de ser constituyente resulta constituido. El yo transcendental no podr ser constituyente si no
es capaz de constituirse a.si mismo en tanto que ente. Esta es la condicin decisiva para que el yo transcendental pueda constituir a su vez. Segn Hcidegger el
sujeto lleva a cabo (vollziehn, dice este filsofo) una constitucin de la que no puede ser considerado el autor. La autora corresponde en realidad a la condicin, caracterstica del ente, de estar-siempre-ya-explicitado por el Dascin. El ser no es
constitutum alguno (no es un Gesetzt-sein, dice Heidegger, para no utilizar el tr-
343
PDF compression, OCR, web optimization using a watermarked evaluation copy of CVISION PDFCompressor
vo de las cuestiones metodolgicas. Para entender a fondo la transformacin heideggeriana de la fenomenologa, de todos modos, no
basta con identificar sus eventuales discrepancias operativas con respecto a Husserl. Son todava ms importantes los recursos que Heidegger pone en prctica para integrar las dispares componentes doctrinales de la ontologa fundamental. Esclarecerlos ayudar a explicar
por qu este filsofo se empe en cuestionar el presunto carcter
neutral que, en el mbito del pensamiento, suele ser un prerrequisito
para toda metodologa. Entonces estaremos en condiciones de valorar la extendida opinin de que Heidegger radicaliz determinados
aspectos de la fenomenologa, entre los cuales destaca la dimensin
metodolgica, y que adems profundiz en ellos. Este revisionismo
heideggeriano, o sea la referida profundizacin y radicalizacin de
la fenomenologa, fructific precisamente en la doctrina fundamental-ontolgica.
Postular el carcter decisivo de las cuestiones metodolgicas
equivale a aceptar la tesis heideggeriana de que mtodo alguno es realmente neutro en relacin a su tema. Afirma Heidegger, en
efecto, que en filosofa no es posible desvincular mtodo y tema porque ste es irrevocablemente pre-determinado por aqul. En los prrafos que siguen indagaremos hasta qu punto tiene sentido esta impugnacin de la neutralidad habitualmente atribuida al mtodo.
Hemos mostrado en la seccin anterior que la ontologa fundamental, adems de proclamar su filiacin fenomenolgica, se presenta
como una hermenutica peculiar. Ello ocurre sobre todo cuando afirma que el tema predilecto de sus indagaciones, en principio orientadas a los fenmenos entendidos en su fenomenidad, consiste por
lo pronto y por encima de todo (zunchst und zurneist) en aquello
que no viene dado12 en un sentido especficamente fenomnico.
Los fenmenos en estado puro, en otras palabras, han de ser extraidos de la condicin de ocultacin o encubrimiento con la operacin
de la Auslegung. A este respecto conviene recordar el compromiso cen12.
344
De Husserl a Heideggcr
9.6.
La metodologa fundamental-ontolgica, de todos modos, no suele producir la impresin de estar satisfactoriamente articulada. Sobre
todo si se compara el lbil sistematismo de la ontologa heideggeriana
con el virtuosismo operativo que caracteriza al transcendentalismo. Y
Desde el punto de vista de la historia de las ideas la profundizacin heideggeriana en la fenomenologa tiene un celebrado precedente. Heidegger habra
transgredido el mbito de los fenmenos abordando la indagacin del protofenmeno (Urphanornen) goethiano, es decir: el concepto fundamental que delimita la
esencia de toda manifestacin. Para Goethe el Urphanornen es idealmente lo ltimo conocible, lo realmente [ya] conocido (real als crkannt). Es simblico porque
abarca todos los casos. [pero adems] es idntico con todos los casos. (Cfr Johann
W. von Goethe, Maximen und Reflexionen, Hamburger Ausgabe, vol. 12, Munich
1978, p. 366). El Urphanomen. goethiano (cuya contemplacin nos precipita,
segn este autor, en una angustia (Angst) que alivia el libre juego. Vntico, dira
Heidegger] de la empiria) aporta una sugestiva introduccin histrica a la cuestin acerca del ser. Podra conjeturarse que este primordial tema heideggeriano es
equiparable a la cuestin del protofenmeno., una perspectiva que convertira a
Heidegger en el continuador mis significativo del estilo fenomenolgico de pensar.
Gethmann, Verstehen und Auslegung, op. cit., P. 70. Es clara la alusin por
medio de/ calificativo rapsodia, notoriamente aplicado a la arbitrariedad con la
que Aristteles deshilvana las categoras, a la estructura de callase o latchwork
que caracteriza la fenomenologa.
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ca abordando el tema transcendental de la analtica del Dasein conlleva que el tratamiento (Behandlungsart) de la cuestin sea fenomenolgico.16 Sin embargo, paralelamente a este enaltecimiento del
tratamiento fenomenolgico, y aun cuando no aporte precisin al-
346
De ~cid a Heidegger
Ibid., p. 83. Heidegger continu toda su vida acometiendo la posibilidad de la fenomenologa, no siendo cierto que la abandonalra] para poder llevar al lenguaje la verdad del ser, o sea la esencia oculta de la fenomenologa (Cfn
P6ggeler, Der Deninveg Martin Heideggers, op. cit., p. 166), y mucho menos que Ia
abandona[ra] completamente en aras de un pensamiento que, a juzgar por su
forma de enunciarse, es de ndole potica (Cfr Orlando Pugliese, Vermittlung und
Kehre, Freiburg i. B. 1965, p. 17). Estas frvolas pero extendidas opiniones son
impugnadas en otros captulos de la presente obra.
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De Husserl a Heidegger
de Ia intuicin categorial en la VI Investigacin Lgica, segn Heidegger, abri nuevos derroteros a la especulacin ontolgica. Sobre
todo mostr que el ser era intuible y que, por tanto, no era preciso
aprehenderlo analgicamente. A pesar de su reconocimiento de las
greso en el rigor metodolgico tuvo como contrapartida el confinamiento de la doctrina en las vivencias de la conciencia. El propio
Heidegger no dej de criticar la autolimitacin que supuso para la fenomenologa el compromiso con la temtica vivencia'. Como es
notorio, Husserl renunci al realismo para asegurar la alternativa
transcendental. Desatendi las posibilidades realistas de las Investigaciones Lgicas, cuya disposicin terica era adecuada para aprehender estructuras ontolgicas pero en contrapartida era poco susceptible de recibir una orientacin metdica. Forzado a decidir entre su recelo hacia el predominio de la conciencia y su rechazo de toda laxitud metodolgica, Heidegger opt por un subjetivismo sui generis que
no fuera incompatible con el rigor metodolgico.
Ya hemos indicado varias veces que uno de los aspectos cruciales del proyecto ontolgico de Heidegger fue la adopcin de un planteamiento transcendental. Se podra tener la impresin de que este
autor concibe la ontologa como una variedad radicalizada de la fenomenologa de la constitucin, sobre todo cuando declara que la
ontologa slo puede ser realizada como fenomenologa. En todo
caso Heidegger rechaza los precedentes cannicos del pensamiento
ontolgico, los cuales remiten todo aquello que de algn modo viene
dado a una instancia que, por el contrario, en caso alguno puede
venir dada. Aun cuando la ontologa slo pueda ser realizada coHeidegger, Zur Sache des Denkens, op. cit., p. 84.
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De Husterl a Heidegger
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Por un lado hay que convenir en que, aun siendo el ser aquello que por si mismo se muestra a s mismo, no se muestra in-mediatamente. Pero por otro lado, y aun cuando el ente se muestre inmediatamente y (lo que es ms importante todava) esta mostracin
in-mediata haga posible la (auto)mostracin mediata del ser, es obvio que el ente slo podr ser indagado adecuadamente si interviene el gnero especfico de mediacin que slo puede aportar el m-
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De Trasserl a Healesger
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acepta investigar transcendentalmente el sentido del ser considerndolo el a priori absoluto. Es oportuno precisar, de todas maneras, qu clase de fenmeno corresponde a esta fenomenologa
considerada como una ontologa. No hace falta decir que en modo
alguno deber ser entendido segn el sentido vulgar del trmino
fenmeno, el cual denota la proclividad a mostrarse a si mismos
que es propia de los entes.
sibilidad tanto del mostrarse a s mismo del ente como de la precomprensin del ser que el Dasein lleva a cabo. Es preciso insistir en
que el Dasein no se atiene a su propio ser como resultado de una
posibilitacin autnoma de s mismo, pues de ser as protagonizara un
desempeo autorreferente de obvias connotaciones idealistas. Ms bien
ocurre que el Dasein recibe precisamente del sentido del ser su capacidad autorrealizadora. No tiene sentido alguno atribuir a una variedad
reflexiva de autoconocimiento la circunstancia de que la condicin
para que el Dasein pueda ser propiamente l mismo, es que se haga posible por s mismo.24 Los recursos autoposibilitadores del Dasein, por el
contrario, vienen auspiciados por el sentido del ser. Por ello aparecen
como el nico instrumento que puede facilitar su adecuada indagacin.
las cosas.
24. Ibid., p. 263.
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De liso-sal a H 'eulettger
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consiste tal in-mediatez, desde luego, en la banal autopresentificacin sin intermediarios que ingenuamente reclamaba Husserl. Al fin
y al cabo la in-mediatez fenomenolgica es solidaria de un proceso de
autodonacin. (el venir dado por s mismo del fenmeno) que a
pesar de las apariencias es sumamente dificil de aprehender, sobre
todo porque es frecuente que el fenomenlogo se deje obnubilar por
sus propias preconcepciones sobre el fenmeno. En realidad la in-mediatez que estamos considerando exige de hecho unas pautas metdicas de indagacin, pues el mtodo es imprescindible para exponer el
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De Husserl a Heidegger
La raeljealizaci
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entiende la descripcin fenomenolgica como la despreocupada explotacin de una in-mediatez simplista, o sea como una rentabilizacin de las ingenuidades presencialistas que vendra sancionada por
el rigor metodolgico. Ms bien ocurre que el imperativo descriptivista heredado de la fenomenologa es ahora interpretado como la necesidad de legitimar los propios recursos descriptivos, y a esta operacin slo el mtodo puede aportar las oportunas garantas. En el
mbito fundamental-ontolgico, en consecuencia, la presunta primc-)rdialidad de la in-mediatez conlleva paradjicamente el inevitable
sobrevenimento de la mediacin. La causa de este aparente contrasentido reside en el subrepticio cometido des-encubridor del fenmeno. El fondo de la cuestin es que toda fenomenidad, lejos de exhibir
sin ambajes su condicin manifestativa, instiga de hecho una compleja estrategia de des-ocultacin. El compromiso revelador originario, en otras palabras, debe hacer frente a su propia y paradjica propensin a encubrirse a s mismo.
propio dato, su doctrina adopta los rasgos formales de una ontologa transcendental. Mantiene que las condiciones de posibilidad
del dato, corno ya ha sido sealado, son una estructura de posibilitacin para toda manifestidad a priori a la cual este autor llama sentido del ser. Por tanto el fenmeno se convierte en un
concepto paradjicamente antagonista de la Selbstgegebenheit o donacin de s mismo. husserliana. En realidad Heidegger entiende la
descripcin fenomenolgica en un sentido propiamente eliminativo. La define como la operacin de mantener a raya (fernhalten)
toda determinacin no legitimadora (alles nichrausweisenden Bestim-
tada y "casual".26
Por consiguiente es preciso conseguir que las estructuras ontol-
vida de la conciencia, segn Husserl, sobreviene en la segunda etapa de la reduccin fenomenolgica, ya que en la primera etapa slo
el sentido notico-noemtico de las vivencias intencionales da acce-
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De Husserl a Heidegger
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nal originaria como una efectuacin o desempeo (Leistung, en la terminologa de este autor) de la subjetividad.
Esta especificacin es importante porque atribuye a la conciencia
una dimensin espontnea y (auto)instituyente que, en ltimo trmino, excluye toda estructura intencional. En la medida que la concien-
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10.
Conciencia intencional
y experiencia del ser
sido asociado por la tradicin fenomenolgica a la conciencia transcendental. Al fin y al cabo entenda Husserl que el fenmeno propiamente .se muestra a s mismo por medio de la reduccin transcendental. En opinin de Heidegger, sin embargo, tal fenomenidad consiste definitivamente en una estricta fenomenidad del ser..
Se trata de una fenomenidad ontolgica que no es posible asociar ni con las vivencias reducidas de la fenomenologa ni con los entes
de la actitud natural. Pero si que puede ser identificada corno el factor
De Husserl a Heidesser
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nomenolgica nos es dado el mbito de la conciencia transcendental, que en cierto sentido es tambin el del ser "absoluto".
Este mbito corresponde a la protocategora del ser en general (o sea
a la protorregin, en nuestra propia terminologa) que abarca las restantes regiones del ser.2
La insensibilidad de Husserl hacia los temas propiamente ontolgicos, por tanto, no significa que se abstuviera de operar con conceptos de orden ontolgico. Cuando se le acusa de ceguera ontolgica se suele aludir a que jams se decidi a tematizar las operaciones de alcance ontolgico que su doctrina pone en prctica. [Husserl] desactiva la conexin entre el ser y el psiquismo con el fin de alcanzar la regin pura de la conciencia, o sea el punto de partida para
determinar el mismo ser que ha sido desconectado: la realidad. As es
selbst bieibt unerrtet.3 Hay que convenir con Heidegger, desde luego,
en que Husserl advirti la decisiva diferencia entre ser y ente al establecer las bases de la doctrina fenomenolgica: La reversin (Umschaltung) de la mirada [que tiene lugar en la "puesta entre parntesis"
fenomenolgica] consigue hacer directamente presente el carcterde-ser del ente (der Seinscharakter des Seienden)..4 En contrapartida
constata Heidegger que lo sorprendente (das Merkwitrdige) es que
[en las Ideas] se pretenda haber alcanzado la diferencia-de-ser (der
Seinsunterschied) ms radical posible sin que propiamente se inquiera,
al mismo tiempo, acerca del ser de los entes que participan en ella.5
El autoconfinamiento hussediano en la regin absoluta de la conciencia y la subjetividad, facilitado por la reduccin fenomenolgica,
es rechazado por Heidegger al advertir la deficiente fundamentacin
de esta presunta realidad absoluta. Tambin descalifica Heidegger
el encerramiento en el mbito que, al parecer de Husserl, constituye
el nico ente absoluto.6 cuando impugna la reduccin fenomenolgica denuncindola como una simple modificacin del quehacer circular que es propio de la actividad metafsica.
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De Husserl a Heidegger
Heidegger, Prolegomena zur Geschichte des Zeitsbegriffi-, op. cit., pp. 155 y
157 respect.
Ibid., p. 136.
Ibid., p. 158.
Husserl, Formale und transzendentale Logik, op. cit., p. 240.
Granel, Le Sens du Temps et de la Perception chez Huss-erl, op. cit., p. 73.
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punto de vista, pone de manifiesto que el pensamiento fenornenolgico forma parte de la tradicin postcartesiana: La fenomenologa ha
llevado a su culminacin la indiferencia ontolgica, o sea la actitud
desdeosa que en Descartes todava era una "negacin mundana del
mundo" en cuanto que afirmaba la mundanidad del pensamiento o del
sujeto..8 Las races histricas del antiontologismo fenomenolgico, en
todo caso, son de importancia decisiva para comprender en profundidad la progresin del pensamiento de Husserl. El recelo antiontolgico
parece haber condicionado la indagacin de una posicin absoluta,
sobre todo en el pensamiento husserliano tardo. Al investigar la identidad de la sensacin y del absoluto (la crucial categora fenomenolgica que cristaliza en el concepto de protoimpresin.) en las Lecciones
sobre la conciencia inmanente del tiempo (una obra de la que Marc Richir
O sea que la obra de Husserl parece haberse deslizado progresivamente desde el onticismo a ultranza de las Ideas hasta el inters
por la mencionada posicin absoluta., manifiesto en las investigaciones de este autor sobre el fluir temporal. Esta paulatina reorientacin, de todos modos, no desmiente la insensibilidad de Husserl
ser una caracterstica del ente, es una caracterstica del ser, aun
cuando sea cierto que slo la fenomenologfa ha logrado tematizar
adecuadamente el a priori.)2 Tambin seala Heidegger, comentando los anlisis de Husserl sobre el fluir temporal, que .la corriente
de las vivencias es una regin del ser que forma una esfera de posicin absoluta, pues la donacin que corresponde al objeto de la per-
366
De Husserl a Heiclegger
absoluto.
Estas alusiones de Heidegger a la afinidad entre la fenomenologa idealista y la filosofa del ser, con todo, no permiten equiparar
las inquietudes ontolgicas de la obra de Husserl con el robusto ontologismo que orienta el pensamiento de Heidegger. De hecho Husserl limita sus aspiraciones a una ontologa formal comprometida con
el anlisis sistemtico del objeto en general y atenta al entramado
categorial que, en ltimo trmino, hace posible constituir el objeto
Heidegger, Prolegomena zur Geschichte des Zeitsbegrif
I. cit., p. 102.
Ibid., p. 138.
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constituida. 14
cin husserhana de que el modo de manifestarse el objeto intencional en la conciencia es el punto de partida para toda tematizacin
filosfica de la automostracin del ente, en manera alguna es conciliable con el programa heideggeriano que aspira a tematizar el ser
del propio ente automostrado. En todo caso la crtica de Heidegger
es convincente cuando acusa a Husserl de haber prestado una insuficiente atencin al hacerse accesible. o Erschlossenheit del ser del
propio ente que se manifiesta en toda autornostracin. Desde este
punto de vista, la obra de Husserl es la annimagen de la Seinsfrage heideggeriana. Esta disparidad llega al extremo de que el progenitor de la fenomenologa parece personificar la tradicin metafsica.
En otras palabras: el avatar histrico de la metafsica, cuando menos desde el punto de vista fundamental-ontolgico, alcanza su paroxismo en el idealismo husserliano. Heidegger mantuvo con la
tradicin un vnculo tan firme que para dominarla (iiberwinden) fue
preciso que un maestro la encarnara, o sea que al convertirla en un
proyecto personal la hiciera despertar de nuevo a la vida. [-I Husserl revitaliza desde sus propias races el principio (Artsatz) de la
tradicin. Esta misma tradicin, en cambio, fue abandonada (setzte
sich ab) por Heidegget Husserl fue el maestro decisivo porque hizo
posible tal abandono..' 5
Hemos sealado que la reduccin fenomenolgica deja al descubierto el ser absoluto de la conciencia pura. Conviene aadir que
este peculiarsimo ser fenomenolgico es calificado de absoluto
del conocimiento. Cabe concluir, por tanto, que aun cuando en el prrafo anteriormente citado admita Heidegger que slo la fenomenologa ha llegado a tematizar adecuadamente el a priori, el modesto
cometido delimitador que Husserl denomina ontologa formal no es
conmensurable con la profundizacin en los entresijos del ser que
Heidegger designa como ontologa fundamental..
15.
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De Mirar! a Heidegaer
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De Husserl a Heidegger
Una elaboracin adecuada de la diferencia ontolgica, por consiguiente, debe abarcar los dos niveles de la distincin entre ser y
ente que han sido esbozados hasta aqu: a) Un nivel preontolgico,
de efectividad slo latente, y fomentado por la propia (pre)comprensin del ser. En este nivel puede advertirse una diferencia ontolgica en sentido estricto que constituye la condicin de posibilidad para
la comprensin del ser, y que Heidegger suele designar con el trmino Unterschied (distincin). b) Un nivel ontolgico, explcito y conceptualizado, que hace posible plantear la diferencia ontolgica en
un sentido amplio. Con todo, este desdoblamiento no debe hacemos
olvidar que la analtica del Dasein justifica la unidad de ambos niveles. A primera vista puede parecer que slo la diferencia ontolgiIbid., p. 454. A diferencia de otros autores que se interesan por la funcin de la diferencia ontolgica en el pensamiento de Heidegger (VViplinger, v.
Herrmann) nos hemos abstenido intencionadamente de especular sobre el contenido de la nunca publicada 3. seccin (Abschnitt) de la I. Parte de Sein und
Zeit. En esta seccin nonata tena que venir desarrollado el tema de la diferencia
ontolgica, segn la comunicacin verbal de Heidegger a Max Mtiller (referida
por este autor en su obra Existenzphilosophie imgeistOen Leben der Gegenwart, Hei-
delberg 1964, 3. ed. Cft pp. 39 y 42). Nos ha parecido ocioso conceder valor
testimonial a unos enunciados cuya formulacin no puede ser satisfactoriamente
documentada. Conviene mencionar, adems, que Heidegger se refiere ocasionalmente a la diferencia ontolgica como ,'Ziniefalt (doblez), por ejemplo en Vortrdge und Aufritze, Pftillingen 1954, pp. 242 y siguientes.
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ca entendida en sentido estricto forma parte de la ontologa fundamental. La diferencia ontolgica entendida en sentido amplio, efectivamente, parece ms bien un legado de la tradicin filosfica.
Segn la ontologa fundamental, no obstante, las propias tareas filosficas provienen a su vez de la existencia del Dasein, y por ello
pueden ser directamente referidas a las operaciones fundamentales
del ente existente. La comprensin preontolgica del ser, desde luego todava por explicitar, fundamenta todo empeo filosfico. O sea
que, al parecer de Heidegger, todo pensamiento riguroso debe ser entendido, en ltimo trmino, como una realizacin explcita de la diferencia ontolgica.
Limitndonos de momento a la acepcin (a) del desglose precedente, al no venir explcitamente referida en Ser y Tiempo la nocin
de diferencia ontolgica resulta indispensable indagar las funciones
que sta desempea de facto en la ontologa fundamental. Como es
notorio, en esta doctrina la diferencia ontolgica expresa virtualmente el rasgo distintivo del Dasein, o sea la capacidad de comprender el
ser. El ente no se hace accesible para el ser humano en una banal
perspectiva 6ntica, en efecto, sino que en cierto modo irrumpe ante
l (pre)ontolgicamente. Cabe preguntarse, en tal caso, si la diferencia ontolgica tiene slo una funcin expresiva en la ontologa fundamental, y por qu Heidegger no consider oportuno mencionarla
explcitamente en los textos cannicos de la doctrina, contrarrestando as el mutismo de Ser y Tiempo. La respuesta a estos interrogantes parece de antemano muy simple. Dejando aparte la reticencia de
Heidegger, fue ineludible adoptar la diferencia ontolgica como uno
de los conceptos cruciales de la ontologa fundamental. Sobre todo
porque la decisiva distincin heideggeriana entre existencia y
subsistencia (o sea la confrontacin de Existenz y Vorhandenheit) slo
puede ser determinada con ayuda de la diferencia ontolgica. La ontologa fundamental, por tanto, no puede prescindir de este concepto, aun cuando en Ser y Tiempo jams aparezca designado por su
nombre. Hechas estas puntualizaciones, conviene considerar las razones de tal protagonismo.
que determina el ente en tanto que ente, aquello en-direccin-hacia/donde (woraufhin) el ente est ya en cada caso comprendido de
antemano, con independencia del modo como se le considere.2 En
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21. Iba, p. 38
374 De Husserl a Hcidegger
Ibid., p. 6.
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excepcional debe venir determinado, en su ser, por la propia pregunta. El compromiso mltiple que debe contraer el ente ejemplar>,
pone de manifiesto, en definitiva, que este singularsimo ente est
comprometido sobre todo con la instancia que, en realidad, determi376
24. Ibid., p. 12. Las variantes de esta seccin fundamental se suceden a lo largo de Sein und Zeit. El Dasein es un ente que 1...1 tiene en su ser una relacin
de ser (ein Seinsperhltnis) respecto de este ser [...I con y por medio de su ser (mit
und durch sein Sein) ste se le hace accesible a l mismo (dieses ibm erschlossen ist)
De Ihurerl Heidegger
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Esta cuestin parece irresoluble hasta que se advierte una posibilidad que hasta ahora no hemos considerado. Puede conjeturarse, en
efecto, que el ser del referido ente ejemplar debe consistir precisamente en una relacin con su ser mismo, es decir: en un vnculo con el
propio ser de dicho ente. En la autorreferencia a nivel ontolgico residira, en tal caso, la solucin al problema que estamos intentando resolver. Sucede, en otras palabras, que el ser del Dasein, o sea el ser del
presunto ente ejemplar, en realidad consiste en su estar referido ontolgicarnente a su propio ser, como alambicadamente formula Heidegger: Es propio de la condicin de ser del Dasein que este, en su
ser, tiene una relacin de ser (ein Seinsverhaltnis) respecto de tal ser..25
El ser del Dasein, en suma, es una relacin de ser que el Dasein mantiene con este (su) mismo ser. No podemos dejar de preguntamos, de
todas maneras: en qu consiste tal relacin de ser.? Desde luego no
se trata de la clase de relacin que puede vincular dos cosas. Ms bien
debe ser una relacin que contenga en ella misma la unidad entre las
ms diversas instancias que sea posible imaginar, o sea la unidad de la
distincin en s misma entendida como la distincin pura.. debe
tratarse de una relacin que, en definitiva, integre en ella misma el
carcter manifiestamente abierto de aquello a lo cual pone en relacin, o sea la abertura del propio ser. Esta relacin de ser que el
Dasein mantiene con su propio ser ha sido configurada por Heidegger de mltiples maneras, siendo especialmente expresiva la indicacin de que el Dasein, en su Ser, se siente concernido y se preocupa
(geht es um) por su ser, o sea que, expresado en otros trminos, el ser
es en ltimo trmino aquello que est en juego para el Dasem.
En todo caso hay que convenir en que preocuparse por algo
quiere decir en definitiva que este algo est en juego para quien se
preocupa, y esta relacin fundamentalmente incierta, a su vez, significa que la instancia de la cual parte la preocupacin se atiene (sich
verhalten zu es otra de las expresiones que Heidegger emplea para ca-
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De Husserl a Heidemer
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De Husserl a Heidegger
to (existo): se drcsser hors de. S'lever. Sortir de terre, surgir. Par suite "exister,
apparaitre". Quelquefois synonime de esse. (Cjii ibid., Pars 1979, 4. ed., reimp.
de la ed. de 1968, p. 654).
38]
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De Husserl a Hcidegger
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De Hussesi a Heidegger
interrumpiendo una trayectoria hasta ahora ascendente y suspendiendo la bsqueda de una generalidad cada vez mayor. Podemos profundizar en la reciprocidad funcional entre ser y ente, efectivamente,
De modo anlogo a como el ser permita clasificar el ente, trataremos de entender ahora cmo el ente facilita la clasificacin del
ser. El ser del ente existente, o sea el ser del Dasein, en efecto, viene determinado por su relacin consigo mismo: en el ser [del ente
existente], este ente mismo es relativo a su ser,29 o sea por medio
de un estado de cosas de signo opuesto al que concurre en el ente
subsistente. Precisamente en ste caso, por el contrario, es ontolgicamente esencial el estar puesto de manifiesto (el cometido que
viene expresado por el trmino amanifestidad u Offenbarkeit) que
es propio de todo ente que est cerrado para s mismo pero que al
mismo tiempo est abierto en direccin al Dasein, ya que es para el
ente existente que el ente subsistente est puesto de manifiesto.
La aspiracin a determinar cada uno de los dos gneros de ser por
medio del ente correspondiente (un procedimiento que convierte al
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que convenir, por tanto, en que lo existente prima sobre lo meramente subsistente. Tomando la cosa como referencia, no hay duda en
que el ente existente mantiene una relacin ms originaria con el ser,
ya que lo pone espontneamente de manifiesto. La condicin para
que la cosa acceda a una relacin con su ser en la cual ste sea puesto de manifiesto, por el contrario, consiste en que aqulla venga determinada a su vez por la relacin que el Dasein mantiene con el ser.
En la medida que la relacin de lo existente con el ser se afirma como
originaria, queda esclarecida la primaca de lo existente sobre lo subsistente. Seala Heidegger que en tal primaca concurren tres aspectos esenciales:3 ntico, ontolgico y transcendental. La primaca
6ntica de lo existente consiste en la distintiva comprensin de su propio ser que posee el ente existente. La primaca ontolgica proviene
de la comprensin por el ente existente de su propio ser, ya que esta
cualidad clarividente le predispone a (pre)comprender todo ser. La
tercera de estas primacas, o sea la transcendental, se fundamenta
en que, siendo el Dasein el ente ejemplar, como advertamos al
principio de este captulo, es tambin el obligado punto de partida
para toda comprensin del ser. O sea que equivale a la condicin de
posibilidad (a la vez ntica y ontolgica) para toda ontologa.
Justificar transcendentalmente la primaca de lo existente sobre lo subsistente es una tarea que una doctrina sobre el ser no puede
soslayar. La condicin general para toda ontologa es la mediacin de
un ente que sea capaz de acceder al ser, y por esta razn, como ya he30. El triple sentido de la primaca de lo existente sobre lo subsistente viene
consignado con precisin en la p. 13 de Sein und Zeit.
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Dc Husserl a Heidegger
tar comprometido el ente existente en una relacin de carcter primordial con su propio ser, toda tentativa del Dasein por profundizar en
s mismo tiene como prerrequisito la torna en consideracin de esta relacin ntico-ontolgica. Esto es as hasta el extremo de que el Dasein
acaba por convencerse de que no tiene eleccin. Sin escapatoria posible debe abordar el nico tema (el ser) a partir del cual la relacin con
su propio ser puede hacerse(le) comprensible.
Esta serie de puntualizaciones conduce a un importante resulta-
do. Aun cuando la consideracin del ente existente antecede obligadamente toda referencia al ser, la condicin previa e ineludible para la
plena tematizacin del ente existente es la referencia explcita al ser
mismo. De manera subsidiaria debe ser tenido en cuenta que la invocacin del ser es tambin la condicin necesaria para tematizar el ente
subsistente. Aun cuando la ontologa fundamental conduce a la ontologa general, por tanto, al mismo tiempo la cuestin acerca del ser
antecede de facto todo cometido categorizador de alcance ontico. Por
estas razones se advierte un doble perfil en la fundamentalidad de la
ontologa heideggeriana. Si por un lado la ontologa fundamental, concebida como la tematizacin del ser del ente existente, precede toda
tematizacin del ser, o sea que antecede de hecho toda ontologa regional, por otro lado tambin puede ser considerada anterior al ser ya
tematizado, o sea que entonces es previa a la correspondiente regin
ontolgica. La ontologa fundamental no slo precede toda interrogacin ontolgica (es previa a toda indagacin del ser de las categoras),
Conciencia intencional y experiencia del ser
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sino que en cierto modo tambin antecede al propio ser al cual interroga, cuando menos en el sentido de que es anterior a las categoras
del ser. Preguntar por el ser, en consecuencia, no slo significa preguntar por el ser del ente. Sobre todo quiere decir que se pregunta por qu
este ser es el agente posibilitador del ente. Preguntar por el ser, en
definitiva, equivale a inquirir sobre la diferencia ontolgica.
existencia tiende sin remisin a causa de su esencial naturaleza transcendente. Por cal razn, preguntar por el sentido del ser equivale en
realidad a preguntar por el fundamento de la transcendencia, y subsidiariamente significa preguntar tambin por aquello hacia lo cual la
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De Husserl a Heiclegger
el que fomenta la tradicin metafsica, que debe resignarse a aprehender meros objetos porque se empea en entender la realidad
como representacin.
El planteamiento ontolgico que venimos indagando, con todo,
no se limita a poner de relieve la insuperable ceguera de la metafsica en relacin con el ser. Sobre todo seala el estado de cosas que
referimos a continuacin. Un pensamiento empeado en olvidar que
est subordinado a la diferencia ontolgica, que se esfuerza por ignorar que todo enunciado y toda argumentacin estn determinados
por la diferencia entre el ser y el ente, que insiste en su universal
voluntad de representacin, y que proclama su afn de objetividad
theoretica, en realidad debe su razn de ser al progresivo declive o
degradacin (Verfall, dice Heidegger) de la propia diferencia ontolgica. Heidegger entiende este declive. o degradacin como la
paulatina nivelacin de la diferencia ontolgica en direccin al horizonte 6ntico, haciendo uso de un esquema conceptual manifiestamente inspirado en la nocin termodinmica de entropfa. Considera
asimismo que esta tendencia degenerativa ser irreconducible si la.filosofia persiste en defender la hegemona de la representacin y la teora en toda actividad pensante. Tambin mantiene Heidegger que al
haberse asignado la filosofa la tarea de pensar aquello que la hace posible como actividad pensante, su nica opcin en nuestro tiempo es
trasformarse en una especie de contrapensamiento, enfrentndose
con la tradicin metafsica-representacionista-theoretica. O sea que,
en su opinin, la filosofa ha de convertirse en una estrategia de subversin extraritica cuyo antagonista primordial ser obviamente la
tradicin metafisica. En pocas palabras: debe preservar la diferencia
ontolgica, neutralizando en la medida de lo posible sus actuales sntomas de declive.
El progresivo declive o degradacin de la diferencia ontolgica,
segn Heidegger, comenz con las tentativas por reducirla a una re-
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de la historia del pensamiento la diferencia ontolgica resulto progresivamente ocluida por la contraposicin metafsica del ser y la nada.
Este antagonismo, en una primera tematizacion, fue planteado como
la diferencia metafsica que sobreviene entre la esencia y la existencia: hay que tener en cuenta que el ser, aun cuando se le articule como esencia y existencia [...I es, en definitiva, ser de ente. El ser
se distingue del ente: para llegar a comprender el ser, slo se dispone
de esta distincin, o mejor dicho, de esta posibilidad de distinguir.33
Ms tarde, coincidiendo con la Edad Moderna, la contraposicin del
ser y la nada se transform en el antagonismo entre la subjetividad
(ego cogito, autorreferencia, espritu) y la instancia gnoseolgicamente mediada por la propia subjetividad (objeto, cosa en s). Ya hacia el
siglo XIX la primitiva diferencia fue nivelada en forma de una lgica
o una psicologa, o sea que fue degradada al nivel de tales disciplinas.
As emergieron el logicisrno y el psicologismo, dos reduccionismos
que, como es notorio, Husserl combati con idntica acritud. Se reconoci que ms all de los hechos positivamente conocidos hay algo
todava ms digno de ser sabido (Wissenswertes): las condiciones de
posibilidad para el conocimiento de los propios hechos. Con ello volvi a emerger la diferencia que haba sido allanada o nivelada (eingeebnete) por el positivismo, aunque ahora fuera interpretada como psicologa o como lgica del conocimiento.34
Heidegger, Metaphysische Anfangsgriinde der Logik im Ausgang von Leibniz, op. cit., p. 193.
Max Mller, op. cit., p. 205.
392
De Husserl a Heidemer
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hemos referido, la paulatina degradacin 6ntica a la que ha sido expuesta. El enaltecimiento de la diferencia ontolgica, efectivamente,
est vinculado a la denuncia de su declive paulatino, y ambas actitudes conducen a evitar la inminente nivelacin &inca del ser. Aun
cuando los modos de entender la diferencia ontolgica hayan sufrido
un declive progresivo, y a pesar de hallarse expuesta a la degradacin
que hemos venido refiriendo, Heidegger la sita en el centro de su
programa ontolgico. Ya que, como hemos sealado, la diferencia ontolgica expresa la experiencia del ser< en todas sus modalidades, a
su vez propiciadas por la transcendencia del existir humano. Pero
tambin la diferencia ontolgica es una crucial consecuencia extraen-laca de la finitud. Orienta la experiencia del ser por el sujeto finito porque, adems de consistir en una realidad eminente, de hecho
comprende tambin los propios procesos que la aprehenden. Por esta
razn afirma Heidegger que el referido proceso de declive o degradacin progresivos de la diferencia ontolgica se inici con la ocultacin
&idea (onticista, dira este filsofo) del hecho diferencial ms general posible, o sea con la estrategia de encubrimiento que secularmente ha instigado la metafsica. La diferencia ontolgica colaps6
paulatinamente por efecto de las tentativas por allanar el ser hasta
hacerlo coincidir con el ente.
En sus indagaciones ontolgicas Heidegger supo extraer de la finitud humana la nica compensacin posible, la cual consiste en hacerla filosfcarnente productiva. La ontologa fundamental, efectivamente, intenta rentabilizar la finitud humana, impugnando de este
modo el talante carencial que, segn el punto de vista infinitista, conllevan las manifestaciones de la finitud. Esta doctrina, en una palabra, se esfuerza en obtener provecho filosfico de nuestro ineluctable
ser-para-la-muerte. Y en la medida que la finitud pone al ser humano
en contacto con el ser, escrutar la diferencia ontolgica es la nica tarea que tiene sentido para el ente existente. El aceso al sentido del
ser es una prerrogativa por la cual pagamos el terrible precio de tener
que morir. Importa, por consiguiente, extraer todo el partido posible
de una ventaja adquirida a tan alto costo, pero tan significativa que
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De Hueserl a Heidegger
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dologismo de la modernidad filosfica ha seguido una trayectoria parecida, ya que convertir en productiva la finitud no es conciliable con
la aspiracin a potenciar el mtodo. Si la contrapartida a nuestra condicin mortal es la posibilidad de aprehender la diferencia ontolgica,
desde el punto de vista fundamental-ontolgico el mtodo no es ms
que la ignorancia deliberada de la finitud. Por ltimo parece oportu-
acentan el ya referido declive o degradacin. Al mismo tiempo descubre Heidegger que adoptando el punto de vista del declive es posible aprehender unos procesos que slo el propio 'Arfa hace inteligibles, y por esta razn indaga el lenguaje o la historia del ser en su
pensamiento maduro. El inters que suscita la diferencia ontolgica,
en trmnos generales, obliga a considerar con atencin el proceso de
su declive. Tanto ella como su paulatina degradacin, lo acabamos de
ver, vienen determinados en ltimo trmino por la prevalencia de la
finitud.
De Husserl a Hcide&er
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y automostracin primordial
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Dienste, dice Husserl) que la percepcin sensible presta a los elementos materiales. En virtud de tales actos, el objeto que corresponde a las formas categoriales, o sea su correlato intencional, debe venir literalmente dado a la intuicin. La nica opcin posible, por
tanto, es postular la existencia de una intuicin sui generis que recibe esta donacin, ya que as describe la fenomenologa el acto realizador. En todo caso conviene reconocer con Husserl que el objeto,
ms que venir meramente pensado o significado, nos es puesto ante
los ojos. Podremos decir que intuimos dicho objeto, e incluso estaremos en condiciones de afirmar que lo percibimos, por poco que
llamemos intuicin todo acto realizador, y percepcin los actos
realizadores que dan fe de s mismos por medio de su propia representacin.
Aun cuando hasta ahora nos hemos servido sin reparo alguno de
los trminos objeto, intuicin y <percepcin (si sobreviene el correlato de una forma categorial, en efecto, ser preciso hablar de objeto, y si la representacin de dicho objeto nos viene dada tendremos que hablar de percepcin), es obvio que nos hemos estado ocupando de una intuicin atpicamente suprasensible, o sea de una
intuicin categorial. Tanto la intuicin sensible como la intuicin categorial, en suma, corresponden a unos actos (los actos sensibles o fundamentadores y los actos categoriales o fundamentados,
respectivamente) en los cuales algo real se manifiesta como dado
por si mismo. Con esta referencia a la realidad pretendemos excluir
de nuestra consideracin tanto los actos meramente designativos
400
De Husserl a Heidegger
de este autor). De acuerdo con este punto de vista, en la fenomenologa pre-transcendental de la VI Investigacin Lgica estara
contenido el fundamento (Boden)1 de la problemtica desarrollada
en Ser y Tiempo. Segn Heidegger la intuicin categorial muestra
que el ser est fenomnicamente presente en la categora, al tiempo que le asigna una fenomenidad que precisamente no es la fenomenidad que corresponde a la evidencia. Aun cuando ya en Ser y
Tiempo haba insinuado Heidegger que el precedente fenomenolgico de la ontologa fundamental estaba contenido en la VI Investigacin Lgica husserliana, en pocas posteriores abord con una extrema cautela la clarificacin de este importante dato histrico. Despues de muchos arios de reticencia, sin embargo, expuso Heidegger
1.
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miento de Husserl no merezca legtimamente el calificativo de intuicin. En el seno de este debate la contribucin del filsofo JeanLuc Marion ha tenido una considerable resonancia. Ei mrito principal de su aportacin es haber mantenido con rotundidad que la ortodoxa versin husserliana de la intuicin categorial es inadmisible desde un punto de vista estrictamente fenomenolgico. Al mismo tiempo Marion ha dejado bien claro que las interpretaciones de la intuicin categorial slo son filosficamente frtiles cuando desatienden la
rigidez doctrinal aplicada por Husserl a la primaca de la donacin.
(La intuicin categorial es un trmino que designa una inferencia por
analoga que no slo carece de justificacin fenomenologica sino que
Heidegger, Vier Semindre, op. cit., p. 116.
Ibid., p. 114.
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De Husserl a Heidemer
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no se limita a celebrar el descubrimiento husserliano de una donacin alternativa. En su interpretacin es asimismo perceptible un
leve tono imprecatorio cuando comenta la in-diferencia ontolgica.
de Husserl: En el momento en que Husserl ha obtenido el ser corno
Ibid., p. 116.
Iba., p. 115. Esta afirmacin de Heidegger corresponde al Seminario de
Ziihringen de 1972, el ltimo que dirigi el filsofo.
Jacques Derrida, La Vix et le phinomne, Paris 1967.
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De Husserl a Heidemer
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recer de Marion, invoca subrepticiamente la intuicin. Esta reclamacin de la misrnidad de las cosas, al fin y al cabo, convierte todo
desempeo intuitivo en una instancia legitimadora irrevocable. Surge
as el peligro de atribuir a los cometidos intuitivos una importancia
que en realidad no les corresponde. A este respecto Marion ha puesto un encomiable empeo en puntualizar que el retorno a las "cosas
mismas", o sea su reconduccin a su punto de partida intuitivo, slo
tiene verdaderamente lugar si con este procedimiento son consignadas a una eventual evidencia aquellas instancias que, segn la orientacin natural del pensamiento, suelen resistirse a la intuicin. La regla que propugna el retorno a la intuicin, y que en consecuencia se
declara contraria a la direccin natural del pensamiento, es aplicable
en todas las direcciones posibles, pues [segn Husserl) todo pensamiento que sea coherente consigo mismo puede convertirse en intuitivo. ' 3
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ms de lo que puede parecerle a una mirada no fenomenolgica. Ampliar la intuicin, en otras palabras, [quiere decir que] en ella se manifiesta, en realidad, ms de lo que parece manifestarse (il apparat
plus qu'a ny paratt), o sea que en ella se manifiesta todo cuanto la intuicin ampliada es capaz de mostrar a la mirada fenomenolgica, la
410
De Husscrl a Hcideggcr
gencia categorial de la donacin por s mismo (en personne) del fenmeno. La intuicin es un resultado de la donacin, sin que exista excepcin alguna para esta regla,15
El concepto de donacin result expansivamente transformado,
segn el punto de vista de Marion, por los anlisis de Husserl en las
Investigaciones Lgicas. Desde luego slo una ampliacin radical hizo
posible que tuviera sentido seguir hablando de intuicin en el caso de
15.
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extremo de convertir la intuicin en un mundo, no contradice radicalmente la autonoma o idealidad de la significacin? Si la significacin es autnoma hasta el punto de que puede prescindir de la presencia, o sea del ser, no cabe duda de que la significacin, si aspira a prescindir de la intuicin, debe empezar prescindiendo de s misma..17
4] 2
De Husserl a Heidegger
Phanoinenologie, ap. cit., p. 168, citado en: Marion, La perce et rilargissnient, op.
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Dt Flusrerl a Heidegger
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De Husserl a Heidegger
l'resencia fenomnica y autamostracin primordial
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nolgico), la cual puede ser advertida en el tratamiento concomitante que reciben los correspondientes temas u objetos.
Esta aproximacin inicial suele advertir tambin que la determinacin por Heidegger del objeto o tema que debe ser tratado fenomenolgicamente, lejos de no ejercer efecto alguno sobre el
mtodo empleado, por el contrario tiene importantes implicaciones metodologicas.
Los textos de la poca de Ser y Tiempo contienen el testimonio
explcito de que Heidegger asume Ia metodologa fenomenolgica de la inmediatez propugnada por Husserl. Sin embargo, las
contradicciones que pueden ser percibidas estudiando atentamente aquella obra, ponen de manifiesto que Heidegger procedi
de hecho a revisar en profundidad el mtodo fenomenolgico.
En consecuencia, las discrepancias entre Husserl y Heidegger no
slo parecen de orden temtico (o sea que se refieren al que'>
de sus investigaciones), sino que tambin producen la impresin
de tener implicaciones metodolgicas (proceden del como de
sus trabajos).
La ambigedad que puede ser advertida en los textos de Heidegger que tratan del mtodo fenomenol6gico invita a leerlos
desde dos niveles de atencin distintos.
418
De Husserl a Ileidemer
La lectura realizada desde el primero de estos niveles de atencin revela un acuerdo total con el punto de vista metodolgico
de Husserl que vincula la indagacin fenomenolgica con la primaca asignada a la inmediatez.
Al parecer de Husserl, el mtodo fenomenologico se compromete a excluir los prejuicios y las preconcepciones en la captacin
de todo aquello que puede ser inmediatamente aprehendido..
Heidegger, por su parte, mantiene que el mtodo fenomenolgico combina dos actitudes bsicas: la independencia del punto
de vista. y la libertad que hace posible aproximarse efectivamente al objeto., una independencia y una libertad que,
por supuesto, no admiten precondicion alguna procedente de un
determinado tema o contenido.
La lectura realizada desde el segundo de los referidos niveles de
atencin muestra que la posicin de Heidegger es independiente de la que defiende Husserl tanto en lo que concierne al objeto o tema como en referencia al mtodo, y no obstante los aparentes indicios de continuidad entre ambas.
De todos modos, esta misma lectura indica tambin que cuando
Heidegger adopta la mencionada actitud de aparente independencia, en realidad se limita a ser consecuente con la concepcin husserliana del mtodo fenomenolgico. Husserl exiga una
completa ausencia de prejuicios ante las posiciones tradicionales de la filosofa, y Heidegger sigue al pie de la letra esta directiva de su maestro. Su fidelidad doctrinal llega al extremo de
aplicar este crucial imperativo husserliano a las posiciones fenomenoltigicas ya constituidas.
Si el mtodo fenomenolgico consiste en la independencia y en
la libertad que Husserl pretende introducir en la relacin gnose-
lgica con todo objeto o contenido, tambin deben ser abordadas con independencia y libertad las implicaciones temticas del mtodo. O sea que tambin la determinacin del contenido por el mtodo, como ocurre a menudo en la obra de Husserl, debe ser independiente y libre..
Presencia frnomenica y automostracin primordial
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que Heidegger adopta la opcin formalista y depurada contenida en los planteamientos metodolgicos de Husserl, pero que
desestima las implicaciones propiamente temticas del legado
husserliano.
Esta concepcin formalista y depurada del mtodo fenornenolgico, defendida primero por Husserl y recogida ms tarde
por Heidegger, consiste esencialmente en la interpretacin formal de la evidencia, o sea la aspiracin a captar intuitivamente
las cosas mismas.
La diferencia en los modos respectivos de entender la fenomenologa que tienen Husserl y Heidegger, aparece al considerar las
discrepantes orientaciones de ambos autores al desformalizar la
concepcin formal de la doctrina (Cfr. # 18). En otras palabras:
se manifiesta en el talante contrario de los criterios con los cuales Husserl y Heidegger concretizan la concepcin formal.
Ello no obstante, la referida concepcin formal de la fenomenologa (el factor que vincula las filosofas de Husserl y del
primer. Heidegger hasta el extremo de unificarlas virtualmente) es objeto de una decisiva redefinicin o reformulacin por
parte de Heidegger.
Esta reformulacin heideggeriana empieza por esclarecer los
dos trminos de origen griego que componen la expresin fenomeno-loga. El significado del primer trmino corresponde
al concepto formal de fenmeno. Combinado con el significaPresencia finaminica y autamostracan primordial
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De Husscrl a Heidesecr
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samente: mostrar el objeto por medio de una operacin epifanica que, al mismo tiempo, es capaz de hacer(lo) evidente. (das
aufweisende Sehenlassen), en el bien entendido que esta operacin, adems y sobre todo, debe sobrevenir a partir [del objeto]
mismo (von-ihm-selbst-her).
o del venir dado. (o sea el Gegebenheitsmodus) del correspondiente objeto o tema, una prestacin que precisamente coincide con el modo de encuentro. (el Begebnisart) con dicho objeto o terna.
El objeto o terna que se da (y que es encontrado) mostrndose a s mismo corno aquello que es en s mismo (puesto que en
este doble cometido reside su condicin de fenmeno), segn
la fenomenologa debe ser investigado a partir de s mismo.
sometindolo a la operacin que tiene por finalidad mostrarlo
(logos).
Hemos sealado (Cfr. # 19) que tanto la concepcin fenomenolgica como la concepcin vulgar de la fenomenologa resultan de aplicar el mtodo fenomenolgico a diferentes objetos
o temas. Este proceso de concretizacin desformalizadora suministra el objeto o tema que debe ser fenornenolgicamente in-
De fflisterl a Heidemer
l'risencia frnominica y automostracitin primordial
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El mbito de lo natural-precientfico no necesita de mtodo alguno para conducir el objeto a la automostracin. Toda pro-
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De Hueserl
Heidegger
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ente se muestra siempre a s mismo, unas veces de un modo natural y en otras ocasiones por medio de una mostracin cientfi-
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Dt Hussert a Heidemer
modos de ser que no son el existir en su fundamental contingencia (o sea el Dasein) aparece a su vez como el horizonte
donde al Dasein se le hace accesible su propia existencia. Y en
la medida que esto ocurre, el Dasein advierte al mismo tiempo
el sentido total de su propia realidad fctica. Por tanto conviene
abordar la tematizacin fenomenolgica del ser de los entes por
medio de una analtica existencial del Dasein.
Husserl procede a desformalizar el concepto formal de fenmeno (como hizo Heidegger ms tarde sobre un objeto distinto)
aplicndolo al tema caracterstico de la fenomenologa idealista:
la vida de la conciencia y sus vivencias. [Cfr. # 45-50 para la determinacin de las condiciones que deciden la ndole fenomenolgica del referido fenmeno, al tiempo que descartan la caracterizacin vulgar.]
Ni el yo, ni la vida de la conciencia o sus eventuales integrantes
(las vivencias intencionales), cumplen tales condiciones al menos
en lo que se refiere a su modo natural de sobrevenir. Se muestran
a s mismos, en efecto, sin necesidad alguna de que concurra una
mostracin explcita de orden fenomenologico. Su modo de presentarse es natural en algunos casos y cientfico-positivo en
otros. En ninguna de estas ocasiones, no obstante, la automostracin se fundamenta en aquello que se muestra a s mismo.
Sin embargo no conviene pasar por alto la posibilidad de considerar reflexivamente los desemperios naturales de la conciencia,
pues el referido carcter natural de estas prestaciones en caso
alguno es espontneamente tematizado.
En vez de conducir al objeto natural o ingenuo, el referido esfuerzo antinatural de reflexin da acceso al objeto, al tiempo
l'resemia frnominica y amornostracin primordial
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De Husserl a Hcideggor
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S'
humano advierte su propio impulso efectuador (handelnder), pero aqulla no debe ser confundida con la totalidad (Totalitt) objetiva de las cosas que estn a nuestro alcance. La totalidad (Ganzheit) que impone el
acaecer de las cosas no est primordialmente formada por el entramado espacial de sus correspondencias (thr rdumlicher Verweisungszusammenhang). Ms bien coincide con la disposicin (die Bewandtnis) de las
propias cosas a vincularse con nuestras iniciativas de orden prctico o,
alternativamente, a desentenderse de nuestra actuacin.'
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De Masar! a Heidesgrer
la finitud
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4, Gerold Prau, Erkennen und Handeln in Heidemers 'Sein und Zeit", Freiburg i. B. 1977, pp. 116-117. Para las interpretaciones estrictamente practicistas de
la ontologa fundamental, en cambio, las constataciones siguientes tienen un carcter irrevocable: La nica realidad efectiva consiste en accin. El mundo deja de
existir en el intervalo contemplativo que media entre dos efectuaciones sucesivas.
Ser quiere decir operar con aquello que toda teora propende a soslayar. La verdad slo sobreviene en el despliegue imprevisible de una actividad prctica.
5. Husserl, Carterianische Afeditationen, &p. cit., p. 27.
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De Husserl a Heidemer
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mundanidad, por su parte Heidegger (para quien el yo puro husserliano es en definitiva un concepto contradictorio) concibe el Dasein
como el ente que ante todo hace accesible el mundo, pues conduce los
dems entes a la manifestidad. Desde el punto de vista de Heidegger,
la caracterstica esencial del sujeto consiste en que naturalmente le
corresponde un mundo. El Dasein no existira si no pudiera hacer ostensible el mundo. Si no estuviera en condiciones de reclamar su relacin con los entes, en otras palabras, no sera propiamente el Dasein.
El sugestivo tema del antisubjetivismo de Heidegger, o sea la
constatacin del vnculo irrevocable que enlaza al sujeto con el mundo, ha sido difanamente expuesto por el fenomenlogo Jan Patoka,
notorio defensor de una fenomenologa asubjetiva: En la medida
que [la subjetividad] vive de sus posibilidades (es decir: tiene que
acometerlas y debe identificarse con ellas) ha de proyectar (entwerfen)
434
De Huzerl a Heidemer
todas sus posibles opciones nticas del mismo modo que un artista
elabora una narracin o una pintura: atenindose impasiblemente a
los requerimientos del contenido y desistiendo de entretejer en l sus
propias vivencias. Pero la esfera fenornnica, entendida en un sentido radical, tampoco es subjetiva, y por ello no debe ser concebida
como una creacin o una disposicin arbitraria (ein eigentnchtiger
Wurf) del sujeto. La esfera fenomnica, o sea el mbito en que sobrevienen los entes, viene instigada por el propio ser humano y por tanto est concertada con la constitucin del ser humano como ente. La
Loe. cit.
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Tan
Pato6kas praktischer Philosophic, en: Studien zur Philosophie von Jan Patada, ed.
por E. W. Orth, Freiburg i. B. 1985, P. 13. Es interesante constatar que en este
contexto la figura retrica llamada oximoron podra haber sido utilizada por
Heidegger para denunciar el compromiso de Husserl con un sujeto puro y extramundano, a/ tiempo que un virtual Husserl redivivo fa podra haber empleado para descalificar la fenomenologa asubjeriva de Patodka.
teamiento heideggeriano, no obstante, la operacin de "hacer accesible" el ser es la condicin para que el ente intramundano sea "hecho
accesible". Husserl parte de los actos aislados y de los correspondientes
objetos, sintticamente constituyentes de unidades cada vez mayores.
Cuestionar el acceso a las cosas, en contrapartida, conlleva unas puntualizaciones cuyo sentido antecede al individuo singular..1
lado las categoras de: virtualidad, posibilidad, expectativa, implicacin, proyecto, latencia y abertura. La oposicin entre estas dos constelaciones conceptuales emerge, como tendremos ocasin de observar,
en numerosas actitudes de Husserl y de Heidegger. Conviene sealar,
con todo, que stas no slo son siempre complejas sino que con frecuencia presentan una desconcertante ambigedad. Ocurre, por ejemplo, que ni Husserl fue el defensor acrrimo del fijismo representadonista que algunos historiadores han credo identificar, ni la doctrina
10
436
Tugendhat, Der Wahrheitsbegriff bei Husserl und Heideggen op. cit., p. 288.
De Husserl a les:Aver
El vinculo mundano y los efectos de la finitud
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del primer. Heidegger se confina en un despliegue ex-sttico-existencial en direccin a la abertura del proyecto..
Est fuera de discusin, desde luego, que la doctrina de Husserl
enaltece los desempeos operativos de ndole meramente virtual, o sea
las efectuaciones en estado latente y las opciones en situacin de expectativa que comparten la caracterstica disposicin adventista que la
fenomenologa denomina Erwartung. La principal razn de esta preponderancia reside en que la percepcin (la operacin considerada, en
el sentido que ya ha sido sealado, como el modelo para toda relacin con el objeto) es esencialmente un proceso pars pro toto. Husserl explic infatigablemente como es posible que lleguemos a aprehender completamente los objetos ordinarios de la percepcin cuando
en realidad slo tomamos contacto con ellos de un modo irrevocablemente parcial..1' La conciencia pretende acceder al objeto, en suma,
por medio de unas Abschattungen o perfilaciones que por naturaleza
son siempre incompletas. En esta constante superacin por las prestaciones de la conciencia de la desconcertante insuficiencia de su punto de partida (sobre todo si son tenidas en cuenta la pureza y la rotundidad que son presentidas en el objeto) radica el origen de la dinmica intencional. Husserl mantiene que la llamada "relacin intencional" es la relacin de la conciencia con el x puro, y no la relacin
de la noesis con el noema. [...1 La intencionalidad, por tanto, se basa
en que el noema pleno difiere del objeto intencional..'' Este perfeccionismo del vnculo intencional justifica tambin que el status on-
les C,oclerch, El genio maligno, figura del ejercicio del pensamiento, Unicersitas
Tarraconensis 1 (1983), p. 11.
tolgico de lo intencionado, como postula la fenomenologa, sea considerado esencialmente irrelevante. La fenomenologa descansa sobre
dos tesis fundamentales. La primera mantiene que todo acto mental
tiene una intencin. La segunda afirma que las propiedades de las intenciones, as como las relaciones de unas intenciones con otras, nada
tienen que ver con su estado ontolgico. La teora de los objetos coincide con la teora de las intenciones, y sta a su vez es idntica con la
propia fenomenologa. Pero no podra haber una teora de las intenciones si la segunda de las tesis referidas no fuese verdadera..'3
Es evidente que Husserl procura no confinarse en una valoracin
esttica de la presencia pura y que se afana por introducir en su doctrina una dimensin de abertura hacia aquello cuya presencia es meramente virtual. La prueba ms convincente de este significativo rasgo de su doctrina es la interpretacin de la intencionalidad que refe-
la fenomenologa no considera como un fin en si mismo las posibilidades puras que vienen dadas a la conciencia. Ms bien las percibe
como un medio para racionalizar una realidad nica e imperturbable.
Husserl aspira a encontrar en el mbito de lo posible las reglas que
gobiernan el sobrevenimiento de lo real..14 Esta discrepancia de fonGrossmann, op. cit., p. XI.
Ferdinand FeIlmann, Phanomenologie und Expressionismus, Freiburg 1982,
pp. 80-81. Este apego a la realidad estable asociada a un saturado despliegue de
posibilidades es antagonista del compromiso heideggeriano con lo virtual y de su
indiferencia hacia la presencia de lo percibido. Se ha reprochado a Heidegger no
haber tomado en consideracin ni el estrato primitivo de la experiencia, o sea lo
percibido, ni el cometido elemental del pensamiento, es decir: la descripcin. C.fi:
Granel, Le Sens du Temps et de la Perception chez E. Husserl, op. cit., p. 115.
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De Husserl a Heidegger
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do entre la concepcin posibilista de Husserl y la indiferencia de Heidegger hacia los recursos de ndole meramente esttica, ha sido pasada por alto por algunos historiadores de la fenomenologa. Precisa-
intencionalidad. Para Heidegger la actuacin del Dasein (su tratocon y su tener-que-ver-con) es esencialmente un modo de abordar
tareas y ocupaciones, y su carcter es por lo tanto intencional. Para
Heidegger la intencionalidad es un decisivo primer paso hacia el
abandono de la esfera "interior" del sujeto, un mbito que debe ser
transgredido si se pretende entablar relaciones con el mundo.15
No puede haber duda de que slo esta desconcertante modalidad
E-W. von Herrmann, Der Begriff der Phanomenologie bei Heidegger und
Hussffl, op. cit., pp. 38-39.
Ibid., p. 38.
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De Husserl a Heidestger
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yar que la intencionalidad y el ser-en-el-mundo corresponden a rdenes de transcendencia no slo dispares sino sobre todo inconciliables,
Heidegger designa la intencionalidad del estar-dirigido-hacia como
transcendencia 6ntica. As consigue diferenciarla de la transcendencia que conllevan las realizaciones (Vollzike) del Dasein, cuyo rango hegemnico pone Heidegger de relieve al denominarla prototranscendencia (Urtranszendenz). El problema de la transcendencia
en general no es idntico al problema de la intencionalidad. La intencionalidad despliega una transcendencia de orden dintico, y por esta
causa solo sobreviene a partir del ser-en-el-mundo, o sea desde el fun-
atienden las criticas de Heidegger, y en consecuencia se abre y se dinamiza la intencionalidad hasta hacerla existencialmente no-teorizable, de modo anlogo a como no son teorizables las realizaciones del
un derrotero esencialmente abierto. Esta caracterstica las hace inconmensurables con la dinmica, siempre sumisamente teorizable, de
una conciencia cuyo rasgo preponderante es su proyeccin hacia una
figurada exterioridad.
El carcter inconciliable de las doctrinas reseadas se explica por
las discrepantes ideas ontolgicas de ambos estilos de pensamiento. La
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De Husserl a Heidegger
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po la realizacin es concebida por Heidegger como ser-en-elmundo, ya que en esta obra el estar-dirigido-a una realidad exterior, en abierto antagonismo con la intencionalidad husserliana, es
en la medida que existe, comprende el ser y al mismo tiempo se atiene a los entes. La diferencia entre ser y ente est presente en este doble cometido, desde luego no explcitamente captada por el Dasein
444
Ibid., p. 62.
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De Husterl a Heidager
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pero latente en su existencia. Est presente en el modo de ser del Dasein y a la vez forma parte de la existencia, siendo sta el modo de ser
que adopta la mencionada diferencia al realizarse. [...] Cuando se reatiza explcitamente, denominamos la diferencia entre ser y ente "diferencia ontolgica".24 En definitiva, tanto si la inclinacin realizadora del Dasein es interpretada como ser-en-el-mundo (as ocurre
en Ser y Tiempo), como si es concebida como diferencia ontolgica
(as sucede en las lecciones de 1927), Heidegger la explcita como la
fundamental condicin de posibilidad para toda aproximacin a la intencionalidad que, en ltimo trmino, aspire a entenderla como una
relacin. En la realizacin y en la relacin, por consiguiente, concurren las dos referencias conceptuales extremas que hacen posible
distinguir ontolgicamente la intencionalidad husserliana de la
postintencionalida& heideggeriana. Desde luego esta ltima opcin
equivale de hecho a una patente metaintencionalidacb>, a causa del
carcter derivado y residual que, en opinin de Heidegger, cabe atribuir a la intencionalidad husserliana. As percibe Heidegger las operaciones formalmente vinculadas con la realizacin. o Volizug como
el fundamento de la intencionalidad ortodoxa en todas sus variantes.
Se impone ahora una referencia al sentido filosfico final de la diferencia entre intencionalidades que hemos venido explorando. Heidegger favorece el tema de la realizacin porque pretende dejar claro que el nivel ontolgico del Dasein es profundamente distinto de la
realidad asignada a las simples cosas. Esta declaracin de alteridad y
de inconmensurabilidad radicales equivale a afirmar llanamente que
con el Dasein no es posible hacer lo que se hace con las cosas. Con el
Dasein, en efecto, no es posible entablar relaciones. Pero sobre todo
importa subrayar que por esta misma razn tampoco las puede entablar el Dasein por iniciativa propia. Aun cuando el Dasein, en otros
trminos, no pueda ser convertido en objeto intencional, tampoco tiene sentido atribuirle primordialmente la capacidad de intencionalizar objeto alguno, en consonancia con la inclinacin husserliana a
24.
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concebir la intencin como una relacin. O sea que el Dasein no puede ser teorizado, aun cuando tampoco corresponde a su carcter acometer teorizacin alguna. Al Dasein slo le corresponde en propiedad,
como Heidegger afirma, atenerse a su propio ser, pues paradjicamente no puede ser tematizado ms que en el seno de un empeo
mero poder-ser) para el desempeo efectuador del Dasein. El proyecto es la "constitucin-de-ser" existencial que corresponde al mbito de posibilidades (des Spielraums) suscitado por el poder-ser fctico..26 En constraste con el sentido exacerbadamente abierto,
Heidegger, Sein und Zeit, op. cit., p. 191.
Ibid., p. 145. Es cierto que Hussed, en sus glosas del prm pro toro que gobierna la percepcin, ternatiza conceptos que (corno el <proyecto asociado a la expectativa o 4Entnnol;, o la latencia co-surgente con el cumplimiento. o ,(Thfliliting, y aun la virtual prefiguracin del objeto intencional en la TerfilaciOn o
Abschattimg) poseen un aura aparentemente heideggeriana. Pero esta impresin
slo parece legtima cuando se deja de tener en cuenta que el sentido de los referidos conceptos tiende a disolverse en la rotunda presencia que ellos mismos instigan,
pues en la obra de Husserl la posibilidad acaba siempre par cristalizar en idealidad.
De Husserl a Heidesger
EI vinculo mundano y los efectos de Infinitud
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De Hussert a Heidemer
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por temas abiertamente extratericos corno la vida, la facticidad o la existencia, la cual se manifiesta sobre todo en la doctrina
expuesta en la Crisis, haya llevado algunos historiadores a mantener
que al final de su vida se convirti filosficamente al finitismo.
Conviene advertir, de todos modos, que el inters de Husserl por
unos temas tan patentemente finitistas como los que acabamos de
mencionar tiene profundas races en la doctrina fenomenolgica.
Como ejemplo de esta filiacin basta recordar que Husserl contrapone
el concepto de intencionalidad a la problemtica en torno a la polaridad sujeto-objeto (la intencionalidad equivaldra al campo de fuerzas o bisagra que opera entre ambos polos) en base a las difusas
categoras de la vida o la existencia.. stas vinculan la subjetividad pura con la mundanidad pura, o sea los residuos a los cuales
el dualismo del sujeto y el objeto queda reducido cuando es interpretado a la luz de la intencionalidad. Tanto la vida corno la existencia, sin embargo, afloran en el mbito que Husserl denomina la vida
de la conciencia, desde luego ms adaptado que aqullas a la claridad
conceptual que exige la tradicin moderna. Cabe concluir, en todo
caso, que ante la favorable disposicin de Husserl hacia unos trminos
de connotacin vitalista y existencializante, no parece que pueda ser
confirmado su exclusivo compromiso infinitista. La vida que Husserl
invoca, aun siendo de un extremo esquematismo, contiene una indudable componente finitista. Ello no obstante, la patente insuficiencia
de esta concesin husserliana al finitismo fue convertida por Heidegger en un motivo determinante de su replanteamiento doctrinal.
mer Heidegger en los estudios dedicados al movimiento fenomenolgico. En una obra titulada precisamente Facticidad e Individuacin, el filsofo Ludwig Landgrebe ha sealado la siguiente circunstancia en relacin con la facticidad: La creencia en el ser del mundo no presenta la certeza de las creencias obtenidas por medio del juicio. Ms bien consiste en una afirmacin de carcter absolutamente
antecedente (vorgeingig), el cual sobreviene al unsono con el hecho
de nuestra vida, y en la medida que sta se transforma en conciencia.
[En tal afirmacin] concurren el asentimiento con respecto a nosotros mismos y la aceptacin de que la totalidad de nuestra existencia
en el mundo viene dada de hecho, o sea la circunstancia que Heidegger ha caracterizado introduciendo el trmino "facticidad"..29
Cabe sealar, sin embargo, que aun cuando estas connotaciones del
se desentiende de la intencin compensadora con la que el paradigma moderno afronta las limitaciones que provienen de la facticidad
del sujeto. Es cierto que las filosofas modernas del conocimiento liberan al sujeto de todo dogmatismo metafsico, y que aun siendo
Dc Husscrt a Elcidemer
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Al orientar su pensamiento en direccin a la facticidad, por consiguiente, Heidegger denunci tanto su productivizacin transcendental corno su justificacin idealista. De lo irrevocablemente fctico
le interesa a Heidegger por encima de todo su dimensin negadora,
en la cual percibe la fertilidad potencial del finitismo. Las limitaciones fcticas del conocimiento, efectivamente, parecen dejar en entredicho las ilusiones del idealismo. Por lo pronto puede ser advertido
31. Friedrich WithcIrri Joseph Schelling, Vom Ich als Prinzip der Philosaphic
oder nber das Unbedntgte im menschlichen Wissen, edicin Corta, vol. I, p. 239.
452
De Husscrl a Heidegger
por va negativa que el conocimiento finito es una intuicin no creadora. Aquello que el conocimiento finito nos brinda inmediata y detalladamente tiene que hallarse ya presente de antemano (mur) vordem schon vorhanden sein). La intuicin finita presiente lo intuible
como un ente que ya por s mismo es, de modo que al no poder darse a s misma y por s misma el objeto, debe hacrselo dar. Una intuicin cualquiera no es receptiva (hinnehmend) por el mero hecho de
ser una intuicin. Slo la intuicin finita es receptiva. Por tanto el
carcter finito de la intuicin reside en la receptividad (Rezeptivitat).32 Con esta formulacin pretende mostrar Heidegger que todo
conocimiento finito es de carcter esencialmente derivado, al tiempo
que refuerza la legitimidad de su compromiso antiidealista. Conviene
no olvidar que en su obra Kant y el problema de la metafsica, publicada en 1929, o sea dos aos despus de Ser y Tiempo, analiz Heideg-
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11
intuicin finita no puede llevar a cabo su cometido receptivo si no sobreviene lo recibido mismo (dfis Hinzunehmende). Toda intuicin finita se caracteriza por la necesidad de que la asuma y la efecte aquello
que en ella se hace intuible.34 Con estas puntualizaciones Heidegger
aspira obviamente a combinar la actitud antiidealista comprometida
con la primaca del objeto, y la tesis de que la finitud gnoseolgica
se distingue por su disposicin receptiva. Pero su propia tentativa le
parece incierta porque advierte que potenciar especulativamente la receptividad del sujeto finito conduce paradjicamente a cuestionar la
propia nocin de objeto cuya primaca estaba tratando de asegurar.
Tambin seala que la fundamental finitud del conocimiento humano
ilumina todo objeto epistmico: Slo en el conocimiento finito hay
algo que puede ser llamado "objeto". Slo l est comprometido con
el "ente que ya por s mismo es". En cambio, el conocimiento infinito
no puede enfrentarse con "ente-que-ya-por-s-mismo-es" alguno. No
est en condiciones de orientarse hacia este gnero de ente. El referido "atenerse-a" sera de hecho un "depender-de" (eine Angewiesenheit
auf), o sea que entonces intervendra la finitud. El conocimiento infinito da lugar a que irrumpa el ente propiamente dicho. [...] Cuando el
ente es revelado a la intuicin absoluta, "es" precisamente en su "venir-a-ser" (Zura-Sein-Kommen). Slo en cuanto que es "en s mismo"
Ibid , p. 25.
Ibid., p. 29.
454
De Husserl a Heidegger
to de tal estructura puede ser advertido en los desempeos del entendimiento finito y aparece con nitidez en las problemticas que suscitan dos confrontaciones tradicionales: la problemtica de lo 6ntico
contra lo ontolgico y la del yo contra el mundo. En estos mbitos
antagonistas Heidegger se propone contrarrestar las insuficiencias de
la comprensin finitista de la realidad, corrigiendo las carencias que
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De Husserl a Heidemer
niln de Heidegger, el problema que plantea todo realismo munano proviene de la dificultad especulativa que referimos a continuacin. El sujeto accede a la conciencia temtica de s mismo porque
previamente el mundo se ha hecho accesible. Pero el pensamiento,
fascinado por la presencia de la subjetividad ante s misma, relega a
un plano subalterno tal posibilitacin mundana de la autoconciencia. O sea que el recurso operativo es marginado por el resultado de
la propia operacin, surgiendo entonces las categoras ficticias del yo
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trol del mismo modo que los dems entes se substraen a sus disposiciones. Pero en el ser humano, por otro lado, el ente que l por
lo pronto no es, se convierte sin cesar en el ente que l es sin duda alguna, y viceversa. Esta enigmtica labilidad conduce a pensar que, en
definitiva, el trmino finitud caracteriza una paradjica situacin.
De 1-Inaer1
lieidegger
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I
se atiene preferentemente a los entes que no son l mismo. En definitiva, la finitud inherente a todo lo humano, ya evocada por las connotaciones restrictivas del trmino Dusein, hace imprescindible orientar la indagacin ontolgica a la comprensin del ser. Slo esta
comprensin, como ya hemos sealado, pone de relieve la manifestidad y la obertura (Offenbarken) de los entes, o sea las caractersticas
&ideas indispensables para que el Dasein ejecute su proyecto de
transcendencia. Es difcil imaginar, ante esta alianza del pensamiento
de Heidegger con la realidad del mundo., una descalificacin mas
sarcstica del confinamiento fenomenolgico en la conciencia.
O sea que las restricciones metodolgicas de Husserl fueron neutralizadas por la meditacin consecuente del fenmeno de la finitud
que Heidegger propuso en su primera filosofa. La pregunta por el
ente en tanto que ente, en efecto, slo puede ser propuesta por un
ente que a su vez se sabe paradjicamente dependiente de los propios
entes que quiere poner al servicio de su quehacer proyectivo. Tal
cuestin, en definitiva, slo puede ser planteada por un ente que,
como Heidegger dice, existe. La meditacin de la finitud, y con ella
la afirmacin del carcter transcendente de la existencia, permiten
advertir en ltimo trmino que la comprensin del ser es decisiva en
la constitucin existencial del Dasein. Esta constatacin justifica al
mismo tiempo que Heidegger perciba en la comprensin del ser el ncleo metafsico de la existencia y que por tanto decida convertirlo
en el terna hegemnico de la ontologa fundamental.
Es preciso hacer referencia, por ltimo, a la influencia progresivamente decreciente de las convicciones finitistas de Heidegger en los
planteamientos sucesivos de su pensamiento. El finitismo fecundo la
filosofa de Heidegger que gira en torno a Ser y Tiempo sobre todo
porque auspici un concepto indito de verdad. A partir de este momento, de todos modos, el ascendiente del finitismo se fue desvaneciendo paulatinamente. A este respecto conviene recordar que Heidegger comprende la finitud humana desde eI confinamiento del Dasein en el carcter fctico de su crucial situacin derelicta. Al mismo
tiempo interpreta este avasallamiento como el fundamento de una
460
De Husseri a Heideffier
miento encubridor en el que la componente ocultadora es primordial. La ms destacada consecuencia de esta interpretacin fue la vinculacin definitiva de finitud y verdad que llev a efecto la ontologa
fundamental. Pero la importancia atribuida a la finitud, como ya hemos sealado, disminuy paulatinamente en la obra posterior a la
Kehre. Fue substituida por la aspiracin, cada vez ms intensa con el
paso de los aos, a acceder a una posicin absoluta que recuerda el
carcter totalizador del pensamiento hegeliano. .La doctrina heideggeriana [posterior a la Kehrej propugna en el fondo la verdad que
aporta el saber absoluto. La radicalizacin de la finitud humana que
las filosofas de Hegel y de Heidegger llevan a cabo de manera coincidente parece destinada a superar sus propios efectos limitativos (Bedingtheit) y a despejar el camino hacia un saber "absoluto".36 La progresiva prdida de hegemona que experimenta la causa finitista en la
segunda filosofa de Heidegger, en efecto, es un apasionante tema
historiogrfico. A este respecto seala el filosofo de persuasin heideggeriana Henri Birault: La propia idea de Endlichkeit se va esfumando en el pensamiento de Heidegger a medida que este autor advierte la impotencia esencial que afecta a la tradicin metafsica en
relacin con la verdad olvidada del ser. [...] El concepto de Endlichkeit, por lo pronto utilizado para sealar el abismo que separa el pensamiento del ser del pensamiento ortodoxo del absoluto o del infinito (quedando as: establecido que la ontologa fundamental es irreductible a una teologa), result abandonado en eI mismo instante en
que tanto la ontologa como la teologa fueron recusadas en favor de
un pensamiento en mayor medida comprometido con el pensar (une
pense plus pensante),37
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y constitucin originaria
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tantes implicaciones ontolgicas ya han sido referidas. Hemos observado que Husserl pretenda acceder al a priori por medio de una reflexin sobre las vivencias. En cambio, las peculiares vivencias que
Dc Husserl a Fat-le/0er
Facticidad primordial y constitucin on'ginaria
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luto sui generis, seala Heidegger que el nico acceso legtimo al ser
conlleva el concurso de la finitud. Cree que la reduccin fenomenolgica se empea en ignorar el nico procedimiento para alcanzar
el ser. No slo la mundanidad no es un obstculo en el camino hacia
el ser, sino que ste acecha en el trasfondo de toda orientacin mundana. Junto al imperativo de pensar el ser., por tanto, el compromiso con la finitud es una constante en la obra del primer Heidegger4
Ibid., p. 52.
Hasta el punto de que la Kehre ha sido atribuida a un presunto compromiso a ultranza de Heidegger con el tema de la finitud. Su empecinamiento finitista, en otras palabras, le habra conducido a suspender el programa ontolgicotemporal esbozado en Sein und Zeit. Segn este punto de vista, las opciones fini
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De Hatscrl a Heidegger
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tentemente, en efecto, la insensibilidad de los planteamientos ontolgicos habituales ante el hecho primordial de /a finitud humana.?
Haber cuestionado la alianza tcita entre la ontologa y el infinitismo,
de todos modos, no fue una razn suficiente para que el antagonismo
entre los momentos finitista y ontolgico de la ontologa fundamental quedara definitivamente resuelto. Esta incompatibilidad, en todo
caso, puede ser considerada como un vestigio del compromiso infinitista de las ontologas clsicas. La concertacin temtica de su propia doctrina habra sido alcanzada por Heidegger, segn indica Tzewan Kwan, defendiendo la primordialidad o antecedencia de la orientacin finitista sobre su propio parti-pris ontolgico. De acuerdo con
esta interpretacin, desde sus inicios el pensamiento de Heidegger estuvo impregnado del impulso ontologista surgido histricamente con
la obra de Aristteles, aun cuando en su primera etapa filosfica fuemis() finitista, sino que mas bien ocurri lo contrario, ya que decidi profundizar
en el fenmeno a causa de su primordial inters por la finitud. Esta inclinacin
esta plasmada en el talante escptico de las preguntas que Heidegger dirigi a Cassirer en la clebre disputatio mantenida en Davos por ambos pensadores en abril
de 1929. Qu camino lleva al ser humano a la infinitud? De qu manera puede el ser humano tomar parte en la infinitud? Es accesible la infinitud en tanto
que determinacin privativa de la finitud, o bien se despliega como un mbito
propio?. (.1bid., p. 257)
7. Segn Tze-wan Kwan la incompatibilidad de finitismo y ontologismo es
indisociable de la peripecia del pensamiento moderno. Si la ontologa ha sido concebida por la modernidad como un compromiso con la infinitud, en cambio el finitismo es interpretado como un principio negativo que perturba el impulso infinitista. Por esta causa la tradicin filosfica moderna suele referir inmediata y paradjicamente la nocin de finitud a la de infinitud. La orientacin hermenutica
de Sein und Zeit, segn Kwan, trataba de conciliar las respectivas exigencias de los
momentos finitista y ontolgico de la doctrina. 0)n todo, este autor reconoce que
despus de la Kehre la "finitud" pudo dejar de estar referida a la "mala infinitud"
para pasar a ser finalmente "pensada en s misma". Cfi: Kwan, op. cit., p. 54. Los
segmentos entrecomillados por Kwan proceden de la obra: Heidegger, Zur Sache
des Denkens, op. cit., p. 58.
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De Husscrl a Heideggcr
ra aceptando progresivamente la valoracin de la finitud que propugnaba la tradicin teolgica. Segn este punto de vista, en el libro sobre Kant publicado en 1929, de importancia capital para el terna de
la finitud, Heidegger habra logrado separar tajantemente la decisin
de construir una ontologa y el impulso a indagar el carcter finito de
todo lo humano. Es obvio que Heidegger otorg la primaca (hat den
Vorrang eingeriiumt) al momento de la finitud. Decidi favorecerla al
percibir el carcter inconciliable de las referidas alternativas..8
Conviene resear, de todos modos, una interpretacin que contradice abiertamente las consideraciones precedentes al afirmar que la
patente unidad estructural de la ontologa heideggeriana impide que
en ella se manifieste la referida contraposicin de ontologa y finitismo, o sea que es inmune al antagonismo tradicional entre ambas actitudes. Una aproximacin inmanente a la ontologa fundamental,
segn la referida interpretacin, desmiente la escasa unidad temtica
que suelen atribuirle los escrutinios de carcter historicista. O sea que,
contemplando la doctrina sin preconcepciones, advertiremos que en
ella las dimensiones ontolgica y finitista, lejos estar contrapuestas, en
realidad se propician recprocamente. Atendiendo a este presupuesto
no parece implausible referir a la diferencia ontolgica todo planteamiento radical de la finitud. La esencia de la finitud es la comprensin del ser. La finitud escinde este cometido ell el binomio formado
por "comprender" (Verstehen) y por "sentir la situacin" (Befindlichkeit). En consecuencia, el ser que se manifiesta en estas dos subformas
de la comprensin del ser, queda dividido en ser-que-corresponde-al-
8. Kwan, op. cit., p. 53. Segn este autor la primaca de la opcin finitista sobre el compromiso ontolgico habra sido decidida en los arios posteriores a la pu-
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qu (Was-sein) y ser-que-corresponde-al-como (Daf3-sein). As la finitud se hace posible a s misma. Y se hace posible del nico modo que
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De Haaerl a Heielegger
Facticidael primordial y constitucin originaria
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oportunidades de manifestarse, en suma), el ser depende de la realizacin por el Dasein de las posibilidades de comprensin del ser que son
intrnsecas al ente existente. O sea que la operacin de comprender
el ser depende en definitiva de los modos de realizarse a si mismo que
el ente existente tiene a su disposicin. Nos estarnos refiriendo, como
es obvio, a los recursos que permiten al Dasein autentificar su proyecto o, como Heidegger dice, su Entwurf. "Ser aquello que podernos ser, implica una relacin, un movimiento hacia delante. Ser nuestras posibilidades, ser posibilidad, es ser arrojndonos hacia delante, es
ser proyectndonos". Por eso el "comprender", que es ser aquello que
podemos ser, ser posibilidad, es "proyeccin".'
El ente mundano tiene asimismo voz propia en esta intrincada relacin entre el ser y el Dasein. Al encontrarse el ente existente facticamente fundamentado en los entes que no son existentes (o sea en
los entes que slo son subsistentes: a este respecto nos recuerda Heidegger que el Dasein fundamenta (instituye) mundo [gliindet (stiftet)
Welt] slo en la medida que se fundamenta a s mismo a partir de su
situacin entre los dems entes"), la comprensin del ser es hecha
posible en ltimo trmino por los propios entes mundanos no existentes. La co-responsabilidad ontolgica de los entes mundanos no puede ser puesta en duda: nicamente en la realizacin de la diferencia
ontolgica puede haber transcendencia. Slo en la distincin entre ser
y ente se da la condicin de posibilidad para la comprensin del ser.12
Cabe concluir que los entes de todo orden forman un horizonte contrapuesto al horizonte concurrente, o sea la instancia eminente que los
DF 1951, p. 47.
Heidegger, Sein und Zeit, op. cit., p. 46.
Kwan, op. tic, p. 65.
472
De Husserl
Heidegger
este respecto conviene sealar que lejos de tratarse de una mera polaridad, y por tanto accesible especulativamente sin mayores problemas,
la diferencia ontolgica exige una aproximacin a todas luces peculiar.
Para aprehenderla, a la vista de las consideraciones precedentes, es imprescindible recorrer porrnenorizadatnente el itinerario circular que
forman las disposiciones adoptadas por el ser y el ente (de fundamentacin y de in-diferencia, de auto- y de alo-posibilitacin, de disparidad y de recproca determinacin) en una actuacin que incesantemente vuelve sobre s misma.
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De Husscrl a Heidemer
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tud del ser es hasta tal punto profunda que ste se halla co-posibilitado (mitermglicht) por el ente en el ms esencial de sus aspectos,
es decir: en su caracterizacin como un impulso hacia la manifestidad (Offenbarkeit). La contraposicin de ser y ente da lugar a que
cada uno de ellos resulte afectado por el antagonismo que emana del
otro. Esta anttesis, adems, es tan intensa que en cierto modo da
lugar a las propias instancias que la protagonizan. Ser y ente slo son
posibles en la unidad constituida por la co-pertenencia que promueve el referido antagonismo.'5 Una vez reseado el eminente cometido de la finitud, la mencionada dialctica>, entre ser y ente puede exhibir su autntico carcter, a un tiempo manifestativo y fundamentador. Aun cuando el ser es el horizonte manifestador del
ente, pues el ente manifiesta al ser, el ente se manifiesta por medio del ser, y en consecuencia aqul es al mismo tiempo el principio
efectivo de ste. La tan reiterada fundamentacin recproca de ser
y ente, en ltimo trmino es puesta de manifiesto por el antagonismo o contraposicin que acabamos de sealar, En definitiva ser y
ente se enfrentan patentemente animados por una anloga disposicin reduccionista. Ambos emergen como un fundamento que pretende la respectiva aniquilacin de lo fundamentado. Y sin embargo
ser y ente son tambin, al propio tiempo y con equivalente legitimidad, el fundamento del compromiso liquidador de la instancia contrapuesta. Ser y ente, en una palabra, fundamentan respectivamente la alteridad ms radical que sea posible concebir, porque es la alteridad que instaura la finitud.
15. Ibid., p. 271.
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De Hasserl a Ilcidegger
riginaria
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los mbitos no teorizables de la realidad son tambin intrnsecamente inobjetivables. En el bien entendido que la experiencia de lo no objetivable corresponde a un sujeto propiamente antisubjetivo al
ser una instancia en todo punto contraria al sub-jectum clsico. O sea
que el mbito de lo no objetivable transmuta el sujeto habitual en
un antisujeto porque le asigna el cometido de transcender continuamente toda sujecin. En consecuencia, le inmuniza para siempre contra toda adiccin a coerciones exgenas.
No cabe duda de que el antisujeto solicitado debe ser el propio ente existente o Dasein, en especial si se tiene en cuenta su
espontnea capacidad de transcender las determinaciones que pretenden limitar su caracterstico despliegue efectuador. Para eI ente
existente no puede haber objetos en el sentido epistemolgico del
trmino por una sencilla razn: para l, propiamente, slo hay existencia. El ente existente, por tanto, aflora como el no-sujeto que
corresponde inequvocamente a todo no-objeto. Ante la rotundidad de estas constataciones parece oportuno que nos preguntemos
qu es un no-objeto, aun cuando la propia condicin no-objetiva
que indagamos aconseja suprimir el que en la interrogacin precedente. Esta astringencia debe suscitar una inevitable sucesin de
preguntas: Cmo es el mbito de los no-objetos? A qu clase de
realidad corresponde lo no-objetivo? Cmo puede ser articulado
Dc Hzascri a Heidegger
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nuncia de modo tcito el vinculo entre la reflexin y el representacionismo teoricista de Husserl, puesto que Heidegger se resiste a
identificar el objeto como el resultado de las operaciones reflexivas.
En la doctrina fenomenolgica clsica, por el contrario, y en contraste con las suspicacias heideggerianas, la reflexin asegura la pureza de
Ernst Tugendhat, ,<Phnomenologie und Sprachanalyse, en: Hernieneutik und Dicdcktik, ed. por R. Bubner, K. Cramer y R. Wiehl, Titbingen 1970, pp.
20-21.
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De Husterl a Heideiver
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que el producto de la reflexin es un objeto, como advierte Gethmann, viene determinado por la propia teora husserliana de la reflexin.20 Surge as la posibilidad de legitimar la vinculacin husserliana de objeto con representacin, estableciendo la funcin del su-
482
De Husserl a Heidegger
ternano.22) y con la primaca de la polaridad sujeto/objeto, sin embargo, no prueba de manera concluyente que la doctrina fenomenolgica secunde el teoricismo y mucho menos el objetivismo. El
vnculo de la fenomenologa con el representacionismo y con la dualidad sujeto/objeto no la compromete con un especfico estilo descriptivo. Y sus disposicin objetivista est atemperada por el vnculo
intencional, hasta el extremo de que la propia doctrina de la intencionalidad ha sido interpretada como un intento de romper la rgida
estructura bipolar que organizan el sujeto y el objeto. La gran aportacin de la fenomenologa de Husserl es la idea de que la intencionalidad (es decir: la relacin con la alteridad) en caso alguno se concreta en la polaridad formada por el sujeto y el objeto.23 En este
mismo orden de cosas seala Levinas la dificultad de reunir en una
perspectiva unificada los puntos de vista de Husserl en relacin con
el triple tema de la intencionalidad, la representacin y la ob-
serl, Pars 1978, 4.' ed., pp. 91 y 93. Este autor parte de la tesis de Husserl segn
la cual gana vivencia intencional slo se relaciona con el objeto por medio de un
acto representador que acta en la vivencia y hace presente at propio objeto. Cfi:
Husserl, Ertaische Untersuchungen II, op. cit., p. 428.
Levinas, Dorie de l'Intuition dans la l'hnomenologie de Husserl, op. cit.,
P. 91.
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Ibid., p. 99.
Levinas, En dceuvrant l'existenee avee Husserl et Heidegger, op. cit., p.
mentario. En opinin de Husserl pensar es identificar, pues "identificar" y "tener sentido" son trminos equivalentes.31
Teniendo en cuenta estas puntualizaciones, al fin y al cabo convencionales, y ante la importancia que Husserl atribuye a la objetividad
(el objeto es un momento ineluctable en el fenmeno del sentido),
no deja de sorprender la afirmacin de Levinas segn la cual Husserl
ha puesto de relieve que el pensamiento puede tener un sentido y una
referencia aun en los casos en que sta no ha sido determinada en absoluto, o sea cuando el objeto est virtualmente ausente.32 El alcance
de esta constatacin resulta precisado por la recapitulacin siguiente:
Por medio de la intencionalidad distingue Husserl entre sentido y representacin del objeto, con lo cual est en condiciones de afirmar que
el propio objeto, tanto en su naturaleza como en su modo de existir,
est determinado por el sentido.33 Es preciso profundizar en estos puntos de vista de Levinas, uno de los ms agudos comentaristas del antiteoricismo de Husserl, porque sus contradicciones y sus ambigedades
hacen patente la dificultad de este tema e invitan a reflexionar sobre la
posibilidad de resolverla. Comentando este motivo de perplejidad, sin
embargo, Derrida recela de la distincin de Levinas entre una supuesta letra husserliana, de proclividades teoricistas y objetivistas, y un
espritu fenomenolgico de disposicin totalmente contraria.34
22.
Ibid., p. 23.
Jacques Derrida, oViolcnce et Metaphysique. Essai sur la pense d'Emrnanuel Lcvinas., en: L'criture et la diffirence, Pars 1967, p. 129.
Loc. cit.
484
De Hassorl a Heidegger
'bid., p. 22.
Mid., p. 24.
Ibid., p. 52.
Derrida, op. cit, p. 128, nota 2.
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menologa, ms que cuestionar el sometimiento de Husserl al imperialismo de la thearia (y superando en radicalidad las acusaciones de
ingenuo presencialismo ptico que suelen inspirarse en Heidegger),
en realidad estara dirigida a la primaca irreductible de la correlacin
sujeto-objeto en la doctrina.37 En suma advierte Derrida en las interpretaciones de Levinas una velada conviccin: es justificado cuestionar tanto el objetivismo como el teoricismo de la fenomenologa, pues
.no tiene sentido afirmar simultaneamente la primaca del acto objetivador y la originalidad irreductible de la conciencia no terica.. Es
difcil, desde luego, aceptar una doctrina que atribuye al mundo que
se revela al ser humano un modo de existencia idntico al del objeto
que se ofrece a la mirada terica..38 Por su parte seala el propio Derrida que el diagnstico de Levinas ha descalificado definitivamente
la ceguera del teoricismo y su incapacidad de salir de s mismo y abordar la exterioridad absoluta, o sea aquello que es infinitamente otro,
aquello que es "ms objetivo que /a objetividad", Con estas vehementes puntualizaciones, en todo caso, Derrida expresa la erosin que
ha sufrido la complicidad de la objetividad terica y la comunin mistica.39 como consecuencia de la crtica de Levinas.
'bid., p. 129.
Ibid., p. 130.
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nuncia por los propios fenomenlogos. A este respecto hemos observado que ni siquiera los matizados comentarios de Levinas y Derrida
sobre este tema consiguen evitar cierta dosis de ambigedad. No obstante es preciso convenir en que la letra teoricista de la fenomenologa aflora como una realidad incuestionable, mientras que su presunto espritu antiterico slo se presta a una identificacin elusiva. Cuando se pretende entrever en la obra de Husserl una intencin
profunda de carcter pro-terico (el espritu del corpus husserllano) en contraste con la superficie doctrinal (la letra) antiterica, en realidad se est entendiendo subrepticiamente por espritu
la violencia ejercida sobre la letra.. Desde luego se advierte cierta
inseguridad en la actitud de Husserl, pero es patente que este filsofo no logr evadirse de su encarcelamiento en la ingenuidad de la vi-
tes que el forzado objetualismo.. Con ello objetivo traduce el termino vegenstiindlich en vez de equivaler a xobjektivo, aun cuando desde un punto de vista kantiano ambos sentidos queden amalgamados. Cabe constatar con Tugendhat
que la obscuridad y la ambigedad del trmino "objeto" suelen tener efectos desazonadores (irritierend) en la filosofa alemana. Cfi: Tugendhat, op. cit., p. 21,
nota 12.
488
constituyente anteceda toda constitucin. Por tanto hay que convenir en la existencia de un sujeto vaco e indeterminado, o sea un simple polo de identidad que dificilmente podr ser aceptado por una
fenomenologa que declara atenerse exclusivamente a aquello que
viene dado a s mismo y por s mismo. Conviene advertir, no obstante, que al rechazar la teora husserliana del sujeto pone Heidegger
en cuestin la componente doctrinal, centrada en el concepto de autoconstitucin, menos satisfactoriamente integrada en el sistema
fenonaenologico. Husserl crea estar en condiciones de ternatizar toda
instancia constituida mediante el recurso de retrotraerla a la correspondiente instancia constituyente. Pero tal reconduccin slo es posible si se desiste de indagar qu clase de constitucin constituye el
yo absoluto. Heidegger denuncia, en suma, la incapacidad de la fenomenologa para tematizar el carcter ontolgico de su ms eminente
logro terico: la situacin exterior o transcendente (el talante estrictamente inefable, en pocas palabras) del foco o polo absolutos. Y desde luego carece de sentido objetar que el ser del sujeto consiste en
constituir y slo constituir. Ya que en tal caso, un yo sobrevenido
sin la intervencin de proceso constituyente alguno quedara inmunizado ante cualquier tentativa de tematizacin.
Para Heidegger el problema de fondo consiste en que la postulada autoconstitucin del sujeto husserliano, a fin de cuentas, no le impide (auto)constituirse con los mismos recursos que suele poner en
prctica para constituir los dems entes. El sujeto husserliano, en
otras palabras, se (auto)constituye como ente, en el bien entendido
que desde el punto de vista fenomenolgico "ser un ente" equivale a
"ser-constituido". Heidegger no solo identifica este vnculo entre
constitucin y carcter &tico como el origen de las desconcertantes
apodas que conlleva todo proceso autoconstituyente. Destacando el
carcter inevitable del referido compromiso onticista, llega a la sorprendente conclusin de que el presunto sujeto es un ente pero en
un sentido inequvocamente distinto al de todos los dems entes. Esta
constatacin, a su vez, hizo que Heidegger se preguntara qu quiere
decir ser un ente en el mismo sentido que todos los dems entes, y
De Husserl a 1-leidegger
Facticidad primordial y constitucUM originaria
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490
De Husserl a Heidegger
pura, a pesar de estar separada de toda transcendencia por un supuesto abismo no menos absoluto, llegue a unificarse con la realidad
en la unidad de un ser humano real que, a su vez, sobreviene en el
mundo como un objeto real?42 Aun admitiendo la plausibilidad de
esta reserva, es preciso asignar con Heidegger un alcance ontolgico
capital al argumento, referido en prrafos anteriores, que destacaba la
tes distintos en su ser, pues la presunta fundamentalidad del proceso constituyente, a su vez, ha de estar fundamentada sin reservas.
Por consiguiente conviene distinguir el ser de dos clases de entes,
en el bien entendido que tal discriminacin problematiza el propio
concepto de ser. Por esta razn denomina Heidegger la cuestin
del ser su peculiar aproximacin a los temas ontolgicos.
Desde su compromiso con la ontologa, Heidegger reprocha al
idealismo en general y a Husserl en particular su desconcertante incapacidad para comprender de hecho la subjetividad del sujeto, a pesar de que estn fascinados por los espontneos desempeos del yo.
El idealismo reconduce todo ente a un sujeto o conciencia cuyo ser
permanece indeterminado, aun cuando en el mejor de los casos pueda ser negativamente caracterizado como "no-cosa" ("undinglich"),
Incluso entonces, el idealismo es tan ingenuo metodolgicamente
como pueda serlo el realismo ms tosco..43 Y en lo que se refiere a
Husserl, al no haberse decidido este autor a revocar la tesis ontolgica fundamental: ser quiere decir ser-constituido, segn Heideger nunca estuvo en condiciones de considerar la subjetividad en
cuanto tal, o sea la subjetividad del sujeto.. Por esta razn propone
Heidegger una teora ontolgica del sujeto. Ya que en vez de interpretar a priori., tal como Husserl propugna, el ser como la positividad de lo positivo (entonces el ser es entendido como la constiIbid., p. 139.
Heidegger, Sein und Zeit, op. cit., p. 108.
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492
493
De Husserl a Healegger
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y diferencia ontolgica
495
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s.
496
cualidades fenomnicas, la discriminacin entre las dos temporalidades est ms que justificada. Desde luego el Dasein slo es ontologicamente relevante como consecuencia de la actividad proyectiva, de ndole asimismo ex-sttica, que le significa como ente existente. Pero a su vez esta actividad slo puede ser adecuadamente comprendida determinando el modo temporal originario>, que hace posible todo proyecto o Entwurf del Dasein. El carcter primigenio de la
TemporalitZit, ante todo, justifica la insistencia de Heidegger en funda-
mentar la devaluada Zeitlichkeit ex-sttica sobre este modo primordial del tiempo.
De Husseri a Heidegger
Temporalidad finita y diferencia ontokgica
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estos mltiples horizontes temporales son unificados desde la perspectiva integradora que facilita el ser. Se tiene la impresin de que
slo convirtiendo el tiempo en ser, en efecto, quedarn adecuadamente planteados los problemas que suscita la inanidad ontolgica de
la Zeitlichkeit.
De Husserl a Heidegger
de la amenaza de frustracin que patentemente conllevan, deja entonces de comprenderse a s mismo como ente existente. En ciertas
ocasiones el Dasein contrarresta con xito la espontnea atencin
que le merecen sus propias posibilidades (de ellas depende el ser del
Dasein), y las elimina como tales impidindose a s mismo todo despliegue realizador. Al proceder de esta manera el Dasein est ontificando compulsivamente las posibilidades de ser que, sin tregua e
inevitablemente, se ponen de manifiesto ante l. En otras palabras:
el Dasein intenta subvertir en tales casos su incuestionable carcter
ontolgico.
Cuando el Dasein acta con el propsito autolimitador que acabamos de referir, en realidad est nivelando la diferencia ontolgica.
Si el Dasein se encubre a s mismo la realidad del ser (que en su caso
es precisamente su propio ser), se metamorfosea en un mero ente
subsistente, de rango ontolgico intramundano. Pero tanto esta mutacin del Dasein, equivalente a una ontificacin de efectos univer-
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De Husserl a Heidemer
501
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502
De Husscrl
al tiempo mundano no puede serle atribuida realidad ritica alguna por ser precisamente la condicin que hace posible los propios entes. Esta opcin temporal otorga al Dasein un perfil permanentemente ontificado y desposedo de su condicin existencialmente abierta.
Suele adoptar las caractersticas de la subsistencia, aun cuando a
veces sobrevenga en ella la operabilidad. o Zuhandenheit. Cuando
esto sucede, el Dasein des-existencializado procura desentenderse lo
antes posible de tales indicios de Zuhandenheit.
En lneas generales el Dasein explicita la Zeirlichkeir a partir del horizonte ontico que ella misma hace posible. O sea que la Zeidichkeit es
advertida por el Dasein como una simple realidad ntica, en el bien entendido que con esta interpretacin el ente originariamente existente se
substrae a s mismo todo acceso al ser. Entonces el Dasein atiende al ser
como lo hara en el caso de un ente, para lo cual asegura la subsistencia o Vorhandenhelt de todas las opciones que, de un modo u otro, se le
hacen patentes. La Zeidichkeit, en suma, resulta de un exacerbado compromiso con la subsistencia. El Dasein inautntico se enfrenta con su
recidivista tiempo propio hasta desvirtuarlo en forma de ente intramundano. En ciertas ocasiones, como ya ha sido referido, se le hace pa-
Heidemer
Temporalidad finita y diftrencite ontolgica
503
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De Husserl a Ileidegger
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posibilitadora de las opciones ontolgicas del Dasein, constituye el aspecto esencial de la finitud. [...] A causa de su condicin finita, esta
comprensin slo es posible como diferencia ontolgica. "Debidamente entendida como libertad fundamentadora, la esencia de la finitud del Dasein irrumpe en la transcendencia." Slo sobreviene el
fundamento en la medida que la libertad aporta una justificacin
506
De Husseri a licidegcr
1973 [6.' ed.], p. 54). Especifica este autor a continuacin que este fundamento
es al mismo tiempo un no-fundamento (Abgrund) [literalmente: abismo] [...] en
la medida que la libertad sita al Dascin frente a unas posibilidades de ser en las
que no es posible advertir fundamento alguno hasta que el Dasein decide optar
efectivamente por ellas. (Loc. cit.).
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508
cho el Dasein existe en referencia a un horizonte que escapa a su cometido efectuador. El ente finito existente debe poder atenerse manifestativamente a unos entes (en una palabra: debe poder ex-sistir) sobre cuyo sobrevenimiento, sin embargo, no dispone de control alguno. Es preciso que la iniciativa en el desempeo manifestativo, por
decirlo as, parta de los propios entes que solicitan la atencin del
Dasein.
En la medida que el Dasein se atiene a su propio ser, procede a
desplegar el horizonte de mostracin que hace posible que los dems
entes se manifiesten. Este mbito de acceso a la presencia es desigando por Heidegger como manifesticlad (Offenbarkeit), y est concertado con la comprensin del ser que acompaa la actividad proyectiva del Dasein. Como ha sido sealado, esta comprensin proviene del carcter finito de la existencia, ya que nicamente por estar destinados a la muerte podemos comprender el ser. Por ello la
comprensin del ser es una operacin en s misma finita. Al mismo
tiempo no puede haber existencia alguna (el referido atenerse-a
desplegado por el Dasein) si no sobreviene la comprensin del ser.
Esta condicin, con todo, no significa que la comprensin del ser libere la existencia de su carencia fundamental. El dficit congnito
de la existencia, o sea aquello por efecto de lo cual es existencia, consiste en su insuperable finitud. El ente existente, en efecto, slo de
manera superficial puede disponer sobre los entes. Carece de poder
real alguno acerca de ellos al no ser capaz de influir sobre su onticidad protoexistente. O sea que no est en condiciones de intervenir
en el hecho elemental de que los entes son. Por esta razn la comprensin del ser pone de relieve ante el Dasein su carencia ms caracterstica, puesto que le seala su finitud. En la comprensin del ser,
por tanto, aflora con fuerza la finitud del Dasein.
El ontologismo de Heidegger, por otra parte, permite plantear con
radicalidad el terna del pensamiento transcendental consistente en la
precedencia o Vorgngigkeit que Husserl sola enaltecer. Ningn gnero de antecedencia, en efecto, es ms primordial que la comprensin del
ser por el Dasein. Pero Heidegger no establece la funclamentalidad de
De Hnscerl a Heidegger
Temporalidad finit y diferencia untokigica
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la comprensin del ser profundizando en el a priori material que identific Husserl, como tampoco adopta ninguna de las precauciones operativas que prescribe la fenomenologa para eliminar toda presuposicin
y acceder a la cosa misma.. Revocando su presunta filiacin husserliana, Heidegger proclama la primaca de la Seinsverstndnis desde una
innovadora consideracin de la finitud humana. A ella no es ajena,
desde luego, la actitud ambigua de este filsofo (una combinacin de
cuestionamientos y de aquiescencias) ante la tradicin de la ontologa.
Heidegger no aborda el fenmeno primordial (incluso podra decirse:
el superfenmeno.) de la comprensin del ser afinando y
radicalizando la metodologa fenomenolgica. Al contrario: opta por
una aproximacin de signo opuesto, determinada por la finitud (una categora que la tradicin fenomenolgica siempre soslay) y por el ser
(considerado por Husserl como una simple presencia inespecfica.).
De Maserl a Heidegger
ente. Este aura de alteridad que inicialmente emana del ente, no obstante, da lugar a una desconcertante paradoja ontolgica. Por un lado
el ente depende de la comprensin dei ser porque en ella, como ya
hemos sealado, reside el fundamento de todo ente. Por otro lado el
ente slo puede manifestarse como ente (a causa de que el ente se
presenta en su condicin de alteridad con respecto al ser) si es
aprehendido con independencia del propio ser, O sea que para atribuir carcter ontico al presunto ente, es preciso acceder a l con unos
recursos totalmente emancipados de la Seinsverstndnis.
Ello no obstante, el Dasein est en condiciones de neutralizar este
desventajoso estado de cosas. Una vez captado el ente en su condicin de otro del ser, el Dasein lo comprende en la medida que decide incluirlo en su propio despliegue proyectivo. En tal caso, el ente
no slo pone de relieve su vnculo con el ser, sino que tambin el propio ser, en consecuencia, consigue manifestarse en tanto que ser.I3
Cabe advertir en el sentido especficamente ondeo de los entes, por
lo tanto, dos matices diferenciados. El primero, decisivo para la manifestidad del ente, es su propensin a afirmar su alteridad con respecto al ser. El segundo proviene de la inclusin de los entes en el
mbito de decisiones del Dasein y consiste en la inclinacin a diferenciarse de un ser al cual el ente est unido por una relacin de fundamentacin recproca. Este vnculo bidireccional, de todos modos,
es lbil en grado extremo. La fundamentacin del ente por el ser,
como ya ha sido sealado, jams podr excluir la fundamentacin
paradjica del ser que el ente en cierto modo protagoniza. Esta cir-
13. La alteridad del ente con respecto al ser, en cierto sentido, antecede la
eclosin de la propia diferencia. De hecho la diferencia no surge previamente al
ser, pues no slo requiere la rotunda manifestacin de si misma para sobrevenir,
sino que adems no parece realizarse plenamente hasta que en el existir del Dasein
aflora la confrontacin entre el ser y el ente. Por otro lado, la manifestacin de la
referida alteridad no es por s misma la causa de que el ente exista en tanto que el
otro del ser. Ms bien ocurre, como ya hemos advertido, que la alteridad del
ente se substrae a la disponibilidad del Dasein al tiempo que se impone a su comprensin del ser, y por ello ta iniciativa para su captacin debe partir en definitiva
del propio ente.
511
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De Hasserl a Hcidegger
Esta preservacin conduce a ontificar subrepticiamente el ser, el cual aparece en consecuencia como el mis eminente de todos los entes. Aun cuando este imprevisto resultado no fue advertido por Heidegger hasta 1930, fue decisivo para el sobrevenimiento de la Kehre al haber dado lugar a que toda pretensin de acceder a un
fundamento o Grund se transformara en la resignada constatacin de la abismalidad
o Abgrfindigkeit del ser. Cabe recordar a este respecto que la incuestionable fuerza expresiva del trmino ilbgriindigkeit se deriva de la combinacin de los vocablos Grund
(fundamento) y Abfflund (abismo). La subversin agenciada por la Kehre destaca que
el propio crculo hermenutica, en Ultimo trmino, es un vestigio de la denostada
metafisica, y constata que en esta circularidad puede ser advertida una reminiscencia
de las procedimientos analgicos tradicionalmente utilizados para evocar el ser.
Estos dos aspectos de la ruptura de Heidegger con la tradicin fenomenolgica son desde luego discordantes, y su incompatibilidad parece haber originado la Kehre. Aun cuando el ontologismo viene auspiciado por la tradicin que
Heidegger denominar ms tarde onto-reo-lgica, tambin es plausible interpretar el finitismo como una reaccin a este precedente histrico. Con el advenimiento de la Kehre se vio Heidegger precisado a proponer una terminologa que,
aun preservando la disposicin ontolgica, no desvirtuara los logros del finitisino.
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ponentes doctrinales, la finitud y el ontologismo, exigen una metodologa basada en la preponderancia de la circularidad, quedando as
legitimada la ndole espontneamente circular del transcendentalismo de Heidegger.
No tiene sentido alguno, por consiguiente, interpretar el enalte-
516
De Thaserl a Heidegger
Eugenio Tras Sagnier, Introduccin a la obra: Martin Heidegger, Intopretaciones sobre la poesa de Hiilderlin, (trad. de J. MO Valverde), Barcelona
1983, p. 6.
517
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cisin de estos puntos de vista. Sobre todo pone de relieve que la concepcin heideggeriana de la temporalidad legitima la identidad ontolgica que reclama la obra del primer Heidegger. De todos modos, si
la meditacin sobre el tiempo llev a Heidegger a exaltar la dimensin
propiamente ontolgica de su obra, tambin revela el plausible origen
de los rasgos formales y metodolgicos en la ontologa fundamental. '9
19. Aun cuando sude ser afirmado con censurable aplomo que la fractura
entre la fenomenologa y la ontologa fundamenta' surgi al haber profundizado
Heidegger en la metodologa de Husserl, a primera vista no parece adecuado entender el proyecto fenomenolgico, de orientacin esencialmente gnoseol6grea,
como el precedente (ni siquiera formal) de una doctrina que, corno es el caso de
la ontologa fundamental, adems de adoptar un antiepistemologismo a ultranza
procede a articularlo por medio de la finitud y del ser Hay que convenir, sin em-
bargo, en que no es fcil abordar tales temas con una total asepsia antiepistemolgica. Desde luego Heidegger porfi por relativizar los recursos gnoseolgicos del ser humano invocando una presunta primordialidad del finitismo y de la
ontologa. Pero esta depreciacin del conocimiento constituye una profunda fisura en el entramado meditativo en torno a Ser y Tiempo. Por esta razn, las reservas ante el cuestionamiento antiepistemolgico heideggeriano ocupan un lugar
destacado en los estudios contemporneos sobre la ontologa fundamental. En
ellos predomina una actitud revocadora: el enaltecimiento de la finitud no puede
impugnar la dignidad del conocimiento en aras del practicismo. Las manifestaciones que apuntan en esta direccin son abundantes: El conocimiento no slo es
el camino radicalmente originario (allerurspriinglichste) que debe tomar el Dasein,
ya que se trata de un ente finito, para acceder a los dems entes. Tambin es la instancia que precede a la accin, o sea el modo originario de apropiarse aqullos.
(Cfi: Pral" Erkennen und Handeln in Heideggers
und Zeit, op. cit., p. 80).
Se nos advierte, en suma, que la importancia atribuida al vinculo ontoldgico no consigue menoscabar la centralidad del vnculo epistmico. Cada vez que se afirma que
518
De Masa.' a Heidegger
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mantiene que la temporalidad expresa la esencia ontolgica del Dasein con tal acuidad que toda desvirtuacin de las prestaciones ontolgicas del ente existente (la habitual ontificacin del Dasein producida por la captacin inautntica de su fundamental vnculo
con el ser) debe ser imputada a la incapacidad del pensamiento humano para aprehender la desconcertante naturaleza del tiempo. La
posicin de Heidegger ante las repercusiones ontolgicas del fenmeno temporal, en todo caso, fue incuestionablemente ntida: En
la medida que el tiempo favorece la disposicin metafsica del Dasein, se substrae a toda captacin cuando el Dasein es aprehendido
tericamente.22 La tendencia a teorizar la realidad, efectivamente,
bras, es denunciado por Heidegger como una perniciosa consecuencia de ciertas actitudes espontneas de/ Dasein. Su animadversin hacia las complacencias tradicionales con la teora fue
siempre extrema, y explica la resistencia de la ontologa fundamental a toda sistematicidad de filiacin presencialista y subsistente o vorhanden. Este exacerbado antisistematismo, sin embargo, proviene en cierto modo de la carencia de recursos fundamentadores, o sea del mismo dficit que suele ser imputado, como ya
ha sido referido, a las doctrinas de orientacin finitista, al.ontologismo de la metafsica tradicional, y a las teoras clsicas sobre la
Kehre desistiera Heidegger de comprender 6nticamente, operando desde una perspectiva fundamentalista, el referido ser del tiempo, y optara por defender a partir
de entonces el presunto carcter abismal (abgrndli) del fluir temporal.
22. Heidegger, Metaphysische Anfangsgrnde der Logik, op. cit., p. 256.
520
En referencia a Ia estructura circular del planteamiento ontolgico de Heidegger, cabe recordar que este ensamblaje de remisiones
recprocas describe, como ya ha sido referido, la propensin a atenerse a su propio ser que concurre en el ser mismo del Dasein.
Esta modalidad circular de ontologa por lo pronto ofrece la ventaja de favorecer un modelo de pensamiento inequvocamente no
aportico. Su legitimacin definitiva, de todos modos, slo puede
aportarla una tematizacin satisfactoria del sentido del ser, dado que
la circularidad es en definitiva una rudimentaria aproximacin formal
a este objetivo ontolgico-hermenutico. No olvidemos que Heidegger insiste en la adecuacin de la circularidad hermenutica y el pensamiento ontolgico. Y no le desanima que esta opcin circular acabe conduciendo al dficit fundamentador que denomina abismalidad, un rasgo carencial concertado con la propia Abgriindigkeit que
enlaza el ser con el ente en la diferencia ontolgica. El despliegue indefinido de estas remisiones recprocas, en todo caso, se manifiesta
paradjicamente en la finitud intrnseca que ya hemos referido y
que, en opinin de Heidegger, concurre en la temporalidad originaria.
La temporalidad que puede ser advertida (erblickte) en la transcendencia, y que al propio tiempo es su fundamento, tiene un carcter
esencialmente transcendental y horizontal, o sea que en los factores
que la determinan est prefigurada la diferencia ontolgica.24 Tambin es oportuno atribuir a la temporalidad, ya en ltimo trmino, el
La presencia de la abismalidad o Abgriindigkeit en la ontologa fundamental, de todos modos, no es slo una consecuencia del circularisrno de inspiracin hermenutica que propugna Heidegger, como tampoco proviene de la circunspeccin diferidora que adopta la diferencia ontolgica cuando lleva a cabo su
cometido fundamentador. A la vista de los resultados precedentes, en todo caso,
no hay duda de que los conceptos de circularidad hermenutica, temporalidad
originaria y diferencia ontolgica estn ntimamente entrelazados en el planteamiento heideggeriano.
Rosales, Transzendenz und Difflrenz, op. cit., p. 198.
De Hussert a Heidegger
521
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cometido de compendiar la disposicin des-fundamentadora o abismadora. (un neologismo que evoca el abismo o Abgrund heideggerimo) que impregna la ontologa fundamental. Esta tarea recapituladora, en todo caso, asigna a la temporalidad un rango preponderante.
La temporalidad es el fenmeno central y tambin el ms problemtico de todos los considerados en Ser y Tiempo, porque los conceptos
centrales de la doctrina lo adoptan como punto de referencia (BeZugSPunk0 .25
En trminos generales es posible entrever en la ontologa fundamental, de todas maneras, una elusiva voluntad de fundamentacin. Es a todas luces independiente del legado fundamentalista de
Husserl, y su vinculacin con las peculiares opciones indagadoras del
primer proyecto heideggeriano produjo el fracaso histrico tcitamente admitido por la Kehre. El desconcertante cripto-fundamentalismo heideggeriano, en todo caso, enlaza paradjicamente la ontologa fundamental con la denostada tradicin metafsica. Se trata del
mismo vnculo que haba de ser denunciado por Heidegger cuando
con posterioridad a la Kehre se disoci de la doctrina de Ser y Tiempo y la consign a la tradicin onto-teo-lgica. Por esta razn no deja
de parecer enigmtica la insistencia de algunos historiadores contemporneos en interpretar las contundentes revocaciones heideggeria-
cit.,
comn a la fenomenologa de Husserl y de Heidegger como una doctrina acerca de lo primordial (Ursprung) permite formular concisamente (vase del autor,
a este repecto: Conciencia intencional y difrencia ontolgica, Barcelona 1987, passim) la caracterstica principal del vnculo entre sus respectivas producciones filosficas, o sea la subordinacin de los patentes elementos de continuidad a las
conjeturables componentes de ruptura. Las diferencias en el proyecto fenomenolgico respectivo Ide Husserl y de Heidegger] no deben apartar nuestra atencin del aspecto que, a pesar de todo, aflora como la diferencia esencial: son heterogneos los temas especficos que ambas aproximaciones se esfuerzan en captar. El origen sobreviene como subjetividad cuando el tema es la representacin.
El origen se manifiesta como Dasein cuando el terna es el ser de los entes. La transicin de las esencias objetivas al ser de los entes es un retroceso. Indica que el
transcendentalismo de la existencia es anterior al transcendentalismo de la subjetividad. (Cfi: Schiirrnann, Le principe d'anarchie, op. cit., p. 83)
522
De Husserl a Heidemer
nas como una radicalizacin de los imperativos formales y metodolgicos de la fenomenologa. El factor que ha desorientado a los estudiosos que defienden una filiacin fenomenolgica en la obra de Heidegger es la indiscutible afinidad operativa que este filsofo, a pesar
de todo, mantiene con el legado fenomenolgico. Pero las causas de
esta concomitancia son inmanentes a los propios planteamientos de
Heidegger y no deben ser confundidas con sus abundantes testimonios de fidelidad doctrinal. En realidad las declaraciones pro-fenomenolgicas de Heidegger han hecho creer a algunos comentaristas con-
Mythos,
523
PDF compression, OCR, web optimization using a watermarked evaluation copy of CVISION PDFCompressor
ndice de autores
A
Adorno, Theodor W: 89, 110
Aguirre, Antonio: 328
Agustn de Hipona: 74, 139
Anaxirnandro: 83
Angehrn, Emil: 61
Aristteles: 84, 107, 468
Becker, Oskar: 16
Bergson, Henri: 125
Biemel, Walter: 110
Birault, Henri: 461
Blumenberg, Hans: 116, 230
Boer, Theodore de: 99
13ollnow, Otto Friedrich: 203
Boyer, Atan: 18
Brentano, Franz: 34, 173-174, 176, 340
Buber, Martin: 109
Bubner, Rtidiger: 284
Del-Negro, Walter: 15
Foucault, Michel: 89
Frank, Manfred: 143, 213-214, 480
Franzen, Winfried: 68
indict
autares
525
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y la especificacin hermenutica
y el minimalismo metodolgico:
330-334
526
De Husterl a licidegger
loga: 16
su ambiguo ontologismo: 141-144
su autoadscripcin al transcendentalismo: 28-30, 148-152
su contribucin al movimiento fenomenologico: 15-32
to-objeto: 117-121
la solicitacin interpretativa;
203-206
Iser, Woifgang: 62
la solicitacin interpretativa:
201-222
y la temporalidad: 47
y
261, 299-317
299
indice de autores
527
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LL
236
N
Nietzsche, Friedrich: 19, 60, 84
o
Orth, Ernst Wolfgang: 104
Paci, Enzo: 15
Parmnides: 83
528
De Husserl a Heidegger
V
Valls Plana, Ramn: 167
Vico, Gianbattista: 479
Villwock, Jorg: 196
indiee de autores
529
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Indice de materias
A
a posteriori: 435
a priori: 197-199, 299, 301, 332, 418,
464
fctico: 304
433-436
antecesion o Vorgngigkeit: 313, 509
antimetafsica: 415-417
antiepistemolgica, dimensin: 518
schehert: 78-84
emocional: 133
objetivado; la primaca del: 298302
_indice de nuttergas
531
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autoconstitucin: 487-490
autodonacin: 240-243, 246-247,
355-358
autoencubrimiento: 278-284
autointimidad del absoluto: 189
automostracin o das Sich-zeigenlassen
a priori: 321
autodonacin
como ser: 354-358
de la cosa: 28
del fenmeno: 175
presentificadora: 441-443
la in-mediatez de la: 28
autodonacin [estado] o Selbstgegebenheit: 28-29
532
De Husrerl a Heidegger
113
493
136
479
circularidad
298-302, 400-412
como constituens originario, la:
359-362
de la propia conciencia: 42
518, 521
lgica: 163, 314
co-presencia originaria de lenguaje y
ser, la: 226-235
co-surgencia o Gleichurspriinglichkeit:
312, 502
wirkungsgeschichtliches
nologa: 201-236
comprender, el (das Verstehen): 159
la tematizacin del; 217-219
comprensin del ser por eI Dasein,
la: 58-66, 223
BeuriOt-
sein: 163
169-174
la filosofa de la: 297, 486
la vida de la: 58-66
456-461
181
134-136, 342-345
construccin, la necesidad de la:
110-112
ndice de materias
533
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la
381, 509
la unidad del: 140
Dasein, das:
380, 508-510
como multiplicidad de posibilidades, el: 195, 310
del.:
534
De Husserl a Heidegger
descripcin
fenamenolgica pura: 113
notica: 48-50
la exclusividad de la: 324
descriptivismo:
a ultranza: 324-326
puro, la primordialidad del; 325
descriptivo, compromiso: 203-206
desempeos o Leistungen de la subjetividad: 26
desformalizacin: 418-428
designar o meinen: 44
dialctica del sentido y la presencia,
la: 44-46
diferencia
como lo finitamente primigenio,
la: 512-514
metafsica: 393
(maca: 365
diferencia ontolgica: 161, 363-366,
371-374, 495-523
E
efectuacin o Vol/zug: 309-311, 442444
como desempeo
(Le istung):
449
ego cogitans: 297
en la ontologa fundamental, la
funcin de la: 369-372, 386-389
de la: 390-393
la nivelacin de la: 392
220, 221-225
encubrimiento u ocultacin (Verdeckung): 74, 286-290, 336-384
del ser: 76-86
la tendencia al: 288
encuentro o Begegnung: 258, 422
ente
ejemplar: 377
existente: 140, 156-159, 346350
existente, las estructuras de
ser. del: 225-230, 304, 318,
382-384
finito, la ontologa del: 72
subsistente: 140, 289, 304, 381384
el carcter de ser del: 365
la comprensin del: 70, 318
el estado de ser de un: 72, 337,
intencional: 252
originaria: 26, 319
pura: 256, 481
el autoconfinamiento husserliano en la: 263-267
la revisin heideggeriana del
concepto de: 251-254, 319
modos de la: 252
vnculo entre presencia y: 412415, 480-484
doxogrfica, tradicin: 73
221-225
341
535
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55
263
especificidad o particularidad
(Be-
el (die
458-461, 471-475
evidencia: 172-177
absoluta: 144-147
ampliada: 412-416
inmediata: 240
la primaca absoluta de la: 241244
536
De Husscrl a Heilicagcr
fenomenidad
.fenomenolgico., el concepto
de: 132-135, 317-319
.formal,>, el concepto de: 317319
clsico: 35, 422
gentica: 43-44
la adscripcin al transcendentalismo de la: 33
la concepcin fenomenolgica
de la: 421-428
la concepcin formal de la: 421428
la orientacin metodolgica de
la: 142-149
la radicalizacin heideggeriana
de la: 138, 418-428
las insuficiencias reflexivas de
filosofa
ndice de matersas
537
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hacerse accesible del ser o die Erschlossenheit des Seins, el: 426
el:
373 -3 75
historicidad: 66-71
historicismo: 69
histrico, conocimiento: 68
horizonte
de la Erschlossenheit, el: 265-268
mundano: 131
hylticos, contenidos: 51
538
De Husserl a Heidegger
178-179
284
- .vaca.: 399-412
intencional
correlato: 101, 432
estructura: 169-200
proceder (Verhaitung): 249
vnculo o relacin: 25
intencionalidad: 118, 121, 172-177,
186-188, 439-443
como caso particular de la
26, 442-443
interpretacin:
como anticipacin revisable:
219-224
epistemologa de la: 216-222
interpretar en fenomenologa: 201-236
interpretativa, solicitacin: 203-206
interpretativo, acto: 223
intersubjetividad: 60
inters
negativo: 281
por la no-verdad: 283, 285
por la verdad: 285, 291-296
intuicin en general: 109-113, 399324, 450-454
intuicin categorial o kategorielle
Anscimung: 45, 399-412
como analoga, la: 400-407
intuicin
donadora o gebende Anschauung:
lgica: 401
inmediata: 144-147
pura: 110
sensible: 399-401
suprasensible: 400-404, 407
la esterilidad de la: 207, 408
la primaca de la: 409
y presencia, vnculo entre: 408410
intuitividad presentificadora universal: 245-247, 348-351
intuitivismo: 407
450
Erschlossenheir: 276
las
la estructura temporal de
la:
177-192
fm4e1n3o41e5n
weg: 214-217
Indice de materias
539
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manipulabilidad
mediacin
automostrativa, el horizonte a
428
428
437
manifestacin o Erscheinung: 43
manifestacin determinable: 437441
manifestidad u Offenbariceit: 157,
540
De Husserl a Heidemer
mundano
compromiso: 22-33
vnculo: 429-461
mundo de la vida o Lebenswelt: 57,
86,-98, 224, 232
mundo o Welt: 24, 30, 37-38, 433-435
como entidad subjetiva: 434-437
la
radicalizacin heideggeriana
del: 327-362
mtodo transcendental: 143-158
mtodo, eI concepto de:
antinatural 410
fenomenolgica: 410-412
natural: 410-412
objetividad u Objekivitac: 69
modos de la: 297-302-
N
neutralidad del mtodo, la impugnacin de la: 343-345
nivelacin del ser hacia el horizonte
6ntico, la: 337, 341
no-verdad, eI inters del Dasein en
la: 278-284
noema: 48-50, 54
noemtico, anlisis: 48-50, 118
momento: 101
noesis: 48
notico, anlisis: 48-50, 118
notico-noemtica, correlacin: 4344, 101
ontologa
antipresencialista 415-417
formal a priori: 368
regional: 387
ontologa fundamental:
el momento finitista en la: 466470, 510-518
la adscripcin al transcendentalismo de la: 152-156
la dimensin hermenutica de
la: 215-219
la filiacin fenomenolgica de
la: 152-154, 418-428
la orientacin metodolgica de
Ia: 142-156, 199-204, 297-302
Indice de materias
541
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originaria: 238
542
412-415
De Husseri a Hcideggrr
406-408
las aporas de la: 415
presencialismo: 151, 192, 214, 358,
407
presente
410
del ser: 216, 401-403
presentismo absoluto: 407
primaca de lo existente sobre lo sub-
201
189
razn
abierta: 149-152
clsica, paradigma de la: 16-27
indice de materias
543
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reduccin transcendental:
52-55, 254-257
reflexividad: 187
reflexivismo: 29
reflexin: 309
paradigma de la: 19
24-26,
transcendental: 52
regin absoluta de la conciencia y la
subjetividad, la: 364
relacin originaria del Dasein con el
ser, la: 378
relacin, la intencionalidad entendida como: 169-190
443-448
corno transcendens, el: 373
de las cosas, el: 381-383
378
la relacin de (Seinsverhaltnis):
la verdad del: 351-354
las categoras del: 180
ser-dado o Gegebensein, el: 238
ser-en-el-mundo del Dasein, el: 140,
457
273
el carcter antifundamentado o
359-362
el acceso al: 355
la cuestin acerca del (die Frage
nach dem Sinn von Sein) 63, 387390
476, 341-343
la autodonacin dei: 403-406
verstandnis): 469
la cuestin acerca del (die Seinsfrage): 297-325
la experiencia del: 363-325
la historia del (die Seinsgeschichte): 61, 83
428
sentido: 69
antepredicativo,
abismal.
515-520
(Ab-grUndlich)
del:
80
el: 225-228,
233-236
la donacin del (Sinngebung): 51
el: 365-369
la manifestidad u Offenbarkeit
233-235
544
461
De Hmscrl a Heidesacr
:indice de materias
545
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la ineducibilidad ontolgica de
presencialista: 190
propio: 496-499
,,vulgar: 199-206, 498
el anlisis husserliano del: 188196
el: 490-498
transcendencia: 186-188, 458-461
como lo propio del Dasein: 441443
18-19
sentido crtico-limitativo de la
497
filosofa: 143-145
sujeto: 297-298
434
tema: 233
transcendentales, condiciones: 21
transcendentalismo: 142-144, 152156, 199-204, 297-302
circular: 163-168, 515-518
mltiple: 147
y hermenutica: 334-341
la:
contemplativa o terica: 84
de las representaciones nominales, la: 399-412
existencial: 245
recta, la: 242, 272
el inters por la: 265, 291-296
el problema de la: 248
el lugar originario de la: 85, 263
la experiencia de la: 249
y donacin, la correspondencia
entre: 263-266
verdad:
antiterica: 485-487
la
546
finita: 495-523
inautntica: 496-498
verdad fenomenolgica:
299-317
237-261,
V
venir-dado o Gegebenheit, el: 413415
la:
243-245, 254-257
verdad heideggeriana: 237-296
De Hicsserl g Heidegger
Indice de materias
547
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de la Erschlossenheit: 275
113
548
Y
yo
De flusserl a Heidegger
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