Habermas 01
Habermas 01
Habermas 01
1. ANTECEDENTES Y CONTEXTO
Posiblemente una de las formas más adecuadas para calibrar con preci-
sión la producción filosófica de J. Habermas, consista en entenderla como un
extraordinario esfuerzo por relanzar el principio emancipatorio del hombre y
del sujeto; algo latente, por otro lado, en el proyecto ilustrado de la filosofía
moderna, y que, dentro del panorama del pensamiento de nuestro siglo, ha-
bría encontrado una nueva configuración en los confines de la Teoría crítica
llevada a cabo por el Instituto de Investigación Social de Frankfurt: una ins-
titución de capital importancia a la hora de analizar el desarrollo del pensa-
miento crítico actual que, tanto en sus fundadores como en sus epígonos y si-
guientes generaciones, hubo de proceder a una transformación y reconstruc-
ción de la Teoría del conocimiento clásica y de su noción acerca de la
«subjetividad». Con tales presupuestos y, en virtud de ciertos condicionamien-
tos histx5ricos y ambientales, así como por la perspicacia con la que llevaría a
cabo el planteamiento y desenvolvliniento de los problemas, no debe resultar
extrañoni sorprendente que, casi desde el inicio de sus publicaciones, Haber-
mas comenzase a influir en la filosofía alemana y europea de forma tan deci-
siva que se ha llegado a decir que sólo fue superado porel propio M. Heideg-
ger1. Una afirmación de este tipo resulta desde nuestra perspectiva harto exa-
gerada, pero sintomática de la expectación que en su momento produjeron
sus escntos.
Pues bien, teniendo en cuenta la vertiente histxirica en la que se inserta el
planteamiento habermasiano, y antes de referimos al singular cuestionamien-
Vid. UI*ÑA, E. M.: La teoría crítica de la sociedad de Haberinas. Ed. Tecnos, Madrid,
1978, p. 15.
189
190 José Luis Arce Carrascoso
2 Vid, nuestro trabajo Subjetividad y racionalidad comunicativa enJ. Haber,nas. «Anales del
camnente condenado, que todavía es para sí, pero ya no “en ~¡“»8, Esto es, en
definitiva, una contundentellamada de atención destinada a reivindicar el pa-
pel de la individualidad, lo cual es asumido por el propio Adorno desde una
perspectiva kierkegaardiana, ya que también aquí nos volvemos a encontrar
con una nueva reacción de lo singular ante la pretendida conciliación armo-
nizante que se habla propuesto previamente en la síntesis abstracta de Hegel.
Si el sujeto individual puede llegar a transfonnarse e, incluso, erigirse dentro
de la secuencia temporal e histórica en sede y plataforma de la verdad, ello se
debe básicamente, frente a aquella otra situación, a que en cuanto negativi-
dad, es capaz de resquebrajar las pretensiones y el engaño del totalitarismo
colectivista.
‘ Horkheliner, M.: Rritische Theorie (K. Thj. S. Fischer Verlag, Frankfurt, 1968, Baud 1,
PP. 215-216>
Vid. Geyer, C. F.: Teoría cnbca. Traducción de C. de Santiago, ed. Alfa, Barcelona, 1985,
p. 123.
~ Adorno, Th.: Minima Moralia (M.M.>. Suhrkaxnp Verlag, Frankfurt, 1991, p. 7.
~ Op. <it., p. 8.
8fljd
192 José Luis Arce Carrascoso
«A toda costa Husserl quiere destruir conceptos simplemente “hechos” con los medios de
la crítica de la razdn que ocultan sus “cosas”, desmantelar “teorizaciones”, desvelar lo real». Op.
cit., p. 195, ed. cast. p. 237.
2 op, <it, p. 197, ed. cast. p. 240.
Jurgen Habermas: la estructura de la acción comunicativa como recinto crítico 193
dentalismo clásico. Su conocida consigna que abogaba por alcanzar «las co-
sas mismas» era inseparable de su apología del concepto apriorístico de «esen-
cia», lo que, inevitablemente, traicionaría sus intenciones. Y, en última instan-
cia, dentro del desarrolloefectivo de la fenomenología, como también advier-
te el propio Th. Adorno, el «intencionar» se escinde y acaba por separarse de
la intención de quien intenciona, con lo que, a la postre, el sujeto concreto, si-
tuado e histórico, siempre resulta desplazado y reemplazado porsi un sujeto
trascendental idealizado y su intencionalidad idealizante’ 3. Pero la objeti-
vidad acaba disolviéndose en la pureza ideal del instante subjetual, el impul-
so dialéctico, (pie reivindicará Adorno, queda inevitablemente disuelto en el
horizonte de lo abstracto y formal.
Teoría del conocimiento por una Teoría de la ciencia, o, lo que es lo mismo, la pérdida del ni-
vel filosófico en el problema crítico, significa la anulación de la subjetividad como principio y
sistema referencial: «Dic Abltsung der Erkennthnistheorie durch Wissensckajtstheoñe ziegt sich
darin, dass das erkennende Subjekt nicht Qinger das Gezugssystem darstellt». Iz-lAflermas, d.: Fr-
kenntnis undlnteresse (El.). Suhrkamp verlag, Frankfurt, 1973, p. 88. EC. Cast. Taurus, iMa-
drid, 1982, p. 76.
« «Aul dey vom Positivismus allein zugelassenen Ebene lásst sich Wissenschaft nur durch
methodologischen Regein definieren, nach denem sie verfíirt» Op. cit., p. 96. Ed. cast. pRl.
Op. cit., p. 88. E.J. cast. p.75.
Ji4rgen Habermas: la estructura de la acción comunicativa como recinto crítico 195
“> El., 1965, en Technjk ¿md WissenschaJt ats aIdeol<.>gie» Surhrkamp Verlag, Frmnkfurt,
1968, p. 155. Trad. cast. Ed. Ternos, Madrid, 1984, p. 168.
~ Habennas, J.: Moralbewusstsein ¡md kommunkatives Ilandein. Shurkamp Verlag. Frank-
furt, 1983, p. 12. Ed. cast. Península, Barcelona, 1985, p. 14.
196 José Luis Arce Can’ascoso
~‘ Giddens, A.: ¿Razón sin revolución? La «Theorie des kommunikativen Handelns» de .5ta-
bermas, en «Habermas y la Modernidad». Ed. cit., p. 159.
Jurgen Habermas: la estnwtura de la acción comumcat¿va como recinto cr<tico 199
32 «Sprache zvird nicht berifen als ein Mittelfl¿r Uebertragung subjektiver Gehalte, sondern
cUs Medium, in dem die Beteiligten das Verstddnis einer Sache intersubjektiv tallen honnen». N.
17>., p. 136. Ed. cast. pp. 138-139.
‘~ Op. cii., Pp. 275-276. Li. cast. p. 272.
34 Op. cit., pp. 246-247. Ed. cast. pp. 244-245.
~ Op. cd., p. 15. Ed. cast. p. 17.
200 José Luis Arce Carrascoso
ría lícito suponer que la suerte del sujeto está echada en contra suya, dentro
de este contexto extraconciencial.
La razón comunicativa, en efecto, hace más hincapié en los principios so-
ciales e intersubjetivos que en los estrictamente individuales. Ahora bien,
¿desde una actividad intersulijetiva, comunicativaniente mediada, ha de arri-
barse irremediablemente al rechazo de todo principio de individualidad y
subjetualidad? Cuando seconsidera debidamente la intersubjetividad, sin lle-
gar a mterpretarla exclusivamente como un todo colectivo en el que los indi-
viduos son meros puntos «matemáticos», idénticos los unos a los otros, es de-
cir, intercambiables, y sin ninguna posibilidad de emancipación libertadora
frente a tal estructura colectiva, entonces existe, cuando menos, la esperanza
de poder detectar entre sus redes ciertas «relaciones simétricas de libre cono-
cimiento recíproco»~. Es de esperar, pues, que el lenguaje, lejos de hacer m-
viable la autoconciencia, sea, por el contrario, el medio necesario y único por
el que el espíritu humano puede advenir a una subjetividad concreta y efecti-
va, pero que no por ello deja de intervenir activamente en la consecución de
la racionalidad:
A partir de la estructura del lenguaje se explica por qué el espíritu hu-
mano está condenado a la odisea, por qué sólo puede advenir a sí, encon-
trarse consigo mismo por el rodeo de un completo extrañamiento en lo otro
y en los otros. Sólo en la más completa lejanía respecto de si mismo,37.se ter-
na consciente de sí en su unicidad incanjeable como ser individuado
Pero sigamos, una vez aclarada la primera cuestión, dando un paso ade-
lante, con la indagación de alguna de las más significativaspropuestas que se
derivan del cambio de paradigma instaurado porla teoría de la acción comu-
nicativa. A tal efecto, atenderemos básicamente a los conceptos de «mundo de
la vida» y «verdad como consenso», para extraer de ellos nuevas razones para
nuestra argumentación y sacar a la luz nuevas facetas del problema que aún
deben ser tratadas.
~“ Ibid.
‘~ Op. cii., pp. 373-374. Ed. cast. pp. 380-381.
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este comentarista diciendo que «esto equivale a decir que el consenso que sir-
ve de garantía a la pretensión de verdad está “racionalmente motivado”, que
>‘ liabermas, J.: Escritos sobre moralidad y eticidad. Trad. de M. Jiménez R., Ed. Paidos.
Barcelona, 1991, p. 106.
-~ Gabas, R.: Habermas, dominio técnico y comunidad linguistica. Ariel, Barcaelona, 1980,
p. 262.
fui-gen Haberinas: la estructura de la acción comunicativa como recinto crítico 205
~“ «erweist sich die Subjetivitdt als ein einseitiges Prinzip». Op. ciÉ, p. 31. Ea. casI. p.33.
206 José Luis Arce Carrascoso