I Examen - Hegel

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I Examen

Seminario sobre Hegel


___________________________________________________________Luis Enrique Rodríguez Ch
I Examen. Valor 2%

1. Establezca la especificidad del discurso hegeliano ante las conceptualizaciones que


resultan ser propias de sus influencias mayores.

Considerar un análisis sobre lo que es propio del discurso hegeliano, y en general profundizar en
la estructuración global de su pensamiento, significa tomar como referencia dos vertientes: a)
reflexionar acerca de las bases teóricas –que aunque no las explicita- que están presentes a lo
largo de la construcción de su discurso particular, esto es admitir la influencia de Fichte como el
centro de las pilastras que suponen su concepción específica, y luego la presencia de los conceptos
determinados por Jean B. Vico y J. de Fiore, como antecesores evidentes; y b) el pensamiento
concreto de Hegel, lo que determina su construcción personal del discurso filosófico. Para efectos
del análisis concreto posterior, se tomará como eje de la estructura del presente escrito, la
manera en que han sido definidas las dos vertientes, es decir se meditará de acuerdo a las
influencias mayores y paralelamente se agregará brevemente en lo que respecta exclusivamente a
la construcción de Hegel.

Inicialmente se puede afirmar que Hegel –en coherencia misma con su discurso- no parte de la
nada, sino que se retroalimenta conforme la necesidad de su construcción. Ya sea por su
formación teológica o filosófica, Hegel se encuentra influido por una serie de pensadores, que no
necesariamente construyen en concordancia, con una intencionalidad de convertir su enfoque en
una filosofía de la totalidad, a excepción de Fichte, razón por la cuál este autor –Fichte- se
convierte en el fundamento principal del proyecto Hegeliano.

En primer lugar, tomando como primera influencia a Fiore, existen en el pensamiento hegeliano
cuatro notables referencias a su pensamiento, estas son: 1) concebir en la dinámica de la
totalidad un movimiento histórico encaminado hacia la libertad, libertad misma constituyente del
ser humano como fuerza que toma tal dirección, 2) meditar acerca del espíritu como comprensión
de la totalidad, 3) alcance de la verdad sobre la realidad, y 4) superación y fin del cristianismo o
iglesia cristiana. Sobre el primer punto debe decirse que el movimiento dirigido hacia la libertad,
coloca en la totalidad al ser humano como constructor de su propia dirección, en cuanto intenta
superar constantemente ese “periodo de engaño” en el que se encuentra sometido a nivel
particular, y busca el “periodo del Espíritu” constituido por el alcance de la libertad a nivel
comunitario, esto es a nivel de humanidad. ¿Cómo se hace presente esto en el pensamiento de
Hegel? En la medida en que para Hegel, la construcción subjetiva de la realidad, permite
diferenciar diferentes niveles, todos dirigidos hacia el plano del Espíritu, en donde ese periodo de
engaño –que puede describirse como el periodo de la consciencia en el ser humano- queda
relegado por el periodo del Espíritu donde se administra y elaboran verdades desde las
enunciaciones mismas en esta posición. Además, llegar hasta este nivel significa haber alcanzado
la totalidad como fundamento de todo esfuerzo humano, haber alcanzado el nivel del Espíritu
como soporte del mundo humano dentro de la realidad, muy emparentado con la perspectiva de
Spinoza, haciendo referencia al Espíritu absoluto (Panteísmo). Eso supone que al ser el espíritu el
fundamento del mundo humano, se convierte al mismo tiempo en la convergencia de toda verdad

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o afirmación sobre la realidad. En otras palabras, Hegel toma como referencia a Fiore, para
reconocer que en el nivel del espíritu toda enunciación puede tener grado de verdad indubitable
ya que se ha logrado superar los obstáculos engañosos u oscuros de la conceptualización
puramente subjetiva del ser humano. Lo referente a la superación del cristianismo, para Hegel, e
inicialmente para Fiore, se puede explicar en los mismos términos. Superar el cristianismo significa
ir más allá de las limitaciones dogmáticas que condicionan la libertad tanto individual – aunque
para Hegel no existe el individuo- como colectiva.

En segundo lugar, se pueden percibir las concepciones de J. B. Vico en Hegel. Concepciones como
la centralidad antropológica, es decir la visión centralizada en el ser humano como elaborador
comunitario de historia, el carácter histórico de la construcción del conocimiento, la relatividad
histórica, la relación entre el devenir histórico y el conocimiento, el carácter histórico y cultural
del conocimiento, el carácter comunitario del conocimiento, la perspectiva ontológica y el carácter
comunitario del mundo humano. Ciertamente la relación entre Hegel y Vico, se delimita
evidentemente por la perspectiva antropológica de la totalidad. De todas las concepciones
anteriores se distingue que a partir de ese centralidad en el se humano, Hegel recibe influencia de
Vico en la medida en que parte del ser humano como principio del saber histórico, ser humano en
función su propia historicidad. El ser humano es el actor principal y único de su historia, es él quién
construye historia y le da significado, quien hacer ejercer su voluntad. Pero ser humano no
concebido en su forma particular, sino en su manifestación como comunidad. De manera global, la
influencia directa de Vico en Hegel se visibiliza en el sentido historicista de esa antropología
mencionada. Punto de vista materialista porque el ser humano no necesita ningún fundamento
más que su propia voluntad para fabricar el mundo.

Y finalmente de las tres influencias esenciales de Hegel, la más notable es la racionalización


epistemológica de Fichte. De Fichte, Hegel resignifica y retoma los conceptos de Espíritu, absoluto,
dialéctica, conciencia y autoconsciencia. Sobre el Espíritu, Hegel retoma de Fichte la idea de que
existe una superioridad aparte de la simple subjetividad, superioridad que es plenamente
epistemológica. En Fichte ese Espíritu está colocado por encima del “yo” que actúa en la historia,
funciona como el absoluto que sostiene lo relativo construido históricamente, está incluso por
encima de la historia. En términos kantianos el concepto de tesis representaría el “YO”, la antítesis
el “no yo” es decir el objeto, y a síntesis de todo sería el Espíritu. El Espíritu entendido
epistemológicamente sintetiza la subjetividad del ser humano, el alcance del nivel superior de
conciencia. Para Hegel ésta conciencia fichtiana significa reconocer la relación fenomenológica
objeto- sujeto, que sustenta la base del mundo humano, relación que se describe una interacción
constante con el objeto con el que se topa el sujeto e intenta construir verdades enunciativas con
base en la experiencia dialéctica.

Hegel resignifica el concepto de dialéctica dándole una concepción más epistemológica en el


sentido en que no separa el objeto y el sujeto, sino constituyen ambos una misma construcción
sobre la realidad, en pocas palabras una elaboración subjetiva de la realidad, explicada por la
interacción de la partes en una totalidad, que representa el mundo humano, y que fuera de él no

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tiene ningún sentido hacer referencia al noúmeno kantiano. Esto podría explicarse mejor, si se
comprende que el término de “conciencia” en Fichte significa que el ser humano desde la
subjetividad está anuente a su posición frente a los objetos inmersos en la realidad, es el ser
humano el que invade la dimensión del objeto, el radio que distingue el conocimiento sobre el
objeto y el acercamiento hacia el objeto. Esa conciencia expresa los diferentes juicios que
emanan de la subjetividad del ser humano que lo enuncia. Sin embargo, para Hegel esa conciencia
debe ir encauzada conforme al nivel del Espíritu, debe conseguir ese nivel más alto, para que los
enunciados, principalmente concebidos como juicios, tengan un rango de enunciación verdadera
y dejen de ser simplemente percepciones oscuras sobre el objeto, para hacerlo parte del mundo.
Por supuesto, para eso es necesaria la confección de una autoconciencia como nuevo lugar de
enunciación. Por eso los juicios al denotar lo relativo y no lo absoluto, es decir, únicamente
verdades relativas histórico- espacio-temporales, siempre hacen la distinción entre sujeto y
objeto. A diferencia de la autoconciencia, espacio desde donde se reconoce que en el ser humano
converge tanto el sujeto que piensa como el objeto pensado, el sujeto que conceptualiza como el
objeto que es conceptualizado. En el caso de Fichte, la conciencia se refiere al reconocimiento del
ser humano como constructor único del mundo, con todo su carácter endiosado, y la
autoconciencia sería la condición ontológica en la que se desenvuelve al objeto como integración
en el mundo del sujeto.

Otro de los conceptos que retoma y redefine Hegel de Fichte es el concepto de absoluto, ya que
en el caso de Fichte lo absoluto es el ser humano, descrito por su subjetividad. Es decir, lo absoluto
para Fichte coloca a Dios como principio de todo, de la realidad como totalidad, e inmediatamente
al ser humano como evidencia de ese absoluto. Evidencia porque el ser humano construye
históricamente y en ese conglomerado de conocimiento el sustento es el Espíritu, lo que unifica
los distintos momentos históricos en donde actúa el “yo” es el espíritu. A diferencia de esto, Hegel
toma el concepto de absoluto y lo divide en tres nociones: a) en sentido Ontológico que supone
los distintos elementos que componen la totalidad, la interrelación entre ellos, y los otros dos en
sentido epistemológico, b) como construcción permanente histórica del ser humano, síntesis de
los distintos saberes en los diferente momentos históricos, y c) como noción de cultura, es decir
pues, como síntesis de todo el conocimiento humano construido históricamente.

A partir de Fichte, de Fiore, y de Vico, es que el discurso filosófico de Hegel se entiende


intencionalmente como un sistema que se inclina a pretender la totalidad, quizás más en la
perspectiva de totalidad relativa, pero siempre bajo el concepto dialéctico de descripción de las
relaciones entre los elementos que componen esa totalidad. Ya sea que se hable de la subjetividad
del sujeto que integra al objeto conceptualizándolo o que se hable del discurso hegeliano como un
sistema que explica las diferentes dimensiones del mundo humano visto como absoluto. Esto es
vislumbrar la dimensión epistemológica, ontológica, lógica, etc. Que describe el horizonte del
mundo del ser humano donde todo está interrelacionado. Esto verifica el proyecto que más
adelante va a trazar Hegel, mejorando abismalmente la fenomenología del espíritu, e interesarse
por un proyecto más grande que es la Enciclopedia.

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2. Explique la incidencia de la negación en la constitución de la autoconsciencia.

Tomando como referencia los conceptos fenomenológicos de Kant, de tesis, antítesis y síntesis, y
yendo incluso más allá de esos términos, Hegel plantea una nueva categorización transformando
los términos anteriores en afirmación, negación y absoluto, dándoles un carácter diferente y más
funcional- explicativo dentro de su sistema o discurso filosófico. Su filosofía al verse recubierta por
esa oposición a Kant, como opuesto principal, constantemente insiste en la centralidad del ser
humano como elaborador del mundo en el que vive. Asiduamente propone a diferencia de Kant,
colocar la ontología en el mismo ser humano, y no en un plano diferente, sin aras de constituir la
diferencia sino más bien de buscar la integralidad dentro de un sistema ordenado, caracterizado
por la reflexión filosófica. Hegel no pretende dar un fundamento lógico a la ciencia moderna, sino
más bien al contrario, partir del hecho de que la ciencia sigue haciendo axiomas sobre juicios que
simplemente están sujetos siempre a refutación.

Precisamente, Hegel considera que toda hipótesis científica siempre va a demostrar sus propios
axiomas como juicios, y que como juicios permanentemente va a existir la diferencia entre sujeto y
objeto, en la relación de conocimiento. En distinción con Kant, Hegel considera que apoyarse
sobre la base de los juicios, es seguir apoyándose sobre lo analítico, es seguir la línea de teorizar
sobre lo teorizado, es construir palabrería; e inexcusablemente eso hace referencia directa no
sólo a los científicos sino también –y con mucho más razón- a los filósofos, quienes para Hegel se
han dedicado expresar discursos vacíos, principalmente los filósofos que siguen manteniéndose
enmarcados por la metafísica, a excepción de Aristóteles. Ciertamente tales juicios no llevan a
nada, no generan ningún conocimiento sobre la realidad, sólo la saturan de conceptos vacíos sin
ninguna referencia en la realidad, o al menos al mundo del que son participes. Para Hegel todo
conocimiento debe venir de lo sintético, pero ya no únicamente como lo entiende Kant 1 sino
además como un modo de acercamiento a la “cosa en sí”, exterior al sujeto, y que el sujeto mismo
intenta conceptualizar como idea (conformación de todas las partes en un solo término para
identificarlo como objeto dentro del mundo humano). Ahora, ese reconocimiento de la “cosa en
sí” y transformado en idea, supone que la diferencia anteriormente descrita, que sucede en los
juicios, se convierte en una relación dialéctica consciente. Dialéctica porque permite reconocer los
distintos elementos que componen el objeto, para ser llamado objeto y para considerarlo como
idea en la construcción de conocimiento. Y consciente por supone una inmediatez a la hora de
comprender la relación sujeto- objeto. En otras palabras, todo ese proceso del que habla Kant, en
el que la “cosa en sí” se convierte en objeto, mediante la relación fenomenológica, para Hegel
significa un proceso inmediato en el que el sujeto construye el conocimiento sobre el objeto al
mismo tiempo que designa conceptos, características e ideas interrelacionadas para comprenderlo
como un todo inacabado. A esa declaración del objeto como parte del mundo del sujeto –ser
humano- pero diferente al mismo, porque posee sus propias características, es a lo que Hegel
denomina negación. La afirmación sería por tanto, la enunciación de las características propias del

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Como un cúmulo de juicios que agregan características sobre los objetos, pero son pensados finalmente
como conceptos, luego de haber pasado por un proceso de asimilación y conceptualización con etapas muy
definidas.

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sujeto desde la autoconsciencia. Lo que sigue entonces es el absoluto –ontológico-, lo que Hegel
describe como la síntesis de todas las relaciones entre los elementos que componen tanto el
objeto, de donde parte el conocimiento, como de la relación inseparable entre sujeto- objeto.

Esa constitución de la diferencia incide muestra claramente la intención sistemática de Hegel de


colocar el problema fenomenológico del ser como discusión ontológica, y lo traduce en términos
de epistemología y antropología. Medita entonces este pensador, que la cuestión de hablar sobre
la diferenciación, es departir no de un objeto que exterior al mundo humano, y que se encuentra
ahí separadamente de la naturaleza del sujeto, sino que precisamente se encuentra ahí para ser
conocido, para que el sujeto genere conocimiento sobre él. Por eso el conocimiento es inacabado,
y por eso las verdades siempre son relativas, porque no nunca se conoce completamente al
objeto, ya que como “cosa en sí” conserva todavía elementos que no han sido convertidos en
objeto como idea. Esa diferenciación, o negación como le llama Hegel, no trata sobre la
contradicción típica que puede significar por ejemplo la tesis en contraposición a la antítesis, sino
que designa el modo en que dialécticamente se manifiestan las relaciones que componen el
absoluto -ontológico-.

¿Desde donde entonces se enuncia esa afirmación, esa negación y ese absoluto? Hegel consta que
desde el nivel del Espíritu, puesto que desde la simple consciencia sólo se reconoce que el objeto
está “ahí” para ser conocido, pero no se conoce, se percibe la diferencia pero no se comprende, y
que desde la autoconsciencia sólo hace un reflexión a profundidad de la manera en que el sujeto
conoce al objeto, sin importar el conocimiento que se haya generado; ninguna de estas
perspectivas, tanto la consciencia como la autoconsciencia, bastan para comprender tales
categorías como parte de un sistema, que describe la totalidad. Quedarse en la consciencia es
quedarse en el nivel de los juicios, y quedarse en la autoconsciencia es permanecer en el nivel de
subjetividad de la que habla Fichte, es necesaria ir inclusive más allá de esas concepciones, sin
dejarlas de lado, sino integrándolas y comprendiéndolas como parte de un todo, o mejor dicho, de
una totalidad. Es percibir el absoluto desde el Espíritu. Es mostrar que los juicios no son suficientes
para demostrar el mundo (realidad humana), sino que hace falta el complemento de absoluto, en
el que se denota al ser parte de un todo que reúne las partes. Desde un plano epistemológico,
significa el paso de la conciencia hacia el Espíritu, mas desde una perspectiva antropológica señala
la transformación del concepto en libertad. Libertad entendida como la toma de poder para el ser
humano sobre su propio mundo que construye, llámese sin lugar a dudas dominación 2. El ser
humano se convierte entonces en director de su propia construcción, no necesita de la diferencia
ontológica o metafísica, sino más bien del carácter epistemológico de su existencia personal.

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Libertad como dominación, que después va a adquirir toda una intencionalidad de fondo para
delimitar el fundamento el complejo de superioridad alemana, por encima de toda Europa y con
mucho más razón, como raza superior en comparación con Latinoamérica, en el periodo de la
conquista.

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