Psicología Evolutiva Adolescencia
Psicología Evolutiva Adolescencia
Psicología Evolutiva Adolescencia
De las zonas erógenas parte un cierto monto de placer, a partir de él, nace un
incremento de la tensión, la cual a su vez, tiene que ofrecer la energía motriz necesaria para
llevar a su término el acto sexual. El placer máximo será el otorgado por la descarga, y con él
se eliminará la tensión de la libido. Así podemos decir que es distinto el placer provocado por la
excitación de las zonas erógenas, que el provocado por el vaciamiento. El primero es el placer
previo, el segundo es el placer final, el cual es nuevo, y depende de condiciones que solo se
pueden percibir desde la pubertad.
El malogro de la función del mecanismo sexual por culpa del placer previo se evita
cuando en la vida infantil se prefigura de algún modo, el primado de las zonas genitales. En
esta época ya puede destacarse la erogeneidad de éstas zonas.
Por otra parte, se pudo demostrar por una serie de observaciones que la excitación
sexual es independiente de la producción de sustancias genésicas. Enfermedades que
aniquilaron la producción de células genésicas masculinas dejaron intactas la libido y la
potencia del individuo (ahora estéril)
LA TEORÍA DE LA LIBIDO
En la niña la zona erógena se sitúa en el clítoris. Las descargas espontáneas del estado
de excitación sexual se exteriorizan en contracciones del clítoris. La pubertad produce en la
muchacha una nueva represión, que afecta a la sexualidad del clítoris. El refuerzo de las
inhibiciones sexuales proporciona después un estimulo a la libido del hombre. Cuando por fin el
acto sexual es permitido, el clítoris es excitado y sobre él recae el papel de retransmitir esa
excitación a las partes femeninas vecinas. Pero para que suceda esto, pasó un largo lapso
donde la joven se mantiene anestésica. La anestesia de las mujeres es a menudo local, esto
quiere decir, son anestésicas en la vagina, pero en modo alguno son inexcitables desde el
clítoris o aun desde otras zonas. A esta anestesia viene a sumársele ocasiones psíquicas.
La mujer ha mudado su zona rectora, mientras que el hombre la conserva desde la
infancia. En este cambio residen las principales condiciones en la mujer en ser proclive a las
neurosis, especialmente, la histeria.
EL HALLAZGO DE OBJETO
De los primeros vínculos sexuales resta una parte que ayuda a preparar la elección de
objeto, y así restaurar aquella pérdida. A lo largo del periodo de latencia el niño aprenderá a
amar a otras personas que remedien su desvalimiento. El trato del niño con la persona que lo
cuida es una fuente continua de excitación. Un exceso de ternura de parte de los padres,
puede provocar un daño porque apresura la maduración sexual. La angustia de los niños es la
expresión de su añoranza de la persona amada. El niño tan pronto como no pueda satisfacer
su libido, la muda en angustia.
El primer enamoramiento es frecuente que se dirija a una persona mayor, esto sucede
porque puede revivirle al joven la imagen del padre y de la madre. El varón sobretodo, persigue
la imagen mnémica de la madre. Por otra parte, podemos ver en la adolescencia una
inclinación hacia la inversión: se ven amistades apasionadas entre personas del mismo sexo.
La disposición a la perversión es originaria de la pulsión sexual, y a partir de ella se desarrolla
la conducta sexual normal. Así, a expensas de las mociones sexuales perversas y con ayuda
de la educación, se edifican en la infancia los poderes destinados a mantener la pulsión sexual
dentro de ciertas vías. Otra parte de estas mociones escapa y puede exteriorizarse como
práctica sexual.
LA CRISIS
Cierto equilibrio se instala tras la crisis edípica de los 6-8 años, en este momento, el
niño ingresa a una etapa de latencia, de calma. Cierta represión va a cubrir los conflictos
edípicos, pero estos pueden resurgir fuertemente en la adolescencia. Lo más problemático es
el trabajo de separación con la madre: cuando el vínculo es demasiado fuerte, el deseo de
aprender se puede desvanecer (se le llama inhibición intelectual, que es una falla en la
subjetivización). Para que el sujeto se amolde a su nueva condición es necesario que la
problemática fálica esté instalada, y que la primera crisis edípica se haya resuelto. El
adolescente reaccionará con conductas desordenadas y desconsideradas, no se comunicará,
habrá incomprensión, etc.
La sociedad hace presión para que los niños se responsabilicen desde muy pequeños,
incluso la escuela demanda decisiones que afectarán el futuro del niño. A esta exigencia,
corresponde una profunda incertidumbre (porque la competencia es feroz, se ve dificultades
para alojarse fuera de la casa, buscar empleo, etc.). Las madres van a expresar sufrimiento al
separarse de su hijo, luego van a expresar con orgullo ver a su hijo “convertirse en hombre”.
Esto comprende algunas fases:
a) Separación: los adolescentes separados de su medio habitual, comienzan a relacionarse
con el resto de la comunidad. Surgen allí diversas pruebas, siendo la más simbólica, el
marcado de su pertenencia sexuada en el cuerpo.
b) Aprendizaje: Se los inicia en algunas técnicas, cada sociedad tiene las suyas. Los rituales
de pasaje tienen un impacto muy fuerte en las sociedades tradicionales.
La sociedad occidental es proclive a borrar cada vez más la diferencia sexual, este es uno de
los motivos por los cuales el adolescente le resulta difícil encontrar modelos identitarios. Las
diferencias generacionales tienden también a confundirse. Aquí tienen que afrontar una
paradoja: se les demanda asumirse maduros, mientras que muchos adultos se identifican con
ellos. Suele suceder que celos y rivalidad se trasladen ahora sobre los hijos.
Los conflictos se dan fundamentalmente en una relación con las figuras parentales, pero
por extensión, también con los adultos investidos afectivamente. El adolescente impugna
ciertos valores para afirmar su personalidad; quisiera realizar esta ruptura sin perder el amor de
sus padres. El conflicto puede exteriorizarse ruidosamente: revuelta, desafío. Los padres no
saben cómo conducirse. Si se muestran demasiado permisivos, se los tachará de indiferentes,
de ahí el refuerzo de la provocación.
LAS PARADOJAS DE LA COMUNICACIÓN
Los adolescentes dicen de sus padres “no me comprenden”. Los padres reprochan a
sus hijos no confiar más en ellos.
El padre idealizado ha caído del pedestal, y el muchacho discute por el poder. El adolescente
necesita un adulto capaz de soportar el choque, donde encuentre rasgos con los que se va a
identificar o no.
La revuelta edípica robustece a causa de la madurez sexual. Puede vivirse un enfrentamiento
real con agresión y rebeldía pero también puede ser interiorizado y hallar su expresión en un
síntoma neurótico.
En cuanto a la niña, va a provocar al padre en sentido de la seducción o la agresión (temiendo
al mismo tiempo que suceda). El padre tiene como tarea significar de nuevo la prohibición del
incesto. Muchos padres pueden ponerse celosos o agresivos ante la naciente femineidad de
sus hijas.
En cuanto al niño, la madre es mirada como una mujer deseable. Cualquier demostración de
cariño muy enfática se vuelve peligrosa. El adolescente necesita sentir cerca de adultos pero
no intrusivos.
Lo que los adolescentes esperan de los adultos es que los escuchen y respeten en sus
decisiones. Que no los juzguen, que les den confianza.
MANIFESTACIONES DE LA CRISIS
LA RUPTURA ESCOLAR
La falta de interés en los estudios puede desembocar en un fracaso real. Preso del
malestar, el joven suele descuidar el trabajo intelectual. Absorbido por sus transformaciones
corporales, amores y conflictos, las enseñanzas pueden parecerle insignificantes. Han
surgido nuevos intereses: grupos musicales, vestimenta, etc.
El deseo de saber, las ganas de aprender, implican el renunciamiento a la satisfacción
inmediata, la meta pulsional se desplaza: se sublima. Este proceso puede verse impedido
por una falla simbólica en la estructuración del sujeto, o por el predominio de la pulsión
durante la crisis. Una vez pasada la crisis, el joven recupera el equilibrio.
Descompensación psicótica: Puede existir sin que se note. Lo que hace ver es una
construcción yoica que pueda ser una copia exacta del modelo parental. Cuando se
derrumban las identificaciones imaginarias de la infancia, el sujeto puede estar ausente, ahí
sobreviene la angustia, la despersonalización y el hundimiento psíquico.
El fracaso-síntoma en la adolescencia: el fracaso es debido a una inhibición neurótica
que llamamos fracaso-síntoma. El síntoma es una formación del ICC, la expresión de un
conflicto psíquico que el sujeto ignora (la inhibición intelectual es una de sus formas). Freud
indica 3 causas de la inhibición: evitar el conflicto con el ello (las pulsiones), el auto castigo
(superyó) y la patología de duelo. En los adolescentes predominan los conflictos
superyoicos. La inhibición del adolescente está ligada a la problemática fálica y a la manera
en que el sujeto va a abordar las identificaciones. El éxito escolar puede ser interceptado
por una culpabilidad edípica insuperable. La rivalidad edifica y la competencia con el padre
pueden volverse inhibitorias.
Ciertos padres depositan en el éxito de sus hijos la esperanza en una revancha sobre el
fracaso de sus propias vidas. Puede provocar esto en el joven una ruptura y desinterés total
por el estudio. Esto sucede por que una satisfacción muy grande dada al genitor puede
cobrar el sentido de incesto.
El desafío: Puede parecerse a un pasaje al acto. Se trata generalmente de agresiones
físicas o verbales, falta de respeto, groserías, etc. Los docentes rara vez encuentran forma
de ponerles cato y quedan sumamente afetados. En ciertos ámbitos los adolescentes no
conocen las reglas del saber vivir, las reglas de la vida en sociedad le son extrañas.
Entonces la represión les parece injusta, y responden aumentando agresividad.
La transferencia: es la reactualización de un vínculo inscripto en lo ICC. Es un
desplazamiento de un lazo afectivo y sustitución de una persona por otra. Algo de la
relación padre-hijo va a repetirse. Hay sin duda disparidad en los dos protagonistas: uno
ocupa el lugar de maestro. El adolescente desplazará sobre la figura del docente algo de su
problemática edípica; su ambivalencia se trasladará a profesores.
1) LOS PADRES: la sexualidad naciente de los chicos crea una especie de despertar en
los padres, a los que suceden en ocasiones relaciones extraconyugales con partenaires
más jóvenes. Ciertas madres se sienten frustradas y se deprimen ante lo que viven
como un abandono. Los abuelos toman partido, y los padres se ven tironeados en su
posición. Con los abuelos surge una tierna complicidad que resulta positiva para la
resolución de la crisis. Las manifestaciones sintomáticas actúan como reveladoras de la
posición ICC.
2) LOS DOCENTES: deben afrontar la crisis de sus hijos y la de sus alumnos. Es
importante esta figura para el joven porque se apoya en ella para emanciparse, también
como modelo identificatorio. Su influencia se manifiesta en la manera de transmitir su
saber, pero también en sus cualidades personales.
3) LOS OTROS: el médico por ejemplo.
Se hace analogía con el estado de inopia, la época donde las langostas pierden su
concha y se ocultan, y si reciben golpes quedan heridos para siempre. En este momento de
extrema fragilidad los jóvenes se van a defender mediante depresión o un estado de
negativismo que agrava aún más su debilidad. Hoy muchos jóvenes a partir de los 11 años
conocen estados depresivos y paranoicos. En estas crisis se va a oponer a todas las leyes,
porque le parece que alguien que representa la ley no le permitía ser ni vivir.
La sexualidad podría ser un recurso para ellos. Aún no tienen vida sexual sino es a
través de la imaginación: la masturbación. Los muchachos están decididos a excitar la zona
que les dará fuerzas y valor, y de ese modo la masturbación que puede ser remedio de su
depresión, se vuelve una trampa. Trampa porque así se descargan nerviosamente y tienen
mayor dificultad para afrontar la realidad.
Hay una diferencia de valor entre el vínculo paterno y materno: el vínculo de la madre
con el hijo es primero real, mientras que el vínculo con el padre es primero simbólico. Aún así,
el adolescente tendrá a menudo tendencia a evocar a los padres como un todo.
La adolescencia de los hijos será también crisis para la organización familiar, obligando
a los padres a reinventar sus lugares. Los padres deben efectuar también un trabajo de duelo.
Psíquicamente, los padres están divididos entre los padres de la realidad (CC) y los
fantaseados (ICC) que han permitido la estructuraciín psíquica del sujeto. El adolescente se ve
confrontado a la separación entre la realidad de sus padres, que él comienza a percibir como
sujetos cualquiera, y los padres idealizados en la infancia. En resolverá ese hiato por medio de
la invención de una novela familiar. Los padres, a causa de que su hijo proyecta en ellos, son
conducidos a interrogar a sus propios padres fantaseados, a cuestionar la idea misma de lo
que es ser padre.
LO QUE SON LOS PADRES PARA EL ADOLESCENTE
En un primer momento la pubertad puede ser vivida como una falta, cuyos signos serían
las primeras reglas y las poluciones nocturnas espontáneas. Además, será vivida como una
competencia con los padres: cuando el adolescente se apropia de los atributos de un adulto,
sus padres ya no ocupan ese lugar de autoridad. Por otra parte, al darse cuenta que sus
padres están hechos “de lo mismo que ellos”, los sacan de su lugar privilegiado, lo cual tendrá
2 consecuencias: modificará la relación misma (alcance y estilo de sus demandas, quejas, etc.)
y además volverán a plantear la cuestión de otro como referente último, que esta vez sea
infalible y pueda garantizar al adolescente su identidad; lo que implicará la búsqueda de una
religiosidad, un nuevo amor, etc.
Otra consecuencia del adolescente es que da cuenta que puede convertirse en padre o
madre. Van a descubrir que la cadena genealógica puede continuarse después de él, y con ello
descubre una nueva responsabilidad.
Los padres van a afirmar 2 cosas sobre sus hijos: son insolentes y responden. Son
insolentes en una sociedad que no reconoce más que menores y mayores, estar en la
adolescencia es en sí una insolencia. Ese malestar se proyecta hacia el exterior (“si me siento
mal, es por tu culpa”). Esta insolencia es uno de los motores mismos de la adolescencia. En
cuanto al adolescente que responde, es aquel que en lugar de obedecer, pronuncia una
palabra. Eso es insoportable porque se pone de manifiesto que hay otros discursos posibles al
parental, el cual pierde entonces su valor y se revela frágil. En ese diálogo, ambas partes se
sienten desbordadas.
Con frecuencia sufren. La adolescencia de sus hijos es una prueba para ellos. La
dificultad radica en la impresión de que cada uno de los miembros funciona bajo un modo
depresivo o maníaco (cuando vana terapia). Suele pasar que han renunciado a su posición
masculina y femenina en beneficio de la posición provisoria de padres. Lo más frecuente es por
suerte menos catastrófico.
Los padres pierden las referencias de su propio yo. Ese lugar protegido, el hogar
familiar, se va a ver amenazado. El niño en vía de salir del domicilio familiar va a trastornar la
identificación materna: aquella de la madre “suficientemente buena” que hablaba Winnicott, la
cual permitía a su hijo la conquista de su individualidad pero bajo una cierta protección.
Del lado del padre (en posición de fundador), el adolescente puede replicarle y reprocharle. Lo
primero que atacarán será el estatuto social. Los padres, pueden estar pasando un momento
débil (menopausia en la madre por ejemplo, y mal momento económico para el padre) lo que
va a requerir que ellos comiencen un trabajo psíquico de reconstrucción de su yo.
Los padres van a ser remitidos a su propia adolescencia. Allí pueden reencontrar sus
sueños, ambiciones, deseos. Sin embargo, interrogados desde sus funciones, no pueden dejar
de verse confrontados nuevamente, a la relación con sus propios padres; y reevalúan sus
juicios hacia ellos.
¿ENFERMEDAD O SALUD?
LA TESIS PRINCIPAL
En la teoría del cuidado del niño, la continuidad de dicho cuidado ha llegado a ser un
rasgo central del concepto de ambiente facilitador. Gracias a eso el nuevo bebé puede
gozar de continuidad en la línea de su vida. Si los hijos llegan a encontrarse a sí mismos,
buscarán la totalidad: ello incluirá también agresión y elementos destructivos.
Las recompensas que los padres obtengan vendrán en la riqueza del potencial personal
de cada joven. Si tienen éxito, podrán sentir celos. Las recompensas llegan de modo
indirecto, por supuesto, no recibirán agradecimieno.
Los niños salen en forma torpe de la infancia para entrar en la nueva etapa. Se van
alejando de aquella dependencia. Todavía se puede usar a la familia, pero en otro sentido.
Los mismos problemas que aparecían en las primeras etapas, van a renacer en la
pubertad. Si en la fantasía del primer crecimiento hay un contenido de muerte, en la
adolescencia será de asesinato. Crecer, significa ocupar el lugar del padre. En la fantasía
ICC el crecimiento es un acto agresivo.
Se puede observar el juego de “soy el rey del castillo”. La rebelión va a corresponder a la
libertad que se le ha otorgado al hijo. La muerte y el triunfo personal aparecen como algo
del proceso de maduración y de la adquisición de la categoría de adulto. El tema ICC puede
hacerse manifiesto como la experiencia de un impulso suicida (o suicidio real). Los padres
están en condiciones de ofrecer poca ayuda, lo mejor que pueden hacer, es sobrevivir.
Es posible que pronto un niño necesite hacerse responsable. Éste será prematuramente
viejo y perderá espontaneidad y juegos, y su alegre impulso creador. Quizá deba cuidar
hermanos menores o criarlos. Caso distinto es cuando los adultos delegan tal
responsabilidad, hacer esto es una forma de traicionar a los hijos: la rebelión ya no tiene
sentido, el adolescente triunfa demasiado temprano, preso de su propia trampa; y así “tiene
que convertirse en dictador, para esperar ser muerto, ahora, por sus hermanos”. Si los
adultos abdican, el adolescente se convierte en un adulto en forma prematura por un
proceso de falsa madurez.
NATURALEZA DE LA INMADUREZ
Los cambios de la pubertad suceden a distintas edades. La espera supone una gran
tensión, en especial a los de desarrollo tardío. Con el pasar del tiempo solamente puede un
joven ir aceptando poco a poco la responsabilidad.
La tensión corresponde a la fantasía ICC del sexo, y a la rivalidad vinculada con la elección
del objeto sexual. El adolescente, no puede hacerse cargo aún de la responsabilidad por la
crueldad y el sufrimiento. El sentimiento de culpa es enorme. La madurez corresponde a un
periodo posterior y no es posible esperar que el adolescente vaya más allá.
Una de las cosas más estimulantes de los adolescentes es que todavía no se han
hundido en la desilusión, por ello tienen un gran idealismo. Tienen libertad de ideas y
suelen actuar por impulso.
REPRESENTAR – METABOLIZAR
En los primeros encuentros del bebé con la madre hay un predominio de los contactos
cuerpo a cuerpo, por medio de la alimentación, los cuidados corporales. Esto es
acompañado de palabras, susurros, cantos, etc. que conforman los primeros significantes.
Los primeros contactos que se dan con el cuerpo materno, en verdad lo son con los
procesos psicosomáticos despertados en ella a partir de la presencia en su psiquismo de la
representación “hijo”. El encuentro del aparato psíquico naciente, es con los procesos
psicosomáticos que se han despertado en la madre a partir del estado de afecto (presencia
o ausencia) en su psiquismo de esta representación. Para el deseo materno, el naciente es
un elemento heterogéneo a sí, que tendrá que metabolizar.
El encuentro del bebé con la madre es un encuentro con los procesos psicosomáticos
maternos a partir del trabajo de metabolización. El concepto de cuerpo imaginado es el que
da cuenta de cómo se inicia en la madre este proceso representación-hijo. Ésta es un
elemento a metabolizar por el niño.
DE LO SIMPLE A LA COMPLEJIDAD
El acto alimentario y los cuidados permite destacar recorridos que más que lineales
están entrelazados, porque:
1) Intervienen del lado del niño una multiplicidad de sentidos. Por medio de las
sensaciones corporales el naciente psiquismo va a incorporar el alimento, le pecho, la
madre, en un entramado que se parece más a una red que una línea.
2) La experiencia alimentaria y los cuidados no tiene una sola dirección, es de mutualidad,
es una experiencia envolvente. Recorre de un lado y otro, va y viene, inscribiendo
cuerpos y subjetividad.
3) Con los resultado de distintos tratamientos pudo investigarse la importancia que tiene la
representación “cuerpo imaginado”, primeras representaciones psíquicas del hijo en el
cuerpo materno.
La idea de apoyo implica que 2 entidades se contactan entre sí. Una ya constituida (el
cuerpo) sirve de apoyo para que la otra (lo psíquico) se constituya. “El cuerpo biológico ES, lo
psíquico DEVENDRÁ. Con el concepto de lo originario y el pictograma, ya no se plantean dos
entidades bien delimitadas. Esto propone un modelo por el cual no se podría decir que lo
psíquico se apoye en el cuerpo, esto porque:
1) Lo psíquico más que apoyado está enraizado en lo somático. No va a ser fácil la
delimitación de las 2 entidades, porque las raíces (psíquicas de la subjetividad)
penetran y se hunden, se expanden y bifurcan cada vez más arraigados en el soma.
2) Diferencia soma-cuerpo. Al nacer un bebé nace un soma; éste no es aún un cuerpo.
Devendrá cuerpo libidinizado, erogenizado. No hay un cuerpo antes que se preste a
lo psíquico. Las representaciones pictogramáticas constituyen entrelazadamente lo
psicosomático. Se dirá que el proceso originario es pasaje del soma al territorio, al
estado de lo psíquico.
3) El proceso originario y su forma de representación (pictograma) produce un psaje del
soma al estado de cuerpo erógeno; y así comienza la integración psicosomática. La
presencia del principio del placer es la condición para que el soma, el recién nacido,
pase a otro territorio, y quede inscripto como cuerpo erógeno.
EL PICTOGRAMA
SUJETO Y PSICOANÁLISIS
SUJETO E HISTORIZACIÓN
Lacan traza diferencias entre sujeto y yo. El yo forma parte del orden imaginario, el
sujeto es parte del orden simbólico.
Aulagnier propone un modelo de aparato psíquico complejizado y otorga nuevas
funciones al yo, entre las cuales destaca la de historización. La función del yo como constructor
de una historia libidinal de la que extrae causas que le hacen parecer cohabitar el mundo
exterior, y ese mundo psíquico que permanece ignoto para él. Es una necesidad de su
funcionamiento anclar una historia que sustituye un tiempo vivido y perdido.
Winnicott destaca, con relación a la inmadurez adolescente, que lo único que la cura es
el paso del tiempo. El yo requiere de inscribir y dar continuidad a su existencia a través del
paso del tiempo. Ahí la subjetividad trabaja, inscribiendo tiempo e hilando entre pasado,
genealogía y proyecto identificatorio. Subjetividad e historización en varios sentidos:
- En la medida en que produce la categoría del tiempo.
- Produce con la historia, la genealogía y el devenir como proyecto.
- Produce en y con el contexto histórico y la cultura contemporánea.
SUJETO ES FUNCIÓN PSÍQUICA, ENTIDAD NO CORPÓREA
El cuerpo respeta una cronología y depende del medio para que esto se posibilite y
estimule. La maduración neurológica y endocrinológica, de la motricidad, etc requiere para
su funcionamiento normal, años de maduración. Además requieren de intercambios e
intervenciones parentales. Así cuerpo erógeno y psiquismo se van constituyendo
entrelazados. Constitución del aparato psíquico:
1) Proceso originario, que pone en marcha la actividad psíquica en relación con las
primeras inscripciones corporales (pictogramas).
2) Luego, el proceso primario con la constitución de lo ICC. Poco tiempo después se pone
en funcionamiento el proceso secundario y la constitución del yo.
3) El estadio del espejo y la constitución del yo como funciones que comienzan a
instalarse entre el 8vo mes y el 1er año de vida, y por lo cual se vuelve a pasar con las
transformaciones de la pubertad.
4) El superyó con sus imperativos que son herencia del complejo de Edipo (3-4 años)
hasta su sepultamiento (7-9 años). Su revisita con el nuevo cuerpo puberal, la
exploración de un período homosexual, en adelante, ampliando diferencias genitales.
5) Las transformaciones del yo ideal en ideal del yo propias del adolescente.
SUBJETIVIDAD Y ADOLESCENCIA
Existen dos caminos para el hallazgo de objeto: el que se realiza por apuntalamiento en
los modelos de la temprana infancia, y en segundo lugar el narcisista. Todo ser humano tiene
abiertos ambos caminos ante sí, pudiendo elegir uno u otro. Gras agrega un tercero: por
alteridad del objeto, por su amenidad y extrañeza, extraño por lo que conlleve de no conocido.
La combinatoria en la elección es lo que le da sutileza al hallazgo. Freud dice respecto a esto:
“La pulsión tenía un objeto por fuera del cuerpo propio: el pecho materno. Lo perdió sólo más
tarde, justo en la época donde el niño pudo formarse la representación global de la persona a
quien le pertenecía. Después la pulsión sexual pasa a ser regularmente autoerótica y solo
luego de superado el periodo de latencia se reestablece la relación originaria. El hallazgo
entonces de objeto, es en realidad, un reencuentro”.
HALLAZGO NO ES ENCUENTRO
El término hallazgo implica la actividad que hace aparecer un objeto mediatizado por la
creatividad del sujeto, por su captación de lo imprevisto. Hallazo es descubrir con ingenio algo
hasta entonces no conocido. Este objeto es un hallazgo de sujeto. La actividad espontánea
creativa propia del sujeto no podría estar ausente, como tampoco la actividad intersubjetiva de
mutuo intercambio con el mismo.
HALLAZGO Y REENCUENTRO
El bebé se encuentra con un objeto exterior a sí, aunque él no experimente nada aún de
la exterioridad. En los comienzos, esa amenidad está al servicio del bebé y de la ilusión de
objeto propio. Se reduce, sin que se pierda, la exterioridad del objeto; y pictograma de fusión
mediante, la pulsión pasa a ser regularmente autoerótica, el objeto tomará cuerpo en el niño.
Una vez que alcanza la representación del objeto por fuera de la propia corporeidad, se
producirá la elección infantil de objeto. Esto requiere de actividad agresiva por parte del bebé,
las cuales permiten diferenciar el yo de lo no-yo. Luego pasan los años y la pulsión (ahora
genital) se dirige nuevamente hacia un objeto exterior.
EL CUERPO PUBERAL
Llegada la pubertad, una vez instalada la prohibición del incesto y los diques morales, al
psiquismo le urgen trabajos específicos. El cuerpo puberal requiere de nuevas inscripciones y
nuevos circuitos pulsionales. El objeto, para terminr de constituirse como tal (exterior) requiere
de tiempos y espacios donde hacerlo. Le urge el hallazgo-creatividad-encuentro de objeto
exterior a sí, que inscriba como acontecimiento que diferencie lo que está investido por el niño
y la familia de lo que deviene nuevo y que está invistiendo como obra propia. Le urge la
creación, la recreación, la representación de objeto y espacio transicional. Se reencontrarán en
el objeto rasgos de aquellos bocetos de la infancia, pero hallazgo va a ser fundamentalmente
una nueva inscripción, creatividad propia. El cuerpo requiere nuevas inscripciones con el objeto
que es reinventado en la alteridad.
PARADOJA Y CUERPO
Los cambios corporales toman importancia con relación al hallazgo de objeto porque las
reestructuraciones objetales y narcisistas encuentran su origen en las capas más profundas del
ICC inscriptas en la máxima proximidad de lo somático. Son los pictogramas.
Por el trabajo de lo originario puberal, la pulsión busca el objeto (complementario) inscripto en
el propio cuerpo erógeno. Este es uno de los caminos que Freud nos advierte como desviación
o perversión de la pulsión.
Toda sociedad crea significaciones específicas que estructuran las representaciones del
mundo. Es inevitable que una sociedad inestable no pueda determinar el marco
representacional en el cual se inserten las generaciones que acceden a la historia. La juventud
alude inevitablemente a la posibilidad de goce y futuro. Pero, reducidos a la inmediatez de la
búsqueda de trabajo o universidad cada vez más costosa, nada garantiza que el tiempo
permita devenir de algo que avance: hay vacío.
Conocemos los dos grandes peligros que acechan al psiquismo en situaciones como la
presnete: la pérdida de investimientos ligadores al semejante, que dejan al sujeto sometido al
vacío y lo sumen en la desesperanza, la desidentificación de sus propios ideales.
CÓRDOVA: “Del pictograma al pentagrama”
El diferimiento del orgasmo genital hasta la pubertad hace del cuerpo infantil un cuerpo
expuesto a goces parciales y fragmentados. Sin embargo, la sexualidad se inicia
(sexualización) describiendo singulares trazados erógenos. Se van configurando asi la
superficie y límites del cuerpo erógeno, marcado por el significante.
2) SOMATIZACIONES
- El cuerpo de la niñez se transforma en un nuevo soma, en una superficie discontinua,
heterogénea, aún sin historia. El soma es un espacio no inscripto y por lo tanto, no
representado por el psiquismo.
- El cuerpo es sede de trastornos corporales transitorios, sensaciones dolorosas,
temores hipocondríacos, diversas somatizaciones propias del crecimiento.
- Desencadenamiento de graves trastornos corporales que dan cuenta de un proceso
patológico.
Los cuerpos escriben lo que no pueden decir. El cuerpo erógeno es el topos del sujeto
psíquico. El soma es solamente el lugar de nacimiento y enraizamiento de lo psíquico, que al
representar el encuentro con el otro materno, se engendra como cuerpo erógeno. El corpsi es
erógeno, psíquico, histórico y genealógico. El soma es en cambio, sustancia sin representación
y ahistórico.
SOBRE LA SALUD
El área de la intimidad (capacidad para estar solos, jugar, usar la ilusión), la relación con
el mundo externo (capacidad de usar el objeto e integrar con la anterioridad) y la experiencia
cultural (el jugar y el arte) constituyen las 3 vidas de un individuo sano.
LA TRANSICIONALIDAD
Nadie está libre de la tensión que ocasiona relacionar la realidad interior con la exterior.
El alivio lo va a aportar una zona intermedia de experiencias (arte, religión, juegos). La
psicoterapia es un espacio que abarca dos zonas de juego, la del paciente y la del
psicoterapeuta. Cuando ambos construyan la zona intermedia, podrá ser aceptada la
interpretación del analista. Análogamente, el trabajo del hallazgo-construcción del objeto en la
adolescencia requiere de tal capacidad de juego. Habitar esta transicionalidad posibilita habitar
psíquicamente el cuerpo que cambia. El sujeto puede metabolizar lo desconocido del propio yo.
El desasimiento de los padres se encontrará con el apuntalamiento en la adquisición del objeto
transicional, que colaborará para crear el relevo de la función materna y paterna.
Para apropiarse de la potencialidad vinculante transmitida por los padres, el hijo tiene
que realizar muchos trabajos psíquicos durante la infancia y la adolescencia, para construir y
conquistar las categorías de vínculo y de alteridad.
Que un sujeto construya la categoría de alteridad implica que pueda considerar al otro en su
diferencia: con un cuerpo separado y deseo diferente. Implica asumir la diferencia del otro y la
propia, la amenidad y la extrañeza.
LO EXTRAÑO