El Rey Sin Corona
El Rey Sin Corona
El Rey Sin Corona
El aprendizaje tuvo lugar fuera de las aulas: reflejos, educación, prudencia, averías,
atascos, accidentes ...
La motivación
El aprendizaje en el momento en que se necesita
Aprender haciendo
La importancia de cometer errores
El razonamiento
La posibilidad de tener expertos a quien acudir en el momento de cometer los
errores
El papel de las emociones
Fijarnos un Objetivo
Actuar en consecuencia
Reflexionamos, buscamos una y la almacenamos en la memoria. APRENDEMOS.
COMO ENSEÑAMOS
Para aprender, el protagonista debe ser el alumno que tiene que hacer cosas y no
escuchar pasivamente como se las cuenta otra persona. Nadie aprende a negociar si no
es negociando y practicando mil veces hasta perfeccionar la habilidad que acaba siendo
automática e inconsciente. Y para ello tiene que experimentar, cometer errores,
reflexionar, buscar explicaciones, recibir el consejo de quien sabe, intentarlo de nuevo, es
decir siendo Proactivo. La memoria y el aprendizaje van íntimamente ligados a las
emociones.
QUÉ ENSEÑAMOS
Según lo que las propias empresas solicitan, este sería el retrato robot del perfil del
universitario recién licenciado que necesitan (no es exhaustivo ni mucho menos):
Aprender Haciendo: Parece obvio pensar que aprender a conducir es una actividad de
“Hacer”. El aprendizaje se desdobla en 2 partes. Teórica y Práctica.
Los errores: Es muy importante practicar pero sobre todo es importante cometer errores.
¿Por qué? Porque cuando cometemos un error, se pone en marcha un mecanismo
automático que busca la manera de resolver el problema, o bien por mí mismo o bien
pidiendo ayuda a alguien. Y es en ese momento en el que estamos preparados para
encontrar una solución o escuchar a alguien que nos ayude a encontrarla. Ese momento
de aprendizaje es la clave y sólo se desata cuando las cosas no suceden como
preveíamos. Por ello, la práctica perfecciona el aprendizaje y la reflexión lleva al
aprendizaje profundo.
El ordenador nos permite practicar tantas veces como sea necesario. Los ordenadores
tienen una paciencia infinita con nosotros y sobre todo nuestros errores no tienen
consecuencias porque constituyen entornos seguros de aprendizaje.