En Busca de Gustavo Ávila
En Busca de Gustavo Ávila
En Busca de Gustavo Ávila
El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, en Chile, permitió que Gustavo Ávila
propia, los horrores preliminares de la que sería una de las dictaduras más crueles y
cínicas de América Latina. La embajada de Venezuela, luego del golpe, sirvió como
refugió y espacio del primer exilio, como a muchos otros chilenos, argentinos o
venezolanos de Santiago.
tristeza solemne, evocaba la pérdida o extravío de una tierra y de una patria. Pero a
veces, como decía Mariátegui, la patria nos deja, nos abandona y nos hacemos hombres
de Esparta, gladiadores y guerreros en las acrópolis del mundo desconocido. Rara avis
in terris. Es, pues, en este contexto histórico en el que debemos ubicar la vida y obra de
Gustavo nos ha legado una lección de vida, esa de hacer una patria y una tierra conocida
en lo desconocido, eso de hacerse a uno mismo desde la nada y la ansiedad, esa materia
camino, entre las laceraciones que le pertenecen, Gustavo también nos hizo. La lección
es simple o menos compleja. Abrir o labrar los obstáculos, como los trabajadores con
palas y picos sobre el suelo de los Ghettos (en el poema de Paul Celan). Orfebrería de la
tierra.
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Gustavo, empero, no fue sólo aquel hombre aparentemente taciturno con sonrisa
explosiva y humana, nos ha dejado (nos ha obsequiado) una obra literaria. Un edificio,
una sólida construcción que se materializó, como en ningún otro caso, en su novela La
Esta doble lección, moral, ética, humana, por un lado, y, literaria, mágica, por otro (el
escritor y el mago tienen mucho en común) trasuntaba esta acción hacia el campo
cual intentaba escapar a toda costa y en todo momento. Estaba hecho para la enseñanza
de esta doble lección infinitamente humana o prohumana, como se quiera, que apenas
El gravitaba sus cuentos como un personaje más, invisible, aparentemente invisible, con
Se marchó un buen día de febrero y lo recordaremos todos los buenos días del año. Ir en