La Cultura de Los Californios. II

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La cultura de los californios

Captulo II

La cultura de los californios

. . . Que las mujeres y los nios traigan almendras de jojoba y tedegu, y que llenen las bateas con harina de asigand2, las pitahayas ms dulces sern para el guama y los recin casados, destazaremos el venado con nuestros cuchillos de piedra para que todos coman su carne pasada por las brasas, y nos divertiremos compitiendo en las carreras y la lucha, luego bailaremos hasta cansarnos mientras el guama relata sus historias y los viejos fuman su tabaco silvestre . . .3

La percepcin europea4. Distribucin de las etnias.


Cort. Arch. Huntington Library

Quienes escribieron primero sobre los aborgenes peninsulares fueron los jesuitas, que llegaron a Baja California a cumplir con su objetivo esencial de evangelizar a los gentiles y asimilarlos a la cultura espaola. Cierto que antes, los marinos y militares enviados por Corts que tuvieron el primer contacto con los californios del sur dieron su versin de lo que haban visto, pero es en las cartas, informes y diarios que escribieron los misioneros donde se encuentran las primeras descripciones detalladas de los nativos, en ocasiones distorsionadas por el sentimiento religioso propio de la poca, exaltando siempre su obra y reduciendo al mnimo el valor de la cultura recin descubierta5. No debe sorprender que una buena dosis de fantasa se encuentre frecuentemente en las narraciones que se hicieron sobre los naturales del nuevo mundo desde el siglo XV hasta el XVII. Bernard Cohen, profesor emrito de historia de la ciencia en la Universidad de Harvard, afirma que ... Cuando Cristbal Coln lleg a Amrica, trajo consigo una rica carga de preconcepciones culturales fantasiosas que influenciaron sus percepciones de la tierra y sus habitantes... Los monstruos mticos conocidos por Coln incluan gigantes, cclopes... amazonas guerreras con el seno derecho cortado para poder Indios cucaps, fines del siglo XIX. usar arco y flecha ms eficientemente...6 Pero aun veinticinco aos despus, el gobernador de Cuba Diego Velzquez de Cullar pidi a Corts que tuviera mucho cuidado de gente con orejas gigantes y caras de perro. El mismo Corts envi a Carlos V en 1522 enormes huesos fsiles que pertenecan, segn l, a esqueletos de gigantes. Esto obliga a pensar que 150 aos despus, al arribar los primeros jesuitas a Loreto, debieron existir remanentes de esa forma de percibir la realidad, aunque ahora tambin como consecuencia de

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Mapa tnico Lingstico de Baja California7(Consultar cap. XIX, pp. 270 y sig.)
1. Cochim y kumiai 2. Cucap 3. Pai-Pai 4. Kiliwa 5. Borjeo 6. Ignacieo 7. Cadegomeo 8. Didiu 9. Laimn 10. Monqui Las lenguas
monqui y guaycura tienen una rlacin mucho ms distante de la cochimyumana.

11. 12. 13. 14. 15. 16. 17.

origen o relacin con otras lenguas es un enigma.

Guaycura Periue Aripe Callejue Cora Huchit Peric. Su

18. Isleo
A. Tronco lingstico yumano del norte. B. Yumano peninsular. C. Guaycuriano D. Etnias cochimes E. Guaycuras F. Perices.
NOTAS: Algunos autores consideran a los laimones pertenecientes al grupo cochim. Anunque en el norte de la pennsula hay etnias que conservan parte de su lenguaje ancestral, al sur de San Quintn las lenguas aborgenes se extinguieron durante los siglos XVIII y XIX, por lo que los investigadores slo tienen los registros de algunos misioneros como Baegert, del Barco y Ducrue, por lo que hay algunas discrepancias respecto a las lenguas autctonas de la pennsula y el rea que abarcaron. Mapa No. 3

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Etnias del estado de Baja California


(Los franciscanos llamaban diegueos a los kumiay, los diegueos del norte eran los ipai y los del sur tipai. Consultar pp. 270 y sig.)
A. Ponce Aguilar

reas de predominio
Cucaps (del ro y de la sierra) Kumiay, Kumiai o Kmiay Pai Pai. Su lengua est ms relacionada con el yumano de etnias del oeste de Arizona (Don Laylander) D. Kiliwas E. Cochimes E. Etnias hablantes del cochim actual (Dr. H. Benjamn Trujillo
R., Las Lenguas Hocanas de Baja California, consultar nota 10))

A. B. C.

Poblados y Ciudades
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. Mexicali El Mayor Tecate Juntas de Nej Tijuana Playas de Rosarito San Jos de la Zorra Valle de Guadalupe Ojos Negros Ensenada Santa Catarina Jamau San Vicente San Isidoro Ejido Tribu Kiliwa San Felipe El Rosario
Mapa No. 4

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algunos prejuicios religiosos y raciales. Basta recordar que los espaoles que informaron al mundo cmo eran los californios, los describieron frecuentemente como brbaros, polgamos, ociosos8, bestiales, de poca razn, su habla pareca balido de carnero y otras cosas ms. Pero lo peor es que estas descripciones, de tanto repetirse llegaron a adquirir el carcter de verdades histricas, y algunos contemporneos como Jordn han clasificado a los californios como el pueblo ms atrasado, sin lderes, sin organizacin y sin Dios9. Se puede entender que los misioneros del siglo diecisiete, arrastrando todava una fuerte influencia medieval en su concepto de la sociedad, hayan empleado los valores de su cultura como nica referencia para formarse juicios del nuevo mundo al que llegaron, pero que algunos historiadores modernos caigan en el mismo error resulta incomprensible. Lo anterior no implica mengua en la epopeya iniciada por Juan Mara Salvatierra y una plyade de religiosos, soldados y marinos, que con el fin de evangelizar a los indgenas, explorar nuevas tierras y levantar cartas geogrficas, llegaron a sacrificar su bienestar, su hacienda y aun sus vidas en muchas ocasiones, pero queda la advertencia de que no pueden aceptarse como totalmente verosmiles las relaciones e informes que hicieron. Aun as, al ser prcticamente la nica fuente informativa con que se cuenta, el investigador de hoy las tiene que tomar como referencia bsica, aunque est obligado a comparar y depurar datos para llegar a tener una idea ms real de la vida y costumbres de los antiguos californios.

A. Ponce Aguilar

Ejemplo de oasis en la zona desrtica de la pennsula

Pero, cmo eran estos hombres y su cultura cuando llegaron los espaoles? Antes de contestar esta pregunta, conviene describir, aunque sea brevemente, el escenario geogrfico en que se asentaban las diversas etnias peninsulares, lo cual se har ms detalladamente en el siguiente captulo. La descripcin que aparece en el mapa tnico lingstico de Baja California seala los grupos que los actuales investigadores consideran que integraban cada tribu. Tambin conviene mencionar que la palabra guaycura significa amigo, cochimes quiere decir gente del norte, y laimones gente que

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vive tierra adentro, nombre ste que le daban los guaycuras a los cochimes radicados en las cercanas de Loreto, aunque hay autores que los incluyen en los guaycuras. La regin noroeste donde vivan los pai-pai, kiliwas y kumiay (kumiai) o diegueos10, como les llamaron los franciscanos, tena un clima seco estepario, con algunas lluvias invernales que permitan cuando menos la existencia de abundantes pastos, monte chaparral, as como bosques de encinos, sauces y alisos, estos ltimos cerca de caadas y arroyos en la vertiente occidental de la sierra, cuyas estribaciones llegan en partes hasta la costa. Los kumiai y pai-pai de la sierra soportaban un clima ms fro y hmedo, en donde, a la vegetacin mencionada, habra que agregar abundancia de conferas como el pino pionero y el ciprs. Del noreste de la sierra hasta el Golfo de Corts el clima es seco, desrtico y muy clido, pero la delta del Ro Colorado que se encuentra en esta zona, hizo posible que los cucaps que habitaban la regin, no slo sobrevivieran en un medio tan adverso, sino que, como se ver ms adelante, practicaran una agricultura sencilla. Los cochimes que vivieron en el rea comprendida desde la regin de San Quintn hasta un poco al sur de los veintisis grados, cerca de lo que hoy es Ciudad Constitucin, se desarrollaron en un clima que iba del seco estepario al desrtico11, con muy escasas lluvias y predominio de una vegetacin cactcea, , el cardn, la yuca o datilillo, las pitahayas, el garambullo, el torote, los nopales y el cirio son caractersticos de la regin; a veces, en las barrancas y cerca de los arroyos se daba alguna vegetacin arbrea, como la palma ceniza o azul y los guaribos, mientras que en algunas regiones bajas se encontraban mezquitales; adems, como en todos los desiertos de la pennsula, existan como en la actualidad los oasis, que tiempo despus permitieron el asentamiento de diversos poblados. Los guaycuras y perices que ocuparon la regin meridional vivieron en un clima semejante al anterior, aunque en el extremo sur est La Laguna, pequea serrana con bosques de encino y conferas que contrasta con la punta sureste de la pennsula, bastante seca, con algunos mezquitales y cactceas. A todo lo anterior es importante agregar que, aun en las regiones ms ridas de la pennsula, existan y todava se encuentran en determinados lugares, aguajes y arroyos que corren en algunos meses del ao, aquellos tal vez como consecuencia de que hay mantos freticos no muy profundos cuyas aguas afloran en los parajes ms secos e inesperados, o en valles pequeos que se han convertido en verdes oasis. Asimismo, en la costa occidental de la regin desrtica del sur, hay abundancia de manglares y esteros en los cuales se han producido ecosistemas ricos en manifestaciones biolgicas diversas.

El aspecto de los primitivos californios


Cuando Hernando de Alarcn lleg al ro Colorado en agosto de 1540, qued sorprendido por la estatura y fuerza fsica de los cucaps, lo cual ha sido confirmado por estudios antropolgicos de investigadores norteamericanos que han determinado, para los yumas del sur de California, emparentados con los cochimes bajacalifornianos y los cucaps, una estatura superior al promedio de otras etnias, y cuando Vizcano arrib a La Paz en 1596, escribi en uno de sus relatos: ...Vi cantidad de indios desnudos ... notablemente grandes de cuerpo y bien hechos ....Cien aos despus, Juan Mara de Salvatierra desembarc en Loreto en 1697, y cuando los nativos le ayudaron a los espaoles a descargar los vveres y provisiones del barco, el misionero se admir de la fuerza que demostraban , por lo que despus escribira en una de sus cartas: ... Hubo unos tres o cuatro indios que trajeron desde la playa hasta la mesa del real de Nuestra Seora de Loreto un tercio de harina cargado en la cabeza ... que dista como dos tiros de escopeta ..12., tmese en cuenta que un tercio equivala a una de las mitades de la carga de una mula, superior a setenta y dos kg.. Respecto a los perices que se ubicaban en el extremo sur, los jesuitas los describieron como individuos
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bien proporcionados, fuertes y de elevada estatura y no tan morenos como sus vecinos del norte... mientras que Pedro Castaeda de Njera, quien viaj con Melchor Daz a la delta del Colorado, se refiri a los cucaps diciendo que eran muy altos y fuertes, llevaban de peso sobre las cabezas cuando cargaban, ms de tres y de cuatro quintales. Vise querer los nuestros traer un madero para el fuego y no lo poder traer seis hombres, y llegar uno de aquellos y levantarlo en los brazos y ponrselo l solo en la cabeza y llevarlo muy livianamente...13De todo lo anterior se concluye que los antiguos californios, desde el Colorado hasta Los Cabos, debieron ser generalmente de estatura mediana a alta, bien proporcionados y fuertes. Los hombres de todas las etnias peninsulares, y aun los que vivan al sur de la Alta California, andaban totalmente desnudos, como lo repitieron sorprendidos todos los europeos que los vieron antes de atraerlos a las misiones, y cuando los primeros indios cristianizados usaron ropa para cubrir su cuerpo, fueron ridiculizados por sus hermanos de raza que aun vivan en las rancheras gentiles. Sin embargo, los propios misioneros admitan que cuando el clima era fro , sobre todo en las montaas del norte, se cubran con pieles de animales, y para las caminatas prolongadas usaban una especie de sandalias hechas de cuero de venado o fibras de cactceas. As como la desnudez fue caracterstica de todos los varones, las mujeres californianas siempre le dieron importancia al hecho de cubrirse cuando menos de la cintura a las rodillas. Las mujeres perices usaban una capita de los hombros a la cintura y una faldita abierta por los lados, hasta las rodillas por enfrente y un poco ms corta por atrs; fabricaban el atuendo de fibras vegetales que obtenan machacando las hojas de una variedad de palma, o agaves, y las fibras sueltas en gran nmero pendan de cordoncillos que se ataban alrededor del cuello y la cintura. Con esta vestimenta las mujeres perices14 fueron consideradas como las ms discretas en la pennsula, junto con algunas de las etnias norteas que tambin se tapaban el torso con un capotillo de piel. Las guaycuras se cubran por detrs, de la cintura a las corvas, con cordoncillos como los usados por las perices, y por delante con trocitos de carrizos delgados, perforados y atados en hilera. Las cochimes se tapaban por enfrente igual que las guaycuras y por detrs con un pedazo de piel de venado o de conejo15. Sobre el vestuario que usaban en la regin de Vellicat, el padre dominico Pedro Gandiaga expuso en un informe al vicario provincial: ....Su vestido en la gentilidad, en los hombres, era la piel humana y en la mayor parte de las mujeres unos hilitos amarrados en la parte anterior al espinazo, que medio ocultaban la parte ms vergonzosa del sexo femenino, quedando todo lo restante de su cuerpo hecho espectculo desvergonzado; en tal cual se vea por grande gala en su cuerpo un cuero de venado, berrendo, lobo marino, o nutria, que slo le poda cubrir la espalda y, en una muy rara, un capillo hecho de las pieles de dichos animales, de liebres y conejos, con el que, si queran, podan cubrirse los pechos. En los cristianos, a lo ms que se extenda su ropa era un pedazo de trapo con el que tapaban sus vergenzas y en las mujeres a otro, aunque cubran la parte posterior y la anterior con unas sartas de carrizos o cuerdas, una hierba silvestre que tiene alguna semejanza con el camo....16.

Mujer guaycura. El palo poda usarlo para tumbar pitahayas, o colgar en su extremo una red para cargar a sus hijos u objetos de uso diario.

Las madres nativas eran tan exigentes en su particular concepto del pudor que aun a las nias de pecho trataban de cubrirlas en esta forma, y cuando ocasionalmente llegaron a ver a pequeas

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espaolas sin ropa se escandalizaban. Por su parte, las cochimes que habitaban aproximadamente a los treinta grados de latitud, usaban un capotillo de pieles que Clavijero, tal vez transcribiendo a Wenceslao Link , describi como hermoso, mientras que Sales dice que en los das anteriores a las misiones, los indios utilizaban las pieles de nutria para hacer medias capas, pero despus las entregaban a los misioneros a cambio de trigo, tabaco o alguna pieza de ropa. En su reporte de 1762 Linck (consultar bibliografa) expres haber visto a dos nativos de San Borja que usaban unas especies de cobijas gruesas, limpias y con un diseo artstico, como tapete, las cuales estaban forradas con pieles de nutria o de conejo. Como todos los indgenas prehispnicos, los antiguos californios tenan el cabello negro y lacio, que se dejaban crecer hasta los hombros o un poco ms arriba, aunque a veces se lo trasquilaban de dos o tres dedos de largo, como lo describi Francisco de Ulloa cuando lleg a Cabo San Lucas. Cada tribu tena una forma particular de adornar su cabellera; los perices se la dejaban larga y la adornaban con sartas de perlas y plumas blancas, as como de caracolillos; los guaycuras acostumbraban algo as como una venda para sujetarse el pelo, mientras que los cochimes llevaban el cabello ms corto y adornaban su cabeza con pedacitos de ncar.

Cort. de Historical Society of San Diego

Fotografa de 1907 de un jefe kumiay con atuendo tradicional ceremonial de fibras vegetales y plumas de cndores, guilas y gavilanes
En lo ms septentrional de la pennsula, los caciques kumiay usaban en ocasiones una banda ancha colgada de un hombro en forma diagonal, hecha de tejido de fibras vegetales, de la cual pendan plumas de guila o gaviln, que los cubra hasta ms abajo de la cintura, mientras que un hombro quedaba desnudo, y se ponan un adorno de plumas en la cabeza. Los guaycuras portaban a veces cinturones muy ornamentados y era frecuente que tanto varones como mujeres usaran collares17 y pulseras de conchas, se pintaban el rostro y se horadaban las orejas, de las que colgaban adornos de palo. Las conchas fueron, en la cultura de estos pueblos, objetos importantes no slo para el adorno, sino como utensilios y para otros propsitos que no se conocen, pues se han encontrado en sitios arqueolgicos muy alejados del mar; viene al caso recordar que cuando el padre Eusebio F. Kino, procedente de la Pimera Alta, buscaba una ruta terrestre hacia California, unos indios le obsequiaron conchas de abuln, estando a ms de doscientos kilmetros de la costa del Pacfico. Juan Bautista de Anza, al establecer la primer ruta terrestre hacia California en 1774, fue de los primeros europeos que conoci a los yumas, etnia del Colorado emparentada con los cucap, y los describi como de elevada estatura, robustos, menos morenos que los pimas, de facciones que, aun siendo naturalmente agradables, se haban desfigurado con pintura, sus orejas tenan de tres a cinco perforaciones de las que colgaba un anillo; tambin se perforaban el cartlago de la nariz por el que se pasaban plumas o un pedacito de palma de unos veinte centmetros de largo, andaban desnudos y consideraban el cubrirse como algo feminoide, se arreglaban el pelo con la ayuda de lodo, y sobre l espolvoreaban un polvo que le daba un brillo plateado, y para no descomponer su peinado, solan dormir sentados, lo cual resulta algo dudoso. Dice que las mujeres eran tambin altas y

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Museo Comunit. de Valle Gpe.

Museo Comunit. de Valle Gpe. Colecc.. Panten Viejo San Vicente Colecc.. Panten Viejo San Vicente

Reproduccin de una choza kumiay en el Museo Comunitario de Valle de Guadalupe, vista posterior. Canasta hecha por la seora Gloria Castaeda, indgena kumiai de San Jos de la Zorra. Olla de barro encontrada en Valle de Guadalupe, fabricada por los kumiay. Piedra para moler semillas encontrada en el rea de San Vicente y a la derecha red usada por los kumiay.

Cort. de San Diego Museum of Man

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robustas, y se cubran, como en casi todas las etnias de la pennsula, con una especie de faldita que les llegaba hasta la rodilla, dividida en dos partes, siendo la de enfrente ms corta. Los jesuitas informaron en sus relatos que los indgenas californianos no vivan en casas sino a la intemperie, y que se refugiaban abajo de los rboles o en cuevas cuando el clima era riguroso, sin embargo, hoy se sabe que los antiguos californios, al igual que los yumas del suroeste de los Estados Unidos y la tribus del sur de California, s vivan temporadas a la intemperie, cuando la benignidad del clima lo permita, pero tambin construan chozas utilizando una armazn de palos de los arbustos regionales, en forma circular, y la cubran con ramas y cortezas vegetales quedando una enramada en forma de domo18. En algunos lugares tan distantes entre s como la delta del Colorado y el sur de la pennsula, comenzaban la armazn dejando el nivel del piso a unos treinta cm. abajo del suelo circundante, y a veces, construan la estructura sobre una especie de cerco de piedra, lo cual daba ms solidez a la choza. Refirindose a los cochimes del centro peninsular, con los que tuvo algunos contactos en su viaje por el Golfo de California, Ulloa registr que sus chozas eran de hierbas entretejidas y sin techo, descripcin que coincide con la que la que hizo fray Vicente Mora 234 aos despus sobre las habitaciones de los indios de la regin de San Borja, habiendo explicado el dominico que acostumbraban encender dos o tres fogatas en su interior, lo que explica el porqu no tenan techo19.

Colecc. de A. Ponce Aguilar

Esta foto de 1936 muestra la estructura de las casas que aun se construyen en el Valle de Mexicali empleando ramas de la regin emplastadas con lodo

En 1540 Pedro Castaeda de Njera, compaero de Melchor Daz en su viaje al Valle de Mexicali, describi las habitaciones que hacan los cucaps de la siguiente forma: ... Eran gentes demasiadamente altos y membrudos, as como gigantes, aunque gente desnuda que hacan su habitacin en chozas de paja, larga a manera de zahurdas, metidas debajo de tierra, que no sala sobre la tierra ms que la paja, entraban por la una parte de largo y salan por la otra ..20.Hay que agregar que las tribus de esta desrtica regin frecuentemente ponan lodo en el exterior de la enramada, que ya seco constitua un buen aislante trmico; todava hoy, algunas casas en el valle de Mexicali se construyen parando ramas entre una armazn de palos y luego se emplastan con lodo. Los californios agrupaban sus chozas en comunidades que los espaoles llamaron rancheras en las cuales viva un nmero variable de personas; en las vecindades de lo que hoy es San Diego llegaban a tener doscientos o ms habitantes, pero en el sur de la pennsula deben haber sido ms pequeas. No acostumbraban construir casas permanentes por el nomadismo que practicaban, buscando siempre los mejores sitios para obtener sus alimentos, aunque las tribus del norte construan, en ciertos lugares cercanos a las rutas que seguan en su peregrinar de la costa a la serrana, o viceversa, chozas como las descritas para guardar all comida, y utilizarlas como habitacin temporal mientras no se agotaban los alimentos de la regin.

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En 1766, el padre Link viaj hasta la Sierra de San Pedro Mrtir, y relat que en varios lugares encontr cabaas de madera labrada , aunque desiertas, que tal vez eran refugios que usaban los indios en poca de fro. En el diario de Miguel Constanz, escrito en su viaje a la Alta California en 1769, hizo una descripcin con cierto detalle de los diegueos o kumiay del rea cercana a San Diego, y que corresponde tambin a los que vivan en todo el noroeste de la pennsula; se transcribe a continuacin parte de ella: ...A un tiro de arcabuz del ro, fuera del bosquecillo, descubrieron un pueblo o aldea de los mismos indios que iban guiando a nuestros hombres. Estaba compuesta de varios resguardos hechos de ramas, y cabaas de forma piramidal, cubiertas de tierra. Tan pronto como vieron a sus compaeros con la compaa que traan, todos los habitantes, hombres, mujeres y nios, salieron a recibirlos, e invitaron a los forasteros a sus casas. Las mujeres estaban modestamente (pudorosamente) vestidas, cubiertas de la cintura a la rodilla con una gruesa tela entretejida. Los espaoles entraron al poblado que estaba compuesto por 30 a 40 familias. A un lado de l, se observaba un cercado de ramas y troncos de rboles, en el que, segn explicaron, se refugiaban para defenderse del ataque de sus enemigos, siendo una fortificacin inexpugnable para las armas que usan entre ellos. Estos nativos estn bien hechos, saludables y activos. Andan desnudos sin otra ropa que un cinturn, tejido como red, de ixtle o fibras finas de agave, que obtienen de una planta llamada lechuguilla. Sus aljabas, que encajan entre su cinturn y el cuerpo, estn hechas de piel de gato monts, coyote, lobo o venado, y sus arcos son de dos varas de largo. Adems de estas armas, usan una especie de palo para lanzar, de madera muy dura, parecido en la forma a un sable curvo y corto que arrojan de canto, cortando el aire con gran fuerza. Lo lanzan ms lejos que una piedra, y nunca salen a los alrededores sin l. Cuando ven una vbora u otro animal nocivo, le lanzan el palo de lanzar y generalmente cortan al animal en dos..21.

La alimentacin
Puede decirse que los indios de la pennsula se alimentaban prcticamente de todos los animales que podan matar, incluyendo muchos insectos, y de los frutos, races y semillas que no eran venenosos, y hasta de algunos que s lo eran, como la bellota amarga del encino, de la cual tenan que extraer el tanino para poderla usar como alimento. Cuando los misioneros que arribaron a la pennsula contemplaron los ridos lomeros del sur y las regiones semidesrticas del centro, preconcibieron a los californios como seres famlicos, que apenas podan existir en semejante ambiente, pero ignoraban que aun en el desierto, muchas plantas y una fauna abundante aunque no ostensible, permitan la subsistencia de los nativos, pero sobre todo, no se daban cuenta, aunque la tenan ante sus ojos, que una de las zonas pesqueras ms importantes del mundo rodeaba a la pennsula y era aprovechada por los indgenas. Esto no significa que los naturales disfrutaban todos los das de opparos festines, pero s debe rectificarse la tradicin histrica que comparten muchos autores, en el sentido de que aquellas tribus vivan en una constante hambruna, lo cual resulta contradictorio con la descripcin que los propios jesuitas y varios exploradores hicieron de su gran fortaleza fsica y armona anatmica; el hambre los abati despus, cuando fueron olvidando sus costumbres de cazadores recolectores y se hicieron sedentarios. Segn las circunstancias del medio geogrfico y poca del ao, coman en ocasiones moluscos como el abuln, los choros o mejillones, las almejas y las ostras, algunos de los cuales se pueden atrapar con facilidad aun en este tiempo; tambin coman la carne de vbora, lagartijas, ardillas, conejos22, zorras, coyotes, el venado, el borrego o tay, y el berrendo; la carne la preferan medio asada o secada al sol, y los insectos casi siempre tostados, sobre todo los chapulines y los gusanillos de ciertas avispas cuyos panales colgaban de las rocas, a los cuales les expriman el intestino con los dedos antes de tostarlos; coman pescado, tortugas, lobos marinos, y es casi seguro que diversas aves tambin formaran parte de su dieta. Recolectaban races, semillas y diversos frutos, como la pitahaya (tammi o dammi, en cochim ); la pitahaya agridulce ( taju); el garambullo
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gkakil); la tuna (a); los nopales tiernos; el fruto del datilillo; la semilla de la jojoba, de muy agradable sabor; el asigand, de cuyas vainas sacaban las semillas, que tostadas y molidas formaban una harina alimenticia; el tedegu, cuya almendra es sabrosa; el quiote de un agave, que tatemado tiene sabor dulce, pero crudo produce molestias en la garganta; y las pencas del mezcal, tatemado en pozos23; el guacamote o yuca dulce (ufu); una especie de jcama y otras muchas ms. En las partes altas de las sierras californianas existan, y aun hay, bosques de pino pionero cuya semilla recolectaban los nativos, y de los encinales obtenan las bellotas, que era uno de los principales alimentos para quienes habitaban desde San Quintn hasta la Alta California. La tcnica que empleaban para quitar el sabor amargo a las bellotas consista en lo siguiente: 1. Tostaban las bellotas en las brasas. El autor ha comprobado que el calor las hace partirse a lo largo. 2. Les quitaban la cscara. 3. Las colocaban en una piedra y las molan. 4. Para quitarles lo amargo, colocaban el alimento en una canasta, si es que saban hacerla, como los indios del norte, o en un nido de arena en el que acomodaban hojas para que no se ensuciara la comida, luego, echando piedras calientes en un depsito con agua, la calentaban para vaciarla sobre la harina de las bellotas, hasta que stas perdan lo amargo y podan comerse24. Cabe mencionar que indios prehispnicos de regiones tan distantes como Nuevo Mxico y Baja California, hervan el agua por el mtodo mencionado de poner en el lquido piedras calentadas hasta el rojo vivo, retirar las que se enfriaban y meter ms de las que tenan calientes en el fuego, auxilindose con unos palitos, lo cual relat A. Nez Cabeza de Vaca al fin del captulo 47 de La Relacin sobre su fantstico viaje. El padre Cresp, cuando pas por Santo Toms, relat:... Los de caballada ..hallaron montones de semillas muy sabrosas que comen los gentiles, una muy grande batea de barro cocida muy fuerte y otros tepalcates muy fuertes y lisos ...25; es casi seguro que entre esas semillas estaba la jojoba. Algunos historiadores han repetido como verdad sin discusin los relatos que hicieron Clavijero y el dominico Pedro Gandiaga, sobre una supuesta costumbre que tenan los indios del sur y de Vellicat, de recomer las semillas que secretaban en sus heces; y otra, que cuando conseguan un pedacito de carne ...lo ensartan por en medio con un fuerte mecatito o le dan una lazada muy apretada y afianzando de sus dedos la punta de dicha cuerda se la tragan hasta cerca del estmago y lo sacan de la boca y se lo vuelven a engullir, estn ejecutando un gran rato lo mismo con el mismo bocado hasta que cansan o enfadan, percibiendo todo el tiempo que les dura dicha maroma el saborearse de la vaina, la que ltimamente blanda con el calor del estmago y jugosa con la humedad de las fauces, de garganta y pecho, tragan entera, quitndoles antes el mecatito..26. Lo dicho por el padre Gandiaga y expresado antes por Clavijero podra ser cierto, aunque resulta poco verosmil por razones fisiolgicas y de salud, adems de que un estilo narrativo exagerado y fantasioso del dominico se evidencia al expresar: ... Aunque no les hace mucha fuerza el agua, porque suelen pasarse hasta quince das sin beberla, sirvindoles de refrigerio para apagar la sed, el jugo de las pencas de mezcal tatemado, ...27, lo cual es claramente una falsedad si se toma en cuenta la insignificante cantidad de agua que puede derivarse del mezcal despus de pasarse por las brasas; en otras palabras, las descripciones de Gandiaga no siempre son verdicas. Los cucaps que habitaban desde las mrgenes de los ros Colorado y Hardy hasta las faldas de la sierra se autonombraban xawil kiumya voei o gente del ro, y es que su vida tena una ntima relacin con la majestuosa corriente. Coman pescado que sacaban del ro, y cazaban animales de una variada fauna que proliferaba en la zona, pero adems, gracias a una incipiente agricultura, se alimentaban con sus productos que eran principalmente dos variedades de maz, una para harina, hacashan, que maduraba en cinco colores, y otra que era un grano duro, hacaswir, de color amarillo, ms resistente a la sequa, adems de calabaza y frijol; del maz molido hacan una harina con la cual elaboraban una especie de pan cocido al fuego.

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A. Ponce Aguilar

La jojoba (abajo) y las bellotas del encino (arriba) fueron dos de las semillas ms importantes en la dieta de los californios, sobre todo al noroeste de la pennsula. El arbusto de la jojoba crece en muchas partes de la vertiente occidental de la sierra, requiere de poca lluvia, y su semilla tiene un agradable sabor semejante al de la nuez, mientras que la bellota debe procesarse para servir de alimento, como se ha explicado en pginas anteriores.

A. Ponce Aguilar

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La cultura de los californios

Sus siembras las hacan en la tierra hmeda que quedaba cuando las aguas del ro volvan a su cauce despus de las grandes avenidas que se registraban por las lluvias en la distante regin alta de la corriente. En 1774, Juan Bautista de Anza refiri que lleg a ver trigo que creca sin necesidad de riego, de tan buena calidad que ni en Sonora se produca igual, adems, vio gran cantidad de maz, frijoles, calabazas y melones que sembraban los indios utilizando el agua del Colorado por medio de represos y canales de riego28. Resulta dudoso que lo visto por Anza haya sido trigo.

Ms sobre sus usos y costumbres. Su cultura.


Es difcil describir objetivamente las formas de vida de un pueblo, porque en el proceso se implican ideas de valor categorizadas por el historiador, las cuales, consciente o inconscientemente, influyen sobre el relato que se elabora. Tmese en cuenta lo anterior en el estudio de los indios californios que ahora se hace, apoyado casi siempre, como ya se ha mencionado, slo en los escritos hechos por los espaoles, quienes saban que el valor de su obra se acrecentara en la medida en que la cultura nativa descrita fuera ms pobre. Desde ahora, y anticipando algo de los relatos que se hacen en captulos posteriores, debe sealarse respecto a los indios peninsulares, que aprender a cultivar la tierra y criar ganado en un medio con escasez de agua, levantar estructuras de adobe o de cantera, memorizar salmos y rezos, dominar una o dos lenguas aparte de la materna, construir acueductos y represos de piedra, actuar como maestros de oficios con los nativos que aun no reciban la influencia cultural europea, y otros logros ms no corresponden a gente torpe e incapaz, calificativos que con frecuencia les adjudicaron los espaoles. Algunos antroplogos como Cliff Trafzer, quien fue director de Estudios de los Americanos Nativos en la Universidad de California, en Riverside, y Florence Shipek, de San Diego, afirman que los kumiay practicaron la agricultura plantando algunos zacates en campos que acostumbraban quemar cada temporada29, y lo que vieron los espaoles como praderas silvestres con algunos arbustos distribuidos en ellas, eran verdaderos campos de cultivo de granos semidomesticados, cuyas semillas aprovechaban los indios30, y que desaparecieron al introducirse el ganado y granos como el trigo y la cebada.
A. Ponce Aguilar A. Ponce Aguilar

Fragmento de obsidiana aparentemente percutido, hallado en las inmediaciones de Santa Gertrudis.

Utilizaban el arco y la flecha31, los arcos los hacan de algn palo flexible que endurecan al fuego, de tamao variable, generalmente ms largo que su estatura; la cuerda era de nervios o tendones de venado bien retorcidos. Las puntas de la flecha podan ser de una vara puntiaguda, para cazar animales pequeos; o de pedernal, en ocasiones con los bordes aserrados, para la guerra o en la cacera de animales grandes; estas puntas se ataban al asta, pero adems, empleaban un adhesivo que obtenan de una resina vegetal; la longitud era poco menor de un metro, y cerca de la muesca llevaban tres plumas de gaviln para evitar su cabeceo al dispararse.

Punta de flecha con bordes aserrados encontrada cerca de Santa Gertrudis.

La produccin de bienes transformando lo que se encuentra en la naturaleza, la realizaron los antiguos californios de manera ms compleja y variada que los hombres del paleoltico superior, etapa en que han sido ubicados por algunos antroplogos. Vase lo que podan hacer en aquel medio.

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Los indios de las llanuras del sur de los Estados Unidos usaban un lanzadardos , empleado tambin por los aztecas, al que stos llamaban atl-atl, y los jesuitas, al referirse a las armas empleadas por los indios mencionaron el dardo, aunque no aclararon la forma como lo arrojaban. Esta arma consista en un palo con un orificio para sostener el dardo o una especie de flecha pequea, y al hacerlo girar con el brazo extendido se lograba bastante velocidad en el lanzamiento32. Hoy se sabe que s los usaron. Los lanzadardos encontrados en el sur de la pennsula hasta ahora son: cuatro por William Massey en 1947; dos cerca de Buena Vista en 1962; y cuatro ms en 1967 en un sitio funerario del resguardo rocoso La Matancita, al sur de Todos Santos. Los cochimes que habitaban al norte de los 31 grados y los cucaps, usaban, adems del arco y la flecha, unos mazos y algo parecido a una hacha de madera dura y pesada. Para cazar venados, un hombre se esconda entre el monte y mova una cabeza de ciervo previamente decapitado, los animales que la llegaban a ver se acercaban al lugar, en donde otros cazadores estaban preparados para matarlos. Esta estratagema era usada tambin por etnias sonorenses. Los cochimes del norte usaban unos palitos de los que ya se ha hablado, con una remota semejanza al bumerang, que lanzaban a poca distancia y paralelos al suelo, hacia animales pequeos como liebres y conejos, a los que generalmente les quebraban las patas, lo que les permita acercarse a su presa y rematarla. Esta forma de cazar animales pequeos se sigui usando hasta pocas relativamente recientes entre los indios que sobrevivieron en el norte de la pennsula. La pesca fue una actividad practicada por casi todas las etnias de las Californias, que les El atl-atl fue usado por los permiti subsistir con una base alimenticia antiguos californios rica en protenas, sobre todo a quienes residan cerca del mar. Los guaycuras, al referirse a un espritu superior al que llamaban guyiagui, decan que otros espritus inferiores que le servan, le traan pitahayas y peces, lo que refleja la importancia que le concedan a este alimento. Para meterse al mar, los antiguos californios usaban balsas de troncos o pequeos botes de caas con los que podan llegar a las islas cercanas a la costa o navegar hasta unos ocho Km. mar adentro, o en el norte, atravesar el Colorado33. Las balsas las hacan de tres, cinco o siete troncos34, casi siempre de un rbol que los espaoles llamaban corcho, que traspasaban con estacas y que amarraban uno con otro, dejando el ms largo en el centro, el cual serva como proa, y podan llevar dos o tres hombres. Otras veces empleaban largos haces de caas o tules bien atados, que despus los unan entre s con ms amarres. En el noroeste de la pennsula y la costa sur de la Alta California, estos botes podan llevar hasta ocho o diez personas. Pescaban con cordeles de fibras vegetales bien retorcidas, en cuyo extremo llevaban un anzuelo de hueso o de espinas vegetales; en ocasiones, hacan en los esteros una especie de cerco o corral de ramas y palos cuando suba la marea, y al bajar las aguas quedaban sin poder regresar al mar multitud de peces que fcilmente eran recogidos por los pescadores35. Cuando iban mar adentro en sus balsas llevaban un arpn generalmente en forma de horquilla, y otras veces empleaban redes con las que se ayudaban en la pesca; los espaoles relataron que cuando vean una tortuga, uno o dos hombres se lanzaban al mar, se aproximaban al animal, lo mataban con su arpn y luego lo suban a su balsa. Los cochimes, segn la descripcin que hizo Ulloa de los indios que encontr cerca de la Baha de San Rafael, deben haber cazado lobos marinos, pues el agua de beber la conservaban en unos buches obtenidos de ese animal o elaborados con su piel. Las redes fueron importante auxiliar para todos los aborgenes de las dos californias, ya que las usaban para pescar, cazar liebres y conejos, cargar a sus hijos pequeos y echar sus pertenencias o

Cort. de edu/swark/crossroads/photos

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los alimentos que recolectaban en sus frecuentes caminatas; las hacan de fibras vegetales, casi siempre obtenidas de pencas de mezcal, y aun en la actualidad, se encuentran mujeres en las pequeas comunidades del norte que siguen haciendo y empleando las redes. Para facilitar la carga de lo que metan a la red, la ataban en el extremo de un palo que apoyaban en su hombro, y si eran sus hijos pequeos los que llevaban, hacan un colchoncillo con hojas y zacate para que fueran cmodos. Los utensilios que usaban cotidianamente eran pocos y sencillos, y casi siempre podan elaborarse con cierta facilidad y en poco tiempo, pero algo que quiz nunca dejaban olvidado antes de iniciar un viaje era el equipo para encender fuego, lo que lograban frotando dos palillos, uno duro y fuerte y otro seco y suave (ver fotografa p. 48), o por la percusin de piedras de cuarzo. Usaban una cazuela honda, hecha frecuentemente de corteza de palma, parecida en la forma a la copa de un sombrero, y como los cochimes le llamaban add, le dieron ese nombre a los cascos y sombreros de los espaoles. Las agujas de hueso que les facilitaban la elaboracin de las redes, huesos biselados para descarnar las pieles, cuchillos de piedra y anzuelos eran los pequeos objetos que llevaban en sus viajes. Los perices hacan unas bandejas empleando la corteza de palmera, y los yumas del norte usaban grandes bateas para poner semillas y otros alimentos; usaban tambin caparazones de tortugas. Las bateas tambin las fabricaban de varas flexibles que amarraban fuertemente entre s, al grado que algunas podan contener agua sin que se filtrara; cuando tostaban semillas en sus bateas les echaban brasas y las agitaban constantemente para una coccin uniforme, otras veces sostenan sus bateas a cierta distancia sobre el fuego, movindolas constantemente para que no se incendiaran, y as lograban calentar lo que contuvieran36. De los indios del noroeste de la pennsula, fray Pedro Gandiaga deca: ...Todas sus riquezas son una o dos taleguitas para encerrar las semillas y el tabaco cimarrn, en otros su arco y flechas para cazar venados o un palito para matar liebres y conejos; muy raro tienen una red para la caza, una pipa de barro para chupar tabaco cimarrn que les cuadra mucho; en los pescadores sus caudales son una bolsa de tule y una tablita para remo, sus anzuelos hechos de asta de venado y mecates de pencas de mezcal; cogen abundancia de pescado, cuando lo permite la tranquilidad del tiempo, y son los ms ricos en comidas. En las mujeres, su hacienda es un palo para cortar mezcales y una red para cargarlos y una correta de juncos para coger las semillas que les sirve tambin de montera.....37 Las manos de piedra para la molienda de granos y semillas, pipas con las que fumaban un tabaco silvestre, ganchos de palo para cosechar pitahayas, canastos sencillos, sandalias, y unos maderos con dibujos que empleaban los shamanes, de mezquite o ua de gato, segn Venegas, son hallazgos que se han encontrado en el centro sur peninsular y que deben agregarse al bagaje cultural de aquellas tribus. Por otra parte, es casi seguro que la elaboracin de canastos y la cermica fueron practicadas por los kumiai y dems tribus del norte, y an hoy, la cestera que elaboran los sobrevivientes de estas etnias llama la atencin por su belleza en el diseo. Algunos historiadores consideran como un hecho que ninguna etnia de la pennsula conoci la cermica, pero los cucaps s la practicaron38, y si se sabe que eran frecuentes sus contactos con tribus de la sierra y aun de la regin costera, como las del rea de San Vicente y San Diego, se tiene que admitir la posibilidad de que en las regiones mencionadas los indgenas s llegaron a practicar la cermica que pudieron haber aprendido por su relacin con las etnias del desierto39. Algunos de los aspectos culturales que se han mencionado se dieron en forma muy semejante, en mayor o menor cantidad, en los pueblos que habitaron desde la regin de San Diego y el ro Colorado hasta los cabos meridionales de la pennsula, por ejemplo, la desnudez de los varones, el

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atuendo de las mujeres, la elaboracin de harinas a partir de granos o semillas molidos, el comer insectos tostados, la estructura de sus balsas y botes, el construir chozas circulares con el piso abajo del nivel del suelo circundante, fumar tabaco silvestre, usar redes para cargar sus cosas, y otros ms, muestran una clara identidad, consecuencia tal vez de un origen comn para todos aquellos pueblos, los cuales, a pesar de haberse ubicado en espacios muy lejanos y diversos, conservaron muchos rasgos ancestrales de una cultura madre.

Calif. Sate Dpt. of Educ.

Dibujo de una embarcacin fabricada con haces de tule que usaban los californios en la pesca. Aunque es hipottico cualquier dato sobre el nmero de dialectos hablados en la pennsula a la llegada de los espaoles, los especialistas en la materia hablan de cuando menos diecisiete lenguas, todas incluidas en el tronco hokal-tecano, predominando la familia hokana al norte de los veintisiete grados de latitud y la guaycuriana al sur; todos los dialectos del norte pertenecen a la subfamilia yumana, hecho que puede ser un apoyo a la hiptesis que sostiene el arribo a la pennsula de por lo menos dos oleadas de inmigrantes, primero habran llegado pueblos de filiacin lingstica guaycuriana y despus la yumana. Los hombres se ocupaban principalmente en los quehaceres que requeran mayor fuerza fsica y que implicaban ms riesgo, como la cacera y la pesca, mientras que mujeres y nios recolectaban frutos y semillas para la alimentacin40. El padre Tamaral deca que la pereza era un vicio muy arraigado en los indgenas:...Cuanto mayor es el nmero de sus mujeres, estn tanto mejor provistos de todo lo necesario, pues yacen en un ocio perpetuo a la sombra de los rboles, y sus mujeres trabajan buscando en los bosques las races y frutos silvestres de que se alimentan...... Sin embargo, contrario a lo anterior, Salvatierra escribi en una de sus cartas: ...Se resolvi de despedir a los indios para que se fuesen a pescar, y otras cosas suyas semejantes en que se ocupan por s mismos...41 lo cual hace pensar que los varones s realizaban actividades diversas tendientes a conseguir los alimentos necesarios para vivir. Lo dicho por Tamaral sobre el trabajo que desempeaban las mujeres no es una novedad, pues en los pueblos primitivos y en muchas comunidades rurales de hoy, la mujer se ocupaba y lo sigue haciendo, en actividades como la recoleccin de frutos, lea, acarreo del agua, la preparacin de los

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alimentos, y con frecuencia en la elaboracin de queso, cuando se tienen vacas de ordea. Los hombres, por su parte, descansan cuando pueden para activarse despus en la cacera y la pesca, la exploracin de nuevos territorios, el derribo de rboles, campear animales, etc.. En la cultura kumiay, el nacimiento de un nio era un acontecimiento importante, del cual los franciscanos registraron los siguientes datos: el cordn umbilical se cortaba con un cuchillo de piedra, y quiz con objeto de ayudar a la cicatrizacin, ponan sobre el ombligo del recin nacido un trozo de corteza de sauce o una pequea piedra tibia, se asignaba un nombre al nio, la madre era baada con agua tibia y se perfumaba con el humo de hojas de salvia; cuando la madre no cargaba a su hijo en brazos o dentro de su red, lo colocaba en una especie de cuna sobre un pedazo de corteza de rbol. A la llegada de los franciscanos a la regin de San Diego, los kumiay se desplazaban por todo su territorio, se quedaban en un lugar determinado por algn tiempo para aprovechar al mximo los frutos propios de la estacin o dedicarse a la cacera, y luego continuaban su marcha; era frecuente que dejaran chozas cerradas con algunos utensilios para usarlos en su prxima estancia en ese lugar. Los kumiay o diegueos de la costa llegaron a practicar un intercambio o trueque de productos con las etnias del este, y segn algunos investigadores, hasta con indgenas de Alaska y la regin del Mississippi42, sus ofertas eran conchas, bellotas, jojoba y carne de venado, a cambio de lo cual reciban piones, maz, frijoles, y otros alimentos, Los informes antiguos dicen que en las comunidades o rancheras todos sus integrantes estaban emparentados entre s, lo que aun se observa en varias tribus del norte; sin embargo, sta no debe haber sido una costumbre generalizada, si se toma en cuenta lo que dice el padre Salvatierra en una de sus cartas: ...El da antecedente se vio mucho movimiento de gentes con arcos y flechas como que se iban a otra parte a no s qu casamiento con algunas doncellas de la nacin didius.... Sin embargo, es explicable que se diera un cierto grado de endogamia teniendo en cuenta el aislamiento de algunas etnias que difcilmente se comunicaban con otras, lo que igualmente propici la abundancia de dialectos. En la actualidad, los kumiay que viven en el norte de la pennsula son exgamos. Las guerras que sostuvieron las tribus en su poca de gentilismo, eran motivadas por alguna ofensa, como la infidelidad conyugal o la invasin del territorio en que cazaban, y se daban si el conflicto no poda dirimirse por medio de una competencia de lucha o carreras entre los agraviados. Cuando peleaban saban organizarse, y es casi seguro que obedecan una jerarqua de mando, lo que se deduce del siguiente relato del padre Salvatierra en ocasin de uno de los ataques que los indios hicieron a los espaoles en Loreto: ...Y finalmente todos a un tiempo nos vimos asaltados por todas partes y por cuatro partes. Por la abra de la caada abajo cargaba un escuadra de gente, con las espaldas aseguradas por engrosarse en caso que hicisemos huda. La segunda escuadra sala de la caada arriba adonde tenan stos la ranchera. Tambin tenan aseguradas las espaldas de otra escuadra y por lo alto de la mesa nos tuvimos as mismo cercados por dos lados...43. La competencia en carreras y la lucha cuerpo a cuerpo se siguieron practicando despus de la llegada de los espaoles, como se ver ms adelante en un episodio que narra algo as como el reto de un indgena al padre Juan de Ugarte44; pero adems, eran muy hbiles nadadores, lo que se desprende de lo registrado por Francisco de Ulloa, sobre un hecho acaecido el 12 de octubre de 1539 entre la isla de San Marcos y tierra firme, cuando un indio se burl de los marinos espaoles quienes, en una lancha, trataron en vano de atraparlo mientras que l se zambulla varias veces en el mar45, nadando alrededor de la lancha, hasta que los cansados marineros tuvieron que renunciar a su intento y se regresaron a la embarcacin, mientras que el indio les gritaba algo, quiz burlndose.

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Esta y las imgenes que siguen, excepto las pinturas del padre Tirsch, presentan escenas cotidianas de los indios que poblaron el norte de Baja California a fines del siglo XIX y principios del XX. Aunque fueron hechas por artistas y fotgrafos entre 1890 y 1910, reflejan rasgos culturales que los nativos conservaron de sus ancestros por generaciones. Un aspecto poco mencionado por los misioneros es el de la msica y danza que se practicaba, lo cual se observa en este grabado, cortesa de la Historical Society of San Diego. Anciana kiliwa
Cort. del Museum of the American Indian, N.Y.

Danzante kumiai

Cort. del Museum of the American Indian, N.Y.

Cort. de Historical Society of San Diego.

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Practicaban danzas para cada ocasin a celebrar, ya fuera el inicio de la recoleccin de las pitahayas, casamientos, el nacimiento de sus hijos o las victorias sobre sus enemigos, Salvatierra lleg a identificar hasta 30 danzas diferentes y hasta bail con los nativos46; no conocieron las bebidas alcohlicas, pero s fumaban en una pipa llamada chacuaco una especie de tabaco silvestre, generalmente no por adiccin sino en situaciones de solemnidad. Segn Clavijero, aunque Baegert difiere, los casamientos eran diferentes segn la tribu, por ejemplo, entre los guaycuras, el hombre le mandaba a la mujer pretendida una batea, si ella aceptaba la propuesta enviaba al novio una red como obsequio y ya estaba hecho el matrimonio, aunque en casi todos los grupos se haca una gran fiesta y baile en el que participaban todos los integrantes de las rancheras de los novios. En las tribus del sur se lleg a usar la poligamia, lo cual fue una preocupacin constante para los religiosos que intentaron suprimir lo que consideraban vida bestial, aunque, como es sabido, esta costumbre fue comn en varias civilizaciones antiguas y aun hoy en los miembros de ciertas religiones. En el caso de los antiguos californios, bien pudo haber sido un mecanismo natural con objeto de sostener la tasa de natalidad requerida para su supervivencia, o resultado de un desequilibrio en la tribu entre el nmero de mujeres respecto a los hombres. Adems de que, como se ha expresado, nunca practicaron la embriaguez, los propios jesuitas, tan parcos en sus elogios a las costumbres indias, sealaron que no se robaban ni peleaban entre parientes o miembros de la misma tribu, y jams acostumbraron la antropofagia. Los cochimes celebraban una fiesta que llamaban cabet , la cual consista, segn Pccolo, en la reunin de la gente de varias rancheras en cierta poca del ao, traan los hombres las pieles de venado que haban cazado y las tendan como tapetes en una casa. Llegaban los caciques y fumaban, mientras que el doctor o guama proclamaba alabanzas a los cazadores, algunos indios corran como locos por una especie de calle, sobre las pieles, en tanto que alrededor, las mujeres bailaban y cantaban; pasado algn tiempo salan los caciques y repartan las pieles a las mujeres para que fabricaran los vestuarios de ese ao. Aunque esta interesante festividad denotaba ciertas virtudes en estos pueblos, nunca fue ponderada por los misioneros como una bonita tradicin y mucho menos estudiado a fondo su origen o significado. Es casi seguro que los aborgenes peninsulares, al igual que otros pueblos prehispnicos, dieran frecuentemente a sus fiestas un carcter de representacin teatral, en lo cual Miguel del Barco les concede cierto crdito al referirse a la celebracin de las pitahayas: ... El tiempo de las cosechas de las pitahayas era como el tiempo de su vendimia. En l estaban ms alegres y regocijados que en todo lo restante del ao ... As, estos naturales salen de s, entregndose del todo a sus fiestas, bailes, convites de rancheras distintas y sus gneros de comedias y bufonadas que hacen, en que suelen pasarse las noches enteras con risadas y fiestas, siendo los comediantes los que mejor saben remedar, lo cual hacen con grande propiedad ...47. Otra celebracin se llamaba tana ambei tecuhui,(o ucambi) el hombre venido del cielo, consista esencialmente en lo siguiente: Hacan una enramada grande a la que entraban los hombres slamente, en donde haba gran cantidad de comida que das antes juntaban sobre todo las mujeres. El hombre venido del cielo era un muchacho que se pintaba el rostro y se disfrazaba cubrindose con pieles, el cual se esconda detrs de un cerro cercano; luego, en determinado momento, bajaba corriendo hacia la casa en donde los hombres lo reciban y lo obsequiaban con la comida; permanecan all durante algn tiempo, y finalmente el muchacho sala para volverse al cerro, como que regresaba al cielo; en tanto, las mujeres permanecan un poco alejadas. En el norte, los cucaps y cochimes todava celebraban hasta hace poco una fiesta el cuatro de octubre de cada ao bailando y cantando las danzas de la pajarita y el gato; y los pai-pai, cada cuatro aos tenan una reunin de gran importancia y hacan la fiesta de el aguilucho; los kiliwas, por su parte, celebraban hasta hace algunos aos la fiesta de las cabelleras, que fue suspendida

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por su carcter belicoso. Una ceremonia especial se efectuaba con los jvenes cucaps y kiliwas que llegaban a la adolescencia, al agujerarles la oreja derecha. En aquellas sociedades se otorgaba a los ancianos cierta jerarqua y su palabra era escuchada con respeto por la mayora como an ocurre en las tribus del norte. Un ejemplo se dio cuando se confrontaron los indgenas y los espaoles de Salvatierra, lo cual fue relatado por el misionero de la siguiente forma: ... Al irse retirando y apartando dos ancianos de ellos se pusieron por delante, y volviendo la cara para su gente, le hicieron seas con las manos a que se apartasen y sentasen. Despus, volviendo la cara a nosotros nos hicieron las mismas seas a que nos aquietsemos y depusisemos las armas, con esto sirvieron este da para medianeros..48; cabe aclarar que cuando menos en esa ocasin, la intervencin de los dos indios calm los enardecidos nimos de nativos y espaoles, y se evit, de momento, lo que pudo haber sido un encuentro sangriento. Por su parte, Nieser afirma que en Viadaco, los ancianos se oponan al cristianismo alegando que todos se iran y nadie les llevara comida, de lo que se infiere que en esas comunidades, quienes por su edad no eran capaces de procurarse sus alimentos, eran ayudados por los dems. Adems de los ancianos como personas importantes, estaban los seores principales o caciques, de acuerdo con lo que relata Salvatierra: ...Lleg un indio alto ... y tena traza de cacique segn la demostracin que hicieron los dems.... Generalmente, estos jefes eran quienes se hacan respetar por su fuerza y valor o por su capacidad en la cacera y la pesca. En cada tribu haba adems chamanes que conocan las hierbas medicinales y las venenosas ms que la mayora, y en sus actos curativos pretendan succionar con un largo tubo pegado a la parte enferma del paciente los males que le aquejaban; los perices les llamaban niparaj o tuparn, los guaycuras, dicuinocho y los cochimes guama. Estos doctores aparecan en las fiestas cubiertos con una capa hecha de cabellos que adquiran como donativo de sus fieles y de los muertos, un penacho de plumas de gaviln en la cabeza, y un abanico en la mano tambin de plumas; entre los perices, en lugar de un penacho de plumas usaban una corona de colas de venado. Siendo las principales personalidades, solan iniciar las festividades fumando tabaco silvestre49 en una pipa de piedra, segn los misioneros, aunque ms bien debe haber sido de cermica o de una piedra semejante al talco. Se deca que, ya mareados con el tabaco, los doctores elogiaban a quienes eran generosos en sus obsequios, y amenazaban a los que no lo hacan. Edward K. Balls, en su libro Early Uses of California Plants, describe las pipas que usaban los indios del norte de California y los del desierto, afirmando que eran de madera o talco mineral, o el tubito de la pipa de madera y la casuela de talco mineral. 50. Respecto a las capas de cabellos, Homer Aschmann51 ha sealado que su uso fue exclusivo de los chamanes de Baja California, ya que no se empleaban al norte de la actual frontera con Estados Unidos. Muchas tablas y capas de cabellos fueron quemadas por los misioneros. Los californios tuvieron varias divinidades, y quiz en el norte practicaron la idolatra, como lo lleg a afirmar Linck en un reporte de 1762 sobre los indios del norte de San Borja52. Los perices crean en el dios Niparaj todo poderoso y creador supremo del universo, y en su mujer Anajicond, cuyo hijo, Cuajaip, vivi entre los hombres durante algn tiempo con objeto de brindarles sus enseanza. Los cucaps adoraban a un ser superior identificado con el sol, mientras que los kiliwas, pai-pai y cochimes del norte y centro peninsular tambin crean en un poder superior al de los hombres. El padre Manuel Venegas, en su libro Noticia de las Californias, dice sobre la religin de los guaycuras: ... Hay un espritu principal que llaman Gumongo; ste enva las enfermedades y en tiempos pasados envi a otro espritu a que visitase la tierra, a quien llaman Guyaiagui. Cuando ste vino, fue sembrando la tierra de pitahayas ... Aqu otros espritus inferiores que les servan les traan pitahayas para comer, y peces... La ocupacin de Guyaiagui era hacer vestidos para sus sacerdotes, formados por los cabellos que le ofrecan ... . Los indgenas del norte hablaban de un hombre que haba venido del cielo para beneficiar a los humanos llamado tam ambei ucambi tevivich, el hombre venido del cielo, en cuyo honor hacan la fiesta de la que ya se ha hablado.

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Por su parte, los guaycuras que vivan cerca de Loreto crean que el Sol, la luna y los luceros eran hombres y mujeres; que todas las noches caan al Mar del Poniente y se vean precisados a salir a nado por el oriente, en tanto que los indgenas de la isla Trinidad crean que mirar directamente a las Cabrillas del Cielo producira desdichas53.

Ignacio Tirsch, al irse de California en 1768, llevaba consigo 46 dibujos del paisaje y la gente de la regin. Sus pinturas estn en la Universidad de Praga, y las conocidas reproducciones de esta pgina representan, arriba, a unos californios en camino a la misin; a la derecha, cacera del venado.

A la derecha, anciana kiliwa o kumiay, abajo, . mueca kumiay no muy antigua

Cort. San Diego Museum of Man Cort. Museum of the Americvan indian, N.Y.

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En relacin con sus muertos, los indios del sur los enterraban y las tribus del norte casi siempre los quemaban, segn lo afirm el padre Luis de Sales: ... Generalmente en muriendo alguno lo queman y no hacen prueba de si en realidad es ya difunto...54. En los grupos humanos actuales, los ritos funerarios varan de acuerdo con las tradiciones y costumbres que se tengan, aunque siempre hay una relacin con el concepto sobre el universo, el bien, el mal, la vida y la muerte; investigaciones recientes han demostrado que en los pueblos prehispnicos que habitaron la pennsula suceda algo semejante, de manera que en cada regin haban distintas costumbres, lo que hara muy prolijo un relato sobre las diversas formas como los nativos peninsulares disponan de sus muertos. Sin embargo, se mencionan a continuacin algunas de las citadas tradiciones. En 1883, el holands Ten Kate y despus el francs Len Diguet descubrieron sitios funerarios en el extremo de la pennsula y en la isla Espritu Santo, que esencialmente consistan en esqueletos pintados de rojo envueltos en hojas de palmas; y en 1947 el arquelogo William Massey realiz estudios cuidadosos de tales hallazgos. Estas y otras investigaciones demostraron que los primitivos californios de la regin sur acostumbraban sepultar a sus muertos en pequeas cuevas, en posicin flexionada, envueltos en hojas de palma, y colocaban junto a los restos del difunto objetos como herramientas de piedra y hueso, as como ornamentos de conchas; finalmente se cubra el sepulcro con piedras y tierra. Se supo tambin que cuando el lugar haba sido ocupado por otro cadver, sus huesos se pintaban con ocre rojo y se acomodaban, los ms pequeos dentro del crneo, los largos se envolvan con hojas de palma y el crneo se colocaba en el extremo; los huesos de la cadera y los omplatos se ponan cerca del crneo, y las costillas se situaban cubriendo los huesos largos y el crneo. Aunque se sabe que todava en tiempo de las misiones se acostumbraba esta prctica, los espaoles nunca se refirieron a ella55. Aunque en la playa El Conchalito, de La Paz, se encontr un sepulcro antiguo en el cual los restos seos estn en posicin extendida, con los brazos a los lados del cuerpo, en los antiguos sepulcros peninsulares del sur se practic la costumbre muy frecuente en los pueblos primitivos de todo el mundo de enterrar a sus muertos con el cuerpo flexionado, en posicin fetal, con rodillas y manos a la altura aproximada del pecho, sin importar la orientacin del cadver, que poda quedar boca abajo, de costado o con la cara hacia arriba. El cuerpo se ataba con cordeles para que conservara la postura indicada, se preparaba un agujero de un medio metro de profundidad colocando en su fondo conchas, sobre las que se pona el cadver, y encima de ste cenizas y pedazos de conchas. En ocasiones, el cuerpo era envuelto en una piel de venado, y era comn que se agregaran a la tumba objetos de uso cotidiano y algunos adornos. Es seguro que el amortajamiento se llevaba a cabo tan pronto como falleca la persona, antes de que apareciera el rigor mortis en el cuerpo. Sobre esto, el misionero jesuita Juan Jacobo Baegert escribi en 1772 la supuesta costumbre que tenan algunos indgenas de enterrar a sus enfermos vivos56, en determinadas ocasiones, lo que no debe generalizarse como un hecho que se practicara por aquellas etnias. En la regin de El Conchalito tambin se han encontrado sepulcros en los que los restos mortuorios estn en una posicin intermedia entre la extendida horizontal y la flexionada o fetal, pues la cabeza y trax se encuentran hacia arriba, en tanto que las rodillas estn flexionadas y dirigidas hacia un lado; esta postura tal vez se lograba haciendo la torsin de la cadera en un giro de noventa grados hasta que el cuerpo estaba en descomposicin, o cortando ligamentos y msculos en los casos en que la persona era amortajada recin fallecida. En otros casos, se han encontrado sepulcros en los cuales los cadveres fueron seccionados en diversas partes, las que se acomodaron cuidadosamente en la tumba.

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Algo que permita a los cochimes ubicarse en determinada poca del ao, era la cosecha de las pitahayas y otros frutos, y siendo aquellas parte importante de su dieta, hacan en ese tiempo una fiesta. Al da lo llamaban ib, que significaba sol; a la primera estacin, la ms alegre y feliz por corresponder a la cosecha de las pitahayas le decan mejib, y abarcaba desde julio hasta parte de agosto; la segunda corresponda tambin a un tiempo de abundancia ahora por las pitahayas agridulces, las tunas y otros frutos, y se nombraba amad-app e inclua de agosto a parte de octubre, llova un poco y el campo reverdeca; la tercera estacin comprenda desde octubre hasta parte de diciembre, cuando empezaba a secarse el pasto, y se llamaba amad-appigal; la cuarta era la ms fra de todas, de diciembre a mediados de febrero y reciba el nombre de majibel; a sta le segua majiben, que comenzaba en febrero y terminaba a mediados de abril; y la sexta y ltima estacin era majiben-maaj, que era la poca ms dura para los nativos por la escasez de alimentos; en esta temporada coman mezcal , animales que cazaban o atrapaban, las semillas tostadas que haban guardado tiempo atrs y pescado. Respecto a conceptos numricos los cochimes, segn Clavijero, manejaban los siguientes: uno tepeeg; dos gogu; tres combi; y cuatro magacubu; el cinco lo llamaban nagann tejueg ignimel, que significaba una mano entera. De all en adelante podan continuar la numeracin diciendo una mano ms uno, una mano y dos, etc.; para el diez decan nagann ignimbal demuejueg, que significaba todas las manos; el quince se deca las manos y un pie, y para el veinte las manos y los pies. El Dr. Hctor Benjamn Trujillo Rodrguez, en su libro Las Lenguas Hokanas de Baja California, menciona numerales usados actualmente hasta el mil en cochim-kumiai, pai-pai, cucap y kiliwa, aunque obviamente difieren de los antiguos nmeros mencionados por Clavijero. y no se establece la antigedad que tienen dentro del vocabulario de esas tribus. Una pregunta cuya respuesta puede ser inspirada por la ignorancia o prejuicios raciales es la siguiente: Por qu los primitivos indios americanos tuvieron un menor desarrollo tecnolgico que los pueblos europeos y asiticos? Para responder a esto se pueden emplear diversas perspectivas biolgicas, antropolgicas y sociales, pero la lgica ms elemental aporta cuatro premisas indispensables para derivar una conclusin: primera, la rapidez en el progreso tecnolgico de un grupo humano depende en gran parte de situaciones azarosas, ejemplo de lo cual puede ser el hallazgo del hierro meterico casi puro que realizaron algunos hombres en Asia hace tres o cuatro mil aos, debido a que viajaban constantemente por regiones con frecuentes depsitos de hierro nativo, lo que les permiti llegar al uso y aplicacin del hierro y el acero antes que otros pueblos; segunda, el progreso tecnolgico tiene una relacin directa con el nmero de personas que formen ese grupo, o dicho de otro modo, en un conjunto humano numeroso hay ms posibilidades de que surja la chispa intelectual necesaria para el progreso que en una sociedad de pocas personas; tercera, la posibilidad de comunicacin entre pueblos distantes es factor que conducira al intercambio de informacin y consecuente progreso de esa cultura, lo que no sucede si hay aislamiento; y cuarta, la hostilidad del medio ambiente, sobre todo en lo relativo a la escasez de agua y alimentos, es poderoso limitante que multiplica las dificultades para el progreso cultural de los pueblos, cuyos integrantes tienen que canalizar todas sus potencialidades hacia lo que es ms urgente: la simple supervivencia. Aun Baegert, el ms severo crtico de los antiguos californios, lleg a decir en el captulo VIII de su obra, refirindose a los nios indgenas: ...Estn dotados de razn y comprensin como la dems gente, y creo que, si en su temprana niez fueran enviados a Europa, los muchachos a seminarios y las muchachas a conventos, llegaran tan lejos como cualquier europeo en buenas costumbres, virtudes, en todas las artes y en las ciencias... Lo dicho en este captulo debe ser slo un reflejo de la vida que aquellos grupos humanos llevaron hace siglos, pero es suficiente para entender que, aun sin tener una remota semejanza con el modelo cultural de los espaoles, los californios no merecen ser ubicados en la bestialidad y la barbarie.

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Ishi, el ltimo californio


Durante los aos setenta del siglo XIX, hubo en California una serie de acciones de exterminio en contra de los indios, lo cual revisti el carcter de verdaderas masacres en las que cazadores sajones mataban en las pocas rancheras que quedaban, a los nativos hombres y mujeres de cualquier edad, ya fuera porque se resistan a entregar sus tierras a los terratenientes norteamericanos o se negaban a colaborar con ellos, sobre todo en la poca del descubrimiento de yacimientos de oro en la regin cercana a San Francisco. Por esta poca, la ltima tribu que quedaba era la Yahi, que hasta entonces haba escapado de los ataques de los blancos por lo remoto de su ubicacin, en la sierra al noreste de San Francisco. Sin embargo, lleg un momento en que los colonos y mineros norteamericanos la descubrieron, asaltaron la ranchera y mataron a todos sus ocupantes excepto a una mujer y sus hijos, quienes se salvaron arrojndose al ro y confundindose con los cadveres que llevaba la corriente.

Cort. de Phoebe Hearst Museum of Anthropology

Arriba, Ishi demuestra cmo encender el fuego; abajo, cmo torcer los hilos para un arco. Fotografas del Phoebe Hearst Museum of Anthropology

Arrastrados por el ro, lograron despus refugiarse en escondidas caadas de la Sierra Nevada, entre bosques de encinos, pinos y monte chaparral, y de esta familia, con el tiempo slo qued Ishi, el ltimo yahi, quien sobrevivi en esa regin por varios aos, como lo haban hecho sus hermanos de raza, de la caza, la pesca y la recoleccin de semillas y frutos. En agosto de 1911, fue rescatado cerca del Monte Lassen por el antroplogo Alfred L. Kroeber, gracias a reportes de unos topgrafos que estuvieron en el lugar y llegaron a ver su campamento, y de 1911 a 1916 vivi en el Museo de Antropologa de la Universidad de California, en San Francisco; aunque se le dio oportunidad de que regresara a visitar sus montaas. En ese tiempo no slo aprendi el idioma ingls, sino que proporcion a Kroeber importantes informaciones sobre la cultura de los indios californios. Algunos aspectos interesantes de sus costumbres son los siguientes: los cazadores de venado deban estar limpios fsicamente antes de la cacera (posiblemente para que su presa no los venteara tan fcilmente); conoca ms de 100 plantas comestibles o medicinales; al regresar de visita a su lugar de origen, mencion y reconoci cientos de lugares geogrficos y animales; uno de sus muchos cantos era sobre la Creacin, y deca en parte ... se cierran las puertas y uno por uno suben al cielo...; demostr su capacidad artesanal al hacer con gran facilidad arcos y flechas, y una choza; fue objeto de

Cort. de Phoebe Hearst Museum of Anthropology

Cort. de Phoebe Hearst Museum of Anthropologyt

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exhibicin para muchos visitantes que venan a conocerlo de otras partes del mundo; finalmente el 25 de marzo de 1916 muri de tuberculosis en el colegio mdico en Parnassus. Ishi haba conquistado la amistad y admiracin de quienes lo trataban; poco antes de morir le dijo a la persona a quien haba dictado el Canto de la Creacin, t te quedas aqu, yo sigo adelante.... Sus restos fueron cremados
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Se dan ms datos de la cultura de los californios en el captulo VIII, p. 120, y en el apndice (2). Consltese el vocabulario. 3 Las manifestaciones culturales mencionadas se dieron en mayor o menor grado en las etnias peninsulares, sobre todo entre los cochimes, de acuerdo con las relaciones hechas por los misioneros jesuitas. 4 En el ensayo Criticando a los crticos: Valorando a los pueblos nativos de California, de Robert G. Schafer, profesor emrito de la Universidad de Michigan, se hacen los siguientes comentarios: ...Los nativos californios eran cazadores recolectores. Sus crticos europeos eran antiguos practicantes de la agricultura...Para observadores de cada grupo, la conducta de los miembros del otro debi parecer irracional...Debemos tener mucho cuidado cuando juzguemos a pueblos con sistemas de vida profundamente diferentes del nuestro. Lo ms probable es que tales sistemas tengan una explicacin lgica, no aparente de inmediato, pero que al examinarse tendr ms sentido que lo que pareci al principio... 5 El problema para el historiador al tratar de conocer la cultura de los primitivos californios es que no quedaron testimonios de los nativos y slo se conoce la versin y punto de vista de los conquistadores. 6 What Columbus saw in 1492; Scientific American, diciembre de 1992; p. 100. 7 El criterio con que se elabor este mapa es lingstico; las naciones de que hablaron los primeros misioneros eran grupos humanos que se diferenciaban por sus lenguajes; las familias lingsticas estn sealadas con las letras A, B y C, y las etnias con mayor semejanza en el idioma y cultura en general con las letras D, E y F.. Las diferencias idiomticas eran mayores entre los grupos tnicos que habitaban desde El Rosario hacia el norte respecto a los del centro y sur de la pennsula; aun as, en todos los californios primitivos en el aspecto fsico fueron ms las semejanzas que las diferencias, quiz con la excepcin de los perices que debieron haber entrado a la pennsula antes que ningn otro grupo. 8 El siguiente comentario se hizo en 1814 y se refiere especficamente a la poblacin de las misiones de Santa Brbara y San Gabriel, cuando menos en algunos casos pudiera hacerse extensivo a los nativos de la pennsula: ...la gente que vive en esta provincia conocida como gente de razn, bsicamente los espaoles, son tan perezosos y dados a la ociosidad que no saben hacer otra cosa que montar a caballo y considerar toda clase de trabajo como deshonroso. A ellos les parece que slo los indios deben trabajar...Maynard Geyger, Franciscan Missionaries; San Marino, Huntington Library, 1969; pp. 129-130. Puede pensarse que muchos indios, lo nico que hacan era identificarse con los espaoles 9 El otro Mxico, Biografa de Baja California; SEP-UABC, 1997; Fernando Jordn; p. 97. 10 Aunque impropiamente, se da el nombre de cochimes en el noroeste de la pennsula a algunos grupos hablantes de diegueo del sur. Panorama Histrico de Baja California. David Piera Ramrez, p. 39. 11 Los climas que se mencionan en este libro se basan en la clasificacin de Kppen. 12 Loreto, Capital de Las Californias; FONATUR, CONACULTA y CECUT, 1997; Miguel Len-Portilla, p. 104. 13 Visin histrica de la frontera norte de Mxico, tomo II, UABC, 1994, Coordinador David Piera Ramrez; p. 58. 14 Historia de la Antigua o Baja California; Francisco Xavier Clavijero; Editorial Porra S.A., 1990; p. 55. 15 Las Fundaciones Misionales Dominicas en Baja California, 1769-1822. Albert B. Niesser, UABC, 1998, p. 404. 16 Ibdem, p. 404. 17 Los collares les llegaban hasta la cintura, segn Pccolo. 18 ...Viven en rancheras de veinte, de treinta, de cuarenta y cincuenta familias; pocas ms, o menos, ; no usan de casas, la sombra de los rboles les sirve para resistir los bochornos del Sol, y las ramas, y hojas de los mismos, para guarecerse en la noche contra la inclemencia del tiempo; en el rigor del invierno viven en unas cuevas que hacen en la tierra, y en todos estos resguardos moran muchos juntos como brutos . Informe y relacion succinta qve de la nueva conversion, esstado y progressos de la California hizo, y present a la Real Audiencia de Guadalaxara por su orden, el P. Francisco Maria Picolo ... traducido y editado por George P. Hammond, Dawson Booh Shop, Los Angeles, 1967. pp. 11-12. 19 Las fundaciones misionales dominicas en Baja California, 1769-1822. UABC, 1998. Albert B. Niesser. p. 307. 20 Cap. X del Informe de la expedicin a Cbola hecho en 1540... escrito por Pedro Castaeda de Njera. 21 The Explorers; San Diego Historical Society, Richard F. Pourade, Cap. 8. 22 Improvisaban cercos en el monte para facilitar la cacera de conejos y liebres. Diario de C. Guilln, 20 marzo 1719. 23 ...La preparacin del mezcal..., requiere ms tiempo... Despus de cortar las pencas, las cabezas deben ser cocidas por varias horas... Despus, de doce a veinte de ellas son enterradas, se cubren con piedras, cenizas calientes, y tierra. Finalmente, despus de doce a catorce horas, se desentierran. Las cabezas, que antes eran blancas por dentro, ahora aparecen de un amarillo dorado y estn tiernas. La obra de Baegert, en espaol Noticias de la pennsula americana de California, fue traducida del alemn original por M. M. Brandenburg y Carl L. Baumann , con el ttulo Observations in Lower California; The University of California Press; Scholarship Editions; el texto que aqu se da en cursivas corresponde a esta traduccin, Cap. V p. 69 del original. (Cons. Bibliografa).

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24 The San Diego Union Tribune, San Diego in 1492, Scot La Fee, 7 Oct. 1992. El autor moli las bellotas procesadas y elabor una tortilla en el comal que result comestible y sin sabor amargo. 25 Vivir en Ensenada, X Simpsium de Historia Regional, Bicentenario de Santo Toms, 1791-1991; El Descubrimiento del Valle de Santo Toms; Carlos Lascano Sahn, cita del Diario de fray Juan Cresp, (AGN). 26 Albert B. Nieser; op. cit.; p. 405. 27 Ibdem, p. 406. 28 The Beginnings of San Francisco, 1912, San Francisco. Eldredge, Soeth Skinner. 29 Los incendios fueron observados por navegantes que pasaron frente a las costas del noroeste de Baja California. 30 Francisco Palou report sobre la misin de San Diego en 1772: ...Los salvajes subsisten con las semillas del zacate que cosechan en la temporada. Con ste hacen gavillas, como es la costumbre con el trigo...Es probable que Palou se refiriera a algn grano parecido a la avena bronca, muy abundante en el noroeste de Baja California. 31 Las armas son el arco y flechas y la lanza, pero stas siempre las llevan en sus manos, algunas veces en la persecucin o en la defensa contra sus enemigos,... Pccolo, op.cit., p. 157. 32 Actualmente existe una agrupacin llamada World Atl Atl Association en Ocotillo, California, que agrupa a 400 miembros que practican competencias de lanzamiento en Estados Unidos y Europa, calificando distancia y precisin. 33 Eugene J. Triple, en un reporte antiguo sobre los yumas que puede hacerse extensivo a los cucap, expres que no hacan canoas sino balsas de palos. The Yuma Indians, The Overland Monthly, junio de 1889, p. 564, San Francisco. 34 Clavijero, op. cit., p. 58 35 David Piera, op. cit., p. 60, citando a Miguel del Barco. 36 Pccolo, op.cit., p. 158. 37 Albert B. Niesser, op. cit., p.406. 38 Panorama histrico de Baja California. David Piera Ramrez, UNAM-UABC, 1983; p. 41. 39 Conforme a la descripcin de Cresp de la pgina 35, es probable que las etnias del norte s conocieran la cermica. 40 Pccolo relat que hombres y mujeres se ocupaban usualmente en hacer tejidos con hilos de hierbas fibrosas ...o de substancias filamentosas que encuentran en las cscaras de ciertos frutos. De los tejidos finos hacen los adornos que ya se han mencionado, y de los toscos hacen bolsas para diferentes propsitos y redes para pescar...Pccolo, op.cit., p. 157. 41 Miguel Len-Portilla, op. cit., p. 110. 42 La Fee, Scott, op.cit. 43 Miguel Len-Portilla; op. cit.; p. 114. 44 Este hecho se narra en el captulo El paradigma de un misionero. 45 El episodio se narra ms detalladamente en el captulo Las grandes exploraciones

Juan Mara Salvatierra: Misin de la Baja California; Edic. Constantino Bayle, S.J., La Editorial Catlica S.A., 1946, pp. 139-140. 47 Visin Histrica de la frontera norte de Mxico, Piera, op. cit., p. 59. 48 Miguel Len-Portilla; op. cit.; p. 111. 49 Los espaoles lo llamaban chacuaco, al igual que a la pipa. 50 El autor supo de una pipa como la descrita que fue encontrada en el can de San Francisquito al sureste de Ensenada por Guadalupe Guerrero, ranchero del ejido Lic. Jos Lpez Portillo, pero la regal a un amigo y ya no se pudo recuperar. 51 Aschmann, The Central Desert of Baja California: Demography and Ecology; p. 114. 52 Wenceslaus Lincks Reports & Letters, 1762-1778, E.J. Burrus, Dawsons Book Shop, Los ngeles, 1967, p. 46. 53 Datos tomados de Sondeo historiogrfico sobre la astronoma en Baja California, de don David Piera, en el cual cita la Noticia de la California, de Miguel Venegas, pp. 90-91. El trabajo del Lic. Piera forma parte de la Historia de la Astronoma en Mxico, cuyo compilador es Marco Arturo Moreno Corral. 54 Las tribus del Colorado cremaban a sus muertos, algunas veces la pira funeraria se haca en un hoyo de un metro de hondo, all se colocaba la lea, y otra poca sobre el cuerpo, hasta una altura de unos dos metros. Al fuego se agregaban algunos efectos personales. Al final, las cenizas se enterraban. Tripple, op. cit., pp. 582-583. 55 Algunos datos de este prrafo fueron tomados de Costumbre Funeraria de Las Palmas, por el antroplogo fsico y profesor de investigacin cientfica titular B del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, que apareci en la revista Expresin Magisterial, No. 20, de agosto de 1999, La Paz, B.C.S.. 56 Es de temerse que algunos de aquellos que caen enfermos lejos de la misin y no pueden ser llevados a ella son enterrados vivos, especialmente gente vieja o aquellos que tienen slo unos cuantos parientes. Los nativos tienen el hbito de preparar la tumba dos o tres das antes de que el paciente muera, y les parece tedioso sentarse con una persona vieja, esperando su fin...Se de un caso en donde una muchacha fue revivida con una buena dosis de chocolate. Ya estaba envuelta en una piel de venado , de acuerdo con la costumbre, y a punto de ser enterrada. Vivi muchos aos despus... Baegert, op.cit., Cap. VI p. 79. En la edicin No. 19 de Expresin Magisterial, de julio de 1999, el antroplogo Alfonso Rosales Lpez, del I.N.A.H., muestra fotografas en las que aparecen restos humanos sepultados con la columna vertebral cortada, y otras partes del cuerpo tambin seccionadas y colocadas en lugares que anatmicamente no les corresponde. Segn el investigador, todo parece indicar que el seccionamiento de los cuerpos era post-mrtem. 57 Public. del P. Hearst Museum of Anthropology.

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