La Cultura de Los Californios. II
La Cultura de Los Californios. II
La Cultura de Los Californios. II
Captulo II
. . . Que las mujeres y los nios traigan almendras de jojoba y tedegu, y que llenen las bateas con harina de asigand2, las pitahayas ms dulces sern para el guama y los recin casados, destazaremos el venado con nuestros cuchillos de piedra para que todos coman su carne pasada por las brasas, y nos divertiremos compitiendo en las carreras y la lucha, luego bailaremos hasta cansarnos mientras el guama relata sus historias y los viejos fuman su tabaco silvestre . . .3
Quienes escribieron primero sobre los aborgenes peninsulares fueron los jesuitas, que llegaron a Baja California a cumplir con su objetivo esencial de evangelizar a los gentiles y asimilarlos a la cultura espaola. Cierto que antes, los marinos y militares enviados por Corts que tuvieron el primer contacto con los californios del sur dieron su versin de lo que haban visto, pero es en las cartas, informes y diarios que escribieron los misioneros donde se encuentran las primeras descripciones detalladas de los nativos, en ocasiones distorsionadas por el sentimiento religioso propio de la poca, exaltando siempre su obra y reduciendo al mnimo el valor de la cultura recin descubierta5. No debe sorprender que una buena dosis de fantasa se encuentre frecuentemente en las narraciones que se hicieron sobre los naturales del nuevo mundo desde el siglo XV hasta el XVII. Bernard Cohen, profesor emrito de historia de la ciencia en la Universidad de Harvard, afirma que ... Cuando Cristbal Coln lleg a Amrica, trajo consigo una rica carga de preconcepciones culturales fantasiosas que influenciaron sus percepciones de la tierra y sus habitantes... Los monstruos mticos conocidos por Coln incluan gigantes, cclopes... amazonas guerreras con el seno derecho cortado para poder Indios cucaps, fines del siglo XIX. usar arco y flecha ms eficientemente...6 Pero aun veinticinco aos despus, el gobernador de Cuba Diego Velzquez de Cullar pidi a Corts que tuviera mucho cuidado de gente con orejas gigantes y caras de perro. El mismo Corts envi a Carlos V en 1522 enormes huesos fsiles que pertenecan, segn l, a esqueletos de gigantes. Esto obliga a pensar que 150 aos despus, al arribar los primeros jesuitas a Loreto, debieron existir remanentes de esa forma de percibir la realidad, aunque ahora tambin como consecuencia de
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Mapa tnico Lingstico de Baja California7(Consultar cap. XIX, pp. 270 y sig.)
1. Cochim y kumiai 2. Cucap 3. Pai-Pai 4. Kiliwa 5. Borjeo 6. Ignacieo 7. Cadegomeo 8. Didiu 9. Laimn 10. Monqui Las lenguas
monqui y guaycura tienen una rlacin mucho ms distante de la cochimyumana.
18. Isleo
A. Tronco lingstico yumano del norte. B. Yumano peninsular. C. Guaycuriano D. Etnias cochimes E. Guaycuras F. Perices.
NOTAS: Algunos autores consideran a los laimones pertenecientes al grupo cochim. Anunque en el norte de la pennsula hay etnias que conservan parte de su lenguaje ancestral, al sur de San Quintn las lenguas aborgenes se extinguieron durante los siglos XVIII y XIX, por lo que los investigadores slo tienen los registros de algunos misioneros como Baegert, del Barco y Ducrue, por lo que hay algunas discrepancias respecto a las lenguas autctonas de la pennsula y el rea que abarcaron. Mapa No. 3
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reas de predominio
Cucaps (del ro y de la sierra) Kumiay, Kumiai o Kmiay Pai Pai. Su lengua est ms relacionada con el yumano de etnias del oeste de Arizona (Don Laylander) D. Kiliwas E. Cochimes E. Etnias hablantes del cochim actual (Dr. H. Benjamn Trujillo
R., Las Lenguas Hocanas de Baja California, consultar nota 10))
A. B. C.
Poblados y Ciudades
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. Mexicali El Mayor Tecate Juntas de Nej Tijuana Playas de Rosarito San Jos de la Zorra Valle de Guadalupe Ojos Negros Ensenada Santa Catarina Jamau San Vicente San Isidoro Ejido Tribu Kiliwa San Felipe El Rosario
Mapa No. 4
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Pero, cmo eran estos hombres y su cultura cuando llegaron los espaoles? Antes de contestar esta pregunta, conviene describir, aunque sea brevemente, el escenario geogrfico en que se asentaban las diversas etnias peninsulares, lo cual se har ms detalladamente en el siguiente captulo. La descripcin que aparece en el mapa tnico lingstico de Baja California seala los grupos que los actuales investigadores consideran que integraban cada tribu. Tambin conviene mencionar que la palabra guaycura significa amigo, cochimes quiere decir gente del norte, y laimones gente que
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Mujer guaycura. El palo poda usarlo para tumbar pitahayas, o colgar en su extremo una red para cargar a sus hijos u objetos de uso diario.
Las madres nativas eran tan exigentes en su particular concepto del pudor que aun a las nias de pecho trataban de cubrirlas en esta forma, y cuando ocasionalmente llegaron a ver a pequeas
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Fotografa de 1907 de un jefe kumiay con atuendo tradicional ceremonial de fibras vegetales y plumas de cndores, guilas y gavilanes
En lo ms septentrional de la pennsula, los caciques kumiay usaban en ocasiones una banda ancha colgada de un hombro en forma diagonal, hecha de tejido de fibras vegetales, de la cual pendan plumas de guila o gaviln, que los cubra hasta ms abajo de la cintura, mientras que un hombro quedaba desnudo, y se ponan un adorno de plumas en la cabeza. Los guaycuras portaban a veces cinturones muy ornamentados y era frecuente que tanto varones como mujeres usaran collares17 y pulseras de conchas, se pintaban el rostro y se horadaban las orejas, de las que colgaban adornos de palo. Las conchas fueron, en la cultura de estos pueblos, objetos importantes no slo para el adorno, sino como utensilios y para otros propsitos que no se conocen, pues se han encontrado en sitios arqueolgicos muy alejados del mar; viene al caso recordar que cuando el padre Eusebio F. Kino, procedente de la Pimera Alta, buscaba una ruta terrestre hacia California, unos indios le obsequiaron conchas de abuln, estando a ms de doscientos kilmetros de la costa del Pacfico. Juan Bautista de Anza, al establecer la primer ruta terrestre hacia California en 1774, fue de los primeros europeos que conoci a los yumas, etnia del Colorado emparentada con los cucap, y los describi como de elevada estatura, robustos, menos morenos que los pimas, de facciones que, aun siendo naturalmente agradables, se haban desfigurado con pintura, sus orejas tenan de tres a cinco perforaciones de las que colgaba un anillo; tambin se perforaban el cartlago de la nariz por el que se pasaban plumas o un pedacito de palma de unos veinte centmetros de largo, andaban desnudos y consideraban el cubrirse como algo feminoide, se arreglaban el pelo con la ayuda de lodo, y sobre l espolvoreaban un polvo que le daba un brillo plateado, y para no descomponer su peinado, solan dormir sentados, lo cual resulta algo dudoso. Dice que las mujeres eran tambin altas y
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Museo Comunit. de Valle Gpe. Colecc.. Panten Viejo San Vicente Colecc.. Panten Viejo San Vicente
Reproduccin de una choza kumiay en el Museo Comunitario de Valle de Guadalupe, vista posterior. Canasta hecha por la seora Gloria Castaeda, indgena kumiai de San Jos de la Zorra. Olla de barro encontrada en Valle de Guadalupe, fabricada por los kumiay. Piedra para moler semillas encontrada en el rea de San Vicente y a la derecha red usada por los kumiay.
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Esta foto de 1936 muestra la estructura de las casas que aun se construyen en el Valle de Mexicali empleando ramas de la regin emplastadas con lodo
En 1540 Pedro Castaeda de Njera, compaero de Melchor Daz en su viaje al Valle de Mexicali, describi las habitaciones que hacan los cucaps de la siguiente forma: ... Eran gentes demasiadamente altos y membrudos, as como gigantes, aunque gente desnuda que hacan su habitacin en chozas de paja, larga a manera de zahurdas, metidas debajo de tierra, que no sala sobre la tierra ms que la paja, entraban por la una parte de largo y salan por la otra ..20.Hay que agregar que las tribus de esta desrtica regin frecuentemente ponan lodo en el exterior de la enramada, que ya seco constitua un buen aislante trmico; todava hoy, algunas casas en el valle de Mexicali se construyen parando ramas entre una armazn de palos y luego se emplastan con lodo. Los californios agrupaban sus chozas en comunidades que los espaoles llamaron rancheras en las cuales viva un nmero variable de personas; en las vecindades de lo que hoy es San Diego llegaban a tener doscientos o ms habitantes, pero en el sur de la pennsula deben haber sido ms pequeas. No acostumbraban construir casas permanentes por el nomadismo que practicaban, buscando siempre los mejores sitios para obtener sus alimentos, aunque las tribus del norte construan, en ciertos lugares cercanos a las rutas que seguan en su peregrinar de la costa a la serrana, o viceversa, chozas como las descritas para guardar all comida, y utilizarlas como habitacin temporal mientras no se agotaban los alimentos de la regin.
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En 1766, el padre Link viaj hasta la Sierra de San Pedro Mrtir, y relat que en varios lugares encontr cabaas de madera labrada , aunque desiertas, que tal vez eran refugios que usaban los indios en poca de fro. En el diario de Miguel Constanz, escrito en su viaje a la Alta California en 1769, hizo una descripcin con cierto detalle de los diegueos o kumiay del rea cercana a San Diego, y que corresponde tambin a los que vivan en todo el noroeste de la pennsula; se transcribe a continuacin parte de ella: ...A un tiro de arcabuz del ro, fuera del bosquecillo, descubrieron un pueblo o aldea de los mismos indios que iban guiando a nuestros hombres. Estaba compuesta de varios resguardos hechos de ramas, y cabaas de forma piramidal, cubiertas de tierra. Tan pronto como vieron a sus compaeros con la compaa que traan, todos los habitantes, hombres, mujeres y nios, salieron a recibirlos, e invitaron a los forasteros a sus casas. Las mujeres estaban modestamente (pudorosamente) vestidas, cubiertas de la cintura a la rodilla con una gruesa tela entretejida. Los espaoles entraron al poblado que estaba compuesto por 30 a 40 familias. A un lado de l, se observaba un cercado de ramas y troncos de rboles, en el que, segn explicaron, se refugiaban para defenderse del ataque de sus enemigos, siendo una fortificacin inexpugnable para las armas que usan entre ellos. Estos nativos estn bien hechos, saludables y activos. Andan desnudos sin otra ropa que un cinturn, tejido como red, de ixtle o fibras finas de agave, que obtienen de una planta llamada lechuguilla. Sus aljabas, que encajan entre su cinturn y el cuerpo, estn hechas de piel de gato monts, coyote, lobo o venado, y sus arcos son de dos varas de largo. Adems de estas armas, usan una especie de palo para lanzar, de madera muy dura, parecido en la forma a un sable curvo y corto que arrojan de canto, cortando el aire con gran fuerza. Lo lanzan ms lejos que una piedra, y nunca salen a los alrededores sin l. Cuando ven una vbora u otro animal nocivo, le lanzan el palo de lanzar y generalmente cortan al animal en dos..21.
La alimentacin
Puede decirse que los indios de la pennsula se alimentaban prcticamente de todos los animales que podan matar, incluyendo muchos insectos, y de los frutos, races y semillas que no eran venenosos, y hasta de algunos que s lo eran, como la bellota amarga del encino, de la cual tenan que extraer el tanino para poderla usar como alimento. Cuando los misioneros que arribaron a la pennsula contemplaron los ridos lomeros del sur y las regiones semidesrticas del centro, preconcibieron a los californios como seres famlicos, que apenas podan existir en semejante ambiente, pero ignoraban que aun en el desierto, muchas plantas y una fauna abundante aunque no ostensible, permitan la subsistencia de los nativos, pero sobre todo, no se daban cuenta, aunque la tenan ante sus ojos, que una de las zonas pesqueras ms importantes del mundo rodeaba a la pennsula y era aprovechada por los indgenas. Esto no significa que los naturales disfrutaban todos los das de opparos festines, pero s debe rectificarse la tradicin histrica que comparten muchos autores, en el sentido de que aquellas tribus vivan en una constante hambruna, lo cual resulta contradictorio con la descripcin que los propios jesuitas y varios exploradores hicieron de su gran fortaleza fsica y armona anatmica; el hambre los abati despus, cuando fueron olvidando sus costumbres de cazadores recolectores y se hicieron sedentarios. Segn las circunstancias del medio geogrfico y poca del ao, coman en ocasiones moluscos como el abuln, los choros o mejillones, las almejas y las ostras, algunos de los cuales se pueden atrapar con facilidad aun en este tiempo; tambin coman la carne de vbora, lagartijas, ardillas, conejos22, zorras, coyotes, el venado, el borrego o tay, y el berrendo; la carne la preferan medio asada o secada al sol, y los insectos casi siempre tostados, sobre todo los chapulines y los gusanillos de ciertas avispas cuyos panales colgaban de las rocas, a los cuales les expriman el intestino con los dedos antes de tostarlos; coman pescado, tortugas, lobos marinos, y es casi seguro que diversas aves tambin formaran parte de su dieta. Recolectaban races, semillas y diversos frutos, como la pitahaya (tammi o dammi, en cochim ); la pitahaya agridulce ( taju); el garambullo
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La jojoba (abajo) y las bellotas del encino (arriba) fueron dos de las semillas ms importantes en la dieta de los californios, sobre todo al noroeste de la pennsula. El arbusto de la jojoba crece en muchas partes de la vertiente occidental de la sierra, requiere de poca lluvia, y su semilla tiene un agradable sabor semejante al de la nuez, mientras que la bellota debe procesarse para servir de alimento, como se ha explicado en pginas anteriores.
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Sus siembras las hacan en la tierra hmeda que quedaba cuando las aguas del ro volvan a su cauce despus de las grandes avenidas que se registraban por las lluvias en la distante regin alta de la corriente. En 1774, Juan Bautista de Anza refiri que lleg a ver trigo que creca sin necesidad de riego, de tan buena calidad que ni en Sonora se produca igual, adems, vio gran cantidad de maz, frijoles, calabazas y melones que sembraban los indios utilizando el agua del Colorado por medio de represos y canales de riego28. Resulta dudoso que lo visto por Anza haya sido trigo.
Utilizaban el arco y la flecha31, los arcos los hacan de algn palo flexible que endurecan al fuego, de tamao variable, generalmente ms largo que su estatura; la cuerda era de nervios o tendones de venado bien retorcidos. Las puntas de la flecha podan ser de una vara puntiaguda, para cazar animales pequeos; o de pedernal, en ocasiones con los bordes aserrados, para la guerra o en la cacera de animales grandes; estas puntas se ataban al asta, pero adems, empleaban un adhesivo que obtenan de una resina vegetal; la longitud era poco menor de un metro, y cerca de la muesca llevaban tres plumas de gaviln para evitar su cabeceo al dispararse.
La produccin de bienes transformando lo que se encuentra en la naturaleza, la realizaron los antiguos californios de manera ms compleja y variada que los hombres del paleoltico superior, etapa en que han sido ubicados por algunos antroplogos. Vase lo que podan hacer en aquel medio.
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Cort. de edu/swark/crossroads/photos
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Dibujo de una embarcacin fabricada con haces de tule que usaban los californios en la pesca. Aunque es hipottico cualquier dato sobre el nmero de dialectos hablados en la pennsula a la llegada de los espaoles, los especialistas en la materia hablan de cuando menos diecisiete lenguas, todas incluidas en el tronco hokal-tecano, predominando la familia hokana al norte de los veintisiete grados de latitud y la guaycuriana al sur; todos los dialectos del norte pertenecen a la subfamilia yumana, hecho que puede ser un apoyo a la hiptesis que sostiene el arribo a la pennsula de por lo menos dos oleadas de inmigrantes, primero habran llegado pueblos de filiacin lingstica guaycuriana y despus la yumana. Los hombres se ocupaban principalmente en los quehaceres que requeran mayor fuerza fsica y que implicaban ms riesgo, como la cacera y la pesca, mientras que mujeres y nios recolectaban frutos y semillas para la alimentacin40. El padre Tamaral deca que la pereza era un vicio muy arraigado en los indgenas:...Cuanto mayor es el nmero de sus mujeres, estn tanto mejor provistos de todo lo necesario, pues yacen en un ocio perpetuo a la sombra de los rboles, y sus mujeres trabajan buscando en los bosques las races y frutos silvestres de que se alimentan...... Sin embargo, contrario a lo anterior, Salvatierra escribi en una de sus cartas: ...Se resolvi de despedir a los indios para que se fuesen a pescar, y otras cosas suyas semejantes en que se ocupan por s mismos...41 lo cual hace pensar que los varones s realizaban actividades diversas tendientes a conseguir los alimentos necesarios para vivir. Lo dicho por Tamaral sobre el trabajo que desempeaban las mujeres no es una novedad, pues en los pueblos primitivos y en muchas comunidades rurales de hoy, la mujer se ocupaba y lo sigue haciendo, en actividades como la recoleccin de frutos, lea, acarreo del agua, la preparacin de los
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Esta y las imgenes que siguen, excepto las pinturas del padre Tirsch, presentan escenas cotidianas de los indios que poblaron el norte de Baja California a fines del siglo XIX y principios del XX. Aunque fueron hechas por artistas y fotgrafos entre 1890 y 1910, reflejan rasgos culturales que los nativos conservaron de sus ancestros por generaciones. Un aspecto poco mencionado por los misioneros es el de la msica y danza que se practicaba, lo cual se observa en este grabado, cortesa de la Historical Society of San Diego. Anciana kiliwa
Cort. del Museum of the American Indian, N.Y.
Danzante kumiai
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Ignacio Tirsch, al irse de California en 1768, llevaba consigo 46 dibujos del paisaje y la gente de la regin. Sus pinturas estn en la Universidad de Praga, y las conocidas reproducciones de esta pgina representan, arriba, a unos californios en camino a la misin; a la derecha, cacera del venado.
Cort. San Diego Museum of Man Cort. Museum of the Americvan indian, N.Y.
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En relacin con sus muertos, los indios del sur los enterraban y las tribus del norte casi siempre los quemaban, segn lo afirm el padre Luis de Sales: ... Generalmente en muriendo alguno lo queman y no hacen prueba de si en realidad es ya difunto...54. En los grupos humanos actuales, los ritos funerarios varan de acuerdo con las tradiciones y costumbres que se tengan, aunque siempre hay una relacin con el concepto sobre el universo, el bien, el mal, la vida y la muerte; investigaciones recientes han demostrado que en los pueblos prehispnicos que habitaron la pennsula suceda algo semejante, de manera que en cada regin haban distintas costumbres, lo que hara muy prolijo un relato sobre las diversas formas como los nativos peninsulares disponan de sus muertos. Sin embargo, se mencionan a continuacin algunas de las citadas tradiciones. En 1883, el holands Ten Kate y despus el francs Len Diguet descubrieron sitios funerarios en el extremo de la pennsula y en la isla Espritu Santo, que esencialmente consistan en esqueletos pintados de rojo envueltos en hojas de palmas; y en 1947 el arquelogo William Massey realiz estudios cuidadosos de tales hallazgos. Estas y otras investigaciones demostraron que los primitivos californios de la regin sur acostumbraban sepultar a sus muertos en pequeas cuevas, en posicin flexionada, envueltos en hojas de palma, y colocaban junto a los restos del difunto objetos como herramientas de piedra y hueso, as como ornamentos de conchas; finalmente se cubra el sepulcro con piedras y tierra. Se supo tambin que cuando el lugar haba sido ocupado por otro cadver, sus huesos se pintaban con ocre rojo y se acomodaban, los ms pequeos dentro del crneo, los largos se envolvan con hojas de palma y el crneo se colocaba en el extremo; los huesos de la cadera y los omplatos se ponan cerca del crneo, y las costillas se situaban cubriendo los huesos largos y el crneo. Aunque se sabe que todava en tiempo de las misiones se acostumbraba esta prctica, los espaoles nunca se refirieron a ella55. Aunque en la playa El Conchalito, de La Paz, se encontr un sepulcro antiguo en el cual los restos seos estn en posicin extendida, con los brazos a los lados del cuerpo, en los antiguos sepulcros peninsulares del sur se practic la costumbre muy frecuente en los pueblos primitivos de todo el mundo de enterrar a sus muertos con el cuerpo flexionado, en posicin fetal, con rodillas y manos a la altura aproximada del pecho, sin importar la orientacin del cadver, que poda quedar boca abajo, de costado o con la cara hacia arriba. El cuerpo se ataba con cordeles para que conservara la postura indicada, se preparaba un agujero de un medio metro de profundidad colocando en su fondo conchas, sobre las que se pona el cadver, y encima de ste cenizas y pedazos de conchas. En ocasiones, el cuerpo era envuelto en una piel de venado, y era comn que se agregaran a la tumba objetos de uso cotidiano y algunos adornos. Es seguro que el amortajamiento se llevaba a cabo tan pronto como falleca la persona, antes de que apareciera el rigor mortis en el cuerpo. Sobre esto, el misionero jesuita Juan Jacobo Baegert escribi en 1772 la supuesta costumbre que tenan algunos indgenas de enterrar a sus enfermos vivos56, en determinadas ocasiones, lo que no debe generalizarse como un hecho que se practicara por aquellas etnias. En la regin de El Conchalito tambin se han encontrado sepulcros en los que los restos mortuorios estn en una posicin intermedia entre la extendida horizontal y la flexionada o fetal, pues la cabeza y trax se encuentran hacia arriba, en tanto que las rodillas estn flexionadas y dirigidas hacia un lado; esta postura tal vez se lograba haciendo la torsin de la cadera en un giro de noventa grados hasta que el cuerpo estaba en descomposicin, o cortando ligamentos y msculos en los casos en que la persona era amortajada recin fallecida. En otros casos, se han encontrado sepulcros en los cuales los cadveres fueron seccionados en diversas partes, las que se acomodaron cuidadosamente en la tumba.
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Algo que permita a los cochimes ubicarse en determinada poca del ao, era la cosecha de las pitahayas y otros frutos, y siendo aquellas parte importante de su dieta, hacan en ese tiempo una fiesta. Al da lo llamaban ib, que significaba sol; a la primera estacin, la ms alegre y feliz por corresponder a la cosecha de las pitahayas le decan mejib, y abarcaba desde julio hasta parte de agosto; la segunda corresponda tambin a un tiempo de abundancia ahora por las pitahayas agridulces, las tunas y otros frutos, y se nombraba amad-app e inclua de agosto a parte de octubre, llova un poco y el campo reverdeca; la tercera estacin comprenda desde octubre hasta parte de diciembre, cuando empezaba a secarse el pasto, y se llamaba amad-appigal; la cuarta era la ms fra de todas, de diciembre a mediados de febrero y reciba el nombre de majibel; a sta le segua majiben, que comenzaba en febrero y terminaba a mediados de abril; y la sexta y ltima estacin era majiben-maaj, que era la poca ms dura para los nativos por la escasez de alimentos; en esta temporada coman mezcal , animales que cazaban o atrapaban, las semillas tostadas que haban guardado tiempo atrs y pescado. Respecto a conceptos numricos los cochimes, segn Clavijero, manejaban los siguientes: uno tepeeg; dos gogu; tres combi; y cuatro magacubu; el cinco lo llamaban nagann tejueg ignimel, que significaba una mano entera. De all en adelante podan continuar la numeracin diciendo una mano ms uno, una mano y dos, etc.; para el diez decan nagann ignimbal demuejueg, que significaba todas las manos; el quince se deca las manos y un pie, y para el veinte las manos y los pies. El Dr. Hctor Benjamn Trujillo Rodrguez, en su libro Las Lenguas Hokanas de Baja California, menciona numerales usados actualmente hasta el mil en cochim-kumiai, pai-pai, cucap y kiliwa, aunque obviamente difieren de los antiguos nmeros mencionados por Clavijero. y no se establece la antigedad que tienen dentro del vocabulario de esas tribus. Una pregunta cuya respuesta puede ser inspirada por la ignorancia o prejuicios raciales es la siguiente: Por qu los primitivos indios americanos tuvieron un menor desarrollo tecnolgico que los pueblos europeos y asiticos? Para responder a esto se pueden emplear diversas perspectivas biolgicas, antropolgicas y sociales, pero la lgica ms elemental aporta cuatro premisas indispensables para derivar una conclusin: primera, la rapidez en el progreso tecnolgico de un grupo humano depende en gran parte de situaciones azarosas, ejemplo de lo cual puede ser el hallazgo del hierro meterico casi puro que realizaron algunos hombres en Asia hace tres o cuatro mil aos, debido a que viajaban constantemente por regiones con frecuentes depsitos de hierro nativo, lo que les permiti llegar al uso y aplicacin del hierro y el acero antes que otros pueblos; segunda, el progreso tecnolgico tiene una relacin directa con el nmero de personas que formen ese grupo, o dicho de otro modo, en un conjunto humano numeroso hay ms posibilidades de que surja la chispa intelectual necesaria para el progreso que en una sociedad de pocas personas; tercera, la posibilidad de comunicacin entre pueblos distantes es factor que conducira al intercambio de informacin y consecuente progreso de esa cultura, lo que no sucede si hay aislamiento; y cuarta, la hostilidad del medio ambiente, sobre todo en lo relativo a la escasez de agua y alimentos, es poderoso limitante que multiplica las dificultades para el progreso cultural de los pueblos, cuyos integrantes tienen que canalizar todas sus potencialidades hacia lo que es ms urgente: la simple supervivencia. Aun Baegert, el ms severo crtico de los antiguos californios, lleg a decir en el captulo VIII de su obra, refirindose a los nios indgenas: ...Estn dotados de razn y comprensin como la dems gente, y creo que, si en su temprana niez fueran enviados a Europa, los muchachos a seminarios y las muchachas a conventos, llegaran tan lejos como cualquier europeo en buenas costumbres, virtudes, en todas las artes y en las ciencias... Lo dicho en este captulo debe ser slo un reflejo de la vida que aquellos grupos humanos llevaron hace siglos, pero es suficiente para entender que, aun sin tener una remota semejanza con el modelo cultural de los espaoles, los californios no merecen ser ubicados en la bestialidad y la barbarie.
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Arriba, Ishi demuestra cmo encender el fuego; abajo, cmo torcer los hilos para un arco. Fotografas del Phoebe Hearst Museum of Anthropology
Arrastrados por el ro, lograron despus refugiarse en escondidas caadas de la Sierra Nevada, entre bosques de encinos, pinos y monte chaparral, y de esta familia, con el tiempo slo qued Ishi, el ltimo yahi, quien sobrevivi en esa regin por varios aos, como lo haban hecho sus hermanos de raza, de la caza, la pesca y la recoleccin de semillas y frutos. En agosto de 1911, fue rescatado cerca del Monte Lassen por el antroplogo Alfred L. Kroeber, gracias a reportes de unos topgrafos que estuvieron en el lugar y llegaron a ver su campamento, y de 1911 a 1916 vivi en el Museo de Antropologa de la Universidad de California, en San Francisco; aunque se le dio oportunidad de que regresara a visitar sus montaas. En ese tiempo no slo aprendi el idioma ingls, sino que proporcion a Kroeber importantes informaciones sobre la cultura de los indios californios. Algunos aspectos interesantes de sus costumbres son los siguientes: los cazadores de venado deban estar limpios fsicamente antes de la cacera (posiblemente para que su presa no los venteara tan fcilmente); conoca ms de 100 plantas comestibles o medicinales; al regresar de visita a su lugar de origen, mencion y reconoci cientos de lugares geogrficos y animales; uno de sus muchos cantos era sobre la Creacin, y deca en parte ... se cierran las puertas y uno por uno suben al cielo...; demostr su capacidad artesanal al hacer con gran facilidad arcos y flechas, y una choza; fue objeto de
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Se dan ms datos de la cultura de los californios en el captulo VIII, p. 120, y en el apndice (2). Consltese el vocabulario. 3 Las manifestaciones culturales mencionadas se dieron en mayor o menor grado en las etnias peninsulares, sobre todo entre los cochimes, de acuerdo con las relaciones hechas por los misioneros jesuitas. 4 En el ensayo Criticando a los crticos: Valorando a los pueblos nativos de California, de Robert G. Schafer, profesor emrito de la Universidad de Michigan, se hacen los siguientes comentarios: ...Los nativos californios eran cazadores recolectores. Sus crticos europeos eran antiguos practicantes de la agricultura...Para observadores de cada grupo, la conducta de los miembros del otro debi parecer irracional...Debemos tener mucho cuidado cuando juzguemos a pueblos con sistemas de vida profundamente diferentes del nuestro. Lo ms probable es que tales sistemas tengan una explicacin lgica, no aparente de inmediato, pero que al examinarse tendr ms sentido que lo que pareci al principio... 5 El problema para el historiador al tratar de conocer la cultura de los primitivos californios es que no quedaron testimonios de los nativos y slo se conoce la versin y punto de vista de los conquistadores. 6 What Columbus saw in 1492; Scientific American, diciembre de 1992; p. 100. 7 El criterio con que se elabor este mapa es lingstico; las naciones de que hablaron los primeros misioneros eran grupos humanos que se diferenciaban por sus lenguajes; las familias lingsticas estn sealadas con las letras A, B y C, y las etnias con mayor semejanza en el idioma y cultura en general con las letras D, E y F.. Las diferencias idiomticas eran mayores entre los grupos tnicos que habitaban desde El Rosario hacia el norte respecto a los del centro y sur de la pennsula; aun as, en todos los californios primitivos en el aspecto fsico fueron ms las semejanzas que las diferencias, quiz con la excepcin de los perices que debieron haber entrado a la pennsula antes que ningn otro grupo. 8 El siguiente comentario se hizo en 1814 y se refiere especficamente a la poblacin de las misiones de Santa Brbara y San Gabriel, cuando menos en algunos casos pudiera hacerse extensivo a los nativos de la pennsula: ...la gente que vive en esta provincia conocida como gente de razn, bsicamente los espaoles, son tan perezosos y dados a la ociosidad que no saben hacer otra cosa que montar a caballo y considerar toda clase de trabajo como deshonroso. A ellos les parece que slo los indios deben trabajar...Maynard Geyger, Franciscan Missionaries; San Marino, Huntington Library, 1969; pp. 129-130. Puede pensarse que muchos indios, lo nico que hacan era identificarse con los espaoles 9 El otro Mxico, Biografa de Baja California; SEP-UABC, 1997; Fernando Jordn; p. 97. 10 Aunque impropiamente, se da el nombre de cochimes en el noroeste de la pennsula a algunos grupos hablantes de diegueo del sur. Panorama Histrico de Baja California. David Piera Ramrez, p. 39. 11 Los climas que se mencionan en este libro se basan en la clasificacin de Kppen. 12 Loreto, Capital de Las Californias; FONATUR, CONACULTA y CECUT, 1997; Miguel Len-Portilla, p. 104. 13 Visin histrica de la frontera norte de Mxico, tomo II, UABC, 1994, Coordinador David Piera Ramrez; p. 58. 14 Historia de la Antigua o Baja California; Francisco Xavier Clavijero; Editorial Porra S.A., 1990; p. 55. 15 Las Fundaciones Misionales Dominicas en Baja California, 1769-1822. Albert B. Niesser, UABC, 1998, p. 404. 16 Ibdem, p. 404. 17 Los collares les llegaban hasta la cintura, segn Pccolo. 18 ...Viven en rancheras de veinte, de treinta, de cuarenta y cincuenta familias; pocas ms, o menos, ; no usan de casas, la sombra de los rboles les sirve para resistir los bochornos del Sol, y las ramas, y hojas de los mismos, para guarecerse en la noche contra la inclemencia del tiempo; en el rigor del invierno viven en unas cuevas que hacen en la tierra, y en todos estos resguardos moran muchos juntos como brutos . Informe y relacion succinta qve de la nueva conversion, esstado y progressos de la California hizo, y present a la Real Audiencia de Guadalaxara por su orden, el P. Francisco Maria Picolo ... traducido y editado por George P. Hammond, Dawson Booh Shop, Los Angeles, 1967. pp. 11-12. 19 Las fundaciones misionales dominicas en Baja California, 1769-1822. UABC, 1998. Albert B. Niesser. p. 307. 20 Cap. X del Informe de la expedicin a Cbola hecho en 1540... escrito por Pedro Castaeda de Njera. 21 The Explorers; San Diego Historical Society, Richard F. Pourade, Cap. 8. 22 Improvisaban cercos en el monte para facilitar la cacera de conejos y liebres. Diario de C. Guilln, 20 marzo 1719. 23 ...La preparacin del mezcal..., requiere ms tiempo... Despus de cortar las pencas, las cabezas deben ser cocidas por varias horas... Despus, de doce a veinte de ellas son enterradas, se cubren con piedras, cenizas calientes, y tierra. Finalmente, despus de doce a catorce horas, se desentierran. Las cabezas, que antes eran blancas por dentro, ahora aparecen de un amarillo dorado y estn tiernas. La obra de Baegert, en espaol Noticias de la pennsula americana de California, fue traducida del alemn original por M. M. Brandenburg y Carl L. Baumann , con el ttulo Observations in Lower California; The University of California Press; Scholarship Editions; el texto que aqu se da en cursivas corresponde a esta traduccin, Cap. V p. 69 del original. (Cons. Bibliografa).
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24 The San Diego Union Tribune, San Diego in 1492, Scot La Fee, 7 Oct. 1992. El autor moli las bellotas procesadas y elabor una tortilla en el comal que result comestible y sin sabor amargo. 25 Vivir en Ensenada, X Simpsium de Historia Regional, Bicentenario de Santo Toms, 1791-1991; El Descubrimiento del Valle de Santo Toms; Carlos Lascano Sahn, cita del Diario de fray Juan Cresp, (AGN). 26 Albert B. Nieser; op. cit.; p. 405. 27 Ibdem, p. 406. 28 The Beginnings of San Francisco, 1912, San Francisco. Eldredge, Soeth Skinner. 29 Los incendios fueron observados por navegantes que pasaron frente a las costas del noroeste de Baja California. 30 Francisco Palou report sobre la misin de San Diego en 1772: ...Los salvajes subsisten con las semillas del zacate que cosechan en la temporada. Con ste hacen gavillas, como es la costumbre con el trigo...Es probable que Palou se refiriera a algn grano parecido a la avena bronca, muy abundante en el noroeste de Baja California. 31 Las armas son el arco y flechas y la lanza, pero stas siempre las llevan en sus manos, algunas veces en la persecucin o en la defensa contra sus enemigos,... Pccolo, op.cit., p. 157. 32 Actualmente existe una agrupacin llamada World Atl Atl Association en Ocotillo, California, que agrupa a 400 miembros que practican competencias de lanzamiento en Estados Unidos y Europa, calificando distancia y precisin. 33 Eugene J. Triple, en un reporte antiguo sobre los yumas que puede hacerse extensivo a los cucap, expres que no hacan canoas sino balsas de palos. The Yuma Indians, The Overland Monthly, junio de 1889, p. 564, San Francisco. 34 Clavijero, op. cit., p. 58 35 David Piera, op. cit., p. 60, citando a Miguel del Barco. 36 Pccolo, op.cit., p. 158. 37 Albert B. Niesser, op. cit., p.406. 38 Panorama histrico de Baja California. David Piera Ramrez, UNAM-UABC, 1983; p. 41. 39 Conforme a la descripcin de Cresp de la pgina 35, es probable que las etnias del norte s conocieran la cermica. 40 Pccolo relat que hombres y mujeres se ocupaban usualmente en hacer tejidos con hilos de hierbas fibrosas ...o de substancias filamentosas que encuentran en las cscaras de ciertos frutos. De los tejidos finos hacen los adornos que ya se han mencionado, y de los toscos hacen bolsas para diferentes propsitos y redes para pescar...Pccolo, op.cit., p. 157. 41 Miguel Len-Portilla, op. cit., p. 110. 42 La Fee, Scott, op.cit. 43 Miguel Len-Portilla; op. cit.; p. 114. 44 Este hecho se narra en el captulo El paradigma de un misionero. 45 El episodio se narra ms detalladamente en el captulo Las grandes exploraciones
Juan Mara Salvatierra: Misin de la Baja California; Edic. Constantino Bayle, S.J., La Editorial Catlica S.A., 1946, pp. 139-140. 47 Visin Histrica de la frontera norte de Mxico, Piera, op. cit., p. 59. 48 Miguel Len-Portilla; op. cit.; p. 111. 49 Los espaoles lo llamaban chacuaco, al igual que a la pipa. 50 El autor supo de una pipa como la descrita que fue encontrada en el can de San Francisquito al sureste de Ensenada por Guadalupe Guerrero, ranchero del ejido Lic. Jos Lpez Portillo, pero la regal a un amigo y ya no se pudo recuperar. 51 Aschmann, The Central Desert of Baja California: Demography and Ecology; p. 114. 52 Wenceslaus Lincks Reports & Letters, 1762-1778, E.J. Burrus, Dawsons Book Shop, Los ngeles, 1967, p. 46. 53 Datos tomados de Sondeo historiogrfico sobre la astronoma en Baja California, de don David Piera, en el cual cita la Noticia de la California, de Miguel Venegas, pp. 90-91. El trabajo del Lic. Piera forma parte de la Historia de la Astronoma en Mxico, cuyo compilador es Marco Arturo Moreno Corral. 54 Las tribus del Colorado cremaban a sus muertos, algunas veces la pira funeraria se haca en un hoyo de un metro de hondo, all se colocaba la lea, y otra poca sobre el cuerpo, hasta una altura de unos dos metros. Al fuego se agregaban algunos efectos personales. Al final, las cenizas se enterraban. Tripple, op. cit., pp. 582-583. 55 Algunos datos de este prrafo fueron tomados de Costumbre Funeraria de Las Palmas, por el antroplogo fsico y profesor de investigacin cientfica titular B del Instituto Nacional de Antropologa e Historia, que apareci en la revista Expresin Magisterial, No. 20, de agosto de 1999, La Paz, B.C.S.. 56 Es de temerse que algunos de aquellos que caen enfermos lejos de la misin y no pueden ser llevados a ella son enterrados vivos, especialmente gente vieja o aquellos que tienen slo unos cuantos parientes. Los nativos tienen el hbito de preparar la tumba dos o tres das antes de que el paciente muera, y les parece tedioso sentarse con una persona vieja, esperando su fin...Se de un caso en donde una muchacha fue revivida con una buena dosis de chocolate. Ya estaba envuelta en una piel de venado , de acuerdo con la costumbre, y a punto de ser enterrada. Vivi muchos aos despus... Baegert, op.cit., Cap. VI p. 79. En la edicin No. 19 de Expresin Magisterial, de julio de 1999, el antroplogo Alfonso Rosales Lpez, del I.N.A.H., muestra fotografas en las que aparecen restos humanos sepultados con la columna vertebral cortada, y otras partes del cuerpo tambin seccionadas y colocadas en lugares que anatmicamente no les corresponde. Segn el investigador, todo parece indicar que el seccionamiento de los cuerpos era post-mrtem. 57 Public. del P. Hearst Museum of Anthropology.
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