Biografia de Cajeme Por Ramon Corral

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RAMON CORRAL

En la Hacienda de las Mercedes, Alamos, Sonora, naci el


10 de enero de 1854, y falleci en Pars el ao de 1912.
Periodista, escritor, poltico activo. Fue diputado por Alamos en su Estado y diputado federal. Gobernador de Sonora
en 1887-1891 y en 1895-1899, en donde se distingui por su
capacidad constructiva y de estadista. Fue, como Uruchurtu,
Gobernador del Distrito Federal en 1900, Secretario de Gobernacin en 1903. En 1904 fue designado Vicepresidente de
la Repblica, puesto que ocup otra vez en 1910. Fue Secretario de Gobernacin en 1911, puesto al que renunci desde
Europa, en donde falleci.
Como periodista fue republicano y combati al Imperio a
travs de El Fantasma y La Voz de Alamos. Sus escritos
reflejan tanto su inclinacin a historiar y ocuparse de su provincia como de aspectos salientes del pas como se ve en
sus Obras histricas, recogidas en 2 volmenes en 1959.
Se han referido a l: Jos F. Godoy, Enciclopedia biogrfica
de contemporneos, Wshington, Establecimientos Tip. de
Thos. W. Cadick, 1898, 322 p., ils., Ireneo Paz, Los hombres
prominentes de Mxico, Mxico, Imp. y Lit. de La Patria,
1888, 488, II p. ils. y tambin en Album de la Paz y el Trabajo, Mxico, Edit. lreneo Paz, 1910, 359 p. ils., Amrica
contempornea. Apuntes biogrficos por reputados escritores.
.Mxico, Primera Serie, Pars, S.c. 1907, 2-70-(2] p. ils.; Mxico Ilustrado. Distrito Federal. Su descripcin, Gobierno,
Historia, Comercio e Industrias. La biografia del Sr. General
D. Porfirio Daz en espaol e ingls. Dibujos de Julio Ruelas.
Publicado bajo la autorizacin del Gobierno del Distrito por
J. R. Southworth, Liverpool, England, Blake and Mackensie,
1903, 168-(4] p. Uriel Carrasco, Album Nacional al C. Don
Ramn Corral, Vicepresidente de la Repblica Mexicana,
Mxico, Juan Corona [s.d.] 113 h., y Manuel R. Uruchurtu,
Apuntes biogrficos del Licenciado D. Ramn Corral desde
su nacimiento hasta encargarse del Gobierno del Distrito Federal (1854 a 1900), Mxico, Eusebio Gmez de la Puente,
1910, 264 p. ils. Santiago Sierra, Apuntes biogrficos del C.
Ramn Corral, candidato de la clase obrera a la Vicepresidencia de la Repblica en el prximo sexenio, Mxico, Talleres
Tipogrficos de Carlos Unda, (1909], 24 p. ils.; Ignacio B.
del Castillo, Biografa de D. Ramn Corral, Mxico, Imprenta
dirigida por Juan Aguilar Verla, 1910, 75 p.
Fuente: Ramn Corral. Obras Histricas: Resea histrica
del Estado de Sonora, 1856-1877; Biografa de Jos Maria
Leyva Cajeme. L~ razas indgenas de Sonora. No. L Hermosillo, Sonora, [s.e.] 1959. 260 p. Retr.ato del autor. (Biblioteca Sonorense de Geografa e Historia) p. 149-164.

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CAJEME

El ltimo cabecilla del Yaqui, el terrible Cajeme, cuyo nombre resuena hace dos aos en toda la Repblica, acaba de ser
aprehendido por el general Angel Martnez, jefe de la Primera
Zona Militar, en San Jos de Guaymas. Este guerrero indio, que
nos hace recordar a los hroes legendarios de la poca de Xicotncatl, clebre en Sonora desde hace doce aos por la dominacin que ha sabido ejercer en las tribus yaqui y mayo, mantenindolas independientes, ha adquirido proporciones colosales
extendiendo su fama por todo el pas, durante la ltima guerra
que aquellas razas belicosas han sostenido con las fuerzas de]
Ejrcito Nacional.
Y en verdad que esa fama es bien merecida. La lucha ha sido
prolongada y terrible, y durante ella, Cajeme ha dado pruebas
no solamente de un valor que nadie se atreve a negarle, sino
tambin de una constancia y una firmeza a prueba de infortunios, herencia de su raza indomable.
Yo lo he visto en su prisin en Guaymas, en el mismo alojamiento del general Martnez, quien tiene la noble generosidad
de guardar al vencido toda clase de consideraciones. De l mismo he recogido los datos que me sirven para escribir estos apuntes y si he de ser justo, debo confesar que, a juzgar por lo que
sabemos en Sonora de la vida de este indio y que l mismo
me ha repetido con la mayor ingenuidad, todos los antecedentes
que voy a consignar tienen el mrito de la exactitud.
Jos Mara Leyva Cajeme naci en Hermosillo en el ao
de 1837. Sus padres fueron Francisco Leyva y Juana Prez,
yaqus de raza pura, el primero originario del pueblo de
Huirivis y la segunda de Potam. Los primeros aos de su
vida los pas nuestro hroe en el pueblo de Run, sumido en
esa profunda ignorancia y en esa obscuridad que son comunes a los hijos desheredados de su tribu. El nico incidente
que turb la monotona de aquella existencia fue un viaje a
California en 1849. Francisco Leyva, acompaado de su hijo,
dej su querida tierra del Y aqu y form parte de una de
aquellas memorables expediciones que se lanzaban como una
avalancha en pos de los fabulosos placeres de oro que como
una creacin de la lmpara de Aladino, haban brotado en
los entonces desiertos de California. Nuestro hroe tena ape
ntls doce aos y an se acuerda de una vez en que la codicia
de los americanos oblig a un grupo de mexicanos a defender su oro, arma en mano, como suceda muy a menudo en

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aquella agrupac10n de aventureros que no tenan ms Dios


que el oro ni ms ley que la fuerza. Al lado de su padre
empu el joven Leyva un fusil, hasta que una transaccin
entre mexicanos y americanos hizo deponer las armas.
Despus de mucho tiempo de penalidades y trabajos, consumiendo en las necesidades ms imperiosas de la vida todo
el oro arrancado a la tierra con afanes sin cuento, rendidos
de cansancio y perdida la esperanza de hacer fortuna, Francisco Leyva y su hijo emprendieron la vuelta a su hogar, como
otros muchos, con el desaliento en el alma y con unas cuantas
migajas de oro en el bolsillo.
Los padres de Ca jeme no eran de esos indios sin aspiraciones y embrutecidos que encierran toda su ambicin en la
necesidad brutal de satisfacer el hambre; haban vivido entre los blancos y comprendan las ventajas de la civilizacin;
la madre an vive, la conozco y me consta que adems de ser
una mujer que est muy lejos de merecer el nombre de salvaje, rene a una inteligencia clara, aunque inculta, una
energa increble en una anciana de setenta aos.
La cultura embrionaria de los padres, y las dotes que vean
o adivinaban en su hijo, los impeli a mandarlo a Guaymas
a la escuela, ponindolo ha jo el cuidado del prefecto don
Cayetano Navarro. De los 16 a los 18 aos estuvo, pues, el
joven Jos Mara cursando las aulas y logr aprender a leer,
escribir y las primeras nociones de la aritmtica.
En aquella poca fue cuando recibi su bautismo en la
guerra. Conocido nos es el heroico episodio del 13 de julio
en que fue derrotado el filibustero conde de Raousset-Boulbon.
Cajeme dej el libro elemental para empuar el fusil y tom
parte en la memorable jornada como soldado del batalln
"Urbanos".
Los escasos conocimientos adquiridos en la escuela y aquel
episodio despertaron en el joven indio otras ambiciones. Quiso conocer el mundo y se apoder de l ese deseo de viajar y
de vivir por s mismo que siempre se desarrolla en ciertas
organizaciones, y sin permiso de sus padres se lanz en busca
de aventuras, como un nuevo Gil Bias. Lleg a Tepic y la
necesidad de buscarse la vida y de aprender algo til que le
sirviera para continuar sus viajes lo llev al taller de un herrero, en donde aprenda ese duro oficio cuando nuestras continuas revoluciones de aquella poca lo hicieron de nuevo empuar el fusil; fue cogido de leva a fines de 1857 y filiadoen el batalln "Fijo de San Blas".

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Rudo por dems le pareci el oficio al joven recluta y desert a los tres meses, yendo a refugiarse al mineral de
Mota je, al pie de la Sierra de Acaponeta, en donde conoci
a don Ramn Corona, que es ahora uno de los jefes ms
notables de nuestro ejrcito y que entonces desempeaba el
empleo de administrador de una negociacin minera; pero
tampoco all permaneci largo tiempo y emprendi un viaje
a Mazatln. En Acaponeta fue aprehendido por sospechoso
y slo consigui ser puesto en libertad por influjo del mismo
Corona, y continu su marcha hasta el puerto mencionado.
Corra el ao de 1858, la guerra de Reforma se extenda
encarnizada por toda la Repblica. El general Y ez se haba
pronunciado en Mazatln en favor de los reaccionarios y ocu
paba aquella plaza, en ausencia del jefe, el general Espejo.
Don Pablo Lagarma, con algunos batallones de la guarnicin
Teaccionaria de Mazatln, se declar por la restauracin constitucional y sitiaba al puerto, y el general don Santos Degollado haba ocupado a Guadalajara despus de un mes de
-sitio. En estas circunstancias, Corona y algunos otros patriotas se pronunciaron en Acaponeta en favor de la Constitucin de 1857, y nuestro joven Cajeme se decidi a seguir
aquella causa y se present como soldado en las fuerzas de
Lagarma. Poco despus pas a un batalln en Sonora compuesto de pirnas, patas y yaquis, y concurri al combate de
los Mimbres en que las fuerzas liberales al mando de Coronado derrotaron al general reaccionario lguanzo, que haba
salido de Mazatln.
El general Pesqueira, gobernador de Sonora, jefe de las
fuerzas que operaban sobre aquel puerto, despus de algn
tiempo de permanencia en Cosal, renov el sitio, y 'el 3 de
abril de 1859 tom la plaza a viva fuerza. El cuerpo a que
perteneca Cajeme se distingui en aquel hecho de armas,
arrojndose a la bayoneta sobre los fortines del enemigo.
Despus de la toma de Mazatln, el gobernador Pesqueira,
con una parte de sus fuerzas, regres a Guaymas en el vapor
San.ta Cruz. Cajeme vena all y en este puerto fue dado de
baja.
A la sazn se encontraban alzados los indios yaquis y el
gobierno del Estado mantena en el Mdano una pequea
guarnicin para contenerlos. Cajeme se present voluntariamente al jefe de aquella fuerza para combatir a los rebeldes
y prest all sus servicios hasta que el destacamento se retir a
Guaymas por no poder resistir el gran nmero de sublevados.

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En aquella poca memorable, las revoluciones eran en Sonora el pan de cada da y a su regreso de Sinaloa, Pesqueira
hall levantado en armas al partido gandarista, vindose precisado a emprender nuevas luchas. Ca jeme sirvi en sus fuerzas, como cabo de artillera, durante algn tiempo, hasta que
restablecida un tanto la paz, fue dado de haja. Viene luego
un periodo de varios aos en que nuestro hroe vivi con esa
vida obscura y pacfica de los indios medio civilizados que
habitan nuestras poblaciones, sin que ningn incidente turbara la monotona de aquella existencia, hasta que en 1867,
con motivo de un serio alzamiento de los yaquis, se abri una
nueva campaa sobre ellos, con fuerzas que el gobierno del
Estado puso a las rdenes del coronel Don Prspero Salazar
Bustamante. Cajeme form parte de estas fuerzas como jefe
de una guerrilla de caballera. Aquella campaa fue una de
las ms sangrientas de las que se han emprendido sobre los
yaquis y Ca jeme tom parte en ella en contra de los de su
raza. Su conocimiento del terreno y de las costumbres de los
indios, su astucia y su valor, lo pusieron en aptitud de prestar importantes servicios en aquella guerra. Desde fines de
1867 hasta junio de 1868 dur aquella lucha en el ro Y aqui~
lucha fecunda en combates y desastres para los indios, que
fueron perseguidos con verdadero encarnizamiento. Los servicios que durante ella prest Cajeme, lo hicieron ascender a
capitn y se le dio el mando de una compaa de 100 hombres.
En 1873 se pronunci en Alamos Carlos Conant proclamando la Constitucin reformada de 1872 y despus de algunos incidentes que no es de este lugar mencionar, perdida la
esperanza en el triunfo, se refugi en el territorio de Chihuahua atravesando la Sierra Madre. El gobierno del Estado
haba puesto algunas fuerzas en persecucin de los pronunciados, entre otras, 400 hombres al mando del coronel Salazar Bustamante, a quien se le incorpor Cajeme, en su marcha
para Alamos, con seis hombres que haba podido reunir.
Salazar sigui a los restos de Conant hasta la Villa de Chnipas, en territorio de Chihuahua, y Cajeme tom parte en
aquella expedicin como capitn de caballera a las rdenes
de Jess Amavisca.
Terminada esa campaa, nuestro hroe fue enviado a Ccorit con algunos indios que haban servido en ella, con la
comisin de darlos de baja en aquel pueblo.
La historia sangrienta de las tribus yaqui y mayo, duran-

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te la segunda mitad del siglo, presenta una uniformidad que


slo fue interrumpida por la ltima campaa en que han
sido completamente venddas en la guerra y han quedado sumisas al gobierno bajo respeto de las armas federales, que
mantienen en ambos ros una paz absoluta. Antes de esta campaa, todas las que se haban hecho contra esos indios guerreros no obtuvieron jams sino resultados a medias. Las tribus se levantaban con cualquier motivo, declarndose en abierta
rebelin robando ganados y conducindolos al centro de la
regin sublevada para enriquecerse con el fruto de su rapia;
el gobierno abra campaas sobre ellas con fuerzas insuficientes para dominarlas por largo tiempo, y despus de uno
o ms combates en que los indios quedaban vencidos y de
perseguirlos por los bosques con ms o menos encarnizamiento,
los caciques solicitaban el indulto ofreciendo mantenerse en
paz, se les conceda, las fuerzas se retiraban y los indios quedaban independientes y nominalmente sujetos al gobierno
por medio de autoridades que ste les nombraba de entre
ellos mismos, vnculo asaz dbil y que ellos mismos rompan
con la mayor facilidad, cada vez que se les antojaba, verificando un nuevo alzamiento. Entonces se abra campaa y se
repeta exactamente lo que acabamos de resear.
En 1874, despus de vencer la revolucin de Conant, durante la cual Cajeme milit en las fuerzas del gobierno, dndole pruebas de adhesin, fue nombrado alcalde mayor del
Yaqui con el fin de mantener pacfica aquella tribu por medio de la influencia de un jefe de la misma raza que por sus
dotes pudiera dominarla a la vez que seguir adicto al gobierno que le proporcionaba el mando del ro. Pero el gobierno no
contaba, al hacer ese clculo, con la tendencia perdurable
de los indios a conservarse independientes y no previ que la
adhesin de Cajeme tena que ser vencida por esa tendencia
y por las sugestiones de la tribu entera que haban de impulsar a aquel cacique a rebelarse con los suyos, convirtindolo
en un enemigo peligroso.
As sucedi en efecto, y desde los primeros meses de 1875
con motivo de la fuerte oposicin que se levant en el Estado
contra la administracin Pesqueira, los yaquis, encabezados
por Cajeme, comenzaron a dar muestras de una prxima insurreccin y a fines del ao estaban abiertamente rebelados y

se reunan en masas considerables amagando desbordarse so


bre el resto del Estado, en momentos en que el gobierno de

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don Jos J. Pesqueira luchaba sin descanso contra la popular


revolucin que acaudill don Francisco Serna.
Tales eran los temores que inspiraba el Yaqui, que, aun de.
jando encendida la tea revolucionaria, el gobernador Pesqueira
se resolvi a emprender personalmente la campaa sobre el
ro y el 26 de noviembre march de Guaymas con quinientos
hombres y una hatera. El primero de diciembre lleg a la
Pitahaya y se apoder de las lagunas que hay en aquel punto,
nico lugar en que se encuentra agua antes de llegar al Yaqui.
Cajeme, que haba salido de Torin en la madrugada de aquel
mismo da a la cabeza de mil quinientos indios, lleg a la
Pitahaya un poco despus que las fuerzas del gobierno y no
pudiendo posesionarse del agua, se situ a poca distancia hacia
la cordillera del Bacatete. AntP" de romper las hostilidades,
Pesqueira hizo algunas proposiciones a Cajeme, con la mira de
someterlo sin necesidad de combatir; pero ste, lejos de aceptar aquel medio, hizo regresar al parlamento con esta respuesta:
"Diga usted al gobernador Pesqueira que no me someto y que
lo espero para el combate" ; rasgo de hidalgua no comn en
estos tiempos, y menos en los indios. Cajeme fue derrotado despus de una lucha sangrienta en que sufri una prdida de
sesenta muertos y gran nmero de heridos y durante la cual los
yaquis dieron pruebas de gran valor arrojndose a pecho descubierto sobre la artillera que los barra con sus descargas.
Esta derrota no fue ms que el principio de la guerra y Pesqueira avanz hasta el centro del territorio sublevado persiguiendo a los indios, que se defendan en pequeos grupos en
los bosques, sin pensar jams en rendirse.
La revolucin sernista, tomando grandes creces en el Estado,
oblig a Pesqueira a retirarse del ro sin haber conseguido la
sumisin de los sublevados, que quedaron orgullosos con su
resistencia.
Desde entonces permaneci el Yaqui, sin interrupcin, sustrado de la obediencia del gobierno, y Cajeme, habiendo conquistado all gran prestigio con la retirada de las fuerzas, entr de lleno en el goce de un podero que se propuso conservar
por medio de un sistema adminisirativo. Organiz los pueblos con sus gobernadores, alcaldes, capitanes y temastianes,
funcionarios stos ltimos de suma importancia entre los indios
y que tienen a su cargo el cuidado de las iglesias y de los santos y la administracin del culto religioso. Para las resoluciones
de importancia que afectaran los intereses comunes de la tribu,
estableci el sistema de asambleas populares que se reunan por

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mandato del mismo Cajeme cada vez que crea necesario con
sultarles algn asunto. Estas asambleas se componan de todos
los indios en general, no tenan lugar fijo para verificarse; el
jefe, por medio de los gobernadores de los pueblos, los convocaba determinando el lugar de reunin; el cacique expona el
negocio de que deberan tratar y se sujetaba a la resolucin
de la multitud.
La .administracin de justicia estaba en cada pueblo en manos de los alcaldes y gobernadores, y estos ltimos, los capitanes y los generales, entendan en todo lo relativo a la guerra.
Esta organizacin impedecta, sin leyes escritas que limitaran
y detallaran las facultades de cada funcionario, daba, naturalmente, lugar a que el jefe supremo invadiera cada vez que
quera las atribuciones de todos, resultando de ah que su poder no tena ms limitacin que la voluntad de lo que llamaban
los ocho pueblos, expresada en las asambleas.
No descuid Ca jeme la organizacin de la hacienda; esta
hleci un impuesto a las lanchas que hacan el comercio entre
el puerto de Guaymas y el Mdano, por la desembocadura del
ro; cobraba derechos de peaje a los que traficaban por tierra,
y venda a los especuladores la sal que haca extraer de los
magnficos criaderos que hay en aquel litoral. Adems de esto,
haca que cada pueblo destinara por cierto tiempo un nmero
de indios para que sembraran y cosecharan maz y frijol en
beneficio del jefe de la tribu; este servicio era igualmente exigido en el Y aqui que en el Mayo y los pueblos tenan que
mantener por su cuenta a los trabajadores. Otro de los ramos
de ingreso era el rescate que exiga a los dueos de ganados que
robaban los indios en los ranchos inmediatos y que algunas
veces eran devueltos a los que se atrevan a ir a reclamarlos,
previo el pago de una cantidad que el mismo Ca jeme sealaba.
Para adquirir elementos de guerra, se despojaba a los viajeros de sus armas; se recogan las de todos los desertores del
Ejrcito, que siempre encontraban all un refugio seguro; se
exiga un corto nmero de cartuchos a cada patrn de las lanchas que iban a Guaymas, y poco a poco, sin hacerse notar
se compraba parque en las poblaciones ms inmediatas por
medio de los indios que constantemente salan del ro y volvan
a l sin ningn obstculo.
Con el fin de poner en accin el esfuerzo de todos, estableci Cajeme que cada gobernador de un pueblo tuviera la obligacin de tener prontos para la guerra, armados y equipados,
cierto nmero de hombres, y los gobernadores, a su vez, dis-

LECTURAS HISTORICAS MEXICANAS

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tribuan esa obligacin entre los capitanes y stos entre la masa


comn de los indios.
Con esta organizacin, que a grandes rasgos hemos procurado trazar, Cajeme afianz su dominacin, la extendi hasta el
ro Mayo, en donde tena un lugarteniente que ejecutaba sus.
rdenes a todo trance y adopt para s el ttulo de capitn general de los ros Yaqui y Mayo. En los primeros tiempos tuve>
un teniente general, que lo fue Loreto Molina; pero en breve
se disgust con l y lo oblig a salir huyendo del ro.
Durante la poca de su cacicazgo se levantaron en el Yaqui
diversas oposiciones contra Ca jeme, pero siempre domin a los.
que se atrevieron a pretender sobreponrsele. Una vez se form.
una conspiracin para hacer un levantamiento en su contra y
matarlo; la descubri a tiempo y fusil a los que la encabezahan. En otra ocasin, un indio de alguna influencia llamad<>
Yori jelipe, padre de varios guerreros y dueo de algunos bienes, pretendi perder a Cajeme en el nimo de la tribu, aprovechando para conseguirlo una cuestin relativa a las salinas, la
cual le ofreca una coyuntura para dar a sus pretensiones el
carcter de inters general en favor de los indios; pero Cajeme
supo eludir el golpe reuniendo una asamblea en la que, dande>
cuenta de su conducta, tom la espada, smbolo del mando, la
puso en tierra y di jo que renunciaba el cargo de capitn general y deseaba que se le confiara a su mismo enemigo Yorijelipe.
Los indios vacilaron un momento, pero al fin prorrumpieron
en aclamaciones en favor de Cajeme, le confirmaron el man
do y confiscaron los bienes de Yorijelipe, a quien, adems, hicieron salir del ro. De esta manera, sometindose en apariencia
a la voluntad general y alardeando de que slo desempeaba
el cargo de capitn general por obsequiar los deseos de la tribu,
para beneficio de ella y an en contra de su propia tranquilidad y de sus intereses, Cajeme afianzaba su dominio y lo
haca cada vez ms absoluto. Otro de sus medios ms eficaces
era halagar en los indios el sentimiento de la independencia,
que es en ellos tan profundo.
Efectivamente, Cajeme los haba salvado del sacrificio de
someterse a la obediencia del gobierno en la campaa de fines
de 1875 y principios de 1876, los conservaba independientes de
la dominacin de los blancos, con su gobierno y sus autoridades propias y les juraba morir en defensa de aquella situacin y de la integridad de sus terrenos, y esto constitua el rnej or ttulo para conservar su prestigio. Agregbase a eso su
conocimiento de las tribus, su astucia para tratarlas y cierta elo

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cuencia en su lengua je, circunstancias todas que contribuan a


mantener su superioridad.
Despus del combate de la Pitahaya y de algunos disturbios
de ms o menos importancia en el ro Mayo, los indios vivieron en una paz casi satisfactoria en ambos ros, hasta 1882.
En ese ao, por causas que no es fcil determinar, efectuaron
un levantamiento durante el cual Cajeme sigui su sistema de
no aparecer como el instigador, sino como un servidor de las
tribus. A consecuencia de algunos incidentes en el Mayo, en
donde el gobierno de don Carlos R. Ortiz se preparaba con
fuerzas cons;derables, Ca jeme resolvi moverse en el Yaqui;
reuni gran nmero de guerreros y en principios de octubre pe
netr al ro Mayo y se situ en el pueblo de Etchojoa con una
masa de cerca de tres mil indios, entre yaquis y mayos, fuerza
que los jefes del gobierno hacan ascender a ms de cuatro
mil hombres en los partes que rendan. Para mantener a sus
soldados, Cajeme destacaba pequeas partidas sobre los ranchos inmediatos, las cuales recogan ganado que serva para
alimentar tan numerosa hueste.
El gobierno tena sus fuerzas en Navojoa, en nmero de mil
hombres, a las rdenes de don Agustn Ortiz, hermano del
gobernador.
El jefe indio, temeroso de una acometida y con el fin de
estar ms cerca de los ranchos que le proporcionaban la alimentacin de sus tropas, se movi de Etchojoa y se situ en
Capetamaya, movimiento que ejecut engaando a Ortiz y
hacindole creer que divida sus fuerzas. Este crey, en efecto, que no se haban situado en Capetamaya ms que unos mil
indios, y con el fin de sorprenderlos y darles un golpe que
desmoralizara el grueso del enemigo, sali el 15 de octubre
de Navojoa con ciento cincuenta hombres de infantera y ciento treinta jinetes; hizo una marcha violenta para sorprender a los mil indios que supona en Capetamaya, mas al llegar
a aquel rancho en la maana siguiente, se encontr all a
Ca jeme en persona con todo el grueso de sus fuerzas. Se trab un combate sangriento y terrible en que los soldados y oficiales de Alamos se batieron con denuedo. Cajeme resisti el
choque con firmeza; se bati personalmente con valor y fue
herido en una mano, de cuyas resultas perdi un dedo. Despus de una larga y encarnizada refriega, los indios huyeron

hacia el Yaqui y Ortiz y sus fuerzas salieron dispersos por di


versos rumbos, quedando en el campo como dscientos indios

LECTURAS HISTORICAS MEXICANAS

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muertos. Las fuerzas del gobierno tuvieron una prdida de


quince muertos y cincuenta heridos.
Esa jornada, aunque poco feliz para Cajeme, le dio entre
los suyos el prestigio de un valor personal de que dio pruebas
durante el combate y los indios quedaron contentos porque
an cuando tuvieron que refugiarse en el centro del Yaqu con
su jefe herido, no se emprendi ninguna persecucin sobre
ellos.
No pudo hacerse esto porque las fuerzas de Ortiz haban
quedado tambin muy mal paradas y disminuidas por la dispersin y porque en aquellos momentos se complicaron de tal
manera los asuntos polticos del Estado, que el gobernador
Ortiz se separ del gobierno y se march a la capital de la
Repblica.
Desde esa poca y con slo la excepcin de algunas alarmas en el Mayo, los indios permanecieron relativamente quietos. Cajeme volvi al Yaqui y sigui gobernando a las tribus,
contento de mantener su independencia y su dominio absoluto
sobre ellas. Previendo que necesitara sostener nuevas guerras
para prolongar aquel estado de cosas, dedicse con empeo a
proveerse de armamento, quitando a los viajeros que se aventuraban a entrar al Yaqu toda clase de armas que llevaran,
adquiriendo cartuchos por los medios que tena ya establecidos y predicando con nuevo ardimiento la necesidad de resistir
al dominio de los blancos.
Sin embargo, como sucede en toda dominacin larga, el cacique yaqui haba perdido en los ltimos aos mucho de su
prestigio; en varios pueblos del ro se oan murmullos de descontento y ya asomaba la cabeza una oposicin que poda
convertirse en una tempestad. Cajeme, que en los primeros
aos haba guardado una conducta privada intachable, haba
ido poco a poco relajndola; de continuo se embriagaba y
cometa faltas a los ms dbiles y junto con su intemperancia
se haba desarrollado en l el vicio de las mujeres, que lo haca cometer atropellos muy mal vistos por una tribu cuya
cualidad relevante es la honestidad. Pero la energa que haba desplegado siempre para dominar y castigar a los descontentos estaba viva en la memoria de los indios y nadie se
atreva a promover ningn disturbio interior. Muchos de los
que no estaban satisfechos de aquella situacin, porque hubieran sufrido en sus personas o en sus intereses las persecuciones de Cajeme, se haban salido del Yaqui y vivan o en
Guaymas o en las haciendas del interior, esperando una opor-

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ERNESTO DE LA TORRE

tunidad para destronar al que por tanto tiempo haba dominado la tribu.
Algunos de esos descontentos se unieron al ex teniente general del ro, Loreto Molina, se armaron como pudieron y sigilosamente, en nmero de treinta hombres, se embarcaron en
Guaymas en una canoa, tomaron tierra en la ensenada de los
Chiltepines y haciendo una marcha forzada se presentaron
en la noche del 28 de enero de 1885 en la casa de Cajeme, en el
lugar llamado los Guamchiles, con el fin de apoderarse de
l ; pero Ca jeme haba emprendido ese mismo da un viaje al
Mayo y no encontrndolo los asaltantes, le incendiaron la casa,
atropellaron a su familia, hicieron fuego sobre algunos indios.
hiriendo a uno y tomando preso a uno de los generales deCajeme, de nombre Juan Squili y a tres indios ms, emprendieron la marcha de regreso, no sin que en el camino los alcanzara una partida de guerreros que los tirote consiguiendo
que se escaparan los prisioneros.
En su trnsito al Mayo alcanz al cacique la noticia de lo
sucedido a su familia, regres inmediatamente, orden que
fueran detenidas en el Mdano algunas lanchas de Guaymas
que haba all a la sazn y dirigi una comunicacin oficial
al capitn de Puerto de Guaymas dicindole que aquellas embarcaciones no quedaran en libertad sino previo el rescate de
cincuenta a doscientos pesos por cada una, segn su capacidad, que se pagaran en el trmino de diez das, despus de
cuyo plazo no debera contarse con las lanchas que no hubieran sido rescatadas. Al mismo tiempo envi a decir al prefecto
de Gua ymas, por medio de un comisionado, que deseaba saber si el asalto sufrido en su casa haba sido ordenado por la
prefectura o por el gobierno, o si era obra exclusiva de sus:
autores; que en el primer caso haca presente su, extraeza,.
pues l era un buen mexicano dispuesto a defender su Patria
en cualquiera guerra extranjera, y en el segundo peda que
se persiguiera y castigara a los ejecutores de aquel atentado,,
pues de lo contrario, se vera obligado a tomar el desquite
haciendo algunos daos en los puntos inmediatos al ro.
Para que sus amagos no fueran vanos, Ca jeme se ocup desde luego en reunir a los indios por medio de sus lugartenientes, organizndolos con el fin de estar prontos para la guerra,
dio rdenes al Mayo para que se hostilizara al <f:trito de
Alamos y como no se rescataran las lanchas que habia detenido

en el Mdano, las mand incendiar y en nmero de veintid5


ueron presa de las llamas. Adems destac algunas partidas

LECTURAS HISTORICAS MEXICANAS

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de sus soldados sobre los ranchos inmediatos a ambos ros y


ya para el 21 de febrero haba cumplido su promesa de hacer dao, pues los indios haban atacado y robado el rancho
de La No ria, cerca de Baroyeca, haban puesto fuego y des
truido la pequea hacienda de Las Termpilas, en el Valle
de Guaymas, dando muerte all al seor Joaqun Salazar, y se
haban llevado algunos ganados de los ranchos inmediatos al
Mayo.
As comenzaron las hostilidades en la ltima revolucin del
Yaqui; no la seguir paso a paso en todos sus incidentes porque no sera propio de este lugar, y slo referir aquellos
ms notables que se relacionan ms inmediatamente con el
hroe de esta narracin.
Mientras los indios se ocupaban de atacar los ranchos in
defensos y robar en los despoblados y Cajeme organizaba sus
elementos de guerra, el gobierno federal y del Estado se
haban resuelto a emprender una campaa formal sobre las tribus hasta someterlas al orden y con tal fin se reunan fuerzas
de guardia nacional en varios distritos y se concentraban las
tropas federales hacia el teatro de la guerra, avanzndose al
gunos pequeos destacamentos rumbo al Yaqui en los lugares
por donde los indios hacan ms comnmente sus salidas. Despus de los preparativos necesarios, en los primeros das del
mes de mayo, las fuerzas que se haban reunido, ochocientos
hombres del Estado y mil cuatrocientos de la federacin, emprendieron resueltamente su marcha sobre el Yaqui, una por
La Misa, Llitaco, Mapole y la Pitahaya a las rdenes del ge.
neral en jefe, don Jos Guillermo Carb, y la otra por Buena
vista, Jocatacari y Ccorit, al mando del general B. Topete,
con el proyecto de reunirse en da determinado en el Pueblo
de T orn, en el centro del territorio sublevado.
Cajeme, por su parte, se haba ocupado de hacer sus preparativos de defensa; haba reunido como tres mil guerreros en
diversos grupos mandados por los generales de los pueblos, y
para tener un punto de apoyo, haba construido el fuerte lla
mado del Ail, cerca del pueblo de Vcam, en el centro de
un espeso bosque a la margen izquierda del ro. Este fuerte consista en un ancho foso que abarcaba un recinto bastante
extenso cortado medio a medio por la carretera que viene de
Torn. Detrs del foso tena una fuerte empalizada de gruesos
maderos clavados en tierra capaces de resistir las halas de
can. Detrs de esta empalizada estaban las fuerzas prin
cipales de los indios, divididas en varios grupos, cada uno

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ERNESTO DE LA TORRE

de los cuales defenda determinado punto de la fortificacin.


Cajeme estaba all y tena a su cargo uno de los puntos de
defensa. Dentro de aquel recinto se haban acopiado algunos
vveres y ganados, y para no carecer de agua, Cajeme haba
hecho construir un camino cubierto hasta el ro, en una distancia como de ochocientos metros.
Adems de las fuerzas encerradas en el Ail, el cabecilla .
yaqui tena a todo lo largo del ro varias columnas expedicionarias y muchos grupos, ms o menos importantes, que se
ocupaban unos en reunir a los indios dispersos, y otros en el
merodeo.
El general Carh lleg al Mdano, estableci all su cuartel
general para tener expeditas por mar las comunicaciones con
Guaymas y despach al general Lorenzo Garca con seiscientos
hombres a fin de que, en el da determinado, se uniera con
el general Topete en Torn.
Este jefe, desde su salida de Buenavista, tuvo que sostener
-constantes tiroteos durante la marcha, lleg sin ninguna novedad de importancia a Torn ; se uni all con Garca, y enseguida retrocedi con su columna hacfo Potam; dej al coronel Lorenzo Torres en Torn con cerca de quinientos hombres
y l (Topete) con seiscientos soldados y una pieza de artillera, sigui el 16 de mayo hacia el Mdano por la margen
izquierda, en busca del cuartel general. Esta columna tropez en su marcha con la fortificacin del Ail y el general
Topete mand atacarla con la infantera y con el can que
llevaba; pero los indios, alentados con la presencia de Ca jeme,
la defendieron detrs de los parapetos y rechazaron a Topete
obligndolo a retirarse a Vcam, dejando en el campo veinte
muertos y logrando salvar cincuenta heridos que tuvo, y el
can, gracias al arrojo del coronel Juan A. Hernndez, jefe
de la caballera.
Este contratiempo, por ligero que fuese, envalenton a los
yaquis, confirm el prestigio de Cajeme, quien por primera
vez entre ellos haba introducido el sistema de guerra defensiva en puntos fortificados, y no dej de hacer sufrir a la
moral de las tropas del gobierno. El cabecilla yaqui mand
entonces fortificar algunos lugares que juzg ventajosos para la
resistencia y dio rdenes a todos sus subalternos para no presentar batalla en ninguna parte y no batirse sino detrs de
las trincheras. Este sistema obtuvo xito por el momento y

aunque las fuerzas del gobierno derrotaban de continuo a las


, partidas de indios que lograban encontrar en campo raso y

LECTURAS HISTORICAS MEXICANAS

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an a las que llegaron a atacar en algunas fortificaciones,


corno sucedi en el cerro del Ornterne, la verdad es que no se
atrevan a tornar el Ail ni otros lugares dentro de los bosques en donde los indios se haban hecho fuertes.
De esa manera se prolongaba la guerra y aunque Cajeme
tena la esperanza de que el gobierno diera por terminada la
campaa, sin otros resultados, como haba sucedido constantemente, tambin tema que en esta vez insistiera en ella hasta
hacer la conquista definitiva de las tribus y hacerle perder
su dominio en los ros. Con el fin de explorar el nimo de
los jefes del gobierno y para ganar tiempo en espera de que
llegara el mes de julio, poca de las lluvias y de los grandes calores en que las operaciones se hacan ms difciles,
Cajeme orden a sus generales Anastasio Cuca y Juan Mara
que entraran en plticas con el jefe del destacamento situado
en Torn, ofreciendo someterse al gobierno y vivir en paz a
condicin de que las fuerzas evacuaran inmediatamente el
Yaqui; pero semejante convenio era inadmisible, ni siquiera
poda discutirse y se exigi a los sublevados que se sometieran entregando sus armas y sin concederles ms garantas
que las de respetar sus vidas e intereses, quedando sujetos a
lo que el Supremo Gobierno tuviera a bien determinar respecto de ellos, condiciones que, por su parte, tampoco quisieron admitir.

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