Abriendo Escuelas para Luchar, Bachilleratos de Educacion Popular

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Autoras: Bentez, Milagros; Cardozo, Ludmila; Gonzlez Porcella, Julieta; Sbriller, Luca Colaboracin: Nasti, Pablo; Castro, Pablo.

Correos electrnicos: [email protected] [email protected] [email protected] [email protected] [email protected] [email protected] Bachilleratos Populares en COB La Brecha Ttulo: Abriendo escuelas para luchar, bachilleratos de educacin popular. Somos el pueblo que lucha y se organiza Los Bachilleratos Populares surgen a partir del ao 2003, el primero de ellos en la fbrica IMPA, seguida por Maderera Crdoba y por Chilavert, fabricas pertenecientes al Movimiento Nacional de Fbricas y Empresas Recuperadas. Fueron impulsados tambin por agrupaciones sindicales y por movimientos sociales de carcter territorial. Actualmente son ms de 80 los Bachilleratos Populares que funcionan en la Provincia de Buenos Aires y en Capital Federal. Por qu una fbrica recuperada, por qu un movimiento territorial, un centro cultural o un sindicato han decidido construir sus propias escuelas? En primer lugar, y en lneas generales, las organizaciones del campo popular construimos y militamos Bachilleratos Populares (BP) como parte del trabajo territorial complejo que pretende apuntar a tomar en nuestras propias manos las dimensiones de la vida humana: la ropa, la vivienda, la alimentacin, la salud, la educacin, el trabajo, la recreacin; partiendo de que, como dijo Lenin, ningn problema de la clase obrera nos es ajeno. Son experiencias prcticas de construccin de Poder Popular, pequeos espacios donde la clase trabajadora y el pueblo vamos construyendo un poder social contrahegemnico que nos permite ganar gradualmente posiciones en esta guerra de trincheras contra el capitalismo y su Estado. Mientras construyen estas experiencias de Poder Popular, los hombres y las mujeres despliegan y ejercitan su potencia transformadora. En este sentido, los Bachillertos

Populares son escuelas de militancia social, son experiencias que intentan prefigurar nuevas relaciones sociales, transformadoras, formando en la prctica de la construccin colectiva, en la politizacin de los sujetos, en la construccin de nuevas subjetividades que, desde la prctica asamblearia y activa aporten a pensarse como sujetos de transformacin social. Una primer y necesaria aclaracin. No creemos que sean la respuesta al capitalismo, ni la alternativa pedaggica por excelencia, ni mucho menos; pero entendemos que es necesario construir proyectos poltico pedaggicos que apunten a formar sujetos polticos activos para el campo popular. As como el capital o la Iglesia Catlica, construyen sus propios proyectos poltico-pedaggicos formando el tipo de sujeto que pretenden para sus intereses, los sectores populares y quienes pretendemos dar una disputa desde el seno de la clase trabajadora tenemos que desarrollar nuestras propias experiencias educativas, basadas en nuevas prcticas sociales, nuevas formas de pensar, atravesadas por la construccin asamblearia, la lucha y la organizacin. Es necesario construir nuevas formas de relacin desde ahora, con pequeas prcticas que apunten a cambiar las formas de pensar y de actuar tan naturalizadas del individualismo y el aislamiento. En este sentido, los BP tienen lgicas diferentes no slo desde sus contenidos y desde sus objetivos sino tambin desde sus prcticas y sus formas de organizacin. En los BP trabajamos con sectores de la clase obrera para los que el Estado tiene destinada una educacin pauprrima1. Esto no es casual, puede leerse claramente en el estado de desarrollo del capitalismo actual: en primer lugar, porque la educacin estatal est orientada a calificar a los trabajadores para el mercado laboral. Actualmente, la progresiva aplicacin de maquinaria que resuelve gran parte del proceso de produccin, implica que la capacidad que antes tena el trabajador de utilizar su pericia y su saber, ahora est objetivado en la maquinaria y es, por ende, mucho menor. El trabajo y el trabajador se han automatizado. Al profundizarse esto con la aplicacin de los procesos informticos, se abre una profunda escisin en la clase trabajadora. Por un lado, la propia dinmica del Capital va obligando a un sector de la clase a que se reproduzca con determinados atributos, destinados a realizar la tarea de aplicacin de su fuerza de trabajo al control de las fuerzas de la naturaleza a travs de un ejercicio fundamentalmente intelectual (o para ser ms
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precisxs un trabajo ms calificado). Por otro lado quienes se encuentran realizando el trabajo manual en el proceso directo de produccin, ven progresivamente degradarse sus atributos productivos al punto de convertirse en un apndice de la mquina. Ahora bien qu implicancias tiene esto en el sistema educativo? Si antes al Capital le convena que su Estado reproduzca de manera ms o menos universal a un trabajador con una formacin bsica comn, estndar, universal para poder dedicarse a una u otra tarea en el mercado laboral; en la actualidad le va a convenir que esos atributos diferenciados se asuman de entrada y se afronte en base al salario del trabajador. Al Capital le resultaba ms barato reproducir de manera conjunta y relativamente indiferenciada los dos tipos de fuerza de trabajo. Ahora, la brecha al interior de la clase obrera se ha hecho lo suficientemente significativa como para que le resulte conveniente orientar desde el vamos el gasto y producirlas de acuerdo con los atributos especficos que requiere de cada una de ellas. Se impone entonces el retroceso de la solidaridad de la clase obrera y de la accin directa del capital social en manos de su representante poltico general, como forma especfica necesaria de la produccin de la fuerza de trabajo. El valor de cada tipo de fuerza de trabajo pasa a realizarse inmediatamente a travs del salario individual pagado por ellas, lo cual incluye el deterioro de las condiciones de reproduccin de una de ellas2. En este sentido, en el sistema educativo actual de la Argentina existe una diferenciacin clasista. Desde la reforma educativa de la dcada del 90 hasta la actualidad, la avanzada del capital sobre la educacin ha sido feroz. Pero porqu una separacin clasista? La Reforma educativa del PJ menemista, sigui la concepcin neoliberal de entender el presupuesto del Estado en educacin como un gasto; por eso, parndose en el concepto progresista de descentralizacin educativa, se inici el desmantelamiento ms feroz que el sistema educativo haya visto. En este sentido, la educacin pas de ser una necesidad a ser un gasto y de ser un derecho a ser un bien de consumo. De este modo, la trampa del capital fue perfecta. La descentralizacin (que en la tradicin pedaggica es un concepto interesante, ya que implica la territorializacin de los proyectos educativos o la necesidad de pensarlo en relacin con las caractersticas particulares del lugar donde estn insertos) de la Reforma, fue una descentralizacin administrativa, que implic una desinversin por parte
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del estado de toda la estructura educativa que con el correr de los aos, fue cayndose a pedazos. Por otro lado, aprovechando los terribles agujeros que el Estado iba dejando en materia educativa, los empresarios de la educacin no se hicieron esperar para acercar a la sociedad sus ofertas educativas. De este modo, la separacin clasista se dio de hecho. Las escuelas pblicas quedaron para los sectores populares, los hijos de la clase trabajadora y algn sector de la clase media; mientras que la educacin privada (subsidiada por el Estado) qued destinada a los sectores medios y ms acomodados de la sociedad. Los BP se presentan entonces como una posibilidad concreta de dar educacin de calidad a estos sectores de la clase para los que el Estado le reserva una educacin de bajsimo nivel. Los BP trabajamos especficamente con jvenes y adultxs expulsadxs del sistema educativo tradicional, y que encuentran, desde hace aproximadamente dos aos, casi como nica opcin estatal (o por lo menos como la opcin ms fuerte) los planes FINES 1 y 2 de terminalidad. Si bien somos conscientes que los FINES son una fuente laboral para muchxs docentes, y la nica posibilidad para realizar la secundaria para muchxs trabajadorxs, vemos que los FINES 2 precarizan la educacin pblica, atentan contra los CENS, flexibilizan las relaciones laborales (atentando contra el estatuto docente) y desintegradas en trminos pedaggicos del resto del sistema educativo. La modalidad que tiene el programa FINES 2 es de 6 u 8 hs. semanales a lo largo de 2 aos y medio de cursada, mientras los BP y los CENS pblicos tienen una carga horaria mnima de 18hs semanales, y la duracin de sus cursadas es de 3 aos. Consideramos que es inviable formular que el Fines 2 se plantea un proyecto de Educacin Popular ya que este separa el proceso pedaggico del proceso organizativo, por tanto no es parte del hecho histrico que implica la educacin popular (la cual nace mucho antes que el 2001) impulsado por nuestros pueblos latinoamericanos y no por el Estado. El Estado con el Fines2 lo que ofrece es educacin populista, no popular. El Estado lo nico que quiere es inflar sus ndices de terminalidad educativa para las estadsticas numricas, sin importarle el proceso pedaggico de lxs estudiantes y de lxs docentes que lo atraviesan, y a su vez apuesta a seguir sosteniendo con precaridad laboral y de vida a cientos de trabajdorxs de la educacin. Si hablamos de educacin de calidad ofrezcamos una carga horaria acorde a lo

importante que es el secundario para la vida de las personas. Ofrezcamos educacin gratuita, de calidad e igualitaria para todxs. Incentivemos a travs de becas a lxs estudiantes. Construyamos espacios de contencion-educacin con lxs hijos e hijas de lxs estudiantes para que lxs mismos puedan estudiar mientras sus hijxs estn en otra aula jugando, estudiando, estando as sin la preocupacin de cuidar de ellxs. Generemos equipos sociales que puedan analizar, evaluar y actuar sobre los fundantes de la desercin escolar en vez de ofrecer educacin limitada. Generemos experiencias educativas que complementen la produccin de conocimiento (terico) con una dimensin prctica, manual, artstica, comunicacional y de oficio. Creemos que en los BP estamos hacindolo, o al menos hacia all vamos. En todos los BP hay talleres culturales o incluso talleres de oficio dentro de la curricula popular. Pero la diferencia no es slo de contenido. Los BP hacemos educacin popular, y esto implica que los estudiantes que atraviesan el proceso son participantes activxs del mismo formando parte central en la toma de decisiones en igualdad de posibilidades con los docentes. Por ejemplo, los BP vamos reevaluando con lxs propixs estudiantes de manera constante los programas por tanto lxs estudiantes tambin definen la pedagoga de una manera participativa y no de manera Normativa. Pero esto tambin cabe para nosotros, lxs docentes. Actualmente, lxs trabajadorxs de la educacin estamos cada vez ms lejos de decidir sobre nuestras propias condiciones de trabajo. En este sentido, lxs docentes estamos atravesando un acelerado proceso de proletarizacin. Al igual que un obrero fabril, no decidimos ya casi nada de cmo trabajar. A raz de las condiciones laborales que nos impone un sistema perverso, lxs docentes tenemos que conseguir varias horas en las ms variadas escuelas, de las ms variadas zonas, caracterstica que nos bautiz hacia nosotrxs mismxs como docente taxi. Estas condiciones, no slo atentan contra nuestra integridad o nuestra salud mental; sino que tambin atentan contra nuestra capacidad de pensarnos como parte de un proyecto pedaggico. Con estas condiciones apenas podemos limitarnos a dar nuestras clases y, con mucha suerte, desarrollar el programa lo mejor posible. Sin embargo, la educacin, es mucho ms que la sumatoria de distintas materias. En estas condiciones, lxs docentes no slo no podemos vincularnos con nuestros compaerxs de trabajo e

intercambiar inquietudes y reivindicaciones, sino que adems no pertenecemos a un proyecto pedaggico en particular (ya que estamos en todas las escuelas y en ninguna). Y en este sentido, reivindicamos la organizacin estructural de los BP, en la que lxs docentes somos a un mismo tiempo quienes ejecutamos y diseamos el planeamiento curricular de manera colectiva, y lo vamos poniendo a consideracin, al mismo tiempo, con lxs estudiantes. Las asambleas, las discusiones, los talleres de formacin y los planes de lucha siguen siendo el motor de nuestras experiencias. Y son parte de nuestra currcula. La estructura organizativa de los BP es la contracara poltica de la famosa cogestin y sus actuales consecuencias nefastas al interior de las escuelas. Y todo esto hace a lo que nosotrxs entendemos como calidad educativa. Y son los pilares de nuestro proyecto poltico pedaggico. Veamos. En todos los BP, lxs docentes nos vamos integrando a la experiencia educativa a travs de diferentes instancias de talleres de formacin poltica y pedaggica. Por qu? Primero porque entendemos que educar es un acto poltico, y los BP no somos neutrales, tomamos partido a favor de los intereses histricos del pueblo trabajador. Somos la contracara de la educacin privada empresarial, que en sus lgicas y en sus contenidos toman partido claramente por la formacin de un sujeto individualista, aislado de la historia de lucha del pueblo incapaz de pensarse colectivamente. Pero al mismo tiempo, los BP ponemos en cuestionamiento la supuesta neutralidad del Estado y de la educacin estatal/pblica. Somos educadorxs popularxs. Somos militantes sociales. Y somos trabajadorxs. No vemos ninguna contradiccin en todo esto, sino todo lo contrario. Esto no implica desconocer la discusin en torno a la defensa de la asignacin de cargos docentes va acto pblico, mecanismo que democratiza el acceso al trabajo, al aula, pero que no impide que los contenidos polticos e ideolgicos de la educacin y las decisiones estratgicas en el sistema educativo las sigan tomando las clases dominantes por medio de sus funcionarios de turno. Esa orientacin poltica la garantiza el Estado. Insistimos, no estamos en contra de este derecho estatutario que cost mucha lucha lograr, pero creemos que la discusin que venimos dando desde los BP, excede de hecho a una discusin estatutaria. Los BP intentamos poner de relieve que el Estado es un Estado de

clase, y que si bien debe ser el garante de la Educacin, las organizaciones populares debemos saber conservar nuestra autonoma poltica a la hora de desarrollar nuestra experiencias poltico-pedaggicas. En paralelo a este trabajo de formacin y discusin entre docentes y militantes sociales, nos vamos familiarizando a la vida cotidiana del barrio en el que educamos. Y esto no es un dato romntico, ni mucho menos un dato menor. Uno de los problemas ms graves que atraviesan las escuelas estatales, es la relacin con la comunidad. En este plano, al estar insertos en organizaciones barriales, los BP y la comunidad estn unidos por lazos orgnicos, por lazos de solidaridad y de pertenencia mutua. Firm el convenio que queremos estudiar. Ahora vamos a hablar brevemente de la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha!, un espacio donde algunas de las organizaciones sociales que hemos decidido abrir BP discutimos y nos organizamos para exigirle al Estado el reconocimiento de estas experiencias. Las estrategias de la Coordinadora han variado dependiendo de las coyunturas polticas, pero sus principales herramientas de lucha son callejeras: movilizaciones, clases pblicas, cortes de calle, y muchas ms que dan visibilidad al conflicto como por ejemplo las notas en medios masivos y alternativos de comunicacin. La Coordinadora de Bachilleratos Populares tiene acuerdos que implican una caracterizacin del Estado como garante de la educacin; entre las exigencias estn: la oficializacin de todos los BP, el salario para todxs lxs docentes, las becas para lxs estudiantes y el financiamiento integral de nuestras escuelas. Como el Estado tiene el monopolio en el mbito de la Educacin, estas experiencias han adecuado el currculum, o mejor dicho, han ido construyendo sus proyectos pedaggicos, teniendo en cuenta las necesidades de las organizaciones y del territorio en el que se inscriben sin desconocer que, por el momento, el Estado exige que estas experiencias se lleven adelante a partir de la resolucin oficial para la educacin secundaria de adultos. Pero se mueven dentro de un marco autnomo, pensando la autonoma de una manera compleja y desde dos concepciones: la autonoma como independencia de clase subjetiva, organizativa e ideolgica- en el contexto de la

dominacin capitalista burguesa y la autonoma como emancipacin, como modelo, prefiguracin o proceso de formacin de la sociedad emancipada.3 Se puede pensar el proyecto pedaggico en el lenguaje de organizaciones sociales o el currculum en el lenguaje tecncrata estatal como un campo terico y prctico. Sus preocupaciones abarcan desde el conjunto de problemas relacionados con la escolarizacin, hasta cuestiones ligadas a la enseanza. Como dice Tadeu Da Silva, el curriculum establece diferencias, construye jerarquas, produce identidades4. La visin ms tradicional concibe el currculum como un conjunto de datos, acontecimientos e informaciones, seleccionados de un stock cultural amplio de la sociedad destinado a ser transmitido en las escuelas. Al igual que la cultura y el conocimiento no puede pensarse el currculum fuera de las relaciones de poder; por lo tanto, puede ser comprendido como una prctica de significacin, como prctica productiva, como relacin social y de poder, como prctica que produce identidades sociales. Todo curriculum vehiculiza un conjunto de intenciones pedaggicas5. Si se ubica el currculum dentro del mbito poltico y se entiende asimismo la educacin como prctica poltica, se puede comprender entonces al proyecto que las organizaciones sociales ponen en discusin entre profesorxs y estudiantes como proyecto pedaggico, es decir, como el conjunto de intenciones pedaggicas entendidas no slo como un accionar dentro del aula sino dentro de un marco ms amplio: entendiendo como formativos otros espacios de discusin y de toma de decisiones, pensando el currculum como algo ms que un documento. Es de destacar, en este sentido, que los proyectos pedaggicos tienen una estructura flexible para poder reflexionar constantemente entre la teora y la prctica cotidiana, convirtindola en praxis. Entonces, al hacer educacin popular, se busca dejar de lado los falsos neutralismos que postulan la educacin con un documento curricular; se aborda la prctica educativa desde esta definicin compleja de currculum.
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Veamos cmo se da esto en la prctica, a partir de la experiencia concreta del BP El Llamador del Galpn de Tolosa. Este BP cuenta, entre sus materias curriculares, con una materia especializada que fue decidida colectivamente por lxs docentes a principios de 2011. Se trata de la materia: Proyectos y organizacin comunitaria. Y en su programa plantea que: Los bachilleratos populares surgen como un proyecto de organizacin social, por lo tanto se considera fundamental transmitir a lxs estudiantes esas formas de construccin de las relaciones sociales para generar en ellos la iniciativa en la participacin comunitaria y reconocerse sujetos activos en el cambio. Entendemos que lxs estudiantes son parte del proyecto poltico-pedaggico, entonces esta materia busca explicitar esa pertenencia y generar un espacio creativo, activo y comunitario. Para ello, en esta materia se proponen como objetivos generales: Que lxs estudiantes reconozcan las experiencias de organizacin popular como experiencias de formacin. Que lxs estudiantes logren desnaturalizar las relaciones sociales de produccin (Capital-Trabajo/ Patrn-obrero). Que lxs estudiantes se reconozcan como sujetos activos capaces de transformar las relaciones sociales vigentes. Que lxs estudiantes prioricen la organizacin en conjunto antes que la salida individualista a los conflictos. Que lxs estudiantes reconozcan la experiencia cooperativa como parte de las estrategias populares de organizacin en el marco del conflicto entre trabajo-capital y conozcan los elementos que se ponen en juego en el proceso de formacin y funcionamiento de dicho emprendimiento. Se busca que la reflexin terica de las distintas experiencias de nuestra regin sirva para que lxs estudiantes puedan llevar a la prctica un proyecto comunitario tomando en cuenta los contenidos vistos en clase. Se suman, dentro de las adaptaciones curriculares en segundo ao, cinco talleres rotativos durante el ao , dentro del horario de clases: nutricin y alimentos, derechos humanos (ste coordinado conjuntamente con dos agrupaciones: una estudiantil, el MIU y

otra de abogadxs populares, La Ciega ambas pertenecientes a COB La Brecha), gnero, artstica y orientacin vocacional. Estas adecuaciones son propias de la tensin que se presenta con el Estado en estos momentos, sin embargo creemos que los BP tienen otras reivindicaciones que una vez lograda la oficializacin se tengan en cuenta las particularidades de estas experiencias (el territorio donde realizan esas actividades, el trabajo con lxs sujetos jvenes y adultxs de la educacin, las formas y discusiones de organizar las clases y el contenido, como la organizacin de la escuela en s) y no necesariamente se sigan las resoluciones oficiales. Clases pblicas y asambleas: apropindose de la escuela a travs de la palabra En el BP El Llamador del Galpn de Tolosa, una vez al mes, tienen lugar las asambleas entre docentes y estudiantes, este espacio, que tiene un carcter regular, es la instancia en la cual todxs lxs integrantes de la Escuela definen el funcionamiento de la misma. Los ciclos lectivos comienzan con una asamblea, y culminan con otra. Se realizan en el horario de clase y en das de la semana rotativos, para que distintxs profesorxs puedan participar. Los temarios son abiertos, se definen entre todxs, al comienzo de cada una, es decir, que si bien lxs profesorxs plantean temas que surgieron en la asamblea de profesorxs, que se realiza tambin mensualmente unos das antes, todxs pueden proponer otros temas all. Es interesante analizar, por un lado, cules son esos temas, y por otro lado, qu representan estas asambleas en la construccin del imaginario de lxs sujetos que transitan el espacio y del Bachillerato en s, dndole caractersticas particulares. Retomamos aqu el planteo que Cabrera6 hace para el caso del BP de IMPA, en el cual entiende a las asambleas como dispositivos para una organizacin escolar no jerarquizada y para la toma de compromiso por parte de lxs integrantes del BP. Y agregamos que esta forma de organizacin interna permite a lxs trabajadorxs (docentes y estudiantes) de los BP ser protagonistas de su propio proceso de produccin de conocimiento, al no dividir el momento de planificacin y direccin general de la escuela con el momento de la clase en el aula.

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En este sentido, podemos ver cmo, entre los temas que son puestos a debate en las asambleas de El Llamador, encontramos cuestiones que hacen al funcionamiento de la escuela: confeccionar una grilla que establezca quines se encargarn de la limpieza semanalmente, programar jornadas de acondicionamiento de las aulas, proponer acciones para conseguir fondos para insumos bsicos. Se realizan tambin invitaciones a actividades del Centro Cultural o de otras organizaciones de COB La Brecha. Al mismo tiempo, se deciden las normas de convivencia, como definir los espacios en los que se puede fumar y en los que no, los tiempos de los recreos, etc. Se plantean estrategias para mejorar la asistencia. Y se socializan las problemticas de las materias, o las actividades que se estn desarrollando en el marco de ellas (como el proyecto de construccin de un espacio de recreacin en el barrio, que surgi en el marco de la materia especializada, Proyectos y organizacin comunitaria). Tambin, en estas asambleas se definen las acciones a seguir en el marco de los planes de lucha por el reconocimiento estatal que si bien, muchas veces son propuestas por lxs docentes, se re-discuten y re-definen la necesidad y la importancia de la participacin en ellas y el modo en que la accin ser llevada adelante; la confeccin de pancartas, de canciones y los horarios y puntos de encuentro para las marchas, forman parte tambin del plan de lucha. Pero esto no esta dado, ni se constituye a partir del simple planteo asambleario, sino que cada integrante y el colectivo van recorriendo una trayectoria en este sentido. Es decir, las asambleas de docentes y estudiantes son parte constitutiva de la propuesta pedaggica de los BP en general, y de El Llamador en particular, pero son, como decamos, un dispositivo para construir una organizacin no jerrquica. Son un desafo, en tanto que espacio a llenar de sentido, y en hacer que la circulacin de la palabra y de las tomas de decisin sea una realidad. Para ello se lleva adelante el trabajo de recordar la importancia de las asambleas y la necesidad de la participacin en ellas, se plantea en las clases y por medio de carteles que indican el da en que se realizar y los temas que es necesario debatir. Cada sujeto, a su manera, y no sin dificultades, va aprendiendo a tomar el espacio, en forma individual y colectiva. La educacin del pueblo no se vende se defiende. Unidad de lxs que luchan!

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Hay una realidad que nos demuestra que la mayora de lxs estudiantes necesitan de su ttulo secundario oficial. Por este motivo casi univoco se acercaron a los BP. Es decir, es el hecho principal que garantiza la existencia material del bachillerato ya que sin ttulos no hay estudiantes, sin estudiantes no hay BP. Pero tambin vemos que comenzadas las clases, las asambleas, adentrados en el proceso de educacin popular, los motivos se transforman, se multiplican. Es por este motivo que nos relacionamos con el Estado, en principio porque necesitamos (por iniciativa mayoritaria de los estudiantes) los ttulos y a su vez porque de a poco comenzamos a ver que debemos tener condiciones de trabajo sanos y potenciales, y esto implica entre otras cosas, el cobro de salarios y becas y una infraestructura adecuada. Y tambin porque queremos que el Estado se haga cargo de nuestros salarios, porque as como prefiguramos otro tipo de educacin, la educacin popular, tambin garantizamos el derecho al trabajo y a la educacin libre y gratuita de los sectores ms relegados del pueblo. Y sobre todo, porque estamos educando con nuestro trabajo. Somos trabajadorxs de la educacin. Y por esto venimos adhiriendo activamente a los paros convocados por los gremios docentes, informando y discutiendo con los estudiantes (trabajadorxs ellxs tambin!), sobre las reivindicaciones de los paros y de las movilizaciones. Adhiriendo de manera activa, sin dar clases el da que hay paro, y movilizando si hay movilizacin. Porque el fin, nuestro fin como BP es construir una nueva pedagoga contrahegemnica, popular, subalterna, etc. Educar para el cambio social. Una educacin popular de lxs de abajo, de los y las trabajadoras, del pueblo, que promueva romper con la jerarqua estudiante/docente para producir conocimiento colectivamente con la participacin de las y los estudiantes y la coordinacin de lxs educadores de manera igualitaria. Es por esto, compaeras, compaeros, que vemos la urgente necesidad de abrir canales de dilogo con ustedes, para unificar nuestras luchas, porque el enemigo es el mismo, y porque todos y todas queremos hacer de la educacin una herramienta de organizacin, de lucha y de transformacin. Defendamos la educacin pblica!. Unidad de lxs que luchan! Notas

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1. Partiendo de la base que el Estado plantea que la educacin pblica es o bien de gestin estatal o bien de gestin privada, entendemos que all se establece la primera diferenciacin de clase. Entre las escuelas pblicas de gestin estatal tambin existen diferencias entre territorios, reas, niveles, etc. 2. Iigo Carrera, Juan. El Estado capitalista CICP. Ao 2000 3. A esto alude Poulantzas con el concepto de organizacin diferencial del Estado. 4. Siguiendo estos planteos, y a ttulo de ejemplo, el Estado de Bienestar expresa relaciones de fuerzas diferentes a las expresadas por el Estado en tiempos de la hegemona neoliberal. 5. Para Follari el tardo redescubrimiento de lo pblico (entendido como algo ms que lo estatal y que no debera ser confundido con ste) redescubrimiento que se expres en la revalorizacin de la importancia de la sociedad civil y sus organizaciones pone en evidencia de qu manera el Estado haba sido previamente fetichizado como el nico espacio en el que se diriman las relaciones de poder entre las clases. 6. Modonesi, M. Subalternidad, antagonismo, autonoma. Marxismo y subjetivacin poltica. Editorial Prometeo. Buenos Aires. Ao 2012. Pg 69 7. Da Silva, Tomaz Tadeu. Cultura y currculum como prcticas de significacin. En Revista de Estudios del Currculum, vol. 1. Ao 1998. Pgs 59/76 8. Amantea, A; Cappelletti, G; Cols, E; Feeney, S. En archivos analticos de polticas educativas. Vol. 12 N 40. Ao 2004. Pgs 33/34 9. Cabrera, C. Educacin y autogestin: las experiencias de los estudiantes en los Bachilleratos Populares para jvenes y adultos en empresas recuperadas. Osera N 6. Ao 2012. Pg 7 10. Op. Cit. Pg 12

Bibliografa
Amantea, A; Cappelletti, G; Cols, E; Feeney, S. En archivos analticos de polticas educativas. Vol. 12 N 40. Ao 2004. Cabrera, C. Educacin y autogestin: las experiencias de los estudiantes en los Bachilleratos Populares para jvenes y adultos en empresas recuperadas. Osera N 6. Ao 2012. Da Silva, Tomaz Tadeu. Cultura y currculum como prcticas de significacin. En Revista de Estudios del Currculum, vol. 1. Ao 1998. Iigo Carrera, Juan. El Estado capitalista CICP. Ao 2000 Modonesi, M. Subalternidad, antagonismo, autonoma. Marxismo y subjetivacin poltica. Editorial Prometeo. Buenos Aires. Ao 2012.

Vazquz, S y Di Pietro, S. La educacin popular en la escuela pblica. Un desafo estratgico. Publicacin de Cetera.org.ar

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