La Ley
La Ley
La Ley
CONTENIDO:
1
INTRODUCCIÓN AL TEMA
PROPÓSITO
DESARROLLO DE LA LECCIÓN
1. ACERCA DE LA LEY
Los judíos se referían a los primeros cinco libros del Antiguo Testamento como
la “Ley”. Incluían Génesis, aunque este libro no contiene mandamientos que sean
partes del sistema legal de los judíos. Los otros cuatro libros —Éxodo, Levítico,
Números y Deuteronomio, contienen más de seiscientos mandamientos.
Aquí surge la pregunta entre los cristianos: ¿tenemos que obedecer la ley del
Antiguo Testamento, o no? (Véase Romanos 10:4; Mateo 5:17-18). La respuesta
es “sí” y “no”. “Sí”, porque hay partes de la ley que se nos aplican a nosotros los
cristianos. “No”, porque hay partes de la ley que no se nos aplican a nosotros como
cristianos. Pero, ¿cómo podemos saber qué partes de la ley debemos obedecer y
qué partes ya no debemos tomar en cuenta? Vamos a dar algunos principios que
nos guían en la aplicación de la ley del Antiguo Testamento a los cristianos:
¿Cómo sabemos que la ley moral se aplica siempre a los cristianos, pero
la ley ceremonial y la ley civil no? El principio que nos guía es el siguiente:
Las enseñanzas del Antiguo Testamento que no son abrogadas por el
2
Nuevo Testamento (el pacto para hoy) están vigentes hoy en día. Al
aplicar este principio vemos que la ley civil fue abrogada por Cristo cuando
dijo que su reino no era de este mundo (Juan 18:36). Él no vino para
establecer un gobierno civil como en el tiempo del Antiguo Testamento. La
Iglesia Cristiana no es tratada como un estado civil como lo fue Israel. La
ley ceremonial también es abrogada en el Nuevo Testamento. Pablo dice
que esta ley era “sombra de lo que ha de venir” (Colosenses 2:17), y que
Cristo ha anulado “el acta de los decretos… quitándola de en medio y
clavándola en la cruz” (véase Colosenses 2:8-17). Esta parte de la ley no se
aplica a los cristianos. El autor a los Hebreos lo hace más claro: “Queda,
pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e
ineficacia…” (Hebreos 7:18; véase también Hebreos 7:11, 12 y 7:18 al 10:1 -
25).
Por otro lado, la ley moral no fue abrogada, y se repite la mayor parte de
ella en el Nuevo Testamento. Dios espera que obedezcamos la ley moral,
pero no la ley civil (con sus detalles), ni la ley ceremonial.
3. A pesar de que no se aplican la ley civil del estado de Israel y la ley ceremonial
directamente a la Iglesia cristiana, siempre son partes de las inspiradas Escrituras; y
de ellas podemos sacar principios y enseñanzas para nuestras vidas cristianas. Nos
enseñan, por ejemplo, que Dios es justo y santo, y que el pecado demanda sacrificio,
normalmente de sangre. Nos enseñan que Dios es también un Dios de
misericordia. Él mismo provee los medios por los cuales podemos tener expiación
de pecados y acercamiento a Él. Nos enseñan que cualquier estado civil necesita
leyes justas y penas que concuerdan con la severidad del delito. Pero lo más
importante es que las leyes ceremoniales señalan los sufrimientos y el sacrificio de
Cristo, y el resultado final que es la salvación para todos los que creen en Él.
2. SÍMBOLOS Y TIPOS
3
ser explícita). Es decir, un objeto material se compara con un concepto
espiritual. El objeto material llega a ser emblema de una realidad espiritual,
aunque sea implícita y no explícita.
El estudio del sistema levítico incluirá partes del libro de Éxodo, todo el
libro de Levítico, y partes del libro de Números. Este estudio nos instruirá
acerca de la naturaleza de Dios (especialmente su santidad), la futura obra de
Cristo, la misión y responsabilidad de la Iglesia, y la responsabilidad moral
de los hijos de Dios. En este estudio vamos a ver los principios bíblicos que
todavía se nos aplican como pueblo de Dios. También vamos a sacar
lecciones espirituales de los símbolos y tipos, de los cuales estos libros
bíblicos están llenos. ¡Qué el Señor nos bendiga en el estud io de las
lecciones que siguen!
4
PARA ESTUDIO: Diversos textos.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 9:1-14.
TEXTO PARA MEMORIZAR : Éxodo 25:8.
PROPÓSITO
Hacer ver la importancia del tabernáculo y sus muebles; explicar el simbolismo de los
muebles con relación a la obra redentora de Cristo.
A. EL TABERNÁCULO
Dios habitaba en tienda así como ellos habitaban en tiendas. Por eso no
les pidió que construyeran un palacio o una catedral. La palabra hebrea
traducida "habitar", en referencia al tabernáculo, tiene el concepto de habitar
temporalmente en una tienda de campaña. Hay otra palabra hebrea para
indicar que Dios mora eternamente en el cielo. Pero aunque Él estaba en
medio de ellos, su pueblo escogido, la entrada en su presencia fue bien
guardada.
El tabernáculo con sus muebles y ritos sirvió como una gran ilustración
de la manera en que el hombre puede ser limpiado y tener la comunión con
Dios. Sin embargo, el acceso a Dios nunca fue perfecto bajo el Primer
Pacto. Todo eso fue establecido para enseñarle a Israel la santidad de Dios,
la misericordia de Dios, lo terrible que es el pecado y la manera de acercarse
a Dios.
5
Fue establecido hasta el tiempo de la corrección; esto fue el tiempo de
Cristo quien hizo el sacrificio perfecto y abrió el camino hacia Dios para
todos. Dio libre acceso a todos los hombres por medio de Él mismo hasta la
presencia de Dios. De esta manera, los individuos sólo pueden llegar a Dios
a través de Cristo. Cualquier esfuerzo humano va al fracaso.
6
C. LAS TRES ÁREAS DEL TABERNÁCULO
La forma del arreglo del tabernáculo con sus muebles tenía cierta
semejanza con los templos paganos; pero también tenía una diferencia de
suma importancia. La idea de un atrio con un santuario adentro, con lugares
sagrados, y lugares aún más sagrados adentro, con el acceso más limitado al
proceder más adentro, era muy común en todos los centros de culto o
adoración en toda aquella región en aquel entonces. En cuanto a esto,
vemos que el tabernáculo de Israel era semejante a los centros del culto
pagano. En los templos paganos, el ídolo que adoraban esos pueblos estaba
en el lugar más sagrado y más adentro del templo, y solamente los hombres
escogidos o sacerdotes podían entrar. En este aspecto, el tabernáculo del
Dios de Israel era totalmente diferente. En el tabernáculo de Israel en su
Lugar Santísimo no había ningún ídolo ni figura alguna para representar a
Jehová, sino un código moral y lugar de misericordia y perdón. En el
tabernáculo de Israel se manifestaba el Dios vivo y santo que exige santidad
en su pueblo. Él no tolera la idolatría y aborrece cualquier tipo de pecado.
La forma del propiciatorio enseña que Dios es espíritu que no puede ser
representado por ninguna imagen o figura material.
Un velo, una cortina gruesa de lino fino torcido bordada con azul,
púrpura y carmesí, dividía el tabernáculo en dos partes, el lugar santo y el
lugar santísimo (Éxodo 26:31-33, 36-37). Este velo simbolizaba la
separación entre el santo Dios y el hombre pecador. Dios llamó al hombre
para que viniera a adorarle y a servirle, pero el hombre no podía acercarse
demasiado. El velo no lo permitía. El amor llama al pecador a que se
acerque, pero la justicia impide que éste se acerque. El velo del templo se
rasgó en dos cuando Cristo murió (Mateo 27:51; Marcos 15:38; Lucas
23:45).
7
En el cumplimiento del tiempo, la justicia y el amor se manifestaron en
armonía perfecta en Cristo y su sacrificio. De esta manera permitieron al
hombre la libre entrada a la presencia de Dios (véase Hebreos 9:11-12;
10:19-22).
El agua puede ser símbolo tanto del Espíritu Santo que nos limpia, nos
purifica y nos guarda sin mancha, como también de la Palabra de Dios que
nos santifica: "Para santificarla (la Iglesia), habiéndola purificado en el
lavamiento del agua por la palabra" (Efesios 5:26; véase también Salmo
119:9 y Tito 3:5).
8
como cristianos, nuestro único objeto debe ser exhibir el pan de la vida.
"…el más elevado empeño de nuestro ministerio debe ser ensalzar
únicamente a Cristo para la gloria de Dios y para el bien de los hombres"
(Cristo en el Taber., pgs. 78-79).
El candelero era de oro puro, labrado de una sola pieza. Tenía siete
lámparas –no candelas- en las cuales se quemaba el aceite para el alumbrado
(Éxodo 27:20-21). Estaba colocado al lado sur del lugar santo, y daba la
única luz allí. Iluminaba el pan de vida. Estaba encendido perpetuamente
en el sentido que todas las noches tenía que estar encendido. Un Sacerdote
encendía las lámparas cada tarde y las apagaba cada mañana.
La luz es figura de Dios a través de la Biblia. Jesús dijo, “Yo soy la luz
del mundo” (Juan 3:19; 8:12; 12:46). En la nueva Jerusalén, Cristo será la
luz (Apocalipsis 21:23). Cristo también dijo: “Vosotros sois la luz del
mundo” (Mateo 5:14). Como el candelero no tenía luz propia, sino que era
portador de la luz, nosotros tampoco tenemos luz propia, sino que somos
portadores de la Luz Divina. Así que el candelero tipifica a Cristo y a su
Iglesia dando luz al mundo (Filipenses 2:15; Mateo 5:14-16).
El altar del incienso se colocaba en el lugar santo, cerca del velo delante
del arca que estaba en al lugar santísimo. Este altar se colocaba entre el lugar
que representa la tierra y el lugar que representa el cielo. Así es que este
altar era la cosa más cerca de la presencia de Dios. En este altar, el
sacerdote quemaba incienso dos veces al día. En la Epístola a los Hebreos
se menciona el arca como mueble del lugar santísimo (Hebreos 9:4).
9
Dios (Apocalipsis 5:8). También se tipifica aquí la intercesión de Cristo por
su pueblo. Cristo intercede por nosotros (Hebreos 7:25). Posiblemente el
altar de afuera (altar de sacrificio) simbolizaba lo que Cristo era y lo que
hizo en la presencia de los hombres. En contraste con el altar del incienso,
el altar adentro, que estaba escondido de todos, menos de los sacerdotes,
simbolizaba lo que Cristo es y lo que hace en la presencia de Dios
(Sacrificial System of the O. T., pgs. 61, 62). Nosotros también debemos
ofrecer a Dios sacrificios de adoración, de oración y de alabanza (Hebreos
13:15, 16). Notemos que el incienso se quemaba delante de Dios todos los
días. Esto nos indica que debemos orar todos los días.
CONCLUSIÓN
EL SACERDOCIO
PROPÓSITO
10
Un sacerdote es un mediador entre Dios y los hombres. Debe representar
a los hombres ante Dios; también debe representar a Dios ante los hombres.
Debe presentar las ofrendas y sacrificios de los hombres a Dios. En Israel
los sacerdotes debían servir en el tabernáculo cumpliendo todos los ritos
establecidos por Dios. El Libro de Levítico sirve como un manual para los
sacerdotes, delineando en forma más completa los deberes de cada uno de
ellos.
Los hijos de Aarón eran tipo de los creyentes que son sacerdotes según la
doctrina del sacerdocio universal de todos los creyentes (I Pedro 2:9, 10).
Los creyentes deben ofrecer sacrificios de alabanza y servicio (Hebreos
13:15, 16), y pueden interceder por los otros hombres (I Timoteo 2:1-3).
Ellos pueden anunciar que hay perdón para todos los que aceptan y creen en
Cristo, y pueden dirigir el culto y traer a otros al compañerismo con Dios.
De entre ellos se escogen a algunos para ministros o siervos. No forman una
casta aparte, y no tienen privilegios espirituales más que los otros. Todos
los creyentes tienen igualdad delante de Dios, y son de igual rango como
miembros del “sacerdocio real”. Todos tienen acceso a Dios por la fe en
Cristo.
Sobre los calzoncillos de lino se ponía la túnica de lino fino blanco. Esta
tela era símbolo de la pureza que debía tener el sumo sacerdote y los
sacerdotes. También simbolizaba la pureza de Cristo y la pureza, que por
medio de Él, nosotros como "sacerdotes" debemos tener. Sobre la túnica
ceñida, el sumo sacerdote llevaba el manto del efod que era todo de azul,
tejido de una sola pieza. Abajo en las orillas como fleco, había campanillas
de oro y granadas de azul, púrpura y carmesí. Las Campanillas hacían
sonido de testimonio para que no muriera el sumo sacerdote al entrar en el
lugar santísimo. El color azul es celestial; es simbólico del carácter celestial
11
que mostraba Jesús cuando vivía en la tierra. También se encuentra en
Cristo lo que tipificaban las campanillas y granadas. Todo dicho que salía
de su boca, le proclamaba como el verdadero sacerdote; fruto abundante
tenía en toda su vida.
Sobre el manto azul llevaba el efod hecho de lino torcido con los colores
azul, púrpura y carmesí, e hilos de oro. El efod era el vestido oficial del
sumo sacerdote. Para las hombreras había dos piedras de ónice en las cuales
estaban grabados los nombres de las doce tribus de Israel, seis en cada
piedra. Serían “piedras memoriales para los hijos de Israel; y Aarón llevará
los nombres de ellos delante de Jehová sobre sus dos hombros por
memorial” (Éxodo 28:12). Así Aarón llevaba a Israel delante de Jehová. En
figura él llevaba a todo Israel en sus hombros, pero en realidad esto no era
posible. Sólo hay un Sacerdote que puede hacerlo; Cristo tiene poder para
llevarnos, y podemos confiar plenamente en Él.
Sobre el efod estaba el pectoral del juicio. En el lado enfrente tenía doce
piedras engastadas con oro. Cada piedra representaba a una tribu de Israel.
(No se incluía el nombre de Leví, ni tampoco el de José, pero José era
representado por sus hijos: Efraín y Manasés). “Y llevará Aarón los
nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón,
cuando entre en el santuario, por memorial delante de Jehová
continuamente” (Éxodo 28:29). Así que Aarón llevaba figurativamente a las
doce tribus sobre su corazón delante de Dios. Nuestro Sumo Sacerdote,
Cristo, lo hace en verdad; y nosotros como sus seguidores y sacerdotes
podemos llevar en nuestros corazones a muchas personas delante de su
trono.
12
Aarón fue ungido con el aceite de la unción. El aceite siempre es tipo del
Espíritu Santo. Aarón fue ungido para el servicio de Dios. Cristo fue
ungido con el Espíritu Santo en su bautismo cuando emprendió su gran
ministerio público. Aarón tenía que ofrecer el sacrificio de expiación de
pecado por él mismo y por sus hijos. Aarón, siendo hombre, tenía pecado y
era necesario que éste fuera expiado (Hebreos 5:2, 3). En cambio, Cristo es
sin pecado, y nunca ha tenido que ofrecer nada por su propio pecado
(Hebreos 7:26, 27). Pero nosotros necesitamos siempre un sacrificio por
nuestros pecados. Cristo nunca tuvo pecado. Los hombres necesitan que
sus pecados sean expiados, es decir, perdonados y limpiados.
Seguidamente fue ofrecido otro carnero. El rito era muy semejante al rito
de la ofrenda de paz, pero aquí se llama de las consagraciones. De la sangre
de éste una gota fue puesta en el lóbulo de la oreja derecha y el dedo pulgar
de la mano derecha y del pie derecho (Levítico 8:22-23). Eso indicaba que
todo lo que hacía debía estar de acuerdo con lo que Dios quería. Todas sus
acciones debían ser limpias como purificadas con sangre. Moisés roció
sobre Aarón y sus hijos, de la sangre y el aceite para indicar que eran
santificados, separados para el servicio de Dios. Nosotros también debemos
ser cubiertos con la sangre de Cristo y ungidos por el Espíritu Santo.
Estos ritos se repetían por siete días. Durante este tiempo, Aarón y los
hijos no se apartaron del tabernáculo. Eso fue para evitar que se
contaminaran en una manera u otra, haciéndose inmundos de modo que no
pudieran servir. Esto enseña que debemos mantenernos siempre alejados de
todo lo que puede contaminarnos y anular nuestro servicio para el Señor.
Cristo siempre se mantuvo limpio y puro.
¡Qué tragedia que tan pronto los dos hijos mayores de Aarón pecaron en
las cosas de Dios, y fueron muertos inmediatamente por la ira de Dios! No
se sabe exactamente cuál fue el pecado de ellos, pero la probabilidad es que
tomaron fuego en sus incensarios de otra parte y no del altar del holocausto.
En Levítico 10:9, se les prohíbe a los sacerdotes que tomaran vino cuando
estaban para servir en el tabernáculo; y esto ha hecho creer a muchos que
Nadab y Abiú estaban algo borrachos cuando ofrecieron el fuego extraño, y
no pudieron distinguir bien lo que hacían. Claramente a nosotros los
cristianos se nos prohíbe tomar bebidas embriagantes.
13
Otra posibilidad es que entraron detrás del velo en el lugar santísimo,
algo que era reservado para el sumo sacerdote solamente un día en el año
(véase Lev. 16:1-2). Dios tenía que mostrar que se debe hacer su voluntad
cuidadosamente en las cosas sagradas. Moisés explicó a Aarón que Nadab y
Abiú perecieron porque no tuvieron el cuidado de honrar a Dios en la
manera de acercarse a Él. Ellos se habían acercado incorrectamente. Hoy
podemos decir que el fuego extraño es aquello que se hace para Dios,
aunque con buena intención, pero incorrecto y en contra de su voluntad.
Puede ser algo en el culto o en el servicio. Hay que recordar que primero
debemos ser obedientes. La obediencia es mejor que los sacrificios (I
Samuel 15:22).
Todas las ofrendas y sacrificios tenían que ser sin mancha y sin defecto.
Dios requiere lo mejor. Nosotros, que hoy formamos el sacerdocio
verdadero, hijos de nuestro gran Sumo Sacerdote, tenemos que vivir
limpiamente en todo. También tenemos que tener cuidado con las cosas de
Dios; nuestra responsabilidad es grande; nunca tengamos en poco la tarea
que Dios nos ha asignada, ni las cosas que le pertenecen a Él.
LOS SACRIFICIOS
(Primera Parte)
14
PARA ESTUDIO: Levítico 1, 2, 6:8-22; y lo indicado en el comentario.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 9:11-14; 10:1-18.
TEXTO PARA MEMORIZAR : Romanos 12:1.
PROPÓSITO
Mostrar cómo los sacrificios del antiguo pacto tipificaban el gran sacrificio de nuestro
Salvador Jesucristo y nuestras propias vidas espirituales.
INTRODUCCIÓN
2. Dios exige lo que es perfecto. (Por eso el que ofrecía, traía una ofrenda y
no se presentaba a sí mismo. El que ofrecía decía, “No me mires a mí,
porque no soy digno; mira al sacrificio”.
15
4. El plan es de Dios, y no del hombre.
5. Los sacrificios eran medios, no los fines en sí. Fueron designados para
estimular las disposicione s espirituales correctas, no para evadir las
responsabilidades espirituales. Pero en tiempos de frialdad espiritual, los
individuos pensaban que ofreciendo sacrificios podían cometer los pecados
que quisieran sin sufrir las consecuencias. Se olvidaban que los sacrificios
son la expresión de las disposiciones espirituales correctas delante de Dios.
Se divorciaban los sacrificios de las disposiciones espirituales que admitían
no tener ningún valor delante de Dios. Con los sacrificios se expresaba la
disposición de obedecer a Dios. Pero si no había obediencia, el sacrificio no
valía nada (1 Samuel 15:22). (Wright, pgs. 31-35). Estos sacrificios tenían
que ofrecerse con sinceridad de corazón, reverencia y fe. Sin estos
elementos espirituales los sacrificios llegaban a ser vacíos y vanos. Los
profetas tenían que reprender a los israelitas repetidas veces por hacer los
sacrificios y ritos de la ley, mientras sus corazones estaban muy lejos de
Dios. En este sentido los sacrificios no tenían ningún valor. Sin fe y
sinceridad, los sacrificios eran una abominación a Dios. Eso fue lo que
Isaías denunció (Isaías 1:11-20).
7. Todos los sacrificios tenían que ser de animales limpios y sin mancha o
tacha. Tenían que ofrecerse voluntariamente. El que ofrecía tenía que poner
sus manos sobre la cabeza del animal antes de matarlo. Eso indicaba su
identificación con el animal; además, el que ofrecía, trasladaba al animal lo
que le debía a Dios. Por ejemplo, en el sacrificio de expiación de pecado, al
poner las manos encima de la cabeza del animal, el que ofrecía reconocía
que él merecía morir por su pecado y que él podía ser perdonado por el
derramamiento de sangre del animal inocente.
16
La palabra holocausto quiere decir “todo quemado”. En todos los
sacrificios la parte que era para Dios fue quemada en el altar del holocausto.
La idea principal del holocausto es consagración a Dios; todo para Dios,
todo quemado en el altar. Al hacer esta ofrenda, el israelita reconocía que
pertenecía a Dios; era la manera de mostrar que se consagraba totalmente a
Dios para servirle y honrarle. La consagración es necesaria para la
adoración a Dios.
17
persona. Esta ofrenda nunca podía tener levadura o miel que representan la
corrupción. Al ser ofrecida, el sacerdote tomaba una parte pequeña y la
quemaba en el altar como la parte dada a Dios. Quemaba todo el incienso,
pero sólo una parte de lo demás.
La harina era el fruto de las labores del pueblo. Esta ofrenda representa
la presentación del fruto de nuestro servicio a Dios. Todo lo que hacemos
debe ser hecho para Dios y aceptable en sus ojos (I Corintios 10:31). El
holocausto representa la deuda del hombre a Dios; la oblación representa la
deuda del hombre a su prójimo.
CONCLUSIÓN
Hoy en día no practicamos los ritos y sacrificios del tiempo del Antiguo
Testamento. El antitipo (cumplimiento) de todos los sacrificios ha venido y
se ha sacrificado a sí mismo. Al que se sacrificó una vez para siempre para
quitarnos nuestros pecados, al único y suficiente Salvador, Jesucristo, le
damos gracias, alabanza y loor (Apocalipsis 5:9 -14).
18
Nota: Se continuará el estudio acerca de los sacrificios en la lección que
sigue.
LOS SACRIFICIOS
(Segunda Parte)
19
En los sacrificios de paz, hay algunos de los aspectos del holocausto
(Levítico 3:3 -5) y unos aspectos de las oblaciones (Levítico 7:12-14). Esto
era cuando era ofrenda de acción de gracias. En esta ofrenda algunas de las
tortas, eran tortas de pan leudo (Levítico 7:13), reconociendo que nuestra
alabanza humana es imperfecta y afectada por el pecado (Sacrificial System
in the O. T., p. 101).
20
Había tres tipos de sacrificios según la persona que había pecado. Se
requería más de las personas de alto rango. Los tres rangos notados son: 1)
Un sacerdote o todo el pueblo. 2) Un príncipe. 3) Cualquier persona
ordinaria del pueblo. La variación de los requisitos no indica que el pecado
es menos grave en una persona ordinaria; indica, más bien, que la
responsabilidad es mayor y las consecuencias son peores cuando un
sacerdote o un príncipe peca, que cuando el pecado es cometido por
cualquiera persona. La culpa se mide por la responsabilidad, y la
responsabilidad, por el privilegio. Los diferentes sacrificios indican
diferentes niveles de responsabilidad y de culpa.
En todo caso el que había ofendido tenía que confesar sus pecados sobre
la cabeza del animal para ser sacrificado. En el caso de un pecado por todo
el pueblo, los ancianos del pueblo así confesaban el pecado. Eso indicaba el
traslado de la culpa al animal que estaba para morir.
Unos ejemplos de los pecados que podían ser expiados por este sacrificio
se hallan en 5:1 -13: (1) debilidad moral [rehusar hablar]; (2) impureza
accidental –ceremonial; (3) impureza ceremonial –sólo eran culpables
cuando se daban cuenta del error; (4) el hombre como víctima de lo que él
es [habla precipitadamente] (Wright, Sacrificial System of the O. T., p.
110). En caso de pobreza, el delincuente o pecador podía traer dos tórtolas,
y si era pobre en extremo, podía traer una ofrenda de harina (Levítico 5:7,
11).
21
C. EL SACRIFICIO POR LA CULPA (Levítico 5:14-6:1-7; 7:1-10)
Este sacrificio era para expiar cierta clase de pecado, el pecado que el
individuo cometía por faltar en los derechos de propiedad de Dios o de otras
personas. El sacrificio por el pecado era por pecados de ignorancia y
debilidad; el sacrificio por la culpa era por pecados cometidos a propósito;
no eran pecados de ignorancia. Este sacrificio simbolizaba la restitución o
satisfacción. En todo caso el sacrificio requerido era un carnero, y se
sacrificaba según el rito del sacrificio por el pecado ya indicado.
La ofensa contra Dios tenía que ver con las cosas santificadas a Jehová,
es decir, las ofrendas prometidas o los diezmos que se le debían a Él. Si
alguno no cumplía con lo requerido o lo que había prometido, había robado
a Dios y tenía que ofrecer un sacrificio por ese pecado y restituir lo que
había faltado. Tenía que pagar, además, la penalidad de la quinta parte o
doble el diezmo.
22
algunas naciones idólatras, y enseñarles la reverencia debida hacia la sangre
por la cual eran expiados sus pecados.
Primero, vemos el mandamiento donde se les pide que tenían que traer
todo animal limpio, que querían matar para comer, a la puerta del
tabernáculo. Debían ofrecerlo en ofrenda de pa z, derramar su sangre al pie
del altar y darle a los sacerdotes sus partes. En el versículo 5 dice que esto
era para que a Dios sacrificaran todos sus sacrificios. Esto era para evitar
que los israelitas no cayeran en las prácticas antiguas del Medio Oriente,
donde las personas sacrificaban a los demonios en el campo. Se creía que el
mundo estaba lleno de demonios y que tenían que apaciguarlos con
sacrificios. Dios quería que entendieran que sólo había un Dios y que eran
responsables sólo a Él. Dios mandó a los israelitas que todo animal que
mataran tenía que ser sacrificado ante Él. Todos los sacrificios hechos
tenían que ser en la puerta del tabernáculo. Tenían que ser sacrificados para
Jehová; así lo tenían que hacer los naturales y los extranjeros. Cualquiera
que no hiciera así como Dios lo había mandado, tenía que ser cortado del
pueblo.
Todas las ofrendas y sacrificios tenían que ser sin mancha y sin defecto
(con la salvedad de las ofrendas voluntarias) (Levítico 22:23). Dios requiere
lo mejor.
CONCLUSIÓN:
23
sacrificio fue ofrecido una vez para siempre. No hay necesidad de repetirlo.
En estos capítulos, también, vemos nuestra responsabilidad espiritual y
nuestros privilegios en Cristo.
LA SANTIDAD CEREMONIAL
PARA ESTUDIO: Levítico 11-15 (no hay que leerlos todos, sólo usarlos como base).
LECTURA DEVOCIONAL: Marcos 7:1 -7, 14-15, 18-23; Romanos 14:19-23; I Timoteo
4:1-5.
TEXTO PARA MEMORIZAR : Colosenses 2:16,17.
PROPÓSITO
Analizar la forma en que Dios protegió la salud de su pueblo, y los principios que se nos
aplican a nosotros hoy en día.
2. De los animales del agua, todos los que tenían aletas y escamas eran
limpios. Eso daría por limpios casi a todos los peces.
3. De las aves todas eran limpias, menos la lista de aves específicas. Esa
lista incluía las aves que comían animales muertos y que cazaban otros a
animales para su comida.
4. De los insectos eran inmundos los que tenían alas, menos algunas
langostas.
24
para los israelitas (véase Marcos 7:19; 1 Timoteo 4:3 -5), son los animales
que presentan mayor peligro de parásitos o infección al comerlos. Hay que
tener presente que ellos no tenían los medios para preservar la carne de
animales así como lo tenemos hoy. No cabe duda de que estas leyes
sirvieron para proteger la salud de los israelitas. Es admirable ver la manera
en que Dios cuidaba a su pueblo. En este sentido, el pueblo judío era una
civilización avanzada. Específicamente, no tenemos que abstenernos de
comer estas carnes hoy en día (Marcos 7:19; 1 Timoteo 4:4), pero el
principio de cuidar nuestro cuerpo está en pie. El cuerpo es templo del
Espíritu Santo (1 Corintios 6:19, 20).
También esas leyes eran para honrar a Dios. Los israelitas tenían que
abstenerse de esas carnes porque eran el pueblo de Dios. El abstenerse de
esas carnes inmundas los distinguiría de las naciones paganas de su
alrededor que sí las comían. Esas leyes servían para enseñarles que aun en
la comida tenían que honrar a Dios. Hoy en día todavía tenemos que honrar
a Dios en cuanto a lo que comemos y bebemos y en la manera que cuidamos
nuestro cuerpo. Además, estas distinciones ayudaban a los israelitas a
entender más la idea de santidad; algunas cosas eran inmundas y otras eran
limpias. Los animales clasificados como inmundos son más sucios en todos
sus hábitos; y ellos podían verlo y entender que no eran buenos para la
comida de un pueblo apartado de los paganos para servir a un Dios santo.
Al estudiar este capítulo es necesario recordar que tiene que ver con
inmundicia y limpieza ceremonial. Una madre, después de dar a luz, era
inmunda ceremonialmente por cuarenta días si había tenido un hijo, y si
había tenido una hija, era inmunda durante 80 días. Tener hijos no es
pecado. En cambio, es la corona de la mujer. Pero las ofrendas requeridas
eran de sangre, mostrando que tenían que ver con pecado, y se necesitaba la
expiación de dicho pecado. Sin duda servían para enseñar, otra vez, la
verdad solemne que todos nacen con pecado en el corazón. El niño tenía
que ser circuncidado, que era un rito de limpieza para él, mostrando su
necesidad de limpieza real en el corazón. Así es que era un símbolo de la
pureza moral (véase Deuteronomio 30:6 donde simboliza consagración
total). En el Nuevo Testamento hallamos la expresión “circuncidados de
corazón” que indica la limpieza entera del corazón que Dios quiere
(Romanos 2:29; Colosenses 2:11, 13). Aun la madre que dio a luz a un niño
se consideraba contaminada con el pecado del niño (es decir, el ánimo carnal
en su corazón) de tal modo que tenía que tener expiación ceremonial por
dicho pecado.
25
Siempre tengamos presente que estos capítulos tratan de inmundicia y
limpieza ceremonial, no moral. Sin embargo, la lepra era y es una
enfermedad de las más feas y trágicas que hay. Mucho de lo que vemos en
estos capítulos era necesario para proteger la salud de los demás. Hay
muchos puntos en que la lepra sirve como un buen símbolo del pecado.
(Note que no era pecado en sí). La lepra es fea; principia pequeña, pero se
extiende por todo el cuerpo; viene de adentro; es progresiva, abarcando más
y más del cuerpo de la víctima; es asquerosa; no tiene curación humana; y al
fin contribuye a la muerte de la persona. En este sentido es símbolo del
pecado.
Versículos 2-18 tienen que ver con los hombres; versículos 19-30 hablan
de las mujeres. En los dos casos, los flujos naturales tenían que ser
limpiados por bañarse y esperar hasta ponerse el sol en la tarde. Entonces la
persona, hombre o mujer, era limpia. Los flujos anormales causaban una
inmundicia peor; tenían que ser limpiados ofreciendo dos tórtolas o
26
palominos en sacrificio y holocausto por el pecado. Siempre esto indica
exp iación de pecado. Lo más probable es que estos flujos anormales eran el
resultado de algún pecado. Por lo menos se consideraban como un tipo de
pecado que tenía que ser expiado. De tal flujo sufría la pobre mujer que fue
sanada por Jesús, según se relata en Marcos 5:25-34.
Por toda inmundicia ceremonial tenía que haber limpieza por medio de
lavamientos, y a veces por medio de sacrificios. En el tiempo de Jesús, los
líderes religiosos insistían en guardar distancia de los ceremonialmente
inmundos. Insistían también en diversos lavamientos (Marcos 7:3-5). Dé
un vistazo a los siguientes pasajes para ver lo que Cristo consideraba
importante: Mateo 15:11-20 y Lucas 11:38-44. Dé también un vistazo a
Colosenses 2:13-23 para ver que la ley ceremonial ya no se nos aplica en sus
detalles, sólo en sus enseñanzas generales. Así que hoy en día no tenemos
que practicar los ritos, pero, sí, debemos aprender las enseñanzas y aplicarlas
a nuestra vida cristiana.
EXPIACIÓN Y PERDÓN
PROPÓSITO
Estos dos muebles eran los más importantes de todos. Se puede decir que
el tabernáculo era una tienda para el arca y el propiciatorio. El arca era
27
santísima. Nadie más podía tocarla, sino solamente los levitas (véase 1
Samuel 6:19; 2 Samuel 6:7). Nadie más podía entrar en el Lugar Santísimo,
sino el Sumo Sacerdote; y podía entrar solamente en el Día de Expiación
que se celebraba una vez al año.
28
Asiento de Misericordia. Es claro que esto miraba adelante a la gran obra de
expiación hecha por Cristo, por la cual nosotros hemos alcanzado la
misericordia y el perdón de Dios. Cristo es nuestro propiciatorio, o sea,
nuestra propiciación (véase Romanos 3:21-31, especialmente vss. 24 y 25; I
Juan 2:1, 2; 4:10).
El Día de Expiación era el día más importante del año. En este día Aarón
tenía que ministrar sólo; ningún otro podía estar en el tabernáculo. Dios
quería prevenir otra catástrofe como la que les ocurrió a los hijos de Aarón.
Cristo tenía que expiar el pecado sólo; ninguno le tenía que ayudar ni
acompañar en su tarea. En este día el sumo sacerdote entraba hasta la
misma presencia de Dios. Esto representa su misericordia, porque en los
otros días no podía acercarse así. Este día era la única vez en el año que un
hombre podía entrar en el lugar santísimo; solamente Aarón, es decir, el
sumo sacerdote, podía entrar allí. Y había cierta manera específica en que él
podía entrar en la presencia de Dios. Todas las otras formas terminaban con
la muerte.
29
7. Llevaban y soltaban a Azazel (Azazel quiere decir: “el cabrío que se va”).
El pueblo tenía que dejar todo trabajo y afligir sus almas en aquel día.
Eso indicaba arrepentimiento; la tristeza por haber ofendido a Dios. En el
capítulo 23 vemos que los que no se afligían eran cortados de entre el
pueblo. Hoy ninguno puede ser salvo sin arrepentirse primero de sus
pecados y sentir verdadera tristeza por haber ofendido a Dios.
Aarón tenía que ofrecer primero por él mismo y su familia. Por ser
hombre, tenía pecado que debía ser expiado antes que pudiera ofrecer
sacrificios por el pueblo. Tenía que ofrecer un becerro por expiación de
pecado. Entraba al lugar santísimo la primera vez con el incensario y sus
puños llenos del incienso aromático el cual quemaba delante del arca y el
propiciatorio. La segunda vez entraba con la sangre del becerro por
expiación de sus pecados, la cual rociaba siete veces delante de Jehová allí.
El acto que seguía era el rito más extraño de todos. Traían el otro macho
cabrío a Aarón, y él ponía sus manos en la cabeza del animal y confesaba
sobre él los pecados del pueblo. Los pecados confesados sobre el animal
eran pecados expiados. Entonces este macho cabrío destinado para
“Azazel” (Azazel quiere decir: “el cabrío que se va”) era llevado al desierto
por un hombre escogido y allí era soltado para que se fuera al desierto sólo.
Como el derramamiento de la sangre del primer macho cabrío mostraba la
manera de la expiación de pecado, este segundo mostraba el efecto de dicha
expiación (Salmo 103:12). El simbolismo es de alguien que no ha pecado,
lleva los pecados del pecador.
30
Los Adventistas creen que Azazel representa el Diablo sobre quien Dios
echa nuestra culpa (¿Por qué Soy Evangélico?, p. 141), pero la Biblia nunca
habla del diablo llevando los pecados perdonados.
Entonces Aarón se lavaba otra vez y se ponía de nuevo sus vestid uras
hermosas. Salía al pueblo para ofrecer los dos holocaustos: el primero por él
y su familia y el segundo por el pueblo. Después de haberse efectuado el
perdón y limpieza de pecado, tenían que consagrarse a Dios para servirle y
honrarle como es tipificado por el holocausto.
Los cuerpos de los sacrificios por el pecado tenían que ser llevados fuera
del campamento y quemados allí. Hebreos nos dice que Cristo “padeció
fuera de la puerta” (véase Hebreos 13:11-12). Los hombres que habían
llevado el macho cabrío al desierto y los cuerpos de los sacrificios para
quemarlos tenían que lavarse también para ser limpios otra vez.
Los israelitas tenían que ofrecer esos sacrificios cada año; pero Cristo se
ofreció sólo una vez para siempre. Su sacrificio es eficaz y no tiene que ser
repetido. La Epístola a los Hebreos (especialmente el capítulo 9) da el
comentario del Nuevo Testamento sobre los ritos del gran Día de
Expiación. Si hay tiempo lean Hebreos 9 y hagan una comparación entre los
eventos del día de expiación y lo que Cristo hizo.
LA SANTIDAD MORAL
PROPÓSITO
31
toma sus patrones o normas de su contexto. En cambio, el creyente recibe
sus normas de Dios mismo. En este capítulo y los dos siguientes, Dios
insiste en la pureza de la vida en su pueblo. Los pecados que aquí se
prohíben son tan feos, que uno creería que es innecesario mencionarlos; pero
debemos recordar que todas estas cosas abominables eran practicadas por las
naciones paganas que estaban alrededor de Israel. Por eso Dios tenía que
especificarlos y prohibirlos con penas de las más severas. Dios insistía en
que su pueblo escogido se apartara de tales abominaciones. Los versículos 3
y 24-30 mencionan cla ramente que los egipcios, de donde habían salido, y
los cananeos, adonde iban, practicaban estos pecados. Por todos estos
pecados, Dios estaba echando a los cananeos de la tierra y quería ejecutar su
juicio sobre ellos, ordenando a los israelitas para que los mataran a todos.
El pueblo de D ios tenía que apartarse de todos estos pecados, porque era
el pueblo de un Dios santo; por eso debían ser santos como Él. Esto todavía
32
está en vigor, y nosotros tenemos que apartarnos de la maldad del mundo y
ser santos como nuestro Dios (1 Tesalonicenses 5:22, 23).
33
C. PENAS (Capítulo 20)
Había pena de muerte por: ofrecer los hijos a Moloc, hechicería, por
maldecir a los padres, adulterio, incesto, sodomía (v. 13), bestialidad (vss.
15-16). (En otras partes hallamos la pena de muerte por: homicidio (Éxodo
21:12), robo de personas o secuestro (Éxodo 21:16), idolatría (Levítico 20:1 -
5), blasfemia (Levítico 24:15-16), quebrantar el séptimo día (Éxodo 31:14;
Números 15:32-36), profecía falsa (Deuteronomio 18:10, 11, 20).
Dios tenía que imponer tales penas para enseñar a su pueblo lo serio que
es violar sus leyes. También tenía que imponer suficiente pena para que no
hicieran estos pecados tan abominables. Las penas eran necesarias para
preservar a la sociedad. Las personas que harían tales cosas no eran dignas
de vivir, especialmente entre el pueblo del Dios santo. Cometer estos
pecados, sería como traicionar a Dios.
Hay mucha discusión entre los evangélicos del día de hoy, si el estado
debe o no practicar la pena de muerte. Esta parte de la ley cae bajo la
categoría de la ley civil, la cual está abrogada para la Iglesia de hoy. Sin
embargo, siempre estamos obligados a obedecer las leyes civiles de nuestros
gobiernos (Romanos 13:1 -8). Algunos ven en Romanos 13 permiso para
que el estado siga practicando la pena capital (Romanos 13:4). Sin embargo,
ningún gobierno condena a sus ciudadanos con todas las penas mencionadas
en este capítulo. A pesar de las penas severas, los hombres han seguido
pecando; la ley no puede cambiar el corazón. Lo que la ley no puede hacer,
Cristo lo puede hacer.
Por medio del nuevo nacimie nto, la regeneración, hecha por Cristo en el
corazón del que le acepta, el carácter del individuo cambia, de tal modo que
no quiere pecar más. Cristo le da suficiente poder para que ya no siga
pecado voluntariamente (Romanos 8:1-3).
PROPÓSITO
Analizar el propósito de las fiestas que Dios estableció para el pueblo de Israel y su
implicación en nuestra vida actual.
34
DESARROLLO DE LA LECCIÓN
Observar las fiestas, era una manera en que el pueblo reconocía a Dios
como dueño de sus tierras, de sus cosechas, de su tiempo y de ellos mismos.
Notamos especialmente que el número siete es el número clave de estas
fiestas. Este número simbolizaba algo completo; el día octavo o el día
después del sábado significaba algo nuevo o una nueva creación. En el
calendario judío había una serie de sietes:
35
que pueden adorar a Dios sin apartar un día especial de adoración y
comunión durante la semana. Es posible, pero no es probable que lo hagan.
Siempre es dañino para la vida espiritual el no guardar el día del Señor y
apartarlo para la adoración a nuestro Dios.
A. CONVOCACIONES
MES PRIMERO:
1. La Pascua: ........................................................ 14 del mes primero.
2. Solemnidad de los Panes sin Levadura: ........... 15-21 del mes primero.
3. Primicias o Primera Gavilla: ............................. El día después del día de
reposo.
MES TERCERO:
4. Fiesta de Semanas (Pentecostés) ..................... 50 días después de
primicias.
MES SÉPTIMO:
5. Trompetas: .................................................... primer día del mes séptimo.
6. Día de Expiación: .......................................... 10 del mes séptimo.
7. Tabernáculos (Cabañas) ............................... 15-22 del mes séptimo.
B. LA PASCUA
36
que guardarse de la levadura durante esos siete días. (véase I Corintios 5:7,
8).
D. PRIMICIAS
En el día después del día de reposo, tenían que ofrecer una gavilla de la
nueva cosecha de cebada meciéndolo delante de Jehová. Una traducción
alternativa es que era un homer de cebada. Era ofrecida con un cordero en
holocausto y flor de harina con aceite y una libación de vino. No podían
comer nada de la nueva cosecha hasta después de haber presentado esta
ofrenda a Dios. Servía para hacerles recordar que todo que tenían era de
Dios; tenían que ofrecerle la primera parte de la cosecha antes de
aprovecharla ellos mismos. Así nosotros, también, tenemos que recordar
que todo lo que tenemos es porque Dios nos ha dado; y debemos
reconocerlo siempre como dueño de todo. Hay que notar que no podían
cumplir con este rito de mecer la gavilla de primicias hasta después de entrar
en la tierra donde podían sembrar y cosechar.
37
Cuando Cristo resucitó llegó a ser las primicias de entre los muertos (I
Corintios 5:7, 8; 15:20,23). La celebración de las primicias, entonces,
tipifica la resurrección de Cristo. Cristo resucitó en el mismo día en que
debían presentarse esta primera gavilla a Dios.
LAS FIESTAS
(Continuación)
38
iglesia es como un hospital donde se encuentran muchos enfermos
espirituales en proceso de sanidad.
C. EL DÍA DE EXPIACIÓN
Era una fiesta de alegría. Se celebraba también con esta fiesta el fin del
año de la siembra y cosecha. Era una fiesta de acción de gracias por las
cosechas ya completadas. Se celebraba La Fiesta de los Tabernáculos
durante ocho días con ofrendas encendidas, comenzando con el quince del
39
mes séptimo y terminando el veintidós (el octavo día) con santa
convocación. (Este era el postrer gran día de la fiesta –Juan 3:37). El
primero y octavo día también eran como sábados —días de reposo. Tenían
que hacerse cabañas (o tabernáculos) de ramos de árboles y palmeras y salir
de sus casas y morar en ellas por los siete días. Con eso conmemoraban sus
días en el desierto, después de la salida de Egipto cuando Dios les hizo
habitar en cabañas o tiendas, y los sostuvo con pan del cielo. Para nosotros
significa que somos peregrinos en esta tierra y que viajamos hacia una patria
mejor: la patria celestial.
CONCLUSIÓN
40
Cristo, nuestro Redentor; también señalan eventos del provenir para los
cristianos. Algunos cristianos celebran algunas de estas fiestas por su
relación con los eventos en la vida de Cristo. Esto se permite, y puede ser
saludable para la iglesia, siempre y cuando no los adopten como requisitos
para la salvación.
¿Cuáles son los días especiales que los cristianos celebran, y cómo
podemos celebrarlos mejor para recordar la vida y obra de Cristo? ¿Habrá
días religiosos cuyas formas de celebrarlas deberíamos de cambiarlas?
¿Habrá días en los cuales la persona cristiana no puede participar con buena
conciencia? ¿Cuál es el valor de celebrar los días que conmemoran eventos
especiales en la vida de Jesucristo?
AÑOS DE LIBERTAD
PROPÓSITO
Esta es una ley que los judíos no podían poner en práctica, sino hasta
llegar a la tierra prometida. Servía para mostrarles que la tierra pertenecía
siempre a Dios; el tiempo y los productos de la tierra eran de Él. Los
israelitas tenían que dejar en descanso la tierra cada séptimo año, y lo que
producía por sí misma era para los pobres. Dios les prometió suficiente
producto en los otros años para suplir su necesidad para el séptimo año.
Este año exigía confianza en Dios para obtener las provisiones durante el
año. Esto cultivaba una dependencia de Dios y sus provisiones. También
daba descanso a la tierra, una práctica que ayuda a mantener la fertilidad de
la tierra. Esto muestra que Dios se preocupa por toda su creación. Nosotros
no deberíamos abusar de la creación de Dios. Podemos decir que en este
capítulo tenemos leyes en cuanto a la tierra santa. Otras referencias a este
año se encuentran en Éxodo 23:10-11, donde se muestra la preocupación por
los pobres (véase también Deuteronomio 31:10; II Reyes 19:29; Nehemías
10:31).
Cada séptimo año también se hacía remisión de las deudas. A la vez era
el año en el cual se daba libertad a los siervos que se habían vendido para
pagar una deuda (véase Deuteronomio 15:1-3, 7-18). De esta manera se
evitaba la injusticia social y se daba una segunda oportunidad a los pobres.
41
B. EL AÑO DE JUBILEO (Levítico 25:8-55)
En esta ley vemos más claramente que toda la tierra es de Dios, y que
ellos eran como gerentes o inq uilinos de ella. Como el Día del Pentecostés
venía después de siete sábados de días, el Año de Jubileo venía después de
siete sábados de años; comenzaba después del Día de Expiación del año
cuarenta y nueve. Su punto principal era pregonar libertad en la tierra a
todos sus moradores (v. 10). No se sabe si en la historia de Israel se celebró
este año o no. Parece que Zedequías, último rey de Judá promulgó el Año
de Jubileo, pero más tarde renunció o faltó a su palabra dada (Jeremías 34:8 -
22). Algunos creen que los 70 años del cautiverio fueron para dar a la tierra
su reposo que nunca había gozado (véase Levítico 26:34 y 43; II Crónicas
36:21).
El principio básico de esta ley era que la tierra no podía ser vendida para
siempre, o sea, en perpetuidad; era de Dios. Solamente podía ser hipotecada
por el dueño, a quien Dios la dio por suerte después de la conquista, por un
tiempo limitado: los años que faltaban para el próximo Año de Jubileo. En
ese año toda la tierra tenía que volver al dueño original o a sus herederos.
Hay referencia a la ley de pertenencia perpetua en I Reyes 21:3, cuando
Acab quiso comprar la viña de Nabot.
Los precios de venta tenían que ser ajustados según los años que faltaban
hasta el Jubileo. Esto se aplicaba también a las casas en las aldeas que no
tenían muro. El dueño de una tierra podía redimirla en cualquier tiempo en
que podía juntar el dinero; y el que se la había comprado tenía que devolver
la tierra al recibir el dinero. También un pariente podía redimir la tierra en
lugar de uno que había tenido que venderla por pobreza. La persona que lo
hacía se llamaba el redentor (Heb. go'el). Se entendía que ninguno vendería
su tierra si no fuera por pobreza. Llegó a ser costumbre y obligación del
pariente cercano redimir la tierra de uno que la había vendido por pobreza; y
en caso de una viuda sin hijos, el pariente debía casarse con ella. La historia
de Rut es un ejemplo. Este libro de la Biblia ilustra la ley de redención. La
familia de Noemí tuvo que vender su tierra cuando fue a Moab. Cuando ella
regresó a Belén, sin nada, un pariente cercano, Booz, redimió la tierra y con
la tierra recibió a Rut. Ellos dos tuvieron un hijo. Él era considerado
heredero de Noemí y de su esposo; y así la tierra continuaba perteneciendo a
la familia de ellos.
42
en el Año de Jubileo. Esta ley servía para evitar la riqueza excesiva y la
pobreza extrema. Siempre se reconocían los derechos de propiedad privada.
Era año de libertad para los siervos que eran israelitas. (Deuteronomio
15:12-18 altera un poco esta ley). Esta provisión se introduce con un párrafo
que estimula la bondad hacia los necesitados que tenían que prestar dinero.
No podían exigirles intereses por el dinero prestado (Deuteronomio 15:7 -
11). Tenían que recordar que ellos habían sido esclavos en Egipto no mucho
tiempo antes. Todo siervo tenía que ser liberado en este año y restaurado a
su familia. Esclavos provenientes de otras naciones que servían a los
israelitas no tenían el derecho de libertad en el Jubileo. El Antiguo
Testamento permitía la esclavitud, pero con límites. La esclavitud de los
israelitas era voluntaria; una persona podía venderse a sí misma para pagar
una deuda. Pero su tiempo de esclavitud no podía pasar siete años, a menos
que la persona no quería salirse de la casa de su amo. Las enseñanzas del
Nuevo Testamento eliminan la institución de la esclavitud con la regla de
oro y cuando dan énfasis a la hermandad entre personas. El amo siempre
tenía la obligación de tratar con bondad a sus siervos o esclavos (véase
Deuteronomio 15:12-15; Efesios 6:9; Colosenses 4:1).
CONCLUSIÓN
43
PREGUNTAS PARA DISCUTIR
¿Qué podemos hacer hoy en día para promover la justicia social? ¿Cómo
podemos guardar mejor el día del Señor? ¿Habrá tiempos cuando debemos
hacer remisión y perdonar deudas?
PROPÓSITO
A. NÚMEROS 18
44
Todos los cristianos son llamados a “anunciar las virtudes de Aquél que
les llamó de las tinieblas a su luz admirable” (I Pedro 2:9). Sin embargo,
algunos son llamados específicamente para “perfeccionar a los santos para la
obra del ministerio” (Efesios 4:11, 12). Deben de ser pastores cuidando y
siendo ejemplos de la grey de Dios (I Pedro 5:2 -4; Hebreos 13:7, 17). Como
tal, deben de ser cuidados y honrados por la grey. De esto hablaremos
después.
En cuanto a los levitas, ellos tenían que vivir de los diezmos que sus
compatriotas les daban. Eso era su herencia (18:21-24). Entonces, como
vimos anteriormente arriba, los levitas tenían que contribuir al sostén de los
sacerdotes, dándoles un diezmo de los diezmos que ellos recibían.
45
justicia, la misericordia y la fe, sin dejar de dar los diezmos (Mat. 23:23). El
pasaje de las Escrituras que habla más específicamente acerca de las
ofrendas se encuentra en II Corintios 8 y 9. No habla exclusivamente o
directamente acerca del sostén de los pastores. Al contrario, da principios
generales y guías para dar con alegría. Estos principios son:
46
CONCLUSIÓN
CRISTO EN EL TABERNÁCULO
PROPÓSITO
El propósito de esta lección es repasar lo que hemos visto en esta serie de lecciones de
escuela dominical. Queremos resumir aquí lo esencial del simbolismo del tabernáculo con
relación a Cristo y el plan de redención. Se da esta lección sin comentario. Se recomienda
que los alumnos busquen las citas señaladas y que llenen los espacios antes de llegar a la
clase. De este modo logrará la participación máxima de los alumnos.
INSTRUCCIONES
Lea los versículos señalados con cada tema y escriba brevemente la relación que Cristo (o
el cristiano) tiene con el tabernáculo.
Juan 10:7, 9
_____________________________________________________________
_
Juan
10:1__________________________________________________________
_______
B. Altar de Sacrificio:
_____________________________________________________________
__________
47
Sacrificio:
Juan
1:29__________________________________________________________
______
Isaías
53___________________________________________________________
______
_____________________________________________________________
___________
Juan
15:3__________________________________________________________
______
Santiago 1:23,
24__________________________________________________________
I Juan
1:9___________________________________________________________
_____
Juan
14:6__________________________________________________________
______
48
Hebreos 10:19, 20
________________________________________________________
E. El Lugar Santo
El Candelero :
Juan 8:12;
9:5___________________________________________________________
Juan 16:12-
15___________________________________________________________
Juan
6:35__________________________________________________________
_____
Juan 15:1,
4____________________________________________________________
_
I Timoteo
2:5___________________________________________________________
Juan 17:9-
22___________________________________________________________
_
_____________________________________________________________
_________
I Tesalonicenses
5:17_____________________________________________________
49
Romanos
8:34__________________________________________________________
_
Hebreos
5:7___________________________________________________________
__
El Velo:
Mateo 27:50,
51_________________________________________________________
Hebreos
10:20_________________________________________________________
_
El Lugar Santísimo:
_____________________________________________________________
________
Hebreos 9:12;
10:19____________________________________________________
_____________________________________________________________
_______
50