Anton Chejóv
Anton Chejóv
Anton Chejóv
“La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien
amar y alguna cosa que esperar.”
Casi todos los hombres están de acuerdo en que la felicidad no existe en este
mundo, debido a que piensan que ella llegará sólo en un determinado momento,
mediante la satisfacción de una necesidad material, como por ejemplo: el haber
ganado la lotería o por la adquisición de un automóvil, etc.; olvidando que la
verdadera felicidad se trata del cúmulo de experiencias que conllevan al
desarrollo personal y social del hombre; por tanto, nunca renunciará a su
búsqueda; .A lo que no renuncia el hombre, a pesar de todo, es a ser feliz”.1
Cuando queremos hablar de la felicidad absoluta nos referimos a la otra vida, que
no deja de ser una manera de ver la vida sin las trabas que conocemos.
Muy a diferencia de lo que el dramaturgo ruso nos muestra en sus obras, puesto
que su teatro no está hecho de caricaturas, de fantasías, de exageraciones ni
trazos gruesos, no cuenta hazañas portentosas ni sucesos grandiosos, está hecho
de fragmentos de vida, de anhelos, de frustraciones, de sueños, de desilusiones,
1
Cfr. MARÌAS JULIÀN, La Felicidad humana, Madrid. alianza editorial, 1987. p 22.
de silencios, de miradas, de tareas repetidas, de esa materia más leve que el
tiempo, que corre hacia su ocaso con pies ligeros y llamamos la vida.2
Las obras de Antón Chèjov, muestran los diversos aspectos de la visión pesimista
del hombre respecto a la vida, ya sea en el ámbito sentimental, social o
económico. En sus personajes se ven reflejados rasgos psicológicos que
muestran las características señaladas en el párrafo anterior.
En la tercera obra se muestra el amor que siente Tusenbach hacia Irina, quien no
corresponde a ese amor, veamos: “(…) Experimento una apasionada sed de vida,
de lucha, de trabajo, esta sed se me ha fundido en el alma con el amor que siento
por usted, Irina (…)” (pág. 80)
2
Ver www.centrodramaticoaragon.com, 15 de Noviembre del 2008.
POLINA: “(…) Eugeni, querido, adorado, lléveme con usted; que por lo menos al
final de nuestra vida no debamos escondernos, mentir (…)” (pág. 13)
En la obra Las Tres Hermanas tenemos a Kuliguin casado con Masha, pero
veamos lo que en cierta ocasión le dice a Olga, su cuñada: “(…) Estoy cansado,
Oliechka, simpática… A menudo pienso: de no haberme casado con Masha, me
habría casado contigo, Olechka. Eres muy buena… Estoy que no puedo más (…)”.
(pág. 94)
Liubov Andreivna (dueña del jardín de los cerezos) se siente disconforme por su
pasado matrimonio con un hombre alcohólico e irresponsable
Por otro lado y en este mismo rubro (lo económico) tenemos la impotencia que
sienten Liubov Andrèievna y su hermano Leónid Andrèievich al no poder evitar la
subasta del jardín de los cerezos por falta de dinero: “(…) Ayer tenía mucho
dinero, pero hoy no me queda casi nada (…) yo amo esta casa, sin el jardín de los
cerezos no concibo mi existencia y si tan necesario es venderlo, vendedme a mí
con él (…)” (págs. 125 y 134)
De igual manera el personaje anciano Firs del Jardín de los cerezos, a pesar de su
avanzada edad, parece no estar conforme con todo lo que ha vivido: “(…) Se han
olvidado de mí, no importa (suspira reflexivo), juventud irreflexiva, (…) La vida a
pasado y es como si yo no hubiera vivido, las fuerzas me han abandonado, no me
ha quedado nada, ¡nada! (pág. 145)
El dinero, el placer, el poder dan satisfacciones al hombre, pero las personas han
tergiversado su sentido, pues piensan que logrando conseguir tales cosas,
llegarán a ser felices. La felicidad no es sino el proceso por el cual alcanzamos
nuestros objetivos, la felicidad no es haber llegado a la meta, sino el transcurso y
el medio de cómo lo hemos logrado.