Traducción - Ellos No Son Tu Marido
Traducción - Ellos No Son Tu Marido
Traducción - Ellos No Son Tu Marido
Cierta noche Earl estaba tomando unos tragos y decidió pasar por el
pequeño restaurante y comer algo. Quería ver donde trabajaba ella, y
además tal vez podría comer gratis.
- Están bien- respondió él. –Quiero un café y uno de esos sanduches Número
Dos*
-A eso me refiero- dijo el hombre. –Claro que a algunos les gustan las
mujeres gordas-
Él no dijo nada, sacudió la cabeza al ver que ella seguía parada allí.
Ala mañana siguiente, después de mandar a los niños para el colegio, ella
volvió a la habitación y subió las persianas . Él ya se había despertado.
-¿Qué se supone que tengo que ver?- respondió ella; igual se miró en el
espejo del tocador y quitó el cabello de sus hombros.
-Detesto decir esto, pero creo que deberías considerar empezar una dieta, y
lo digo en serio. Pienso que podrías perder algunos kilos; unos pocos al
menos.-
-Supongo que podría perder algunos kilos, pero será difícil- dijo ella.
Después esa misma mañana, ellos hablaron de dietas. Ella siempre había
sentido curiosidad por las dietas a base de proteínas, las de solo vegetales y
las del jugo de uva, pero decidieron que no podrían costear los filetes o esas
carnes magras que la dieta de la proteína requería. Además, como él señalo,
sería muy difícil para el y los niños verla a ella comer filete en frente de ellos
todas las noches. Ella dijo que tampoco no le interesaban los vegetales, así
que no considero seriamente la dieta de solo vegetales; y como no le
gustaba mucho el jugo de uva, no podría tomarse el vaso que la dieta del
jugo de uva requería antes de cada comida.
-Está bien- respondió ella luego –Voy a intentarlo, por unos días, así como
dices. Me convenciste. –
Él hizo las cuentas y dedujo los gastos, después fue a un almacén y compró
una báscula. Miró con gusto a la cajera mientras esta registraba la compra.
Cuando llegó a casa hizo que Doreen se quitara toda la ropa y se subiera en
la báscula. Hizo un gesto de disgusto cuando le vio esas negras venas
detrás de las rodillas, y pasó uno de sus dedos por una que se extendía
hasta su muslo.
Ella se puso roja pero siguió masticando, con la boca repleta, hasta que
escupió en una servilleta.
-Bueno-
-Mira- dijo
Él miró la báscula, abrió una gaveta, sacó el papel y miró la báscula otra vez
mientras ella sonreía.
Él leía los avisos clasificados e iba a la oficina de empleo. Cada tres o cuatro
días iba a alguna entrevista y por la noche contaba las propinas. Sacaba los
billetes y los ponía en la mesa, también las monedas de cinco, de diez y de
veinticinco, que acomodaba en montones de a dólar. Y cada mañana hacía
que ella se subiera en la báscula.
-Como a ratos- dijo ella –Me muero de hambre todo el día, y luego pico en el
trabajo. Eso ayuda-
Él la miró
Una semana después había perdido unos tres kilos, y luego, a la semana
siguiente casi cinco kilos más. Su ropa le estaba quedando floja. Tuvo que
sacar algo del dinero de la renta para comprar otro uniforme.
-Que estoy muy pálida, que parezco otra persona. Tienen miedo de que este
perdiendo mucho peso- dijo ella.
-¿Qué tiene de malo perder peso?- dijo él – No les pongas cuidado. Diles que
no sean metidos. Ellos no son tu marido ¿O sí? Tú no vives con ellos.
Él asintió.
-Ha cambiado mucho desde la última vez que vine aquí- dijo él
Se sentó al final de la barra junto a un hombre más viejo que llevaba una
camisa a rayas.
-¿Qué quieres?- le dijo Doreen a Earl cuando lo vio otra vez. -¿No deberías
estar en casa?
El hombre que estaba junto a él leía la primera edición del periódico del día.
Levanto la mirada y vio como Doreen le servía una taza de café a Earl. La
miró mientras ella se alejaba y después continuó leyendo.
Poco después vino Doreen para retirar el plato y servirle al hombre más
café. Ella no miró a Earl mientras lo hacía.
-Oiga: ¿Está buena o no?- continuó Earl –Le estoy preguntando ¿Está buena
o no? Dígame.
Earl puso su mejor sonrisa y la mantuvo, bien abierta, hasta que sintió que
su cara se desfiguraba.