Cantos Estelares de Un Viejo Primate
Cantos Estelares de Un Viejo Primate
Cantos Estelares de Un Viejo Primate
reune algunas de las historias ms admirables de James Tiptree Jr., entre ellas la muy famosa Houston, Houston, me recibe? (premio Nebula 1976). James Tiptree, Jr. es el pseudnimo de la psicloga Alice Sheldon, nacida en los Estados Unidos en 1916. Ha publicado entre otros libros 'Warm Worlds and Otherwise' y 'En la cima del mundo'. JAMES TIPTREE JR
Edhasa Sinopsis
Esta coleccin de cuentos de la autora de 'En la cima del Mundo', publicados entre los aos 1969 y 1976, reune algunas de las historias ms admirables de James Tiptree Jr., entre ellas la muy famosa Houston, Houston, me recibe? (premio Nebula 1976). James Tiptree, Jr. es el pseudnimo de la psicloga Alice Sheldon, nacida en los Estados Unidos en 1916. Ha publicado entre otros libros 'Warm Worlds and Otherwise' y 'En la cima del mundo'. Ttulo Original: Star Songs of an Old Primate Traductor: Casals, Arturo Autor: Tiptree Jr, James 1980, Edhasa Coleccin: Nebulae, 2 poca-42 ISBN: 9788435002875 Generado con: QualityEbook v0.62 PRLOGO Abominaciones, eso son:
eplogos, prlogos, toda la hojarasca alrededor del relato. James Tiptree, Jr., 1971 Cuando el autor de este libro me pidi que le escribiera un prlogo, me sent honrada, complacida y apabullada. Al margen de las urbanidades y disculpas habituales entre viejos primates, que continuaron durante casi una semana, la solicitud apareca en estos trminos. "Escriba un prlogo de dos lneas, que exprese: He aqu unos cuentos". Desde entonces, y tratando de obedecer esas instrucciones, son varias las versiones que he intentado. Por ejemplo: 1) He Aqu unos cuentos. 2) He aqu Unos cuentos. 3) He aqu unos Cuentos. Como ninguno de estos resultados pareca enteramente satisfactorio, me tom la libertad de explayarme partiendo de las instrucciones bsicas, a riesgo de ofender la profunda modestia del autor, y llegu a sto: 4) He aqu unos cuentos magnficamente fuertes,tristes, divertidos y muy hermosos. Eso parece ms exacto. Quiz retome el problema ms adelante, con renovado vigor. Tiene que haber un modo de abordarlo. Conozco a James Tiptree, Jr. desde hace varios aos; lo he conocido bien, con creciente placer y confianza, y para provecho de mi alma. Es un sesentn menudo y frgil, esquivo y gentil; usa sombrero de paja; ha vivido, y an suele pasar temporadas, en algunos de los lugares ms exticos del mundo; ha trabajado en el ejrcito, el gobierno y la universidad; es introvertido, pero activo, un amigo clido, un hombre candoroso, chispeante, especial. Siempre escribe a mquina con cinta azul, y la nica de mis preguntas que ha eludido siempre es: "Dnde consigues tantas cintas de mquina azules?" Cuando est deprimido lo admite, y yo trato de animarle, y en mis propios momentos de depresin he vuelto a ver la luz del sol con slo recibir una de las descabelladas y esplndidas cartas de Tiptree. Tiptree me ha presentado las rimas con alusiones personales; Tiptree me ha arrancado la piel muerta del desaliento con slo dibujarme un calamar (en tinta azul) en una postal. Lo nico que supera las cartas de Tiptree son los cuentos de Tiptree. Es un hombre cuya amistad honra y alegra. Pero lo ms maravilloso de Tiptree es que tambin es Alice Sheldon. Recientemente he odo de gente con amigos que dicen: "Siempre supe que Tiptree era mujer. Se le notaba en la prosa", o "en los personajes masculinos", o "en los personajes femeninos", o "en las Vibraciones". No conozco a ninguna de estas personas que lo hayan sabido desde siempre; nunca lo dijeron, jams atinaron a mencionar que lo saban, por alguna razn, hasta que todos los dems lo supimos. Nosotros (los dems) lo supimos ms bien de golpe y en forma absolutamente imprevista. Creo que nunca en la vida recib una sorpresa tan inesperada, o tan grata. Slo dir que me alegra no haberlo sabido antes, porque me habra perdido el gozoso impacto de la revelacin y el reconocimiento; la mueca brincando de la caja abierta... Sin embargo, muchos de nosotros s sospechbamos que la cuentista Raccoona
Sheldon era una invencin de Tiptree, o bien su hija natural, y estbamos en lo cierto. Pero qu es lo cierto? Qu significa decir que "Tiptree es Sheldon", o que "James Tiptree, Jr. es una mujer"? No estoy segura de nada, salvo de que es un buen ejemplo de las zancadillas del verbo ser. Si lo invirtiramos para enunciar que "Una mujer es James Tiptree, Jr.", veramos que hemos dicho algo totalmente diferente. En cuanto a por qu Alice es James y James es Alice, es muy otra cuestin, y harto delicada porque la especulacin no tarda en convertirse en fisgoneo e invasin de la privacidad. Pero hay precedentes fascinantes. Mary Ann Evans era una mujer victoriana que viva con un hombre victoriano con el que no estaba casada; adopt un pseudnimo para proteger su obra de la censura. Y por qu un pseudnimo masculino? A fin de cuentas pudo haberse llamado Sara Jane Williams. Parece que necesitaba ser George Eliot, o George Eliot necesitaba ser ella, por un tiempo. Juntos, ambos franquearon ciertos atolladeros y cenagales creativos y espirituales donde la mujer Mary Ann, sola, corra el riesgo de atascarse. En cuando pudo sentirse liberada, admiti y proclam la identidad de George Eliot y Mary Ann Evans. El nombre de George continu figurando en las portadas de las grandes novelas: por razones prcticas, desde luego el nombre venda muy bien, pero supongo que tambin por razones de absoluta, y tpica, integridad. La doctora Alice Sheldon no es victoriana, y nosotros tampoco, y podemos presumir que sus razones para utilizar pseudnimos son personales antes que sociales; y en verdad es todo lo que tenemos derecho a presumir. Pero ya que ha utilizado una mscara masculina y la ha conservado con xito durante aos, hay ciertas presunciones que tendramos que examinar, que contemplar con fascinado horror, que revisar con gritos estridentes y dramticos gestos de contricin y consternacin: son las presunciones las que todos nosotros, lectores, escritores, crticos, feministas, masculinistas, sexistas, no sexistas, heterosexuales, homosexuales-relacionadas con "el modo de escribir de los hombres" y "el modo de escribir de las mujeres". El tipo de prejuicio que a una de las personalidades ms agudas y sutiles de la ciencia-ficcin le ha llevado a declarar: "Se ha sugerido que Tiptree es mujer, una teora que encuentro absurda, pues para m hay algo ineluctablemente masculino en la escritura de Tiptree. No creo que las novelas de Jane Austen pudieran haber sido escritas por un hombre o los cuentos de Ernest Hemingway por una mujer..." El error era completamente honesto, y todos lo cometimos, pero la justificacin y la generalizacin, aun con ejemplos supuestamente tan extremos como Austen y Hemingway..., da que pensar. Tendramos que detenernos en ello. Y tambin en todos nuestros argumentos relacionados con las Mujeres en la Ciencia-Ficcin (omitiendo a James Tiptree, Jr., desde luego). Y en todas las patraas que se han escrito sobre el "estilo femenino", sobre su inferioridad o superioridad respecto del "estilo masculino", sobre la necesaria y obligatoria diferencia entre los dos. En las actitudes cerradas del feminismo a ultranza, que excluy a Tiptree de ciertos templos sacrosantos porque, aun cuando sus cuentos sean tan buenos y revelaran una extraordinaria comprensin de la mujer, l no dejaba de ser hombre. En los inefables comentarios condescendientes y despectivos que Sheldon recibir ahora de varios reseadores masculinos porque, aun cuando sus cuentos sean tan buenos y revelaran una extraordinaria comprensin del hombre, ella no deja de ser mujer. Todo eso. Todos lo cloqueos, cacareos, parloteos y abominaciones que Alice James Raccoona Tiptree Sheldon, Jr., desenmascar al aparecer, sonriente aunque con cierta timidez,
desde su casilla de correos de Macean, Virginia. Nos hizo caer en la trampa. De cabeza. Y no podemos Menos que agradecrselo. Pues aunque nos puso en ridculo a todos, no es cierto que nos tendi el lazo sin mentir de veras, sin engaos? El ejrcito, el gobierno, la universidad, las junglas, todo es verdad. La biografa del seor Tiptree es la biografa de la doctora Sheldon. El hermoso cuento "The Women Men Don't See" (Las mujeres que los hombres no ven; qu ttulo estupendamente irnico ahora que lo sabemos!) recibi un diluvio de nominaciones para el Premio Nebula en 1974. Tantos elogios del cuento aludan a que era una prueba de que un hombre poda escribir con plena comprensin sobre las mujeres, por lo que Tiptree pens que premiarlo implicara engao, evaluaciones falsas. Y retir el cuento de la competencia farfullando que no quera interponerse entre los premios y los escritores ms jvenes. Tampoco creo que este pretexto fuera falso: una verdad parcial, si no total. En 1973 haba recibido un Nebula por "Love is the Plan the Plan is Death", y en el mismo ao un Hugo por "The Girl Who Was Plugged In". Creo que estos premios le llegaron sigilosamente y la tomaron por sorpresa. El Nebula de 1976 por el vigoroso "Houston, Houston, me reciben?", incluido en este volumen; lleg tan pronto despus de la revelacin de su nombre que no tuvo tiempo de elaborar una buena excusa para retirar el texto; de modo que opt en cambio por ocultarse en una jungla. Ella practica ese recato que Carlos Castaeda predica sin recato alguno desde la cspide. El culto de la personalidad, que tanto predomina en arte como en poltica, simplemente no le interesa. Sin embargo nos hizo caer en la trampa y es importante pues denuncia una actitud con ms contundencia que cualquier discusin. No slo pone en jaque todas las teoras respecto de la mujer como escritora y de la escritora como mujer, sino que tal vez cuestiona algunas de nuestras presunciones respecto del escritor en s. Es tonto decir: "No existe ningn James Tiptree, Jr." Existe. La prueba de que existe, que incidentalmente nos sobrevivir a todos, son estos cuentos. Pero porque James los haya escrito Alice tendr ahora que ser asediada por gentes que harn preguntas impertinentes sobre su vida familiar, el origen de sus ideas y qu come en el desayuno? Pues eso es lo que hacemos con los escritores. Alguien puede explicarle a ella, o a m, o a s mismo, qu tiene que ver eso con los cuentos? Qu es ms real: el viejo primate o los cantos estelares? Tambin aqu hay antecedentes magnficos; esta vez yo elegira Orlando, la novela de Virginia Woolf. Alice Sheldon tiene mucho en comn con Orlando, y como Orlando, es una crtica irrecusable a las falacias racionales y morales de la discriminacin sexual, por el simple hecho de ser como es y quien es. Tambin proporciona una crtica hilarante a nuestra nocin de la vida real, o la realidad, al ser una personalidad ficticia que escribe cuentos reales; y en esto supera a Orlando. En el linde de las junglas impenetrables del Yucatn, en la playa, est el hombrecillo con sombrero de paja, pulcro, frgil, sonriente; antes de desaparecer entre las sombras de los rboles murmura: "Eres real?", y Alice, en su casa de la remota Virginia, mientras cambia la cinta azul de la mquina de escribir, tambin sonre y responde: "Oh, claro que s". Y yo, que nunca he conocido personalmente a ninguno de los dos, estoy de acuerdo. Son reales. Ambos. Pero no tan reales, quiz, como sus cuentos. El libro que ustedes tienen ahora en sus manos es el artculo genuino. Sin trampas.
5) He aqu Unos cuentos reales. Ursula K. Le Guin VUESTRO CORAZN HAPLOIDE ESTE cuento muy temprano se recoge en volumen por primera vez, pues quiz les interese a ustedes su genuino "misterio' sexobiolgico. Es un ejemplo de la contribucin que pueden hacer las ciencias ms especulativas a la ciencia-ficcin ms prdiga en elementos tecnolgicos, y todava se sigue editando aqu y all en todo el mundo. Y a quienes escriben quiz les interese compararlo con "Un momentneo sabor de existencia". La diferencia entre ambos cuentos representa lo que siete aos de esfuerzos influyen en la presentacin de un tema psicosexual anlogo. ESTHAA (Auriga Epsilon V) Tipo: Solterran. 98 Raza dominante: Humana en grado indeterminado. Estado legal de la Federacin: Pendiente de certificacin. Delegaciones, embajadas, misiones extraplanetarias: Ninguna. Esthaa, nico planeta habitado del sistema, primer contacto desde Auriga Phi 3010 ST, nivel cultural indgena aproximado al de las ciudades-estados de la Grecia antigua, agrupados alrededor de mar interior sobre masa continental nica. Navegacin, ruedas, dinero, escritura protoalfabtica, nmeros incluido el cero, geometra; fundicin, tejidos, agricultura. Ruta comercial espacial establecida en 3100 ST. No se permite emigracin de estudiantes a la Federacin Galctica. Rpidos progresos en la extraccin de metales ligeros, mquinas herramientas y montaje. Exportaciones: componentes electrnicos y mecnicos. Importaciones: herramientas, vehculos e instrumentos cientficos. Los obreros se distinguen por su habilidad para copiar mecanismos complicados. Aspectos sociolgicos: Desde el contacto, concentracin de la poblacin en complejo urbano alrededor del espaciopuerto, convirtindose en planeta de una sola ciudad. Se cree que la estructura poltica es una oligarqua, o un consejo de cabezas de familia. Religin desconocida. Lenguaje nico, aglutinante. Ninguna guerra conocida, exceptuando espordicas acciones policacas contra tribus nmadas del interior conocidas como los pueblos Flenni. El temperamento parece ser pacfico y amistoso, aunque notablemente reservado. El aparato de MacDorra desciende a gran velocidad: los escoceses de Marte no derrochan combustible. Pax mira a travs de mi portilla. Veo el color en sus altos pmulos y la luz en sus ojos. Su primer trabajo importante. Tiene una mirada grave y luminosa, como la de cierto perdiguero Chesapeake al cual conozco demasiado bien. Debajo de nosotros se extiende una gran ciudad jardn sencillamente encantadora. Millas y millas de casas color miel entre una espuma de arbustos de flores multicolores, y aqu y all un centro administrativo o un parque industrial como bandejas de pasteles. En el lejano horizonte, un mar que brilla suavemente. Un mundo de una sola ciudad.
Ms all del espaciopuerto se divisa una lnea de boscosas colinas, y el piloto pone en marcha los motores para poder dominar el aparato. Sbitamente aparecen grandes manchas de color en la colina debajo de nosotros rojo, prpura, anaranjado. Calles llenas de gente. Una aldea oculta. El piloto de MacDorra deja en el polvo nuestros equipajes y a nosotros mismos en un abrir y cerrar de ojos. Tres comprobantes que firmar, un apretn de manos que rompe mi lpiz. Hasta dentro de seis meses, Doctor! Suerte! grita el piloto, entre el rugir de los motores del aparato, el cual se remonta rpidamente. El esthaano acude en nuestra ayuda. Es muy alto, y la situacin parece divertirle. Recurrimos a nuestros conocimientos del lenguaje Inter-humano mientras el vehculo de ruedas se desliza a travs de avenidas bordeadas de rboles. Reshvid Ovancha tiene un cultivado acento que revela su paso por la Universidad de la Federacin Galctica. Muy humano, es mi primera impresin. Tiene el mismo nmero de dedos, sus articulaciones funcionan como las nuestras y su tejido cutneo una caracterstica que tengo muy en cuenta es una versin en amarillo claro de mi propia piel. Ojos redondos, con arrugas joviales, y una sonrisa que deja al descubierto unos dientes humanos con un par suplementario de frontales. Todo completamente normal, salvo que su torso parece ms macizo de lo acostumbrado. Al igual que yo, es barbilampio. En aquel momento estaba dispuesto a apostar mi paga a que al regreso de MacDorra me encontrara con un informe negativo. Espera a que veamos a las mujeres, me digo a m mismo. Pax acaricia pensativamente su barbilla mientras nos deslizamos por unas interminables avenidas. Posiblemente piensa lo mismo que yo... Los agentes ms jvenes de la ISB siempre consideran injusto que las investigaciones sobre el problema del sexo aliengena sean confiadas a tipos de mediana edad y mongamos como yo. La Oficina de Personal tena una desagradable experiencia. El primer agente de la ISB enviado a Esthaa, haca ms de un siglo, fue un individuo llamado Harkness. Entre otras idiosincrasias, Harkness senta una debilidad especial por los experimentos de laboratorio. Los sensibles y reservados esthaanos quedaron desfavorablemente impresionados cuando un ala de su nueva Universidad se derrumb con l. Despus de la investigacin y del pago de la subsiguiente indemnizacin, Esthaa haba sido colocado al final de la lista del sector para dar tiempo a que se enfriara el resentimiento. Cien aos ms tarde, el Sector Auriga haba efectuado comprobaciones en todos los planetas, excepto en Esthaa, y los esthaanos fueron persuadidos para que aceptaran otro equipo de Investigacin Interplanetaria, tras garantizarles que no utilizaran explosivos. El equipo estaba formado por Pax Patton, mineralogista-estratgrafo, y Ian Suitlov, eclogo de mediana edad en pblico y Oficial de Certificacin de hecho..., lo mismo que Harkness haba fingido ser antes que yo. Por qu ese misterio en torno a los Oficiales de Certificacin? me haba preguntado Pax mientras entablbamos conocimiento a bordo de la nave. Contempl su vido rostro y maldije a la Oficina de seguridad. Bueno, existe el misterio, sabes? Un nombre absurdo, para vuestra generacin. Cuando yo empec a trabajar, la gente todava estaba dispuesta a luchar por ello. La Cruzada de la Verdadera Sangre era activa: de hecho, dos de mis compaeros de curso
fueron raptados y sometidos a un tratamiento de conversin. Uno olvida la cantidad de energa, de dinero y de sangre que ha costado el hecho por el que las razas humanas estn esparcidas a travs de la galaxia. Religiones, ciencias, planetas enteros en plena ebullicin. Muchas personas no lo crean... Actualmente nos dedicamos a la tarea de contar y describir, sin estimular comentarios ni habladuras. Pero la cosa contina siendo un misterio. De dnde procedemos? Somos una cumbre estadstica, un simple puente en el camino de la evolucin? O somos producto de una sola semilla que fue esparcida a travs de las estrellas? A la gente le excitaba mucho el problema. Y conozco a algunos que todava estn excitados. Pero, por qu tanto empeo por parte de la Seguridad, Ian? No te ha instruido nadie? Utiliza tu cerebro, considera la posicin humana en la galaxia. Para una nueva raza, el hecho de ser certificada o no como humana puede significar una tragedia. Nosotros sabemos que la Certificacin no quiere decir nada: tenemos Hrattlis ocupando puestos relevantes en la Federacin Galctica, y parecen huevos escalfados. Pero trata de explicarle eso a una raza humanoide recin contactada, orgullosa y asustada. Para ella, la no-Certificacin es una inferioridad. Por eso los Oficiales de Certificacin no son llamados Oficiales de Certificacin en voz alta. Tratamos de reunir los datos silenciosamente antes que se produzca algn alboroto. En el noventa por ciento de los casos no se presentan problemas, y el Oficial de Certificacin lleva a cabo una tarea rutinaria. Pero cuando surge el otro diez por ciento emocional..., bueno, se es el motivo para que la Oficina pague nuestras plizas de seguro. Te cuento todo esto para que te acuerdes de mantener la boca cuidadosamente cerrada acerca de mi trabajo. T te dedicas a tus rocas, yo a mi biologa, pero ni una palabra acerca de humanos, humanidad o misterio. De acuerdo? S, seor sonri Pax. Pero, Ian, no acabo de entender el problema. Quiero decir, el ser humano, no es esencialmente un problema de cultura, de compartir los mismos valores? De ningn modo. Qu es lo que les ensean ahora en las Universidades? Mira, una cultura compartida es una cultura compartida. Congenialidad psquica. No es humanidad. Eres tan petulante como para etiquetar cualquier valor tico general como una medida de humanidad? Ser humano es algo menos complicado. Se reduce a un pequeo punto: Fecundidad mutua! Un concepto muy limitado de humanidad! Limitado? Crucial! Considera las consecuencias prcticas. Cuando conocemos a una raza no-humana y nos mezclamos con ella, no importa que sea muy simptica y que produzca una impresin de familiaridad: los dos grupos permanecen separados hasta el final de los tiempos. No hay problema. Pero cuando encontramos una raza humana, aunque sus miembros tengan aspecto de caimanes, y algunos de ellos lo tienen, sus genes pasan a la alberca de los genes humanos, a pesar de todas las leyes y tabes, y con todas las implicaciones sociales, religiosas y polticas que entraa la fusin. Comprendes ahora por qu es ese el nico hecho que la Oficina tiene que conocer? Pax asinti, dirigindome su mirada de Chesapeake. Me pregunt si haba hablado ms de la cuenta. Debo admitir que la villa que nos han destinado parece un pequeo palacio. La llamada de Reshvid Ovancha precipita hacia nuestro equipaje a un ejrcito de sirvientes.
La villa es una versin de lujo de una residencia de la facultad de la Federacin Galctica. Incluso las tuberas funcionan igual. La nica caracterstica extraa que observo es un difusor que emite un agradable perfume floral. ste es el hogar de mi primo, que siempre est en el mar nos informa Ovancha. Espero que estn cmodos, Reshvidi. Estaremos ms que cmodos, Reshvid Ovancha. No esperbamos tanto lujo! Por qu no? sonre. Los hombres civilizados disfrutan con las mismas cosas Ovancha efecta un pequeo reajuste en el difusor de perfume. Cuando estn preparados, les llevar a almorzar a la Universidad, donde conocern a nuestro Consejero Decano. Mientras rodamos a travs de las verjas de la Universidad, Pax murmura: Parece el campus de la Federacin Galctica antes de la Danza de la Flor. Ah, la Danza de la Flor! dice Ovancha alegremente. Conocieron al Profesor Flennery? Y al Doctor Groot? Unos hombres magnficos. Pero, temo que eso fue mucho antes de su poca de universitarios. En Esthaa vivimos muchos aos, saben? Es un mundo muy sano! El rostro de Pax se alarga. Personalmente, me pregunto qu se ha hecho de la famosa reserva esthaana. Nos reunimos en el almuerzo. Nuestros anfitriones son corteses pero ceremoniosos, sonriendo cuando Ovancha re, y con una expresin grave mientras l charla. Algunos llevan tnicas universitarias; otros van de uniforme, como Ovancha. La atmsfera es la de un tranquilo club de caballeros. Confiamos en que se sentirn como en su propia casa, Reshvidi recita el consejero, que resulta ser to de Ovancha. Por qu no? inquiere Ovancha. Ahora, vamos, les acompaar a sus laboratorios. Los laboratorios son muy adecuados, y al atardecer hemos establecido nuestro horario y nuestros contactos. Tenemos que asistir a todas esas cenas? Pax estaba paseando por el patio, con los ojos en la lnea de lejanas montaas donde se estn levantando dos lunas sonrosadas; los surtidores susurran y un pjaro canta. Uno de nosotros debe asistir. T puedes iniciar algn trabajo al aire libre. Mientras usted investiga lo de la fecundidad. Dgame, Ian, cmo se las arregla...? Con un tanque de cultivo le digo, y mucha precaucin. Y es un asunto delicado, hasta que se conocen los tabes. Cmo hubiera reaccionado la Inglaterra Victoriana, por ejemplo, ante un par de extranjeros que solicitaran echar una mirada a los rganos sexuales de la gente? Me gustara imbuirte la idea respecto a que este es un tema muy apropiado para mantener la boca cerrada acerca de l. No es usted demasiado rgido, Ian? Esos tipos son muy inteligentes. A uno de mis amigos le cortaron los dos pies unos tipos supuestamente inteligentes. Pax grue. Tal vez he llegado demasiado lejos. Pero este lugar me produce la sensacin de un escenario, lleno de actores que insisten en parecer humanos. Bueno, sabr algo ms despus de haber visto a las mujeres.
Tres semanas ms tarde estoy igual que el primer da. No es que no haya visto damas esthaanas: en las cenas, en los almuerzos, en alegres meriendas familiares, incluso en una excursin al campo con dos damas dedicadas a la biologa marina. Mejor dicho, a lo que en Esthaa se considera biologa. Porque he comprobado que, en Esthaa, la ciencia es ms un hobby de las clases superiores que una disciplina. La gente colecciona cosas raras y estudia lo que le divierte, de un modo anrquico. Es una ocasin para llevar una bata de laboratorio, del mismo modo que su ejrcito parece ser simplemente un juego para llevar uniformes. Mis damas esthaanas son como todo el mundo aqu, encantadoras, robustas y saludables. Y decorativamente mamferas desde un punto de vista externo. Pero, he visto mujeres? Bueno, por qu no?, como dira Ovancha... Necesito mirar ms de cerca. En un planeta desarrollado, el problema suele abordarse a travs de las facultades de medicina. Pero Ovancha tiene razn; los esthaanos gozan de buena salud. Aparte de las heridas y de un par de infecciones controladas ahora por los antibiticos, aqu no parecen existir enfermedades. Descubro que la Medicina equivale a la patologa del envejecimiento: artritis, arterioesclorosis, etctera. Cuando pregunto por la medicina interna, ginecologa, obstetricia, me paran en seco. Un especialista en ortopedia me permite tomar unas cuantas medidas y muestras de sangre de sus pacientes infantiles. Cuando solicito ver hembras adultas, se pone nervioso. Finalmente me enva a un colega suyo, el cual me muestra de mala gana el cadver de una anciana obrera, un caso de paro cardaco. Compruebo que fue operada de hernia hace unos cuantos aos. Quin realiz esta operacin, Reshvid Korsada? pregunto. Parpadea. Eso no es obra de un mdico responde lentamente. Bueno, me gustara conocer a la persona que hizo este trabajo insisto. Tambin me gustara conocer a uno de los mdicos que asisten a los partos. Una risa nerviosa. Se pasa la lengua por los labios. Pero..., no se necesitan mdicos. Hay ciertas mujeres... Veo el sudor que empapa su frente y cambio de tema. No he vivido veinte aos dedicado a esta tarea por haber hurgado en las llagas, y quiero regresar sano y salvo al lado de Molly y de los nios. Esa gente es tan susceptible como un jabal hembra embarazada le digo a Pax aquella noche. Al parecer, el nacimiento es tan tab que ni siquiera pueden mencionarlo, y tan fcil que no necesitan mdicos. Dudo que esos mdicos hayan visto alguna vez a una mujer desnuda. Como en la Europa medieval, cuando diagnosticaban con muecas. Esto va a resultar realmente peliagudo. No puede usted contar cromosomas o algo por el estilo? Para determinar la fecundidad? Por algo se le ha dado el nombre de ltima fortaleza al interior de la clula, Pax. Los anlisis DNA cuantitativos no nos aclararan nada. El nico ndice seguro que tenemos es el ms antiguo de todos: unir un gameto masculino a otro femenino, y comprobar si el zigoto se desarrolla. Pero, dnde diablos voy a obtener un vulo? Pax solt una risotada. Supongo que no esperar que yo... No. Desde luego que no. Y, hablando de otra cosa, cmo van tus rocas?
Eso me recuerda, Ian, que tambin yo creo haber tropezado con un tab. Se acuerda de aquella aldea que vimos desde el aire? Anoche le pregunt por ella a la esposa de Ovancha, y envi a los nios fuera de la habitacin. All es donde viven los Flenni. Ella dijo que eran gente estpida, o gente insignificante. Le pregunt si quera decir infantil..., al menos creo que fue eso lo que dije. Y entonces hizo salir a los nios. Por qu no se dan prisa e inventan aquel traductor teleptico que muestran los videos? Tal vez existe alguna relacin entre infantil..., beb..., nacimiento... No, creo que se trata de los Flenni. Debido a lo que ha pasado hoy. Me encontraba al otro lado del espaciopuerto, estudiando una capa geolgica, cuando de repente o una msica procedente de la aldea. Ech a andar hacia all, y casi inmediatamente se present Ovancha con el vehculo de ruedas de la universidad para decirme que retrocediera. Dijo que all haba enfermedades. Casi me arrastr hasta el vehculo. Enfermedades? Y Ovancha estaba all? Estoy de acuerdo contigo, Pax. Y me alegro mucho porque hayas pensado en contarme todo eso. Como jefe nominal de esta misin continu, en un tono que le hizo mirarme fijamente, quiero que te mantengas alejado de los Flenni y de cualesquiera otros sujetos sensibles con los que puedas tropezarte. Soy responsable del hecho que salgamos de aqu sanos y salvos, y en este lugar hay algo que me preocupa. Llmame lo que quieras, pero limtate a estudiar las rocas. De acuerdo? Durante las dos semanas siguientes somos unos agentes modelo. Pax traza un perfil costero, y yo me entierro en una taxonoma rutinaria. Una de mis tareas consiste en la compilacin de un resumen filogentico de las formas de vida indgenas basado en los datos de los propios esthaanos. Sus archivos son una mescolanza de bestiarios literarios y botnica morfolgica, rematada por una coleccin sorprendentemente numerosa de ejemplares microscpicos, todos abominablemente revueltos y dispersos. Con gran asombro por mi parte, en un paquete de muestras de rotferas, descubro lo que debi ser el resultado de los trabajos de Harkness. De regreso en la base, me dicen que todos los datos de Harkness desaparecieron con l. Me tomo la molestia de revisar el antiguo informe de la investigacin de la ISB. Al parecer, no existe duda del hecho que Harkness haba estado trabajando con un alambique, y que se declar un gran incendio. La nica nota que el equipo de la ISB encontr fue en un trozo de papel en un desage. En aquel papel figuraban las palabras: MUSCI! Son HERMOSOS! Musci son, desde luego, musgos terrestres. A no ser que Harkness hubiese abreviado Mscidos, o moscas. Musgos hermosos? Moscas hermosas? Evidentemente, Harkness era muy aficionado al ron. Pero, cuando estaba sobrio, era tambin un xenobilogo de primera categora, y sus notas, al cabo de un siglo, me estn ahorrando mucho trabajo. Sus conteos de cromosomas, por ejemplo, son exactos. Hay otras breves anotaciones tambin, que aumentan mi excitacin a medida que mis datos se acumulan. Harkness haba estado descubriendo algo..., y yo tambin. El problema de obtener gametos humanos pasa a segundo trmino mientras persigo los ejemplares animales necesarios para completar el desconcertante cuadro. En nuestras veladas libres, Pax y yo nos entretenemos cantando. Resulta que los dos somos aficionados a las antiguas baladas, y nuestro repertorio incluye el
Lobachevsky, el Calipso del Aniversario de Beethoven y El Nombre de Roger Brown. Cuando aadimos un rgano vocal esthaano y un lad, observo que nuestra ama de llaves esthaana lleva unas pequeas orejeras. Nuestra recompensa por tanta virtud llega una maana en forma de Ovancha con una cesta llena de comida. Reshvidi! exclama. Vengo a invitarles. Les gustara visitar la aldea Flenni? Cruzamos el espaciopuerto y ascendemos a unas pequeas colinas llenas de verdor. Luego, el vehculo de ruedas desciende a una garganta bajo una lluvia de flores, y de repente nos encontramos ante unas paredes de adobes brillantemente coloreadas en verde, rosa, azul elctrico, prpura, color de sangre seca y mostaza. Capto un intrigante olor, mientras el vehculo penetra en la plaza de la aldea. Est vaca. Son tmidos se disculpa Ovancha. Y la enfermedad ha sido dura. Pero, yo pensaba que no tenan ustedes... dice Pax, y me mira, como esperando que le suelte un puetazo. Nosotros no las tenemos replica Ovancha. Ellos s, debido a su sistema de vida. Tienen un mal sistema de vida. Malo y absurdo. No viven mucho tiempo. Nosotros tratamos de ayudarles, pero... Hace un gesto vago y luego hace sonar melodiosamente la bocina del vehculo. Nos bajamos. Unas flores anaranjadas brotan a travs de los guijarros que cubren el suelo. Huelen muy bien. En alguna parte, una flauta trina brillantemente y enmudece. Al otro lado de la plaza se abre una puerta y una figura cojea hacia nosotros. Es un anciano que lleva una tnica azul. A medida que se acerca veo que es muy frgil; o, mejor dicho, Ovancha se convierte sbitamente en un gigante. Observo; algo en aquel anciano excita mis facultades intuitivas. No me entero de la presentacin a cargo de Ovancha. Nos dirigimos hacia una calle lateral. Tambin est vaca. Una intensa sensacin de ojos ocultos espiando, de odos escuchando. Las casas estn entreveradas de tiendas de campaa, pabellones, cabaas, escondrijos oscuros. Llegamos a un atrio cubierto con un ajado dosel verde, donde se encuentran una docena de frgiles ancianos reclinados silenciosamente contra la curva. Veo caderas y costillas esquelticas bajo las brillantes y manchadas capas. Es esta la enfermedad contra la cual Ovancha haba advertido a Pax? Sin embargo, nos ha conducido directamente hasta ella... Sbitamente, cruje una puerta lateral dando paso a un grupo de chiquillos. Los ancianos se incorporan, levantando unos brazos temblorosos, sonriendo y murmurando. Unas voces llaman apremiantemente desde el umbral, pero los pequeos corren, increblemente diminutos y activos, gritando y alborotando. Luego, una figura envuelta en una tnica los rene y les hace entrar de nuevo en la casa, y los ancianos recobran su anterior postura. A mi lado, Ovancha est emitiendo un extrao sonido. Su boca se agita y su rostro ha adquirido un color verdoso mientras nos ordena que regresemos al vehculo. Pero Pax tiene otras ideas. Desaparece sbitamente alrededor de una esquina. Ovancha me dirige una mirada de disgusto y sale detrs de l. Yo le sigo con el anciano cojeando. Llegamos a una segunda esquina y estoy a punto de llamar a Pax a gritos cuando un revuelo de seda brota de la pared, a mi lado.
Mi mano es agarrada por algo diminuto y elctrico. Una nia increblemente pequea se desliza junto a m, su cara vuelta hacia la ma. Nuestras miradas se encuentran. Algo es introducido en mi puo. La cabeza de la nia se inclina, unos labios ardientes se posan en el dorso de mi mano, y la pequea desaparece. Veinte aos de disciplina me han enseado a disimular. El anciano no parece haberse dado cuenta de nada. Mira fijamente delante de l. Encontramos a Pax y a Ovancha en la plaza. La espalda de Pax est rgida. Cuando nos despedimos, toma las dos manos del anciano entre las suyas. Ovancha est plido. El vehculo se pone en marcha, la flauta invisible vuelve a trinar, ahora acompaada por un tambor. Una trompeta contesta desde el otro lado de la plaza. Nos alejamos envueltos en una nube de sonido. Son aficionados a la msica observo, estpidamente. Mi mano arde. Los ojos de Pax tienen una expresin peligrosa. S... Ovancha habla con cierto esfuerzo. Algunos no lo llaman msica. Es muy spera, muy salvaje. Pero yo encuentro..., encuentro que tiene cierto encanto. Pax suelta un bufido. La cosa va a terminar mal. En mi tierra natal digo tenemos tambin un animal como vuestro Rupo, al cual utilizamos para cazar. Tienen una fuerte personalidad y slo piensan en cazar. En cierta ocasin, mis amigos y yo nos llevamos a un Rupo a una excursin de caza; como sucede tambin aqu, a menudo bebamos vino con el almuerzo y por la tarde no cazbamos. El Rupo consideraba aquello como un pecado. De modo que una noche, cuando nos encontrbamos a muchos das de distancia de la base, llev todas las botellas de vino a un pantano muy hondo y las enterr. Los dos se me quedan mirando. Finalmente, Ovancha sonre. Cuando llegamos a la villa, veo que Pax abre la boca y le arrastro hasta un surtidor. Habla en voz baja. Esos individuos son humanos, Ian! Son los nicos esthaanos humanos que he visto. Los Flenni son los individuos que usted debera observar. Lo s, Pax. Quines son? Podran ser los supervivientes de algn naufragio? Estaban aqu antes del Primer Contacto. Los esthaanos les inspiran terror. Les vi correr a refugiarse cuando nosotros llegbamos. Estn en dificultades, Ian. No es justo. Tiene usted que hacer algo. Est muy acalorado. Lo mismo que aquel Chesapeake, la noche antes de imponer la Prohibicin. Suspiro. Pax Patton, eres un mineralogista profesional enviado aqu para realizar una tarea especfica que tu Federacin quiere que se lleve a cabo. Lo mismo que yo. Y nuestras tareas no incluyen el mezclarnos en los conflictos polticos o sociales de los indgenas. Intuyo, lo mismo que t, que los Flenni constituyen un grupo indgena que est siendo oprimido o explotado de algn modo por los civilizados esthaanos. No tenemos la menor idea del origen de la situacin. Pero si algo est claro para nosotros, es que no somos libres para poner en peligro nuestra misin inmiscuyndonos en un problema muy complicado. Esto es algo con lo que tendrs que enfrentarte en un planeta tras otro para
poder realizar tu tarea. Esta galaxia es inmensa, y vers cosas mucho peores antes de jubilarte. Cre que nuestra tarea consista en encontrar seres humanos. Efectivamente. Y me ocupar de los Flenni, ms tarde. Y redactar un informe completo acerca de las condiciones en que se encuentran... Ahora, permteme que te diga algo que sospecho. Has odo hablar del poliploidismo? Creo que es algo relativo a clulas grandes... Qu tiene que ver con los Flenni? Djame terminar. No puedo estar seguro hasta que consiga unos cuantos ejemplares ms, pero creo que hemos descubierto algo nico: tetraploidismo recurrente en los animales superiores. Hasta ahora lo he localizado en dieciocho especies, incluidos roedores, ungulados y carnvoros. En cada uno de los casos existen dos animales muy similares, uno de los cuales es de mayor tamao, ms fuerte y ms vigoroso. Y tetraploide. Lo cual significa, dicho sea de paso, no clulas grandes, sino una serie suplementaria de cromosomas. Una mutacin. Formas tetraploides y poliploides de plantas alimenticias son utilizadas en muchos planetas, pero eran casi desconocidas entre los animales. Aqu se encuentran en todo el planeta, y a menudo en forma de animales domsticos. Ese animal parecido a una vaca que los esthaanos ordean, tiene una doble cantidad de cromosomas que la pequea vaca. Y lo mismo sucede con el animal que les proporciona la lana, comparado con las ovejas corrientes. Su roedor comn tiene veintids cromosomas, pero he atrapado una rata real un animal gigantesco, con cuarenta y cinco cromosonas. Harkness haba empezado a trabajar en esa direccin. Te das cuenta de las posibilidades que ofrece la situacin? Quiere usted decir que esos robustos esthaanos son Flenni tetraploides? Eso es exactamente lo que espero descubrir. Y qu? Este es un caso en el que la naturaleza ha montado el escenario para el genocidio, Pax. Las dos formas compiten, y la forma ms fuerte, ms vital, vence. Los Flenni son dbiles, viven pocos aos y se enfrentan a un pueblo que les supera en todo. Por extrao que pueda parecerte, aqu tienes una medida cuantitativa de humanidad..., si es que son humanos. Dadas las circunstancias, lo raro es que los Flenni hayan sobrevivido tanto tiempo. Recuerdo que nuestra especie extermin a todos nuestros parientes cercanos. Pero, podran concederles un espacio vital para que se desenvolvieran por s mismos... En el supuesto que la mutacin no sea recurrente. Si es recurrente, la situacin se repetir. Y al parecer lo es... Por qu cada una de las especies tiene una compaera tetraploide? Si slo existiera una mutacin regresiva, las evoluciones independientes hubieran seguido caminos divergentes. Ahora sugiero que dejemos de hablar y cantemos algo. Qu te parece Sujeta a Ese Tigre? Cantamos sin entusiasmo. Cuando terminamos, leo la nota que llevo en el bolsillo. Ven a nosotros Doctor de las estrellas! Rezamos para que nos ayudes Duermo muy mal. Por la maana, encontramos junto a nuestra mesa un ramo de brillantes flores anaranjadas que alguien ha arrojado por encima de la pared. Ovancha se presenta a la hora del desayuno. Le acompaa un musculoso joven esthaano que lleva botas altas y gafas oscuras importadas.
Reshvid Goffafa! anuncia Ovancha. Est dispuesto a guiar al Reshvid Pax hasta las montaas volcnicas. Ha renunciado a sus vacaciones para poder acompaarle! Ausente Pax, me concentro mejor y en unos cuantos das de bsqueda tenaz localizo tres portaplacas marcados FI. en una coleccin de tejidos de plantas acuticas. Una seccin muy bien teida y etiquetada FI. Inf., mdula vascular me proporciona lo que necesito. Existen anomalas carioquinticas, pero el conteo de cromosomas asciende a la mitad del de mis muestras esthaanas. Mi involuntaria satisfaccin hace que me remuerda la conciencia. La cosa es una trampa trgica para los Flenni. Seguramente que Harkness... Estudia usted en estado de trance! Ovancha ha entrado silenciosamente. La fuerza de la costumbre digo. La silenciosa entrada de Ovancha me ha sorprendido. Normalmente, se comporta de otro modo. Y observo ahora que tiene los ojos grises, cuando lo normal en los esthaanos son los ojos castao oscuro. Y el anciano Flenni tambin tena los ojos grises. Me pregunto qu es lo que ve usted. Bajo su tono ligero, intuyo una nota de seriedad. Es posible que Ovancha sea lo bastante diferente como para resultarme til? Veo algo de gran inters cientfico en su delicioso planeta empiezo, en tono optimista. Me escucha cortsmente, pero cuando trato de mostrarle un cromosoma deja caer sus aristocrticos prpados. Hablo cautelosamente de una posible diferencia gentica entre l mismo y unos annimos otros. Tuerce la boca. Cualquiera puede darse cuenta de la diferencia, Reshvid Ian! me reprocha . No hay necesidad de ir ms adelante. Nuestra ciencia no est interesada en esas cosas. Ninguna ayuda por esta parte. Vuelvo a rumiar el problema de obtener gametos esthaanos, mientras Ovancha charla de un Reshvid doctor que quizs tenga algunas muestras, y de otro Reshvid no s cuanto que se sentir encantado si permito que me muestre su tcnica de conservacin de las muestras..., despus de las vacaciones, desde luego. Entretanto, dado que ahora nadie trabaja, por qu no le acompao a cenar y a visitar la coleccin de murcilagos marinos luminosos del museo del presidente? Al da siguiente, el dirigible de la universidad sale a recoger a Pax y a Goffafa, pero no estn en el lugar convenido. Nadie se preocupa, dado que la pareja tiene abundantes suministros. Se decide volver a intentarlo al cabo de tres das. La segunda tentativa fracasa, y tambin la tercera. Ovancha me recuerda que Goffafa est perdiendo ya las clases. Aquella noche, alguien vuelve a arrojar flores anaranjadas por encima de la pared. A medioda aparece en mi laboratorio un esthaano uniformado para decirme que se requiere mi presencia en el despacho del consejero. Ovancha est en la antesala, de pie. Inclina brevemente la cabeza para saludarme y entra en el despacho, dejndome que contemple a la antisptica y cilndrica doncella que se encuentra detrs del escritorio. Finalmente soy introducido a presencia del canoso Consejero Decano. Ovancha est contemplando un mapa colgado de la pared. Nadie me invita a sentarme. Reshvid Ian, su colega Reshvid Pax es un criminal. Ha cometido un asesinato. Qu tiene usted que decir?
Tartamudeo mi asombro. Ovancha da media vuelta. El Reshvid Gaffafa est muerto. Su cadver fue encontrado enterrado, en una evidente tentativa para ocultarlo. Muri estrangulado. Su colega Pax ha huido. Pero, por qu habra hecho Pax una cosa as? Por qu creen que fue el asesino? Pax admira y respeta a su pueblo, Reshvid Ovancha. El asesino era alto y fuerte. Su amigo es fuerte..., y muy excitable, incontrolable. No... Discuti con el Reshvid Gaffafa, le mat y huy. Cuando el Reshvid Pax regrese digo, en tono firme, espero que escucharn ustedes su explicacin de la lamentable muerte de Goffafa. No regresar! grita Ovancha. Se ha introducido en un campamento de Flenni y se oculta all. Se atreve usted a sugerir que no es culpable? El consejero carraspea bruscamente y Ovancha cierra la boca de golpe. Esto es todo. Tenga la bondad de permanecer en su alojamiento hasta que solucionemos el problema del transporte. Lamento informarle que su laboratorio ha sido cerrado. Los das que siguen traen consigo aquella agona de aburrimiento y preocupacin que slo conocen los que han estado solos y encarcelados en un planeta extranjero. Me han devuelto mi maletn, y me obligo a m mismo a estudiar la flora del jardn. Al otro lado de la verja hay ahora un centinela. Oigo una refriega nocturna, y se interrumpen los envos de flores por encima de la pared. La quinta noche, el casi-gato da a luz. Paseo por la terraza. Se supone que los bilogos de la ISB veteranos no experimentan el horror alieni. Desde luego, superficialmente no estoy en peligro. Pax se encuentra metido en un lo serio, pero lo nico que a m me espera es la reprimenda del Sector por haber fracasado en mi misin. Sin embargo, no puedo librarme de la sensacin que a mi alrededor acecha algo maligno. Algo que mata bilogos. Harkness era bilogo, y muri aqu. Noto el roce de mis pies sobre los helechos color mbar. El gran animal domstico al que llamamos casi-gato est rodando por el suelo entre un montn de pequeos y rechinantes seres. Enfoco mi lmpara de bolsillo. El gato se sienta sobre sus patas traseras, bosteza delante de mis narices y se aparta, permitindome contemplar los bichos que se retuercen en el suelo. Gatitos! Pero, cuntos? Una docena de diminutos rostros se vuelven hacia la luz. Dos docenas, cuatro docenas..., y an hay ms movindose entre las races de los helechos. Y, cun diminutos! Recojo un puado y me dirijo a mi laboratorio. En mi cerebro, todas las piezas del rompecabezas que haban encajado tan perfectamente en aquel maldito diseo irregular, estn otra vez en movimiento, reunindose en un diseo ms amplio y pavoroso. Una de las partes del nuevo diseo es la gran probabilidad para que me maten. Lo mismo que a Harkness, cuando descubri la verdad. Puedo ocultarla? No es probable; dos soolientos criados me han visto con los gatitos. Y he sido demasiado explcito con Ovancha. Trabajo cuidadosamente. Empieza a amanecer cuando el microscopio desvanece
todas las dudas posibles. En el jardn, un muchacho de la limpieza cargado con una caja est escarbando debajo de los ambarinos helechos. Tiene dificultades: los gatitos, que slo tienen cuatro horas de vida, corren y muerden. Pero acaba por capturarlos a todos. Lleva la caja hasta la verja y se la entrega al centinela. Otra pieza que encaja. Por qu no tuve en cuenta el hecho que los esthaanos no permanecen largo tiempo fuera de su planeta? Un crujido. Ovancha est detrs de m, con su plida mirada sobre mi mesa de trabajo. Buenos das, Reshvid Ovancha. Se ha sabido algo de Pax? No se molesta en contestar. Su mscara se ha desprendido, dejando al descubierto un rostro serio y lleno de preocupacin humana. Humana! Cun desesperadamente deben desear la insensata certificacin! Ovancha debe ser uno de los cabecillas. Excepcional Ovancha, capaz de atreverse con nosotros, de competir con nosotros. Habla con evidente pesar. Reshvid Ian, por qu ha hecho...? Nosotros... Yo le haba acogido como a un amigo. Tambin nosotros deseamos mostrarnos amistosos. Entonces, por qu se ocupa usted de cosas repugnantes, indecibles? Lo est preguntando en serio. Por lo tanto, no existe ninguna conjura. Es una decepcin real y terrible. Han llegado a odiar lo que son hasta el punto que ellos deben vivir un mito de fantasa psictica. Qu les haba dicho Harkness? No importa. Ahora lo hemos descubierto, y no hay esperanza para nosotros. Pero debo contestar a su pregunta. Soy un cientfico, Ovancha digo, escogiendo cuidadosamente las palabras. En mi mundo, me educaron para estudiar todos los seres vivientes. Para comprenderlos. Para nosotros, la vida de cualquier tipo no es ni buena ni mala. Nosotros estudiamos todas esas vidas, toda la vida. Toda la vida repite Ovancha en tono desolado, mirndome a los ojos. Vida... Compadecido, cometo mi mayor error. Reshvid Ovancha, quizs te interese saber que en mi mundo natal se plante en otros tiempos un gran problema, debido a que no todas las personas eran iguales. Haba, no dos, sino muchos tipos de personas distintas, que se odiaban y teman mutuamente. Pero llegamos a vivir juntos como una sola familia, como hermanos... Veo que sus ojos se dilatan y que sus fosas nasales tiemblan. En su rostro, la expresin del que acaba de escuchar el insulto definitivo. Una mano cae sobre el pomo de la espada ornamental que cuelga de su costado. Luego, cierra los ojos, da media vuelta y se marcha. El hombre que parece menos apto para ello es capaz de moverse con inesperada agilidad si tiene motivos suficientes y si sus patronos han insistido en hacerle asistir a cursillos peridicos de entrenamiento. Mientras Ovancha baja la escalera, salgo del laboratorio por la ventana, me encaramo al tejado de la cocina y salto a la pared, cuya parte superior resulta estar protegida con pedazos de cristal. Aterrizo en la avenida sobre un tobillo que parece descoyuntarse. Una mejilla y un brazo estn llenos de vidrio. Me envuelvo en la capa esthaana y echo a andar por la avenida. Cada manzana tiene una avenida central vallada que me oculta de ambos lados, pero al pasar de una manzana a otra quedo al descubierto. Afortunadamente, hace poco
que ha amanecido. Paso por tres cruces antes que un gran vehculo cargado de uniformes aparezca al final de la manzana en que me encuentro. Cuatro manzanas ms. Mi rostro y mi brazo arden, y mi tobillo se queja. Un hueco para la basura en la pared. Me oculto all los fugitivos y la basura son inseparables, y oigo resonar la campana de la polica esthaana en las cercanas de nuestra casa. Sbitamente, un camin cerrado de color mostaza sube por la avenida y se detiene a quince metros de distancia. El conductor se baja. Tintinea la campanilla de una verja se abre y se cierra. Silencio. Echo a correr hacia el camin, abro la parte trasera y me encaramo al interior. La oscuridad es absoluta y el hedor nauseabundo. Me arrastro detrs de algunos recipientes hasta la lona que cierra el compartimiento del conductor. La parte trasera del camin se abre y cae dentro otro recipiente. Dios mo! Si la suerte no me abandona..., si el conductor saca todos los recipientes..., si puedo resistir contra lo que ahora es veneno para mis heridas..., si... Horas de agona mientras el camin se detiene y se pone en marcha, se abre para recibir ms recipientes. El hedor es insoportable. Finalmente, noto que circulamos por una carretera, y cuando casi he perdido toda esperanza, hacemos alto. El conductor se baja y da la vuelta para abrir. Mal asunto. He estado trabajando con un cuchillo en la cortina de lona, pero no estoy seguro de poder moverme. Frenticamente, corto los ltimos hilos, empujo y me dejo caer rodando. El dolor es espantoso. Como en un sueo, veo una multitud alrededor del camin. A continuacin, oigo el rechinar de los neumticos junto a mi cabeza. Noto algo membranoso sobre mi rostro. Unas manos rpidas me empujan. Unas voces susurran: Al suelo! El mundo desaparece y no vuelve excepto como clidas nubes de dolor y de confusin durante varios das. Mi primer momento de lucidez llega en forma de una interminable llanura de hierba oscilando a travs de mi vista. Concentro la mirada y la llanura no se mueve. El que oscila soy yo, atado a la silla de una bestia de carga. Delante de m hay otro jinete. Contemplo con alivio a la esbelta y encapuchada figura envuelta en una tnica de color azafrn. Al parecer, llevamos algn tiempo viajando as. Y ha habido noches y estrellas, y das calurosos, y dolor, y manos suaves. Nos paramos debajo de un rbol, y mi gua se adelanta unos pasos, para reconocer el terreno. Luego regresa lentamente, echndose la capucha hacia atrs. El rostro que veo es el de la nia que puso la nota en mi mano. Levanta un pie hasta mi estribo y sube a mi montura, reclinndose contra mi pecho. Su cuerpo no es ms que un ala de pjaro, y el mo es una armazn medio muerta. Algo parecido a una llama solar se enciende a travs de mi carne. El universo se contrae al contacto de nuestros cuerpos, sus ojos, la nube nocturna de sus cabellos. Aspiro su perfume. Entonces recuerdo lo que s. Ahora llegan los amigos sonre ella. Apoya una mano frgil y violentamente viva sobre mi corazn, y permanecemos
as hasta que llegan los jinetes. Tres Flenni envueltos en tnicas de colores chillones, y un jinete ms alto... Pax! Mi voz es un graznido. Ian! Dnde estamos? Nos dirigimos a las montaas. Al campamento. Pero mi pequea gua se esta alejando ya. Desde luego. Mi conocimiento es una fra tristeza. Veo que los hombres van tambin encapuchados. Tab. Cmo sobrevivir, si no? Mi montura es tomada por la brida y emprendemos la marcha. Lucho contra el dolor para volverme y ver a la muchacha alejndose a travs de la llanura. Pax est hablando. Qu le ocurri a Goffafa? pregunto, finalmente. Aquel kralik! Tropezamos con un grupo de mujeres Flenni. Iba a disparar contra ellas. Disparar contra ellas? Se puso como loco. Tuve que quitarle el revlver. Fue como si luchara con un pulpo de goma. Echaba espuma por la boca y acab vomitando el almuerzo. Le sub al coche, y trat de partirme la cabeza con el Geiger. De modo que t le estrangulaste. Me limit a atontarle. Est muerto. Y el Consejo esthaano te acusa de asesinato. Pax grue. Algunos Flenni le encontraron durante la noche. Me dijeron que mat a dos de ellos cuando le ofrecieron agua, y terminaron con l. Y yo lo creo. Un breve silencio. Son unos cerdos, Ian! Me he enterado de cosas increbles. Los esthaanos no les dejan cultivar la tierra ni criar ganado! Los Flenni montan granjas, y los esthaanos se presentan con aparatos fumigadores y esparcen veneno desde el aire. Envenenan los pozos. Obligan a los Flenni a vivir en esas miserables aldeas de cabaas, donde pueden mantenerles bajo su bota. Y creo que ellos extendieron aquella enfermedad. Estn tratando de eliminarlos. Es lo que usted dijo, Ian. Genocidio! Nuestros guas oyen la palabras esthaanos y vuelven sus ahora destocadas cabezas hacia nosotros. Es mi primera mirada a unos jvenes Flenni. Guapos? No hay ninguna palabra para describir la intensidad vital de aquellos orgullosos rostros. Los ojos brillantes, la nariz aguilea, los ardientes y apasionados labios. Virilidad absoluta. Y absoluta vulnerabilidad. Estoy viendo varones humanos de una calidad que nunca haba visto. Involuntariamente, inclino mi cabeza en un gesto de saludo. Ellos me devuelven la inclinacin y apartan la mirada, sus perfiles puros y graves contra las montaas. Pax, no es... empiezo a decir, cuando mi montura sale disparada hacia adelante bajo un ltigo Flenn, y corremos en busca de una mata de arbustos. Detrs nuestro se oye un confuso gritero. Veo un aparato volador a unos veinte metros de altura que se acerca rpidamente. Nos arrojamos al suelo. Un humo negro brota del morro del aparato.
Me arrastro hacia un matorral. Los Flenni cubren mi cabeza. Durante unos instantes no pasa nada. Me destapo un ojo. Veo una nube de humo negro. El aparato se ha posado en el suelo y el piloto se ha bajado empuando un revlver. Pax se encuentra en alguna parte entre el humo. El gas me aturde ligeramente, pero consigo sacar la pistola que llevo en un bolsillo. Mi segundo disparo hace blanco en la mueca del piloto, y a continuacin Pax surge de entre el humo y cae sobre l. Cuando los Flenni vuelven en s hemos atado cuidadosamente al piloto. Resulta un poco difcil hacerles comprender que lo queremos vivo, y a regaadientes acceden a cargarlo en mi montura, detrs de m. En cambio, se muestran entusiasmados cuando Pax les pide que le ayuden a desmontar el transmisor del aparato volador y a cargarlo. Cabalgamos en silencio. El rostro de mi cautivo est contrado y sus ojos parecen desorbitados. Reflexiono en la curiosa diferencia en el odio que demuestran los esthaanos y los Flenni. Por qu los robustos y victoriosos esthaanos se muestran tan asustados como ratas acorraladas? En veinte aos de casos raros e incluso lamentables, no he visto nada ms triste. Pax bosqueja su plan. Quiere utilizar el transmisor para ponerse en contacto con MacDorra. Qu te hace pensar que MacDorra nos rescatar? le pregunto. Sobre nosotros pesan graves acusaciones. Y MacDorra no querr ofender a un cliente planetario. Dejara que su madre se ahogara para no tener que pagar la cuenta de la tintorera si se manchaba su uniforme. En el mejor de los casos, transmitir el mensaje al sector HQ, solicitando instrucciones. No se trata de rescatarnos a nosotros dice Pax, en tono indignado. Quiero que se haga justicia a los Flenni. Quiero que MacDorra enve un mensaje urgente a la Federacin Galctica, acusando a los esthaanos de genocidio y solicitando su intervencin. Los Flenni son seres humanos, Ian! Ignoro lo que son los esthaanos, pero no voy a quedarme con los brazos cruzados viendo cmo unos seres humanos son atropellados por otro tipo de seres. Justicia? inquiero dbilmente. Genocidio? Es culpa ma, pero de repente me siento demasiado cansado. No hay genocidio, Pax murmuro, y dormito en mi silla. La imagen de la muchacha que me gui me acompaa en la oscuridad. Al despertar me encuentro en el campamento Flenni. Una inmensa caverna llena de fogatas, crujiente de sedas, resonante de canciones. Todas las voces, naturalmente, son masculinas; aqu slo hay varones. Me dan de comer y descanso contra mi silla de montar entre los rpidos pies, las suaves y ardientes voces. El aire tiene un acre olor a humo y a Flenni. Durante la noche descubro que el piloto se encuentra cerca de m, atado an como una salchicha. Es el esthaano ms gordo que he visto. Cuando desato su mueca se retuerce, se pone morado y de repente, lo mismo que Goffafa, echa espuma por la boca. Le doy agua, y la vomita. Finalmente se tiende con los ojos abiertos, respirando trabajosamente y sudando a mares. Le tomo el puso y me dispongo a continuar durmiendo.
Cuando me despierto, Pax est conferenciando con un grupo de jvenes Flenni. Sobresale entre ellos, bronceado y audaz. El caudillo de los oprimidos... Me duele mucho la cabeza. Recojo un poco de fruta y salgo a sentarme al exterior de la cueva. Un anciano se acerca a m silenciosamente. Eres un mdico? Utiliza un substantivo que significa tambin hombre sensato. S. Tu amigo no lo es. Es joven. No comprende. Yo mismo he comprendido hace muy poco tiempo. Pueden ayudarnos? No lo s, amigo mo. En los otros mundos que he visitado no hay nada igual a esto. Permanece silencioso. Y lo de la enfermedad digo. Cmo lo hacen? Con msica. No pueden ustedes bloquear la audicin? No lo suficiente. No lo suficiente. Yo mismo sobreviv tres veces, pero luego... Hace una mueca, se contempla las manos. Frgiles, arrugadas, las manos de la senectud. No tardar en morir observa. Sin embargo, esta ltima primavera ayud a abrir la Gran Caverna. Dnde estn las mujeres? pregunto, al cabo de unos instantes. Hacia el norte, a media noche de distancia, a caballo. Su amigo conoce el camino. Nos miramos el uno al otro en silencio. Recuerdo ahora la figura de Pax contra la boca de la cueva durante la noche. Ustedes viven mucho tiempo murmura el anciano. Igual que los otros, los esthaanos. Pero ustedes son como nosotros, no como ellos. Lo supimos inmediatamente. Cmo es posible? Ocurre lo mismo en todos los mundos que conocemos. Slo aqu es distinto. Es una cosa amarga murmura finalmente. Amigo mo de las estrellas, es una cosa amarga. Explqueme algo ms, si quiere le digo. Explqueme lo de la enfermedad. Encuentro a Pax jubiloso entre un lo de hilos. He establecido contacto! anuncia. MacDorra est en el sistema! Transmitira mi llamada a la Federacin. Gruo: El parte de genocidio, tambin? Desde luego. He pedido transporte de emergencia y asilo para los Flenni. Lo has consultado con los Flenni? Naturalmente. Sacudo la cabeza. Es culpa ma, Pax. Escucha. Has odo hablar de las plantas llamadas Briofitas, las principales de las cuales son los musgos? O de los animales terrestres llamados
Hidras? Soy gelogo, Ian! Estoy tratando de decirte que los esthaanos no cometen genocidio, Pax. Es parricidio, filicidio..., tal vez suicidio... Noto un gran revuelo detrs de nosotros. Veo correr una figura que se materializa delante de m como la muchacha ms encantadora que he visto nunca. La miro, asombrado. Cabellos llameantes, ojos color miel, senos altos y rotundos, cintura de avispa, caderas en forma de nfora, manos y pies de gacela y el rostro de una nia enamorada..., vuelto hacia Pax. Luego, Pax la acoge en sus brazos y el rostro luminoso de la muchacha se eclipsa en su pecho. Me doy cuenta del hecho que no voy a ser incluido en esta comunicacin, doy media vuelta y veo que el campamento est en movimiento. Las fogatas son apagadas. Resuenan voces furiosas. Voy en busca de mi amigo el anciano. Qu pasa? Han capturado a las mujeres. La joven Flanya estaba con su amigo. Cuando regres al campamento, los soldados estaban all. Ha venido a avisarnos. Qu se puede hacer? Lo nico que se puede hacer es huir. Los esthaanos se presentarn aqu con la msica. No podemos hacer nada contra la msica. Los jvenes deben marcharse. Los ms viejos nos quedaremos. Veremos por ltima vez a nuestras mujeres antes que ellos nos maten. Si al menos no hicieran dao a las mujeres... Se atrevern? Hasta ahora, no. Pero ltimamente parecen haber enloquecido. Su odio no conoce lmites. Temo que cuando descubran que los hombres se han marchado se ensaen con las mujeres... Su voz se apaga en un sollozo. Pax ha conseguido soltarse y la muchacha est velando su rostro. Cuntos esthaanos hay all? Unos treinta, Ian; estaba demasiado oscuro para ver bien. Creo que podremos con ellos. Tengo ocho Flenni armados y dispuestos a luchar. Lo malo es si los esthaanos utilizan a las mujeres como pantalla. Pax Respiro profundamente. No puedo permitir que dispares contra los esthaanos, y los muchachos a los que has entrenado no pueden quedarse aqu. Deben marcharse. No puedes luchar contra lo que va a llegar aqu. Tienes que saberlo. Los esthaanos y los Flenni son... Unos gritos desgarradores hieren nuestros odos. El piloto esthaano est tumbado en el suelo, boca arriba, pateando como una rana. Al or sus gritos, los Flenni que haban empezado a salir de la cueva se vuelven hacia l. Mira, Pax! grito, tirando de la tnica del piloto y dejando al descubierto su hinchado cuerpo. Dos grandes cicatrices rojizas discurren desde cada ligamento pbico hasta la parte superior de la pelvis. Es una mujer! exclama Pax. No. Es un esporozoo: una forma asexual que se reproduce por gemacin. Mira. El piloto gime, su cuerpo sacudido por contracciones espasmdicas. Los Flenni
traen unos grandes cestos forrados de seda. Creo que la mayora de esthaanos desconocen su verdadera naturaleza le digo a Pax. ste cree probablemente que se est muriendo. Una suprema convulsin sacude al esthaano y las dos cicatrices de sus costados se hinchan, laten y se abren lentamente como gigantescas vainas de guisantes. Una masa de burbujas de carne se desprende de ellas. El piloto grita. Sujeto sus piernas, y Flanya se acerca con los cestos. Las cras estallan en llanto a medida que las recogemos. Sostengo una de ellas en alto delante de Pax. Es..., es un nio Flenni! Inconfundiblemente. Apenas una onza de vida masculina con brillantes ojos dorados, agitndose y pateando. Lo dejo en el cesto y levanto otro, una hembra todava ms pequea, con ojos coordinados y un asomo de sonrisa. Y una pierna marchita. Hay otros con defectos, o completamente inmviles. Los Frenni corren con los cestos para montar y marcharse. Tiro la tnica del piloto sobre su vientre vaco; se ha desmayado. Ahora estamos solos, los ancianos, Flanya y Pax. Te has dado cuenta, Pax? Un caso de generaciones alternas, con ambas generaciones, la sexual y la asexual, completamente desarrolladas. Sin precedente. Hasta ahora, slo se conoca la gemacin en los musgos y en las hidras de la Tierra. Nosotros somos esporozoos somticos, nuestros gametos estn reducidos a clulas. Los esthaanos no son tetraploides, Pax, son diploides normales. Pero los Flenni son haploides. Gametos vivientes con medio juego de cromosomas cada uno. Se aparean y producen esthaanos, los cuales no tienen sexo pero producen Flenni por gemacin, alternativa y continuamente. Quiere usted decir que los esthaanos y los Flenni son hijos unos de otros! Pero nosotros hemos visto familias esthaanas! No. Las cras Flenni son llevadas secretamente a la aldea Flenni, junto con los perros, gatos y otros animales haploides recin nacidos, y las cras esthaanas de los Flenni son tradas a la ciudad para que los esthaanos cuiden de ellas. Son seudo-familias. Una locura. Es posible que se les ocurriera cuando Harkness les dijo que no eran humanos. Escuche! El aire est vibrando. Uno de los ancianos tira de mi manga. Pax, protege este transmisor con una barricada. Voy a intentar algo desesperado. Pax echa a correr, seguido de Flanya. Me vuelvo hacia mi anciano amigo, que habla esthaano. Esta mquina llevar tu voz hasta hombres como yo en otras estrellas. Primero hablar yo, y luego t dirs lo que yo te diga. Mientras le alecciono, la vibracin se hace ms intensa y se acompaa ahora con una especie de lamento que se clava en mis odos..., no, en mis vsceras. Los otros ancianos se arrastran hacia la boca de la cueva, con la mirada extraviada. Un revuelo de seda ante mis ojos. Pax! Sujtala! Est ocupado con las conexiones del transmisor. Obligo a mis piernas a una carrera y alcanzo a Flanya a cincuenta pies de la puerta. Me mira con una expresin salvaje y su cuerpo se pega contra el mo, retorcindose como una anguila elctrica. Las
notas del tambor laten a travs de ella como si fuera una caja de resonancia. Finalmente localizo un punto dbil en su cuello y se queda quieta. Llvatela y tala! allo por encima del creciente huracn de msica. Comprendes? tala fuerte, si la quieres viva! La llevamos detrs de la barricada, mientras las primeras mujeres aparecen en la entrada de la cueva. Agarro el micrfono y empiezo a emitir hacia la nica fuente que s que puede entrar en accin donde la lejana gris del Consejo de la Federacin. Repito la llamada y paso el micrfono al anciano. Aquel trgico susurro tiene que conmover a las piedras..., suponiendo que MacDorra tenga conectado su receptor. Qu hay respecto a eso que los Flenni sean humanos y los esthaanos no? susurra Pax. Cre que haba dicho... Una definicin pragmtica. Cmo se puede fecundar algo que no tiene gametos? Ergo, los esthaanos no son humanos, de acuerdo? A mayor abundancia, qu clase de nios tienen los Flenni? Ergo... Rpido, busca algo para taparnos los odos! La cueva es un mar de sonido. Nos arrastramos hasta la cima de la barricada. Las mujeres llegan como un mar de flores, cojeando, tropezando, sostenindose unas a otras a medida que entran en la gran cueva. Aqu y all, una anda sola con ojos extticos. Caen, se arrastran, se levantan de nuevo, mgicamente bellas incluso en su agotamiento. Alrededor de ellas, la msica se convierte en algo irresistible. Alcanzan las fogatas del campamento y empiezan a correr, buscando entre las rocas, llevndose las ropas de los hombres a sus senos y a su rostro. Algunas permanecen como en trance, otras examinan la arena como si buscaran las huellas de un hombre determinado. La msica resuena dolorosamente, en un lento crescendo de sirenas, gaitas y tambores. A mi lado oigo gemir a los ancianos, con los ojos inflamados. Sbitamente, uno de ellos se arranca los tapones de los odos y cruza la barricada hacia las mujeres ms cercanas. Le reciben con los brazos abiertos y el anciano desaparece bajo una ola de seda. Pax me agarra del hombro. Mis muchachos! Mis tiradores! En el lado ms alejado de la pared hay una explosin de movimiento. Tres..., no, cinco jvenes Flenni, sus armas volando sobre las rocas, sus cabezas echadas hacia atrs mientras gritan. Luego saltan hacia las mujeres, las mujeres vuelan hacia ellos. Detrs de nosotros, Flanya grita salvajemente, arquendose y retorcindose. Un anciano seala hacia la entrada. Tres masas oscuras: los esthaanos llegan para revisar su obra; an no estn convencidos respecto a que el grueso de los hombres haya escapado. Resuena una seal y la msica se apaga en retumbantes discordancias. Un esthaano grita. Por toda la cueva hay montones de mujeres cadas. Los esthaanos avanzan entre ellas, pisotendolas, mientras convergen hacia el montn de cuerpos alrededor de los jvenes Flenni. La vista de aquellos hermosos cuerpos desnudos entre las brillantes sedas afecta terriblemente a los esthaanos. Dos se apartan a un lado, y vomitan. El tercero contina avanzando, saca un ltigo de su cintura y azota a las mujeres ms prximas. El ltigo restalla sobre los cuerpos indefensos. Los Flenni gimen y se agarran unos a otros. El esthaano toma a un joven por los cabellos y le obliga a ponerse de
rodillas. Dnde estn los hombres? A dnde se han marchado? ruge, ante la cara del joven. El joven permanece silencioso. El esthaano le golpea con el pie. A dnde se han marchado? Dmelo! Los otros esthaanos se unen a l. Uno de ellos inclina al muchacho hacia atrs a travs de su rodilla y utiliza su cuchillo. Dnde estn? ruge el esthaano, mientras el muchacho grita. No quiero que Pax sea acusado de asesinato. Me aseguro del hecho que los esthaanos caen con dos orificios por cabeza. Corremos hacia el muchacho. Demasiado tarde. Tpenlos, rpido! Cubrimos de seda los uniformados cadveres. Estn llegando! Todo el mundo a tierra! Nos ocultamos, oyendo el lejano resonar de botas por encima de la suave respiracin de los Flenni que nos rodean. Mi campo visual incluye parte de nuestra barrera de roca y a un Flenni cado entre dos muchachas con los dorados cabellos de otra a travs de sus piernas. Lo nico que podemos hacer es esperar. Observo los leves latidos en los prpados del muchacho. Luego veo que no slo est dormido, sino tambin cambiando. El lustre est desapareciendo de su piel, de sus cabellos. Ante mis ojos, las prietas carnes del joven se estn marchitando. Recuerdo las manos del anciano que dijo: Esta ltima primavera ayud a abrir la Gran Cueva. Las cras, los bebs, crecen como llamas hambrientas. En unos meses, la nia se convierte en una joven nbil. Mueren tambin con tanta rapidez, una vez apareados? Eso es lo que ocurre con los portadores de gametos entre nuestras plantas. Y esta sera, entonces, el arma esthaana: obligarles a un precoz apareamiento que debe conducirles a la muerte. Me estremezco, viendo las sienes del muchacho ahora hundidas y azuladas. Despertar como un viejo para esperar la muerte. Veo unas botas. Dos esthaanos junto a la barrera de roca. He aleccionado al anciano para que emita una seal que pueda servir de aviso en el caso improbable que a alguien le importe. Pero los esthaanos la oirn... La han odo. Mientras empiezan a trepar por las rocas, el anciano aparece en la cima, se yergue y grita. Luego cae bajo los disparos de los esthaanos. l est a salvo susurro, agarrando a Pax. Y ella est a salvo. No te muevas! En aquel momento, otro esthaano grita desde la boca de la cueva y los otros dan media vuelta. Han avistado a los hombres. Tenemos que presenciar cmo son desenfundados los ltigos y rodeadas las mujeres. La espantosa msica desciende sobre nosotros. Por toda la cueva, las agotadas mujeres se levantan penosamente, tambalendose hacia la puerta de la cueva delante de sus pastores. Un oscilante ro de brillantes flores, que slo se mantienen erguidas por el terrible estmulo del sonido. Una muchacha cae de rodillas delante de un soldado, el cual recoge una piedra y le aplasta el crneo. Es lo que el anciano haba temido: locura, entre aquellos esthaanos que conocen la
verdad. El soldado probablemente ignora lo que ha matado, pero ha recibido rdenes de aquellos que lo saben..., y no pueden soportarlo. El transmisor est averiado, pero Flanya se encuentra a salvo donde el anciano la ocult. Pax la saca de all. Me detengo a componer el cadver del anciano junto a la barrera. En la boca de la cueva vemos la corriente de seda multicolor alejndose por la garganta que discurre por debajo de nosotros. All, en alguna parte, se encuentra mi pequea gua. Voy detrs de ellos! grita Pax. No. Es una orden. Quedaras al descubierto, y ese aparato volador te localizara inmediatamente. Sealo hacia abajo. Hay una retaguardia de esthaanos con un pequeo dirigible. Tenemos que hacer algo! exclama. Los ojos de Flanya le siguen como brjulas. Lo haremos. Esperaremos aqu y comeremos algo. Y le rezaremos a un dios llamado Baal. Baal? O Moloch, si lo prefieres. Un antiguo dios de la avaricia. Le rezaremos para que inflame la avidez de ganancia de un viejo avaro a cien aos-luz de aqu, si es que an est vivo. Si la inflama lo suficiente, es posible que los Flenni y nosotros podamos sobrevivir. Se refiere al Consejo de la Federacin? inquiere Pax. O a la Oficina? La Oficina de Investigacin Interplanetaria le digo puede contestar a nuestra peticin a tiempo para ayudar a cualquiera que est vivo dentro de cinco aos. El Consejo de la Federacin Galctica puede contestar asimismo a tiempo para redactar un informe sobre una raza extinguida. Ninguno de los dos puede actuar con la rapidez suficiente para ayudar a nuestra carne mortal. El nico agente que puede hacerlo es el Capitn MacDorra, y el nico agente que puede hacer mover a MacDorra es el dinero. Crditos Interestelares en oro. Y stos slo pueden llegarle de una fuente: un fsil humano que, si todava respira, se encuentra en la terraza noventa y cinco de su imperio particular en Solvenus. Y el nico motivo que puede hacerle mover a l es el deseo de fastidiar a otro fsil humano que navega por su ocano particular en Sweetheart, Procin. En consecuencia, rezaremos a Baal. Pax frunce el ceo. Afortunadamente aado, MacDorra sabe que tengo suficientes crditos en mi cuenta para pagar una llamada a Solvenus. Y ahora, qu te parece si comemos algo? Flanya se resiste a quedarse conmigo mientras Pax va en busca de comida. Finalmente se deja convencer y se acurruca a mi lado como una sedosa paloma. Cuando Pax desaparece de nuestro campo visual, Flanya apoya una mano en mi brazo y a sus ojos asoma una expresin preocupada. Veo que tiene un dedo ligeramente deformado. Un gene defectuoso, puesto de manifiesto debido a que no existe ningn cromosoma acompaante para ocultarlo. Desde luego, lo que hace que los diploides esthaanos disfruten de tan buena salud es la existencia de la generacin Flenni haploide: cada vez que los pares de cromosomas esthaanos se desintegran para formar un individuo Flenni, aflora cualquier tipo de defecto recesivo. Los nios que nacen muertos son filtros que depuran los genes defectuosos de las generaciones esthaanas. Un mecanismo bello y cruel...
El temblor de la mano de Flanya me anuncia el regreso de Pax con provisiones. Cuando terminamos de comer saco un objeto que he conservado cuidadosamente: mi rgano bucal. Puedes encontrar un banjo, un lad, o cualquier otro instrumento que se pueda tocar? Pax me mira con aire ausente. Nuestras pesquisas no dan resultado, de modo que le enseo el partido que puede sacarse de una cacerola. Asiente distradamente e iniciamos la vigilancia junto a la entrada de la cueva, l con la cacerola y yo con el rgano bucal. Tocamos suavemente, y a Flanya parecen gustarle algunos pasajes. Desempolvo piezas adecuadas de nuestro repertorio, y empiezo a ensearle a Pax una sincopada y estimulante meloda llamada Revulcame en la abundancia. No confo en que pase nada. Durante largo rato no pasa nada. La sorpresa llega finalmente en forma del KA-BOOM-OOM del trineo de emergencia de MacDorra restallando en el aire. El aparato se posa suavemente en la altiplanicie, encima de la cueva, mientras Pax y yo trepamos hacia all, Pax cargado con Flanya. El socio de MacDorra, Duncannon y cuatro robustos ayudantes se bajan del trineo, empuando las armas. Dnde es la guerra? inquiere Duncannon. Sera capaz de darle un beso, a pesar de la barba rojiza y del bazooka. Han capturado a las mujeres y las estn llevando a la muerte. Sealo: Por all. Esto produce su efecto en aquellos hombres. Una vez decidido quin paga, no hay combatientes ms galantes que ellos en toda la galaxia. Hemos visto algo que podra ser eso mientras llegbamos. Vamos, muchachos. Tienen un altavoz pesado? S. Entonces, vuelen despacio hasta situarse delante de ellos y lo ms cerca posible. Nos ponemos al frente del pattico ejrcito mientras suben por las rocas en direccin a otra cueva. Aquel aparato amarillo es el enemigo le digo a Duncannon. Est armado y tambin dispara un gas que no molesta demasiado. Lo esencial es localizar el productor de ruido que tienen y reducirlo al silencio. Dispare una bengala cuando lo haya parado, yo no podr orlo. Qudate aqu, Pax. Tenemos trabajo. Le entrego la cacerola y hago girar todos los discos del altavoz para que emita a toda potencia. Ser la primera batalla en la historia que se habr ganado con un rgano bucal y una cacerola! exclama Pax, antes de empezar a golpear su instrumento como un poseso. Pax se rene conmigo. Una enfermera se ha llevado a Flanya al puesto de socorro que MacDorra ha improvisado, con los mdicos de la nave y un sintetizador de plasma, incluso. De acuerdo, Ian. Quin es Santa Claus?
Has odo hablar de la Teora de la Evolucin Humana de Morgenstern? Ese Morgenstern? Pero, an est vivo? Y an desea demostrar que su teora es correcta, a cualquier precio. Le encontr durante mi ltimo permiso en Eros, con su mejor enemigo, el viejo Villeneuve. Villeneuve opina que Morgenstern es un luntico; l mismo est a favor de la teora de la difusin. Entre los dos son bastante ricos para comprar media galaxia, y llevan aos enteros discutiendo, financiando expediciones y apostando sumas fabulosas. Bueno, Morgenstern me llam aparte y me dijo la clase de prueba que necesita, exactamente. Ejemplos de desarrollo humano que no puedan ser interpretados como difusin en trminos de Villeneuve. Me dio una palabra clave: Eureka. Si descubra la prueba, l enviara a buscarla inmediatamente. Se me ocurri que la generacin alternada existente aqu, compartida por los mamferos inferiores y por el hombre, es lo que ms se asemeja a la prueba que Morgenstern desea obtener. No es positiva en un ciento por ciento; puede producirse una mutacin discontinua. Pero es suficiente para que Villeneuve pase un mal rato. De modo que le envi la seal Eureka repito Eureka, y aad que la prueba desaparecera en un plazo de horas a consecuencia de una guerra intertribal, a menos que contratara inmediatamente a MacDorra para que acudiera a rescatarnos. Puede haber comprado la nave o toda la lnea de transporte. Ya has visto el resultado. Lo que nos ha salvado, hijo mo, no ha sido el altruismo ni el amor a la ciencia, sino la cabezonera senil y la presuncin. Compartimos un amigable silencio. Est amaneciendo. Afortunadamente, el nombre de Molly no figurar, por ahora, en el fichero de Viudas. Qu hay de la Oficina? Bueno, existe algo llamado Datos Irreemplazables de Ciencia Humana. En cualquier momento se puede localizar una zona de DICH..., creo que hay una en la Tierra. En los antiguos reglamentos se dice que cualquier oficial del Servicio puede declarar DICH a una zona o a una especie, lo cual la sita automticamente bajo la proteccin de la Federacin hasta que el caso es revisado y confirmado, o denegado. El oficial declarante tiene que presentar un informe justificativo. Es un trmite muy complicado. En todo el tiempo que llevo en el Servicio creo que slo se ha presentado un caso. He informado a la Oficina, declarando a los Flenni como DICH en peligro. Esto debera poner en movimiento a un equipo de la Oficina para substituir a MacDorra. Pero va a haber alboroto. El viejo Morgenstern seguramente est en camino con la idea que los Flenni le pertenecen. Pero a los ojos de la Oficina no es ms que un entrometido ciudadano particular. Y para m va a ser un problema convencer a Morgenstern respecto a que no tiene ningn derecho sobre los Flenni, y evitar que me expulsen del servicio por abuso de autoridad, intervencin en conflictos locales, etctera. Pax frunce el ceo. Qu cree usted que pasar con los Flenni? Bueno, creo que deben ser protegidos en sus esfuerzos para conservar su propia identidad cultural, para alargar su vida demorando el aparea... Me muerdo la lengua. Para construir una economa. No ser fcil. Probablemente, siempre ha existido una tensin hostil entre las dos formas, dado que son competidoras ecolgicas. Al parecer, los esthaanos apartaron a los Flenni de su tecnologa urbana a raz del Primer Contacto. Sospecho que Harkness precipit la fase aguda. Los esthaanos se hicieron la idea que el
ciclo Flenni era un terrible defecto que les cerrara el camino de la Certificacin humana. Empezaron a ocultarlo y a minimizarlo, a imitar las costumbres humanas y a reducir a los Flenni a la categora de animales de cra. Tal vez el odio sea ms profundo. Todos los esthaanos tienen genes Flenni. Pueden experimentar un primordial e inconsciente impulso sexual que nunca podrn satisfacer..., y que est encarnado en los Flenni. De cualquier modo, estn actuando bajo los efectos de una psicosis social, y a los ingenieros sociales les aguarda una dura tarea. Pero, biolgicamente... Me interrumpo. Contine, Ian. Bueno, ya lo sabes. Los genes Flenni combinan con los nuestros. Es posible que el sistema alternante llegue a desaparecer, a muy largo plazo. Pax permanece silencioso. Le oigo contener el aliento. Por primera vez ha pensado lo que podra ser un hijo suyo y de Flanya. Es posible que aquella hermosa muchacha d a luz una salchicha neutra: un esthaano? Me tiendo, contemplando las lunas sonrosadas, pensando: Pobre Pax, pobre muchacho. La hibridacin puede resolver eventualmente el dilema del planeta. Pero, entretanto, cuntos corazones humanos sentirn el impacto de la belleza Flenni, del sexo Flenni? Slo en sueos hemos visto seres que son literalmente machos o literalmente hembras. El hombre ms viril, la mujer ms seductora, tienen algo de los dos sexos. Pero los Flenni son la pura expresin de un solo sexo: abrumador, irresistible. Cuntos de nosotros se entregarn a ellos, slo para encontrar la belleza moribunda en sus brazos? Finalmente, la imagen de Molly viene a consolarme. Molly, que puede amar y vivir, que me acoger entre nuestros hijos. Debo acordarme, pienso, medio dormido, de decirle a Molly lo bueno que es ser un esporozoo diploide... Y ASI SUCESIVAMENTE EN un rincn del saln de pasajeros el nio haba logrado activar una pantalla de video. Rovy! Te han dicho que no juegues con la pantalla durante el Salto. Ya sabes que all no hay nada, son slo lucecitas, querido... Ahora, vuelve a jugar. Mientras la joven matrona-de-clan lo conduca de vuelta a los capullos algo ocurri. Fue un sacudn muy leve, apenas lo suficiente para llamar la atencin de los pasajeros somnolientos. Inmediatamente habl una voz serena, acompaada por el murmullo de la traduccin mltiple. Habla el capitn. La discontinuidad momentnea que acabamos de experimentar es totalmente normal en esta modalidad del paraespacio. Tendremos una o dos ms antes de llegar al complejo de Orin, donde estaremos en un par de unidades de tiempo de a bordo. Ese episodio menudo estimul la charla. Realmente compadezco a los jvenes de hoy la enorme criatura con ropas de mercader tamborile en su pantalla de Noticias Galcticas, infl confortablemente las bolsas auditivas. Ya pasaron los buenos tiempos. Diantre, cuando sal por primera vez, todo esto era una regin fronteriza. Haca falta valor para ir ms all de la Cruz del Norte. Uno redactaba el testamento antes del viaje. An recuerdo el primer Salto Transgalctico. Qu rpido ha cambiado todo! se admir su locuaz pequeo, que aadi,
audaz: Los jvenes son tan apticos. Aceptan todas estas maravillas como naturales, la idea del herosmo les hace gracia. Hroes! refunfu el mercader . No ellos!pase una mirada desafiante por la lujosa cabina, lo que provoc gestos de asentimiento; de golpe un capullo gir para enfrentarlo y descubrir a un terrqueo con el uniforme gris de los Caminantes. El herosmo es esencialmente un concepto espacial dio suavemente el Caminante . Los hroes se acaban al mismo tiempo que el espacio libre por explorar se volvi como arrepentido de haber hablado, como un hombre que trata de sobrellevar una afliccin personal. Oh, y qu opinis de ser Orfiano? pregunt un brillante y joven reproductor . Eso s que es herosmo! Atraves solo el Brazo en una pequea cpsula ri, coqueto. No es para tanto murmur una cultivada voz de Galfad; el lutroide que haba estado usando el puesto de referencias se quit los cables de recepcin y le sonri al reproductor con aire distante . Tales proezas son apenas un canto de cisne, las sobras de la cosecha, si queris. Acaso Orfiano se lanz a lo desconocido? De ningn modo. Simplemente pona a prueba su capacidad personal. Jugaba al hroe. No la voz del lutroide adquiri la claridad de un Cronista experto . La fase primitiva ha concluido. La verdadera frontera ahora est dentro: el espacio interior se ajust la forrajera acadmica. El mercader haba vuelto a su pantalla. Pues aqu hay una bonita oferta gru . Un anillo solar en venta, en el sector Eridani. Hace tiempo que ese sector necesita desarrollo, y las posibilidades son buenas. Si alguno de esos jvenes iracundos se decidiera a inflar las branquias y hacer algo...golpe al vstago en el hocico y le arranc un maullido lastimero. Pero eso se parece demasiado al trabajo agreg su interlocutor con un nimo conciliador. El Caminante haba estado observando con callada hosquedad. Se inclin hacia el lutroide. Habla usted del espacio interior. Se refiere a las investigaciones psquicas? Exploraciones puramente subjetivas? De ninguna manera dijo satisfecho el lutroide. Los cultos psquicos me parecen mero sensacionalismo. Me refiero a la realidad, a esa realidad ms simple y profunda que yace ms all del alcance de las metodologas triviales de la ciencia, la realidad que slo podemos abordar mediante lo que se llama experiencia esttica o religiosa, la inmanencia divina, si prefiere... El arte o la religin no lo llevaran a Orin objet un perro espacial gris del capullo contiguo. Si no fuera por la ciencia no estara usted brincando parsecs en una nave aleph. Quiz brincamos demasiado sonri el lutroide. Quiz nuestra capacidad tcnica nos hace brincar, como usted dice, sobre... Y las guerras del Brazo? grit el joven reproductor . Oh, la ciencia es horrible. Lloro cada vez que pienso en esa pobre gente los grandes ojos humearon y la criatura se abraz el cuerpo de manera sugestiva. Bien, no se puede culpar a la ciencia por lo que hacen con ella unos sabuesos con poder mascull el perro espacial volviendo el capullo hacia el reproductor.
Correcto dijo otra voz, y el grupo se dispers. Los ojos soadores del Caminante seguan fijos en el lutroide. Si usted est tan seguro de esa realidad ms profunda de ese espacio interior dijo serenamente, por qu casi no tiene uas en la mano izquierda? La mano izquierda del lutroide se arque y luego se estir lentamente para revelar las uas carcomidas. No careca de disciplina. Reconozco el derecho de la orden a que usted pertenece, a hacer comentarios personales impertinentes dijo con rigidez; luego suspir Y sonri . Ah, desde luego. Admito que soy inmune al angst universal, la falta de nervio. El acechante temor al estancamiento y la decadencia, ahora que la vida ha llegado a los lmites de la galaxia. Pero considero esto un desafo a la trascendencia que todos debemos lograr, y lograremos, mediante nuestros recursos interiores. Descubriremos nuestra frontera verdadera cabece. La vida nunca ha sorteado el desafo ltimo. La vida nunca se ha topado con el desafo ltimo replic el Caminante, sombro. Siempre que una raza, sociedad, planeta o sistema o federacin o enjambre se hubo expandido hasta sus lmites espaciales, luego empez a decaer. Primero la paralizacin, luego una creciente entropa, degradacin estructural, desorganizacin, muerte. En todos los casos, el proceso slo fue detenido mediante la irrupcin interna de nuevos pueblos. Tosco y simple espacio exterior. Espacio interior? Considere a los veganos... Exacto! interrumpi el lutroide. Eso lo refuta a usted. Los veganos estaban alcanzando los ms fructferos conceptos de realidad transfsica, conceptos que ciertamente debemos reconsiderar. Si la invasin mirmidia no hubiera causado tanta destruccin... Generalmente se ignora que cuando los mirmidios aterrizaron dijo el Caminante en voz baja, los veganos estaban devorando sus propias larvas y utilizaban los tejidos de sueo sagrados como adorno. Muy pocos podan cantar, siquiera. No! Por el Camino. Las membranas nictitantes del lutroide le enturbiaron los ojos. Al cabo de un momento dijo formalmente: Lleva usted consigo la ddiva de la desesperacin. El Caminante susurraba como para s mismo. Quin vendr a abrir nuestros cielos? Por primera vez la vida toda est cerrada en un espacio finito. Quin puede rescatar una galaxia? Las Nubes son yermos y las zonas ms all no pueden ser cruzadas siquiera por la materia, mucho menos por la vida. Por primera vez hemos alcanzado el lmite de veras. Pero los jvenes dijo el lutroide con serena angustia. Los jvenes lo perciben. Procuran inventar pseudofronteras, huidas subjetivas. Tal vez ese espacio interior pueda fascinarles un tiempo. Pero la desesperacin cundir. A la vida no se la engaa. Hemos llegado al fin de la infinitud, al fin de la esperanza. El lutroide mir los ojos entornados del Caminante, alzando involuntariamente la sobrepelliz acadmica como un escudo. Cree que no hay nada? Ninguna salida? Slo nos aguarda la prolongada e irreversible decadencia. Por primera vez sabemos que no hay nada ms all de nosotros mismos. Al cabo de un momento el lutroide agach la cabeza y los dos seres se dejaron
amortajar por el silencio. La Galaxia se deslizaba fuera, invisible, vastsima, centelleante: una prisin finita. Sin salida. En el corredor algo se movi a sus espaldas. El nio Rovy se deslizaba sigilosamente hacia las pantallas que daban al noespacio, los ojos intensos y brillantes. SU HUMO SE ELEV PARA SIEMPRE LA liberacin se acelera, lo catapulta a sus botas sobre la grava de montaa, la mano enguantada sobre la oxidada camioneta International modelo 1935. El fro le invade los pulmones jvenes. All abajo ve el lago a travs de pestaas que son nudos de hielo. Est en una cuenca montaosa despojada y lgubre que se herrumbra con el alba. Ni un sitio donde cubrirse, ni rboles ni rocas. Abajo, desnudo, brilla el lago; el ancho borde de hielo plateado por la luna tenue. Parece pequeo, todo parece pequeo desde aqu arriba. Esa cicatriz en la orilla es su bote? S, est all... Todo est bien. El sendero negro que serpea del bote al matorral de juncos es el cauce por donde trep anoche. Se alegra, el corazn le martillea. Entorna los ojos para distinguir los juncos de las pestaas. Nudos negros entre ellos: patos que duermen. Espera y vers! La sonrisa le resquebraja el hielo de la nariz. Los juncos lo cubrirn. Ese matorral perfecto. Unos ochenta metros. Demasiado lejos para disparar desde la costa. All estar cuando llegue la bandada del alba. El viejo Tom le llam chiflado. El chiflado Petey. Espera y vers. Chiflado Tom... El motor de la camioneta cruje en el vasto silencio; se enfra. Aqu no hay ecos, demasiada sequedad. Nada de viento. Petey escucha atentamente: un gemido agudo en los picos all arriba; un croar diminuto en el lago all abajo. El despertar. Vuelve a frotar el reloj-pulsera con el puo de lona escarchada; se siente extraa e hipnticamente fascinado por su nudosa mueca de catorce aos. Veinticinco..., no, veinticuatro minutos para que se inaugure la temporada de caza. El primer da! La excitacin le caracolea en el estmago, le aprieta la verga contra los calzones rados. Los caballeros nunca se apresuran. Se mete en la camioneta, recoge con reverencia la impecable Fox CE de dos caones, calibre 12. El fro del arma le traspasa los mitones. Tendr que quitarse uno para gatillar, adems. Ser duro. Petey se enjuga la nariz con el puo, saca tres dedos por el mitn cortado y abre el arma. Hielo en la mirilla. Contiene el impulso de soplarlo, lo arranca torpemente con los dedos. No debi traerla en el saco de dormir. Extrae del bolsillo dos pesados cartuchos, los inserta en los tersos cilindros azules, apenas puede respirar de la alegra. Est empuando cientos de repartos del Albuquerque Herald, un verano entero de poner adobe para el seor Noff, todo transmutado en esto: su PROPIA ESCOPETA, perfecta, elegida con minuciosidad. Basta de pedir prestado el maltrecho armatoste del viejo Sam, con la mirilla mellada. Su propia escopeta con sus iniciales en la caja plateada. La exaltacin lo inunda, crece peligrosamente. Empuando el arma, Petey echa un nuevo vistazo a las pendientes imponentes y yermas. Desnudas. Slo l y su bote y los patos. El cielo se ha puesto rosado y fro. Petey est de pie en una cspide de las Rocosas, a tres mil metros, el paso principal de las aves que emigran al oeste. Al alba del primer da de la temporada... Y si vienen apaches? Los apaches mescaleros son dueos de estas montaas, pero l nunca ha visto uno. Su padre dice que todos tienen tuberculosis o
alguna enfermedad. En los viejos tiempos venan aqu a caballo? Pareceran diminutos; el otro flanco tiene por lo menos quince kilmetros. Petey escruta un lugar borroso de la orilla distante, deduce que es slo artemisia, pero quita las llaves y el hacha de la camioneta, por si acaso. Baja hacia el lago manteniendo el hacha lejos de la escopeta. El pecho le golpetea, las rodillas le tiemblan, apenas siente los pies resbalar en las rocas. El mundo entero parece rebosante de tensin. Trata de calmarse, y pestaea para librarse de una negrura extraa atrs de los ojos. Trastabilla, se endereza, tiene que detenerse para restregarse los prpados. De golpe todo es un relampagueo blanco y negro. La luna brinca desde un cielo negro, como el faro de una locomotora, y l patina en la oscuridad rodeado por un zumbido extrao. Oh, Jess... Sufrir un vahdo, ahora. No. Respira hondo, sigue bajando y aplasta las botas contra el suelo como esques. Los pesados cartuchos le golpetean las piernas, y ahora baja ms rpido. Se acerca al bote que espera. Y entonces ve que el cauce abierto se ha congelado un poco durante la noche. Por suerte ha trado el hacha. Algunos patos nadan en crculos lentos cerca del hielo. Uno de ellos yergue la cabeza y aletea mostrando su vigoroso cuello: un ejemplar magnfico! Ah, qu belleza dice Petey en voz alta, y echa a correr, resbala, el corazn bombeante inflamado por ese primer encuentro. Jams disparara a una presa tan fcil. El agua se le ha congelado en la nariz, y se ve a s mismo oculto entre esos juncos cuando las bandadas sobrevuelan el paso. Piensa en el viejo Tom agazapado en las rocas en el campamento, escupiendo brandy con las viejas encas hmedas, soando con amaneceres en los aerdromos de la Primera Guerra Mundial, soando con derribar un ganso, muriendo de tuberculosis. Viejo chiflado. Espera y vers. Petey imagina el bote de madera repleto con los grandes pechos perlados y las narices romanas rojinegras de patos salvajes ensangrentados y tiesos, la escopeta virgen tendida sobre ellos, satisfecha. De pronto est al lado del bote, y parpadea como para ahuyentar algn curioso sentimiento de irrealidad. Es misterioso ver sus propias huellas aqu. El bote y los cuatro seuelos escarchados estn bien, pero hay hielo en el cauce. Mete dentro la escopeta y el hacha y aparta el bote de la orilla. Se atasca, cruje, trepa sobre el hielo nuevo. Jess, est grueso de veras! Anoche lo haba atravesado fcilmente, avanzaba paleando con el remo. Ahora corre un par de metros, empujando el bote. El hielo no cede. Demonios! Avanza unos pocos pasos ms, con cautela, y de pronto oye el graznido de los patos que se acercan. Se acercan... Y l est al descubierto! Se tiende al lado del bote, atisba el brillante cielo blanco encima del paso. Oh, Jess... Ah vienen! A ms de cien kilmetros por hora, a favor del viento, una gran bandada! Abraza la escopeta para tapar el brillo, y ve cmo los pjaros batientes tienden las alas, se transforman en escalofriantes medialunas negras, telaraas colgantes, que bajan en picada como bombarderos. Pero le han visto, trazan un amplio crculo y se pierden ms all de los juncos, graznando, descendiendo lejos. Oye el remoto rasguido del agua y se levanta, los mira con ansiedad. Esperen. Slo esperen a que saque de aqu este bote imbcil. Sigue empujando el bote sobre el hielo crujiente, bajo la luz enceguecedora. El fro le muerde la cara y el cuello. El hielo se raja, temblequea, todava est duro. Mejor que el bote vaya delante, as l no caer al agua cuando ceda. Se pone detrs, avanza otros dos metros, tres... Y luego toda la capa se inclina y desliza, hacindole trastabillar y aterrizar en la grava. El agua le burbujea en las botas, quema dentro de sus tres pares de
medias. Pero es poco profunda. Sigue avanzando, triturando hielo, patinando y tambalendose. Un metro, otro, otro ms. No siente los pies, no encuentra un punto de apoyo. Demonios, esto es demasiado lento! Aferra el bote, se acuclilla, se arroja hacia adelante con todas sus fuerzas. El bote sale despedido como un rompehielos. De nuevo! Pronto saldr del hielo. Otro empelln! Y otro! Pero esta vez el bote retrocede, se atasca. Por todos los diablos, el maldito hielo es tan grueso...! Cmo ha podido ponerse as cuando anoche era todo agua? Porque par el viento, esa es la razn, y la temperatura es muy baja. El viejo Tom saba, al infierno con l. Pero slo le quedan treinta metros hasta el agua, slo unos pocos metros entre l y la tierra prometida. Tienes que llegar. Por arriba o por abajo o a travs, vamos! Empua el hacha, se pone delante del bote y empieza a astillar el hielo, trata de hacer una fisura. Un fragmento se parte y l golpea ms fuerte. Pero todava no quiere rajarse, el hacha se sigue hundiendo, tunk. Tiene que tironear cuando se le atasca. Y cada vez est ms hondo, ya le tapa las botas. Y qu? Tunk! Dale duro. Tunk! Pero un resto de cordura le recuerda que aqu se helar si se le empapan las botas. Diantres! Se detiene, jadea, mira los patos, que ahora yerguen las cabezas y comen apaciblemente muy lejos de su alcance. Graznan como burlndose de l y su furia. Veinte metros ms, demonios. Suelta un cloqueo de irritacin y ansiedad y en ese momento oye una detonacin diminuta y distante. El viejo Tom, disparando. Crac! Petey salta al bote, se quita el abrigo de lona y se despoja del resto de sus ropas. Sus dedos apenas pueden con los nudos helados de los cordones de las botas, pero su cuerpo est radiante de calor, sisea en el aire..., slo que los testculos se le recogen cuando se levanta desnudo. Veinte metros! Se calza da nuevo las botas hmedas y se lanza otra vez hacia el hielo, agitando el mango del hacha, desgajando lminas enteras. Lo est logrando! Cuatro o cinco metros ms! Avanza con el bote, lo hace hendir el hielo como una cua. Otro metro! Y otro! Le castaetean los dientes, le sangran las canillas, y ahora se est cortando los muslos pero no siente nada, slo alegra, alegra... Hasta que de pronto se hunde en el agua y el fro increble le penetra el trasero y las axilas como pinchos, y el hielo le cortajea la nariz. Tantea el borde del bote y se encarama al flanco. Ya no puede hacer pie. El hacha... El hacha se hundi. El hielo sigue all. Se mete dentro, empujndose con una mano negra. No puede respirar. Patea y culebrea, se tumba en el bote y se arrodilla sangrante. Se masajea las costillas y la mandbula. El primer rayo del sol le encuentra cubierto de hielo y tiritando increblemente; recobra el aliento y adelante puede ver los patos relucientes. Tan cerca! El remo. Lo aferra y acuchilla el hielo frente al bote. Cruje, rebota, el bote retrocede. Azota el hielo con todas sus fuerzas, pero est demasiado grueso, el mango del remo se est rajando. Es muy hondo para palear. Crac! La cuchara del remo salta por el hielo. No le queda nada. No podr lograrlo. La furia y la impotencia lo sacuden como un vmito, los ojos lagrimean hielo caliente. Tan cerca! Tan cerca! Y temblando de rabia los ve venir; un torrente de alas susurrantes en el aire luminoso, sobrevolando el paso. Diez mil hermosos patos plateados
y negros surcando el cielo, un cielo entero de alas batientes, pero demasiado alto, demasiado... Conocen el alcance de un arma, claro que s. Nunca ha visto tantos, nunca los volver a ver. Y ahora est de pie en el bote, un muchacho desnudo, sangrante y frentico, furioso, empuando el arma flamante y disparando BAM-BAM! los dos cartuchos a nada, al hielo, al cielo, un derroche de municiones que inserta con sus manos escarchadas y tirantes. Un nade se lanza contra l, ms cerca... Tiene que estar a la distancia necesaria! BAM! BAM! Pero no, no. Y los otros, los adorados cuerpos mgicos baten en el cielo aullando, todas las especies y colores, todos los patos del mundo, ahora, elevndose. Est en medio de un torbellino de pjaros, dispara, dispara, es un manitico que solloza bajo las alas relampagueantes, negras y blancas, blancas y negras. Y en el relampagueo no slo ve patos sino, tambin, gansos, flamencos, todos los grandes pjaros que remontaron estos cielos: halcones, guilas, cndores, pterodctilos... BAM-BAM! BAM-BAM! en el aire turbulento, en la rfaga de furia y lgrimas que estalla en grandes palpitaciones negras negro! luz! negro!que se arremolinan y lo arrastran de manera intolerable... Y de pronto emerge a la calma total y la penumbra, otro yo con la furia encogida en un nudo diminuto bajo la mente, los ojos fijos en el cuello abierto de la camisa blanca de una muchacha. Est en un cuarto, una caverna fresca que zumba de promesas secretas. Detrs de la muchacha, las ventanas de cortinas blancas opacan el resplandor que quiere entrar. Tu madre dijo que fuiste a Santa Fe oye que se le aflauta la voz y hunde los puos en los bolsillos de los Levis. La muchacha, Pilar qu nombre disparatado, Pilar, se agacha para tocarse el tobillo bronceado, y un mechn castao y desgreado le acaricia la mejilla y la garganta. Aj ella est totalmente absorta en una delgada cadena de oro que le cie el tobillo, inclinada en un gran objeto de cuero rojo que los padres le trajeron de... dnde? Marruecos. Pilar de la cintura esbelta curvada en sus Levis blancos, la camisa que tan suavemente le cie las redondeces tersas; todo tan blanco contra el bronceado oro, oliendo a jabn y flores y muchacha. Tan limpia. Tiene que ser virgen, se lo dice su corazn; una maravillosa y lenta felicidad desborda el cuarto. Le gusto. Es tan tmida, aunque tenga un ao ms, casi diecisiete, es como una nia. Ese cuerpo vulnerable lo excita, y junta los puos para taparse el bulto de la bragueta. Oh, Jess, que no mire, Pilar. Pero Pilar mira de vez en cuando, echndose hacia atrs el pelo claro, sonrindole con aire soador. Estuve en La Fonda, fui a cenar con Ren. Quin es Ren? Te lo he dicho, Peter sin mirarle, desciende de la hamaca, camina como un nio hacia la ventana, se frota un brazo con una mano. Es mi primo. Es grande, tiene veinticinco o treinta aos. Ahora es teniente. Oh. Un hombre grande hace una mueca, sonre furtivamente, atisba por entre las cortinas blancas. El corazn le tiembla de alivio, con la exaltacin que crece en el cuarto. Es virgen, claro que s. Del mundo brillante y caliente de fuera viene el ruido de un coche que arranca. Un caballo relincha dbilmente en la cuadra del club, y le responde el bufido
doble de un asno. Ambos ren. Peter flexiona el hombro, abre y cierra la mano sobre un mallo imaginario. Sabe tu padre que saliste con l? Oh, s ella apoya la mejilla en el hombro para descubrir el cuello, y le deja entrever las curvas blancas. Me desea, piensa Peter, y se le crispan las vsceras. Me dir que s. Y de pronto est sereno, totalmente sereno como esa primera maana en el corral, cuando observaba cmo la yegua vena hacia l. Sabiendo. A pap no le importa prosigue ella, estamos en mil novecientos cuarenta y cuatro. Ren es mi primo. Los padres de ella son tan sofisticados; Peter sabe que el padre trabaja en algn proyecto cientfico secreto; estn todos aqu por la guerra, algo en Los lamos. Y la madre habla francs, habla de lugares exticos como Dijn y Tnger. La madre de Peter no sabe francs, el padre ensea en la escuela secundaria; no tendra que andar mezclndose con estos forasteros sofisticados que lo necesitan para jugar al polo. Y hasta puede ganarles, piensa Peter, sonriendo, a todos esos jvenes viejos de transpiracin suave, aun con esa yegua de poco aguante y tendones hinchados, aun con el mallo rajado puede ganarles. Si slo pudiera conseguir una calificacin oficial... Tres goles, seguro. Tal vez cuatro, piensa, y se ve venciendo a ese idiota de Drexel con sus cuatro caballos de refresco, mientras tambin ve a Pilar, que le sonre y le rehye la mirada. Es tmida. Esa vez que l le dej montar la yegua estaba asustada de veras, increblemente torpe; pudo sentir el temblor en sus muslos, cuando la subi. Pero ahora le tiemblan los muslos a l, al recordar la dbil ternura de ese cuerpo. Delante de tu voz mi alma es siempre como un potrillo suave y torpe... Ahora no suena tan chirle, ese verso que fascina a su madre. Su potrillo, su pequea y aterciopelada y vulnerable yegua recin nacida. Comparado con ella l es un gorila. Aunque tcnicamente tambin l sea virgen, los hombres son diferentes. Y de pronto entiende ese extrao libro de Haveriock Ellis en el cuarto de su padre. Gentil. Debe ser gentil. No como un qu? mandril tocando el violn. No debes salir con hombres grandes dice, satisfecho de su reciedumbre. No sabes. Ella ahora le observa a travs del mechn de pelo, y se acerca. Todava se estrecha el brazo con la mano, que lo recorre lentamente. Se acaricia. Un tibio aroma de jabn impregna el aire, un intenso perfume almizclado. Ella no sabe lo que hace, piensa l, ahogndose. No sabe nada de los hombres. Y grue algo como "No" o "Basta", tratando de enfriar la situacin. Pero esa voz susurrante le confunde. Duele, Peter. Qu? El brazo? Aqu, tontito y de pronto le toma la mano entre los dedos frescos y pequeos, y no se la apoya en el brazo sino en el costado, contra la camisa susurrante bajo la cual l no siente nada al principio, y luego, asombro, no la dureza de unas costillas anchas sino un torso tibio, y cuando la mano paralizada tantea y palpa, ella se vuelve un poco y la mano inflamada sube hasta una loma suave y poco natural; un pecho. Y el cuarto se desvanece, se arremolina en una marea incontenible y estruendosa como si hubieran despertado todos los bfalos muertos. Y la ventana parpadea una vez como una luz limn que les aureola los cuerpos mientras ella le apoya la cadera en el muslo para impedirle quedarse all, de pie con las manos apoyadas en sus senos.
No sabes lo que haces, Pilar. No seas tonta. Tu madre... Ahora no est y hay un confuso intervalo de bocas y manos que tratan de ser gentiles en el intento de alejarla de su bragueta, tratando de apretarla jubilosamente contra su cuerpo. Si tuviera seis manos no le alcanzaran para abarcar esa presencia elctrica... Hasta que, del golpe, ella se separa y le pregunta con tono distrado: Peter, no tienes un amigo? La sutil diferencia en la voz le hace pestaear, y responde, estpidamente. Claro, Tom Ring. Ella frunce la nariz. Peter, tontuelo, digo un amigo ms grande. Alguien con modales. El trata de jadear dignamente. Piensa Jess, digo, Cristo, ella sabe que no tengo ningn amigo con modales; si es para un picnic podra ser Diego Martnez. Pero antes que pueda sugerirlo ella se reclina contra la ventana, lo mira de tal modo que l se pone a acariciar la tela. Ren tiene un amigo. Ah. Tambin es grande, tiene veinte aos suspira ella, acicatendole. El teniente Charles y ella se vuelve y se le arroja en los brazos con cortina y todo, y del ovillo de seda y risas sale una voz menuda que dice para siempre: Y Ren y Charles y Pilar se acostaron juntos y ellos jugaron conmigo. Oh, durante horas y horas, Peter. Fue tan maravilloso. Nunca volver a hacerlo con un chico solo. Todo se apaga entonces, salvo esa cara delante de l, pesada y exaltada y extraa hasta el espanto. Y justo cuando su corazn sabe que est muerto y un ardor empieza a desgarrarlo por dentro tan generalizado que apenas lo puede reconocer como furia, ella se lleva la mano a la boca y echa a correr arqueando el cuerpo. Tengo nuseas. Peter, aydame! La sigue torpemente por el corredor en penumbras y la encuentra agachada, el pelo castao derramado en el water mientras ella vomita y vomita, gimiendo en convulsiones intolerables. La rasgada camisa blanca expone la espalda patticamente angosta y la blanca estribacin de las vrtebras que se hunden en los pantalones. Siente las caderas tiernas golpearle las rodillas mientras estrangula una toalla mojada para no torcerle el cuello, trata de humedecerle la frente inclinada. Tambin a l se le revuelve el estmago, siente la cara pastosa, y la saliva le baja por la boca abierta mientras ella le aprieta la mano y le sacude con sus espasmos en ese cuarto de bao penumbroso que le recuerda un hospital. El mundo ruge, l no ve el frasco de locin del padre sino el gran dormitorio con tejas de La Fonda, los tres cuerpos serpeando en la cama, explorando horrores desconocidos. Jugando con ella... Su estmago resuella, y de golpe se derrama en los Levis con un chorro espantoso, lento e insatisfactorio, como si un alambre al rojo le atravesara los genitales, mientras se queda intilmente al lado de ella, tal como se quedar al lado, impotente, en un futuro cercano que no puede imaginar ni recordar. La tensin sigue creciendo, martillando, la luz vacila. Tal vez viene una tormenta o le falla la vista, pero abajo entrev el perfil puro de Pilar, que descansa en el borde del water, indiferente a su furiosa toalla; en la penumbra centelleante vislumbra las incomprensibles letras A-B-O-R-T-O S-E-P-TI-C-O culebrear sombramente en las vrtebras de su amor virgen, y el universo se ennegrece de golpe. Algo que trepida ms spero que ninguna tormenta lo arrastra entre
relmpagos de oscuridad enceguecedora hasta una quietud tirante donde lo que existe de l percibe... Algo, pero de inmediato es despedido con energas inimaginables. ...y se condensa. Florece en la luz verde y abierta del otro mundo, en un yo blando y primaveral en el que una muchacha muy diferente le est codeando la cadera. Molly oye decir a su voz ms vieja, al ver, complacido, cmo las frondas de los sauces bordean el amigable y sucio Potomac. Las barras y el caduceo del cuello de la camisa le pinchan la garganta. S, doctor ella se vuelve, las rodillas apoyadas en la hierba puntiaguda para abrir unas cajas de viandas Howard Johnson. Oh, Dios. El caf y le alcanza un hot dog al tiempo que se echa el cabello rubio hacia atrs. Su brazo es tan femenino con esa tierna axila plida, su cuerpo entero es comestible, hasta su vestido es como limonada, tan fresco y limpio... No, radiante, se corrige. Esa es la palabra: radiante. Su mujer radiante. Ahuyenta con un gesto una oscuridad diminuta, y piensa en la cabellera de ella, que se derrama sobre su cuerpo en el dormitorio del hotel Roger Smith. Ven a sentarte, Pete. Est apenas sucio. Ya nada est sucio se acomoda junto a ella, le rodea las caderas opulentas con el brazo. Ella re, y menea la cabeza. Eres incorregible, Pete ella mordisquea el hot dog con unos labios que lo incitan a arrojarse sobre ella en ese mismo momento y olvidar los coches que circulan all arriba. Cielos, creo que jams has hecho el amor con una verdadera amiga dice ella, masticando. Algo as l deja su hot dog para aflojarse la corbata del uniforme. Treinta das ms y sers un civil en Baltimore ella se relame los labios con felicidad. Caramba, Pete. Me alegra tanto que hayas conseguido la beca. Prueba la ensalada de col, est sabrosa. Te acordars de la chusma cuando seas todo un doctor? Me acordar para distraerse l hurga en las cajas, y vuelca ensalada en un libro. Qu ests leyendo? Oh. Whately Carington. Whately qu? Carington. Un ingls. Estudios psquicos. Los ingleses se toman esas cosas muy a pecho. Aj? el mira el ro, pestaea para librarse de una sombra detrs de los ojos. Eliminacin de anfetaminas despus de seis meses? Tiene una teora sobre los objetos K. Parte de ti sobrevive en las cosas que te despiertan los sentimientos ms intensos... Pete, qu te pasa? Nada. Pero esos relampagueos no lo abandonan, de pronto son peores; a travs de ellos apenas le entrev el rostro preocupado, y trata de conservar el equilibrio en un mundo que relampaguea. Negro, verde, negro, y por un instante vertiginoso queda atrapado en una nada oscura, un paisaje fantasma de cenizas grises amontonadas bajo un cielo negro y ciego, y ve sin ojos una remota maraa de ruinas en una pradera tan amenazante que su voz descarnada chilla ante la sombra de un fragmento metlico enterrado en las cenizas. Nmeros espectrales sin significacin: 2004... BASTA! Y retorna junto al ro bajo los ojos primaverales de Molly. Le aferra desesperadamente el cuerpo. Eh, amor. La guerra ha terminado una sonrisa dulce, sensual y provocadora, ahora vigilante, la mano de enfermera dentro de la camisa. Corea est a quince mil
kilmetros. Ahora ests en la vieja Washington, doctor. Lo s, acabo de ver una matrcula re sin conviccin y afloja las manos. Nunca me abandonarn los fantasmas de Sel? Y su cuerpo, culpablemente intacto; ni un trozo de l en las latas oxidadas donde ha... Basta! Piensa en Molly. Viva Eisenhower. La beca John Hopkins de investigacin. Algunos simplemente no sirven para la prctica quirrgica. Me faltan agallas, Molly. Investigacin. Oh, por amor de Dios, Pete dice ella clidamente, acaricindole el pecho ya como amante y no como enfermera. Ya hemos hablado de todo eso. Y claro que han hablado, l lo sabe y murmura: Pap quera que fuera mdico en la India. Algo que tambin han conversado. La satisfaccin vuelve ahora, y l se recobra y se sirve un poco de ensalada, conversa para demostrar que ha vuelto a la realidad. Y qu dice ese Whately? Es serio protesta ella con una sonrisa, y casi con endiablada severidad. Es decir, yo soy atea, Pete; no creo que haya ningn ms all. Pero..., esta teora y parlotea sobre los objetos K y las aguas del tiempo y estructuras energticas mentales que nunca mueren, esa dulce y apetecible muchacha que le ha enseado a amar sin condiciones. Su amiga. Lo ha liberado. Se estira de modo placentero, eructa con gusto a col. Un hombre libre junto a una mujer deseosa. Sin problemas. Qu requiere el hombre en la mujer? La expresin del deseo satisfecho. Tan radiante. El la ha satisfecho. La satisfar de nuevo... Es un poco escalofriante, sin embargo ella arroja la caja al ro con gran esfuerzo; la caja vuela seis metros. Demonios! Slo piensa en partes de ti dando vueltas para siempre, apegadas a lo que has amado! se reclina contra el sauce y observa la caja que se aleja flotando. Me pregunto si parte de m se pasar la eternidad revoloteando alrededor de un gato tonto. Amaba a ese viejo gato. Henry. Pero muri. El fantasma de un calibre doce dispara silenciosamente a travs de la mente de Peter, una yegua relincha. Estornuda y apoya la cabeza en el regazo de la muchacha, de bruces en los muslos tibios y perfumados. Ella lo atisba, soadora, por encima de los senos. Es casi hermoso. Apegado para siempre a lo que amas. Conviene amar selectivamente entorna los ojos con malicia. Slo que contigo uno pensara que es aquello que ms has odiado... No, ese es un pensamiento horrible. El amor tiene que ser lo ms intenso. El lo duda pero quiere que lo convenzan, y husmea en el regazo mientras ella finge arquearse sobre l y luego se escabulle, estira los brazos y se da al aire, a la vida. Quiero pasar a la eternidad revoloteando alrededor de ti l se abalanza, jadeante; le importan un comino los coches, y cuando el cuerpo dulce y familiar se le rinde suplicante, comprende que es cierto, que lo ha sabido por un tiempo. Nunca una amistad, o mejor dicho, la mejor de las amistades. La verdadera. Te amo, Molly. Nos amamos. Oh, Pete. Vendrs a Baltimore conmigo. Nos casaremos le dice al cuello tibio mientras acaricia las piernas suaves, y de golpe siente una extraa rigidez que le obliga a incorporarse para verle la cara, los labios susurrantes. Me lo tema.
Temas? el corazn le brinca de alivio, le brinca tan violentamente que el centelleo tiembla de nuevo en el aire, y entre los pantallas la nota demasiado parca ante su sugerencia. No temas, Molly. Te amo. Oh, maldito sea, Pete dice ella suavemente. Lo lamento tanto, las mujeres hacemos cosas horrendas. Era tan feliz porque... traga saliva, y contina con una voz absurda. Porque alguien que quiero mucho vuelve a casa. Esta maana me llam desde Honolul. El se resiste a entender entre las palpitaciones relampagueantes, y repite pacientemente: Me amas, Molly; te amo, nos casaremos en Baltimore. Ella lo aparta suavemente. Oh, claro que te amo, Pete. S. Pero no es lo mismo. Sers feliz conmigo. Me amas. Ahora los dos estn agazapados al sol que palpita y parpadea. No Pete, nunca lo haba dicho... Yo no puedo tiende las manos hacia l como cuchillos, no puedo casarme contigo amor. Me casar con un hombre llamado Charlie McMahon. McMahon... Ese sonido idiota flamea en el universo, las cartidas le martillean, el aire zumba con su dolor y su furia mientras se levanta tontamente ofendido, incapaz de creer la perfidia de todo, que ahora tiembla en grandes golpes de negrura mientras su voz grita " Ramera!", grita " Perra-perra-perra!" en un caos relampagueante. Y estalla silenciosamente en un no-ser que es casi familiar, esta vez ms lentamente, como si una vasta energa se intensificara tan despacio que alguna estructura de l mismo perdura para formar en lo que ya no es un cerebro el temor de que realmente est muerto y condenado a vivir en fragmentos feroces. Y de nuevo este horror, su esencia, lucha por clamar Pero s am! ante un horizonte desolado, una planicie de interminables desechos sin vida bajo un cielo negro y fro donde l o un diseo energtico percibe otra vez esa presencia distante: ruinas, mquinas, enormes estructuras que funcionan incomprensibles e irradian fuerzas oscuras en el mundo pesadillesco, las fuerzas que ahora brotan... ...Para incorporarlo de nuevo a un ambiente conocido, con las palabras "Pero s am" muriendo en sus labios. Se recuesta en la silla giratoria, como de costumbre sin aceitar, saboreando la satisfaccin. En alguna parte dentro de l se mueve una dbil oscuridad, tiene poder slo para dirigirle la mirada a los retratos 3-d tras la pila de papeles del escritorio. Molly le sonre por encima de las hojas de computadora, abrazando a la hija mayor de ambos. Por primera vez en aos el recuerdo del pobre Charlie McMahon le cruza la mente, provoca el automtico exorcismo: Molly-nunca-habra-sido-feliz-con-l. Les cost resolverlo, pero lo solucionaron. Es curiosa la vvida nitidez con que recuerda ese da junto al ro, pese a todos los aos pasados. Pero s am, murmura inquieta su mente, mientras sus ojos recorren con amor los impresos de la computadora. Resultados magnficos, elegantes. Todo confirmado ahora de ocho modos diferentes, las variantes registradas. Mejor de lo que haba esperado. Maana podr enviar ese artculo. Claro que tardarn casi tres aos en publicarlo; no importa: la semana prxima se reunir la Asociacin Norteamericana por el Progreso de la Ciencia. Eso es lo interesante. Muy oportuno, las cosas no podran haber salido mejor. Los diarios tendrn que dedicarle algn prrafo...
Ser difcil no observar la cara de Guilliam, reflexiona Peter, el rostro rejuvenecido y radiante. "Amo esto, eso es lo que cuenta", piensa, la mente abrumada por el trajn de tantos aos de trabajo excesivo... Carpetas manchadas de caf, el nuevo centrfugo, los animales, la bata de una muchacha del laboratorio, discusiones con Ferris en Anlisis, discusiones sobre el espacio, el equipo, los costos... Y arquendose encima de todo como una red lser, el orden luminoso de su hiptesis. Su hiptesis demostrada no, no debe decirlo, su hiptesis puesta a rigurosa prueba. El afortunado hallazgo de una vida. El acierto. Nunca ms, ya no le quedan energas. No importa. Esto es la cspide, justo a tiempo. No pienses en lo que dijo Nathan, no pienses la palabra. (Nobel.) Qu tontera... (Nobel.) Piensa en el trabajo en s, en el poder de explicacin, la claridad. Su mano se ha estado deslizando hacia la bandeja del escritorio donde se enmohece la correspondencia sin abrir (tendr una secretaria despus de esto, con seguridad!) Pero la idea de la luz lo vuelve hacia la ventana. El cuarto parece tenso, rebosante de energa. Demasiado caf, piensa, demasiada alegra. No estoy acostumbrado. Soy un solitario. A partir de ahora compartir. Difundir mis conocimientos, alentar a los jvenes. Muchsimos ayudantes... A travs de su visin de los morosos suburbios sagrados que rodean el Anexo del New Indian Hospital flota la serie de textos de autores diversos, su nombre en primer trmino, un mito cordial; el auspicio de las publicaciones noveles. Una verdadera eminencia... Esos nios que juegan al balncesto all abajo, junto a un garaje, piensa, algunos vivirn para que las implicaciones de sus fatigosos aos aqu les curen un mieloma? Si se pudiera facilitar la cristalizacin. Se tiene que lograr. Pero no lo har yo, piensa, tratando de concentrarse en las figuras que corren a travs de un tenue parpadeo estroboscpico que parece surgir de las calles, aunque l sabe que debe ser de sus retinas. Exceso de cafena, advierte para s. Nada de hipertensiones, ahora. No, por Dios. La exultacin es casi tangible en el cuarto, y no lo distrae, sino todo lo contrario. Es como si estuviera alcanzando un nivel de vitalidad ms elevado, un efecto de norepinefrina. Quiz vivir de veras en un nivel ms elevado, medita mientras se frota el puente de la nariz con las puntas de los dedos para librarse de una imagen negra que parece casi un paisaje lunar detrs de sus ojos, ligeramente desagradable. Demasiadas amenazas, se dice mientras lustra los cristales de las gafas con vigor; la bomba, la ecologa, el fascismo, los problemas raciales, demasiado temor a todo. Entreabre la mandbula para ahogar ese zumbido interior, y ojea el gran calendario de 1984 que tiene en el escritorio, con una broma garrapateada: Si todo est bien, por qu hablan tan bajo? Correcto. Pongmonos en marcha y a casa. A Molly y Sue y al pequeo Pete, el benjamn. Sonre al pensar en el nio que correr hacia l, y mete la mano bajo los papeles en busca del paquete de cartas viejas, y cuando lo toca, un carmbano se le incrusta en el corazn. Por un instante piensa que est sufriendo un ataque de coronaria, pero no es en su corazn real, es una horrible y fra corriente de conocimiento que le circula de los dedos al alma, desde esa aborrecible y delgada y parda publicacin extranjera que ahora extrae lentamente para ver la nota en lpiz enganchada en la tapa; la publicacin enviada a su nombre que ha dormido all quin sabe cuntos das, como una bomba de tiempo. Pete, mejor chale un vistazo a esto. Lo siento muchsimo...
Pero no necesita mirar. Hojea las pginas mal impresas con dedos agarrotados y fros; ya sabe lo que encontrar dentro, tan prolijamente publicado, tan dulcemente, tan completamente, con una confirmacin an ms rotunda y elegante, la implicacin que l no haba pensado. Y todo tan modesto y terso. Tan joven. La desesperacin lo abruma cuando abre la pgina. Universidad de Djakarta, por amor de Dios? Y el condenado paradigma de algn hind... Una furia enfermiza lo fulmina, bilis y cenizas le llueven en el alma cuando deja correr las pginas; pginas grises, irreales e intangibles que ahora centellean y parpadean para devorar el mundo y arrastrarlo a un torbellino espectral... Hasta que la no-sensacin se intensifica ms all de todo lmite, y estalla en el silencio de la energa pura, finalmente, donde l o lo que queda de l, o lo que momentneamente lo ha reconstituido se integra en una aterrada visin, alcanza una percepcin real y mortal de su yo extinto que gira inmaterial en el polvo del anexo de un hospital, eones atrs en un planeta destruido. Y comprende con desgarrada lucidez la muerte real de todo cuanto vivi, salvo aquella parte de s mismo que con ms desesperacin l deseaba que muriera. Qu fue lo que ocurri? No sabe. Nunca le es posible saber cul de las amenazas es, finalmente, la que se hubo cumplido, ni cundo; slo sabe que est revisando la eternidad, no el tiempo; que todo cuanto all viviera ha desaparecido hace tanto que hasta el tiempo est quieto. Todo desaparecido para siempre. Rescatndolo a l solo, con su dolor trivial. Solo... Pero cuando la despiadada fuerza que reafirma las ambigedades se hace ms intensa, en l se despierta una umbrosa y desolada sensacin de presencia, una inquietud incorprea en el polvo le dice que tiene compaa, que es apenas un ndulo en una pelcula espectral de vida muerta que cubre la fra esfera de roca. Inalcanzable, aislado, busca el contacto y sufre un nuevo impacto incorpreo. Ellos tambin sufren? Fue realmente el dolor la llama ms feroz de nuestros nervios, la nica que pudo conservarse viva despus de la muerte? Y el amor, la alegra...? No estn aqu. Gime sin voz cuando la conviccin le invade, antes no crea en nada. Todas las penurias del mundo, intactas? Fantasmas rotos cojean eternamente desde Stalingrado y Salamina, desde Gettysburg y Tebas y Dunquerke y Khartum? Prosiguen an las matanzas en Ravensbruck y Wounded Knee? Los muertos de Cartago e Hiroshima y Cuzco arden todava? Mujeres espectrales han despertado slo para sufrir de nuevo la violacin, slo para presenciar de nuevo cmo asesinan a sus nios? Cada esclavo annimo sufre an la mordedura del hierro, cada bomba, cada bala y flecha y piedra que vol encuentra todava el blanco aullante? Atrocidad sin final ni consuelo por siempre? Molly. El nombre se le forma en el corazn cancelado. La que era amor. Querra saber que ella o algn fragmento de ella perdura tibiamente entre los hijos, pero slo puede convocar la imagen de ella, que se arrastra eternamente entre ruinas hacia la cabeza sanguinolenta de Charlie McMahon. Nunca! Aullara su reto a los yermos, y a medida que la extraa energa se condensa l se va encontrando ms real; lucha incorpreamente, agita las noextremidades muertas para convocar al amor desde el exterminio y escudarse del infierno, esgrimiendo el ltimo talismn con su alma obliterada: el sonido de la risa de su hijito, el nio que corre hacia l y se aferra de sus piernas para darle la bienvenida a casa. Por un instante cree haberlo logrado. Puede ver la carucha vuelta hacia l, la boca
abierta. Pero cuando trata de aferrarlo, el nio fantasma se desmigaja y desvanece, y le deja en el corazn destruido slo otro eco de dolor. Quiero a mam, mam, mi mam. Y percibe que lo que haba credo la cabeza del nio son formas. Presencias intrusas, extraas como la mirada tersa y acechante de los tiburones bajo el agua. Se desplazan, desfilan oscuramente. Existen aqu, en esta planicie perdida en el tiempo. Y entiende con horror que son ellos, o esos seres o artefactos, no lo puede distinguir los que emanan esa energa que le sustenta. Esa potencia oscura lo ha convocado desde el polvo. Siente odio y voracidad, las seguira para sorber su vida-muerte, como billones de vestigios anhelantes, girasoles muertos que se vuelven hacia su sol negro. Pero descubre que no puede, que slo puede ansiar en vano mientras se retiran. Nota que se mueven hacia esos cenotafios negros y distantes, esquelticos y extraos que erizan el horizonte muerto. Ignora si son mquinas o edificios. Se esfuerza sin ver, y ahora palpa una convergencia, como si percibiera un bullir de hormigas que se ocultan en un escondrijo intangible. Y entonces comprende que la energa que le sostiene est muriendo, se est disipando. La emanacin desconocida que lo despert se desvanece y l se diluye. Sabis?, pregunta sin voz. Sabis? Os movis indiferentes entre nuestros sufrimientos? Pero no recibe respuesta, nunca la recibir, y mientras su tenue estructura se desintegra tiene conciencia slo para preguntarse fugazmente qu misin inimaginable ha trado a esos seres hasta su ceniza muerta. Emisarios, sospecha mientras se apaga. Exploradores, ingenieros, o meros fisgones, tal vez? Holgazanes morbosos entre nuestras ruinas, familiarizados tal vez con esos fantasmas que despiertan a esta vida gemebunda, y nos encienden para recrear esta feria de muertos por pura diversin. Se encoge y observa cmo se van y se llevan con ellos su vida lacerada, y lo devuelven al vaco. Regresarn? O regresan sin cesar, permanentemente? Su ser en extincin forma un ltimo interrogante: Esto se ha repetido ya, y se repetir una y otra vez? El y todos los muertos sern arrastrados cada vez al sufrimiento sin poder impedirlo? Volvern a padecer los mismos desgarrones, y volvern a morir una y otra vez hasta que otra energa los exhume para la prxima representacin? Muramos! Pero su identidad en ruinas ya no puede emitir protestas, sabe solamente que es cierto, intolerablemente cierto; lo han hecho antes y lo harn siempre, sin piedad. Y mientras naufraga en la creciente inexistencia, slo se puede aferrar de la desesperacin, y hojear de nuevo esa publicacin parda y ajada Universidad de Djakarta?, y ya no sabe la causa del terror de su alma cuando se derrumba en la primavera perdida No te amo de esa manera, Pete, y sufre una dolorosa alegra cuando cierra la mano sobre el pecho joven dentro de la camisa blanca Pete, no tienes un amigo?, y su ser se desmenuza, se dispersa entre una mirada de exhaustos fantasmas de angustia mientras la vida extraa los abandona, los hunde cada vez ms en la oscuridad definitiva, hasta que con desconcertada zozobra se encuentra a s mismo, o una configuracin que fue l mismo, real por un ltimo instante, las botas en la grava al amanecer, la mano sobre una camioneta herrumbrada. Una alegra que no puede soportar se le agudiza en el corazn cuando atisba los patos mgicos, ve el bote encallado en el cauce que l abri y no entiende por qu el viento chilla de dolor entre las cimas cuando brinca ladera abajo por las rocas,
empuando el hacha y su primera escopeta, rumbo al lago oscuro bajo las estrellas fras, para siempre. UN MOMENTNEO SABOR DE EXISTENCIA A momentary taste O Being from the Well amid the Waste.* Khayam / Fitzgerald. RUBAIYAT I
...Flotaba all, visiblemente atiborrado, azulado-verdoso, destacando contra un fondo de oscuridad. Se hinchaba y lata con pulsaciones que alcanzaban un potente y rtmico golpear, expandindose lentamente en una fantasmagrica protuberancia que se extenda y solificaba... Era un testculo-planeta apuntando su monstruoso pene en direccin a las estrellas. El golpear rtmico de su sangre reverberaba por las sollozantes inmensidades; fro, fro. El largo falo se extenda como una sonda, impulsado ciegamente por presiones internas intolerables; su extremo superior era como un glande enorme, nebuloso, iluminado por una centella. Con apuros se aventuraba, se extenda buscando libertad... Las estrellas doblaban su insoportable crescendo... Faltan uno o dos minutos para que el Dr. Aarn Kaye est seguro de que se ha despertado en su litera provisional de la enfermera de cuarentena del Centauro. Su garganta est sollozando de modo reflejo, sus ojos lloran, las estrellas no... Otro de esos condenados sueos. Aarn est tumbado inmvil, parpadeante, deseando que aquel helado pesar desaparezca de su mente. Se va. Aarn se sienta, todava fro, con un desconsuelo carente de significado. Qu demonio es lo que est desgarrndole? El Gran Pan ha muerto murmura mientras se dirige con paso vacilante al estrecho lavabo. Se moja la cabeza lleno de nostalgia por su propio alojamiento y por Solange. Realmente deba preocuparse de esos sntomas de ansiedad. Ms tarde, ahora no hay tiempo. Pero su lamento parece tener un eco que diera la vuelta al mundo. Mdico, apritate los tornillos a ti mismo le lanza al rostro vulgar y aburrido que le contempla desde el espejo. Oh, Jess... la hora! Ha dormido demasiado, mientras ellos estarn hacindole a Lory Dios sabe qu. Por qu no le despert Coby? Porque Lory es su hermana, seguramente; Aarn debera haber previsto tal cosa. Sali hacia el corredor estrecho de la estacin de cuarentena. El otro extremo est cerrado por una pared de vitrex; al otro lado est su ayudante, Coby, que alza la vista para mirarle y se quita el casco con los auriculares. No cabe duda, estaba oyendo msica. Bueno... Y qu importa? Aarn dirige una mirada al cubculo de Tighe. El rostro de ste refleja relajamiento por efecto de los sedantes. Desde que sucedi aquel episodio, la
semana pasada, ha estado sometido a una cura de sueo. Aarn se dirige a la rejilla de comunicacin de la pared de vitrex y toma una taza de un brebaje caliente. El lquido cae lentamente. En la nave giratoria la cmara de insolacin est a tres cuartos de gravedad. Dnde est la doctora Kaye, mi hermana? Ya han comenzado el interrogatorio, jefe. Pens que usted necesitaba seguir descansando. No caba duda de que Coby trataba de aparentar amabilidad y amistad, pero su voz era demasiado servil. Est bien! gir la copa forzndose a beber. Tena una persistente sensacin de que el extrao Lory estaba ahora bajo su tacn derecho. S? Bruce y Ahlstrom estuvieron aqu mientras dorma Se quejaron de que Tighe haba andado suelto por ah esta maana, segn dijeron. Aarn frunci el ceo. No habr salido, verdad? De ningn modo. Cada uno de ellos lo vio por separado. Les dije que deban venir despus a hablar con usted. S, est bien. Aarn dej la taza y se encamin hacia el hall, cruzando una puerta sobre la que se vea un cartelito: Entrevistas La prxima era la de Observacin. Se dirigi a un pequeo armario con pantallas de visin en dos de sus paredes. La pantalla que tena frente a l estaba activada en ida y vuelta. En ella se vea a cuatro hombres sentados en una salita al otro lado, fuera de la seccin de cuarentena. El del cabello con el clsico perfil ingls era el capitn Yellaston y recibi la presencia de Aarn en la pantalla con un gesto de cabeza neutral, indiferente. A su lado, los comandantes de exploracin continuaron observando sus propias pantallas. El cuarto hombre era Frank Foy, jefe de seguridad del Centauro. Hablaba con los labios muy cerca de un micrfono de grabacin. Como a disgusto, Aarn activ la otra pantalla, de recepcin, a sabiendas de que poda ver algo desagradable. All estaba ella, su hermana Lory; una mujer joven, delgada, con el pelo rojizo y unida a los cables de un banco sensorial. Tena los ojos vueltos hacia Aarn, aun cuando ste saba que su hermana no tena frente a s ms que una pantalla apagada, muda. Hipersensitiva, como siempre. Tras ella estaba Solange, con traje de descontaminacin. Vamos a tener que volver otra vez a las mismas preguntas, seorita Kaye le deca Frank Foy con un tono impersonal que trataba de ser impresionante. Llmeme doctora Kaye, por favor la voz de Lory sonaba cansada. Doctora Kaye, desde luego. Por qu resulta tan desagradable el joven Frank? S justo, se dijo a s mismo Aarn. El hombre no hace ms que realizar su trabajo Un trabajo necesario de todo punto para la seguridad de la tribu. Y, adems, hace tiempo ya que no es el joven Frank. Jess, ninguno de nosotros lo es ya, a cincuenta trillones de kilmetros de casa! Diez aos... Doctora Kaye, usted se gradu en biologa para la misin exploradora Gamma, no es as? S, pero tambin tengo mi ttulo de astronavegacin. Como todos nosotros.
Por favor, limtese a responder s o no S. Foy contempl el informe que tena ante s e hizo una observacin. Y en cumplimiento de sus deberes como bilogo, investig la superficie del planeta tanto desde la rbita como en el suelo, cerca del lugar de atraque. S. A su juicio, es utilizable ese planeta para la colonizacin humana? S. Observ usted algo que pudiera resultar daino o perjudicial para la salud y el bienestar humano? No, nada en absoluto. Es ideal... ya se lo dije. Frank contuvo una tosecita de reproche. Aarn tambin frunci el ceo. Por lo general Lory no sola calificar de ideales a las cosas. Nada capaz, ni hipotticamente, de daar a los seres humanos? No. Espere... ya sabe que incluso el agua es hipotticamente capaz de causar dao a un ser humano. Foy apret la boca resentido. Est bien; voy a hacer la pregunta con otras palabras. Observ usted alguna forma de vida que atacara o daara a los seres humanos? No. Sin embargo salt Foy, cuando el teniente Tighe se aproxim a la muestra que usted trajo del planeta, result daado, no es as? No, no creo que eso le daara. Como bilogo, considera usted que la condicin del teniente Tighe no es anormal? No... Quiero decir s. El pobre hombre siempre estuvo en condiciones de anormalidad. Teniendo en cuenta el hecho de que el teniente Tighe ha tenido que ser hospitalizado desde que se acerc a ese ser extrao, sigue usted manteniendo que no le caus dao alguno? No, no le hizo dao. La forma en que usted usa la gramtica, su manera de formular las preguntas, me confunde. Por favor, podra moverme un poco el brazalete sensor del brazo? Foy iba a iniciar una protesta, pero el capitn Yellaston se aclar la garganta a modo de advertencia e hizo un gesto afirmativo. Cuando Solange le quit el ancho brazalete, Lory se levant y estir su cuerpo alto, delgado y casi sin senos; con su nariz respingona, su juventud y su esbeltez, casi hubiera podido pasar por un muchacho. Aarn la observ como haba venido haciendo toda su vida; es decir, con una combinacin peculiar de amor y miedo. El cuerpo de su hermana, lo saba, pareca desprovisto de atractivo sexual para la mayor parte de los hombres, impresin que confirmaban sus modales profesionales y eficientes. La comisin de seleccin del Centauro debi estar compuesta por hombres con tal criterio, pues una de las normas de la misin consista en seleccionar una baja tendencia sexual. Aarn suspir mientras observaba cmo Solange volva a colocarle el brazalete. El equipo de seleccin haba tenido toda la razn en lo que a Lory se refera, pues ella hubiera sido feliz en un convento de clausura. Aarn dese por un momento que estuviera en uno. No aqu.
Foy tosi frente al micrfono para llamar la atencin. Voy a repetir mi pregunta, doctora Kaye. Considera usted que el efecto de ese extrao espcimen pudo resultar perjudicial para la salud del teniente Tighe? No repiti Lory pacientemente. Una escena muy desagradable, pens Aarn; la mujer indefensa unida por cables elctricos al banco sensor para estudiar sus reacciones; los hombres probos y dignos ocultos. Era como una especie de violacin squica. Pero, para ser justos, slo Foy pareca gozar de ella. Cuando estuvieron en la superficie del planeta, tuvo el comandante Kuh contacto con esas formas de vida? S. Y vio su salud afectada del mismo modo que la del teniente Tighe? No... Quiero decir s, el contacto con esos seres tampoco result perjudicial para l, como no lo fue para el teniente Tighe. Voy a repetir la pregunta: resultaron afectados perjudicialmente el comandante Kuh o alguno de sus hombres por el contacto con esa forma de vida? No. Repito: resultaron afectados perjudicialmente el comandante Kuh o sus hombres por el contacto con esa forma extraa de vida? No Lory subray su negativa agitando la cabeza en direccin a la pantalla apagada. Ha declarado que el computador de la nave exploratoria ces de recoger las informaciones de los sensores y cmaras despus del primer da de estancia en la superficie. Destruy esas grabaciones? No. Fue alterada o falseada la informacin del computador por usted o alguna otra persona? No. Ya se lo he dicho. Cremos que estaba recibiendo informacin y registrando los datos. Ninguno de nosotros sabamos que el ciclo se haba interrumpido. Por eso perdimos todos esos datos. Doctora Kaye, voy a repetir: alter o hizo usted desaparecer esos datos? No. Doctora Kaye, voy a volver de nuevo al principio. Cuando usted regres sola, navegando con la nave exploradora del comandante Kuh, declar que el comandante Kuh y sus hombres se haban quedado en el planeta porque deseaban comenzar la colonizacin. Declar usted, igualmente, y estoy citando sus propias palabras, que el planeta era un paraso y que no haba en l nada que pudiera causar dao a la especie humana. Pese a la grabacin y registros totalmente inadecuados de las condiciones de la superficie del planeta, usted afirm que el comandante Kuh recomendaba que enviramos de inmediato a la Tierra la seal convenida para el comienzo de una emigracin a escala completa. Y, sin embargo, tan pronto como el teniente Tighe abri la puerta a ese extrao espcimen que vena en la nave exploradora sufri un colapso grave. Doctora Kaye, voy a decirle a usted lo que realmente ocurri en ese planeta: el comandante Kuh y su grupo debieron ser muertos o apresados por seres de aquel planeta y usted nos est ocultando los datos. Mientras el interrogador soltaba su discurso, Lory no dej de mover
enrgicamente su cabellera roja, negando las palabras de Foy. No, no fueron heridos ni atacados por nadie, y tampoco fueron hechos prisioneros. Tal suposicin es estpida. Ya le he dicho que prefirieron quedarse. Me ofrec voluntaria para transmitir su mensaje. Era la eleccin ms lgica, como es fcil deducir. Como usted sabe, yo no soy china... Por favor, responda s o no. Sufrieron el comandante Kuh o algunos de sus hombres un ataque similar al sufrido por el teniente Tighe? No! Foy contempl sus registros y notas con aire ceudo tomando notas y marcando pasajes. Aarn not que el hgado empezaba a funcionarle mal. l no necesitaba analizar el mensaje del banco sensor para saber, por el tono de voz de su hermana, que estaba siendo sincera. Repito, doctora Kaye. Hizo usted...? Pero el capitn Yellaston se irgui autoritariamente tras l. Muchas gracias, teniente Foy. Foy cerr la boca y apret los labios. En el otro extremo, frente a la pantalla apagada, Lory dijo simplemente: No estoy cansada, mi capitn. De todos modos creo que podremos completar el asunto ms adelante. Yellaston habl con su voz madura y amable. Observ la mirada en los ojos de Aarn y todos permanecieron sentados contemplando cmo Solange libraba a Lory del brazalete y de los otros cables de los sensores unidos a su cuerpo. A travs de su visor enfocado hacia Solange poda ver su agradable rostro franco-rabe, del cual emanaba una compasin no exenta de preocupacin. La conmiseracin y la simpata eran especialidades del carcter de Solange. Cuando las mujeres abandonaron la sala, los otros dos comandantes de exploradores que haban estado en la otra cabina se pusieron de pie y salieron. Ambos tenan el cabello castao y los ojos azules, eran ectomesoformos musculares y a los ojos de Aarn enormemente parecidos, pese a que Timofaev Bron haba nacido en Omsk y Don Purcell en Ohio. Diez aos antes, esos dos hombres haban tenido una dedicacin simple y absoluta, cuya meta consista en llegar desde una habitacin hasta el lugar ms supremamente difcil. Los fracasos de sus respectivas misiones exploradoras les haban hecho regresar a Centauro desengaados y pesimistas. Pero en los ltimos veinte das, despus del regreso de Lory, de nuevo se haba despertado algo en sus ojos Algo que Aarn no tena prisa ni inters en ponerle nombre. Informe, por favor, teniente Foy dijo Yellaston; y con su mirada dio a entender que inclua tambin la presencia del doctor Aarn. El registrador oficial conectado con el banco sensor segua funcionando an. Francis Xavier Foy tom una bocanada de aire entre los dientes, consciente de su importancia; era su segundo interrogatorio de importancia en los diez aos que llevaban de viaje. Mi capitn, desgraciadamente debo informar de que el protocolo muestra una serie de respuestas persistentemente anmalas. En primer lugar, el sujeto presenta emocionalidad marcadamente elevada y vacilante mir con aire irritado a Aarn, para quien aquello no resultaba nuevo. Ah! El nivel afectivo resulta sugestivo, por decirlo as... Especficamente en la cuestin del posible dao sufrido por el comandante Kuh.
En el Dr. Kaye, la Dra. Lory Kaye, quiero decir, las reacciones sicolgicas contradicen sus respuestas verbales; es decir, no son caractersticas de su lnea bsica de verdad-tipo... Lanz un suspiro jactancioso pero no se atrevi a mirar a Aarn. Teniente Foy, est usted tratando de decirnos que de acuerdo con su opinin profesional la doctora Kaye nos est mintiendo con respecto a lo sucedido a la tripulacin exploradora Gamma? Frank Foy hizo una mueca mientras rebobinaba algunas cintas de grabacin. Lo nico que puedo decir, seor, es que existen contradicciones, reas de oscuridad, de confusionismo, especialmente en esas tres respuestas, mi capitn, como puede usted observar si estudia comparativamente estas curvas que he sealado en los grficos. Yellaston se qued mirndole pensativamente pero sin ocuparse de los grficos y grabaciones. Seor dijo Foy, si consideramos la decisin de no emplear los suplementos qumicos... Hablaba con desesperacin. Se refera a drogas como el EDC. Aarn saba que Yellaston no lo permitira. Y se daba cuenta de que le estaba agradecido por ello. El capitn ni siquiera se molest en responder. Dejando a un lado la cuestin del dao que pueda haber sufrido el comandante Kuh, Frank, qu hay de las respuestas de la doctora Kaye en relacin con la habitabilidad del planeta en trminos generales? Tambin muestran anormalidades, anomalas Foy, visiblemente, desaprobaba que fuera descartada cualquier sospecha. Qu tipo de anomalas? Agitacin anormal, seor, como indican las oscilaciones de las grabaciones y registros. Eso indica preocupacin y emotividad. Comparadas con trminos tales como paraso, ideal, que se recogen en el protocolo verbal, las indicaciones son... En su opinin profesional, teniente Foy, llega usted o no a la conclusin de que la doctora est mintiendo cuando afirma que el planeta es habitable? Seor, el problema es la variabilidad del sujeto en un sentido exacto. Demuestra las formas clsicas de una zona cubierta. Yellaston salt excitado. Tras l, los dos comandantes de exploradores observaban impasibles. Teniente Foy: si la doctora Kaye cree efectivamente que el planeta es habitable, sumamente conveniente para la colonizacin, podra usted decir que su extrema excitacin no se debe a la emocin causada por el xito final de una misin como la nuestra, tan larga y difcil? Foy se qued mirndole con los labios un tanto entreabiertos, como un estudiante que de repente se ve obligado a enfrentarse con una pregunta sorprendente y un tanto inesperada. Excitacin extrema... Ya veo lo que quiere usted decir, mi capitn... S, seor, supongo que sa podra ser una de las interpretaciones. En ese caso, puedo resumir sus conclusiones en esta etapa de la investigacin diciendo que, aunque el relato de la doctora Kaye sobre los acontecimientos relacionados con el comandante Kuh siguen siendo poco claros, no encuentra usted una contraindicacin especfica en su declaracin de que el planeta es habitable?
S, seor, aunque... Gracias, teniente Foy. Continuaremos maana. Los dos comandantes exploradores cambiaron una mirada de entendimiento. Estaban fuertemente, slidamente unidos contra Foy, segn poda ver Aarn. Como dos capitanes combatientes que esperasen ansiosamente que un intranquilo pacifista fuera destituido para que ellos pudieran demostrar sus dotes blicas. Aarn simpatizaba con ellos. Por otra parte, no lograba que Foy fuera de su agrado. Pero lo cierto era que a l tampoco le gustaba el tono que haba observado en la voz de Lory. Pero, hombre, las muestras y los registros sensores no mienten dijo Don Purcell repentinamente. Incluso si slo pudieron controlar durante treinta horas la estancia en el planeta sin indicar novedad, eso implica que el lugar es perfecto. Tim Bron hizo un gesto de asentimiento mirando a Aarn. Yellaston esboz una sonrisa remota, dbil, y sus ojos se encontraron con los del registrador oficial. Por ensima vez, Aarn se sinti gratamente impresionado, emocionado por la presencia de nimo y la calma del comandante en jefe de la nave. El capitn, el viejo Yellaston, tena algo que resultaba difcil de definir pero que haba logrado que todos ellos se mantuvieran unidos durante todos esos aos. Dnde haban hallado a un hombre como l? Un neozelands educado quin sabe en qu extinguida escuela britnica... Jefe de la misin Jpiter, etc., etc. El ltimo de los dinosaurios. Una pieza valiosa. Pero en esos momentos not una extraa anomala. Yellaston, que nunca mostraba el menor signo externo de nerviosismo, se estaba acariciando los nudillos. Un gesto que jams haba visto en l. Se trataba de su indecisin sobre las respuestas de Lory? O se deba a la chispa de emocin que haba visto en el fondo de los ojos de los dos comandantes de exploradores: el planeta...? El planeta... Una rfaga inesperada, como un rayo de oro, recorri incontrolablemente algunas terminales nerviosas de Aarn hasta llegar a su cerebro. Despus de los difciles aos transcurridos, despus de que Tim y Don regresaran de sus respectivas misiones para informar de que no haban encontrado ms que rocas y gases en torno a los dos primeros soles de Centauro, era posible que nuestra ltima oportunidad nos trajera el triunfo? De creer a Lory, los componentes del grupo del comandante Kuh se hallaban en esos momentos caminando por un nuevo Edn terrestre, ese Edn que los terrqueos necesitbamos tan desesperadamente, mientras nosotros seguamos all, colgando en el espacio, en la oscuridad; a menos de dos aos de distancia. De creer a Lory...! Aarn se dio cuenta de que el capitn Yellaston se estaba dirigiendo a l. Desde un punto de vista mdico, cree usted que ella se encuentra en un estado de salud normal? S, seor. Hemos llevado hasta el ltimo extremo la serie de tests y pruebas destinadas a apreciar cualquier tipo de contagio por un agente externo, adems del espectro biomonitor estandardizado. Me estoy refiriendo hasta la noche pasada, pues no la he vuelto a examinar en las ltimas seis horas. Aparte de la prdida de peso y de unas lesiones ulcerosas en el duodeno, que ya padeca cuando regres al Centauro, la doctora Lory Kaye no muestra cambio alguno de importancia en su normalidad bsica lineal respecto de su partida de aqu hace dos aos. Con respecto a esas lceras, doctor, estoy en lo cierto al decir que usted opina que se deben solamente a la tensin experimentada durante el ao de viaje solitario de
regreso a esta nave? S, seor. Eso es lo que opino. Aarn no necesitaba mostrar reserva alguna en este aspecto. Casi un ao de viaje solitario desde un punto perdido en el espacio. Dios mo! Cmo podra resistirse una cosa as?, se pregunt una vez ms. Mi hermana menor! No es humana. Y esa cosa extraa, ese forastero del espacio, exactamente detrs de ella... sos eran los pensamientos de Aarn. A veces l mismo poda sentir la situacin de aquella cosa extraa abajo, junto al muro de la izquierda. Se qued mirando los registradores con la intencin de preguntar a los dems si ellos tambin sentan aquella presencia. Maana es el da final del perodo de veintin das que hemos establecido como cuarentena. Un tiempo arbitrario, desde luego estaba diciendo Yellaston. Usted seguir observando mdicamente a la doctora Lory Kaye hasta la ltima sesin aclaratoria, maana a las nueve. Aarn hizo un gesto de cabeza afirmativo. El capitn continu hablando: Si no hay contraindicaciones, la cuarentena terminar al medioda. Tan pronto como sea posible, despus de terminada la cuarentena, se proceder al examen del espcimen que ahora se encuentra en la nave exploradora Gamma. Digamos al da siguiente, lo que le dar a usted tiempo suficiente para coordinar sus esfuerzos con el equipo de xenobiologa y para estar en condiciones de ayudarle. De acuerdo, doctor Kaye? S, mi capitn. Va a esperar usted para informar a la Tierra hasta que hayamos observado el espcimen? pregunt Don. Ciertamente. Los cuatro hombres se marcharon, movindose difcilmente en sus alojamientos estrechos, aunque con ms amplitud de la que en esos tiempos deba haber en la Tierra. Aarn vio cmo Foy se las arreglaba para ponerse en el camino de Yellaston, y sinti una sensacin de simpata hacia aquella seal de sometimiento a la autoridad. Cualquier cosa con tal de llamar la atencin del paternal capitn Tambin l se haba sentido atrado, afectado por la proyeccin paterna y benvola de Yellaston. Son sus reacciones de respuestas ms maduras? Al diablo! Al cabo de diez aos de viaje espacial, el autoanlisis se convierte en un rito. Cuando entr en el corredor de aislamiento, Lory haba desaparecido en su cabina y Solange tampoco estaba a la vista. A travs de la pared de vitrex hizo una sea a Coby y puls el botn del distribuidor de alimentos. Lleg su comida, con un agradable olor a cocina. Pan protenico con una guarnicin inesperada. La intendencia pareca hallarse de buen humor. Comi con aire ausente mientras contemplaba la foto tridimensional de la Tierra que colgaba del muro. La misma fotografa poda verse en la nave por todas partes. Una imagen bella y clara tomada en los das pasados en que el aire todava era claro y lmpido. Qu estaran comiendo ahora en la Tierra? Se comeran unos a otros? El pensamiento haba perdido su impacto despus de diez aos alejados del planeta; como cualquier otro en el Centauro, Aarn no haba dejado detrs lazos importantes. Cuando dejaron la Tierra, la poblacin era de 20.000 millones de seres, y en los diez aos transcurridos deba haber aumentado en un cincuenta por ciento ms, pese a las grandes plagas de hambre. 30.000 millones de seres humanos esperando explorar las estrellas, ahora que disponan de tecnologa para ello, aunque precaria. Esperando que Centauro
diera luz verde. No una luz verde en el sentido literal, sino uno de esos mensajes codificados y simples que podan ser enviados desde tal distancia. Durante diez aos haban estado emitiendo luz amarilla, que vena a significar: la exploracin contina. Y hasta haca slo unos veinte das se haban visto ante el dilema de enviar luz roja: No hallamos planeta, regresamos a la base. Pero ahora... Ahora tenan el planeta de Lory! Aarn movi la cabeza mientras masticaba una rodaja de autntico huevo duro, pensando en la seal verde que iniciara su viaje de cuatro aos hasta alcanzar la Tierra: Hallamos planeta, lanzad las flotillas de emigracin, coordenadas tal y tal. Millones, cientos y miles de millones de terrqueos luchando y presionando por conseguir una de esas plazas relativamente escasas para partir hacia un mundo nuevo y desconocido en las naves de transporte. Aarn frunci el ceo; le disgustaba pensar en los seres humanos en trminos de miles de millones. Quera considerarlos individualmente, como gente, sin tener en cuenta su nmero, personas cada una con su rostro, su nombre, su personalidad nica y un destino, un futuro con su peculiar significado y misin. Invoc su ritual personal, su defensa contra el pensamiento masificado, lo cual resultaba simple al recordar a las gentes que l mismo haba conocido y tratado. Un ejrcito invisible pas por su mente mientras masticaba la comida. Gentes... aquellos de los que haba aprendido... s, pero qu? Algo, importante o sencillo. Una existencia... El rostro de Thomas Brown se destac con un brillo fro en su recuerdo. Brown era el asesino triste que fue su primer paciente en una operacin de neurociruga haca ya quin sabe cuntos aos en el Houston Enclave. Le haba ayudado? Probablemente no, pero Aarn sentira como un condenado si olvidara a ese hombre. Un hombre vivo no es una estadstica. Sus pensamientos se ocuparon de sus compaeros de expedicin, aquellos sesenta elegidos. La crema de la Tierra, pens con un semisarcasmo. Su resistencia, su capacidad de recursos, su salud excepcional. Pens que no tena nada de improbable que los hijos ms sanos y capaces de la Tierra estuvieran en esa delicada burbuja de aire y calor a cincuenta billones de kilmetros del planeta de origen, en el Centauro. Dej la bandeja en el reciclador y se seren. Tena que examinar dieciocho horas de cinta registradora del biomonitor para comprobar las normas bsico-lineales mdicas de Tighe, Lory y la suya propia. Y tena que hablar con las dos personas que crean haber visto a Tighe. Cuando se levant, sus ojos se fijaron de nuevo en la imagen de la Tierra de la fotografa del muro: su solitaria y vulnerable joya pendiente en las tinieblas del vaco. De repente volvi a su mente el sueo de la noche anterior. Volvi a ver el pene monstruoso apuntando hacia las estrellas con el Centauro en la punta superior, latiendo de placer y apenas capaz de esperar que se soltara el gatillo que haba de disparar el diluvio humano. Se dio un golpe en la frente con el puo y la alucinacin se borr. Enfadado consigo mismo, se dirigi de nuevo a la cabina de observacin. En la pantalla le esperaba la imagen de Bruce Jang, su compatriota, el joven ingeniero chinoamericano tripulante de una nave espacial en la que cada uno es el mejor de su especialidad. Slo que ya no era joven; haba dejado de serlo en el transcurso de aquellos diez largusimos aos, se dijo Aarn con un reproche. Me tienen aqu encerrado, Bruce. Se me ha dicho que has visto a Tighe. Dnde y cundo? Bruce reflexion antes de responder Slo dos aos antes era gil y rpido de reflejos como una ardilla, con una sonrisa alegre y segura y una mirada en la que haba
esa expresin casi cnica del que se toma todo un poco a risa. La respuesta al universo de la Tcnica. Estuvo en mi alojamiento a las siete Estaba haciendo la limpieza y tena la puerta abierta. Vi que me estaba mirando fijamente con aspecto raro, de chiflado. Raro? La expresin slo? Haba alguna otra cosa peculiar en l? Quiero decir si era visualmente diferente en algn aspecto... Hubo otra pausa. Ahora que lo dices... s. Su ndice de refraccin era apenas una sombra. Por un momento Aarn se qued desconcertado; despus se dio cuenta de lo que Bruce quera decir. Quieres decir que Tighe apareca como borroso o traslcido? S, ambas cosas dijo Bruce con tono seguro. Pero era l. Bruce, Tighe no sali ni un solo momento de la enfermera de cuarentena. Lo hemos comprobado. Hubo otra pausa larga; Aarn hizo un gesto de desencanto, recordando las sombras que esperaban para rodear a Bruce como una mortaja. El casi-suicidio haba sido horrible. Ya lo veo dijo Bruce con tono casual. Debe haberse tratado de una alucinacin, pero qu es lo que puedo hacer? No, Bruce. T no fuiste el nico que le vio Hubo tambin otra persona que vio a Tighe. Ahora voy a controlarlo. Otra persona? el rpido cerebro de Bruce se dio cuenta de inmediato del alivio que aquello significaba para l. Desapareci aquella sombra fatdica. Uno es accidente, dos es coincidencia. Tres veces, una accin del enemigo. Observa por m por ah. Lo hars, Bruce? Yo estoy estancado aqu. Aarn no crea en la accin enemiga, pero s en que poda ayudar a Bruce Jang. De acuerdo. No es exactamente el juego que me gusta jugar, pero de todos modos lo har. Desapareci. El Hombre sin Patria. Durante aos Bruce se haba sentido unido al equipo de exploracin chino y en especial a Mei-Lin, su ecologista. Haba esperado, lleno de confianza, ser una de las dos personas sin nacionalidad que, de acuerdo con lo pactado, el comandante Kuh llevara en su misin exploratoria al nuevo planeta. Signific para l un golpe mortal que Kuh, que se senta profundamente chino, eligiese a Lory y a la mineralista Aussie. La segunda persona que haba visto a Tighe apareci en la pantalla de Aarn: Ahlstrom, su jefa de computadores, alta, rubia y ms o menos humana. Antes de que Aarn tuviera tiempo de saludarla, ella le dijo con tono ofendido y de resentimiento. No tena usted derecho a dejarle salir. Dnde lo vio usted, jefa Ahlstrom? En mi unidad Nmero Cinco. Habl usted con l? Toc alguna cosa? No. Se march inmediatamente. Pero estuvo all y no debi habrsele permitido salir. Dgame una cosa: tena un aspecto distinto de lo usual de alguna manera? S, diferente dijo la mujer alta con tono burln. Casi le faltaba la mitad de la cabeza.
Quiero decir aparte de eso, de su herida dijo Aarn con cuidado de no herir susceptibilidades al recordar que la jefa Ahlstrom tena un sentido muy peculiar del humor. No. Jefa Ahlstrom, el teniente Tighe no abandon ni por un momento la enfermera de cuarentena. Hemos verificado su ritmo cardaco y el registro de respiracin. Estuvo all durante todo el tiempo, sin excepcin. Usted le dej salir. Aarn discuti, esperando la acostumbrada lnea defensiva de Ahlstrom. Est bien, soy una sueca tozuda, demustremelo. La tozudez de la jefa Ahlstrom era una leyenda en el Centauro; durante el perodo de aceleracin haba salvado la misin al negarse a creer los datos fluctuantes de sus propias computadoras, hasta que los sensores de superficie fueron retirados y controlados en busca de cristalizacin. Pero ahora ya no era la misma mujer, as que de repente se levant como si estuviera enfrentndose a un viento fro y desagradable y dijo con tono desolado: Me gustara poder volver a casa. Ya estoy cansada de esta mquina. Esto resultaba tan poco corriente que Aarn no encontr nada que decir antes de que Ahlstrom se marchara. Por un momento se sinti preocupado: si Ahlstrom necesitaba ayuda, se vera enfrentado a una difcil tarea hasta conseguir penetrar en aquella mente tan sinuosa y peligrosa como un desfiladero. Pero, por otra parte, se sinti aliviado en cierto modo al comprobar que las dos personas que decan haber visto a Tighe estaban sometidas a una gran tensin squica y personal. Han visto a Tighe en sus alucinaciones, pens Aarn. Eso es lgico. Tighe era el smbolo del desastre. Un smbolo apropiado de ansiedad que, en realidad, deba haberse aparecido a un nmero mayor de personas. De nuevo sinti orgullo al pensar en los tripulantes del Centauro, tan vigorosos y resistentes todava al cabo de diez aos privados de la Tierra, diez aos de vida apretada, separados de la muerte por slo una dbil chapa de metal. Y ahora por algo ms: aquella muestra de vida extraa encerrada en el China Flower. El forastero que vino con Lory. En esos momentos lo senta como si estuviera colgado sobre el respaldo de su silla. Hay dos personas ms esperando para verle, jefe dijo la voz de Coby en el intercomunicador. Tambin eso resultaba poco corriente. Normalmente, las gentes del Centauro estaban en buen estado de salud y no solan acudir frecuentemente al mdico. El oceangrafo peruano hizo acto de presencia para, con el rostro avergonzado, confesarle que padeca de insomnio. Debido a su religiosidad era contrario al empleo de drogas, pero Aarn le persuadi de que utilizara un regulador alfa. El segundo en entrar fue el jefe del servicio hidropnico, Kawabata, que estaba preocupado por unos espasmos y contracciones en las piernas. Aarn le recet quinina y Kawabata pas un rato hablando con satisfaccin del estado del cultivo de embriones que estaba experimentando. Noventa por ciento de posibilidades de vida despus de diez aos de criostasis. Y hablando de otra cosa, doctor, el teniente Tighe ya se ha recuperado lo suficiente como para que usted le permita andar por ah en libertad? Aarn se sinti demasiado asombrado para poder pronunciar algo ms que unas palabras ininteligibles. l jefe de la granja de la nave se march tras alabar durante un
rato ms a sus pollos animal que a Aarn no le gustaba nada y por fin se fue. Impresionado, Aarn fue a ver a Tighe. Las luces del sensor situadas fuera de la puerta indicaban que todos los registros funcionaban: pulso regular, electroencefalograma normal, aunque un poco dbil. Los registros estaban fuera y Aarn los observ antes de entrar. Despus abri la puerta. Tighe estaba tumbado sobre un costado, mostrando su llamativo y aguzado perfil nrdico y sumido en un profundo sueo. No pareca tener ms de veinte aos; sus pmulos salientes eran rosados y su piel suave; sus ojos cerrados daban a su rostro un aspecto sumiso. El prototipo de muchacho guapo que se mantiene permanentemente seductor con su bufanda de aviador de seda blanca agitada por el fresco aire de la maana. Mientras Aarn le vigilaba, Tighe hizo un movimiento inconsciente y alz uno de los brazos, al cual estaba conectado un cable para la informacin de la presin sangunea. El movimiento hizo que mostrara de frente su hermoso rostro y sus largas pestaas rubias que le sombreaban los prpados. En esos momentos se pudo ver que Tighe era ya un hombre de unos treinta aos, con una desagradable hendidura, un hueco, en el lugar en que debiera estar su parietal izquierdo. Todo haba ocurrido tres aos antes. Tighe haba sido su primer paciente con una lesin grave. Un accidente estpido. Haba regresado sano y salvo de una expedicin difcil y casi fue decapitado por un tanque de oxgeno vaco que se desprendi del lugar en que estaba sujeto. Como si se diera cuenta de la presencia de Aarn, Tighe sonri enternecedoramente con una promesa de placer en sus labios finos y largos. Tighe, antes de sufrir su lesin, haba sido foco de varias amistades homosexuales algo con lo que ya se contaba en el programa Centauro. Como tantas otras cosas que han servido para conservar nuestra salud mental durante todo este tiempo, pens Aarn con ciertos remordimientos. l, por su parte, jams lleg a ser uno de los amantes de Tighe. Era demasiado consciente de la falta de gracia de su utilitario cuerpo. Para l resultaba ms segura la receptividad impersonal de Solange. Lo que, seguramente, tambin haba sido ya calculado en la programacin, pens Aarn. S, todo pareca perfectamente programado; todo menos Lory. Tighe movi los labios como si tratara de decir algo en sueos. Ho... o... los circuitos vocales cruzaron el desierto de su lbulo destruido. Ho... el hogar... Abri los ojos tras las largas pestaas, sus ojos azul cielo, que se fijaron en Aarn. Todo va bien, Tighe minti Aarn tocando cariosamente su frente. Tighe hizo unos ruidos guturales, salivosos, y volvi a quedarse dormido. Su elegante cuerpo de atleta describi un lento arabesco en la baja gravedad. Aarn comprob el estado de las sondas y catteres y se march. La puerta cerrada que haba enfrente era la de Lory. Aarn golpe en ella familiarmente y entr, consciente del ojo de vigilancia que haba en el techo. Maana a las nueve le dijo a su hermana. El ltimo examen. Ests de acuerdo? Eso eres t quien debe decirlo le hizo un guio amistoso y mir despus, atentamente, los datos registrados por el biomonitor. Aarn la mir de reojo incapaz de imaginar cmo poda expresar alguna sospecha csmica y eterna con aquel aparato de vigilancia y escucha sobre su cabeza. Acto seguido
sali para hablar con Coby. Existe alguna posibilidad de que Tighe pueda haber ido a algn lugar donde su imagen pudiera ser captada por una pantalla de telecomunicacin? La respuesta es absolutamente negativa. Mrelo usted por s mismo le dijo Coby, mostrndole los cables de conexin ninguno de los cuales pasaba ms all del corredor de la cmara de aislamiento. Sus ojos brillaron al mirar a Aarn. Yo no le he puesto ningn micrfono ni transmisor visual oculto. No tengo que vigilarle. He dicho yo que lo hiciera? le replic Aarn con dureza. Pero se sinti culpable porque ambos saban que Coby fue el otro caso importante de Frank Foy haca ya cinco aos. Aarn haba sorprendido a su ayudante y subordinado, el doctor Coby, fabricando y comerciando con drogas de sueos. Aarn suspir involuntariamente. Un asunto miserable. No se pens ni por un momento en castigar a Coby, como tampoco se hubiera hecho con nadie del Centauro, puesto que a todos y cada uno resultaban de todo punto imprescindibles para la misin. Y Coby era el mejor de los patlogos. Cuando regresaran a la Tierra, si volvan, tendra que enfrentarse quin sabe con qu. Mientras tanto, no tena otra cosa que hacer sino seguir realizando su trabajo. Fue por aquel entonces cuando empez a llamar jefe a Aarn. Ahora Aarn poda ver que una nueva animacin se reflejaba en la mirada y en la expresin del rostro ligeramente simiesco de Coby. Naturalmente... el planeta! No volver jams a la Tierra. Muy bien, excelente, pens Aarn. A l le caa bien Coby, la inquebrantable ingenuidad de primate de aquel hombre. Coby le inform de que Gomulka, el jefe de timoneles, se haba presentado en la enfermera con los nudillos rotos y se haba negado a que le viera Aarn. Coby hizo una pausa esperando que Aarn se diera cuenta de lo que aquello significaba. Aarn se dio cuenta con disgusto: una pelea, la primera violencia fsica desde haca aos. A quin le peg? A uno de los rusos, al menos eso es lo que supongo. Aarn movi la cabeza con aire cansado; despus sac las cintas y registros que tena que examinar. Dnde est Solange? En Xenobiologa, preparando y controlando lo que usted necesitar para analizar esa cosa. Por cierto, jefe Coby hizo un gesto sealando la lista de personal de servicio, se salt usted su turno de limpieza. Ayer hubo Servicio General. He procurado que Jan le ponga a usted en el equipo de cocina la prxima semana. Tal vez as pueda convencer a Berryman de que nos d algo de caf autntico. Aarn le respondi con un gruido y tom las cintas y grabaciones, que se llev a la seccin de Entrevistas para comenzar el estudio con el comparador. Le costaba trabajo mantenerse despierto mientras los carretes blancos iban girando y ganando velocidad en el analizador de discrepancias sin que pudiera notar reaccin alguna La suya y la de Lory eran completamente nominales, con todas las variaciones dentro de los lmites normativos. Aarn se dirigi al servicio de suministros con la esperanza de que Solange hiciera acto de presencia. Pero no fue as. Desilusionado y a disgusto, volvi para analizar las grabaciones de Tighe. Aqu, por vez primera comenz a vacilar el indicador de discrepancias. Al cabo de dos horas de informacin, el analizador haba reunido y controlado una desviacin que llegaba a ser importante, y que sigui aumentando a medida que Aarn prosegua el
anlisis comparativo de las grabaciones. Pero el mdico no se sorprendi por ello, puesto que se trataba del mismo tipo de desviaciones que Tighe haba venido mostrando a lo largo de toda la semana, despus de su problemtico contacto con la cosa extraa. Un ligero y progresivo debilitamiento de las funciones vitales, presente principalmente en el electroencefalograma. Siempre una contina debilitacin de theta. Teniendo en cuenta que theta corresponda a la memoria, poda decirse que Tighe estaba perdiendo su capacidad de aprendizaje. No nos ocurre a todos lo mismo?, se pregunt Aarn interrogndose intrigado sobre lo que realmente haba ocurrido en el corredor Gamma. La nave exploradora China Flower haba sido acoplada all con las puertas hermticamente cerradas y vigiladas por un solo centinela. Una misin aburrida, despus de dos semanas sin que ocurriera nada. El guardin haba abandonado por un momento su lugar de vigilancia para tomarse una taza de caldo. Cuando regres, Tighe estaba cado en la cubierta de carga de la nave exploradora y la escotilla estaba abierta. Tighe debi haber llegado all directamente por la plataforma de embarque. Como antes de su accidente haba sido jefe del equipo EVA, era natural que paseara por all. Haba estado cerrando o abriendo la compuerta cuando se desmay? Haba entrado en la nave y visto al extrao? Aquella cosa le haba causado el choque y el desmayo de un modo desconocido? Nadie poda saberlo. Aarn se dijo a s mismo que lo ms posible era que Tighe hubiera sufrido un fallo cerebral espontneo cuando se aproximaba a la escotilla. Al menos lo supona. De un modo u otro, para evitar cualquier posibilidad de peligro, Yellaston haba ordenado que la nave exploradora fuera apartada de Centauro y fijada a un cable de sujecin. A partir del accidente, el nivel de vitalidad de Tighe descenda continuamente, da tras da. De manera poco ortodoxa se presentaba un deterioro cerebral que no era registrado. Aarn no saba qu hacer para mejorar el estado de Tighe. Y quizs era mejor que las cosas fueran as. Con el cansancio metido en los huesos, sac fuerzas de flaqueza y se ocup de atender a que las necesidades de Tighe estuvieran cubiertas. Pens que tambin era justo que pasara a desearle las buenas noches a Lory. La joven an segua tumbada en la cama, encogida como un chiquillo y sumergida en la lectura de un libro. El Centauro llevaba a bordo libros autnticos, aparte de las microfichas. Una diversin complementaria. Has encontrado algo interesante? Ella alz la vista; sus ojos brillaban y tenan una expresin de orgullo y cario por su hermano. El chivato del techo habra registrado esa fraternal muestra de estimacin. Escucha esto, Arn empez a leer algo. Los odos de Aarn se espabilaron justo a tiempo para or lo ltimo de la frase: Crece, levntate expulsando la bestia y deja morir al tigre y al mono! Es algo muy viejo, Arn. De Tennyson. Lory le dedic una sonrisa ntima, cariosa. Aarn hizo un gesto vacilante aunque afirmativo al reconocer la frase autnticamente victoriana. Ya haba tenido bastante de tigre y de mono, de animal, y no estaba dispuesto a enfrascarse en un autntico dilogo con Lory en tanto estuvieran sometidos a la vigilancia del receptor snico-visual del techo. No te pases toda la noche despierta. La lectura me descansa respondi con aire satisfecho. Es un escape en la
verdad. Me pas leyendo casi todo el camino de regreso. Aarn se emocion con el pensamiento en aquel terrible viaje en solitario. Querida Lory, esa mujercita loca! Buenas noches! Buenas noches, querido Arn! Regres a su cabina maldiciendo con viejos tacos al equipo de seleccin del Centauro. Haban utilizado la mentalidad del peatn, y no la intuicin. Lory, el objetosin-sexo, segura. Aun dejando a un lado el hecho de que el cuerpo prepubertal de Lory podra provocar en un macho ocasional la sensacin de que contena una especie de luminosidad sexual latente, alguna supersensualidad secreta latiendo como una larva ardiente e invisible en la mdula de sus delgados huesos... En sus tiempos de la Tierra, Aarn haba tenido ocasin de observar una serie de tales idiotas rompindose las narices en su intento de penetrar hasta esa mdula ertica y mtica de Lory. Afortunadamente no haba ocurrido eso con nadie del Centauro, al menos hasta entonces. Pero no haba sido aqulla la ms importante omisin de la comisin seleccionadora. Aarn suspir, echado en la oscuridad. l conoca la luz secreta que se ocultaba como un relmpago en los huesos de Lory. No haba en ella nada sexual. Era su implacable inocencia, o para emplear la antigua frase, un corazn fantico. Una visin demasiado clara del bien y un odio demasiado seguro del mal. Entre ambas cosas no se desperdiciaba el amor. No quedaba mucho para los seres vivos. Aarn suspir de nuevo, oyendo la terrible condena en su voz. Habra cambiado su hermana? Probablemente no. Probablemente eso tampoco tena demasiada importancia, se dijo qu importancia poda tener, si la suerte ha querido poner la cabeza de Lory entre nosotros y lo que sea de aquel planeta? Se trata de un problema tcnico; aire y agua y todas esas cosas, nada ms... Con un esfuerzo logr apartar de s esos pensamientos. He estado encerrado aqu veinte das con Tighe y con ella, se dijo. Estoy sufriendo alucinaciones, fantasas, como consecuencia de mi falta de libertad. Cuando el sueo lleg, sus ltimos pensamientos estaban dedicados al capitn Yellaston. El viejo deba hallarse escaso de suministros. II
INMENSAMENTE alta, eternamente noble, la mujer caminaba lentamente entre las nubes grises que se deslizaban por el firmamento. En sus gestos de pesar, mova su pesado cabello adornado con joyas oscuras; los gestos de su cabeza, los latidos de su corazn; una reina fnebre paseando junto a un mar oscuro, plomizo. Animales salvajes encadenados se movan lentamente a sus pies; el tigre deslizndose felinamente con triste majestuosidad, el mono haciendo gestos de imitacin de su triste desesperacin; se arranc los lazos de los cabellos en su agona, y se deslizaron por el viento helado. Se agach para desencadenar al tigre, incitndolo a aprovechar su libertad, pero la fiera pareci convertirse en olas dilatadas que flotaron con vida fantasmagrica entre las estrellas. El mono se enrosc a sus pies y la mujer dej descansar sus largos dedos en su cabeza. El mono se haba vuelto de piedra. La mujer comenz a entonar un canto fnebre a la vez que rompa uno a uno sus brazaletes junto al mar. Aarn ya estaba despierto y sus ojos estaban hmedos de emocin y pena. Oy su propia garganta haciendo un sonido que jams haba repetido desde el da en que
murieron sus padres, record de pronto. La almohada estaba empapada. Qu suceda? Aquel maldito sueo, el tigre y el mono de Lory, pens. Fuera con todo aquello! Se irgui y se dio cuenta de que no era por la maana, como haba pensado, sino que estaba todava en plena noche. Mientras se humedeca la cara se dio cuenta agudamente de la existencia de una direccin a sus pies, una lnea invisible que descenda hasta la nave exploradora hermticamente cerrada donde se hallaba el extrao. El extrao de Lory se hallaba all. De acuerdo. Enfrentmonos a ello, se dijo. Se sent en el catre, en la oscuridad. Cree usted en poderes telepticos extraos, doctor Kaye? Es posible que ese vegetal encerrado ah est transmitiendo en una longitud de onda humana para expresar su desesperacin? Supongo que es posible, doctor. Casi todo es posible. Pero las muestras de los tejidos, las fotografas... Mostraban una estructura no diferenciada, mostraban que no exista organizacin neuronal. Que no haba cerebro. Era como una planta. Como una coliflor, como un liquen de gran tamao, como un racimo de grandes uvas, dijo su hermana. Todo lo que haca era utilizar su metabolismo y despedir una pequea luminiscencia biolgica. Potenciales celulares ms bien discretos no pueden generar nada suficientemente complejo como para desatar emociones humanas. O pueden hacerlo? No, no pueden, decidi. Ni siquiera podemos hacerlo nosotros, por amor de Dios... Y no se trata de algo fsico, como por ejemplo de algo subsnico; no es posible con el vaco espacial de por medio. Por otra parte, sin embargo, si esa cosa fuera capaz de hacer eso, Lory posiblemente no hubiera podido regresar en perfecto estado de salud mental. Casi un ao viviendo cerca de una cosa capaz de emitir pesadillas... No, ni siquiera Lory poda haber resistido algo as. Debe tratarse de m, soy yo quien est proyectando. De acuerdo, soy yo! Volvi a echarse en la litera, pero se acord de que haba llegado el momento de realizar otro examen general. Deba desarrollar tambin la sesin de asociacin libre. Era posible que hubiera tambin otras personas que estuvieran experimentando fenmenos de agotamiento. Esas visiones de los que crean haber visto a Tighe... La ltima vez que se presentaron casos semejantes pudo diagnosticar a tiempo dos casos de depresin incipientes. Y era l mismo quien deba realizar personalmente esa parte del trabajo, pues eran muchos los que no lo aceptaran de Coby. Ese pensamiento le hizo sentirse culpable y, adems, era posible que no fuera cierto... La verdad es que la gente hablaba ms con Coby que con l. Tal vez l tambin tena algunas de esas manas de superioridad, como Lory. Hizo una mueca y apart esos pensamientos. ...Tighe se deslizaba entre los muros enroscado en posicin fetal; su saco genital era enorme. Pero se trataba de un Tighe diferente. Era verde, segn pudo ver Aarn, y fofo e hinchado como una enorme coliflor o un cmulo. No asustaba. De hecho, no era nada real, as que Aarn pudo contemplar indiferentemente cmo esa nube-cmuloTighe se hinchaba. Se deslizaba flotando hasta adquirir vida fantasmagrica entre las estrellas. Una bulbosa mano de recin nacido se mova lentamente, ta... ta... Con un sobresalto, Aarn descubri que ya haba llegado la maana. Se levant vacilante y sintindose mal. Cuando sali, Solange estaba ya sentada junto a la mesa, al otro lado de la pared de vitrex. Instantneamente, Aarn se sinti mejor. Soli! Dnde has estado metida?
Hay tantos problemas, Aarn! hizo un gesto de preocupacin. Ya lo vers cuando salgas de aqu. No voy a darte ms suministros. Tal vez no salga Aarn tom su taza de bebida caliente. Qu? reflej duda, temor. El capitn Yellaston dijo tres semanas; el perodo ha transcurrido ya y te encuentras perfectamente sano. La verdad es que no me encuentro bien del todo, Soli. Es que no quieres salir, Aarn? Sus ojos negros temblaron ansiosos; sus senos amplios mostraron la opresin de las ropas que los sujetaban. Aun desde el otro lado del vitrex, Aarn senta la calidez y la atraccin de la mujer Aarn trat de devolver aquella radiacin. Haban sido amantes desde haca cinco aos; l la amaba inmensamente, a su manera, con su bajo impulso sexual. Ya sabes que s, Soli. Observ a Coby que llegaba en esos momentos con los registros y grficos de Aarn. Cmo me va, Bill? Algn sntoma de la plaga extraa? El rostro de Solange se conmovi de nuevo con una expresin de simpata: una tierna alarma. Es como un juego, pens Aarn. Si un brontosaurio le aplastara un pie, Soli soltara un oh! de simpata. Tal vez hiciera lo mismo ante la crucifixin, pero no se lo reprochaba. Pero haba demasiada observacin y demasiado control bioelctrico para todo el mundo. A primera vista no veo nada anormal, doctor, excepto que no duerme demasiado bien. Ya lo s. Malos sueos. Demasiada excitacin hace que inquietudes pasadas vuelvan. Cuando salga de aqu realizaremos un nuevo reconocimiento general. Cuando el mdico enferma reconoce a todo el mundo dijo Coby con simpata, lo que hizo casi desaparecer la expresin maligna que de ordinario haba en su rostro. Se senta feliz, eso estaba claro. Hablando de otra cosa, jefe, Tighe est despierto. Acaba de hacer un pip. Bien. Ver si consigo hacerle comer un poco. Cuando entr Aarn, se encontr a Tighe que trataba de sentarse en la cama. Hola, Tighe! Quieres salir y comer un poco? Aarn le libr de los tubos, catteres y electrodos y le ayud a salir hasta el dispensador de vveres. Cuando Tighe vio a Solange agit la mano con su antiguo gesto alegre y juvenil de saludo. Resultaba fantstico ver de nuevo el movimiento tantas veces practicado, tan rpido y hbil; durante unos minutos, el movimiento disimul su incapacidad. Con aire normal tom la bandeja y comenz a comer, pero al cabo de unos bocados se escap un violento sonido de su garganta y la bandeja se le cay. Tighe se qued mirndola con expresin trgica mientras Aarn se agachaba para recogerla. Djalo, Aarn, ya lo har yo! Tengo que entrar dijo Solange mientras se pona el traje de descontaminacin. Solange entr en la seccin de cuarentena llevando el nuevo montn de cintas de registro que Aarn tena que examinar. Aarn se dirigi con ellas al hall para estudiarlas. La sala de entrevistas serva tambin, normalmente, como unidad de proceso de datos. Los constructores del Centauro realizaron un buen trabajo, pens mientras las bobinas giraban y el analizador daba las respuestas, normal-normal, como antes. Todo estaba
previsto para la cuarentena; todo estaba previsto para toda eventualidad. Imaginar nada menos que un navo estelar... S, estoy aqu, en una nave, en medio de las estrellas. Centauro es el segundo que jams... Pioneer fue el primero. Aarn estaba en el tercer curso cuando el Pioneer zarp en direccin a la estrella Barnard. Estaba terminando el bachillerato cuando en la tierra se recibi la seal roja: nada. Qu era lo que giraba en torno a la Barnard? Una roca? Una bola de gas? Jams lo sabra, pues el Pioneer no logr emitir seales estructurales de vuelta a la Tierra y Aarn trabajaba como interno cuando se dio por perdido al Pioneer. Su cdigo regular de identidad haba fallado y de su direccin slo se reciba una dbil seal de radio que ni siquiera se saba si proceda de l Qu haba ocurrido? No haba en qu basar ningn tipo de especulaciones El Pioneer era una nave espacial mucho ms pequea y menos perfecta. Los constructores del Centauro lo fueron modificando en su diseo de acuerdo con las informaciones recibidas del Pioneer mientras se iba alejando y se hallaba todava dentro del alcance de los aparatos de comunicacin verbal o escrita. Aarn volvi a dedicar su atencin a las cintas, suprimiendo de manera automtica el pensamiento de qu ocurrira si, despus de todo, el Centauro tampoco lograba encontrar nada. Todos ellos haban sido entrenados para no pensar en ello, no pensar en que la Tierra no estaba en condiciones de poder realizar otra expedicin si el Centauro fracasaba. Pero, incluso aunque se pudiera, adonde habran de dirigirse despus? Nueve aos-luz hasta Sirio. Un viaje sin esperanza. La energa y los recursos necesarios para construir el Centauro casi haban llegado al extremo lmite diez aos antes. Incluso caba la posibilidad de que ahora ya no fuera necesaria la emigracin debido al canibalismo. Aarn se estremeci slo de pensarlo. Y ms todava ante el pensamiento de que, incluso si lograban encontrar un planeta colonizable, ya poda ser demasiado tarde y nadie esperara la seal. Logr poner en orden su subconsciente con un esfuerzo mental y confirm que los registros y grficos recogidos en las cintas no indicaban nada anormal, con excepcin de las curvas generadas por sus pesadillas. Los niveles de descenso de Lory eran algo ms bajos, aunque estaban dentro de los lmites normales. En cuanto a Tighe, haba descendido un poco ms desde el da anterior. Por qu razn? Ya era tiempo de prepararlo todo. Lory y Solange estaban esperando para lo que el capitn Yellaston haba llamado cortsmente la decodificacin final. Aarn se dirigi al cubculo de observacin y se prepar para observar. Frank Foy fue el primero en aparecer en su pantalla para hacer las preguntas estandardizadas. An estaba all cuando entraron Yellaston y los comandantes de exploradores. De nuevo Aarn sinti odio por la escena que tena que contemplar; tuvo que admitir, no obstante, que tanto Don como Tim tenan expresin de neutralidad e imparcialidad. Entrenamiento especial; por lo tanto, deban conocer a la perfeccin todo lo relacionado con la humillacin corporal. Foy termin con las preguntas preliminares. El capitn Yellaston puso en marcha el aparato registrador sellado y el diario de a bordo. Doctora Kaye comenz Foy el interrogatorio, tratemos de su viaje de vuelta a la nave. El mdulo de carga en que usted transportaba la forma de vida extraa tena un sistema de visualizacin enlazado con el mdulo de mando en el cual viva usted. Ese sistema estaba cerrado, soldado. Lo hizo usted? S, fui yo.
Por qu lo cerr? Por favor, responda concisamente. El teln de cierre no era hermtico y dejaba filtrarse la luz. No quera que mi ciclo diario de luz pudiera afectar a aquella forma de vida extraa. Pens que eso podra causarle dao, pues pareca ser extremadamente sensible a la luz. Se trata del espcimen biolgico ms importante que jams conseguimos, as que pens que deba tomar el mximo de precauciones. El mdulo de carga estaba preparado para dar al espcimen un ciclo circadiano de veintids horas con cambios graduados, exactamente igual que en el planeta. All hay unos largos atardeceres maravillosos, no lo saba? Foy tosi reprobatoriamente. No se conform con cerrarlo sino que lo sold. Tena usted miedo de la forma extraa? No! Repito: Tena usted miedo de la forma extraa? No, no lo tena... bueno, s... Supongo que estaba un poco asustada en cierto sentido. Ya puede suponerlo. Tena que permanecer sola durante todo ese tiempo. Estaba convencida, segura, de que aquella forma de vida era inofensiva, pero pensaba que poda crecer en exceso bajo la influencia de la luz y en direccin a ella. Incluso pens en la posibilidad de que adquiriese movilidad Existe una mixomiceta comn un hongo que tiene una fase mvil, la Lycogala epidendron En fin, yo no estaba segura de lo que poda ocurrir. Y tena miedo de que la actividad luminiscente de la forma pudiera mantenerme despierta. Yo no duermo muy bien y mi sueo es muy ligero. En consecuencia, no crea usted que aquella forma de vida pudiera resultar peligrosa? No Y ahora estoy segura de ello! No hizo nada en todo el viaje. Puede usted comprobarlo revisando todos los registros de datos. Puedo recordarle a usted que debe controlar su forma de hablar, doctora Kaye? Volviendo otra vez al hecho de que el comunicador visual estuviera cerrado, es que tena usted miedo de ver al extrao? Claro que no. No! El joven Frank es realmente un tipo excepcional, pens Aarn; tiene ms imaginacin de lo que pensaba. Doctora Kaye, usted ha declarado que el instrumento utilizado para la soldadura fue dejado en el planeta. Por qu? El comandante Kuh lo necesitaba. Y tambin ha desaparecido el equipo de herramientas normal de la nave exploradora. Por qu? Ellos tenan necesidad de todo. Si en la nave ocurra alguna avera durante el regreso yo no sabra arreglarla, as que las herramientas no me servan de nada. Por favor, doctora Kaye. No se extienda en las respuestas. Lo siento. Tena usted miedo de tener a bordo un aparato con el que poda haber soltado la forma extraa que llevaba a bordo? No! Repito: Doctora Kaye, no tena usted miedo de llevar a bordo un instrumento con el que podra haber abierto la puerta de acceso al mdulo donde vena la forma extraa?
No! Repito: Tena usted miedo de poseer un medio con el que abrir la puerta a esa vida extraa? No. Eso es una estupidez. Foy verific algunas de sus cintas de registro y grabaciones. El hgado de Aarn no necesitaba de aparatos de registro, pues ya estaba registrando el exagerado candor. Dios mo! Sobre qu, por qu, estaba mintiendo Lory? Repito: Doctora Kaye... Foy iba a continuar insistiendo tozudamente en la misma pregunta, pero Yellaston alz la mano y le interrumpi. Foy dej a un lado las cintas que haba estado comprobando. Doctora Kaye, quiere usted explicarnos de nuevo por qu razn no recogi los datos computados desde el principio de su llegada al planeta? S los recogimos. Gran nmero de datos los suministramos a la computadora, pero sta no los almacen porque el circuito de recepcin estaba interrumpido. A nadie se le ocurri comprobarlo; quiero decir que no se nos ocurri que algo as pudiera ocurrir, pues no se trata de una avera normal, a mi juicio. Es una pena todo el material que perdimos. Mei-Ln y Lu hicieron un extenssimo trabajo eco-geolgico de los perfiles y los lechos de los ros, de todos los aspectos biolgicos, de todo... Bien, doctora Kaye, elimin usted los datos de la computadora? Lory se mordi los labios y se ruboriz. Al cabo de diez aos en el espacio an tena pecas. No! Por favor, doctora Kaye. Bien, voy a tratar de refrescar su memoria sobre esta grabacin supuestamente hecha por la voz del comandante Kuh. Apret unos botones y se oy una voz dbil que deca: Muy... bien, doctora Ka-yee. Usted... ir. Desde luego, era la voz de Kuh; Aarn conoca esos audiogramas, que no resultaban favorables para la voz humana ni agradables para los odos. Afirma usted que el comandante Kuh estaba en buen estado de salud cuando pronunci esas palabras? S. Desde luego, estaba cansado. Lo estbamos todos. Por favor, doctora Kaye, limite sus respuestas. Repito: Se hallaba el comandante Kuh en un estado normal de salud, aparte de su cansancio, cuando se hizo esta grabacin? Si! Aarn cerr los ojos. Lory, qu es lo que has hecho? Repito: Se hallaba el comandante Kuh en perfecto estado de salud fsica y mental...? Oh, ya est bien! Lory movi la cabeza desesperadamente. Djelo ya... No era eso lo que quera decir, seor sus ojos se dirigieron hacia la pantalla, para ella apagada pero que saba era la que utilizaba Yellaston para observarla, y suspir profundamente. Realmente lo que ocurri no tena ninguna importancia. Fue una diferencia de criterio. El segundo da en el planeta. Yellaston levant un dedo advirtiendo a Foy. Los dos comandantes de exploradores parecan estatuas.
Dos de los miembros de la tripulacin creyeron que era ms seguro para ellos quitarse sus trajes espaciales dijo Lory con un suspiro. El comandante Kuh no se mostr conforme con esa idea y, sin embargo, los hombres se los quitaron. Y no queran volver al mdulo de desembarco, pues pensaban que era mejor acampar fuera... Lory levant los ojos como si pidiera comprensin de quienes la estaban escuchando, y continu: Es que el planeta es tan agradable... y nosotros llevbamos ya tanto tiempo encerrados en esta nave... Foy vio algo sospechoso. Pens que por ah poda llegar a descubrir algo anormal, peligroso. Dio un golpe sobre la mesa y lanz su pregunta como una catapulta: Quiere usted decir que el comandante Kuh se quit el traje espacial y enferm? Oh, no! Hubo una... digamos una pequea discusin dijo Lory dolorosamente, y como consecuencia de ella sufri una magulladura en la zona de la laringe. sa es la razn por la cual... Lory se dej caer en la silla casi llorando. Yellaston se levant y apart a Foy del micrfono. Es muy comprensible, doctora dijo con calma. Me doy cuenta del enorme esfuerzo que debe representar para usted este informe, sobre todo despus de la gran tensin de regresar sola a la base. Ahora creo que ya tenemos un buen informe, completo y suficiente. Foy se levant entre sorprendido y enojado. l haba olido algo podrido, pero era algo distinto de lo que haba pensado. Aarn lo comprendi. El chino supersensible, la necesidad de evitar disensiones internas entre el cuerpo de oficiales... Implicaciones y ms implicaciones. Hubo una rebelin entre la tripulacin de Kuh y por esa razn alguien borr la memoria mecnica del China Flowers. se era el secreto de Lory! Aarn respir hondamente, aliviado, con euforia. Eso era todo! El capitn Yellaston era un veterano en esos asuntos y sabra cmo suavizarlos. Supongo, doctora Kaye dijo el capitn, que la situacin fue resuelta rpidamente por la decisin del comandante Kuh de comenzar la colonizacin, y su confianza en que usted nos traera su mensaje de modo conveniente para transmitirlo a la Tierra como realmente ha hecho, es as? S, mi capitn dijo Lory con agradecimiento. An temblaba. Todos saban que la violencia, del tipo que fuera, sacaba de quicio a Lory. Mire, seor, aun en el caso de que a m me hubiera ocurrido algo serio, la nave espacial estaba bajo conduccin automtica despus de alcanzar el punto medio de su viaje. Es decir, hubiera llegado aqu y ustedes hubieran comprendido. Lory no mencion que estaba inconsciente como consecuencia de la hemorragia de sus lceras cuando las seales del China Flowers llegaron tras cruzar la capa electrnica de los soles de la Constelacin de Centauro; Don y Tim haban tenido que trabajar todo un da para atraparla y traerla. Aarn se qued mirndola con cario. Mi hermana pequea, la supermujer. Hubiera podido yo hacer una cosa semejante? Mejor era no preguntrselo. Escuch satisfecho cmo Yellaston continuaba haciendo algunas preguntas sobre las lunas del planeta y puso la comunicacin abierta en ambas direcciones para registrar una recomendacin favorable para Lory. Foy segua todava temblando; los dos comandantes de exploradores parecan dos tigres nerviosos. Oh, el nuevo planeta!
Miraron a Lory con aire benevolente e incluso le dedicaron un gesto afectuoso con las cabezas. Despus miraron a Yellaston como si quisieran insinuarle la necesidad de dar luz verde cuanto antes. Yellaston pregunt a Aarn si confirmaba desde un punto de vista mdico que no haba necesidad de mantener la cuarentena. Aarn confirm que no haba apreciado discrepancia alguna y, as, la cuarentena fue levantada oficialmente. Solange comenz a librar a Lory de sus sondas y cables. Cuando el grupo de mando se fue, Yellaston dirigi a Aarn esa mirada desprovista de expresin que tan bien conoca; el capitn le esperara esa tarde en su alojamiento con lo habitual. Aarn tom una bebida caliente y se la llev a su cabina para saborearla con tranquilidad. Pens que Lory, verdaderamente, haba hecho un trabajo formidable, estupendo. Fuera lo que fuera lo que ocurri con el chino, no cabe duda de que debi causar una gran impresin en Lory. Se senta inquieta, temerosa de que le ocurriera algo a l cuando jugaba al hockey, record. Pero se haba hecho mayor y supo controlarse y evitar que el diario de la expedicin registrara esos estpidos y violentos sucesos. No haba que echar fango sobre la misin. Ese idiota de Foy...! Lo has hecho muy bien, hermanita! dijo Aarn a la imagen que tena en su mente. No sueles ser habitualmente tan considerada con nuestras imperfectas empresas. La imagen continuaba en el fondo de su mente, inmvil, sonriendo enigmticamente. No fue siempre tan considerada con la sensibilidad oficial, verdad que no? Aarn frunci el ceo. Correccin: Lory jams se haba mostrado considerada con las imperfecciones del hombre. Lory jams fue diplomtica. Si yo no hubiera operado su cabeza, Lory estara ahora en un Centro de Reajuste Mental con una quemadura en la corteza cerebral, en vez de ir en esta nave. Y Lory haba sido agresiva e hiriente como una mal nacida con el pobre Jan. Haba bastado un ao de soledad en la nave exploradora para obrar el milagro? Aarn reflexion profundamente; l no crea en milagros. Haba mentido conscientemente Lory para defender la frgil unidad del hombre? Movi la cabeza. No era muy probable. De pronto se le ocurri un pensamiento que no le gust: aquel relato salvaba algo. Salvaba su propia credulidad. Supongamos que, efectivamente, ocurri aquella especie de motn entre los chinos. Estaba Lory utilizando ese asunto, tratando de que Foy lo sacara de ella con esfuerzo para justificar as la falta de las grabaciones y la informacin de la computadora? Para que ella y alguna cosa lograran pasar el control de Francis Xavier Foy? Lory haba tenido tiempo de planearlo, demasiado tiempo. Aarn se estremeci desde el cuello a la cintura y sali de su cabina encontrndose cara a cara con Lory, que tambin sala de la suya. Hola! su hermana llevaba una sencilla bolsa pequea. Aarn se dio cuenta de que an estaba el micrfono y la cmara de observacin sobre sus cabezas. Contenta de salir? pregunt. Oh, no estoy disgustada! Lo comprendo perfectamente arrug la nariz; se trataba de una medida de precaucin racional para la proteccin de la nave. Veo que te has vuelto ms... tolerante. S ella se qued mirndole con lo que el observador registrara como un gesto fraternal. Sabes cundo va a examinar el capitn Yellaston al espcimen que
traje conmigo? No, pero supongo que ser pronto. Bien la sonrisa que brillaba en sus ojos hizo que Aarn se sintiera furioso. Realmente lo traje para ti, Arn. Deseaba que nosotros dos lo examinramos juntos. Te acuerdas de cmo repartimos nuestros tesoros aquel verano en la isla? Aarn murmur algo y se encamin vacilante hacia su cabina. Sus ojos relampagueaban como los de un hombre al que hubieran dado una patada en los testculos. Lory, pequeo demonio, cmo has podido? En su mente surgi el cuerpo de su hermana a los trece aos, enviando una ola de calor incontenible a la arteria peneal. Estaba marcado para siempre, temi; los pezones rosados de sus senos de nia, sus muslos desnudos. La increble dulzura perdida para siempre. l tena quince aos y haba puesto fin a la virginidad de ambos en una isla elegante del Centro de Recreo para Oficiales de Fort Ogilvy, el ao antes de la muerte de sus padres. Aarn gru pensando si tambin haban perdido ambos sus almas al mismo tiempo que su virginidad, pero no crea en la existencia de las almas. Oh, Lory...! Era la prdida de su juventud lo que ahora le haca sentirse dolorido y afectado? Suspir de nuevo, y su corteza cerebral supo que estaba metida en algn asunto raro, mientras su mdula cantaba sentimentalmente que la amaba a ella, solamente a ella y para siempre, como ella le amaba a l. Maldito sea el equipo de seleccin que haba considerado ese incidente insignificante e incluso beneficioso para la salud! Va a salir, jefe? apareci la cabeza de Coby. Voy a abrir todo esto, de acuerdo? Hace falta hacer una limpieza general. Aarn, con un esfuerzo, sali y se dirigi a inspeccionar las notas diarias de Coby. Ms tarde, cuando hubiera recuperado su compostura y estuviera ms tranquilo, ira a ver a Lory y le arrancara parte de la verdad. Cruz el mamparo de vitrex, ahora abierto, y sinti que la libertad recuperada le daba nuevo vigor. El registro del estado de salud de la tripulacin mostraba tres nuevos casos de insomnio; es decir, cuatro en total. Alice Berryman, la canadiense jefe del servicio de nutricin, sufra de constipado; Jan Ing, su colega en xenobiologa, tena anginas; la jefa de acuartelamiento, Miriamne Stein, sufra de migraa. Van Wal, el qumico belga, volva a sufrir de espasmos en la espalda. El jefe del laboratorio de fotografa, un nigeriano, tena los ojos irritados; su ayudante, un ruso, se haba roto un dedo del pie. Y los nudillos de Gomulka. Nadie saba qu o a quin haba golpeado, salvo que el dedo del pie roto de Pavel tuviera algo que ver con el asunto. Poco plausible... Se trataba de una lista excesivamente larga para el Centauro. Pero eso tambin resultaba comprensible si se tena en cuenta la excitacin reinante. Solange hizo acto de presencia llevando un montn desordenado de registros de los biomonitores de insolacin. Tenemos mucho trabajo que hacer con esto, Aarn. Tighe deber quedarse aqu, no es as? He dejado funcionando sus registros. Reconfortado por su presencia, Aarn la observ en su trabajo. Resultaba sorprendente la sensacin de fuerza y capacidad que podan demostrar algunas mujeres pequeas. Una persona tan seductora como pequea. Saba que no deba ver nada misterioso en su capacidad de manejar cualquier circuito y de descubrir el menor fallo en su funcionamiento. Tighe no mejora, Soli. Tal vez t o Bill podrais tratar de darle nimos. No lo
dejis nunca solo. Ni durante un minuto. Ya lo s, Aarn su rostro resplandeci con ternura mientras sus manos ordenaban las cajas de los sensores. Ya lo s. Hay gente que dice que le han visto fuera. S... Por tu parte, no ests sintiendo algn sntoma de ansiedad? Pesadillas o algo as? Mis malos sueos son cuando sueo en ti parpade mientras cerraba enfticamente un armarito, y se acerc para poner su mano en los defectuosos circuitos de la frente de Aarn. l, agradecido, le pas los brazos por su cintura. Oh, Soli, te he echado mucho de menos! Pobre Aarn. Ahora tenemos que ir abajo, a la gran reunin. A las tres, es decir, dentro de veinte minutos. Y t tienes que ayudarme con Tighe. De acuerdo. A regaadientes, dej que se alejara su dulce consuelo. Para las tres se hallaba en un estado de forzada estabilidad, al descender hacia el principal Anillo de los Comunes, donde la gravedad era la normal de la Tierra. Los Comunes era el principal lugar de recreo, de acuerdo con la opinin de sus diseadores. Realmente constitua un recreo, pens Aarn cuando pasaba junto a un olivo; y contempl el amplio espacio libre que se extenda por todas partes, fragante por las verduras de la granja. La gente de Kawabata deba haber trasladado all un buen nmero de plantas frescas. El sonido poco usual y al que no estaba acostumbrado de voces y msica le intimid ligeramente; dirigi la mirada a la variacin de luces y sombras viendo que haba gente por todas partes. Slo poda ver uno de los niveles del gran anfiteatro, con su perspectiva elevada a cada extremo mostrando slo piernas flacas y pies ms all del ms alejado banco de plantas. Nunca haba visto tanta gente reunida all desde el Da de la Cada Libre, la fiesta anual, cuando la vida cotidiana del Centauro se detiene y se abren los portones del suelo. E incluso en los ltimos escasos das en que se permita la libre visin, la gente tena tendencia a acudir all por separado para disfrutar a solas del espectculo. Ahora estaban all todos juntos, reunidos, charlando animadamente, como si se movieran en torno a una especie de mostrador o escaparate. Aarn sigui a Miriamne Stein y se encontr contemplando un plantel de fotos magnficas, iluminadas por detrs. El planeta de Lory. A Aarn se le haban mostrado ya algunas fotografas de pequeo tamao tomadas por las cmaras del China Flowers, pero no tenan punto de comparacin con stas, que causaban un efecto abrumador. Desde la rbita de la nave exploradora, el planeta pareca una tela estampada de flores. Sus tierras parecan viejas, erosionadas y acogedoras. Las montaas y colinas estaban cubiertas de vegetacin, rosales enormes, laberintos multicolores, limn, coral, esmeralda, turquesa, amarillo, lavanda, escarlata, naranja, ms colores de los que uno podra nombrar. Eran los vegetales de aquel pas extrao o quin sabe qu. Precioso! Aarn estaba tan asombrado que no se dio cuenta de que la gente se apretujaba a su lado ansiosa por contemplar las fotografas. Aquellas plantas deban cubrir kilmetros y kilmetros. Las fotos siguientes estaban tomadas desde la atmsfera y mostraban el horizonte y el cielo. El cielo del planeta de Lory era azul-violeta salpicado por cirrus circundados de perlas. Otra fotografa descubra estratos altos sobre la extensin de un mar o de un lago de color plata-verdoso muy claro, con reflejos de venas cobalto, lo que produca un
efecto encantador. Todo reflejaba suavidad; haba una vista de una inmensa y suave playa blanca acariciada por aguas suaves. Un poco ms lejos una montaa de flores bajo una dbil llovizna. No es maravilloso? murmur Alice Berryman en direccin hacia donde l se hallaba. Se ruboriz y respir profundamente; la parte de mdico que haba en la mente de Aarn se dio cuenta de que su problema de constipado ya haba pasado. Todos se movan al mismo tiempo, siguiendo la exhibicin que se extenda de un lado a otro a lo largo y lo ancho del saln de los Comunes y sus habitaciones ms pequeas. Aarn no poda apartar los ojos de las grandes formas vegetales, con su fantstica variacin de formas y colores. Costaba trabajo apreciar su tamao en las fotografas, y para que pudiera tenerse una idea, los encargados del laboratorio fotogrfico haban situado escalas comparativas de vez en cuando, as como flechas sealando lo que deban ser frutas o grandes racimos de semillas. No haba que sorprenderse del hecho de que el equipo de Akin tuviera los ojos irritados y los pies cansados, pens Aarn dndose cuenta de que haban realizado un trabajo verdaderamente tremendo. Dio la vuelta en torno a una jaula de pjaros y se encontr con una coleccin de tomas nocturnas que mostraban la bioluminiscencia de las plantas. Unos raros colores boreales que parecan temblar o cambiar de manera continua. Qu magnfica deba ser la noche all! pens Aarn, mientras miraba hacia el cielo oscuro; pudo identificar en l las dos pequeas lunas del planeta de Lory. Deba dejar de seguir llamndolo el planeta de Lory. Ahora era el planeta de Kuh, si es que era de alguien, y sin duda alguna, oficialmente, se le dara quin sabe qu raro e inmerecido nombre. El pjaro que haba en la jaula se movi, y eso le llev a alejarse de all y a fijar su atencin en otro panel de fotografas que haba en la salita dedicada normalmente al juego de ajedrez: se trataba de primeros planos de aquellos racimos de semillas, espigas o lo que quiera que fuese tomados con luz infrarroja o de alta frecuencia. Haba sido uno de esos racimos lo que Lory trajo junto con muestras del suelo, del agua, etc., etc. Aarn estudi las fotos exhibidas; las frutas, a deducir por las fotos y sus imgenes en infrarrojo y alta frecuencia, deban ser algo calientes y su radiacin era un poco superior al ndice normal del resto de las cosas que le servan de fondo. Su luminiscencia tambin. No durmientes Una eleccin lgica, pens Aarn, dndose cuenta por un momento de que la cosa estaba all en lnea con sus hombros. Amenazador? Me ests haciendo tener malos sueos, vegetal? Mir atentamente a las fotos. No, no tenan aspecto amenazador. Al otro lado del acuario se dio de cara con las fotografas del suelo tomadas antes de que el computador fuera descargado de su informacin. La foto oficial del primer aterrizaje, casi de tamao natural, mostraba a toda la tripulacin con sus trajes espaciales y sus cascos junto al portn del China Flowers. Detrs de ellos se extenda una larga playa y un mar que se perda en el horizonte. Los rostros casi resultaban invisibles, pero Aarn pudo distinguir a Lory con su traje espacial azul. Junto a ella estaba la muchacha australiana, con su mano enguantada muy prxima a la del navegante de Kuh, cuyo nombre tambin era Kuh; el pequeo Kuh era identificable por sus dos metros de estatura. Frente al grupo, en un mstil provisional ondeaba la bandera de las Naciones Unidas. Ridculo, pens Aarn; y sinti como si el corazn le subiera a la garganta. Ridculo. Absurdo. Sorprendente. La bandera se agitaba al viento. El planeta tena vientos, o al menos brisas. Aire en movimiento, quin podra imaginarlo! Haba estado demasiado fascinado por la lectura de los textos que ilustraban cada
foto, pero ahora fue slo la palabra viento lo que llam su atencin. De diez a cuarenta nudos, ley, continuamente durante el perodo de observacin. Opinamos que las formas de vida dominantes obtienen al menos una parte de su alimentacin del aire continuamente en movimiento a travs de su "follaje orlado" (vase anlisis atmosfrico). Se han examinado distintos tipos de clulas transportadas por el aire, semejantes a gametos o polen. Aunque las formas de vida vegetal dominantes se reproducen por emisin, esto posiblemente representa la culminacin de una larga evolucin. Hemos logrado identificar experimentalmente ms de doscientas formas poco diferenciadas que van del tamao de un metro a una simple clula. No hemos descubierto ningn tipo de vida auto-motriz. Observada la foto desde ms cerca, Aarn se dio cuenta de que el fondo de la parte delantera de la foto pareca estar formado por unas pequeas vegetaciones de tipo musgoso que parecan formar un suave tapiz de hierba. stas eran las formas vegetales ms pequeas. Cambi de sitio y pas a contemplar una serie de fotos que mostraban los vehculos utilizados por la expedicin en el momento de salir por la puerta de carga del China Flowers, y sin querer tropez con un grupo de gente que estaban agrupados al otro extremo del panel. Mire esto dijo alguien con voz nostlgica. Venga; qu os parece esto...? El grupo se alej y Aarn pudo contemplar lo que haba causado aquella muestra de admirativa sorpresa. La ltima foto mostraba a tres de los miembros de la tripulacin con sus trajes espaciales, pero sin los cascos. Aarn abri los ojos inmensamente y sinti que las tripas se le contraan. All estaba Mei-Lin, con el cabello corto agitado por el viento. Liu en-Dai, con la cabeza calva vuelta hacia la derecha observando una fila de colinas cubiertas por grandes castillos-de flores. Y el pequeo Kuh, el navegante, sonriendo ampliamente a la cmara. Inmediatamente detrs de ellos se vea un cerro que pareca cubierto con una frondosa vegetacin de color bermelln que se meca bajo el viento. Aire, aire libre! Aarn casi poda sentir la dulzura del viento... Le hubiera gustado estar all, que el viento se enroscara en torno suyo, cruzar los prados y ascender a las colinas. Un paraso. No era lgico que fuera despus de eso cuando la tripulacin se quit sus estpidos trajes espaciales y se neg a regresar a la nave? Quin puede censurarlos por eso?, se pregunt Aarn en sus pensamientos. No l, desde luego. Dios, qu felices parecan. Costaba trabajo recordar cundo vivimos; cundo vivimos realmente por ltima vez. En un rincn de su mente surgi el recuerdo de Bruce Jang. Por suerte, no tena que quedarse mucho rato junto a esa foto. La multitud le haba arrastrado de nuevo a la gran sala. Entr en la seccin ms amplia, llena de consolas individuales con asiento que servan normalmente como sala de lectura o biblioteca. Abatidos los tabiques que separaban entre s cada uno de esos pupitres, se utilizaba aquella sala para sus raras reuniones generales. La tribuna estaba en el centro de modo que la figura del orador resultara visible para todos. Pero ese da el estrado estaba vaco. Detrs de l haba una pantalla que proyectaba el campo estelar exterior; ao tras ao, Aarn y sus compaeros de viaje haban observado desde all los soles de la constelacin de Centauro aumentando de tamao a medida que se aproximaban a ellos, muchas veces separndose en dobles o dobles-dobles. Ahora vease un sol nico. El gran componente luminoso de Alfa en torno al cual giraba el planeta de Lory.
Mucha gente utilizaba los intercomunicadores snico-visuales. Aarn sentse al lado de una espalda femenina que reconoci como la del teniente Pauli, la navegante de Tim Bron. Su cabeza estaba enterrada en el casco de sonido. El pequeo panel en la consola deca: MISIN GAMMA CENTAURO, INFORME VERBAL DE LA DOCTORA KAYE. FRAGMENTOS ESCOGIDOS. sa sera la sesin primera, original, en la que Lory hizo su relato, pens Aarn. Aqu no se dir nada en absoluto sobre la discusin. Pauli se quit el casco auricular. Cuando Aarn la mir a los ojos, ella sonri soadoramente como si pudiera atravesar su mente con la mirada. Ahlstrom estaba sentada exactamente detrs de l y, aunque parezca increble, tambin le sonri. Aarn dirigi su mirada a la hilera de rostros. Teniendo en cuenta que he permanecido tres semanas en aislamiento, pens, se comprende que no haya sabido apreciar hasta ahora lo que ese nuevo planeta significa para ellos. Para ellos? Aarn se dio cuenta de que tambin l tena todos los nervios en tensin. El capitn Yellaston se dirigi al estrado y en su camino fue detenido por algunos que parecan incapaces de contener su afn de saber qu iba a ocurrir, y le atosigaron a base de preguntas. Haca aos que Aarn no haba odo tanta charla. La gran sala pareca calentarse con tanto cuerpo. No estaba acostumbrado a las aglomeraciones, ni tampoco ninguno de los otros. Y all slo haba sesenta personas. Dios mo!, pens, qu suceder si tenemos que volver a la Tierra? El pensamiento era horrible. Record su primer ao, cuando haba otra pantalla de visualizacin que mostraba los astros: el sol amarillo encogindose, palpitando cada vez ms lejano. Pronto se aboli esa idea de mostrar los astros prximos. Y ahora, qu pasara si el planeta no era apto, resultaba txico o cualquier otra cosa...? Qu ocurrira si tuvieran que dar la vuelta y pasar de nuevo otros diez aos hasta ver cmo el sol primero apareca y despus iba agrandndose al extenderse hasta ellos? Insoportable. Eso acabara con l. Con todos ellos. Se dio cuenta de que muchos de los presentes sin duda estaban pensando lo mismo que l. Doctor, tendrs un buen problema, un gran problema si hay que volver. Pero no, no habra necesidad de ello. El planeta tena que ser habitable, apto. Todo pareca indicarlo as. Todo pareca en orden, todo tena un aspecto bello, encantador. En la sala rein el silencio, pues todos esperaban las palabras de Yellaston. Aarn pudo ver a Soli en el otro extremo de la sala. Coby estaba a su lado, con Tighe entre ellos. Y all estaba Lory, junto al otro extremo, al lado de la pared, con Don y Tim. Ella mantena un aspecto tmido, cortado, como la vctima de una violacin ante un Tribunal de Justicia, asustada posiblemente por el hecho de saber que an segua vigilada y con sus reacciones controladas. Aarn se maldijo por su exceso de sentimentalismo hacia su hermana y se dio cuenta de que se haba perdido las palabras con que Yellaston comenzara su discurso. ...la esperanza que tal vez no debemos sentir la voz de Yellaston era reticente pero clida; un sonido poco corriente en el Centauro, pues el capitn no era muy amigo de hacer discursos: y que sin embargo yo debo compartir con vosotros. No cabe duda de que eso se les habr ocurrido tambin a otros. Una de mis ocupaciones durante el exceso de ocio que hemos tenido en los aos pasados hizo una pausa para las sonrisas de ritual fue la lectura de la historia de las exploraciones y emigraciones humanas en nuestro propio planeta. La mayor parte de la historia, desde luego, no est recopilada ni recogida. Pero en la historia de las nuevas colonias hay un hecho que se repite siempre: la
gente sufri siempre un buen nmero de reveses y bajas cuando intentaron trasladarse a un nuevo hbitat aun cuando estuviera situado en las zonas ms favorables y acogedoras de nuestro planeta. Tomemos continu, por ejemplo, los intentos de los europeos de asentarse en las costas nordorientales de Amrica. Las primeras colonias escandinavas duraron, tal vez, escasas generaciones antes de desvanecerse por completo. La primera colonia inglesa en la frtil y templada Virginia termin en un desastre y sus supervivientes tuvieron que volver a la metrpoli. La colonia de Plymouth tuvo xito, por fin, pero slo porque estuvieron recibiendo continuamente vveres y suministros desde Europa y fueron ayudados por los indios, los originales habitantes de aquellos territorios. La catstrofe que cay sobre ellos lleg a interesarme al mximo. Procedan del norte de Europa, de una zona situada aproximadamente a 50 grados Norte. All los inviernos eran suaves porque sus costas estaban baadas por la Corriente del Golfo, aunque en aquellos tiempos eso no fuera entendido ni conocido por nadie. Zarparon al suroeste; por lo tanto, donde llegaran deba ser un pas ms clido que el suyo. En aquella poca, Massachussetts estaba cubierto de espesas selvas vrgenes, como un enorme parque, si es que podemos imaginarnos una cosa as, y, desde luego, cuando llegaron se encontraron con un clido verano. Pero cuando lleg el invierno hubieron de enfrentarse con un fro mucho ms intenso que todo lo que conocieron con anterioridad, porque aquellas costas no estn baadas por ninguna corriente clida que las caliente. Eso, para nosotros, es un simple problema, pero para ellos significaba una autntica barrera, porque sus conocimientos tcnicos no lo haban previsto ni les ofrecan recursos para enfrentarse con el problema. El efecto de ese invierno tan fro se complet desastrosamente con las enfermedades y la falta de alimentos. En consecuencia, hubo un buen nmero de muertes. Fijaos: de diecisiete mujeres casadas que habitaban la colonia, quince murieron en el transcurso del primer invierno. Yellaston hizo una pausa que aprovech para dirigir una mirada por encima de las cabezas de su auditorio. Despus continu: La misma desgracia sucedi a otras innumerables colonias que hubieron de enfrentarse a condiciones no previstas de calor, sequas, epidemias o depredaciones. Pienso en los colonos europeos que se establecieron en mi propio pas, Nueva Zelanda, y en Australia y en los pueblos que colonizaron las islas del Pacfico. Los datos histricos y arqueolgicos conocidos de la Tierra estn llenos de informacin y ms informacin de pueblos que llegaron a determinadas zonas y desaparecieron pocas generaciones despus. Lo que me impresiona de ello es que esos desastres tuvieron lugar en sitios que en la actualidad consideramos como eminentemente favorables para el desarrollo de la vida humana. Los pueblos estaban emigrando slo a tierras ligeramente distintas dentro de la propia Tierra, la Tierra familiar en la que se haban desarrollado, bajo el mismo sol igualmente familiar, y en nuestra misma atmsfera, gravedad y dems condiciones geofsicas. Slo tenan que enfrentarse con diferencias muy pequeas. Y sin embargo, esas diferencias los mataron. Ahora miraba de frente al auditorio, con sus delicados ojos verdes y luminosos movindose sin prisas ni embarazo de un rostro a otro. Creo que nosotros debemos recordar ahora esta historia, al contemplar estas fotografas del nuevo planeta tan prometedoras, tan esplendidas, que el comandante Kuh nos ha enviado. Las fotos nos muestran que se trata de algo as como un rincn de la Tierra, y no un desierto sin aire como Marte. Es el primer mundo extrao, fuera del
nuestro, que tenga vida y que haya sido alcanzado por la planta del ser humano. Pero nosotros no tenemos mayor idea de su autentica naturaleza y de sus condiciones de la que los emigrantes britnicos tenan del invierno norteamericano. El comandante Kuh y su gente se han ofrecido ellos mismos voluntarlos, con un gesto valiente, para comprobar la viabilidad del desarrollo de la vida humana all. Por estas fotos podemos ver que la vida all parece sencilla, cmoda y desprovista de peligros. Pero debo recordarles a ustedes que ha pasado ya ms de un ao desde que fueron hechas esas fotos, un ao durante el cual los que se han quedado all slo han podido contar con escasos recursos en su campamento. Nosotros confiamos y deseamos que se encuentren bien, vivos y felices todava. Pero igualmente debemos recordar que existe la posibilidad de que hayan tenido que enfrentarse con peligros no previstos. Pueden encontrarse heridos, enfermos, fatigados. Creo conveniente que no olvidemos esto. Aqu nos encontramos bien y a salvo, en condiciones de dar ese prximo paso. Es posible que ellos ya no lo estn. Muy bonito, pens Aarn. Haba estado observando los rostros de todos, uno aqu y otro all, observando en todos ellos una gran tensin a medida que el capitn lanzaba su breve homila. l supona que tambin su rostro deba tener la misma expresin. Conmovido y sereno. l era su propio marcapasos, como de costumbre. El capitn haba logrado hacer que se desvaneciera parte de su envidia hacia los tripulantes del China Flowers. Las frases pesimistas del capitn sobre la posible suerte de los primeros habitantes del nuevo planeta. Extremo agotamiento... Era posible que el comandante Kuh y los suyos hubieran llegado a esa situacin? Quin poda saberlo... Yellaston concluy su discurso con unas palabras de elogio y felicitacin para la doctora Lory Kaye. Con un sobresalto, Aarn record que l mismo haba sentido sospechas de ella, que haba sentido la conviccin de que estaba ocultando algo. Y no haca ms de diez minutos l mismo haba estado dispuesto a marchar de inmediato a aquel planeta, pens con un escalofro. Estoy perdiendo el equilibrio psquico, tengo que impedir estas continuas vacilaciones, estos cambios de ideas y de humor. Un pensamiento sobre Kuh le haba estado preocupando. Ahora surgi de nuevo a la superficie. Sus magulladuras en el cuello deban hacer que su voz fuera ronca o baja, pero la voz de Kuh, aunque dbil, no haba perdido su claridad. Tena que comprobar la grabacin. La gente se estaba marchando. Aarn se fue con ellos y tuvo ocasin de ver a Lory en la rampa, rodeada por un grupo de gente. Pareca haberse sacudido la timidez, como un guerrero que sale de su coraza, y estaba respondiendo a las preguntas que se le hacan. No vala la pena tratar de hablar con ella en esos momentos. Regres hacia los paneles expositores de las fotografas. Seguan pareciendo tentadoras, pero las palabras de Yellaston haban roto parte de su encanto, al menos para l. Aquellos exploradores felices, que sonrean en las fotos, estaran ahora muertos, tumbados sobre el brillante suelo, devorados hasta quedar de ellos slo sus esqueletos? De pronto Aarn tuvo un sobresalto. Una voz estaba hablando en sus odos. Doctor Kaye? Vaya por Dios. Entre todos tena que ser Frank Foy. Doctor... quiero decirle... supongo que comprender mi postura, mi papel en este desgraciado asunto. En ocasiones uno tiene que cumplir con su deber aunque eso le desagrade, y mi deber, en ocasiones, puede tener aspectos repugnantes. Como mdico es casi seguro que usted tambin se haya visto en casos semejantes...
No se preocupe. No hay ningn problema por mi parte le respondi Aarn controlando su sorpresa (por qu se mostraba tan embarazado Foy?). Era su deber. Foy le mir con aire emocionado. Me alegro mucho de que piense as. Su hermana... quiero decir la doctora Lory Kaye... una persona tan admirable. Casi parece imposible que una mujer sola pudiera realizar un viaje como se... sola. S... Y de paso, hablando de lo increble, Frank, yo conozco la voz de Lory perfectamente. Creo que estaba en condiciones de sealar los puntos que le estaban intrigando a usted. En realidad yo estaba inclinado a participar de sus... Oh, no, Aarn le interrumpi Foy. No es necesario que diga nada ms. Me siento enteramente satisfecho. Totalmente. Su explicacin aclar todos y cada uno de los puntos de los que poda dudarse los fue sealando con los dedos: La prdida de las grabaciones y los registros de la computadora y los fallos del sistema de registro, la falta del soldador y de las dems herramientas, las palabras del comandante Kuh, la cuestin de la herida o lesin realmente estaba herido, la emocin de vivir en el planeta. La revelacin hecha por la doctora Kaye del conflicto haca concordar perfectamente todos los puntos en discusin. Aarn no tena ms remedio que admitir que as era. A Frank le gustaba solucionar los problemas como en una partida de ajedrez, senta debilidad por las soluciones elegantes. Y qu hay del hecho de haber encerrado, con la puerta soldada, a aquella cosa y tener miedo de verla? Entre nosotros, eso me dio a m tambin en qu pensar. S reconoci Frank sobriamente. Bien, creo que en ese asunto me estaba dejando llevar por mi... cmo es la palabra? Xenofobia, no es as? Pero no debemos dejar que nuestras ideas nos cieguen. No cabe duda de que el comandante Kuh se qued con todo lo que pudo de la nave, Aarn. Una terrible experiencia para su hermana. Ella sola entre todos esos chinos, pobre muchacha. Cuando las xenofobias chocan... Aarn se dio cuenta de que Foy no iba a serle de mucha ayuda, pero volvi a intentarlo de nuevo. Eso de que el planeta era ideal, un paraso y dems; eso tambin me preocup. Creo que el capitn Yellaston puso el dedo en la llaga y nos dio la respuesta justa. La excitacin, la emocin. Eran factores que yo no haba tenido en cuenta. Ahora que lo he hecho, lo confieso, es como si me hubiera encontrado a m mismo. S. Aarn suspir. Adems de la solucin elegante, Frank haba recibido la Palabra. El capitn Yellaston (que actuaba como Dios en el cielo) lo haba explicado todo. Aarn, lo confieso, odio estas cosas dijo Foy de modo inesperado. Aarn murmur algo ininteligible entre dientes mientras pensaba: es posible que sea as, que las odie. Por lo menos superficialmente. Con su peculiar sonrisa entre dientes, Foy continu: Su hermana es una persona magnfica. Tiene la fuerza de diez porque su corazn es puro. S, bien... De repente la llamada al turno de noche son y le salv de aquella embarazosa situacin. Aarn se dirigi al corredor ms prximo. Oh, no, oh, no, Frank Foy! Nada de sentimentalismo. Abelardo y Elosa, tan puros... Una perfecta pareja desde luego. Qu pensara Frank Foy si le contara que l mismo y su hermana...? Eh, Frank, cuando
ramos crios yo me fui tirando a mi hermana por todo el Distrito del Sexto Ejrcito! Se pegaba como un sello y se retorca como un sacacorchos por aquel entonces. Bien, olvdalo, se dijo Aarn en un segundo pensamiento. Saba de sobra cul sera la respuesta de Frank, su reaccin. Oh, Aarn...! le dira, y hara una pausa larga y grave antes de continuar: Lo siento muchsimo, Aarn. Por usted. Era posible que incluso le hablara en tono sacerdotal, como un cura de la familia: Le sirve de ayuda hablar de ello? Bien, sera un caso curioso. Surgira quizs el autntico Frank Foy? No, no se lo dira. Quiz todo aquello no impidiera que uno pudiera llegar a ser un buen matemtico, quizs incluso sirviera de ayuda, por lo que s, pens Aarn. Humanos! Un buen olor a comida en la nariz y su humor cambia. Los quimoreceptores tienen sus propios caminos que llegan al cerebro primitivo. Por encima de ellos estn las luces, las voces, la msica. Tal vez Foy tiene razn, sigui rumiando Aarn. Qu haba de aquello de que la historia de Lory ataba todos los cabos? Es que me estoy volviendo chiflado? Fantasas sexuales sobre Sis; haca aos ya que no senta esos problemas. Se debe a haber estado encerrado con ella... Tighe, el extrao... Un abrazo de Soli... eso es lo que necesito. Diversiones, placeres. Resuelto de todo punto a ignorar que esa cosa extraa estaba extendindose sobre sus cabezas fuera de su encierro, Aarn llen una bandeja y se la llev para sentarse al lado de Coby y de Jan Ing, el jefe de la seccin de Xenobiologa con el que tendra que trabajar en colaboracin al da siguiente. Era el jefe de Lory, pero Lory no estaba all. Una noche animada. Haba mucha gente. S. En los ltimos aos los tripulantes del Centauro cada vez haban ido hacindose ms partidarios de comer solos y a horas extraas, llevndose la comida a sus habitaciones. Pero ahora las cosas haban cambiado y exista un gran movimiento por doquier. Aarn vio al oceangrafo peruano que, llevando un mapa en su bandeja, se diriga a un grupo de gente y con la boca llena les sealaba algo en el mapa. Miriamne Stein y sus dos amiguitas amigas, se corrigi a s mismo Aarn, pues ya eran mujeres hechas y derechas, que normalmente solan comer a solas, gozando de su intimidad, ahora se sentaban con Bruce Jang y otros dos hombres del equipo de Don. Ahlstrom estaba un poco ms all con Akin, el jefe del laboratorio fotogrfico, por si fuera poco. Toda la nave, antao tan tranquila, pareca volver a la vida, abriendo sus ojos de tigre y despertando su cerebro de mono. Incluso el claro y limpio letrero que siempre haba estado all, en la pared, diciendo: EL PRINCIPAL PROBLEMA DE NUESTRAS VIDAS ES LA BASURA: POR FAVOR, LIMPIEN sus BANDEJAS, haba sido alterado. Alguien haba cambiado el texto borrando la palabra BASURA y sustituyndola por BELLEZA. Dse cuenta, jefe, de lo que nos espera dijo Coby con la boca llena. Cmo se las habr arreglado Alice para lograr que Kabawata suelte unos cuantos pollos? Oh... oh... mirad! Toda la habitacin guard silencio cuando lleg Alice Berryman con los postres: una fuente llena de melocotones, de autnticos melocotones. Medio melocotn por persona dijo con tono grave. Ella llevaba una flor natural en el pelo.
La gente se est excitando observ el jefe de la seccin de Xenobiologa. Cmo vamos a seguir as durante dos aos ms? Y eso le respondi Aarn si es que se decide que vayamos a ese planeta. Por mi parte, se me ocurre una sugestin amoral: alguien puso un bebedizo en los tanques de agua potable. Nadie le ri la gracia. Nos hemos pasado mucho tiempo sin... sin ese suplemento qumico, como le llamara Frank Foy dijo Aarn, as que podemos seguir pasndonos sin l. S, lo s. Pero tal vez llegue el momento en que eso no sea as. Hablando de maana dijo Jan Ing, creo que lo primero que tenemos que hacer es recoger los grficos y registros del biomonitor del mdulo de mando de la nave exploradora, antes de abrir el mdulo de carga donde est la forma de vida extraa, no es as? As es como me lo han dicho. Inmediatamente despus de abrir el mdulo donde est el extrao me asegurar de conseguir unas biopsias. Mnimas, desde luego. La doctora Kaye dice que no cree que eso le perjudique a la forma extraa. Estamos probando con sondas de extensin que podrn ser manipuladas desde fuera de la escotilla. Cuanto ms largas mejor dijo Aarn imaginando la existencia de tentculos. Eso suponiendo que la forma de vida extraa siga viva... el jefe de Xenobiologa puso una cinta de Sibelius. Despus continu: Bien, todo eso lo sabremos cuando pongamos las manos en los registros. Supongo que as ser. Aarn haba estado sintiendo la cosa echada all, ms all del bufete que estaba pegado al muro. Se dirigi a su interlocutor: Dime, Jan, nunca tuviste la impresin de que esa cosa est... presente? Oh, todos nosotros somos conscientes de ello Ing se sonri. El mayor acontecimiento de la historia de la Ciencia, no es as? Si estuviera viva la cosa... Est teniendo malas vibraciones, jefe? Las pesadillas? pregunt Coby. S pero Aarn no pudo continuar al ver la expresin de Coby. S, por lo visto soy un xenfobo de corazn. Se lanzaron a una discusin sobre el programa de anlisis de tejidos y el tipo de bio-observadores que deban ser colocados en el interior del mdulo ocupado por la cosa extraa. Qu ocurrir si en el momento de abrir la cosa se lanza al ataque en el corredor? intervino Coby. O si ha tenido arfas o se ha convertido en un milln de pequeas culebritas? Bien, dispondremos del aerosol de descontaminante usual respondi Jan con el ceo fruncido. El capitn Yellaston ha subrayado el aspecto de las precauciones a tomar. Creo que l estar personalmente en el ventilador de emergencia que puede hacer el vaco en el corredor en caso de verdadera necesidad o peligro. Eso, naturalmente, implica que nosotros llevemos trajes espaciales. Un trabajo terrible. Bien Aarn mordi el delicioso melocotn lleno de satisfaccin al enterarse de que Yellaston estara abajo. Jan, quiero que algo quede en claro: ni la menor parte de esa cosa extraa deber ser trada a la nave. Fuera del corredor, quiero decir. Oh, desde luego, estoy enteramente de acuerdo! Tendremos all un sistema
completo de satlite. Incluyendo ratones. Estar abarrotado. Limpi su bandeja con grnulos de celulosa antes de colocarla en su sitio. Tena el rostro contrado. Sera impensable hacer dao al espcimen. S. Aarn se dio cuenta de que Lory an no haba llegado. Posiblemente, despus del asedio por parte de la multitud haba decidido comer en su habitacin. Se puso en la cola del ciclo de recuperacin y se dio cuenta de que el aburrimiento habitual de la rutina cotidiana pareca haber desaparecido. Incluso Coby omiti sus chistes escatolgicos. Qu estaran comiendo ahora Kuh y sus compaeros?, se pregunt Aarn. Filetes vegetales telepticos? Lory se alojaba como era natural en la seccin dedicada a mujeres solas que se hallaba en el otro extremo de la nave. Aarn ascendi por una escalera de caracol y despus por la rampa que cruzaba la nave de un lado a otro. Como siempre le ocurra, no le gust nada el fuerte ataque de la ingravidez al llegar al centro del Centauro. Ese ncleo central de la nave era una seccin ingrvida, preferida por los tripulantes ms atlticos. Aarn trat de pasar por all con la mxima rapidez gozando del aire puro y abundante que provena de una apertura situada en la parte superior y que comunicaba con la Granja Hidropnica y el estanque central, otros de los centros de recreo de la nave. Se conmovi ligeramente al recordar los terribles meses en que incluso all el aire era denso y los corredores oscurecidos. Unos cinco aos antes, un antibitico procedente del conducto intestinal de alguien se haba trasmutado en vez de ser eliminado por el sistema filtrador del reactor. Cuando alcanz los bancos de plantas se comport como un cuasivirus que se combinaba con la clorofila, y Kawabata tuvo que destruir hasta el 75 % de sus bancos vegetales originadores de oxgeno. Una poca horrible en la que hubo que poner fuera de servicio todos los aparatos y mecanismos consumidores de oxgeno hasta que se logr el crecimiento de nuevas plantas libres de la enfermedad. Brrr...! Qu das aquellos! Comenz a descender por la rampa de salida que conduca al dormitorio de Lory dejando atrs los almacenes de carga y las zonas de servicio. A los tripulantes de la nave no se les permita vivir en zonas de la nave en que hubiera, menos de de la gravedad de la Tierra. Los corredores se abran cada pocos metros conduciendo a otros dormitorios y unidades de residencia. El Centauro era un conjunto de corredores, de acuerdo con la intencin y la idea de sus planificadores. Lleg a la sala de estar pequea de uso comn que serva como antesala a aquel grupo de dormitorios y en seguida vio una llamarada de cabello rojo detrs de un plantel de helechos: Lory, que estaba masticando su cena, segn supuso. Lo que no haba esperado era encontrarse all con la larga figura de Don Purcell sentado frente a ella y sumidos en una animada conversacin. Bien, bien! Sorprendido a medias, torci hacia la derecha por otro pasillo y se encamin a su despacho, bendiciendo el esquema de construccin del Centauro que le permita pasar inadvertido. Los tripulantes del Pioneer haban sufrido de agotamiento nervioso como consecuencia de un exceso de contactos sociales al encontrarse unos a otros de la manera ms inevitable y en ocasiones indeseada; la respuesta del Centauro fue la construccin de caminos distintos entre los que elegir en vez de vastas salas y grandes espacios libres. As la gente poda disfrutar de libertad para mantener su aislamiento y soledad, si lo deseaban, en sus paseos por la nave, como podran hacerlo en
un pueblo pequeo en que se puede torcer por un callejn cuando uno no quiere encontrarse con alguien que viene en direccin opuesta. Dos personas en un corredor de dos metros tienen que encontrarse inevitablemente, pero si hay dos pasillos de un metro, cada uno puede tomar uno distinto y evitar el encuentro. Ese planeamiento haba dado un estupendo resultado y ahora Aarn tena ocasin de comprobarlo personalmente. Se haba dado cuenta de que cada uno de los tripulantes de la nave espacial haba establecido sus propias sendas privadas para atravesar la nave. Kawabata, por ejemplo, recorra el largo camino desde la Granja hasta la sala de Oficiales por una ruta extraa y retorcida que atravesaba la fra ampolla del sensor. l mismo, por su parte, tena varios caminos alternativos. Hizo una mueca al darse cuenta de que su mente mostraba una falta total de indignacin ante el hecho de haberse encontrado a Lory con otro hombre. En la enfermera encontr a Bruce Jang charlando con Solange. Cuando Aarn entr, Bruce alz la mano mostrando su cinco dedos separados con gesto significativo. Por un momento, Aarn no supo qu pensar pero en seguida record. Otras cinco personas ms afirman haber visto a Tighe fuera de aqu dijo Aarn. Es eso? Cinco y medio. El medio soy yo, que no lo he visto pero he odo su voz. Has odo a Tighe? Qu te dijo? Me dio los buenos das. Yo me encuentro perfectamente bien aclar Bruce mostrndole sus blancos dientes. Bruce, entre esos cinco, incluyes a Kawabata y Ahlstrom? Kawabata s, Ahlstrom no. Entonces son seis. Solange estaba registrando inquietud, sorpresa. Comprende esa gente que realmente no lo han visto? Kidua y Morelli definitivamente no lo aceptan. Legerski desconfa y dice que Tighe tena un aspecto muy raro. En cuanto a Kawabata... quin sabe? La fisionoma oriental es muy opaca. Creo que sera una buena idea hacerle venir aqu manifest Solange. As todos podrn verlo y no se preocuparn por ello. S, est bien dijo Aarn respirando fuertemente. ltimamente he tenido frecuentes pesadillas, si es que esto interesa. En la ltima de ellas tambin estaba Tighe. Le vi desendome las buenas noches, tambin a m. Bruce abri los ojos asombrado. Oh...! Usted reside en la seccin Beta. Eso es malo. Malo? Los cinco que segn s le han visto tenan un factor comn. Todos ellos estaban en la seccin Gamma, verdaderamente cerca del mdulo donde est la cosa. Eso resultaba bueno. Ahora usted es la excepcin. Aarn se dio cuenta de lo que Bruce quera decir. El nombre oficial de China Flowers es Gamma y la seccin Gamma est sobre su amarradero. Aunque, naturalmente, la nave ahora no est atracada. Bruce, la amarra que une a la nave a Centauro es rgida? Quiero decir si cuando nosotros giramos la arrastra siempre frente al mismo punto. Yo no soy ingeniero. No totalmente. Tiene suficiente flexibilidad. Cuando la apartaron de nosotros ya se haba acoplado a nuestra rotacin. En ese caso, la forma extraa estuvo exactamente debajo de todos los que han
visto a Tighe en sus alucinaciones contest Aarn. S, todos menos usted. Nosotros estamos en Beta, aqu, y Alhstrom est tambin bastante lejos. Pero Tighe est aqu, en Beta, contigo dijo Solange dirigindose a Aarn. S, pero mira Aarn se retrep en su asiento. No crees que nos estamos metiendo en el terreno de la brujera? Existen otros factores comunes. Lo primero, todos nosotros llevamos mucho tiempo en un lugar bastante incmodo. Y ahora se han producido dos grandes acontecimientos: las noticias sobre el planeta, y que cerca de nosotros hay una forma de vida del espacio exterior que hasta ahora nadie ha podido ver. Fjate cmo est la nave; la gente est excitada, alegre como si estuviramos en Navidad. La esperanza puede resultar peligrosa cuando se tiene miedo de que no pueda negar a realizarse. Suprime el miedo y ste surgir a la superficie como smbolo, y el pobre Tighe es nuestro smbolo nacional del desastre, no es as? Hablamos de factores comunes y me asombro de que no hayamos llegado ya a ver los fantasmas verdes del espacio. Aarn se sinti satisfecho de ver que l era el primero en creer su propio argumento. Realmente, sonaba muy convincente. As que aadi: Y por si eso fuera poco, ahora se relaciona a Tighe con esa forma extraa. Si as lo dice usted, doctor... dijo Bruce con tono ligero S, lo digo as. Digo que hay causa ms que suficiente en ello para justificar el fenmeno. La mejor explicacin es la que exige menos postulados en su apoyo, o algo as. Bruce se ri brevemente. Realmente, lo que est citando es la Ley de Parsimonia se puso de pie de un salto para contemplar una pieza telescpica de metal que haba sobre la mesa de Solange . Pero no olvides, Aarn, que el viejo William concluy probando que Dios nos ama. Seguir contando. S, sigue hacindolo confirm Aarn. Bruce se acerc a Aarn y, aparte, le dijo en voz lo bastante baja para que los dems no pudieran comprender sus palabras: Qu dira usted si le dijera que yo tambin he visto... a Mei-Lin? Aarn se qued mirndole en silencio. Bruce coloc la barra de metal diagonalmente sobre la mesa de Aarn. O al menos yo lo creo as dijo secamente; y sin ms, sali. Solange se acerc para coger la barra; su rostro, automticamente, despert compasin en l. Bruce vea a Mei-Lin en sus alucinaciones? Pero eso tambin se acoplaba a lo que estaba ocurriendo y no alteraba ni contradeca la teora de Aarn. Para qu es esto, Soli? La extensin para la seccin del cter le explic tomando una posicin de desafo. Se precisan muchos cables... Oh, Soli! Aarn logr por fin pasar sus brazos por la cintura de Solange y ambos, por fin, comenzaron a sentirse vivos de nuevo. Delicada y bella dijo Aarn, bella y delicada. No me cabe duda de que eres una persona sana, saludable. Qu podra hacer yo, sin ti? Enterr su nariz insana en la fragancia de la carne de ella. Haras tus visitas a domicilio le dijo ella tiernamente con sus caderas
deliciosamente bajo las manos de Aarn. Dios mo! Tengo que hacerlo...? Ahora? S, ahora. Piensa lo bello que ser despus. A disgusto, Aarn la dej. Observ la lista de llamadas. Al tomar su maletn record otro deber y meti dos pequeas botellitas en el maletn, mientras Solange estudiaba las fichas. Bustamante es el nmero uno dijo Solange. Est en un estado de gran tensin, creo. Me gustara muchsimo poder traerlo aqu para un electrocardiograma. No vendra. Tienes que hacer lo que puedas, pero all. Mencion a otras dos personas ms a las que Aarn debera haber visitado durante sus semanas de cuarentena. Y por fin aadi: Y no olvides a tu hermana, eh? S. Aarn cerr el maletn. Por ensima vez se pregunt si Solange saba la existencia de esas dos botellas dentro del maletn. Y Coby? Jess, Coby tena que saberlo, vena controlando el aparato de destilacin desde el primer da. Probablemente guardaba ese conocimiento para algn posible chantaje; quin sabe, se dijo Aarn. Podra explicarle que yo no estoy haciendo lo mismo por lo que l fue condenado? O s...? Lleva las fichas con cuidado, Aarn, por favor. Lo har, Soli, lo har. Por ti. Ja, ja! Deseaba tener la fuerza suficiente para girar, para alejarse de ella de momento, temeroso de no poder hacerlo si segua un poco ms a su lado; as que sali y se dirigi al dormitorio de Lory. Lo ms seguro era que Don se hubiera marchado ya de all, pero decidi, de todos modos, pasar por la antesala antes de entrar en el dormitorio. La cabeza de Lory y... Dios mo...!, Don an segua all. O al menos as lo pens, pero antes de dar la vuelta se dio cuenta de que ahora no era Don, que aquella espalda que estaba frente a l, junto a su hermana Lory, era la de Timofaev Bron. Se sinti ridculo e indignado como el personaje de una comedia de celos y pas por la sala comn de los dormitorios dndose cuenta, vagamente, de que all haba un nmero abundante de parejas entre las sombras. Qu demonio estaba intentando Lory, convertirse en Miss Centauro? Esos tipos no tenan derecho a molestar a Lory de esa manera, se enoj, cuando su lcera todava no estaba curada ni mucho menos. Es que no saban que la joven necesitaba descanso? Yo soy el mdico... Pero una voz interna le deca que haba algo ms que la lcera no curada en su estado de nimo. Si Tim no se haba marchado en media hora, l se presentara igualmente y... qu? Cobardemente, tuvo que admitir que su intencin era hacerle algunas preguntas que no tenan nada que ver con la lcera, aunque por el momento no poda recordar el porqu de la urgencia del interrogatorio. Bien, de todos modos la confesin es buena para las lceras. El prximo corredor le dej en la residencia de su primer paciente, un miembro del equipo de Tim Bron que haba regresado al Centauro en un estado de gran depresin. Aarn haba trabajado duramente con l y se senta orgulloso de haber logrado que, por fin, el hombre se interesara por unas partidas de ajedrez por correspondencia que poda jugar a solas sin necesidad de salir de su cuarto, lo que hasta entonces no haba hecho nunca. Pero ahora encontr la puerta sin cerrar con llave y la habitacin vaca.
Haba salido Igor a la antesala comn? El libro registro de sus partidas de ajedrez tampoco estaba all. Otra cosa que agradecer al planeta, decidi Aarn saliendo; y, preocupado, se dirigi a la habitacin de Andr Bachi. Bachi no estaba en la cama; su rostro era delgado, de corte latino y con expresin de cansancio y enfermedad. Espero que vivir para verlo le dijo a Aarn. Mira, ya tengo aqu el agua autntica, Jan me la ha enviado. Agua virgen, Aarn. El agua de un nuevo mundo que nunca pas por nuestro cuerpo, que no tuvo necesidad de ser regenerada. Tal vez me cure. Por qu no? la intensidad de la fe del hombre era conmovedora; poda vivir dos aos todava asumiendo que decidieran ir all, al mundo de Lory? Quizs... Hasta ahora Bachi haba sido el nico fallo a bordo. El sndrome Merhan-Briggs, algo muy raro y un diagnstico brillantsimo de Coby. Con esto puedo morir feliz, Aarn le dijo Bachi. Dios mo, qu placer para un especialista en qumica orgnica experimentar con esto! Hay vida en ella? Aarn seal al cazo de Bachi. Oh, s, fantstico! Tan variada... Es el trabajo de diez vidas humanas. Hasta ahora slo llevo dos meses trabajando en ello. Soy lento. Tengo que dejarle ahora dijo Aarn, que se march llevndose muestras de la saliva y la orina del enfermo. Cuando sali de all no dio la vuelta para dirigirse a la habitacin de Lory, sino que en vez de ello se encamin a la parte central de la nave, para llegar despus al puente de mando. El puente de mando del Centauro se hallaba instalado en el mdulo de proa, grande y blindado, que en caso de emergencia poda dar cabida a todos los habitantes de la nave. Tericamente, claro. Aarn no crea que la mayor parte de sus compaeros de tripulacin fueran capaces de dejarse almacenar all simplemente para sobrevivir. En el puente de mando se hallaban casi todos los instrumentos de control y navegacin, as como las computadoras de Alhstrom, los instrumentos de astronavegacin, los generadores de reserva y apoyo, los girscopos y el sistema lser, que era su nico medio de enlace con la Tierra. Yellaston, Don y Tim tenan sus alojamientos exactamente junto a la sala del puente de mando. Aarn torci por otro corredor ante la sala de computadoras, frente a un complejo de paneles que daban acceso a la sala de circuitos del Centauro y se detuvo ante el ojo automtico de la puerta del jefe de Comunicaciones. No haba ninguna placa de llamada visible. No pas nada durante un rato... y despus la pared que haba junto a sus rodillas dej escapar una tosecita de saludo. Aarn, sorprendido, dio un salto. Entre, doctor, entre dijo la voz de bajo de Bustamante. La puerta se desliz hasta abrirse totalmente y Aarn entr vacilante entre un conjunto de formas lumnicas entre las cuales seis o siete negros de gran estatura y en varias perspectivas le estaban observando. Estoy trabajando en algo que cae dentro de su campo profesional, doctor dijo : Comparacin de estmulos ante los sobresaltos y sustos. No lineales, los decibelios bajos producen un gran salto. Interesante coment el doctor Aarn avanzando cuidadosamente entre aquella dimensin irreal. Visitar a Ray Bustamante significaba siempre una experiencia interesante y nueva. Quin es usted?
Por aqu Aarn tropez con una superficie de espejo y tuvo que girar en torno suyo hasta llegar a la normalidad comparativa. Bustamante estaba echado en su litera en una pose de relajamiento epicreo. Levntese la manga, Ray. Ya sabe que esto no podemos dejar de hacerlo. Bustamante afirm a regaadientes. Aarn subi la manga de su paciente y admir una vez ms sus magnficos bceps, tampoco en los trceps haba la menor muestra de grasa; posiblemente aquel hombre gigante haca caso de sus consejos. Aarn observ los datos del diagnosticador digital, recrendose en sus sentimientos hacia Ray, en lo que l crea que era un secreto. Aquel hombre era otra rareza, algo especial, un individuo nacido para reinar El autntico original de la vida real de la cual Yellaston era slo una abstraccin. No un jefe de equipo nato, como Don o Tim, sino el modelo arcaico, del Jefe, el bos, el honcho, el humano alfa masculino que vence en la lucha, que bebe ms que nadie, que supera a todos en cualquier terreno, que acaba con sus enemigos, que te roba la esposa, como un autntico bastardo, y que cuando se cuida de alguien lo hace como quien cuida de algo que le pertenece, que te dice lo que tienes que hacer y lo haces. El modelo primordial del Gran Hombre que organiza la raza y para el cual la raza apenas tiene utilidad. Diez aos antes, eso no era visible, apreciable; Ray no era ms que un tranquilo y reposado joven afro-norteamericano, oficial de electrnica naval con sus impecables diplomas y la habilidad de convertir un circuito Mannheim en algo tan demoledor como unos guantes de boxeo. Pero eso fue antes de que sus espaldas se redondearan y las patas de gallo comenzaran a hacer aparicin en torno a sus ojos atentos y vigilantes. Realmente, Ray, me gustara que vinieras a la clnica le dijo Aarn volviendo a bajarle la manga. Este chisme est muy lejos de ser un aparato de precisin. Qu diantre puedes hacer si no te gusta cmo sueno? Me dars una de esas estpidas pldoras? Es posible. Yo llegar al planeta, doctor, ya lo sabes. Muerto o vivo. Claro que s Aarn se guard sus instrumentos, admirando la solucin que Ray daba a sus problemas. Qu poda hacer un rey nacido en un mundo de termitas y al que se le impeda incluso sentarse en el trono de las termitas? Ray se haba dado cuenta de la escena y haba vislumbrado su nica loca posibilidad. Y su decisin le haba llevado a veinte mil millones de millas de la jefatura de los termitas, rumbo a un planeta virgen. Un planeta en el que, tal vez, an haba lugar para los reyes. Una silueta de muchacha ondeaba entre los espejos, y de repente se materializ en Melanie, la pequea tcnico de la planta de aireacin de las cobayas. Llevaba en la mano un extrao utensilio que Aarn pudo identificar como un aparato para hervir la comida. Estamos trabajando sobre unas cuantas formas primitivas de arte. Bustamante hizo un guio y pregunt a la joven: Qu ser esta noche, Mela? Un tubrculo dijo la joven con serenidad. Es dulce y no contiene demasiadas protenas, por lo que debera ser combinado con pescado o carne. Vas a engordar. La muchacha le dedic una sonrisa impersonal a Aarn y desapareci de nuevo tras aquel escenario de espejos. Es ma, sabes? Bustamante se qued mirando fijamente a Aarn. Es el aire de ese planeta tan bueno como parece a simple vista? Pregntale a tu hermana si
huele bien. Lo hars? Se lo preguntar cuando vaya a visitarla esta noche. ltimamente tienes demasiadas visitas dijo Bustamante, que de improviso apret un botn interruptor animando una pantalla que Aarn no haba visto anteriormente. Mostraba una vista general de la oficina de comunicaciones. La cmara de los girscopos estaba vaca. Bustamante solt una especie de gruido y manipul el botn de modo que la vista en la pantalla pas a ser la del corredor que conduca al puente de mando. Despus aparecieron otros lugares de la seccin de comunicaciones que Aarn no pudo identificar. En ninguna parte haba nadie visible. Aarn no consigui evitar una exclamacin de sorpresa ante la extensin de la red de vigilancia electrnica de Ray sobre todo el Centauro, que era uno de los mitos entre los tripulantes. Aunque no tan mtica, sino real. Pareca como si para Bustamante no existieran paredes en toda la nave. Y, cosa rara, a Aarn aquello no acababa de parecerle mal. Tim se present hoy en el puente. Slo quera un poco de conversacin dijo. Bustamante volvi a recoger una imagen de la cmara de los girscopos y dirigi un zoom a la consola de los rayos lser. Aquel espectculo tena, indudablemente, cierto sabor de amenaza; Aarn record con agrado aquellos tiempos en que Frank Foy quiso colocar un ojo oculto de observacin para vigilar en todo momento, secretamente, a Coby sin el consentimiento del jefe de Comunicaciones. Como si estuviera leyendo sus pensamientos, Bustamante solt una risita. Con las palabras de un antiguo campen de boxeo de los pesos pesados, George Foreman: Ms de un milln cayeron cuando se tropezaron con el Gran George en esta vieja jungla negra. Hay que saber planear las cosas, Aarn, verdad? Por ejemplo, el caso de Melanie. Es mucho ms fuerte y resistente de lo que parece, pero an le faltan msculos. La gran Daniela es mi nmero dos. Biologa marina, entiende de peces. Conect otra imagen en su pantalla de observacin y apareci la espalda de una mujer fuerte que, al parecer, estaba sentada en la sala de juegos del Departamento de los Comunes. Es que ests seleccionando tu futura familia? Aarn se senta encantado de la forma que tena el gran hombre de aferrarse al deseo de vivir. Un rey, desde luego. No entra en mis planes lazos demasiado firmes, sabes, Doc? sus ojos seguan fijos en el mdico. Pienso tambin en la necesidad de que haya mdicos. As que la tercera en la lista es Solange. No tengo razn? Soli? Aarn se qued mirndole y tuvo que esforzarse por conservar su serenidad. Pero, por qu Soli...? Adems, Ray, aun estamos a casi dos aos del planeta, incluso es posible que jams... No te preocupes por ello, Doc. Slo crea que mi deber era advertirte. Puedes emplear todo ese tiempo en ensear a Soli lo que tendr que hacer cuando lleguen los crios. Crios... Aarn pronunci esa palabra casi slo mentalmente. Una palabra que haca aos nadie haba pronunciado en el Centauro. Quiz tambin es hora ya de que planees algo para ti. Nunca es demasiado pronto, sabes? Una buena idea, Ray Aarn se abri camino a travs de aquella jungla de juegos de luces confiando en que su sonrisa expresara un saludo estrictamente profesional en vez de la mueca desagradable de aquel que sabe que su compaera se ha convertido en
un deseo de El Hombre. Soli...! Oh, Soli... mi nica alegra...! Pero an faltan aos... casi dos aos, se dijo. Ciertamente, en todo ese tiempo poda pensar algo para evitar la amenaza. O no? Por su mente cruz la ridcula visin de l mismo luchando contra Ray en medio de un campo de gigantescas coliflores. Y en ese momento se dio cuenta de que la mujer por la que estaban peleando no era Solange, sino Lory. Movi la cabeza ante las ironas de su subconsciente y se dirigi hacia el pasillo del puente de mando. Llam en la placa visualizadora de la puerta del capitn Yellaston. De nuevo sinti aumentar su aprecio por las formas ms abstractas de liderazgo. Entre, Aarn. Yellaston estaba sentado frente a su panel de mando limndose las uas. No alz los ojos. Aarn nunca haba sido capaz de cazar al capitn dirigiendo una mirada no ya ansiosa, sino siquiera curiosa a su maletn. El viejo bastardo saba que no poda fallarle. Su discurso fue una excelente idea, mi capitn dijo Aarn formalmente. De momento al menos Yellaston sonri. Una sonrisa sorprendentemente clida, casi maternal en su rostro caucsico curtido por los aos y las experiencias. Dej a un lado su lima de uas y continu: Hay un punto o dos que creo tenemos que discutir, Aarn, si es que no tiene demasiada prisa. Aarn sentse. Se dio cuenta de que el dbil tic nervioso del maxilar inferior del capitn haba aparecido de nuevo, casi imperceptiblemente. El nico gesto externo que apareci en todos esos aos, indicando el solitario autocombate que tena lugar en su interior. Yellaston tena una capacidad inhumana para funcionar normalmente pese a toda su responsabilidad y trabajo. Aarn jams podra olvidar el da en que el Centauro oficialmente dej atrs la rbita de Plutn; esa noche, Yellaston le hizo comparecer a su presencia y le dijo sin el menor prembulo. Doctor, estoy habituado a tomar un promedio de ciento cincuenta gramos de alcohol cada noche. Lo he venido haciendo as durante toda mi vida. En el curso de este viaje reducir el consumo a cien gramos. Usted deber facilitrmelos. Sorprendido, Aarn le pregunt cmo haba logrado superar los aos de seleccin. Renunciando le haba contestado Yellaston mirndolo con ojos que le asustaron. Pero ahora, si a usted le preocupa, si le importa el xito de la misin, deber hacer lo que le digo. Contra todas las normas ticas profesionales de su entrenamiento y de su carrera, Aarn le haba obedecido. Por qu? l mismo se lo haba preguntado muchas veces sin querer darse la respuesta adecuada. Quiz porque saba el nombre de todos los demonios que poseeran cada noche al capitn si l no le facilitaba el alcohol. Poda mencionar todos esos nombres, pero la realidad era que Aarn sospechaba que el nombre del demonio que posea a Yellaston era distinto. Algo inherente a la propia vida, al tiempo, era un mal para el que no exista cura. Vea a Yellaston como una fortaleza complicada que se mantena firme y sobreviva gracias a un extrao ritual. Tal vez el demonio estaba ya muerto y la fortaleza vaca. Pero jams haba tenido el valor suficiente para arriesgarse a preguntrselo. Su hermana es una chica muy valiente haba un especial tono de simpata en la voz de Yellaston. S, algo increble. Deseo que tenga la seguridad de que aprecio en todo lo que vale el herosmo de
la doctora Kaye. Lo har constar en su hoja de servicios. La he propuesto para la Legin del Espacio. Muchas gracias, seor Aarn reconoci que Yellaston tambin era uno de los miembros del nuevo Club de Enamorados de Lory. Y de repente se pregunt si sera se el comienzo de uno de los momentos de decaimiento de Yellaston. Slo se haban producido muy raramente, cuando fallaron las defensas de aquel carcter frreo; pero le haban causado a Aarn graves preocupaciones. La primera de esas crisis se present cuando llevaban unos dos aos de viaje, y la protagonista femenina fue Alice Berryman. Yellaston comenz a flirtear con ella y el flirteo fue ganando rpidamente en intensidad. Alice era una mujer guapa con ojos como estrellas; por lo tanto, no haba nada de malo en ello, aunque resultaba sorprendente. Alice le dijo a Miriamne que el capitn le hablaba de extraas estrategias y principios filosficos que le costaba trabajo captar. La culminacin de la crisis lleg cuando Aarn la encontr llorando antes del desayuno y la llev a su oficina para or su relato. La joven estaba anonadada. Nada de sexo... Algo peor... Una noche de charla incoherente, incontenible, interminable, que termin con evocaciones de la niez. Cmo puede ser tan, tan... estpido? Todas las estrellas desaparecieron de los ojos de Alice. Un disgusto traumtico. Pap ha muerto! Aarn trat de explicarle cmo acta la idiosincrasia de un viejo seor de alta categora en el mundo de los primates: no sirvi de nada. Aarn se dio por vencido en el terreno del psicoanlisis y le dio, desvergonzadamente, una droga que le alter la memoria y le hizo creer que haba sido ella la que haba estado ebria. Todo por el bien de la misin... Despus de eso se mantuvo siempre alerta. Y se produjeron otras tres crisis, con una periodicidad aproximada de dos aos. Pobre desgraciado! Su niez, pens Aarn, debi ser la nica poca de su vida en que fue libre. Antes de que comenzara la batalla por el xito y la carrera. Pero Yellaston, de todos modos, jams haba recurrido a l en busca de descanso. Tal vez estimaba demasiado a su bodeguero como tal. O ms bien, haba decidido por su cuenta Aarn, todo se deba a que Yellaston era demasiado viejo. Cmo poda cambiarse una cosa as? Su valor y su xito sern una fuente de inspiracin para todos sigui el capitn, alabando a Lory. De nuevo Aarn hizo un dbil gesto aprobatorio. Deseo que sepa usted aadi el capitn que tengo plena confianza en el informe de su hermana. Lo tiene encantado, pens Aarn con cierto desnimo. Oh, Lory! En seguida se dio cuenta de la tensin concentrada en aquella pausa en la conversacin. Adonde conduca todo aquello? Hay demasiadas cosas en juego, Aarn. Eso es cierto, seor dijo Aarn con infinito descanso. Tambin yo lo creo as. Sin que esto signifique en absoluto restar mritos a la empresa de su hermana, opino que es un riesgo demasiado grande para aceptarlo basndose slo en la palabra no confirmada con pruebas de nadie. No tenemos datos objetivos de lo que ha sucedido a la tripulacin Gamma. Por tanto, no voy a enviar la seal verde hasta que lleguemos al planeta y confirmemos su habitabilidad. Mientras tanto continuar transmitiendo, como hasta ahora he hecho, la seal amarilla.
Eso est muy bien pensado dijo Aarn, el escptico. Yellaston se qued mirndole con curiosidad. Pareca que era el momento apropiado para que Aarn le hablara de los que haban visto a Tighe en sus alucinaciones y tambin de sus propios sueos y pesadillas; de que le confiara el temor ante los extraos vegetales telepticos de Lory. Pero pens que despus de lo que haba manifestado el capitn sobre sus planes futuros, no era necesario que lo hiciera en esos momentos. Yellaston no estaba influenciado ni encantado por los informes de Lory, sino que saba conservar su fra capacidad de juicio y anlisis. Su amabilidad para con su hermana era slo el fruto de su extremada cortesa. Quiero decir aadique estoy de acuerdo... Por otra parte, significa esto que usted ha decidido que debemos ir al planeta antes de que hayamos examinado a fondo al espcimen? S, independientemente de lo que encontremos, puesto que no tenemos otra alternativa. Eso nos lleva a la necesidad de actuar as. Yellaston hizo una pausa y continu: Mi decisin en lo que respecta a seguir enviando seal amarilla a la Tierra, es muy posible que no resulte muy popular entre la tripulacin. Pero dos aos es un perodo de tiempo muy corto. Dos aos es una eternidad, seor le contradijo Aarn pensando en las apariciones, los rostros, las voces Pens, tambin, en Bustamante. Me doy cuenta de que es posible que as se lo parezca a algunos. Me gustara que ese tiempo pudiera ser acortado, pero Centauro no posee la capacidad de aceleracin de las naves exploradoras. Y hay algo an ms importante, Aarn. Algunos de los miembros de la tripulacin del Centauro puede que crean que estamos en deuda con nuestro mundo de origen y que deberamos hacerles saber nuestro hallazgo lo antes posible La situacin en la Tierra debe haber alcanzado ya cotas de extrema gravedad. Ambos guardaron silencio durante unos momentos, como un tributo rendido a la trgica situacin de la Tierra. Si el Centauro sufriera un accidente antes de nuestra llegada al planeta, esto privara a la Tierra de todo conocimiento de la existencia de un planeta habitable, quiz para siempre. El miedo a que esta catstrofe pueda producirse no cabe duda de que pesar mucho en algunos. Claro que, por otra parte, hasta ahora no hemos tenido seal de que se vaya a producir avera alguna, pues todo funciona perfectamente, aunque esto no elimina el riesgo ni mucho menos. Estamos procediendo de acuerdo con nuestros planes. El mayor error que podramos cometer sera enviar la seal codificada verde y descubrir, despus de que las naves hayan sido lanzadas en la Tierra, que el planeta es inhabitable. Esas naves no pueden regresar a la Tierra. Aarn se dio cuenta de que el capitn le estaba usando para ensayar algunas frases del discurso oficial anunciando su decisin definitiva. Un tabernero tiene muchos usos. Pero por qu no consultaba sus planes y peda consejo a sus consejeros naturales y lgicos, a Don y a Tim? Oh, oh...! Aarn comenz a darse cuenta de quines podan estar incluidos en esos algunos a que el capitn se haba referido. Si ocurriera eso, condenaramos a esos hombres a pasarse el resto de sus vidas en una nave. Y lo que es peor, eso terminara de una vez para siempre, definitivamente, con toda esperanza de una nueva emigracin espacial. Nuestro apresuramiento podra resultar criminal. La Tierra ha confiado en nosotros. No debemos correr el riesgo de
traicionarlos. Yellaston cavil durante un momento. De repente se levant y se dirigi a la pequea alacena que haba en una de las paredes. Aarn oy el ruido de un trago. El viejo debi haber guardado su ltima copa hasta la llegada del relevo. Que Dios lo maldiga! de pronto Yellaston dej caer la botella sobre la repisa con un golpe seco. Jams debimos traer mujeres en esta misin. Aarn hizo una mueca involuntaria pensando que aquellas palabras eran fruto de una vieja idea. Pens tambin en Soli y Alhstrom, entre todas las mujeres con cargos de importancia en el Centauro, en los debates sobre los mandos femeninos que haban llevado, finalmente, a una poltica de innovacin mnima en una misin en la que tantas cosas deban ser nuevas. Pero saba exactamente qu quera decir Yellaston. Yellaston dio la vuelta permitiendo que Aarn viera su vaso, un gesto poco corriente de intimidad y confianza. Todo va a ser muy difcil, doctor. Estos dos ltimos aos sern los peores con que nos hemos enfrentado. Dos aos. El hecho de que nos dirigimos al planeta ser suficiente para la mayora, confi Volvi a hacer ese gesto nervioso de masajearse los nudillos y continu: Creo que no ser una mala idea por su parte mantener los ojos y los odos bien abiertos, Aarn, durante el tiempo que nos falta para completar nuestra misin. Implicaciones, sospechas, sospechas. Los mdicos, como los bodegueros, tambin tienen su utilidad. Supongo que s lo que quiere decir, seor Yellaston afirm con la cabeza. Y de modo continuo aadi con tono autoritario. Cambiaron sus miradas mutuamente, miradas en que estaban implcitos sus puntos de vista comunes sobre la importancia de Foy. Har todo lo que est en mis manos prometi Aarn. Record su plan general de trabajo. Se le ocurri que tal vez podra utilizar la sesin de convocatoria-proyectiva para descubrir si haba problemas. Bien. Maana examinaremos el espcimen. Me gustara conocer sus proyectos. Yellaston regres a su vaso, a su consola, y Aarn le explic por encima sus acuerdos con el jefe de Xenobiologa. Todo el trabajo inicial tendr lugar in situ, de acuerdo? concluy Aarn consciente de que el in situ del extrao se hallaba en esos momentos directamente a su izquierda. No deber entrar en la nave. Exactamente. Deseara disponer de autoridad para poder imponer ese sistema. Y guardas en el pasillo. Le concedo esa autoridad. Y dispondr de los guardas necesarios. Eso est bien dijo Aarn, que se pas una mano por el cuello y record lo que llevaba en su maletn. Se han producido lo que podramos llamar una serie de reacciones psicolgicas ante la presencia de esa forma de vida extraa, que estoy estudiando. No creo que se trate de nada serio. Y ya que hablamos de eso, ha notado usted tal vez una impresin de localizacin con respecto al extrao, quiero decir una sensacin fsica del lugar donde esa cosa se encuentra? Yellaston produjo un ruidito gutural.
Pues s, en realidad s. All hacia el Norte seal hacia la derecha de Aarn . Tiene eso alguna importancia, doctor? Aarn suspir aliviado. S, la tiene para m. Significa que mi sentido de orientacin no ha mejorado nada durante todos estos aos tom su maletn y se acerc a la alacena del capitn. Yo pensaba que la cosa se hallaba ah, debajo de su litera. Con aire casual, cambi las botellas vacas por las llenas. Comprob que, efectivamente, el trago que poco antes se haba tomado Yellaston era el ltimo de su anterior provisin. Transmtale a su hermana mis saludos personales, Aarn. Y no olvide lo que hemos hablado. As lo har, capitn. Un tanto preocupado, Aarn se march. Saba que tena ante s un trabajo serio y deba pensar seriamente en ello. Si Tim o Don deciden oponerse al capitn, qu puede hacer el doctor Aarn Kaye? Pero se senta en cierto modo eufrico. El viejo no aceptaba a ciegas el relato de Lory y no estaba dispuesto a actuar precipitadamente. Papi nos salvar de las coliflores gigantes. Lo mejor que puedo hacer es realizar algunos ejercicios fsicos, pens; y se dirigi rampas abajo hacia el centro de la nave, hacia los pasillos exteriores. Haba seis de ellos que conformaban los tres muelles a los que se atracaban las tres naves exploradoras. All la gravedad era muy fuerte, un poco superior a la normal en la tierra y los tripulantes iban all a practicar sus ejercicios con las grandes barras y tubos. Otro buen elemento del programa, pens Aarn aprobatoriamente. Sali al corredor Beta, llamado as por ser el lugar de atraque de la nave exploradora de Don Purcell. Haca tiempo ya que Beta era conocida como La Bestia, como la bestia-del-imperialismofascista, un chiste que corri por el Centauro en los primeros aos de viaje, cuando la Alpha de Tim fue igualmente bautizada El Bastardo Ateo La Gamma, de Kuh, slo se gan el nombre de China Flower, es decir, Flor de China, la flor que ahora estaba en la proa del mdulo con su carga crptica, enigmtica. El corredor en el que se encontraba Aarn era exactamente igual al de Gamma, donde la forma extraa deba ser examinada al da siguiente. Aarn pase a lo largo del pasillo lentamente, saboreando el exceso de gravedad, contando los portalones de acceso que necesitaran centinelas. Eran catorce, ms de lo que en un principio haba credo. De todos los puntos de la nave llegaban hasta all rampas, puesto que las naves exploradoras estaban tambin destinadas a servir de naves salvavidas en caso de emergencia. El pasillo era tan largo que su extremo final pareca difuminado como si estuviera en una zona de niebla. Se imagin que senta el fro penetrar por la suela de sus zapatos. Pensar que se hallaba en una nave estelar! Una mosca caminando por la pared de una lata giratoria en el espacio csmico. Haba soles y soles bajo sus pies. Record las escenas ceremoniosas que haban tenido lugar en aquellos pasillos tres aos antes, cuando las naves exploradoras fueron lanzadas para reconocer el espacio de los distintos soles de la constelacin del Centauro. Y el triste regreso cuando primero Don y despus Tim regresaron con las desesperanzadoras noticias de que no haban encontrado nada ms que metano y rocas. Bestia y Bastardo, nos serviran pronto de medio de transporte para dejarnos en la superficie del planeta de Lory? Ese pronto, naturalmente, eran dos aos, y desde luego no se trataba del planeta de Lory, sino del planeta de Kuh, se corrigi Aarn. Iba tan preocupado que casi choc con Don Purcell,
que volva de controlar el puesto de mando Beta. Qu, preparndose para desembarcarnos, Don? Don se limit a responder con una mueca, ese gesto tranquilo y reposado que serva para todo y que Aarn crea firmemente conservara aun cuando estuviera a punto de ser devorado por las llamas. Deba ser duro, difcil, ocultar los propios pensamientos, hasta quiz la propia personalidad, bajo un gesto, como si realmente Don no se dejara afectar absolutamente por nada. El comandante de exploradores, desde luego, no causaba la impresin de estar preparando un motn, pens Aarn. Costaba trabajo imaginrselo dirigiendo un ataque contra la cmara de girscopos de Ray. Todo su aspecto era de un hombre de orden, un buen soldado disciplinado. Como Tim. Kuh tambin perteneca a la misma especie, al mismo tipo de hombres. Transistorizados. El tipo gentico capaz de traernos hasta aqu, el transportador de la raza en su mxima expresin. Aarn se meti por la rampa que conduca a la residencia de Lory imaginndose a Don y a las naves exploradoras, y despus los vio a todos ya en aquel planeta, aquel mundo suave y florido. Tratando de construir, de edificar una nueva Tierra. Hallaran la colonia establecida por Kuh o slo un montn de huesos secos y silenciosos? La libertad, la construccin de un nuevo mundo humano... y despus la llegada de la flota espacial de la Tierra. Quince aos, eso es todo lo que nos queda, pens Aarn, eso suponiendo que la seal verde se transmitiera en el momento del desembarco. Quince aos. Y transcurrido ese tiempo, las naves con los nuevos emigrantes comenzaran a llegar empezando lo que Yellaston haba llamado... s, el oleoducto. Una imagen tpicamente anal. El oleoducto transportando los desperdicios, el exceso de la Tierra, a travs de aos-luz. Los primeros en llegar, desde luego, seran los tcnicos, la maquinaria bsica, la agricultura. El tipo de colono-pionero. Y poco despus la gente, la gente normal y corriente, administrativos, familias, polticos, industrias completas, naciones enteras, todas sorbidas por ese oleoducto hacia el mundo virgen. Cubrindolo, expandindose sobre su superficie. Y qu sera entonces de Bustamante? Qu de Lory y de l mismo? Se hallaba ya junto a la puerta de Lory. La antesala estaba vaca, por fin. Cuando su hermana le abri la puerta, Aarn se sinti satisfecho al ver que no estaba haciendo nada extrao o enigmtico, sino simplemente cepillndose el pelo; esos rizos de reflejos cobrizos en los que ya empezaban a verse las primeras canas. Un efecto realmente bello, grato. Lory sigui cepillndose, contando las veces que el cepillo alisaba el cabello, supuso Aarn. El capitn te enva sus saludos personales dijo Aarn mientras tomaba asiento. De inmediato se le ocurri la posibilidad de que Foy hubiera establecido micrfonos ocultos. Cmaras ya resultaba menos probable. Foy no lo hara. Gracias, Arn... setenta... Tus saludos personales tambin? S, tambin los mos. Debes estar cansada Ya s que has tenido compaa. Trat de visitarte antes. Setenta y cinco... S. Todo el mundo trata de conocer detalles, el mximo de detalles... S. Y ya que hablamos de ello, admir el tacto que has empleado al referirte a las luchas entre los chinos. No saba que eras capaz de mostrarte tan... digamos diplomtica, o tolerante. Se cepill con mayor fuerza. No deseo que esta posibilidad se malogre. Y las disputas cesaron muy pronto
all. Dej el cepillo sonriendo. Es un planeta tan pacfico, Arn. Realmente creo que all podremos disfrutar de un nuevo tipo de vida. Sin violencia, sin odio ni ambiciones desmedidas, sin envidias. Oh, ya s, igual que t...! Pero sta es la sensacin que ese nuevo mundo despierta en m. El tono ligero de su hermana no le engaaba. Lory, la nia del paraso perdido esforzndose en regresar a l para siempre. Aquella mirada en sus ojos que le haca pensar en la joven Juana de Arco recordando al Delfn de la Santa Causa. Aarn siempre sinti una clara simpata por el Delfn. Tan pronto como est poblado por seres humanos surgirn problemas, Lory. De todos modos, la gente no est tan corrompida como pareces creer. Mranos aqu. Aqu? S, fjate, Arn. Sesenta especimenes de la raza humana elegidos cuidadosamente en una labor que podamos llamar de artesana y especialmente adoctrinados. Es que verdaderamente somos buenos? Nos portamos siquiera amablemente los unos con los otros? Quizs en la superficie, pero puedo adivinar el salvaje que palpita por debajo y que slo espera la oportunidad de saltar. Ayer mismo hubo una pelea aqu. Aqu! Cmo se haba enterado su hermana de esas cosas? Estamos sometidos a una gran tensin, Lory. Somos seres humanos. Los seres humanos tienen que cambiar. Maldita sea! No, no tenemos que cambiar. Bsicamente, quiero decir pens con cierto tono de culpabilidad. Por qu le estaba haciendo esa faena? Me llevaba a defender lo que yo mismo odiaba tanto como ella. Ella, realmente, tena razn, pero, pero.... Debes tratar de preocuparte un poco ms por la gente tal y como son sin intentar cambiarlos termin, enfadado consigo mismo por la untuosidad de su voz. En su habitacin haba muy pocos detalles personales. Casi pareca una celda. Por qu empleamos la palabra humano para designar la parte animal que hay en nosotros? La agresin es humana? Arn, la crueldad, el odio, la envidia... cualidades humanas? Pero si justamente eso es lo que no es humano, Arn. Es triste, pero es as. Para ser autnticamente humano hay que dejar esas cosas detrs. Por qu no podemos probar? Lo hacemos, Lory, lo hacemos. Haris de ese nuevo mundo otro infierno semejante al de la Tierra. No poda hacer otra cosa ms que suspirar reconociendo la verdad de las palabras de su hermana, recordando tambin la terrible poca que sigui a la muerte de sus padres, cuando Lory tena diecisis aos... Su padre era el teniente general Kaye; ellos haban crecido y se haban educado en las excelentes escuelas de las guarniciones militares. Lory segua su, programa biolgico cuando el accidente los dej hurfanos. De repente Lory se vio liberada y tuvo ocasin de contemplar el mundo externo, y la prxima cosa que Aarn recordaba era haber tenido que ir a sacarla de un centro de detencin de Cleveland a medianoche. El puesto de mando del ghetto haba reconocido su placa de identidad del Ejrcito. Oh, Arn! haba llorado Lory en el cptero que los llevaba a casa. Esto no es justo, no es justo! su rostro estaba convertido en una pstula irritado donde le haba alcanzado el gas. Aarn no se atreva a mirarla. Lory, esto es demasiado para ti. Ya s que no es justo, pero no se trata de algo
como levantar una perrera en la Isla de Ogilvy. No te das cuenta de que pueden limitar tu cerebro quirrgicamente? Eso es lo que quiero decir: estn cometiendo atrocidades, hechos verdaderamente obscenos con la gente. Y eso no es justo. No puedes asegurarlo ni tampoco cambiarlo le grit sin tener en cuenta su dolor. La poltica es el arte de lo posible. Lo que t pretendes no es posible. No conseguiras sino que te mataran. Cmo sabes lo que es imposible antes de haber tratado de realizarlo? Oh Dios, qu ao el siguiente! El nombre de su padre les haba ayudado y tambin la suerte en otras ocasiones. Al final, lo que la salv fue su propia inocencia implacable. Haba dado con ella despus de una larga bsqueda cerca del depsito de cadveres de un viejo barrio de Dallas, flaca, esculida, temblando, apenas capaz de pronunciar una sola palabra. Oh, Arn...! Ellos suspir mientras se limpiaba el resto de vmitos que an manchaban su barbilla. Dave se ha negado a ayudar a Vicky... Quera que lo cogieran... de ese modo l podr ser el lder... No permitir que le ayudemos. sas son cosas que pasan, Lory la tom fuertemente por los hombros tratando de detener sus temblores. Suele ocurrir as, la gente es humana. No! le grit con fiereza. Es algo terrible, terrible! Ellos... nosotros, estamos luchando unos contra otros, Arn; luchando por el poder. Dave ni siquiera es capaz de salvar a su esposa, no quiere hacerlo. Pienso que se estn golpeando unos a otros. Ella era slo un objeto de su propiedad. Lory se tom el resto de la sopa que su hermano le haba llevado. Despus aadi: Cuando les habl as, cuando les dije lo que pensaba, me echaron fuera. Aarn la sujet sin saber qu hacer. Arn continu en un murmullo Vicky... ha aceptado dinero. Lo s. Lory, vuelve a casa. Ahora. Yo me ocupar de todo. Podrs terminar tus exmenes si vuelves ahora. De acuerdo...! Aarn movi la cabeza... Ahora estaba sentado en el Centauro, a cincuenta mil millones de kilmetros de la Tierra, de aquel Dallas del pasado, pero tena ante s la misma cara decidida de su hermana, pequea aunque ahora sus cabellos ya empezaban a estar mezclados con hebras de plata. Su hermana menor, a quien la suerte haba convertido en su nico lazo de unin con el nuevo planeta y con aquella cosa que esperaba fuera. Est bien, Lory se levant y dio la vuelta para mirarla de frente, cara a cara . Te conozco bien. Qu fue lo que sucedi en ese planeta? A quin ests protegiendo? Qu ocultas? Nada, Arn. Excepto eso que te he dicho. Qu es lo que te pasa a ti? Era demasiado inocente? Aarn, que desconfiaba de todo, no poda decirlo. Por favor, aljate de m. Consciente del posible espionaje-escucha de Foy, retrocedi. Aquello sonaba como un acto de demencia. No te das cuenta de que esto no es un juego? Nuestras vidas dependen de ello. Por mucho que odies a la humanidad, la gente sigue viviendo. Creo que de ninguna manera debes jugar con sus vidas.
No odio a la humanidad, Arn. Lo que odio es algunas de las cosas que la gente hace. No sera capaz de hacer dao a las gentes, Arn. Seras capaz de aniquilar al noventa por ciento de la raza para conseguir tu utopa. Qu cosa tan terrible ests diciendo! Su rostro era alma pura, sin mezcla. Aarn sinti dolor por ella. Pero tambin Torquemada haba tratado de ayudar a la humanidad. Lory, dame tu palabra de que Kuh y sus gentes estn completamente bien. Tu sincera palabra. Lo estn. Te doy mi palabra. Estn perfectamente, en medio de la mayor belleza. Al diablo con la belleza! Estn prcticamente bien? Naturalmente que s. Sus ojos an conservaban aquella mirada, pero a Aarn no se le ocurri ningn otro medio de seguir interrogndola. Menos mal que Yellaston se haba mostrado precavido. Lory le tendi la mano, su mano pequea, elctrica, que casi le produjo una quemadura. Ya lo vers, Arn, es todo maravilloso. No lo es an ms que estemos juntos? Esto es lo que me mantiene y me da fuerzas, como me las dio durante el viaje de regreso. Maana ser el da en que veremos a la vida extraa. Oh, no! T no. Jan Ing quiere que est all. Has dicho que desde un punto de vista mdico me encuentro bien. No olvides que soy su jefe de botnica sonri maquiavlicamente. No creo que debas, Lory. Tus lceras. Hacerme esperar lejos de all no ser mejor para ellas dijo serenamente alzando sus brazos. El capitn Yellaston va a enviar la luz verde? Pregntaselo a l personalmente. Yo slo soy el mdico de a bordo. Qu pena! Bien, l sabr lo que se hace. Todos lo veremos dentro de poco. Qu es lo que veremos? Lo inofensiva que es esa forma de vida extraa, naturalmente. Escucha, Arn. stas son palabras de una antigua obra que el mrtir Robert Kennedy cit antes de ser asesinado: Amansar el corazn del hombre, hacer amable la vida en este mundo... no es eso maravilloso? S; lo es, Lory. Se march de all cualquier cosa menos confortado, pensando que la vida de este mundo distaba mucho de ser amable o maravillosa. No fue la amabilidad ni la gentileza lo que te hizo estar aqu, Lory. Por el contrario, fue la presin de la falta de amor, la desesperada ambicin de poder del mono humano. Esa fallida humanidad que por una causa u otra no logras ver. Se dio cuenta de que haba tomado un camino que le llevaba a la Sala de reunin principal, a los Comunes. Bajo aquellas fotos expuestas se estaban jugando las partidas de bridge y-de pquer, como cada noche. Slo haba una diferencia' ni Tim ni Don estaban presentes. Cuando estuvo lo suficientemente cerca de los jugadores para poder orlos, escuch la voz del fsico israelita que mencionaba algo as como la palabra isla. Una isla? Se dirigi a la clnica esperando haber odo mal.
Solange le estaba esperando con el libro oficial mdico. Le dict las observaciones de su examen de Ray y de Bachi con la cabeza cerca de su clida frente, mientras recordaba que tena un problema ms. Olvdalo!, se dijo; tengo dos aos todava para ocuparme de Bustamante. Soli, maana deseo que est preparada una serie de latas de descontaminantes a lo largo de la zona donde realizaremos el examen. Con el mecanismo de accin en mi estacin de trabajo. Digamos un fuerte fitocida ms un fungicida de base de mercurio. Qu podemos conseguir en los almacenes? Decon Siete es el ms potente, Aarn, pero no puede ser mezclado y tendremos que colocar muchos tanques. Su rostro mostraba temor, piedad hacia las hipotticas plantas que tal vez habra que asesinar. De acuerdo, colocaremos todos los tanques necesarios, por muchos que sean. Todo lo que los trajes puedan aguantar. No me fo de esa cosa. Soli cay en sus brazos apretndolo con sus manos fuertes y pequeas. Paz, confort. Hacer amable la vida de la Humanidad. Su cuerpo la haba echado de menos dolorosamente, lo cual se tradujo en una superior ereccin. Soli suspir. Amorosamente la acarici y volvi a sentirse l mismo por primera vez al cabo de muchas semanas. Te considero como una cosa de mi propiedad, Soli? Ciertamente no... El pensamiento del enorme cuerpo de Bustamante cubrindola flot por su mente v su ereccin se increment notablemente. Tal vez el hermano mayor negro se vera obligado a modificar sus planes, pens Aarn, mientras la conduca a su confortable litera. Dos aos es mucho tiempo... Adormilado, con el clido cuerpo de Soli a su lado, Aarn tuvo una visin neutral, cmica, casi hipnaggica: el rostro de Tighe, grande como un muro, adornado con orlas de flores y frutos. Las flores rosadas y verdes al chocar entre s sonaban como un cuerno mitigado. Tantara... las melodas centrpetas. Ta tara Tara! TARA! ...de repente, esos cuernos melodiosos y suaves se cambiaron por la seal snica de alarma mdica. Soli estaba movindolo hasta despertarlo. La seal provena del puente. Salt de la cama, se puso unos shorts, abri la puerta de un empujn. Sin saber cmo, el maletn estaba ya en su mano. Se encamin a la seccin de cada libre, sin tener la menor idea de la hora que podra ser. El pensamiento de que Yellaston poda haber sufrido un ataque cardaco le caus verdadero pnico, un pnico mortal. Oh, Dios... Qu podran hacer todos ellos sin Yellaston? Corri a toda la velocidad de sus piernas, sujetando fuertemente su maletn en la mano y pensando en los tratamientos que podra, alternativamente, utilizar. Iba tan agitado que casi no oy las voces que le llegaban del corredor que conduca a la Sala Comn. Se dirigi al acceso al puente tan preocupado que en su principio ni siquiera pudo identificar las oscuras columnas que ocupaban la escalera que conduca a Comunicaciones. Eran las piernas de Bustamante. Aarn salt sobre ellas y de inmediato se sinti aliviado pese a la espantosa visin que se present ante sus ojos. El comandante Timofaev Bron estaba entre los brazos de Bustamante, sangrando abundantemente por el ojo izquierdo. Est bien, est bien! murmuraba Tim. Bustamante lo estaba agitando. Qu diablo significa esta disminucin de energa? era Don Purcell que
acababa de entrar inmediatamente detrs de Aarn. Este tipo estaba transmitiendo gru Bustamante Mierda, fui demasiado lento. Estaba transmitiendo con mi rayo lser Volvi a zarandear al ruso. Bueno, bueno, ya est hecho repiti Tim sin expresar la menor emocin. La sangre provena de un corte en la regin supraorbital. Aarn libr a Tim de las manos de Bustamante y le hizo sentarse con la cabeza hacia atrs para dar unos puntos a la herida. En el momento en que abra su maletn para coger el instrumental, una silueta entr por la puerta que daba al departamento de Astronavegacin: el capitn Yellaston. Mi capitn... Aarn todava segua confuso, pensando en aquella coronaria. La rigidez peculiar de Yellaston le asust. Oh Jess, no! El capitn no estaba enfermo, pero s borracho hasta las agallas. Bustamante estaba abriendo rpidamente la caja de contencin de los girscopos. Toda la habitacin se llen de un zumbido continuado. No he estropeado el rayo dijo Tim, que segua bajo las manos de Aarn. Cierto equipo se instal cuando lo construimos; usted no lo comprob con la suficiente atencin. Hijo de perra! dijo Don Purcell. Qu quiere decir? Qu clase de equipo? la voz de Bustamante se alz armnicamente sobre el ronroneo de los girscopos. Qu es lo que ha hecho usted aqu, granuja? No se me ha enviado aqu para esperar. El planeta est ah. Aarn Vio cmo los labios del capitn Yellaston se movan con gran esfuerzo y que su rostro adquira una extraa expresin. Usted... Ha indicado dijo con tono asustado. Indic... Ha enviado la seal verde... Los dems se quedaron mirndole uno a uno. Aarn se sinti herido por una insoportable sensacin de piedad... No se atreva a creer que lo ocurrido fuera cierto. Era demasiado terrible para ser real. Hijo de perra! segua repitiendo Don Purcell. La seal verde ha sido enviada, comprendi Aarn. A los rusos, desde luego, pero todo el mundo se enterara y comenzaran los preparativos. Ya no hay solucin, pens; nos ha comprometido, tanto si el planeta responde a las condiciones precisas de habitabilidad como si no... Oh, Dios...! Yellaston, el capitn, haba visto venir una cosa as. Si hubiera sido ms joven se hubiese movido con mayor rapidez... Si la mitad de su cerebro no estuviera flotando en alcohol, tambin. En el alcohol que yo mismo le he venido facilitando, pens. El aparato estaba oculto entre la capa protectora y el casco le dijo Tim a Bustamante. El contacto debajo de la palanca acodillada. No tienen por qu preocuparse. Emit una sola vez. Aarn pareca incapaz de creer que esto pudiera haber ocurrido mientras le escuchaba. Fuera estaba la teniente Pauli; seguro que ella estaba tambin complicada en el asunto. Tim, cmo podas estar tan seguro de que todo iba a salir bien? No sabes que podas habernos matado a todos? El cosmonauta se qued mirndole con su nico ojo sano, que conservaba la misma expresin de calma de siempre.
Los registros y los informes no mienten. Ya tenemos datos ms que suficientes para deducir que no encontraremos ningn otro planeta. El viejo hubiera seguido esperando siempre. Solt una risita. El planeta soado se reflejaba en su ojo. Aarn volvi a salir y condujo a Yellaston a su alojamiento. Los brazos del capitn temblaban imperceptiblemente. Tambin temblaba Aarn a causa de la piedad y el disgusto. El viejo, le haba llamado Tim. Este viejo... De repente comprendi la dimensin total del desastre de esa noche. Dos aos Al diablo con el planeta. Tal vez jams lograran llegar a l. Dos aos en esa lata de metal con un capitn que haba fallado, un viejo sin energa, sin autoridad y borracho. Nadie ser capaz de mantenernos unidos como Yellaston lo haba logrado durante esos diez aos, durante las semanas y los meses interminables, insoportables, cuando el oxgeno escase y el pnico comenzaba a extenderse por todos los cerebros. Se haba comportado tan bien en esa ocasin! S, nadie poda negarlo. Ahora haba dejado que su autoridad se viera burlada por la actitud de Tim y estaba perdido. Ya no estbamos unidos, no volveramos a estarlo jams despus de lo que haba sucedido Y las cosas empeoraran. Dos aos! En el... ventilador Yellaston murmur con trgica dignidad, dejando que Aarn le pusiera en la cama. En el..., ventilador... culpa ma. Por la maana le dijo Aarn gentilmente, tratando de apartar el terrible pensamiento Tal vez Ray pueda pensar algn modo de corregir lo sucedido. Sin esperanzas, Aarn se dirigi a su alojamiento. Saba con certeza que no lograra conciliar el sueo. Dos aos... III
SILENCIO... Un vaco clnico, brillante, sin nubes, sin lgrimas. Horizonte, infinito. En algn lugar se alzan las palabras, el silencio habla. YO SOY LA ESPOSA; cancelado el sonido. Aarn invisible y del tamao de un microbio, ve en el suelo una infinita membrana plateada surcada por venas muy bella, que identifica como el prepucio de un adolescente, el residuo de su primera operacin... Casi despierto ya, en posicin fetal; algo terrible por encima de l le despierta. Trata de meterse de nuevo en su sueo, pero una mano lo impide y le impulsa hacia la conciencia. Abre los ojos y ve a Coby ofrecindole una taza de bebida caliente; mala seal. Sabe lo que sucedi con Tim, verdad? dijo Aarn mientras sorba su bebida. Por lo que veo es usted quien no se ha enterado de lo que ha pasado con Don Purcell. No le he despertado porque el caso no ofreca problemas mdicos. Don Purcell? Qu ha pasado con Don Purcell? Preprese, jefe. Por amor de Dios, no me vengas con monsergas, Bill. Bien, a eso de las tres se produjo un temblor en la cubierta exterior. Dej conectados todos los registros de Tighe y trat de enterarme de lo ocurrido. Finalmente lo logr. Parece ser que Don lanz su nave exploradora por medio del mecanismo de lanzamiento automtico. Va cargada de cintas de registro, grficos, aparatos de control,
todo aquello de que pudo echar mano. Hacia el planeta Lo ve? Y dicen que est en condiciones de poder enviar una seal a la Tierra en cuanto haya ganado velocidad. Pero Don... Va Don en la nave? Nadie va en ella. La dirige el piloto automtico. La Bestia dispone de algunas mercancas y de instrumentos especiales. Y es posible que nuestra gente, en la Tierra, cuente tambin con una estacin de escucha en alguna otra parte, en Marte tal vez, segn he odo decir. Jess! Todo est pasando con mucha rapidez, pens Aarn. Dnde habr conseguido Coby esta informacin? No se le escapa nada de todo lo malo que ocurre. Gracias, Bill Aarn se irgui con un gran esfuerzo... Primero Don y ahora Tim... Guerra o juegos blicos en el Centauro. Todo arruinado, todo perdido. Las cosas van demasiado de prisa para el viejo Coby se retrep con familiaridad en la litera de Aarn. Tambin hay algo de bueno en esto. Tenemos que conseguir una organizacin poltica ms realista. Toda esa porquera del gran lder se ha ido al garete, est terminado. Claro que podemos conservarlo como figura decorativa... Don y Tim tambin estn fuera de campo, al menos de momento. Lo primero que tenemos que hacer es elegir un comit de trabajo. Est usted loco, Bill. No se puede mandar una nave con un comit. Nos suicidaramos si comenzramos a meternos en poltica. Me gustara apostar a que no es as contradijo Coby. Hace falta efectuar algunos cambios, jefe. Aarn se aclar la cara con un poco de agua fra para ahogar la voz por algn tiempo. Elecciones a dos aos de ningn sitio? Eso significara la aparicin de la faccin rusa, la faccin norteamericana, el Tercer y el Cuarto Mundo; los cientficos contra los humanistas, contra los tcnicos, contra los eclogos, contra los testas, contra los smithistas... Todas las facciones de la Tierra a bordo de una frgil nave espacial. Qu forma habr adquirido toda esta lucha poltica cuando logremos alcanzar el planeta si es que vivimos el tiempo suficiente para ello? Y cmo ser la colonia, cualquier colonia que podamos fundar con esas premisas? Oh, maldito Yellaston! Maldito sea yo mismo! Reunin general a las once estaba dicindole Coby. Y otra cosa; Tighe realmente estuvo paseando por ah la noche pasada durante unos veinte minutos. Culpa ma, lo admito. Me olvid de cerrar la seccin de aislamiento. No ha ocurrido nada malo, sin embargo. Consegu traerlo en seguida. Dnde estuvo? En el mismo lugar. Cerca del portn donde estuvo atracado el China Flower. Cuando vaya a la reunin llvelo con usted dijo Aarn impulsivamente, castigando a todos con su decisin. Se levant para tomar el desayuno, tratando de sacudirse su carga de sueo excesivo, de pereza. Tena miedo a la reunin, un miedo terrible. Pobre Yellaston, tratando en vano de cubrir su lapsus, tratando de salvar la cara frente al pblico. Una figura decorativa. No, eso era algo que no podra aceptar, caera en la mayor de las depresiones. Aarn se dedic a estudiar los registros y grficos de Tighe para ocupar su mente y escapar de aquellos pensamientos. Los datos sobre el estado de Tighe eran ms pesimistas que todos los anteriores; su ndice general de salud haba descendido otros cinco puntos ms. Sus funciones CNS
haban descendido hasta un punto que l jams encontr anteriormente en un paciente ambulatorio, y menos an en uno tan coordenado como Tighe. Curioso... Tena que estudiar el caso, pens Aarn con cierta apata. Todas las curvas de los grficos tienden al pesimismo. Yellaston era nuestro pacificador. Podremos arreglrnoslas sin l? Soy yo tan dependiente de l como Foy? Haba llegado la hora de la reunin. Se encamin hacia los Comunes, enfermo de compasin y temor; l mismo se mostraba reluctante, tan reluctante a or que al principio no se dio cuenta del milagro: no haba nada de qu compadecerse. El Yellaston que tena ante sus ojos tena la voz firme, estaba erguido, irradiando mando, autoridad; anunci oficialmente que la seal verde codificada para el sol Alfa haba sido enviada a la Tierra a las cinco de la madrugada. Qu? Como algunos de ustedes ya habrn observado dijo Yellaston placenteramente nuestros dos comandantes de exploradores han tomado sus propias iniciativas personales con el mismo efecto al enviar a sus respectivos gobiernos terrestres la seal verde. Debo subrayar que estas acciones se llevaron a cabo siguiendo rdenes recibidas de sus superiores antes de embarcar. Todos nosotros lamentamos, todos los que nos hemos sumado a esta misin lo lamentaremos siempre, que las Naciones Unidas de la Tierra que patrocinaron nuestra misin no estn tan perfectamente unidas, o al menos no lo estuvieran cuando nos marchamos de all. Confiemos en que las cosas hayan mejorado. Pero esto pertenece al pasado y no es asunto nuestro, no debemos preocuparnos con las tensiones y divergencias de un mundo que lo ms posible es que ninguno de nosotros vuelva a ver jams. Deseo decir que tanto Tim Bron como Don Purcell Yellaston hizo un gesto paternal apenas perceptible, dirigido a los comandantes de exploradores que estaban sentados con toda la formalidad oficial de siempre a su izquierda (pese a la venda que cubra el ojo izquierdo de Tim) no han hecho ms que cumplir fielmente rdenes que haban recibido, por ms que estas rdenes sean no slo anticuadas, sino tal vez intiles, exactamente igual que cualquiera de nosotros se hubiera visto obligado a hacerlo de hallarse en su lugar. Ahora esta obligacin ha sido cumplida. Sus seales independientes, si es que llegan a la Tierra, servirn de confirmacin a nuestra seal oficial transmitida a la Tierra. Ahora continu Yellaston pasemos a considerar nuestra tarea inmediata. Jess, Dios...!, pens Aarn. El viejo hijo de perra. Un viejo zorro que haba sabido sacar todo el provecho posible de una situacin aparentemente sin salida. Haba tomado la iniciativa mientras yo pensaba que estaba acabado, terminado. Fantstico. Pero cmo diablo? Manejando esos lser como deban ser manipulados. Aarn dirigi la vista en torno suyo y caz un extrao brillo en la mirada de Ray Bustamante... El viejo negro George estaba cociendo algo con Yellaston en su cocina electrnica. Aarn se hizo un guio a s mismo. Se senta tan feliz que ignor el murmullo interno... A qu precio? El examen de la forma biolgica que nos fue trada a bordo por el equipo del comandante Kuh, comenzar esta tarde a las cinco. Se realizar en el corredor Gamma. Aunque la operacin se realizar en zona aislada, podr ser contemplada por todos vosotros en vuestros visualizadores; es decir, que lo ms seguro ser que podris verla vosotros mejor que los que estemos all realizando el trabajo Yellaston sonri. Inmediatamente despus, la seccin de navegantes se preparar para un inmediato cambio de rumbo en direccin al planeta Alfa. Cada uno deber asegurar su sector para ese
cambio de rumbo, el aumento de aceleracin y de velocidad tan pronto como sea posible. El vector de carga ser expuesto maana en el tablero de avisos. Deberis comunicar a Tim y a Don cualquier problema que se presente en vuestras respectivas secciones. El primer maquinista, Singh, se ocupar de la seccin Gamma en ausencia del comandante Kuh. Y, finalmente, debemos comenzar el trabajo de adaptar y perfeccionar nuestro plan general de colonizacin planetaria a los datos que tengamos en nuestro poder. Nuestro primer objetivo ser la elaboracin de en atlas del planeta indicando todos los datos que cada uno de vosotros haya podido descubrir o deducir en su respectiva especialidad, segn los datos que nos brindan las cintas de grabacin y los registros de la misin Gamma. De acuerdo con este atlas y sus datos, estableceremos nuestros planes. Os recuerdo que se trata de una tarea que requiere imaginacin y atencin, en la cual hay que tener en cuenta todas las contingencias y parmetros. Seores, seoras: la misin es difcil. Slo tenemos dos aos para prepararnos para la mayor de las aventuras que nuestra raza conoci. Aarn comenz a sonrer al pensar en el arcasmo y se dio cuenta de que tena un nudo en la garganta. El murmullo de las gentes en torno suyo dur un minuto ms o menos. Yellaston hizo un gesto a Don y Tim y stos se levantaron y se dirigieron con l a la salida. Perfecto, pens Aarn, todo va bien, lo lograremos. El retorcido Coby. Papi vive! Todo el mundo estaba excitado y satisfecho. Aarn se abri camino entre la multitud y dej atrs la gran maravilla floreal de las fotografas del planeta de Lory... o mejor dicho del planeta Alfa, no le haba llamado as el capitn Yellaston? Nuestro futuro hogar. Yellaston nos conducir hasta all. Ha sabido recuperar el terreno perdido. Pero eso tena un precio, repiti el rincn ms sombro de su cerebro. La gran luz verde, la seal codificada, estaba ya camino de la Tierra. No solamente somos nosotros los que nos hallamos comprometidos en esta aventura, sino la Tierra entera. Consecuentemente, el planeta tiene, forzosamente, que ser apto. Se dirigi a reunir su equipo, irracionalmente resuelto a redoblar las precauciones relacionadas con la descontaminacin de emergencia. Diario de a bordo, nota 125 486 sd /4100 x 1200/ aviso a todo el personal el corredor Gamma uno estar sometido a aislamiento de urgencia de peligro espacial a partir de las 15:45 del da hoy al objeto de realizar el bioanlisis del espcimen extrao // la entrada en l quedar limitada a. (1) comandante centauro cuadro alfa / (2) la vigilancia de xenobiologa designada al efecto / personal mdico / (3) equipo de control espacial charlie / (4) equipo de seguridad y supervivencia asignado a las entradas del corredor // el personal mencionado deber llevar en todo momento sus trajes espaciales hasta que vuelva a abrirse el mencionado corredor // debido al factor de riesgo desconocido de esta operacin se estacionar una guardia adicional en la parte interna de a bordo de las puertas de acceso: vase medidas especiales de seguridad anexo // personas no autorizadas debern abstenerse de entrar en corredor gamma uno a partir de ahora // video cubrir toda la operacin desde los puntos de toma ms prximos posibles y se transmitir a todas las pantallas de la nave en el canal uno a partir aproximadamente a las 15:15 horas. yellaston, com. gen.
En el corredor Gamma Uno, el mayor factor de riesgo lo constituan los cables. Aarn estaba literalmente oculto entre los componentes de su equipo instrumental, con el pesado traje espacial y observando cmo Jan Ing se ocupaba de la electrnica. El jefe de Xenobiologa deseaba que en el corredor existiera una total capacidad computadora; no haba manera de pasar el cable de enlace a travs de las compuertas hermticamente cerradas. Se haba recurrido al equipo de Salvamento y Recuperacin, pero se haban negado en rotundo a facilitarnos ninguna de sus terminales de enlace alegando motivos de seguridad. Finalmente, se resolvi la cuestin sacrificando el panel indicador de una de las compuertas de acceso. El ingeniero Gomulka, que estaba presente en funciones de guardia, comenz a trabajar para instalar en l los cables de enlace con el computador. El suelo estaba cubierto de cables que culebreaban por doquier. Xenobiologa haba llevado all la mitad de su laboratorio y Aarn vio al menos ocho registradoras Waldo unidas al equipo de extensin del biomonitor. El equipo de cmaras trabajaba por doquier. Una cmara se haba instalado exactamente enfrente de la estrecha escotilla que haba de abrirse para establecer la comunicacin con la seccin de mando del China Flower, otras dos frente a la gran escotilla del mdulo de carga tras el cual deba estar la forma extraa; tambin se haban colocado otros dos tomavistas elevados. Estaban instalando tambin algunas pantallas monitoras en el pasillo, lo cual alegr a Aarn que estaba demasiado atrs como para contemplar directamente las escotillas de acceso a la nave exploradora. El equipo de Salvamento y Recuperacin trataba de recoger los cables y unirlos en manojos colocados a lo largo de las paredes, pero la cosa no era fcil y an se complicara ms cuando los umbilicales de los trajes espaciales se sumaran al lo. Gracias a Dios, el uso de los trajes espaciales no se generalizara hasta que el equipo de seguridad y recuperacin espacial no hubiera hecho que el China Flower estuviera atracado en su muelle propio, anexo a la nave. La estacin de servicio de Aarn se hallaba en el punto ms alejado del extremo opuesto del corredor. Frente a l, en un espacio abierto junto a la entrada del equipo de seguridad y recuperacin espacial Ms all comenzaba el gran laboratorio de xenobiologa. Ms prxima se hallaba la escotilla de carga y, por fin, a distancia, se encontraba la seccin de mando del corredor Cuadro de Mando Alfa significaba Yellaston y Tim Bron. Aarn apenas poda divisar el parche blanco sobre el ojo de Tim, que estaba hablando con Don Purcell. ste debera volver al Centauro para situarse en el puente de mando y ocuparse de la navegacin En caso de emergencia Aarn dirigi de nuevo una mirada a las filas de descontaminantes situados frente a las escotillas. Tambin stos tenan cables que terminaban en un interruptor al alcance de su mano. Haba tenido problemas con la XB a causa de las latas de descontaminantes, Jan Ing preferira ser devorado vivo que arriesgar aquel espcimen a sufrir la muerte o cualquier otro dao. Una mano cay sobre el hombro de Aarn el capitn Yellaston que llegaba para hacer una visita de inspeccin, su rostro observador no daba muestra alguna de cul poda ser el estado de su riego sanguneo. La suerte est echada observ Aarn Yellaston hizo un gesto afirmativo. Un juego dijo con tranquilidad La misin Aarn, es posible que haya hecho algo espantoso Pero en la Tierra, de todos modos, se hubieran puesto en movimiento hacia aqu a causa de las seales de los otros dos.
Ha hecho usted lo nico posible, seor. No Aarn levant los ojos Yellaston no estaba hablando con l sus ojos eran como dos fras pantallas csmicas No, deb haber enviado luz amarilla y anunciar que haba enviado luz verde. Ray me hubiera guardado el secreto. Eso hubiera evitado, al menos, el lanzamiento de las naves de las Naciones Unidas. Era el movimiento correcto, el adecuado. Pero no se me ocurri a su debido tiempo. El capitn descendi por el corredor dejando a Aarn atnito Enviar seal amarilla y mentirnos durante dos aos? El capitn Yellaston? S, s, Aarn comenz a ver las cosas claras poco a poco Eso hubiera salvado, al menos, a una parte de la humanidad en el caso de que el planeta no fuese bueno para la raza humana. Mejor que perderse todos. Lo que hizo estuvo bien, pero no fue lo mejor. Quiz debido a que estaba borracho cuando tom su decisin, pens Aarn. Tal vez sea mi culpa... Mis susceptibilidades estpidas, mi romanticismo. Un grupo pas junto a l: el equipo de salvamento y recuperacin espacial vestido ya con sus trajes espaciales y dispuesto a salir a buscar el China Flower. El ltimo de los hombres apret el brazo de Aarn al pasar junto a l: Bruce Jang, que le hizo un guio significativo a travs de su mscara limpia. Aarn observ cmo salan por la escotilla de atraque, recordando que tambin haban hecho lo mismo tres semanas antes cuando salieron para recoger al China Flower que regresaba con Lory a bordo, inconsciente. Ahora su misin era ms sencilla, puesto que el China Flower ya estaba unido a la nave por un cable umbilical. De todas maneras la operacin tena su peligro. Los mecanismos rotacionales siempre podan lanzar despedido a un hombre que se perdera en el espacio, pens Aarn, que siempre tena miedo cuando otros hombres realizaban trabajos o ejercicios ms all del lmite de su propia habilidad. Una pantalla de video comenz a funcionar y mostr un paisaje estrellado. Un traje espacial las ocult; cuando pas, tres pequeas estrellas amarillas se movan hacia las tinieblas... Las luces de los cascos del equipo que se alejaba en direccin al China Flower, que estaba a lo lejos. Aarn sinti que se le contraa el estmago: all haba una forma de vida extraa; l mismo estaba a punto de recibir a ese extrao. Comenz a elegir y a montar los extensores, en cuyo extremo iran los sensores que deban ser introducidos en el interior del mdulo de carga. Mientras lo haca vio algunos rostros que le contemplaban a travs de la mampara de vitrex del primer acceso. Hizo un movimiento de saludo. Los rostros, al comprender que el trabajo an no haba comenzado, se alejaron. Aarn se dio cuenta de que aqulla sera una tarde larga, muy larga. Cuando l e Ing hubieron preparado y ordenado su equipo, todas las personas que no deban participar en la operacin, con excepcin del equipo de trajes espaciales, haban abandonado ya el corredor. En la pantalla conectada con el exterior, el China Flower se iba haciendo cada vez mayor. De pronto, la pared que haba a su lado reson como si hubiera recibido un golpe y las luces reverberaron... Las sondas de los portalones estaban enganchadas ya y la reverberacin ces. Aarn se estremeci involuntariamente: el extrao estaba all. Cuando el crculo de entrada del equipo de salvamento y recuperacin espacial comenz a emitir sus flashes, la voz de Tim Bron dijo en el audio: Todo el mundo debe ponerse los trajes ahora. El equipo de salvamento y recuperacin entr, ya de vuelta, en el corredor. Los hombres del equipo de trajes comenzaron a trabajar enlazando y comprobando los
cordones umbilicales de los trajes espaciales de cada uno de los que se quedaran en el corredor. Sera un trabajo complicado y difcil, y esos cables no dejaran de ser un estorbo. Por fin, el equipo de los trajes espaciales lleg hasta l. Vio nuevos rostros al otro lado de la mampara de vitrex. Las pantallas de video estaban ofreciendo en esos momentos mejores imgenes, pero sin embargo los rostros seguan all, prefiriendo ver menos pero verlo directamente. Aarn solt una risita: el ancestral impulso simiesco de verlo todo con los propios ojos. Todo el personal que no intervenga directamente en la operacin deber abandonar esta zona. El equipo de salvamento y recuperacin se coloc alineado a lo largo de la pared que estaba en el lado opuesto al de la escotilla del puente de mando del China Flower. El plan consista en abrir primero esta escotilla para retirar los registros automticos recogidos en la nave exploradora sobre el comportamiento y las reacciones de la forma de vida extraa. Segua viva todava? Aarn no senta ya ninguna intuicin mstica, slo una tensin cada vez mayor en sus tripas. Se esforz por respirar con toda normalidad. La guardia debe cerrar la zona. La ltima entrada del corredor, que hasta entonces estuvo abierta, fue cerrada hermticamente. Aarn vio que una de las caras detrs del casco espacial se volva hacia l y las tres secciones de la lnea de Xenobiologa. Era Lory. Le hizo un saludo rpido con la mano enguantada, deseando que su hermana se mantuviera entre el lugar donde l estaba y la escotilla de carga. Haba olvidado por completo que ella estara all. Con la zona asegurada y la guardia en sus puestos, Bruce Jang y otros dos miembros del equipo de salvamento y recuperacin espacial se dirigieron para abrir la escotilla que daba al puesto de mando del China Flower. Aarn observ el primer plano en la pantalla que tena sobre su cabeza. Se oy el sonido de unos clcs metlicos y el portaln de la escotilla comenz a deslizarse lateralmente. Los hombres del ESR entraron llevando balizas de vapor y despus la escotilla se cerr de nuevo. Otra espera. Aarn vio a los hombres del equipo de Xenobiologa ajustando sus comunicadores de radio y comprendi que los del equipo de salvamento y recuperacin les estaban informando. Conect el canal correspondiente y pudo orles: Normal... Atmsfera normal (interferencias). La escotilla se abri de nuevo y los hombres salieron envueltos en una nubecilla de vapor apenas perceptible. Lory volvi a mirarle de nuevo y l comprendi el significado de esa mirada. se era el aire que ella haba estado respirando durante casi un ao. Las cintas registradoras de la nave exploradora fueron entregadas. Todo pareca indicar que la extraa forma segua todava viva. Las seales metablicas regulares para la inspeccin preliminar, el ambiente sin cambios se oy la voz de Jan Ing en el audio bioluminiscencia intermitente que va de dos a ocho bujas. Ocho bujas... Eso significaba una luz brillante Consecuentemente, Lory no haba mentido al respecto. Una subida extraordinaria de luminiscencia coincidi con el momento en que originalmente la nave exploradora atrac junto al Centauro... Otra tuvo lugar cuando la nave exploradora fue retirada de su muelle de atraque en la nave Centauro. Eso debi ser ms o menos cuando Tighe abri o no abriel contenedor,
pens Aarn. Tambin es posible que el estmulo se produjera por el movimiento de la nave. Uno de los ventiladores que hacen circular la atmsfera interior no funciona continu el jefe de XB, pero los ventiladores restantes, por lo visto, han bastado para activar la circulacin lo suficiente para una renovacin continua, puesto que se mantiene adaptada al viento constante del planeta. Se presentan, al mismo tiempo, cambios de presin internos semejantes a pulsaciones... La mente de Aarn se distrajo instantneamente por la visin momentnea de l mismo caminando bajo el viento planetario, una corriente de aire original, puro, no recreado en un ciclo de recuperacin biolgica. La criatura que vena en la nave habitaba bajo ese viento. Una masa hinchada de unos cuatro metros de longitud, segn Lory la haba descrito. Como una gran bolsa de fruta. Extendindose all durante un ao, sufriendo sus metabolismos, latiendo, emitiendo su luminiscencia... Qu ms haba venido haciendo? Las funciones vitales: asimilacin, excitacin, reproduccin. Se haba reproducido? Estaba la cmara llena de esos pequeos monstruos que Coby haba predicho, esperando para lanzarse al ataque? O para devorarnos, tragarnos a todos? Aarn se dio cuenta de que se haba alejado de su interruptor de descontaminacin y retrocedi para volver a tenerlo al alcance de la mano. La masa es constante, los vectores de actividad estables confirm Jan terminado su informe. Luego no se haba multiplicado. Slo haba crecido. Haba estado pensando, tambin? Aarn se pregunt si aquellos aumentos de la bioluminiscencia tenan algo que ver con los acontecimientos que haban tenido lugar en el Centauro. Acontecimientos, fenmenos? Qu fenmenos? Las apariciones de Tighe, tal vez, o sus propias pesadillas. No seas idiota, se dijo a s mismo. En sus odos haba una voz que pareca susurrarle que aquellos colonizadores de Nueva Inglaterra a los que se haba referido Yellaston, tampoco haban sabido establecer relacin alguna entre las temperaturas invernales y las corrientes ocenicas... Ausente, con la mente ocupada en sus propios problemas, Aarn haba seguido la discusin del equipo de salvamento y recuperacin sobre si deban cortar, para volver a abrirla de nuevo, la mirilla de control visual que Lory haba hecho soldar. Se decidi no hacerlo y proceder, directamente, a abrir la puerta principal del mdulo de carga. El equipo sali y los hombres asignados a las sondas de extensin tomaron sus equipos; los cables parecan una danza de serpientes. Bruce y el jefe del ESR abrieron la pesada puerta del mdulo de carga. Era la puerta que se utilizaba para cargar en la nave exploradora el equipo de tierra, sus vehculos terrestres y areos y los generadores. La escotilla se desliz silenciosamente y los dos hombres penetraron por ella. Aarn poda verlos en la pantalla de video, junto a la puerta interior. Cuando la abrieron no sali de ella ninguna nube de vapor porque aquel recinto no estaba presurizado. Ms all de las dos siluetas de los astronautas con sus trajes espaciales, Aarn pudo ver la parte ms estrecha del mdulo de carga, en la que estaba confinada la forma de vida extraa. Los hombres de los sensores continuaron avanzando, formando ngulo con sus sondas de prueba a travs de la abertura como bestias de largas antenas. Aarn dirigi la vista a otra de las pantallas que le mostraba el pasillo en su totalidad y experiment una extraa sensacin de hallarse en el mar. Aqu estamos, pens, pequeas burbujas de vida a millones y millones de
kilmetros del pequeo planeta que nos vio nacer, colgados en medio de la oscura inmensidad, preparndonos con tan complejos sufrimientos para dar con una nueva forma de vida y enfrentarnos con ella. Todos nosotros, distintos, enfermos, imperfectos y, sin embargo, hemos logrado culminar esta empresa. Realmente increble, ridculo... Nuestro equipo imperfecto, los hombres con sus trajes espaciales, las precauciones, el trabajo, las solemnidades Jan, Bruce, Yellaston, Tim Bron, Bustamante, Alice Berryman, Coby, Kawabata, mi santificada hermana, el pobre Frank Foy y yo, el estpido Aarn Kaye. Una hilera de rostros pasaron por su mente, hostiles, sufriendo cada uno de ellos su separada e imperfecta realidad: todos nosotros, cada uno de nosotros. De un modo u otro hemos sido nosotros mismos los que nos hemos arrastrado a este complejo estado de cosas. Es posible que realmente estemos salvando nuestra raza, pens. Tal vez, verdaderamente, tenemos ante nosotros una nueva Tierra y un nuevo cielo... Pas ese momento de ntima reflexin. Observ las espaldas de los hombres que an seguan trabajando para abrir la puerta del mdulo. Los hombres de los sensores se haban agrupado obstaculizando la visin de las cmaras. Aarn, consecuentemente, dirigi su mirada hacia el extremo del corredor donde se hallaban Yellaston y Tim Bron. El capitn tena extendido el brazo, rgido, hacia la parte alta de su consola. Deba estar comprobando el control de evacuacin; cuando pulsara aquel botn, las puertas neumticas se abriran y el corredor se despresurizara en pocos minutos. Y tambin el mdulo donde vena el extrao, si estaba abierto. Bien, Aarn se sinti ms seguro. Comprob su propio interruptor que abrira las latas de descontaminante y se dio cuenta, de nuevo, de que haba adelantado unos pasos y volvi a retroceder. Exclamaciones confusas y gruidos le llegaban por el canal de comunicacin de los trajes espaciales. Aparentemente, se haba producido algn problema que dificultaba la apertura de la puerta del mdulo. Uno de los hombres de los sensores trat de introducir su sonda. Otro le sigui. En qu consista el problema? La pantalla no mostraba ms que las espaldas de los trajes espaciales. Todo el equipo de salvamento y recuperacin espacial estaba all... De repente una luz! Rayos de luz entre las siluetas de los hombres, que parecan azules contra un fondo de una extraa luz color rosa. Era fuego? El corazn de Aarn salt; se subi sobre un cajn para ver lo que pasaba por encima de las cabezas. No, no se trataba de un fuego, puesto que no haba humo. Claro, pens; la luz era la propia luminiscencia del ser extrao. Haban abierto el mdulo. Pero, por qu estaban todos all? Por qu no han retrocedido para colocar sus sensores? Amplios flashes de luz rosada, medio ocultos por los cuerpos. Por lo visto haban abierto por completo la puerta en vez de slo una rendija para introducir por ella las sondas sensoras. Aquella cosa haba tratado de salir? Cerrad, salid grit Aarn por el micrfono de su traje espacial. Pero el canal estaba invadido por las interferencias hasta tal punto que era imposible comunicarse por l. Y todo el mundo corra a agruparse junto al portaln de la nave exploradora. Eso resultaba peligroso. Capitn! grit Aarn intilmente. Poda ver la mano de Yellaston sobre el panel de mando de su consola, pero Tim Bron pareca sujetar su brazo. Los hombres del ESR estaban todos dentro del hangar de atraque del China Flower, incluso dentro del mismo mdulo tal vez, aunque resultaba imposible decirlo. Unos relmpagos de luz rosa iluminaron el corredor una vez ms.
Moveos, retroceded a vuestros puestos grit la voz de Yellaston sobre el canal de mando hasta que el intercomunicador se apag. Aarn se dio cuenta de repente de la presin que le rodeaba y tambin de que haba adelantado su posicin hasta colocarse cerca de la estacin de Xenobiologa, y que detrs de l haba mucha gente. Tras l estaba Akin. Pudo ver su rostro tras el visor del casco espacial. l y Akin trataron de librarse de la multitud y retroceder unos pasos. Retroceded a vuestros puestos! ESR, informe! Aarn se dio cuenta de que cualquier movimiento resultaba enormemente fatigoso. Senta enormes deseos de abrir su casco. Pero venci la tentacin y retrocedi. George, puede usted orme? Haga salir a sus hombres! La pantalla mostraba una serie de confusos movimientos y flashes lumnicos ms coloreados Haba algn herido? Vio una silueta que sala lentamente por la escotilla. Qu es lo que pasa ah, George? Por qu llevas el casco abierto? Con expresin de incredulidad, Aarn se qued mirando al jefe del ESR, que entraba en el pasillo... Su protector visual estaba abierto, echado hacia atrs sobre la cabeza. Qu demonio estaba pasando? Les haba atrapado el extrao? El brazo del jefe se alz y Aarn vio que le hizo una clara seal indicando, sin lugar a dudas, que todo iba bien; el canal de comunicacin de los trajes segua sin funcionar. Los otros iban tras l con la extraa luz resplandeciendo a sus espaldas, marcando un gran resplandor color melocotn en el corredor. Todos llevaban sus visores abiertos, pero por su aspecto se encontraban perfectamente, fuera lo que fuera lo sucedido all dentro. La pantalla mostraba la puerta de la escotilla del mdulo; todo lo que Aarn poda distinguir era un gran rectngulo de luz clidamente coloreado. Pareca estar burbujeando suavemente o variando de intensidad como un anuncio luminoso: globos de rosa, de amarillo, de lila. Era verdaderamente bello, hipntico. Aarn pens que deban cerrar la escotilla mientras oa a Yellaston que ordenaba a sus hombres que se bajaran los visores de sus cascos. Con un esfuerzo, Aarn logr apartar su mirada de aquella luz bellsima y pudo distinguir a Yellaston que an segua en su puesto de mando con el brazo rgido. Tim Bron pareca haberse alejado de all. Todo iba bien, nada malo haba sucedido. Todo iba bien! Cerrad los cascos antes de que despresurice! orden Yellaston. El jefe del ESR baj su visor protector y lo mismo hicieron los dems. Sus movimientos parecan vagos, como desenfocados. Uno de ellos tropez en el equipo de biopsia y no se molest en recoger lo que haba tirado. Por qu?, se pregunt Aarn. Algo iba mal en ellos. Por qu no realizaban los planes de acuerdo con el programa de trabajo previsto? Por qu no hacan nada para contrarrestar aquella bioluminiscencia? Probablemente todo iba bien. Yellaston segua all. Observando. En ese momento fue empujado fuertemente. Alz la mirada y pudo recuperar el equilibrio mirando en torno suyo. Jess...! Se encontraba en un mal sitio, todo el mundo estaba fuera de su lugar. Todo el corredor estaba atestado de gente que se diriga hacia donde crean se hallaba aquello, mirando el resplandor maravilloso. Ni siquiera los centinelas seguan en sus puestos junto a las puertas de las rampas. Algo no iba bien!, se dio cuenta Aarn. Cerrad la puerta! quiso gritar tratando de retroceder hacia su puesto. Era como moverse dentro del agua. El botn de emergencia, tena que alcanzarlo. Cmo era posible que se hubiera alejado tanto de su sitio? Y las puertas... Vio que las mamparas de vitrex estaban llenas de rostros que desde el lado de fuera contemplaban lo que
suceda, gente que haba llenado las rampas que conducan al corredor. Llegaban de todas partes de la nave. Qu era lo que estaba ocurriendo? Qu haba salido mal? Qu nos estaba sucediendo? Sinti que un miedo fro anidaba en su estmago. Divis la abertura del ESR y trat de dirigirse hacia ella, pero era como si tuviera que luchar contra una marea invisible y lenta. Una parte de su ser deseaba abrirse el visor del casco y correr hacia el lugar de donde proceda la radiacin. La gente que estaba delante de l ya lo haba hecho, ya se haban abierto los visores... poda ver la chata nariz danesa de Jan Ing. Mantnganse alejados de la puerta! gritaba Yellaston. Pero en ese momento Jan Ing se adelantaba abrindose paso a empujones entre la gente. Detente! le grit Aarn en su micrfono intil; y se vio abriendo su propio visor y encaminndose hacia donde estaba Jan. En sus odos resonaban las voces. Tom otro cajn y se subi a l para ver lo que estaba haciendo Yellaston. El capitn an segua all y pareca luchar dbilmente contra Tim Bron. La luz haba desaparecido, o mejor dicho era interceptada por un montn de cuerpos que se apretaban junto a la puerta. No caba duda de que era la cosa que haba all dentro la culpable de todo lo que suceda, se dijo Aarn. Se senta aterrorizado de una forma verdaderamente irreal. La cabeza le daba vueltas. Estaba indignado con aquella gente que se agrupaba al otro lado, fuera, y que pareca deseosa de entrar. Haba que impedrselo. Estaban perdidos? Ellos o aquella maravillosa luz? Alguien tropez de frente con l y le cogi el brazo. Baj la vista y reconoci a Lory. Vamos, Aarn! Iremos juntos. Una desconfianza primaria envi un circuito de hielo a su cerebro; Aarn sujet a su hermana por su traje espacial, mientras que con el otro se afianz a una consola de instrumentos prxima. Lory! Su hermana estaba de acuerdo, confabulada con aquella cosa. Se dio cuenta de repente: aqul era su estpido complot, su plan. Tena que detener aquello. Matarlo! Dnde estaba su interruptor de emergencia? Haba quedado demasiado lejos, fuera de su alcance. Demasiado lejos... Capitn! Capitn! grit con todas sus fuerzas. Despresurice! Saque el aire! Lucho con Lory para evitar que siguiera adelante. sta le grit: No, Arn. Es maravilloso! No tengas miedo! Saque el aire, capitn! Mtelo! volvi a gritar; pero su voz no poda ser oda por encima de la confusin general. Lory luchaba por librarse de su mano, el rostro exultante y con una expresin de temor. Qu es todo esto? le grit Aarn zarandendola. Qu es lo que tratas de hacer? Ya es tiempo, Arn, ven, ven... Ya es tiempo... Hay tanta gente... Aarn trat de sujetarla con mayor fuerza. Al or un clic metlico tras l se dio cuenta de que haba volcado la consola. Pero las palabras de su hermana comenzaban a adquirir algn significado para l. Resultaba importante ir donde haba ya tantos. Por qu permitan que la gente ocultara aquella luz? Ahora era Lory la que le tena cogido de la mano y le conduca hacia adelante, donde se acumulaba aquella multitud de gentes. Ya lo vers, Arn, todo pasar, el dolor... Arn, cario, estaremos juntos. La belleza comenz a inundar el alma de Aarn, limpiando todo su temor.
Exactamente detrs de aquellos cuerpos estaba la meca de los deseos del hombre, el manantial, el mismo Grial, la radiacin viva. Vio una apertura entre el muro de cuerpos y empuj a Lory, y de repente se vio apartado por la gente que luchaba por penetrar por el acceso. Aarn luch por conseguir mantenerse asido a Lory casi sin darse cuenta de que estaba luchando contra rostros conocidos... Alhstrom estaba junto a l, sonriendo como en un orgasmo. Aarn se abri paso dejando atrs a Kawabata, aferrndose al brazo de alguien. En ese momento algo le empuj hacia atrs y le hizo tropezar con algo y caer bajo un analizador de xenobiologa, todava aferrado al brazo de Lory. Ven, ven, Arn! Algunas piernas pasaron sobre l. Se trataba de Bustamante, que le golpeo al pasar. Tras l venan otras piernas, un bosque de piernas. Todos haban llegado hasta all para proclamar la gloria de la luz que brillaba en la escotilla. Furioso, Aarn trat de luchar por levantarse y volvi a caer con sus propias piernas envueltas en un lo de cables. Arn, Arn, levntate! le grit su hermana con energa. Pero de repente Aarn sinti que una gran calma caa sobre l, aun cuando no cesaba de luchar por liberar su pierna atrapada. Cerca de su cabeza estaba la pequea pantalla de un intercomunicador y pudo ver a dos figuras que luchaban: Tim Bron y Yellaston, que parecan haber perdido sus cascos. Las imgenes eran pequeas, como en un sueo. Tim logr soltarse. Yellaston movi la cabeza y con los dos puos cerrados golpe a Tim. Despus, lentamente, pas sobre el hombre cado y qued fuera de imagen. La luz rosa dej de brillar. Todos haban entrado, se dio cuenta Aarn descorazonado. Aquel extrao nos haba llamado y habamos acudido. Yo tengo que ir tambin. Pero con el ceo fruncido se senta indeciso. Tal vez este montn de cosas entre las que he cado me protegen de la influencia d la luminiscencia, pens confusamente. A su lado Lory estaba tratando de apartar los cables que le sujetaban. Aarn la atrajo hacia s. Lory, qu les ha sucedido? Qu le ha pasado a...? no poda recordar el nombre del comandante chino. Qu le ha pasado a tu equipo... en el planeta? Cambiados se vea que Lory estaba sufriendo. Su rostro tena una increble belleza. Combinados, mezclados, asimilados. Completados. Oh, ya lo vers! Apresrate... No puedes sentirlo, Arn? Pero... Efectivamente, poda sentir, de acuerdo, la llamada, el impulso, la promesa irresistible... Pero tambin senta otra cosa... el espritu del doctor Aarn Kaye estaba gritando dbilmente en su mente, amenazndole. Lory trat de alzar el cuerpo de su hermano. l se resisti, temeroso de salir de la proteccin que crea haber hallado en el suelo. Ahora el corredor en torno suyo estaba vaco, pero poda or a la gente en la distancia, un denso murmullo que provena de la escotilla. Nada de gritos, ni la menor seal de pnico. Librndose de Lory trat de captar la imagen que se reflejaba en la gran pantalla del techo. Todos estaban all, dentro, apretados como sin saber qu hacer. Jams en su vida haba visto a tanta gente tan apretada. Se trataba de un caso que requera intervencin mdica urgente, pens. Y yo soy el mdico. Tuvo una visin del doctor Aarn Kaye aproximndose a los pestillos que cerraran la escotilla de entrada al mdulo de carga, mantenindose firme frente a la multitud, tratando de convencerles de que resistieran contra aquello, fuera lo que fuera. Pero no poda hacerlo. El doctor Aarn Kaye no era ms que una burbuja de miedo, presa
de un desesperanzador deseo de ser tambin uno de los que estaban all, deseoso de refugiarse en el seno de aquella luz bella y clida. Iba a sentirse muy avergonzado, pens vagamente, atado all, como Ulises para protegerse contra el canto de las sirenas, agazapado tras un banco de anlisis mientras que los dems... Qu? Volvi a estudiar la imagen que haba en la pantalla y no pudo apreciar problema alguno en aquella gente. Ni uno solo haba cado al suelo. Los hombres del ESR se mantenan firmes, se dijo. Lo que yo tengo que hacer es salir de aqu. Lory se ech a rer. Haba logrado librar su pierna del lo de cables. Aarn estaba deslizndose. Tom la jeringuilla contra el pnico que llevaba en uno de los bolsillos de su traje espacial. Arn, cario los esbeltos y atractivos msculos del cuello de Lory estaban al descubierto. Aarn la sujet del pelo y le lanz un chorro de lquido con su spray. Lory luch desesperadamente, mecnicamente, pero Aarn la sujet en espera de que el lquido hiciera su efecto. Su cerebro se senta ms claro; su dolor de cabeza haba casi desaparecido; tal vez, de un modo u otro, aquellos cuerpos entre la luz y l mitigaban su efecto. Este pensamiento le atorment. Trat de librarse de l y pens: si logro cruzar el corredor hasta la rampa de acceso, podra cerrarla tras de m. Quiz. De pronto not un movimiento a su lado, a su izquierda... un par de piernas, caminando lentamente, pasaron junto a su refugio. Reconoci aquellas piernas de piel de un color plido dorado. Soli, Soli... detente! Las piernas se detuvieron. Una mano pequea se pos sobre el banco analizador cado bajo el cual estaba Aarn. A su alcance... Poda lanzarle un chorro de spray y sujetarla... pero para ello tena que soltar a Lory... Una o la otra! Sujet a Lory, que intentaba soltarse... Y la mano desapareci. Soli, Soli... Regresa, vuelve! La joven sigui andando corredor adelante, lentamente. El doctor Aarn Kaye se sentira avergonzado, muy avergonzado... Lo saba. Los hombres del ESR estn bien murmur. Lory se estaba agitando; sus ojos tenan una expresin vaga. No, Arn, no, Arn suspir. Volvi a suspirar an ms profundamente. Aarn la sujet con mayor fuerza obligndola a encogerse. Despus la cogi firmemente por el cinturn de su traje espacial y la arrastr por el corredor. Cuando su cabeza se libr de la proteccin, la dulzura volvi a aferrarse a l. All, all abajo... all est la meca. Soy mdico, murmur entre dientes tratando de forzar a sus piernas a obedecerle. Encontr un grueso cable entre sus manos. Reconoci el cable de enlace con la computadora, que por el otro extremo terminaba a bordo de la nave. Si lograba seguirlo y cruzar el corredor se encontrara en la rampa de salida. Se aferr a l, comenz a marchar de rodillas arrastrando a Lory. La cosa all abajo estaba ejerciendo su influencia atractiva en los tomos de su alma; su cabeza estaba llena con la llamada urgente de la luminiscencia radiante que le peda que soltara el cable y fuera a reunirse con sus dems compaeros que ya haban seguido la mgica llamada. Soy mdico, volvi a murmurar. Necesit toda su energa para seguir sujeto al cable encaminndose hacia la salida. Su mano enguantada y firme en aquel cable era como su ltima unin con la vida. Slo le quedaban por recorrer unos metros. Resultaba
imposible. Qu ocurrira si haca el camino en direccin opuesta? Iba a dar la vuelta... Pero algo haba cambiado. Estaba junto a la escotilla, advirti. Tena que soltar el cable y coger a Lory. Suspirando, lo hizo as. Casi era superior a sus fuerzas maniobrar la pesada puerta, abrirla y dejarla cerrada despus tras ellos. Cuando cerr el pestillo, su anhelo se debilit perceptiblemente. El metal, pens, bloquea un poco los impulsos; tal vez se trata de algo as como un campo electromagntico Alz los ojos. Una figura estaba a su lado, junto a la escotilla. Tighe! Qu est usted haciendo aqu? Aarn se puso de pie mientras Lory quedaba encogida a su lado, en el suelo. Tighe los mir con expresin incierta y no respondi nada. Qu es lo que hay en la nave exploradora, Tighe? El extrao, lo viste? Qu es? El rostro de Tighe se contrajo. Ma...maa... por fin su boca solt la palabra como una explosin: Madre. No, all no poda hallar la ayuda deseada. Aarn se dio cuenta a tiempo de que su propia mano iba a abrir de nuevo el pestillo de la escotilla. Tom a Lory bajo el brazo y la arrastr mucho ms lejos por la rampa hasta el panel de intercomunicacin de emergencia. Lory an conservaba los ojos abiertos y sus manos trataban de abrirse el traje espacial aunque estaban demasiado dbiles para conseguirlo. Aarn rompi el cristal del intercomunicador de emergencia que estaba conectado con todos los canales de la nave. Don! Comandante Purcell, puede usted orme? Habla el doctor Kaye. Estoy en la rampa seis, hay problemas aqu. No hubo respuesta. Aarn llam de nuevo: a Coby, al servicio de seguridad interior, a todo el mundo en quien se le ocurri pensar. Nada. No hubo respuesta. Todo el mundo en el Centauro se haba ido al corredor Gamma Uno, como si toda la vida y toda la esperanza estuvieran concentradas all. Excepto Tighe. Aarn le hizo un guio al mutilado. l estaba all y no se haba unido a la estampida general. Tighe, saliste t tambin? Los labios de Tighe emitieron un sonido que tom por una negativa. Pareca no tener el menor inters por lo que ocurra en el muelle de atraque. Qu le haca permanecer sano, sin sentir la influencia de la cosa aunque estuviera cerca de ella?, se pregunt Aarn. La prdida parcial de su corteza cerebral? El contacto directo? Algo le haba inmunizado. Podemos preparar alguna droga inmunizante? Podra hacerme una autolobotoma y seguir funcionando normalmente? Se dio cuenta de que casi inconscientemente se haba estado acercando a la puerta de la escotilla y de que Lory estaba arrastrndose hacia all y casi fuera de su traje espacial. Le ayud a sacrselo del todo y ambos regresaron hacia la rampa. Cuando alz los ojos vio una sombra en el panel de comunicacin visual. Por un instante Aarn, horrorizado, pens que era el extrao que vena a por l. Pero vio una mano humana que golpeaba suavemente. Alguien estaba tratando de entrar, pero l no se atrevi a acudir. Tighe! orden. Abre el portaln, deja entrar a ese hombre. Como Tighe pareciera no comprender, insisti haciendo grandes gestos en
direccin a la escotilla. La puerta de la escotilla... Mira! Te acuerdas de cmo se abre... la escotilla. Abre, Tighe! Tighe vacil y sigui inmvil. Despus pareci como si un antiguo reflejo se disparara; se acerc a la escotilla y con las dos manos la abri con un movimiento perfectamente coordinado. La escotilla se abri. El capitn Yellaston estaba all. Deliberadamente, entr. Capitn, capitn! Se encuentra usted bien? Aarn se acerc para comprobarlo directamente. Tighe, cierra la escotilla. Yellaston camin rgidamente a su encuentro con la mirada fija hacia adelante. Su rostro estaba bastante plido, pens Aarn, pero no mostraba ninguna seal de heridas. Estaba bien, pese a todo lo sucedido. Y todo ira bien si el capitn Yellaston lo estaba. Capitn, yo comenz Aarn, que se interrumpi al ver nuevas figuras en la puerta de la escotilla. Tim Bron y Coby pasaron junto a Tighe. Y otros detrs. Aarn jams se haba sentido tan contento de encontrar a su ayudante, as que le salud con unas palabras amables y se volvi de nuevo a Yellaston. Capitn... quera pedirle que cerrara hermticamente y precintara el corredor y que hiciera que todos se sometieran a un reconocimiento mdico. Pero Yellaston segua con la mirada fija al frente, como si no viera a nadie. Rojo... dijo Yellaston con una voz dbil y remota. La luz roja es la que debamos enviar... Es la correcta... Se dirigi hacia el puente de mando. El efecto del shock, pens Aarn; y apreci un movimiento en la pared delantera... Era Lory, que se haba adelantado y trataba de alejarse de l. Pero no se diriga al corredor, sino rampa arriba en direccin al interior de la nave Centauro. Debera estar en la enfermera. Aarn comenz a seguirla confiando en que la droga que le haba dado la mantendra en ese estado de baja vitalidad y que podra alcanzarla. No haba contado con que el traje espacial que todava llevaba puesto dificultaba sus propios movimientos. Su hermana iba delante de l ganando velocidad entre los tubos retorcidos. Se lanz en su seguimiento dejando atrs la cubierta de los dormitorios y los almacenes; la zona de escasa gravedad hizo que se sintiera como si flotara en el viento. Lory se dirigi hacia la seccin central de cada libre, pero no la cruz sino que torci hacia la izquierda, hacia el puente de mando. Aarn la sigui maldiciendo. Sus pies no encontraban su lugar en las guas y tena dificultades para mantener su velocidad. Lory se iba alejando cada vez ms. Cruz a toda velocidad la seccin de mando y la de control. Maldita sea! Su hermana iba cerrando las puertas a medida que pasaba para dificultar an ms su seguimiento. Cuando logr abrir la puerta del puente, ste estaba vaco Aarn entr en la cpula de astronavegacin Tampoco all haba nadie. Descendi de la zona de cada libre y comenz a retroceder hacia el corredor de los computadores. Tampoco all haba nadie. Los brillantes animalitos domsticos de Ahlstrom estaban abandonados sin nadie que les cuidara. Esto jams haba ocurrido con anterioridad. El Centauro pareca una nave fantasma. Todas las secciones estaban vacas. La pantalla de fsica estaba realizando automticamente unos clculos, sin que hubiera nadie para observarlos. Un ruido rompi el silencio. El ruido provena de popa Oh, bien, el cuarto de Bustamante, la sala de comunicaciones! Aarn no lograba dar con la puerta de
comunicacin interior, as que hubo de salir de nuevo al pasillo, corriendo, rgido, con el terror en las tripas cuando el sonido alz su tono hasta convertirse en un grito. La sala de comunicaciones estaba abierta Aarn entr y la escena le horroriz Lory estaba all, en la sagrada cmara giroscpica. El ruido como un grito provena de los girscopos que estaban abiertos Lory estaba lanzando todo tipo de objetos, cascos, herramientas y hierros entre las ruedas giratorias. Para! Detente! se abalanz hacia su hermana, pero el sonido de los girscopos se alz hasta convertirse en un aullido, un grito de muerte Los grandes seres puros que haban estado girando all sin la menor avera, sin el menor fallo durante una dcada, manteniendo su lnea vital de comunicacin con la Tierra, estaban en una agona mortal. Rotos, chocaban entre s terrible mente. Un trozo de rbol de leva pas disparado junto a l y fue a enterrarse en el panel opuesto. Su hermana estaba acabando con el sistema de comunicacin con la Tierra, atacndolo en su mismo corazn. La sujet fuertemente y se qued atnito, inmvil, apenas capaz de impedir otros daos. El alojamiento de los cristales del lser principal estaba roto, alguien lo haba golpeado con un instrumento duro. Aarn pens todo esto ahora importa poco. Sin los girscopos para dirigirlo, el rayo lser era slo como el dedo de un idiota sealando al cielo. Tenemos que ir ahora, Arn, juntos Lory se colg a l Ahora ya nadie puede detenernos. El cerebro de Aarn se hizo cargo de la situacin; dej escapar un autntico aullido y comenz a sacudir, a zarandear a su hermana, violentamente. Pero de pronto se qued inmvil, rgido. Una voz dijo: Bustamante...! Era el capitn Yellaston, que estaba detrs de l. Tengo que enviar la seal roja ahora mismo... Ahora... No es posible grit Aarn furioso. No puede usted hacerlo, todo esto est roto, destrozado... Ella lo ha roto. Se sinti invadido por una furia de preadolescente cuando contempl el rostro vaco e incapaz de comprender del capitn. Tiene que enviar... la seal roja el capitn segua preso de su ataque de enajenacin. Seor, no podemos... no podemos enviar nada en estos momentos Aarn solt a Lory y tom del brazo a Yellaston. El capitn se qued mirndole sin reconocerle y apret los labios. Una noche de dos litros. Aarn dej que diera la vuelta y que se dirigiera a su alojamiento. Se sinti irracionalmente agradecido. Mientras Yellaston no hubiera visto la enormidad del dao, ste no era real. Alz el guante del capitn y control su pulso a medida que andaban. Sesenta pulsaciones; un pulso algo lento, pero no arrtmico. La capacidad tcnica iba murmurando Yellaston mientras entraba en su cmara. Si se dispone de la eficiencia... se despertar uno por la maana... Por favor, acustese un poco, capitn. Aarn cerr la puerta y vio que Lory caminaba detrs de ellos, La tom del brazo y comenz a regresar a su oficina, resistiendo la dbil llamada que le empujaba al corredor Gamma Uno. Si poda llegar a su oficina saba que podra volver a recuperar sus funciones normales y decidir qu deba hacer. Qu era lo que haba atacado a la gente del Centauro? Qu les estaba obligando a hacer el extrao? Una descarga esttica,
algo as como la descarga elctrica de la anguila marina? Lo mejor que poda hacer era intentar combatirla con un choque adrenrgico si el corazn estaba en estado normal. Aquella extraa atraccin... An la segua sintiendo incluso en aquellos corredores de la seccin Beta, al otro extremo de la nave. Aquella forma extraa de vida tal vez empleaba esa atraccin para conseguir alimentos, o tal vez para autofertilizarse. Y esa atraccin era eficaz al actuar sobre el hombre. Emita un campo semejante a una especie de gravedad psquica. Tal vez algunas partculas atenuadas que actuaban sobre la voluntad, y los trajes espaciales no actuaban como aislantes totales. Tengo que volver a cerrar hermticamente el mdulo de carga, pens mientras conduca a Lory, que ahora permaneca dcil. Pasaron junto al puerto de atraque de la nave exploradora de Don. Pero La Bestia no estaba all... Deba hallarse Dios sabe a cuntos miles de kilmetros de distancia transportando su mensaje. Pero alguien estaba all: Don Purcell, de pie junto a una rampa de acceso, con los ojos fijos en la cubierta. Aarn sujet ms fuertemente a Lory. Don! Comandante, se encuentra usted bien? Don volvi el rostro hacia l. Tena su gesto simptico y seguro de siempre y en los ojos su guio atrevido y sonriente. Pero Aarn pudo ver que sus pupilas estaban desigualmente dilatadas, como unas gafas polarizadas. Era muy fuerte el choque que haba recibido? Tom la mueca del comandante. No me reconoce, Don? Soy Aarn, el mdico. Acaba de sufrir un choque fsico, no debe ir vagando por ah de un lado a otro. Aarn apreci que tambin el pulso de Don era lento, como el del capitn Yellaston, y tampoco mostraba arritmia. Debe venir conmigo a la enfermera. El fuerte cuerpo del comandante no se movi. Aarn trat de empujarle pero se dio cuenta de que por s solo no podra moverlo. Necesitaba su equipo de inyecciones y su maletn. Es una orden mdica, Don: presntese de inmediato a reconocimiento! Lentamente la sonrisa se enfoc en l, intrigada. El poder dijo Don con la voz que utilizaba en la iglesia. La mano del Todopoderoso en las profundidades... Lo ves, Arn? Lory se adelant y se acerc a Don. Est cambiado. Es feliz y sincero. Sonri trmulamente. Aarn sigui su camino con Lory mientras se preguntaba cul sera la gravedad del estado de esas gentes. El Centauro poda automanejarse durante varios das y, en consecuencia, por esa parte no haba nada que temer. No quera pensar de momento en el ms terrible dao: el destrozo, la muerte de los girscopos. Seguramente Bustamante podra hacer algo al respecto. Pero la pregunta principal era cunto tiempo continuara la gente en estado de shock. Y cuntos de ellos haban sido afectados por la cosa extraa que estaba actuando? Poda tratarse de un dao permanente? Imposible, se dijo con firmeza. Un golpe tan fuerte y permanente hubiera acabado por completo con Tighe. Imposible. Cuando Aarn dio la vuelta para encaminarse a la enfermera, Lory de repente retrocedi: No, Arn, por ah no. Es por aqu. Vamos a mi despacho, Lory. Tengo que trabajar. Oh, no, Arn! Es que no comprendes? Ahora vamos a volver all, los dos
juntos. Haba splicas en su voz, que tena una calidad tonal suave e insistente. El entrenamiento profesional de Aarn se despert. Suplementos qumicos, como llamaba Foy a las drogas narcticas o alucinantes. Ahora haba llegado el momento de hallar algunas respuestas sobre el tema. Bien, hermanita. Hblame un minuto y despus nos iremos. Qu les ha pasado? Qu les ha sucedido a Mei-Lin y a los otros que se quedaron en el planeta? Mei-Lin? se estremeci. S, qu les viste hacer? Ahora puedes decrmelo, Lory. Los viste all? Oh, s.! solt una risita vaga. Los vi. Me dejaron en la nave, Arn. No me queran con ellos sus labios temblaron. Qu hicieron, Lory? Oh, pasear! El pequeo Kuh tena el video. Pude ver a dnde se dirigan. Colinas..: en direccin a ellas... hacia la belleza. Pasaron horas, horas y horas. Y despus Mei-Lin y Liu siguieron adelante. Pude verlos correr... Oh, Arn...! Yo tambin hubiera podido correr hacia aquella belleza... No puedes imaginarte su aspecto de felicidad. Y qu pas despus? Se quitaron los cascos y dejaron caer la cmara... Creo que los dems corrieron tambin. Slo poda ver sus pies... Al fondo haba como una montaa de joyas brillando al sol... Las lgrimas corrieron por su rostro... Se lo sec con el puo, como un nio. Qu viste despus? Aquella cosa como una joya, qu les hizo a los otros? Nada. No les hizo nada sonri sorbindose las lgrimas. Ellos simplemente la tocaron, sabes, con sus mentes. Ya lo vers, Arn, por favor. Vmonos. Un minuto ms, Lory. Dime, lucharon entre s? Oh, no! sus ojos se abrieron. No! Oh, eso lo dije yo para proteger al extrao! No hizo dao a nadie... No daar nunca. Ellos regresaron tan satisfechos, tan galantes y felices. Estaban todos cambiados, como si fueran otras personas. Y nos estn esperando, Arn, lo ves? Nos quieren. Volveremos a ser verdaderamente humanos por fin suspir. Tena tantas ganas de ir. Fue terrible... Pero tena que esforzarme en resistir... por eso tuve que atarme en el traje. Tena que traerlo aqu para ti. Y lo hice, lo hice, no fue as? Y trajiste esa cosa en la nave exploradora t sola. Fue as, Lory? Afirm con un gesto de cabeza y con ojos soadores. Encontr una pequea. La met por el desembarcadero delantero. El contraste entre las palabras y el rostro de Lory era sorprendente. Qu estaban haciendo Kuh y sus hombres en esos momentos? Trataron de impedirlo? Oh no, se limitaron a observar! Estaban en torno mo. Por favor, Arn, vmonos, vamos, vamos... Cunto tiempo te llev? Oh, das, Arn! Era muy difcil. Tena que realizarlo poco a poco. Quieres decir que tardaron varios das en recuperarse? Y qu hay de la grabacin, Lory? La falseaste, verdad? Yo... Yo la cambi un poco... Kuh no estaba nada interesado... Sus ojos eludieron la mirada de Aarn. ste recuper su control.
Arn, no tengas miedo Ahora ya ha pasado todo lo malo. Es que no puedes sentirlo, la bondad? S, poda... Estaba all, arrastrndole con su llamada de buenaventura. Se estremeci despertando, para descubrir que su hermana le haba arrastrado cerca del centro de la nave hacia el corredor Gamma Uno. Furioso, se asi fuertemente a la barandilla y empez a sujetar a su hermana para hacerla volver a la clnica. Era como moverse entre goma, como si su propio cuerpo se negara a obedecerle. No, Arn, no! ella regres sollozando. Tienes que venir. He trabajado tanto para ello... Se concentr firmemente en el dominio de sus pies. Ya estaba frente a la puerta, con infinito descanso al ver a Coby detrs de su mesa. T debers venir Lory se esforz violentamente por escapar de la mano de Aarn. T... Oh, t...! Aarn dio un salto para alcanzarla, pero se haba marchado corriendo como un galgo. Aarn se control. No poda correr detrs de ella, no poda seguir eludiendo el cumplimiento de su deber. Ya llevaba mucho tiempo hacindolo. Das, haba dicho Lory. Eso era comprometido. Y los dems estuvieron en torno a Lory mientras sta embarcaba la cosa. Dao cerebral... Oh, no pienses en ello, Aarn!, se dijo. Entr en la oficina. Coby se qued mirndole. Mi hermana ha escapado en una fuga psicoptica le dijo Aarn. Ha estropeado nuestro sistema de comunicacin. Los sedantes no le hacen efecto... Se dio cuenta de que estaba actuando irracionalmente, antes que nada deba ocuparse de estudiar la situacin mdica general. Cmo es posible que tanta gente haya sido afectada por esa cosa, Bill? La mirada descomprometida de Coby no cambi. Finalmente dijo simplemente. Afectadas...? Shocks?... Oh, s... Sus labios se torcieron en una sonrisa fantasmagrica. Oh, no...! Coby tambin estuvo en el corredor. Jess, Bill! Tambin t? Voy a darte una inyeccin de AD-Doce. Al menos que tengas otra idea mejor. Los ojos de Coby le siguieron. Tal vez l no se encontraba tan profundamente afectado, pens Aarn. Post coitum tristum la voz de Coby era muy baja. Yo estoy tristum. Qu es lo que te ha pasado? Qu te ha hecho? Puedes explicrmelo? Continu el silencio y la mirada triste. Slo en el momento en que empezaba a abrir su armarito de medicinas, Coby dijo con toda claridad: Conozco de sobra un corpus luteum maduro, tan pronto veo uno hizo un sonido sardnico y desagradable. Qu? Ganaron vida algunas visiones obscenas en la cabeza de Aarn cuando ste le subi la manga a Coby para llevar la aguja hipodrmica a su vena. Tuviste algn tipo de contacto sexual con esa cosa, Bill? Contacto sexual...? la voz de Coby era apenas un susurro. No... no de los nuestros, desde luego. Si alguien lo hizo... Contacto sexual... tal fue Dios. O un planeta... Nosotros no. l nos tena. El pulso de Coby fue hacindose ms lento; la piel se enfriaba. Qu es lo que quieres decir, Bill?
El rostro de Coby se contrajo; mir a los ojos de Aarn esforzndose en no perder el conocimiento. Puede decirse que era como si nosotros lo llevramos dentro... una carga fecundante en nuestras cabezas... Una carga de amor... que se volcaba en la reina de los tiempos... Era como una especie de rito sagrado, algo que recorra nuestras mentes... saltando para crear un cigoto en esa unin... Lo entiende? Slo que nosotros nos quedbamos vacos... Qu le sucede a la cola de un espermatozoide despus de haber fecundado el vulo...? Tmatelo con calma, Bill... Tranquilzate Aarn no quera escuchar lo que l crea un delirio. Oh, no, no, no... Su ayudante, el hombre con la mejor capacidad para el diagnstico, estaba delirando. Coby emiti una risita: El bueno de Aarn dijo Usted... usted no lo hizo... Coby puso los ojos en blanco. Aarn no quiso resignarse e insisti: Bill, trata de controlarte. Sigue aqu. Hay muchos que han sufrido el choque y van de un lado a otro desorientados. Tengo muchas cosas que hacer, puedes orme? Sigue aqu hasta que yo vuelva. Tuvo visiones de s mismo recorriendo rpidamente la nave de un lado para otro, reanimando a los tripulantes... y lo que era ms importante: cerrando hermticamente el corredor Llen su maletn de inyecciones estimulantes, cardiotrpico y desintoxicantes. Una hora demasiado tarde, el doctor Aarn Kaye se lanzaba a su trabajo. Sirvi una taza de caldo caliente. Coby no le miraba. Bbetela, Coby! Volver en seguida. Se dirigi hacia la seccin de los almacenes venciendo la atraccin que an le llevaba a Gamma Uno. All la fuerza de la cosa era ms dbil y poda hacerlo todo con mayor facilidad. Se hallaba, tal vez, en una fase refractaria? Cunto tiempo tardara en recuperarse? Miriamne Stein estaba en su mesa, con el rostro absolutamente en calma. Soy el doctor, Miri. Has sufrido un shock y voy a ayudarte. Confiaba en que la inyeccin la aliviara cuando se la puso en su brazo inerte. Sus ojos vacos de expresin se volvieron a l. Estoy realizando una inspeccin general y tengo que llevarme un cable de ESR. Te dejar un recibo. Aqu lo tienes, Miri, t qudate aqu hasta que te encuentres bien. Fuera se dej llevar por la atraccin para cruzar al otro lado de la nave. A medida que lo haca, una extraa alegra le iba poseyendo, como un delicioso deslizarse por una suave pendiente, como si la sexualidad fuera penetrando en su cerebro... Estoy actuando lgicamente, racionalmente? Se sinti asustado. S, saba que poda dar la vuelta, dirigirse hacia la primera rampa del corredor. Su plan era cerrar todas las escotillas, todas las entradas que la gente haba dejado abiertas en su camino de vuelta del corredor. Catorce. Despus de eso, despus de eso, lo saba, poda bombear el aire fuera del mdulo. La despresurizacin matara a aquello, fuera lo que fuera. Era lo ms sensato que poda hacer, lo nico sensato. Pero, estaba seguro de que eso fuera necesario? Despus pensara en ello... Ahora algo le estaba afectando a l. Junto a la rampa de proa su cabeza an estaba bien, pens... La atraccin de la cosa era ms dbil. La puerta estaba abierta. Posiblemente, Don entr por all. Con las debidas precauciones, Aarn se arriesg a bajar sin utilizar el cable de seguridad. Bien,
haba conseguido llegar. Mientras cerraba, mir el corredor. Una autntica confusin de objetos cados y en desorden, pero no vio ni una sola persona... La rosada radiacin viva segua all Su corazn comenz a latir precipitadamente... Y la puerta se cerr casi ante sus narices. La otra estaba ms cerca. No deba arriesgarse tanto... estara mucho ms cerca de aquella maravillosa luz; de hecho, tras la consola con el panel de mando donde estuvo Yellaston. Aarn sinti que sus pies corran sin l quererlo y se forz a detenerse, lo que logr antes de llegar al ltimo recodo. Frente a la rampa at la cuerda de seguridad a un soporte metlico y el otro extremo lo enroll en torno a su cintura. Con varios nudos difciles, apretados, para no poderlos desatar precipitadamente en un momento de abandono o de prdida de voluntad. Pens que esa idea era buena; se vio pronto en el corredor tropezando con cascos, cables, guantes. El gran resplandor de la luz clida y rosada estaba apenas a veinte metros de distancia. Tena que retroceder, dar la vuelta y cerrar la escotilla. Se detuvo junto al panel de mando y mir la pantalla de video que an segua conectada con el interior del China Flower. Su interior era como si estuviera pleno de piedras preciosas, de joyas resplandecientes; pudo ver, asustado, grandes globos suaves y brillantes, destellantes y cambiando de color ante sus ojos... algunos eran ms oscuros, como un racimo de gneas ascuas ya casi consumidas. Se estaba muriendo aquella cosa? Sinti un raro dolor, una pena en su interior, y tuvo que taparse los ojos para no seguir mirando; despus apart los ojos de la pantalla. All estaban sus ya intiles latas de descontaminante... y el corredor pareca el escenario de una batalla pasada o como quedara despus de una estampida... Qu haba estado murmurando Coby sobre espermatozoides? Pareca como si estuvieran cruzando su mente agitando sus colas... Arn... has venido! Desde ninguna parte Lory estaba all, tirndole del brazo. Oh, Arn, querido Arn! He estado esperando. Sal de aqu, Lory. Voy a despresurizar este lugar. Estaremos juntos, no tengas miedo. Su hermana estaba trabajando con los nudos de su cintura. Su rostro tena una expresin hiertica. Furioso, la empuj hasta ponerla detrs de l. Voy a extraer el aire, es que no puedes orme? A despresurizar. Aarn trat de arrastrar a su hermana hacia la rampa, pero ella se resista y escap de sus manos. Oh, Arn, por favor. No puedo... Lory corri hacia la luz, hacia el interior del China Flower. Vuelve, Lory, vuelve aqu! Aarn corri tras ella hasta que se detuvo cuando la cuerda alcanz su mxima extensin. Ella agit sus manos delante de l, su silueta destacndose en la luminiscencia y gir una vez y otra llevndose el puo a la boca y sollozando. Me voy, me voy... sin ti, sola... No, Lory! Espera! Aarn no pudo evitar que sus propias manos comenzaran a desatar los nudos, pero ella ya se haba ido, alejndose de l y cruzando la puerta, hacia la luz... No, no! La clida luz la envolvi como en un abrazo. Y desapareci confundida en ella.
Un trino fuerte reson en sus odos y lo despert. Trat de recuperarse y finalmente se dio cuenta de que las lucecitas de alarma de la consola de mando estaban llamando. Alguien estaba dentro del China Flower, que iba a despegar. Quin est ah? Detngase! puso en funcionamiento todos los canales. Quienquiera que est en la nave, respndame. Adis, adis, muchacho la voz de Bustamante reson en el altavoz. Ray, Ray... Ests ah? Aqu habla Aarn. Ray, sal, no sabes lo que ests haciendo? S lo s... voy a poner rumbo. Guardaos vuestra mierda de mundo... la voz profunda era mecnica, sin ninguna entonacin. Sal, Ray. Ven aqu! Te necesitamos. Por favor, escucha, Ray... El girscopo se ha roto... Los girscopos. Eso es grave. Un profundo ronroneo mecnico hizo temblar las mamparas. Ray, espera! grit Aarn Mi hermana est ah, la matars... La escotilla est abierta. Ray, por favor, djala salir. Yo cerrar la escotilla. Lory, Lory, sal! Sus ojos buscaban desesperadamente la palanca de control automtico de las escotillas mientras sus manos trataban de desatar los nudos. Ella tambin puede venir una risita que pareca provenir de una calavera... Otras voces. Las mujeres de Ray. Estaba Soli all? Los nudos iban cediendo. Nos vamos, muchacho, nos vamos a ese planeta. Ray, Ray. Ests mal... Te despertars a millones de millas en el espacio sin saber siquiera qu haces all.. Por amor de Dios, espera! Se vio libre de la cuerda. Dio un salto Tena que ir all a toda prisa y sacar a Lory. Tena que salvar aquella belleza viviente. Era una promesa. Se encendieron intermitentemente otras luces Hubo una sacudida en la estructura metlica. La nave, Lory, grit dbilmente su cerebro. Se libr del todo de la cuerda y pudo ver el cuerpo de su hermana, su silueta, su cuerpo agitndose ondulante en el azul contraste de la radiacin, esperando, esperndolo a l. Con el ltimo vestigio de cordura que le quedaba trat de manipular la puerta de la escotilla. La escotilla principal en esos momentos comenz a cerrarse frente a la puerta radiante. No, espera, no! Aarn comenz a correr con la cuerda an en sus manos, corra hacia todo aquello que siempre haba deseado, pero los paneles temblaron y golpearon atronadoramente y un fuerte soplo de viento le apart a un lado. Se aferr a la cuerda en un movimiento reflejo y pudo ver a Lory vacilar y resbalar empujada por el chorro de aire... todo pareca atrado hacia la compuerta que se cerraba. El China Flower haba partido, se alejaba llevndose aquello lejos de l. Todos iban a volar despus de ella... Pero cuando Lory se aproxim a la escotilla que una al corredor con la nave, el ltimo rayo se desvaneci. El viento ces y el corredor se qued silencioso, totalmente silencioso. l estaba all, de pie, un hombre estpido sujetando una cuerda, sabiendo que toda la dulzura, que toda la suavidad del mundo haba desaparecido. La vida misma pareca desvanecerse en la oscuridad que quedaba tras l, como si se hubiera marchado para siempre. Vuelve, vuelve!, murmur penosamente. Oh, vuelve! Lory se estremeci. Su rostro estaba claro, limpio, vaco. Pareca an ms joven.
Todo haba desaparecido, todo se haba ido, el impulso, la carga de su mente... Una sensacin de inmensa pesadez cay sobre l. Era como si todo el Centauro, la totalidad de esa maravillosa nave estelar de la que se haba sentido tan orgulloso, pesara sobre sus hombros, muda, flccida y oscura. La chispa de la vida se haba ido. Sin voces, sin rastro, imposible de hallar en los desiertos helados del espacio... En su interior saba que ahora se haba ido para siempre y que nunca nada volvera a ser como antes. Tiernamente, ayud a Lory a levantarse y juntos comenzaron a caminar a ninguna parte, ella confiadamente en sus manos; su hermana pequea, como lo fuera haca ya mucho mucho tiempo. Cuando caminaban por el corredor pudo apreciar un cuerpo cado junto a la mampara: era Tighe. IV
...EL doctor Aarn Kaye informando. Los fantasmas... las nuevas cosas, quiero decir, estn comenzando a marcharse. Ahora las veo bien cuando estoy despierto. Ayer... esperad, fue ayer? S, porque Tim slo llevaba aqu una noche, lo traje ayer. Su cuerpo, quiero decir. Pero lo que vi fue su espritu, su fantasma... Jess, sigo llamndolo as! Las cosas, las nuevas cosas quiero decir. El fantasma est en la cama de Tim. Pero lo vi marchar. Segua todava en el corredor Beta. He dicho ya que generalmente estn quietos en un sitio? Me olvido de las cosas que he dicho. Tal vez debo empezar de nuevo. Tiempo tengo de sobra. Son ms o menos transparentes, naturalmente, incluso al final. Y flotan. Creo que parcialmente se hallan fuera de la nave espacial. Es difcil explicar su tamao, puesto que se trata ms bien de una proyeccin, de una post-imagen. Parecen muy grandes, digamos seis u ocho metros de dimetro. Sin embargo algunas veces he llegado a pensar que eran pequeas, muy pequeas. Puede decirse con seguridad que estn vivas, aunque no responden ni se comunican. No son... racionales. No, en absoluto. Y cambian, toman colores y cosas as de nuestra mente. Lo he dicho ya? No estoy totalmente seguro de que sean realmente visibles, tal vez la mente los siente y seguidamente les construye una apariencia. Pero son reconocibles. Uno puede ver... rastros. Puedo identificar a la mayora de ellos. Tim estaba junto a la rampa nmero siete. Era parcialmente Tim y parcialmente otra cosa, muy lejana y extraa. Pareca inflarse y flotar para escapar atravesando la envoltura metlica de la nave, como si estuviera al mismo tiempo muy lejos y muy cerca. Fue el primero en aparecer, por lo que s. Con la excepcin de Tighe. Lo he soado. Pero no se disipan... Vibran, palpitan... no, eso no es exactamente cierto. Se hinchan y flotan. Alejndose. No son fantasmas. Es algo que debo repetir. Lo que yo creo que son, mi impresin subjetiva, quiero decir, una hiptesis explicatoria posible... Oh, demonio! No tengo por qu seguir hablando as. Lo que yo creo es que son una especie de energa-cosa, algo... Lo que yo creo que son es blastocitos. Cigotos sagrados, dijo Coby. Yo no creo que tengan nada de sagrados. Se limitan a estar presentes aqu, creciendo. Definitivamente no son espritus o fantasmas, ni tampoco esencias superiores. No son, en absoluto, personas. Son... un producto combinado. Se desarrollan. Se quedan a un lado por un rato y despus... se mueven alejndose.
Tal vez debo registrar el orden con que fueron apareciendo, pues tal vez eso tenga cierta correlacin con la condicin personal. Eso podra ser de inters cientfico. Todo el asunto es del ms profundo inters. Pero para quin ser de inters cientfico? sa es una buena pregunta. Es posible que alguien d con esta nave dentro de mil aos. Hola, amigos! Sois humanos? Si lo sois no lo seguiris siendo durante mucho tiempo. Escuchad amablemente lo que os dice el doctor Aarn Kaye... Oh Dios mo, esperad! Aqu el doctor Aarn Kaye registrando un mensaje de gran inters cientfico. Dnde estaba? No tiene importancia. Tim quiero decir el comandante Timofaev Bron ha muerto hoy Quiero decir, el propio Tim. Es el primer muerto real, excepto Tighe. Oh, y Bachi! Ya inform de ello, no es as? S. Los dems an siguen funcionando ms o menos. De modo vegetal. Se alimentan de vez en cuando. Desde que dej de funcionar el servicio de comida automtico yo me encargo de repartir las raciones por todas partes. Recorremos la nave cada da ms o menos. Estoy casi completamente seguro de que no ha muerto nadie ms. Algunos an continan jugando a las cartas en los Comunes, incluso de vez en cuando dicen una palabra o dos. Algunas cartas han cado al suelo; el diez de espadas estuvo a los pies de Don durante muchos das. Ayer les hice beber agua. Me temo que sufren gravemente de deshidratacin... Kawabata es el que est peor de todos, creo. Duerme en una cama sucia. Tierra a la tierra... Es muy probable que fallezca pronto. Debo aprender a manejar todo esto, creo. Si es que voy a continuar. ...Ahora ya s que jams lograr reparar el sistema del lser. Jess, me pas una semana en el alojamiento de Ray! Curiosamente, nos dieron tambin un sistema de emisin de urgencia, un gran transmisor no-direccional. Su mensaje significa: Venid a rescatarnos. Pero cmo puedo emitir: Manteneos alejados, por lo que ms queris!? Un fallo en el programa. De todos modos, el alcance de este transmisor no es suficientemente largo... Podra hacer saltar la nave, creo que s, que podra lograrlo. Pero qu adelantara con ello? Eso no impedir que sigan viniendo de la Tierra. Creeran que se haba tratado de un accidente. Azar espacial, una desgracia fortuita. Muchachos, ya os enteraris... Me pregunto dnde estar ahora Ray. Cunto tiempo tardar en aparecer? Su cosa, lo que sea, est aqu, desde luego. En Gamma Uno. Sus mujeres tambin. Encontr a la de Soli, no, no es. Creo que es mejor no hablar de eso. Estn con l, sus cuerpos quiero decir. Ellos... Ray era tan fuerte, hizo algo, actu. No sirvi de nada, desde luego. Demasiado tarde. La muerte salvando a la muerte. Ayudadme a pasar la noche, a soportarla... slo eso. Las funciones... estbamos hablando de las funciones. El ms intacto es Yellaston, creo. No es que est totalmente intacto, pero incluso hablamos un poco, de cualquier cosa, cuando voy a donde l est. Tal vez una costumbre de toda la vida que an se sigue practicando con media corteza cerebral muerta. Creo que me entiende. No unos conceptos tcnicos, desde luego, pero sabe que se est muriendo. Se considera ya muerto y ve la muerte en la totalidad de la cosa. La intuicin y el miedo estn en sus tripas. Sexo igual a muerte. Qu razn tienes, viejo! Qu ridculo es todo! En tiempos normales yo llegu a tratar pacientes slo porque pensaban as. Terapia... Naturalmente, se trataba de un tipo de sexualidad distinta, otro orden de sexo, podramos decir. Yellaston bebe mucho. La cosa se mantena, pero la carga se ha ido... Me pregunto qu es lo que queda en l, maldito sea, es l, su parte humana. La he visto, su producto, est en la escotilla de proa. Es muy extrao. Me pregunto si l tambin lo habr visto. Puede un
espermatozoide utilizado reconocer al blastocito? Creo que s, que debe haberlo hecho. En una ocasin me lo encontr llorando. Tal vez de alegra, aunque no lo creo as. ...Hola, amigo. Aqu el doctor Aarn Kaye, su amistoso reportero cientfico. Se me ha ocurrido que debemos hacer justicia cientfica a Coby concedindole crdito por la... la formulacin de la hiptesis. Un gran diagnosticador, Coby, al fin y al cabo. Me refiero al doctor William F. Coby, el ltimo de los doctores en medicina de la Facultad de John Hopkins. La solucin final de Coby, la hiptesis quiero decir. Recuerden su nombre, amigos. Mientras puedan. He tratado de conseguir que fuera l mismo quien hiciera esta grabacin, pero ahora ya no habla en absoluto. Creo que est bien; s que est bien. An funciona, aunque de la forma en que puede hacerlo quien est agonizando. Recurre con mucha frecuencia al cajn de los narcticos y lo hace abiertamente. Yo se lo permito. Tal vez est intentando algo. Por qu est tan intacto? Es que no tiene mucho de lo que sea que los dems han perdido? No, eso no es justo. Ni siquiera cierto. Qu curioso...! Ahora me encuentro con que realmente siento gran afecto por l, realmente. Quin habra de decirlo. Todo lo peligroso ha desaparecido, creo. Ven a m, llmame, Lory. No, no vamos a hablar de Lory. Estbamos hablando, yo estaba hablando, de Coby. De su hiptesis. Escchame, amigo. T que sigues tu camino con una carga en tu cabeza. Coby tiene razn. S que tiene razn: somos gametos. Slo gametos, nada ms que gametos. La disposicin dimrfica... llammoslo espermatozoide. De dos tipos, pequeos espermatozoides machos y pequeos espermatozoides hembras, chicos y chicas. La mitad del plasma-germen de... alguna cosa. No seres completos; en absoluto, no. La mitad de los gametos de alguna... criatura, de alguna raza. Tal vez viven en el espacio, yo lo creo as. Los... sus cigotos lo hacen. Quiz ni siquiera son inteligentes. Digamos que utilizan a los planetas para reproducirse en ellos, como los anfibios que van al agua. Y desovan su primordial material-semilla a nuestro alrededor. Desovan y cultivan sus huevas entre las estrellas. En planetas aptos. Y esa materia fecunda. Y despus del intervalo usual digamos tres mil millones de aos, ste es el tiempo que tardamos nosotros, no es as?las huevas, el esperma, alcanza movilidad; lo ve? Y nos encaminamos a las estrellas. Al planeta-hueva. Para fertilizarla. Y eso es todo lo que ahora somos, esa maldita cosa... la evolucin, los logros, las luchas y las esperanzas, todos los dolores y todos los esfuerzos, slo para llegar hasta aqu con nuestra carga fecundante en nuestras cabezas. Nada ms que espermatozoides. Seres humanos... Piensa un espermatozoide que l tambin es alguien? Esas bellas cosashuevo, las criaturas de aquel planeta evolucionado, desarrollndose a su propio modo durante millones de aos... tal vez tambin piensan y suean. Tal vez creen que son gente. Toda esa cosa total, slo para formar cualquier otra cosa, todo para nada... ...Perdname... Aqu el doctor Aarn Kaye informando de otros dos fallecimientos. Se trata del doctor James Kawabata y la jefa de acuartelamiento Miriamne Stein. A ella la encontr cuando llevaba el cuerpo de Kawabata al almacn frigorfico. Todos estarn all, los podrs encontrar, amigo. Cincuenta y nueve cubos de hielo y un montn de polvo... yo. Quiz. Causa de la muerte... He venido informando de la causa de las muertes? Causa de la muerte: aguda... Oh, Dios...! De qu mueren los espermatozoides? Aguda falta de habilidad para seguir viviendo. Aguda irrelevancia postfuncional... Sntomas: ...Tal vez le gustar conocer los sntomas. Le interesarn Los sntomas comenzaron a manifestarse despus de un breve contacto con cierta forma de vida procedente del planeta Alfa... He mencionado que, al parecer, se produjo cierto
momentneo contacto fsico, aparentemente por la frente? Los grandes sntomas son desorientacin, apata, cierta afasia, anorexia. Todas las reacciones depresivas aprosecia, tartamudez Los reflejos dbilmente presentes, no hay catatona tpica Las funciones cardacas subnormales, faltas de agudeza. Clnicamente he podido realizar seis tests, clnicamente el EEG muestra abatimiento generalizado, asincrona. Dficits alfa y theta Es imposible, repito, imposible un sndrome post-ECS Los sntomas no pueden ser interpretados como debidos a un shock fsico, elctrico o de cualquier otro tipo El sistema adrenrgico est muy afectado, el colinrgico relativamente menos No se ha confirmado la insuficiencia adrenal, repito no se ha confirmado en el bioensayo hormonal Oh, Dios! Es como si hubieran sido exprimidos, vaciados de algo, de algo vital. Pronstico SI El pronstico es muerte. Esto es de gran inters cientfico, amigo Pero no vas a creerlo, estoy seguro. Vens de camino por aqu, no es as? Nada va a detenerte a ti ni a los dems Tenis razn Todo tipo de razones salvar la raza, construir un mundo nuevo, honor nacional, gloria personal, amor a la verdad cientfica, sueos, esperanzas, planes tiene cada pequeo espermatozoide sus razones cuando repta por su conducto? Es una llamada. Las huevas que esperan nos llaman a travs de aos-luz No me preguntes cmo. Incluso estn llamando ahora al doctor Aarn Kaye, el nico espermatozoide que dijo no Puedo sentir la llamada, la dulcsima llamada Por que no cedo ante ella? Perdname. El doctor Kaye va a tomarse otro trago ahora. Ahora lo hago con frecuencia. Yellaston tena razn, eso ayuda mucho. Toda la infinita variedad nuestra, todo para nada. Dnde estaba? Hacamos nuestras rondas, los examinaba a todos Ya no se movan mucho. Miraba, tambin, a las nuevas cosas Lory vena conmigo, me ayudaba a llevar cosas. Como siempre sola hacer. Mi hermanita, mi querida y pequea hermana pero no vamos a hablar particularmente de Lory. Las cosas, los cigotos otros tres ms se han ido hoy Kawata y los dos daneses. Don sigue todava en los Comunes, pero creo que tambin se ir pronto Se marchan cuando la persona muere? Creo que se trata slo de una coincidencia. Despus nos convertimos en algo totalmente irrelevante. Los cigotos se quedan cerca del lugar de impregnacin durante un perodo variable antes de marchar a la implantacin... Dnde se implantarn? Tal vez en el espacio? Dnde nacern? Oh, Dios! Cmo sern esas criaturas que hemos generado nosotros, a las que dimos forma? Puede un gameto mirar a un rey? Son bestias o ngeles? Oh, Dios mo, esto no es justo...! No, no es noble ni justo. ...Lo siento, amigo. Ahora ya estoy bien. Don Purcell ha sufrido un colapso hoy. Lo he dejado en los Comunes. Visito a mis pacientes a diario. La mayor parte de ellos an siguen sentados. Sentados en sus secciones, en sus tumbas. Hacemos lo que podemos, Lory y yo... Haciendo amable la vida de este mundo... Resultar, tal vez, de gran inters cientfico saber que cada uno de ellos vio la cosa de manera diferente, a las cosas-hueva, quiero decir. Don dijo que era dios; Coby vio vulos. Alhstrom murmur algo sobre los tres Yggdrasil. Bruce Jang vio a Mei-Lin aqu. Yellaston vio la muerte. Tighe vio la Madre. Todo lo que el doctor Aarn Kaye vio fueron luces coloreadas. Por qu no fui yo tambin? Quin sabe! Un fenmeno de estadstica. Instinto detectivesco. O simplemente porque mi pierna qued apresada en la consola cada... Lory vio utopa, el cielo en la tierra, creo. No vamos a hablar de Lory... Ella me acompaa en mis rondas, viene conmigo a ver a los espermatozoides moribundos, nuestros amigos. Todas las cosas en
sus habitaciones, la vida personal, toda esta nave de la que nos sentamos tan orgullosos. El pathos de las cosas, me dijo Kawabata. El reloj de pulsera despus de que su dueo ha muerto, las gafas... El pathos de todas nuestras cosas, ahora. ...S, el doctor Aarn Kaye est cayendo en un estado de profunda depresin, amigo. El doctor Aarn Kaye, como puedes ver, est tratando de evitar pensar en lo que har despus... cuando ya todos se hayan ido. Coby se ha roto una pierna hoy. Lo encontr y creo que se sinti muy satisfecho cuando lo met en la cama. Al parecer no tiene muchos dolores. l, la cosa que l hizo, se march ya hace bastante tiempo. Creo que no he ido registrando los sucesos con suficiente claridad y fidelidad. Muchos de ellos se han ido ya. No as la cosa de Yellaston, la ltima vez que hice la ronda. Est en la seccin de astronavegacin, quiero decir el propio Yellaston. Mirando la cpula. S que desea terminar su vida all. Oh, Cristo! El pobre viejo tigre, el pobre mono, todo aquello a lo que Lory odiaba... todo se ha ido ahora. A quin le importa la personalidad de un espermatozoide? Respuesta: a otro espermatozoide... El doctor Aarn Kaye se est volviendo sentimental. El doctor Kaye llora. Recurdalo, amigo. Es de inters cientfico. Qu har despus el doctor Kaye? Se quedar tranquilo aqu en este magnfico Centauro que probablemente durar eternamente salvo que vaya a caer sobre una estrella... Vivir el doctor Aarn Kaye aqu el resto de su vida, a cincuenta mil millones de kilmetros de la Tierra, de su hogar natal? Leyendo, oyendo msica, cuidando su jardn, escribiendo notas de inters cientfico? Cincuenta y nueve cuerpos congelados y un esqueleto. Mira bien ese esqueleto, amigo... o comprueba la ltima nave exploradora Alpha. Se decidir un da el doctor Aarn Kaye a utilizar esa pequea nave Alpha poniendo rumbo a cualquier parte? Adonde? No lo supone? S... El ltimo hombre en el oviducto. Sobre el viaducto, va el oviducto. Perdname. ...No, el ltimo no. De ningn modo. No olvidemos esas flotas de naves espaciales que comenzarn a salir de la Tierra cuando llegue all la seal verde. Y que seguirn viniendo durante bastante tiempo... La seal verde fue lanzada pese a todos los esfuerzos que se hicieron por evitarlo. La meca del deseo del hombre. Ya no hay forma de pararlo. Ni queda ya esperanza. En absoluto. Claro que, comparativamente, slo ser un puado de hombres los que pondrn rumbo al nuevo planeta. Comparativamente con el resto de la poblacin que se quedar en la Tierra. Ms o menos la misma proporcin de una eyaculacin con la produccin total de espermatozoides; no lo expresara usted as? Valdra la pena hacer el clculo computado; tal vez sera de gran inters cientfico. La mayor parte de las criaturas-huevo moriran sin fecundar, igualmente. El notorio derroche de la naturaleza. Cincuenta millones de huevos, mil millones de espermatozoides un solo salmn... ...Qu le suceder a la gente que no se vaya, a los que se queden en la Tierra, a todo el resto de la raza? Bien, vamos a especular con sus posibilidades, doctor Kaye. Qu les sucede a los espermatozoides no usados, a aquellos que no alcanzan el vulo o que llegan tarde? O a los que se quedan en los testculos? Mueren por exceso de calor. O son reabsorbidos Te acuerdas de algo? Digamos, por ejemplo, de Calcuta, o de Ro de Janeiro, o de Los ngeles... Visiones previas. Nacidos demasiado pronto o demasiado tarde... demasiado mal. Para pudrirse sin utilidad, sin ser usados. La funcin completa, los rganos se atrofian... El fin de todo, simplemente marchitos, podridos. Sin ni siquiera llegar a saberlo. Creyendo ser gente, personas, confiando en que todava les quedaba una
oportunidad. El doctor Aarn Kaye se est volviendo demasiado concluyente, intoxicado, amigo. Y el doctor Aarn Kaye se est cansando, tambin, de hablar contigo. Qu podrs hacer de utilidad en tu camino siguiendo la lnea de conduccin? Puedes detener el suministro? Puedes, hombre? Ja, ja, como alguien sola decir! Maldita sea, por qu no lo intentas al menos? Puedes parar, seguir siendo humano para siempre, si es que alguna vez llegamos a serlo? Oh, Seor! Es que puede la mitad de algo, es que puede un gameto crear una cultura? Yo no lo creo... T, pobre condenado bastardo, con una carga en la cabeza... Acabars tambin por ir all o morirs intentndolo. Excsame. Lory est balbuceando mucho hoy, vacila... Hermanita, t fuiste un buen espermatozoide, nadaste vigorosamente para realizar tu funcin fecundadora. T fuiste la que hizo la conexin. No, ella no estaba loca, sabis? Nunca, realmente. Ella saba que haba algo malo en nosotros, algo falso, absurdo... Realizarnos, completarnos. Todos esos meses... un muro entre el cielo, separndonos del cielo, del seno dorado de Dios. El fin del dolor... la reina fecundada... la lucha continua... Oh, Lory, qudate conmigo, no te mueras! Jess, la llamada, el impulso, es terrible y dulce impulso!' Aqu el doctor Aarn Kaye firmando y despidindose. Tal vez mi condicin es del ms profundo inters cientfico... Ya no sueo nunca! HOUSTON, HOUSTON, ME RECIBE? LORIMER ojea la gran cabina atestada y trata de escuchar las voces. Trata tambin de ignorar el retortijn visceral que le anuncia que est por recordar algo desagradable. Pero es intil, aquel momento del pasado vuelve a revivir. El, que se precipita atolondradamente o lo haban empujado?en el cuarto de bao desconocido de Evanston Junior High. La bragueta abierta, el pene en la mano, an puede ver el borde gris de la cremallera de los tejanos alrededor de la verga plida y desnuda. El silencio. Las siluetas desconcertantes, las caras que se vuelven. La primera risotada. Muchachas. Haba entrado en el bao de damas. Amargamente humillado, tantos aos despus, elude las caras de las mujeres. La cabina se curva sobre su cabeza y lo rodea de objetos extraos el bastidor para bordar, el telar de las gemelas, la artesana de Andy, esa endemoniada enredadera que se retuerce por todas partes, los pollos. Tan acogedor... Est atrapado. Irrevocablemente atrapado de por vida en todo lo que no le gusta. Falta de estructura. Frusleras personales, intimidades insignificantes. Los requerimientos que por alguna razn oscura nunca podr cumplir. Ginny: Nunca me hablas... Ginny, amor, piensa sin querer. Pero no siente dolor. Lo asalta la estruendosa risa de Bud Geirr. Bud est bromeando con algunas de ellas, oculto por una particin. Pero Dave est a la vista. El mayor Norman Davis en el extremo opuesto de la cabina, el perfil barbado vuelto hacia una mujer oscura y menuda que Lorimer no acierta a distinguir. Pero la cabeza de Dave parece extraamente diminuta y ntida, en verdad la cabina entera parece irreal. Un cacareo estalla en el cielo raso: la gallina de Bantam en su canasta. En este momento Lorimer est seguro de que lo han drogado. Es curioso pero la idea no lo enfurece. Se inclina, o ms bien se voltea hacia atrs, y se posa de piernas cruzadas en la gravedad cero, volviendo los ojos hacia la mujer con la que estaba hablando. Connie. Constantia Morelos. Una mujer alta con cara de luna en
un holgado pijama verde. En realidad nunca le ha interesado hablar con mujeres. Irnico. Supongo que es posible que no estemos aqu... en cierto modo dice en voz alta. No parece muy claro, pero ella asiente con inters. Est observando mis reacciones, se dice Lorimer. Las mujeres son envenenadoras natas. Ha dicho tambin eso en voz alta? La expresin de ella no cambia. La visin de Lorimer est adquiriendo una agradable claridad local. La tez de Connie le parece delicada y saludable. Bronceada y olivcea tras dos aos en el espacio. Era granjera, recuerda. Poros grandes, pero sin ese aspecto reseco que l asocia con las mujeres de esa edad. Quiz nunca habis usado maquillaje dice, y ve el desconcierto de ella. Pintura para la cara, polvo. Ninguna de vosotras. Oh! la sonrisa de ella muestra un diente partido. S, creo que Andy ha usado. Andy? Para el teatro. Obras histricas, Andy entiende de eso. Claro. Obras histricas. El cerebro de Lorimer parece que se expande y que abre paso a la luz. Ahora est comprendiendo activamente, las miradas de retazos y fragmentos se enlazan en diseos. Diseos mortales, percibe. Pero la droga de algn modo lo protege. Un efecto anfetamnico, pero sin la presin. Tal vez es algo que usan por sociabilidad? No, adems observan. Muchachas del espacio, todava no me entra en la cabeza re contagiosamente Bud Geirr que tiene una voz amigable y alegre muy del gusto de la gente; a Lorimer an le gusta despus de dos aos. Tenis nios all en casa, no? Qu opinan ellos de que estis flotando aqu con el buen Andy, eh? Bud reaparece, el brazo aferrando los hombros de una de las mellizas. La que llaman Judy Pars, recuerda Lorimer. Las mellizas son difciles de distinguir. Ella flota pasivamente en ngulo con el corpachn de Bud: es una muchacha fecha de senos prominentes con un pijama amarillo y ondulante, el pelo negro y desmelenado. La cabeza roja de Andy se les acerca. Sostiene una gran pelota verde, y parece de diecisis aos. El buen Andy Bud menea la cabeza, la sonrisa radiante bajo el bigote grueso y oscuro. Cuando yo tena tu edad no se poda andar flotando con mujeres. Los labios de Connie se estremecen ligeramente. En la cabeza de Lorimer las piezas encajan y forman un diseo. S, piensa. Sabis que s? Su cabeza es vasta y cristalina, realmente muy bonito. Ms fcil para pensar. Las mujeres... Ninguna generalizacin compacta se le forma en la mente, slo unas pocas caras parlantes en una matriz de irrelevancia difusa. Humanas, por supuesto. Necesidad biolgica. Slo que tan, tan... Imprecisas? Vanas? Su hermana Amy, soprano con tremolo: Claro que las mujeres seran capaces como los hombres si nos tratarais como iguales. Ya vers! Y luego su segundo matrimonio con ese idiota. Bueno, ya ha visto. Enredaderas dice en voz alta, y Connie sonre, como sonren todas. Qu te parece? dice alegremente Bud . Habas pensado que alguna vez veramos muchachas en cero-g, eh Dave? Esplndido! Iuhuuu! la cabeza barbada de Dave se vuelve hacia l sin sonrer . Y el buen Andy acaparndolas a todas... Hace mal al crecimiento, muchacho empuja jovialmente a Andy y lo lanza contra la particin. Bud no puede estar ebrio, piensa Lorimer. No con esa sidra de frutas. Pero normalmente
no se porta como un texano de feria. Una droga. Eh, no te ofendas le dice Bud al muchacho, seriamente . De veras. Tienes que perdonar a un hermano menesteroso. Estas chicas son buena gente. Sabes una cosa? le dice a la muchacha. Luciras estupenda si te arreglaras un poco. Yo puedo mostrarte, el viejo Bud es un experto. Espero que no importe lo que he dicho. En verdad luces realmente estupenda as como ests. Le estruja los hombros, estira el brazo y tambin estruja a Andy. Flotan y se elevan, abrazados. Judy sonre con excitacin, casi bonita. Sirvmonos ms de esa bebida Bud los empuja a ambos hacia la barra, que para la ocasin ha sido decorada con arreglos florales y pequeas margaritas autnticas. Feliz Ao Nuevo! Eh, Feliz Ao Nuevo para todos! Las caras se vuelven, ms sonrisas. Sonrisas genuinas, piensa Lorimer, quiz disfrutan de veras de sus aos nuevos. Presiente que tiene una infinitud de tiempo para examinar cada hecho, las aplicaciones ramificadas en facetas cristalinas. Soy una cmara de ecos. Es grato observar. Pero ellas tambin observan. Han iniciado algo aqu. Se dan cuenta? Tan vulnerables, nosotros tres, con cinco en esta nave frgil. Ellos no saben. Un espanto desconectado de la accin acecha detrs de su mente. Por Dios que lo logramos re Bud. Muchachas del espacio, el mrito es vuestro. Os felicito, lo juro por Dios. No estaramos aqu, dondequiera estemos. Sabis una cosa? Tal vez decida quedarme en el servicio, despus de todo. Crees que habr lugar para el buen Buddy en tu programa espacial, mueca? Basta, Bud dice serenamente Dave . No quiero que se emplee de ese modo el nombre del Creador la barba espesa y castaa trasunta una gravedad patriarcal. Dave tiene cuarenta y seis aos, una dcada ms que Bud y Lorimer. Veterano de seis misiones exitosas. Mil perdones, mayor Dave, viejo camarada Bud se vuelve a la muchacha con una risa cmplice . Nuestro locomandante. Un tipo estupendo. Eh, Doc! llama. Cmo est tu posicin? Todo al pelo? Salud se oye responder a Lorimer, y el complejo estrato de sus sentimientos por Bud emerge como un kraken en el claro de luna de su mente. Los callados sentimientos inmersos que le despiertan todos ellos, todos los Buds y Daves y los grandes, indmitos, joviales, capaces, disciplinados, tontos mesomorfos que han sido parte de su vida. Meso-ectos, se corrige. Los astronautas no son atletas sin cerebro. Simpatizan con l, ha tenido cuidado con eso. Simpatizaron lo suficiente para embarcarlo en el Pjaro del Sol, para designarlo cientfico oficial de la primera misin circunsolar. Ese doctor Lorimer, el parco, est en el equipo. Lorimer sabe comportarse, no como esos otros cientficos imbciles. Hace lo suyo, con ese cuerpo pulcro y menudo y esas frases directas. Y los aos de levantarse para el bowling, el vleibol, el tenis, el tiro al blanco, el esqu que le quebr el tobillo, el ftbol que le quebr la clavcula. Cuidado con el doctor, se las trae. Y los veteranos que le palmean la espalda en seal de aceptacin. El cientfico mascota. Doc, para ellos. Slo que ya no es un cientfico. La fama creada con su trabajo posdoctoral sobre el plasma, un acierto afortunado. Pero hace aos que no estudia en serio, que no se actualiza. Demasiados intereses dispersos, demasiado tiempo para explicar nociones elementales. Casi un gimnasta, piensa. Treinta centmetros y treinta kilos ms, y sera igual que ellos. Uno de ellos. Un alfa. Probablemente ellos lo palpan por debajo, su rencor beta. Ya no haba mucho nimo para bromas en el Pjaro del Sol,
despus de un ao de viaje? Un ao de Bud y Dave jugando al gin rummy. Los malditos ejercicios de pedaleo, demasiado pesados para m. Pero no es culpa de ellos, formbamos un equipo. Un pantallazo de la memoria le muestra los tejanos entreabiertos, los genitales al aire, las caras burlonas que esperan su salida. Los aullidos, las gotas en la pierna. Actuar con parquedad, fingir que l tambin rea. Cabezas huecas, ya vern. No soy una muchacha. Y Feliz Ao Nuevo para todos los que estis all abajo! salmodia la voz ronca de Bud, parodia del gangoso tono de la NASA . Eh! Por qu no les enviamos una seal? Saludos a todos los terrqueos. A todos los lunticos, mejor dicho. Feliz Ao No-S-Cunto. moquea con gracia . Aqu est Santa Claus, Houston. Nunca se ha visto nada igual. Houston, dondequiera ests canturrea. Eh, Houston! Me recibes? En el silencio Lorimer advierte que la cara de Dave se transforma en el rostro autoritario del mayor Norman Davis. Y sin previo aviso est de vuelta all, de vuelta un ao atrs en el percudido y estrecho mdulo de comando del Pjaro del Sol, saliendo de detrs del Sol. Es la droga, piensa acuciado por el recuerdo, es tan real. Basta. Trata de aferrarse a la realidad, de tantear el problema que crece por debajo. Pero no puede, est all, flotando detrs de Dave y Bud en el asiento triple, y como de costumbre elude su puesto oficial en el medio, viendo sus reflejos contra la negrura en la ventana inutilizada de la compuerta. La capa exterior est fundida, y apenas se distingue un borrn brillante que tiene que ser Spica flotando a travs de la imagen de la cabeza de Dave, que le da al vendaje el aspecto de una corona. Houston, Houston, Pjaro del Sol repite Dave. Pjaro del Sol llamando a Houston, me recibe? Adelante, Houston. Los minutos pasan. Calculan siete de ida, siete de vuelta. Ciento diez millones de kilmetros, un amplio margen. La antena de la radio est averiada dice Bud jocoso. Lo dice casi todos los das. Es intil la voz de Dave es paciente, tambin como de costumbre. Era de esperar. Todava hay demasiada interferencia del Sol, no es as, doctor? La radiacin residual de la explosin est casi en lnea con nosotros dice Lorimer . Tal vez les cueste localizarnos por milsima vez percibe su dbil y absurda gratificacin por ser consultado. Caray, no pasamos Mercurio Bud menea la cabeza. Cmo averiguaremos quin ha ganado el campeonato? Eso tambin lo dice a menudo. Todo un ritual en esta noche eterna. Lorimer observa el resplandor de Spica bogar junto al reflejo de la pelambre que cubre la cara de Bud. El mismo tiene patillas ralas y desgreadas, como un Fu Manch rubio. En el rincn de popa de la ventana hay un fulgor estriado que debe venir de los restos de los acumuladores de energa laterales, calcinados en la explosin solar que hace un mes los alcanz y fundi las capas exteriores de las ventanas. Fue entonces cuando Dave se parti la cabeza contra un panel. Lorimer choc contra el medidor de ondas gravitatorias, todava no confa en las lecturas. Por suerte el bombardeo de partculas no afect un sector de la ventana frontal, todava tienen unos veinte grados de visin clara delante. All se ve la brillante telaraa de las Plyades disuelta en una nube de luz.
Doce minutos... Trece. El altavoz suspira y cloquea, callado. Catorce. Nada. Pjaro del Sol a Houston. Pjaro del Sol a Houston. Adelante, Houston. Cambio Dave vuelve a colgar el micrfono. Dmosles veinticuatro minutos. La espera es ritual. Maana Packard responder, tal vez. Es bueno ver de nuevo la vieja Tierra observa Bud. No usaremos ms combustible en posicin le recuerda Dave. Confo en las cifras de Doc. No son mis cifras, son hechos elementales de mecnica celeste, piensa Lorimer. En octubre la Tierra puede estar en un solo lugar. Nunca lo dice. No al menos, a un hombre capaz de volar intuitivamente de cualquier cuerpo a otro una vez que sabe dnde est. Bud es buen piloto y mejor ingeniero; Dave es el mejor que hay, pero nunca alardea: El Seor nos ayuda, Doc, si nos dejamos ayudar. El descenso ser endiablado con el radar estropeado dice ociosamente Bud; lo piensa por centsima vez. Ser endiablado. Dave lo har. Por eso est ahorrando combustible. Los minutos pasan. Ya est dice Dave, y una voz desconcertante inunda la cabina. Judy? es alta y clara. Una voz de muchacha. Judy, me alegra tanto recibirte. Qu haces en esta banda? Bud resopla. Hay un instante de incertidumbre antes que Dave empue el micrfono. Pjaro del Sol, les recibimos. Esta es Misin Pjaro del Sol, que llama a Houston... Pjaro del Sol Uno llamando a Control de Tierra de Houston. Identifquese, quin es? Recibe nuestra seal? Cambio. Estamos ligados dice Bud. Alguna increble interferencia. Te pasa algo, Judy? pregunta la voz de muchacha. No te oigo, hay ruido en la lnea. Espera un minuto. Esta es la Misin Espacial Pjaro del Sol Uno de los Estados Unidos repite Dave. Misin Pjaro del Sol llamando al Centro Espacial de Houston. Est ocupando nuestro canal. Identifquese, repito, identifquese y diga si puede retransmitir a Houston. Cambio. Al pelo, Judy. Intenta de nuevo dice la muchacha. Lorimer se desplaza bruscamente hacia el acumulador de densidad de partculas de largo alcance, un aparato experimental, y activa el motor. El aparato gime y cimbra; por suerte estaba retrado durante la tormenta solar y se salv de quedar soldado. Sintoniza la sonda al mximo e inicia una tosca deteccin manual. Est interceptando trfico oficial entre una misin espacial y el Control de Houston dice Dave, tenso. Si no puede retransmitir a Houston corte la comunicacin, est cometiendo un delito federal. Repito, puede retransmitir nuestra seal al Centro Espacial de Houston? Cambio. Todava se oye muy mal dice la muchacha . Qu es Houston? Y adems, quin habla? No tenemos demasiado tiempo...la voz es dulce pero muy nasal. Jess, ah la tienes dice Bud. Ah la tienes. Djame ver Dave se vuelve hacia la improvisada pantalla del radar de Lorimer.
All Lorimer seala un diminuto pico estable en el borde de la pantalla, en el sector transcoronal. Bud se inclina tambin. Un intruso! Tenemos compaa. Hola, hola? Ya los tenemos dice la muchacha. Por qu se oye tan lejos? Estis al pelo? Habis captado la explosin? Un segundo advierte Dave. Cul es la posicin, Doc? Ms de trescientos mil kilmetros, aproximadamente. Es posible que se estn alejando de nosotros para rodear el Sol. Podran ser cosmonautas, una misin sovitica? Para ganamos de mano. No han tenido suerte. Con una muchacha? objeta Bud. Ya lo han hecho. Ests grabando esto, Bud? Afirmativo sonre Bud. Pero eso no sonaba como una rusa. Quin diablos es Judy? Dave piensa un segundo, enciende el micrfono. Habla el mayor Norman Davis, al mando de la nave espacial Pjaro del Sol Uno de los Estados Unidos. Les tenemos en pantalla. Requerimos identificacin. Repito, quines sois vosotros? Cambio. Judy, basta de bromas protesta la voz. Te perderemos en un minuto. No entiendes que nos tenas preocupadas? Pjaro del Sol a nave no identificada. No habla Judy. Repito, no habla Judy. Quin es usted? Cambio. Qu...? dice la muchacha y otra voz la interrumpe. Espera un minuto, Ann el altavoz chilla, y luego otra mujer dice: Habla Lorna Bethune, del Escondita. Qu ocurre aqu? Habla el mayor Davis al mando de la Misin Pjaro del Sol de los Estados Unidos en curso hacia la Tierra. No reconocemos ninguna nave Escondita. Identifquense, por favor. Cambio. Acabo de hacerlo es una voz ms vieja con el mismo arrastre nasal. No hay ninguna nave espacial Pjaro del Sol y no estis en curso hacia la Tierra. Si es una broma no es nada graciosa. No es una broma, seora! estalla Dave. Esta es una misin circunsolar norteamericana y somos astronautas norteamericanos. Su interferencia nos molesta. Fuera. La mujer empieza a hablar y un chillido de esttica le ahoga la voz. Al poco tiempo se oyen dos voces. Lorimer cree or las palabras Programa Pjaro del Sol y algo ms. Bud manipula el silenciador. La interferencia muere en un ronroneo. Mayor Davis? la voz es ms dbil. Dijo usted que se dirige a la Tierra? Dave frunce el ceo y responde, seco: Afirmativo. Bien, no entendemos su rbita. Deben de tener caractersticas de vuelo bastante inusuales. Nuestros datos indican que no llegarn a ninguna parte con el curso actual. Perderemos la seal en uno o dos minutos ms. Podra decir dnde ve ahora la Tierra? No importa las coordenadas, slo dgame la constelacin. Dave titubea y luego alza el micrfono. Doc.
La posicin de la Tierra est en Piscis dice Lorimer. Aproximadamente a tres grados de P. Gamma. No dice la mujer. No ve que est en Virgo? No puede mirar afuera? Lorimer se vuelve hacia el borrn brillante de la ventana. Hemos sufrido averas... Espera exclama Dave. ...en una ventana durante una perturbacin que nos sorprendi en el perihelio. Naturalmente conocemos la direccin relativa de la Tierra hoy, diecinueve de octubre. Octubre? Estamos en marzo dice Bud al sintonizar; todos se inclinan ante el altavoz desde ngulos diferentes. Lorimer est cabeza abajo, los ruidos gimen y chocan como rompientes, la nave desconocida est muy cerca del horizonte coronal. ...detrs de ustedes se oyen ms aullidos ...banda. Traten..., nave... si pueden, su seal y no perciben nada ms. Lorimer retrocede, mira la chispa en la ventana. Tiene que ser Spica. Pero es alargada, como si hubiera otra fuente de emisin al lado. Imposible. Una excitacin le bulle dentro, las voces de las mujeres le retumban en la cabeza. Pasa la cinta dice Dave. A Houston le interesar muchsimo or esto. Escuchan de nuevo a la muchacha que llama a Judy, a la mujer que dice ser Lorna Bethune. Bud alza un dedo. All hay una voz de hombre. Lorimer presta atencin a las palabras que crey or antes. La cinta termina. Espera a que Packard reciba esto Dave se frota los brazos. Recuerdas lo que le endilgaron a Howie? Y que alegaron que ellos lo haban rescatado... Parece que nos quieren en su frecuencia sonre Bud. Deben de pensar que estamos m-u-u-u-y lejos. Eh, creo que esa otra cpsula aparecer de nuevo. Seremos una multitud aqu fuera. Si aparece dice Dave. Deja el alerta encendido, Bud. Las bateras se encargarn. Lorimer observa la chispa de Spica, o Spica-ms-algo, y se pregunta si alguna vez entender. La aceptacin casual de una trampa o seuelo en esta increble soledad. Bueno, si esos intrusos son del mismo molde, tal vez lo sea. Escondita es un nombre raro para una misin sovitica dice en voz alta. Creo que significa oculta en espaol. Aj dice Bud. Eh, yo les conozco el acento. Es australiano. En Hickam salimos con unas australianas. No ser que Woomara est enviando alguna misin combinada? Dave sacude la cabeza. No tienen medios. Lorimer interviene con tono reflexivo: Nos topamos con algn fenmeno realmente extrao, Dave. Empiezo a desear que realmente pudiramos echar una ojeada. Has metido la pata, Doc? No. La Tierra est donde dice, si es octubre. En marzo estar en Virgo. Entonces no hay ms que hablar sonre Dave, y se levanta del asiento. Has dormido cinco meses, Rip Van Winkle? Hay tiempo para una mano antes de la gimnasia.
Lo que me gustara saber es qu facha tiene esa hembra dice Bud cuando cierra el receptor. Le ayudo a ponerse el traje espacial, seoritas Eh, seorita, mtase esto, psst-psst-psst! Vas a escuchar, Doc? Exacto Lorimer est desplegando los mapas. Los otros pasan a la pequea sala de recreacin de popa por el tnel, sin hacer ms comentarios sobre la presencia de la nave desconocida. Lorimer est ms impresionado de lo que querra admitir. Fue esa maldita frase. El tedioso perodo de ejercicios llega y pasa. Hora de almorzar: dan a los conteiners un calor mnimo para preservar las bateras. De nuevo pollo. Bud lo condimenta con ketchup y rompe el silencio habitual contando una ancdota graciosa sobre una muchacha australiana, haciendo una laboriosa autocensura para ajustarse a las tcitas normas de conversacin del Pjaro del Sol. Despus del almuerzo Dave vuelve al mdulo de comando. Bud y Lorimer continan con la tarea habitual de revisar trajes y equipo para salir al espacio a examinar las averas cuando baje la radiacin. Ya estn terminando cuando Dave los llama. Lorimer sale del tnel y oye una estridente voz de muchacha: ...viaje al pelo. Qu dijo Lorna? Aqu Gloria. Cambio. Enciende el acumulador y se pone a rastrear. Esta vez no obtiene resultados. O estn en lnea detrs de nosotros, o en el cuadrante solar informa al fin. No puedo aislarlas. Poco despus otro hilillo de sonido brota del altavoz. Podra ser su control de tierra dice Dave. Cmo est el horizonte, Doc? Cinco horas. Siberia noroeste, Japn, Australia. Os deca que la antena no va bien Bud alimenta cautelosamente el motor de la antena. Despacio, despacio. La estructura est torcida, eso es. No la partas dice Dave, sabiendo que Bud no lo har. El chillido se extingue, vuelve. Eh, esto nos puede servir dice Bud. Podemos sintonizarlas. Una dura soprano dice de pronto: Tendran que estar fuera de vuestra rbita. Intentad en Beta Aries. Otra hembra. Ya tenemos la posicin dice alegremente Bud. Tenemos la posicin, creo que nuestros problemas han terminado. Ese artefacto estaba torcido ciento cuarenta y cinco grados. Hurra! Oyen otra vez a la primera muchacha. Los vemos, Margo! Pero es tan pequea...! Cmo vivirn ah dentro? Tal vez sean criaturas diminutas. Cambio. Esa es Judy re Bud. Dave, es un disparate, hablan todo en ingls. Tiene que ser alguna misin de la ONU. Dave se masajea los codos y hace flexiones de puos mientras piensa. Esperan. Lorimer cavila sobre esos ciento cuarenta y cinco grados desde Gamma Piscium... En trece minutos la voz de la Tierra dice: Judy, llama a las dems, por favor. Vamos a pasar la conversacin, creo que todas deberais orla. Dos minutos. Oh, mientras esperamos, Zebra quiere decirle a Connie que el beb est bien. Y tenemos una vaca nueva. Cdigo dice Dave. Pasan la grabacin. Los tres hombres vuelven a escuchar a Dave cuando llama a
Houston entre descargas de ruidos solares. La transmisin se aclara rpidamente y se interrumpe cuando la mujer dice que otra nave, el Gloria, est detrs de ellos, ms cerca del Sol. Hemos consultado textos de historia contina la voz de la Tierra. Hubo un mayor Norman Davis en el primer vuelo Pjaro del Sol. Mayor era un ttulo militar. Osteis lo de Doc? Sin duda se referan al doctor Orren Lorimer, el cientfico de a bordo. El tercer miembro era el capitn (otro ttulo) Bernhard Geirr. Los tres, todos varones, por supuesto. Creemos que tenan un motor de reaccin primitivo y no demasiado carburante. Lo cierto es que el primer Pjaro del Sol se perdi en el espacio. Nunca pudieron volver de detrs del Sol. Fue en la poca en que empezaron los grandes estallidos. Jan piensa que debieron pasar cerca de alguno. Uno de ellos coment que tenan averas. Dave grue. Lorimer trata de reprimir la excitacin que le chisporrotea en las entraas. O son quienes dicen ser, o bien son fantasmas. Pero podran ser criaturas extraas que fingen ser humanos. Jan dice que los desgarrones de esas superllamaradas pueden afectar la dimensin de tiempo local. Qu habis observado all? Me refiero a los detalles... Dimensin de tiempo... Nunca volvieron... La mente de Lorimer se ancla a la realidad de las dos cabezas barbadas e inmviles, rehsa admitir la veracidad de las palabras que l crey or: Antes del ao dos mil. La lengua, piensa. La lengua debe de haber cambiado. Se siente mejor. Margo? dice una voz profunda de bartono, y en el Pjaro del Sol todos abren los ojos. ...como esa grande, hace cincuenta aos el hombre tiene el mismo acento. Tuvimos suerte de veras al estar all cuando estall. Lo ms interesante es que confirmamos la turbulencia gravitacional. Peridica, pero no ondulatoria. Es violenta, nos vapule un poco. El espacio sufre tensiones monstruosas all. Creemos que la teora de Francia de que nuestro sistema est atravesando un racimo de microagujeros negros es atinada. Mientras no nos absorba ninguno... Francia? masculla Bud, Dave lo mira con aire de especulacin. Cuesta imaginar un desplazamiento en el tiempo. Pero aqu estn, sean los que fueren, a ms de ochocientos kas de nosotros, rumbo a Aldebarn. Como dijo Lorna, si tratan de llegar a la Tierra estn en aprietos, a menos que tengan energa gravitatoria de sobra. Intentamos comunicarnos con ellos? Cambio. Ah, me alegro por la vaca. De nuevo, cambio. Agujeros negros silba Bud. Eso es para ti, Doc. Hemos estado en algn agujero negro? No, o no estaramos aqu si es que estamos aqu, aade Lorimer para s mismo; un racimo de microagujeros negros... Qu ocurre cuando fragmentos de materia totalmente consumida se acercan o chocan, digamos, en la fotoesfera de una estrella? Colapso temporal? Olvdalo. Y en voz alta dice: Quiz nos digan algo, Dave. Dave calla. Los minutos pasan. Finalmente vuelve la voz de la Tierra. Dice que tratar de establecer contacto con los intrusos en su frecuencia original. Bud mira de soslayo a Dave, ajusta el selector. Llamada a Pjaro del Sol Uno dice la muchacha con su voz nasal . Central
Luna llama al mayor Norman Davis de Pjaro del Sol Uno. Hemos captado su conversacin con nuestra nave Escondita. Nos intriga saber quines sois y cmo habis llegado all. Si de veras es el Pjaro Uno creemos que han debido saltar en el tiempo al pasar por la llamarada solar la pronunciacin es abierta. Nuestra nave Gloria est cerca de vosotros, los tiene en el radar. Pensamos que tienen un serio problema de curso, pues le dijeron a Lorna que se dirigan a la Tierra y creen que estn en octubre con la Tierra en Piscis. No estamos en octubre, es el quince de marzo, veintids horas. Repito, la fecha de la Tierra es quince de marzo. Tendran que ver la Tierra muy cerca de Spica en Virgo. Habis dicho que la ventana est averiada. No podis salir a mirar? Pensamos que deberan hacer una correccin de curso muy seria. Tenis carburante suficiente? Tenis computadora? Aire, agua, alimentos en cantidad? Podemos ayudaros? Escuchamos en esta frecuencia. Luna a Pjaro Uno, adelante. En el Pjaro del Sol nadie se mueve. Lorimer lucha contra las erupciones internas. Nunca volvieron. Saltar en el tiempo. El quiste de recuerdos que se ha educado para suprimir se abulta en el prolongado silencio. No vas a responder? No seas estpido dice Dave. Dave. Ciento cuarenta y cinco grados es la diferencia entre Gamma Piscium y Spica. Esa transmisin viene de donde ellos dicen que est la Tierra. Te equivocaste. No me equivoqu. Tiene que ser marzo. Dave parpadea como si le fastidiara una mosca. En quince minutos la voz de la Luna repite todo lo anterior, y concluye con un Por favor, adelante. No es una grabacin Bud desenvuelve una goma de mascar y suma el ruido plstico al zumbido muelle del girscopo. Lorimer, con la carne de gallina, observa el resplandor ambiguo de Spica. Spica-ms-Tierra? La incredulidad se aduea de l, lo acuna en una compleja sensacin compuesta de rostros, voces, el siseo del tocino que se fre, el rechinar de la silla de ruedas de su padre, la tiza en una pizarra iluminada por el sol, las piernas desnudas de Ginny en el divn floreado, Jenny y Penny acercndose peligrosamente a la cortadora de csped. Las muchachas ya estarn ms altas, Jenny tena casi la estatura de la madre. Su padre vive con Amy en Denver, decidido a durar hasta que el hijo vuelva a casa. Cuando vuelva a casa. Es una locura, Dave tiene razn. Es un truco, un truco endemoniado. La lengua. Otros quince minutos. La montona voz femenina vuelve y repite todo con ms nfasis. Dave arruga el ceo, como si escuchara un psimo programa deportivo. Lorimer piensa que bien podra cortar la comunicacin y proponer una partida de gin rummy. Ojal lo hiciera. La voz anuncia que ahora cambiar de frecuencia. Bud vuelve a sintonizar mientras masca con aire sereno. Esta vez la voz trastabilla en un par de frases. Suena cansada. Otra espera. Una hora. La mente de Lorimer slo percibe el acoso del punto brillante de Spica. Bud tararea una tonada de Yellow Ribbons, vuelve a callar. Dave dice al fin Lorimer. Nuestra antena est apuntando directamente a Spica. No me importa si piensas que me equivoqu. Si la Tierra est all tenemos que cambiar de rumbo inmediatamente. Mira, puedes verla. Sera una fuente luminosa doble. Tenemos que cercioramos.
Dave calla. Bud calla pero ojea furtivamente la ventana, el panel de instrumentos, y de nuevo la ventana. En la esquina del panel hay una instantnea de su esposa, Patty, una pelirroja alta, chillona, opulenta. Lorimer tiene ocasionales fantasas con ella. Voz aniada, sin embargo. Y tan alta... Algunos hombres bajos prefieren mujeres altas, a Lorimer le parece indigno. Ginny es una pulgada menor que l. Sus hijas sern ms altas. Y Ginny insisti en iniciar un embarazo antes que l se fuera, aunque l estuviera fuera del radio de comunicacin. Quizs. Quizs un varn, un nio... Basta, piensa en otra cosa. Bud... Bud ama a Patty? Quin sabe. El ama a Ginny. Cientos de millones de kilmetros... Judy? dice Central Luna o quienquiera fuere. No responden. Quieres intentar t? Pero escucha, hemos estado pensando. Si esta gente realmente viene del pasado esto ha de ser para ellos bastante traumtico. Quizs acaban de caer en la cuenta de que jams vern su mundo de nuevo. Myda dice que esos hombres tenan nios y mujeres con los que convivan, los extraarn muchsimo... Esto es excitante para nosotras pero para ellos puede ser terrible. Quizs estn demasiado apabullados para responder. Tal vez estn asustados, y piensan que somos aliengenos o alucinaciones. Entiendes? Da, Margo dice la otra muchacha cinco segundos ms tarde . Nosotras tambin lo hemos pensado as. Al pelo. Pjaro del Sol? Mayor Davis de Pjaro del Sol, me oye? Habla Judy Paris de la nave Gloria, estamos a slo un milln de kas de vosotros, les tenemos en pantalla la voz suena joven y excitada. Central Luna ha intentado comunicarse con vosotros. Creemos que estis en apuros y queremos ayudaros. Por favor no os asustis, somos gente como vosotros. Creemos que no estis siguiendo el curso correcto hacia la Tierra. Tenis problemas? Podemos ayudaros? Podris recibir algn otro tipo de seal, si vuestra radio est apagada? Sabis Morse Antiguo? Pronto saldris de nuestra pantalla, estamos de veras preocupadas. Por favor, responded de algn modo si es posible. Adelante, Pjaro del sol. Dave sigue impasible. Bud lo mira de soslayo a l, a la ventana, observa el altavoz de manera estlida. A Lorimer se le ha agotado el asombro, slo quiere responder a las voces. Podra emitir una seal tosca heterodinizando el haz de sondeo. Pero despus... con ambos contra l, qu... La voz de la muchacha intenta de nuevo, con determinacin. Margo, es intil dice al fin. Estarn muertos? Creo que son criaturas extraas. Acaso no?, piensa Lorimer. La estacin lunar responde con una voz diferente, ms vieja. Judy, habla Myda. He pensado otra cosa. Esta gente tena un cdigo de autoridad muy rgido. Recordars tus estudios de historia..., daban rdenes para todo. Acurdate cmo el mayor Davis repiti que estaba al mando. Es lo que se llama una estructura de dominacin-sumisin; uno de ellos imparta rdenes y los otros obedecan, no sabemos por qu. Tal vez tenan miedo. Lo cierto es que si el dominante sufre un shock o tiene pnico, los otros quiz no pueden responder... A menos que el tal Davis lo consienta. Jesucristo. Jesucristo en colores, piensa Lorimer; la expresin de su padre para lo inexpresable. Dave y Bud siguen impvidos. Qu extrao dice la voz de Judy. Pero ser que no saben que estn
siguiendo un curso errneo? El dominante habr podido obligar a los otros a volar fuera del sistema? En serio? Ha ocurrido, piensa Lorimer. Ha ocurrido. Tengo que parar esto. Tengo que actuar pronto, antes que nos pierdan. Visiones desesperadas de l desafiando a Dave y Bud, que le amenazan. Primero la persuasin. Justo cuando abre la boca ve que Bud se mueve ligeramente, y con infinita gratitud le oye decir: Dave, qu tal si nos cercioramos? Un buen eructo no nos har dao. Dave vuelve la cabeza apenas. O salgo a mirar, como dijo la muchacha? concluye amable la voz de Bud. De acuerdo dice Dave tras una pausa prolongada . Cambio de posicin mueve pesadamente el brazo, teclea meticulosamente los valores del vector que pondr a Spica en lnea con la ventana funcional. Por qu cuernos no se me habr ocurrido seguir el procedimiento familiar de verificacin, se pregunta Lorimer por milsima vez. No respondas... Y tambin Por milsima vez se siente oscuramente conmovido por la entereza de esa gente. Los autnticos, los alfa. El vnculo entre ellos. El temor que l haba sentido al principio por los atletas ridculos del equipo de ftbol de la escuela. Fuego, Dave. Siempre que todo est en orden... Dave quita el seguro del encendido, pone la computadora en hora real. El casco se estremece. En la cabina todo flota hacia un costado mientras el punto brillante de Spica nada hacia el flanco opuesto y aparece en la ventana frontal cuando estallan los retropopulsores. Cuando la estrella trepa al vidrio claro, Lorimer puede ver con nitidez a su compaera. La luz doble se fija all. Un buen trabajo. Le alcanza el telescopio a Bud. La de la izquierda. Bud mira. All est, en efecto. Eh, Dave! Mira eso! Pone el telescopio en la mano de Dave. Y Dave lo levanta lentamente y mira. Lorimer puede or cmo respira. De golpe Dave empua el micrfono. Houston! dice speramente. Pjaro de Sol a Houston. Pjaro del Sol llama a Houston. Adelante, Houston! En el silencio el altavoz chilla Han encendido los motores...! Espera, estn llamando!, y calla. En la cabina del Pjaro del Sol nadie habla. Lorimer mira las estrellas gemelas adelante, realidades imposibles que le dan vueltas a su alrededor mientras los minutos se coagulan. La cara reflejada de Bud mira hacia abajo, ya sin sonrer. La barba de Dave se mueve silenciosa. Est orando, comprende Lorimer; Dave es el nico de espritu religioso de la tripulacin. En las comidas de los domingos pronuncia una oracin digna y concisa. De pronto Lorimer siente una extrema piedad por Dave: est tan profundamente ligado a su fama, sus cuatro hijos... Siempre est pensando educarles, llevarlos a cazar, pescar, acampar. Y su esposa, Doris, tan increblemente activa y dulce, viajando con ellos, haciendo cosas para la comunidad... La recuerda que llevaba a Penny y Jenny a la escuela, cuando Ginny enferm. Buena gente, la vrtebra... No es posible, piensa. La voz de Packard surgir en un minuto ms, ahora la antena est bien orientada. Van seis minutos. Todo esto pasar. Antes del ao dos mil... Olvdalo, la lengua habra cambiado.
Piensa en Doris. Ella tiene ese fulgor... alimenta a sus cinco hombres. Las mujeres con hijos varones son diferentes. Pero Ginny, pero su querida mujer, su esposa, sus hijas... Abuelas, ahora? Muertas, polvo? Deja de pensar en eso. Dave sigue orando. Quin sabr lo que pasa dentro de esas cabezas? El grito de Dave... Doce minutos, ya tendran que responder. El segundero se habr atascado, no, se mueve. Trece. Es una locura, un sueo. Trece y... Catorce. El altavoz que sisea y cloquea. Quince minutos. Un sueo... O esas mujeres esperarn para que veamos? Diecisis... A los veinte Dave mueve la mano, la detiene. Los segundos transcurren, el espacio cruje. Treinta minutos. Llamando al mayor Davis de Pjaro del Sol es la mujer madura, una voz gentil. Habla Central Luna. Ahora somos el equipo de servicios y comunicaciones para vuelos espaciales. Lamentamos informarles que ya no hay centro espacial en Houston. La ciudad de Houston fue abandonada cuando la base se traslad a White Sands hace ms de dos siglos. Una luz fra y polvorienta envuelve el cerebro de Lorimer y lo asla. As se quedar un largo rato. La mujer vuelve a explicarles todo, y les ofrece ayuda. Pregunta si estn lesionados. Un discurso digno y bonito. Dave todava est inmvil, mirando la Tierra. Bud le pone el micrfono en la mano. Diles, Dave. Dave lo mira, aspira profundamente, aprieta el botn. Pjaro del Sol a Control Luna dice con toda normalidad (es Central Luna, piensa Lorimer). Recibido. Funciones vitales, negativo, no tenernos problemas. Recibida sugerencia de cambio de curso, procedemos a reprogramar. Apreciamos oferta de colaboracin. Sugerimos transmitan datos de posicin para que podamos corregir rumbo. Ah, economizaremos transmisin hasta ver el estado de nuestros acumuladores. Pjaro del Sol fuera. Y as haba empezado. La mente de Lorimer flota hacia Lorimer flotando en el Gloria, casi un ao, o trescientos aos, despus. Observando y siendo observado por ellas. Todava se siente animado, satisfecho; el temor subterrneo no ha aflorado ms. Pero hay tanto silencio. Le parece no haber odo voces por mucho tiempo. O no fue tanto? Tal vez la droga influye en su percepcin temporal, tal vez ha sido apenas un par de minutos. Estaba recordando le dice a Connie con el deseo de que ella hable. Ella asiente. Tienes tanto que recordar. Oh, lo siento... No deb decirlo los ojos irradian simpata. No tiene importancia ahora todo es como un sueo, su mundo perdido y ste que slo ahora empieza a vislumbrar. Debemos pareceres bestias muy extraas. Estamos tratando de entender dice ella. As es la historia, aprendes los hechos pero no sientes de veras cmo era la gente, cmo los viva. Esperamos que nos digis. La droga, piensa Lorimer, eso es lo que estn intentando. Decirles... Qu? Podra un dinosaurio contar cmo era? Una serie de imgenes le fluye por la mente, dominada por pantallazos del estacionamiento norte de Operaciones y el telfono de cocina amarillo de Ginny y esa enredadera enfermante... Mujeres y enredaderas...
Una risotada lo distrae. Viene de la cmara que llaman el gimnasio; Bud y el resto deben de estar jugando a la pelota. Una idea brillante, en serio, piensa l: usar la fuerza muscular, ejercicios constantes. Por eso estn en tan buena forma. El gimnasio es una rueda para ardillas, pero ampliada. Cuando uno trepa o pedalea pared arriba, sta gira y hace funcionar un engranaje que entre otras cosas hace rotar el tambor-dormitorio. Un autntico Woolagong... Bud y Dave normalmente hacen los turnos juntos, e impulsan el gimnasio giratorio como grandes simios plidos. Lorimer prefiere el ritmo parsimonioso de las mujeres, y el ciclo de aqu le viene de perlas. Generalmente hace turno con Connie, que no habla mucho, y una de las Judys, que s habla. Pero en este momento nadie habla. Con remota inquietud, Lorimer observa el gran cilindro de la cabina, ve a Dave y a Lady Blue frente al ventanal delantero. Judy Dkar est detrs, callada por una vez. Deben de estar mirando la Tierra. Desde hace varias semanas es un hermoso disco en expansin. La barba de Dave se mueve, est rezando otra vez. Se le ha convertido en hbito, pero no un hbito ostentoso sino con una sinceridad tan obvia que Lorimer, un ateo recalcitrante, no puede menos que simpatizar. Las Judys han preguntado a Dave qu susurra, por supuesto. Cuando Dave entendi que no tenan nocin de la oracin y jams haban visto una Biblia cristiana se hizo un pesado silencio. As que habis perdido la fe dijo l, finalmente. Tenemos fe protest Judy. Puedo preguntar en qu? En nosotras mismas, naturalmente dijo ella. Jovencita, si fueras mi hija te calentara las nalgas dijo Dave, y no bromeaba. No se volvi a tocar el tema. Pero se recobr muy bien despus del espantoso shock inicial, piensa Lorimer. Un dios personal, un modelo paterno, el hombre necesita eso. A Dave le da fuerzas y nosotros nos apoyamos en l. Quiz los lderes tienen que creer. Dave se ha portado magnficamente. Animoso, impvido, paciente al medir las posibilidades y atinado al tomar decisiones sobre las inevitables discrepancias en las lecturas de posicin, de una manera imposible para Lorimer. Endiablado... El recuerdo le invade de nuevo. Est otra vez en el Pjaro del Sol, los ojos arenosos, escuchando la chchara de las mujeres, las calmadas respuestas de Dave. Dios, cmo hablaban. Pero sus datos de computadora son correctos. Lorimer sufre, adems, por una mana de Dave: su rechazo a transmitirles la aceleracin y cantidad de combustible exactas. Sigue reservndose un margen, y hace que Lorimer lo compute. Pero los mrgenes no ayudan. Pronto se hace evidente que estn en un gran aprieto. La Tierra pasar muy lejos de ellos en la prxima rbita, no tienen la aceleracin para alcanzarla antes de cruzar su trayectoria. Pueden maniobrar de tal modo que la velocidad disminuya y se crucen con la Tierra en la prxima vuelta, pero eso les llevara un ao extra y para entonces no tendran ms provisiones. La srdida pregunta de si tienen las suficientes para que resista un hombre solo se desliza en la mente de Lorimer. La descarta; sa es para Dave. Hay una ltima posibilidad: Venus se acercar a la trayectoria de la nave en tres meses ms, y quiz puedan ganar velocidad aprovechando la atraccin del planeta. Y se ponen a trabajar en eso. Entretanto la Tierra se sigue alejando, y tambin el Gloria, cada vez ms cerca del
Sol. A veces lo reciben en medio de la interferencia solar y luego lo vuelven a perder. Ya conocen a la tripulacin: el hombre es Andy Kay, la mujer madura es Lady Blue Parks; parece que estn a cargo de la navegacin. Despus estn Connie Morelos y las dos mellizas: Judy Paris y Judy Dkar, a cargo de las comunicaciones. Las voces de la Luna son femeninas tambin. Margo y Azella. Los hombres las oyen hablar con el Escondita, que se dirige a la cara oculta del Sol. Dave insiste en monitorizar y grabar todo lo que reciben. En general son repeticiones de sus comunicaciones con Central Luna y Gloria mezcladas con una variedad de mensajes muy personales. Cuando se multiplican las referencias a vacas, pollos y otros animales domsticos Dave renuncia de mala gana a su idea de cdigo. Bud cuenta un total de cinco voces masculinas. Buen negocio dice . Cuando nos fuimos, eran ms las chicas que conducan coches. O sea que el espacio es seguro ahora, las hembras mandan. Que ellas se rompan el culo aqu re. Cuando bajemos este pjaro, las estrellas podrn olvidarse del buen Buddy, s seor. Una bonita playa y bistecs, cerveza y todas esas muecas. Eh, seremos historia viva, podramos cobrar entrada... Dave adopta la expresin que indica que se ha tocado un tema inapropiado. Para fastidio de Lorimer, Dave desalienta toda especulacin sobre lo que les espera en esta Tierra futura. Restringe las transmisiones al problema inmediato. Cuando Lorimer trata de persuadirlo de que al menos mencione su intriga por la falta de alteraciones idiomticas, Dave simplemente responde: Ms tarde. Lorimer echa humo. Inconcebible. Estar tres siglos en el futuro y no poder aprender nada. Vislumbran unos pocos hechos a partir de la charla de las mujeres. Hubo diez misiones Pjaro del Sol despus de sta, nueve exitosas y una desaparecida. Y el Gloria y la nave hermana realizan un vuelo largamente planeado hacia los dos planetas interiores. Siempre vamos en pareja dice Judy. Pero esos planetas no sirven para nada. Aun as, vala la pena verlos. Por todos los santos, Dave. Pregntales cuntos planetas han visitado suplica Lorimer. Ms tarde. Pero durante la quinta comida, Central Luna de pronto les ofrece algo. En Tierra estn preparando una historia para ustedes, Pjaro del Sol dice la voz de Margo . Sabemos que no quieren gastar energa con preguntas, as es que hemos pensado enviarles por nuestra cuenta los aspectos principales re. Es ms difcil de lo que creamos, aqu nadie se especializa en historia. Lorimer cabecea. El mismo se ha estado preguntando qu le podra decir a un hombre de 1690 que quisiera saber qu le pas a Cromwell era la poca de Cromwell?y que nunca hubiera odo hablar de la electricidad, los tomos o los Estados Unidos. Veamos, probablemente lo ms importante es que no hay tanta gente como en la poca de ustedes. Somos apenas ms de dos millones. Hubo una epidemia mundial poco despus que ustedes partieron. No mataba a la gente pero reduca la poblacin. Es decir, que no nacan nios en casi todo el mundo. Esterilidad. El pas llamado Australia fue el menos afectado Bud levanta un dedo. Y el norte de Canad no lo pas tan mal. De modo que los sobrevivientes se reunieron en el sur de los estados norteamericanos, donde podan cultivar alimentos y contaban con las mejores comunicaciones y fbricas. Nadie vive en el resto del mundo, pero a veces viajamos por ah. Ah, tenemos cinco
actividades principales. Industria era la palabra? Alimentacin, o sea granjas y pesca. Comunicaciones y transporte, y espacio. Eso es todo... Y las fbricas necesarias. Creo que vivimos mucho ms simplemente que ustedes. Vemos las cosas de ustedes por todas partes, con mucha gratitud. Oh, les interesar saber que usamos dirigibles como en aquella poca, tenemos seis grandes. Y nuestra quinta ocupacin: los bebs. Les ayuda en algo? Estoy usando un manual infantil que tenemos aqu. Los hombres han escuchado este discurso paralizados. Lorimer deja enfriar en la mano una bolsa de alimentos. Bud se pone a mascar de nuevo y se atraganto. Dos millones de personas y vuelo espacial? tose. Es increble. Dave mira el altavoz, reflexivo. Hay muchas cosas que no nos dicen. Tengo que preguntarles dice Bud. De acuerdo? Dave asiente. Con prudencia. Gracias por la leccin, Luna dice Bud. La apreciamos de veras. Pero nos cuesta imaginar cmo se mantiene un programa espacial con slo un par de millones de personas. Podran informarnos un poco ms sobre eso? Durante la pausa Lorimer trata de evaluar las cifras tambaleantes. De ocho billones a dos millones... Europa, Asia, frica, Sudamrica, la misma Norteamrica, borradas. No haba ms bebs. Esterilidad mundial. Por qu? La peste negra, las hombrunas del Asia... En esos casos la poblacin era diezmada, pero esto es muchsimo peor. No, todo es lo mismo: incomprensible. Un mundo vaco, sembrado de ruinas. Pjaro del Sol? dice Margo. S, deb haber pensado que ustedes querran saber lo del espacio. Bien, slo tenemos los cuatro cruceros espaciales y un edificio. Ustedes ya conocen dos. Luego estn Indira y Pech, que ahora van rumbo a Marte. Quiz la cpula de Marte estaba desde esa poca. Ustedes tenan al menos las estacionessatlite, verdad? Y la vieja cpula lunar, desde luego... Ahora recuerdo, fue durante la epidemia. Trataron de fundar colonias para criar nios, pero la epidemia lleg tambin all. Se luch duro. Les debemos mucho a ustedes, de veras. A los hombres, quiero decir. La historia lo registra todo, cmo elaboraron un programa mnimo y viable, y entrenaron a todos y los salvaron de los chiflados. Fue una verdadera proeza. Oh, aqu est consignado el nombre de uno de ustedes, Lorimer. Nos complace contribuir a que todo siga en marcha, y creciendo, amamos los viajes. El hombre es un vagabundo, es uno de nuestros lemas. Os lo que yo oigo? pregunta Bud con cmicos parpadeos. Dave sigue mirando fijo el altavoz. Ni una palabra sobre el gobierno dice lentamente. Ni una palabra sobre las condiciones econmicas. Estamos hablando con un hato de mequetrefes. Les pregunto? Espera un minuto... S, pregunta cmo se llaman el jefe de estado y el director del programa espacial. Eh... No, es todo. Presidente? repite Margo cuando Bud le interroga. Como reinas y reyes, quieren decir? Un momento, aqu est Myda. Ella habl con la Tierra acerca de ustedes. La mujer madura que ocasionalmente oyen dice: Pjaro del Sol? Da, entendemos que ustedes tenan una actividad muy compleja, los gobiernos. Con tan poca gente nosotros no poseemos ese tipo de estructura
formal. La gente de las diferentes actividades mantiene reuniones peridicas y nuestras comunicaciones son buenas, todo el mundo se mantiene informado. La gente de cada actividad se encarga de realizarla mientras est en ese puesto. Son rotativos, entienden? Casi siempre perodos de cinco aos. Por ejemplo, Margo estuvo en los dirigibles y yo estuve en varias fbricas y granjas, y por supuesto en educacin, como todo el mundo. Creo que en eso somos muy diferentes de ustedes. Y desde luego todo el mundo trabaja. Y las coses son bsicamente mucho ms estables, me parece. Los cambios son lentos. Es satisfactoria la respuesta? Desde luego pueden consultar con Registro, all estn al tanto de todo. Pero no podemos... bueno, conducirlos a nuestro lder, si a eso se refieren re, un sonido alegre y genuino . Debo aclarar que esa es una de nuestras viejas bromas y prosigue seriamente. Es una suerte que hayamos podido entendemos tan bien. Hacemos un gran esfuerzo para impedir que la lengua se altere. Sera trgico perder contacto con el pasado. Dave toma el micrfono. Gracias, Luna. Nos han dado algo en qu pensar. Pjaro de Sol, fuera. Qu habr de cierto en todo eso, Doc? Bud se frota la cabeza rizada. Nos estn vendiendo una historia de ciencia-ficcin. La verdadera historia la sabremos despus dice Dave. Primero tenemos que llegar all. Ese punto es bastante dudoso. Al final de la sesin es ms dudoso an. Ninguna trayectoria de Venus es favorable. Lorimer vuelve a computar todos los datos. Los mismos resultados. Creo que no hay ninguna solucin, Dave dice al fin. Los parmetros son demasiado adversos. No hay nada ms que hacer. Dave se masajea los nudillos, pensativo. Luego cabecea. De acuerdo. Seguiremos la secuencia ptima rumbo a la Tierra. Diles que saluden si nos ven pasar dice Bud. Guardan silencio. Contemplan la perspectiva de una muerte segura de aqu a dieciocho meses. Lorimer duda si podr hacer otra pregunta, la peor. Est seguro de la respuesta de Dave. Qu decidir l mismo? Tendr agallas? Hola, Pjaro del Sol irrumpe la voz de Gloria. Escuchen, hemos hecho clculos. Pensamos que si usan todo el combustible disponible podran acercarse a nuestra rbita lo suficiente para que nos desviemos y los recojamos. As se aprovecharan de la gravedad solar. Tenemos bastante maniobrabilidad pero menos aceleracin que ustedes. Tienen trajes y especies de propulsores, verdad? Es decir, podran volar unos pocos kas? Los tres hombres se miran. Lorimer supone que l no era el nico en especular sobre eso. Buena idea, Gloria dice Dave. Veamos qu dice Luna. Por qu? pregunta Judy. Es cosa nuestra, no arriesgaramos la nave. Slo perderamos otro vistazo a Venus, qu importa... Tenemos agua y comida suficiente y si el aire se enrarece un poco, sabremos soportarlo. Eh, las chicas tienen razn dice Bud. Esperan. Tambin lo hemos considerado, Judy dice la voz de Luna. No estamos seguras de que entiendas el riesgo. Eh, Pjaro del Sol, perdnenme. Judy, si logras
rescatarlos tendrs que pasar casi un ao en la nave con tres varones de una cultura muy diferente. Myda dice que tendras que acordarte de la historia y es un riesgo, pese a lo que opine Connie. Pjaro del Sol, lamento ser tan ruda. Cambio. Bud sonre de oreja a oreja, los dems tambin. Caverncolas bromea. Todas las nias vuelven preadas. Margo, son seres humanos protesta Judy. No es slo opinin de Connie, todas estamos de acuerdo. Andy y Lady Blue dicen que sera muy interesante. Es decir, si funciona. No podemos dejarlos ir sin intentarlo. Nosotros pensamos lo mismo, desde luego responde Luna. Pero hay otro problema. Podran acarrear enfermedades. Pjaro del Sol, s que habis estado aislados catorce meses, pero Murti dice que la gente de esa poca era inmune a organismos que hoy no existen. Tal vez algunos de los nuestros podran daarlos, tambin. Todos podran contraer una enfermedad mortal y la nave se perdera. Lo hemos pensado, Margo dice Judy con impaciencia. Mira, si se establece contacto con ellos, alguien tiene que hacer la prueba, verdad? Nosotras somos ideales. Cuando lleguemos a casa lo sabris. Y cmo podramos enfermarnos tan rpido como para no alcanzar a poner al Gloria en una rbita estable donde nos recogerais ms tarde? Esperan. Eh, y qu de esa epidemia? Bud se palmea la cabeza exageradamente. No s si me interesa la carrera de marica liberado. Cllate la boca dice Dave. Chiflados dice otra voz de LunaPjaro del Sol, habla Murti, la encargada de sanidad. Creo que lo ms temible es el complejo gripe-meningitis, que tiene mutaciones rpidas. El doctor Lorimer tiene alguna sugerencia? Afirmativo, lo pondr en contacto dice Dave. Pero en cuanto a su primera observacin, seora, quiero informarle que en el momento del lanzamiento la incidencia de violaciones en las fuerzas espaciales de Estados Unidos era cero punto cero. Garantizo la conducta de mi dotacin siempre que vosotros podis controlar la vuestra. Aqu est el doctor Lorimer. Pero Lorimer, desde luego, no puede decirles nada til. Comentan las vacunas contra la polio que ellos han recibido, que afortunadamente usaban virus muertos, y varias enfermedades infantiles que, al parecer, todava tienen vigencia. El no menciona la epidemia. Luna, lo intentaremos declara Judy. Jams nos lo perdonaramos. Ahora determinemos el curso antes que se alejen ms. De all en ms no hay descanso en el Pjaro del Sol con la organizacin, la computacin y los clculos sobre los datos de posibles intersecciones de trayectorias. Confirman que la aceleracin del Gloria, en efecto, es baja, aunque la nave es muy maniobrable. El Pjaro del Sol tendr que hacer casi todo el trayecto hasta la cita por su cuenta, siempre que puedan contrarrestar el impulso hacia afuera. La tensin se rompe una vez durante la larga sesin, cuando Luna llama a Gloria para advertir a Connie que se asegure de que la dotacin femenina vista ropas apropiadas en todo momento si los hombres suben a bordo. Nada de trajes ceidos, Connie, son demasiado provocativos es la mujer madura, Myda. Bud re. Las ropas de dormir, quizs. Y cuando los hombres se quiten
los trajes, slo Andy debera ayudarlos. Las dems que se alejen. Lo mismo para todas las funciones corporales y el descanso. Esto es muy importante, Connie; debers tenerlo presente en todo el viaje de regreso. Hay muchos tabes complejos. Te mandar una cinta de instrucciones por el blper. Funciona vuestro receptor? Da, lo usamos para el informe de Francia sobre los agujeros negros. Bueno. Dile a Judy que est alerta. Ahora escucha, Connie. Escucha atentamente. Dile a Andy que tiene que leerlo todo. Repito, l tiene que leer cada palabra. Comprendido? Aj, al pelo responde Connie. Entiendo, Myda. Lo har. Creo que nos vamos a perder la diversin, amigos se lamenta Bud. Mam Myda nos ha dejado sin postre. Hasta Dave re. Pero ms tarde, cuando el chiflido modulado que es un texto entero gorgotea por el altavoz, frunce de nuevo el ceo. Ah va el mensaje. Se consignan los ltimos factores. El programa revisado gira y Luna les confirma. Tenemos una posibilidad, Dave informa Lorimer. No es muy amplia pero al menos hay dos opciones viables. Siempre que los propulsores principales estn intactos. Saldremos de la nave para cerciorarnos. Esa tarea es agotadora. Descubren una distorsin en la caja deflectora de los motores laterales y pasan cuatro horas sudando para rectificarla. Es apenas la tercera vez que Lorimer sale al espacio abierto, pero se cansa demasiado pronto para alcanzar a fascinarse. Ya no podemos hacer ms jadea al fin Dave. Tendremos que compensar psquicamente. T puedes hacerlo, Dave dice Bud. Eh, tengo que cambiar las radios de los trajes, recurdenmelo. Psquicamente... Lorimer emerge a su identidad real, apresada en la enorme y bulliciosa cabina del Gloria, frente al rostro vivo de Connie. Horas ha de haber pasado as... Cunto har que suea? Unos dos minutos sonre Connie. Estaba pensando en la primera vez que te v. Oh, s. Nunca lo olvidaremos... Nunca. El tampoco... De nuevo se despea en sus recuerdos. Las horas interminables despus del primer desvo, que impuls al Pjaro tan bruscamente que todos tuvieron que tomar unas pldoras para las nuseas. Y la voz entrecortada de Judy, que segua la operacin: Oh, muy bien... Cuatrocientos mil, magnfico, Pjaro del Sol. Casi tres, sin duda llegarn a cien... Dave el magnfico ha triunfado. La sonda de Lorimer es intil durante el desvo. Tienen que esperar a estabilizarse para la aceleracin final, antes de poder ver la extraa seal que florece y se borra en la pantalla. Confan en estar convergiendo hacia un punto de interseccin terico... All vamos. La detonacin final transforma el desvo en un sacudn brutal mientras las estrellas giran tras el vidrio. Las pldoras no sirven de nada y el combustible que alimenta los propulsores de posicin se atasca. Todos estn vomitando antes de poder bombear a
mano el resto del carburante y frenar el impulso. Es todo, Gloria. Venid a buscarnos. Enciende las luces, Bud. A preparar los trajes. Combaten la nusea mientras se someten a la laboriosa rutina en la cabina maloliente. De pronto la voz de Judy canturrea: Lo vemos, Pjaro del Sol! Vemos la luz! Nos ve a nosotros? No hay tiempo dice Dave. Pero es Bud, quien a medio vestir, seala entusiasmado la ventana: Eh, muchachos. Ah... Lorimer observa, cree distinguir una chispa tenue entre las estrellas arremolinadas antes de inclinarse a vomitar. Padre, te damos gracias murmura Dave. Bueno, de prisa, Doc. El equipo. El esfuerzo de salir con las unidades de propulsin y un par de redes de carga de la nave que rueda en el espacio anula todo lo dems. Lorimer slo tiene tiempo de mirar cuando ya flotan enlazados y estabilizados junto al propulsor manual de Dave. El sol les encandila a la izquierda. Pocos metros ms abajo el Pjaro del Sol rueda vaco, absurdamente pequeo. Adelante, infinitamente lejos, avanza un punto demasiado desdibujado y amarillo para ser una estrella: el Gloria, en su tangente de aproximacin. Puede acercarse, Pjaro del Sol? les dice Judy en los cascos. No queremos frenar ms por las llamas del escape... Estamos avanzando recto, a cincuenta kas por hora, estimativo. Comprendido. Dame tu propulsor, Doc. Adis, Pjaro dice Bud. A toda marcha, Dave. Lorimer encuentra puerilmente cmodo esto de ser remolcado por el abismo sujeto a dos expertos. Tiene plena confianza en Dave, jams considera la posibilidad de que yerren el rumbo y se pierdan en el espacio. Lo desprecia Dave? Quin sabe. Ese silencio obstinado ser en parte desprecio por quienes slo pueden manipular smbolos y no tienen dominio sobre la materia...? Se concentra en dominar el estmago. Es un viaje largo y oscuro. El Pjaro se reduce a una luz titilante que acelera poco a poco en una espiral que finalmente lo hundir en el Sol con tantos datos valiosos que hace trescientos aos son obsoletos. Tambin con el paquete de fotos y cartas que Lorimer se pusiera dos veces en el traje, y otras tantas se sacara. De vez en cuando entrev el Gloria, un borrn que se agiganta hasta ser una maraa incomprensible de medialunas luminosas. Caray, es grande dice Bud. Con razn no pueden acelerar, es cosa de una base volante. Se hara trizas. Es un crucero espacial. Tienes las redes bien sujetas, Doc? La voz de Judy irrumpe de golpe en los cascos: Les veo las luces! Pueden verme? Les queda combustible para frenar? Afirmativo a ambas, Gloria dice Dave. En ese momento Lorimer se vuelve lentamente hacia adelante y ve ver para siempre la extraa nave contra el campo estelar, y en el flanco oscuro las luces diminutas que son mujeres en las estrellas, esperndoles. Tres..., no. Cuatro. Hay una luz ms lejos, que se mueve. Si eso es una cuerda debe tener ms de un kilmetro de longitud. Hola, soy Judy Dkar! la voz est cerca. Oh, madre! Sois enormes!
Estis bien? El aire? Ningn problema. En realidad hieden y estn empapados. Demasiada adrenalina. Dave enciende de nuevo los propulsores y de pronto ella se dilata y les sale al encuentro, una araa plateada que cuelga del hilo. El traje parece elegante y flexible; brilla como un espejo, y el equipo es muy pequeo, maravillas del futuro, piensa Lorimer. Prrafo uno. Lo habis logrado! Sujetaos de la cuerda. Frenad! Habra que decir algunas palabras histricas murmura Bud. Si nos deja. Hola Judy dice Dave, sereno. Gracias por venir. Contacto! alla Judy. Adelante, Andy! Frenad, frenad... All atrs est el escape! Y los aferran con fuerza, los desvan en arco hacia la nave. Dave agota el resto del combustible. La cuerda se distiende. Sin tironearla grita Judy . Oh, lo siento. Cuidado, est floja ella est aferrada a ellos como un gibn, Lorimer puede verle los ojos, la boca excitada. Increble. Ensame, preciosa dice la voz de bartono de Andy. Lorimer se vuelve y lo ve a lo lejos, en el extremo de una pesada amarra, arrastrndoles suavemente. Bud ofrece su ayuda, pero la rechazan. Dejaos llevar, por favor dice una voz de matrona. Es obvio que Andy no hace esto por primera vez. Son recogidos lentamente, como peces del espacio. Lorimer descubre que ya no alcanza a distinguir el brillo del Pjaro del Sol. Cuando l gira sobre s mismo, Gloria se ha transformado en un desordenado racimo de bulbos y varillas alrededor de un gran cilindro central. Puede ver cpsulas y equipos miscelneas acumulados encima de la nave. No como en la ciencia-ficcin. Andy enrolla la cuerda en un ovillo flotante. Otra figura revolotea a su lado. Ambos son muy bajos, observa Lorimer cuando se aproximan. Aferrad el cable les dice Andy. Por un momento deben esforzarse para combatir la inercia. Bienvenidos al Gloria, mayor Davis, capitn Geirr, doctor Lorimer. Soy Lady Blue Parks. Pienso que querris subir cuanto antes. Si tenis fuerzas para trepar, adelante. Entraremos todo esto despus. Gracias dice Dave. Suben manoseando los eslabones de la amarra principal, spera y firme al tacto. Judy se acerca para echarles una ojeada, sonriendo de oreja a oreja y arrastrando la cuerda. Una figura ms alta espera junto a la cmara de presin abierta. Hola, soy Connie. Creo que podemos recibir dos por vez. Quiere entrar, mayor Davis? Es como una emergencia en un avin, piensa Lorimer mientras Dave la sigue adentro. Esto de recibir instrucciones de muchachas menudas y extraordinariamente corteses... Azafatas espaciales lo codea Bud . Qu te parece?tiene la cara hinchada de sudor. Lorimer le dice que entre l a continuacin, pues su propio traje lleva menos peso. Bud entra con Andy. La mujer llamada Lady Blue espera junto a Lorimer mientras Judy trajina en el casco para asegurar las redes de carga. Parece que no calza suelas magnticas. Tal vez ya no se usan metales ferrosos en el espacio. Cuando Judy empieza a
tirar de la cuerda principal con un sencillo cabrestante manual, Lady Blue echa un vistazo crtico al artefacto. Yo los fabricaba le dice a Lorimer; por lo que l puede ver, las facciones son apretadas, los ojos oscuros y lustrosos. Algn ascendiente negro, parece. Tengo que ir a limpiar la antena de popa dice Judy. Ms tarde dice Lady Blue; ambas le sonren a Lorimer. Luego la escotilla se abre y entran l y Lady Blue. Cuando las trancas se asientan estalla un creciente chillido de aire y el traje de Lorimer se desploma. Puedo ayudarte? ella se ha abierto el visor, la voz es matizada y vivaz. Lorimer aferra las agarraderas con avidez, con los guantes torpes, y se deja quitar el casco. La primera bocanada le sorprende, le cuesta un poco identificar el gas como aire fresco. Luego se abre la escotilla interna, que irradia una luz verdosa. Ellas lo hace pasar y salen por un tnel corto. Ms adelante se oyen voces, a la vuelta de un recodo. Logra aferrarse de algo y se detiene, el corazn le tiembla en el pecho. Cuando doble ese recodo el mundo que conoce estar muerto. Desaparecido, cerrado, borrado para siempre con el Pjaro del Sol. Estar irrevocablemente en el futuro. Un hombre del pasado, un viajero del tiempo. En el futuro... Dobla el recodo. El futuro es un cilindro vasto y brillante, con toda la superficie interna festoneada con objetos que no identifica; frondas de verde. Frente a l flota un extrao cuadro: Bud y Dave, sin los cascos, enormes en sus abultados equipos espaciales blancos. A pocos metros cuelgan dos siluetas con las cabezas descubiertas y trajes brillosos, y dos muchachas morenas con pijamas rosados y ondeantes. Todos observan fijo a los dos hombres, los ojos y las bocas abiertas en idnticas expresiones de complacido asombro. La cara que sin duda es de Andy sonre boquiabierta como un chico en el zoolgico. Es un chico sorprendentemente joven, pese a la voz profunda, distingue Lorimer. Rubio, enjuto, musculoso y compacto. Lorimer comprueba que apenas puede tolerar la presencia de la mujer de rosa, no sabe si decir que es increblemente hermosa o fea. La mujer ms alta tiene una cara lustrosa y vulgar. Arriba estalla un sonido extraordinario que finalmente reconoce como un cacareo. Lady Blue pasa a su lado. Bueno, Andy, Connie; basta de mirar y ayudadles, quitadles los trajes. Judy, Luna debe estar tan ansiosa de or esto como nosotras. El cuadro despierta a la vida. Despus Lorimer recuerda principalmente los ojos, ojos curiosos y brillantes que le recorren las botas, ojos sonrientes que le examinan la mochila, y siempre esa risa ligera y fcil. Dejan solo a Andy para que les ayude a desnudarse, entre parpadeos ante una indumentaria que a Lorimer todava le resulta incmoda. Andy parece muy suelto de cuerpo en el traje a medio abrir. Lorimer forcejea con los cierres y piensa un muchacho! Un muchacho y cuatro mujeres en rbita solar, conduciendo estos enormes cascajos hacia Marte. Tendr que sentirse humillado? Slo se siente agradecido cuando acepta una bata corta y un bulbo de t que alguien Connie?le ofrece. Judy entra con las redes. Los hombres siguen a Andy por otro pasadizo, Bud y Dave aferrando las batas cortas. Andy se detiene frente a la escotilla. Este invernculo, es vuestro, ser vuestro toilet. Tres es mucho, pero tendris mucho sol.
El interior es una jungla brillante y exuberante, con agua que gotea y hojas que susurran. Se oye un aleteo: una langosta. Haced girar esa manivela Andy seala un asiento sobre una enorme tubera . El pistn aplasta la grava y los desechos para transformarlos en un compuesto que cae en la corteza del suelo. Esa algarroba consume muchsimo hidrgeno y facilita la oxidacin. Bombeamos Anhdrido carbnico y extraemos el oxgeno. Un verdadero Woolagong. Lorimer hace una observacin crtica mientras Bud prueba el mecanismo. Qu es un Woolagong? pregunta Lorimer, perplejo. Oh, una de nuestras inventoras. Algunos de sus productos son extraos. Cuando tenemos algn aparato que funciona lo llamamos un Woolagong sonre. Los pollos comen las semillas, y las langostas y las iguanas, veis?, comen las hojas. Cuando un invernculo pasa al lado oscuro iniciamos la cosecha. Con tanta luz creo que podramos mantener una cabra, no os parece? En vuestra nave no llevabais ningn animal o planta, verdad? No dice Lorimer. Ni siquiera una iguana. Nos haban prometido un pony Shetland para Navidad dice Bud haciendo crujir la grava. Andy, desconcertado, comparte las risas. Lorimer est aturdido. No es slo fatiga. Ese ao en el Pjaro de Sol ha atrofiado su capacidad para aceptar las novedades. Atontado, usa el Woolagong y salen dirigidos a la gran sala de control del Gloria, donde Dave pronuncia un breve y pulcro discurso para Central Luna, que le enva una grcil respuesta. Ahora debemos concluir la alteracin del curso dice Lady Blue. La impresin de Lorimer era acertada, es una mujer menuda de tez clara en su madurez, con algn ascendiente negro. Connie tambin tiene un aire extico. Las dems tienen rasgos europeos. Os traer algo de comer sonre Connie con calidez . Tal vez queris descansar. Os hemos reservado esos cubculos la pronunciacin es abierta, como todas las dems. Cuando abandonan la sala de control Lorimer percibe la expresin reservada de Dave y sabe que debe estar sufriendo la realidad de ser pasajero de una nave desconocida. No est al mando, no decide el curso, no recibe las comunicaciones. Es la ltima observacin coherente de Lorimer eso y el gusto de la comida, extraa y sabrosa. Y luego los conducen a proa a travs de lo que ahora conoce como el gimnasio, al hueco del tambor-dormitorio. Hay seis compuertas irisadas que parecen puertas gateras. Empuja la que tiene asignada y se encuentra frente a un colchn amplio. Hay anaqueles y un escritorio empotrados en la pared. Para tus excreciones el brazo de Connie asoma por la compuerta y seala unas bolsas. Si tienes problemas, asoma la cabeza y llama. Ah est el agua. Lorimer simplemente flota hacia el colchn, demasiado exhausto para responder. Su trayecto termina en un pesado aterrizaje y un nuevo motivo de asombro: el tambor empieza a girar suave y calladamente. Se hunde agradecido en el acolchado, ms pesado a cada minuto que transcurre. Un dcimo de gravedad, tal vez ms, piensa. Todava sigue acelerando. Y cae en el sueo ms profundo que ha conocido en ese ao prolongado y fatigoso. Slo al da siguiente entiende que Connie y otras dos han estado corriendo en la
cmara de gimnasia, la han hecho girar hora tras hora sin pausa ni esfuerzo mientras charlaban. Cmo parlotean, piensa otra vez cuando emerge al presente. Burbujas irritantes le afloran en la memoria, las voces de Ginny, Jenny y Penny en el telfono de la cocina, y antes la voz de su madre y su hermana Amy. Interminable. De qu hablan y hablan y hablan? Caramba, de todo dice la voz real de Connie a su lado. Es natural compartir. Natural... como hormigas, piensa. Se frotan las antenas cada vez que se encuentran. Adnde fuiste? Qu has hecho? Se frotan y frotan. Cmo te sientes? Oh, siento esto, siento lo otro, bla bla fro fro fro. La coordinacin total de la colmena. Las mujeres no tienen dignidad. Lo dicen todo, ignoran toda estrategia verbal, el peligro oscuro de nombrar. No pueden contenerse. Hormigas, abejas re Connie, y muestra as el diente roto. Nos ves realmente como esos insectos, verdad? Es porque son hembras? Habl en voz alta? Perdn pestaea para ahuyentar las ensoaciones. Oh, no te disculpes. Es tan triste or hablar as de tu hermana y tu madre y tus hijos y tu..., tu esposa. Han de haber sido personas maravillosas. Pensamos que sois muy valientes. Pero slo pens en Ginny y en todas ellas un instante. Estuvo desvariando? Qu le est haciendo esa droga? Qu nos estis haciendo? pregunta, alarmado de veras, casi enfadado. No te preocupes, en serio ella le toca la mano, clida y tmidamente . Todas lo usamos cuando necesitamos sondear algo. Generalmente es agradable. Es un compuesto de levonoramina; quita las inhibiciones, no te aturde como el alcohol. Pronto estaremos en casa, vers. Tenemos la responsabilidad de comprender, y sois muy parcos lo mira lnguidamente. No te sientes mal, verdad? Tenemos el antdoto. No... No somos parcos dice, o trata de decir; la alarma se le ha escurrido en alguna parte, la explicacin de ella parece bastante razonable . Hablamos... cuando tantea buscando una palabra que exprese la prudencia, la contencin adulta. Objetividad, tal vez? Hablamos cuando tenemos algo que decir recuerda al azar a un animador llamado Forrest, famoso por sus chistes verdes. De lo contrario todo se derrumbara le dice. Volaras derecho fuera del sistema no es eso lo que quise decir. Psalo por alto. Las voces de Dave y Bud vibran repentinamente en extremos opuestos de la cabina, y le reavivan ese presentimiento ominoso. No nos conocen, piensa. Tendran que cuidarse, detener esto. Pero siente demasiada serenidad, quiere pensar en su propia y nueva comprensin, el diseo que se le revela por fin. Me siento lcido atina a decir. Quiero pensar. Ella parece complacida. Lo llamamos efecto de ataraxia. Es hermoso cuando lo alcanzas. Ataraxia, calma filosfica. S. Pero hay monstruos en el abismo, piensa l, o dice. El lado nocturno. El lado nocturno de Orren Lorimer, una identidad fogosamente oscura y compleja que espera, encadenada. Son tan vulnerables... No saben que podemos tomarlas. Brotan imgenes: una Judy con los brazos abiertos en los peldaos del gimnasio, sin el pijama rosa, abierta a l. Una secuencia relmpago de ellos tres aduendose de la nave,
las mujeres maniatadas, impotentes, chillando, vctimas de violaciones y abusos. El equipo... Consigue la estacin satlite, toma una cpsula y vuelve a la Tierra. Rehenes. Hazles cualquier cosa, no tienen defensa... Bud ha dicho eso realmente? Pero Bud no sabe, recuerda Lorimer. Dave sabe que estn ocultando algo, pero piensa que es socialismo o pecado. Cuando se enteren... Cmo lo ha descubierto l? Slo escuchando, en verdad, todos estos meses. Escucha las charlas mucho ms que los dems. Confraternizar, lo llama Dave... Al principio todos escuchaban, por supuesto. Escuchaban y miraban y reaccionaban irremediablemente ante los cuerpos femeninos, las redondeces tiernas bajo las ropas delgadas e incitantes, las bocas y ojos magnticos, el olor, el tacto elctrico. Observando cmo se tocan entre ellas, cmo tocaban a Andy, riendo y desapareciendo calladamente en cuchetas compartidas. Qu ocurre? Yo no puedo? Mi necesidad, mi necesidad... El poder de ellas, el rencor tenaz... Bud murmuraba y grua significativamente pese a las advertencias de Dave. Y sigui fastidiando a Andy hasta que Dave prohibi todo tipo de preguntas. Pero el mismo Dave estaba notoriamente tenso y lea muchsimo su Biblia. Lorimer descubri que su cuerpo las husmeaba como un sabueso hambriento, ansiando que los cubculos fueran como parecan ser: sin trabas. Comprendieron que las instrucciones de Myda debieron ser muy estrictas. La atmsfera ha sido implacablemente asptica, la discrecin impenetrable. Andy ignor cortsmente todos los sondeos. Ninguna palabra o acto les ha revelado qu ocurre, si es que ocurre algo, en efecto. Lorimer no pudo evitar acordarse del fin de semana que pas en el campamento de scouts de Jenny. Un largo entrenamiento los rescat al fin, y se resignaron a completar la misin a bordo de un sper Pjaro del Sol, extraamente atendidos por un pelotn de varias girl-scouts y un boy-scout. En otros sentidos la recepcin no pudo ser ms amable. Les han dado el curso de la nave y un cuarto de recreacin en un depsito limpio. Visitan la sala de control a su antojo. Lady Blue y Andy les proporcionan datos y manuales, y les muestran cada circuito y artefacto del Gloria, dentro y fuera. Central Luna ha despachado una serie de textos cientficos y los datos sobre sus satlites y las naves ms pequeas que circulan regularmente entre las colonias de Marte y la Luna. Dave y Bud se han zambullido en una orga de tecnicismos. El Gloria, como sospechaban, es impulsado por una planta de fisin que consume una serie de minerales lunares. La propulsin inica es apenas ms avanzada que en los modelos experimentales de su propia poca. Hasta el momento, parece que las maravillas del futuro consisten principalmente en modificaciones ingeniosas. Es primitivo. le dice Bud . Lo que han hecho es sacrificar elementos para que sea simple y fcil de mantener. Crelo, pueden impulsar el combustible a mano. Y los repuestos, hermano! Tienen redundancia redundante. Pero el inters tcnico de Lorimer se disipa pronto. Lo que realmente quiere es estar un tiempo a solas. Hace un vago intento de investigar las novedades de su especialidad, aparentemente escasas, y descubre que no puede concentrarse. Qu demonios, se dice. Hace trescientos aos que dej de ser un fsico. Es un alivio estar fuera de la celda del Pjaro del Sol. Ha recobrado el hbito de flotar solitario por los pasadizos de la nave, y de emplear el excelente telescopio de 400 milmetros, y de fijarse en la extraa vida de la tripulacin.
Cuando descubre que a Lady Blue le gusta el ajedrez, se aviene a una rutina de dos partidas por semana. La personalidad de ella le intriga. Es reservada y tiene una aureola de autoridad. Pero corrige inmediatamente a Bud cuando l la llama capitana. Aqu nadie manda sobre vuestros sentidos. Soy slo la mayor y Bud retorna el seora. Ella juega de manera slida, atenta a las posiciones, algo ms errtica que un hombre pero con trampas elegantes de vez en cuando. Lorimer descubre con asombro que existe una sola apertura nueva, un interesante gambito de dama llamado Dagmar. En tres siglos una sola apertura nueva? Lo menciona a los otros cuando vuelven a ayudar a Andy y Judy Paris a cargar un conversar. No han progresado mucho en ningn sentido dice Dave. Casi todos los aparatos nuevos datan de la epidemia, Andy... No lo tomes a mal. Pareciera que el programa se ha estancado. Hace ochenta aos que planean este proyecto Titn. Llegaremos sonre Andy. Vamos, Dave dice Bud. Judy y yo os comprometemos para la prxima cena con pollo. Todava estamos a tiempo de formar un equipo de bridge aqu. Diantres, si puedo oler ese pollo! Los que pierden comen la iguana. La comida es tan buena... Lorimer se sorprende de vagabundear por la cocina y ayudar a quienquiera que est cocinando. Prueba las varias semillas y races mientras las oye hablar. Hasta le gusta la iguana. Empieza a engordar, como todos. Dave ordena turnos dobles de ejercicios. Quieres llevarnos corriendo a casa, Dave? refunfua Bud. Pero Lorimer disfruta cuando pedalea o corre a lo largo de los peldaos mientras las mujeres charlan y escuchan cintas grabadas. Msica familiar: identifica una extraa gama de Haendel, Brahms y Sibelius a Strauss y baladas e intrincadas formas ligeras de jazz-rock. Sin letras. Pero abundantes textos informativos indudablemente seleccionados para l. En la historia sinttica que le haban prometido descubre ms acerca de la epidemia. Parece haber sido un cuasivirus voltil escapado de laboratorios militares francorabes, posiblemente potenciado por la contaminacin ambiental. Al parecer slo da las clulas reproductivas les dice a Dave y Bud. La mortandad efectiva fue mnima, pero la esterilidad, casi universal. Se cree que produjo una sustitucin molecular en el cdigo gentico de los gametos, parece que los hombres fueron los ms afectados. Mencionan una mengua posterior de nacimientos de varones, lo cual sugiere que el afectado fue el cromosoma Y, eso sera selectivamente letal para los fetos masculinos. Sigue siendo peligroso, Doc? pregunta Dave. Qu nos pasar al llegar a casa? Lo ignoran. La tasa de nacimientos es normal ahora, alrededor de un dos por ciento, y en incremento. Pero la poblacin actual puede ser resistente. Nunca lograron una vacuna. Hay una sola manera de confirmarlo dice gravemente Bud. Me ofrezco como voluntario. Dave le dirige una mirada reprobatorio. Es increble cmo sigue al mando, piensa Lorimer. Nada de sumisin, por todos los santos. Un equipo. La historia tambin menciona los disturbios y combates que devastaron el mundo
cuando la humanidad descubri que estaba estril. Ciudades bombardeadas e incendiadas, matanzas, pnico, violaciones y secuestros de mujeres en masa, ejrcitos merodeadores de hombres biolgicamente desesperados, cultos sangrientos. Los chiflados. Pero todo est contado con tanta concisin, hace tanto tiempo... Listas de nombres respetables. Siempre debemos agradecer a los valientes que defendieron los laboratorios mdicos de Denver... Y luego el drama de reunir las reservas de helio para los dirigibles. En tres siglos todo es polvo, piensa. Qu se yo de la Guerra de los Treinta Aos, tres siglos anterior m? que devast Europa durante dos generaciones. Ni siquiera nombres. La descripcin de la estructura poltica y econmica es an ms sinttica. Parece que casi no tuvieran gobierno, como dijo Myda. Es una forma laxa de sistema de crdito social mantenida por consenso. Una especie de perodo permanente de fronteras le explica a Dave . Progresan sin prisa. Desde luego, no necesitan ejrcito ni aeronutica. Ni siquiera estoy seguro de que usen una moneda o reconozcan la propiedad privada de la tierra. Repar en una referencia favorable a las primeras comunas chinas aade al ver cmo Dave aprieta los labios. Pero no estn sujetos a una comunidad. Viajan. Cuando pregunt a Lady Blue sobre el sistema policial y legal me dijo que esperara hasta hablar con historiadores autnticos. El Registro parece ser slo eso, no un organismo policial. Aqu hay gato encerrado, Lorimer dice sobriamente Dave. S cauteloso. No nos revelarn la verdad. Habis notado que nunca hablan de sus maridos? re Bud. Pregunt a un par de ellas qu hacan sus maridos y juro que tuvieron que pensarlo. Y todas tienen hijos. Creedme, all todos se divierten en grande, aunque el buen Andy acte como si no supiera para qu la tiene. No quiero que nadie fisgonee en sus vidas personales y familiares mientras estemos en esta nave, Geirr. Nadie. Es una orden. Quiz no tienen familias. Habis odo hablar alguna vez de matrimonio? Cualquier chica no hara mas que pensar en eso. Acurdate de mis palabras, aqu ha habido ms de un cambio. Las costumbres sociales tienen que haber cambiado hasta cierto punto dice Lorimer. Ante todo, es obvio que son ms las mujeres que trabajan fuera del hogar. Pero tienen lazos familiares. Por ejemplo, Lady Blue tiene una hermana en una fbrica de aluminio y otra en sanidad. La madre de Andy est en Marte y la hermana trabaja en el Registro. Connie tiene un hermano o hermanos en la flota pesquera cerca de Biloxi, y su hermana vendr a reemplazarla aqu en el viaje siguiente, ahora se dedicar a los fermentos. Esa es la cima del tmpano. Dudo que el resto del tmpano sea muy siniestro, Dave. Pero en cierto punto esa laxitud empieza a molestar tambin a Lorimer. Faltan tantas cosas... Matrimonio, amoros, problemas con los nios, rias por celos, jerarquas, posesiones, estrecheces econmicas, enfermedades, hasta funerales. Todas las frusleras cotidianas que obsesionaban a Ginnie y sus amigas parecen suprimida de la charla de estas mujeres. Suprimidas... Ser posible que Dave tenga razn, que les estn ocultando deliberadamente un aspecto importante, significativo? Todava me sorprende que la lengua no haya cambiado ms le dice un da a Connie mientras trajinan en el gimnasio.
Oh, cuidamos mucho ese aspecto ella trepa para acercrsele, sin usar las manos Sera una prdida espantosa si no pudiramos entender los libros. A todos los nios se los educa con las mismas cintas originales, ves? Oh, hay palabras que se ponen de moda un tiempo, pero nuestras comunicadoras tienen que aprender los viejos textos de memoria. Eso nos mantiene unidas. Judy Pars grue desde el pedicilco. Vosotros, queridos nios nunca conoceris la opresin que hemos sufrido declama a modo de parodia. Judy habla demasiado dice Connie. Todas lo hacemos, es un hecho ambas ren. As que todava leis lo que se consideraba nuestros grandes libros, nuestras narraciones y poemas? pregunta Lorimer . A quin leis? H. G. Wells? Shakespeare? A Dickens, Balzac, Kipling, Brian?es un tanteo; Brian era un bestseller que le gustaba a Ginny. Cundo haba l ledo por ltima vez a Shakespeare o los otros? Oh, las novelas histricas dice Judy . Es interesante, supongo. Grises. No son muy realistas. Sin duda lo eran para vosotros aade generosamente. Y se ponen a discutir si las gallinas que estn incubando reciben demasiada luz, mientras Lorimer se pregunta cmo lo que l supone las verdades eternas de la naturaleza humana pudieron desaparecer de la realidad de un mundo. El amor, el conflicto, el herosmo, la tragedia... Todo eso es poco realista? Bueno, las dotaciones de vuelo nunca leen demasiado. Sin embargo, las mujeres leen ms... Algo ha cambiado, puede palparlo. Algo tan bsico como para afectar la naturaleza humana. Un desarrollo fsico, tal vez. Una mutacin? Qu ser lo que realmente hay bajo esas ropas flotantes? Son las Judys quienes le revelan una parte. Est haciendo ejercicios, a solas con las dos. Escucha cmo cuchichean sobre un personaje legendario llamado Dagmar. La Dagmar que invent la apertura de ajedrez? pregunta. S. Hace de todo, cuando es buena es magnfica. Es que era mala, a veces? Una de ellas re. El problema Dagmar, se podra decir. Tiene una tendencia a organizarlo todo. Est bien cuando funciona, pero a veces se le escapa de las manos, ella piensa que es reina o algo as. Despus hay que rectificar sus errores. Todo en presente... Pero Lady Blue le ha contado que el gambito Dagmar tiene ms de un siglo. Longevidad, piensa. Por Dios, eso es lo que ocultan. Digamos que han duplicado o triplicado la duracin de la vida, eso por cierto que alterara la psicologa humana, afectara la visin de todas las cosas. Madurez demorada, tal vez? Estbamos trabajando en el rejuvenecimiento por clulas endocrinas cuando me fui. Qu edad tienen estas muchachas, por ejemplo? Cuando va a formular una pregunta, Judy Dkar dice: Yo estaba en el Instituto cuando se descontrol. Pero es buena, despus la quise. Lorimer piensa que aluda a un sanatorio, luego comprende que se refiere a una maternidad comunal.
Es la misma Dagmar? pregunta. Debe de ser muy vieja... Oh, no. Su hermana. Una hermana con cien arios de diferencia? Quiero decir su hija. Su... su nieta y se pone a pedalear aceleradamente. Judys dice la gemela a sus espaldas. Otra hermana. Parece que todas tienen un nmero extraordinario de hermanas, reflexiona Lorimer. Oye que Judy Pars le dice a su melliza: Creo que recuerdo a Dagmar en el Instituto. Empez a hacer uniformes para todas. Variedad de colores y nmeros. Imposible, no habas nacido replica Judy Dkar. Se hace un silencio. Lorimer se vuelve para mirarlas. Dos rostros alegres y ruborizados le ojean cautelosos, cabecean del mismo modo para apartarse el pelo de la cara. Idnticas... Pero la Dkar, que est en el pediciclo, no es un poco ms madura, no tiene la cara ms curtida? Cre que rais gemelas. Ah, las Judys hablan demasiado dicen a coro, y sonren culposamente. No sois hermanas les dice l. Sois lo que llambamos clones. Otro silencio. Bueno, s dice Judy Dkar. Nosotras lo llamamos hermanas. Oh, madre! Se supona que no debamos decrtelo. Myda dijo que te afectara muchsimo. Era ilegal en tus tiempos, verdad? S. Considerbamos inmoral y antitico experimentar con la vida humana. Pero, personalmente, no me afecta. Oh, perfecto, magnfico dicen a coro . Creemos que t eres diferente exclama Judy Paris. Eres ms hu... Eres ms parecido a nosotras. Por favor, no se lo digas a los otros. Oh, no lo hars, verdad? Por favor... Es por accidente que hay dos de nosotras aqu dice Judy Dkar . Myda nos advirti. No puedes esperar un poco?dos pares de ojos oscuros e idnticos le suplican. Muy bien dice l con lentitud. No les dir a mis amigos por el momento. Pero si mantengo el secreto tenis que responder algunas preguntas. Por ejemplo, cuntas personas son creadas de esa manera artificial? Empieza a notar que s le afecta en lo personal. Dave tiene razn, demonios. Estn ocultando cosas. Se trata de un mundo feliz poblado por esclavos subhumanos y gobernado por cerebros maestros? Obreros sin estmago o sin sexo, zombies decerebrados, cabezas humanas conectadas a mquinas, experimentos monstruosos se le cruzan por la mente. De nuevo ha sido un ingenuo. Estas mujeres de aspecto normal podran estar enfilando hacia un mundo aborrecible. Cuntas? Hay solamente once mil de nosotras dice Judy Dkar. Las dos Judys se miran, y as le confirman algo con toda transparencia. No estn educadas para el engao, piensa Lorimer. Es bueno eso? Y lo distrae una exclamacin de Judy Paris: Lo que no entendemos es por qu lo considerabais malo. Lorimer trata de explicarles, de hacerles entender el horror de la manipulacin de la identidad humana, de la creacin de vida anormal. La amenaza de la individualidad, el poder temible que se pondra en manos de un dictador.
Dictador? repite una de ellas, sin entender. El las mira a la cara y slo puede decir: Hacer cosas a la gente sin su consentimiento. Creo que es triste. Pero eso es justamente lo que pensamos de vosotros exclama la Judy ms joven. Cmo sabis quines sois, o quin es nadie? Totalmente solos, sin hermanas con las que compartir nada. No sabis lo que podis hacer ni lo que podra ser interesante emprender. Pobres criaturas solitarias...! Caray, obligados a andar a los tumbos y morir, todo para nada! Le tiembla la voz. Lorimer, estupefacto, nota que ambas tienen los ojos turbios. Mejor pongamos esto en movimiento dice la otra Judy. Retoman el ritmo y Lorimer logra sonsacarles la verdad por fragmentos. No son embriones de probeta, le dicen indignadas. Madres, como en cualquier especie. Madres jvenes de la mejor clase. Un ncleo celular somtico es insertado en un huevo femenino sin ncleo y reimplantado en el vientre. Ambas dieron a luz dos hermanas en la adolescencia y las criaron antes de irse. Los institutos siempre tienen muchas madres. Se ren de su concepto de longevidad. Hasta ahora no han alcanzado ms que unas normas de vida saludable. Llegaramos a los noventa sin problemas le aseguran. Judy Aguila lleg a los ciento ocho, es nuestro rcord. Pero al final chocheaba bastante. El clonaje en s mismo es viejo, data de la epidemia. Fue parte de los primeros esfuerzos por salvar la raza cuando se interrumpieron los nacimientos, y han continuado desde entonces. Es tan perfecto... Cada cual tiene un libro, es realmente una biblioteca le dicen . Todos los mensajes, registrados. El Libro de Judy Shapiro: eso somos nosotras. Dkar y Pars son nuestros nombres personales, ahora estn de moda las ciudades ren a la vez que tratan de no hablar al mismo tiempo sobre cmo cada Judy aade a su memoria individual sus aventuras y problemas y hallazgos al genotipo que todas comparten. Si cometes un error es til para las otras. Desde luego, tratas de no cometerlo... O al menos, de no cometer uno nuevo. Algunas de las viejas no son tan realistas interviene su alter ego. Las cosas eran harto diferentes, quizs. Hemos hecho sntesis de las partes que nos gustan ms. Y de cosas prcticas. Por ejemplo, las Judys tienen que cuidarse del cncer de piel. Pero tenemos que leerlo todo de nuevo cada diez arios dice la Judy llamada Dkar. Es inspirador. Con el tiempo entiendes a algunas que antes no entendas. Divertido, Lorimer trata de imaginar cmo sera or las voces de trescientos aos de Orren Lorimers. Lorimers matemticos o fontaneros o artistas o vagabundos o quiz criminales. Y muchsimos dobles vivientes. Lorimers viejos y Lorimers nios. Y las mujeres e hijos de otros Lorimers. Le parecera divertido o exasperante? No lo sabe. Habis hecho vuestras memorias ya? Oh, somos demasiado jvenes. Slo notas, por si hubiera algn accidente. Estaremos nosotros en las notas? Imagnate! ren alegremente, despus se calman . De veras no dirs nada? pregunta Judy Paris. Tenemos que decirle a Lady Blue lo que hemos hecho. Uuf. Pero de veras no les contars a tus amigos? No les haba contado, piensa ahora, al regresar a su yo viviente. Connie, a su lado,
bebe sidra de un bulbo. Y descubre que l tambin tiene una bebida en la mano. Pero no ha contado nada. Las Judys son charlatanas Connie menea la cabeza, sonriente. Lorimer comprende que debe de haber dicho todo en voz alta. No importa le dice . Lo habra descubierto pronto de todos modos. Haba demasiadas claves... Las Woolagongs inventan, las Mydas se preocupan, las Jans son los cerebros, los Billy Dees trabajan duro. Recog seis historias diferentes sobre plantas hidroelctricas construidas o remodeladas o dirigidas por una tal Lala Sing. Todo vuestro modo de vida. Esto me interesa ms de lo que corresponde a un fsico respetable dice con amargura. Sois... todas clones, verdad? Cada una de vosotras. Qu hacen las Connies? Sabes mucho, de veras ella lo mira como una madre cuyo hijo acaba de hacer algo perturbador y brillante . Oh, bueno! Las Connies labramos como locas, cultivamos cosas. Casi todos nuestros nombres son de plantas. A propsito, yo soy Vernica. Y por supuesto, los institutos son nuestra debilidad. La mana de la crianza. Tendemos a interesamos por todos los ms dbiles o pequeos fija los ojos clidos en Lorimer, que se retrae involuntariamente . Pero podemos controlarlo re de buena gana. No todas somos as. Hubo tambin Connies ingenieras, y tenemos dos jvenes hermanas enamoradas de la metalurgia. Es fascinante lo que puede lograr el genotipo si te esfuerzas. La Constantia Morelos original fue qumica, pesaba cuarenta kilos y en su vida pis una granja Connie se mira los brazos musculosos. La mataron los chiflados, pele con armas. Es tan difcil de comprender... Y tuve una hermana Timothy que fabric dinamita y cav dos canales, y ni siquiera era una Andy. Una Andy dice l, como un eco. Oh, cielos. Tambin me lo imaginaba. Tratamientos tempranos con andrgenos. Ella asiente, titubeando. S. Necesitamos fuerza muscular para ciertas tareas. Unas pocas. Las Kays son muy fuertes, de todos modos. Uh! de pronto se estira la espalda, se retuerce como si tuviera un calambre. Oh, me alegra que lo sepas. Ha sido una tensin muy fuerte. Ni siquiera podamos cantar. Por qu no? Myda estaba segura de que cometeramos errores, con todas las palabras que tenamos que cambiar. Cantamos mucho tararea suavemente un par de tonadas. Qu clase de canciones cantis? Oh, de todas clases. Canciones de aventuras, de trabajo, de cuna, de viajes, canciones tristes, canciones serias, canciones en broma... De todo. Y canciones de amor? aventura Lorimer. Todava... eh, aman? Desde luego, cmo podra no amar la gente? pero lo mira con aire dubitativo . Las historias de amor de vuestra poca son...no s, tan raras; tristes, crueles, no parece amor... Oh, s. Tenemos canciones de amor que son famosas. Algunas son un poco tristes, tambin. Como la de Tamil y Alomene , predestinadas a atraerse. Las Connies tambin estn un poco predestinadas sonre embarazosamente. Nos encanta estar con Ingrid Anders. Es ms bien unilateral. Espero que haya una Ingrid en mi prxima misin. Es tan atractiva... Es como un pequeo diamante. Las conjeturas le estallan alrededor chisporrotean preguntas. Pero Lorimer quiere completar ese otro diseo ms oscuro que las trasciende.
Once mil genotipos, dos millones de personas: eso arroja un promedio de doscientas de cada una de vosotras en la actualidad ella asiente. Supongo que habr variaciones. Hay ms de algunas? S, algunos tipos no son tan viables. Pero no hemos perdido ninguno desde los primeros tiempos. Se trat de preservar todos los genes posibles, hay gentes de todas las razas y muchas de subrazas menores. Por ejemplo, yo soy el tipo caribe. Desde luego que nunca lograremos saber lo que se ha perdido. Pero once mil es mucho, realmente. Todas tratamos de conocemos unas a otras, es tarea de una vida. Un escalofro penetra la ataraxia de Lorimer. Once mil, punto. Esa es la verdadera poblacin de la Tierra ahora. Piensa en doscientas mujeres altas de tez olivcea con nombres de plantas, excitadas por doscientas menudas y brillantes Ingrids; doscientas Judys charlatanas, doscientas ceudas Lady Blues, doscientas Margos y Mydas y el resto. Se estremece. Los herederos, los felices portafretros de la raza humana. As termina la evolucin dice, sombro. No, por qu? Simplemente va ms despacio. Todo lo hacemos con ms lentitud que vosotros, creo. Nos gusta experimentar las cosas plenamente. Tenemos tiempo se estira de nuevo, sonriente. Tenemos todo el tiempo del mundo. Pero no tenis nuevos genotipos. Es el fin. Oh, ahora s. El siglo pasado descubrieron la forma de combinar ncleos haploides. Podemos hacer que una clula-huevo despojada funcione como polen dice con orgullo. Es decir, esperma. Es engorroso, a veces no sale muy bien. Pero ahora estamos descubriendo que ambas X son viables. Tenemos ms de cien tipos nuevos en camino. Claro que es duro para ellas, sin hermanas. Las donantes tratan de ayudar. Ms de cien, piensa l. Bueno. Quiz... Pero qu significa que ambas X son viables Debe de aludir a la epidemia. Pero l haba pensado que afectaba primordialmente a los hombres. Su mente se pone a trabajar con afn en este nuevo enigma, e ignora un sonido que desde alguna parte trata de penetrar en su calma. Fue un gene o genes del cromosoma X el que result afectado conjetura en voz alta. No el Y. El rasgo letal tena que ser recesivo, verdad? As que no habra nacimientos durante un tiempo, hasta que ciertos hombres se recobraran o estuvieran aislados el tiempo suficiente para producir gametos con cromosomas X intactos. Pero las mujeres llevan su reserva de huevos femeninos, nunca podran regenerarse por va de la reproduccin. Cuando copulaban con los varones recobrados slo podan dar a luz hijas mujeres, pues las mujeres llevan dos X y el gene defectuoso de la madre sera compensado por un X normal del padre. Pero el varn es XY, recibe slo el cromosoma defectuoso de la madre. As se manifiesta el defecto letal, el feto masculino mora... Un planeta de muchachas y de hombres en extincin. Los pocos tipos viables perecieron. Entiendes de veras dice ella, admirada. El sonido se vuelve insistente. El rehsa orlo, esto es significativo. De modo que estaremos perfectamente bien en la Tierra. Ningn problema. Tericamente podemos casamos de nuevo y tener familias, al menos hijas... S dice ella. Tericamente. El sonido de pronto le traspasa las defensas, se transforma en la estentreo voz de Bud Geirr entonando una cancin. Ahora suena borracho como una cuba. Parece que proviene del huerto principal, el que usan para cultivar y no para purificar el ambiente. Lorimer siente que el espanto renace, se cierne sobre l. Dave debera vigilarlo. Pero
parece que tambin l ha desaparecido. Y entonces recuerda que vio a Dave con Lady Blue, que iban a Control. Oh el sol arde brillante sobre la bonita Ala Ro-o-oja canturrea Bud. Lorimer decide apenado que hay que hacer algo. Se mueve. Es un esfuerzo. No te preocupes dice Connie. Andy est con ellos. No sabis, no sabis lo que habis empezado se dirige con esfuerzo al pasaje que da al huerto. ...cuando yaca durmie-eeendo, un vaquero se fue acerca-aaando... risotada general en el pasadizo. Lorimer se abre paso en el resplandor verde. Ms all de la cerca radial de legumbres ve a Bud, que se acerca a Judy Paris con exagerado sigilo. Andy flota cerca de las jaulas de las iguanas, riendo. Bud aferra un tobillo de Judy y la detiene con un gesto histrinico, haciendo flamear el pijama amarillo. Ella re cabeza abajo, sin hacer nada para zafarse. Esto no me gusta susurra Lorimer. Por favor, no interfieras Connie le ha tomado el brazo y ambos estn anclados al anaquel de herramientas. La alarma de Lorimer parece haberse dispersado. Observar, dejar que vuelva la serenidad. Los otros no han reparado en ellos. Oh, haba una vez una mucama india canta Bud, ms moderado que nunca tena miedo de que algn vaquero se la metiera, ehem, ehem re y tose ostentoso. Eh, Andy, oigo que te llaman. Qu? dice Judy. Yo no oigo nada. Te llaman, muchacho. Por all. Quin? pregunta Andy, y presta atencin. Por all, en nombre de Cristo suelta a Judy y se acerca a Andy impulsndose con el pie . Oye, eres un gran muchacho. No ves que Judy y yo tenemos que conversar algo en privado? hace girar suavemente a Andy y lo empuja hacia la cerca . Es vspera de Ao Nuevo, tonto. Andy se aleja pasivamente atravesando la cerca de enredaderas, saluda con la mano a Lorimer y Connie. Bud regresa con Judy. Feliz Ao Nuevo, gatita sonre. Feliz Ao Nuevo. Hacais algo especial en Ao Nuevo? pregunta ella con curiosidad. Qu hacamos en Ao Nuevo... En vspera de Ao Nuevo s que hacamos algo re Bud, y la toma de los hombros. No quieres que te muestre algunas de nuestras primitivas costumbres terrqueas, eh? Ella asiente, los ojos abiertos. Bueno, primero nos desebamos felicidades, as la atrae hacia l y le besa ligeramente la mejilla . Cristo, qu hembra imbcil dice con otro tono de voz . Notas que has estado lejos mucho tiempo cuando cualquier cosa te viene bien. Ah, qu tetas magnficas...le mete la mano en la blusa. Lorimer comprende que el hombre est desprevenido. No sabe que est drogado, piensa en voz alta. Debo de haber hecho lo mismo. Oh Dios... Se refugia tras sus lentes de cristal, un espectador a la sombra protectora de la eternidad. Y despus nos besuquebamos un poco la voz es de nuevo amable; Bud estrecha a la muchacha, le acaricia la espalda . Un buen trasero comenta para s, y le
apoya los labios en la boca; ella no se resiste. Lorimer observa cmo Bud la abraza con ms fuerza, le manosea las nalgas, hurga bajo las ropas. Protegido tras sus lentes, siente que tambin l se excita. Judy agita los brazos azarosamente. Bud se separa para respirar, una mano en la cremallera. Deja de mirarme rezonga . Una palabra ms y descubrirs para qu tienes esa bocaza. Oh, muchacho, un mstil. Como acero... Perra, es tu da de suerte ahora le desnuda los senos, senos grandes... Los acaricia . Dos condenados arios en el culo de la nada murmura , ven aqu, quieres? No puedo aguantar, mralo... Bonitas tetitas... y vuelve a besarla de prisa y le sonre. Bien? pregunta con su voz tierna, y le hunde la boca en los pezones a la vez que busca los muslos con la mano. Ella se estremece y suelta un murmullo sofocado. Las arterias de Lorimer martillan de placer y espant. Creo que hay que parar esto se obliga a decir con falsedad, con la esperanza de no tener que decir ms. A travs de la tensin pulstil oye un susurro de Connie, algo as como No te preocupes, Judy es muy atltica. El terror lo apuala, ellas no saben. Pero no puede evitarlo. Coo, ests congelada? grue Bud. Eres tonta... La cara de Judy asoma fugazmente por entre el pelo flotante, y una parte remota de la mente de Lorimer advierte que se le nota divertida e incmoda. Su ser sigue atenta el espectculo de Bud, experto en el control del cuerpo de ella en medio del aire, que le baja los pantalones amarillos. Oh Dios, el oscuro vello pbico, los muslos blancos y gruesos. Una mujer perfectamente normal, ninguna mutacin. Oh Dios... Pero de pronto una sombra mvil se interpone: es Andy, otra vez. Flota encima de ellos con algo en la mano. Ests al pelo, Jude? pregunta el muchacho. Bud enrojece de furia. Lrgate, idiota! Oh, no molestar. Cielo santo Bud se lanza hacia arriba y aferra el brazo de Andy mientras sostiene a Judy con las piernas . Esto es cosa de hombres, muchacho. Tengo que explicarte todo? mueve el brazo. Fuera! Con un movimiento rpido atrae a Andy y le abofetea la cara, despus lo arroja contra la enredadera. Bud ladra una risotada, se inclina sobre Judy. Lorimer puede verle el pene erecto que asoma por la bragueta. Quiere advertirle, ponerle al tanto del peligro, pero slo puede dejarse llevar por el placer caliente que ahora lo desborda, derrite el caparazn de cristal. Vamos, ms. Ve con avidez cmo Bud le besuquea de nuevo los pechos y luego le hace girar bruscamente el cuerpo. Aferra ambas muecas en un puo y le engancha las piernas con las suyas, las nalgas desnudas de la muchacha se destacan como lunas enormes. C-c-u-u-l-o grue Bud . Ya vers, putita...atrae las caderas hacia l. Judy grita, empieza una ftil lucha. El caparazn de Lorimer hierve y estalla. En medio del torbellino los fantasmas de afuera tratan de penetrar. Y algo se est moviendo, un fantasma real. Consternado, ve que es Andy otra vez, que flota hacia los cuerpos unidos empujando una cosa zumbante. Oh, no... Una cmara. Qu idiotas. Lrgate! trata de decirle al muchacho.
Pero Bud vuelve la cabeza, lo ha visto, Pequeo aguafiestas estira el brazo y aferra la camisa de Andy mientras mantiene asida a Judy con las piernas Ya me hartaste descarga un puetazo en la boca de Andy, la cmara se aleja girando. Pero esta vez Bud no lo suelta, sigue golpeando al muchacho y todos ruedan en el aire, enmaraados. Basta! se oye gritar a Lorimer, que se zambulle a travs de la cerca. Bud, detente! Ests golpeando a una mujer. La cara feroz se vuelve hacia l, los ojos entornados. Pirdete de vista, Doc. Consguete tu propia chica. Andy es mujer, Bud. Ests golpeando a una muchacha. No es un hombre. Eh? Bud examina la cara ensangrentada de Andy, le sacude la pechera de la camisa. Dnde estn las tetas? No las tiene, pero es mujer. Su verdadero nombre es Kay. Todas son mujeres. Sultala, Bud. Bud mira fijo al andrgino, las piernas todava apretando a Judy, el pene que tantea el aire. Andy levanta las manos en forma vagamente combativo. Una lesbiana? dice lentamente Bud. Una maldita marimacho? Esto tengo que verlo. Gesticula al azar y manotea por sorpresa la entrepierna de Andy. No tiene testculos! ruge . No tiene testculos! se revuelca en el aire con convulsiones de risa, suelta a Andy y libera a Judy . Ah, no! se interrumpe para aferrar a Judy del cabello y sigue con sus chillidos: Una marimacho! se empua la verga endurecida y la menea ante Andy. Sufre, marimacho luego levanta la cabeza de Judy, que ha observado todo sin resistencia. Mrala bien, muchacha. Ves lo que te ha trado el buen Bud? Esto es todo lo que quieres, confisalo. Cunto hace que no ves un hombre de veras, cara de piedra? Una risa manitica burbujea en las vsceras de Lorimer, la comicidad supera el miedo. Nunca ha visto un hombre en su vida, ni ella ni las dems. Imbcil, todava no te das cuenta? No hay ms hombres. Murieron todos hace trescientos aos. La risa de Bud muere lentamente, mientras l se vuelve hacia Lorimer. Qu has dicho, Doc? Los hombres desaparecieron. La epidemia los extingui. En la Tierra slo quedan mujeres. Quieres decir que all hay dos millones de mujeres y ningn hombre? se le afloja la mandbula. Slo marimachos como Andy...? Espera un minuto. De dnde sacan los nios? Los generan artificialmente. Son todas muchachas. Dios... la mano de Bud aferra el pene flccido, lo cosquilleo distradamente y le devuelve la rigidez. Dos millones de hembras calientes all abajo, esperando al buen Buddy. Dios, el ltimo hombre en la Tierra. T no cuentas, Doc. Y el buen Dave est lleno de ideas raras. Empieza a masturbarse y an mantiene a Judy aferrada del cabello. El movimiento los hace retroceder un poco. Lorimer ve que Andy-Kay ha encendido de nuevo la cmara. Hay una gran mancha de sangre con forma de estrella en la cara aniada, probablemente del labio cortado. El mismo se siente apresado en el aire espeso.
Vaciado, falto de lucidez. Dos millones de hembras repite Bud . Nadie en casa, slo muchachas por todas partes. Puedo hacer lo que se me antoje, en cualquier momento. Basta de tonteras se masturba ms rpido . Cubrirn kilmetros a la redonda para suplicarme... forcejeando entre ellas. Todas para m, el rey Buddy... Desayunar fresas y mujeres. Tetas calientes con mantequilla, hombre. Diantres, tendr un par de muchachitas que estn todo el da lamindome crema batida de la verga... Eh, organizar concursos! Buddy ahora tendr slo lo mejor. No a ti, vaquillona sacude la cabeza de Judy. Hembritas jvenes, agujeritos estrechos. Las yeguas viejas se calentarn mientras las miro frunce ligeramente el ceo y se acaricia. En un rincn clnico de la mente de Lorimer se aloja la suposicin de que la droga est demorando la eyaculacin, y piensa que la concentracin de Bud en s mismo debera darle alivio. Pero en cambio, incomprensiblemente, le aterra. Ser un rey, un dios murmura Bud . Me harn estatuas, mi verga de un kilmetro de altura, por todas partes... Las pelotas sagradas de Su Majestad. Las adorarn... Buddy Geirr, la ltima verga de la Tierra... Hombre, si el viejo George pudiera verlo... Cuando los chicos se enteren, se morirn de envidia, iuhuuu! frunce an ms el ceo. No puede ser que todos hayan desaparecido los ojos extraviados encuentran a Lorimer. Eh, Doc. En alguna parte ha de quedar algn hombre, verdad? Dos, o tres, al menos. No Lorimer menea la cabeza con esfuerzo. Estn todos muertos, todos. Mierda Bud se vuelve para mirarlos . Tiene que quedar alguno, dime que s tironea de la cabeza de Judy. Dilo, borrega. No, es verdad dice ella. No hay hombres repite Andy/Kay. Me estis mintiendo grue Bud, y se acaricia ms de prisa, sacude la pelvis . Tiene que haber algn hombre, claro que los hay... Se ocultan en las colinas, eso es. La caza, la vida salvaje... Buenos salvajes, lo saba. Por qu tiene que haber hombres? le pregunta Judy mientras la sacuden a un lado y otro. Por qu, hembra estpida no la mira, se excita furioso. Porque de lo contrario nada cuenta, imbcil. Ese es el porqu... Hay algunos hombres, unos buenos vaqueros... Buddy es un viejo vaquero... Ahora expulsar esperma? susurra Connie. Es muy probable dice Lorimer, o intenta decirlo; el espectculo es de un inters meramente clnico, piensa. Nada que temer. Una de las manos de Judy sostiene algo: una pequea bolsa de plstico. Se lleva la otra mano al cabello pero Bud la sacude, debe de ser doloroso. Ahhh, ahh jadea Bud, lastimero , as, as... de pronto se acerca la cabeza de Judy a la entrepierna; Lorimer observa la expresin perpleja de la muchacha. Tienes una boca, perra. sala! Tmala, carajo! Tmala, ah... una pequea ostra sale despedida flojamente. El brazo de Judy la persigue con la bolsa mientras ruedan en el aire. Geirr! Desconcertado por el bramido, Lorimer se vuelve y ve a Dave el mayor Norman Davis que observa desde la entrada. Tiene los brazos extendidos para contener a Lady Blue y la otra Judy.
Geirr! Dije que no se cometeran indignidades en esta nave, y lo dije en serio. Aljese de esa mujer! Bud mueve las piernas vagamente, como si no hubiera odo, mientras Judy nada entre ellas para embolsar las ltimas gotas. Usted, qu demonios hace? En el silencio Lorimer se oye decir: Parece que toma una muestra de esperma... Lorimer? No te queda una pizca de cordura en esa mente pervertida? Conduce a Geirr a su cuarto. Bud se yergue lentamente, rueda. Ah, el reverendo Leroy dice, sin expresin. Ests ebrio Geirr. V a tu cuarto. Tengo noticias para ti, Dave le dice Bud con la misma voz chata. Apuesto a que no sabes que somos los ltimos hombres de la Tierra. Dos millones de hembras nos esperan. Lo s dice Dave, furioso. Eres un borracho perdido. Lorimer, llvate a ese hombre de aqu. Pero Lorimer no siente la pulsacin de ningn nervio. La voz furiosa de Dave ha conjurado el terror, ha creado una extraa stasis esperanzada que los envuelve a todos. Ya no tengo que aguantarte ms dice Bud con movimientos de cabeza, murmurando no, no, no, mientras se acerca a Lorimer . Nada ms importa. Todos han muerto. Para qu, amigos? arruga la frente. El viejo Dave, l es hombre. Le dejar algunas. Las ms frgidas... Pobre viejo Doc, eres un bicho raro pero es mejor que nada, tambin te dejar algunas... Tendremos lugares, rebaos enteros, ya lo vers... Eh, podemos correr carreras, tiene que haber un milln de coches all. Podemos ir de cacera. Y luego encontraramos a los salvajes. Andy, o Kay, flota hacia l. Se seca la sangre. Ah no, no te acerques! grue Bud, y se lanza hacia ella. Cuando estira el brazo Judy le golpea los trceps. Bud su elta un aullido entrecortado, agita las extremidades, y luego flota sin fuerzas, la cara repentinamente serena. Lorimer ve que respira. Est soltando su propio aliento, observando cmo extienden su enorme cuerpo con cuidado. Judy recoge los pantalones de la enredadera y lo remolcan a travs de la cerca. Ella lleva la cmara y la bolsa con la muestra. Pongo esto en el congelador, verdad? le dice a Connie cuando pasan. Lorimer tiene que desviar los ojos. Connie asiente. Kay, cmo est tu cara? Lo sent! responde con entusiasmo Andy/Kay, y frunce los labios. Sent la furia fsica, quise golpearlo. Iuhuuu! Meted a ese hombre en mi habitacin ordena Dave cuando pasan se ha movido hacia la luz, por encima de los plantos de lechuga. Lady Blue y Judy Dkar estn de nuevo junto a la pared y observan. Lorimer recuerda lo que quera preguntar. Dave, lo sabes, de veras? Has descubierto que son todas mujeres? Dave lo escruta, pensativo. Erguido, flota con el sol en la barba y el pelo castaos. Rasgos viriles autnticos. Lorimer recuerda a su propio padre, una figura plida y menud
como l mismo. Se siente mejor. Siempre supe que trataban de engaarnos, Lorimer. Ahora que esta mujer ha admitido los hechos entiendo toda la magnitud de la tragedia es su profunda voz dominical. Las mujeres le miran con inters . Son criaturas perdidas. Han olvidado a Aquel que las creara. Durante generaciones han vivido en las tinieblas. Sin embargo, parece que se las arreglan bastante bien se oye decir Lorimer, aunque le suena bastante idiota. Las mujeres son incapaces de gobernar nada, Lorimer. Deberas saberlo. Mira lo que han hecho aqu, es pattico. Ni el menor progreso. Pobres almas Dave suspira con gravedad. No es culpa de ellas, lo reconozco. Nadie las ha guiado en trescientos aos. Como un pollo con la cabeza cortada. Lorimer reconoce su propio pensamiento: una masa protoplasmtica de dos millones de clulas, sin estructura, charlatana y trivial. La cabeza de la mujer es el hombre dice Dave con vehemencia . Corintios I, 11:3. Ninguna disciplina tiende el brazo y levanta un crucifijo mientras boga hacia la cerca vegetal . Burlas. Abominaciones toca las plantas y se vuelve, enmarcado por la fronda verde. Lorimer, hemos sido enviados aqu. El plan de Dios es ste, Yo fui enviado aqu. No t, t eres tan intil como ellas. Mi segundo nombre es Paul aade en tono coloquial. El sol relumbra en la cruz; en la cara altiva, un semblante fuerte, puro, apostlico. Pese a ciertas reservas intelectuales, Lorimer siente despertar un nervio olvidado. Oh Padre, dame fuerzas ruega Dave con serenidad, los ojos cerrados. Nos has rescatado del vaco para traer Tu luz a este mundo sufriente. Conducir a Tus hijas errantes fuera de las tinieblas. Ser un padre severo pero misericordioso para con ellas, en Tu nombre. Aydame a ensear a Tus hijas Tu ley sagrada e infndeles el temor a Tu justa ira. Que las mujeres aprendan en el silencio y la sumisin, Timoteo 2:7. Engendrarn varones que las gobernarn y glorificarn Tu nombre. El podra lograrlo, piensa Lorimer. Un hombre como ste podra poner la vida en marcha de nuevo. Tal vez hay algn misterio, un plan. Yo ya me daba por vencido. No tengo agallas... Oye que las mujeres cuchichean. Esta cinta est terminando es Judy Dkar. No es suficiente? Slo est repitiendo. Espera murmura Lady Blue. Y engendr un nio que gobernar las naciones con vara de hierro, Apocalipsis 12:5 dice Dave, ms alto; ahora tiene los ojos abiertos, fijos en la cruz. Pues de tal manera am Dios al mundo que envi a su hijo unignito. Lady Blue asiente. Judy se acerca a Dave. Lorimer entiende, y la protesta le tiembla en la garganta. No pueden hacerle eso a Dave, tratarlo como un animal, santo cielo... Es un hombre! Dave! Aljate, no dejes que se te acerque! grita. Puedo mirar, mayor? Es hermoso, qu es? dice Judy, acercndose con la mano tendida hacia el crucifijo. Tiene una hipodrmica, cuidado! Pero Dave ya ha girado sobre s mismo. No seas sacrlega, mujer! Le arroja la cruz como un arma, tan amenazadoramente que ella se retrae en el aire y muestra la aguja que le destella en la mano.
Serpiente! Dave le patea el hombro y se impulsa hacia arriba . Blasfema. Bueno, a partir de ahora barbota en su voz ordinaria impondremos un poco de orden aqu. Hacia esa pared, todos. Atnito, Lorimer ve que Dave tiene en la otra mano un arma, una pistola pequea y gris que debe haber trado desde Houston. La esperanza y la ataraxia desaparecen, es devuelto a la decadente realidad. Mayor Davis est diciendo Lady Blue; ella y las dems se le acercan, directo hacia el arma. Sabrn qu es? Alto! les grita Lorimer . Obedecedle, por Dios. Es un arma balstica, puede mataros. Dispara cpsulas de metal empieza a acercarse a Dave a lo largo de las enredaderas. Atrs Dave gesticula con la pistola. Tomo el mando de esta nave en nombre de los Estados Unidos de Amrica, con Dios por testigo. Dave, guarda esa pistola. No querrs dispararle a la gente... Dave lo ve y lo encaona. Te advierto, Lorimer. Mtete aqu con ellas. Al menos Geirr es un hombre, cuando est sobrio se vuelve a las mujeres que todava revolotean perplejas alrededor y comprende. Muy bien. Primera leccin: observen esto. Apunta cuidadosamente a las jaulas de las iguanas y dispara. Hay una detonacin sibilante. Un lagarto estalla en sangre, los gritos cunden. Un godeo estridente y mecnico sofoca todos los ruidos. Una filtracin! Dos cuerpos se lanzan hacia el extremo opuesto, todos se mueven. En la confusin Lorimer ve que Dave regresa serenamente a la salida, el arma empuada. El cruza el anaquel de las herramientas con frenes para cerrarle el paso. Un cilindro de aerosol se suelta cuando lo aferra, y lo deja pataleando en el aire. El gorjeo de la alarma muere. Se quedarn aqu hasta que yo decida enviar por ustedes anuncia Dave; ha llegado a la salida, est empujando la maciza compuerta. Sellar el sector, comprende Lorimer. No, Dave! escucha, nos matars a todos las alarmas internas de Lorimer lo estremecen, ahora sabe para qu ha sido todo ese juego endemoniado y est muerto de miedo. Dave, escchame! Silencio! El arma gira hacia l. La puerta se mueve, pero Lorimer logra asentar un pie. Cuidado! Es una bomba! con todas sus fuerzas arroja el cilindro a la cabeza de Dave y se lanza detrs Aprtate!y flota impotente en movimientos lentos, oye un nuevo estampido del arma, y aullidos de voces. Dave le debe de haber errado, acertar en esas condiciones no es tan fcil... Y luego se est arqueando hacia abajo, aferrado a una cabellera. Un golpe recio le da en el vientre, una patada de Dave, pero l logra pasarle el brazo por debajo de la barba, mientras el hombre arremete como un toro y lo zarandea. El arma! grita; gente que lo atropella, golpes. Justo cuando la mano se le afloja y suelta a Dave, otra mano le serpea al lado y aferra el hombro de Dave, y entonces ambos se estrellan contra la compuerta en un nudo. El cuerpo de Dave repentinamente est tieso. Lorimer se suelta, ve la cara retorcida de Dave, que se. vuelve lentamente hacia l.
Judas... Los ojos se le cierran. Todo ha terminado. Lorimer mira alrededor. Lady Blue empua el arma, est mirando el can. Baja eso jadea l, agitado. Ella sigue examinndola. Eh, gracias! Andy/Kay le sonre torciendo la cara, frotndose la mandbula. Todas sonren, le hablan clidamente, se palpan los cuerpos, las ropas rasgadas. Judy Dkar tiene una magulladura en el ojo, Connie sostiene de la cola una iguana destrozada. Al lado, Dave flota. Su respiracin es convulsiva, la cara ciega apunta al Sol. Judas... Lorimer siente que el ltimo escudo se le resquebraja dentro, y la desolacin lo inunda. En la cubierta yace mi capitn. Andy-que-no-es-hombre se acerca y cierra con destreza la chaqueta de Dave, la aferra y lo remolca hacia afuera. Judy Dkar los detiene un instante para ceir la cadena del crucifijo en la mano de Dave. Alguien re casi cordialmente cuando pasan al lado. Por un instante Lorimer est de vuelta en aquella sala de bao de Evanston. Pero han desaparecido... Todas las muchachitas godeantes, desaparecidas para siempre con los muchachones que esperaban fuera para burlarse de l. Bud tiene razn, piensa. Nada ms importa. La pena y la furia le marean. Ahora sabe qu era lo que tema: no la vulnerabilidad de ellas, la suya. Eran buenos hombres dice amargamente . No son malos. No sabis lo que significa la maldad. La culpa fue vuestra, por incitarlos. Los habis obligado a hacer locuras. Fue interesante? Aprendisteis mucho? le tiembla la voz. Todos tenemos fantasas agresivas. A ellos nunca los haban vencido. Nunca. Hasta que los drogasteis. Lo miran en silencio. Pero nadie las cumple dice al fin Connie. Las fantasas, quiero decir. Eran buenos hombres repite Lorimer, elegaco; sabe que est hablando por todos; por el Padre de Dave, por la virilidad de Bud, Por s mismo, por Cro-Magnon, quizs tambin por los dinosaurios. Yo soy un hombre. SI, por Dios, estoy furioso. Tengo derecho. Os hemos dado todo esto, lo hemos construido todo. Os hemos legado vuestra preciosa civilizacin y vuestros conocimientos y comodidades y medicinas y sueos. Todo. Os hemos protegido, nos deslomamos para defendemos a vosotras y a vuestros hijos. Ha sido difcil; una pelea, una pelea dursima. Somos violentos. Tenamos que serlo, no entendis? No podis entenderlo, en nombre de Cristo? Otro silencio. Lo estamos intentando suspira Lady Blue . Lo estamos intentando, doctor Lorimer. Por supuesto que disfrutamos de esos inventos y apreciamos el papel de ustedes en la evolucin. Pero debe entender el problema. En mi opinin, el principal peligro del que haba que proteger a la gente eran otros machos de la especie, verdad? Acabamos de presenciar una demostracin extraordinaria. Ustedes han revivido la historia ante nuestros ojos los ojos pardos y rugosos le sonren; una matrona menuda, color t, que empua un artefacto obsoleto. Pero la pelea termin hace tiempo. Termin con los hombres, supongo. No podemos dejar personas as, sueltas en la Tierra. Simplemente no contamos con medios para gente con semejantes problemas emocionales. Adems, creo que no serais muy felices aade con honestidad Judy Dkar. Podramos utilizarlos para el clonaje dice Connie. S de gente que se ofrecera como voluntaria para la maternidad. Las jvenes serviran. Podramos intentarlo.
Ya hemos pasado por todo eso Judy Paris bebe del depsito de agua; se limpia y escupe en los almcigos, mira a Lorimer con preocupacin . Ahora tendramos que encargarnos de esa filtracin, maana podremos hablar. Y maana, y maana le sonre, mientras se frota la entrepierna, distrada. Estoy segura de que mucha gente querr conoceros. Dejadnos en una isla dice fatigosamente Lorimer . En tres islas esa expresin, conoce esa expresin de preocupada compasin; la madre y la hermana haban puesto la misma cara aquella vez que apareci el gatito en el patio, enfermo. Lo haban consolado y alimentado, y despus lo llevaron tiernamente al veterinario para que lo gaseara. Una aguda y compleja aoranza de las mujeres que conoci se aduea de l. Mujeres para las que los hombres no eran irrelevantes. Ginny... Dios santo. Su hermana Amy. Pobre Amy, era buena con l cuando eran nios. La boca se le tuerce. Vuestro problema es el siguiente dice: si vais a correr el riesgo de concedernos igualdad de derechos, qu podremos dar nosotros, a cambio? Precisamente responde Lady Blue. Todas le sonren aliviadas, sin comprender que l no siente alivio. Creo que tomar ahora ese antdoto dice Lorimer. Connie se le acerca flotando, es una mujer corpulenta, cordial, absolutamente extraa. Pens que querras el tuyo en un bulbo sonre amablemente. Gracias Lorimer toma el bulbo pequeo y rosado . Slo una pregunta dice vuelto hacia Lady Blue, que examina los agujeros de bala , cmo os denominis? Mundo de Mujeres? Liberacin? Amazonia? Bueno, simplemente nos llamamos seres humanos los ojos centellean ausentes, y vuelven a las marcas de bala . Humanidad, gnero humano. La raza humana se encoge de hombros. El lquido sabe fresco al bajar, algo como la paz o la libertad, piensa Lorimer. O la muerte. EL PSICLOGO QUE NO QUERA MALTRATAR A LAS RATAS ENTRA en el laboratorio con una tmida esperanza. No puede reprimir el ansia infantil que lo ha dominado toda la vida, la tendencia a despertar sonriendo, creyendo por un instante que hoy ser diferente. Pero no, no lo es. Est entrando en los stanos remodelados que ahora son llamados laboratorios de animales por esta universidad renombrada en todo el pas, esta universidad que por alguna razn todava es incapaz de transmutar ese renombre en fondos adecuados para investigacin. Se abre paso entre una pila de cajas Skinner galvanizadas y ve a Smith en las piletas, dedicado a decapitar ratas pequeas. Chillidos desgarradores. Los cuerpos sin cabeza son arrojados a un montn hmedo y velludo sobre diarios viejos. Al lado hay una jaula donde las ratas pequeas tiritan amontonadas. A veces asoman los hocicos delicados, y luego se revuelcan en convulsiones bajo sus amigas, rehuyendo a Smith. Antes han sido minuciosamente sometidas a shocks, hambre, rfagas de aire e inmersiones en agua helada. Smith se dispone a disecar los cadveres en busca de los
correspondientes efectos neuro-glandulares de stress. Los encontrar, sin duda. El cuchillo de Smith rechina, empapado en sangre. Hola, Tilly. Qu tal odia ese sobrenombre, odia todo su estpido nombre: Turnan Lipsitz. Vivira sin nombre, si pudiera. Si al menos pudiera tener uno simple como Mu o Urg, cualquier cosa menos las slabas chillonas y absurdas que lo han perseguido toda la vida: Tilly Lipsitz. Le han hecho sufrir bastante. En fin. Rodea la pila de bolsas de alimentos de laboratorio Purina, y enfila hacia la feroz barahnda de macacos. La Sala de Primates es en verdad la ex sala de calderas. El edificio era un inquilinato que la universidad ha comprado. Los macacos chillan como sirenas. Tud! De nuevo han cado excrementos en la reja. El hedor es tan fuerte como el ruido. Lipsitz atisba de mala gana, y se disculpa mentalmente por no poder simpatizar con los monos. Dos de ellos no chillan, estn acurrucados en la jaula, las cabezas calvas, rosadas y pilosas erizadas de electrodos. Por qu no alojarn mejor a esos animales, se pregunta irritado por ensima vez. En los rboles son limpios. Bueno, ms limpios, por lo menos, se corrige mientras sortea un panel de circuitos que necesita de soldaduras. En el otro extremo est Jones, inclinado sobre un banco que tiene una iluminacin brillante, con dos estudiantes que observan como hipnotizados. Puede ver los dedos de Jones que enrollan suavemente los verniers que guan las sondas a travs del crneo del perro sujeto debajo. Otra de sus aterradoras estreo taxonomas. La hilera de jaulas est atestada de animales con la pelambre deshilachada y las cabezas ensangrentadas. Jones jura que todos estn bien, comen. Lipsitz lo duda. Ha tratado de darles algn bocado cuando se agachan o yacen con los ojos turbios, estremecidos por horrores almbricos. La sangre es porque se frotan las cabezas contra la malla de la jaula. Jones les ha puesto a varios collares de plstico duro para tratar de impedirlo. Lipsitz sigue de largo y se deleita los ojos con el adorable y redondo trasero de Sheila, la brillante israel. Ella le da la espalda. Lipsitz observa complacido la cintura de lirio, las caderas lobuladas que irradian deseo. Pero es el deseo de l, no el de ella, eso lo sabe. Sheila, la malvada Sheila; slo desea a Jones, o quizs a Smith, o aun a Brown o White, los fulanos musculosos, corpulentos y velludos que hierven de tecnicismo, de charlas animosas y profesionales. Lipsitz entablara gustoso una charla profesional con ella, pero de alguna manera su charla es diferente, poco interesante, sin vibracin. Sin embargo l tambin cree en 'el organismo', cree en el milagroso y laberntico diagrama de la vida, le impresionan ingenuamente la complejidad, las delicadezas de la materia viviente, con sus intrincadas relaciones. Por qu le molesta tanto traspasarla con metal, producirle lesiones con cidos o shocks? Tiene esa extempornea mana de aprender slo mediante la observacin, de sonsacar los secretos slo con los ojos y la mente. Hasta tiene la traicionera sospecha de que esos procedimientos seran ms eficaces, ms instructivos. Pero qu medios holsticos hay? Probablemente ninguno, se dice con firmeza. S adulto. Mira todo lo que han descubierto con el bistur. Los centros crpticos pero potentes de las amgdalas, por ejemplo. Los sutiles homestatos de las extremidades, habramos sabido alguna vez que existan? Es un gran conocimiento. No importa que su utilidad principal parezca consistir principalmente en insertar ms metales en cabezas humanas. Mi modo de pensar es obsoleto. Qu tal, Sheila. Hola, Tilly.
Ella no aparta la vista de los roedores que est rasurando con destreza. El rodea la mesa de los estropajos para bajar a la carbonera donde guarda las ratas... perdn, los sujetos experimentales. Sus sujetos experimentales son roedores nocturnos crecidos en madrigueras amigables, oscuras y tibias. Lipsitz las ha visto padecer colgadas en metal brillante y cubos de plexigls a la luz. As que ha rescatado y reparado para ellas una serie de viejas jaulas de conejo, y las ha instalado en este cuartucho penumbroso que nadie quera, provocando as la hilaridad de sus colegas. Ha llegado an ms lejos. Mientras sonre en secreto se acerca y observa que se ha hecho de su ltima ofrenda. En la fila de debajo estn las jaulas de las hembras parturientas, que alumbran lo que presumiblemente sern los grupos experimentales y de control. Ayer esas jaulas eran malla de alambre desnuda, cuando l les cedi la seccin clasificados del Post dominical. Ahora ve con asombro que son cuerpos cbicos revestidos con tiras de papel hbilmente arrugadas. Un trabajo increble. Nidos, y todos idnticos. Por qu nadie ha mencionado que las ratas pueden construir nidos como los pjaros? Qu incmodo y doloroso deba de ser parir sobre el alambre desnudo. Las pequeas madres han trabajado toda la noche, y han construido con destreza un medio apropiado para sus necesidades. Un pequeo hocico blanco le apunta con atencin desde una hendija en el papel. Lipsitz se tantea los bolsillos en busca de un trozo de zanahoria. Claro que est desequilibrando el tratamiento, le recrimina su conciencia. Pero tiene una respuesta: hay zanahorias para todos. Cllate, conciencia. Abre la jaula con cautela. La cabeza blanca se estira, los ojos brillantes, y revela unos hombros lustrosos y negros. Son de raza mixta. Come una zanahoria le dice absurdamente a la criatura. Y ella obedece, tan rpido que l apenas se da cuenta, casi no siente el diminuto corte que la rata le ha infligido tmidamente en el pulgar antes de escabullirse para volver con las cras. Sonre mientras se frota el dedo, y deja el resto de las zanahorias en las otras jaulas. Es el mordiscn admonitorio de una madre a un ogro treinta veces mayor. Vitaminas, piensa. Medio ambiente enriquecido, se es el decir respetable. Enriquecido? No, demonios. Se trata simplemente de animales es decir, sujetos experimentales cuerdos y sin stress. Aunque hayan sido genticamente seleccionados para la vida domstica al punto de que no sobreviviran en estado feral, siguen siendo ratas. Nota que hay que vendar el pulgar; est ridculamente manchado de sangre. Al vendarse trata de olvidar que tiene las manos entrecruzadas de viejas mordeduras. Es un cliente permanente de la clnica antitetnica. Pero est seguro de que no tienen intenciones realmente malas, que de algn modo lo aceptan. Sus colegas piensan lo mismo, con cierta socarronera. De hecho Smith lo llama a menudo para que le ayude a sacar alguna criatura aterrada y conectarle los electrodos. Judas-Lipsitz lo hace, pero trata de comunicar con la tibieza de las manos que alguien lo lamenta, aunque lo lamenta en vano. Smith explica que esta subraza de ratas es mala. Una rata mala es la que muerde a los psiclogos. Hay un esfuerzo constante por eliminar esa agresividad en cada nueva generacin. Lipsitz ha tratado de explicarles que a los animales de incisivos curvos hay que apretarles la mano contra los dientes. Tiene que aflojar les dice. T mismo te haces la mordedura. Lo mismo que con las zarpas del gato. Empujas y ellos aflojan. No haras lo mismo si alguien te encajara la mano en la boca? Por un tiempo crey que al menos Sheila lo haba comprendido, pero result que
ella lo haba tomado por una broma obscena. Oye que le llaman cuando le est dando una manzana podrida a un macho viejo llamado Snedecor, al que ha rescatado de Smith. Lipsitz! Tilly! R.D. quiere verte. Voy. R.D. es el profesor R.D. Welch, su jefe de departamento y supervisor. Lipsitz se lava, sale y se dirige a las escaleras del frente. Piensa confusamente en una mirada de culpas. Ha violado alguna norma, hay algn problema con los fondos, ante todo es demasiado lento, demasiado lento. Todava no hay resultados, columnas de datos. Tmidas justificaciones le giran en la cabeza cuando entra en los pisos superiores del departamento, limpios y brillantes. Pues l est aprendiendo, sin duda. Hace algo, algo apropiado para lo que considera ciencia. Pero... qu? Este resplandor lo aturde, como a las ratas. Ah, quizs es slo otra reprimenda por el estacionamiento, piensa cuando pasa de largo con audacia ante el secretario de R.D. Yo s anunciarme solo. Nunca podr aguantar ese asunto del telfono. Pero no es por el estacionamiento. El doctor Welch tiene en el escritorio una gruesa carpeta que se destaca como una prueba acusatoria. La tamborilea inexpresivo y fija los ojos en Lipsitz. Usted est haciendo un estudio de las influencias genticas en la tolerancia a la novedad perceptiva, verdad? Bueno..., s decide no insistir en la precisin. Recordar usted, doctor Welch, que tambin trabajar en lo concerniente a las reacciones emocionales. Las reacciones emocionales de las ratas son: (a) defecar y (b) morder a los psiclogos. El profesor Welch exhala a travs de los dientes inferiores de un modo perturbador. Lipsitz observa que los dientes son ligeramente curvos; no debe echarse atrs. Es tan poco especfico... No est integrado con el programa general del departamento suspira Welch. Lo s dice Lipsitz con humildad. Pero creo que es relevante para los problemas del aprendizaje humano. Es decir, por qu ciertos nios se retraen ante las cosas nuevas echa mano del vocabulario tcnico: El fracaso de la motivacin exploratoria. Las motivaciones no fracasan, Lipsitz. Me refiero a las condiciones para expresiones bajas o altas. Neofobia. Mire, doctor Welch. Si una de las condiciones resulta ser gentica podramos localizar a los nios necesitados de ayuda. Mhm. Podra elaborar verdaderos programas de aprendizaje en los de tolerancia alta, tambin aade Lipsitz, esperanzado. Recompensas contingentes, ese tipo de cosas. Aprendizaje en las ratas... Welch deja morir la frase. Si ese tipo de cosas tuviera alguna relevancia, tendra que hacerse con primates. La beca de usted no da para eso... Las ratas pueden aprender mucho, seor. Qu le parece si les enseara palabras clave?
Doctor Lipsitz, las ratas no pueden reaccionar significativamente ante las palabras. S, seor Lipsitz se obliga afanosamente a no mencionar a esa escocesa totalmente ignorante cuyas ratas saban nueve palabras. Preferira que prosiguiera usted con los estudios del cerebro dice Welch con su voz simptica, dirigindole a Lipsitz una fulgurante mirada cientfica. Le estar metiendo el dedo en la boca?, se pregunta Lipsitz. Involuntariamente simpatiza con los problemas desconocidos del jefe del departamento. Welch dice con tono alentador: Podra usar preparados de Brown. Son perfectamente compatibles con sus inquietudes. Lipsitz reacciona con un temblor. Conoce bien los preparados de Brown. Un 'preparado' es un animal extendido en una mesa para la viviseccin, dopado con reserpina para que no pueda chillar ni resistirse sino simplemente aguantar das o semanas de dolor. Se pregunta culposamente si Brown sabe quin mat a la perra que l haba dejado a medio disecar en Pascua, los ojos desorbitados. Calma, Lipsitz. Me interesa mucho trabajar con el animal intacto, el organismo ntegro dice con fervor; es su frase mgica, ha descubierto que 'el organismo ntegro' ejerce una vaga fascinacin fetichista en ellos, sepa Dios por qu razones profesionales. Muy bonito, en abstracto. S contrariado, Welch curva los labios y muestra de nuevo los dientes. Bien, doctor Lipsitz, ser franco. Cuando usted ingres en la casa lo considerbamos toda una promesa. Yo lo consideraba as, de veras. Y sus cursos parece que van bien, en lneas generales. En lneas generales. Pero no sus investigaciones. Parece que usted desperdiciara su tiempo y sus fondos, y nuestro espacio, en estas... irrelevancias. Para expresarlo sucintamente, nuestro laboratorio no es un zoolgico. Oh no, seor! exclama Lipsitz, horrorizado. Qu est haciendo con esas ratas? Me llegan toda clase de rumores absurdos. Bueno, estoy trabajando con tendencias genticas, seor. El coeficiente de homocigotismo todava es muy bajo para obtener resultados significativos. Trato de ser lo ms preciso posible. Lo que usted probablemente ha odo es que les estoy enriqueciendo el medio. Eso es necesario para diferenciar las lneas evolutivas lo que realmente estoy haciendo es multiplicarlas, piensa furtivamente; an no ha tenido el coraje de privar a ninguna de ellas. Welch suspira otra vez. Est preocupado en serio, ve Lipsitz cuando lo sorprende conteniendo una sonrisa emptica. Cunto tardar en llegar a una conclusin? Una semana? Una semana! casi alla Lipsitz, y domina la voz. Seor, mi generacin experimental acaba de nacer. Todava hay que destetarlos. Temo que ser cosa de un mes. Y qu se propone hacer despus de esto? Despus de esto! de pronto Lipsitz siente una irremediable felicidad; son tantas y tan maravillosas las cosas que quiere aprender. Bueno, por empezar he visto una serie de conductas a las que nadie parece haber prestado mucha atencin. Me refiero a que he observado a mis animales en condiciones ms... naturales. En fin, se presentan reacciones muy interesantes. Me fascina el aspecto de la especificidad de la especie... Es decir, como afirmaron los Breland, quizs estemos usando situaciones muy improductivas. Por ejemplo, hay una diferencia enorme entre el comportamiento de Rattus y Critecus en campo abierto, y ambos son roedores. Aun algo tan simple como la
conducta de bordes... Qu conducta? el tono de Welch debera prevenirlo, pero l sigue adelante, sin caer en la cuenta de que ha elegido un ejemplo sin importancia, irrelevante. Pero le gusta. De bordes. Me refiero a cmo el animal reacciona a los bordes y la forma del medio. Es decir, es bsico para la vida y nadie lo ha explorado, al parecer. Se acostumbraba llamarlo tigmotaxis. Vea, he bosquejado algunas extiende una hoja plegada y se la alcanza a Welch. No cree usted que plantea interrogantes interesantes sobre una ascendencia arbrea? Welch apenas mira los dibujos, los hace a un lado. Doctor Lipsitz. Creo que usted no interpreta la seriedad de esta entrevista. Bueno, en palabras llanas, deber presentar un proyecto importante que podamos justificar de acuerdo con el programa del departamento. Si no lo puede presentar, lamentablemente no hay lugar para usted aqu. Lipsitz lo mira apabullado. Un proyecto importante... Entiendo, pero... y entonces algo despierta, algo surge dentro de l. S, s. Claro, hay cosas ms grandes por encarar. Preguntas ms grandes, eso quiere significar la gente. Est lleno de preguntas as. Slo hace falta valor. S, seor dice lentamente. Hay algunos problemas importantes en los que he pensado investigar. Bien dice Welch en tono neutro. Cules son? Bueno, por empezar... y para su horror la mente se le ha vaciado, vaciado de todo menos de esa frase fatal que ahora se escucha articular, sin remedio. Fjese en nosotros. Es decir, es un buen principio abordar problemas a los que tenemos fcil acceso, que estn bajo nuestras narices, por as decirlo, verdad? Bien, por ejemplo, nosotros somos psiclogos. Nos dedicamos presuntamente a algn tipo de comprensin, una actitud de colaboracin con el organismo, con la vida. Y sin embargo all abajo, y en todos los laboratorios de que he tenido noticia, todos parecemos empeados en una tarea hostil y redundante, experimentando la destruccin en animales..., ese profesor de Princeton. Demostrar cmo se lesionan los organismos lesionados, esa clase de tecnicismos. Permitir que los estudiantes acuchillen o electrocuten o maten de hambre a los animales, imitando experimentos que se han realizado infinidad de veces. Lo que trato de decir es: por qu no averiguamos porqu la investigacin psicolgica parece requerir tanta crueldad, tanta agresin? Hasta podramos... se le acaban las palabras, y en el silencio puede notar cada vez mejor la respiracin de Welch. Doctor Lipsitz dice con voz grave el hombre de ms edad, es usted miembro de la Sociedad Protectora de Animales? No, seor. Welch le dirige una mirada implacable, y despus de carraspear para aclararse la garganta contina: La psicologa no es una especialidad para gente con problemas emocionales empuja a un lado la carpeta. Le doy dos semanas. Lipsitz sale a la rastra, momentneamente preocupado por su mentira. Claro que no es miembro de la Sociedad Protectora. Pero los diez dlares que envi la Navidad pasada sin duda que han registrado su nombre. Eso fue cuando pas lo de los perros. Se estremece al recordar ahora al cachorro negro de Labrador, las cuerdas vocales extirpadas, arrastrndose sobre las nalgas despellejadas y sin nervios.
Oh, Dios, por qu no renuncia y basta? Vagabundea por la hierba desaliada del campus principal, va de un lado a otro. Esta gente. Esta... gente. Y sin embargo detrs de ellos se ciernen las grandes brumas doradas, la realidad de la Vida misma y las preguntas que l se ha ganado el derecho de responder. Nunca podr renunciar a esa emocin. La excitacin de preguntar de veras, despus de toda la afanosa tarea de estructurar trminos que pueden ser respondidos. El acto de formular a la Vida una verdadera pregunta... Y observar con reverencia, con indecible excitacin, cuando la Vida condesciende a responder s o no. Mis animales, mis obras de arte vivientes (de las cuales t eres uno), haced esto y aquello. S, en este pequeo aspecto me habis comprendido. El privilegio de saber cmo articular, aunque penosamente, preguntas que se puedan responder, preguntas que lo guen a un entendimiento ms cabal y a mejores preguntas mientras su mente sea capaz y dure su propia vida... Es lo que ms desea en el mundo, desde siempre. Y esta gente se le cruza en el camino. De alguna manera tendr que apaciguarla. Debe elaborar un proyecto que les interese. Regresa a los stanos del laboratorio, saluda distradamente a los estudiantes, baraja varios planes ms o menos respetables. Lo que realmente quiere hacer es todava demasiado brumoso para que se pueda explicar; quiere explorar la capacidad de los animales para anticiparse, para obtener algn conocimiento del frente de expectativas que deben construir, aun en las cabezas ms diminutas. Piensa que hasta podra ser til, podra iluminar los afanes del beb humano por aprehender su mundo. Pero eso tendr que esperar. Welch no tolerara la idea de que los animales tienen mapas mentales. Slo al viejo chiflado Tolman le permitiran pensar eso, y l est muerto. Tendr que pensar algo con las variables favoritas de Welch. Cules son? Muchas estadsticas, piensa, y advierte que le est sonriendo a una muchacha realmente bonita que camina con Polinski, esa vaca. S, por qu no trabajar con estudiantes? Algo complicado, con estudiantes. Eso no cuesta mucho. Y tal vez diferenciales sexuales, digamos, en la percepcin... O es demasiado ambicioso? Un gimoteo le anuncia que est de regreso en la zona del laboratorio. Un camin descarga canastos, gatos vagabundos de la municipalidad. Dame una mano, Tilly! De prisa! Es Sheila, que le abre la puerta a Jones y Smith; y quieren apresurarse a quitarlos de en medio antes que los vea algn estudiante. Uno de esos inocentes en los ritos del dolor. Toma un canasto de la parte trasera del camin. Aqu hay una hembra dando a luz le dice a Sheila. Mira la hembra est en el fondo de una masa hormigueante de animalitos lacerados. Uno de ellos tiene el cuello rojo. Date prisa, por amor de Dios lo urge Sheila. Pero... Ya con todos los canastos dentro, l se queda ante la baranda, no sigue a los dems. Enciende un cigarrillo. Los gatitos habrn sido comidos, no hay nada que hacer. Curioso, siempre pens que las mujeres simpatizaban con las otras hembras. Eso muestra lo mucho que l sabe de la Vida... O ser que slo simpatizan ciertos tipos de gente? O habr que inculcarlo, o a ella le habrn inculcado lo contrario? Misterios, misterios. Tal
vez es realmente compasiva por dentro, con alguna criatura. Espera que s, y ahuyenta una fantasa de inyectar a Sheila con reserpina y darle estmulos experimentales... Advierte que la puerta ha sido cerrada por dentro. Han salido todos por el frente. Se est haciendo tarde y decide irse, tambin. Recuerda que es un fin de semana largo. Da del Armisticio. Ojal lo fuera... Se reprocha el lugar comn. Pero tambin frunce el ceo: los fines de semana largos significan nadie que se acerque al laboratorio. Ningn animal recibe agua ni alimentos. Bueno, tres das... No es tanto como la semana de Navidad. La ltima semana de Navidad haba interrumpido un bien merecido descanso junto a una pila enorme de exmenes y haba vuelto a la ciudad para una inspeccin en los laboratorios. Haba sido tan cruel, tan innecesario. Las pobres bestias muriendo de sed y hambre, comiendo metal o devorndose entre ellas. Excelente manera de celebrar la Navidad. Pero tendr que olvidar esas cosas, piensa. Olvdalo. Sobre todo a partir de ahora. Arroja la colilla del cigarrillo, apura el paso. Recoger el maletn con los exmenes en la biblioteca donde los guarda para evitar el olor a laboratorio e ir a casa y se pondr a corregir. El autobs estar atestado. Su casa es un pequeo departamento en un edificio suburbano. Hurga en la nevera anticuada, se prepara un bocadillo y se lo lleva con una cerveza al comedor diario donde tiene el escritorio. Tiene que revisar ochenta y un exmenes. Los miembros ms recientes del departamento tienen los cursos ms populosos. Es un test multiple-choice, y Lipsitz se ayuda con un papel bordeado de ornamentos que puede poner sobre las hojas, con casilleros que indican las respuestas correctas. Con slo cotejarlas suma una calificacin aritmtica. Bien. Masticando, saca el primer fajo mimeografiado. Pero cuando se pone a revisar la primera pgina ve que alguien oh no!ha garrapateado en vez de responder la nmero seis. Es esa muchacha gordinflona, la intil de Polinski. Y tampoco ha marcado las respuestas de la siete y la ocho. Maldice aquellas abultadas glndulas femeninas al leer los garabatos infantiles: "No contestar sta porque no se entiende. Lala, doctor Lipshitz". Ni siquiera escribe bien su apellido. Revisa la pregunta entre maldiciones: "Refuerzo fijo versus variable se denomina..." Oh s, la recuerda. Mala gramtica, adems de mala psicologa. Por qu no mandan al cuerno esas cosas obsoletas? Porque hacen falta notas de calificacin para el curriculum, por eso. La Polinski critica la lengua o la idea? Quin sabe. Lipsitz hojea los dems exmenes, ve ms garabatos. Demonios, saben que yo los leo. Todos saben que no los califico como debera. Idiota. Mastica el bocadillo seco de mala gana, se pone a leer. Calcula que a esta velocidad trabaja por setenta y cinco centavos por hora. Medianoche. An no ha llegado a revisar la mitad, pero sabe que debera interrumpir y ponerse a pensar seriamente en el ultimtum de Welch. La semana que viene todos sus cursos empezarn con Mtodos Estadsticos. No tendr tiempo ni para sonarse la nariz, mucho menos para pensar creativamente. Se levanta a buscar otra cerveza y piensa: Mtodos Estadsticos, brrr. Supone que los respeta. Pero es un sentimental incurable y con una aversin congnita a ignorar los datos que no encajan en la curva. Anlisis de factores, tcnicas multivariadas... Muy bonito. Por qu lo perturba esa sospecha primitiva y visceral de que todo termina por demostrar de algn modo lo que quera el experimentador? Bueno, no es eso, precisamente. Lo cualitativo opuesto a lo cuantitativo, quiz? Quizs algunos
resultados estadsticamente insignificantes son significativos, y algunos de los que son significativos... no lo son? O simplemente que todava no sabemos tanto como para utilizar armas tan precisas. Tal vez deberamos observar ms, observar y aprender ms, y especular menos. De acuerdo. As habl Lipsitz. Mientras calienta un arrollado de huevo congelado se burla de sus supersticiones. Encara los hechos, Lipsitz. En el fondo no crees realmente que los dados arrojen resultados azarosos. La psicologa no es campo para gente con problemas de personalidad. Ignorando el parloteo de la TV en el departamento vecino, se sienta al lado de la ventana para pensar. Vamos, cerebro. Elabora algo. Toma una buena hiptesis demostrable de alguien del departamento, de preferencia algo relacionado con el recuento electrnico de cpsulas de alimentos, las presiones del encierro, latencias, defecaciones. Y mtelo todo en hojas impresas con un buen programa Fortran... Pero en qu demonios estn trabajando? Esquemas de refuerzo, dficits cerebrales, cerebros divididos, Dios sabe que de ese modo parece que slo se producen muchas muertes de animales. "Los sujetos fueron sacrificados", insisten en decir. Buen sermn que le echaron cuando habl de 'matanza'. Sacrificados, como en un altar. Al Seor de las Moscas, tal vez. Contempla las calles oscuras y piensa en sus pequeos amigos blanquinegros, esa clida comunidad del stano. Se ve alimentando las cras, oliendo a los monos, mordisqueando manzanas, soando sueos de ratas. Le gustan las ratas, algo que le sorprende. Hasta la forma feral, el Rattus rattus. Le gustara trabajar con especies salvajes. Las ratas son malignas, dicen. Pero la gente slo sabe matarlas de hambre. Cualquier bicho muerto de hambre es 'maligno'. El sabueso ms fiel devora al dueo al cuarto da sin comer. Y sus ratas son, cavila avergonzado, afectuosas. Se le acurrucan en las manos, se le trepan al hombro, le demuestran humor. Si slo tuvieran colas velludas, piensa. La cola es el problema. La gente cree que las ardillas son inteligentes. Son slo ratas emperifolladas. Tal vez podra hacer algo con los elementos perceptivos de 'inteligencia', seguir con el trabajo del viejo Tinbergen. Olvdalo. Trata de organizar las ideas, pues ve que esto no lo lleva a ninguna parte. Un panorama funesto se despliega ante l. Por una parte, el trabajo profesional, limpio y brillante que debera estar naciendo, con esos miles de dlares del gobierno invertidos en su doctorado, su beca. Y por otra, lo que est haciendo realmente. Su cuartucho atestado de diversos roedores, su nfimo y vano esfuerzo por... Por qu? Por vivir amigablemente, como observador, con otra especie? Por comprender conductas triviales? Qu disparate. Gastando su propio dinero, rescatando animales que los otros no utilizan... Dios, la mitad de sus jaulas ni siquiera son justificables como experimentales! Esa chifladura lo exaspera pronto. Se levanta. Piensa, es una etapa que atraviesas. Sigo siendo un adolescente. Despierta, madura. Son slo animales. Acptalo. De a poco atisba una resolucin. Abre otra lata de cerveza y la deja crecer. Todo esto no sirve de nada, lo sabe. Y si llegara a demostrar, pese a todo, que los animales de veras aprenden mejor si se los trata de otra manera..., de qu servira? Acaso no lo sabemos ya? Un disparate, es hora de pensar en otra cosa. Bueno, cerveza en mano, deja florecer la resolucin. Ir all abajo y terminar con ese caos inmediatamente.
Matar a las ratas, borrar el asunto. Ordenar el laboratorio. Despus, podr pensar. Ya no estar anclado al pasado. El departamento quedar encantado. El doctor Welch quedar encantado. Todos pensaban que l no haca ms que perder el tiempo. Bueno, Lipsitz. Hazlo. Ahora, esta noche. S. Pero antes tendr que tomar algn analgsico, algn estimulante. No cerveza, no marihuana. Esa botella que le dio el ao pasado aquella muchacha, qu era? Ajenjo? S, ah est, detrs del insecticida que tampoco us nunca. Dios sabe cules sern los efectos de esa cosa rara. Aydame le dice, saboreando un sorbo. Y sale, la botella en el bolsillo. Le ayuda, piensa. Ahora camina a travs del campus. Durante el largo viaje en autobs su determinacin no ha cedido. Llovizna. Han de ser las dos de la maana, pero Lipsitz est acostumbrado a las plazas espectrales y desiertas. A menudo se ha escurrido por aqu fuera del horario para dar de comer y beber a los animalitos. La lluvia mueve extraas manchas de sombra sobre el viejo edificio, ecos siseantes de quienes antes vivan aqu. En la entrada del stano empina otro trago, descubre la botella pegoteada de trozos de zanahoria. Ajenjo y vitamina C, muy bien. Baja y abre, venciendo las nuseas. Las latas de basura estn llenas. Gatos que no pudieron resistir, sin duda. Adentro hay una pestilencia tibia y susurrante. Cuando encuentra la luz, un mono suelta un chillido inquietante y todos los sonidos callan. Amanecer a medianoche. Casi todos estos sujetos experimentales son nocturnos. Pasa entre los anaqueles atestados, revisando mecnicamente el nivel de cientos de frascos de agua. Bien, bien, todos bien... Qu es esto? Se detiene junto a los roedores de Sheila. Un frasco est lleno hasta el borde, pero junto al alambre hay un cadver, y los animales vivos parecen abatidos. Por qu? Sacude el frasco. No sale nada por el tubo. Est bloqueado. Nadie lo revis en quin sabe cunto tiempo. Muertos de sed all dentro, y con el frasco lleno... Limpia el tubo, retira a los muertos, observa cmo se apian los animalejos. Qu informar Sheila? Parte de un grupo experimental ha quedado... eh, reducido. Responde al impulso de insertar tambin algunas zanahorias, y adems se inserta otro poco de licor en el cuerpo. Pero sabe que est postergando lo que ha venido a hacer. De acuerdo, al grano. Pasa frente a una jaula de conejos pequeos con los prpados pegados con resina, algn torpe experimento sobre aprendizaje perceptivo, y enciende la luz del lavadero. Todo est sucio con trozos de pelambre y entraas de perro. Por qu demonios no limpiarn? Somos cientficos. Demasiado orgullosos. Y se pone a enjuagar con la manguera, que chorrea. Nadie se preocupa siquiera de traer una esponja. l traer una. No, claro que no! A partir de ahora har algo muy diferente. Pero antes tiene que librarse de todo esto. Sacrificar a sus sujetos. Su ex sujetos. Dnde est el ter? Lo encuentra detrs de los trapos, bebe otro sorbo de ese licor brumoso para fortificarse, mientras prepara los tarros para matarlas. Ha elaborado lo que considera el modo ms decente: una almohadilla de ter bajo una reja para impedir que la sustancia les queme las patitas.
Los ocho tarros estn en una hilera sobre el fregadero. Baja una jaula de hembras viejas, las abuelas del grupo actual. Se apian delante, esperando confiadas. Oh, Dios. Posterga el asesinato el tiempo suficiente para darles un poco de zanahoria, distribuye ms raciones en cada jaula para que tengan tiempo de comer. Un tumulto susurrante, esperanzado, hambriento. Bueno. Regresa al fregadero y vierte el ter, dejando las tapas cerradas. Luego mete la mano en la jaula y toma una hembra en cada mano. Rpido. Las echa a ambas en un tarro, vuelve a atornillar la tapa. Tiene esa fatua conviccin de que la compaa ayuda un poco. Se retuercen, frenticas, se aflojan antes que l haya puesto el prximo par en otro tarro. Luego siguen los otros pares... Lleva cinco minutos tener la certeza de la muerte. Comprende que ser una noche larga. Baja otra jaula, empina otro trago, de espaldas a los tarros para mirar su pequea ciudad de ratas. Mis tropas. Mis patticas tropas. Embriagado de ajenjo, de pronto se imagina guiando a sus animalitos contra sus colegas, contra los que ren infligiendo dolor. Jones con el cerebro escariado por un cachorro de pachn. Un gatito con delantal de cirujano rasurando a Sheila. Vaya! Basta. Ha estado ojeando las jaulas de abajo. Las madres han llevado los alimentos a los pequeos. Sera interesante ver qu ocurre all dentro. Quiz si usara los infrarrojos... Basta de eso, tambin. Un laboratorio no es un zoolgico. En una jaula oscura del fondo la zanahoria sigue donde la dejara. Y Snedecor, el viejo macho con el cerebro daado? Por qu no habr venido a buscarla? Le molestar la luz? Lipsitz apaga las luces de arriba, se acerca a mirar. Se agacha, escruta la penumbra. Algo extrao all... Santo cielo, la maldita caja est estropeada, tiene el fondo podrido. Dnde est el viejo Snedecor? El armazn de las jaulas tiene ruedas. Lipsitz empuja un extremo hacia adelante y deja descubierta una oscuridad estigia detrs. En tiempos prehistricos haba aqu una rampa de carbn. Y hay algo all detrs, en la pila de bolsas junto a la entrada vieja. Lipsitz entorna los ojos. Las luces del laboratorio parecen ms opacas y gaseosas. Esa cosa... Tiene manchas negras y blancas. Se est moviendo? Retrocede hasta el escurridero, apoya la mano en la botella. S. Otro sorbo. Qu pasa con las luces? Los tubos fluorescentes parecen cubiertos con una pelcula de ectoplasma, debe ser el polvo de los alimentos. Este lugar est lleno de polvo. Los monos estn quietos como cadveres, adems. Eso es inslito. En realidad todo est muerto salvo por una especie de castaeteo tenue en la oscuridad, detrs de las jaulas. Un animal. Algn animal se escap y se instal all, eso es todo. Bueno, Lipsitz. Acrcate a mirar. Pero se demora, consciente de que el ajenjo le ha reemplazado las extremidades por extensiones ms vagas y onricas. Las hembras viejas del escurridero lo miran atentamente; las que han muerto en los tarros miran al vaco. Toda la pequea ciudad de ratas ha dejado de moverse, observa. El sacerdote del dolor. Este es un templo del dolor, piensa. Pequeo, desvencijado y sucio. Quiz la suciedad y la sordidez son mejores, ms honestas. Un matadero no tiene por que lucir bonito como una cocina limpia. En todo el pas, en todo el mundo, los bistures impecables abren tajos, las mentes entrenadas inventan suplicios casuales en laboratorios tan brillantes e higinicos que uno podra
tomar la comida del suelo. Auschwitz, Belsen, eran pulcros. Con flores. Slo la pestilencia del dolor subiendo al cielo, el cielo vaco. Pero a la gente no le importa el dolor de los animales. Tampoco le importaba el dolor de mi pueblo en los campos de exterminio, hace una generacin. Es siempre lo mismo, agonas interminables de criaturas indefensas que nadie oye. Y todo para qu? Quizs en alguna parte haya un receptculo del dolor, medita. Un receptculo que espera ser colmado. Y cuando se llene, algo se levantar de all? Algo creado y convocado por el tormento? Una supercriatura extraa e inhumana. Sabe que est borracho. El castaeteo se ha intensificado. V a mirar ese animal, Lipsitz. Avanza por el cuartucho oscuro, atisbando, oye el clic-clic-clic. De pronto lo reconoce. El chasquido que hace una rata en ciertos estados mentales. Nada amenazador, debe ser el viejo Snedecor. Animado, acerca una lmpara que cuelga de un cable, y ve la cosa con claridad mientras alrededor el laboratorio pierde realidad. Lo que yace entre las bolsas de Purina es un verticilo increble, una maraa de patas de rata, cabezas de rata, torsos de rata, colas de rata entrelazadas en una formacin enorme semejante a una rueda, de algn modo anormal articuladas rata por rata, un enorme pastel de ratas que jadea y palpita, los ojos fatigados y doloridos. Espantoso, realmente. A Lipsitz se le corta la respiracin. Y no todos son animales de laboratorio. Entre ellas puede ver las pelambres de ratas ferales. Habrn entrado ratas salvajes para ayudar a formar esa cosa horrible? Y en ese momento, colgado de la lmpara, comprende lo que est viendo. Lo ha ledo en cuentos tradicionales, las antiguas y grotescas leyendas de la rata y el hombre. Est mirando una Rata Rey. Abundaban en las crnicas medievales, recuerda vagamente. Fue en Wrttenberg? Estn monstruosamente articuladas, pero viven... No se las puede separar de ningn modo, y chillan muchsimo en la hoguera. Apariciones que se vean cuando las ratas eran muy acosadas. Algunos crean que cada ejrcito de ratas tena un rey de este tipo que los diriga. Y a veces se relacionaban, o los confundan con Ratas Rey de otra especie: animales gigantes con ojos de fuego y cadenas de oro en el cuello. Lipsitz mira fijo mecindose bajo el cable de luz. La masa enmaraada de la Rata Rey sigue all, chasqueando dbilmente. Palpita en un ambiguo sufrimiento entre las bolsas. Su otra mano sigue aferrada a la botella. Bueno. Bebe un largo sorbo y vuelve los ojos hacia esa presencia horrenda. Se pregunta qu har. No puedo... No puedo murmura en voz alta, refirindose a todo ese endemoniado asunto. Puede seguir con su tarea, matar a los animales, olvidarse de su tontera, marcharse. Pero no puede, por cierto, enfrentar esto, aniquilar esa aparicin de otra poca, ese horror tal vez sobrenatural. Y eso le infunde una vaga e insidiosa sensacin de culpabilidad. Es culpa ma, yo... Advierte que est sollozando, que le lagrimean los ojos. No sabe si es por los animales o por s mismo. Sabe que simplemente no aguanta ms, que no puede seguir as. Y ahora esto. No! exclama, y alude en realidad a todo el mundo humano. Parpadea
aturdido ante la confusa penumbra tratando de recobrar la lucidez, sintindose una mota azarosa de vida rebelde en una insignificante trampa de cazabobos. Vuelve lentamente los ojos hacia ese monstruoso y lamentable pastel de ratas. Parece que se est debilitando. El chasquido ha perdido intensidad. Mira hacia arriba, hacia las sombras oscuras. ...y realmente no le sorprende encontrar ojos que a su vez le miran. Dos grandes y redondos ojos animales en las tinieblas, a la altura de su cintura, un fuego bermelln plido reflejado en las membranas. l mira fijo. Los ojos se vuelven a derecha e izquierda, calmos y en silencio, y luego la cabeza avanza. Ve el hocico largo y sabio, los bigotes, las cuencas de las orejas. Hay un collar de oro? No puede distinguirlo pero s que ya discierne las patas delanteras de la criatura al palpar ligeramente el cuerpo o los cuerpos de la Rata Rey. Y esa criatura enmaraada se desvanece y encoge. Quiz sus fuerzas unidas han bichado y sufrido para dar nacimiento a esta otra: el Rey mismo. Hola susurra Lipsitz de manera idiota, ya sin sentir horror sino slo una emocin de otra especie. La gran presencia tibia lo escruta. Lo encontrar inocente? Lipsitz se relame los labios. Al fin han venido, piensa. Se han levantado. Acabarn con todo esto. Tambin conmigo? Pero no le importa: una alegra incontrolable le invade cuando vislumbra el brillo del oro sobre la pelambre del ancho pecho. Se relame de nuevo los labios secos, traga saliva. Bienvenido, majestad. El Rey no responde. Los ojos se desvan y escudrian gravemente los corredores. Lipsitz se hace involuntariamente a un lado. Los bigotes del rey oscilan serenos trayendo noticias olfativas. Se oye un calmo castaeteo. Cuando la aparicin avanza un paso Lipsitz se conmueve al ver el tpico brinco, el andar de rata. La piel del Rey es castaogriscea y lustrosa, un pelaje feral. Por supuesto. Adems, un macho. Sonre con timidez al ver que el cuerpo gigantesco tiene una tpica giba larga, la parte trasera ms pesada. El viejo Snedecor est traducido en alguna partcula de esta maravilla? El stano est en absoluto silencio, salvo por el castaeteo meditativo del Rey. Vas a... Lipsitz trata de decir algo, pero calla al percibir lo que ocurre alrededor de l. Algo invisible, inaudible, pero tangible como el da... Emergen, s! Emergen de los cuartos, de las hileras de jaulas, cajas, encerraderos, armazones, casuchas y alambres. Todos emergen para ir al Rey. Todos ellos. Conejos ciegos, roedores mutilados, gatos y ratas lesionadas, macacos con el cerebro agujereado, que avanzan en silencio. Hasta los perros paralizados se mueven como pueden para salir al encuentro del Rey. Y en ese momento Lipsitz comprende que el Rey tambin se vuelve... Hace girar el gran cuerpo castao y se aleja de l con toda soltura para dirigirse a la oscuridad ms profunda del rincn de la carbonera. Lo estn abandonando! Espera! tropieza con el pastel de ratas muerto, no puede tolerar esta prdida . Por favor... Arriesgndose a todo, extiende el brazo y toca el flanco de la bestia mgica, esperando... no sabe qu. El flanco es tibio, slido. El Rey le echa una fugaz mirada de reojo, an alejndose. Audaz, Lipsitz se le acerca, camina al lado, la mano apoyada con firmeza en el lomo. Pero se dirigen hacia lo que l sabe es slo pared, a travs de la cual nada puede ver. El stano termina all. No importa, no dejar escapar la magia, no. Y camina al lado del Rey, pensando que tambin es un animal. Y a ltimo momento
descubre que su cabeza retrada de temor est avanzando a travs de una nada oscura, de una vacuidad ms que negra adonde los conduce el Rey. Se est yendo. Sale. Quizs una vieja cloaca, piensa mientras avanza agazapado junto a la gran presencia benigna, evocando historias de tneles olvidados bajo esa vieja ciudad en la que se acaba de construir un subterrneo nuevo. S, eso debe ser. Y descubre que est recuperando una visin que al principio es plida y espectral. Ahora puede caminar erguido. Aprieta la mano izquierda sobre los hombros de la bestia serena, y siente el movimiento de los msculos vivos bajo la pelambre, lo cual le trae alegra y curacin. Dnde estarn los otros? Echa una rpida ojeada hacia atrs y los ve. Vienen. La penumbra de atrs est colmada de bestias calladas que avanzan en fila a lo lejos, animales grandes y pequeos. Ahora puede orles tmidos susurros. Y no son slo los animales de su srdido laboratorio, sino torrentes de otros: ha entrevisto cabras, trtolas, una vaca, mapaches, zorrinos, una zarigeya y lo que parece un mono pequeo montado en un perro cojo. Hasta hay pjaros que brincan y aletean arriba...! Dios mo, estn todos, piensa. Es Hamelin al revs. Todos los humillados, los mansos, estn dejando el mundo. Arriesga otra ojeada y cree ver tambin un nio humano y al parecer un anciano en la multitud. Todos avanzan callada y mesuradamente en la penumbra. Una hueste interminable que al fin sale, se aleja. Y l siente una emanacin, una dulzura, una tibieza silenciosa. Se siente feliz como nunca. Ms que nunca. Nos ests llevando fuera de aqu le dice al Rey. A los que no podemos resistir ms. Nos vamos todos para siempre, verdad? No hay respuesta verbal, slo una oreja erguida que se vuelve hacia l fugazmente mientras el Rey contina con pasos graves. Lipsitz no necesita discursos ni explicaciones. Simplemente avanza y se deja invadir por la alegra. Se pregunta por qu siempre ha estado prohibida la mansedumbre. La vern realmente como una amenaza para odiarla de tal modo? Pero ahora todo ha terminado, y para siempre. Est seguro, aunque no tiene la menor idea del lugar adonde se dirige esta procesin en la infinitud crnica. Por el momento le basta con sentir la comunin silenciosa, la tranquilidad que le comunica la mano apoyada en el flanco de la gran bestia-espritu. El flanco es enteramente slido, puede sentir todas las vibraciones de la vida. Es el cuerpo de un animal real. Pero tambin es amistad ms all de lo imaginable. Nunca ha conocido nada tan maravilloso como esta comunin; ni el sexo ni las puestas de sol o siquiera la hora mgica de su primera bicicleta. Ahora parece que todo est bien, y que lo estar para siempre. Aflicciones que ni siquiera l conoca se le estn desprendiendo, se elevan como humo. Estaba tullido, tullido a fuerza de soportar. No slo el laboratorio sino todo. Todo. Apenas puede creer en este alivio. Un pensamiento peregrino se le insina: quin quedar? Si queda alguien necesitado de cuidados y consuelo, quin se har cargo? Ahuyenta el pensamiento y se concentra en la confortacin que emana de esa vida extraa, la bestia mtica que marcha despreocupada por el pasadizo oscuro y sinuoso que ahora desciende, o quizs asciende y desciende, no puede distinguirlo. El pavimento parece muy comn, hmedo y rajado. Al lado los msculos de la gran rata se hinchan y estiran con el movimiento de las patas traseras. Mira hacia atrs y sonre al ver cmo la cola anillada del Rey se curva a derecha e izquierda, alerta y serena. Ya no hacen falta colas velludas. Advierte que est penetrando en el misterio. Un misterio inhumano, quiz. No le importa. Est entre los suyos. Ir adonde ellos vayan. Aun a la
inhumanidad, aun solo. Pero a medida que la visin se adapta comprende que no est solo. Hay una figura humana a sus espaldas, en el extremo del Rey, que avanza lentamente, que lo alcanza. Una muchacha? S. Apenas puede distinguirla, pero cuando se le acerca nota con creciente alarma que la conoce. Podra ser... S, es ella! Sheila. Sheila aqu no! No, no. Pero ella lo ha alcanzado con sigilo, camina a su lado y tambin tiende la mano para tocar al Rey. Y para su inmenso e indecible alivio descubre que no es Sheila, desde luego. Cmo podra ser ella? Es slo una muchacha de la misma estatura, con las mismas curvas insinuantes, la misma cabellera oscura. Ella vuelve la cabeza por encima del ancho lomo del Rey, y l ve que aunque los rasgos son los de Sheila, la cara es totalmente diferente, franca, candorosa. Una Eva en este segundo amanecer del mundo. Quiz sea la hermana menor de Sheila, piensa desconcertado al notar que ella ahora lo mira y le sonre. Hola susurra sin poder evitarlo, temeroso de romper el hechizo, de alterar su marcha con algn spero sonido humano. Pero el hechizo no se rompe. En realidad, la cara de la muchacha se vuelve ms ntida. Alza la mano y se echa el cabello hacia atrs, la otra se apoya con firmeza en el flanco del Rey. Hola la voz es muy suave pero no frgil. Ella lo est mirando con los ojos de Sheila, pero ojos de una calidez y luminosidad tan diferentes que l slo quiere mirarlos complacido mientras avanzan hacia un destino incierto. Est tan asombrado de encontrar un alma humana y vulnerable en esos ojos radiantes y castaos... Un alma?, piensa, y siente los pasos serenos de sus pies incorpreos, tal vez camino a la eternidad. Qu palabra tan inapropiada. l no es religioso, no cree en dioses ni almas, excepto como un trmino cmodo para denotar qu?la compasin o la responsabilidad, todo eso. Y tantas discusiones al respecto. Una horda espectral de viejos eruditos que debaten, y a quienes ni haba prestado atencin en sus das de estudiante, le invade la mente. Pero est extraamente preparado para or que la muchacha declama en tono coloquial: No hay error ms poderoso para desviar las mentes dbiles del recto camino de la virtud que la suposicin de que el alma de los brutos es de la misma ndole que la nuestra. Descartes aventura l. Ella asiente, sonriendo por encima de la gran silueta castaa. Las orejas alveoladas del Rey han seguido el dilogo, y ahora vuelven a prestar atencin adelante. l lo empez todo, verdad? dice Lipsitz, o quiz slo lo piensa. Que son robots y que se les puede hacer cualquier cosa. El dolor de ellos no cuenta. Pero nosotros tambin somos animales aade en tono sombro, rehusando que algn filsofo muerto hace tiempo lo separe del flujo de este Ro gozoso. O qu ser... Una ligera inquietud lo turba, pero es ahuyentada. Ella asiente de nuevo. Ese dulce y honesto rostro femenino casi lo mata de amor. Pero cuando l mira, la inquietud le acecha nuevamente. Bajo esa sonrisa hay una transparencia, una falta de sustancia, hasta una tristeza, como si ella se dirigiera hacia una prdida inexorable. No, est bien. Claro que s. Adonde vamos? Lo sabes? pregunta, quiz imprudentemente. El Rey Bestia yergue una oreja. Pero Lipsitz debe saberlo, ahora. Ella sonre, esquiva. Lo estudia. Adonde van todas las cosas perdidas dice. Es muy hermoso. Slo... y
calla. ...slo qu? ahora est inquieto, viendo que ella ha desviado la cara y camina con la barbilla hacia adelante. Siente un espanto que no puede reprimir. Los momentos de sencilla alegra han pasado. Teme que todava lleve algn peso. Ser quizs una eleccin? Sea lo que fuere, se cierne sobre l o dentro de l mientras avanzan, una significacin acechante que quiere eludir desesperadamente. No es una disipacin ni un despertar. Se aferra con fuerza de los hombros del Rey, el gua mgico. Siente la tibieza tranquilizadora. Todas las cosas estn en el loto... Pero la prdida acecha. Slo qu? vuelve a preguntar, y sabe que debe y no debe hacerlo. S, todava est all y avanza con ellos hacia el refugio final; el vnculo se conserva. El lugar adonde van las cosas perdidas es muy hermoso, slo que... De veras quieres saberlo? le pregunta ella con toda ligereza. Es una eleccin, advierte l, temblando. No es una ddiva, no es tan simple. Pero es que no puedo olvidar esto y seguir adelante? S, puede... Lo sabe. Tal vez. Pero oye que su voz humana insiste. Slo qu? Slo que no es real dice ella. Y a l se le rompe el corazn. De pronto, todo se rompe tambin, una terrible onda de vacuidad se desliza a travs de l, lo tumba y le hace soltar al Rey. No, esperadme! tiende el brazo, desesperado. Todava puede sentirlos cerca de l, sentir cmo avanzan. Esperad... ahora entiende, entiende con un dolor desgarrador que son realmente las almas de las cosas, y tal vez l mismo, lo que pasa, y se aleja... para siempre. Han soportado todo lo que pudieron, y ahora se marchan. El dolor ha culminado en esto, pueden abandonarnos... Abandonarme a m en un mundo mecnico y cartesiano donde nada significar nunca nada. Oh, esperad grita en ese desierto oscuro, incapaz de tolerar la prdida, el consuelo vivo que se aleja. Slo que no es real. Qu significa eso? La eleccin? Que la realidad es sa donde debo quedarme para seguir intentando? No lo sabe, slo puede pedir a gritos que lo lleven tambin, tambaleante en la irrealidad, sintindoles todava all, todava posibles, delante, alrededor. Es un error. Se siente aterrado por su fracaso, su equivocacin; su corazn humano slo puede anhelar esa dulzura, ese gran rey benevolente y firme, esa alegra. Por favor, quiero ir con vosotros... S! Por un ltimo instante lo aprehende. Toca de nuevo la tibieza y la vida, ve la hermosa cara perdida que es y no es Sheila. Ah estn. Y trata con todas sus fuerzas de seguirlos, de salirse de su piel, de su vida, si es necesario, con tal de compartir esa mansedumbre. Llevadme! Pero es intil, no puede. Han desaparecido y l est de rodillas en el cemento hmedo, sostenindose la cabeza con manos vacas y trmulas. Fue en vano, y fue un error. O no?, se pregunta mientras siente llegar el desmayo. Acaso algo de s mismo tambin fue, tambin vol a esa alegra egosta? No lo sabe. ...y nunca lo sabr, pues cuando recupera el conocimiento se descubre despatarrado como un idiota en la suciedad, detrs de las jaulas de las ratas y con el gusto cido del ajenjo en la boca y una extraa sequedad y ligereza en el corazn. A qu diablos estuvo jugando? Ese licor es terrible, piensa cuando se levanta y se
sacude las ropas. Este lugar mugriento..., qu idiota he sido al creer que poda trabajar aqu. Y estas ratas mugrientas... Hay algo repulsivo en el suelo, adems. Dejmoslo para la posteridad. Y vuelve a instalar el armazn en su sitio. Bueno, terminemos de una vez. Tararea mientras apunta la manguera hacia el suelo mugriento, empapa a las estpidas ratas encerradas, para escarmentarlas. All estn los tarros. Pero qu demonio lo posea? Pensaba de veras matarlas una por una? Tardara horas... Conoce un modo ms sencillo con una lata de basura. Si pudiera encontrar una libre... Bien, aqu. La arrima y vaca una jaula tras otra. Las echa a todas juntas; nidos, cras, zanahorias, bollos de papel. Chillidos, forcejeos. Es intil, amigas. El tarro de ter est casi lleno. Lo vierte sobre la masa bulliciosa y cierra la tapa, tarareando ms alto. Las dentelladas resuenan en las paredes de la lata. El gas no es demasiado. No importa. Se sienta encima y nota que una rata se ha escabullido para esconderse detrs de su zapato. Ratn mecnico, autmata estpido. Lo pisotea y lo patea con destreza bajo las jaulas de roedores de Sheila, y se pregunta por qu se le ha metido Descartes en los pensamientos. No hay error ms poderoso... Al cuerno con el viejo Descartes, pensemos en Sheila. No hay error ms poderoso que la conviccin de que hay hembras inconquistables. De algn modo est seguro de que en cualquier momento encontrar esa senda hmeda y velluda abierta de par en par. En cuanto ponga en marcha el proyecto. Pues tiene una idea (ese ajenjo no estaba tan mal). Oh, s. Una idea que asombrar al viejo Welch. En realidad el viejo Welch lo considerar demasiado... comillas, comercial. Bueno, al demonio con el viejo Welch. Este proyecto sin duda le interesar a alguien. Tendr laboratorios La Mafia? Jo, jo. Es demasiado. Y tambin al demonio con los estudiantes, piensa de buen humor cuando arrastra el tambor hacia la entrada, ignorando los sonidos de dentro. Basta de Polinskis, basta de bobadas, la docencia es para los imbciles. Mi nuevo proyecto se encargar de eso. Habr dificultades para conseguir sujetos? No... Mira todos esos viejos cadveres ambulantes que se venden para comida de perros. Y hay un matadero en la vecindad, no hay problemas. Pero necesitar un laboratorio ms grande, claro. Cierra con llave mientras tararea con vivacidad la versin rock de la 'Danza de Anitra'. Sale al amanecer lluvioso, revisa mentalmente los nuevos hallazgos sobre los determinantes cerebrales de intensidad motriz. No costara nada colocar electrodos para incrementar la intensidad de cualquier actividad animal. La carrera, por ejemplo. Acelerarlo al mximo, hacerlo correr como nunca pese a las patas quebradas o cualquier cosa. Vaya! Aun sorprendiendo al otro que todava no hubiera arrancado. Y est hipotticamente seguro de que podra sellar los implantamientos casi hasta la invisibilidad. Tiene buena mano para la ciruga. Puramente hipottico, claro. Pero supongamos que se usa un material sinttico con liberacin de cidos. Sera difcil detectarlo con rayos X. Aja. Claro, no sabe mucho de caballos, pero aprender rpido. Sonriendo echa a correr para alcanzar el autobs que, oh fortuna, aparece en la calle desierta. Acaba de recordar a un amigo que tiene una granja a menos de ochenta kilmetros. No sera esplndido emprender el proyecto piloto con ponies Shetland sobrantes? ELLA ESPERA A TODOS LOS NACIDOS
Plida, ms all del porche y el portal, Coronada por hojas calmas espera La que recoge todas las cosas mortales Con manos inmortales y plidas. SWINBURNE Nace en los paramos del no-ser, centellea, nace de nuevo y se mantiene unida, se hincha y extiende. Vive sin vida, lucha contra la marea gris de la entropa, persiste de manera inslita, configurando complejidades cada vez ms ricas hasta formar una ola creciente. Y crece en verdad como una ola, pues mientras la cresta aflora triunfal a la luz del sol, cada una de sus partculas se precipita para siempre en la oscuridad y se disuelve en la nada en el momento del salto. Triunfa al parecer, pues no naci sola. Viene siguindola en el ser su oscura gemela, su Adversaria, la sombra que incesantemente la devora por dentro. Perseguida sin piedad, atacada en cada rgano vital, la ola viviente arroja espuma y su billn de crestas fugaces aflora a la luz por encima del dolor y la muerte que la reclaman. La sustancia mortal lucha y se extiende durante eones innumerables. Impulsada por la muerte, huye con creciente ligereza de su Enemiga hasta que corre y brinca y se remonta en la luz relampagueante. Pero no puede vencer al fuego de sus carnes, pues las extremidades que la sustentan son Muerte, y Muerte son las alas que la elevan. En el dolor de sus miradas de miembros victoriosos y moribundos, la Vida surca el aire indiferente... La madriguera es oscura. Pelicosaurio se acuclilla sobre las cras, y su vago ndulo de percepciones slo retiene la sensacin de los hocicos que sorben la piel glandular del vientre en medio de algo que no es pelo. Afuera suena un eructo estruendoso y gorgoteante. La madriguera tiembla. Pelicosaurio se agazapa, tieso. Los cachorros acurrucados se petrifican. Todos menos uno, una hembra que se ha escabullido y husmea nerviosa los recovecos de la madriguera. Avanza medio agachada, el cuerpo separado de la dbil faja del hombro de reptil. Ms ruidos fuera. La tierra llueve dentro del nido hmedo. La madre se acurruca an ms, encerrada en una quietud reflexiva. El cachorro olvidado trepa ahora por un tnel. Cuando desaparece, el gigantesco hadrosaurio del ro decide salir. Veinte toneladas de reptil aplastan la orilla blanda. Tierra, rocas y races se derrumban y aplastan a Pelicosaurio y sus cachorros y otros habitantes de la costa en una gelatina terrosa, una artesa de destruccin detrs de la fugitiva. Se oye un batir de alas correosas, pterosaurios que bajan a picotear las ruinas. Ms arriba, junto a una raz de gimnosperma, el cachorro solitario forcejea para liberarse. Se intimida al or los gruidos roncos de los depredadores. Luego un oscuro tropismo despierta en ella, una necesidad indefinida de espacio y de ascenso. Aferra torpemente el tronco de la gimnosperma con las extremidades delanteras. Una larva
avanza en la corteza. Automticamente ella la captura y la devora mientras parpadea tratando de enfocar los ojos ms all... Luego se pone a trepar, llevando en la intrincada red de sus genes la anomala diminuta que la ha salvado. En el huevo del que naciera, una molcula vari imperceptiblemente de estructura. De su programa aberrante ha surgido un nfimo enfriamiento de la orden que impulsa a la especie a petrificarse, una pequea tendencia a actuar bajo presin. El cachorro que ya no es enteramente Pelicosaurio siente que sus patas mal adaptadas resbalan en la rama, manotea para asirse, cae y se arrastra fuera de la tumba de su especie. As la ola de la vida asciende bajo el ltigo de la Muerte, crece, cobra fuerzas, se diversifica sin lmites. Pereciendo y resurgiendo, se remonta a victorias ms altas y complejas por encima del montculo de cadveres. Se hincha y emerge encrespada, luchando cada vez con ms fuerzas, lanzada en trayectorias ms audaces para escapar del dolor. Pero lleva a la Enemiga dentro, pues la Muerte es el poder de su impulso. Muriendo en cada individuo, pero renovada a cada instante, la ola mltiple de la Vida salta a la extraeza... Aullando, el ser lampio corre velozmente, cae a tierra, y chilla de nuevo cuando lo golpea una piedra. Gira y se escabulle, cojeando ahora. No puede eludir la andanada de proyectiles arrojados por esos brazos ms fuertes, mejor articulados. Le dan en la cabeza. Cae. Los bpedos lo cercan. Y con gritos de alegra que an no son palabras caen sobre el hermano con quijadas filosas y piedras puntiagudas. El tumulto de vida y muerte crece, sube como un chorro hacia la luz. El billn de fragmentos atormentados adquiere un ser ms intenso, salta como una gran bestia encima de los despojos de la Adversaria. Pero no puede liberarse, pues la fuerza de su vida es la Muerte, y su fuerza es como la fuerza de las muertes que la consumen, cada una de sus partculas es impulsada por la potencia de la Atacante oscura. En la medida de su muerte, la Vida aflora, triunfa y rueda irresistible por el planeta que la ha engendrado... Dos jinetes avanzan lentamente por la pradera bajo la fra lluvia otoal. El primero es un joven con un pony manchado. Conduce a un ruano de orejas negras donde el padre cabalga sin fuerzas, respirando boquiabierto con el pecho herido por un balazo. La mano del hombre empua un arco pero no hay flechas. Las reservas y provisiones de los kiowas se perdieron en Palo Duro Canyon, y las ltimas flechas fueron disparadas en la matanza de Staked Plains hace tres das, cuando murieron su esposa y su hijo mayor. Cuando pasan por un bosquecillo de sauces la lluvia amaina un momento. Ahora ven los edificios del hombre blanco delante: Fort Sill con su corral de piedra gris. En ese corral han desaparecido sus amigos y parientes, familia por familia, rendidos al enemigo implacable. El muchacho frena el caballo. Ve una columna de soldados que sale del fuerte. Su padre emite un sonido, trata de levantar el arco. El joven se lame los labios. Hace tres das que no come. Azuza al pony para seguir adelante. Mientras cabalgan, dbiles ecos de un tiroteo les llegan en el viento hmedo, desde un campo al oeste del fuerte. Los blancos estn matando a los caballos kiowas, les destruyen la vida de sus vidas. Para los kiowas ste es el fin. Se los contaba entre los
mejores jinetes del mundo, y la guerra era su ocupacin sagrada. Tres siglos antes haban bajado de las oscuras montaas, haban adquirido caballos y un dios, y haban irrumpido gloriosamente para gobernar sobre una franja de mil quinientos kilmetros. Pero nunca pudieron entender que la Caballera de los Estados Unidos avanzaba tenaz e implacable. Ahora estn acabados. Los kiowas han sido templados por la dureza natural, por milenios de muertes en un mundo salvaje. Pero esa dureza no es suficiente. Esos soldados plidos que tienen delante han sobrevivido a siglos ms fatales en los calderos de Europa. Se lanzan contra los indios con el poder derivado de incontables generaciones de asesinatos en batallas, muertes bajo tiranas implacables, hambrunas y pestes. Como ha ocurrido antes y antes y antes, los hijos grises de la muerte ms vasta ruedan hacia adelante, conquistan y se propagan por la tierra*. As la gran Bestia alla entre las llamas que la devoran, las miradas de vidas de su ser un crisol de muertes cada vez ms feroces y vida ms ascendente. Y ahora su mpetu agnico se altera. Lo que haba sido vuelo se transforma en batalla. La Bestia se vuelve hacia la enemiga que la hostiga y lucha por arrancarse la Muerte del corazn. Lucha desesperadamente, brotando de las heridas que son su vida, forcejea para salvar algn fragmento mientras la Muerte extermina individuos enteros. Pues la Muerte es la gemela de su esencia, crece con la vida y la furia de su ataque crece con el poder que la ataca. Trabadas en ntima batalla, la Bestia y su Enemiga se acercan ahora a una espantosa fase de dolor. El combate se intensifica, rompe las normas de la materia. El tiempo se acelera... Mientras la noche se cierne sobre el Mediterrneo, el vapuleado carguero se desliza con gran cautela para sortear a los enemigos de Chipre. La lluvia y la oscuridad lo ocultan. Avanza con todas las luces apagadas, sofocado cada ruido humano. Slo el ronroneo de las mquinas y el chapalear de la hlice herrumbrada podran poner alerta al enemigo. En su cuerpo lleva un cargamento precioso, las chispas acurrucadas y silenciosas de la vida. Nios. Los sobrevivientes, los puados rescatados entre los seis millones de cadveres de los campos de exterminio, salvados de los veinte millones aniquilados por el Reich. En la oscuridad y la desesperacin se arrastra haciendo agua, y la tripulacin no se anima a poner en marcha las bombas rechinantes. Oculto por la noche humea milla tras milla a travs del bloqueo para llevar los nios a Palestina. Entretanto, en el otro lado del mundo, en la maana de esa misma noche, un solo bombardero se separa de la escolta y avanza tenazmente hacia el oeste a travs del aire fro. El Enola Gay vuela hacia Hiroshima. Impulsada por el dolor, acicateada por la muerte, la Bestia convulsa lucha contra su Enemiga. Crece entre renovados suplicios, retrocede hacia nuevos resplandores, alcanza victorias cada vez mayores sobre la Muerte, y recibe a su vez ataques ms desgarradores. El combate llamea invisible a travs del planeta, se intensifica hasta traspasar las fronteras de la tierra y se desplaza parcialmente al espacio. Pero la Bestia no puede escapar, pues lleva a la Muerte consigo y alimenta a la Muerte con su fuego. La batalla asciende, colma la tierra, el mar y el aire. Entre sufrimientos supremos asciende a una cresta de fuego viviente que es una tiniebla sobre el mundo...
Doctor... Ha sido hermoso susurra la enfermera jefe a travs de la mscara. Los ojos del cirujano observan el espejo donde se ven las manos de la suturista manipular delicadamente las capas sujetas con pinzas, luego miran la pantalla de boretroalimentacin, revisan los niveles de cambio plasmtico, reparan en las caras tensas del equipo de anestesistas, regresan atentos al espejo. Atentos, pero en verdad ya ha terminado. Un xito, un xito rotundo. Los rganos del nio funcionarn ahora perfectamente, el moribundo vivir. Otra imposibilidad lograda. La enfermera jefe repite un suspiro apreciativo y ahuyenta un pensamiento. El pensamiento de los millones de nios que en todas partes mueren de hambre y enfermedad. Nios saludables, adems, no como ste, condenado desde el nacimiento, sino perfectamente funcionales. Mueren inexorablemente de a millones por falta de alimentos y cuidados. No lo pienses. Aqu salvamos vidas. Hacemos todo lo posible... La sala de operaciones est protegida contra los sonidos de la ciudad, que sin embargo penetran como un murmullo persistente y tenue. Casi sin darse cuenta la enfermera advierte un nuevo sonido en el murmullo: un chillido estridente. Luego oye que los internos se mueven detrs. Alguien susurra urgido. Los ojos del cirujano no tiemblan, pero la cara se pone rgida sobre la mscara. Ella debe protegerlo de la distraccin. Cuidando de que sus ropas no susurren, se vuelve hacia los impertinentes. Hay un estallido de voces remotas en el corredor. Silencio! susurra con una intensidad sin voz, fulminando a los internos con su mirada gris. Y en ese momento reconoce al chillido estridente. Sirena antiarea. El alerta de veinte minutos que indica que los proyectiles deben de estar en camino desde una tierra extraa. Pero no puede ser serio. Sin duda algn ejercicio, muy laudable, desde luego. Pero no hay que permitir que perturbe en la sala de operaciones. El ejercicio puede llevarse a cabo en cualquier momento. Aqu faltan ms de veinte minutos para terminar. Silencio jadea, severa. Los internos se quedan tiesos. Satisfecha, ella se vuelve con orgullo, ignorando la fatiga, ignorando el tenue gemido estridente, aun ignorando por ltimo el terrible relmpago que traspasa el techo. Y la Bestia desgarrada se estrella, se funde con su Enemiga en un billn de fragmentos hirvientes y diminutos que cambian de forma bajo los fuegos de un billn de muertes radiantes. Pero sigue siendo una, an articulada por el tormento y una vitalidad interminable. Con su plasma ms ntimo expuesto a las energas letales la Vida lucha con ms intensidad an, ataca ms ferozmente a la Muerte que apaga sus vidas momentneas y renacidas. La batalla se enardece hasta invadir los mismos substratos del ser. Se alcanza el paroxismo culminante, en el extremo del dolor se halla una respuesta extrema. La Bestia penetra al fin en la esencia del Adversario y la asimila. En trascendencia definitiva. La vida engulle a la Muerte y funde el corazn de su antigua Enemiga con el propio... El beb que yace entre los muslos muertos de la madre es muy plido. Consternado, el curador lo libera del cieno del nacimiento, lo alza. Es mujer, y perfectamente formada pese a la blancura de la tez. El beb inhala, se asfixia, no llora. El curador se lo pasa a la comadrona, que est cubriendo el cadver de la madre. Tal vez la palidez es natural, piensa. Toda la tribu de los blancos tiene la tez muy plida, aunque no
tan blanca como sta. Una hermosa nia dice la comadrona cuando la toquetea. Abre los ojos, nia. La nia se retuerce suavemente pero mantiene los ojos cerrados. El curador le levanta un prpado delicado. Debajo hay un ojo grande, plenamente formado. Pero el iris es blanco alrededor de la pupila negra. Le pasa la mano por delante. El ojo no reacciona ante la luz. Extraamente perturbado, examina el otro. Es igual. Ciega. Oh no. Una nia tan dulce... El curador medita. Los blancos son una tribu civilizada, aunque hayan vivido cerca de dos grandes crteres antes de venir al mar. Sabe que el albinismo de su gente a menudo se combina con defectos pticos. Pero la nia parece saludable... Yo la tomar dice Marn, la comadrona. Todava tengo leche, mira. Observan cmo la nia husmea el pecho de Marn y felizmente encuentra su alimento del modo ms normal. Las semanas se transforman en meses. La nia crece, pronto sonre, pero sus ojos siguen a oscuras. Es una nia apacible. Farfullea, re, emite un sonido que seguramente es 'Marn, Marn'. Marn la ama tenaz y culposamente; todos sus hijos son varones. Llama 'Nieve' a la nia plida. Cuando Nieve empieza a gatear Marn la observa con ansias, pero la nia avanza con tranquila habilidad, como si captara dnde estn las cosas. Una nia feliz; canta cancioncillas y pronto se yergue junto a los pantalones de cuero de Marn. Empieza a caminar sola y Marn vuelve a temer. Pero Nieve es cautelosa y diestra, rara vez tropieza. Cuesta creer que es ciega. Re a menudo, sufre slo unas pocas magulladuras y raspones que cicatrizan con asombrosa rapidez. Aunque menuda y ligera, es una nia saludable que disfruta de las nuevas experiencias, los nuevos olores, sonidos, gustos, contactos, las nuevas palabras. Habla con una voz cordial y poco infantil. Su mundo oscuro no parece perturbarla. Tampoco muestra los estigmas de la ceguera. La cara es plstica, y cuando sonre las pestaas largas y blancas tiemblan sobre las mejillas como si ella las cerrara por bromear. El curador la examina cada ao, y cada vez se resiste ms a afrontar esa inexpresiva mirada plateada. Sabe que tendr que decidir si corresponder permitirle criar, y le preocupe encontrarla tan tenaz en otros sentidos. Ser difcil. Pero al tercer ao se ahorra el trabajo de decidir. Se siente muy mal cuando al examinarla descubre que la nia ha contrado esa nueva y devastadora enfermedad que el no puede curar. La vida cotidiana de los blancos prosigue. Se trata de un pueblo bien alimentado, litoral, que habla angls. El ao se centra en la pesca masiva de peces que remontan el brazo marino para desovar. Casi todos los peces son todava reconocibles como formas de trucha y salmn. Pero todos los aos los blancos inspeccionan las primeras redadas con un precioso artefacto, un antiguo contador Geiger que es cuidadosamente recargado con el generador hidrulico. Cuando llegan los das clidos Nieve va con Marn y sus hijos a la playa, donde se har la inspeccin de los primeros peces. Las redes estn corriente abajo, en la boca del can. Las playas se abren al brazo marino, rodeadas por peascos altos y nevados. Las hogueras arden alegremente en las arenas, hay msica y nios que juegan mientras los adultos observan cmo los pescadores tironean de las redes convulsas y centelleantes.
Nieve corre y re, chapaleando en la orilla helada. All arriba hay voladores le dice el jefe de los pescadores a Marn. Ella escudria los peascos en busca de una figura roja y fugaz. Los voladores se han vuelto ms audaces tal vez por el hambre. El invierno pasado llegaron a una cabaa apartada y robaron un nio. Nadie sabe exactamente qu son. Algunos dicen que son grandes monos, algunos creen que son hombres degenerados. Tienen forma de hombres, pequeos pero fuertes, con repliegues de piel floja entre las extremidades que les permiten volar trechos cortos. Emiten gritos que no son lenguaje, y siempre estn hambrientos. En las pocas de secar la pesca, los blancos hacen guardia para patrullar las hogueras da y noche. De pronto hay gritos en el can. Voladores! Se dirigen a la ciudad! Los pescadores regresan prontamente a la costa, y una partida de hombres se dirige corriente arriba a la aldea. Pero apenas se van, un anillo de cabezas rojizas asoma por los peascos cercanos, y de pronto ms voladores se lanzan sobre la costa. Marn recoge una rama de una hoguera y corre al ataque a la vez que grita a los nios que retrocedan. Ante el contraataque de las mujeres los voladores se alejan. Pero estn desesperados y vuelven una y otra vez hasta que muchos mueren. Cuando los ltimos atacantes se pierden entre las rocas Marn advierte que la nia ciega no est con los otros nios junto a las fogatas. Nieve, Nieve, dnde ests? La habrn capturado los voladores? Marn corre frenticamente por la playa, rebusca entre las piedras, llama el nombre de Nieve. Atrs, en una estribacin rocosa ve las piernas tiesas de un volador y corre a mirar. Dos voladores yacen inmviles. Y justo al lado est lo que tema encontrar: un cuerpo menudo y plateado en un charco de sangre. Nieve, mi nia, oh no... Corre a agacharse al lado de Nieve. La nia tiene un brazo herido, casi cercenado. Un volador debi de empezar a comerla antes que otro lo atacara. Marn se agacha sobre el cuerpo, se niega a reconocer que la nia pueda estar muerta. Se obliga a mirar la espantosa herida y de pronto mira con ms atencin; est viendo algo que le dilata an ms los ojos desencajados. Un nuevo grito le nace de la garganta. La mirada va de la herida a la cara blanca y rgida. Lo ltimo que ve son las largas pestaas que se alzan y se abren para revelar los brillantes ojos plateados. El hijo mayor de Marn las encuentra as: los dos voladores muertos, la mujer muerta y la nia, milagrosamente viva y sin una sola cicatriz. Todos aceptan que Marn ha perecido para salvar a Nieve. La nia no sabe explicar. Desde entonces Nieve, la doblemente hurfana, se cra entre los hijos del jefe de los pescadores. Crece, aunque muy despacio, hasta transformarse en una muchacha grcil y querida. Pese a la ceguera es diestra y til en muchas tareas. Es sagaz y paciente en el trabajo interminable de remendar redes y secar pescado y extraer aceite. Hasta sabe recoger frutos, tanteando los arbustos con las manos giles y menudas, casi tan expertas como ojos. Recorre los senderos que recorra Marn, para traer races, setas, huevos de pjaros y los mejores bulbos comestibles. El nuevo curador la observa perturbado, sabe que tendr que tomar la decisin tan
temida por su predecesor. Qu gravedad tendr el defecto de la muchacha? El viejo curador haba pensado en la conveniencia de vetarla, impedirle criar, a menos que la ceguera pasara. Pero le perturbaba mirar a esa muchacha brillante y saludable. Ha habido tanta enfermedad en la tribu, esa plaga que l no puede combatir... Los nios no sobreviven. Cmo podra vetar a esa pequea criadora potencial, que es tan activa y vigorosa? Y sin embargo, la ceguera parece ser hereditaria. Y la nia no crece normalmente. Los aos pasan y no madura. Casi se tranquiliza al ver que Nieve es todava una pequea mientras el hijo varn del jefe de pescadores llega a la virilidad y tiene canoa propia. Quiz nunca se desarrolle, piensa. Quiz no haya necesidad de decidir. Pero lenta e imperceptiblemente el cuerpo menudo de Nieve se alarga y redondea, hasta que un ao durante el deshielo el curador ve que le han crecido pechos pequeos sobre las costillas angostas. El da anterior era una nia pero hoy es, inequvocamente, una mujer. El curador suspira al estudiarle la cara tierna y animada. Es difcil considerarla defectuosa. Los ojos estrechamente cerrados parecen tan normales... Pero dos de los nios nacidos muertos eran muy plidos tambin, de ojos muy blancos. Es una mutacin letal? El problema lo inquieta. No puede resolverlo solo. Decide llamar a un consejo de la tribu. Pero su plan nunca se pondr en accin. Alguien ms ha estado estudiando a Nieve. Es el hijo ms joven de la mujer que anuncia el clima, que la sigue a un bosquecillo de helechos. Estos son los que comes t le dice Nieve al alcanzarle las hojas amarillas. El le mira el delicioso y menudo cuerpo. Imposible recordar que ella le triplica la edad. Quiero... Quiero hablar contigo, Nieve. S? ella sonre, le brinca el corazn. Nieve... Qu, Byorg? esas pestaas de plata tiemblan como si estuvieran por entreabrirse, pero no lo hacen, y l se compadece de su ceguera. Le toca el hombro, ella se le acerca con naturalidad. Est sonriendo, su respiracin es entrecortada. El la abraza y piensa cmo ha de complacerle ese contacto en su mundo tenebroso. Debe ser gentil. Byorg? jadea ella. Oh, Byorg... El trata de contenerse estrechndola con ms fuerza, tocndola, sintindola temblar. El tambin est temblando, y la acaricia por debajo de su tnica ligera. Siente cmo ella se entrega y trata de apartarla mientras jadea con avidez. Oh Nieve... por encima de la palpitacin de su sangre l percibe vagamente un sonido arriba, pero slo puede pensar en el cuerpo que est abrazando. Un aullido spero suena a sus espaldas. Voladores! Se vuelve demasiado tarde. La figura aleteante y roja le ha arrojado algo, una lanza, y Byorg se tambalea aferrando una vara de hueso que le atraviesa el cuello. Corre, Nieve! trata de gritar, pero ella sigue all, intentando sostenerlo cuando cae. Pasan ms voladores. Mientras el mundo se desvanece, lo ltimo que l ve son los ojos enormes y blancos que se abren. Silencio. Nieve se levanta lentamente, sin cerrar los ojos. Deposita la cabeza del muchacho en el musgo. Tres voladores muertos yacen alrededor. Ella escucha, oye dbilmente gritos que vienen de la aldea. Comprende que es un ataque en gran escala. Y los voladores
nunca han utilizado antes armas. Temblando, acaricia el pelo de Byorg. Tiene la cara arrugada de dolor pero los ojos permanecen abiertos, reflectores plateados que escudrian la infinitud. No dice en un tono entrecortado No!se levanta de un brinco, va hacia la aldea, tropieza como una ciega mientras corre con los ojos abiertos. Tres voladores descienden a sus espaldas. Ella grita y se vuelve. Ellos caen como bultos rojos y amorfos y ella sigue corriendo, oyendo el clamor de la batalla ante los muros de la aldea. Los frenticos aldeanos no la ven llegar. Combaten contra una horda de voladores que se ha infiltrado por portn lateral y aletea entre las chozas. Las antorchas han encendido la paja en la entrada principal. Han cado voladores y blancos por igual. De pronto se redoblan los alaridos en las cabaas. Se ve a seis voladores que brincan y aletean torpes de un techo a otro llevando nios secuestrados. Hombres y mujeres los persiguen feroces, imprecantes. Un volador se detiene para morder salvajemente el cuello de la vctima, y salta hacia adelante. El grupo deja atrs a los perseguidores y se lanza hacia el muro exterior. Detenedlos! grita una mujer, pero no hay nadie all. Pero cuando los voladores se disponen a brincar, algo los detiene. En vez de volar ruedan flojamente con los cautivos y se precipitan al suelo delante de los muros. Otros voladores tambin han dejado de aullar y atacar, y caen. Los aldeanos se inmovilizan perturbados y advierten una quietud que se extiende desde las puertas. Luego ven a Nieve en la luz de la tarde. Una figura blanca y esbelta que les da la espalda rodeada por un cmulo rojo de voladores. Est encorvada, derribada por una lanza que le atraviesa el costado. La sangre le mancha los muslos. Trata penosamente de volverse hacia ellos. La ven tironear dbilmente de la lanza. Mientras observan azorados ella se arranca el arma y la arroja. Y se yergue, todava sangrante. El curador est muy cerca. Sabe que es demasiado tarde, pero corre hacia ella entre los cuerpos de voladores dispersos en el suelo. En la penumbra ve un trozo brillante de intestino desgarrado que cuelga de la herida mortal. Aminora el paso, sorprendido. Luego ve que el flujo de sangre disminuye y cesa. Ella est muerta pero sigue de pie. Nieve... Ella yergue la cabeza ciegamente, sonre con extraa timidez. Ests herida dice l, estpidamente, asombrado de ver que la carne abierta de la herida parece de algn modo radiante en la luz crepuscular. Se est... moviendo? Se detiene, mira atemorizado, no se atreve a avanzar ms. La grieta donde ha visto vsceras parece que se tapara, que se cerrara por s sola. El cuerpo blanco est manchado de sangre pero cicatriza ante su mirada incrdula. El curador tiembla violentamente, los ojos desorbitados. Ella sonre ms clidamente y se yergue con ms firmeza. Se echa el cabello hacia atrs. A espaldas de ellos un volador alla al ser derribado. Ha tenido alguna alucinacin? Sin duda no, se dice. No debe decir nada. Pero mientras lo piensa oye un jadeo contenido a sus espaldas. Otros lo han visto. Alguien murmura entre dientes y se percibe el pnico. Esos voladores..., piensa confundido, cmo murieron? No tienen heridas. Qu los mat? Cuando se acercaron a ella, ella los... Qu?
Escucha que ahora susurran una palabra a sus espaldas, una palabra que los blancos no han odo en doscientos aos. El murmullo crece. Y luego es roto con gemidos. Las madres han descubierto que los nios rescatados tambin yacen tiesos entre los voladores que los haban capturado. En realidad no estn a salvo sino muertos. Bruja! Bruja! Bruja! La multitud ha formado un crculo amenazador que se cierra cautelosamente pero con furia creciente sobre la muchacha blanca y rgida. La cara ciega se vuelve inquisidora, todava sonriente, sin entender la amenaza. Una piedra le pasa al lado, otra le golpea el hombro. Bruja! Bruja asesina! El curador se vuelve hacia ellos alzando los brazos. No! No lo hagis! Ella... Pero la voz es ahogada por el gritero. La voz no le obedece, est demasiado aterrado. Ms piedras vuelan desde las sombras. A sus espaldas la muchacha grita de dolor. Las mujeres avanzan y lo hacen a un lado. Un hombre que empua una lanza salta. No! grita el curador. El hombre cae de golpe en medio del salto, cae blandamente sobre los voladores muertos. Y las mujeres tambin caen. Los chillidos se mezclan con los gritos. Sin saber lo que hace, el curador se inclina sobre el hombre derribado, lo encuentra inerte. Sin aliento, sin heridas. Slo la muerte. Y la mujer que tiene al lado, igual, y tambin la otra. Y todas. El curador percibe el silencio poco natural que se difunde en el crepsculo. Yergue la cabeza. Alrededor de l, la gente ha cado como grano segado. Nadie est de pie. Un nio sale corriendo desde detrs de una choza y cae instantneamente. Incapaz de aceptar esa enormidad, el curador ve que la aldea entera ha muerto. A sus espaldas, donde la muchacha Nieve est sola, de pie, tambin hay un silencio ominoso. Sabe que ella no ha cado. Es ella quien lo ha hecho. El curador es un hombre muy valeroso. Lentamente se obliga a volverse y mirar. Ella est erguida entre los muertos, una forma ligera y aniada que mira hacia otro lado, una mano que masajea lastimera el hombro. La cara de perfil est fruncida, no sabe si de dolor o de furia. Tiene los ojos abiertos. Ve una rbita enorme y plateada que se ensancha cuando recorre la aldea silenciosa. La cabeza gira lentamente hacia l, la mirada lo alcanza. Y cae. Cuando el crepsculo pinta el valle de gris, una silueta menuda y plida sale calladamente de las chozas. Est sola. En todo el valle nadie respira, no se mueve ninguna criatura. El crepsculo relumbra en los ojos plateados y abiertos. Con movimientos serenos, la muchacha llena la cantimplora en el pozo y mete la comida en la mochila. Luego mira por ltima vez los cuerpos tumbados de su gente, tiende la mano y se repliega, la cara inexpresiva, los ojos neutros y anchos. Se calza la mochila en los hombros. Caminando con toda soltura, pues no est herida, toma el sendero del valle, hacia donde sabe que hay otra aldea. La maana brilla alrededor. Su figura ligera es tierna con la promesa del amor, la cara erguida a la brisa de la maana es dulce de vida. En su corazn hay soledad. Ella pertenece a la humanidad y va en busca de compaa humana. Su primera jornada no ser larga. Pero pronto deber reanudar la marcha una y otra vez, pues su aureola lleva la consuncin y la Muerte en los ojos. Encontrar y
perder, y buscar y encontrar y perder de nuevo, y volver buscar. Pero tiene tiempo. Tiene todo el tiempo del mundo, tiempo para buscar y rebuscar en el mundo entero, pues es inmortal. No descubrir a nadie de su propia especie. Nunca sabr si alguien como ella ha nacido en otra parte. Solo ella ha sobrevivido. Dondequiera que va tambin va la Muerte, inexorable. Vagar para siempre, hasta ser la ltima humana, hasta ser la misma Humanidad. En sus carnes la promesa eterna, en su mirada la eterna condenacin, lo absorber todo. Al final vagar y esperar sola a travs de los siglos lentos lo que pueda bajar de los cielos. Y as la Bestia y su Muerte son una al fin, como cuando mueren las llamas de una conflagracin mundial para dejar en su corazn una forma cristalina e imperecedera. Fraguada con Vida-en-Muerte, la figura final de la humanidad espera en perpetua quietud en la tierra desgastada e indiferente. Hasta que despus de eones inimaginables, extraos seres acicateados por sus propios sufrimientos vengan de las estrellas para darle un fin desconocido. Tal vez ella los visite. notes Notas a pie de pgina * ...un momentneo sabor de existencia desde el manantial en medio del desierto... * Todo el material aqu incluido sobre los indios kiowa se debe, con mi gratitud, a la hermosa elega de N. Scott Nomaday, The Way to Rainy Mountain, University of New Mexico Press, 1969, y Ballantine Books. Table of Contents JAMES TIPTREE JR Sinopsis PRLOGO VUESTRO CORAZN HAPLOIDE Y ASI SUCESIVAMENTE SU HUMO SE ELEV PARA SIEMPRE UN MOMENTNEO SABOR DE EXISTENCIA IIIIIIIV HOUSTON, HOUSTON, ME RECIBE? EL PSICLOGO QUE NO QUERA MALTRATAR A LAS RATAS ELLA ESPERA A TODOS LOS NACIDOS Notas a pie de pgina