Lesividad Acceso Carnal
Lesividad Acceso Carnal
Lesividad Acceso Carnal
ACUSADO: C. M. C.
HECHOS
....
LA RESOLUCIÓN DE ACUSACION
El Fiscal Delegado 117 ante los Jueces Penales del Circuito, mediante
Resolución del 15 de marzo de 2002, visible entre folios 41 y 43, acusa a C. M.
C. por el delito de Acceso Carnal Abusivo con Menor de Catorce años,
consagrado en el Código Penal, artículo 208, de conformidad con las
siguientes consideraciones:
LA AUDIENCIA PÚBLICA
Afirma que los elementos del tipo penal se dan, tales como el acceso carnal,
comprobado no sólo por el dictamen médico pericial, sino por las afirmaciones
de M. P., menor de edad de acuerdo al certificado civil de nacimiento y la del
propio acusado. No obstante sostiene que hay que analizar a fondo el
elemento de la conducta punible antijuridicidad, para determinar si en este
caso particular, se vulneró el bien jurídico tutelado, que es la libertad,
integridad y formación sexual.
Aunque la persona acusada, dice, conociera que era indebido tener relaciones
sexuales con un menor de catorce años, no sería posible sancionarlo cuando
su comportamiento no ha causado daño al bien jurídico tutelado. Que la
menor sostiene que tenía pleno conocimiento de las consecuencias de su
acción y que por ello " se cuidaba ", de acuerdo a los parámetros que le
habían dado en la escuela; incluso reprocha a su madre porque nunca le habló
de estos temas. Aduce el fiscal que la niña aunque joven en edad cronológica,
se observa que posee " mas conocimiento de la vida que incluso personas que
tienen mayoría de edad... ".
CONSIDERACIONES
El bien jurídico tutelado por la ley en los delitos sexuales, en el código penal
vigente son la libertad, integridad y formación sexual, cuyas conductas
atentatorias se encuentran en el titulo IV de ese estatuto.
" La ley, como se dejó dicho en el análisis que se hizo del primer cargo,
presume con presunción iuris et iure, que el menor de catorce años no está en
capacidad de decidir ni actuar libremente en materia sexual, por carecer de
la madurez requerida para comprender y valorar el sentido del acto, ni en
capacidad, por tanto, de expresar libremente el consentimiento en relaciones
de esta índole, sea cual fuese su condición personal, o sus conocimientos o
experiencias en el campo de la sexualidad. " ( Sentencia del 26 de septiembre
de 2000, radicado acta No. 164 ).
"...yo iba casi todos los días, yo iba a buscarlo estuviera o no.."
"...yo subí al segundo piso que era donde él vivía porque nosotros vivíamos
abajo y me entré a la habitación de él que estaba allí subí a preguntarle un
número telefónico, eso fue como a la una de la tarde, estábamos hablando y
le dije yo quiero tener relaciones con un hombre, él me contestó eso no está
bien para usted, yo seguí insistiendo entonces él de tanto insistirle estuvimos
juntos... "
" Yo estaba con mi novio y me dio mucho miedo de que me fueran a encontrar
entonces me tiré del segundo piso ".
"...ella no quiere decirme nada, niega todo, ella dice que el no le hizo nada,
ella lo defiende..."
" Pues yo creo entender que ella está interesada en él por la forma como lo,
protege, inclusive ayer en la tarde cuando íbamos de aquí para la casa se me
rebeló en el comando que tenía que entrar a verlo y conversar con él..."
" Ella fue por la mañana, no recuerdo la hora, eran como las 9 de la mañana
no paso nada, fue me despertó y se vino, volvió como a la una de la tarde, ahí
fue donde tuvimos relaciones sexuales ".
" El principio de "utilidad penal", tal como fue formulado por Grocio, Hobbes,
Pufendorf, Tomasius, Beccaria y, mas extensamente, por Bentham, es idóneo
para justificar la limitación de la esfera de las prohibiciones penales-en
coherencia con la función preventiva de la pena como precautio laesionum –
sólo a las acciones reprobables por "sus efectos" lesivos para terceros. La ley
penal tiene él deber de prevenir los mas graves costes individuales y sociales
representados por estos efectos lesivos y solo ellos pueden justificar el coste
de las penas y prohibiciones. No se puede ni se debe pedir más al derecho
penal." ( Derecho y Razón. Editorial Trotta.1997, Pág.464 ).
Y agrega:
...Concluyendo:
" Por otra parte, el principio de lesividad – por estar ligado al de necesidad de
las penas y con ello a la versión liberal de la utilidad penal como mínima
restricción necesaria, y una vez definidos sus parámetros y alcance – es idóneo
para vincular al legislador a la máxima Kantiana, válida sobre todo en el
campo penal, según la cual la (única) tarea del derecho es la de hacer
compatibles entre si las libertades de cada uno. En esta línea, el Art. 4 de la
Declaración de derechos de 1789 establece que la libertad " consiste en poder
hacer todo lo que no perjudica a los demás; de este modo la existencia de los
derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que aquellos que
aseguran a los demás miembros de la sociedad el disfrute de esos mismos
derechos. Estos mismos derechos no pueden ser determinados sino por ley".
Históricamente, por lo demás, este principio ha jugado un papel esencial en
la definición del moderno estado de derecho y en la elaboración, cuando
menos teórica, de un derecho penal mínimo, al que facilita una
fundamentación no teológica ni ética, si no laica y jurídica, orientándolo
hacia la función de defensa de los sujetos más débiles por medio de la tutela
de derechos e intereses que se consideran necesarios o fundamentales ".(
Ob.Citada, Pág.467).
El mismo autor es citado por Carlos Arturo Gómez Pavajeau, en los siguientes
términos:
" El derecho penal está regido, dada la importancia de sus reacciones, por el "
principio regulador de la insignificancia" (Roxin), o, dicho al revés, por el
criterio rector de la relevancia social de las conductas que reprime, de los
bienes que tutela y de los valores que impone, de suerte que no se expide
para sancionar beneficios, inocuidades ni bagatelas. Un tal principio –citando
a Roxín_"permite en la mayoría de los tipos excluir desde un principio daños
de poca importancia ", que como tales ( al igual que la ausencia de daño) no
sobrepasan el umbral de la criminalidad ". (Negrillas y cursivas nuestras.
Principio de la Antijuridicidad Material, Edición de la Escuela Judicial Rodrigo
Lara Bonilla. Imprenta Nacional,1991, Pág.73.)
" ... genitales externos femeninos, con himen festoneado que tiene varios
desgarros...no tiene lesiones en el cuello, ni lesiones en el área perigenital.
Ano de tono y formas normales" ( fls. 11 ).
No obstante la Corte Suprema de justicia afirme que el Art. 208 consagra una
presunción de derecho y que no le es dado al juez inaplicar la disposición
legal, porque esta obligado a obedecer el imperio de la ley, pensamos que
frente a una norma rectora es imperativo la aplicación de ésta de manera
prevalente.
El principio de lesividad, obliga a analizar si la conducta típica causó o no
daño efectivo al bien jurídico tutelado a fin de establecer si es antijurídica,
porque de lo contrario no puede ejercerse el respectivo juicio de reproche
que apareja como consecuencia la sanción penal. Así lo reconoce Corte
Constitucional en las sentencias cuyos apartes transcribimos anteriormente.
" Para que una conducta típica sea punible se requiere que lesione o ponga
efectivamente en peligro, sin justa causa, el bien jurídicamente tutelado por
la ley penal ". ( cursivas nuestras ).
Está obligado entonces el juez a verificar la existencia del daño o peligro real,
no conformándose con que la ley lo presuma, ya que las normas rectoras
prevalecen sobre las demás, son la orientación del sistema penal e informan
su interpretación, como lo prescribe de manera perentoria el canon 13 del
Estatuto Penal.
Cree este juzgado que la solución que sugieren a este caso tanto el Fiscal
como la Defensora no es una llamada a dictar una providencia contraria a la
ley, sino ajustada a ella y lo que es más importante aún, respetuosa de los
valores constitucionales, porque si se invoca una norma rectora como la que
contiene el principio de lesividad, no se ve que tal contrariedad exista. El
derecho penal cumple fundamentalmente una finalidad de protección de
derechos fundamentales de los asociados y para ello se crea la norma penal
que contiene las acciones consideradas dañosas para los bienes jurídicos, con
el propósito de dar un mensaje a los ciudadanos que deben respetar tales
derechos so pena de aplicárseles la sanción correspondiente ( Principio de la
prevención general ). De igual manera, protege derechos fundamentales de su
eventual vulneración, cuando a la persona condenada por un ilícito se le
aplica la sanción privativa de la libertad, porque con ello se impide que siga
atentando contra los bienes jurídicos, ( Principio de la prevención especial ),
y además queda ante la posibilidad de la reinserción social.
Por ello el derecho penal actual, en los Estados de ese corte como el nuestro,
tiende a ser garantista, protegiendo al ciudadano de los abusos del poder
punitivo derivados del Ius Puniendi, y el principio de lesividad es
precisamente un concepto surgido de la necesidad de que el sistema penal
sólo castigue las conductas realmente dañinas a los bienes jurídicos y así
proteger a los asociados de ser objeto de sanción por conductas inocuas y de
bagatela, lo que atentaría contra el valor esencial del Estado social y
democrático: la dignidad humana, consagrado en el artículo primero de
Nuestra Carta Política.
DECISIÓN
FALLA
JUEZ
SECRETARIA