01-Avivamiento Pentecostal, Analisis Teológico (José Peña)

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Anlisis teolgico sobre el Avivamiento Pentecostal en Chile Preparado por: Pastor Jos Pea Proyecto Documental

I. ORIGEN DEL AVIVAMIENTO PENTECOSTAL EN CHILE Se puede hablar del origen del Avivamiento Pentecostal en Chile desde el punto de vista histrico. En ese sentido aparecen fechas, lugares, sucesos y personajes que, conjugados, nos permiten tener conocimiento de hechos pretritos que han marcado nuestra memoria e identidad. Conviene entonces destacar el valor histrico que merece lo acontecido a comienzos del siglo veinte, en el seno de la iglesia evanglica en Chile, al mismo tiempo de reconocer la trascendencia que a nivel nacional y mundial ha tomado a lo largo de los aos. Pero el elemento histrico no agota nuestro inters por el fenmeno espiritual vivido en 1909. Muy por el contrario, a la cuestin histrica se agrega otro desafo, a saber, elemento teolgico. Tenemos, entonces, que, historia y teologa se encuentran para dar una visin ms completa y armnica de lo que fue y ser la expresin de fe pentecostal. Si para alguno no ha quedado claro el rol teolgico y su legtima presencia en el anlis is de los hechos que la iglesia evanglica Chilena vivi en 1909, basta solamente recordar que la Iglesia de Cristo , universalmente hablando, posee una doble dimensin en el mbito de su integralidad. En primer lugar la Iglesia tiene una dimensin humana, terrena, intramundana. En esa dimensin se advierte un papel gravitante de la historia, pues en ella (es donde) la Iglesia de Cristo se expresa como peregrina, a la vez que se hace concreta para el hombre. 1 Sin tal facticidad la Iglesia no se podra experimentar como realidad inmediata, y mucho menos identificar con la compleja existencia del ser humano. Seguidamente, tenemos la dimensin celeste, supramundana. En esta dimensin se reconoce que hay elementos en la Iglesia que sencillamente no se ven, porque van ms all de la mera materialidad. La invisibilidad de la Iglesia sugiere, por lo pronto, que sta posee origen divino; que viene de Dios, por Dios es sostenida, y a Dios se dirige. De otro modo no pasara de ser ms que otra institucin levantada por la voluntad de los hombres. Cabe advertir que cuando hablamos de una doble dimensin de la Iglesia no queremos decir que haya dos iglesias. 2 Una forma parte de la otra; ambas se contienen y necesitan. Finalmente, slo existe una Iglesia de Cristo, que pasa por una realidad terrena, temporal e histrica, y se extiende hacia un tlos superior, ms trascendente; un fin donde la historia se consuma y supera. Con ello, se sugiere decir que la Iglesia posee un sentido de existencia mayor al que le ha cabido en la historia. Eso, porque se dirige al lugar donde ya no hay ms historia. Ese schaton, ese sentido teleolgico ha sido la aspiracin y esperanza de la Iglesia de todos los tiempos.
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La iglesia se hace concreta al hombre, por ejemplo, a travs de su organizacin, sus instituciones, estructuras eclesisticas, obras sociales, edificios, etc. Visto de esa forma, estaramos frente a una realidad social, esencialmente material y visible. 2 Cf. P. Tillich en Teologa Sistemtica Vol. III. Ed. Sgueme. Salamanca: 1984. p. 207

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Con el aporte del elemento teolgico, la historia del avivamiento pentecostal en el Chile del 1900 adquiere mayor trascendencia. La historia hace trascender, pero es sabido que tal trascendencia slo es temporal y espacial. En cambio, desde la Revelacin divina la trascendencia adquiere tonos intramundanos de carcter eterno. a) La experiencia de la fe Desde el momento en que nos adentramos en el fenmeno espiritual ocurrido en 1909, y que dio inicio al pentecostalismo Chileno, se nos hace necesario encontrar respuesta a la siguiente pregunta qu elementos bblicos y teolgicos subyacen bajo lo que es el avivamiento pentecostal Chileno? En realidad para ser honestos, el avivamiento de 1909 no cont con una elaboracin teolgica prolija como lo esperara un intelectual, cosa que no fue un impedimento para el xito del movimiento espiritual. En oposicin a la expectativa intelectualista, en el seno del avivamiento hallamos una teologa bastante sencilla, pero no por ello menos legtima. Ms bien se trata de una fe que privilegia la vivencia por encima de la inteligibilidad de la fe. Muy posiblemente la primera impresin que algunos han tenido respecto al avivamiento es que sus iniciadores fueron iletrados, sin preparacin alguna, y que fue esa la razn por la cual, casi por mecanismo de defensa, no hubo preocupacin por pensar la fe. Nada ms lejano a la realidad que esto. 3 De hecho, tanto W. Hoover como Mary Anne de Hoover estudiaron, por requisito ministerial, teologa. Antes de eso W. Hoover ya era mdico cirujano. Contrario alo que muchos piensan al Pastor W. Hoover manifest siempre un ferviente inters por el estudio de las Escrituras y de las doctrinas metodistas. 4 Sin embargo, pese a la preparacin de Hoover en materias doctrinales, vemos que no es su intencin convertir el avivamiento en algo racional y fro, carente del Espritu que inicialmente le animaba. Es probable que la distancia que Hoover le tena a la erudicin en materias bblicas era la popularidad que en mbitos intelectuales estaba ganando el liberalismo teolgico y que, a su criterio, poda eventualmente hacer peligrar la praxis de la fe en congregaciones como la que l Pastoreaba. En una carta del 25 de septiembre de 1909, Hoover escribe a un colega: Pero hay una cosa que me ocupa mucho ms, y es una cosa muy difcil de hablar. Siento en sus palabras, especialmente en esta ltima carta, una clase de argumento que prcticamente tiende a naturalismo, como opuesto a sobre-naturalismo. No quiero discutir. Slo hace poco que en m la palabra de Dios est hallando su libertad
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Revista Fuego de Pentecosts N900. Agosto 2004. P. 10 CF. W. Hoover. Hist. Del Avivamiento Pentecostal en Chile Excelsior: 1948. pp. 35,80

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de las ataduras a las que estaba sujeta, debido a las so mbras que las interpretaciones modernas le echaban; las que, aunque no niegan abiertamente que un ngel apareci a Pablo, que Pedro vio un vaso como un gran lienzo, etc. se acercan tanto a esa negacin que se siente que estn buscando disculpa por la condicin de la mente de esas personas, de tal manera que casi uno siente vergenza de decir francamente, YO CREO EXACTAMENTE AQUELLO 5 Queda claro que a Hoover no le interesaba intelectualizar la experiencia penteco stal. Es ms, muchos hubiesen querido que Hoover diera cuenta de los vivido en el avivamiento, categoras ms acordes con el lenguaje racional, pero la explicacin de Hoover es muy simple. Respecto a dnde se entra el comienzo del avivamiento, termina por decir: pero el pensamiento subey no llegara a su reposo hasta que halle el fin de su jornada en el corazn de Dios donde, sin duda alguna, tuvo esta bendita obra su origen e impulso (Jer. 1:5)6 Era muy natural que un avivamiento, de las caractersti cas propias de comienzos del siglo veinte, por enfatizar la santidad, la obediencia a las escrituras y el poder sobrenatural, entre otros elementos, se mostrara defensivo ante lo que se consideraba un lastre intelectual que estorbaba a la fe. El profesor Juan Seplveda agrega que El principio pentecostal se desarroll histricamente a partir de la protesta generalmente inconcientecontra la cautividad occidental, tanto protestante como catlica, del evangelio, caracterizada por una concepcin logo cntrica y racionalista de la fe cristiana7 En resumidas cuentas, la base teolgica del avivamiento fue muy sencilla. Apego a las promesas del Nuevo Testamento acerca del Espritu Santo, y un profundo deseo por experimentarlas personalmente. Ms que contar con una estructura teolgica reflexionada intelectualmente, contaban, en cambio, con una teologa prctica. La inteligencia de la fe pasaba primero por la experiencia de la misma. Ese grupo de hermanos de la Iglesia Metodista Episcopal anhelaban la acci n sobrenatural y santificadora de Espritu Santo, con la conciencia de que podan ser parte del continium experiencial de la iglesia neotestamentaria. El propio Hoover aplicaba los textos ms emblemticos de las Escritura, referentes a la promesa del Espritu Santo, a lo que junto a la congregacin estaban viviendo (Hechos. 1:4,5; Joel 2:28,29)8 b) Disposicin a experimentar lo nuevo
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Ibd. pp. 84-85 Ibd. pp. 9-10 7 Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales. Voces del Pentecostalismo Latinoamericano. Impresora Trama, Talcahuano: 203. p. 14 8 Hoover op. Cit p. 31

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Desde la perspectiva de la praxis de la fe cristiana, vemos que el impulso del avivamiento fue provocado por situaciones muy concretas y cotidianas, propias de una iglesia normal. Parece ser que en esas cosas bsicas se encontraba la clave para el gran despertar espiritual. Cuando Hoover comienza el relato en su Historia del avivamiento pentecostal en Chile , recalca un punto importante que merece la atencin: Las cosas son dignas de especial mencin como teniendo alguna relacin con el avivamiento del ao 1909. La primera es el tema de los estudios de la Escuela Dominical, y la segunda, los testimonios en las clases experimentales. 9 Esta cita marca fuertemente las caractersticas que tuvo el avivamiento, en sentido prctico y tambin teolgico. Como se ver, estudio y experiencia fueron determinantes. Jams hubo inters por separar ambas realidades. En realidad, cuando stas se distancian, se corre el riesgo de caer en el racionalismo acadmico o en el fidesmo popular, ambos extremos ciegos, y la mayora de las veces intolerante. Se puede observar que ni Hoover, ni sus ms cercanos colaboradores pretendieron dejarse arrastrar por radicalismos groseros. Ellos se encontraban muy abiertos a vivir nuevas experiencias carismticas, pero a la vez se mostraban sumamente preocupados de que stas no transgredieran los principios de las escrituras. As, cada experiencia era sometida al escrutinio bblico cuando mereca la duda. El Pastor Hoover escribe al respecto: Como en ese tiempo todas estas cosas era tan nuevas y extraas, nos hallamos en el deber de estudiarlas; y para eso era necesario dejar cierta libertad. Viendo tanto fruto bueno no podamos condenarlas nuevamente porque eran fuera de nuestra experiencia, pues habamos pedido lo que no tenamos siendo sin experiencia en ese terreno, forzosamente las cosas tenan que ser nuevas y extraas.1 0 La comunidad Pastoreada por Hoover se da a la tarea de estudiar las Escrituras en la Escuela Dominical. En esa instancia (1902), poniendo especial atencin en el libro de los Hechos, surge en ellos la inquietud por querer vivir la misma experiencia que la iglesia de los apstol es. Ante la pregunta por la factibilidad de tamaa empresa, Hoover responde que: no hay impedimento ninguno sino el que est en nosotros mismos.11 Ese deseo por vivir lo mismo que la iglesia de Hechos, sin embargo, no constitua un capricho. Todo lo contrario, parece que por una fuerza superior
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Ibd. p. 10 Ibd. P. 35 11 Ibd. P. 10


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a ellos, estaban siendo empujados a buscar un avivamiento. Por lo mismo no incurrimos en un equvoco cuando decimos, junto con Hoover, que esa obra tuvo su origen de impulso en Dios. 1 2 Insistimos en el hecho de que el avivamiento en Chile fue una obra de inspiracin divina. Y no slo en Chile sino tambin, providencialmente, en Estados Unidos, Noruega, Corea y la India, entre otros 1 3 El estudio de Hechos de los apstoles no fue el nico impulso para el despertar espiritual que Hoover y los suyos estaban viviendo. De modo personal este Pastor metodista ya tena una gran inquietud espiritual dentro de s. Es ms, en 1895, Hoover haba visitado una iglesia protestante en Chicago, donde se estaba viviendo un despertar espiritual significativo, hecho que lo impresion e hizo desear para s semejantes bendiciones. 1 4 Adems, de uno de los lugares del mundo, donde se estaba viviendo un avivamiento, reciben una gran inspiracin. Se trataba de informacin acerca del movimiento espiritual en la India, encabezado por la Pandita Ramabai, y que por medio de Miss Minnie Abrams recibi la familia Hoover. A travs de esa informacin, en 1907, se dieron cuenta que exista un bautismo claro y definit ivo con el Espr itu Santo1 5 Hoover se convence ms an que lo que describe Hechos es una vivencia que ellos tambin podan recibir. Desde entonces ese fue el objetivo que se propusieron alcanzar. Sobre lo mismo dice Hoover: En conexin con las cartas y la literatura nos empeamos en estudiar las Escrituras y en orar ms. As llegamos a convencernos que haba profundidades de experiencias cristianas que no habamos alcanzado; y se despert en nosotros una viva hambre por poseer todo lo que Dios tena para nosotros.1 6 Una cosa es bien cierta, Hoover y los suyos estaban dispuestos a experimentar nuevas vivencias espirituales. Esto se debe a que progresivamente fueron adquiriendo mayor certeza acerca de lo que les estaba sucediendo y que, precisamente aquello, tena que ver con algo que Dios estaba haciendo en ellos. Pero dentro de todo lo que estaban viviendo hubo situaciones tanto fciles de asimilar como otras ms complejas y por lo mismo problemticas. Mientras ocurran los hechos la congregacin enfrent experiencias espirituales a travs de las oraciones que en algunos momentos se expresaba con fuerza y al unsono. A esto se aaden vigilias y reuniones especiales para buscar a Dios, no obstante, por otro lado, algunas cosas parecan bastante novedosas como por ejemplo cadas al suelo, gente
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Cf. Nota N6 Revista La Voz Pentecostal 1999 N34 p.5 14 Revista Fuego de Pentecosts N900, 2004 p.30 15 Hoover op. Cit. P.14 16 Ibd.. p. 14-15

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que recorre por entre los concurrentes combatiendo al diablo o se ven en el cielo, en el paraso, comiendo frutas exquisitas. 1 7 En otra parte Hoover dice al respecto: Como aparece en la pginas anteriores, el avivamiento desde su principio que acompaado por manifestaciones extraordinarias de diversas clases risas, lloro, gritos, cantos, lenguas extraas, visiones, xtasis en las que la persona caa al suelo y se senta trasladada a otra parte al cielo, al paraso, a campos hermosos, con experiencias variadas hablaban con el Seor, con ngeles, o con el diablo18 Esa clase de manifestaciones fueron las que provocaron el cuestionamiento y la oposicin por parte de amplios sectores del metodismo. Las manifestaciones eran consideradas antim etodistas y fuera de todo orden escritural. Aquellas, hay que reconocerlo, eran acusaciones muchas veces justificados por el hecho de que dichas experiencias acarreaban confusin y desorden en la iglesia. Y de alguna manera Hoover reconoca esta falencia al expresar que era mejor dejar sin tocar algn poco de obra del diablo, antes de poner manos sobre la obra de Dios por equivocacin. 1 9 Lamentablemente el testimonio de la iglesia evanglica Chilena se vio afectada visiblemente al ser inevitable que los sucesos ocurridos en los cultos fueran hechos pblicos. Sin duda alguna este fue uno de los efectos negativos que, sin quererlo, produjo el avivamiento. 2 0 La recopiladora Matilde Oyarzn Jara en 1921 describe el alboroto y otras cosas que, segn ella, co rrompan a los chicos y horrorizaban a los grandes. 2 1 Sin embargo, parece que su reflexin no fue demasiado objetiva. En ella presenta a la Iglesia Metodista como la principal vctima afectada por los sucesos de 1909 1910. Lo cierto es que, en gran medida, la Iglesia Metodista fue incapaz de discernir el avivamiento como algo que viniera de Dios. La cpula metodista se cerr ante los hechos y no quiso reconocer cunto se pareca aquello a lo que Wesley vivi en el sig lo XVIII. Tal resistencia se debi en gran medida a la falta de voluntad, por parte de la Iglesia Metodista, de querer adaptarse y empalizar con un movimiento que estaba surgiendo en los sectores ms sencillos de la poblacin. En efecto, las congregaciones, o mejor dicho, los hermanos que participaron en el avivamiento eran, en su mayora, gente de clase social baja y de muy escasa preparacin, cosa que estimulaba las acusaciones de fanatismo y de excentricidad religiosa. Pero tales acusaciones reflejaban una actitud
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Ibd. P.31 Ibd. p. 33 19 Ibd..p.30-31 20 Cf. Matilde Oyarzn Jara. Reminiscencias Histricas de la obra Evanglica en Chile. Caupolicn, Servicios Grficos, Santiago: 1997. p.48 21 Oyarzn Jara. Op. Cit. P.50

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discriminatoria que no haca ms que resaltar una suerte de clasismo y prejuicio respecto a los ms humildes. El investigador Manuel Herrera, haciendo mencin a un trabajo realizado por Matthew Bothner, acerca del movimiento pentecostal en sus inicios y su choque con el metodismo, dice: Ese modelo de Iglesia Metodista era el que, procurando asemejarse a sus antepasados, copiaba el modelo ritualista y rutinario de sus predecesores norteamericanos e ingleses, el cual pas de una sociedad de pobres a una de clase media acomodadaSer metodista a comienzos del siglo XX era sinnimo de estatus socialSin embargo, cuando los marginados de toda esperanza material buscaron refugio en ella, no tuvieron cabida pues las estructuras estaban diseadas para otro tipo de personas.22 II. EVIDENCIAS OBJETIVAS DEL AVIVAMIENTO. ELEMENTOS TICOS En definitiva, se reconoce en las manifestaciones espirituales de 1909, elementos claros y otros tantos, extraos, pero que en la mayora de las veces eran inofensivos y terminaban por acarrear buenos resultados de carcter muy prctico. Hoover lo describe de la siguiente manera: Los que pasaban por estas experiencias gozaban mucho y generalmente fueron muy cambiados y llenados de alabanza, del espritu de oracin, de amor. Estas cosas nos eran extraas; por supuesto. Pero aparecan gradualmente y fueron por lo general acompaados por frutos buenos; de manera que nos confirmaban que eran de Dios. Algunas veces haba evidencia de otros espritus, pero esto no nos amedrentaba, ni nos hizo incrdulos (aunque vena tentacin en esa direccin), sino nos haca examinar los espritus y nos recordaba lo escrito en el libro de Job cuando vinieron los hijos de Dios a presentarse delante de Jehov, entre ellos tambin vino Satn; y que cuando Moiss se present ante Faran e hizo los prodigios que Dios le mand, los magos tambin hicieron lo mismo con sus encantamientos; y quedamos contentos al recordar que la vara de Moiss trag las varas de los magos.23 Por otro lado el avivamiento de 1909 no slo cont con el tipo de experiencia sobrenatural, espiritual o metafsica, cosa que de alguna forma caa en el terreno de las interpretaciones subjetivas. De hecho hubo gente que las consideraba divinas, como tambin hubo quienes prensaban que era obra del diablo. 2 4 Lo opuesto, pero al mismo tiempo fuertemente conectado a lo sobrenatural, desprendido de ste como uno de sus frutos ms evidentes, fueron los resultados que, a criterio del ojo y la razn humana,
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Manuel Herrera .F. El avivamiento de 1909. Eben Ezer (Imprenta) Stgo: 2000 p.36 Hoover Op. Cit. Pp.33-34 24 Ibid.

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eran ms contundentes. Nos referimos a las repercusiones ms concretas y objetivas, y que obedecan al espritu del evangelio. Durante el avivamiento el Espritu Santo comenz a tocar los corazones y descubrirlas aquellas cosas que les impeda progresar en la vida cristiana. 2 5 Conciencias despertadas, restituciones, confesiones, entre muchas ms, eran la reaccin natural ante la accin del Espritu Santo. En una parte Hoover relata: Un hermano sali de una vigilia para llevara a su dueo unas prendas que se haba encomendado para guardarlas en el tiempo del terremoto de 1906. La conciencia dormida fue despertada en esa nocheConfesiones y restituciones fueron hechas. Se hicieron viajes a otras partes para corregir y arreglar cosas de concienciaUn hermanoabandon el tabaco y fue transformado de una manera notable en su vida subsiguiente. 2 6 Ms adelante agrega acerca de una oracin realizada en La Serena: Fuimos a la oracin, orando en turno (ramos como doce). Cuando or el hermano ayudante del Pastor, que viva all mismo, su oracin dur casi media horaAl levantarnos ese hermano sali de la pieza y fue a las piezas de ms adentro. Volviendo despusdijo: -Hermanos he hecho ahora lo que en toda mi vida no haba hecho; fui a pedir perdn a mi esposa-, otrose levant y dijo: -yo tambin, hermanos, despus del sermn de anoche tuve una reconciliacin con mi esposa e hijos, cual nunca haba tenido y les ped perdn-.2 7 Estamos ciertos que difcilmente alguien podra atreverse a decir que estas descripciones no corresponden al modelo del evangelio.28 Esas buenas obras fueron el fruto del estmulo provocado por el Espritu Santo; actos de una voluntad de alcanzar un bien mayor, como pasa en la tica aristotlica, ni tampoco por el fro deber por el deber, como en el caso de la tica kantiana, donde las acciones ticas valen por s mismas y no por alcanzar algn fin fuera del deber mismo. En el caso del avivamiento esas acciones ticas fueron resultado del influjo del Espritu Santo. Dicho de otra forma, las buenas obras fueron posibles porque primero actu el Espritu, y no constituyeron condicin de posibilidad para que ste se manifieste. III. AVIVAMIENTO Y MODELO NEOTESTAMENTARIO Quienes vivieron el avivamiento de 1909 se sintieron claramente identificados con la iglesia del Nuevo Testamento. La mayora de sus experiencias coincidan con lo relatado en Hechos, los Evangelios o alguna
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Ibd..P.20 Ibd. 27 Ibd. p.23 28 Cf. Mt 3:6; Lc. 19:1-8; Mc. 11:25; Jn. 8:9

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epstola. Incluso ya en 1902, mientras estudiaban Hechos de los apstoles, un hermano hizo una pregunta clave: Qu impide que nosotros seamos una iglesia como esta iglesia primitiva?2 9 Indudablemente hallamos aqu un elemento eclesiolgico importante. Bajo el anlisis reflexivo que nos permite el privilegio de la distancia histrica, notamos implcitamente una cierta conciencia de estar siendo parte de la misma iglesia del primer siglo. E se sentido de identificacin nos hace suponer que los hermanos de 1909 se sentan parte de la continuidad de una sola Iglesia; la de Cristo, de tal suerte que su experiencia carismtica era nada menos que la extensin de Pentecosts del Nuevo Testamento. Ese hilo conductor que una pocas tan diferentes y distantes a la vez, permita la trascendencia de la Iglesia. Aquella obra del Espritu daba testimonio a esos creyentes del siglo veinte de estar viviendo personalmente el libro de los Hechos. Quedaba ms que claro que para la iglesia de Valparaso el Pentecosts de Hechos 2 no fue algo temporal, sino que al contrario, era para ellos un principio permanente. Tal principio seguira latiendo hasta el final de los das en la tierra. Hoover llega a decir que Esta notable concurrencia de testimonios nos pareci tan providencial que sirvi mucho para confirmar nuestra ya creciente conviccin de que esa experiencia era la herencia legtima de toda la iglesia hasta el fin del siglo.3 0 Una confianza especial en las promesas de las Escrituras avalaba las expectativas espirituales y, hasta ese momento, las experiencias que estaban viviendo. Hoover deca: Yo creo que el verdadero secreto de todo el asunto es que, real y verdaderamente creemos al Espritu Santo le confiamos, de veras -le reconocemos, de veras -le obedecemos, de veras le damos libertad, de veras creemos, de veras, que aquella promesa de Hechos 1:4,5 y Joel 2:28,29 es para nosotros3 1 Definitivamente esos creyentes esperaban algo similar a lo ocurrido en Hechos 2. Es ms, hasta un hermano, de la congregacin recibe del Seor decirle al Pastor Hoover que se prepare junto a los ms espirituales, para ser muy pronto bautizados con lenguas de fuego3 2 , lenguaje propio de los Hechos. a) Las lenguas extraas En el derramamiento del Espritu Santo en Pentecosts se dan varias descripciones de carcter visible como tambin audible (Hechos 2:1-4) Entre ellas se encuentran una de las que ms ha causado opiniones dispares. Se trata de las lenguas; y comenzaron a hablar en otras lenguas, segn el Espritu les daba que hablasen (Hechos 2:4)

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Hoover. Op. Cit. P.10 Ibd. P.16 31 Ibd. P.31 32 Ibd. P. 17

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Este carisma de la glosolalia aparece manifestndose ms de una vez en el libro de los Hechos (2.4; 10:46; 19:6)3 3 El fenmeno de hablar en lenguas no tard en aparecer tambin entre los involucrados en el avivamiento. De partida, ellos deseaban gozar de la misma experiencia que relata Hechos 2:1-4, por cuanto, como ya lo hemos dicho antes, se sentan la continuacin de una sola iglesia. A ello se suman los testimonios de terceros que no hicieron ms que confirmar la posibilidad de un bautismo del Espritu Santo, acompaado por la evidencia de hablar en lenguas, en concordancia con lo que describa Hechos 2:4. En 1908 los Hoover reciben la visita de un Pastor misionero de apellido Fransen, con quien comparten opinin acerca del hablar en lenguas: Un da comiendo en la casa del Pastor, la conversacin vers sobre el bautismo del Espritu Santo con la manifestacin de hablar en nuevas lenguas. Nos cont de una carta que haba recibido de un amigo a quien le haba venido esta experiencia , en la que describa la extraeza de sentir las mandbulas y las lenguas movidas sin su volicin, emitiendo sonidos y palabras que l no las entenda. En esos momentos lleg del correo el hermano Gmez, trayendo una carta para Mrs. Hoover de una amiga nuestra de muchos aos, en la que nos cont cmo estaba orando en su dormitorio y le vino el bautismo del Espritu Santo y hablaba en lenguas y cantaba por cerca de dos horas sin poder hablar su propio idioma.3 4 Hoover qued convencido de que tal experiencia era para toda la i glesia hasta el fin del siglo.3 5 Desde luego, el hablar en lenguas fue aceptado y, muy probablemente, ocurra con frecuencia que su manifestacin se daba en las reuniones. Ello tambin quedaba en evidencia en una carta que Mary A. Hoover dirige a un conocido en Estados Unidos, en donde dice que todava no ha habido el don de interpretacin3 6 en la iglesia. Es as que desde los inicios del avivamiento, dentro de las manifestaciones extraordinarias, hubo lenguas extraas.3 7 A opinin del mismo Hoover, las lenguas extraas eran la principal causa de ofensa para aquellos que dudaban. 38 Sin embargo, para Hoover tambin representaban experiencias novedosas que tuvo que, estudiar, al mismo tiempo que dejarle cierta libertad para su manifestacin.

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Cf. 1 Co. 12-24 Hoover Op. Cit. P.15 35 Ibd. P.16 36 Revista Fuego de Pentecosts Op. Cit. P.17 37 Hoover. Op. Cit. Pp. 33-34 38 Ibd.

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El Pastor Hoover, en su Historia del Avivamiento Pentecostal en Chile, fue muy cuidadoso de no describirse experimentando alguna manifestacin de carcter extrao. Es por eso que nunca se lee de l que haya hablado en otras lenguas en el libro por l escrito. Quiz lo ms cercano a la experiencia de hablar en otras lenguas, de Hoover, sea el siguiente relato sobre un momento en que oraba junto a su ayudante, el hermano Castillo: Al or estas palabras, como que una flecha traspasa el corazn vino una risa al Pastor tan violenta e irresistible que quedaron los dos por quince minutos all bajo su poder. Sentndose en seguida, se pusieron a conversar sobre la dulzura de la comunin con Dios orando, de repente, comenzaron las palabras a salir de la boca, del Pastor en golpes y gritos, como de un volcn en erupcin A buen rato la violencia de la manifestacin se calm; pero todo el da el habla vino con golpes como de empuje interior forzndola, acompaada con lgrimas.3 9 Como sea, fueran las lenguas algo extrao para estos creyentes, se las acept desde el momento en que aparecan testimoniadas por el Nuevo Testamento, y no representaban un peligro desintegrador del movimiento espiritual. Al contrario, se recalca que aunque eran extraas, evidenciaban el bautismo del Espritu Santo, acompaando generalmente muchas buenas obras que probaban lo real de la experiencia.4 0 Parte de la importancia del hablar en otras lenguas pasa por entenderlas como un idioma del Espritu. Quien las habla se encuentra posesionado por el Espritu Santo; se siente algo as como un portavoz de Dios. Basta recordar que una de las interpretaciones ms aceptadas al respecto ve una clara relacin entre el hablar en leng uas y la profeca. Desde la perspectiva del profetismo esttico 4 1 , bien podran hacerse algunas relaciones con ciertos tipos de habla en trance. Pero en lo que concierne a lo ocurrido en 1909, s hubo lenguas extraas, como tambin profeca, no obstante, no aparece con claridad una conexin vital entre ambas, a no ser por la necesidad que se tena por contar con el don de interpretacin, hecho que hace suponer que quienes hablaban en lenguas s tenan algo que decir a la iglesia. Es posible que tales creyentes se sintieran hablar en nombre de Dios. Vale la pena destacar tambin, el hecho de que, desde entonces, el pentecostalismo criollo nunca ha tenido el hablar en otras lenguas como

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Ibd. P.22 Ibd. Pp. 33-34 41 Entindase por esttico el xtasis en que entraban ciertos profetas, para alabar a Dios o para entregar un mensaje de su parte. Esta manifestacin no era exclusiva de Israel pre-clsico; tambin se usaba en las religiones paganas. De alguna manera ciertos rasgos reaparecen en el Nuevo Testamento.

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evidencia inicial obligada del bautismo en el Espritu Santo, como s lo ensean algunas misiones pentecostales forneas. b) La oracin y santidad Si algo se advierte con abismante contundencia en el avivamiento de principios de siglo veinte, es la sorprendente vida de oracin que esos creyentes mantuvieron. Con esta afirmacin se pretende resaltar, una vez ms, el apego que sentan a los modelos novo testamentarios. Si en algn momento a alguien se le ocurriese decir que tal movimiento espiritual careca de profundidad, falta a la verdad, ya que la evidencia se inclina ms por concluir que si hubo una comunidad cristiana ferviente en la oracin, esa fue la que integraban Hoover y los hermanos de Valparaso congregados con l. Superficialidad hay cuando, despus de tanto ruido y efervescencia religiosa, no queda nada de carcter o fruto cristiano como resultado. En cambio, esos creyentes de 1909, demostraron que la experiencia vivida era absolutamente legtima y perdurable en el tiempo. Son abundantes las referencias a la oracin que se hacen cuando se habla de las historia del avivamiento en Chile. Hoover dice en una ocasin nos empeamos en estudiar las escrituras y en orar ms.4 2 En otra parte agrega que en 1902, por mencionar slo este caso, un jovenorando, fue tomado de tal manera del espritu de oracin que irrumpi en gritos 4 3 Ya en 1908, el 31 de diciembre, esperaban el ao nuevo en oracin.4 4 Tambin comenta las experiencias espirituales que se dieron a travs de las oraciones en los primeros das de enero de 1909 y cmo les fue ordenado por el Seor el orar todos los das, para ser bautizados con lenguas de fuego.4 5 Los creyentes de Valparaso sienten la necesidad de orar ms insistentemente, pero no slo por un simple afn de obtener un testimonio sobrenatural y enrgico. Ellos estn buscando el mejoramiento de la santidad de la iglesia. Aquello se poda notar en la conciencia de sociedad que muchos comenzaron a sentir, y queran llenar con la presencia del Espritu. Una noche, en febrero de 1909, durante una vigilia, rogando por el bautismo en el Espritu Santo, no lograron ms que descubrir lo vacos y necesitados que estaban.46 Luego, entre ms se oraba, el Espritu comenz a tocar los corazones y descubrirles aquellas cosas que les impeda progresar en la vida cristiana.47

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Hoover. Op. Cit. P.14 Ibd. P.11 44 Ibd. P.17 45 Ibd. 46 Ibd. P.19 47 Ibd. P.20

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Consecuentemente, los continuos arrepentimientos y las confesiones de pecado estaban despertando la santidad de los hermanos. La misma esposa de Hoover, la hermana Mary Ann Louise, en una carta dirigida a su amiga la Mrs. Boddy, escribe: He obtenido una nueva vida, y puedo decir con corazn agradecido que Dios me ha verdaderamente santificado, y puedo decir que el pecado ya no tiene dominio sobre m; he muerto al pecado y resucitado hacia Dios.4 8 Los elementos anteriores confirman que la iglesia metodista de Valparaso, dirigida por W. Hoover, no estaba haciendo nada que la iglesia del primer siglo no hubiese hecho antes. No se trataba del entusiasmo superficial de una moda espiritual que iba y vena. Los efectos, ms bien, eran permanentes, con transformacin de personas en un modo profundo y significativo. Todo ello fue provocado por la conciencia de tener una gran necesidad de Dios, y que era posible suplirla por medio de la oracin y la santificacin por el Espritu Santo. La revista El Cristiano da cuenta del fervor y la conviccin de Hoover al respecto, cuando en una visita a Ovalle manifiesta este mismo sentimiento. Hemos sido gratamente impresionados por la visita de nuestro querido hermano reverendo W. C. Hoover, el cual no ha trado aliento, predicndonos la palabra del Seos con todo ardor y entusiasmo. Nos habl especialmente de la necesidad de que el Espritu Santo habite en nuestros corazones, de no desmayar hasta conseguirlo mediante la oracin.4 9 Finalmente, advertimos un gran sentimiento de humildad y de carcter cristiano. Todos estaban dispuestos a someterse al Espritu de Dios y a desaparecer para que el Seor completara su obra. Estas seales acercaban muy estrechamente a estos hermanos, con la iglesia del Nuevo Testamento. Una iglesia sometida al Espritu. No tenemos aparato ninguno, ningn comit de publicidad, nada sino la oracin que dice, Tu prometiste, Seor; estamos aqu esperando el cumplimiento. Hemos tenido que comer pastel de los humildes cada uno de nosotros. No hay afectacin, El Pastor no es ms que el miembro ms humilde. Completa humildad, completa sumisin, completa obediencia, completamente del Seor, y pidiendo que lo oculto nos sea revelado Nada de opiniones, nada de crtica, nada de oposicin a lo que hace el Espritu Estamos experimentando una confianza grave (y que va en aumento) tanto en la sabidura como en

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Revista Fuego de Pentecosts Op. Cit. P.16 Revista El Cristiano Santiago, ao XIV, mayo de 1909.

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la capacidad del Espritu Santo para manejar los asuntos y nuestra importancia disminuye en proporcin. 5 0 IV. SOTERIOLOGA Y AVIVAMIENTO No faltar quien piense que en el avivamiento slo se pona nfasis a la accin enrgica del Espritu relacionada con manifestaciones carismticas, pero lo cierto es que en materia espiritual se iba ms all de lo puramente epidrmico. En realidad, una de las metas ms fundamentales del movimiento fue dar realce a la obra salvfica de Cristo. Dentro de sus propias categoras, por supuesto, estos creyentes se daban cuenta de la necesidad de no separa la dimensin soteriolgica, de la experiencia espiritual que estaban viviendo. Y tenan toda la razn. No se puede comprender la accin sobrenatural del Espritu y sus efectos santificadores, sin tener presente la salvacin del hombre como fin. Entonces, los creyentes no andan detrs de una nueva experiencia mstica; ms bien quieren confirmar su propia salvacin, al mismo tiempo de trasmitirla a quienes an no la han hallado. El avivamiento trabajaba por la santificacin de los creyentes, pero tambin por la salvacin de las almas. Lo anterior, quedaba clarificado al constatar que Pentecosts (Hechos 2:1-4) signific, precisamente, la propagacin del mensaje salvador del Cristo. Pues bien, el avivamiento de 1909 mostraba esas mismas caractersticas. El Pastor W. Hoover cuenta que ya en 1902 la gente se reuna alrededor del altar, para buscas el perdn de sus 51 pecados. No hay duda de que el Espritu Santo estaba impulsndolos a buscar la salvacin. Los Hoover se dan cuenta que el bautismo del Espritu Santo les permita descubrir el alcance de la experiencia cristiana. En efecto, hasta entonces mantenan la idea de que Dios los justificaba y santificaba casi por decreto. Pero ahora comprendan que adicionalmente al acto salvfico haba profundidades espirituales muy edificantes por descubrir, y que venan a confirmar poderosamente la experiencia salvfica inicial.5 2 Esa era la dimensin ms profunda de los efectos causados por el avivamiento; de ah que las conversaciones fueron muy frecuentes, siendo los propios hermanos quienes se encargaban, como en la iglesia del primer siglo, de propagar el evangelio de salvacin. Una carta de un testigo de los acontecimientos, la hermana Rosa E. de Pino, describe el nexo existente entre avivamiento y salvacin:

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Hoover Op. Cit. Pp.30-31 Ibd. P.11 52 Ibd. pp. 14-15

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Ahora en todas las reuniones tenemos el gusto de ver almas nuevas, lo que antes nos causaba admiracin ver una cara desconocida dentro de la iglesia. Ahora estamos tan acostumbrados a ver personas nuevas, que no nos causa admiracin alguna, porque esperamos que en poco tiempo ms, la iglesia se har estrecha para contener las almas salvadas por la sangre de nuestro Bendito Salvador. Y ahora; de dnde viene esta cosecha?: De la oracin y del cambio de nuestra vida. 5 3 Cabe destacar la profundidad con que se realza la cuestin salvfica. Es evidente que era uno de los elementos ms vitales en el movimiento. Al parecer aquellos hermanos entendan muy bien que toda manifestacin carismtica, por muy profusa que fuera, no tendra mucho valor si no fuera capaz de dejar una huella significativa en las personas; algo de carcter permanente que relacionara de manera definitiva al hombre con Dios. a) La predicacin al aire libre El deseo por transmitir el mensaje salvador del Evangelio, unido al influjo del Espritu Santo, hizo que muchos creyentes se sintieran movidos a predicar por las calles. Hoover dice que estas acciones eran las mismas que en los tiempos de la Iglesia Apostlica. Cuando recientemente haba cado el Espritu Santo con poder, las personas bautizadas, fueran nios o nias, hombres o mujeres, se sentan impulsadas a salir a las calles y pregonar a toda voz, a ir a sus amigos y vecinos, a hacer viajes a otras partes, con el slo fin de llamar al arrepentimiento a los hombres y hacerles saber por su testimonio que tan sublime experiencia era un privilegio que estaba al alcance de toda persona hoy, tal como en los das de los apstoles.
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A decir verdad en esta reaccin frente al impulso del Espritu hay una muy clara similitud con lo ocurrido en H echos de los Apstoles. El descenso del Espritu Santo en Pentecosts hizo que los primeros cristianos se sintieran capacitados poderosamente para comunicar las Buenas Nuevas. Lo que antes jams habra ocurrido, ese da comenz a manifestarse con bastante frecuencia, como si fuera el reflejo natural al estmulo del Espritu. Y, de hecho, lo era. Jess mismo haba anticipado que los creyentes seran testigos ante los hombres, una vez que recibieron el poder de lo alto (Hechos 1:8). De esa manera quedaba ligado el Pentecosts de Hechos 2, con la Gran Comisin de los Evangelios.5 5 En esa misma lnea, la conexin
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Manuel Herrera F. Op. Cit, P.41 Hoover. Op. Cit. P43 55 Cf. Mt.28:18-20; Mc.16:15-18; Lc.24:46-49; Jn. 20:19 -23

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entre avivamiento y evangelismo, en la congregacin metodista de Valparaso, era el resultado propio de un verdadero movimiento espiritual, donde el fin va ms all de emocionalismo pasajeros; donde el fin es la propagacin de la verdad en beneficio de la salvacin de las almas. Un antecedente bastante claro, para Hoover, de lo que fue el comienzo de la predicacin callejera o al aire libre, lo constituy el de un joven empleado de mozo en una casa particular en Via del Mar que, luego de haber estado en una reunin de oracin se sinti empujado a salir a la calle y luego entrar en una cantina para gritar Dios es amor!5 6 Acciones como estas, que en un principio eran motivadas por un impulso ajeno a cualquier planificacin humana, sirvieron de ejemplo para que muy pronto los hermanos se organizaran para salir en grupos a predicar. El propio Hoover dice de estos hermanos: No esperaban ya un impulso sobrenatural o irresistible, sino reconocieron que el mandato del Seor; Id y predicar el evangelio a toda c riatura pesaba sobre ellos ahora ms que nunca, ya que haban esperado y recibido el poder de lo alto; de manera que desde entonces esta obra lleg a ser una parte integra de las actividades de la iglesia, y muchas almas en la iglesia atribuyen su salvacin al mensaje odo en la calle5 7 Desde entonces el pentecostalismo chileno ha usado las calles de todo el pas y otros lugares pblicos, para predicar el evangelio, siendo uno de los principales brazos extendidos para salvar las vidas del pecado.

b) Cristologa Es bien sabido que cada parte del corpus doctrinal del cristianismo pasa por un eje unificado. Se trata de la cristologa que permite darnos cuenta de las relaciones existentes, por ejemplo, entre Iglesia y Cristo , o salvacin y Cristo. Hay una clara dependencia cristo lgica respecto a las dems doctrinas. En el caso de la salvacin, y dicho en lenguaje ms acadmico, tal dependencia se expresa en el hecho de que una cristologa, de suyo, constituye condicin de posibilidad para poder hablar de soteriologa. En otras palabras, no puede haber salvacin sin mediar primero la persona y obra de Jess.

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Hoover Op. Cit. P.43 Ibd. P.52

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La figura de Cristo, entonces, fue muy importante para el movimiento espiritual. Hoover cuenta que mientras a comienzos de 1909 asista a la Conferencia Anual celebrada en Temuco, y escuchaba el sermn Predicamos a Cristo crucificado de labios del Obispo F. M. Bristol, momento en que el Espritu marc fuertemente a toda la audiencia, en Valparaso, por su parte, mientras los hermanos de la Junta Oficial oraban de madrugada, sintieron que Jess pas alrededor adentro del altar y puso la mano sobre sus cabezas.5 8 Las oraciones continuaron y la presencia de Cristo en ellas era evidente para todos. Cuando Hoover se agrega a las vigilias de oracin de e sos das, tambin siente la presencia de Cristo, de manera que las expresiones Mi 59 Salvador, mi Salvador! , se encarg de registrar en su libro para destacar la gravitancia de la experiencia. Adems, muchos hermanos sentan la necesidad de que el Seor Jess les cubriera con su sangre60 , mientras otros cantaban Gloria al Cordero! Gloria a la sangre! 6 1 Se desprende, finalmente, que los hermanos reconocan el seoro de Cristo sobre sus vidas, y que de l provena la promesa del Espritu Santo. En ese sentido no habra habid o derramamiento del Espritu si el Hijo no lo hubiese enviado en su nombre. Es obvio que no haba forma de separar tales experiencias espirituales de la potestad divina y salvadora de Jesucristo . V. LA LITURGIA EN EL AVIVAMIENTO Un elemento que resulta imposible dejar de lado lo constituye la liturgia dentro del movimiento espiritual de 1909. Es importante el tema por cuanto cada vez que surge un nuevo nfasis en el mundo de la fe, ya sea doctrinal, social, cultural o carismtico, la liturgia de la iglesia se ve afectada, la mayora de las veces en trminos bastante positivos. Ese fue precisamente el caso del avivamiento de Valparaso. 1909 vino a dar un nuevo aliento a la liturgia evanglica chilena. En efecto, el ritualismo evanglico en Chile hasta entonces se caracterizaba ms bien por su fuerte apego a las tradiciones y formas culturales tradas del extranjero. Ello por supuesto acarre sin quererlo un considerable choque cultural y social por cuanto los ritos usados en las iglesias no reflejaban la identidad de la gente comn y humilde.

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Ibd. P.19 Ibd. P.20 60 Ibd. P.25 61 Ibd. P.29

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Fue precisamente, con el despertar espiritual de comienzos de siglo veinte, que los evanglicos criollos tuvieron la gran oportunidad de afectar positivamente la liturgia de sus iglesias. Algo as como un viento fresco entr en la iglesia para renovar la celebracin cristiana que estaba marcada por cierta monotona cltica muchas veces no asimilada del todo por los hermanos ms sencillos. Es as que junto con el avivamiento, el Espritu Santo impuls la renovacin litrgica en el mundo evanglico chileno, cincuenta aos antes del aggiornamento de la Iglesia Catlica, impulsada por el Concilio Vaticano II (1959-1965). Ah est el aporte de los primeros pentecostales chilenos en materia litrgica. Con mucha valenta irrumpieron en el lineal culto metodista y siendo concientes que eran instrumentos del Espritu, dieron vitalidad a la celebracin cristiana con una herencia que hasta hoy marca distintivamente al pentecostalismo chileno. Manuel Herrera dice: cuando surge el Pastor Willis Hoover predicando las doctrinas evanglicas acompaadas de potencias sobrevencedoras, se rompe el ritual de esa iglesia, y los pastores comienzan a ver con espanto como su ordenamiento se quebranta por los desrdenes de gente del populacho que ha invadido su templo. Sin embargo, ya nada queda por hacer, pues la gente est viniendo a la novedad y a la bsqueda de encontrar un lugar dentro de la casa de Dios. Los rotos vienen a la iglesia a buscar su propio bien, su propia tranquilidad, su propia esperanza, su propio horizonte, el cual era Cristo Jess (Hechos 2:4; 12-13). 6 2 a) Significaciones dentro de la liturgia Como se sabr, la liturgia no est puesta ah en el culto para mostrarse como un simple adorno. Todo lo contrario, sta se presenta llena de connotaciones de carcter espiritual, pero tambin socio culturales. El que se introduce en la liturgia de una iglesia determinada sabr, por sus caractersticas, cul es el nfasis espiritual de esa congregacin, como tambin podr darse cuenta de realidades sociolgicas y culturales que se ven reflejada en el tipo de celebracin cultural que realizan. Ahora, Qu fue aquello que los hermanos de 1909 reflejaron en su liturgia? Durante los cultos ellos hicieron m ucho uso de expresiones fsicas. Saltar, caer, levantar los brazos al cielo, estremecimientos y danzas, fueron muy caractersticos. Todas esas expresiones eran entendidas como siendo inspiradas por el Espritu. Hoover les da libertad de expresin. l no desea equivocarse y parar algo que fuera genuinamente divino. Pero Cul sera el parmetro, entonces, para discernir lo bueno y lo malo? Hoover prefiere

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M. Herrera Op. Cit, P.36

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observar y estudiar los casos, adems de esperar que los frutos de tales manifestaciones fueran durables en el tiempo. Las expresiones fsicas fueron la respuesta personal y sentida de los creyentes, ante el influyo del Espritu Santo. Sentir que el Seor mismo, que la divinidad misma estaba presente entre ellos, era motivo ms que suficiente para expresar gratitud de modo efusivo. Para esos creyentes constitua una honra no merecida el hecho de ser visitados por Dios mismo. Personas que se saban pecadoras manifestaban su mxima emocin al tomar conciencia de que le Seor mismo haba descendido sobre ellos. Con plena libertad los hermanos podan expresar lo que sentan en su interior. Ello fue facilitado por el hecho de que entendan que el Espritu les estaba concediendo experimentar cosas nuevas y que ya no era necesario ajustarse a algn tipo de ordenamiento litrgico rg ido. Expresiones corporales y extticas, llenas de emocionalismo, marcaron la diferencia. Tal libertad en el culto, adems, era avalada por el creciente cuidado de no estar restringiendo el influjo del Espritu Santo. Resistirse a las manifestaciones carismticas, acompaadas de reacciones fsicas; implicaba ir contra el Espritu o apagar el Espritu. En definitiva, toda expresin litrgica apuntaba a resaltar la obra salvfica de Cristo, su accin santificadora, y el poder sobrenatural del Espritu. b) La msica y las tres gloria a Dios Fue muy frecuente en el avivamiento que la renovacin espiritual se expresara tambin a travs de la msica. Los creyentes continuaron con el uso de la hipnologa metodista. Cada vez que haba oportunidad o que el Espritu lo inspiraba, surga con espontaneidad algn tipo de alabanza acompaada musicalmente. Hoover cuenta que en una ocasin una nia de doce aos, mientras cantaba un himno en casa, cay al suelo bajo el poder de Dios y comenz a hablar en una lengua que ms tarde se comprob que era ingls. 6 3 Durante los cultos, uno de los momentos ms propicios para la manifestacin del Espritu, eran los himnos. Esas letras estimulaban la emocin de los asistentes, hacindoles llorar, rer, caer, gritar o sencillamente impidindoles terminar con las reuniones. El culto era una verdadera fiesta, donde se celebraba, conmemoraba y reactualizaban las acciones vitales del Espritu. A continuacin exponemos un relato de Hoover, donde da cuenta de alabanzas creadas especialmente por hermanos tomados por el Espritu, y
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Hoover Op. Cit., P.46

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donde, adems, seala cmo se originaron las tres glorias a Dios. Es un texto ms extenso, pero vale la pena presentarlo ntegro. He all un joven de veintisis aos tendido de espalda, ojos cerrados, e inconciente de dnde estaba y de toda cosa exterior; pero muy despierto y vivo en alguna experiencia muy rara y notable que le pasaba. Golpeaba los talones contra el suelo con la rapidez de las baquetas de un tambor, por un buen rato, como si estuviera corriendo con vertiginosa rapidez. Entonces, como si estuviera cansado, emita suspiros y soplos como cobrando hbito. Otra vez corri y otra vez descans y as muchas veces. Entonces comenz a tocar a algn instrumento invisible como de cuerdas; lo que tambin con intervalos hizo muchas veces. Pasado esto pareca estar en la presencia del diablo, pero como habiendo ganado una soberana victoria sobre l. Con una mirada y tono del ms completo desdn y desprecio, acompaado de ademanes al cabo, deca vencido eres, vencido por la sangre del cordero, (con un pf-f-f) No tienes arte ni parte con nosotros. Vencido eres por la sangre del Cordero. Y otra vez el instrumento y otra vez Vencido eres y muchas veces. Despus, marcando el tiempo con las dos manos extendidas como un conductor de orquesta, cant estas palabras, con msica, que l mismo puso, palabras y msica dadas en ese momento: Aleluya al Cordero de Dios Aleluya al Cordero de Dios! Que dio su sangre en la cruz Que dio su sangre en la cruz Por salvarnos de nuestros pecados Esta escena era memorable en s, y por sus resultados. Cuando el hermano volvi en s, el cuero de uno de los zapatos estaba gastado hasta descubrir el contrafuerte como del tamao de una chaucha; y el piso estaba hmedo donde el sudor haba pasado por la ropa de la espalda. El hermano fue hecho un jefe domo un militar. De esta experiencia origin las Tres glorias a Dios, porque desde ese tiempo en las reuniones movido por el Espritu se levantaba y ponindose delante de la congregacin les deca, Hermanos, demos tres Gloria a Dios, y se las daba como una salva militar. Esta salva ha llegado a ser un distintivo de la Iglesia Pentecostal por todo Chile, para enviar saludos a otras congregaciones y para recibirlas.6 4

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Ibd. Pp.49-50

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Una experiencia personal, como las tres glorias a Dios, pas a ser parte del culto permanente de los pentecostales chilenos. Fue desde entonces una manera de reconocer que Dios era el que haca todas las cosas en la iglesia, y que, as, mereca ser glo rificado pblicamente. A ello se suman los Aleluya!, Amn! y Gloria al Cordero!, expresiones todas que de una forma u otra se prestaban (y hasta hoy) para asegurar la participacin ms activa de los creyentes dentro del culto. En el culto pentecostal no hay sujetos pasivos. Todos hacen el culto a Dios. c) Algunos excesos de fanatismo No podemos dejar de reconocer que juntamente a las legtimas expresiones de alabanza y adoracin a Dios durante los cultos, tambin hubo en ocasiones muestras de fanatismo y desorden. Muchos malentendieron la libertad que daba el Espritu y dieron rienda a equivocaciones que muchas veces terminaron en escndalo. Es cierto que la actividad preunitica era ejercida espontneamente, pero ello haca que tambin el error y el desorden se manifestaran con la misma espontaneidad. De hecho, en un informe preparado por Hoover, dirigido al Reverendo Stuntz, agrega que en el movimiento se han levantado algunos que alegan no necesitar ms la direccin humana. 6 5 Pero los fanatismos no eran comunes; como tampoco fueron auspiciados por Hoover y sus ms cercanos. stos ms bien trataban de mantenerse neutrales. El propio Hoover dice que respecto a algunas manifestaciones en los cultos no se hizo ninguna cosa ni para impedirlo, ni para causarlo. 6 6 , y que era preferible dejar sin tocar algn poco de la obra del diablo, antes de poner las manos sobre la obra de Dios por equivocacin.6 7 Claro que hubo fanatismos, pero en menor grado. Lo que sucede es que los oponentes al movimiento hiperbolizaron tales excesos, hacindolos ver como si fueran pan de cada da. Pero nos quedamos con la reflexin del entonces secretario de la Sociedad Misionera, el Reverendo Stuntz, quien dice: Aunque es muy cierto que hay fuego extrao en algn grado en las reuniones, las noticias recibidas tienen mucho de parecidas con la historia de los avivamientos del metodismo en sus tiempos primitivos. Casi no hay rasgo en las noticias que nos llegan que no podran duplicarse en nuestros avivamientos en la India, Corea y China. 6 8

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Ibd. P.53 Ibd. P.17 67 Ibd. Pp.30 ss. 68 Ibd. P.54

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VI. LA ECLESIOLOGA ENTENDIDA A LA LUZ DEL AVIVAMIENTO No se puede dejar de lado una eclesiologa cuando se estudia el avivamiento de 1909. Ello porque tal movimiento espiritual naci en el seno de la Iglesia. El avivamiento, entonces, fue un suceso eclesial. La comunidad cristiana de principios de siglo veinte se vio involucrada de una forma u otra. Es que todo lo que tenga relacin con la fe, compromete a la iglesia en general. Pero la eclesialidad se ve fuertemente marcada por condicionamientos doctrnales, carismticos y hasta socioculturales. La iglesia es, generalmente, lo que su entorno es. Luego, cul fue la repercusin eclesial dejada por el avivamiento, es una interrogante que posee ms de una respuesta. Hubo consecuencias edif icantes, como tambin otras lamentables. Si miramos la eclesialidad bajo el punto de vista constructivo, tenemos que el avivamiento contribuy en el fortalecimiento de las grandes instituciones teolgicas de la Iglesia, como son, por ejemplo, la espiritualidad, la liturgia y la evangelizacin. Es as que la iglesia del avivamiento se entiende a s como una comunidad santificada, destinada para glorificar a Cristo incluso entre los no conversos. La Iglesia es para ellos la comunidad de los redimidos que han recibido un poder sobrenatural que los edifica y une a Cristo con mayor fuerza. Se entiende que la Iglesia ha sido levantada por Cristo, y que el Espritu la sostiene. El curso de la Iglesia depender, entonces, de cuan abiertos se est al movimiento del Espritu Santo. Sin esto, no hay estructura eclesistica que vaga. Esos creyentes estn empecinados en s er el reflejo y continuidad de la Iglesia del Nuevo Testamento. Estn concientes de que en realidad no existe motivo alguno para que ellos no sean como la Iglesia primitiva.6 9 Otro elemento interesante lo constituye el hecho de que el avivamiento buscaba al edificacin de la Iglesia; no su destruccin. El mismo Hoover entiende lo necesario que es, por ejemplo, mantener la unidad de los creyentes a toda costa. Respecto a la posibilidad de la separacin de la iglesia de Valparaso, de la Iglesia Metodista Episcopal, no hay elementos que hagan suponer que se debi a una decisin antojadiza. Todo hace parecer que en un principio no se busc la separacin, sino ms bien tuvieron que llegar a esa instancia porque recibieron la provocacin insostenible de la oposicin recibida. Es ms, cuando Hoover escuch a sus
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Ibd. P.10

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fieles decir que se separaran de la iglesia, esas palabras vinieron a l como una pualada. 7 0 Sin embargo, Hoover llega a comprender que no haba otra salida para que el movimiento espiritual pudiera continuar. Incluso ante la noticia de la separacin de los hermanos de Santiago, de la Primera y Segunda Iglesia Metodista Episcopal, respectivamente, por las mismas causas, y con el temor de no querer daar a la Iglesia, les escribe diciendo: Creo que la providencia de Dios ha permitido esa iglesia y que para sus miembros no quedaba otro paso que tomar sino aquelCreo que sus doctrinas y prcticas, hasta donde las conozco, son puras y segn la Palabra de Dios Creo que si permanecen sencillos, llenos de amor y humildad, fieles y obedientes a su voz, l har florecer la obra y dar fruto en la salvacin de muchas almas, y en la grade bendicin de Chile Permitan que cada prueba slo sirva para demostrar que Dios est con ustedes en verdad7 1 Hoover sabe muy bien, y sus seguidores tambin que al separarse de la Iglesia Metodista no estaban rompiendo con lo divino sino con lo humano de la estructura eclesistica. Ellos continuarn sintindose parte integrante de la Iglesia de Cristo. En el momento de anunciar a la Iglesia de Valparaso su renuncia de la iglesia Metodista Episcopal, les dice: Estoy rompiendo relaciones con la organizacin de la Iglesia que he servido toda mi vida. Sin embargo, quiero que mis hermanos sepan que no he dejado de ser metodista. Sigo a Wesley con toda fidelidad. No me he apartado de las doctrina de Wesley, ni de la iglesia. Si me retiro, y tomo otro nombre, es slo porque me q uieren despedir sin prueba de error los que creen que mis enseanzas les han llevado ms cerca del Seor, y tienden a hacerlos ms semejantes a l, me acompaarn Esta separacin no es una guerra. Es una separacin, no del metodismo, sino sencillamente del gobierno de la Iglesia Metodista, por causa de la conciencia. 7 2 A pesar de la inevitable separacin Hoover insiste en que ello no debiera estorbar la comunin espiritual entre ambos bandos. Es que, en el fondo, la verdadera guerra es contra el pecado y las huestes de Satans, y no contra nuestros hermanos.7 3 Adems, se insistir que el fundamento eclesial y bblico no variar por causa de la separacin. Cuando Hoover escribe una carta al secretario de la Sociedad Misionera, Stuntz, termina diciendo: Oren por m. Oren por Chile y el metodismo en Chile Estudiar y ensear a Wesley y la Biblia. No tengo doctrinas nuevas. 7 4
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a) Sacramento de la Cena del Seor En realidad no se habla demasiado de este sacramento, pero hay una nota en la narracin de Hoover donde destaca que a pesar del quiebre con la Iglesia Metodista, ellos podan disfrutar de la comunin de la Cena del Seor con limpia conciencia. El Pastor lo describe como sigue: La Santa Cena en la noche fue una ocasin memorable de la operaci n del Espritu de Dios. La gente pareca ebria. Varias personas quedaban como colgadas sobre el altar y eran incapaces de retirarse con los dems y quedaban mientras venan otros. Dos personas se convirtieron durante el servicio, hallando el perdn de sus pecados al acto de comulgar. La escena durante toda la hora y media que dur la administracin de la Cena era imposible de describir adecuadamente. Parecan todos ser ocupados con el Seor7 5 Era evidente que ese tipo de manifestacin, durante un sacram ento tan importante vena a confirmar que el movimiento espiritual tena su origen en Dios. El Seor mismo, entienden, los visit esa noche de sacramento. b) Escatologa Finalizamos con una breve nota sobre la escatologa del movimiento. Muchos hermanos tuvieron sueos y visiones donde presenciaron lo que ellos decan ser las moradas eternas, de manera que la preocupacin por las cosas finales, tambin fue estimulada por el avivamiento. El Espritu les hizo tomar conciencia de que el Seor pronto vendra por ellos. De hecho, el derramamiento del Espritu fue proftico y seal indudable de que el Seor estaba cerca. Con las cosas que se estn viendo no se puede dudar que el Seor est cerca y hay que prepararse para no quedarse sin parte Ahora es el tiempo de entregarse al Seor y le rogamos que busque al Seor de todo corazn 7 6

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