Navarro, Pablo - EL COMPROMISO ANTROPOLOGICO DE JESUS IBAÑEZ
Navarro, Pablo - EL COMPROMISO ANTROPOLOGICO DE JESUS IBAÑEZ
Navarro, Pablo - EL COMPROMISO ANTROPOLOGICO DE JESUS IBAÑEZ
Esta sesin debera tratar, segn el programa, de epis$emolo&"a y, en concreto, del en4o%ue cibern5$ico. Voy a intentar hablar de este tema interpretndolo atravs de una experiencia vital, la de Jess b!e". #as teoras, en e$ecto, pueden ser acertadas o desacertadas, productivas o improductivas. %ero, al margen de la valoracin &ue mere"can en trminos estrictamente epistemolgicos, esas teoras $uncionan como instrumentos de supervivencia para a&uellos &ue las hacen suyas' son medios &ue esas personas utili"an para explicarse la realidad, y para comprenderse a s mismas. (s ocurre, al menos, cuando el &uehacer terico es asumido a la manera de Jess b!e"' como un compromiso radical de esclarecimiento tanto del mundo como del su)eto &ue lo habita y le da sentido. *esgraciadamente, los &ue $uimos amigos y discpulos de Jess debemos en$rentarnos ahora a su pensamiento como con algo ya $inali"ado. +ientras vive un amigo, la obra &ue tiene a sus espaldas suele contemplarse en un segundo plano. #o &ue de verdad cuenta es el presente de esa persona, su realidad como proyecto volcado hacia el $uturo. ,lo cuando esa persona desaparece cobra sentido interrogarse por el signi$icado global de su obra. El pensamiento de Jess b!e" es particularmente comple)o. En l se dan cita buena parte de los paradigmas tericos surgidos en esta segunda mitad de nuestro siglo. - sin embargo, ese pensamiento tiene una coherencia &ue se mantiene a lo largo de toda la evolucin del autor. ./ul es el hilo conductor de esa coherencia, &ue permite uni$icar en un proyecto terico personalsimo una pluralidad de en$o&ues tericos dispares y, a primera vista, inconexos0 %robablemente haya &ue buscar ese hilo en el subsuelo del dispositivo terico de b!e", en su actitud $undamental ante la realidad humana y social. En lo &ue llamar su compromiso an$ropol6&ico. Es un compromiso con el ser humano, con su realidad siempre problemtica, una realidad &ue se actuali"a )ustamente en el medio social. %or deba)o la la actividad de b!e" como socilogo, como terico social, late en todo momento la $idelidad a ese compromiso con la condicin humana, &ue se expresa en su pertina" tarea de clari$icacin liberadora de la misma, as como en su peculiar concepcin de la prctica poltica. 1n compromiso &ue, en el $ondo, no es otro &ue el de la lustracin' conocer me)or al ser humano para hacerlo ms libre. 2o es extra!o &ue la obra de b!e" haya apuntado siempre ms all de la sociologa. #a sociologa surge, en buena medida, a partir de la obturacin positivista del debate antropolgico desarrollado por el pensamiento ilustrado. 2o se trata de cali$icar este suceso como bueno ni malo. %robablemente, para &ue 3lo social3 emergiese y cobrase consistencia como ob)eto epistemolgico, era necesario &ue 3lo humano3 pasar
a un segundo plano o, me)or dicho, resultara $ragmentado 4en realidad, disuelto4 entre diversas disciplinas 3positivas3' la psicologa, la ling5stica, la antropologa cultural... +as el desarraigo antropolgico de la sociologa, operado por los $undadores de esta diciplina y conscientemente buscado por algunos de ellos, ha de)ado de ser una opcin histricamente explicable para instalarse, a los o)os de muchos socilogos, en la naturale"a misma de las cosas. Es ese desarraigo el &ue ha convertido en dominante una cierta versin ingenieril, super$icialmente instrumental, del o$icio sociolgico. Jess b!e" nunca entendi su labor de socilogo de este modo, como mera recensin, ms o menos elaborada, de la realidad social constituida. ,i la vida social resulta tericamente interesante es, sobre todo, por&ue nos habla de nosotros mismos, de lo &ue somos y de lo &ue podemos ser. #a realidad social no es simplemente un con)unto de hechos presumiblemente interrelacionados' es una clave de la matri" de posibilidades &ue en cada momento histrico de$ine la condicin del ser humano. +as para desentra!ar esa clave es preciso mirar allende la realidad social constituida, e interrogarse acerca de los mecanismos de constitucin de esa realidad. (hora bien, esos mecanismos residen en nuestra condicin de su)etos, e involucran el con)unto de la base antropolgica &ue nos de$ine como especie. *e ah &ue la materia ltima de la re$lexin de b!e" haya sido siempre el su)eto humano, y &ue su sociologa sea, primordialmente, una sociologa del su)eto. 1n socilogo antropolgicamente comprometido no puede limitarse a anali"ar la $acticidad de lo social. 'ac$um, como su e&uivalente en castellano hecho, es un participio de pasado del verbo 4acere, hacer. 6odo 7hecho7 ha sido hecho por alguien, es el producto de un su)eto. 8uien &uiera cuestionar no slo los productos &ue a$loran a la super$icie de la vida social, sino tambin la realidad &ue los produce y les da sentido, debe hacer del su)eto humano, a la ve" socialmente constituido y socialmente constituyente, el centro de su re$lexin. ,era un error ver en la anterior proposicin una vaga propuesta de retorno al vie)o humanismo anterior a la disolucin positivista de cual&uier imagen unitaria y reconocible de lo humano. (l contrario, el restablecimiento de un mbito de re$lexin propiamente antropolgico es una exigencia plenamente actual, impuesta por los desarrollos ms recientes del saber en campos muy diversos' desde las neurociencias a la sociologa cognitiva, pasando por la sociobiologa, la ca)a negra humana est siendo iluminada en nuestros das desde dentro, con resultados $ascinantes. ( la gran disolucin de la realidad humana operada por las ciencias del hombre y de la sociedad surgidas durante el siglo pasado, est siguiendo un poderoso movimiento de sntesis transdisciplinar, &ue empie"a a devolvernos una imagen coherente de esa realidad. este movimiento acaece como e$ecto del desarrollo de esas mismas ciencias, &ue en su origen acotaron aspectos signi$icativos pero aislados de lo humano. #a obra de Jess b!e" anticipa ese movimiento, a la ve" &ue prueba su $ecundidad potencial. /omo es sabido, b!e" dedic la primera parte de su carrera a la sociologa del consumo, un campo considerado en cierto modo marginal para la autoconciencia acadmica del establecimiento sociolgico. El consumo es, sin embargo, el mbito donde los mecanismos de constitucin de la sub)etividad social propia de nuestra poca se revelan de $orma ms clara e ineludible. Es un campo en el &ue las exigencias prcticas de la investigacin dictan directamente el desarrollo de la teora, y en el &ue
cual&uier teora encuentra en la prctica, de manera inmediata, la prueba de su valide". Es en ese mbito donde Jess ensambla su dispositivo terico personal, &ue adopta la $orma de una permanente denuncia de los dolos de la tribu, y una constante reivindicacin utpica de lo posible, de la libertad radical &ue nuestra propia condicin humana nos impone. Ese mismo dispositivo terico se aplicar en la segunda parte de su carrera a la re$lexin metodolgica y a una reconstruccin en pro$undidad de las re$erencias epistemolgicas y ontolgicas de la teora social. (lgunos lectores de b!e" parecen sentirse desconcertados ante la evolucin de nuestro autor en su ltima etapa, en la &ue muestra un inters progresivo por la epistemologa y por disciplinas como la ciberntica. ,in embargo, se trata de una evolucin per$ectamente coherente, como se ver, con la trayectoria terica de b!e", y con lo &ue he llamado su compromiso antropolgico. ,u experiencia como socilogo del consumo a port a b!e" un conocimiento ntimo y pro$undo de los avatares del su)eto en nuestras sociedades. 1n su)eto, en opinin de b!e", muy distinto de la entidad autodeterminante, a la ve" voluntad y representacin creadora del mundo, &ue postul la tradicin clsica. 1n su)eto &ue slo parece identi$icarse como tal prestando su deseo a la reali"acin de la cotidiana mmesis del orden social en el &ue habita. 1n suje$o suje$ado 9:; por ese orden sin el cual no podra reconocerse, sin cuyos deseos sus impulsos seran ciegos, sin cuya voluntad la suya girara vaca. Ese 3su)eto su)etado3 no est slo sometido por el poder poltico, explotado por el poder econmico, y desorientado por las vie)as agencias del poder ideolgico. #o &ue produce a b!e" una $ascinacin no exenta de horror es constatar &ue, cada ve" ms, son los deseos ms ntimos de ese 3su)eto su)etado3 los $actores directos de su propia su)ecin. Es el su)eto mismo &uien, en el acto de constituirse e identi$icarse como tal, establece gustosamente los lmites de su propia libertad, y lo hace en el terreno expresamente acotado para l por la mano invisible del orden social. En este punto, b!e" parece asumir una ambig5edad bsica. %or un lado, desenmascara al su)eto clsico, muestra la ingenuidad de sus pretensiones auto$undantes. %or otro, sigue dando beligerancia a esas pretensiones, alentando su virtualidad utpica. El su)eto clsico, negado por la relidad presente, retorna as en $orma de improbable su)eto revolucionario, re$erente negativo e ideal de la crtica de b!e". Esta re$lexin sobre el su)eto se desdobla re$lexivamente en b!e" como consecuencia de sus preocupaciones epistemolgicas. El su)eto &ue le interesa no slo es el su)eto del enunciado 4a&ul &ue el socilogo investiga4 sino tambin el su)eto de la enunciacin 4el socilogo mismo4. %ara b!e", la sociologa no es a)ena a esa su)ecin del su)eto moderno &ue denuncia 9<;. El estudio del orden social colabora de hecho a su a$ian"amiento. 2o hay conocimiento inocente. /uando el ob)eto del saber es el propio ser humano, ese saber inevitablemente contribuye a su servidumbre o a su liberacin. %ara la tradicin ilustrada, el autoconocimiento 4terico y prctico4 del hombre debe ser el instrumento $undamental de su libertad. Esta es tambin la conviccin de Jess b!e". *e ah &ue su re$lexin epistemolgica no tenga un carcter meramente
acadmico, no sur)a simplemente del hori"onte interno de problemas propio de la disciplina &ue cultiva. Esa re$lexin le viene impuesta por su compromiso vital bsico con la condicin humana. b!e" descubre &ue slo una epistemologa renovada puede constituir una instrumento e$ica" de ese autoconocimiento liberador del su)eto. #a epistemologa clsica representa, para Jess b!e", un obstculo insalvable para la propia autocomprensin del ser humano, pues concibe la relacin su)eto=ob)eto de tal $orma &ue obliga al su)eto a hacerse opaco a s mismo en el acto de conocimiento. En un marco epistemolgico clsico, la ob)etividad del ob)eto de nuestro conocer se consigue por medio de dos mecanismos. %rimero, desalo)ando cual&uier rastro de sub)etividad en ese ob)eto, prohibiendo por decreto epistmico el surgimiento de cual&uier e$ecto sub)etivo en su interior, negndole toda capacidad intrnseca de generar sentido. ,egundo, postulando la completa desconexin entre el ob)eto y el su)eto &ue lo constituye. El su)eto se concibe a s mismo como un espritu puro, una entidad puramente notica &ue ni toca ni mancha el ob)eto &ue investiga, y &ue tampoco resulta contaminada por el mismo. *ios, a$irman los telogos, pudo crear el mundo sin su$rir cambio alguno como consecuencia de su inaudita ha"a!a. Emulo de la divinidad, el gran o)o del su)eto clsico se excluye del mundo &ue, meramente, contempla. *el mismo modo &ue nada ms puede considerar el ob)eto en su condicin maci"amente ob)etiva, ese su)eto slo puede considerarse a s mismo como pura res co&i$ans, &ue slo resultara modi$icable por sus propias operaciones epistmicas. (s, la ta)ante separacin clsica entre el su)eto y el ob)eto produce no slo una completa cosi$icacin de ese ob)eto, sino la propia opacidad del correspondiente su)eto como 3ser en el mundo3, como realidad en relacin con el resto de la realidad. /omo consecuencia de esa separacin, el su)eto resulta inadvertidamente encadenado al punto $i)o &ue l mismo genera como ob)etividad. *e este modo, la ob)etividad clsica se convierte en el mecanismo de control ms sutil 4por invisible4 del su)eto moderno' un su)eto su)etado por su propio ob)eto epistmico. #a relacin entre ciencia y sociedad ad&uiere, desde este punto de vista, una dimensin particularmente pro$unda' el conocimiento cient$ico )uega en nuestras sociedades no slo un papel instrumental, sino tambin una $uncin on$ol6&icamen$e cons$i$u$iva. #a ciencia es, en nuestros das, el principal $actor de reduccin de la variedad potencial de la sociedad moderna, el gran $actor restrictivo de las acciones &ue contemplan y reali"an los su)etos sociales. %odra pensarse &ue, por esta ra"n, el conocimiento cient$ico cumple un papel estabili"ador esencial para el mantenimiento del orden social presente. %ero las cosas son ms comple)as en este punto. Esa reduccin de variedad, como la propia ciencia, su$re un desarrollo 7combinado y desigual7, &ue depende )ustamente de la distribucin del conocimiento cient$ico 4de la produccin y el acceso al mismo4 en el cuerpo social. El resultado de esta distribucin desigual es la generacin de e$ectos sociales re$lexivos en competencia, &ue se niegan los unos a los otros, debido a &ue el postulado clsico de ob)etividad impide la visuali"acin de los mismos. #a consecuencia de lo anterior suele ser la desestabili"acin mutua de esos e$ectos, una desestabili"acin ciega y extraordinariamente di$cil de controlar o, ms precisamente, slo controlable desde la instancia de la lucha poltica. #a so$isticada constitucin cognitiva de nuestras sociedades coexiste as con el relativo primitivismo &ue todava exhiben los mecanismos de resolucin de sus con$lictos $undamentales.
El papel socialmente constitutivo de la ciencia se mani$iesta con especial claridad en el caso de la sociologa. Jess b!e" dedic buena parte de su es$uer"o terico a dilucidar la $uncin de cierre social &ue e)erce la investigacin sociolgica. #a mirada sociolgica clsica cumple una tarea en cierto modo e)ecutiva 9>;' al producir una imagen presuntamente ob)etiva, distincionalmente cerrada, de la sociedad, contribuye a &ue la sociedad se comporte e$ectivamente segn esa imagen. b!e" se rebela ante este papel estabili"ador del orden social &ue atribuye a la sociologa, y &ue a su entender descansa sobre los supuestos epistemolgicos mayoritariamente asumidos por esta disciplina. - es en la bs&ueda de alternativas a esos supuestos donde se produce su encuentro con la ciberntica. +e)or dicho, con la llamada 3ciberntica de segundo orden3. #a primera ciberntica, la de primer orden, naci en un marco epistemolgico clsico. Esta disciplina, sin embargo, al intentar modeli"ar rigurosamente las relaciones epistmicas y pragmticas su)eto=ob)eto dentro de ese marco, pone al descubierto las limitaciones del mismo, y as provoca el estallido de sus supuestos. #a ciberntica de segundo orden asume plenamente la ruptura de las distinciones clsicas &ue preservaban la desconexin entre el su)eto y el ob)eto, y de este modo inaugura una nueva epistemologa. +ientras &ue la ciberntica de primer orden &uiso ser una disciplina capa" de anali"ar el comportamiento de sistemas posiblemente muy comple)os, pero ob)etivos, la ciberntica de segundo orden pretende investigar sistemas &ue incluyen aspectos tanto ob)etivos como sub)etivos. ,on sistemas en los cuales es la sub)etividad la productora de la ob)etividad, y viceversa, es la ob)etividad la &ue genera sub)etividad. En tales sistemas, la distincin entre el su)eto y el ob)eto ya no es simple y ta)ante, sino &ue se re$racta en distintos niveles 4$sico, epistmico, pragmtico...4 y puede, adems, presentarse de manera inde$inidamente nidi$icada' el ob)eto puede incluir su)etos &ue a su ve" incluyen ob)etos, etc 9?;. Esta epistemologa, &ue conlleva la asuncin de una determinada ontologa, parece ser la adecuada para tratar ob)etos ontolgicamente comple)os, realidades hiperre$lexivas como son los sistemas sociales. @ealidades en las &ue la distincin entre lo ob)etivo y lo sub)etivo slo puede ser local, pues ob)etividad y sub)etividad son categoras &ue anidan inde$inidamente la una en la otra, y se relacionan la una a travs de la otra. #a adopcin por b!e" de esta perspectiva epistemolgica no es pues casual. Es en realidad $ruto de una doble conviccin' por una lado, su convencimiento de &ue la epistemologa clsica se ha convertido en un instrumento de dominacin &ue coarta las posibilidades de comprensin de los procesos sociales y del propio ser humano &ue es a la ve" ob)eto y su)eto de los mismos. -, por otro, su $irme creencia en &ue slo una apuesta epistemolgica &ue recono"ca y describa adecuadamente la comple)idad de esos procesos puede cumplir hoy, en el terreno cada ve" ms crtico de las representaciones &ue el medio social produce de s mismo, una $uncin autnticamente liberadora de nuestras conciencias y de nuestra accin. ,e trata, pues, de una apuesta &ue resulta plenamente coherente con el permanente compromiso antropolgico de b!e", con su constante empe!o por entender la condicin social del ser humano para hacerlo ms libre.
2A6(, :. 7#a sustitucin del control mediante cuentos por el control mediante cuentas, traduce la sustitucin de los cdigos por axiomticas, los cdigos han operado en el capitalismo de produccin y acumulacin la sub)etivacin y su)etamiento de los seres humanos, las axiomticas estn operando en el capitalismo de consumo la puesta de los su)etos su)etados al servicio de los dispositivos ma&unicos de produccin y consumo7 9J. b!e", 7el al&ori$mo al suje$o0 Perspec$ivas de la inves$i&aci6n social, ,iglo BB , +adrid, :CDE, p. :F:;. <. 7(&u el su)eto est ligado por el ob)eto, aprisionado en el orden social &ue debe investigar, y .cmo podemos su)etar, incorporar al su)eto, a&uello &ue constituye nuestra ligadura0 ,ituacin parad)ica del su)eto=su)etado, de la &ue extrae precisamente su potencia para conocer=actuar' pues puede $uncionar como su)eto en la medida en &ue, estando su)etado, su)ete a lo &ue le su)eta7 9J. b!e", ob. cit., pp. <:4<<;. >. ,iguiendo la sugerencia de Gerrater +ora, tradu"co mediante el trmino 3e)ecutivo3 el neologismo ingls 3per$ormative3, introducido por (ustin 9J. #. (ustin, (6mo hacer cosas con palabras, %aids, Harcelona, :CD?;. 1n decir es 3e)ecutivo3, en este sentido, cuando en el acto mismo de su produccin reali"a lo &ue dice. %or e)emplo, al decir 7s, )uro7, estoy reali"ando lo &ue digo, a saber, un )uramento. ?. %. 2avarro, 2l holo&rama social0 Una on$olo&ia de la socialidad humana, ,iglo BB , +adrid, :CC?.