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FACULTAD DE PSICOLOGA - UBA / SECRETARA DE INVESTIGACIONES / ANUARIO DE

INVESTIGACIONES / VOLUMEN XVII

LAS CATEGORAS CLNICAS DE LA NEUROSIS Y LA PERVERSIN EN EL


SEMINARIO 16
THE CLINICAL CATEGORIES OF NEUROSIS AND PERVERSION IN THE XVI SEMINAR
Mazzuca, Roberto1
RESUMEN
Este trabajo se propone delimitar con
precisin las categoras clnicas de
perversin y neurosis tal como La-can las
elabora en su Seminario 16 en ntima
relacin con las nociones estructurales
introducidas
en
ese
seminario:
fundamentalmente la estructura topolgica
del Otro estructurada por el significante y
sostenida por el objeto (a) y la
inconmensurabilidad entre el 1 y el objeto.
Se examinan los conceptos que definen la
estructura de la neurosis y la perversin en
general, como las variedades clnicas que
las integran. Se destacan dos momentos:
uno en que Lacan opone estas categoras
segn los ejes anacltico y narcisista, otro en
que abandona este ltimo para pasar a
caracterizar la neurosis, al igual que la
perversin, respecto del Otro, el goce y el
objeto (a). En la transicin entre uno y otro
se sita la fobia como placa giratoria desde
la estructura de la perversin hacia alguna
forma de neurosis.
Palabras clave:
Perversin - Neurosis - Relacin anacltica Relacin
narcisista - Eclosin de la neurosis

ABSTRACT
This paper is aimed to accurately delimit the
clinical categories of perversin and
neurosis, exactly as Lacan elaborates them
in his XVI Seminar, in cise connection to the
structural notions presented in it. Mainly, the
topo-logical frame of the Other structured by
the significant and sustained by the (a)object
and the immeasurability between the 1 and
the object. The concepts that define the
neurosis and the perversin are examined in
general as well as the clinical varieties that
intgrate
them.
Two
moments
are
highlighted: one in which Lacan opposes
these categories according to the anaclitical
and narcis-sistic cores, and, the other, in
which Lacan abandons this last idea to
characterize neurosis, the same as perversin, with regard to the Other, the lust and
the (a) object. In the transition between one
and the other, the phobia is situated as a
rotating pate from the perversin structure to
some neurosis form.
Kev words:
Perversin - Neurosis - Anaclitical
relationship - Narcissistic relationship - (a) Object

'Licenciado en Psicologa. Profesor en Filosofa. Profesor Consulto, UBA. Director del


proyecto UBACyT (2008-2010) "El concepto de identificacin: sus transformaciones,
variedades y relaciones con la estructura de la histeria en el ltimo perodo de la obra
de J. Lacan (1974-1981)". E-mail: [email protected]
DE LA PGINA
89 A LA 102

89

LAS CATEGORAS CLNICAS DE LA


NEUROSIS Y LA PERVERSIN EN EL
SEMINARIO 16 THE CLINICAL CATEGORIES
OF NEUROSIS AND PERVERSION IN THE XVI
SEMINAR Mazzuca, Roberto
INTRODUCCIN
El tema de este trabajo se ubica en la
que
puede
denominarse
"clnica
intermedia" de la obra de Jacques Lacan. Se ha cristalizado la denominacin
"primera y segunda clnicas" de Lacan
(24) para referirse, respectivamente, a la
que se desarrolla en la primera fase
estructuralista de su enseanza, y a la
que se despliega a partir de la
introduccin del nudo borromeo. Esta
denominacin
omite
el
perodo
intermedio donde, sin embargo, Lacan
construye una clnica con caractersticas
peculiares, ntimamente enlazada con
las nociones que elabora en ese
momento de su enseanza. Si la primera
clnica tiene como eje el mecanismo de
for-clusin
o
de
afirmacin
del
significante del nombre del padre con
sus consecuencias en la operacin de la
metfora paterna sosteniendo, o no, la
significacin f-lica; y la segunda se
asienta sobre la distincin entre los
anudamientos
brrameos
y
no
brrameos y las suplencias que remedan
las fallas del nudo; esta clnica intermedia se trama fundamentalmente
alrededor del goce excluido y sus formas
de retorno (sea en el Otro o en el
cuerpo); y en torno al objeto (a)1, sea su
extraccin o no del campo de la realidad
o su intervencin en la operacin del
fantasma.
Dentro del extenso perodo en que se
desarrolla esta clnica intermedia, que
abarca desde el Seminario 7 al
Seminario 19, este trabajo est
destinado especficamente a reconstruir
la clnica que Lacan introduce en el
Seminario 16, en el cual se produce el
intento de rede-finir de una manera
sistemtica las categoras clnicas
psicoanalticas de la perversin y la
neurosis en funcin de la estructura del
Otro determinada por el objeto (a),
denominado
en
este
seminario,
precisamente para destacar esa relacin
de determinacin, el en-forma del Otro.
Delimitar con precisin los diferentes
conceptos que integran esta clnica, y
sobre todo sealar el eje que distribuye
sus distinciones, permitir reconstruir el
modo en que se definen las categoras
clnicas de neurosis y perversin.
Aunque la categora de la psicosis est
ausente en el desarrollo de este

seminario, se la puede restituir con plena


coherencia.
1. ESTRUCTURA Y CLNICA
Ante todo, debe sealarse que las
referencias clnicas del Seminario 16 no
surgen de manera incidental, ni mucho
menos lateralmente, sino que se
construyen en ntima relacin con los
conceptos trabajados a lo largo del
seminario, y en especial, con los
novedosos
desarrollos
que
aqu
introduce Lacan sobre la estructura del
Otro. Clnica y estructura resultan tan
solidarias que, sin entender cabalmente
los conceptos que componen la ltima,
es imposible aprehender en su justo
alcance y
1La escritura habitual usa itlicas:
"objeto a", prefiero usar el parntesis
"objeto (a)" que resalta mejor el uso
diferencial del trmino. En las citas
textuales de la edicin en castellano, sin
embargo, respeto la escritura en itlicas.
90

significado el contenido de las diferentes


categoras clnicas. Por esta razn,
aunque resulta imposible en el espacio
de este trabajo exponer las innovaciones
que en el plano de la estructura Lacan
despliega en el Seminario 16, es
necesario por lo menos caracterizarlas.
La primera concepcin del objeto (a),
introducida en el Seminario 10, se
complejiza mucho en el Seminario 16.
Sin perder su funcin de causa en
relacin con el deseo, se agrega la
funcin de plus de gozar. No se trata
slo del agregado de una funcin, sino
que sta a su vez corresponde a un
cambio en el modo de concebir su
estructura. "Si el objeto (a) puede
funcionar como equivalente del goce
-dice Lacan promediando el seminarioes debido a una estructura topolgica"
(p.226). Mientras inicialmente, en
Seminario 10, en su relacin con el Otro,
el objeto (a) era el resto de un proceso
de simbolizacin presentado con el
modelo de la divisin, en el Seminario
16 aparece sustentando la estructura
simblica del Otro. Se trata de un Otro
que, en continuidad con su enseanza
anterior, sigue siendo el lugar de los significantes, pero ahora est estructurado.
Aqullos no se inscriben como un
agregado o enjambre, ni tampoco
ordenado
slo
en
cadenas
de
significantes. Es un Otro con un
ordenamiento topolgico estratificado a
partir de principios lgicos en ntima
relacin con la concepcin del objeto (a).
La frmula introducida en el Seminario
9: "el significante representa el sujeto
para otro significante", que Lacan nunca

abandonar, resulta esencial en el


Seminario 16. Sin embargo, mientras
inicialmente esta frmula responda a un
modelo lingstico: la cadena de los
significantes donde el sujeto se ubica en
los intervalos, en el Seminario 16, en
cambio, queda inscripta en un ordenamiento lgico del que resulta un Otro con
una topologa estratificada. Lacan utiliza
en este seminario fundamentalmente el
par ordenado y la teora de los conjuntos
El otro significante no es un segundo
eslabn en una cadena sino que se
inscribe en el Otro como el conjunto de
los otros significantes. Lacan lo grfica
de la siguiente manera:

Es una estructura donde al final,


independientemente de la cantidad de
capas con que se lo represente, aparece
un conjunto vaco. ste representa el
objeto (a). Es un lugar vaco, un agujero,
un lugar en el Otro donde no hay
significantes; es exterior al lugar de los
significantes al mismo tiempo que se
ubica en lo ms ntimo del Otro, es
xtimo, segn el neologismo de Lacan.
De este modo, el objeto (a) representa la
estructura del
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FACULTAD DE PSICOLOGA - UBA / SECRETARA DE


INVESTIGACIONES / ANUARIO DE INVESTIGACIONES / VOLUMEN
XVII
Otro con el cual queda en una relacin de
equivalencia: se "justifica igualar este
residuo, aunque distinto bajo la funcin del
a, con el peso del Otro en su conjunto" (x,
p.226). En consecuencia, se puede afirmar
tanto que el Otro est estructurado enforma de (a) -segn el trmino forjado por
Lacan- como que el (a) es el en-forma del
Otro. "El a juega como mscara de esa
estructura del Otro que llam, en cuanto es
lo mismo que este a, el en-forma de a"
(p.276). "Lo vemos as, en suma, ahuecarse por lo que llam la ltima vez el enforma de A, a saber, ese a que lo agujerea"
(p.283). El campo del Otro es un campo
vaciado de goce. Pero ese lugar vaco,
justamente por carecer de significantes, va
a funcionar como atraccin, como
recuperacin del goce. De este modo el
objeto (a) queda "en posicin de funcionar
como lugar de captura del goce" (p.227).
Promediando el seminario, en la clase XVI,
titulada Clnica de la perversin, Lacan
hace un pasaje a la clnica y propone que
lo esencial de la estructura perversa
consiste justamente en la operacin por la
cual se devuelve al Otro el goce, se le
devuelve el objeto (a): "Devolver a a ese
del que proviene, el Otro, es la esencia de
la perversin" (p.275). Del nivel de la
estructura pasa a la clnica o, con los
trminos de Lacan, traduce estructura en
clnica: "Al volver de estas perspectivas
radicales a nuestra experiencia y al
examinarla de ms cerca, vemos de
inmediato cmo se traducen las cosas en la
clnica".
Encontramos diversas expresiones: "es
partidario de que el Otro existe" (p.231), o
"el perverso es aqul que se consagra a
tapar el agujero del Otro" (p.230) 2. Tambin
dice "es un defensor de la fe" (ibid.), es
decir, cree en el Otro, frmula que resulta
esclarecedora en los casos en que el acto
perverso se dirige a Dios, una de las ms
frecuentes personificaciones del Otro en
nuestra cultura: "detenindose un poco
ms en las observaciones con esta luz que
hace del perverso un singular auxiliar de
Dios, vern cmo se aclaran rarezas [...]
que un exhibicionista no se muestra en sus
jugueteos solo ante las muchachas,
tambin lo hace frente a un altar" (ibid.)3.
No se trata aqu de una desviacin del acto
perverso, por el contrario, el acto del

exhibicionista
ante
Dios
responde
claramente a la estructura de la perversin
porque en sta se apunta claramente al
Otro. En los actos perversos comunes esto
queda ms disimulado, pero el hecho de
que no sea manifiesto o que apa2La publicacin castellana del seminario ha
simplificado la frase; dice: "el perverso se
dedica a tapar el agujero del Otro". He
restituido el texto ntegro de la publicacin
original: "le pervers est celui qui se
consacre boucher le trou dans l'Autre"
(21, p.253), porque muestra bien que se
trata no slo de una descripcin sino de
una definicin. Por otra parte, se consagra
en vez de se dedica expresa ms fielmente
el concepto que Lacan est transmitiendo.
EI traductor procede otra vez con una
modalidad poco precisa, ya que Lacan no
dice altar sino tabernculo, lo que expresa
con mayor exactitud que se trata para el
sujeto de la presencia de Dios: "I lui arrive
aussi de le faire devant un tabernac le"
(ibid.).
3

rezca ms disfrazado, no implica menos


que lo que realmente importa en el acto
perverso es el Otro con mayscula.
Lacan
mantiene
esta
definicin,
reiterndola de diferentes maneras a lo
largo de todo el seminario. Otras de las
frmulas utilizadas: "Llamo perversin a la
restauracin, de algn modo primera, a la
restitucin del a al campo del Otro" (p.266),
"en la perversin el propio sujeto se ocupa
de suplir la falla del Otro" (p.241). Sobre el
final del seminario, vuelve sobre esta
perspectiva y afirma: "hay una estructura
psquica que restaura [...] al Otro en su
aparente integridad [...]. Me refiero a la
estructura perversa." (p.347) Todas esas
frmulas tienen las mismas referencias
estructurales y carecen de su justo
significado si no se conocen los desarrollos
de Lacan que hemos resumido.
Aunque el ttulo que se la ha dado a la
clase XVI sea Clnica de la perversin,
desarrollada en los pargrafos 2 y 3, sta
se dedica tambin a la neurosis, que
proporciona el contenido del pargrafo 4.
Se ve entonces que el propsito de Lacan
no es el de limitarse a la traduccin clnica
en el campo de la perversin sino proponer
una revisin ms amplia de la clnica para
actualizarla segn los conceptos que viene
elaborando en su enseanza.
La clnica de la neurosis no es desarrollada
en esta clase sino apenas introducida. Esta
restriccin es justificada por Lacan por
limitaciones de tiempo: "Como elaborar
todo esto era delicado, me llev mucho
DE LA
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LA 102

tiempo, y la hora avanz. Me contentar


entonces con anunciar cul es el problema
del neurtico" (p.236). Se anuncia as un
programa que encontrar su continuacin
en las clases siguientes del seminario, que
de entrada ubica a la neurosis en oposicin
con la perversin: "La prxima vez intentar
mostrarles que es a nivel del narcisismo
secundario, en su forma caracterizada
como captura imaginaria, donde se
presenta para el neurtico, de una manera
completamente distinta de lo que ocurre
con el perverso, el problema del objeto a"
(p.237). As, mientras la perversin se
define en el nivel de las relaciones del
sujeto con el Otro, S-A, la neurosis es
presentada en el al eje del narcisismo, es
decir, de las relaciones del yo con la
imagen especular, m-i(a). Mientras el objeto
(a), en su condicin xtima, resulta inherente a la estructura del Otro, en el campo
del narcisismo no se especulariza. De este
modo, se alza como obstculo en el afn
identificatorio del neurtico: "se trata para l
de la imposibilidad de hacer encajar el objeto a en el plano imaginario, en conjuncin
con la imagen narcisista" (ibid.). Adems de
"centrar el problema del neurtico" de esta
manera, Lacan afirma, sin ninguna
aclaracin ulterior, que ste se manifiesta
en el hecho "de que el sujeto como
neurtico est precisamente destinado al
fracaso de la sublimacin" (p.238). Enunciado que recin encontrar su justificacin
sobre el final del seminario.
91

LAS CATEGORAS CLNICAS DE LA


NEUROSIS Y LA PERVERSIN EN EL
SEMINARIO 16 THE CLINICAL CATEGORIES
OF NEUROSIS AND PERVERSION IN THE XVI
SEMINAR Mazzuca, Roberto
Vemos entonces que la clnica de la
perversin y de la neurosis se distribuye
segn dos imposibilidades estructurales.
En la perversin, la imposibilidad de
colmar el agujero del Otro. En la
neurosis, la imposibilidad de conjugar el
objeto (a) con la imagen narcisista.
Mientras el perverso se desplaza en el
eje de la relacin con el Otro, el
neurtico lo hace en la relacin con la
imagen especular.
No hay en este seminario una referencia
explcita a la psicosis, que haba sido
considerada, poco tiempo antes, desde
la perspectiva de la no extraccin del
objeto (a) (19) y del retorno del goce en
el Otro (20). En la perversin no se trata
de este retorno de lo real del goce sino
de un goce entramado en el fantasma.
Para el perverso, tanto como para el
neurtico, el campo del Otro est
vaciado de goce, y es para remediar esa
privacin que se motiva el acto perverso.
El neurtico, por el contrario, la redobla y
la refuerza con la prohibicin del goce.
Se ve entonces que la clnica de la
perversin y de la neurosis que se
propone en el Seminario 16 se articula
de una manera coherente con la clnica
de la psicosis elaborada en una etapa
inmediatamente anterior.
2. CLNICA DE LA PERVERSIN
Antes de desarrollar sus nociones sobre
la clnica de la perversin, Lacan da
algunos pasos que consisten en
aclaraciones fundamentales para la
correcta ubicacin del tema. En el
primero, se detiene a separar los neurticos de los perversos. Reconoce que
muy temprano en la obra de Freud
surgi la relacin entre perversin y
neurosis, una como negativo de la otra.
Lacan considera que en el psicoanlisis
se banaliz esta propuesta freudiana y,
de un modo simplificado, se lleg a ver a
la neurosis como la represin de una
perversin, y a sta como la
manifestacin de lo que la neurosis
reprime. Esto condujo a la poco feliz idea
de que en la perversin todo es
manifiesto. Nada ms falso, ya que el
curso de una perversin est sujeto a
vicisitudes tan complicadas como la
neurosis misma, hay tambin momentos
de
latencia,
momentos
de
desencadenamiento,
etc.
Lacan

pregunta entonces, "debemos seguir


findonos enteramente de que estos
fantasmas neurticos nos permitiran
reclasificar la perversin, transformarla
desde fuera a partir de una experiencia
que no proviene de los perversos?"
(p.228). Encontramos aqu otro desliz del
traductor4. Lo decisivo para posicionarse
de un modo correcto en el momento de
abordar el campo de la perversin es
percatarse de que todo lo que Freud
produjo en ese campo lo obtuvo en su
experiencia con pacientes neurticos.
Freud nos habl de la perversin del
neurtico, no nos habl del perverso. No
se trata de los com4En realidad, Lacan no dice fantasmas
neurticos,
sino
fantasmas
de
neurticos (fantasmes de nvross, 21,
p.250). No est calificando al fantasma
sino que est hablando de dnde stos
provienen: fantasmas que pertenecen al
campo de la neurosis, por perversos que
sean.
92

ponentes perversos que retornan de lo


reprimido en los sntomas neurticos, ni
de destacar un deseo perverso en el
texto de una neurosis; tampoco de los
fantasmas perversos que, al igual que
pegan a un nio provienen del trabajo
con sujetos neurticos. La clnica de la
perversin que Lacan propone en este
seminario no se aplica a la perversin en
la neurosis sino a lo que Lacan llama,
para distinguirla, "la perversin misma"
(p.228), o "la verdadera perversin"
(p.233). Esta borrosa delimitacin entre
perversin
y
neurosis
es
algo
generalizado en los psicoanalistas,
independientemente de su orientacin.
Pasa con Freud, con Melanie Klein y sus
discpulos (23), y con Lacan mismo en la
primera parte de su enseanza, donde
todo lo que desarrolla sobre el
fetichismo, el exhibicionismo y otras
formas de perversin, se plantea
alrededor de la identificacin del sujeto
en el lugar del falo; tambin all se trata
de la perversin en la neurosis (25). La
perversin de los perversos en la
enseanza de Lacan es inaugurada en
el Seminario 16 y especficamente en
esta clase XVI del Seminario 16.
En un segundo paso, Lacan llama la
atencin sobre el hecho de que, a pesar
de que Freud privilegiara la pulsin oral y
anal, tanto en la subjetividad del
neurtico como en el desarrollo libidinal
en general; sin embargo, en el momento
de ocuparse de la pulsin para definir
sus componentes, enfoca su atencin en
otras pulsiones que se presentan como
pares de opuestos: las pulsiones
escoptoflica y sadomasoquista (6). Los

objetos oral y anal, en la enseanza de


Lacan, se vinculan ms estrechamente
con la demanda: al Otro, en el primer
caso; del Otro, en el segundo. Por eso
fueron investigados preferentemente en
la estructura neurtica, donde predomina
la demanda. En la perversin, pasan a
primer plano los otros objetos, la mirada
y la voz, delimitados por Lacan junto con
la construccin del objeto (a), como dos
de sus formas, pero que, como se
aprecia en su comentario, no estn del
todo ausentes en la obra freudiana.
Finalmente, y ya para abordar el ncleo
de la cuestin, Lacan disipa otra
perspectiva errnea, "que la funcin del
perverso est lejos de fundarse en un
desprecio hacia el otro, el partenaire,
como se sostuvo mucho tiempo" (p.230).
Es el habitual caballito de batalla: que el
perverso no tiene en cuenta al otro, que
lo maltrata, que no lo respeta como un
sujeto, que lo cosifica. Lacan agrega que
habr que calificar esa funcin de una
manera mucho ms rica. Esto es,
teniendo en cuenta que el Otro es el
destinatario del acto perverso y que ste
"vela por el goce del Otro" (p.231). Qu
puede haber ocasionado el espejismo
que sugiere la idea de un desprecio
hacia el partenaire?, pregunta Lacan.
Slo se explica por haber olvidado que
"ms all del sostn que ste da al otro,
est la funcin fundamental de ese Otro
que se encuentra siempre all, bien
presente, cada vez que opera la palabra,
la funcin del lugar de la palabra
DE LA PGINA 89 A LA 102

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INVESTIGACIONES / ANUARIO DE INVESTIGACIONES / VOLUMEN
XVII
donde todo partenaire est incuido..."
(ibid.). La clave para entender el
exhibicionismo y el voyeuris-mo radica en
la mirada: "En este campo del Otro, en la
medida en que se encuentra desierto de
goce, el acto exhibicionista se plantea para
hacer surgir all la mirada" (ibid.).
Ya en el Seminario 6 Lacan sostena que
en el acto exhibicionista, aunque el otro se
vea alcanzado en su pudor, se trata de
producir una mirada. Consecuentemente,
subrayaba que el goce del exhibicionista
nunca llega a su acabada realizacin si no
se produce esa mirada especial en el Otro.
Esa mirada que es el signo de que el deseo
y el goce del Otro han sido alcanzados y
tocados.
Un
deseo
o
un
goce
probablemente reprimido, oculto. No hay
que preguntar a la conciencia del otro si le
gust y si goz. El pudor y el escndalo
constituyen
ndices
de
un
deseo
inconsciente y un goce rechazados. Pero lo
que da el signo de que el goce del Otro ha
sido tocado es esa mirada que se suscita
en la victima. Vemos entonces que ya en
aquel seminario lo esencial del acto
exhibicionista era provocar esa mirada en
el Otro. Aunque, sin contar todava con el
objeto (a) y los desarrollos estructurales del
Seminario
16,
Lacan
no
poda
conceptualizarlo
todava
como
una
devolucin del (a) al Otro.
En cuanto al voyeurismo, desde esta
perspectiva que hace del goce del Otro el
fin mismo de la perversin, debe decirse
que falla en su acto. Lo que le importa al
voyeur es "interrogar en el Otro -sostiene
Lacan- lo que no puede verse" (p.232),
pero fracasa en suscitar su goce. En lugar
de que la mirada aparezca en el Otro,
como en el exhibicionista, es l, el voyeur,
quien con su propio fantasma agrega un
suplemento para creer que alcanza al Otro.
Esto hace ver que no hay una simetra
entre exhibicionismo y voyeurismo, y que
uno no es lo contrario del otro: "esto
demuestra que ninguna pulsin es simplemente lo inverso de la otra, que son
disimtricas, y tambin que lo esencial es la
funcin de un suplemento, de algo que a
nivel del Otro interroga lo que falta al Otro
como tal, y que lo arregla" (p.232). Antes de
dejar el anlisis de la pulsin escoptoflica
para ocuparse del sadomasoquismo, Lacan
hace un comentario sobre un pasaje de El

ser y la nada que contiene, dice, "un


anlisis que tiene algo de imperecedero"
(p.232). Se refiere a la posicin ridicula y de
humillacin en que cae el voyeur cuando es
sorprendido espiando por el ojo de la
cerradura. Hay que subrayar que Lacan
aclara que no se trata de la vergenza por
el ejercicio de su goce de mirar, sino de una
herida narci-sista por ser atrapado en la
postura de no ver. Muy seguro de s mismo
cree estar mirando lo que en el Otro no
puede verse, y de repente el Otro le
demuestra que l no ve. Aunque Lacan no
lo diga, vemos en este comentario una
anticipacin de lo que ms adelante plantear sobre la funcin del narcisismo en la
fobia, el cual

introduce un giro que desplaza y extrae al


sujeto de su posicin perversa.
Algo anlogo a lo que ocurre entre
exhibicionismo y voyeurismo se verifica
entre masoquismo y sadismo: "En la
pulsin escoptoflica, como seal, hay uno
que logra lo que se propone, a saber, el
goce del Otro, y otro que slo est all para
tapar el agujero con su propia mirada, sin
conseguir que el otro vea siquiera un poquito ms lo que es. Ocurre ms o menos lo
mismo en la relacin entre el sdico y el
masoquista, siempre que se perciba dnde
est el objeto a" (p.233). Cul es este
objeto en estas formas de perversin?
Creer
que
la
clave
del
juego
sadomasoquista est en el dolor, es el falso
seuelo que nos hace perder la correcta
orientacin, tanto como ocurra con el
pudor en el exhibicionismo. La cuestin
obtiene un esclarecimiento si examinamos
una prctica ejercida desde tiempos
remotos y que ha renovado su presencia
-resucitado, dice Lacan- en nuestra cultura:
la tortura. En otra poca, estaba
normativizada en el mbito judicial, en las
ltimas dcadas se la ejerce en nombre de
la patria o del bien. Cualesquiera sean las
razones que se aduzcan para justificarla,
stas son siempre secundarias. Lo que se
ve bien en ella es que se trata "de despojar
a un sujeto -de qu? De lo que lo
constituye en su fidelidad, a saber, su
palabra" (p.234).
Sin embargo, la palabra no es tampoco el
objeto (a). Es una aproximacin al buen
camino, pero produce un malentendido
DE LA
PGINA 89 A
LA 102

porque favorece el espejismo de una simetra


inversa
entre
sadismo
y
masoquismo, simetra que Lacan rechaza
al igual que lo hizo con el par escop-toflico.
En una misma direccin que el texto de
Deleuze (1) de esa poca, y aunque no lo
seale de manera explcita, se trata de una
crtica que marca una clara diferencia con
Freud, quien uni ambas perversiones en
el trmino sadomasoquismo. Es notable
que en la clase que estamos examinando,
Lacan conserva el trmino, aunque no los
supuestos que llevaron a construirlo. Es
verdad que el verdadero masoquista -y en
esto el paradigma es Sacher Masoch- se
despoja de su palabra. "Organiza todo",
dice Lacan, para no tener la palabra.
Destaco la expresin porque apunta a
disipar otro seuelo: el del dominio. En la
escena masoquista el Otro ocupa el lugar
del amo, pero lo hace segn el guin
fantasmtico establecido por el sujeto.
Quin es el verdadero amo, el que juega
su papel en la escena o el que la organiza?
En los contratos masoquistas que Masoch
escriba, renuncia a su condicin de sujeto,
no tiene ms derechos que un animal, que
debe obedecer la voz del Amo. Se trata del
objeto voz. "Lo esencial de la cosa es que
el masoquista haga de la voz del Otro [...]
eso que va a garantizar respondiendo
como un perro" (p.234). El acto masoquista
apunta entonces a sostener un Otro completado por la voz. "A la manera en que
hace
poco
vimos
que
goza
el
exhibicionista, el eje de gravedad del maso-

93

LAS CATEGORAS CLNICAS DE LA


NEUROSIS Y LA PERVERSIN EN EL
SEMINARIO 16 THE CLINICAL CATEGORIES
OF NEUROSIS AND PERVERSION IN THE XVI
SEMINAR Mazzuca, Roberto
quista se juega en el nivel del Otro y de
la remisin a l de la voz como
suplemento, no sin que sea posible cierta irrisin, que aparece en los mrgenes
del funcionamiento masoquista" (p.235).
"Irrisin" alude aqu a que se trata de un
juego, como apuntamos antes, de la actuacin del guin de una escena
fantasmtica. En cuanto al sdico,
tambin intenta completar al Otro
quitndole la palabra e imponindole la
voz. Pero se trata de su voz, no de la
voz en el Otro, por lo cual no alcanza la
meta perversa. De este modo, Lacan
concluye
sobre
el
sadismo,
comparndolo con el voyeurismo: "El
juego de la voz encuentra aqu su pleno
registro. Slo que el goce, exactamente
como en el caso del voyeur, escapa. Su
lugar est enmascarado por esta
sorprendente dominacin del objeto a,
pero el goce no est en ninguna parte.
Claramente el sdico no es ms que el
instrumento del suplemento dado al
Otro, pero en este caso el Otro no
quiere." (p.236) Finalmente, antes de
dejar el tema de la perversin para pasar
a ocuparse de la neurosis, Lacan vuelve
a subrayar el lugar preponderante de la
estructura y no tanto de las vivencias y la
sensibilidad,
para
esclarecer
las
diferentes particularidades de
las
diversas formas clnicas: "Tal es la
estructura de estas pulsiones, en la
medida en que revelan que un agujero
topolgico es capaz de fijar por s solo
toda una conducta subjetiva. Como ven,
todo lo que se forja en torno a
pretendidas Einfhlungen perfectamente
merece ser relativizado." (ibid.)
3. CLNICA DE LA NEUROSIS
Mientras en la clnica de la perversin,
Lacan procede con un estilo apodctico y
muestra una teora contundente en sus
referencias estructurales, donde la tesis
principal se modula coherentemente con
la diversidad de las formas clnicas; al
abordar la neurosis, por el contrario,
avanza por sucesivos esbozos que no
terminan de tomar forma de manera
inmediata. Ya mencionamos el comienzo
de ese pargrafo 4, cuando dice que
desplegar la teora de la perversin "me
llev mucho tiempo, y la hora avanz.
Me contentar entonces con anunciar
cul es el problema del neurtico". Pero

en la clase siguiente encontramos otra


vez esta justificacin: "No dir hoy qu
constituye un nudo para el neurtico
porque me vera forzado a ir demasiado
rpido. Pero indicar [...]. No hago ms
que indicar puertas de entrada que son
las que empujaremos en las futuras
sesiones." (p.253) De este modo,
mientras el desarrollo de la clnica de la
perversin se encuentra concentrado en
la clase XVI, y las menciones posteriores
en el seminario recaen sobre cuestiones
marginales o simplemente reafirman las
tesis principales ya introducidas; la
elaboracin de las nociones en torno a la
neurosis, en cambio, va transcurriendo
de manera dispersa, fragmentariamente,
con sucesivas indicaciones a lo largo de
varias de las clases siguientes.

Al comienzo hay dos indicaciones


fundamentales. En primer lugar, remite a
su escrito sobre el informe de La-gache
(13), que es presentado aqu por Lacan
como el principio de su reflexin sobre el
tema: "Pueden encontrar los primeros
trazos de esto ya perfilados de manera
perfectamente clara en ese artculo, que
retomar para articularlo en detalle"
(p.238). Es por esto que deberemos
incluir en nuestra exposicin algunas de
sus proposiciones aun cuando Lacan no
las mencione explcitamente en el
seminario sino que las d por supuestas.
La segunda indicacin constituye una
fuerte crtica a la teora de la
identificacin de Freud, la que resulta
cuestionada en bloque. Justamente su
artculo Observaciones sobre el informe
de Daniel Lagache, sostiene Lacan,
resulta "indispensable para orientarse en
lo que tiene de desviado todo lo que se
dice en el texto freudia-no a propsito de
la identificacin" (p.236). Seala las
vacilaciones de Freud sobre el tema, que
lo
conducen
a
proponer
tesis
contradictorias en diferentes momentos
de su obra. En su giro de 1910, con la
introduccin del narcisismo, Freud hace
del yo el primer objeto de la libido, su
reservorio originario desde donde se
dirige a cargar los objetos. En el giro de
1920, en cambio, el depsito originario
de la libido no es el yo, es el ello, y el yo
se libidiniza identificndose con estos
objetos del ello. La posicin del yo
permanece entonces problemtica, ya
que queda indeterminado si constituye la
fuente y el punto de partida de donde
emana el inters por los objetos, esto es,
94

la libido yoica trasvasada en libido objetal; o bien si, por el contrario,


secundariamente el yo se identifica con
los objetos del ello para obtener as su
amor. Esta crtica es enunciada por
Lacan en un breve prrafo, por eso difcil
de entender. Lacan concluye: "Esto nos
lleva a plantear de modo radical, a
replantear, todo el tema de la
identificacin" (ibid.). El replanteo en el
texto de las Observaciones..., utilizando
el esquema de los dos espejos, implicab
que la imagen narcisista, el yo ideal, se
sostiene desde lo simblico del Otro por
el rasgo de identificacin del ideal del yo.
La trampa del neurtico apunta a
mantener una posicin del espejo plano
fijada en el punto en que aquella imagen
se presenta como amable, en el sentido
de susceptible de ser amada. La
operacin del analista tiende a la
movilidad del espejo para hacer aparecer
all otras imgenes del yo mantenidas en
el desconocimiento, esto es, hacer caer
las identificaciones yoicas. Aqu, en el
Seminario 16, esta relacin del neurtico
con el Otro, es presentada alrededor del
Uno, querer ser Uno con el Otro. Al
introducirla, la frmula de Lacan resulta
algo enigmtica: "Si el neurtico se
encuentra
confrontado
con
los
problemas narcisistas, es slo en la
medida en que l pretende ser Uno en el
campo del Otro" (ibid.). Se requieren
algunos
pasos
intermedios
para
esclarecerla. De manera abreviada,
podemos afirmar que se trata de releer el
informe sobre Lagache pero ahora desde
la perspectiva del objeto (a), todava

DE LA
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LA 102

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INVESTIGACIONES / ANUARIO DE INVESTIGACIONES / VOLUMEN
XVII
no construido por Lacan en el momento de
redactar aquel texto.
El neurtico cree, pero los psicoanalistas
tambin, en la medida en que su saber fue
elaborado a partir de la experiencia con
neurticos, "que hubo en alguna parte para
el neurtico una relacin, no de
suplemento, sino de complemento con el
Uno, y con eso investimos la pulsin oral"
(p.237). No se hace referencia entonces a
un suplemento, como en la perversin,
donde se trata de suplir una falla, sino de
complemento, haciendo Uno con el Otro.
Lacan denuncia aqu los dos mitos pasionales: el mito del don, en torno a la pulsin
anal y el mito de completud, en relacin
con la pulsin oral (p.230). En ste el nio
es
concebido
como
formando
primitivamente una unidad con la madre,
paraso que se pierde en el acto del
nacimiento, en una de sus variantes, o en
el destete, en otra de ellas, en que el nio
se separara de esa unidad primera. Esto
aparece en la experiencia del neurtico,
pero que los psicoanalistas lo redoblen con
el mito de la completud oral, no es sino
entrar en su juego, "justo lo necesario para
caer en la trampa del neurtico" (p.237).
Nunca hay unidad, ni complemento con el
Otro, sostiene Lacan, porque el objeto (a)
se interpone, impide que haya coincidencia,
no hay comn medida entre el Uno y el (a):
es una de las principales tesis examinadas
una y otra vez, desde distintos ngulos, a lo
largo del Seminario 16. Y en cuanto a la
pulsin oral: "con la sola condicin de
librarse de la fascinacin del neurtico, la
pulsin oral tambin se caracteriza por
centrarse en torno de un tercer objeto que
se sustrae, tan inasequible en su gnero
como la mirada y la voz" (ibid.). El objeto
oral concebido con el modelo de la
placenta, es una perspectiva novedosa en
el psicoanlisis, introducida por Lacan ya
en el momento de proponer sus nociones
sobre el objeto (a) en el Seminario 10. El
nio, antes de nacer, no est inmerso en
una unidad con el cuerpo de la madre, es
un parsito en ese cuerpo, del que extrae
sus nutrientes por medio de la placenta.
sta tampoco es parte del cuerpo de la
madre, est adherida a l como una placa.
Se forma a partir del huevo primitivo, es
decir, forma parte del conjunto en que est
incluido el nio. Al nacer, sostiene Lacan, el

nio no se separa de la madre sino de la


placenta y de las envolturas. O, si se quiere
una exactitud mayor, el nio para separarse
de la madre debe separarse de la placenta.
No hay un corte en el nacimiento, hay dos
cortes en lugares diferentes. El corte del
cordn separa al nio de la placenta. El
otro corte es la separacin de sta del
cuerpo de la madre. El objeto oral, el
pecho, debe concebirse de la mismo
manera, con el modelo de la placenta. Est
adosado al cuerpo de la madre igual que la
placenta, y no es de la madre sino del nio.
Es su complemento, forma con l una
unidad, si se quiere; pero sta no es una
unidad con la madre. En el destete, el nio
se separa de una parte de s mismo: "tras
el

seno, y tan adherido como l al muro que


separa al nio de la mujer, est la placenta.
Nos recuerda que, lejos de que el nio
forme un solo cuerpo con el cuerpo de la
madre, [...] est quebrado, roto por ese
elemento aadido a este envoltorio. [...] en
el nivel de la pulsin es ineliminable la
funcin de un tercer objeto que llam placa
[...]." (p.237)
Ahora s, contamos con los elementos para
leer la frmula de Lacan acerca del
neurtico y su problema. El objeto (a), en
posicin tercera, se interpone entre el
sujeto y el Otro en el afn del neurtico de
hacer Uno con l. O dicho en los trminos
del informe de Lagache, perturba la
identificacin ideal con que pretende sostener su imagen narcisista. Pero el neurtico
lo desconoce. Si en el texto de ese informe
se haba definido la direccin de la cura
como la cada de las identificaciones, en la
clase siguiente a la que estamos
examinando puede afirmarse: "Toda cura
de la neurosis que se limita al agotamiento
de las identificaciones del sujeto, es decir,
de aquello por lo cual l se reduce al Otro,
no conlleva ninguna promesa de resolucin
de lo que constituye un nudo para el
neurtico" (p.253). Si Lacan ahora seala
esta limitacin, es porque se requiere,
adems de la disolucin de esas
identificaciones, que se haga presente el
objeto por medio del trabajo de
construccin
y
atravesamiento
del
fantasma, hasta que, al final, "el analista
termina por volverse la mirada y la voz de
su paciente, [...]" (ibid.).
DE LA
PGINA 89 A
LA 102

Esto nos permite entender un prrafo de la


clase XVIII que sin estas aclaraciones
previas
resultara
oscuro.
Presenta
dificultades que lo hacen casi ininteligible
en la versin de la edicin castellana del
seminario. Por esta razn dar de l una
traduccin ms literal: "Se trata del objeto a
en tanto liberado. Es l quien plantea todos
los problemas de la identificacin. Es con l
que se debe, a nivel de la neurosis,
terminar con ellos para que la estructura se
revele en aquello que se trata de resolver, a
saber, el significante de A barrado, la
estructura a secas"5, (p.268) Es un prrafo
casi tautolgco: el objeto (a) es la
herramienta con la cual se pueden disolver
los problemas de la identificacin para que
se revele la estructura de la falla en el Otro,
es decir, el objeto (a).
De
este
modo,
quedan
tambin
esclarecidas otras frmulas que propuso
Lacan en la clase XVI: "En efecto, se trata
para l de la imposibilidad de hacer encajar
el objeto a en el plano imaginario, en
conjuncin con la imagen narcisista."
(p.237) Como se dijo en la Introduccin de
este trabajo, mientras el perverso se
enfrenta con la imposibilidad derivada del
objeto (a) en el nivel de la relacin con el
Otro, el neurtico se enfrenta con esta
5"C'est l'objet a en tant que liber. C'est lu
qui pose tous les probl-mes de
l'identification. C'est lui avec lequel I faut,
au niveau de la nvroe, en finir, pour que la
structure se revele de ce qu'il s'agit de
rsoudre, savoir, le signifiant de A barr,
la structure tout court". (21,p.293)
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SEMINARIO 16 THE CLINICAL
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PERVERSION IN THE XVI SEMINAR
Mazzuca, Roberto
imposibilidad en el nivel especular. Esto
nos conduce al siguiente punto de
nuestro trabajo. En relacin con el grafo
del deseo (14), la posicin del perverso
se ubica en el piso superior, en S (A),
algoritmo que Lacan modificar para esa
posicin subjetiva. La posicin del
neurtico, en cambio, queda enmarcada
en los cuatro puntos de los entrepisos:
yo, deseo, fantasma e imagen especular,
en los que se ve cmo la cadena
simblica tiene su apoyo en lo
imaginario, se fija en efectos imaginarios:
(p.238). "As se explica que sea entre el
campo del yo, tal como se ordena
especularmente, y el del deseo, en la
medida en que se articula en relacin
con el campo dominado por el objeto a,
donde se juega la suerte de la neurosis"
(p.267). Con esta referencia a los pisos y
entrepisos del grafo, Lacan retoma la
oposicin entre perversin y neurosis,
oposicin que despliega sobre todo en
las clases XVIII, XIX y XX que
pasaremos a considerar. Comienza
recordando que defini la perversin
como la restitucin del objeto (a) al
campo del Otro, y que por eso lo
compar irnicamente con el hombre de
fe: "l le da a Dios su verdadera
plenitud" (p.266). En cuanto a la mujer,
se trata de remediar ese efecto mayor
del significante que es la castracin. "La
perversin es la estructura del sujeto
para quien la referencia a la castracin, a
saber, que la mujer se distinga por no
tener el falo, est tapada, enmascarada,
colmada por la misteriosa operacin del
objeto a" (ibid.). En este sentido, con un
juego de palabras humorstico, designa
al Otro del perverso como hommelle:
hombre-ella (p.267). Y como se trata de
un Otro sin falla, propone modificar el
algoritmo S (A) y escribirlo, para la
estructura perversa, S (A), Otro sin
barrar, el cual da la clave de la
perversin. A la inversa, el neurtico, no
tapona la castracin, la manifiesta por
medio de la angustia. Pero adems,
muestra esta falla del Otro, no a nivel del
significante sino del significado, por lo
cual Lacan propone, en oposicin a la
frmula de la perversin, escribirla s (A).
"Plantear que el significado del A
barrado, marcado por su insuficiencia
lgica, se significa plenamente en el
neurtico nos aclara lo inaugural de su

experiencia. El neurtico no enmascara


en qu consiste la articulacin conflictiva
de la propia lgica." (p.267) El
contrapunto con la perversin contina
otra vez con un juego de palabras, si el
Otro del perverso es hombre-ella, en el
neurtico se transforma en mujer-l,
pero escrito no fe-mmil sino famil, es
decir, familia-l. Esta vez el humorismo
no resulta tan claro. Alude a la funcin
metafrica de la familia, el Edipo, y un
ocultamiento de la primera por la tercera
persona: el lugar destacado de un l en
el campo de la neurosis, //, pero donde
lo que en realidad se juega en el drama
familiar es el yo, Je6. ste, je, no es el yo
especular, que en ltima instancia es
un //, sino que alude a m, segn se
define en la primera parte de este
seminario cuando se aborda justamente
la relacin
6En la versin castellana figura en
minscula: //, y no se aclara que yo no
refiere a moi sino a Je.(p.293).
96

entre yo y (a): "el a en la medida en que


es a m a quien representa, [...] en
cuanto a m, yo soy adems a" (p.165).
Es decir, aqu "l", no seala una
distincin de gnero sino de persona, no
vale como opuesto a ella, sino como
tercera persona. El neurtico hace pasar
al campo del narcisismo, oculta con la
imagen
especular
lo
que
verdaderamente est en juego: yo mismo
en tanto objeto (a)7. En este pasaje el
neurtico no slo se distancia de s
como ser hablante, sino que se disipa
tambin la verdadera alteridad del
objeto.
Es exactamente en este punto de su
elucubracin, para subrayar la diferencia
entre la relacin con el otro como imagen
especular y el otro como alteridad, donde
Lacan retoma y renueva la distincin
freudiana entre relacin de objeto
anacltica y relacin de objeto narcisista:
"A nivel del amor [Freud] distingui la
relacin anacltica y la relacin
narcisista" (p.275).
Este concepto fue introducido por Freud
tempranamente para sealar que los
primeros objetos libidinales son los
mismos
de
las
pulsiones
de
conservacin:
fundamentalmente
el
pecho, la madre, el padre y sus sustitutos, es decir, quienes cuidan al nio. Las
pulsiones
sexuales
se
apoyan
inicialmente para su satisfaccin en las
otras pulsiones antes de ejercerse
independientemente
(3).
Con
la
prohibicin del incesto se genera la
necesidad de buscar nuevos objetos
sexuales. Y aun cuando esto ocurra
satisfactoriamente, en el adulto queda
como resto una fuerte pregnancia de la
mago anacltica en la eleccin de pareja
sexual (4). Cuando ms tarde Freud

introdujo la teora del narcisismo, con


ella surgi la dupla de opuestos: relacin
de objeto anacltica y narcisista (5), pero
tambin ciertas contradicciones y
malentendidos. La propuesta de que el
yo es el primer objeto libidinal y
reservorio de la libido no compagina muy
bien con la tesis de la madre como
primer objeto anacltico. Pero adems,
"se crey poder construir al respecto no
s qu elucubracin del tipo vasos
comunicantes, segn la cual la
investidura del objeto prueba por s sola
que se sali de uno" (p.275). La alteridad
en la relacin con el otro se alcanza, no
en la relacin narcisista sino anacltica.
Lacan, retoma este concepto de Freud
pero, al igual que en sus otros retornos
al texto freudiano, lo transforma
profundamente (26,27). La relacin del
nio con la madre, para satisfacer sus
necesidades, est mediada por la
demanda que dirige al Otro. Se trata del
Otro simblico en tanto real, o sea, de
quienes ocupan el lugar del Otro y lo
representan: "respecto de lo que sea que
pretenda representar al Otro durante un
tiempo, y la madre representa este papel
tan bien como cualquier otro, el padre,
una institucin, hasta una isla desierta"
(p.276). El concepto de anaclitismo pasa
as a designar la relacin del sujeto con
el Otro, en oposicin a la relacin del yo
con su imagen narcisista. Pero no
cualquier relacin
7No puedo en este trabajo justificar ms
ampliamente
esta
equivalencia
explcitamente abordada por Lacan en
diversos pasajes del Seminario 16. Por
ejemplo, "este a es el sujeto mismo"
(p.284).
DE LA PGINA 89 A LA 102

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XVII
con el Otro sino ms especficamente
aqulla del Otro del nio en que el Otro
resulta colmado. A Lacan le interesa
subrayar, no la relacin de dependencia,
sino esta particularidad de taponar la falta
en el Otro. Y para definir este tipo de
relacin de una manera estructural, y no
solamente como una fase del desarrollo, la
hace equivaler a la posicin perversa. De
este modo sostiene: "La articulacin por
parte de Freud del anaclitismo como un
sostn a nivel del Otro dio lugar al
desarrollo de una suerte de mitologa de la
dependencia, como si se tratara de eso. Me
parece a m que el anaclitismo adquiere su
estatuto, su verdadera relacin, cuando se
define propiamente lo que sito a nivel de
la estructura fundamental de la perversin.
Se trata, a saber, de cierto juego llamado
perverso del a por el cual el estatuto del
Otro se asegura por estar cubierto,
colmado, enmascarado, y que est
presente en todo tipo de efectos que nos
interesan." (p.276).
Se plantea entonces un concepto de
perversin amplio, que va ms all de la
patologa. Se aplica tanto a una fase
normal del desarrollo como a la estructura
perversa y sus diversas manifestaciones,
patolgicas o no: la perversin "que se
expresa en muchos otros niveles que no
son los de las experiencias patolgicas"
(p.277). "Para darle una aproximacin
lgica, se lo puede convertir en un estadio
que hay que entender de modo discursivo"
(p.276). Pero se trate de una fase o no, de
normalidad o de patologa, el anaclitismo
estructural-mente
tiene
una
nica
definicin, ya no en relacin con el falo
como en el primer Lacan, sino con el objeto
(a) en tanto es devuelto al Otro para colmar
su falla. "Esta frmula -contina Lacan- es
la nica que permite entender lo que se
puede llamar el efecto de enmascaramiento
o ceguera en el que se satisface toda
relacin anacl-tica" (ibid).
En este seminario Lacan retoma su
comentario sobre ngelus Silesius y su
Peregrino querubnico para indicar una
relectura en funcin del objeto (a): "se
ofrece a ser retomado a la luz de la relacin
anacltica tal como la defino. Sus
hemistiquios, los dsticos cortados [...] son
en lo sucesivo imposibles de captar salvo
en trminos de la relacin de Dios y el
objeto a" (p.277-8). As como asistimos en

este seminario a una extensin amplia del


anaclitismo, tambin encontramos en l
una acepcin muy amplia del narcisismo.
ste
remite,
como
siempre,
fundamentalmente a la imagen del cuerpo
para el cual la imagen especular cumple la
funcin de "matriz motriz", dice Lacan en la
clase XIX con otro juego lingstico.
"Gracias a esta matriz motriz, el organismo
calificable por sus relaciones con lo
simblico, el hombre, como se lo llama, se
desplaza sin salir nunca de un rea bien
definida que le veda una regin central que
es propiamente la del goce. [...]. De este
modo cobra importancia la imagen del
cuerpo tal como la ordeno a partir de la
relacin narcisista." (p.278). Pero el narcisismo no se restringe a esta imagen y
tampoco solamente a lo imaginario sino a
una particular conjuncin

entre ste y lo simblico: "todas las


funciones que se inscriben en la rbrica del
orden, la jerarqua, tambin del reparto, y,
por esto, todo lo que es del orden del intercambio, el transitivismo y la identificacin
misma, todo esto participa de la relacin
especular, que es muy distinta de la
anterior [es decir, de la relacin anacltica] "
(ibid). Vemos entonces que lo simblico
presenta ms de una cara: en una de ellas
se verifica su estructura agujereada, en
otra, participa de la relacin especular y se
contagia con algunas de sus propiedades:
unidad, armona, orden, etc.
Esta distincin entre anaclitismo y
narcisismo ser de inmediato utilizada por
Lacan para la exploracin de la fobia, a la
que considera el primer eslabn que se distingue de la perversin. Se ubica as en
continuidad con su elaboracin anterior en
que la fobia haba sido definida como "la
ms radical de las neurosis" (15). Siempre
me pareci que "radical" aqu deba leerse
en su sentido etimolgico: la raz de las
neurosis. En el Seminario 16 introduce el
tema de esta manera: "me gustara an
abrirles el camino que va de la perversin a
la fobia, donde veo el intermediario que les
permitir finalmente situar de manera
autntica al neurtico, [...]" (p.267). En el
Seminario 16, la fobia resulta caracterizada
en su secuencia temporal como un pasaje
desde el anaclitismo al narcisismo. En la
perspectiva del registro estructural, en
cambio, Lacan la define como una
superposicin entre el objeto (a) y la
imagen especular. En este sentido, y a
partir de una relectura del esquema de los
DE LA
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LA 102

dos espejos del informe sobre Lagache,


afirma: "lo que se indica aqu con esta I
mayscula enigmtica por la que se le
presenta en otro espejo la conjuncin del a
y la imagen del cuerpo. Esto es lo que pasa
en la fobia." (p.278).
Lacan comienza recordando su trabajo
sobre el historial de Juanita llevado a cabo
en el Seminario 4 y parece anunciar una
relectura que incluya el punto de vista del
objeto (a) (p.273). Sin embargo, para tratar
el tema se aparta de Juanita y elige un
caso, que llama "X", tomado de un libro de
Helene Deutsch (2), del captulo titulado
"Un caso de fobia a las gallinas". Como
haba hecho con el caso de Juanita, aqu
tambin el planteo se estructura alrededor
del desencadenamiento de la fobia, lo que
ocurre antes y despus de ese momento.
En la situacin anterior, las gallinas
constituyen el objeto de una alta dedicacin
de la madre, quien las cra, las cuida y, especialmente, su inters recae en la
recoleccin de los huevos. Lacan destaca
la maniobra por la cual palpaba la cloaca
para saber si el huevo estaba listo para ser
puesto. Esto es lo que ms le interesaba al
pequeo X, quien, "cuando su madre lo
baaba, le peda que hiciera otro tanto
sobre su propio perineo" (p.279). Lacan
subraya entonces que el nio se ubica en
el lugar de una gallina aspirando a proveer
a su madre el objeto deseado y construye
la frase inconsciente: "Dado que tanto te
interesan los huevos, es preciso que yo te
los ponga". Se trata entonces de devolver
al otro el objeto (a). Este
97

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NEUROSIS Y LA PERVERSIN EN EL
SEMINARIO 16 THE CLINICAL CATEGORIES
OF NEUROSIS AND PERVERSION IN THE XVI
SEMINAR Mazzuca, Roberto
primer tiempo de la fobia delimitado por Lacan, o si se
anterior,
que
era
imaginaria,
fracasa.
En
adelante,
la
prefiere, tiempo menos uno, responde con claridad a lo
gallina adquiere para l
una
funcin
perfectamente
sigque defini como relacin anacltica, y permite determinificante, a saber, le
causa
miedo."
(p.279)
nar, por contraste, el sentido de lo que ocurrir en el En sntesis, se puede afirmar
que
en
la
concepcin
de
tiempo siguiente, cuando la fobia se desencadene.
Lacan la fobia se motiva en la
conmocin
producida
en
Un da, un hermano sensiblemente mayor, y por eso una relacin anacltica por el
impacto
de
la
organizacin
notoriamente ms fuerte que el pequeo sujeto, que narcisista.
Temporalmente,
aqulla
es
ms
bien
un
es
conoce perfectamente -aclara Lacan- todo lo que pasa
tadio,
tiene
cierta
duracin;
el
impacto,
es
instantneo,
en el corral, lo tom desde atrs mientras le deca: yo o por lo menos, momentneo,
hasta
que
se
encuentra
soy el gallo, vos sos la gallina. El nio se defiende, prola solucin de la fobia.
Esta
concepcin
lo
conduce
a
testa y exclama: no quiero ser la gallina (/ won't be the
Lacan, hacia el final del
captulo
XIX,
a
definir
la
fobia
her). "Pero por qu dice que no -pregunta Lacan-, cuanno tanto como una
entidad
clnica
permanente
sino
co
do antes se encontraba tan bien con su madre pudiendo
mo una placa giratoria
que
conduce
al
sujeto
desde
una
ser para ella una gallina ms, si me permiten, una galliposicin perversa a una
neurtica:
"Ella
[la
fobia]
vira
na de lujo, la que no estaba en el corral, [..]" (ibid). La muy frecuentemente hacia los
dos
grandes
rdenes
de
respuesta de Lacan es novedosa respecto de su ensela neurosis, histeria y
neurosis
obsesiva,
[..]"
(p.280).
La
anza anterior. Afirma que se trata de un inters narcifobia es placa giratoria,
es
el
eslabn
intermediario
que
sista. No para proteger su pene, como el argumento con
realiza la unin entre la
estructura
de
la
perversin
y
que Freud explica la renuncia al objeto incestuoso, sino
alguna de las formas de
neurosis.
por el narcisismo mismo: "a saber, la rivalidad con su Sobre el final de la clase
siguiente,
Lacan
vuelve
a
su
hermano, el pasaje a una relacin de poder [...]. Como
examen sobre la fobia.
Pero,
sorprendentemente,
esta
bien prueba el hecho de que el otro lo toma de la cintuvez deja de lado toda
referencia
al
registro
del
narcisisra, de la cadera, lo inmoviliza, y tanto como quiere, lo mo. Se centra en el tiempo
tercero,
la
fobia
misma,
que
mantiene en cierta posicin." (ibid.)
aborda no slo volviendo al caso Juanita
sino,
lo
ms
Se puede apreciar que el esquema de la aproximacin
importante, retornando
a
sus
propuestas
anteriores
al
al tema es el mismo que en Juanita. Pero su conclusin
Seminario 16, las que
antes
llam
"su
doctrina
tradicioes diferente. Un momento anterior, en que ambos nios
nal". Dice sobre el
episodio
de
las
dos
jirafas:
"Subray
despliegan gozosamente ciertos juegos perversos en su importancia mostrando que
la
fobia
revela
en
el
fondo
relacin con la madre, y luego el momento del desencala
imposibilidad
de
hacer
coexistir
la
hommelle,
a
saber,

denamiento de la fobia, a partir del cual Lacan instala la


la madre falicizada,
cuya
relacin
con
Juanita
expresa
pregunta: qu pas, qu cambi, qu elemento intervipara l la gran jirafa,
con
lo
que
quiera
que
sea
all
su
no para invertir el sentido de la situacin?, por qu reduccin. No dibuja la jirafita
para
mostrar
que
sera
ahora es fuente de angustia lo que antes era placer? una imagen comparable con la
otra,
sino
que
es
una
Conocemos las respuestas que da Lacan en el Seminaescritura en un papel,
eso
por
lo
cual
l
la
zerwurzelt,
rio 4 acentuando especialmente lo que llama el pene como se expresa en el texto,
l
la
arruga,
y
se
le
sienta
real, es decir, la irrupcin de un nuevo goce. Pero en la
encima. Lo importante
no
es
aqu
la
funcin
identificatolectura del caso X, omite toda referencia al goce. Lacan
ria
imaginaria
de
Juanita
con
el
falo,
con
este
complese mantiene fiel a las tesis que ha propuesto para distriment de la madre que
es
en
el
fondo
su
gran
rival,
sino
buir y caracterizar las categoras clnicas de perversin
que l haga pasar este
falo
a
lo
simblico,
porque
all
y neurosis: de un lado, el registro del anaclitismo; del resultar eficaz, y todos saben
de
qu
orden
es
la
eficaotro, el narcisismo. En la fobia, forma clnica que introcia de las fobias."
(p.294)
Para
explicar
esto
mismo
de
duce a la estructura neurtica, es la organizacin narciun
modo
ms
accesible,
recurre
al
vocabulario
poltico
sista la que irrumpe en el paraso anacltico. y la famosa expresin "tigre de
papel".
Cuando
se
aleanLa presencia del objeto (a) es delatada por la angustia
za el nivel de una
angustia
intolerable,
el
recurso
del
que "no es ciertamente sin objeto, [...] siempre que se sujeto es fomentarse un tigre
de
papel.
En
cuanto
a
vea bien que este objeto es la apuesta misma del sujeto
Juanita, "la hommelle
frente
a
la
cual
est
y
que
es
el
en el campo del narcisismo" (p.279-80). Se trata entonfundamento de este
mundo,
se
transforma
slita
en
tigre
ees de la conjuncin conflictiva entre el objeto (a) y la de papel" (ibid.).
imagen especular, que encuentra su precaria resolucin
En las clases XX y XXI
del Seminario 16, Lacan utiliza,
en el tercer tiempo, el de constitucin de la fobia. Aqu
sin definirla, la nocin
de "eclosin de la neurosis". Para
la definicin de Lacan retoma su doctrina tradicional abordarla, conviene sealar
que la referencia a esta
(aunque despojada de toda referencia a la metfora nocin ocurre en un momento
del seminario en que
paterna y su suplencia): "sustituir el objeto de la angustia
Lacan cambia las
premisas bajo las cuales vena desapor un significante que atemoriza, porque respecto del
rrollando el tema que
nos ocupa, enunciadas en la clase
enigma de la angustia la relacin sealada como peli- XVI, que distribuan perversin
y neurosis en los regisgrosa es tranquilizadora" (p.280). Se trata de un desplatros de la relacin con
el Otro, por un lado, y con la
zamiento de lo imaginario a lo simblico: "La funcin imagen especular, por el otro.
Es decir, no slo se des98

DE LA
PGINA 89 A
LA 102

FACULTAD DE PSICOLOGA - UBA / SECRETARA DE


INVESTIGACIONES / ANUARIO DE INVESTIGACIONES /
VOLUMEN XVII
vanece el eje narcisista en el momento
de volver sobre la caracterizacin de la
fobia, como sealamos antes, sino que
ste no volver a aparecer en el resto
del seminario.
Junto con este abandono, Lacan vuelve
a exponer sus verdades primeras sobre
el sujeto, el significante y la estructura
del Otro, como lo haba hecho en la
clase XVI. Pero esta vez para concluir,
en su traduccin a la clnica, algo
diferente a lo propuesto en aquella clase:
que para entender correctamente la
estructura de la neurosis, y en especial,
el complejo de castracin que la
caracteriza, hay que situarlos entre tres
vertientes: el Otro, el goce y el objeto (a).
Curiosamente, los tres trminos con que,
en el momento anterior, haba caracterizado la estructura de la perversin. Se
ve entonces que Lacan se propone
ahora oponer la neurosis a la perversin
en el mismo registro en que haba
desplegado esta ltima.
En esta oportunidad, Lacan se detiene
mucho ms que en la clase XVI, tanto en
sealar la cuestin de la exclusin del
goce, como en considerar el problema
del goce que resulta admitido en la red
significante. Es justamente por su
exclusin que el goce se constituye
como referencia y real ltimo del sistema
(significante, saber, Otro) que lo excluye
(p.297). Con una excepcin reducida: "El
goce sexual tiene el privilegio respecto
de todos los dems de que algo en el
principio de placer, que sabemos que
constituye la barrera al goce, le da pese
a todo acceso" (p.292).
Hay tres trminos a distinguir en esta
parte del seminario: la eleccin de
neurosis, el desencadenamiento de la
neurosis y la eclosin de la neurosis. La
llamada eleccin de neurosis no es tal.
Hay una eleccin, no slo de la forma de
neurosis sino entre neurosis y psicosis.
Pero no es el sujeto quien elige (p.281).
La cuestin radica "en la manera en que
se presentaron los deseos en el padre y
en la madre, es decir, en que ellos han
efectivamente ofrecido al sujeto el saber,
el goce y el objeto a. [...] el modo de
presencia con que se le ofreci cada uno
de los tres trminos. All reside lo que
llamamos impropiamente la eleccin de
la neurosis, hasta la eleccin entre

psicosis y neurosis. No hubo eleccin


porque sta ya estaba hecha en el nivel
de lo que se present al sujeto, y que
slo es localizable y perceptible en
funcin de los tres trminos que acabamos de intentar despejar" (p.302). Este
momento de eleccin de neurosis es
previo al del desencadenamiento de la
neurosis, trmino que se aplica tanto al
comienzo de la neurosis infantil como del
adulto. El trmino "eclosin de la
neurosis", tal como Lacan lo usa en
estas clases del Seminario 16, tiene
como referencia la historia infantil ya que
ocurre en situacin de prematu-racin
con respecto al ejercicio de la funcin
sexual. Lacan lo define como el
momento de una intrusin de goce
autoertico: "De qu desvo resulta la
eclosin de una neurosis? De la intrusin
positiva de un goce autoertico
perfectamente tipificado en las primeras
sensaciones
DE LA PGINA 89 A LA 102

ms o menos ligadas al onanismo, ms


all de cmo se lo llame en el nio."
(p.292). Si aplicamos esto al caso
Juanita, vemos que coincide con lo que
Lacan postul en el Seminario 4: el goce
en relacin con el pene real como
aquella condicin que conduca al viraje
entre el momento perverso y la fobia.
Aqu ya no se trata de la conjuncin del
objeto (a) y la imagen especular, como
examinamos
en
los
apartados
anteriores, o del impacto de la organizacin narcisista sobre el anaclitismo,
sino de la irrupcin de un goce dentro de
la posicin anacltica misma y reavivndola: "Respecto de los casos que
caen en nuestra jurisdiccin, es decir, los
que engendran una neurosis, en este
punto preciso, en el momento mismo en
que se produce la positivacin del goce
autoertico, se produce correlativamente
la positivacin del sujeto como dependencia del deseo del Otro. Se trata del
anaclitismo que enunci la ltima vez.
Con l se designa el punto de entrada
por donde la estructura del sujeto se
convierte en drama." (p.293). Es decir,
un momento de pasaje entre la
estructura y la temporalidad.
A diferencia de la eleccin de neurosis,
que no es tal sino que depende del
modo en que le han sido ofrecidos al
sujeto los tres trminos primordiales, la
eclosin de la neurosis s presenta una
eleccin: se realiza entre el punto de
imposibilidad
introducido
por
la
proximidad de la conjuncin sexual, y la
proyeccin de esta imposibilidad en
trminos de insuficiencia "debido al
tiempo prematuro en que ella se juega
en la infancia" (p.303). Aunque esta vez
se trate de una eleccin, vemos sin

embargo que se trata de una eleccin


forzada, o por lo menos condicionada: la
prematuracin en que se encuentra el
nio lo conduce hacia la segunda de las
alternativas que se ofrecen a la eleccin.
Pero inmediatamente Lacan hace un
pasaje, esta vez en sentido inverso, de
la temporalidad a la estructura, de las
condiciones de la infancia a la sincrona:
"Pero por qu este tiempo no sera
siempre prematuro respecto de la
imposibilidad?" (ibid.). De este modo,
Lacan convierte lo que inicialmente
introdujo como una referencia a un
momento biogrfico, en un rasgo
estructural
de
la
neurosis.
"La
insuficiencia
enmascara
esta
imposibilidad y le evita tener que
ejercerse, porque el sujeto no est
forzosamente a la altura como ser vivo y
reducido a sus propias fuerzas. La
coartada que la imposibilidad obtiene de
la insuficiencia..." (ibid.).
Slo despus de desplegar una y otra
vez estas verdades primeras respecto al
saber, el goce y el objeto (a), Lacan se
dispone a "delimitar tanto como pueda
las caras con que se distinguen las
posiciones del obsesivo y de la histrica"
(p.304) Lo hace en el transcurso de las
clases XXI a XXV En el obsesivo pone el
acento en la prohibicin del goce. En la
histrica, a pesar de todas las
apariencias, en su promocin. A su vez,
toma como referencia, en el primero, la
posicin del hombre; en la ltima, de la
mujer.
El hombre debe cumplir la identificacin
con la funcin llamada del padre
simblico. "Precisamente es lo que se
99

LAS CATEGORAS CLNICAS DE LA


NEUROSIS Y LA PERVERSIN EN EL
SEMINARIO 16 THE CLINICAL CATEGORIES
OF NEUROSIS AND PERVERSION IN THE XVI
SEMINAR Mazzuca, Roberto
llama ser el amo, lo que estuvo, y sigue estando, sufi- campo del Otro depurado de
este goce" (p.338). El cuercientemente al alcance de cualquiera" (ibid.). El obsesi- po idealizado y purificado del
goce reclama el sacrificio
vo, sin embargo, rechaza tomarse por un amo, porque
del cuerpo. Esto es muy
importante para entender la
respecto de la verdad del saber, lo que le importa es la estructura del obsesivo. ste
no quiere hacerse pasar
relacin de ste con el goce, relacin de la cual sabe por el amo, pero lo toma como
referente por su manera
que lo nico que queda es la incidencia primera de su de escapar a la muerte. Sin
embargo, esto ocurre en un
prohibicin, es decir, el objeto (a). En consecuencia, nivel superficial. "El obsesivo es
bien picaro para tomar
"Ningn goce es pensable para l ms que como un
el lugar del propio a, que en
todos los casos se mantietratado con el Otro. El goce slo se autoriza para l a ne a flote en el beneficio de la
lucha. Ms all de lo que
partir de un pago siempre renovado, en un insaciable suceda, el plus-de-gozar est
siempre all. Falta an
tonel de las Danaides, en eso que no se iguala nunca,
saber para quin" (p.339).
Porque la finalidad del obseEsto hace de las modalidades de la deuda la ceremonia sivo, no es tanto escapar a
la muerte, sino al goce, "es
donde solamente encuentra su goce." (ibid.).
el centro de su posicin" (ibid.).
Neurosis obsesiva e histeria se hallan en oposicin res- En la estructura histrica el
sujeto se hace "representar
pecto de los atolladeros del goce. "La histrica, [...] secomo el conjunto vaco junto al
uno que est en el Otro,
caracteriza por no tomarse por la mujer (ibid.). Se dice
lo que solemos llamar la
castracin" (p.338). El sntoma
que la histrica rechaza el goce sexual. Sin embargo, ella histrico se presenta como
algo que se vaca en el cuerpromueve el punto al infinito del goce como absoluto; es
po, un lugar donde la
sensibilidad desaparece, o cuya
decir, "promueve la castracin en el nivel de este nombre
motricidad se vuelve
ausente. "Slo la unidad significandel padre simblico respecto del cual se plantea como
te puede justificarlo. Freud
mismo destac lo suficiente
queriendo ser, en ltima instancia, su goce" (ibid.). Porque
el antianatomismo del
sntoma histrico. A saber, que si
ese goce no puede ser alcanzado, slo por eso, la histun brazo histrico se
paraliza, es slo porque se llama
rica rechaza cualquier otro goce, que respecto de aqul
brazo" (p.347).
se presenta como un goce disminuido. Sobre el final del seminario, Lacan retoma la
dialctica
Una vez ms, Lacan vuelve a revisar la relacin entre
del amo y de la mujer para
explorar la distincin entre
significante y objeto: "La articulacin que di del 1 y del a
obsesin e histeria, pero
esta vez en la perspectiva del
no se promovi por azar" (p.305). Recuerda que en las
sujeto supuesto saber. "El
obsesivo se refiere al modelo
series de Fibonacci la sucesin engendra una propor- del amo. Aunque no se toma
por el amo, supone que
cin cada vez ms estrecha y, de ese modo, apunta a
ste sabe lo que l quiere"
(p.350). Por su parte, la hisun lmite, a partir del cual se define la funcin del objeto trica, aunque no se toma
por la mujer, obtiene su refe-

(a). Estas series valen tambin en sentido inverso, por rencia de la mujer. Ella, como
el amo referencia del
sustraccin. Lo que hace la histrica responde a este obsesivo, tampoco sabe nada.
Pero la histrica hace de
sentido decreciente: "ella sustrae el a al 1 absoluto del
ella supuesto saber. Como
Dora, "est interesada, cauOtro, lo interroga para saber si soltar o no el 1 ltimo,
tivada por la mujer en la
medida en que cree que la
que sera en consecuencia su seguro. En este proceso mujer es la que sabe lo que
se necesita para el goce del
es fcil demostrar con la ayuda de ese modelo que todohombre" (p.352). La histrica
hace las veces del hombre
su esfuerzo de cuestionamiento del a desembocar que supondra a la mujer saber.
como mucho en que el sujeto se encuentre estrictamen- Lacan contina comparando
ambas dialcticas, del amo
te igual a este a, a nada ms. Tal es el drama que, al y de la mujer. "All donde en la
apuesta inaugural de
trasponerse del nivel matemtico, donde se enuncia de esta dialctica el sujeto amo
asume un riesgo de vida,
una manera perfectamente correcta, a otro nivel, se la mujer [...] arriesga, apuesta el
goce. Este goce no es
traduce por el irreducible hiato de una castracin reali- su goce, [...] es el goce del
hombre, al que la mujer se
zada" (p.305). El atolladero de la histeria se resuelve, aferra, con el que se cautiva
como el amo lo hace con
entonces, en el encuentro de la castracin.
el esclavo. El goce del hombre da el
origen radical de lo
Pero hay otras salidas en la relacin entre saber y goce,
que desempea en la
histrica el mismo papel que la
En el obsesivo se vincula al rasgo de su productividad y muerte para el obsesivo."
(p.351).
su contribucin al pensamiento. "No est all tambin
La histrica supone que la
mujer sabe lo que quiere, por
lo que expresa su lmite y que necesita en el ms alto eso slo logra identificarse con
ella a costa de un deseo
grado ser desexorcizado? En esos trminos plantea el insatisfecho. Por su parte, el
obsesivo, que usa su refeproblema Freud cuando nos habla de la relacin del ri- rencia al amo para pretender
que la muerte nicamente
tual obsesivo con la religin." (p.306) En la gnesis lgialcanza al esclavo, slo
identifica en el amo lo real: que
ca del plus de gozar, el obsesivo se sita en el sentido
su deseo es imposible,
(p.353).
ascendente de la serie. No se dirige entonces hacia la
Sin embargo, no se puede
oponer exhaustivamente
castracin, como la histrica, sino hacia el objeto (a) obsesin e histeria en funcin
de estas dialcticas porsurgido como definicin estricta de cierta proporcin que ambas se sostienen en la
creencia del sujeto su(p.336). La relacin del objeto (a) con el goce queda puesto saber. Por eso se puede
constatar que la muerte
enmascarada "detrs del conjunto vaco, detrs del "est tambin en juego en lo que
la histrica aborda de
100

DE LA
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LA 102

FACULTAD DE PSICOLOGA - UBA / SECRETARA DE


INVESTIGACIONES / ANUARIO DE INVESTIGACIONES /
VOLUMEN XVII
la mujer" (p.352). Otro rasgo comn a
ambas formas de neurosis es la
dificultad para la sublimacin, justamente
por la relacin de suposicin con el
saber. "Para el neurtico el saber es el
goce del sujeto supuesto saber. Por eso
l es incapaz de sublimacin." (p.320).
"Los neurticos suponen sabidas
verdades ocultas. Hay que liberarlos de
esta suposicin para que [...] dejen de
encarnar esta verdad" (ibid.). Esta
suposicin
hace
del
neurtico
naturalmente
un
analizante.
La
operacin del analista consiste en
practicar un corte, gracias al cual la
suposicin del sujeto supuesto saber se
despega de la estructura (p.353).
4. SNTESIS Y CONCLUSIONES
Hemos podido ver que Lacan introduce
en el Seminario 16 una clnica rica y
relativamente novedosa en relacin con
la de su enseanza anterior. Esta clnica
surge en conexin ntima con las
principales nociones elaboradas en este
seminario: el objeto (a) como plus de
gozar, la estructura topolgicamente
estratificada del Otro, las relaciones
entre el saber y el goce, la
inconmensurabilidad entre el uno y el
objeto, la relacin entre el objeto (a) y la
estructura especular. Nociones todas
que Lacan utiliza para definir las
diferentes categoras clnicas que
examina en este seminario, y que
constituyen,
en
su
opinin,
las
condiciones imprescindibles para que
stas se vuelvan accesibles. No hay una
separacin entre estructura y clnica,
sino que una constituye el corazn de la
otra. Se trata entonces, no tanto de
introducir la dimensin de la clnica sino
de cmo esos desarrollos estructurales
"se traducen" en la clnica. En un primer
momento, Lacan distribuye la oposicin
entre perversin y neurosis entre el
registro de la relacin con el Otro, para la
primera, y la imagen especular, para la
segunda. Registros que ms adelante
calificar como anacltico y narcisista. Se
trata de dos imposibilidades: el perverso
se consagra al intento de hacer volver el
goce al Otro que, por su estructura
significante, est desierto de goce. El
neurtico
se
enfrenta
con
la
imposibilidad de lograr la conjuncin

entre el objeto (a) y la imagen especular.


Con estas premisas Lacan despliega
una contundente clnica de la perversin
-que llama la verdadera perversin en
oposicin a la perversin de los
neurticos- y de sus diversas formas,
presentando el exhibicionismo y el
masoquismo
como
perversiones
logradas y el voyeurismo y el sadismo
como perversiones fallidas. En cuanto a
la estructura neurtica, sin embargo,
slo utiliza aquellas premisas para la
presentacin de la fobia, como la forma
clnica que realiza el pasaje desde la
estructura de la perversin a la neurosis.
En la fobia se verifican ampliamente
esas premisas, ya que se desencadena
justamente por el impacto de la
organizacin narcisista sobre un estadio
previo anacltico, es decir, donde se
superponen el objeto (a) y la imagen
narcisista. La angustia intolerable
desencadenada por esta conjuncin slo
se resuelve en la constitucin de la fobia.
DE LA PGINA 89 A LA 102

En un segundo momento, sin embargo,


Lacan abandona este registro y explora
la estructura neurtica y sus formas,
histeria y obsesin, con los mismos
conceptos
estructurales
con
que
inicialmente se propuso explorar la
perversin, es decir, en el nivel de la
relacin con el Otro. A partir de ese
momento no volvemos a encontrar
referencias a la organizacin narcisista
en su abordaje de la neurosis. Toma en
cuenta tres vertientes que considera
fundamentales: el saber, el Otro y el
goce. Con ellas describe, en primer
lugar, algunas caractersticas generales
de la neurosis, como su eclosin por la
incidencia de un goce autoertico, o su
radical incapacidad para la sublimacin;
y en segundo lugar la especificidad de
sus diferentes formas oponiendo histeria
y neurosis obsesiva. Correlativamente, y
a la inversa, se introduce una referencia,
no considerada en el transcurso de este
trabajo, sobre los aspectos imaginarios
en la perversin. Referencia muy breve
en que Lacan considera que, para
apreciar
justamente
la
relacin
imaginaria en juego en la perversin,
conviene tener en cuenta la funcin de la
estatua, especialmente la estatua
barroca que con sus contorsiones
representa una incitacin al voyeurismo
y de la que la religin ha hecho uso para
retomar su imperio sobre las almas. Se
trata de "concebir lo que funciona en el
perverso para restituir al Otro en su plenitud, como A sin barra. Se trata,
hablando con propiedad, de la estatua"
(p.348).
Se plantea entonces la cuestin sobre
las diferencias entre estos dos
momentos, y si el giro de uno al otro
implica, o no, el abandono por parte de

Lacan de sus tesis sobre el papel


decisivo que la organizacin narcisista
juega en la estructura de la neurosis.
Considerar y responder esta cuestin
excede los mrgenes de este trabajo,
pero puede por lo menos quedar
indicado que, en mi opinin, se trata de
un abandono solo parcial. Esas tesis
sern retomadas, no ya para caracterizar
la neurosis en general en su oposicin
con la perversin, sino especficamente
para la elaboracin, en el ltimo Lacan,
de la estructura de la neurosis obsesiva
en la que, entre otros conceptos,
destacar la estrecha relacin con el
campo de lo escpico, una inflacin de lo
imaginario, la importancia de la
conciencia en una homologa entre sta
y la figura especular (9). Por otra parte,
puede tambin indicarse, que la caracterizacin acerca de la histeria y la
neurosis obsesiva que Lacan aborda
sobre el final del seminario en relacin
con el saber y el goce, ser retomada en
el seminario siguiente, El reverso del
psicoanlisis, en el cual, adems de la
estructura del discurso y sus cuatro
formas,
Lacan
avanzar
significativamente en la exploracin de
las variantes del goce en ambas formas
de neurosis.8
8Este trabajo constituye una sntesis de
tareas parciales realizadas en el
Proyecto UBACyT (2008-2010) P036 "El
concepto
de
identificacin:
sus
transformaciones,
variedades
y
relaciones con la estructura de la histeria
en el ltimo perodo de la obra de J.
Lacan (1974-1981)".
101

LAS CATEGORAS CLNICAS DE LA


NEUROSIS Y LA PERVERSIN EN EL
SEMINARIO 16 THE CLINICAL CATEGORIES
OF NEUROSIS AND PERVERSION IN THE XVI
SEMINAR Mazzuca, Roberto
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Fecha de recepcin: 30 de
marzo de 2010 Fecha de
aceptacin: 28 de junio de
2010

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PGINA 89 A
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