Husserl - I Parte - Ed Del Orto
Husserl - I Parte - Ed Del Orto
Husserl - I Parte - Ed Del Orto
.
EDMUND HUSSERL
(1859-1938)
!figuei :Jc.ri..'a-Bar
.
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Ediciones del Orto
~oleccin
,~ "- 0,". Fi/6sOjos y o"Textos
Director
Luis Jimnez Moreno
Primera edicin 1997
Miguel Garca-Bar6
EDICIONES DEL ORTO
el S"n ~.1x.imo31, 4 8
Edilicio 2000
28041 Madrid
I.S.B.N.: 84-7923-116-5
Depsito Legal: M-I9295-1997
Impreso en Espaa
'Imprime: EDICLS
el San Mximo 31, 4 8
28041 Madrid
Encuadernacin Cayetano
Maleo Garca, 29. Madrid
.'
..
NDICE
L CUADRO CRONOLGICO 7
II. LA FILOSOFA DE HUSSERL 15
l. El ideal socrtico 16
2. La razn intuiti va ~ 17
2.1. La variedad de los fenmenos
y la variedad de la vida 17
2.2. Las esferas de la razn : 18
3. La reduccin transcendental. 21
4. La reduccin eidtica 22
5. La crtica del psicologismo 23
6. La doctrina fundamental de
las Investigaciones lgicas 27
7. El anlisis bsico de la intencionalidad . : 29
8. Las aporas de las Investigaciones lgicas -' '
9. El pleno descubrimiento de la vida
transcendental. 33
10. La correlacin ne)so nema 3'7
11. La fenomenologa gentica 41
lU. La conciencia del tiempo 41
11.2. La asociacin 45
11.3. El yo puro '0' 46
11.4. La intersubjetividad de las mnadas 48
11.5. La teleologa : 49
JII. SELECCIN DE TEXTOS 51
IV. BIBLIOGRAFA 8,
I
I
,. .
. '
1
CUADRO CRONOLGICO
8
A) Vida y ;b;~deEdmund
Husserl
1859: Edmund Husserl naci el,
8 de abril en Prostejov, Mo-
ravia, en el Imperio Aus-
traco. La familia Husserl,
all asentada desde genera-
ciones, era juda. Edmund
, fue el segu!1do d~lo~, c:ua-
tro hijos de Abraham Adolf
Husserl y Julie Selinger, que
regentaban un negocio de te-
jidos prospero. Los Husserl
eran miembros de la comu-
nidad, liberales o indiferen-
tes en cuestin de religin.
1868-1875: A los m.eve aos,
Husserl fue trasladado a Vie-
na, al k~tituto, y de all pas,
el CU.>O siguiente, al Instituto
alemn de Olomouc, en Mo-
rz.':ia donde permaneci los
sIete cursos restantes del ba-
chillerato. Un compaero re-
cord luego que Husseri no
tena el menor inters en las
clases, en las que estaba con-
tinuamente casi dormido.
Slo progresaba extraordina-
riamente en matemticas. En
casa, en cambio, lea mucho.
1876n7: Husserl empez sus
estudios universitarios enel
semestre de invierno en
Leif'zig, y matriculado fun-
damentalmente en astrono-
ma. Oa tambin lecciones
de matemticas, fsica y fi-
losofa (en stas el profesor
era el psiclogo Wilhelm
Wundt).
Husserl
Pero lo esencial de los tres
semestres en Leipzig fue la
amistad entablada con Tho-
mas Masaryk, quien llega-'
ra a ser primer presidente
de la Repblica Checoslo-
vaca. Era nueve aos ma-
yor que Husserl. y en se-
guida se convirti en su
mentor. }'lasaryk influy so-
bre los estudios y la vida de
Husserl en mltiples senti-
dos.
1878: Para el semestre de vera-
no, Husserl se traslada a la
Universidad de Berln. Ma-
saryk no haba podido con-
vencerle de que su lugar es-
taba en Viena, en las clases
de filosofa de Brentano.
En Berln, Husserl se ma-
tricula en matemticas y fi-
losofa. Permane.:i c.; c"a
universidad seis semestre~
Sus profesores de matemii-
ticas fueron, sobre todo,
Karl Weierstrass y Leopold
Kronecker; el de filosofa,
Friedrich Paulsen.
1881: El semestre de verano,
est en la Universidad de
Viena. Prepara el doctorado
en matemticas.
Husserl estuvo, matricula-
do dos semestres en la fa-
, cultad de matemticas.
1882: En la primera semana de
octubre se aprob su diser-
tacin, titulada Aportacio-
nes a la teora del clculo
de variaciones. Pero este
ao largo en Viena estuvo
otra vez marcado por el an-
Cuadro cronolgico
tiguo amigo y mentor, Ma-
saryk. l introdujo a Hus-
serl en el estudio del Nuevo
Testamento, que adquiri
tal importancia para el jo-
ven matemtico que le hizo
concebir el propsito gene-
ral de hallar el camino a
Dios y a una vida de ver-
dad mediante el conoci-
miento filosfico estricto,
segn el texto de una carta
de Husserl fechada en 1919.
Y, una vez conseguida la
promocin, la fIlosofa le
aparta de sus proyectos de
publicaciones matemticas.
En el epistolario de muchos
aos despus se hallan re-
ferencias al disgusto con la
falta de cientificidad de la
ic:)fa de la que poda
,pro echar mano en aquel
rno;)",::nto, Y t,., ia misma
(",lIta de 1919 n,~~ acabo de
lllncionar se dice que, en '
definitiva, los impulsos que
terminaron por llevar a la
opcin profesional de la fi-
losofa a Husserl partieron
de poderossimas viven-
cias religiosas y de verda-
deras revoluciones ntimas
de esta misma naturaleza.
Regres a Berln en 1"1 se-
mestre rje Vf.rano de ~883
para irab<1J3rcomo asisten-
te pri vado de su maestro,
Weierstrass.
Al terminar el semestre,
Husserl empieza su servi-
cio militar, naturalmente,
de regreso en su patria. Du-
9
rante un ao vivi esta vida,
entre Olmtl y Viena. En
esta poca muri su padre.
Viena, ltimo destino mili-
tar de Husserl, se reafirma
como su patria espiritual a
partir de aqu.
1884185: Husserl pasa cuatro se-
mestres oyendo a Brentano
y trabando contacto cada
vez mayor y ms profundo
con l. La decisin profe-
sional recibe de Brentano
su orientacin definitiva:
De sus lecciones extraje la
conviccin que me dio va-
lor para elegir la filosofa
como profesin de por vida:
la de que tambin ella puede
y debe ser un campo de tra-
bajo serio; la de que puede
y debe ser tratada en el esp-
ritu de la ciencia estricta,
1886: El 26 de abril, Husserl se
bautiza en la Iglesia Evan-
glica, confesin de Augs-
burg, Y ese mis,.-'o '.'erano,
en el que acompa al
maestro y a su mujer en los
meses de vacaciones en el
Wolfgangsee, comienzan, que
sepamos, las, investigacio-
nes filosficas personales
de Husserl en el modo en el
que se prolongaron luego
toda su vida: manuscritos
de investigacin taquigra-
fiados; pensamiento que se
desarrolla al ritmo de la es-
critura. Cuando Husserl mu-
ri, su archivo contena unas
cincuenta mil pginas ta-
quigrafiadas.
11
de Husserl. la primera parte
de la tica de Scheler y
Las bases apriricas del
derecho civil, de Reinach.
Husserl acepta la ctedra de
Friburgo en 1916, muy poco
despus de la muerte de su
hijo Wolfgang en el frente.
Gerhart Husserl tambin fue
herido de mucha gravedad
en los mismos meses.
1916: Husserl ocupa la ctedra
de Rickert. Se cierra la po-
ca de predominio de la filo-
sofa neokantiana en Ale-
mania. Lo extraordinario es
que Husserl empieza de in-
mediato a separarse de sus
alumnos, que no 'pueden
seguirlo en la direccin de
su nueva forma de idealis-
mo transcendental.
1916-1919: Los i..:c:.ldo~ a~0~
dt: t--abaiG <'.' b ibu.""go. .;
donde acudt:n, lx>rdr 'la.. 'e,
estudiantes de t"li". el :Un-
do, van siendO cada vez ms
marcados por el aislamiento
ntimo del filsofo, que se
concentra en su enorme ar-
chi vo de manuscritos de in-
vestigaciIt Los sucesivos
asistentes (Edith Stein, Lud-
wig Langrebe, Eugen Fink)
se dedican, sobre todo, "
organizar en libros publica-
bles ciertas series de esos
manuscritos.
La decepcin ms grande
de la vida de Husserl tiene
lugar cuando, despus de
conseguir que Martin Hei-
degger vaya en la lista de la
Cuadro cronolgico
1892-1895: Nacen los tres hijos
de los Husserl: Elisabeth.
Gerhart -futuro profesor.
de filosofa del Derecho- y
Wolfgang, destinado a mo-
rir en la Primera Guerra
Mundial.
Algunas pequeas becas
ayudan a una.situacin eco-
nmica estrecha; pero el
Ministerio rechaza, con el
argumento de que no dis-
pone de plaza alguna. la
reiterada solicitud de la Fa-
cultad para que Husserl sea
nombrado profesor extraor-
dinario (algo semejante a
nuestro profesor titular).
1905: Se puede decir que em-
pieza propiamente el xito
de Husserl, cuando se tras-
ladan a estudiar con l mu-
chos de los mejores alum-
nos muniqueses de Lipps.
A partir de esa misma fecha,
y pblicamente: desde las
lecciones de 1907, Husserl
descubre el mtodo de la
reduccin fenomenolgica.
En 1907, los alumnos de
Husserl constituyen la Socie-
dad Filosfica de Gottingen.
1909: Se habilita Reinach con
Husserl.
1911: Se publica -y obtiene un
xito resonante- Filosofa
como ciencia estricta.
1913: Husserl, pfnder, 'Sche-
ler, Reinach y Geiger fun-
dan el Anuario de Filosofa
e Investigaciones Fenome-
nolgicas, en cuyo primer
nmero aparecen las Ideas
!
-"~-r
Husserl
.-':'_~'-~~'. -
las. Con todo, la depre-
sin acecha siempre, hasta
el punto de llevar al joven
Privatdozent a la consulta
del neurlogo. Era el precio
que haba que pagar por la
heroica decisin tomada, a
la que Husserl se refiere en
una carta de 1930: En el
trabajo filosfico. resolv re- _
nunciar a todos los grandes
fines y ser feliz pudiendo
conseguir. aqu y all, en el
pantano de la oscuridad sin
suelo firme, algn trocito
de l. All viv, de desespe-
racin en desesperacin y
recuperando los nimos
cada vez. Y al fmal, en aque-
llos difciles catorce aos
rle F,;!l1tdozent en Halle,
consegu un principio: las
Inv"sngano;tes [ilg; .as. que
'.'e ,[i. iOn para en aelant~
sostr. y :.!-::ranza. Con
ellas me cur a m mismo.
1900-1901: Se publican las In-
vestigaciones lgicas, ms
a instancias de los amigos
que por iniciativa personal
de Husserl, que no conside-
raba que la obra hubiera
an llegado al punto per-
fecto de madurez. A raz de
la publicacin, HJsserl es
llamado a ~ottingen.
1891: En la pr.mavera aparece
el primer volumen de la Fi-
"losofia de la aritmtica, que
habra de ser el nico pu-
blicado. Est dedicado a
Franz Brentano.
Cuando empieza el semes-
tre de invierno 86/87, Bren-
lanO consigue que Husserl
se traslade otra vez a Ale-
mania: a la Universidad de
Halle. El propsito es que
all alcance la habilitacin
en filosofa, junto al discpu-
lo de Brentano, Carl Stumpf.
1887: Rpidamente habilitado,
Husserl se casa con Mal-
vine Steinschneider, proce-
dente de una familia de
Prossnitz, del mismo tipo
social que los Husserl.
En el otoo de este ao se
imprime el escrito de habi-
litacin Sobre el concepto
del nmero, que, sin em-
bargo, no se pondr en cir-
culacin comercial. .
En esas misma~ ["has em-
pieza el enorme trabajo do-
cente de Husserl, duplJca::L)
con el casi secreto esfuerzo,
a veces desesperado, por
conseguir suelo firme en fi-
losofa, de acuerdo con sus
propsitos e ideales. Los
aos de Halle, los ms du-
ros, sern al final quince.
La compaa, escasa. Ape-
nas, los amigos de la Uni-
versidad: Cantor, Stumpf,
el famoso fillogo Hans von
Arnim. Husserl toma para
s como lema el texto de
Isaas que preside el Hospi-
cio, ante el cual debe pasar
diariamente: Los que con-
fan en el Ser reciben
nuevas fuerzas para poder
remontar el vuelo como gui-
10
I
e
12
Facultad como nico candi-
dato a reemplazarle en la
ctedra, se encuentra con la
sorpresa de que las inten-
ciones filosficas de Hei-
degger se oponen muy pro-
fundamente a las propias.
El futuro de la fenomenolo-
. ga transcendental es, desde
1928, ao de la jubilacin,
cosa apenas de Fink, Land- "
grebe y algunos discpulos
americanos, italianos, japo-
neses; quiz, incluso, de la
escuela de los espaoles
formados por Ortega.
1923: Husserl renuncia a suce-
der a Troeltsch en la cte-
dra de Berln.
1928: Heidegger publica en el
Ar.uario las Lecciones so-
bre la c(}fll'P..nri:l ;'lt,,1udel
tiempo, sin tocar d u'ab~jo
hecho ai:'" H.s 'Or ~irh
Stein sobre los mar..us(;;,lO:-
antiguos de HusseIi,
192'-': En el Anuario edita Hus-
ser! su Lgica jorm:J1y trans-
cen4ental.
1931: Levinas publica la tra-
duccin francesa de las
Meditaciones cartesianas.
1935: Tuvieron lugar las confe-
rencias de Viena y Praga
que dieron lugar, al ao si-
guiente, a la edicin de las
primeras seceione~ de La
crisis de la ciencia europea
y la jenomenologa trans-
cendental.
1938: Husserl muri el 27 de
abril. Hasta el verano de
1937 mantuvo una activi-
Husserl
dad filosfica intenssima y
solitaria. Sobre todo, cuan-
do la llegada de los nazis al
poder acarre la conse-
cuencia del silenci,amiento
oficial absoluto. Hasta se
prohibi a los catedrticos
jubilados de origen judo el
a.cceso a la biblioteca de la
Uni.versidad. Husserl reci-
lJ6"fitas para escapar de
Alemania. Algunas llegaron
incluso de California. Sin
embargo, decidi permane-
cer en Friburgo. Slo se li-
mit a algunos viajes de
conferencias, que tenan que
ser autorizados especialmen-
te, y que tropezaron con
problemas burocrticos. Re-
sult decisivo que el fran-
ci-.car.o belga Van Breda
y"it'l:? a los Husserl en los
lti!!'os Il'ese.~ de vida del
'fils:);'::, ~uando se percat
de la importancia extraordi-
naria del archivo de investi-
gaciones inditas, se resolvi
a salvarlo si, como sucedi
en seguida, Husserl mora.
El salvamento -con destino
a la Universidad Catlica
de Lovaina- fue una verda-
dera aventura diplomtica.
R) Acomecir;~:entos sOCiales y
cuiurales.
1859: Este mismo ao naci
Bergson. Darwin public So-
bre el origen de las especies.
1860: Se public La cultura del
Renacimiento en Italia, de
J. Burckhardl.
Cuadro cronolgico
1862: Comenz la publicacin
del Sistema de filosofa sin-
ttica, de H. Spencer.
Llega a primer ministro de
Prusia Bismarck.
1864: Nace Unamuno.
1867: Publicacin del Capital,
de Man .
1869: Aparece la Filosofa de
lo inconsciente, de E. von
Hartmann.
Comienza el Concilio Vati-
canoI.
1870: La guerra franco-prusiana.
1874: Aparece la Psicologa
desde el punto de vista em-
prico, de Brentano.
Nace Max Scheler.
1879: Frege, Conceptografa.
1883: Dilthey, Introduccin a
las ciencias del espritu.
Nietzsehe, As hab. 7.ara-
lUStra.Nace Ortega y Gasset
1884: Frege, Los fu,u:ialileno~
de la aritmtica.
188f: "'-Iach, Contribuciones al
anlisis de las sensaciones.
1889: Bergson, Los datos in-
mediatos de la conciencia.
Es el ao en que nacieron
Heidegger y Wittgenstein.
1890: James, Pri~cipios de psi-
cologa.
1896: Rickert, Los lmites de la
jonnacin de conceptos en
las ciencias de la naturaleza.
. 1898: Guerra entre Espaa y
los Estados Unidos y prdi-
da de las ltimas colonias
espaolas ultramarinas.
1899: Habilitacin de Max Sche-
ler en Jena.
13
1900: Freud, La interpretacin
de los sueos. Croce em-
pieza a publicar su Filoso-
fa del espritu. Planck
pone las bases de la teora
cuntica. Wundt empieza a
publicar la Psicologa de
los pueblos.
1902: Empieza Cohen la publi-
cacin de su Sistema de la
filosofa.
1903: Moore, La refutacin del
idealismo.
1905: Einstein presenta la teo-
ra especial de la relati vidad.
1906: Cassirer empieza a publi-
car El problema del conoci-
miento en la filosofa y la
ciencia modernas.
1907: Meinong, Sobre el lugar
de la leona del objeto en el
.~i~!a;1rie la:> ..:i;;:u;ia~:Bf"rg-
o;.,n. La evolv-ein CT"(uiorr:.
; :100: Sir mel, So .;:;/og!!..
1910:. Rus.:;eil V WhiteheaQ ':!'-
ITh~::an a editar sus Prin-
cipia mathematica.
1911: Vaihinger, La filosofa del
como-si.
1913: Jaspers, Psicopatologa
general; Unamuno, El sen-
timiento trgico de la vida;
Bohr presenta su teora del
tomo; Ortega da a conocer
en Espaa la ft:nomerologa.
1917: La revolucin '.ricnfa en
Ru~ia. R. Otto, Lo sagrado .
1918: Spengler, La decadencia
de Occidente.
1919: Keyserling, Diario de
viaje de un filsofo; Cohen,
lA religin de la razn a
14
partir de las fuentes del ju-
dasmo.
1921: Hartmann. Rasgos fun-
damentales de la metafsica
del conocimiento; Rosen-
zweig. La estrella de la re-
dencin; Weber, Economa
y sociedad.
1922: Wittgenstein,Tractatus logi-
co-philosophicus; Troeltsch,
El hislOricismo y sus pro-
blemas.
1923: Empieza la actividad do-
cente de Heidegger en Mar-
burgo; Buber, Yo y t; co-
mienza la publicacin de la
Filosofa de las formas sim-
blicas, de Cassirer; Ortega,
El tema de nuestro tiempo;
Lukcs, Historia y concien-
cia de clase. Es el ao en
que toca fondo -el marco,
-d":slJus de la tlemend:::. de-
presin de jc~ prirnClS
at.s de !a Repblk . 'de
We:mar. CIl {t'lia se con so--
. lida t.l gobierno Mussolini;
y en Espaa da principio la
dictadura de Primo de Ri~
vera.
1925: Watson, Conductismo.
1926: Rothacker, Lgica y sis-
temtica de las ciencias del
espritu.
1927: Heidegger, ~er y tiempo;
H. Lipps empieza a publi-
car sus Investigaciones en
fenomenologa del conoci-
miento.
1928: Muere Scheler; Camap,
La construccin lgica del
Husserl
mundo: Plessner. Los gra-
dos de lo orgnico.
1929: Onega. La rebelin de
las masas; Klages empieza
a publicar El espritu como
contradictor del alma. Ao
de la gran depresin ameri-
cana. cuyas repercusiones
se harn sentir pronto en Eu-
ropa Fleming descubre ca-
sualmente la penicilina Zu-
biri est en Friburgo. En
Espaa se publica la prime-
ra traduccin completa que
se hizo de las Investigacio-
nes lgicas a lengua alguna.
1930: Freud, El malestar en la
cultura; Levinas, La teora
de la intuicin en la feno-
menologa de Husserl; Hei-
senberg, Los principios f-
sicos de la teora cuntica.
1931: Reinstauracin de la re-
pblica en Espaa.
1:132: S:::htz, La construccin
inteligible del mundo .so-
cial; Gils0!l, El espritu de .
lafilosofia medieval.
1933: Llega Hitler democrti-
camente a la cancillera.
1935: Public Maritain Los
graiJs del saber.
1936: Cuando la guerra civil
espaola prepara la nueva
guerra mundial, comienzan
a publicar Sartre (La trans-
cei'dencia del ego) y Patoc-
ka (El mundo natural como
problema filosfico). Mou-
nier lanza su Manifiesto al
servicio del personalismo.
1
-(
I
,
j
I
-" ::-. -
11
LA FILOSOFA DE HUSSERL
La filosofa 17
l. EL iDEAL socR;tirco
Lo m~s ~pasionante de la historia de la fenomenologa
-el mOVimiento- IOtelectual fundado por Hi.Isserl- es
c.mo pueden leerse en ella, puestos en prcrica. el radica-
lismo y la modestia que caracterizan a la filosofa.
~ . E? ~rimer lugar, la modestia. Husserl no prerenda en
pnncIplO otra cosa que aplicar los mtodos de su maestro,
Fra~ B~e!1t~.rlO, a mbitos que haban sido hasta entonces
descuidados por los dems discpufos.-Husserl era un ma-
temtico. de brillante porvenir universitario, pero se haba
convencIdo de que el ideal de rigor racional de las mate-
mticas no se realizaba en ellas mismas, sino en el terre-
no de la ~undamentacin filosfica de sus bases de parti-
da. Se hIZO, pues, filsofo, miembro de la escuela de
fi.losofa que ~,all ms clara y rigurosa en su tiempo, pre-
CIsamente deJandose llevar de la otra nota disrintiva de la
actividad filosfica: el radicalismo de la lucidez. El ideal
de p,lIa lo har.~. <1; -"';j(: a la 11ldltr::~t:;;a, pero fue tambin
lo que le obli;:.; 2. del":-:a -?LanuU,dndo con ello, de
paso, corllU c~:use de 1, l.: t'0CC;; sucr~"osqu:: nan existi-
do, sus expectativ~, jr.i1,c.': ..ia~ .J;:: carrera brillante-.
Pe:o as~ com~ .el viejo Brentano, exiliado y ciego,
avanzo hacIa POSiciones filosficas nuevas, no comparti-
das por sus antiguos discpulos, paralelamente Husserl,
p?r fidelidad a lo mejor del pensamiento de Brentano, se
o pronto forzado por las cosas mismas a ir ms all
fuera del crculo posible de la escuela; y muchos ao~
despus, cuando conoci un xito tardo pero formidable
.--' en Alemania y en el mundc. ente:o, el vi ~jo Hl'sserl, de
nuevo fiel a la realidad ms ('.'c a :,ada, tuvo qUl' eswger
la soledad, porque fue tamb:n l ms all ~, lmite a
donde podan acompaarlo sus seguidores (Textos 3 y 4).
2. LA RAZN 1NTUlTIV A.
Dnde estaba, pues, la seduccin del mtodo brenta-
niano de filosofar? Qu aprendi Husserl, gracias a l,
que condicion luego toda su existencia de filsofo? En
dnde localizar las insuficiencias, primero de Brentano y
luego del Husserl anterior a sus cincuenta aos?
La idea central de la fenomenologa, coincidente con h un rasgo muy profundo del pensamiento de Brentan, es {I
que todo, absolutamente todo, es, en principio, suscepti-
ble de ser vivido a mayor o menor distancia por el hom-
bre, de tal modo que respecto de todo cabe la posibilidad
de esforzarse por aproximarlo a la lucidez de la vida lo
ms que la cosa misma admita. Porque slo en la cercana
perfecta, en la conciencia originaria, se asiste al origen
del sentido de todo (Texto 1). Y, en cambio, en las mlti-
ples formas de la conciencia no originaria es perfecta-
mente posible la tergiversacin, la confusin de unos sen-
tidos con otros, la nebulosa en Ol!~ todas las cosas
parecen fundirse en a i,i.~i(;illli"'l1.~in. '" ~ /
2.1. La variedad de los fenmenos y La varied~
de la vida. .
Esta nocin de todo tiene que entenderse bien. Hus-
serl llama fenmenos a cada uno de los componentes de
al correlato de la totalidad de los fenmenos. Natural-
mente, la acepcin bsica del trmino fenmeno es la
que aqu importa: lo que s~ muestra o da o aparece .
Vida, pues, significa aquello en donde :lcontcce es.t'
aparecer de todo. Como, por otra parte, 1" viua lo es
siempre de alguien, Husserl suele sustituirla en sus fr-
mulas por la palabra yo o ego. --)
Pero es fundamental no creer que este comienzo equ'
vale a considerar todas las cosas, todos los entes -tam-
bin estas palabras ocurren muchas veces en los textos de siempre por enferidid<r que no da- I~ mismo quer.er una
Husserl, que no era hombre obsesionado por el sistema-, cosa que otra cosa, que podemos equivocamos o atlnar en
como objetos, y a la vida del yo como una funcin que ~ 'nuestras valoraciones y, desde luego, en nuestra aprecla-
todo lo objetiva; Muy lejos de es~a tergiversacin bsi~a, If cin de qu existe realmente y. qu no y cmo es lo que
lafellomenolog/Q pone todo el cUidado del mundo en dls- existe. Quiere decirse que la vIda, en tanto que conClen-
tinguir los matices de cada mbito feno~~nico, que son \\1! cia del mundo, est organizada como tendiendo a conse-
correlativos a los modos esencialmente dIstmtos en que el ~ guir querer lo que deba ser 9uerido, estimar lo que me-
ya vive la vida. Pues para poder siquiera creer un instant~\ '< rezca ser estimado (y repudIar lo detestable) y aceptar
que estamos hacindole justicia a la vida y que realment! I slo lo que realmente_o. ve~daderamente sea tal ~ como lo
estamos procediendo a describir su variedad en la con- aceptamos. En los trminos de la fenomenologla, esta Sl-
ciencia originaria, lo primero imprescindible es diferen- tuacin se traduce diciendo que, tomada como nosotros
ciar los fenmenos en, por ejemplo y por lo menos: fines, lo estamos haciendo ahora, la vida transcendental o ~on-
medios, cosas a evitar; bienes, cosas importantes y cosas ciencia del mundo es razn: razn prctica, razn estlma-
que se estiman cargadas de disvalor (males); y, por fin, tiva y razn teortica o lgica. Como se ve, este ~so d~
efectivamente, meras cosas con las que simplemente con- las palabras evoca la filosofa de .Ka~t. .Hay razon ~I.j
tamos, sin que nos hayan nunca atrado lo ms mnimo donde hay criterios, all donde se dlscnrnma; en defimtl-
como importantes y deseables, ni nunca nos hayan repug- . ! va all donde la actividad est guiada por ideales.
nado o inspirado alguna forma de temor. i' Lo que Husserl aprendi en la escuela de ~re~tano.es
Ni sta ni ninguna otra clasificacin fenomenolgica I el carcter esencialmente intltivo de III rao:ar. .:-0 tu-::~~
pretende agotar las cosas mislUds, iDe, ~a'retode, abrir I sus formas. Como Husserl gustaba de deci:, e"lU es -t",,~_~.
nuevas preguntas. f'<:[0, :.:n definj:iva es til reLvrdar qut.. corno renunciar en filosofa al papelllloneda, p:u-:'."O au-
la vida se vive, cuando menos, en est", ~,c::modos de la 1 mitir sino su cambio en calderilla. Renunciar a la5 :~u...:-
pr[ctica, la estimacin y la ijCfa representacin. En la des concepci~l;les de conjunto y al sistema, para anahzar
vida prctica, el mundo se compone de 'proyectos a ma- por menudo cada pretensin de validez en cada esfe,r~ de
yor o menor plazo; en la v~da estimativa, de bienes y ma- la razn. Pero con la peculiaridad de que este anahsIS.~ v.
les; en la vida representativa, de cosas reales o meramen- que quiere ser la comprobacin de lo que realmente valen
te ilusorias, y de posibilidades y probabilidades. Hay que las partes de sentido elementales de cada cosa que cr~~-
entender con esta amplitud las palabras fenmeno y vida. mas que hay en el mundo, no se detiene en la ~valuaclOn
'11 lgica de las teoras correspon?ientes -:-por. ejempl.o, ..de "-
2.2. Las esferas de la razn. las ticas, las axiologas y las diversas CienCIas partICUla-
res de las regiones nticas-, ni se para tampoco en al?una
A lo que se aade otra cuestin decisi v~: que en cual- clase de anlisis lingstico -quiz, al uso de la ord1rta..')
quiera de estos grandes mbitos del mundo se da la dis- language philosophy-, ni se conforma con cual.q~~er
tincin capital entre la conciencia originaria y las que no modo de repristinar hermenutica mente una tradlclOn,
lo son. Dicho de otra manera, que vivimos dando ya sino que tiene que retroceder a la vivencia concreta en
18 Husserl
La filosofa
19
20 Husserl
-La filosofa
21
que se asiste al origen del sentido en cuestin~Cn-el E':-
rrer del tiempo, Husserl llam constitucin al aconteci-
miento de esta vivencia, sin implicar para nada que sea la
vivencia la que crea en todos los casos su sentido correla-
tivo. Con gran frecuencia, Husserl emplea tambin la pa-
labra rendimiento, que suele ir acompaada por el adjeti-
vo intencional. La vida, en este sentido, rinde mundo,
pero, como en seguida veremos, no siempre porque su
actividad efectivamente produzca cosas, en la cepcin--
amplsima de la palabra cosa; lo que se trata de decir
es, en primer lugar, que el mundo es un mbito de fen-
menos, y, correlativamente, que la vida del yo es, sobre
todo, apertura de ese mbito, la accin por la que al yo se
le franquea la entrada en el mundo.
Insisto por ahora en la idea bsica de esta concepcin
de la razn. La razn es vida, es rendimiento-de-mundo;
pero este rendimiento o constitucin no siempre, ni mu-
cho meno:;, es originario. Lo habitual es que se viva nada
u;i:; 1111e vagamente Jirigido (teleolgicamente) hacia el
p81", ideal Je Iv ~!!er.'o ;0 bdJ(' y lo verdadero -as pode-
mos !lan'3.1,c('mo ha hec!'.v la tradicin, a las respectivas
ideas,':<' las modalidades de la razn-; pero que la vid:,
carezca de profunda exigencia, de responsabilidad radi-
cal, de lucidez. Vivir es habitar el mundo, ciertamente;
pero solemos vivirlo medio dormidos, como nios que no
tornan en serio ni para qu hacen las cosas ni qu se pro-
ponen, y que, sobre todo, no tienen idea clara de qu
piensan y de qu estn ya aceptando como verdadero sin
haberlo comprob3do personalmente. Husserl en nada ha
insistido ms -y alcanza aqu tonos de maravillosa hon-
dura- que en la n~cesldad de la v;(!( responsable, radical-
mente responsable. La idea de todas las ideas de la razn,
podemos decir, es la verdad. El imperativo moral supre-
mo es el que ordena tratar de vivir perfectamente a salvo
del error, y Husserl lo expresa diciendo que es, entonces,
-------- ---
I
-1
-t~tar de comprobar por s mismo qu valen todos los
componentes del mundo (prctico, estimativo y teric~)
con el que uno se encuentra. Puesto que este examen UnI-
versal de su validez (que es, exactamente, el ideal socr-
tico irrenunciable) debe hacerse, tiene que ser posible
(por lo menos, tiene que ser posible intentarlo). Es decir,
tiene que ser posible que cada uno de nosotros trate de re-
troceder hasta la constitucin originaria de cadafenme-
no, que no es-sino cierta particular vivencia (o cie~o ~o~-
junto de vivencias). No quiere decir otra cosa el pnnclplO
del carcter intuitivo de la razn.
3. LA REDUCCIN TRANSCENDENTAL
Estas ideas, que un fenmenologo pretende que son
ya fenmenos originarios, fundamentan toda la filosofa
de HU3serI. Ante todo, 13 o vi1a como rendimiento inten-
cional tel:;!.:3gi::"::IlI',:!t> orientado~, \'ia transcendental,
que abre al ~/O al m~lnQ0. \r..da "11]''':' s"m;..!'pya discri~na
'.::unque suela llC(;-1 _1 ~h"0as',o irres!).,;',:.atelllnte y
equivocadamente- eJl~::'lo valido y lo que no lo es (en la
teora, en el orden de la estimacin o del sentimiento, y
en el orden de la prctica). Pero tambin vida que puede
reflexionar, que puede volver sobre s misma y su univer-
saT redimiento intenc.'O"l (el mudo), para someter a
crtica radical cuanto hasta aqu, hasta el instante en que
Tlombre opta, de una vez por todas, por ser un seguidor
de Scrates, un filsofo, ha ido constituyendo sin lucidez
ni rigor responsable. , .
A esta reflexin radical ha llitr.ad Husserl, por moU-
vos que pronto examinaremos,reduccin trans .
y propone que est basada en cierta a stencin (btoX:r)
Es evidente que esta abstencin afecta al conjunto de to-
dos los fenmenos, de todos los rendimientos intencio-
23
22
Husserl
n,ales O entes del mundo entre los que crea vivir el fi-
lo~o.fo en el. ~omento de; empezar a ser tal, de adoptar el
~ablto de vIVIr.y~ para sIempre explcita y no slo soo-
henta~ente dmgldo hacia el ideal de la razn. Es asimis-
mo eVIdente de. antemano que esta abstencin, ya que se '
cumple obedecIe~do al imperativo moral categrico, y, 1
por tanto, se reahza en primera persona, en radical sole- :
d.ad -como gusta?a de decir Ortega-, tiene que tomar un /
alr~ q~e guarda CIerto parecido esencial con el comienzo I
SohpsIsta d~ la meditacin de Descartes. La gente -sigo /"
emple~n~o las palabras de Ortega- me ha ayudado a
constItUIr el mundo en el que hasta aqu he d. .
ah. VIVI o, I
ora qUIero pasar a mlfar por m mismo qu vale todo '
esto, todo en absoluto (Texto 15).
.~ ') I 4. LA REDUCCIN EIDTICA ( ~~
'-
,__ Po:; o~ra parte, ;;uantl) e~toy diciendo, y, desde luego, -
, ..1,> PO_"b~ r(:;;!:lta.-Io~rf~ ~sa infJ:'ltamente enrgica y li-
bre ictlelC.10n .d.,e!fenOmell,)logc, pretenJ:) o/l~es una lec-
tura del s~ntll:O vIL'~D~ey ~cl;esario de los fenmenos
q.ue, en cIer:o ttlodo, son los ms fundamentales. Por
e~em~lo, ~q~e v.alor tendra retroceder yo mismo a la con-
CIenCla on~Inana. e~ que se constituyen los elementos de
la g~ome.tna eucjdI.~na, si fu~ra una pura casualidad que
la vIve~cIa en cuestIOn, en mI, en Euclides o en cualquie-
ra, tUVIera la ~structura precisa y el sentido intencional
que de, hecho tlene~ Es clarsimo que lo que interesa a la
~losofa ~on ~o.nexlOnes inteligfbles, mxima y origina- '
namente mte~gIbles, entr~ fenmenos que se ofrezcan en
l~ luz de la vJV(.~ucia~rigin<;ria de su sentido. Bajamos al
ejemplo p~ra descubnr en el lo que tiene de ejemplar, y
~o lo qu~ tiene de momento fugaz de una vida. En defini-
tIva, el Inters del socrtico est puesto en lo eidtico o
.---"
La filosofa
esencial, en los nexos de validez uni~ersal, y no en las ca- 4'.-
sualidades y los azares (Texto 2).
De este modo, hemos reunido lo que hace falta para
definir a la fenomenologa, y lo hemos hecho procurando
ver eidticamente cada uno de los componentes de esta
definicin. No se puede aprender qu es la fenomenolo-
(fa ms que hacindola. Cuando compendiamos en una
definicin lo que llevamos dicho, resulta sta ser que la
fenomenologa es intuicin y descripcin eidtica de. la
VI a transcen en a e yo ue resulta lue o ser ~
transcendental de a comunidad de los yoes racionales ~
comunidad de las mnadas-, Al descender en plena con-
crecin a los;aconteclmientos de la vida transcendental
del yo, la fenomenologa ha retrocedido tambin a las
fuentes originarias del sentido de todos los componentes
del mundo. Ambos retrocesos son un nico retroceso, y,
en realidad, no tanto un retroceso cuanto una ganancIa
enorme: la reduccin de la ganga de todas las interpreta-
ciones irresponsables, para que SQloquedp (lqllel1o que es
condicin de posibilIa de toda imerp~("t~c!;J rr,sible
acerca de absolutamt:.ml.: todo p..-,si~lefenneno,
,(:
5. LA CRiTICA DEL PSICOLOGISMO
1
'La historia de la fenomenologa, que se confunde con
la av.entura intelectual y existencial de este hroe socrti-
co que fue HusserI, es, naturalmente, la de sus errores en
la adecuada comprensin de s misma.
El primero de ellos es el error de Brentano.
Nada parece ms claro que considerar que \(' que al-a-
bo de aecir es que la filosofa se basa en la tr.trospeccin,
tan denostada por la psicologa contempornea. La per-
cepcin interna nos dar, por lo visto, la vivencia que nos
pone en relacin con aquel 'fenmeno exterior a nuestro
_24 ~Husserl
La filosofa 25
,psiq~i~mo ~ue:en cada caso nos interesa estudiar, y ser
tamblen la mtrospeccin la que nos informe de si la vi-
vencia que hemos localizado es o no la conciencia origi-
naria del fenmeno. "
. P.or pe:cepcin interna se entiende aqu el acto que
\ Ilumma, dIcho ~et~fricamente. aquel sector del hombre
que es su COnCienCia presente. Esta conciencia presente
forma parte de la vida psquica, la cual forma, a su vez,
parte del hombre, reunida de alguna manera con el cuer-
- - -p.-Y el hombre forma paite,-pr fin, de la naturaleza, de
la trama de sustancias y accidentes que, causalmente in-
tercbnectados, constituyen el mundo. El mundo es la tota-
lidad de la c:eac!n de D.ios. Dios y mundo son los obje-
tos de las cIencIas propIamente dichas. Pero es verdad
que sucede que estos dos seres definitivamente reales no
son con~idos por nosotros ms que gracias a ciertos su-
cesos accIdentales de nuestras mentes. Hay que empezar
por ver qu fenmenos en la mente nos representan a los
s.eres reales, pero, desde luego, con el fin puesto en invp.~, i
tlgar no estos fenmenos, sino los seres que les corres- ":
ponc!:,n extramentalmente. '1
H~y, !uego, que l~s ~enm:nos se dividen en general "~:'. "
en PSlqUIC?S y no-pSlqUIco~ (Brentano deca fsicos), es
de~lr, en vIvencias mentales que se representan, juzgan o
qUIeren algo, y estos algas numerossimos, no-vivencias,
que son representados, credos y, quiz, deseados.
Pensemos en el contraste entre las posibilidades que
nos ofrece esta concepcin de las cosas y las exigencias
que hemos planteado en nuestra definicin fenomenol-" .
"gica d.'~l fenom~nologa. Brentano nos abandona al psi- 1" cologl~mo, es deCIr, al relativismo escptico. No nos brin- " ,'.
da la lJ1cnor oportunidad de acercamos a nada semejante
al origen esencial de un fenmeno. El hombre es una sus-
t~ncia que casualmente ha aparecido sobre la faz de la
tIerra. En esta sustancia se han desarrollado casualmente
habilidades mentales superiores, y, entre ellas, habilida-
des representativas muy evolucionadas, que han termina-
do en la construccin de ciencias complejsimas y utilsi-
mas. A no ser que supongamos gratuitamente que todas
estas casualidades son puro producto de la providencia de
Dios, por qu los fenmenos que las mentes humanas se
tienen que representar, segn sus leyes de funcionamiento
caractersticas y naturales, van a tener que reproducir de f
alguna manera fidedigna la realidad de las cosas mismas?
El conocimiento no es, en esta concepcin general de las
cosas, ms que un producto de la evolucin de la vida,
que podra no haber surgido o que podra estar sometido
a leyes y condiciones completamente distintas, y que, en
todo caso, podr siempre experimentar una mutacin
evolutiva ms. Frente a este estado de cosas, la verdad,
con su pretensin de validez universal e intemporal. Por
ejemplo, la verdad que dice que el conocimiento no es
ms que un producto aleatorio del desenvolvimiento del
mu:-r!o. I;:sta verdad pretende decir lo que es, definitiva-
mente y Jara siempre, todo conocimiento, pero no es, a
su vei, m:; que~ CO:O ella misma dice, un producto alea-
tOrT,'J.etc. Lo qe quiere decir que puede dejar de ser ver-
dad en culquier momento, y, sobre todo, qu~ absoluta-
mente nada, como no sea la providencia d Dios,
garantiza o simplemente respalda s~ aspiracin a recoger
la verdadera esencia intemporal del conocimiento. Y lo
malo es que la creencia en la providencia de Dios tam-
bin es, a lo su~o, una verdd, un conocimiento humano,
sometido al mismo problema insoluble. 1
La fenomenologa no pretenda ser, al principio, ms
que psicologa descriptiva, como llamaba Brentano a su
peculiar mtodo de retroceder hasta los fenmenos ps- J
quicos. Pero ve ahora que la psicologa descriptiva es
cualquier cosa menos filosofa, es decir, menos radicali- .
dad de la responsabilidad terica.
26
Husserl
La filosofa 27
Lo primero que habra que hacer es, de alguna mane-
ra, platolllzar, o sea defender que. adems de fenmenos
mentales y no mentales (colores, formas y el resto de las
cualidades sensibles y las Gestalten sensibles) hay real-
mente esenCIaS y el hombre las conoce, e incluso es ca-
pa.z,. en algunos casos, de remontarse hasta la conciencia
ongmana de ellas (que es la llamada percepcin catego-
nal,en las Investigaciones lgicas).
Este es,. efectivamente, el paso nuevo que, influido
por el trabajo de Frege en los problemas de la fundamen-
tacin de la lgica y la aritmtica, dio Husserl en el libro
a partir del cual se fecha el principio del movimiento fe-
nomenolgico: las Investigaciones lgicas.
La t~sis central de ese libro es la que tiene que resultar
ne~esanamente de combinar los ideales que oscuramente
gUIaban a la psicologa descriptiva con los hechos com-
probados yor Frege y reconocidos entusisticamente por
Husse~L.Estos son, sobre todo, que las teoras empiristas
y, relatlvlst~s del conocimiento -entre las que est la teo-
.na bre:!tam.ana que acabo de describir-, todas las teoras
rUf' reducen ~n tltima instancia la verdad a los hechos a
.,!? ccnti,.gente, s,on perfectamente absurdas, contradic;o-
nas consigo mismas, porque pretendn, justamente, ser
verdaderas, pero nada podra serIo si no fueran verdade-
ras las leyes de la lgica, las trivialidades del estilo del
p'~ncipio de con~radiccin, que impiden que una proposi-
clOn y su negaclOn sean ambas simultneamente verdade-
ras. Si las Ieyes de la lgica, conforme a las cuales todas
lasdteoras, incluidas las empiristas, estn construidas, se .' I
re IJcen a conti~gencias, entonces son abolidas, y, por lo
rrusrno, se supnme la principal entre las condiciones de
posibilidad de cUlquier teora. Son abolidas obedecin-
do!as sin percatarse de ello! Y es que, en realidad, cual-
~uler verdad, hasta la que expresa un hecho fugacsimo,
tIene la naturaleza intemporal que Platn conceda a sus
ideas. Si _es yerdag qu yo a1?ora escribo, esto es verdad
para m y para cualqiera en cualquier lugar y en cual-
quier momento -yeso que estoy solo en mi cuarto de tra-
bajo ahora-o PonerIe a la. verdad la coletilla de para es-
tos y aquellos seres, pero no para los de ms all, es
sencillamente anularla. Y lo bueno es que sus anuladores,
los que reducen su in temporalidad a la contingencia del
mundo, lo hacen llevados de su afn de verdad (Texto 5).
6. LA DOCTRINA FUNDAMENTAL DE
LAS INVESTIGACIONES LGICAS
La intemporalidad de la verdad llev a Husserl a la
conclusin de que las entidades que pueden ser verdade-
ras o falsas no se pueden confundir ni con los estados de
cosas en el mundo --que es evidente que vallan-, ni con
los segmentos de lenguaje en que las verdades son comu-
nicadas -ya ql'e ~na verdad se puede decir en una canti-
dad :ndefinid(lmen~e grande de lenguas, y, adems, en
Uidcan~idaj al; muchehna:'or de actos particulares y fu-
gaces .de ha.bTa y escrituf:-., ";ri cada lengua posible-. Per~
tampqcl; se puede identificar una verdad con el hecho de ~
estar siendo entendida o vivida por alguien. La entidad
verdadera, o, como solemos decir abreviadamente, la ver-
dad es una proposicin ideal, perteneciente al mbito de
los sentiJOs, cuyo espacIO comparte con las proposicio-
nes falsas -false'dades intemporales- y con los conceptos
-las partes de las proposiciones-, las dudas, las pregun-
tas, las hiptesis -e!1tendidas siemrre no como signos lin-
gsticos ni como los rei'erellles de los signos, sino como
el contenido o si;;nijicado de ellcs, >nediante el cual los
signos remiten a lds cosas-o Popper se ha referido al mun- ~
do tres, distinto del de los entes fsicos y los entes psqui-
cos, en un sentido anlogo al de los sentidos de Husserl
28
Husserl La filosofa 29
-quien en esto coincida con otros discpulos de Brenta-
no, todos los cuales influyeron en la filosofa britnica
contempornea, que critic el hegelianismo valindose de
armas comunes a las que empleaban en sus teoras estos
pensadores austracos-o
Combinemos esta doctrina con aquella otra de la que
hemos dicho que se halla siempre en el centro de la preo-
cupacin de un fenomenlogo. El resultado que alcanz
HusserI de su personal comparacin fue que, como es na-
tural, tambin cabe retroceder a la intuicin originaria de
las verdades y, en general, las significaciones lgicas.
Pero que hacerlo era en realidad conseguir la intuicin
originaria, la percepcin inmanente de los seres reales e
individuales en los que encarnan los objetos lgicos.
HusserI supuso que todas las entidades de naturaleza in-
temporal o ideal eran asimismo universales, especies o
gneros. Como todos los universales, haban, en tal caso,
de tener individuos posibles. Una entidad ideal es siem~
pre una clase, 0, dicho con precisin, la propiedad en la
q"c coinc.ic:lenlos miembros de una clase. Luego tambin
0[1 prop:"dades eSl'~cficas las proposiciones, los con-
ceptos, las tr:o!"as y las hiptesis. Ahora bien, dado el
prir.~piobrentaniano del privilegio absoluto epistemoi-
gico de la percepcin interna, y ya que los casos particu-
lares de las entidades ~lgicasno se pueden buscar en el
mundo externo, sino en las vivencias de quienes se repre-
sentan las proposiciones, el primer requisito en la feno-
menologa de lo lgico resulta ser la percepcin inmanen-
te de aquellos fragmentos de la propia vida subjetiva en
donde se realizan, literalmente entendida esta expresin,
las verdades, ss componentes cOllc~~ptualesy sus tramas
tericas (Texto:>6 y 7).
Es muy importante comprender que, en efecto, si los
objetos intempora1es de la lgica son especies, sus indivi-
duos no pueden coincidir con sus referente~. Un estado
de cosas no -es.. un cas.o-.duna .Ys:rdad,sino lo que hace
verdadera a esa verdad. El caso particular de la verdad es,
ms bien, la vivencia de entenderla plenamente y creerIa,
que acontece, quiz, en alguna vida intencional alguna
vez en toda la historia. O, anlogamente, un perro es un
caso de la esencia perro, pero no, desde luego, del con-
cepto de perro.
7. EL ANLISIS BSICO DE LA INTENClONALIDAD
El platonismo de los sentidos reforz muy eficazmen-
te la inteligencia no empirista de la vida intencional que
ofrecen las Investigaciones lgicas. Es imposible confun-
dir las cosas con las vivencias que las mientan, que se
refieren, terica, sentimental o prcticamente, a las cosas.
Pero ahora es ms sencillo, una vez que se reconoce la
naturaleza ideal de los sentidos y cmo median en el co-
nocimiento del mundo -ya que intervienen en todas las
verdades-, dejar .le p nsar que la. if1tencionalidad de la
conciencia '1' ierc. -:;".r.ir )ue' den~rode la mel1.te~eencuen-
tra una imagen real de la,,~sas a las que ,lOSestamos en
cada caso refiriendo (T,~x.to8).
En primer lugar, las cosas ideales no admiten una
imagen real, pero, en cambio, son conocidas con gran fre-
cuencia: siempre que hacemos teora, un paso reflexivo ms
nos permite ver originariamente las proposiciones pre-
suntamente verdaderas que se entrelazan en esa teora.
En segundo lugar, sobre todo, est el hecho de que la
descripcin de la conciencia se enriquece mucho cuando
buscamos en su realidad misma, ~n sr. inmanencia, los
particulares que corres[onden a lo~,sentdos ideale.~,Y este
enriquecimiento nos aparta para siempre del emprismo.
En efecto, la diferencia inmanente a nuestra vida in-
tencional que ahora queremos identificar, no se puede con-
30 Husserl
La filosofa 31
fundir con ninouna sensacin (ni con las impresiones, ni o.
0.." cci~-ia~ideas, en-el sentido que estas palabras tienen en la
filosofa de Hume). Cuando las sensaciones no varan, es
evidente que s podemos variar, e incluso que lo hacemos
involuntariamente en muchos casos. la referencia inten-
cional de la conciencia. Sigo teniendo las mismas sensa-
ciones, pero una vez las interpreto como presentndome
un rbol lejano y, un momento despus. bien puede ser
que la interpretacin vare: no estoy viendo un rbol, sino
un-animal que no reconozco, por ejemplo. Estoy men-
tando la misma cosa, basndome en las mismas sensacio-
nes, pero lo hago valindome de sentidos muy diferentes
(Texto 9). Los contenidos primarios (paso ahora a la ter-
minologa propia de Husserl) o hyle son los mismos; la
cualidad intencional (esto es una percepcin, y no una
fantasa ni un deseo) es la misma; pero no es el mismo el
sentido de la aprehensin -entindase: la parte individual
de mi vida que le corresponde, eso que vara en m cuan-
do paso de creer q'!,:, veo un perro a que veo un tronco de
lb01 . A es.~~parte diferente de la vivencia intencional,
que e'S, en i!~finitiva, la 1~, ponsab:::- .r:apital de la intencio-
nalidad la llama Hus'~erl niaterio ::,iencional en las ln-
vestiga~iones.. ::;slo ms importante del concepto poste-
rior de nesis (Texto 12). Si se aade la idea de que hay
una diferencia no de grado, sino esencial, entre la materia
intencional y los contenidos primarios. entre la nesis y la
hyle conscientes, tenemos puestas las bases de una doctrina
radicalmente no empirista del conocimiento y, en general,
de la conciencia, la vida y la existencia. Con todos sus de-
fectos, esta crtica del empirismo ha movido la mayor
parte de ios progresos peculiares de !a filosofa del siglo
XX que no ha sido una regresl6n arcaizante a for:nas .de
pensamiento ya antes ensaj'adas hasta el final en la histona.
. La materia intencional, que decide qu estamos men-
tando y con qu propiedades (por ejemplo, un tronco
I
I
I
I
1
1
seco de rbol all lejos, etc., etc.), reunida con la cualidad
intencional (acabo de decir que sta es. sencillamente, lo
que distingue a una percepcin de una fantasa o de un
deseo de la misma cosa aprehendida segn el mismo sen-
tido las tres veces), constituye aquello que no puede dejar
de poseer una vivencia intencional, y, por eso, aunque
ambas son momentos reales de la vivencia, y tambin es
parte real de ella el conjunto de ambas. Husserl escogi
para este conjunto el nombre equvoco de esencia inten-
cional. Es evidente que la esencia intencional completa es
aquella entidad inmanente a la vida subjetiva que ?u~c~-
mos cuando investigamos cules puedan ser los md1Yl-
duos de los conceptos, de las verdades y de las teoras.
Para poder alcanzar una intuicin originaria de esto.s o~-
jetos ideales, el requisito primero es alcanzar una mtu~-
cin originaria de la esencia intencional en que se reah-
zan en mi propia conciencia (Texto 10).
Las sensaciones (hyle, contenidos primarios) no faltan
tampoco nunca en cualquier momento.de la v.ida,. e~ cual-
quier vivencia. Pt:f) 10 pertenecen a la C?senclll.mten-
cional porque no es p":'ecisc, par~ que un~ 'iv~"cla s~a .iJ;-
tencional, que su materia inte"ci")n,'1 est re?i;ilente
interpretando un grupo de sec."aciones presentes .como
contenidos representantes de las propiedades sensibles
del objeto. Ya hemos dicho que po?emos mentar objetos
no sensibles; pero tambin sucede que podemos mentar
en vaco, en la mxima lejana respecto de la intuicin,
objetos que de' suyo s son sensibles (y es lo que sucede
cuando, en vez de ver las cosas, nos limitamos a hablar
de ellas o a or hablar de ellas).
8. LAS APORAs DE LAS INVESTIGACIONES LGICAS
Los problemas -precisamente en su mayora son resi-
duos del empirismo en la nueva teora de la vida cons-
32 Husserl La filosofa
33
ciente- se presentan en gr.a.npmero. Ppero s9pre todo son
de dos rdenes. En primero lgai. -e"stel hecho de que
cuando las sensaciones s actan de contenidos repre-
sentantes de las propiedades sensibles del objeto, Husserl
deja la puerta abierta a una regresin de la tema de la
conciencia en la direccin del viejo representacionaLismo
causal. Por lo visto, las sensaciones son imgenes ms o
menos buenas de las cosas, que como por milagro se tras-
rrten desde ellas hasta la conciencia, va el cuerpo.
En segundo lugar, como "la pLenitud intuitiva la tiene -
una vivencia precisamente en funcin de que est Llena
de contenidos representantes de la cosa mentada, se hace
dificilsimo, por no confesar que directamente imposible,
explicar que haya percepciones inmanentes y que haya
intuiciones categoriales. Qu sucede cuando lo que es-
toy conociendo es rr propia vivencia presente? Es que
tambin en es[e caso debo diferenciar los contenidos re-
presentantes y la esencia intencional del acto? Puedo, a lo
mejor, tratar de decir que la cosa rrsma coincide, sin
ms, con los contenidos primarios; pero qu~ria UI\ ft:MO
de diferencia entre rr percepcin y lo por ella per6hid.
Aunque mucho ms difcil es aplicar la doctrina de la
plenitud intuitiva, esencia1r1lente basada en el carcter de
contenidos representantes que poseen las sensaciones,
a las intuiciones de esencias, proposiciones, estados de
cosas ... (o sea a las intuiciones categoraLes). Husserl lo
intent desesperadamente, sin embargo, en plena cohe-
rencia con el resto de su posicin. Estoy seguro de que su
fracaso, que slo mucho despus fue reconocido por l
rrsmo, tuvo que ver en el retraso y las dudas respecto de
la publicacin de Investigaciones Lgicas. Lo paradjico
fue que quiene"s leyeron con ms entusiasmo este libro
decisivo (sobre todo, Dilthey. Scheler y Heidegger) no se
fijaron en la imposibilidad interna de la teora de la intui-
cin categorial, sino en el hecho mismo de que se defen-
diera -aqu los argumentos eran mucho ms slidos, por
cierto- que exista sin duda tal intuicin de lo necesario y
de lo intemporal.
Pero el problema ms grave que lastraba la doctrina
!!lobal de las Investigaciones era el realismo ingenuo con
~l que su autor deseaba todava ver interpretaco el con-
junto de su trabajo. La delgada capa de entidades suscep-
tibles de ser inmanentemente percibidas -y sobre la cual
se alzaba, en analoga con las ideas de Brentano, el resto
del edificioo del conocirrento-, o sea las vivencias del
propio yo que filoso faba, era, exactamente y precisamen-
te, una capa del mundo. Husserl no haba cado ~n la
cuenta de que entre su nueva postura y el neokantlsmo
(su amigo Natorp se lo hara ver en los aos inmediatos)
haba parecidos ms profundos de los que l reconoca.
Las vivencias intencionales no estaban aqu interpretadas
todava en sentido transcendental, como condiciones lti-
mas de la posibilidad del ser del mundo, sino en mero
sc.,tido emprico. No significaba esto, en realidad, a la
o~arga,runa p~icologizacin de las propias leyes y verdades
5deles, qe, a fin de cuentas, arraigaban en los hech?s de
.12 sc!!Ciencia no de otra manera que como.las relaCIOnes
de ideas humean as se referan ltimamente : .. ls cuestio-
nes de hecho en el dominio de las impresiones y de sus
imgenes ideales?
1\' ~
j 9. EL PLENO DESCUBRIMIENTO DE LA VIDA ~ ~ V
TRANSCENDENTAL f1HS .
El resto de la acti vidad de Husserl debe entenderse
~o!Tl un empeo ra,;;.:;al por librar a la vida transcenden-
tal de toda interpretacin que le sea aadida por nosotros
habindola recogido del sentido que poseen las cosas del
mundo. Lo esencial es liberar al pensarrento de la idea
34
HusserI
La filosofa 35
p:evi~ de que-el-serctdiano ael mundo o el ser que las
cIencIas exactas le reconocen, es el marco interpretativo
absolutamente obligatorio para la comprensin de todo,
incluida la propia vida intencional. Lejos de ello, el mundo
de la ciencia y hasta el mundo de la vida cotidiana -so-
bre cuya base se levanta el de la ciencia- son primordial-
mente rendimientos intencionales de la vida transcenden-
. tal, no en el sentido fichteano de creaciones de la libertad
_ (y I~imaginacinUtanscendental, sino simplemente en el
sentldo de que el mundo no es sino el correlato de senti-
do, el nema, del sistema peculiar que forman, en sus sn-
tesis: I~ n:Jesis, las vivencias intencionales -y, sobre todo,
las mtUlcLOnesoriginarias de las entidades c1asificables
en las diversas regiones de la realidad- (Texto 13).
La reduccin transcendental se basa en la suspensin
de ci~rt~ fe primordial: la que cree, ya de antemano, que
ser slg!Ufica ser parte del mundo. Al ser suspendida esta
cree:;;.clanatural, esencialmente alimentada por las necesi-
dades pragmticas de la vida, pero no !1~~~<:?r.o~r.o~~ !".~..:
coincidente -as lo mostr Scrates- con las exigefl(",;olS
p'ctlcas, morales, de la vida misma, se descubre que no
todo esaparece, que se esti3 lejsimos del nihilismo, en
sus ~xa~t~s antpod~s.. El residuo de tal abstencin -que
al pnnclplO da el vertlgo que produce el miedo a que se
trate de una abstencin absolutamente universal- consiste
en d:scubrir que la actitud natural, que otorgaba preemi-
nencia plena al mundo, a los entes, olvidaba y encubra, )
dejaba en el anonimato a la fuente perenne de su sentido
mismo: a la vida transcendental, a la subjetividad trans- /
cendental. :.
, b lo mismo decir que el residuo de la reduccin
tran~cendental es la vida transcendental, que decir que en
esta operacin filosfica lo que aparece es que el mundo,
los entes, son, primordialmente, sentido. Es precisamente
. como sentido de la vida transcendental como se ve el
mundo -los mundos, contando con cuantos se abren sobre
el suelo comn y bsico del mundo de la vida cotidiana:
los de la ciencia, el arte, la religin, la cultura en general
y en definitiva- una vez que la abstencin fenomenolgi-
ca da paso a la reduccin.
La reduccin, pues, lejos de ser una prdida, incorpo-
ra el mundo a la vida subjetiva. slo que por la va de
mostrar que el ser autntico de un mundo es su ser un con-
junto sistemtico y universal, infinitamente abierto, de
osentidos. De sentidos rendidos por la vida transcendental,
de la cual ahora el filsofo ya no se olvida.
La reduccin transcendental es la fenomenologizacin
absoluta del mundo, podra decirse tambin. O sea es lle-
var el presunto ser bruto, opaco o salvaje del mundo a
su condicin primigenia de fenmeno, para el que carece
de sentido, es literalmente absurjo, supriInir su correlato:
la vida en sentido transcendental. La cual, por su parte,
no puede ser ni siquiera descubierta ms que-como polo
sUDjetivcd la constitucin del sentido (Texto 14).
EsOver~aj que Husserl insisti en sus Ideas 1,'manual
c:\si-:od la ~~r.oneijlogallegada a madurez, en la idea
J~ que ia conciencia es la nica regin ntica a la que
hace buen sentido aplicar la definicin can.,si~a de la
sustancia: lo que no necesita de nada para existir. Pero
esta frmula es excesivamente equvoca, y debe ser en-
mendada en el sentido de toda la ingente produccin lite-
raria posterior del mismo Husserl (Texto 21).
En primer lugar. s es cierto que cabe pensar siempre
la posibilidad de una aniquilacin del mundo a la que
asi,ta la vda c',nsciente y tras la que ella an subsista.
Pere ~sk no significar q~e la vida transcendental pueda
dejar de ser constituyente de sentido; slo querr decir
que el sentido universal y abierto mundo habr sido de-
cepcionado y tachado por ciertas experiencias originarias
de sentido absolutamente revolucionarias, que slo ten-
dran plida analoga con la catstrofe que viven, al pare-
cer, ciertos gneros de locos. La cuestin es que todo lo
que est en el espacio es slo susceptible de una intuicin
originaria tal que se encuentra por principio, por esencia,
abierta a la necesidad de ser indefinidamente confirmada .
por otras futuras; lo que quiere decir que podra tambin
ser defraudada por ellas. Por sorprendente que sea en de-
terminadas ocasiones, respecto de cualquier ser espacial
cabe la ilusin perceptiva (se puede evocar la experiencia
del Segismundo calderoniano, o, en las artes actuales, la
indecisin extraordinaria en que aparecen personajes cen-
trales de BLade Runner, la pelcula de Ridley Scott). Ms
universalmente, podra ocurrir que el propio espacio tridi-
mensional perceptivo fuera decepcionado por alguna per-
cepcin de cosas futura; aunque, evidentemente, esto no
afectara a la constitucin de los protoespacios en los que
se hallan los diversos campos sensoriales (Texto 11).
La vida subjetiva transcend~ntal lleva en s, como su
sentido, al mundo de la vida y a los mundos de la cultura.
" J ,as ms formidables decepciones, capaces de borrar del
-ff redl no :,lo partes de esos mundos, sino hasta a ellos
mismos cuma sistemas universales, coherentes y abiertos,
no pueden por principio atentar contra el hecho bsico -el-
hecho de todos los hechos- que es que siga fluyendo esta
vida y sigan en ella aconteciendo procesos constitutivos
tales como las percepciones de cosas, !liS estimaciones,
las actividades de la prctica y de la creacin cultural.
Slo vistas as las cosas hace buen sentido aplicar a la
vida transcendental las palabras que Descartes aplicaba a
la sustancia. Lo que sobre todo quieren decir es que es
abs;rdo pretender que el mundo, en cualquier sentido en
que se lo tome, sea el ser mximamente concreto, mxi-
mamente independiente y sustancial, el ser primero en s.
ste es, en cambio, la vida intersubjetiva transcendental,
cuyo correlato de sentido es el mundo de la vida (y los
37
La filosofa
10. LA CORRELACI0N N6ESIS-N6EMA
La prueba ms contundente de Id exactitud de la inter-
pretacin que he ofrecido de las Investigaciones lgicas
la aporta una tesis central en ellas: que la fenomenologa
debe prescindir por completo de los objetos y concentrar-
mundos culturales). En el seno -de esta- vida se halla su
sentido, sea mundo o sean los restos de un inimaginable,
pero no lgicamente imposible, naufragio de este sentido.
Debemos recordar, pues, que' es la reduccin de los
entes a sentido (vlido o no vlido) una de las caracters-
ticas capitales del mtodo fenomenolgico (Texto 16).
Precisamente por esto es tambin absurdo decir que la
conciencia o la vida transcendental es una regin nti-
ca. Las regiones nticas son las que fo~~n los mbitos
distintos de los rendimientos intencionales: la naturaleza,
la historia, etc. La propia vida transcende.ntal no es otro
de estos mbitos (Texto 17). Entre ella y ellos corre una
diferencia radical, a la que Husserl se ha referido en oca-
siones con las palabras clsicas del idealismo alemn
(conciencia / ser, o sea Bewusstsein / Sein), pero que me-
jor habra sido interpretar, como genialmente ha propues-
to Michel Henry, en trminos de la diferencia ontolgica.
En un lado se halla el aparecer y, en el otro, lo que apa-
rece.: ~l sentido como f'.!nmeno puro, en su casi infinita
divf:r:sidad. Yel ap':lrec,J es el ser de los fenmenos o
entes. Uil apa:.:~cet que,a!lep.lc: es puro aparecer y, por
eso mis.mo, acontecimiento de auto-aparecer. Una ontolo-
ga pura y realmente fenomenolgica, sera en tal caso el .
verdadero horizonte interpretativo de la fenomenologa
de Husserl. Pero Husserl mismo fue menos claro en este
respecto. Terminemos esta breve presentacin del ncleo
de su obra tratando de mostrarlo.
I
i
I
I
I
I
rl. _
Husserl 36
- se exclusivamente- en~ la~_cenciencia~ de ellos. Es tanto
como decir que la abstencin metodolgica con la que se
hace posible la fenomenologa consiste, paradjicamente,
en eliminar del campo de visin y del campo de vigencia
los entes, los fenmenos, para volverse en exclusiva ha-
cia aquello que los hace aparecer y habitualmente penna-
nece annimo y olvidado: las vivencias que mientan,
en vaco o intuitivamente -y, en este ltimo caso, de ma-
nera originaria o de manera no originaria- los objetos to-
dos. As, por ejemplo-;-er cogito es entendido-ms bien
como una cogitatio sin sujeto -el yo fenomenolgico)
no es ms que la serie de las vivencias- y sin contener en
s el cogitatum. No quiere decirse que Husserl no vea que
la vivencia es intencional y que consta absolutamente,
tanto como su misma existencia, qu mienta y cmo lo
hace. Lo que sucede es que Husserl quiere explicar que
sepamos estos detalles esenciales mirando nicamente a
la conciencia, fuera de la cual, radicalmente fuera de la
cual ef;t ~i :,~je!o mentado -salvo, naturalmente, en los
c;>so:; d'; viv~ncia~ -deridas a mis propias vivencias-o
i,.cib".mente ""lO j ;~tihca (:'1(\:;tc he dicho arriba acerca
de ia ~-;e i': int~;;cional de una vivencia: ella, captada en
la p;;,cepcin inmanente, es lo que me dice, sin posib;ii-
dad de error, qu estoy mentando y cmo lo cstoy men-
tando. Una cuestin completamente diferente de sta fe-
nomenolgica es saber por qu causa estoy viviendo la
vivencia que en cada caso concreto me sucede -y hemos
visto que el realismo supuesto ingenuamente por el libro
de Husserl obliga a introducir una interpretacin repre-
sentacionalista de las sensaciones y, en definitiva, de to-
dos 19s actos inteliciollales intuiti'Jo:;, muy contra el deseo
del propio Husserl. An se est c..:emasiado en la estela de
la doctrina cartesiana sobre la verdad materiah) de las
ideas.
Cuando el fenomenlogo ha comprendido que slo la
abstencin respecto de la actitud natural le abre el te~eno
de las descripciones de la vida transcend~ntal, la tesl.s de
las Investigaciones que prohiba a los objetos o cogltata
fonnar parte de las descripciones fenomenolgicas desa-
parece. Es reemplazada por la tesis exactamente opuesta.
Los cogitata, llamados ahora nemas, ,son, en tant? qu~
sentidos vlidos o no vlidos -la razon lo detennmara,
recurriendo a las evidencias originarias de los mbitos
terico, estimativo y prctico-, partes inmanentes del fe-
nmeno puro en cuya descripcin est empeada toda la
tarea de la fenomenologa. Esta ha pasado de creer que
podra trabajar slo en el terreno notico., a recon~er que
necesita tambin, por lo menos en la rrusma medIda, del
terreno noemtico. La relacin de correlacin o de consti-
tucin transcendental es ahora reconocida como campo
esencial de trabajo de esta ciencia primera de la filosofa
que Husserl ha descubierto. .,'. .
D~sd"P.! P'<l1t.:.' de vista ue la "Vi1wlogta.tradlcl,?nal, ~l
nema v la n.~sis "")ll irllposiJ:es de reumr en una entI-
dad cocreta de lz, q\JGCttllbos formen ~artv. Una eviden-
cia fundamental p~r(\.as ;"vestlgaciones era la de que en
el interior de una vivencia no puede haber ms que ingre-
dientes reales, partes de la vida, momentos del tiempo de
la conciencia. Ahora, la fenomenologa a partir de Ideas1
propone entender mucho ms sutilmente las c~sas. La re-
lacin de constitucin tiene siempre de peculiar. que del
lado que constituye -lo notico y, en general, l.a vi~a-
presenta una multiplicidad que ~st a~ierta !llo !nfin!to.
En principio, respecto de cualqUl~r cbJeto .ca?en mfimtas
vivencias posibles, mas o ajenas. Lo constItuIdo. en cam-
bio es unitario. La relacin f'S, pues, de muchos a uno,
audque ya no se trata exactamente de la .rel~c.in de ins-
tanciacin de una especie en sus casos mdlvlduales. ~a
multiplicidad constituyente se sintetiza y rinde una um-
38 Husserl
La filosofa
39
41
11. LA FEN01v{E:--OLOGA GENTICA
Y, si~ em,bargo, con todo esto no se ha logrado ~?
penetr~ ~n los dominios ms difciles J ms caractenstl-
camente filosficos de la fenomenologla. Hasta ahora he-
mos permanecido en los campos dilatadsi~os de la feno-
menologa meramente esttica. Y l~s tr~baJos ?e Husserl
en la fecunda poca de Friburgo mas bIen estan conce~-
trados en la zona oscura y radical de la fenomenologla
gentica. .' lifi
Y es que en los desarrollos antenores hemos slmp 1-
cado mucho las cosas, a fin de practicar un ac~e~o.a los
fenmenos que pudiera ser recorrido por un PI!!1.{':'!',antr:--.
:pero hemos dejado fuera al menos cinco enorme~ te.mas.
11.1. La conciencia del 1; e{ilpo.
El primero de ellos -el de ms inters.e importancia-
es el hecho de que las vivencias estn dl~pues~as como
fases del tiempo de la vida, de I~ temporalrd~d mmane~-
te, y hasta ahora las hemos manejado com.o SI fu~ran enti-
dades fijas y firmes, concretas y bien dlferenclab~es en
sus lmites. Cuando la verdad est lejos de ser tan SImple.
Ei tiempo de las vivencias aparece tambin ante la .con-
cieRci'l transcendental (Texto 18). En el momento mIsmo
en q~c vivimos ,cualquier referenc~a intencional. atenta a
cualquier parte del mundo de l~ v.lda -las COmIllas alu-
den a la reduccin fenomenologlca ya efectuada-, no
Parece un empirismo transcendental, per~ su f~to. ~s
siempre un verdadero ocano de I~yes esencIales mtUltl-
vas sobre, en ltimo extremo, la VIda transcendental, en
el sentido ms concreto y pleno en que esta palabra puede
usarse.
La filosofa
40
HUSserl-- -_1
dad de sentido. que quiz sea vlida y, por o~ra parte:.sen- t
sible o ideal, un fin o ua mera cosa de 1anatraIeza (en- -- r-
tendida sta dentro de la puesta entre parntesis de la ac- I
titud natural). Pero lo realmente decisivo es que 1ft
sntesis intecional y su rendimiento son inseparables
esencialmente. Una ley inteligible los vincula a priori.
Quien haya de poder ver un color, necesitar, as sea un
dios o un ngel o un animal, vivir un acto intencional, o,
mejor, una fase de actos intencionales momentneos que
se van sintetizando, tales ql!e han de-ser todos-actos- de
muy determinada especie, de una configuracin fenome-
nolgica completamente determinada; en otro caso, no es .
posible ver un color.
As, por ejemplo, no tiene sentido pretender, como
tradicionalmente se haca, que el espacio, que jams con-
cede una percepcin que abarque simultneamente todos
los lados y las perspectivas y las relaciones que una cosa
tiene por ser espacial, se ofrezca a una inteligencia supe-
rior a la del hombre en una intuicin adecuada, Q sea de
ese estilo esencialmente prohibino !X'" !u (,2turaleza' fenQ-',.'
, , .. ;,
mnica evidente de lo espacial. Es t"l" 'm~')s:ule \..~l1Q, ' r "
'1
pretender que una operacin aritmlica sea Ol1li:t~J), que
una conciencia que no es la ma sea algn lf:?:no vivida al
alimn por el yo del otro y por m.
- stas y otras innumerables, que afectan a la variedad
extraordinaria de los modos vacos e intuitivos, sentimen-
tales y prcticos de la vida transcendental, son las verda-
des esenciales, obtenidas como frutos de la descripcin
pura tras la reduccin, que busca la fenomenologa. La
cual puede ser, pues, o predominantemente notica, .0.-
predominantemente noemtica -y en este caso se equip- '.-;
ra a las diversas antologas materiales o saberes apri::i-
cos sobre las distintas regiones nticas-, o predominante-
mente referida a la correlacin notico-noemtica.
42
Husserl
La fi osofa 43
slo se const(tUye evidentmente ..ese. trozo del mundo
sino tambin la propia vivencia. La autoconciencia, l~
conciencia propiamente dicha, que acompaa a todo co-
giro, coincide, precisamente, con la constitucin de su
temporalidad. Oigo una meloda, que es un nema pura-
mente hecho de tiempo y de cualidad sensible; pero soy a
la vez consciep.!e de que oigo, en un acto que no pudo
identificar con una audicin de la audicin, sino que ms
bien consiste, puramente, en la conciencia de la duracin
de la audicin como tie-mpo'mo.
Esto significa que las vivencias que constituyen mun-
do. s~n a su vez id~ntidades'constituidas, seres en el tiempo
-SI bien no en el tiempo del mundo, sino en el exclusiva-
mente mo-. Aparecen tambin ellas; y este aconteci-
miento de su aparecer es el que fundamentalmente sirvi
desde el principio p;u-a forjar la palabra conciencia en
contextos no necesariamente morales.
~ que digo s~ aplica al conjunto de la audicin, para
Contmuar con el ejemplo; pero parece en seguida que rlirpr-
~:..imamente afecta a los campos sensoriales. Si supusi-
Taw,,'; :," i~stantaneidad pura de los campos sensoriales;
IV .entiramos literalmente nada. Ellos, evidentemente,
duran. Qu es, entonces, tener C(.~lccncia de la audicin
-tanto de su hyle como del sentido notico en que la es-
toy interpretando: msica de violines, Debussy, viene de
la derecha y se aleja ... -?
En cuanto hacemos esta pregunta, comprendemos que
la conciencia de la audicin carece de la estructura acos-
tumbrada: hyle o materia consciente o sensaciones y for-
::'la c~nsc:.:~te o nesis o sentido de la aprehensin. No
hlY sl'rlsa,;io le~ Ie sensaciones ... Incluso si introducimos
;;n las des::, ;::.;iones -que es el segundo gran tema hasta.
aqu preterido- no slo las sensaciones auditivas, sino las
cinestesias, es decir, las sensaciones del cuerpo propio
sentido vivo y por dentro y por m solo, no vara el hecho
I
I
. I
I
de que la conciencia de la audicin queda sin alcanzar.
Las cinestesias -hay que decir que Husserl suele usar este
ttulo global para todas las sensacio~es que. int.egran el
cuerpo propio vivo sintindose- son Impre~clfidlbles ~u-
xiliares de cualquier percepcin de cosas. SI l~s ~ensaclO-
nes musculares, las sensaciones de movnruento del
cuerpo y de equilibrio, las de dolo:, placer y. e.s!uerzo, no
se desarrollan de cierta forma preCisa, la audlclOn no pue-
de tener lugar. La tomaramos -es decir, eso sera feno-
menolgicamente- por una alucinacin espantosa. Y lo
mismo pasa con la visin, el tacto y el ,rest? ~e la~ per-
cepciones sensoriales. Aquel mueble esta a,lh .solo SI pue-
do vivir determinadas sensaciones de mOVJITuento acom-
paando a determinadas series de sensa~iones ,visu~,es y
tctiles, que se dejan interpretar como rm aproXlmaclOn al
lugar del mundo ocupado por el mucJle. .. ,
En definitiva la conciencia de la audlclOn, que es
e~"M~ialmente la 'constituci~~!l de ella como un objeto in-
IT.'lllente' Cv11V una identidad que ocupa ya para siem-
t , 1 'd . d
. o <dE. ~cl' e' ah)i'., ~'. 1!1.~lfen el tiempo de a VI' a e. un
, . c~ e!>iidecu&cia,' /llC' amada por Husserl tempora!za-
'~iby, ~n ia primera poca, conciencia int~rna del tIem-
po. Carece de contenidos primarios o hy.ltlco.s, :- es, so-
bre todo, pura intencionalidad, o, mejor ~Icho. p~ra
modificacin continua y absolutamente peculIar de la lfi-
tencionalidad. En su centro es conciencia del pre~ent~ d~
la audicin de la meloda; pero no cabe tal conc.lencla SI
no es reteniendo el iml1ediato pasado de la audicin y
proteniendo su inmediato futuro. Estas rete~cin y. pro-
tenciI; n 50n ;ens~.l';() les d~ ndole nueva, sensacIOnes
de senS1. ;.)l"'. Son, juslarr.~ni:~, actos, intenci~nal.idad~s,
slo gUl: .!bsolutamente pe"'oJliares :-es ~mprescIn?lble In-
sistir en ello-. La retencin es conCienCIa de la ITIlsma au-
dicin de la misma meloda que lo son la protencin y la
impresin originaria o presentificacin pura. Pero la re-
42
Husserl La filosofa 43
,
slo se const(tuye_ ~videntmente :.ese trozo del mundo,
sino tambin la propia vivencia. La autoconciencia, la
conciencia propiamente dicha, que acompaa a todo co-
gito, coincide, precisamente, con la constitucin de su
temporalidad. Oigo una meloda, que es un nema pura-
mente hecho de tiempo y de cualidad sensible; pero soya
la vez consciente de que oigo, en un acto que no puedo
identificar con una audicin de la audicin, sino que ms
bien consiste, puramente, en la conciencia de la duracin
de la audicin como tie-mpo-ho.
Esto significa que las vivencias que constituyen mun-
do. s~n a su vez id~ntidades'constituidas, seres en el tiempo
-SI bIen no en el tIempo del mundo, sino en el exclusiva-
mente mo-. Aparecen tambin ellas; y este aconteci-
miento de su aparecer es el que fundamentalmente sirvi
desde el principio p:ua forjar la palabra conciencia en
contextos no necesariamente morales.
~ que digo s~ aplica al conjunto de la audicin, para
Contmuar con el ejemplo; pero parece en seguida que c1irpr-
~:..mamente afecta a los campos sensoriales. Si supusi-
fal)\. 'j > i~stantaneidad pura de los campos sensoriales;
ilv "entinamos literalmente nada. Ellos, evidentemente,
duran. Qu es, entonces, tener c(';lciencia de la audicin
-tanto de su hyle como del sentido notico en que la es-
toy interpretando: msica de violines, Debussy, viene de
la derecha y se aleja ...-?
En cuanto hacemos esta pregunta, comprendemos que
la conciencia de la audicin carece de la estructura acos-
tumbrada: hyle o materia consciente o sensaciones y for-
::'la C0IlSC':.;::;-;te o nesis o sentido de la aprehensin. No
h.lY st'[sa,;io'le~ Ie sensaciones ... Incluso si introducimos
-.:nlas des~; ;n:;iones -que es el segundo gran tema hasta-
aqu preterido- no slo las sensaciones auditivas, sino las
cine~tesi~s, es decir, las sensaciones del cuerpo propio
sentIdo VIVOy por dentro y por m solo, no varia el hecho
"
I
I
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de que la conciencia de la audicin queda sin alcanzar.
Las cinestesias -hay que decir que Husserl suele usar este
ttulo global para todas las sensacio~es que. int.egran el
cuerpo propio vivo sintindose- son Impre~cmdlbles ~u-
xiliares de cualquier percepcin de cosas. SI I~s ~ensaclO-
nes musculares, las sensaciones de movuruento del
cuerpo y de equilibrio, las de dolor, placer y. e.s:uerzo, no
se desarrollan de cierta forma precisa, la audlclOn no pue-
de tener lugar. La tomanamos -es decir, eso sena feno-
menolgicamente- por una alucinacin espantosa. Y lo
mismo pasa con la visin, el tacto y el ,rest? ~e la~ per-
cepciones sensoriales. Aquel mueble esta a.ll .solo SI pue-
do vivir determinadas sensaciones de movmuento acom-
paando a determinadas series de sensa~iones .visu~,es y
tctiles, que se dejan interpretar como nu aproXImaclOn al
lugar del mundo ocupado por el mucJle. .. ,
En definitiva la conciencia de la audlcIon, que es
e~f'~~ialmente la 'constituci'-Sn de ella como un objeto in-
IT,'lnente' CVll.\) una identidad que ocupa ya para siem-
" .~''';d{.'(!)arm::'., ~'. 11l.~1ren el tiempo de la vida de. un
. ). c~ el. i:idecu~ria" le' ilamada po.r H~ss.erl tempora!za-
. ":;iOil -j, en ia primera poca, ~<conclencla IOt~rna del tIem-
po. Carece de contenidos piimarios o hy.ltlco.s, ~ es, so-
bre todo, pura intencionalidad, o, mejor ~Icho, p~ra
modificacin continua y absolutamente peculIar de la 10-
tencionalidad. En su centro es conciencia del presente de
la audicin de la meloda; pero no cabe tal conc.iencia si
no es reteniendo el imrtediato pasado de la audicin y
proteniendo su inmediato futuro. Estas rete~cin y. pro-
tenciI; n S0i1 ;enSa-;ioles dp ndole nueva, sensacIOnes
de sens-t, :",1<. .. Son, JUS1arr,~nl:~, actos, intencionalidades,
slo qUl: .ib~olutamente lie"".1liares -es ~mprescin~ible in-
sistir en ello-. La retencin es conciencIa de la nusma au-
dicin de la misma meloda que lo son la protencin y la
impresin originaria O presentificacin pura. Pero la re-
'44 Husserl
45
La filosofa
tencin es la conciencia originaria del pasado inmediato
como tal pasado inmediato. Tiene el mismo sentido que
la protencin y la pura presentificacin, y no consiste en
unas sensaciones envejecidas pero presentes: y. sin emc
bargo, en ella se ha modificado pasivamente. con una pa-
sividad formidable. en la que ninguna libertad ma podra
intervenir, el carcter originario de la conciencia del pre-
sente. .
He aqu una gnesis pasiva de la propia conciencia
del mundo, o, dicho exactamente, de su forma temporal.
Se trata de un puro rendimiento de la conciencia, no
achacable ms que a la conciencia misma -y aqu s tiene,
pues, sentido, enraizar el ideaLismo transce,ulentaL del
que muchas veces habl Husserl para referirse a su feno-
menologa-. Pero lo ms paradjico del caso es que no
puedo considerar a las vivencias que forman parte
de la conciencia interna del tiempo como entidades en el
tiempo. No, claro: po:que el tiempo de la propia vida
transcenoental es el rendimiento constitutivo de estas vi-
'.encias. Ik descendido descriptivamente hasta el origen
fenomenoigico de! tiempo, hasta el aparecer del apare-
-:er;y me encuentro con una pasividad 'invulnerable, que I
engendra la forma de la vida y la identidad de todo objeto \
constituido, tanto nesis como nema, \ y lo hace segn
una estructura que a muy duras penas se deja todava in- .1
terpretar en los trminos de la constitucin transcenden-
tal. Es verdad que parece apuntar u~a determinada multipli- I
cidad de conciencia referida sintticamente a una misma
vivencia ma; pero la conciencia o subjetividad absoLuta,
la tempomlizacinn es pura itencionalidad sin nesis ni
hyle propiamente dichas. Husserl confiesa que nos faltan
los nombres para es(e sujeto puramente sujeto, hasta el
que nos llevan las descripciones, y no ya slo las argu-
mentaciones clsicas de la filosofa kantiana (Texto 19).
11.2. La asociacin. ~~."--.'.-- - 0_- :-~
He mencionado cmo el segundo gran tema pospuesto
enla fenomenologa esttica es la intervenci~ d~~cuerpo
propio en la constitucin del mundo. Pero tamblen !o es,
y ms profundamente, la gnesis. del cu~rpo propIO, es
decir del instrumento de todo sentir, que tiene la caracte-
rstic~ de sentirse a s mismo. Anlogamente a como la
conciencia interna del tiempo engendra l~ f~r;na temporal
de toda conciencia del mundo, la asoCIQClOnestructura
pasivamente los campos sensoriales, funde unos con
otros y funde tambin al conjunto de todos ellos ~on ese
otro conjunto de sensaciones que es el cuerpo propIO.
Hay aqu un problema capital que Husserl no pue?e
resolver fenomenolgicarnente y que, en cons~cu~ncla,
parece haber permanecido abierto en .su,s.descnpclOnes.
Esperamos nuevas revelaciones de los medltos guardados
en los Archivos Husserl; pero la verdad .e~~ue no hay
respuesta cIara --:-aunquetampoco la prohibiCin de pre-
guntar tenome.nolgic.ament por ell~ a~~rca del,ongen
ltim.J de aqudlo ~:peaso:lI.la (l.soclac~on.Cual es el
.origen ms reMo~o de la mact:ria.senSible de la con-
ciencia?f.rece muy plausible conSiderar que ya desde el
principio los campos sensibles aparecen estructur.a,dosse-
gn la ley de la figura y el fondo. ~arece tamblen muy
adecuado decir que hay intereses paslv?s -~uss~rllleg~ a
emplear en sus ltimos aos los tmunos mstmto e, Im-
pulso para referirse a estos componentes ~e l?s fenome-
nos sensibles, a estos elementos impresc.mdlbles de su
novedosa esttica transcendental-. Pero nI la f?~a tem-
poral, ni los instintos o intere;r:s an no exphcltos, por
cuya virtud se estnl(tura en figura y.fOO?0 .u.ncampo sen-
sible, pretenden explicar la presencia pnrmtlva de los d~-
tos hylticos. Aunque en algunos fragmentos espe~u~atl-
vos Husserl se aproxima a ensayar frmul~s descnptIvas
que haran de su filosofa una reconstruccin fenomeno-
46
Husserl
La filosofa 47
lgica de la doctrina de Fichte, la mayora de los textos se
inclina a rechazar la posibilidad de ver en la materia
sensible primitiva o archi-hyle algo as como una so-
lidificacin del tiempo originario; como si al brotar en el
puro presente a la vez la percepcin y lo sensible del acto
auditivo, esta materia sensible no debiera distinguirse del
puro ahora instintivamente teido de afectividad.
11.3. El yo puro.
y es que -pasamos con esto a otro de los problemas
genticos- eso sera tanto como situar en el origen de la
propia temporalizacin al yo puro. Con l hay que contar,
reconoce el Husserl posterior a las Investigaciones. Ver-
dader~ente hay cogito, que incluye la referencia a yo.
Hay diferencias de la atencin, gracias a las cuales se es-
truc~ra ~n figura y fondo el propio campo presente de la
co~clencla .del mundo. En la vivencia atenta, el yo
ffilra haCIa el mundo despierto, vigilfu,te, activo; a su
alrededor, un halo de potencialidades>. Que sor ya. vi-
v~ncias constituyendo .;;1 fondo del ('ampo Perceptivo, por
ejemplo, y que en cualquier moment0 pJed~n ser actua- -
lizadas .Y pasar a ser verdaderamente vividas en la forma
cogito. Este es un campo de libertad y dominio para el
yo, el cual no se confunde Con ninguna vivencia, sino que
es el polo de referencia idntico con el que se ligan todas
los actos propiamente dichos de la vida intencional.
Ahora bien, as vinculado Con la actividad, el yo no .
puede ser, en principio, el sujeto que vive la conciencia del
tiemp? ~ la lleva de alguna manera a caba, porque ella es
la pas1Vldad de todas las pasividades -segn una de las hi-
prboles gratas a Levinas-. De aqu que no podamos aten-
der en realidad a la pura conciencia del tiempo -aunque
los f:n6menos hablan a veces en favor de tal posibilidad,
y aSI lo hace constar Husserl-. Ms bien se dir que a
cierta altura de la gnesis transcendental comparece ya la
actividad intencional propiamente dicha: los intereses lle-
gan a ser estmulos que nos afectan, y el yo gira e.xplcita-
mente, dejndose llevar, en la direccin de los objetos que
se destacan del fondo desatendido del mundo. Y slo por-
que esto termina por ocurrir incluimos a la conciencia del
tiempo y, en general, a la pasividad transcendental, en la
esfera de la constitucin universal de mi vida.
Por otra parte, lo que s debe considerarse un dato fe-
monomenolgico indudable es que el yo puro, aunque
sea en su ncleo la identidad inmutable a la que me he re-
ferido ya, se va enriqueciendo a medida que su vida
avanza, es decir, se va autoconstituyendo en cierta forma
peculiar. Dicho directamente, va adquiriendo hkit~s que
tienen evidentes efectos sobre sus futuros rendmuentos
constitutivos, hasta el punto de que cabe considerar a
todo ahora nuevo de la vida como- una protofundacin
de un nuevo hbito del yo. ste, por ejemplo, queda ente-
rado, en adelante, de talo cual sentido del mnndo, ad-
quiere ciertas convicciones, se tie de virtud o de. vido,
pierde facultades, etc. Todo esto puede ser inteqJF--:;:~;~
: claro est, en sentido personalista; pero se trata tamblf"
de fenmenos. que acontecen en el yo puro, en ;:; ;ado de
esa mirada que se dirige a las cosas del mundo a travs de
\ las vivencias atentas, porque esta mirada va cargada ya
con tales habitualidades transcendentales. Hay, pues, un
sentido transcendental de las palabras infancia, madu-
rez y vejez, y, por ejemplo, es por razones esenciales por
lo que un nio no puede ser moralmente sabio (Texto 20).
Todo lo cual hace tanto ms difcil, desde el punto de
vista de la prudente fenomenologa de Husserl, vincular
claramente la conciencia interna del tiempo y el )"0. Pero,
en todo caso, aclara por qu no se toma el camino de atri-
buir a rendimiento del yq puro la mismsima temporaliza-
cin de la vida transcendental.
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Husserl La filosofa 49
I
I
1
1
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11.4. La intersubjetividad de lds-mnadas; _,__":. _
y, sin e~~argo -otro tema no tocado por las lnvesti-
gacLOne~ loglcas-, la fenomenologa transcendental se
en~iende a s misma, y tanto ms cuanta ms madurz ad-
qu:e:e, como una monadologa, e incluso como una me-
tafIs.lca teleolgica, en la que hay una prueba de la exis-
tencIa ~e la m~nada divina valindose del argumento de
la fina.h~ad racIOnal del todo que es la vida mondica in-
tersubJetlvamente conec.tada (Texto 22);- _
, Creo que a esta altura ser evidente que se habla de
mo~at!a una vez que se integra en la inmanencia fenome-
nologlca, como esencialmente inseparable de la vida
transcendental, a todos los nemas. La mnada de Hus-
ser! no es, precisamente, el yo puro, sino el ego transcen-
dental tomado en su plena concrecin, de la cual forman
parte el mundo de la vida como sistema noemtico y 109
mundos culturales.
El ?e~cubri~ento de la necesidad de la f:n:ox.1 feno-
menol~gIca trajo al principio, '/ pOI' r,,~~ho tiemPo, una
perpleJld~d nueva al ~r~baJo de Husser . No era 1 feno-
~enologla, por monadlca, un autntico y crrado solip-
SlSm~ trans~endental? En la esfera primon1ial de lo mo
P~OPLO ~:; cle~o que comparecen vivencias cuyo rendi-
?Uento.mtenclOn,al ~on mis prjimos y, en general, los su-
J~tos ~Jenos a ~ IllIsmo, tanto si estn cerca como si es-
tan leJos, en el tIempo o en el espacio, de m. Se trata de
las .empatas: por las que vengo a tener conciencia origi-
nana, pero sIempre como desde fuera, de las otras vidas
transcendentales. Naturalmente, parto de interpretar cier-
tos ~uerpo~ del mundo como verdaderos cuerpos V'V()1;,
senSIbles mstrum:ntos de sensacin como mi propio
cuerpo lo es, y, aSI, tomo por expresin de la vida trans-
cenden~al -en sus formas animales o humanas, familiares
o e~tr~nas, e?fermas o sanas, infantiles o adultas- ciertos
.fenom_e_nO_S_VISUales o_ta_' c_t_il_es_o_a_U_d_it_iV_O_S_'_~:::: l
Pero es evidente que las empatas vienen ya siempre
tarde, y que no se puede entender por qu suspenderemos
la actitud natural respecto de todas las percepciones del
mundo pero justamente no respecto de las empatas. Mi
radical soledad de sujeto responsable de la meditacin fe-
nomenolgica y de la reduccin se transforma en solip-
sismo de mi mnada sin ventanas.
La solucin lentamente elaborada por Husserl consis-
te, sobre todo, en una consecuencia de la admisin del
mundo cmo nema en el interior de la mnada. Ese
mundo, ya en sus estratos elementales como mundo ori-
ginario de la vida, es un sentido intersubjetivamente
constituido. y de este carcter esencial no cabe prescindir
en ninguna reduccin abstractiva a lo mo primordial que
yo lleve a cabo dentro de la reduccin fenomenolgica.
Realizar en adelante, desde luego, esta reduccin abs-
tractiva y de segundo orden, pero slo con el fin de cer-
ciorarme fenomenolgicamente del origen del sentido al-
ter ego, y no llevado por la zozobra de haber ido a parar a
un solipsismo incurable.
De hecho, la radicalizcin de los anlisis sobr<oel 011-
gen del alter ego condujo a Husserl a describirlo enclava-
do en la pasividad superlaliva de la conciencia del tiem
po, donde tambin, por virtud de la des-presencializacin
caracterstica de las retenciones y las protenciones, se
abre la posibilidad de la rememoracin propiamente di-
cha, en la que mi yo se desdobla de alguna manera -y
concibe la posibilidad de una pluralidad de yoes-.
11.5. La teleologa.
El ltimo problema gentico es el que se refiere al or-
den teleolgico de este hecho fundamental que es la vida
transcendental de las mnadas mancomunadas en la
constitucin del sentido. En el ahora mo resuena el ahora
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Husserl
d~)oda esta vida intersubjetiva. Pero toda constitucih
intencional es sntesis: corroboracin abierta a amplia-
cin del sentido ya constituido. La fenomenologa genti-
. ca, llegada a su plenitud, es capaz de afrontar los proble-
mas de la historia, que empezaron por serIe tan ajenos. La
colaboracin del todo de las mnadas en la constitucin
del sentido permite una suerte de difcil retroceso feno-
menolgico hacia las fuentes de cualquier sentido histri-
camente constituido, de tal manera que quepa mostrar o
su legitimidad o-su endeblez, pero,. en todo caso, sus pro-
blemas esenciales. La razn prctica nos abre a algo muy
prximo a la fe prctica de los seguidores de Kant: la sn-
tesis universal e intersubjetiva del sentido est efectiva-
mente atrada, como decamos hace muchas pginas, ha-
cia los ideales de la razn, que se integran en la mnada
divina, pensada sobre todo como fin ltimo, manifesta-
cin absoluta de la razn que quiz, atravesando la preca-
riedad de la historia, llegue un da a iluminar el mundo
raJi\-<l!r"'ente siempre y cuando los hombres, los filso-
fos, !omen hasta el final sobre s la carga de la seriedad
el'" u infinita respon.abijic.~d en el progreso de la Ilustra- .
c10n. Ons, ms que existir, debe ser el fin del trabajo in-
inito del hombre por el bien, lo bello y la verdad (Textos
23 y 24).
lIT
ANTOLOGA DE TEXTOS DE HUSSERL*
* Esta Antologa est ordenada de m;xlo que por s misma >u~ sumini~-
trae, si se la lee enteramente y en la secuencia propuesta, una mtroducclOn
general a la fenomenologa de Husserl.