432 Anime
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UN AMOR SINCERO E INTENSO... PARA SIEMPRE
¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo reaccionaron? ¿Qué ocurrió cuando fueron
llamados otra vez?
- Los Grandes Espíritus necesitan que entre los shamanes haya un rey... El
Rey Shaman. Todos se están preparando, incluso los Grandes Espíritus. No
pueden esperar 500 años para una nueva coronación y un nuevo rey. Así
que... tenéis otra oportunidad –explicó la señora Kino.
La competencia entre los amigos fue dura y difícil... pero sólo había un
ganador... La última batalla que se debatía... para ser el Shaman King... era
entre Yoh y Len. Ambos tuvieron que conformarse y aceptarlo, y se dijeron
mutuamente “Que gane el mejor”. El enfrentamiento iba ser al atardecer y
todos estaban reunidos en el lugar donde se enfrentarían: un lugar
bautizado como “El Jardín Divino”, un extenso y amplio jardín con un
increíble verdor de preciosa naturaleza, cerca de un lago y entre montañas,
pero situado a lo lejos del mundanal ruido de la ciudad. Era un lugar
sagrado, en el que los Grandes Espíritus estaban presentes. Pero como el
acontecimiento era importante, a nivel internacional (entre shamanes
claro), pusieron asientos y gradas alrededor de casi todo el campo de
batalla, simulando un estadio... que estaba enteramente lleno de público.
Había una gran pantalla situada a lo alto de las gradas para que los
espectadores viesen de cerca la batalla, y unos informadores iban a
retransmitirlo a todo el mundo... era una fecha clave para todos los
shamanes del mundo, pues iban a saber quién iba a ser su Rey... el Rey de
los Shamanes.
- Espero que ganes. Tienes que ser el Rey Shaman –le dijo Anna, que estaba
cruzada de brazos.
- Es por tu bien, por tu familia, por tu bienestar propio, por tu orgullo, por...
- Ya, ya lo sé... –volvió a asentir éste, muy sonriente.
- No, qué va
- Eso espero... ¬¬
- Y... esperas que también sea... ¿por ti:) –le preguntó Yoh, mirando a su
prometida de reojo mientras sonreía.
- ¡YOH ASAKURA! –gritó la itako, notando que sus mejillas se tomaban rosas
y miró en otra dirección para que no la mirase el shaman–. ¡Eres un... idiota!
¬///¬
- ¿Y los onis qué? Algún que otro te aparecerá, ¿no? Pero por si acaso...
cuando me convierta en el Rey Shaman te ayudaré y te curaré y ya no te
aparecerán más onis. Y no tendrás que sufrir más –explicó el castaño,
recordando aquella época bastante mala para la sacerdotisa).
- ¡¿¿Y quién te ha dicho que sufro??! Òó –se sorprendió ella, dirigiéndole un
tono de reproche y enfado.
- Tranquila, jijiji. Pero... no te preocupes, intentaré ganar. Por mí, por los
demás... y por ti.
- Es que si no gano... ¡me podrías castigar! ¡¡¡Por eso tengo que ganar!!! –
exclamaba exageradamente el heredero Asakura, alzando los brazos
(haciendo aspavientos) y adquiriendo un tono de sentir miedo y apuros.
- Ah, vale :)
Manta se fue, otra vez a todo correr hacia el campo, dejando de nuevo a
solas a Anna y Yoh. Se quedaron en silencio durante un breve momento
hasta que Yoh decidió irse.
- Yoh... –le llamó ella y éste giró la cabeza–. Ven, por favor.
- Anna... –se sorprendió el muchacho, abriendo los ojos con asombro. Las
palabras de Anna no sonaban con un tono autoritario o exigente... sonaban
dulces y tranquilas... eran sinceras. Y por esto el chico le sonrió
cálidamente–. Gracias... n-n
- “He sido demasiado dura con él. Estamos prometidos y... ¿cómo es nuestra
relación? Lo nuestro ni es ni siquiera amistad... ni nada. ¿Cómo es posible
que estemos así, en esta situación? ¿Por qué no puede ser todo... más fácil?
Porque... no puedo abrir mi corazón, eso me haría llorar y sentirme
vulnerable y débil. No quiero que nadie tenga compasión de mí, nadie, y
tampoco quiero que me tengan pena. Tengo que ser fuerte, mis paredes de
acero tienen que cubrir mi corazón y mi máscara de hielo tiene que
protegerme. La debilidad y los sentimientos no son lo mío... Pero... debo de
resistir, debo de ser fuerte y tengo que aguantar... por mí. Lo siento tanto,
Yoh... por no decirte en realidad lo que siento... que únicamente puedo
camuflarlo con mi actitud insoportable... Si supieras todo por lo que he
pasado y por lo que estoy pasando...” –pensaba la itako con ambas manos a
la cabeza.
Pero decidió que no iba, por el momento, a pensar en eso y en darle más
vueltas. Así que adquirió su usual rostro, lleno de indiferencia, seriedad y
frialdad, y se dirigió a donde estaban los demás con paso decidido.
- A ver quién gana. Pero es que los dos son tan fuertes y poderosos... que no
sé. ¿Alguien hace alguna apuesta? –preguntó Horo Horo animadamente.
- Jeje, Horo Horo. Está claro que yo me decanto por... Yoh –dijo Manta.
- Jejeje
Los chicos se sentaron en unos sitios privilegiados que les habían otorgado
(unos sitios VIP), además de que Horo Horo se había quedado en la tercera
posición. El público no dejaba de hablar y comían aperitivos y bebidas,
habían venido shamanes de todas las edades y de todas las partes del
mundo. Yoh y Len estaban hablando antes del combate, en un lugar
apartado pero cercano al “estadio”. Amidamaru y Bason estaban a ambos
lados de sus amos.
- Mira qué arrogante y orgulloso te has puesto, Tao, jijiji. Pero es verdad,
dejemos este incómodo tema de al lado y centrémonos en lo que realmente
importa...
- Bueno, chicos, aquí se decide quién será el Shaman King –les dijo Silver,
que iba a ser el árbitro, a Yoh y a Len–. ¿Estáis preparados?
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Duró mucho tiempo el combate, que fue impetuoso y estuvo lleno de pasión
por ganar en la lucha. Los dos no podían más, sus rostros y sus cuerpos
estaban sudados y cansados. Iban a determinar con un último golpe quién
sería el ganador. Ya era de noche, el cielo estaba despejado y la luna llena
brillaba intensamente. Ambos se apartaron el uno del otro y saltaron
potentemente hacia arriba. Yoh, con su espada, y Len, con su lanza, iban a
atacar con el máximo grado de posesión de objetos y con el poder más
grande que en su último ataque iban a hacer.
Después del golpe definitivo que ambos dieron, los dos cayeron de pie en el
césped. Fueron unos segundos eternos de espera, en los que todos
contenían la respiración... hasta que uno de ellos cayó al suelo, agotado.
- “Amo... Amo Yoh... ¡Amo Yoh! ¿Se encuentra bien? ¡Respóndame! ¿Qué le
pasa? O.ò” –le preguntaba el samurai... pero no recibía respuesta por parte
del shaman.
- ... O.O ... –Yoh tenía los ojos tan abiertos, así como su boca... estaba
demasiado sorprendido, fue un shock muy fuerte.
- “¿Amo? ¡Amo!”.
- ...
- Pero por lo menos ya has despertado y has quitado esa cara de bobo ¬¬ –
explicó la itako, cruzada de brazos.
- ¿Y qué va a hacer, Yoh, una vez ya siendo el Rey Shaman? O.o ¿Ein? –
preguntó Chocolove.
- Pues... O.o La verdad es que no tengo ni idea, jiji n-n –contestó Yoh con
sinceridad (en verdad, no se lo había planteado mucho... y ahora estaba
casi en blanco, pues no se creía todavía que ya era el Shaman King).
- ¡YOH! ¿¡Qué te he dicho!? –saltó a decir Anna de repente, con las manos
posadas en las caderas, y todos dieron un respingo.
- Jeje. La que le ha caído al pobre –susurró Horo Horo para que ni Yoh ni
Anna lo oyesen.
Inmediatamente se oyó una voz amplificada por unos altavoces: era Silver.
Todos giraron la cabeza para saber qué era lo que iba a decir.
- “Y, ahora, va a dar comienzo la Ceremonia de Premiación. Que los
finalistas y el ganador suban a la tarima para recoger sus premios, por
favor”.
- Bueno, al menos soy finalista. Quedé tercero... –se consoló Horo Horo.
- Jiji. Venga, que nos esperan –dijo Yoh, contento de haber ganado.
- Sí. Y yo al menos me llevo la plata –decía Len, que subía al podio con los
otros.
- ¡VIVA, VIVA, VIVA! –gritaba Manta eufórico, alzando los brazos y saltando.
- Ji, ji. Parece que Manta se ha emocionado más que tú –comentó Horo Horo,
que ya bajó de la tarima y se acercó a los otros, poniendo cara rara al ver el
estado de su hermana.
- Podrías cambiar tu actitud, ¿sabes? Nos harías un favor a todos ¬O¬ –dijo
la peliazul, harta de la actitud de la itako.
- -------¬ -------¬ –las dos lanzaban chispas por los ojos, tanto la una a la
otra... como al pequeño Manta.
- Errr... Bueno... Estooo... Creo que me están llamando –intentó decir este,
que ya estaba saliendo por patas.
- Hey, ¿a qué vienen esas caras? –inquirió Yoh, intrigado (ya había
terminado la ceremonia y la gente ya estaba empezando a irse a sus casas).
- Ejem, ¿qué os pasa, chicas? –preguntó Len, algo nervioso.
- Ay, lo que hay que aguantar... –bufó Chocolove (gran error de hacer eso,
pues las dos le enviaron una mirada cargada de enfado).
- Espero que no haya otra batalla... -o-U –murmuró Lyserg y luego suspiró.
- Por suerte soy médico, así que... –le cuchicheó Fausto, con una sonrisa
nerviosa al ver que las dos chicas seguían lanzándose miradas asesinas.
- Pues bueno, si sois tan amables, necesitamos que los más allegados del
Rey Shaman vengan conmigo... Y tú también, Yoh –dijo Silver.
- Ya lo verás –no contestó del todo Silver, dejando al joven Asakura con la
duda y el misterio–. Pero ahora tenéis que acompañarme todos, por favor.
Holaaaa! nOn
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Capítulo 2: Dudas y preocupaciones
Yoh, sus amigos, su familia y Anna se dejaron guiar por Silver. Dejaron el
estadio (que estaba casi vacío ya) y Silver los guió hasta una gran cueva de
roca caliza, situada en una de las montañas del fondo del “Jardín Divino”.
Caminaron un buen rato hasta las profundidades de la cueva y, de repente,
una luz azul los iluminó a todos.
- Estamos en “La Cueva Ancestral”... y este torbellino azul son los Grandes
Espíritus, que están reunidos aquí, Yoh. Ésta es otra parte de la ceremonia,
en la que tanto Amidamaru como tú vais a poseer la inmensa fuerza, la
iluminación y la bendición de los Grandes Espíritus. Por favor, acercaos al
centro, relajad el cuerpo y cerrad los ojos, poniendo la mente en blanco –
respondió Silver a la pregunta del muchacho.
- Ese sí que es un deseo (más bien unos cuantos) de Rey Shaman, en toda
regla –dijo Fausto, asintiendo con la cabeza.
- Sí, por supuesto que sí –respondió Silver, contento–. Ahora tus poderes...
son supremos... ¡Incluso puedes hacer cualquier cosa!
- Pues... espero que mis nuevos poderes puedan ayudar a una persona...
que necesita mucho ser curada –dijo Yoh, sonriendo, y luego miró de
soslayo a la itako.
- Mi deber de Rey es ése... ayudar a los demás n.n –dijo Yoh, ya sonriendo.
- Pues vale... Si, además de Rey Shaman, vas a ser curandero... ¿podrías
solucionar mi vida solitaria y conseguirme una novia? –le pidió el ainu al
shaman.
- Bueno, será mejor que todos salgamos de “La Cueva Ancestral” –dijo
Silver, y todos asintieron–. Ah, y enhorabuena, Yoh .n
- Un Asakura es el Rey Shaman... Estoy muy orgulloso de ti, nieto mío, por
fin nuestra estirpe ganará en respeto... –decía el abuelo, pero fue
interrumpido por su esposa.
- Ji, ji, ji –se tapaba la boca con la mano y con delicadeza la madre de Yoh.
- ¡Claro que sí! ¡Ven! –respondió Keiko, abriendo los brazos para que su hijo
la abrazase y ésta le dio un beso en la mejilla con cariño.
- ¡Pues como Rey Shaman haré mi primer mandato! –avisó Yoh a los demás,
soltando una pequeña risita.
- Está bien. Adiós, Silver –Yoh le dio un abrazo a su amigo para despedirse.
OOOOOOOOOOOOOOOOOO
Todos, andando, se fueron a la pensión “En”. Una vez allí (tardaron sobre
una hora y media o cosa así), comenzaron colaborar y a preparar las mesas,
las sillas y todo lo necesario para hacer un gran banquete. Estando ya en la
mesa empezaron a comer la comilona muy a gusto. Después hicieron un
brindis en honor a Yoh y, cuando terminaron de cenar, se marcharon a las
aguas termales a relajarse (pero antes tenían que recogerlo todo, claro).
Los chicos iban por un lado y las chicas por otro, ya que las aguas termales
tenían una zona de mujeres, otra de hombres... pero la zona mixta no la
iban a coger (ejem, por razones obvias...). Los abuelos y los padres de Yoh
también se animaron a bañarse, pero...
Resultaba que, una vez que se habían quitado la ropa, decidieron coger a
Yoh de la cabeza, de los brazos y de las piernas, balancearlo... y, a la de
tres, echarlo al agua sin que el shaman pudiera evitarlo o sin que pudiese
escapar. Por eso se oyó el sonido del agua, que indicaba que Yoh ya estaba
dentro de las aguas termales... por la fuerza.
- Lo único que sé... es que son unos completos idiotas ¬¬ –dijo Anna con
fastidio y molestia.
- Es de suponer que harán alguna de las suyas... –dijo divertida la chica Tao.
- Ji, ji... ¡cómo son! –dijo Lyserg, metiéndose en el agua con cuidado.
- Humm, qué bien se está... –se relajaba Fausto, muy a gusto en el agua,
cerrando los ojos.
- ¡Oye! Dejad de jalear tanto, ¿no? –iba hacia los “jaleosos” Len Tao, algo
fastidiado por el alboroto.
- lll-.-U Ay... –suspiraban los demás (incluidas las chicas, que también
escuchaban la conversación).
El baño pasó sin más incidentes (exceptuando que los chicos hicieron una
mini-pelea de mentira con agua para divertirse un ratillo) y decidieron todos
salir a la hora y media. Las chicas también opinaron lo mismo... pero Anna
fue quien salió la primera, se secó, fue a su habitación y se puso su bata de
dormir.
- Jiji n.n ¿Qué haces aquí? –apareció Yoh de repente, también con la bata de
dormir, sin sus cascos y con su pelo revuelto, como siempre, sonriendo
tontamente.
- Eso era lo mismo que iba a preguntar yo –le dijo ella sin mirarle.
Yoh giró la cabeza y se quedó mirando la flor de cerezo, que Anna tenía en
las manos (todavía no la había soltado), con una sonrisa en la cara.
- ¡Oh! ¡Es una flor de cerezo! ¡Una sakura! ¡Qué bonita, jiji! ¿La has cogido?
–preguntó este.
- No, cayó hasta mí –contestó ella, sin darle mucho entusiasmo–. Creo que
voy a tirarla... ¿para qué la quiero?
Yoh respiró aliviado, por un momento creyó que la chica iba a gritarle y
darle un bofetón en el rostro... pero tentó a la suerte, se arriesgó y
consiguió salir airoso de la situación. Sabía que a Anna no le gustaba que la
llamasen guapa y cosas así... pero es que lo era, y eso al shaman lo
desconcertaba ya que su prometida no recibía con muy buen agrado ese
tipo de elogios.
- Bueno, Annita, ¡no te vayas que ahora vuelvo! –le susurró al oído de la
chica y se fue para dentro de la posada.
¿Por qué no era capaz de regañarle, gritarle, pegarle, ignorarle...? ¿Por qué
temblaba? ¿Por qué estaba roja? ¿Por qué estaba paralizada y nerviosa?
Pero... ¡si nunca se había puesto así en toda su vida! ¿Y por qué, ahora, sí?
- Jeje, iba a... ¡Ey, un momentito! Amidamaru, ¿dónde estás? ¡Vente! –se dio
cuenta el shaman, llamó al espíritu y apareció de repente su fiel amigo en
forma chibi.
- Ufff, menos mal. Creí que te habías perdido, jiji –sonreía el castaño
mientras se rascaba la cabeza–. Ah, toma, Anna. Lo he cogido y he tenido
que entrar en tu habitación.
- ¿Por qué me das mi rosario y por qué lo has cogido? –preguntó ella.
- Porque tengo una ligera idea de cómo curarte con lo de los onis... Ponte el
rosario en el cuello y cierra los ojos... Confía en mí –contestó Yoh con una
sonrisa en la cara.
¿Habría madurado un poco? ¿En qué cosas pensaría? ¿Tendría para él algún
sentido su compromiso con la sacerdotisa? ¿Qué era lo que sentía... por
ella? Otra vez la mente de la itako era un caos tremendo, pero decidió
ponerse firme y olvidarse de esas “tonterías” que la atormentaban y la
hacían dudar. No sabía si hacerle caso a Yoh (a lo mejor lo que le proponía
sería una broma, y pobre de él si lo fuese...) aunque... al final le hizo caso.
Se colocó el rosario en el cuello y cerró los ojos, con la cabeza apuntando
hacia el cielo.
El shaman sonrió al ver que la sacerdotisa le hizo caso, así que llamó al
samurai y pidió que hiciese una posesión de almas. Amidamaru se metió en
el cuerpo de su amo y, una vez pasado esto, Yoh cerró los ojos, juntó las
manos, las llevó a su pecho como en forma de oración y se concentró...
- “El gran poder de los Grandes Espíritus corre por mis venas... Soy el Rey
Shaman y mi deber es que todo lo malo y lo negativo se esfume de la
Tierra... y de las personas. Pondré todo mi empeño y mi esfuerzo en curarte,
Anna, te lo prometo” –pensaba Yoh, e inmediatamente empezó su plegaria.
Tal fue su fuerza interior y su deseo de curar a la rubia que supo la forma de
curarla. Los Grandes Espíritus acudieron a su llamada y a su plegaria, se
adentraron en su cuerpo y le hablaron en el interior de su corazón con
agradables y cálidos murmullos que sólo él y Amidamaru entendían. Le
dijeron cómo purificar las mentes, los corazones y las almas de aquellas
personas que casi en toda su vida sufrieron enormemente. La solución ya
estaba... ahora sólo quedaba actuar para que se cumpliese y se hiciese
realidad.
- “¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?” –se preguntó ella, con su voz de niña
pequeña.
- “¿Tienes miedo?”
“¡No te atrevas a tocarla!” –habló un niño, que parecía tener la misma edad
que la pequeña Anna (y que le resultaba bastante familiar a la chica).
- “Pero... ¿qué...?” –se extrañaba el ser malvado e inmediatamente se
tapaba la cara con las manos a causa de la potente luz blanca.
- “¡Eso, eso, amo! ¡Ese espíritu malvado no tiene el derecho de hacerle daño
a la señorita Anna!” –exclamó otro niño de edad similar al de los otros dos.
La luz blanca no dejó de iluminarse, sin embargo, cada vez se podían ver
más las figuras de dos niños... dentro de esa luz. Los dos pequeños tenían la
misma estatura, pero con el pelo y vestimenta diferentes. Uno de ellos
parecía un jovencísimo samurai de pelo morado claro recogido en una
coleta y empuñando dos majestuosas catanas con ambas manos... ¡era
Amidamaru! Y el otro niño... iba con un pantalón verde oscuro largo, unas
sandalias, una camisa blanca desabrochada, un collar de garras en el cuello,
unos cascos naranjas en su pelo suelto, alborotado y castaño... Y su sonrisa
pintada en la cara, tan característica suya y tan inconfundible... ¡Yoh
Asakura estaba también allí, dispuesto a enfrentarse a cualquiera que
atacase a Anna! Pero su sonrisa se tornó de seriedad, ahora no era ocasión
de estar riendo.
- “Dinos, pequeña Anna, ¿por qué NO tienes AMIGOS? Porque... ¿eres FRÍA,
distante, engreída, orgullosa, encerrada en ti misma, introvertida... y cosas
así?” –inquirió cruelmente otro oni con aspecto de gárgola tenebrosa.
- “¿Por qué no quieres ser DÉBIL?” –se hizo notar un oni especialmente largo
y gordo con muchos pinchos, que también se dirigía hacia sus otros colegas
para recibir su aprobación–. “Creo, compañeros, que tenemos la respuesta.
Sabemos qué es lo que la hace sufrir, lo que la hace dudar, de lo que se
arrepiente, lo que no la deja dormir por las noches, ¿verdad? Y nosotros
sabemos la respuesta... Te conocemos muy bien, Anna... Así que voy a decir
una posible respuesta a la famosa pregunta: porque tu CORAZÓN es TAN
DURO y FRÍO que, por lo tanto, eso demuestra que eres una chica SIN
EMOCIONES y tampoco SIN SENTIMIENTOS. ¡Jajajajajaja!”
- “¡¡Dejadla en paz!! ¡No es verdad que no tenga amigos, porque nos tiene a
Amida y a mí!” –salió de nuevo a defenderla Yoh con una mirada bastante
seria.
- “Jajajaja. No le creas, pequeña Anna. ¡Yoh Asakura está contigo por pena y
compasión! En realidad, él te tiene miedo porque... siempre le gritas, te
enfadas con él, le pegas cuando hace algo que no te gusta o que no es
adecuado o que te moleste mucho o en aquellas ocasiones en las que no te
hace caso” –dijo un oni mugriento, ya metiéndose con ambos niños.
- “Yoh... yo... yo...” –dudaba Anna, que no sabía qué creer, qué hacer o qué
pensar.
- “¡Yoh! Seguro que esto sí te interesa...” –habló un oni, que poseía cuatro
patas peludas y dos brazos a cada lado de los costados con aguijones–. “¿Tú
crees que Anna es lo suficientemente BLANDA para ABRIR su CORAZÓN? Ya
sabes que ella nunca reconoce lo que siente o que no acepta sus errores...
Es orgullosa y cabezota por naturaleza. ¡Su personalidad tan fría como el
mismo hielo y su corazón de hierro indestructible no quieren mostrar nada...
que la haga sentir, como ella dice, DÉBIL! ¿La has visto, alguna vez,
LLORAR? ¿Has estado observándola si ha tenido algún signo de
CANSANCIO? ¿O has notado que ella ha demostrado, en alguna ocasión,
AMOR? ¡¡¡CREO QUE NO!!!”.
- “¡No les hagas caso, Annita! Mi familia no me obliga a nada. ¡Son mis
sentimientos y mi corazón los que quieren ayudarte!” –el pequeño Yoh la
miraba enternecido y seguro. Les dio la espalda a los onis y se adentró en la
barrera que protegía a la sacerdotisa. Veía que Anna seguía llorando y, con
una mano cálida, el muchacho quitó las lagrimitas de las mejillas de la
niña–. “Yo... lo que más deseo en este mundo es... casarme contigo y...
formar nuestra propia familia, Annita querida”.
Ante esto los onis se encolerizaron, así que Yoh volvió a mirarlos con gesto
serio y un tanto desafiante. La pobre chiquilla se mordió el labio inferior, su
corazón seguía dudando... pero también estaba ¿alegre?.
- “En eso último os doy la razón. Nadie puede ocupar el puesto de mis
amigos. Pero es que Annita tiene su PROPIO PUESTO en mi CORAZÓN, que
ocupa casi toooda la mitad. Ella es IMPORTANTÍSIMA para mí, pero es que
mis amigos también lo son. ¿Es que acaso no puedo tener a la vez a mis
mejores amigos... y al amor de mi vida?” –a Anna le dio un vuelco el corazón
al oír eso. Yoh hizo una pausa, pero luego prosiguió–. “Yo creo que... SÍ.
Vamos, Annita, sal de esta oscuridad que te hace sufrir”.
Yoh sonrió a Anna con esa paz y tranquilidad suyas, se inclinó ante ella y la
volvió a besar dulcemente. La niña, en las dos veces que el chico la había
besado, no correspondió el beso... pero cuando iba a estar decidida a
corresponderlo los onis rompieron filas y... ¡empezaban a aumentar de
tamaño de forma vertiginosa!
Los espíritus lograron proteger a los dos muchachos a la vez que destruían a
los onis. Cada vez los onis se debilitaban más y esto era posible gracias a
que Anna había escuchado a su corazón y había confiado en Yoh y en sus
palabras.
Anna, después de todo lo que había pasado en ese sueño, visión o lo que
fuera, estaba bastante conmocionada, sus sentidos no le respondían bien y
la chica se quedó en estado de shock. Sin que se pudiera evitar, la itako
calló de rodillas sobre el césped con la mirada perdida.
- Sí... –admitió el joven Asakura con una débil sonrisa–. Bueno, Amidamaru,
buenas noches... que necesitas descansar.
- Ay, Annita. ¿Estás bien? Contéstame, por favor –pedía Yoh, abrazando
todavía a Anna.
- Vaya, de nada. n.n Me alegro de que estés bien, aunque me gustaría que a
partir de ahora sonrieras más –sonrió el castaño.
- Yoh... Yo... n-no sé cómo darte las gracias... N-no sé cómo agradecértelo...
–dijo la rubia con voz tomada.
Pero lo más sorprendente es que, por primera vez, ¡Anna... estaba llorando
(y delante de Yoh)! Anteriormente su orgullo hubiera impedido que los
demás la vieran llorar o que mostrase muestras de debilidad, pero... la
itako, con todo lo pasado, con las dudas que se arremolinaban en su mente
y las incógnitas que estaban en su cabeza (y, sobre todo, sus sentimientos),
necesitaba desahogarse y no podía más.
- Es que... lo que quiero decir es... eh... –susurró Anna (casi para sí misma)
hasta que se decidió a decirlo, con un hilo de voz–. Yo... no... no quiero
dormir... sola.
El shaman abrió mucho los ojos ante esas palabras. Lo que daba a entender
su prometida es que... ¿quería que él durmiese con ella esta noche? ¿Iban a
dormir JUNTOS?
- Que duermas bien y que descanses, Annita –le deseó el shaman, sonriendo
dulcemente.
Vio que el sueño podía con él, así que cerró los ojos y se adentró en el
mundo de los sueños... felizmente abrazado a su Annita.
Bueno, dije que mezclé anime con manga, aquí están los onis (demonios),
que todavía no se eliminaron en el corazón de Anna. Yoh la curaría y
tachááán! Jejeje, me gustó todo lo que decía Yoh para defender a su Annita
n///n Pero es que también me salió la vena malvada de los onis xD Vamos,
un tira y afloja. Y, no sé, quería ponerlos con apariencia chiquita de 5 o 6
añitos, me gustó, era muy dulce. Cuando le dio Yoh el besito... ayyy, qué
bonito!! Por cierto, siempre me quedó la duda si Amidamaru tenía el cabello
morado, lila, gris, blanco... o.o es que no lo sé. Alguien me lo podría decir?
En fin, y también... cuando Anna dijo "No quiero estar sola"... Vaya, vaya xD
Al final durmieron juntos n////n Es que adoro esta pareja xD
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Se colocó de lado y posó una mano en un mechón de pelo rubio que, con
rebeldía y a causa de la brisa, se situó graciosamente en la fina nariz de la
itako. Retiró con un dedo ese dorado mechón y se lo puso detrás de la oreja.
Sin duda alguna, su Anna era tan hermosa... lástima que siempre fuese tan
gruñona, seria, fría, seca... Esperaba que, con lo que ocurrió anoche,
decidiese cambiar, aunque fuese un poquito, su actitud... ese momento lo
anhelaba tanto.
- Jeje n-n Ya te dije que no ha sido nada –sonrió Yoh con su típica sonrisita
tonta y... ¡¡le dio un beso en la mejilla (aunque era un beso de “Buenos
días”)!!–. ¿Qué? ¿Nos levantamos? Creo que ya va siendo hora, dormilona.
Pero lo que más le caló en el fondo del corazón fue “Mi familia no me obliga
a nada. ¡Son mis sentimientos y mi corazón los que quieren ayudarte! Yo...
lo que más deseo en este mundo es... casarme contigo y... formar nuestra
propia familia, Annita querida”.
Cerró los ojos mientras recordaba otra cosa que dijo él... “Nadie puede
ocupar el puesto de mis amigos. Pero es que Annita tiene su PROPIO
PUESTO en mi CORAZÓN, que ocupa casi toooda la mitad. Ella es
IMPORTANTÍSIMA para mí, pero es que mis amigos también lo son. ¿Es que
acaso no puedo tener a la vez a mis mejores amigos... y al amor de mi vida?
Yo creo que... SÍ”.
- Yoh... ¿por qué me has dado un beso en la mejilla? –preguntó Anna (la
verdad es que deseaba preguntarle eso al shaman, pues era una de las
muchas cuestiones que le rondaban por la mente ahora mismo)–. Porque
tú... nunca has hecho algo parecido.
- Bueno... –pensaba el chico, pero decidió ser sincero–. La verdad es que ha
sido un impulso... Aunque también lo he hecho por cariño y para
reconfortarte n.n
- ¿Ves? –se alegró el chico y adoptó una voz graciosa–. ¡Te he curado! Y eso
que, al principio, no querías... ¡Deberías de confiar más en mí!
- Annita... –el joven se quedó embobado, viendo esa preciosa sonrisa en los
labios de la sacerdotisa–. Estás... sonriendo...
- o//////////o –Anna estaba cada vez más roja, aunque seguía sonriendo
tímidamente.
- Y te has puesto roja. ¡Qué fuerte! O.o –se sorprendió Yoh, riendo.
- Jiji, claro que sí –afirmó Yoh con la cabeza–. Pero fíjate en una cosa:
siempre he sido así, incluso en mi niñez, que también fue difícil. No tenía
amigos porque me llamaban el “Hijo del Demonio” (más o menos igual que
a ti), veía fantasmas y cosas así... y por eso era un niño solitario. Por suerte
tenía a mi familia y no perdí la esperanza de tener amigos. Y... mi primer
amigo (y no shaman, ¿eh?) fue Manta. Así que me fui abriendo un poco más
y... ya tenemos amigos como Horo Horo, Len, Ryû, Fausto, Lyserg, Pilika,
Chocolove, Tamao, Jun... ¡y muchos más! Nunca he dejado de ser alegre y
tranquilo, y seguiré siéndolo.
Sí, sin duda alguna, Yoh había madurado... un poquito. El shaman mostró
otra de sus usuales sonrisas, divertido, y siguió hablando.
- Pero Anna... Tú eres tú, y nadie te cambiará. Depende de ti cambiar tu
actitud, tu comportamiento, tu personalidad o tu punto de vista... Todo lo
que te he dicho es casi pura filosofía mía, o sea, no te estoy pidiendo que
seas igual que yo...
- Ya, lo sé –habló Anna, con una actitud pensativa–. Así que dices que...
¿sería mejor que cambiase?
Era lo único que tenía parecido a un familiar, era su prometido. ¿Por qué no
pudieron hablar de estos temas antes? ¿Por qué anteriormente era tan
cerrada que únicamente sus problemas los guardaba para sí misma (y con
ellos sufría), sin poder desahogarse con nadie?
- Anna... –dijo Yoh apenado y ¡abrazó a Anna (estaba claro que Anna había
cambiado un poco, porque se había dejado abrazar por Yoh... y
anteriormente ella le hubiera pegado y mandado al 5º pino... ¬¬)!–. No
vuelvas a decir nunca eso... Nadie de nosotros te odia, yo no te odio... al
contrario, todos te queremos. Sólo que, cuando te enfadas, nos asustamos y
temblamos por el mal carácter que adoptas cuando estás enojada. Pero no
es cierto que nosotros estemos en contra tuya... Te tenemos un gran
respeto y... cariño, que se intensificaría más si tú cambiases tu forma de ser
un poquito, sonrieses y fueses amable, ¿no te parece? Jiji, a una Anna
mejorada y nueva, pero sin olvidar quién es.
- Entonces... debo cambiar... Aunque será difícil, sobre todo para mí... –
razonó Anna, con la cabeza gacha.
- Ey, pues... hay que cambiar esto, mejor ahora que nunca. Yo no quiero
casarme con una persona que no conozca de cabo a rabo... Y para
conocernos mejor... ¿por qué no nos hacemos amigos? Y después seremos
buenos amigos, mejores amigos, amigos íntimos, amigos del alma y...
bueno... si no nos casamos antes de que ocurra... pues por último en
novios... y prometidos ya sería lo siguiente, pero como ya lo estamos... Y
luego seremos marido y mujer, más tarde padres, abuelos... y, si llegamos,
bisabuelos... Así que... para que tú me conozcas enteramente cómo soy y yo
te conozca de arriba abajo... ¿quieres ser mi amiga? Pero ahora en adelante
no me mires como tu prometido, sino como tu amigo, ¿ok? –le propuso Yoh,
ofreciéndole una mano para que la estrechara Anna.
Quería estar con él... aunque fuese como amiga. La muchacha sonrió; desde
luego, era lo que había esperado durante mucho tiempo... por fin se
acercaba a su prometido, y eso le hacía sentir bien.
- ¡YUPIII! ¡Tengo una nueva amiga! ¡Genial! nOn –gritaba Yoh, ilusionado.
- Pufff... ji, ji, ji... ¡Jijijijijijijijijiji! –reía Anna sin poderlo evitar porque Yoh
estaba muy gracioso.
- Jijiji... –la itako puso una mano en su barriga, e intentaba parar de reír pero
no podía–. Ay, que no puedo... ¡Jijijijijijiji!
Era la primera vez que Yoh veía a Anna reír... y de esa manera. Notó que la
muchacha, al reír, se sentía feliz y contenta... y con eso a él le bastaba, le
importaba mucho el bienestar y la felicidad de la sacerdotisa.
Cuando por fin pararon de reír, la chica suspiró del alivio y luego sonrió,
mirando a Yoh. El joven Asakura sacó la lengua con gracia y empezó a
hablar de nuevo.
- ¿Ves? Así tienes que estar. Además, reír hace que estés más guapa y que
se te iluminen los ojos. n-n
- Yoh... -////- Por favor, no digas esas cosas –enrojeció la sacerdotisa en las
mejillas, pero asombrosamente cambió de actitud y adquirió la suya de
siempre, volviendo a tener un tono autoritario–. ¿Sabes? Voy a poner
normas de convivencia entre tú y yo, ya que somos amigos... Ejem, punto 1:
nada de piropos y cosas cursis ¬¬
- Oh, qué pena... –se lamentó Yoh–. Jo, Annita, qué arisca eres, ¿no? Ó.ò
- Y lo soy. Sólo entrenarás tres veces por semana: los martes, los jueves y
los sábados, de cinco y media a siete y media por las tardes. Agradece que
no sean todos los días, como te hacía pasar antes –la voz de Anna se tornó
más suave y sonrió un poco.
- Te daré algún que otro recado, pero esta vez te dejaré que respires más.
Así que muchos recados y tareas no te mandaré... Y por lo que respecta a
que te encargues de la limpieza de la casa... pues también lo mismo de
antes, al igual que la comida, ¿eh? Así que todo esto lo harás de vez en
cuando y no tan seguido, ¿vale? Descansarás y todo lo que tú quieras, pero
no quiero que te conviertas en un vago y holgazán. Quiero que seas fuerte y
responsable... Quién sabe si un shaman te reta y pierdes... Por lo tanto,
tienes que estar en forma, por eso tienes que entrenar aunque seas el
Shaman King... Nunca se sabe –le hacía entender Anna, con un tono
increíblemente dulce.
- Yo también hago lo mismo –se ponía Yoh de pie y puso sus manos en el
cinturón de la yukata... ¡dispuesto a quitársela (¿es que este Yoh no piensa
o qué? O.o)!–. Me cambio y...
- Sí... ¿Por qué no? –inquirió Yoh, sin entender por qué ella estaba así.
- ¡¡¡Esta es MI HABITACIÓN!!! XO –aclaró la sacerdotisa, al borde de un
ataque de histeria.
- ¡Ay, cómo es! –bufó Anna, abriendo el armario para saber qué se iba a
poner.
Las dos se fueron a una habitación contigua para hablar y Anna cerró la
puerta para que nadie escuchase la conversación. Mientras, al heredero
Asakura se le ocurrió una idea.
- Ahora cierra los ojos y deja la mente en blanco, no pienses en nada –le
ordenó Yoh.
- Tú hazme caso, por favor, y luego sabrás para lo que es –dijo Yoh mientras
dibujaba una sonrisa misteriosa en sus labios.
- Bueno, de acuerdo –aceptaba el padre, al mismo tiempo que cerraba los
ojos y se dejaba guiar por su hijo.
- ¿Qué... qué has hecho? –preguntó el padre, abriendo los ojos y mirando a
su hijo.
- O.o Yoh, ¿cómo lo has hecho? –interrogó Yohmei con curiosidad a su nieto.
- Ah... nOn ¡Por arte de maaagia! Venga, es broma. Es gracias a mis nuevos
poderes y a los Grandes Espíritus –respondió el joven Asakura, feliz–. Debo
de hacer cosas buenas, ¿no?
- Ten confianza en tu hijo, por favor. Si vieses lo que ha hecho por ti...
- Lo he hecho por ti, para que puedas llevar una vida normal y sin
complejos. No soportaba más que no pudiese mirar totalmente a mi padre a
los ojos y ver su auténtico rostro de antes, sin una máscara –se acercó el
muchacho a él, sonriente.
Jiji n-n De nada, si ha sido todo un placer y, además, era mi deber, ¿no?
- Tranquila, Anna. Sí, soy yo. Ha sido Yoh que, gracias a sus nuevos poderes,
ha hecho que vuelva a tener mi aspecto de antes... así que no te preocupes,
que sigo siendo su padre :) –la tranquilizaba Mikihisa con voz pausada.
- ¡Sí lo puedes ver, abuelita! ¡Tú déjame a mí, que tu nietecito querido te va
a curar de la vista! –exclamó Yoh, dirigiéndose a donde estaba su abuela.
- -.- Humm, bueno, vale, está bien. Vamos a ver si es verdad que me vas a
curar de la vista... –aceptó Kino.
- Je, je, je, ya verás... Tú confía en mí. Concéntrate, cierra los ojos y pon la
mente en blanco –pidió su nieto, con algo de seriedad en el rostro.
La abuela cerró los ojos y su nieto se acercó más a ella. Él puso sus manos
encima de la cabeza de la anciana, y de ellas surgió un halo de color azul
intenso. El poder cesó a los quince segundos y Yoh retiró las manos de la
cabellera blanca de su abuela. Su hija se acercó a ella, expectante, y Anna
la miraba con interés. El rostro de su esposo se tornaba entre preocupado e
indeciso.
- Eh... Lo intentaré... –contestó Kino, y lentamente abría los ojos hasta que
se abrieron por completo. Estaba totalmente sorprendida, ¡podía ver!–. Oh...
¡pu-puedo ver! ¡No estoy ciega, veo perfectamente todo! ¡Es un milagro!
- Ja, claro que sí. Y tanto... ¡que ya no necesito esto! –dijo con decisión la
anciana, que cogió sus gafas, las rompió con un pisotón y las tiró por la
ventana.
- Hey. ¿Qué tal todo? –era Ryû, apareciendo por la puerta de la cocina con
los demás.
- Jeje, muy bien, chicos n-n –dijo el joven Asakura, muy contento.
- Don Yoh... O.o Su padre y su abuela... ¡están distintos! –se sorprendió Ryû,
al igual que los demás shamanes.
- Jiji n-n –rió el castaño–. Eso se debe a que yo los he curado... ¿A que están
muy guapos?
- Pues ya verás que Chocolove hubiera dicho lo mismo ¬3¬ –ponía morritos
de forma molesta Yoh, hinchando también los carrillos–. Pero no es para que
te pongas así, Annita...
“¡¡¡Pafff!!!”.
- Jeje. Ay, es lo que tiene estar prometido con una sargento... –comentó
Horo Horo, cachondeándose de su amigo (qué gran error había cometido...).
“¡¡¡Pafff!!!”.
- Me parece que Anna va a repartir leña a diestro y siniestro u.u –dijo la ainu
en un susurro.
- ¿Decías algo, Tamao? Ò.ó –inquirió Anna, mirándolas a las dos duramente.
- Ah, vale. Les acompaño hasta la entrada –dijo Anna, cambiando de actitud
radicalmente.
- Ay, este nietecito mío cada vez me sorprende más nn –comentó sonriente
Yohmei, dándole golpecitos en la espalda.
- ... porque tu corazón es tan puro que nunca llegarías a ser Hao –dijo con
solemnidad la abuela Kino, refiriéndose a Yoh–. Has demostrado una gran
fuerza, de corazón y de mente, para haberte enfrentado anteriormente con
tu propio hermano gemelo. Eres grande, Yoh, y has madurado con el
tiempo. Estamos todos orgullosos de ti.
- ¿La prometida tiene algo que decir? –preguntó con impertinencia el ainu,
acercándose a la familia Asakura.
- Sí... –meditaba Anna, posando un dedo índice en la barbilla–. ¿Cuándo...
nos casamos Yoh y yo?
- Pues... esto... emm... –los padres y los abuelos de Yoh no sabían qué decir.
- ¿Por... por qué vas tan rápido, Anna? –preguntó Yoh, nerviosillo.
- En eso... tienes razón. Tienen que labrarse un futuro profesional –le daba la
razón su marido.
- Por lo menos que hagan una carrera, que vayan y terminen la universidad
–insistió Keiko.
- Pero eso... depende de cuántos años dure la carrera... –puntualizó Manta,
pensativo.
- Quiero decir... Esto... Que nos casaremos cuando tú quieras, ¡eso es!
Jejejeje n-nU –rectificó a tiempo el chico, sonriendo a modo de disculpa, muy
apuradillo.
- Vaya, menudos reflejos tiene el chaval –dijo en voz baja Len Tao, pero la
sacerdotisa oyó el comentario.
- ¿Qué has querido decir con eso, Len? ¬¬ –preguntó con mala uva la itako,
cruzándose de brazos.
- Que haya paz, por favor –pidió Lyserg de forma pacífica, interponiéndose
entre los dos por si acaso.
- Así que depende de la carrera que hagáis... vuestra boda tendrá que
esperar –dijo Yohmei.
- Anna... ¿es que tantas ganas tienes de casarte con Yoh? –preguntó con un
tono bastante pícaro el shaman de pelo azulado.
- ¡Chao! –se despidieron con la mano los padres y los abuelos de Yoh
mientras se iban andando hacia la estación.
AHHH, HOLAAA!
Muchos besitos!!!
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Ahora tenía 18 años, iba encaminado hacia los 19 años de edad, y estaba en
la universidad privada para chicos “Higariyama”, estudiando Magisterio de
Educación Física. Los estudios ya sí se los tomaba en serio y, a decir verdad,
tenía muy buenas calificaciones... sobre todo en Deporte. Cuando tenía que
exponer trabajos o estudiar para un examen, se quedaba hasta muy tarde
(como a las 2 o 3 de la madrugada, según le convenía), preparándolo todo
con una semana de antelación. Vamos, que era una lumbrera, un chico
inteligente... De tonto ni un pelo, y así lo demostraba en los estudios.
Así que Yoh se convirtió en un apuesto, fuerte e inteligente shaman... pero
con su típico humor y personalidad tan despreocupada y tranquila, nunca ha
dejado de ser sencillo y alegre aunque hayan pasado los años, aunque
poseía dinero y éxito a raudales por ser el Shaman King, y la prensa hacía
todo lo posible para entrevistarlo o hacer exclusivas con fotos
comprometedoras (sobre todo los paparazzis). Pero él... era un chico que
intentaba ser “normal y corriente” (dado que era un shaman, no era un
humano cualquiera). Además, era universitario... y tenía vida de estudiante,
y sentía que todavía no había pasado la etapa de la adolescencia para ir a la
adultez. La fama no lo cambió para nada, Yoh era único, el de siempre.
- Waaa... Qué sueño tengo, Annita. No tengo ganas de ir... –bostezaba Yoh,
haciéndose el remolón.
- Jooo... –se quejó Yoh, molesto por los rayos del sol que lo deslumbraban.
- Venga, te espero abajo –dijo Anna, ya yéndose del cuarto del shaman.
Añadieron más habitaciones; reformaron las aguas termales (había una para
mujeres, otra para hombres y el mixto) y las pusieron más modernas (éstas
estaban al aire libre, es decir, eran aguas termales exteriores o de exterior),
además de que añadieron un cuarto grandísimo pero dividido en cubículos
para tener otras aguas termales (de los tres tipos: mixto, mujeres y
hombres) pero de interior (dentro de la mansión) y las modernizaron
también (ya que si alguien quería darse un bañito y hacía mal tiempo, no
habría impedimento alguno el bañarse en las aguas termales, sólo que se
bañarían en las aguas termales que están dentro de la casa); la cocina era
amplísima y modernísima; el salón era el cuarto más grande; había una
salita; un cobertizo; despensa; una sala de juegos con: máquinas
tragaperras, un casino, juegos de salas recreativas, una diana para lanzar
dardos, cascos para jugar a la realidad virtual, pinball, billar, un futbolín, un
dancing stage, un disc hockey, una pequeña sala para jugar a los bolos y
otros juegos más...; un gran gimnasio para que Yoh entrenase (o cualquiera
si quería) dentro de la casa con toda la maquinaria de hacer ejercicio
necesaria; un cuarto que poseía una cabina de Dj para mezclar canciones y
hacer el que quiera sus propias composiciones o piezas musicales, y la
habitación estaba acompañada con una guitarra eléctrica, un piano (había
uno eléctrico y otro de cola), una armónica, una batería, un arpa, una
ocarina, un sintetizador, un acordeón, un violín, una flauta travesera, una
guitarra española, un xilófono y unos pocos más instrumentos; una pista de
baile con muchísimos efectos de luces de colores en el techo y en el suelo,
varias bolas de espejos de tamaño mediano, unos grandes y potentes
altavoces para disfrutar mejor de la música y un sintetizador con cabina de
Dj también junto con un potente equipo de música de alta calidad; una
biblioteca para guardar libros de lecturas y escolares, diccionarios, cómics,
cuentos, novelas, poemas, revistas, mapas y enciclopedias; un cuarto de la
limpieza en la que guardaban los productos, las fregonas, cepillos y demás
para limpiar la casa; 3 cuartos de baño (uno por cada piso) con fontanería
totalmente renovada y a la última, todos tienen una ducha y una bañera,
ambas con hidromasaje, chorros relajantes, efecto sauna, efecto termal,
radio... (aunque el cuarto de baño del 2º piso tiene la bañera más grande
que incluso pueden caber dos personas perfectamente); un cuarto con
jacuzzi y sauna, que contiene un cambiador para poder cambiarse de ropa;
y una habitación donde había varias cajas fuertes en las que guardaban el
dinero.
- ¡Buenos días, Manta! n-n –lo saludó Yoh, mientras los tres se montaban en
el autobús (pagando cada uno 120 yenes) junto con otras personas más.
- ¡Jeje, Anna, cada vez estás más hermosa! –halagó Manta a la sacerdotisa.
Sin embargo... no todo era felicidad para ella... Todavía tenía guardados en
su pecho los sentimientos que sentía hacia él. ¿Qué quería decir esto? No
era difícil de adivinar... Sí, AMABA a Yoh, aunque al principio le costase
interiormente reconocerlo a causa de su orgullo y cabezonería. Pero le
gustaba mucho y estaba perdidamente enamorada de él, sin embargo no se
atrevía a confesárselo, y eso que había pasado mucho tiempo... ese tiempo
juntos y que compartían. Desde que convivían juntos (y solos) cuando
tenían 13 años no surgió entre ellos nada de nada, no obstante ahora eran
muy amigos. ¿Debería seguir ocultándolo más? Porque no veía que Yoh... la
quisiese más que una amiga, más o menos la trataba como a uno de sus
amigos. Ella sabía que era su prometida... pero también deseaba poseer el
rango de novia.
La chica vio que la próxima parada era la “Plaza de la Bahía de Tokio”, así
que pulsó el botón rojo que tenía a su lado (en la barandilla) para bajar.
Cuando el bus ya se paró, dijo antes de irse...
- Que se te dé bien el día de hoy, Anna –le deseó Yoh con una sonrisa.
- ¿Por qué todo es tan difícil? –se preguntaba el shaman en voz alta–. ¿Por
qué no puedo decirle, por mis propios labios, que... que la quiero?
- Pues... la verdad es que sí. Estoy muy enamorado de ella... ah. ¿Sabes?
Eres la única persona que lo sabe... aparte de Amidamaru, que también lo
sabe (se lo confesé a él hará un año) –afirmaba Yoh, apoyando un poco su
cuerpo en la barandilla.
- Creo que me voy a desmayar ante tal revelación ¬¬U –decía Manta,
todavía sin creérselo–. ¡Es que es difícil de creer que te guste la mandamás
de Anna!
- n.n ¿Pero tú no sabes que hay un refrán que dice: “el roce hace el
cariño”?. Pues a mí me estaba pasando y reconocí que me gustaba Anna.
Cuando estoy con ella... me siento bien y a gusto. Y te digo una cosa: ella y
yo nos llevamos muy bien. No tenemos la relación que teníamos antes,
somos como amigos –le confesó Yoh.
- Ya, pero... Es que tengo dudas... Yo... no sé... si ella me quiere –el shaman
ponía cara de velatorio mientras decía estas palabras.
- Hombre... Por mucho que estéis obligados a prometeros, si ella te odiase o
no te quisiese supongo que se opondría (con en carácter que tiene...)¿no? –
supuso Manta, rascándose la cabeza.
- O.o Jo¿me estás diciendo que sabes tú más de Anna que nosotros?
- Er... Creo que no, gracias. Bueno, ésta es nuestra parada –daba Manta al
botón para bajar.
- Jaja. Era de esperar que dijeses eso –decía Manta, ya bajando con Yoh.
OoOoOOoOoOoOooOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOOoOoOoOoOooOo
Por cierto, lo pongo aquí (es que no me gusta ponerlo al inicio del capítulo):
Muchos besitos!!
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- Pues... esto... para celebrar el comienzo de las vacaciones, jiji –dijo Yoh,
nerviosillo y apuradillo.
- ¬¬ ¿Estás seguro? Mira que no debemos mentir, está en una de las reglas
–le advirtió Anna, no muy convencida.
- O.o ¿Cuál?
- Errr... –sólo pudo decir eso el shaman (aunque fuese ya por la tarde,
estaban los dos en pijama... apenas utilizaban las yukatas).
Miró el reloj de pared... sólo hacía unos 5 minutos que había bajado, y
esperaba que Anna no tardase mucho. El pobre estaba nervioso y bufaba
desesperado. Oía el sonido de unos tacones bajando por la escalera, esa era
Anna. A Yoh el corazón le latía a 1000 por hora y se acercó a la escalera... y
la vio.
Anna tenía un precioso y largo vestido rosa claro atado al cuello (sin
mangas y sin escote delantero y trasero) y unas sandalias plateadas
(enseñando los dedos, pintados con laca de uñas transparente) con tacón
de 3 centímetros. Se había echado sombra de ojos rosa palo y brillo de
labios rosa con “efecto espejo”. Llevaba en la mano un bolsito plateado y en
la otra una pulsera de bolitas plateadas en la muñeca. El pelo lo tenía
ligeramente ondulado, y se podía entrever unos pendientes pequeños de
diamantitos en las orejas. Y el aroma que desprendía... era increíble. Se veía
muy bien con ese aspecto, no parecía ella...
- . Estás... tan preciosa... –dijo él, sentía que estaba en una nube...
- ¬////¬ ¡¡No digas eso¡Te has saltado el punto nº 1! –le recordó un poquito
roja y molesta.
- Pero esta es una ocasión especial... así que ese punto no sirve, jijiji.
Además, es que te has arreglado y eso se nota... n///n –decía Yoh, más
sonriente de lo habitual.
- Bueno, vale ¬¬. Tú tampoco estás tan mal... resulta muy curioso verte
trajeado, y nunca te separas de tus audífonos excepto para ducharte o
dormir...
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Fausto era el más mayor del grupo y, sin embargo, no cambió para nada su
aspecto (aunque de vez en cuando se le marcaban mucho unas ojeras...).
Cuando los shamanes estaban enfermos él se encargaba de su cuidado
junto con Eliza cuando podía, ya que trabajaba como médico en una clínica.
Por eso sí cambió su aspecto en el modo de vestir con ropa de hombre
normal, gabardinas o chaquetas y, de vez en cuando, sombreros. De tanto
en tanto soltaba algo en un humor negro que casi a todos les daba algo al
corazón, pero siempre decía que era en broma y que no se pusiesen así.
- No entiendo... ¿por qué Yoh no quería venir con nosotros? Resulta raro... –
se extrañaba el ainu.
- Es verdad, dijo que no le apetecía –asentía Manta y luego sorbió el
contenido de su vaso con la pajita que tenía.
- XO ¡Eres malo, hermano! –le gritó la chica–. ¡Nos restriegas que los
cuatrimestres son mejores que los trimestres!
- u.u No, no te creas –contaba Horo Horo, negando con el dedo índice–. La
“uni” es muuucho más difícil que el “insti”. Para ser Ingeniero en
Informática tienes que estudiar bastante... esa es la carrera que he elegido.
- Está claro que todos estamos creciendo... y que el tiempo pasa volando sin
que nos demos cuenta... –suspiraba Len, acordándose de aquellos años
cuando eran más jóvenes.
- ¡¡Pero no hay que ponerse tristes!! nOn ¿Quieren que les cuente uno de
mis fabulosos chistes para que recuperen el ánimo? –les preguntó
Chocolove, alzando un puño y levantándose de su asiento.
- ¡¡¡SÍÍÍ!!! nOn –exclamaron Pilika y Tamao a la vez.
- ¿Por qué no:( –el shaman de color ponía cara de perrito abandonado,
desilusionado.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Gracias, señor n-n –dijo Yoh al taxista cuando ya se bajaron del coche y le
daba el dinero.
- De nada, joven. Que pase una buena noche –le deseó el taxista.
Y el coche se fue, dejando solos a los dos jóvenes, que estaban en la acera.
Anna miró el edificio que se mostraba frente a ella: el restaurante más
selecto y lujoso de Tokio. Poseía 3 pisos más uno subterráneo (para los
aparcamientos, es decir, era un parking); una terraza interior con una
fuente y plantas; un salón de baile que se transformaba en discoteca
cuando serían las 12 de la noche; se celebraban en ese restaurante todo
tipo de acontecimientos; preparaban comidas exquisitas; había buen
ambiente y todas las personas, tanto los comensales como los que
trabajaban en el restaurante, iban de etiqueta.
La sacerdotisa oyó hablar de ese establecimiento gracias a los comentarios
de sus compañeras (pensaban en estar con su chico allí, en una cena
romántica) y ahora... iba a entrar en él.
- ¿Te gusta? –le preguntó Yoh, viendo cómo Anna se quedaba alucinada
viendo el exterior del edificio–. Se llama “Tsukemi”, es un restaurante muy
importante y uno de los más elegantes de la capital.
- Gracias... ¡Annita, nos han tocado los patitos¡Y, fíjate, hoy es día 22! Qué
gran coincidencia¿no? –preguntaba el castaño muy ilusionado cuando
abrieron la puerta y se encontraban en la planta principal, en la que la
gente (había mucha) estaba cenando.
Entraron en el ascensor (era muy ostentoso, casi todo era en oro), Yoh le dio
a la tecla 3 y se puso en marcha mientras sonaba una suave canción de
fondo. A los pocos segundos el ascensor paró y abrió las compuertas,
mostrando la tercera planta, la más lujosa (con diferencia) del recinto.
Yoh soltó el brazo de Anna y se puso a caminar hacia las mesas; ella,
suspirando, lo seguía de lejos. El muchacho buscaba con desesperación la
numeración de su mesa.
- Pero... ¡¿qué diablos...?! –se sorprendió Anna, casi con los ojos como platos
al ver que la mesa... ¡estaba vacía (bueno, solamente ocupada por Yoh)! Era
una mesa redonda para 2 personas, veía las sillas de madera preciosamente
ornamentadas, un pulcro e impecable mantel blanco con ribetes de punto
de color turquesa (las servilletas estaban a juego con el mantel), los
cubiertos de plata, los vasos de cristal, un cuenco de panecillos, las cartas
de los menús... y en el centro de la mesa un había candelabro dorado con
una larga vela púrpura y... un pequeño jarrón celeste con una hermosa rosa
roja. ¡Todo era absolutamente ROMÁNTICO!–. ¡¿Yoh¿¡Qué significa esto!?
- Bueno, es que era una sorpresa, ya que... ya que necesitaba decirte algo
importantísimo en privado –explicó Yoh, nervioso y apurado.
- Pues... me temo que tendrás que esperar a que cenemos –dijo Yoh,
encogiéndose de hombros.
- Yoh... ¿por qué has mentido¿Por qué me has dicho que los demás también
estaban aquí, cuando no lo es en realidad? Me duele que me hayas mentido,
no sólo porque hayas infringido una de las reglas, sino que creía que eras
sincero... y honrado –habló Anna mientras le miraba con seriedad y dolor en
sus ojos.
Ya tenían el postre en la mesa: cada uno poseía un cuenco de porcelana con
bolas de helado de tres tipos de chocolate (blanco, negro y con leche) en su
interior, con un poco de nata y virutas de chocolate por encima. Eran las
diez y cuarto de la noche...
- Por supuesto, ya que me has traído hasta aquí... –Anna se limpió la boca
con la servilleta y dejó la cucharilla con la que comía el helado para
escuchar a su prometido.
- Vaya, de nada n-n Pero lo que yo quería decirte era que... que... que desde
que te conocí... me diste un poco de miedo cuando nos encontramos por
primera vez, para mí fue impactante el que una chica tan preciosa me dijese
“Muere” en plena calle, jiji. Y cuando tus padres te... abandonaron... mi
familia se quedó contigo y mi abuela empezó a entrenarte como
sacerdotisa, mientras que a mí me iniciaban para ser un buen y poderoso
shaman para el futuro Torneo de Shamanes... No nos hablábamos mucho,
cada uno estaba con sus cosas... Hasta que un día me dijeron “Yoh, vas a
tener una prometida”... y te eligieron a ti. El compromiso, al parecer, ni nos
iba ni nos venía... pero en el fondo sí me importaba aunque hacía como si
no fuese nada importante el compromiso. Pasaba el tiempo, crecíamos... y,
poco a poco... empezaste a gustarme... Lo malo es que siempre me
torturaba con que, con tu actitud, no te fijarías en mí o en mis sentimientos,
que no me querrías... Además... me pegabas cuando pensaba que eras
preciosa y cosas así. Podría decirse que esa ilusión era un tanto efímera,
que iba de un lado a otro, ya que... los castigos, entrenamientos y demás
mandatos no ayudaban mucho a decirte lo que sentía, por eso no abría la
boca para nada acerca de este tema. Cuando terminó el primer Torneo de
Shamanes tenía la cabeza en otras cosas, como lo de Hao y que nuestra
vida, después del Torneo, no iba a ser igual. Pero cuando se reinició el
Torneo volvimos a lo mismo... entrenamientos y más entrenamientos, en los
que también recapacitaba: “Si gano¿qué pensará Anna de mí? Y si no
gano... ¿sería ella capaz de cancelar el compromiso?”. Muchas preguntas
me hacía... y siempre tenía el corazón encogido. Pero... al final gané y me
convertí en el Shaman King. De buena gana te ayudé con el problema que
tenías con los onis y decidí ser tu amigo para llegar a ti y conocerte mejor,
porque en mi interior me importabas mucho, tú y tu felicidad. Me
enorgullecía ser tu prometido y tu mejor amigo con el tiempo, te aconsejaba
y... te quería, aunque no te dieses cuenta o no te percatases de ello.
Cuando me contabas tus alegrías, cuando sonreías, me hablabas con
sinceridad o te abrías... yo me ponía sumamente contento, pero mi actitud
era contraria cuando me contabas tus penas y sufrimientos. Y cuando de
verdad te conocí me pareciste una maravillosa y bellísima persona tanto por
dentro como por fuera... y ahora he descubierto que me he enamorado
perdidamente de ti... Bueno, me di cuenta antes, pero es verdad que... te
amo y mucho. No podía soportar más esta situación, y al tener confianza
contigo... decidí decirte esto hoy, lo necesitaba porque me estaba
consumiendo por dentro este sentimiento tan agrio de no saber lo que
pensabas de mí y si me querías. Quiero que sepas que estoy siendo muy
sincero contigo, y espero que no te enfades por esto... Anna
Kyôyama¿quieres... ser mi novia? –explicó Yoh con decisión, mirándola
directamente a los ojos, mientras que se arrodillaba frente a Anna y,
cogiendo la rosa, se la entregaba.
- Yoh Asakura... eres... eres... –el cuerpo de Anna temblaba, pero su voz era
tan firme... que daba miedo.
- ... O.o... ¿En serio? –Yoh estaba descolocado y sin poder creérselo, por
poco se caía de espaldas de la impresión ante el cambio tan brusco de la
rubia.
- Pues... claro que sí n///n –sonrió ella, todavía roja–. La verdad es que a mí
me ha pasado algo por el estilo, como a ti, aunque... mi orgullo, mi
personalidad y mi cabeza eran más fuertes que... mi corazón.
Un beso... Sin duda era lo más hermoso del mundo. El universo que había a
su alrededor dejó de existir... sólo existían ellos dos, él y ella. Siempre Yoh
había ansiado besar esos labios... los de ella¡y por fin lo estaba haciendo!
Eran muy dulces y suaves... como el pétalo de una delicada flor, pero a la
vez deseables y apetecibles... así que presionó un poco más sus labios a los
de ella para profundizar un poco más el beso y tornarlo algo más intenso.
Yoh notó esto, así que dejó de besarla para verle la cara. Preocupado, vio
las finas gotitas saladas de los ojos de la chica bajando por las mejillas hasta
perderse en el regazo del vestido.
- Vale n-n –se alegró el chico, quitándole las lágrimas cariñosamente con un
pañuelo que tenía en el bolsillo interno de su chaqueta–. Bueno¿qué quieres
que hagamos ahora?
- Ay, tengo frío... –temblaba la sacerdotisa a causa del frío de la calle (era
invierno, así que era normal).
- Sí. Gracias, Yoh -////- –agradeció la itako, bien acomodada con la prenda.
OOoooOOOooooooooooOOOOOOOooooooOOOOOOOOOOooooooOOOOO
Hola a todos!!!
Espero que no se harten de los capítulos, sé que son bastante largos, pero a
veces me encuentro con gente (me refiero con otros fanfics) que quiere más
OO Esto es bueno porque así nos gusta más la lectura xD
Pero es que no me quiero dejar ningún detalle, en serio, y creo que mis
motivos serán varios:
1- La evolución del amor entre Yoh y Anna. Pasarán por la ternura, el cariño,
el deseo, la pasión... ejem, hasta... bueno, ya saben, hasta que ponga lime y
lemon en los próximos capítulos xD
6- Ejem, creo que hay gente que sabe que existen unos one-shot hechos por
Takei y recopilándolos en una miniserie llamada “Funbari No Uta”, verdad?
Y aparece cierto personaje... Hana (o Hanna). El hijo de Yoh y Anna.
También aparecerá, su nacimiento y su crecimiento... hasta llegar a
adolescente.
Y por fin aparecieron los demás personajes n.n No sé si les ha gustado las
apariencias que les he otorgado a cada uno, les he hecho unos cuantos
cambios de look.
Los sucesos de este capítulo son invención mía, sin plagiar o copiar el
contenido de otros fanfics, por lo tanto, están sujetos a MIS DERECHOS DE
AUTOR.
Otra nota aclaratoria que hago, esta vez, de los diálogos, tomen nota pues,
ya que saldrá en toda la historia:
- Dile que la quiero. Que siempre fui sincero. Dile que me estoy volviendo
loco por una tontería... –tatareaba Horo Horo una canción que escuchaba
por los altavoces de la radio Canciones y tarareos de canciones –letra
cursiva
- La discográfica de este cantante se llama “New Artist & Co.” –dijo Ryû,
señalando la portada trasera del disco “Marcas y entidades” –letra normal
con comillas.
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- “Hola, amo Yoh. Buenas noches, señorita Anna” –los saludó Amidamaru,
que enseguida se transformó en esfera.
- Buenas noches, Amida –sonrió Yoh, sacando las llaves de la mansión que
estaban en el bolso de Anna (ésta se lo ofreció)–. ¿Qué tal?
- “Pues... no ha habido nada del otro mundo, amo. Los demás tampoco han
venido”.
- Jiji n.n Entonces... ¿no sería una ventaja para nosotros? –preguntó Yoh,
mirando a la rubia, abriendo la puerta y entrando.
- Creo que tendría que ser yo el que dijese eso... ¿no te parece? –se sentaba
con ella Yoh.
- Sí, pero... ha valido la pena –el shaman abrazó a su ya novia con mucha
ternura mientras decía estas palabras–. Ahora creo que el primer punto, el
segundo y el tercero pueden eliminarse, ¿no?
El castaño miraba muy tiernamente a su novia, ¡su novia! ¡Por fin! Había
deseado tanto que Anna lo fuese... y ahora lo era (además de ser su
prometida, pero el nombre de “novia” le gustaba mucho más). Se acercó
aún más a la chica y con una mano acarició suavemente la mejilla de la
joven. Ella giró su rostro para ver el de su prometido y seguidamente éste
estaba muy cerca de su cara, mirándola a los ojos con extremada dulzura.
- Te quiero mucho, Annita. Te amo –le confesó Yoh, y en esto la besó en los
labios dulcemente.
Miró esos ojos, que emitían un brillo especial (un brillo de estar enamorada,
¿quizás?), a pesar de la oscuridad, y luego observó la sonrisa dibujada en la
cara de la joven. Ella pocas veces sonreía, pero esas sonrisas... siempre
eran sinceras y preciosas.
- Yo pensaba que no era así... creía que me querías pero que no estabas
enamorado de mí. Ni siquiera llegaría a casarme por conveniencia, y aunque
tu familia me escogiera como tu prometida... yo no te obligaría a que te
casaras conmigo si no estuvieses enamorado de mí –la sacerdotisa inclinó la
cabeza a un lado, haciendo que unos pocos mechones dorados de su pelo
se posasen en el rostro–. Reconozco que... a veces he tenido errores
contigo, así que te pido perdón.
- ¡No tienes por qué pedirme perdón!. ¡Todo el mundo comete errores, no
somos perfectos! –exclamaba Yoh mientras que con amabilidad retiraba los
rubios mechones de Anna y los colocaba detrás de la oreja–. Por ejemplo...
yo no soy perfecto, ¿eso te ayuda?
- Pero aun así... no es lo mismo –negaba con la cabeza Anna, cerrando los
ojos–. Al ser tan cerrada y orgullosa no reconocía mis propios errores, creía
que todo lo que hacía era lo correcto sin pensar en lo que quieren u opinan
los demás... Soy una egoísta.
Yoh la volvió a besar en los labios con ternura, acercándola hacia sí. Las
bocas de ambos parecían imanes, no se querían despegar por más que
quisieran. Y es que... después de tanto tiempo enamorados el uno del otro y
sin haberse demostrado ese amor antes... pues ahora estaban
aprovechando el tiempo perdido.
Apoyó la espalda en el respaldo del sofá para que los dos estuviesen más
cómodos, así que colocó sus manos en la cintura de Anna y ella trasladó sus
finas manos al cuello del castaño, proporcionándole suaves caricias en la
nuca con sus dedos y uñas de manera delicada.
- Bueno, Annita, está bien... –aceptó Yoh, quitándose apurado alguna marca
de pintalabios en su rostro con el dorso de la mano.
- ¡Ya estamos en casa! nOn –gritó Horo Horo, entrando la salita, seguido por
los demás.
- ¡Ey! Pero... ¿¡qué hacéis vestidos ASÍ!? –se sorprendió Len, viendo lo bien
trajeada que estaba la pareja.
- Eh... Creía que teníais otros planes... –farfulló Yoh, algo tembloroso.
- Y ha ido con Anna, que eso es lo más extraño... –comentó el ainu a los
demás con un deje de extrañeza.
- ¿Tienes algún problema con que yo vaya? ¬¬ –le arremetió Anna, con
intenciones de levantarse del sofá y propinarle un buen golpe en el
estómago.
- Errr... ¡No, qué va! En verdad no tengo ninguno, jeje –intentó disculparse el
shaman del hielo.
- Jiji –rió el joven Asakura–. Bueno, otra vez será. Recuerda que aún queda
muuucha Navidad y muuuchas fiestas que celebrar n.n.
- Tiene toda la razón del mundo, don Yoh –sonrió Ryû, más animado.
- Pues será mejor que nos durmamos, que ya es tarde –les advirtió Lyserg y
después puso una mano en su boca para bostezar–. Waaa... Humm, tengo
sueño...
Subió los peldaños de las escaleras lentamente, sin hacer apenas ruido para
que los demás no se despertasen (ya no había nadie, se habían ido todos a
dormir). Iba a abrir la puerta de su habitación... cuando de pronto...
- ¡Está bien! n.n ¡Voy a por mis cosas y ahora vuelvo! –exclamó Yoh, más
contento que unas pascuas.
Casi prácticamente la habitación era igual que la del shaman, sólo que tenía
toques femeninos y decorada con los gustos de la sacerdotisa (porque no
iría a poner, ni loca, un póster de Bob). Todos los muebles eran muy bonitos
y clásicos (de madera de sauce llorón (como la mesa en donde dejó el
bolso), pero tenía el mismo mobiliario que el del shaman, sólo que de otro
estilo), su cama también era muy grande (como de matrimonio) y cómoda,
pero tenía doseles en las cuatro esquinas de la cama (las cortinas eran de
color rosa intenso), con mullidos y suaves cojines de raso de color magenta.
También tenía aparatos electrónicos (equipo de música, televisor de plasma
de 17 pulgadas, ordenador, móvil (un Nokia) y cámara digital) de última
generación y novísimos, una alfombra de inspiración persa al pie de la
cama, un espejo de 2 metros de alto y de ancho con un fino y sencillo marco
dorado colocado en la pared, 5 lámparas doradas de las que caían unas
pequeñitas lágrimas de zafiro para adornarlas, varios cuadros para decorar
las paredes, joyeros de diversos tamaños, algunos libros, cuadernos y
utensilios escolares que tenía del instituto y para ir a la universidad, un
tocador con su correspondiente silla y espejo para arreglarse, marcos con
fotos, una elegante percha plateada... y las típicas cosas de chicas, que
estaban por toda la habitación.
Estaba mirando el jardín por el balcón, apoyada en la barandilla de mármol,
cuando Yoh tocó la puerta y la abrió.
- ¡Ya estoy aquí! –exclamó Yoh, vestido con un pijama azul marino–. ¿Has
visto qué rapidez?
- ¡Qué guay!. ¡La primera noche que pasamos... como novios! Jijiji n.n –
sonreía Yoh.
- Ejem, no grites, Yoh, que nos pueden pillar –le advirtió la sacerdotisa
mientras deshacía la cama y retiraba los cojines.
Pero notó cómo dos brazos se agarraban a su cuerpo por detrás, y esto la
asustó. Giró la cabeza y vio a...
- Pues... que... que... que me siento extraña por esta situación... aunque
también estoy muy feliz. Es que no estoy acostumbrada ¬////¬
OooooOOOOOoOOOOOOoOoOoOoooooOOOOOOoOoOOooooooOOOOOO
Cómo anda la cosa? Esperemos que bien!!! Yo estoy con los exámenes,
vaya palooo...
En fin, qué se le va a hacer. Espero que lean las notas de la autora, les
ayudará a comprender mejor la historia y... a su autora también!!! XD
Jeje, y una amiga no sabe si vestirse de Tamao o Pilika, ya que las dos le
gusta (pero al final no podrá ir uu, para la próxima ocasión vendrá). Compré
merchandising y objetos derivados de Shaman King o Sailor Moon. Y
también algunos tomos del manga de Shaman King para seguir
coleccionando la serie.
Y rechacen imitaciones, pues esta historia está creada por mí y está sujeta a
mis derechos de autor.
Ya nada más, sólo espero que me digan si les está gustando la historia (y en
concreto este capítulo) y que me manden muuuuuuuchos reviews.
Y si conocen de gente que les guste este tipo de fanfics, no duden en
avisarles y que ellos me mandasen reviews.
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- Buenos días, Annita –la saludó Yoh, pero no conforme con eso... le dio un
beso en los labios.
- “Lo... lo... lo siento, señorita Anna” –se disculpó el samurai, muy asustado,
y salió de la habitación por “patas”.
¡Qué situación más perfecta! Los besos dulces que se daban parecían
adquirir otra cosa... otra forma..., eran más lentos, más delicados, más
tiernos, pero insistentes y necesitados. Estuvieron así un buen rato,
disfrutando de la compañía del otro y de ese contacto tan hermoso. Pero la
situación dejó de ser perfecta, ya que ambos estómagos empezaron a rugir,
destrozando el ambiente mágico que se había creado.
- Errr... ejem... Creo que es mejor que bajemos ¬///¬ –propuso Anna
separándose de Yoh, levantándose rápidamente de la cama y empezando a
elegir la ropa que iba a llevar ese día (por no llevar el típico vestido negro).
- ¿Jugamos a la videoconsola?
Yoh llegaba al salón con un carrito de madera con una Play Station 3, con
sus mandos, juegos y demás accesorios. Enchufaron los cables a la
televisión, los mandos a la máquina y el adaptador de corriente al enchufe
de la electricidad. En poco tiempo, todos estaban atentos para ver la lucha
entre ambos shamanes, que ya eligieron sus personajes y el campo de
batalla.
“ROUND 1”.
“FIGHT!”.
- Nooo... ¡Toma ésta, Jin Kazama! –gritó Horo Horo, dándole una patada a
Jin.
- ¡Toma, toma, toma! –se desesperaba Yoh, dándole a todos los botones
mientras miraba la línea de vida de Hwoarang (no hacía falta decir que Yoh
era Jin y el ainu Hwoarang).
- Jaja, ¡chúpate esa! –gritó victorioso Horo Horo, alzando un puño al aire.
“K.O.”.
“HWOARANG WINS”.
- Qué bien, hermanito. Ahora sólo te falta tener novia para ser
completamente feliz –comentó Pilika, sin darse cuenta que le dio a donde
más le dolía al ainu.
- “Horo Horo lose”. “Pilika wins” –imitaba la voz del juego Chocolove, y
luego volvió a tener su característico acento para reírse y mofarse del
peliazul.
- ¡Porque has vencido por pura suerte! –exclamó el Asakura, sonriente–. ¡Yo
siempre te gano... siempre os gano a todos, jeje! n.n
- Anna... ¿tú sabes jugar? –inquirió Lyserg, mirándola por el rabillo del ojo y
expresión sosegada.
- Hummm ¬¬
Resulta que Yoh puso a Jin Kazama a su imagen y semejanza: tenía el pelo
larguito (aunque negro) con unos cascos de música en la cabeza de color
naranja, camisa blanca de manga corta, pantalones largos vaqueros de
color verde oscuro con el dobladillo hacia fuera, pero llevaba tenis negros y
naranjas al igual que los guantes de lucha.
- El que tú quieras...
- Ok... pues este mismo –dijo Yoh, y apareció al azar el campo llamado “Hot
Dessert”.
“ROUND 1”.
“FIGHT!”.
- Jin Kazama, “El Joven del Destino” contra Nina Williams, “La Asesina
Profesional y Experta”... Madre mía, es por eso que le dije a Yoh que si
estaba seguro de enfrentarse a Anna... –suspiró Len, con los ojos como
platos.
“K.O.”.
- Nooo... TToTT Bueno, aún queda la segunda ronda ò.ó –se animó a sí
mismo el castaño.
“ROUND 2”
“FIGHT!”.
Nina hizo un ataque imparable a Jin sin previo aviso, por lo tanto, éste no lo
pudo esquivar. Y de paso, la voluptuosa mujer asesina aprovechó para
hacer más combinaciones de patadas y puños... Luego hizo una potente
patada aérea y le hizo otra llave al japonés sin dejarle defenderse... Y el
resultado fue:
“PERFECT!”.
- Vamos, que hoy Yoh no tiene el día fino... –sonrió nervioso Fausto.
- Bah, no juego más... Ya te dejo tranquilo, Yoh –dijo Anna, levantándose y
dejando a un lado el mando.
- ¬.¬ Vale. He sido derrotado dos veces; hoy no estoy en forma –susurró
Yoh, y puso música en sus cascos para escucharla mientras se levantaba del
asiento y daba el mando a Len–. Voy a darme una vuelta, a ver si me
despejo. Vosotros, si queréis, podéis jugar. Hasta luego, no tardaré mucho
en regresar.
- ¿Ves, Anna, lo que has conseguido? Si es que... –le reprochaba Horo Horo a
la chica.NONONONooooij jklkjsdklfffkjs
- ¡Mira! ¡Tú déjame en paz! ¿Quieres? ¡Que hoy no estoy de humor para
pelearme contigo, “Loro Loro”! –gritó Anna enfadada al shaman de los
hielos.
- Bueno, me voy. ¡Chao, chaooo! n-n –se despidió Yoh, saliendo por la
puerta.
- Do-do-do... doña Anna... ¿se encuentra bien? –preguntó Ryû, temeroso por
la reacción de la sacerdotisa.
- ¡SÍ! XO–rugió la joven, haciendo que todos diesen un paso hacia atrás.
Pero luego, Anna se llevó una mano a la cabeza, negando–. Yo... también
voy a salir fuera, necesito tomar aire y tranquilizarme. Pero... como vuelva
aquí y me encuentre algo que no me guste... ¡ya os enteraréis de quién soy!
“¡¡¡Poum!!!”.
- Uf... –bufó Len Tao, para rematar la faena y regañar al chico peliazul–.
¡¿Podrías haber sido más suave?! ¡¿O es que eres tonto?!
- Jooo, ¡¿al final la bronca me la echáis a mí?! –se quejó Horo Horo, que se
cruzó de brazos y le dio la espalda al chino de ojos dorados.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Anna... ¿qué haces aquí? ¿No estás en la casa? O.o –preguntó Yoh,
perplejo.
- No, preferí salir e ir a buscarte –contestó ella y le indicó con el dedo índice
un banco para que ambos se sentaran. Cuando los dos se sentaron, la chica
continuó hablando–. Primero fui al cementerio, ya que es tu sitio favorito
para reflexionar, pero como no estabas... decidí venir aquí, porque este es
el segundo lugar que vas casi siempre: Este era nuestro “Punto de
Encuentro” cuando charlábamos.
Al final, cuando el Sol dio totalmente paso a la Luna, decidieron que ya era
hora de volver. Se levantaron del banco y, cogiditos tiernamente de la
mano, caminaron hasta la mansión en silencio, notando la esencia del otro y
notando la vinculación shamánica de ambos. Oyeron a un pobre grillo que
se atrevió a cantar, pero en cuestión de segundos dejó de hacerlo y eso les
provocó una suave risa.
- Jugando a los “Urbz: los Sims en la ciudad” –la informó Lyserg, que estaba
jugando.
- Más os vale... –les advirtió Anna con el puño cerrado y hacia delante–.
Bueno, que alguien prepare la cena, que ya tengo hambre.
- Enseguida, señorita Anna –salió escopeteada Tamao hacia las cocinas.
- ¡¡Así me gusta!! Gente diligente... y que acata mis órdenes sin rechistar y
sin vaguear... ¡Perfecto! –asentía Anna, refiriéndose a Tamao.
Recogieron todo y, después de una hora, Manta decidió irse a su casa, y los
demás también quisieron darse una vuelta por ahí (Anna les dio las llaves
para que luego pudiesen abrir). Anna se quería quedar en la mansión, pero
Yoh...
- ¡Anda, Yoh, vente con nosotros! –lo convencía Horo Horo, haciendo
ademanes con la mano para que el shaman de pelo castaño se viniese.
- Eh... –murmuró Yoh, pues no sabía qué hacer mientras los demás lo
miraban de forma anhelante.
- Bueno, pues en ese caso... Ahora nos vemos, Annita –sonrió Yoh, diciendo
esto último en un susurro para que sólo Anna lo oyera.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Pues... podríamos ir a la bolera, que está cerca de aquí, por ejemplo –opinó
Ryû.
- No es mal plan... –se lo pensaba Len, aunque parecía más partidario de ir.
- Pues vamos nOn –dijo Yoh, que empezó a correr en dirección a la bolera.
Pararon los pies a Yoh, ya que no se lo tomaban a prisa sino con calma, y
caminaron hasta la bolera llamada “Bowling Dancing Party”. Cuando
entraron, la bolera estaba bastante llena de gente: se encontraban a grupos
de estudiantes, familias y parejas; había un buen ambiente, las pistas (había
veinte) eran bastante grandes, y una música estupenda que animaba a
bailar. Yoh bufó y rezó para que nadie lo reconociera, quería tener un
momento de diversión con sus amigos y no un buen rato de “Venga, te
firmo un autógrafo”, echarse fotos con la gente, recibir a fans
incondicionales y “sufrir” todo tipo de comentarios de la gente que lo
conocía por ser el famoso Shaman King, Yoh Asakura. Hicieron equipos para
que todos jugaran, aunque a Pilika, a Fausto y a Tamao no les apetecía
mucho jugar, e hicieron una apuesta...
Al final ganó el equipo de Yoh (por fin), que lo componían Horo Horo, Len y
él. Así que el equipo perdedor, formado por Ryû, Lyserg y Chocolove, tuvo
que cumplir la apuesta, y consistía en que ellos tenían que invitarles a...
¡chucherías!
- Vaya, el “Pinchito al Estilo Chinito” tiene razón –puntualizó Horo Horo con
el dedo índice y riéndose.
- ¡Ey, parad ya los dos! –se molestaba Pilika, con las manos en jarras.
- Sí. Waaa, qué sueño tengooo... –bostezó Yoh, restregándose un ojo con la
mano.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Si quieres, podemos... no sé... dar una vuelta por el jardín, por ejemplo n.n
–propuso Yoh.
- Sí, pero puedo aguantar. Además, prefiero quedarme contigo n.n –sonrió el
castaño con su típica sonrisita tonta.
- ¬//////¬ Como quieras –murmuró Anna, algo roja en las mejillas por el
comentario de su prometido.
Salieron al jardín una vez que Anna colocó el vaso vacío en el lavavajillas,
aunque no caminaron mucho. En cambio, se sentaron en el columpio que
tenían en el jardín y se quedaron charlando de todo y de nada a la vez.
Hacía frío, tendrían unos cinco grados como mucho, pero eso no les importó
demasiado.
- ¿Y qué has hecho mientras nosotros hemos estado fuera? –preguntó Yoh,
balanceándose un poco en el columpio.
- Ah... jijiji, eso no lo sabía. Pues bueno, nosotros hemos estado en una
bolera y hemos ganado Len, Horo Horo y yo, jijiji –sonrió Yoh, sólo como él
sabía hacerlo.
- Me alegro –dijo Anna, mirándolo por el rabillo del ojo y emitiendo una débil
risa.
- Yo soy ésa –dijo Anna, señalando los copos de nieve con un dedo índice.
- Otra cosa te voy a decir... Me gustas tal cual eres, no quiero que cambies,
aunque te agradezco tu cambio hacia mí. Pero salvo por eso, no quiero que
cambies –dijo Yoh con su voz tan tranquila y amable de costumbre.
- Pues yo creo que yo tampoco tengo sueño... No sé qué hacer... –se notaba
molesta Anna por no saber qué hacer para matar el tiempo o conseguir
dormirse.
- ¿Y si... nos damos un baño? –propuso Yoh–. Cada uno en su cubículo, claro.
- ¡Pues venga! n-n –se animó Yoh, contentísimo de ver a su novia sonreír.
- ¿Cómo está la agüita? Jejejejejeje –reía Yoh, sus risas hacían eco por toda
la estancia.
- Está bien... –contestó ella, cubriendo su cuerpo de agua hasta los ojos.
Estuvieron charlando un rato más de varios temas, hasta que les entró
sueño por el calorcito del agua y ambos decidieron acostarse. Salieron de
las aguas termales, se secaron, se pusieron los pijamas y cogidos de la
mano caminaron hasta sus habitaciones.
- Bueno, aquí me quedo –dijo sonriendo el shaman, una vez que estaban en
la puerta de la habitación de la itako–. Buenas noches, Annita, que sueñes
con los angelitos n-n
- Buenas noches, Yoh –se despidió Anna, dándole un suave beso en la boca.
OOOOOOOOOOooooooOOOOOOOOOOOOOOOoooOOOOOOOOOOOOoOOOO
OOooo
Aquí estoy de nuevo, con el séptimo capítulo. Espero que, hasta ahora, les
esté gustando mi fic. Como dije, la historia irá evolucionando.
Ahora... los disclaimer (a veces me canso con escribir los disclaimer, pero
hay que ponerlos... quién sabe si alguna marca o cosa la he inventado yo
xD):
Shaman King fue creado por Hiroyuki Takei, y la historia que hago no la
hago con fines lucrativos.
Por ahora, disfruten de los 7 capítulos de esta historia que, por lo que
parece, les va gustando, y eso me anima a seguir n-n
Repito: REVIEWS!!!!
Bye n.n
Muchos besoooooos!!!
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Capítulo 8: Nochebuena-Navidad
- ¡¡¡Genial!!!. ¡¡Veinticuatro de diciembre!!. ¡¡¡Yujuuuuu!!! –exclamaba Horo
Horo, alzando los brazos, contento.
- Llevas toda la razón del mundo. Tenemos que comprarlos hoy... –pensaba
Ryû los planes que tendrían que organizar.
- ¬¬ Humm, no sé... Ya veré... –se hacía la dudosa para dejarle con la miel
en los labios.
- Como ya sabéis, soy médico... –decía Fausto–. Pues tengo que hacer
guardia por la tarde en el hospital “Ishima”, que es en donde trabajo.
- Pero intentaré por todos los medios venir pronto, si me lo permiten, claro.
Y a ver si me da tiempo comprar regalos... –bufaba el nigromante, mirando
a su espíritu acompañante y esposa: Eliza.
- Como son las doce del mediodía... Será mejor que cojamos el metro y
vayamos a Tokio a ver tiendas... –dijo Manta, dando una solución al ajetreo
que se les venía encima.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Todos a una se fueron para el metro lo más rápido que podían... y en poco
tiempo ya estaban mirando escaparates y tiendas en Tokio, pero cada uno
por su lado (ya que los regalos, como dijo Len, eran sorpresa).
Tamao se fue a una tienda de ropa, acompañada por Anna y Manta (por
pura casualidad se encontraron también a Pilika, y ya formaron un cuarteto
en la tienda); Horo Horo se fue a una tienda de electrónica; Ryû a una
tienda de discos; Lyserg a una librería; Len a una tienda de antigüedades;
Chocolove a una tienda de disfraces y artículos de broma; Fausto a una
droguería y Yoh a una joyería.
“Dling, dling”.
Se oía el suave tintineo de campanillas colgadas en el techo cuando Yoh
entró por la puerta. Esperó a que el dependiente terminase de atender a
una persona que le resultaba bastante familiar...
- ¿Eres tú? –preguntó Yoh a la mujer que recibía el pedido por parte del
joyero.
- ¡¿Yoh¡Qué sorpresa¡Me alegro de verte¡¿Qué haces aquí?! –se giró Jun Tao,
es decir, la atractiva hermana mayor de Len, y sonrió al joven.
- Gracias. Bueno, Yoh, me tengo que ir... y descuida, que también recibirás
un regalo por parte mía ;) –decía Jun, ya yéndose–. Por cierto, iré a tu casa,
así que ya nos veremos todos.
- Ah, vale, gracias. Hasta luego –la despedía Yoh con la mano.
- Pues aquí le doy unas cuantas muestras de cada cosa y va viendo cuál
quiere comprar... –decía el joyero mientras se adentraba en un pequeño
almacén para ir sacando las cosas.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Anna... O.O ... ¡Gracias! nOn –gritó Pilika, abrazando a la itako con
efusividad.
- Ey, Anna, por cierto... ¿Le vas a regalar algo a Yoh? –preguntó Pilika, algo
picarona.
- ¡Es verdad¿Qué le regalará al joven Yoh, señorita Anna? –inquirió Tamao,
curiosa.
- ¡Que nos tienes en suspense, tía! –decía Pilika, dando pequeños saltitos.
- Me siento solo entre tanta chica... –bufó Manta, caminando hacía donde
estaba Pilika.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Ya era de noche y eran las 22:45... Fausto por fin había venido y estaban
todos en la mansión. Habían cenado una riquísima cena típica japonesa de
Nochebuena en compañía de todos los shamanes, de Jun, de Jeanne (la
Doncella de Hierro o Iron Maiden) y de su seguidor y fiel Marco (estos dos
últimos fueron invitados por Lyserg, y Yoh y Anna no vieron nada mal el que
vinieran), y después se disponían a cantar un karaoke (lo más típico en los
japoneses).
De nuevo tatareaban las tres el consabido estribillo, los demás las seguían...
- ¡Qué poco sentido del humor tienes, Len! –dijo Fausto con una sonrisa en
la cara.
- Opino igual que tú, Len ¬¬ –afirmó Anna Kyôyama, en la misma postura
que Len.
- ¡Venga, que cante Len! –gritó Horo Horo, dándole un mini-empujoncito al
chino.
- ¡¡¡Que cante, que cante, que cante...!!! –lo animaban los demás, menos
Anna y Pilika.
- Len, porfa, canta algo... que me haría mucha ilusión - –pedía Pilika a Len,
juntando las manos como si implorase.
- Bue-bueno, vale ¬/////¬ –se sintió extraño Len, notando algo raro en la
barriga al ver a Pilika y cómo se dirigió a él.
- Jo, vaya poder de persuasión que tienen las tías O.O –se impresionó Horo
Horo.
- Canta “El Tamborilero” –dijo Pilika, con una sonrisa que hizo que Len
notase una sacudida fuerte en el estómago y un pequeño rubor en las
mejillas.
- Eh... está bien –aceptó el chino y empezó a cantar–. “El camino que lleva a
Belén...”.
Luego Horo Horo cogió el micro (después de que terminase de cantar Len) y
cantaba “Los peces en el río”, y, por turnos, Chocolove “Una pandereta
suena”, Lyserg “Jingle Bells”, Jun “Adeste Fideles”, Pilika “Campanitas del
lugar”, Yoh “Noche de paz”, Manta “Arre borriquito”, Jeanne “Blanca
Navidad”, Marco “Pastores venid”, Fausto “Fun, fun”, Ryû “Rin, rin”, Tamao
“Ay del Chiquirritín” y los espíritus “Campana sobre campana”. Lo más
sorprendente es que Anna cantó “En Navidad” de la cantante Rosana (claro,
todas las canciones las cantaban en japonés o inglés (el de Jun era en
latín)).
- Tía, podrías cambiar la cara y la actitud al menos por hoy –le recomendó la
ainu, harta de la actitud de la itako.
- Jeje. Con todas sus cositas: el maquillaje, el tocado con plumas, los
abalorios, el traje, las plumas... ¡Todo completo! –comentaba Chocolove,
orgulloso.
- ¡Oooh, qué gran regalo¡Muchísimas gracias, amigo mío, creo que me voy a
emocionar! TT-TT
El regalo de Manta era una camiseta autografiada de Bob, que ponía “Me
alegro de que seas un gran fan mío. Con mucho cariño: Bob”.
- Oooh, M-Manta. Es genial, a-amigo mío... TToTT –tartamudeaba Yoh,
abrazando a Manta.
- Parece que hoy estás sensible¿eh? –sonreía Manta cuando Yoh lo soltó.
- ¬3¬ Jooo, eres mala –dijo Yoh, enfadado como un niño pequeño.
- Jeje, abre y lo sabrás –sonrió Fausto mientras Eliza acariciaba los hombros
de su marido.
- Yoh, aquí está el mío –dijo Lyserg, dándole un paquete con papel de regalo
blanco y un lazo verde que lo envolvía.
- Ok, a ver... Vaya, una novela de Sherlock Holmes, voy a estar entretenido
n.n
- Toma, Yoh, éste es el mío –dijo Jun, entregándole un paquete algo grande.
- ¡Yoh, allá va el míooo! nOn –chilló Pilika, lanzando el paquete por los aires
en dirección a Yoh.
- Uf, por poco se cae... Veamos... ¡Unos tenis modernísimos y chulísimos de
la marca “Nike” de color naranja, verde y blanco¡Qué guay, molan mazo!
nOn
- Jeje, gracias, doncella Jeanne... ¡Oh, qué bonito! Figuritas del portal de
Belén n.n Son muy bonitas... Bueno¿quién me falta?
- Jiji, parece un crío feliz con sus regalos –murmuró Tamao para sí misma.
- A ver... –decía la itako mientras lo abría–. Muchas gracias por esta visera
tan elegante en blanco, el bolso grande cobrizo con su cinturón a juego y las
sandalias blancas también.
Anna cogió lo que parecía ser una bonita y bien adornada varita mágica de
cuento.
- Doña Anna, abra el mío, por favor –pidió con amabilidad Ryû.
- Está bien... Vaya es un marco de fotos muy bonito –dijo Anna, mirando el
regalo desenvuelto.
- ¡El mío, el mío! –pedía a gritos el ainu, dando botes y levantando un brazo
para hacerse notar.
- ¿Qué te creías que era? –inquirió Horo Horo con altivez, viendo el rostro
sorprendido de la itako–. ¿Un regalo insignificante? Y... ¿qué se dice?
- Bah, no ha sido nada... Pero fíjate que está adornada la ropa con
lentejuelas de colores fucsia y azul cielo, y bordados en verde y amarillo... –
detallaba Manta.
- Es más o menos como un joyero. Mira las ninfas, que están esculpidas al
detalle en mármol blanco, sujetan el espejo con elegancia. Están basadas
en las ninfas de los mares... y sus formas onduladas crean relajación,
delicadeza, y a la vez majestuosidad y belleza –explicó el chino,
mostrándole los compartimentos y los mínimos detalles.
- ¡El mío es éste! –exclamó Fausto, aunque... extrañamente tenía una gota
en la sien.
- ... ¿¡UN BOTIQUÍN DE PRIMEROS AUXILIOS!? Ò.Ô –se asombró Anna, viendo
el inusual regalo ofrecido por el médico, mientras que en esos momentos
mucha gente intentaba aguantarse la risa.
- En fin... El siguiente es... de Jun, por lo que veo –dijo Anna, cogiendo el
regalo–. ¿Un traje típico chino de color magenta y plateado¡Qué guay!
Muchas gracias.
- Ay, cómo se nota que son hermanos... ¬¬ –decía Anna mientras que abría
el regalo–. ¿Una cinta para el pelo?
- ¿Y tú, Yoh? –inquirió Len, mirando de soslayo a Pilika (de hecho, él y la ainu
tampoco abrieron delante de todos los regalos de ambos).
- Jejeje... ¿Ahora quieres hacerte la graciosa? –se divirtió Jun, sonriendo por
la actitud de la rubia.
- ¿En dónde los abrimos? –preguntó la rubia–. Y ya de paso abres los míos.
Los de Yoh eran un anillo de plata con las iniciales de ambos y la fecha (24
del 12), una pulsera de hombre con la frase “Te Quiero Tal Cual Eres” en
letras plateadas y con el cordón de cuero negro de la pulsera.
Los de Anna eran un fino anillo de plata de ley con las iniciales de ellos y la
fecha de hoy, muy parecido al que le había regalado a él (parece que habían
pensado en lo mismo); un perfume de mujer, llamado “Dafti Club Nautic
Woman”, que olía a brisa marina; y un conjunto de sortija, pendientes,
pulsera, brazalete y collar plateados con diamantitos de color turquesa y en
forma de lágrima.
- Parece ser que hemos pensado en lo mismo con lo de los anillos... –sonrió
Anna, mirándole a los ojos.
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- Tenemos que dárselas, Len ú.ù –dijo con pesadumbre Pilika, pero su tono
de voz cambió para anunciarle algo importantísimo–. Hermanito... ¡Len y yo
estamos saliendo¡SOMOS NOVIOS! n.n
- ¿QUÉ HAS DICHO? –inquirió Horo Horo, con la cara roja y escupiendo, sin
querer, un poco de saliva por la ira–. ¡ATRÉVETE A DECIR ESO! XO
- ¡QUE ERES UN IN-MA-DU-ROOOO! XO –vociferó Len a escasos centímetros
de la cara de Horo Horo.
- ¡Ya está bien, chicos¡Parad! Ó.ò –les pidió Pilika, bastante preocupada.
- Pero... ¿es que no te has enterado, Anna? Mi hermanita y... el chino... ¡son
novios! TToTT –se justificaba Horo Horo, señalando con el dedo al chico Tao.
- Nos alegramos por vosotros –dijeron todos... menos los implicados y Horo
Horo.
- Hermanitooo... ó.ò –le imploraba Pilika con ojos de perrito abandonado,
mientras que su hermano ya había tocado fondo.
- ¿Qué quieres?
- Alégrate por mí de que tenga a Len... Y sabes que él nunca me haría daño
y que es muy amable... ¡incluso es cariñoso (aunque no lo demuestra
mucho, pero conmigo... sí lo demuestra)!
- Ja, veo que el concepto que tienes de mí es bueno... –dijo Len con ironía,
cruzado de brazos.
- Te repito que es raro para mí verte con mi hermana... –gruñó Horo Horo
(pero se le entendía), mirándolo directamente a los ojos.
- Hermano, ya no soy una niña... Creo que tengo derecho a enamorarme y...
creo que no me he enamorado de la persona equivocada –explicaba Pilika–.
Len... es una maravillosa persona, y sé que me querrá por cómo soy... n-n
- ¿Se lo has dicho a tu hermana? O.O –se sorprendió Horo Horo, sin embargo
a Len se le encendieron las mejillas por lo que iba a decir a continuación.
- Vale... entonces acepto que estéis juntos... Me alegro mucho por vosotros –
se abrazaba a los dos el ainu, sintiendo que algo en él se iba yendo.
- Tranquilo... ya verás que tendrás novia y aparecerá algún día –lo alentaba
Pilika–. Pero tendrás también que esperar... a que llegue ese día.
- No me lo recuerdes...
- Sííí -.- Qué pesado, madre mía... Le haré la chica más feliz del mundo. Y no
seas tan desconfiado, anda. Estará segura conmigo, no te preocupes –dijo
Len con voz cansina.
- Sí... –asentía Pilika, situándose entre los dos chicos de su vida–. Y cuando
menos te lo esperes, te diremos: “Horo Horo... ¡vas a ser TÍO!” nOn
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Yoh y Anna habían salido al jardín una vez que felicitaron a Len y Pilika por
ser pareja, y se habían apartado del grupo para hablar con más confianza.
Se sentaron en una banca para dos personas de madera y ambos miraban
el cielo, algo nublado y poco iluminado con los rayos del Sol.
- La verdad es que ha sido más bien Pilika la que ha contado lo suyo con
Len... Por lo visto que tú no quieres decir nada... ¡lo tendré que decir yo!
- No puedo creer lo que voy a decir ahora mismo, pero... creo que tengo
miedo a lo que puedan pensar de mí o sobre el concepto que tienen sobre
mi persona ó.ò
- ¿Qué piensas hacer¿Ponerlos todos en una cola o en fila, los llevas al
pasillo y que entren en una habitación y que vayan pasando de uno a uno
por turnos y empieces a someterles un interrogatorio? –preguntó Yoh, algo
chistoso mientras sonreía.
- ¡Ayyyy¡Qué daño! –se quejó Yoh, adolorido–. Vale, lo siento, no diré eso,
pero que sepas que me has hecho mucha pupita.
- Vale, vale ¬3¬ Ya paro. Pero... ¡es que todos llevamos un niño dentro! n-n
- ¡Ja! ¬¬ Ya veo que tú sabes que estás embarazado, por lo visto. Si dices
que llevas un niño dentro...
- Bueno, ya no pienses en ello... –le susurró al oído Yoh, abrazándola por los
hombros disimuladamente.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¿Cómo que qué hago aquí! Pues pasar el Año Nuevo con mis amigos y, ya
de paso, cotillear sobre la nueva pareja n.n –sonrió radiante Jun.
- ¬/¬ –se pusieron rojos Len y Pilika por el comentario de Jun Tao.
- Papá dice que quiere conocer a tu novia para formalizar la relación. Luego
pensará en el compromiso... –explicó la mujer de cabellos verdes.
- Pues yo iré con ella, que mi hermana aún no es taaaan adulta como para
irse ella sola por ahí fuera de Japón –replicó Horo Horo, en el fondo,
preocupado por su hermanita.
- Ay, vale, está bien –aceptó Horo Horo, suspirando resignado–. Pero por si
acaso... yo quiero ir.
- Puedes venir, si hay sitio de sobra –asintió Jun sin perder su sonrisa.
- Chicos... ¿no creéis que falta alguien? –preguntó Lyserg, dándose cuenta
de que faltaban... dos personas.
- ¿Quién? O.o –inquirieron los demás, que no se enteraban de nada.
Pues sí, estos dos estaban escondiditos para que nadie los viera (pero
estaban en el jardín, no se movieron de su sitio para nada). A saber qué era
lo que estaban haciendo ahora...
- Err... Creo que ya han notado nuestra ausencia –avisó Yoh a su Annita, ya
que oyó lo dicho por Lyserg.
- Bueno, no pasa nada n.n Ya sabes que podemos estar a solas por las
noches n-n
- ¿Qué has querido insinuar con eso? ¬/¬ –le preguntó Anna, pensando mal
y empezando a enfadarse.
- ¿Así que estaban aquí, eh? –inquirió Ryû, apareciendo por la puerta que
daba al jardín y seguido por los demás habitantes de la casa, acabando con
el momento mágico.
- ---------------------------------------¬ ---------------------------------------¬ –la reacción
de Anna era de esperar, con su mirada amenazante y asesina congeló a los
presentes.
- –el shaman estaba algo apuradillo y con unas varias gotas en la cabeza por
el comportamiento de su prometida.
- Bueno, vamos a preparar la comida n-nUUUU –dijo Jun con precaución por
el grito de Anna, saludando con la mano a Yoh y Anna para que supiesen
que había llegado–. ¡He traído comida china¿Quién quiere?
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Estuvieron almorzando la comida china, que consistía en: arroz tres delicias,
rollitos de primavera, pan de gambas, ensalada china y de postre... natillas
de chocolate (para desentonar y descansar de tanta comida china). Una vez
que terminaron, recogieron todo, limpiaron la cocina y la mesa del salón
donde habían comido y se fueron a la salita.
- ¿Por qué hemos tenido que comer comida china? –preguntó Horo Horo con
fastidio, ya que no es muy amante de esta comida.
- ¡Oh, vale! –accedió Horo Horo, derrotado... pero se dirigió a Len de forma
muy dura y bastante enfadado–. ¡PERO COMO ME ENTERE DE QUE DEJAS A
MI QUERIDA HERMANITA EMBARAZADA TAN PRONTO, VAS A CONOCER DE
PRIMERA PLANA EL PODER DE LOS AINUS DE HOKKAIDÔ!
“¡Boummm!”. “¡Clack!”.
- Ay, Anna, a veces tienes unas formas de zanjar los conflictos... –suspiró
Pilika, mirando de reojo a la sacerdotisa.
- Siento haber hecho daño a Len, pero era la única forma de hacerles parar
a los dos. Suerte que el golpe que les di no hizo que tuvieran huesos rotos...
- n.n Gracias, cielo –sonrió exclusivamente para ella Len, levantándose con
la ayuda de la ainu.
- Oye, hermano¿por qué te has puesto tan rojo? –preguntó Pilika, dándose
cuenta de la reacción de su hermano cuando miró a Tamao de una forma...
un tanto especial.
- Eso, “Loro Loro”¿qué te ocurre? –inquirió Len, con voz y sonrisa pillas.
- Vale ¬3¬ Pues nosotros dos vamos a darnos una vuelta por ahí... ¡luego
venimos¡Chao! –exclamó Pilika, cogiendo a Len de la mano y yéndose con él
a la calle.
- De nada, joven Horo Horo n-n –sonrió Tamamura, haciendo que otra vez el
chico se pusiera más tonto de lo que estaba.
- Len y Pilika se han ido... ¿por qué no nosotros también? –le preguntó Yoh a
su prometida en voz baja.
- Pues hay que poner una excusa para que vayamos los dos juntos y solos...
–le dijo Anna en susurros.
- Tranqui, que lo digo yo –la tranquilizó éste y se dirigió a los demás–. Eh,
chicos, que Anna y yo tenemos que irnos...
- A comprar una cosa muy importante que necesito para la casa, y le tengo
que acompañar... ya que no me fío de él –dijo Anna, en un tono de voz que
daba por cerrada la conversación.
- ¡Venga, chao! nOn –se despidió Yoh, y él y Anna se fueron juntos a la calle.
- Pues podríamos dar una vuelta, o ver una peli o/o –respondió Horo Horo,
sonrojándose sin saber el porqué.
- Pero no podemos irnos sin Len, Pilika, Anna y Yoh... Anna lleva las llaves, y
vi que Len cogía la copia de las llaves originales. Por lo tanto, si salimos no
podremos volver a entrar en la mansión. Además, es Nochevieja y vamos a
celebrar este acontecimiento todos juntos –explicó Fausto, dando sus
puntos lógicos.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Jiji n.n ¡Cuánto me alegra que digas y sientas esas cosas, Annita!
- Pero... eso será casi imposible. Recuerda que estamos prometidos y que
nos vamos a casar –le recordó Yoh.
- Casar... –murmuró con dulzura Anna, y miró su anillo con una sonrisa.
- Jijijijiji n.n –reía como solía hacer él mientras entrelazaba de nuevo sus
dedos con los de la chica.
- Yo-Yoh... yo... –balbuceó Anna, notando que la tristeza y su amor por Yoh
se mezclaban–. Yo también, aunque no te lo creas... Lo que pasa es que...
me cuesta mucho trabajo demostrártelo... pero no te puedes hacer una idea
de lo que me estás cambiando.
- Yoh, gra-gracias por... a-aguantarme todo este ti-tiempo, y por... snif, por...
a-amarme tanto co-como me amas ahora... –una lágrima se derramó por la
mejilla de la itako mientras le temblaba el labio inferior y su voz se
quebraba.
- ... y siempre –terminó Yoh la frase por ella, reconfortándola entre sus
brazos con extremada ternura.
- n/n Te quiero... y nadie cambiará eso –dijo con sinceridad Yoh, sonriéndole
una vez más a la rubia, y siguió besando los labios de su prometida.
Sus besos y sus labios se volvían cada vez más tiernos y dulces, el shaman
retiró con delicadeza la lágrima que se había posado en la mejilla y Anna
dejó de llorar... pero estaba claro que esas lágrimas, en vez de indicar
angustia, indicaban felicidad. Yoh nunca la dejaría sola y siempre amaría a
esa chica.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- A ver... ¿quién empieza? –preguntó Jun, una vez que han terminado de
preparar el karaoke.
- ¡YO! –gritó Horo Horo, alzando una mano–. ¡Pasadme el micro enseguida,
que el REY DE LAS CANCIONES va a arrasaaaaaarrrr!
“Dling, dlong”.
- Esperen, que abro la puerta –avisó Tamao, antes de que todos empezasen
a cantar.
- ¿Y qué canción cantarás? –le preguntó Ryû al ainu.
- Pues... ehhh... esto... errr... ejem, pues... ehhh... quizás... ehhh... no,
espera... hummm... –dudaba el peliazul, poniéndose nervioso.
- Vaya “Rey de las Canciones”... ¬o¬ –se cachondeó de él el chico del tupé.
- ¡Ya estamos aquí! –exclamó Pilika, haciendo su presencia junto con Len
(iban cogidos de la mano).
- ¡Sí... pero este individuo no sabe qué cantar, jajaja! –rió Ryû, refiriéndose a
Horo Horo.
- En fin... De todos modos no está mal esa canción –aceptó Horo Horo con
algo de resignación y empezó a cantar.
Al terminar la canción...
- ¡Muy bien, joven Horo Horo, lo ha hecho muy bien! –exclamaba contenta
Tamao y aplaudiendo animadamente (de hecho, era la única que lo hacía).
- ¿Ah, sí¿A quién? –curiosearon los demás... aunque Anna sabía a quién se
refería.
Al final de la canción hizo una pata al estilo David Bisbal y alzando un puño
al aire. Todos aplaudían, incluida Anna, muy animadamente. La verdad es
que cantó bastante bien la versión japonesa de “Oye el boom” en español
de David Bisbal, pero cantada por Hiromi Go y llamándola “Boom, boom,
boom”.
- Vaya, Hiromi Go y David Bisbal no pueden hacer nada contra Yoh... ¡ése es
mi “hermano”! –lo vitoreó Chocolove.
Las tres cantaron “Sobeson” de las Miami Sound Machine en inglés, dejando
atónitos a los chicos (a casi Yoh le salía sangre por la nariz, Len necesitaba
un cubo debajo de la boca para que no se le derramasen las babas por el
suelo y Horo Horo parecía que le iba a dar una taquicardia de las gordas).
Pero cuando se repusieron, Len se atrevió a cantar en inglés “Azul” de
Cristian Castro, que emocionó muchísimo a Pilika. Fausto cantó “Lucifer” de
OBK pero en japonés, Manta “Cuéntame un cuento y verás qué contento”
(también en japonés) y Jun “Satellites” de September. Algún que otro
espíritu se animó a cantar, entre ellos, un dueto de Amidamaru y Bason
cantando “Hombre lobo en París”, en japonés, de La Unión.
Cuando terminó de cantar no se oía ni una mosca, y eso la extrañó, así que
abrió los ojos y se encontró con que todos la miraban como embobados, así:
la boca extremadamente abierta, con el cuerpo paralizado, la cabeza en
otro lugar y los ojos casi saliéndoles de las órbitas.
- Wao –es lo único que pudo decir Yoh antes de que todos reaccionaran y
prorrumpieran en aplausos.
- Mucho mejor n-n –sonrió Anna, que se sentía bien porque le aplaudieran.
- Wao, Anna Banana está sonriendo O.O –se le escapó a decir Chocolove.
“¡Poum!”.
- Ayyy, eso dolió –refunfuñó como un niño chico Chocolove, que por el
comentario Anna le había pegado un coscorrón.
- ¿Bueno, ay, ay, alguien más cantará? –preguntó Chocolove para desviar el
asunto.
- Sí... ¡yo! –exclamó ilusionado Yoh–. Pero voy a hacer un dueto... ¿Alguien
quiere cantar conmigo?
- Venga, cantarás conmigo, Anna. Jijiji n-n –dijo Yoh, cogiendo a Anna de la
mano.
- Eh... –era lo único que Anna podía decir mientras Yoh le daba el micro a
ella y él cogía otro para él, todavía cogiéndola de la mano (¿tiernamente,
quizás?).
- ¿Y esas caras tan rojas a qué vienen? –preguntó con picardía Horo Horo.
- ¡Eso a TI no te importa, “Loro Loro”! ¬o¬ –lo regañó Anna con una voz que
daba miedo.
- nOn ¡Está claro que han hecho un dúo fantástico, don Yoh! –felicitó Ryû a
Yoh y a Anna.
- ¡Cantad los dos otra¡Porfaaa! o –les pidió Pilika con ojos centelleantes.
- Anda, Tamao, porfiii... . –le suplicaba Pilika para que la pelirrosada cediese.
- Err... Vale –aceptó Tamao, vencida–. ¿Cuál cantamos, joven Horo Horo?
- Esto... ¿qué te parece...? –ojeaba Horo Horo el libreto con las canciones
(estaban en japonés, inglés (del británico y del americano), francés, italiano,
portugués y alemán) y eligiendo una al azar, señalando con el dedo un título
cualquiera en el índice de la lista de canciones–. Ejem... esto... ha salido “14
de febrero”... ¿la cantamos? O/O
- Eh... no sé ¬.¬UUU –murmuró Len (le daba vergüenza cantar con Pilika, no
quería que lo viesen tan enamorado de ella...), no muy convencido.
- Porfi, porfi, porfi, porfi, porfi, porfi... porfiiii . –suplicaba la chica, insistente.
- Ay, deja ya de mirarnos así, que yo no te he dicho nada del que le has
dado antes a Tamao –le reprochó Pilika, exasperada, refiriéndose a lo del
beso.
- ¬/¬ –Horo Horo no dijo nada, ya que no se le ocurría nada qué decir y por
eso se sintió impotente.
- -/- –Tamao calló, sin decir nada, ante el comentario de Pilika y muy
ruborizada agachó la cabeza.
- ¬/¬
- Además. No tengo por qué darte explicaciones –se excusó Horo Horo.
- ¿Ah, no¿Pues sabes qué¡se acabó! Cuando crezcas y “apruebes” mi
relación con Len ven a buscarme –se cabreó Pilika, cogiendo la mano de Len
y dando un portazo a la puerta.
- Wao, eso ha sido fuerte –se asombró Yoh, mirando preocupado a su amigo.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Es que no soporto que siempre él me esté controlando. ¡Es que no soy una
niña¿Yo te parezco una niña, Len? –le preguntó Pilika a su novio (estaban en
el cuarto de ella, con la puerta cerrada).
- Errr... No, para nada, más bien al contrario –le aseguró Len, sonando
tranquilizador, sentado en la cama.
- Pero también creo que, si es listo (a ver si tiene alguna que otra neurona
que funcione... eso esperemos), se dará cuenta y entrará en razón –
intentaba aliviarla el chino, acariciándole la mano.
- Humm... Eso espero. Bueno, salgamos afuera. ¡A ver si se me calman los
humos! –se animó Pilika, levantándose de la cama con Len.
- Cuando quieres puedes llegar a ser muy mimoso y dulce... –murmuró Pilika
al oído del chico con las mejillas un poco sonrosadas.
- Sí... gracias –agradeció Pilika, dándole un último beso antes de irse a dar
una vuelta con él.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Pues yo estoy con ella. Deberías dejar de ser tan sobre-protector y darte
cuenta de que ya tiene 16 años y no es un bebé al que hay que cuidar como
la porcelana –le recomendó Anna, defendiendo a Pilika.
- ¡Lo que me faltaba por oír! –bufó Horo Horo, sacudiendo la cabeza de un
lado a otro.
- Pero, joven Horo Horo, debe entender que su hermana es muy feliz al lado
del joven Len Tao, y él es uno de sus mejores amigos y nunca le haría daño.
Además, su hermana en el fondo sufre al ver que no aprueba su noviazgo –
explicó Tamao e intentando que el peliazul cambiase de idea.
- O/O Esto... Bueno, yo... –masculló Horo Horo, un poco cortado–. Está bien,
tienes razón. Pero como a ese infeliz se le ocurra hacerle algo a mi
hermanita se va a acordar de mí por el resto de sus días.
- ¡Mucho mejor! n-n –le sonrió Tamao–. ¡Me alegra de que haya cambiado de
idea!
- Ammmm... O/O ¿Eso te alegra? –inquirió Horo Horo, sorprendido y algo rojo
en las mejillas.
- ¡Claro que sí! Me alegra que todo el mundo sea feliz y que esté contento
nOn
- Creo que será mejor que le diga que venga y así se lo explica cara a cara
n.n –le recomendó la chica de cabellos rosados.
- Está bien. Muchas gracias por todo, Tamao n/n –se atrevió Horo Horo a
darle un beso (aunque tímido) en la mejilla a Tamao como signo de gratitud.
- Tienes razón, pero si eso sucede me temo que vamos a tener que
aguantar mucho más a “Loro Loro” ¬¬ –opinó la rubia.
- Jiji. ¿Pero... no te alegras, al menos, por Tamao? O.o
- No se preocupe, todo va a salir bien, joven Horo Horo n.n –lo tranquilizaba
Tamao.
- Vaya, has sonado como Yoh O.O –se sorprendió Horo Horo.
- ó.ò Hermanita, no me hables así, porfiii –Horo Horo estaba al borde del
llanto.
- Bueno¿qué querías? ¬¬
- Ó.ò Yo... yo quería decirte que siento mucho todo lo que te dije y que me
alegra un montón que estés con Len. Y, porfa, no estés enfadada conmigo y
vuelve a ser mi hermanita querida, plisss... –suplicó Horo Horo, abrazándola
fuertemente.
- X( Porfiii, porfiii, porfiii, porfiii, porfiii, porfiii, porfiii, porfiii, porfiii, porfiii,
porfiii, porfiii... –le suplicaba una y otra vez el ainu, con las manos juntas a
modo de imploración.
- Hummm... ¡De acuerdo! n-n –asintió Pilika, abrazando a Horo Horo y a Len
a la vez.
- Bueno, menos mal que ya se ha arreglado todo –suspiró con alivio la itako.
- Tenemos que cenar... Son las diez y cinco de la noche... y luego a las doce
tocarán las campanadas de Año Nuevo... –les avisaba Ryû después de tan
emotiva reconciliación.
- ¡Por nosotros! nOn –exclamaron los demás, brindando con las copas.
- Yoh O/O No tienes porqué decir eso... –se quedó muda la sacerdotisa.
- Jijiji n.n
- ¿Qué cuchichea, don Yoh, a doña Anna¿Y por qué usted está tan contento?
–le preguntó Ryû, sospechando y curioseando al mismo tiempo.
- Como usted diga –dijo Ryû, no muy convencido pero no queriendo insistir
más.
- Estoy tan contenta porque somos como una gran familia –se emocionó
Tamao.
- Oye¿qué ha sido del “joven” con el que siempre te refieres a él? –preguntó
Pilika, con voz pilla y cayendo en ese pequeño detalle.
- ¡Ups...! Eh... pues... Se me había olvidado, señorita Pilika. Creo que será...
del champagne –asintió Tamao, ruborizada.
- Ah... ya ¬.¬ –dijo Pilika, no muy convencida pero contenta (y estaba claro
que quería hacer de celestina entre su hermano y Tamao).
- “¿Qué “pasha”¡hip, “sheñor” y amo Len?” –preguntó Bason, con una copita
de sake en la mano.
- ¡Oh, nooo! ÓoÒ ¿Y ahora qué hago? –se preguntó a sí mismo Len,
horrorizado y con las manos a la cabeza.
- Menos mal que mañana les daré algún brebaje para después de la
resaca... –bufó Fausto, asegurándose de que su mujer no se pasase con la
bebida, pero ella bebía un vaso de agua.
- Pues gracias a Dios que tú tienes una solución... –suspiró el chico de ojos
ambarinos, un poco aliviado.
- Ahora que están todo algo desorientados... ¿nos vamos a algún sitio a
quedarnos a solas? n.n –propuso Yoh a su novia.
000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000
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Come my way...
No hay más que mirar en la actitud de Anna con su relación con Yoh xD Una
sacerdotisa tímida, lo nunca visto xD Creo que a más de una le pasaría lo
mismo, y súmenle que Yoh está SUPERMEGAGIGAHIPER SEXY y CACHAS xD
La debilidad de Anna, sin duda alguna, es Yoh n/n Eso sí que es bonito.
También pienso que me paso con el azúcar o.o Todo está muy edulcorado
xD
Pero, no sé, estas situaciones las asocio con algo romántico, o piensan que
lo de Yoh y Anna es de “aquí te pillo, aquí te mato” xD? Así que, sintiéndolo
mucho, verán muuuuuucho azúcar xD Y mucho romanticismo n/n
Ah, y ya que estamos, antes el fic no podía admitir reviews de gente que no
se hizo una cuenta. Pues ahora... SÍ PUEDEN PONER SUS REVIEWS, TODO EL
MUNDO PUEDE PONER SUS REVIEWS! Así que ya están tardando!
Ejem, bueno, ya me despido. Así que les veo en el próximo capítulo n.n
Y repito, repito, y vuelvo a repetir (creo que al final, con el cansancio, tendré
que hacer Copiar y Pegar, y punto xD) : Y si conocen de gente que les guste
este tipo de fanfics, no duden en avisarles y que ellos me manden reviews.
Agréguenme a sus fanfics favoritos (si es que les gusta muchísimo xD) x3
Por cierto, si hay variedad en cuanto a personas (sobre todo las nuevas) que
dejan reviews, les pondré agradecimientos! Wajaja! O sea, gente, que
pongan muchos reviews, que lo verán recompensado xD Agréguenme al
messenger si quieren, como hace Miau Asakura, y hablo con ella cuando en
España son las una de la madrugada xD
Bueno, ahora sí que sí. Me voy! Les mando muchos besitos y que se cuiden!
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Yoh y Anna salieron a dar una vuelta para ver el ambiente que se respiraba
una vez comenzado el Año Nuevo por las calles y, a la vez, disfrutar de la
mutua compañía. Sus manos unidas se daban calor, combatiendo el frío de
la noche. No era de extrañar ver a unos cuántos chavales (y otros no tan
jóvenes) borrachos, sujetos a las farolas o cantando, pero por suerte no
había peleas callejeras.
Pasaron por el parque, en el que hace años se reunían, y se sentaron en su
banco favorito, que estaba cerca de una fuente hecha de piedra blanca con
forma de pez payaso.
- Estoy tan bien así, contigo, los dos solitos... n.n –decía Yoh con un tono
infantil, abrazando y besando a Anna (es que el pobre ya no aguantaba).
- Pero no les hemos podido poner una excusa... –dijo preocupada una vez
que se separaron para respirar.
- Espero que no haya ocurrido nada grave... –bufó Anna, con la cabeza
puesta en la mansión y el follón que estarían armando los amigos de Yoh,
pero ante la actitud tan desorbitadamente mimosa de su prometido soltó un
suspiro de resignación.
- Te quiero mucho... Sin ti no puedo vivir... Eres para mí el aire que respiro...
mi último pensamiento antes de dormirme... –le susurraba al oído el
shaman, haciendo que la sacerdotisa tuviese un ligero escalofrío, y el chico
empezaba a besar una nueva zona de Anna aún no descubierta: el cuello.
- O/O Yo-Yoh... Cre-creo... que eso ya es pasarse –balbuceó la rubia, con las
mejillas encendidas por el atrevimiento de Yoh, aunque... no le desagradó lo
que hizo éste.
- Lo siento, Annita u.u –se disculpó Yoh, algo apenado, pero siguiendo
besándola en la boca.
Anna seguía pensando en lo que Yoh hizo... ¿qué fue lo que sintió? Pues algo
parecido a una gran culebra en el estómago que se retorcía de una
manera... suave, y notó que su corazón dio, literalmente, un brinco. En esos
instantes su corazón bombeaba rápidamente, pero decidió no pensar en ese
“incidente” y seguir a lo suyo. Y no hubo más “incidentes”... por ahora.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Al cabo de una hora, más espíritus acompañantes y algún que otro shaman
caían rendidos a la tentación de la bebida...
- “Vamosh”, cuñadillo, tómate algo –dijo Horo Horo con voz muy silbante y
arrastrando las palabras, abrazando a Len por los hombros y pasándole una
copa de champagne.
- ¿Tú también estás borracho? Madre mía, me va a toca hacer de niñera –se
horrorizó Len y tenía ganas de llorar, pero su reputación le hacía descartar
esa idea.
- Lo único que hay que hacer es tener paciencia, amigos n.n –les consolaba
Ryû, intentando animar a ambos (sobre todo a Len).
- Venga, mejor lo subimos entre todos –propuso Fausto, igual que Manta.
- ¿Y yo, ¡hip!, qué?. ¿Me, ¡hip!, “dejáish” “sholo”? –preguntó Horo Horo,
haciendo pucheros con la boca.
- Manta, quédate con él, ¿sí? –le encomendó esa misión Fausto.
- ¡Venga, Horo Horo, suelta a Kororo, que se está asfixiando! –le pidió
Lyserg, una vez que los demás habían bajado.
- ¡Buuuuuuuuuu...! TToTT –musitó llorando Horo Horo mientras soltaba a
Kororo.
- Espero que las horas pasen pronto para ver si ya se termina todo este
jaleo –deseó Lyserg.
- Ja, ya... ¬¬ Como si la peste a alcohol fuese olor a rosas en tu boca –bufó
Len, con su típico humor cuando el ainu decía una tontería.
- ¡He dicho, ¡hip!, que no “eshtoy” borracho!. ¡Hip!. ¡No lo “eshtoy”! ¡NO
“ESHTOY” BORRACHOOOOOOOO! –gritaba Horo Horo, harto de que nadie
creyese que no estaba ebrio.
- Y por cierto... ¿Yoh y Anna dónde están? –se dio cuenta de la ausencia de
éstos dos Lyserg.
- “Yo no digo nada, no vaya a ser que diga algo que pueda causarles
problemas a los dos y fastidie el asunto... ” –pensó Manta, apurado con el
tema.
- Doña Anna y don Yoh... Hummm... –estaba en el mismo plan que Fausto
Ryû, acariciando su barbilla y pensando–. Creéis que ellos... ¿estarán
juntos?. ¿O que cada uno ha salido por su lado?
- Pues podría ser que cada uno esté en un sitio diferente –supuso Len, ya
que para él era lo más obvio.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Ji, ji, ji, ji, ji, ji... n.n –reía Yoh, que abrazaba a Anna por la espalda mientras
ella abría la puerta.
- ¡Shhhit, Yoh, calla! –le ordenó callar, poniendo un dedo en los labios–. O.O
¿Eh?. ¡No hay nadie!
- Creo que han sido los únicos supervivientes de la fiesta los que han hecho
esto. Bueno, Annita querida, sentémonos –decía Yoh mientras besaba el
cabello levemente perfumado de la itako.
- Vale, aunque estoy algo cansada... Sí, será mejor que nos sentemos –
aceptó la idea Anna, sentándose junto con Yoh.
Yoh se abrazó a su novia con mucha ternura y... le dio un BUEN beso (es
decir, un beso muuuuy inteeeenso y laaaargo).
- O/O –Anna estaba sin habla por aquel beso que, ella recordase, nunca le
dio su prometido.
- Ay... Así estamos mucho mejor, ¿a que sí? nOn –sonrió feliz el castaño,
abrazado a su rubia.
- Jeje n-n Ojalá estuviera toda la eternidad así, contigo –ronroneó cerca del
oído de la sacerdotisa, acariciando suavemente la espalda de su chica y
dándole otro BUEN beso.
Y dejaron de besarse para poder respirar aire. Anna todavía seguía roja
(curiosamente Yoh no lo estaba, sólo sus mejillas estaban algo rosadas),
pero se miraron a los ojos. ¡Qué guapa estaba su Annita, sus labios y sus
ojos eran preciosos! El chico sonrió, muy feliz y contento.
- Jeje n-n No hace falta que digas nada más. Sé que te estás esforzando en
adaptarte y en cambiar... y eso me alegra mucho. Y estás... ¡intentando
comportarte como una novia! Jijijiji –volvió a sonreír el heredero Asakura.
- Bueno... ¬/¬ Eso... lo que has dicho... sí, es verdad, al fin y al cabo soy tu
prometida y tu novia... y tu futura esposa, así que... tengo que comportarme
como tal...
Sus lenguas empezaban a explorar la cavidad húmeda, que era la boca, del
otro... y cuando se encontraron... ambas comenzaron a acariciarse
suavemente pero con insistencia. Sin embargo, los labios ganaban en
intensidad conforme pasaban los minutos, al igual que los besos. Ambos
jóvenes se dejaban llevar por lo que ocurría, les gustaba bastante esta
situación nueva para ellos, pero además cabía destacar que también
estaban algo nerviosillos, pues estaban aprendiendo las distintas formas de
amar y sólo eran unos novatos en la materia.
Pasaron los minutos lentamente, en los que ellos dos estaban saboreándose
sus bocas, sus labios y sus lenguas, y estuvieron así un bueeen rato, hasta
que oyeron pasos y se separaron bruscamente, coloradísimos y con la
respiración entrecortada. Esos pasos pertenecían a Manta, que, al bajar, se
extrañó por encontrarlos así, aunque luego le vino a la cabeza la explicación
de todo (vamos, que estaban juntos) pero no quiso decir nada (más bien por
su propio bien).
- Eh... bien, Yoh –contestó Manta, viendo el rostro tan vacilante y nervioso
de su mejor amigo–. Es que iba en dirección a la cocina para beber agua o
algún zumo. Aunque luego seguiré durmiendo porque la fiesta terminó a las
cinco y estoy cansado todavía.
- Oh, pues... pues... muy bien, de verdad, jeje –asentía Manta, muy
apuradillo.
- ----¬ ----¬ ¿Seguro? –inquirió ella con una cara que daba miedo–. Venga, ya
lo estás soltando todo.
- ¿¿CÓMO QUE NO??. ¡¡CÓMO QUE NO!!. ¡¡POR SUPUESTO QUE PUEDO
HACERLO!!. ¡¡ÉSTA ES MI CASA, Y PUEDO HACER CON ELLA Y EN ELLA LO
QUE ME DÉ LA GANA, Y SI ME DA LA GANA DE ECHAROS A TODOS... TEN
POR SEGURO QUE LO VOY A HACER!! XO –vociferaba la rubia muy histérica,
con la cara roja de la ira, y ahora sí que los despertó a todos (con resaca
incluida) y bajaron al salón.
- Ó.ùç ¡Tíos! –se quejó Horo Horo, restregándose un ojo, y le dolía bastante
la cabeza–. TT-TT ¿Por qué gritáis?
- Sí, hay gente aquí que quiere dormir... ó.ù –decía Chocolove mientras se
rascaba la cabeza, con un ojo medio abierto y el otro cerrado.
- XO ¡¡LO QUE FALTABA YA!! –los reprendió Anna, indignada–. ¿¿ES QUE NO
TENÉIS VERGÜENZA O QUÉ!!
Desafortunadamente, todos los que estuvieron borrachos se taparon los
oídos con los dedos, ya que sus cabezas estaban a punto de explotar por la
voz potente de la itako.
- Err... Anna, tranquilízate, por favor Y vosotros, chicos, tomaros esto para la
resaca –dijo Fausto, sacando de su bolsillo varios botecitos pequeños con un
líquido de color caqui y entregándoles los botecitos con el brebaje para la
resaca.
- Sí, señorita Pilika –asintió Tamao, y las dos subieron por las escaleras con
los demás (excepto Yoh y Anna).
- ¬/¬ ... –se sonrojó Anna, aún cabreada, y pensándoselo mientras miraba
esa cara nunca vista de su prometido–. Vale...
Pero el cabreo se le pasó pronto, pues Yoh había empezado a besarla de
nuevo y a “babearle” el cuello. Las manos de Yoh empezaron a acariciar la
cintura de Anna, y la itako se entretenía con el cabello del shaman.
La piel de la sacerdotisa sabía deliciosa, era tan suave al roce de sus manos,
o de su cara, o de sus labios... La delicadeza con que la trataba era
inmensa, pero aún así no dejaba de demostrar la intensidad y la
profundidad con que la quería.
Anna se estaba volviendo loca. Sí, loca, y el motivo era Yoh. Se estaba
volviendo loca con cada cosa que hacía su prometido. Nunca en su vida
había actuado así, pero quizás con la vergüenza o corte no lo demostraba.
Ahora él, aprovechaba cada minuto y cada segundo, cada vez las caricias se
volvían más intensas y los besos más profundos.
- Jiji n.n Bueno, no pasa nada. Siempre nos quedarán las noches en las que
podamos estar juntos –la tranquilizaba Yoh.
- ¡Buenos días a los dos, chicos! –los saludó Manta, bajando por las
escaleras.
- Es lo que hay, tengo asuntos que atender allí –se encogió de hombros la
chica Tao.
- Ah, ok. ¿Y tú, cielo, te vas también? –le preguntó la joven de cabellos
azules a su novio, poniéndose triste.
- Gracias, “cuñadito”. Parece que poco a poco vas madurando –dijo Len,
enarcando una ceja.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Y yo a ti... o/o –se sonrojó Anna, con los ojos abiertos por esa declaración
de su prometido.
- Qué cosas dices ¬/¬ –murmuró la itako, mirando hacia otro lado y
evitando la mirada del shaman.
- No te beso porque están todos delante. Pero deja de decirme esas cosas
porque sino no voy a poder aguantarme ¬/¬ –le dijo Anna entre dientes.
- Yoh O/O –lo regañó Anna, sintiendo mucha vergüenza–. Ya, en serio, para,
¡que no me puedo aguantar!
- Supongo que será eso ¬/¬ ¿Desde cuándo has aprendido italiano? O.ô
- Yoh, ¡me vas a volver loca! ¬/¬ –la pobre Anna ya no aguantaba más.
- Eso es lo que quiero, jiji n.n –rió Yoh por el comportamiento casi
desesperado de su prometida, algo pillo y con tono juguetón–. Que te
vuelvas loca por mí y que tengas muchas ganitas de besarme... pero... ¡no
es posible!
- ¿Qué pasa, doña Anna? –preguntó preocupado Ryû, y los demás voltearon
a ver a la sacerdotisa.
- ¿Algo que objetar? ¬¬ –preguntó Anna con una mirada que no aceptaba
ningún comentario más.
- No, nada, nada, Anna nnUUUUUUUU –negaron con la cabeza los demás.
- Pues entonces nos vamos. Venga, Yoh, ¡no tardemos más! –exclamó Anna,
agarrando la muñeca del shaman con fuerza, casi arrastrándolo.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Por fin podemos estar solos... –dijo Yoh cuando se separaron por la falta de
oxígeno y acariciando con un dedo los labios húmedos de la itako.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¡Mirad ese puesto de chocolate caliente! Qué pinta tiene –señaló Horo
Horo un carrito con apetecible chocolate caliente.
- ¡Qué amor!
- La verdad es que no me puedo quejar del novio que te has buscado –se
sorprendió Horo Horo.
- Para que veas –sonrió pomposo Len, acercándose con el chocolate hacia
donde estaba Pilika–. Aquí tienes, princesita n/n
- Yo... Me parece que también me voy a comprar uno –dijo Ryû, sacando un
monedero de su bolsillo del pantalón y mirando cuantas monedas tenía.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¿No crees que te has pasado un poco, Annita? –inquirió Yoh, viendo que
ésa no ha sido la mejor solución.
- ¬/¬ –Anna se sonrojó y miró mal a Yoh por el hecho de llamarla “Annita”
en público.
- Pero sólo fue una broma... ¿no? –dijo Manta, encogiéndose de hombros.
- Será mejor que lo hablemos todos, así que sentémonos en los sofás –
propuso Lyserg y todos se sentaron.
- òó ¡No pienso tolerar que se me insulte ni que me hagáis bromas! –les
advirtió Anna, dejando las cosas claras.
- ¡Si sólo fue una broma!. ¿Por qué se lo toma tan en serio? –se quejaba
Horo Horo, sentado en uno de los dos columpios del jardín.
- ¡Hola, joven Horo Horo!. ¡Ya puede entrar en la mansión, la señorita Anna
le deja entrar! –dijo Tamao alegremente, sentándose en el columpio
restante.
- Por supuesto –le aseguró ella–. Pero la señorita Anna ha dicho que con la
condición de que ni la insulte ni le gaste bromas.
- Ah, pues haré todo lo posible para no gastarle ninguna broma n-n
- ¿Sabes? Creo que tú eres la única chica que se comporta bien conmigo...
Anna lo soluciona todo con golpes y voces, Pilika es una buena hermana
pero cuando le entra la vena se enfada conmigo, y Jun “ni fu ni fa” y la
doncella Jeanne tres cuartas de lo mismo... Gracias por ser tan amable y
atenta n/n –la miró casi embobado.
- Yo... Ejem, esto, bueno, soy así con todos, joven Horo Horo... Pero muchas
gracias, de todas formas, me halaga que piense eso de mí... El joven Yoh
también piensa eso de mí... Y, si le soy sincera, yo estaba... enamorada de
él... -/- –confesó Tamao, sintiéndose un tanto incómoda.
- ¿Sí? O.O –se sorprendió Horo Horo, estaba perplejo y... ¿un poco celoso?
- Sí, pero eso ya no importa, por que está comprometido con la señorita
Anna. El joven Yoh se merece lo mejor, y la señorita Anna también –se puso
algo triste la chica.
- Yo sé que algún día el amor llegará a las puertas de mi corazón, sólo que
tendré que esperar algo de tiempo –dijo Tamao observando a Horo Horo y
recordó lo de “príncipe azul” (¿se referirá a sí mismo? O... ¿era una
indirecta? No se sabe). Con alegría porque el ainu mostraba su apoyo, la
chica de pelo rosa abrazó al shaman de los hielos–. ¡Gracias por animarme,
amigo Horo Horo!
- O/O De... de nada, Tamao. Me alegro ser de gran a View Add . Login . Sign
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- “¿Qué tal, Yoh?” –era su Annita, pero él no se dio la vuelta, estaba más
pendiente mirando un brazalete extraño colocado en un rosal.
- “¿Te has fijado en este brazalete? Creo que es de platino, aunque no estoy
muy seguro...” –decía Yoh, torciendo la boca y con la mano en la barbilla.
Después se dio la vuelta, miró a la chica y parecía que los ojos del
muchacho iban a salírsele de sus órbitas, así como su cráneo giraría unos
180 grados–. “¡¡A... Annita!! O.O ¿Qué te ocurre?. ¿Qué... qué... qué te ha
pasado?”.
La verdad es que resultaba MUY RARO verla así... ¿Qué era lo que pasaba? Y
el shaman no salía de su asombro y ensimismamiento, la boca casi le
llegaba hasta el suelo, sentía que todas las partes de su cuerpo sudaban y
que su cara estaba más roja que un tomate... y, sorprendentemente, notaba
algo raro en su entrepierna.
- “O/O Errr... Mejor... Mejor será que lo dejemos” –dijo Yoh, separándose de
la muchacha, ya que no le gustaba su nueva Annita.
- “Porque... porque... ¡¡porque voy a darme una ducha bien fría!!” –exclamó
Yoh, saliendo escopeteado (justo cuando se despierta del sueño).
- Eh, Annita, despierta, mi vida –le hablaba Yoh al oído para despertarla–.
Vamos, que sólo es un mal sueño, tranquila, que estoy contigo, jamás te voy
a dejar sola...
- Oh, Yoh... –se despertó Anna, abriendo los ojos de golpe y no pudiendo
evitar abrazarlo y empezó a llorar.
- Tranquila, mi vida, está todo bien. Estoy contigo, todos estamos contigo –
la intentaba tranquilizar el shaman.
- Buenas noches, chicos –los saludó Manta cuando ambos habían bajado al
salón.
- Buenas noches, Manta.
- Ey, tranquila, no es para que te pongas así, ¿eh? –se defendió Len,
haciendo un ademán de pausa con las manos.
- ¿Diga? u.u
- “¿A que no me reconoces?” –era una voz grave la que se escuchaba por el
auricular, de hombre.
- Igualmente, papá. ¿Qué tal?. ¿Cómo van las cosas por ahí?. ¿Y mamá?. ¿Y
los abuelos? Ufff, qué preguntón he salido, jeje, pero es que no nos hemos
visto desde hace un mes y medio.
- “Sí que eres preguntón, sí. Respuesta 1: por aquí todo bien. Respuesta 2:
mamá te echa mucho de menos, pero está bien. Respuesta 3: los abuelos
también, y me preguntan por tu entrenamiento”.
- Ah, pues me alegro de que todo vaya bien por allí n-n Y con respecto a mi
entrenamiento... va bien pero, al estar de vacaciones, estoy un poco más
vago... –sonreía nervioso Yoh.
- Pues muy bien... Está más sana que una manzana, con el mismo
temperamento de siempre y cada día es más hermooosa... nOn –decía Yoh,
sin pensar en las consecuencias de sus últimas palabras.
- O/O ¡Ups! Jejejejejeje n/n –reía Yoh, muy apurado por la metedura de pata.
- “Ay, hijo. ¿¡No me digas que te has acabado enamorando de ella!? O.O” –
dijo ilusionadísimo su padre.
- Ah, de acuerdo. Pues venga, que ya está lista la cena y ya puede sentarse
–dijo Ryû, dejando su bokutô en una repisa de la entrada.
- Sí, y les he dicho que estabas “Más sana que una manzana, con el mismo
temperamento de siempre y que cada día estabas más hermosa” –le dijo
éste a su oído.
- Bueno, chico, vamos a tardar, así que empezad a cenar sin nosotros, no os
preocupéis –dijo Yoh a los demás.
- Pero, ¿qué es lo que dijo, Yoh, para que Anna esté tan cabreada? –
preguntó Chocolove.
Los demás tenían mucho miedo y dieron un paso hacia atrás. En esto, Anna
dio un grito y subió las escaleras corriendo, mientras Yoh iba detrás de ella,
bastante preocupado.
- Annita, por favor, ¿qué te ocurre? –le preguntó cuando Anna ser dirigió a
su habitación.
- ¿ES QUE NO LO ENTIENDES? –chilló Anna, cerrando la puerta fuertemente
para que nadie la oyese–. ¡SE SUPONE QUE NADIE DEBE SABER LO
NUESTRO!
- Pues... dijo algo parecido a eso, aunque yo no le contesté nada –dijo Yoh,
viendo cómo Anna se paseaba en círculos por toda la habitación.
- ¡¡Oh, nooo!! ó/ò –se quejó Anna, casi tirándose de los pelos.
- ¡Pero eso no quiere decir nada! –aseguró Yoh, moviendo una mano como
signo de negación–. Una cosa es que me enamore de ti y otra muy distinta
es que estemos juntos.
- En eso... ¬/¬ En eso tienes razón –paró Anna de pasear en círculos por
toda la habitación.
- Pero que sea la última vez que ocurre algo parecido –le advirtió la joven.
Así que los dos bajaron a cenar y la gran mayoría de los habitantes de la
casa estaban con los postres. Tamao les sirvió a ambos la cena (Horo Horo
repitió tres veces el plato, y repitió dos de postre).
- Es que... está... ñammm... muy rica... ñam, ñam –comía Horo a la vez que
hablaba.
- ¬¬UUU Tengo unas ganas de que se independicen todos para que nos
dejen en paz y a solas... –gruñía Anna, diciéndole todo esto al oído de Yoh.
- No te pongas así, que al final los echarás de menos... –decía Yoh mientras
le daba un último bocado a su cena.
- Tengo una idea... ¿por qué no vemos una película cuando hayamos
terminado de cenar? –propuso Ryû, sobresaltándolos un poco a todos.
- No, gracias –negó Anna–. Yo me subo a mi cuarto, que tengo cosas que
hacer.
- “Ufff... Siento tener que mentirles... ¡pero es que necesito estar con mi
Annita!” –pensó Yoh, e inmediatamente dijo–. Chicos, yo me voy a mi
habitación a dormir.
- Oye, Len, que las pesadillas surgen porque sí, no las planeo tener en mi
cabeza cuando duermo... –dijo irónicamente el joven Asakura.
- Sí, bueno, chicos, buenas noches y que veáis y disfrutéis la peli n-n -les
deba las buenas noches a todos Yoh y subía las escaleras.
Si Anna estaba en su cuarto y quería estar con ella, abrió la puerta y entró
en la habitación de la muchacha, que estaba casi a oscuras.
- ¿No te has quedado a ver la película? –le preguntó ella mientras escribía y
escrutaba con la mirada lo que había escrito.
- Pues no, jiji, no quería dejarte sola –contestó Yoh, rascándose el pelo y
sonriendo tontamente.
- Yoh, no hacía falta, si querías estar con tus amigos quédate con ellos... No
te preocupes por mí... Si es por la pesadilla que tuve, no pasa nada, y si es
por la pequeña pelea, también no te preocupes... Tú tienes tu vida, yo tengo
la mía y...
- n.n Por cierto, ¿puedo saber lo que estás escribiendo? –preguntó Yoh,
intrigado.
- Es personal, lo siento, no puedo decírtelo –negó la sacerdotisa con la
cabeza.
- Anna, Anna... ¿te acuerdas de las reglas que impusiste cuando nos hicimos
amigos? Esta era una de ellas: nada de secretos y hay que decir la verdad
ante todo –se lo recordó Yoh con una voz graciosa.
- ò/ó ¡¡NO!! –chilló Anna, cerrando la página web y apagando la pantalla del
ordenador rápidamente.
- Ó.ò Jooo... Annita... ¡Y yo que tenía ganas de recibir mimitos por parte
tuya! –hacía pucheritos Yoh, imitando al Gato con Botas que vio en la
película de Shrek 2 cuando terminó sus clases para comenzar con las
vacaciones de Navidad.
Anna cayó de rodillas al suelo mientras cerraba los ojos y se tapaba los
oídos con los dedos. Yoh fue inmediatamente a su lado, algo preocupado.
El muchacho pensó que sería mejor dormir con la rubia, así que también se
quitó sus zapatos, cogió la sábana y cubrió a los dos con ella y se abrazó
cariñosamente a su sacerdotisa. Durante un rato se dedicó a observarla y
cuidarla, hasta que él también cayó en los brazos de Morfeo y se quedó
dormido.
0o0o0o0o0o0o0o0o0o0oo0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0oo0o0o0o0o0o0o0o0
o0o
Digamos que... no sé, este capítulo me gusta, pero no tanto como los otros.
Estoy un tanto desanimada, y más que lo estoy viendo los exámenes y que
pronto se me acerca la selectividad. Tengo ganas de llorar TT-TT
Aunque este fic haya superado los 40 reviews (que no está mal), no sé, no
me considero una buena escritora, tal vez por mi inexperiencia de hacer
fics, este es el primero que hago, y no sé si esta historia tendrá el rumbo
que se merece con los 72 capítulos prometidos. Tampoco si este fic supera
las expectativas que tienen puestas en él. Creo que hay personas que se
han llevado una buena decepción con este fic. Pero así es como lo encauzo
y como lo escribo, voy a pequeños pasos, evolucionando. Si ven que no
valgo como escritora, díganmelo, y si veo que hay mucha gente que me lo
dice y aconseja, podría retirarme sin ningún problema.
Veo que hay gente que sigue este fic fielmente y que me agrega a mí y al
fic a sus favoritos, y lo agradezco de todo corazón, pero... no sé, lo que me
pasa es algo que no consigo describir... Y se me va a inspiración por
momentos, cosa que hace entorpecer aún más la historia y la actualización
del fic.
Pero... Digamos que ahora, no estoy en una etapa muy feliz de mi vida que
antes tenía, y no sé si tendré ánimos de seguir publicando este fic con los
siguientes capítulos. Tengo muchas dificultades y contratiempos, y mi
estado de ánimo digamos que no es de lo mejor... De verdad, perdónenme,
pero últimamente estoy muy triste, deprimida, pesimista y desanimada.
Pero intentaré de todos modos que no se refleje en la historia en sí, esto es
sólo lo que pone la autora a parte.
Bueno, mejor me tengo que animar, porque si no... Venga, Ana Mary,
anímate! Tienes que mostrarte radiante ante el público! XD Bueno, ya
empiezo con la payasería, pero en fin... xD
Takei-sama creó Shaman King, así como sus personajes y todo su universo
relacionado con la serie. Yo sólo lo tomo para crear una historia basada en
la serie pero sin fines lucrativos.
Todas las marcas, películas, títulos y canciones que aparecen en este
capítulo pertenecen a sus respectivas compañías, discografías y autores,
también se incluye el Play Boy xD, etc, etc..., yo únicamente las tomo
prestadas para dotar de sentido a la historia.
Espero que les haya gustado este capítulo, tiene un micro lime (por el sueño
“pervertido” de Yoh xD). Y bueno, qué contraste con la pesadilla de Anna...
Si, es cierto, es difícil verla llorar (porque eso no es propio de ella), pero
llora por una pesadilla, ténganlo en cuenta. O.o
Y nadie sabía que Anna escribe un diario virtual? XD Bueno, invención mía,
a veces una persona se desahoga escribiendo un diario, no? O.o
Jaja, por no decir de los rayos, que también le molestan, pero es debido a su
pesadilla, ya que aparecían en su sueño. Es comprensible u.u
Muchas gracias por sus reviews!! Siempre los tengo en cuenta y hacen que
me anime (dentro de lo que cabe). No olviden que soy novata y es mi
primer fic, ya sé que tengo fallos, pero en fin... u.u
Mándenme reviews, cómo no, que esta historia se merece llegar a los 50
por lo menos, sería como... um... un 50 aniversario xD
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Los rayos de Sol... eran muy cálidos. Y como la ventana estaba abierta, la
habitación de Anna Kyôyama estaba completamente iluminada. Los ojos de
la sacerdotisa se abrieron de par en par...
Anna se despertó, y con una sonrisa radiante en la cara... que desconcertó a
Yoh, que también se despertó al mismo tiempo que ella.
- n-n Que esta vez no he tenido una pesadilla, sino todo lo contrario. Me
alegro tanto de estar contigo, sin ti no sé lo que haría... –se abrazó a su
prometido con un inmenso afecto mientras decía la sacerdotisa estas
palabras.
- ¿Qué tal la peli? –le preguntó Yoh, dándole una palmadita en la espalda.
- ¿Y de qué iba?
- De que los padres de ella van a conocer a los padres de él... y los líos que
eso conlleva.
- Por cierto, ¿has cogido el jet privado? –inquirió Len, abrazando a Pilika de
forma consoladora.
- Sí, por supuesto, aparcará ahora mismo y cerca de aquí, sobre un
descampado a... –contestaba Jun, pero sonaba su móvil y contestó a la
llamada–. ¿Sí, Jun Tao al habla? Ah, sí, estoy en casa de los Asakura... Sí, sí,
quince minutos, ok. Pai Long y yo llevamos el equipaje. Sí, de acuerdo,
muchas gracias.
- Muchas gracias, Len. Cuida mucho de Pilika y hasta la próxima n.n –dijo
Jun, despidiéndose de los demás con la mano y saliendo de la mansión.
- ¡Yo tengo una solución!. ¡Un concurso de chistes!. ¡Quien gane los demás
le servirán por un día! –propuso Chocolove, alzando un puño al aire–. Y
tienen que ser todos, aquí no se escaquea ni Anna...
- Así nos reímos un rato, porfa... –les suplicaba el shaman de tez oscura.
- Está bien –suspiró resignado Chocolove–. Sólo era una idea chiquita.
- ¡Pues ya está, todos a vestirseee! –les ordenó Chocolove, alzando los dos
puños, muy contento.
- “Ah, es que como siempre vas vestido así... Bueno, como iba diciendo.
Aquí aparece Ryû Elvis Presley, muy en su línea” –lo anunciaba Tokagerô,
entretanto que Ryû hacía poses típicas del “Rey del Rock & Roll”.
- “Ahora, ¡¡el señorito Len vestido de Trunks de la saga “Dragon Ball GT”!!
Como podrán comprobar, mi amo no lleva el... “pincho” en su cabeza...
Resulta raro, la verdad, aunque está guapo...” –decía Bason mientras Len
aparecía.
- “Jeje, señorito Len... Si está muy bien, tranquilícese” –le dijo Bason,
apuradillo y con varias gotitas en la cabeza, Len suspiró, dándole a entender
a Bason que no pasaba nada, y se fue.
- ¡Ella ha dicho antes que te ves muy bien! –exclamó Pilika, guiñando un ojo.
- “El doctor Fausto House” –reveló el secreto Eliza, mientras Fausto salía de
los bastidores y los espíritus lo veían disfrazado–. “Ay, mi marido... Ha
pasado de tener un pelo rubio a ser moreno, a llevar barba de cinco días, y
de que tenga un bastón para apoyarse... Ha envejecido de repente”.
- Ay, jiji, Eliza... Aunque me muera seguiré contigo como espíritu, así que de
una forma u otra estaremos juntos para siempre. El amor no tiene edad y no
conoce límites... perdura hasta en la muerte –dijo Fausto, poniendo una
mano en el corazón y mirando amorosamente a su esposa.
- “El siguiente es... ¡Wao, Eternal Sailor Pilika Mercurio!” –gritó Ponchi, al
cual se le caía la baba.
- “Sí, sólo era un cumplido” –le aseguraba Ponchi, nervioso por la mirada del
chico Tao.
- “¡Qué carácter tiene nuestro Trunks particular!” –soltó Mosuke–. “En fin,
todo por defender a su chica, así que es comprensible...”.
- “Y ahora, con todos ustedes...” –decía Tokagerô, haciendo que los demás
tuviesen intriga.
Pe pe peee
pepe pe pe peee
Pepe pe pe peee
pepe peee
- –los demás estaban con la boca abierta, a punto de tocar el suelo, y con
los ojos muy abiertos y redondos como platos.
- “Por ahora, a parte de la Sailor Mercurio, éste es el personaje que lleva las
de ganar” –dijo Tokagerô.
- –los demás seguían igual que antes, sin dar crédito a lo que había ocurrido.
- “Pues bueno, ¡ahora le toca el turno a Lyserg Holmes! Ey, ¿desde cuando
fumas? Porque con esa pipa...” –sospechaba Tokagerô una vez que el inglés
salió con su disfraz y con una reluciente pipa de color negro en mano.
- “Ahh...” –asintió Tokagerô con sonrisa maliciosa–. “Pero por ser un poco
rebelde no pasa nada, ¿eh?”.
- “Además, estás muy elegante con ese traje de detective” –lo elogió
Mosuke.
- “Es verdad” –afirmaron los demás espíritus.
- o/o Ho-ho-hola... –los saludó Tamao, algo cortada mientras todos los
espíritus la elogiaban y aplaudían.
- “Y ahora demos paso... ¡al gran Jefe Apache, Yoh Asakura!” –exclamó
Amidamaru con devoción y solemnidad, mientras Yoh aparecía en escena.
- Jiji n.n –sonreía Yoh, saludando a los presentes con la mano, con su traje
bastante conseguido (y también se maquilló y todo, para tener un mejor
parecido al de un indio) y asemejándose a un indio real de los del Oeste–.
¡Jeje, Goldva no poder superar a gran Jefe Indio, ése ser yo!. ¡¿A que yo ser
genial?!
- “Sí, amo Yoh. ¡Usted está fantástico!. ¡Nadie le supera! X3” –temblaba de
la emoción Amidamaru, que se le iluminaron los ojos.
- “¡Le adoramos, le adoramos!. ¡Oh, Jefe Indio!” –se inclinaban ante Yoh
Ponchi y Konchi, haciendo payasadas como de costumbre, pero para que el
desfile no fuese un funeral, al final todos los espíritus y los shamanes (que
ya habían salido) alababan a Yoh y hacían reverencias e inclinaciones.
- ¡Esto gustar a Jefe Indio!. ¡Ser magnífico!. ¡Yo ser muy feliz!. ¡Jijiji! –reía
Yoh, cruzándose de brazos, y al rato los demás dejaron de hacer lo que
estaban haciendo y todos se pusieron a aplaudir, divertidos, porque ya
terminó el concurso.
Detrás del vestido, en la zona de la espalda, las alas que reflejaban colores
iridiscentes también contenían purpurina, haciéndolas brillar.
- ¡No, no! –negaban apurados los demás con la cabeza, aún sin creer lo que
estaban viendo.
- ¡Gran Jefe Indio pedir a Guapa Hada que mimar a Gran Jefe Indio mucho!.
¡Y ser una orden! –sonreía tontamente Yoh, cogiendo de la mano a su
prometida.
Una vez que habían salido de sus cuartos, se encontraron en el salón cerca
de la zona de las escaleras (los demás ni se coscaron), caminaron al
recibidor para coger las llaves, se dirigieron a la puerta para abrirla, la
cerraron detrás de ellos y fueron a dar una vuelta por el parque, los dos
abrazaditos y sonriendo, a pesar del clima, pues las nubes amenazaban de
nuevo con la llegada de tormenta y lluvia, en un cielo que apenas se veía la
Luna y la luz de las estrellas.
O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o
0o0
Hola!!
Así que, a lo mejor, para compensar, no sólo va estar este capítulo, sino el
ansiado capítulo 13, el que todos ustedes están esperando. Por tanto,
espero que les guste ambos capítulos n.n Ya que, probablemente, no pueda
actualizar hasta muy tarde... Así que no sabré con certeza cuando será mi
próxima actualización, por eso los 2 capítulos son una compensación para
ustedes.
Takei-sama creó Shaman King, así como sus personajes y todo su universo
relacionado con la serie. Yo sólo lo tomo para crear una historia basada en
la serie pero sin fines lucrativos.
Ah, muchas gracias por los ánimos que me están brindando con sus
reviews. Ya estoy bastante mejor, así que no se preocupen n.n Sé que voy a
tener críticas buenas, y quizás, constructivas y (en el peor de los casos)
destructoras, pero para eso hay tantos gustos como colores.
Al igual que el Leprechaun con el que se viste Manta, pero les digo que es
como un duende irlandés, vestido de verde y con un trébol de cuatro hojas
en su sombrero. Espero que esta aclaración les haya servido.
Y en cuanto a los demás trajes, espero que también les haya gustado!!
Bueno, no sé qué más decir, me verán en el siguiente capítulo (y a ver si
llegamos de verdad a los 50 reviews ¬¬), que es el más esperado por todos
ustedes.
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La noche era casi oscura, las nubes tapaban casi todo cuerpo celeste del
universo que se podría ver en el cielo. Ciertamente, esto no importaba a una
pareja de jóvenes que pisaba la arena con sus deportivas en la zona de
juegos de los niños, habitada por columpios, toboganes...
Paseaban por ese lugar, mientras la luz de las farolas hacía sombras
extrañas en el suelo con los cuerpos de Anna y Yoh. Lo curioso es que, en
ese parque que frecuentaban, no había nadie, ni un alma.
- Ok... –aceptó Anna, mientras que Yoh cogió la cintura de Anna con ambas
manos y la hizo sentarse en su regazo.
- ¬/¬ Y... y... y yo también, Yoh. Pero, ¿por qué estás tan empalagoso?.
¿Qué te ocurre?
- Jiji, no me ocurre nada, Annita. Sólo que estoy así porque... te amo –le
susurró al oído el shaman, abrazándola.
- Venga, cielo, hazme mimitos –pedía Yoh, con voz de niño chiquito,
poniendo morritos.
- u/u –la reacción de Anna fue un sonrojo monumental, suspiró de nuevo por
la actitud que mantenía su novio y comenzó a besarlo dulcemente.
- Te amo, te amo, te amo, y cada minuto que paso contigo te amo mucho
más... y en los ratos en los que NO estamos juntos creo que me desespero y
que agonizo de muerte al no tenerte conmigo... Con sólo verte y observarte,
me doy cuenta de que me enamoro cada vez más y más de ti... –
murmuraba Yoh, que a cada frase que decía (o palabra, según le convenía)
le daba besitos en los labios.
- Yoh... ¿por qué dices esas cosas? –preguntó ella, sintiendo su corazón
acelerarse.
Anna estaba que se derretía por las cosas que decía el muchacho. Estaba
claro que ambos estaban enamorados hasta la médula, y que era un amor
serio y para siempre; necesitaba demostrarle todo eso, transmitirle todo lo
que sentía por él y sabía que las palabras no bastaban.
Quizás, un gesto o un acto valga más que mil palabras... Se acercó a él, sus
caras casi estaban pegadas por la frente y se miraron. Yoh no dejaba de
mirarla y de sonreír, ella también sonrió aunque de forma tímida, porque...
lo que iba a hacer no era usual en ella.
¡Quién les iba a decir que estaban tan concentrados a lo suyo... que, sin
darse cuenta, empezaba a llover! Se estaban mojando, pero ellos no se
inmutaron, no sentían frío... sino todo lo contrario (y eso que era invierno,
en pleno enero), debido a que estaban tan cerca que se transmitían calor
mutuamente.
Siguieron besándose bajo la lluvia, hasta que Yoh estornudó y tuvieron que
separarse... fue entonces cuando se dieron cuenta de que diluviaba y de
que estaban empapados. Lejos de molestarles, les gustó (por no decir otra
palabra) estar así, así que pasaron del clima y siguieron a lo suyo. Y se
dejaron llevar...
Como era invierno, ambos llevaban una camisa de manga larga (Yoh tenía
una blanca y Anna una de color rojo) y, por culpa de la lluvia, se pegaron
bastante a sus cuerpos y se transparentaban, sobre todo la de Yoh. Sí, se
podían notar y ver los músculos de Yoh a la perfección, de todo su torso y
sus brazos, y a Anna... ¡se le podía ver el sujetador, de color negro!
- Y yo... –susurró ella, también al oído del joven y lo miró a los ojos.
No era necesario decir que esta situación, totalmente nueva e inédita para
ellos, les gustaba. Esa atracción que sentían se hacía presente en esos
instantes. Sí, sabían que se querían y se amaban de verdad, que su relación
era seria, formal y madura, pero era la primera vez que sentían estos...
impulsos de amarse, sobre todo, de esa manera.
Yoh hizo lo propio con la camisa de la itako, desabrochándola botón por
botón, mientras recibía suaves caricias en la cabellera castaña por parte de
la sacerdotisa. Una vez hecho esto, Anna se dejó hacer, descansando el
cuerpo en el torso del chico y apoyando su cabeza en el hombro de él,
mientras Yoh retiraba la camisa roja y la ponía sobre la suya.
- Ay, la juventud de hoy en día... –suspiró el guardia, una vez que Yoh y
Anna hicieron una inclinación cuando ya estuvieron completamente
vestidos, y se iban corriendo, intentando resguardarse de la lluvia.
Mientras caminaban a paso rápido, Anna y Yoh torcieron una esquina para
tener un fácil acceso a la mansión. Con lo que caía de agua, no era de
extrañar que en la calle no hubiese nadie. En un arrebato, pero con
decisión, el shaman cargó en brazos a la itako para llevársela a la mansión.
Si se quedaban más tiempo en la calle, de seguro ambos tendrían una
pulmonía, por eso, el chico empezó a correr a gran velocidad (resultado de
los entrenamientos, por supuesto).
La chica abrió la puerta con sus llaves y vieron que no había nadie... Ya se
había terminado la fiesta, al parecer todo estaba recogido y limpio... Por
consiguiente... ¡todos estaban durmiendo! Les dio alegría (sobre todo a
Anna) el ver que no estaban los amigotes de Yoh molestando, no habría
ningún obstáculo... podrían realizar lo que tenían planeado hacer...
- Pues vamos... a... mi... cuarto –decía Yoh de forma entrecortada, entre
besos.
Yoh la llevó por las escaleras en brazos hasta el cuarto de él, sin hacer
ruido, y cerró la puerta. Rápidamente colocó a la chica en su cama para él
poder quitarse sus deportivas, y una vez quitadas las de ambos, Anna tiró
del cuello de la camisa de Yoh, atrayéndolo hacia ella y hacia su cuerpo.
Aprisionó sus labios con los de él, mientras que giraron en la cama, y Anna
se quedó encima del shaman. Llegó el momento (porque la ocasión lo
requería) de decir “la pregunta del millón”. Era de esperar, ya que ambos
eran pura pasión y puro deseo. Y Yoh... estaba demasiado contento... ¡y
excitado! Y Anna parecía sentir lo mismo... quería saberlo con certeza.
Ya lo dijo, por fin lo dijo. Creía que le iba a costar poder pronunciar esas tres
palabras: “hacer el amor”. Vale, él nunca lo había hecho con una chica, no
tenía ni idea (bueno, quizás un poco) del sexo... pero estaría claro que lo
haría... con amor. Sabía lo que era la reproducción humana, había visto que
sus compañeros de clase traían revistas bastantes subidas de tono para la
hora del recreo y también escuchaba que ellos ya se habían acostado con
sus novias y contaban la experiencia que aquello les produjo y sintieron.
Así que, más o menos, sabía de qué iba la cosa... e iba a ser su primera vez.
Pero claro, tendría que descubrir por él mismo en qué consistía o cómo
debería actuar. Tampoco tenía intención de tratar a su prometida como un
simple objeto de placer... ya que la respetaba, su Annita no era una cosa o
un animal, era una persona con sentimientos y dignidad, y además que
sentía por ella su amor incondicional.
Anna no se esperaba para nada esas palabras que dijo su prometido. Vio la
cara un tanto nerviosa de él, pero para haber dicho eso se dio cuenta de
que fue una propuesta meditada... y que estaba seguro de lo que decía.
Vaya, así que hacer el amor, ¿eh?. Habría que pensarlo, porque segura,
segura... no estaba. Ella nunca lo había hecho con un chico, pues era virgen.
Medianamente, sabía en qué consistía eso de “hacer el amor”... pero... se
sentía insegura... ¿Y si salía mal? ¿O... si le dolía?
¡Bah, al cuerno las dudas! AMABA a Yoh, y la mejor forma de demostrárselo
sería ENTREGARSE a él. Le entregaría su cuerpo, su alma, su ser. Confiaba
plenamente en él, y esa es la definición del amor (para ella), la confianza
plena en el otro. Sabía que el shaman la cuidaría y la trataría con respeto y
con mucho amor y afecto. ¡Sería la noche de los dos y por fin podrían
demostrarse cuánto se querían!
Ambos estaban rojos por aquella situación y Anna se retiró del cuerpo de
Yoh, dejándolo libre sin la presión del cuerpo de ella. Y el shaman se lo tomó
como una especie de “rechazo”. ¡Vaya, había metido la pata... y hasta el
fondo!. ¡Si es que era un idiota!. ¡¿Cómo podía habérselo dicho de una
manera tan brusca y directa?!. Se sintió tonto y estúpido, se incorporó en la
cama negando con la cabeza, pero Anna sujetó con sus manos la cabeza del
muchacho y le sonrió. Los dos estaban sentados en la cama, uno enfrente
del otro, y Anna abrió la boca para pronunciar, bastante roja...
Yoh abrió los ojos de par en par. ¿Eso era un... un SÍ?. ¿Anna estaba
diciendo que SÍ? El corazón del shaman bombeó a mil por hora, ¿¿haría suya
a Anna!!. Sintió cómo la sangre se le subía a la cabeza, la respiración se
aceleraba y su alegría y emoción aumentaba. Lo que dijo Anna, esa
afirmación... ¡era prueba de que sí le quería y le amaba de verdad!
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Delante de él, otra figura también surgía de la lava... pero esta vez era una
persona y más pequeña que ese “diablo rojo”. No le importaba que su
cuerpo estuviese impregnado de lava... de hecho, le gustaba, tanto, que se
relamió parte de ella con la lengua. Sí, su familiarización con las cosas
candentes era su punto fuerte, por no decir que ese elemento no le
afectaba, era como su pan de cada día o como el oxígeno que respiraba
para sobrevivir.
- ¡JA, JA, JA, JA, JA!. ¡QUE EL MUNDO SE PREPARE PARA MI NUEVA LLEGADA!
¡ESTA VEZ NO TENDRÉ PIEDAD!. ¡LOGRARÉ ELIMINAR A LOS PATÉTICOS
HUMANOS Y LOS SHAMANES TEMBLARÁN POR MI PODER Y SE
ARRODILLARÁN ANTE MÍ!. ¡JA, JA, JA! ¡Y TÚ, YOH ASAKURA... MORIRÁS POR
HABERME ARREBATADO LO QUE ES MÍO! ¡TE ENTERARÁS DE QUÉ ES CAPAZ
DE HACER... HAO ASAKURA! ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA, JAAAA!
Hao Asakura, el shaman del fuego... había vuelto. Y esta vez, para cumplir
su venganza. Ahora el mundo tendría que estar alerta... para su próximo
ataque.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- “Ponchi, por favor, ¿no ves que Tamao está intentando saber qué pasará?.
¿O acaso no has notado una presencia extraña?” –lo regañó Konchi.
- “Sí, la verdad es que provenía de lejos... y, aún así, la hemos notado. Era
como... una esencia poderosa... y ese poder me recuerda a alguien...”.
- ¿Queréis callaros, por favor? –les pidió Tamao, algo indignada con sus
espíritus acompañantes–. Si seguís hablando, no llegaré a descifrar nada...
- “Si nos necesitas, ya sabes dónde estamos” –le dijo Ponchi a la chica del
pelo rosa.
La visión terminó cuando Tamao abrió los ojos, que se mostraban llorosos, y
tenía dificultad para respirar bien. Ponchi y Konchi, alertados, aparecieron
en la habitación muy preocupados. Apenas Tamao podía asimilar lo que
había acabado de ver... Tenía el cuerpo bastante revuelto y la mente
afectada por la visión.
- “¡Tamao, por favor, dinos! ¡Nos tienes en ascuas!” –pidió Ponchi, casi
desesperado.
- “Eh... Tamao... ¿ahora qué ocurrirá, qué será de nosotros y de todos los
demás?” –preguntó Konchi, dubitativo y miedoso.
- No lo sé... pero hay que avisarles cuanto antes... Todo el mundo va a estar
en peligro con la nueva llegada de Hao... Y lo que me dijo el tablero no era
nada bueno, será un futuro muy oscuro y sangriento...
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Las gotas de lluvia eran reemplazadas por las gotas de sudor... Sus cuerpos
ya no estaban mojados del agua, o fríos, sino que irradiaban calor...
Era la primera vez que Yoh oía una música tal... y ésa música provenía de la
boca de la sacerdotisa a la que estaba amando. Repetía su nombre una y
otra vez, entre jadeos, suspiros... y gemidos. No eran gemidos de tristeza,
tampoco de dolor o sufrimiento... sino de placer.
Esto ocurría cuando el shaman quitaba pieza por pieza la ropa de Anna.
Ahora sólo estaba en ropa interior. Yoh estaba sin camisa, pero todavía
llevaba sus jeans, y prefería alargar ese momento de caricias y de besos
antes de que llegase el “gran momento”.
Besaba el cuello de la itako mientras ella se aferraba con fuerza al cuerpo
de su prometido y, enrollando ambas piernas en la cintura de él, seguía
pronunciando entrecortadamente el nombre de Yoh. Acariciaba la espalda y,
en general, el torso bien formado del shaman y sentía que se volvía loca,
absolutamente, por todo.
El shaman ya tenía puestas sus manos en el cierre del sostén negro de Anna
para quitárselo... pero otra voz los interrumpió...
- Joven Yoh, ¿está despierto? –se oyó la voz de Tamao, algo alterada, detrás
de la puerta (que estaba cerrada, por supuesto)–. Acabo de descubrir algo
que puede interesarle muchísimo.
- Es algo que tiene que ver... con... su hermano gemelo... Hao... y quizás
sobre el Torneo de Shamanes... –decía Tamao, preocupada.
- ¡Oh! ¡Dios mío! –susurró Anna, impresionada y tapándose la boca.
- ¡Bajo ahora mismo! ¡Quiero que cuentes todo lo que sepas! –exclamó Yoh,
levantándose de la cama, pillando una yukata del armario y vistiéndose.
- Ah, está bien. No se preocupe, que le esperamos. Me voy abajo –le avisó
Tamao, yéndose a la salita.
- Tira, anda –le ordenó ella, señalando la puerta y empezaba a vestirse para
bajar mientras Yoh abría la puerta y bajó a la salita.
- ¿Qué ocurre, Tamao, que nos tienes intrigados? –preguntó Horo Horo.
- Pues estaba leyendo mi tablero para leer el futuro, ya que sentía una
presencia extraña... que mis espíritus también sintieron –relataba Tamao,
mientras todos se miraban unos a otros, y Ponchi y Konchi asentían con la
cabeza–. Y entonces... éste me mostró que... Hao había regresado...
- Y seguro... aunque creo que son mis imaginaciones... que antes de 500
años se reanudará el Torneo de Shamanes y Hao hará lo imposible por
ganarlo... –sintió miedo la pelirosada, encogiendo los hombros.
- ¿E... Estás segura, Tamao? –inquirió Yoh, con rostro serio y sus amigos se
preocuparon más por el estado de su compañero.
- ¡Ni yo tampoco! –gritó Anna, nerviosa–. ¡Esto... esto es una locura! ¡No...
no puede ser! No... no pu-puede...
- “Ja, ja, ja, no puedes evadir lo inevitable, Anna. Sabes que, al fin y al cabo,
Yoh sólo era una pequeña parte de mí, mi parte débil, y ya ves, ha muerto...
Ahora soy el verdadero Shaman King, y qué menos que tú seas mi Reina, mi
Shaman Queen...” –la incitaba Hao, sujetándola de las muñecas y
aprisionándola contra la pared de un edificio.
- “¡No, nunca lo haría! ¡Ni en mil años, prefiero estar muerta! Yo le seré fiel
a Yoh... ¡eres un monstruo!” –le gritó ella, molesta, y le escupió en la cara.
- Sí, tranquilo –sintió Anna, con un sudor frío en la frente, y se dirigió a los
demás–. ¿Podéis dejarme sola con Yoh, que tengo que contarle una cosa?
- Anna... –susurró Yoh al oído de Anna, reconfortándola–. Jo, madre mía, hoy
se supone que tendría que ser la mejor noche de nuestra vida y en realidad
es al contrario... Dime... ¿qué ha pasado? Tranquila, cariño, que estoy aquí...
- Ya, cielo. Será mejor descansar, que mañana será otro día –le pedía el
shaman con voz suave y calmada, acunándola suavemente para
tranquilizarla y que se durmiera.
Al final lo consiguió, y se tumbó con ella, abrazándola
sobreprotectoramente, hasta quedarse él también profundamente dormido.
La carta de aviso del concurso le vino hace una semana (es que vio el
concurso por Internet y apuntó la dirección para enviar la carta de que
quería participar), lo confirmó por teléfono y ahí estaba, con la maleta en
una de sus manos y con la otra acariciaba a Pascal Avaf y a Mic, sus dos
espíritus acompañantes.
- ¡Adiós! –se despidieron del shaman afro-americano los demás con la mano
y Chocolove torció una esquina y desapareció, y los demás se fueron al
salón.
- Yoh, tengo que decirte algo... –tocó Anna el hombro de su novio para
hablarle.
- ¿Qué vamos a hacer con lo que dijo Tamao y con la visión que tuve? –se
mostró preocupada la sacerdotisa.
- Pues... a vivir la vida al cien por cien y a entrenar mucho para que tu visión
y la de Tamao no se cumplan y, si Hao vuelve, vencerle y que no vuelva a
hacer de las suyas...
- ¿De qué hablan usted y doña Anna, don Yoh? –preguntó Ryû.
- Eh... Pues que Anna y yo... hemos decidido que será mejor que entrene
más duro para acabar definitivamente con Hao –contestó, algo nervioso,
Yoh.
- Oye, ¿no estáis los dos algo extraños últimamente? –les preguntó Horo
Horo con una mirada inquisidora.
- ¬/¬ –lo amenazó con la mirada la itako pero, a la vez, estaba roja.
- ¿Y esas caras? –notaron los demás cómo las caras de ambos estaban
sonrojadas y eso les hizo sospechar.
- Sí –asintió Anna, todavía roja–. Alguna vez se tendrán que enterar, qué
más da que sea antes o después ¬/¬
- Oyes, Tamao, ¿estás bien? –le preguntó, preocupado, sin poder evitar
abrazarla.
- No... no lo sé... Horo Horo... es que... –dudaba Tamao, con unas inmensas
ganas de llorar–. Por una parte me alegro mucho por la señorita Anna y el
joven Yoh... pero... por otra... como yo antes estaba enamorada de él...
aunque ahora no... todavía me queda algo de ese sentimiento... ¡Ay, no sé,
estoy algo confundida!
- Tranquilízate, ¿ok? Y ahora respóndeme a una pregunta, por favor –le pidió
el ainu, mirándola a los ojos.
- De acuerdo –aceptó Tamao, respirando profundamente.
- Muy bien –sonrió Horo Horo, pero de repente se puso serio–. ¿Qué es
exactamente lo que sientes por Yoh?
- Quizás... quizás sea por eso... Horo Horo... De verdad, gracias por hacerme
sobrellevar esto y hacerme entender lo que me pasa... pero... ¿por qué hace
todo esto? –preguntó Tamao, mirándolo a los ojos.
- Siendo feliz, sonriendo y contando conmigo para lo que necesites n-n –dijo
el shaman del hielo, dándole un tierno beso en la frente.
“Toc, toc”.
- ¿Se puede? –preguntó la voz de una chica, muy familiar para los dos, y
sonaba extrañamente dulce y suave.
- Hola –los saludó Anna y, muy dulce, abrazó cariñosamente a la chica del
pelo rosa–. Tamao, ¿estás bien?
- OO –Horo Horo seguía pensando que lo que ocurría era un sueño, ¡Anna no
se había comportado así jamás con nadie!
- Sí, no se preocupe, señorita Anna, snif –se sorbió la nariz Tamao, un poco
extrañada por la actitud de la itako.
- Muchas gracias, señorita Anna, en serio. Todos se están portando tan bien
conmigo –volvió a llorar Tamao, tapándose la cara con las manos.
- Ay, Tamao, no me gusta que llores... –murmuró Horo Horo, aunque las dos
chicas lo oyeron.
- ¿Ves? Tienes amigos y gente que te quiere. Tú... también eres mi amiga,
Tamao –sonrió Anna como pocas veces hacía.
- Yoh me ha dicho que sonrías tanto o más que él, que te considera como la
hermana menor que nunca tuvo, no duda de que eres una chica muy dulce
y servicial, y que seguro que si sales a la calle te ligarás a cualquier chico y
éste caerá rendido a tus pies –le contaba Anna, dándole ánimos–. ¿A que se
sabe que lo ha dicho él? Fíjate cómo te anima... y yo también... y Horo Horo.
Tamao cayó al suelo, se le tambalearon las piernas por las lágrimas, y lloró
más fuerte todavía. No podía creer lo que le estaba pasando, se sentía
genial pero no podía dejar de llorar. Horo Horo corrió a recogerla,
acunándola en su regazo, susurrándole al oído palabras bonitas hasta que
se durmió, y todo esto ocurría bajo la mirada atenta de Anna.
- ¿Tamao está bien? –preguntó Pilika, que sin duda, era su mejor amiga.
Más tarde se fueron todos a comer, después de esta gran noticia y del
“incidente” de Tamao. Al rato, la muchacha se despertó y se fue al salón,
donde comían sus amigos.
- Muy buenas tardes a todos n.n –los saludó, más feliz que unas pascuas.
- ¿Quieres comer? Hay arroz frito n-n –dijo Anna, comportándose de forma
amable con ella.
- ¿Queréis saber cómo pasó lo nuestro? –les preguntó Yoh a los demás.
- –los demás no querían que estallase una guerra y se echaron para atrás.
- Bueno, a lo que iba... Anna y yo... –les decía Yoh, contándoles todo con lujo
de detalles en todo el relato que duró casi 45 minutos.
- Entonces... ¿vosotros erais novios antes que Pilika y yo? –preguntó Len,
anonadado.
- Va a ser que sí, jiji n.n –afirmó Yoh, sonriente–. Ambos nos queremos
mucho, aunque a ella le resulta difícil todavía mostrar sus sentimientos...
¡pero no pasa nada, me encanta cómo es ella y ya está!
- Ejem, Yoh, ya, que tampoco es para enrollarse tanto en el discurso ¬/¬ –lo
regañaba Anna.
- ¿Y qué es eso de “la gran cosa”? –inquirió Yoh, que estaba perdidísimo.
- Nada, tonterías que dice él así porque sí –negaba con la cabeza Ryû,
restándole importancia con la mano.
- Y Yoh... ¿cómo besa Anna? Besa... ¿bien? –preguntó Horo Horok, con
picardía.
- Pues bueno, sí ha sido más de una vez... y... y... ¡¡y besa muy bien!!
O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o
0o0o0o0o0o0o0o0o0o
Otra vez nos vemos, ya que he actualizado dos capítulos a la vez xD Así que
otra vez nos volvemos a reencontrar xD
Y por fin Yoh y Anna confesaron su amor como Pilika y Len (ya era hora, no?
n.n). Pero seguro que no esperaban la aparición de Hao así, eh? Un tanto
espectacular, con la lava y el volcán y todo eso... cuál será su venganza? Y
aparecerá en el próximo capítulo? Robará a Anna? Y Yoh qué hará?
Puede que solo sean pistas falsas, o verdaderas, estos interrogantes, pero
para eso... tienen que seguir el fic al pie del cañón xD Y también ha habido
un poquito de HaoxAnna (aunque haya sido en especie de sueño, o como
quieran llamarlo), pero algo es algo, no?
Takei-sama creó Shaman King, así como sus personajes y todo su universo
relacionado con la serie. Yo sólo lo tomo para crear una historia basada en
la serie pero sin fines lucrativos.
Y espero sus reviews, para ver que les pareció este capítulo y si la historia la
encuentran buena n.n
Ya nada más, que se cuiden, que manden REVIEWS, y que les mando
muchos abrazos, besitos y la mayor de las suertes, porque la mayoría de
ustedes comienzan los estudios xD Yo ya empecé hace muuuuucho tiempo,
y se acerca el veranito para mí y tendré mis vacaciones xD
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- Me parece que este vestido lo tengo que tirar y hacerme uno nuevo... ya
que sé coser y no lo hago tan mal... –decía Anna, mirándose la falda del
vestido.
- ¿Y por qué no te compras uno? –le preguntó la ainu, ayudada por Anna y
por Len para hacer el trabajo.
Todos estaban en la salita y cada uno hacía una cosa en concreto. Horo
Horo y Ryû veían en la televisión una serie llamada “Nadie me conoce”.
Lyserg leía un libro de “Harry Potter”. Manta estaba mirando una cosa en su
ordenador portátil. Fausto estaba trabajando en el hospital por la mañana
(era fin de semana y le tocaba turno). Tamao hacía los pasatiempos de una
revista... y Yoh no dejaba de observar de reojo a Anna muy
interesantemente.
Las hormonas pululaban en su mente... y era cierto ese dicho tan conocido
de “La primavera, la sangre altera”... Yoh llevaba bastante tiempo con el
mismo pensamiento en la cabeza: hacer el amor con Anna, esta vez, sin
interrupciones. Sabía que Anna no lo rechazaría, el problema era
“deshacerse” de los otros. Al menos, ya todos sabían que estaban juntos,
así que podían decirles tranquilamente que querían estar solos.
Sin darse cuenta, se había quedado con una cara de tonto embobado, y así
se lo hizo saber Anna.
- Eo, Yoh, ¿en qué piensas? –preguntó Anna, tentada en darle una
cachetada por si reaccionaba su prometido.
- ¬¬ Humm... –la sacerdotisa no se lo creía, así que miró hacia otro lado.
- Eh, don Yoh, ¿por qué no sigue la serie? Creía que la estaba viendo –dijo
Ryû, mientras Tokagerô reía a carcajadas mirando la pantalla del televisor.
- Ay, ayúdame con esto, Len –le pidió Pilika, algo en apuros.
- Bueno, como veo que has encontrado una buena ayuda en Len, no hace
falta que me quede aquí –suspiró Anna, levantándose de la silla.
- Eh... O/O –musitó Anna, roja, y le temblaban las manos cuando se servía
en un vaso gaseosa.
- Es que... desde aquél día, el día 2 de enero en el que llovía por la noche,
no he dejado de pensar en lo mismo... u/u
- ...
- Sí... y no fue tan mal después de todo... Y tampoco te iba a pedir esto si
estábamos con la universidad, los trabajos y los exámenes... –dijo Yoh,
acariciando la cintura y los muslos de la chica por encima del vestido,
provocando que ella soltase un suspiro placentero y, a todo esto, Yoh seguía
besándola en el cuello con mucho deseo.
No les importaba que fuese por la mañana, por la tarde o por la noche,
solamente sabían que necesitaban amarse, después de una época que por
poco lo conseguían y ya habían pasado más de tres meses. Sí, en estas
edades eran las hormonas las que dominaban este tipo de situación,
dejando que los sentimientos cooperasen de sobremanera para aprovechar
el momento.
Anna tenía las piernas abiertas para que Yoh estuviese en medio de estas
dos, él las acariciaba con mucho deleite. Las manos del shaman se
quedaron en sus muslos, eran tan perfectos... como su pecho...
Quizás lo insospechado de estos casos, es que cuando una persona está tan
excitada o emocionada, estando en la situación en la que estaban estos dos,
las cosas que no se atrevían a decir (pero seguramente sí a pensar), lo
decían sin ningún pudor o vergüenza... Y eso era lo que les pasaba a Yoh y a
Anna...
- Annita... ¿sabes que estás muy sexy así? Eres tan sensual y tan hermosa...
y, por eso, me pones a cien... –le susurró Yoh de forma pícara al oído
mientras Anna se mordía el labio inferior por lo que ha dicho su prometido.
- Ay, Yoh, eres tan perfecto... –dijo Anna en un susurro mientras el shaman
mordía sutilmente el lóbulo de la oreja izquierda de su prometida.
- Volvámonos uno, Annita –le murmuró al oído justo antes de besarla con
fiereza.
Probablemente, los instintos ganaban más que los sentimientos en ese
momento, pero tanto Anna como Yoh no les importaba en absoluto,
necesitaban hacer el amor y lo harían, pese a quien le pese...
Yoh iba a empezar a hacer lo suyo muy pronto, porque veía que ante sus
ojos su prometida se iba quitando el sostén lentamente, pero...
- Don Yoh, doña Anna, ¿están ahí? –preguntó Ryû, tocando a la puerta y
sobresaltando a los dos jóvenes.
- Jooo... –se quejó Anna, con cara de perrito apaleado, y se ajustaba bien el
sostén.
- Bueno, volveremos a hacerlo esta noche, y esta vez nada ni nadie nos lo
va a impedir –le aseguró su novio, dándole un suave beso en la frente y
empezando a vestirse.
- ¡¡Huyyyyy!!. ¡No, no, no, no, nooooo! –exclamaba Horo Horo, jugando al
pinball, centrado en que dos bolas no se cayesen en uno de los agujeros.
- ¡¡Sí, al centro!!. ¡¡Toma!! –gritó eufórico Len, apretando el puño, que
estaba jugando a la diana (o a los dardos, que es lo mismo) con Ryû, Tamao
y Pilika.
- ¿Por qué no dejáis de jalear tanto? Intento leer –dijo molesto Lyserg,
sentado en una butaca y volviendo a la lectura de “Harry Potter”.
- ¿Para qué nos has traído, Ryû? –preguntó Yoh, cogido de la mano de Anna.
- –los amigos de Yoh no articularon palabra, ¿por qué la itako se ponía así
tan de repente?
- Ah, vale –se encogió de hombros Ryû, que estaba dispuesto a desbancar a
Len con su dardo.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Fausto vino por la tarde, ya casi de noche, estaba bastante cansado, así que
primero se bañó durante media hora en las aguas termales y después comió
bastante para reponer fuerzas.
- ¿Qué tal si nos damos todos una vuelta por ahí? –propuso Len, cuando
todos estaban sentados en el salón viendo la televisión.
- Bueno, pues en marcha –ordenó Len, que se levantó del sofá y le dio un
beso fugaz en la mejilla a Pilika, mientras que los demás le siguieron y todos
salieron menos Yoh y Anna.
- Sí... Sí... Sí... –repetía Anna, suspirando con excitación–. Hazme tuya...
Hazme tuya, Yoh...
- Jiji, creo que yo tendría que decirlo... A fin de cuentas son los chicos los
que hacen el “trabajo” –rió Yoh, con su usual sonrisita, y siguió con su tarea
de dejar un chupetón en el cuello de su novia.
El teléfono fijo de la casa paró de sonar, y tanto Yoh como Anna respiraron
aliviados, pero... en su lugar sonó el de la itako. Anna estaba realmente
irritada, y se retiró del cuerpo y de los labios de Yoh.
Y así pasó más de una hora y media de conversación entre Anna y Kino. La
sacerdotisa se disculpó varias veces por no coger antes el teléfono de la
casa (era Kino quien llamaba tan insistente), hablaron de varios temas: los
estudios, cómo estaba la casa, el presupuesto que recibía Yoh todos los
meses por haber ganado el Torneo, la colaboración de los demás en la
mansión, la familia de Izumo, etcétera... y, cómo no, sobre el entrenamiento
de Yoh y, sobre todo, si lo hacía a rajatabla.
En esa eterna hora y media, Yoh no sabía qué hacer. Se paseaba en círculos
por la habitación, o le hacía cositas a Anna (mala suerte para él, pues él
intentó hacerle cosquillas pero a cambio recibió un chichón en la cabeza), o
escuchar las canciones del MP4 de Anna.
- Annita, no digas eso, sólo nos falta un cachito para conseguirlo –le ponía
cara de perrito abandonado Yoh.
- Anniiiiitaaaa –decía con voz de niño chiquito mientras le dirigía una mirada
suplicante con unos ojitos brillantes y adorables.
- Eso... ya hace cambiar las cosas –empezó a reír Anna, aguantándose las
ganas de llorar de la risa.
- ¡Oye! –se sorprendió Yoh por la reacción de Anna, pues creía que la chica
empezaría a comerle a besos–. No te rías... ¡eso no se vale!
- Pero... jiji... En fin, a veces pienso que tú eres más infantil que Manta.
- ¬¬ Por su estatura.
- Estamos charlando ¬¬
- ¿Charlar? ¬¬
- ¡No!. ¡Hacer el amor, y con tus comentarios no puedo hacer nada porque
me estás esquivando! -/-
- ¿¿Pero a ésta qué le ocurre?? Ó.ó ¿Te la vas a pasar riendo todo el rato o
qué? –preguntó extrañadísimo el shaman, esa no era la Annita que conocía
y actuaba de forma muy inusual.
- ... ¡Pues, de esta manera sí! n.n –exclamó Yoh, empezando a hacerle
cosquillas en los costados a Anna.
- ¡Jijiji! n-n
Otra vez el móvil estaba sonando, ¿quién demonios era? Ya iba la segunda
vez que llamaban. Y otra vez la cara de Anna se volvió furibunda y echaba
chispas por los ojos.
- Ay... parece ser que hoy tampoco es nuestro día... –suspiró el shaman, que
ya había parado de hacerle cosquillas.
- ¡¡Eyyyyy!!. ¡Anna!. ¿Estás despierta? –se oía una voz de chica desde fuera
de la ventana.
- Mayumi, ¿tú crees que te va a oír? Tienes que gritar, así... ¡¡ANNAAAA!!.
¡ÁBRENOS LA PUERTAAAA!. ¡QUE TE HEMOS ESTADO LLAMANDO DESDE EL
MÓVIL Y NO CONTESTABAS!
- Creo que será mejor que nos vistamos y les abramos la puerta, tampoco
puedo fingir que no estoy... –bufó Anna, levantándose de la cama y
poniéndose rápidamente un sencillo vestido de color amarillo con bordados
de flores azules.
- Queríamos hablar contigo, Annita –dijo otra chica de media melena lisa de
color negro azabache y con un pasador de plata, ésa era Mayumi.
- Hacernos esperar tanto no es bueno, ¿sabes? –le dijo a la sacerdotisa una
chica de cabellos marrones, recogidos en dos coletas, y se llamaba Hazuki.
- ¡Que somos tus amigas, eso no lo olvides! –exclamó la última del cuarteto,
Momoko, una chica con gafas redondas y con una preciosa y larga trenza de
color violáceo.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¿Por qué está esperando tanto?. ¿Es que no tiene de ese modelo?
- Sí, perdón, aquí está... Sólo que no lo encontraba –salió de un cuarto Hao,
vestido con camisa naranja, pantalones de pinza negros y unos lustrosos
zapatos negros, portando una caja entre sus manos.
- Menos mal, ya que iba hacer el contrato... –dijo una señora ricachona de
no más de cincuenta años, con un chihuahua en un brazo y un gran bolso de
los caros en el otro.
- Sí... –gruñó Hao, dándole unos papeles, un bolígrafo y el paquete, y
seguidamente estaba pensando–. “Qué ganas me dan de quemarla viva...
De hacerle daño... Torturarla... ¡Arggg!”.
- Sí, “jefe” –contestó Hao, con voz cansina y se fue a donde lo llamaron.
- Lo sé, “jefe”, pero tiene que tener en cuenta que sólo llevo un mes aquí
trabajando y todavía no me he habituado a ello... –se escudaba Hao, cómo
le repateaba el hecho de tener un superior... Él, Hao Asakura, ¡que podría
haber sido Shaman King! Y ahora era un subordinado de un humano
cuarentón que se las daba de bonachón.
- Bueno, está bien... Veo que estás cansado, la tienda cerrará dentro de 10
minutos... Si quieres, me encargo yo de la clienta, tú puedes irte a tu casa –
se mostró comprensivo el hombre, dándole una palmadita en el hombro.
- Muy bien n-n Me alegro que lo hayas entendido. Y mira... ¿quieres cenar?
Será uno, pero bueno... algo es algo –dijo Hao, que sin mirar, señaló hacia
atrás de él.
- Veo que no te parece nada mal, espíritu del fuego –se levantó el shaman y
miró al ejecutivo–. Pero veo que no es muy adecuado que este humano se
dedique a orinar y a defecar entre los árboles después de haberse
emborrachado con sus amigotes del trabajo, ¿no?
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¬¬
Era de día, y estaban almorzando. Al final... ¿qué pasó? Pues que las
compañeras de universidad de Anna se quedaron hasta tarde hablando con
ella y con Yoh... La sacerdotisa, por propia seguridad, no quiso desvelar que
Yoh era su novio y su prometido, además, Yoh lo entendió.
Como las cuatro chicas se fueron tan tarde y casi enseguida vinieron los
amigos de Yoh, los dos decidieron que esa noche... no iban a hacer el amor.
Toda una pena, sí, pero... quizás el destino, que es tan caprichoso, no quiso
que precisamente ese día pudiesen amarse. Otro día será...
0o0o0o0o0o0o0o0o00o0o0o0o0o00oo00o0o0o00o0o0o0o0o0o00o0o0
Jeje, les gustó el capítulo?? Creo que me paso con el lemon, no sé xD Es que
he puesto doble lemon xD Pero lemon no consumado, o sea, que no llegan
al... acto en cuestión, no sé si me entienden n.n Un amigo me dice que soy
una corta-rollos, pero en fin... ése es un pequeño suspense que le doy.
Ahora la duda es... ¿cuándo diablos lo harán?. ¿Cuántas veces los
interrumpirán? Sólo les digo que en el próximo capítulo NO habrá lemon (es
mejor moderarse, ¿no creen?). aunque en éste cap Yoh y Anna están algo
(por no decir “muy”) calenturientos xD Ay, las hormonas... como tratan a los
pobrecitos xD Creo que Yoh es el que tiene las hormonas más subidas que
Anna, ¿ustedes qué piensan? XD
En cuanto a lo que dice Horo “Sí, tío, te has perdido la parte interesante en
la que el perro de Dean se escapa cuando estaba interrogándole la poli
sobre la vieja del quinto que perdió a su gato”... parecía un trabalenguas xD
Me hizo mucha gracia escribir eso xD
Y ahí ven a personajes nuevos: Michiru, Mayumi, Hazuki y Momoko (vale, las
tres, menos una, empiezan por “M”). Jeje, son las amigas de universidad de
Anna y las he descrito muy por encima, es decir, lo más básico. Estos no son
personajes encargados, que lo tengan en cuenta. A no ser que quieran
atribuirse a algún personaje... Hum, los que me tengan en el msn les
adelantaré cositas del fic, porque haré bastantes personajes nuevos y sé
dónde situarlos, pero a lo mejor pueden ser un pequeño tributo hacia
ustedes... Errr, no sé si me habrán entendido, pero en fin... Si lo hablamos
ya lo entenderán n.n
Ejem, y apareció Hao de nuevo!! En una situación... un tanto rara, ¿no les
parece? Vendedor de celulares!! Esto sí que es raro!! Pero ya lo dice él,
necesita estabilidad, y sobre todo de la económica. Hasta el espíritu del
fuego se aburre porque no hay ni batallas ni nada. Pero ya verán que, poco
a poco, volverá a la carga. Ya no más, mata a uno para alimentar al espíritu
xD Sean pacientes, ¿eh? Que sólo estamos en el principio del fic!!
Takei-sama creó Shaman King, así como sus personajes y todo su universo
relacionado con la serie. Yo sólo lo tomo para crear una historia basada en
la serie pero sin fines lucrativos.
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- Ya, jeje –asintió Manta, mientras guardaba el libro en su cartera–. Pero con
tanto dinero que tienes no creo que te sea necesario trabajar
- Umm... En parte tienes razón, pero creo que es mejor tener una carrera
por si acaso...
- Es verdad.
- Asanuma... ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué hay tanta gente fuera?
–preguntó Manta a un compañero que estaba en la misma carrera que él.
- Hey, Oyamada –le saludó su compañero–. Pues resulta que... en todo el día
no vamos a tener clase. De hecho, en toda la universidad se han suspendido
las clases.
- O.O ¿Cómooooo?
- Exacto. Así que podríais haber estado durmiendo en vez de haber perdido
el tiempo aquí xD
- Jiji n.n
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¡Pues mira qué bien! ¡Dan ganas de saltarse todas las clases de este día!
- ¡Genial!
Anna llegó a la clase, con diez minutos de adelanto, aunque ya estaban la
mitad de las alumnas en el aula. Hazuki y Momoko se acercaron a la rubia,
que se sentó en su pupitre y dejaba su mochila a un lado.
- Eso por levantarte tarde, Michiru. Así, no tendrías tanta prisa xD –le dijo
Mayumi, riéndose de ella.
- ¬¬ Ja, claro, porque yo no tengo novio. Y algunas sí... como por ejemplo...
tú.
- Y yo también –dijo Hazuki, sonriendo.
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Una vez que terminaron de comer (Horo Horo repitió 3 veces cada plato de
comida), los chicos quitaban la mesa y utensilios varios, mientras las chicas
fregaban, limpiaban y hacían lo propio con la cocina. Ponchi y Konchi (por
orden de Anna, que aceptaron con un saludo militar) limpiaron la mesa y
recogieron la basura de los restos de comida y desperdicios que quedaban.
- Jeje, mira cómo duerme –dijo el ainu, señalando a Kororo, que se había
dormido en la cabeza de su amo.
- Qué curioso n.n Bueno, no creo que sea de extrañar, los shamanes tienen
que saber quién es su rey... y merecen conocerlo –lo tranquilizó el Asakura
menor.
- Para eso está la prensa rosa xD –rió Horo Horo, que también escuchó
aquello–. Manta, busca en la web “Corazón de Shaman”.
Anna llegaba de la cocina (había estado todo el tiempo allí), portando una
bandeja redonda de plástico de color rojo granate, en ella llevaba una
pequeña taza de café con su cucharilla de plata, el líquido humeaba un poco
así que estaría algo caliente.
- Pero Anna... ¿tú no querías ser la honorable esposa del Shaman King? –
preguntó Horo Horo, un poco descolocado por el comentario de la rubia.
- Como iba diciendo... recuerdo que todavía no soy la esposa del Shaman
King, solamente soy su prometida. No es lo mismo. Claro que estoy
orgullosa de Yoh, de lo bien que lo ha hecho y tal, pero ahora mismo la
prensa es cada vez más insoportable y llegan hasta unos extremos
insospechados para sacar alguna exclusiva –explicó Anna, que no se sentó y
estaba de pie, frente a Yoh.
- Yo tengo que capear a la prensa para que me dejen en paz. Sobre todo
quieren saber de mi vida sentimental y muy personal, y yo no quiero que
Anna sufra por comentarios malintencionados que puedan decir otras
personas. Con tantos fans, y sobre todo del género femenino, podrían
despotricar contra ella por la envidia, al ser ella mi novia. Yo no quiero eso –
dijo Yoh, sonriendo a su novia.
- Ah, vale, está bien... –aceptó Horo Horo, y miraba la televisión, justo
cuando el protagonista y la protagonista de la serie se daban un beso,
instante que aprovecharon Pilika y Len para hacer lo mismo que los
protagonistas–. Ay, el amor está en el aire... y yo solterito... pero todo sea
por la felicidad de mi hermana... En el fondo me alegro por ella... y no hacen
mala pareja después de todo...
- ¿Sí?
- Dame otro besito, porfa... –le pidió la ainu con voz inocente.
- Te daré todos los que tú quieras –dijo Len, con una sonrisa y mirada
dulces, acercando sus labios y estampando un suave beso lleno de amor.
- Pero qué bonita pareja hacen... –suspiró Tamao–. Ay, me dan envidia...
- Maldita nicotina... –se quejaba Ryû, apareciendo por fin–. Este vicio no me
lo puedo quitar de encima...
- “Ya sabes, como dicen esos griegos, “mente sana, cuerpo sano” o lo que
es lo mismo... “mens sana in corpore sano”... Espera... ¿eso lo dijeron los
romanos o los griegos?” –le decía Tokagerô.
- Yoh, me parece que tenemos que irnos... –le avisó Anna, mirando nerviosa
el reloj.
- ¿Ya? –preguntó Yoh, con un tono de queja, ya que para él era demasiado
pronto y tenía que hacer la digestión.
- Sí, tenemos que prepararnos ya, que son las cuatro. Vístete y prepara lo
que te tengas que preparar. Yo voy a mi habitación a vestirme y a coger mis
cosas. Nos vemos dentro de 20 minutos, ¿vale? –acordó Anna, dándole un
fugaz beso y se fue a su cuarto.
- ¿Qué vais a hacer Anna y tú? –preguntó Lyserg, apartando la vista del
libro.
- Pues irnos por ahí... quiero decir, Anna lo planeó todo. Vamos a ir a un
centro comercial a ver una película e ir de compras... y todo se lo tengo que
pagar yo –contestó Yoh.
- Muy gracioso ¬¬ En fin, me voy a cambiar y luego nos vemos abajo –dijo
Yoh, yéndose.
- ¿Qué? –preguntó ella, algo entretenida con Len porque se hacían unas
pequeñitas carantoñas con las manos.
- ¿No crees que os pasáis un poco tu noviecito y tú? ¬¬
- Horo Horo... te diré una cosa –dijo Len, abrazando a Pilika–. Cuando
realmente estés enamorado y tengas pareja... ten por seguro que te
importará un bledo lo demás. Lo único que sentirás... es una felicidad
inmensa cuando estás con la persona a la que quieres... No prives de esa
felicidad a los demás.
- O.o Len... –musitó anonadado Horo Horo por la madurez del chino.
- Bueno, sigo siendo yo, por supuesto. Pero he de decir... que Pilika ha
hecho que mi corazón sea más receptivo a los sentimientos –decía Len,
mirando los ojos de Pilika provocando el sonrojo de ésta.
- “¬¬ Korooo Kokoro koooko” –dijo Kororo, molesta por la forma abrupta
que su amo había carraspeado y la despertó.
- Oye, ya está bien, batallas campales aquí para nada, ¿entendido? –salió
Lyserg para que no comenzase una pelea entre Len y Horo Horo.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Oh... ¡¡Pero qué sexy que estás, Yoh!! ¡¡Vas a arrasar!! –exclamó el
castaño, animándose a sí mismo.
Mirándose en el espejo, hacía unas poses muy raras con los brazos y las
manos, de hecho, hacía las típicas poses que hacían los culturistas en un
concurso de culturismo. Apretaba los puños, flexionaba ambos brazos...
haciendo marcar sus músculos. Luego rió y se relajó, mirándose
detenidamente por si le faltaba algún detalle de la indumentaria que llevaba
puesta:
Una brillante cazadora negra de cuero sin mangas, con los bordes naranjas
y con unos pequeños botones de color naranja nacarado.
- “Amo Yoh, ¿por qué suspiráis? No es muy típico en vos. Y eso que antes
estaba usted animoso con la cita que va a concertar con doña Anna...” –
decía Amidamaru, extrañado por el comportamiento de su amo pero a la
vez preocupado.
- “Os referís... ¿al gato espiritual que encontrasteis en Izumo cuando sólo
teníais 10 años para conocer a doña Anna en Aomori?”.
- Me alegraría que fuese así... Sí, espero volver a verle... y ojalá que
pronto...
- Sí, todo... estará bien –se levantó el shaman–. Todo... saldrá bien. Y... algo
se podrá hacer...
- “Y con tantas cosas que usted se llevará... ¿dónde las pondrá? No creo que
quepan en sus bolsillos, amo Yoh”.
Sacó de su baúl una bandolera negra con los bordes azules y rayas
naranjas, toda ella de colores metalizados. Metió todas las cosas en la
bandolera y le sonrió al samurai.
- Jeje n.n Gracias, Ryû. ¿Qué se supone que estáis viendo? –preguntó el
castaño, sentándose en el hueco de Pilika, ya que ella no estaba.
- “Eh... creo que yo estaría de más con vos y doña Anna, yo no tendría nada
que ver en vuestra cita, yo sólo estorbaría...” –explicaba Amidamaru,
mirando al techo, más que nervioso.
- Bueno, no creo que seas una molestia para nosotros, al menos para mí.
Pero si quieres, puedes preguntárselo a Anna, a ver qué le parece, ¿vale?
- “Eh... bueno, vale, está bien” –aceptó Amidamaru, algo más calmado.
- O.O??
- ¡Señorita Pilika, por favor, modere su tono de voz, por favor! –la regañó
Tamao (era Pilika la que reía a carcajada limpia).
- Jiji, Tamao, vayamos abajo, más rápido que Anna, para avisarles –propuso
Pilika.
- De acuerdo –aceptó Tamao, y las dos corrieron todo lo rápido que pudieron
hasta la salita.
- Conque estarán en una pesadilla, ¿eh? ¬¬ –apareció Anna, con las manos
en jarras y mirando inquisidoramente a las dos chicas, que se fueron a sus
sitios correspondientes.
Iba vestida con una ajustada camiseta blanca de tirantes finos, que
enseñaba el ombligo al aire, y una minifalda vaquera de color azul oscuro y
degradándose hasta blanco.
Llevaba unas botas de cowgirl negras, de punta fina y tacones finos de 5
centímetros, con algunos detalles plateados pero sin espuelas.
- ¿Qué hacéis que tanto me miráis? ¿Es que tengo monos en la cara, o qué?
–les preguntó la sacerdotisa, con las manos en jarras, mirándolos fijamente.
- Vaya panda de bobos... Por una vez que me arreglo para salir, y vienen
con esto... increíble –bufó Anna.
- ¿A que está muy bien, doña Anna? –le preguntó Ryû por el aspecto del
shaman–. Por cierto, usted está preciosísima, nunca la había visto tan
guapa.
- Dejad los piropos para otra ocasión ¬/¬ Yoh, tenemos que coger el
autobús ya, que si no... no llegamos al comienzo de las sesiones de los
cines.
- ¡Ahí va, es verdad! –se acordó Yoh–. Ahora que me acuerdo... Amidamaru
quería hablarte sobre un asuntillo...
- Bueno... –decía Anna, sacando de su bolso unas gafas de sol con las lentes
de color lila y colocándoselas a modo de diadema–. Yo no lo consideraría
como un problema, así que... puedes venir, no creo que estorbes para nada.
- ¿Ves? Te lo dije, Amida n.n No tenías que preocuparte –dijo alegre Yoh.
- “Eh... sí. Muchas gracias, don Yoh, doña Anna” –agradeció el espíritu,
haciendo una inclinación a los dos.
- Jooo, estos se van por ahí a divertirse y yo me aburro como una ostra... –se
quejó Horo Horo, hinchando los carrillos.
- Eh... una cosa, no nos esperéis despiertos, ¿vale? Que entre una cosa y
otra, quizá llegaremos bastante tarde... –les explicaba lejanamente Yoh.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Bueno, es que... hacía bastante tiempo que no iba aquí, como unos... dos
años y medio, o cosa así...
Como los cines estaban en la primera planta, no les fue difícil encontrarlo,
pero al ir allí... ¡había unas colas tremendas! Por lo menos, seis filas, y cada
una de ellas formaba una larga cola.
- ¡Oh, no! ¡Ahora tenemos que esperar todo este mogollón de gente para
pedir una mísera entrada para ver una película! ¡Grrr! –gruñó la sacerdotisa,
cabreada, mirando las colas.
- Bueno, mejor nos quedamos aquí, a esperar nuestro turno, ¿vale? -propuso
Yoh, intentando tranquilizar a su novia, situándose en una de las filas (la
que supuestamente menos gente tenía)–. Podríamos hablar para matar el
tiempo... o podríamos pensar en qué película vamos a ver...
- A ver... están estas películas: “Combate Mortal 9”, “Te odio, pero te
quiero”, “Los niños de la colina de al lado”, “Terror y Gritos 2”, “El Ojo del
Infinito”, “Pokémon: El regreso de Ash y Pikachu”, “W.I.T.C.H: La película”,
“¡Dime que sí, tonto!” y “Colega, ¿dónde dejaste mi boogie?”... –observaba
el shaman los carteles de las películas.
- No me convence ninguna ¬¬
- Bueno... Hay dos de comedia, para niños hay tres, una de terror, una de
misterio y ciencia-ficción, una de peleas y acción... y una de comedia
romántica –dijo Yoh, concluyendo.
- No ¬¬
- Horrible ¬¬ ¡No quiero ver una película que contenga tanto azúcar y tanto
almíbar, que me dará un ataque de caries o una diabetes!
- --¬ --¬
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¡Eso, eso!
- “¡Kokoroooo!”.
- “Pues mucho mejor, Ryû, sería algo sorprendente ver morrearse a Yoh y a
Anna xD”.
- ¡YA ESTÁ BIEN! –gritó Manta a todo pulmón, silenciando a todos los demás
y haciendo parar la pelea entre Horo Horo y Len.
Entradas:
Para aquellos que tengan oráculo virtual (u oráculo portátil), tendrán que
presentar un código a la entrada del recinto, enseñando la pequeña pantalla
del oráculo, a los respectivos vigilantes del evento situados a la entrada:
Código:
PEQWME459-03SOLPA-BREUNKZX78-5680EAZV-FXSPUNTL01
En la entrada del recinto, una vez pagada la entrada, se les dará como
obsequio un mapa orientador de todo el recinto, con sus características e
instalaciones, así como otros acontecimientos de similar índole.
- “Yo creo que podrías ir” –dijo Mosuke–. “Tú tienes percepción espiritual, ya
que nos ves a todos, lo que pasa es que no la has desarrollado para ser un
shaman”.
- Además, puede que nos encontremos a Silver y a Kalium, así que nos
dejarían entrar, y a ti también –asintió el chico del tupé.
- Pues... que levanten la mano los que quieran ir –dijo Lyserg, levantando él
mismo su mano.
- Está bien –sonrió Manta–. Ahora sólo hace falta imprimir la página para que
alguno de nosotros la tenga, la web me la guardo en mi PDA para ir
consultando y ya está...
- Y llevarnos los objetos y armas, para las posesiones y over souls... –decía
Fausto.
- Y dinero, por supuesto, por si nos apetece comprar algo –finalizó Pilika,
sonriente.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¡Tranquila, mujer! ¡Sólo quedan dos personas para que llegue nuestro
turno!
- Serás... ¬¬
- Hola, bienvenidos a los cines “Cinemáxim”. ¿En qué puedo ayudarles? –les
hizo captar la atención el taquillero, de la misma edad que el shaman y de
voz grave.
- Bueno, queríamos unas entradas para el cine y... –contaba Yoh un poco
dudoso, pero fue interrumpido por el joven dependiente.
- Jeje, sí Parece ser que hoy todo el mundo me conoce –afirmó Yoh, algo
nervioso.
- Sí, puedo ver a... Amidamaru, ¿no? Sí, es él. Oh, qué guay. Hoy es mi día
de suerte... Aquí al lado está el mío –dijo el muchacho, haciendo un pequeño
gesto con la cabeza, y al lado suyo apareció un espíritu con forma de bola
amarilla y ojos rojos–. Se llama Shiparo, jeje. ¡Y tú eres la severísima
prometida del Rey!
- A ver... –Yoh tomó el folleto y lo abrió, había otras películas... ¡pero para
shamanes! Leyó con detenimiento las 8 películas que se iban a proyectar en
el día de hoy–. Mirad, Annita, Amidamaru, hay éstas: “Las Guerreras
Shamánicas”, “Ni contigo ni sin ti”, “¡Ah, soy un espíritu!”, “Dos shamanes y
un mismo destino”, “Cambio de identidad”, “La Luna Mágica”, “Vuelta al
pasado, ida al futuro y regreso al presente” y “Oscuridad Espiritista”.
- Pues yo quiero ver “¡Ah, soy un espíritu!”, debe de estar graciosa, pero si
los dos elegimos una distinta... ¡Desempata, Amidamaru! –instó Yoh a que
eligiera su amigo.
- Jooo... Bueno, en fin, dijiste que te lo pagaría todo yo, y así ha de ser, un
hombre siempre tiene que cumplir sus promesas... y esta vez no va ser la
de menos –se apenó Yoh, sacando su billetera para pagar.
- Ya... pues... ¿cuánto cuestan dos entradas, y que estén en buena posición,
para ver “Dos shamanes y un mismo destino”, por favor? –le preguntó Yoh
al taquillero con una sonrisa.
- Jeje, a ver... Sala 5, fila 10, asientos 13 y 14... ¿os parece bien?
- Sí –asintió Anna.
- Pues las dos entradas hacen un total de... 3520 yenes –informó el
taquillero del pelo blanco, sacando los tickets de un cajón cerrado con llave,
mientras que Yoh le pagó con dinero exacto por debajo de la rendija y
recibió las dos entradas–. Que os lo paséis muy bien y que os guste la
película.
- Gracias. Adiós –se despidió de él Yoh, dándole las dos entradas a Anna–.
Annita, ¿te apetece algo para comer mientras vemos la peli?
- Como quieras...
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Está bien. Dame mis dos armas, que están en la cama –le señaló con la
cabeza la lanza y la espada de la familia Tao.
Se iban acercando poco a poco sus labios a los de él y ambos cerraron los
ojos, pero de pronto...
- ¡Hey, hey, Len, baja ya, que casi todo el mundo está abajo! ¿Has visto a mi
hermanita?
- ¿Qué habéis hecho? –preguntó Horo Horo, echando humo por las orejas y
por las fosas nasales, mientras que su cara aumentaba de temperatura y
adquiría una tonalidad rojiza.
- ¡Chicos, ya está bien, no os peleéis, por favor! –pidió la chica del pelo azul,
interponiéndose entre los dos, separándolos con las manos–. ¡Esta disputa
la haréis compitiendo en ese Torneo, no aquí! ¿Vale?
- ¡Ella será tu novia, pero yo soy su hermano! ¡Nos corre la misma sangre y
tenemos el mismo parentesco! ¡Yo tengo que ser más importante que tú en
su vida!
- ¡Con el caso que le haces, dudo mucho que quiera estar más tiempo
contigo que conmigo! ¿Acaso tú haces para entenderla, para dedicarle
tiempo, brindarle apoyo? ¡Nada de eso! ¡Y no haces que pueda valerse por
sí misma, ya no depende de ti, no es una niña de 6 años!
- ¡Cállate de una vez! ¡Tú no eres nadie para darme sermones inútiles!
Pilika retiró las lágrimas con el dorso de la mano, no quería ver esa situación
jamás... pero sería inevitable, pues la personalidad de Horo Horo y Len eran
absolutamente incompatibles, se llevaban como el perro y el gato. Se veía
incapaz de soportar tanto, siempre estaban con peleas o disputas, apenas
se llevaban en paz... ¿Ella no podría ser el nexo que hiciera que las cosas
entre sus dos hombres fuesen a mejor?
- Siento mucho el que haya ocurrido esto... –dijo Len, apenado por el
comportamiento que mostró.
- Pilika, yo... es que... ¡Jolines! –intentaba enmendar el error Horo Horo–. Len
y yo... tenemos puntos de vista diferentes, distintas formas de pensar y...
por eso casi siempre chocamos... Es algo... que sale por sí solo, y no lo
podemos evitar...
- ¿Y no pensáis en mí, y en que me puede hacer daño vuestra actitud
cuando os peleáis, en vez de hacer una tregua, llegar a un pacto o poneros
de acuerdo? –les preguntó la ainu, casi disgustada.
- No sé... Pero no quiero que te pase nada malo... eso es todo. Se me pasan
miles de ideas por la cabeza... Pilika, todavía eres tan pequeña...
- Todo lo hago por tu felicidad, Pilika –se apenó Horo Horo, arrepentido.
- Lo sé, y sé que lo haces por buenas intenciones, pero Len tiene razón... –
les sonrió Pilika y los abrazó a ambos–. Los dos tenéis razón. Pero no os
peleéis tanto, intentad... pelearos lo menos posible, por favor.
- Sí –aceptaron los dos, yéndose con sus cosas preparadas hacia el lugar.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¡Será posible...! ¬¬
- ¬¬ No tienes remedio...
- Jeje n.n
- “Daos prisa, amo Yoh” –instó el samurai, contento e ilusionado de ver una
película.
- ¿Qué me estás contando? –se preguntó un chico–. ¿El Rey está aquí?
- “¿Cómo es luchar y colaborar, codo con codo, con los Grandes Espíritus?”.
- “Debe ser duro de vencer a un espíritu de la talla del Espíritu del Fuego...
¿no?”.
- ¡Ahí va! –exclamó una de las chicas que gritaba histérica cuando vio a Yoh,
señalando a Anna con un dedo índice–. ¿Tú no eres... la prometida de Yoh,
verdad?
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Sí, jeje, nos hemos vestido perfectamente con nuestras mejores galas para
la ocasión, que lo requiere –asintió el chico del cabello azul, atusándose bien
la cinta del pelo.
- Lyserg tiene razón, cuanto más hablemos y más tiempo estemos aquí,
peor será porque no podréis inscribiros al Torneo de Demostración de
Poderes –dijo Manta, encendiendo su PDA.
- Ummm, parece ser que el sitio está escondido en un cruce de calles, y del
que no se puede tener acceso... Está entre la calle “Torre del Alba” y la calle
“Nakihito”. Pone que en el edificio donde está la calle “Torre del Alba” hay
un graffiti de un indio pache... y para acceder al recinto hay que tocar
ciertas partes del graffiti y luego un ladrillo que se identifica con una seña...
Eso lo veremos más adelante, chicos. Por ahora, si tenemos que estar en
ese lugar, lo más conveniente será que cojamos la línea 21 y luego
hagamos un trasbordo... Así que nos va a llevar un buen rato –les informó
Manta.
- Pues eso ¬¬ Además, en taxi saldría más caro, es mejor hacer el viaje en
transportes públicos.
- Pues la línea 21 pasa cada media hora... falta poco para que venga a la
parada que tenemos más cercana –declaró Tamao.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Porque era comedia, Annita Y pensé que un buen rato riendo no nos
vendría nada mal, solamente es eso.
- Hum ¬¬
Un día, el hermano mayor se fue a una colina, apartada del pueblo. En esa
colina había una cueva, y nada más entrar en ella, la oscuridad lo engulló.
Los espíritus malignos que habitaban en ella penetraron en lo más profundo
del corazón del muchacho, induciendo el rencor y el odio inestimable hacia
su hermano pequeño. Se convirtió en el poseedor del mismísimo mal, en el
amo de los espíritus malignos.
Lleno de ira al saber que su hermano y la joven se acercaban cada día más,
invadido por los celos, una noche en la que la chica salió a mirar las
estrellas junto al río, la raptó con ayuda de sus espíritus oscuros y encarceló
a la elfina para que ésta no pudiera ayudar a la rubia.
De repente, se libró una batalla entre los dos hermanos, entre la oscuridad y
la luz, el bien y el mal, intentando defender lo suyo. Sintiéndolo mucho, el
hermano menor tuvo que matarlo con un golpe certero de su over soul en el
estómago. Pero... también él recibió una herida mortal, consecuencia de la
espada oscura de su hermano maligno.
Una vez muerto el hermano mayor, las cadenas que ataban a la chica
desaparecieron y se acercó al malherido joven, con el cuerpo cubierto de
sangre. Con un último suspiro, murió.
La chica lloró la muerte del joven, y las lágrimas de ella, la cual estaba
poseída espiritualmente por su elfina, hicieron que el chico reviviera. Pronto
la oscuridad que se cernía sobre el pueblo desapareció, y la chica y él se
casaron, velando por siempre la seguridad de su pueblo, y convirtiéndose
en los reyes de aquél lugar remoto.
- ¿Cuál? O.o
- ¡Ahora vamos de compras! ¬w¬
- ¡Buaaaaaaaah!
- Oh, síííí, empezaremos por esta tienda –se relamió la sacerdotisa, al ver un
escaparate–. Iremos a las tiendas... más caras y a las que les dé el visto
bueno.
- Eh... sí, cla-claro que sí... pero... no será por venganza, ¿verdad?
- ¡Síííííííííí...!
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Pues no hay más que observar detenidamente... –dijo Len–. Son las 7 y
media de la tarde, y encima hemos hecho 4 trasbordos en autobús, más los
40 minutos a pie... Manta, ¿de verdad estamos en el sitio correcto?
- Pues hubiera sido mejor, digo yo, coger el metro... hubiera sido más
rápido, sin tráfico, y a una gran velocidad... –comentó Lyserg.
- Pero normalmente los graffitis son grandes, ¿no, joven Manta? –preguntó
Tamao, observando junto con Manta los ladrillos del edificio.
- Sí, pero esta es una excepción... A ver por aquí abajo... –se agachó Manta,
mirando cerca del suelo.
- Está bien... pero antes... ¿no será mejor que introduzcamos el código en
nuestros oráculos? –les aconsejó Lyserg.
- ¡Jeje, hola! –los saludó Kalium–. Nosotros somos los “porteros”, jeje.
Supongo que todos tenéis vuestros oráculos con el código, ¿no?
- Todo está perfecto, podéis entrar. En cuanto a la chica del pelo rosa, la
hermana de Horo Horo y... el pequeño... –los observaba Kalium a los tres
susodichos.
- Yo tengo derecho a ver a mi hermano, creo que debería pasar y veo a los
espíritus perfectamente... incluso le aplicaba yo los entrenamientos para los
combates en el Shaman Fight... –decía Pilika, mostrándose algo ofendida, ya
que Kalium sabía perfectamente que era la hermana del muchacho del que
fue su tutor.
- Vale, pues... ¡todos podéis pasar! –gritó con alegría Silver, mientras Pilika,
Tamao y Manta pagaban el dinero de la entrada a Kalium–. ¡Que disfrutéis
como nunca, chicos!
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Son perfectas para mí... Me gustan esos diamantitos que tiene en los
bordes y en las monturas laterales y en las patillas... Tan elegantes, tan
chic... Quiero comprarme ese modelo, pero ya hemos gastado demasiado...
- Sí, y lo soy, pero... es que pesan mucho y, además, las he llevado durante
estas 2 horas... Creo que los brazos se me han dormido... y voy a tener
agujetas...
Anna cogió unas cuantas bolsas, repartiendo el peso en los dos brazos; Yoh
suspiró del alivio, y también se repartió el peso de las bolsas que le
quedaban entre los dos brazos. La chica se acercó a él y le plantó un suave
beso en los labios y el joven Asakura abrió los ojos de la sorpresa. Se retiró
de él y le sonrió.
- Muchísimo mejor, y con ese beso aún más, jiji n.n –contestó sonriente el
muchacho.
- Creo que será mejor dejar de comprar, que ya estamos llenos hasta las
trancas y hemos
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Las horquillas le hacían daño a su cuero cabelludo, por la fuerza en que las
posicionó en su pelo. Un alivio más cuando se las quitó, así como sus
plateados pendientes de aro.
- Con lo grandes que son, faltaría que colgasen de ellos unos loros... –
murmuró Anna, mirándose en el espejo, refiriéndose a los aros.
Anna suspiró, pero extrañaba el hecho de que había otra incomodidad: las
botas la estaban “matando”. Le dolían los pies a más no poder, y prefería
estar con un calzado más cómodo, como unas zapatillas de andar por casa,
por ejemplo. Clara en esa idea y dispuesta a hacerla, se encaminaba en
dirección a su habitación, cuando la puerta del cuarto de Yoh se abrió.
El shaman entró, saludándola con una sonrisa. Portaba en ambos brazos las
bolsas que quedaban y, al ver que las que llevaba Anna las dejó en ese
lugar (al pie de su cama), Yoh también lo hizo. Se quitó la bandolera y la
dejó en la cama, el collar y el coletero los puso en la cómoda, junto con los
accesorios de Anna.
- Bueno, como ya veo que estás servido, voy a mi habitación a por mis
confortables zapatillas de andar por casa... –decía Anna, saliendo de la
habitación cuando Yoh se puso su calzado.
- Yo... jeje, bueno, no quería que vinieras porque... –decía Yoh, dándole la
espalda a Anna mientras la chica se quitaba las botas y se ponía las
zapatillas, sentada en la cama.
- Tardaste mucho... y veo el porqué... –la oyó escuchar con voz ahogada.
- Sí, antes de venir a mi habitación para dejar las cosas, vine aquí a preparar
esto, las velas y demás...
- Ha sido... encantador –sonrió Anna, haciendo que Yoh se girase para verla
por su comentario.
- Bueno, técnicamente sí, pero... no... o sea, mejor dicho, por los dos. Sí,
eso, por los dos –explicó Yoh, más nervioso todavía.
- Humm... –cerró los ojos la itako, oliendo ese débil aroma–. ¿A qué huelen?
- A vainilla. Las velas son aromáticas. ¿Huelen bien? –se acercó Yoh a una
de ellas, olfateando al estilo perro.
- Na-nada, Annita, jeje. Sólo que... olían tan bien que por eso quise
comprarlas
- Como veas... –rió la chica, retirando su largo cabello dorado hacia atrás de
los hombros con un movimiento de la mano.
- Pues anda que yo... Seguro que sé menos que tú en cuanto al sexo...
- ¡Yoh! Ò/ó –lo regañó Anna, roja.
- Bueno, si te parece más fino la palabra “hacer el amor”, pues bueno -.-
- Pervertido ¬¬
- Estás hablando de sensibilidad cuando tú dices que no quieres ser débil -.-
Pero no sólo eso, sino que también recordó más palabras en boca de él,
después de esa curación, cuando hablaban en la cama y durmieron juntos
esa noche... “Me está empezando a gustar esta Anna que muestra más sus
sentimientos y emociones. Pero eres un ser humano, no te preocupes, es
normal. Aunque tú siempre quieras camuflar lo que sientes, y está en tu
personalidad... Pero yo deseo que esta Anna que hay delante mía cambie,
que se vuelva alegre y que luche por lo que quiere conseguir en la vida. Y
estoy siendo muy sincero contigo. Me gustaría que cambiases para mejor.
La vida es muy corta... y la gente, lo que más necesita, en su vida, es la
felicidad y la alegría. Así que lucha por conseguirlas. Todo el mundo llora,
muestra cansancio y nervios, tiene momentos de flaqueza, pasan por
penalidades, adversidades y sufrimientos... Pero todo el mundo también
desea amar y ser amado. Todas esas cosas no son muestras de debilidad...
Son etapas, situaciones, momentos, sensaciones, sentimientos, emociones
y pensamientos en los que la mente y el corazón se ponen a prueba, y éstos
deciden lo que debemos hacer, decir, mostrar, pensar y expresar. Eres una
chica fuerte y segura, con un gran temple y fuerza interior impresionantes...
Pero que no te dé vergüenza expresar y sentir tus emociones; yo no me
llegaría a reír... sino que me pondría contento porque sé que tienes un gran
corazón que puede mostrar lo que siente. Tienes que vivir la vida a tope, al
cien por cien, porque es muy valiosa y luego te podrías arrepentir de no
haberla aprovechado lo suficiente. Así que... cambia la cara y muestra una
más sonriente. Pero seguro que serías feliz si tú empezases a cambiar tu
postura frente a la vida, tu actitud y tu personalidad... Pero para mejor, no
para peor, claro. Y estoy seguro de una cosa: tú, para nada, eres débil...
eres todo lo contrario. Me fascina mucho cómo sacas esa energía y esa
fuerza tan poderosas... Vales mucho, Anna, más de lo que te puedes
imaginar. Me siento muy bien cuando hablamos así... cuando abres tu
corazón y te muestras tal y como eres; y no dudo que seas una persona
amable, cariñosa... y que seas capaz de amar. Y si pones constancia y
empeño, podrás conseguir hacer realidad todos tus objetivos. Incluso ellos
pueden llegar a cambiarte y hacerte ser una gran persona con un gran
corazón. Por lo menos inténtalo... te hará sentir mejor, ya lo verás. Me
alegro mucho de ser tu prometido”.
Sonrió por aquélla frase dicha por Yoh cuando intentaban hacer el amor en
vacaciones de primavera; sí, a este muchacho le había entrado un
calentón... “Annita... ¿sabes que estás muy sexy así? Eres tan sensual y tan
hermosa... y, por eso, me pones a cien...”.
- La que hace que cada día despierte con ilusión y con ganas de verla
siempre a mi lado. La chica con la que quiero compartir toda mi vida, con la
que me quiero desposar, con la que deseo tener hijos y formar una familia...
La chica que es perfecta a su manera, que tiene sus virtudes y defectos
como cualquiera, que me inspira ternura y dulzura cuando la veo y la tengo
entre mis brazos... –seguía diciendo Yoh, besando la frente de Anna.
- Me derrito por las palabras que dices... Todas ellas tienen un trasfondo de
verdad, de sinceridad, de confianza, de sencillez... –suspiró la itako,
intentando que sus ojos no derramaran más lágrimas.
- Porque yo soy así, yo soy Yoh, que no se te olvide n.n –rió Yoh, pero se le
cambió la cara al ver a Anna–. Annita, ¡estás llorando!
- Eso espero ó.ò Y estás temblando... –se preocupó por ella el shaman.
- Me mereces, y te mereces mucho más en esta vida, sobre todo para las
cosas buenas y afrontar las malas. Eres muy fuerte. Y en estos momentos
me demuestras que tienes tus preocupaciones y sentimientos como
cualquier persona. Y me transmites tu dulce inocencia, porque temes a lo
desconocido. Y eso es totalmente normal –dijo Yoh, sonriendo como le era
costumbre.
- Yoh... ¿te puedo pedir una cosa? –alzó la cabeza la joven, sonrojada.
- Yoh, quiero que sepas que te quiero mucho –dijo la rubia–. Aunque no lo
diga tan a menudo como lo haces tú.
Anna volvió a cerrar los ojos y acercó sus labios a la boca de su prometido.
Se besaron de una forma muy afectuosa. Pero el fantasma de los nervios
seguía ahí. El corazón rápidamente le latía y la rojez de su cara iba a
mayores. Yoh lo sabía, todavía su Annita no podía evitar estar nerviosa. Así
que la aupó con los brazos, llevándola a la cama y tumbándola allí. En ese
momento, por un acto reflejo, Anna enrolló las piernas en la cintura de Yoh,
para no separarse de él o para no caerse. Y colgó sus manos en el cuello del
shaman.
- Pensé que me dirías algo así como “Qué fuerte estás, mi Rey” –bromeó
Yoh, encima de Anna, sin poner del todo el peso de su cuerpo.
- Ja, ¿tú piensas que diría eso? –rió con nerviosismo la sacerdotisa.
- No sé, tú sabrás... u.u
- Yoh... cuídame –dijo Anna, con voz preocupada–. Cuídame mucho, por
favor.
- Segurísimo n/nUUU
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Bueno, menos una persona, todos estaban contentos y alegres. Horo Horo
estaba enfadado... por eso gritaba a cada momento la palabra “Tongo”. No
le pareció bien el resultado del concurso.
- ¿Quieres parar ya de una buena vez, Horo Horo? Mira que te corto la
lengua y te coso la boca –le advirtió Fausto.
- ¡Aich! ¡Qué rabia! –se quejó Horo Horo y se fue a la barra–. ¡Un Gin Tonic,
rápido!
- “Ay, qué bien. Por fin el señorito Len ha podido ganar un concurso de gran
categoría” –dijo con emoción Bason–. “Ha merecido ganar, con todas las de
la ley, y ser el segundo en el Torneo de Shamanes no le ha valido de mucho.
Pero su gran esfuerzo y tesón lo han coronado hoy como el mejor, sin duda
alguna”.
- “No es muy hilarante para mí, que digamos ¬¬” –ofendido, Bason les dio
la espalda.
- “Tan cabezota como él solo 9.9 Igualito que su amo” –dijo Tokagerô.
- Lo sé...
- Pero no tendrías que haberte tomado tantas molestias –lo abrazó Pilika.
--Flash Back--
Len”.
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ADVERTENCIA: Este capítulo puede contener escenas fuertes de carácter
violento
- Tanto guste, don Hao –se arrodilló Luchist–. Ya sabe que tiene mi apoyo
para cualquier percance o situación, sólo tiene que pedírmelo.
- Blocken –le llamó la atención Hao a una persona bajita envuelta en una
manta con capucha–. Con tu oversoul “Die Pájaro”, intenta localizar al
Equipo Flor para sobrevolar la zona, e irás con Big Guy Bill. Y Anahol y
Turbin irán a África para buscar a Opacho.
- Sí, don Hao –murmuraron con devoción y se fueron por la puerta con sigilo.
- Esto es de pena... a veces pienso que cómo he podido caer tan bajo...
Incluso necesito ayuda económica... Y como no he ido ni al colegio, ni al
instituto y ni a la universidad... pues no puedo conseguir, lo que se
considera, un trabajo “digno”, al no tener un dichoso currículum. Aunque mil
años de experiencia me han servido para ganar en conocimientos y virtudes
que ni siquiera nadie conoce... no por nada fui un gran pache y un
destacable onmyôji –hablaba Hao mientras cogía una botella de agua y
bebía de ella.
- Yoh, querido hermano... Sabrás más de mí... muy pronto, jajaja –reía con
malicia el joven de largos cabellos–. Mientras tanto, te dejaré una pequeña
señal... No olvides que los sueños... se pueden convertir en pesadillas,
jajajajaja.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Uf, es la primera vez que aguanto tanto tiempo despierto... son más de las
6:15 de la mañana –dijo Manta, mirando su reloj de pulsera.
Lyserg avistaba desde lejos para ver si había algún autobús directo para
Funbari. Todos estaban esperando en la parada del autobús, unos cansados,
otros contentos. Tamao llevaba en una mano una bolsa llena de churros
para seguir desayunando, más tarde, después de descansar; y en la otra, un
tarro de chocolate fundido (aunque espeso), para acompañar los churros.
Sentada en el asiento que disponía la parada, abrió el tarro y metió un poco
el dedo en el chocolate para luego relamerse de gusto y sonreír. Horo Horo
se acercó a ella, con algo de envidia.
- Por favor, no se lo diga a nadie, joven Horo Horo –imploró Tamao, juntando
las manos.
- Pues sí –admitió Fausto–. Pero es que últimamente estoy tan débil... Creo
que es del paso de los años... u.u
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Flores... y una cama de agua. Se sentía muy bien. Olía el olor de las rosas
sin espinas, que estaban por toda la cama, blanca impoluta, como la nieve.
Dormía con su ropa habitual, incluidas sus chanclas y sus audífonos
naranjas. Notó algo cálido en los labios, era un beso. Abrió los ojos y vio a su
sacerdotisa, con el pañuelo rojo en la cabeza y con todos sus atributos que
la caracterizaban. Había pajaritos de diversos colores volando sobre sus
cabezas; era de día, y las nubes blancas tenían forma de corderitos, de
perritos, de elefantitos y de gatitos.
Por sorpresa, un gato se posó en la cabeza de Anna y maulló. Se parecía
asombrosamente a Matamune, lo veía en sus ojos. Y si ese gato era él...
¿podría hablar?
- “Oye, gatito, di: “Tres tristes tigres comían en un trigal”. Dilo, dilo” –dijo
Yoh con ilusión al gato, sin embargo...
El cielo azul de la mañana dio paso a las tinieblas más oscuras. Los pájaros
se evaporaron, al igual que las nubes, la cama, las flores, el gato y... ¡Anna!
¿Dónde demonios estaba? ¿Por qué todo se había ido, y no había más que
un frío negro a su alrededor? Intentaba, de alguna manera, buscar a Anna,
pero le era imposible con esa oscuridad.
Yoh vio con horror, sin poder hacer nada (ya que no tenía la Harusame ni la
Futsu no Mitama), cómo la esencia del fuego se tragaba a Amidamaru y se
hacía más grande, y mucho más fuerte. Aquél monstruo de fuego, al
tragarse al samurai, brilló, y miró a su lado.
- “Uno menos, juajajajaja” –carcajeaba una figura oscura, al lado del Espíritu
del Fuego, y su cara se iluminó por las llamas–. “Y uno más para el
repertorio que necesita mi querido Espíritu del Fuego”.
Lo malo era que... iban maniatados de pies y manos con unas cuerdas rojas,
que ardían. Desgraciadamente, oía sus chillidos de dolor, pidiendo ayuda,
veían a Yoh y gritaban su nombre para que éste los pudiera ayudar.
Yoh se levantó rápidamente y, en esto, Hao rodeó a Yoh con una muralla de
fuego, rodeándolo en forma de círculo. Lo quiso atravesar, pero no era
posible, ya que su piel entró en contacto con las llamas y se quemó,
haciéndole aullar de dolor.
La esencia del fuego iba caminando a pasos agigantados hacia aquél grupo
de shamanes y de espíritus, el sonido de sus pasos retumbaba fuertemente.
Hao lo siguió, andando muy tranquilamente, aunque con autoridad. Los miró
a todos con un deje de curiosidad, con la boca en forma de piquito y un
dedo en uno de sus labios, como si fuera un niño pequeño.
- “Que... ¿no sería capaz? ¿Acaso lo dudas? Qué poco me conoces... Claro
que lo haría, sin duda alguna, con tal de ser más fuerte y no tener estorbos
en mi camino” –sonrió con malicia el shaman del fuego.
- “¡Matar a gente por puro capricho y para hacerte más fuerte es un acto
egoísta y despreciable por tu parte!” –exclamó Yoh, enfadado.
- “Oh, qué pena más grande... Te has quedado sin amigos... Pobre Yoh” –
sonreía triunfante el Asakura mayor, acercándose a su hermano junto con
su Espíritu del Fuego–. “Igual que cuando eras pequeño, cuando tu infancia
no era feliz y todos los niños y niñas te odiaban porque eras “raro” y no se
acercaban a ti, te criticaban a tus espaldas, te tenías que esconder, te
pegaban e insultaban... ¿Quieres que siga diciendo más sobre tu pasado?”.
Cómo le dolía que Hao le dijera esas cosas... Estaba claro que Hao
disfrutaba viéndolo sufrir. ¿Por qué tenía que sacar todos los trapos sucios?
Oyó la voz de su madre, que decía el nombre de Yoh. El joven levantó la
cabeza lánguidamente, casi sin fuerza: vio a su familia, en las mismas
condiciones que sus amigos, atados con aquellos grilletes ardiendo y
gritando de dolor. Sabía lo que pasaría a continuación...
Yoh no quiso mirar, se arrodilló de nuevo y cerró los ojos, llenos de lágrimas.
Chillidos espeluznantes y el sonido de las llamaradas se escucharon por
aquél desconocido lugar oscuro. Lo más angustioso fue oír en el último
momento a su madre pronunciar el nombre de su hijo pequeño y a su padre
suplicando. Cuando aquellos sonidos cesaron, Yoh no tuvo el valor de abrir
los ojos. Y también supo que su familia no estaba en espíritu, porque seguro
que la esencia del fuego los había devorado...
- “Hao... por favor... no sigas más con esto...” –pidió Yoh, con la cara llorosa
de tanto llorar y con sangre del golpe que le dio Hao en el suelo.
- “Ahora falta una cosa... Queda una persona... La persona que más te
importa en este mundo...” –sonreía Hao con veneno en sus palabras.
- “¿Qué es todo esto, Hao?” –preguntó Anna, sabiendo que todo esto era
culpa del shaman del fuego.
- “Te lo vuelvo a repetir, pero de una forma aún mucho mejor: abandona a
Yoh, porque yo seré el Shaman King una vez que lo mate, y cásate
conmigo” –dijo con insistencia Hao, quitándose el escupitajo de la cara.
- “¡Que no! ¿Me oyes? ¡No voy a hacer lo que te dé la real gana, porque tú
no mandas en mi vida, y yo hago con mi vida y con mi destino lo que yo
quiero, y tú no eres nadie para obligarme a hacer lo que tú quieras!
¡Prefiero que me maten un millón veces antes que casarme contigo y ser tu
esposa! ¡Eres una escoria inmunda!” –gritó Anna, que, aunque estaba
atrapada, sus piernas estaban libres, y eso ella lo aprovechó para darle un
fuerte golpe en la entrepierna a Hao.
- “Dímelo, dime que no estarás con Yoh y que te casarás conmigo” –insistió
Hao, cogiendo los mofletes de Anna y apretándolos con una mano,
mirándola fijamente.
- “Dime, ¿qué me dices? ¿Qué eliges: que Yoh muera a mis manos... o
dejarle vivo, pero con la condición de casarte conmigo y abandonarle?” –
volvió a preguntar el de cabellos largos, viendo a una Anna mostrando su
lado débil.
- “Yo... no quiero que Yoh sufra por mi culpa...” –empezaba a decir la rubia.
Yoh abrió los ojos como platos, no podía hacer nada por evitar lo que vería.
Su cuerpo, totalmente magullado, golpeado, quemado, ensangrentado... no
le respondía. Solamente podía observar. Hao cogió la cintura de Anna con
agresividad y le estampó un beso feroz, sin escrúpulos. Anna, con los ojos
cerrados, lloraba... Se sentía sucia, sentía que había traicionado a Yoh... y le
asqueaba besarse con Hao. Pero se sacrificó, para que Hao no matara a
Yoh.
- “¡ERES UN DEMONIO!” –con todas las fuerzas que pudo, Yoh intentó
golpear a Hao, pero fue imposible, pues Hao cogió el brazo con la mano.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
No quiso despertarla, pero aún así, notó que la sacerdotisa se movía y vio
que tenía los ojos abiertos, se acercaba a él y lo abrazaba con ternura.
- Yoh... ¿qué te pasa? ¿Has tenido un mal sueño? –inquirió Anna, con voz
dulce.
- Oh, Annita, creí... creí que te iba a perder... para siempre –murmuró Yoh,
abrazándola fuertemente, pero sin hacerle daño.
- Jajaja –rió Anna por lo que había dicho su prometido–. No digas esas cosas.
Yo siempre estaré contigo, pase lo que pase, nunca me perderás. Nunca me
iré de tu lado, porque tú... eres mi verdadera familia, tú eres mi hogar y
donde me siento a gusto. A donde tú vayas, yo iré contigo. Solamente te
necesito a ti para estar como en casa. Sólo eso y nada más. Que un mal
sueño no te amargue toda tu vida, que no apague tus risas y sonrisas, que
no deje decaer tu positivismo.
- Así que... cambia la cara, cura tu herida (me refiero a la pesadilla), porque
esta es tu casa, y aquí está tu “familia”. Que quiero ver al Yoh alegre y de
siempre, al Yoh que constantemente dice “Todo saldrá bien” y “Algo se
podrá hacer”, porque ese fue el Yoh que me atrajo y me hizo enamorar –
explicó Anna, acariciando una mejilla del shaman.
- Anna... –dijo Yoh, abrazándola–. Perdóname, por haberme asustado tan
fácilmente, a sabiendas que era una pesadilla.
Anna le dio un tierno beso en los labios, Yoh la envolvió entre sus brazos,
disfrutando de esa cálida compañía y de ese amor que se profesaban. Un
momento de tranquilidad y de sosiego para serenar las almas y los
pensamientos.
Ese sueño le había provocado miedo, ahora, más que nunca, tendría que
proteger a Anna... si no quería que Hao se la llevase de su lado. No, no
quería eso. Anna era su prometida y su novia, era la chica a la que amaba,
con tal de que Anna estuviera bien, no le importaría sacrificarse por ella.
- Veo que ahora estás mucho mejor, ¿eh? –preguntó Anna, devolviéndole el
beso, pero esta vez en la comisura de los labios.
- ¿Podrás dormirte? –inquirió Anna con voz interesante, casi pícara–. ¿O no?
¬w¬
- Uy, señorita, no me diga usted que le gustó... y quiere más, ¿verdad? ¬.¬
- Eso es alto secreto, señor Asakura ¬.¬ Lo sabrá cuando haya un nuevo...
“acuerdo”, ya me entiende...
- Pues creo que el nuevo “acuerdo” podría ser... ahora, ¿no le parece? ¬w¬
Sin embargo, poco duraron las caricias y los besos, porque escucharon unos
ruidos provenientes de afuera. Oyeron la voz de Horo Horo, que decía
“Tongo” de una forma efusiva y con tono indignante, Manta le pedía al ainu
que se callara, Fausto estaba de los nervios por el comportamiento del
joven del pelo azul y Ryû suspiraba cada dos por tres al echar de menos a
su querida Saty. La pareja entendió que deberían parar y no continuar, ya
que deseaban hacer el amor por segunda vez, pero no era muy conveniente
por la llegada de los demás inquilinos.
- Ya han venido esos malditos parásitos... –susurró Anna, poniendo una cara
triste.
- ... –Anna no dijo nada, pero no quería que Yoh la viera totalmente roja por
culpa de la dichosa visión de su prometido desnudo.
- ¿No me digas que ya te has dormido? ¡Vaya! Yo quería que nos diéramos
mimitos antes de dormirnos o-ò
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
¿Ya era de día? ¿El Sol no podría salir un poquito más tarde? ¡Estaba
cansada! Se movió a un lado, pero de poco le servía. Al final, restregó sus
ojos con las manos y abrió los ojos, porque ya sabía que ya no podría dormir
más.
¿Qué le podía agradecer a la vida? Todo lo que ahora poseía. Tenía un novio
estupendo que la amaba y respetaba, con el que había hecho el amor y
nunca olvidaría esa fantástica experiencia. Era su prometida y se iba a casar
con él... lo que siempre había deseado.
Le dio un tierno beso en los labios, aunque corto, y se levantó con cuidado
para no despertarlo. Casi se tropezaba con la falda, y se dio cuenta de que
la ropa de ambos estaba en el suelo. Cogió una bata de raso blanca y se fue
al cuarto de baño, dejando la puerta de la habitación cerrada para que
nadie pudiera entrar. En el baño se aseó bien y con esmero, y al cabo de 20
minutos volvió a su dormitorio.
Se vistió con un vestido corto sin mangas de color crema, con bordes
negros, se calzó unos zapatos magentas sin cuña, del mismo color que su
cinturón ancho con hebilla plateada. En su pelo, se hizo una trenza al lado,
que finalizaba con un lazo magenta. Las orejas iban adornadas con dos
perlas pequeñas de color plata. Y por último, se colocó en la cabeza una
pañoleta de color magenta, en total, iba perfectamente conjuntada.
Pero se iba mirando y mirando... parecía que algo le faltaba. No tenía
intención de ponerse su rosario azul, no lo veía indispensable. Así que se
sentó en su tocador, viéndose en el espejo, y decidió que... ¿por qué no iba
a maquillarse?
- Por pintarme no creo que pase nada malo –se dijo a sí misma, y agarró el
pomo del segundo cajón del tocador para sacar un pequeño estuche,
abriendo uno de los compartimentos y con un pincel se maquillaba los
párpados en plata.
Vio el suelo, y decidió coger toda su ropa para mandarla a la lavadora y, con
una última mirada a Yoh, se fue de la habitació vio a nadie por el pasillo,
aún así, andaba con sigilo. Lo más probable era que todos estuvieran
durmiendo, ya que vinieron a las tantas de la mañana. Se fue a la pequeña
habitación donde estaba la lavadora, la secadora y los utensilios de
planchado, y allí colocó su ropa en un canasto grande.
Iba a coger otro, cuando escuchó pasos, así que se alejó de la dichosa bolsa
y abrió la nevera para disimular. Cuál fue su sorpresa que Yoh aparecía,
algo somnoliento, por el pasillo con su ropa para dejarla en el cuarto de la
lavadora y venía, ¡hacia la cocina! El shaman, con un pelo más desordenado
que de costumbre, bostezaba cada dos por tres y se rascaba la barriga,
aunque iba un poco arreglado con un pantalón vaquero azul oscuro que le
llegaba hasta las rodillas, una corta camisa beige con todos los botones
desabrochados, zapatillas deportivas de color verde y su típico collar de
garras de oso.
Yoh no se dio cuenta de la presencia de Anna, pero sí se percató el olor a
churros, cogió uno y se lo comió. Oyó un carraspeo y se asustó.
- “Creo que no, amo. Perdón porque haya salido antes de que usted me lo
pidiera, pero...” –se excusaba Amidamaru.
- Vaya payaso estás hecho –murmuró Anna, poniendo los ojos en blanco,
caminando hacia el lugar.
- Anna... ¿te puedo preguntar una cosa? –inquirió Yoh, dejando el churro al
lado de la taza.
- Puede que sea... porque no me vea así. Quiero decir... que yo no soy
perfecta –dijo Anna, pensativa.
- Claro que no todo el mundo es perfecto, ni yo ni nadie; cada uno tiene una
personalidad distinta, virtudes, defectos y habilidades, formas de pensar y
de ver las cosas, diversas creencias y culturas, idiomas, razas... Ya ves, no
todo el mundo es igual –comentó Yoh, poniéndose cómodo en la silla.
- No sé, pero creo... que todo estaba enlazado, por decirlo así...
- Pero Anna... ahora te veo y te has arreglado, y no estás nada mal, ¡estás
guapa! –exclamó Yoh, perplejo ante las palabras de Anna–. ¿Piensas que con
la indumentaria que llevas, estás fea?
- ¡Ay, Anna, no quería decir eso! –suspiró Yoh, pero volvió a sonreír,
animado–. He querido decir que estás preciosa. Aunque no lo creas, a mí me
gustas de todas las maneras, porque siempre estarás guapa con las cosas
que te pongas. Y también incluyo que con el maquillaje potencias más tu
belleza.
- Jejeje n.n
- Puede que... al infravalorarme por este tema, me volví tan fría y distante,
no me quería a mí misma...
- Pues tú antes eras casi una narcisista, la que todo podía y hacía, la mejor
en todo, la mandamás –rió Yoh.
- Yoh, eso fue cuando era más joven. Ahora no es lo mismo, he cambiado,
aunque en esencia sigo siendo yo misma. Y perdona que te corrija, pero no
era narcisismo lo que tenía, sino orgullo –puntualizó la rubia.
- Vaya hasta estás reconociéndolo y todo n.n –sonrió el shaman–. Eso sí que
es una virtud.
- Aún así, tengo defectos... –se quejó Anna, dándole un bocado a su churro.
- Que debes mejorar. Así, el ser humano se perfecciona con el paso del
tiempo.
- Tú y tu filosofía ¬.¬
- Jiji, así soy yo n.n Pero tú eres perfecta para mí –la aduló Yoh.
- Vale n.n ¿Y lo de tu familia y que te ibas a quedar sola y sin amigos y todo
eso? –volvió a otro punto “clave” el castaño–. ¿A qué venía con los piropos
que te decía?
- Yoh, más que nadie sabes lo que sufrí. La soledad siempre ha estado
conmigo, tanto interna como exteriormente, englobada a nivel familiar y de
amigos –comentó Anna, removiendo el contenido de su taza con un largo
churro.
- Quieres decir que, ya que no eres perfecta, para tus padres no eras la hija
perfecta y por eso te abandonaron. Como eso te marcó, en el plano de las
amistades te pasa igual –supuso Yoh, intentando averiguar el porqué.
- Bueno... –se puso serio Yoh, dejando la taza y limpiándose la boca llena de
chocolate–. En resumen, mi pesadilla (que no suelo tener) consistía en que
Hao y su Espíritu del Fuego iban eliminando a Amidamaru, a mis amigos y a
sus espíritus acompañantes, a toda mi familia y... a ti, después de besarte.
Finalmente, me mató a mí.
- Y, estate seguro, que yo no me dejaré besar por nadie que no seas tú. Yo
no soy una cualquiera, ni soy fácil de persuadir o conquistar –se cruzó de
brazos la itako, pomposamente–. Y si Hao intenta hacerme algo, que se
atreva, yo no escatimo en utilizar mis golpes mortales y mis técnicas
secretas para dejarle K.O.
Como sus caras estaban tan cerca, aprovecharon para darse un beso en los
labios. Al principio fue tímido, algo cohibido por las declaraciones de ambas
partes en apoyar a su pareja, pero al segundo se esfumó, dejando un
ambiente romántico y cálido, de tranquilidad y de confianza, envueltos en
ese abrazo y en ese beso que tanto les gustaba.
Amidamaru iba pasando por allí, dando su paseo matutino, cuando encontró
a su amo y a la sacerdotisa besándose. Rápidamente se dio la vuelta,
sonrojado y abochornado, mientras musitaba algo así como “Uh, no debí de
ver eso” y siguió su camino, rodeando el jardín. En esos momentos
recordaba algo que le pasó hace 600 años... Negó con la cabeza, intentando
no pensar ni recordar, y se fue al tejado para ver el Sol y la vista
panorámica de Funbarigaoka.
Al cabo de unos 50 minutos aproximadamente, los demás que estuvieron de
“juerga” se despertaron y bajaron a desayunar. Vieron que Yoh y Anna
estaban en la terraza, y pasaron a saludarlos.
- Hola a todos –dijo Yoh, alzando una mano como signo de saludo.
- Doña Anna, ¡qué guapa está! –exclamó Ryû, sorprendido por el look de
Anna.
- A ver dónde están los churros... –se fue a la cocina Horo Horo, y de repente
chilló–. ¡No están! TToTT ¡Unos ladrones se lo han llevado!
- No... –negó con la cabeza Lyserg–. Los churros sí están, pero en los
estómagos de Yoh y Anna. La bolsa de los churros está aquí, con ellos.
- ¡Es que es verdad! –exclamó Horo Horo, indignado–. ¡Tongo! ¡Para que os
enteréis bien! ¡Tongo! ¡Tongo! ¡Tongo! ¡Tongo! ¡Tongo!
¡Tongoooooooooooooo!
- Sí, Anna u.u –asintieron los dos, dejando la pelea enseguida y mirándose
con miradas asesinas.
- Pues sobre las... doce de la noche, creo yo. Aunque nos acostamos más
tarde, jeje n/n
- Ah o.o Pero no era necesario que te pusieras tan colorado, Yoh –dijo
Lyserg, un poco extrañado.
- Probablemente los focos y las luces hicieron ese efecto –supuso Len, que
recibía un gran vaso de leche y se relamía los labios–. A mí el pelo se me
veía negro como el carbón.
- Pues nada, fuimos a comprar y a mirar los puestecillos que había, nos
fuimos a una discoteca a bailar y a tomarnos unas copas, a un restaurante
donde estaban todos los platos del mundo y luego desayunamos unos
cuantos churros –informó Fausto, sacándole brillo al cráneo de su difunta
esposa.
- Anna, sabes de sobra que yo soy el que les dijo que se quedaran por un
tiempo con nosotros –fue Yoh a la cocina con las demás cosas.
- Lo sé. Pero no te pongas de mal humor –dijo Yoh, abrazando a Anna por
detrás–. Yo creía que lo de anoche te gustó, y que estarías más amable y
cariñosa.
- Yoh, no mezcles las churras con las merinas. Además, tenemos que
recoger las cosas de tu habitación y ponerlas en el mío. Hazlo tú, anda.
- O.o? ¿Y eso?
- ¿Un premio? O.o –Yoh empezaba a imaginar por su cabeza los “premios”
que podría conseguir–. Un premio... -/- Sí, ya voy, Annita n.n
- Típico de él u.u
“Ola! Weno, e d dcirt k voy a vnir a la mnsion oy, sobr ls 12 dl dia. Ank m
cogi 1 otel, m kdare 1 dia con vosotrs. muxos bsits, y sper k m rcibais!
Xao!”.
- Pues lo mejor será que le preparemos una rica comida para darle la
bienvenida n.n
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Eran las 11:30 del día, muchos se habían desperezado por completo y
habían hecho sus quehaceres. Tamao, Pilika y Ryû se encerraron en la
cocina a preparar platos variados para comer bien ante la inminente llegada
de la mujer Tao y recibirla con una rica comida, y ya de paso se daban un
homenaje.
Yoh ya había puesto las bolsas en la habitación de Anna y las velas las
guardó en un cajón de la cómoda de su habitación, sin embargo, no
encontró a la chica por ninguna parte. La había buscado por los tres pisos y
en todas las habitaciones, pero nada, no estaba. La buscó en el jardín,
encontrándose el mismo resultado. Bajó al salón, para preguntar por ella.
- Vale, muchas gracias, chicos. Me voy. Espero que no le haya ocurrido nada
grave –decía Yoh, agradecido, cogiendo su móvil y yéndose hacia la puerta.
- Tranqui, colega, tú ya sabes de sobra que Anna se las apaña bien sola –
dijo Horo Horo, limpiando su snowboard–. Eso sí, no tardes mucho porque
sino nos preocuparemos mucho por tu ausencia.
- Está bien. Hasta luego, amigos –los despidió Yoh, cerrando la puerta y
encaminándose en dirección recta al centro de Funbarigaoka.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
oO
Hola!
Perdón por la gran ausencia que muchos habrán notado, pero es que me he
dedicado por entero a mis estudios. Aunque a veces, cuando descanso de
ellos, intentaba escribir este capítulo del fic. Muchas veces se me iban las
ideas, y encontraba poca inspiración. Pero estas 25 páginas que conforman
el capítulo ha denotado derroche de imaginación, no creen? XD
Ahora los disclaimer (creo que deberían de ponerme si sigo poniendo los
disclaimer o no):
Takei creó Shaman King, así como sus personajes y todo su universo
relacionado con la serie. Yo sólo lo tomo para crear una historia basada en
la serie pero sin fines lucrativos.
RECHACEN IMITACIONES! XD
No olviden que este fic es una mezcla del manga y del anime de Shaman
King, aunque está más ligado al anime.
No voy a decir nada más del fic, salvo que, como siempre, todo es
YohxAnna xD Cursi este capítulo? Err... es que muchos de ustedes me
dijeron que escribo muy cursi... o que Yoh es demasiado cursi... u.u Sorry,
pero no puedo evitarlo, a veces no distingo lo romántico con lo cursi xDUU
Ejem, ejem! Pero intentaré ponerlo lo menos empalagoso posible...
Todo lo contrario de dark tao, que le pareció súper el LenxPilika (si hay
gente para todo xD). Que sepas que tooodo lo que es LenxPilika en el fic es
en tu honor, porque sé que te gusta mucho. Siéntete halagada por eso! XD
Ann C, veo que todavía no me has escrito carta u.u Pero nos llevamos a las
mil maravillas! Incluso nos gusta el mismo tipo de música! Gracias, de todo
corazón! Espero que tu computadora no eche más humo! XD Ya sabes que
tengo abanicos y ventiladores por si los necesitas! XD
Nicky Potter de Weasley... creo que ya sabes todo lo que te agradezco y lo
que te admiro. Tranquila, que el HoroxTamao estará cerca. Y por cierto...
Happy Birthday! Y que aprobemos toooodo, eh? Ánimo!
Y aquellos que han llegado a actualizar sus fics o capítulos, he de decir que
no he estado en Internet en esta temporada y que me dejan muy poco
tiempo conectada. Mi Internet va muy lento, y no tengo la oportunidad de
ver los nuevos capítulos y poner mis reviews. Cuando pueda, lo haré, pero
tienen que comprenderme.
Me tengo que ir, ok? Muchos besos. A ver si me encuentro una sorpresa y
tengo más de 100 reviews! Entonces, pondré agradecimientos a toooodo el
mundo que puso sus comentarios en este fic, vale?
Les quiere...
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Anna Mary Marian
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- ¿Dónde te habías metido? ¡Te he estado buscando por todas partes! –le
llamó la atención el Asakura.
- Pero date cuenta que también necesito estar sola –le hizo entender la
itako.
- Bueno, vale... Pero pensé... que te habían raptado o algo así –dijo el
shaman con preocupación.
- Ah, ya veo.
Vale que tuviera prisa... o que estaba cansado que ni podía ni respirar. Pero
el hecho de que su novia le abrazara y dijera que quería estar con él, le hizo
cambiar de opinión. Correspondió su abrazo y se quedaron así unos
minutos, en paz y tranquilidad.
- Que si queréis estar a solas, pues yo no seré ningún estorbo –dijo Jun,
guiñándole un ojo a su hermano–. En cambio, yo seré vuestra cómplice, si
queréis estar solos y mi familia pregunta por vosotros.
- Hey, Jun, ¿y esos moños? –preguntó Yoh, curioso, fijándose en que la mujer
no lucía su usual peinado con los tres pasadores.
- Jeje, los moños chinos no me están nada mal, ¿a que sí? He decidido
cambiar un poco –dijo Jun, atusándose los moños.
- ¿Qué tal en China? –inquirió Anna, mientras iban al salón los tres.
- Bueno... pues un pajarito me dijo que por fin dos personas de aquí están
juntas –le guiñó un ojo con complicidad la Tao a la sacerdotisa.
- u///u –Anna no dijo nada, pero su reacción delataba todo lo que sentía al
escuchar las palabras de Jun, y aún más cuando su prometido se estaba
acercando a las dos.
- De acuerdo. Pai Long, ayúdame con el equipaje, por favor –llamó al zombi
la hermana de Len.
- “Sí, señorita Jun” –asintió Lee Pai Long, y los dos subieron por las escaleras
con las maletas.
- Pues que Jun se dé prisa, que la comida está casi lista –decía Pilika, desde
la cocina.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- u.ú ¿Tenía que estar la comida china en el lote? –preguntó Horo Horo,
cogiendo los palillos chinos y mirando la comida.
- “Loro Loro”, deja de quejarte y come ¬¬ –le reprendió Len con su actitud
de siempre cuando el ainu decía una “estupidez”.
- Ah, estoy que reviento –eructó Horo Horo, acariciando la gran tripa llena
de comida a rebosar.
- Y tú tanto que te quejabas... –lo miró con recelo Len, sentado en un sillón
junto con Pilika.
- Len, ya sabes que tiene muchos cambios bruscos de humor –bufó la ainu,
acariciando el pelo-pincho de su novio–. Yo ya me he acostumbrado a eso,
así que directamente ignoro sus “berrinches”.
- ¡Veo que no admites la derrota, “Loro Loro” –rió el chino, haciendo que el
chico del norte de Japón se irritara más todavía.
- ¿Os queréis tranquilizar y dejar las rencillas de una buena vez? –se hartó
Pilika, interponiéndose entre su novio y su hermano.
- ¡Hey, qué rico! –dijo Horo Horo, dándose cuenta del sabor de su helado.
- No está tan mal, aunque hubiera preferido de nata –decía Len mientras
lamía el helado.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Pues no tengo ni idea, pero estaría bien que avisase a dónde va, pienso yo.
- Esta Anna... ¿por qué le da por desaparecer? –se preguntó a sí mismo Yoh,
yéndose al gimnasio.
Abrió la puerta del gimnasio y echó un vistazo por la estancia, pero Anna no
estaba ahí. Suspiró y se fue al jardín, pasando por el salón donde todos sus
amigos estaban charlando animadamente, y oyó una especie de chapoteo.
Se dirigió hacia donde estaba la piscina y... ¡cuál fue su sorpresa, que Anna
estaba ahí, nadando! Se quedó mirándola por un pequeño instante, hasta
que se dio cuenta de que Anna salía de la piscina, ataviada con un precioso
bikini negro con perlas azules y rojas en los tirantes y en los lazos laterales
de las dos piezas. Yoh se fijó en una traviesa gota que iba caminando por la
frente, yéndose por la mejilla, la boca, el cuello, el canalillo del pecho, el
ombligo... hasta que se perdió en la parte de abajo del bikini.
- ¿Yoh? ¡Yoh! ¡Eo! ¿Qué te pasa? ¡Yoh! –le llamaba la atención la rubia,
pasando una mano por los ojos del shaman, a ver si despertaba del
ensimismamiento.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¡Hola, chicos! –los saludó el castaño fugazmente y yendo por las escaleras,
subiendo de cuatro en cuatro los peldaños, aunque ninguno de sus amigos
se dio cuenta de la presencia del shaman.
- ¿Y para eso tenías que armar tanto escándalo, como si tuvieras una noticia
muy importante que contar? –lo criticó, como siempre, Len.
- Buena idea, Ryû –se alegró Manta, no negando como mala la idea–. ¿Cuál
escogeríamos?
- ¿Una de miedo y terror? –propuso Fausto.
- El que está más cerca se sitúa a unos 500 metros de aquí... y abren a las
cinco y media de la tarde –informó Manta, consultando en Internet.
- Jo, todavía falta una hora para eso... y mientras tanto, ¿qué hacemos?
- Como veo que todo el mundo está aburrido, y yo soy el único que se
entretiene con un ordenador propio que los demás no tienen y que no se
conectan a Internet... –contaba Manta, haciéndose el interesante, mientras
los demás le ponían una cara de circunstancias– he decidido que os dejo mi
portátil 10 minutos a cada uno para que veáis lo que queráis. Jeje, y con la
banda ancha y la alta velocidad, se descargarán las cosas en un abrir y
cerrar de ojos.
- ¿Habéis visto eso? O.O –preguntó Ryû, con los ojos como platos.
- Sí, era algo naranja, por lo visto –respondió Lyserg, quedándose estático
en la dirección donde miraba la aparición.
- ¿Quieres decir que era... una persona? –se acercó al chino su novia.
- ¿Y conocéis a alguien que lleve algo naranja? –esta vez fue Lyserg quien
hizo la pregunta, en plan generalizada a todos.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Disimulaba las ojeras con maquillaje, se duchaba con agua fría, picaba unos
sándwiches en los descansos que hacía entre horas (duraban diez minutos
como mucho) y se tomaba pastillas para dormir del tirón e infusiones de tila
para tranquilizarse.
Y hoy tampoco durmió mucho, pero con una buena razón... Sonrió, sabiendo
porqué. Sería una noche difícil de olvidar...
Y la dominó... en todos los sentidos. Y con él, ya Anna se sintió, por fin,
mujer, e hizo acrecentar su feminidad. Lo sometía a sus caprichos, a sus
mandatos, a todo lo que ella quisiera ordenarle. Incluso a que le tocara los
pechos, pero eso ya era otro asunto. ¡Si la mirada de Yoh lo pedía a gritos! A
partir de ahí, sabía que en lo más profundo de su prometido, había un
hombre varonil (y un amante, por qué no decirlo) en potencia. Rió. El
inocente Yoh... ya no lo era.
“Quiero que te conviertas en el Shaman King para que pueda vivir con
tranquilidad, lujos y comodidades”. Ésa era la frase que Anna repetía una y
otra vez en el pasado. Recapacitando, tenía lujos y comodidades, miles de
cosas, objetos y caprichos. Estaba cómoda en su mansión (que no tenía
nada que ver con la antigua pensión “En”), y no le faltaba de nada.
Normalmente, vivía con tranquilidad. Y Yoh era el Shaman King. Desde
siempre, eso fue lo que siempre había deseado... y ya se cumplió. ¿Ya no
tendría más deseos en esta vida, más sueños?
Sí, tenía todo lo que quería... Su prometido, el Shaman King. Una mansión
lujosa con piscina y con todos los gadgets y caprichos que cualquier persona
soñaría. Millones y millones de yenes en las cuentas bancarias, en acciones,
en tarjetas de crédito, en grandes cajas fuertes de la casa...
Pero lo que realmente ella quería, es que Yoh la quisiera, que la amara. Y,
desde luego, éste la quería tal y como era. Se sentía muy afortunada por
eso. Quizás, para seguir teniendo objetivos y sueños, tendría que mirar
hacia el presente y hacia el futuro, olvidando el pasado, y construyendo su
día a día, no sola, sino con la gente que la quiere y la apoya.
Pudo oír una risita muy familiar, así que se dirigió hacia esa persona que la
empapó por completo, tosiendo por el agua tragada.
- ¡Yoh! –gritó Anna, enfadada–. Cof, cof, cof. ¿Se puede saber qué estas
haciendo? Cof. ¡He tragado mucha agua por tu culpa! Cof, cof.
- ¡Pues que sepas que no me ha hecho... cof, cof... ninguna gracia, cof!
- ¡No! ¬¬ ¡Cof, cof! Eres un bruto, tirándote así a la piscina a sabiendas que
yo estaba aquí... cof.
- Vale, vale, mensaje captado –dijo Anna, zafándose de él, pues se sentía
agobiada.
- Jo, ¿por qué no te quieres abrazar conmigo? –preguntó Yoh, poniendo cara
de cordero degollado.
- Porque me agobias y necesito tener mi espacio –respondió la rubia,
yéndose a lo más lejos de la piscina para tener una distancia considerable
que la separe de su prometido.
- No ¬¬
- Jejeje n-n
- Me preguntas que cómo me sentí... Pues... muy bien. Fue muy gratificante,
me gustó mucho. Nunca me había sentido así en toda mi vida. Florecieron
en mí millones de sensaciones que nunca había percibido. Y me hiciste
sentir mujer en todos los aspectos –dijo Anna, besándolo por un buen rato y
colocando sus manos en el cuello de él.
- Yoh... –susurró Anna, poniéndose más roja y besándolo en los labios por lo
que había dicho su prometido.
Por suerte, ambos daban pie en la piscina. Anna estaba contra la losada
pared de la piscina, besando fieramente a Yoh, abrazada fuertemente a él, y
enrolló sus piernas en la cintura del shaman. Yoh la apretaba más hacia su
cuerpo, acariciando las nalgas de su prometida, teniéndola bien sujeta,
saboreando sus mojados labios y su húmeda lengua, con la que empezó a
jugar, asimismo, con la suya.
Ahora sí que dio resultado. Yoh, al oír las palabras de Manta, soltó
inmediatamente a Anna, que gritó asustada. El shaman, uniendo cabos,
cuando su amigo dijo “¿No es adorable?” supo que los había visto en plena
acción, besándose y acariciándose fanáticamente. Pensó “Tierra, trágame”
y se puso bastante nervioso, con varias gotas en la cabeza, apurado.
- Jejeje... ¡Hola, Manta! –lo saludó Yoh, alzando la voz, nervioso, mientras
Anna se sumergió enteramente en el agua para que se le fuera la calentura
del momento y la supuesta vergüenza de haber sido pillados en esa
situación.
- Hola. Veo que he interrumpido, ¿no? –lo miró pillamente su amigo,
haciendo que Yoh se apurara más todavía y se sonrojara.
- Eh... esto... ¿interrumpir? ¡Qué va! –chillaba Yoh de los nervios y, desde
luego, esa no era su voz.
- ¡Anna! –se sorprendió Yoh, y una vez que los dos llegaron al agua, la rubia
le hacía ahogadillas a Manta, intentando ahogarle.
- Anna, porfa, déjalo ya, lo estás ahogando, que Manta se va a poner azul de
tanto tragar agua –decía el Asakura, preocupado.
- Está bien –aceptó Anna, colocando a Manta en tierra firme y escupió todo
el agua que había tragado.
- Más te vale ¬¬
- Sí. Voy a irme, para cronometrar cuánto tiempo lleva Horo Horo, que era
su turno después de Len –se marchó Manta, dejando solos a la pareja.
Ahora sólo había silencio, creándose una situación un tanto incómoda. Como
no sabían qué hacer después de la interrupción que causó Manta, los dos se
distanciaron un poco y no se atrevieron a decir nada.
La rubia miró hacia abajo, a la zona de su busto, chilló, y se tapó todo lo que
podía, y miró a su prometido: tenía una cara de embobado y de tontainas...
Supuso que ya la había mirado, y se sonrojó también.
- Annita, te juro que te los he visto pero sin querer... –empezaba a decir Yoh,
algo apurado y culpable por haber mirado (pero en el fondo no lo estaba).
Eso sí, Yoh se puso muy cariñoso y afectuoso, dándole besitos en la mejilla.
La sacerdotisa no sabía si quedarse en esa posición o salir corriendo de la
piscina, cada vez se ponía más inquieta. Aunque sería completamente
normal, Yoh era un hombre y, al verla semidesnuda... pues que su
entrepierna no lo pudo soportar... y ahí estaba, con la excitación de su
prometido rozándole por detrás.
- ¿Puedes quitarte?
- Jooo, ¿por qué me pasa esto? X( –Yoh se giró y se tocó la entrepierna... que
estaba dura y todavía “alegre”.
- ¡Hey, parejita! ¿Qué tal? ¿Cómo andamos? –apareció Horo Horo, sonriente,
viendo a la pareja en la piscina.
- Tío, te veo raro... ¿no será que habéis hecho algo indebido e indecente,
pillines? –indagó el ainu, con cara pícara.
- Así que él, por la ausencia que tiene de compañía femenina, se mete
adrede e interrumpe a las personas que tienen la suerte de llevar una vida
en pareja –explicó Yoh, reponiéndose de la situación incómoda anterior.
- Y claro, discute con Len y Pilika... Está claro que está frustrado por no
tener novia, si siempre lo repite. Yo ya estoy cansada de la misma cantinela
de siempre... –comentaba Anna, mirando mal al amigo de su prometido.
- Y espero... ¡que no sea tan desagradable como tú! –exclamó Horo Horo,
señalando a la chica–. Yo me compadezco de Yoh porque tiene una novia...
¡que es una bruja!: ¡La bruja Anna!
Cuando llegó al salón se encontró una situación tensa: todos miraban con
ansiedad y miedo cómo Horo Horo se protegía la cabeza con las manos y
lloraba a mares en un rincón y Anna, en pie, tenía un puño en alto enfrente
de él, con la mirada de una energúmena y la mandíbula desencajada de la
rabia.
Lo que no se esperó nadie, ocurrió. Yoh, con toda la tranquilidad del mundo,
se dirigió hacia donde estaban su novia y su amigo. Le envió una mirada
cómplice y una sonrisa a Horo Horo a espaldas de su prometida, que el ainu
captó sin entender, y el castaño, por sorpresa, cogió la mano con la que
Anna iba a darle una buena propina de golpes a Horo Horo y con fuerza
obligó a que la espalda de la sacerdotisa se pegara a su torso y la abrazó,
rodeándola con sus brazos.
La rubia ahogó un grito de sorpresa. Rápidamente Horo Horo se levantó,
pero no hizo nada más, solamente mirar a Yoh y Anna con preocupación.
Anna se movió y se retorció como pudo, aunque ninguno de sus
movimientos sirvió para escapar del abrazo de su prometido. Además,
reparó en que todos los estaban viendo abrazados y en ropa de baño.
- Creo que no, y en eso sí se debería de disculpar Horo Horo, pero por lo
demás no le des la más mínima importancia. Además, todos sabemos cómo
es él. Anda, Horo, pídele perdón –le instó Yoh a su amigo a que se
disculpara.
- De una buena te has librado, “Loro Loro”. Que no se repita esto, por favor,
que ya tengo bastante con soportar y aguantar mis problemas, para que
ahora se me añadan más –dijo Anna, de mala gana, soltándose por fin de
Yoh y dándole un pequeño coscorrón al ainu–. Pero te perdono, así que
puedes estar tranquilo.
- No... pero te faltan tres minutos para acabar –contestó Manta, bufando
aliviado, y el hombre del tupé siguió viendo una página web llamada “Los
mejores peinados estrafalarios del mundo”.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- ¿Bueno, qué opináis? ¿Os venís con nosotros? –les preguntó Manta, una
vez que se lo dijeron.
- Bien, pues mejor será que nos vayamos ahora, porque si vamos antes allí
no tendríamos que soportar al cúmulo de gente que vendrá después –
informó Manta, levantándose y los demás hicieron lo mismo.
- Ok. Bueno, Anna, cuídate mientras nosotros nos vamos al videoclub, ¿eh? –
dijo Yoh, mirando a su novia mientras los demás salían de la casa.
Abrió el grifo y dejó que la bañera se llenara de agua. Los baños calientes
eran su perdición, le encantaban. Todo aquel que pensara que le gustarían
los baños con agua fría se equivocaría por completo. En unos minutos se
llenó casi a rebosar, cerró el grifo, se desnudó y entró en la bañera
paulatinamente.
Suspiró de gozo al sentir el contacto del agua caliente con su piel. Se metió
por entera en la bañera hasta el cuello, pues estaba semi-tumbada. Se mojó
el pelo y la cara, y después de respirar volvió a suspirar. ¡Ah, esto era vida!
¡Y era lo que necesitaba en estos momentos, un baño relajante!
Más tarde, sobre la media hora, desactivó el hidromasaje, pues estaba como
nueva. Cogió una esponja blanda de color blanco, echó en ella un gel
aromático a lavanda y empezó a frotarla sobre su cuerpo para limpiarse
todo el cloro y todo lo que tenía el agua de la piscina.
- Ah, que bien me siento... –susurró Anna, sintiéndose muy a gusto–. Tanto
estrés pasa factura... pero era esto lo que necesitaba para reponerme y
recargar las pilas...
¿Por qué tenía que recordar esto? ¿Por qué comparaba a Yoh con una
esponja?
- Grrr –gruñó, poniendo los ojos en blanco–. Por favor, Anna, Yoh es mucho
mejor que una simple esponja.
Bufó con resignación. No pensaba que aparte de Yoh, a ella también las
hormonas le afectasen. Y no era muy común en ella, pues intentaba
controlarlas sin mucho esfuerzo. Pero después de la noche anterior... lo
dudaba mucho.
- Vaya, me he quedado una hora y media aquí... Creo que ya va siendo hora
de que me levante y me seque... ¡pero no me apetece! Me quedaré un
poquito más... –ronroneó Anna, cerrando los ojos de nuevo y sumergiéndose
en el agua hasta que le llegase a la punta de la nariz, haciendo burbujas con
la boca.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
¡Vaya que Manta sí tenía razón...! Llegaron justo a tiempo que la tienda
empezaba a recibir clientes a montones. Cuando estuvieron allí, cada uno se
fue por una sección del videoclub a coger los DVD que más les convencían.
Y, por unanimidad, decidieron ver “Star Wars III: La venganza de los Sith”.
- Ese olor proviene de la segunda planta... –murmuró Pilika, los dos estaban
cerca de la entrada de las escaleras, y desde allí se podía oler dicho aroma.
- Creo que ya sabemos dónde está... ¡Jeje, Anna se está dando un bañito
relajante! –reveló Yoh.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
- Es que parecías una ladrona, mirando hacia todos lados, para que nadie te
pillase... Jiji, y eso me hizo mucha gracia xD
- Jijijijiji xD
- Bueeeeno, vale –aceptó Yoh con una sonrisa, y la dejó de abrazar–. Peeero
quiero que te quites el albornoz, te vistas y te pongas ropa bonita para que
estés guapa n.n
- Pues porque quiero nOn ¡Y quiero verte guapa y preciosa para poder
presumir de novia!
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Una vez terminada la hora de comer, las chicas preparaban los aperitivos,
las bebidas y los piscolabis y los llevaban al salón, y los chicos fregaban los
platos, vasos y cubiertos, sacaban la basura y arreglaban la cocina. ¿Quién
había dicho que las cosas de la casa eran tarea de las mujeres?
Manta, que junto con Fausto sacaron la basura, se fue al salón a abrir la
cubierta de la carátula a ver cuántos capítulos tenía la película. Encendió el
aparato del DVD y colocó el disco. Lo malo es que alcanzar la pantalla le
resultaba una tarea difícil, así que fue Yoh quien encendió la pantalla plana
de plasma.
- Jo, he crecido un tanto, pero necesito crecer un poco más ¬3¬ –dijo
fastidiado Oyamada.
- Tranquilo, no te preocupes. ¿Sabes cuánto dura la película, por casualidad?
–preguntó el castaño con curiosidad.
- O.o Vaya, te has hecho muy inteligente, amigo. De vago tienes lo que no
demuestras en conocimientos –dijo Manta, sorprendido por la velocidad que
ha tenido Yoh en resolver el cálculo.
- Ah... o.o
- Pues las matemáticas las odio –dijo Horo Horo, entrando en el salón–. Se
me dan fatal, eso de los números no es lo mío...
- Sí, así que toca aguantarse. A ver si en verano me voy a Hokkaidô unos
días y en el jardín que tenemos en casa les pongo unos aspersores a las
plantas para que crezcan y las abono con algún compuesto sin que
repercute al medio ambiente.
- Pues sigo pensando que es una auténtica tontería –le susurró Manta a Yoh.
- ¡TE HE OIDO! ¡NO ES NINGUNA TONTERÍA! ¡ESO LO VOY A HACER POR MIS
QUERIDOS KOROPOKKURUS! –gritó Horo Horo, cabreado.
- Esto me suena... Me parece haberlo oído en alguna parte -.- –murmuró Yoh
en sus adentros, reflexionando.
- Pues que lo haré realidad cuando vaya a Hokkaidô, así que por eso no te
preocupes n.n –le sonrió Yoh.
- Bueno, está bien. Haced sitio... ¡que voy! –exclamó el peliazul, sentándose
de forma brusca e “incivilizada” en el sofá.
- Siempre armando jaleo, ¿por qué no paras ya de una buena vez? –entró en
escena Len, cruzándose de brazos y viendo a Horo Horo tan pancho en el
sofá rascándose la barriga.
- Pues sí, que no tienes decencia ni modales cuando hay gente delante ¬¬
- Yo me siento como me da la gana ¬¬
- Que sepas que estás en la casa de Yoh y Anna, y que estamos aquí porque
Yoh así lo quiere ¬¬
- Yoh es amigo mío, y entre los amigos hay confianza, y no creo que a él le
importe que me sienta como en mi casa, ¿no? ¬¬
- ¡Tú no te metas! –le gritaron los dos al hombre del tupé, que se sintió
indignado.
- Ryû, no es necesario que lo hagas, ya sabes que son así, nunca paran de
discutir –le dijo Pilika, entrando al salón con las demás chicas (había que
decir que antes se fueron a la cocina para preparar lo último que quedaba
de aperitivos: palomitas), portando grandes cuencos llenos de palomitas
recién hechas.
- Pues por mí, que se maten, porque me daría igual... –bufó Anna con
irritación, harta.
- Pues veamos la película de una vez, que ya tengo ganas –pidió Manta,
deseando ver “Star Wars”.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Batallas galácticas, condes corruptos, sables láser, el poder de la fuerza, el
lado oscuro de ésta, jedis, padawans, el grupo de los sith, clones,
alienígenas y planetas cosmopolitas, naves espaciales sofisticadas...
Todos miraban la película con los ojos como platos, parecía que no habían
visto nada igual. Las chicas se agarraban a todo lo que podían o cerraban
los ojos en las escenas violentas o las que podrían dar miedo, en cambio, a
los chicos las peleas eran algo que les gustaba, a veces se levantaban de
sus asientos cuando había un momento clave, siendo partidarios de los
buenos (los jedi) e insultando a los malos (los sith).
- ¿Eh? O.o –Yoh oyó lo que parecían ser “palabras mágicas” para sus oídos y
palabras posibles para que dejara su ensimismamiento en la película–. Vale,
está bien n.n Chicos, perdonad un momento, pero yo y Anna vamos a dar un
paseo. Seguid disfrutando de la película, ¿eh?
- Vale, muy bien –dijeron los demás, absortos, mirando la pantalla (casi les
daba igual si alguien la ve o no), excepto Manta.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Las dulces estrellas del cielo parpadeaban con la luz que desprendían. La
noche era calurosa, pero no por eso el parque estaba vacío. Más bien estaba
medio-lleno.
- No, qué va. ¡Prefiero estar contigo cien mil pares de veces! –exclamó Yoh,
abrazando a Anna.
- u//////u
- Jiji n////n Me gustas mucho cuando te sonrojas, estás preciosa.
- Jijijijiji n///n Estás adorable con lo que te has puesto –decía Yoh mientras
besaba la mejilla de Anna.
¡Ah, pero ahora cursi de nada! ¡Qué va! El muy gracioso metía su lengua
con disimulo entre los labios de ella. ¡Qué pillo, se le veía venir! Ya conocía
la táctica de Yoh: se ponía muy cursi, mimoso y adulador al principio para
conseguir lo que quiere y... ¡zas!, los resultados son prósperos, haciendo
que la partida la gane él. Por eso estaba tan cursi, para obtener una excusa
perfecta para besarla... ¡y con lengua! ¡Cómo se lo escondía!
- Eso no vale x(
Anna rió por la confusión que tenía en la cabeza Yoh. Para unas cosas se
hacía el maduro y adulto, y para otras tantas era un crío y un inocente que
no se entera de las cosas evidentes. El muchacho la abrazó mientras ésta
seguía riendo, suspiró sin entender nada y miraba a la gente que pasaba
caminando por su lado. A unos pocos metros, vio a una pandilla de niños de
no más de 10 años agolpados enfrente de un carrito de helados, mientras el
heladero servía un helado de coco y cacahuete a una niña castaña de
cabellos rizados sujetos en un lazo, formando una coleta.
- ¿Lo comprarás tú? –lo observó con atención, abriendo los ojos.
- Bueno, está bien –aceptó la itako, sintiendo que la sangre iba a sus
mejillas por aquella ofrenda–. Quisiera... un helado de chocolate con menta.
- Vale, ningún problema n-n –dijo Yoh, levantándose del asiento–. Quédate
aquí, ya voy yo, además, también me pediré para mí un helado.
- Ah, se me olvidó, jeje. Este es un helado de fresa y nata, para mí, ya que
me apetecía. Y en cuanto a estos granizados... pues uno es para mí y otro
para ti. El tuyo es el de limón –explicó Yoh entre risitas suyas tan típicas.
- Pero tampoco sirve pensar en un futuro incierto. Nadie sabe lo que nos
deparará el futuro, por eso es mejor vivir el presente. Con el presente,
nosotros construimos poco a poco nuestro futuro.
- ¡Ostras! –se dio cuenta la rubia, cogiendo un pañuelo de papel que tenía
en el bolsillo de su falda vaquera y se limpió la boca, avergonzada–. ¡En vez
de reírte, podrías habérmelo dicho, tonto! Mira que dando un espectáculo...
- Había que reconocer que estabas muy linda y graciosa a la vez, parecías
una niña... n.n
Pues eso fue lo que hizo, Anna se tomó su tiempo en tomarse su helado y el
granizado de limón, y ambas cosas las tiró a la papelera clasificadora de
papel, vidrio, plástico y materiales orgánicos en la que rezaba esta frase
“Conciénciate y cuida de la naturaleza”.
Pilika se dio cuenta de que éstos llegaron y los miró con cara llorosa,
informándoles de su pena.
- Ay, qué pena... No sabéis lo que os habéis perdido... Anakin se pasó al lado
oscuro de la fuerza por culpa de Palpatine, Padmé está sufriendo mucho, y
encima Anakin ha matado a los pequeños padawans, que no tenían la culpa
de nada... –contaba Pilika con la cara surcada de lágrimas y con la voz
audiblemente afectada.
- Oh, qué pena más grande... –murmuró Anna con ironía.
- Snif, ¿por qué tiene que pasar esto? –se preguntaba Tamao, limpiándose
con un pañuelo los ojos llorosos.
- Pues... no lo sé, la verdad. Parece que ya le falta poco a la película, así que
no creo que tenga sentido verla. Me iré a mi habitación, que estoy algo
cansado.
- ¡Hola! ¿Has visto qué pronto me he vestido? –preguntó el shaman, con una
sonrisa de oreja a oreja.
- Oh, es increíble que Anna Kyôyama tenga frío cuando se acerca el verano.
¡Qué fuerte me parece! –se rió Yoh, adentrándose en la cama.
- Jiji, te amo, Anna –le susurraba Yoh al oído, haciendo que Anna se
inmutara–. Y me alegro mucho por eso, porque tú serás mi futura esposa y
la madre de mis hijos.
Sin embargo, se oían los ruidos (que provenían del Home Cinema) de unos
sables láser, una música inquietante, típica de banda sonora envuelta en un
clima de acción, y a alguien decir “Tú eras el Elegido”.
- O.o ¿Yoh? ¿Eres tú? ¿Qué ocurre? ¿Qué te pasa? –preguntaba ella, algo
inquieta (y un poquito enfadada).
- ... Ó-Ò –Anna estaba muda, no decía absolutamente nada, ¿cómo era
capaz su novio de decir semejantes cosas?
- Y sabe mejor la sangre de una mujer joven, allí reside toda su vitalidad y
juventud... perfecta para mí... ¡y aquí está!
- Yoh…
- Por favor, para… no quiero que sigas… -decía ella, algo molesta.
- Porque sí, y porque lo digo yo. Además, dije que íbamos a dormir…
- Ya, y claro que te dije que sí, que íbamos a dormir, pero no sólo quiero eso
precisamente… -le murmuró al oído y volvió a besar su cuello.
- O.o ¿Qué? ¿Pero por qué de repente dices eso? –preguntó el castaño, algo
confuso.
- Ay, Yoh, ¿no lo entiendes? Ayer no tomamos ninguna precaución (por así
decirlo), y si hoy tienes intenciones de hacer lo mismo de ayer, pues puede
que me ocurra eso, que me quede embarazada… Que yo sepa, aquí, en esta
mansión, no existen los medios anticonceptivos…
- Además, no creo que esta noche te quedes embarazada, lo veo más que
improbable –dijo Yoh, retirándole la mano de la barbilla para volver a
abrazarla.
- Sí, no sé, creo que es una corazonada. Y no creo que ahora estés en la
ovulación, porque… con las inseguridades o pocas ganas que tienes está
más que indicado que no estás por ahí aún –contestó Yoh.
- Jaja, pero es normal que tengas esas dudas, cuando seas mayor ya te
latirá el instinto materno como a todas las mujeres. Ahora no se te acerca la
posibilidad porque eres joven. No olvides que tenemos toda una vida por
delante, aunque cuando nos casemos, mi abuela nos estará dando por saco
para que tengamos descendencia –rió Yoh por lo de su abuela.
- Así que de todas formas tendremos un hijo… Es cierto… ¿Para qué darle
tanta vuelta al asunto? –se preguntó a sí misma la muchacha, dejando el
abrazo de Yoh.
- Bueno, pues si tan seguro está, señor Asakura… ¿por qué no empezamos
ya? ¬.¬ –le propuso la sacerdotisa, ya más animada, enmarcando una
sonrisa pícara.
¡Y luego era Anna la que protestaba! ¡Y era Anna quien decía “no” a tener
una noche junto a Yoh sin dormir! ¡Pues mentira!
La itako lo besó inmediatamente en los labios intensamente, en realidad, en
el fondo, lo estaba deseando. Yoh se alegró muchísimo por aquella reacción
de su novia, así que la abrazó con efusividad, besándola como sólo él sabía
hacerlo.
Y dado que estaban sus manos justo ahí… ¿por qué no aprovechar? Deslizó
suavemente la prenda interior, mientras que Anna desabrochaba la camisa
y la tiraba al suelo. Le murmuró al shaman algo así como “¿Por qué haces
eso primero?”, pero éste le contestó “Bueno, no creo que importe
demasiado”.
- E-eso… n-no tiene na-nada… que ver… –replicó ella, intentando no gemir.
Anna cerró sus piernas, tuvo la gran suerte de que estaban cubiertos por las
sábanas de su cama, sin embargo sintió alivio al no sentir sus muñecas
aprisionadas, y tuvo la total libertad para acariciar a su antojo la espalda y
el cabello de su novio. A decir verdad, todavía no se sentía preparada en la
cuestión de que Yoh la viera completamente desnuda (sólo la vio de cintura
hacia arriba), pero sabía que algún día llegaría ese momento. Y también
ocurriría a la inversa. No se imaginaba ver el cuerpo totalmente desnudo de
Yoh, y ese pensamiento hizo que sus mejillas adquirieran un tono carmesí.
Cerró los ojos al sentir un suave masaje en el cuello e incluso ronroneó. Yoh
era fantástico para esos detalles… cómo lo amaba… Lo besó en los labios
como muestra de agradecimiento, y lo abrazó aún más fuerte, todo por
sentir su ternura y su calor…
- Jajaja, pero si tarde o temprano me verás OwO –dijo Yoh con tono pícaro y
mirada traviesa.
- Pues eso, que no entiendo por qué te da vergüenza que me veas en todo
mi esplendor ¬w¬
- Tampoco o.o ¿Es que no te fías de mí? Si yo soy muy puro y casto –
teatralizó Yoh, juntando sus manos y pestañeando.
- Pues yo no asimilo el hecho de que ayer fueras tan… atrevida para que me
convencieras de que tocase tus pechos… –la picó Yoh.
- “Yo sé por qué fue… por la vainilla, jeje” –recordó Yoh, pensativo pero
sonriente.
- Por nada. Creo que las hormonas jugaban en tu contra. Y creo que nos
estamos enrollando demasiado, ¡si seguimos hablando nunca podremos
terminar lo que hemos comenzado!
- Ven.
Anna lo abrazó fuertemente y le revolvió el cabello, mientras que sus
piernas rodeaban la cintura de su novio. Yoh se derritió una vez más por
aquél sutil contacto de su pecho con los senos de la itako, así que éste
profundizó aún más, si cabe, el abrazo, para sentirla más. Acariciaba la
suave y aterciopelada espalda de Anna, a la vez que empezaba a besar su
fino cuello, sólo besos, nada más.
Luego acariciaba sus piernas y muslos. Acariciar era una tarea que le
encantaba, después de besar, claro está. Las curvas que palpaba con sus
manos le volvían loco, y seguía escuchando esos suspiros que le volvían
más loco todavía. Anna seguía atrapando el cuerpo de su prometido entre
su abrazo de piernas y brazos, pero ahora ella estaba más entretenida
acariciando los pectorales de Yoh. Él era la perfección. Para ella
representaba la auténtica perfección. Y para darle más gusto, le mordía
suavemente el lóbulo de la oreja y de vez en cuando le repetía con voz
deleitable “Me gustas”. Era una frase sencilla, pero para Yoh esas dos
palabras significaban muchas cosas.
- ¿Por qué? –volvió a preguntar Yoh–. ¿Hay algo que he hecho mal?
- No… qué va –le besó en los labios con necesidad–. Sólo quiero que esta
segunda vez que hacemos el amor no sea tan corta.
- Ah, vale –dijo Yoh, embobado con ese tierno beso y le respondió con otro,
mucho más largo y romántico–. Lo siento. Creo que me he dejado llevar
demasiado. De hecho, yo lo que quería era ir más deprisa.
- Claro que quiero, pero… no con tanta prisa. ¡Deseo con toda mi alma que
se independicen de una vez por todas para que nos dejen en paz!
- Yo creía que para ti tus amigos eran importantes… –se sorprendió la chica.
- ¿Sí?
- Jeje
Hubiera querido que ese beso durase para toda la eternidad, hubiera
querido que todo el tiempo que estaban juntos fuera eterno… Que el reloj
parase, y que no hubiera diferencia entre segundos, minutos y horas… Que
el calendario no fuera solamente de doce meses, que no transcurrieran los
días… Que no hubiera una barrera entre la noche y el día.
Iba lento, pausado, sin embargo, con ello disfrutaba. Sentía más el contacto;
ese roce era embriagador. Con razón Anna le pedía esto. No recabó en que
también se podía disfrutar haciéndolo lentamente, sin prisa, sin tantas
ansias ni tanta obsesión por llegar al clímax, sino disfrutar de ese preciso
momento, ese instante.
Pudo abrazarla. Pudo coger sus manos, entrelazando sus dedos con los de
su prometida. Pudo besarla, no sólo en el cuello, también en los labios. El
mismo placer, sintiéndolo suave, era dos veces más bueno. Era agradable
besar sus labios y saborear su lengua, a la vez que se adentraba más en
ella. Una combinación totalmente explosiva.
Pero, a los pocos minutos, la pasión volvió, y con él las prisas. No se pudo
evitar, el tiempo corría y apremiaba. Yoh volvió a poner una marcha rápida
en sus penetraciones, Anna arqueaba la espalda para sentir más esas
palpitaciones en su cuerpo. Volvieron a ser presas del deseo.
Y ocurrió lo mismo que en la otra vez… y por lo menos era bueno saber que
disfrutaron, ambos, sin dolor alguno. Su fuerte jadeo fue acompañado por
unos cortos escalofríos, que dieron lugar a la expulsión del líquido de su
miembro en el interior de su prometida. Fue como estar en el Paraíso. Sin
embargo no paró de moverse hasta saber, más o menos, si su novia había
pasado por lo mismo.
Anna se abrazó a Yoh, mientras éste salía de ella y la acogía entre sus
brazos, dándole un pequeño beso en la frente. Cuando cogieron el aliento,
pudieron murmurar palabras para comunicarse entre ellos.
- Sí. Ya están subiendo por las escaleras –notó la itako, moviendo la cabeza
a un lado para posarla en el hombro de su prometido.
- Jeje, vale, tranquila, fiera –intentó apaciguarla Yoh, acariciando los brazos
de su novia con ternura–. ¿Esta segunda vez te ha gustado?
- A nada en particular… Vamos a dormir, mañana será otro día –le miró con
ojos brillantes, acariciando el rostro del shaman.
- Está bien. Pero resguardarse las cosas no es muy bueno –besó la mano
que acariciaba su rostro y volvió a abrazarla–. La próxima vez lo haremos
más lento, he descubierto que haciéndolo así se disfruta mucho y hasta
consigo besarte, jeje.
- Que duermas bien, Yoh –sonrió ella, cerrando los ojos y acurrucándose en
los brazos de su amado y posando sus manos en el pecho de Yoh.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo
HOLA!!!!
Por fin he vuelto, después de tantos meses sin actualizar!! Ruego que me
perdonen, pero he estado atareada desde a mediados de septiembre hasta
ahora.
Por lo pronto, saqué una gran tirada del fic. Aunque la mente la tenía
ocupada en otros asuntos, mayormente relacionados con la Universidad.
Pero al final, conseguí plaza en la carrera que quería, sin embargo, no era
en mi ciudad. Tuve que trasladarme de ciudad, abandonar mi casa, mis
cosas, a mi familia, e instalarme en una ciudad que apenas conozco: Jaén.
Estoy muy contenta por ello! Jeje. Ahora estoy en Almería, pasando las
Navidades y el Año Nuevo; lo malo es que aquí no puedo conectarme a
Internet con esta computadora. Así que envío esto a través de un ciber. Y
hablando de Internet, en el piso de mis abuelos tengo y me conecto cuando
quiero, jeje xP
Ahora los disclaimer (va a ser la última vez que los pongo, porque todos ya
los sabéis):
Takei creó Shaman King, así como sus personajes y todo su universo
relacionado con la serie. Yo sólo lo tomo para crear una historia basada en
la serie pero sin fines lucrativos.
RECHACEN IMITACIONES! XD
Además, sé que esperan con impaciencia los agradecimientos, así que, aquí
están:
Seyram Asakura: GRACIAS A DIOS QUE ESPAÑA EXISTEEE!! Bueno, eso lo
digo porque creo que eres casi la única española que lee este fic
asiduamente. Y te lo agradezco mucho. Nosotras no somos raras! Ni somos
las únicas. Jeje, hasta lo gracioso es que las dos somos andaluzas! Te llevo
en el corazón, Sey TT-TT Por cierto, te estás poniendo muuuy pervertida xD
Bah, no pasa nada, yo también me estoy volviendo un poco pervert ¬w¬
Ah, y lo del patio, no te preocupes, que queda dedicado a ti esa pequeña
parte, jeje. Sólo tienes que esperar a que ese cap llegue… Será el más
caliente de todos los que he escrito hasta ahora… Será un lemon fuerte!!
Me alegra de que te guste mucho mi historia y soportes mi escritura cursi
xDD Besos! Por cierto, no he tenido tiempo de leer tu fic que has publicado
estas Navidades. Cuando regrese a Jaén y tenga ocasión, te daré un review,
oki? Chaus!! Otra cosa, que te van a regalar los “REYES MAGOS”??? xD
miau asakura: Pues casi pensé eso, pero al final me dije “Se ha acordado de
mí y no me ha abandonado”. Jeje. Perdonada estás. Sé que no te hace
gracia la pareja que tendrá Hao en este fic, que prefieres que esté soltero, o
en su defecto con Anna. Pero espero que me des un voto de confianza, y
que me des una oportunidad para si ese personaje al final te gusta. Además,
todavía queda tiempo para que llegue a eso. Es bueno saber que, aunque
anteriormente no me pusiste reviews, seguiste leyendo el fic. Muchas
gracias! Aunque me gustaría saber cómo te pareció el lemon… jeje. Bueno,
espero que este cap te haya gustado n.n Muchos besitoooos rellenos de
chocolate! Y gracias por el review en fotolog
Ann C: Que privilegiada, que fuiste la número 100!! Jeje, enhorabuena!! Que
sepas que te extraño mucho!! A ver cuándo podemos hablar por msn, que
me tienes abandonada =( Y espero que al fic tampoco! Me alegro mucho de
que te gusten cada vez más los caps, la relación de YohxAnna, y que las
cosas veas que son interesantes n.n Por lo pronto, en el cap siguiente habrá
una sorpresita que dejara a todos los habitantes de la casa boquiabiertos…
Cuál será su reacción? xDD Bueno, en Jaén no tengo abanicos, así que no
puedo darte ninguno, sorry xD Espero que no tengas más problemas con tu
compu y que no eche más humo!! Kisses! n.n
dark tao: Tesis, prácticas y otros asuntos que nos traen de cabeza, a mí
también me ocurre. Pero sacaste tiempo para leer mi fic, y eso se agradece
mucho! Jeje, nuestras conversaciones en msn siempre me han gustado, eres
regraciosa y resimpática, además de ser muy curiosa! xD Te acuerdas de
los mapas que te envié de España, las ciudades y Comunidades Autónomas?
Y el lío que había en España con lo de Cataluña y el País Vasco? Jajaja! xD
Bueno, aquí no hay mucho LenxPilika (ejem, creo que nada, sorry), pero en
el próximo cap habrá un poco, oki? Y ese TONGOOOOO de Horo! xD Mucha
gente le ha gustado la palabra esa! Sobre todo por la posición número 11!
Aquí Pilika explica que el número 11 tampoco es tan malo porque
participaron muchas personas… No sé si sirve como excusa o justificación,
pero Horo sigue pensando que había tongo xD Ay, Jun, que pilla, que se
hace cómplice de Len y Pili para cuando quieran estar solitos y hacer sus
cositas!!! xDDD En fin, muchas gracias por felicitarme en que esté en la
Universidad n.n Matta ne!!! Besazooos!!
Rosa: Rosita! xD Qué tal? Qué onda? Que aquí no apareció Hao! Que no ha
muerto nadie! Que Annita no ha recibido ningún arañazo! xD Todo lo
contrario, Annita ha golpeado a Horo y Manta! xD Y Anna se lo pasó bomba
con Yoh, ahí, con sus momentos calientes! Muajajaja! OwO Desearán que
llegue el cap 22! JAJAJAJAJA!!! Y será único y exclusivamente de YohxAnna…
y todo es LEMON!! LEMON DEL FUERTEEEEE!!! XDDD No exagero, y no
miento. Es cierto. O.o Bueno, al final no he tardado tanto, pero las razones
están al principio de la nota de la autora, pero también se me olvidó decir
que quedaba con la gente para hacer los malditos trabajos ¬¬ Los trabajos
me tienen hasta las narices! ¬¬ Odio los trabajos de la Universidad! Puede
que en el siguiente cap aparezca Hao, aunque no estoy totalmente segura.
Jeje, bueno, si al final sabes de todo un poco lo que pasará en el fic, en el
resumen que te dije, y todo eso… En fin, muchos besitos, Rosi n.n Que
aunque nos “peleemos”, me gusta mucho hablar contigo! Mientras que tú
me llames María, yo te seguiré llamando Rosita!! xD Chao!
carlimey: Gracias por las felicitaciones! Es bueno saber que estoy haciendo
un gran trabajo para contentar al público. Jeje, yo no sé si tengo un don
para escribir, pero si me lo dices, puede que me lo crea… Y espero que el
fic, en general, me esté quedando bastante bien n.n Yo seguiré escribiendo,
aunque pase un poquito por una temporada ausente, pero es por los
agobios de la Universidad. Abrazos y besos enormes!
No sé si este fic tiene el éxito que merece, pero esto solo depende de
ustedes, no de mí. Pero con vuestros comentarios y reviews, este fic sigue
adelante. Muchas gracias, de todo corazón.
Sin más que decir, les mando muchos besos y abrazos. Que se cuiden
mucho! Que disfruten de las vacaciones de Navidad! Y Feliz Año Nuevo
2009!
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Author of 10 Stories
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la casa de los asakura, solo estaban, tamao, ren, manta, yoh y anna pero
esta ultima. estaba en su abitacion no queria salir. para nada por lo cual a
todos se le hacia, muy estraño pero asta el momento no tubieron idea, asta
que no pudo entrenar a yoh. como siempre.
ren, se habia marhcado por que el tenia. que hacer unos asuntos. por lo cual
estaban quedando tamao, manta y yoh. pero los dos primero fueron a
comprar cosas. para el armuerzo por que hiban, a llegar gente para la fiesta
de esta noche, que iban a dar en la casa de los asakura.
pero yoh en ese. momento tenia una gran curiosidad de que tanto anna,
estaba haciendo en su habitacion entonces. el se va a donde estaba la
habitacion de anna. el toca pero al no resivir respuesta por parte de ella. la
habre para encontrara sentada, en su silla al lado de la mesa. a donde tenia
varios objetos de regalos, que a anna le regalaban.
cuando yoh se acerca. a donde estaba anna pero al mirarla. se da cuenta de
que su cara habia cambiado mucho. en eso mira la mesa y estaba, no tan
lleno solo tenia un espejo, un deniliador, de ojos, unos aretes, y una pañuelo
de ceda. de color rojo en lo cual a yoh le habia sorprendido bastante el
cambio de anna por que el nunca la habia visto tan arreglada, y devia ser
por la gran fiesta que se daria hoy (y tambien por las visitas que ella no
conocia que eran unos amigos por parte de ren, horo horo y compañia) ella
solo me mira y con una sonrija, muy juguetona por lo cual ase a yoh que se
sonrojara, y mas encima se sorprendiera por el rara actitud de anna . al
darse, cuenta con la luz por que anna se habia levantado de la silla se habia
teñido el pelo de color, rojo/guinda en eso yoh, veia el raro comportamiento
de la muchacha de 17 años. en eso anna ni cautelosa, ni juguetona, se
acercaba a yoh en eso. posa sus manos en los hombros. del chico a lo cual
ninguno de ellos dos hablaban, solo respondian a lo que ellos dos hacian,
bueno mas por parte de anna por que ella habia insiado.
siempre yoh habia deseado y anelado a anna desde siempre todo fue, como
lo habia hecho anna el empezo, atomarle de la cintura, en eso le empezo a
oler el cabello, de su amada por lo cual siempre, queria y respetaba por lo
cual, ahora era el trabajo de el, en hacerla feliz en eso, empezo a besarle
por el cuello, y sacandole, el pinche que tenia tomado el pelo, para sortalo y
deslumbrar su nuevo color, de cabello que tenia, la chica solo suspiraba,
para el por lo cual a yoh le agradaba que ella suspirara por el, y no por
nadien mas en eso.
cuando ya habia terminado por besarle el cuello, habia seguido por su labio
y se davan muchas clases. de besos unos apasionados, juguetones,
relajados, suelos y de muchas clases mas. para luego que anna fuera,
quitandole la polera y el collar que poseia en ese momento el muchacho.
ella empezo, por el cuello tambien a besarlo, y apretandolo con sus fuerzas
hacia su cuerpo para lo cual yoh le empezo a sacar la blusa, por lo cual
tenia algunos nervios pero se les fuero esfumando cuando ya le habita
quitado, la polera y el sosten que cubrian el cuerpo de anna.
sabes te quiero. mucho anna y no quiero que por esto termine la relacion
que tenemos_ella mientras en tanto solo le nego la cabeza y siguio
besandolo por mientras el, seguia bebiendo el interior de la chica pero llego
un punto de que yoh. no podia mas por que el pene de yoh lo tenia erecto
(no me acuerdo si se escribe asi o no) y empezo a que el pene. entrara en la
vajina con cuidado para que a la chica no le doliera, y con mucho empeño
logro entrar logrando que el himen se rompiera y anna empezo a gritar.
pero no de dolor si no de gozo al sentir tan serca a yoh y los dos empezaban
a moverse. continuamente sobre la cama y para que hiciera mas contacto y
que el pene llegara al orgazmo final empezo a que las emvestidas fueran
mas rapidas y agitadas. por que cada uno estaba traspirando de tanto
moverse, pero ya para terminar esas tres horas de pasion yoh emepzo
hacer denuevo esas emvestidas pero mucho mas fuerte y asta llegar asta la
clitoris (creo yo) y de hay tiro un poco de semen en el cuerpo de la chica por
mientras ella suspiraba, y como se movia al mismo compaz que su
prometido para luego etsar muy cansados. despues de eso los dos se
quedaron un rato en la cama para descansar.
gracias yoh eso fue genial_anna le habia dado las gracias eso era nuevo
para el pero el solo la abrazo, la beso y luego de eso salio para poder
bañarse y cambiarse ropa.
no hay de que anna, y vistete por que hoy tenemos una fiesta lo
recuerda_ella solo le dijo que si y se levanto para poder recojer denuevo sus
cosas bañarse otra vez y arreglarse otra vez pero eso, si que ellos no se
darian cuenta que para ellos todavia no habia terminado, la pasion y
nisiquiera la noche por que eso acaba de comenzar.
*** fin***
****************** n/d/sys/r/r: sin comentarios ¬¬ (eso fue la gota que
revalso el vaso fue la cosa mas horrible de todos mis fics)
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Livert-Girl
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::¡BIENVENIDO AL MUNDO!::
::CÁP.N°1:TE ESPERABA…::
Había pasado buen tiempo en que todo había terminado con el Torneo de
los Shamanes, como lo eran también el cambio que causo en muchas de las
vidas de los shamanes, sobre todo la de Asakura-Yoh, y Kiouyama-Anna;
después de lo ocurrido se vinieron sentimientos que solo ellos dos podían
entender, y que por mas que quisieron solo decírselo con la mirada, al
parecer no basto lo suficiente y lo inevitable ocurrió. Ya contaban con 16
años de edad, y seguían viviendo en la Pensión, en Fumbari.
-…-Aun dormía, era muy temprano para que el shaman interrumpiera sus
sueños los cueles necesitaba, simplemente, su semblante se torno molesto,
ya que no le gustaba lo que asía Yoh.
-…-
-No digas tonterías, aun es muy pequeño. Tiene que ir cambiando, dentro
de algunos meses veremos a quien se párese además…saco tus ojos…-Le
susurro la rubia con seriedad acomodándole una pequeña sabana a su
pequeño.
-Ten mucho cuidado con su cabeza. Tómalo así.-Le enseño la forma en que
debía cargar a su hijo sin lastimarlo.
-Anna…-Susurro el chico.
-¿Qué?-Pregunto la rubia.
-Siento que Hanna se me puede caer de las manos…-Le respondió cosa que
hizo que a la rubia se le hiciera una vena de enojo.
-El futuro Shaman-King ha peleado con los peores y mas fuertes shamanes,
¡y le tiene miedo a cargar a un bebé!-Le dijo enojada.
-…-
-…-El niño frunció su seño sin comprender por que aquel hombre que sabia
que ya lo conocía desde ase mucho. Reconocía sus palabras, las había
escuchado desde que estaba en las paredes del vientre de su mami; sabia
que era su papá.
-Amo Yoh, no creo que el bebé Hanna pueda contestarle.-Le dijo el espíritu
con una gota de sudor resbalándole por la cabeza.
-…-
-Aun es muy pequeño; tendremos que esperar un tiempo mas para saber si
es calmado, o llora mucho.-Le dijo la joven incorporándose del futón. La
sacerdotisa era bastante fuerte, como para dejarse vencer por los dolores
que tenia que soportar después del parto. -Ven.-No se cansaba de besarle la
cabecita a su hijo, sobre todo al ver lo lindo que se miraba con ese trajecito
de color celeste.
-Pues a eso me refiero. -Le dijo viendo que eso no le había caído en gracia.
-¿Huh?-La chica miro al niño que seguía asiendo gestos que le caían en
gracia, mientras lo miraba murmurar. -Tiene unos ojos muy hermosos…-
Susurro viendo que el bebé, desde que vio el mundo por primera vez, le
había encantado ya que habría de par en par su ojitos viendo a las dos
personas que tenía en frente.
-Tienes razón…-Le acaricio la cabecita al niño.-Toma mas despacio, Hanna.
Puedes atorarte…-Le dijo Yoh al ver los grandes sorbos de leche que
tomaba el niño, deteniéndose un poco, para luego seguir comiendo de la
primera leche que su madre le ofrecía para su crecimiento.
-Déjalo que coma. Necesita crecer sano, para no salir tan flacucho como su
padre.-Le dijo la chica un tanto divertida.
-El hecho de que Hanna tenga mi atención, no quiere decir que me voy a
olvidar de ti.-Le dijo con una sonrisa maliciosa.
-Los amo tanto a los dos.-Le dio un beso en la mejilla a la chica y al niño le
dio otro en la frente. Se incorporo de nuevo con una despreocupada sonrisa.
-.+UÚ+.-
-Es bueno que llore, así sus cuerdas vocales estarán bien. Si no llora es muy
preocupante.-Le dijo al shaman.
-Mmm…-Se incorporo y fue donde Anna.-Hanna-chan…-Tomo al niño en sus
brazos con cuidado y lo acostó en el futón. A pesar de que Manta les había
regalado una cuna-mecedora, Yoh y Anna hallaban que para mejor
protección el bebé tenia que dormir con ellos en la noche por protección
segura.
-Je-je, veo que te dio mas risa lo que te pedí…-Chisteo el shaman con
resignación.
-No seas tonto, no puedes pedirle eso a Hanna, él es muy pequeño como
para comprender tus locas propuestas.-Le dijo Anna acercándose también
frente al niño.
-…-Al ver eso Anna e Yoh se quedaron atentos a lo que aria el niño.
-¡Baka!-Le dijo Anna a su esposo al ver que su gran plan no dio resultado.
-¡Lo vez, Annita! ¡Mi plan dio resultado!-Decía emocionado viendo al niño
como lloraba.
-¿Huh?-Anna solo miro a su niño, el cual paresia querer llorar, pero al primer
gritito solo fruncía su seño, pero paresia que su ganas de gritar no eran
muchas. -…-Anna acostó bien al pequeño, mientras ella se acostaba de lado
para poderle dar pecho al niño, el cual recibió lo que calmaría su llanto de
gatito.
-Es tan pequeño, no me canso de verlo…-Murmuro el shaman acostándose
también de lado mientras miraba a sus dos personas queridas, en especial
al pequeño.
-Que rápido.-Sonrió.
-Claro que tienes que acostumbrarte, porque Hanna solo tiene un día de
nacido, aun no muestra su todo.-Le dijo la rubia sabiendo que tenían que
esperar más de ese pequeño, mientras lo podían con cuidado en medio de
ambos para que pudieran abrazarlo ambos.
::CONTINUARÀ?::
::NOTAS FINALES:: ¿Qué les pareció? Ja-ja si que me divertí escribiendo esto,
así es como pienso que seria Hanna-Chan como bebé, alguien especial, pero
esto aun no acaba, hay mas en este fic, porque el pequeño Hanna crecerá al
lado de sus padres, que lo cuidaran muy bien, sobre todo Yoh aprenderá
mucho, si quieren que lo continué dejar reviews, yo acepto de todo. Salú.
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Livert-Girl
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::¡BIENVENIDO AL MUNDO!::
-…-
-Pero que escándalo. Habré de una vez, Hanna esta dormido y no quiero
que lo molesten.-Le dijo con molestia mientras permanecía recostada de
lado en un futón, frente al televisor para ver sus programas, mientras que el
pequeño Hanna estaba acostado junto a ella, solo en pañal y una camisita
celeste sin mangas y unos calcetines del mismo color, durmiendo
tranquilamente, no era por nada pero al pequeño le atraía mucho la
televisión e Yoh sabia el porque de eso, ya que sabia que eso era algo parte
de lo que pareció heredar de la sacerdotisa, ya que cuando estuvo
embarazada siempre seguía en la misma rutina de ver la tele acostada en el
piso o en un sillón. Pero para Anna eso la enorgullecía mucho.
-…-
-Ji-ji, es bueno tenerte aquí, Ryu. Nos serás de buena ayuda con el pequeño
Hanna. Ven, pasa; te llevare donde esta con Anna.-Le dijo
despreocupadamente.
El peli-negro entro con su espíritu acompañante al interior de la casa, siendo
guiados por Yoh, quien los llevo donde estaba Anna recostada con el recién-
nacido.
-Si, pero cárgalo con mucho cuidado, porque si lo lastimas, te are pagar.-Le
dijo la Itako tomando al bebé para que el peli-negro pudiera cargarlo de la
mejor manera.
-…-El niño fruncía su seño molesto al sentirse observado. Abrió sus ojitos
para ver de quien era las molestas voces que interrumpían su paz.
-Baya, Don Yoh, párese que el pequeño saco sus ojos.-Murmuro Ryu al ver
los negritos ojos del infante.
-En eso tienes mucha razón, Amidamaru. Pero no todo lo que dices es
cierto.-Respondió con seriedad Anna mientras se sentaba en el sillón
mientras comía una galleta.
-Es admirable, cuan tan sabias son sus palabras. Si que tienen suerte.-
Sollozaba igual de conmovido Ryu con iguales cascaditas de lagrimas en sus
ojos.
-¡Sonrió!-Exclamo Ryu al ver que el pequeño rubio hizo una mueca de risa,
que pareció divertida.
-Ja-ja-ja, creo que le caes bien.-Se divirtió también el shaman de cabellos
castaños.
-Como párese que le caes bien, no habrá problema en que nos ayudes a
cuidarlo.-Acepto Anna la ayuda de Ryu para cuidar del descendiente de la
Familia-Asakura.
-No se preocupe por eso Doña Anna, dedicare mi empeño en cuidar del
pequeño Hanna-chan. Yo y Tokaguero lo protegeremos con la fuerza de mi
espada.-Dijo con determinación.
-¡Ha!-Hanna mostró una carita molesta y luego hizo una dulce sonrisita.
-Doña Anna, creo que el pequeño quiere comer…-Le murmuro Ryu viendo
como el pequeño buscaba su alimento babeándole la ropa.
-Como aun no diferencia. Hanna sabe hacer eso cuando tiene hambre sin
importar que persona lo cargue, ya le ha pasado conmigo.-Le dijo el peli-
castaño.
-…-Yoh solo sonrió, por que para él, esas muestras de cariño de Anna, no
solo se las demostraba a su pequeño, de hecho el sabia lo mejor.-Ji-ji-ji.-
Soltó una picara risita feliz el shaman.
-.+UÚ+.-
Solo miraba una extraña cosa que le dejaban caer, que paresia agradarle ya
que refrescaba mucho su pequeño cuerpecito, ya que sudaba mucho, pero a
la vez no le gustaba que le pasaran eso por la cara, ya que le molestaban
los ojos. El pequeño Hanna estaba medio recostado en una pequeña
bañerita de recién nacido, mientras era sostenido por Ryu, el shaman peli-
castaño le echaba agua en la cabecita y cuerpo con mucho cuidado,
mientras Anna los observaba sentada en el alfeizar, con una toalla doblada
en las piernas, lista para cuando terminaran de bañar a su hijo, para poderlo
envolver con ella.
-Pues no me extraña. Sabia que tenia que sacar mis buenos hábitos.-Le dijo
seriamente.
-…-Ryou e Yoh se voltearon a mirar algo con miedo por lo que decía Anna
de educar al niño, como su clon pero en masculino.
-…-El niño estaba más que quieto solo observando a su papá, quien lo
bañaba por primera vez, ya que el primero que lo había aseado había sido
Fausto, después de que nació.
-Pues veo que te da mucho risa que el se enoje, te daré una buena tarea.
-¿Huh?-Yoh alzo una ceja con intriga, sabiendo que Anna le pondría mas
cosas de que hacer.
-…-
…5 Minutos después…
-Que lindo es…-Se sentó Anna junto a Yoh viendo a su niño, acariciándole la
manito y el niño abrió grandes sus ojitos como curioso de estar en ese lugar
y ver como caían algunas hojas cerca de la Itako.
-Si, quien lo diría.-Suspiro con algo de alivio.-Nunca creí tener al bebé mas
hermoso del mundo.-Dijo muy orgullosa.-Aunque viéndolo bien, dudaba un
poco…-Murmuro.
-Así, ¿de que?-Le pregunto con intriga ya que Anna no era que de las
personas que dudaban.
-De ti…-Le respondió.
-…-
Paso un pequeño remolinito de hojas por el lugar, por el silencio que paso
por el comentario de la joven sacerdotisa; haciéndole saber que dudaba de
sus genes para poder procrear un lindo niño. Una oscura aura envolvió al
shaman.
-¿De verdad crees eso?-Le dijo con cascaditas de lagrimas que salían
graciosamente de sus ojos.
-…-El niñito sonrió divertido viendo a su papi lloriquear por lo que le dijo
Anna.
-¡Ha!-El niño seguía bostezando con algo de sueño, sobre todo porque ya
estaba mas que refrescado un poquín asoleado.
-¿Qué dices Hanna?-Murmuro Yoh acercando su oído a los bostezos que asía
el niño.
-Ji-ji, Annita… ¿de verdad quieres saber lo que me dijo Hanna?-Le dijo
picadamente.
-El bebé dice que quiere mucho a su mami, y que su papi…-Dijo mientras le
pasaba una mano por la espalda a la joven, hasta su cuello, empujándola un
poco para lograr alcanzar sus pálidos labios, pero la rubia lo detuvo,
poniendo un dedo en los labios del chico.
-Annita..-
-¿Qué?-
-No puedo…-
-¿No puedes qué, Yoh?-Pregunto la joven sin entender lo que decía su chico,
mientras buscaba la ropa que le pondría a Hanna.
-Ya lo hizo una vez y quiere volver a hacerlo.-Le sollozo Yoh ya que tenia al
pequeño peli-rubio acostado en un futon desnudito y pues a lo que le temía
el shaman era a que el pequeño estaba feliz desnudito así que unos
chorritos de pipi asían el arma perfecta para que no dejara a su papá
acercarse sin que lo orinaba, cosa que parresia divertirle al pequeño bebé.
-…-
-o.ô!-
-No hay de que preocuparse, todos los niños son así, y de seguro tú eras
igual.-Le dijo serenamente Anna.
-Fíjate bien. Ya que él es también tu hijo, así que tendrás que cambiarlo de
vez en cuando.-Le dijo la rubia.
Para el shaman ese “de vez en cuando” le sonaba a que lo cambiaria
siempre. Pero miro como la peli-rubia cambiaba al pequeño; la curiosidad le
ganaba bastante, ver a su esposa como vestía con tanta delicadeza y
facilidad al frágil niño, como si ya tuviera mucha experiencia con niños. Pero
así era ella de madura y de verdad eso era lo que mas le encantaba de ella.
-…-
…En la noche…
-No quiere de ninguna forma. Además no quiero que mi hijo tenga las
piernas pandas por un descuido de su padre.-Exclamo molesta la rubia.
-Annita…-Sollozo el shaman.
…5 Minutos después…
Sonrieron…
::NOTAS FINALES:: ¿Qué les pareció espero que les haya gustado? Mas cosa,
se viene en el otro capitulo, mas del sorbetito de Hanna, y mas locuras de
Yoh y Anna, claro si es que sobreviven a lo que se viene, si quieren que lo
continúe dejar reviews. Salù
-.+.- nIKa_Ha?, Sofrix, TaKeR90, Rocio, , Akiyti, Ask, Ossalia, Hitomi Ikari
Soryu, Hatake, ShinigamiFonsek-.+.-
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