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El documento analiza la trilogía narrativa "Femina suite" de Moreno-Durán, en la cual se presenta el proceso de afirmación del yo femenino a través del desmantelamiento de los poderes masculinos. Las mujeres usan a los hombres como escalera para ascender socialmente mediante el cálculo y los encantos del cuerpo. La obra expone la "teoría de la coñocracia" y ofrece una mirada crítica a las lógicas de género en ciertos círculos sociales según la pers
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El documento analiza la trilogía narrativa "Femina suite" de Moreno-Durán, en la cual se presenta el proceso de afirmación del yo femenino a través del desmantelamiento de los poderes masculinos. Las mujeres usan a los hombres como escalera para ascender socialmente mediante el cálculo y los encantos del cuerpo. La obra expone la "teoría de la coñocracia" y ofrece una mirada crítica a las lógicas de género en ciertos círculos sociales según la pers
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Título original
La “suite” femenina de Moreno-Durán FernandoCruzKronfly.pdf
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El documento analiza la trilogía narrativa "Femina suite" de Moreno-Durán, en la cual se presenta el proceso de afirmación del yo femenino a través del desmantelamiento de los poderes masculinos. Las mujeres usan a los hombres como escalera para ascender socialmente mediante el cálculo y los encantos del cuerpo. La obra expone la "teoría de la coñocracia" y ofrece una mirada crítica a las lógicas de género en ciertos círculos sociales según la pers
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El documento analiza la trilogía narrativa "Femina suite" de Moreno-Durán, en la cual se presenta el proceso de afirmación del yo femenino a través del desmantelamiento de los poderes masculinos. Las mujeres usan a los hombres como escalera para ascender socialmente mediante el cálculo y los encantos del cuerpo. La obra expone la "teoría de la coñocracia" y ofrece una mirada crítica a las lógicas de género en ciertos círculos sociales según la pers
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ENSAYOS
La suite femenina de Moreno-Durn
o el desmantelamiento de los poderes masculinos Fernando Cruz Krony / Universidad del Valle Resumen Mediante un lenguaje literario lleno de irona, estilo, lucidez, ldica verbal, Moreno-Durn pone en evidencia su mirada del mundo sobre lo femenino tanto en sus juegos de poder como en su complejo vnculo con lo masculino. El ncleo fuerte de esa mirada se concentra en su triloga narrativa Femina suite, donde se nos presenta el proceso de reduccin de la otredad masculina por parte del Yo de las mujeres pertenecientes a cierto crculo social, que buscan armar su Yo sobre los hombres desmantelados de sus poderes. Estos hombres sirven de escalera para el ascenso de las mujeres a la gloria: de Meninas a Mandarinas y de Mandarinas a Matriarcas. Para este ascenso, las mujeres, pensatrices calculadoras instaladas en la liquidez del vnculo amoroso, han debido cumplir el mtodo expuesto por lo que ser el conjunto de lgrimas que brotan de la herida narcisista masculina: la teora de la coocracia. Palabras clave: Moreno-Durn, pensatriz calculadora, seduccin, ascenso social, amor lquido, teora de la coocracia. Abstract Through a stylized yet lucid literary language replete with irony and verbal play, Moreno-Durn places into evidence his particular worldview, his take on the feminine, both its games of power and its complex relationship with the masculine. The very center of this worldview may be found in the narrative trilogy Femina suite, in which women belonging to certain social circles look to assert the I in a process that strip men of their powers, reducing them to the otherness of their masculinity. These men become mere steppingstones for women to use as they climb to glory: Meninas or ladies in waiting become mandarins, and mandarins become matriarchs. In order to achieve their ascent, these calculating women, securely installed in the liquidity of sexual union itself, have had to put into effect the method articulated by what will become, as a whole, the tears that sprout from the narcissistic male wound: the theory of cuntocracy. Key words: Moreno-Durn, calculating women, seduction, social climbing, liquid sexuality, theory of cuntocracy. Introduccin Conoc a R.H. Moreno-Durn el mismo da que puso en mis manos la primuuera edicin de Juego de damas (1977). El libro vena acompaado de una dedicatoria neutra que no es del caso transcribir, donde auguraba, sin embargo, una larga amistad. Esto se cumpli. Estbamos por entonces muy jvenes y Rafael Humberto haba llegado de Espaa a darse una rpida vuelta por ac. Medi en esta aproximacin nuestro comn amigo, el escritor Daro Ruiz Gmez, de Medelln. Durante la tertulia, que se extendi hasta el amanecer, de labios de Rafael Humberto iban brotando de manera tan natural como uida, constantes improvisaciones que colgaban de juegos de palabras absolutamente inteligentes e ironas nas intercaladas, todo ello suciente para hacernos saber, de entrada, que el interlocutor que tenamos por delante haba decidido instalarse por siempre en una especie de suite verbal, lcida y ldica, que termin por adoptarlo a l mismo como su natural patria. En vivo, Moreno- Durn era una autntica esta. El lenguaje y el estilo fueron su mundo, su tejido. Las ancdotas y las historias por l contadas a lo largo de su obra narrativa fueron, a mi parecer, pretextos para poner en movimiento su frenes verbal. La literatura colombiana, hasta entonces, no conoca esta desmesura. Tampoco, por esto mismo, reconoca el valor inmenso de la levedad como opcin narrativa, sustentada en el puro estilo, la irona y la ldica verbal. Todo entre nosotros intentaba ser profundo, serio, fundamental y solemne, a pesar de que la vida cotidiana real no es ms que levedad, azar y casualidad. El humor y la risa no haban encontrado espacio digno en la narrativa nacional, que insista en vestirse siempre de negro y con corbata. Luis Carlos Lpez haba sido una planta rara, extica, considerado el poeta por muchos poco serio y nada sustancial. Pero la obra de Moreno-Durn no se reduce al humor y al juego de palabras slo en su dimensin leve y liviana, sino que va mucho ms all en trminos de la inteligencia y lucidez de esos juegos para volverlos cultos. Y, adems, para volverlos crticos, demoledores, penetrantes. Pues, lo que estos juegos e ironas logran, nalmente, no es otra cosa que el desvelamiento absoluto y la puesta en evidencia de las verdaderas y reales lgicas que gobiernan el complejo vnculo entre hombres y mujeres en relacin. As como la manera como ciertas mujeres en ciertos crculos usan el clculo en su afn moderno de ascenso al poder social, clculo al que terminan por asociar, como instrumentos ecaces, los encantos de su cuerpo. La cultura moderna y, mucho ms la contemporpnea, al convertir el cuerpo humano en objeto de culto esttico, ha tentado a lo femenino a valer casi slo por el cuerpo y todos sus poderes derivados. Entonces se hace visible la lgica que Moreno-Durn denomina coocracia. Descifrar lo femenino en relacin, fue la obsesin del autor nacido en Tunja. Pero no mediante la inltracin del gnero del ensayo y de trazas explicativas en su obra narrativa, sino mediante los juegos del lenguaje y la irona, para a travs de estos recursos eminentemente literarios, poner en evidencia el mundo real humano que condensa en ciertos crculos sociales, donde lo femenino pone en marcha toda su capacidad de clculo en las relaciones de poder puestas en el asador. Despliegue irnico, regusto en el estilo, frenes verbal, delicadeza culta, todo esto en reunin. La narrativa colombiana no conoca hasta entonces esta concepcin de mundo. 48 LA SUITE FEMENINA DE MORENO-DURN O EL DESMANTELAMIENTO DE LOS PODERES MASCULINOS Pero Moreno-Durn, una vez que su obra fue madurando y hacindose pblica y visible, empeo en el que el autor puso mucho de su parte en cuanto sutil propagandista de s mismo, empez a ser visto por las mujeres como un furioso misgino. Lo acusaban de propagar el machismo y de burlarse de lo femenino, a todo lo cual l responda con ms humor y juegos de palabras inteligentes que a la vez que dejaban desarmadas a sus crticas, de igual manera acrecentaba sus furias. Y todo esto, debido a su teora de la coocracia, expuesta, desarrollada e incluso probada en su triloga Femina suite (1997) 1 , teora cuya sla mencin puso ms de una vez en punta los pelos de los antebrazos de sus opositoras. Aunque la obra total de R.H. Moreno-Durn se extiende mucho ms all de la triloga novelstica que es Femina suite, considero que en dicha triloga se encuentra concentrado el ncleo fuerte de lo que podramos denominar la mirada al mundo del autor, su punto de vista sobre lo femenino en los altos crculos y la relacin de poder entre los gneros. De hecho, Femina suite no se agota en Finale capriccioso con Madonna (1983) tercera novela de la triloga, en cuanto se prolonga, y de qu manera, en Metropolitanas (1986) y en Pandora (2000). Esto ocurre, precisamente, porque el ncleo fuerte del imaginario literario y humano, personal, de Moreno-Durn, fue la puesta en evidencia de lo femenino en sus juegos de poder, en ciertos mbitos sociales del arte y la poltica. Tuve la conviccin, derivada de las muchas conversaciones de horas que sostuve con Rafael Humberto, que la mujer fue siempre su objeto narrativo y, de paso, de jacin obsesiva por enigmtica. Como dice Juan Garca Ponce en el prlogo que escribi para la triloga, publicada por Editorial Alfaguara en el ao de 1997, se trata de la celebracin de la mujer. De este tema Moreno-Durn fue un el siervo y en dicha suite femenina se instal hasta su muerte. Los libros de ensayos de Moreno-Durn expresan, de otra parte, la lucidez de su pensamiento. Pienso que la generacin de escritores del post-boom, de la que hacen parte Moreno-Durn, Germn Espinosa, Daro Ruiz Gmez, Oscar Collazos y en la cual me atrevo a incluirme, no slo expresa fortaleza y originalidad narrativa, sino tambin pensamiento y postura intelectual escrita. Nuestra generacin se propuso no slo hacer ccin, sino tambin pensar el mundo que nos correspondi vivir y lo hemos consignado por escrito en nuestros ensayos. Igualmente, hemos tenido postura poltica crtica. A diferencia de nuestra generacin, compuesta de intelectuales integrales, los escritores que nos siguieron carecen de pensamiento ensaystico escrito. Son slo narradores, algunos de ellos tentados por la farndula. Desde este punto de vista, la obra de Moreno-Durn, en su conjunto, es ejemplar como trabajo integral de orden narrativo y ensaystico intelectual fuerte. De la barbarie a la imaginacin (1976), es un texto central, para mencionar slo este libro, que constituye quizs el mayor logro de Moreno-Durn en su incursin en el gnero del ensayo. Puesto que considero, de acuerdo con todo lo antes expuesto, que en Femina suite se concentra el ncleo fuerte de la concepcin del mundo segn Moreno-Durn, y puesto que estimo que el ojo de ese centro son los juegos del poder entre los gneros, me concentrar a partir de este momento en el anlisis de la triloga narrativa que es Femina suite. Empecemos: El lenguaje simblico articulado es propiedad nica de los seres humanos. Con este instrumento prodigioso, en Juego de damas, primera novela de la triloga Femina suite, Moreno-Durn invita al lector a asistir a una esta interminable, en la que deliciosas y libres mujeres asumidas en su autonoma, despliegan aquella estrategia segn la cual todo medio vale cuando se trata de la consolidacin del poder que con tanto sudor inguinal han arrebatado a los hombres. Fiesta interminable, donde sin tregua se conversa en lengua banal, espacio imaginario creado por el autor para el despliegue de una culta y divertida obra literaria que tiene el tono y el sabor de la provocacin, a partir de la apariencia de una fuerte misoginia puesta en escena. Misoginia que no es tal sino todo lo contrario, como podremos ver ms adelante. En el lenguaje hotelero, suite es un lugar reservado a los huspedes especiales. En el lenguaje de Moreno-Durn, la triloga es el lugar privilegiado donde se hospedan las mujeres que, de la mano de Maquiavelo, calculan los medios cuyo despliegue garantizar su ascenso al poder y, luego del ascenso, su consolidacin. Nos encontramos en la Suite Femenina de Moreno-Durn. Abramos sus puertas y entremos. Pero, antes, un poco de teora necesaria. Del lenguaje humano bsico al lenguaje literario El lenguaje literario es mucho ms que el simple articio por medio del cual los adultos arrastran a los nios que han nacido hacia la humanidad del habla bsica. El lenguaje literario es el dispositivo de la imaginacin en marcha, del estilo posible, del juego polisignicante, de la creacin de mundos que no existen pero que al mismo tiempo existen en el imaginario de otro modo. Los animales no estn en condiciones de darse este placer. Ciertamente, no es lo mismo la emisin de feromonas por medio de las cuales una mariposa en celo enva una carta de amor a travs del viento a su eventual Casanova de los charcos lustrosos, que los globos simblicos enviados por Mara a Efran a travs de los ptalos con que ella poblaba de sugerencias apasionadas el agua del bao en el estanque, all en el Paraso. Estamos ante dos mundos inconmensurables. El lenguaje humano traza la frontera bsica con el reino animal. Pero el lenguaje literario corre esa frontera kilmetros adentro, hacia una humanidad ms compleja y elaborada. El lenguaje literario constituye, entonces, un plus enorme respecto del lenguaje bsico, esencial. Implica imaginacin de mundos que no existen, implica estilo. La literatura dice Nabkov naci el da en que un chico lleg gritando el lobo, el lobo, sin que le persiguiera ningn lobo (30). Segundos pasos en la aproximacin Mediante este lenguaje literario, precisamente, lleno de brillos irnicos, invenciones, embaucamientos, traspasos permanentes de focos de emisin y ambigedades, en Toque de Diana (1981), segunda novela de la triloga Femina suite, Moreno-Durn nos presenta, reiterado aunque esta vez en otra dimensin, el complejo proceso de disputa de los poderes entre ENSAYOS 49 los gneros. De este modo, mientras los poderes del Mayor Augusto Jota declinan y l se retira a morar en su lecho como un triste desertor de su profesin militar la escogencia de un mayor del ejrcito como personaje doblegado no es, a mi juicio, puramente circunstancial en Moreno-Durn, su esposa, Catalina Asensi, convertida en mujer pblica y adems inel, asume con el vigor de un General de varios soles la direccin de la Boutique Las Indias Galantes. De manera anloga, valindose de este instrumento tan especial que es el lenguaje elevado al grado literario en la ccin, encaminada al propsito de fabricar verdad (Robert 54), en Finale capriccioso con Madonna Enrique Moncaleano es llevado por Moreno-Durn a penetrar de entrada en territorio enemigo, frase de puro comienzo capaz de poner en marcha la novela y de imponerle a la misma la lgica de su posterior despliegue. Lenguaje literario con el que Irene Almonacid, esposa de Moncaleano, le da sin inmutarse el chao de la despedida para expulsarlo de su corazn y as poder unirse a otro corazn y pasar a realizarse en relacin inel. De tal manera que, no obstante, la misma Irene Almonacid termina entrando en tratos tan torcidos como inslitos con Myriam Len Toledo, la nueva amante de Moncaleano. Y, todo, porque el lenguaje humano, y mucho ms el literario, tiene la cualidad de producir equvocos que en ocasiones disparan, como echas, fantasas y deseos atravesados. En efecto, Moreno-Durn, de puro malo, pone a otar en los labios de Irene una aterradora ambigedad, ya tarde en la noche y al nal de una velada, cierta vez que de la manera ms animada e inocente se encontraba reunido el tro, comiendo, al parecer, galletitas con t. Las galletitas y el t van por mi cuenta en este delicioso ejercicio de relectura. Pues bien, esto fue lo que dijo Irene: Creo que es hora de irnos a la cama ya que maana hay que madrugar (543). La frase podra parecer de cajn. Pero ocurre que en vez de irse todos a dormir, como era de esperarse, sucedi que los tres se fueron literalmente a la cama, con todas las consecuencias imaginables, a disfrutar sexo en tro. Del enigma del poder y del dominio de los pronombres: otro poco de teora imprescindible. Del lenguaje se conoce, en trminos generales y en primera instancia, su funcin ms evidente: hacer posible la comunicacin entre los seres humanos, el disfrute de la literatura, el ingreso en los cdigos de la ciencia y otras maravillas. Pero resulta que esto no es todo. Pues, ciertamente, existe otra funcin invisible del lenguaje absolutamente crucial. Me reero a la capacidad que el lenguaje humano tiene de constituir al Yo psquico de todos los seres humanos, a travs del uso de los pronombres. Hablo del Yo de todos nosotros, construido en la trinidad del YO-T- L (Dufour pssim). Estos Yo de mujeres y de hombres, constituidos en el forcejeo de los gneros, entran en esplendor, precisamente, en la triloga Femina suite. Propongo que en estas tres novelas de Moreno-Durn no es otro el tema principal narrativo. Veamos esto, pausadamente. Sabemos que la primera expresin de todo nio al ser depositado en esta tierra es llorar. Bastante despus vendr la risa. El pndulo trgico, de algn modo, se pone en movimiento. Con el paso de los meses el nio deber aprender a nombrar el mundo, interiorizando los nombres de las cosas. Las obras literarias, que todo lo inventan como en un juego demasiado serio, no inventan sin embargo el nombre de todas las cosas, que ya ha sido asignado por la cultura de la lengua. De esta labor bsica y hermosa de nombrar el mundo se encargan los sustantivos. Despus, el nio aprender a nombrar algunas propiedades de las cosas que ya estn en condiciones de designar. Los colores de los cuales se encuentran investidos los objetos, el tamao y la forma con que se nos ofrecen a la contemplacin. De esta tarea preciosa se habrn de encargar los adjetivos. Ms tarde, el nio nombrar la accin humana. Esto se ha encomendado a los verbos. Pero todava el nio no ha aprendido a utilizar los pronombres. Ignora por completo el misterio de la trinidad de los pronombres. Al nacer, el nio carece por completo de Yo, no tiene todava tampoco la menor idea de quin es T. No le interesa saberlo, no lo necesita an. Pero una vez que tenga Yo, gracias al T y al L, y sepa entonces quin es l, empezar apenas para l la ansiedad de su armacin obsesiva frente al T y al l que lo han constituido, para de este modo intentar apoderarse de la otredad que, sin embargo, le sirve de espejo y de soporte congurativo en doble va. Queda entonces instalado el Yo en el terreno de la ansiedad, el desasosiego, la angustia que derivan de la evanescencia del Yo, de su permanente evaporacin, debido a que jams depende de l mismo. Este apoderamiento, esta reduccin de la otredad masculina por parte de las Meninas devenidas en Mandarinas y que culminan en Matriarcas es, precisamente, el trasfondo fuerte de Femina Suite. El lector me disculpar el poco de teora que precede, que en este caso juzgo imprescindible, en la medida en que nos lleva al ncleo duro de la triloga de Moreno-Durn. El uso y dominio de los pronombres por parte de la cra humana es, como bien se sabe, bastante tardo. Se requiere una larga inversin de tiempo y dedicacin para que los seres humanos quedemos instalados por n en el reino de los pronombres, que es el territorio esencial del poder, de la identidad del Yo y de las consecuentes rivalidades y tensiones propias de la condicin humana. Habr entonces envidias y venganzas. Una vez que el ser humano ha quedado instalado en el uso de los pronombres, empieza a imponer quin es l y se arma el conicto y las tensiones con el Otro que no es l. La pulsin agresiva, propia de todos los animales, en el ser humano cambia de sentido y queda prisionera, principalmente, de la necesidad de armacin del Yo, que no puede sobreponerse a la tentacin de colonizar al Otro. Asunto que deriva en rivalidad, hostilidad, violencia o crueldad. Ahora bien, en este contexto cada una de las mujeres pensatrices que recorren la triloga de Moreno-Durn, lo que se proponen en su proceso de transformacin de Meninas en Mandarinas, es precisamente armar su Yo sobre el Yo de los pobres hombres a los que desmantelan de sus poderes. Y en el fondo de este paisaje desolador el amor, que tambin, como delicada colonizacin del Yo ajeno, recurre a la seduccin para ocupar sus territorios. Porque aquello que se entrega en la entrega amorosa, no es en realidad el cuerpo sino el Yo. Todo el sistema narrativo de Femina suite tiene por objeto la resignacin-resistencia de los hombres cornudos que transitan cabizbajos por sus pginas, presenciando desde un cierto cinismo resignado el xito a todo costo de sus mujeres que los utilizan como trampolines. En la obra de Moreno-Durn, las mujeres no entregan a sus hombres su Yo, sino apenas su cuerpo que usan como medio para su armacin. 50 LA SUITE FEMENINA DE MORENO-DURN O EL DESMANTELAMIENTO DE LOS PODERES MASCULINOS Las Mandarinas, en la obra de Moreno-Durn, son entonces aquellas mujeres que en su carrera rumbo al xito social y cultural, terminan reduciendo a sus hombres a la simple condicin de objetos de apoyo y legitimacin. Es decir, objetos desmantelados de sus poderes delante de los cuales la Mandarina de turno puede decir Yo existo, a plenitud, por pensatriz. Poner en evidencia estas lgicas constituye acaso misoginia? El anterior es el trasfondo psicolgico de la teora de la coocracia y del Gran Principio expuestos por Moreno- Durn, segn los cuales [...] en un especco medio cultural la mujer empieza a abrirse camino con la cabeza, pero termina gradundose repartiendo culo ( 68). En Femina suite los hombres, desvalijados de sus poderes, son la escalera por la que las Mandarinas ascienden en su carrera a la gloria. De tal manera que detrs de toda gran mujer, en Moreno-Durn, hay un pobre hombre desmantelado de sus insignias y encima bastante resignado y annimo, que ha sido empujado al cuasilugar de los trastos viejos que, sin embargo, jams se arrojan del todo a la basura porque entre otras cosas se quieren y requieren, en cuanto forman parte de la historia de estas exitosas mujeres cuyo Yo se arma sobre ellos en su frentica carrera al logro. El Yo-T en el altar del deseo El Otro tiene para ofrecer en lo sexual, precisamente, lo que el Yo no tiene y por lo tanto desea locamente. Y, viceversa. Esto que uno no tiene pero el Otro s, se levanta como loco objeto del deseo. Casi siempre es el cuerpo ajeno en su conjunto, que se fantasea, a veces slo sus partes. Pero igualmente el objeto del deseo es el enigma que el Otro representa y que es preciso penetrar, sus signos descifrar, incorporar, colonizar, poseer, incluso anular. Es decir, se trata de reducir al Otro en su conjunto a uno mismo. El T del deseo humano es un t extrao, complejo, ambiguo, enigmtico, que jams se reduce slo a su cuerpo. A veces ese Otro se entrega, palabra misteriosa, pero lo hace una vez que ha sido desplegada una compleja estrategia de digna resistencia. El Yo de nadie se entrega fcil a la reduccin por seduccin, que al nal ocurre. Pero la entrega es la mxima seal del amor. Porque no es el cuerpo el que en realidad se entrega sino el Yo. Sin embargo, cuando el Yo se ha entregado, ocurre que por virtud de ese mismo movimiento de su entrega, en el acto se apodera del T que ha intentado tragrselo, que ha procurado reducirlo. Es rara esta maravilla antropofgica mutua. Estas metforas antropofgicas jams fueron inocentes, gratuitas. Si Yo tengo lo que el Otro no tiene y cuyo goce l o ella implora, dispongo entonces de un poder que hace hincar de rodillas al carente, si dicho motivo de poder es bien usado. [...] ofrezcamos nuestro sexo a los hombres, y que sea lo que el Seor quiera, dice Constanza Gallegos a sus amigas (191). El poder que emana de este ofrecimiento sin enfado es aplastante y desvalija a los pobres hombres de sus orgullos, presunciones y aleteos. En el acto los infelices caen vencidos y sueltan la baba sobre pisos, alfombras, sbanas, mesas de comedor, empedrados y senderos. Nada de esto es grato admitirlo, porque las debilidades no se conesan ante el enemigo, sino que suelen racionalizarse en la direccin de las uvas estn verdes. No obstante, es preciso reconocer la importancia de la carencia esencial en el fondo del deseo sexual humano, carencia en todo momento convertida por el Otro en herramienta de poder. El encuentro pues, entre el hombre y la mujer, es el encuentro entre dos tenencias y dos carencias. Las Meninas de Moreno-Durn, que son chicas muy especiales y visionarias de su propio futuro, sospechan de la contundencia de este poder y se preparan para muy pronto ejercerlo como aplanadoras. Las Mandarinas en or ya conocen muy bien la ecacia de este poder y lo utilizan a conciencia para su promocin social y cultural. Las Matriarcas se acomodan en su madurez, como sobre una poltrona muy slida, para recordar desde all la manera como alguna vez desplegaron sus aleteos sobrecogedores, capaces de ponerlas en el lugar de privilegio donde ahora se encuentran, por poco ya viejas, instaladas en la Suite cuyas lgicas han aprendido a dominar a la perfeccin. Mientras tanto, otras Meninas de relevo en el orden generacional entrarn de nuevo en la conciencia de este poder y se prepararn para trepar por la pierna arriba de los hombres que seducen, que utilizan y sobre cuyas debilidades cruzan la pierna para beber muy animadas, fumar tabaco y charlar. La esta interminable es el espacio propicio para esta puesta en escena. Las mujeres a las cuales se reere Moreno-Durn en su obra no son las obreras, dignas y trabajadoras. Tampoco las abnegadas amas de casa ni las intelectuales autnticas. Jams habla de las mujeres que habitan el campo. Mucho menos se reere a las mujeres que con absoluta seriedad y honradez asumen su trabajo intelectual y acadmico en los escenarios de la docencia y la investigacin. Las mujeres de las que se ocupa Moreno-Durn en su triloga Femina suite no son en absoluto todas las mujeres, sino slo aquel tipo de plantas trepadoras que desde Meninas se proponen llegar a Mandarinas y que al nal de sus vidas, atrapadas por la obsesin del poder, terminan de Matriarcas. Veamos: [...] Stellita, viuda o no, casada o soltera es el mismo demonio, conoces t a alguien ms culicaliente? Esa no se pone con rodeos, idem Paulette, pues Lucrecia Borgia a su lado no es ms que una beata infeliz, o si no vean la gran lucha por el poder que en estos momentos desarrollan las dos ah afuera. Pobre Rodrigo, y que conste que cada cual va a lo suyo, por el bocadito, sin importarles ni Ramoncito ni David. Ni pensar en ellas, mujer, sigamos. Segn eso debemos eliminar igualmente a Ada..., propuso salomnica Constanza. Ella es el dolor de cabeza de las combatientes, pues el Gran Simptico es suyo, como todos saben, aunque no obsta para que Alfonso siga marcando tarjetica en casa. (192. Las negrillas son mas) Las pensatrices de Juego de damas no son jams, entonces, las intelectuales autnticas. Las pensatrices, denidas de este modo con demoledora irona, son las simuladoras de la cultura que hacen carrera social y poltica y trepan en medio del simulacro. Los hombres alrededor de ellas no lo son menos. Son tambin simuladores y forman parte del simulacro de todos por igual, tan comn en esos medios. Es en semejante entrevero de simuladores que ocurre la esta eterna, cargada de miraditas, ENSAYOS 51 clculo y premeditacin, utilizaciones y risitas, tabaco y copas; es all donde se impone el reino de la banalidad. Citemos: Has acertado, Toilette Lambert, se las dio de gracioso el Gran Simptico: losofa de tocador, cultura de inodoro (205). Es que durante la esta eterna, las Mandarinas no pueden dejar de ir a losofar al cuarto de bao, donde se dedican a pulir y a sacar punta a la estrategia. El Gran Simptico y Rodolfo Monsalve son por completo unas cacas. Se la pasan teorizando sobre la mujer de una manera tal que conduzca a su degradacin. Esta es la venganza de los impotentes. Las mujeres con las cuales tratan los hombres de la triloga de Moreno-Durn son huidizas, calculadoras, utilizantes, evanescentes, jabonosas. Ellas poseen a rodos lo que esos pobres hombres carecen. Esas mujeres tan listas y dispuestas a todo tienen a sus hombres vencidos, colonizados, por completo en la palma de sus manos, comiendo maz trillado. A ellos slo les queda el cinismo como horizonte, el no me importa y la teorizacin de su desgracia. Han perdido el poder absoluto de que hacan ostentacin. De este modo, necesitan instalar en su mente un sistema de representaciones custico respecto de sus mujeres esplndidas. Dicho sistema de representaciones condensa en la teora de Rodolfo Monsalve que, como ya se sabe, denomina coocracia (67). Teora que la carroa de Rodolfo Monsalve desarrolla a partir de la pgina 67 de la edicin de Femina suite que tengo en mis manos. Rodolfo Monsalve o Moreno-Durn? Por supuesto que s, ambos, pero al mismo tiempo por supuesto que no. Los personajes de las obras literarias no son ellos mismos el autor. No son su voz, porque todos ellos tienen voz propia. Tanto ms en estas tres novelas de Moreno-Durn, en las que la voz del narrador se torna absolutamente plural, huidiza, inubicable. Pluralidad simultnea y aplastante del foco narrativo, otante, segn el cual en cada rengln que avanza habla un personaje diferente, por turnos, en constantes re-envos. La tcnica narrativa de Moreno-Durn es clara. Todos los personajes en Juego de damas hablan a la vez. Y tiene que ser as, por cuanto todos ellos han sido invitados a hacer parte de la misma esta eterna, donde parlotean como cotorras, se prestan la palabra el uno al otro y no hacen ms que soltar banalidades, mientras de reojo calculan el modo de usar a los dems y trazan las estrategias del acceso al poder, las mujeres, en tanto los hombres resisten cnicos, resignados. Siendo as, como lo es, resulta absolutamente equivocado atribuir a Moreno-Durn una misoginia que jams le conoc y de la que jams hizo ostentacin, a pesar de su humor custico, de su renada irona. Pero, hay algo ms: La teora de la coocracia jams fue expuesta por Rodolfo Monsalve como una teora general de la mujer. Veamos: Se trata de un Manual de la Mujer Pblica. Esto dice Monsalve cuando intenta el despliegue de su punto de vista. El Gran Principio dice Monsalve en la pgina siguiente, es tan lacnico y sabio como sencillo. En un especco medio cultural la mujer empieza a abrirse camino con la cabeza, pero termina gradundose repartiendo culo. (67) (las negrillas son mas). En un especco medio cultural, puntualiza Monsalve. El Gran Principio que preside la teora de la coocracia, por lo tanto, slo aplica para ese especco medio cultural del que se va a ocupar la triloga de Moreno-Durn, mediante un seguimiento esplndido a la parbola que suelen trazar en la vida ciertas Meninas que aspiran a Mandarinas y terminan de Matriarcas, en cuanto han tenido suerte. Veamos lo que, al respecto, responde Constanza Gallegos, cuando Stella le pregunta qu es exactamente lo que su amiga denomina carrera. La respuesta es esta: Imagnate que por esa poca, al salir de la Universidad, me crea con fuerzas para llegar a no s dnde. He llegado lejos, sin duda, pero cada da me pregunto qu es lo que he obtenido, qu he ganado, qu me queda an por hacer..., y me da risa. Luego, al escuchar a Constanza, Stella agrega: No es cualquier bicoca para nadie llegar a tu edad a la posicin a la que llegaste, hermana. Finalmente, ante sus propias dudas e inquietudes, Constanza concluye: Creo, Stella, que mi mayor defecto ha sido llegar demasiado pronto a todas partes (195). Ofrecer el sexo a los hombres no es garanta segura del ascenso social y poltico de una mujer en este medio especco cultural en el que aplica el Gran principio segn el cual, lo reitero, la mujer empieza a abrirse camino con la cabeza, pero termina gradundose repartiendo culo, segn Rodolfo Monsalve. Pero, aunque la tctica de ofrecer el sexo a los hombres no es infalible, de todos modos es ineludible si se quiere trepar. Y lo es, porque en ese especco medio cultural, y yo agregara que poltico, los hombres son los escalones sobre los cuales estas muy prcticas y calculadoras mujeres ascienden como cohetes. De ah que la teora de Rodolfo Monsalve sobre la coocracia, no sea ms que un conjunto de lgrimas que brotan de la herida narcisista masculina. En este especco medio cultural y social del que Moreno-Durn se ocupa en su triloga, los hombres ven de pronto invadido de voces y estrategias femeninas su antiguo territorio de dominio masculino, en otros tiempos tan nico como hegemnico. Y se reconocen desplazados. Esas mujeres que al dejarse seducir inocentes, los hombres lo creen as, se instalan en este nuevo mundo hasta apoderarse de l, se tornan huidizas y a la vez implacables en el juego en el que ellos mismos caen y al que tienen que jugar sean cuales sean las consecuencias. Por esta razn, en el desarrollo del Gran principio, llega a decirse: Los primeros maridos de las candidatas deben ser si no brutos bastante opacos, pues de lo contrario la carrera de sus seoras se jode (73). No hay Mandarinato sin marido, no hay carrera, no hay nada, en n, si falta este prctico utensilio del hogar (71). La teora de la coocracia, juzgo, es mucho ms cruel con los hombres que con las mujeres que pueblan este especco medio en el que transcurre Femina suite. Los maridos han quedado reducidos a simples medios tiles, a utensilios domsticos en poder de las pensatrices calculadoras. Dice Constanza Gallegos a su amiga: A las dos semanas de desaparecido Monsalve vine y me cas con Joao Aldemar. Creme que no me pareci nada raro lo que haca y que jams me molest en absoluto. Hasta fuimos felices [...]. Ni siquiera yo poda compararme con l, fjate que haba una gran diferencia entre los dos, es decir, entre nuestras vidas, nuestras actividades y nuestras metas. l era emotivo hasta la locura, en tanto 52 LA SUITE FEMENINA DE MORENO-DURN O EL DESMANTELAMIENTO DE LOS PODERES MASCULINOS que yo siempre le parec a todo el mundo calculadora y reexiva. Yo era el mtodo, Monsalve la anarqua. (196) Calculadora y reexiva: estupendo mtodo. Ah, Constancita, no seas tan cruel! No comparto la idea de que la coocracia de la que habla Moreno-Durn en Femina suite, sea la versin en grotesco de la ginecocracia o gobierno de las mujeres, tal como lo propone Juan Garca Ponce en su prlogo a la edicin de Alfaguara. Tampoco se trata del matriarcado ancestral, propio de algunas sociedades humanas en el pasado, basadas en los mitos de la fecundidad o cosa parecida. La coocracia, en Moreno-Durn, es la teora que explica el mtodo que han debido cumplir y de hecho cumplen ciertas mujeres contemporneas en el especco mundo pblico de la cultura, mtodo capaz de conducirlas mediante el clculo, el uso de los hombres como peldao y el cinismo inel, de Meninas a Mandarinas, para nalmente y con los aos quedar instaladas en el lugar de las Matriarcas. Nada de la coocracia en Moreno- Durn tiene que ver con la ginecocracia y mucho menos con el matriarcado, propio de algunas sociedades ancestrales. Y, todo esto, en manos del humor y los juegos del lenguaje, que Moreno-Durn manej a voluntad. El enigma de las Erinias Las veces que he tenido el placer de re-crearme con la lectura de Femina suite, me he preguntado cul pudo ser el sentido que Moreno-Durn quiso introducir en Juego de damas, mediante el recurso culto de subdividir la estructura de la novela haciendo expresa y fuerte mencin a los nombres de las tres Erinias de la mitologa griega: Megera, Tisfone y Alecto. Hermanas entre s, como bien se sabe. Se conoce de Megera que era la de los celos, la celosa, una de las tres diosas infernales por cuyo conducto se cumpla el castigo y la venganza divina, cuando ocurra en el reino de los seres humanos algn crimen contra el matrimonio y la promesa de delidad. De las tres Erinias, Megera era la ms temible porque al mismo tiempo que induca a los celos y la envidia, era tambin la encargada implacable del castigo y la venganza ordenadas por los dioses. Tisfone y Alecto, por su parte, eran bastante semejantes a su hermana Megera. Las tres fueron concebidas como demonios femeninos alados que se desplazaban con el cabello poblado de serpientes venenosas, armadas de puales y ltigos, con los cuales atacaban a sus vctimas. Se deca de ellas que se comportaban como perras capaces de seguir hasta el nal el rastro de los culpables. Se dijo que tuvieron relacin necesaria y directa con la maldicin que cay sobre Edipo Rey. Perras implacables? Exactamente perras? Fue esto lo que Moreno-Durn se propuso signicar, a partir del mito de las Erinias? La literatura nos informa que se debe a Hesodo la versin segn la cual las tres Erinias nacieron de Gea, es decir la Tierra, cuando fue fecundada con la sangre y el esperma derramados por Urano, una vez fue castrado por Cronos, su padre. He debido recurrir a este breve resumen para preguntarme, de nuevo, cul pudo ser el propsito que tuvo Moreno-Durn para introducir estas tres diosas infernales del castigo y la venganza, de manera tan visible y fuerte, en la estructura formal de Juego de damas. Cierta vez, caminando ambos en Pars por la orilla del Sena, desde el Arco del Triunfo hasta el Barrio Latino, en una primavera helada de un abril de hace algunos aos, le pregunt a Rafael Humberto por este asunto. Me acababa l de obsequiar Pandora, que le en una noche. El tema de ambas obras literarias era anlogo, al n y al cabo un asunto de mujeres en el que Moreno-Durn imaginaba ser experto en el colmo de su inocencia. Nos carcajebamos a medida que avanzbamos. Recuerdo que, en el momento en que Moreno-Durn me pidi una opinin sobre Pandora, le respond que Remedios la Bella no tena el perl suciente, como acostumbra decirse, para haber ingresado con sucientes mritos en Pandora, hombro a hombro con las otras mujeres esplndidas del racimo por l elegido. Y le remat de este modo: me parece que has hecho una concesin innecesaria a Gabo. Rafael Humberto se detuvo, a nuestra mano derecha la imponencia de las Tulleras, me mir jamente y me dijo: debo reconocer que has llevado a cabo una lectura lcida. Y nada ms. Yo entend el resto. Entonces volv con la pregunta de las tres Erinias en Juego de damas. En el acto me respondi con otra pregunta, al tiempo que me invitaba a una cerveza en un cafetn al lado del camino. La pregunta fue la siguiente: Y t, que crees? Cul es tu hiptesis? Lo que en aquel entonces le dije fue lo siguiente: Pienso que el origen de las tres Erinias, segn el relato mtico, es la clave de la interpretacin. He sido informado de que ellas nacieron de la sangre y el esperma derramados por Urano, con ocasin de la castracin sufrida por el infeliz, de manos directas de Cronos, su padre. Ms all del conjunto de esta historia de diversas implicaciones, lo concreto es que las diosas infernales brotaron de un procedimiento de castracin, que es exactamente lo que las Mandarinas llevan a cabo con sus hombres, simblicamente, mediante el recorte de sus poderes. Qu es del destino de un pobre hombre, ya sin esperma y sin huevos? Este recurso mtico, en tus manos, pienso, se convierte en la metfora que explica el perl de los hombres que circulan por la triloga Femina Suite, simples peldaos de los que las Meninas se valen para escalar a la condicin de Mandarinas pensatrices. Para lo cual deben poner ellas en prctica lo que t denominas losofa de tocador y cultura de inodoro, toda vez que en medio de la esta interminable, que es Juego de damas, los baos y los sanitarios se convierten en los espacios privados de sus clculos de esplndidas trepadoras. Pues la paradoja, Erre-Hache, consiste en que ninguna Mandarina podr llegar a serlo por s misma, sin la presencia de un marido ad-ltere que le sirva de pie de apoyo legitimador. Las Meninas devenidas en Mandarinas, por tanto, si bien podran verse como diosas infernales, no lo son en el exacto sentido de Megera, Tisfone y Alecto, sino quizs apenas como aquellas mujeres especcas que procuran el poder castrando el poder de sus hombres, sin dejar de divertirse con su sangre y su esperma. Delante de la cerveza que ya tena puesta sobre la mesa, Rafael Humberto me dijo: podra ser cierto, ests haciendo una re-lectura que juzgo igualmente lcida. Volvimos a rer y nos pusimos a hablar de otras cosas. ENSAYOS 53 Finale: del lazo lquido entre hombres y mujeres en Femina suite El lazo afectivo entre las mujeres y los hombres que habitan la Suite Femenina de Moreno-Durn, no puede ser ms que un amor lquido (Bauman pssim). Dicho de otro modo, se trata de todo lo contrario de un vnculo slido construido a partir de afectos duraderos, lealtades extendidas en el tiempo, delidades y promesas, compromisos mutuos, mundos idealizados y proyectos en comn de larga duracin. Ha entrado all, en la Suite, en bancarrota aquella relacin amorosa humana que en otros tiempos, no exactamente postmodernos, tena el propsito fundamental de durar toda la vida, propsito que en la Suite Femenina de Moreno-Durn se encuentra afectado de extrema liquidez, por haber sido desmantelado de sus presupuestos de lealtad y haber quedado instalado en el clculo de la simple conveniencia, donde el Otro se convierte en simple medio. Se conoce, gracias a los estudios actuales encaminados a describir los rasgos caractersticos de la condicin humana postmoderna, que la causa de esta liquidez del lazo entre hombres y mujeres en el mundo contemporneo es mltiple, en trminos generales. Pero, en el especco medio cultural del que se ocupa con tanto humor, estilo, irona y detalle Moreno-Durn, la liquidez del vnculo amoroso se torna imprescindible como condicin que hace posible la Triloga novelada e incluso el resto de su obra narrativa, a modo de fundamento de su misma concepcin. Pues, en este mundo, en el que las Mandarinas usan a los hombres como peldaos, resultan castrados de sus poderes y orgullos hasta quedar convertidos en simples muebles, ningn vnculo amoroso podra ser slido. Constanza Gallegos lo sabe: Muchachas, ofrezcamos nuestro sexo a los hombres [...] (193). Y esto es todo, en cuanto base del mtodo. Pues, si el vnculo entre hombres y mujeres fuera slido, de inmediato habra de convertirse en serio obstculo para la carrera al poder y al xito que las Mandarinas emprenden. Lo que abunda en Femina suite es sexo lato sin amor. Es decir, placer y clculo femenino, uso del poder de seduccin (Baudrillard pssim), desmantelamiento del compromiso, liviandad y levedad. Mientras las mujeres que pueblan Juego de damas otan en el aire de una esta interminable que no tiene piso diferente de los juegos del lenguaje a travs del cual se expresan el clculo y la premeditacin, en Toque de Diana, Catalina regenta la Boutique y le pone los cuernos posibles a su marido militar, el infeliz Mayor Augusto Jota, castrado de sus viejos poderes castrenses. Convertida ella en la Erinia al mando de Las Indias Galantes. Gea nutrida de la sangre y el esperma del pobre hombre degradado, desvalijado, desmantelado, sus charreteras en el piso. Santiago de Cali, Valle de las aguas sombras, diciembre de 2010. Nota 1 Todas las referencias a la triloga Femina suite, de R.H. Moreno-Durn, as como las citas y fragmentos, han sido tomadas de la edicin de la Editorial Alfaguara, publicada en Santaf de Bogot, 1997. Obras citadas Baudrillard, Jean. La seduccin. Barcelona: Gedisa, 1972 Bauman, Zygmunt. Amor lquido. Acerca de la fragilidad de los vnculos humanos. Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 2007. Dufour, Dany-Robert. Les Mystres de la trinit. Paris: Gallimard, 1990. Traduccin de Anthony Sampson, documento universitario. Moreno-Durn, Rafael Humberto. Pandora. Santaf de Bogot: Alfaguara, 2000. ---. Femina suite. Triloga. Santaf de Bogot: Editorial Alfaguara, 1997. ---. Metropolitanas. Barcelona: Montesinos, 1986. ---. Toque de Diana. Editorial Montesinos, 1981 ---. Juego de damas. Barcelona: Seix Barral, 1977. ---. De la barbarie a la imaginacin. Barcelona: Tusquets, 1976. Nabkov, Vladmir. Curso de literatura europea. Barcelona: Bruguera, 1983. Robert, Marthe. Novela de los orgenes y orgenes de la novela. Barcelona: Taurus, 1973.
¿Un Alto Grado de Moralidad Puede Afectar en Nuestra Percepcion Del Humor La Influencia de La Activacion Moral Sobre El Humor Que Viola Las Normas Morales.