Diario Personal de John Wesley - Parte I - Diarios de Avivamientos

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de Estudios Wesleyanos Latinoamrica


OBRAS DE WESLEY
Edicin auspiciada por
Wesley Heritage Foundation, Inc.
P.O. Box 76
Henrico, NC 27842
USA
TOMO XI
DIARIOS, TOMO I
Editor General
JUSTO L. GONZLEZ
CONTENIDO
Libros PDF
Introduccin 5 3
1. Diario 1, 14 de octubre de 1735-1de
febrero de 1738 13 11
2. Diario 2, 1 de febrero-16 de septiembre de
1738 41 41
3. Diario 3, 12 de agosto de 1738-1 de
noviembre de 1739 91 93
4. Diario 4, 1 de noviembre de 1739-3 de
septiembre de 1741 129 133
5. Diario 5, 6 de septiembre de 1741-27 de
octubre de 1743 149 155
6. Diario 6, 28 de octubre de 1743-16 de
noviembre de 1746 205 214
7. Diario 7, 25 de noviembre de 1746-20 de
julio de 1749 235 245
8. Diario 8, 20 de julio de 1749-30 de octubre
de 1751 277 292
9. Diario 9, 20 de julio de 1750-28 de octubre
de 1754 289 304
5
Introduccin
Antes de adentrarse en la lectura de los Diarios de
Wesley, es til detenerse por unos instantes para tratar de
comprender el carcter y propsito de estos escritos. En el
transcurso de su vida, Wesley prepar para la imprenta, y
public, veinte tomos de sus Diarios. El vigsimo primero,
algo ms extenso y detallado que los anteriores, fue
publicado pstumamente. Por otra parte, el propio Wesley
siempre les dio a estos volmenes, no el solo y sencillo
ttulo de Diarios, sino ms bien extractos o
resmenes de Diarios. El ttulo completo del primer tomo
es: Un extracto del diario del Rdo. Sr. Juan Wesley, desde su
partida para Georgia hasta su regreso a Londres. Esta es
una de las razones por las cuales los Diarios, aun en su
versin inglesa completa, no incluyen todos los das del ao.
As, por ejemplo, al principio mismo del primer tomo,
donde Wesley est dando los pormenores de su viaje, no
dice una palabra del sbado 18 de octubre, y ms adelante
ese mismo mes da un salto desde el 21 hasta el 24, y de all
al 31.
Esta seleccin de das se entiende si recordamos que
desde el principio Wesley declar abiertamente que la
publicacin de estos extractos de diarios tena un
propsito apologtico. Leyendo el Prefacio al tomo 1, el
lector ver que lo que movi a Wesley a compilar y publicar
ese volumen fueron ciertas acusaciones sobre su estada y
partida de Georgia hechas por el capitn Robert Williams.
Por ello, los pasajes seleccionados y publicados por Wesley
tienen el claro propsito de dar cuenta de sus actividades en
Diarios, Tomo I 6
aquella colonia, y los motivos de su regreso a Londres. De
igual modo, el prefacio al tomo 2 muestra que Wesley lo
prepara para publicacin cuando estaba involucrado en una
difcil controversia con los moravos (a quienes
frecuentemente llama sencillamente los hermanos). Dado
ese propsito, no ha de extraarnos el que en ese tomo
Wesley se esfuerce en mostrar tanto su deuda a los moravos
como sus desacuerdos con ellos, y los motivos de estos
ltimos. Es dentro de ese contexto que ha de leerse el
famoso episodio de Aldersgate, que cuenta de la experiencia
de Wesley en una reunin de moravos. Al incluir esta
narracin en sus extractos, Wesley reconoce su inmensa
deuda hacia este grupo del cual ahora se ve en la necesidad
de apartarse.
Con el correr de los aos, los tomos subsiguientes de
los Diarios se fueron volviendo menos polmicos, y fueron
tomando ms el carcter de testimonio con propsitos de
evangelizacin. Empero esto no quiere decir que no se
incluyan aqu muchos relatos cuyo propsito es explicar la
posicin o la actuacin de Wesley ante alguna situacin,
tanto dentro como fuera de las sociedades metodistas. Y se
incluyen adems relatos o menciones que sencillamente
expresan la opinin de Wesley sobre algn tema o escrito de
la poca (incluso teoras mdicas, obras literarias, etc.).
Ninguno de estos Diarios se public
inmediatamente despus de los hechos que en ellos se
narran. Como promedio, Wesley public cada tomo de sus
Diarios unos cuatro aos despus de concluido el perodo
sobre el que trata. Es por esto que frecuentemente se ven en
estas pginas referencias a acontecimientos posteriores, o
comentarios sobre las consecuencias de algn
acontecimiento.
Introduccin 7
Qu material emple Wesley para redactar y
recopilar estos extractos? Es difcil saberlo a ciencia cierta.
Desde que era estudiante, y casi a lo largo de toda su vida,
Wesley llev un diario en el que anotaba sus actividades de
cada da. Ese diario se conserva hasta el ao 1741. Para
distinguir esas notas de los Diarios que aqu publicamos, las
llamaremos Diario privado.
1
Este Diario privado no siempre ha sido fcil de
descifrar o de entender. Algunas de sus anotaciones estn en
cdigo. Otras son abreviaturas que pueden referirse a ms
de una cosa, persona o lugar. Todo lo que dice es tan breve
que apenas nos da una idea de lo que Wesley hizo cada da.
Durante buena parte de este proceso, Wesley utilizaba este
Diario privado como un instrumento para examinarse a s
mismo; por ello aparecen anotaciones al final de cada da en
las que Wesley trata de juzgar el estado de su alma mediante
un sistema de puntuacin. (Por ejemplo, el Diario privado
para el da 22 de abril de 1737 termina con una extraa lnea,
parecida a muchas otras de la misma ndole: Gracia:
Puntuacin de 6 diecisis veces; de 5 una [de 9 a 10 pm].)
Luego, las diferencias entre el Diario privado y los Diarios
publicados es notable, y se hace difcil pensar que esas
anotaciones le proveyeran a Wesley mucho ms que algn
recordatorio de acontecimientos que de otro modo pudo
haber olvidado.
Para mostrar la diferencia entre los Diarios el Diario
privado, a continuacin comparamos lo que Wesley public
en su Diario del 23 de abril de 1737 con las anotaciones
privadas para el mismo da. Para esa fecha, el Diario
privado dice:
1
En ingls, Wesley llama Journals a los que aqu llamamos Diarios, y
Diary a lo que aqu llamamos Diario privado.
Diarios, Tomo I 8
SBADO 23. 5 Oracin privada; me vest. 6 Diario. La
Sra. Delegal mand a buscarme, pero no pude ir! 7 Conversacin
necesaria con el Sr. Thompson y Guy; asuntos necesarios. 8 A lo
del Sr. Garden: conversacin necesaria (religiosa). 8:15 A lo de la
Sra. Laserre. La Sra. Delegal estaba all. No pude hablar! 9 Con l os
Srs. Guy, Thompson y Ord. 9:15 Partida; conversacin religiosa.
11:30 En lo del Sr. Bellinger; conversacin religiosa. 12 A lo del
Sr. Guy; conversacin religiosa (necesaria). 1 Part con el Sr.
Thompson; conversacin religiosa. 2:30 Lo de Wallis; comida;
conversacin necesaria (religiosa). 3:45 Sal con Tom; pens. 7 En
Ponpon, lo del Sr. Thompson; conversacin necesaria; medit.
7:45 T; conversacin religiosa con Nanny. 8. conversacin
religiosa; ella impresionada! 8:45 Escrib diario; oracin
privada. 9 Medit; conversacin religiosa; oracin privada. 10.
Comprese esto con lo que dice Wesley sobre esa
misma fecha en el Diario publicado:
SBADO 23. Al mencionarle al Sr. Thompson, ministro
de la parroquia de San Bartolom, cerca de Ponpon, de sentirme
preocupado por hacer un viaje de regreso por agua, me ofreci uno
de sus caballos si iba por tierra, lo que acept con mucho gusto. El
me acompa por 20 millas y envi a su sirviente para que me
guiara las otras 20 de distancia a su casa. All encontr una joven
negra que luca ms sensata que el resto y le pregunt cunto
tiempo haba estado en Carolina. Me dijo que haba estado dos o
tres aos; pero que haba nacido en Barbados y que haba vivido
all con la familia de un ministro desde pequea. Le pregunt si
iba all a la iglesia. Me respondi, S, todos los domingos,
llevando a los hijos de mi ama. Le pregunt qu haba aprendido
en la iglesia. Me dijo, Nada: he odo mucho, pero no he
comprendido. Pero que te ense tu amo en casa? Nada.
Tampoco tu ama? Tampoco.
Le pregunt, No sabes que tus manos y pies y esto que
llamas cuerpo se convertirn en polvo en poco tiempo? Ella
respondi, S. Mas hay algo en ti que no se volver polvo,
esto es lo que se llama alma. En verdad no puedes ver tu alma, a
pesar de estar dentro de ti, como no puedes ver el viento aunque te
rodea. Pero si no tuvieras un alma dentro de ti, no podras ver, or
o sentir, ms de lo que puede hacerlo esta mesa. Qu piensas que
pasar con tu alma cuando tu cuerpo se haga polvo? No lo s.
Y qu pasara si tu alma sale de tu cuerpo y va ms all del cielo
y vive para siempre? Dios vive all. Sabes quin es Dios? No.
No lo puedes ver, as como no puedes ver tu propia alma. El es
quien nos ha creado, a ti y a m. A todo hombre y mujer, a toda
bestia y pjaros y a todo el mundo. El es el que hace al sol brillar,
a la lluvia caer y al maz y frutos crecer de la tierra. El hace todas
estas cosas por nosotros. Pero, por qu piensas que l nos cre,
para qu nos hizo a ti y a m? No s. El te cre para que vivas
Introduccin 9
con l ms all del cielo. As lo hars, en poco tiempo. Si eres
buena, cuando tu cuerpo muera tu alma ascender y no pedir nada
y tendrs todo lo que puedas desear. Nadie te pegar o har dao
all. Nunca estars enferma. Nunca ms estars triste, ni tendrs
temor de nada. No puedo decirte, no s, cun feliz sers all,
porque estars con Dios.
La atencin con la cual esta pobre criatura escuch las
enseanzas es indescriptible. Al siguiente da, recordaba todo,
fcilmente respondi cada pregunta y dijo que le iba a pedir a
quien la cre que le enseara a ser buena.
Ciertamente, al leer esto vemos que lo que ms le
impresion a Wesley en ese da (o lo que varios aos ms
tarde le pareci ms importante publicar) fue su
conversacin con Nanny (que puede ser su nombre, o
referirse a su funcin de mucama). Empero ciertamente
Wesley emple otras fuentes adems de su Diario privado
para preparar los Diarios que iba a publicar. No cabe duda
de que una de esas fuentes es la memoria. Las brevsimas
anotaciones hechas aos antes le traeran a la memoria
hechos o conversaciones que ahora reconstruy para su
publicacin. Otra fuente fueron varios papeles,
documentos, cartas, etc., que frecuentemente cita en los
Diarios. Adems, al menos por algn tiempo, Wesley
parece haber escrito un Diario ms amplio que el Diario
privado. Se conservan varias versiones de stos de los
tiempos de su estada en Georgia. El ltimo tomo de los
Diarios, publicado pstumamente y que Wesley no tuvo
tiempo de revisar, es bastante ms largo y detallado que los
anteriores. Esto hace suponer que Wesley deca verdad al
llamar a los que publicaba extractos. Aparentemente poco
antes de mandar sus manuscritos a la imprenta, los
abreviaba y expurgaba, eliminando cosas que le parecan
superfluas. Hay referencias en sus escritos al tiempo que
pas limpiando sus archivos y quemando documentos que
no le pareca necesario conservar. Todo esto nos lleva a
Diarios, Tomo I 10
suponer que, en base a su Diario privado, su
correspondencia, materiales publicados en otros contextos,
su propia memoria y aparentemente a veces un Diario ms
extenso que el que a la postre vio la luz del da, Wesley
prepar los extractos que se conocen ahora como sus
Diarios.
Este gnero literario guarda estrecha relacin con el
nfasis de Wesley (as como de los moravos y los pietistas
alemanes) en la salvacin como una experiencia. En lo
doctrinal, Wesley estaba en completo acuerdo con la
doctrina de la salvacin por gracia, tal como la haban
elaborado los grandes reformadores y luego los maestros de
la ortodoxia protestante. Lo que le preocupaba era que
todos esos tratados, precisamente por su metodologa,
hacan de la salvacin un tema de discusin, ms que una
experiencia. Estaba muy bien hablar del amor perdonador de
Dios, que nos salva por gracia mediante el sacrificio
expiatorio del Jesucristo. Lo que estaba mal era hablar de
esto como si se tratara de una realidad totalmente externa al
creyente, capaz de diseccin y anlisis. Por la misma razn,
lo que les molestaba a quienes se oponan a Wesley y al
metodismo no era que se predicara sobre la gracia salvadora
de Dios, sino que se dijera que haba quienes haban
experimentado esa gracia con tal fuerza y poder de
conviccin que toda su vida se transformaba; que pasaban
de una profunda tristeza a un gozo indecible; que se
mostraban dispuestos a sufrir con gozo cualquier cosa,
incluso la muerte, siempre que esto cumpliese la voluntad
de Dios. En teora, ni siquiera esto era nuevo. No haba por
qu molestarse si alguien lo enseaba o lo predicaba. El
problema surga cuando empezaban a darse casos concretos
de personas que reclamaban tener tal experiencia. Estaba
Introduccin 11
muy bien decir que Dios hace milagros. Lo que no era tan
aceptable era decir que uno haba visto o experimentado
tales milagros.
Por todo ello, el gnero narrativo se adaptaba muy
bien al mensaje que Wesley y sus seguidores deseaban
proclamar; o, lo que en su caso era casi lo mismo, a la
experiencia que deseaban compartir.
Esta es una de las razones por las cuales el pblico se
mostr vido de leer los Diarios de Wesley. Sus seguidores
los compraban y lean para confirmar y fortalecer sus propias
experiencias y convicciones. Sus enemigos los lean buscando
contradicciones, errores o falsedades. Puesto que en ellos
Wesley frecuentemente expresaba opiniones sobre temas tan
dispares como la medicina, la literatura o la electricidad,
muchos entre las personas menos cultas los lean como un
medio de informacin. Nosotros hoy podemos leerlos como
una ventana al espritu y los tiempos de ese gran hombre de
Dios que fue Juan Wesley.
De todo lo que antecede, el lector o la lectora se
habrn percatado de que lo que publicamos en este tomo y
el siguiente de las Obras de Wesley es una seleccin de los
extractos del propio Wesley. El espacio no nos permite
publicar aqu los Diarios completos. Los prrafos
traducidos se han seleccionado siguiendo una serie de
criterios. El primero de ellos fue utilizar un ejemplar de
algunos de sus Diarios en el que el propio Wesley marc
algunos de los pasajes que le parecan ms importantes.
Todos esos pasajes se incluyen en la presente edicin. Le
agradecemos al Dr. Roger Loyd, Bibliotecario de la Escuela
de Teologa de la Universidad de Duke, y al personal de esa
Diarios, Tomo I 12
biblioteca, el haber traspasado esas marcas de Wesley al
ejemplar que empleamos para la traduccin. Adems, varias
personas (este editor, los traductores y otros) sealamos
algunos otros pasajes que nos parecan ser de especial
pertinencia e inters para los lectores de habla hispana. As,
por ejemplo, hemos incluido las referencias de Wesley al
idioma castellano, al mstico espaol y mexicano Gregorio
Lpez, y otras cosas parecidas. En todos y cada uno de los
casos, al decidir incluir la nota de Wesley sobre un da
cualquiera, hemos traducido e incluido todo lo que dice
respecto a ese da.
Esperamos que la lectura de estos Diarios de
Wesley la ayude, estimado lector o lectora, a entender, no
slo aquellos tiempos del siglo dieciocho en la lejana
Inglaterra, sino tambin algo de lo que Wesley quera decir al
referirse a la experiencia de la gracia, la conviccin de
pecados, y el gozo de la salvacin.
Justo L. Gonzlez
Decatur, GA
Febrero de 1998
13
Diario 1
Prefacio
Hace cerca de l5 aos, siguiendo el consejo dado por
el Obispo Taylor en su Reglas para una vida y muerte en
santidad, comenc a tomar notas ms exactas de cmo
utilizaba cada hora. As continu hacindolo doquiera que
estuve hasta mi partida de Inglaterra. La variedad de
acontecimientos por los que pas me llevaron a copiar de
tiempo en tiempo los datos ms importantes de mi diario,
agregando pequeas reflexiones. De este diario, recopilado
de vez en cuando, lo siguiente es un corto extracto. No me
propuse relatar todos aquellos acontecimientos que escrib
nicamente para mi propio uso, aunque no fueran de valor
para otros.
2. Verdaderamente no tuve el deseo de molestar al
mundo con mis pequeos asuntos, como resultar evidente
a toda mente imparcial, habindome sentido por largo
tiempo como quien no oye, a pesar de los fuertes e
insistentes llamados a dar cuenta de m mismo. Tampoco lo
hubiera hecho ahora a no ser por el testimonio del Capitn
Williams publicado tan pronto sali de Inglaterra, lo que
me oblig a hacer lo que para m es obediencia al
mandamiento de Dios: no sea, pues, vituperado vuestro
bien.
1
Con este propsito finalmente doy por respuesta a
quien demande razn de la esperanza que hay en m,
2
que
1
Ro. 14.16.
2
1 P. 3.15.
Diarios, Tomo I 14
en todas estas cosas procuro tener siempre una conciencia
sin ofensa ante Dios y ante los hombres.
3
3. He incluido en este diario una carta escrita hace
muchos aos que contiene un sencillo relato del nacimiento
de la pequea Sociedad en Oxford. Parte de este relato fue
publicada en l773, pero sin mi consentimiento o
conocimiento. Ahora aparece tal como fue escrita sin ningn
agregado, disminucin o cambios, siendo mi nica
preocupacin presentar la verdad pura y por ello declarar
el escrito tal como es.
4
4. Quizs mis diferentes ocupaciones no me
permiten darles otras explicaciones a quienes dicen toda
clase de mal contra m mintiendo
5
y as piensan que rinden
servicio a Dios.
6
Suficiente es que ambos, ellos y yo, a corto plazo
demos cuenta al que est preparado para juzgar a los vivos
y a los muertos.
7
[Sigue aqu una carta de Wesley a un hombre cuyo hijo haba muerto, y se
deca que su muerte se deba en parte a los rigores del ayuno aconsejado
por Wesley. Wesley refuta lo que se dice, y concluye con un poema en honor
del difunto por su hermano Samuel Wesley.]
3
He. 24.16.
4
Job 26.3.
5
Mt. 5.11.
6
Jn.16.2.
7
1 P. 4.5.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 15
Diario 1
Desde el 14 de octubre de 1735
hasta el primero de febrero de 1738
MARTES, 14 de octubre de 1735. El Sr. Benjamin
Ingham, de Queen's College, Oxford, el Sr. Charles
Delamotte, hijo de un comerciante de Londres, quien se
haba ofrecido antes, mi hermano Carlos Wesley y yo, nos
embarcamos para Gravesend, para de all proseguir a
Georgia. Nuestra finalidad al dejar nuestro pas no era evitar
privaciones (habindonos dado Dios abundantes
bendiciones temporales), ni ganar la escoria de la riqueza y
los homenajes. Sencillamente queramos salvar nuestras
almas, vivir plenamente a la gloria de Dios. En la tarde
encontramos al Simmonds en las afueras de Gravesend e
inmediatamente nos embarcamos.
El mircoles y jueves lo pasamos con uno o dos de
nuestros amigos, unas veces a bordo y otras en tierra,
exhortndonos unos a los otros a despojarnos de todo peso
y a correr con paciencia la carrera que tenamos por
delante.
8
VIERNES 17. Empec a aprender alemn para poder
conversar con los moravos, de los cuales tenamos 26 a
bordo. El domingo, con tiempo agradable y calmado,
tuvimos el servicio matutino en la cubierta. Ahora por
primera vez improvis mi predicacin y despus administr
la Santa Cena a seis o siete comulgantes. Un pequeo
rebao. Quiera Dios aumentarlo!
LUNES 20. Creyendo en la negacin propia, aun en
las instancias ms pequeas, pudiendo ser de ayuda por la

8
He. 12.1.
Diarios, Tomo I 16
bendicin de Dios, dejamos completamente el uso de la
carne y el vino y nos limitamos a verduras, mayormente
arroz y pan. En la tarde, David Nitschmann, Obispo de los
moravos, y dos ms, comenzaron a aprender ingls. Ah, si
pudiramos no solamente ser de una lengua, sino de una
mente y corazn!
MARTES 21. Partimos de Gravesend. Cuando
estbamos a medio camino de Goodwin Sands, el viento
ces repentinamente. Si la calma hubiera continuado hasta
que baj la marea, el barco posiblemente se habra perdido.
Pero una hora despus el viento volvi a soplar y nos llev
hasta los Downs.
Ahora comenzamos a normalizarnos. Nuestra rutina
diaria era as: De cuatro a cinco de la maana, cada uno se
dedicaba a la oracin en privado. De cinco a siete, leamos la
Biblia juntos, cuidadosamente comparndola (tratando de
no inclinarnos a nuestra propia comprensin) con los
escritos antiguos. A las siete, desayunbamos. A las ocho,
tenamos las oraciones en pblico. De nueve a doce, yo
estudiaba alemn y el Sr. Delamotte, griego. Mi hermano
escriba sermones y el Sr. Ingham enseaba a los nios. A
las doce nos reunamos para compartir unos con otros lo
que habamos hecho desde nuestra ltima reunin y hacer
planes antes de la prxima. Alrededor de la una,
almorzbamos. Despus del almuerzo, hasta las cuatro, les
leamos a quienes estaban a nuestro cargo o les hablbamos
rigurosamente, segn fuera necesario. A las cuatro, tenamos
oraciones vespertinas cuando se explicaba ya sea la Segunda
Leccin (lo que se haca siempre en las maanas) o se
catequizaba a los nios y se les instrua en presencia de la
congregacin. De cinco a seis, volvamos a la oracin en
privado. De seis a siete, yo lea en mi cabina a dos o tres de
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 17
los pasajeros (de los que haba cerca de 80 ingleses a bordo)
y cada uno de mis hermanos haca lo mismo con otros
tantos en sus cuartos. A las siete, me una a los alemanes en
su servicio pblico, mientras el Sr. Ingham lea entre
cubiertas a todos como desearan escuchar. A las ocho, nos
reunamos otra vez para exhortarnos e instruirnos unos a
otros. Entre nueve y diez, nos acostbamos, pues ni el ruido
del mar ni el movimiento del barco podan quitarnos el
sueo tranquilo que Dios nos daba.
[Siguen varias pginas sobre las primeras vicisitudes del viaje.]
MIRCOLES, 10 de diciembre. Salimos de Cowes y
por la tarde pasamos las Needles. Aqu las rocas escabrosas
con el embate y la espuma de las olas a sus pies, y el
faralln blanco de la isla que se alzaba sobre la playa nos
daban una fuerte impresin que Aquel que midi las aguas
con el hueco de su mano y los cielos con su palmo.
9
Hoy habl detenidamente sobre la importancia de la
religin con alguien con quien haba hablado anteriormente
una o dos veces. Despus ella me dijo con lgrimas en los
ojos: Mi madre muri cuando yo apenas tena 10 aos.
Algunas de sus ltimas palabras fueron: Hija, teme a Dios,
y aunque me pierdas, nunca te faltar un amigo. Ahora, he
encontrado un amigo, cuando ms lo necesitaba y cuando
menos lo esperaba!
Desde ese da hasta el 14, estando en la Baha de
Vizcaya, el mar estuvo muy agitado. El Sr. Delamotte y
muchos otros estuvieron ms enfermos que nunca. El Sr.
Ingham un poco. Yo no me enferm. Al dcimocuarto da,
da de calma, muchos de los enfermos se sanaron.
DOMINGO 25. Al medioda, nuestra tercera
tormenta empez. A las cuatro de la tarde se torn ms

9
Is. 40.12.
Diarios, Tomo I 18
violenta que nunca antes. Verdaderamente, ahora podamos
decir que el estruendo de las muchas aguas y las recias
ondas del mar
10
rugan horriblemente. Las olas del mar
suban a los cielos, descendan a los abismos.
11
Los vientos
rugan alrededor nuestro y (lo que no haba escuchado antes)
silbaban tan claramente como una voz humana. El barco no
slo se mova violentamente de un lado a otro, sino que se
remeca y sacuda con un movimiento tan desigual y ruidoso
que uno apenas y con gran dificultad poda sostenerse. Era
imposible pararse sin algn apoyo. Cada diez minutos se
senta un duro golpe en la popa o la borda, que le hacan
pensar a uno que las tablas se partan a pedazos. En este
momento, un nio, que haba sido bautizado previamente,
fue trado para ser recibido en la iglesia. Esto me hizo
recordar a Jeremas comprando la tierra en momentos en que
los caldeos estaban a punto de destruir a Jerusaln, y
pareca una promesa del Dios misericordioso dirigida a
ensearnos aqu en la tierra de los vivientes.
Despus de las oraciones, pasamos dos o tres horas
conversando sobre lo pertinente a la ocasin,
confirmndonos en tranquila sumisin a la sabidura y a la
santa y afable voluntad de Dios. Ahora la tormenta no nos
pareca tan horrible como antes. Bendito sea el Dios de
toda consolacin!
A las siete fui a ver a los alemanes. Haca tiempo que
haba observado la seriedad de su comportamiento. De su
humildad haban dado constante prueba, realizando trabajos
serviles para otros pasajeros que ninguno de los ingleses
hubiera hecho. Por ese trabajo no deseaban ni reciban pago,
diciendo que era bueno para sus corazones orgullosos y que

10
Cf. Sal. 93.4.
11
Cf. Sal. 107.26.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 19
su amante Salvador haba hecho mucho ms por ellos. Cada
da les prestaba ocasin de mostrar el espritu de
mansedumbre que ninguna ofensa poda quitar. Si eran
empujados, golpeados o derribados, se levantaban y se
retiraban sin proferir queja alguna. Haba ahora la
oportunidad de probar si estaban libres del espritu de
temor, as como de orgullo, clera y venganza. En medio de
la lectura del Salmo con el que iniciaban su servicio, las
aguas embravecidas entraron al barco, rasgaron la vela
principal, cubrieron al barco, y se metieron entre cubiertas
como si el mar nos hubiera tragado.
Un terrible grito se oy entre los ingleses. Los
alemanes, calmadamente, continuaron cantando. Ms tarde
le pregunt a uno de ellos: No tenas miedo? Respondi,
Gracias a Dios, no. Pregunt luego, Y sus mujeres y
nios no tenan miedo? Respondi con toda calma, No,
nuestras mujeres y nios no temen morir.
De all me dirig a sus vecinos los ingleses que
lloraban y temblaban. Les hice ver la diferencia en la hora de
prueba entre quienes temen a Dios y quienes no le temen. A
las doce el viento se calm. Este fue el da ms glorioso que
hasta ahora haba visto.
JUEVES, 29 de enero de 1736. Cerca de las siete de
la noche camos al borde de un huracn. La lluvia y el viento
eran extremadamente violentos. En un momento el cielo se
puso tan oscuro que los marineros no podan ver las sogas
ni recoger las velas. El barco probablemente hubiera
naufragado de no haberse calmado repentinamente el viento,
de la misma manera que comenz. Al final de esta tormenta,
en cada mstil vimos lo que los antiguos (como se supone)
llamaban Castor y Pollux. Esto era una bola pequea de
Diarios, Tomo I 20
fuego blanco, como una estrella.
12
Los marineros dicen que
esto aparece en una tormenta, generalmente sobre la
cubierta, o al final de la misma sobre los mstiles o las velas.
DOMINGO, primero de febrero. Nos pusimos al
habla con un barco de Carolina. El mircoles 4 pas sin
mayores acontecimientos. Cerca del medioda los rboles se
vean desde el mstil y en la tarde desde la cubierta
principal. En la Leccin de la Tarde haba estas palabras:
Una puerta grande y eficaz, se abri.
13
Que nadie la
cierre!
JUEVES 5. Entre las dos y tres de la tarde, Dios nos
trajo todos salvos al Ro Savannah. Echamos ancla cerca de
la Isla Tybee, donde las arboledas de pino a lo largo de la
orilla brindaban una vista agradable, mostrando como si
fuera el inicio de la primavera despus de un largo invierno.
VIERNES 6. Cerca de las ocho de la maana
pusimos pie en suelo americano. Era una isla pequea,
deshabitada, frente a Tybee. El Sr. Oglethorpe nos gui
hacia una parte elevada, donde todos nos arrodillamos para
dar gracias a Dios. Luego, l se embarc para Savannah.
Cuando el resto de la gente baj a tierra, llamamos a nuestro
pequeo rebao a la oracin. Varias partes de la Segunda
Leccin, Marcos 6, estuvieron magnficamente apropiadas
para la ocasin, en particular el relato sobre el valor y el
sufrimiento de Juan El Bautista, las instrucciones de nuestro
Seor a los primeros predicadores del evangelio, su tarea
laboriosa en el mar y su salvacin con aquellas palabras de
consuelo, Soy yo, no temis!
14

12
Castor y Pollux eran en la mitologa griega como los patrones de los
marineros. Mostraban su presencia con el fenmeno aqu descrito, que ocurre
en algunas tempestades, y conocido tambin como el fuego de San Elmo.
13
1 Co. 16.9.
14
Mr. 6.50.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 21
MARTES 24. El Sr. Oglethorpe regres. Al da
siguiente me desped de la mayora de los pasajeros, quienes
se vean muy serios. Pudiera ser que no toda la semilla cay
en tierra pedregosa.
En la tarde regres a Savannah. El Sr. Oglethorpe, el
Obispo Nitschmann y Andrew Dober nos acompaaron a la
casa de la Sra. Musgrove a escoger un lugar para la casita
que el Sr. Oglethorpe haba prometido construirnos. Por el
estado de nuestro barco, nos vimos obligados a pasar la
noche all. Pero donde quiera que estemos resulta lo mismo
si es la voluntad de nuestro Padre que est en el cielo.
A nuestro regreso al da siguiente, el Sr. Quincy
(quien viva en la casa donde luego estaramos nosotros), el
Sr. Delamotte y yo nos hospedamos con los alemanes.
Tuvimos la oportunidad, da a da, de observar su
comportamiento, dado a que estbamos en un cuarto con
ellos desde la maana hasta la noche, excepto por el corto
tiempo que sala a caminar. Siempre estaban ocupados,
siempre alegres y de buen humor entre ellos. Haban dejado
de lado todo rencor y rivalidad, ira y amargura, gritera y
maledicencia. Ellos andaban como es digno de la vocacin a
que fueron llamados,
15
y en todo adornando la doctrina de
Dios nuestro Salvador.
16
DOMINGO, 7 de marzo. Inici mi ministerio en
Savannah, predicando sobre la Epstola del da, 1 Co. l3. En
la Segunda Leccin, Lucas 18, estaba la profeca de nuestro
Seor sobre el trato que l mismo (y consecuentemente sus
seguidores) habran de encontrar en el mundo, y su grata
promesa a quienes desnudos siguen a un Cristo desnudo. De
cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o

15
Ef. 4.1.
16
Tit. 2.10.
Diarios, Tomo I 22
padre, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios,
que no haya de recibir mucho ms en este tiempo, y en el
siglo venidero la vida eterna.
17
Sin embargo, no obstante estas declaraciones
sencillas de nuestro Seor, no obstante mi propia y repetida
experiencia, no obstante la experiencia de todos los
seguidores sinceros de Cristo con quienes he hablado, ledo
u odo, sobre este asunto, todo lo cual muestra claramente
que quienes no aman la luz han de odiar a quien
continuamente trabaja por drsela, no obstante todo esto,
soy testigo contra m mismo de que cuando vi al nmero de
personas abarrotadas en la iglesia, la atencin profunda con
que reciban la Palabra y la seriedad que se vea en sus
rostros no pude contenerme de dudar el testimonio tanto de
la experiencia como de la razn y la Biblia. A duras penas
podra creer que la mayora, la gran mayora de esta gente
tan solcita y seria, podra en lo sucesivo pisotear aquella
Palabra y decir toda clase de maldad, falsamente, de quien la
habl. Oh, quin puede creer lo que su corazn aborrece?
Jess, Maestro, ten misericordia de nosotros! Permite que
amenos tu Cruz! Entonces creeremos. Si sufrimos, tambin
reinaremos con l.
18
SBADO, 22 de mayo. Cerca de las cuatro de la
tarde llegamos a Doboy Sound. El viento soplaba de frente.
Era tan fuerte cuando nos embata y el mar tan bravo que
fuimos llevados hacia la ensenada. El barco a cada momento
pareca que estaba a punto de hundirse. Pero fue la voluntad
de Dios llevarnos a salvo en media hora al otro lado y a
Frederica a la maana siguiente. A las nueve tuvimos

17
Lc. 18.29-30.
18
2 Ti. 2.12.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 23
nuestras oraciones en pblico. Estuvieron presentes 19
personas y (pienso) nueve comulgantes.
VIERNES 28. Le la oracin de intercesin al Sr.
Germain quien se encontraba a punto de morir. Haba
perdido el habla y los sentidos. Sus ojos se mantenan fijos,
y no tena ningn movimiento perceptible, excepto cuando
mova su pecho al respirar. Mientras estuvimos a su lado,
estir sus brazos, se toc la cabeza, recuper la vista, el
habla y el conocimiento. Inmediatamente mand llamar a los
mayordomos y arregl los asuntos de su familia. Luego se
acost y muri.
MIRCOLES, 23 de junio. Tuve una larga
conversacin con el Sr.____
19
sobre la naturaleza de la
religin. Le ped entonces la razn por la que no procuraba
recomendar la religin a todos con quienes hablaba.
Respondi, Lo hice una vez y por mucho tiempo pens
que haba hecho algo bueno. Despus me di cuenta que ellos
no estaban nada mejor y yo peor. Por tanto, ahora siempre
trato de ser inofensivo en mi conversacin, no trato de
esforzarme a que la gente se haga religiosa, a no ser con
quienes expresen el deseo de serlo y que consecuentemente
estn deseosos de escucharme. Pero hasta ahora (y no hablo
por ti o tu hermano) no he encontrado tal persona en
Amrica.
El que tenga odos para or, oiga.
20
Tome nota de la
tendencia de este maldito principio. Si usted le habla slo a
quienes desean escuchar, vea a cuntos puede corregir de
los errores de sus caminos! Si tratando de hacer el bien,
haces el mal, entonces que? As lo hizo San Pablo. As lo

19
Parece referirse a Oglethorpe, ya que los diarios privados de Wesley sealan
que ese da convers con l de 8:30 a 10:45 a.m.
20
Mt. 11.15.
Diarios, Tomo I 24
hizo el Seor de la Vida. Hasta su palabra tuvo sabor de
muerte, como tambin sabor de vida.
21
Pero es que acaso
no debes esforzarte ms? Dios te perdone! Esfurzate ms
humildemente, ms calmadamente, ms cautelosamente. No
te esfuerces como lo hiciste antes, pero esfurzate mientras
el aliento de Dios est en tu nariz!
JUEVES, primero de julio. Los indgenas tuvieron
una entrevista hoy y otra el sbado, en la que Chigilly, su
jefe,
22
cen con el Sr. Oglethorpe. Despus de la cena, le
pregunt al anciano de cabellos grises la razn por la que l
pensaba haba sido creado. El anciano respondi, El que
est en lo alto sabe para qu nos ha hecho. Nosotros no
sabemos nada. Estamos en la oscuridad. Pero los hombres
blancos saben mucho, y sin embargo, construyen grandes
casas, como si fueran a vivir para siempre. Pero los hombres
blancos no pueden vivir eternamente. En poco tiempo, los
hombres blancos se volvern polvo, igual que yo. Le dije,
Si los pieles rojas conocieran el Libro Bueno, sabran tanto
como los hombres blancos. Ni nosotros ni ustedes podemos
comprender ese libro a no ser que seamos enseados por el
que est en lo alto. El no nos ensear hasta que
desechemos lo que sabemos que no es bueno. El anciano
respondi, Eso s lo creo. El no nos ensear hasta que
nuestros corazones no estn blancos. Nuestros hombres no
hagan lo que saben que no es bueno. Matan a sus propios
hijos. Tambin nuestras mujeres hacen lo que saben que no
es bueno. Matan a sus hijos antes de nacer. Por tanto, el que
est en lo alto no nos enva el Libro Bueno.

21
2 Co. 2.16.
22
Jefe de los Choctaws, con quien Oglethorpe hizo un tratado de defensa
mutua contra los espaoles.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 25
Enterndome que la menor de las Srtas. Bovey no
estaba bien, las visit esta tarde. Encontr que tena slo
salpullido, una clase de erupcin muy comn aqu en el
verano. Pronto entablamos una conversacin muy seria,
despus de haberles preguntado si ellas no pensaban que
estaban muy jvenes para preocuparse de asuntos de
religin. Y sobre todo que podan aplazar este tema 10 o 12
aos ms. Una de ellas respondi: Si fuera razonable
esperar 1O aos para ser religiosa, lo razonable ahora es no
postergarlo un minuto.
MARTES 20. Cinco de los indgenas Chickasaw (veinte de
los cuales haban estado en Savannah varios das) vinieron a
vernos con el Sr. Andrews, su intrprete. Todos eran
guerreros, y cuatro de ellos jefes. Dos de los jefes eran
Paustoobee y Mingo Mattaw. Nuestra conversacin fue
como sigue:
Pregunta: Creen ustedes que hay Uno en lo alto que est sobre
todas las cosas?
Paustoobee respondi: Creemos que hay cuatro cosas muy
sagradas en lo alto: las nubes, el sol, el claro cielo y el que vive en el cielo.
P. Crees que hay solamente Uno que vive en el cielo?
Respuesta: Creemos que hay dos con l, tres en total.
P. Crees que l hizo el sol y todas las otras cosas sagradas?
R. No lo podemos decir. Quin lo ha visto?
P. Piensas que l te cre?
R. Pensamos que en el principio l cre a todos los hombres.
P. Cmo los cre en el principio?
R. De la tierra.
P. Crees que l te ama?
R. No lo s. No puedo verlo.
P. Pero acaso no te ha salvado la vida con frecuencia?
R. S lo ha hecho. Muchas balas han pasado por este lado y
muchas por este otro; pero l no les permiti que me hicieran dao. Muchas
balas han herido a estos jvenes y an siguen con vida.
P. Entonces, no puede l ahora salvarte de tus enemigos?
R. S, pero no sabemos si lo har. Tenemos ahora tantos enemigos
a nuestro alrededor que no pienso en otra cosa que no sea la muerte. Y si
voy a morir, morir, y morir como un hombre. Pero si l quiere que yo
viva, vivir. Aunque tuviera muchos enemigos, l puede destruirlos a
todos.
Diarios, Tomo I 26
P. Cmo lo sabes?
R. Por lo que he visto. Antes, cuando nuestros enemigos venan
contra nosotros, las sagradas nubes venan en nuestra ayuda.
Frecuentemente con lluvia, y algunas veces granizo, los atacaban, aunque
fuese en un da muy caluroso. He visto cuando muchos franceses y
Choctaws y otras naciones atacaron a uno de nuestros pueblos. La tierra
hizo un gran estruendo y en el aire las cosas sagradas se detuvieron detrs
de ellos. Tuvieron miedo y se fueron, abandonando sus carnes, sus bebidas
y sus rifles. No miento. Todas estas cosas tambin las vi.
P. Has odo tales ruidos en otras oportunidades?
R. S, con frecuencia, antes y despus de cada batalla.
P. Qu clase de ruidos eran?
R. Ruidos como de tambores, rifles y gritos.
P. Has escuchado algunos ltimamente?
R. S, cuatro das despus de nuestra ltima batalla con l os
franceses.
P. Entonces, no escuchaste nada antes de eso?
R. La noche anterior so; escuch de lejos muchos tambores,
muchas trompetas y muchos pataleos y gritos. Hasta ese momento, pens
que todos moriramos. Pero luego pens que las cosas sagradas iban a venir
a ayudarnos. Al da siguiente escuch que all arriba se dispararon cientos
de rifles antes que la batalla empezara. Dije entonces, Cuando el sol salga,
las cosas sagradas nos ayudarn y conquistaremos a nuestros enemigos.
As lo hicimos .
P. Piensan y hablan ustedes con frecuencia de las cosas sagradas?
R. Siempre pensamos en ellas, dondequiera que estemos hablamos
de ellas y con ellas, fuera y dentro de casa; en paz, en guerra, antes y
despus de pelear. Por cierto, en cualquier lugar y dondequiera que nos
reunimos.
P. Dnde crees que nuestras almas van despus de la muerte?
R. Creemos que las almas de los pieles rojas caminan de arriba a
abajo cerca del lugar donde mueren o donde yacen sus restos. Con
frecuencia omos llantos y ruidos cerca del lugar donde un prisionero fue
quemado.
P. Dnde van las almas de los blancos despus de la muerte?
R. No podemos decirlo. No hemos visto.
P. Nuestra creencia es que las almas de los malos caminan de arriba
a abajo; mas las almas de los buenos van hacia arriba.
R. Tambin lo creo. Pero lo que he dicho es lo que dice mi pueblo.
(El Sr. Andrews: En el entierro dijeron que saban lo que usted
estaba haciendo, que les estaba hablando a los seres queridos de arriba que
recibiesen el alma de la joven.)
23
P. Tenemos un libro que nos explica mucho de las cosas sagradas
en lo alto. Te gustara conocerlo?

23
La referencia es a un sepelio sobre el que Wesley haba presidido poco
antes.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 27
R. Ahora solamente tenemos tiempo para pelear. Si algn da
estamos en paz, nos gustara saber.
P. Esperas algn da saber lo que los blancos conocen?
(El Sr. Andrews: Ellos le dijeron al Sr. Oglethorpe que pensaban
que algn da los pieles rojas y los blancos llegaran a ser uno).
P. Qu les ensearon los franceses?
R. Los reyes negros franceses
24
nunca salen. A usted lo vemos por
todos lados. Eso nos gusta. Eso es bueno.
P. Cmo lleg su gente al conocimiento que ahora tienen?
R. Tan pronto estuvo la tierra segura y lista para pararse en ella, el
conocimiento vino a nosotros y ha estado con nosotros desde entonces.
Pero somos jvenes. Nuestros ancianos saben ms. Pero no todos ellos
saben. Hay solamente unos cuantos a quienes el Amado escoge desde su
niez y permanece en ellos y los cuida y los ensea. Ellos saben estas
cosas. Nuestros ancianos practican, y por lo tanto saben. Yo no practico;
por eso s poco.
LUNES, 20 de septiembre. Terminamos los
Cnones Apostlicos (de los que tambin debo confesar que
una vez pens ms alto de lo que deb haber hecho). Son as
llamados, como lo seala el Obispo Beveridge, porque
estaban en parte vinculados, y en parte en acuerdo, con las
tradiciones transmitidas de los apstoles. Pero l mismo
advierte ms adelante (en la pgina 150 de su Codex
canonum ecclesiae primitivae por qu no lo seal en la
primera pgina del libro?): Ellos contienen la disciplina
usada en la iglesia de la poca cuando fueron recopilados y
no cuando se reuni el Concilio de Nicea; ya que en esa
poca muchas partes del Canon no tenan uso y estaban
obsoletas.
LUNES 4 de abril de 1737. Comenc a estudiar
espaol para poder conversar con mis parroquianos judos,
algunos de los cuales estn ms cerca de tener la mente de
Cristo que muchos de los que le llaman Seor.
25

24
As llaman a los sacerdotes. [Nota de J.W.]
25
Al parecer, Wesley haba empezado a estudiar el espaol algo antes,
aparentemente para poder conversar con los nativos de Georgia, algunos de
los cuales haban aprendido esa lengua. En su Diario privado para el 28 de
Diarios, Tomo I 28
SBADO 23. Al mencionarle al Sr. Thompson,
ministro de la parroquia de San Bartolom, cerca de
Ponpon, de sentirme preocupado por hacer un viaje de
regreso por agua, me ofreci uno de sus caballos si iba por
tierra, lo que acept con mucho gusto. El me acompa por
20 millas y envi a su sirviente para que me guiara las otras
20 de distancia a su casa. All encontr una joven negra que
luca ms sensata que el resto y le pregunt cunto tiempo
haba estado en Carolina. Me dijo que haba estado dos o
tres aos; pero que haba nacido en Barbados y que haba
vivido all con la familia de un ministro desde pequea. Le
pregunt si iba all a la iglesia. Me respondi, S, todos los
domingos, llevando a los hijos de mi ama. Le pregunt qu
haba aprendido en la iglesia. Me dijo, Nada: he odo
mucho, pero no he comprendido. Pero que te ense tu
amo en casa? Nada. Tampoco tu ama? Tampoco.
Le pregunt, No sabes que tus manos y pies y
esto que llamas cuerpo se convertirn en polvo en poco
tiempo? Ella respondi, S. Mas hay algo en ti que no
se volver polvo, esto es lo que se llama alma. En verdad no
puedes ver tu alma, a pesar de estar dentro de ti, como no
puedes ver el viento aunque te rodea. Pero si no tuvieras un
alma dentro de ti, no podras ver, or o sentir, ms de lo que
puede hacerlo esta mesa. Qu piensas que pasar con tu
alma cuando tu cuerpo se haga polvo? No lo s. Y qu
pasara si tu alma sale de tu cuerpo y va ms all del cielo y
vive para siempre? Dios vive all. Sabes quin es Dios?
No. No lo puedes ver, as como no puedes ver tu propia
alma. El es quien nos ha creado, a ti y a m. A todo hombre
y mujer, a toda bestia y pjaros y a todo el mundo. El es el

junio de 1736, anota que a las diez de la maana Comenc el espaol. [N.
del Ed.]
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 29
que hace al sol brillar, a la lluvia caer y al maz y frutos
crecer de la tierra. El hace todas estas cosas por nosotros.
Pero, por qu piensas que l nos cre, para qu nos hizo a
ti y a m? No s. El te cre para que vivas con l ms
all del cielo. As lo hars, en poco tiempo. Si eres buena,
cuando tu cuerpo muera tu alma ascender y no pedir nada
y tendrs todo lo que puedas desear. Nadie te pegar o har
dao all. Nunca estars enferma. Nunca ms estars triste,
ni tendrs temor de nada. No puedo decirte, no s, cun
feliz sers all, porque estars con Dios.
La atencin con la cual esta pobre criatura escuch
las enseanzas es indescriptible. Al siguiente da, recordaba
todo, fcilmente respondi cada pregunta y dijo que le iba a
pedir a quien la cre que le enseara a ser buena.
MIRCOLES 27. Llegu a la hacienda del Sr.
Bellinger en Chulifinny,
26
donde tuve que permanecer por la
lluvia hasta el viernes. Aqu conoc a un mestizo indgena
(de madre indgena y padre espaol) y varios negros que
estaban muy deseosos de aprender. Uno de ellos dijo,
Cuando estaba en Ashley Ferry iba a la iglesia todos los
domingos. Pero aqu estamos enterrados en el bosque. Aun
teniendo una iglesia a cinco o seis millas, estoy tan cojo que
no puedo caminar; pero me arrastrara hasta all.
El Sr. Bellinger envi a un joven negro para que fuera
conmigo a Purrysburg, o mejor dicho, a lo poco que quedaba
de ste. Oh, cmo ha extendido Dios sobre este lugar el
cordel de destruccin y niveles de asoleamiento.
27
Pobre de
aquellos cuyas vidas aqu fueron vilmente desperdiciadas, a
travs de la opresin, a travs de diversas plagas y

26
Hoy Tillifinny.
27
Is. 34.11.
Diarios, Tomo I 30
problemas. La tierra descubrir la sangre derramada
sobre ella y no encubrir ya ms a sus muertos.
28
Tambin encontr que este joven estaba muy
deseoso y era muy capaz de aprender. Quizs una de las
formas ms fciles y cortas de ensear el cristianismo a los
negros americanos sera primero averiguar y encontrar a los
hacendados ms serios y preguntarles quines de sus
esclavos estn ms inclinados al cristianismo y entienden
ingls. Despus ir a ellos de hacienda en hacienda y
permanecer en ellas el tiempo necesario. He estado con tres
o cuatro caballeros en Carolina que estaran muy felices de
prestar tal ayuda, pudiendo proseguir su trabajo sin ms
obstculos que el de asistir en cualquier lugar a la
predicacin del evangelio.
SBADO 9 de julio. Me reun con un francs de
Nueva Orleans, a orillas del ro Misisip. El haba vivido
varios meses entre los Chickasaws y nos dio un completo y
singular informe de muchas cosas que se contaban. Por esto,
no podamos sino hacer notar lo que es la religin natural,
propiamente as llamada, o la religin que nace de la razn
natural, sin la ayuda de la revelacin, aun en quienes tienen
el conocimiento de muchas verdades y que conversan con
sus seres queridos da y noche. Pero sencillamente tambin
se ve por los frutos que todos los dioses de los pueblos son
dolos.
29
La esencia de su relato fue lo siguiente:
Hace algunos aos los Chickasaws y los franceses eran amigos.
Los franceses estaban entonces mezclados con los Natchez, a quienes
usaban como esclavos, hasta que los Natchez hicieron un levantamiento
general y tomaron a muchos franceses prisioneros. Pero pronto un ejrcito
francs los atac, mat a muchos y se llev al resto. Entre quienes murieron
hubo algunos Chickasaws, cuya muerte los Chickasaws resintieron. Poco

28
Is. 26.21.
29
Sal. 96.5.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 31
despus cuando un barco francs pasaba por su territorio, les dispararon y
mataron a todos los hombres menos a dos. Los franceses decidieron
vengarse y se dio rdenes para que muchos indgenas y varios grupos de
hombres blancos se reuniesen el 26 de marzo de 1736, cerca de uno de l os
pueblos de los Chickasaw. El primer grupo consistente de 50 hombres se
adelant algunos das antes de la fecha. Permanecieron all hasta el 24, pero
nadie se les uni. El 25 fueron atacados por 200 Chickasaws. Los franceses
intentaron abrirse paso entre ellos. Cinco o seis y hasta veinte lo hicieron;
el resto fue tomado prisionero. Los prisioneros fueron enviados en grupos
de dos o tres cada pueblo para ser quemados. Slo el comandante en jefe y
uno o dos ms fueron ejecutados en el lugar del encuentro.
Yo (dijo l) y otro ms fuimos salvados por el guerrero que
nos captur. El mtodo de quemar al resto fue colocando caas encendidas
en los brazos y las piernas y en varias partes de sus cuerpos por algn
tiempo y despus retirndolos por un rato. As mismo, les introducan
maderas encendidas por todo el cuerpo. En esta condicin los mantenan
desde la maana hasta el anochecer. Con mucha frecuencia los golpeaban
antes de quemarlos. Vi al sacerdote que estaba con nosotros llevado a ser
quemado y de cabeza a pie estaba tan negro como su abrigo por los golpes
que le haban dado.
Le pregunt, Cul era la manera de vivir de los indgenas? El
dijo, No hacen otra cosa que comer, beber y fumar desde la maana hasta la
noche y en cierta manera de la noche a la maana. Ya que cuando se
despiertan a cualquier hora de la noche, se levantan y despus de comer y
beber, tanto como pueden, vuelven a dormir. Esto s es la naturaleza de
la religin verdaderamente descrita!
30
SBADO 3 de diciembre. Llegamos a Purrysburg
temprano en la maana, tratando de conseguir un gua para
Port Royal. Al no encontrarlo, salimos sin ninguno, una
hora antes del amanecer. Despus de caminar dos o tres
horas nos encontramos con un anciano, quien nos condujo
hacia un pequeo camino, cerca del cual haba una hilera de
rboles marcados (tenan cortes en la corteza). El dijo que al
seguirlos podramos llegar fcilmente a Port Royal en cinco
o seis horas.
ramos cuatro en total. Uno ellos intentaba ir a
Inglaterra conmigo. Los otros dos se estableceran en
Carolina. Alrededor de las once llegamos a un pantano, en

30
Wesley est atacando la obra de William Wollaston, La naturaleza de la
religin descrita, cuyo autor propona una religin natural, producto de la
sola razn sin necesidad de revelacin.
Diarios, Tomo I 32
donde deambulamos hasta cerca de las dos de la tarde.
Luego encontramos otra hilera de rboles marcados y la
seguimos hasta que se dividi en dos. Seguimos por una de
estas hileras que nos condujo a unos matorrales imposibles
de pasar, con una extensin de una milla. Pasamos
nuevamente otros matorrales y seguimos la otra hilera de
rboles marcados hasta su final. Se acercaba la puesta del
sol. Nos sentamos fatigados y exhaustos sin haber tenido
alimento todo el da, excepto por un pan de jengibre que me
haba echado al bolsillo. La tercera parte del pan ya lo
habamos dividido al medioda. Ahora usamos otra tercera
parte. El resto lo guardamos para la maana. Pero habamos
pasado todo el da sin agua. Clavamos un palo en la tierra y
vimos que la punta se humedeci. Dos de nuestros
compaeros comenzaron a cavar un hueco con sus manos.
Al llegar a los tres pies de profundidad, encontramos agua.
Dimos gracias a Dios, bebimos y nos sentimos renovados.
La noche estaba fra, pero nadie se quej, sino que despus
de habernos encomendado a Dios nos acostamos uno junto
al otro y (por lo menos yo) dormimos hasta cerca de las seis
de la maana.
DOMINGO 4. Renovando Dios nuestras fuerzas,
nos levantamos sin desmayo ni fatiga y resueltos a intentar
encontrar una vez ms un camino a Port Royal. Nos
dirigimos hacia el este, sin encontrar ni camino ni rboles
marcados, mientras que los bosques se hacan ms espesos.
Pensamos que lo mejor sera regresar, si es que podamos
hacerlo, por el mismo camino que habamos venido. El da
anterior, mientras caminbamos por la parte ms espesa del
bosque, yo haba quebrado muchos arbolitos, sin saber por
qu. Estos arbolitos fueron de gran ayuda en varios lugares
donde no se vea camino. Entre la una y dos de la tarde,
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 33
Dios nos llev a salvo a la casa de Benjamin Arieu, el
anciano que habamos dejado el da anterior.
En la noche le oraciones en francs a una familia
numerosa, a una milla de la casa de Arieu. Uno de ellos se
comprometi a guiarnos a Port Royal. Partimos en la
maana. Cerca de la puesta del sol le preguntamos a nuestro
gua si saba dnde estaba. Respondi con franqueza, No.
Sin embargo, continuamos con esfuerzo hasta cerca de las
siete de la noche cuando llegamos a una hacienda. A la
siguiente noche (despus de muchas dificultades y demoras)
llegamos a la isla de Port Royal.
JUEVES 22. Part de Amrica (aunque si Dios
quiere no ser para siempre), embarcado en el Samuel, cuyo
comandante era el Capitn Percy. Viajaban tambin un joven
caballero que haba estado unos meses en Carolina, uno de
mis parroquianos de Savannah, y un francs de Purrysburg
que se haba escapado al ltimo momento. El sbado 24
navegamos por las costas de Charleston y al medioda
perdimos de vista la tierra.
Al da siguiente el viento estaba despejado, pero
fuerte, como lo estuvo el domingo 25, cuando el mar me
afect ms que en las 16 semanas de nuestra travesa a
Amrica. Me vi obligado a acostarme la mayor parte del da,
sintindome bien solamente en esa posicin.
MIRCOLES 28. Al ver que los temores sin
fundamento de no s qu peligro desconocido (el viento
estaba calmado y el mar tranquilo) que me haban afectado
por varios das iban en aumento, clam fervientemente por
ayuda. De inmediato, Dios le devolvi la paz a mi alma.
Sobre este punto debo advertir: 1) Que no debo
olvidar ni uno de esos instantes, hasta obtener otra clase de
espritu, un espritu que glorifique a Dios igualmente en la
Diarios, Tomo I 34
vida que en la muerte. 2) Que quien sea que tenga angustia
en cualquier situacin (exceptuando nicamente el dolor
corporal) lleva en s la prueba de que todava es un
incrdulo. Le tiene el miedo a la muerte? Entonces no cree
que el morir es ganancia.
31
Teme en cualquiera de las
instancias de la vida? Entonces no tiene una firme
conviccin que todas las cosas le ayudan a bien.
32
Y si trata
el asunto ms de cerca, siempre encontrar, junta a la falta
de fe, que cada inquietud se debe evidentemente a otra falta
de carcter cristiano.
LUNES 2 de enero de 1738. Me senta triste y
apesadumbrado (aunque no podra dar una razn particular
por este sentir) y completamente renuente a hablar de cerca
con cualquiera de mi pequeo rebao (cerca de 20
personas). Dud si mi negligencia hacia ellos no era la misma
razn de mi abatimiento. En la noche comenc a ensear al
empleado de cabina, despus de lo cual me sent ms
aliviado.
En los das siguientes, varias veces me propuse
hablarles a los marineros, pero no pude hacerlo. Quiero
decir, me senta imposibilitado de hablar. No poda
encontrar una ocasin para hacerlo y resultaba absurdo
hablar sin tener motivo. No es esto lo que comnmente
quiere decir No poda hablar? Es sta una causa
suficiente de silencio, o no? Es sta una prohibicin del
buen Espritu? O una tentacin de la naturaleza o del
maligno?
DOMINGO 8, De lo profundo de mi corazn
escrib las palabras siguientes:

31
Fil. 1.21.
32
Ro. 8.28.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 35
Por las pruebas ms infalibles y sentimientos profundos, soy reo:
1. De incredulidad, no tener tal fe en Cristo como para prevenir
que mi corazn se turbe; lo que no sera si creyera en Dios y por lo tanto
creyera tambin en l (Cristo).
2. De orgullo, a travs de toda mi vida, por cuanto pens que tena
lo que ahora veo que no tengo.
3. Del ms burdo olvido, por cuanto como clamo a Dios cada
momento en una tormenta, y en la calma no lo hago.
4. De liviandad y exuberancia de espritu, que regresan cuando
pasa la presin y se manifiestan mi hablar palabras que no tienden a
edificar, y especialmente en la forma que hablo de mis enemigos.
Seor, slvame, que perezco.
33
Slvame,
1. Por medio de la fe que trae paz en la vida y en la muerte.
2. Por medio de la humildad que puede llenar mi corazn desde
esta hora y para siempre de un sentido penetrante e ininterrumpido de que
nihil est quod hactenus feci.
34
habiendo construido evidentemente si n
fundamento.
3. Por medio del recuerdo que puede clamar a ti cada momento,
especialmente cuando todo est en calma: Dame fe o muero; dame un
espritu humilde, de lo contrario mihi non sit suave vivere.
35
4. Por entereza, seriedad, honestidad, sobriedad de espritu,
evitando como al fuego cada palabra que no tienda a edificar, y nunca
hablar de mis oponentes, o de quienes pecan contra Dios, sin tener mis
propios pecados ordenados delante de m.
Esta maana, despus de explicar las palabras de San
Pablo, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,
que presentis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional,
36
exhort a
mis compaeros de viaje con toda mi fuerza a obedecer
siguiendo las indicaciones del apstol. Pero al dejarlos solos
ms tarde, la seriedad que demostraron en un principio
desapareci.
VIERNES 13. Tuvimos una fuerte tormenta que nos
oblig a permanecer encerrados. El mar irrumpa sobre el
barco continuamente. Al principio tuve miedo, pero clam a
Dios y fui fortalecido. Antes de las diez me acost, y

33
Mt. 8.25.
34
Kempis, nada es lo que hasta aqu he hecho.
35
Terencio: que la vida me sea dura.
36
Ro. 12.1.
Diarios, Tomo I 36
bendije a Dios, sin temor. Al filo de la medianoche fuimos
despertados por un ruido confuso del mar, del viento y
voces de hombres. Nada semejante haba odo antes. El
sonido del mar irrumpiendo sobre y contra los lados del
barco slo poda compararlo a un gran can o trueno
americano. El rebote, arranque y el movimiento trmulo del
barco se pareca mucho a lo que se dice de los terremotos.
Al instante el capitn subi a cubierta, pero sus hombres no
podan or lo que deca. Lo que soplaba era un verdadero
huracn que comenz al sudoeste, luego se dirigi al oeste,
noroeste, norte y en un cuarto de hora dio la vuelta
nuevamente al este y de all al sudoeste. A la misma vez el
correr del mar (como ellos lo llamaban) se levantaba como
montaas en diferentes puntos a la vez. El barco no
obedeca al timn y tampoco poda el piloto, por la violenta
lluvia, leer el comps. As que el piloto se vio obligado a
dejar que el barco se moviera con el viento y en media hora
la violencia de la tormenta termin.
Al da siguiente, alrededor del medioda, ces la
tormenta. Primeramente haba decidido, con ayuda de Dios,
no solamente predicar a todos, sino tambin aplicar la
Palabra de Dios a cada alma en el barco. Aunque una sola o
ninguna de ellas escuchara, se que mi trabajo en el Seor no
es en vano.
37
Tan pronto ejecut esta decisin mi espritu revivi.
Desde ese da no tuve ms los temores y tristezas que antes
me abatan continuamente. S que hay quienes piensan que
estar in orco,
38
como ellos lo llaman, es un preparativo
indispensable para llegar a ser un cristiano. Diran que

37
1 Co. 15.58.
38
Bajo depresin espiritual. Frase que Wesley aparentemente tom de los
msticos.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 37
hubiera sido mejor continuar en ese estado y que este
descanso no esperado fue una maldicin y no una bendicin.
No! Quin eres t, oh hombre, que favoreces una
hiptesis despreciable y as blasfemas el buen don de Dios?
No ha dicho l mismo: A todo hombre a quien Dios da
riquezas y bienes, le da tambin facultad para que coma de
ellas, tome su parte y goce de su trabajo. Esto es don de
Dios.?
39
Si, Dios puso su propio sello a los dbiles
esfuerzos del humano, y le llenar de alegra el corazn.
40
MARTES 24. Nos comunicamos con dos barcos que
iban de salida, quienes nos dieron las buenas noticias que
nos faltaban 160 leguas para llegar a Land's End. Mi mente
estaba ahora llena de pensamientos, parte de lo cual escrib
como sigue:
Fui a Amrica a convertir a los indgenas. Pero, ay, quin me
convertir a m? Quin, quin me librar de este corazn perverso e
incrdulo? Tengo una religin de verano. Puedo hablar bien, y hasta creer,
mientras no hay peligro cerca; mas que la muerte me mire a la cara, entonces
mi espritu se perturba. Tampoco puedo decir, porque para mi el vivir es
Cristo, y el morir es ganancia.
41
Tengo el pecado de temer, que al hilar
Mi ltimo hilo, morir en la orilla.
42
En verdad pienso, que si el evangelio es verdad, soy salvo. Porque
no solamente he dado y doy todos mis bienes para dar de comer a l os
pobres y doy mi cuerpo para ser quemado, ahogado o a cualquier cosa que
Dios me tenga destinado. Busco la caridad (aunque no como debo, sino
como puedo) con la esperanza de alcanzarla. Ahora creo que el evangelio es
verdad. Mostrar mi fe por mis obras,
43
aventurndolo todo por ella. Lo
hara una y mil veces, si la oportunidad me lo permitiera. Quien me vea,
ver que quisiera ser cristiano. Porque mis caminos no son como los de l os
dems. Por tanto, he sido, soy y estoy contento de ser, motivo de burla a
todos los pueblos.
44
Sin embargo, en una tormenta pienso qu si el
evangelio no es verdad? Entonces, seras el ms tonto de los tontos. Por
qu has dado tus bienes, tu tranquilidad, tus amigos, tu reputacin, t u

39
Ec. 5.19.
40
Ec. 5.20.
41
Fil. 1.25.
42
De un poema de John Donne.
43
Stg. 2.18.
44
Dt. 28.37.
Diarios, Tomo I 38
pas, tu vida? Por qu ests recorriendo todo el mundo? Un sueo, una
fbula artificiosa?
45
Quin me librar de este cuerpo de muerte?
46
Que
har? A dnde escapar? Debo combatir este temor pensando en l, o no
recordndolo? Un sabio me aconsej hace tiempo, S firme y prosigue t u
camino. Quizs esto sea lo mejor, mirar a este temor como si fuera mi cruz;
cuando llegue, permitir que me haga humilde y que despierte todos mis
buenos propsitos, especialmente, el de orar sin cesar; y otras veces no
pensar en este temor, sino proseguir calladamente creciendo en la obra del
Seor.
47
Proseguimos con poco viento y calmado hasta el
jueves en la tarde, cuando al sondear encontramos una arena
blanquisca a unas 75 brazas. No habiendo hecho
comprobaciones por varios das, el Capitn comenz a
preocuparse, temiendo que de improviso entrramos al
Canal de Bristol o chocar de noche con las rocas de Scilly.
DOMINGO 29. Vimos tierra inglesa una vez ms,
que al medioda pareca ser Lizard Point. Pasamos por all
con un viento moderado y al medioda del siguiente da
tocamos la parte occidental de la Isla de Wight.
Aqu el viento cambi en contra nuestra y en la
noche sopl muy fresco, as es que esperbamos (la marea
estaba igualmente en nuestra contra) que nos hara
retroceder unas cuantas leguas durante la noche. Pero en la
maana, para nuestra gran sorpresa, vimos Beachy Head
delante de nosotros y nos dimos cuenta que habamos
avanzado cerca de 40 millas.
Hubo calma al atardecer, mas en la noche un viento
fuerte del norte nos llev a salvo a los Downs. El da
anterior el Sr. Whitefield haba zarpado, pues ni l ni yo
sabamos nada uno del otro. A las cuatro de la maana
tomamos el bote y en media hora llegamos a Deal. Era

45
2 P. 1.16.
46
Ro. 7.24.
47
1 Co. 11.58.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 39
mircoles, febrero l, da en que se celebra en Georgia el
festival del aniversario de la llegada del Sr. Oglethorpe.
Hace ya dos aos y casi cuatro meses desde que dej
mi pas natal para ir a ensear el cristianismo a los indgenas
en Georgia. Pero qu he aprendido mientras tanto? Porque
(lo que yo menos sospech) fui a Amrica a convertir a
otros, cuando nunca me haba convertido a Dios. No estoy
loco sino que hablo palabras de verdad y de cordura.
48
Si
por casualidad algunos de quienes an suean despiertan,
pueden ver que ellos tambin son como yo.
Han ledo ellos filosofa? Tambin yo. En idiomas
antiguos o modernos? Tambin los he ledo. Conocen la
ciencia de la teologa? Tambin la he estudiado por muchos
aos. Pueden hablar con fluidez sobre asuntos espirituales?
Yo tambin puedo hacer lo mismo. Han sido generosos con
sus ddivas? Yo reparto todos mis bienes para dar de
comer a los pobres.
49
Dan ellos de su trabajo tanto como
de sus bienes? Yo he trabajado mucho ms que todos ellos.
Estn dispuestos a sufrir por sus hermanos? Yo he
abandonado mis amigos, reputacin, tranquilidad y pas.
He puesto mi vida en mi mano, recorriendo tierras
extraas, he entregado mi cuerpo para ser devorado y
quemado por el intenso calor y consumido por el trabajo y
la fatiga y por todo aquello que Dios tendra a bien poner
sobre m. Pero es que todo esto me hace (sea ms o
menos, no importa) aceptable delante de Dios? Acaso todo
lo que hice o pueda saber, decir, dar, hacer o sufrir me
justifica ante su presencia? Ms an, me justifica el uso
constante de todos estos medios de gracia? (que, sin

48
Hch. 26.25.
49
1 Co. 13.3.
Diarios, Tomo I 40
embargo, es digno, justo, y nuestro obligado servicio).
50
O
me justifica el que de nada tengo mala conciencia,
51
o que
en lo externo y en lo moral soy intachable? O (para
acercarme an ms) me justifica tener una conviccin
racional de todas las verdades del cristianismo? Me
permite todo esto reclamar lo santo, lo celestial, el carcter
divino de un cristiano? De ninguna manera. Si los orculos
de Dios son verdaderos y si nos gobernamos por la ley y el
testimonio,
52
todas estas cosas, ennoblecidas por la fe en
Cristo, son santas, justas y buenas; pero sin ella son
basura y escoria que esperan solamente ser echadas en el
fuego que no puede ser apagado.
53
Esto entonces lo he aprendido en los confines de la
tierra, que estamos destituidos de la gloria de Dios,
54
que
todo mi corazn se ha corrompido e hizo abominable
maldad, y consecuentemente mi vida entera (no puede el
rbol malo dar fruto bueno)
55
est apartada de la vida de
Dios. Soy un hijo de la ira y heredero del infierno; mis
propios esfuerzos, sufrimientos y justicia estn lejos de
poder reconciliarme con un Dios ofendido. Tambin lejos de
poder expiar estos pecados que si los enumero se
multiplican ms que los cabellos de mi cabeza. Hasta los
ms aceptables de ellos necesitan ser expiados, o no pueden
resistir su justo juicio. Pero teniendo sentencia de muerte en
mi corazn y no teniendo nada en m o de m que me
justifique, no tengo esperanza, sino la de ser libremente

50
Libro de Oracin Comn.
51
1 Co. 4.4.
52
Is. 8.20.
53
Mc. 9.43.
54
Ro. 3.23
55
Mt. 7.18.
Diario 1, 14 de octubre de 1735 - 1 de febrero de 1738 41
justificado mediante la redencin que es en Cristo Jess. No
tengo esperanza sino de buscar y encontrar a Cristo, y ser
hallado en l, no teniendo mi propia justicia, que es por la
ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de
Dios por la fe.
56
Si se ha dice que tengo fe (porque tal cosa se ha odo
de labios de miserables consoladores), yo contesto:
Tambin la tienen los demonios. Tienen cierta clase de fe;
pero an son extraos al pacto de la promesa. As los
apstoles tuvieron fe en Can de Galilea, cuando Jess
primeramente manifest su gloria. Ellos entonces en cierta
manera creyeron en l, pero sin tener la victoria que ha
vencido al mundo, nuestra fe.
57
La fe que necesito es
esperanza y confianza segura en Dios, que a travs de los
mritos de Cristo mis pecados son perdonados y yo
reconciliado en la gracia de Dios. Deseo la fe que San Pablo
recomienda a todo el mundo, especialmente en su Epstola a
los Romanos. Aquella fe que capacita a todos los que la
poseen a clamar, ya no vivo yo, mas vive Cristo en m, y lo
que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de
Dios, el cual me am y se entreg a s mismo por m.
58
Deseo esa fe que nadie puede tener sin saber que la posee
(aunque muchos se imaginan tenerla, pero no la tienen).
Quien posee esa fe, ha sido justificado del pecado, para que
el cuerpo del pecado sea destruido, y est libre del temor,
tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Seor
Jesucristo....y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de
Dios.
59
Y est libre de dudas porque el amor de Dios ha

56
Fil. 3.9.
57
1 Jn. 5.4.
58
G. 2.20.
59
Ro. 5.1-2.
Diarios, Tomo I 42
sido derramado en nuestros corazones por el Espritu
Santo que nos fue dado,
60
cuyo Espritu mismo da
testimonio a nuestro espritu, de que somos hijos de Dios.
61

60
Ro. 5.5.
61
Ro. 8.16.
41
Diario 2
Prefacio
1. El que las gentes me vituperen y digan toda clase
de mal contra m,
1
el que yo llegue a ser para muchos como
un monstruo y que los entusiastas de casi todas las
denominaciones clamen, quiten de la tierra a tal hombre,
2
todo esto no me produce, en relacin a m mismo, ningn
grado de preocupacin. S que las Escrituras deben
cumplirse. Si al padre de familia llamaron Beelzeb,
cunto ms a los de su casa?
3
Pero en verdad me
preocupo por quienes por este artificio del diablo estn
impedidos de escuchar la palabra que puede salvar sus
almas.
4
2. Por el bien de stos, y por todos los que
ciertamente desean escuchar la verdad de aquellos
acontecimientos que han sido relatados en diversas formas,
me he visto obligado a publicar este relato posterior. No
dudo que el mismo muestre a muchos de juicio cndido e
imparcial, que yo con toda buena conciencia he vivido
delante de Dios hasta el da de hoy.
5
3. Fcilmente me perdonarn quienes aman o buscan
al Seor Jesucristo con sinceridad inalterable,
6
por hablar
ampliamente de la Iglesia Morava, una ciudad que debera
ser asentada sobre un monte.
7
Su luz ha sido tambin por

1
Mt. 5.11.
2
Hch. 22.22.
3
Mt. 10.25.
4
Stg. 1.21.
5
Hch. 23.1.
6
Ef. 6.24.
7
Mt. 5.14.
Diarios, Tomo I 42
mucho tiempo escondida debajo de un almud.
8
Ya es
tiempo que pueda irrumpir y alumbre su luz delante de los
hombres, y otros tambin glorifiquen a vuestro Padre que
est en los cielos.
9
4. Si alguien preguntara, crees que esta iglesia es
perfecta que no tiene mancha ni arruga ni cosa
semejante?
10
Simplemente contesto, No: espero que lo
ser as, cuando la paciencia tenga su obra completa.
11
Pero tampoco pienso que es correcto entretener al mundo
con las manchas de los hijos de Dios.
5. Adems se ha preguntado si yo me imagino que a
Dios se le encuentra solamente entre ellos. Respondo: De
ninguna manera. S que hay un Dios en Inglaterra y no
necesitamos de ir a buscarlo en tierras extraas. S que en
nuestra tierra Dios est muy cerca a todos los que le
invocan de veras;
12
y por lo tanto pienso en aquellos necios
(por no decir otra cosa) que corren a averiguar de l en
Holanda o Alemania.
6. Cuando fui, el caso era completamente distinto.
Dios no haba entonces desnudado su santo brazo
13
delante
de nosotros como lo ha hecho ahora, en forma que, me
atrevo a decirlo, no ha sido conocida ni en Holanda ni en
Alemania. En aquel entonces, quien ordena todas las cosas
sabiamente, conforme al propsito del que hace todas las
cosas segn el designio de su voluntad,
14
se complaci en

8
Mt. 5.15.
9
Mt. 5.16.
10
Ef. 5.27.
11
Stg. 1.4.
12
Sal. 145.18.
13
Is. 52.10.
14
Ef. 1.11.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 43
usarme para abrir la comunicacin entre los ingleses y la
Iglesia Morava.
7. La razn particular que me oblig a narrar mucho
de la conversacin que tuve con aquellos santos fue sta. En
septiembre de 1738, cuando regres de Alemania, exhort a
todos los que pude a buscar la gran salvacin que es posible
a travs de la fe en la sangre de Cristo, esperndola en todos
los mandamientos y ordenanzas del Seor,
15
y en que segn
tengamos oportunidad hagamos bien a todos.
16
Y as
muchos encontraron el comienzo de aquella salvacin,
siendo justificados gratuitamente por su gracia,
17
teniendo
paz para con Dios por medio de nuestro Seor Jesucristo, y
nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios,
18
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones.
19
8. Alrededor de septiembre de 1739, mientras mi
hermano y yo estbamos ausentes, ciertos hombres se
infiltraron entre ellos sin que se dieran cuenta, en gran
manera, inquietando con palabras y perturbando sus
almas,
20
dicindoles que estaban en un error, que se haban
engaado ellos mismos y que en fin no tenan una verdadera
fe. Porque (decan ellos) nadie tiene justificacin por la fe
que tenga alguna vez duda o temor, (que ustedes saben que
los tienen) o quien no posea un corazn limpio, que ustedes
saben que no lo tienen; o que nunca lo tendrn hasta que
dejen de usar los medios de la gracia (as llamados). Hasta
que no dejen de correr a la iglesia y al sacramento, la

15
Lc. 1.6.
16
Ga. 6.10.
17
Ro. 3.24.
18
Ro. 5.1-2.
19
Ro. 5.5.
20
Hch. 15.24.
Diarios, Tomo I 44
oracin, el canto, y la lectura ya sea de la Biblia o de
cualquier otro libro. No pueden usar estas gracias sin confiar
en ellas. Por lo tanto, hasta que no las abandonen, no
pueden tener la fe verdadera; nunca podrn entonces confiar
en la sangre de Cristo.
9. Y esta doctrina, desde el principio hasta hoy, ha
sido enseada como la doctrina de la Iglesia Morava. Pienso,
por lo tanto, que es mi obligacin absolver a los moravos de
esa difamacin. Y ms an porque quizs soy la nica
persona ahora en Inglaterra que puedo y debo hacerlo. Creo
que es la providencia peculiar de Dios que lo haga; y esto,
ahora que hace dos aos que los miembros ms prominentes
de esa iglesia declararon tanto su experiencia como su juicio
sobre estos puntos ahora en discusin.
10. La suma de todo lo que se dice que ellos
sostienen es esto:
(1) Que el humano no puede poseer ningn grado de
justificacin por la fe hasta que est completamente libre de duda y
temor y hasta que tenga (en el sentido ms amplio) un nuevo y limpio
corazn.
(2) Que no debe usar las ordenanzas de Dios, la
Santa Cena en particular, hasta que posea la fe que excluye toda duda y
temor e implica un nuevo y limpio corazn.
En oposicin abierta a esto, afirmo:
(1) Que el humano puede tener cierto grado de
justificacin por la fe antes de que est completamente libre de toda
duda y temor y antes de poseer (en el sentido ms amplio) un nuevo y
limpio corazn.
(2) Que puede usar las ordenanzas de Dios, la Santa
Cena en particular, antes de poseer tal fe que excluye toda duda y temor
e implica un nuevo y limpio corazn.
Afirmo an ms: Esto lo aprend no slo de los
ingleses, sino tambin.) de la Iglesia Morava.
Y por este medio, yo abierta y formalmente hago un
llamado a esa iglesia (y al Conde Zinzendorf en particular,
en quien confo no se avergence ni tema confesar ninguna
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 45
parte del evangelio de Cristo) de rectificar y dar sus
explicaciones si les he entendido mal o tergiversado.
Londres, 29 de septiembre de 1740
Juan Wesley
Diarios, Tomo I 46
Diario 2
Desde el primero de febrero
hasta el 16 de septiembre de 1738
VIERNES 3 de febrero. Llegu a la casa del Sr.
Delamotte en Blendon, donde esperaba una fra recepcin.
Mas Dios me haba preparado el camino. Tan pronto
termin de mencionar mi nombre fui recibido en tal forma
que me vi obligado a decir, Ciertamente Jehov est en este
lugar y yo no lo saba.
21
Bendito seas t de Jehov. Haz
hecho mejor tu postrera bondad que la primera.
22
En la tarde, regres una vez ms a Londres, de donde
haba estado ausente por dos aos y cerca de cuatro meses.
Tengo muchas razones para bendecir a Dios, aunque
el propsito que yo tena no se llev a efecto, por haberme
llevado a esa tierra extraa, en contra de todas mis
decisiones anteriores. Confo que l en cierta medida me
haya afligido y probado, para saber lo que hay en mi
corazn.
23
Por esto he sido enseado a guardarme de los
hombres.
24
Por esto llego a conocer con seguridad que si lo
reconozco en todos sus caminos, Dios dirigir, y donde la
razn falle enderezar nuestras veredas,
25
por suerte o por
otros medios que l sabe. As soy liberado del temor al mar,
que haba temido y aborrecido desde mi juventud.
Dios me ha permitido conocer a muchos de sus
siervos, particularmente a los de la iglesia de Herrnhut.
Tengo el camino abierto a los escritos de los santos en

21
Gn. 28.16.
22
Rt. 3.10.
23
Dt. 8.2.
24
Mt. 10.17.
25
Pr. 3.6.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 47
alemn, espaol e italiano. Espero tambin que de algo
bueno pueda servir a otros. Todos en Georgia han odo la
palabra de Dios. Algunos han credo y han empezado a
caminar por el bien. Se han tomado algunos pasos para
publicar las buenas nuevas a los paganos del frica y
Amrica. Muchos nios han aprendido cmo se debe servir
a Dios y como ser tiles a sus prjimos. Y aquellos a
quienes ms les preocupa tienen oportunidad de conocer el
verdadero estado de sus jvenes colonias y establecer una
base ms firme de paz y felicidad para muchas generaciones.
LUNES 27. Fui por carruaje a Salisbury y tuve
varias oportunidades de conversar seriamente con mis
compaeros de viaje. Pero por querer remediar la sabidura
de Dios con la sabidura mundana de prologar sermones con
conversaciones ligeras, y despus seguir el consejo de los
msticos Djenlos solos, todo lo que haba dicho qued
como escrito en la arena. Seor, no me tomes en cuenta este
pecado.
26
MARTES 28. Vi a mi madre una vez ms. Al da
siguiente prepar mi viaje para ver a mi hermano en
Tiverton. Pero el jueves, 2 de marzo, un mensaje que mi
hermano Carlos estaba agonizando en Oxford me oblig a
salir para all inmediatamente. Al visitar una casa solitaria
en el camino, en la tarde, encontr all a varias personas que
parecan tener buenos deseos hacia la religin, a quienes les
habl sencillamente, tal como lo hice en la noche los
sirvientes y extraos en mi posada.
Respecto a mi propia conducta, ahora renov y
escrib mis resoluciones anteriores:
1. Ser absolutamente abierto y sin reserva con todos aquellos con
quienes conversara.

26
Hch. 7.60.
Diarios, Tomo I 48
2. Trabajar buscando siempre la seriedad y no acceder en la menor
ligereza de conducta, o en la risa, ni por un momento.
3. No hablar palabra que no se refiera a la gloria de Dios; en
particular, no hablar de cosas mundanas. Otros pueden hacerlo, pero no
deben. Pero qu es esto para ti? Y,
4. No buscar placer que no conduzca a la gloria de Dios, dando
gracias a Dios cada momento por todo lo que hago y por lo tanto,
rechazando toda clase y grado de placer que sienta que no puedo
agradecerle.
SBADO 4 de marzo. Encontr a mi hermano en
Oxford recuperndose de su pleuresa y acompaado de
Peter Bhler. Por este ltimo (en manos del gran Dios)
qued el domingo 5 claramente convencido de mi pecado de
incredulidad, y de mi falta de esa fe por la que somos
salvos,
27
con una salvacin cristiana completa.
Inmediatamente pens: Deja de predicar. Cmo
puedes predicar a otros si t mismo no tienes fe? Le
pregunt a Bhler si l pensaba que debera de dejar de
predicar o no. El contest: De ninguna manera. Le
pregunt: Pero qu puedo predicar? El dijo: Predica la
fe hasta que la obtengas y entonces, porque la tienes,
predicars la fe.
Por tanto, el lunes 6 comenc a predicar esa nueva
doctrina, aunque mi alma rechazaba la tarea. La primera
persona a quien le ofrec la salvacin slo por la fe fue a un
prisionero sentenciado a muerte. Se llamaba Clifford. Peter
Bhler en varias ocasiones anteriores deseaba que le hablara.
Pero no poda convencerme de hacerlo yo mismo, siendo
an, (como lo haba sido por muchos aos) un celoso
defensor de la imposibilidad del arrepentimiento en el lecho
de muerte.
VIERNES 10. Bhler regres a Londres. El martes
14 part para Manchester con el Sr. Kinchin, Fellow de

27
Hch. 4.12.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 49
Corpus Christi y el Sr. Fox, ex-prisionero de la crcel de la
ciudad. Entre las cinco y las seis visitamos la Capilla de
Heath, donde viva un hombre pobre, que haba sido
prisionero en el Castillo de Oxford. No estaba en casa, pero
su esposa sali a vernos. El Sr. Kinchin le dirigi algunas
palabras, que enternecieron tanto su corazn que comenz a
llorar y nosotros continuamos regocijndonos y alabando a
Dios.
Alrededor de las ocho, habiendo estando lloviendo y
oscuro, nos perdimos, pero antes de las nueve llegamos a
Shipton, habiendo cruzado, no s como, un puente colgante
angosto que se tenda sobre una profunda zanja cerca del
pueblo. Despus de la cena, le oraciones a las personas de
la posada y les expliqu la Segunda Leccin. Espero que no
haya sido en vano.
Al siguiente da almorzamos en Birmingham y poco
despus de salir nos sentimos culpables por nuestra
negligencia all (dejamos que quienes haban asistido se
marcharan sin exhortacin o instruccin) debido a una
severa granizada. En Hednesford, cerca de las cinco, nos
esforzamos en ser ms fieles y todos los que oyeron la
exhortacin parecieron serios y conmovidos.
En la noche llegamos a Stafford. La seora de la casa
se uni a nosotros en oracin familiar. A la maana
siguiente, antes de irnos, uno de los sirvientes estuvo muy
afectado y as tambin el establero.
Inmediatamente despus del desayuno, entrando en
el establo, habl unas pocas palabras con los que estaban
all. Un desconocido que me escuch, dijo, Seor, deseara
poder viajar con usted, y cuando entr a la casa me sigui
y sbitamente comenz a decir, Seor, creo que usted es
un buen hombre y vengo a contarle algo de mi vida. Las
Diarios, Tomo I 50
lgrimas aparecieron en sus ojos en todo momento mientras
hablaba y confiamos que ni una palabra que se le dijo se
perdi.
En Newcastle, a donde llegamos cerca de las diez,
algunos a quienes hablamos en nuestra posada estuvieron
muy atentos, excepto una joven muy alegre que nos sirvi y
que estaba muy despreocupada. Sin embargo, seguimos
hablando. Cuando partimos, ella tena los ojos fijos y ni se
movi o dijo palabra alguna, pero luca tan atnita como si
hubiera sido resucitada de los muertos.
Al llegar a la Capilla de Holmes como a las tres, nos
sorprendimos que nos llevaran a un saln donde haban
dispuesto mantel y platos; ms tarde, dos hombres vinieron
a comer. El Sr. Kinchin les pregunt si permitan que el
caballero bendijera los alimentos. Ellos clavaron la vista
como si dieran su consentimiento; pero se sentaron mientras
se oraba, uno de ellos con su sombrero puesto.
Comenzamos a hablar sobre el hecho de entregarse a Dios y
continuamos, a pesar de que ellos parecan completamente
desinteresados. Al rato sus semblantes cambiaron y uno de
ellos se quit el sombrero. Ponindolo detrs de s, dijo que
todo lo que habamos dicho era verdad, pero que l haba
sido un cruel pecador y no haba tomado en cuenta lo dicho
como deba. Que haba resuelto ahora, con la ayuda de Dios,
entregarse a l con diligencia. Le exhortamos a l y a su
compaero, quien de la misma manera asimilaba cada
palabra, que clamaran a Dios pues, el enva ayuda desde su
santuario.
28
Estando decado en la tarde, hice una visita a
Altrincham y all me encontr con un cuquero, muy bien

28
Sal. 20.2.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 51
versado y por lo tanto, (como pronto descubr) bastante
aficionado a la controversia. Despus de haber pasado una
hora all (quizs no en vano) le aconsej que discutiera lo
menos posible y en su lugar buscara la santidad y el caminar
humildemente con su Dios.
Tarde en la noche llegamos a Manchester. Pasamos
todo el viernes 17 con el Sr. Clayton, por quien, as como el
resto de nuestros amigos all, fuimos renovados y
fortalecidos. El Sr. Hoole, Rector de la Iglesia de Santa Ana,
se enferm al da siguiente. El domingo 19 el Sr. Kinchin y
yo oficiamos en la maana en la Capilla de Sanford, lo que
implic que el Sr. Clayton tuvo la libertad de tener el
servicio en la Iglesia de Santa Ana. En la tarde, prediqu all
sobre las palabras de San Pablo, De modo que si alguno
est en Cristo, nueva criatura es.
29
Temprano en la maana salimos de Manchester
llevando con nosotros al hermano del Sr. Kinchin, por quien
habamos venido y quien iba a ingresar a Oxford. Estbamos
completamente decididos a no perder oportunidad de
despertar, instruir o exhortar a cualquiera que
encontrramos en nuestro viaje. En Knutsford, nuestra
primera parada, todos a quienes les hablamos recibieron con
agradecimiento la palabra de exhortacin. En Talk-o'-th'-
Hill, donde almorzamos, una mujer con quien estbamos se
comportaba como toda una dama y trabajamos con ella
como una hora, pero pareci todo en vano. Sin embargo,
continuamos hablando. De pronto luci como alguien que se
acaba de despertar. Cada palabra penetr en su corazn.
Nunca antes haba visto en ninguna otra persona y en tan

29
2 Co. 5.17.
Diarios, Tomo I 52
poco tiempo cambio tan completo, en sus ojos, cara y
manera de hablar.
Cerca de las cinco, cuando el Sr. Kinchin cabalgaba al
lado de un caballo que llevaba a un hombre y a una mujer, el
hombre le dijo, Seor, usted debe agradecer a Dios que
hace un buen da; porque si lloviera, usted estara muy sucio
con ese pequeo caballo. El Sr. Kinchin le respondi,
Verdad. Debemos agradecer a Dios por nuestra vida y
salud, por el alimento, el vestido y todas las cosas. Y
continu cabalgando. Al Sr. Fox que le segua, el hombre le
dijo, Seor, a mi seora le gustara conversar ms con ese
caballero. Nos detuvimos y cuando nos acercamos
empezamos a escudriar nuestros corazones. Por la noche
regresaron a vernos en nuestra posada en Stone, donde les
expliqu a los dos y a muchas de sus amistades que se
haban reunido, aquella gran verdad, que la piedad para todo
aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente y la
venidera.
30
MARTES 21. Llegamos a Hednesford entre las
nueve y las diez. En ese momento alguien contaba que una
mujer joven haba muerto el da anterior. Esto nos brind
una buena oportunidad para exhortar a todos los presentes
sobre ensearnos a contar de tal modo nuestros das, que
traigamos al corazn sabidura.
31
En la tarde hablamos con uno que encontramos ms
inclinado a hablar que a escuchar. Sin embargo, hablamos y
no perdimos el tiempo. En la noche, conversamos con un
joven cuquero quien ms tarde vino a nuestra posada en
Henley, de donde mand a buscar al resto de su familia para
reunirnos en oracin; a lo que aad, como generalmente

30
1 Ti. 4.8.
31
Sal. 90.12.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 53
hago, la presentacin de la Segunda Leccin. En la maana,
nuestro otro compaero fue con nosotros una o dos millas.
Durante el viaje no solamente habl menos que el da
anterior, sino que durante gran parte del tiempo tom seria
precaucin contra la habladura y vanidad.
Una hora despus, un caballero anciano nos
encontr, quien nos dijo que iba a ingresar a su hijo en
Oxford. Le preguntamos, En qu facultad? El dijo que no
saba y que no tena ningn conocido en Oxford, por lo
tanto, no poda depender de alguna recomendacin.
Despus de haber conversado, expres un profundo sentido
de la buena providencia de Dios y nos dijo que saba que
Dios nos haba puesto en su camino, en respuesta a su
oracin. En la tarde llegamos a Oxford, regocijndonos por
haber recibido tantas experiencias renovadoras de esa gran
verdad: Reconcelo en todos tus caminos, y el enderezar
tus veredas.
32
[El da 23 wesley se reuni de nuevo con Bhler. Probablemente como
resultado de esa conversacin, al da siguiente emprendi una relectura del
Nuevo Testamento en Griego.]
SBADO primero de abril. Estando en compaa
del Sr. Fox, mi corazn estaba tan rebosante que no poda
limitarme a los modelos de oracin que estbamos
acostumbrados a usar all. Tampoco tena el propsito de
estar limitado a esas oraciones nunca ms, sino orar
indistintamente, con o sin modelos, segn encontrara
conveniente para cada ocasin.
SBADO 22. Me encontr una vez ms con Peter
Bhler. Ahora no tena objecin a lo que l dijo sobre la
naturaleza de la fe, por ejemplo, que es (usando las palabras
de nuestra Iglesia), La verdadera confianza y seguridad que

32
Pr. 3.6.
Diarios, Tomo I 54
tiene un hombre en Dios, que a travs de los mritos de
Cristo sus pecados son perdonados y l reconciliado por la
gracia de Dios. Tampoco puedo negar la felicidad o
santidad que l deca eran fruto de la fe verdadera. De lo
primero me convencieron los pasajes: El Espritu mismo
da testimonio a nuestro espritu, de que somos hijos de
Dios
33
y El que cree en el Hijo de Dios, tiene el
testimonio en s mismo.
34
De lo segundo: Todo aquel que
es nacido de Dios, no practica el pecado
35
y Todo aquel
que cree que Jess es el Cristo, es nacido de Dios.
36
Pero
no pude comprender a lo que l se refera al hablar sobre
una obra instantnea. No pude entender cmo esta fe
podra darse en un momento dado, cmo puede alguien de
repente cambiar de la oscuridad a la luz, del pecado y
miseria a la justicia y al gozo en el Espritu Santo. Busqu
en las Escrituras sobre este mismo tema, particularmente en
Hechos de los Apstoles. Pero para mi sorpresa encontr
muy pocas referencias de conversiones que no fuesen
instantneas. Y ninguna como la de San Pablo, quien estuvo
tres das en los tormentos del nuevo nacimiento. Me
quedaba solamente un refugio, decir: Entonces doy por
sentado que Dios obr as en las primeras etapas del
cristianismo; pero los tiempos han cambiado. Qu razones
tengo para creer que ahora obra de la misma manera?
Pero el domingo 23 de abril, ese refugio no me sirvi
ms, por la coincidente evidencia de varios testimonios
vivientes, quienes testificaron que Dios haba obrado en
ellos, dndoles en un momento tal fe en la sangre de su Hijo

33
Ro. 8.16.
34
1 Jn. 5.10.
35
1 Jn. 3.90.
36
1 Jn. 5.1.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 55
que los traslad de la oscuridad a la luz, librndoles del
pecado y del temor y llevndoles hacia la santidad y
felicidad. Aqu termin mi discusin. Solamente pude ahora
clamar, !Seor, ayuda mi incredulidad!
37
Le pregunt a Peter Bhler otra vez si no deba de
abstenerme de ensear a otros. El respondi, No, no
escondas bajo tierra el talento que Dios te ha dado. De
consiguiente, el martes 25 habl clara y abiertamente en
Blendon a la familia del Sr. Delamotte sobre la naturaleza y
los frutos de la fe. El Sr. Broughton y mi hermano estaban
all. La objecin ms grande del Sr. Broughton fue que l no
poda pensar que yo no tuviera fe, habiendo hecho y sufrido
todas estas cosas. Mi hermano estaba muy enojado y me
dijo que yo no saba el error que haba cometido al hablar de
esa manera. Y en verdad quiso Dios encender el fuego, que
confo nunca sea apagado.
LUNES primero de mayo. La recada de la
enfermedad de mi hermano me oblig otra vez a regresar
rpidamente a Londres. En la noche, lo encontr en casa de
James Hutton, mejor de salud de lo que esperaba, pero muy
opuesto a lo que l llamaba la nueva fe.
Esa noche comenz nuestra pequea sociedad, la
que ms tarde se reuni en Fetter Lane. Nuestras reglas
fundamentales fueron como siguen:
En obediencia a los mandamientos de Dios segn
Santiago y por el consejo de Peter Bhler, acordamos:
1. Que nos reuniramos una vez a la semana para confesarnos
nuestras faltas y orar unos por otros para poder ser sanados.
2. Que los participantes fueran divididos en pequeas bandas,
o compaas, ninguna de ellas con menos de cinco o ms de diez personas.
3. Que cada persona hablara libre, franca y concisamente como
quiera hacerlo, sobre la verdadera condicin de su corazn, con sus muchas
tentaciones y justificaciones, desde la ltima reunin.

37
Mr. 9.24.
Diarios, Tomo I 56
4. Que todas las bandas se renan a las ocho de la noche cada
mircoles, para hablar y compartir, empezando y finalizando con cantos y
oracin.
5. Que a toda persona que desee ser admitida en esta sociedad se le
pregunte, Cules son sus razones para querer ser admitido? Ser usted
completamente sincero y sin reserva alguna? Tiene usted alguna objecin
a cualquiera de nuestras reglas? (Que entonces pueden ser ledas).
6. Que cuando un nuevo miembro sea propuesto todos l os
presentes hablarn clara y libremente de cualquier objecin que tenga
contra l.
7. Que aquellos contra quienes no haya objecin razonable sean
organizados, a modo de prueba, en una o ms bandas separadas, y que
alguien se comprometa a ayudarles.
8. Que despus de un perodo de prueba de dos meses, si no
aparece objecin alguna, sean admitidos en la sociedad.
9. Que cada cuarto sbado sea celebrado como un da de
intercesin general.
10. Que la noche del prximo sptimo domingo haya un gape o
fiesta de amor, desde las siete hasta las l0 de la noche.
11. Que a ningn miembro en particular se le permita actuar en
contra de las ordenanzas de la sociedad y que si alguna persona, despus de
haber sido amonestada tres veces, no cumple lo que se le ha manifestado,
no ser ms considerada como miembro.
MIERCOLES 10. El Sr. Stonehouse, Vicario de
Islington, qued convencido de la verdad que est en
Jess.
38
Desde este da hasta el sbado 13, me sent triste y
apesadumbrado, incapaz de leer, meditar, cantar, orar o de
hacer algo. Mas me sent algo aliviado por la carta de Peter
Bhler, la que incluyo en sus propias palabras:
Con gran amor y pensando mucho en ti durante mi viaje, con mis
mejores deseos y oraciones para que las misericordias de Jesucristo el
crucificado, cuyas entraas fueron dirigidas a ti hace ms de 6,000 aos,
pueda ser manifestado en tu alma. Que puedas probar y despus ver con qu
plenitud el Hijo de Dios te ha amado, y sigue amndote, de tal manera que
puedas continuar confiando en l y sentir su vida en la tuya. Cudate del
pecado de la incredulidad y si no la has vencido todava, procura
conquistarla este mismo da, a travs de la sangre de Jesucristo. No te
demores. Te suplico que creas en tu Jesucristo y tengas en mente sus
promesas a los pobres pecadores, que l no dejar de hacer por ti lo que ha
hecho por muchos otros. Oh cun grande, cun indecible, cun inagotable
es su amor! Con toda seguridad l est listo para ayudar y nada lo ofendera
sino nuestra incredulidad...

38
Ef. 4.21.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 57
Qu Dios te bendiga! Perdura en la fe, el amor, la enseanza, la
comunin de los santos y en resumen, en todo lo que tenemos en el Nuevo
Testamento. Quedo tu inmerecido hermano,
Peter Bhler
DOMINGO 14. Prediqu en la maana en la Iglesia
de Santa Ana, Aldersgate, y en la tarde en la Capilla Savoy
sobre la salvacin gratuita por medio de la fe en la sangre de
Cristo. Se me dijo prontamente que no predicar ms en la
Iglesia de Santa Ana.
Bien hall ser verdad las palabras de un amigo que le
escribi a mi hermano por este tiempo:
He visto en esta ocasin, ms de lo que me hubiera podido
imaginar, lo intolerable que es la doctrina de la fe para la mente humana y
cuan peculiarmente intolerable es para las gentes religiosas. Uno puede
decir las cosas menos cristianas, aun hasta llegar al Desmo; las cosas ms
entusiastas, hasta llegar a arrebatos mentales, iluminismos, uniones; las
cosas ms severas, hasta el rigor completo de la mortificacin asctica:
todo esto ser perdonado. Pero si se habla de la fe de tal modo que hace de
Cristo un sumo Salvador, la ms grande ayuda y refugio universal; en tal
forma que quita toda jactancia y aade felicidad a todo desdichado; de la fe
que descubre una mayor contaminacin en lo mejor de nosotros de lo que
habamos podido imaginar y brinda una mayor salvacin de lo que
podamos haber esperado; si alguno se ofrece a hablar en esta forma, ser
escuchado con el mismo aborrecimiento que si fuera a robarle la salvacin a
la humanidad, su Mediador, o sus esperanzas de perdn. Estoy convencido
que un Montanista o un Novaciano desde la cima de su pureza miraran con
desprecio a pobres pecadores y le negaran toda misericordia. Pero no
seran considerados demoledores del evangelio como lo ser quien aprende
del Autor del evangelio a ser amigo de publicanos y pecadores y sentarse al
mismo nivel de ellos tan pronto inicien su arrepentimiento.
Pero todo esto no es para sorprenderse. Toda persona religiosa
tiene tanta justificacin, adquirida a travs de tanta prctica sacrificial
convertida a la postre en hbitos; y hace de esto su riqueza para este mundo
y el prximo. Todos los otros esquemas de religin son tan complacientes
que les manifiestan que ellos son muy ricos y que tienen suficiente para
triunfar; o son algo difciles, pero mayormente amigables, al decirles que
sus riquezas no son an suficientes, pero que por medio del arte de la
abnegacin y el refinamiento mental pueden mejorar sus riquezas. Mas la
doctrina de la fe es un ladrn absoluto. Se lleva toda esta riqueza y slo nos
dice que est depositada para nosotros y en poder de otro, de cuya bondad
debemos vivir como puros mendigos. En verdad, quienes hasta hace poco
han sido verdaderos mendigos, despreciables y sucios pecadores, pueden
humillarse a vivir en condicin dependiente: a stos les acomoda bastante
Diarios, Tomo I 58
bien. Pero quienes por mucho tiempo se han diferenciado del rebao de
desdichados o han trascendido la moral comn, no pueden aceptar que se
les diga que no estn tan bien, y que estn en la misma necesaria, impotente
e insignificante barca de la misericordia que los otros. Todo esto es ms
ofensivo a la razn que la transubstanciacin, puesto que la razn prefiere
abandonar su pretensin de juzgar lo que es pan o carne que dejar que este
honor de ser el arquitecto de la virtud y la justicia le sea arrebatado. Pero
hacia dnde voy? Mi plan era slo avisarte que dondequiera que vayas esta
locura de la predicacin
39
apartar los corazones y abrir las bocas contra
ti.
MIERCOLES 24. Lo que ocurri el mircoles 24,
pienso que mejor debo relatarlo extensamente, despus de
establecer la premisa que pueda hacerlo ms fcil de
comprender. Quien no puede recibirlo que le pida al Padre
de las luces que nos d ms luz a ambos, a l y a m.
1. Creo que hasta que tuve alrededor de diez aos,
mis pecados no haban borrado el lavacro del Espritu
Santo
40
que me fue dado en el bautismo, habiendo sido
educado estricta y cuidadosamente, y enseado que
solamente poda ser salvo por obediencia universal a todos
los mandamientos de Dios, en cuyo significado fui
diligentemente instruido. Y esas enseanzas, en lo que
respecta a los deberes y pecados exteriores, las recib con
gozo y pensaba en ellas con frecuencia. Pero todo lo que me
fue dicho de la obediencia o santidad interior nunca lo
comprend ni lo record. As que a la verdad siempre fui
ignorante del verdadero significado de la ley as como del
evangelio de Cristo.
2. Los prximos seis o siete aos los pas en la
escuela, donde me fueron quitadas las restricciones
exteriores. Fui mucho ms negligente que antes hasta en los
deberes exteriores, y casi continuamente culpable de
pecados externos, los cuales saba que lo eran, aunque no

39
1 Co. 1.21.
40
Tit. 3.5.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 59
fueran escandalosos a la vista del mundo. Sin embargo,
continuaba leyendo las Escrituras y haca mis oraciones,
maana y noche. Y ahora lo que esperaba que me hiciera
salvo, era: 1) no ser tan malo como otras personas, 2) tener
todava la bondad por religin; y 3) leer la Biblia, asistir a la
iglesia y hacer mis oraciones.
3. Habindome trasladado a la universidad por cinco
aos, todava haca mis oraciones en pblico y en privado, y
lea con las Escrituras varios otros libros de religin,
especialmente comentarios sobre el Nuevo Testamento.
Todava no tuve en todo ese tiempo una nocin de santidad
interior, ms an, continu habitualmente y muy satisfecho
(la mayor parte del tiempo) en algunos que otros pecados
conocidos y por cierto con algunos recesos y luchas cortas,
especialmente antes y despus de la Santa Cena, que me
senta obligado a tomar tres veces al ao. No puedo decir
claramente de qu esperaba ser salvo entonces, cuando
estaba continuamente pecando contra la escasa luz que
tena, a no ser por aquellos ataques pasajeros de lo que
muchos ministros me ensearon a llamar arrepentimiento.
4. Cuando tuve veintids aos mi padre me presion
para que entrara al ministerio. A la misma vez, la
providencia de Dios me condujo a la obra de Kempis,
Imitacin de Cristo. Empec a ver que la verdadera religin
estaba asentada en el corazn y que la ley de Dios se
extenda a todos nuestros pensamientos, as como a las
palabras y acciones. Estaba, sin embargo, muy molesto con
Kempis por ser demasiado estricto, aunque lo le slo en la
traduccin del Den Stanhope. No obstante, con frecuencia
sent al leerlo un consuelo que no conoc antes. Y me reuna,
de la misma manera, con un amigo religioso, cosa que no
haba hecho antes, y comenc a cambiar toda la forma de mi
Diarios, Tomo I 60
conversacin y a buscar una nueva vida. Separ una o dos
horas diarias para un retiro religioso. Comulgaba cada
semana. Me cuidaba contra todo pecado, ya sea de palabra
o hecho. Empec por dirigirme a y orar por la santidad
interior. De modo que ahora, haciendo tanto y viviendo una
vida tan buena, no tuve la menor duda que era un buen
cristiano.
5. Me traslad poco despus a otra universidad,
ejecut una decisin de la cual estuve convencido desde
mucho antes que era de suma importancia: me sacud de una
vez por todas de mis amistades vanas. Comenc a ver ms y
ms el valor del tiempo. Me dediqu ms al estudio. Me
cuidaba con ms esmero contra todo pecado. Aconsejaba a
otros a ser religiosos, segn el esquema de religin que haba
modelado para mi propia vida. Pero, encontrndome con las
obras del Sr. Law, La perfeccin cristiana y Un llamado
ferviente, aunque me sent ofendido por muchas partes de
ambas, me convencieron ms que nunca de la altura, anchura
y profundidad de la ley de Dios. La luz fluy tan
poderosamente sobre mi alma que todo luca nuevo. Clam a
Dios por ayuda y decid no prolongar ms el tiempo de
obedecerle como nunca lo haba hecho antes. Y mi continuo
esfuerzo por guardar toda su ley, interior y exterior, con
toda mi fuerza, me persuadi que deba ser acepto ante l y
que estaba en camino de salvacin.
6. En 1730 comenc a visitar las prisiones,
ayudando a los pobres y enfermos del pueblo y haciendo
todo el bien que pude con mi presencia o mi pequea
fortuna a los cuerpos y almas de todos. Hasta hoy me
despojo de todas las superficialidades y muchas otras que
son llamadas necesidades de la vida. Pronto me convert en
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 61
refrn de burla
41
por hacer esto y me regocij que mi
nombre fue desechado como malo.
42
A la siguiente
primavera empec a practicar los ayunos de los mircoles y
los viernes, como en la iglesia primitiva, sin probar alimento
hasta las tres de la tarde. Y ahora no saba cmo seguir ms
adelante. Diligentemente luch contra toda clase de pecado.
No omit clase alguna de negacin que la ley me pareciera
permitir. Cuidadosamente us, tanto en pblico como en
privado, todos los medios de gracia en todas las
oportunidades. No omit ocasin alguna para hacer el bien.
Por esta razn sufr todo mal. Y todo esto saba que de nada
vala a no ser que estuviera dirigido hacia la santidad
interior. Por tanto, la imagen de Dios fue mi blanco en todo
momento, el hacer su voluntad y no la ma. Empero cuando,
despus de continuar algunos aos en este camino, tem
estar cerca de la muerte, no encontr que todo esto me diera
consuelo, ni ninguna seguridad de la aceptacin divina. Esto
me sorprendi, sin imaginarme que haba estado
construyendo todo este tiempo sobre la arena, sin
considerar que nadie puede poner otro fundamento que el
que est puesto, el cual es Jesucristo.
43
7. Poco tiempo despus, un hombre contemplativo
me convenci an ms de lo que yo ya estaba convencido,
de que las obras exteriores no eran nada por s solas. En
varias conversaciones me ense cmo buscar la santidad
interior, o la unin del alma con Dios. Pero a pesar de sus
enseanzas (aunque las recib en ese momento como las
palabras de Dios) no puedo sino sealar lo siguiente: 1) que
l hablaba con tan poca cautela contra la confianza en las

41
Dt. 28.37.
42
Lc. 6.22.
43
1 Co. 3.11.
Diarios, Tomo I 62
obras exteriores que me desilusion completamente de
hacerlas; 2) que recomendaba (como si fuera para proveer lo
que faltaba a las obras) la oracin mental y ejercicios
parecidos, como los medios ms efectivos para purificar el
alma y unirla a Dios. Ahora bien, tales cosas eran, en
verdad, tanto mis propias obras, como visitar al enfermo o
vestir al desnudo; y la unin con Dios que as buscaba era
realmente mi propia justicia, tanto como cualquiera otra que
haba hecho antes bajo otro nombre.
8. En esta manera refinada de confiar en mis propias
obras y mi propia justicia (tan celosamente inculcada por
los autores msticos), me arrastr lentamente, sin encontrar
ninguna satisfaccin o ayuda en ellas hasta que sal de
Inglaterra. A bordo, sin embargo, estuve nuevamente activo
en las obras exteriores; donde por el favor de Dios y de su
libre misericordia me dio veintisis hermanos moravos por
compaeros, quienes se esforzaron en mostrarme un camino
ms excelente.
44
Pero al principio no lo comprend. Saba
mucho y era demasiado inteligente. As que me pareci una
tontera. Continu predicando y confiando en esa justicia
por la que ninguna carne puede ser justificada.
9. Todo el tiempo que estuve en Savannah estaba
entonces golpeando el aire, ignorante de la justicia de Cristo,
la que trae salvacin por medio de una fe viviente en l a
todo aquel que cree.
45
Buscaba cmo establecer mi propia
justicia y trabajaba en el fuego todos mis das. Estaba ahora
propiamente bajo la ley,
46
Saba que la ley de Dios era
espiritual.
47
Apruebo que la ley es buena.
48
Ms an, segn

44
1 Co. 12.31.
45
Ro. 1.16.
46
Ro. 6.14.
47
Ro. 7.14.
48
Ro. 7.16.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 63
el hombre interior me deleito en la ley de Dios.
49
Mas yo
soy carnal, vendido al pecado.
50
Cada da tena que clamar,
porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que
quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
51
Y yo s que en
m, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer
el bien est en m, pero no el hacerlo.
52
Porque no hago el
bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
53
As
que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal
est en m,
54
an ms, veo otra ley en mis miembros, que se
revela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la
ley del pecado.
55
10. En este bajo y servil estado de esclavitud al
pecado, estuve ciertamente peleando continuamente, pero
no conquistando. Anteriormente, voluntariamente haba
servido al pecado; ahora lo haca involuntariamente, pero
an le serva. Me caa, me levantaba, y caa otra vez.
Algunas veces vencido y en pesadumbre. Otras vencedor y
en jbilo. As como en el anterior estado prob algunos de
los terrores de la ley, as tambin tuve ahora el consuelo del
evangelio. Durante toda esta lucha entre la naturaleza y la
gracia (la que continu por ms de diez aos) tuve muchas
respuestas extraordinarias a la oracin, especialmente
cuando estaba en problemas. Tuve muchos consuelos
perceptibles que no son en verdad otra cosa que cortas
anticipaciones de la vida de fe. Pero estaba an bajo la ley, y
no bajo la gracia
56
(estado en que la mayora de los

49
Ro. 7.22.
50
Ro. 7.14.
51
Ro. 7.15.
52
Ro. 7.18.
53
Ro. 7.19.
54
Ro. 7.21.
55
Ro. 7.23.
56
Ro. 6.14.
Diarios, Tomo I 64
llamados cristianos se sienten felices de vivir y morir).
Estaba solamente combatiendo contra el pecado, y no
justificado. Tampoco tena el Espritu mismo que da
testimonio a mi espritu.
57
En verdad no poda, ya que
buscaba la salvacin no por fe, sino como por obras de la
ley
58
11. A mi regreso a Inglaterra, en enero de 1738,
habiendo estado en eminente peligro de muerte y muy
inseguro por esa causa, estaba fuertemente convencido que
la causa de esa inseguridad era la incredulidad y que obtener
una fe viva y verdadera era cosa necesaria para m. Pero
todava no fijaba esta fe en el objeto correcto: quiero decir,
slo fe en Dios, no fe en o a travs de Cristo. No saba que
estaba completamente desprovisto de esta fe, y slo
pensaba que no tena suficiente. As que cuando Peter
Bhler, quien Dios me haba preparado tan pronto llegu a
Londres, afirm que la verdadera fe en Cristo (que es una
sola) tena dos frutos apoyo inseparables de ella, el
dominio sobre el pecado y la paz constante que viene del
sentido de perdn qued bastante sorprendido y lo entend
como un nuevo evangelio. Si era as, estaba claro que yo no
tena fe. Pero yo no deseaba estar convencido. Por lo tanto,
discut con toda mi fuerza y trabaj para probar que la fe
podra estar donde estos dos frutos no se diesen,
especialmente cuando no haba sentido de perdn. Porque
se me haba enseado a interpretar de otro modo todas las
Escrituras relacionadas al tema, y a llamar presbiteriano a
cualquiera que hablase de otra forma. Adems, vi bien que
nadie poda (en la naturaleza de las cosas) tener tal
seguridad de perdn y no sentirla. Yo no la senta. Si

57
Ro. 8.16.
58
Ro. 9.32.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 65
entonces no haba fe sin esto, todas mis pretensiones de fe
se iban al suelo de un solo golpe.
12. Cuando encontr otra vez a Peter Bhler, l de
inmediato consinti en poner a discusin el asunto que yo
deseaba, a saber, Escritura y experiencia. Primero consult
la Escritura. Pero cuando apart los comentarios humanos y
simplemente consider las palabras de Dios, comparndolas
y tratando de aclarar lo oscuro a travs de los pasajes ms
sencillos, encontr que todos ellos estaban en mi contra y
fui obligado a retirarme a mi ltimo refugio, que la
experiencia nunca concordara con la interpretacin literal de
esas Escrituras. Me negu, por lo tanto, a admitir que fuera
verdad hasta que encontrara algunos testigos vivientes. El
me respondi que poda mostrrmelos en cualquier
momento; al da siguiente, si lo deseaba. En conformidad,
regres al da siguiente con otras tres personas, todas
testificando de su propia experiencia personal de que una
verdadera fe viviente en Cristo es inseparable del sentido de
perdn por todo lo pasado y la libertad de todos los
pecados presentes. Aadieron a una que esta fe era don
gratuito de Dios, y que l seguramente la impondra en cada
alma que ansiosa y perseverantemente la buscara. Ahora
estaba completamente convencido. Por la gracia de Dios
decid buscar esa fe hasta el final: 1) renunciando
absolutamente a toda dependencia, completa o en parte, de
mis propias obras o justicia sobre las cuales haba realmente
afianzado mi esperanza y salvacin, aunque no lo saba,
desde mi juventud; 2) agregando al constante uso de todos
los otros medios de gracia, la oracin continua por esto
mismo, pidiendo justificacin, la fe que salva, una completa
confianza en la sangre de Cristo derramada por m, una
Diarios, Tomo I 66
confianza en l como mi Cristo, mi sola justificacin,
santificacin y redencin.
13. As continu buscndola (aunque con extraa
indiferencia, falta de nimo y frialdad y con frecuentes
recadas en el pecado) hasta el mircoles, 24 de mayo.
Pienso que fue alrededor de las cinco de la maana que abr
mi Testamento en aquellas palabras: Nos ha dado preciosas
y grandsimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser
participantes de la naturaleza divina.
59
En el momento de
salir abr nuevamente el Testamento en aquellas palabras:
No ests lejos del reino de Dios.
60
Por la tarde me pidieron
que fuera a la iglesia de St. Paul. El preludio fue: De lo
profundo, oh Jehov, a ti clamo. Seor, oye mi voz. Estn
atentos tus odos a la voz de mi splica. Si t, oh Seor,
miras a mis pecados, quin podr mantenerse? Ms hay
misericordia en ti, por lo tanto sers temido. [...] Oh Israel,
confa en el Seor, porque en el Seor hay misericordia y
con l redencin plena. Y el traer redencin a Israel de
todos sus pecados.
61
14. En la noche fui de muy mala gana a una sociedad
en la Calle de Aldersgate, donde alguien estaba dando lectura
al prefacio de la Epstola a los Romanos de Lutero. Cerca de
un cuarto para las nueve de la noche, mientras l describa el
cambio que Dios obra en el corazn a travs de la fe en
Cristo, yo sent un extrao ardor en mi corazn. Sent que
confiaba en Cristo, slo en Cristo para la salvacin, y recib
una seguridad de que l me haba quitado todos mis

59
2 P. 1.4.
60
Mr. 12.34.
61
Basado en Sal. 130.1-4; 7-8.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 67
pecados, aun los mos, y me haba librado de la ley del
pecado y de la muerte.
62
15. Empec a orar con toda mi fuerza por aquellos
que me ultrajaron y me persiguieron
63
en manera especial.
Luego testifiqu abiertamente a todos los presentes lo que
haba sentido por primera vez en mi corazn. No pas
mucho tiempo antes que el enemigo sugiriera: Esto no
puede ser fe; pues dnde est tu regocijo? Entonces
aprend que la paz y la victoria sobre el pecado son
esenciales a la fe en el Capitn de nuestra salvacin; pero
que en cuanto al gozo que generalmente est presente al
comienzo de sta, especialmente en quienes han sufrido
mucho, Dios unas veces lo da y otras no, segn los
designios de su propia voluntad.
16. Despus de regresar a casa, fui muy sacudido
por tentaciones; pero clam y se fueron. Las tentaciones
regresaban una y otra vez. Conforme levantaba mis ojos, l
me enviaba ayuda desde su santuario.
64
Y es aqu donde
encontr la diferencia entre este estado y mi estado anterior.
Yo luchaba, ms an, peleaba con toda mi fuerza bajo la ley,
as como tambin bajo la gracia. Pero entonces, a veces, por
no decir con frecuencia, era vencido. Ahora, yo era siempre
el vencedor.
17. JUEVES, 25 de mayo. Desde el momento que
despert, Jess, Maestro, estaba en mi corazn y en mi
boca y encontr que toda mi fuerza descansaba en poner
mis ojos fijamente en l y que mi alma le esperaba siempre.
Estando nuevamente en la Iglesia de St. Paul en la tarde,
pude saborear la buena palabra de Dios en el himno que

62
Ro. 8.2.
63
Mt. 5.44.
64
Sal. 20.2.
Diarios, Tomo I 68
empieza, De las misericordias de Jehov cantar
perpetuamente; de generacin en generacin har notoria
tu fidelidad.
65
Ms el Enemigo inyect un temor: Y si t
crees. por qu no hay un cambio ms notable? Yo
respond, (todava no yo), Eso no lo s; pero esto s s:
que ahora tengo paz para con Dios,
66
que no peco hoy, y
que Jess mi Maestro me ha prohibido afanarme por el da
de maana.
67
18. Pero no es eso una clase de temor, continu
el tentador, una prueba de que t no crees? Quise que mi
Maestro contestara por m y abr su libro en aquellas
palabras de San Pablo, De fuera, conflictos; de dentro,
temores.
68
Entonces infer: puede que haya temores dentro
de m, pero debo continuar y hollarlos bajo mis pies.
MIERCOLES 7 de junio. Decid, Dios mediante,
retirarme por algn tiempo a Alemania. Antes de salir para
Amrica haba determinado hacerlo, si Dios me traa de
regreso a Europa. Ahora vi claramente que haba llegado el
momento. Mi dbil mente no soportaba su propia divisin
interna, y tena la esperanza de que mi conversacin con
aquellos santos varones que eran testimonio viviente del
poder total de la fe, y que sin embargo podan soportar a los
dbiles, fueran utilizados por Dios para fortalecer mi alma
de tal modo que pudiera ir de fe en fe y de poder en poder.
JUEVES 8. Fui a Salisbury a despedirme de mi
madre. Al da siguiente sal de Sarum y el sbado llegu a
Stanton Harcourt. Habiendo predicado all sobre la fe en
Cristo el domingo 11, prosegu a Oxford, y de all el lunes a

65
Sal. 89.1.
66
Ro. 5.1.
67
Mt. 6.34.
68
2 Co. 7.5.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 69
Londres, donde descubr que el Sr. Ingham estaba al partir.
Nos embarcamos al da siguiente, martes 13, y llegamos a
Gravesend esa noche. Alrededor de las cuatro de la tarde el
mircoles perdimos de vista a Inglaterra. Llegamos a Maas
el jueves a las ocho de la maana y en hora y media llegamos
a Rotterdam.
ramos ocho en total, cinco ingleses y tres alemanes.
El Dr. Koker, un mdico de Rotterdam, fue tan amable que
cuando partimos en la tarde camin con nosotros por una
hora. Nunca haba visto antes una carretera como sta. Por
muchas millas ha sido levantada varias yardas sobre el nivel
y pavimentada con algo parecido a un pequeo ladrillo, tan
suave y limpio como la alameda en St. James. Los nogales
estaban colocados en hileras rectas a ambos lados, de modo
que no hay otro camino ms agradable en el jardn de
cualquier caballero. Alrededor de las siete llegamos a Gouda,
donde nos quedamos un poco sorprendidos por el
recibimiento con un trato que no es conocido en Inglaterra.
Varias posadas rehusaron abiertamente recibirnos, as que
fue con dificultad que al final pudimos encontrar una que
nos hizo el favor de recibir nuestro dinero por algo de carne
y bebida y el uso de dos o tres camas malas. En la maana
pusieron gran presin para que viramos su iglesia, pero se
disgustaron cuando nos quitamos el sombrero al entrar,
dicindonos que no debamos de hacerlo, pues no era la
costumbre all. La iglesia era un edificio grande y antiguo,
estilo gtico, parecida a nuestras catedrales en Inglaterra.
Hay mucha historia en la pintura de las ventanas, las cuales,
nos dijeron, eran muy admiradas. Cerca de las ocho salimos
de Gouda y en algo ms de seis horas llegamos a Ijsselstein.
Aqu estuvimos en la casa del Barn Watteville,
como en nuestra casa. Encontramos con l algunos
Diarios, Tomo I 70
hermanos y hermanas alemanes y siete u ocho ingleses
conocidos, quienes se haban establecido all haca algn
tiempo. Residan en las afueras del pueblo, en tres o cuatro
casas pequeas, hasta que pudieran construir una grande
que los alojara a todos. El sbado 17 era su da de
intercesin. En la maana algunos de nuestros hermanos
ingleses desearon que administrara la Santa Cena. El resto
del da lo pasamos con todos los hermanos y hermanas,
escuchando sobre la obra maravillosa que Dios est
haciendo en toda la tierra, poniendo nuestras peticiones
delante de l y dndole gracias por el poder de su reino.
A las seis de la maana nos embarcamos. Los
hermosos jardines se tendan a ambos lados del ro en la
mayor parte del camino a Amsterdam, donde llegamos cerca
de las cinco de la tarde. La exacta pulcritud de todos los
edificios aqu, la grata limpieza de las calles (que habamos
sido informados que eran todas lavados dos veces por
semana) y los canales que corren a travs de todas las calles
principales, con hileras de rboles en cada lado, hacen de
Amsterdam la ciudad ms placentera que haya visto. Aqu
fuimos atendidos con verdadera hospitalidad cristiana por el
Sr. Deknatel, un ministro de los menonitas, quien no nos
hizo pasar necesidad mientras estuvimos aqu, lo que se
prolong hasta el jueves siguiente. El Dr. Barkhausen
(mdico de nacionalidad moscovita) quien haba estado con
el Sr. Deknatel por algn tiempo, igualmente nos mostr
toda clase de bondad posible. Acurdate de ellos, Dios mo,
para bien.
69
MIERCOLES 28. Fuimos a la catedral, que es no
ms que montones sobre montones; algo enorme y

69
Neh. 13.31.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 71
deformado que no tiene ni simetra ni orden. Qued algo
sorprendido al observar que ni en esta iglesia ni en ninguna
otra de las iglesias romanas donde he estado, haba
propiamente dicho nada parecido a un culto unido. Una
persona ora por s sola ante un sagrario o altar, y otra ante
otro, sin preocuparse o comunicarse los unos con los otros.
Al salir de la iglesia una procesin se iniciaba al otro lado en
el patio de la iglesia. Uno de nuestros compaeros se quit
el sombrero sin escrpulo alguno, y un ferviente catlico en
la procesin grit, Derriben a ese perro luterano. Pero
evitamos cualquier enfrentamiento entrando en la iglesia.
En la tarde caminando a orillas del Rhin vi, para mi
gran sorpresa (ya que siempre antes haba pensado que
ningn romano de cualquier tendencia crea nada de la
historia) una pintura reciente, realizada el ao pasado con
fondos pblicos y en la afueras de la pared de la ciudad, en
memoria de la trada de las cabezas de los tres reyes, segn
dice la inscripcin en latn,
a travs de la reja adjunta. En verdad, en reconocimiento
(parece) a ellos esta prctica ha sido suspendida desde ese
entonces.
Nos embarcamos a las cuatro, no pudiendo menos
que observar la decencia de los papistas hacia nosotros los
reformados. Tan pronto como nos sentamos, (y de all en
adelante cada maana) todos se quitaron los sombreros, y
cada uno hizo una oracin corta y personal por el xito de
nuestro viaje. Debo hacer justicia a los marineros mismos
(quienes en el Rhin son generalmente malvados por
naturaleza): Nunca escuch a uno de ellos tomar el nombre
de Dios en vano o vi a ninguno rerse cuando se mencionaba
algo acerca de la religin Por lo que creo que la gloria de
Diarios, Tomo I 72
tomar las cosas sagradas para diversin es peculiar al pueblo
ingls!
Pasamos cuatro noches en el agua. Debido a la
velocidad de la corriente, el barco era tirado cuesta arriba
por caballos. Las altas montaas a los lados del ro que se
levantaban casi perpendicularmente, cubiertas de vias
hasta lo ms alto, nos daban un panorama agradable, y de
vez en cuando se vea una iglesia o un castillo antiguo en sus
cumbres. El domingo 2 de junio por la noche llegamos a
Mainz y el lunes 3, a las diez y media, a Frankfurt.
As dbiles y cansados como estbamos, no
podamos entrar por no haber trado documentacin con
nosotros, lo que en verdad nunca habamos imaginado que
se requera estando en tiempo de paz general. Despus de
esperar una hora a la entrada, conseguimos a un mensajero y
lo enviamos al Sr. Bhler (padre de Peter Bhler), quien
vino inmediatamente y logr hacernos entrar en la ciudad,
atendindonos de la manera ms amigable. El martes 4
salimos muy temprano en la maana y cerca de la una
llegamos a Marienborn. Pero me senta tan enfermo que
despus de hablar un poco con el Conde Zinzendorf me vi
obligado a acostarme por el resto del da.
La familia en Marienborn la componan unas 90
personas, de muchas nacionalidades. Por el momento viven
en un casa grande, alquilada por el Conde, que puede
albergar un nmero mayor de personas. Se est
construyendo otra, a tres millas (inglesas) en la cima de un
cerro muy productivo. Mirad cun bueno y cun delicioso
es habitar los hermanos juntos en armona!
70

70
Sal. 133.1.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 73
JUEVES 6 de julio. El Conde [Zinzendorf] me llev
a ver al Conde de Solms, donde observ con placer la
frugalidad alemana. Tres de las jvenes condesas (aunque ya
adultas) estaban vestidas con ropa de lino, el Conde y su
hijo solamente en algodn. En la cena del da siguiente un
vaso de vino y uno de agua fueron servidos para todos, y si
cualquiera se vaciaba, se le serva otro. Todos ellos hablaban
libremente y sin mayor afectacin. A las diez de la noche
tomamos nuevamente el coche y llegamos a Marienborn a la
maana siguiente.
Me hosped con uno de los hermanos en
Eckershausen, a una milla inglesa de Marienborn, donde
generalmente pasaba el da, conversando con quienes podan
hablar en latn o en ingls; no pudiendo (necesitando ms
prctica) hablar el alemn con fluidez. Aqu segu
encontrando lo que buscaba, como pruebas vivientes del
poder de la fe: personas salvadas del pecado interno y
externo, porque el amor de Dios ha sido derramado en sus
corazones,
71
y de toda duda y temor por el permanente
testimonio del Espritu Santo que les fue dado.
72
LUNES 24. Llegamos temprano a la universidad de
Jena, que se encuentra al fondo de varias montaas elevadas,
inclinadas y ridas. Aqu los estudiantes se distinguen de las
autoridades del ayuntamiento por sus espadas. No viven
juntos en las universidades (lo que es cierto en cualquiera
universidad alemana) como se hace en Oxford y Cambridge,
sino que estn esparcidos por toda la ciudad en posadas o
en pensionados. Aquellos a los que fuimos recomendados se
comportaron como verdaderos hermanos. Ojal que la

71
Ro. 5.5.
72
Ibid.
Diarios, Tomo I 74
bondad fraterna y cada palabra y obra buena more entre
ellos ms y ms!
En Jena comienzan los pilares de piedra puestos por
el Elector de Sajonia, que marcan cada cuarto de milla
alemana hasta el final de su territorio. Cada milla hay un
pilar grande, con los nombres de los pueblos vecinos y sus
distancias inscritas. Sera mucho pedir que el mismo cuidado
y trabajo se tomara en Inglaterra y ciertamente en todos los
pases.
Salimos de Jena muy temprano el martes, llegando a
Weissenfels en la tarde y a Merseburg el mircoles en la
maana. Con deseos de ver a Halle (a dos millas alemanas)
salimos despus del desayuno y llegamos a las dos de la
tarde. Pero no nos permitieron entrar en la ciudad cuando
llegamos. Los altos hombres del Rey de Prusia,
73
guardianes
de las entradas, nos mandaban de un lado a otro, de una
entrada a otra, por casi dos horas. Entonces pens enviarle
una nota al Profesor Francke, hijo de aquel August Hermann
Francke cuyo nombre es en verdad como un ungento
precioso. Si yo pudiera seguirle, como l sigui a Cristo, y
por la manifestacin de la verdad recomendarme a toda
conciencia humana delante de Dios!
74
El Profesor Francke no estaba en la ciudad. Sin
embargo, fuimos finalmente admitidos en el orfanatorio,
prueba asombrosa de que al que cree todo le es posible.
75
Ahora hay un gran ingreso anual para su sostenimiento,
adems de lo que continuamente ingresa por los trabajos de
impresin, ventas de libros y la farmacia, que est
abastecida con toda clase de medicinas. El edificio tiene dos

73
Este rey era famoso por reclutar soldados de gran estatura.
74
2 Co. 4.2.
75
Mr. 9.23.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 75
alas y creo que mide l50 yardas de atrs al frente. Las
habitaciones para los nios, su comedor, su capilla y todos
los apartamentos colindantes, estn tan convenientemente
planificados y meticulosamente limpios, como nunca he
visto nada igual. Seiscientos cincuenta nios (segn nos
informaron) son completamente mantenidos y tres mil (si
no estoy equivocado) reciben instruccin. Seguramente, ni
nosotros ni nuestros padres hemos conocido tan grande
obra como la que Dios ha hecho aqu
DOMINGO 30. Despus de una agradable caminata
el sbado, el domingo 30, alrededor de las siete de la
maana, llegamos a Meissen. En el Castillo Meissen se
fabrica la loza alemana que es tan cara como la importada de
las Indias, y tan finamente moldeada y hermosamente
coloreada como la mejor que haya visto. Despus del
desayuno fuimos a la iglesia. Qued muy impresionado de
todo lo que vi all: lo costoso y pomposo del vestuario en
muchos; los grandes bonetes de pieles usados por las
mujeres, del mismo estilo del turbante turco, los que
generalmente tenan una o ms cintas que colgaban a un
buen largo hacia atrs. El hbito del ministro estaba
adornado con oro y escarlata y una gran cruz adelante y
atrs. La mayor parte de la congregacin estaba sentada (los
hombres generalmente mantenan sus sombreros puestos
durante las oraciones y el sermn) y todos se quedaron
durante la Santa Cena, aunque muy pocos la recibieron.
Ay! Ay! Que pas reformado es ste!
DOMINGO 6 de agosto. Fuimos a la iglesia en
Berthelsdorf, una aldea luterana distante como una milla
inglesa de Herrnhut. Haba dos candelabros grandes
prendidos en el altar. Detrs del altar una pintura de la
Diarios, Tomo I 76
Ultima Cena; el plpito delante de la pintura y sobre el
plpito una imagen de Cristo en la cruz.
El ministro usaba una toga con mangas amplias que
lo cubra totalmente. A las nueve comenz una pieza en el
rgano, terminando con un himno que fue cantado por toda
la congregacin, que permaneca sentada (en cuya postura,
segn la costumbre alemana, cantaron todo lo dems). Luego
el ministro subi al altar, hizo una reverencia y cant estas
palabras en latn: Gloria in excelsis Deo; hizo otra
reverencia y se retir. Sigui otro himno cantado por toda la
congregacin como el anterior y acompaado del rgano. El
ministro subi nuevamente al altar, hizo una reverencia,
cant una oracin, ley la Epstola y se march. Despus
que se cant un tercer himno, el ministro subi por tercera
vez al altar, cant un versculo (con respuesta por la
congregacin), ley el captulo tres de Romanos y se
march. La congregacin cant el Credo en rima, el ministro
regres y ley el Evangelio, todos puestos de pie. Le sigui
otro himno. Al trmino del mismo, el ministro hizo una
larga oracin extempornea y despus predic una hora y
cuarto sobre un versculo del Evangelio. Despus ley una
larga oracin de intercesin y de agradecimiento en general,
terminando el servicio antes de las doce.
Despus que terminaba el servicio de la noche en
Herrnhut, todos los hombres solteros (como era su
costumbre cada semana) caminaban por el pueblo, cantando
alabanzas con instrumentos musicales; hasta llegar a una
pequea colina que no estaba muy distante y haciendo un
crculo se unan en oracin. Luego regresaban a la plaza y un
poco despus de las once se encomendaban mutuamente a
Dios.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 77
JUEVES 10. Fue el 10 de agosto (segn el calendario
antiguo) que tuve la oportunidad de pasar algunas horas con
Christian David. El es carpintero de oficio, de edad ms que
mediana, aunque no creo que llega a los 50 aos todava. La
mayor parte de sus palabras las entend bien; y las que no
entend, uno de los hermanos que me acompaaba me las
explicaba en latn. La esencia de lo que l habl lo escrib
inmediatamente y es como sigue:
Cuando era joven estuve muy preocupado al escuchar algunas
afirmaciones de que el Papa era el Anticristo. Le los libros luteranos
escritos en contra de los papistas y los libros papistas escritos contra l os
luteranos. Fcilmente vi que los papistas estaban equivocados; pero
tampoco los luteranos estaban en lo correcto. No entenda lo que ellos
queran decir al hablar de ser justificados por la fe, por fe solamente, por fe
sin obras. Tampoco me gust lo mucho que hablaban acerca de Cristo.
Entonces comenc a pensar, Cmo puede ser Cristo el Hijo de Dios? Pero
cuanto ms razonaba conmigo mismo sobre esto, ms confundido me
senta, hasta que finalmente me repugnaba el mismo nombre de Cristo. No
soportaba mencionarlo. Odiaba como sonaba y nunca voluntariamente l o
hubiera ledo o escuchado. Con este sentir sal de Moravia y deambul por
muchos pases, buscando descanso, pero sin encontrarlo.
En este deambular llegu a estar entre varios judos. Sus
objeciones contra el Nuevo Testamento me arrojaron a nuevas dudas. Por
fin me propuse leer el Antiguo Testamento y ver si las profecas contenidas
en el mismo haban sido cumplidas. Pronto me convenc de que s l o
haban sido. As alcanc la creencia firme de que Jess era el Cristo.
Pronto surgi una nueva duda. Se han cumplido las profecas del
Nuevo Testamento? Esto me propuse examinarlo. Le de nuevo las profecas
cuidadosamente. No pude sino ver que cada evento cumpla la prediccin.
Cuanto ms comparaba la una con el otro, ms convencido estaba que toda
la Escritura es inspirada por Dios.
76
Aun as mi alma no estaba en paz. Ni en verdad la esperaba tener
hasta haber renunciado abiertamente a los errores del papismo; lo que hice
en Berln. Ahora llevaba una vida muy estricta. Lea mucho, oraba mucho.
Haca todo lo posible por vencer al pecado, pero no lo logr; todava el
pecado me tena cautivo. No encontr ms descanso entre los luteranos que
anteriormente entre los papistas.
Al final, no sabiendo qu hacer, me enlist como soldado. Ahora
pens que tendra ms tiempo para orar y leer, teniendo conmigo un Nuevo
Testamento y un himnario. Pero en un solo da me robaron ambos libros.
Ese robo casi me rompe el corazn. Encontr tambin en este estilo de vida
todas las inconveniencias que pens podra evitar. Despus de seis meses

76
2 Ti. 3.16.
Diarios, Tomo I 78
regres a mi antiguo trabajo y lo continu por dos aos. Me mud despus a
Grlitz en Sajonia, donde contraje una enfermedad peligrosa. No pude
mover mano o pie por veinte semanas. El Pastor Schwedler me vena a ver
todos lo das. Por l fue que el evangelio de Cristo vino por primera vez
con poder a mi alma.
Aqu encontr la paz que por mucho tiempo haba buscado en
vano, pues sent la seguridad de que mis pecados haban sido perdonados.
En verdad no todos a la misma vez, sino poco a poco; no en un solo
momento, ni en una hora. No pude creer inmediatamente que estaba
perdonado por el error en que estaba en relacin al perdn. En aquel
entonces no vea que la primera promesa a los hijos de Dios es, el pecado
no reinar ms sobre ti; sino que pensaba que ya no sentira el pecado
dentro de m desde el momento en que fuera perdonado. Por lo tanto,
aunque tena el poder sobre el pecado, todava tena el temor de no estar
perdonado pues este pecado an me incitaba y en ocasiones me empujaba
con violencia para que cayera.
77
A pesar de que el pecado no reinaba,
permaneca en m y yo estaba continuamente tentado, pero no vencido. Esto
en ese momento me llev a muchas dudas; sin comprender que el demonio
tienta, hablando propiamente, slo a quienes l percibe se le estn
escapando. El no necesita tentar a los suyos. Porque ellos, estn bajo el
maligno.
78
(como lo refiere San Juan) y hacen su voluntad con codicia. Pero
aquellos que Cristo libera, el diablo los tienta da y noche para ver si puede
recuperarlos para su reino. No me daba cuenta entonces que ser justificado
es muy distinto de tener la plena seguridad de la salvacin. No recordaba
que nuestro Seor dijo a sus discpulos antes de su muerte, vosotros
limpios estis.
79
No fue hasta muchos das despus que los discpulos
tuvieron plena seguridad, por el Espritu Santo que recibieron, de su
reconciliacin con Dios a travs de su sangre. La diferencia entre estos
frutos del Espritu me estaba oculta, as que fue difcil y lentamente que
qued convencido de que tena uno de estos frutos, pero que no tena al
otro.
Cuando me recuper de mi enfermedad, decid regresar a Moravia
y predicar a Cristo a mis conocidos all. Luego regres a Grlitz, donde
permanec cinco aos, y donde tuvimos un gran avivamiento en el pueblo y
sus alrededores. En este tiempo hice dos viajes a Moravia, donde ms y ms
personas vinieron a escucharme, muchos de los cuales me prometieron
llegar a donde yo estuviera, cuando una puerta se abriera para ellos.
Despus de mi regreso de mi tercer viaje, habiendo fallecido el
ministro de Berthelsdorf, el Conde Zinzendorf envi a Grlitz al Sr. Rothe
para que fuera el pastor de ese lugar. El Sr. Rothe le habl sobre m y l me
escribi para que fuera a verlo. Cuando llegu el Conde dijo, Dejemos que
vengan todos los amigos que quieran aqu; yo les dar tierra para construir
y Cristo les proveer el resto. Inmediatamente fui a Moravia y les dije que
Dios haba encontrado un lugar para nosotros. Diez de ellos me siguieron

77
Sal. 118.13.
78
1 Jn. 5.19.
79
Jn. 13.10.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 79
entonces, diez ms al siguiente ao y uno ms en mi viaje siguiente. Los
papistas se alarmaron, pusieron un precio a mi cabeza y arrasaron hasta el
suelo la casa donde me alojaba. Sin embargo, hice once viajes en total y
conduje a tantos como quisieron acompaarnos. Tan conocido se hizo el
lugar que muchos otros llegaron por su propia cuenta.
Hace 18 aos que construimos la primera casa. Escogimos estar
cerca de la carretera en vez de estar en Berthelsdorf (el Conde nos dej
escoger) en la esperanza de que pudiramos encontrar oportunidades de
instruir a algunos de los que viajaban por el lugar. En dos aos
aumentamos a 150, cuando me hice muy amigo de un calvinista, quien
despus de algn tiempo me llev a sus opiniones sobre la eleccin y
reprobacin. Desde mi punto de vista esas opiniones eran las mismas que
nuestros hermanos haban presentado. Por este tiempo nos encontrbamos
frente a muchas dificultades, por lo que muchos se sentan muy
desanimados. Me esforc en animarlos con el sentir del amor de Dios hacia
ellos. Ellos respondieron: No, puede ser que Dios no tenga amor por
nosotros. Puede ser que no somos de los elegidos, sino que l nos
aborreci desde la eternidad y por lo tanto, Dios ha permitido que nos
sucedan. El Conde, al ver esto, quiso que fuera a ver al ministro del pueblo
vecino, Pastor Steinmetz, y hablara con l ampliamente el tema, Si Cristo
muri por todos. As lo hice y con su ayuda Dios me convenci
totalmente de aquella verdad tan importante. No mucho despus el Conde
quiso que pudiramos reunirnos todos para considerar estas cosas en su
cabalidad. Siguiendo su consejo nos reunimos en su casa por tres das.
Abrimos las Escrituras y estudiamos los relatos que hablan de la completa
economa de Dios con el humano, de la creacin hasta la consumacin de
todas las cosas. Por la gracia de Dios todos llegamos a un mismo
pensamiento, particularmente en aquel punto fundamental, que Dios quiere
que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de l a
verdad.
80
Algn tiempo despus, los jesuitas informaron al Emperador que
el Conde estaba reuniendo a los moravos y a los bohemios, formando un
solo cuerpo y haciendo una nueva religin. Comisionados fueron enviados
inmediatamente a Herrnhut a indagar la verdad sobre esto. La esencia de la
respuesta final regres a travs de ellos al Emperador, como sigue:
Extracto del Instrumento Pblico Firmado en Herrnhut
en Agosto de 1629
1. Creemos la Iglesia de los Bohemios y los Hermanos Moravos,
de quienes somos descendientes, fue una iglesia santa y pura, como
declararon a Lutero y otros telogos protestantes, que sostienen que
nuestra doctrina coincide con la de ellos. Pero no tienen nuestra disciplina.
2. Mas no dependemos de la santidad de nuestros antepasados. Es
nuestra propia y continua ocupacin mostrar que hemos pasado de la
muerte a la vida, mediante nuestro culto a Dios en espritu y en verdad.

80
1 Ti. 2.4.
Diarios, Tomo I 80
Tampoco consideramos a nadie como hermano a no ser que haya guardado
inviolable el pacto hecho con Dios en su bautismo; y de haberlo roto, haber
nacido nuevamente de Dios.
3. Por otro lado, a quienes habiendo sido rociados por la sangre
de Cristo sean santificados por la fe, les recibimos como hermanos, aunque
podamos diferir en algunos puntos. No que podamos renunciar o dejar
cualquier doctrina de Dios contenida en la Santa Escritura, siendo la parte
ms insignificante valorada en miles de oro y plata por nosotros.
4. Juzgamos que la disciplina es necesaria en su mayor grado por
todos los que tengan algn conocimiento de la verdad divina y que no
podemos, por lo tanto, olvidar lo que hemos recibido de nuestros
antepasados. Pero si sucediera (Dios no lo permita) que cualquiera de
nosotros hablara o actuara perversamente, slo podramos con Juan,
salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido
de nosotros, habran permanecido con nosotros.
81
5. El culto pblico a Dios en Berthelsdorf, al que siempre hemos
asistido, menos lo podemos abandonar ahora, porque all tenemos un
grupo de verdaderos creyentes, una doctrina libre del error y un pastor que,
puesto trabaja tanto en la palabra, ser digno de doble honor.
82
Por lo tanto,
no tenemos razn para formar otra congregacin separada de sta;
especialmente cuando vemos que usamos de aquella libertad que Cristo ha
comprado para nosotros, y que con frecuencia se experimenta el poder de la
doctrina que all se ensea y que concuerda con los protestantes
evanglicos (es decir, los luteranos) en toda verdad de importancia. En
cuanto a los puntos en controversia que requieren cierta sutileza, l os
ignoramos o despreciamos.
6. El nombre de hermanos y hermanas no lo rechazamos,
pues concuerda con la Escritura y con la sencillez cristiana. Pero no
aprobamos ser llamados por el nombre de ningn hombre, sabiendo que
uno es nuestro padre, el que est en los cielos.
83
En 1732 fuimos nuevamente requeridos a dar cuenta de nosotros.
Esto se hizo como sigue:
Extracto de la Carta Escrita por la Iglesia de Herrnhut
al Presidente de la Alta Lusacia
24 de enero de 1732
1. Nadie puede ignorar la religin de nuestros antepasados si ha
ledo la historia de Juan Hus. Algunos de sus seguidores se esforzaron para
combatir la fuerza mediante la fuerza. El resto, habiendo aprendido mejor de
Cristo, obtuvieron permiso del Rey de Bohemia, George Podibrad, para
retirarse y vivir aparte, retirndose en conformidad a esto en el ao 1453 a
un lugar fronterizo de Silesia y Moravia. Vivieron en paz hasta la poca de
Lutero y Calvino, con quienes, as como con sus seguidores, mantuvieron

81
1 Jn. 2.19.
82
1 Ti. 5.17.
83
Mt. 23.9.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 81
una relacin amistosa, especialmente cuando, por la divina providencia de
Dios, fueron puestos entre personas de una u otra opinin.
2. En el ao 1699 Daniel Ernst Jablonski, nieto de Amos
Comenio, ltimo obispo de los moravos, fue consagrado obispo de l os
Hermanos Unidos en Moravia, Bohemia y Polonia, en un snodo
formalmente reunido. Al obispo, el Conde Zinzendorf le dijo que varios de
los hermanos moravos, que haban escapado de la tirana de los papistas,
estaban unidos a los luteranos, cuya doctrina aprobaban, pero sin embargo,
retenan su antigua disciplina. La completa aprobacin del Obispo
Jablonski fue testificada al Conde a travs de varias cartas.
3. Debe reconocerse que muchos de nuestros antepasados, al
inicio de la Reforma, por temor a otros, no confesaron esta verdad
abiertamente. De ah que los pastores romanos tuvieron paciencia con ellos,
preocupndose muy poco de cules eran sus opiniones privadas. Pero como
consecuencia de estar disimulando constantemente y dejar de caminar con
sencillez, perdieron el fervor de espritu de tiempos pasados, y no pudieron
tampoco encontrar paz para sus almas.
4. Fue en el ao 1715 que un soldado del Emperador, ltimamente
dado de baja, lleg a Schleu, una aldea donde reinaban los jesuitas, y
comenz a hablar con Agustn Neisser y su hermano. El reprob
cortantemente su hipocresa de pretender ser romanistas y ocultar la
verdadera fe. Mas ellos consultaron con carne y sangre
84
hasta el ao 1722
cuando finalmente abandonaron todo y se retiraron a Alta Lusacia. Detrs
dejaron a sus tres hermanos, los que poco despus fueron encarcelados y
perseguidos terriblemente por los papistas, as que tan pronto se abri una
puerta, ellos tambin dejaron todo y siguieron a sus hermanos a Lusacia.
As tambin lo hicieron muchos otros despus al no encontrar seguridad,
ya sea para sus cuerpos o para sus almas, en su propio pas. Cerca de la
misma fecha Michael y Martn Linner, y los Haberland, fueron desalojados
con sus familias, habiendo sufrido la prdida de todos sus bienes, por no
aceptar el culto romano y por recibir a aquellos llamados herejes en sus
casas.
5. Los hermanos en Khnewald fueron tratados aun con mayor
severidad. Les quitaron todos sus libros, fueron forzados por los ms
exquisitos tormentos para que aceptaran las supersticiones papistas e
idolatras, y al final fueron arrojados y encarcelados en las prisiones ms
abominables. David Schneider, los Nitschmann y muchos otros, fueron
obligados tambin a dejar su pas y todo lo que tenan. Estas son nuestras
sencillas razones para nuestra salida de Moravia, de la cual su Excelencia
dese un informe de nosotros.
Mientras tanto encontramos que una gran negligencia de
conducta haba aparecido entre nosotros. En verdad lo mismo se encontr
en la mayora de los que nos rodeaban, ya fueran luteranos o calvinistas,
que insistan en la fe hasta olvidar, por lo menos en la prctica, tanto la
santidad como las buenas obras.

84
G. 1.16.
Diarios, Tomo I 82
Al observar este horrible abuso de predicar a Cristo dado a
nosotros, empezamos a insistir ms que nunca antes en el Cristo que vive
en nosotros. Todas nuestras exhortaciones y predicaciones se basaron en
esto, y hablamos y escribimos solamente de esto. Nuestras constantes
preguntas fueron: Est Cristo en ti? Tienes un nuevo corazn? Est t u
alma renovada a la imagen de Dios? Est todo el pecado destruido en ti?
Tienes plena seguridad, por encima de toda duda y temor, que eres hijo de
Dios? De qu manera y en que momento recibiste tal completa seguridad?
Si alguien no poda contestar todas estas preguntas, nosotros juzgbamos
que no tena verdadera fe. Tampoco permitamos a nadie tomar la Santa
Cena entre nosotros hasta que pudiera responder a esas preguntas.
En esta creencia estbamos cuando fui a Groenlandia hace cinco
aos. All tuve comunicacin por carta con un ministro dans, Hans Egede,
sobre el tema de la justificacin. Gracias a Dios que a travs del ministro me
mostr (a pesar de no ser de ninguna manera un hombre santo, sino
culpable de grandes pecados) que ahora nos habamos inclinado mucho
hacia este tema y nos dirigamos hacia otro extremo: que deba insistirse en
ambos Cristo en nosotros y Cristo por nosotros; pero primero y
principalmente en Cristo por nosotros, como base principal de todo.
Ahora pude ver claramente que no debemos insistir en nada que sintamos y
mucho menos en cualquier cosa que hagamos, como si esto fuera necesario
previo a la justificacin o la remisin de pecados. Vi que lo que no se poda
hacer era insistir en la completa seguridad de la fe o la destruccin del
cuerpo de pecado y la extincin de todos sus movimientos, a tal punto de
apartar a quienes no han obtenido esta seguridad de la Mesa del Seor o
negar que tengan fe alguna. Claramente percib que esta seguridad completa
era un don diferente de la fe que justifica y que a menudo tomaba mucho
tiempo, que la justificacin no implica que el pecado no debe perturbarnos
sino que no debe conquistarnos.
Ahora por primera vez tuve la seguridad plena de mi propia
reconciliacin con Dios a travs de Cristo. Por muchos aos haba tenido el
perdn de mis pecados y algo de la paz de Dios; pero hasta ahora no haba
tenido la prueba de su Espritu que quita toda duda y temor. En todas mis
tribulaciones tuve siempre confianza en Cristo, quien haba hecho muchas
cosas por m, pero sta era una confianza mezclada con temor. Tema no
haber hecho lo suficiente. Hasta ahora haba siempre algo oscuro en mi
alma. Pero ahora una luz clara resplandeci Vi que aquello en que tanto
haba insistido, el mucho hacer y el mucho sentir, el largo arrepentimiento
y la preparacin para creer, la amarga tristeza por el pecado y esa contricin
profunda del corazn que se encuentra en algunos, no eran en modo alguno
esenciales para la justificacin. Verdaderamente, que dondequiera que la
gracia libre de Dios sea correctamente predicada, un pecador en plena
carrera de sus pecados probablemente podra recibirla y ser justificado por
esta fe antes de uno que insista en tal preparacin previa.
Al regresar a Herrnhut, se me hizo difcil al principio hacer que
mis hermanos entendieran esto, o persuadirlos a no insistir sobre la
seguridad de la fe como requisito para recibir la Santa Cena. Pero desde el
momento que fueron convencidos, que ya hace tres aos, todos hemos
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 83
insistido principalmente en el Cristo dado por nosotros. Insistimos en
esto como lo principal, que si creemos de veras, Cristo seguramente ser
formado en nosotros. Esta predicacin resulta siempre acompaada de
poder, teniendo la bendicin de Dios. Por medio de esto, los creyentes
reciben un firme propsito de corazn y una resolucin inconmovible de
aceptar con un espritu libre y gozoso todo lo que nuestro Seor tenga a
bien poner sobre ellos.
[Wesley contina citando testimonios de la relacin entre la fe que salva y
la seguridad de la salvacin, y la necesidad de distinguir entre ambas.]
Algunas de las circunstancias de esta relacin poco
comn se me hicieron ms claras por el relato que recib en
la tarde de un estudiante en Herrnhut, Albinus Theodorus
Feder.
Yo (dijo l) por tres aos luch contra el pecado con todas mis
fuerzas, mediante el ayuno y la oracin y todos los otros medios de la
gracia. No obstante a pesar de todos mis esfuerzos no alcanc ningn
avance. El pecado prevaleca sobre m; hasta que por ltimo, no sabiendo
qu ms hacer, estuve al borde de la desesperacin. No quedndome otro
refugio ms corr hacia mi Salvador como un perdido y arruinado, que no
tena esperanza a no ser por su poder y libre misericordia. En ese momento
encontr mi corazn en paz, con la buena esperanza de que mis pecados
fueron perdonados; de lo cual tena una seguridad ms fuerte que haca seis
semanas antes, cuando recib la Santa Cena aqu. Pero no me atrevo a
afirmar que soy un hijo de Dios ni tampoco que tengo el sello del espritu.
Mas prosigo silenciosamente haciendo la voluntad de mi Salvador y
refugindome en sus heridas de todo problema y pecado y sabiendo que l
perfeccionar su obra en su propio tiempo.
Cuando le describ mi situacin a Martn Dober, me respondi
que l haba conocido a muchos creyentes, a quienes si se les hubiera hecho
la pregunta, no hubieran sido capaces de afirmar que eran hijos de Dios.
Aadi que es muy comn recibir el perdn de los pecados o la
justificacin a travs de la fe en la sangre de Cristo, antes de recibir la
seguridad plena de la fe, la que Dios muchas veces retiene hasta que
comprueba que ellos trabajan junto con l en el uso del primer don.
Tampoco hay necesidad (continu Dober) de animar a cualquiera a que
busque esa seguridad dicindole que la fe que tiene no es nada. Con
seguridad esto le llevar ms a la desesperacin que animarlo a que avance.
La nica preocupacin de quien ha recibido el primer don, es credento
credere et in credento perseverare, (seguir creyendo, y mantenerse en l o
que ya se ha credo), proseguir, haciendo la voluntad de su Seor, segn la
habilidad que Dios ya le ha dado; gozosa y fielmente usando lo que se ha
recibido, sin afn por el resto.
[Siguen otros testimonios]
Christopher Demuth habl sobre este asunto:
Mi padre fue un hombre piadoso desde su juventud. Ense
cuidadosamente a todos sus hijos. Yo tena 15 aos cuando l muri. Un
Diarios, Tomo I 84
poco antes de su muerte, habiendo vivido siempre bajo la ley, recibi el
perdn de sus pecados y el testimonio completo del Espritu. Nos llam a
su lado y dijo: Mis queridos hijos, pongan toda su confianza en la sangre
de Cristo. Busquen la salvacin en esto, solamente en esto, y l les mostrar
la misma misericordia como lo ha hecho conmigo. Ciertamente, el lo har
con muchos de sus familiares y amigos, cuando el tiempo llegue.
Desde esa fecha hasta que cumpl 27 aos fui ms ferviente en la
bsqueda de Cristo. Me traslad a Silesia y all me cas. Un ao ms tarde
tuve gran presin de espritu de regresar y visitar a mis hermanos en
Moravia. As lo hice. Tenamos el Nuevo Testamento, nuestro himnario
moravo y dos o tres libros luteranos. Leamos, cantbamos y orbamos
juntos y fuimos muy fortalecidos. Un da, cuando estbamos reunidos en
mi casa, tocaron a la puerta. La abr y era un jesuita. Dijo: Mi querido
Demuth, s que eres un buen hombre, y uno que instruye y exhorta a sus
amigos. Debo ver los libros que tienes. Y entrando al cuarto interior
encontr el Testamento y los otros libros. Se los llev todos y nosotros no
nos atrevimos a impedrselo. Al da siguiente nos convocaron ante el
consistorio y despus de un largo examen nos ordenaron presentarnos en la
iglesia y ante la congregacin al prximo domingo. All leyeron una larga
confesin de fe y despus nos hicieron repetir, En el nombre del Padre, del
Hijo y del Espritu Santo. As lo hicimos sin saber lo que ellos pretendan.
Entonces nos dijeron que nos habamos retractado de los errores luteranos
e invocaron a la bendita Trinidad para testificar de que habamos
consentido a esa confesin de fe. Me doli el corazn cuando escuch l o
dicho. Me retir a casa, pero no pude encontrar tranquilidad. Pens que
haba negado a mi Salvador y que no poda recibir ms misericordias de l.
No poda soportar quedarme en Moravia por ms tiempo, por lo que regres
de inmediato a Silesia. All permanec seis aos, pero tambin all estuve
continuamente aterrorizado pensando en lo que haba hecho. Preguntaba
con frecuencia por mis hermanos que haba dejado en Moravia. Escuch que
algunos de ellos haban sido puestos en prisin y otros escaparon a una
pequea aldea de Lusacia llamada Herrnhut. Hubiera deseado ir tambin a
ese lugar y finalmente encontr a uno que tena el mismo deseo y
acordamos ir juntos. Nuestro plan fue descubierto y mi amigo fue tomado
prisionero. Esperando yo ser tratado de la misma manera, or
fervientemente a Dios para que me mostrara una seal de su bien.
Inmediatamente mi alma se llen de gozo y estuve listo para ir a prisin o
morir.
Pasaron dos das y nadie me hizo pregunta alguna y dudando l o
que deba de hacer, fui a un bosque en la vecindad. y entr a una pequea
cueva, ca de cara y or: Seor, t sabes que estoy listo a hacer t u
voluntad. Si sta es que sea puesto en prisin que as sea. Si es tu voluntad
que deje a mi esposa y a mis hijos, estoy listo. Ensame slo t u
voluntad. Inmediatamente o una voz fuerte que deca, Fort, fort, fort
(Adelante, adelante). Me levant gozoso y satisfecho y fui a casa y le dije
a mi esposa que era la voluntad de Dios que la dejara ahora, pero que
pensaba regresar en corto tiempo para llevar a ella y a mis hijos conmigo.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 85
Sal por la puerta y en ese momento me sent lleno de paz, gozo y
tranquilidad.
Tenamos 200 millas delante de nosotros (35 millas alemanas) y
ni yo ni el amigo que me acompaaba tenamos un kreutzer.
85
Pero Dios
hizo posible las cosas convenientes para nosotros, de tal manera que nada
necesitamos en el camino.
En este viaje Dios me dio la plena seguridad de que mis pecados
haban sido perdonados. Esto sucedi hace doce aos, y desde entonces he
sido confirmado ms y ms, recibiendo de l cada da nuevas reservas de
fortaleza y tranquilidad.
Al comparar mi experiencia con las de otros uno puede percibir
que las diferentes formas usadas por Dios sirven para dirigir a diferentes
almas. Pero aunque uno debe ser dirigido de una manera diferente de l os
dems, no obstante: Si sus ojos permanecen fijos en su Salvador; si su meta
constante es hacer su voluntad; si todos sus deseos tienden hacia l; si en
toda tribulacin puede sacar fuerzas de l; si puede correr hacia l en todas
sus aflicciones y tentaciones, puede encontrar salvacin en su sangre. En
todo esto no puede haber engao. Y quienquiera ponga atencin, como
quiera y donde quiera que comience es seguramente reconciliado con Dios
a travs de su Hijo.
[Tras otro testimonio, Wesley pasa a hablar del gobierno de los moravos:]
En la presente disciplina de la iglesia de Herrnhut,
que puede ser alterada a discrecin de los superiores, se
puede observar:
I. Los oficiales de la iglesia.
II. La divisin de la gente.
III. Las conferencias, charlas y gobierno de los nios.
IV. El orden del culto
I. Los oficiales son: 1) El Anciano de toda la iglesia y
a su lado un Anciano para cada divisin en particular. Hay
tambin un anciano asignado para la obra de los hombres
jvenes y otro para nios. Una Anciana para las mujeres en
general, otra Anciana para las mujeres solteras y otra para
las nias. 2) Los Maestros, cuatro de ellos. 3) Los
Ayudantes (o Diconos) 4) Los Vigilantes (o Censores),
once de ellos en Herrnhut. 5) Los Monitores, once tambin.
6) Los Mayordomos, once en total. 7) Los Cuidadores de

85
Moneda de nfimo valor.
Diarios, Tomo I 86
los enfermos, siete en total. 8) Finalmente, los Sirvientes o
diconos de nivel inferior.
II. Divisin de los feligreses en Herrnhut: 1) Cinco
clases de varones, a saber: los nios pequeos, los
intermedios, los mayores, los jvenes y los casados. El
grupo femenino est dividido de la misma forma. 2) Once
clases de acuerdo a las casas donde viven y cada clase con
un Ayudante, un Vigilante, un Mayordomo y un Dicono.
3) Alrededor de 90 grupos, cada uno de los cuales se rene
por lo menos dos veces, pero mayormente tres veces por
semana para confesar sus ofensas unos a otros, y orar unos
por otros, para que sean sanados.
86
III. Los gobernantes de la iglesia: Los Ancianos, los
Maestros y los Ayudantes (todos elegidos por la
congregacin) tienen una reunin cada semana, que se ocupa
nicamente del estado de las almas y otra sobre a la
instruccin de los jvenes. Paralela a estas reuniones tienen
una cada da sobre asuntos del exterior relacionados a la
iglesia.
Los Vigilantes, los Monitores, los Mayordomos y
los Cuidadores de los enfermos, los Sirvientes, los
Maestros, los jvenes y los nios tienen todos una reunin
semanal sobre sus diferentes cargos y deberes.
Una vez a la semana hay tambin reunin con los
visitantes. En esta reunin cualquiera persona podra asistir
y presentar cualquier pregunta o duda que desea se le
conteste.
En Herrnhut se ensea lectura, escritura, aritmtica,
latn, griego, hebreo, francs, ingls, historia y geografa.

86
Stg. 5.16.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 87
Todos los das hay conferencias de latn, francs e
ingls, as como de historia y geografa. Los lunes,
mircoles, viernes y sbado son las de hebreo, las de griego
los martes y jueves.
En el orfanato los nios ms grandes se levantan a
las cinco (los ms pequeos entre cinco y seis). Despus de
una oracin privada corta, trabajan hasta las siete. Luego
van a la escuela hasta las ocho, la hora de la oracin. A las
nueve, aquellos capacitados para hacerlo, aprenden latn y a
las diez francs. A las once caminan. A las doce almuerzan
todos juntos y salen a caminar hasta la una. A la una
trabajan o aprenden a escribir; a las tres aritmtica; a las
cuatro historia; a las cinco trabajan; a las seis cenan y
trabajan; a las siete, despus de unos momentos de oracin,
caminan; a las ocho los nios pequeos se acuestan, los
mayores van al servicio pblico. Despus del servicio
trabajan nuevamente hasta que se acuestan (a las diez).
IV. Cada maana a las ocho hay canto y exposicin
de la Escritura y comnmente una corta oracin.
A las ocho de la noche hay comnmente oracin en
silencio, junto con canto y explicacin bblica.
Ms tarde, los fieles dedican un cuarto de hora a la
oracin y concluyen con el beso de la paz.
Los domingos en la maana el servicio comienza a
las seis y a las nueve el servicio pblico en Berthelsdorf. A
la una el Anciano da exhortaciones por separado a todos los
miembros de la iglesia, divididos en catorce clases pequeas
para ese propsito, pasando alrededor de un cuarto de hora
con cada clase. A las cuatro comienza el servicio de la tarde
en Berthelsdorf, terminando el servicio con una charla en la
iglesia. A las ocho es el servicio de costumbre, despus del
Diarios, Tomo I 88
cual los jvenes salen cantando alabanzas por el pueblo, y
as termina el da.
En el primer sbado del mes se administra la Santa
Cena. Desde las dies de la maana hasta las dos, el Anciano
habla en privado con cada comulgante del estado de su alma.
A las dos almuerzan y luego se lavan los pies unos a otros.
Despus cantan y oran. A las diez comulgan en silencio sin
ceremonia y continan en silencio hasta que se retiran a las
doce.
El segundo sbado de mes es el da solemne de
oracin. El tercer sbado es el da general de intercesin y
accin de gracias. El cuarto sbado es la reunin ms grande
mensual de todos los superiores de la iglesia.
Para satisfaccin de quienes deseen un informe
completo, he agregado lo siguiente:
Un extracto de la Constitucin de la Iglesia
de los Hermanos Moravos en Herrnhut,
presentada ante la Orden Teolgica en Wrttemberg
en el Ao de 1733
1. Tienen un Mayor, o Anciano, quien ayuda a la iglesia con su
consejo y oraciones, y determina qu debe hacerse en asuntos de
importancia. De l se requiere que sea de mucha experiencia en las cosas de
Dios y que todos testifiquen de la santidad de su conversacin.
2. Tienen Diconos o Ayudantes, quienes instruyen en las
reuniones privadas; cuidan que las cosas exteriores sean hechas
decentemente y en orden y velan para que cada miembro de la iglesia crezca
en gracia y camine conforme a su santo llamado.
3. El Pastor o Maestro debe ser el superintendente de todo el
rebao y por lo tanto de cada persona; bautiza a los nios diligentemente
para formar sus mentes y criarlos en disciplina y amonestacin del Seor.
87
Y cuando el pastor encuentra en ellos un sincero amor por la cruz, entonces
los recibe en la iglesia. Administrar la Santa Cena. Unir en matrimonio a
aquellos que ya se han casado con Cristo. Reprobar, amonestar, avivar,
consolar, segn la necesidad lo requiera. Declarar el designio completo de
Dios; prestar atencin en todo momento para hablar como si fuera l os
orculos de Dios y en acuerdo con la analoga de la fe. Enterrar a aquellos
que han muerto en el Seor; y cuidar aquello que se le ha confiado a su

87
Ef. 6.4.
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 89
cargo, aun la doctrina pura y la disciplina apostlica que hemos recibido de
nuestros antepasados.
4. Tenemos otra clase de Diconos que cuida que nada falte en el
orfanato, a los pobres, a los enfermos y a los extranjeros. Otros tambin
estn dedicados exclusivamente a cuidar de los enfermos, y otros de l os
pobres. A dos de estos se les confan los haberes comunes, llevando cuenta
de todo lo recibido y gastado.
5. Hay mujeres que realizan los oficios arriba mencionados entre
las personas de su propio sexo, ya que ninguno de los hombres conversa
con ellas excepto el Anciano, el Maestro y a veces uno o dos de l os
Diconos.
6. Hacia los magistrados, sean de un rango superior o inferior, les
debemos la ms grande reverencia. Con alegra nos sometemos a sus leyes,
aun cuando muchos de nosotros hemos sido despojados de nuestros
bienes, arrojados de nuestras casas y en todo sentido oprimidos por ellos.
Sin embargo, no pusimos resistencia ni abrimos la bocas o alzamos
nuestras manos contra ellos. En todas las cosas que no conciernen
inmediatamente al reino interior y espiritual de Cristo, nosotros
simplemente y sin ninguna contradiccin obedecemos los altos poderes de
los magistrados. Pero en cuanto a la conciencia, contra la libertad de sta no
podemos sufrir ninguna limitacin o violacin. A esta autoridad le
referimos todo lo que directamente y por s solo tienda a obstaculizar la
salvacin de las almas o cualquier cosa de que Cristo y sus santos
apstoles (quienes sabemos que no se inmiscuyeron en las cosas mundanas
y externas) se encargaron para constituir y ordenar bien su iglesia. En estas
cosas no reconocemos otra autoridad que no sea Cristo y estamos
decididos, siendo Dios nuestra ayuda, a dar no slo nuestros bienes (como
lo hicimos antes) sino la vida misma, antes que esta libertad que Dios nos
ha concedido.
7. As como le concierne a todo cristiano no ser haragn en
negocios, sino diligente para atender los trabajos de su llamado, hay
personas escogidas por la iglesia para supervisar a todos aquellos que
trabajan fuera de la misma. Por este medio, tambin muchas cosas se
previenen que pudieran ser de otra manera ocasin de ofensa.
8. Tenemos tambin Censores y Monitores. Se requiere
principalmente, en los Censores, experiencia y perspicacia; en l os
Monitores, sabidura y modestia. Los Censores informan lo que observan
(y observan los detalles ms pequeos) ya sea a los Diconos o a l os
Monitores. Hay algunos Monitores que se les conoce como tales; otros que
son nombrados secretamente y quienes si es necesario, pueden libremente
amonestar, en el amor de Cristo, aun a los gobernantes de la iglesia.
9. La divisin de la iglesia: primero los esposos, despus las
esposas, luego las viudas, los sirvientes, los hombres jvenes, los nios,
las nias y por ltimo los nios pequeos. Estos grupos estn en distintas
clases, cada una de ellas es diariamente visitada, los hombres casados por
un hombre casado, las esposas por una esposa y as sucesivamente con el
resto. Estos grupos grandes estn (ahora) tambin divididos en cerca de
noventa clases ms pequeas o bandas. Cada una de ellas es presidida por
Diarios, Tomo I 90
uno de mayor experiencia. Todos estos Lderes se renen con el Anciano
cada semana y presentan ante l y el Seor todo aquello que obstaculice o
adelante la obra de Dios en las almas puestas bajo su responsabilidad.
10. En el ao 1727, 24 hombres y el mismo nmero de mujeres
acordaron que cada uno de ellos pasara una hora cada da orando a Dios
por bendiciones para su gente. Con este propsito ambos, hombres y
mujeres, escogieron un lugar donde cualquiera de su propio sexo que
estuviera en desgracia poda reunirse con ellos. El mismo nmero de
solteras, solteros, nios y nias, a su peticin, fueron despus agregados a
ellos; quienes volcaron sus almas delante de Dios, no slo por sus propios
hermanos, sino tambin por otras iglesias y personas que haban deseado
ser mencionadas en sus oraciones. Esta intercesin permanente no ha
cesado da o noche desde su primer comienzo.
11. Y as como los miembros de la iglesia estn divididos segn
sus respectivos estados y sexos, as tambin lo estn de acuerdo a su
habilidad en el conocimiento de Dios. Algunos estn muertos, otras
avivados por el espritu de Dios. De stos, algunos son intratables, algunos
diligentes, algunos fervorosos, ardientes con su primer amor; algunos
prvulos y otros jvenes. Aquellos que an estn muertos son visitados
cada da. Y a los bebs en Cristo se les da un cuidado especial, de tal manera
que puedan ser diariamente supervisados y ayudados a crecer en gracia y en
el conocimiento de nuestro Seor Jess.
12. En el orfanato cerca de setenta nios son criados, separados de
acuerdo a su sexo. A su lado se encuentran personas experimentadas que
son nombradas para consultar con la educacin de los otros nios. En la
enseanza del cristianismo usamos el Catecismo de Lutero y se estudia
cmo enmendar sus voluntades y entendimiento; encontrndose por
experiencia que cuando se persuade sus voluntades, ellos pueden a menudo
aprender ms en pocas horas que de otra manera lo haran en muchos meses.
Instruimos a nuestros pequeos mayormente utilizando himnos, en donde
encontramos las verdades ms importantes sugeridas en sus mentes con
mayor xito.
13. Rendimos gran reverencia al matrimonio, como conducente al
reino de Cristo. Ni los jvenes, hombres y mujeres, entran en el matrimonio
hasta que estn casados con Cristo. Cuando alguien sabe que es la voluntad
de Dios de cambiar su estado, ambos, el hombre y la mujer son colocados
por un tiempo con algunas personas casadas, quienes les instruyen sobre
cmo comportarse de tal manera que su vida de casados sea agradable a
Dios. Entonces su plan es presentado a toda la iglesia y despus de
alrededor de 14 das son solemnemente unidos, aunque de otra manera
acostumbraban hacerlo en otros tiempos. Si hacen alguna recepcin (que no
es siempre) invitan slo a algunos amigos ntimos, los que por sus
consejos leales han de prepararlos mejor para soportar su cruz y pelear la
buena batalla de la fe. Si alguna mujer est encinta, no slo se hace mencin
especial sobre ella en las oraciones pblicas, sino tambin es exhortada
para que se entregue en las manos de su fiel Creador. Tan pronto como el
nio nace se ora por l y si es posible es bautizado en presencia de toda la
Diario 2, 1 de febrero - 16 de septiembre de 1738 91
iglesia. Antes de ser destetado es presentado a la congregacin en el da del
Seor.
14. Si alguno de los nios, ya sea varn o mujer, busca a Dios con
todo su corazn, sabe que sus pecados son perdonados y obedece la verdad,
no se le insiste en que debe acercarse a la Cena del Seor, pero tampoco se
le prohibe hacerlo si as lo desea. Creemos que es suficiente ensear a
nuestros nios los conceptos bsicos acerca de esto y la diferencia entre
este alimento del alma y aquella leche que reciben cada da de Cristo.
Entonces ellos pblicamente declaran los sentimientos de sus corazones
sobre esto. Son examinados en privado por el pastor y tambin en pblico
y luego, despus de una exhortacin por el Mayor por medio de la
imposicin de las manos, son admitidos y confirmados en la iglesia. El
mismo mtodo es usado con quienes renuncian a las supersticiones papales
o son transformados del servicio de Satn al de Dios si ellos lo desean,
aunque no sean jvenes, y hasta de edad madura.
15. Una o dos veces al mes, sea en Berthelsdorf o en Herrnhut,
toda la iglesia recibe la Cena del Seor. No se puede expresar cun grande
es el poder de Dios en esos momentos entre nosotros. Una confesin
general de pecados es hecha por uno de los hermanos en nombre de todos.
Luego se hacen unas cuantas preguntas concretas. Cuando son contestadas,
la absolucin o remisin de pecados se pronuncia sobre todos en general o
confirmada a cada persona en particular mediante la imposicin de las
manos. Los Mayores reciben la comunin primero y luego el resto segn su
orden, sin ninguna relacin a su dignidad mundana, siendo lo mismo para
cualquier otro oficio solemne de la religin. Despus de recibir la
comunin, todos los hombres (y lo mismo las mujeres) se renen para
renovar su pacto con Dios, buscar su rostro y exhortarse unos a otros segn
la paciencia de la esperanza y el trabajo de amor.
16. Tienen una estima peculiar por las suertes y las usan en
conformidad en pblico y en privado para decidir puntos de importancia,
cuando las razones en discusin parecen tener el mismo peso. Creen que
esta prctica es la nica forma completa de no tomar en cuenta su propia
voluntad o exonerarse de toda culpa y saber claramente cul es la voluntad
de Dios.
17. A las ocho de la maana, y en la tarde, nos reunimos para orar
y alabar a Dios; leer y escuchar las Sagradas Escrituras. El tiempo que
dedicamos al descanso es de once de la noche a cuatro de la maana. As
que, dejando tres horas al da para tomar los alimentos ambos para nuestros
cuerpos y almas, quedan 16 horas para trabajar. Este tiempo es usado por
quienes gozan de buena salud con diligencia y lealtad.
18. Dos hombres velan en la calle cada noche, como lo hacen dos
mujeres en el apartamento de las mismas, y vuelcan sus almas por los que
duermen; y con sus himnos elevan los corazones de cualquiera que est
despierto a Dios.
19. Para continuar animando el don que est en nosotros, algunas
veces tenemos gapes en pblico y a veces en privado. En ellos tomamos
un refrigerio moderado con alegra, sencillez de corazn y con voz de
alabanza y gratitud.
Diarios, Tomo I 92
20. Cualquier hombre en medio de nosotros, habiendo sido a
menudo amonestado y por largo tiempo perdonado, si persiste en caminar
indignamente de su santo llamado, no es admitido ms a la Cena del Seor.
Y si contina en sus faltas, odiando ser cambiado, el ltimo paso es
expulsarlo de la congregacin, muchas veces en medio de oraciones y
lgrimas. Pero grande es nuestro gozo si entonces ve el error de su camino,
de tal manera que lo podamos recibir de nuevo entre nosotros.
21. La mayora de nuestros hermanos y hermanas han tenido en
alguna parte de su vida experiencias de duelo sagrado y tristeza de corazn.
Despus han recibido la seguridad de que no vendrn a condenacin, mas
han pasado de muerte a vida.
88
Por lo tanto estn lejos de tener miedo a
morir o de desear vivir en la tierra, sabiendo que para ellos el morir es
ganancia
89
y estando seguros de que estn al cuidado de Aqul en quienes
estn los asuntos de vida y muerte. Por lo tanto parten como de una
recmara a otra. Despus que el alma ha dejado su habitacin sus restos son
depositados en la tierra en el lugar para ese propsito. Los sobrevivientes
son grandemente consolados, regocijndose por ellos con la paz que el
mundo no conoce.
90

88
Jn. 5.24.
89
Fil. 1.21.
90
Jn. 14.27.
91
Diario 3
Prefacio
1. Cuando en el principio hubo quienes comenzaron
a imputarme cosas contra mi cargo y que muchas veces yo
no saba, pens, Si hubiera tenido dos o tres amigos
ntimos que conocieran lo que era mi vida y mi
conversacin, hubieran podido decir con facilidad lo que
haban visto y odo, y todas esas calumnias hubieran cado
por tierra. Pero percib mi error tan pronto como tuve dos
o tres que fueron amigos de verdad y no de nombre
solamente, pues fue fcil encontrar cmo evitar que
pudieran ser usados como me imagin. Esto fue hecho de un
golpe, de una vez por todas, dndonos a ellos y a m un
nombre nuevo, que aunque insignificante en s, tuvo este
efecto peculiar: me incapacit completamente de destruir
cualquier acusacin que pudiera caer sobre m en el futuro,
invalidando cualquier cosa que pudieran decir a mi favor
quienes me conocan mejor. Ms an, lo que cualquier otro
pudiera decir. Porque cun notorio es que si cualquiera se
atreviera a abrir su boca en mi favor, slo se necesita
responder, Supongo que usted tambin es un Metodista,
y todo lo que el tal ha dicho ser en vano.
2. De ah que, por un lado, muchos de los que saban
lo que era mi conversacin tuvieron miedo de declarar la
verdad, temiendo que el mismo reproche recayera sobre
ellos. Aquellos pocos que rompieron este temor fueron
prontamente incapacitados de declararlo por ser
inmediatamente catalogados con aquel que defendan. Qu
persona imparcial entonces puede negarse a decir, se te
Diarios, Tomo I 92
permite hablar por ti mismo?
1
Pero por favor, no agregues:
No me persuadirs. Y si me persuades, estoy resuelto a
seguir pensando como antes. No, si eres cndido. Ya has
odo slo un lado. Escucha ahora el otro. Tmale el peso a
ambos lados. Deja un margen para la debilidad humana. Y
luego juzga como deseas ser juzgado.
3. Lo que me propongo en el siguiente extracto es
declarar abiertamente a toda la humanidad lo que los
Metodistas (as llamados) han hecho o estn haciendo. O
ms bien, lo que Dios ha hecho y est haciendo en nuestra
tierra. No es obra humana lo que se ha visto ltimamente.
Todos los que observan calmadamente, deben decir, de parte
de Jehov es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos.
2
4. Esta obra en muchos aspectos no ha sido lo que
nosotros o nuestros padres habamos conocido. No pocos
cuyos pecados fueron de la clase ms escandalosa, ebrios,
blasfemos, ladrones, prostitutas, adlteros, han sido
sacados de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satans
a Dios.
3
Muchos de stos estaban enraizados en su
iniquidad, por mucho tiempo glorindose en su vergenza,
quizs por espacio de muchos aos, y algunos hasta la
vejez. Muchos no tenan siquiera una fe imaginaria, siendo
judos, arrianos, destas o ateos. Tampoco ha desnudado
Dios su brazo en estos ltimo das slo a favor de los
publicanos y pecadores, sino que muchos de los fariseos
han credo en l,
4
de los justos que no necesitan
arrepentimiento,
5
y habiendo recibido sentencia de muerte
en ellos mismos, oyeron la voz de Dios que resucita a los

1
Hch. 26.1.
2
Sal. 118.23.
3
Hch. 26.18.
4
Jn. 7.48.
5
Lc. 15.7.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 93
muertos.
6
han sido hechos partcipes de una religin interior
y vital, que es justicia, paz y gozo en el Espritu Santo.
7
5. La manera en que Dios ha efectuado esta obra es
tan extraa como la obra misma. Generalmente, en cualquier
alma en particular, si no siempre, ha sido realizada en un
momento. Porque como el relmpago sale del oriente y se
muestra hasta el occidente, as ser tambin la venida del
Hijo del Hombre.
8
Ya sea para traer paz o espada; para
herir o para sanar, para persuadir de pecado o dar remisin
de pecados por su sangre. Las otras circunstancias
relacionadas a esto han sido igualmente remotas de lo que la
sabidura humana hubiera podido esperar. Cun cierta es
aquella palabra: Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos.
9
6. Estas extraordinarias circunstancias parecen haber
sido planeadas por Dios para una mayor manifestacin de
su obra, para que su poder sea conocido y para despertar la
atencin de un mundo adormecido. Pero de esas mismas
circunstancias algunos han sacado su gran objecin contra
toda la obra: Nunca hemos visto tal cosa, dijeron.
10
Por lo
tanto la obra no es de Dios. Para probar su objecin, no slo
representaron falsamente cmo sucedieron muchas de estas
circunstancias sino que aadieron muchas otras que no
existieron y con frecuencia sin ninguna relacin, ya sea a la
verdad o a la probabilidad. Un simple repaso de esos
acontecimientos que no fueron hechos en algn rincn.
11
es
la mejor respuesta a esta clase de objeciones. Y a aquellas

6
2 Co. 1.9.
7
Ro. 14.17.
8
Mt. 24.27.
9
Is. 55.8.
10
Mr. 2.12.
11
Hch. 26.26.
Diarios, Tomo I 94
que parecen tener mayor peso, ocasionalmente les he dado
una respuesta ms detallada.
7. De todas maneras, s que ni siquiera esta
respuesta ha de satisfacer de ningn modo, a la mayor parte
de quienes ahora se muestran ofendidos, por la sencilla
razn de que nunca la leern. Han decidido escuchar un lado
y solamente uno. Tambin s que muchos que la leen
tendrn la misma opinin que tenan antes porque ya han
fijado su juicio y no tomarn en cuenta lo que alguien pueda
decir. Dejemos que ellos se ocupen de eso. Yo he hecho mi
parte. Les he entregado mi propia alma. Ms an, s que
muchos estarn grandemente ofendidos por este relato. Y
as debe ser por la propia naturaleza de las cosas que aqu se
cuentan. El mejor nombre que espero de ellos es el de un
tonto, de loco, de entusiasta. Todo lo que a m me toca es
relatar la simple verdad, en la manera ms inofensiva que
pueda hacerlo. Dejemos que Dios produzca el efecto que
ms le plazca y que sea lo mejor para su gloria.
8. Pueda el que tiene la llave de David, el que abre
y ninguno cierra,
12
abrir puerta grande y eficaz,
13
por el
medio que le plazca, para su eterno evangelio! Pueda l
enviar por medio del que debe enviar,
14
para que pueda la
palabra del Seor correr y ser glorificada
15
ms y ms!
Pueda l cabalgar, venciendo, y para vencer,
16
hasta que
haya entrado la plenitud de los gentiles,
17
y la tierra sea

12
Ap. 3.7.
13
1 Co. 16.9.
14
Ex. 4.13.
15
2 Ts. 3.1.
16
Ap. 6.2.
17
Ro. 11.25.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 95
llena del conocimiento de la gloria de Jehov, como las
aguas cubren el mar!
18

18
Hab. 2.14.
Diarios, Tomo I 96
Diario 3
Desde el 12 de agosto de 1738
hasta el primero de noviembre de 1739
[El diario comienza con unas notas de viaje por Alemania. El 19 de agosto,
en Halle, Wesley se entrevist con A.H. Francke. De esa visita dice
solamente que Francke lo recibi cordialmente (se comport con mucha
humanidad). El da 20 lleg a Jena.]
LUNES 21. Visitamos al colegio aqu [en Jena], cuyo
inicio, segn nos contaron, fue as:
Alrededor del ao 1704 el Sr. Stoltius, estudiante en Jena,
comenz a hablar de la fe en Cristo, lo que continu haciendo hasta que
obtuvo su maestra y sostuvo conferencias pblicas. Unos 12 o 15
estudiantes fueron despertados y se unieron a l para orar y edificarse unos
a otros. Por esto (despus que varias calumnias se esparcieron al exterior y
ocurrieron all persecuciones ocasionales) el consistorio se sinti ofendido
y emiti una orden para que el Sr. Stoltius fuese examinado. Como
consecuencia del informe hecho por los comisionados al consistorio, se le
prohibi dar conferencias pblicas o tener reuniones con sus amigos. No
mucho despus se dio la orden de que se le excluyera de la Santa
Comunin. Hubiera sido tambin expulsado de la universidad, pero
previno esta accin mediante su renuncia voluntaria.
Empero, uno de los comisionados que haba sido enviado por el
Duque de Weimar (uno de los lores de Jena) inform al Duque que segn su
juicio Stoltius era un hombre inocente y santo. Basado en este informe el
Duque lo mand a traer a Weimar y le busc un lugar donde vivir. All,
igualmente, despert a muchos y se reuna con ellos para orar y leer las
Escrituras juntos. Pero no pas mucho tiempo cuando la ciudad no pudo
tolerarlo ms ya que abiertamente censuraba todo vicio y en toda clase de
personas, sin dejar pasar a los cortesanos ni al Duque mismo.
Consecuentemente sus enemigos aumentaron por todos lados y le
siguieron muchas persecuciones. Por ltimo se le prohibi tener reuniones
privadas e iba a ser depuesto del ministerio; pero Dios le habl y l o
protegi del mal que iba a tener.
Antes de que Stoltius saliera de Jena, Buddaeus tambin empez a
predicar el verdadero evangelio, as como lo hizo ms tarde Christius; por
lo que algn despertar religioso continu hasta el ao 1724. Algunos de
los vecinos se pusieron de acuerdo para dejar a un estudiante como maestro
de escuela para algunos nios pobres. Ms tarde tuvieron varios maestros.
Pero alrededor de 1728 todos los maestros se retiraron y la escuela cerr,
quedando los nios descuidados. El Profesor Buddaeus fue informado al
respecto y ansiosamente recomend que los nios fueran llevados a su
casa; cerca de diez de ellos, entre los cuales estaba el Sr. Spangenberg, se
hicieron cargo del cuidado de los nios. Pronto aumentaron en nmero, l o
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 97
que ofendi a los otros maestros de escuela en la comunidad, y no mucho
despus a los magistrados y a los miembros del senado en la universidad.
La ofensa pronto lleg a los pastores, profesores, el consistorio y l os
prncipes que son los lores de Jena. Fue la voluntad de Dios de llegar a uno
de ellos, el Prncipe de Eisenach, quien tena completo poder all, para
detener la persecucin completa, prohibiendo tanto al senado como al
consistorio de molestarlos. El asimismo completamente los exoner de la
jurisdiccin de ambos, ordenando que en adelante todas las quejas contra
ellos seran slo ser juzgadas por l. Pero durante la persecucin el nmero
de escuelas aument de una a tres (una en cada sector de la ciudad), el
nmero de maestros a ms de 30 y los nios a ms de 300.
Hay ahora ms de 31 maestros fijos, 10 en cada escuela y tres o
cuatro voluntarios para suplir casos de emergencia. Cuatro de los maestros
han sido nombrados para castigar y no estn asignados a ninguna escuela.
Cada escuela est dividida en dos clases y se ensea cinco horas al da.
Cada uno de los 30 maestros tiene una hora diaria para ensear. Todos l os
maestros tienen una reunin acerca de las escuelas todos los lunes. Tienen
una segunda reunin los jueves, principalmente para la oracin, y una
tercera cada sbado.
Cada semestre hay reunin de maestros para llenar las plazas de
aquellos que se retiran. El nmero de ellos nunca decrece ya que otros
nuevos ofrecen sus servicios en cuanto se retiran los que salen de la
universidad.
El mtodo que usan en la enseanza es el siguiente:
Siempre hay dos clases en cada escuela. En la primera, los nios
de seis a diez o doce aos quienes aprenden a leer. Luego se transfieren a
otra clase en las que se les ensea las Sagradas Escrituras, aritmtica y
cualquier otro conocimiento que les sea til a los nios aprender.
En la maana de ocho a nueve todos reciben el catecismo y son
instruidos en los primeros principios del cristianismo, sea del catecismo
menor de Lutero o de algunos textos de la Sagradas Escrituras.
De nueve a diez los nios ms pequeos aprenden las letras y las
slabas y los mayores leen la Biblia. De diez a once los principiantes
aprenden y repiten algunos versculos selectos de las Sagradas Escrituras,
principalmente los que se relacionan con los fundamentos de la fe.
Mientras tanto, la clase de mayores estudia aritmtica.
Por las tardes de una a dos todos los nios trabajan, y lo mismo
hacen de nueve a diez en la maana. De dos a tres los nios ms pequeos
aprenden y repiten el catecismo menor de Lutero, mientras que los mayores
aprenden a escribir.
Cada domingo hay un catecismo pblico en base a algn texto de
la Escritura. Todas las personas interesadas pueden participar.
En la tarde salimos de Jena, y varios de los
hermanos nos acompaaron hasta las afueras del pueblo. A
las cinco, habiendo pasado apenas por Weimar, nos
Diarios, Tomo I 98
encontramos con el Sr. Ingham que iba camino a Herrnhut.
Todos juntos, nos dirigimos a una aldea vecina donde
pasamos una cmoda noche. En la maana nos
encomendamos los unos a los otros a la gracia de Dios y
salimos cada uno por su camino.
Desayunamos en Erfurt con el Sr. Reinhardt y
pasamos la noche con algunos hermanos de Saxe-Gotha.
Despus de un largo viaje llegamos a Marienborn el viernes,
el 25 de agosto.
viernes 6. En la noche comenc a exponer en una
pequea sociedad en Wapping. El domingo 8 prediqu en la
Capilla de Savoya (supongo que por ltima vez) sobre la
parbola (o ms bien la historia) del fariseo y publicano
orando en el templo.
19
El lunes 9 sal para Oxford. Mientras
caminaba le la sorprendente narracin de las conversiones
habidas ltimamente en y cerca del pueblo de Northampton
en Nueva Inglaterra.
20
Seguramente, de parte de Jehov es
esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos.
21
Le escrib a un amigo un extracto de esto, sobre el
estado de quienes estn dbiles en la fe. Su respuesta, que
recib el sbado 14, me caus gran confusin, hasta que
despus de clamar a Dios tom la Biblia y la abr en estas
palabras: E invoc Jabes al Dios de Israel, diciendo: Oh,
si me dieras bendicin, y ensancharas mi territorio, y si tu
mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no
me dae! Y le otorg Dios lo que pidi.
22

19
Lc. 18.9-14.
20
Se refiere al Gran Despertar, cuyo personaje principal fue Jonathan
Edwards [N. del Ed.].
21
Sal. 118.23.
22
1 Cr. 4.10.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 99
Esto, sin embargo, ms una clusula de la Leccin
Vespertina, me hizo considerar mi propio estado ms
profundamente. Lo que pens entonces fue como sigue:
Examinaos a vosotros mismos si estis en la fe.
23
Ahora bien, la prueba ms segura mediante la que podemos
examinarnos nosotros mismos, si es que estamos
verdaderamente en la fe, es aquella dada por San Pablo: De
modo que si alguno est en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aqu todas son hechas nuevas.
24
En primer lugar, sus juicios son nuevos: la opinin
de s mismo, de su felicidad y santidad.
Se juzga a s mismo y se ve muy corto de la gloriosa
imagen de Dios. Se juzga no tener nada bueno en l, sino
todo aquello que es corrupto y abominable; en una palabra,
es terrenal, animal y diablico, una mezcla de bestia y de
diablo.
As, por la gracia de Dios en Cristo, me juzgo a m
mismo. Por lo tanto soy en este sentido una nueva criatura.
De igual modo su juicio sobre la felicidad es nuevo.
Le parecera tan lgico sacarla de un hoyo en la tierra como
pensar encontrarla en las riquezas, el honor, el placer (as
llamado) o en verdad en el gozo de cualquier criatura. Sabe
que no hay felicidad en la tierra sino en el gozo de Dios y en
el gozo anticipado de aquellos ros de placer que fluyen a su
mano derecha para siempre.
As, por la gracia de Dios en Cristo, juzgo la
felicidad. Por lo tanto soy en este respecto una nueva
criatura.
Tambin su juicio sobre la santidad es nuevo. Ya no
la juzga como algo externo, que consiste en no hacer mal, o

23
2 Co. 13.5.
24
2 Co. 5.17.
Diarios, Tomo I 100
en hacer bien o usar las ordenanzas de Dios. Ahora ve que
es la vida de Dios en el alma; la imagen fresca de Dios
estampada en el corazn; una renovacin completa de la
mente en cada rasgo y pensamiento, segn la semejanza del
que la cre.
As, por la gracia de Dios en Cristo, juzgo la
santidad. Por lo tanto, en este sentido soy una nueva
criatura.
En segundo lugar, sus planes son nuevos. El plan de
su vida no es amontonar tesoros en la tierra, no es ganar
alabanzas de los humanos, o los deseos de la carne, los
deseos de los ojos y la vanagloria de la vida,
25
sino volver a
ganar la imagen de Dios, tener nuevamente la vida de Dios
sembrada en su alma y ser renovado segn su imagen en la
justicia y santidad de la verdad.
26
Ese, por la gracia de Dios en Cristo, es el plan de mi
vida. Por lo tanto, soy en este sentido una nueva criatura.
En tercer lugar, sus deseos son nuevos y en verdad
toda la serie de sus pasiones e inclinaciones. No estn ya
fijos en cosas terrenales. Ahora estn fijos en las cosas
celestiales. Su amor gozo y esperanza, su pena y temor,
todos se refieren ahora a las cosas superiores. Todos miran
hacia el cielo, porque donde est su tesoro, all tambin
estar su corazn.
27
No me atrevo a decir que soy una nueva criatura en
este respecto, ya que otros deseos con frecuencia afloran en
mi corazn. Pero esos deseos no reinan. Los pongo a todos
debajo de mis pies a travs de Cristo que me fortalece
28
Por

25
1 Jn. 2.16.
26
Ef. 4.24.
27
Mt. 6.21.
28
Fil. 4.13.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 101
lo tanto creo que l me est creando de nuevo en esto
tambin y que l ha empezado, aunque no ha terminado su
obra.
En cuarto lugar, su conversacin es nueva. Est
siempre sazonada con sal
29
y tiene el fin de dar gracia a
los oyentes.
30
As es la ma, por la gracia de Dios en Cristo. Por lo tanto,
en este respecto soy una nueva criatura.
Quinto, sus acciones son nuevas. El tono de su vida
apunta nicamente a la gloria de Dios. Todos sus bienes y
tiempo son dedicados a estas acciones. Pues si come o bebe
o hace otra cosa,
31
todo surge de o se dirige al amor de Dios
y de la humanidad.
As, por la gracia de Dios en Cristo, es el tenor de mi
vida. Por lo tanto, en este respecto soy una nueva criatura.
Pero San Pablo nos dice de otra forma que el fruto
del Espritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fe.
32
Ahora aunque, por la gracia de Dios en Cristo,
encuentro en cierta medida algunos de stos en m, tales
como paz, paciencia, benignidad, bondad, temperancia,
otros no los encuentro. No puedo encontrar en m el amor
de Dios o el de Cristo. De aqu mi sordera y rodeos en la
oracin pblica. Por esto, aun en la Santa Comunin tengo
raramente algo ms que una fra atencin. Por tanto cuando
oigo de las grandes ejemplos del amor de Dios, mi corazn
est todava sin sentido y sin afecto. Ms an, en este
momento, no siento ms amor hacia l que hacia alguien de
quien nunca he odo.

29
Col. 4.6.
30
Ef. 4.29.
31
1 Co. 10.31.
32
G. 5.22.
Diarios, Tomo I 102
Igualmente, no poseo ese gozo en el Espritu
Santo,
33
ni un gozo establecido ni duradero. Ni tengo tal paz
que me libere de la posibilidad ya sea del temor o la duda.
Cuando algunos hombres santos me dijeron que no tena fe,
muchas veces he dudado si la tena o no. Y esas dudas me
han hecho sentir muy inseguro, hasta que fui aliviado por
medio de la oracin y las Santas Escrituras.
Sin embargo, sobre todo esto, aunque no tengo
todava ese gozo en el Espritu Santo, ni ese amor de Dios
derramado en mi corazn,
34
ni la plena certidumbre de fe,
35
ni el apropiado Espritu mismo que da testimonio a mi
espritu de que soy hijo de Dios,
36
mucho menos soy, en el
completo y propio sentido de las palabras, nueva criatura
en Cristo.
37
Sin embargo, confo que tengo una medida de fe
y que soy acepto en el Amado.
38
Confo que el acta de los
decretos que estn contra mi est anulada,
39
y que estoy
reconciliado con Dios a travs de su Hijo.
40
DOMINGO 19. Slo prediqu por la tarde en el
Castillo. El lunes por la noche estuve perturbado por mis
sueos y cerca de las once me despert en medio de un
temor difcil de explicar y sin poder reconciliar el sueo.
Alrededor de esa hora (como me enter en la maana) uno
que haba sido asignado a ser mi alumno, pero que no lo fue,
vino a la portera donde varias personas estaban sentadas, y
con una pistola en la mano. El la mostr, como jugando,
primero a uno y despus a otro. Entonces intent dos o tres

33
Ro. 14.17.
34
Ro. 5.5.
35
He. 10.22.
36
Ro. 8.16.
37
2 Co. 5.17.
38
Ef. 1.6.
39
Co. 2.14.
40
Ro. 5.10.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 103
veces de dispararse l mismo, pero la pistola no se dispar.
Despus de dejarla, uno de los presentes la tom y elimin
el fulminante. El alumno se puso muy colrico, sali y fue a
buscar fulminante nuevo. Regres, se sent y golpe el
pedernal de la pistola con la llave. Cerca de las doce,
quitndose el sombrero y la peluca, dijo que morira como
un caballero y se dispar en la cabeza.
VIERNES 2 de marzo de 1739. Todos nuestros
hermanos me recomendaron que pasara unos das en
Oxford, a donde part el sbado 3. Aqu encontr algunos
que no haban negado la fe, ni se sentan avergonzados de su
Seor, aun en medio de una generacin perversa. Cada da
que pasbamos juntos tenamos la prueba convincente, tal
como antes no haban siquiera imaginado nuestros
corazones, que el puede tambin salvar perpetuamente a los
que por l se acercan a Dios.
41
Unos de los ejemplos ms sorprendentes de este
poder que pueda recordar lo pude vivir al siguiente martes
cuando visit a una persona que estaba muy colrica con
esta nueva doctrina
42
y decidida a oponerse a la misma. Los
argumentos que us en la conversacin la encolerizaron ms
y ms. Puse fin a la discusin invitndola a unirnos en
oracin, a lo que consinti hasta arrodillarse. En pocos
momentos cay en extrema agona, ambas de cuerpo y alma,
y pronto clam con la mayor seriedad, Ahora s lo s,
estoy salvada por la gracia de Dios. Muchas de las otras
palabras que emiti fueron iguales, siempre testificando de
una esperanza completa en la inmortalidad. Desde esa hora

41
He. 7.25.
42
Mr. 1.27.
Diarios, Tomo I 104
Dios hizo su rostro firme como pedernal al proclamar la fe
que antes haba perseguido.
JUEVES 29 de marzo. Sal de Londres y en la tarde
expuse en una pequea compaa en Basingstoke. El sbado
31 por la tarde llegu a Bristol y all encontr al Sr.
Whitefield. Al principio me fue difcil de aceptar esta
extraa manera de predicar en los campos, de lo cual l me
dio un ejemplo el domingo. Habiendo sido toda mi vida
(hasta hace poco) tan tenaz de cada punto relacionado con
la decencia y el orden que hubiera pensado que el salvar
almas era casi un pecado si no se haca en la iglesia.
ABRIL 1. En la noche (el Sr. Whitefield se haba
marchado) comenc a exponer el Sermn de la Montaa de
nuestro Seor (un excelente precedente para la predicacin
en el campo, aunque supongo que haba tambin iglesias en
ese tiempo) a una pequea sociedad que acostumbraba
reunirse una o dos veces a la semana en la calle Nicols.
LUNES, 2 de abril. A las cuatro de la tarde decid ser
ms vil
43
y proclam en los caminos las buenas nuevas de
salvacin a cerca de 3,000 personas, hablando desde una
pequea ladrillera en un terreno fuera de la ciudad. La
Escritura de la cual habl (es posible que alguien ignore que
esto se cumple en todo verdadero ministro de Cristo?) fue:
El Espritu del Seor est sobre m, por cuanto me ha
ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha
enviado a sanar a los quebrantados de corazn; a
pregonar libertad a los cautivos; y vista a los ciegos; a
poner en libertad a los oprimidos; a predicar el ao
agradable del Seor.
44

43
2 S. 6.22.
44
Lc. 4.18-19.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 105
A las siete empec a exponer sobre los Hechos de
los Apstoles a una reunin de la sociedad en la calle de
Baldwin. Al da siguiente, sobre el Evangelio de San Juan en
la Capilla de Newgate, donde tambin habl en el servicio
matutino de la Iglesia.
MIRCOLES 4 de abril. En Baptist Mills (una
especie de suburbio o villa a cerca de media milla de Bristol)
ofrec la gracia de Dios a cerca de 1,500 personas usando
estas palabras: yo sanar su rebelin, los amar de pura
gracia.
45
En la noche tres mujeres se pusieron de acuerdo para
reunirse semanalmente con la misma intencin de los de
Londres, o sea, confesaos vuestras ofensas unos a otros, y
orad unos por otros, para que seis sanados.
46
A las
ocho, cuatro jvenes se pusieron de acuerdo para realizar el
mismo plan. Quin se atreve a negar que esto es (en lo
sustancial) un medio de gracia ordenado por Dios? A no ser
que afirme (con Lutero en la furia de su slo la fe, sola
fide) que la Epstola de Santiago es una epstola de paja.
MIRCOLES 9. Adquirimos un predio cerca del
cementerio de la iglesia de St. James, en terreno de la Feria
de Caballos, donde se planific la construccin de un cuarto
lo suficientemente grande para dar cabida a las sociedades de
Nicols y Baldwin y a sus respectivos conocidos que
desearan estar presentes las veces que la Escritura fuera
expuesta. El sbado 12, se coloc la primera piedra con
voces de alabanza y accin de gracias.
Al inicio no tuve el menor recelo o plan de estar
personalmente involucrado, ya sea en los gastos de este
trabajo o en la direccin del mismo, habiendo elegido a once

45
Os. 14.4.
46
Stg. 5.16.
Diarios, Tomo I 106
feudatarios, sobre quienes di por supuesto que recaera este
trabajo. Pronto descubr mi error. Primero con relacin a los
gastos, pues todo el trabajo que se requiri se hubiera
paralizado a no ser que yo no hubiera asumido el pago de
todos los trabajadores inmediatamente. De tal manera, que
antes de que yo supiera donde me encontraba haba
contrado una deuda de ms de 150 libras. Esta cantidad
tena que pagarla como pudiera, ya que las cantidades
subscriptas entre ambas sociedades no alcanzaban a un
cuarto de la suma total. En cuanto a la direccin del trabajo,
recib cartas de mis amigos en Londres, del Sr. Whitefield en
particular, con un mensaje que ni l ni ellos tenan nada que
ver con el edificio, ni contribuiran en nada para el mismo a
no ser que yo despidiera de inmediato a todos los
feudatarios y que lo hiciera todo en mi nombre. Me dieron
muchas razones para hacer esto, pero una fue suficiente, a
saber, que tales feudatarios tendran siempre en su poder el
control sobre m y que si yo predicaba algo que no les
gustara, me expulsaran del cuarto que yo haba construido.
De acuerdo con sus consejos, reun a todos los feudatarios,
cancel (nadie se opuso) el documento antes elaborado y
asum toda la administracin en mis propias manos. Dinero,
es cierto, no tena, ni ningn recurso humano o probabilidad
de conseguirlo. Pero saba que, de Jehov es la tierra y su
plenitud,
47
y en su nombre comenc, sin dudar en nada.
DOMINGO 20. Al ver a muchos de los ricos de la
Iglesia de Clifton, sent mucha pena por ellos y estaba de
veras deseoso de que aun algunos de ellos pudieran entrar
en el reino de los cielos.
48
Pero aun animado como estaba,
no supe cmo empezar a advertirles a huir de la ira que

47
Sal. 24.1.
48
Mt. 5.20.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 107
vena hasta que abr mi Testamento en estas palabras: no
he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
49
Al
aplicarlo a esa situacin, mi alma se engrandeci de tal forma
que pens que hubiera podido clamar (en otro sentido del
pobre y vano Arqumedes) Dnme un punto de apoyo, y
mover al mundo. Los relmpagos y la lluvia enviados por
Dios no impidieron a 1500 personas que se quedaran en
Rose Green. La Escritura fue, Truena el Dios de gloria...
Voz de Jehov con potencia, voz de Jehov con gloria.
50
En
la noche el Seor habl a tres cuyas almas eran verdaderas
tormentas y tempestades e inmediatamente sobrevino una
gran calma.
Durante todo este tiempo fui continuamente
cuestionado ya sea por quienes a propsito vinieron a
Bristol a preguntar sobre esta extraa obra, o por mis viejos
o nuevos corresponsales, Cmo puede hacerse esto?
51
Innumerables advertencias me hicieron (generalmente
basadas en falsas interpretaciones) de no considerar las
visiones o los sueos; o de engaar a la gente hacindoles
pensar que tendran el perdn de sus pecados por sus
clamores, lgrimas o por simples profesiones externas. A
uno que me haba escrito en repetidas ocasiones sobre esta
autoridad le respond lo siguiente:
El asunto entre nosotros se vuelca principalmente, si
no enteramente, en materia de hecho. Niegas que Dios ahora
produzca estos efectos; o al menos que los produzca en esta
forma. Yo afirmo ambos, porque he odo estas cosas con
mis propios odos y las he visto con mis propios ojos. He
visto (en tanto algo as puede verse) muchas personas

49
Mr. 2.17.
50
Sal. 29.3-4.
51
Jn. 3.9.
Diarios, Tomo I 108
cambiadas en un momento del espritu de temor, horror,
desesperacin al espritu de amor, gozo y paz, y de los
deseos pecaminosos que reinaban sobre ellos a un puro
deseo de hacer la voluntad de Dios. Esto son hechos de los
que y soy testigo casi diariamente, de vista y de odo,
dondequiera que estoy. Lo que tengo que decir en relacin a
las visiones o sueos es lo siguiente: Conozco a muchas
personas en quienes este gran cambio sucedi en un sueo o
durante una fuerte representacin en su mente de Cristo, ya
sea en la cruz o en la gloria. Esto es un hecho. Dejemos a
quien quiera que juzgue esto como le parezca mejor. Y que
tal cambio fue verdadero se comprueba, no por derramar
lgrimas, caer por ataques o por llantos (estos no son los
frutos por los que juzgo, como parece que usted supone)
sino por el tono de su vida, hasta entonces malvada en
muchas formas y a partir de ese momento, santa, justa y
buena.
Ahora le mostrar que aqul que fue un len hasta
entonces, es ahora un cordero; aqul que fue un ebrio es
ahora ejemplo de sobriedad; la prostituta que fue, ahora
aborrece la vestimenta manchada por la carne. Estos son mis
argumentos reales para comprobar lo que aseguro, a saber,
que Dios ahora como en otro tiempo, da perdn de los
pecados y el don del Espritu Santo tanto para nosotros
como para nuestros hijos; siempre repentinamente, hasta
donde he visto, y con frecuencia en los sueos o en las
visiones de Dios. Si no fuera as, sera un falso testigo
delante de Dios. De estas cosas yo testifico y, por gracia de
Dios, testificar.
Quizs pudiera ser que debido a la dureza de
nuestros corazones, no estemos listos para aceptar nada a
menos que lo veamos con nuestros ojos y lo oigamos con
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 109
nuestros odos. Dios en tierna condescendencia a nuestras
debilidades sufri muchas seales visibles en el preciso
momento cuando trajo este cambio interno para ser visto y
odo continuamente entre nosotros. Pero aunque vieron
seales y prodigios
52
(porque as debo llamarlos) empero
muchos no creern. En verdad no pueden negar los hechos,
pero s pueden explicarlos. Algunos decan: fueron
puramente efectos naturales; la gente se desmayaba slo por
el calor y la estrechez de los ambientes. Y otros estaban
seguros de que todo fue un engao: podran evitarlo si
quisieran. Adems por qu estas cosas se dieron slo en
sus sociedades privadas? Por qu no sucedieron a la luz del
da? Hoy, lunes 21, nuestro Seor contest por s mismo,
ya que mientras haca hincapi en estas palabras, estad
quietos y conoced que yo soy Dios,
53
l comenz a extender
su brazo, no en un cuarto cerrado, ni en privado, sino al aire
libre y ante ms de 2,000 testigos. Uno, otro y otro fueron
derribados a tierra, temblando exageradamente ante la
presencia de su poder. Otros clamaron con un llanto fuerte
y amargo, Qu debemos de hacer para ser salvos?
54
En
menos de una hora siete personas, completamente
desconocidas para m hasta ese momento, estaban
regocijndose y cantando y con todas sus fuerzas daban
gracias a Dios por su salvacin.
En la noche fui interrumpido en la calle Nicols, casi
cuando empezaba a hablar, por los gritos de uno que estaba
compungido de corazn,
55
y gema fuertemente pidiendo
perdn y paz. Sin embargo, continu declarando lo que Dios

52
Jn. 4.48.
53
Sal. 46.10.
54
Hch. 16.30.
55
Hch. 2.37.
Diarios, Tomo I 110
ya haba hecho, en prueba de aquella importante verdad, que
Dios no quiere que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento.
56
Otra persona se desmay,
cerca de uno que era defensor fuerte de la doctrina contraria.
Mientras estaba en pie, atnito por lo que vea, un nio
cerca de l se desmay de la misma manera. Un joven que
estaba parado detrs fij sus ojos en l y cay como si
estuviera muerto, comenz a rugir y a golpearse contra el
suelo, de tal forma que seis hombres apenas podan
sostenerlo. Su nombre era Thomas Maxfield. Excepto por
John Haydon, nunca vi uno tan disputado por el maligno.
Mientras tanto, muchos otros comenzaron a clamar en alta
voz al Salvador de todos,
57
para que viniera a ayudarlos, ya
que toda la casa (y en verdad toda la calle usada por falta de
espacio) estaba alborotada. Pero nosotros continuamos en
oracin y antes de las diez la mayora encontr descanso
para sus almas.
Fui invitado a cenar por una dama que, sintindose
tan compungida como nunca antes, haba salido corriendo de
la sociedad con mucho apuro, para no delatarse. Pero la
mano de Dios la sigui y al dar algunos pasos, tuvo que ser
llevada a casa y cuando lleg se puso peor y peor. Se
encontraba en agona violenta cuando llegamos. Clamamos a
Dios y su alma encontr sosiego.
Cerca de las doce se me insisti fuertemente para
que fuera a visitar a una persona ms. Esta tuvo solamente
una lucha ms despus de mi llegada y luego fue llena de
paz y regocijo. Pienso que 29 en total cambiaron sus cargas
por alegra.

56
2 P. 3.9.
57
1 Ti. 4.10.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 111
SBADO 30 de junio. En el Saln de los Tejedores
siete u ocho personas se vieron obligadas a gritar, mientras
la espada del Espritu les penetraba hasta partir el alma y el
espritu, las coyunturas y los tutanos.
58
Despus de orar se
sintieron calmados y cantaron a Dios, quien est sentado en
el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y
el poder por los siglos de los siglos.
59
De tiempo en tiempo, yo les daba un informe
especial de la manera como Dios llevaba su obra, dirigido a
quienes yo crea que deseaban aumentar su reino y con
quienes tena la oportunidad de mantener correspondencia.
Parte de la respuesta que recib (algn tiempo despus) de
uno de ellos no puedo sino adjuntarla:
Deseo bendecir a mi Seor por las buenas y grandes noticias que
su carta trae acerca de cmo el Seor cambia muchas almas para que se
conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satans a Dios,
60
y
porque se ha abierto puerta grande y eficaz
61
entre ustedes que los muchos
adversarios no pueden cerrar. Que el que tiene la llave de David, el que
abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre,
62
abra la puerta de la fe ms
y ms entre ustedes, hasta que su casa se llene y pueda l reunir a todos l os
pecadores de Israel! Y ojal que la oracin por los adversarios sea oda,
llene sus rostros de vergenza, y busquen tu nombre, Jehov.
63
En cuanto a lo que usted dice sobre la forma externa de actuar de
la mayora de los afectados, cuyos corazones fueron atravesados por la
espada del Espritu, no es de extraarse que al principio esto le sorprendi,
ya que son en verdad muy escasos quienes verdaderamente han sido
compungidos y heridos de corazn. Empero algunos de los casos que usted
menciona parecen tener precedente en la manera externa en que Pablo y el
carcelero fueron primeramente afectados, as como los oyentes de Pedro en
Hechos 2. El ltimo caso que usted menciona, de una lucha como la agona
de muerte, y que cuatro o cinco hombres fuertes pudieron a duras penas
impedirle a una dbil mujer herirse a s misma o a otros, esto es para m
algo ms inexplicable, si no se pareciera a lo del muchacho de Marcos 9:26
y Lucas 9:42. De l se dice que, mientras se acercaba el muchacho, el

58
He. 4.12.
59
Ap. 5.13.
60
Hch. 26.18.
61
1 Co. 16.9.
62
Ap. 3.7.
63
Sal. 83.16.
Diarios, Tomo I 112
demonio lo derrib y le sacudi con violencia.
64
No pretendo explicar la
sbita influencia y el agudo despertar que pueda haber sobrevenido al
cuerpo. Pero no dudo que Satans, en cuanto puede, se esfuerce en tales
ocasiones, en parte para obstaculizar la buena obra en las personas que han
sido tocadas por las agudas saetas de la conviccin de pecado, y en parte
para desacreditar la obra de Dios, como si llevara a la gente a la locura... Sin
embargo, el resultado feliz de estos conflictos en la conversin de las
personas as afectadas es lo principal.
Cuando el brazo salvador de Dios les trae para recibir a Cristo
Jess, para tener gozo y paz en el creer y entonces caminar con l y dar
evidencia que la obra es a la postre obra de salvacin, sea ms rpida o
gradual, hay gran motivo de alabanza...
Todas la seales externas de las personas afectadas entre nosotros
pueden reducirse a estas dos clases: En primer lugar, el or con atencin
silenciosa, con seriedad y avidez que se descubren por las miradas fijas, l os
ojos llorosos y las caras tristes o alegres. En segundo lugar, hay quien
responde con voz alta, algunos ms depresivamente y otros ms animados;
a veces toda la multitud en un mar de lgrimas como si todos estuvieran
llorando a la vez, hasta que las voces casi apagan la voz del ministro, a
quien apenas se le puede escuchar por el ruido del llanto que le rodea... La
influencia sobre algunos de stos es como una inundacin que se seca
rpidamente y no se sabe de cambio alguno. Pero en otros aparece en l os
frutos de justicia y en una conversacin santa.
Quiera el Seor fortalecerle para que pueda proseguir en su obra!
Oramos juntamente con usted por la venida de su reino; y espero que no le
olvidemos en nuestra mutua solicitud ante trono de la gracia.
Soy, Reverendo y estimado seor,
Su muy afectuoso hermano y siervo en Cristo
Ralph Erskine
DOMINGO primero de julio. Prediqu a cerca de
cinco mil personas, sobre el consejo favorito del infiel en
Eclesiasts (tan celosamente seguido por sus hermanos
ahora), No seas demasiado justo.
65
En Hanham y en Rose
Green expliqu la ltima parte del captulo siete del
Evangelio de San Lucas, especialmente el versculo Y no
teniendo ellos con qu pagar, perdon a ambos.
66
Una mujer joven se desplom en Rose Green, en una
violenta agona, ambos de cuerpo y de mente; tal como lo

64
Lc. 9.42.
65
Ec. 7.16.
66
Lc. 7.42.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 113
hicieron cinco o seis personas en la noche en New Room, a
cuyos gritos muchos se sintieron ofendidos. Lo mismo le
sucedi en la maana a uno en el Saln de Tejedores y a
otros ocho o nueve en Gloucester Lane por la noche. El
primero profundamente afectado fue L___ W___, cuya
madre haba estado muy disgustada uno o dos das antes
cuando le contaron como su hija se haba expuesto ante toda
la congregacin. La madre misma fue la siguiente que cay y
perdi sus sentidos en un instante; pero se retir a su casa
con su hija llena de regocijo, as como lo hicieron quienes
haban estado en afliccin.
Despus de salir de la sociedad fui a donde la Sra.
Thornhill, cuyos parientes ms cercanos estaban
disuadindola de ser demasiada justa, y por la razn de
siempre: Por qu habrs de destruirte?
67
Ella les
respondi a todos con humildad y amor y continu
inmutable e inconmovible. Sufre todava privaciones,
soldado de Cristo! Perseguida, pero no olvidada;
despedazada y rodeada por tentaciones internas y externas,
pero no cediendo a ninguna. Oh, que la paciencia haga su
obra perfecta!
JUEVES 13. Visit a un caballero que est muy
atribulado con lo que ellos llaman depresin de espritu.
He estado con muchos de ellos antes, pero varios de ellos
no estaban enfermos fsicamente. Deseaban algo, pero no
saban qu queran, y por lo tanto estaban apesadumbrados,
intranquilos y descontentos con todo. La pura verdad es
que buscaban a Dios; queran a Cristo; queran fe y Dios les
convenci de su necesidad de tal manera que sus mdicos
entendan menos que ellos. Nada ocurri hasta que el Gran

67
Ec. 7.16.
Diarios, Tomo I 114
Mdico lleg. Ya que, a pesar de todos los medios naturales,
l que los hizo para l, no los hara sufrir para descansar,
hasta que ellos descansaran en l.
68
MARTES 17 - Viaj a Bradford, a cinco millas de
Bath, donde se me haba invitado por largo tiempo para
visitarles. Present mis saludos al ministro y le expres mis
deseos de predicar en su iglesia. Me respondi que no se
acostumbraba predicar en los das de semana, pero si poda
venir a la iglesia en un domingo, l estara feliz de contar con
mi ayuda. Entonces fui ver a un caballero en el pueblo quien
haba estado presente cuando prediqu en Bath y con las
ms fuertes seales de sinceridad y afecto. me haba deseado
bendicin de Dios sobre m.
69
Pero todo haba pasado. Lo
encontr bastante fro. Comenz a discutir sobre varios
temas y por ltimo me dijo sin rodeos que uno de nuestro
propio colegio universitario le haba informado que siempre
me haban considerado como un chiflado en Oxford.
Sin embargo, algunas otras personas no tenan la
misma opinin, habindome instalado en un lugar
conveniente (llamado Bearfield o Bury Field) en la cima de
la loma debajo de la cual se extiende el pueblo, ofrec all a
Cristo a cerca de mil personas como sabidura, rectitud,
santificacin y redencin. De all regres a Bath y prediqu
sobre Qu debo hacer para ser salvo?
70
a una
concurrencia mayor que nunca. Me preguntaba por qu el
Dios de este mundo estaba tan tranquilo, cuando a mi
regreso del lugar de predicacin, el pobre Richard Merchant
me dijo que no poda dejarme predicar nunca ms en su
propiedad. Le pregunt por qu. Respondi que la gente

68
Referencia a Agustn, Confesiones 1.1.
69
Sal. 129.8.
70
Hch. 16.30.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 115
daaba sus rboles y robaba cosas de su terreno. Y
adems, aadi, Yo ya tengo, por dejarle a usted estar all,
ganado el desprecio de mis vecinos. Oh miedo del
hombre! Quin se sobrepone a ti, sino quien en verdad
adora a Dios en espritu y en verdad?
71
Ni siquiera quienes
tienen un pie en la tumba! Ni siquiera quienes habitan en
casas de cedro y quienes han almacenado oro como polvo y
plata como arena del mar!
MARTES 31. Prediqu en Bradford a ms de dos
mil personas, muchas de las cuales tenan un mejor rango
social, sobre Qu debo hacer para ser salvo?
72
Todos se
comportaron decentemente y ninguno se march hasta que
todo se termin. Mientras predicaba en Bath, a mi regreso,
algunos de la congregacin no se comportaron tan bien,
estando, temo yo, un poco preocupados cuando llego a la
aplicacin de aquellas palabras: y no solamente hay peligro
que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino
tambin el templo de la gran diosa Diana sea estimado en
nada,...a quien venera toda Asia y el mundo entero.
73
Teniendo por este tiempo una copia en mis manos
de Una Advertencia contra el engao religioso, pens que
era mi deber escribir al autor del mismo, lo que hice en los
trminos siguientes:
Reverendo Seor,
1. Usted me acusa (porque me llaman metodista, y
consecuentemente estoy incluido dentro de su acusacin) de jactancias
vanas y presumidas, imprudencia, censuras sin caridad, maldiciendo todo
aquel que no siente lo que siento yo. Me acusa tambin de no aceptar que
las personas estn en estado de salvacin a no ser que hayan experimentado
alguna operacin sbita que se puede sealar como la mano de Dios sobre
ellas, apoderndose por as decir del alma. Y de negar a los humanos el

71
Jn. 4.23.
72
Hch. 16.30.
73
Hch. 19.27.
Diarios, Tomo I 116
uso de las criaturas de Dios, que l ha designado para ser recibidas con
accin de gracias. Por ltimo, me acusa de alentar la abstinencia, la
oracin y otros ejercicios religiosos, llegando a descuidar los deberes
ciudadanos. Diga, seor, puede usted probar estos cargos contra m? El
Seor juzgar en su da!
2. En verdad salgo a los caminos y vallados a llamar a los pobres
pecadores a Cristo. Pero no en una manera tumultuosa, no para
perturbar la paz pblica o perjudicar a las familias. Ni tampoco rompo o
transgredo cualquier ley que yo conozca, y mucho menos reduzco a la
nada toda regla y autoridad. Ni pueden decirme que me inmiscuyo en l os
quehaceres de aquellos que nunca trabajan, pero permiten que miles de
stos por quienes Cristo muri perezcan por falta de conocimiento.
74
3. Perecen porque no saben que nosotros, tanto como los paganos,
estamos con el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios,
75
que cada uno de nosotros, por la corrupcin de nuestra naturaleza ntima,
est muy alejado de la justicia original; tan alejada que cada persona
nacida en este mundo, merece la ira y la maldicin de Dios.
76
No tenemos
por naturaleza poder para ayudarnos a nosotros mismos, ni para pedirle a
Dios ayuda. Todo nuestro carcter irascible y obras, en nuestro estado
natural, son solamente una maldad continua. De tal manera que nuestro
acercamiento a Cristo, as como el de ellos, debe requerir un gran y
poderoso cambio. Debe conllevar, no slo un cambio externo, dejando el
robo, la mentira y toda clase de comunicacin corrupta; sino un completo
cambio de corazn, una renovacin interna en el espritu de nuestra mente.
En conformidad el hombre viejo implica infinitamente mucho ms que la
conversacin mundana externa; implica un corazn mundano de
incredulidad,
77
corrupto por el orgullo y por miles de falsas codicias. En
consecuencia el nuevo hombre implica mucho ms que una buena
conversacin.
78
Implica un buen corazn
79
creado segn Dios en la
justicia y santidad de la verdad,
80
un corazn lleno de esa fe que obra por
amor y produce toda conversacin de santidad.
4. El cambio de los primeros de estos estados al otro es lo que
llamo el nuevo nacimiento. Pero, usted dice, que yo no estoy contento
con esta sencilla y fcil nocin dela fe, sino que me lleno a m y a otros con
fantsticas vanaglorias ideas. Seor, como puede usted probar esto? Y si
no puede probarlo, qu expiacin puede usted hacer, ya sea a Dios, a m o
al mundo, por afirmar pblicamente una gran falsedad?
5. Quizs usted dice que puede probar esto sobre el Sr.
Whitefield. Entonces qu? Eso no es nada para m. Yo no soy responsable
por sus palabras. El Diario que usted cita nunca lo vi hasta que estuvo

74
Os. 4.6.
75
Ef. 4.18.
76
Libro de Oracin Comn, Artculos de fe, 9.
77
He. 3.12.
78
Stg. 3.13.
79
Lc. 8.15.
80
Ef. 4.14.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 117
impreso. Pero en verdad usted lo confundi tanto a l como a m. Primero,
donde usted lo seala como juzgando que las opiniones de los cuqueros
en general (respecto a ser guiados por el Espritu) son correctas y buenas,
usted comete una injusticia, por cuanto l habla solamente de esos hombres
en particular con quienes estuvo conversando. Y nuevamente cuando usted
dice que l supone que una persona que cree en Cristo no tiene ningn
conocimiento salvfico de l, usted comete una injusticia [contra
Whitefield]. El no supone tal cosa. Creer en Cristo era precisamente l o
que le pareca que faltaba, porque el trmino creer que implica, no slo la
aceptacin de los artculos de nuestro Credo, sino tambin, una confianza
y seguridad de la misericordia de Dios a travs de nuestro Seor
Jesucristo.
81
6. Ahora, no cabe duda de que a alguien pueda faltarle esto,
aunque en verdad pueda decir, Soy casto, soy sobrio, soy justo en mis
quehaceres, ayudo a mi vecino y sigo las ordenanzas de Dios. Y no
importa cmo tal hombre pueda haberse comportado en todas estas
cosas, no debe pensar bien de su propio estado hasta que experimente algo
dentro de s mismo que hasta ahora no ha experimentado pero que se le
puede asegurar de antemano que podr experimentar si las promesas de
Dios son verdaderas. Ese algo es una fe viviente: una verdadera
confianza y seguridad en Dios, que por los mritos de Cristo sus pecados
son perdonados y la persona queda reconciliada en el favor de Dios. De
esto se desprendern muchas otras cosas que hasta entonces no ha
experimentado, tal como el amor de Dios, que ha sido derramado en su
corazn,
82
la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento,
83
gozo en el
Espritu Santo,
84
y gozo aunque no dejado de sentir, nos alegra con gozo
inefable y glorioso.
85
7. Estos son algunos de aquellos frutos internos del espritu
86
que deben sentirse, dondequiera que se encuentren. Y sin stos no puedo
encontrar las Sagradas Escrituras que alguien pueda ser nacido del
Espritu.
87
Le ruego, seor, por la misericordia de Dios, que si usted
todava no conoce nada de tales sentimientos interiores, si usted no
siente en usted mismo estas poderosas obras del Espritu de Cristo, por
lo menos no contradiga ni blasfeme. Cuando el Espritu Santo haya
encendido fervientemente su amor hacia Dios, usted sabr que estas cosas
son operaciones muy sensibles. Como usted oye al viento y lo siente
tambin, cuando golpea sus rganos corporales, usted sabr que est bajo
la gua del Espritu de Dios en la misma manera, es decir, sintindolo en su
alma; por la presencia de la paz, el gozo y el amor que usted siente

81
Homilas oficiales de la Iglesia de Inglaterra. Sobre la pasin, parte 2.
82
Ro. 5.5.
83
Fil. 4.7.
84
Ro. 14.17.
85
1 P. 1.8.
86
G. 5.22.
87
Jn. 3.8.
Diarios, Tomo I 118
internamente, as como por los efectos externos, que son menos
inmediatos.
Soy, su..., etc.
LUNES 27 de agosto. Por dos horas llev mi cruz,
discutiendo con un fervoroso hombre, y luchando para
convencerle que yo no era un enemigo de la Iglesia de
Inglaterra. El aceptaba que yo no enseaba otras doctrinas
a no ser las de la Iglesia, pero no me perdonaba que las
enseara fuera de las paredes de la misma. El tambin
confesaba (lo que en verdad nadie puede negar si tiene
alguna consideracin a la verdad o al sentido de vergenza)
que por esta enseanza muchas almas, que hasta ese
momento perecan por falta de conocimiento haban sido y
son tradas de las tinieblas a la luz, y de la potestad de
Satans a Dios.
88
Pero aada que nadie puede decir lo que
pueda suceder en el ms all, y por lo tanto, estas cosas no
deben tolerarse.
En verdad el rumor que corra en Bristol era que yo
era un papista, o un jesuita. Algunos aadan que yo
haba nacido y me haba criado en Roma, y muchos
tranquilamente lo crean. Oh necios, cundo comprendern
que la predicacin de la justificacin es slo por la fe, que
ninguna otra causa amerita nuestra justificacin sino la
muerte y la justicia de Cristo, que no hay otra causa
condicional o instrumental que no sea la fe, que destruye los
fundamentos mismos del papismo? Cuando comprendern
que el error ms destructivo de todos los que Roma, la
madre de las abominaciones, ha producido (error que
comparado con aquello de la transubstanciacin y cien otras
cosas las hace aparecer ligerezas como el aire) es que somos
88
Hch. 26.18.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 119
justificados por las obras o (para expresar lo mismo un
poco ms decentemente) por la fe y las obras? Ahora bien,
es esto lo que predico? Lo he hecho por diez aos: Fui (en
lo esencial) un papista y no lo saba. Pero ahora testifico a
todos (y es el mismo punto que aseguro que hasta el da de
hoy ha estado en discusin) que no se puede hacer ninguna
obra antes de la justificacin, que no tenga en s misma la
naturaleza del pecado.
Muchas veces he averiguado quines son los autores
de este comentario y por lo general he encontrado que han
sido los fanticos disidentes o (lo digo sin temor o favor)
ministros de nuestra propia Iglesia. Frecuentemente he
considerado qu posible base o motivo puedan tener para
hablar as, viendo que pocos hombres en el mundo han
tenido la ocasin de poder declarar sus principios tan clara
y abiertamente como lo he hecho yo mediante la
predicacin, la publicacin y la conversacin por muchos
aos. Y no puedo sino pensar de otra manera que dicen todo
esto, ya sea (ponindolo en la forma ms favorable y
constructiva) en ignorancia plena (no saban lo que era el
papismo, ni qu doctrinas enseaban los papistas) o con
toda intencin decan lo que saban era falso, probablemente
pensando que rendan servicio a Dios.
89
Ahora tomen esto
ustedes mismos, quienesquiera que ustedes sean, altos o
bajos, disidentes o gente de la Iglesia de Inglaterra, clrigos o
laicos, que han esparcido estos ataques vergonzosos, y
digiranlo como puedan.
Pero cmo es que no han tenido temor, si creen que
hay un Dios y que conoce los secretos de los corazones
(ahora les hablo a ustedes especialmente, los predicadores

89
Jn. 16.2.
Diarios, Tomo I 120
de cualquier denominacin) para declarar una mentira tan
grande y palpable como si fuera verdad, y hacerlo verdad en
el nombre de Dios? Les cito a todos ustedes, ante el Juez de
toda la tierra, ya sea a probar sus ataques pblicamente o a
retractarse para hacer las mejores enmiendas que puedan a
Dios, a m y a todo el mundo.
Para la satisfaccin plena de aquellos que han sido
engaados por estos hombres sin vergenza y casi llevados
a creer una mentira, aqu aado mi juicio serio concerniente a
la Iglesia de Roma, escrito hace algn tiempo a un sacerdote
de esa comunin:
Seor,
Le doy las gracias por su carta y por su recomendacin a las
Propuestas de mi padre a la Sorbona.
90
No tengo tiempo ni inclinacin para entrar en controversia con
nadie y menos con los romanistas. Esto, tanto porque no puedo confiar en
ninguna de sus citas sin consultar cada oracin que ellos citan en l os
originales como porque los originales mismos a duras penas merecen
confianza en cualquiera de los puntos de controversia entre ellos y
nosotros. Conozco la habilidad que tienen de remendar a aquellos autores
que en originalmente no decan lo que ellos quisieran, as como de
purgarlos de aquellos pasajes que contradicen sus enmiendas. Y puesto que
no les ha faltado la oportunidad de hacerlo, sin duda han usado
cuidadosamente estos mtodos en relacin al punto que tan cerca les toca,
la supremaca del Obispo de Roma. Por lo tanto no estoy sorprendido que
las obras de San Cipriano (como se les llama) fuertemente la mantienen.
Estoy seguro que estas obras no han sido corregidas, ya que an contienen
los pasajes que contradicen esa supremaca totalmente. Cun gran
negligencia fue haber dejado su Epstola Setenta y Cuatro (a l os
pompeyanos) fuera del Index Expurgatorius, pues en esa epstola el Papa
Cipriano acusa abiertamente al Papa Esteban de orgullo y obstinacin y
de ser un defensor de la causa de los herejes contra los cristianos y la
iglesia misma de Dios! Quien pueda reconciliar todo lo dicho con la
creencia que Esteban era la cabeza infalible de la iglesia, puede reconciliar
el Evangelio con el Alcorn (Corn).
An ms, no puedo aprobar de ninguna manera la insolencia y
desprecio con que los romanistas a menudo han sido tratados. No me atrevo
a denunciar o menospreciar a ningn hombre y mucho menos a quienes
profesan creer en el mismo Maestro. Pero me da mucha pena que teniendo la

90
Wesley se refiere a los planes de publicar el libro de su padre sobre Job.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 121
misma seguridad de que Jess es el Cristo ningn romanista pueda ser
salvado de acuerdo a los trminos del pacto de Cristo mismo. Porque esto
dijo el Seor: de manera que cualquiera que quebrante uno de estos
mandamientos, muy pequeos, y as ensee a los hombres, ser llamado
pequeo en el reino de los cielos.
91
Y si alguno aadiere a estas cosas,
Dios traer sobre l las plagas que estn escritas en este libro.
92
Pero
todos los romanistas, como tales, hacen ambas cosas. Por lo tanto...
Lo premisa menor la pruebo, no de autores protestantes, ni aun de
escritores particulares de su propia comunin, sino de los registros
pblicos y autnticos de la Iglesia de Roma. Tales son Los Cnones y
Decretos del Concilio de Trento. La edicin que yo uso fue impresa en
Colonia y aprobada por la autoridad eclesistica.
Primeramente, todos los romanistas, como tales, rompen y
ensean a las personas a romper un (no el nico) de los mandamientos
acerca de las imgenes que dice: No te inclinars a ellas ni l as
honrars.
93
... Pero el Concilio de Trento (y consecuentemente todos l os
romanistas, como tales, es decir todos los que aceptan la autoridad de ese
Concilio) ensea que es legitimus imaginum usus...eis honorem exhibere,
procumbendo coram eis.
94
Segundo, todos los romanistas, como tales, agregan a aquellas
cosas que estn escritas en el Libro de la Vida. Ya que en la Bula de Po IV,
sujeta a aquellos Cnones y Decretos, encuentro los agregados siguientes:
1) siete sacramentos; 2) la transubstanciacin; 3) la comunin en una sola
especia [el pan]; 4) el purgatorio y las oraciones por los muertos; 5) la
oracin a los santos; 6) la veneracin de las reliquias; 7) la reverencia a las
imgenes; 8) las indulgencias; 9) la prioridad y universalidad de la Iglesia
Romana; 10) la supremaca del Obispo de Roma. Todas estas cosas, por l o
tanto, son aadidas al Libro de la Vida por los romanistas.
Soy, ...
LUNES 3 de septiembre. Habl largamente con mi
madre, quien me dijo que hasta haca poco tiempo haba
odo escasamente tal cosa como tener ahora el perdn de los
pecados, o del Espritu de Dios dar testimonio con el
nuestro. Mucho menos se imagin ella que esto es un
privilegio comn de todos los verdaderos creyentes. Por lo
tanto dijo ella nunca me atrev a pedirlo para m. Pero
hace dos o tres semanas, mientras mi hijo Hall pronunciaba

91
Mt. 5.19.
92
Ap. 22.18.
93
Ex. 20.5.
94
El uso legtimo de las imgenes es honrarlas al inclinarse delante de ellas.
Diarios, Tomo I 122
aquellas palabras al entregarme la copa, La sangre de
nuestro Seor Jesucristo, que fue dada por nosotros, las
palabras atravesaron mi corazn y supe que Dios por medio
de Cristo me haba perdonado todos mis pecados.
Le pregunt que si su padre (el Dr. Annesley) no
haba tenido la misma fe, y si ella no le haba odo
predicarles de esto a otros. Ella contest. El la tena y
declar un poco antes de su muerte, que por ms de
cuarenta aos no haba estado en tinieblas, temor, ni duda
alguna, de ser acepto en el Amado.
95
Pero no obstante, ella
no recordaba haberle odo predicar, ni una sola vez,
explcitamente sobre esto: por lo que ella supona que l
tambin lo consideraba como una bendicin peculiar de unos
pocos y no como una promesa a todo el pueblo de Dios.
MIRCOLES 12. En la noche en Fetter Lane
describ la vida de fe y varios que se imaginaban fuertes en
ella se dieron cuenta que no eran ms que nios recin
nacidos. A las ocho exhort a nuestros hermanos a
mantenerse cerca de la Iglesia y de todas las ordenanzas de
Dios, y procurar slo vivir quieta y reposadamente en toda
piedad y honestidad.
96
JUEVES 13. Un clrigo muy respetable dese saber
en qu puntos nos diferencibamos de la Iglesia de
Inglaterra. Le contest: En lo que toca a mi conocimiento,
en ninguno. Las doctrinas que predicamos son las doctrinas
de la Iglesia de Inglaterra; en verdad, las doctrinas
fundamentales de la Iglesia estn claramente descritas en sus
libros de Oraciones, Artculos y Homilas.
El pregunt, En que puntos entonces ustedes
difieren de otros clrigos de la Iglesia de Inglaterra? Le

95
Ef. 1.6.
96
1 Ti. 2.2.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 123
respond, En ninguno en cuanto a aquellos clrigos que
cumplen con las doctrinas de la Iglesia; pero con quienes
difieren de la Iglesia (aunque no lo confiesen) yo difiero en
los siguientes puntos:
Primero. Ellos hablan de la justificacin como si fuera la
santificacin, o como algo consecuente a la misma. Creo que la
justificacin es completamente distinta de la santificacin y que
necesariamente le antecede.
Segundo. Ellos hablan de nuestra santidad o buenas obras como
la causa de nuestra justificacin o afirman que por causa de y por cuenta
ella de somos justificados delante de Dios. Creo que ni nuestra propia
santidad ni nuestras obras son parte alguna de la causa de nuestra
justificacin, sino que la muerte y justicia de Cristo son la entera y nica
causa de ella.
Tercero. Ellos hablan de las buenas obras como una condicin
para la justificacin, necesaria antes que la misma. Yo creo que ninguna
buena obra puede preceder a la justificacin ni, consecuentemente, ser una
condicin de ella; sino que somos justificados (puesto que hasta esa hora
somos impos, y por lo tanto incapaces de hacer ninguna buena obra) slo
por la fe, la fe sin obras. Es una fe que no incluye obra buena alguna, pero
que las produce todas.
Cuarto. Ellos hablan de la santificacin (o santidad) como si
fuera una cosa externa, como si consistiera solamente, si no ntegramente,
en estos dos puntos: 1) en no hacer ningn mal; 2) en hacer el bien (as l o
llaman), o sea, usar los medios de gracia y ayudar a nuestro prjimo.
Creo que la fe es algo interior, es decir, `la vida de Dios en el
alma humana,' una participacin de la naturaleza divina,
97
el sentir que
hubo tambin en Cristo Jess,
98
o revestirse del nuevo hombre el cual es
conforme a la imagen del que lo cre.
99
Finalmente. Ellos hablan de un nuevo nacimiento como si fuera
algo externo, como si fuera nada ms que el bautismo; o a lo ms un cambio
de una maldad externa a una bondad igualmente externa; de una vida
viciosa (as llamada) a una vida virtuosa. Yo creo que es algo interno: un
cambio de la maldad interior a la bondad interior; un cambio completo de
nuestra naturaleza ntima de la imagen del diablo (con la que hemos
nacido) a la imagen de Dios; un cambio del amor de la criatura al amor del
Creador, de sentimientos mundanos y sensuales a los sentimientos divinos
y santos. En una palabra, un cambio de los sentimientos de los espritus de
las tinieblas a los de los ngeles de Dios en el cielo.
Hay por lo tanto una diferencia vasta, esencial, fundamental e
irreconciliable entre nosotros: de tal manera que si ellos hablan la verdad
como est en Jess, entonces vengo a ser un falso testigo delante de Dios.

97
2 P. 1.4.
98
Fil. 2.5.
99
Col. 3.10.
Diarios, Tomo I 124
Pero si yo enseo el camino de Dios en verdad, entonces ellos son ciegos
guas de ciegos.
VIERNES 28. Me encontr con una prueba reciente
que todo lo que pidieries en oracin, creyendo, lo
recibiris.
100
Una seora de edad madura deseaba que yo le
diera gracias a Dios por ella, quien, como muchos testigos
all presentes testificaron, estaba enloquecida desde haca
dos o tres das antes y atada a su cama. Despus de haber
orado por ella, en forma instantnea fue restaurada a plena
salud mental.
[Wesley regres a Oxford el 2 de octubre. El comentario que sigue se refiere
a esa ciudad.]
MIRCOLES 3 de octubre. Tuve un tiempo libre
para ver la situacin desastrosa de las cosas aqu. Los
pobres prisioneros, tanto en el Castillo como en la Prisin
de la Ciudad, ahora no tenan a nadie que cuidara de sus
almas, nadie para intruirles, aconsejarles, consolarles y
edificarles en el conocimiento y amor del Seor Jess. Nadie
quedaba para visitar los centros de trabajo, donde tambin
solamos reunirnos con el mayor sentido de compasin.
Nuestra pequea escuela donde a cerca de veinte nios
pobres a un tiempo se les haban enseado por varios aos,
estaba a punto de ser cerrada, no habiendo quien la
mantuviera o la cuidara. La mayora de los que la ciudad que
antes se reunan y fortalecan unos a otros en las manos de
Dios, estaban separados y esparcidos del pueblo. Tiempo es
de actuar, oh Jehov, porque han invalidado tu ley.
101
A las once algunos de nosotros nos reunimos para
elevar a Dios oraciones por el remanente que an
quedaba.
102
De inmediato Dios nos dio una prueba para

100
Mt. 21.22.
101
Sal. 119.126.
102
2 R. 19.4.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 125
bien. Una persona que haba estado largo tiempo en la ms
profunda amargura, llena de clera, luchas y envidia,
especialmente contra uno a quien haba amado tiernamente,
se levant y mostr el cambio que Dios haba hecho en su
alma. Cayendo sobre el cuello de la otra persona, y baada
de lgrimas, la bes. El mismo espritu lo encontramos
reviviendo a otros tambin. As es que los dejamos, no sin
esperanza de que la semilla que haba sido sembrada aun
aqu volver a echar races abajo, y llevar frutos
arriba.
103
Alrededor de las seis de la tarde llegu a Burford, y a
las siete prediqu sobre Cristo quien nos ha sido hecho por
Dios sabidura, justificacin, santificacin y redencin.
104
Juzgo que haban mil doscientos a mil quinientas personas.
Encontr muchos que aprobaron lo que haban escuchado y
para que no descansaran en esa aprobacin les expliqu, una
o dos horas ms tarde, la santidad de un cristiano. En la
maana les mostr el camino hacia esa santidad, dndoles
ambas respuestas, la falsa y la verdadera, sobre la
importante pregunta, Qu debo hacer para ser salvo?
105
Cerca de las tres de la tarde llegu a la casa del Sr.
Benjamn Seward, en Bengeworth cerca de Evesham. A las
cinco expliqu en su casa parte del captulo trece de Primera
de Corintios y a las siete en la escuela, donde invit a
aquellos que no teniendo con qu pagar
106
vinieran y
aceptaran libremente el perdn. En la maana prediqu cerca
de la casa del Sr. Seward a una pequea congregacin, sobre

103
2 R. 19.30.
104
1 Co. 1.30.
105
Hch. 16.30.
106
Lc. 7.42.
Diarios, Tomo I 126
aquellas palabras, no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores a arrrepentirse.
107
Llegu en la noche a Gloucester, el sbado 6. A las
cinco de la tarde expliqu a un grupo de unas mil personas la
naturaleza, la causa y la condicin o instrumento de la
justificacin, en base a estas palabras: mas al que no obra,
sino cree en aquel que justifica al impo, su fe le es contada
por justicia.
108
DOMINGO 7. Confo que unos cuantos, de dos o
tres mil, fueron conmovidos por la explicacin de las
palabras, Dios no les ha dado el espritu de esclavitud para
estar otra vez en temor, sino que habis recibido el espritu
de adopcin por el cual clamamos, Abba, Padre.
109
Cerca
de las once prediqu en Randwick, a siete millas de
Gloucester. La iglesia estaba completamente llena, aunque
ms de mil estaban en el cementerio. En la tarde, expliqu
mucho ms sobre las mismas palabras, Qu debo hacer
para ser salvo?
110
Creo que algunos miles estaban
presentes, muchos ms que en la maana. Oh, qu gran
cosecha hay aqu! Cundo ser posible que nuestro Seor
enve ms obreros a su cosecha?
Entre cinco y seis hice un llamado a todos los
presentes (cerca de tres mil) en Stanley, en un pequeo
espacio verde cerca del pueblo, para aceptar a Cristo como
su nica sabidura, justificacin, santificacin y
redencin.
111
Estuve fortalecido para hablar como nunca lo
haba hecho antes y continu hablando cerca de dos horas; la
oscuridad de la noche y un poco de relampagueo no hicieron

107
Mr. 2.17.
108
Ro. 4.5.
109
Ro. 8.15.
110
Hch. 16.30.
111
1 Co. 1.30.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 127
disminuir al nmero, sino que incrementaron la seriedad de
los que escuchaban. Termin el da explicando parte del
Sermn del Monte de nuestro Seor a un pequeo y sincero
grupo en Ebley.
SBADO 13. Estuve con una que, estando en
profunda angustia espiritual, haba ido el da anterior a pedir
consejo al pastor. El le dijo que ella estaba mal de la cabeza
y que tena que tomar medicinas. En la noche le pedimos a
Dios la medicina para curar a quienes estaban quebrantados
de corazn.
112
Cinco de los que haban estado por largo
tiempo en la sombra de muerte, supieron que haban
pasado de muerte a vida.
113
MARTES 23. Viajando a Bradford, le el libro del Sr.
Law sobre el nuevo nacimiento: filosfico, especulativo,
precario, boehmenesco,
114
vaco e intil.
Oh que gran cada ah!
115
A las once prediqu en Bearfield a cerca de tres mil
sobre la naturaleza del espritu, de la esclavitud y la
adopcin.
Al regresar en la noche, estuve muy presionado para
volver a ver a una joven en Kingswood. (Relato lo
acontecido claramente y dejo a cada cual que haga su propio
juicio.) Fui a verla. Tena 19 o 20 aos, pero al parecer no
saba ni leer ni escribir. La encontr acostada, mientras dos o
tres personas la sostenan. Era un espectculo terrible.
Angustia, horror y desesperacin, ms all de toda
descripcin, reflejadas en su plido rostro. Las miles de

112
Sal.147.3.
113
1 Jn. 3.14.
114
Se refiere a Jacobo Boehme, mstico por entonces muy popular, y autor del
libro Mysterium magnum. La opinin de Wesley sobre Boehme puede verse
ms abajo, en sus apuntes del 5 de junio de 1742. [N. del Ed.]
115
Shakespeare, en Julio Csar.
Diarios, Tomo I 128
contorsiones de todo su cuerpo mostraban cmo los perros
del infierno estaban devorando su corazn. Los gritos
entremezclados con las contorsiones apenas se podan
soportar. Pero sus ojos fijos no podan llorar. Gritaba, tan
pronto las palabras podan encontrar salida de su boca,
Estoy maldecida, perdida para siempre. Hace seis das me
hubiera podido ayudar. Ahora no hay nada que hacer.
Pertenezco al diablo ahora. Yo misma me he entregado a l.
Suya soy. A l debo servir. Con l debo irme al infierno.
Ser suya. Le servir. Ir con l al infierno. No puedo ser
salva. No ser salva. Debo, ser, ser maldita. Luego ella
empez a orar al diablo. Nosotros comenzamos a cantar
Brazo del Seor, despierta, despierta.
116
Inmediatamente la joven se qued dormida; pero tan
pronto como salimos, volvi con una vehemencia que no se
puede explicar: Corazones de piedra, rmpanse. Les
advierto. Rmpanse, rmpanse, pobres corazones de
piedra. No se rompern? Qu ms se puede hacer por los
corazones de piedra? Estoy condenada para que puedan ser
salvos. Ahora rmpanse, rmpanse, pobres corazones de
piedra. Ustedes no tienen que ser condenados, pero yo
tengo que serlo. Entonces fij sus ojos en el rincn del
techo y dijo, All est. Ay, all est l. Ven, buen diablo,
ven. Llvame. Dijiste que me sacaras el cerebro. Ven, hazlo
rpido. Soy tuya. Ser tuya. Ven ahora mismo. Llvame.
La interrumpimos llamando a Dios otra vez y ella volvi a
aletargarse como lo haba hecho antes. Y otra joven
comenz a bramar tan alto como lo haba hecho la enferma.
Mi hermano entr en ese momento, siendo casi las nueve de
la noche. Continuamos en oracin hasta pasadas las once,

116
Himno de Carlos Wesley.
Diario 3, 12 de agosto de 1738 - 1 de noviembre de 1739 129
cuando en un momento Dios pronunci la paz en el alma de
la primera atormentada y despus en la otra. Las dos
comenzaron a cantar alabanzas a Dios vencedor del enemigo
y del vengativo.
117
SBADO 27. Fui enviado nuevamente a Kings-
wood, a una de esas personas que haba estado bien mal
antes. Una fuerte lluvia comenz en el momento que sala,
as que estuve completamente mojado en slo unos
minutos. En esos mismos instantes, la mujer (entonces a
tres millas de distancia) grit: All viene Wesley,
galopando tan rpido como puede. Cuando llegu, estaba
con mucho fro y cansado y ms listo para dormir que orar.
Ella lanz una carcajada horrible y dijo: No hay poder, no
hay poder; no hay fe, no hay fe. Ella es ma. Su alma es ma.
La tengo y no voy a dejarla ir.
Rogamos a Dios que se incrementara nuestra fe.
Entre tanto su angustia aumentaba ms y ms; tanto que
uno se hubiera imaginado, por la violencia de su agona, que
su cuerpo deba haber estado hecho pedazos. Uno que
estaba claramente convencido de que esto no era un
desorden natural dijo: Creo que Satans est suelto. Temo
que no se detendr aqu, y aadi: Te ordeno, en el
nombre del Seor Jess, decir si tienes el propsito de
atormentar a alguna otra alma. La respuesta lleg de
inmediato: Si lo tengo. Lucy Clear y Sarah Jones (dos
personas que vivan a cierta distancia y que estaban en
perfecta salud).
Recurrimos nuevamente a la oracin y no paramos
hasta que la enferma comenz, cerca de las seis en punto,

117
Sal. 44.16.
Diarios, Tomo I 130
con voz clara, compuesta y luciendo alegre, a cantar la
doxologa:
Alabad a Dios de quien viene toda bendicin!
129
Diario 4
A la Iglesia Morava
Ms especficamente a esa parte de la misma residente
en Inglaterra, ahora o recientemente
1. Al fin me veo obligado a expresar mis
sentimientos presentes en relacin a ustedes y de acuerdo al
mejor conocimiento que tengo. Y esto, no solamente por
cuenta propia, que si juzgo impropiamente pueda recibir
mejor informacin, sino por el bien de todos aquellos que
aman o buscan al Seor Jess con sinceridad. Muchos de
stos han estado completamente perplejos en cuanto a
cmo juzgar; ms an porque tales personas no pueden sino
observar (como lo he hecho a menudo con el dolor de mi
corazn) que casi nadie ha escrito en relacin a ustedes (a no
ser quienes fueron extravagantes en sus alabanzas) que no
tenan evidentemente prejuicio contra ustedes. En
consecuencia, hablaron falsamente, increpando sobre
ustedes cosas que no saban, o por lo menos sin caridad,
poniendo la peor explicacin sobre cosas de naturaleza
dudosa y refirindose a lo que quizs no era estrictamente
correcto en la peor manera que se pudiera presentar. Pero en
mi opinin nadie es capaz de juzgar correctamente, o ayudar
a otros a juzgarles bien, a no ser que pueda hablar de
ustedes como se hace del amigo quien es como su propia
alma.
2. Ciertamente, no es slo por el bien de aquellos
que hablan falsamente, sino tambin por el de ustedes que
ahora escribo. Puede ser que el Padre de las luces, el Dador
de toda buena ddiva, aun a travs de un instrumento
Diarios, Tomo I 130
indigno les hable a sus corazones. Mi deseo continuo y
oracin a Dios es que ustedes puedan ver claramente cul es
aquella voluntad buena y perfecta del Seor y puedan
discernir claramente para separar aquello que es precioso
entre ustedes de lo que es despreciable.
3. He demorado todo este tiempo porque les amo y
por lo tanto no deseaba causarles tristeza en nada. As
mismo, porque tuve temor de crear otro obstculo a aquella
unin que (si conozco mi propio corazn en algn grado)
deseo sobre todas las cosas debajo del cielo. Pero no me
atrevo a demorar ms, por temor de que mi silencio pueda
ser una trampa a cualquier otro de los hijos de Dios y
ustedes mismos se afiancen en lo que yo no puedo
reconciliar con la ley y el testimonio. Esto fortalecera la
barrera que hace tiempo he querido remover. Y que una vez
que esto est fuera del camino, me gozara en estar a la
puerta de la casa de mi Dios,
1
o en ser el que corta lea
hasta el que saca agua
2
entre ustedes. Seguramente le
seguira hasta los confines de la tierra o permanecer con
ustedes en el extremo del mar.
3
4. Lo que une mi corazn a ustedes es la excelencia
(en muchos aspectos) de la doctrina que se ensea entre
ustedes: poniendo ustedes el verdadero fundamento, Dios
estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo,
4
su
afirmacin de la gracia gratuita de Dios como la causa y de la
fe como la condicin de la justificacin; su testimonio de los
grandes frutos de la fe, justicia, paz y gozo en el Espritu

1
Sal. 84.10.
2
Dt. 29.11.
3
Sal. 139.8.
4
2 Co. 5.19.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 131
Santo,
5
y de esa marca segura, de todo aquel que es nacido
de Dios, que no practica el pecado.
6
5. Magnifico la gracia de Dios que est en muchos de
ustedes, que les hace amar a Aquel que primero nos am;
ensendoles en cualquiera que sea la situacin, a
contentarse;
7
ensendoles tambin a pisotear los deseos de
la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida;
8
y sobre todo amndose unos a otros, en una forma que el
mundo no conoce.
6. Alabo a Dios que los libr y sigue librando de
esos pecados internos que se han esparcido sobre la faz de
la tierra. No maldecir, no jurar leve o falsamente, no
profanar el nombre de Dios entre ustedes; no robar o hurtar,
no practicar la glotonera o la embriaguez, prostitucin o
adulterio, peleas o alborotos (que son escndalo al nombre
de cristianos) dentro de sus paredes; no usar de otras
diversiones, sino slo las que puedan llevarnos a ser santos,
que puedan ser usadas en el nombre del Seor Jess.
Ustedes no consideran el adorno exterior, sino el deseo de
adornar un espritu serio, humilde y tranquilo. En lo que
requiere diligencia no perezosos,
9
sino que trabajan para
comer su propio pan. Y administran sabiamente al mamn
de la injusticia, de modo que puedan tener para dar a otros
tambin, para alimentar al hambriento y cubrir al desnudo
con una vestimenta.
7. Les amo y les estimo por su excelente disciplina,
difcilmente inferior a la de los tiempos apostlicos. Por su
correcta subordinacin a sus superiores, cada uno

5
Ro. 14.17.
6
1 Jn. 3.9.
7
Fil. 4.11.
8
1 Jn. 2.16.
9
Ro. 12.11.
Diarios, Tomo I 132
conociendo y guardando su propio rango. Por su exacta
divisin de la gente a su cargo, de modo que cada uno pueda
ser alimentado con el alimento apropiado. Por su cuidado de
que todos los que estn empleados en los servicios de la
iglesia, con frecuencia y libremente pueden consultarse. En
consecuencia por lo tanto, su conocimiento exacto y
oportuno del estado de cada miembro y su pronta respuesta
ya sea a la necesidad espiritual o temporal segn cada
persona lo requiera.
8. Quizs algunos de ustedes puedan decir: Si usted
est de acuerdo con todo esto, qu ms puede desear? El
siguiente extracto les responder sin limitaciones. En l he
presentado (entre otras cosas) una relacin sin
encubrimiento de muchos hechos y conversaciones que
pasaron entre nosotros en el mismo orden del tiempo en que
ocurrieron. Luego he resumido lo que no creo todava que
pueda pasar el juicio de la Palabra de Dios.
9. Esto me he esforzado de hacer con mano suave,
relatando slo lo que cre absolutamente necesario, y
cuidadosamente evitando toda clase de expresiones amargas
e hirientes, todo lo que poda prever que no sera
complaciente a ustedes o que podra llegar a ser ofensivo
ms all de lo que se implica en la naturaleza misma de lo
expresado. He trabajado en todo sitio para hablar
consistentemente en ese sentido profundo que est
enraizado en mi corazn, porque ustedes son, (aunque no
puedo llamarle Rab infalible) mucho, mucho mejores y ms
sabios que yo.
10. Y si cualquiera de ustedes me castiga ser un
favor y si me reprende ser un excelente blsamo.
10
Si me
10
Sal 141.5.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 133
sealaran dnde he errado ya sea en el contenido o en la
manera de hablar, o cualquier parte de ello, lo confesar por
la gracia de Dios ante los ngeles y los humanos, en la
manera que ustedes lo soliciten. Mientras tanto no cesen de
orar por su,
Dbil, pero an afectuoso hermano,
Juan Wesley
Londres, 24 de junio de l744
Diarios, Tomo I 134
Diario 4
Desde el primero de noviembre de 1739
hasta el 3 de septiembre de 1741
[Juan y Carlos Wesley estn en Tiverton, donde han ido debido a la muerte
repentina de su hermano mayor, Samuel.]
SBADO 24 de noviembre. Aceptamos una
invitacin para Exeter de uno de los que vino de all a
consolar a mi hermana en su dolor. El domingo 25 (el Sr.
D____ haba solicitado el plpito, que le fue gustosamente
concedido para la maana y la tarde) prediqu en St. Mary
sobre El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia,
paz y gozo en el Espritu Santo.
11
El Dr. W____ me dijo
despus del sermn: Seor, usted no debe predicar en la
tarde. No, dijo que usted predique doctrina falsa.
Concedo que todo lo que usted dijo es verdad y que sta es
la doctrina de la Iglesia de Inglaterra. Pero esta doctrina no
es precavida. Es peligrosa. Puede guiar a la gente al
entusiasmo
12
o a la desesperacin.
No vi de momento dnde recaa el nfasis de esta
objecin tan frecuentemente hecha. Despus de una corta
reflexin, pude verlo claramente. La verdadera situacin del
caso es sta: comnmente se piensa que la religin consiste
en tres cosas: ser inofensivo, usar los medios de gracia y
hacer el bien (o lo que as se llama). Eso es, ayudar a nuestro
prjimo, principalmente dando limosnas. Por tanto, un
hombre religioso comnmente se refiere a uno que es
honesto, justo y bien intencionado en sus quehaceres; que
asiste frecuentemente a la iglesia y al Sacramento y que da

11
Ro. 14.17.
12
Vase la explicacin del trmino entusiasmo, segn se empleaba en
tiempos de Wesley, en la Introduccin al tomo 6 de estas Obras de Wesley.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 135
muchas limosnas y (o como usualmente se dice) hace mucho
bien.
Ahora bien, al explicar aquellas palabras del
Apstol, el reino de Dios (o la verdadera religin, la
consecuencia de que Dios vive y reina en el alma) no es
carne ni bebida, fui llevado necesariamente a mostrar que
la religin no consiste propiamente en una o todas esas
cosas. Al contrario, una persona puede a la vez ser
inofensiva, usar los medios de gracia y hacer mucho bien y
todava no tener ninguna religin verdadera. Y seguramente,
si [por mi predicacin] Dios haba impreso esta gran verdad
en cualquiera que la desconociera, esto ocasionara esa
pesadumbre sobre su alma que el mundo llama
desesperacin.
Nuevamente, al explicar las palabras , el reino de
Dios (o la religin verdadera) es justicia y paz y gozo en el
Espritu Santo, insist en que cada seguidor de Cristo debe
esperar y orar por aquella paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento,
13
que debe gloriarse en la esperanza de la
gloria de Dios,
14
y que esto da ahora mismo, en esta vida,
un gozo inefable y glorioso,
15
y da sobre todo (puesto que
esto es la misma vida y alma de la religin y sin ello sera
una representacin muerta) el amor de Dios que ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espritu Santo que
nos fue dado.
16
Sin embargo todo esto es entusiasmo desde
el principio hasta el fin para aquellos con apariencia
piadosos, pero negando la eficacia de su poder.
17

13
Fil. 4.7.
14
Ro. 5.2.
15
1 P. 1.8.
16
Ro. 5.5.
17
2 Ti. 3.5.
Diarios, Tomo I 136
En verdad reconozco que hay una forma de explicar
estos textos de tal manera que no signifiquen nada; de tal
forma que expresen mucho menos de la religin interior que
los escritos de Platn o de Herclito. Cualquiera que sea
precavido con ellos (pero Dios permita que no sea yo) sin
duda evitar todo peligro de llevar a la gente a tal
desesperacin o guiarles a tal entusiasmo.
[Wesley est ahora en los alrededores de Bristol.]
VIERNES 25 de enero de 1740. Otra persona estaba
conmigo, quien despus de haber probado el regalo celestial,
haba cado en la profundidad de la desesperacin. No pas
mucho tiempo antes de que Dios oyera la oracin y le
devolviera a ella la luz de su auxilio.
Uno vino en la noche para saber si alguien poda ser
salvo sin la fe aseguradora. Le respond: 1) No puedo
aprobar sus palabras porque no son bblicas. No encuentro
tal frase en la Biblia como fe aseguradora o fe de
adherencia. Adems, usted habla como si hubieran dos fes;
mientras que San Pablo nos dice que slo hay una fe en un
Seor. 2) El ser salvos por medio de la fe,
18
lo entiendo en
el sentido de que usted es salvo de sus pecados interiores y
exteriores. 3) Nunca hasta ahora he conocido a un alma que
haya sido salvada sin lo que usted llama la fe aseguradora,
es decir, una confianza segura que, por los mritos de
Cristo, uno personalmente fue reconciliado al favor de Dios.
LUNES 4 de febrero. Llegu a Reading y encontr a
unos cuantos todava hambrientos y sedientos de justicia.
Por la noche, encontr unos cuantos ms en Windsor. A la
tarde siguiente llegu a Londres.

18
Ef. 2.8.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 137
MIRCOLES 6. Fui a ver a un pobre joven que
estaba bajo sentencia de muerte. A la verdad, Dios haba
empezado una buena obra en su alma. Ojal que pueda
llevarla a la perfeccin.
Creo que fue la prxima vez que estuve all que el
Ordinario de Newgate me vino a ver y me dijo con mucha
vehemencia que senta que yo me hubiese vuelto un
disidente de la Iglesia de Inglaterra. Le respond que si era
as, yo no lo saba. El se mostr algo sorprendido y ofreci
algo a manera prueba, pero que en realidad no necesitaba
respuesta.
Nuestro vigsimo primer Artculo define una
verdadera iglesia como una congregacin de fieles, donde la
verdadera Palabra de Dios es predicada y los sacramentos
debidamente administrados. De acuerdo a esta explicacin
la Iglesia de Inglaterra es aquel cuerpo de fieles (o santos
creyentes) en Inglaterra, entre quienes la pura Palabra de
Dios es predicada y los sacramentos debidamente
administrados. Entonces, quines son los peores disidentes
de esta iglesia?
1) Los no santos de todas clases, los blasfemos, los
que quebrantan el da del reposo, los ebrios, los
buscapleitos, las prostitutas, los mentirosos, los injuriosos,
los maldicientes, los apasionados, los homosexuales, los
amantes del dinero, del vestido o las alabanzas, los
amadores de los deleites ms que de Dios.
19
Todos stos
son disidentes de la ms alta clase, continuamente
golpeando a la raz de la Iglesia; en verdad no pertenecen a
ninguna iglesia, sino a la sinagoga de Satn.

19
2 Ti. 3.4.
Diarios, Tomo I 138
2) Gentes sin solidez en la fe, aquellos que niegan la
verdad de las Escrituras; aquellos que niegan que el Seor les
ha comprado; aquellos que niegan la justificacin por solo la
fe o niegan la presente salvacin que es por la fe. Estos
tambin son disidentes de una clase muy alta, porque ellos
de la misma manera golpean al fundamento y si sus
principios fueran universales, no habra entonces la
verdadera iglesia sobre la tierra. Por ltimo, aquellos que
indebidamente administran los sacramentos, aquellos (para
dar ejemplo en un solo punto) que administran la Cena del
Seor que no tienen ni el poder ni apariencia de piedad.
20
Estos tambin son grandes disidentes de la Iglesia de
Inglaterra y no deben tirar la primera piedra a otros.
DOMINGO 20 de julio. Respondiendo a la solicitud
sincera del Sr. Seward, prediqu una vez ms en Moorfield
sobre la obra de la fe y la constancia en la esperanza y
el trabajo del amor.
21
Un hombre entusiasta tuvo la
bondad de librarnos del ruido de los oyentes desatentos (o
ms bien espectadores) mientras lea, a corta distancia, un
captulo de El deber ntegro del hombre. Me gustara que ni
l ni ellos nunca leyeran peor libro--aunque puedo decirles
de otro mejor, la Biblia.
En la noche fui con el Sr. Seward al festival del amor
en Fetter Lane. Al trmino del mismo, y no habiendo dicho
nada hasta ese momento, le un documento cuya esencia es
lo siguiente:
Hace como nueve meses, algunos de ustedes empezaron a hablar
en forma contraria a la doctrina que hasta ahora habamos recibido. Esto es
el resumen de lo que ustedes afirmaron:
1. No hay tal cosa como fe dbil; que no hay fe que justifica
donde haya habido duda o temor y donde no hay, en sentido completo, un
nuevo y limpio corazn.

20
2 Ti. 3.5.
21
1 Ts. 1.3.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 139
2. Que la persona no debe usar aquellas ordenanzas de Dios que
nuestra Iglesia conoce como medios de gracia, antes de que tenga esa fe
que excluye toda duda y temor e implica un nuevo y limpio corazn.
3. Han afirmado con frecuencia que escudriar las Escrituras,
22
orar o comulgar antes de tener esta fe, es buscar la salvacin por obras, y
que hasta que estas obras sean dejadas de lado nadie puede recibir fe.
Creo que estas afirmaciones son completamente contrarias a la
Palabra de Dios. Les he advertido de esto una y otra vez y les he rogado que
regresen a la ley y al testimonio. Les he tolerado por mucho tiempo
esperando que ustedes regresaran a la ley. Empero les encuentro ms y ms
arraigados en el error de sus caminos, y ahora no me queda otro remedio
que entregrselos a Dios. Ustedes los que son de la misma opinin,
sganme.
Entonces, sin decir nada ms, me retir de la
sociedad, junto a dieciocho o diecinueve otras personas.
MIRCOLES 23. Nuestro pequeo grupo se reuni
en la Fundicin
23
en vez de Fetter Lane. Alrededor de
veinticinco de nuestros hermanos que Dios ya nos haba
concedido, que todos piensan y hablan de igual forma, y
cuarenta y siete o cuarenta y ocho de las cincuenta mujeres
que de la misma manera se haban agrupado con el deseo de
echar su suerte con nosotros.
DOMINGO 17 de agosto. Repet con fuerza aquella
advertencia, el que piensa estar firme (ho dokon hestnai,
donde dokon parece ser un expletivo, como en tantos otros
lugares), mire que no caiga.
24
Que aquel que est lleno de
alegra y amor mire que no caiga en el orgullo; aquel que est
en calma y paz no caiga en apetencia y aquel que est
apesadumbrado debido a las muchas tentaciones, no caiga en
clera o impaciencia.
Ms tarde escuch un sermn en que se mostraba el
deber de adquirir una buena propiedad y mantener una

22
Jn. 5.39.
23
Esta Fundicin, conocida sencillamente como the Foundery, haba sido
lugar de reunin de los metodistas desde noviembre de 1739.
24
1 Co. 10.12.
Diarios, Tomo I 140
buena reputacin. Es posible negar (suponiendo que la
Biblia dice la verdad) que tal predicador es un ciego gua de
ciegos?
25
SBADO 23. Una mujer de la baja nobleza (la Sra.
C.____) deseaba hablar conmigo para relatarme una extraa
historia. El mismo sbado 16 (como me lo cont) una Sra.
G. de Northampton, convencida profundamente de su
pecado, y por lo tanto, abominable para su esposo fue
internada por l en Bedlam.
26
El martes ella se escap en
compaa de otros y despus de un rato y sin saber a donde
ir, se sent a la puerta de la Sra. C.____. Esta, no sabiendo
nada de ella, le aconsej regresar al da siguiente a Bedlam y
la acompa al hospital donde fue encadenada y tratada en
la forma usual. Esta es la justicia de los hombres! Un
pobre salteador de caminos es ahorcado, y al Sr. G. se le
estima como un hombre muy honesto!
DOMINGO 14 de septiembre. Al regresar a casa en
la noche, no bien me haba bajado del carruaje, cuando una
multitud, que se haba congregado en gran nmero cerca de
mi puerta, prcticamente me acorralaron. Me regocij y
bendije a Dios, conociendo que este era el momento que
haba buscado e inmediatamente habl a los que estaban
cerca de mi de la justicia y el juicio venidero.
27
Al principio
no muchos escucharon, pues el ruido alrededor nuestro era
demasiado grande. Mas el silencio se fue extendiendo ms y
ms lejos hasta que tuve una congregacin callada y atenta.
Cuando los dej, mostraban mucho amor y me despidieron
con una bendicin.

25
Mt. 15.14.
26
Bethlehem Royal Hospital, una institucin para enfermos mentales.
27
Hch. 24.25.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 141
MIRCOLES 17. Una pobre mujer me hizo un
relato que creo no debe ser nunca olvidado. Haca cuatro
aos (dijo ella) desde que su hijo, Peter Shaw, en ese
entonces de diecinueve o veinte aos de edad, escuchando
un sermn del Sr. Wh____, cay en gran intranquilidad. Ella
pens que estaba enfermo y que tendra que llevarlo a un
mdico, pero l dijo No, no. llamen al Sr. Wh____. Lo
mandaron a buscar y vino y despus de hacer algunas
preguntas le dijo a la madre: El muchacho est loco.
Traigan un coche y llvenlo al Dr. M____. Usen mi nombre.
Le he enviado varios casos como l. Por lo tanto, ella tom
un coche y se fue con el hijo inmediatamente a la casa del
Dr. M____. Cuando el doctor entr el joven se par y dijo:
Sr. el Sr. Wh____ me ha enviado a usted. El doctor le
pregunt, Es el Sr. Wh____ su pastor?. Y le pidi que
sacara la lengua. Entonces, sin hacer pregunta alguna, le dijo
a la madre: Escoja su boticario y le voy a recetar. De
acuerdo a lo prescrito, al da siguiente, lo sangraron
profusamente, lo encerraron en un cuarto oscuro y le
pusieron un fuerte ungento en cada brazo y en la cabeza.
Pero todava continuaba tan loco como antes, orando o
cantando o dando gracias continuamente. Lucharon seis
semanas para curarlo, pero fue en vano y estaba tan dbil
que casi no poda pararse solo. Su madre despidi al doctor
y al boticario y lo dejaron estar loco, pero en paz.
DOMINGO 8 de marzo de 1741. Despus de predicar en
Bristol sobre el abuso y el buen uso de la Santa Cena,
seriamente les supliqu en Kingswood que tuvieran cuidado
de no pecar con la lengua,
28
ya sea en contra de la justicia,

28
Sal. 39.1.
Diarios, Tomo I 142
en contra de la misericordia, o de la verdad. Despus del
sermn los que permanecieron de nuestra sociedad nos
reunimos y nos dimos cuenta de que tenamos gran razn
para bendecir a Dios, ya que despus de haberse retirado
cincuenta y dos, todava quedbamos ms de noventa. Oh,
que puedan stos, por lo menos, mantener la unidad del
Espritu en el vnculo de la paz!
Terminar con este triste tema con parte de una carta
escrita por mi hermano por esta poca.
Si lo crees conveniente, puedes ensearle al Hermano C____ l o
que sigue. (N.B. No pens que era apropiado entonces.)
Mi muy querido hermano John C____, con mucho amor y ternura
le escribo. Usted vino a Kingswood respondiendo al llamado de mi
hermano. Sirvi bajo l en el evangelio como un hijo. No necesito decirle
cunto l le amaba. Usted us la autoridad que l le dio para echar abajo su
doctrina. En todo lugar la contradijo. (Que sea verdadera o falsa no es el
asunto.) Usted primeramente debi haberle dicho: Yo predico contrario a
su prdica. Est dispuesto, no obstante, a que pueda continuar en su casa
oponindome a usted? Si no lo est, no tengo ms lugar en estas regiones.
Usted tiene el derecho a este abierto proceder. Ahora le doy un aviso de
antemano. Puedo quedarme aqu en oposicin suya, o debo retirarme?
Mi hermano, ha tratado esto honesta y abiertamente con l? No.
Mas usted le ha robado el corazn de la gente. Cuando algunos de ellos
trataron vilmente a su mejor amigo, exceptuando a Dios, con qu paciencia
lo tom usted? Cundo nos ha vindicado usted, como nosotros lo hemos
hecho con usted? Por qu no les dijo a ellos claramente su posicin?
Estoy eternamente endeudado con estos hombres. No piense que me
quedar entre ustedes para dirigir una faccin contra mi muy querido amigo
y hermano, como me permite llamarle, quien se humill por mi bien y me
dio (a m que no soy ni obispo, ni sacerdote, ni dicono) la mano derecha
del compaerismo. Si oigo una palabra ms que sea dicha contra l, le
abandonar en ese momento y nunca ver nuevamente su cara.
Esto hubiera sido justo y honesto y no ms de lo que hemos
merecido de sus manos. Digo nosotros, porque Dios es mi testigo de cuan
condescendiente y amable he sido con usted. Empero usted se olvid de
usted mismo al contradecir mi doctrina abierta y privadamente, mientras
tanto yo estaba como un sordo que no oa ni contestaba palabra, sea en
pblico o en privado.
Ah, mi hermano, estoy triste por usted! Yo podra... pero usted no
recibir mi opinin. Por lo tanto, solamente puedo encomendarlo a quien
nos ha ordenado perdonarnos unos a otros, as como Dios, a causa de
Cristo, nos ha perdonado.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 143
MIRCOLES 10 de junio. Prediqu en la maana
sobre El reino interior de Dios. Confo que muchos hayan
descubierto que eran herejes de corazn y cristianos de
nombre solamente.
En la tarde llegamos a la casa de J____ C____, cerca
de diez millas ms all de Markfield, hombre sencillo y muy
abierto de corazn, deseoso de saber y hacer la voluntad de
Dios. Estuve algo sorprendido de lo que dijo. Hace unos
meses que hubo un gran avivamiento en medio de nosotros.
Mas desde que lleg el Sr. S____ tres cuartas partes se han
quedado ms dormidos que nunca. Le habl en contra de
sacar gente de la iglesia y que no les aconsejara que
descuidaran las oraciones. El respondi que no quedaba
nada de la Iglesia de Inglaterra y que no haba base en la
Escritura para la oracin familiar ni para orar en privado en
ninguna ocasin en particular, y que por tanto un creyente
no necesita hacerlo. Le pregunt lo que nuestro Salvador
quiso decir por entra en tu aposento y cerrada la puerta
ora.
29
El dijo, Oh, eso significa, entra en el aposento de
tu corazn.
Entre las cinco y las seis llegamos a Ockbrook,
donde el Sr. S____ entonces estaba. Le pregunt al Sr.
Greaves que doctrina l enseaba all. El respondi: La
suma de todo es esto: Si vas a creer, estate quieto. No
pretendas hacer el bien (lo que no puedes hacer hasta que
creas), y deja de lado lo que llamas los medios de la
gracia, tales como orar y llegar a la Iglesia y los
Sacramentos.
Cerca de las ocho, el Sr. Greaves al ofrecerme el uso
de su iglesia, expliqu verdadera quietud del evangelio; y en

29
Mt. 6.6.
Diarios, Tomo I 144
la maana, jueves 11, a una congregacin numerosa, le habl
sobre, por gracia sois salvos por medio de la fe.
30
En la tarde proseguimos a Nottingham, donde el Sr.
Howe nos recibi con mucho gozo. A las ocho la sociedad
se reuni, como de costumbre. No pude menos que observar
(1) el saln no estaba ni medio lleno, aunque hasta hace
poco sola estar lleno adentro y afuera; (2) que ninguna
persona de las que llegaron hicieron oracin alguna, sino que
inmediatamente cada uno se sent y comenz a hablar con
su vecino o mirando a su alrededor para ver quin estaba
all; (3) que cuando comenc a orar hubo una sorpresa
general, nadie se ofreci a arrodillarse y aquellos que se
quedaron de pie escogieron la postura ms fcil e indolente
que pudieron asumir. Busqu ms tarde uno de nuestros
himnarios sobre el escritorio (que saba que Mr. Howe haba
trado desde Londres), pero ambos, el himnario y la Biblia
se haban desaparecido. En el saln estaban los himnario
moravos y los sermones del Conde.
Expliqu (pero con corazn cargado), cree en el
Seor Jesucristo y sers salvo,
31
y a la maana siguiente
describ (si por casualidad algunos de los ms seguros de s
mismos podran despertar del sueo de la muerte) los frutos
de la verdadera fe; justicia, paz y gozo en el Espritu Santo.
32
En la noche llegamos a Markfield otra vez, donde la
iglesia estaba casi llena mientras yo expona el pasaje todos
nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se
apart por su camino; mas Jehov carg en l el pecado de
todos nosotros.
33

30
Ef. 2.8.
31
Hch. 16.31.
32
Ro. 14.17.
33
Is. 53.6.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 145
LUNES 15. Sal para Londres y en el camino le ese
famoso libro, Los comentarios de Martn Lutero sobre la
Epstola a los Glatas. Qued completamente avergonzado.
Cunto haba estimado este libro, slo porque haba odo la
recomendaciones hechas por otros! O a lo ms, porque
haba ledo algunas excelentes porciones citadas del libro.
Pero qu puedo decir ahora que lo juzgo por m mismo,
que lo veo ahora con mis propios ojos? Por que el autor no
slo no dice nada, no aclara ninguna dificultad de
importancia, sino que tambin es muy superficial en sus
comentarios sobre muchos pasajes, borroso y confuso en
casi todos. Tambin est profundamente teido con
misticismo de principio a fin y por lo tanto,
fundamentalmente equivocado. Por ejemplo, para citar slo
uno o dos puntos. Cmo puede l (casi en las palabras de
Taulero) desacreditar la razn como un enemigo
irreconciliable del evangelio de Cristo? Mientras que, qu
es la razn (la facultad as llamada) sino el poder de
comprender, de juzgar y de disertar? Cuyo poder no debe
ser condenado en su totalidad ms que el poder de ver, or o
sentir. Adems, con cuanta blasfemia habla de las buenas
obras y de la ley de Dios! Constantemente juntando la ley
con el pecado, la muerte, el infierno o el diablo! Y
enseando que Cristo nos libera de todos ellos por igual!
Mientras que en realidad es tan posible probar por medio de
la Escritura que Cristo nos libera de la ley de Dios como
que nos libera de la santidad o del cielo. Aqu (me parece)
est la real causa del gran error de los moravos. Ellos siguen
a Lutero, para bien o para mal. De ah su sin obras, ni ley,
Diarios, Tomo I 146
ni mandamientos. Pero quin eres que murmuras de la ley
y juzgas a la ley?
34
VIERNES 31. Al or que una de nuestras hermanas
(Jane Muncy) estaba enferma, fui a verla. Ella fue una de las
primeras mujeres de las bandas de Fetter Lane. Cuando
comenz la discusin sobre los medios de la gracia, ella se
par en medio de la controversia y discuti con mucha
seriedad a favor de los mandamientos entregados a los
santos. Cuando pronto despus se orden que los hombres
y mujeres solteros no deban conversar entre ellos, ella
nuevamente se par para encarar a aquellos que estaban
enseando como doctrinas, mandamientos de hombres.
35
Ni poda todo el egosmo, sin controversia, de los hombres
ms inteligentes de su generacin, inducirla ya sea a negar la
fe que haba recibido o a usar un discurso ms sencillo o ser
menos celosa en recomendar y cuidar la practica de las
buenas obras. Hasta el punto que muchas veces cuando
haba estado realizando tareas de amor hasta las ocho o
nueve de la noche, se sentaba y trabajaba con sus manos
hasta las doce o una de la maana. No que necesitara algo
para s misma, sino para tener para dar a otros cuando lo
necesitaran.
A partir del momento en que fue hecha lder de una o
dos bandas, lleg a ser un ejemplo importante para el
rebao: en toda clase de abnegacin, en amplitud de
comportamiento, en sencillez y pureza de sinceridad, en fe
inmutable y constante asistencia a todas las ordenanzas de
Dios, pblicas y privadas. Y como haba trabajado ms que
todos ellos juntos, Dios la llam ahora al sufrimiento. Fue
atacada primero por una violenta fiebre y trasladada a otra

34
Stg. 4.11.
35
Mt. 15.9.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 147
casa al comienzo de su enfermedad. Aqu tuvo que hacer
trabajos que ella desconoca. Al dueo de la casa no le
importaba ninguna de estas cosas. Mas la observaba y se
convenci. As que comenz a comprender y a poner su
corazn en las cosas que al final traen paz a la persona.
En unos pocos das la fiebre disminuy, o ms bien
parece que se concentr en un absceso o tumor interno, de
tal manera que no poda respirar sin un intenso dolor que
aumentaba da y noche. Cuando entr me extendi la mano
y dijo, Has venido, t bendito del Seor? Alabado sea el
nombre del Seor por esto. Le pregunt, Estas
desalentada ahora que ests castigada por l? Ella dijo,
Oh, no, no. No estoy desfallecida. No me quejo. Me
regocijo siempre. Le respond, puedes dar gracias en
todo?
36
Ella respondi, S, puedo, puedo. Le dije,
Jehov te sustentar sobre el lecho del dolor.
37
Ella
clam, El me sostiene, l me sostiene. No tengo nada que
pedir. El est siempre conmigo y no tengo otra cosa que
hacer sino alabarle.
En el mismo estado mental, aunque dbil y ms dbil
de cuerpo, continu as hasta el siguiente martes, cuando
varios de los que haban estado en su grupo se hicieron
presentes. Los mir fijamente y luego cay en una clase de
oracin agonizante para que Dios les cuidara del maligno. Al
medioda cuando regres, se encontraba bastante calmada
otra vez y todas sus palabras eran de oracin y alabanza. El
mismo espritu que manifest cuando el Sr. Maxfield la
visit al siguiente da. Poco despus que l se retir, ella

36
1 Ts. 5.18.
37
Sal. 41.3.
Diarios, Tomo I 148
durmi en paz. Has sido como una madre en Israel,
38
y
tus hechos te alaben en las puertas!
39
JUEVES 3. El Sr. Hutton me avis que el Conde Zinzendorf
se reunira conmigo a las tres de la tarde. Fui a esa hora a
Gray Inn Walks. La mayor parte del material de nuestra
conversacin (que no me atrevo a encubrir) fue como sigue
(que por respeto a los muertos no traduzco.):
40
Conde Zinzendorf: Por qu ha cambiado su religin?
Wesley: Yo no s que haya cambiado mi religin. Por qu piensa as?
Quin le ha informado a usted de esto?
Z. Sencillamente, usted mismo. Lo veo por su carta a nosotros. All, usted se
alej de la religin que profes entre nosotros e inici una nueva.
W. Cmo as? No le comprendo.
Z. No, usted dice all que los cristianos no son pecadores miserables. Esto
es lo ms falso. Los mejores hombres son los pecadores ms miserables,
aun hasta la muerte. Si alguien habla de otra forma, ellos o bien impostores
manifiestos o diablicamente seducidos. A nuestros hermanos que
ensearon mejores cosas, usted se ha opuesto a ellos y cuando ellos
desearon paz, usted la rechaz.
W. No comprendo todava a dnde se dirige.
Z. Cuando me escribi desde Georgia, yo le amaba mucho. Percib que usted
era de simple corazn, pero perturbado en sus ideas. Vino a nosotros. Sus
ideas entonces estaban mucho ms perturbadas y confusas. Regres a
Inglaterra. Poco despus, me enter que nuestros hermanos estaban
discutiendo con usted. Envi a Spangenberg hacer la paz entre ustedes. El
me escribi que los hermanos le haban herido. Volv a escribir para que
ellos no continuaran la lucha, sino desearan su perdn. Spangenberg
volvi a escribir que los hermanos haban deseado esto, pero que usted,
glorificndose sobre ellos, haba rehusado la paz. Ahora que he venido,
escucho la misma cosa.
W. El asunto no comienza en ese punto. Sus hermanos, es cierto, no me
usaron bien. Despus desearon perdn. Contest que eso estaba de ms, que
nunca haba sido ofendido por ellos, pero tema, (1) que fueran a ensear
falsamente, (2) que fueran a vivir perversamente. Esto es y fue la nica
cuestin entre nosotros.
Z. Hable ms ampliamente sobre esto.
W. Temo que puedan ensear falsamente; (1) concerniente al fin de nuestra
fe en esta vida, o sea, la perfeccin cristiana. (2) concerniente a los medios
de la gracia, as llamados por nuestra iglesia.

38
Jue. 5.7.
39
Pr. 31.31.
40
En el Diario de Wesley, la conversacin se encuentra en latn.
Diario 4, 1 de noviembre de 1739 - el 3 de septiembre de 1741 149
Z. Yo no reconozco que haya perfeccin inherente en esta vida. Este es el
error de errores. Lo he perseguido por todo el mundo con fuego y espada.
Lo he pisoteado: lo condeno a completa destruccin. Quienquiera que siga
la [doctrina de la] perfeccin inherente, niega a Cristo.
W. Mas yo creo que el espritu de Cristo obra esta perfeccin en l os
verdaderos cristianos.
Z. De ninguna manera. Toda nuestra perfeccin est en Cristo. Toda
perfeccin cristiana es fe en la sangre de Cristo. Nuestra perfeccin cristiana
completa es imputada, no inherente. Somos perfectos en Cristo: nosotros
mismos nunca somos perfectos.
W. Pienso que discutimos sobre palabras. No es verdad que todo creyente
es santo?
Z. En sumo grado. Mas es santo en Cristo, no en s mismo.
W. Pero no vive en santidad?
Z. Si, vive santamente en todas las cosas.
W. Y no tiene un corazn santo?
Z. Ciertamente que s.
W. Y no es consecuentemente santo en s mismo?
Z. No, no. Solamente en Cristo. El creyente no es santo en s mismo. No
tiene nada de santidad en s mismo.
W. No tiene el amor de Dios, y el de su prjimo, en su corazn? Y aun la
imagen completa de Dios?
Z. La tiene. Pero estas cosas constituyen la santidad legal, no evanglica. La
santidad evanglica es la fe.
W. La disputa es toda acerca de palabras. Usted admite que un creyente es
enteramente santo de corazn y vida; que ama a Dios de todo su corazn y
le sirve con todos sus poderes. No deseo nada ms. No quiero decir sino eso
por PERFECCIN, o SANTIDAD CRISTIANA.
Z. Mas esto no es su santidad. El creyente no es ms santo si ama ms, o
menos santo, si ama menos.
W. Qu! Acaso no es que cada creyente, mientras aumenta en amor,
aumenta igualmente en santidad?
Z. De ninguna manera. En el momento en que es justificado, es santificado
completamente. A partir de ese momento, no es ni ms ni menos santo, aun
hasta la muerte.
W. No es por lo tanto, un padre en Cristo ms santo que un recin nacido?
Z. No. Nuestra completa justificacin y santificacin se dan a la misma vez.
El creyente no recibe ni ms ni menos.
W. No es que el verdadero creyente aumenta en amor a Dios diariamente?
Es perfeccionado en amor cuando es justificado?
Z. Lo es. El creyente no puede nunca crecer en el amor de Dios. Ama
ntegramente en ese momento, as como es santificado completamente.
W. Entonces que es lo que el Apstol Pablo quiere decir por, somos
renovados da a da?
Z. Se lo dir. El plomo, si fuera transformado en oro, sera oro el primer da,
el segundo da y el tercer da. As es renovado da a da, pero nunca ser ms
oro que el primer da.
W. Pens que debemos crecer en gracia!
Diarios, Tomo I 150
Z. Ciertamente, pero no en santidad. Cuando cualquiera es justificado, el
Padre, el Hijo y el Espritu Santo moran en su corazn. Desde ese momento
su corazn es tan puro como habr de ser siempre. Un beb en Cristo es tan
puro de corazn como lo es el padre en Cristo. No hay diferencia.
W. No fueron justificados los apstoles antes de la muerte de Cristo?
Z. Lo fueron.
W. Pero no fueron ellos ms santos despus del da de Pentecosts que
antes de la muerte de Cristo?
Z. De ninguna manera.
W. No estuvieron ellos en ese da llenos del Espritu Santo?
Z. Si lo estaban. Mas ese don del Espritu no afect su santidad. Fue un don
de milagros solamente.
W. Quizs no comprendo lo que quiere usted decir. No es que mientras nos
negamos nosotros mismos, morimos ms y ms al mundo y vivimos para
Dios?
Z. Rechazamos toda abnegacin. La pisoteamos. Nosotros hacemos, como
creyentes, todo lo que queremos y nada ms. Nos remos de toda
humillacin. Ninguna purificacin precede al amor perfecto.
W. Lo que usted ha dicho lo pesar detenidamente. Dios ser mi ayudador.
149
Diario 5
Desde el 6 de septiembre de 1741
hasta el 27 de octubre de 1743
[Wesley est en Bristol, y el da anterior ha sostenido una controversia de
dos horas con Howell Harris, calvinista que se preparaba a partir esa misma
noche para Gales. Terminaron orando juntos, y la sesin concluy a las dos
de la maana, una hora antes de la presunta partida de Harris.]
SBADO 10 de octubre de 1741. Puesto que su
viaje haba sido pospuesto hasta el lunes, el Sr. Harris vino
a verme en el Nuevo Saln. Dijo, en cuanto al supuesto
decreto de reprobacin, que lo repudiaba y rechazaba
completamente. Y, en cuanto a no poder caer de la gracia,
1
(1) que crea que no deba siquiera mencionarse ante los no
justificados, o ante cualquiera que fuese dbil o descuidado,
y mucho menos que viviese en pecado, sino solamente ante
quienes verdaderamente se dolan de su pecado y estaban
desconsolados; (2) que l ciertamente crea que era posible
que cayera quien antes haba sido en cierto modo
iluminado con algn conocimiento de Dios, y probado el
don celestial, y hecho partcipe del Espritu Santo; y
que por tanto deseaba que en los puntos controvertidos nos
limitsemos a las palabras textuales de la Sagrada Escritura;
(3) que no consideraba que alguien estuviese justificado de
tal modo que no pudiese caer, hasta tanto no estuviese
unido vitalmente a Cristo, hasta tanto no tuviese un odio
total y permanente hacia el pecado y una continua hambre y
sed de toda justicia. Bendito seas del Seor, hombre de
paz! Sigue buscando la paz y la santidad.

1
La doctrina calvinista de la perseverancia de los santos. [N. del Ed.]
Diarios, Tomo 1 150
DOMINGO 25 - Despus del Sacramento en Todos
los Santos me fui a caballo a Kingswood, pero antes de
llegar a Lawrence Hill mi caballo se cay y tratando de
levantarse se cay nuevamente sobre m. Una o dos mujeres
salieron corriendo de una casa vecina y cuando me levant,
me ayudaron a entrar. Adoro la sabidura de Dios. En esta
casa haba tres personas que haban empezado a correr bien
en las cosas del Seor, pero Satans les estorb.
2
Mas
ahora decidieron continuar otra vez y ninguna ha mirado
atrs desde entonces.
A pesar de este retraso llegu a Kingswood a las dos.
Las palabras que Dios me permiti pronunciar all, y ms
tarde en Bristol (an debo expresarme as; pues no me
atrevo a atribuirlas a mi propia sabidura), fueron como
martillo y fuego. La misma bendicin encontramos en la
reunin de la sociedad y ms abundante todava en el gape
que sigui. No recuerdo nada parecido por muchos meses.
Se escuch un clamor de un extremo a otro de la
congregacin; no de tristeza, sino de un desbordante gozo y
amor. Extiende tu misericordia a los que te conocen, y tu
justicia a los rectos de corazn.
3
La gran tranquilidad encontr tanto en pblico como
en privado casi cada da de la siguiente semana la percib
como una preparacin para lo que seguira. Estoy
adjuntando copia de un corto relato que envi a Londres
poco despus en una carta, aunque no soy insensible de que
hay muchas circunstancias en l que algn da puedan ser
consideradas como simple entusiasmo y extravagancia.
Querido Hermano,

2
1 Ts. 2.18.
3
Sal. 36.10.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 151
Toda la semana pasada me la pas bajo los efectos del violento
resfro que contraje en Gales. No pienso (como el Sr. Turner y Walcam
suponan) que fue por haberme acostado sobre una cama hmeda en St.
Bride, sino ms bien por cabalgar continuamente en las noches fras y
hmedas y predicar inmediatamente despus. Pensaba que pasara pronto, y
por lo tanto le puse poca atencin hasta el viernes en la maana. Entonces
me sent muy enfermo y cuando camin hasta Baptist Mills (a orar con
Susanna Basil, quien estaba enferma de fiebre), sent que el viento me
penetraba y atravesaba. Al regreso, me sent un poco mejor. Slo que no
pude comer nada. Con todo no me sent falto de fuerza para la hora de
intercesin, ni a las seis de la tarde, mientras expona y aplicaba estas
palabras: Sol, detente en Gaban; y t, luna, en el valle de Ajaln.
4
Despus me sent aliviado y dorm bien, de tal manera que no percib
mayores problemas, sino que me levant en la maana como siempre y
afirm con voz fuerte y corazn engrandecido, que en Cristo Jess ni l a
circuncisin vale algo, ni la incircumcisin, sino la fe que obra por el
amor.
5
Cerca de las dos de la tarde, justo cuando me dispona a sentarme a
comer, sent un escalofro y un pequeo dolor en la espalda, pero no me
sent nada enfermo, as que com algo y despus de entrar en calor, sal a ver
a algunos que estaban enfermos. Encontrndome peor a eso de las cuatro me
hubiera acostado, pero haba prometido ver a la Sra. G____, que haba
estado enferma, fui all primero y luego a Weavers Hall. Un hombre me
sirvi de buena seal al decir: El tambin ser un mrtir pronto al fin. La
Escritura que us fue: Hijitos mos, estas cosas os escribo para que no
pequis, y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre,
a Jesucristo el justo.
6
Encontr que no tena fuerza interna o externa y
luego al subirme la fiebre, llam al Dr. Middleton. Siguiendo su consejo,
me fui a casa y me acost, lo cual es algo raro para mi, pues no haba
guardado cama un solo da (en treinticinco aos) desde que tuve la viruela.
Inmediatamente comenc a sudar profusamente, lo que continu hasta la
una o dos de la maana. Dios me dio un sueo relajante y luego tal
tranquilidad de mente que hoy, domingo, noviembre primero, me pareci el
da ms corto de toda mi vida.
Creo que una pequea circunstancia no debe
omitirse, aunque s que puede ser mal interpretada.
Aquellas palabras estaban ahora tan fuertemente impresas
en mi mente que por un tiempo considerable no las pude
sacar de mi pensamientos: Bienaventurado el que piensa

4
Jos. 10.12.
5
G. 5.6.
6
1 Jn. 2.1.
Diarios, Tomo 1 152
en el pobre; Jehov lo sustentar sobre el lecho del dolor;
mullirs toda su cama en su enfermedad.
7
El domingo en la noche de igual manera dorm bien y
todo fue fcil el lunes por la maana. Cerca de las tres de la
tarde me regres el escalofro, mucho ms violento que
antes, y continu hasta que me acost. Luego me pareca
que estaba dentro de un horno encendido. En poco tiempo
comenc a sudar, pero el sudor pareca aumentar el calor
intenso en vez de disminuirlo. As permanec hasta casi las
ocho de la noche cuando de repente me despert en una
especie de sopor, en tal estado de malestar (no s si de
cuerpo o mente, o de ambos) que no s cmo describirlo.
Mi corazn y mis pulmones y todo lo que est dentro de
m, incluyendo tambin mi alma, parecan estar en perfecto
tumulto. Entonces, clam a Jehov en mi angustia, y me
libr de mis aflicciones.
8
Continu con sudor moderado hasta cerca de la
media noche y despus dorm bastante bien hasta la
maana. El martes, noviembre 3, alrededor del medioda, fui
trasladado a casa del Sr. Hooper. All goc de una bendita
calma por varias horas, el acceso de fiebre no me regres
como hasta las seis de la tarde y de tal forma como nunca
haba odo o ledo. Tena el pulso acelerado, acompaado de
temperatura alta; pero sin dolor ya sea de cabeza, espalda o
brazos; sin enfermedad, sin punzada, sin sed. Con seguridad
Dios es una ayuda presente en tiempo de dificultades y as
lo fue durante toda mi enfermedad.
MIRCOLES, 4 de noviembre. Muchos de nuestros
hermanos estuvieron de acuerdo de buscar hoy a Dios
mediante el ayuno y la oracin. Cerca de las doce la fiebre

7
Sal. 41.1, 3.
8
Sal. 107.6.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 153
empez con furia. A las dos dormit un poco y
repentinamente despert con igual malestar (slo ms
violento) que el del lunes. La cadena de plata pareca
quebrarse y el cntaro pareca quebrarse junto a la fuente.
9
La sangre daba vueltas de un lado para otro, como si fuera a
forzar inmediatamente su salida por todas las venas,
especialmente en el pecho; un calor excesivo me quemaba
todo el cuerpo, tanto afuera como adentro. Cerca de las tres,
en un momento, la conmocin ces, pas la fiebre y se fue
el dolor. Poco despus vino otra crisis, pero no tan violenta
como la anterior. Esta dur hasta las cuatro y media y
entonces desapareci de repente. Me fui mejorando y
mejorando hasta las nueve. Entonces me dorm y me cost
trabajo despertarme en la maana.
JUEVES 5. El ruido de fiesta
10
de la gente en las
calles no me agradaba mucho; aunque temo que esto
trastornaba sus pobres almas mucho ms que mi cuerpo. A
las cinco de la tarde me volvi la tos y luego la fiebre y
otros sntomas, pero con esta extraordinaria situacin, que
en las siguientes catorce o quince horas dorm algo cada
hora. Por esto nunca estuve delirante, sino que estuve tan
consciente desde la primera hora de mi enfermedad hasta la
ltima como cuando tena perfecta salud.
VIERNES 6. Entre las diez y las doce comenz la
crisis principal. Puedo dar solamente un ligero recuento de
ella, no por falta de memoria, sino de palabras. Sent en mi
cuerpo slo tormentas y tempestades, granizos y brasas de
fuego. Mas no recuerdo que sintiera ningn temor (tal fue la
misericordia de Dios) ni ningn murmullo. Y aun as, tena
solamente una paciencia apagada y pesada, que sabia que no

9
Ec. 12.6.
10
Era da de fiesta en Inglaterra (Guy Fawkes Day).
Diarios, Tomo 1 154
era como deba ser. Me regres la fiebre embistiendo como
un len, lista para romper todos mis huesos en pedazos. Mi
cuerpo se debilitaba cada momento, pero no sent que mi
alma ganaba fuerzas. Entonces me vino a la mente: no
temis, estad firmes, y ved la salvacin que Jehov har
hoy con vosotros.
11
De inmediato mi corazn se
tranquiliz. Mi boca se llenar de risa y mi lengua de
alabanza.
12
Una que estaba a mi lado dijo, Ahora est
delirando. Le dije, Oh no, no estoy delirando sino que
estoy alabando a Dios. Dios ha venido en mi ayuda y el
dolor no es nada. Gloria sea a Dios en las alturas. Ahora
descubr por qu no tuve urgencia de recuperar mi salud
antes, porque entonces hubiera perdido esta prueba
experimental de lo pequeo que son las cosas que pueden
sucederle al cuerpo, en tanto que Dios lleve el alma a las
alturas; como si fuera sobre las alas de un guila.
Una hora despus tuve otra lucha con el enemigo,
quien entonces pareca que reuna todas sus fuerzas. Ensay
cmo sacudirme y alabar a Dios como antes, pero no pude
hacerlo: el poder me haba abandonado. Estaba despojado de
mi fuerza y me debilit como cualquier otro hombre.
Entonces dije, Aun aqu me sostengo. Vengo a sobrellevar
tu voluntad. Oh Dios!. Inmediatamente l regres a mi
alma y levant la luz de su semblante, y sent que, cabalga
con facilidad aqul a quien lleva la gracia de Dios.
13
Supuse que la crisis haba pasado, siendo casi las
cinco de la tarde, y empec a tranquilizarme para dormir
cuando sent el primer escalofro y luego una quemazn por
todo el cuerpo, seguida de un desmayo general, debilidad y

11
Ex. 14.13.
12
Sal. 126.2.
13
Kempis.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 155
completa prdida de la fuerza, como si todo el armazn de
la naturaleza hubiera sido disuelto. En ese momento mi
enfermera, no s por qu, me sac de la cama y me puso en
una silla. Despus, comenz una purga que creo me salv la
vida. Comenc a sentirme mejor desde esa hora y tuve tal
descanso durante la noche como nunca lo haba tenido antes,
con el favor de Dios que puso su mano sobre m.
VIERNES 11. Fui a Bath. Muchas veces he tratado
de razonar conmigo mismo sobre este lugar, ser cierto que
Dios no se dej a si mismo sin testimonio?
14
Nunca
levant lo que podran ser luces brillantes, aun en medio de
esta generacin pecadora? Sin duda lo ha hecho, pero se han
ido al desierto
15
u ocultado debajo del almud de la
prudencia. Algunas de las personas ms serias que he
conocido en Bath son cristianos solitarios, que apenas se
conocen unos a otros, sino slo de nombre, o cristianos
prudentes, tan cuidadosos de no ofender como si esto
fuera un pecado imperdonable y tan celosos de guardar su
religin para ellos mismos como deberan serlo, al
contrario, para dejar que su luz alumbre delante de los
hombres.
16
Regres a Bristol al da siguiente. En la noche uno
deseaba hablar conmigo. Me di cuenta de que estaba en la
peor confusin, por lo que no pudo hablar por un rato. A la
postre dijo, Yo soy el que le interrump en el Saln Nuevo
el lunes. No he tenido paz desde entonces, ni de da ni de
noche, por lo que no poda tenerla hasta que hablara con
usted. Espero que me perdone y que esto pueda ser una
advertencia para m todos los das de mi vida.

14
Hch. 14.17.
15
Una crtica a las prcticas ascticas y msticas de algunos solitarios.
16
Mt. 5.16.
Diarios, Tomo 1 156
VIERNES primero de enero de 1742. Despus de
una noche de sueo tranquilo me despert con fiebre alta,
pero sin ninguna enfermedad, sed o dolor. Sin embargo,
decid guardar cama, pero con la condicin de que cualquiera
que deseara hablar conmigo tuviera la libertad de hacerlo.
Creo que cincuenta o sesenta personas lo hicieron hoy, y no
tuve dificultad alguna para hablar con ellas. En la noche
mand buscar a todas las bandas que estaban en la casa
17
para que pudiramos magnificar a nuestro Seor todos
juntos. Un pariente cercano estaba conmigo cuando ellos
llegaron, y le pregunt despus si ella no se haba ofendido.
Ofendida! dijo ella, Me gustara poder estar siempre
entre ustedes. Pens que estaba en el cielo.
Esta noche tambin, por la gracia de Dios, dorm
bien, para el completo asombro de los que me rodeaban, y
del boticario en particular, quien dijo que nunca haba visto
tal fiebre en su vida. Tuve una clara mejora en la maana,
pero a eso de las dos de la tarde tuve un acceso fuerte como
nunca antes. De otra manera hubiera determinado estar en la
reunin de las bandas. Pero buena es la voluntad del Seor.
LUNES 4. Me despert en perfecta salud. No es
Dios el que da y quita la vida? Entiendo que el pobre
Charles Kinchin muri hoy. Dnde se encontrar otro
como l en modestia, fidelidad incorrupta, y verdad
desnuda?
18
Prediqu maana y noche todos los das, por el resto
de la semana. El sbado, mientras estuve predicando en
Long Lane, un rudo tumulto levant la voz. Sin demora ca
sobre ellos. Algunos se quitaron los sombreros y no

17
Es decir, las que se reunan en la Fundicin.
18
Cita de Horacio, Odas, I.xxix.6-8.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 157
abrieron ms la boca. El resto sali, uno tras otro. Quienes
se quedaron estuvieron silenciosos y atentos.
DOMINGO 10. Tuve un corto tiempo para ver al
Sr. Dolman. Dos aos atrs pareca que se estaba muriendo
de asma, se le haca difcil levantarse a las ocho de la
maana, despus de luchar, como si fuera, por su vida. Mas
desde el primer momento que lleg, rara vez dej de estar en
la Fundicin a las cinco. Ni se haba puesto peor, sino se le
quit la fiebre hasta hace unos pocos das. Lo encontr
entusiasmado, lleno de amor y paz y gozo por tener fe. En
el mismo espritu, segn supe despus, continu viviendo
hasta que Dios se lo llev.
LUNES 25. Mientras que explicaba en Long Lane el
pasaje, el que practica el pecado es del diablo,
19
los que
le sirven estaban ms que enfurecidos: no solamente
hicieron todo el ruido posible (aunque, como haba decidido
antes, nadie se movi de su lugar o le respondieron palabra
alguna), sino violentamente tiraron a muchas personas de un
lado a otro, les pegaron, y rompieron parte de la casa.
Finalmente comenzaron a tirar grandes piedras a la casa, las
cuales entraban por donde quiera que venan, cayendo con
las tejas entre la gente, as que estaban en peligro sus vidas.
Entonces les dije, Ustedes no deben continuar haciendo
esto. He recibido rdenes del magistrado, quien en este
respecto para nosotros es como el ministro de Dios, de
informarle de aquellos que rompen las leyes de Dios y las
del Rey. As debo de hacerlo si ustedes persisten en esto,
pues de otra manera me hago partcipe de su pecado.
Cuando termin de hablar estaban ms fuera de control que
antes. Viendo esto les dije, Dejen que tres o cuatro

19
1 Jn. 3.8.
Diarios, Tomo 1 158
hombres de los ms calmados agarren al primero de los
revoltosos y lo entreguen a un alguacil y que la ley siga su
curso. As lo hicieron y lo trajeron dentro de la casa,
maldiciendo y blasfemando l en forma espantosa. Lo envi
con cinco o seis al juez Copeland, a quien le relataron los
hechos con todos los detalles. El juez inmediatamente lo
envi a las siguiente Sala de Justicia en Guildford.
Observ que cuando trajeron al hombre a la casa,
muchos de sus acompaantes gritaban a viva voz, Richard
Smith! Richard Smith! Quien, como ms tarde se supo, era
uno de sus ms fuertes defensores. Mas el Sr. Richard
Smith no contest; estaba en manos de Uno ms grande que
ellos. Dios le haba llegado al corazn, y tambin a una
mujer, que estaba hablando palabras no aptas para ser
repetidas y tiraba todo lo que caa en sus manos, a quien
Dios alcanz en el mismo acto. Ella entr a la casa con
Richard Smith, cay de rodillas delante de todos nosotros,
exhortando a Smith que nunca se volviera atrs, que nunca
olvidara la misericordia que Dios le haba mostrado a su
alma. Desde ese momento no hemos tenido ninguna
interrupcin de importancia o disturbio en Long Lane,
aunque retiramos nuestra acusacin, basada en la promesa y
sumisin del acusado que prometi mejorar su conducta.
MARTES 26. Expliqu en Chelsea
20
la fe que obra
por amor. Estaba muy dbil cuando entr al saln, pero
cuanto ms las bestias de la gente aumentaban en locura y
rabia, ms me fortaleca en ambos cuerpo y alma. As que
creo que pocos en la casa, la que estaba excesivamente llena,
se perdi una sola oracin de lo que habl. A la verdad ellos
no me podan ver ni verse entre ellos a pocas yardas de

20
Suburbio de Londres.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 159
distancia por razn del espeso y excesivo humo, ocasionado
por un fuego afuera y cosas por el estilo, continuamente
arrojados dentro del saln. Empero, quienes podran alabar
al Seor en medio del fuego no se asustaron por un poco de
humo.
MIRCOLES 27. Enterr el cuerpo de Sarah
Whiskin, una joven llegada ltimamente de Cambridge, de
quien sigue un corto relato, en las palabras de una que
estuvo con ella durante su ltima lucha por la eternidad.
La primera vez que fue con el propsito de escuchar
al Sr. Wesley, fue el 3 enero, pero l entonces estaba
enfermo. Ella regres el martes 5 y no estuvo desilusionada.
Desde ese momento pareci muy interesada con las cosas
de arriba, y hubiera podido gustosamente siempre estar
escuchando, orando o cantando himnos. El mircoles 13 fue
enviada al campo, pero al saberlo llor desconsoladamente,
teniendo temor de ir, por miedo de sentirse cmoda otra vez
en el mundo. Con lgrimas en los ojos, me pregunt Qu
puedo hacer? Estoy en un gran aprieto. Habiendo sido
aconsejada de presentar su causa a Dios y de orar para que
su voluntad sea hecha y no la de ella, dijo que aplazara su
viaje por tres das, para esperar que Dios pudiera mostrarle
su voluntad concerniente a ella. Al da siguiente se enferm
con fiebre, pero estando un poco mejor el viernes, busc y
separ un lugar en el carruaje a Cambridge para el martes
siguiente. Su hermana le pregunt si crea que era la
voluntad de Dios que deba ir, y ella contest: Esto lo dejo
al Seor, estoy segura que l encontrar una forma de
impedirlo si no es para mi bien. El domingo 17 estuvo
enferma otra vez y dese que le escribiera una nota que yo
iba a orar por ella. Le pregunt qu debera de escribir. Ella
respondi, Sabes lo que quiero, una fe viva. Estando
Diarios, Tomo 1 160
mejor el lunes 18, se levant para prepararse para el viaje,
aunque todava deseaba que Dios lo detuviera, si es que ste
no estaba de acuerdo a su voluntad. Tan pronto se levant
de orar, se desmay. Cuando volvi en s, dijo, Dnde
est esa Escritura del viaje de Balaam y el ngel del Seor
interponindose en el camino? Me viene bien a m. Iba a
salir esta maana, y ves, Dios me ha quitado toda mi
fuerza.
Desde este momento estuvo ella casi continuamente
orando a Dios para que l revelara a su alma. El martes 19,
estando llorando, se le pregunt qu le pasaba. Ella
respondi: El diablo est muy ocupado conmigo. Uno le
pregunt: Quin te condena? Ella seal a su corazn y
dijo: Esto: y Dios que es ms grande que mi corazn. El
jueves, despus que el Sr. Richards haba orado con ella,
estuvo ms contenta y dijo que ella no poda dudar que
Dios cumplira el deseo que l le haba dado.
Viernes 22. Una de sus hermanas vino del campo a
verla, ella le dijo: Si hubiera venido a ti, el mal me hubiera
sobrevenido, pero he sido arrancada de las manos del diablo.
Aunque Dios an no se me ha revelado, por lo menos creo,
que si muriera esta noche, antes de maana estara en el
cielo. Su hermana le dijo: Espero que Dios te restaure tu
salud, y ella respondi: Dejemos que l haga lo que mejor
le parezca.
Sbado 23. Ella dijo, Vi a mi madre, a mi hermano y
mi hermana en mi sueo y todos ellos recibieron una
bendicin al momento. Le pregunt que si pensaba que iba
a morir y si ella crea que el Seor recibira su alma. Mirando
atentamente, dijo: No he visto al Seor todava, pero creo
que lo ver y vivir. Aunque estas son palabras temerarias
para ser dichas por una pecadora. No lo son?
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 161
Domingo 24. Le pregunt, Cmo has
descansado? Ella respondi: Muy bien. Aunque no he
dormido y no he querido dormir pues he tenido al Seor
conmigo. No tengamos vergenza de l, sino que
proclammosle desde lo ms alto de la casa. Y s que todo
lo que pida en el nombre de Jess, de acuerdo a su voluntad,
lo tendr. Poco despus me llam apresuradamente y me
dijo: Temo que me he engaado. Pens que el amn estaba
sellado en mi corazn, pero temo que no es as. Arrodllate
y ora por m y no lo dejes ir hasta que me haya concedido el
deseo de mi corazn. Poco despus irrumpi cantando y
dijo: He sido prontamente librada de mis temores.
Solamente tuve miedo de una esperanza ilusoria, pero si
hubiera sido as no le hubiera dejado ir.
Su hermana que haba venido a verla estaba muy
preocupada. T, me dijo ella, ests sufriendo por ella,
mas tengo fe en esta criatura. Dios la ha favorecido. En la
tarde ella me pidi que le hiciera un escrito. Le pregunt,
Qu debo escribir? Ella dijo: Da gracias por lo que Dios
ha hecho por m y ora para que l pueda manifestarse
tambin a mis amistades. Anda a la predicacin. Deja
solamente a uno conmigo. Tan pronto salimos, ella se
levant, llam a la persona que estaba con ella y le dijo:
Ahora est hecho. Estoy segura que mis pecados estn
perdonados. La persona le respondi: La muerte es algo
pequeo para los que mueren en el Seor, ella respondi
con vehemencia: Cosa pequea! No es nada. Entonces,
puesto que esa le pidi que orara por ella, respondi: Lo
har: Oro por todos. Oro por todos los que conozco y oro
por quienes no conozco; y el Seor oir la oracin de fe. A
nuestro regreso, cuando su hermana se arrodill al lado de su
cama, ella le dijo: Mi querida, no sientes consuelo por
Diarios, Tomo 1 162
m? Su hablar decaa, y ella le haca seales para que
estuviera a su lado, la bes y se sonri. Entonces
permaneci echada cerca de una hora sin hablar o moverse,
hasta que alrededor de las tres en punto el lunes en la
maana exclam: Mi Seor y mi Dios! exhal dos veces
y muri.
DOMINGO 21 de febrero. En la noche expliqu las
preciosas y grandsimas promesas
21
que nos han sido
dadas, una firme confirmacin de las cuales veo en un relato
sencillo y sin pretensiones de un muchacho cuyo cuerpo
yaca delante de nosotros. La esencia de este relato es como
sigue:
John Woolley estuvo por algn tiempo en la escuela de ustedes,
pero fue expulsado por su mal comportamiento. Luego se escap de sus
padres, escondindose en guaridas y rincones por muchos das y noches, de
tal manera que su madre no poda encontrarlo. Durante este tiempo sufri
hambre y fro. En una oportunidad estuvo tres das completos sin sustento,
algunas veces llorando y orando por l mismo y otras veces jugando con
otros nios de la calle.
Una noche lleg al saln Nuevo. El Sr. Wesley estaba hablando
sobre la desobediencia a los padres. El muchacho estaba bastante
confundido y pens que no habra otro muchacho en el mundo tan perverso
como l. Regres a casa y nunca ms volvi a escaparse. Su madre vio el
cambio en todo su comportamiento, pero ignoraba la causa del mismo. Con
frecuencia el muchacho iba solo a los altos para orar y a veces sala solo al
campo, dejando de lado a sus compaeros ociosos.
Y ahora el diablo comenz a instigarlo con todo su poder,
tentndole continuamente al suicidio. A veces senta el impulso de
ahorcarse, otras veces de lanzarse al ro. Mas esto lo hizo ms diligente en
la oracin. Cierto da mientras luchaba con Dios a quien vio en medio de
una inexplicable luz, se sinti lleno de alegra y del amor de Dios y apenas
supo donde estaba. Sinti tal amor por toda la humanidad que pudo
haberse tendido en el suelo y dejarse pisotear aun por sus peores enemigos.
A partir de ese momento su padre y su madre estuvieron
sorprendidos de l. Ahora era muy solcito en ayudarles en todas las cosas.
Cuando ellos iban a la iglesia, l se ocupaba de darles de comer a los otros
nios; y despus de acostarlos, corra hacia el Saln para alumbrar el
camino a su pap o mam de regreso a la casa. Mientras tanto no perda la
oportunidad de escuchar la predicacin o de hacer algn bien, ya sea en
casa o en cualquier otro lugar donde se encontraba.

21
2 P. 1.4.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 163
Un da, caminando en el campo, empez a hablar con un
campesino quien hablaba de la religin con desprecio. John le dijo que no
deba hablar as y le explic sobre la palabra del apstol (la que le rog
considerara profundamente), sin la santidad nadie ver al Seor.
22
El
hombre estuvo tan asombrado que tom al muchacho en sus brazos y no
saba cmo dejarlo ir.
Su padre y madre le oyeron hablar en voz alta en el cuarto
contiguo y escucharon lo que deca. Estaba orando as: Seor, no espero
ser odo por todo lo que hablo. T conoces mi corazn. T conoces mis
deseos. Luego descendi a cosas particulares en su oracin. Despus or
con mucho fervor por sus padres, por sus hermanos y hermanas
llamndoles por nombre; luego or por los seores Juan y Carlos Wesley
para que Dios fortaleciera sus rostros como pedernales y les permitiera salir
a conquistar y seguir conquistando. Luego or por los otros ministros que
poda recordar por sus nombres y por todos los que eran y deseaban ser
verdaderos ministros de Cristo.
Al comienzo de su enfermedad su madre le pregunt si quera
algo. El contest: Solamente a Cristo y estoy seguro de l como si ya l o
tuviera. A veces deca: Oh, madre, si todos creyeran en Cristo, cun feliz
sera el mundo! Y lo pueden hacer. Ya que Cristo muri por cada alma. Yo
era el peor de los pecadores y l muri por m. Oh, t que llamas al peor de
los pecadores, llmame a mi. Oh, es un don gratuito, pues estoy seguro que
nada he hecho para merecerlo.
El mircoles le dijo a su madre, Estoy muy preocupado por mi
padre. El siempre ha cuidado honestamente a su familia, pero no conoce a
Dios. Si muere en el estado en que est ahora, no puede ser salvo. He orado
y orar por l. Si Dios le diera una fe verdadera y luego se lo llevara, no
tengas temor. No te aflijas. Dios ha prometido ser un padre a los hurfanos
y un esposo a la viuda. Orar por l y por ti en el cielo y espero que all
juntos cantaremos aleluya.
A su hermana mayor le dijo: No te ensalces con orgullo. Cuando
recibas tus salarios, que no son muchos, emplalos en verdaderas
necesidades. Si te inclinas a ser alegre, no cantes canciones porque sta es
la diversin del diablo. Hay muchas mentiras y cosas malas en aquellas
canciones vanas. Cantas salmos e himnos? Recuerda a tu Creador en l os
das de tu juventud. Cuando ests en tu trabajo, levanta tu corazn a Dios.
Y asegrate de nunca levantarte o acostarte sin pedir su bendicin.
El aadi, Yo morir, pero no lloren por m. Por qu tienen que
llorar? Consideren la alegra de tener un hermano que se va al cielo. No soy
un hombre. Soy slo un muchacho. Pero no est escrito en la Biblia, de l a
boca de los nios y de los que maman, t has ordenado fortaleza? S a
dnde voy. No cambiara esta seguridad por miles de mundos. Aunque no
estoy todava en el cielo, estoy seguro de ello como si ya lo estuviera.
El mircoles por la noche luch mucho con Dios en oracin.
Finalmente, levantando sus brazos abiertos, clam: Ven, ven, Seor
Jess! Yo soy tuyo. Amn y Amn. Luego dijo: Dios responde a mi

22
He. 12.14.
Diarios, Tomo 1 164
corazn, sintete alegre, has vencido al mundo. Inmediatamente fue lleno
de amor y de alegra indecibles.
Le dijo a su madre: Esa escuela fue la salvacin de mi alma, pues
all comenc a buscar a Dios. Pero cmo es que tan pronto la persona
comienza a buscar a Dios el diablo en gran conmocin prepara todos sus
instrumentos contra ella?
Cuando estaba en agona por el dolor clamaba: Oh, Salvador,
dame paciencia. T me ha dado paciencia, pero dame ms. Dame tu amor y el
dolor es nada. Me merezco todo esto y mil ms, pues no hay pecado del que
no haya sido culpable.
Al rato dijo: Oh, madre, cmo es esto? Si un hombre no hace su
trabajo, en el mundo su patrn no le paga, pero no es as con Dios. El me da
buenos pagos, aunque estoy seguro de no haber hecho nada para
ganrmelos. Oh, es un don gratis. Es gratuito para toda alma. Porque Cristo
muri por todos.
El jueves en la maana su madre le pregunt cmo haba pasado la
noche. El respondi: He tenido muchas luchas anoche, pero mi Salvador
es tan misericordioso conmigo que no me importa; las luchas son nada para
m.
Entonces dijo: Quiero que me entierren desde el Saln y que el
Sr. Wesley predique con mi cuerpo presente, sobre esas palabras de David (a
no ser que l piense en otras ms apropiadas), antes que fuera yo
humillado, descarriado andaba.
23
Le pregunt: Cmo te encuentras ahora? Respondi: Con
mucho dolor, pero lleno de amor. Pregunt: Pero no quita el dolor el
amor de Dios? Respondi: S, el dolor no es nada para m. He cantado
alabanzas al Seor en medio de mis ms grandes dolores y no pude hacer
otra cosa. Le pregunt si estaba listo a morir. Respondi: Oh, s, con todo
mi corazn. Le dije: Pero si la vida y la muerte fueran puestas delante de
ti, cul escogeras entonces? Respondi: Morir y estar con Cristo.
Aoro estar fuera de este mundo pecador.
En la noche del jueves durmi mucho ms tranquilo que lo que
haba hecho desde haca tiempo. En la maana rog ver al Sr. Juan Wesley.
Cuando el Sr. Wesley lleg y despus de varias preguntas que le hizo, le
pregunt sobre qu deba orar, l le dijo, que Dios le diera un limpio
corazn y renovara un espritu recto dentro de l. Cuando termin la
oracin pareca estar mucho ms animado y dijo: Pens que deb haber
muerto hoy, pero no debo estar apurado. Estoy contento de quedarme.
Esperar el buen tiempo del Seor.
El sbado uno le pregunt si todava prefera morir. El respondi:
No tengo voluntad. Mi voluntad est sometida a la voluntad de Dios, pero
morir. Madre, no te aflijas. Me ir como un cordero.
El domingo habl muy poco. El lunes su hablar comenz a
vacilar. El martes ya no habl, pero estaba en todos sus sentidos,
levantando casi continuamente sus ojos al cielo. El mircoles le volvi el
habla y su madre le dijo: Jacky, no has estado con tu Salvador esta

23
Sal. 119.67.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 165
noche. El dijo, S, he estado. Ella pregunt: Qu te dijo? El
respondi: Me orden que no tuviera temor del diablo, porque ste no
tena poder para herirme, sino que yo debera pisotearlo. El mircoles en la
noche permaneci tranquilamente acostado. La maana la pas en oracin
continua, repitiendo con frecuencia el Padre Nuestro y encomendando
diligentemente su alma en las manos de Dios.
Luego llam a sus hermanos y hermanas menores para besarlos y a
su madre para que ella lo besara a l. Entonces (entre nueve y diez) dijo:
Ahora dejen que yo les bese. As lo hizo e inmediatamente se qued
dormido.
Vivi trece aos y unos meses.
JUEVES 25 de marzo. Nombr a varios hombres
diligentes y razonables para reunirse conmigo. Les mostr la
gran dificultad que haba encontrado de conocer a las
personas que deseaban estar bajo mi cuidado. Despus de
mucha discusin, todos estuvieron de acuerdo que no haba
un mejor camino para llegar a tener un conocimiento seguro
y completo de cada persona, que el de dividirlos en clases
como las de Bristol, bajo la supervisin de aqullos en
quienes poda confiar ms. Este fue el origen de nuestras
clases en Londres, por lo que nunca podr alabar
suficientemente a Dios. La utilidad indecible de la
institucin ha sido desde entonces ms y ms manifiesta.
MIRCOLES 31. Mi hermano parti para Oxford.
En la noche visit a Ann Calcut. Ella haba estado muda por
algn tiempo, pero casi tan pronto como empezamos a orar
Dios le restaur el habla. Entonces ella dio en verdad
testimonio de una buena confesin. Esper no verla ms
pero desde aquel momento se le quit la fiebre, y en pocos
das se levant y camin glorificando a Dios.
VIERNES 16 de abril. Siendo Viernes Santo, tuve el
deseo de visitar a uno que estaba enfermo en Islington. All
encontr a varios de mis antiguos conocidos, quienes antes
me amaron como a la nia de sus ojos. Al permanecer con
ellos por un corto tiempo, estuve claramente convencido
que de permanecer entre ellos ms de una semana (a no ser
Diarios, Tomo 1 166
que la clara providencia de Dios me indicara otra cosa),
quedara tan muerto como el pobre Sr. St____. Sent que sus
palabras me atravesaban las venas. Tan suaves! Tan
complacientes a la naturaleza! Pareca que nuestra religin
era una cosa pesada y tosca, en modo alguno tan delicada y
refinada como la de ellos. Me pregunto si alguien de buen
gusto (que no tiene fe) puede resistir ante ellos!
DOMINGO 18. En la tarde una que haba probado
el amor de Dios, pero que regres a la insensatez, estaba
muy convencida de su pecado y como si estuviera hecha
pedazos por el sentimiento de culpa, remordimiento y
temor. An despus que termin el sermn, ella continuaba
en la misma agona, tanto de cuerpo como de alma. Varios de
nosotros nos reunimos en otra parte de la casa, pero sus
llantos eran tan penetrantes, aun a la distancia, que yo no
poda orar, casi ni hablar, y me daban escalofros cada vez
que los oa. Pregunt si era mejor llamarla, o mandarla fuera
de la casa. El consenso general fue de llamarla, e imploramos
a Dios que sanara su reincidencia. Pronto descubrimos que
estbamos pidiendo de acuerdo a su voluntad. El no
solamente la despidi en paz,
24
sino que llen a muchos
otros, hasta entonces duro de corazn, de paz y gozo en
creer.
SBADO 8 de mayo. Uno de Fetter Lane me dijo
que haba recibido una carta de un hombre pobre de
Lincolnshire. Le la carta y quise una copia de ella, parte de
la cual es como sigue:
Mayo 3, 1742
Samuel Meggot a Richard Ridley
Hermano,

24
Lc. 2.29.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 167
Ahora tengo mucha comunin con usted y deseo tener ms, pero
hasta ahora encontr un gran abismo entre nosotros, lo que impidi que
pudiramos llegar uno al otro. Por lo tanto, sus cartas eran como la muerte
para m y usted era para m como rama quebrada y arrojada para que se
marchitara... Aun as esper para ver si el Seor tuviera a bien conducirnos a
esa misma unin que tuvimos antes. Y el Seor lo ha concedido. Y en esa
unin escribo, deseando que pueda continuar hasta la muerte.
Escrib antes a usted y John Harrison, No tengan miedo de ser
hallados pecadores, con la esperanza de que no separaran la ley del
Espritu, hasta que la carne fuera encontrada muerta. Porque pienso que
nuestros corazones son descubiertos por la ley, hasta lo ms mnimo, y son
condenados por ella. Entonces somos avivados en el Espritu. La Justicia
no puede separarse de la Misericordia ni tampoco puede una ser mayor que
la otra. Guarden los mandamientos y orar al Padre y l les dar otro
Consolador. Prstenle atencin a eso! Sus pecados sern perdonados.
Levntense, tomen su cama y caminen. Aqu est la obra antes que la
compasin y la compasin antes que la obra... as que, a travs de la ley por
la fe nuestro corazn se purifica... Tengan cuidado de aquellos que,
mientras que prometen libertad, son siervos ellos mismos de la corrupcin.
Oh fe muerta, no puedes siempre vivir pura! Traicionero Judas, que has
traicionado a tu maestro!...
Que la ley les juzgue hasta que Jesucristo traiga juicio a sus
corazones para victoria. Adems, dejen que sus corazones se abran
completamente, recibiendo ambos juicio y victoria, y que el uno confirme a
la otra. Para que vivas en tal grado en la justicia del Hijo que la ley diga que
no tiene nada contra ti... Esta es fe que conquista al hombre viejo, quita al
hombre viejo y pone a Cristo en su lugar. Purifiquen sus corazones por fe:
que el templo de Dios sea santo y que el altar en l pueda recibir l os
sacrificios espirituales aceptables al Seor. Ahora si cualquier hombre
piensa diferente que sea avergonzado. Pero si vive algo de nuestro propio
ser en nosotros, esa rama de la naturaleza, ese nico miembro, causar que el
hombre completo se queme eternamente. Que los que conocen de esta
perfeccin, que est en Jesucristo, prosigan por fe hasta que lleguen a tener
un conocimiento experimental de ella.
Pero cuntas almas he visto lavadas, y vueltas luego al torbellino
de sus pecados!... Oh ese Cordero! Como es puesto l de nuevo a
vergenza abierta, quien una vez les reconcili con el Padre!
Ahora escribir algo de las angustias de mi propia alma. Desde
hace tiempo pens que estaba correcto, pero cuando la luz de la vida me
lleg, me vi yo mismo listo a morir en mis pecados... Tuve fe, pero la tena
en conocimiento y no en poder. Empero por esta fe tena gran libertad. Sin
embargo, esta fe mantuvo mi corazn corrupto y vivo al hombre del
pecado... Mi manera de proceder fue as: Algunas veces, ca en una falta, y
qued por un tiempo abrumado. Pero tan pronto poda me limpiaba por
medio del conocimiento, diciendo, Cristo muri por los pecadores. Tena
razn hasta all, pero no ms all. El muri por los pecadores, pero no para
salvar a quien contina pecando. Ya que a cualquiera que l limpie, est
verdaderamente limpio. Primero los pecadores, luego los santos y as l os
Diarios, Tomo 1 168
que quedan. Una y otra vez fui de nuevo alcanzado por el pecado y cuanto
ms a menudo era atrapado me senta ms fuerte en el Seor. As que por mi
corrupcin me vi forzado a obtener ms conocimiento, o de lo contrario
hubiera sido condenado. De esta manera llegu a tal grado de conocimiento
(como en la fe ideal) que poda crucificar a Cristo con una mano y con la
otra pedir perdn. De esta manera, estaba siempre alegre... Aqu estaba el
misterio de la iniquidad, concebido en mi corazn y que me llev a l o
siguiente: si robara los bienes de cualquier hombre, pensara o dira: Soy
pecador por m mismo; pero Cristo muri por m; por lo tanto, su justicia
es ma. Y ms todava, me pareca que si mataba a alguien seguira puro.
Tan gran amigo del pecado y del diablo era yo, que hubiera hecho que el
pecado y el diablo llegaran a ser la justicia de Dios en Cristo. Mas an,
comenc a amar a quien el Seor haba reservado para el fuego eterno...
As que mantuve a Cristo afuera y al diablo adentro. Este es un
misterio, que pudiera sentirme seguro y puro y an tener el diablo en m.
Juzgue usted quin me dio esta pureza y me ense a ser tan perfecto en
Cristo! Pero no pas mucho tiempo que comenzara a poner en accin lo que
haba concebido en mi corazn. Mas fue la voluntad del Seor que no fuese
lejos antes que de nuevo fuera puesto bajo la ley. Entonces me vi
despojado y desnudo de ese conocimiento. Quisiera que todos los que
estn tan engaados como yo lo estuve fueran trados ante la ley para que
puedan aprender lo que es venir a Jesucristo. Y les deseo que permanecieran
bajo la ley hasta que puedan ver al fin de la ley que llega a sus corazones.
La ley que mezclada con la fe la hace ms viva y poderosa. Por
cuanto la ley no deja un solo cabello de nuestras cabezas sin condenacin,
as la fe no dejara uno sin reconciliacin. Y bendito es el que vive en la
misma reconciliacin y no se vuelve como un perro a su vmito. Entonces
ser llamado hijo de Dios, que no puede pecar, porque su semilla permanece
en l...
Usted escribi, Jess le manifiesta que usted es un gran
pecador. Eso est bien, y si fuera ms, mejor sera para usted. Otra vez dijo,
desde que usted recibi un completo y libre perdn por todos sus
pecados, usted ha recibido tantos perdones nuevos que ya no se pueden
contar. Y esto, usted dijo, se menciona para su propia vergenza y para la
alabanza de su Salvador. Ay, mi hermano, tengamos los dos ms
vergenza. Veamos dnde estamos y lo que le estamos haciendo al Cordero.
No le estamos glorificando (no nos engaemos a nosotros mismos); le
estamos crucificando cada momento. Le estamos poniendo en gran
vergenza y trayendo sobre nuestras cabezas rpida condenacin.
Tambin dice usted: Aunque sus pecados son grandes y muchos,
la gracia de su Salvador es ms grande. Usted dice lo correcto. De l o
contrario, cmo podemos ser limpios? Mas su gran poder de limpieza no
se propone que seamos inmundos de nuevo. Cuidado no nos llame en
medio de nuestra inmundicia, y perezcamos para siempre. Porque no ser
ganancia para nosotros que en una oportunidad fuimos limpios si nos
encontramos ahora en medio de impurezas.
Cudese, que el conocimiento que est en usted no lo engae. Por
lo que usted escribe se acerca tanto a mi experiencia, que le puedo decir
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 169
claramente cmo usted puede engaarse; o ms claro todava, que se est
engaando, de lo que usted no puede decir por s mismo. Usted dice:
Despus de haber hecho algo fuera de lugar, no necesita estar triste un
solo momento si usted va a su Salvador. No es ste el mismo estado que
he mencionado? Oh que ese conocimiento fuese desechado! Usted debe
hacer siempre las cosas que placen al Padre. Oh mi querido hermano, cmo
est fascinado por el engaador su alma! Usted es un extrao al Salvador,
quien ha ido al cielo para dar arrepentimiento a su pueblo y remisin de
pecados. Temo que el diablo es su salvador: ms del diablo se manifiesta en
usted que de Cristo. El le dice que es puro y ha sido limpiado; pero le
engaa. Sus engaos claman por venganza. Sin embargo, l querra
aparentar ser un Cristo o un Dios.
Usted dice que tiene necesidad de remisin de pecados todos l os
das. S, usted lo necesita; y an ms. Tiene necesidad cada momento.
Precisamente por eso usted debe ser limpio; porque ese cada momento
debera ser una eternidad para su alma. Debe agradecer a Dios que l ha
provisto de tal sumo sacerdote para usted. Deje que l sea suyo para que
usted sea gobernado por l cada momento. Qu? Es l tal Salvador que
puede limpiarnos del pecado y no mantenernos en ese mismo estado?
Juzgue donde usted est. Usted y yo y muchos ms fuimos alguna vez
hechos puros y fuimos puros mientras cremos en ello, siendo guardados
por el Padre en beneficio de su propio nombre. Pero por cuanto tiempo
nosotros cremos en esto? Que cada cual juzgue por s mismo.
Ahora, mi hermano, responda por usted mismo. Cree usted que
debe siempre tener este corazn que es corrupto por los cuatro costados con
pecado? Digo, cree usted que su corazn es por lo tanto impuro? Si lo cree,
la misma doctrina del principio debe serle predicada. Usted debe recibir el
Espritu Santo. Esto es, debe ser trado a la primera remisin y all ver a
Jess herido en su corazn. Esta su primera pureza la reconocer, y ninguna
otra. Creo que el fundamento de la vida estuvo alguna vez en usted, pero
muchos juntos con usted han cado. Usted ha escuchado en qu le he
reconocido y en nada ms. Incluso tengo comunin con usted en mi
espritu y espero que contine hasta el final...
Y es el pobre Samuel Meggot el mismo que ahora
ha cado en la misma trampa contra la que tan
diligentemente advirti a su amigo? Seor, lo que es el
hombre!
25

25
El 10 de junio, en un pasaje que no traducimos, Wesley se entrevist con
Meggot, quien nunca haba sino uno de sus predicadores, pero s era uno de
los muchos predicadores de avivamientos. Wesley no pudo convencerle, y
coment, sobre Meggot y sobre otro: Cunto bien Dios hizo a travs de
ellos por algn tiempo! Que su fin no sea peor que sus inicios!
Diarios, Tomo 1 170
JUEVES 27. Salimos de Birstall y el viernes 28
llegamos a Newcastle sobre el Tyne. Le con gran
esperanza, ayer y hoy, Las cosas memorables de Scrates,
de Jenofonte. Qued completamente asombrado por su falta
de juicio. Cuntas de estas cosas Platn nunca las hubiera
mencionado! Mas puede ser beneficioso que veamos
tambin las sombras al lado ms brillante de todos los
paganos de la antigedad.
Llegamos a Newcastle cerca de las seis y despus de
un corto refrigerio caminamos al pueblo. Qued sorprendido
de tanta borrachera, maldicin y blasfemia (aun en los labios
de los nios) que no recuerdo haber odo y visto nunca
antes y en tan poco tiempo. Seguramente que este lugar est
maduro para aquel que no ha venido a llamar a justos, sino
a pecadores.
26
VIERNES 4 de junio. Al medioda prediqu una vez
ms en Birstall. Todos los oyentes estaban profundamente
atentos. A ellos ahora con confianza y alegra encomend al
Pastor y Obispo de vuestras almas.
27
De all viaj a Beeston. Aqu me encontr una vez
ms con las obras de un clebre autor, de quien muchos
grandes hombres no pueden hablar sin xtasis y las
expresiones ms grandes de admiracin. Me refiero a Jacob
Boehme. El libro que ahora abr fue su Mysterium Magnum,
o la exposicin de Gnesis. Consciente de mi ignorancia,
diligentemente busqu a Dios para que iluminara mi
entendimiento. Seriamente consider lo que le y me esforc
para pesarlo en la balanza del santuario. Y qu puedo decir
referente a la parte que le? Puedo y debo decir que todo
esto es (con tanta evidencia como puedo decir que dos ms

26
Mr. 2.17.
27
1 P. 2.25.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 171
dos son cuatro) la tontera ms sublime; rimbombancia
inimitable, retumbancia que no tiene paralelo! Todo de una
pieza con su interpretacin inspirada de la palabra
tetragrmaton en la cual (equivocndola por el nombre
impronunciable en s mismo, mientras que sta solo significa
una palabra consistente de cuatro letras) l comenta con
exquisita seriedad y solemnidad diciendo el significado de
cada slaba en ella.
MIRCOLES 9. Viaj a un pueblo vecino para
visitar a un juez de paz, un hombre franco y comprensivo,
delante de quien (fui informado) sus vecinos disgustados
haban llevado un vagn lleno de estos nuevos herejes.
Cuando el juez pregunt lo que haban hecho, hubo un
silencio profundo, pues ste fue un punto que olvidaron
quienes los trajeron. Finalmente, uno de ellos dijo: Es que
ellos pretenden ser mejor que otras personas y adems, oran
de la maana hasta la noche. El Sr. S____ pregunt Pero
es que adems no han hecho otra cosa? S, seor, dijo un
anciano, con el beneplcito de su seora, ellos han
convertido a mi esposa. Antes de que se fuera con ellos,
tena tal lengua! Ahora est tan tranquila como un
cordero. Devulvanlos, devulvanlos, contest el juez,
y dejen que conviertan a todos los mal hablados del
pueblo.
De aqu fui a Belton a la casa de H____ F____, un
joven que acostumbraba a portarse bien, pero ahora deca
que vea al diablo en cada esquina de la iglesia y en la cara de
cada uno de los que haban estado all. Pero fue fcil
restaurarle a un mejor estado mental. Prediqu a la sombra
de un roble sobre, el Hijo del Hombre tiene potestad en la
Diarios, Tomo 1 172
tierra para perdonar pecados.
28
En Epworth, por la
noche, expliqu la historia del fariseo y el publicano y creo
que muchos comenzaron en esa hora a exclamar, Dios, s
propicio a m, pecador.
29
SBADO 12. Prediqu sobre la justicia de la ley y
la justicia de la fe. Mientras predicaba varios se
desplomaron como muertos y entre el resto se escuch el
grito de pecadores gimiendo por la justicia de la fe que casi
ahogaba mi voz. Muchos de estos levantaron las cabezas
con alegra e irrumpieron en accin de gracias, estando
seguros de que ahora tenan el deseo de su alma, el perdn
de sus pecados.
Observ a un caballero all que en forma notable
pretenda de no ser de ninguna religin. Me informaron que
no haba estado en ningn servicio pblico de ninguna clase
por casi treinta aos. Vindolo parado sin movimiento y
como una estatua, le pregunt abruptamente, Seor, es
usted pecador? El respondi con una voz profunda y
quebrantada Bastante pecador, y continu con la vista
fija hacia arriba hasta que su esposa y uno o dos sirvientes,
quienes estaban en lgrimas, lo pusieron en un carruaje y se
lo llevaron a casa.
DOMINGO 13. A las siete prediqu en Haxey
sobre Qu debo hacer para ser salvo?
30
De all fui a
Wroot, donde (as como en Epworth) mi padre fue el rector
por muchos aos. El Sr. Whitelamb me ofreci la iglesia y
prediqu en la maana sobre, Pedid, y se os dar.
31
En la
tarde prediqu sobre la diferencia entre la justicia de la ley y

28
Lc. 5.24.
29
Lc. 18.13.
30
Hch. 16.30.
31
Mt. 7.7.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 173
la justicia de la fe.
32
El templo no pudo dar cabida a toda la
gente, muchos de los cuales vinieron desde muy lejos.
Confo que no fue en vano.
A las seis prediqu por ltima vez en el cementerio
de Epworth (teniendo que salir del pueblo a la maana
siguiente) a una vasta multitud congregada de todas partes,
sobre el comienzo del Sermn del Monte de nuestro Seor.
Continu entre ellos por cerca de tres horas y no sabamos
como dejarlos. Que nadie piense que su trabajo de amor se
pierde cuando los frutos no aparecen inmediatamente. Mi
padre trabaj aqu cerca de cuarenta aos, pero vio pocos
frutos de todo su trabajo. Tambin yo pas muchas penas
entre ellos y pareca que haba gastado mis fuerzas en vano,
pero ahora el fruto apareca. No haba casi nadie en el
pueblo de quien, tanto mi padre como yo, no hubiramos
experimentado anteriormente alguna afliccin, pero la
semilla sembrada haca tanto tiempo ahora germinaba y traa
el arrepentimiento y el perdn de los pecados.
MARTES 22. Tuve una larga conversacin con el Sr.
Simpson y estoy completamente convencido que lo que l
hace lo hace en rectitud de su corazn. Mas es guiado en
miles de errores por un principio equivocado (el mismo que
muchos ya sea por ignorancia o por maldad la achacan al
cuerpo de personas llamadas metodistas) al hacer de las
impresiones interiores su regla de accin, y no la Palabra
escrita.
Cerca de las ocho dej a Donington Park y antes del
medioda llegu a Markfield. Nos hospedamos en Coventry
y al siguiente da, mircoles 23, por la tarde llegamos a
Evesham. Prediqu a las ocho. Hubo muchos que llegaron

32
Ro. 10.5-6.
Diarios, Tomo 1 174
con el plan de perturbar al resto, pero no abrieron sus
bocas.
VIERNES 30. Alrededor de las tres de la tarde fui a
ver a mi madre y encontr que su fin estaba cerca. Me sent
en un lado de su lecho. Ella estaba en su ltimo conflicto,
impedida de hablar, pero creo que bastante razonable. Su
mirada era de calma y serenidad y sus ojos fijos hacia arriba,
mientras nosotros encomendbamos su alma a Dios. De tres
a cuatro la cadena de plata se iba quebrando y la rueda se
rompa sobre el pozo,
33
entonces, sin ninguna lucha o seal
de gemido, su alma fue puesta en libertad. Nos paramos
alrededor de su cama y cumplimos con su ltimo deseo,
pronunciado un poco antes de que perdiera el habla: Hijos,
tan pronto como sea liberada, canten un salmo de alabanza a
Dios.
DOMINGO primero de agosto. Alrededor de las
cinco de la tarde, reunidos con un innumerable grupo de
personas, encomend a la tierra el cuerpo de mi madre para
que descansara con sus padres. La porcin de la Escritura de
la cual ms tarde habl fue: Y vi un gran trono blanco y al
que estaba sentado en l, de delante del cual huyeron la
tierra y el cielo y en ningn lugar se encontr para ellos. Y
vi a los muertos, grandes y pequeos, de pie ante Dios; y
los libros fueron abiertos... Y fueron juzgados los muertos
por las cosas que estaban escritas en los libros segn sus
obras.
34
Fue una de las ms solemnes reuniones que hasta
ahora haba visto o espero ver de este lado de la eternidad.
Colocamos una piedra sencilla a la cabecera de su
tumba, inscrita con las siguientes palabras:

33
Ec. 12.6.
34
Ap. 20.11-12.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 175
Aqu yace el cuerpo de la Sra. Susana Wesley, la hija ms joven y
ltima sobreviviente del Dr. Samuel Annesley.
Con segura e inmutable fe se eleva
Reclama su mansin, celestial morada
Humilde mujer de Cristo esperanza lleva,
La cruz excelsa por corona bien ganada.
Verdadera hija de afliccin lo era
Forjada en el dolor y la miseria, horrores
Dolida en larga noche de pesares y temores,
Noche de catorce lustros, su quimera.
El Padre entonces revel a su Hijo
Al partir el pan, su espritu bendijo,
Confa, al final, sus pecados ha perdonado,
Le abre el cielo, por ella tan ansiado.
En el cielo, feliz reunin se ha ganado
Arriba, mi amor, oy el angelical llamado
Respondi luego, All voy con singular honor,
Y cual cordero, entreg su vida y alma a su Seor.
No puedo continuar sin dejar de mencionar que ella
tambin (que as como su padre y abuelo; su esposo y tres
hijos) haba sido, en su medida y grado, predicadora de la
justicia. Esto lo supe por una carta escrita hace mucho
tiempo a mi padre, parte de la cual la incluyo aqu:
Febrero 6, 1711-12
...Como soy mujer, soy tambin ama de casa de una familia
numerosa. Y aunque el cargo superior de las almas contenido en ello recae
sobre ti,... en tu ausencia no puedo menos que velar sobre cada alma que
dejas bajo mi cuidado como un talento encomendado a mi bajo una
confianza del gran Seor de todas las familias, tanto en el cielo como en la
tierra. Y si fuera infiel a l o a ti, no cumpliendo con mejorar esos talentos,
cmo podr contestarle cuando l me exija rendir cuenta de mi
mayordoma?
Estos y otros pensamientos parecidos al comienzo me hicieron
tomar mucho ms cuidado de las almas de mis hijos y sirvientes. As
tambin, puesto que conozco que nuestra religin requiere una estricta
observancia del da del Seor y no pienso que respondemos completamente
a la finalidad de la institucin yendo a la iglesia, a no ser que llenemos l os
espacios de tiempo intermedio por otras acciones de piedad y devocin,
pens que era mi deber dedicar parte del da a la lectura e instruccin de mi
familia... Y estimo que el tiempo dedicado a estos menesteres es ms
aceptable a Dios que si los hubiera dedicado a mis propias devociones
privadas.
Este fue el comienzo de mi presente prctica. El que otras personas
vinieran y se unieran a nosotros fue accidental. Nuestro mozo se lo dijo a
sus padres, quienes primero pidieron ser admitidos, y despus otros que se
Diarios, Tomo 1 176
enteraron rogaban que se les admitiese tambin. As nuestro grupo aument
a casi treinta y rara vez excedi a los cuarenta el pasado invierno...
Tan pronto te fuiste a Londres la ltima vez encontr el relato de
los misioneros daneses. Creo que nunca estuve ms conmovida con
cualquier otra cosa... No pude dejar de pasar gran parte de aquella noche
alabando y adorando la divina bondad por inspirarles con tal celo ardiente
para su gloria... Por muchos das, no pude dejar de pensar en eso, o hablar
de otra cosa. Por fin se me ocurri que aunque no fuera hombre, ni ministro,
si mi corazn estaba sinceramente dedicado a Dios y yo inspirada con un
verdadero celo por su gloria, podra hacer algo ms de lo que hago. Pens
que podra orar ms por ellos y hablar con quienes converso con ms clido
afecto. Decid empezar con mis propios hijos, y con ellos utilic el
siguiente mtodo. Tomar una porcin de tiempo segn pueda cada noche
para conversar con cada hijo por separado. El lunes hablo con Molly; el
martes con Hetty; el mircoles con Nancy; el jueves con Jacky; el viernes
con Patty; el sbado con Charles y con Emily y Suky juntas el domingo.
Con aquellos pocos vecinos que entonces vinieron a verme
convers con ms libertad y afecto. Escog los mejores sermones y de
mayor avivamiento que tenemos. Pas mucho ms tiempo con ellos en
estos ejercicios sin preocuparme sobre el xito de mi empresa.
A partir de entonces nuestro grupo aumentaba cada noche ya que
no me atreva a negar a nadie que pidiera ingreso. El domingo creo que
tuvimos ms de doscientos y muchos se retiraron porque no haba lugar en
el cuarto donde pararse.
Dejamos a un lado todas las preocupaciones temporales, si n
darles lugar en nuestra sociedad. A nadie se le permite mezclar cualquier
conversacin de esa ndole con nuestra lectura o canto. Atendemos slo a
los asuntos del da y cuando terminamos, todos nos vamos a casa.
No puedo concebir por qu alguien deba pensar mal de ti, porque
tu esposa se esfuerce en traer gente a la iglesia e impedirles que profanen el
da del Seor, leyndoles y usando otros medios de persuasin. De mi
parte, no le doy importancia a ninguna censura sobre este asunto. Hace
tiempo que le di la mano [de despedida] al mundo. De todo corazn deseo
no haberles dado nunca a ellos ms razn que sta para hablar contra m.
De que esto parezca algo extrao, digo que s. Y lo mismo es
cierto de casi cualquier cosa seria o que en alguna forma pueda adelantar la
gloria de Dios o la salvacin de almas...
En cuanto a tu propuesta de que otra persona lea,
desgraciadamente, t no sabes la clase de gente que es sta. No creo que
ningn hombre entre ellos puede leer un sermn, sin deletrear una buena
parte del mismo. Ni nadie en nuestra familia tiene una voz l o
suficientemente fuerte para que se escuche por este nmero de personas...
Sin embargo, hay una cosa por la cual estoy muy descontenta, y es
la presencia de estas personas en las oraciones de la familia. Lo que me
preocupa no es que haya tantos presentes, pues quienes tienen el honor de
hablarle al gran y santo Dios no necesitan tener vergenza de hacerlo
delante de todo el mundo, sino que debido a mi sexo dudo si es apropiado
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 177
para m presentar las oraciones del pueblo de Dios.
35
El domingo pasado
con mucho gusto los hubiera despedido antes de las oraciones, pero ellos
me rogaron con tanta sinceridad para quedarse que no me atrev a
negrselo...
Al Revdo. Mr. Wesley, en el cementerio de St. Margaret,
Westminster.
Para el beneficio de quienes estn dedicados, como
lo estaba ella, al cuidado de una familia numerosa, no puedo
sino agregar una carta ms, que recib de ella hace muchos
aos.
Julio 24, 1732
Querido Hijo,
De acuerdo a tu deseo he recolectado las reglas principales que
observ al educar a mi familia, las que te envo segn vienen a mi mente y
que t puedes (si crees que pueden ser de utilidad para alguien) disponer de
las mismas en el orden que te plazca.
Los nios fueron siempre puestos en un mtodo regular de vida
en las cosas que eran capaces de hacer, desde su nacimiento; como en
vestirse y desvestirse, cambiar sus ropas de cama, etc. El primer trimestre l o
pasaban generalmente durmiendo. Despus de esto, cuando era posible, se
les pona despiertos en sus cunas y se les meca para dormir y as se les
continuaba meciendo hasta que despertaban. Esto se haca para llevarlos a
un curso regular de sueo que al principio era de tres horas en la maana y
tres horas en la tarde, despus dos horas hasta que no necesitaban ms.
Cuando cumplan un ao (y algunos antes) se les enseaba a
temer la vara y a llorar suavemente. Por este medio escapaban de muchas
correcciones que de otra manera hubieran podido haber tenido, y as rara
vez se oa en la casa aquella bulla odiosa del llanto de los nios. La familia
generalmente viva en la mayor quietud como si all no hubiera nios entre
ellos.
Tan pronto como llegaban a ser lo suficientemente fuertes se les
limitaba a tres comidas diarias. En la cena sus pequeas mesas y sillas eran
colocadas junto a la nuestra, desde donde podan ser vigilados. Ellos
podan comer y beber cerveza dbil tanto como queran, pero no podan
pedir otras cosas. Si queran algo le hablaban en voz baja a la sirviente que
les atenda y quien a la vez vena y me hablaba. Tan pronto podan manejar
el cuchillo y el tenedor se sentaban en nuestra mesa. Nunca se les permiti
escoger su carne, sino que siempre se les haca comer lo que se provea para
la familia.

35
Lo que le preocupa es que, al orar dirigiendo a todo el pueblo, y no slo a su
familia, parece estar tomando oficios sacerdotales. La frase las oraciones del
pueblo se refiere a la oracin de intercesin que normalmente eran dirigidas
por el ministro oficiante. [N. del Ed.]
Diarios, Tomo 1 178
En las maanas tenan siempre carne de comer con cuchara, y a
veces en las noches, pero cualquier cosa que tenan, nunca se les permita
comer en la misma comida ms de una de ellas, y escasamente lo suficiente.
No se les permita comer o beber entre comidas, a no ser en caso de
enfermedad, lo que suceda pocas veces. No podan ir a la cocina a pedir
nada a los sirvientes, cuando ellos coman; pero si se saba que lo haban
hecho con seguridad reciban su castigo y los sirvientes una severa
reprimenda.
A las seis tan pronto como terminaban las oraciones familiares,
los nios tenan su cena. A las siete la sirvienta los aseaba y comenzando
con la menor los desvesta y los acostaba a todos a las ocho. A esa hora la
sirvienta los dejaba despiertos en sus respectivos cuartos porque en
nuestra casa no se permita tal cosa como sentarse junto a un nio hasta que
se quedara dormido.
Los nios estaban tan acostumbrados a comer y beber lo que se
les daba que cuando cualquiera de ellos estaba enfermo no era difcil
hacerles tomar la medicina ms desagradable. No se atrevan a rechazarla,
aunque algunos de ellos la vomitaban. Menciono esto para demostrar que a
una persona se le puede ensear a tomar cualquier cosa, excepto cuando el
estmago la rechaza.
Para formar las mentes de los nios, lo primero que se debe hacer
es conquistar su voluntad y llevarlos a un carcter de obediencia.
Desarrollar el entendimiento es una tarea de tiempo y con los nios debe
procederse gradual y lentamente y de acuerdo a lo que pueden captar. Mas
el sometimiento de la voluntad es algo que debe ser hecho de inmediato, y
cuanto antes mejor. Ya que si se descuida la correccin a tiempo, adquieren
una terquedad y obstinacin que es difcil despus de vencer y nunca si n
usar tal severidad que sera tan doloroso para m como para el nio. El
mundo considera bondadosos a los padres que no corrigen, e indulgentes a
los que yo llamo padres crueles, pues les permiten a sus hijos adquirir
hbitos que los padres saben que ms tarde deben ser corregidos. Algunos
llegan a estar tan estpidamente encariados que como por diversin
ensean a sus hijos a hacer cosas tales que poco tiempo despus tienen que
castigarles severamente por haberlas hecho.
Cada vez que un nio es corregido debe ser conquistado y esto no
debe ser difcil, si es que no se le ha permitido crecer testarudo por exceso
de indulgencia. Cuando la voluntad del nio est totalmente sometida y es
llevada a honrar y a presentarse con reverencia ante los padres, entonces
una gran parte de los desatinos e inadvertencias de la niez pueden dejarse
pasar. Algunos de stos se les debe pasar por desapercibidos, otros no
deben tomarse en cuenta, y otros deben ser suavemente reprendidos. Sin
embargo, ninguna transgresin intencional debe ser perdonada sin castigo,
mayor o menor segn la naturaleza y circunstancias de la ofensa l o
requieran.
Insisto sobre conquistar la voluntad del nio desde temprano,
porque sta es la nica fuerte y racional fuente de la educacin religiosa.
Sin esto, los preceptos y ejemplos no tendran efecto. Cuando esto es
concienzudamente hecho, entonces el nio es capaz de ser gobernado por la
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 179
razn y la piedad de sus padres hasta que su propio entendimiento madure
y los principios de religin hayan tomado raz en su mente.
No puedo dejar todava este tema. Como la voluntad propia es la
raz de todo pecado y miseria, as todo lo que fomente esto en los nios
asegurar ms tarde su desdicha e irreligiosidad, y todo aquello que
reprima y subyugue la voluntad propia promueve su futura felicidad y
piedad. Esto es ms evidente si consideramos adems que la religin no es
otra cosa que el hacer la voluntad de Dios y no la nuestra. El nico gran
impedimento a nuestra felicidad temporal y eterna es esta voluntad propia.
Ninguna satisfaccin de esta voluntad puede ser trivial y ninguna negacin
desventajosa. El cielo o el infierno dependen slo de esto. As que el padre
que estudia vencer esto en su hijo trabaja junto con Dios en la renovacin y
salvacin de un alma. El padre que consiente a su hijo hace el trabajo del
diablo, hace que la religin sea impracticable, la salvacin inalcanzable. En
fin hace todo cuanto est a su alcance para condenar a su hijo, en alma y
cuerpo, para siempre.
A los nios de esta familia se les ense, tan pronto como
pudieron hablar, el Padre Nuestro; y se les haca decirlo siempre al
levantarse y al acostarse siempre. Conforme crecan se les aada una corta
oracin por sus padres, algunas de las oraciones llamadas colectas, un corto
catecismo y algunas porciones de la Escritura, segn la capacidad de sus
memorias.
Desde muy temprano se les haca distinguir el da de descanso de
los otros das, antes de que pudieran hablar o caminar. Pronto se les
enseaba a estar quietos en las oraciones familiares y a pedir una bendicin
inmediatamente despus, que solan hacer por seales antes de arrodillarse
o de hablar.
Se les hizo saber pronto que no obtendran nada por medio del
llanto y fueron instruidos a pedir con cortesa lo que queran. No se les
permita pedir aun al sirviente de menor categora por algo sin decir, Por
favor, deme tal cosa, y la sirvienta era reprendida si le permita omitir esa
palabra. Tomar el nombre de Dios en vano, maldecir y blasfemar, profanar,
obscenidad, rudeza o apodos despectivos nunca se oan entre ellos.
Tampoco se les permita llamarse uno al otro por sus nombres propios si n
la adicin de hermano o hermana.
A ninguno de ellos se le ense a leer hasta que cumpli cinco
aos, excepto a Kezzy, en cuyo caso estuve vencida y ella tom ms aos en
aprender a leer que el resto haba hecho en meses. El mtodo de enseanza
era el siguiente. El da antes que el nio empezara a aprender, la casa se
pona en orden, a cada uno se le asignaba su trabajo y se les ordenaba que
nadie deba entrar en la habitacin de nueve a doce o de dos a cinco, que,
como t sabes, eran las horas de clases. Un da era dedicado para que el nio
aprendiera las letras y cada uno de ellos en ese tiempo aprendi todas las
letras, maysculas y minsculas, excepto Molly y Nancy, que estuvieron
un da y medio antes de saberlas perfectamente. Pens que eran muy lentas,
pero desde que he observado el tiempo que toman otros nios en aprender
la cartilla, he cambiado de opinin. Pero la razn por lo que pens de ellas
as fue porque el resto las aprendieron muy rpidamente y tu hermano
Diarios, Tomo 1 180
Samuel, que era el primer hijo que ense, aprendi el alfabeto en pocas
horas. El cumpli cinco aos de edad el l0 de febrero, al da siguiente el
empez a aprender, y tan pronto como aprendi las letras comenz a leer el
primer captulo de Gnesis. Se le ense a deletrear el primer versculo,
despus a leerlo una y otra vez, hasta que pudo leerlo de corrido si n
ninguna indecisin. As continu al segundo versculo, etc. hasta que tuvo
diez versculos por leccin, lo cual hizo con rapidez. Semana Santa vino
temprano ese ao y para Pentecosts l poda leer muy bien un captulo.
Lea continuamente y tena una memoria tan prodigiosa que no recuerdo
que alguna vez le haya tenido que decir la misma palabra dos veces.
Lo que era ms extrao todava, cualquier palabra que haba
aprendido en su leccin la reconoca dondequiera que la vea, ya fuera en su
Biblia o en cualquier otro libro, por lo que aprendi muy pronto a leer
cualquier autor ingls.
El mismo mtodo fue usado con todos los nios. Tan pronto como
ellos conocan las letras se les pona primero a deletrearlas; lean una lnea,
luego un verso y nunca salan hasta que fueran perfectos en su leccin, ya
fuera corta o larga. As que uno u otro continuaba leyendo en las horas de
clases, sin descanso, y antes de dejar las clases cada nio lea lo que haba
aprendido aquella maana. Y antes de salir en la tarde, lean lo que haban
aprendido ese da.
No haba tal cosa ni se permita hablar en voz alta o jugar, sino
que cada uno se mantena ocupado en sus tareas durante las seis horas de
clase. Es casi increble lo que puede aprender un nio en un trimestre del
ao, con esforzada dedicacin, si cuenta con una capacidad razonable y
tiene buena salud. Todos los nios, excepto Kezzy, podan leer mejor en ese
perodo de tiempo que la mayora de las mujeres pueden hacerlo en toda su
vida.
Levantarse de sus asientos o salir de la clase no era permitido a no
ser que fuera por una razn justificada. Correr en el patio, jardn o la calle,
sin permiso, siempre se consideraba como una ofensa mayor.
Por algunos aos nos fue muy bien. Nunca estuvieron los nios
en mejor disposicin. Nunca hubo nios mejor dispuestos a la piedad o
ms sujetos a sus padres hasta despus de aquel fuego que ocasion la fatal
dispersin de los nios entre varias familias. En estas familias fueron
dejados en plena libertad para conversar con la servidumbre, cosa que antes
haba sido restringido, y salir a la calle y jugar con cualquier nio, buenos
o malos. Pronto aprendieron a descuidar la estricta observancia del da del
descanso y aprendieron muchas canciones y cosas malas que antes
desconocan. Aquella conducta cvica que era admirada por quienes l os
vean en casa se perdi en gran medida y adquirieron un acento grosero y
modales rudos que slo fueron reformados con gran dificultad.
Cuando la casa fue reconstruida y los nios trados a casa,
iniciamos una estricta reforma. As comenzamos la costumbre de cantar
salmos a la entrada y salida de las clases, maana y tarde. Establecimos un
retiro general a las cinco de la tarde donde el mayor se encargaba del menor
que poda hablar, y el segundo al siguiente, para leerles los salmos del da
y un captulo del Nuevo Testamento. En las maanas se lean los salmos y
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 181
un captulo del Antiguo Testamento. Despus iban a sus oraciones
privadas, antes de tomar desayuno o reunirse con la familia. Doy gracias a
Dios por esta costumbre que an permanece entre nosotros.
Haba varias normas practicadas entre nosotros, que se me han
escapado de la memoria. De otra manera la hubiera insertado en el lugar
apropiado. Pero las menciono aqu porque creo que son tiles.
1. Se haba observado que la cobarda y el temor al castigo
conducen a los nios a mentir, hasta que lo hacen una costumbre no pueden
dejar. Para prevenir esto, se hizo una norma que cualquiera que fuera
culpado de una falta, de la cual era culpable, si la confesaba sinceramente y
prometa enmendarse, no se le pegara. Esta norma evit muchas mentiras y
hubiera sido mejor si uno de la familia lo hubiera tambin observado.
36
Pero no se le poda persuadir y por lo tanto muchas veces algunos se
aprovechaban de l mediante falsas opiniones y equvocos que nadie
hubiera usado (sino uno) si se les hubiera tratado con bondad. Y algunos, a
pesar de todo, hablaban siempre la verdad.
2. Que ninguna accin pecadora, como mentir, robar, jugar en la
iglesia o en el da del Seor, la desobediencia, las peleas, etc., debera
quedar sin castigo.
3. Que ningn nio deba ser reprendido o golpeado dos veces
por el mismo incidente, y si ellos enmendaban su error nunca se les echara
en cara despus.
4. Que cada accin importante de obediencia, especialmente
cuando iba en contra de sus propias inclinaciones, debera ser siempre
elogiada y con frecuencia premiada, segn al mrito de la causa.
5. Que si alguna vez un nio ejecutara un acto de obediencia, o
hiciera cualquier cosa con la intencin de agradar, aunque lo realizado no
fuese del todo bueno, la obediencia y la intencin deban ser aceptadas con
bondad y al nio dirigirlo con ternura sobre cmo hacerlo mejor en el
futuro.
6. Que la propiedad debe ser inviolablemente preservada, y a
nadie se le permita invadir la propiedad de otro ni siquiera en lo mnimo,
aunque fuera por el valor de un centavo o un alfiler. Que nadie poda
tomarlo sin, y mucho menos contra, el consentimiento del dueo. Esta
norma nunca puede ser demasiado inculcada en la mente de los nios y de
la falta de padres o gobernantes de inculcarla como deben, procede la
vergonzosa negligencia de la justicia que podemos observar en el mundo.
7. Las promesas deben ser estrictamente cumplidas. Una vez dado
un regalo, el donante pierde el derecho, y este derecho no puede
recuperarse, sino que queda a disposicin del que recibi el regalo. (De no
ser que el regalo fuera condicional y que la condicin de la obligacin no
se haya ejecutado.)
8. Que ninguna nia aprenda a trabajar hasta que pueda leer
correctamente y luego que pueda mantener su trabajo con la misma
aplicacin, y por el mismo tiempo, que le tom aprender a leer. Esta regla

36
Los editores de la Edicin del Bicentenario suponen que se trata del padre,
Samuel Wesley.
Diarios, Tomo 1 182
debe ser estrictamente cumplida ya que al poner nias a aprender a coser
antes de que puedan leer perfectamente es la razn principal por lo que tan
pocas mujeres pueden leer lo suficientemente bien como para ser
escuchadas y nunca lo suficientemente bien comprendidas.
MARTES 31. Volv a leer la vida de ese buen y
sabio (aunque muy errado) hombre, Gregorio Lpez.
Ciertamente, su bigrafo (del cual el propio Gregorio no era
digno) piensa alabarlo al decir que Lpez le atribua todas
sus virtudes a los mritos y mediacin de la Reina de los
Cielos.
LUNES 6 de septiembre. Encontrando que muchos
haban sido ofendidos por el sermn que prediqu el viernes
en la noche, especialmente aqullos que se supona eran
fuertes en la fe, decid examinar el asunto a fondo.
En conformidad invit a M.C., M.F., E.H., A.G. y
unos pocos ms para reunirnos con Sarah Cl____, Jane
J____n y Ann P____, a quienes les haban ms por sobre
los puntos en cuestin. Escuch a cada uno de ellos relatar
su experiencia sin limitaciones. Despus los examin varias
veces tocante a las circunstancias que no entenda y sobre
las cuales tambin habl con otros. En todo esto aprob de
sus experiencias (porque estaban de acuerdo a la Palabra
escrita) en cuanto a su sentir al Espritu de Dios, que obraba
en ellos paz, alegra y amor. Pero en cuanto a lo que algunas
de ellas dijeron ms adelante en relacin a sentir la sangre de
Cristo corrindoles por los brazos o bajndoles por las
gargantas o derramada sobre sus pechos o corazones, les
dije francamente que lo ms que poda permitirles, sin
renunciar a la Escritura y a la razn, era que algunas de estas
circunstancias podran ser de Dios (aunque no poda afirmar
que fueran), quien estara obrando de manera no usual. Estas
circunstancias, les dije, no eran esenciales ya sea para la
justificacin o la santificacin. Y les dije adems que todo lo
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 183
dems lo acepto como simples sueos vacos de una
imaginacin ardiente.
MIRCOLES 8. Observ el fermento del quietismo
no ha sido eliminado de entre nosotros. Uno de nuestros
hermanos dijo que se senta incmodo porque haba
descuidado voluntariamente la Cena del Seor. Otro
respondi: Entonces su fe es dbil, pues de lo contrario su
tranquilidad no podra ser sacudida por cosas tan
pequeas. Ciertamente, pienso que tales cosas pequeas
sacudirn la tranquilidad de cualquier creyente, como debe
hacerlo el quebrantamiento voluntario de cualquier
mandamiento de Dios. Si esto no nos sacude, estamos
dormidos en los brazos del diablo.
VIERNES 29. Expliqu extensamente el texto
donde est el espritu del Seor, all hay libertad,
37
especialmente, libertad para obedecer la completa voluntad
de Dios, ser y hacer todo lo que l ha ordenado; en una
palabra, amar a Dios con todo nuestro corazn y servirle
con todas nuestras fuerzas.
MIRCOLES 3 de noviembre. Dos de aquellos que
se llaman profetas deseaban hablar conmigo. Me dijeron
que eran enviados de Dios con un mensaje para m, el cual
era que muy pronto yo debera nacer de nuevo. Uno de
ellos aadi que ellos se quedaran en la casa hasta que esto
sucediera, a no ser que yo les echara. Les contest
seriamente, No les echar, y los conduje al saln de la
sociedad. Haba un fro tolerable y ellos no haban comido ni
bebido. Sin embargo, all se sentaron desde la maana hasta
la noche. Se retiraron calladamente y no he odo nada ms de
ellos desde entonces.

37
2 Co. 3.17.
Diarios, Tomo 1 184
DOMINGO 7. Termin la Epstola a los Hebreos,
esa fuerte barrera contra la muy prevaleciente imaginacin
de que los privilegios de los creyentes cristianos deben ser
medidos por los de los judos. De ninguna manera: los
cristianos estn bajo un mejor pacto,
38
establecido sobre
mejores promesas; y aunque la ley no hizo nada perfecto,
no hizo a nadie perfecto en santidad o felicidad, no
obstante, la introduccin de una mejor esperanza, por la
cual ahora nos acercamos a Dios,
39
es la gran verdad
continuamente inculcada y que corre a travs de toda esta
Epstola.
JUEVES 18. No pude menos que observar las
diferentes maneras en que Dios se agrada de trabajar en
diferentes lugares. La gracia de Dios fluye aqu con un
torrente ms amplio que al principio en Bristol o en
Kingswood. Sin embargo, no tan profundo. Pocos son los
completamente convencidos de pecado y escasos son los
que pueden dar testimonio de que el Cordero de Dios les ha
quitado sus pecados.
JUEVES 25. En la noche Dios tuvo a bien herir a
muchos ms que estaban quietos y tranquilos. No pude
menos que observar que aqu la mejor gente, as llamados,
estaban tan profundamente convencidos de pecado como
cualquier pecador. Muchos de stos estaban ahora obligados
a gritar en alta voz por la intranquilidad de sus corazones; y
generalmente no eran jvenes (como en la mayora de otros
lugares), sino de edad madura o avanzados en aos.
Nunca vi una obra de Dios, en ningn otro lugar, tan
simple y gradualmente llevada a cabo, pero continu
aumentando paso a paso. Pareca que no se haca mucho de

38
He. 8.6.
39
He. 7.19.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 185
una vez, como frecuentemente se haba hecho en Bristol o
en Londres, pero algo se haca cada vez. Lo mismo sucede
con algunas almas en particular. No vi a ninguna en aquel
triunfo de fe que ha sido muy comn en otros lugares. Pero
los creyentes prosiguen, con calma y firmeza. Dejemos que
Dios haga su obra como le parezca mejor a l hacerla.
JUEVES 30 de diciembre. Examin cuidadosamente
a quienes haban gritado ltimamente en la congregacin.
Encontr que algunos de ellos no podan relatar de modo
alguno la causa de lo que haban hecho, sino solamente que
de pronto se haban derribado, pero no saban cmo, ni
tampoco lo que dijeron e hicieron despus. Otros podan
solamente recordar que estaban atemorizados, pero no
podan decir a qu le tenan miedo. Varios dijeron que le
tenan miedo al diablo, y esto era todo lo que saban. Unos
pocos dieron un relato ms inteligente del penetrante
sentido que haban tenido entonces de sus pecados, interior
y exterior, los cuales les rodeaban como en despliegue.
Tambin del terror en que estaban de la ira de Dios y el
castigo que haban merecido y en el cual pareca que estaban
cayendo, sin forma alguna de escapar. Uno de ellos me dijo:
Yo estaba como si me estuviera cayendo del lugar ms alto
que jams haba visto. Pens que el diablo me estaba
empujando y que Dios me haba abandonado. Otro dijo:
Sent el mismo fuego del infierno ya encendido en mi
pecho y todo mi cuerpo estaba con tanto dolor como si ya
hubiera estado en una ardiente caldera. Qu sabidura es la
que se atreve a reprender a stos, diciendo que deben
permanecer silenciosos? De ningn modo! Dejen que clamen
por Jess de Nazaret hasta que les diga, tu fe te ha salvado.
40
40
Mr. 10.52.
Diarios, Tomo 1 186
A las once prediqu mi sermn de despedida en la
Plaza del Hospital. Nunca antes vi tal congregacin all ni
tampoco habl con tanta exigencia. No pude concluir hasta
la una; y luego hombres, mujeres y nios me seguan de tal
manera que no saba cmo deshacerme de ellos. Despus de
un rato llegu a la puerta y tom el caballo, pero aun
entonces una mujerona (como alguien la llam en un
ataque de clera) se agarr y corri a un lado del caballo, en
la dicha y en la desdicha, hasta Sandgate. Jonathan Reeves
viajaba conmigo. Llegamos a Darlington aquella noche y a
Boroughbridge al da siguiente.
Qu estmulo tenemos para hablar de Dios! En
nuestro hospedaje conocimos a un anciano, quien pareci
por su conversacin que nunca haba pensado si tena alma
o no. Antes de salir le habl unas pocas palabras en relacin
a su maldecir y su frvola conversacin. El hombre pareca
que se haba hecho pedazos. Las lgrimas aparecieron en sus
ojos y reconoci (con abundancia de gracias a m) su propia
culpa y la bondad de Dios.
VIERNES 11 de febrero de 1743. Visit al pobre
Joseph Hodges, quien despus de haber sufrido por largo
tiempo todos los engaos del enemigo haba sido finalmente
persuadido, por su fatal consideracin al Sr. Hall, a
abandonar a mi hermano y a m. Pero haba aprendido
perfectamente el uso de sus armas. Estaba tan feliz, tal
pobre pecador, que producir Escritura o juicio contra l
era como dar palos al aire.
VIERNES 18. Me dirig a Newcastle. Averiguamos
en Poppleton, un pequeo pueblo tres millas ms all de
York, y al or que no haba otro pueblo cerca, decidimos que
era mejor quedarnos all. Haba una Biblia en la ventana y mi
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 187
compaero de viaje le pregunt a la seora de la casa que si
ella la lea. Respondi: Seor, no puedo leer, por mala
fortuna. Pero aquella muchachona es una estudiante
excepcional: no le importa si no mira nunca a un libro. Lo
nico que le interesa es jugar. Pronto comenc a hablarle al
dueo de la casa, mientras que la anciana se me acercaba ms
y ms. La muchacha continuaba hilando. De repente par la
rueda, rompi en llantos, y en compaa con todos los otros
que estaban en la casa, devoraron nuestras palabras de tal
forma que no sabamos cmo salir de la casa.
En la tarde llegamos a Boroughbridge y el sbado 19
a Newcastle.
MARTES 8 de marzo. En la tarde prediqu en un
lugar llano de los terrenos comunes cerca de Chowdean. Me
encontr que habamos llegado al norte de Kingswood.
Veinte o treinta nios desenfrenados corran alrededor
nuestro tan pronto como llegamos, mirndonos con
asombro. No se poda decir de ellos si estaban propiamente
vestidos o desnudos. Uno de los ms grandes, (una nia
como de quince aos), tena un pedazo de frazada sucia y
harapienta que de cierta manera le colgaba a un costado.
Sobre la cabeza tena una especie de gorra de la misma tela y
color. Mi corazn se enterneci sobremanera por ellos.
Parecan como si me hubieran tragado con gusto,
especialmente mientras les explicaba estas palabras: Sabed,
pues, esto, varones hermanos: que por medio de l se os
anuncia perdn de pecados.
41
SBADO 12. Conclu mi segunda etapa de visitas,
en la cual particularmente me pregunt sobre dos cosas: (1)
el caso de quienes casi todas las noches de la semana pasada

41
Hch. 13.38.
Diarios, Tomo 1 188
haban clamado en voz alta durante la predicacin, (2) el
nmero de los que se separaron de nosotros y la razn y
ocasin de lo mismo.
En cuanto a lo primero, encontr,
(1) Que todos ellos, (pienso, sin excepcin alguna)
eran personas en perfecta salud y que no haban sufrido
convulsiones de ninguna clase hasta que fueron as
conmovidos.
(2) Que esto les sobrevino a cada uno de ellos de
momento, sin previo aviso, mientras escuchaban la Palabra
de Dios o pensaban en lo que haban odo.
(3) Que en el momento en que se desplomaron,
perdieron todas sus fuerzas y se vieron afectados por fuerte
dolor.
Esto lo expresaron en diferentes maneras. Algunos
dijeron que sintieron como que si una espada los atravesaba
por todo el cuerpo. Otros, pensaron que un gran peso les
haba cado encima, como si fuera a comprimirlos contra la
tierra. Algunos dijeron que estuvieron casi asfixiados de tal
manera que no podan respirar. Otros, que sus corazones se
hincharon y estaban a punto de reventar. Otros, que era
como si sus corazones, todas sus entraas, y todos sus
cuerpos se estaban haciendo pedazos.
Estos sntomas no se los puedo achacar a cualquier
causa natural, sino ms bien al Espritu de Dios. No puedo
dudar que fue Satans que los estaba haciendo pedazos,
conforme venan a Cristo. Por lo que precedieron estos
llantos dolorosos, mediante los cuales pudo planear el
descrdito de la palabra de Dios y asustar a aquella gente
temerosa de escuchar aquella Palabra mediante la cual sus
almas podan ser salvadas.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 189
(4) Encontr que sus mentes haban sido tan
afectadas como sus cuerpos. De esto algunos podan
escasamente dar informacin alguna, lo cual tambin
atribuyo a ese sabio espritu que a propsito aturda y
confunda a tantos como poda para que no pudieran ser
capaces de revelar sus planes. Otros dieron un relato claro y
preciso de principio a fin. La Palabra de Dios penetr sus
almas y los convenci de pecados interiores, as como
exteriores. Vieron y sintieron la ira de Dios habitando en
ellos y tuvieron miedo de su juicio. Y aqu el acusador vino
con gran poder, dicindoles que no haba esperanza, estaban
perdidos para siempre. Los dolores de cuerpo entonces se
apoderaron de ellos en un momento y forzaron esos fuertes
y amargos llantos.
En cuanto al segundo grupo, observ que el nmero
de los que abandonaron la sociedad desde diciembre 30
fueron setenta y seis:
Catorce de los mismos (en su mayora disidentes)
dijeron que se haban retirado porque de otra manera sus
ministros no le hubieran dado los Sacramentos.
Nueve ms, porque sus esposos o esposas no
estaban dispuestos a que ellos permanecieran en la sociedad.
Doce, porque sus padres no aceptaban.
Cinco, porque sus patrones y patronas no les
permitan venir.
Siete, porque sus amistades les convencieron a
dejarla.
Cinco, porque la gente decan cosas malas de la
sociedad.
Nueve, porque no queran que se rieran de ellos.
Tres, porque no queran perder la asignacin de los
pobres.
Diarios, Tomo 1 190
Tres ms, porque no tenan tiempo disponible para
venir.
Dos, porque quedaba muy lejos.
Una, porque tena miedo de caer en convulsiones.
Uno, porque la gente era muy cruel en la calle.
Dos, porque Thomas Naisbit estaba en la sociedad.
Uno, porque no quera dar la espalda a su bautismo.
Uno, porque ramos simples miembros de la Iglesia
de Inglaterra. Y
Uno, porque todava tena tiempo suficiente para
servir a Dios.
El nmero de los que fueron expulsados de la
sociedad fue de sesenta y cuatro:
Dos, por maldecir y blasfemar.
Dos, por quebrantar habitualmente el da del Seor.
Diecisiete, por borrachera.
Dos, por vender al por menor bebidas espiritosas.
Tres, por peleas y alborotos.
Uno, por pegarle a su esposa.
Tres, por mentir habitual e intencionalmente.
Cuatro, por denunciar abusivamente y hablar mal del
prjimo.
Uno, por pereza y haraganera. Y
Veintinueve, por frivolidad y negligencia.
VIERNES 25. Ante la persistencia firme de un
papista maldiciente, blasfemo y borracho, quien senta la
necesidad de llevarme a un estado de salvacin, pas algunas
horas leyendo un libro maoso titulado Las bases de la
religin antigua. En las primeras treinta pginas el autor
amontona Escrituras relacionadas a los privilegios de la
iglesia. Pero todo esto es como dar golpes en el aire hasta
tanto que pruebe que los romanistas son la iglesia, es decir,
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 191
que una parte es el todo. En el segundo captulo usa
muchos argumentos para demostrar que la Escritura no es
la nica fuente de fe; por lo menos, no si es interpretada por
juicio privado, porque el juicio privado no tiene lugar en
asuntos de religin! El hecho es que en este momento ests
apelando a mi juicio privado y posiblemente no puedes
dejar de hacerlo. La base de tu religin, as como la ma, debe
necesariamente descansar en esto. Primeramente, debes (as
como debo yo tambin) juzgar por ti mismo si ests
dispuesto o no a seguir a la iglesia. Y tambin cul es la
verdadera iglesia. De otro modo, no es posible dar un paso
ms adelante.
Esta noche prediqu en el casco de la nueva casa,
acerca del rico y Lzaro. Una gran multitud se encontraba
all reunida, la mayora de ellos se quedaron con nosotros en
vigilia ante el Seor.
MARTES 23 de agosto. Llegu a Kingswood por la
tarde y en la noche prediqu en Bristol. El mircoles 24 me
propuse investigar la verdad sobre una extraa situacin que
me haban contado. Encontr que no haba posibilidad de
dudar sobre la misma. El hecho real fue el siguiente:
El Reverendo Seor _____ (uso las palabras de un caballero de
Bristol, cuyo manuscrito tengo a mi lado) predic en dos o tres iglesias
sobre estas palabras: Tendrn apariencia de piedad, pero negarn l a
eficacia de ella.
42
Despus de mostrar las diferentes clases de disidentes
de la Iglesia de Inglaterra, quienes (segn l dijo) tenan slo apariencia de
piedad, atac mucho de palabra a esa nueva secta los metodistas
advenedizos (como l les llamaba). Cosa que por cierto acostumbra hacer
en casi todos sus sermones. Estos son los hombres, dijo, a quienes San
Pablo se refiri, aquellos que tienen la forma, la apariencia exterior de la
piedad, pero no el poder, porque son lobos rapaces,
43
llenos de hipocresa.
Luego infiri otras cosas lastimosas contra ellos, pero sin ningn color de
la verdad, y advirti a su congregacin a alejarse de ellos y no ofrecerles
el favor de Dios, para que no se hagan partcipes de sus malas obras.

42
2 Ti.3.5.
43
Mt. 7.15.
Diarios, Tomo 1 192
Poco despus l iba a predicar en la Iglesia de San Nicols. Haba
usado dos veces el texto antes mencionado, cuando repentinamente fue
acosado por un crujido en su garganta, seguido por un horrible gemido.
Cay de espalda contra la puerta del plpito, abrindola estrepitosamente;
y hubiera rodado por las escaleras a no ser por un grupo de personas que
lograron agarrarlo y sacarlo, ya que pareca muerto, a la sacrista. En dos o
tres das recuper sus sentidos y al siguiente domingo, se muri!
En la noche, la palabra de Dios fue verdaderamente
rpida y poderosa. Despus de la predicacin quise
reunirme con los hombres, as como con las mujeres, pero
no pude hablarles. El espritu de oracin estaba derramado
sobre nosotros de tal forma que slo podamos hablarle a
Dios.
Habiendo tenido por algn tiempo el deseo de
reunirme con el Sr. Whitefield y en lo posible cortar
cualquier disputa innecesaria, puse por escrito mis
sentimientos, tan simplemente como pude, en los siguientes
trminos:
Hay tres puntos en debate: (1) la eleccin incondicional; (2) la
gracia irresistible; (3) la perseverancia final.
En relacin a lo primero, la eleccin incondicional, creo:
Que Dios, antes de la creacin del mundo, eligi
incondicionalmente a ciertas personas para hacer ciertas obras, como a
Pablo para predicar el evangelio;
Que l ha elegido incondicionalmente a algunas naciones a
escuchar el evangelio, como Inglaterra y Escocia ahora y a muchas otras en
el pasado;
Que l ha elegido incondicionalmente a algunas personas con
muchas ventajas peculiares, con relacin a cosas temporales y espirituales;
No niego (aunque no puedo probarlo):
Que l ha elegido incondicionalmente a algunas personas, por
tanto, eminentemente nombrados, los elegidos, para gloria eterna.
Pero no puedo creer:
Que todos aquellos que no son elegidos para gloria deben perecer
eternamente; o
Que haya un alma sobre la tierra que no haya tenido ni tendr una
posibilidad de escapar la maldicin eterna.
En relacin al segundo punto, la gracia irresistible, creo:
Que la gracia que trae fe y por lo tanto, salvacin para el alma, es
irresistible en aquel momento;
Que la mayora de los creyentes pueden recordar alguna vez
cuando Dios les convenci irresistiblemente del pecado;
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 193
Que la mayora de los creyentes una que otras veces, encuentran
a Dios actuando irresistiblemente sobre sus almas.
No obstante, creo acerca de la gracia de Dios, que antes y despus
de aquellos momentos, puede ser y ha sido resistida; y
que en trminos generales, sta no acta irresistiblemente, pero
que podemos o no podemos estar de acuerdo con esto.
No niego:
Que en aquellos eminentemente nombrados los elegidos (si l os
hubiera) la gracia de Dios es tan irresistible que ellos no pueden hacer otra
cosa que creer y ser finalmente salvos.
Pero no puedo creer:
Que todos aquellos deben ser condenados en quienes la gracia de
Dios no se manifiesta irresistiblemente; o
que haya un alma sobre la tierra que no tiene o nunca ha tenido,
ninguna otra gracia que la que de hecho slo aumenta su condenacin y
que sea el plan de Dios hacerlo as.
En relacin al tercer punto, la perseverancia final, me inclino a
creer:
Que hay un estado accesible en esta vida, del cual el humano no
puede finalmente caer; y
que ha obtenido esto quien es, segn el relato de San Pablo, una
nueva criatura; esto es, quien puede decir, las cosas viejas pasaron; he
aqu todas son hechas nuevas
44
en m.
Y no niego:
Que todos aquellos eminentemente llamados los elegidos
infaliblemente perseverarn hasta el final.
MIRCOLES 31. Habl con los de la sociedad en
varias ocasiones, los que eran alrededor de ciento veinte.
Cerca de cien de ellos haban encontrado la paz con Dios.
Tal es la bendicin de ser perseguido por causa de la
justicia.
45
En camino a la iglesia a las once, un numeroso
grupo en el mercado nos dio la bienvenida con un grito de
hurra tan inofensivo como la cancioncita cantada bajo mi
ventana (compuesta, como alguien me asegur, por una
dama distinguida de su propio pueblo):
Wesley a nuestro pueblo llega. A las
iglesias destruccin lleva.
44
2 Co. 5.17.
45
Mt. 5.10.
Diarios, Tomo 1 194
En la noche prediqu sobre la promesa del Padre.
46
Despus de la predicacin, muchos empezaron a
alborotarse, pero John Nelson se puso en medio de ellos y
les habl a los que ms ruido hacan, quienes no
respondieron y se alejaron tranquilamente.
SBADO 10 de septiembre. Hubo reuniones de
oracin por la tarde en la Iglesia de St. Just, las que no
terminaron hasta las cuatro. Luego prediqu en la
encrucijada, creo que a unas mil personas, quienes se
comportaron en forma tranquila y seria.
A las seis prediqu en Sennen, cerca de Land's End, e
invitando a la pequea congregacin (formada
principalmente de ancianos canosos) para que se reunieran
nuevamente conmigo a las cinco de la maana. Pero el
domingo 11 gran parte de ellos se reunieron entre las tres y
cuatro de la maana. As es que entre las cuatro y cinco
empezamos a alabar a Dios y expliqu ampliamente y
apliqu el texto Yo sanar su rebelin, los amar de pura
gracia.
47
Ms tarde bajamos, hasta donde pudimos ir sin
peligro, hacia el punto de las rocas en Land's End.
48
Era
una vista espantosa! Cmo se derretirn estas rocas cuando
Dios se levante a juicio! El mar entre ellas herva como una
olla, de modo que pareca que el abismo era cano.
49
Pero, se
levantarn tempestades, ms no prevalecern; bramarn
sus ondas ms no lo pasarn.
50
Entre las ocho y las nueve prediqu en St. Just, en el
prado cerca del pueblo, a la congregacin ms grande (segn

46
Hch. 1.4.
47
Os. 14.4.
48
Es decir, el fin de la tierra.
49
Job 41.31-32.
50
Jer. 5.22.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 195
me informaron) que se haba visto en estos lugares. Alc mi
voz con toda la autoridad del amor: Por qu moriris,
casa de Israel?
51
La gente se estremeca y permaneca
quieta. No haba experimentado antes Cornwall una hora
como sta.
Despus de la una, tuvimos otra congregacin en el
lado norte de la iglesia de Morvah. El Espritu del Gran Rey
estaba en medio de nosotros. Estuve lleno, tanto de contenido
como de palabras, aun con ms abundancia que en St. Just.
Esperar en ti, porque Dios es mi defensa.
52
En Zennor prediqu cerca de las cinco y luego me
apur para ir a St. Ives, donde concluimos el da alabando a
Dios con labios llenos de gozo.
SBADO 17. Prediqu en St. Just y en Land's End,
donde en la maana, el domingo 18, ampliamente declar
aquello de lo que muchos darn testimonio a su debido
tiempo, que por gracia sois salvos por medio de la fe.
53
La congregacin en St. Just aument
considerablemente, mientras que yo proclamaba a cada
pecador convencido de su pecado: Cree en el Seor
Jesucristo, y sers salvo.
54
Cerca de la una prediqu en Morvah sobre Romanos
8.15, a la congregacin ms grande que haba visto en
Cornwall. Despus se reuni la sociedad, consistente en
ms de cien miembros. Cuntos de ellos permanecern
hasta el fin?
En Zennor prediqu sobre el captulo cincuenta y
tres de Isaas, sin sentir cansancio alguno. Conclu el da con
51
Ez. 18.31.
52
Sal. 59.9.
53
Ef. 2.8.
54
Hch. 16.31.
Diarios, Tomo 1 196
nuestros hermanos en St. Ives, regocijndonos y alabando a
Dios.
JUEVES 20 de octubre.
55
Despus de predicar a una
pequea y atenta congregacin, viaj a Wednesbury. A las
doce prediqu en un terreno cerca del centro del pueblo a
una congregacin mucho ms grande de lo que se esperaba,
sobre Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
56
Creo que cada uno de los presentes sinti el poder de Dios.
Ninguna criatura se prest a molestarnos, saliendo o
entrando. Jehov pelear por vosotros y vosotros estaris
tranquilos.
57
Estaba escribiendo en lo de Francis Ward por la
tarde cuando se oy el grit de que una multitud haba
acosado la casa. Oramos para que Dios los dispersara. As
fue: uno se fue en una direccin y el otro en otra, de tal
manera que en media hora no qued ni un solo hombre. Les
dije a nuestros hermanos, Es hora de que nos vayamos
nosotros ahora. Mas ellos me presionaron fuertemente
para que me quedara. As que tratando de no ofenderles, me
sent, aunque prevea lo que seguira. Antes de las cinco la
turba rode nuevamente la casa, en mayor nmero que
antes. El grito de uno y de todos era, Saquen al ministro;
queremos al ministro. Decid tomar al capitn por la mano
y traerlo a la casa. Despus de un intercambio de pocas
palabras entre nosotros, el len se convirti en cordero. Le
ped que saliera y trajera a uno o dos de sus compaeros
ms enfurecidos. Trajo a dos, los que estaban listos a
tragarse la tierra de la ira, pero en dos minutos estaban tan

55
Estos acontecimientos se encuentran narrados, con informes de otras
personas y con algunas variantes, en El cristianismo moderno manifestado en
Wednesbury, en Obras de Wesley, 5:73-105.
56
He. 13.8.
57
Ex. 14.14.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 197
calmados como l. Entonces les propuse que abrieran
camino para poder estar entre ellos. Tan pronto como
estuve en medio de ellos ped una silla y subindome en la
misma, pregunt, Quin de ustedes quiere algo conmigo?
Algunos dijeron, Queremos que vayas con nosotros a la
justicia. Les respond, Lo har de todo corazn.
Entonces, habl algunas palabras que Dios emple, de modo
que gritaron con poder y todas sus fuerzas: El caballero es
un caballero honesto y nosotros derramaremos nuestra
sangre en su defensa. Les pregunt, Iremos a la justicia
esta noche o en la maana? La mayora grit, Esta noche,
esta noche. Por lo que me adelant en ir y me siguieron
doscientos o trescientos de ellos, mientras el resto se
regresaron de donde haban venido.
Se hizo de noche antes de haber caminado una milla,
y vino una gran lluvia. Sin embargo, continuamos hacia
Bentley Hall, a dos millas de Wednesbury. Uno o dos se
adelantaron para informar al Sr. Lane que haban trado al Sr.
Wesley ante su seora. El Sr. Lane respondi, Qu tengo
yo que hacer con el Sr. Wesley? Vayan y llvenselo de
vuelta. En ese momento, el grupo principal se adelant y
comenz a tocar a la puerta. Un sirviente les dijo que el Sr.
Lane estaba en cama. Su hijo sali y pregunt qu era lo que
pasaba. Uno respondi, Pero imagnese, su seora, que
estas gentes cantan salmos todo el da; ms an, hacen que
la gente se levante a las cinco de la maana. Qu nos
aconsejara su seora hacer? Irse a la casa, dijo el Sr.
Lane, y callarse.
Aqu se encontraban en un punto sin salida, hasta
que uno les aconsej que fueran al Juez Persehouse en
Walsall. Todos estuvieron de acuerdo de hacerlo. As que
nos apresuramos y cerca de las siete llegamos a su casa.
Diarios, Tomo 1 198
Mas el Sr. Persehouse, igualmente, mand a decir que estaba
en cama. Ahora ellos estaban otra vez en la misma situacin
sin salida. Pero al final, pensaron que el camino ms sabio a
tomar era el de regresar a sus casas. Cerca de cincuenta de
ellos tomaron la responsabilidad de regresarme, pero no
habamos adelantado unas cien yardas cuando la turba de
Walsall lleg, entrando como avalancha, y abalanzndose
sobre ellos. La multitud de Darlaston se defendi todo lo
que pudo, pero estaban cansados y eran menos en nmero.
As que en corto tiempo, muchos fueron derribados y el
resto se escap y me dejaron en sus manos.
Intentar hablarles era en vano, pues la bulla en cada
lado era como el rugir del mar. As que me arrastraron hasta
que llegamos al pueblo, donde, al ver la puerta abierta de
una casa grande, intent meterme en ella. Un hombre al ver
mi intencin me cogi por el cabello y me hal al centro de
la multitud. No hicieron otra parada hasta que me llevaron
por la calle principal de un lado al otro del pueblo. Continu
hablando todo el tiempo a los que podan escucharme, sin
sentir ningn dolor o cansancio. Al final del lado oeste del
pueblo, al ver una puerta entreabierta, me dirig hacia ella y
me hubiera metido. Mas un caballero en la tienda no me
ayud, diciendo que ellos derribaran la casa al suelo. Sin
embargo, me par en la puerta y pregunt, Estn
dispuestos a escucharme hablar? Muchos gritaron, No,
no! Squenle los sesos! Abajo con l! Mtenlo de una
vez! Otros dijeron, No, le escucharemos primero.
Comenc preguntando, Qu mal he hecho? A quien de
ustedes le he hecho dao de palabra o de obra? Continu
hablando por ms de un cuarto de hora, hasta que mi voz de
repente se apag. Entonces las turbas comenzaron a
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 199
levantar sus voces nuevamente. Muchos gritaban a viva
voz, Triganlo, triganlo.
Mientras tanto, mi fuerza y mi voz regresaron y
comenc a orar en voz alta. El hombre que antes comandaba
la turba se volte y dijo, Seor, dar mi vida por usted.
Sgame y ningn hombre aqu le tocar un cabello de su
cabeza. Dos o tres de sus compaeros confirmaron sus
palabras y se acercaron a m inmediatamente. Al mismo
tiempo, el caballero de la tienda grit, Por vergenza, por
vergenza, djenlo ir. Un carnicero honesto, quien se
encontraba un poco lejos, dijo que era una vergenza que
ellos hicieran esto y sac a cuatro o cinco, uno a uno, de los
que estaban asediando con mayor fuerza. Entonces, la gente,
como si hubiera estado de acuerdo, se hicieron unos a la
izquierda y otros a la derecha, mientras aquellos tres o
cuatro hombres me llevaron entre ellos y a travs de la
turba. En el puente la turba se enardeci nuevamente, por lo
que nos hicimos a un lado, sobre la represa del molino, y de
all a travs de la pradera, hasta que un poco antes de las
diez, Dios me trajo a salvo a Wednesbury, habiendo perdido
solamente una solapa de mi chaleco y un pequeo pedazo
de piel de una de mis manos.
Nunca antes haba visto tal cadena de providencias;
tantas pruebas convincentes que la mano de Dios est sobre
cada persona y cosa, venciendo todo de acuerdo a su
voluntad.
La pobre mujer de Darlaston que haba dirigido la
turba y que jur que nadie me tocara, al ver a sus
compaeros retroceder, corri a donde estaba el mayor
nmero de hombres y derrib a tres o cuatro de ellos, uno
tras otro. Mas muchos la asaltaron a la misma vez y fue
pronto vencida y probablemente la hubieran matado en
Diarios, Tomo 1 200
pocos minutos (tres hombres la sostenan en el suelo
pegndole con todas sus fuerzas), si no hubiera sido por un
hombre que le grito a uno de ellos, Detente, Toms,
detente! Quin est all? dijo Toms. Ah, el honesto
Munchin? est bien, djenla ir. La tomaron de las manos, la
levantaron y ella se arrastr a su casa como pudo.
Desde el principio hasta el final sent el mismo
estado mental como si hubiera estado sentado en mi propio
estudio, pero viv cada momento uno a uno. Solamente en
una ocasin me vino a la mente que si ellos me arrojaban al
ro me echaran a perder los papeles que estaban en mi
bolsillo. En cuanto a m, no tena duda que poda cruzar a
nado pues tena slo un chaleco delgado y un par de botas
livianas.
Las circunstancias que siguen pens que fueron
particularmente extraordinarias: (1) Que muchos intentaron
arrojarme al suelo mientras bamos cuesta abajo por un
sendero resbaladizo hacia el pueblo, juzgando bien, que de
haber cado una vez al suelo, difcilmente me hubiera podido
levantar otra vez. Mas no tropec una sola vez, ni tuve el
menor resbaln hasta que estuve enteramente fuera de sus
manos. (2) Que aunque muchos trataron de poner sus
manos en mi cuello o ropa para tumbarme, no pudieron
agarrarme. Solamente uno agarr la solapa de mi chaleco, la
que pronto se qued en su mano. La otra solapa, en cuyo
bolsillo haba una nota de banco, se rompi por la mitad. (3)
Que un hombre vigoroso detrs de m me golpe varias
veces con un palo de roble, con el cual si me hubiera
golpeado una vez en la parte de atrs de la cabeza, le hubiera
ahorrado todo problema futuro. Cada vez el golpe se iba de
un lado a otro, no s cmo, ya que no poda moverme ni a la
mano derecha ni a la izquierda. (4) Que otro vino corriendo
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 201
a travs de la turba y levantando su brazo para golpearme,
de repente lo dej caer y slo pos sobre mi cabeza,
diciendo, Qu cabello tan suave tiene! (5) Que me detuve
exactamente a la puerta de la casa del alcalde, como si lo
hubiera sabido (lo que sin duda la turba pens que yo saba)
y encontrndolo parado en la tienda, lo cual empez a
ponerle freno a la locura de la gente. (6) Que los primeros
hombres cuyos corazones fueron cambiados eran los hroes
del pueblo, los capitanes de la chusma en todas las
ocasiones, teniendo uno de ellos el premio de luchador en el
patio de los osos. (7) Que de principio a fin no o a nadie
que me llamara con palabra denigrante o nombre u
oprobioso de ninguna clase. Al contrario, el grito de uno y
de todos era, El predicador! El predicador! El prroco!
El ministro! (8) Que ninguna criatura, por lo menos que
yo oyera, puso nada contra mi cargo, ya fuera verdadero o
falso; quizs por el apuro se olvidaron ellos mismos de
proveer acusacin alguna. Y finalmente, que estaban tan
completamente confundidos sobre lo que deban hacer
conmigo, que nadie propuso alguna cosa definida, sino
solamente, Acaben con l; mtenlo de una vez!
De qu manera tan suave nos prepara Dios para su
voluntad! Hace dos aos un pedazo de ladrillo pas
rozando mis hombros. Fue un ao despus que una piedra
me cay entre los dos ojos. El mes pasado recib un golpe; y
esta noche, dos: uno antes de llegar al pueblo y el otro antes
de salir del pueblo, pero ambos fueron como nada. Un
hombre me golpe en el pecho con toda su fuerza y otro en
la boca con tal fuerza que la sangre sali a borbotones de
inmediato. No sent mayor dolor por ninguno de estos
golpes pues fueron como si me hubieran tocado con una
paja.
Diarios, Tomo 1 202
No se debe de olvidar que cuando el resto de la
sociedad se escap apresuradamente temiendo por sus
vidas, solamente cuatro no se movieron, William Sitch,
Edward Slater, John Griffiths y Joan Parks. Estos se
quedaron conmigo, resueltos a morir o vivir juntos. Ninguno
de ellos recibi un golpe, excepto William Sitch, quien me
sostuvo por el brazo de un lado al otro del pueblo. Entonces
fue arrastrado y derribado, pero prontamente se levant y
vino a donde yo estaba. Despus le pregunt lo que
esperaba cuando la turba vino sobre nosotros. El respondi,
morir por Aquel que haba muerto por nosotros. No
sinti apuro ni temor, sino que solamente esperaba
calmadamente que el Seor le pidiera su alma.
Le pregunt a J. Parks si ella no tena miedo cuando
la arrebataron de mi lado. Ella dijo, No, no ms de como
estoy ahora. Pude confiar en Dios tanto por ti como por m.
Desde el principio tuve plena confianza de que Dios te
librara. No saba cmo, pero eso lo dej en sus manos y
estaba tan segura como si ya lo hubiera hecho. Le pregunt
si era verdad que ella haba peleado por m. Dijo, No. Yo
saba que Dios peleara por sus hijos. Perecern estas
almas al final?
Cuando regres a lo de Francis Ward encontr a
muchos de nuestros hermanos esperando la gracia de Dios.
Tambin muchos que nunca haba visto antes vinieron a
regocijarse con nosotros. A la siguiente maana, cuando iba
por el pueblo camino a Nottingham, toda persona que
encontr me expres tal cordial afecto que apenas poda
creer lo que vea y oa.
No puedo cerrar este tema sin insertar una
curiosidad tan grande en su gnero, que creo nunca se ha
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 203
visto cosa semejante en Inglaterra, habiendo tenido su origen
a los pocos das de este extraordinario suceso en Walsall:
Diarios, Tomo 1 204
Staffordshire
A todos los altos-condestables, sub-condestables y otros
oficiales de paz de su Majestad, dentro de dicho condado y particularmente
al condestable de Tipton (cerca a Walsall):
Considerando que nosotros, los Jueces de Paz de su Majestad, por
el antedicho condado de Stafford, hemos recibido informacin que varias
personas desordenadas, que se nombran a s mismos predicadores
metodistas, inician alborotos y desrdenes que daan grandemente a l os
sbditos de Su Majestad y atentan contra la paz de nuestro Soberano Seor
el Rey.
Sirva la presente en el nombre de Su Majestad para ordenar a usted
y a cada uno de ustedes, dentro de sus respectivos distritos, hacer una
bsqueda diligente sobre los mencionados predicadores metodistas y traer
a los que encuentren ante alguno de nosotros, los jueces de Paz de su
Majestad, para ser examinados concerniente a sus actos fuera de ley.
Dado de nuestras manos y sellado, ste [12] da de octubre, 1743
J. Lane
W. Persehouse
N.B. Los mismos jueces a cuyas casas fui llevado y
quienes repetidamente rehusaron verme!
SBADO 22 - Viaj de Nottingham a Epworth y el
lunes sal para Grimsby. Pero en Ferry nos detuvimos por
completo, pues los boteros nos dijeron que no podamos
pasar el ro Trent. Era demasiado arriesgar nuestras vidas
por no ir a la orilla hasta que la tormenta no amainara.
Esperamos una hora. Pero, temiendo que poda hacer mucho
dao si desilusionaba a la congregacin en Grimsby,
pregunt a los hombres si pensaban que era posible llegar a
la otra orilla. Ellos respondieron que no podan decirlo, pero
que si nosotros estbamos dispuestos a arriesgar nuestras
vidas ellos tambin podran arriesgar las suyas. De esta
manera nos alistamos, teniendo seis hombres, dos mujeres y
tres caballos en el barco. Muchos se quedaron parados en la
orilla mirndonos. En medio del ro estbamos todava,
cuando en un instante, el lado del bote estaba bajo agua y
los caballos y los hombres rodaban uno sobre otro.
Esperbamos que el barco se hundiera en cualquier
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 205
momento, pero no dudaba de poder nadar a la orilla. Los
boteros estaban tan asombrados como el resto, pero pronto
se recuperaron y remaron por sus vidas. Poco despus
nuestros caballos saltaron fuera de borda, aligerando el peso
del bote, y todos llegamos a tierra a salvo.
Ellos se preguntaban lo que pasaba, que yo no me
levantaba (pues estaba acostado en el fondo del barco) y yo
tambin quera saber lo que suceda, hasta que al examinar el
bote, encontramos que un enorme garfio que los boteros
algunas veces usaban, se haba (nadie supo como) pasado a
travs de los cordones de mi bota, lo que me amarraba y no
poda moverme. As que si el bote se hubiera hundido,
hubiera estado lo suficientemente seguro como para no tener
ni que ocuparme de nadar.
El mismo da y a la misma hora por lo que pudimos
juzgar, el bote en que mi hermano estaba cruzando el ro
Severn en el New Passage fue llevado por el viento y estuvo
en gran peligro de partirse contra la rocas. Pero el mismo
Dios, cuando toda esperanza humana se haba perdido, los
liber a ellos como a nosotros.
En la noche, la casa en Grimsby no pudiendo dar
cabida a un cuarto de la congregacin, me par en la calle y
exhort a cada prdigo a levantarse e ir a su padre.
58
Uno o
dos intentaron interrumpir, pero pronto fueron
tranquilizados por sus propios compaeros. Al siguiente
da, martes 25, uno del pueblo nos prometi el uso de un
cuarto grande, pero fue persuadido a retractarse de su
promesa antes de la hora del inicio de la predicacin. Luego
decid ir al crucero, pero la lluvia me lo impidi, as que nos
sentimos algo perdidos hasta que se nos ofreci un lugar
58
Lc. 15.18.
Diarios, Tomo 1 206
apropiado por una mujer de la ciudad, que era pecadora. All,
cerca de la una, proclam a ste a quien Dios ha exaltado
para dar arrepentimiento y perdn de pecados.
59
Y Dios de
tal modo confirm la palabra de su gracia, que me
maravillaba de que alguien poda soportarlo.
Sin embargo, la prdiga se qued hasta la noche,
cuando abund sobre los pecados y la fe de la que haba
regado los pies del Seor con lgrimas y los ha enjugado
con sus cabellos.
60
Entonces ella estuvo completamente
quebrantada (y en verdad, casi toda la congregacin) y vino
a buscarme en mi hospedaje, clamando Oh Seor, qu
debo hacer para ser salva? Estando informado de su
situacin, le dije, Escpate de tu vida. Vuelve de inmediato
a tu marido. Ella respondi: Pero cmo puedo hacerlo?
Qu camino debo tomar? El est a cien millas de aqu.
Acabo de recibir una carta de l; est en Newcastle sobre el
Tyne. Le dije, Voy a Newcastle en la maana. Puedes
venir conmigo. William Blow te llevar en su caballo detrs
de l. As lo hizo. Gloria sea al Amigo de los pecadores!
El haba sacado un leo encendido ms del fuego. T pobre
pecador, t has recibido un profeta en el nombre de un
profeta y has sido encontrado por aquel que lo envi.
MIRCOLES 26. Abund sobre aquellas palabras
profundas, Arrepentos, y creed en el evangelio.
61
Cuando termin un hombre se par en medio, uno que haba
molestado en exceso a sus hermanos, sosteniendo
vehementemente (pues la plaga se haba esparcido aqu
tambin) que no deban de orar, de cantar, de comulgar, de
escudriar las Escrituras, o de molestarse acerca de las obras
59
Hch. 5.31.
60
Lc. 7.44.
61
Mr. 1.15.
Diario 5, 6 de septiembre de 1741 - 27 de octubre de 1743 207
y solamente deban creer y estar quietos, y dijo con voz
fuerte, Sr. Wesley! Djeme hablar unas pocas palabras.
No se ha dicho, "Cierto hombre tena dos hijos. El le dijo al
menor, anda y trabaja en mi via. Y el le contest, no lo
har; pero luego se arrepinti y fue?" Yo soy se. Lo dije
ayer, "No ir a escucharle, no tendr nada que ver con
usted". Pero me arrepiento. Aqu est mi mano. Por la gracia
de Dios, no le abandonar mientras viva.
William Blow, la Sra. S____ y yo salimos a las seis.
Durante todo el viaje a Newcaste observ que ella
escasamente se rea y ni siquiera sonrea. En ningn
momento se quej o apareca conmovida por aquellas
difciles circunstancias que muchas veces ocurrieron en
nuestro camino. Una seriedad constante o tristeza apareca
en todo su comportamiento y conversacin que pareca
venir de quien senta la carga del pecado y estaba clamando
por la salvacin. En el mismo espritu, por todo lo que pude
observar o aprender, ella continu as durante su estada en
Newcastle. No mucho despus, su esposo que se haba
mudado de all le escribi para que fuera donde l. Ella sali
en un barco rumbo a Hull. Una tormenta los sorprendi en
el camino. El barco empez a hacer agua y a pesar de estar
cerca de la costa, donde muchas personas se haban reunido,
la marea haba subido tanto que fue imposible socorrerlos.
La Sra. S____ fue vista parada en la cubierta mientras que el
barco se hunda gradualmente y luego colgada de las sogas
con sus manos hasta que los mstiles igualmente
desaparecieron. An entonces por algunos momentos se le
pudo ver flotando sobre las olas, hasta que sus ropas, que la
mantenan flotando, se mojaron completamente y ella se
hundi. Confo que fue en el ocano de la misericordia de
Dios.
205
Diario 6
Desde el 28 de octubre de 1743
hasta el 16 de noviembre de 1746
MIRCOLES 2 de noviembre de 1743. El siguiente
aviso fue publicado:
Para el beneficio del Sr. Este:
Por la Compaa de Comediantes de Edimburgo, el Viernes,
Noviembre 4, se presentar una comedia titulada, Los amantes conscientes,
a la cual se aadir una farsa llamada Treta sobre tetra, o El metodismo al
descubierto.
El viernes una vasta multitud de espectadores se
reuni en Moot Hall para ver esto. Se estim que no poda
haber menos de mil quinientas personas, algunos cientos de
ellas sentadas en filas de asientos construidos sobre el
escenario. Poco despus que los comediantes haban
iniciado el primer acto de la obra, de repente todos aquellos
asientos se vinieron a bajo a una sola vez, pues los soportes
de los mismos se rompieron como palos podridos. La gente
cay unos encima de otros, cerca de cinco pies hacia
delante, pero ninguno result herido. Despus de un corto
tiempo el resto de los espectadores se tranquilizaron y los
actores continuaron con la obra. A la mitad del segundo acto
todos los asientos de a cheln se rajaron y se hundieron
varias pulgadas. A esto sigui un gran ruido y chillido y
tantos como pudieron llegar a la puerta se salieron y no
regresaron ms. A pesar de todo esto, cuando el ruido pas
los actores continuaron con la obra. Al comenzar el tercer
acto el escenario completo de repente se hundi unas seis
pulgadas. Los actores se retiraron precipitadamente, pero
despus de un rato comenzaron nuevamente. En la parte
final del tercer acto todos los asientos que costaban seis
Diarios, Tomo I 206
peniques, sin aviso alguno, se cayeron al suelo. Ahora se
oy un grito en cada lado, suponindose que muchos haban
sido aplastados a pedazos. Mas al averiguar result que ni
una sola persona (tal fue la misericordia de Dios) haba
muerto o resultado herida de gravedad. Doscientas o
trescientas personas permanecan an en el saln, y el Sr.
Este (que iba a actuar como el metodista) sali al escenario
y les dijo que a pesar de todo lo que haba sucedido haba
resuelto que la farsa debera presentarse. Mientras l
hablaba el escenario se hundi seis pulgadas ms por lo que
se retir corriendo en la mayor confusin y la gente, tan
rpido como pudo, sali corriendo hacia las puertas, sin que
nadie se detuviera para mirar atrs.
Qu es lo ms sorprendente, que esos actores
presentaron esta farsa a la siguiente semana, o que algunos
cientos de personas regresaron a verla?
LUNES 28. Viaj a Breaston y pas una o dos horas
en conversacin con el Sr. Simpson, el ms extrao y
honesto entusiasta
1
sobre la faz de la tierra. Antes de
despedirnos me dijo, Una cosa que no me gusta: usted se
ha llevado mi rebao en Nottingham. Justo ahora este texto
me viene a la mente. Es el mismo caso. Le ruego que lo lea.
As lo hice, como sigue: Y Abraham reconvino a Abimelec
a causa de un pozo de agua, que los siervos de Abimelec le
haban quitado.
2
Yo le ped que leyera mi respuesta en el
siguiente versculo: Y respondi Abimelec: No s quien
haya hecho esto, ni tampoco t me lo hiciste saber, ni yo lo
he odo hasta hoy.
3

1
Sobre el uso del trmino entusiasta, vase la Introduccin al tomo 6 de
estas Obras de Wesley, pp. 6-7.
2
Gn. 21.25.
3
Gn. 21.26.
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 207
Por la tarde viaj a Markfield. Despus de predicar
all dos veces, el martes 29, fui a Hinckley y prediqu a una
congregacin grande y tranquila. Viajamos ese da a Market
Harborough y al siguiente a Hockley y el jueves, diciembre
l, a Londres.
Tuve trabajo a tiempo completo aqu en las
siguientes semanas, hablando varias veces a los miembros de
la sociedad. Muchos de estos me vi obligado a excluirlos,
quedando alrededor de doscientas veinte personas.
VIERNES primero de enero de 1744. Recib una
carta de un pobre hombre, escrita de lo ms profundo de su
corazn, como sigue:
He aqu lamentacin escrita, duelo e infortunio:
Seor,
He tenido poco descanso desde que lo dej, a causa de haber
dejado a Dios primeramente. Es verdad que lo hice en una manera solemne,
sobre mis rodillas, mi partida de usted, como si lo hubiera hecho
sencillamente para complacer a Dios, pero por lo que sigui parece ser todo
lo contrario. Porque tan pronto me separ de usted comenc a pensar como
podra sacar ventaja mundana de esto. O pens, que ahora no sera tan
escrupuloso en muchas cosas, especialmente trabajar en el da del Seor.
Entonces adquir algunos conejos y aves, asegurndome de alimentarlos y
limpiarlos bien en ese da y salir a buscar alimentos para ellos. Me asegur
que mi pobre familia debera ser partcipe conmigo en este penoso trabajo o
de lo contrario deberan esperar de m muchas miradas agrias y palabras
amargas por lo menos. Ms tarde me puse peor y peor, hasta el punto que
muchas veces he dada tal ocasin al enemigo para blasfemar, tal herida para
la religin, la que no podra curar aunque tuviera que vivir diez mil aos.
Que he hecho? Oh, lo que he perdido! Si pudiera ser yo admitido al favor
de Dios una vez ms! Ore por m, le ruego, si ve todava alguna esperanza, si
usted no piensa que el arrepentimiento me sea denegado, aunque
cuidadosamente lo busco con lgrimas. Entonces si usted puede pensar en
cualquier humillacin que sea lo suficientemente dura para que la
sobrelleve antes de ser admitido en aquel grupo que voluntariamente
abandon, vea si puedo someterme a ella. Oh que Dios tenga a bien traerme
a la luz y al amor otra vez! Cun cuidadoso sera de su gracia! Cmo me
negara yo mismo, tomara mi cruz, soportara humillacin, sufrira
persecucin de cualquier clase, seguira solo al amado Seor Jess, aun
Diarios, Tomo I 208
fuera del campamento!
4
Pero le he crucificado nuevamente. Si pudiera
darle completa libertad a mi mente! Mas no puedo hacerlo. Estas lneas son
solamente una descripcin muy imperfecta del estado, condicin y deseo
de ese reincidente, ese apstata, ese traidor.
John Ewer
MIRCOLES 18 de abril. Antes de las ocho
llegamos a Crediton (o Kirton) o mejor dicho, a las ruinas de
ste, ya que las casas en ambos lados estaban todas en
cenizas por varios cientos de yardas. Al encontrarme con
una mujer de aspecto serio le pregunt: Est ahora la
gente de este lugar advertida de buscar a Dios? Ella
respondi: Aunque algunos de ellos perecieron en las
llamas, el resto sigue igual que antes, maldiciendo,
blasfemando, emborrachndose, apostando y divirtindose,
sin Dios en todos sus pensamientos. Agreg: No ms
hace que el jueves pasado los hombres que estaban
reconstruyendo una de las casa se estaban maldiciendo y
blasfemando unos a los otros y dos de ellos an ms que los
otros, cuando el arco que estaba sobre ellos se desplom y
los aplast quedando sus huesos en pedazos. Prestad
atencin al castigo, y a quien lo establece.
5
Entre las cinco y seis de la tarde llegamos a
Minehead. Encontramos una expectativa general entre los
pobladores. Cerca de las siete prediqu a orillas del mar, a
casi todos los habitantes de ese lugar. La mayora de los
caballeros del pueblo estaban all y se comportaron con
seriedad y decencia.
MARTES 21 de agosto. Sal con unos cuantos
amigos para Oxford. El mircoles mi hermano, quien lleg de
Bristol, se uni a nosotros. El viernes 23, da de San
Bartolom, prediqu, supongo, por ltima vez en la iglesia

4
He. 13.13.
5
Mi. 6.9.
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 209
de Santa Mara. As mismo fue. Estoy ahora libre de la
sangre de estos hombres. He entregado mi alma
completamente.
El Alguacil vino a verme despus del sermn y me
dijo que el Vicecanciller lo haba enviado por mis notas. Las
envi sin demora alguna, no sin dejar de admirar la sabia
providencia de Dios. Quizs pocos hombres notables
hubieran ledo uno de mis sermones si lo hubiera puesto en
sus manos. Mas por este medio el sermn fue ledo,
probablemente ms de una vez, por cada personaje de
eminencia en la Universidad.
Sal de Oxford cerca del medioda. Prediqu en
Wycombe en la noche y el sbado 25 regres a Londres.
JUEVES 6 de septiembre. Encomend a la tierra los
restos de Elizabeth Marsh, una joven mujer que haba
recibido el conocimiento del amor perdonador de Dios unos
cuatro aos antes de su muerte, no abandonando nunca este
primer amor. A duras penas goz de salud o tranquilidad
desde aquel momento. Sin embargo, nunca murmur o se
quej de nada. La vi muchas veces despus que estuvo
postrada en cama, y siempre la encontr quieta y calmada,
siempre alegre, alabando a Dios en las dificultades, teniendo
deseos de partir y estar con Cristo.
6
Nunca supe que su
mente estuviera confusa; no, en ningn momento, desde el
comienzo de su enfermedad. Mas unos pocos das antes de
su muerte me dijo: Estoy preocupada que hoy us una
palabra sin pensarla. Alguien me dijo, "Te recuperars
dentro de diez das". Le respond: "No deseo
recuperarme". Poco antes de que perdiera el habla, llam a
una persona para que se acercara a ella y le dijo: Anda y

6
Fil. 1.23.
Diarios, Tomo I 210
dile a Molly Brown de mi parte que debe regresar al Sr.
Wesley. No tengo aliento para hablarle yo misma, pero t
dile que debe regresar. Haba perdido la voz cuando or
con ella por ltima vez y encomend su alma a Dios. Mas
su ojo hablaba con sentido claro y difano, tanto como la
lengua de la musa misma.
7
Deca: El morir es ganancia.
8
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temer mal
alguno.
9
Pude hablar solamente unas palabras ante su tumba,
pero al regresar a la Fundicin, Dios manifest su palabra
como llama de fuego. Habl basado en el pasaje de
Apocalipsis, Entonces uno de los ancianos habl,
dicindome: Estos que estn vestidos de ropas blancas,
quines son, y de donde han venido? Yo le dije: Seor, t lo
sabes; y l me dijo: Estos son los que han salido de la gran
tribulacin, y han lavado sus ropas y las han
emblanquecido en la sangre del Cordero.
10
Un joven, sirviente de la Sra. Clark de Newington,
regres a casa profundamente conmovido. Al siguiente da
se enferm, empeorando cada da, de tal manera que cuando
llegu a la casa el lunes 10 (aunque no saba nada de l ni de
su enfermedad), l luchaba por poder respirar. Era un triste
espectculo. Tanto sus palabras como sus ojos testificaban
gran afliccin y pesar. Se vea la muerte en su rostro y l no
conoca a Dios. Solamente pudo decir, Por el favor de
Dios, ore por m.
John Nelson nos acompa y pedimos vida para
nuestro hermano, en la plena confianza de la promesa.

7
Cita del poema de Prior, The Garland.
8
Fil. 1.21.
9
Sal. 23.4.
10
Ap. 7.13-14.
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 211
Durante todo el da, como su enfermedad, aumentaron sus
temores; pero al da siguiente Dios le dio vida de la muerte.
Me dijo: Ahora no temo morir, porque s que Dios me
ama. Yo no te amaba a ti ni a tu gente, pero ahora te amo
como a mi alma. Les amo a todos; s que ustedes son el
pueblo de Dios y que yo me dirijo a l. Continu
alabando a Dios siempre que poda hablar; y cuando no
poda hacerlo, sus ojos miraban hacia lo alto. Entre una y
dos del mircoles por la maana, grit, He perdido a mi
Dios! Dnde est l? No puedo verlo. Mas pronto se
recuper y dijo, Ahora lo he encontrado y ms
nunca lo perder. Alrededor de las siete or y rogu
a Dios por l, no demorando en quedarse dormido.
VIERNES 14. Ofici los ltimos ritos (segn su
deseo) sobre su cuerpo, que fue enterrado en presencia de
una gran multitud, cerca del de Elizabeth Marsh.
DOMINGO 16. Enterr, cerca del mismo lugar, a
una que acababa de terminar su existencia, yendo a Dios con
la plena seguridad de la fe y teniendo solamente un poco
ms de cuatro aos de edad. En su ltima enfermedad
(habiendo estado muy seriamente perturbada en su
comportamiento haca muchos meses) pasaba todos los
intervalos entre sus convulsiones hablando sobre Dios o
hablndole a Dios. Cuando percibi que sus fuerzas se
agotaban, dese que toda su familia estuviera a su alrededor
y or por todos ellos, uno por uno; despus por sus
ministros, por la iglesia y por todo el mundo. Poco
despus, recuperndose de una convulsin, levant sus
ojos, dijo, Venga tu reino y muri.
DOMINGO 4 de noviembre. El pobre Richard
Jeffs, quien a pesar de sus convicciones anteriores, estaba
ahora determinado a renunciar a nosotros y unirse a los
Diarios, Tomo I 212
cuqueros, se aventur sin embargo a tomar la comunin
una vez ms. Apenas la haba recibido cay y grito a viva
voz, He pecado; he pecado contra Dios. En ese instante
muchos se sentan heridos de corazn. Apenas pude hablar
por algn tiempo. Varios de los dolientes estuvieron llenos
de gran consolacin. Todos dijeron, Ciertamente Dios
est en este lugar!
Por ese tiempo recib una carta, proveniente del
campamento en Lisle. Parte de su contenido era como sigue:
Mayo 1. Salimos hacia el campamento, cerca de Bruselas. All
algunos de nosotros nos agrupamos en una sociedad, estando conscientes,
que donde dos o tres estn reunidos en su nombre, all est nuestro Seor
en medio de ellos. Nuestro lugar de reunin era un pequeo bosque cerca
del campamento. Permanecimos en el campamento ocho das y luego nos
trasladamos a un lugar llamado Assche. Aqu comenc a hablar
abiertamente, a poca distancia del campamento, justo en medio del ejrcito
ingls. Y aqu Dios me ofreci algunas evidencias de que mi trabajo no era
en vano. Cantamos un himno, que reuni a cerca de doscientos soldados
quienes se comportaron decentemente. Despus de haber orado, comenc a
exhortarles y a pesar de haber llovido copiosamente pocos se ausentaron.
Muchos reconocieron la verdad, en particular un joven, de nombre John
Greenwood, quien se ha quedado conmigo desde entonces y a quien Dios
tuvo a bien de concedrmelo como compaero colaborador. Nuestra
sociedad ha aumentado ahora a ms de doscientos y los oyentes con
frecuencia son ms de mil. Aunque muchos dicen que estoy loco, otros han
pretendido encolerizar al Mariscal de Campo en contra nuestra. He sido
llamado y cuestionado varias veces; pero, bendito sea el Seor, el siempre
me ha librado.
Muchos de los oficiales han venido a escuchar por su propia
voluntad, con frecuencia nueve o diez a la vez. Procuro no perder ninguna
oportunidad. Durante nuestra permanencia en el campamento de Assche he
predicado treinticinco veces en siete das. En una de esas ocasiones un
soldado presente grit a sus compaeros que se retiraran y no escucharan a
ese tonto por ms tiempo. Sin embargo, Dios permiti que la palabra
hablada llegara a su corazn, de tal manera que l mismo gimi la amargura
de su alma, por un tiempo considerable, y aquel que nunca falla a quienes
lo buscan cambi su carga en alegra. Ahora nunca ha estado ms feliz que
cuando proclama el amor bondadoso de Dios su salvador.
Estuve un poco impresionado cuando me inici en este gran
trabajo, porque estaba solo, y no tena a nadie que me ayudara. Mas el Seor
me ayud y pronto levant a William Clement y, en junio, a John Evans, de
entre los que acompaaban al ejrcito, como mis ayudantes. Desde que
hemos estado en este campamento hemos construido dos pequeos
tabernculos en donde nos reunimos a las ocho de la maana, a las tres de la
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 213
tarde, a las siete de la noche y comnmente dos noches completas cada
semana.
Desde que comenc a escribir esto hemos regresado a nuestros
cuarteles de invierno, as que nuestra sociedad est ahora dividida. Estamos
algunos en Brujas y otros en Gante. Mas la voluntad del Seor no ha dejado
a ninguno de los dos grupos sin maestros. John Greenwood y yo nos
quedamos en esta ciudad de Brujas, y los hermanos Clements y Evans estn
en Gante. Por lo que confiamos que nuestro Seor continuar su trabajo en
ambos lugares.
Nosotros los que estamos en Brujas hemos alquilado un pequeo
lugar, en donde nos reunimos y nuestro amado Seor est en medio de
nosotros. Muchas veces las lgrimas corren sobre nuestros rostros y la
alegra reina en cada corazn.
Debo concluir con la plena seguridad de sus oraciones y con el
ferviente deseo de verle. Oh, cundo ser la gozosa reunin? Quizs no en
este lado de la muerte. Si no fuera as, que la voluntad de mi Maestro sea
hecha.
Su indigno hermano en el Seor,
John Haime
DOMINGO 25. Convers con uno quien
grandemente elogiaba la forma cmoda en que los Hermanos
predican. Le comprend bien. Uno que es un creyente cae en
descuido, o en pecado premeditado: Si viene a escuchar
nuestra predicacin, le sacudimos todos los huesos en
pedazos. Si va a ellos, lo acarician y lo ponen a dormir.
Cmo puede un reincidente escapar de esta cmoda
predicacin?
DOMINGO 2 de diciembre. Estuve con dos
personas que crean que estaban salvos de todo pecado. Sea
as o no, por qu no podemos regocijarnos en la obra de
Dios, siempre que esta salvacin haya sido
incuestionablemente forjada en ellos? Por ejemplo. Le
pregunto a Juan C.: Ora usted siempre? Se regocija en
Dios en todo momento? Da gracias en todo?
11
En caso de
prdida? En el dolor? En la enfermedad, en el abatimiento,
en las desilusiones? Desea algo? No teme a nada? Siente
el amor de Dios constantemente en su corazn? Tiene un
11
1 Ts. 5.16-18.
Diarios, Tomo I 214
testimonio en todo lo que habla y hace que sea agradable a
Dios? Si puede solemnemente y deliberadamente contestar
afirmativamente, por qu es que no me regocijo y alabo a
Dios por esa persona? Quizs porque tengo una idea muy
compleja de la santidad o de lo que es una persona
santificada. As es que por temor de que esa persona no
pueda obtener todo lo que incluyo en esa idea, no puedo
regocijarme en lo que ya ha conseguido.
Despus de haber declarado con frecuencia la misma
cosa delante de muchos testigos, hoy el Sr. Williams escribi
una solemne retractacin de sus graves calumnias que haba
propagado por muchos meses concernientes a mi hermano y
a m. Esto lo termin en estas palabras:
Aunque no dudo que ustedes me puedan perdonar, empero a duras
penas me puedo perdonar yo mismo. He sido tan desagradecido y
desobediente a la bondad de amigos, quienes, a travs del poder de Dios,
fueron mi socorro en todas mis tentaciones....
Suplico sus oraciones en mi favor para que Dios pueda restaurar,
fortalecer, establecer y colocarme en la gracia para la cual he sido llamado...
Que el Seor pueda bendecirles a usted y a su querido hermano y que todos
podamos permanecer unidos en compaerismo, es la oracin de quien para
el futuro espera ser
Su obediente hijo y siervo
En el nombre de Cristo,
Thomas Williams
LUNES 3. Contest otra carta recibida de Flandes.
Un extracto de la misma se incluye aqu:
Gante, Nov. 12 (O.S.),
12
1744
Revdo. Seor,
Nos atrevemos a molestarlo con esto, para darle a conocer ciertos
asuntos del Seor entre nosotros aqu. Hemos alquilado dos cuartos, uno
pequeo, en donde unos cuantos de nosotros nos reunimos cada da a la
una de la tarde. Otro ms grande para servicios pblicos, donde nos
reunimos dos veces al da, a las nueve de la maana y a las cuatro de la
tarde. La mano del Dios Omnipotente est con nosotros para derrumbar la
fortaleza de Satn...

12
Las iniciales O.S. quieren decir Old Style, y se refieren a uno de los dos
calendarios que a la sazn se usaban.
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 215
El da siete de los corrientes, cuando estbamos reunidos en la
noche, mientras oraba, uno de los que estaban arrodillados a mi lado grit
(como una mujer con dolores de parto): Mi Redentor! mi Redentor!, l o
que continu por unos diez minutos. Cuando se le pregunt lo que le
pasaba, contest que haba encontrado eso de lo que haba odo a menudo,
esto es, un cielo en la tierra. Otros ms hicieron mucho esfuerzo para
abstenerse de gritar en la misma forma.
Estimado seor, le soy un extrao a usted en la carne. No s si le
haba visto a usted con anterioridad, cuando le vi predicando en la plaza de
Kennington. En ese entonces le odiaba, tanto como ahora (por la gracia de
Dios) le amo. El Seor me persigui con convicciones desde mi infancia e
hice con frecuencia muchas buenas resoluciones; pero encontrando, como
siempre, que no poda cumplirlas (porque fueron hechas enteramente en mi
propia fortaleza). Finalmente, abandon todo esfuerzo y lucha y me
entregu a toda clase de lujuria y profanidad. As continu por algunos
aos, hasta la Batalla de Dettingen. Las balas de los caones caan a mi
alrededor y mis compaeros caan por todos lados. Sin embargo, me
conserv sin herida alguna. Pocos das despus de esta batalla el Seor
tuvo a bien visitarme otra vez. Los dolores del infierno se apoderaron de
m; las trampas de la muerte me rodearon. Ya no me atrev a seguir
cometiendo ningn pecado visible y or a Dios ser misericordioso con mi
alma. Ahora estaba en busca de libros, pero Dios tambin cuid de esta
necesidad. Un da cuando estaba trabajando, encontr una vieja Biblia en
uno de los vagones del tren. Para leerla, pronto busqu a mis viejos
compaeros (todos menos uno, quien todava era una espina en mi carne).
No mucho despus, l se enferm y muri.
Mi Biblia era ahora mi sola compaera y yo me cre un muy buen
cristiano hasta que llegamos a nuestros cuarteles de invierno, donde me
encontr con John Haime. Muy pronto me aburr de su presencia. El me
rob mi tesoro; hurt mis dioses cuando me deca que yo y mis obras
iramos juntos al infierno. Esta era una doctrina extraa para m, quien
estaba completamente ignorante de la justicia de Cristo y slo buscando
establecer mi propia justicia. Siendo por naturaleza terco de temperamento,
mi pobre hermano estaba tan confundido conmigo que a veces decida
(como me cont despus) prohibirme que le visitara ms.
Cuando finalmente el Seor abri mis ojos y me ense que por
gracia somos salvos por medio de la fe.
13
Comenc inmediatamente a
declararlo a otros, aunque personalmente no lo haba experimentado
todava. Mas el 23 de octubre cuando William Clements estaba en oracin,
sent repentinamente un cambio en mi alma. Mis ojos se llenaron de
lgrimas de amor. Supe que estaba reconciliado con Dios a travs de Cristo,
lo que llen mi alma con ferviente amor hacia l, a quien vea ahora como
mi nico Salvador.
Cun tierno el cuidado del Dios Todopoderoso en educar a sus
hijos! Cmo es que estamos sujetos a amar con tanta complacencia a un
Padre y postrarnos en admiracin y adoracin ante su gran y glorioso

13
Ef. 2.8.
Diarios, Tomo I 216
nombre por sus tiernas misericordias!... Estimado seor, le ruego que ore
por ste que no es digno de ser portero del menor de los siervos de mi
Maestro.
John Evans
El continu predicando y viviendo el evangelio hasta
la batalla de Fontenoy. Uno de sus compaeros lo vio all,
tendido sobre un can (con ambas piernas cercenadas por
una serie de balas atadas con cadenas), alabando a Dios y
exhortando a todos los que le rodeaban, lo que hizo hasta
que su espritu retorn a Dios.
MARTES 25. Me despert, por la gracia de Dios, en
el mismo espritu. Cerca de las ocho, estando con dos o tres
que creyeron en Jess, sent tal reverente temor y tierna
sensacin de la presencia de Dios que qued profundamente
confirmado en mi interior. As que Dios estuvo delante de
mi durante todo el da; le busqu y encontr en todo sitio, y
pude verdaderamente decir cuando me acost aquella noche,
Hoy he vivido un da.
JUEVES 27. Visit al procurador a quien haba
empleado en el juicio recientemente iniciado contra m en la
Cancillera.
14
Aqu vi por primera vez aquel detestable
monstruo, un Documento de la Cancillera! Un pergamino
de cuarenta y dos pginas, en tamao de folio, para decir
una historia que no necesitaba ms de cuarenta lneas! Y
lleno de mentiras inverosmiles, estpidas y sin sentido
(muchas de ellas, tambin, muy ajenas al asunto); tanto, que
creo que podran haberle costado la vida a quien las recopil
de haberse presentado ante un tribunal pagano, sea de
Grecia o de Roma. Y esto es equidad en un pas cristiano!
Este es el mtodo ingls de dar solucin a los agravios!

14
Los herederos de Alexander Pope acusaban a Wesley de haber publicado
algunos de sus poemas sin el debido permiso. No se sabe en qu qued el
pleito.
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 217
VIERNES 19 de abril de 1745. William Fenwick
viaj conmigo a Linwood, donde el ministro de all le haba
dicho una y otra vez, Asegrate de traer al Sr. Wesley
contigo cuando l venga. Es para mi alma, para el bien de mi
pobre alma. Cuando estbamos solos l me dijo, Seor, he
ledo sus escritos, pero no pude creerlos hasta hace muy
poco. Ahora s que su doctrina es verdadera. Dios mismo
me la ha mostrado. Hace pocos das que estuve en gran
agona de alma, orando a Dios por el perdn de mis
pecados, y hubo tal luz a mi alrededor que no puedo
expresarla y supe que Dios haba odo mi oracin. Mi
corazn estuvo lleno del amor de Dios y desde entonces oro
y le alabo durante todo el da
Le pregunt si haba contado de esta experiencia a
alguien ms. Me respondi, Comenc a contarla a uno que
crea era un buen cristiano; pero l pareca pensar que yo
estaba aturdido. As que no habl ms. Y por cierto, no
conozco a ningn otro que quiera orme.
Le respond, Usted encontrar otras pruebas como
sta y muchas ms, de las cuales usted no se da cuenta
todava. El respondi, S que no puedo sobrellevarlas
solo. No tengo fuerzas a no ser que las guarde y ore
siempre. Pero s oro siempre. Y qu son las pruebas para
m? No estoy en el mundo. Vivo en la eternidad. No puedo
moverme sin dejar de ver a Dios. El est conmigo
constantemente y en todas partes.
Encontr mucha consolacin en este gran momento
de la misericordia de Dios. As tambin la obtuve de una
carta escrita por uno de nuestros predicadores, relacionada
con alguien con quien tem haber trabajado en vano. La carta
deca:
Diarios, Tomo I 218
Estimado Seor,
Estoy completamente convencido que su temor concerniente a m
procede enteramente de su amor por mi alma. Por lo tanto debo pensar que
sera culpable de la ms grande ingratitud si no me esforzara en hacer uso
apropiado a su bondadoso reproche.
S que mi alma no ha prosperado. S que mi conversacin no ha
sido siempre como si estuviera en la presencia de Dios. S que no he sido,
ni soy todava, como lo deseara ser, un seguidor serio y humilde de
Jesucristo. No he sido muy ejemplar en mi comportamiento, que debe ser
consistente con el trabajo importante para el que fui empleado. Pero, mi
estimado seor, permtame que le ruegue en el nombre de Dios, dgame,
usted verdaderamente piensa que en vez de beneficiar destruyo a otros?
Que debera desistir de predicar para perecer solo, y no llevar a otros junto
conmigo? Mi buen seor, ser un instrumento en las manos del diablo
para destruir las almas por las cuales Cristo muri? Que mi lengua pueda
adherirse a mi paladar en vez de que contine haciendo tan gran mal!
Seor, s misericordioso conmigo y perdona mi pecado, pues este es
grande!
No estoy libre de culpa, pero bendito sea Dios, ltimamente he
descubierto, o mejor dicho he sentido, en mi alma muchas cosas que eran
obstculos a la obra de Dios. Antes las vea; pero las vea en vano. No me
preocup por ser liberado de ellos. Por lo tanto permanecieron como otras
tantas barreras insalvables en mi camino. ltimamente he estado muy
confundido; las reprimendas que recib me pusieron bajo estricto
autoexamen. De pronto encontr muchas cosas que estaban mal y me fueron
una carga tan pesada que pasaba todo el da afligido. Solamente Dios sabe
lo mal que me sent. Mas, bendito sea Dios, que no me abandon en mi
angustia, sino que en medio de mis problemas me dio consolacin. Que
pueda mi alma alabarle por siempre!
He estado por mucho tiempo en un estado como de muerte, y si n
vida, habiendo perdido aquellos agradables sabores del amor de Dios que
una vez disfrut. No he podido encontrar ningn placer en la oracin. Ni he
podido orar de lo profundo de mi corazn. Si me forzaba a orar (ya que era
una cruz dolorosa), la vergenza cubra mi rostro y escasamente poda
levantar mis ojos, consciente de mi propia infidelidad a Dios y la
negligencia de mi vigilancia. Se suspendi toda relacin entre Dios y mi
alma. En verdad cuando oraba con otros o les hablaba a otros, encontraba
que el Espritu de Dios elevaba mi propia alma. Mas cuando me presentaba
ante Dios en secreto, tratando de volcar mis quejas delante de l, mi boca se
cerraba y el diablo de inmediato susurraba a mis odos, En qu te
beneficia la oracin? Empero si perseveraba en la oracin mi mente se
llenaba con miles de pensamientos superfluos, de tal manera que me vea
obligado a levantarme de mis rodillas, o poda solamente suspirar o gemir
de lo profundo de mi miseria. Mi corazn se endureca ms y ms, de tal
manera que ciertamente pens que a la larga me volvera un perdido.
Mas, bendito sea el Seor, hace algn tiempo encontr un
avivamiento de amor y he tenido ms comunin con Dios que en otros
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 219
tiempos recientes. Que sea mi cuidado constante de vigilar y orar, pues la
negligencia en esas cosas fue la causa principal de mi muerte anterior! La
ligereza e inconsistencia de mente que sola oprimirme, encuentro que
desaparecieron grandemente. Al presente (Dios permita que contine
siempre) el recuerdo de ellas me apena. Con frecuencia encuentro una gran
dulzura en mi alma y puedo llorar por mi ingratitud pasada hacia Dios. Ore
por mi, estimado seor, si usted me ama, que nunca ms resista su gracia!
No puedo decirle lo mucho que pienso que le debo a usted,
delante de Dios, por su cuidado, reproches y bondades. Que Dios le
recompense! Y que yo nunca, nunca ms pueda hacer mal uso de ello, sino
brindarle amor y reverencia y alabar a Dios por su amor en hacerle un
instrumento de bien y felicidad a mi alma.
Tho. Meyrick
MARTES 25 de junio. Viajamos a St. Just. Prediqu
a las siete a la ms grande congregacin que haba visto
desde mi llegada. En la reunin de la ms formal y amable
sociedad todos nuestros corazones estaban inflamados, y
nuevamente a las cinco de la maana, mientras explicaba el
texto, Ninguna condenacin hay para los que estn en
Cristo Jess.
15
Cuando termin la predicacin el Condestable tom
preso a Edward Greenfield (por medio de orden de arresto
del Dr. Borlase), un minero, de cuarentisis aos de edad,
con esposa y siete hijos. Tres aos atrs sobresala en la
comunidad por su maldicencia, blasfemia, borracheras y
toda clase de iniquidad. Pero todas esas cosas viejas haban
pasado por algn tiempo. Ahora era conocido por un
comportamiento todo lo contrario.
Le pregunt a un pequeo caballero en St. Just qu
objecin haba contra Edward Greenfield. Dijo: Pues bien
el hombre es bueno en todo lo dems. Pero los caballeros
distinguidos no pueden soportar su imprudencia.
Imagnese! Dice que sabe que sus pecados han sido
perdonados! Y por esta supuesta causa se le aplica el
destierro o la muerte!

15
Ro. 8.1.
Diarios, Tomo I 220
JUEVES 4 de julio. Viaj a Falmouth. Alrededor de
las tres de la tarde fui a ver a una dama que haba estado
enferma por mucho tiempo. Casi tan pronto como me sent
la casa fue rodeada por todos lados por una innumerable
multitud de gente. Un ruido ms fuerte y ms confuso como
a duras penas lo hubiera hecho la toma por asalto de una
ciudad. Al principio la Sra. B. y su hija se esforzaron por
tranquilizarlos. Pero fue trabajo perdido. Ms fcilmente
hubieran podido intentar acallar la braveza del mar. A la
postre escaparon y se contentaron con dejarnos a K.E. y a
m para arreglrnoslas lo mejor que pudiramos. El
populacho gritaba a voz en cuello: Saquen a los canorum!
Dnde estn los canorum? (Esta es una palabra sin
significado que los de Cornwall generalmente usan en vez de
metodistas.) Al no tener respuesta, rpidamente forzaron
la puerta principal y llenaron el pasillo. Solamente una
divisin de madera estaba entre nosotros, la que pareca que
no resistira por mucho tiempo. Inmediatamente baj un
gran espejo que colgaba contra la divisin, al suponer que
todo ese lado se derrumbara de una sola vez. Cuando
comenzaron el trabajo con abundancia de amargas
maldiciones, la pobre Kitty estaba completamente
impresionada y grit: Ay, seor, que debemos hacer? Le
dije: Debemos orar. A la verdad, en aquel momento tal
pareca que nuestras vidas no valan una hora de compras.
Ella pregunt: Pero, seor, no es mejor que se esconda?
Que se meta en el armario? Le respond: No, lo mejor
para m es pararme justamente donde estoy. Entre los que
estaban afuera estaban las tripulaciones marineros de unos
buques corsarios que poco antes haban llegado a la baha.
Algunos de ellos, molestos por la lentitud del resto, les
empujaron y entraron todos juntos, presionando sus
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 221
hombros contra la puerta interior y gritando, Fuerte,
muchachos, fuerte! Todas las bisagras saltaron a una vez y
la puerta cay dentro del cuarto. En seguida me puse en
medio de ellos y dije: Aqu estoy. Quin de ustedes tiene
algo que decirme? A quin de ustedes le he hecho algn
dao? A ti? O a ti? O a ti? Continu hablando hasta que
llegu, sin sombrero como estaba (ya que a propsito haba
dejado mi sombrero, para que ellos pudieran verme la cara)
al medio de la calle y entonces alzando la voz, dije,
Vecinos, compatriotas! Desean orme hablar? Ellos
gritaron con vehemencia, S, s. Debe hablar. Que hable.
Nadie debe impedrselo. Mas no teniendo nada en que
pararme y sin la ventaja del terreno, poda ser escuchado
solamente por unos pocos. Sin embargo, habl sin descanso
y tan lejos como lleg mi voz, la gente estuvo quieta, hasta
que uno o dos de sus capitanes se dieron media vuelta y
juraron que ningn hombre me tocara. El Sr. Thomas, un
clrigo, se acerc y pregunt: No les da vergenza tratar a
un extrao as? Pronto estuvo apoyado por dos o tres
caballeros del pueblo y uno de los regidores, con quien haba
caminado por el pueblo, hablando todo el tiempo, hasta que
llegamos a la casa de la Sra. Maddern. Los caballeros
propusieron mandar a buscar por mi caballo hasta la puerta
y desearon que ingresara a la casa y que descansara mientras
tanto. Mas pensndolo dos veces juzgaron que no era
aconsejable dejarme salir entre la gente otra vez. As que
decidieron enviar a mi caballo adelante a Penryn y enviarme
por agua all, ya que el mar pasaba por la puerta de atrs de
la casa donde estbamos.
Nunca antes haba visto, no, ni siquiera en Walsall, la
mano de Dios tan claramente manifestada como aqu. All
tuve muchos compaeros que estaban prestos a morir
Diarios, Tomo I 222
conmigo; aqu ningn amigo, slo una sencilla nia, quien en
todo caso fue separada de m en un instante, tan pronto
como sali de la puerta de la casa de la Sra. B. All recib
algunos golpes, perd parte de mis ropas y estaba cubierto
de tierra. Aqu, aunque las manos de quizs algunos cientos
de personas se levantaron para golpear o arrojar, no
obstante todos fueron detenidos a medio camino, de tal
manera que nadie me toc siquiera con un dedo. Nada
tampoco fue arrojado de principio a fin, as que no tuve ni
una sola mancha en mis ropas. Quin puede negar que Dios
escucha la oracin? O que tiene todo poder en el cielo y la
tierra?
Me embarqu cerca de las cinco y media. Muchos de
la turba esperaron a la salida del pueblo, quienes, al ver que
me escapaba de sus manos, slo podan vengarse con la
lengua. Algunos de los ms fieros corrieron a lo largo de la
orilla para recibirme en el momento de mi desembarque.
Sub por el empinado y estrecho pasaje desde el mar hasta
el tope donde el principal hombre estaba parado. Le mir a
la cara y dije: Le deseo buenas noches. El no habl, ni
movi mano o pie hasta que estuve sobre el caballo. Luego
dijo: Le deseo que estuviera en el infierno, y se volte
hacia sus compaeros.
Tan pronto estuve a la vista de Tolcarn (en la
parroquia de Wendron), donde tuve que predicar en la
noche, fui recibido por varios, corriendo como por sus vidas
y rogndome que no fuera ms lejos. Pregunt: Por qu
no? Dijeron: Los guardianes de la iglesia, los condestables
y las autoridades de la parroquia estn esperndole en la
cima del cerro y estn dispuestos a agarrarlo. Tienen una
orden judicial especial de los jueces reunidos en Helston,
quienes permanecern all hasta que lo hayan llevado.
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 223
Cabalgu directamente cerro arriba y al ver a cuatro o cinco
jinetes, bien vestidos, me dirig directamente a ellos y les
dije: Caballeros, tiene alguno de ustedes algo que decirme?
Yo soy Juan Wesley. Uno de ellos se puso
extremadamente molesto por esto de que yo presuma decir
que era el Sr. Juan Wesley. No s como podra haber
resultado tan atrevida afirmacin a no ser porque el Sr.
Collins, el ministro de Redruth (accidentalmente, segn dijo)
pas por all. Al dirigirse a m y decir que me conoci en
Oxford, mi primer antagonista se qued en silencio, y otra
disputa distinta empez: si esta predicacin haba hecho
algn bien. Apel a los hechos. El consinti (despus de
muchas palabras): Las gentes son mejores al presente.
pero agreg, De seguro, pronto estarn tan mal, si no peor
que antes.
Cuando l se fue uno de los caballeros dijo: Seor,
me gustara hablar algo con usted. Cabalguemos a la
entrada. As lo hicimos, y l dijo: Seor, le dir cual es el
fondo del asunto. Todos los caballeros de estos lugares
dicen que usted ha estado mucho tiempo en Francia y
Espaa y ahora usted es enviado aqu por el Pretendiente y
que estas sociedades han de unirse a l. Ciertamente,
todos los caballeros de estos lugares no mentiran contra
sus propias conciencias!
Cabalgu a la casa de un amigo, a unas cuantas
millas, encontrando que el sueo de un hombre trabajador es
dulce. Fui informado que haba muchos aqu que tambin
tenan el deseo fervoroso de escuchar esta predicacin.
Mas no se atrevan, pues Sir V____n haba declarado
solemnemente, y delante de toda la congregacin conforme
salan de la iglesia: Si cualquiera de esta parroquia se atreve
Diarios, Tomo I 224
a escuchar a estos hombres, no podr asistir a mi banquete
de Navidad.
LUNES 18 de noviembre. Pas un corto tiempo con
B. Armsted, dbil de cuerpo, pero fuerte en la fe. Ella haba
estado esperando con paciencia a Dios, hasta que sus manos
y sus pies comenzaron a enfriarse y pareca estar a punto
de morir. Luego Satans volvi con toda su fuerza y la
cubri con profunda oscuridad. Esto la arroj a una lucha
con Dios tan fuerte que se le quit la fiebre y volvi su
fuerza. As es que con toda probabilidad el viejo asesino le
salv la vida por su furiosa intencin de destruirle el alma.
LUNES 2 de diciembre. Las alarmas continuaban
aumentando en Londres, debido a la proximidad del
acercamiento de los rebeldes. Pero qu ligeras son todas
estas cosas para quienes pueden consignar tanto su alma
como su cuerpo a un fiel y misericordioso Creador!
Por este tiempo recib algunos informes ms sobre el
ejercito, cuya sustancia es como sigue:
Octubre 10 de 1745
Reverendo Seor,
Le har conocer las manifestaciones del Seor con nosotros el
pasado abril. Marchamos de Gante a Allest el da 14, donde encontr a dos o
tres de nuestros hermanos en los campos. Cantamos y oramos juntos y
fuimos consolados. El da 15, encontr una pequea compaa a unas tres
millas del pueblo y el Seor llen nuestros corazones con amor y paz. El
da 17, marchamos al campamento cerca de Bruselas. El 18, encontr una
pequea congregacin al lado de un cerro y habl sobre estas palabras:
Salgamos, pues, a l, fuera del campamento, llevando su vituperio.
16
El 28,
habl sobre estas palabras de Isaas: Por tanto, Jehov, que redimi a
Abraham, dice as a la casa de Jacob: No ser ahora avergonzado Jacob,
ni su rostro se pondr plido.
17
El 29, marchamos cerca del enemigo y
cuando les vi en su campamento, mis entraas se movieron por ellos, en
amor y piedad por sus almas. Nos acostamos sobre nuestras armas toda la
noche. En la maana, abril 30, el can comenz a sonar a las cuatro y
treinta y el Seor me libr de todo temor, de tal manera que fui al campo

16
He. 13.13.
17
Is. 29.22.
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 225
con alegra. Las balas de los caones volaban por ambos lados, muchos
eran los hombres que caan, pero nada me toc hasta las dos de la tarde.
Entonces recib una bala en el brazo izquierdo y me regocij sobremanera.
Poco despus recib otra bala en el brazo derecho, lo que me oblig a
abandonar el campo. Mas apenas saba si estaba en la tierra o en el cielo.
Fue uno de los das ms dulces jams gozado.
MIRCOLES 18. Siendo el da de Ayuno Nacional,
nos reunimos a las cuatro de la maana. Prediqu sobre Joel
2.12, etc. A las nueve nuestro servicio en West Street
comenz. A las cinco prediqu en la Fundicin otra vez,
sobre Jehov preside en el diluvio.
18
Hubo abundancia de
personas en la Capilla de West Street y en la Fundicin,
tanto en la maana como en la noche, as tambin (lo
entendimos) en cada lugar de cultos pblicos por todo
Londres y Westminster. Tal solemnidad y seriedad en todo
lugar como no se haba visto ltimamente en Inglaterra.
Habamos distribuido en poco tiempo algunos miles
de pequeos tratados entre la gente del pueblo. Y esto
agrad a Dios, lo que provoc celos en otros. De suerte que
el Alcalde de Londres haba ordenado imprimir una gran
cantidad de papeles disuadiendo a la gente a maldecir y
blasfemar, y se distribuyeron a la milicia. En este da una
Ferviente exhortacin a favor de un arrepentimiento serio
fue entregada a cada persona que sala de las iglesias de
Londres y sus alrededores. Una copia de la misma fue
dejada en cada casa cuyos ocupantes estuvieron ausentes de
la iglesia. No dudo que Dios dio su bendicin con esto. Y
quizs por eso la sentencia de desolacin fue revocada.
Fue en este mismo da que el ejrcito del Duque
estuvo notablemente protegido en medio de las emboscadas
en Clifton Moor. Los rebeldes tiraron muchas andanadas
sobre las tropas del Rey desde las vallas y murallas detrs

18
Sal. 29.10.
Diarios, Tomo I 226
de las cuales se apostaron. Y aun as, del primero al ltimo,
slo diez o doce hombres cayeron, pues los tiros pasaban
volando sobre sus cabezas.
VIERNES 27. [Aqu Wesley cita una carta en la que se le
exhortaba a abandonar la Iglesia de Inglaterra. Se incluye ms adelante en
esta serie de Obras de Wesley, entre su correspondencia.]
MIRCOLES 19 de enero de 1746. Viajamos a
Birmingham, donde muchos de nuestros hermanos de
diferentes lugares se reunieron en la noche.
JUEVES 20. Partimos tan pronto fue de da. Antes
de llegar a Aldridge Heath la lluvia se convirti en nieve, que
el viento del norte diriga de lleno en nuestras caras y nos
cubri de pies a cabeza en menos de una hora. Le
preguntamos a uno que viva a la entrada de las cinagas cul
sera de nuestra mejor ruta para Stafford. Seor,
respondi, mil libras contra un penique que usted no
puede llegar all hoy. Hombre, son cuatro largas millas
desde el otro lado ms lejos de esta comunidad. En un da
claro no estoy seguro de poder atravesar. Ahora todos los
caminos estn cubiertos con nieve y cae tanta nieve que
usted no puede ver delante suyo. Sin embargo,
continuamos y creo que no nos habamos salido ms de diez
yardas del camino cuando llegamos a Stafford.
En la noche llegamos a la casa de Roger Moss.
Prediqu sobre Romanos 3.22 y agrupamos a unos cuantos
como una sociedad.
VIERNES 21. Desayunamos en Bredbury Green, de
donde viajamos a Marsden. Al da siguiente, sbado 22,
viajamos a Leeds. Prediqu a las cinco. Al regresar a la casa
una gran multitud nos sigui y nos tiraron todo lo que
tuvieron a la mano. Fui golpeado varias veces, una o dos
veces en la cara, pero sin ser lastimado. Me dirig a la oficina
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 227
del Registrador y le cont del caso. Me prometi prevenir
acciones semejantes en el futuro.
MARTES 22 de marzo. Viaj con el Sr. Piers a ver a
uno que se llamaba a s mismo profeta. Estuvimos con l
cerca de una hora. Mas no pude pensar que fuera enviado de
Dios: (1) porque luca estar lleno de s mismo, vano,
temerario y obstinado; (2) porque habl con extrema
amargura tanto del Rey, como dos los obispos y de todo el
clero; (3) porque insista en hablar en latn sin poderlo
hacer, demostrando simplemente que l mismo no entenda
su propio llamado.
LUNES 12 de mayo. Cen con un caballero que
estaba completamente convencido que no hay tal cosa como
virtud o felicidad en la tierra, habiendo encontrado, dijo,
mediante experimentos repetidos, que no obstante las mil
favorables apariencias, todo hombre viva en el fondo de un
completo egosmo y verdadera miseria. No me
sorprendera si cada deista racional pensara lo mismo.
Ciertamente deben hacerlo, si son consistentes consigo
mismos. Porque es seguro que todos los humanos son
miserables y egostas, cualquiera sea la presentacin que
puedan hacer, hasta que no tienen fe, esa conviccin de lo
que no se ve,
19
cuya misma existencia cuestionan.
LUNES 19. Vi un increble caso de angustia. Una
sensata joven mujer (no metodista), que siempre asista a su
iglesia, haba credo ser una cristiana buena y justa durante
toda su vida. Mantuvo esta creencia a travs de unas
violentas fiebres y hasta que el mdico le dijo a su hermano
que ella morira. Al saberlo grit: As que mi hermano y
usted van al cielo y yo al infierno. El hermano dijo que

19
He. 11.1.
Diarios, Tomo I 228
desde ese momento estuvo en desesperacin y agona,
diciendo que ya estaba en el infierno, que senta las llamas;
que el diablo tena su alma y cuerpo y que ahora la estaba
desgarrando a pedazos. Si tragaba algo, gritaba que estaba
tragando fuego y azufre. Por doce das no prob alimento
alguno y por ms de veinte solamente agua. No dorma ni de
da ni de noche. Permaneca acostada maldiciendo y
blasfemando, rasgando sus ropas o rompiendo en pedazos
todo lo que poda alcanzar. Los pecados de mayor carga
sobre ella eran el no tener conocimiento de Dios o de su
amor, no creer en Jesucristo. y aun as haberse convencido y
convencido a otros que era una buena cristiana. Estuvo ms
tranquila desde el momento en que oramos con ella, dejando
de maldecir y blasfemar. A los pocos das comenz a tomar
un poco de te, aunque permaneciendo en plena
desesperacin. Ms tarde Dios convirti su pesar en alegra.
SBADO 7 de junio. Le pregunt a Richard
Langman y a su esposa cmo se haban recuperado del
engao alemn. Ella respondi: Nadie hubiera podido
librarnos de ellos a no ser ellos mismos, ya que no hay
barreras contra sus tiernas palabras. Mas uno o dos de sus
sermones abrieron nuestros ojos, especialmente uno en que
el predicador estaba describiendo cmo la Virgen aliment
al pequeo Cordero con comida blanda, y cmo, cuando l
creci poda enviarle a hacer un mandado, quizs por un
porrn de leche. Pero si lo dejaba caer, el poda hacer el
milagro de componerlo. Ellos entonces no eran capaces de
digerir estas cosas; ahora ya no les revuelven el estomago.
En la tarde un viejo amigo (ahora con los moravos)
luch mucho para convencerme que no poda continuar en la
Iglesia de Inglaterra, porque no poda someterme
implcitamente a sus resoluciones. Porque esto, dijo, era
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 229
esencialmente necesario para permanecer en cualquier
iglesia. No es necesario para continuar en cualquier iglesia,
sino en la de los Hermanos. Si as fuera, no sera posible que
yo fuera miembro de iglesia alguna bajo el cielo. Pues debo
aun insistir en el derecho al juicio privado. No me atrevo a
llamar a hombre alguno Rab. No puedo someterme ya sea a
una fe implcita o a la obediencia de cualquier hombre o
nmero de hombres bajo el cielo.
MIRCOLES 2 de julio. Recib la siguiente carta de
un amable hombre que est ahora con Dios:
Northampton, junio 29 de 1746
Reverendo y Estimado Seor,
Estoy verdaderamente feliz que la extensa carta que le envi
ltimamente fue de su agrado. Bendigo a Dios que mis prejuicios contra l os
escritores del orden establecido fueron oportunamente eliminados y
vencidos. Me regocijo grandemente al ver en aqullos que por relatos de
otros debo estimar grandemente como excelencia de esta tierra, que sus
prejuicios contra sus hermanos de cualquier denominacin han sido
igualmente calmados; que nos estamos acercando ms a la armona en la
que espero que lleguemos a ser uno en Cristo Jess...
Siempre he estimado que el verdadero acto de amistad es usar
nuestros esfuerzos mutuos para dar testimonio el uno del otro como de
carcter intachable y tan valioso como sea posible. Nunca he tenido un
mejor concepto de mis obligaciones que cuando aquellas personas dignas
que me honraron con su afecto y relacin libremente me dijeron lo que
ellos pensaban que era impropio de mi carcter y conducta. Esto por l o
tanto, estimado seor, es un testimonio que usted puede razonablemente
esperar de m, ya que he gozado por algn tiempo de haberle conocido.
Ms, siempre he tenido como prctica, no creer en ningn cuento que
perjudique a aqullos a quienes tena razn aparente de estimar, por lo que
saba de ellos. Consecuentemente, como no debo tomar esto como una base
firme, usted debe contentarse en esperar un poco ms antes de que usted
pueda recibir aquel testimonio de amor fraterno que usted solicita de
Reverendo y estimado seor,
Su obligado y afectuoso
Hermano y siervo,
P. Doddridge
Su prudencia me ha sugerido un pensamiento, sera
modesto llamarnos nosotros mismos humildes? Si la
expresin significa estar listos para servir en amor en
Diarios, Tomo I 230
cualquier cosa humilde, como el lavado de pies a otros,
espero que pueda decir: Soy su humilde servidor. Pero si
esto se refiere a alguien que en todo respecto es tan humilde
como debera ser, Dios me perdone que usurpe ttulo tan
orgulloso. En qu puedo decir que ya lo he logrado? Slo
en que amo a mi divino Maestro y que no quisiera tener
ningn pensamiento en mi corazn que l pudiera
desaprobar. Siento una gran dulzura en tener la seguridad de
estar en su bendita mano, lo que no todo el mundo puede
tener y que verdaderamente pienso, me hara ms feliz estar
en un calabozo oscuro que en diez mil mundos que me
impidieran tenerla. Por lo tanto, amo a toda criatura sobre la
tierra que lleve su imagen. Sin exceptuar a aqullos que por
ignorancia, imprudencia o prejuicio me han lastimado
grandemente.
DOMINGO 6. Despus de conversar largamente
con los lderes, ambos, hombres y mujeres, acordamos que
nos evitaramos un gran gasto tanto en salud, como en
tiempo y dinero, si la gente pobre de nuestra sociedad
pudiera ser convencida de dejar de tomar t. Decidimos
empezar nosotros mismos y dar el ejemplo. Esperaba tener
alguna dificultad en romper con una costumbre de veintisis
aos de prctica. Como resultado, tuve dolor de cabeza los
tres primeros das, ms o menos durante todo el da y
estaba medio dormido de maana a noche. Al tercer da, el
mircoles en la tarde, perd la memoria casi completamente.
Por la noche busqu mi remedio por medio de la oracin. El
jueves por la maana mi dolor de cabeza haba desaparecido.
Mi memoria estaba alerta como nunca. No he encontrado
ninguna dificultad, sino ms bien un beneficio razonable en
muchos aspectos desde aquel da hasta el presente.
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 231
LUNES 4 de agosto. Recib una carta de Yorkshire,
parte de la misma son estas palabras:
El mircoles, julio 16, visit al buen viejo Sr. Clayton. Estaba
sumamente dbil y pareca como uno que no tuviera mucho ms tiempo de
vida. Lo volv a visitar el lunes 21 y lo encontr muy enfermo. Me dijo que
nadie ms deba de haber sido admitido a visitarle; que l tena mucho que
decirme para contarle a usted y deseaba que le enviara sus saludos y que le
deseaba prosperidad en su piadoso trabajo. Viendo que no poda hablar
mucho, decid salir, sin pensar que esta sera la ltima visita. Al regresar
por estos lugares el sbado pasado, encontr que haba muerto esa maana
entre dos y tres. El lunes pasado fui a su entierro y en forma inesperada
llev el duelo de mi buen y viejo amigo. Acompa su cuerpo hasta la
sepultura. All observ su solemne entierro. Mucho de sus parroquianos
derramaron lgrimas, habiendo sido l un padre para los pobres. Muri muy
pobre, aunque tena una renta de cuarenta libras al ao y un salario de cerca
de trescientas libras por haber sido rector por cuarenta y tres aos.
MIRCOLES 13. Prediqu en Llansanffraid. Tan
pronto salimos de la iglesia se nos acerc una pobre mujer a
quien Satans la haba atado en manera poco comn por
varios aos. Nos sigui hasta la casa donde estaban nuestros
caballos, llorando, regocijndose y alabando a Dios. Haba
dos clrigos all a mi lado, y la casa llena de gente. Mas ella
no pudo contenerse de declarar delante de ellos todo lo que
Dios haba hecho por su alma. Las palabras que salieron del
corazn llegaron al corazn. Rara vez antes haba escuchado
tal predicador. Todos alrededor de ella estaban en lgrimas,
los grandes as como los humildes, pues no haba cmo
hacer resistencia al Espritu por el cual habl.
El extrao relato que hizo sobre s misma es ste (sin
preocupase de que cada uno juzgara como quisiera): Que
haca cerca de siete aos desde que haba insultado a uno de
sus vecinos, quien luego fue a ver a Francis Morgan (un
hombre famoso de esos lugares) y le dio catorce chelines
para hacerle el peor dao. Que a la noche siguiente, tan
pronto como se acost, comenz repentinamente una
tormenta de truenos, rayos y lluvia, en medio de la cual ella
sinti que todo su cuerpo se estremeca y supo que el diablo
Diarios, Tomo I 232
estaba cerca de ella. Que al mismo tiempo el caballo que
tena abajo en el establo, que sola estar tan quieto como
oveja, saltaba de un lado a otro y rompa de tal forma que
ella se vio obligada a levantarse y soltarlo. Que el rbol que
creca junto a la casa haba sido arrancado de raz. Desde ese
momento no tuvo descanso da o noche, estando no slo en
temor y pavor, sino tambin en el peor de los tormentos.
Senta como si le desgarraran la carne con tenazas calientes
y hasta el da de hoy no haba tenido ningn respiro o
tranquilidad. Ahora saba que Dios la haba liberado y crey
que Dios todava poda salvar su cuerpo y alma y golpear a
Satn a sus pies.
A las tres de la tarde prediqu en Builth, habiendo
decidido ir de all a Carmarthen. Me di cuenta que por error
se haba anunciado una predicacin ma en Leominster en
Herefordshire. Cambi mi plan y me fui a Llansanffraid esa
noche y al da siguiente viaj a Leominster.
A las seis de la tarde empec a predicar sobre una
tumba cerca del lado sur de la iglesia. La multitud ruga por
todas partes, pero pronto mi voz prevaleci. Poco a poco la
gente comenz a calmarse, hasta que [en la iglesia]
empezaron a tocar las campanas, pero aun as no ganaron lo
que pretendan, pues mi voz todava se poda escuchar.
Entonces los rganos comenzaron a tocar con todo su
poder. El Sr. C., el cura encargado, entr a la iglesia y se
esforz en acallarlos, pero en vano. As que pens que lo
mejor sera trasladarme al mercado de trigo. Toda la
congregacin me sigui, a los que se unieron muchos ms
que no hubieran venido al cementerio. Aqu tuvimos
momentos de tranquilidad y expliqu lo que es esta secta
que nos es notorio que en todas partes se habla contra
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 233
ella.
20
Camin seguido de un gran nmero de personas hacia
nuestro hospedaje, pero a ninguno le o palabra hiriente. Un
cuquero que me sigui me dijo: Estaba muy descontento
contigo por tu ltimo Llamado,
21
pero mi descontento
pas. Te o hablar y mi corazn se asi de ti.
22
LUNES 18. Cabalgu con el Sr. Hodges a Neath.
Aqu encontr a doce jvenes a los que casi pude envidiar.
Vivan juntos en una casa y continuamente regalaban lo que
les sobraba despus de cubrir lo que necesitaban para vivir.
La mayora de ellos, (me contaron) eran predestinistas, pero
tan poco intolerantes de sus opiniones que no soportaban
que un predicador predestinista predicara entre ellos, a no
ser que dejara toda controversia a un lado. Bajo estas
condiciones reciban con todo gusto a aqullos de diferentes
opiniones.
La multitud de personas me oblig a predicar en la
calle sobre Arrepentos, y creed en el evangelio.
23
Un
hombre que estaba dispuesto a interrumpir procur que un
violinista borracho le siguiera, pero al descubrir que nadie lo
hizo, se sintieron avergonzados. El caballero se retir a un
lado y el violinista al otro.
[En nota al 8 de septiembre, Wesley incluye copia de una carta a Benjamin
Ingham. Esta carta se incluye entre la correspondencia traducida en otro
tomo de esta serie.]
MARTES 9 de septiembre. Prediqu en Crowan. Se
nos hizo de noche mientras predicaba, pero nadie se ofreci
a salir.

20
Hch. 28.22.
21
Vase Un nuevo llamado a personas razonables y religiosas, en Obras de
Wesley, 5:75-378.
22
Los cuqueros insistan en tratar a todos de t, pues no se deba tratar a
nadie con mayor respeto que el que se le daba a Dios.
23
Mr. 1.15.
Diarios, Tomo I 234
MIRCOLES 10. Prediqu en Porkellis, en
Wendron, a muchos ms que los que la casa poda albergar.
W____ T ____ de Sithney cabalg conmigo a Gwennap, un
compaero inseparable del Sr. N____ siempre que pudiera
unirse a l en pleitos y borracheras, pero con sus
borracheras termin la amistad del Sr. N____.
Cuando oy que un tal John O____, un hojalatero,
estaba predicando, se fue all con el propsito de hacer
bromas. Pero la palabra de Dios lo derrib a tierra. No
obstante el luch en su esfuerzo, algunas veces tratando de
ir otra vez, otras veces resuelto a nunca ir ms. Un da
cuando visitaba a su hermana, carg a una pequea nia (de
ms o menos cuatro aos) y le dijo: Me dicen que t
puedes cantar himnos. Ven, cntame un himno. Ella
comenz de inmediato
Mi alma, no demores!
Cristo llama, que le adores:
Levantaos, seguid al Salvador,
bendecid al da feliz y dad loor!
Ningn mortal habr de saber
Lo que l promete conceder:
La paz, el amor y el consuelo:
Id a l, seguidle sin desvelo!
De inmediato l se levant y se fue al servicio de
predicacin. Esa misma noche encontr paz para su alma.
JUEVES 11. E__ T__ (la hermana de W__ T__) viaj
conmigo a Camborne. Cuando ella se enter que su hermano
era un pervertido (as le llamaban por ser metodista), fue a Sithney
con el propsito de rescatarlo. Mas no encontrando palabras
justas, ni nombres duros, ni juramentos, ni maldiciones, ni
golpes que pudieran convencerlo, se retir renunciando a l y
a todo lo que le perteneca y decidi del todo no verlo nunca
jams.
Seis semanas despus, lo encontr en Redruth y le
invit a que entrara a una casa. Cuando estuvieron sentados,
Diario 6, 28 de octubre de 1743 - 26 de noviembre de 1746 235
ella irrumpi en llanto y le dijo: Hermano, en el nombre de
Dios, sigue a esos hombres. Me avisas cuando cualquiera de
ellos predique en tu casa y vendr a escucharle.
El pregunt: Cmo es esto? Cmo es que t
llegaste a cambiar tanto? Ella respondi: Hace dos
semanas, so que un hombre se par a mi lado y me dijo,
"No hables mal de estos hombres, pues ellos son los siervos
de Dios." Le respond, "Qu, es usted uno de ellos? Les
desafo a todos ustedes. Me quedo en mi iglesia." El dijo, "Y
cuando ests en la iglesia, cmo empleas tus
pensamientos? O hasta en la Mesa del Seor?" Y as
continu, dicindome todo lo que guardaba en mi corazn.
Cada palabra me atraves. Levant mis ojos y le vi brillante
y glorioso. Y supe que era nuestro Salvador. Ca a sus pies
y luego despert.
A la semana siguiente, ella fue a Sithney, donde el Sr.
Meyrick estaba predicando y diciendo: Hay alguno de
ustedes que ha cerrado sus puertas contra los mensajeros de
Dios? Cmo sera si nuestro Seor cerrara la puerta de su
misericordia contra ti? Ella grit, Esa soy yo, y se
desplom. No tuvo ella ms descanso hasta que Dios la
hizo testigo de la fe que una vez persigui.
235
Diario 7
Desde el 25 de noviembre de 1746
hasta el 20 de julio de 1749
DOMINGO 11 de enero de 1747. En la noche
cabalgu a Brentford, al da siguiente a Newbury y el martes
13 a las Devizes. El pueblo estaba alborotado de principio a
fin, como si los franceses estuvieran entrando; y se oa
abundantes palabras groseras, juramentos, maldiciones y
amenazas. La persona ms activa que incitaba al pueblo,
fuimos informados, era el Sr.____, el prroco. El haba
estado trabajando infatigablemente, yendo todo el da de
casa en casa. Tambin se haba tomado el trabajo de poner
avisos en los lugares ms concurridos del pueblo, sobre Un
entretenimiento encubridor y pantommico que ser
exhibido en la casa del Sr. Clark (donde yo iba a predicar).
La ltima parte del aviso contena algo de doble sentido que
una persona decente no puede repetir. Empec a predicar a
las siete sobre La gracia de nuestro Seor Jesucristo sea
con vosotros.
1
Muchos del gento entraron, escucharon
algo y permanecieron quietos. Nadie abri su boca y se
reflejaba la atencin en el rostro de cada uno de ellos.
JUEVES 22. A las doce y media me fui a caballo a
Wick, donde estaba citado para predicar a las tres. Estuve
cruzando la muralla a caballo por de la Puerta de San
Nicols (me haban trado el caballo al lugar donde cenaba),
justo cuando un carretn hizo un viraje brusco de la Calle
San Nicols y se vino de pronto cerro abajo. Haba
solamente espacio para pasar entre la rueda y la muralla,

1
Ro. 16.20.
Diarios, Tomo I 236
pero el espacio estaba tomado por el arriero. Le ped que se
retirara o de lo contrario tendra que pasarle por encima.
Mas, el hombre, como si fuera sordo, camin directamente
hacia adelante. Esto me oblig a frenar a mi caballo.
Mientras tanto el eje de la carreta le golpe con fuerza en el
hombro, con tal impacto que lo tir al suelo. El me lanz
por encima de su cabeza, como flecha de arco, y qued
tendido, con mis brazos y piernas, no s cmo, estiradas y
cerca de la muralla. La rueda sigui corriendo, y pas a mi
lado, pero solamente me ensuci las ropas. No sent la ms
mnima ansiedad en mi espritu, sino la misma compostura
como si hubiera estado sentado en mi estudio. Cuando se
fue la carreta me levant. Muchas personas se reunieron en
derredor mo hasta que un caballero me invit a que entrara
en su tienda. Despus de limpiarme un poco volv a coger el
caballo y llegu a Wick a tiempo para mi predicacin.
Regres a Bristol (donde se haba esparcido la
noticia de mi muerte) con tiempo suficiente para alabar a
Dios en la gran congregacin y predicar sobre T, oh
Seor, salvars al hombre como a la bestia.
2
Mis
hombros, mis manos, mi lado, y ambas piernas estaban algo
amoratados; mis rodillas algo ms; mi muslo derecho mucho
ms, lo que me dificultaba para caminar. Un poco de melaza
caliente me quit todo el dolor en una hora y la cojera en
uno o dos das.
LUNES 2. Empec a examinar las clases. Los lderes
desearon, en sus tiempos libres, rendirme un corto informe
por escrito de los que estaban bajo su cuidado. Entre otras
muchas, recib la siguiente nota:
Estimado seor,

2
Sal. 56.7.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 237
Espero que mi clase se est inclinando en una sola direccin. K. T.,
A.G., A. S., M. S., M. R., E. L. y S. S. parecen conservar su confianza en el
Seor. W.R., L.R., S.R., H.B. y I.B. el anciano y A.B. parecieran estar
encerrados en una neblina y no son capaces de salir para ningn lado. Estn
muy muertos y al mismo tiempo muy sentidos. Nada parece hacerles
ningn bien, a no ser que sea suave como el aceite y cortante como una
navaja.
M.S., M.Q., E.E., E.B., M.H., F.B., M.S., J.B e I.B., el ms joven,
parece que buscan a Dios con fervor. J.T. y M.H. parecen tener un anhelo y
buscan algo con fervor.
Me parece que todos nosotros deseamos consejos simples y
cortantes, que nos despierten y sacudan y nos apuren, como el del ngel,
escapa por tu vida; no mires tras de ti, ni pares en toda esta llanura.
3
Encuentro muchas veces al Seor que me despierta como con trueno. Sin
embargo encuentro un espritu de quietud y de tibieza que se adhiere a mi
como lo hace la piel a mi carne. A veces el Seor me demuestra cmo sin yo
sentirlo ese espritu se me aproxima, y esto me hace temblar, porque no
siempre he temido. Que Dios pueda darnos el sentir la verdadera condicin
de nuestras almas! Lo que, espero, ser siempre la oracin de
Su indigno hijo en el evangelio,
John Hague
Ustedes que fueron amados y beneficiados por este
hombre de Dios cuando estaba en vida, escuchen lo que,
muerto, an habla por ustedes.
4
MARTES 10. Mi hermano regres del norte y me
prepar para reemplazarle all.
DOMINGO 15. Estuve muy dbil y sin fuerzas.
Mas el lunes 16, me levant poco despus de las tres, con
vida y fuerza y encontr que todos mis achaques haban
desaparecido como un sueo.
El da anterior me asombraba la calma del tiempo,
porque raras veces me sucede esto en mis viajes. Pero mi
asombro se acab: el viento cambi por completo al norte y
sopl con tanta fuerza e intensidad que cuando llegamos a
Hatfield ni mis compaeros ni yo tenamos mayor uso de
nuestras manos y pies. Despus de descansar una hora,
comenzamos de nuevo a travs del viento y la nieve, los que

3
Gn. 19.17.
4
He. 11.4.
Diarios, Tomo I 238
nos caan en la cara. Esto fue slo una rfaga. En Baldock
Field la tormenta comenz con ms fuerza. El granizo
grande caa con tanta violencia en nuestras caras que no
podamos ver y a duras penas respirar. Sin embargo, antes
de las dos en punto llegamos a Baldock, donde alguien nos
recibi y nos condujo a salvo a Potton.
A las seis prediqu a una congregacin muy formal.
MARTES 17. Salimos tan pronto amaneci, pero
era un trabajo muy difcil poder avanzar. La escarcha no se
deshaca o rompa. La nieve limpia sin huellas cubra todos
los caminos y tenamos que hacer gran esfuerzo para
mantener a nuestros caballos en pie. Mientras tanto el
viento aumentaba ms y ms, hasta poder voltear a ambos,
hombre y bestia. Sin embargo, despus de darles algo de
comer a los caballos en Buckden, continuamos de nuevo
hasta encontrarnos en medio de un campo abierto con una
tormenta fuerte de lluvia y granizos como nunca habamos
tenido antes. Atravesaba nuestros abrigos, externos e
interiores, botas y todo, y sin embargo se congelaba al caer,
aun sobre nuestras cejas, as que a duras penas tenamos
nada de fuerzas o movimiento cuando llegamos a nuestro
albergue en Stilton.
Ahora perdimos nuestras esperanzas de llegar a
Grantham, al caer rpidamente ms y ms nieve. Sin
embargo, aprovechamos una suave rfaga para salir y hacer
lo mejor posible de nuestro camino a Stamford Heath. Mas
aqu surgi una nueva dificultad por causa de la cada y gran
acumulacin de nieve. A veces hombre y caballo estaban en
peligro de desaparecer en la nieve. No obstante en menos de
una hora estuvimos a salvo en Stamford. Estando
dispuestos a llegar tan lejos como fuera posible, hicimos una
corta parada aqu y cerca de la puesta del sol, con fro y
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 239
cansados, pero con salud, llegamos a un pequeo pueblo
llamado Brig Casterton.
MARTES 24. Escrib unas cuantas lneas al Sr. C.
dndole un relato del comportamiento de su pariente. El le
oblig a venir directamente a m para pedirme perdn.
Desde ese momento no hemos tenido desrdenes en
Grimsby.
Al medioda supervis la pequea sociedad en
Tetney. No haba visto otra igual en toda Inglaterra. En el
listado (que revela el informe de la contribucin a los
pobres) observ que uno dio ocho peniques, con frecuencia
diez, a la semana; otro, trece, quince o dieciocho peniques;
otro algunas veces uno, a veces dos chelines. Le pregunt a
Micah Elmoor, el lder (un verdadero israelita, ahora
retirado): Cmo es esto? Son ustedes la sociedad ms
rica en Inglaterra? El me respondi: Supongo que no, pero
todos nosotros los que somos solteros hemos juntos
acordado darnos a nosotros mismos y todo lo que tenemos
a Dios. Lo hacemos con alegra, por lo que estamos
dispuestos de tiempo en tiempo a recibir a todos los
extraos que vienen a Tetney, quienes con frecuencia no
tienen alimento que comer, ni ningn amigo que les de
albergue.
Llegamos a Hainton poco despus de la puesta del
sol. Nunca antes haba visto congregacin tan grande aqu.
Les exhort a todos ellos (protestantes y papistas) sobre la
gracia de nuestro Seor Jesucristo,
5
y lo que deca parecan
ser en verdad (como dice Homero), palabras con alas, que
volaban como flechas de la mano del Altsimo al corazn de
cada oyente.

5
Ro. 16.20.
Diarios, Tomo I 240
SBADO 28. Visit en Shipton al Sr. Coates, el
ministro de Acomb, quien haba querido verme. Despus de
pasar con l media hora agradable y til, viaj a Thirsk.
Aqu me regocij con T. Brooke y su esposa, luces
que brillan en la oscuridad. ltimamente Dios les haba
agregado un tercero, uno que haba sido anteriormente
famoso por toda clase de maldades, quien se arrepinti de
corazn mientras que el Sr. Brooke le hablaba y se retir a
su casa justificado. Esta experiencia haba impactado a toda
la comunidad, de tal manera que cuando llegu, alrededor de
las cinco, a predicar en una casa vaca, sta se llen
rpidamente, dentro y fuera, siendo el Juez uno de la
congregacin. En la maana cerca de las seis prediqu otra
vez a una congregacin ms numerosa que antes. Nadie
abri la boca, ya sea a la hora de la predicacin o cuando
camin por el pueblo, a no ser que fuera para desearme que
Dios me acompaara o preguntarme cundo regresara de
nuevo.
DOMINGO primero de marzo. Llegu a
Osmotherley cerca de las diez en punto, justamente cuando
el ministro (que vive a unas millas de all) llegaba al pueblo.
Le ofrec mis servicios y le dije, que si l deseaba, yo podra
ayudarle, ya sea leyendo oraciones o predicando. Al recibir
el mensaje vino donde m inmediatamente y me dijo que
aceptaba con todo gusto mi ayuda. Conforme caminbamos
a la iglesia dijo: Acaso no ser mucho para usted leer las
oraciones y predicar tambin? Le respond que no, sino
que escogera hacerlo, si l lo permita, lo que hice
finalmente. Despus que termin el servicio el Sr. Deason
dijo: Seor, siento que no tenga una casa para recibirle. Le
ruego que me haga saber cuando regrese. Muchos
preguntaban dnde iba a predicar en la tarde. Uno de ellos
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 241
fue al Sr. Deason de nuevo y le pregunt si estaba dispuesto
a que predicara de nuevo en la iglesia. El respondi: Si,
cuando el Sr. Wesley lo desee. Tuvimos una congregacin
numerosa a las tres de la tarde. Aquellos que en el pasado
haban sido los ms contrarios pareca ahora que se derretan
en amor. Todos estaban convencidos de que no ramos
papistas. Cun sabiamente Dios ordena todas las cosas en
su debido tiempo!
LUNES 2. Viaj a Newcastle. Al da siguiente me
reun con los mayordomos, hombres que haban dado
prueba de s mismos en todas las cosas. Eran de un solo
corazn y una sola mente. Les encontr en la casa con el
mismo espritu, volcando juntos sus almas a Dios muchas
veces al da y respirando ninguna otra cosa que amor y
bondad fraternal.
MIRCOLES 4. Siendo Mircoles de Ceniza, pas
algunas horas leyendo las exhortaciones de Efran Siro. Con
seguridad, nunca hombre alguno desde David nos da tal
descripcin de un corazn contrito y humillado.
6
Esta semana le junto con algunos jvenes un
compendio de retrica y un sistema de tica. No veo por
qu una persona de inteligencia normal no pueda aprender
en seis meses ms de filosofa que lo que comnmente se
aprende en Oxford en cuatro (quizs siete) aos.
DOMINGO 8. Prediqu en Gateshead y expuse el
amor bondadoso del Seor. En la noche, al notar la
abundancia de extraos en el saln, cambi mi voz y us
aquellas palabras terribles, Os trastorn como cuando
Dios trastorn a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis como

6
Sal. 51.17.
Diarios, Tomo I 242
tizn escapado del fuego; mas no os volvisteis a m, dice
Jehov.
7
El lunes, martes y jueves supervis las clases. Se me
haba dicho con frecuencia que me era imposible distinguir
lo precioso de lo vil, sin el discernimiento milagroso de
espritus. Pero ahora vi, ms claramente que nunca, que esto
puede hacerse y sin mucha dificultad, con la suposicin slo
de dos cosas: primero, el valor y la firmeza del examinador;
segundo, el sentido comn y la honestidad comn en el lder
de cada clase. Visit, por ejemplo, la clase en Close, en la
que Robert Peacock es el lder. Pregunto: Este y esta otra
persona en su clase viven en borracheras o bajo cualquier
otro pecado externo? Va a la iglesia y usa otros medios de
gracia? Se rene con usted tantas veces como tiene la
oportunidad de hacerlo? Ahora si Robert Peacock tiene
sentido comn, puede contestar la verdad a estas preguntas;
y si tiene honestidad comn, lo har. Y si no, cualquier otro
en la clase que tenga ambas puede contestar y hacerlo por
l. Dnde est entonces la dificultad de averiguar si hay
algn desordenado en esta clase? Y, consecuentemente, en
cualquier otra clase? La pregunta no se refiere al corazn,
sino a la vida. El tenor general de sta no quiero decir que no
se pueda conocer, sino que no se puede esconder, sin algn
milagro.
Dnde entonces est la necesidad de cualquier
discernimiento milagroso para purgar a una de estas
sociedades? Mas aun, de que servira eso? Porque aunque
tuviera ese discernimiento, tendra que pasar sentencia slo
despus que los cargos han sido hechos y probados; no

7
Am. 4.11.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 243
segn lo que discierno milagrosamente, sino de acuerdo a lo
que est probado a la luz del sol.
La sociedad que en el primer ao consisti de ms de
ochocientos miembros, se ha reducido ahora a cuatrocientos.
Pero segn el antiguo proverbio la mitad es ms que el todo.
No seremos avergonzados cuando hablemos con los
enemigos en la puerta.
8
JUEVES 19. Consider, qu hara ahora, si
estuviera seguro de tener solamente dos das de vida? Todas
las cosas externas estn arregladas de acuerdo a mi deseo.
Las casas en Bristol, Kingswood y Newcastle estn seguras.
Las escrituras por las cuales se transfirieron a los
fideicomisarios fueron hechas en el quinto juzgado. Mi
testamento est hecho. Qu ms tengo que hacer, sino
encomendar mi alma a mi fiel y misericordioso Creador?
DOMINGO 5 de abril. salimos temprano y como a
las ocho nos dirigimos al mercado de Hexham. Pronto se
reuni una multitud de personas. La mayora furiosos como
potros sin domar. Muchos haban prometido grandes cosas,
pero el freno estaba en sus dientes. Grit, Deje el impo su
camino, y el hombre inicuo sus pensamientos.
9
Ellos
sintieron el filo de la espada de doble filo y se mantuvieron
serios por todos lados, de tal forma que no escuch ninguna
palabra indigna o no civilizada, hasta que los dejamos
parados y mirndose unos a otros. A la una prediqu en
Horsley y alrededor de las cinco en Newcastle.
VIERNES 10. Habiendo establecido todas las
sociedades en el pas, empec a supervisar otra vez la de
Newcastle. Mi preocupacin principal era borrar, en lo
posible, todo obstculo al amor fraternal. Encontr un

8
Sal. 127.5.
9
Is. 55.7.
Diarios, Tomo I 244
obstculo raro que se estaba deslizando entre nosotros, y
que ya haba hecho mucho dao: a saber, la ilusin de que
no debemos justificarnos nosotros mismos. Esto es uno
de los resultados de la teologa mstica, justamente contraria
al requerimiento bblico, estad siempre preparados para
presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo
el que os demande razn de la esperanza que hay en
vosotros.
10
Por no hacerlo a tiempo, algunas ofensas
incurables haban crecido ahora. Por lo tanto, cre necesario
arrancar esto de raz; explicar este deber desde su base y
requerir a todos aquellos que desearan quedarse con
nosotros de justificarse a s mismos cuando fueran culpados
injustamente y no supeditar ambos la paz y el amor a su
humildad voluntaria.
DOMINGO 19. Siendo Domingo de Resurreccin,
prediqu en Gateshead por ltima vez, despus en Swalwell
y en Newcastle en la noche. Con mucho gusto hubiera
pasado unas seis semanas ms en estos lugares, pero mi
tiempo se haba agotado. Prediqu mi sermn de despedida
a las cinco. El lunes 20 gran parte de la congregacin (que
llenaba el saln) fueron magnficas personas, las mejores que
haba visto all. Seguramente que Dios esta elaborando algo
nuevo en la tierra. Se les predic el evangelio aun a los
ricos! Hay tambin entre stos quienes tienen odo para or
y corazones para recibir la verdad que est en Jess.
Cerca de las nueve prediqu a una congregacin
grande en Rainton y antes de las seis llegu a Osmotherley.
Encontr al Sr. Deason (como lo esperaba) que haba sido
violentamente atacado por los clrigos y la clase rica de la
vecindad. Para evitarle que se expusiera a tener mayores

10
1 P. 3.15.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 245
dificultades por mi culpa, no le reclam su promesa, sino
que prediqu en el cementerio cerca de la iglesia sobre Ha
resucitado el Seor verdaderamente.
11
Cun sabiamente
Dios ordena todas las cosas! Algunos no escucharan la
palabra de Dios fuera de una iglesia. Por el bien de stos se
nos permite predicar en la iglesia. Otros no escucharan en la
iglesia. Por su bien nos vemos con frecuencia obligados a
predicar en los caminos.
Aqu John Nelson se encontr conmigo. El jueves,
viernes y sbado l haba predicado en Acomb y sus
alrededores y el Viernes Santos, en particular, en Heworth
Moor, a una congregacin grande y tranquila. El Domingo
de Resurreccin, a las ocho, predic all otra vez a un gran
nmero de oyentes formales. Al final de su sermn una
turba vino desde York, contratada y dirigida por algunos
(mal llamados) caballeros. Permanecieron tranquilos, hasta
que un importante papista grit: Por qu no le sacan el
cerebro al perro? A esa voz, ellos inmediatamente
comenzaron a tirarle todo lo que tenan a la mano, y as la
congregacin se dispers rpidamente. John habl unas
cuantas palabras y se encamin hacia York. La turba le
sigui con lluvia de ladrillos y piedras, uno de los cuales le
cay en el hombro y otro en la espalda. Un poco antes de
llegar a la ciudad, parte de un ladrillo le cay en la parte de
atrs de la cabeza y lo tumb al suelo. Cuando volvi en s,
dos personas de Acomb lo levantaron y lo colocaron entre
ellos. Los caballeros le siguieron, arrojando piedras y
ladrillos como antes, hasta que llegaron a la puerta de la
ciudad, cerca de la cual viva un honesto comerciante, quien
le tom de la mano y lo hizo entrar en su casa. Algunos de

11
Lc. 24.34.
Diarios, Tomo I 246
los revoltosos juraron que romperan todas sus ventanas si
no lo sacaba de la casa, pero l resueltamente les dijo: No
lo har, Cualquiera que toque mi casa lo har a su propio
riesgo. Se lo har recordar toda su vida. Al or esto
pensaron que era bueno retirarse.
Despus que un cirujano le cur la herida de la
cabeza, John se fue tranquilo a Acomb. Cerca de las cinco
sali, para predicar, y comenz a cantar un himno. Antes de
terminar de cantar los mismos caballeros llegaron en coche
desde York con un buen nmero de personas. Tiraron
terrones y piedras tan rpido por todas partes que la
congregacin se dispers rpidamente. John camin a un
pequeo terreno no lejos de la casa de Thomas Slaton. Dos
hombres le siguieron rpidamente, uno de ellos jurando
desesperadamente que le quitara la vida, y pareca estar
bien dispuesto a hacerlo. Le golpe varias veces con todas
sus fuerzas en la cabeza y en el pecho y finalmente lo tir al
suelo y lo pisote, hasta que lo dio por muerto. Mas por la
misericordia de Dios, fue llevado a una casa, volvi en s, y
despus del descanso de la noche se encontr tan
recuperado que pudo viajar a Osmotherley.
JUEVES 4 de junio. Reduje los diecisis
mayordomos a siete, a quienes se dieron las siguientes
instrucciones:
1) Sern hombres llenos del Espritu Santo y sabidura y harn
todas las cosas en forma aceptable a Dios.
2) Estarn presentes cada martes y jueves en la maana para
desempear los asuntos temporales de la sociedad.
3) Deben iniciar y terminar cada reunin con ferviente oracin a
Dios pidiendo su bendicin sobre todos sus quehaceres.
4) Deben presentar sus cuentas el primer martes de cada mes para
que puedan ser transferidas al libro mayor.
5) Tomarn por turno, mes a mes, la presidencia. La presidencia
ver que todas las reglas se cumplan con puntualidad y confrontar a quien
las infrinja.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 247
6) No harn nada sin el consentimiento del ministro, ya sea
explcito, o ya un consentimiento que razonablemente debera esperarse.
7) Deben considerar que cada vez que se renen, Dios est
presente. Por lo tanto, hganlo con reverencia. No pronuncien palabras
frvolas. Hablen como si estuvieran en su presencia y para la gloria de su
gran nombre.
8) Cuando algo est en debate, que uno a la vez se ponga de pie y
hable y que el resto preste atencin. Que hable lo suficientemente alto para
ser escuchado y no ms, en amor y espritu de mansedumbre.
12
9) Deben orar sin cesar y esforzarse porque una santa armona de
mente prevalezca en todas las cosas que subsistan entre ustedes. Que en
cada paso sean solcitos en guardar la unidad del Espritu en el vnculo de
la paz.
13
10) Que en todos los debates sean cuidadosos sobre sus espritus,
evitando como al fuego todo clamor y contencin, siendo prontos para
o r, tardos para hablar,
14
y en cuanto a honra, prefirindoos los unos a
los otros.
15
11) Si no pueden consolar a los pobres, no los hagan sufrir.
Denles palabras suaves, por lo menos. Abstnganse de miradas duras o
palabras fuertes. Permtanles acercarse con gozo, aunque se vayan vacos.
Pnganse en el lugar de cada pobre y trtenlo como quisieran que Dios les
trate a ustedes.
Estas instrucciones cuyos nombres se suscriben (siendo l os
mayordomos actuales de la sociedad en Londres) las recibimos de todo
corazn y deseamos fervientemente hacerlas cumplir. Como testigo de ello
ponemos nuestras manos.
N.B. Si cualquier mayordomo transgrediera cualquiera de las
reglas que preceden, despus de haber tenido tres amonestaciones por el
presidente (cuya notificacin debe ser entrega de inmediato al ministro)
dejar de ser mayordomo.
SBADO 6. Hice el compromiso de hablar con
quienes nos haban solicitado un informe sobre las
medicinas. Encontr que habamos tenido casi seiscientos en
cerca de seis meses. Ms de trescientos de ellos vinieron
dos o tres veces y despus no los volvimos a ver. Alrededor
de veinte de aquellos que haban asistido regularmente no
parecan estar mejor ni peor. Ms de doscientos estaban
notablemente mejor y cincuenta y uno completamente

12
1 Co. 4.21.
13
Ef. 4.3.
14
1 Stg. 1.19.
15
Ro. 12.10.
Diarios, Tomo I 248
curados. El costo total de los gastos, desde el principio
hasta el presente, fue de treinta libras.
VIERNES 26. Llegamos a Tavistock antes del
medioda, pero siendo da de mercado no prediqu hasta las
cinco de la tarde. La lluvia comenz casi tan pronto como
empezamos a cantar e hizo que muchos se retiraran del
campo. Despus de predicar (dejando al Sr. Swindells all)
sal para Plymouth Dock.
Dos millas antes de llegar a Plymouth uno nos
alcanz y nos dijo que la noche anterior todo Dock era un
tumulto y que un alguacil, tratando de mantener la paz, fue
golpeado y muy maltratado. Mientras entrbamos a Dock
se dirigi a nosotros y nos pidi que entrramos por la
parte de atrs. Ya que, dijo el, hay miles de personas
esperando en la puerta de la casa del Sr. Hide. Seguimos a
caballo hasta que nos pusimos exactamente en medio de
ellos. Nos saludaron con tres vivas, despus de lo cual me
baj del caballo, estrech las manos de varios y comenc a
hablarles. Con mucho gusto me hubiera pasado una hora
entre ellos y cranme que si lo hubiera hecho, habra sido el
final del tumulto. Mas siendo ya tarde (eran pasadas las
nueve de la noche), me convencieron de entrar. La turba
entonces recobr su espritu y luch con valor contra
puertas y ventanas, pero alrededor de las diez se cansaron y
se regresaron todos a sus casas.
SBADO 27. Prediqu a las cuatro y entonces
habl individualmente con algunos de la sociedad. Y es as
que encontr que solamente una persona entre ellos conoca
el amor de Dios antes de que mi hermano llegara. Razn por
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 249
la que el diablo estaba tan tranquilo: porque en paz est lo
que posee.
16
Cerca de las seis de la tarde fui al lugar donde
prediqu el ao pasado. Un poquito antes de terminar el
himno lleg el Teniente, un hombre famoso, con su
squito de soldados, tamboriles y la turba. Cuando los
tambores dejaron de sonar un gentilhombre barbero empez
a hablar, pero su voz se ahog rpidamente entre los gritos
de la multitud, que segua ms y ms furiosa al aumentar en
nmero. Despus de esperar cerca de un cuarto de hora y
notando que la violencia del populacho segua aumentando,
camin al mismo centro donde estaba el grueso de ellos y
tom al capitn de la turba por la mano. El respondi de
inmediato: Seor, yo ver que llegue a salvo a casa. Seor,
nadie le va a tocar. Seores, aprtense. Retrense. Derribar
al primer hombre que lo toque. Caminamos en gran paz.
Mi gua de vez en cuando estiraba el cuello (era un hombre
muy alto) y miraba alrededor para ver si alguien se
comportaba rudamente, hasta que llegamos a la puerta de la
casa del Sr. Hide. Entonces nos separamos con mucho
afecto. Permanec en la calle cerca de media hora despus
que l se haba ido, hablando con la gente, quienes ya se
haban olvidado de su clera y se regresaban en buen
espritu.
DOMINGO 28. Prediqu a las cinco en terreno
comunal a una congregacin muy formal y bien comportada
y a las ocho, cerca del saln, sobre Buscad a Jehov
mientras pueda ser hallado.
17
La congregacin era mucho
ms grande que antes e igualmente seria y atenta. A las diez
fui a la iglesia. El Sr. Barlow predic un sermn muy til,

16
Lc. 11.21.
17
Is. 55.6.
Diarios, Tomo I 250
sobre s propicio a m, pecador,
18
y en la tarde un
estruendoso sermn, sobre donde el gusano de ellos no
muere, y el fuego nunca se apaga.
19
A la una prediqu otra vez, cerca del saln, de
aquellas palabras en el Evangelio para este da: Venid, que
ya todo est preparado.
20
Los corazones de quienes
estaban desviados parecan inclinarse ante el Seor. Haba
decidido predicar en la iglesia de Stoke Hill a las cinco, pero
la lluvia no me lo permiti. Sin embargo, antes de las seis fui
al centro del pueblo, donde tuvimos una gran y respetable
asamblea. El temor de Dios pareca que se haba esparcido
por sobre todos y ellos recibieron lo que fue hablado como
la palabra de Dios. Una vez ms l ha abierto la puerta para
que el evangelio pueda tener aqu entrada libre tambin.
MARTES 7 de julio. Prediqu en St. Ives, el
mircoles 8 en Sithney. El jueves los mayordomos de todas
las sociedades se reunieron. Y ahora solcitamente averig
cuntos exhortadores haba en cada sociedad; si posean
algunos dones para el trabajo; si sus vidas eran
eminentemente santas; y si habra algn fruto de su labor.
De todo esto encontr lo siguiente: 1) que no haba menos
de dieciocho exhortadores en el condado; 2) que tres de
estos exhortadores no tenan ningn don para su trabajo, ni
natural, ni sobrenatural; 3) que un cuarto no tena ni dones
ni gracia, sino que era un individuo obtuso, vaco y fatuo; 4)
que un quinto tena considerable cantidad de dones, pero
haba hecho evidentemente, un naufragio de la gracia de
Dios. A stos por lo tanto, determin de separarlos
inmediatamente y di aviso a nuestras sociedades que no se

18
Lc. 18.13.
19
Mr. 9.44.
20
Lc. 14.17.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 251
les escuchara; 5) que J.B., A.L., y J.W. tenan dones y gracia
y que haban sido de mucha bendicin en el trabajo.
Finalmente, que el resto podra ser de mucha ayuda donde
no haba predicador en su sociedad o en sociedades vecinas,
con la provisin de que no podan tomar otro paso sin el
consejo de quienes tuvieran mayor experiencia.
MARTES 4 de agosto. Sal para Irlanda. Cabalgamos
ese da (pero fue una dura empresa) a Builth, donde
prediqu en la noche sobre el Hijo Prdigo. MIRCOLES 5.
Salimos a caballo temprano en la maana, cabalgamos sobre
las speras montaas de Radnorshire y Montgomeryshire
hacia Merionethshire. En la tarde qued sorprendido con
uno de los mejores panoramas, en su clase, que haba visto
en mi vida. Cabalgamos en un valle verde, con hileras de
rboles, que daban sombra y formaban un emparrado por
varias millas. El ro corra a nuestra mano derecha, a travs
de pedazos de rocas de todo tamao, forma y color. Al otro
lado del ro se levantaba la montaa a una altura inmensa,
casi perpendicular. Y no obstante, los robles altos y
derechos se levantaban, unos superiores a los otros, del
suelo a la misma cima; slo aqu y all, donde la montaa no
era tan empinada, se interponan pastos o campos de trigo.
A la distancia, tan lejos como el ojo poda alcanzar, como si
fuera un medio de contraste,
Una enorme montaa se ergua
Su ancha espalda desnuda luca
21
con enormes y escarpadas rocas colgando sobre su
cumbre, que parecan inclinar la cima, presagiando la ruina.
SBADO 8. Encontrando un paquebote listo, lo
abordamos alrededor de las ocho de la maana. Haba una
gran calma cuando remamos para salir de la baha. Mas cerca
21
Milton, El Paraso perdido, vii.285-87.
Diarios, Tomo I 252
de las dos de la tarde el viento comenz a soplar y continu
hasta cerca de las cuatro de la maana del domingo, cuando
tuvimos a la vista la orilla irlandesa.
No pude menos que observar (1) que mientras
estuvimos navegando con un viento fresco, no haba nada de
viento a una milla alrededor, pero un barco que estaba
delante de nosotros se haba quedado sin viento hasta que lo
perdimos de vista; (2) que un corsario francs, que por
varios das haba tomado a todo barco que navegaba en esa
costa, fue apresado y llevado a la baha de Dublin la misma
maana que arribamos.
Antes de las diez llegamos al muelle de St. George.
Tan pronto desembarcamos, escuchamos las campanas de la
iglesia, a la que fui directamente. El Sr. Lunell lleg al
muelle, justo despus de mi partida, dejando un mensaje en
la casa donde estaban nuestras pertenencias diciendo que
regresara a la una. As lo hizo, y nos llev a su casa. A las
tres escrib una carta al vicario de St. Mary, quien me haba
enviado a decir que aceptara gustosamente mi ayuda. As
que prediqu all (otro caballero ley las oraciones) a una
congregacin tan alegre e insensata como nunca antes haba
visto. Despus del sermn el Sr. Roquier me agradeci muy
afectuosamente y me pidi que le favoreciera con mi
compaa en la maana.
MIRCOLES 2 de septiembre. Pas algn tiempo
con T. Prosser, quien haba llenado la sociedad con vanas
querellas. Encontr que el error estaba en su cabeza en vez
de su corazn; l es un hombre honesto y de buenas
intenciones, pero no ms capacitado por ambas, la
naturaleza o la gracia, para exponer la Escritura que para
dictar conferencias de lgica o lgebra.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 253
Aun gentes de sentido comn han considerado que
este hombre torpe y mstico es mucho ms profundo de lo
que en realidad es; y es muy natural que as sea. Si miramos
dentro de un pozo oscuro parece profundo. Es la oscuridad
lo que lo hace parecer as. Traigan la luz y veremos que es
superficial.
En la noche prediqu en Fonmon. Siendo la
congregacin mucho ms grande que lo que la capilla poda
albergar, me vi obligado a predicar en el atrio. Yo mismo me
sent mucho ms consolado al consolar al dbil y al
agobiado.
VIERNES 27 de noviembre. El pobre Sr. Simpson
pas una hora conmigo, angustiado por todos lados: haba
sido llevado a Londres por justas y probables promesas,
pero luego lo dejaron a la deriva a no ser que prometiera que
nunca ms predicara fuera de una iglesia. Qu desgracia!
Qu clase de mtodo de conversin es ste? Yo tambin
amo a la Iglesia. Mas estoy tan dispuesto a hacer pasar
hambre a alguien en la iglesia como lo estoy a quemarle
dentro de ella.
SBADO 16 de enero de 1748. Al revisar el
informe de los enfermos encontramos una buena razn para
alabar a Dios. Durante el ao cerca de trescientas personas
haban recibido medicinas ocasionalmente. Cerca de cien de
ellas las tomaron regularmente y se sometieron a un rgimen
apropiado. Ms de noventa de estas personas fueron
curadas del todo de las enfermedades que haban sufrido. El
costo de las medicinas por todo el ao lleg apenas a unos
chelines ms de las cuarenta libras.
DOMINGO 17. Hice una colecta pblica para
formar un fondo de prstamos para los pobres. Nuestra
Diarios, Tomo I 254
regla es prestar solamente veinte chelines a la vez, los que
deben ser devueltos semanalmente dentro de los tres meses.
Empec con esto hace cerca de ao y medio. Treinta libras
con diecisis chelines fueron recolectadas. Con el uso de esa
suma no menos de doscientas cincuenta y cinco personas
haban sido ayudadas en dieciocho meses. El Dr. W.,
enterndose de este plan, envo una guinea para este fondo.
Tambin lo hizo un eminente deista la siguiente maana.
VIERNES 12 de febrero. Despus de predicar en
Oak-hill cerca del medioda, viaj a Shepton y los encontr a
todos bajo una extraa consternacin. Una turba, dijeron
ellos, fue alquilada, preparada y emborrachada lo
suficientemente como para hacer toda clase de maldades.
Empec a predicar entre las cuatro y las cinco; nadie
obstaculiz o interrumpi en nada. Tuvimos una
oportunidad bendecida y los corazones de muchos fueron
consolados en gran manera. Me pregunt qu haba pasado
con la turba. Pero pronto fuimos informados. Se
equivocaron de lugar, creyendo que yo me apeara como
siempre lo haca en la casa de William Stones y haban
llamado con tambor a todas sus fuerzas para encontrarse
conmigo a mi llegada. Pero el Sr. Swindells inocentemente
me llev al otro extremo del pueblo y ellos no se dieron
cuenta de su error hasta que yo haba terminado de predicar,
lo que ellos trataban de impedir por ser uno de sus planes,
pero qued completamente frustrado.
Sin embargo, nos acompaaron de la casa de
predicacin a la del Sr. William Stone, tirndonos basura,
piedras y terrones en abundancia, pero no pudieron
hacernos dao; solamente el Sr. Swindells tuvo un poco de
tierra en su saco y yo unas cuantas manchas en mi
sombrero.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 255
Despus que entramos a la casa, empezaron a tirar
grandes piedras, como para romper la puerta. Mas, dndose
cuenta que esto tomara algn tiempo, dejaron por el
momento ese plan. Primero rompieron todas las losetas del
cobertizo que estaba sobre la puerta y luego tiraron una
lluvia de piedras a las ventanas. Uno de sus capitanes, con
gran vehemencia, nos haba seguido hasta dentro de la casa y
estaba ahora encerrado con nosotros. Esto no le gust
mucho y de buena gana se hubiera salido, pero no le era
posible. As que se mantuvo lo ms cerca posible de m,
pensando que estaba ms seguro. Pero se qued un poco
ms atrs cuando sub dos peldaos y se mantuvo de un
lado, donde tenamos algo de proteccin, cuando una gran
piedra le cay en la frente salindole un chorro de sangre.
Grit: Oh Seor, moriremos esta noche? Qu debo de
hacer? Qu debo de hacer? Le dije: Ore a Dios. El puede
librarle de todo peligro. Sigui mi consejo y empez a orar
como nunca lo haba hecho antes desde el da que naci.
El Sr. Swindells y yo entonces nos pusimos a orar.
Despus le dije: No debemos de quedarnos aqu; debemos
bajar inmediatamente. El respondi: Seor, no podemos
movernos. No ve como llueven las piedras? Camin de
frente a travs del cuarto bajando las escaleras y ninguna
piedra nos cay hasta que estuvimos abajo. La turba
acababa de romper y abrir la puerta cuando llegamos al
cuarto de abajo y exactamente cuando rompan una de las
puertas, nosotros salamos por la otra. Nadie se dio cuenta
de nosotros, a pesar de que estbamos solamente a cinco
yardas unos de otros.
La turba llen de pronto la casa y se propona a
prenderle fuego. Pero uno de ellos se dio cuenta que su
propia casa estaba al lado y con gran alboroto les convenci
Diarios, Tomo I 256
de que no lo hicieran. Al or a uno de ellos gritar, Se
escaparon por campo abierto pens que fue un buen aviso.
As que atravesamos el campo hasta el otro extremo del
pueblo, donde Abraham Jenkins nos esperaba y tom la
responsabilidad de guiarnos a Oakhill.
Cabalgaba por Shepton Lane, estando bastante
oscuro, cuando l grit: Bjense; bjense del terrapln.
Hice conforme me lo indic, pero siendo la loma elevada y
casi perpendicular, de pronto rod hacia abajo, mi caballo y
yo dando tumbos uno sobre el otro. Ambos salimos ilesos.
En menos de una hora llegamos a Oakhill y a la maana
siguiente a Bristol.
JUEVES 3 de marzo. El Sr. Holloway, un vecino
recaudador de impuestos, nos invit a desayunar con l.
Una vez haba comenzado con buenas intenciones, y ahora
haba decidido comenzar de nuevo. Confo en que fuimos
enviados a l para bien.
Su esposa estaba amargamente opuesta a todo esto,
hasta que un da, estando sentada en su casa, el golpe de un
rayo mat a un gato que estaba justamente a su lado y a ella
la derrib al suelo, quemndole la piel en muchas partes, y
sin embargo, no le chamusque en nada la ropa. Cuando
volvi en s no pudo menos que reconocer el poderoso
llamado de Dios. Pero la seriedad de su conviccin no le
dur mucho, ya que sus amistades al rerse de ella la
hicieron desistir.
Empero Dios la volvi a llamar, por medio de
sueos y visiones durante la noche. Pens que estaba
parada al aire libre, cuando alguien apareci en las nubes,
con gran gloria, sobre la brillantez del sol. Pronto despus
vio a un segundo y entonces a un tercero. Uno tena algo
parecido a una lanza en su mano; el segundo, una escoba,
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 257
con la cual iba a barrer la tierra. El tercero, un reloj de arena,
como si el tiempo fuera corto. Todo esto la afect tan
profundamente que comenz desde ese momento a buscar a
Dios con todo su corazn.
Al medioda fuimos a la casa del Sr. Morgan, donde
me haba alojado el pasado agosto. Alrededor de las dos nos
encontramos con los Sres. Jones y Williams, este ltimo
clrigo del sur de Gales, en Rhyd-sbardun. Despus que el
Sr. Williams haba predicado en gals, yo prediqu en ingls.
Muchos me entendieron y sintieron el poder de Dios.
DOMINGO 6. Fuimos a la iglesia de Llangefni, a
pesar de haber entendido muy poco de lo que omos. Oh
que tremenda maldicin fue la confusin de lenguas! Cun
doloroso son sus resultados! Todos los pjaros del aire,
todas las bestias del campo comprenden el lenguaje de sus
propias especies. El hombre es el nico brbaro al hombre,
sin ser capaz de entenderse entre sus propios hermanos!
En la tarde prediqu en Llanfihangel, como unas seis
millas al suroeste de Llangefni. No haba visto a gente tan
profundamente conmovida desde que llegamos a Anglesey;
sus gritos y llantos continuaron por largo tiempo sin
interrupcin. Cmo hubiramos deseado explicarles, en su
propio idioma, las maravillosas obras de Dios!
En la noche prediqu en Glan-y-gors. Cuando
termin el Sr. Jones repiti en gals (como lo hizo tambin
en la tarde) la esencia de lo que haba dicho. A la maana
siguiente regresamos a Holyhead y all encontramos a todos
los paquebotes que habamos dejado.
Haba decidido no quedarme otro da ms en un
hospedaje. As es que en la tarde me hosped en una casa
privada, distante del pueblo a menos de un tiro de flecha, y
me mud all sin demora.
Diarios, Tomo I 258
Mi congregacin de esa noche fue ms grande que
nunca y muchos de los asistentes, de clase acomodada,
acordaron regresar la prxima vez. Mas fue un poco tarde
ya que a medianoche el viento estuvo favorable y antes de la
una salimos de la baha.
LUNES 4 de abril. Prediqu una vez ms a las cinco,
y gran parte de la congregacin estuvo en lgrimas. En
verdad casi todo el pueblo pareca estar conmovido, lleno de
buena voluntad y deseo de salvacin. Excepto que las aguas
se esparcieron demasiado para ser profundas. No encontr a
nadie con fuertes convicciones y mucho menos, a ninguno
que haba alcanzado el conocimiento de la salvacin despus
de haber escuchado ms de treinta sermones. Por lo tanto,
no se puede hacer juicio alguno del futuro trabajo de Dios en
este lugar
Sal a caballo a las diez y cerca de las doce prediqu
en Moate a una congregacin un poco ms grande que antes.
No pude menos que observar el celo de estos jvenes
discpulos; estaban muy enojados con un hombre que les
haba tirado un tallo de col. Dejemos que guarden su valenta
hasta que vean un espectculo como el de Walsall o Shepton.
Por la noche prediqu en Tyrrellspass y encontr
gran apertura de corazn. Mas cuando me reun con la
sociedad, estaba tan exhausto, que los desped despus de
una corta exhortacin.
MIRCOLES 6. Bautic a seis personas instruidas
entre los cuqueros. En la tarde cabalgamos a Philipstown,
pero la escena cambi. La curiosidad de la gente fue
satisfecha y pocos de ellos les interes escuchar algo ms.
Tan pronto prepar mi caballo, comenz a relinchar
y correr hacia atrs sin ningn motivo visible. Alguien le
azot por detrs, como yo lo haba hecho antes, pero no se
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 259
consigui nada. Brincaba de atrs para adelante, de un lado a
otro, hasta que le pas por encima a la reja, contra la cual
choc retrocediendo y cayendo de cabeza sobre las patas.
Me levant ileso. Entonces el caballo prosigui
tranquilamente.
En Tullamore, en la noche, casi todo el pueblo, ricos
y pobres, se juntaron. Us un lenguaje sencillo para explicar
aquellas palabras de, por cuanto todos pecaron, y estn
destituidos de la gloria de Dios.
22
Al da siguiente, siendo
Viernes Santo, prediqu a las cinco a una congregacin
grande y formal. Entre la una y las dos, prediqu en Clara y
de all fui a Athlone. Prediqu a las seis sobre, No era
necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara
en su gloria?
23
Nunca conoc tal atraccin general entre
gente alguna, as que a lo menos nadie pareca oponerse a la
verdad.
MIRCOLES 20. Pas una hora agradable con el Sr.
Miller, el ministro luterano. De l aprend que la religin
ferviente formal que encontr en tantos lugares de Alemania
es de fecha reciente, habiendo tenido su origen en un
hombre, August Hermann Francke! As puede Dios, si es
su voluntad, permitir a un hombre revivir su obra a travs
de toda una nacin.
LUNES 25, Encontrando que me haba subido
mucho la fiebre, juzgu que lo mejor sera guardar cama y
alimentarme slo con manzanas y t de manzana. El martes
estaba bastante bien, y deba de haber predicado, pero el Dr.
Rutty (quien haba estado conmigo en dos ocasiones)
insisti que descansara por un tiempo.

22
Ro. 3.23.
23
Lc. 24.26.
Diarios, Tomo I 260
Le hoy lo que se conoce como la historia ms
verdica que existe de San Patricio. Pensndolo con cuidado,
me inclino a creer que San Patricio y San Jorge son de la
misma familia: la historia completa huele a romance.
Mencionando solamente a algunos detalles, el error
comienza en el mismo punto de partida. El Obispo de Roma
no tena ningn poder al comienzo del siglo quinto como lo
supone este relato. Ni su to, el Obispo de Tours, le hubiera
enviado en esa poca a Roma en una comisin para
convertir a Irlanda, puesto que l mismo tena tanta
autoridad sobre aquella tierra como cualquier otro obispo
italiano. An ms, si Dios le hubiera enviado all, l no
hubiera enterrado su talento por tanto tiempo. Jams he
escuchado de un apstol que duerma por treinta y cinco
aos y empiece a predicar a los sesenta. Sin embargo su
xito me asombra ms que todo. No hay sangre de mrtires
aqu, ni reproche, ni escndalo de la cruz; ni persecucin de
aquellos que desean vivir piadosamente. Nada ha de
escucharse de principio a fin, a no ser que sea sobre reyes,
nobles, guerreros, inclinndose ante l. Miles se convierten
sin oposicin alguna: doce mil en un solo sermn. Si estas
cosas fueran as, entonces no existira el demonio en el
mundo, o san Patricio no predic el evangelio de Cristo
MIRCOLES 27. En la noche le las cartas.
24
Mi
voz era dbil, pero creo que se poda or. Conforme lea una
de S.G., una joven mujer se desplom y grit a viva voz,
pero en pocos minutos su tristeza se torn en alegra y su
afliccin en alabanza.
JUEVES 28. Fue el da sealado para mi visita al
campo. Mas todos a mi alrededor clamaban: Con

24
Wesley acostumbraba leer en voz alta, a la sociedad reunida, las cartas que
llegaban con testimonios, comentarios, etc.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 261
seguridad que hoy no ir! Vea como cae la lluvia. Les dije:
Debo mantener mi palabra, en lo posible. Antes de las
cinco, el hombre a quien le haba encargado un caballo
mand a decir que su caballo no poda salir en un da como
ste. Le envi a uno que lo convenci. As que alrededor de
las seis me mont al caballo. Como a las nueve llegu a
Kilcock. El viejo terrateniente estaba enfermo de gota y su
esposa con una complicacin de destemplanza. Cuando le
dije a ella, El Seor ama a quien l purifica y todo esto son
pruebas de su amor, ella prorrumpi en llanto: Oh Seor,
te ofrezco todos mis sufrimientos, mi dolor, mi enfermedad.
Si me amas, esto es suficiente. Aqu estoy; tmame y haz
de mi lo que sea tu voluntad!
Entre una y dos llegu a Kinnegad. Mi fuerza estaba
ahora muy exhausta, as que cuando volvimos a montar a
caballo, despus de descansar por una hora, todo lo que
pude hacer fue sentarme en el caballo. Tenamos cerca de
once millas irlandesas que recorrer, equivalentes a catorce
millas inglesas. Pude hacerlas muy bien en tres horas y a eso
de las seis llegu a Tyrrellspass.
A las siete recuper mis fuerzas los suficiente como
para predicar y reunirme con la sociedad, la que ahora
empezaba a no crecer en relacin al nmero, pero s en
relacin a la gracia de Dios.
MARTES 10 de mayo. Con mucha dificultad me
separ de esta gente extremadamente amable. Y no tan
pronto como imagin. Al acercarnos a la calzada, a una milla
del pueblo, una multitud nos esperaba en la cima de la
colina. Se retiraron a un lado, para darnos paso, y luego se
juntaron y nos encerraron. Despus de cantar dos o tres
versos, segu el camino, cuando de pronto qued algo poco
sorprendido por el llanto de hombres, mujeres y nios como
Diarios, Tomo I 262
nunca lo haba escuchado antes. Dentro de poco, nos
reuniremos para no separarnos ms, tendremos gozo y
alegra, y huirn la tristeza y el gemido.
25
En vez de seguir directo a Tullamore, senta que
tena que pasar por Coolalough. No sabia por qu, ya que
no saba entonces que la esposa del Sr. Handy, quien estaba
en cama haca algunos das, tena el sincero deseo de verme
una vez ms antes de que yo abandonara el reino. Ella no
pudo evitar de orar por esto, a pesar de que su hermana se
opona una y otra vez, dicindole que esto no era posible.
Antes de que terminara la discusin entr. Ellas se
maravillaron y alabaron a Dios.
En la noche prediqu en Tullamore y tambin a las
cinco de la maana. A esa hora estuve feliz de poder
acostarme. En la tarde del MIRCOLES 11, volv a viajar
una vez ms a Mountmellick. La congregacin, tanto en la
noche como a la maana siguiente, fue ms numerosa que
antes.
Despus de predicar, un hombre de cabello blanco se
me acerc, lamentndose que por muchos aos haba vivido
sin saber que necesitaba un mdico. Inmediatamente
despus vino otro, quien haba sido un hombre pacfico
como cualquiera otro en el pueblo. Quiso hablar pero no
pudo. Entonces le habl, pero no pasaron dos minutos antes
de que cayera al suelo. Me di cuenta que haba usado mi
escasa energa aqu no como quien golpea el aire.
26
Tom el camino directo a Dublin. Aqu de igual
manera observ muchos edificios en ruina. Tambin observ
que algunos de ellos nunca haban sido terminados de
construir y otros haban sido derribados por quienes los

25
Is. 35.10.
26
1 Co. 9.26.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 263
construyeron. Tal era la asombrosa falta de constancia de
esta gente. De manera que quien tiene su fortuna en sus
propias manos, diruit, aedificat, mutat quadrata rotundis,
27
deja aquellos monumentos de su locura a todas las
generaciones futuras.
Llegu a Dublin por la noche, cansado y agobiado.
Pero descans los dos das siguientes. DOMINGO 15.
Sintiendo que haba recuperado mucha de mi energa,
prediqu a las cinco y a las ocho en Oxmantown Green.
Esperaba embarcarme tan pronto como hubiera terminado,
pero el capitn posterg la salida (como acostumbran
hacerlo), lo que me dio una oportunidad de proclamar el
evangelio de paz a una congregacin mayor en la noche. Uno
de los asistentes, despus de escuchar por un tiempo, grit,
sacudiendo su cabeza: S, l es jesuita, eso est claro! A
lo que un cura papista que estaba cerca respondi en voz
alta: No, no lo es. Me gustara que lo fuera en el nombre de
Dios.
LUNES 13 de junio. Pas una o dos horas con el Dr.
Pepusch. El aseguraba que el arte de la msica se haba
perdido; que los antiguos fueron los nicos que lo
entendieron en toda su perfeccin; que fue revivido un poco
durante el reinado de Enrique VIII por Tallis y sus
contemporneos, as como tambin durante el reinado de la
Reina Isabel, quien fue juez y patrocinadora del mismo. Que
despus de su reinado el arte de la msica se perdi por
sesenta o setenta aos, hasta que Purcell hizo algunos
intentos para restaurarlo. Desde entonces el verdadero y
antiguo arte, dependiendo de los principios de la naturaleza

27
Cita de Horacio: derriba, construye, cambia lo cuadrado en redondo.
Diarios, Tomo I 264
y las matemticas, no ha ganado terreno, no teniendo los
maestros actuales principios fijos de ninguna clase.
DOMINGO 3 de julio. Prediqu en el saln a las
cinco, y a las nueve en mi estrado habitual en la cruz. Las
nubes aparecieron justo a tiempo (siendo una maana
calurosa y de sol) para darnos sombra a m y a la
congregacin; pero a la misma vez tanto la luz como el
poder del Altsimo estaban sobre muchas de sus almas.
Estuve bastante sorprendido cuando escuch al Sr.
Romley predicar. Aquella voz suave, tranquila y armoniosa,
que l sola usar para blasfemar la obra de Dios, estaba
perdida, sin esperanza de recuperacin. Todo remedio haba
sido probado, pero ninguno sirvi. Hablaba ahora de una
manera chocante que un cuarto de la congregacin no poda
or claramente.
El Sr. Hay, el rector, ley las oraciones. Yo tuve una
vez ms el consuelo de recibir la Santa Cena en Epworth.
Despus del servicio de la tarde, prediqu nuevamente en la
cruz, a casi la totalidad del pueblo. Veo claramente que
hemos juzgado impropiamente cuando medimos el aumento
de la obra de Dios, en ste y en otros lugares, basados
solamente en el crecimiento de la sociedad. La sociedad aqu
no es numerosa, pero Dios ha actuado sobre todo este lugar.
La violacin del da de descanso y la borrachera no se ven
ms en la calle; el maldecir y blasfemar rara vez se escuchan.
La maldad oculta ya su cabeza. Quin sabe luego si a su
debido tiempo Dios la quitar completamente?
Qued especialmente complacido con la profunda
seriedad de la congregacin en la iglesia, tanto en la maana
como en la noche. Y en todo momento conforme caminamos
por el sendero de la iglesia, despus que termin el sermn.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 265
Escasamente vi a una persona mirar para el lado o hablar
una palabra a otra.
LUNES 18 de julio. Empec mi viaje hacia el norte,
teniendo un compromiso de predicar en Morpeth al
medioda. Tan pronto haba cantado unos versos en la cruz,
un joven apareci encabezando su tropa y me dijo en tono
sencillo y rudo: Usted no predicar aqu. Yo continu,
por lo que el dio la seal a sus compaeros, quienes se
prepararon para forzarme a mostrar mejores modales. Pero
pronto comenzaron a reir entre ellos. Mientras tanto
comenc mi sermn y prosegu sin mayores interrupciones.
La congregacin se calmaba ms y ms, hasta que al final la
mayora luca muy seria y atenta.
En la tarde fuimos a Widdrington, que perteneci a
Lord Widdrington hasta la rebelin en 1716. La gente flua
de todas partes, de tal manera que la congregacin aqu fue
ms grande que en Morpeth. Fueron una noche y lugar
agradables, bajo la sombra de rboles muy altos. Cada cual
se abrazaba a la palabra; nadie mova la cabeza o mano o
miraba a izquierda o derecha, mientras yo proclamaba en
trminos seguros, la gracia de nuestro Seor Jesucristo sea
con vosotros.
28
JUEVES 21. Despus de la predicacin caminamos
alrededor de los muros, que estaban siendo reparados y
reconstruidos. No pude menos que observar cuan diferente
era la cara de las cosas hoy de lo que parecan ayer,
especialmente despus de la predicacin del medioda. Ayer
nos asediaron a lo largo de todas las calles. Hoy nadie abri
su boca conforme pasbamos; los mismos nios estaban
todos en silencio. Los adultos se quitaban los sombreros a

28
Ro. 16.20.
Diarios, Tomo I 266
los lados, de tal manera que nos sentimos importantes en
Newcastle. Es bueno que el honor sea balanceado con el
deshonor y la mala reputacin con la buena.
A las siete prediqu a una congregacin mucho ms
grande que la anterior. Ahora la palabra de Dios fue como
fuego y martillo. Empec una y otra vez, despus de haber
pensado que haba terminado, y las ltimas palabras fueron
todava ms fuertes que las anteriores, por lo que no me
sorprendi el nmero de los que asistieron en la maana,
cuando tuvimos otra hora solemne y alegre. Aqu estaba la
gran voz
29
para la gente de Berwick, si supieran el da de su
visita.
MARTES 16 de agosto. Dejamos a Newcastle.
Cabalgando a Leeds le el Relato de la plaga en Londres del
Dr. Hodge. Me sorprendi (1) que el doctor no aprendi,
aun por los sntomas relatados por l mismo, que la primera
parte atacada por la infeccin era el estmago; y (2) que
obstinadamente insisti en el rgimen de cura mediante el
calor, aunque vio continuamente el psimo resultado del
mismo, muriendo la mayora de los pacientes que estaban
bajo su cuidado.
Poco despus de las doce prediqu cerca del
mercado en Stockton, a una congregacin grande y ruda.
Mas se fueron calmando poco a poco, de tal manera que
cuando termin estaban todos quietos y serios. Un caballero
de Yarm deseaba sinceramente que predicara all en la tarde.
Me negu por algn tiempo, pues estaba dbil y cansado,
pues pens que predicar tres veces en un da y cabalgar ms
de cincuenta millas era suficiente trabajo. Mas ellos no
aceptaban un no por respuesta. As que fui con ellos

29
Lc. 19.37.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 267
como a las dos de la tarde y prediqu a las tres en el
mercado de all, a una gran multitud de personas reunidas a
un llamado de ltimo momento. Cerca de las siete prediqu
en la calle en Osmotherley. Llovi casi todo el tiempo, pero
nadie se retir. Nos fuimos a caballo como a las cinco, el
MIRCOLES 17, y en la tarde llegamos a Leeds.
DOMINGO 28. Fui invitado por el Sr. U., ministro
de Goodshaw, a predicar en su iglesia. Comenc a leer
oraciones a las siete, pero previendo que la iglesia apenas
podra dar cabida a la mitad de la congregacin, despus de
las oraciones sal, me par en la pared del cementerio en un
lugar con sombra, de donde expliqu y recalqu aquellas
palabras de la Segunda Leccin, por poco me persuades a
ser cristiano.
30
Me sorprende que haya quienes todava hablan tan
fuerte de la indecencia de predicar al aire libre. La mayor
indecencia est en la Iglesia de St. Paul, cuando una parte
considerable de la congregacin se duerme, habla o mira a su
alrededor, no importndole una palabra de lo que dice el
predicador. Por otro lado, hay la ms alta decencia en un
cementerio o campo abierto, donde toda la congregacin se
comporta y luce como si viera al Juez de todos y le oyera
hablar desde el cielo.
A la una fui a la cruz en Bolton. All estaba un buen
nmero de personas, pero la mayora de ellos
completamente incultos. Tan pronto comenc a hablar,
empezaron a empujar de un lado a otro, tratando de
tumbarme de las gradas donde estaba parado. Lo lograron
dos o tres veces, pero me volv a subir y continu mi
discurso. Ellos entonces comenzaron a arrojar piedras; al

30
Hc. 26.28.
Diarios, Tomo I 268
mismo tiempo algunos se haban subido a la cruz detrs mo
para derribarme, por lo que no pude hacer otra cosa que
observar como Dios vence aun en las circunstancias ms
pequeas. Un hombre gritaba en mi odo cuando una piedra
le peg en la mejilla, quedndose inmvil. Otro de ellos se
abra paso hacia donde me encontraba, hasta que otra piedra
le peg en la frente y rebot; la sangre le corra y l no
avanz ms. El tercero, estando cerca de mi, estir su mano
y en ese instante una piedra filuda le cay en los nudos de
sus dedos. Sacudi su mano y se qued muy quieto hasta
que conclu mi discurso y me retir.
Llegamos a Shakerley, seis millas ms all, antes de
las cinco de la tarde. Antes de las seis se haban reunido
muchsimas personas. Muchas de ellas eran discpulos del
Dr. Taylor, y se rean del pecado original y por consiguiente
de todo el marco del cristianismo bblico. Oh que gran
providencia la que nos trajo aqu tambin, entre estos
anticristos de lengua plateada! Seguramente unos pocos, por
lo menos, se recuperarn de esta trampa y conocern a
Cristo Jess, el cual nos ha sido hecho por Dios sabidura,
justificacin, santificacin y redencin.
31
MARTES 20 de septiembre. El saln estaba lleno a
las cuatro. Desayun cerca de las siete en Wadebridge con el
Dr. W., quien por muchos aos era un seguro y racional
infiel. Mas fue la voluntad de Dios de tocar su corazn al
leer el Llamado.
32
Se esfuerza ahora por ser un cristiano
completo.
Despus de predicar a la una en St. Agnes, fui a St.
Ives. Las vidas de esta sociedad han convencido a la

31
1 Co. 1.30.
32
Obras de Wesley, 6:11-73.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 269
mayora del pueblo que lo que predicamos es la pura verdad
del evangelio.
VIERNES 23. Prediqu en St. Ives, Ludgvan y
Gulval. SBADO 24 en St. Just. Me regocij con la
sociedad de aqu, porque sus corazones son tan simples y
se dirigen hacia Dios. De ciento cincuenta personas, ms de
cien caminan en la luz de su rostro.
DOMINGO 13 de noviembre. Sarah Peters, una
amante de almas, una madre en Israel, descans. Durante
una detenida observacin de varios aos nunca la vi, aun en
los momentos ms cruciales, en grado alguno enojada o
descompuesta. Siempre era amorosa, siempre feliz. Este era
su don peculiar y su cuidado continuo era buscar y salvar
lo que se haba perdido,
33
apoyar al dbil, consolar al
pusilnime, y traer de nuevo al que se haba salido del
camino. Y haciendo esto Dios la dot ms que a su
semejante con el amor que todo lo sufre, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta.
34
En estos ltimos cuatro aos (dice una que estuvo
ntimamente ligada a ella) solamos una o dos veces a la
semana desahogarnos mutuamente. Nunca supe que ella
tuviera una duda en relacin a su propia salvacin. Su alma
estaba siempre llena con la llama sagrada del amor y corra a
Cristo como los carros de Aminadab.
35
Ella sola decir,
"Pienso que soy toda espritu; debo estar siempre en
movimiento, no puedo descansar, da o noche, sino cuando
recojo almas para Dios." Sin embargo con frecuencia se
quejaba de su debilidad e imperfecciones y clamaba, "soy
una sierva intil." A veces me senta celosa que ella llevara

33
Lc. 19.10.
34
1 Co. 13.7.
35
Ct. 6.12.
Diarios, Tomo I 270
su caridad demasiado lejos, no dndose lo que necesitaba.
Mas ella contestaba, "Puedo vivir con un sola comida al da
y as puedo dar a aquellos que nada tienen".
El domingo, octubre 9, ella y otra persona fueron a
visitar a algunos malhechores condenados en Newgate.
Preguntaron por John Lancaster en particular, quien haba
solicitado su visita. El le pidi que fueran a su celda, lo que
hicieron voluntariamente, aunque algunos les disuadan de
hacerlo, debido al peligro de contraer destemplanza de crcel
(un tipo de fiebre pestilente), de la cual haba una epidemia
entre los prisioneros. Ellas pidieron que l llamara a reunin
a tantos prisioneros como quisieran venir. Seis o siete de
aquellos que estaban bajo sentencia de muerte vinieron.
Cantaron un himno, leyeron una porcin de la Escritura y
oraron. Todo el pequeo grupo lloraba. La mayora luca
profundamente convencidos de su estado de perdicin.
Desde ese momento sus trabajos fueron infatigables entre
ellos, orando con ellos y por ellos, noche y da.
John Lancaster dijo, Cuando acostumbraba venir a
la Fundicin cada maana, lo que continu por algn
tiempo, nunca pens de estar en un lugar como este. En ese
entonces senta el amor de Dios y pensaba que nunca ms
deba cometer pecado alguno. Mas un tiempo despus dej
de asistir a la predicacin y as mis buenos deseos se
esfumaron. Ca de nuevo en las diversiones que haba dejado
a un lado y las amistades que haba dejado. Un da mientras
jugaba bolo con alguno de ellos, un joven con quien ahora
tena mucha amistad me dio parte del dinero que haba
estado recibiendo por algunos objetos robados. Esto, con su
constante insistencia, me forz a que finalmente estuviera
de acuerdo en hacerme su socio. Aunque tena fuertes
convicciones, las ahogaba lo mejor que poda.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 271
Continuamos en este camino hasta el pasado agosto.
Cuando estbamos en camino a casa de Bartholomew Fair
una maana cerca de las dos, me vino a la mente de ir y
robar los candelabros de la Fundicin. Me trep por la
pared y saqu dos de ellos, aunque temblaba y me
estremeca e hice tanto ruido que pens que toda la familia
estaba muerta, o de lo contrario me hubieran odo. Unos
das despus rob el terciopelo, por lo que fui apresado,
enjuiciado y condenado.
Algunos eran de la opinin que sera difcil obtener
un perdn para l. Sarah Peters, aunque nunca se lo
mencion, decidi no dejar de intentar posibilidad alguna.
Intent la presentacin de varias peticiones y fue
personalmente a Westminster, a Kensington y a todo lugar
del pueblo donde viviera cualquiera que pudiera ayudar en
esto. Mientras tanto iba constantemente a Newgate, algunas
veces sola, otras veces con uno o dos ms. Visitaba a todos
los que estuvieran condenados en sus celdas, exhortndolos,
orando con ellos y teniendo el consuelo de encontrarlos cada
vez ms sedientos de Dios que antes, y de sentirse
acompaada, siempre que se alejaba, con abundancia de
oraciones y bendiciones.
Despus de un tiempo ella y sus acompaantes
creyeron que sera conveniente examinar con atencin el
estado del alma de cada uno de ellos. Hablaron
primeramente con John Lancaster. Levant sus ojos y
manos y despus de una pausa dijo: Doy gracias a Dios
pues siento que l me ha perdonado mis pecados. Yo lo s.
Le preguntaron que cmo y cundo lo supo por primera
vez. El respondi: Estaba en gran temor y pesadumbre
hasta la misma maana que ustedes vinieron por primera
vez. Esa maana estaba orando diligentemente y justo
Diarios, Tomo I 272
cuando el reloj de St. Paul toc las cinco, el Seor derram
en mi alma tal paz como nunca la haba sentido, as que a
duras lo pude soportar. Desde ese momento no he tenido
temor de morir. Ya que s y estoy seguro, que tan pronto mi
alma salga de este cuerpo, el Seor Jess estar listo para
llevarla a la gloria.
El siguiente a quien se habl fue Thomas Atkins, de
diecinueve aos de edad. Cuando se le pregunt (despus de
muchas otras preguntas, en cuyas respuestas expres la
conviccin ms clara y profunda de todos sus pecados, as
como tambin por qu estaba condenado) si no tena temor
de morir, fij sus ojos en lo alto y dijo, en la forma ms
sincera y solemne: Bendigo a Dios por no tener temor de
morir, pues he puesto mi alma a los pies de Jess. Y hasta
el ltimo momento de su vida dio abundante razn para
creer que stas no eran palabras en vano.
Thomas Thompson, el siguiente, era un hombre
bastante ignorante. Apenas poda expresarse en situaciones
comunes. Sin embargo, algunas de sus expresiones fueron lo
suficiente inteligibles. No s, dijo, cmo es; antes sola
no tener nada sino pensamientos malos y crueles dentro de
m; ahora todos se han ido. S que Dios me ama y que l ha
perdonado mis pecados. Persisti con este testimonio
hasta su muerte y con un comportamiento conforme al
mismo.
Cuando John Roberts vino por primera vez a la
celda de John Lancaster, estaba completamente descuidado
y malhumorado. No pas mucho tiempo para que su rostro
cambiara; las lgrimas rodaban por sus mejillas y continu
desde ese momento buscando constante y fervientemente el
arrepentimiento y remisin de sus pecados. No pasaron
muchos das antes que declarara igualmente que la carga de
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 273
pecado haba desaparecido; que tambin el temor a la muerte
le haba sido quitado completamente; y que no haban
regresado ms.
William Gardiner, desde el momento en que fue
condenado, estuvo muy enfermo con destemplanza. Sarah
Peters lo visit en su propia celda hasta que pudo salir de
ella. Era un hombre de muy pocas palabras, pero de un
espritu quebrantado y contrito. Algn tiempo despus,
manifest su gran preparacin para morir, no obstante su
gran falta de confianza en s mismo. Una de sus expresiones
a la persona que le acompa al lugar de la ejecucin fue:
Oh Seor, no tengo nada en que confiar, sino solamente en
la sangre de Cristo. Y si esto no es la respuesta, estoy
perdido para siempre.
Tan pronto como Sarah Cunningham (otra presa) supo
que la orden de su ejecucin estaba por venir, se puso loca de
remate. Tuvo pocos momentos de lucidez hasta la maana
de su ejecucin. Estaba entonces lcida pero hablaba poco,
hasta que le dijeron: Cristo tendr piedad de ti si se lo
pides. Ella estall, Piedad de m! Tendr Cristo piedad
de m? Entonces le rogar. Por supuesto que le rogar. Lo
que hizo en la mejor manera que pudo, hasta que su alma le
fue pedida.
Samuel Chapman luca estar bastante endurecido.
Pareca no tener miedo ni de Dios ni del diablo. Mas
despus de un tiempo que Sarah Peters habl con l, Dios le
derrib de un golpe. Se sinti pecador y rog en voz alta
por misericordia. La destemplanza se apoder de l y lo
confin a su cama, hasta que fue sacado para morir. Sarah
Peters lo visitaba con frecuencia en su celda. El lloraba
amargamente y oraba mucho, pero nunca demostr tener
una seguridad clara de su aceptacin de Dios.
Diarios, Tomo I 274
Fue el deseo ferviente de todos los condenados que
aqullos a quienes Dios les haba hecho de tanta ayuda
pudieran pasar la ltima noche de sus vidas con ellos. Segn
esto Sarah Peters lleg a Newgate a las diez en punto, pero
no pudo ser admitida bajo ningn concepto. Sin embargo, se
les permiti a seis de ellos estar juntos en una celda.
Pasaron la noche luchando con Dios en oracin. Sarah
Peters fue admitida cerca de las seis de la maana. Tan
pronto como la celda fue abierta, ellos saltaron, varios de
ellos llorando, con un cambio que no se puede expresar.
Oh que noche tan feliz hemos tenido! Qu bendita
maana es sta! Oh cundo llegar la hora tan esperada,
cuando nuestras almas sern puestas en libertad! El
carcelero dijo, Nunca he visto esta clase de gente antes.
Cuando el campanero vino a las doce en punto para decirles
(como se acostumbra), "Recuerden que hoy deben ustedes
morir," ellos gritaron, "Bienvenida noticia, bienvenida
noticia!"
John Lancaster fue el primero en ser llamado para
quitarle sus cadenas. Cuando lleg al lugar donde esto se
hace, dijo: Bendito sea el da que vine a este lugar! Oh
que trabajo glorioso ha hecho el Seor llevando mi alma
desde que llegu aqu! Entonces les dijo a los que estaban
cerca de l: Oh mis queridos amigos, nanse en alabanza
conmigo, pecador. Oh que mi lengua pueda alabarle como
debo. Mi corazn es como fuego en recipiente cerrado.
Estoy listo para explotar por un respiradero. Oh si pudiera
contarles la milsima parte de las alegras que siento!
Alguien le dijo: Siento mucho la condicin en que te
encuentras. El contest: No la cambiara por diez mil
mundos. Del patio de la prisin fue llevado a un cuarto
grande, donde exhort a todos los oficiales a que se
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 275
arrepintieran, hasta que Thomas Atkins fue trado, a quien
le pregunt de inmediato: Cmo est la relacin entre
Dios y tu alma? El respondi: Bendito sea Dios, estoy
listo. Un oficial pregunt por entonces: Qu hora es?
Cerca de las nueve, le respondieron. A lo cual Lancaster
dijo: A eso de la una estar en el paraso, descansando con
seguridad en el seno de Abraham. A otro prisionero que
entraba, le dijo: No puedes ver a Jess? Yo le veo por fe,
de pie a la mano derecha de Dios, con los brazos abiertos
para recibir nuestras almas. Uno pregunt: Quin es
Lancaster? El respondi, Aqu estoy. Ven a ver a un
cristiano triunfar sobre la muerte. Un espectador dijo: S
firme hasta el final. El respondi: Lo estoy, por la gracia
de Dios, firme como la roca sobre la cual estoy edificado;
sa es Cristo. Entonces dijo a los presentes: Rueguen al
Seor por misericordia, y seguramente que la encontrarn.
Yo la he encontrado. Por lo tanto nadie debe desesperarse.
Cuando llegu por primera vez a este lugar, mi corazn
estaba tan duro como las paredes de mi celda y tan negro
como el infierno. Ahora he sido lavado, ahora estoy limpio
por la sangre de Cristo.
Cuando William Gardiner entr le dijo: Bueno, mi
querido hombre, cmo estas? El respondi: Estoy feliz
y siento que los minutos son largos; pues quiero morir para
poder estar con aqul a quien ama mi alma. Lancaster
pregunt: No tuvimos una dulce noche? El dijo: Estaba
como si estuviera en el cielo. Oh, si una muestra puede ser
tan dulce, cmo ser el gozo completo! Entonces entr
Thomas Thompson, quien con gran poder dio testimonio de
la misma confesin. Mientras tanto, la gente en derredor
estaba llorando y los oficiales parados parecan hombres
asustados.
Diarios, Tomo I 276
Entonces Lancaster exhort a uno que estaba en
duda, a nunca descansar hasta que encontrara paz en Cristo.
Despus de esto prorrumpi en fuerte oracin (mezclada
con alabanza y accin de gracias), para que el verdadero
evangelio de Cristo pueda ser esparcido a todo rincn de la
tierra habitable; que la congregacin en la Fundicin pudiera
abundar ms y ms en el conocimiento y amor de Dios; que
Dios en forma particular pudiera bendecir a quienes haban
cuidado de su alma moribunda; y que Dios bendijera y
guardara al Sr. Wesley, para que ningn hombre ni aun los
diablos pudieran herirlos, sino que ms bien pudieran, como
espiga madura de trigo, ser cosechados en el granero de
Dios.
Cuando el ltimo prisionero entr al cuarto dijo:
Aqu est otro de nuestro pequeo rebao. Un oficial dijo
tiernamente que l pensaba que era demasiado grande.
Respondi el prisionero: No tan grande para el cielo; all es
donde vamos.
El le dijo al Sr. M., Oh Seor, no desmaye en su
mente. No se canse de hacer el bien. Usted sirve a un
Maestro glorioso y si usted contina, tendr una
recompensa gloriosa..
Cuando los oficiales les dijeron que era tiempo de ir,
se levantaron con una alegra indecible y se abrazaron unos a
otros, encomendando el alma de cada uno al cuidado de
Aqul que les haba cuidado tanto. Lancaster luego or
fervientemente para que todos los all presentes pudieran,
como l, ser encontrados por Dios, aunque ellos no le
buscaran.
Al llegar al patio de la prisin, vio a Sarah Peters. Se
le acerc, la bes y con vehemencia le dijo: Hoy voy al
paraso. Usted me seguir pronto.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 277
La muchedumbre era muy grande, y por tanto
tuvieron dificultad para pasar. As tuvo l otra oportunidad
para declarar la bondad de Dios. A uno que estaba
apesadumbrado le dijo, Clama al Seor y el ser encontrado:
Mi alma es tuya, l tendr misericordia de ti. Luego les dijo
a todos: Recuerden a Mara Magdalena, de quien el Seor
sac siete demonios. Por tanto dependan ustedes de l para
obtener misericordia, y seguramente la hallarn.
Conforme se preparaban para dirigirse al carruaje,
dijo: Vengan mis queridos amigos, vayamos con alegra que
el Seor se alista para recibirnos en las moradas eternas.
Entonces volvindose a los espectadores les dijo: Mis
amigos, Dios les gue. Dios les dirija por el buen camino a
gloria eterna. Dentro de poco tiempo estaremos donde toda
tristeza y llanto desaparecern. Aprtense del mal de sus
caminos y ustedes tambin con nosotros estarn con
innumerable compaa en el Monte Sin.
Conforme avanzaban, l con frecuencia le hablaba a la
gente, exhortndolos al arrepentimiento. A algunos les dijo:
Ustedes pobres criaturas, no saben a donde voy. Procuren
amar y seguir a Cristo y entonces ustedes irn all
tambin. Igualmente se despidi y cant varios himnos, en
especial aqul que siempre lo conmovi profundamente:
Cordero de Dios, que por amor derrama
la sangre que el alma hoy de ti reclama,
la respuesta de aquel que por nosotros dio
su vida y misericordia nos ofreci,
Ven a nos, que de rodilla esperamos.
Nuestras almas sedientas a ti elevamos!
Tu promesa que has cumplido en el Calvario;
As danos tu paz, amor solidario.
Todo el que los vio pareca estar asombrado, pero
mucho ms cuando llegaron al lugar de la ejecucin. Un
Diarios, Tomo I 278
solemne temor agobi a toda la multitud. Tan pronto el
verdugo hizo su parte con Lancaster y con los dos que
estaban con l, pidi un himnario y cant un himno con voz
clara y fuerte. Despus que el ordinario haba orado,
anunci y cant el salmo cincuenta y uno. Entonces se
despidi de sus sufridos compaeros con toda clase posible
de tierno afecto. Bendijo a las personas que le haban
ayudado y encomend su propia alma a Dios.
Tambin una pequea circunstancia que sigui
merece ser mencionada. Su cuerpo fue retirado por una
compaa contratada por los cirujanos, pero una tripulacin
de marineros los sigui. Les quitaron el cuerpo a la fuerza y
se lo entregaron a su madre. As recibi un entierro decente,
en la presencia de muchos que haban alabado a Dios en su
nombre.
Algo que ocasion asombro fue que aun despus de
su muerte no hubo seales o marcas de violencia en l. Su
cara no estaba nada hinchada o desfigurada. Ni siquiera
haba cambiado su color natural. Estaba tendido con un
rostro tranquilo y sonriente, como quien suea dulcemente.
Muri el viernes 28 de octubre, y fue enterrado el
domingo 30. Sarah Peters, habiendo terminado su labor,
sinti que su cuerpo se hunda rpidamente. El mircoles, 3
de noviembre, se acost, teniendo los sntomas de una fiebre
maligna. Alab a Dios en medio del fuego de la fiebre por
diez das. Continuamente daba testimonio de buena
confesin, he peleado la buena batalla, he acabado la
carrera, he guardado la fe. Por lo dems me est guardada
la corona.
36
Poco despus de la medianoche, el domingo 13,
su espritu tambin regres a Dios.
36
2 Ti. 4.7.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 279
SBADO 28 de enero de 1749. Le ech un vistazo
al famoso folleto del Sr. Daill sobre el correcto uso de los
Padres.
37
Pronto vi la oportunidad que aquel buen hombre
haba dado a los enemigos de Dios para blasfemar. Tambin
que el Dr. Middleton en particular, haba usado
extensamente esa obra para derrocar todo el sistema
cristiano.
VIERNES 31 de marzo. Comenc a abreviar la obra
Cristianismo primitivo del Dr. Cave. Oh qu gran pena que
tanta piedad y estudio vayan acompaados de tan poco
juicio!
[Wesley est en Irlanda.]
LUNES 22 de mayo. Cuanto ms converso con esta
gente ms me asombro. Es manifiesto que Dios ha hecho
una gran obra entre ellos. Sin embargo, la mayora, creyentes
y no creyentes, no son capaces de dar una exposicin
razonable de los principios ms sencillos de la religin. Est
claro que Dios comienza su obra en el corazn y el soplo del
Omnipotente le hace que entienda.
38
VIERNES 2 de junio. Fui llamado por un clrigo que
haba venido de doce millas de distancia con el propsito de
hablar conmigo. No tenamos disputa alguna, sino que
desebamos simplemente esforzarnos para fortalecernos
mutuamente en presencia de Dios.
En la noche una joven mujer me inform que el Dr.
Brown les haba asegurado a ella y a muchos otros (1) que
tanto Juan como a Carlos Wesley haban sido expulsados de
la Universidad de Oxford haca mucho tiempo; (2) que no
37
Se refiere a los Padres de la Iglesia. El tratado de Jean Daill, escrito en
defensa del protestantismo francs, no era favorable al uso de estos autores.
Wesley pensaba todo lo contrario.
38
Job 32.8.
Diarios, Tomo I 280
quedaba ningn metodista en Dublin, o en ninguna otra
parte de Irlanda, pues solamente haban quedado en Cork y
Bandom y el resto haba sido expulsado por orden del
gobierno; (3) que tampoco quedaba ningn metodista en
Inglaterra; y (4) que en el fondo todo era asunto de los
jesuitas. Ay, pobre del Dr. B.! Dios, se propicio a l
pecador.
39
SBADO 17. El viento estuvo muy tempestuoso
en la noche. Prediqu en nuestra nueva casa. Hacia el final
del sermn pregunt: Quin de ustedes se entregara a
Dios de cuerpo y alma? Una clam, con un grito que casi
hizo temblar la casa: Oh, yo me entrego, yo me entrego.
Tan pronto como pudo ponerse en pie, avanz al centro
para dar testimonio delante de toda la congregacin. Era la
Sra. Glass. Sus palabras penetraron como relmpagos.
Despus otra dio igual testimonio de su decisin. No mucho
despus, una que haba estado sufriendo como sin
esperanza, la Sra. Meecham, levant la cabeza con alegra y
continu cantando y alabando a Dios hasta el amanecer del
siguiente da.
Al darme cuenta de que el momento era propicio,
pospuse mi plan de reunir a la sociedad y continu en
oracin con toda la congregacin. Todos nuestros corazones
eran como el de un solo hombre.
Cuando finalmente haba pronunciado la bendicin,
nadie se movi; cada uno se qued en su lugar hasta que
pas por en medio de ellos. Pronto fui llamado por una
mujer que clamaba: Mi Dios, mi Dios, me has olvidado.
Diciendo esto se desplom. Invocamos la presencia de Dios
en su nombre. El clamor tanto de ella como de muchos

39
Lc. 18.13.
Diario 7, 25 de noviembre de 1746 - 20 de julio de 1749 281
otros, lamentndose ante Dios, se redobl. Empero
nosotros continuamos luchando con Dios en oracin hasta
que nos dio una respuesta de paz.
MIRCOLES 19 de julio. Termin la traduccin de
la vida de Martn Lutero. Sin duda fue un hombre altamente
favorecido de Dios y un bendito instrumento en sus manos.
Pero oh! Qu lstima que no tuvo un amigo fiel! Uno que
pudiera ante todo riesgo, increparlo con sencillez y agudeza,
por su espritu rudo e intratable y su celo cortante por sus
propias opiniones, cosas que tanto dificultan la obra de
Dios.
277
Diario 8
Desde el 20 de julio de 1749
hasta el 30 de octubre de 1751
MARTES 25 de julio de 1749. Viaj a Kingswood y
pregunt especialmente por la situacin de nuestra escuela
all. Estuve preocupado de encontrar que varias de las reglas
haban sido habitualmente descuidadas. Juzgu necesario
por lo tanto reducir la familia, sin permitirle permanecer all
a nadie que no estuviese claramente satisfecho con esas
reglas y decidido a obedecerlas todas.
JUEVES 27. Le al Sr. Law sobre el Espritu de la
oracin.
1
Hay muchos trazos maestros en este escrito, y la
obra completa es vvida y entretenida; pero es otro
evangelio. Ya que si Dios nunca estuvo enfadado (como lo
afirma este tratado) nunca pudo haber sido reconciliado.
Consecuentemente, toda la doctrina cristiana de la
reconciliacin en Cristo se desploma de repente. Un
excelente mtodo de convertir a los destas! Renunciando a
la misma esencia del cristianismo.
MIRCOLES 18 de octubre. A pedido de John
Bennet viaj a Rochdale en Lancashire. Tan pronto como
entramos al pueblo encontramos las calles con multitud de
personas alineadas a ambos lados, gritando, maldiciendo,
blasfemando y crujiendo los dientes contra nosotros.
Percibiendo que no era prctico predicar al aire libre, me
dirig a un saln grande, con puerta a la calle y proclam en

1
Se trata de William Law, autor puritano muy ledo en esos tiempos. Wesley
siempre admir su dedicacin y seriedad, pero a la postre rompi con l,
porque su puritanismo le pareca harto legalista, y hasta una negacin del
evangelio de la gracia.
Diarios, Tomo I 278
alta voz: Deje el impo su camino y el hombre inicuo sus
pensamientos.
2
La palabra de Dios prevaleci sobre la
bravura humana. Nadie se opuso o interrumpi y hubo un
marcado cambio en el comportamiento de la gente cuando
ms tarde atravesamos el pueblo.
Llegamos a Bolton cerca de las cinco de la tarde. No
bien habamos llegado a la calle principal cuando nos dimos
cuenta que los leones en Rochdale eran ovejas en
comparacin a los de Bolton. Tal rabia y amargura casi
nunca antes haba visto en ninguna criatura que tuviera la
forma de persona. Nos siguieron a puro grito a la casa donde
fuimos y, tan pronto como entramos, tomaron posesin de
todas las entradas a ella y llenaron la calle de principio a fin.
Despus de cierto tiempo las olas no rugan tan fuertes. El
Sr. Perronet pens que poda aventurarse a salir.
Inmediatamente lo rodearon, lo derribaron y lo rodaron en el
lodo, as que cuando se pudo escapar de ellos y entr de
nuevo a la casa, a duras penas se poda decir quin o qu
era. Cuando la primera piedra nos cay a travs de la
ventana, esperaba que siguiera una lluvia de ellas o algo
parecido, sobre todo por cuanto ahora se haban conseguido
una campana para llamar y juntar a todas sus fuerzas. Pero
su plan no era llevar a cabo el ataque a la distancia. En ese
momento uno entr corriendo y nos dijo que la turba haba
irrumpido en la casa y agreg que tenan a John Bennet en
medio de ellos. Efectivamente lo tenan, y l aprovech la
oportunidad para advertirles de los terrores de Dios les
combatan.
3
Mientras tanto David Taylor atrajo a otra parte
de ellos con palabras ms tranquilas y suaves. Creyendo
que haba llegado la hora, camin hacia el centro de la turba.

2
Is. 55.7.
3
Job 6.4.
Diarios 8, 20 de julio de 1749 - 30 de octubre de 1751 279
Ya haban llenado los cuartos de abajo. Ped una silla. Los
vientos haban dejado de soplar y todo estaba en calma y
quietud. Mi corazn estaba lleno de amor, mis ojos con
lgrimas y mi boca con mucho que decir. Ellos estaban
asombrados, avergonzados y empequeecidos y devoraban
cada palabra. Qu cambio fue ste! Cmo Dios entorpeci
el consejo de Ahitofel
4
trayendo a todos los borrachos,
maldicientes, quebrantadores del da del descanso y
meros pecadores al lugar donde han de escuchar acerca de
su abundante redencin!
LUNES 22 de enero de 1750. Prediqu en la maana
en la Fundicin y Howell Harris predic. Es un poderoso
orador, ambos por naturaleza y gracia, aunque no le debe
nada al arte o a la educacin.
MIRCOLES 24. Tuve el deseo de visitar a uno que
estaba enfermo, aunque tena pocas esperanzas de hacer
algo bueno por l. Por noventa aos haba sido un hombre
inofensivo, pero aun as no estaba fuera del alcance de Dios.
Pronto qued convencido de que por su propia justicia no
poda recomendarse a Dios. Pude entonces orar con l en la
confianza de ser escuchado. Pocos das despus muri en
paz.
DOMINGO 28. Le las oraciones y el Sr. Whitefield
predic. Qu sabio es Dios en darles diferentes talentos a
diferentes predicadores! Aun las pequeas incongruencias
ambos de lenguaje y ademanes fueron un medio de ganar a
muchos, quienes no hubieran podido ser alcanzados por un
discurso ms formal o por una manera ms calmada y
natural de hablar.

4
2 S. 15.31.
Diarios, Tomo I 280
JUEVES 8 de febrero. Era alrededor de las doce y
cuarto cuando el terremoto comenz en las afueras de la
ciudad. Empez en la parte sureste, siguiendo por
Southwark, debajo del ro y luego de un lado a otro de
Londres. Se sinti en Westminster y en Grosvenor Square a
un cuarto para la una (quizs, si tomamos en cuenta la
diferencia entre relojes, cerca de un cuarto de hora despus
que comenz en Southwark). Hubo tres sacudidas bien
marcadas, u ondas de un lado para otro, acompaadas de un
ruido profundo y retumbante como un trueno. Con qu
gentileza trata Dios a esta nacin! Oh que nuestro
arrepentimiento pueda prevenir mayores seales de su
desagrado!
VIERNES 9. Tuvimos una cmoda vigilia en la
capilla. Cerca de las once me vino a la mente que stos eran
el mismo da y hora en que, hace cuarenta aos, fui sacado
de las llamas. Me detuve y present un corto relato de
aquella maravillosa providencia. La voz de alabanza y
accin de gracia se elev a lo alto, y grande fue nuestro
regocijo delante de Dios.
El LUNES 12 haba proyectado salir para Bristol,
pero no pude hacerlo todava, por haber en Londres un
fuego tal de despertar. Sin embargo, viaj a Brentford y
prediqu tal como me haba comprometido y luego segu
hacia Chertsey. Se haba hecho un buen trabajo de hacer
correr la voz en el pueblo que yo no llegara esa noche. Sin
embargo, muchos llegaron a ver si haba venido o no, a
quienes les ofrec, la gracia de nuestro Seor Jesucristo.
[Wesley est en Gales, con planes de partir hacia Irlanda.]
JUEVES 29 de marzo. Adelantamos cuatro o cinco
leguas hacia Irlanda, pero en la tarde fuimos devueltos a la
misma boca de la baha. Sin embargo, habiendo cambiado el
Diarios 8, 20 de julio de 1749 - 30 de octubre de 1751 281
viento uno o dos puntos nos aventuramos a salir de nuevo.
A la medianoche nos encontrbamos en medio del mar
cuando el viento arremetiendo en nuestra contra y soplando
con fuerza nos regres. A eso de las nueve estuvimos felices
de poder entrar de nuevo a la baha.
Por la noche me sorprend de ver, en vez de gente
sencilla y pobre, a un cuarto lleno de personas cubiertas de
oro y plata. Para no salirme de lo que conocan, comenc a
exponerle la historia de Dives, el hombre rico, y Lzaro. Les
era ms pertinente de lo que haba imaginado. Muchos de
ellos, (como despus supe) eran personas malvadas en
sumo grado. Les entregu mi alma, pero ellos no pudieron
soportarlo. Uno a uno se fueron retirando, murmurando con
resentimiento. Cuatro de ellos permanecieron hasta que
llegu al final. Se pusieron sus sombreros y empezaron a
hablar entre s. Con sutileza les reprend, por lo que se
levantaron y se fueron, quejndose y blasfemando. Tuve
despus una hora muy cmoda con la compaa de un grupo
de sencillos y honestos galeses.
En la noche hubo una violenta tormenta. Bendito sea
Dios pues estbamos a salvo en tierra.
SBADO 31. Decid esperar una semana ms y de
no poder salir, ira a esperar un barco en Bristol. A las siete
de la noche, justo cuando me diriga a predicar, escuch una
gran bulla y me di cuenta de la presencia del populacho. Se
haban fortalecido con bebida y con mayor nmero de ellos
y pusieron al Capitn Griffith (como le llamaban ellos)
como su lder. El pronto forz ambas puertas, la de afuera y
la de adentro, le peg al viejo Robert Griffith, el dueo de
casa, varias veces, pate a su esposa y con veinte
juramentos y maldiciones a boca llena, exigi: Dnde est
el cura? El Sr. Robert Griffith subi y quiso que me fuera a
Diarios, Tomo I 282
otro cuarto, donde me ech llave. El capitn le sigui de
inmediato, abri rompiendo una o dos de las puertas y se
subi a una silla para ver la parte de arriba de una cama.
Pero se le resbal el pie (pues no era hombre hecho para
trepar), se cay de espaldas y a todo lo largo. Se levant
tomndose su tiempo, se dio media vuelta y se retir con su
tropa.
Entonces baj y me acerqu a un grupo de gente
pobre y pas media hora con ellos en oracin. Cerca de las
nueve, cuando nos alistbamos para acostarnos, la casa fue
nuevamente acosada. El capitn irrumpi primero. La hija
de Robert Griffith estaba parada en el pasillo, con un balde
de agua, con el que (si a propsito o por el miedo, no lo s)
lo cubri de pies a cabeza. El grit, tanto como pudo,
Asesina! Asesina! Y se mantuvo inmvil por algunos
momentos. Mientras tanto, Robert Griffith pas delante de
l y le cerr la puerta. Encontrndose solo, empez a
cambiar su tono de voz y grit, Djeme salir, djeme
salir! Despus de dar su palabra de honor de que ninguno
del resto entrara, le abrieron la puerta y todos se retiraron
juntos.
VIERNES 25 de mayo. Un tal Roger O'Ferral puso
un aviso en el lugar de anuncios pblicos informando que
estaba listo de encabezar cualquier tumulto para derribar la
casa de quien se atreviera a dar hospedaje a un paalero
(el sobrenombre dado primero al Sr. Cennick por un
sacerdote papista, que lo oy hablar de un nio envuelto en
paales
5
y probablemente desconoca que la expresin
estaba en la Biblia, libro con el que no estaba muy
familiarizado.)

5
Lc. 2.7.
Diarios 8, 20 de julio de 1749 - 30 de octubre de 1751 283
Durante todo este tiempo Dios nos concedi una
gran paz en Bandon, a pesar de los infatigables esfuerzos,
tanto en pblico como en privado, del buen Dr. B____ para
agitar a la gente. Pero el sbado 26 muchos estaban bajo
grandes temores de lo que iba a pasar en la noche. Comenc
a predicar en la calle principal a la hora acostumbrada, pero
con el doble de la congregacin. Despus de haber hablado
cerca de un cuarto de hora, segn lo acordado por ellos, un
clrigo que se haba parado cerca de m con un palo grande
en la mano abri la escena. (En verdad sus amigos me
aseguraron que estaba bebido, y que de otra manera no lo
hubiera hecho.) Antes de que pronunciara muchas palabras,
dos o tres mujeres decididas, con mayor fuerza, lo
empujaron hacia dentro de una casa y, despus de disuadirlo
un poco, lo sacaron por el jardn. Aqu el clrigo se cay
violentamente sobre la mujer que lo conduca, no con clera,
sino con amor (o lo que pareca tal), de modo que se vio
obligada a repeler fuerza con fuerza y le dio sonora bofetada
antes que la dejara ir.
El siguiente campen que apareci fue un tal Sr.
M____, un joven caballero del pueblo que estaba
acompaado por otros dos, con pistolas en las manos. Mas
su triunfo, tambin, fue corto, ya que varios del pueblo se lo
llevaron fuera, aunque con mucha caballerosidad y cortesa.
El tercero lleg con mucha ms furia, pero se
encontr con un carnicero del pueblo (no uno de los
metodistas), que lo trat como si fuera un buey, dndole
uno o dos slidos golpes sobre la cabeza. Esto le enfro su
valenta, especialmente cuando nadie estuvo de su parte.
As termin con calma mi discurso.
JUEVES 31. Viaj a Rathcormack. Haba un gran
entierro en la tarde al cual asistieron gentes de todas partes.
Diarios, Tomo I 284
El Sr. Lloyd ley parte del servicio fnebre en la iglesia.
Despus prediqu sobre mas el fin de todas las cosas se
acerca.
6
Estuve completamente impresionado por (algo de
lo que hasta entonces solamente haba odo hablar) el aullido
irlands que sigui despus. No era un canto, como yo
supona, sino un grito deprimente y desarticulado, ejecutado
junto a la tumba por cuatro mujeres de voces chillonas,
quienes (segn entendimos) haban sido contratadas para
ese propsito. Pero no vi a ninguna de ellas derramar una
lgrima; porque eso al parecer no estaba en su contrato.
[Wesley y sus acompaantes iban camino a Waterford cuando un muchacho
vino a avisarles, de parte de los metodistas de la ciudad, que no
continuaran, pues all les esperaba una multitud enardecida dispuesta a
matarlos. Wesley acept el aviso y trat de continuar a otro sitio. Pero no
pudo embarcarse, y por tanto pas la noche cerca de Waterford. Es all que
se dio el incidente que cuenta a continuacin.]
VIERNES 15 de junio. Como a las dos de la maana
o a la gente haciendo gran bulla y llamndome por mi
nombre. Eran algunos de mis amigos de Waterford, quienes
nos informaron que al aparecer el muchacho, diecisis o
dieciocho de ellos salieron para llevarme al pueblo. Al no
encontrarme, regresaron, pero la turba se tropez con ellos
en el camino y los acribillaron con tierra y piedras hasta sus
propias puertas.
Salimos a las cuatro y llegamos a Kilkenny, distante
unas veinticinco millas irlandesas antiguas, alrededor del
medioda. Este territorio es hasta ahora el ms agradable y
productivo que he visto en toda Irlanda. Nuestro destino
despus de la cena era llegar a Dunmore, lugar donde vivi el
fenecido Duque de Ormond. Cabalgamos cerca de dos millas
por el parque, a cuyo lado el ro corre. Nunca he visto ya
sea en Inglaterra, Holanda o Alemania un lugar tan

6
1 P. 4.7.
Diarios 8, 20 de julio de 1749 - 30 de octubre de 1751 285
encantador. Los senderos, cada uno consistente de cuatro
filas de fresnos, los grupos de rboles esparcidos por
doquier, mezclados con los cspedes ms suaves y verdes,
eran bellsimos, difciles de describir. Y qu tena el dueo
de todo esto, el Conde de Arran? Nada, ni siquiera verlos
con sus ojos.
7
Mi caballo se cans en la tarde, as que lo dej y
ped prestado el de mi compaero. Llegu a Emo cerca de
las once y me hubiera quedado a pasar el resto de la noche
all, pero la buena seora de la posada no pensaba que deba
hacerlo. Por algn tiempo no me contestaba; finalmente
abri la puerta lo suficientemente como para dejar que
cuatro perros se me tiraran. Prosegu a Ballybrittas,
esperando el mismo saludo de un gran perro que
acostumbraba estar en el patio. Sin embargo, ste ni se
movi hasta que el mozo se despert y sali. Cerca de las
doce me acost. Pienso que ste fue el viaje ms largo de un
da que haya hecho, ya que cabalgu cincuenta millas
irlandesas antiguas (esto es cerca de noventa inglesas).
MIRCOLES 30 de enero de 1751. Recib una carta
con bastante presin del Dr. Isham, entonces rector de
nuestra universidad, para que votara en las elecciones de los
Miembros del Parlamento, la cual se iba a realizar al da
siguiente. Inici mi viaje temprano, en una fuerte helada, con
el intenso viento del noroeste en la cara. Los caminos
estaban tan resbaladizos que era difcil para nuestros
caballos mantenerse sin caer. En verdad uno de ellos no
pudo hacerlo y al caerse sobre la cabeza se la cort
terriblemente. No obstante, alrededor de las siete de la

7
Ec. 5.11.
Diarios, Tomo I 286
noche Dios nos trajo salvos a Oxford. Una congregacin me
estaba esperando en casa del Sr. Evans. Inmediatamente les
prediqu sobre aquellas fuertes palabras, Qu
aprovechar al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere
su alma?.
8
JUEVES 31. Fui a las Facultades, donde se haba
hecho la convocacin, pero no encontr la decencia y el
orden que esperaba. El caballero por quien vine a votar no
fue elegido. Con todo no me arrepent de haber venido; le
debo mucho ms que esto a aquel amigo generoso quien
ahora descansa de sus labores.
Estuve muy sorprendido, dondequiera que fui, por
la cortesa de la gente, de los caballeros as como los otros.
No haba sealamiento, ni llamado por nombres, como los
haba antes; no, ni siquiera risas. Qu puede significar esto?
Me he vuelto un sirviente de hombres? O es que el
escndalo de la cruz ha dejado de ser?
SBADO 2 de febrero. Al recibir una completa
respuesta del Sr. Perronet, estuve claramente convencido
que deba casarme. Por muchos aos permanec soltero
porque crea que poda ser ms til soltero que casado.
Alabo al Seor, que me permiti as hacerlo. Ahora estoy
enteramente convencido que en mis circunstancias actuales
podra ser ms til en el estado de casado, al cual, despus
de esta clara conviccin y del consejo de mi amigo, entr
unos das despus.
9

8
Mt. 16.26.
9
Esto es todo lo que dice Wesley en su Diario de una decisin que result
desafortunada. Contrajo nupcias con la viuda Mary Vazeille. Segn el propio
Wesley, el acuerdo desde antes del matrimonio era que esto no le detendra en
sus constantes viajes de predicacin y supervisin de las sociedades
metodistas. Ni su hermano Carlos ni los otros lderes metodistas se alegraron
con esta unin. Quiz tampoco el propio Wesley, quien coment que tom su
cruz y se cas.
Diarios 8, 20 de julio de 1749 - 30 de octubre de 1751 287
MIRCOLES 6. Me reun con los solteros y les
demostr en diferentes formas cun bueno era para quienes
haban recibido el don de Dios de permanecer eunucos por
causa del reino de los cielos,
10
a no ser que un caso
particular pudiera ser la excepcin a la regla general.
VIERNES 22 de junio. Redact un corto relato del
caso de la Escuela de Kingswood:
1. La escuela empez el da de San Juan de 1748.
11
Los primeros
maestros fueron John Jones, Thomas Richards, Walter Sellon, Richard
Moss, William Spencer y Abraham Grou. Las reglas fueron impresas y a
pesar de lo estricto de las mismas, en dos o tres meses tuvimos veintiocho
estudiantes, as que la familia, incluyendo Mary Davey, el ama de llaves,
R____ T____, nuestro sirviente varn, y cuatro sirvientas, consista de
cuarenta personas.
2. Desde el comienzo me encontr con toda clase de dificultades.
Criticones y profetas del mal estaban por todos lados. Cientos de
objeciones se hicieron tanto al plan general como a las diferentes partes del
mismo, especialmente por aqullos de quien tena razn de esperar mejores
cosas. A pesar de lo cual, mediante la ayuda de Dios, prosegu y escrib una
gramtica en ingls, una en latn, una en griego, una en hebreo y una en
francs e imprim Primeras lecciones para los nios, as como muchos
otros libros para el uso de la escuela. Y Dios otorg manifiesta bendicin.
Algunos de los nios ms violentos y desatinados fueron tocados con
profunda conviccin de pecado; todos mostraban tener buenos deseos y
dos o tres de ellos comenzaron a probar del amor de Dios.
3. Empero pronto observ muchas cosas que no me gustaron. Las
sirvientas se dividieron en dos bandos. R____ T____ con premeditacin
prenda el fuego con sus constantes cuchicheos y acusaciones. Mary Davey
no cubra las deficiencias de las sirvientas, pues estaba preocupada con
pensamientos de otra clase. Por lo tanto, los nios no estaban bien
atendidos, ni las cosas se hacan con el debido cuidado y exactitud.
4. Los maestros deban de haber corregido estas irregularidades,
pero las aumentaron. Thomas Richards era tan duro y poco servicial que l os
nios reciban poca ayuda de l. Abraham Groud era honesto y diligente,
pero su personalidad y modales provocaban el desprecio de los nios.
Richard Moss era formal y serio en su comportamiento e hizo mucho bien,
hasta que Walter Sellon puso a los nios en su contra y en vez de
controlarlos para que no jugaran, jugaba con ellos. John Jones y William
Spencer eran abrumados por el resto de los maestros, quienes no
observaban las reglas ni en el colegio ni fuera de l.

10
Mt. 19.12.
11
Wesley dice Midsummer day. Esto se refiere al solsticio de verano, pero
por lo general se celebraba el da de San Juan, 24 de junio.
Diarios, Tomo I 288
5. La violacin continua de aquella regla, Nunca dejar que l os
nios trabajen sin la presencia de un maestro, ocasion que l os
estudiantes aumentaran en su violencia ms y ms, hasta que perdieron
todas las impresiones religiosas que tenan. Y esto se aceler, puesto que
cuatro o cinco de los muchachos mayores mostraron una maldad poco
comn.
6. Cuando regres en septiembre de 1750 encontr que l os
estudiantes se haban reducido a dieciocho. Decid limpiar la casa
completamente. A dos de los muchachos (uno de ellos perfectamente
malvado) se les envi de regreso a su casa sin demora. Mary Davey, Thomas
Richards, Richard Moss y tres sirvientas ya se haban ido. R____ T____,
Walter Sellon y Abraham Grou se fueron despus. As solamente se
quedaron dos maestros, Mr. Jones y Spencer con la Sra. Hardwick, una
sirvienta y diecisis estudiantes.
7. Ahora tena la esperanza de que fuera tiempo para que Dios
reviviera su obra, pero no habamos reducido todava lo suficiente. As es
que primero John Jones y despus William Spencer se cansaron y de nuevo
las reglas dejaron de cumplirse. Al siguiente invierno, el Sr. Page muri y
otros cinco estudiantes se retiraron. Lo que debilit an ms el trabajo de
los maestros fue la forma agria y diablica de hablar de algunos de ellos
que continuamente se esforzaban para que los alumnos que quedaban se
retiraran o para evitar que otros entraran a la escuela.
8. Hay ahora dos maestros, un ama de llave, una sirvienta y once
nios. Creo que todos en la casa por fin tienen un solo ideal y confan en
que Dios les bendecir al final ms que al comienzo.
289
Diario 9
Desde el 20 de julio de 1750
hasta el 28 de octubre de 1754
SBADO 22 de diciembre de 1750. Se me inform
que el Sr. K____, que por algunos aos haba estado
fervorosamente vinculado a los Hermanos, haba roto sus
cadenas. Sent el deseo de escuchar de su propia boca cmo
fue liberado. Uno o dos das despus de haber hablado
ampliamente con l, escrib la esencia de su relato para
evitar cometer errores. Despus de algunos das le visit. Le
le lo que haba escrito y le manifest mi deseo de que me
dijera si lo haba entendido mal en algo. Este relato por s
solo debera ser suficiente convincente para quitarles la
mscara a esos mentirosos. No hablo de todos ellos, pero s
de aquellos con quienes l se relacion.
1. Fui (dijo) uno de los primeros miembros de la sociedad en la
Fundicin y continu en la misma hasta que William Oxlee, cerca al final
del ao 1740, me persuadi de unirme a los Hermanos. No demor mucho
antes de que fuera admitido a la mayora de sus conferencias y mi aprecio
por ellos aument ms y ms, hasta que en el ao 1741 fui a Heerendyk.
2. Aqu vi varias cosas que no aprob, particularmente el poder
arbitrario con que la cabeza de la iglesia gobierna y el inmenso respeto que
ellos muestran a los ricos, mientras que los pobres reciban poca
consideracin. Mas olvid todo esto cuando regres a Inglaterra y me puse
a su entera disposicin.
3. Fue pronto despus que me emplearon para recolectar dinero
para reparar la capilla en Fetter Lane. La prctica de los Hermanos era de
escribir a cada uno de quienes acostumbraban escuchar la predicacin y
pedirles que, si encontraban sus corazones libres, enviaran de cinco a
diez guineas. Como muchos de estos no estaban del todo convertidos [es
decir, despiertos], pens que esta prctica no estaba bien. As le inform al
Sr. Molther, pero me respondi con aspereza: Eso no le concierne a usted.
4. Vi muchas otras cosas que no poda aprobar y habl sobre ellas,
pero sin resultado. Algunos meses despus, el Sr. Spangenberg me dijo:
Mi hermano, vamos a establecer un programa de nios en la escuela de
Lamb's Inn y es la voluntad del Seor que usted vaya all y sea el mdico
Diarios, Tomo I 290
de la casa. Pens que era extrao, pues saba nada de medicina. Sin
embargo, no me atrev a razonar. As que fui.
5. La administracin aqu me dio gran sorpresa. Sin tomar en
cuenta las reglas establecidas, Richard Utley y su esposa, encargados del
programa, se comportaban en la manera ms arrogante y tirnica. Aquellos
que estaban encargados de los nios no tenan dones para el trabajo, y a
algunos de ellos les importaban poco sus propias almas. Varios de l os
nios eran azotados sin motivo alguno y muchas veces sin control. Por esta
prctica mal utilizada uno de los mos fue completamente arruinado y no ha
tenido el temor de Dios desde entonces. En cuanto a m, hubiera dado
consejos si hubiera podido, pero a nadie le import. Una noche que me
levant para arropar a los nios que se haban destapado mientras dorman,
el Sr. Utley me llam la atencin delante de toda la familia, dicindome que
haba hecho lo que no me concerna hacer y agregando que yo era la
persona ms intil en toda la casa. Que si deseaba poda regresar a Londres.
Con mucha dificultad ellos lo consintieron y yo me retir apresuradamente
a mi propia casa.
6. Me sent ms y ms incmodo con su administracin, y
dndose cuenta los Hermanos, me enviaron a Yorkshire. Despus de estar
all por algunos das, uno de ellos me dijo que tena que ir a Great Horton
en la maana, habindoles hecho ver a los Hermanos que yo tena que
predicar all. Qued asombrado, pues nunca haba pensado predicar. Mas no
me atrev a refutarlo y desde aquel momento ellos me emplearon para
predicar y visitar a todas las almas en el circuito.
7. En Holbeck tenamos una escuela de jvenes. Cuando les visit
e interrogu profundamente, me contaron todo el onanismo, la prostitucin
y otras abominaciones, por lo que estuve completamente asombrado.
Estuve obligado a increparlos duramente, por lo cual a los pocos das recib
una carta muy severa de Mr. Spangenberg, dicindome que estaba
destruyendo a los amados nios de Dios en lugar de edificarlos y que por
lo tanto, no poda ni predicar ni trabajar ms en Yorkshire.
8. Poco despus me enviaron a Londres para que acompaara a la
Sra. Stonehouse a Alemania. La carta se demor y a pesar de que tom la
posta de caballos ella se haba marchado antes de mi llegada. Un tiempo
despus fui elegido como miembro del Comit de los Seis, a quienes l os
trabajadores tenan que enviar informe de todos los pasos que haban dado,
ya sea en casa o fuera de ella.
Una de nuestras reglas fundamentales era que no debamos
contraer deudas mayores de treinta libras. Por lo tanto, cuando el Sr.
Spangenber trajo una cuenta por ms de trescientas, me qued
completamente espantado y propuse que se presentara una lista detallada
de todos los gastos y que todas nuestras cuentas deberan ser claras y bien
fundamentadas. Wenzel Neisser estaba presente (aunque no era uno de
nuestros miembros) y se ofendi mucho por lo que yo haba dicho,
dicindome que ellos eran siervos del Salvador y que no tenan que dar
cuenta a los hombres.
9. Me senta cada da ms incmodo por su forma de proceder,
hasta que un da el Sr. Sl____ se me present y me pregunt si estaba
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 291
dispuesto de ir a Bedford por seis u ocho das. Le respond que s y que en
uno o dos das saldra. Mas el Sr. Br____ me respondi, Hermano K____,
no espere usted hacer mucho bien en Bedford, ya que tenemos una
maldicin oculta entre las almas, la que creo que viene principalmente de la
prctica de procurar el aborto que es muy comn entre las mujeres. Sin
embargo, encontr una gran bendicin durante los dos o tres meses que
trabaj all, pero no pude quedarme porque tena la fuerte impresin de que
deba ir a trabajar en Jamaica.
10. Al mencionarle esto a los Hermanos, me dijeron que deba ir
all lo antes posible, pero me sera conveniente ir primeramente a
Pennsylvania y pasar un corto tiempo en Bethlehem.
1
Yo pens que ellos
saban lo mejor. As que en el ao 1744 dej mi taller, abandon todos mis
problemas sin resolverlos y me embarqu para Pennsylvania.
11. Estuve bien ocupado Bethlehem, pues fui elegido predicador
general y se esperaba que participara en todas las conferencias. No pas
mucho tiempo cuando me sent ms preocupado que nunca viendo tanta
maa y sutileza, y adems con todo ello mucho orgullo, pompa y tirana en
quienes gobernaban la iglesia. Un ejemplo entre los muchos, podra ser
ste: W. Harding, quien lleg algn tiempo antes que yo y que era pastor
regular, les haba hablado libremente y con cario de muchas cosas que l
pens eran censurables. Debido a esto fue destituido de todas sus
obligaciones y se les prohibi a todos los Hermanos que le hablaran. Al ser
olvidado por todos, se sinti mucho ms incmodo, tildndolo l os
Hermanos de loco. Por esto fue encerrado y le traan comida una o dos veces
al da dos o tres jvenes. Estos a su vez le pegaban muchas veces con
severidad. Al tiempo l busc la oportunidad y se escap, pero ellos le
siguieron y lo agarraron. Construyeron una casa de madera de unos diez
pies cuadrados y muy oscura para l a casi un cuarto de milla del pueblo.
Yo estaba caminando solo cerca de este lugar cuando ellos le trajeron. Sus
gritos y splicas hubieran atravesado un corazn de piedra. El suplicaba
que poda limpiar zapatos, servirles agua, cortar la lea, o lo que ellos
dijeran, al aire libre; pero no se lo permitieron: fue callado. Casi seis
semanas despus, cuando abrieron un da la puerta para alcanzarle alguna
comida, l sali corriendo, se escurri entre ellos y se dirigi a
Philadelphia a toda la velocidad posible. Vindose perseguido muy de
cerca, corri hacia el ro (l era un excelente nadador) salt al agua, se
hundi y no sali ms.
12. Estaba entonces en Nueva York, de donde regres a Bethlehem
en enero de 1746. Mas no tenia descanso en mi espritu, hasta que despus
de tres semanas me fui a Philadelpia, donde dos de los Hermanos y una
viuda vivan en la casa de los Hermanos. All alquil un cuarto y le ped a la
viuda, por no contar con la conveniencia de poder hacerlo, que me hirviera
un poco de agua en la maana para mi te. Mientras tanto, todos l os
Hermanos en Philadelphia estaban advertidos de no conversar conmigo. No
mucho despus dos de ellos escribieron al Sr. Spangenberg que yo viva en

1
La ciudad fundada en Pennsylvania por los moravos. Hemos dejado el
nombre sin traducir, para distinguirla de Beln en Tierra Santa.
Diarios, Tomo I 292
adulterio con la viuda. Cuando me enter de esto, fui de frente a l os
Hermanos y le dije al Sr. Spangenberg la verdad del asunto, quien
inmediatamente escribi a Philadelphia diciendo que yo haba confesado
que era cierta la acusacin.
13. Estaba ahora completamente cansado de la humanidad.
Consegu una pequea casa en el bosque y a unas cuantas millas de
distancia de cualquier pueblo, resuelto a pasar el resto de mis das solo.
Aqu permanec como cuatro aos, hasta que una tarde el Sr. Spangenberg y
el yerno del Conde me visitaron. Hablamos hasta las dos de la maana.
Aceptaron que muchas cosas haban estado mal, prometieron que las
arreglaran sin demora y me convencieron de unirme a ellos una vez ms.
Pero nada se arregl, as que unos meses despus, me vi obligado a
abandonarlos de nuevo. Reanud mi negocio en Philadelphia hasta que
pude ganar suficiente dinero para mi pasaje y hace un ao que regres a
Londres.
Habr otro relato ms triste? Oh lo que es la
naturaleza humana! Cun bajo pueden caer aqullos que en
una oportunidad eran llamas ardientes y luces brillantes,
derramando bendiciones dondequiera que llegaban! Pero
qu apasionamiento es ste que hace a este mismo hombre
asistir todava a sus predicaciones y su esposa (aunque ella
cree casi todo lo que dice su esposo sobre esta historia)
mantenerse en contacto directo con ellos.
MARTES 17 de marzo 1752. La lluvia continu sin
parar hasta que llegamos a Enstone. Poco despus de haber
salido de all, nos sigui un viento violento como en
Broadway Hill que en varias oportunidades nos sac
completamente del camino y listo para llevarse a ambos,
caballo y jinete. Mas nuestras fuerzas eran como nuestros
das.
2
Antes de las seis de la tarde llegamos sanos y salvos a
Evesham.
Prediqu en la noche en el ayuntamiento, donde
varios clrigos y nobles estuvieron presentes.

2
Dt. 33.25.
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 293
MIRCOLES 18. Viaj con el Sr. ____ a su casa, la
que no haba visto por ms de veinte aos. Encontr el
lugar, pero no a sus habitantes ya que la mayora de ellos
haban ido a su morada eterna.
3
No vi a nadie conocido con
excepcin de la ta del Sr. ____, la que no pudo contenerse
de decirme lo mucho que senta que yo tuviera que dejar a
todos mis amigos para llevar esta vida de vagabundo.
Bueno, en verdad no es un placer para la carne y la sangre, y
no lo hara si no creyera que hay otro mundo. La discusin
no continu por mucho tiempo, y termin con mucho
cario. El Sr. ____ regres conmigo a Evesham y asisti a la
predicacin, tanto la de las siete de la noche como la de las
cinco de la maana, sali conmigo del saln despus del
sermn, pero le tom algn tiempo antes de que pudiera
hablar. Entonces irrumpi, Tengo que cuidar de dos mil
almas. Y nunca he podido todava saber cmo cuidar la ma
propia. Lo dej lleno de conviccin de pecado y de buenas
decisiones. Cuntos das durarn?
VIERNES 3 de abril. Viaj a Bank House, cerca de
Rochdale, donde T. Mitchell me dio la siguiente
informacin:
El domingo, 7 de agosto pasado, prediqu en Wrangle, a
las cinco de la maana como de costumbre. Alrededor de las seis dos
alguaciles se presentaron y me llevaron a una cantina, donde me retuvieron
hasta cerca de las cuatro de la tarde. Luego uno de ellos dijo que ira a
preguntarle al ministro si lo podan dejar ir. A su regreso, me sacaron a una
gran turba, quienes me llevaron y me arrojaron a un estanque de agua y donde
tan pronto trataba de salir me lanzaban de nuevo. Finalmente algunos de ellos
dijeron que deba de salir y mantuvieron a los otros alejados hasta que sal del
estanque. Todo el tiempo me sent muy contento porque saba que estaba en
las manos del Seor... Regres a la casa donde estaba hospedado y me acost,
pero en menos de una hora la turba regres, rompi las puertas de la casa y de
la recmara y me sacaron arrastrndome. Me llevaron a una laguna ms grande,
con
3
Ec. 12.5.
Diarios, Tomo I 294
una cerca alrededor y de una profundidad de diez a doce pies. Entonces cuatro
hombres me levantaron por las piernas y brazos. Al comienzo sent que la
carne se me encoga, pero pronto pas y no me import si mora o viva,
siempre que fuera la voluntad del Seor. Me columpiaron dos o tres veces de
adelante para atrs y luego me arrojaron al agua lo ms lejos que pudieron. La
cada me dej sin conocimiento, as que no sent nada ms. Pero uno que no
quera que me ahogaran, cuando sal a flote me agarr por la ropa y con un
palo largo me sac. Estuve sin conocimiento por algn tiempo. Cuando volv
a despertar vi a mucha gente a mi alrededor. Uno de ello me ayud a
levantarme y me rog que fuera con l. Me llev a una pequea casa y me
acost. Pero no haba estado acostado por mucho tiempo cuando la turba
regres. Me sacaron de la cama y me llevaron con ellos, casi desnudo, al
lindero de la parroquia, donde me dejaron. Me las arregl para continuar a un
lugar a tres millas de distancia, donde me acost y dorm en paz.
VIERNES 17. Visit al caballero que me dijo que l
era lo suficientemente pecador cuando prediqu por
primera vez en Epworth sobre la tumba de mi padre. Tuve
la agradable sorpresa de encontrarle fuerte en la fe, aunque
demasiado dbil de cuerpo. Por algunos aos, me dijo, haba
estado gozando en el Seor, sin duda ni temor, y ahora
esperaba la sagrada hora cuando deba partir y estar con
Cristo.
4
VIERNES 24. Cabalgamos por una magnfica
residencia, cuyo dueo (de no mucho ms de ochenta aos
de edad) deca que deseaba, vivir slo treinta aos ms:
diez para cazar, diez para ganar dinero (teniendo al presente
slo veinte mil libras al ao) y diez aos para arrepentirse.
Que Dios no pueda decirle, necio, esta noche vienen a
pedirte tu alma!
5
Cuando desembarqu en el muelle de Hull estaba
lleno de gente, preguntando, Quin es l? Quin es l?
4
Fil. 1.23.
5
Lc. 12.20.
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 295
Mas slo miraban y sonrean, y nosotros caminamos sin
que nos molestaran a la casa del Sr. A____.
Estuve muy sorprendido de la miserable condicin
de las fortificaciones, mucho ms ruinosas y en decadencia
que las de Newcastle, aun antes de la Rebelin. Es bueno
que no hay enemigos cercanos.
Fui a orar a las tres en la vieja iglesia, una estructura
grande y venerable. Entre las cinco y seis, el coche lleg y
me llev a Myton Car, a cerca de media milla del pueblo.
Una enorme multitud, rica y pobre, a pie y a caballo, con
varios carruajes, pronto se reuni. Les habl con voz alta y
espritu tranquilo sobre Qu aprovechar al hombre si
ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
6
Unos cuantos miles de personas asistieron con
formalidad, pero muchos se comportaron como si
estuvieran posesionados por Moloch. Terrones y piedras
volaban por todas partes, pero ni me tocaron ni me
molestaron. Cuando termin mi discurso, sal a tomar el
coche, pero el cochero se haba alejado bastante. Nos
sentimos perdidos hasta que una dama nos invit a mi
esposa y a mi a subir en su coche. Esto le trajo algunas
inconveniencias, no solamente porque ramos nueve en el
carruaje, tres a cada lado y tres en el centro, sino tambin
porque la turba se nos acerc tirando por las ventanas (las
que no pensamos que era prudente cerrar) todo lo que
tenan a la mano. Una mujer gruesa que se sent en mis
faldas me protegi de tal manera que nada pas cerca de m.
La turba haba aumentado en varios miles cuando
sal del carruaje a la casa del Sr. A____. Dndose cuenta de
que me haba escapado de sus manos, tomaron venganza

6
Mr. 8.36.
Diarios, Tomo I 296
contra las ventanas, con muchas lluvias de piedra, las que
arrojaron, aun en las habitaciones a cuatro pisos de altura. El
Sr. A____ camin entre ellos y se dirigi a la casa del
alcalde, quien le dijo palabras buenas, pero no le prest
ninguna ayuda, probablemente sin saber que l mismo (el
alcalde) podra estar obligado a pagar todo el dao que se
hiciera. El entonces fue en busca de los aguaciles y trajo dos
consigo como a las nueve. Con la ayuda de ellos dispers la
turba de modo que no quedaron juntos ni dos de ellos. A
eso de las doce se volvieron a reunir y dieron una nueva
carga con juramentos, maldiciones, ladrillos y piedras.
Despus de esto, todo qued en calma y dorm
profundamente hasta cerca de las cuatro de la maana.
VIERNES 15 de mayo. En la tarde prediqu en
Alnmouth. Qu evidencia tan sencilla tenemos aqu de que
aun nuestro trabajo exterior, aun las sociedades, no son obra
humana. Con todo nuestro trabajo y habilidad no hemos
podido en nueve aos formar una sociedad en este lugar. A
pesar de que no hay nadie que se oponga, pobre o rico y
que los dos hombres ms ricos del pueblo y los nicos
caballeros all hicieron todo cuanto estuvo en su poder para
promover una sociedad.
MARTES 19. Prediqu en Whickham, delante de la
puerta de la Sra. Armstrong. Estuve un poco sorprendido
del relato que ella dio de la forma de proceder de Dios con
ella recientemente. Cuando su anciano esposo, con quien
vivi desde su juventud, fue repentinamente encarcelado en
Dur-ham por causa de la deuda contrada por su hijo, lo que
pronto le ocasion la muerte; cuando ella estaba a punto de
perderlo todo y hasta su casa a la edad de ochenta aos; a
pesar de todo ello los orculos de Dios, a los que haba
amado desde su niez, eran su consuelo y consejeros. Un
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 297
da cuando se puso los lentes para leer, no poda ver ni una
palabra. Al principio se asust, pero pronto dijo: Jehov
es; haga lo que bien le parezca.
7
Se quit los lentes y
mirando a una esquina de la Biblia, pens que poda
distinguir algunas letras. Levant la Biblia y pudo leer tan
bien como lo haca su hija. Desde ese momento no slo
pudo leer sin lentes, sino que tambin cosa y ensartaba la
aguja ms fina con la misma facilidad que cuando tena
treinta aos.
LUNES 15 de junio. He tenido muchas pequeas
pruebas en este viaje, de una clase que antes haba conocido.
Haba pedido prestada una yegua joven y fuerte cuando sal
de Manchester, pero se puso coja antes de llegar a Grimsby.
Obtuve otra, pero sta tuve que dejarla de nuevo entre
Newcastle y Berwick. A mi regreso a Manchester volv a
tomar mi propia cabalgadura, pero se haba puesto coja en el
pastizal. Sin embargo, pens hoy cabalgar en ella por cuatro
o cinco millas, pero se haba escapado del campo y no
supimos nada de ella. Me consol porque tena otra en
Manchester que haba comprado recientemente. Al llegar all
encontr que alguien la haba pedido prestada, tambin, y la
haba llevado a Chester.
Al medioda prediqu cerca de Shakerley, en la casa
de un anciano, quien estaba gimiendo pidiendo salvacin.
Caminamos juntos un poco despus de la predicacin, y
casi tan pronto como partimos, el poder de Dios cay sobre
l, de tal manera que a duras penas saba si estaba en la
tierra o en el cielo. Desde ese momento, el Dios de
esperanza lo llen de todo gozo y paz en el creer.
8

7
1 S. 3.18.
8
Ro. 15.13.
Diarios, Tomo I 298
A mi regreso a Bolton escrib un relato relacionado
con uno que recientemente adorn el evangelio. Fue como
sigue:
En abril de 1746 Katherine Whitaker fue a Halifax a escuchar a
John Nelson. Ella se haba convencido antes de la verdad a travs de la
lectura y desde ese momento creci con ms y ms firmeza. Al ao siguiente
John Haughton nos visit en nuestra casa. Cuando se retiraba, regres y le
tom la mano, dicindole, Usted tiene que creer, pueda o no. Tan pronto
como l se fue, ella empez a clamar a Dios y no dej de hacerlo hasta que
supo que crea en Cristo. Nunca despus de esto perdi el sentir de su amor,
ni poda descansar si encontraba la menor nube hasta que sta desapareca
completamente y la luz brillaba nuevamente en su alma.
En mayo de 1750 se mud a Bolton y poco despus pareca estar
tuberculosa. Mas esta condicin no la eximi de levantarse a las cinco,
cuatro o tres de la maana y de continuar enseando a sus alumnos como de
costumbre hasta cerca de la Navidad de 1751. Desde ese tiempo su fuerza
fsica decay, pero ella no guard cama hasta marzo. Entonces tuvo temor
de vivir y ser una carga para sus familiares. Pronto ese temor desapareci y
dijo: Ahora puedo dejarlo todo en las manos de Dios. Djenme morir tarde
o temprano, es todo lo mismo. Mas todava tena cierta lucha respecto a su
esposo antes de que ella pudiera voluntariamente renunciar a l.
El siguiente viernes, uno antes de morir, una de sus hermanas,
sentada a su lado, comenz a cantar,
Oh feliz, feliz da
Que llama al exiliado a casa.
Ella inmediatamente se uni a su hermana y cantaron hasta el final
del himno. El jueves siguiente, mir a nuestro alrededor y dijo: Oh cunto
les amo a todos. Soy toda amor. Amo a toda alma que Dios ha creado. Su
esposo le pregunt: Eres feliz? Ella le respondi, Oh s.
No puedo temer, no puedo dudar,
Siento la sangre derramada.
Sigan cantando, sigan cantando:
Dejen que toda alma clame conmigo,
T eres mi Seor, mi Dios.
En el desayuno quiso un poco de agua fra y al recibirla mir
hacia lo alto y dijo: Dentro de poco beber nuevo vino en el reino de mi
Padre. Alrededor de las diez en punto irrumpi,
Mi Dios se compadeci
Su voz de perdn escucho,
Su hija soy
Ya no puedo temer ms.
Uno le pregunt cmo poda decirlo. Respondi: Deseo estar
con aqul a quien ama mi alma. El viernes y sbado, estando
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 299
extremadamente dbil, habl muy poco. El domingo en la maana dijo:
As el Seor nos ha brindado un nuevo da de descanso. Permite, Oh
Seor, que guardemos este da sin pecado. Luego en parte cant y en parte
repiti aquel himno:
Oh cuando dulcemente me vaya
Oh cuando comience mi reposo!
Y regreso a Sin con alegra
La madre de espritus en dolor.
Entonces dijo: Quin esta en casa? Oh, no me gusta que
permanezcan en casa el da domingo. Quiero que vayan todos a la iglesia.
Cuando estuve menos impedida de asistir a la iglesia, siempre encontr las
ms grandes bendiciones. En la noche dijo: Piernas hinchadas! Slo por
corto tiempo: no habr piernas hinchadas en el cielo. A las cinco de la
maana del lunes, marzo 23, su esposo le pregunt: Sabes quin soy?
Ella dijo: S lo s, y puso su brazo alrededor de su cuello y rpidamente
empez a dormitar. Despertando poco despus dijo: Debo apurarme y
vestirme para el Novio. Entonces, de nuevo entr en un sopor y
despertando en pocos minutos dijo, Voy a Cristo, y se qued dormida.
DOMINGO 5 de julio. Me puse en pie, a las siete
de la maana, cerca de las ruinas de la casa y expliqu los
principios y prcticas de esa secta que nos es notorio que
en todas partes se habla contra ella.
9
Fui ms tarde a la
Iglesia de St. Martin, que se encuentra cerca del lugar. El
caballero que oficiaba pareca estar extremadamente
conmovido por varios pasajes de la Segunda Leccin, Lucas
17, particularmente: Imposible es que no vengan
tropiezos; mas ay de aqul por quien vienen! Mejor le
fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le
arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos
pequeitos.
10
Comenz su sermn casi con estas palabras: El
ltimo da del Seor prediqu sobre como lo que queris
que los hombres hagan con vosotros,
11
con la esperanza de
prevenir aquellos procesos que son contrarios a toda

9
Hch. 28.22.
10
Lc. 17.1-2.
11
Mt. 7.12.
Diarios, Tomo I 300
justicia, misericordia y humanidad. Como no pude hacer
eso, he escogido estas palabras para su consideracin ahora:
Vosotros no sabis de que espritu sois; porque el Hijo del
Hombre no ha venido para perder las almas de los
hombres, sino para salvarlas.
12
Y termin con algo as como: Siento mucho que
cualquiera de estos escndalos puedan cometerse,
particularmente en esta parroquia, donde he estado
enseando tantos aos. Y con qu escaso resultado! Me
retirar tan pronto sea posible de un lugar donde puedo
hacer tan poco bien. Oh qu clase de cuenta tendrn que
rendir quienes han ocasionado o alentado estos procesos!
Dios permita que se arrepientan a tiempo! Que puedan
saber de qu espritu son! Que puedan, antes de que sea
demasiado tarde, reconocer y amar la verdad como est en
Jess!.
Prediqu otra vez en el mismo lugar a la una y a las
cuatro y toda la congregacin estuvo tranquila y atenta.
DOMINGO 9 de agosto. A las ocho, tuvimos la
congregacin de costumbre en la casa del mercado, y la
misma bendicin. El Sr. Grber predic un excelente sermn
en la iglesia sobre la necesidad de la religin de corazn. A
las cinco prediqu en el lado del ro donde queda Connaught
a un gran nmero de romanistas, as como de protestantes.
Todos ellos parecan estar convencidos que no deberan
seguir claudicando entre dos pensamientos.
13
Aqu me enter por su esposo que Rose Longworth
encontr la paz con Dios en junio de 1749. Esta paz nunca
la perdi y con frecuencia se alegraba con gozo inefable y

12
Lc. 9.55.
13
1 R. 18.21.
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 301
glorioso.
14
Desde ese da estuvo siempre
extraordinariamente formal y camin muy de cerca con
Dios.
Cerca del Domingo de Resurreccin de 1751 sinti
una gran decada de su fuerza corporal. Pero nunca se quej,
preocupada solamente de que su alma no sufriera prdida.
Al siguiente julio fue trasladada al campo, pero todava
continu caminando en la luz. Hacia fines de mes, temiendo
que su tiempo se acortaba, quiso regresar a Athlone. El
sbado 21 regres, extremadamente dbil, pero alabando a
Dios continuamente, y toda la siguiente semana expres,
tener el deseo de partir y estar con Cristo.
15
El Sr. Grber le administr el Sacramento el
domingo. Ella pudo hablar un poco y dijo que no tena duda
de su salvacin. El estuvo muy conmovido y dijo que le
crea, pero que apenas el poda hablar por las lgrimas.
Cuando ya no pudo ser escuchada, tuvo sus ojos
constantemente fijos hacia lo alto y moviendo sus labios.
Por la tarde perdi el conocimiento. Volviendo en s dijo:
Ah! qu desilusin; pens que me haba escapado.
Entonces or por su esposo, por sus padres, por la
sociedad, la iglesia y todo el mundo. Desmayndose de
nuevo y volviendo en s, exclam: Vean a mi Salvador!
Vean a mi Salvador! Miren como fluye su sangre! Veo al
Cordero en la gloria! Veo al Cordero en la gloria. Adis.
Dios sea con ustedes. Adis. Luego dej de hablar y parti
a Dios.
MARTES 25. Prediqu en el mercado en Kinsale. A
la siguiente maana a las ocho camin hacia el fuerte. Arriba
en el cerro encontramos una hondonada grande y profunda,

14
1 P. 1.8.
15
Fil. 1.23.
Diarios, Tomo I 302
capaz de dar cabida a dos o tres mil personas. A un lado de
la misma los soldados pronto limpiaron un lugar con sus
espadas para que me pudiera parar, donde estaba protegido
tanto del viento como del sol, mientras que la congregacin
se sentaba en la hierba delante de m. Muchos prominentes
pecadores estaban presentes, especialmente los del ejrcito
y pienso que Dios les hizo un fuerte llamado al
arrepentimiento.
Por la noche llam a los pecadores al
arrepentimiento en la calle principal de Bandon. El jueves y
el viernes la lluvia nos oblig a guarecernos en el mercado.
En verdad, apenas recuerdo de dos das secos juntos desde
que llegu a Irlanda. El sbado 29 regres a Cork y pas un
da tranquilo, teniendo la firme esperanza de que Dios
levantara las manos cadas.
16
El lunes 31 viaj a Clonmel.
Hace un ao que se abri aqu la puerta ancha. Pero una
noche, justo despus que haba terminado el sermn, la sala
donde se haba predicado se derrumb. Dos o tres personas
resultaron heridas. Por cuya razn (podra alguien desear
una mejor?) la gente del pueblo jur que ningn metodista
podra predicar jams en Clonmel.
DOMINGO 7 de enero de 1753. Desayun con
M____ Y____, un monumento no comn de misericordia.
Por largo tiempo fue como perro que vuelve a su vmito,
17
y se revolc en toda clase de maldades. Sin embargo, su
esposa nunca pudo darlo por perdido, ni l pudo nunca
escapar de su propio infierno, hasta que un da ella le dijo:
Anda al piso de arriba y pdele a Dios, pues no sabes que
l an puede bendecirte. El subi, pero con corazn

16
He. 12.12.
17
Ef. 26.11.
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 303
insensible, duro, y permaneci all por cerca de dos horas.
Cuando baj, ella se le qued mirando y le dijo: Qu es lo
que pasa ahora? Qu te sucede? No te ves como antes. El
respondi: No, porque he encontrado al Seor. Desde esa
hora se esforz en caminar en los pasos de Dios, quien
ahora ha vuelto a llamarlo a su reino y gloria.
18
SBADO 20. Le aconsej a una que haba estado
sufriendo por muchos aos de un problema de parlisis que
probara un nuevo remedio. En conformidad, ella fue
electrizada
19
y encontr ayuda inmediata. Por este mismo
medio he conocido a dos personas que se curaron de un
dolor crnico en el estmago y otro de un dolor en su
costado que haba tenido desde nio. Sin embargo, no es de
dudar que muchos caballeros de la facultad, as como sus
buenos amigos de las farmacias, desacrediten una medicina
tan escandalosamente barata igual que desacreditan el
azogue y el agua de alquitrn.
[Wesley est viajando por Escocia, y el da 17 por la noche acaba de llegar a
Glasgow.]
MIRCOLES 18 de abril. Camin por la ciudad, que
la considero tan grande como Cork o Newcastle sobre el
Tyne. La universidad (como la de Dublin) tiene un solo
colegio, consistente de dos pequeas plazas rodeadas de
edificios. Pienso que no son ms grandes ni ms hermosas
que las de Lincoln College en Oxford. El hbito de los
estudiantes me caus sorpresa. Usan togas de color
18
1 Ts. 2.12.
19
En tiempos de Wesley, la electroterapia estaba muy en boga. Para el
propio Wesley, la electricidad era un gran misterio. Es su Diario, el 16 de
septiembre de 1747, dice: Fui con dos o tres amigos a ver el espectculo
llamado Los experimentos elctricos. Cmo deben confundir estos
experimentos a todos esos semipensadores que no creen sino lo que pueden
comprender!
Diarios, Tomo I 304
escarlata, que les llegan solamente hasta la rodillas. La
mayor parte de las que vi estaban muy sucias, algunas muy
rados y todas de una tela muy ordinaria. La gran iglesia es
un edificio magnfico. La parte exterior es similar a la de la
mayora de las catedrales en Inglaterra. Pero est
miserablemente dilapidada en el interior, sin que le quede
forma, belleza o simetra.
A las siete de la noche el Sr. Gillies empez el
servicio en su propia iglesia (la de la universidad). Estaba
tan llena antes que yo llegara que no pude entrar sin tener
gran dificultad. Despus de cantar y orar, explic una parte
del catecismo, que lo aplic en forma decidida y amorosa.
Despus del sermn, or y cant otra vez y concluy con la
bendicin.
Entonces reparti, uno tras otro, cuatro himnos, los
que fueron cantados por una docena de jvenes. Antes haba
invitado a quienes que as lo desearan a retirarse. Pero casi
nadie se movi hasta que todo termin.
DOMINGO 22. Llovi mucho. Sin embargo, ms de
mil personas (segn calculo) permanecieron con toda
voluntad mientras expliqu y apliqu: esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el nico Dios verdadero, y a
Jesucristo, a quien has enviado.
20
Despus quise predicar
en la prisin, lo que hice cerca de las nueve. Todos los reos,
as como los deudores, se comportaron con tal reverencia
como nunca la haba visto en ninguna prisin en Inglaterra.
Pudiera ser que aun algunos de estos pecadores ocasionen
gozo en el cielo.
21
El comportamiento de la gente en la iglesia, tanto en
la maana como en la tarde, fue ms all de cualquier cosa
20
Jn. 17.3.
21
Lc. 15.7.
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 305
que haya visto in nuestras congregaciones. Nadie se salud
o se hizo reverencia, ya sea antes o despus del servicio. De
principio a fin nadie habl o mir a su alrededor, sino
solamente al ministro. Seguramente muchos tendrn
apariencia de piedad, pero negarn la eficacia de ella.
22
La pradera donde prediqu en la tarde estaba llena de
lado a lado. Habl con todo cuidado, como nunca en mi vida.
Muchos de los estudiantes y soldados estaban all. Y doy
testimonio que se mostraron capaces de sufrir la sana
doctrina.
23
22
2 Ti. 3.5.
23
2 Ti. 4.3.
Diarios, Tomo I 306
VIERNES 11 de mayo. Cabalgu a Rufforth y
prediqu a la una. La congregacin estuvo muy atenta. Un
hombre joven, con gran seriedad y bien comportado y
gozndose en su primer amor, quien haba salido minutos
antes que yo, fue arrojado por su caballo y (como se dice)
se rompi el cuello. En ese instante, una persona que pas y
que entenda del caso le agarr el cuello y se lo puso en su
lugar. Oh misterio de la Providencia! Por qu no muri
este hombre cuando estaba lleno de humildad, sagrado
amor? Por qu vivi para volverse atrs del santo
mandamiento
25
que estaba escrito en su corazn?
SBADO 2 de junio. Sin saber a duras penas cmo
dar crdito a una extraa historia que haba odo, que uno de
nuestros predicadores estaba acostumbrado a predicar
mientras dorma, investigu ms sobre el particular recib el
siguiente relato:
El viernes, 25 de mayo, cerca de la una de la maana, estando
profundamente dormido, empez a hablar. En dos o tres minutos se
hicieron presentes, William, Mary, Amelia Shent, John Haime, John
Hapson, Joseph Jones, Thomas Mitchell y Ann Foghill.
El primeramente exhort a la congregacin a cantar con el
espritu y tambin con el entendimiento, luego les dio las instrucciones
de cmo hacerlo. Entonces comenz a anunciar ese himno, lnea por lnea,
Ven, Espritu Divino, paloma celestial
Con todo tu poder de avivamiento;
dando el tono y cantndolo hasta el final. Agreg una exhortacin para que
prestaran atencin de lo que oyeron. Entonces mencion su texto, 1 Juan
5.19: Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero est bajo el maligno.
Dividi su discurso en seis partes, tratando de mostrar: (1) Que todos l os
verdaderos creyentes son de Dios. (2) Que los tales saben que son de
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 307
Dios. (3) Que el mundo est bajo el maligno. (4) Que cada individuo
que es del mundo est en esta condicin. (5) El terrible fin del mundo. Por
ltimo (6) cerr con una exhortacin para aqullos que eran de Dios y
para aqullos otros que eran del mundo.
Despus de haber predicado sobre dos o tres de estos puntos, l os
dej y comenz a hablar con un clrigo que haba entrado y le interrumpi.
Discutieron por algn tiempo. El le dejaba espacio al clrigo para que
propusiera sus objeciones y que luego les daba respuesta una a una.
Despus pidi que la congregacin, ahora que se haba retirado el
perturbador, le diera gracias a Dios, y para eso les dirigi en el canto,
Bendito sea el Seor de donde viene toda bendicin!
Cuando termin de predicar pidi que la sociedad se reuniera.
Primeramente les dirigi en un himno, como antes, y luego los exhort a
amarse unos a otros: (1) porque tenan un solo Creador, Preservador y
Padre; (2) porque tenan un solo Redentor; (3) porque tenan un solo
Santificador; (4) porque estaban caminando en el nico sendero de
santidad; y (5) porque todos iban a un mismo cielo.
Tras cantar el himno de despedida, dijo (conforme le daba la mano
a cada uno): Buenas noches, hermano. Buenas noches, hermana. Esto
dur como hasta un cuarto para las dos, estando l completamente dormido
todo el tiempo. En la maana no saba nada de todo esto. Crea haber
dormido de la noche a la maana sin haber soado nada.
Bajo qu principios filosficos podemos juzgar
esto?
MARTES 5 de junio. Cabalgu a casa de Jonathan
Booth en Woodseats, cuya hija haba estado enferma en una
manera muy extraa. El relato que sus padres dieron de ello
fue el siguiente:
A mediados de diciembre de 1752, Elizabeth Booth, hija, de unos
diez aos de edad, empez a quejarse de un dolor en su seno, lo que
continu por tres das. Al cuarto da, en un momento, sin provocacin
alguna, empez con violenta clera, injuriando a su madre y arrojando a la
sirvienta lo que tena a la mano. Este ataque continu cerca de una hora.
Luego en un instante se calm. A la siguiente maana cay en otro tipo de
ataque, encontrndose estirada y tiesa como vaca muerta. As permaneci
cerca de una hora. En la tarde fue repentinamente sacudida por una risa
violenta e involuntaria. As tuvo algunos de estos ataques varias veces al
da por cerca de un mes. En los perodos de descanso senta gran pesar en su
alma y continuamente clamaba pidiendo misericordia, hasta que un sbado,
mientras que se encontraba acostada en la cama, clam, Yo s que mi
Redentor vive. Su fe y amor aumentaron desde ese momento, pero tambin
la violencia de sus ataques. Con frecuencia cuando se regocijaba y alababa
a Dios, gritaba, Oh Seor! y perda sus sentidos al momento, acostada
como muerta, rindose con violencia o delirando y blasfemando.
Diarios, Tomo I 308
A mediados de febrero se puso peor que nunca. Con frecuencia
trat de lanzarse al fuego o por la ventana. A menudo trataba de romper la
Biblia, maldicindola en trminos muy amargos. Muchas veces exclam
juramentos y blasfemias demasiado horribles para ser repetidos. Despus
de la Biblia su mayor clera era contra los metodistas y en especial contra
el Sr. Wesley. Con frecuencia nos deca donde l estaba y lo que haca,
agregando, El estar aqu pronto, y en otras ocasiones, Ahora galopa
por el camino y dos hombres vienen con l. En los intervalos que tena de
sus ataques se pona muy tonta y abatida como si no tuviera sentido
comn; y sin embargo, a veces irrumpa en vehementes oraciones, para
asombro de todos los que la escuchaban.
Algunas veces se quitaba toda la ropa y corra de arriba abajo de la
casa, gritando y llorando, Slvenme, slvenme! El me har pedazos. En
otras oportunidades vociferaba: El me est despedazando los senos; me
est echando plomo derretido por la garganta. Ahora sufro lo que l os
mrtires sufrieron. Pero no tengo la fe de mrtir.
Con frecuencia hablaba como si fuera otra persona, dicindole a
su padre, Esta nia no es tuya, es ma. Me he posesionado de ella y la voy
a guardar y otras muchas expresiones como stas.
A menudo pareca estar en trance y deca que tena muchas
visiones: algunas veces del cielo, infierno o juicio. Otras veces de cosas
que deca en corto tiempo iban a pasar.
A principios de marzo la Sra. Green lleg de Rotherham, quien me
cont personalmente el siguiente relato: Tan pronto llegu ella entr en
otra crisis de ataques, blasfemando y maldiciendo a su padre y a m.
Aadi, `fui yo la que enferm al caballo de la Sra. Green el otro da' (el que
se haba enfermado de una manera extraa, tan pronto como fue puesto en el
establo). `Lo hice para que usted no pudiera predicar nunca ms; y casi l o
logr. Fui yo quien la enferm a usted anoche.' Qued sobrecogida en una
forma poco comn. Durante todo el tiempo que ella hablaba, estaba con
violentas convulsiones y pareca estar en fuerte agona. Despus de casi un
cuarto de hora comenz a orar y entonces se recuper, pero todava triste y
apesadumbrada.
John Thorpe de Roherham con frecuencia deseaba orar por ella en
la congregacin. Pero a menudo lo estorbaba una impresin fuerte y sbita
en su mente de que ella estaba muerta. Cuando l lleg a Woodseats y
empez a mencionar lo que haba deseado, la nia que pasaba por una
ataque de clera, grit: He engaado a Thorpe, e irrumpi en fuerte risa.
Al principio de mayo, todos esos sntomas cesaron. Y continu en
buena salud de alma y cuerpo.
LUNES 23 de julio. Viaj a Launceston y tuve la
primera reunin general de mayordomos para la parte
oriental de Cornwall. En la noche prediqu en perfecta paz.
Esto es una gran bendicin, siempre que no se haya
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 309
comprado a un precio demasiado elevado: que el mundo
empiece a amarnos porque nosotros lo amamos.
DOMINGO 29. Prediqu a las ocho a una
congregacin todava ms grande; y en Morvah, a la una, a
cerca del mismo nmero. Muchos reincidentes estaban entre
ellos, a quienes les proclam: Cmo podr abandonarte,
oh Efran?
26
Pocos de la congregacin estuvieron
tranquilos, y cuando luchamos con Dios en oracin tuvimos
una gran esperanza de que l no les echara para siempre.
Como a las cinco empec a predicar en Newlyn,
sobre parte del Evangelio para el da: Porque os digo que si
vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y
fariseos, no entraris en el reino de los cielos.
27
En la
maana me despert entre las dos y las tres. Tuve un
aflojamiento de estmago por varios das. El domingo me
sent peor cada hora, pero haba decidido, con la ayuda de
Dios, predicar donde haba sido asignado. Tuve ahora, con
el aflojamiento, un continuo dolor de cabeza, violentos
vmitos varias veces por hora, calambres en mis pies o
piernas. Algunas veces me daban en ambas piernas y en
ambas caderas al mismo tiempo. Mas Dios me posibilit de
estar completamente contento y resignado a l con
agradecimiento. Tuve que enviar a predicar a uno en mi lugar
a Ludgvan al medioda y a Helston en la noche, y a otro el
martes al medioda en Porkellis, prometiendo, que si poda,
me reunira con ellos en la noche.
DOMINGO 5 de agosto. En la tarde viaj a Redruth
y prediqu a una gran congregacin en la calle al aire libre.
Mi voz era dbil. Pero el da estaba en calma y creo que
26
Os. 11.8.
27
Mt. 5.20.
Diarios, Tomo I 310
todos me pudieron or. Despus de haber hecho todo esto,
me sent mucho ms fuerte que cuando empec.
JUEVES 9. Viaj a Port Isaac y al siguiente da a
Trewalder. La pequea sociedad aqu se reuna cada noche y
maana, con o sin predicador. Cualquiera que llegara a estar
entre ellos pronto senta el espritu que tenan.
VIERNES 24. Me esforc una vez ms en poner en
orden al Colegio de Kingswood. Seguramente la importancia
de este plan es aparente, por las mismas dificultades que
presenta. He gastado ms dinero, tiempo y cuidado en esto
que en cualquier otro plan que haya tenido. Todava
demanda de toda la paciencia que tengo, pero merece la pena
de todo el trabajo.
LUNES 10 de septiembre. Prediqu a los
malhechores condenados en Newgate, pero pude hacer poca
impresin en ellos. Luego me fui a caballo a Paulton, donde
visit a Stephen Plummer, que perteneci a nuestra
sociedad, mas ahora es un entusiasta cuquero. Tuvo mucho
gusto de mi visita y vino a escucharme predicar. Estando
limitado de tiempo, conclu antes de lo acostumbrado, pero
tan pronto como termin Stephen empez. Despus de
haberle escuchado por media hora y viendo que no estaba
prximo a terminar, me levant para retirarme. Su hermana
entonces le rog que se quitara, lo que lo enfureci
violentamente y grit fuerte y ms fuerte, hasta que un
honesto hombre lo tom en sus brazos y muy gentilmente
se lo llev afuera.
Qu providencia tan sabia fue sta que este pobre
hombre se volviera cuquero algunos aos antes de
enloquecer! As que el honor de haberle cambiado el cerebro
queda en las manos de los cuqueros, lo que de otra manera
hubiera recado sobre los metodistas.
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 311
A las seis de la tarde prediqu en Buckland, como a
dos millas de Frome, en una pradera de la casa del Sr.
Emblem. este hombre es un maravilloso monumento a la
gracia de Dios, quien, desde el da que recibi paz (no
siendo conocido por ningn metodista) ha continuado
andando a la luz de tu rostro, oh Dios.
28
El cura haba
trado una turba, con cuernos y otras cosas convenientes,
para evitar que la congregacin me escuchara. Pero ms de la
mitad de la turba pronto se alej de sus compaeros y
escucharon con gran atencin. El resto no hizo ningn dao,
de tal manera que as tuvimos una fcil oportunidad y otra a
las cinco de la maana.
VIERNES 14. Le con gran atencin el libro de
Chevalier Ramsay titulado Los principios filosficos de la
religin. El se propone resolver todas las dificultades en la
revelacin cristiana solamente en base a unos cuantos
postulados: (1) Que las almas humanas todas existieron y
personalmente pecaron en el paraso. (2) Que las almas de
los brutos son los ngeles cados. (3) Que el dolor es el
nico medio posible por el cual Dios mismo puede curar el
pecado. Y (4) que Dios al final, por medio de los dolores del
purgatorio, purifica y restaura a todos los humanos y
demonios. Asombroso trabajo es ste!
LUNES 17. Comenc visitando las sociedades en
Wiltshire y encontr muchas razones para alabar a Dios en
su nombre. JUEVES 27. La Sra. Fitzmaurice quera que
visitara a su hija, enferma de tisis. Encontr mucha
compasin, para ambos padres y la nia, quien languideca en
la flor de su juventud y sin embargo con gozo, pues estaba
muy convencida del pecado y pareca
28
Sal. 89.15.
Diarios, Tomo I 312
estar al borde de su salvacin. La vi una vez ms el sbado
29 y la dej aguardando pacientemente a Dios. No mucho
despus, mi hermano pas algn tiempo en oracin con ella
y se vio obligado, para sorpresa de todos los que estaban
presentes, de pedirle a Dios una y otra vez que pudiera
perfeccionar su trabajo en el alma de la enferma y la llevara a
su presencia. Tan pronto lo haba hecho, ella estir sus
manos y dijo, Ven Seor Jess y muri.
LUNES primero de octubre. Viaj a Salisbury y al
siguiente da a una aldea en New Forest, a ocho millas de
Southampton, donde prediqu en la noche a una
congregacin sincera y con buena disposicin.
MIRCOLES 3. Viajamos a Southampton, desde all
cruzamos a Cowes y llegamos a Newport antes de las once.
A las cinco de la tarde fui al mercado. La
congregacin era grande y sumamente atenta. Eran casi las
seis y todos parecan beber de la exhortacin de presentar
sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios.
29
Un poquito antes del medioda salimos para
Shorwell, una aldea seis millas al sur de Newport. Nunca vi
un lugar ms productivo o ms placentero que la parte
interior de esta isla. Cerca de la una prediqu en Shorwell a
(me parece) todos los pobres y gente de clase media del
pueblo. Creo que algunos de los ricos tambin hicieron
planes para asistir. Pero algo de ms importancia (una cena)
se interpuso.
A las cinco prediqu otra vez en Newport a la
mayora del pueblo y a muchos que vinieron de las aldeas
vecinas. Seguramente, si hubiera aqu alguien para predicar

29
Ro. 12.1.
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 313
la palabra de Dios con poder, una multitud podra pronto
ser obediente a la fe.
VIERNES 5. Despus de predicar a las seis, dej a
esta gente humanitaria y cariosa, viaj a Cowes y cruc
hacia Portsmouth. Aqu encontr otra clase de gente, cuyas
contiendas les haban privado del poder, y hasta casi
tambin de la forma, de la religin. Sin embargo, me esforc
(y no por completo en vano) para suavizar y conciliar sus
discordantes espritus, tanto esta noche como al da
siguiente. El domingo al medioda prediqu en las calles de
Fareham. Muchos pusieron gran atencin, pero pareca que
no sentan ni entendan nada. A las cinco empec en la plaza
pblica de Portsmouth. No admir tanto el inmenso nmero
de personas como el comportamiento excepcionalmente
decoroso que predominaba en toda la congregacin.
Despus del sermn les expliqu sin limitaciones la
naturaleza y plan de nuestras sociedades, y les invit a que
si alguno de ellos estaba deseoso de unirse a la sociedad,
poda venir a verme ya sea en la noche o en la maana. No
hice ninguna comentario que pudiera poner sombra sobre
una sociedad que existi all antes, sin clases, sin orden y sin
reglas; sin haber visto, ledo u odo de las reglas impresas
que debieron drseles en su primera reunin.
LUNES 12 de noviembre. Sal en carruaje para Leigh
despus de haber demorado mi viaje tanto como pude.
Prediqu a las siete, pero hubo un fro intenso todo el
tiempo. El viento entraba con fuerza por una puerta que
estaba detrs mo y otra sobre un costado, as que mis pies
los sent como si hubiera estado parado en agua fra.
MARTES 13. La habitacin en donde estaba
sentado, aunque con un gran fuego, estaba ms fra que el
jardn, de tal manera que no pude mantenerme lo
Diarios, Tomo I 314
suficientemente caliente aun cuando estaba cerca de la
chimenea. Cuando viajamos a casa el mircoles 14, el viento
fro estaba fuerte y penetrante y nos soplaba justo en la
cara, de modo que el carruaje abierto no era defensa y mis
pies estaban muy fros. Cuando llegu a casa tena un dolor
clavado en el lado izquierdo de mi pecho, una violenta tos y
fiebre baja. Mas en uno o dos das, siguiendo las recetas del
Dr. Fothergill, mejor bastante y el domingo 18 prediqu en
Spitalfields y administr el Sacramento a una gran
congregacin.
LUNES 26. El Dr. Fothergill me dijo claramente que
no deba quedarme en el pueblo un da ms, aadiendo: Si
algo le hace bien, debe ser el aire del campo, con descanso,
leche de burra y cabalgata diaria. Por esa razn (no siendo
capaz de montar a caballo) alrededor del medioda tom el
carruaje para Lewisham.
En la noche (sin saber cmo Dios querra disponer
de m), para evitar un vil panegrico, escrib lo siguiente
Aqu yace
El cuerpo de Juan Wesley
Un tizn escapado del fuego
30
Quien muri de tisis a los cincuenta y un aos de edad
No dejando, despus que sus Deudas han sido pagadas, diez libras
detrs de l
Orando
Dios se propicio a m,
31
siervo intil!
32
El mismo orden que, de ponerse alguna inscripcin, sta fuese puesta
sobre su tumba
MIRCOLES 28. No sent mejora alguna. Las
medicinas que me haban ayudado antes ahora no me hacan
30
Am. 4.11. Esta frase siempre fue importante para Wesley, quien haba sido
rescatado de nio de un fuego en la casa, y por eso se llamaba a s mismo un
tizn arrancado del fuego.
31
Lc. 18.13.
32
Mt. 25.30.
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 315
efecto. Cerca del medioda (la hora que algunos de nuestros
hermanos en Londres haban apartado para reunirnos en
oracin), me vino un pensamiento a la mente para hacer un
experimento. As que ped algunas piedras de azufre para
pulverizarlas, mezclndolas con clara de huevo y
esparciendo la mezcla sobre papel marrn, que entonces me
apliqu al costado. El dolor pas en cinco minutos y la
fiebre en media hora. Desde ese momento empec a
recuperar fuerza. Al da siguiente pude cabalgar, lo que
continu haciendo todos los das hasta el primero de enero.
Ni siquiera el tiempo me caus interrupciones o retraso en
este rgimen, ya que fue siempre relativamente bueno entre
las doce y la una (aunque antes haya estado malo).
MARTES 26 de enero de 1754. Prediqu por
primera vez, despus de una interrupcin de cuatro meses,
Cunta razn tengo para alabar a Dios, que no quita de mi
boca en ningn tiempo la palabra de verdad!
33
LUNES primero de abril. Salimos a las dos en la
mquina, y a la siguiente noche llegamos a la Fundicin.
MIRCOLES 3. Resolv todos los asuntos que pude y a la
siguiente maana me retir a Paddington. Aqu pas varias
semanas escribiendo, yendo al pueblo solamente los
sbados en la noche y regresando el lunes en la maana.
En mis horas de caminatas le el Compendio de la
vida del Sr. Baxter, del Dr. Calamy. Qu escenario se abre
aqu! A pesar de todo el prejuicio de la educacin, no pude
menos que ver que los pobres no-conformistas haban sido
tratados sin justicia ni misericordia, y que muchos de los
33
Sal. 119.43.
Diarios, Tomo I 316
obispos protestantes del Rey Carlos no tenan ms religin,
ni humanidad, que los obispos papistas de la Reina Mara.
MIRCOLES 22. Nuestra conferencia empez. El
espritu de paz y de amor estaba en medio de nosotros.
Antes de partir, todos firmamos voluntariamente un
acuerdo de no actuar independientemente uno del otro. As
que el rompimiento reciente slo nos ha unido ms que
nunca antes.
34
MIRCOLES 26. Le lo que quiz sea uno de los
ms elegantes escritos triviales que existen en el idioma
ingls: Sobre la deformidad, del Sr. Hay. Ciertamente tan
buen escritor merece mejor tema.
35
SBADO 31 de agosto. Despus de predicar en el
Saln de los Tejedores, uno de la congregacin, un clrigo
(quien tena entonces una parroquia en Bridgewater, pero
que ahora, creo, que est en el seno de Abraham), quiso
tener una conversacin conmigo y habl sin reserva alguna.
Su experiencia fue de una clase muy peculiar, parecindose
mucho a la de Gregorio Lpez. Mas pronto decidi buscar a
Cristo cuando lleg la hora, no en el desierto, sino en la
congregacin de su pueblo.
MIRCOLES 4 de septiembre. Salimos a caballo
temprano para ir a Okehampton. El dueo de la casa aqu
nos inform que tena ms de noventa aos y que todava
no haba perdido ni la vista, ni el odo o los dientes.
Tampoco haba encontrado la razn de haber nacido. En
34
Wesley se refiere a un nmero de predicadores metodistas que haban
abandonado el movimiento para unirse a otros movimientos, o para ocupar
cargos eclesisticos.
35
Wesley no parece tomar en cuenta que este autor, William Hay, sufra l
mismo de una condicin de deformidad, que lleg a ser representante ante la
Cmara de los Comunes, y que utiliz su propia experiencia para procurar
legislacin en pro de los pobres y los desvalidos.
Diario 9, 20 de julio de 1750 - 28 de octubre de 1754 317
verdad no pareca tener ms idea sobre esto que la de un
nio de seis aos.
No pudimos menos que observar que a pesar de que
el cielo apareca continuamente entre las nubes que iban de
un lado a otro, sin embargo, el sol apenas brillaba sobre
nosotros por ms de seis minutos seguidos, de seis en la
maana a seis de la tarde. Poco despus de las seis prediqu
en Launceston y me reun con la sociedad.
MARTES 17. Viaj a Trowbridge, donde vive uno
que encontr la paz con Dios mientras estuvo de soldado en
Flanders. Ha sido muy prspero en sus negocios desde que
sali del ejrcito y ha construido una casa para la
predicacin a expensas propias. Tena el gran deseo de que
yo fuera el primero que predicara en ella. Mas antes de que
terminara el himno el lugar estaba tan lleno, y por
consiguiente muy caluroso, que me vi obligado a salir y
pararme en la puerta. Haba una multitud de oyentes, ricos
y pobres. Oh que todos ellos oigan, y no en vano!

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