Academia Británica

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CARTA A LA REINA*

Su Majestad la Reina
Buckingham Palace
London
Madam,

uando Su Majestad visit la London School of Economics


en noviembre pasado, pregunt muy acertadamente: por qu
nadie advirti que la crisis de crdito estaba en camino? La Academia Britnica convoc un foro el 17 de junio de 2009 para debatir
su pregunta, con contribuciones de un conjunto de expertos de las
empresas, la City, sus reguladores, la academia y el gobierno. Esta
carta resume los puntos de vista de los participantes y los factores
que mencionaron en nuestra discusin, y que esperamos den una
respuesta a su pregunta.
Muchas personas previeron la crisis. Pero nadie previ la forma
exacta que tomara ni el momento en que empezara ni su ferocidad.
Lo que importa en tales circunstancias no es solamente predecir la
naturaleza del problema sino tambin el momento en que aparecer.
Y tambin hay que detectar la voluntad para actuar y estar seguros
de que, como parte de sus poderes, las autoridades tienen los instrumentos correctos para enfrentar el problema.
Hubo muchas advertencias sobre los desbalances de los mercados
financieros y de la economa mundial. Por ejemplo, el Banco de Pagos
Internacionales expres repetidas preocupaciones porque los riesgos
no parecan reflejarse realmente en los mercados financieros. Nuestro
* Carta enviada a la Reina el 22 de julio de 2009 por la Academia Britnica.
Publicada en [http://www.britac.ac.uk/events/archive/forum-economy.cfm]. Traduccin de Alberto Supelano.
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propio Banco de Inglaterra public muchas advertencias acerca de


ello en sus informes semestrales sobre la estabilidad financiera. Se
consideraba que la administracin de riesgos era una parte importante
de los mercados financieros. Segn se dice, uno de nuestros bancos
principales, hoy casi totalmente de propiedad pblica, tena 4.000
administradores de riesgos. La dificultad era percibir el riesgo del
sistema en su conjunto y no el de un prstamo o instrumento financiero especfico. Los clculos de riesgos muy a menudo se confinaban
a pequeos segmentos de la actividad financiera, usando algunas de
las mejores mentes matemticas de nuestro pas y del extranjero. Pero
frecuentemente perdan de vista el panorama general.
Muchos tambin estaban preocupados por los desequilibrios de
la economa mundial. Habamos disfrutado de un perodo de expansin mundial sin precedentes en el que muchas personas de los
pases pobres, en particular de China e India, mejoraron sus niveles
de vida. Pero esta prosperidad condujo a lo que hoy se conoce como
el exceso de ahorro global. Esto llev a que los rendimientos de las
inversiones de largo plazo ms seguras fueran muy bajos, lo que a su
vez indujo a muchos inversionistas a buscar rendimientos ms altos
a costa de riesgos mayores. Pases como el Reino Unido y Estados
Unidos se beneficiaron con el ascenso de China, que disminuy el
costo de muchos bienes que compramos, y el fcil acceso directo al
capital en el sistema financiero llev a que las familias y las empresas
del Reino Unido se endeudaran. Esto a su vez aliment el incremento de los precios de la vivienda aqu y en Estados Unidos. Muchos
advirtieron que esto tena peligros.
Pero a pesar de quienes lo advirtieron, la mayora estaba convencida de que los bancos saban lo que estaban haciendo. Crean que los
magos financieros haban encontrado nuevas y brillantes formas de
manejar los riesgos. Incluso algunos sostenan que se haban dispersado tanto a travs de un imponente conjunto de nuevos instrumentos
financieros que virtualmente se haban eliminado. Es difcil recordar
un peor ejemplo de pensamiento basado en ilusiones mezclado con
arrogancia. Tambin exista la firme creencia de que los mercados
financieros haban cambiado. Y los polticos de todo tipo estaban
seducidos por el mercado. Estos puntos de vista fueron instigados
por modelos financieros y econmicos que eran buenos para predecir
riesgos pequeos y de corto plazo, pero pocos eran adecuados para
decir qu ocurrira cuando las cosas salieran mal, como sucedi. La
gente confiaba en los bancos cuyas juntas directivas y cuyos altos
ejecutivos estaban atestados de talento reclutado globalmente y cuyos
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directores no ejecutivos incluan personas de probada trayectoria en


la vida pblica. Nadie quera creer que sus juicios fueran defectuosos o que carecan de competencia para escudriar los riesgos de las
organizaciones que administraban. Una generacin de banqueros y
financieros se enga a s misma y a quienes pensaban que eran los
ingenieros que marcan el paso de las economas avanzadas.
Todo esto pone de presente las dificultades para desacelerar la progresin de tales desarrollos en presencia de un factor general de buena
percepcin. Las familias se beneficiaban de un bajo desempleo, bienes
de consumo baratos y crdito fcil. Las empresas se beneficiaban de
unos costos de endeudamientos ms bajos. Los banqueros obtenan
bonificaciones exorbitantes y extendan sus negocios a todo el mundo.
El gobierno se beneficiaba de altos recaudos fiscales que le permitan
aumentar el gasto pblico en escuelas y hospitales. Esto gener fatalmente una psicologa de la negacin. Fue un ciclo alimentado, en
gran medida, no por la virtud sino por falsas ilusiones.
Las autoridades encargadas de manejar estos riesgos tambin tenan dificultades. Algunos dicen que su tarea deba de haber sido la de
guardar el trago cuando la fiesta estaba prendida. Pero esto supone
que tenan los instrumentos necesarios para ello. Haba una presin
general por una regulacin ms laxa, por un leve tirn de orejas. La
City de Londres (y la Autoridad de Supervisin Financiera, FSA)
era elogiada como el mejor ejemplo de regulacin financiera global
por esta razn.
Haba consenso en que era mejor enfrentar las secuelas de las burbujas de las bolsas de valores y de los mercados de vivienda que tratar
de evitarlas por adelantado. Se dio carta de credencia a esta opinin
cuando, debido a la experiencia, mal que bien se evit una recesin,
especialmente en Estados Unidos, luego de que explotara la burbuja
punto com a principios del milenio. Esto aliment la opinin de
que podramos rescatar la economa despus del evento.
La inflacin sigui siendo baja y no dio ninguna seal de advertencia de que la economa estaba recalentada. El Comit de Poltica
Monetaria del Banco de Inglaterra haba contribuido a generar un
perodo de inflacin baja y estable sin precedentes conforme a su
mandato. Pero esto significaba que las tasas de inters eran bajas
para los estndares histricos. Y algunos dijeron que en consecuencia la poltica no estaba suficientemente engranada para prevenir los
riesgos. Algunos pases s elevaron las tasas de inters para orzar en
contra del viento. Pero, en general, la opinin predominante era que

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lo mejor era usar la poltica monetaria para prevenir la inflacin y no


para controlar los grandes desequilibrios de la economa.
Entonces, cul fue el problema? Todo el mundo pareca estar
haciendo su tarea adecuadamente por su propio mrito. Y conforme
a los indicadores estndar de xito, a menudo se haca bien. Se fall
para ver que colectivamente se acumulaban una serie de desequilibrios
interconectados sobre los que no tena jurisdiccin ninguna autoridad
individual. Esto, combinado con la sicologa de rebao y el mantra
de los gurs financieros y polticos, dio pie a una receta peligrosa.
Se poda considerar correctamente que los riesgos individuales eran
pequeos, pero el riesgo para el sistema en su conjunto era enorme.
En resumen, Su Majestad, aunque la falla para prever el momento,
la extensin y la gravedad de la crisis y evitarla tuvo muchas causas,
fue ante todo una falla de la imaginacin colectiva de muchas personas
inteligentes, de este pas y del extranjero, para entender los riesgos
para el sistema en su conjunto.
Puesto que la falla de previsin es la mdula de su pregunta,
la Academia Britnica presentar algunas reflexiones para que los
servidores de la Corona en la Tesorera, la Oficina del Gabinete y
el Ministerio de Negocios, Innovacin y Capacitacin, as como el
Banco de Inglaterra y la Autoridad de Supervisin Financiera puedan
desarrollar una nueva capacidad para escudriar el horizonte y usted
nunca tenga que volver a hacer esa pregunta. La Academia patrocinar
otro seminario para examinar ms ampliamente la cuestin de nunca jams. Informaremos los resultados a Su Majestad. Los eventos
del ao pasado fueron un choque saludable. Que resulte benfico
depender de la franqueza con la que diseccionemos las lecciones y
las apliquemos en el futuro.
Tenemos el honor de seguir siendo, Madam,
los servidores ms humildes y obedientes de Su Majestad
Profesor Tim Besley, FBA

Professor Peter Hennessy, FBA

Foro de la Academia Britnica, 17 de junio de 2009,


La crisis financiera mundial Por qu nadie la advirti?
lista de participantes
Professor Tim Besley, FBA, London School of Economics; Bank of England Monetary Policy Committee
Professor Christopher Bliss, FBA, University of Oxford
Professor Vernon Bogdanor, FBA, University of Oxford
Sir Samuel Brittan, Financial Times
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Sir Alan Budd


Dr Jenny Corbett, University of Oxford
Professor Andrew Gamble, FBA, University of Cambridge
Sir John Gieve, Harvard Kennedy School
Professor Charles Goodhart, FBA, London School of Economics
Dr David Halpern, Institute for Government
Professor Jos Harris, FBA, University of Oxford
Mr Rupert Harrison, Economic Adviser to the Shadow Chancellor
Professor Peter Hennessy, FBA, Queen Mary, University of London
Professor Geoffrey Hosking, FBA, University College London
Dr Thomas Huertas, Financial Services Authority
Mr William Keegan, The Observer
Mr Stephen King, HSBC
Professor Michael Lipton, FBA, University of Sussex
Rt Hon John McFall, MP, Commons Treasury Committee
Sir Nicholas Macpherson, HM Treasury
Mr Bill Martin, University of Cambridge
Mr David Miles, Bank of England Monetary Policy Committee
Sir Gus ODonnell, Secretary of the Cabinet
Mr Jim ONeill, Goldman Sachs
Sir James Sassoon
Rt Hon Clare Short, MP
Mr Paul Tucker, Bank of England
Dr Sushil Wadhwani, Wadhwani Asset Management LLP
Professor Ken Wallis, FBA, University of Warwick
Sir Douglas Wass
Mr James Watson, Department for Business, Innovation and Skills
Mr Martin Weale, National Institute of Economic and Social Research
Professor Shujie Yao, University of Nottingham

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