Juez y La Motivación en El Derecho
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Juez y La Motivación en El Derecho
TEMA CENTRAL:
DERECHO PROCESAL
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Este texto toma como base y ampla el artculo La tutela judicial efectiva como derecho humano: una aproximacin a su concepcin y situacin en el Ecuador, publicado en Programa Andino de Derechos Humanos,
comp., Estado constitucional de derechos? informe sobre derechos humanos Ecuador 2009, Quito, Universidad Andina Simn Bolvar, Sede Ecuador/PADH/Abya-Yala, 2010.
** Abogada por la PUCE; especialista superior en Derecho Procesal y Docencia Universitaria por la UASB-Sede
Ecuador; candidata doctoral en Derecho por la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla. Docente del rea de
Derecho de la UASB-Sede Ecuador. Ex asesora jurdica de la Corte Suprema de Justicia. Miembro de nmero
del Instituto Ecuatoriano de Derecho Procesal.
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l trmino tutela judicial efectiva plantea uno de los conceptos de mayor dificultad en su definicin. Sea porque puede ser observado desde una vertiente
estrictamente procesal; bien como un derecho de naturaleza compleja que se desarrolla, a su vez, en varias vertientes tal como lo ha sealado, por ejemplo, abundante
jurisprudencia del TC espaol, o porque se le considere como un derecho fundamental y por consiguiente, con su propia jerarqua, lo que impone una consideracin distinta de la mera ptica de componente del debido proceso, se est ante un desafo.
En este artculo se estudiarn sus principales notas configuradoras, su concepcin
en la normativa y jurisprudencia ecuatoriana y en la del TC espaol (dada la fecundidad de opiniones).
aPrOximacin al cOncePTO
La Constitucin de la Repblica (CEc, en adelante) establece en su art. 1 que el
Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia. Tal postulado afirma al
valor justicia como una de las finalidades primigenias del Estado; por lo tanto, de
ello derivan ciertas obligaciones, ms concretas unas que otras, para su aseguramiento. La primera idea, que sostiene la necesidad de que el Estado asuma para s la
potestad de resolver los conflictos de relevancia jurdica, radica como es sabido en
la necesidad de proscribir el ejercicio de la autotutela fuera de los cauces permitidos
por el ordenamiento jurdico. Si el Estado asume en exclusiva la titularidad de esa
potestad, es preciso que su organizacin establezca mecanismos idneos para brindar
la tutela que las personas requieren para solucionar sus controversias.
Se ha dicho tambin que el derecho a la accin o, en otros trminos, derecho a la
jurisdiccin, es un autntico derecho subjetivo de los ciudadanos, a que el poder
pblico se organice de tal modo que los imperativos de la justicia queden mnimamente garantizados.1 La organizacin de la administracin de justicia, por tanto,
desempea un rol decisivo en la estabilidad social del Estado y su sistema poltico.
1.
ngela Figueruelo Burrieza, El derecho a la tutela judicial efectiva, Madrid, Tecnos, 1990, pp. 49-50. Con toda razn
sostiene esta autora que, de otra manera, no se puede mantener la paz que la comunidad reclama. Si el Estado no instrumenta adecuadamente el sistema, el deseo de justicia por parte de la comunidad se ver insatisfecho, y se asistir a un resurgimiento de la autotutela en la bsqueda extraconstitucional de dicho deseo de justicia, que normalmente se resolver en una crisis social y, por tanto, jurdica, y a la postre en un replanteamiento de los valores y convenciones sociales que encarnan la idea de la justicia y de las instituciones fundamentadas en tales valores (p. 50).
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Vicente Gimeno Sendra lo concibe como un derecho subjetivo pblico, en cuanto poder que asiste a todo ciudadano para obtener de los tribunales un pronunciamiento categrico respecto a una pretensin; como derecho
pblico de carcter constitucional, en cuanto principio inherente a la organizacin del Estado que monopoliza
la funcin de administrar justicia; y su objeto es el ejercicio de la actividad jurisdiccional (fundamentos del
Derecho procesal, Madrid, Civitas, 1981, pp. 130-134); con ms detalle, vase, del mismo autor, Constitucin y
proceso, Madrid, Tecnos, 1988, pp. 73 y ss. Ms recientemente, el mismo Gimeno Sendra ha dicho que es un
derecho fundamental que asiste a todo sujeto de derecho, a acceder libremente al Poder Judicial, a travs de un
proceso con todas las garantas y a todas sus instancias, deducir en l una pretensin u oponerse a ella y obtener
de los juzgados y tribunales una resolucin definitiva, motivada y razonada, fundada en derecho, congruente y,
a ser posible, de fondo, que ponga irrevocablemente trmino al conflicto, as como a obtener la ejecucin de lo
resuelto (en coautora con Antonio Torres del Moral, Pablo Morenilla Allard y Manuel Daz Martnez, Los
derechos fundamentales y su proteccin jurisdiccional, Madrid, Colex, 2007, p. 593). Su concepcin como derecho fundamental, tambin en Manuel Ortells Ramos, Ricardo Juan Snchez y Juan Ruiz Cmara, Derecho procesal. introduccin, Madrid, Edisofer S.L., 2006, pp. 205-206. Como derecho de carcter autnomo, para requerir una respuesta fundada en derecho del rgano judicial, vase tambin la posicin de Fernando Ramos Mndez,
Derecho y proceso, Barcelona, Bosch, 1978, pp. 74-76.
Entre los procesalistas americanos, el concepto parte de la necesidad de otorgar independencia al derecho de
accin frente al derecho material: vase Hugo Alsina, tratado terico prctico de Derecho procesal civil y
comercial, tomo I, Buenos Aires, Compaa Argentina de Editores, 1941, p. 185; Aldo Bacre, teora general del
proceso, tomo I, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1986, pp. 276-279; Eduardo J. Couture, fundamentos del Derecho procesal civil, Buenos Aires, Editorial B de F, 2001, 4a. ed. (pstuma), pp. 33-37; Enrique Vscovi, teora
general del proceso, Santa Fe de Bogot, Temis, 1999, p. 6.
Cfr. Vctor Moreno Catena y Valentn Corts Domnguez, introduccin al Derecho procesal, Valencia, Tirant lo
Blanch, 2005, 2a. ed., p. 75.
Vase, en este sentido, la exposicin que, sobre las notas configuradoras del derecho a la jurisdiccin, realiza Isidoro lvarez Sacristn, La justicia y su eficacia. De la Constitucin al proceso, Madrid, Colex, 1999, pp. 44-45.
En la terminologa utilizada por Darci Guimares Ribeiro, La pretensin procesal y la tutela judicial efectiva,
Barcelona, J.M. Bosch Editor, 2004, pp. 84 y ss.
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Como bien pone de manifiesto Darci Guimares Ribeiro, La pretensin procesal y la tutela judicial efectiva, pp. 90-106.
Pero, en todo caso, las razones para admitir o desestimarla deben ser explicitadas a travs de una adecuada motivacin. La sentencia del Tribunal Constitucional espaol (STC) 61/2009, de 9 de marzo de 2009, fundamento
jurdico (FJ) 4, in fine, expresa que la motivacin es uno de los contenidos del derecho a la tutela judicial efectiva; se manifiesta como obligacin de los jueces, as como un derecho de las partes. Finalmente, sirve de freno
a la arbitrariedad e irrazonabilidad de los poderes pblicos, porque permite conocer los criterios jurdicos que
han sustentado la decisin. Esta sentencia incorpora el criterio vertido en las sentencias (SSTC) 36/2006, de 13
de febrero, FJ 2; 196/2003, de 27 de octubre, FJ 6; 112/1996, de 24 de junio, FJ 2; 87/2000, de 27 de marzo, FJ
6; 58/1997, de 18 de marzo, FJ 2; 25/2000, de 31 de enero, FJ 2; 42/2004, de 23 de marzo, FJ 4; 36/2006, de 13
de febrero, FJ 2. Con precisin, la STC 029/2010, de 27 de abril, seala en su FJ 2 que la tutela judicial efectiva, al ser un derecho prestacional de configuracin legal, est supeditada a la concurrencia de los presupuestos
y requisitos que haya establecido el legislador para cada sector del ordenamiento procesal, por lo que el derecho
a la tutela judicial efectiva se satisface igualmente cuando los rganos judiciales pronuncian una decisin de
inadmisin o meramente procesal, apreciando razonadamente la concurrencia de un bice fundado en un precepto expreso de la ley que, a su vez, sea respetuoso con el contenido esencial del derecho fundamental (SSTC
60/1982, de 11 de octubre, FJ 1; 321/1993, de 8 de noviembre, FJ 3; y 185/2009, de 7 de septiembre, FJ 3, entre
otras muchas). (Las sentencias del TC espaol dictadas a partir del ao 2000 pueden consultarse en la pgina
[http://www.tribunalconstitucional.es/es/jurisprudencia/Paginas/Buscador.aspx]; para fechas anteriores, se
puede acceder a travs de [http://www.boe.es/aeboe/consultas/bases_datos/jurisprudencia_constitucional.php]).
En el mismo sentido, la ex Corte Suprema de Justicia (CSJ), en resolucin (Res). No. 147 de 11 de julio de 2003,
publicada en el Registro Oficial (R.O.) 663 de 16 de septiembre del mismo ao, precis que el derecho a acceder a los rganos judiciales y a obtener de ellos tutela efectiva, no implica que es un deber ineludible del juez
dar la razn a la parte que formula su queja siempre y en toda circunstancia, aunque no acredite tenerla; precisamente el proceso se organiza de manera tal que pueda el juzgador llegar a concluir, con razonable certeza, a
cul de las partes le asiste la razn.
Enrique Vscovi, teora general del proceso, p. 65.
De ah que se insista en el carcter abstracto del derecho: al respecto, vase David Vallespn Prez, El modelo
constitucional de juicio justo en el mbito del proceso civil, Barcelona, Atelier, 2002, pp. 122-124.
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Desde luego, no se trata de desvincular totalmente el derecho a la actividad jurisdiccional y la pretensin procesal, pues no es posible sostener que basta la mera afirmacin o invocacin de la actividad jurisdiccional. Ella se relaciona a la invocacin
de una situacin concreta, jurdicamente relevante y apta para constituir su objeto.
No tendra sentido, en definitiva, que se reconozca la autonoma del derecho a la
jurisdiccin sin ms, pues quien lo invoca ha de manifestar una razn especfica.10
Se han mencionado algunos de los conceptos e implicaciones ms comunes sobre
el derecho a la accin, o derecho a la jurisdiccin, como prefieren llamarlo algunos
autores. Y es que, a la hora de establecer la configuracin del derecho a la tutela judicial efectiva, resulta complicado desligarlo de aquel. Por ello, quiz la mejor manera de definir a la tutela judicial efectiva sea a travs de sus notas configuradoras.
10. Cfr. Manuel Ortells Ramos et al., Derecho procesal. introduccin, pp. 202-203.
11. Cfr. Martn Hurtado Reyes, tutela jurisdiccional diferenciada, Lima, Palestra Editores, 2006, p. 36. Un antecedente de esta posicin en Amrica del Sur se encuentra en Couture, quien en 1947 sostena que la funcin ltima del ejercicio jurisdiccional (siempre a travs del proceso) es dar respuesta fundada a las peticiones formuladas por los justiciables; por lo dems, esa respuesta, traducida en una resolucin con autoridad de cosa juzgada, requiere ser ejecutable (la fecha mencionada corresponde a la primera edicin de sus fundamentos de Derecho procesal civil; la referencia actual, en la 4a. ed. pstuma, citada en este trabajo, se puede encontrar en la
p. 395).
12. Francisco Chamorro Bernal, La tutela judicial efectiva, Barcelona, Bosch, 1994, p. 4.
13. ibdem, p. 11.
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pero no sera correcto concluir a priori que el derecho a la tutela judicial efectiva
queda satisfecho con el mero acceso a la jurisdiccin; es preciso, entonces, que tal
apertura sea correspondida con una decisin sobre el fondo del asunto, que rena los
requisitos constitucionales y legales del caso; o, como expresa Morello con el apoyo
de algunas sentencias del TC espaol, la garanta para los justiciables de que sus pretensiones sern resueltas con criterios jurdicos razonables.14
Esta discusin, que la trae a colacin Chamorro Bernal15 cuando ilustra la gnesis del art. 24, CE (alejada en este aspecto de sus pares italiana y alemana al asegurar, como sustento del derecho, el tipo de respuesta del rgano jurisdiccional), no es
superficial. En efecto, es patente la diferencia entre la expresin original y la vigente. En un inicio, la propuesta de la comisin redactora de la Constitucin de 1978
sealaba que Toda persona tiene derecho al acceso efectivo a los tribunales para la
tutela de sus derechos e intereses legtimos, sin que en ningn caso pueda producirse indefensin; luego, se modific el texto en el sentido de que toda persona tiene
el derecho a obtener la tutela. Chamorro sostiene as que en la redaccin inicial quedaba margen para alegar la suficiencia del derecho como mero acceso a la jurisdiccin y podra no haberse producido el desarrollo jurisprudencial que hoy ha configurado a la tutela judicial efectiva como una de las expresiones ms ricas del mbito constitucional,16 mientras que el enunciado vigente determina que la respuesta del
rgano judicial debe reunir ciertas caractersticas y estar dotada de los resguardos que
sean precisos para hacerla eficaz.
La nueva redaccin, que aparece tal cual en la CE, no implic una simple mejora
de estilo aunque por considerrsela as, fue aprobada inmediatamente por la Comisin Constitucional del Senado,17 porque ello ha logrado que las implicaciones
del derecho sean percibidas por la justicia constitucional con claridad, aunque los
autores del cambio no hayan procedido intencionalmente18 en ese sentido. Desde
luego, el acceso a la jurisdiccin es uno de los contenidos del derecho, pero no el
nico; por ello, es importante que se garantice la calidad de la respuesta del rgano
jurisdiccional, por una parte, y por otra, que en el camino a seguir para la resolucin
se respeten las condiciones mnimas que aseguren una adecuada defensa de los derechos de las partes en el transcurso del proceso. La frase obtener tutela da una calificacin especial al derecho, porque impone a jueces y tribunales el deber de hacer
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lo posible para que, en la actividad que desplieguen, colaboren con las partes para
favorecer la defensa de sus derechos e intereses legtimos.
naTuraleza JurDica
La tutela judicial efectiva, como derecho de configuracin compleja, tiene mltiples contenidos.19 Ya se dijo que la dificultad en la formulacin de un concepto,
principalmente en cuanto la mayora de autores ha partido del derecho a la accin o
derecho a la jurisdiccin para aterrizar en la tutela judicial efectiva como su concrecin, obliga a definirlo a travs de sus manifestaciones, precisamente porque al
no tener una manifestacin autnoma, se materializa en varios derechos y garantas
procesales.20 Con todo, bien afirman Gimeno Sendra21 y Garber Llobregat22 que el
derecho a la tutela judicial efectiva no es ms que el derecho a la accin constitucionalizado.
Aun as, el derecho tiene dos caractersticas que pueden considerarse centrales. No
se tratarn los variados aspectos que surgen de su carcter complejo,23 pues ello impli-
19. En detalle, para una visin general, puede consultarse a Joan Pic i Junoy, Las garantas constitucionales del
proceso, Barcelona, J. M. Bosch Editor, 1997, pp. 40-97 en especial. En lo central, segn la STC 125/2004, de
19 de julio de 2004 (FJ 2), este carcter complejo comprende el acceso a la actividad jurisdiccional, la obtencin de una resolucin fundada en derecho y la ejecucin del fallo judicial. Tambin puede verse este criterio en las SSTC 26/1983, de 13 de abril, FJ 2; 89/1985, de 19 de julio, FJ 1; 102/1984, de 12 de noviembre,
FJ 1; 48/1986, de 23 de abril, FJ 1; y en los AATC 155/1985, de 6 de marzo, FJ 2 y 415/1985, de 26 de junio,
FJ 1.
20. Francisco Chamorro Bernal, La tutela judicial efectiva, p. 276.
21. Cfr. introduccin al Derecho procesal (con la colaboracin de Manuel Daz Martnez), Madrid, Colex, 2010, 6a.
ed., p. 239.
22. Cfr. Jos Garber Llobregat, Constitucin y Derecho procesal. Los fundamentos constitucionales del Derecho
procesal, Pamplona, Civitas, 2009, p. 115. En su introduccin al nuevo proceso civil (vol. I, Valencia, Tirant lo
Blanch, 2002, p. 49), identifica el derecho a la accin con derecho a la tutela judicial efectiva: El derecho de
accin del art. 24.1, CE, puede ser definido en el momento presente como el derecho al libre acceso a los rganos de la Jurisdiccin, en orden a la interposicin de la pretensin, y el derecho a obtener una resolucin judicial, a ser posible de fondo, congruente y motivada en la prueba y en el derecho objetivo.
23. Tan amplio es el contenido de este derecho, que inclusive en materia de jurisprudencia sobre derechos humanos
se reconoce que no hay una configuracin precisa del trmino; y en relacin a lo que el artculo 8 de la
Convencin Interamericana sobre Derechos Humanos denomina garantas judiciales, pueden hallarse mltiples sentidos. No existe, pues, [] un deslinde riguroso entre el derecho de acceso [a la jurisdiccin] y el derecho al debido proceso (ms all o ms ac de reconocer y enumerar una serie de derechos abarcados por este).
Sin embargo, se entiende que: a) cualquier persona puede acudir a las instancias estatales previstas para procurar e impartir justicia en los trminos del propio artculo 8.1, si pretende acreditar, reclamar o recuperar un derecho, y el Estado se halla obligado a establecer instancias suficientes, adecuadas y eficientes para ese efecto y
proveer a su buen funcionamiento. Este derecho (peticin y, en su caso, accin o coadyuvancia con la accin, es
independiente del derecho sustantivo que se invoca, como lo ha establecido, desde hace mucho tiempo, la doctrina procesal); y, b) el Estado ha de satisfacer la obligacin de garanta que le concierne, conforme a lo mencionado supra, con observancia de la obligacin que le asignan el artculo 8 y, en su caso, el artculo 25. Si no
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cara analizar cada uno de los contenidos que de l se desprenden, lo que desborda el
mbito mismo de este artculo; como se haba sealado, el estudio se centrar en la
efectividad de las resoluciones judiciales como uno de esos contenidos bsicos.
eS un DerecHO funDamenTal
La conveniencia de la constitucionalizacin del derecho a la tutela judicial efectiva resalta desde todo punto de vista. No solo porque de esta manera sus mltiples
manifestaciones adquieren la relevancia necesaria y se contagian, si cabe el trmino,
de esa caracterstica, sino tambin porque en el mbito del proceso, transforma en
efectivas las promesas de certidumbre y coercin propias de las normas jurdicas.24
Se avizora un efecto irradiante, por el cual se evita considerar al ordenamiento procesal como un mero conjunto de trmites y ordenacin de aquel, sino ms bien
como un ajustado sistema de garantas para las partes,25 por el cual la tutela judicial efectiva acta como un paraguas que refuerza la proteccin a otras garantas de
naturaleza procesal, en caso de que no tengan cobertura constitucional.
Por tanto, la adecuada instrumentalizacin del derecho a la tutela judicial efectiva requiere algunos cambios, no solamente a nivel del sistema de administracin de
justicia, sino tambin en la conceptualizacin misma del proceso como medio para
proteger adecuadamente los derechos de las personas. Se acude, de esta manera, a un
fenmeno de ensanchamiento de la tutela judicial efectiva, que requiere una intervencin ms intensa del accionar estatal que la requerida para otros derechos,26 como
la concienciacin del juez, quien debe considerarse a s mismo como el primer llamado a hacer del derecho una realidad.
En la perspectiva del efecto irradiante que le incumbe como derecho fundamental, la tutela judicial efectiva se proyecta tambin en la interpretacin y aplicacin de
las normas por los tribunales. Desde luego, aun con la consideracin de que la incidencia no ser la misma en todos los mbitos del ordenamiento jurdico, no cabe
investiga hechos violatorios y otorga al individuo la proteccin debida, infringe estos preceptos. As lo declarar la Corte (Corte I.D.H., voto razonado del juez Sergio Garca Ramrez en el caso Escu Zapata, del 03-072007). Las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos pueden consultarse en [http://www.corteidh.or.cr].
24. ngela Figueruelo Burrieza, El derecho a la tutela judicial efectiva, p. 53.
25. Faustino Cordn Moreno propone los ejemplos del derecho al recurso y a la motivacin de las sentencias en el ordenamiento jurdico espaol; la opinin sobre la cobertura tiene sustento en la STC 163/1989, de 16 de octubre. (El
sistema procesal en el marco de la Constitucin de 1978, en Manuel Ramn Alarcn Caracuel et al., 20 aos de
ordenamiento constitucional. homenaje a Estanislao de Aranzadi, Navarra, Aranzadi, 1999, p. 207). En el
Ecuador, como es sabido, el derecho al recurso se elev a rango constitucional con la Carta de 2008; el derecho a
la motivacin se ha reconocido tambin con tal carcter desde la codificacin constitucional de 1998 (art. 24.13).
26. Vase, al respecto, Antonio E. Prez Luo, Los derechos fundamentales, Madrid, Tecnos, 2004, pp. 23-26.
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duda de que una de sus manifestaciones, en este aspecto, tiene que ver con la obligacin de jueces y tribunales de interpretar los derechos (al menos los constitucionales) en el sentido que ms favorezca su efectiva vigencia.27
Como todo derecho fundamental, a la tutela judicial efectiva se le puede distinguir por
su contenido esencial. Pero en el caso particular, la frmula debe emplearse en plural porque, como se dijera, el derecho tiene varios aspectos. Segn como se entiendan estos contenidos esenciales, depender tambin la formulacin que tanto el legislador como el
poder jurisdiccional adopten con respecto al derecho. En este sentido, parece ms adecuado considerar la teora relativa sobre el contenido esencial de los derechos fundamentales para configurar a la tutela judicial efectiva. Segn ella, el contenido esencial del derecho fundamental no es inmutable, sino determinable en forma casustica en atencin de
las circunstancias del caso y perjuicios que se produzcan en l, tanto para el derecho intervenido como para el bien protegido a travs de su limitacin.28 La abundante jurisprudencia que, por ejemplo, ha formulado el TC espaol respecto a los distintos contenidos
del derecho a la tutela judicial efectiva, abona a favor de la adopcin de la teora relativa.
As, dicha jurisprudencia 29 ha agrupado esos contenidos en cuatro grandes vertientes: el derecho de acceso a la justicia, 30 a la defensa en el proce 27. Esta obligacin, por ejemplo, consta expresamente en el art. 11.5 de la Constitucin de la Repblica: El ejercicio de los derechos se regir por los siguientes principios [] 5. En materia de derechos y garantas constitucionales, las servidoras y servidores pblicos, administrativos o judiciales, debern aplicar la norma y la interpretacin que ms favorezcan su efectiva vigencia.
En materia de interpretacin de la legalidad ordinaria, no existe una expresin que determine la misma obligacin; en todo caso, la jurisprudencia constitucional espaola ha sealado que si los derechos fundamentales tienen fuerza expansiva y a su luz debe entenderse todo el ordenamiento jurdico, ello dara lugar a que la legalidad ordinaria sea interpretada en la forma ms favorable a la efectividad de esos derechos; asimismo, tambin
sus posibles lmites deberan ser dilucidados en forma restrictiva (STC 159/1986, mencionada por Jorge de
Esteban, tratado de Derecho constitucional, tomo I, Madrid, Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, 2001, p. 313).
28. Por el contrario, la teora absoluta mira ese contenido como el rea de dos crculos concntricos, donde el
crculo interior constituye un ncleo fijo que no puede afectarse bajo ninguna circunstancia; y el crculo perifrico constituye la esfera accesoria del derecho, que puede ser limitada o restringida si el legislador lo considera necesario: Cfr. Rubn Snchez Gil, El principio de proporcionalidad (en lnea), Mxico, Instituto de Investigaciones
Jurdicas, 2007, pp. 111-112. Disponible en [http://www.bibliojuridica.org/libros/libro.htm?l=2422] (ISBN 97032-3939-0, fecha de la consulta: 12 de mayo de 2010.
29. En la clasificacin que sigue la obra de Francisco Chamorro Bernal, La tutela judicial efectiva, p. 17. Otros autores como Joan Pic i Junoy fijan esos contenidos en: 1. el derecho de acceso a los tribunales; 2. el derecho a obtener una sentencia fundada en derecho congruente; 3. el derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales; y,
4. el derecho al recurso legalmente previsto por la ley (Las garantas constitucionales del proceso, p. 40).
30. STC 94/2001, de 2 de abril de 2001, FJ 2: Es doctrina reiterada de este Tribunal que la primera nota esencial
del derecho a la tutela judicial que han de cumplir los tribunales es la de posibilitar el libre acceso de las partes
al proceso. El art. 24.1, CE, reconoce a todas las personas el derecho a obtener la tutela judicial efectiva; el primer contenido de este derecho es el acceso a la jurisdiccin, que se concreta en el derecho a promover la actividad jurisdiccional (SSTC 115/1984, de 3 de diciembre; 63/1985, de 10 de mayo; 131/1991, de 17 de junio;
37/1993, de 8 de febrero; 217/1994, de 18 de julio; y 111/1995, de 4 de julio). En el mismo sentido, las SSTC:
178/2001, de 17 de septiembre de 2001, FJ 3, letra a); 27/2003, de 10 de febrero, FJ 4; 3/2004, de 14 de enero,
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so, 31 el derecho a una resolucin motivada y congruente32 y el derecho a la efectividad de las decisiones jurisdiccionales, con especial nfasis en el derecho a la ejecucin de la sentencia.33 Cada uno de esos contenidos se despliega, a su vez, en un
conjunto de derechos y garantas que hacen posible, en cada caso, el derecho a la
tutela judicial efectiva.
La vulneracin de esos mltiples contenidos puede darse en circunstancias que no
necesariamente han de estar previstas en la ley; como se dijera, quien tiene la palabra al momento de establecer los supuestos de configuracin en cada caso es la judicatura.
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Y en caso de que se produzcan esas violaciones, es necesario que exista un mecanismo idneo para reconocerlas y repararlas. En el Ecuador, finalmente, ha terminado de asentarse la tesis de que las resoluciones jurisdiccionales pueden ser examinadas en un aspecto tan bsico como el respeto a este derecho. Esta necesidad de controlar los variados aspectos del derecho a la tutela judicial efectiva se satisface hoy a
travs de la accin extraordinaria de proteccin,34 cuyo conocimiento incumbe a la
Corte Constitucional (CC); aunque no debiera pasar desapercibido que tambin los
tribunales ordinarios estn en la obligacin de velar por el cumplimiento de los supuestos que integran la tutela judicial efectiva, porque es en el mbito del proceso
donde ellos se han de verificar.
Por ltimo, que la tutela judicial efectiva sea considerada como derecho fundamental impone ciertas vinculaciones para el poder legislativo. El efecto irradiante del
derecho fundamental le prohbe desconocer la eficacia de los derechos en las regulaciones, orgnica y ordinaria, tanto de las relaciones jurdico-pblicas como de las
jurdico privadas.35 De esta manera, el legislador, al momento de formular las normas relacionadas con este derecho, no podr conculcar su contenido esencial,36 y
34. Art. 94: La accin extraordinaria de proteccin proceder contra sentencias o autos definitivos en los que se
haya violado por accin u omisin derechos reconocidos en la Constitucin, y se interpondr ante la Corte
Constitucional. El recurso proceder cuando se hayan agotado los recursos ordinarios y extraordinarios dentro
del trmino legal, a menos que la falta de interposicin de estos recursos no fuera atribuible a la negligencia de
la persona titular del derecho constitucional vulnerado.
Es necesario aclarar que la posibilidad de impugnar las resoluciones judiciales atentatorias del derecho fue prevista por la anterior Constitucin, aunque con una vigencia efmera, en la reforma que introdujo el recurso de
amparo (tercer bloque de reformas, publicadas en el R.O. 863 de 16 de enero de 1996). La opcin, a criterio del
TC de la poca, representaba un grave peligro de abuso de la jurisdiccin constitucional; por ello, su presidente (Dr. Vicente Burneo) solicit formalmente al Congreso Nacional que se modificara la Constitucin para
que se limitara la concesin del amparo, excluyndose formalmente de su mbito a las decisiones judiciales. La
razn subyacente fue esencialmente de ndole poltica: un juez de la provincia de Esmeraldas haba concedido
un recurso de amparo al expresidente Abdal Bucaram, dejando sin efecto el auto de llamamiento a juicio que
dict en su contra la ex CSJ por un delito de peculado. Se crey, adems, que limitando de esta forma el recurso, se evitara que otros exfuncionarios en exilio acudiesen a la figura para anular las sentencias o autos dictados en su contra. En las reformas constitucionales de 1997, se modific la figura, adoptndose la denominacin
accin de amparo, y excluyndose expresamente la posibilidad de impugnar por su va decisiones jurisdiccionales; de esta manera, el art. 95 in fine deca: No sern susceptibles de accin de amparo las decisiones judiciales adoptadas en un proceso; la exclusin se mantuvo hasta la codificacin constitucional de 1998. Con todo,
qued la duda de si el trmino decisiones judiciales comprenda las resoluciones dictadas por el entonces
Consejo Nacional de la Judicatura, as como las actuaciones procesales no jurisdiccionales. Prueba de ello es la
Res. 367-2003-RA, de 26 de febrero de 2004, que concedi amparo contra la actuacin de un secretario judicial
que se neg a recibir un escrito contentivo de recurso de casacin, al no haberse adjuntado al mismo el comprobante de pago de la tasa judicial. El ex TC fund su resolucin en el art. 24.17 de la codificacin constitucional de 1998, que se refera al derecho a la tutela judicial efectiva, como en el art. 8 de la Convencin
Interamericana sobre Derechos Humanos.
35. Miguel ngel Presno Linera (captulo 2), en Francisco J. Bastida Freijedo et al., teora general de los derechos
fundamentales en la Constitucin espaola de 1978, Madrid, Tecnos, 2004, p. 53.
36. El contenido esencial del derecho fundamental ayuda a determinar su naturaleza jurdica desde una doble ver-
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tiente: en primer lugar, si en su formulacin, el legislador ha respetado la frmula que permite reconocerle
como tal; en segundo trmino, y en forma negativa, no se habr respetado el contenido esencial si en dicha formulacin se lo limita hasta el punto de volverlo impracticable o se le despoja de la necesaria proteccin que
requiere para su reconocimiento. Estos mtodos dice Prez Luo con sustento en la STC de 8 de abril de 1981,
publicada en bJC, No. 2, 1981, pp. 93-94 de delimitar el contenido esencial no son alternativos, sino que se
pueden considerar como complementarios, de modo que, al enfrentarse con la determinacin del contenido esencial de todo concreto derecho, pueden ser conjuntamente utilizados, para contrastar los resultados a los que por
una u otra va puede llegarse (Los derechos fundamentales, p. 77).
37. De esta manera, De la obligacin del sometimiento de todos los poderes a la Constitucin no solamente se
deduce la obligacin negativa del Estado de no lesionar la esfera individual o institucional protegida por los
derechos fundamentales, sino tambin la obligacin positiva de contribuir a la efectividad de tales derechos, y
de los valores que representan, aun cuando no exista una pretensin subjetiva por parte del ciudadano. Ello obliga especialmente al legislador, quien recibe de los derechos fundamentales los impulsos y lneas directivas,
obligacin que adquiere especial relevancia all donde un derecho o valor fundamental quedara vaco de no establecerse los supuestos para su defensa (STC 53/1985, de 11 de abril, FJ 5).
38. Vase Francisco Chamorro Bernal, La tutela judicial efectiva, pp. 339-345.
39. El riesgo de que la jurisdiccin constitucional se exceda en el ejercicio de esta atribucin es brillantemente analizado por Rosario Serra Cristbal en su obra La guerra de las cortes, Madrid, Tecnos, 1999, pp. 43-72.
FORO 16
En un segundo aspecto, la tutela judicial efectiva, considerada como mero derecho fundamental (o como derecho con contenido propio y distinto de sus componentes), se relaciona con la justicia como valor.40 Aspiracin lgica de la actividad
jurisdiccional es, precisamente, que sus decisiones sean el reflejo de ese valor; sin
embargo, l no es materia de control constitucional, porque es lgico que ningn tribunal constitucional, en ejercicio de esta atribucin, pueda garantizar la justicia,41 ya
que esta es tarea exclusiva de la jurisdiccin ordinaria. As como la violacin de uno
de los derechos o garantas que componen a la tutela judicial efectiva conduce a su
lesin (en una relacin causa-efecto) como derecho no cualificado, no toda violacin
a la tutela judicial efectiva podra, en cambio, incluirse en aquellos.42
En algn momento, ambos espacios pueden entrelazarse, dando pie a lo que algunos llaman correcta solucin judicial de las cuestiones planteadas o derecho de
toda persona a que se le haga justicia.43 As como los derechos y garantas derivados del derecho a la tutela judicial efectiva hacen posible, en su conjunto, una resolucin justa, el problema para la jurisdiccin constitucional radica en deslindar su
anlisis del contenido de la resolucin en s misma, para evitar lo que tan grficamente se ha dado en llamar choque de trenes con la jurisdiccin ordinaria.44
40. Al respecto, la STC 105/1994, de 11 de abril, FJ 1: [] la tutela judicial, cuya efectividad sin sombra de indefensin proclama la Constitucin como derecho fundamental [est] conectado muy directamente al valor justicia, uno de los principios cardinales de nuestro Estado de Derecho (arts. 1 y 24.1, CE). Ese concepto abstracto,
jurdicamente indeterminado, se perfila en muchas de sus facetas a travs de las diversas modalidades que de l
recoge la misma norma que lo configura y, entre sus ingredientes
41. Precisamente explica Chamorro Bernal, cuando el TC otorga amparos con base en el derecho a la tutela judicial efectiva, se limita a constatar que los jueces y tribunales ordinarios no han respetado esos derechos y garanta procesales examinadas. Es decir, cumple la funcin de un verdadero juzgador negativo, al igual que lo hace
como legislador. No dice en qu consiste la tutela sino cundo hay que entender que no se ha otorgado por haber
vulnerado alguna de las garantas [que la componen] (La tutela judicial efectiva, p. 354).
42. Como bien aclara Faustino Cordn Moreno: Parece, pues, que la violacin de cualquiera de los dems derechos
del artculo 24 lesiona un aspecto de la tutela judicial efectiva, pero el contenido de este es ms amplio, dando
cobertura a cualquier queja o reclamacin constitucional relativa al sistema procesal. La lesin de cualesquiera
de aquellos derechos o garantas comporta la violacin del derecho a la tutela, pero no a la inversa: no toda violacin de la tutela efectiva es subsumible en aquellas garantas (El sistema procesal en el marco de la
Constitucin de 1978, p. 208).
43. Son las opiniones de los profesores Aja y Gui Mori, recopiladas por Francisco Chamorro Bernal, La tutela judicial efectiva, p. 344.
44. Con la introduccin de la accin extraordinaria de amparo en la Constitucin de 2008, finalmente se ha establecido que las decisiones jurisdiccionales pueden ser controladas cuando vulneren derechos fundamentales. Desde
luego, tal revisin no puede recaer sobre el contenido material de la decisin; pero en cuanto esta haya dependido de la violacin de una de las mltiples garantas o derechos que integran, a su vez, el derecho a la tutela
judicial efectiva, lo procedente ser que la jurisdiccin constitucional declare la existencia de la infraccin, para
que la jurisdiccin ordinaria vuelva a sustanciar el proceso corrigiendo el error. Vase, en detalle, Agustn
Grijalva Jimnez, La accin extraordinaria de proteccin, en Claudia Escobar Garca, edit,, teora y prctica
de la justicia constitucional, Quito, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2010, pp. 655-675.
Ha sido motivo de preocupacin, sin embargo, el que la CC no vaya a poder deslindar estos mbitos; inclusive
FORO 17
se ha expresado que la accin extraordinaria de proteccin motivar la apertura de una mal denominada cuarta instancia; como bien relata el antes mencionado Agustn Grijalva Jimnez, estas preocupaciones han surgido precisamente en quienes estn encargados de otorgar la tutela, es decir, los jueces de la justicia ordinaria,
quiz por el temor de considerar a la accin como un mecanismo para desvirtuar su jerarqua, crtica que,
desde luego, no tiene mayor fundamento: vase Perspectivas y desafos de la Corte Constitucional, en Ramiro
vila Santamara, Agustn Grijalva Jimnez y Rubn Martnez Dalmau, edits., Desafos constitucionales. La
Constitucin ecuatoriana del 2008 en perspectiva, Quito, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2008, p.
258.
As como en un momento ocurri con la antigua accin de amparo, o con el recurso de casacin, es necesario
que transcurra un tiempo para que la jurisprudencia decante la procedibilidad de la accin de amparo y determine sus mbitos concretos de aplicacin. Con todo, el tema no est exento de polmica; hoy se sostiene ampliamente la necesidad de que toda actuacin pblica, tambin la jurisdiccional, debe ser susceptible de control por
la indebida interpretacin de un derecho fundamental, o la aplicacin de una disposicin inconstitucional; con
mayor razn, las decisiones de los jueces han de estar en todo conformes con los derechos fundamentales. Al
respecto, puede consultarse, entre otros: ngela Figueruelo Burrieza, El recurso de amparo: estado de la cuestin, Madrid, Biblioteca Nueva S.L., 2001, pp. 45-47 (con la explicacin precisa de que la valoracin de los
hechos siempre corresponde al juez ordinario); Eduardo Garca de Enterra, La Constitucin como norma y el
tribunal Constitucional, Madrid, Civitas, 2006, 4a. ed., pp. 152-153; Juan Jos Gonzlez Rivas, Estudio legal y
jurisprudencial del tribunal Constitucional espaol: 1981-2000, Madrid, Civitas, 2001, p. 66; Pablo Prez
Tremps, tribunal Constitucional y poder jurisdiccional, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1985, p.
256; Rosario Serra Cristbal, La guerra de las cortes, pp. 130-133; Rupert Scholz, Alemania: cincuenta aos
de Corte Constitucional Federal, en Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, Montevideo, Konrad
Adenauer Stiftung, 2002, pp. 70-71.
45. Valga la aclaracin que se formula en este sentido en la STC 41/1986, de 2 de abril, FJ 3: Como hemos dicho
en multitud de ocasiones, los derechos que reconoce y consagra el art. 24 de la Constitucin, en sus dos prrafos, no pueden interpretarse de forma tan amplia que supongan cobijo o salvaguardia de todas las normas procesales, de manera que toda violacin o vulneracin que de ellas pueda producirse se convierta por s sola en un
problema de orden constitucional. Por el contrario, debe sostenerse que solo los estrictos derechos que el precepto constitucional consagra como fundamentales permiten poner en marcha la justicia constitucional, de suerte que el resto de las vicisitudes a que la aplicacin de las leyes procesales pueda conducir, dan origen a cuestiones que deben ventilarse en la misma jurisdiccin en que se produzcan. As, hemos dicho que el derecho a
una tutela judicial efectiva comprende el derecho de acudir ante los rganos jurisdiccionales del Estado, formu-
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constitucional en la proteccin de este derecho debera verificarse con carcter subsidiario y excepcional, para evitar que el amparo extraordinario se constituya en un
mecanismo para desvirtuar fcilmente las decisiones de la justicia ordinaria, sin darle
oportunidad para remediar la lesin del derecho fundamental. Tampoco se trata de
establecer a ese nivel una serie ilimitada de recursos, pero s de separar e identificar
adecuadamente los cauces de proteccin. De esta manera, al tiempo que se garantiza
la intervencin de la jurisdiccin constitucional solo cuando sea realmente necesario
(de ah el carcter residual del recurso de amparo contra sentencias o la accin extraordinaria de proteccin ecuatoriana), se fortalece la conciencia de que tambin la justicia ordinaria debe proteger los mltiples contenidos del derecho a la tutela judicial
efectiva.46
lando ante ellos pretensiones jurdicamente fundadas; que, como consecuencia de ello, se abra un proceso para
sustanciar tales pretensiones, y que estas reciben una decisin de fondo, jurdicamente fundada, sin que el curso
del proceso pueda experimentar obstculos o estorbos que lo impidan. Sin embargo, como tambin hemos dicho,
el derecho a la tutela judicial efectiva no exige la adopcin necesaria del procedimiento que el justiciable pretenda, pues la Constitucin no impide en modo alguno que los jueces y tribunales velen por la eleccin del tipo
de proceso ms adecuado y por su normal transcurso.
46. Vase, en este sentido, Ignacio Borrajo Iniesta, Ignacio Dez-Picazo Gimnez y Germn Fernndez Farreres, El
derecho a la tutela judicial y el recurso de amparo. una reflexin sobre la jurisprudencia constitucional, Madrid, Civitas, 1995, pp. 119-125; Encarna Carmona Cuenca, El desarrollo legislativo de la tutela judicial de los
derechos fundamentales. Evolucin histrica y perspectivas de futuro, en Pablo Lucas Murillo de la Cueva,
Encarna Carmona Cuenca, coords., La tutela jurisdiccional de los derechos fundamentales por los tribunales
ordinarios, Valencia, Tirant lo Blanch, 2008, pp. 30-31.
47. Cfr. Carlos Alberto lvaro de Oliveira, El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva desde la perspectiva de los
derechos fundamentales, en AA.VV., Derecho Procesal: XXi Jornadas iberoamericanas, Lima, Universidad de
Lima, Fondo Editorial, 2008, p. 71.
FORO 19
efectiva comprende varios derechos de prestacin. Villaverde Menndez, por ejemplo, mantiene que, en puridad, el objeto de la tutela judicial efectiva recae sobre los
distintos derechos que una persona puede hacer valer en el proceso judicial, debindose reclamar la prestacin de la tutela nicamente de los tribunales de justicia48 (v.
gr., derecho a recibir una sentencia motivada, derecho a la ejecucin de la sentencia),
lo cual en un primer plano que podra denominarse como el aspecto sustancial del
derecho es absolutamente correcto.
Ahora bien, en realidades como la ecuatoriana, no es aventurado sostener que ese
aspecto sustancial rebasa lo normativo para ampliar la problemtica a un plano operacional. Pinsese que en aquella realidad, que demanda muchos cambios (y que extralimitan lo meramente terico), el adecuado ejercicio del derecho a la tutela judicial efectiva, a ms de requerir una cierta respuesta por parte de los tribunales, exige
adems para su adecuada marcha de ciertas condiciones institucionales, cuya implementacin depende en lo principal del Estado.
Desde luego, no se debe identificar objeto con condiciones necesarias para el
desarrollo de los diversos componentes del derecho a la tutela judicial efectiva. Pero
uno est en manos de las otras y es en el momento de su violacin cuando puede
apreciarse la necesidad de extender el debate hacia la adecuacin de los procedimientos y de los escenarios institucionales para evitar, precisamente, las transgresiones. Un caso paradigmtico, sentenciado por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos (tibi versus Ecuador)49 ilustra esa necesidad.
48. Ignacio Villaverde Menndez (captulo 5), en Francisco J. Bastida Freijedo et al., teora general de los derechos fundamentales en la Constitucin espaola de 1978, p. 113. La jurisprudencia del TC espaol tambin
abona en ese sentido: la STC 205/1990, citada por el autor, en su parte pertinente dice: la tutela judicial es un
derecho de prestacin que solo puede ser reclamado de jueces y tribunales ordinarios integrantes del Poder
Judicial (art. 117, apartado 1, de la Constitucin) y, paralelamente, dispensado en el ejercicio de la potestad
jurisdiccional en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado (art. 117, apartado 3). Es este
y no otro el criterio reiteradamente sustentado por el Tribunal Constitucional en una pluralidad de resoluciones
(SSTC, 22/1982. FJ 1; y 26/1983, FJ 2, entre otras) Aunque en la STC 185/1987, de 18 de noviembre, seal que el derecho a la tutela judicial efectiva en el ejercicio de los derechos e intereses legtimos, como derecho fundamental, obliga al legislador a establecer la organizacin y el procedimiento adecuados para su satisfaccin (FJ 2).
49. Corte IDH, Caso tibi versus Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114 (en especial, prrafos 167 a 200). Dos violaciones muy concretas
hacen notar esta relacin entre condiciones institucionales adecuadas y mecanismos adecuados para tutelar ciertos derechos. En esta causa, el Estado ecuatoriano fue condenado por la Corte Interamericana al haber ocasionado indefensin al seor Tibi, entre muchas otras razones, por no contar con un sistema adecuado de Defensora
Pblica (no tuvo acceso a un defensor pblico), o por incumplir con la obligacin de remover los obstculos irrazonables o excesivos al acceso a la justicia, manifestados en el Cdigo de Procedimiento Penal de 1983, vigente a la poca en que se priv ilegalmente al seor Tibi de su libertad. El Cdigo estableca en su art. 249 que aun
cuando se dicte un sobreseimiento provisional, la causa poda permanecer abierta durante cinco aos, perodo
durante el cual era factible reabrir la investigacin si se aportaban nuevas pruebas. Increblemente, la disposi-
FORO 20
Desde luego, tambin hay que insistir en que la tutela judicial efectiva no es un concepto genrico en el cual deban comprenderse una multiplicidad de otros derechos.
Aunque la violacin de uno puede conllevar la del otro, incluso en relacin de causa
a efecto, el TC espaol, por ejemplo, no suele admitir esas implicaciones de carcter
recproco.50 Distinguir los mbitos de cada derecho es tarea de la jurisprudencia; y
comprender debidamente la finalidad de una garanta como la accin extraordinaria de
proteccin ecuatoriana, para subsanar las violaciones a la tutela judicial efectiva, tomar ciertamente su tiempo.51 Ms adelante, al analizar la jurisprudencia ecuatoriana
sobre el tema, se explicar por qu en algunas sentencias se ha identificado tutela judicial efectiva con otros derechos que son objeto especfico de otras normas constitucionales, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en ordenamientos como el espaol.
Que la tutela judicial efectiva sea un derecho de carcter prestacional implica,
adems, su configuracin legal. De esta manera, no genera por s mismo ningn derecho de accin concreto que permita sin ms acceder a un tribunal concreto o a una
determinada va procesal, sino que se adquiere de acuerdo con la ley y solo puede
ejercerse en la forma y con los requisitos que esta ha establecido.52 No es, pues, un
derecho ejercitable directamente a partir de la Constitucin, ni tampoco un derecho
absoluto e incondicionado a la prestacin jurisdiccional, sino un derecho a obtenerla por los cauces procesales existentes y con sujecin a lo establecido en la ley, la
cual puede fijar lmites al acceso a la jurisdiccin siempre que estos tengan justificacin en razonables finalidades de garanta de bienes e intereses constitucionalmente
protegidos.53
50.
51.
52.
53.
cin se sigue conservando en el nuevo Cdigo, del ao 2000 (arts. 246 y 247); de esta manera, queda abierta la
posibilidad de que el fiscal formule otra acusacin sobre la base de nuevas investigaciones.
Joan Pic i Junoy, Las garantas constitucionales del proceso, p. 41, con fundamento en las SSTC 99/1985, de
19 de julio, 161/1995, de 7 de noviembre; 246/1994, de 19 de septiembre; y 26/1983, de 13 de abril.
En la antes citada Res. No. 147 de 11 de julio de 2003 de la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la ex CSJ,
basta leer la relacin de todos los cargos formulados por los recurrentes para dar cuenta de que la tcnica argumentativa sobre la vulneracin de derechos fundamentales es una cuestin a la que se dedica poca atencin. No
se trata, con todo, de establecer dificultades a la hora de plantear un recurso o una accin, pero s de exigir una
mnima identificacin del derecho que se considera vulnerado. En este ejemplo, la violacin de la tutela judicial
efectiva era sostenida, sin una explicacin medianamente congruente, en relacin con la privacin del derecho
a la propiedad, la violacin del derecho a la seguridad jurdica, o al debido proceso, sin determinar cul de sus
componentes especficamente haba sido transgredido. En suma, este tipo de argumentaciones privan a los tribunales de los elementos necesarios para constatar si se ha producido o no una infraccin.
STC 185/1987, de 18 de noviembre (FJ 4), que recoge la opinin de la STC 99/1985, de 30 de septiembre (igualmente FJ 4). Otra, ms reciente, es la ya citada STC 029/2010, de 27 de abril.
Vanse, entre otras, las SSTC 99/1985, de 30 de septiembre, FJ 4; 206/1987, de 21 de diciembre, FJ 5; 50/1990,
de 26 de marzo, FJ 3; 193/1992, de 16 de noviembre, FJ 3; 55/1995, de 6 de marzo, FJ 2. Entre las ms recientes: la STC 102/2009, de 27 de abril de 2009, FJ 4, que incorpora la doctrina de las SSTC 311/2000, de 18 de
diciembre, FJ 3; 124/2002, de 20 de mayo, FJ 3; y 327/2005, de 12 de diciembre, FJ 3.
FORO 21
54. Conforme consta en la STC 164/2003, de 29 de septiembre de 2003 (FJ 4), No se trata, sin embargo, de un derecho de libertad, ejercitable sin ms y directamente a partir de la Constitucin, ni tampoco de un derecho absoluto e incondicionado a la prestacin jurisdiccional, sino de un derecho a obtener la misma por los cauces procesales existentes y con sujecin a una concreta ordenacin legal. En cuanto derecho de prestacin legal es conformado por las normas legales. Estas determinan su alcance y contenido y establecen los presupuestos y requisitos para su ejercicio, las cuales pueden establecer lmites al pleno acceso a la jurisdiccin siempre que obedezcan a razonables finalidades de proteccin de bienes e intereses constitucionalmente protegidos (SSTC
140/1993, de 19 de abril, FJ 6; y 12/1998, de 15 de enero, FJ 4, entre otras).
55. Como bien explica la misma STC 164/2003: [] el derecho a la tutela judicial efectiva puede verse conculcado por aquellas normas que impongan condiciones impeditivas u obstaculizadoras del acceso a la jurisdiccin,
siempre que los obstculos legales sean innecesarios y excesivos y carezcan de razonabilidad y proporcionalidad respecto a los fines que lcitamente puede perseguir el legislador en el marco de la Constitucin (SSTC
4/1988, de 12 de enero, FJ 5; 141/1988, de 29 de junio, FJ 7). En el mismo sentido, la STC 27/2010, de 27 de
abril de 2010, FJ 3.
56. SSTC 2/1982, de 29 de enero, FJ 4; y 91/1983, de 7 de noviembre, FJ 2.
57. STC 22/1984, de 17 de febrero, FJ 3. En este tema, la consideracin de la supremaca del bien social debe tomarse con mucho cuidado, so pena de producir una indebida restriccin del derecho fundamental. Para ello, el bien
FORO 22
ejemplo propuesto en relacin con uno de los contenidos de la tutela judicial efectiva, conculcara el derecho aquella decisin que declara como no interpuesto un recurso, si no se ha cancelado la tasa judicial respectiva.58
En definitiva, las caractersticas en estudio determinan la necesidad de que el
acceso a la jurisdiccin sea conducido a travs de los cauces normativos establecidos
por el legislador, caminos que si bien deben delimitarse para asegurar un ejercicio
adecuado del derecho, no pueden constituir un bice irrazonable a ese ejercicio.
social debera representar un valor en s mismo y la prioridad ha de resultar de la propia Constitucin: en detalle, vase Jorge de Esteban, tratado de Derecho constitucional, pp. 315-316. El mismo autor seala que la ponderacin, como mtodo interpretativo, surge ante el conflicto entre derechos fundamentales y estos bienes (p. 317).
58. As, por ejemplo, lo seal la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la CSJ, mediante Res. No. 228-2002, publicada en el R.O. 42 de 18 de marzo de 2003, considerndose tal actuacin del tribunal ad quem como una verdadera denegacin de justicia, al condicionar la respuesta del rgano al cumplimiento de una obligacin de
carcter tributario que, finalmente, podra ser requerida posteriormente a travs de un procedimiento coactivo.
Vanse, en el mismo sentido: Res. No. 84-2003, R.O. 87 de 22 de mayo de 2003; y Res. No. 54-2004, R.O. 416
de 8 de septiembre de 2004. Los fallos de triple reiteracin condujeron a que la disposicin contenida en el art.
322 del Cdigo de Procedimiento Civil, el cual seala que el recurso se tendra por no interpuesto si el impugnante no cancelaba la respectiva tasa, sea declarada inconstitucional mediante Resolucin 0010-2006-DI del ex
TC (R.O.-S 127 de julio de 2007).
FORO 23
En la Constitucin de 2008, se mantiene el precepto, pero reformulado en su redaccin. El art. 75 seala que toda persona tiene derecho al acceso gratuito a la justicia y
a la tutela efectiva, imparcial y expedita de sus derechos e intereses, con sujecin a los
principios de inmediacin y celeridad; sin que en ningn caso quede en indefensin. Y
agrega que el incumplimiento de las resoluciones judiciales ser sancionado por la ley.
A diferencia de la anterior Carta Fundamental, la de Montecristi no emplea la
frase derecho a obtener, y precisa que toda persona tiene derecho a acceder gratuitamente a la justicia y a la tutela efectiva. Ello conduce a examinar si la norma
condiciona o no el derecho a la tutela efectiva al acceso gratuito a la justicia. Si se
parte de lo que vila Linzn sostiene,59 en cuanto gratuidad de la justicia implica
no solo la exoneracin del pago de tasas judiciales,60 sino de muchos otros rubros,
tales como peritajes, patrocinio jurdico, anotaciones registrales, traducciones, etc.
(es decir, de todo gasto que, para aquella parte que no pueda sufragarlo, la coloque
en estado de desigualdad o indefensin), podra afirmarse en principio que es necesaria la condicin-acceso gratuito para garantizar el resultado-tutela efectiva. O como
advierte este autor, el artculo en mencin no estara hablando de gratuidad de la
administracin de justicia, sino de la gratuidad de la justicia.61
Aunque es sabido que el acceso a la justicia es uno de los mltiples contenidos
del derecho a la tutela judicial efectiva,62 parece que la intencin o preocupacin
de la nueva Constitucin no pasa tanto por asegurar las caractersticas de la respuesta que deban otorgar los tribunales a los conflictos de relevancia jurdica, cuanto por
la reformulacin de las condiciones estructurales del sistema de administracin de
justicia. Y esto se debe a la inquietud recurrente sin duda, pero importante de que
el aspecto econmico ha determinado que en el Ecuador este servicio no sea percibido como de libre acceso y por igual para todas las personas, lo cual atenta en consecuencia contra el derecho a obtener tutela efectiva, identificndose esto con la justicia, ya en la esfera de lo ontolgico, como un valor.
59. Cfr. vila Linzn, La constitucionalizacin de la administracin de justicia en la Constitucin de 2008, pp.
262-263.
60. El artculo 207 de la codificacin constitucional de 1998 relacionaba el principio con la exoneracin del pago
de tasas en ciertos procesos, tales como los de niez y adolescencia, laborales y penales.
61. Aunque reconoce que existe un juego sutil entre ambas expresiones, vila sostiene que hablar de la gratuidad
de la justicia implica una gran diferencia, pues no se trata nicamente de la exoneracin del pago de tasas para
poder acceder al servicio pblico de administracin de justicia, sino de eliminar en la prctica todas aquellas
barreras que signifiquen la imposicin de una desventaja a una de las partes, lo cual se relaciona con el ideal
sistmico de la justicia (Cfr. La constitucionalizacin de la administracin de justicia en la Constitucin de
2008, p. 262).
62. Vid., en este sentido, a Chamorro Bernal, La tutela judicial efectiva, pp. 17-27; Pico I. Junoy, Las garantas constitucionales del proceso, pp. 41-60; Vallespn Prez, El modelo constitucional de juicio justo, pp. 129-132.
FORO 24
63. Guasp y Aragoneses, Derecho procesal civil, t. I, p. 590. En el mismo sentido se pronuncia Pastor Prieto, Ah
de la justicia! Poltica judicial y econmica, pp. 138-139.
64. Cfr. Gozani, El debido proceso, p. 230.
65. Y aun este tema merece ser discutido. Para Gozani, lo prudente es llegar a un trmino medio: las tasas no deben
ser tan elevadas que constituyan una verdadera barrera de acceso a la jurisdiccin, y a un proceso constitucionalmente pensado como garanta para la proteccin de los derechos de las personas; ni tampoco se puede pensar en despojar del todo al poder judicial de un mecanismo de recaudacin que ayuda a resarcir en algo su presupuesto. En conclusin, Si para este fin es preciso tener un sistema eficiente, y se piensa que ello no se lograra con presupuestos oprimidos, la realidad econmica llevara a propiciar que la tasa (o impuesto) fuera variable con esta regla: cuanto mayor sean los montos en litigio, menores seran las cargas fiscales, sin eludir la necesidad de poner topes que lleven a equilibrar la relacin servicio prestado con la inversin de recursos aplicados.
(El debido proceso, p. 231).
FORO 25
derecho a la tutela judicial efectiva, pues requiere de ciertas condiciones para darse
a plenitud; de igual forma, de ella se derivan una serie de derechos y garantas que
en su conjunto permiten desarrollar un proceso adecuadamente para los justiciables.
Que la antigua Constitucin haya ubicado al derecho a la tutela judicial como
integrante del debido proceso, pudo provocar en algn momento que no se lo conciba en su verdadera magnitud.66 Ahora, una vez que se lo sita en una norma con
jerarqua propia, es de esperar que se imponga en los distintos operadores del siste-
66. Ya en el mbito prctico, esta afirmacin parte de la constatacin de la frecuencia con la que algunos justiciables denunciaban haber sufrido menoscabo de su derecho a la tutela judicial efectiva, sin concretar de qu manera se haba producido tal falta. Basta dar un vistazo a algunas sentencias de la CSJ en esta materia para dar cuenta de ello: por ejemplo, la Res. No. 50 de 11 de marzo de 2000 publicada en el R.O. 575 de 14 de mayo de 2002,
en la que la Corte aclar, respecto de tal alegacin, que [] No cabe la violacin en abstracto de tales principios [derecho a la tutela judicial efectiva], ni puede constituir el fundamento de la alegacin, la insatisfaccin
que puede sentir un litigante si el juez no acepta su pretensin o la acepta parcialmente, porque considera, con
la plenitud de su potestad de juez, que no existen en el proceso los fundamentos de derecho o de hecho que sustenten la reclamacin formulada. En idntico sentido, vid. la Res. No. 80 de 29 de abril de 2002, R.O. 626
de 25 de julio de 2002.
La invocacin excesiva o no razonada tambin provoca, en otras latitudes y mbitos jurisdiccionales, [] que
la propia jurisprudencia constitucional, en ocasiones [desdibuje] el contenido del derecho que aqu tratamos y, a
la vez, el de aquellos otros con los que puede verse relacionado, al resolver, acaso innecesariamente, los conflictos que se plantean en trminos de tutela judicial efectiva. As advierte Isabel Huertas Martn, El derecho
a la tutela judicial efectiva sin indefensin, en Estado y religin en la Europa del siglo XXi. Actas de las Xiii
Jornadas de la Asociacin de Letrados del tribunal Constitucional, Madrid, Tribunal Constitucional, Centro de
Estudios Polticos y Constitucionales, 2008, p. 307. La falta de una correcta determinacin amenaza a la efectividad misma de los derechos y garantas amparados por la tutela judicial efectiva. Por ello es que la jurisdiccin
constitucional tiene un papel estelar a la hora de depurar los motivos de infraccin del derecho a la tutela judicial efectiva, para evitar lo que el profesor Luis Dez-Picazo, a propsito de la multitud de recursos de amparo
y de inconstitucionalidad que se haban propuesto en relacin con el art. 24.1 de la Constitucin espaola, llam
el derecho estrella en el firmamento jurdico-constitucional espaol: Cfr. Notas sobre el derecho a la tutela
judicial efectiva (recurso electrnico), en [http://www.derechoycambiosocial.com/revista010/tutela%20judicial%20efectiva.htm#_ftn1], fecha de acceso: 3 de noviembre de 2010. Este artculo fue publicado por primera
vez en la Revista del Poder Judicial, No. 5, marzo de 1987, Madrid, Consejo General del Poder Judicial. En el
mismo sentido, vid. Juan Damin Moreno, Comentario a la STC 145/1988, de 12 de julio. Derecho al juez no
contaminado por la instruccin, en Alberto Borrego de Carlos, coord., 25 aos de jurisprudencia constitucional, Madrid, Difusin Jurdica y Temas de Actualidad S.A., 2007, p. 252.
Hoy se sigue observando que la invocacin del derecho a la tutela judicial efectiva es frecuentsima. En Espaa,
por ejemplo, las estadsticas del ao 2009 publicadas por el TC dan cuenta de ello: de las 10.756 causas ingresadas en ese ao por va del recurso de amparo contra resoluciones judiciales, 9.486 invocaban como derecho
fundamental transgredido al art. 24 CE, es decir el 87,90 por ciento; y de estas, 8.851 tenan como sustento la
invocacin del primer inciso de dicha norma. Cfr. [http://www.tribunalconstitucional.es/es/tribunal/estadisticas/Paginas/Estadisticas2009.aspx#A13], fecha de acceso: 4 de noviembre de 2010. Ciertamente, una configuracin amplia del derecho incide en el nmero de los recursos presentados.
En el Ecuador no se encuentra una informacin tan detallada; en todo caso, las estadsticas publicadas en el portal de la CC [http://www.corteconstitucional.gov.ec/index.php?option=com_content&view=article&id=20], fecha de acceso: 4 de noviembre de 2010, dan cuenta de que son pocas las acciones extraordinarias de proteccin
que superan la fase de admisin: de las 1.531 causas ingresadas por va de la accin, a partir de la vigencia de
la Constitucin de 2008, 1.360 no fueron admitidas; 79 fueron rechazadas y apenas en 83 casos se ha dictado
sentencia.
FORO 26
FORO 27
Para garantizar la tutela judicial efectiva de los derechos, y evitar que las reclamaciones
queden sin decisin sobre lo principal, por el reiterado pronunciamiento de la falta de
competencia de las juezas y jueces que previnieron en el conocimiento en la situacin permitida por la ley, las juezas y jueces estn obligados a dictar fallo sin que les sea permitido excusarse o inhibirse por no corresponderles.
La tutela judicial efectiva es tratada en el COFJ como un deber para jueces y tribunales; en cuanto regla de conducta, impone otorgar siempre una respuesta a los
requerimientos que, expresados a travs de los cauces respectivos, sean formulados
por los justiciables. La garanta de la tutela judicial efectiva parte, en primer lugar,
de esa obligacin de responder a las pretensiones de los justiciables en forma sustentada. Es importante que el COFJ se refiera no solamente al ordenamiento jurdico
nacional, sino a las disposiciones contenidas en los instrumentos internacionales de
derechos humanos y los dems instrumentos internacionales suscritos y ratificados
por el Estado, como soportes de la resolucin a expedirse, lo que implica una intencin por extender el mbito de proteccin a todas las materias.
La respuesta, igualmente, debe tener relacin con el objeto de la controversia, lo
cual direcciona el tema hacia la necesidad de que la resolucin sea congruente, aunque es importante anotarlo por su trascendencia y las consecuencias que seguramente generar su correcta interpretacin en materia de derechos humanos no hay
obligacin del juzgador ecuatoriano de someterse a los hechos invocados por las partes.68 En este aspecto, pues, se hace patente que la calidad de la respuesta, para ser
68. El art. 140 del COFJ dice: omisiones sobre puntos de derecho. La jueza o el juez debe aplicar el derecho que
corresponda al proceso, aunque no haya sido invocado por las partes o lo haya sido errneamente.
Sin embargo, no podr ir ms all del petitorio ni fundar su decisin en hechos diversos de los que han sido alegados por las partes.
Esta ltima disposicin no ser aplicable cuando en esta forma se puedan vulnerar derechos reconocidos en la
Constitucin y en los instrumentos internacionales de derechos humanos.
El inciso final deja abierta la puerta para que el juzgador pueda sustentar su resolucin en hechos diversos de los
que han sido alegados por las partes, cuando de no hacerlo en esta forma se pueda vulnerar derechos reconocidos en la Constitucin y en los instrumentos internacionales de derechos humanos. Valga aclarar que tal conceptualizacin del principio iura novit curia, no constaba en el proyecto original del Cdigo, sino que fue aadido en el texto que finalmente fue aprobado por la Comisin Legislativa y de Fiscalizacin del Estado (antecesora de la actual Asamblea Nacional), en un afn (claramente marcado por la doctrina del neoconstitucionalismo) de extender el activismo judicial hacia la ms eficaz proteccin de los derechos humanos. La construccin, sin embargo, es equivocada porque el problema de la delimitacin de los hechos no pertenece a su
mbito. Bien recuerda sobre este aspecto Teresa Armenta Deu que el demandado tiene derecho de conocer los
hechos invocados por el actor desde el inicio del proceso para poder rebatirlos y organizar su defensa adecuadamente; lo contrario significara romper el equilibrio procesal, indispensable para que la resolucin sea justa.
La libertad del juez para seleccionar la norma aplicable, sin alterar los lmites de la causa petendi, ha originado
un debate interminable (Lecciones de Derecho procesal, Madrid, Marcial Pons, 2002, p. 113).
Adems, el art. 140 no seala que esta facultad sea aplicable para una determinada clase de procesos, por lo cual
podra invocarse en todas las materias, aun en procesos civiles. No pasa por alto la novedad por utilizar un tr-
FORO 28
expresin genuina de lo que implica la tutela efectiva, entre otros requisitos, necesita de esa coherencia.
Como se desprende de la lectura del art. 23 del COFJ, las obligaciones que para
los juzgadores se imponen por esta norma tienen mayor relacin con el desarrollo del
proceso. En realidad, aun cuando la tutela judicial efectiva depende de una serie de
condiciones para su desarrollo, es en el mbito del juicio donde suceden con mayor
frecuencia las violaciones a este derecho.
Y es que el problema radica en que algunas de las situaciones descritas por la
norma han sido, lamentablemente, regla de conducta de algunos malos juzgadores en
el pas; de ah la intencin por proscribirlas mencionndolas expresamente.69
O bien puede ocurrir que, por no existir una norma jurdica que resuelva expresamente lo relativo a la competencia en un caso especfico, el tribunal pretenda inhibirse de conocerlo, dejando en indefensin a los justiciables. La interpretacin lgica que surge del principio en anlisis impone que el rgano jurisdiccional halle una
solucin. En este aspecto, es plausible una de las ltimas resoluciones de la Corte
Nacional de Justicia, de 3 de febrero de 2010, en el sentido de que los actuales tribunales distritales de lo contencioso-administrativo tendrn competencia para tramitar y resolver las demandas contra los actos administrativos y las resoluciones expedidas por el Consejo de la Judicatura y sus rganos, propuestas a partir de la vigencia del COFJ, hasta que se conformen las salas especializadas en la materia en las
cortes provinciales.70
mino neutro de esta posicin, que es una particularidad del ordenamiento jurdico ecuatoriano; pero sin duda,
esta posicin pro-defensa de un derecho que no ha sido invocado por las partes, podra ocasionar una importante distorsin del activismo judicial hasta convertirlo en autoritarismo, socavando los derechos de defensa y de
contradiccin al mutar el objeto del controvertido. Es bueno entonces retornar a la naturaleza de las instituciones procesales para conocer cmo se deberan materializar. Recurdese que por la aplicacin del iura novit curia
(y su antecedente ms inmediato da mihi factum, dabo tibi ius), el juez puede suplir la fundamentacin errnea
de derecho, corregirla o alterar la calificacin jurdica de los hechos invocados por las partes siempre que ello
no implique una modificacin de los elementos objetivos de la demanda: cfr. Francisco Javier Ezquiaga Ganuzas, iura novit curia y aplicacin judicial del derecho, Valladolid, Lex Nova, 2000, pp. 27-28.
69. As, no es desconocida la habilidad con que se recurre a declaratorias de nulidad procesal con el afn de escabullir a una decisin sobre el fondo, cuando ella reviste alguna complejidad; o se guarda dicha declaratoria
para el momento de la sentencia, aun cuando el vicio poda ser subsanado a tiempo. Tambin en el mismo mbito de las nulidades y ciertamente por culpa de la poca precisin del Poder Legislativo al momento de modificar las competencias para conocer una determinada materia, ha sido clamorosa la situacin por la que han atravesado algunos procesos en materias como la contencioso-administrativa, obligando a los justiciables a dar verdaderos paseos por las judicaturas.
70. La duda surgi porque en los casos de destitucin de servidores judiciales, tanto la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Nacional de Justicia como las salas del Tribunal Distrital de lo Contencioso Administrativo No. 1 (con sede en Quito), haban aceptado a trmite demandas de impugnacin de esa sancin, presentadas a partir de la vigencia del COFJ; mientras, este cuerpo legal establece la existencia de salas de la materia a nivel de corte provincial, las cuales todava no se integran. La solucin adoptada es una aplicacin prcti-
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ca del principio de tutela judicial efectiva: no se puede dejar en la indefensin al justiciable, por no tener tribunal ante el cual acudir.
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71. En la STC 26/1983, de 13 de abril (FJ 2), se distinguen, precisamente, estos aspectos: El derecho a la tutela
judicial efectiva tiene un contenido complejo que incluye, entre otros, la libertad de acceso a los jueces y tribunales, el derecho a obtener un fallo de estos y, como precisa la Sentencia No. 32/1982 de este Tribunal, tambin
el derecho a que el fallo se cumpla y a que el recurrente sea repuesto en su derecho y compensado, si hubiere
lugar a ello, por el dao sufrido. Esta complejidad, que impide incluir la definicin constitucional del art. 24.1
en cualquiera de los trminos de una clasificacin dicotmica que, como la que distingue entre derechos de libertad y derechos de prestacin, solo ofrece cabida para derechos de contenido simple, no hace, sin embargo, de
este derecho a la tutela efectiva de jueces y tribunales un concepto genrico dentro del cual haya de entender
insertos derechos que son objeto de otros preceptos constitucionales distintos, como es, por ejemplo, el derecho
a un proceso pblico y sin delaciones indebidas, que la Constitucin garantiza en el apartado segundo de este
mismo art. 24
72. En cuanto a la jurisprudencia de la Corte Nacional de Justicia, rgano que reemplaz a la CSJ a partir de 2008,
no existen hasta la fecha mayores innovaciones de doctrina jurisprudencial sobre los contenidos del derecho a
la tutela judicial efectiva, que signifiquen un cambio radical o un avance notable respecto a las posiciones sostenidas anteriormente, por lo cual no se hace mencin especfica de sus resoluciones.
73. Aunque se ha presentado una ingente cantidad de acciones extraordinarias de proteccin desde octubre de 2008,
de 1.695 casos, un gran nmero (1.103) fueron inadmitidas; de las admitidas a trmite, se declar con lugar la
accin apenas en 14 casos (estadsticas disponibles en [http://www.tribunalconstitucional.gov.ec/index.php?option=com_content&view=article&id=143&Itemid=98], fecha de la consulta: 21 de mayo de 2010.
FORO 31
74. A favor de esta tesis se pronuncia Luis vila Linzn, El acceso a la justicia y la emancipacin social de las personas excluidas, en Ramiro vila Santamara, edit., neoconstitucionalismo y sociedad, Quito, Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos, 2008, pp. 178-179; caracterstica de esta cultura ha sido, por ejemplo, la fundamentacin de los recursos de casacin en los hechos mas no en la violacin de normas de derecho; referencias
incongruentes y tomadas al apuro de la Constitucin y un anlisis meramente exegtico de la normativa sobre
la base del formalismo y el culto a la tradicin jurdica legalista.
75. Muestra de ese frreo normativismo est en que, aun cuando en 1996, como ya se seal, se implement el
recurso de amparo, la mayora de jueces se negaron sistemticamente a conocer las acciones sustentadas en la
disposicin, con el argumento de que la Ley de Control Constitucional vigente a la fecha, no estableca el procedimiento a seguir. A esta situacin generalizada de desconocimiento de los principios constitucionales de aplicacin inmediata contribuyeron dos ms: 1. la doctrina creada por la antigua Sala de lo Constitucional (de efmera existencia) de la ex CSJ, la cual estableci que la ley, mientras no sea derogada tcitamente o expresamente
por otra ley, no se ve afectada en su vigencia ni en los derechos subjetivos que de su vigencia pudieran dimanar
(fallo de 7 de septiembre de 1995, publicado en el R.O. 801 de 13 de octubre del mismo ao); 2. la creencia concomitante de que, mientras no se declarase expresamente la inconstitucionalidad de una norma, ella sigue vigente. Nuevamente, fue mrito de la reforma constitucional de 1998 (art. 18) especificar que las disposiciones de la
Carta Magna son aplicables directa e inmediatamente, as como la obligacin de toda autoridad de interpretarlas en el sentido que favorezca a su ms efectiva vigencia. Ello ayud a que se asiente el principio de supremaca constitucional, que aunque consagrado desde antiguo, pasaba ciertamente desapercibido.
76. Cuando en el recurso de casacin se acusa violacin de normas constitucionales, as como de tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por el Ecuador, esta acusacin debe ser analizada en primer lugar,
ya que si se han producido violaciones a preceptos constitucionales as como a tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por el pas, al ser tanto la Constitucin Poltica de la Repblica la norma suprema
del Estado, como los tratados y convenios internacionales suscritos y ratificados por el Ecuador normas de carcter superior que prevalecen sobre el resto de leyes y otras normas de menor jerarqua, de conformidad con lo que
dispone el artculo 163 de la Carta Poltica (art. 424 en la Constitucin vigente), a tales disposiciones habrn de
ajustarse todas las disposiciones secundarias y las actuaciones de la autoridad pblica y de los ciudadanos; la
afirmacin de que se estn desconociendo los mandatos contenidos en estos cuerpos normativos de carcter
superior, implica un cargo de tal gravedad y trascendencia, porque significa que se est resquebrajando la estruc-
FORO 32
En tercer lugar, cuenta mucho la poca en la que se limit la procedencia del amparo contra resoluciones judiciales (en el perodo comprendido entre septiembre de
1997 y octubre de 2008).77 Tal enfoque tuvo en lo principal dos sustentos: 1. la creencia de que los recursos existentes en la justicia ordinaria son los mecanismo idneos
y suficientes para reparar esas lesiones;78 2. la posicin de la judicatura de que los
casos en los que proceda la accin no estaban previstos con total claridad en la ley,
por lo cual haba que aclarar su alcance.79
Los tribunales ecuatorianos han partido, en la mayora de casos, del tratamiento
de los contenidos de la tutela judicial efectiva, pues siendo derecho de carcter complejo, pareca restrictivo encasillarlo o definirlo de una sola manera. Aun as, recurdese lo dicho: la ubicacin y jerarqua propias otorgadas al art. 75, deber contribuir
para que la jurisprudencia empiece a delinearlo como un derecho de carcter complejo y de mltiples contenidos, que puede distinguirse como tal de otros derechos
que son materia de disposiciones constitucionales distintas.
77.
78.
79.
80.
tura fundamental de la organizacin social, por lo que debe ser analizada prioritariamente, y el cargo debe ser
fundado ya que, de ser fundamentado, todo lo actuado quedar sin valor ni eficacia alguna, por lo que no puede
realizarse ligeramente una afirmacin de esta naturaleza, sino que se ha de proceder con seriedad, responsabilidad y respeto tanto frente al texto constitucional como al del tratado o convenio internacional invocado, en relacin con la autoridad y los ciudadanos en general: entre otras, las resoluciones No. 249-2001, publicada en el
R.O. 415 de 19 de septiembre de 2001; No. 50-2002, R.O. 575 de 14 de mayo de 2002; No. 340-2003, R.O. 356
de 15 de junio de 2004; No. 202-2004, R.O.-S 532 de 25 de febrero de 2005.
Vase la explicacin realizada en supra, nota al pie 35.
Lo cual, desde luego, fue muy criticado por constituir una interpretacin restrictiva del propio art. 18 de la
Constitucin codificada en 1998, ya que no se promova una efectiva vigencia de los derechos fundamentales de
las personas. Al respecto, autores como Jorge Zavala Egas (Recurso de amparo constitucional contra violacin
por rgano judicial del derecho del debido proceso: una competencia olvidada del TC, en temas de Derecho
Constitucional, Quito, Ediciones Legales/Fondo Bibliogrfico del Colegio de Jurisprudencia de la Universidad
San Francisco de Quito, 2003, pp. 353-368), reclamaron porque se conceda el amparo tambin contra decisiones jurisdiccionales.
Fue precisamente la CSJ el rgano que dict dos resoluciones obligatorias (en uso de la competencia que le conceda el art. 15 de la antigua LOFJ, para precisar el genuino sentido de las normas jurdicas en caso de duda u
oscuridad de las leyes, para unificar su interpretacin y asegurar su correcta aplicacin), en las que estableca
con detalle los casos en los que jueces de primer nivel podan conceder o negar las acciones de amparo. La primera resolucin est publicada en el R.O. 378 de 27 de julio de 2001; la segunda, aclaratoria y modificatoria, se
encuentra en el R.O. 559 de 19 de abril de 2002. Ambas resoluciones fueron objeto de derogatoria expresa por
la nueva Ley Orgnica de Garantas Jurisdiccionales y Control Constitucional (R.O. 52, 2o.-S, 22 de octubre de
2009).
Res. No. 002-2004-DI, de 19 de octubre de 2004.
FORO 33
[un] derecho que no se limita al simple acceso a los rganos de justicia (lo que resulta
trascendental, en todo caso), sino a que se le permita a la persona hacer efectivos sus derechos e intereses, lo que se logra dentro de un proceso cuya sustanciacin incluye la presentacin y contradiccin de las pruebas (art. 194, CE) [la mencin es a la Constitucin
espaola de 1978]. En cuanto a la necesidad de defensa, el derecho a la tutela judicial
efectiva exige que la composicin de la litis contenga un adecuado elemento de contradiccin que brinde al juez un cabal conocimiento de la realidad (or a las partes y de permitirles probar sus asertos, considerando sus afirmaciones y elementos probatorios).
FORO 34
En otros casos, seal que la falta de motivacin y argumentacin constituye violacin del derecho a la tutela judicial efectiva. No basta, pues, con citar las normas
que sustentan la resolucin, sino que se debe expresar por qu son aplicables al caso
especfico.86
Respecto a otro de sus contenidos (la prohibicin de la indefensin por no permitirse un adecuado ejercicio del derecho de contradiccin), el Tribunal dijo que el
derecho a la tutela judicial efectiva comprende la posibilidad de deducir todos los
recursos otorgados por la ley, para que sea el tribunal superior el que, conforme proceda, se pronuncie sobre el recurso deducido;87 lo contrario significara provocar
indefensin al recurrente.
RA, Pleno del TC, R.O.-S 4 de 17 de enero de 2007; y 0810-05-RA, Pleno del TC, R.O.-S 399 de 17 de noviembre de 2006.
86. Entre otras, las resoluciones: No. 1301-06-RA, R.O.-S 184 de 4 de octubre de 2007; 1125-06-RA, R.O.-S 140
de 2 de agosto de 2007; 0446-07-RA, R.O.-S 174 de 20 de septiembre de 2007.
87. Res. 367-2003-RA, de 26 de febrero de 2004, ya citada.
88. Juez sustanciador: Alfonso Luz Yunes. En el mismo sentido, vanse la SSCC: 030-09-SEP-CC en el caso 010009-EP, de 24 de noviembre de 2009 (juez sustanciador Roberto Bhrunis Lemarie); No. 004-09-SEP-CC en el
caso 0030-08-EP, de 14 de mayo de 2009 (juez sustanciador: Patricio Herrera Betancourt); 0005-10-SEP-CC en
el caso 0041-09-EP, de 24 de febrero de 2010 (juez sustanciador: Alfonso Luz Yunes). Se puede acceder al texto
de las sentencias en formato PDF, mediante el vnculo [http://www.tribunalconstitucional.gov.ec/index.phpoption=com_content&view=article&id=82&Itemid=5.salfjskfjsakfjlsjflsadjflskadjf].
En la causa 032-09-SEP-CC, la Corte declar adems que se lesiona el derecho a la tutela judicial efectiva cuando un juez desconoce la regla stare decisis et quieta nom movere, cuando pretende dar al caso sometido a su
conocimiento un alcance distinto del establecido en la jurisprudencia, como conjunto de fallos dictados en el
mismo sentido por los jueces y tribunales respecto de un mismo punto de derecho. Lo cual, en realidad, tendra
ms relacin con una posible violacin del derecho a la seguridad jurdica.
FORO 35
Igualmente, ha sostenido que comprende el derecho a recibir una resolucin motivada y congruente en todas las etapas procesales, lo que es presupuesto de la efectividad en la tutela de los derechos; por ello, el rechazo de un recurso de casacin con
una argumentacin de poca consistencia y sustentada en razonamientos de poco peso
jurdico y constitucional, comporta una violacin a la tutela judicial efectiva, provocando adems un estado de incertidumbre en el justiciable.89
Por otra parte, la motivacin, como garanta de razonabilidad de las decisiones
judiciales, determina la posibilidad de que una respuesta pueda rechazar la pretensin
del justiciable. Por lo tanto, la sola inconformidad con el pronunciamiento judicial no
constituye razn suficiente para alegar la conculcacin del derecho a la tutela judicial efectiva.90
En otra causa,91 lo relaciona con el derecho de acceso a la justicia y al desarrollo
de un proceso con garantas indisponibles:
La tutela judicial efectiva que consagra la Constitucin es el derecho de toda persona, no
solo a acudir a los rganos jurisdiccionales, sino a que a travs de los debidos cauces procesales y con mnimas garantas, obtenga una decisin fundada en derecho respecto de sus
pretensiones. El derecho a la tutela jurisdiccional es el derecho de toda persona a que se
le haga justicia, a que cuando pretenda algo de otra, esta pretensin sea atendida por un
rgano jurisdiccional, a travs de un proceso con unas garantas mnimas. Este derecho, por tanto, tiene como objetivo una justicia efectiva, tanto porque permite que las personas puedan acceder al sistema judicial del pas, como en la tramitacin de la causa para
que se cumplan reglas del debido proceso y obtener una sentencia basada en derecho, es
decir, libre de arbitrariedad.
El derecho a la tutela judicial en su vertiente efectividad no se traduce nicamente en la mera construccin de una sentencia o fallo por parte del juez, sino adems que dicho fallo debe ser argumentado, motivado y coherente; por otra parte,
tiene relacin con la inmediacin y celeridad en el tratamiento de los casos [a cargo
de los jueces y tribunales].92 Adems, este aspecto requiere de ciertas condiciones:
89. SSCC No. 020-09-SEP-CC en el caso 0038-09-EP, de 18 de septiembre de 2009 (juez sustanciador: Patricio
Herrera Betancourt), R.O. 35-S de 28 de septiembre de 2009, y 015-10-SEP-CC en el caso 0135-09-EP (el
mismo Dr. Herrera actu como ponente).
90. SSCC 003-09-SEP-CC en el caso 0064-0S-EP de 14 de mayo de 2009 (jueza sustanciadora: Nina Pacari Vega);
010-09-SEP-CC en los casos 0125-09-EP y 0171-09-EP (acumulados), de 7 de julio de 2009 (juez sustanciador:
Patricio Pazmio Freire).
91. SCC 0004-10-SEP-CC en el caso No. 0388-09-EP, de 24 de febrero de 2010 (juez sustanciador: Hernando
Morales Vinueza).
92. SCC 02S-09-SEP-CC en el caso 0041-0S-EP, de 8 de octubre de 2009 (jueza sustanciadora: Ruth Seni
Pinoargote).
FORO 36
En efecto, las garantas procesales, o garantas frente al poder del juez en el proceso, constituyen otros tantos lmites destinados a circunscribir el alcance de las intervenciones de
aquel, por su particular incidencia en los bienes ms sensibles. El derecho a la jurisdiccin efectiva, en esta perspectiva, integra el derecho a la existencia de una determinada
forma de organizacin y a que la actuacin de esta se desarrolle conforme a ciertos procedimientos legalmente preestablecidos.93
En otro aspecto, la tutela judicial efectiva prohbe que se coloque en ningn caso
a los justiciables en indefensin. Por lo tanto, se vulnera el derecho cuando, por aplicar equivocadamente el principio de celeridad procesal, se sacrifica el derecho a la
defensa de las partes. De esta manera, si en un caso concreto debe ponderarse el
derecho a la defensa versus el principio de celeridad, este ltimo debe ceder en beneficio del primero.94 Por contrapartida, la Corte consider en otro caso que el irrespeto a la celeridad procesal puede conducir a la violacin del derecho a la tutela judicial efectiva, cuando un proceso de medida cautelar dura excesivamente.95
Tambin se lesiona la tutela judicial efectiva en su vertiente derecho a la defensa
y a producir prueba, cuando, sin ningn motivo, se deniega la prctica de un medio
probatorio que hubiese podido decidir la causa en otro sentido.96 Sin embargo, en otra
causa, la Corte prefiri no realizar mayores distinciones y, aun cuando la ley procesal determinaba en el caso concreto la improcedencia de un medio probatorio, seal que se viola el derecho cuando el juez no permite la actuacin de esa prueba.97
93. SCC 031-09-SEP-CC en el caso 0485-09-EP, de 24 de noviembre de 2009 (tambin acta como jueza sustanciadora la Dra. Seni).
94. SCC 009-09-SEP-CC en el caso 0077-09-EP, de 19 de mayo de 2009 (juez sustanciador: Manuel Viteri Olvera),
R.O.-S 602 de 1 de junio de 2009. Aunque hay un error formal en considerar que se debe ponderar entre un principio y un derecho.
95. En realidad, la sentencia constituye una forma encubierta de dejar sin efecto una medida cautelar en un caso de
propiedad intelectual: SCC 024-09-SEP-CC en el caso 0009-09-EP, de 29 de septiembre de 2009 (juez ponente: Patricio Pazmio Freire).
96. SCC 014-10-SEP-CC en el caso 0371-09-EP, de 15 de abril de 2010 (juez ponente: Patricio Herrera Betancourt).
97. SCC 034-09-SEP-CC en el caso 034-09-SEP-CC, de 9 de diciembre de 2009 (juez sustanciador: dgar Zrate
Zrate). Como se haba sealado, la configuracin legal del derecho a la tutela judicial efectiva implica que se
puedan establecer condiciones razonables a su ejercicio; por lo tanto, si la ley establece que en ciertos casos,
determinado medio probatorio es inconducente o impertinente, y en aplicacin de esa condicin el juez no permite la actuacin del medio en cuestin, no vulnera de ninguna manera la tutela judicial efectiva en su vertiente derecho a la defensa.
Por contrapartida, en el caso 004-09-SEP-CC, de 14 de mayo de 2009 (ntese que esta resolucin es de fecha
anterior), estableci que no tomar en cuenta un determinado medio probatorio configura por s infraccin del
derecho a la tutela judicial efectiva en su vertiente derecho a no ser colocado en indefensin.
En otros mbitos, se ha logrado mayor precisin en los aspectos relacionados con el derecho a producir prueba:
en el ATC 12/2010, de 27 de enero de 2010 (FJ 2o.), bien se establece que el derecho a la prueba (art. 24.2,
CE), nico realmente concernido si se atiende a la fundamentacin expuesta por la recurrente, no faculta para
exigir la admisin de todas las pruebas que puedan proponer las partes en el proceso, sino que atribuye nicamente el derecho a la recepcin y prctica de aquellas que sean pertinentes, correspondiendo a los rganos judi-
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FORO 38
103.RSCSJ 558-1999, R.O. 348 de 28 de diciembre de 1999; 253-2000, R.O. 133 de 2 de agosto de 2000; Res. 2022004, R.O.-S 532 de 25 de febrero de 2005.
104.RSCSJ 80-2002, R.O. 626 de 25 de julio de 2002; 147-2002, ya citada; 176-2007, R.O. 423-S de 11 de septiembre de 2008.
105.RSCSJ 185-2007, R.O.-S 423 de 11 de septiembre de 2008; 223-2007, R.O. 469 de 29 de diciembre de 2008; 3302007, R.O. 601 de 29 de mayo de 2009; 249-2007, R.O.-S 606 de 5 de junio de 2009. En un tema muy relacionado, la Corte Suprema de Justicia ha dicho que la inconformidad con la valoracin de la prueba realizada por el
tribunal de instancia, no comporta violacin del derecho a la tutela judicial efectiva, a menos que se demuestre
absurdo o arbitrariedad en tal valoracin. Al respecto, las RSCJ 185-2007, R.O.-S 423 de 11 de noviembre de
2008; 243-2007, R.O.-S 606 de 5 de junio de 2009.
106.RCSJ 288-2003, R.O. 264 de 2 de febrero de 2004.
FORO 39
cOncluSiOneS
El derecho a la tutela judicial efectiva atraviesa por una serie de condicionamientos que, en su conjunto, la hacen realidad. Habase sealado que sus contenidos son
mltiples; en palabras del TC espaol, el derecho a la efectividad de la tutela conlleva varias exigencias entrelazadas. La primera de ellas es la garanta de acceso a
la jurisdiccin, que se traduce en la obtencin de una respuesta fundada en derecho,
respuesta que llega a travs de un debido proceso. La ltima exigencia, que cierra el
camino iniciado por el acceso a la jurisdiccin, es el cumplimiento de lo dispuesto en
la decisin judicial. Si el ordenamiento jurdico no garantiza que as sea, las sentencias se transformaran en meras declaraciones de buenas intenciones.
En el paradigma propuesto por la nueva Constitucin, del Estado constitucional
de derechos y justicia, el juez debe asumir nuevas responsabilidades y grandes desafos. Hacer de la tutela judicial una realidad implica, sin embargo, ms que pedirles
un cambio de mentalidad a los juzgadores. Es necesario que el legislador tome conciencia de que debe poner a su disposicin los medios indispensables para garantizar
la plena vigencia del derecho. Sobre todo, esta necesidad se aprecia en la necesidad
de que las resoluciones dictadas por los jueces trasciendan en la realidad. Si las sentencias carecen de efectividad, entonces los justiciables y la sociedad entera cuestionarn, y con toda razn, el hecho de que los jueces ostenten en forma exclusiva el
poder jurisdiccional si no lo hacen valer. La tutela judicial efectiva impone al Estado
un deber prestacional, pero en ausencia de herramientas adecuadas se dificulta enormemente.
No se puede exigir a los tribunales que intervengan con cierto grado de eficacia,
si las disposiciones que regulan su actuacin son obsoletas o no les permiten ejercitar diversas facultades para ordenar el proceso, ejercitando el activismo que hoy
exige tanto la Constitucin. El camino de la transformacin legislativa ha sido iniciado por el COFJ y se ha materializado en leyes tan importantes como la Ley
Orgnica de Garantas Jurisdiccionales y Control Constitucional. Sin embargo, falta
mucho por hacer y es de esperar que los cambios en las dems leyes sean pensados
desde la perspectiva de servicio al justiciable. Que el poder jurisdiccional est para
eso: otorgar respuestas motivadas, justas, que sean el resultado de un debate en el que
se garantice la igualdad de armas a las partes y se cumplan a cabalidad.
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