El Rio y El Mar
El Rio y El Mar
El Rio y El Mar
Correspondencia
JOS MARA
ARGUEDAS
EMILIO ADOLFO
WESTPHALEN
(1939-1969)
1. Arguedas, Jos Mara Correspondencia 2. Westphalen, Adolfo Correspondencia 3. Literatura peruana Escritores Siglo XX
I. Westphalen, Ins, (comp.) II. Salazar, Ina, (prl.) I. Ser. II. t.
LC PQ8497
Dewey Pe866r
El ro y el mar
Correspondencia
JOS MARA
ARGUEDAS
EMILIO ADOLFO
WESTPHALEN
(1939-1969)
PRLOGO
en el colegio (con profesores como el gramtico Emilio Huidobro o, en literatura, Alberto Ureta y Luis Alberto Snchez),
donde naci y se cultiv su amor por los libros, la literatura
y sobre todo por la poesa. El camino que llev a Jos Mara
Arguedas a las Letras y a San Marcos fue radicalmente diferente: una infancia en la sierra, durante la cual vive en carne
propia la dualidad de la sociedad peruana, como misti (hijo
de un juez y abogado blanco de ojos azules) pero relegado
por su madrastra, rica duea de haciendas, a vivir y dormir
con la servidumbre india que lo acoge y le brinda amor y proteccin. Luego, de muchacho, los viajes de pueblo en pueblo
con su padre por el trabajo que este ejerce y una escolaridad
a merced de una vida errante no exenta, sin embargo, de experiencias enriquecedoras: en ella crece y se afianza el ntimo
lazo con el paisaje andino y se ahonda su conocimiento de
los hombres, como testigo de la explotacin y la enajenacin
de los indios colonos de las haciendas en contraste con la
vida simple y plena de los comuneros. De estos aprende el
inestimable valor de la tierra y de la msica. Son los cantos
quechuas y las narraciones orales escuchados, gozados durante la infancia lo que conduce a Jos Mara Arguedas a las
letras y a la literatura (contagiado para siempre de los cantos
y mitos, llevado por la fortuna hasta la Universidad de San
Marcos, hablando por vida el quechua...).2
La literatura y la poesa, a las que llegan por caminos tan
distintos, hacen posible el encuentro de los dos hombres en
ese 1932. Desde entonces hasta el 2 de diciembre de 1969,
fecha de la muerte de Arguedas, los lazos de amistad, de
complicidad intelectual, de entendimiento artstico fueron
2 Ibid.
poderosos. Nunca dejaron de serlo, como lo atestigua la correspondencia y algunos signos pblicamente plasmados por
uno y otro en sus obras: Westphalen escribe para Jos Mara
el breve libro de poemas El nio y el ro, en 1983,3 con la
significativa dedicatoria: A Jos Mara Arguedas, homenaje
pobre al poeta y amigo. Arguedas le dedica a Emilio Adolfo
su ltima novela, inconclusa, El zorro de Arriba y el zorro de
abajo, con estas palabras: A Emilio Adolfo Westphalen y al
violinista Mximo Damin Huamani de San Diego de Ishua,
les dedico, temeroso, este lisiado y desigual relato. Curiosamente, como se ve en estas dedicatorias, los dos hombres se
encuentran en un mismo sentimiento de insuficiencia, homenaje pobre, relato lisiado que trasluce, en primer lugar,
el valor otorgado a la amistad; pero estas palabras reflejan
tambin y sobre todo el altsimo lugar en que ambos colocaban la literatura y el arte en general. Nunca olvidaron que
el lugar que corresponde al arte dentro de la sociedad no
es distraccin de la vida, sino vida ms plena, no embeleco
para ocultar al hombre, sino nuevo instrumento para que el
hombre llegue a serlo,4 como lo dijo y repiti Westphalen
y lo practicaron ambos, si pensamos en la manera dolorosa, trgica con que Arguedas vivi la literatura como
contribucin y responsabilidad.5 Compartieron plenamente
esa conviccin y ese sentimiento de insuficiencia, lejos de la
autosatisfaccin y de la vanidad, lo que en cada uno se expre3 Que forma parte del conjunto titulado Nueva serie, publicado por primera vez
en Lisboa, en 1984 y luego integrado en el libro Amago de poema de lampo de nada.
4 EnPoesa quechua y pintura abstracta, Poesa completa y ensayos escogidos,
Pontificia Universidad Catlica del Per, Lima, 2004, p. 111.
5 En el Encuentro de narradores peruanos, 14-17 de junio de 1965, Arequipa;
citado por Alberto Escobar en El imaginario Nacional, Moro-Westphalen-Arguedas,
una formacin literaria, IEP, Lima, 1989, p. 100.
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Los frutos que dejaron estas dos personalidades excepcionales no son slo literarios, aunque eso ya es mucho porque
los libros nos forman como miembros de una colectividad.
Westphalen y Arguedas son portadores de un legado cultural
ms amplio, tienen en comn el no haberse contentado con
ser slo escritores. Ambos fueron, ya se ha dicho, activsimos
agentes culturales, haciendo an ms estrecho el lazo entre
arte y vida, ms abarcador y al mismo tiempo ms problemtico. Es patente, a la luz de la correspondencia, lo difcil y
desgarrador que fue para Arguedas llevar a bien la creacin y
la investigacin, la entrega a ambas y al mismo tiempo la conciencia de su necesidad.11 Esta paradjica realidad de complementariedad e incompatibilidad, en el caso de Westphalen,
se tradujo quiz en el hecho de que las dcadas de silencio
creativo fueran sus ms productivas como actor cultural (en
tanto que director de revistas y ensayista).
Los alcances del legado de Arguedas y Westphalen no
slo se miden individualmente, son parte del intercambio
constante que tuvieron. De ste nacieron tomas de posicin,
experiencias y acciones culturales que marcaron de manera
11 Como se ve en la carta del 10 de marzo de 1958, escrita en Madrid, durante su
estada en Europa gracias a una beca de la Unesco para efectuar una investigacin
etnolgica: he trabajado intensamente y he hecho, al parecer, descubrimientos formidables que si son suficientemente confirmados me permitirn escribir un trabajo
que bien puede constituir una revelacin y me servirn para la tesis de doctorado.
[...]Lo nico que siento es que me veo cada vez ms lejos de mi verdadero camino.
Haba alentado la ilusin de escribir una novela sobre Lima. La empec cuando me
qued solo y completamente enflaquecido. Ahora no puedo saber cunto tiempo deber esperar para continuarla[...] O en esta otra carta del 19 de marzo de 1959: si
no no podr librarme del trabajo sobre las Comunidades de Castilla y el Per, que he
empezado, que ser lo ltimo que haga en etnologa, a Dios gracias. Estos proyectos
me cautivan pero me martiriza escribirlos, por mi falta de orden y buena formacin
profesional. Mientras que los relatos cuando estn ya concebidos salen tranquilamente. Para qu sufrir con los otros ya ms?
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Esta postura compartida de oposicin y resistencia construye una tica que quiere deliberadamente proferirse en
los mrgenes y adquirir legitimidad desde estos. Arguedas y
27 Carta
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Westphalen se encuentra con Arguedas en un fuerte sentimiento de exclusin (en cuarentena, reo) con respecto a
los estratos y crculos sociales que dictan la norma y que son
los de la Lima criolla burguesa y oligrquica. Esta situacin
marginal, determinada por su extranjera y pertenencia a
28 En
Otra imagen deleznable, Emilio Adolfo Westphalen, Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1984, p. 103.
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la clase media, es decir, sin peso econmico ni poder de influencia, le permite, como l dice, entender la problemtica
del Per entero o sea la problemtica de la no integracin,
de la hostilidad, de la negacin de lo otro, del otro, de lo que
no es limeo/criollo). Arguedas, adems de revelar en tanto
que novelista (y estudioso), y por consiguiente, en tanto que
testigo y observador, la hostilidad y rechazo de los limeoscosteos hacia los serranos y la relegacin de estos, se ve personalmente afectado por su propia condicin de intelectual
y escritor provinciano, rural, serrano y hasta su muerte se
sentir al margen del mundo urbano capitalino y sus cdigos,
como se hace manifiesto, por ejemplo, a lo largo de los diarios
de El zorro de arriba y el zorro de abajo.
En ambos, en la dinmica del intercambio que se establece, el sentimiento de desclasamiento que, en un principio, es
instrumento de menoscabo de una realizacin social plena,
es convertido en herramienta de cuestionamiento y permite la propuesta y defensa de valores alternativos. La marginacin cambia de signo, es transformada, recuperada como
valor, el no compartir las tradiciones es sinnimo de no
compartir los prejuicios e intereses de las clases dominantes.
Arguedas y Westphalen van a llenar de sentido esa posicin
marginal, como un bastin, un espacio preservado, garante
de ciertos valores ticos que van a encarnar en figuras como
la de Jos Mara Eguren. El autor de Simblicas constituye
una presencia referencial tanto para Westphalen (lo que es
ms lgico y conocido) como para Arguedas (lo que podra
sorprender, pues a primera vista es difcil ver puntos de convergencia entre la palabra simbolista, hermtica, oscura de
Eguren y las exigencias veristas del Arguedas escritor). Adems de aparecer como ngel tutelar segn Westphalen, por
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ser el primero que escribi poesa en el Per y del cual derivamos todos desde Vallejo hasta los siguientes29, defendern
a Eguren porque escapa a los dictados del establishment y es
relegado a los mrgenes , son elocuentes al respecto el no
reconocimiento por parte de Luis Alberto Snchez de la
importancia potica de Eguren y la poca pertinencia interpretativa de Estuardo Nez ante la obra del autor Su
valor de contrafigura se entiende asimismo y se completa con
respecto a la de Jos Santos Chocano, representante paradigmtico de las letras peruanas, vate coronado en noviembre
de 1922 como poeta de Amrica, modernista estridente, de
gran popularidad, aficionado a los grandes temas histricos
y geogrficos del continente y del pas, cuya vida vio confundirse y cruzarse trabajo potico y carrera poltica, diplomacia
y aventura. Con respecto a Chocano, Eguren es un contramodelo, como lo dicen estas palabras de Csar Moro:
Por entonces en el Per, el poeta era el cantor oficial de efemrides patriticas o el bohemio que prostitua su inspiracin,
llammosla as, enteramente banal y de almanaque, al alcance
de los pilares de cantina, en una cualquiera de las numerosas
y srdidas trastiendas de pulpera. Eguren fue el Poeta, en su
acepcin de ser perdido en las nubes, de no tener nada que decir,
ni hacer, ni ver fuera de la Poesa. Cosa inslita entonces y ahora:
Jams breg en la poltica.30
29 Palabras de una intervencin radiofnica de Emilio Adolfo Westphalen durante su estada en Royaumont, el texto de la entrevista para rfi, de abril de 1988 me
lo proporcion el autor. Aqu Westphalen retoma lo que afirma en el artculo La
poesa y los crticos citado previamente de El Uso de la Palabra: Podemos declarar
concluyentemente que con Eguren, por primera vez en la historia literaria peruana
aparece la Poesa.
30 En Peregrn Cazador de Figuras, Los anteojos de azufre, Boletn Bibliogrfico de
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ao xxx, Lima diciembre de 1957, p. 110.
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sin del saber, el dominio de la alta cultura, de la cultura occidental deja de ser exclusivo signo distintivo de una pertenencia
capitalina-costea, deja de ser expresin de dominacin en la
medida que es un saber, una cultura respaldada por una tica. Las palabras con las que Arguedas se refiere a Westphalen
antes de quitarse la vida son elocuentes: Emilio Adolfo es mi
amigo desde 1933; no ha hecho concesiones interesadas nunca y creo que es el poeta y ensayista que ms profundamente
conoca y conoce la literatura occidental y quien muy severa y
jubilosamente apreci y difundi la literatura peruana oral y
escrita desde las revistas que ha dirigido y dirige. La poderosa
amistad reivindicada por el autor de El Zorro de arriba y el
zorro de abajo nace curiosamente poco tiempo despus de la
muerte de su padre, presencia referencial mayor que deja un
gran vaco. Los trminos en que se expresa Arguedas del amigo
en ciertos momentos lo coloca en una postura casi paterna
como se puede ver en esta carta de 1956:
La noticia de tu vuelta, aunque improbable, nos hizo reaccionar;
Gody y yo, usamos palabras casi idnticas, al mismo tiempo,
para expresar nuestros sentimientos; yo utilic proteger y l
amparar. Es que vemos en ti a una especie de hermano mayor,
muy fuerte, a pesar de todo. Porque has hecho frente a riesgos
grandes y tenemos conciencia de la amplitud, tan superior, de
tu cultura.36
36 Carta del 21 de febrero de 1956 escrita en Lima. Y esta otra carta, escrita aos
ms tarde, ratifica dicha impresin: vente querido Emilio; econmicamente no vivirs tan seguro, pero puedes encontrar cmo hacerlo con un nivel decente, y en
cambio auxiliarnos a nosotros. Hacer algo juntos, con amor, con ilusin. Y eso acaso
te falta. El Per es cada vez ms fascinante y hermoso. Anoche oa msica del Cusco
y de Coracora, la ms hermosa y profunda. Y eso es vivir, Emilio. Estamos aqu muchos que te queremos tanto y te necesitamos. Eso es tambin la vida. (Carta del 11
de enero de 1963).
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La correspondencia entre los dos hombres permite reconstruir el camino recorrido y comprobar que ese fuerte
lazo, y ms precisamente, la experiencia, el saber, los gustos
y principios estticos de Westphalen imprimen una huella
certera en la formacin de Jos Mara Arguedas, en sus preferencias poticas y artsticas, llevndolo paradjicamente a
sentirse ms cerca de los llamados puristas que de los sociales,37 fragilizando as, deslegitimando los encasillamientos. Westphalen es para Arguedas una suerte de garante, un
sostn antes que nada tico con respecto a un arte que no
admite concesiones ni compromisos, un arte que es necesariamente sustancia de la vida pero que antes que nada se
presenta como valor universal y absoluto, por encima, ms
all de distinciones, consideraciones de orden social o cultural o poltico, en una concepcin, por consiguiente, en la que
pueden (o quisieran) disolverse las oposiciones entre cultura
nativa y cultura fornea, reducirse las distancias entre cultura
dominante y dominada.38 El arte exaltado, el arte como valor
37 Ello es evidente en estos dos extractos de su correspondencia con Westphalen.
Comentando la actualidad cultural limea: pero el hombre del da es Juan Ros.
Te envi algunos recortes que te darn algn pasatiempo. El poeta del canto a Stalingrado y al Ejrcito Rojo se ha convertido en el hombre de moda. Acaba de estrenar la ms abominable muestra de falsa poesa, de indignante calumnia al hombre
americano y europeo que sea posible concebir. La tragedia!!! medea que me dicen
que fue muy aplaudida en la primera funcin, al extremo que don Juan Ros sali
al escenario a recibir el homenaje en pblico... (Carta de jma del 23 de noviembre
de 1951.) Y aos ms tarde, comentando la conferencia que diera Andr Coyn en la
anea en 1956: Andr dio una conferencia excelente sobre Vallejo. Fustig como un
ngel indignado a los turiferarios de Vallejo; a esos poetas que han tomado algunas
frmulas vallejianas para conformar poemas confianzudos y oportunistas. Porque jams se ha escrito ms versos ni se ha recitado ms en ninguna parte del mundo; han
superado el record de los poetas del pueblo... (Carta de fines de 1956, sin fecha.)
38 Esa conviccin, esa concepcin (que podramos considerar que peca de idealista) la hallamos en estado bruto en la praxis de Arguedas como profesor de caste-
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tolgicamente fundamental para el hombre es el que mantiene viva la mdula de las culturas, es decir, la lengua. Ellos
tuvieron conciencia tambin de que es desde la lengua, en la
lengua donde se puede, se debe mover las fronteras, disolver
los encasillamientos, cuestionar, corroer la autoridad de una
cultura sobre otra.
Es significativo al respecto que en los aos 30 y 40 un
tema central en el dilogo que los dos creadores mantienen
sea el de las capacidades poticas de las diferentes lenguas, y
sobre todo del castellano, considerado por Westphalen como
deficiente o limitado en comparacin con otras lenguas indoeuropeas como el francs o el ingls.40 Lo es tambin para
Arguedas, quien lo equipara al quechua, definido este ltimo
como ms poderoso en la expresin de algunos sentimientos,
los ms caractersticos, segn l, del corazn indgena: la
ternura, el cario, el amor a la naturaleza, ms poderoso en
la expresin de muchos trances del espritu y sobre todo del
nimo. Podr sorprender y ser percibida como ingenua (y
poco cientfica o rigurosa) esta manera de evaluar las lenguas
en trminos de superioridad o inferioridad; refleja simplemente una voluntad de cuestionamiento de la autoridad del
castellano, en la conciencia de que en la lengua est, se juega
el ser de la cultura.
En ese sentido, en ellos el trabajo en profundidad con la
lengua fue una conviccin y una obsesin: basta ver la inten40 Algunos
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44 Ibid.
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est decir que esta empresa, como todas aquellas que apuntaron a subvertir las demarcaciones y jerarquas impuestas,
no habra podido existir, por supuesto, sin la fuerza creadora
de Jos Mara Arguedas.
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