Guinea
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Agustn Nieto
Compiladores
Hablemos de Puertos
La problemtica portuaria desde las ciencias sociales
Ediciones GESMar-UNMdP
Mar del Plata - Argentina
ndice
5 Presentacin: Un puerto es muchas cosas
7 Parte I: Puertos coloniales
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Incursiones de los bucaneros en las costas venezolanas desde 1565 hasta 1650
Isaac Martnez y Jenny Abreu
Un puerto para la trata atlntica. Marinos, comerciantes y esclavos en Buenos Aires durante los siglos
XVII y XVIII, (1580-1830)
Liliana Crespi
21
La circulacin mercantil revelada por las guas de aduana de Buenos Aires, 1779-1783
35
Nicols Biangardi
41
Puertos para la frontera fluvial. El caso del Obispo Malvar y Pinto y los pueblos del ro Uruguay durante el perodo colonial tardo
Emir Reitano
49
Relaciones mercantiles en la frontera pampeana a fines del siglo XVIII, entre pueblos indgenas
insumisos y comunidades hispano-criollas
Mara Claudia Errecart
55
And a trabajar al puerto! Los proveedores de servicios, en el Sitio de Colonia del Sacramento, 1735-1737
Mara Emilia Sandrn
Actualidad del sistema portuario nacional en el marco de los nuevos paradigmas portuarios de la globalizacin
73
89
Gonzalo Yurkievich
Investigacin y puesta en valor de la identidad portuaria de una ciudad. Su contribucin a la articulacin del conocimiento histrico. El caso de Rosario, 2002-2009
Miguel ngel De Marco
97
109
Marcelo Weissel
La exploracin fluvial en la ltima frontera de la provincia de Buenos Aires: Nicols Descalzi en el Ro Negro (1833/4)
119
129
Me toca poner orden en el caos: La representacin del puerto de Baha Blanca en Mi vida de ferroviario ingls en la Argentina de Arturo Coleman (1887-1948)
Natalia Fanduzzi y Luciano Campetella
141
Francos vs. Libras. El puerto de Arroyo Pareja o la lucha por la hegemona econmica en aguas de
la Baha Blanca
Gustavo Chalier
173
185
Los Ferrocarriles del Estado y los puertos en la primera mitad del siglo XX en la Argentina
Elena Salerno
Trabajo femenino en la industria del pescado de Mar del Plata. Impacto de la transformacin productiva (1940 a 1966)
Laura Ruocco
215
235 Bibliografa
omo derivacin de ser un pas eminentemente mediterrneo y rural, los argentinos hemos
vivido de espaldas al mar y a sus problemas. Un
mar incorporado tardamente a la Nacin, que prcticamente fue ajeno a los procesos de la ocupacin
colonial y que por siglos no fue ms que el vehculo
por el cual circulaban las naves que transportaban
personas y mercancas entre un puerto, el de Buenos Aires y un extenso mercado exterior.
El mar sobre el que Argentina ejerce soberana se
extiende por miles de kilmetros de costa entre el
Cabo San Antonio en su extremo norte y el Cabo de
Hornos en el sur. Esta extensin la multiplicamos
hacia el Este por el largo de una particular plataforma continental y obtenemos una zona econmica
exclusiva (ZEE) con una superficie de ms de un
tercio de la continental. En sus tres dimensiones,
este prisma no es un desierto de agua, rocas y arena, sino un repositorio inmenso de recursos de todo
tipo.
Este mar ha sido mal tratado y peor conocido.
Ms all de la mirada romntica de un atardecer de
vacaciones, al mar y a la gente que vive de l se lo
esquilma, se lo corrompe y se lo oculta. Marginal
casi siempre entre los llamados grandes temas, el
mar y su gente han participado de todos y cada uno
de los procesos que han acaecido en lo que llamamos Historia en sus vertientes locales y globales.
Sumemos al mar los grandes ros: el Paran, el
Uruguay, el Paraguay, el Pilcomayo. Todos ellos
hilvanando una serie de puertos: Barranqueras, Coln, Ibicuy Rosario y un modo de vida de litoral
que se refleja en su dieta, en sus paseos, en su arte y
en sus sueos. Volvamos a sumar los puertos lacustres y tendremos una realidad que habita en todas
las regiones del pas.
Cuando en nuestro pas decimos por ejemplo
porteo, sabemos claramente al sujeto que nos estamos refiriendo en lo residencial, tnico, cultural,
muchas veces ideolgico y quizs varias apreciaciones ms. Del mar los vieron llegar los pueblos
originarios; el mar fue la razn de ser de un puerto que durante siglos fue espectador de negocios
colosales; protagonista al fin de esos negocios fue
vital para recaudar para un Estado en ascenso y
para cumplir con el rol de la regin en la divisin
internacional del trabajo. Del mar vinieron muchos
de nuestros antepasados, al mar recurrimos por ali-
Parte I
Puertos coloniales
Isaac Martnez
Jenny Abreu
Liliana Crespi
Jumar y otrxs
Nicols Biangardi
Emir Reitano
Mara Claudis Errecart
Mara Emilia Sandrn
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Incursiones de los bucaneros en las costas venezolanas desde 1565 hasta 1650
Todo inicia con la colonizacin europea de Amrica a finales del siglo XV luego de la llegada de Cristbal Coln en 1492 con el mecenazgo de la Corona de
Castilla. A partir de ah, el Imperio Espaol, Portugus, Britnico, Francs y Holands conquistaron y colonizaron algunos territorios y poblaciones que ya eran
habitadas en el continente. Siendo Espaa la potencia que mayor presencia colo-
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El aspecto econmico, en los primeros aos el territorio no fue tomado con gran importancia por la escases
de metales precios, a diferencia de Mxico Y Per que
si tenan muchas riquezas. Sin embargo, algunas muestras de oro consiguieron los Welser en la bsqueda del
Dorado (el mito). Las primeras actividades econmicas
la describe le maestro Brito Figueroa en su publicacin
Historia Econmica de Venezuela (2005) cuando afirman
que: El trafico de esclavos indios, la pesca de perlas y
una incipiente minera, son las primeras actividades que
se desarrollaron en el territorio venezolano a la accin colonizadora de los europeos (p. 63).
En efecto, el trmino pirata proviene del griego y significa el que aprende, entonces, los piratas fueron ladrones del mar que actuaban al margen de toda ley. En cuanto
a sus orgenes, es variante, pues, las primeras referencias
histricas datan del siglo V a. d. C. en la llamada costa
de los piratas, en el Golfo Prsico. Tambin, los Vikingos
aterrorizaron entre el siglo IX y XI en el occidente de Europa. Por su parte, los musulmanes practicaron la piratera
en su lucha contra las naciones cristianas. Finalmente, la
piratera en el Caribe -siendo esta la correspondiente
con la investigacin- tiene su causa en la Bula del Papa
Alejandro VI en 1493, donde se concede posesin de las
tierras descubiertas a la colonia espaola y portuguesa,
prohibiendo a las otras colonias el comercio con el nuevo
mundo. En el Caribe la presencia pirata fue muy variada,
segn el tipo, entre los que destacaron los corsarios, filibusteros y bucaneros, cada uno con caractersticas particulares.
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Piratas que vivieron en partes deshabitadas de la Espaola y comercializaron en la Tortuga. Estas gentes, en
general proscritas y fuera de la ley en su pas, cazaban
las reses y los cerdos cimarrones y lo asaban en primitivas instalaciones que los indios denominaban bucan.
Siendo llamados por ello bucaneros (p. 6).
Expediente de las extracciones violentas de cacao, curo y tabaco hecha por los holandeses, (folio 438.1714-1779).
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Ahora bien, las incursiones bucaneras en las cotas venezolanas se iniciaron en 1565 con Jhonh Hawkin y el
francs Temps quienes buscaron negociar con la colonia.
- Expedientes sobre las extracciones violentas de cacao, cuero y tabaco hechas por los holandeses, folio
438.1714-1779.
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Liliana Crespi*
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Durante ese medio siglo crecieron las ciudades erigidas como continuacin de la colonizacin peruana, los
indios de sus cercanas fueron encomendados, la produccin agropecuaria y artesanal comenz a expandirse. El
descubrimiento del yacimiento de plata de Potos dio a la
regin un impulso sostenido con sus caminos permanentemente recorridos por hombres, animales y mercaderas
desde y hacia la gran villa que albergara en los inicios del
siglo XVII una poblacin diez veces mayor que la capital
del Virreinato. Dos vas comunicaban ese espacio con el
mundo exterior, con la metrpoli y sus coronas aliadas: la
que a travs de Lima tomaba contacto con el Pacfico y
otra, ms modesta, que con base en Asuncin empezaba
a sistematizar sus contactos con el Brasil y desde all con
el espacio atlntico.
Entre 1570 y 1590 se sucedieron una serie de asentamientos poblacionales cada vez ms alejados hacia el sur
de la capital limea y ms cerca del Atlntico. La fundacin que hizo Jernimo Luis de Cabrera de la ciudad de
Crdoba en 1573 no fue ms que un hito en la bsqueda
de una salida hacia el sistema fluvial. Casi al mismo tiempo Juan de Garay bajaba desde Asuncin, luego de varias
expediciones de reconocimiento del ro Paran y sucesivas campaas de pacificacin de los indios nativos, a fin
de concretar el mandato de su mentor el Adelantado Juan
Ortiz de Zarate. Iniciado el ao de 1580 se encontr en
condiciones de preparar la segunda fundacin de Buenos
Aires. Desde Asuncin bajaron a bordo de tres barcos
algo ms de 60 pobladores con sus aperos de labranza,
mientras que por tierra se llevaba el ganado. Ms tarde,
el Litoral se expandi ms an con el establecimiento de
las nuevas poblaciones en Bermejo (1585) y Corrientes
(1588).
Una vez que las relaciones con los portugueses estuvieron habilitadas, manejar el puerto implic controlar
las relaciones comerciales con Brasil, que traa a su vez
aparejado el contacto con frica. No es extrao que se
convirtiera en el objeto de la lucha por el poder econmico pues quien lo manejaba tena asegurado el control de
la circulacin de hombres y efectos en gran parte de las
ciudades del interior. Poco tardaron en protestar quienes
controlaban el comercio desde la capital del Virreinato y
vean en Buenos Aires una competencia asegurada a corto
plazo. En 1588 Ruano Tellez, Fiscal de la Audiencia de
Charcas, reclamaba al rey que .por el Ro de la Plata
se ha descubierto una nueva navegacin del Brasil que
viene a tomar el puerto de Buenos Aires, si este puerto no
se cierra se ha de henchir el Per por all de portugueses
con negros y mercaderas y vendrn de Flandes, Francia
e Inglaterra .
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La unin de las coronas de Espaa y Portugal se concret en el mismo ao en que Juan de Garay fundaba la segunda Buenos Aires, por lo que el momento pareca propicio
para intentar un comercio atlntico, desestimando el tan
oneroso circuito del Pacfico. A la vez, un puerto fortificado servira para poner freno a los piratas y corsarios que
abundaban en aguas atlnticas y defender as al Virreinato
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Pero si Buenos Aires creci en su poblacin y capacidad productiva de forma considerable recin durante el
siglo XVIII cmo se explica que desde los inicios del
siglo XVII mantuviera un vnculo tan firme con tan lejanas regiones? La respuesta no slo debe circunscribirse
a la capacidad de consumo del centro minero de Potos.
Si bien es cierto que representaba el principal destino de
las mercaderas y esclavos ingresados por Buenos Aires,
no es menos cierto que ciudades que se hallaban a lo largo de la ruta al Alto Per tambin generaron su propia
demanda.
Los esclavos representaron una considerable fuerza
de trabajo en las zonas mineras, a pesar de ser la poblacin nativa la ms afectada a la extraccin de oro y plata.
Fundiciones, ingenios, acuacin de moneda y transporte
contaron con esclavos entre sus trabajadores en nmeros
considerables, (Crespi, 2001a).
Al regir la prohibicin de comercio desde 1594, todas las mercaderas y esclavos que ingresaran por Buenos Aires deban ser
interceptadas, decomisadas y rematadas en almoneda pblica
con intervencin de funcionarios de la Real Hacienda.
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Ante un problema concreto para el que no pareca hallarse solucin, el virrey Velazco solicit a la corona que
auspiciara la importacin masiva de esclavos para ser adquiridos a precios accesibles por los plantadores que abastecan de comida a los centros mineros. Estas plantaciones
eran ms bien granjas o chacras donde se desarrollaban
cultivos mixtos de granos, hortalizas y frutas adems de,
en menor medida, la cra de ganado. Algunas, las ms
grandes, ocasionalmente estaban abocadas al monocultivo de vides o azcar.
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Cuando se iniciaba el siglo XVII diferentes vas de comunicacin haban sido abiertas. La martima con el acceso al puerto, la fluvial que remontando el Paran, pasando
por Santa Fe y Corrientes comunicaba las poblaciones
subsidiarias de Asuncin a lo largo de 200 leguas y la
terrestre uniendo Crdoba con Santiago del Estero, Tucumn, Salta para finalizar en Potos, con un recorrido de
540 leguas. En esta ruta Crdoba estaba llamada a cumplir un importante papel de control de los caminos reales,
al punto que fue sede de la Aduana terrestre desde 1622.
Poco a poco una nueva ruta se abrira, la de Chile, constituyndose en la primera ruta transcontinental de Amrica
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Y todo ese espacio se vea igualmente afectado por la escasez de mano de obra.11
/.../ se meten por aquel puerto gran cantidad de mercaderas y negros cada ao y se sube a Potos y a toda la
provincia de Charcas, y an se baja hasta Lima y extiende por todo el Per, y que toda la plata que procede
de dichos empleos, que son muy gruesos, se saca por
el dicho Ro de la Plata, en los dichos navos en que se
navega la permisin, pero en dichos entran y salen muchas personas sin licencia y esto se ve claramente por los
muchos pasajeros y navos que cada da llegan a puertos
de Portugal cargados de oro y plata.12
Tres aos ms tarde un informe elevado por Hernandarias, por entonces ex Gobernador, afirmaba que los
esclavos procedentes de Brasil y Angola, conjuntamente
con las mercancas que se llevaban por tierra hasta el Tucumn, Chile y Per, representaban una prdida para la
corona de $300.000 al ao, (Crespi, 2000b).
Si la aislada posicin geogrfica de Buenos Aires favoreca la llegada de contrabando, no es menos cierto
ca de esclavos en la temprana fecha de 1590, an antes de que
los traficantes eligieran a Buenos Aires como puerto seguro para
la trata, (Assadourian, 1965).
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Las tareas agrcolas y ganaderas de Crdoba y Salta no podan ser asumidas slo por sus pobladores. El Tucumn fue
un importante centro algodonero, secundado por Catamarca y
Santiago del Estero. El talado de rboles con cuyas maderas se
construiran las carretas necesarias para el transporte humano
y de mercaderas consuma la poca fuerza de trabajo disponible. Cuyo produca vinos, aceites y pasas que comercializaba
en Per, pero tambin en Buenos Aires. El Paraguay produca
azcar y yerba, adems de contar con una incipiente industria
naviera para el transporte fluvial. Tambin las rdenes religiosas
utilizaban cada vez ms mano de obra esclava en sus chacras,
talleres y hospitales.
Una vez establecido un circuito comercial atlntico, el transporte de esclavos y mercaderas a travs de la cordillera se efectuaba con regularidad entre los meses de noviembre y marzo.
El cruce por el paso de Uspallata se poda recorrer en un lapso
inferior a 10 das.
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Dos intentos puntuales de la corona espaola para controlar la trata fracasaron y en ambos el Ro de la Plata tuvo
un papel relevante. El primero de ellos fue el proyecto de
establecer una factora negrera en las islas de Annobon y
Fernando Poo en el Golfo de Guinea.
El segundo intento fallido lo constituy la Real Compaa de Filipinas, formada en el marco del Reglamento
de Libre comercio de 1778 y a la que se le otorg el monopolio de la trata en el Ro de la Plata. No se han encontrado registros de una actividad muy intensa por parte
de esa compaa y los que existen hacen referencia a una
cantidad bastante reducida de esclavos internados, consecuencia sta de la alta mortandad de los mismos durante el
cruce del Atlntico. La falta de continuidad en las travesas, sumada a la inexperiencia en los mercados africanos
y la imposibilidad de competencia con los tratantes de naciones tradicionalmente negreras la llevaron al fracaso, al
menos en este aspecto comercial.
A partir de la firma de estos Tratados de Asiento, Buenos Aires fue elevada al rango de puerto habilitado para
el comercio negrero, aunque sujetas sus actividades nicamente a la llegada de los buques asentistas. Desde all
los cargamentos se distribuiran lo largo de las rutas continentales, ofreciendo un notable contraste con la poltica
restrictiva que los Habsburgo le haban impuesto.
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Pero fueron los comerciantes locales los que continuaron exitosamente con la trata y los que lograron poco a
poco mayores ventajas econmicas en el marco de la Real
Cdula de Libre Comercio de 1789.16 A partir de este momento las travesas no se circunscribieron slo al frica
atlntica, sino que los buques negreros que partan del Ro
de la Plata llegaban hasta los mercados de Mozambique
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En realidad, Buenos Aires fue incluida en la libertad de comercio de esclavos a partir de la Real Cdula de 1791 que ampliaba los puertos habilitados. All se especificaba que la trata
esclavista tendra como fin primordial intensificar las actividades agrcolas de las colonias. Por esto, todo aquel comerciante,
criollo o espaol, que contara con los medios econmicos y materiales podra despachar barcos al frica con el fin de conseguir
mano de obra esclava. A la ventaja de la reduccin del 3% de los
impuestos aduaneros se sum la facilidad otorgada para extraer
frutos del pas a modo de retorno para el financiamiento de la
trata.
Para el caso del Ro de la Plata, la creacin del Virreinato en 1776 dio a esos territorios una entidad administrativa superior colocando a Buenos Aires como cabeza
Por primera vez el monarca espaol se haca oficialmente negrero al retener para s el 28% de las acciones de la Compaa
de Guinea, la que deba ingresar 48000 esclavos en el perodo de
10 aos, (Studer, 1958).
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y an a la Isla de Francia en el ocano Indico. Una sustancial disminucin de las tasas dadas en el marco del Reglamento de Libre Comercio de esclavos permiti, entre
1791 y 1796, un flujo permanente de esclavos hacia esos
puertos y la exportacin de frutos a modo de retornos. Hacia fines del siglo la esclavitud estaba firmemente arraigada en el territorio y su comercio foment las actividades
agrcolas y ganaderas.
Nuevas normas generales sobre el corso se establecieron durante la guerra con el Brasil, producindose una variacin en el destino seguido por los esclavos apresados
en tales circunstancias. Fue ste el ltimo ingreso masivo
de africanos a Buenos Aires, que por sumar varios miles
vino a paliar la disminucin progresiva que sufri la mano
de obra esclava por una sucesin de hechos: el envejecimiento natural, la muerte de sus hombres en las guerras, el
cierre del trfico y la libertad de vientres, (Crespi, 1993).
Cuando en 1826 ingres a Carmen de Patagones el primer buque negrero apresado, remitido desde Buenos Aires, se desat una seguidilla de normas respecto de esos
esclavos y los que ingresaran ms tarde. El San Jos
Dilligenti traa a bordo 380 esclavos bozales de los que
100 hombres pasaron a formar parte de una compaa de
ejrcito merced al Decreto de Rivadavia del 3 de marzo.
La innovacin respecto del Reglamento de Corso anterior
vino en detrimento de estos flamantes libertos: en vez de
cumplir con el servicio a las armas por cuatro aos deban
hacerlo por ocho.
Al momento de iniciarse el siglo xix Buenos Aires estaba slidamente inmersa en su proyecto atlntico, sirviendo de nexo entre las poblaciones continentales y la
corriente comercial triangular que contactaba los puertos
rioplatenses con los africanos y los del resto de la Amrica espaola.
Los ltimos esclavos ingresados al Ro de la Plata
El naciente estado supo conciliar la necesidad de hombres para las armas, la falta de brazos para el trabajo con
este ingreso no premeditado de esclavos. Ellos pagaran
Algunas conclusiones
Al puerto de Buenos Aires el comercio atlntico le per-
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La circulacin mercantil revelada por las guas de aduana de Buenos Aires, 1779-1783*
Fernando Jumar
(UNLP/UNTREF/CONICET)*,
Alejandro Zurdo
(Programador informtico),
Mara Emilia Sandrn
(UNLP/Becaria CONICET)
Nicols Biangardi,
Ricardo Bogosian,
Mara Claudia Errecart,
Mara Luz Jardn,
Juan Pablo Jaury,
Paula Pedrosa,
Roberto Querzoli,
Jos Tappat
(Alumnos de la Licenciatura en Historia, UNLP)
Presentacin
La posibilidad de brindar explicaciones consistentes a los interrogantes ms
frecuentes en relacin al papel de la circulacin en la vida social, en cualquier
tiempo y lugar, exige la posesin de una gama de informaciones de base. Entre
ellas, predominan las de tipo estadstico, a las que nos aferramos para entender
las cuestiones esenciales en tanto que para comprender complementamos con
los frutos del trabajo con fuentes cualitativas. Estas ltimas, si no se pueden
ubicar en un contexto referencial, es cientficamente imposible saber la representatividad de las informaciones que aportan y el caso no puede ser usado para
contrastar hiptesis generales. Se rompera la relacin en el juego de escalas y las
conclusiones seran inconsistentes.
En el caso de los estudios consagrados al Ro de la Plata durante el Antiguo
Rgimen en los que se aluda a cuestiones vinculadas de cerca o de lejos a la
circulacin mercantil, se constata que en muy pocos casos se cuenta con datos
contextuales que permitan asentar conclusiones slidas. De hecho, la mayora de
los trabajos existentes, independientemente de lo que sostengan sus autores, no
pasan de proponer hiptesis de trabajo en espera de verificacin, as se trate del
comercio, la circulacin, los mercados o los actores participantes. El problema
se torna particularmente arduo para el tramo final del Antiguo Rgimen, ya que
sobre las hiptesis propuestas se asientan otras que intentan explicar la crisis
final de ese sistema de dominacin y la transicin hacia uno nuevo, con lo que la
cadena de supuestos sin verificacin torna todas las explicaciones cientficamente cuestionables, aunque sean plausibles y posibles.
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Aqu se presenta, pues, el modo en que se est abordando la investigacin que conducir a la obtencin de datos
de base que permitirn dar forma y contexto a explicaciones puntuales y generales relacionadas con la mencionada
pregunta. El objetivo principal es dar a conocer la tarea
emprendida con el objetivo de encontrar colegas interesados en sumarse al trabajo de equipo. Un equipo en el que
cada miembro colabora asumiendo una parte del procesos
de informatizacin de datos y que por ello tiene acceso al
conjunto de los datos disponibles para emprender estudios particulares.
El equipo de trabajo actual est integrado por docentes y estudiantes (de grado y posgrado) de la Universidad
Nacional de La Plata y de la Universidad Nacional de
vier Kraselsky, Josefina Mallo, Mara Emilia Sandrn (doctorandos); Nicols Biangardi, Ricardo Bogosan, Jos Bozzo, Mara
Claudia Errecart, Mara Luz Jardn, Juan Pablo Jaury, Roberto
Querzoli, Paula Pedrosa, Jose Tappat (Estudiantes UNLP).
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F. Perroux dio a conocer su primer artculo en torno a la nocin de espacio econmico y su utilidad como herramienta de
poltica econmica para la Europa emergente de la guerra de
1939-1945 en el ao 1950, en 1955 dara precisiones en torno
a la nocin de polo de crecimiento. Hasta donde se ha podido
averiguar, sus ideas se conocieron en castellano en 1964, gracias a la traduccin de un libro de 1961. Estas ideas alcanzaron
mayor difusin gracias a la traduccin al castellano que hizo
EUdeBA en 1965 de un libro de Jacques Boudeville de 1961,
llamado Los espacios econmicos y publicado originalmente
en la clebre coleccin de alta divulgacin Que sais-je ? de las
Presses Universitaires de France. Franois Perroux, 1951, 1955
y [1961]1964. Jacques Boudeville, [1961]1965.
Proyecto de investigacin acreditado UNLP 11/H483. Fernando Jumar (director), Silvia Mallo (co-directora); Integrantes: Ja-
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y Palomeque y alguna experiencia previa en el procesamiento de gran cantidad de informacin relacionada con
la circulacin mercantil10, se busc cul poda ser el mejor
modo de conocer el entramado de circuitos mercantiles
americanos11 que confluan en el complejo portuario rioplatense, los bienes transados y los actores participantes.
Se encontr que poda recurrirse a una fuente rica en informaciones, aunque de explotacin muy compleja para
los modos tradicionales de trabajar o para un esfuerzo
individual: las notas mediante las cuales se solicitaba
autorizacin para poner bienes en circulacin, en cuyos
mrgenes los funcionarios correspondientes determinaban cules de los bienes mencionados pagaban impuestos
y cules eran, se los calculaba y se registraba su pago o
la promesa de pago. Es decir, el documento que serva
de base para la elaboracin de las guas de aduana y los
asientos en los diversos libros de la administracin de la
Real Hacienda concernidos por tales movimientos. Para
simplificar, se decidi denominar esos documentos como
notas de aduana. Como se ver ms adelante, esta fuente
sirve para detectar las salidas de bienes de una jurisdiccin en tanto que las entradas se siguen a travs de las
guas de aduana. Se trata del mismo tipo de documento y
con la misma informacin, la gua es el documento en que
se transforma una nota.
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En rigor de verdad, al momento de redactar este trabajo (092009) an no han tenido lugar tales jornadas, pero el texto aludido ha sido enviado hace meses a la organizacin. Fernando
Jumar y Alejandro Zurdo. Problemas y mtodos asociados al
estudio de la circulacin mercantil: la explotacin de las notas
y guas de aduana, 1778-1810. XII Jornadas Interescuelas y/o
Departamentos de Historia, UNComahue, San Carlos de Bariloche, 28 al 31 de octubre de 2009.
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contienen no era posible, y menos an lo seran las conservadas hasta 1810, con mtodos manuales o rudimentarios usos de aplicaciones informticas corrientes tales
como Microsoft Excel o Microsoft Access ni por un
individuo aislado (si se deseaba presentar resultados en
un tiempo razonable y posible para los criterios productivistas que rigen en la profesin para la conservacin de
cargos o avances y mejoras salariales). Esto ltimo fue
subsanado mediante la creacin de un equipo de investigacin. La limitacin informtica fue solucionada gracias
a la generosidad de Alejandro Zurdo, bien dispuesto a retomar ad honorem una antigua colaboracin.14
La aplicacin informtica diseada para explotar las
notas y guas de aduana
CaDO es una aplicacin informtica diseada y creada por Alejandro Zurdo y Fernando Jumar para el relevamiento y procesamiento de la informacin contenida en
las notas y guas de trnsito de bienes generadas durante
la administracin espaola en Hispanoamrica.
Como se adelant, fueron descartadas las aplicaciones
informticas ms habituales. Si bien Microsoft Excel
es un formato conocido por la mayora de quienes usan
computadoras personales con fines acadmicos, no se
revel til para el objetivo propuesto ya que no permite
generar bases de datos relacionables, lo que tornara muy
engorroso el manejo de la informacin. Asimismo, sera
muy limitado el desarrollo de la interfaz para el ingreso
de datos.
Otra posibilidad hubiera sido recurrir a Microsoft Access, que cumplira con los dos requisitos por los cuales
se descart Microsoft Excel. Sin embargo, experiencia
previa nos desalent. Se utiliz Microsoft Access para
la creacin de la aplicacin RegNav (primera versin de
noviembre de 1996) y rpidamente se constat que al ir
cambiando el diseo del conjunto de aplicaciones del cual
forma parte (Microsoft Office) se haca cada vez ms
difcil que las nuevas versiones permitiesen continuar
con la explotacin y expansin de RegNav, llegando
el punto de ser totalmente incompatibles los comandos
para efectuar la codificacin de las versiones anteriores.
Otra dificultad era que, a medida que avanzaba el proyecto de investigacin que origin la aplicacin, la demanda
de funcionalidades era mayor a las posibilidades de Microsoft Access. As, por ejemplo, fue necesario efectuar
las consultas por intermedio de otra utilidad, Microsoft
Visual Basic, dado que tena mejor compatibilidad con
las bases originarias de Microsoft Access.
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Por lo anteriormente expuesto Alejandro Zurdo procedi a utilizar el lenguaje de programacin Microsoft Visual FoxPro, que al aportar bases de datos nativas supone ventajas a la hora de ponderar la integridad de los datos
y su mantenimiento. Si bien Microsoft Visual FoxPro
no es un lenguaje de ltima generacin, la demanda de
informacin no alcanz el lmite de sus posibilidades.15
La digitalizacin de la fuente arroj 17.332 imgenes. Tomando en consideracin que varias notas tienen ms de un folio (y
por tanto ms de una imagen), la cifra presentada es aproximativa. La exacta se tendr al presentarse los resultados concretos
de la investigacin.
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De este modo se gener CaDO. Su objetivo es racionalizar el proceso de toma de datos de la fuente y procesar la informacin almacenada mediante consultas,
tornando en series homogneas mediante la aplicacin
de categoras- la ingente masa de datos tanto cuantitativos como cualitativos seriables que permitan, por
primera vez, realizar anlisis sobre bases ciertas en torno al comercio, la circulacin y los mercados del complejo portuario rioplatense y del resto del Virreinato
del Ro de la Plata durante toda su existencia formal.16
la que Alejandro Zurdo programar las consultas necesarias en funcin de las informaciones que cada investigador necesite para abordar su objeto de estudio individual.
La aplicacin CaDO consta de dos pantallas principales. Las imgenes incluidas ms abajo permiten ver los
campos destinados a almacenar la informacin y algunas
de las variables de anlisis ya establecidas.
Cualquier investigador familiarizado con los anlisis
cuantitativos puede apreciar de inmediato los potenciales
cruces de datos, ya que cada campo puede ser objeto de
construccin de series y anlisis estadsticos. Los casos de
figura son demasiados para ser explicitados aqu.
16
Ciertamente, la aplicacin sera til para el desarrollo de estudios similares en cualquier nodo de circulacin de Hispanoamrica.
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Hemos procesado la informacin de los aos 1779 (meses 01 y 12), 1780 (01, 05 a 08 incl.), 1781 (01 a 03 incl.,
09, 12), 1782 (04 a 11 incl.) y 1783 (01 a 07 incl.). La
seleccin de los meses ha sido azarosa, pero una vez realizada se observa que reflejan distintas mini-coyunturas,
como tiempos de paz y de guerra. Hasta ahora, se cuenta con 44.990 registros de bienes (que an no sabemos a
cuntas variedades se reducen19), puestos en circulacin
en las 7.304 guas procesadas. Estamos a poco de la mitad
del camino para alcanzar el objetivo de observar completo
el movimiento de los aos 1779-1783 (28 meses procesados sobre 60), primera fase del estudio completo que
llegar hasta 1810, cuando se corta la serie de fuentes de
este tipo disponibles.
Ciertamente, una tela no explica un mercado y una sociedad. Por eso ahora vamos tras todas las telas y la finita
pero enorme cantidad de bienes que ya vemos circular,
entre los que no estn ausentes producciones procedentes
de espacios controlados por pueblos originarios insumisos.
Tambin CaDO abre muchas puertas para conocer la
comunidad mercantil de un modo fehaciente y apropiadamente contextualizado. Si llegado el momento decidimos
aplicar a tal individuo la categora de gran comerciante,
ser porque efectivamente lo es y no ya porque el investigador lo decide sobre bases subjetivas. Se podr observar
absolutamente a todos quienes pusieron en circulacin
bienes en cada uno de los nodos receptores de impuestos.
Conocer el volumen de bienes transados; medir el impacto de las alteraciones del trfico por efectos de la coyuntura local o Atlntica; si haba especializaciones entre los
actores; relaciones duraderas en el tiempo (declarante y
destinatario); los desplazamientos de los actores por los
mercados (si el declarante se mueve con los bienes se lo
anuncia); la auto-percepcin de los individuos en torno
a su lugar de pertenencia a lo largo del tiempo (ver el
paso del inmigrante de declararse, por ejemplo, vecino
de Cdiz y residente en Buenos Aires a vecino y del
comercio de Buenos Aires). La extensin geogrfica de
los circuitos y la densidad de las relaciones (no sobre la
base de valores sino de volmenes y uso social del bien
considerado); la estacionalidad en las rutas; los medios de
transporte y los transportistas. Y todas las combinaciones
posibles entre cada uno de los datos almacenados que se
transforma en variable de anlisis en funcin de categoras analticas establecidas por los investigadores.
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El primer test
Por ejemplo, 1.116 registros se refieren a bayetas, que reducidas segn calidades y otros criterios presentes en la fuente resultaron ser 125 variedades de ese bien.
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La diferencia estriba en la posibilidad de diferenciar entre comerciantes avecindados y estantes y pasantes, con todo lo que
ello supone al momento de intentar la comunidad mercantil de
una plaza.
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slo podemos suponer que debe provenir mayoritariamente del Atlntico y competir con el azcar entrado a travs
de la ruta chilena. Pero se ve, por los destinos declarados
de los envos, que ese azcar an no puede competir en los
mercados lejanos del complejo portuario rioplatense con
la entrada por otros caminos. En todo caso, su presencia
revela contactos con economas americanas remotas salvo, claro est, en los casos en donde se especifica de que
se trata de azcar del Paraguay, que parece haber estado
especializado en la produccin de azcar rubia. En total
tenemos hasta ahora 373 envos registrados desde Buenos
Aires por un valor de 23.103 pesos 27 maraveds (v. Tabla
3, al final del texto), involucrando 4.021 @.23
Los bienes elegidos son: aceite comestible, azcar, yerba mate, vino, aguardiente, botones, ail y, de entre los
numerosos textiles, bretaas, bayetas y angaripolas. En
total son, como se adelant, 7.397 envos registrados y
por un valor total calculado de 1.007.410 pesos 5 reales
19 maraveds.
23
No se insertan en las tablas los datos relacionados con las cantidades de bienes comercializados ya que no hemos logrado resolver an algunos problemas de presentacin en tablas de estos
datos. CaDO permite calcular los totales mediante frmulas que
reducen a una unidad determinada la gran variedad de modos en
que los datos se expresan en la fuente, ya se por la variedad de
contenedores posibles (en el caso del azcar: barriles, bales,
cajas, cajones, fardos, pelotas, petacas, sacos, tercios, tipas y zurrones) o por la de unidades utilizadas para medir su contenido
(en este caso, felizmente, slo arrobas y libras).
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Para ser ms precisos: dentro de la jurisdiccin de Buenos Aires se incluye: buena parte de la Banda Oriental (Santo Domingo
Soriano, Las Vacas, Vvoras, etc.), las ciudades de Corrientes,
Santa Fe y sus dependencias, la zona de Entre Ros en pleno
proceso de colonizacin, las costas patagnicas y las islas del
Atlntico sur, la campaa portea. La jurisdiccin de Montevideo era poca cosa, adems de la ciudad-puerto. El complejo portuario rioplatense incluye espacios bajo la jurisdiccin de ambas
ciudades, es decir, Buenos Aires, Montevideo, Colonia del Sacramento, Conchas, Maldonado, Ensenada de Barragn, etc.
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las Misiones (7,82@), algo habr que explicar all, lo mismo que en los envos correspondientes al Litoral que se
dirigieron hacia las zonas por las cuales transit la yerba
en su viaje hasta Buenos Aires. Posiblemente los envos
a Paraguay y las Misiones sean devoluciones. Los envos
ro arriba (Tabla 5, al final del texto) sugieren hiptesis
alocadas como una que podra proponer que los circuitos
y mecanismos institucionalizados eran mucho ms respetados de lo que imaginamos; en lugar de irse descargando
yerba de las garandumbas por mencionar un tipo de embarcacin- en los viajes desde Paraguay al complejo portuario rioplatense en alguna de las paradas obligadas para
hacer noche sobre la costa, el cargamento llega a destino
y de all es fraccionado y redistribuido pagando las tasas
correspondientes. No puede ser. La explicacin de estos
envos debe ser otra puesto que si no la es, se caen estrepitosamente todas nuestras explicaciones que utilizan el
incumplimiento de la norma como base explicativa de las
conductas econmicas de los sbditos americanos de la
Monarqua espaola.
Tabla 8:
Envos de ail desde Buenos Aires
Destino
C entro C rdoba
C entro oeste
C uyo
N orte
Paraguay
Pueblos de M isiones
R dlP BA BO
R dlP BA cam paa norte
R dlP BA cam paa norte litoral
R dlP BA litoral
R dlP cpr
Total general
%/Valor
26,25%
0,03%
0,08%
0,51%
0,77%
3,18%
0,02%
2,08%
0,10%
1,59%
65,39%
100,00%
Valor (ps8)
2.554,750
2,500
8,000
50,000
75,010
309,000
1,590
202,130
10,000
155,000
6.363,070
9.731,050
25
CaDO distingue hasta ahora 13.509 diferentes tipos de bienes, que presumidos que una vez que haya sido depurada la base
y reducidos segn tipos y categoras, arrojarn por lo menos
2.000 tipos de bienes diferentes. Por ejemplo, antes de unificar y
depurar, CaDO distingua 163 tipos de registros que se referan
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Cierre
La naturaleza de este trabajo no permite la realizacin
de conclusiones en torno a las hiptesis contenidas en el
proyecto de investigacin que le da origen, sino en torno a
la validez de la fuente elegida y la metodologa puesta en
marcha para arribar a explicaciones en torno a los problemas mencionados en la Presentacin o las varias puertas
que se abren de la somera presentacin que hacemos de
los resultados retenidos para esta comunicacin.
Estimamos que la presentacin de la fuente, de la aplicacin informtica diseada para trabajarla y de los primeros resultados obtenidos de una muestra sirven para
considerar como posibles los objetivos que cada miembro del equipo se impuso al intuir las potencialidades del
trabajo que emprendamos en la etapa de elaboracin del
proyecto. En decir, consideramos que la factibilidad de
ese proyecto est slidamente demostrada y ello abre una
nueva etapa en la que cada uno de nosotros deber refinar
sus primeros planteos a la luz de los resultados concretos posibles que el trabajo colectivo e individual puede
arrojar.
Tabla 1:
Circulacion de algunos bienes desde Buenos Aires revelada por las notas de aduana, 1779-1783
Cantidad de
envos
Bienes involucrados
%/sub-tot
%/tot. gral.
Valor (pesos
de a 8)
47,11%
52,89%
32,73%
111.163,188
124.801,000
235.964,188
9.731,033
9.731,033
100,00%
0,84%
1,49%
8,80%
89,71%
23,81%
3.920,688
23.103,095
235.614,708
262.638,491
5,96%
6.826,159
6.826,159
100,00%
307.770,282
15.934,768
168.545,776
36,66% 492.250,826
1.007.410,697
62,52%
3,24%
34,24%
%/sub-tot
%/tot. gral.
Valor medio
por envo
Bebidas alcohlicas
Aguardiente
Vino
Sub-total
912
1509
2421
37,67%
62,33%
Sub-total
62
62
100,00%
Sub-total
212
373
1176
1761
12,04%
21,18%
66,78%
Sub-total
441
441
100,00%
1324
272
1116
2712
7397
48,82%
10,03%
41,15%
121,889
82,704
23,42%
Colorante
Ail
156,952
0,97%
Comestibles
Aceite com estible
Azcar
Yerba
18,494
61,939
200,353
26,07%
Mercera
Botones
15,479
0,68%
Textiles
Bretaas
Angaripola
Bayeta
Sub-total
GE SM ar - U NM d P
Total general
232,455
58,584
151,027
48,86%
Fuente: ElaboracinpropiautilizandoCaDOapartirdeAGN,XIII-14-9-1;33-11-2;33-11-3;34-1-5;34-2-1;34-25:34-3-1;34-4-1;34-4-2.Todosloscuadrosdeestetextoprovienendelamismafuente.
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Tabla 2:
Envos de aceite comestible desde Buenos Aires
Ao Destino
Ao Destino
1779 Centro Crdoba (Crdoba)
Cuyo (San Juan)
Pueblos de M isiones (Santa Ana)
RdlP cpr (Colonia del Sacram ento)
RdlP cpr (M ontevideo)
Cant. Pesos de 8
2
17,500
2
5,500
1
3,750
1
1,750
5
548,250
Total 1779
11
576,750
1780 Centro Crdoba (Crdoba)
1
11,250
Centro norte (SM de Tucum n)
1
10,000
Cuyo (San Juan)
1
1,880
Paraguay (sin especificar)
2
3,750
Pueblos de M isiones (Loreto)
1
1,880
Pueblos de M isiones (San Juan Bautista)
2
18,750
Pueblos de M isiones (San Luis)
1
1,880
Pueblos de M isiones (sin especificar)
1
1,880
RdlP BA BO (El Espinillo)
1
2,000
RdlP BA BO (Rl de S. Carlos)
2
3,500
RdlP BA cam paa norte litoral (Areco)
1
1,880
RdlP BA litoral (Rosario)
3
5,880
RdlP BA litoral (Santa Fe)
3
19,630
RdlP cpr (Colonia del Sacram ento)
3
13,880
RdlP cpr (M ontevideo)
4
500,500
Total 1780
27
598,540
1781 Centro Crdoba (Crdoba)
5
57,000
Centro norte (Santiago del Estero)
1
30,000
Centro norte (SM de Tucum n)
1
1,880
Cuyo (San Luis)
1
8,000
Navo (para rancho)
1
17,500
Paraguay (Caazap)
1
3,750
Paraguay (sin especificar)
9
87,750
Pueblos de M isiones (Corpus)
1
3,750
Pueblos de M isiones (San Carlos)
2
5,630
Pueblos de M isiones (San Ignacio)
1
1,880
Pueblos de M isiones (Santo Tom )
2
7,500
Pueblos de M isiones (sin especificar)
1
2,000
Pueblos de M isiones (Yapey)
1
7,500
RdlP BA BO (Las Vboras)
1
3,000
RdlP BA BO (Santo Dom ingo Soriano)
3
3,190
RdlP BA cam paa norte (Lujn)
1
2,000
RdlP BA cam paa norte (San Nicols, P. de los Arro
1
1,880
RdlP BA litoral (Corrientes)
1
1,880
RdlP BA litoral (Rosario)
1
1,880
RdlP BA litoral (Santa Fe)
2
15,750
RdlP cpr (Colonia del Sacram ento)
1
7,500
RdlP cpr (M ontevideo)
3
277,500
Total 1781
41
548,720
31
Cant. Pesos de 8
1
15
1
1
1
1
3
2
13
3
1
1
2
1
1
2
1
1
4
2
1
1
3
6
1
1
70
13
2
3
1
1
1
2
11
1
1
1
1
1
1
2
4
6
1
3
1
1
5
63
212
5,630
451,380
30,000
45,000
14,000
11,250
86,500
3,750
62,380
7,500
1,880
3,750
3,750
0,250
3,750
7,250
1,880
1,880
34,500
12,000
4,000
4,000
18,500
27,630
16,000
1,880
860,290
622,000
20,750
12,380
280,000
3,750
40,000
7,500
114,630
40,000
3,750
3,750
3,750
1,880
3,750
8,380
15,000
39,380
3,750
27,000
11,250
1,880
72,000
1.336,530
3.920,830
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Tabla 4:
Envos de yerba mate desde Buenos Aires
Destino
P u e b lo s d e M is io n e s
C e n tro o e s te
P a ra g u a y
P e r
A lto P e r
C e n tro C rd o b a
C e n tro n o rte
N o rte
L ito ra l
C u yo
C h ile
Im p re c is o y V a ria
S in e s p e c ific a r
Total general
Volumen (@)
7 ,8 2
3 8 ,2 8
1 0 6 ,0 0
6 3 3 ,4 2
9 2 9 ,0 0
2 .8 7 2 ,5 4
3 .1 5 1 ,3 0
7 .2 2 4 ,7 6
2 6 .9 1 4 ,2 8
4 7 .2 3 6 ,2 6
9 5 .3 4 5 ,7 4
6 7 ,1 0
5 3 ,1 0
184.579,60
GE SM ar - U NM d P
Tabla 5:
Envos de yerba mate dentro de la regin Litoral
Destino
R d lP B A (s in e s p e c ific a r)
R d lP B A B O (E l E s p in illo )
R d lP B A B O (F o rta le za d e S a n ta T e re s a )
R d lP B A B O (In d ia M u e rta )
R d lP B A B O (L a s V a c a s )
R d lP B A B O (L a s V b o ra s )
R d lP B A B O (P a rtid o d e l R o s a rio )
R d lP B A B O (R o N e g ro )
R d lP B A B O (R l d e S . C a rlo s )
R d lP B A B O (S a n S a lv a d o r)
R d lP B A B O (S a n to D o m in g o S o ria n o )
R d lP B A B O (s in e s p e c ific a r)
R d lP B A c a m p a a (s in e s p e c ific a r)
R d lP B A c a m p a a n o rte (A rre c ife s )
R d lP B A c a m p a a n o rte (B a ra d e ro )
R d lP B A c a m p a a n o rte (C a a d a d e E s c o b a r)
R d lP B A c a m p a a n o rte (C a a d a d e la C ru z)
R d lP B A c a m p a a n o rte (G u a rd ia d e L u j n )
R d lP B A c a m p a a n o rte (G u a rd ia d e S a lto )
R d lP B A c a m p a a n o rte (L u j n )
R d lP B A c a m p a a n o rte (P e rg a m in o )
R d lP B A c a m p a a n o rte (S a n N ic o l s , P . d e lo s A rro yo s )
R d lP B A c a m p a a n o rte lito ra l (A re c o )
R d lP B A c a m p a a n o rte lito ra l (A rro yo d e R a m a llo )
R d lP B A c a m p a a n o rte lito ra l (P a rtid o d e la P e s q u e ria )
R d lP B A c a m p a a n o rte lito ra l (S a n Is id ro )
R d lP B A c a m p a a n o rte lito ra l (S a n P e d ro )
R d lP B A c a m p a a n o rte o e s te (C a a d a d e la P a ja )
R d lP B A c a m p a a o e s te (C a a d a d e M o r n )
R d lP B A c a m p a a o e s te (L a M a ta n za )
R d lP B A c a m p a a o e s te (O ra to rio d e M e rlo )
R d lP B A c a m p a a o e s te (P a ra je A lto R e d o n d o , la M a ta n za )
R d lP B A c a m p a a s u r (G u a rd ia d e C h a s c o m s )
R d lP B A c a m p a a s u r (M a g d a le n a )
R d lP B A c a m p a a s u r (S a m b o ro m b n )
R d lP B A lito ra l (A rro yo d e la C h in a )
R d lP B A lito ra l (A rro yo d e l T a la )
R d lP B A lito ra l (C a le ra d e Y a n c a y)
R d lP B A lito ra l (C o s ta d e l R io P a ra n a )
R d lP B A lito ra l (c o s ta d e l R o U ru g u a y)
R d lP B A lito ra l (G u a le g u a y)
R d lP B A lito ra l (G u a le g u a yc h )
R d lP B A lito ra l (Ib ic u y)
R d lP B A lito ra l (L a s P a lm a s )
R d lP B A lito ra l (M e lin c u )
R d lP B A lito ra l (P a is a n d )
R d lP B A lito ra l (R o s a rio )
R d lP B A s u r (c o s ta s p a ta g n ic a s )
R d lP B A s u r (is la s p a ta g n ic a s )
R d lP c p r (a u n n a v o )
R d lP c p r (C o lo n ia d e l S a c ra m e n to )
R d lP c p r (E n s e n a d a )
R d lP c p r (L a s C o n c h a s )
R d lP c p r (M a ld o n a d o )
R d lP c p r (M o n te v id e o )
R d lP c p r (P u e rto d e Z ra te )
R d lP M T V (C a n e lo n e s )
R d lP M T V (S a n ta L u c a )
Total general
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Tabla 6:
Envos de vino desde Buenos Aires
Tabla 7:
Envos de aguardiente desde Buenos Aires
Destino
Cant. env. Valor (ps8) %/Valor
A lto P er
7
217,000
0,17%
C entro C rdoba
7
258,630
0,21%
C entro norte
9
1.329,750
1,07%
C hile
1
13,500
0,01%
C uyo
3
85,250
0,07%
N avo
18
1.380,750
1,11%
N orte
7
161,250
0,13%
P araguay
93
4.707,130
3,77%
P er
2
27,250
0,02%
P ueblos de M isiones
48
1.371,000
1,10%
R dlP B A (sin especificar)
1
26,500
0,02%
R dlP B A B O
182
4.894,380
3,92%
R dlP B A cam paa norte
73
1.647,250
1,32%
R dlP B A cam paa norte litoral
40
988,500
0,79%
R dlP B A cam paa norte oeste
1
12,000
0,01%
R dlP B A cam paa oeste
9
123,500
0,10%
R dlP B A cam paa sur
8
327,880
0,26%
R dlP B A litoral
148
5.128,500
4,11%
R dlP B A sur
8
979,250
0,78%
R dlP cpr
833 100.599,260 80,61%
R dlP M T V
3
39,750
0,03%
Im preciso y V aria
2
26,750
0,02%
S in especificar
6
456,000
0,37%
Total general
1509 124.801,030 100,00%
Destino
Cant. env. Valor (ps8) %/Valor
C entro C rdoba
1
20,000
0,02%
C entro norte
2
124,000
0,11%
C hile
1
20,880
0,02%
C uyo (S an Juan)
4
732,380
0,66%
N orte
2
62,630
0,06%
P araguay
4
1.805,500
1,62%
P er
4
103,750
0,09%
P ueblos de M isiones
2
65,250
0,06%
R dlP B A B O
173
6.933,960
6,24%
R dlP B A cam paa norte
71
2.483,540
2,23%
R dlP B A cam paa norte litoral
45
1.472,270
1,32%
R dlP B A cam paa norte oeste
1
20,000
0,02%
R dlP B A cam paa oeste
10
286,750
0,26%
R dlP B A cam paa sur
8
179,750
0,16%
R dlP B A litoral
107
5.458,130
4,91%
R dlP B A sur
7
1.452,250
1,31%
R dlP cpr
467 89.857,410
80,83%
Im preciso y V aria
1
20,880
0,02%
S in especificar
2
64,000
0,06%
Total general
912 111.163,330
100,00%
Tabla 9: Trestextiles.DistribucindelosenvosdesdeBuenosAires.Por
direcciones.Participacinproporcional.Muestreo1779-1783
Direccin
Tipo de bien
Cant.
de Pesos de a 8
env.
%/Total
gral.
%/Tot.
direccin
Centro
Angaripola
Bayeta
Bretaa
Sub-total centro
41
68
116
225
2.632,000
10.347,540
31.268,010
44.247,550
Angaripola
Bayeta
Bretaa
Sub-total noroeste
80
392
315
787
2.310,820
31.462,610
20.239,770
54.013,200
Angaripola
Bayeta
Bretaa
Sub-total noroeste
51
4.662,630
231 58.735,650
253 68.772,510
535 132.170,790
5,95%
23,39%
70,67%
8,99%
Noroeste
4,28%
58,25%
37,47%
10,97%
Noroeste
3,53%
44,44%
52,03%
26,85%
Oeste
82
5.527,250
161 45.542,700
461 173.288,660
704 224.358,610
16
237
164
417
668,750
16.484,270
10.965,660
28.118,680
2
133,330
27
5.973,100
15
3.235,820
44
9.342,250
2712 492.251,080
2,46%
20,30%
77,24%
45,58%
2,38%
58,62%
39,00%
5,71%
1,43%
63,94%
34,64%
1,90%
33
GE SM ar - U NM dP
Angaripola
Bayeta
Bretaa
Sub-total oeste
Ro de la Plata
Angaripola
Bayeta
Bretaa
Sub-total RdlP
Sin dato
Angaripola
Bayeta
Bretaa
Sub-total s/d
TOTAL GENERAL
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Tabla 10
Destino de las bretaas
Pesos de a 8
%/Total
Las Conchas
Maldonado
Colonia del Sacramento
18,000
90,625
0,01%
0,03%
102,000
0,03%
La Rioja
295,000
0,10%
Pueblos de Misiones
1.022,125
0,33%
Catamarca
Banda Oriental jurisdiccin de BA
1.310,125
0,43%
1.632,500
0,53%
2.288,500
0,74%
2.476,000
0,80%
Impreciso
3.235,813
1,05%
Montevideo
6.544,000
2,13%
Tucumn
6.728,000
2,19%
Paraguay
8.437,000
2,74%
Litoral
10.877,969
3,53%
Jujuy
13.081,000
4,25%
Salta
Alto Per
15.881,500
5,16%
29.188,375
9,48%
Crdoba
Bajo Per
31.268,000
10,16%
32.959,625
10,71%
Cuyo
52.127,875
16,94%
Chile
88.206,250
28,66%
307.770,282
100,00%
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Total general
34
Nicols Biangardi*
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El comienzo del perodo que estudiaremos estuvo signado por la guerra de independencia de Estados Unidos
que debilit la posicin de Gran Bretaa y permiti dar
un nuevo impulso a la poltica reformista de Carlos III.
La implementacin del Reglamento de Comercio Libre,
el envo de una expedicin para lograr la expulsin definitiva de los portugueses de Colonia del Sacramento y la
creacin del Virreinato del Ro de la Plata se relacionan
con esa coyuntura favorable. La expulsin marc el comienzo de un nuevo perodo para el complejo portuario
rioplatense que entra en crisis y se reconfigura.
Al mismo tiempo, el flujo del comercio de exportacinimportacin conviva con otro de carcter intrarregional
que una de manera especial una ciudad con otra. Junto
al metlico y los cueros que tenan como destino el comercio ultramarino, circulaban de Buenos Aires a Montevideo otras partidas de metlico que iban a ser destinadas al pago de sueldos junto a productos alimenticios
provenientes tanto del comercio interregional como de
los excedentes agrcolas de la campaa bonaerense que
iban a ser consumidos en Montevideo. De esta manera, es
probable que una parte importante del metlico que parta
de Buenos Aires hacia el apostadero naval retornase a la
ciudad en pago de los productos alimenticios contribuyendo a que los comerciantes conservaran parte del stock
monetario a pesar del drenaje que produca el comercio
ultramarino.
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Una tercera corriente iba de esas ciudades a sus respectivas campaas: Buenos Aires enviaba a los pagos de su
jurisdiccin, al igual que Montevideo a los de la suya,
textiles, yerba, tabaco, aguardiente y artculos de ferretera, entre otros; y reciban cueros, sebo, carne, cereales
y dems. De este modo las dos ciudades se constituan
en verdaderos centros de distribucin para el conjunto regional. Es probable que este circuito mercantil fuera ms
importante en el Ro de la Plata que en otras regiones,
dado que su grado de mercantilizacin parece haber sido
superior. Segn Gelman exista una menor tendencia a la
autosuficiencia por parte de los habitantes de la campaa
que compraban casi todo lo que consuman en el mercado,
en contraste con lo que suceda en el interior.
La circulacin funciona como un indicador de la produccin y el consumo, como podemos ver en las dos direcciones de los flujos regionales. En la primera, de la campaa a las ciudades, observamos la produccin mediante el
acopio de productos exportables (en su mayor parte cueros, aunque tambin sebo y carne salada), la llegada de los
excedentes agrcolas y del ganado para el abasto de carne.
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La circulacin se vea afectada tanto por la estacionalidad de los circuitos interregionales, como por el aumento
o disminucin del comercio atlntico. Las guerras europeas y la crisis crnica de la monarqua espaola fueron
muy importantes en este sentido. La corona debi tomar
diferentes medidas liberalizadoras del comercio: el comercio libre de esclavos en 1791, el trfico de ensayo con
colonias extranjeras en 1795 y el comercio por medio de
buques neutrales en 1797. Sin embargo, es evidente que
la capacidad de la administracin borbnica de controlar
la circulacin atlntica fue disminuyendo a medida que su
debilidad creca. Por tanto es probable que esas medidas,
ms que regular el comercio, constituyeran un marco en el
que el mismo se desarrollaba. Ese nuevo marco permiti
el desarrollo de un nuevo grupo de comerciantes, tanto en
Buenos Aires como en Montevideo, que creci al calor
de las nuevas oportunidades y que fue desplazado con la
irrupcin del comercio directo ingls en la regin.
Con respecto a la primera etapa, en primer lugar es necesario aclarar que debemos hablar de la invasin inglesa
en singular, se las considero dos tomando en cuenta slo a
Buenos Aires pero mirada desde una perspectiva regional
constituy una sola. Por otro lado, hay que considerar que
la presencia militar fue acompaada por una gran cantidad de comerciantes que abarrotaron el mercado regional
de productos ultramarinos, como ya haban hecho antes
en Ro de Janeiro, con consecuencias importantes en las
fluctuaciones de precios. Por ltimo, la retirada militar
no implic una retirada definitiva. Los acontecimientos
polticos de la pennsula llevaron a que al ao siguiente
retornaran como aliados de Espaa14. A partir de ese momento, la posicin de los sbditos britnicos fue un factor
importante en los acontecimientos rioplatenses.
11
14
exactamente un ao despus de su partida, los ingleses se hallaran de nuevo en el Ro de la Plata, reanudando el intercambio
y preservando los viajes trasatlnticos espaoles que con tanto
empeo haban entorpecido sobre todo desde 1797. Betancur,
1999: 21.
13
15
La formacin de la junta en Montevideo en 1808, la formacin de la primera junta en Buenos Aires en 1810, la invasin
portuguesa de la Banda Oriental en 1811, el bloqueo a Buenos
Aires, los sitios a Montevideo, la capitulacin de la misma en
1814 ante las fuerzas de Buenos Aires; ante Artigas al ao siguiente; y, finalmente, en 1816, ante los portugueses
37
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ro aumento el contacto entre la Banda Oriental y el territorio portugus. Por un lado, el abastecimiento de productos alimenticios que, como vimos ms arriba, antes de la
ruptura se haca desde Buenos Aires pas a hacerse desde
las costas del Brasil. Como en este perodo la ciudad estuvo la mayor parte del tiempo sitiada y haba perdido el
contacto con su campaa, ese comercio se hizo necesario
para la supervivencia de sus habitantes al mismo tiempo
que tuvo que pagarse en metlico, por la falta de frutos
para exportar. El apoyo econmico de la Corona era escaso y el comercio con el interior del territorio se hallaba
interrumpido, por consiguiente el trfico con las costas
brasileas implic un importante drenaje de metlico20.
Por otro lado, se produjo una constante transferencia de
la riqueza ganadera haca Ro Grande. En primera lugar,
como consecuencia de las invasiones de los ejrcitos portugueses primero en 1811 y luego en 1816. En segundo
lugar, porque el intercambio con esa zona era la principal
fuente de ingresos del gobierno artiguista. Para Betancur,
este ltimo circuito comercial era la continuidad del que
tuviera lugar desde 1780 en las inmediaciones de la Laguna Merim21. Desde este punto de vista, podramos pensar
que la invasin portuguesa fue anticipada por un mayor
contacto econmico que fue integrando la parte norte de
la regin al territorio brasileo a medida que cortaba sus
lazos con la parte sur.
Desde la perspectiva bonaerense, el levantamiento artiguista cort su conexin con parte de su campaa por
lo que su circuito mercantil regional qued reducido a la
ribera sur del ro. Buenos Aires pudo conservar su papel
de centro de distribucin regional gracias a que su campaa no fue afectada directamente por la guerra, ms all de
que la disminucin de la mano de obra por el reclutamiento puede haber implicado una merma en la produccin y,
por lo tanto, en los volmenes comercializados.
La ocupacin de Montevideo por los portugueses constituye el fin del perodo que estudiamos porque indudablemente fue un cambio abrupto dentro de la historia econmica de la regin y a partir de ese momento las caractersticas de la circulacin regional cambiaron. Los datos de
entradas y salidas de barcos a Montevideo que proporciona John Street marcan un gran aumento en la cantidad de
ingresos al puerto22, lo que parecera indicar un importante crecimiento en la magnitud de la circulacin pero que
debe ser corroborado con el estudio de las cargas de esos
navos y su destino. Es probable, entonces, que la llegada
de los portugueses haya sido una solucin a la crisis portuaria montevideana. Por otro lado, el tradicional papel de
los portugueses como intermediarios del comercio ingls
puede haber implicado un factor de competencia para el
puerto de Buenos Aires. En este sentido, una comparacin
En ambas ciudades aument la presin fiscal, especialmente debido a los gastos ocasionados por la guerra, lo
que recay especialmente sobre el gremio mercantil mediante las contribuciones directas o prestamos forzosos.
Es muy probable que esa presin haya tenido consecuencias visibles en la circulacin. Por un lado, el abastecimiento de las tropas implica un aumento en la demanda
de textiles para los uniformes, alimentos y pertrechos blicos. Por el otro, la descapitalizacin de un grupo de los
comerciantes posiblemente se transform en un beneficio
para sus competidores. Los comerciantes britnicos, por
ejemplo, tenan la ventaja de estar protegidos contra las
contribuciones forzosas.
GE SM ar - U NM d P
20
21
16
Tjarks y Vidaurreta llamaron a esta situacin guerra de tarifas diferenciales. Vase Tjarks y Vidaurreta, 1962.
17
18
19
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variada cantidad de datos sobre el declarante, el poderdante (si es que haba), el medio de transporte, el transportista, los bienes, el destino, el destinatario y, a veces,
el origen de los bienes. La repeticin de datos entre los
pedidos de guas, las guas, las tornaguas y los libros
nos van a permitir la correccin de posibles errores en
la recopilacin de los mismos. Las miles de guas sern
procesadas por un grupo de investigacin que se form en
la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin
de la Universidad Nacional de La Plata23 con la ayuda de
la aplicacin informtica CADO, especialmente diseada
y creada para este fin por Alejandro Zurdo y Fernando
Jumar, que permite la cuantificacin de la informacin y
realizar consultas a la base de datos creada.
Sobre la base de esta importante cantidad de datos cuantitativos se pueden realizar investigaciones sobre los actores econmicos (productores, comerciantes, transportistas
y consumidores) cruzando los datos que nos proporcionan
las guas de trnsito de bienes con los de otras fuentes
de caractersticas diferentes, como por ejemplo los protocolos notariales, las cartas o las actuaciones judiciales.
Consiguiendo complementar la informacin cuantitativa
con la cualitativa podemos intentar reconstruir redes de
relaciones personales, comprender la organizacin de
distintas ramas de la produccin y comercializacin y
estudiar los conflictos entre actores. Esperamos, de esta
manera, contribuir a una mayor comprensin de la historia econmica de la regin durante los ltimos aos de
la dominacin hispnica y los primeros aos del perodo
independentista.
Nos proponemos despejar los interrogantes y corroborar, o refutar, las hiptesis que hemos expuesto ms arriba
mediante el estudio de la circulacin mercantil intrarregional. Las guas de trnsito de bienes que generaba la burocracia virreinal en las aduanas de Buenos Aires y Montevideo y sus receptoras dependientes permiten reconstruir con un grado de detalle importante el trfico comercial. Las guas son una fuente uniforme que proporcionan
Este grupo dirigido por Fernando Jumar y formado por Ricardo Ismael Bogosian, Mara Claudia Errecart, Juan Pablo Jaury,
Mara Luz Jardn, Paula Noelia Pedrosa, Roberto Querzoli, Mara Emilia Sandri, Jos Manuel Tapata y quien escribe ya esta
procesando los datos de las guas de los aos 1778 a 1782.
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gar
40
Emir Reitano*
Introduccin
El 28 de diciembre de 1778, tras sesenta y nueve das de agotadora navegacin, llegaba a la ciudad de Montevideo proveniente del puerto de La Corua,
el designado Obispo de Buenos Aires Fray Sebastin Malvar y Pinto, Undcimo
Obispo del Tucumn. Al otro da desembarcaba y era recibido con los correspondientes honores por el gobernador y el pueblo de la Banda Oriental. Quin era
este nuevo Obispo que llegaba al Ro de la Plata con ansias de renovacin y con
proyectos de variada ndole? No haremos en estas lneas una biografa de este
destacado personaje, ya lo han realizado Cayetano Bruno y Carlos Garca Corts
entre otros, pero cabe destacar algunos trazos de su vida.
Sebastin Malvar y Pinto naci en noviembre de 1730 en la jurisdiccin de
la villa de Pontevedra y arzobispado de Santiago de Compostela. A los 17 aos
visti el hbito de San Francisco cursando filosofa en el convento franciscano de
Avils y teologa en Salamanca. Siendo sacerdote ingres en el colegio de Alba
de Tormes y luego en la universidad de Salamanca donde se doctor en teologa
un 20 de diciembre de 1763. Dictaba ctedra en la universidad de Salamanca,
cuando la Cmara de las Indias lo propuso a Su Majestad Real para suceder al
Obispo don Manuel Antonio de la Torre en la dicesis del Ro de la Plata (Garca
Corts, 1999:16-169).
Carlos III lo present a Roma por cdula de San Lorenzo del Escorial, de 19 de
octubre de 1777 y firm, el rey, con igual fecha dos cdulas de gobierno dirigidas
a Fray Sebastin Malvar y Pinto y al Cabildo eclesistico de Buenos Aires. El
rey accedi a que el nuevo Obispo se consagrase en Espaa y lo solicit a Po VI
por real cdula de Aranjuez, el 13 de diciembre de 1777 y fue as como Malvar
y Pinto recibi la consagracin episcopal el 19 de abril de manos del inquisidor
general don Felipe Beltrn, Obispo de Salamanca. Con todo en regla el nuevo
Obispo present la lista de familiares que se propona lo acompaasen en su viaje
al Ro de la Plata, entre los cuales se encontraba don Manuel Prez, presbtero
abogado de la Real Audiencia de Galicia. Integraban tambin la comitiva dos
abogados ms, sacerdote uno y minorista el otro; dos capellanes, cuatro pajes;
Fray Pedro Guitin, su confesor; un ayudante de cmara y un mayordomo, lista
a la que el Monarca dio su aprobacin (Bruno, 1970: 278).
*
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gar
No dando por finalizado su periplo en torno a la dicesis el nuevo Obispo continu el mismo encontrndose
para el 4 de mayo en la regin de Las Saladas, jurisdiccin
de Corrientes llegando a esa ciudad el 12 de mayo. Se propuso tambin desde esa localidad, atravesar el ro Paran
y recorrer la parte del Chaco correspondiente a su obispado. Pas luego a la banda occidental y atrajo a Santa Fe a
los principales caciques y corregidores de los indios Abipones y Mocoves, logrando que aceptasen un tratado de
paz el 19 de junio de 1779. Los Mocoves infieles ofrecieron al Obispo formar reduccin en nmero de 4.000 pero
a nada se lleg como consta en las cartas que el Obispo
envi al virrey Vrtiz con esa fecha. Desde Coronda, que
visit el 19 de julio, lleg a la Capilla de Rosario cuyos
libros parroquiales registran las confirmaciones realizadas
por el Obispo cuatro das despus (Bruno, 1970: 270).
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A su llegada a Buenos Aires el nuevo Obispo tena conciencia, gracias a su periplo, del estado de penuria en que
se encontraban los feligreses de todas las regiones marginales del obispado, sin embargo el contraste que ofreca
Buenos Aires y su crecimiento con respecto al interior
fue lo que llam la atencin del nuevo Obispo por lo que
se aboc de inmediato a la tarea de revertirlo, tarea que
no sera sencilla debido a los cambios que Buenos Aires
AGN, IX 6 ,7,4.
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av garq
Por decreto de 2 de noviembre de 1782, Rocamora deba fundar cinco poblaciones en la zona, y en ello se concentraron las energas del Obispo y del Comisionado. Se
comenz con el pueblo de Gualeguay, con el desmonte de
terreno y la ayuda de los vecinos y se erigi una capilla
con el nombre de San Sebastin en honor al nuevo Obispo. El segundo punto fue el Arroyo de la China as, el 25
de junio de 1783 se repartieron 133 sitios y se comenz
con el repartimiento de casas como tambin de la eleccin
de alcaldes y regidores. Por solicitud de Rocamora y en
vista de que en la iglesia solamente se vea una imagen de
la Pursima Concepcinpor dignidad y por afecto prefierencon el nombre de la Concepcin del Uruguay se
titule gloriosamente la poblacin y su distrito.
Ya el 27 de mayo de 1778 el virrey Cevallos haba autorizado levantar una capilla en el Arroyo de la China y en
1778 el territorio comprendido entre el ro Paran, el arroyo Nogoy, el arroyo Races, el ro Gualeguay, el arroyo
Yeru y el ro Uruguay pas a depender del Cabildo de
Buenos Aires. De este modo, el cuidado de la regin se
fue consolidando en el inters de las autoridades y la visita del nuevo Obispo de Buenos Aires no fue una casualidad. Sebastin de Malvar y Pinto en 1779, de paso hacia
Misiones, pidi al virrey que levantase capillas en los tres
lugares poblados, lo que fue autorizado el 3 de julio de
1780. El 28 de septiembre de 1780 el Obispo erigi las parroquias de San Antonio del Gualeguay (ya exista all un
alcalde nombrado por el cabildo de Santa Fe), Arroyo de
la China (instalada el 1 de noviembre de 1781) y la de San
Jos de Gualeguaych (instalada el 2 de marzo de 1781).
As lo ratific el Virrey por decreto fechado en Montevideo el 12 de junio de 1783. Algo similar sucedi con la
poblacin de Gualeguaych en el mismo ao y junto al ro
del mismo nombre. Unos aos antes Jos Sourryre de
Souillac haba establecido un poblado, como le sealaba
en una carta al Virrey Vrtiz A la orilla del Arroyo del
Gualeguaych los pobladores se an unido y les formado
como un pueblecito.
Sin embargo Rocamora decidi cambiar el sitio del
asentamiento realizando el desmonte para fundar el 20 de
octubre el nuevo asentamiento y as lo notificaba a Buenos
Aires el terreno distante de la antigua capilla poco ms de
legua, es muy agradable.los sitios repartidos son 85.
43
Ibdem, p. 277.
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Cuando Rocamora tena convocada la gente para poblar Nogoy recibi la orden de pasar a Montevideo por
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gar
acusaciones del cura prroco de Gualeguay, el padre Andrs Quiroga y Taboada quien en carta al Vicario general
fechada el 11 de marzo de 1784, destac que da claros
indicios de no ser Catlico Christiano Dos aos ha no
se confiesa en esta Parroquia. l no oye Misa sino rarsima vezConsecutivamente los hizo trabajar (a los vecinos) ms de Mes y medio sin permitirles oyeran Misa.
Sin embargo con la nueva poltica econmica y el incremento comercial posterior a 1776, las autoridades
virreinales, como tambin las religiosas, comenzaron a
prestar mayor atencin a la navegacin y consolidacin
de puertos en el estuario y el ro Uruguay era el rea que
faltaba cubrir.
Como ya sealamos no fueron fciles las relaciones entre el Obispo Malvar y Pinto con el virrey Vrtiz y toda
esta armona que pregonaba la presencia de la corona por
el litoral fluvial del Uruguay fundando pueblos y consolidando su presencia, fue la anttesis de lo que aconteca
en la capital virreinal y los conflictos resultantes sobre la
autorizacin de corridas de toros, las prerrogativas vicepatronales, las incumbencias de la autoridad del virrey, el
cabildo y los espacios de poder disputados, nos develan
un mundo de antiguo rgimen en perfecto funcionamiento
donde la autoridad virreinal y el poder obispal no concordaban en absoluto.
La rivalidad comenz, entre ambas autoridades, con
una negligencia del doctor Nicols Fernndez, cura de la
Concepcin y as fue que asunto tan sencillo provoc la
ruptura entre obispo y Virrey. Este caso, ocup la atencin
de la Real Audiencia, malgast el tiempo del Real Consejo de Indias y tambin el del Monarca.
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En los hechos el conflicto se desat cuando Su Ilustrsima public edicto el 15 de marzo de 1780 al mes de
haber entrado oficialmente en Buenos Aires. Deba fijarse
tal edicto en todas las parroquias el da 19 pero el cura de
la Concepcin, Fernndez, habindolo recibido la maana
de ese da excus su publicacin. El obispo, que ya tena
algunos conflictos con Fernndez, decidi sumariarlo y
tras sentencia condenatoria de 8 de junio de aquel mismo
ao lo suspendi del oficio parroquial y le orden pasar
recluido al convento de los Recoletos.
Cuando se le notific la orden a Fernndez ste apel
al Metropolitano, se hizo un apercibimiento, reiter Fernndez el recurso, y el obispo dio su tercer aviso bajo
pena de excomunin, adems implor el auxilio secular
con un escrito dirigido personalmente al Virrey. Sin embargo Fernndez se le haba adelantado interponiendo un
recurso de fuerza ante el representante real. De este modo
se desataron los conflictos. El Virrey Vrtiz se vio en la
encrucijada de resolver si salvaba la autoridad del obispo
o protega el derecho de apelacin que sostena el cura.
En este caso, el asesor interino don Claudio Rospigliosi,
La regin del Uruguay superior estaba ocupada mayormente por las misiones jesuticas y, sumadas las incursiones de los brasileos, podemos destacar que hasta
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del recurso sin conocimiento de causa y con falta de respeto al carcter del Virrey imponindosele a cada uno
de los ministros de la Real Audiencia 300$ de multa y
aprobrsele al Virrey las providencias ya que en ellas se
ha reconocido la moderacin y el celo con el que ha procedido (Abad de Santilln, 1970: 203).
Carlos III decidi consultando a sus consejeros y a Don
Jos de Glvez tomar una decisin mesurada reprendiendo con expresiones moderadas al Obispo de Buenos Aires
y aprobando la conducta del Virrey. Para Su Majestad el
cura Don Nicols Fernndez no haba cometido delito de
desobediencia y no se vea causa suficiente para castigarlo
con seis meses de encierro ni para multarlo. Hubo crticas tambin para los oidores de Buenos Aires en cambio
el Virrey slo reciba elogios. Vrtiz fue comunicado en
junio de 1783 y envi copia al Obispo con un claro apercibimiento: traslado a Vuestra Seora esta Real Orden
para su inteligencia, y para que en lo sucesivo cia ms
sus providencias en los asuntos que median las mas. El
resultado fue que el 14 de julio de 1783 el Obispo Malvar
y Pinto escribiera fastidiado al Ministro Glvez. Expuso
all, sin recatarse todo su desacuerdo con respecto a la situacin pero no hubo cambio en las decisiones que venan
de Madrid. Sin embargo en el Ro de la Plata la situacin
generada por este conflicto inicial entre el Obispo y el Virrey gener una guerra declarada. Vrtiz llam al Obispo
en carta dirigida al Rey el 26 de enero de 1781 prelado
tenazmente descomedido por otra parte al espritu tozudo
del Obispo se contrapona el carcter excesivamente puntilloso y autoritario del Virrey Vrtiz acostumbrado a que
todos se doblegaran ante l tuviera o no razn y fuese o
no el asunto materia de sus fueros. Los conflictos que se
sucedieron nos muestran que si pec por exceso el Obispo se debi tambin a la defensa de su investidura frente
a este adversario brazo de la burocracia colonial (Bruno,
1970: 289).
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Los juegos y las corridas de toros fueron tambin fuentes de conflictos. En Buenos Aires hubo costumbre de
correr toros los tres o cuatro das inmediatos a la fiesta
de San Martn, incluso tambin los primeros das de diciembre hasta el da de cenizas y las fiestas de Inmaculada Concepcin, Ao Nuevo, Epifana y Purificacin de
Nuestra Seora. Los toros se corran maana y tarde y
muchos sacrificaban la misa. Esto lo comprob el Obispo
a su llegada a Buenos Aires y fue as uno de los primeros
asuntos que debi encarar en noviembre de 1779 cuando
el Virrey solicit conformidad para realizar el espectculo
y el Obispo dio su respuesta negativa. De todos modos
Malvar y Pinto otorg un permiso parcial con idea de ir
quitando paulatinamente el juego, prohibiendo las corridas por la maana para que nadie faltase a misa con el pretexto de ver toros acordando reuniones nicamente para
alguna fiesta. Sin embargo las corridas de toros siguieron
generando conflictos entre ambas autoridades ya que Vrtiz insista en que en otros sitios se corran toros en las
fiestas diciendo tambin en su defensa que para sustentar
la Casa de Nios Expsitos se corran toros en das feriados segn costumbre inmemorial. Sin embargo esta vez la
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victoria fue para el Obispo Malvar, ya que dos Reales Clulas firmadas en Madrid el 6 de diciembre de 1782 para
el Obispo y el Virrey, disponan que se corriesen toros en
das que no fuesen de riguroso precepto (Costa, 2006: 8).
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Este desacuerdo no termin en esta resolucin de Carlos III y se prolong por mucho tiempo ms, incluso las
prerrogativas vicepatronales tambin entraron en el campo de batalla de ambas autoridades residentes en Buenos
Aires y el Rey recibi nuevamente una pesada correspondencia ultramarina, incluso algunos pleitos se resolvieron
cuando Malvar y Pinto ya se encontraba en Santiago de
Compostela, ejerciendo su nueva funcin ministerial. Los
conflictos que se sucedieron nos muestran que si pec por
exceso el Obispo se debi tambin a la defensa intensa de
su investidura frente a este adversario brazo de la burocracia colonial.
Sin embargo, ante la muerte de Francisco Alejandro de
Bocanegra y Jivaja, arzobispo de Santiago de Compostela, Carlos III decidi presentar para esta sede metropolitana al Obispo de Buenos Aires como sucesor. Tal vez
existiera en el Rey el nimo de librar de tantos conflictos y
tensiones al prelado, hombre de celo autntico y duro carcter, sin embargo el nombramiento que debera traer un
poco de paz a tantos conflictos provoc un nuevo y ltimo
incidente con el Cabildo eclesistico de Buenos Aires. La
noticia del nuevo destino del Obispo lleg al Ro de la
Plata a mediados de 1783 y hubo festejos y algaraba por
la misma. Sin embargo, ante la llegada del nombramiento
de Malvar y Pinto para la sede compostelana, el Cabildo eclesistico tuvo la idea de proclamar sede vacante a
Buenos Aires, pero como segua el Obispo gobernando y
tomando medidas existieron protestas y reclamos de ambas partes pero esta vez el Virrey sali en defensa de su
antiguo rival y por fallo, el 25 de septiembre de 1783 de-
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clar que no habiendo llegado las reales cdulas, el Obispo debe ser amparado, como desde luego se ampara en
la posesin de su silla y jurisdiccin que hasta ahora ha
estado (Di Stfano, 1999: 68).
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comercial enviando all pobladores para colonizar y fomentar la incorporacin en el comercio de nuevas ciudades. De este modo podemos destacar que tanto Gualeguay,
Gualeguaych y Concepcin del Uruguay fueron fundadas a pesar de la resistencia de algunos pequeos ganaderos que se beneficiaban con el trfico y el contrabando.
En ese sentido el ao de 1783 fue clave en este mosaico
complejo de la presencia espaola en la regin.
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Introduccin
Coincidiendo con una serie de movimientos reivindicativos y tomando distancia de una mirada oficial, subjetiva y reduccionista, los historiadores han comenzado a descubrir una amplia red de relaciones socioeconmicas y polticas
que exista entre la poblacin indgena insumisa y la sociedad hispano-criolla
en las postrimeras de la etapa colonial. Se entiende por poblacin indgena
insumisa al grupo de comunidades aborgenes que lograron mantener ciertos
elementos bsicos de su cultura y de su estructura social, independientemente de
las relaciones que establecieron con la otra parte, y mas all de las consecuencias
a corto y largo plazo de esos vnculos (mestizaje, sincretismo religioso, adopcin
de costumbres y hbitos nuevos, etc.) y que pudieron permanecer alejadas del
control directo de la corona espaola.
A medida que cobr mpetu este inters por la cuestin, la historiografa fue
enriquecindose con nuevos aportes que permitieron rescatar una parte de la
historia que permaneca dormida bajo un manto homogeneizante y no carente
de inters legitimador que dejaba ver slo una parte del problema, pero que no
lograba sostener su discurso ante el escrutinio diligente e irreverente de algn
historiador inquieto.
Desde distintas perspectivas, se ha intentado reconstruir la historia de estos
pueblos que posean una dinmica propia y ajena a la herencia hispana; esto ha
dificultado enormemente la labor de los investigadores.
El primer problema es la escasez de fuentes. Los datos llegan a travs de filtros
en muchos casos hostiles (partes de milicia, actas judiciales, etc.) o por intermedio de diarios de viajeros que requieren un ojo adiestrado para detectar las
subjetividades ocultas detrs de relatos inofensivos.
*
El segundo problema es metodolgico. Es muy fcil caer en categoras reduccionistas y homogeneizantes al definir los distintos grupos tnicos que se
articulaban dentro de la regin pampeano-patagnica. Cada uno de ellos posea
particularidades propias que lo caracterizaban y lo diferenciaban del resto.
Otro error comn es el de trasladar realidades geogrficas actuales a siglos
anteriores, con el peligro de demarcar lmites inexistentes para la poca.
A continuacin se intentar establecer hasta donde ha avanzado la historiografa en el estudio de la sociedad indgena y su dinmica interna; qu tipo de
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El rea nterserrana de Tandil permita una produccin pecuaria, con cra y engorde de ganado que luego
era intercambiado por otros productos generados en otros
mbitos regionales.
El hallazgo de restos de corrales de piedra en dicha
zona, condujo a pensar que por este medio se intentaba
contener el ganado para su reproduccin, el cual luego era
trasladado hacia el oeste cordillerano donde se proceda al
engorde para luego cruzar la cordillera e intercambiar por
productos chilenos.
Otros lineamientos rompen con la creencia de un territorio poblado por grupos nmades de caractersticas
homogneas y describen las relaciones mercantiles entre
distintos pueblos indgenas (los cuales podan entrar en
la categora de semi-nmades) de la regin Pampa-Patagonia, mostrando las particularidades de cada uno de
ellos y detectando una produccin de bienes destinada al
intercambio; este camino indiano es retomado historiogrficamente, aunque ya con la intencin de indagar en
la creciente importancia que adquiri la articulacin econmica con la sociedad hispanocriolla, siendo un factor
influyente en los cambios que se produjeron en el interior
de las comunidades otorgndole mayor dinamismo a su
economa.
En cuanto a los asentamientos tnicos se ha podido establecer que respondan a necesidades estacionales, por lo
que sera ms adecuado categorizar a estos grupos como
seminmadas y no de nmadas como los defini siempre
la historiografa tradicional. En cuanto a su distribucin
regional, se aprecia que en la zona de entre sierras se hallaban las comunidades Aucas, con la produccin pecuaria antes mencionada; hacia adentro de stas exista una
distribucin del trabajo en orden genrico: las mujeres se
ocupaban de atender los animales y los trabajos dentro de
la toldera y los hombres se dedicaban a todo lo que implicaba el alejamiento de los toldos, como el traslado de
animales, la caza y en algunos casos la guerra.
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En el rea de las Salinas Grandes existan asentamientos semipermanentes de Pampas, que comerciaban con sal
y ponchos.
Los primeros datos econmicos en trminos cuantitativos los obtendremos con los trabajos de Alejandro Surez, donde da cuenta del volumen real de productos de
procedencia indgena que se exportan hacia Europa, y rebasa una limitacin originada en las fuentes.
En el territorio nor-patagnico se encontraban los Tehuelches los cuales cazaban animales para alimentarse
y trocar sus cueros por caballos y carne que obtenan de
los Aucas y recolectaban plumas de and y pieles con el
mismo fin.
Aguirre, 2005.
Mandrini, 1986.
Mandrini, 1986.
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muy fluidas y se reduca a ciertos trueques con los mercachifles que circulaban espordicamente por el territorio.
Si se tiene en cuenta la cantidad de notas/guas que contiene cada mes (alrededor de 250) a un ao le corresponderan cerca de 3000 notas/guas y tomando como espacio
temporal desde el ao 1778 hasta 1783, se estara cuantificando informacin de alrededor de 15.000 notas/guas,
lo que le da suficiente solidez a cualquier resultado cuantitativo que surja de este proceso investigativo. Esto no
significa que todas las notas contengan informacin que
afecte al objeto de estudio aqu tratado, pero en la inmensa masa de datos que van a aflorar al finalizar el procesamiento, aparecern los bienes que interesan a este fin; sin
duda que dentro de la enorme cantidad de frutos tradicionales que circulaban en la poca13, estos bienes ocupaban
un pequeo espacio en trminos cuantitativos, pero si se
cambia la perspectiva y se analiza la informacin desde la
lgica econmica indgena, cambia el tamao y la importancia de los datos que se manejan.
Lo cierto es que en esta etapa de fines del perodo colonial, se compusieron las relaciones en la frontera del
suroeste bonaerense dando lugar a un largo ciclo de paz
que se extendi hasta los primeros aos decimonnicos
lo cual permiti un aumento demogrfico considerable
acompaado de un mayor intercambio de recursos entre
la sociedad hispano-criolla y las diferentes tribus seminmadas que permanecan insumisas en la regin; esto no
quiere decir que no existieran grupos de mayor beligerancia que espordicamente atacaran poblados de la periferia, pero en general se respetaron los acuerdos pacifistas
entre las tribus ms importantes y el gobierno.
Ahora bien, si se quiere conocer la importancia que tenan estos vnculos para estos pueblos, adems de conocer
los nexos sociales y culturales que los estructuraban es
necesario hurgar en fuentes que permitan ver y cuantificar
el volumen real de la circulacin de los bienes que procedan del mundo indgena.
10
12
Se entiende en contraposicin a lo que Alejandro Surez denomina frutos no tradicionales del pas, que representan los
bienes indgenas comerciables.
Nspolo, 2006.
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Partiendo de estas consideraciones preliminares, se desprende que en este trabajo no se puede hablar en trminos
cuantitativos de mucha o poca cantidad de mercanca, porque surgira la pregunta inevitable: con respecto
a qu o cul cantidad?, por lo tanto, al no tener una base
de datos para comparar, estas apreciaciones quedan descartadas de antemano. Lo que s se puede hacer y aqu est
lo interesante del proyecto, es ver la variacin en los flujos circulatorios a travs de estos cinco aos en un primer
avance investigativo (se aspira a llegar hasta el ao 1810).
En cuanto a cantidad de bienes en circulacin y lugares
de destino de los productos estos datos s daran cuenta
(si es que en verdad existi) de un verdadero aumento en
el comercio indgena con sus indiscutibles consecuencias
(influencias recprocas de todo tipo).
A pesar de todos los problemas anteriormente mencionados, aun se pueden lograr resultados considerables de la
presente investigacin.
Cules son entonces los datos positivos que se pueden
obtener de estas fuentes? Principalmente es que, como ya
se dijo, por primera vez, se vern circular los bienes indgenas como productos comerciables dentro del territorio
colonial, y a largo plazo se podrn apreciar las fluctuaciones en el mercado. En segundo orden, se podr descubrir
hacia donde se dirigen esos bienes y quienes son sus consumidores finales (si existe un mercado consumidor fijo
o es diversificado). Por ltimo, ms all de que existen
bienes que no pueden ser calificados con certeza como de
procedencia indgena, tambin los hay aquellos que s lo
son y que finalmente podran cubrir las necesidades estadsticas de la investigacin, como por ejemplo: ponchos
pampas, riendas pampas, plumas de and, pieles
de nutria, etctera.
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Existe un tercer tipo de bienes que podran entrar dentro de la categora: de dudosa procedencia, con posible
origen indgena, cuando ciertas caractersticas los colocaran en las filas de productos que pueden pertenecer a
la produccin de los pueblos indgenas insumisos. Un
ejemplo: los ponchos ordinarios. Si hay que tener en
cuenta la lgica con la que los comerciantes y funcionarios de la poca escriban las notas de Aduana, y lo que
se ha escrito hasta el momento de produccin indgena,
se puede pensar que estos ponchos no son ms que aquellos que tejan las comunidades aucas para trocar por otros
bienes.
Como fuente bibliogrfica se puede citar el Diario de un viaje a las Salinas Grandes en los campos del sud de Buenos Aires,
de Pedro Garca, donde cuenta de un viaje realizado a principios
del siglo XIX a esta regin.
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criminadamente incluirse entre los datos que son indiscutidamente operables en trminos metodolgicos.
En trabajos posteriores con la diversificacin de fuentes, se podra identificar nominalmente a los encargados
del comercio en estos pueblos y siguiendo con la idea de
una frontera multidireccional y pluridimensional, buscarlos ya no slo representados en las notas de Aduana del
puerto de Buenos Aires a travs de sus bienes, sino tambin en diferentes puntos de ese espacio en constante configuracin ya con sus nombres explcitamente determinados en partes de milicia, cartas de soldados, narraciones
de viajeros, etc.. Pero aun no se ha avanzado lo suficiente
en la investigacin para dar ese paso.
Conclusiones
Como se puede apreciar, no es tan simple lograr resultados cuantitativamente slidos, cualquiera sea el origen de
las fuentes; es necesario discriminar los datos relevantes
de los que no lo son, desde el punto de vista metodolgico. De esta seleccin previa depende el resultado del
sondeo.
Esta concordancia tambin se puede aplicar a la dimensin econmica: a mayor contacto, mayor intercambio y
menor afluencia de elementos divergentes. Como corolario se deduce que, este mayor intercambio debera verse
reflejado en las fuentes en trminos cuantitativos. Con
esta premisa se inicia la presente investigacin.
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Presentacin
En el marco del conflicto entre espaoles y portugueses detallado en numerosa
bibliografa, entre el 1 de octubre de 1735 y el 15 de marzo de 1737 se impone
el Sitio a Colonia del Sacramento, sitio que es levantado por la firma del Tratado
de Pars del 15 de marzo de 1737.
El objetivo general del presente trabajo es acercarse a la estructura socio-econmica del Ro de la Plata en el siglo XVIII, prestando especial atencin en los
sectores sociales medios y bajos.
El objetivo especfico es analizar a los individuos que vivan de la provisin
general de servicios relativos a la gestin de la expedicin, necesarios para el
abastecimiento de las tropas destinadas al Sitio de Colonia del Sacramento, entre
los aos 1735-1737.
Analizar a estos proveedores permitir dar respuesta a preguntas en torno a
los actores involucrados: quines son; cuntos son; qu porcentaje representan
dentro de la poblacin del complejo portuario rioplatense en ese momento; si son
proveedores especializados en un solo servicio, o van rotando sus provisiones;
cul es la periodicidad de sus abastecimientos; si son proveedores directos o son
intermediarios entre stos y los destinatarios de los servicios; qu incidencia
econmica tienen sus provisiones dentro de los gastos totales del Sitio; de esta
manera se seguir trabajando en el estudio de la estructura socio econmica del
Ro de la Plata de ese momento, prestando especial atencin en estos sectores
medios y/o bajos.
En un trabajo anterior, el anlisis de todos los gastos que el sitio a Colonia del
Sacramento provoc permiti saber que la Corona, a travs de los gastos que
generaba el funcionamiento del aparato burocrtico militar, fue un dinamizador
de la economa local; pues los gastos de productos y/o servicios de origen o
dinamizacin local representaron 61,04% de los gastos generales del Sitio. Se
pudo observar que los sectores sociales ajenos a la elite, que vivan de proveer
las embarcaciones de la navegacin ultramarina seguan gozando de una relativa
prosperidad an cuando se cortara el trfico ultramarino, siempre y cuando la
Corona generara demandas, como las de defensa; ya que varias de las personas
que vivan de la provisin de bienes y servicios para la navegacin ultramari
Vase entre otros Monferini, en Levene, 1940; Torre Revello, en Levene, 1940; Jumar,
en Silva, 2004.
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El Ro de la Plata
Por la dcada de 1730 el Ro de la Plata era una sociedad
en expansin, estaba conociendo una poca de crecimiento econmico: articulaba mercados distantes; produca
bienes econmicos exportables tanto hacia el Atlntico,
como hacia tierras dentro de Amrica; comerciaba con los
portugueses instalados en Colonia del Sacramento; abasteca a la circulacin ultramarina, a las tropas asentadas
en el complejo portuario rioplatense o en trnsito hacia
otros destinos. En este contexto, analizar las actividades
econmicas de estos proveedores en este espacio rioplatense permite establecer la conexin entre la estructura
econmica de una sociedad en expansin y las prcticas
econmicas desplegadas por un determinado sector social
para sobrevivir.
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La fuente base para la presente investigacin es el Libro de Caja. En el citado libro Alquizalete detalla da por
da los gastos hechos en la provisin de vveres, servicios, gneros y pertrechos necesarios para la subsistencia
de las tropas del sitio de la Colonia del Sacramento, la
ciudad de Montevideo, de las bateras de la Ensenada de
Barragn y las de las embarcaciones mayores y menores
que sirvieron al Rey durante la contienda, adems de los
pagos a distintos individuos por los gastos extraordinarios
ocurridos en ese momento. Figuran los datos de a quin
se le pag el producto y/o el servicio, la fecha de pago, el
bien y/o servicio y a cunto se le pag, en casos excepcionales se menciona tambin el lugar de residencia del
proveedor.
Sandrn, 2008b.
Sandrn, 2009a.
Sandrn, 2009b.
AGN, IX 4-4-2.
Estos recibos individuales se encuentran desordenados en varios legajos: AGN, IX 4-4-2; IX 4-4-3 y IX 4-4-4.
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Sandrn, 2008b.
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Cuadro 1: Gastos totales del Sitio, divididos por categoras y porcentaje de las esferas econmicas que
dinamizan
pesos de 8
reales
Local
Americana extra
regional
Extra americana
% del
total
general
Comestibles
122.010,00
25,46
28,35
0,03
53,84
Salarios y
gastos de
gestin
67.407,13
29,27
0,42
0,05
29,74
Gastos de
campamento
37.202,31
6,31
7,07
3,04
16,42
TOTALES
226.619,44
61,04
35,84
3,12
100,00
De este total general, los pagos realizados a proveedores de los Salarios y gastos de gestin representaban
29,74%, es decir un tercio del total del dinero gastado en
la contienda, fue destinado a pagar los servicios de tantsimas personas que, gracias a la prestacin de su labor
hicieron posible que el sitio se llevara adelante.
sub categora
pesos de
8 reales
%
dentro
de la
categora
% del
total
general
local
americana
extra
regional
extra
americana
Salarios y
pagos
48.217,31
71,50
21,28
21,28
0,00
0,00
Transporte
16.505,31
24,50
7,28
6,86
0,42
0,00
Gastos administrativos
2.684,50
4,00
1,18
1,13
0,00
0,05
Total Salarios
y gastos de
gestin
67.407,13
100,00
29,74
29,27
0,42
0,05
Para analizar la cantidad de gente destinada al Sitio de Colonia del Sacramento: Monferini, en Levene, 1940; Avellaneda y
Quarleri, 2007; Mrner, 1968.
10
Para facilitar la presentacin de los datos monetarios se redujeron las cantidades de pesos-reales-maraveds al sistema decimal a partir de la siguiente frmula: n, 00 pesos = [x pesos + (y
reales/8) + z maraveds/272)].
12
Para facilitar la presentacin de los datos monetarios se redujeron las cantidades de pesos-reales-maraveds al sistema decimal a partir de la frmula mencionada en el cuadro 1.
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cantidad
de proveedores
% del
total general de
proveedores
Pesos en 8
reales de
sus provisiones
% dentro
de la
categora
% del total
general de
gastos del
Sitio
170
92,40
40.048,81
59,40
17,67
11
5,98
22.606,50
33,54
9,97
0,54
1.752,00
2,60
0,77
0,54
308,25
0,46
0,14
0,54
2.691,57
4,00
1,19
Totales
184
100,00
67.407,13
100,00
29,74
Otros proveedores de un solo servicio que fueron tambin proveedores de bienes de las categora gastos de
campamento fueron: Juan Francisco Basurco, quien
cumpli el servicio de chasqui, al ir con pliegos desde
Buenos Aires a Potos; don Ignacio de Zevallos que realiz acarreos de caballos desde Santa Fe; Juan Lopez, un
carretero que tambin provey maderas necesarias para
el campamento; y Cristbal Garca, un marinero que fue
tambin pen herrero, pen armero y pen de macho
(yunque).19
14
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servicios
provistos
16
Para facilitar la presentacin de los datos monetarios se redujeron las cantidades de pesos-reales-maraveds al sistema decimal a partir de la frmula mencionada en el cuadro 1.
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Otros proveedores de un solo servicio fueron Juan Antonio Guerrero, un prctico del Ro de la Plata que brind
un servicio fundamental a la hora de poder guiar a las embarcaciones tanto para la entrada como para la salida de
este ro, y don Domingo Petrarca, un ingeniero que cobr
por sus trabajos en el puerto.20
20
Unos proveedores muy importantes dentro de este grupo proveedor de un solo servicio, fueron los carreteros,
lancheros, la gente de mar y los peones encargados de
la manipulacin de vveres y gneros; es por ello que se
decidi analizarlos en forma ms detallada al final del
anlisis general de todos los proveedores.
Analizando el porcentaje de mono-proveedores se
puede inferir que es mucha la gente que en el Ro de la
Plata vivi de abastecer un solo servicio, y que esos abastecedores tuvieron un gran peso econmico en relacin
a los gastos dentro de la categora Salarios y gastos de
gestin, ya que representaban 59,40% del total de esos
gastos. Tambin fueron significativas estas sumas de dinero con respecto al 100% de los gastos del Sitio, ya que
representaron 17,67% del total del dinero gastado en la
contienda.
AGN, IX 4-4-3.
21
[Padrones] t. X, p. 262.
23
Moutoukias, 1992: 1.
24
Archivo Histrico de la Provincia de Buenos Aires, Real Audiencia, 1751, 5.1.16.5, folio 5 vuelta.
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Otros ejemplos dentro de estos proveedores de dos servicios lo constituyeron Nicols Fernandez, ayud en el
puerto en la manipulacin de vveres y gneros, a la vez
que tambin cumpli el servicio de chasqui, al realizar un
viaje ida y vuelta desde Buenos Aires a Potos con pliegos
del real servicio; Juan Jos Morales, cobr $ 6 por llevar
pliegos desde Colonia a Buenos Aires, y le pagaron el
mismo importe por haber llevado otras diligencias; don
Jos Ruiz de Arellano, provey socorros para soldados y
milicias, a la vez que pag por sus servicios a peones que
trabajaron en la Ensenada de Barragn; don Lorenzo Loisaga, cobr por los gastos de traslados de personas (desde
Arrecifes a Buenos Aires) y por su servicio de chasqui
con pliegos.31
Por el peso econmico de sus provisiones, se pudo observar que los proveedores ms diversificados, no tuvieron tanta importancia econmica dentro de la categora
Salarios y gastos de gestin, como los proveedores de
uno o dos servicios, pues suman 7,06% del total de sta.
Tampoco son significativos los porcentajes del total general de gastos de estos proveedores respecto al total de
dinero gastado en el Sitio, pues oscilan solamente entre
1,19% y 0,46% del total.
Como se pudo observar en el cuadro 2 de la pgina 6
del presente trabajo, los gastos en transporte representan
24,50% del total gastado en la categora Salarios y gastos
de gestin. Este servicio es uno de los principales de este
sitio; no se puede imaginar esta contienda sin la cantidad
enorme de embarcaciones y carretas llenas de vveres y
pertrechos; personas desplazndose de una banda a la otra
del Ro de la Plata, o de un lugar a otro dentro del espacio rioplatense o fuera de l; innumerable cantidad de
individuos realizando las cargas, romaneajes, descargas y
dems tareas complementarias al servicio de transporte en
el complejo portuario.
Como era de esperar, por tratarse de un complejo portuario, los mayores gastos en transportes fueron ocasionados por las embarcaciones; a juzgar por la innumerable
cantidad de pagos por fletes de lancha, debe haber habido
congestin, embotellamiento en el Ro de la Plata en ese
momento. Se encontraron cientos de recibos en los que
se detalla pagos mensuales a cada patrn de lancha por
su salario, el de su lancha (especifica la carga que puede
sta transportar) y el de los marineros de ella; estos gastos
equivalen al 67,90 % del dinero gastado en transporte.
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Debido a que la mayora de los vveres eran suministrados por el Proveedor Real desde Buenos Aires; salieron
de esta ciudad la mayor cantidad de lanchas transportando
los vveres y gneros necesarios para llevar adelante el
sitio a Colonia. Tambin fue un medio de transporte muy
usado en la Banda Oriental, dado las caractersticas geogrficas de la regin.
Al igual que para el caso de algunos comestibles, se
ha encontrado a personas realizando fletes con lanchas
para el sitio, que tambin brindaron este servicio a los navos de registro; por ejemplo Felipe de Aspillaga33. Este
lanchero fue censado en 1738 en su casa de la calle San
Martn de norte a sur, donde tambin vive Juan Bautista
Penasco, un proveedor tanto de comestibles, como de bienes necesarios para los gastos de campamento.34
Una de las pocas damas proveedoras de servicios fue
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Vase AGN, IX 43-2-4, leg. 17, exp. 3, para el caso de los navos de registro y AGN, IX 4-4-2; IX 4-4-3 y IX 4-4-4, para los
servicios brindados en el sitio a Colonia del Sacramento.
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[Padrones] t. X, p. 264.
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Adems de los patrones y/o dueo de las embarcaciones, hay que pensar en la innumerable cantidad de marineros que se necesitaban para cubrir los numerosos viajes
de una banda a otra del Ro de la Plata. Un ejemplo lo
brinda la lancha de Pedro Carricaburu, esta embarcacin
iba provista de un pilotn, un condestable y trece marineros. Este lanchero, figura en el padrn de 1744 alquilando
cuartos suyos a Juan Estrit, maestro armero del Sitio.38 En
la mayora de los casos no se menciona el nombre de los
marineros, pero s se especifica sus salarios, que oscilaban
entre $10 y $20 mensuales.
Algunas de las embarcaciones de transporte que condujeron vveres y pertrechos de guerra, fueron escoltadas
convoyadas por lanchas de la Armada en guerra, como
la Lancha La Bretaa, la cual tena veinticuatro hombres
de mar y estaba al mando del capitn Don Juan Bautista
de Zamorategui.39
ARCHIVO GENERAL DE LA NACION. 1925-1934. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires. Buenos Aires, Serie
II, Tomo VII, pginas 501 y 502.
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[Padrones] t. X, p. 344.
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Otro rol muy importante dentro de los servicios complementarios al transporte lo constituyeron los diversos
individuos que iban a las casas de los vecinos a buscar
los productos que stos suministraban; se ocupaban luego
de romanear (equilibrar el peso de las cargas en el medio de transporte) estos vveres y gneros, acomodarlos
en sus envases, cargarlos en las carretas, descargarlos
de las carretas, almacenarlos en los almacenes, volver a
romanearlos y cargarlo en las carretas para por ltimo,
conducirlos al Puerto del Riachuelo y embarcarlos en las
lanchas. Generalmente el pago por esta tarea es de 3 reales diarios. Lamentablemente, la fuente menciona pocas
veces el nombre de los individuos que realizaron estas importantes tareas, perdindose tan valioso dato para el objetivo mayor de este trabajo que es poder acercarse a los
proveedores de bienes y servicios del complejo portuario
rioplatense. Segn la fuente, a estos peones generalmente
se los ocupaba todo el mes, ya que cobraban por 28 a 30
das de labor; es decir que ganaban un promedio de $10
mensuales. Si consideramos que ninguno ocupado en tareas vinculadas al puerto, a la construccin, a las panaderas solicit informaciones de pobreza49 y que no fueron
considerados pobres los que cobraban un salario de 10
pesos mensuales o ms50, se podra afirmar que tan mal
no la pasaban los trabajadores portuarios rioplatenses; y
que fue el puerto y sus actividades, en especial la provisin de servicios complementarios al transporte una de las
actividades donde muchas personas buscaron su forma de
subsistir y, por qu no, ganar riqueza.
43
[Padrones] t. X, p. 207.
44
[Padrones] t. X, p. 297.
45
[Padrones] t. X, p. 295.
46
[Padrones] t. X, p. 200.
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otra tarea.
Como se pudo observar, la provisin de servicios necesarios a la gestin del sitio represent 29,74%, es decir
casi un tercio del total gastado en la contienda; por lo tanto fueron muchas las personas que gracias a la provisin
de estas prestaciones pudieron sobrevivir en el espacio
rioplatense.
Si se piensa que la contienda analizada en este trabajo dur poco menos de ao y medio (el Sitio se impuso
desde el 1 de octubre de 1735 hasta el 15 de marzo de
1737); que, terminado el Sitio a Colonia del Sacramento,
se impuso el campo del bloqueo; y que, a lo largo de todo
el siglo XVIII, hubo innumerables conflictos blicos; seguramente deben haber sido muchos ms los proveedores
que se fueron especializando en la satisfaccin de uno o
ms servicios; ms an si se retiene el dato de que estos
proveedores adems de abastecer a las tropas, pudieron en
muchos casos aprovisionar tambin a las tripulaciones de
los barcos que merodeaban el complejo portuario.
Hubo adems, quienes adems de proveer servicios necesarios a la gestin, fueron proveedores de los gastos de
campamento.
Los proveedores de tres, cuatro y cinco servicios fueron
personas que por su funcin se las encontr cobrando esas
prestaciones. Por el peso econmico de sus provisiones,
se pudo observar que los proveedores ms diversificados,
no tuvieron tanta importancia econmica dentro de la categora Salarios y gastos de gestin, como los proveedores de uno o dos servicios, pues suman 7,06% del total
de sta.
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Parte II
Puertos presentes y porvenir
Honzalo Yurkievich
Guillermo Colombo
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EtsoymdonadoT.oemsquiero
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Introduccin
La construccin de un puerto genera impactos en el medio natural, en el sistema urbano-regional y en la ciudad de su emplazamiento. El medio natural se ve
interferido por una obra de infraestructura de enormes proporciones generndose procesos de erosin-acumulacin, refraccin de olas, sedimentacin, mortalidad de especies, desaparicin de la pradera subacutica, entre otros fenmenos
(Fernndez Prez, 2004). El sistema urbano-regional recibe impactos, en general
deseados desde la instalacin del puerto como son los beneficios de los flujos de
mercaderas, ideas y personas, aunque existen casos donde el soporte de redes
tangibles e intangibles de un sistema urbano-regional-portuario no tiene la capacidad suficiente para absorber todas las transformaciones que el emplazamiento
del puerto propone.
Los litorales constituyen los territorios que soportan mayor presin desde lo
demogrfico, desde las actividades econmicas y desde lo ambiental. La accebilidad tierra-mar-tierra est condicionada por el soporte fsico natural de los
mismos tanto en la tierra como en el mar. Entre los numerosos artefactos construidos en los litorales, los puertos son las obras de infraestructura por excelencia, aunque su planificacin ha estado ms bien regida por los principios ingenieriles propios del Siglo XIX y principios del XX que por los lineamientos de
la ordenacin territorial, enfoque desarrollado hacia la segunda mitad del siglo
XX. De esta manera en el emplazamiento de los principales puertos del mundo
se ha ignorado los principios de la Ordenacin Territorial que hubiera estado
ms atenta a los efectos que la infraestructura portuaria pudiera producir y de
los enlaces e interrelaciones de los diferentes elementos (infraestructura, flujos y
accesibilidad) sobre el territorio.
GESMar-G.E.O.T. - UNMDP
[email protected]
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- Hinterland: territorio que se comunica con un puerto, sirvindole como va comercial y que se considera dentro de su rea de influencia terrestre (Granda,
2005:14).
Barragn Muoz expresa que las obras portuarias presentan una serie de caractersticas que deben ser tenidas
muy en cuenta por la Planificacin Territorial (Barragn
Muoz, 1994:7). Indica as que las infraestructuras portuarias, mas all de su tamao suelen estar bien definidas
espacialmente resultando frecuente que generen procesos
expansivos rpidos. Asimismo las obras portuarias presentan una enorme capacidad estructurante, conformando
una serie de estructuras fijas como arterias, vas frreas,
accesibilidad y circulacin, usos de suelo industrial, central de produccin elctrica, etc. que en principio se disean para ordenar la funcionalidad del puerto y que, con
el paso del tiempo, algunas de ellas muestran marcados
signos de obsolescencia. A las obras portuarias tambin
se les adjudica que de ellas se derivan en forma directa
hasta casi todos los subsistemas territoriales, entre estos
aspectos se considera los efectos sobre lo fsico-ambiental, lo econmico-productivo y lo urbano-relacional.
La Geografa Portuaria constituye una rama de la Geografa Econmica y tiene por objetivo comprender la estructura funcional de las ciudades portuarias, analizando
como las innovaciones tecnolgicas y los cambios generados por la globalizacin afectan a la utilizacin de
los espacios urbano-portuarios (Tobal, 2000). Su estudio requiere de un mtodo basado en un enfoque multidisciplinario, nutrido en disciplinas como la sociologa,
historia, economa, antropologa, sociologa, urbanismo,
que se complementa con un enfoque sistmico (teora de
sistemas). El recorrido que realizan en general los estudios dedicados a la geografa portuaria se inicia con el
tratamiento de casos a partir de una generalizacin y a
partir de un modelo terico que permita aplicar el mtodo
hipottico-deductivo.
el paisaje urbano es ms heterogneo, ya que la ciudad abarca diversos tipos y niveles de produccin. Cada
instrumento de trabajo tiene una localizacin especfica,
que obedece a la lgica de la produccin. (Santos, M.
1996b: 64).
La globalizacin ha convertido a las ciudades portuarias en escenarios de la pugna entre la gestin global y la
gestin local. De este modo las ciudades portuarias se enfrentan a procesos de exclusin como resultado de la lucha por el reposicionamiento de puertos en la articulacin
del nuevo orden comercial (Granda, 2005). Los efectos
de la nueva morfologa urbana de las ciudades portuarias
implican la revalorizacin del territorio y asimismo provoca nuevos desequilibrios territoriales con espacios bien
conectados y espacios marginales.
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Como indica Domnguez Roca (2006) la reestructuracin portuaria rene un conjunto de acciones, actividades
y procesos que tienen como resultado un cambio significativo en la estructura fsica, funcional y/o social de un
puerto. Estos procesos se desencadenan como consecuencia directa o indirecta de transformaciones tecnolgicas,
econmicas e institucionales y pueden incluir cambios
en la configuracin territorial del puerto, en el uso de los
espacios e infraestructuras portuarias y en las formas de
propiedad, tenencia, explotacin, gestin y administracin de esos espacios e infraestructuras.
Desde principios de siglo hasta hoy, las ciudades portuarias han sufrido fuertes cambios. El tamao de los buques, la conteinerizacin, los nuevos mercados, obligaron
tanto a los buques como a las instalaciones portuarias a
adaptarse a las nuevas necesidades del transporte martimo, mediante la incorporacin de innovaciones tecnolgicas para afrontar la reconversin de los espacios y de los
servicios que aseguraban la actividad comercial. Como
seala Tobal las ciudades se encontraron en unos pocos
aos con grandes superficies de suelo industrial desocupado y abandonado, donde se instalaron grupos sociales
marginados, crendose bolsas de pobreza que generaban
espacios urbanos poco atractivos. Poco a poco, adems
de las barreras fsicas preexistentes (lneas de ferrocarril
costero, grandes infraestructuras de carga, almacenes)
fue acentundose en buena medida una barrera social. El
puerto era un espacio marginal y la poblacin del resto de
la ciudad dio la espalda al mar. (Tobal, 2000:3)
Si el espacio organizado es tambin una forma, un resultado objetivo de la interaccin de las mltiples variables
a travs de la historia, su inercia se puede decir que es
dinmica. (Santos, M. 1990,165).
Segn Barragn Muoz (1994) las infraestructuras portuarias, mas all de su tamao suelen estar bien definidas
espacialmente resultando frecuente que generen procesos
expansivos rpidos, adems de presentar una fuerte capacidad estructurante, conformando una serie de estructuras fijas como arterias, vas frreas, accesibilidad y circulacin, usos de suelo industrial, central de produccin
elctrica, etc. que en principio se disean para ordenar la
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La inercia dinmica se manifiesta por medio de diferentes formas de atraccin: econmica, por servicios, por
infraestructuras, por capitales previamente invertidos. En
el frente costero-portuario de Mar del Plata se producen
cambios muy acelerados en el uso del suelo, donde en
muy corto tiempo se han transformado terrenos baldos u
ocupados con viviendas unifamiliares en espacios ocupados por edificios de propiedad horizontal de alta categora. Las condiciones de los mismos (confortabilidad, seguridad, prestacin de servicios, construccin inteligente)
responden a un segmento de poblacin exigente. La concrecin de varios de ellos en la primera lnea de costa han
constituido la atraccin para la construccin de nuevos
emprendimientos y asimismo todos ellos han sido motivo
para la atraccin de las principales oras publicas desarrolladas en la ciudad, desde la Cumbre de las Amricas hasta hoy (parquizaciones, asfaltos y recapados permanentes
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- En cuanto a la recalificacin, consiste en la reconsideracin y la revitalizacin de zonas urbanas de dimensiones no despreciables y localizadas a corta distancia
del centro de la ciudad; ya se trate de reas portuarias o destinadas a otros usos, ya sea que las zonas
recuperadas estn vacas o desprovistas de funciones.
El xito de reinsertar estas reas depende de su valor
agregado y a travs del relanzamiento del waterfront
se redefinen el rol y la imagen de la ciudad.
El papel especfico del espacio como estructura de la sociedad procede, entre otras razones, del hecho de que las
formas geogrficas sean durables y, por eso mismo, por
las tcnicas que encarnan y a las que dan cuerpo, es decir, por su propia existencia, se revisten de una finalidad
que en un principio estaba ligada, en regla, al modo de
produccin precedente o a uno de sus momentos. Asimismo, el espacio como forma no tiene, en modo alguno, un papel fantasmagrico ya que los objetos espaciales son reavivados peridicamente por el movimiento
social. Se puede decir que las formas en general que se
metamorfosean en otras formas cuando el contenido
cambia o cuando cambia el propsito que les haba dado
origen. (Santos, M. 1990,165).
Del mismo modo en el territorio estrictamente portuario- se identifican procesos de metamorfosis del espacio
igualmente significativos. De este modo, el trmino reestructuracin portuaria es aplicable a dos tipos de procesos, que denominaremos reconversin puerto-puerto y
reconversin puerto-ciudad. El primero corresponde a la
reestructuracin de los espacios portuarios, periportuarios
y funcionalmente vinculados con el puerto; el segundo de
los procesos involucra a los espacios post-portuarios:
El espacio de reencuentro de la ciudad con la zona costera urbana (Waterfront) ofrece un rea ideal en la que
alentar proyectos residenciales, recreacionales, tursticos
y comerciales. El frente costero puede calificarse como un
laboratorio de calidad urbana, procurando sealar ejemplos nacionales sobre la presencia o ausencia de dichas
caractersticas. (Bruttomesso, R 2004, 28). En la etapa
post-industriales las viejas estructuras, herencia del pasado, se re-valorizan, siempre y cuando hayan sobrevivido
al pico y pala de las transformaciones ingenieriles.
a-Reconversin puerto-puerto
- Espacio portuario: se refiere al puerto propiamente
dicho, es decir al espacio directamente destinado a
las actividades de transferencia de cargas y pasajeros
entre modos de transporte terrestres y acuticos o al
espacio que desde el punto de vista jurdico-polticoterritorial est sujeto a la jurisdiccin de la autoridad
portuaria (Domnguez Roca, 2006).
Por la fecha de los objetos de un paisaje deberamos poder reconocer su edad (o sus edades). Pero esto no siempre es posible, ya que muchas veces los objetos antiguos
son suprimidos del paisaje. (Santos, M. 1996b, 66)
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- La recomposicin apunta a identificar las diversas partes en la que est dividida una ciudad (sectores aislados entre s e incomunicados que articulan las zonas
portuarias, con los espacios destinados a actividades
comerciales y de almacenamiento, completamente separadas de las destinadas a los pasajeros. La actividad
consiste en unir estas partes para ser transmitidas a los
futuros usuarios de manera indita y atractiva.
b-Reconversin puerto-ciudad
- Espacios post-portuarios: El reemplazo de las actividades portuarias por otras funciones urbanas, manteniendo ciertas formas fsicas y ciertas referencias simblicas al puerto da lugar a espacios con caractersticas especficas, que podramos denominar espacios
post-portuarios.
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Podemos aproximar la posicin del problema de Harvey a la de Manuel Castells cuando ambos consideran
el sistema urbano como una estructura socialPor
sus cualidades funcionales, el espacio, como cualquier
otra estructura sociales, mas por su estructura que por
su forma, un reflejo de la sociedad global, su dinamismo
es consecuencia de la ruptura de la sociedad global y de
su consiguiente distribucin por el territorio (Santos, M.
1990,160)
Las intervenciones en el frente costero-portuario pueden dar vida a interesantes fragmentos de ciudad, pero
tambin pueden dar lugar a paisajes planos y montonos, rplicas de otros sitios que deprimen ms que reconvierten. En donde los resultados fueron convenientes es
porque han actuado algunos factores, destacndose los
siguientes criterios:
- La pluralidad de funciones asignadas al rea: en donde
se relacionan las de la franja terrestre del waterfront,
hasta las zonas ms centrales, zonas lejanas y perifricas.
- La multiplicidad de actividades econmicas: en las
zonas recalificadas se da la combinacin funcional
de las principales actividades urbanas (econmicas
productivas, residencial, de cultura y de tiempo libre, de movilidad), representando a menudo la clave
del xito.
- Apertura del waterfront al pblico, a travs de un proceso, a veces realizado en fases sucesivas, de expropiaciones, de readquisiciones de las zonas de confn
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Reflexiones finales
Cabe destacar que estas transformaciones en el waterfront de las ciudades portuarias ya pusieron en alerta a
quienes vienen estudiando estos procesos de ciruga mayor urbana. As qued plasmado en la 10.Conferencia Internacional de Ciudades-Puerto, celebrada en noviembre
de 2006, a travs de la CARTA DE SYDNEY, donde se
establecieron seis clusulas fundamentales que deben ser
monitoreadas en todo proceso de transformacin de frentes costeros:
Asimismo el espacio urbano portuario ha estado sesgado tanto por la componente temporal como la espacial,
siendo esta consecuencia de aquella, presenta hoy los
mayores desafos de reestructuracin urbana. El espacio urbano, y en particular el urbano-portuario resultan
escasos y simultneamente obsoletos, inadecuados para
los nuevos usos, actividades y exigencias operativos de la
circulacin martimo-terrestre. En el contexto actual, los
puertos, adquieren un papel relevante en la reestructuracin territorial.
1. Asegurar la coherencia de los proyectos en los territorios de las ciudades y las regiones portuarias.
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72
Gonzalo Yurkievich*
Introduccin
La Repblica Argentina, debido a las ventajas comparativas de sus amplias
llanuras centrales, se constituy, durante la segunda mitad del siglo XIX, como
proveedor de cueros, carnes y granos de la economa-mundo capitalista. La regin favorecida, por sus fuerzas productivas, dentro de este modelo fue la zona
central del pas o Regin Pampeana, generndose, desde entonces, un desequilibrio demogrfico y econmico que an perdura en nuestros das.
La orientacin de la produccin pampera hacia la exportacin demand la ejecucin de una compleja infraestructura de transportes y estaciones portuarias que
facilitaran la salida de los vveres hacia el mundo a travs del ocano Atlntico.
El estado argentino, junto al capital privado, en su mayor parte extranjero, disearon una red de infraestructura desarticulada y orientada fundamentalmente
hacia el puerto de la ciudad de Buenos Aires y en menor medida hacia los puertos
de Rosario y Baha Blanca. En este sentido, no se constituy un sistema portuario en funcin de atender las prioritarias demandas nacionales y de alcanzar una
interaccin y complementacin entre las regiones. La Primera guerra mundial y
la crisis de 1930 propiciaron el inicio del proceso de industrializacin sustitutiva
de importaciones, con un aumento del proteccionismo de los estados centrales;
y de los perifricos, en pos de incentivar su produccin de energa, de metales
estratgicos, y de bienes de uso durable y de capital. El estado argentino estatiz
el sistema portuario durante el gobierno de Pern en 1947. Durante el periodo
Sistema diseado por la burguesa europea en funcin de asegurar la continuidad de su crecimiento econmico, basado en la divisin internacional del trabajo.
Mientras el core o centro, ubicado en Europa Occidental, produca manufacturas, la periferia, ubicada en Amrica, Asia, frica y Oceana, produca materias
primas estratgicas y alimentos baratos que permitiran una disminucin de los
costos de la mano de obra industrial as como una mayor especializacin de los
asalariados centrales en labores de alto valor agregado. Vase Immanuel Wallerstein, 1974.
A lo largo de este texto encontraremos las comillas en las palabras sistema portuario ya
que si bien afirmamos que no existe un sistema portuario como tal, los estudios al respecto
llaman al complejo de puertos nacionales Sistema Portuario Argentino. Las comillas, de
esta forma, nos permiten sortear este inconveniente. Al tiempo que mencionamos al sistema portuario, afirmamos que este no existe como tal.
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siglo XXI sern tambin analizados por ser elementos insoslayables a la hora de entender las nuevas lgicas y las
formas de insercin de nuestro sistema en las mismas.
El rol de nuestro pas dentro de la divisin internacional del trabajo poco se ha modificado desde el siglo XIX
y a principios del siglo XXI la exportacin de materias
primas y alimentos vuelve a ser la razn de vida del comercio exterior argentino.
El sistema portuario nacional, en el ao 92, en el marco de las desregulaciones llevadas a cabo por el ex-presidente Carlos Sal Menem desde principios de los 90,
encar un proceso de descentralizacin (dando jurisdiccin sobre ellos a las provincias) y apertura a los capitales
privados. Durante esta dcada se intensific, a su vez, el
proceso de re-primarizacin de la economa, comenzado
en los 70, con amplia expansin de la agricultura para
la exportacin (fundamentalmente del paquete de la soja)
y de la explotacin y exportacin de combustibles y sus
derivados en manos de empresas privadas. Otros rubros
como las frutas y sus derivados agroindustriales, el pescado, los metales y los vinos tambin accedieron, en esta
nueva etapa, al auge exportador.
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El puerto como concepto y el cambio en los paradigmas que guan la organizacin y gestin de los puertos del
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- un nivel funcional, equivalente al conjunto de actividades que se realizan en ese espacio y que se expresan
en un conjunto de flujos de materia y energa.
- un nivel especficamente social, conformado por el
conjunto de relaciones sociales (econmicas, polticas,
culturales, etc.) que se establecen entre los actores que
estn directamente vinculados a ese espacio o a esas actividades.
La estructura tcnico-social en cuestin se define a partir de un conjunto de fijos ubicados en un lugar especfico y concreto, con lmites definidos y observables.
En consecuencia la estructura es, en su nivel fsico, de
dimensin local o sub-local. Entendemos por local la
escala de la localidad, definida mediante un criterio jurdico, fsico o interaccional y por sublocal cualquier
mbito menor que forme parte de una localidad.
Cabe aclarar que lo que est localizado es la base fsica
a partir de la cual se define la estructura y no el conjunto
de actores involucrados. stos pueden situarse a miles de
kilmetros, pero formarn parte de la estructura tcnicosocial localizada si mantienen una relacin directa (por
ejemplo, de apropiacin o uso) con el espacio a partir del
cual se define la estructura.
Desde el punto de vista
funcional, las obras y las instalaciones de un puerto se
pueden clasificar por su ubicacin en:
* zona martima, destinada al barco, se disponen las
obras de abrigo que protegen la zona de atraques del oleaje exterior, constituidas fundamentalmente por los diques;
las obras de acceso que facilitan el acceso del barco al
puerto en condiciones de seguridad, garantizando su maniobrabilidad, anchura y calado adecuados. Entre ellas
tenemos la sealizacin (radar, faros, balizas, radiofaros,
boyas, etctera), los diques de encauzamiento, canales
dragados, esclusas; las obras de fondeo con la funcin
de mantener el barco amarrado en aguas tranquilas a la
espera de su turno de atraque en los muelles; y las drsenas que constituyen la superficie de aguas abrigadas aptas
para la permanencia y operacin de los barcos (de marea
o de flotacin, segn estn o no sometidas a la accin de
las mareas).
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*zona terrestre, destinada fundamentalmente a la mercanca, nos encontramos con la superficie de operacin
terrestre constituida por los muelles, que adems de facilitar el atraque y amarre de los barcos, sirven de soporte al
utillaje y de acopio provisional de mercancas; y los depsitos que adems de adecuar un espacio a las mercancas,
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Para las cargas de esos buques, fue relativamente fcil adoptar nuevos mtodos de carga y descarga y los
tiempos que stos pasaban en los puertos eran cortos.
Para el transporte de la carga general esta evolucin no
fue tan fcil. Con los mtodos de carga y descarga aplicados hasta entonces (con manipuleos manuales de bultos
chicos individuales) los buques pasaban muchas veces el
75% de su tiempo en los puertos y slo el 25% navegando.15 En el transporte de cabotaje de los Estados Unidos,
en 1956, un transportista camionero, Malcolm MacLean,
invent el contenedor que se us con buenos resultados entre New York/Newark y Houston. De camionero se
transform en armador y form la naviera Pan-Atlantic
Steamship Company, que despus se transform en la
poderosa empresa Sea-land. Nueve aos ms tarde, comenz entre Estados Unidos y Europa una nueva etapa en
el desarrollo del transporte martimo inicindose un uso
intensivo de los contenedores. Esta innovacin signific
una mejora significativa de la eficiencia del transporte,
disminuyendo significativamente el costo de los fletes y
aumentando notablemente la capacidad de carga de los
barcos. La containerizacin permiti reducir significativamente la cantidad de mano de obra utilizada para realizar la estiba en los puertos y, adems, eliminar la ruptura
de carga, ya que los contenedores llegan cargados a los
puertos en trenes o camiones especialmente diseados
y solo deben ser transferidos a los barcos cargueros sin
manipular en forma alguna las mercaderas. Los contenedores estn disponibles en longitudes estndar comn de
20-pies (6,1 m), de 40 pies (12,2 m), de 45 pies (13,7 m),
de 48 pies (14,6 m) y 53-pies (16,2 m). Se mide la capacidad de contenedor en unidades equivalentes TEU. Una
unidad equivalente es una medida de capacidad de carga en contenedores equivalente a un estndar de 20 pies
(longitud) 8 m (ancho) x 9 pies en (la altura). Estos se
venden en alrededor de 2.500 dlares en China, el mayor
fabricante del mundo.
El negocio de los fletes martimos est manejado por
un grupo de grandes navieras que vienen llevando a cabo
desde los aos 70 polticas expansivas, convirtindose en
operadores globales que realizan sus operaciones en todos
los puntos del planeta. La fusin de empresas y la absorcin de las ms pequeas por parte de las ms poderosas
establecieron un oligopolio dominado por algunas pocas
firmas.16
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Compaa
Pas de origen
Capacidad en TEU
% del mercado
Nmero de barcos
Maersk
Dinamarca
1.900.000
18.2%
600
Mediterranean
865.890
11.7%
376
507.954
5.6%
256
Evergreen
Suiza
FranciaInglaterra
EE.UU
477.911
5.2%
153
Hapag Lloyd
Alemania
412.344
3.8%
111
CSCL
China
331.437
3.6%
145
APLINES
EE.UU
331.437
3.6%
99
328.794
3.6%
145
China
Japon
322.326
302.213
3.5
3.3%
118
105
CMA CGM
Hanjin
Cosco
NYK Lines
El intermodalismo
El intermodalismo es la articulacin entre diferentes
modos de transporte utilizando una nica medida de carga
(generalmente contenedores TEU), a fin de realizar ms
rpida y eficazmente las operaciones de trasbordo de las
mercancas. Las subdivisiones del transporte terrestre (camin y ferrocarril) y las subdivisiones del transporte por
agua (transporte martimo y transporte en vas navegables
interiores), son considerados como modos de transporte
diferentes. El intermodalismo no tiene aun una presencia importante en la infraestructura de Amrica Latina,
as como tampoco en el resto de la periferia de la economa mundo, pero si amplia difusin en Europa, EE.UU y
Asia.
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Como podemos apreciar en el cuadro N 2, es Singapur el principal puerto de containers del mundo y son los
puertos de la emergente economa china aquellos que ms
han incrementado su volumen de movimiento, casi duplicando su actividad en solo 4 aos y ubicando 6 puertos
entre los 12 de mayor actividad del planeta. Es notable,
a su vez, el caso de Dubai, en los Emiratos rabes, el
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cual se consolido como nuevo paraso fiscal en la ltima dcada y casi duplic su actividad mercantil en solo
5 aos ubicndose en el 7 lugar de la lista. Otros puertos
tradicionales como Hamburgo, Rtterdam, Los ngeles y
Long Beach se mantienen entre los 15 puertos de mayor
actividad del mundo siendo polos respectivos en Norteamrica y Europa Occidental. Nueva York aparece en el
lugar 19 de esta lista siendo el principal puerto de la costa
este de EE.UU; Tokio aparece en el puesto 26 y el nico
puerto latinoamericano que aparece entre los primeros 40
es Sao Paulo en el puesto 39.
Cuadro N 2: Principales puertos del mundo en movimientos de containers en miles de TEU, 2004-2007
Ranking
Puerto
Pas
2007
2006
2005
2004
Singapur
Singapur
27.932
24.792
23.192
21.329
Shangai
China
26.150
21.710
18.084
14.557
Hong Kong
China
23.881
23.539
22
22
Shenzhen
China
21.099
18.469
16.197
13.615
Busan
13.270
12.039
11.843
11.430
Rotterdam
Holanda
10.791
9.655
9.287
8.281
Dubai
Emir. Arabes
10.653
8.923
7.619
6.429
Kaohsiung
Taiwan
10.257
9.775
9.471
9.714
Hamburg
Germany
9.890
8.862
8.088
7.003
10
Qingdao
China
9.462
7.702
6.307
5.140
11
Ningbo
China
9.349
7.068
5.280
4.006
12
Guangzhou
China
9.200
6.600
4.685
3.308
13
Los ngeles
EE.UU.
8.355
8.470
7.485
7.321
14
Antwerp
Blgica
8.176
7.019
6.482
6.064
15
Long Beach
EE.UU.
7.316
7.289
6.710
5.780
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En Sudamrica ya empez la competencia por constituir dos puertos hub regionales: uno en el Pacfico y otro
en el Atlntico. Buenos Aires, Montevideo y Santos son
los candidatos ms firmes en la Costa Atlntica mientras
que El Callao compite la plaza con Guayaquil y Valparaso. Segn Jan Hoffman, experto de Unidad de Transporte
de la Comisin Econmica para Amrica Latina (CEPAL)
ningn puerto del Pacfico sudamericano tiene las con-
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Buenos Aires y Montevideo, debido a la limitada envergadura de sus operaciones y de su zona de influencia
y a estar ubicados en el extremo de las rutas, tienen pocas
posibilidades de ser Hub.22 Es ms probable que uno de
estos puertos se convierta en el principal fed port del Conosur. Buenos Aires por su nivel de actividad actual, por
su historia y por la extensa regin a la cual sirve, parece
perfilarse mejor en este camino.
Medio Oriente, a su vez, ingresa el 52% de sus exportaciones en Asia, siendo los hidrocarburos quienes componen casi en absoluto estos nmeros. Sudamrica, mientras
tanto, exporta el 54,5% por ciento a pases del continente
mientras que mantiene un importante 21,2% de exportaciones a Europa e intensific el comercio con Asa, debido principalmente a las exportaciones de alimentos a
China. Estos ltimos intercambios fortalecen la posicin
de los puertos del Pacfico sudamericano.
Europa
Common wealth
Africa
Medio Oriente
Asia
Mundo
World
Norte Amrica
Sud y Centro
Amrica
Europa
Commonwealth
Africa
18,5
51,3
3,3
7,0
43,7
17,7
2,9
0,7
2,6
1,5
3,5
2,7
24,2
19,0
100,0
100,0
30,3
24,4
21,2
1,3
2,7
1,8
16,1
100,0
7,9
1,4
73,5
3,3
2,6
2,6
7,5
100,0
4,6
1,2
56,3
20,2
1,3
3,2
11,7
100,0
21,7
3,4
39,5
0,2
9,5
2,5
19,1
100,0
Medio Oriente
11,0
0,6
14,3
0,6
3,6
12,3
52,3
100,0
Asia
19,9
2,4
18,8
2,1
2,4
4,0
49,7
100,0
Origen
*El avance de Short Sea Shipping (SSS) y de la navegacin fluvial se expande en los pases centrales, con buques
menores y lneas martimas que empiezan a reemplazar al
transporte terrestre en la logstica de distribucin.
La estructura de los intercambios
Si observamos la estructura del comercio mundial podemos observar que:
Norte Amrica
Cuadro N 3
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La vocacin de servicio
A fines les siglo XIX, al comps de la consolidacin de
Inglaterra como potencia industrial y martima mundial, la
Argentina se insert en la divisin internacional del trabajo como productora de materias primas y alimentos. Esta
situacin demand la construccin de toda la infraestructura y la logstica necesaria para despachar los bienes primarios locales hacia las metrpolis y, a la vez, introducir
en el hinterland local las manufacturas importadas. Gran
parte de esta demanda de instrumental econmico fue canalizada por empresas europeas, que construyeron entre
1880 y 1920 algunos de los puertos agro-exportadores
ms importantes de nuestro pas como Baha Blanca, Rosario, o Villa Constitucin. Otros puertos fundamentales,
como Buenos Aires, La Plata, Santa Fe, Quequn y Mar
del Plata, fueron construidos por el estado nacional pero
con participacin directa del capital extranjero en asistencia tcnica y financiera en la construccin as como en la
posterior ampliacin de los mismos.25 En muchos casos,
las mismas empresas que construyeron puertos disearon
y construyeron la red ferroviaria nacional que tena como
cabeceras a Rosario y Buenos Aires. Estas firmas controlaban, adems, el almacenamiento y la comercializacin
de los alimentos. La inversin en infraestructuras en la periferia constitua un doble beneficio: por un lado facilitaba
el fluido transito y despacho de las mercancas y por otro
lado satisfaca la necesidad del capital de reproducirse en
base a la expansin de la inversin en forma directa o indirecta.26 Conceder prstamos a los estados o a los agentes
privados perifricos era un mecanismo por el cual stos se
endeudaban al tiempo que cooperaban en la construccin
de una infraestructura que atendera eficientemente a las
desiguales condiciones comerciales planteadas.
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La cuenca media de los Ros Uruguay y Paran, especialmente en Corrientes, Formosa y Misiones, qued excluida del sistema central de vas navegables nacionales
por distar de los principales centros de intercambio y por
no contar con recursos estratgicos ni constituirse como
importantes centros de produccin de alimentos. El Chaco fue una excepcin debido a la necesidad de La Forestal de contar con un puerto de salida de su produccin
maderera. En cuanto decay el nivel de actividad de esta
empresa languideci el puerto de Barranqueras y con l la
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La actividad algodonera orientada al mercado interno revitaliz la economa provincial durante buena parte del siglo XX. A
partir de los 90 es la soja la actividad introducida en reemplazo
del algodn provocando una fragmentacin de los territorios y
un proceso de concentracin empresarial y expulsin de pequeos productores.
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El 23% de las exportaciones y el 3% de las importaciones estn concentradas en la aduana de San Lorenzo y encuentran su
salida ultramarina a travs del complejo portuario San LorenzoPuerto Gral. San Martn que abarca la totalidad de las terminales de embarques y muelles existentes entre el Km 435 y 459
del Ro Paran. Este conglomerado de terminales de embarques
y muelles es hoy el polo exportador ms importante del pas saliendo desde el mismo cerca del 35% exportado por Argentina
en granos, aceites y subproductos oleaginosos, especialmente los
derivados del complejo de la soja. Drena por sus terminales la
produccin cerealera de un vasto hinterland que abarca centro,
litoral y noroeste del pas, a lo que hay que agregarle la destacada actividad de sus puertos en rubros como: hidrocarburos y
derivados, gas, qumicos, petroqumicos y actualmente minerales.
Cabe destacar que todas sus terminales tienen y/o poseen instalaciones y cintas de transferencias apropiadas para la operacin con
chatas y barcazas y que el complejo portuario San Lorenzo - San
Martn es por el momento el ltimo sector del ro condicionado
y mantenido para la navegacin de buques de gran porte. El tan
mentado proyecto Hidrova pretende modificar esta situacin, lo
cul, segn los especialistas, generara un incremento del trfico
exportador con sentido norte-sur facilitando la salida a travs del
Ro de la Plata de la produccin del Mato Grosso brasilero, del
Paraguay, de Bolivia y del norte argentino. La mayor parte de estas exportaciones estaran compuestas por el paquete de la soja
y sus derivados. Esta situacin genera una presin por la ejecucin del proyecto. ste, sin embargo, generara, segn un informe
desarrollado por la fundacin Humedales para las Amricas en
el ao 200032, importantes impactos ambientales derivados de
la rectificacin de los canales, con posibles efectos irreversibles
sobre el Pantanal brasilero; el aumento de la contaminacin por
hidrocarburos y la construccin de numerosas infraestructuras.
Rubro
Productos primarios
Manufacturas de origen agropecuario
Manufacturas de origen industrial *
Combustibles y energa
Total general
Polos principales
Como podemos observar en el cuadro N 5 el 66% de
las exportaciones argentinas del ao 2007 se encuentran
concentradas en 5 aduanas y por ende en los respectivos
puertos que sirven a estas.
Exportacin
2003
2004
2005
2006
2007
GE SM ar - U NM d P
29.939
6.547
4.379
2.245
2.543
1.874
1.482
1.605
678
1.012
623
796
636
328
607
391
247
287
3.658
34.576
7.468
5.629
2.892
2.773
2.182
1.724
1.303
880
1.200
824
1.003
834
372
537
307
418
402
3.827
40.387
8.281
6.705
4.052
2.875
2.736
2.182
1.362
1.184
1.411
1.097
1.347
744
609
574
562
490
478
3.699
46.546
9.513
7.771
5.534
3.040
2.785
2.702
1.755
1.450
1.335
1.189
1.781
766
807
693
574
605
547
3.701
55.780
13.183
8.573
6.906
5.055
3.328
3.119
1.994
1.815
1.422
1.358
1.287
985
866
740
709
641
566
3.233
* La fuente no especfica a que se refiere con resto en esa posicin del cuadro.
Fuente: Indec.
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2007
44.707
20.785
7.005
4.944
1.575
1.464
1.372
1.203
1.171
808
741
459
456
364
335
320
217
43
1.447
Fuente: Indec.
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Polos secundarios
Contamos dentro de esta categora a 7 puertos que se
encuentran por fuera del modelo agro-exportador o que
son perifricos dentro de este, tambin estn en este grupo
puertos petroleros, petroqumicos y pesqueros.
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La aduana de La Plata a travs de su puerto (BerisoEnsenada) da cuenta del 2,54% de las exportaciones y el
1,65% de las importaciones. Existi una importante actividad frigorfica sobre el partido de Beriso en el pasado.
Hoy, est especializado en combustibles lquidos y productos qumicos provenientes de la industria petroqumica ubicada en el Gran La Plata, rubro en el que compite
con Dock Sud y Campana-Zrate. Durante el ao 2007
aument en 198.722 toneladas sus movimientos con respecto al ao 2006 (4% de aumento).38 La siderurgia es
tambin un rubro significativo en este puerto y a esto debe
sumarse el aumento en la operatoria de automviles y
maquinarias que salen desde la zona franca de Ensenada.
Existe una zona franca sobre Ensenada y adems funciona
en este partido el astillero estatal Ro Santiago.
39
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Ibdem.
41
85
Ibdem.
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Caleta Olivia-Caleta Paula: El puerto de Caleta Olivia consiste bsicamente en: Una playa de tanques con
instalaciones sobre la costa con capacidad de almacenaje
para 141.000 m3 de petrleo crudo y rendimiento diario de
alrededor de 17.800 m3 por da y un amarradero de carga
costa afuera que consiste en una boya de cargamento (sistema nico de amarre), ubicada a 2.700 mts de la costa,
conectada a la terminal por una caera de 30 y otra de
14. En diciembre de 1998 se inaugur el puerto de Caleta
Paula, ubicado a unos kilmetros ms al sur, el cual permiti diversificar las actividades productivas de la zona,
limitadas, en forma casi exclusiva, a las vinculadas con
la actividad petrolera. La obra posibilit la disponibilidad
de facilidades portuarias confiables y seguras en el golfo
San Jorge, adecuadas para la operacin de embarcaciones
pesqueras de los ms variados portes, y de buques mercantes. Tambin se instal en este puerto en el ao 2004
un astillero, propiedad de la empresa Astilleros Patagnicos integrados con capacidad de reparacin de buques
pesqueros de ms de 60 metros de eslora.
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Conclusiones
Nuevos paradigmas surgieron, a partir de los aos 70,
en las formas de organizacin y regulacin del rgimen
de acumulacin capitalista. Los avances cientfico-tecnolgicos, especialmente la mejora de los transportes y las
comunicaciones, permitieron la descentralizacin de la
produccin a nivel mundial, diversificando la localizacin
de las etapas que integran el proceso productivo, buscando
ventajas comparativas en trminos de reduccin de costos
laborales e impositivos y mayor cercana a los recursos
naturales. Los esquemas proteccionistas establecidos en
la dcada del 30 dieron paso a una reedicin amplificada
del liberalismo econmico del siglo XIX. Esta situacin
gener una intensificacin del comercio mundial ultramarino. La aparicin de grandes bulk-carriers, la containerizacin y el intermodalismo dinamizaron el transporte de
cargas y los puertos fueron transformndose en estaciones
de transferencia y distribucin de mercaderas. La reduccin de mano de obra necesaria para la estiva, debido a la
eliminacin de la ruptura de carga, transform a las estaciones portuarias en sitios cada vez ms aislados de los
espacios sub-locales que los contienen. Los puertos Hub,
situados en los cruces de grandes rutas interocenicas,
junto a los feeders regionales, se transformaron en centros
nodales jerarquizados, de la nueva estructura en red de
los intercambios a escala planetaria.
Nuestro pas, al igual
que muchos pases de la periferia, emprendi un proceso
de industrializacin por sustitucin de importaciones desde los aos 30, el cual atraves distintas etapas, hasta
ser detenido y desarticulado por la llegada del neoliberalismo y su pulso de reprimerizacin de las economas. El
proceso de apertura iniciado por la dictadura, en latencia
durante los aos 80, fue institucionalizado por el gobierno de Carlos Menem en los 90 a travs de leyes y normas
que redujeron y descentralizaron el estado, desregularon
el comercio exterior e interior de bienes y servicios, privatizaron el transporte terrestre y martimo y liquidaron la
45
Fuente: Direccin provincial de Puertos, Gobierno de la provincia de Tierra del Fuego, Antrtica e Islas del Atlntico Sur.
46
Ibdem.
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44
El rol de nuestro pas dentro de la economa mundo capitalista poco ha variado y la actual crisis mundial pondr
a prueba a la estructura exportadora nacional y con ella al
sistema portuario, que como hace ms de 100 aos sigue
respondiendo a un modelo que acumula por desposesin y
que privilegia y desarrolla regiones geogrficas en forma
selectiva y desigual.
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gar
Fuentes:
*INDEC
*O.M.C
*SAGPyA
*INIDEP
*Revista QumicaViva, nmero 1, ao 5, abril 2006
*Subsecretara de Puertos y Vas Navegables.
* www.nuestromar.org
* Direccin provincial de Puertos, Gobierno de la provincia de Tierra del Fuego, Antrtica e Islas del Atlntico Sur.
* Diario La Nacin, 12-06-07
*Pagina web del Consorcio de Gestin del Puerto de
Baha Blanca.
* Pagina web del Consorcio de Gestin del Puerto de
Mar del Plata
* Pagina web del Consorcio de Gestin del Puerto de
La Plata
* Pagina web del Consorcio de Gestin del Puerto de
Buenos Aires.
(Footnotes)
1 Fuente: OMC.
2 Es importante remarcar que de este total de
17.321.179 de dlares, 7.657.247 de dlares (44,20%
del total) corresponden al complejo petroqumico,
6.008.352 (34.6% del total) de dlares al complejo automotriz y 1.954.435 (11,28% del total) al complejo
siderrgico.
3 Fuente: Indec.
4 La fuente no especfica a que se refiere con resto
en esa posicin del cuadro.
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5 Fuente: Indec.
47
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CONICET-IDEHESI-CEHDRE
La presente ponencia comparte con
los colegas en la temtica un informe
de lo actuado por el Centro de Estudios Histricos del Desarrollo Regional (CEHDRE), que dirige el autor,
en el marco de sus investigaciones
para CONICET, y actualmente en el
marco de la Unidad Ejecutora en Red
del Conicet del Instituto de Estudios
Histricos, Econmicos, Sociales y
de relaciones Internacionales (IDEHESI), que dirige el doctor Mario
Rapoport, con sede en la Facultad
de Ciencias Econmicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y
cuyo nodo Rosario tiene su sede en
el Instituto de Historia de la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales del
Rosario, UCA.
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gar
Sobre la experiencia de las Efemrides Rosarinas, columna que edit a travs del diario La Capital, de Rosario,
entre 2000 y 2003, y que tan buena acogida haba encontrado en los lectores, comenc por identificar efemrides
portuarias sobre las cuales luego resaltar conmemoraciones especiales que sirvieran a su vez de disparador de
otras actividades contribuyendo con el posicionamiento
del tema en los medios de comunicacin y por ende a la
sociedad. Fue en el 2002 que tuve a cargo la coordinacin
de la Comisin Popular Rosario 150 aos de Ciudad, lo
que posibilit llevar a los medios de comunicacin temas
tales como la participacin de Rosario en la Batalla de Caseros y las motivaciones por las que el general Justo Jos
de Urquiza impuls la ley que la declar ciudad en 1852,
piedra basal de su desarrollo portuario y econmico. En el
2004 se conmemoraban los 150 aos de que Rosario fuera consagrado como principal puerto de la Confederacin
Urquizista, o lo que es lo mismo decir, de la definicin de
su perfil federal, y la asuncin de un rol de liderazgo. Entre los distintos hechos que jalonaban la transformacin
de 1854 se encontraban: El primer reglamento de Aduana
para Rosario; el primer servicio fluvial regular de pasajeros; la primera lnea regular; factores conexos o preparatorios a la actividad portuaria en s; el centenario de la
relacin de los medios de comunicacin con la realidad
portuaria, a travs del primer peridico rosarino, La Confederacin; y Eduardo Hopkins comenzaba a gestionar la
construccin del primer muelle.
Para entonces, se haba iniciado un proceso de revalorizacin de las regiones para conformar un nuevo federalismo, impulsada por la reforma constitucional de 1994. El
gobierno de la provincia de Santa Fe (a la que pertenece
Rosario) lider la constitucin de la Regin Centro (junto
a las de Entre Ros y Crdoba) y en materia portuaria se
fij como meta transformar el puerto de Rosario en una
Terminal ocenica, lo que tambin tra aparejado garantizar el calado del ro Paran a 32 pies. Se puso en marcha
un plan estratgico de recuperacin global del puerto y se
cre el Ente Regulador del Puerto de Rosario (Enapro),
como consecuencia de la Ley Nacional de Puertos, que
prevea la creacin de entes pblicos no estatales para la
administracin de puertos. La provincia se reserv la presidencia del mismo.
En tanto destaqu que en el 2005 se cumplira el centenario de la habilitacin de los primeros muelles del puerto
moderno de Rosario, ocurrido en 1905. En funcin de ello
se propuso la ejecucin de seis vas de accin, en un plazo
de tres aos.
1) La publicacin de una serie de artculos de divulga
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Plan Urbano de Rosario, 2004, de la Municipalidad de Rosario. Carta de Concertacin. Rosario, 23 de agosto de 2004.
Documento puede consultarse en www.rosario.gov.ar
Una compilacin completa y de fcil acceso de la informacin logstica de Rosario y su regin, el puerto de Rosario y las
funciones del Enapro puede obtenerse en la revista Puerto de
Negocios, ao 2, N. 2, Agosto de 2007, Rosario.
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A fines del ao 2007 el gobierno de la provincia de Santa Fe cambi por primera vez de signo poltico. Al Partido
Justicialista sigui el Frente Cvico y Social, que llev a
la gobernacin al socialista Hermes Binner, quin design
al frente del Enapro a Angel Elas, un hombre proveniente del radicalismo. El cambio partidario y de gestin no
fue obstculo para que se continuara con nuestra tarea de
cooperacin en la puesta en valor de la historia del puerto,
sino todo lo contrario. Se cre una pgina web, y dentro
de ella una seccin Historia del Puerto, de la cual fui designado padrino, y en la que se transcribieron artculos
y conferencias de mi autora. Asimismo, pero ya sin nuestra intervencin directa pero con la mayor colaboracin,
se puso en marcha el Programa Interfaz, en el que se cre
una muestra permanente titulada 100 aos de puerto, se
emiti por televisin un micro histrico y se organiz una
semana del Patrimonio Portuario en el 2008, que incluy
la disertacin de la licenciada Alicia Megas, de la Universidad Nacional de Rosario, sobre el tema, El puerto
de Rosario, proyecto e identidad.
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Una herramienta sumamente valiosa a la hora de delimitar el rea de influencia regional de la actividad portuarias en un determinado marco temporal, es el relevamiento sistemtico de las actas de comisin directiva de ins-
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resultados de la biografa de Carlos Sylvestre Begnis, decid profundizar en un aspecto de la cuestin: La participacin de la dirigencia acadmica rosarina ante el desafo
de la integracin y desarrollo portuario del litoral fluvial,
vinculado al rea de incidencia del puerto de Rosario. Sylvestre Begnis, nacido en Bell Ville, Crdoba, se form en
Rosario, y por motivos profesionales viaj por el interior
de Santa Fe y el litoral mesopotmico antes de ser gobernador. Luego sera en la dcada del 60 y el 70 uno de los
mandatarios que ms bregaron por la integracin transversal de la realidad horizontal planteada por el centralismo porteo, Las dcadas de mayor actividad portuaria en
Rosario en el siglo XX coinciden con la creacin de la Facultad de Ciencias Econmicas de la Universidad Nacional del Litoral, en (1920), con sede en Rosario, la que a su
vez contribuy al surgimiento de nuevas casas de estudios
que acogieron en su seno a estudiantes de una extenssima
regin del litoral argentino, y de pases limtrofes, como
Paraguay y Bolivia. Sus profesores, se convirtieron en
fundadores de facultades y prestigiosas ctedras, como la
Facultad de Derecho de la UNL y la Facultad Catlica de
Derecho en Rosario, mbitos relevantes de la integracin
y la formacin de recursos para el desarrollo integral de
la regin. El objetivo principal fue el explicar el grado de
relacin existente entre la formacin, produccin intelectual y gestin acadmica de los decanos fundadores de
las Facultades rosarinas y el rol de las mismas en la construccin de la identidad local, el desarrollo micro regional
y la integracin macro regional. Los resultados de esta
investigacin fueron publicados en un libro que comprendi la evolucin de los estudios jurdicos y el empeo de
la elite dirigente por disponer de casas de altos estudio en
la temtica23, y que indirectamente tribut en un PICT de
la Agencia Nacional de Investigaciones llevado adelante
por el Instituto de Investigaciones en Historia del Derecho
de Buenos Aires, y en la publicacin de una Antologa
Jurdica Argentina24.
Adems, en el marco de un Plan de Investigacin Plurianual del Conicet (PIP), con sede de trabajo en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, fue
ejecutado entre los aos 2007 y 2008 el proyecto titulado:
Continuidades y mutaciones en la comunicacin entre
Asuncin, confn norteo del Ro de la Plata y las ciudades puertos argentinas. El caso de Rosario como vrtice
integrador. El mismo fue dirigido por la doctora Liliana
Bezzo, y quin escribe, involucrando a otros cinco investigadores. Los resultados de este PIP fueron volcados en
23
De Marco (h), 2007. Acompaado con un DVD donde se edit entrevistas realizadas por el autor.
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el libro Historias en ciudades puerto, Escenarios, actores, polticas pblicas y empresas culturales, y del mismo
participaron Liliana Brezzo, Graciela Agnese, Jaquelina
Attara, Viviana Mettifogo y Mara Gabriela Micheletti, y
se presentar pblicamente el prximo 1 de octubre.25
Los ttulos de los captulos son indicadores del contenido: I. Escenarios, actores y empresas culturales: Narraciones sin Historia en Corrientes y Asuncin. Otras
visiones sobre la guerra del Paraguay: crticos, colaboracionistas y vencidos, por Liliana M. Brezzo; Enseanza
e investigacin universitaria en el desarrollo regional. El
papel de la Facultad de Ciencias Comerciales, Econmicas y Poltica de Rosario, 1920-1943, Miguel Angel De
Marco (h); y Comercio de pensamientos entre soldados
de la idea. Comunicacin cultural, sociabilidades intelectuales y escritura de la memoria en el Rosario y Santa Fe
de entresiglos, por Mara Gabriela Micheletti.
Por otra parte el Centro de Estudios Histricos del Desarrollo Regional (CEHDRE), que dirijo, se encuentra
abocado en establecer un observatorio de la identidad
histrica de la regin portuaria, a travs de la Agencia de
Desarrollo de la Regin Rosario, que integra.
Punto II: Polticas pblicas, desarrollo e integracin. Salud y polticas pblicas. El caso de la fiebre hemorrgica
argentina en Santa Fe, por Graciela Agnese; La construccin de la infancia feliz. Inclusin social y peronizacin.
El caos del Hogar Escuela Coronel Juan D. Pern en el
Gran Rosario, por Jaqueline Attara; y Mba e e Ko : experiencias y sensibilidades en un pueblo de Alto Paran,
Ituzaing, Corrientes, por Viviana Mettifogo.
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a-Hubo un tiempo en el que Rosario fue la capital econmica de la Argentina federal. Ungida como epicentro
de un modelo integrador, muy distinto al que hasta ese
entonces haba representado Buenos Aires, la flamante
ciudad pas a ser en muy poco tiempo una de las urbes
ms progresistas del planeta.
b-Que la apertura de las vas fluviales interiores, la
Organizacin Constitucional del pas (1853), la consolidacin del urquicismo, y la resistencia a los intereses
monoplicos del centralismo porteo, posesion a la regin del Pago de los Arroyos en un lugar estratgico y
protagnico.
c-Que uno de los factores constitutivos de la identidad
rosarina es su relacin con el ro Paran y la actividad
portuaria.
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Ricard, Jorge
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Guillermo Colombo*
Introduccin
El Puerto constituye un cono de la ciudad de Mar del Plata (en adelante MDP).
Los pescadores junto a sus barcos amarillos conforman uno de los principales
atractivos tursticos de la ciudad. No obstante, en los ltimos aos la serenidad
de esta imagen postal ha sido frecuentemente tensionada a partir de los altos niveles de conflictividad social que sufre la industria Pesquera. En el ao 2000 se
produjeron numerosos enfrentamientos que tuvieron su punto ms lgido cuando
alrededor de 300 trabajadores atacaron y quemaron varias plantas pesqueras. El
hecho fue descripto como un Estallido Social en el Puerto (Diario El Atlntico -en adelante E.A.-, 29/06/2000). Algn tiempo despus, ya en el ao 2007,
nuevas manifestaciones y piquetes volvieron a ocupar espacio en las pginas de
los matutinos locales. El Diario La Capital titulaba su portada del da 24 de julio
Horas de tensin en el Puerto de Mar del Plata (Diario La Capital -en adelante
L.C.-, 24/07/2007). Ambos acontecimientos, separados entre s por siete aos
de diferencia, son un indicador de los niveles de conflicto que tienen lugar en la
industria Pesquera.
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la Argentina reciente.
Algunas mutaciones en la industria pesquera
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La industria de la Pesca es una actividad fundamentalmente extractiva con poco agregado de valor en el
procesamiento de su produccin. Su desarroll y expansin en la Argentina a partir de mediados de la dcada
del setenta se vincula casi con exclusividad al mercado
externo y reproduce la relacin que ubica a nuestro pas
como exportador de materias primas. Durante la dcada
del noventa se produjeron importantes transformaciones
en su estructura, a partir de un gir en la poltica pesquera
dominado por la apertura externa y la paridad dlar-peso.
Por un lado, se asisti a la transformacin en la flota pesquera. La preponderancia del sistema productivo de pesca
con fresqueros y procesamiento en tierra fue perdiendo en
trminos relativos y absolutos su importancia en relacin
a la actividad extractiva realizada por los buques congeladores y factora, que contaban con procesado a bordo y
mayor capacidad de bodega. Este proceso fue acompaado por la extranjerizacin de la flota, particularmente
a travs de los convenios de charteo y el acuerdo con
la Comunidad Econmica Europea. Una de sus consecuencias surge al cotejar la participacin de la flota en las
capturas. As, mientras los desembarques provenientes de
la flota fresquera se muestran ms o menos constantes, los
realizados por los buques factoras y congeladores crecen,
pasando a liderarlos con ms de 600.000 Toneladas. Por
otro lado, desde un punto de vista regional, los incentivos
a la radicacin de Puertos pesqueros en el sur del pas
iniciados durante la ltima dictadura militar a travs de
subsidios y reintegros tuvieron xito, mostrando un crecimiento de las provincias Ro Negro, Chubut, Santa Cruz
y Tierra del Fuego que continu en la dcada del noventa
Abordamos este anlisis utilizando como fuente primordial dos peridicos locales, a los que sumamos la informacin proveniente de un diario de carcter nacional,
as como revistas especializadas, boletines y bibliografa,
propia y ajena. Pretendemos introducir esta investigacin
sobre el anlisis de un caso de protesta obrera dentro de
un territorio, unos sujetos y una rama de actividad particulares, en el marco del conjunto de discusiones ms
generales sobre la conflictividad social en la Argentina
reciente. Sobre este tema han primado los textos de carcter ensaystico y las teoras que se ocupaban de interpretar la beligerancia popular en trminos de los nuevos movimientos sociales o de las perspectivas sobre la
accin colectiva. Ms all de los aportes realizados por
estas miradas, la explosin de estudios con esas caractersticas colabor con la invisibilizacin de las acciones
de la clase trabajadora, a partir de que le adjudicaba una
nula participacin en el escenario de la protesta social. Sin
embargo, la revitalizacin del movimiento obrero a partir
de la Devaluacin reaviv el inters por los trabajadores,
sus formas de organizacin y sus luchas, mientras que los
nuevos movimientos sociales fueron perdiendo su otrora
supremaca en la agenda de los cientistas sociales preocupados por el conflicto social. Por ello, la imagen de una
desaparicin de los trabajadores en las luchas sociales
en el ao 2001 y una posterior reaparicin despus del
2003, deja, por lo menos, algunos vacos que necesitarn
ser completados. Con todo, procuramos a partir de estas
lneas aportar conocimiento sobre un fenmeno local de
protesta obrera, con el objetivo de estimular ms y seguramente mejores exploraciones sobre otros casos de lucha
de los trabajadores que nos permitan continuar reflexionando sobre el lugar (mejor los lugares, en plural) de los
trabajadores en el escenario de la conflictividad social de
La flota pesquera industrial de altura se divide en dos grandes grupos, los fresqueros y los congeladores. Los primeros son barcos que
refrigeran su captura con hielo sin utilizar sistemas de congelado y
que pueden tener mareas de hasta quince das, tras lo cual deben llevar la materia prima a plantas de procesado en tierra. Los segundos
poseen sistemas de congelamiento, lo que les permite procesar la materia prima a bordo y estn clasificados segn el arte de pesca que
domina su operatoria.
Charteo significa alquiler de permisos de pesca a buques de terceros pases para la extraccin de especies excedentarias. Los pases
involucrados en la operacin negocian cada ao un canon que pagan
por la cesin de los permisos. Esto motiv la entrada de buques factora asiticos para la pesca de calamar.
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y fue acompaada por la incorporacin de buques procesadores, congeladores y factoras en aquellos espacios
geogrficos. De este modo, el cambio en materia de sistema productivo tambin implic una modificacin regional, resultando de ello una prdida de importancia relativa
muy fuerte por parte del puerto marplatense que qued
conformado preponderantemente por la flota fresquera y
el procesado en tierra. Aunque la situacin no descarta la
existencia de grupos econmicos que participan de ambos sistemas productivos y tienen una doble localizacin
(Mar del Plata y Patagonia).
Y ello constituy otra de las grandes mutaciones en la
estructura empresarial de la Pesca. Estos grupos econmicos, tanto los adheridos al CEPA como los no adheridos
(por ejemplo Barillari), cuentan con empresas pesqueras
con radicacin en Mar del Plata y la Patagonia, buques
fresqueros y congeladores, procesamiento de materia prima en el mar y en tierra, grandes stocks de mercaderas
en cmaras frigorficas, trabajadores bajo relacin de dependencia y en negro, disponen de superficies cubiertas
integradas por talleres de herrera, mecnica, electricidad,
proveedora naval y deposito de redes y artes de pesca.
Su flota se encuentra diversificada, lo cual les permite
reorientar rpidamente los objetivos de pesca a la especie demandada. Otro dato importante es que todos estos
grupos implementan la poltica del trabajo en negro a
travs de la implantacin de pseudo cooperativas. Por eso,
es necesario que cuando en las distintas manifestaciones
pblicas de los actores se hable de fresqueros vs. congeladores traduzcamos fresquero como pequea burguesa pesquera no monoplica y congeladores como
gran burguesa pesquera monoplica.
Por otro lado, cuando nos trasladamos del plano estructural al de las relaciones polticas de los trabajadores,
vemos que estas fueron afectadas de manera ms contundente. En un relevamiento de las elecciones en el SOIP
muestra una pronunciada disminucin en la participacin
obrera. El desplazamiento de ciertas relaciones polticas
se hace evidente a travs de la disminucin en el nmero de sufragantes en los procesos eleccionarios, pasando
de 4.200 en 1984 a 1.157 en el 2002, pero tambin son
un indicador indirecto del resultado de la poltica de los
grupos econmicos pesqueros. Al da de hoy, los datos
indican el desplazamiento de entre 4.000 y 6.000 personas
de los lugares que ocupaban y una gran destruccin de las
relaciones polticas previas, ya que el nmero de obreros
del pescado que se encuentran por fuera de la organizacin gremial no poseen derecho a la jubilacin, cobertura
social, seguro de vida y mantienen grandes deudas en la
DGI. Por ello, quedaron establecidos dos sectores diferenciados al interior del gremio: aquellos que realizan su
actividad en el marco de convenios colectivos (los estables) y quienes trabajan bajo el sistema cooperativo (los
precarios e inestables). Esta situacin constituy un
obstculo para la unidad del gremio y repercuti en la capacidad de organizacin y movilizacin de los obreros,
reforzando las relaciones de competencia.
Otra de las principales transformaciones en la actividad afect los intereses de los trabajadores de la industria
del Pescado, quienes se encuentran bajo la rbita gremial
del SOIP, sujeto primordial de nuestro anlisis, que sufrieron la tendencia al desalojo de los territorios sociales
que ocupaban. Estos obreros fueron desalojados al ser
destruidas las relaciones sociales (polticas y econmicas) que los anudaban y constituan como determinadas
fracciones y capas. Para 1975 existan aproximadamente
15.000 trabajadores sindicalizados. Segn datos del SOIP.
Ya 1990 encontramos 172 firmas pesqueras que oscilaban
en la contratacin de 7.000 y 9.000 trabajadores, durante
el perodo de mayor produccin para el ciclo pesquero
(septiembre-diciembre). Mientras que Hacia 1994 slo
estaban registrados 86 establecimientos y alrededor de
3.000 en relacin de dependencia en dichas unidades
(Allen, 1999, 164). Del restante nmero de trabajadores,
entre 2.500 y 3.000 comenzaron a desempearse como
trabajadores cooperativizados. El origen de las cooperativas data de los comienzos de la dcada del noventa cuan-
De la crisis a la protesta
La conflictividad social se mantuvo en cierta medida estable mientas la actividad pesquera creca tanto en volmenes
de captura como de sus exportaciones. Al contrario, ante la
aparicin de una importante crisis de sobrepesca que puso
al borde del colapso al principal recurso pesquero del mar
argentino, la merluza hubbsi, los conflictos al interior de la
Pesca estallaron. La crisis mostr la debilidad un modelo
productivo basado en la pesca indiscriminada, dado que no
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fresquero como el que ms empleo generaba y el preponderante en la ciudad de MDP.13 La expresin institucional
de esa fuerza social fue la conformacin de la Multisectorial en Defensa de la Pesca Argentina, la que obtuvo una
victoria a partir de su movilizacin: los fresqueros siguieron pescando y de esta forma conservaron el trabajo los
fileteros de las plantas de procesado, tanto en las cooperativas como los de las propias empresas.14 Sin embargo, la
alianza estaba signada por el conflicto entre el capital y el
trabajo. Por eso, al regreso de cada movilizacin a Buenos
Aires los trabajadores protagonizaron hechos de protesta
con reivindicaciones netamente obreras, entre las que se
destacaban el aumento salarial y el blanqueo para todos
los obreros de la rama.
Dentro de este contexto, fueron adquiriendo protagonismo las protestas desarrolladas por los trabajadores de
las cooperativas, que a medida que avanzaba la crisis de la
pesca vean disminuir las horas trabajadas y en muchos casos directamente quedaban en situacin de desocupacin.
Los diarios de aquella poca daban cuenta de esta situacin
Trabajadores de la pesquera Pescafic Ute protestaron en
la esquina de Bermejo y Ortiz de Zrate ante el retraso en
el pago de las deudas salariales (E.A. 22/01/1997), Saladero despidi a 17 mujeres (E.A. 23/01/1997), Obreras despedidas tomaron una fbrica (L.C. 24/01/1997).
Vale aclarar que los obreros de las cooperativas fueron (y
son) los ms perjudicados en las coyunturas de escasez de
pescado debido a que, al contrario de aquellos obreros que
estn bajo relacin de dependencia, los empleados/socios de
las cooperativas no cuentan con una garanta horaria15. Con
lo cual, al no haber pescado no trabajan y no reciban salario. A su vez, por trabajar en negro no pueden integrar el
Sindicato, ya que el estatuto del SOIP, habilita solamente a
los trabajadores en relacin de dependencia a participar de
la vida gremial con sus derechos y obligaciones. Por ello,
desde 1997 sus acciones por fuera de la dirigencia gremial
se multiplicaron y haciendo uso de repertorios disruptivos
de protesta, protagonizaron cortes de calles, movilizaciones, manifestaciones, ollas populares, tomas de edificios
pblicos y privados (Colombo, 2008).
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Las vedas constituyen la prohibicin temporal de pesca de determinadas especies, por zonas o en todo el caladero nacional.
El conflicto suscitado por la escasez de merluza tuvo expresin el nivel jurdico-poltico en torno de la futura Ley Nacional
de Pesca. Por un lado se posicionaron los grupos econmicos
vinculados al sistema fresquero con fuerte presencia en Mar del
Plata y quienes asumieron el liderazgo de la Cmara de Armadores de Buques Pesqueros de Altura (CAABPA). Por otro, los
grupos econmicos ligados al sistema congelador, radicados
principalmente en el sur del pas y representados por la Cmara
de Armadores de Pesqueros Congeladores de la Argentina. Este
esquema se complejiza al incorporar al CEPA.
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Un da de furia
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No obstante, el retorno a MDP mostr que la alianza establecida en funcin de enfrentar el cierre del caladero se
rompa cuando los trabajadores intentaban hacer imponer
sus reivindicaciones. Por ello, todos los gremios pesqueros, con la excepcin del SOIP, decidieron continuar con
el paro que haban decretado antes de movilizarse a Capital Federal. Argumentaban que los empresarios el pasado
ao y tras la aprobacin de la LEP se haban comprometido a sentarse a dialogar y nunca lo hicieron. A travs de un documento, sealaban la coincidencia con los
empresarios en los aspectos referidos a la expulsin de los
congeladores y la continuidad de la pesca, pero incluan
otros puntos como la relacin de dependencia de todo el
personal y el aumento salarial (L.C., 13/05/2000). Desde
la delegacin local de la Confederacin General de Trabajadores, los gremios acusaron a los empresarios de haber
usado a los trabajadores para asegurarse la captura de
merluza y luego haberlos dejado tirados en la calle. Y
ratificaron su decisin de mantenernos unidos en el reclamo y no parar la medida de fuerza hasta tanto no estn
satisfechos todos nuestros reclamos (L.C., 27/05/2000).
El 29 de mayo un grupo de trabajadores se moviliz hasta
la sede de la CAABPA y la atac, provocando distintos
daos al edificio. Poco tiempo ms tarde, los empresarios
no asistieron a una reunin conciliatoria convocada por el
Ministerio de Trabajo de la Nacin, tras lo cual Novero
declar Esperaremos hasta el viernes a las 11, cuando
reanude la audiencia. Veremos cmo podremos contener
a la gente que, lamentablemente como nosotros, se siente
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cuando por casualidad se cruz con una manifestacin de trabajadores del sector, quienes al verlo, lo agredieron y lo condujeron hasta la sede del Ministerio de Trabajo de la Nacin,
donde -segn denunci- lo habran obligado a decretar un
(nuevo) paro por 48 horas y pedir formalmente la derogacin
del convenio colectivo PYME, que es aplicado en varias fbricas de la industria pesquera (L.C., 29/09/2007). A su vez,
en otras oportunidades la conduccin gremial se manifest
en contra de convocar a un paro general por tiempo indeterminado, como era la pretensin de algunos manifestantes.
Con todo, al igual que en el ciclo de lucha anterior, las protestas con contenido de violencia material volvieron a ocupar
un lugar dentro de los repertorios utilizados por los trabajadores en conflicto. Segn un matutino: El conflicto en el
puerto de Mar del Plata alcanz ayer su mximo pico de tensin. Hubo un filetero herido de bala, fbricas destrozadas,
vehculos incendiados y comercios apedreados, como resultado del raid que un grupo de entre 100 y 200 manifestantes
realiz por la zona, para tratar de poner en prctica un paro
general en el sector, en adhesin a quienes reclaman ser contratados bajo relacin de dependencia (L.C., 28/09/2007).
Finalmente, entre audiencias y protestas el conflicto fue diluyndose sin que los trabajadores lograran la registracin
laboral bajo ninguna de las dos modalidades propuestas.
Pero no slo existen rasgos de continuidad, sino tambin
se observan algunas rupturas con el ciclo anterior. La magnitud de la crisis en el 2007 no es comparable con la que afect
a la industria en el ao 2000. Al contrario del ciclo previo,
no se produjeron medidas de fuerza paralelas ni acciones de
solidaridad de parte de los trabajadores marineros. Tampoco
el enfrentamiento entre los grupos empresarios adquiri la
envergadura de antao, lo que hizo prescindir a los empresarios fresqueros de la movilizacin de la masa obrera ligada
a los mismos imposibilitando de esta forma la conformacin
de una alianza entre sectores obreros y empresariales que
diera lugar a la activacin de una fuerza social en defensa de
los inters de esa alianza como corporacin econmica. En
este marco, las protestas desarrolladas por las capas ms pauperizadas de los fileteros fueron desplegadas en condiciones
de debilidad y aislamiento.24
Conclusiones
Los aos 2000 y 2007 pueden ser considerados como los
de mayor nivel de conflictividad en la industria pesquera
marplatense. En ambos momentos, fue la escasez de la merluza el condicionante a partir del cual los trabajadores protagonizaron una creciente protesta social, mientras que los
sujetos de la protesta fueron principalmente los obreros de
las pseudo cooperativas quienes ante la merma en el ingreEn el marco del conflicto, los trabajadores del pescado contaron con el apoyo de sectores estudiantiles, agrupaciones y partidos de izquierda, asambleas barriales, periodistas, la CTA, algunos gremios y la Universidad Nacional. Sin embargo, al interior
de la rama vimos cmo se expresa una confusa solidaridad de
parte de los estables, solidaridad mediada por la conduccin
gremial y la convocatoria de un paro, pero no manifiesta en acciones directas conjuntas.
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Por otro lado, la existencia de los mismos sujetos con similares repertorios de accin en el escenario de la protesta,
nos habla de que a pesar de las mutaciones sufridas, el modelo productivo pesquero mostr evidentes signos de continuidad, particularmente al continuar con la misma divisoria
entre estables e inestables a la hora de utilizar mano de
obra. A su vez, ello manifiesta que a pesar del crecimiento
de la industria Pesquera y los amplios mrgenes de ganancia que beneficiaron al sector empresario, estos no fueron
socializados con los trabajadores. Y, al mismo tiempo, la
existencia de un numeroso grupo de obreros que desarrollan
sus actividades en cooperativas truchas tensiona la poltica
del gobierno nacional que en diferentes publicidades llam a
combatir el trabajo en negro. La situacin de precariedad de
estos obreros se agranda cuando todas las seales que brinda
la actividad pesquera nos hablan de un recrudecimiento de
la sobreexplotacin de la merluza, al mismo tiempo que las
repercusiones de la crisis mundial dentro de la Pesca no permiten pronsticos alentadores.27 Respecto a la demanda de
la registracin laboral bajo el convenio colectivo de trabajo
161/75 hoy ms que antes parece muy dificil de alcanzar,
27
Una reciente nota del Diario La Capital seala Mar del Plata:
la crisis golpea a toda la industria pesquera y se perderan 2.400
empleos. Adems, La falta de ventas al exterior y la cada de
los precios perjudica a las compaas de la ciudad bonaerense,
que ya trabajan a prdida. El aumento en los valores del combustible, sumado a la escasez de productos, complica la realidad de las 70 empresas del sector. Alcances y consecuencias del
crack (L.C., 07/04/2009).
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Para terminar, los resultados encontrados en este primer acercamiento en la comparacin de dos momentos de
la lucha obrera dentro del SOIP no permiten ilusionar al
analista que busque la constitucin de nuevos sujetos de la
protesta con horizontes ms radicalizados, portadores de una
renovada conciencia de clase y que utilizan novedosos repertorios. sta lectura, que puede formar parte de la propia
dinmica de la lucha poltica en cuanto la realizan algunos
nativos, creemos, no debe trasladarse mecnicamente al
plano de la explicacin en Ciencias Sociales. En el terreno
de los objetivos de la lucha, sta parece mantenerse dentro
de horizontes defensivos, determinados por la necesidad de
los trabajadores de (re) insertarse en el modelo productivo
vigente y, de ese modo, poder ser explotados bajo las condiciones de legalidad que el mismo rgimen enuncia, pero que
ni siquiera hace respetar.
Fuentes
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Parte III
Los puertos de la incorporacin al mercado mundial
Marcelo Weissel
Luciano Campetella
Laura Caruso
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Marcelo Weissel*
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recortar un fenmeno en un perodo temporal o bien puede estudiar un proceso diacrnico hasta nuestros das. Una
visin retrospectiva de los ltimos 20 aos de arqueologa
en Buenos Aires, nos muestra caminos particulares de valoracin del objeto de estudio. Hacia inicios de la dcada
de 1990 se propuso una definicin de arqueologa histrica basada en las formas de la cultura material portea
(Schvelzon 1991). A partir de sta surgieron enfoques
que discutieron la centralidad de la informacin histrica,
el uso de tipologas (Goi y Senatore 2000) y la importancia de utilizar teora (Senatore y Lanata 2001). De esta
manera se destacan los trabajos de tesis (Guillermo 2002,
Senatore 1995, Weissel 1997, Zarankin 1994), de doctorado (Silveira 2005), los trabajos de arqueologa de rescate
(Zarankin et al 1996, Weissel y Novello 2004) y nuevas lneas en arqueologa de la arquitectura (Carminatti y Pez
2006, Zarankin 1999), de las formas del comer y del beber
(Weissel 2007, Schvelzon 2001), y de los grupos tnicos
(Schvelzon 2003). A su vez, se han estudiado procesos
de constitucin del paisaje (Bianchi Villelli et al. 2000) y
la identificacin de una variedad de sitios funcionales al
eje portuario industrial de Buenos Aires (Weissel y Cardillo 1999). Sin embargo, hasta el momento, la arqueologa del puerto de Buenos Aires ha sido poco investigada
(Fernndez 1997, Austral et al 1998, Weissel et al 1998,
Weissel 2008).
Este trabajo se propone revisar la informacin arqueolgica disponible sobre el puerto de Buenos Aires, analizando los aportes cientficos y sociales desde el siglo
XIX. Se hace especial referencia a una propuesta de trabajo desarrollada como investigacin acadmica, aplicada al descubrimiento del pecio de Puerto Madero y a las
tareas de difusin y educacin del Gobierno de la Ciudad.
Esto permitir observar de manera crtica los temas abordados, tanto en tierra como en agua, en diversidad cultural
como en distancia econmica, en paisajes laborales como
domsticos, en tecnologa como en comunicacin, entre
otras cuestiones. Pero, para qu queremos conocer el pasado del puerto?: Para hacer de los recursos arqueolgicos
de la historia del puerto una fuente de construccin de
capacidades culturales y de crecimiento poltico.
En suma, el objetivo es analizar los alcances de la arqueologa del puerto a la luz de la gestin del patrimonio.
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Esquema terico
Considerando que desde la conquista europea de Amrica, los puertos son imprescindibles para la vida en las
ciudades litorales. En el Ro de la Plata, el puerto es el
mbito tecnolgico funcional por excelencia. Por consiguiente, la ribera y la tecnologa establecen una relacin
protagnica en la produccin fsica del paisaje. De esta
forma, desde el siglo XVI, pero especialmente desde finales del siglo XVIII, comienzan a aparecer usos culturales
del espacio que producen, importan y descartan tecnologas aplicadas a paisajes ocupacionales portuarios y por lo
tanto arqueolgicos. En este sentido la franja costera es un
objeto de estudio particular, caracterizado por la energa
del estuario y de sus afluentes. Se trata de factores que deben ser tenidos en cuenta en la reconstruccin ambiental
del puerto ya que implica caractersticas geomorfolgicas
y antrpicas especficas a cada sitio dentro de un marco
terico mayor. Para enmarcar las observaciones proponemos la utilizacin de un esquema terico que permite
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Este diseo permiti integrar la informacin regional recolectada durante diez aos de trabajos de campo en sitios
arqueolgicos muestreados de una regin de 13 km2. La
regin fue dividida en cuatro reas (Figura 1). El rea 1 se
ubica sobre la costa del estuario del Ro de la Plata, en la
desembocadura del Riachuelo e incluye tambin un sitio
en Puerto Madero. Estuvo disponible para la ocupacin
humana desde fines del siglo XIX; el rea 2 comprende
las cotas de 0 a 5 metros, donde pueden identificarse dos
sub reas: un sector externo sobre la lnea de ribera, y otro
sector interno dentro de la planicie de inundacin. El rea
2 externa, es la ms prxima a las mrgenes del Riachuelo. El rea 2 interna, se encuentra alejada de la ribera.
Tiene una urbanizacin tarda. El rea 3, se extiende en
las zonas ms elevadas de la planicie por encima de la
altura de las inundaciones histricas.
Resultados y produccin de grficos
Los hallazgos fueron clasificados en base a su asignacin funcional, conformando una base de datos de 6 categoras principales (Comunicacin, Medicina, Higiene y
Esttica, Ldica, Alimentacin, Laboral). A partir de esta
tipologa se cuantificaron los usos artefactuales para evaluar una serie de hiptesis sobre la constitucin y el desarrollo del asentamiento humano entre los siglos XVIII y
XX. En la Figura 5 se observa el comportamiento acumulado de las categoras.
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Los resultados indican que la densidad regional se incrementa paulatinamente. La mayor densidad se observa
en el rea 2 interna -mbitos domsticos-, con el predominio de la categora Alimentacin; es decir restos de comestibles, enseres de cocina y contenedores de alimentos.
La densidad por categora indica que Alimentacin predomina en el inicio del lapso estudiado, para ser superada por lo Laboral al promediar la extensin cronolgica.
Alimentacin vuelve a ser la categora ms densa hacia
el final del lapso temporal, seguida de Higiene y Esttica
(elementos domsticos de decoracin, sanidad, limpieza
y mantenimiento - elementos personales de vestimenta y
aseo personal). Los resultados regionales destacan la intensidad de la distribucin de frecuencias artefactuales en
el rea 2 interna y en el rea 3. Esto se debe a que all
se ubican los sitios domsticos. Tambin indican que, a
escala regional, la categora Laboral (instrumental logstico y productivo como el usado en la construccin naval -cordelera, metalurgia, carpintera) aumenta y luego
desciende mientras que Alimentacin desciende y luego
aumenta a travs del tiempo. El resto de las categoras
aumenta su distribucin hacia el final del marco cronolgico. La baja densidad artefactual del rea 1 (seccin
Boca y Puerto Madero) puede explicarse por el desarrollo
de una estrategia moderna de ocupacin del espacio -la
ms tarda de la regin, o bien la falta de acceso al registro
arqueolgico del transporte naval, como el caso reciente
del descubrimiento del pecio de Zencity cuyos datos estn
siendo elaborados (Weissel 2009). Podemos decir que durante su consolidacin, se produce un rea arqueolgica
dedicada al trabajo sin vivienda. Buenos Aires desarrolla
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Al discutir los resultados se destaca la presencia de patrones particulares de registro, que indican el desarrollo de estrategias de organizacin tecnolgica del espacio. Se identific la ocupacin humana desde el inicio del siglo XVIII
hasta mediados de siglo XIX, con actividades domsticas en
el alto de la planicie de inundacin fluvio-esturica y actividades portuarias en la franja costera del Riachuelo. Hacia
finales de siglo XIX se registra la ocupacin del interior de
la planicie de inundacin y la costa del estuario. Durante el
siglo XX, la actividad desciende y el registro se concentra
en las zonas de mayor depositacin relacionadas a la vivienda, donde se emplazan conventillos e inquilinatos. Se
distingue la importancia del instrumental del puerto urbano
representada en la densidad, diversidad y distribucin de
las muestras. Las actividades y oficios inferidos a partir de
los artefactos destacan que la Alimentacin es el productor principal de desechos, tanto en contextos arqueolgicos
laborales como domsticos, seguidas respectivamente por
las categoras Laboral, Higiene y Esttica, Ldica, Medicina y Comunicacin. A travs de los aos observamos la
influencia de actividades que dan forma a depsitos sedimentarios. Es el caso del espacio laboral, fundamentalmente
la ribera, que implica la organizacin de la vida cotidiana y
las necesidades bsicas de sus habitantes, como la alimentacin (Chichkoyan 2007). El uso masivo de conventillos y el
ocaso del puerto desde el ltimo cuarto de siglo XIX, marca el inicio de una mayor representacin artefactual en el
registro arqueolgico de lo domstico por sobre lo laboral.
Por consiguiente, la vivienda en el mbito de los puertos en
general y en el de La Boca en particular plantea nuevos interrogantes. Diferentes clases de estructuras -i.e. superficiales
y subsuperficiales, flotantes, palafticas, de mampostera, de
metal, etc.- pueden indagarse como productos y condicionantes tecnolgicos - culturales de relaciones sociales (Guevara 1988).
La Alimentacin es la categora de artefactos aprovechada con mayor continuidad. Los artefactos son una estrategia
constante para producir suelo de la ciudad como forma generalizada de construir un nuevo hbitat. Asimismo la riqueza y la heterogeneidad de los conjuntos artefactuales se
incrementan en funcin del paso del tiempo y de la mayor
presencia de mbitos domsticos que urbanizan el paisaje.
Los resultados alcanzados nos permiten concluir que mientras que los conjuntos artefactuales tempranos son homogneamente similares -con el predominio de actividades
alimenticias seguidas de laborales; desde fines de siglo XIX
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Fuente
Ubicacin
Fechado
Fernndez 1997
Indeterminado
Outes 1917
Riachuelo
Indeterminado
Produccin conocimiento
Registro 1 casco nave Calle Brasil y dique -3,40 en 1887,
1 casco nave Paseo Coln entre Alsina y
Moreno en 1890
Gestin social
Acadmica - Predictibilidad hallazgos por ubicacin en cauce antiguo
riachuelo
Acadmica
Siglo XIX
Drsena Norte
Schvelzon, 19852009
Casco
histrico,
Palermo, Drsena
Norte
Siglos XVI XX
Magadn, 1988
Aduana/Plaza
ln
1855
Weissel
2008
Riachuelo La Boca,
Barracas, Dock Sud,
Avellaneda
Siglos XVIII XX
Acadmica
Acadmica
1995-
Co-
Siglos
XVII
XVIII
Siglos XVIII y
XIX
Senatore 1995
Zarankin et al
1996
Casco histrico
Austral et al 1998
Puerto Madero
Siglo XX
Acadmica
Lagleyze 1998
Puerto Madero y
Riachuelo
Weissel
1998
Siglo XIX
Chichkoyan 2007
Riachuelo La Boca
Siglo XIX
Albertotti 2009
Riachuelo La Boca
Siglo XIX
Weissel 2009
Siglo XVIII
Elkin
San Telmo
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Acadmica
Acadmica
Estatal Municipal - Acadmica
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Procesos naturales
Procesos antrpicos
Escalas
(Regional, local, de sitio)
Artefactos y funciones:
Distribucin
Densidad
Diversidad
Domsticas
Laborales
Siglo XVIII
Heterognea
Baja
Baja
Pocas
Muchas
Siglo XIX
Heterognea
Media
Alta
Crecientes
Crecientes
Siglo XX
Homognea
Media
Media
Muchas
Decrecientes
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Figura 5: Distribucin de densidades de categoras artefactuales (1750 2000) por reas de estudio (Weissel 2008)
El navegante / explorador
En 1801 nace en Chiavari -localidad de la costa ligure- Nicols Descalzi. Una
brevsima sntesis de su trayectoria indica que a los veinte aos (1821) se embarca como Piloto junto con su hermano Pedro hacia las Provincias Unidas del
Ro de la Plata, donde realiza algunos viajes en las costas del litoral atlntico y
entre Buenos Aires y Montevideo. En 1825 parte hacia Salta contratado por la
Compaa de Navegacin del Ro Bermejo para establecer las condiciones de
la navegabilidad del ro Bermejo del Chaco junto con Pablo Soria, empresario
Comisionado de la Compaa. Ambos, junto con una tripulacin compuesta de
presos salteos, algunos indios, un intrprete y un ingls, exploran el ro en 1826.
Cuando llegan a la desembocadura con el ro Paraguay, despus de una penosa
travesa, son apresados y retenidos en el Paraguay por orden de Gaspar de Francia. En 1831 se produce la liberacin, y retornan a Buenos Aires.
Dos aos ms tarde, en 1833, Juan Manuel de Rosas comisiona a Descalzi para
la exploracin del ro Negro de Patagones, que realiza entre mayo de ese ao y
abril de 1834.
Ya no volver a navegar, y se ocupar, para el Departamento Topogrfico, de
realizar mediciones de campos en la provincia de Buenos Aires y en Uruguay.
Vinculado con la sociedad tradicional portea, se casa en 1835 con Clorinda
Elordi Maza -de quince aos de edad-, con la que tendr una hija mujer, a la que
bautizar Andrea (Andreina en italiano) Bernarda.
Trabajando para el Departamento y para particulares, sus ltimos planos sern
los de la iglesia del Pilar.
Morir en Buenos Aires, en 1857, cuando an no haba resuelto el viejo pleito que mantena con la empresa de navegacin del Bermejo, por lo que l llamaba estipendios mal pagados.
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En la explicitacin que sobre los motivos de la publicacin realiza Pellegrini, sobresalen los que estn relacionados con la importancia geo-estratgica de la regin, la
ampliacin de la frontera y la utilidad inmediata de las
tierras que se ocupasen, as como tambin la necesidad
de adelantarse a los extranjeros, que todava tendan a ver
la ms remota Patagonia como tierra sin dueo. Advirtamos, adems, la expresin sobre los lmites de nuestra
provincia. Carlos Pellegrini pensaba en una provincia de
Buenos Aires con un lmite natural como el del ro Negro
de Patagones?...
...siendo el ingeniero Descalsi
levant aquel. Nos reservamos hacer, en el prximo nmero de la Revista, las observaciones que nos sugieren
esta publicacin, que emprendemos con anuencia del
gobierno, despus de reunidos con bastante trabajo los
elementos de que se compone.
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As parti Descalzi a Carmen de Patagones, con la misin de hacer el reconocimiento. Ya durante la propia exploracin, y al regreso, advirti que esta experiencia fue
distinta: hubo logstica; inters poltico, militar y estratgico; adems de recursos econmicos y militares del
Estado provincial.
A su retorno Rosas le agradece; el Gral. Angel Pacheco lo considera un gran piloto; Manuelita Rosas lo llama
amigo; Pedro de Angelis le pide los Planos del ro Negro para copiarlos; pero el Diario de Viaje no se publica
sino hasta 1854, en la Revista del Plata.
Gallego, 2003.
Sergi, 1940.
El Padre Brignardello, a instancias de la notoria figura del padre de Nicols, publica en Caetano Descalzi e
larte della sedia in Chiavari un apndice sobre la vida
del piloto .
Primero publicado en la Rivista Marittima de 1881, y
despus en una edicin del mismo ao, Brignardello traduce al italiano el Diario della esplorazione del ro Negro de Patagones.10
Brignardello se reuni con ese material porque la hija
los haba entregado a la Societ Economica di Chiavari en 1869, tiempo en que el presidente de la misma era
Giovanni Casaretto, quien haba encontrado a Descalzi en
Buenos Aires en 1838. Casaretto era un botnico que haca un viaje frustrado de circunnavegacin y haba pasado
algunos das en Buenos Aires, ciudad en la que encontr
a Descalzi.
Brignardello copia los Diarios de Descalzi, el de las
Memorias sobre la navegacin del Bermejo, y el del ro
Negro de Patagones, como otra documentacin, que luego publicar.
Tiempo despus, el yerno de Descalzi, Miguel Barabino, retira la documentacin por expreso pedido de su
esposa, muerta unos aos antes, y restituye la documentacin a la Argentina, que queda en poder de particulares
hasta 1943, en que es donada al Archivo General de la
Nacin, donde est custodiada actualmente.11
Es interesante consignar que, en la Caja Fuerte del Departamento de Estudios Histricos de la Armada existe
una copia del Diario de la Navegacin del ro Negro de
Patagones, que fuera propiedad de Julio A. Roca.
Brignardello, 1870.
Brignardello, 1870.
10
11
Descalzi, 1881.
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La muerte de Descalzi -el 14 de mayo de 1857- inaugura una nueva etapa de dispersin de sus papeles por
un lapso de tiempo. Pero tambin -y en su honor-, en la
ciudad natal de Chiavari -al norte de Italia-, escribiran a
partir de 1870 sobre el ilustre concittadino.
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En el siglo XX, el Diario aparece transcripto parcialmente en una edicin de autor, (1976), cuyo responsable
es Ambrosio Delfino 12, quien rescata la trayectoria del
marino chiavarese, argumentando que quera darle un
sentido biogrfico a la trayectoria y la vida del piloto genovs.
De Descalzi tambin se ocupa Gonzlez Lonzieme, en
dos publicaciones.13
En 1991 se publica en Chiavari un homenaje a tres ciudadanos ilustres, entre ellos Casaretto y Descalzi. En esa
oportunidad se vuelve a publicar -entre otros materialesel Diario de Descalzi sobre la exploracin al ro Negro.
Esa comitiva -compuesta por tcnicos de las ms diversas ramas de la ciencia y economa-, tenan por misin el
... creo que los llanos de la patagonia, como los de Australia, estn cruzados por muchas corrientes de agua que
slo en ciertas pocas desempean funciones de ros.
12
Delfino, 1976.
13
14
Darwin, s/f.
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Brinda informacin muy exhaustiva sobre las peripecias de varios das para entrar en la desembocadura del
ro Negro con el mar.
El ro Negro podr tener, en su desembocadura, un
cuarto de legua de anchura. Al norte hay una punta
arenosa bastante avanzada en las aguas, contra la cual
rompen las olas con violencia; remontando algo, se ve
una batera montada de muchas piezas de can; no
lejos de all est la casa del piloto, todo en un terreno
poco elevado y arenoso. Al sur se prolonga una punta de
arena, que no avanza tanto como la del norte; se dirige
transversalmente al curso de las aguas y estrecha mucho
el ancho de la entrada, formando, dentro, una ensenada
vasta que sirve de anclaje a las naves que se dan a la
vela, abrindose de tal manera que el ro, en ese lugar,
se encancha ms del doble, para cerrarse de nuevo algo
ms arriba, donde vuelve a tener el ancho que conserva
mucho tiempo. Es en todas partes muy profundo y corre
por un lecho muy encajonado. Remontando un poco, las
dos orillas forman contraste: la del norte est bordeada
en todas partes de barrancas elevadas, cuya pendiente,
por trechos, es bastante suave; mientras la del sur, baja y
pantanosa, est cubierta en todas partes de ganado.
16
17
Puede pensarse, -entonces- que tanto Carmen de Patagones, como la propia trayectoria del ro eran, siguiendo
a Pratt, una zona de contacto, ms que una frontera colo-
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Su objetivo final, al que le dedicar un ao, era el estudio de las parcialidades, a las que visita varias veces,
haciendo uso de los lenguaraces, interpretes que lo ayudaban: ...vi grupos de tiendas o toldos de diversas tribus
de indios amigos; casi todos de naciones patagonas o te-
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Constituan una verdadera zona de contacto, entre otras
razones, por las dimensiones interactivas entre los sujetos
locales -sean criollos, indgenas extranjeros residentesy los que recin llegaban. Adems, es interesante advertir
cmo para un hombre como DOrbigny, que haba recorrido todo el norte de las Provincias, incluyendo el Gran
Chaco, la nocin de frontera no era reducible a establecer
una lnea de demarcacin. All donde esa lnea no pareca cumplir funcin alguna, al pasar tanto los blancos
como los indgenas de uno a otro lado.
Esas trayectorias de los habitantes se intersectan, y
los sujetos se constituyen en y por sus relaciones mutuas. Sean relaciones de poder (representantes del Estado
provincial porteo); relaciones comerciales (representantes de casas comerciales porteas); relaciones cuyos responsables son los encargados de expediciones cientficas extranjeras (Darwin, DOrbigny, y otros); relaciones
todas que se dan en la ciudad y la campaa circundante,
con habitantes e indgenas. Se asiste a una trama de conocimientos, suposiciones y prcticas, muchas veces asimtricas. Se asiste al avance de la frontera del blanco, y parece no quedar otra solucin que la expulsin y la muerte
para los considerados brbaros. Se considera posible y
deseable la navegacin interior por el ro; considerndoselo apto para futuros desarrollos
El ro Negro, que es el ms caudaloso... corre en un valle
rodeado de barrancas por lo general cortadas a pico, que
las aguas baten todava, o donde se han retirado poco a
poco, para dejar slo cultivables las tierras de aluvin
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Pratt, 1997.
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Douville conoce una Carmen de Patagones sin prosperidad, cuando hacan ya tres aos que su situacin geopoltica estratgica haba dado paso al abandono. La lucha
entre facciones en Buenos Aires y con La liga del Interior
haban provocado un descuido del gobierno de Buenos
Aires.
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Rosas. En total son veintisis comunicaciones que le contesta Rosas, acusando recibo de los Planos y las Copias
del Diario que Descalzi le enviaba, adems de recibo de
semillas, plantas de camo, y otros elementos. Descalzi
le informaba del avance de la expedicin, y Rosas lo retribua con comentarios.
Las notas que hace sobre sus trabajos enaltecen a nuestro pobre Diario. Aquellas que me envi, fueron publicadas, y das llegarn en que Ud recoger los frutos de
su meritoria labor. La estimacin general es la primera
meta a que tiene derecho, porque el hombre no debe esperar a que sean sus contemporneos qienes lo premien,
sino conformarse con el galardn que le ha de dar Dios,
su corazn mismo, y tener la conciencia de haber puesto
cuanto est de su parte en beneficio de la posteridad.20
20
En el Diario refiere la relacin con el ejrcito -que comanda ngel Pacheco-, al que encuentra personalmente
recibimos a bordo la visita del general Pacheco, que fue
recibido con una salva... adems de recibir frecuentes
comunicaciones suyas
recibimos un oficio del general en jefe para que regresramos a Patagones, cargando todo lo posible la goleta.
Instamos al general Pacheco para que permitiera nuestra
partida hacia el oeste...
pero ste ordenaba el regreso en la creencia que quedbamos expuestos a los peligros de los indios, al quedar sin
proteccin por el simultneo regreso de las tropas.
Descalzi encuentra tropas a lo largo del recorrido, que
le sirven para aprovisionarse, comunicarse, o reforzar la
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Sus pensamientos se dirigen muchas veces a las posibilidades de produccin de la regin. As, dice
La parte recorrida del ro es muy hermosa y sus campos
muy aptos para toda clase de sementeras. Trigo y via es
lo que ms y mejor producen...; La excelente calidad
de estas tierras, lo demuestran los trigales sembrados por
los habitantes de Patagones, los que realzan la belleza
que el propio ro le confiere...
Descalzi realiz -durante el viaje- dos series de observaciones: meteorolgicas y astronmicas. Ambas comprenden una serie de cuadernos que prolijamente el propio Descalzi registraba, y que forman parte del Legajo
2188 del Archivo General de la Nacin. A ellas se refiere
Carlos Pellegrini cuando informa que no las transcribira
por razones de espacio, y por haber sido realizadas slo en
esa oportunidad, y sin poderlas contrastar con otras, para
la misma regin, pero de aos posteriores.
En el propio Diario, abundan las referencias circunstanciales, del estilo amanece con gara y fuerte viento,
el mal tiempo no nos permite seguir... El problema
constante era el viento, que impeda las maniobras de la
goleta; y la lluvia ...llueve durante tres das... aunque algunos das eran felices, y Descalzi se permita algunas
comparaciones poticas, como cuando afirma ... este da
amanece encantador... omos el suave canto de los pjaros
que nos hacen olvidar la melancola del desierto.
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Descalzi sealaba lugares indicados para fundar ciudades. el lugar lo consideramos muy apto para el establecimiento de una poblacin...
Uno de los problemas eran las dificultades debidas a
las enfermedades de la tripulacin. nos enteramos tener
tres marineros enfermos de mal venreo... la tripulacin
estaba resfriada por la mojadura...A lo largo de la navegacin advertan la presencia de algunas tolderas abandonadas. divisamos vestigios de una vieja toldera en las
cercanas de un ancho camino... Y se encuentra con las
consecuencias de los combates de la vanguardia de Pa-
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Refiere tambin malentendidos referentes a las observaciones cientficas y seala diciendo de Elsegwood:
como buen ingls se haba ofendido en su amor propio
por la mistificacin... y que, equivocando el fenmeno,
haba atribuido a aquella fragil materia un origen volcnico. Advierto que est en su nimo burlar un oficial
argentino de haber rectificado este error, pero yo tomo
los recaudos para que no suceda...
Conclusiones:
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- AGN. Sala VII Legajo 2188 Archivo Andrs Lamas (Descalzi- Donacin Barabino).
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Me toc participar en esta magna obra civilizadora desde mis sucesivos puestos de trabajo, y al retirarme hoy y volver la mirada atrs, recuerdo campos semi
desrticos convertidos al presente en emporios de produccin ganadera y agrcola
y solitarias esquinas de campo e incipientes aldeas, transformadas en populosas
ciudades, destacndose entre ellas por su maravilloso progreso: Baha Blanca
(Coleman, 1949: 607)
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En el texto distinguimos, a su vez dos temporalidades que se alternan y yuxtaponen, una vinculada con un
tiempo cronolgico que estructura sobre todo los primeros captulos del libro, secuencial y sucesiva, y otra que
podramos llamar el tiempo del recuerdo, que intercala
en la narracin ancdotas y sucesos puntuales de manera
alternada. Entendemos que esta tensin entre dos formas
de temporalidad se vincula con el cruce entre dos gneros
discursivos diferentes: la crnica de viaje y la autobiografa, que constituyen el punto de vista complejo del autor.
Desde nuestra perspectiva, la insercin del libro dentro de
la tradicin de los escritos realizados por britnicos sobre la Argentina, incluida en la justificacin inicial de la
obra (Coleman, 1949: 8) y retomada en el ltimo captulo
Actividades inglesas en la Argentina, busca legitimar el
propio relato ponindolo en dilogo con otras voces conocidas en su poca, tales como Toms Falkner, Santiago
Jorge Bynon, James Harris, Enrique Jones, Roberto Fitz
Roy, Carlos Darwin, Juan Plunkett, Edmundo Elsegood,
Jones Parry Madryn, Roberto Cunninghame Graham y
Guillermo Hudson, entre otros (Coleman, 1949: 677-695).
La intertextualidad tambin se manifiesta en la transcripcin en distintos pasajes de la obra de discursos de autoridades gubernamentales, oficios pblicos y artculos periodsticos que buscan ratificar y reafirmar lo sostenido por
Coleman, permitindonos a su vez inscribir su discurso
dentro de un colectivo que lo contiene y significa.
Otra caracterstica que deseamos destacar, es la multiplicidad de temas, personas y hechos histricos que trata
la obra desde diferentes registros de la realidad. Esto hace
que el libro pueda ser abordado desde innumerables puntos de vista abriendo el juego constantemente a nuevas
interpretaciones. Nuestra intencin aqu es recortar de la
narracin, la representacin que del puerto de Ingeniero
White y de sus trabajadores construye su autor. Esto es
lo que desarrollaremos en el tercer y el cuarto apartado
del trabajo titulados: Sobre cmo se construye esta mirada ordenadora y Sobre imgenes, primeros planos y
olvidos. En ste ltimo nos limitaremos a sealar algunas cuestiones sobre la enorme cantidad de imgenes que
contiene el libro y las posibilidades de anlisis que estas
ofrecen en s mismas, como parte de una coleccin particular y en relacin con las descripciones textuales que de
ellas realiza Coleman; ya que entendemos que este anlisis puede ampliar y profundizar los temas aqu tratados.
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Partimos de la hiptesis de que el modo en que se presentan y se significan (Williams, 2003: 281) el puerto de
Ingeniero White y los trabajadores en la obra de Coleman evidencia una perspectiva particular vinculada con el
discurso hegemnico de la poca. En este sentido, aislar
lo representativo, entendido como lo tpico presente en la
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De este modo el crecimiento exponencial del ejido urbano en el lapso temporal contemplado en la obra, se asocia con el progreso material y el ordenamiento impuesto
por la lgica modernizadora de la empresa britnica a travs del accionar de sus hombres en la regin. Estos, entre
los que se incluye el propio Coleman, no solamente se
ocuparon del tendido frreo y de las obras portuarias sino
tambin de la provisin de aguas corrientes (Coleman,
1949: 333), la construccin del camino adoquinado entre
Baha Blanca e Ingeniero White (Coleman, 1949: 345) y
la adquisicin posterior de la Compaa de Luz y Fuerza,
La Compaa de Gas y el servicio de tranvas (Coleman,
1949: 302), entre otros servicios.
En este sentido, la descripcin del proceso modernizador
y su impacto en la ciudad puede pensarse como un marco
que da sentido y valida al relato autobiogrfico. Hombre y
capital en mancomunin se perpetan en la narracin de
un recorrido histrico que justifica el accionar ordenador
de ambos en pos del progreso de la civilizacin:
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Me toc participar en esta magna obra civilizadora desde mis sucesivos puestos de trabajo, y al retirarme hoy y
volver la mirada atrs, recuerdo campos semi desrticos
convertidos al presente en emporios de produccin ganadera y agrcola, y solitarias esquinas de campo e incipientes aldeas, transformadas en populosas ciudades,
destacndose entre ellas por su maravilloso progreso:
Baha Blanca (Coleman, 1949: 607)
Ahora bien, cmo aparecen representados especficamente los trabajadores en el libro? La primera representacin que rescatamos es la del propio Coleman como
ferroviario ingls asentado en la Argentina. Todo el texto
se ordena a partir del relato de su carrera en la empresa
Ferrocarril Sud an desde antes de llegar al pas, y de las
distintas circunstancias a las que el cumplimiento de sus
deberes y su espritu inquieto, como el mismo lo dice, lo
sometieron a lo largo de su trayectoria laboral. Lo que
se destaca a priori es su autorepresentacin como artfice
de su propio destino y como actor social destacado del
momento histrico que le toc vivir. El libro nos ofrece
innumerables ejemplos de su participacin activa, como
organizador, mediador y/o testigo privilegiado de hechos
histricos presentados como relevantes. Su intervencin
en la solucin de distintos conflictos y su actitud previsora
tambin son una constante que reafirman el lugar destacado logrado dentro de la empresa y de la comunidad, y
que lo distinguen de los restantes empleados y obreros del
ferrocarril. Consecuentemente, su figura aparece siempre
asociada con los personajes ms poderosos e influyentes
de la poca como interlocutor reconocido de sus intereses,
reproducindose en el libro, en reiteradas oportunidades,
discursos y artculos oficiales como citas de autoridad y
discursos de referencia del propio Coleman. Por todo esto
-la perspectiva puesta de manifiesto y la intertextualidad
El orden aparece asociado en el texto con la administracin racional de los bienes y recursos de la empresa,
destacando especialmente y en reiteradas ocasiones el
trabajo del autor en la optimizacin del funcionamiento
empresarial. Algunos ejemplos de cmo esta lgica organizacional signa la perspectiva de Coleman los encontramos en los captulos donde narra como elabor un manual
ilustrado sobre la mejor tcnica de carga de los vagones
segn su capacidad en relacin con los distintos tipos de
granos transportados; o en el que cuenta como mejor
el diseo de los vagones gallineros para el transporte de
hacienda en pie a partir de haber presenciado en reiteradas oportunidades el proceso de carga y descarga y de
haber viajado de da y de noche en el techo del propio
vagn para observar el comportamiento de los animales
ante los distintos movimientos del tren; o cuando describe el modo en que investig y denunci procedimientos
Vide cap. XV Criterios equivocados y contraproducentes,
pp.365-369.
Vide cap. XVII El mejoramiento de gallineros para el transporte de hacienda, pp.375-378.
Vide cap. XVIII Los inspectores ferroviarios tenan que actuar como detectives, pp.379-380.
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El 30 de septiembre de 1905 se declaran en paro el personal ferroviario y los trabajadores portuarios en Baha Blanca, Ingeniero White y Muelles del Ferrocarril Sud (Coleman, 1949: 108)
10
El 22 de septiembre de 1917 se declara una huelga del personal ferroviario que el 24 del mismo mes se convirti en general con amplias repercusiones en todo el pas (Coleman, 1949:
136)
11
Frente al caos inicial, el autor interviene poniendo orden, desentraando artimaas y regularizando la situacin administrativa de la empresa. La solucin de los conflictos es presentada como justa y adecuada a cada una
de las situaciones contempladas destacando su rol activo
en el restablecimiento de la paz social y pasivizando doblemente el rol de los trabajadores, que son presentados
colectivamente como sometidos a intereses obscuros de
agentes externos13 y/o como beneficiarios de las medidas
paternalistas adoptadas por la empresa14.
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En enero de 1912 se declara en huelga el personal de locomotoras, maquinistas y foguistas, de los ferrocarriles (Coleman,
1949: 134)
En lneas generales su percepcin de cada uno de estos conflictos se ajusta a un esquema que se inicia con la
descripcin de una situacin inicial catica causada por
distintos factores, como por ejemplo los efectos desorganizadores que la quema de documentos, guas y registros
durante conflictos previos a su arribo a Baha Blanca infligieron en el normal funcionamiento de la empresa; la
escasez de maquinaria para afrontar los requerimientos de
exportacin de volmenes cada vez mayores; las consecuencias negativas que la divisin administrativa en dos
seccionales en la provincia de Buenos Aires produjo al
interior de la empresa Ferrocarril Sud; la incompetencia
de direcciones precedentes; la indisciplina de los trabajadores12 y el sabotaje u oposicin encubierta. En sus propias palabras la situacin ferroviaria en Baha Blanca a
su arribo era: psima. Desorganizacin, desbarajuste,
un verdadero laberinto y una confusin indescriptible
(Coleman, 1949: 83).
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Dentro de estas estrategias implementadas por el capital para contrarrestar la creciente conflictividad en el
mundo del trabajo se inscribe la creacin en 1905 de la
Unin Protectora del Trabajo Libre, cuya seccional Baha
Blanca presidi Arturo Coleman durante los 42 aos de su
existencia15. Esta se conform por consignatarios, gerentes de ferrocarriles y miembros de la cmara de cereales y
del centro de navegacin con el objetivo de unir a los empleadores para neutralizar las huelgas que se anunciaban
(Coleman, 1949:96). La entidad funcion con los aportes
de los empresarios, los trabajadores asociados al fondo
social de la entidad reciban a cambio asistencia mdica
y farmacutica en caso de enfermedad y/o accidentes de
trabajo y la cobertura de gastos de inhumacin y luto familiar al fallecimiento de alguno de los afiliados. Segn
Coleman, en un informe presentado ante las autoridades
centrales de la Unin:
En los cuarenta [que presidi la seccional Baha Blanca] se ayud en forma prctica, controlada y honrosa, a
los abnegados y verdaderos obreros portuarios y a los
suyos, en todos aquellos trances en que necesitaban apoyo. Ropas, alimentos, asistencia mdica y farmacutica,
y grandes sumas de dinero fueron entregadas a los asociados, en forma que en nada desmereca su amor propio
y su dignidad (Coleman, 1949: 98)
La Unin Protectora del Trabajo Libre se disolvi voluntariamente a fines de marzo de 1947 por entender sus miembros que
la misma haba dejado de ser necesaria (Coleman, 1949: 101)
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Cabe sealar que recin en la dcada inicial del siglo XX aparecen las primeras cintas transportadoras elctricas en el pas.
Tecnologa que supuso una mayor tecnificacin y simplificacin
del trabajo, reduciendo el esfuerzo personal y redundando en la
disminucin de la mano de obra requerida, con su correspondiente correlato de inquietudes y resistencias principalmente
entre los estibadores (Falcn, 2005: 81).
18
En los puertos, el rgimen de contratacin vigente se organizaba a travs de una red de intermediarios que seleccionaban
diariamente a quienes trabajaban, de acuerdo al requerimiento
estacionalmente variable de mano de obra. Segn describe Agustina Prieto en una obra colectiva dirigida por Ricardo Falcn y
Miriam Stanley sobre la historia de Rosario (2001: 138-139), los
trabajadores se reunan al amanecer esperando ser seleccionados
por los encargados de repartir las chapas de conchavo, quienes
elegan a los obreros teniendo en cuenta tanto sus condiciones
fsicas, como su coincidencia ideolgica o su afinidad tnica.
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Vide por ejemplo cap. XLII, Ancdotas y sucedidos ferroviarios, pp. 609-637.
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Por ltimo, el tercer modo en que aparecen referenciados los trabajadores adems de la autorepresentacin del
autor y la pasivizacin de los trabajadores en huelga- es a
travs del relato anecdtico. En distintos lugares del texto
Coleman recrea hechos puntuales donde se vieron involucrados obreros ferroviarios con la intencin de matizar el
relato con estas situaciones graciosas, ridculas y a veces
tambin dramticas20. Como comn denominador en estos pasajes podemos sealar la sensibilidad del autor para
percibir y recrear ciertos rasgos distintivos de los personajes involucrados y, en segundo trmino la representacin
ficcional de las historias, si bien siempre se preocupa por
destacar su veracidad. El juego de artificio por el cual l
mismo siempre aparece como protagonista, observador
sagaz o relator omnipresente se manifiesta en el modo del
relato, asimilable en ocasiones al de los cuentos policiales
donde se llega a la resolucin de los conflictos gracias la
capacidad del detective para unir e interpretar datos dispersos e imperceptibles para los dems personajes.
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Tropa de carros tirados por mulas, llegando a la estacin de Zapala, desde la Cordillera de los Andes, cargados con cueros y lanas (Coleman, 1949: 218)
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A modo de conclusin
Durante los aos contemplados en el libro de Coleman
el juego de las economas regionales, nacional e internacional posibilit la articulacin de una compleja logstica
poltica y empresarial en la que intervinieron mltiples
actores del sector pblico y privado en el manejo y circulacin de grandes flujos materiales (mercaderas) e
inmateriales (informacin). Esta situacin se manifest
en el crecimiento exponencial de las ciudades portuarias
de todo el litoral pampeano, no slo Buenos Aires, sino
tambin Rosario y Baha Blanca entre otras asistieron a
la concrecin de profundos cambios (Falcn, 1984: 65).
En ellas se produjo un rpido crecimiento demogrfico
en paralelo con un acelerado proceso de urbanizacin,
que incluy la realizacin de las grandes obras de remodelacin y de construccin portuaria. Entre 1890 y 1914
aproximadamente, los sectores de actividad econmica
que emplearon mayor cantidad de mano de obra fueron
el agropecuario y el urbano, incluyendo en este ltimo a
la industria, los trabajadores a domicilio, el comercio, la
construccin, los portuarios y el transporte. Puntualmente
en Buenos Aires, Rosario y Baha Blanca, se agruparon
los aproximadamente 20.000 obreros portuarios existentes en el pas a principios del siglo XX (Falcn, 1986:
13).
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viario ingls, postulando as a su funcin dentro de la empresa Ferrocarril Sud como eje articulador de la narracin
y tambin de su propia vida. La segunda significacin que
otorga a su obra es la de relato de viaje de un britnico en
la Argentina, inscribindose de este modo dentro de una
tradicin narrativa que lo precede y legitima evidenciando
la relacin de su discurso con otros discursos de la elite.
En tanto libro de viaje, la idea de recorrido y de transformacin, individual y del entorno, es una de las constantes
ordenadoras de la historia donde se imbrican su vida personal y la historia nacional en un perodo de profundos
cambios y transformaciones.
Nuestro acercamiento al texto se propuso rescatar de la
enorme cantidad de informacin que contiene el libro
el modo en que el puerto y los trabajadores aparecen representados y a partir de aqu identificamos las distintas
significaciones asociadas con estas nociones. El puerto
es presentado esencialmente como terminal ferro-portuaria, destacando sus instalaciones operativas en tierra
y la introduccin de nuevas tecnologas para mejorar los
procesos de carga y descarga de los crecientes volmenes
de mercancas exportadas. Su desarrollo se proyecta en
paralelo con el crecimiento urbano, haciendo hincapi en
las obras de servicios pblicos y planeamiento de la ciudad promovidas y financiadas por el capital ingls. Puerto
y ciudad materializan con su crecimiento exponencial el
impacto modernizador del capital a travs del accionar de
sus hombres, entre los que se destaca obviamente el propio Coleman.
Los trabajadores por su parte son representados en tres
planos, distinguidos nicamente con fines analticos, en
primer lugar aparece la autorepresentacin del autor como
funcionario del Ferrocarril Sud, caracterizado por su rol
activo en la empresa y la sociedad, relacionndose en trminos de igualdad con los personajes ms influyentes de
su poca. En segundo lugar, aislamos la representacin
de los trabajadores organizados y en huelga como masa
catica que es necesario ordenar y/o proteger, desde una
perspectiva paternalista que pretende interpelar a los verdaderos trabajadores. La conflictividad del mundo laboral es percibida como un problema pblico que atae a la
sociedad en su conjunto, diluyendo de este modo la responsabilidad empresarial. Coleman aparece en todos los
casos como el agente ordenador del caos que restablece
la armona perdida desplegando diferentes estrategias en
la resolucin de los conflictos laborales. Dentro de estas
estrategias, incluidas en la cruzada disciplinadora llevada adelante por la elite en busca del logro de la intensificacin del ritmo productivo y del disciplinamiento de la
masa trabajadora, se inscribe precisamente la creacin de
la Unin Protectora del Trabajo Libre, cuya seccin local
presidi el autor durante todos los aos de su existencia.
En tercer lugar rescatamos de la continuidad del relato la
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Para finalizar, deseamos destacar una vez ms la polarizacin entre las ideas de orden y caos que atraviesa todo
el relato como parte intrnseca de su esquema narrativo.
Coleman se presenta a s mismo como el hacedor del orden y en este sentido el ordenamiento del relato -la jerarquizacin de los temas considerados y los diferentes
planos interpretativos desarrollados- tambin implica un
ordenamiento de la realidad observada y vivida por este
ferroviario ingls en la Argentina.
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Las embarcaciones con propulsin a motor y construidas con casco metlico, junto a otros cambios tecnolgicos, se utilizaron en forma generalizada en nuestro pas en
las ltimas dcadas del siglo XIX. La mquina a vapor, la
multiplicacin del nmero de calderas, el uso de turbinas
y de motores diesel, as como los cascos de hierro o acero
y la implementacin de la hlice, fueron algunos de los
cambios ms importantes que se implementaron en la industria martima mundial y en la Argentina.
Estas transformaciones implicaron cambios en los tiempos y en la calidad de los viajes. Por ejemplo, en Argentina posibilitaron triplicar la capacidad promedio de bodega o carga de los barcos en los aos que van desde 1880 a
1914. Su capacidad media se incremento de 348 a 1.121
toneladas. Al mismo tiempo, la tripulacin media necesaria a bordo descendi entre 1895 y 1914 de 20 a 8 tripulantes por barco. De esta forma, los cambios se tradujeron
en un sustancial aumento de la productividad del trabajo,
tanto en la velocidad como en la capacidad del transporte,
a la vez que hicieron posible una reduccin de la cantidad
de trabajadores a bordo.
Datos de elaboracin propia a partir de censos nacionales; Segundo Censo de la Repblica, Buenos Aires, Talleres Tipogrficos de la Penitenciara Nacional, 1898; Tercer Censo Nacional
Vapores
Nr.
Veleros
Nr.
1895
12
406
78
2248
1914
65
2083
35
6296
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VAPOR
65,3
62
90
VELA
34,7
38
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del espacio a bordo. Una de estas fue el cambio en la forma de las calderas - de cuadrada a cilndrica o tubular
- que gener un importante aumento en la presin. Otras
modificaciones de la propia mquina apuntaban a disminuir el consumo de carbn y aumentar la velocidad. Se
implement tambin un sistema mixto de mquina de vapor y turbinas. Estos cambios se tradujeron en un aumento
en la potencia del motor, como indican los censos para el
caso de la Argentina. En promedio, la potencia de motores
de las embarcaciones pas de 285 caballos de fuerza (c.f.)
en 1895 a 320 c.f. en 1914.
Finalmente, y a medida que estas transformaciones
fueron incorporadas de forma extendida, se produjo el reemplazo de la propia mquina a vapor por nuevos tipos
de motores. La mquina de vapor, un motor de combustin externa y que, por ser tal, debe ser alimentado con
lea o carbn, comenz a ser reemplazado por el motor
de combustin interna o Diesel, el que utiliza gasoil para
su funcionamiento. Este cambio se inici en la dcada
de 1910 y fue extendindose hacia fines de la misma en
las embarcaciones fluviales. Al no necesitar alimentacin
externa de ningn tipo, el motor diesel permiti suprimir
calderas y carboneras a bordo, dejando libre ms espacio
y capacidad para el transporte de mercancas. Por su mayor potencia y velocidad, acort en gran medida los tiempos de viaje. Un indicio de la mayor presencia de este tipo
de motores en la flota mercante argentina lo constituyo la
sancin del Reglamento de conductores y maquinistas de
motores marinos de combustin interna en 1912, por decreto del poder ejecutivo. La creciente implementacin
del motor diesel significo un nmero cada vez mayor de
obreros abocados a manejar, reparar, mantener y limpiar
la maquina, proceso que se vio expresado, por ejemplo, en
la constitucin de la Federacin de Trabajadores de Combustin Interna en abril de 1917 en el Alto Paran.
Con relacin a estos cambios operados en el proceso de
trabajo qu fue lo que impuls a los armadores a introducirlos? Qu consecuencias tuvieron en el trabajo de los
diversos obreros de a bordo?
En cuanto al primer interrogante, es claro que las modificaciones e innovaciones en la estructura e infraestructura de los barcos respondan a un problema fundamental de
las empresas de cabotaje, y de las empresas martimas en
general: reducir los costos del viaje, acortar sus tiempos,
y acrecentar a la vez los beneficios obtenidos, buscando
para esto maneras, mquinas y equipos que hicieran ms
Recopilacin de antecedentes que interesan a la Marina Mercante y Polica Martimas, Buenos Aires, 1937, Ordenanza
2333, 27 noviembre 1912.
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Los cuadros son de elaboracin propia en base a los datos relevados en Tercer Censo Nacional levantado el 1ro. de junio de
1914, tomo 10, Bs. Aires, Talleres Grficos de L. J. Rosso, 19161917.
Todos los datos anteriores fueron recogidos de los censos: Segundo Censo de la Repblica, Bs. Aires, Talleres Tipogrficos
de la Penitenciara Nacional, 1898; Tercer Censo Nacional levantado el 1ro. de junio de 1914, Bs. Aires, Talleres Grficos de
L. J. Rosso, 1916-1917.
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En respuesta a la segunda problemtica, sobre las consecuencias para el trabajador martimo de los cambios en
el proceso de trabajo realizados bajo esta lgica, es posible identificar que, una de las ms importantes fue la
reduccin del nmero de trabajadores necesarios para las
tareas de a bordo. Esto puede mensurarse en la cantidad
de trabajadores que constituan la tripulacin media por
embarcacin, que baj de 20 en 1895 a 8 en 1914, promedio confeccionado en base a los datos suministrados por
los censos nacionales.
La implementacin de las transformaciones mencionadas implic cambios en el tiempo y calidad de viaje por
ros y mares, triplicndose la capacidad de bodega o carga
de las embarcaciones, disminuyendo la tripulacin media
necesaria abordo y aumentando as de forma sustancial la
productividad del trabajo. Tales cambios requeran de importantes inversiones, siendo as implementados tempranamente por la empresa de navegacin de cabotaje ms
importante del pas, propiedad de Nicols Mihanovich y
con participacin de capitales ingleses, la que se inici, a
fines de la dcada de 1870, como una sociedad de navegacin a vapor.
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Este continuo descenso del nmero de trabajadores empleados en las secciones de a bordo fue denunciado en
forma reiterada en la prensa gremial. En el peridico mensual de la FOM, La Unin del Marino, pueden leerse varios artculos sobre los reiterados conflictos por despidos
de personal, en especial de foguistas y carboneros. Con
relacin a esta situacin conflictiva, una de las demandas
recurrentes que aparecan en los pliegos de condiciones
presentados ante las empresas en cada huelga, fue la exigencia de de respetar el numero mnimo de tripulacin de
sala de maquinas por barco, segn el tipo de maquina y
por turno, todo lo cual estaba estipulado en el reglamento
general del puerto.
Adems de la disminucin general de la cantidad de
tripulantes, la incorporacin de cambios en la base material del proceso de trabajo se tradujo en la desaparicin
de ciertas ocupaciones, as como en la creacin de otras
nuevas. Por ejemplo, el remplazo de la madera por el hierro como material de construccin del casco implic la
disminucin del numero e importancia del oficio del calafate. Del mismo modo, la incorporacin de nuevas maquinas, como turbinas elctricas o motores de combustin
interna, devinieron en la aparicin en sala de mquinas de
nuevos trabajadores como los engrasadores, electricistas
y otros obreros dedicados a mantener y limpiar las nuevas
maquinas, y en la disminucin del nmero de foguistas y
carboneros, ya que se prescinda de la alimentacin externa del motor. Una evidencia de este proceso puede observarse en la constitucin del pliego de condiciones de las
Esta compaa llego a tener en su flota las embarcaciones ms veloces y modernas, la mayora de ellas construidas en Inglaterra, aunque no todas, las que contaban con
motores cada vez ms potentes, con mayores dimensiones
y capacidad. Estos palacios flotantes cubran los viajes
a la costa patagnica, al Brasil amaznico y costero, por
los ros del litoral argentino y la costa uruguaya llevando
el distintivo de la Mihanovich en sus mstiles, y chimeneas, insignia de la compaa, una M blanca sobre fondo
rojo.
De esta forma la Mihanovich fue la flota ms importante del trfico de cabotaje durante las primeras dcadas del
siglo XX. En su desarrollo cont con importantes acuerdos con los sucesivos gobiernos nacionales, entre los que
figuraba el privilegio de paquete postal para las embarcaciones de su flota.11 Junto al privilegio de transportar
correspondencia esta empresa logr un convenio con el
Estado, por el cual ste le reservaba y abonaba los servios
de trasbordo de los pasajeros de los buques de ultramar,
en la poca de la inmigracin masiva, ya que las instalaciones del puerto hacan necesario este servicio, para el
que fue contratada la Mihanovich al presentar una tarifa
mas baja a la de sus (escasos) competidores. (Gonzlez
Climent, 1988)
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En el ao 1909 la flota de esta compaa de navegacin estaba constituida por 350 embarcaciones a motor,
de carga, pasajeros o mixtos. Contaba adems con 68 remolcadores y 200 lanchas. En 1916, ao de la huelga general martima, la Mihanovich segua siendo la flota ms
importante del pabelln nacional. Entonces conformaban
su flota unas 324 embarcaciones, de los cuales 72 eran
vapores (45 de pasajeros y 27 de carga) y 70 remolcadores. Unas 142 lanchas, 31 chatas, 7 pontones y dos gras
flotantes completaban la flota de la M. Los tipos de embarcaciones con los que contaba la empresa eran los ms
caractersticos que circulaban por los ros del pas y los
canales al interior de los puertos. Conocerlos permite ubicar cuales eran los tipos de barcos mas utilizados en los
que se desarrollaban las mltiples tareas de a bordo, como
el pontn,12 las lanchas, botes a motor y chatas, con los
que se transportaban cargamentos, tripulantes y pasajeros
al interior del puerto.13 Los remolcadores eran sin duda
una parte fundamental de la flota. Existan tambin en esa
poca, aunque la Mihanovich no los contaba entre sus embarcaciones, los ferry-boats, trasbordadores o barcas de
transporte que permitan el paso de trenes y la extensin
de las vas frreas ms all de los ros. Los trabajadores
a bordo de estos ferrys formaban parte de la FOM, y tenan casi las mismas tareas y condiciones de trabajo que
el resto de los obreros martimos.14 Toas las embarcaciones aqu mencionadas fueron el espacio en el se realiz
el trfico fluvial y costero, lugar de trabajo de miles de
marineros, foguistas y mozos, entre muchos otros obreros
embarcados.
La organizacin del trabajo martimo
Una caracterstica bsica del trabajo martimo fue su
fuerte estacionalidad, marcada por los ritmos de la produccin agropecuaria. En los meses de verano, la poca
de cosecha determinaba la mayor actividad de carga y
descarga de los productos a ser vendidos en los mercados internacionales. Esto elevaba la demanda de mano de
obra en el puerto y a bordo, generando un momento de
auge del empleo, a la vez propicio para plantear acciones
de lucha diversas; de hecho, la mayora de las huelgas
declaradas por las organizaciones sindicales martimas se
produjeron en los meses de verano; incluso el inicio y el
cierre del periodo aqu considerado, en 1890 y en 1920,
fueron declaradas huelgas por la Sociedad de Marineros
en el primer caso y la FOM en el segundo, en reclamo de
mejores condiciones laborales y salariales.
Tripulacin
Oficialidad
Total
1895
4.865
1.967
6.832
1914
3.925
5.329
9.254
1895
3.854
211
4.065
1914
8.301
1.545
9.846
12
VAPORES
en el pas
13
La pertenencia sindical de los obreros a bordo de los ferrysboats fue motivo de debate y conflicto en varias oportunidades.
Al nacionalizarse los ferrocarriles, en 1947, estos pasaron a ser
considerados empleados ferroviarios.
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VELEROS en
el pas
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En cada una de estas tres secciones exista una jerarqua claramente establecida, que diferenciaba a la oficialidad de la tripulacin, y tambin las diferentes tareas y
calificaciones existentes al interior de cada seccin. Estas
se expresaban adems en una escala salarial definida y
escalonada. La seccin cubierta organizaba y realizaba
los servicios de navegacin, las maniobras del buque y
el manejo del velamen, si era el caso, junto con las operaciones de carga y descarga de bodegas. En esta seccin la oficialidad estaba compuesta por el capitn, los
oficiales auxiliares, junto con prcticos o baqueanos. La
tripulacin estaba constituida por marineros de diversas
categoras y funciones. La direccin y conduccin de la
mquina propulsora y los mecanismos auxiliares del buque, incluyendo los sistemas elctricos, se ejerca desde
la sala de mquinas. El personal estaba compuesto por el
jefe de mquinas, miembro de la oficialidad, y por la tripulacin: oficiales maquinistas, mecnicos, foguistas, engrasadores, limpiadores, electricistas, caldereteros, entre
otros. Para atender los camarotes y la cocina, as sea de
pasajeros o de la propia tripulacin, exista la seccin de
cmara o cocina, de la que formaban parte el mayordomo
a cargo, junto a cocineros, mozos, auxiliares, camareros y
personal de servicio.
Estas eran las secciones en las que se organizaba el trabajo a bordo, junto a las cuales, en los primeros aos del
siglo XX, se incorpor la seccin encargada de las instalaciones radioelectrnicas y los sistemas de comunicaciones
de las embarcaciones. Esta estaba conformada por el jefe
de radiocomunicaciones y los oficiales u operadores de
radiotelegrafa. Un captulo aparte merecen los mdicos
Recopilacin de antecedentes que interesan a la Marina Mercante y Polica Martimas, Buenos Aires, 1937, tomo 4, pp. 386389.
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Recopilacin de antecedentes que interesan a la Marina Mercante y Polica Martimas, Buenos Aires, 1937, tomo 3, p. 212.
En tanto la autoridad mxima a bordo, representante legar del armador y del Estado en circunstancias de excepcin, el capitn tenia una posicin ambigua y compleja
al interior de la embarcacin era clara. Esto, si bien fue
causa de continuos conflictos y reclamos por parte de los
sindicatos de la tripulacin, no impidi que la jerarqua
u oficialidad se aliase a otros gremios en una estrategia
conjunta frente a las empresas en diversas oportunidades,
como ocurri entre los aos 1916 y 1921, por ejemplo,
cuando la unidad de accin de oficiales y tripulantes se
materializ en los diversos conflictos en la constitucin
de un Comit de Huelga, como ocurri en 1919 y 1920.
(Caruso, 2008)
As, la posicin jerrquica marcaba las contradicciones
y lmites de la oficialidad y sus organizaciones, constituidas por el personal superior ms calificado, estas no
llegaron a trabar por completo la unidad de accin con la
tripulacin. El hecho de poseer un mayor conocimiento
de las relaciones y los procesos de trabajo de a bordo y
tener un contacto ms fluido y directo con los armadores
y propietarios era una situacin que colocaba la toma de
decisiones en manos de este grupo de oficiales. Por eso, la
unidad de accin con la FOM y los sindicatos martimos
de la tripulacin fue clave para el desarrollo exitoso de las
huelgas y otras acciones sostenidas en esos aos.
El capitn poda delegar la direccin del rumbo de la
embarcacin en un piloto, considerado como el segundo
jefe del buque, que excepcionalmente poda asumir otras
funciones atribuidas al capitn. Tambin formaba parte
de la seccin cubierta el ya mencionado contramaestre,
o tercer jefe a bordo. En cada embarcacin la cantidad
de oficiales necesarios era estipulada segn su tonelaje
y su funcin. Los oficiales, tanto de primera, segunda o
tercera categora, realizaban turnos de ocho horas en cubierta, teniendo a cargo diversas tareas en funcin de su
jerarqua. El primer oficial, o jefe de cubierta, estaba a
cargo de la ejecucin de todo lo decidido por el capitn,
en temas como el diagrama y ejecucin del plan de carga
y estiba, mantenimiento de los instrumentos y equipos de
cubierta, conduccin del personal, tareas administrativas
como la asignacin de turnos y de horas extras. El segundo oficial era responsable de la actualizacin de las
cartas de navegacin. El tercer oficial, adems de colaborar y asistir a los otros dos, deba garantizar el cuidado y
mantenimiento del equipo de salvamento e incendio, los
botes y balsas salvavidas, extintores porttiles, sistema de
alarmas y detectores contra incendio y sistemas fijos de
extincin de incendios.20
19
Recopilacin de antecedentes que interesan a la Marina Mercante y Polica Martimas, Buenos Aires, 1937, tomo 4, pp. 388
y 389.
20
Recopilacin de antecedentes que interesan a la Marina Mercante y Polica Martimas, Buenos Aires, 1937, tomo 4, p. 388.
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Recopilacin de antecedentes que interesan a la Marina Mercante y Polica Martimas, Buenos Aires, 1937, tomo 4, pp. 402420. Programa de exmenes para capitanes, pilotos, pilotines y
patrones de 1906, y ampliacin de mayo de 1911.
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Sala de Maquinas
Segn estipulaba el reglamento de maquinistas de diciembre de 1907, actualizado en marzo de 1915, todos los
postulantes deban rendir un examen para poder acceder
a la categora de conductor de mquinas, ayudante, primer, segundo, tercer maquinista, o maquinista superior.
En general, en cada viaje se embarcaba un maquinista, y
dependa tanto del tipo de embarcacin - carga, pasajeros
o mixto-, como de su tonelaje y la potencia de la mquina
que la impulsa, el tipo de formacin que este maquinista
deba tener. Por ejemplo, los guinches y embarcaciones
menores slo requeran un conductor de mquina, quien
obtena su certificado tras comprobar dos aos de experiencia foguista y poseer conocimientos de lectoescritura.
En el otro extremo de la escala se encontraban los maquinistas superiores, los que slo eran requeridos en buques
de ultramar de pasajeros y con mquinas no menores a
2.500 c.f. En el medio exista una amplia escala de posibilidades. Los ayudantes necesitaban dar cuenta de 5 aos
de aprendiz en un taller, con 6 meses de trabajo en taller
de reparacin y 60 das de navegacin con mquinas de
ms de 200 c.f. El maquinista de tercera categora deba,
adems de contar con 180 das de navegacin como ayudante, tener un certificado de buena conducta, ser mayor
de 20 aos y rendir un examen ante la comisin examinadora presidida por el Prefecto General, la que le tomaba
una entrevista previa.
El jefe de maquinas, miembro de la oficialidad, era responsable de todas las operaciones y del mantenimiento
de la maquina motor del barco, as como de las mquinas
auxiliares, de la asignacin de turnos y horas extras en la
seccin, y del clculo de consumo de combustible y agua
para alimentar el motor. A la vez deba coordinar las reparaciones de envergadura con los talleres correspondientes,
arreglado previamente con el armador.
Los maquinistas martimos eran habilitados por la
Prefectura. Para ello deban rendir los exmenes correspondientes, que incluan conocimientos de aritmtica,
geometra y maquinas a vapor, sumando en la segunda
categora lgebra, y en la primera categora fsica, dibujo, conocimientos sobre calderas y accesorios.21 El oficio
estaba reglamentado por la Prefectura General de Puertos
desde marzo de 1898, actualizado en 190722, por el cual se
estipul la cantidad de maquinistas y foguistas de acuerdo
a la potencia de la mquina motora, y la jornada de ocho
horas con guardias de cuatro en sala de mquinas.23 En la
prensa gremial se reiteraban las denuncias por incumplimiento del reglamento y por la cantidad insuficiente de
maquinistas diplomados para cubrir los puestos requeridos en una flota nacional en expansin.24
Los oficiales maquinistas estaban encargados de mantener las mquinas y calderas en buen estado y siempre
listas para funcionar con seguridad. Cualquier modificacin necesitaba la previa y expresa autorizacin del
capitn, tanto para reparar averas como para alterar el
rgimen normal de marcha del motor. Del primer oficial
de mquinas dependan el mantenimiento y reparacin de
las mquinas principales y auxiliares, bombas y motores
de servicios y equipos para el manipuleo de la carga, as
como la asignacin de las tareas de la seccin. Otras tareas, como el correcto funcionamiento de calderas y las
mquinas auxiliares, mantenimiento del equipamiento
elctrico, reparaciones menores en su cuarto de guardia,
estaban a cargo de segundo oficial, con la colaboracin de
Boletn del Obrero Mecnico, revista mensual cientfica y defensora de los derechos del gremio, Ao II, N 8, agosto 1900
21
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22
Recopilacin de antecedentes que interesan a la Marina Mercante y Polica Martimas, Buenos Aires, 1937, tomo 5, pp. 116.
Boletn del Obrero Mecnico, revista mensual cientfica y defensora de los derechos del gremio, Ao II, N 1, enero 1900,
pp. 2-5.
23
Boletn del Obrero Mecnico, revista mensual cientfica y defensora de los derechos del gremio, Ao II, N 8, agosto 1900.
24
Para el funcionamiento de una mquina de vapor alternativa es necesario que el vapor acte alternativamente por una y
otra cara del mbolo o pistn; y que al mismo tiempo que la
regin del cilindro opuesta a la que admite el vapor evacue el
que acaba de trabajar, ponindola a este fin en comunicacin con
la atmsfera o con el condensador. Para que este funcionamiento
sea econmico y el rendimiento trmico de la mquina el mayor
posible, as como para que el motor sea ms regular, se necesita
que las entradas y las salidas de vapor estn sujetas a ciertas
condiciones, a un rgimen y sincronismo, que se conoce como
distribucin. El sistema compound es un sistema de distribucin
particular en el que el vapor evoluciona en el cilindro ms pequeo, de alta presin, y luego circula por el de mayor dimetro,
de baja presin, con distribucin del tipo corredera.
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Recopilacin de antecedentes que interesan a la Marina Mercante y Polica Martimas, Buenos Aires, 1937, Reglamento del
Puerto de Buenos Aires, 15 febrero 1894.
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Recopilacin de antecedentes que interesan a la Marina Mercante y Polica Martimas, Buenos Aires, 1937; Decreto del Ministerio de Marina, 2 mayo 1911, ordenanza de Prefectura del
10 de mayo de 1911,
29
Las tareas de todas las secciones se organizaban en turnos cuya duracin variaba de seccin en seccin, al igual
que la extensin de la jornada laboral, como se ha mencionado. Por fuera de esos horarios los obreros de a bordo
se dedican a hacer rancho, o pasar el tiempo libre en sus
ranchos o camarotes o en los espacios comunes permitidos. Las tareas y funciones a bordo se hacan ms complejas y variadas si se trataba de un barco de pasajeros,
multiplicndose el personal de servicio y el administrativo, as como aquel personal a cargo de reas recreativas
y mdicas.
El prctico Leman recorra a bordo de veleros y luego embarcaciones menores a vapor, la zona del Puerto ofreciendo sus
servicios a los buques de ultramar, situacin que cambio al establecerse la obligatoriedad de contratar un prctico a bordo para
todo buque de ultramar.
De la anterior descripcin y el anlisis sobre la organizacin del trabajo martimo se destaca como rasgo caracterstico su estructura piramidal y el marcado escalonamiento de los puestos y tareas al interior de cada seccin,
elementos que caracterizaron al trabajo a bordo de las
embarcaciones fluviales. Los propios registros censales
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La importancia de esta jerarquizacin de tareas y funciones a bordo, y la necesaria e invocada disciplina, estaban dadas por la conciencia de que, en viaje, una falla o
descuido podan tener consecuencias mucho ms peligrosas. La supervivencia misma daba sentido a esta fuerte
organizacin. Esto hizo que la propia existencia de una
jerarqua y la existencia de un capitn y dems partes de la
estructura piramidal, no fueran cuestionadas por ninguna
de las organizaciones sindicales en las que participaban
los trabajadores martimos, dejando espacio as a otro tipo
de planteos, como la unidad necesaria y la solidaridad entre secciones y organizaciones. Junto a esto, la idea de
familia en las tripulaciones se hizo muy fuerte, reforzada
por la necesidad de minimizar los conflictos, en principio
para garantizar la disciplina y el respeto a la jerarqua. Un
antiguo dirigente gremial sostena que la navegacin, de
meses fuera del ambiente, su vida misma a bordo, que
tiene que ser siempre unida, porque (se) vive, come, duerme y trabaja en el mismo lugar, es una continuacin de
la familia en tierra. (Di Tella, Torcuato, 2003: 245) Sin
embargo, durante el periodo de unidad de accin entre
tripulaciones y oficialidad esta gran familia martima,
pudo entenderse como una familia de carcter obrero,
donde la solidaridad obrera era invocada como uno de sus
elementos bsicos.
Es una primera exploracin, por cierto incipiente y tentativa, de estos problemas, ms vinculados a dimensiones
poltico-culturales y que estn fuera de los lmites de este
trabajo, cabe al menos plantear algunas ideas como la posibilidad de pensar la existencia de una idea de familia
que, segn la coyuntura, fue dotada de diferentes sentidos
y significados, modificndose su contenido, sus delimitaciones y pertenencias. Otra forma posible de pensar el
problema podra ser que la existencia de varias ideas de
familia en pugna, unas ms conflictivas que otras, que
apuntaban a reforzar la unidad interna frente al patrn, o
bien a diluir los conflictos de todo tipo para garantizar la
disciplina y el respeto a la jerarqua. De esta forma queda
enunciado un problema sobre el que interesa seguir profundizando en el desarrollo de la investigacin.
En cualquier caso, lo inevitablemente existente era el
conflicto. A partir del examen de la prensa sindical es posible constatar la existencia a bordo de esta fuerte jerarquizacin, de la diferenciacin de tareas, especialidades y
de espacios de trabajo que caracteriz la organizacin del
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Quizs sea esta una de las caractersticas ms importantes del trabajo martimo con relacin a otros tipos de
trabajos, como por ejemplo el que podan desempear
trabajadores de una fbrica, de la administracin pblica
o de una empresa privada. Cotidianamente, en las tareas
y la vida de a bordo, estaba presente esta diferenciacin
jerrquica: oficiales y tripulantes habitaban y trabajaban a
bordo en espacios diferenciados, coman y dorman en lugares distintos. Muy a pesar de estar dentro del mismo buque, un maquinista poda no ver al jefe de sala de mquinas
en varios tunos y das, lo mismo un marinero o cualquier
otro tripulante con respecto al capitn. Al mismo tiempo
la jerarqua fue ms compleja que la distincin, primera y
fundamental, entre la oficialidad y la tripulacin. Al interior de cada seccin existan tareas altamente calificadas,
que requeran un personal especializado, determinando
una red piramidal de calificaciones y responsabilidades.
Esta estructura diferenciada del trabajo a bordo se expreso en la forma de organizacin sindical, a la vez que
se establecieron alianzas coyunturales. El sindicato ms
importante de la tripulacin fue la FOM, anteriormente
mencionada, la cual agrup desde su formacin, en 1910,
a los tripulantes de menor calificacin a bordo, como eran
los marineros y foguistas, e incorpor con el tiempo a mozos y patrones, contramaestres, conductores y ayudantes.
En el seno de la federacin cada una de estas categoras
mantena su sindicato, que era considerada una seccin
dentro de la estructura federativa de la organizacin sindical general, junto a otras secciones geogrficas, como
Campana, San Nicols, Rosario, Barranqueras Gualeguaych, Baha Blanca y muchas otras. La FOM tuvo un
lugar importante en los conflictos del perodo, dirigi y
particip con posiciones ambiguas en muchas ocasiones
por si direccin sindicalista / reformista en muchas de
las luchas mas significativas del periodo. En las huelgas
martimas que esta federacin dirigi, generales o parciales, entre 1916 y 1921, fueron sus aliados estratgicos los
capitanes y maquinistas, aunque en aos posteriores se
dieron fuertes enfrentamientos con estos. La alianza de los
sindicatos de la tripulacin con las organizaciones de la
oficialidad u otros trabajadores calificados, como el Centro de Capitanes de Ultramar, la Sociedad de Prcticos y
Baqueanos, el Centro de Maquinistas Navales, Centro de
Comisarios Navales y el Centro de Radiografistas31, tuvo
su mayor expresin en el lustro mencionado. Esta unidad
contradeca la disciplina laboral de abordo, invocada por
las empresas y sus organizaciones y sancionada por la reglamentacin existente, basada en la aplicacin a rajatabla de las jerarquas y responsabilidades. Dicha alianza
dio lugar a una solidaridad y una unidad de accin que
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La Unin del Marino N 54, agosto 1919, Asuntos capitntripulacin del vapor Bruselas; La Unin del Marino N 44,
noviembre 1916 Vapor Mar del Plata.
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Segundo, la fuerte jerarqua que caracteriz la organizacin laboral al interior de las embarcaciones era considerada indispensable para la supervivencia por tripulantes,
oficiales, funcionarios y empresario, ms all de hacer posible el desarrollo de la actividad de navegacin comercial
con xito. Esta jerarqua se expreso tanto en una organizacin gremial diferenciada como en relaciones conflictivas
a bordo y denuncias contra abusos de autoridad, sin llegar
a impugnar la existencia de esa misma diferenciacin. A
pesar de las diversas categoras y secciones, existi una,
o mltiples, idea de familia de abordo, basada en la experiencia compartida y estructurada ante la necesidad de
respetar la divisin jerrquica como factor de superviven-
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Parte IV
Puertos en el siglo XX
Gustavo Chalier
Elena Salerno
Jos Mateo
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etsemun ees
ytriste eneade ir a
uy solo ngola id .
EtsoymdonadoT.oemsquiero
avluangaqruey
Susana S. Gonzlez*
Introduccin
El presente trabajo constituye un primer avance en la investigacin de las condiciones sociales, polticas y econmicas que posibilitaron la construccin de los
puertos de Mar del Plata y Quequn.
Cmo se resolvieron las competencias entre los posibles lugares de creacin de
puertos, cual fue la intervencin del Estado, la figura del empresario y la de las
empresas que tuvieron intereses en nuestro pas, como tambin la relacin entre
puertos, ferrocarril, navegacin de cabotaje y caminos son cuestiones a analizar.
El problema de Buenos Aires
A pesar de que el puerto de Buenos Aires monopoliza el comercio exterior,
cuenta con un poderoso competidor en el puerto de Montevideo, que presenta
mayores comodidades, dado que para el ingreso al primero es indispensable la
presencia de un prctico por la presencia de bancos de arena, la inexistencia de
canales la presencia de embarcaciones hundidas y la variaciones atmosfricas
hacan indispensable su utilizacin lo cual aunado a
los controles aduaneros, y a que dependiendo del calado las embarcaciones
deban atracar fuera, encarecan en gran manera la actividad.
UNMDP
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Exportaciones
1881
865.014
1882
820.475
Importaciones
25.646
9.670
Otro parmetro a observar es el movimiento de embarcaciones del Libro mayor de los Saladeros (1886) donde
se aprecia una gran cantidad de barcos de distintas nacionalidades y diversos destinos, entre ellos Brasil, y donde
resaltan los nombres de los barcos de Luro quien posea
buques con los nombres de la semana.
Una vez repartida la tierra luego de la infausta campaa
del desierto, el aumento de la produccin agrcola y ganadera incentivo a la creacin de ramales ferroviarios. Pero
como bien seala Ortiz no exista un mayor inconveniente
en crear ramales que llegaran a distintos puertos hasta la
zona de embarque, pero para el ganado el problema era
distinto, debido a que se hacia necesaria la existencia de
frigorficos para poder faenar la produccin, razn por la
cual el vinculo solo poda establecerse con Buenos Aires
y por extensin con el puerto de Ensenada en la Plata,
donde existan estos establecimientos, lo que determino
el dibujo ferroviario y el inters de la provincia en la explotacin de las lneas frreas propias. La imposibilidad
de ganar el mercado extranjero para la industria saladeril,
aunado a la aparicin de nueva tecnologa, los frigorficos, marca la declinacin de este rubro, determinando el
abandono paulatino del puerto del Saladero de Lavalle.
La ley 5315 aprobada el 1/10/1907 crea un nuevo
marco regulatorio de las actividades de las empresas extranjeras, mayoritariamente inglesas hasta ese momento,
promoviendo la incorporacin de nuevos capitales a la
actividad entre ellos el capital francs y capitales locales,
generalmente vinculados a la creacin de los ferrocarriles econmicos, lo que aunado a la decisin del estado
de crear una lnea de ferrocarriles provincial complica
aun mas el entramado del esquema ferroviario. Un breve
anlisis de los anales de legislacin argentina , da cuenta
de la cantidad y rapidez de las concesiones que se entrecruzan y a veces se superponen; por ejemplo la ley 5590
otorga a Juregui y Cia la concesin de las vas frreas de
Mar del Plata a Rufino (RN1908 t.III p. 324) la ley 5594
entre Gral. Acha/Pto. San Antonio entre Salliquelo y S.
Antonio y entre Gral. Acha y Baha Blanca concesionados
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En esta carrera de construccin de puertas al mar, surgen concesiones a empresarios o empresas como el puerto
de Ingeniero White, que es un emprendimiento del Ferrocarril del Sur, integrando de esta forma el sudeste bonaerense, posteriormente debido al crecimiento de la zona
y la necesidad de otorgar una mayor infraestructura, se
autoriza la construccin de Puerto Galvn, perteneciente
a otra empresa ferroviaria de capital ingles .Cabe consignar que aqu se da una competencia entre el monopolio
ferroviario y el transporte de cabotaje, el cual es presa de
obstrucciones en su accionar, ya sea mediante la manipulacin de las tarifas de los fletes, o manteniendo ocupados
los muelles al momento en que loas embarcaciones de cabotaje deban utilizarlos., lo que provoca la intervencin
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Quequn Grande .
Quien es ngel Gardella? Los datos recogidos al momento sealan que es un empresario que posee barcos,
como la goleta Ciudad de Quequn, remolcadores que
mantendr una flota pesquera y una empresa frigorfica
hasta que se presenta en quiebra judicial en 1943, siendo
su flota adquirida por el estado y conformando el sector
pesca de Elma. Incluso public un libro sobre como cocinar pescados y mariscos.
A pesar de haber posedo las dos concesiones, ngel
Gardella no pudo llevar a efecto las construcciones. En
la direccin de las obras del puerto de Quequn se hallaba el Ing. Luis Huergo, quien segn Ortiz se encontraba
anteriormente en contra de la posibilidad de construccin
de puertos en la costa atlntica. , para octubre de 1903 ya
se haban construido 150mts. De muelle, pero las obras
avanzaban con lentitud debido al problema que ocasionaba la barra del ro. El 1 de julio del siguiente ao una
fuerte pleamar dao las obras y posteriormente el temporal de marzo de 1905 dao el 80 por ciento de las obras,
haciendo que ngel Gardella y Cia. abandonara la obra
declarndose caduca la concesin. En el caso de Mar del
Plata, lo nico que perduro fue un muelle de madera en
Punta Iglesias que luego fue vendido a la empresa Lloyd Comercial. Posiblemente al momento de abandonar la
concesin del puerto de Quequn abandonara tambin la
de Mar del Plata, ya que en 1905 por ley 4917 el gobierno
concesiona a Taglioni hermanos para la construccin de
un puerto comercial en la playa sur de Mar del Plata, al
norte de Cabo Corrientes. Ntese el corrimiento de los
emplazamientos a travs del tiempo, desplazndose desde
la zona de Punta Iglesias hacia el sur. Es que en este momento de auge agroexportador, se consolida una oligarqua que mirando a Europa e imitndola, considera necesario tener un lugar de recreacin, similar al que admiran
en el Biarritz. Con la llegada del ferrocarril, la navegacin
de cabotaje pierde clientes, no es difcil entender por que,
ya que el ferrocarril proporciona un viaje mas tranquilo,
no atado a las condiciones climticas y sin efectos problemticos para el organismo. Con un mayor afluente de
personas, la labor de los pescadores deja de ser pintoresca, para ser molesta, por lo cual es conveniente correrlos
de los sitios que pasarn a ser tursticos.
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los territorios de la costa atlntica. El ltimo dato conocido sobre el mismo es que quien efecto los estudios del
puerto de Mar del Plata fue D. Julio V. Figueroa. El anlisis de este estudio podr aportar nuevos e interesantes
datos sobre las posibilidades y las influencias que determinaron la ubicacin de los emplazamientos portuarios.
El caudal que paulatinamente encuentra salida por ambos puertos gracias a los caminos10 y a la nueva competencia que constituye para el ferrocarril el camin, justifica la
intervencin de capitales mayores, ya que a este momento
resulta evidente que los fondos aportados por particulares
locales no son suficientes para una obra de la envergadura
y complejidad que conlleva la construccin de un puerto
razn por la cual arribamos a 1908/9 con las leyes del
estado que autorizan a llamados a licitacin para las obras
de sendos puertos de ultramar llamando a concurso de
competencia para la construccin del puerto de Quequn
en 1908 y en 1909 para el puerto de Mar del Plata.
En el diario de sesiones de la cmara de Senadores de
1908 se deja constancia de que el senador Lainez ensalza
la construccin del puerto de Quequn por ser el nico
practicable entre el puerto de La Plata y Baha Blanca.,
como la comisin respectiva ha despachado el asunto favorablemente se lo aprueba en Gral. y en particular, y el
resultado final de esto es la ley 5705 por la que el Estado
asigna la suma de 3.000.000 de pesos a entregar luego del
concurso en el cual participan las siguientes empresas
Socit Grand Travaux de Marseille
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Consortium Franco-Argentino (Rgie Gral. de chemins de fer et travaux publics Dayd, Pill et Fougerolles
frres)
Hersent J et G y Schneider y Cia. (Creusot)
Philip Holzman y Cia y PC Goodhart de Francfort y
Dusseldorf
Sir John Jackson LTd. De Londres S
Socit del Grand Travaux de Marseille S. Pearson
Son Ltd. De Londres y el proyecto que gano de los Sres.
Allard, Dollfus, Sillard y Wiriot, quienes posteriormente
y dado que eran integrantes de la Socit Nationale des
Travaux publics modificaron a esta razn social.
Como vemos dos empresas francesas resultan ser las
ganadoras de los contratos, si bien ya los capitales franceses haban desembarcado en Argentina, es en particular
en este periodo que se puede hablar de una presencia mas
activa.
Segn Dominique Barjot el ao 1883 marca el inicio de
una contraccin en la demanda de trabajo en la metrpoli
francesa, como tambin en Europa, producindose un desarrollo de la actividad colonial .Por ello es apreciable una
primera etapa en que el intereses de las empresas francesas
estuvieran en Europa y los pases mediterrneos, dando en
los inicios del siglo veinte un salto adelante, extendiendo
sus esfuerzos hacia Rusia, el Imperio Otomano, China y
Amrica Latina. En esta segunda etapa, se inscriben las
adjudicaciones de sendos puertos.
caso mas claro es el del puerto de Baha Blanca, con capital britnico y el puerto de Rosario unido al capital francs. Una de las causas de la imposibilidad de concretar las
construcciones portuarias de Mar del Plata y Quequn por
parte de capitales locales, se encuentra en que no pudieron
crear una articulacin amplia que abarcara no solo ferrocarriles y complejo portuario, sino tambin capacidad de
almacenaje (silos), la oportunidad de poseer el material
rodante y las empresas carbonferas, elementos que si se
hacen presente en los capitales ingls y francs.
En la puja por el control del transporte, los intereses
ferroviarios se enfrentan a dos frentes de lucha, por tierra
los camiones y por mar el transporte de cabotaje naval.
Mientras que en el segundo frente triunfar, en el primero
paulatinamente la balanza se inclinara hacia el triunfo de
la red vial, y el camin.
Finalmente pese a las expectativas que surgieron alrededor de la construccin de los puertos de ultramar ,
de conectar en forma mas gil Europa con Argentina, los
trabajos sufrieron una demora que no tenia que ver con
nuestros propios problemas: la guerra Europea de 1914.
Buenos Aires aun gana.
Conclusiones
Segn Schumpeter un empresario es un lder que introduce, gracias a sus capacidades de iniciativa y visin las
innovaciones responsables del continuo cambio, es quien
consigue que las cosas se hagan. A lo largo de la presentacin hemos visto varios nombres, resaltando dos de ellos:
en forma temprana Pedro Luro quien se demuestra un activo emprendedor, y puede decirse que es quien sistemticamente intenta en cada lugar donde se asienta ponerle
puertas la produccin de la zona. El segundo mucho
menos conocido es ngel Gardella cuya figura vislumbrada apenas da para una ms profunda investigacin.
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Se desprende del examen de las leyes que las concesiones se limitaban a otorgar el marco legal, sin aportar
mucho ms que esto, y que la iniciativa era particular e
impulsada por la necesidad de sacar la produccin de la
zona, en lugares que inicialmente como seala Mateo no
eran mas que terminales de playa con pequeos muelles
construidos por iniciativa privada que permitan la carga
y descarga de productos los avances tecnolgicos y las
transformaciones del transporte crean la necesidad de un
mayor desarrollo portuario, que escalonando puertos comerciales, pudieran tambin acoger buques de ultramar.
La relacin entre ferrocarriles y puertos se aprecia en
algunas de las concesiones otorgadas y mencionadas, el
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Gustavo Chalier*
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Todas las casas exportadoras (...) tienen pleitos por daos y perjuicios contra el FC del Sur. (...) El mal servicio del FC del Sur perjudica directamente al agricultor
por que el exportador no rebaja del precio aquello que
pierde por causa de la empresa ferrocarrilera. (Lzzaro,
1992:29)
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Como observ la historiadora bahiense Jorgelina Caviglia, en Baha Blanca era ostensible el poder alcanzado
por los ingleses del Ferrocarril del Sud en los puntos
ms vitales de nuestro desenvolvimiento: ferrocarriles,
puertos, mercados de frutos del pas, usina elctrica, gas,
aguas corrientes, importantes propiedades rurales, casas
consignatarias () que le permiti constituir aqu un
verdadero e inexpungnable feudo (Caviglia, 1993: 11).
Incluso el superintendente de trfico de la sociedad ferroviaria britnica, Mr. Arthur Coleman, era llamado irnicamente el rey sin corona y contaba, merced al control de
las empresas de transportes y las subsidiarias de servicios
pblicos, con un poder e influencia que rivalizaban, a su
favor, con la autoridad pblica (Monacci, 1979:31)
De este modo fue conformando una suerte de red que
atrapaba al comercio de exportacin e importacin local,
imponiendo tarifas elevadas a cambio de servicios no
siempre eficientes. (Chalier, 2002) Esta circunstancia fue
observada desde el comienzo con preocupacin y molestia por la opinin pblica bahiense, en especial los comerciantes. La Sociedad Rural de Baha Blanca expres
en 1900:
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El informe tcnico de la misin de estudios fue presentado en Buenos Aires el 11 de diciembre de 1901. Principia con una resea de la ciudad de Baha Blanca con
relacin a su puerto,
La ciudad de Baha Blanca, denominada La ciudad de
los puertos, no tiene puertos; ella est situada a ms de
cinco kilmetros del mar; el puerto que le es ms cercano es el de Ingeniero White, que la Compaa del
Ferrocarril del Sud ha construido para el servicio de sus
vas frreas y donde est ejecutando, en este momento,
trabajos de ampliacin y de dragado que le deben dar a
las aguas una profundidad de 7 m. con marea baja, es
decir, un poco menor que la de los puertos de Buenos
Aires y La Plata.
Pero dando como una realidad lo anticipado por el telgrafo, surge entonces un problema digno de ser estudiado detenidamente, por cuanto afecta al presente y futuro
de Baha Blanca, desde el momento que el proyecto Godio inutiliza al puerto actual y tiende a formar un nuevo
centro de poblacin destinado detener el impulso de la
ciudad actual, donde radican valiossimos interese particulares [...]
Los intereses que compromete el proyecto Godio no son
transitorios ni insignificantes, y si bien es justo alentar
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toda obra llamada influir en el progreso del pas, tambin lo es, y mucho ms, impulsar el desenvolvimiento
de los centros de poblacin existentes con medios propios de vida, lejos de condenarlos la ruina que como
consecuencia obligada traera la formacin de un centro
rival poca distancia y con iguales medios.
constantes de las inversiones francesas de la zona: la eleccin del rea de Puerto Belgrano, ms especficamente la
desembocadura del arroyo Pareja para la ereccin de un
gran puerto comercial; y el trazado de un ferrocarril que,
partiendo de ese muelle, vaya al rea agrcola santafesina
que experimentaba por esos aos un boom econmico y
productivo. (Chalier, 2004)
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Como puede leerse en este fragmento, los intereses comerciales bahienses estn slidamente establecidos y se
volva sobre el temor del desplazamiento de las actividades a Arroyo Pareja, tachando al proyecto Godio de intil
e inconveniente.
Godio no logr reunir los fondos suficientes para comenzar con la obra, por lo que su concesin cay. La
importancia de este proyecto radica en ser el inicio de la
irrupcin del capital francs a la zona de la baha Blanca
en un rea sensible de la economa local, como lo era el
sistema portuario. Seal asimismo dos lneas que seran
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Las obras fueron adjudicadas (como era lgico suponer) a la empresa Hersent et Frres. Ella construy el llamado Muelle C, situado cerca del antepuerto de la Base
Naval, en el extremo ms prximo a Arroyo Pareja y lo
dot de todos los servicios inherentes a la funcin. Pero
lo reducido de sus dimensiones conspir para que sea verdaderamente til a los intereses del Ferrocarril. Durante
los aos que funcion, se lo conoci en la zona como el
muelle de la francesa. En virtud del contrato, el gobierno
se reservaba el derecho de expropiacin, previa indemnizacin, cuando las obras estuviesen terminadas, lo que
hizo en 1911, desmantelando casi enseguida las instalaciones de carga y depsito de mercadera. Esta clusula
fue impuesta por presiones de la Armada, que haba mirado poco favorablemente las instalaciones mercantiles en
el seno mismo de una base militar y por la necesidad de
no ofrecer competencia al otro emprendimiento privado
que prometa ser monumental: el puerto que en Arroyo
Pareja levantara la concesin otorgada a Abel J. Pagnard.
(Chalier, 2004). Por otro lado, a la compaa francesa le
serva una inyeccin de dinero fresco.
Entre tanto, la cuestin de la salida al mar, vital a los
intereses comerciales de la Compaa, se intent resolver
de distintas maneras. Con urgencia, se resolvi empalmar
las vas francesas con las del Ferrocarril del Sud, para llegar al puerto de Ingeniero White. El 15 de enero de 1913,
se autoriz a librar al servicio pblico el primer empalme,
es decir poco antes de la cesin del Muelle C al Estado.
Segn el Informe del Consejo de Administracin del ferrocarril presentado el 15 de marzo de 1913,
Esta conexin nos dar acceso a Baha Blanca, y proseguiremos nuestras negociaciones con la Compaa del
Sud para utilizar este empalme en condiciones ventajosas. (Compagnie du Chemin de Fer Rosario PuertoBelgrano, 1913: 5)
El puerto de Pagnard
El ingeniero Abel Julien Pagnard gozaba de una vasta
experiencia en la construccin portuaria. Lleg a la Argentina en 1902 como representante de Hersent et Fils
en la construccin del puerto de Rosario. Desvinculado
laboralmente de sus patrones, con los que mantuvo una
excelente relacin personal, integr la comisin oficial
que en 1905 realiz estudios para el establecimiento de
un puerto de aguas profundas en la baha Blanca. Pagnard
utiliz como base para su propio proyecto estos estudios
y lo present al Estado. El 15 de septiembre de 1908, la
ley N 5574 otorg la concesin por setenta aos al ingeniero francs quien, luego de varias prrrogas, constituy
en Pars el 23 de enero de 1912 la Compaa del Puerto
Comercial de Baha Blanca. En dicha sociedad, de la que
Pagnard era ingeniero consultor y director de obras del
puerto, formaban parte las constructoras Rgie Gnrale
de Travaux Publics, Hersent et Frres y varios directivos
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influencia francesa en torno a Rosario con el sudeste bonaerense, aprovechando las ventajas que los estudios tcnicos asignaban a Puerto Belgrano por sobre otras reas
de la baha era el objetivo del plan francs.
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Pero tampoco as se logr completar el proyecto Pagnard. En el transcurso de 1922, el diputado radical bahiense Mario Guido present sendos proyectos de ley referentes al establecimiento de un puerto nacional y zona franca
en Baha Blanca. Era el propsito que sea el Estado y no
compaas privadas el que controle un rea tan sensible
del comercio exterior. El puerto en cierne estara compuesto de un muelle de ultramar de 350 metros y otro de
250 para la navegacin de cabotaje. Se incluan las obras
accesorias (dragado, relleno, vas, galpones, maquinarias,
edificios para aduana y resguardo, agua corriente, usinas,
etc.), a un costo total estimado en poco ms de $ m/n.
5.400.000. En los considerandos de su propuesta, el diputado Guido advierta:
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especulaciones por parte de la opinin pblica puntaltense. Finalmente el gobierno recibi hacia fin de 1923 una
nueva propuesta por parte de los administradores de Arroyo Pareja: la enajenacin de las instalaciones a cambio de
tres millones de pesos. Nunca obtuvo respuesta.
Punta Alta y el proyecto francs
Prcticamente de inmediato los puntaltenses tomaron el
proyecto de la empresa como propio porque entendan,
con razn, que era una de las ltimas oportunidades de
reactivacin del puerto Pagnard, como todava se deca
entonces. En marzo de 1923, el Dr. Antonio Ballesteros,
abogado residente en Buenos Aires envi al presidente de
la Nacin y al Ministro de Obras Pblicas Eufrasio Loza
sendas notas de pedido de adquisicin del puerto de Arroyo Pareja. La intencin manifiesta era presentar una serie
de argumentos tendientes a lograr que el estado invierta
en aquello que los franceses no pudieron; la oculta, era
valorizar tierras contiguas al Puerto de Arroyo Pareja que
eran de su propiedad, Con mapa adjunto del estuario, Ballesteros expuso a Loza la conveniencia de adquirir Arroyo Pareja antes que embarcarse en la construccin de un
nuevo puerto.
Aquellos grandes gastos de canalizacin profunda, se
exigir a la Nacin que los realice, si se construye o adquiere un puerto en el interior de la baha, cuyo coto
se duplicar bien pronto por esos gastos, sin pasar de
un raqutico puerto de cabotaje, al que no podrn jams
entrar los grandes buques actuales y futuros de 10, 20
y 30 mil toneladas por cuyo medio se propulsar aquel
progreso general.
Se volva, una vez ms, sobre los argumentos ya expresados acerca de las ventajas comparativas que ofreca el
sitio respecto a Ingeniero White
En ese mismo mes, trescientos destacados vecinos de la
ciudad enviaron un petitorio al presidente Alvear en adhesin al del Dr. Ballesteros. Los fundamentos desplegados
en la nota repiten los ya conocidos de ndole geogrfica y
econmica.
En abril de 1923, el Dr. Ballesteros, envi otra nota al
presidente Alvear acompaando un petitorio que circul
por todo el pueblo y que fue firmado por la mayora del
comercio, propietarios e instituciones de la progresista
ciudad de Punta Alta (baha Blanca-Puerto Militar). Por
el petitorio se solicitaba al Poder Ejecutivo adquiera Arroyo Pareja para desarrollar el futuro Muelle Nacional. Las
razones que fundamentan este pedido son expuestas con
claridad por Ballesteros: Arroyo Pareja era una obra concluida y suficiente para las necesidades de ese momento,
argumentando que el coste sera indudablemente menor
que lo que demandara la construccin de uno nuevo. De
gastos ingentes y suntuarios calific los destinados a
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lo que ha dado lugar a diversos comentarios sospechndose con razn, que ha habido inters por parte de
ciertas personas en que esta parte del programa no se
cumpliera, porque la empresa de Arroyo Pareja ha ofrecido tambin en venta al gobierno su puerto. (Nueva
poca, 21/3/23: 1)
Aquellos inconvenientes no existen para el Puerto Comercial de Baha Blanca, concluido en su primera Seccin. En ese gran puerto, podrn atracar buques del cabotaje nacional, para hacer operaciones al costado de los
buques de Ultramar de gran calado. (Ballesteros, 1923:
27 y 28)
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levantar un otro puerto en la baha donde ya hay tres establecidos. E hizo hincapi en la ubicacin privilegiada de
Arroyo Pareja por sobre el interior de la baha. Acompa
la nota un extenso y completo informe en que Ballesteros
expone las ventajas que posea, intrnsecamente, el apostadero puntaltense. Aqu las resumiremos.
1. Su condicin de puerto de aguas profundas, lo hacan
singularmente til al comercio tanto de ultramar como
de cabotaje.
2. El acceso directo al mar, sin dragados ni canalizaciones, lo haca ms atractivo que los puertos del fondo
de la baha.
3. La eleccin de Puerto Belgrano por parte de Luiggi y
Pagnard no poda ser casual: ellos conocan las posibilidades del sitio.
4. Las costas sin cangrejales, fango, ni baados y las
tierras altas cercanas la hacan particularmente favorables para el establecimiento de un pueblo cercano
al puerto, en condiciones ptimas de sanidad para sus
futuros habitantes.
5. La cercana con un Puerto Militar, con el que podra
(y debera) realizar actividades complementarias y se
beneficiaran con la coexistencia de elementos y personal obrero y de mar.
6. La importancia de la ciudad de Punta Alta, con sus
estaciones de ferrocarril y su poblacin, la hacan indicada para su proyeccin atlntica y para convertirse
en factora martima de Baha Blanca. En cuanto a la
distancia que mediaba entre ambas ciudades, sta se
superaba fcilmente por el ferrocarril.
7. Al puerto llegaban dos lneas ferroviarias que lo conectaban con los principales centros productivos y
comerciales de la Argentina. (Ballesteros, 1923:24 y
25)
Empero, y pese a las protestas y a los argumentos en
contra, el gobierno decidi hacer suyo el proyecto de Guido y construir el Muelle Comercial en los terrenos ubicados entre White y Galvn. En una intervencin en el
Senado de la Nacin, dijo el senador socialista Juan B.
Justo:
Escapando de los lmites cronolgicos impuestos al presente trabajo, se trazar una breve semblanza del destino
inmediatamente posterior que le tuvo el Puerto Comercial
de Punta Alta y el conjunto de inversiones francesas en la
regin. La dcada de 1930 trajo aparejada una profunda
crisis del sistema ferroportuario nacional. Crisis econmica, baja del precio de las materias primas y la competencia del verstil transporte automotor sufrida por el tren
fueron factores que coadyuvaron a marcar el principio del
fin de una era en la Argentina. El puerto de Arroyo Pareja,
pese a todo, sufri un cambio notable cuando firmas exportadoras como Dreyfus y Bunge y Born lo constituyeron
como sitio de embarque alternativo a los puertos de Baha
Blanca. Nuevos galpones, cintas transportadoras y hasta
la escollera de piedra de quinientos metros (finalizada en
1933) sirvieron para acondicionar los muelles para la nueva actividad que, si bien era estacional, les otorgaba un
inusual movimiento. Fue el canto del cisne del trajinado
emprendimiento.
A partir de finales de la dcada, esta actividad tambin
se fue diluyendo. La Segunda Guerra Mundial signific
un duro golpe para las alicadas compaas galas. El gobierno de Juan D. Pern llev a cabo la nacionalizacin de
los activos de las sociedades forneas. En el caso que nos
interesa, el traspaso de los bienes de las empresas francesas al Estado tuvo lugar el 17 de diciembre de 1947,
marcando el fin de una era. En ese contexto, el viejo puerto pas a denominarse Puerto Rosales y fue puesto bajo
administracin de la Armada que, luego de un incendio,
desmantel galpones, gras y edificaciones consideradas
obsoletas, desactivndolo en forma total.
En la dcada del 60 el sitio pas a rbita primero de
la Nacin y luego de la Provincia, logrndose una parcial
reactivacin. En 1961, la entonces compaa petrolera estatal YPF construy una terminal con un depsito petrolero y una boya de embarque en proximidades de Puerto
Rosales, trmino de un oleoducto vinculado a pozos en
Neuqun. En 1973 se instal una segunda boya, dotndose al complejo de una gran playa de tanques. Es de estas
instalaciones petroleras donde Puerto Rosales genera hoy
la mayor parte de sus recursos, que hoy representan la
mitad del movimiento econmico de la ra.
Conclusiones
El ferrocarril Sud se ha tragado la lnea de Huinca Renanc a Baha Blanca; se ha tragado la lnea de Baha
Blanca y Noroeste, junto con Puerto Galvn; pero no le
parece un buen bocado la lnea de Rosario a Puerto Belgrano porque no es dueo del puerto de Arroyo Pareja y
por eso lo boicotea. (El Yunque, 14/8/25: 3)
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Como se vio a lo largo de las pginas precedentes, el intento por crear un espacio alternativo y rival al hegemnico impuesto por el capital britnico en la regin de la baha Blanca gener una lucha de intereses que condicion
el desarrollo de la regin. Disputa que tuvo como actores
principales no solamente a los accionistas de Londres y
Pars sino tambin a sus eventuales aliados locales: comerciantes, polticos, oficiales de la Armada, rganos de
opinin pblica, etc., enrolados en uno y otro bando segn
conviniera a sus intereses de momento. En esta contienda, el capital ingls llev las de ganar, obstruyendo con
su inmenso poder de lobby los proyectos franceses que,
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Peridicos y revistas
-El Porteo (Baha Blanca)
-El Yunque (Punta Alta)
-La Nueva Provincia (Baha Blanca)
-Nueva poca (Punta Alta)
-Revista del Centro Comercial de Baha Blanca (Baha
Blanca)
-The Review of the River Plate (Buenos Aires)
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Los Ferrocarriles del Estado y los puertos en la primera mitad del siglo XX en la Argentina*
Elena Salerno**
Introduccin
La economa agro-exportadora argentina demandaba de un sistema de transporte terrestre moderno para movilizar la carga hacia los puertos. Los ferrocarriles, los puertos y la navegacin a vapor fueron los eslabones esenciales para
mantener el flujo del comercio internacional desde y hacia Argentina de aquel
entonces. Aunque, para la misma poca haba un comercio interno y regional
dinmico que dependa de los mismos factores que permitieran el transporte de
productos. En el pas haba puertos de ultramar y otros en que predominaba el
trfico de cabotaje. Tantos unos como otros se ubicaban en los grandes ros de la
cuenca del Plata y en el extenso litoral martimo.
En este trabajo preliminar, que es parte de una investigacin de largo aliento,
nos proponemos analizar la interaccin de los Ferrocarriles del Estado (FCE) con
los puertos en la primera mitad del siglo XX. El recorte temporal est signado
por dos sucesos claves en la expansin de los Ferrocarriles del Estado, se inicia
con el arribo de los rieles al puerto de Santa Fe en 1908 y se cierra con la llegada
de los Ferrocarriles del Estado a los puertos de Rosario y Buenos Aires, treinta
aos ms tarde. Para este estudio hemos recurrido a estadsticas sobre el comercio exterior, el movimiento de puertos y los ferrocarriles. Teniendo en cuenta
las limitaciones de las fuentes, en esta ocasin aprovecharemos la informacin
estadstica disponible, el ltimo ejercicio publicado de las Estadsticas de los Ferrocarriles fue el de 1942-1943 y por tal motivo tomaremos ese lmite de tiempo
para su comparacin con las estadsticas portuarias.
Denis, 1987.
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Antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, el movimiento de cargas por los puertos del pas alcanz los
45 millones de toneladas. El 85 % corresponda al movimiento de los puertos de ultramar, por donde pasaban las
exportaciones e importaciones; el 8 % era la carga que
se movilizaba por los puertos fluviales y el 7 % por los
puertos de la costa atlntica, en ambos casos con mercancas nacionales o nacionalizadas destinadas al mercado
interno.
Los puertos eran verdaderos complejos ferro-portuarios, los principales eran Buenos Aires, Rosario, La Plata y Baha Blanca por donde se canalizaba gran parte de
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Ortiz, 1978.
Ortiz, 1943.
Lewis, 2002.
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y Uruguay.
A esos puertos llegaban las vas de las empresas ferroviarias ms poderosas, la mayora de ellas eran de capital
britnico y otros eran de capitales franceses hasta su nacionalizacin durante el primer gobierno peronista. En
algunos puertos, las compaas ferroviarias tenan el control total o de parte del mismo, pues algunos de ellos eran
instalaciones portuarias privadas pertenecientes al mismo
grupo empresario que controlaba el ferrocarril.
La economa agro-exportadora de la Argentina dependa del transporte ferroviario y de los puertos por donde
sala la produccin y se reciba los productos y bienes de
capital. La mayor parte de la produccin agropecuaria la
transportaban las empresas ferroviarias de capitales privados, se repartan el mercado entre las compaas de capitales britnicos, el Ferrocarril Central Argentino (FCCA),
el Ferrocarril Sud (FCS), el Ferrocarril Oeste (FCO) y el
Ferrocarril de Buenos Aires al Pacfico (BAP), y los de capitales franceses, el Ferrocarril de Rosario a Baha Blanca,
el Ferrocarril Provincial de Santa Fe y el de la Compaa
General de Buenos Aires que alcanzaban los principales
puertos. Los puertos de Buenos Aires, Rosario y La Plata
eran nacionales y tenan acceso diversas compaas; en
Baha Blanca haba varios puertos a los que accedan en
forma exclusiva cada empresa ferroviaria; mientras otros
como Quequn, entre los ms importantes, y los del litoral fluvial del ro Paran como San Nicols, Campana,
Zrate, San Lorenzo, entre otros, pertenecan a distintas
empresas ferroviarias de capitales extranjeros que operaban en el pas.
Los principales puertos estn en el rea de influencia
de las lneas frreas de capitales ingleses y franceses.
Mientras los FCE atendan las regiones menos atractivas
y los puertos a los que llegaban los FCE tenan un mayor
movimiento de cabotaje en menor medida participaban
del comercio internacional. Probablemente, la excepcin
fueron algunos puertos de la Patagonia mientras se mantuvo el auge de las exportaciones de lanas. Por todo esto
es evidente que los Ferrocarriles estatales continuaron
cumpliendo con su objetivo de fomento de las regiones
menos favorecidas que accedan a puertos con movimientos comerciales de modo reducido.
La evolucin de los FCE y su relacin con los puertos
Ley N 5559, sancionada el 28 de agosto de 1908 y promulgada en setiembre de 1908 (Pretto, 1926: 19-27).
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tendan por las provincias del norte y noroeste, Catamarca, La Rioja, Tucumn, Salta y Jujuy. En esta etapa los
ferrocarriles estatales buscaban las regiones ms alejadas
del pas y la conexin con los pases vecinos, en particular
con Bolivia.
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Al fracasar los intentos de compra del ramal del Ferrocarril Provincial de Santa Fe que una San Cristbal con
Santa Fe el gobierno opt por la construccin de una nueva lnea, que simblicamente fue autorizada por un decreto del ltimo da de la gestin de Civit y Roca despejando
todos los problemas jurdicos y administrativos para iniciar los estudios de la traza.14
Los Ferrocarriles del Estado alcanzaron en 1908 un
puerto, cuando las puntas de rieles estatales llegaron a la
ciudad de Santa Fe. Entonces se proyectaron otras salidas
hacia los puertos de Rosario, Buenos Aires, La Plata y
Baha Blanca, pero los cambios de orientacin en la poltica gubernamental en la presidencia de Figueroa Alcorta
(1906-1910) hicieron que se dejaran de lado estos proyectos y se mantuvo en pie una salida hacia el puerto de Santa
Fe, de menor calado y con menor movimiento comercial.
Sin embargo, por los diferentes criterios que imperaban
en el poder ejecutivo se postergaron estos proyectos y recin en 1938 los Ferrocarriles del Estado alcanzaron el
puerto de Buenos Aires. Recin, treinta aos despus,
los Ferrocarriles a cargo del gobierno nacional llegaron
al puerto de Buenos Aires, luego de varias dcadas de diversos proyectos.
Hasta 1908 los Ferrocarriles del Estado no tenan acceso
a terminales portuarias. Durante ms de treinta aos haban sido lneas mediterrneas y tributarias de otras compaas que tenan acceso a los puertos de Santa Fe, Rosario y Buenos Aires. Recin en 1908, la lnea estatal del
Central Norte uni las provincias del norte con el Litoral
que conect las ciudades de Jujuy, Salta y Tucumn con
la de Santa Fe y su puerto en las vecindades de la capital
provincial. Por tres dcadas la ciudad de Santa Fe fue la
cabecera de la principal lnea frrea estatal que transportaba el 80 % de la carga total de los ferrocarriles estatales.
Tiempo despus, en 1938, cuando el gobierno nacional
adquiri el Ferrocarril Central Crdoba, de trocha de un
metro, del mismo ancho que el Central Norte Argentino,
los Ferrocarriles del Estado llegaron mediante vas frreas
propias a los puertos de Rosario y Buenos Aires.
El gobierno continu con altibajos los proyectos de conexin de los FCE y los puertos. Para ese mismo ao,
1908, el Congreso Nacional aprob una ley de Fomento de los Territorios Nacionales que prevea una serie de
obras para el desarrollo de esas regiones apartadas y que
an no se haban integrado a la vida poltica plena del
pas, por tal motivo estaban bajo la jurisdiccin directa
del gobierno nacional a pesar de la organizacin federal
del pas.
En los aos 1908 y 1909 se concretaron parte de las
obras planeadas desde fines del siglo anterior e iniciadas
en los primeros aos de la nueva centuria. En 1908 los
ferrocarriles del Estado alcanzaron el Puerto de Santa Fe a
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travs de vas propias. En el transcurso de ese ao, los rieles llegaron a La Quiaca, a pocos kilmetros de la frontera
con Bolivia y la conexin con su sistema ferroviario. Para
entonces, los ferrocarriles recorran el norte del pas desde
la frontera con Bolivia hasta el puerto de Santa Fe. Al
mismo tiempo, el ministerio de Obras Pblicas modific
los planes originales que llevaron al Ferrocarril Argentino
del Norte entre Den Funes y Rosario y dej sin efecto las
obras hacia este puerto desvindolas hasta Laguna Paiva,
en las cercanas de Santa Fe, donde se unira con el Ferrocarril Central Norte. En forma contempornea, el poder
Ejecutivo dej de lado los proyectos de extensin hasta
los puertos de Buenos Aires y Baha Blanca.
Las lneas del Estado participaban con diferentes proporciones de tonelajes como apreciamos en el Cuadro 2,
agrupadas siguiendo los lineamientos de la poca, presentamos las cargas totales agrupadas por quinquenio y desglosamos la participacin porcentual de cada lnea:15
15
36,33
4,77
--
8,47
39,55
54,73
5,70
--
--
1901-05
5.802.780
40,14
53,87
5,98
--
--
1906-10
10.400.173
39,14
59,44
12,84
--
--
1911-15
11.436.902
--
79,18
20,81
--
--
1916-20
15.573.997
--
91,11
3,94
4,52
0,41
1921-25
19.679.858
--
89,08
--
6,66
4,25
1926-30
25.567.808
--
86,17
--
5,38
8,44
1931-35
23.461.523
86,82
--
4,06
9,08
1936-41
39.951.309
--
--
--
--
FCCN/
Tonel.
FCAN
50,41
3.636.109
FCCNA
1.016.771
1896-1900
FCA
Otros FC
Carga Total
acumulada
de los FCE
1892-95
Aos
--
177
Salerno, 2003.
GE SM ar - U NM dP
La periodizacin es quinquenal excepto para el perodo 189295 debido a la existencia de estadsticas recin a partir de ese
ao. Hemos tomado por separado al Andino hasta su venta, el
Central Norte y el Argentino del Norte, hasta que se fusionaron
en 1917 con el nombre de Central Norte Argentino. Los Ferrocarriles de Fomento agrupaban a las lneas de la Patagonia y del
Chaco, donde tomamos solamente al Ferrocarril de Formosa a
Embarcacin porque el de Barranqueras a Metn qued incorpo-
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17
Ley N 5559, sancionada el 28 de agosto de 1908 y promulgada en setiembre de 1908, vase Pretto (1926): 19-27 y MOP
(1908) Memoria Ao 1907-8: XXXIV-XXXV.
Dumrauf, 1993.
20
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ayuda estatal para mantener su funcionamiento. El gobierno nacional aport recursos para que la empresa pagara los incrementos salariales previstos. Las dificultades
desembocaron en negociaciones que concluyeron con la
venta del Central Crdoba al Estado nacional y su incorporacin a la red estatal.
Los FCE experimentaron el crecimiento de la red estatal, pasaron de 9.188 km. a 12.772 km. de vas que representaba el 30 % de toda la red. Si tomamos el ao previo
a la incorporacin del Ferrocarril Central Crdoba a las
lneas del Estado, en 1937 el FCCCba registr unos cuatro
millones de pasajeros y algo ms de dos millones y medio
de toneladas de cargas y un recorrido medio de 311 km.
segn datos de 1936; mientras el Ferrocarril Central Norte
Argentino tuvo unos tres millones de pasajeros y cinco
millones de toneladas de carga con un recorrido medio de
367 km. segn los registros.23
El movimiento de carga entre los puertos y los Ferrocarriles del Estado
Los Ferrocarriles del Estado alcanzaron diversos puertos, que enumeraremos en orden de geogrfico, de norte a
sur. Sobre las mrgenes del ro Paraguay est el puerto de
Formosa; en la vera derecha del ro Paran estn los puertos de Barranqueras, San Javier (provincia de Santa Fe),
Santa Fe y Rosario; sobre la costa izquierda se encuentra
el puerto de Diamante y Buenos Aires est a orillas del ro
de la Plata. Salvo Formosa, Diamante y San Javier, a los
dems puertos fluviales concurran tambin otras compaas ferroviarias. En tanto, en el litoral martimo patagnico en la costa atlntica los FCE no tenan competencia
en los puertos de San Antonio Oeste, Madryn, Comodoro
Rivadavia y Deseado.
23
179
GE SM ar - U NM dP
Cuadro 3. Movimiento de cargas en las estaciones portuarias de los Ferrocarriles del Estado (FCE)
Carga
Despachada
Recibida
Estaciones en
los Puertos
1919
1929
1939-40
1942-3
1919
1929
1939-40
1942-3
Toneladas
Formosa
--22.890
20.451
19.734
--95.888
243.419
168.423
Barranqueras
1.611
9.442
29.163
25.380
84.828
32.068
94.752
64.689
Santa Fe
6.868
133.520
143.783
98.117
246.431
494.129
316.876
278.095
Rosario
----6.923
16.495
----132.046
31.353
Buenos Aires
----24.301
----190.645
San
Antonio
--17.751
16.370
16.971
--31.143
16.848
10.925
Oeste
--5.494
17.521
14.140
--7.742
13.235
15.043
Pto. Madryn
Comodoro
--7.626
6.800
8.590
--38.940
18.033
9.893
Rivadavia
Deseado
--7.875
5.672
6.565
--11.667
8.586
13.421
Fuente: EFCE, aos seleccionados
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Cuadro 4. Movimiento de cargas del comercio fluvial y martimo costero en los puertos con terminales ferroviarias
estatales o con destino a puertos con terminales ferroviarios en el ao 1909
Del puerto de
Al puerto de
Total mercancas
Artculos nacionalizados
$ oro
Buenos Aires
Barranqueras
1.124.927
821.739
Bs. As.
Comodoro Rivadavia
65.115
42.170
Bs. As.
Formosa
653.211
530.352
Bs. As.
Puerto Deseado
200.352
175.345
Bs. As.
Puerto Madryn
461.106
347.524
Bs. As.
Rawson
4.550
Bs. As.
Rosario
116.949
102.569
Bs. As.
San Antonio
1.471.250
1.205.187
Bs. As.
Santa Fe
269.218
241.207
Buenos Aires
Total
33.772.865
Formosa
Bs. As.
298.234
Formosa
Total
302.605
Santa Fe
Bs. As.
1.174.362
Santa Fe
Paran
1.409.297
Santa Fe
A otros destinos
1.820.895
Santa Fe
Total
4.404.554
GE SM ar - U NM d P
24
sufri la competencia del transporte automotor que se estaba dando en forma creciente, esta transformacin tecnolgica gener un cambio significativo en el sistema de
transporte de cargas en el pas que tambin afect a los
FCE aunque resulta difcil cuantificarlo.
En el Cuadro 5 observamos que los puertos de San Antonio Oeste, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia y Puerto Deseado, adonde llegaban las lneas estatales, tenan
poca presencia en el comercio exterior. En el siguiente
Cuadro 6 se puede corroborar a travs de otras fuentes lo
que se aprecia en el Cuadro 5. A los puertos de Santa Fe y
Rosario concurran varias empresas ferroviarias privadas;
la participacin de las lneas estatales fue diferente segn
el puerto. Mientras Rosario que se caracteriz como el
segundo puerto exportador del pas, aunque muy lejos de
Buenos Aires, en tanto por el puerto de Santa Fe transitaban mercancas nacionales o nacionalizada destinadas al
mercado interno.
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Cuadro 5. Comercio exterior e interior en los puertos de ultramar y de cabotaje durante el ao 1942
Comercio exterior
Comercio interior
En relacin
Totales
con el total
Importaciones
Exportaciones
Entrada
Salida
del pas
Puertos
Toneladas
3.909.529
27.788.635
4.610.060
859.355
12.157.579
41,59
La Plata
185.112
225.229
1.832.679
1.302.789
3.545.809
12,14
Santa Fe
3.534
175.688
557.277
307.932
1.044.431
3,57
Rosario
42.265
732.142
510.969
437.984
1.723.360
5,90
4.765
1.492
6.257
0,02
Buenos Aires
San
Oeste
Antonio
Pto. Madryn
681
20.215
14.521
35.417
0,12
Comodoro
Rivadavia
360
77.368
2.375.279
2.453.007
8,40
14.992
9.856
29.988
0,10
Pto. Deseado
2.871
2.269
Fuente: Anuario del Movimiento de los Puertos de la Repblica Argentina correspondiente al ao 1942 (1945).
Cuadro 6. Entradas y salidas de las mercancas al puerto por ferrocarril: los casos de los puertos de Rosario y
Santa Fe. Ejercicio 1942-3
Puerto y lneas
ferroviarias
Puerto de Rosario
FCCA
FCE (FCCCba) (Estatal)
FCGBA
FCRPB
Total
Puerto de Santa Fe
Por FCCA
Por FCSF
Por FCCNA (Estatal)
Total
Toneladas
Toneladas
143.106
24.173
40.390
31.794
59,9
10,1
16,8
13,2
239.463
55.402
22.721
3.165
3.789
85.077
65,1
26,7
3,7
4,5
100
92.863
161.002
257.201
511.066
18,3
31,5
50,3
100
88.585
51.138
135.460
275.183
32,1
18,6
49,3
100
EFCE, Ejercicio 1942-43. Notas: FCCA: Ferrocarril Central Argentino; FCGBA: Ferrocarril Compaa General de Buenos Aires; FCRPB: Ferrocarril
Rosario Puerto Belgrano; FCSF: Ferrocarril Provincia de Santa Fe; FCCCba: Ferrocarril Central Crdoba; FCCNA: Ferrocarril Central Norte Argentino
el criterio de seleccin que hemos adoptado. En este trabajo podra suponerse que escogimos aos aparentemente
aleatorios, aunque en realidad tienen una explicacin en
el contexto de la economa argentina y en la evolucin de
los FCE, como hemos sealado anteriormente. En tanto,
los primeros aos de la Segunda Guerra Mundial y los inmediatos anteriores fueron sumamente cambiantes como
puede observarse en estos ltimos cuadros. A su vez, la
ltima Estadstica de los Ferrocarriles en Explotacin publicada se corresponde al ejercicio 1942-43.
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Cuadro 7. Exportaciones e importaciones de mercancas por las estaciones portuarias exclusivas de los FCE, aos
1938-1942
Comercio exterior
Importaciones
Exportaciones
Toneladas
Valor en $ m/n
Toneladas
Valor en $ m/n
1938
37
11.438
26.489
5.386.500
1939
9.831
90.827
33.911
8.842.842
1940
1.639
15.987
24.207
7.419.948
1941
789
29.943
19.201
5.297.811
1942
728
30.802
19.416
5.922.034
1938
2.627
11.534
69.523
10.713.955
1939
4.402
32.546
98.952
18.040.549
1940
3.210
18.268
59.185
10.904.844
1941
2.582
59.861
74.999
16.796.347
1942
309
306.439
56.370
13.371.823
1.476
1.312.339
1.503
1.314.556
Puerto de Formosa
Puerto de Barranqueras
3.664
1940
53
64.165
1941
250
313.091
1942
Puerto Madryn
1938
430
300.958
3.700
3.525.709
1939
177
141.649
2.728
2.513.156
1940
347
337.932
1.265
1.493.053
1941
205
202.752
1.335
1.681.011
1942
675
263.575
208
290.988
1938
1.474
731.130
1.296
1.661.795
1939
679
448.721
1.654
1.378.316
1940
1.260
847.727
639
432.501
1941
1.192
726.208
1.269
1.599.057
1942
510
314.282
---
57
1938
4.026
793.548
1.552
1.323.966
1939
741
559.327
1.028
595.636
1940
856
787.340
948
517.122
1941
1.193
632.702
1942
2.951
362.700
2.274
1.127.674
GE SM ar - U NM d P
Puerto Deseado
Fuente: Anuario del Movimiento de los Puertos de la Repblica Argentina correspondiente al ao 1942 (1945).
Nota: Las cifras estn tomadas segn como figuran en el Anuario sin aplicarse un mecanismo de deflacin.
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el transporte fluvial y martimo. Por algunos de los puertos pasaba la mayor parte de los artculos provenientes
del exterior y de la produccin destinada a los mercados
externos y contaron con el mayor movimiento de cargas;
mientras que otros puertos, fluviales y costeros martimos,
se dedicaban especialmente a la navegacin de cabotaje,
en los que se encontraban las lneas estatales, regidas por
la idea de la promocin de esos territorios menos favorecidos.
Abreviaturas
AGFE: Administracin General de los Ferrocarriles del
Estado
BAP: Ferrocarril de Buenos Aires al Pacfico
FCA: Ferrocarril Andino
FCAN: Ferrocarril Argentino del Norte
FCCA: Ferrocarril Central Argentino
FCCCba: Ferrocarril Central Crdoba
FCCCh: Ferrocarril Central de Chubut
FCCNA: Ferrocarril Central Norte Argentino
FCE: Ferrocarriles del Estado
FCF: Ferrocarriles de Fomento
FCGBA: Ferrocarril Compaa General de Buenos Aires
FCN: Ferrocarril Central Norte
FCO: Ferrocarril Oeste
FCRPB: Ferrocarril Rosario Puerto Belgrano
FCS: Ferrocarril Sud
FCSF: Ferrocarril Provincia de Santa Fe
GE SM ar - U NM dP
Por ltimo, las presentes conclusiones tienen un carcter provisorio, aunque queda demostrado que existi una
conexin intermodal entre los Ferrocarriles del Estado y
25
183
Jos Mateo*
rgentina es un pas cuya economa, desde su pasado colonial, est intensamente vinculada al mercado exterior y por ende a la actividad portuaria.
Desde el siglo XIX temprano tiene en la llanura pampeana bonaerense a la regin
ms agudamente orientada hacia la produccin de los bienes exportables. Estos
bienes, derivados de la produccin agraria, constituyen el corazn del medio
habitual para la obtencin de divisas indispensables dada la dependencia y marginalidad de Argentina respecto a las usinas tecnolgicas y a los centros productores de bienes de capital y finales.
El puerto, como instrumento de comunicaciones, es la interface material entre los bienes exportados e importados y funciona en paralelo con el circuito
financiero de los valores de los productos transados en el comercio exterior. Esta
materialidad implica transportes, almacenajes, actividades de carga y descarga,
control aduanero, impositivo, sanitario, etc. que hacen de los puertos el eslabn
dorado de los circuitos comerciales.
En el presente trabajo pretendo analizar el estado operativo de estos puertos
entre 1959 y 1963, cuando Argentina asumi desde la teora econmica las recetas elaboradas para el desarrollo en los cuales el sentido comn hace estimar
que el sistema portuario es un elemento, si no central, de alta importancia Fue
esto as?
No lo fue. A pesar de la centralidad de la exportacin agraria, de la dependencia de las importaciones y del rol aparente de este instrumento el puerto-, para
la economa argentina, la costa atlntica bonaerense no ha superado en nmero
a los tres puertos que fueran erigidos entre finales del siglo XIX y las primeras
UNMdP/CONICET/GESMar
Incluimos en este concepto tanto las elaboraciones clsicas de la teora conocida como
Big Push, de entre otros-, Hirschman, Nurske, Myrdall, Gerschenkron, como el estructuralismo latinoamericano de Prebisch, la teora de la dependencia y el modelo centroperiferia, y las etapas para el desarrollo de Rostow; es decir el conjunto de la discusin
en su versin verncula.
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Al hablar histricamente del puerto de baha Blanca en realidad lo estamos haciendo de seis puertos aunque algunos de ellos
no sean o hayan sido ms que muelles): Puerto Rosales (Arroyo
Pareja), Puerto Belgrano, Ingeniero White, Muelle Nacional,
Galvn y Cuatreros.
GE SM ar - U NM d P
Su Plan de paz, legalidad y desarrollo aspiraba a la integracin poltica (subsumiendo al peronismo) y geogrfica para
lograr un desarrollo armonioso.
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10
Las empresas del ferrocarril fueron autorizadas a construir los muelles y dems instalaciones que fuesen necesarias para la carga y descarga de todo lo atingente al trfico
ferroviario con mrgenes poco precisos. Este origen ferrocarrilero marc la caracterstica de estos puertos evidente en la imposibilidad de acceso al muelle de hierro de
ingeniero White por otro medio que no fuera la frrea.
Situacin similar, por su vinculacin con el ncleo ferroviario Rosario a Puerto Belgrano era la instalacin de
187
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Ilustracin 1. Ubicacin de los puertos martimos bonaerenses y distancias en millas nuticas entre ellos
Hasta las instalacin del ferrocarril y aun luego, pequeas embarcaciones a vela abastecan a las ciudades portuarias de lo indispensable.
El Estado asumi entonces la construccin de dos importantes puertos y diferentes concesiones permitieron el
desarrollo del complejo bahiense. Evidentemente el lugar
de instalacin y las caractersticas de las instalaciones
portuarias han sido el resultado de juegos de fuerzas entre
intereses polticos y econmicos. As y todo, los puertos
fueron instrumento de desarrollo econmico y para 1960
las dos nicas ciudades entre las diez ms populosas ubicadas en el desierto terico del siglo XIX fueron sendas
ciudades portuarias.
Tabla 1 Diez aglomeraciones urbanas mayores segn
el censo de 1960 en Argentina (Vaparsky, 1999).11
Aglomeracin urbana
Poblacin
Aglomeracin urbana
Poblacin
6.700.000
Tucumn
273.000
Gran Rosario
630.000
Gran Santa Fe
215.000
Gran Crdoba
580.000
203.000
Gran La Plata
327.000
180.000
Gran Mendoza
310.000
170.000
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El nmero de naves de ultramar entradas en Quequn relacin a las de cabotaje nos indican que en este puerto el trfico est orientado esencialmente al exterior. Este puerto, que
permita operar con hasta 12 embarcaciones, fue ganando
importancia en la medida que fue extendiendo su rea de influencia como salida de la produccin cerealera. No obstante, la carencia de elementos indispensables resenta la actividad. La falta de agua potable y de un abastecimiento normal
de combustible que deba proceder de Mar del Plata por va
terrestre, creaban serias dificultades. Los dos remolcadores
no se adecuaban satisfactoriamente por los largos perodos
de inactividad a los que se agregan las costosas reparaciones
justificadas por sus 40 aos de uso. Sus servicios deban solicitarse con 24 horas de anticipacin y en caso de ser urgentes
(es decir dentro del da) las tarifas de duplicaban.
A las dificultades operativas hay que sumarle los problemas derivados de la sedimentacin paulatina de las arenas
del mar y del barro del ro Quequn repercuten en una disminucin del calado de las naves, lo que determina en este
Tabla 2. Coste estimado para una embarcacin durante 12 das en alguno de estos puertos ($ m/n)*
Buenos Aires
1ra. categora
La Plata
2da. categora
Quequn
2da. categora
Baha Blanca
2da. categora
Servicios Portuarios
55152
27576
6894
27576
27576
Tasas de salud
368
221
74
221
221
Tasas de balizas
1609
965
322
965
965
Tasa de ingreso
7354
4412
1471
4412
4412
64100
59300
59300
60600
57100
43300
42300
47500
Pilotaje en el puerto
30900
26000
14100
10100
27700
Atraque y desatraque
2000
5000
5000
5000
5000
Alquiler de lancha
5000
4000
Vigilancia
19600
19600
19600
19600
19600
3000
3000
2500
3000
3000
Costos operativos
227383
188374
114261
135474
193074
12
189
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Concepto
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Las diferencias ms notables se encuentran en los servicios portuarios (acorde con la categora del puerto) y el
pilotaje o practicaje hasta el puerto. Descontado este en el
caso de Quequn, la mejor relacin costo/categora de
puerto la presenta este puerto, donde muchas veces no se
poda cargar completamente a un buque y muchas veces
deba y el tiempo verbal podra cambiarse si hesitar a
presente perfecto- completar carga en otro puerto, generalmente Baha Blanca.
Acceso martimo
Las profundidades que se encuentran apenas trasvasadas las escolleras del puerto de Mar del Plata es la principal ventaja que puede ostentar este puerto y medianamente justifica su construccin en playas de arena. Pero
esta caracterstica constituye un elemento ponderable y el
valor del mismo disminuye comparado con la dificultad
que ocasiona la entrada a puerto y su fondeadero. La fuerza de la corriente forma sobre la escollera sur un banco en
la entrada que requiere un dragado peridico que como
vimos no ocurre. La obstruccin que produce el banco
obliga a giros y maniobras peligrosas, de las que no estn
exentos incluso los propios barcos pesqueros por efecto
de las rompientes.13 La salida o entrada de barcos en tales condiciones es difcil y peligrosa, lo que se prolonga
en das de espera cuando predominan los temporales. A
pesar de la profundidad que se encuentra de inmediato
entonces, la existencia del banco obliga a esperar mareas
favorables para que puedan operar los barcos de 27 a 28
pies de calado que iba reducindose ao a ao.
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Como vimos, Quequn no contaba con draga permanente y esto no solo limitaba el calado de los barcos que
hacen su entrada a puerto, sino que en muchos casos, repetimos, no salieran con carga completa en procura de las
aguas profundas que se encuentran a escasas millas del
puerto.
Los extremos de las escolleras se encontraban balizados
para facilitar la entrada y salida de los buques de noche,
pero salvo en contadas oportunidades se efectan maniobras nocturnas.
La ubicacin del sistema portuario en el interior de la
Baha Blanca hace que solo se encuentren profundidades
estables a casi 40 millas de las instalaciones portuarias,
bordada de numerosos bancos14 que dificultan la navegacin a los que se agregan una serie de pequeas islas de
escaso relieve que afloran en bajamar. Esta serie de accidentes complica la ruta de acceso al puerto slo factible
siguiendo el canal principal. Este es seguro, aunque tiende
a depositarse material fangoso, lo que obliga a dragados
continuos a para permitir el acceso de las grandes naves,
igualmente en pleamar y con prcticos de ra, es obligatorio a partir de la boya 22. Con vientos del S.E. las olas
rompen sobre los bancos, lo que si bien no imposibilita la
entrada, al menos la tornan peligrosa.
El balizamiento costero y del canal estaba bien precisado, pero en cambio son notorias las deficiencias en lo que
se refiere a su efectividad nocturna. De Ingeniero White
hacia los puertos de Galvn y Cuatreros el canal se va estrechando y no estaba boyado (tena estacas como balizas
que marcan los bordes o veriles de los bancos).
El dragado del canal de acceso y de los secundarios se
efectuaban con dos dragas con ms de 50 aos de uso y
que deban atender las necesidades de los puertos comerciales y los de la base naval de Puerto Belgrano. El puerto
de Rosales por esos aos como dijimos no estaba operativo.
rea de influencia y vas de comunicacin
La funcin central de Mar del Plata era la exportacin
de cereales y como tal el rea de influencia o hinterland
cerealero era pequea y armnica con el movimiento de
su puerto, una superficie que apenas sobrepasa los 10.300
De Tejada, del Norte, Nuevo, del Oeste, del Medio, Largo, del
Sur, del Toro, Redondo, Cuchillo y Lobos.
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La zona de influencia cerealera de puerto Quequn cuadruplicaba a la de Mar del Plata y esto tambin se vea
reflejado en los registros exportables, los que permiten indicar un desarrollo armonioso de una zona productiva con
un puerto soporte para su canalizacin al exterior.
A pesar de ello, una parte de la produccin de su hinterland se orientaba hacia Buenos Aires para completar
las cargas de los buques que atracaban en l. A pesar de
esta situacin el rea de Quequn fue envolviendo a Mar
del Plata hasta ahogarlo como exportador de cereales. El
80% del cereal que arribaba a Quequn lo haca por va
de automotor.
Baha Blanca exportaba bienes agrcolas de un hinterland que duplicaba al de Quequn, se internaba en la provincia de La Pampa y llegaba a servir a la produccin de
fruta del Valle del Ro Negro.15 Si bien es cierto que tal
superficie es ndice de una capacidad potencial del puerto, debemos sealar tambin que zonas prximas a Baha
Blanca, desvan su produccin como ocurre en el entorno de los otros puertos- hacia Buenos Aires, no obstante
la mayor distancia de ste, a efectos de que las mismas
sirvan para complementar la carga de los buques de ultramar que actan en el puerto metropolitano.
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Movimiento portuario
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Ultramar
T.B.R.
Cabotaje
T.B.R.
1959
17
72734
942
295755
1960
31
105309
1218
361835
1961
10
41201
1241
221448
1962
28
180821
1335
259813
1963
50
214887
1526
314956
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Tabla 4. Movimiento de ingresos y salidas por el puerto de Mar del Plata entre 1959 y 1963
Rubro
1959
1960
1961
1962
1963
Exportaciones
64242
183561
76042
135616
144378
Importaciones
18764
21128
34309
47829
3990
Removido entrado
237661
222164
312996
314048
317704
Removido salido
1001
1371
Pesca
58855
66083
58175
64840
92877
Total
379522
493937
482893
562333
558949
Ao
Ultramar
T.B.R.
Cabotaje
T.B.R.
1959
143
398555
58
74191
1960
146
547228
70
78136
1961
105
396181
27
28275
1962
1963
172
121
726334
442341
30
29
35862
33715
192
Rubro
1959
1960
1961
1962
1963
Exportaciones
883879
982430
528507
1015507
682293
Importaciones
Removido
entrado
R e m o v i d o
salido
Pesca
6936
2617
7048
5551
33417
20529
5952
7213
7135
6915
7416
Total
889831
996579
571676
1049999
695260
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Ultramar
T.B.R.
Cabotaje
T.B.R.
208
187
122
199
65
858201
910635
591452
955329
312569
167
197
158
200
168
427836
521571
396812
923200
543237
Rubro
1959
1960
1961
1962
1963
1271796
1072728
513901
1244949
219106
569574
483352
360422
41301
72849
151846
178192
243192
561295
560429
849288
861641
765865
895627
786841
Pesca
1770
1485
1418
1346
1604
Total
2844274
2597398
1884798
2744518
1640829
Exportaciones
Importaciones
R e m o v i d o
entrado
R e m o v i d o
salido
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Como ocurra en los otros puertos tambin, circunstancias ajenas al transporte contribuan con las demoras al no existir una coordinacin adecuada entre los
envos que efectan el productor y las operaciones de
almacenaje o salida que realiza el acopiador. El camionero hace registrar su llegada y es a partir de ese momento hasta que descarga que comienza a correr una
tarifa adicional que en ltima instancia repercute sobre
Tabla 8. Movimiento de ingresos y salidas por el puerto de Baha Blanca entre 1959 y 1963
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No obstante, la serie es corta como para sacar mayores inferencias, pero hacia 1963 los efectos de la sequa del ao anterior parecen afectar menos a Mar del
Plata que al resto.
El camino que seguir Mar del Plata no obstante ser
el de la exportacin pesquera, mientras Baha Blanca
incrementar su potencial petroqumico. Slo Quequn se afianzar en su destino original de puerto exportador cerealero.
Conclusiones
Utilizando el lenguaje poltico de la poca, que gustaba
hablar de batallas (del acero, del petrleo, etc.) durante
el siglo XX se vivieron dos batallas en materia de transporte: el cabotaje martimo y fluvial, liderado por el austrohngaro Nicols Mihanovich y asociados fue derrotado por el ferrocarril mayormente britnico y el ferrocarril
fue finalmente derrotado por el camin, introducido por la
nueva hegemona estadounidense. El ferrocarril no tena
competencia en los 150 kilmetros no solo por su costo, a
este haba que agregarle mayores manipuleos, mayor dificultad para obtener unidades y mayor burocracia para su
utilizacin. Sumado al cada vez ms precario estado del
material frreo.
Pocos puertos, todos posteriores al vergonzoso plan denominado conquista del desierto, para un pas agroexportador. Hay varias razones para explicar el ninguneo del
mar; una de ellas puede ser el escaso desarrollo por falta
de demanda de una tradicin pesquera consecuencia de
la preferencia culinaria por las protenas animales, sobre
todo vacunas, de los argentinos.
Tres puertos para 1300 kilmetros de costa durante ms
un siglo fueron los requeridos. Hemos abordado la descripcin de los tres desde una perspectiva comparativa,
metodologa que creemos es la nica capaz de hacer inteligible a los diferentes puertos como sistema y encontrar
las regularidades de sus problemticas.
En principio son tres puertos prcticamente unidireccionales, es decir, solo de exportacin y el abastecimiento
de la regin a la que sirven (sea de productos de importacin o de manufacturas u otros productos de factura local)
se realiza mediante otros circuitos, basados en el tendido
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radial con vrtice en Buenos Aires de la red vial y ferroviaria. Esto tambin explica que el transporte automotor
y ferroviario lleve parte de la produccin a Buenos Aires
para completar carga en embarcaciones de ese puerto. Ni
una red de cabotaje ni mucho menos una red feeder17 eran
utilizadas para el transporte de productos por los puertos
atlnticos. Por qu no son puertos de importacin? Las
explicaciones clsicas siguen siendo, valga la redundancia, explicativas: a) Extrema concentracin de actividades
econmicas y de poblacin en un reducido espacio de superficie del pas; b) Atraccin del movimiento migratorio
a esos centros; c) Concentracin en el Gran Buenos Aires
de los centros de poder y decisin a nivel nacional tanto
pblicos como privados- y como contraparte d) La incapacidad de amplias zonas del interior para retener poblacin
y recursos. Sin embargo, Mar del Plata y Baha Blanca
eran por esos aos dos de las 10 mayores aglomeraciones
urbanas del pas (la 8va. y la 9na. para ser exactos) y abastecan a un rea territorial y demogrficamente dilatada.
Sin embargo, los sectores econmicos dominantes, tanto
de origen local como extranjero con el apoyo del Estado- fueron adoptando decisiones vinculadas al proceso
de conformacin regional en tanto realizaban inversiones,
atraan mano de obra, remitan beneficios de un punto a
otro del pas. El carcter privilegiado de la importacin de
bienes vinculados a productos intermedios (petroqumica,
petrleo, metalurgia, etc.) para una actividad industrial no
menos protegida y privilegiada, no fueron de momento
bice para que el complejo naviero fuera optimizado y los
barcos llegaban en lastre a estos puertos.
Qu hacan y cmo lo hacan en estos puertos? Evidentemente cada puerto abasteca a las necesidades de su
hinterland o zona de influencia para ser ms modestos-,
pero lo hacan de manera no del todo eficiente para ser
prudentes en la afirmacin. Mar del Plata se converta en
puerto pesquero a la vista de todos menos de los funcionarios de gobierno. Mientras tanto se construan all elevadores de granos (a un costo de 500 millones de pesos m/n)
ms para entorpecer la visual y competir con su vecino
de Quequn que para impulsar un desarrollo exportador
agrario que nunca se produjo. La cercana a Quequn y
la derivacin de carga a los puertos de La Plata y Buenos
Aires hicieron de Mar del Plata un puerto agrcola de creciente inocuidad. A esto habra que sumarle los perennes
problemas de calado y acceso al puerto que disminuan su
potencial cierto de acceso rpido a aguas profundas y mar
abierto. Hacia 1963 la pesca de altura comenz a superar
en volmenes a la pesca costera (Mateo, 2004), anticipando lo que sera la incorporacin de la pesca argentina
entre las principales exportaciones del pas, proceso que
tambin se produjo en silencio.
Calado, calado y ms calado era (era?) el clamor permanente de quienes quieren que el puerto funcione. Aun
as hay otros trastornos comunes: escasa inversin en tecnologa y en organizacin. Los puertos no funcionan las
24 horas, lo cual reduca en algunos casos a 1/3 la capacidad operativa de las instalaciones, se observaba cierta
anarqua en el despacho de cereal lo que produca la aglomeracin en chiqueros ad hoc de camiones en espera y
ya originando gastos y merma en los sitios de produccin
de vehculos y una dirigencia sindical que sacrificaba la
salud de sus afiliados ms por pereza en imaginar medios
de lucha que por conservar una cuota de poder de negociacin.
Facilidades de acceso desde tierra y desde mar, rapidez
y eficiencia en las operaciones de carga y deseable de
incluir la descarga-, bajos costos operativos, comodidades para personas y cargas, es decir lo que debieran haber
sido las virtudes de unos puertos donde se plasma el negocio productor de divisas histrico del pas. La centralidad de la importacin en Buenos Aires y su correlato de
que incluso regiones muy apartadas desven carga para
completar la de retorno a ese puerto por otra parte de
operatividad muy costosa a pesar de llevarse la parte del
len de las inversiones pblicas en puertos- no estimulan
la rentabilidad de los puertos. Estos funcionan si como herramienta de desarrollo, pero una herramienta desafilada a
veces y oxidada otras.
El modelo integracionista y desarrollista no tom en
consideracin el potencial portuario como herramienta
de desarrollo dado que la locabilidad de un desarrollo de
tipo polar y endgeno no requera de un sistema portuario
ms desarrollado que el existente. Adems, la teora desarrollista dudaba del potencial de arrastre que contena el
desarrollo rural.
Finalmente, y dado que obviamente existe intencionalidad en mi argumentacin, el meneado federalismo merecera dejar de ser discursivo en nuestro pas que se destaca
precisamente por la cada vez mayor concentracin econmica. Federalismo es hoy casi sinnimo de democracia.
En este camino, aspiro a que la intermodalidad pueda llevar a que dos medios de transporte del siglo XIX (la navegacin a combustible fsil y el ferrocarril) se impongan o
limiten a otros dos del siglo XX (el camin y el avin).
Ruta area o martima-fluvial usada para acercar cargas a aeropuertos o puertos hubs.
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GE SM ar - U NM dP
196
1500
7059
10159
1962
183561
76042
135616
144378
245
883879
64242
Total
2901
2231
142171
Varios
125457
773724
56016
35538
Trigo
100337
Semillas
de lino
4276
982430
672628
14982
528507
280331
16178
1015507
719426
682293
570968
1271796
1041388
Maiz
Papas
8547
3023
Harina de lino
78579
45
22928
34168
1131
26473
24067
167042
11513
8303
2532
1959
Harina de girasol
Gas
25400
2698
81783
21
3895
1963
2696
32761
3483
253896
14590
1962
Ganadera y derivados
23785
Expellers
993
9677
179983
48
16890
1961
337
Centeno
16177
233191
7422
1960
Fruta
18091
Cebada
52459
Avena
4420
1959
0
244
1963
Alpiste
Afrechillo
1962
1961
Aceitunas
1960
15483
1959
Anexo 1. Exportaciones agrarias de los puertos de Mar del Plata, Quequn y Baha Blanca entre 1959 y 1963
Aceite de lino
Producto
GE SM ar - U NM d P
1072728
815949
600
2870
5328
1997
5982
43563
95062
86276
11120
3981
1960
513901
365143
2042
1000
2302
5916
6922
26732
61797
37689
216
4142
1961
1244949
1016312
4368
5190
282
9292
6641
5535
103854
80915
3242
9318
1962
219106
141662
33695
9916
6049
1790
2480
2798
8589
6063
6064
1963
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Anexo 2. Movimiento de embarcaciones en Mar del Plata, Quequn y los puertos de baha Blanca entre 1959 y 1963
Mar del Plata
Ao
Ultramar
T.B.R.
Cabotaje
T.B.R.
1959
17
72734
942
295755
1960
31
105309
1218
361835
1961
10
41201
1241
221448
1962
28
180821
1335
259813
1963
50
214887
1526
314956
Ao
Ultramar
T.B.R.
Cabotaje
T.B.R.
1959
143
398555
58
74191
1960
146
547228
70
78136
1961
105
396181
27
28275
1962
172
726334
30
35862
1963
121
442341
29
33715
Quequn
Ultramar
T.B.R.
Cabotaje
T.B.R.
1959
208
858201
167
427836
1960
187
910635
197
521571
1961
122
591452
158
396812
1962
199
955329
200
923200
1963
65
312569
168
543237
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Parte V
Puerto, pesca y sociedad
Agustn Nieto
do
etsemun ees
ytriste eneade ir a
uy solo ngola id .
EtsoymdonadoT.oemsquiero
avluangaqruey
Introduccin
En esta ponencia abordamos algunas las perspectivas que tienen sobre su propio trabajo los pescadores de Puerto Quequn. Ubicado en la desembocadura del
ro Quequn grande en el mar Argentino, en el partido de Necochea, este puerto,
adems de ser un reconocido puerto cerealero, es un puerto pesquero intermedio
del litoral martimo de la provincia de Buenos Aires, que se caracteriza por la
operacin relativamente constante una flota costera, en tanto que la actividad
de la flota de altura estuvo sujeta a variaciones histricas. Una caracterstica
de los marineros es la movilidad entre ambas flotas, aunque para ello deban salir
desde otro puerto, y en algunos casos tambin entre otras actividades, tal como
veremos ms adelante. Para el anlisis tomamos el trabajo de campo realizado
entre 2006 y 2009 dentro del marco de la investigacin, todava en curso, para
acceder al doctorado, e incluye desde observaciones con diferente grado de participacin hasta entrevistas abiertas en profundidad a pescadores, patrones de
pesca, capitanes de pesca de altura, y otros actores significativos vinculados a la
actividad.
Para comenzar a desentraar lo que significa elegir el mar entre estos hombres, retomamos siguiendo a Arfuch la dimensin narrativa, simblica de la identidad, el hecho de que sta se contruye en el discurso y no por fuera de l. ()
no hay identidad por fuera de la representacin, es decir de la narrativizacin
-necesariamente ficcional- de s mismo, individual o colectivo (Arfuch, 2002:
Segn lo relevado en los archivos de Prefectura Naval Argentina delegacin Puerto Quequn En 1975 operaron 22 barcos de la flota costera con aproximadamente 125 tripulantes
en 1975, mientras que en 2001 operaron 24 barcos con asiento en Puerto Quequn. Aqu
la flota costera se caracteriza por el color amarillo de las lanchas. Son las ms pequeas
de la flota comercial trabajando en cada una de 4 a seis hombres, incluido el capitn o
patrn de pesca, cuentan con una autonoma en el mar de 82 horas. Ocasionalmente
salen o realizan desembarcos en el puerto local lanchas fresqueras de media altura que
se caracterizan por el color rojo y emplean entre 8 y 14 marineros.
Los trabajos se realizaron dentro de los proyectos del GESMAR, dirigido por el Dr.
Mateo.
*
En algunos pocos casos los pescadores/marineros fueron entrevistados junto a sus esposas. Tambin hemos entrevistado a hijos de pescadores, empleados de Prefectura Naval
Argentina, despachantes de gasoil, estibadores, entre otros, aunque sus visiones slo aparecern reflejadas de modo tangencial en esta ocasin.
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Para poder dar cuenta del sentido en el que la narrativa y la trayectoria individual sobre el trabajo se inscribe
dentro de un contexto ms amplio, nos detendremos en un
recorrido por las condiciones sociohistricas en las que se
anclan las percepciones de los sujetos sobre su desarrollo
en la actividad. No es nuestro objetivo hacer una anlisis
de las vicisitudes de la situacin poltica, social, econmica, ni de la evolucin del sector pesquero en general, sino
simplemente presentar el marco situacional particular en
el que los sujetos toman las decisiones y desarrollan su
vida laboral, por lo que nos referiremos de un modo general a ciertos hitos que forman parte de la experiencia
de vida en primera persona de los entrevistados y/o del
imaginario colectivo como parte de una historia del pas
y de la actividad.
Particularmente, como investigadora mujer en un mbito eminentemente masculino.
Ver Rapoport, 2006; Gambina, 2007; Svampa, 2006, entre
otros.
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consecuencia de la crisis del modelo de acumulacin tylorista-fordista, se centra la discusin sobre los cambios en
la significacin del trabajo, pudiendo tomarse como referencia la ya clsica obra de Robert Castel (1997) La metamorfosis de la cuestin social que plantea la cada de
la sociedad salarial, con la consiguiente prdida del rol del
trabajo como integrador social. En la argentina, en principio, la discusin sobre la situacin general del trabajo y
su significacin estar sobre todo ligada al fenmeno de
la desocupacin. En trminos de Wallace estas transformaciones contribuyen al desarrollo de un proceso de
profundos cambios en la situacin objetiva, peso social,
valoracin y prestigio del trabajo que implicaran la posible desestructuracin de las viejas identidades laborales y
la configuracin de nuevas estructuras de sentimiento que
estn en la base de culturas laborales diferentes (nuevas?)
y que quizs involucren una transformacin de las identidades colectivas de distintos oficios y tareas (Wallace,
1999: 254). Tomamos esta inquietud como punto de partida, y en este sentido, consideramos que el estudio sobre
las representaciones y las trayectorias de los individuos
pueden llegar constituir una base para comenzar a interiorizarnos sobre el modo en que la subjetividad procesa
estas transformaciones entre los trabajadores del mar.
Elegir el mar en Puerto Quequn: narrativas,
trayectorias y representaciones
El tipo de produccin en la pesca incluye dos grandes
mbitos relacionados, pero que por sus especiales caractersticas difieren notablemente entre s. Por un lado es
una actividad primaria, de tipo extractivo, y su producto constituye una commodity. En este sentido hay que
remarcar que es dependiente de un recurso natural renovable de propiedad comn y tambin es dependiente de
la demanda. Nos abocamos al estudio de los trabajadores
de este mbito, sin olvidar que por otra parte, la pesca
constituye una actividad industrial. En Puerto Quequn la
produccin de las lanchas amarillas apunta actualmente
al variado, comercializndose casi en su mayora en
Mar del Plata, y en menor medida a acopiadores o procesadores locales. Entre 1996 y el 2001 la actividad sufri
una fuerte retraccin que implic aumentos significativos
en la desocupacin.
Para dar cuenta de la diversidad de situaciones laborales
que incluye el trabajar en el mar entre quienes salen a
pescar en Puerto Quequn, presentamos de forma breve
y general, a modo de retrato algunas de las trayectorias laborales de los actores. Presentamos como ejemplo
el caso de una trayectoria inicial: Leandro, un joven de
alrededor de 20 aos, hace dos que sac la libreta moti-
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Permite manejar datos, textuales, en este caso, como una unidad integrada de informacin y extraer de sta un conjunto de
relaciones conceptuales.
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Usamos la combinacin de cursivas con comillas para destacar las palabras de los actores.
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Para un interesante anlisis de cmo pueden operar los discursos ecologistas en el caso de pescadores ver los trabajos de
de Balbi, 1997 y 2007.
Para caracterizar la actividad, se genera una articulacin en trminos simblicos entre las nociones de libertad, inestabilidad y expectativas. La inestabilidad
laboral, est dada por lo que en la literatura sobre antropologa martima se denomina la incertidumbre en referencia a la falta de control sobre los factores climticos,
ecolgicos, etc., pero que los pescadores tambin ligan a
las de condiciones venta, las fluctuaciones histricas de
los precios, o los riesgos e imprevistos al salir a pescar
y... tuvimos que volvernos porque uno de los motores estaba roto. Nociones como esto es muy variable, la
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pesca es fluctuante, eso es lo que tiene califican la inestabilidad en un sentido negativo, vinculada a la falta de
estabilidad en los ingresos, la falta de vacaciones pagas,
licencias por enfermedad, al hecho que sus ganancias no
sean consideradas vlidas en pos de acceder al crdito. La
contracara en la valoracin de esta incertidumbre est
en la esperanza de que ese mismo azar juegue a favor:
pods salir y encontrar el pescado ah noms y volvs
rpido lleno, ac pods estar dos meses mal, pero despus viene una buena y te salvs, va... no te salvs pero
te cubrs es un discurso q se mantiene y que forma parte
de la auto-representacin sobre ser pescador. Entonces,
esa inestabilidad de los ingresos que continuamente aparece en los discursos en referencia a que por condiciones
climticas, o del barco pueden estar ms de un mes sin
hacer salidas, o salir y volver sin nada yendo a prdida
no puede verse independientemente del otro trmino que
le termina de dar sentido: si se gana poco o nada, tambin
se puede ganar mucho, o se espera ganar mucho en algn
momento18. Este ideal, se expresa hacia el pasado, como
recuerdo gratificante y en esa poca con dos mareas pagu la fiesta [de casamiento], amobl la casa; y hacia
el futuro como expectativa, esperanza de salvarse. Las
buena rachas parece que no deben ser justificadas
ms que por las propias destrezas del grupo de trabajo y,
venamos siguiendo el pescado... y esa fue una buena, ya
que su no se encuentran ligadas en los discursos a referencias situacionales de un nivel mayor.
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18
En otro trabajo analizamos el papel del azar en la representacin que los horticultores tienen sobre su trabajo, ver Waisman
et al, 2008.
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Laura Ruocco*
a industria pesquera de Mar del Plata concentra la mayor parte de los desembarques de todo el pas, siendo la ciudad cabecera en la elaboracin de
productos alimenticios derivados de la actividad martima. El predominio del
trabajo femenino fue una particularidad en la historia de esta rama industrial.
Desde que se consolida la produccin de conservas, en la dcada del cuarenta,
la mano de obra femenina lleg a constituir un casi un 90% de la composicin
obrera dedicada a la elaboracin del pescado. La demanda de mujeres obreras
fue caracterstica comn para este tipo de elaboracin, que requera labor en
procesamiento y envasado del producto ictcola que el mercado demandaba en
ese entonces, principalmente el salado y coccin de anchota. Los primeros interrogantes que desarrollaremos entonces son por qu la industria de la conserva
demandaba mano de obra femenina? Cules eran las condiciones de trabajo de
las obreras? Sin embargo, en la dcada del ochenta se indica que el porcentaje total de mano de obra femenina que trabajaba en la rama del pescado es de un 45%,
denotando una importante disminucin en comparacin con el perodo de auge
de la industria conservera. En este sentido nuestra propuesta de trabajo es indagar las causas que provocaron esta disminucin en la composicin femenina en
esta industria. Para ello desarrollamos los siguientes cuestionamientos cundo
comenz a generarse esta transformacin? cules fueron las causas que modificaron la composicin obrera? De qu manera afect esta transformacin a las
mujeres obreras? Para buscar las causas de dicha modificacin nos detendremos
en la influencia que tuvieron los cambios en el proceso productivo, que incorpora
la merluza como principal producto exportable. A partir de la dcada del sesenta
la industria del pescado se concentra en el fileteado de merluza, reemplazando
cuantitativamente a la subrama de la conserva. La transformacin en la esfera
productiva indica una influencia directa en la composicin obrera. Por ello indagaremos en forma cualitativa y cuantitativa los cambios que se produjeron
en la totalidad de la rama industrial que determinaron la demanda de mano de
obra masculina en detrimento de la femenina. A raz de ello estudiaremos los
nuevos conflictos que suceden al interior de las fbricas como consecuencia de
esta alteracin en la composicin, dilucidando cmo dichos cambios repercuten
en la situacin laboral de las mujeres. Para nuestro abordaje contemplaremos la
condicin laboral de las obreras y sus principales reivindicaciones tanto de clase
como de gnero.
*
CONICET-UNMdP-GESMar
Partimos del estudio comparativo del Censo Nacional de Pesca y Caza Martima de 1941 con el ltimo relevamiento de mano de obra ocupada de la industria
pesquera de la ciudad en 1986. La comparacin de ambas fuentes nos brindar
un parmetro de referencia para determinar la transformacin en la composi-
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Durante la dcada del cincuenta se continu con la elaboracin de conservas. La produccin argentina estaba
bien posicionada a nivel mundial y Mar del Plata mantuvo su rol como principal centro de comercializacin de
manufacturas marinas. Durante el peronismo se incentiv
el desarrollo de la rama de las conservas enlatadas, cuya
principal materia prima ictcola era la caballa y sardina.
Para el ao 1959 existan 83 fbricas de conserva, 36
de mariscos, 4 de harina, 41 saladeros y 2 de aceite tiburn (Pradas, 2006:21). El crecimiento de las fbricas
de productos enlatados fue en ascenso hasta mediados de
la dcada del sesenta cuando comienza a consolidarse la
pesca de altura que trae aparejado la instalacin de plantas
frigorficas dedicadas al fileteado de merluza y la elaboracin de harina de pescado.
Proceso de trabajo en la conserva. Protagonismo femenino
Desde los inicios de esta industria las mujeres encabezaron el grueso de la produccin de conservas. El principal producto era la anchota que se captura entre el mes
de octubre y diciembre. Otros productos estacionarios
de menor envergadura eran la caballa o pescadilla. En
el proceso de elaboracin las mujeres se encargaban de
realizar el descabezado y eviscerado del pescado para su
posterior coccin o salazn. Segn los datos registrados
en 1942, en las fbricas ms grandes se empleaban alrededor de 1000 mujeres, las cuales se agrupaban hacinadas
en largas mesas con los pies bajo el agua y las vsceras
que dejaba caer el pescado (Martn, 1994) Esta era la
principal funcin femenina que inclua el acondicionamiento de los lomitos de pescado en los toneles de sal.
El total de la industria empleaba en los primeros aos de
la dcada del cuarenta, ms de 4000 obreras/os. El tipo
de trabajo en la elaboracin de conservas y salados era a
destajo, hasta la creacin del sindicato en 1942, no exista
la regularidad horaria sino que se trabajaba hasta cumplir
con el nmero de produccin que estimaba el patrn de
la fbrica. Lo cual implicaba una explotacin ilimitada.
Las mujeres llegaban a trabajar hasta 14 horas diarias en
temporada de anchota. No haba edad para ingresar a las
fbricas, la gran mayora ingresaba con 12 aos, considerados como peones o aprendices y hacan tareas que en
muchos casos eran ms pesadas que los adultos/as. Por
ejemplo era comn que los menores de entre 12 y 18 aos,
tanto mujeres como varones, ayudaran con la descarga de
Entre los meses de septiembre y diciembre se capturaba anchota. Entre noviembre y mayo se capturaba caballa.
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camiones, o las mujeres menores muchas veces comenzaban desde temprana edad a realizar el trabajo en las mesas de descabezado. El empleo de mano de obra menor y
mujeres era mayor dado el menor salario que perciban.
Al interior de cada fbrica las mujeres ocupaban entre el
85% y el 90% de la mano de obra empleada en el proceso
de trabajo. El 10% de mano de obra masculina se ocupaba de las parrillas de coccin y en algunas remachadoras.
En el total de la rama se empleaba un 5% ms de mano
de obra masculina en los camiones y en otras actividades
industriales complementarias de la industria, confirmando
en la totalidad de la industria un 80% obreras mujeres y
un 20% mano de obra masculina (Martn, 1994 y Molinari, 1995).
La tarea de las miles de obreras que se empleaban en la
industria del pescado requera de tcnica, minuciosidad
y velocidad. Sin embargo la remuneracin era notablemente inferior a la de los hombres que hacan trabajos
pesados. Lo cual implicaba que la tarea de las mujeres,
a pesar de que implicaban mayor tcnica, era de menor
consideracin que el trabajo de fuerza. Como justificativo para degradar el salario femenino se refuerza la idea
de que la tarea de las mujeres requiere menos esfuerzo
y calificacin. Esta argumentacin que deprecia al salario femenino es insostenible en trminos reales, ya que la
gran parte del trabajo masculino requera ms bien fuerza
fsica, condicin mucho ms innata, si se quiere, que la
tcnica y la minuciosidad empleada por las mujeres para
descabezar. Otra argumentacin que opera en el imaginario social es la idea de que el sueldo de la mujer es
complementario al del hombre en el interior de la familia.
Esta nocin se reproduce socialmente con el fin justificar
la desigualdad del salario en desmedro de las mujeres. Por
lo que se concluye que ambos argumentos, tanto el del
trabajo descalificado como el de sueldo complementario,
no tienen connivencia con la realidad de las mujeres, pero
confluyen en el aprovechamiento del empresario en mantener una mano de obra barata, por lo cual se explica la
contratacin de un 90% de mujeres obreras para un trabajo que tambin podran realizar los hombres.
Por otra parte es un caso novedoso el grado de participacin gremial de las obreras durante el conflicto por
Mujeres
M e nores
hombres
M e n o re s
mujeres
$4,50
$2 mesa
$3 remachadoras
s/d
s/d
1
pliego
obrero
$7,5
$4
$3
1 contrapliego
s/d
s/d
s/d
2 contrapliego
$7
$3,6 mesa
$4 remachadoras
$3,3
$2,7
contrapliego
aceptado
1942
$7
$4 sin distincin
$3,3
$2,7
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all se expresa un desarrollo industrial dedicado a las conservas y enlatados de anchota, merluza y magr (esto se
combinaba con la elaboracin de verduras en conserva).
El predominio femenino continuaba estable, al igual que
en la dcada anterior. Como expresamos con anterioridad,
el contexto poltico en el cual se elabor este convenio
fue durante la Revolucin Libertadora, cuyos gobiernos
antiperonistas permitieron que el SOIP vuelva a funcionar
junto con la reapertura de la UOL (autnoma). Pero este
convenio tambin expresa la impronta de los derechos laborales adquiridos durante el gobierno de Pern. Algunos
de los contenidos ms importantes firmados en el Convenio de 1956 son, la abolicin del trabajo a destajo, el reconocimiento mutuo de las dos entidades firmantes (SOIPCMIP), personal efectivo, jornada laboral de 8hs, remuneracin por horas extras, reconocimiento de feriados y das
de descanso, vacaciones anuales pagas, reconocimiento
salarial por antigedad, condiciones de higiene y descanso durante la jornada laboral y sueldo anual complementario (Pastoriza, 2005). El trabajo de la mujer se igualaba
al del hombre solo si la obrera hacia el mismo trabajo que
el obrero hombre () Si las mujeres realizaran trabajo
de hombre, percibirn el salario de los mismo (Artculo
4.a del Convenio de Trabajo, 1956). Es decir que el sueldo
estaba estipulado segn la tarea destinada, pero a su vez,
las tareas que realizaban las mujeres eran consideradas de
inferior valor. La autora Cecilia Martn aborda esta situacin y explica que el sueldo inferior de las tareas que realizaban las obreras se justificaba a travs del argumento
de que las mujeres tenan una capacidad innata de realizar
actividades montonas y minuciosas. Por lo tanto se las
rotulaba como obreras no calificadas y se justificaba su
sueldo inferior al del hombre. En cambio, las tareas del
obrero varn s eran consideradas calificadas, cuando
paradjicamente, su labor requera de mayor fuerza fsica,
o innata (Martn, 1994). Por medio de las desigualdades
del salario se refleja una profunda desigualdad de gnero, ya que las argumentaciones que establecen el sueldo
en base a la actividad, son arbitrarias y totalmente inconsistentes. La lectura del Convenio se complementa con
la perspectiva subjetiva de los testimonios orales de las
trabajadoras de la industria de la conserva que protagonizaron esta poca y nos pueden afirmar el cumplimiento del Convenio en varios de sus aspectos. Se destaca el
cumplimiento en cuanto a las condiciones de higiene y de
descanso. En una de las fbricas ms grandes existan amplios comedores con cocina, mesas y bancos para todas
las obreras. Los baos eran suficientes y cumplan con las
condiciones bsicas de higiene. Las obreras antes de reti-
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Mujeres
873
151
1306
221
6
0
1137
168
3862
Hombres
1315
102
1570
269
160
50
497
96
4059
% Mujeres
40%
60%
45%
45%
4%
0%
70%
64%
48%
% Hombres
60%
40%
55%
55%
96%
100%
30%
36%
52%
Cuadro de elaboracin propia en base al Relevamiento de mano de obra ocupada. Sector pesquero de Mar del Plata 1986
De all se desprende que en la dcada del ochenta la
composicin obrera total de la industria del pescado se inclin hacia el empleo masculino. Siendo el total de mano
de obra masculina en la rama de un 52% sobre un 48%
femenino.
Por lo tanto, el cambio en la estructura productiva alter
la composicin obrera, ya que, si bien la produccin de
conservas mantuvo el empleo de mano de obra femenina,
sin embargo las plantas de fileteado se impusieron sobre
las de conserva y pasaron a ser la principal subrama de la
industria que concentr la mayor cantidad de establecimientos y el empleo de mano de obra mayoritariamente
masculina.
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Hombres
Mujeres
1940
1950
1960
1970
1980
1990
13
14
La historiadora Irene Molinari, cuyas investigaciones son pioneras en esta temtica, menciona una gran diferencia entre las
cifras que proporciona un censo industrial de 1974 que confirma
la existencia de 6.364 trabajadores en el total de la industria de
elaboracin de pescado a compara con datos del SOIP y de los
testimonios orales que consideran la existencia de 25.000 trabajadores en la rama. Lo cual se evidencia una cuadruplicacin
de las cifras contenidas en los datos oficiales. Esta miopa de la
estadstica oficial debe considerarse para el estudio en las subramas como el fileteado y en diversas dcadas.
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Total de la industria
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Hombres
Mujeres
1940
1950
1960
1970
1980
1990
Conserva
Salado
Fileteado
Fileteado y congelado
Harina de pescado
Mariscos
Aceite de tiburn
Total
1942
55
Se incluye en conserva
No se produca
No se produca
No se produca
No se produca
8
64*
1959
83
41
No se produca
No se produca
4
36
2
166
1986
15 (11,82%)
14 (11,02%)
57 (41,73%)
24 (18,9%)
6 (4,72%)
Sin registro
Sin registro
127
213
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Cuadro de elaboracin propia en base al Relevamiento de mano de obra ocupada. Sector pesquero de Mar del Plata
1986, Censo de Pesca y caza Martima 1941/42) y datos citados por Pradas, 2006: p. 21.
* Este total corresponde a los datos censales de la provincia de Buenos Aires, por lo que se deben descontar un porcentaje
mnimo de establecimientos correspondientes a la ciudad de Necochea.
Conclusiones
de fuerza. Adems de filetear, al obrero del pescado se le
exige que levante los cajones con merluza, de manera que
La mano de obra femenina fue predominante desde que
el empleo de hombres resulta ms efectivo para el trabala industria comenz a desarrollarse a pasos agigantados
jo de fuerza. Las mujeres que realizan este trabajo estn
en la dcada del cuarenta. Hasta los aos sesenta las mucondicionadas por las exigencias de este proceso, que rejeres dominaban casi el 90% de la ocupacin en el total
quiere la combinacin de fuerza, rapidez y tcnica para
de la industria dedicada a la conserva de productos ictfiletear. Esto determina que la contratacin femenina sea
colas. Sin embargo el predominio femenino es la indusdecreciente en lo que refiere a las plantas de merluza, si
tria comenz a descender a partir de la dcada del sesenta
bien la industria contina siendo una industria de mujea causa de la incorporacin de la merluza como nuevo
res por la cantidad de mano de obra femenina empleada
producto de elaboracin. Hacia la dcada del ochenta el
en los frigorficos dedicados al empaquetado y envasado,
empleo de mujeres pas a ocupar el 48% del total de la
sin embargo las obreras mujeres ya no forman parte de
rama. Esto se debe al cambio en el proceso de trabajo y en
la totalidad de la produccin, sino que se determin una
la forma de contratacin de a destajo que implica mayor
divisin sexual del trabajo en la cual el empresario puecompetencia y rentabilidad en menor tiempo.
de extraer del obrero la mayor explotacin, utilizando al
mximo su condicin fsica y tcnica, tanto de la mano de
Para el nuevo proceso de trabajo dedicado a la elaboraobra femenina como de la masculina.
cin de la merluza, el empleo de mano de obra masculina
resulta de mayor rentabilidad para los empresarios, ya que
Las condiciones de trabajo se fueron degradando de una
los hombres producen en menor tiempo la misma cantidcada a otra, esto se refleja tambin de un convenio a
dad de filetes que las mujeres. Contratando trabajadores
otro. Lo que comienza con una exitosa huelga en la cual
hombres se ahorran el trabajo de los peones para las tareas
se reconoce la conformacin del sindicato y la organiza-
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cin gremial dentro de las fbricas, lentamente se va convirtiendo en un empleo cada vez ms desprotegido, donde
las condiciones de explotacin aumentan con el tipo de
trabajo competitivo, situacin que fue atentando los lazos
de solidaridad entre las empleadas y empleados al interior
de cada fbrica y de la industria, un trabajo que incorpora
mano de obra masculina para sacar mayor rentabilidad y
generar ms competitividad con el menor salario. Se tiende a la menor proteccin de las trabajadoras y trabajadores, descuidando los horarios de trabajo y la situacin de
salubridad.
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La participacin femenina en la esfera gremial fue connivente con su protagonismo en esfera productiva. Durante los aos cuarenta las obreras lograron importantes
conquistas en relacin al aumento de salario y en mejores
condiciones laborales. Estas conquistas expresan su incidencia en la huelga de 1942, en el sindicato conformado
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Agustn Nieto*
Introduccin
tampoco es casual que los cientficos o investigadores vidos de estar al da se
lancen con escaso espritu crtico sobre las nuevas teoras o mtodos con que peridicamente nos inundan.
Roberto Carri
Isidro Velzquez
Formas prerrevolucionarias de la violencia
Adis al proletariado es un hito en la tradicin de los estudios sobre los nuevos sujetos y movimientos sociales. Sin embargo, la proliferacin y encumbramiento de estos estudios se dio nueve aos ms tarde cuando, exultante y
seguro de s mismo, el capitalismo (es decir, la burguesa de todo el mundo) se
anim a gritar a coro, Adis al proletariado! Adis al socialismo! Adis al
marxismo! Adis a la revolucin!, y a decretar, junto a El fin del trabajo, El fin
de la historia (cualquier correlacin entre el derribamiento de la URSS y el auge
de los estudios sobre los nuevos movimientos sociales lo dejo a la interpretacin
e imaginacin de las/os lectores). De esta forma, muchos estudiosos que otrora
investigaban la clase obrera y la lucha de clases no dejaron pasar la oportunidad
de convencerse no slo de que la clase obrera nunca haba sido sujeto revolucionario sino de que ahora la clase obrera, como clase en s, estaba en va de
extincin. Y no slo esto, ya que junto al espejismo de la clase obrera en s y
para s, tomaron consciencia de lo absurdo que era buscar la interrelacin entre
estructura y superestructura, entre economa y poltica, pues ahora la poltica y
lo poltico son omniscientes y autnomos, es por esto que las identidades y agency sociales poco y nada tienen que ver con las estructuras. En consecuencia,
los nuevos gures de las ciencias sociales, sonriendo, nos dicen: Modo de
produccin, relaciones de produccin, fuerzas productivas, consciencia de clase,
sindicalismo, huelgas, partido revolucionario!?, eso ya fue!!! Hay que renovarse, no puede ser que en el siglo XXI se siga pensando, de forma determinista
y eurocntrica, con categoras decimonnicas y colonizadas. Frases por el estilo
se pueden escuchar y leer a menudo en conferencias, simposios, mesas redondas,
ponencias, artculos, libros, etc., de todo el mundo, as sus ecos, en la era de lo
global, no tardaron en resonar como dulces cantos de sirena en los odos de los
estudiosos argentinos.
Es as que durante los aos menemistas los anlisis sobre la conflictividad social estuvieron signados por un notorio pesimismo en torno al movimiento obre-
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ro y por un auge eclipsante del individualismo metodolgico que, hormado por el modelo de interrogatorio de la
polica y el derecho, alinea (aliena) a las ciencias sociales
(los/as cientistas sociales) con las prcticas del Estado y
los grupos dominantes, quienes individuan con el objetivo
de controlar disolviendo un sujeto colectivo en una mera
coleccin de individuos. En este sentido, se intentaba e
intenta comprender la supuesta pasividad obrera por la va
de la aceptacin y complicidad de las direcciones sindicales burocrticas para con las polticas econmicas neoliberales, junto con la redefinicin de un peronismo que
ya no tena en ellos su columna vertebral y se apoyaba en
las redes de tipo clientelar (Levitsky, 2005). Asimismo, se
sali desesperadamente en bsqueda de nuevos sujetos
y movimientos, la suerte los acompa Sin embargo,
sin desconocer la persistente y oscilante aunque invisibilizada resistencia y lucha obrera durante todo el perodo,
aquel pesimismo analtico tiene un costado objetivo, producto de las consecuencias que provoc la hegemona del
capitalismo financiero a nivel del proceso econmico as
como su traduccin en el entramado de relaciones polticas y en el Estado. La hiperinflacin, el desempleo estructural, la superexplotacin, las abrupta disminucin del
salario real y del salario relativo y la consecuente pauperizacin de importantes capas de la clase obrera y de otras
clases subalternas, en el marco de un capitalismo que mutaba sus formas en su afn de contrarrestar la cada tendencial de la tasa de ganancia, fueron en desmedro de las
antiguas conquistas obreras. Estas cuestiones ayudaron a
reforzar la fragmentacin y aislamiento social del campo
popular, dando como resultado una exacerbacin del individualismo y de las relaciones de competencia que socavaban a las de solidaridad. (Izaguirre, 1994). No obstante,
en algn momento de los 90, el consenso (coaccin ms
corrupcin) fue dando lugar a la protesta callejera. Como
correlato, los trabajos en torno al anlisis de la conflictividad en la Argentina reciente crecieron de manera sustancial, en particular, despus de la insurreccin espontnea
de diciembre de 2001 (Iigo Carrera y Cotarelo, 2004).
Con todo, el eje sigui puesto en las nuevas formas de
la lucha social, extendindose las interpretaciones acerca
de los nuevos movimientos sociales y los fenmenos de
accin colectiva contenciosa, en perjuicio de la observacin de las acciones del movimiento obrero organizado.
En general, primaron los trabajos sobre novedosos sujetos y repertorios (gays, lesbianas, mujeres, ecologistas,
ONGs, piquetero, fogoneros, asambleas populares, corte
de ruta, corte de calle, etc.), que visualizaron un punto
de inflexin en las protestas sociales entre los hechos de
accin colectiva ocurridos a partir de la segunda posguerra y los que acontecieron en la ltima dcada del siglo
XX (Lobato y Suriano, 2003). Hacia el 2002, devaluacin
por medio, el escenario de la protesta social nuevamente
sufri algunas mutaciones. A simple vista, el crecimiento
de las luchas obreras se presenta como un dato innega
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En las notas de un diario, en las imgenes de un noticiero, en las pginas de un libro nos podemos encontrar
con la narracin de episodios como el ocurrido, no hace
muchos meses, en una fbrica de containers de Maersk en
el puerto de Machong, China:
Un trabajador migrante salta por encima de la valla para
acortar el tiempo de espera en la cola de la cantina porque
haba sido retenido demasiado rato por su jefe y no tena
tiempo suficiente para almorzar. Dos guardias lo ven y le
imponen una multa de 200 yuanes (el salario mensual nos
es desconocido, pero no supera los 1.500 yuanes). Cuanto
ms se niega a pagar, ms le incrementan la multa. sta
acaba en 1.000 yuanes. Al final, el trabajador se va a almorzar sin pagar la multa, pero a la salida los guardias le
esperan y le dan una paliza. Con la cabeza ensangrentada,
el trabajador regresa a la cantina para pedir ayuda. Los
compaeros salen con armas improvisadas. Los guardias
huyen, salvo uno que es herido. Cuando la polica se lleva a los dos heridos al hospital, los obreros agarran ladrillos y rompen todos los cristales que pueden. Estaban
enfadados desde haca tiempo a causa de la bajada de los
sueldos, de las cadencias que se incrementaban y de las
horas suplementarias. El destrozo dura hasta el alba del
da siguiente (Astarian, 2008: 18).
Acontecimientos como este son la principal materia prima de esta investigacin, desentraar las sus lgicas es
nuestra pretensin.
Bases socioeconmicas de la protesta
En este primer apartado nos proponemos hacer observable el proceso de gnesis, desarrollo y consolidacin de
la base objetiva de la protesta en el puerto de Mar del Plata, vigente en los ltimos aos. Esta preocupacin est ligada a una hiptesis general de trabajo que nos gua en el
anlisis; a saber, que el carcter y las formas que adoptan
las luchas guardan una interrelacin compleja (dialctica) con la estructura socioeconmica correspondiente a la
formacin social concreta. Por ello, para hacer inteligible
el proceso de conflictividad social ocurrido durante los
ms de diez aos que transcurrieron entre 1997 y 2008
se nos hace necesario conocer la estructura en la que se
desenvolvi y desenvuelve, la cual es, en parte, producto
y, en parte, productora del proceso de lucha. Si bien la
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1983; Rud, 1998). Compartiendo esta perspectiva, consideramos que la multitud es una configuracin del sujeto
colectivo ms efervescente y compacto que la turba y
menos hirviente y anudado que las masas (Cotarelo,
1999). Sin embargo, con lo dicho hasta aqu no slo que
no resolvemos los problemas sino que abrimos las puertas
de muchos otros. Decimos esto porque el haber podido
delimitar algunos rasgos caractersticos del motn y de la
multitud nos habla bastante sobre las formas de los sujetos
y las luchas pero nos alertan muy poco sobre el contenido
de estas luchas y sujetos. Motines los hubo, y los puede
haber, militares, carcelarios, populares, rurales, urbanos,
campesinos y obreros. Son estos ltimos, justamente, los
que particularmente nos interesan.
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separacin de mbitos corresponde a una necesidad analtica y no a su existencia en la realidad, ella nos permitir
reconstruir el territorio social en que se despleg la lucha,
sin perder de vista que la conformacin de dicho territorio
es producto de los sujetos sociales involucrados, los cuales con sus acciones provocaron cambios en el entramado
social (al tiempo que estas variaciones repercutan en su
constitucin como sujetos). De este modo, la presentacin de una imagen de la ordenacin socioeconmica de
la industria pesquera marplatense, sin descuidar su vinculacin con la dimensin local, provincial, nacional e internacional, nos permitir reconstruir un mbito particular
del mencionado territorio social. Antes de adentrarnos en
el anlisis histrico de nuestro objeto de estudio, quisiramos hacer una breve digresin en torno a los lineamientos del marco terico del cual partimos para su abordaje.
Este corpus teortico nos refiere a los aportes generales
elaborados desde el marxismo, entendido como crtica de
la economa poltica. Ms especficamente, tomamos las
contribuciones de Antonio Gramsci esbozadas en pasajes
de los Cuadernos de la crcel. Centralmente nos basamos
en los planteamientos terico-metodolgicos desarrollados en Anlisis de las situaciones. Correlaciones de fuerzas y Apuntes sobre la historia de las clases subalternas.
Criterios metdicos. Tambin abrevamos en la reactualizacin que para la historia argentina vienen desarrollando Nicols Iigo Carrera y Jorge Podest en esta misma
lnea. En sntesis, estos trazos interpretativos redundan
en la necesidad de estudiar la formacin objetiva de los
grupos sociales (sean estos subalternos o no), a travs del
desarrollo y transformaciones producidas en la esfera de
la produccin econmica. Este proceso determina una
particular configuracin de las fuerzas sociales, una determinada correlacin objetiva de fuerzas sociales, estrechamente vinculada a la estructura e independiente de la
voluntad, que se puede conmensurar con los sistemas de
las ciencias exactas, traducibles en nmero de fbricas y
obreros, cantidad de mquinas y materia prima, volumen
de produccin, etc. Es sobre la base de este desarrollo de
las fuerzas productivas del trabajo que se conforman los
distintos agrupamientos sociales que cumplen funciones
y ocupan posiciones determinadas (en tanto territorios de
relaciones sociales) en y por la sociedad.
Breve resea histrica
La industria de la pesca naci, casi exclusivamente,
asociada a la llegada de inmigrantes del sur de Italia. En
un primer momento present rasgos netamente artesanales y orientados a satisfacer el consumo familiar del pescador, ste procesaba su captura y ocasionalmente venda
el excedente. Con la construccin de la villa turstica la
Definimos territorio social como el tejido de relaciones sociales que, a lo largo de las generaciones, los seres humanos
van construyendo, destruyendo y reproduciendo en relacin con
otros seres humanos y su medio, en cada momento de su desarrollo histrico social.
Para los trabajos mencionados vase Gramsci (1998) e Iigo
Carrera y Podest (1985 y 1997).
Es sugerente ver que con el tiempo estas tres actividades (extraccin-industrializacin-comercializacin) que estaban unifi-
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Los integrantes de estos grupos conformaron en 1997 el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA).
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En 1996 la exportacin de productos pesqueros empezaba a
aventajar a las carnes rojas, al ao siguiente la pesca exportaba
por 1.030 millones de dlares, mientras que la exportacin de
carne alcanz los 906 millones de dlares (INDEC).
Segn Pradas A fines de los 80s la flota congeladora espaola haba perdido definitivamente los caladeros histricos donde
sustentaba su explotacin, lo que dej a su flota indiscutiblemente sobredimensionada. Un problema serio ya que haba que
resolverlo antes de que afectara el propio proceso de unidad europea en marcha. Se instrument por parte de la Unin Europea
una amplia poltica de subsidios, tanto para el desguace como
para la formacin de empresas mixtas con terceros pases. (Pradas, 2006: 57). De esta manera, la CEE export su crisis a los
pases del llamado tercer mundo.
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parte del puerto marplatense que qued conformado preponderantemente por la flota fresquera y el procesado en
tierra. Es esta ciudad la que concentra aproximadamente
el 80% de la flota fresquera. Esta situacin no descarta
la existencia de grupos econmicos12 que participan de
ambos sistemas productivos y tienen una doble localizacin (Mar del Plata y la Patagonia). En la comparacin de
las exportaciones pesqueras por puerto se observa que en
trminos relativos el crecimiento de las exportaciones se
mantiene parejo, sin embargo, hay que considerar que el
comienzo del descenso en el nivel de exportaciones del
puerto de Mar del Plata se inici en 1997, antes que en el
resto de los puertos, que por el contrario se mantienen en
ascenso hasta 1999.
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cin, el gobierno nacional resolvi hacer paros biolgicos, vedas y otros mecanismos de control para resguardar
el caladero, provocando una reduccin en las capturas de
merluza15. Estas medidas, que fueron llevadas a cabo sin
preocuparse por las consecuencias econmicas y sociales,
pusieron en riesgo en forma directa a 20.000 trabajadores
y en forma indirecta a 200.000 personas, vinculadas a la
industria pesquera marplatense.
La crisis provoc y provoca forcejeos y alineamientos
entre las distintas fracciones capitalistas ligadas al sector
y el involucramiento de las fracciones obreras. La disputa
fue representada por el discurso periodstico y cientfico como una dicotoma entre distintos sectores, como
por ejemplo, entre las distintas localizaciones (Buenos
Aires Patagonia), tipos de flota (costeros fresqueros
congeladores factoras), orgenes de los capitales
de las empresas (nacional extranjero). A su vez, tambin se expres en los distintos niveles de gobierno: local,
provincial y nacional, reflejndose en las reuniones del
Consejo Federal Pesquero. Pero estas representaciones invisibilizaban al sector que haba sido el impulsor y dinamizador de las transformaciones de los 90 y su principal
beneficiario en la actualidad: los grupos econmicos de
la pesca.
Los grupos econmicos
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La Argentina careci -y carece an- de una poltica pesquera clara. Por tanto, las medidas tendientes a proteger el recurso
fueron siempre paliativos o actos de desesperacin ante la evidencia del colapso, ms que polticas claras y tendientes a dar
soluciones estructurales.
merluza para la flota fresquera, debido a que -segn sostenan- es ste el sistema productivo que contrata mano de
obra en tierra; adems de solicitar reintegros a las exportaciones manufacturadas en tierra y distintas limitaciones
a la operatoria de los congeladores. De esta forma, la flota
fresquera lanz su posicionamiento respecto a un futuro
donde se prevea la escasez de pescado y se iniciaba una
puja interburguesa. Por su parte, a principios de 1998 se
presentaba en sociedad el CEPA. La institucin nuclea a
los hombres fuertes de la pesca. Las firmas responsables son: Moscuzza, Valastro, Solimeno y Santa Elena S.
A. Sin abandonar su posicin en la Cmara, estas empresas se distanciaran del proyecto marplatense llevado a
cabo por la Multisectorial Pesquera que se sintetiz en el
pedido de sancin de la Ley de Emergencia Pesquera. Detengmonos en estos hombres fuertes de la pesca.
Estos grupos econmicos, tanto los adheridos al CEPA
como los no adheridos (por ejemplo Barillari), cuentan
con empresas pesqueras con radicacin en Mar del Plata
y la Patagonia, buques fresqueros y congeladores, procesamiento de materia prima en el mar y en tierra, grandes
stocks de mercaderas en cmaras frigorficas, trabajadores bajo relacin de dependencia y en negro, disponen
de superficies cubiertas integradas por talleres de herrera,
mecnica, electricidad, proveedora naval y deposito de redes y artes de pesca. Su flota se encuentra diversificada,
lo cual les permite reorientar rpidamente los objetivos
de pesca a la especie demandada. Tambin cuentan con
sistemas mecanizados de alimentacin de materia prima
y entrega de producto elaborado para mesas de fileteado,
y sistemas mecanizados y computarizados para control
de produccin como as tambin con congeladores continuos, congeladoras de placas por contacto y tneles de
congelado estticos. Los grupos recientemente reseados
son los beneficiarios de la reestructuracin que sufri la
pesca en los 90, todos ellos realizan las operaciones de
extraccin, industrializacin, comercializacin y distribucin de los productos pesqueros, tanto frescos como congelados. Tambin orientan su produccin tanto al mercado interno como al externo, evidenciando de esta forma
que para hacer frente a la crisis aplicaron una poltica de,
en sus palabras, integracin y diversificacin. Pero el
rasgo ms sobresaliente es el grado de concentracin y
centralizacin logrado por los mismos, que se evidencian
si analizamos las exportaciones. En esta actividad vemos
que el 10% (20 empresas) exportaron en 1996 el 43 %
(US$ 434.800.000) y en 2003 el 63% (US$ 556.000.000),
esto demuestra el grado de monopolizacin que tienen estos grupos econmicos. Otro dato importante es que todos
estos grupos implementan la poltica del trabajo en negro
a travs de la implantacin de cooperativas truchas, mucha de las cuales funcionan dentro de los establecimientos
de dichas empresas, aumentando de esta forma su tasa de
ganancia y la tasa de explotacin de la fuerza de trabajo.
Desde esta perspectiva, se puede advertir cmo los grupos econmicos ms concentrados, se diversificaron de
tal forma que la divisin entre fresqueros y congeladores como explicativo del conflicto, oculta ms que aclara
una situacin compleja. Por eso, es necesario que cuando
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De lo expuesto hasta aqu evidenciamos un marcado
desarrollo de las fuerzas productivas, vinculado al crecimiento en el grado de concentracin de medios de produccin, expresndose en una masa cada vez mayor de
capital invertido por unidad econmica, una mayor concentracin de la produccin y, por ltimo, un alto grado
de centralizacin de los capitales. Por otra parte, notamos
un aumento en la composicin orgnica del capital en la
rama, lo que indicara un predominio de la gran industria.
Tambin se produjo un cambio en la propiedad privada de
los principales medios de produccin vinculados al sector,
pasando de propiedad individual a propiedad asociada. Si
bien este hecho se profundiza en los 90, comienza hacia
los 60. Este desarrollo de las fuerzas productivas implic
la transformacin del capital industrial en capital financiero y su cambio de forma, de capital-dinero a capital
acciones. En tal sentido nos propusimos delinear las estrategias adoptadas por los grupos econmicos pesqueros
prevalecientes durante la dcada del 90. Su asociacin
con capitales extranjeros, en la que el estado cumpli un
importante papel ayudando a entrelazarlos, la diversificacin de la flota, los mercados, los asentamientos y, principalmente, la forma de explotacin de la mano de obra.
Esto ltimo conllev a un gran aumento en la productividad del trabajo y su consecuente superexplotacin, lo
que lo vuelve un indicador indirecto del desarrollo de las
fuerzas productivas. Otra estrategia fue la integracin de
la extraccin, el procesamiento y la comercializacin. Si
bien a la hora de evaluar el desarrollo de las fuerzas productivas hay que distinguir entre lo que es el crecimiento
econmico (mercado) y el desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo (produccin); en la pesca, durante los
90, se dio una combinacin de ambos, como tambin se
dio una combinacin de extraccin de plusvala absoluta
y relativa. Ahora bien, si por un lado hemos podido evidenciar en los 90 una fase de expansin de las fuerzas
productivas, este proceso estuvo restringido a muy pocas
empresas, que a su vez concentraron los beneficios, transformndose de esta manera en una burguesa monoplica18 que se beneficia de la deuda externa, la apropiacin
del Estado, la reconversin tecnolgica. Esta ltima me18
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Entre 1989 y 1991 presentaron quiebra 14 empresas pesqueras radicadas en la ciudad de Mar del Plata. De las cuales 8 eran
empresas grandes (ms de 100 obreros) y las restantes eran de
tamao mediano (entre 60 y 100). Segn las denuncias del entonces secretario general del SOIP, Abdul Saravia, para Mayo
de 1991 se encontraban 2.156 trabajadores sin trabajo por esta
razn, pudindose acrecentar la cifra con 700 obreros que se
desempean en empresas que presentaron quiebra por esos das.
Esa es la masa de poblacin que posteriormente ingresar al sistema cooperativo.
sectores al interior del conjunto de los trabajadores: aquellos que realizan su actividad en el marco de convenios
colectivos, los que trabajan bajo el sistema cooperativo y
los desocupados. Estas son las nuevas relaciones sociales
(polticas y econmicas) que estn vigentes entre la masa
de obreros del pescado. As, esta situacin se constituy
como un obstculo para la unidad del gremio y repercuti en la capacidad de organizacin y movilizacin de los
obreros en forma conjunta, reforzando las relaciones de
competencia.
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Las transformaciones estructurales (mediada por tensiones, resistencias y conflictos), que llevaron al colapso de
la merluza, constituyeron la base para que se desarrollara
un ciclo de rebelin que activ al conjunto de las fracciones sociales vinculadas a la industria pesquera marplatense. Veamos cmo se sucedieron los hechos.
Mientras la Ciudad Feliz reciba a los turistas que venan con el afn de disfrutar de unas calurosas vacaciones,
los peridicos de la perla del atlntico daban cuenta de
los primeros sntomas de malestar en las filas obreras del
puerto que dieron inicio al ciclo de rebelin: Trabajadores de la pesquera Pescafic Ute protestaron en la esquina de Bermejo y Ortiz de Zrate ante el retraso en el
pago de las deudas salariales (El Atlntico en adelante
E.A.-, 22/01/97), Saladero despidi a 17 mujeres (E.A.,
23/01/97), Obreras despedidas tomaron una fbrica (La
Capital -en adelante L.C.-, 24/01/97), El Sindicato Obrero de la Industria del Pescado denunci a establecimientos
pesqueros que se hacen denominar dice- cooperativas de
trabajo (Ecos del Puerto, 2 quincena de enero, 1997),
Conflicto laboral en Barillari (E.A., 26/02/97), Quieren la indemnizacin. Los despidieron del frigorfico Barillari (E.A., 14/03/97). De modo que este ciclo envolva
la activacin y movilizacin de distintos sujetos: trabajadores sindicalizados, trabajadores cooperativizados19,
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la posibilidad de realizar escraches en los mismos. Volviendo a los hechos de violencia, a travs de las imgenes de televisin se puede ver cmo en la decisin de
atacar aquellas fbricas fue determinante la circulacin de
un documento que los trabajadores mostraron a las cmaras en el que, con la firma de los pulpos pesqueros, se
llama al resto de los integrantes de la Cmara Argentina
de Armadores de Buques Pesqueros de Altura a no ceder ante los reclamos obreros. En el lugar de los hechos
los obreros dijeron a El Atlntico: ac est pasando esto
con las fbricas, porque son los empresarios con congeladores, con factoras que estn trabajando en el sur. Estos
empresarios tienen congeladores les importa un bledo que
toda la economa marplatense se caiga. () Ac hay tres
empresas que pudren todo, porque no quieren sentarse a
negociar (E.A., 29/06/00).
Resumiendo, en lo que respecta a las acciones propiamente dichas, al momento de la protesta callejera vemos
como tuvieron preponderancia rasgos de lo espontneo.
En este sentido detectamos cmo la multitud obrera se
arm en la calle sin aparecer como objetivo previo el
combate con las fuerzas represivas del gobierno, las organizaciones convocantes se vieron rebasadas por los hechos y el movimiento se produjo por fuera de la dirigencia
gremial. Sin embargo, no podemos interpretar linealmente
estas acciones como simplemente un desborde sobre la
dirigencia del SOIP, porque quienes cometieron la accin
no fueron reconocidos por el gremio como trabajadores
bajo relacin de dependencia y, por ende, no los consideraron como sus representados. El hecho parece haber sido
producto de la indignacin, la ira y la venganza ante lo
que se perciba como un agravio mantenido en el tiempo y una tomadura de pelo. Por lo tanto, habra estado
dominado por los rasgos de una poltica negativa27 que
expresaba la imposibilidad de los obreros de hacer escuchar sus reclamos, ya que al no estar bajo relacin de dependencia carecan de canales institucionales de dilogo
con los empresarios. Del mismo modo, tampoco el Estado
brindaba algn tipo de respuesta en el marco del ajuste
estructural. Pero al da siguiente las acciones cambiaron
de contenido y de enemigo.
En la jornada del 29 de junio los trabajadores volvieron
a realizar una asamblea en las calles del puerto. Pero el
marco haba cambiado, ya que el personal del Comando
de Patrullas, como tambin de Infantera, la polica montada, helicpteros y bomberos estaban apostados en las
zonas cercanas al lugar y luego acompaaron la marcha
por las calles paralelas. Pero todo se registr con total normalidad, sin repetir los hechos violentos de anteayer, que
preocuparon a mucha gente (L.C., 30/06/00). Despus
de un debate en la asamblea, los trabajadores de tierra, en
un grupo de 300 obreros encabezado por la Unin Obrera
Este concepto hace referencia a una voluntad colectiva en su
fase primitiva y elemental de formacin. Se tratara de una
actividad pasiva de carcter negativo y preliminar [...] que no
prevea una verdadera fase activa y constructiva (Cotarelo,
1998: p. 245). Lo que no invalida su forma y contenido poltico.
Desde el sector que fue desalojado se produjo una respuesta. Carlos Darguibel, secretario general, durante una
conferencia de prensa denunci la presencia de activistas
en la toma de la sede gremial y dio plazo de un da para que
se produzca el desalojo. En cuanto al reclamo de los ocupantes de que se llame a elecciones, el dirigente le explic
a La Capital que hace dos aos que no podemos llamar
a comicios, porque hay un recurso de amparo que nos lo
impide, pero sentenci que de todas maneras ninguno de
los activistas puede participar, porque el estatuto se los
prohbe. En la misma nota, el gremialista aclar que las
personas que tomaron la sede sindical no eran mayora en
el sindicato y que muchas ni siquiera eran trabajadores
en tierra de la industria de la pesca: Ac se meti gente
de afuera: hay algunos de los que tomaron la Catedral,
hay algunos de la CCC y hasta hay gente del SOMU.
Mencion tambin la participacin de un grupito interno del SOIP entre cuyos dirigentes seal a Comparada,
Dematteis, los hermanos Vern, el Polaco Muoz y otros
muchachos. Dijo que ninguno de ellos puede reclamar
que el sindicato llame a elecciones ni mucho menos postularse, porque el estatuto dice que para poder ser candidato
hay que estar trabajando efectivo y tener una antigedad
de dos aos, y ninguno de ellos la tiene. En otro apartado
del diario se expresa que en cuanto a las diferencias internas que llevaron al Sindicato a esta situacin de crisis,
La UOP se conform a mediados de la dcada del noventa
organizando a los trabajadores cooperativizados/desocupados,
impulsada por dirigentes del Partido Obrero.
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La acusacin de burocracia sindical a las direcciones gremiales por parte de los opositores es una prctica con una larga
historia en el movimiento obrero organizado de la Argentina.
Segn nos dice Nicols Iigo Carrera y Ricardo Donaire las
acusaciones de burocratizacin han sido constantes desde [la
primera dcada del siglo XX] por parte de casi todas las tendencias poltico ideolgicas actuantes en el movimiento obrero:
los comunistas caracterizaron como burcratas a los socialistas y sindicalistas, los anarquistas a los comunistas, todos a los
peronistas; lo mismo ocurri dentro de cada corriente poltico
sindical, incluyendo las peronistas (Iigo Carrera y Donaire,
2003: p. 133).
La lista Celeste constituy la va electoral por la cual la UOP
accedi a la direccin del sindicato. Esta lista tiene una rica historia dentro del gremio, ya que aglutin a la oposicin desde la
dcada del 80.
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A modo de ilustracin vase, entre otros: En el Soip, el parito de Moyano fue un parazo, (Prensa Obrera en adelante
P.O.-, 30/05/02), La efectivizacin del aumento salarial del
30% constituy un firme paso adelante en la consolidacin de
la nueva directiva antiburocrtica (P.O., 20/06/02), El Soip
se moviliza contra el trabajo en negro (P.O., 12/06/03), la
Comisin Directiva resolvi un plan de lucha progresivo, que
arranca el jueves 23, a las 8 horas, con un paro activo de 36
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Mar del Plata es la nica ciudad del pas cuya tasa de desocupacin alcanza los dos dgitos, al ubicarse en 10,9 por ciento.
Los resultados desagregados del mercado de trabajo para el ltimo trimestre de 2007 fueron dados a conocer ayer por el Indec.
Pgina/12, 13/03/2008; las nicas dos ciudades en la que la
tasa de desempleo es de dos dgitos son Santa Fe con 12,6 por
ciento y Mar del Plata con 10,3 por ciento. Adems, estas dos
ciudades se convirtieron en las de peor situacin laboral. La
Nacin, 12/09/2008.
40
A partir de la dcada del 30 se establece una industria pesquera asociada preponderantemente a la explotacin de la anchota
y su elaboracin en conserva. Treinta aos ms tarde, esta rama
sufri su primera transformacin industrial al adoptar como
principal especie objetivo, debido a su demanda internacional,
la merluza y su elaboracin como filete.
42
Si bien tomamos como principal indicador las transformaciones provocadas en la esfera de incumbencia del SOIP, conviene
tener en cuenta que el sector de marineros tambin sufri una
modificacin de inters. A fines de 2001, ante la intervencin
nacional del SOMU local, la dirigencia junto a una gran parte de
los afiliados rompi su relacin gremial con el SOMU nacional,
constituyendo un nuevo sindicato local que adopt el nombre
de SIMAPE.
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Existen apoyos y legitimidad sobre el reclamo, pero estos rasgos no se traducen en acciones y relaciones de solidaridad, ni
siquiera entre los propios trabajadores de la rama. Slo se activan los que estn ms inmediatamente afectados por la caresta
de pescado. Es ms, la ausencia de solidaridad se evidencia al
interior de los propios obreros cooperativizados, ya que en su
mayora, cuando aparece pescado para procesar, dejan la lucha
para ir a trabajar.
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Entendemos por tradicin de lucha a la experiencia militante de muchos obreros del sector que estn vinculados a distintas
organizaciones sociales y que participaron de luchas importantes dentro del gremio. Adems, estos expresan la continuidad
de una memoria histrica respecto de mejores pocas para los
trabajadores, como habra sido la dcada del 70. En este sentido
la nocin de tradicin de lucha refiere a lo que Rud conceptualiza como cultura inherente. Segn este autor la ideologa
popular es una fusin de dos elementos, de los cuales solamente
uno es privativo de las clases populares, mientras que el otro
se construye mediante un proceso de transmisin y adopcin
desde fuera. El primero es el elemento tradicional, inherente,
una especie de leche materna ideolgica, basada en la experiencia directa, la tradicin oral o la memoria colectiva. El segundo elemento es el cmulo de ideas, creencias que derivan
o se toman prestadas de los dems y que a menudo se presentan en forma de un sistema ms estructurado de ideas polticas.
Estas ideas derivadas son una destilacin ms elaborada de la
experiencia popular y de las creencias inherentes del pueblo.
No existe un movimiento de direccin nica, sino una constante
interaccin entre las dos. Mientras que la ideologa inherente puede llevar a los que protestan a la huelga, a protagonizar
disturbios o rebeliones, e incluso a tomar conciencia de la necesidad de un cambio radical, no puede llevarlos a la revolucin
(Rud, 1981).
45
Para un desarrollo del concepto de posicin estratgica vase
John Womack Jr. (2007).
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ANEXO
Grfico I: Evolucin Histrica de las Capturas en Miles de Tn.
1.600,0
1.400,0
Miles de toneladas
1.200,0
1.000,0
800,0
600,0
400,0
200,0
0,0
1989
1990
1991
1992
1993
1994
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2007
2008
T o tal
475,5
544,9
630,0
730,9
919,5
1995
1996
1997
1998
1999
878,1
882,9
839,3
873,1
2006
933,3
Md P
306,8
291,0
301,9
309,7
323,9
331,7
441,1
481,7
442,0
346,2
307,1
260,2
373,3
392,7
362,8
417,4
444,2
462,0
424,3
477,5
O tro s P. 168,7
253,9
328,1
421,2
595,6
652,0
695,8
756,6
899,1
771,2
710,3
595,0
504,8
490,2
476,5
455,7
413,6
606,0
460,7
455,8
Aos
Fuente: SAGPyA
6 0 0 ,0
5 0 0 ,0
Miles de Toneladas
4 0 0 ,0
3 0 0 ,0
2 0 0 ,0
1 0 0 ,0
0 ,0
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
To ta l 2 9 6 ,8 3 7 0 ,6 4 5 4 ,7 3 9 3 ,0 4 5 1 ,6 4 6 5 ,4 5 8 7 ,0 6 0 4 ,2 5 8 5 ,7 4 5 8 ,6 3 1 4 ,1 1 9 3 ,7 2 4 9 ,5 3 5 8 ,9 3 3 4 ,1 4 1 6 ,7 3 6 0 ,7 3 5 3 ,6 2 9 0 ,0 2 6 3 ,3
MdP
1 8 8 ,1 1 9 6 ,9 2 0 9 ,4 1 8 3 ,4 1 9 5 ,5 1 7 4 ,8 2 5 7 ,3 2 9 0 ,5 2 5 8 ,4 1 9 9 ,9 1 4 1 ,9 1 2 3 ,7 1 7 0 ,4 2 2 7 ,7 2 1 0 ,7 2 5 2 ,6 2 1 0 ,2 2 0 7 ,1 1 7 1 ,8 1 6 3 ,9
Otro s 1 0 8 ,7 1 7 3 ,7 2 4 5 ,3 2 0 9 ,6 2 5 6 ,1 2 9 0 ,6 3 2 9 ,7 3 1 3 ,7 3 2 7 ,3 2 5 8 ,7 1 7 2 ,2
7 0 ,0
7 9 ,1
1 3 1 ,2 1 2 3 ,4 1 6 4 ,1 1 5 0 ,6 1 4 6 ,5 1 1 8 ,3
9 9 ,4
Aos
F uente:S ub s ec retara d e P es c a
233
GE SM ar - U NM dP
1989
Hablemos de Puertos
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Grfico III: Capturas Totales y de Merluza Hubbsi en el Puerto de Mar del Plata en Miles de Tn.
600,0
500,0
Miles de toneladas
400,0
300,0
200,0
100,0
0,0
To ta l
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
3 0 6 ,8 2 9 1 ,0 3 0 1 ,9 3 0 9 ,7 3 2 3 ,9 3 3 1 ,7 4 4 1 ,1 4 8 1 ,7 4 4 2 ,0 3 4 6 ,2 3 0 7 ,1 2 6 0 ,2 3 7 3 ,3 3 9 2 ,7 3 6 2 ,8 4 1 7 ,4 4 4 4 ,2 4 6 2 ,0 4 2 4 ,3 4 7 7 ,5
M e rlu z a H . 1 8 8 ,1 1 9 7 ,0 2 0 9 ,4 1 8 3 ,4 1 9 5 ,5 1 7 4 ,8 2 5 7 ,3 2 9 0 ,5 2 5 8 ,4 1 9 9 ,9 1 4 1 ,9 1 2 3 ,7 1 7 0 ,4 2 2 7 ,7 2 1 0 ,7 2 5 2 ,6 2 1 0 ,2 2 0 7 ,1 1 7 1 ,7 1 6 3 ,9
O tra s E .
1 1 8 ,7
9 4 ,0
9 2 ,5
1 2 6 ,3 1 2 8 ,4 1 5 6 ,9 1 8 3 ,8 1 9 1 ,2 1 8 3 ,6 1 4 6 ,3 1 6 5 ,2 1 3 6 ,5 2 0 2 ,9 1 6 5 ,0 1 5 2 ,1 1 6 4 ,8 2 3 4 ,0 2 5 4 ,9 2 5 2 ,6 3 1 3 ,6
Aos
Fuente: SAGPyA
1.200.000
1.000.000
800.000
600.000
400.000
GE SM ar - U NM d P
200.000
0
1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
To n e la d a s
2 2 9 .3 0 0
2 5 5 .1 0 0
2 7 4 .4 0 0
2 7 3 .3 0 0
4 7 7 .8 0 0
5 3 6 .2 0 0
5 8 2 .6 0 0
M ile s d e U S $
2 9 3 .1 2 3
3 2 3 .7 5 4
4 0 6 .5 3 2
4 8 4 .6 0 4
6 3 6 .5 8 1
7 2 5 .6 7 2
9 0 8 .1 5 6
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
6 7 1 .7 0 0
7 9 2 .8 0 0
5 9 1 .9 0 0
5 8 6 .3 0 0
5 4 4 .5 0 0
4 5 3 .5 0 0
4 5 6 .4 0 0
4 8 6 .1 0 0
4 9 4 .2 1 8
4 9 5 .5 8 0
8 7 2 .8 0 0
7 9 4 .1 4 0
8 3 4 .2 0 0
8 9 5 .1 0 0
7 1 8 .4 0 0
8 8 5 .5 0 0
8 1 6 .5 8 6
8 1 0 .5 6 5
1 .0 1 3 .9 6 9 1 .0 3 0 .1 0 0
234
2006
2007
2008
6 2 7 .4 6 9
5 4 0 .3 6 7
5 6 1 .6 0 1
1 .2 4 8 .8 0 4 1 .1 0 4 .0 1 8 1 .2 9 9 .2 8 2
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do
etsemun ees
ytriste eneade ir a
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