MORADO - El Codice Valdes y La Inteligencia Musical Americana Indiciaria
MORADO - El Codice Valdes y La Inteligencia Musical Americana Indiciaria
MORADO - El Codice Valdes y La Inteligencia Musical Americana Indiciaria
(ca. 1620-1630)
y la inteligencia
musical americana
indiciaria1
Figuras 1 y 2. Cdice Valds (1620-1630), cubierta y folio 1r. Archivo especial, Biblioteca Hctor
Rogel, Seminario Conciliar de Mxico.3
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Con respecto a la posible fecha y lugar de compilacin del cdice, debe ser
apuntado lo siguiente:
Son cuatro las fechas que pueden ser consideradas como posible marco temporal de su elaboracin. La primera es la que se deduce de las medidas del papel
empleado, 31 x 22 centmetros, que corresponderan al papel que era empleado
en la Ciudad de Mxico desde 1540.4 La segunda, es la que se deriva de la marca
de agua que puede observarse solamente en algunos de sus folios, que indica que
ese papel habra sido manufacturado en Madrid entre 1561 y 1571.5 La tercera, es
la inscripcin que se observa en el folio 85r., que a la letra dice: 1599. Aos. La
ltima, es la datacin propuesta por el musiclogo Javier Marn quien, con base
en el estudio de determinados repertorios presentes en el cdice, sugiri que este
libro pudo ser copiado entre 1620 y 1630.6 Lejos de ser excluyentes entre s, estas
cuatro referencias que abarcan un lapso de noventa aos que va de 1540 a 1630
podran delinear un marco temporal que resulta congruente con la siguiente cuestin: dado alto grado heterogeneidad entre los elementos que estructuran este
libro, a saber: materiales empleados, orden de los cuadernillos, pautado, tipos de
notacin, tintas, decoracin, etc., es admisible pensar que el libro pas por varias
etapas de actualizacin, tendientes a satisfacer las necesidades de la liturgia catlica de la localidad o las localidades en que pudo ser utilizado.
A este ltimo respecto no es posible ofrecer datos exactos, sin embargo, podra
decirse que por su aspecto rstico tan contrastante con el lujo de los cantorales
catedralicios este cdice fue confeccionado en un centro conventual o colegial
de recursos materiales precarios. Pudo haber sido til en el establecimiento de las
actividades musicales litrgicas en la zona perifrica a un centro metropolitano.
Dado su desgaste, es posible pensar que el libro fue utilizado por los frailes, junto
con otros libros doctrinales, en la ardua tarea de conversin de nuevas poblaciones
ubicadas en zonas inter-metropolitanas o fronterizas del territorio mexicano. Dos
hechos permiten asentar esta suposicin: el que el cdice haya sido localizado en
Cacalomacn, poblacin perifrica a la ciudad de Toluca, que a su vez es perifrica
con respecto a la Ciudad de Mxico; el que contenga composiciones en nhuatl,
lengua indgena que fue utilizada por los frailes para entrar en comunicacin con
las poblaciones hablantes de otras lenguas, tales como el otom o el matlatzinca,
lenguas que eras habladas en provincia de Tollocan, a la que perteneca Cacalomcn.
APARICIN DEL CDICE VALDS COMO OBJETO DOCUMENTAL
Lo que hoy se conoce con el nombre de Cdice Valds fue un libro que los habitantes
del pueblo de Cacalomacn, Estado de Mxico, le entregaron al cannigo Octaviano
mente existentes en este cdice. Dicha numeracin llega hasta el 137. Para una discusin sobre los
problemas de foliacin de este cdice consltese: Eloy Cruz: De cmo una letra hace la diferencia:
las obras en nhuatl atribuidas a Don Hernando Franco, 2001, pp. 257-295; Elias Israel Morado:
Codex Valdensis (ca. 1620-1630)... .
4
Cf. Hans Lenz: Historia del papel en Mxico y cosas relacionadas. 1525-1950, 1990.
5
Cf. Charles Moise Briquet: Les Filigranes: Dictionnaire historique des marques du papier des leur
apparition vers 1282 jusqu en 1600, 1907.
6
Cf. Javier Marn: Era justo comen[z]ar por la de Jan: la recepcin del Liber Primus Missalis (1602)
de Alonso Lobo en la Catedral de Jan, 2008, pp. 97-136.
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Valds (1901-1991) en 1931 (Stevenson, 1952). l haba realizado estudios doctorales en Filosofa y Teologa en la Universidad Gregoriana de Roma, Italia, entre 1922
y 1929, y en 1930 comenz su labor como profesor de teologa, filosofa y lenguas
clsicas en el Seminario Conciliar de Mxico (Ocampo, 2007) institucin que en esa
dcada comenzaba un nuevo periodo de estabilidad tras las desavenencias que el
clero mexicano tuvo con los gobiernos pos-revolucionarios (Chvez, 1996).
Cabe sealar que, precisamente, el hecho de que los habitantes de Cacalomacn estuvieran en posesin de ste y posiblemente otros libros de carcter
litrgico musical pudo haberse debido a que, durante la Revolucin Mexicana
y la Guerra Cristera entre las dcadas de 1910 y 1930, una prctica comn
por parte de los sacerdotes preocupados por salvaguardar los bienes de sus
respectivas parroquias del saqueo, fue la de dar en resguardo a distintas familias de feligreses las reliquias y bienes eclesisticos con valor histrico, bajo el
acuerdo tcito de que, una vez alcanzada la pacificacin, dichos bienes seran
devueltos voluntariamente a su parroquia de origen. El caso de Cacalomacn
es un ejemplo paradjico de esa prctica, pues en los aposentos de algunos
hogares de este poblado an pueden observarse diversos objetos decorativos
y obras de arte religiosos que pertenecieron la Parroquia de Santa Mara de
la Asuncin la principal de Cacalomacn.7 Considerando esto, cabe la posibilidad hipottica de que este libro de msica hubiese pertenecido a esta parroquia y que el sacerdote a cargo, consciente de su valor, lo hubiese dado en
resguardo a algunos de sus feligreses las dcadas mencionadas. Debe reconocerse la fortuna que representa el hecho de que el libro hubiese sido devuelto,
si no a la parroquia de la que pudo haber salido, s a las manos del cannigo
7
Se trata de una afirmacin que fundamento en el testimonio ofrecido por Francisco Ruiz Prez,
sacerdote en la Parroquia de Santa Mara de la Asuncin, y por Jos Marn Valds, oriundo de Cacalomacn y sobrino del sacerdote Porfirio Valds, primo de Octaviano Valds. Sostuve diversas
entrevistas con aquellos dos entre mayo y octubre de 2013.
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Estas tres obras pueden ser localizadas en la Biblioteca Hctor Rogel del Seminario Conciliar de
Mxico.
9
Gabriel Saldvar: Historia de la msica en Mxico, 1987, pp. 128-134 (1. ed. 1934).
10
Cf. Elias Israel Morado Hernndez: Anlisis del discurso musicolgico elaborado en torno a
las piezas polifnicas Sancta Maria y Dios Itlazohnantzin (Cdice Valds, ca. 1599), 2013,
pp. 1995-2015.
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Cdice Valds (ca. 1620-1630), ff. 119v.-120r. [Sancta Maria]. Archivo especial, Biblioteca Hctor
Rogel, Seminario Conciliar de Mxico.
Cdice Valds (ca. 1620-1630), ff. 120v.-121r. [Dios Itlazohnantzin]. Archivo especial, Biblioteca
Hctor Rogel, Seminario Conciliar de Mxico.
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Vase Robert Stevenson:Sixteenth- and Seventeenth-Century Resources in Mexico (Part I), 1954,
pp. 69-78; Sixteenth- and Seventeenth-Century Resources in Mexico (Part II), 1955, pp. 10-15;
Spanish cathedral music in the Golden Age, 1961; Music in Aztec and Inca territory, 1968; Renaissance and Baroque musical sources in the Americas, 1970; La msica en el Mxico de los siglos XVI
a XVIII. Los primeros compositores indgenas , 1984, pp. 13-24; Mxico. II. Msica colonial. 2. Los
primeros compositores indgenas, 2000, vol. VII, pp. 502-504.
12
Cf. Cruz: Op. cit.
13
Cf. Juan Manuel Lara Crdenas: Polifonas novohispanas en lengua nhuatl. Las plegarias a la
Virgen del Cdice Valds de 1599, 2006, pp. 137-163.
14
Cf. Morado: Anlisis del discurso musicogrfico..., 2012; La dimensin de lo sonoro en la construccin del ethos barroco americano, 2012.
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La nocin de documento de barbarie debe entenderse bajo los trminos de la tesis VII sobre el
concepto de historia del filsofo alemn Walter Benjamin (1892-1940), orillado al suicidio por la
persecucin nazi y franquista; cito in extenso: Todos aquellos que se hicieron de la victoria hasta
nuestros das marchan en el cortejo triunfal de los dominadores de hoy, que avanza por encima de
aquellos que hoy yacen sobre el suelo. Y como ha sido siempre la costumbre, el botn de guerra es
conducido tambin en el cortejo triunfal. El nombre que recibe habla de bienes culturales, los mismos
que van a encontrar en el materialista histrico un observador que toma distancia. Porque todos los
bienes que abarca su mirada, sin excepcin, tienen para l una procedencia en la que no puede pensar sin horror. Todos deben su existencia no solo a las fatigas de los grandes genios que los crearon,
sino tambin a la servidumbre annima de sus contemporneos. No hay documento de cultura que
no sea a la vez un documento de barbarie. Y as como ste no est libre de barbarie, tampoco lo est
el proceso de la transmisin a travs del cual los unos lo heredan de los otros. Por eso el materialista
histrico se aparta de ella en la medida de lo posible. Mira como tarea suya la de cepillar la historia
a contrapelo (Walter Benjamin: Tesis sobre la historia y otros fragmentos, 2008, pp. 42-43. (1.
ed.1942)). Importa indicar que la reciente incorporacin de la filosofa de Benjamin al pensamiento
latinoamericano ha permitido, por una parte, radicalizar la crtica al hecho colonial americano; por
otra, establecer vnculos de orden intelectual y moral entre las historias de los pueblos subyugados
del mundo entero, incluidos los de Europa.
18
Aludo a la teora semiolgica de Bolvar Echeverra (1941-2010). Cf. Echeverra: El valor de uso:
ontologa y semitica, 1998, pp. 153-197 (1. ed.1984); Definicin de la cultura, 2010 (1. ed.2001).
19
Cf. Margarita Muoz Rubio: El proceso de autonomizacin del campo de la msica. Mxico 19201940. Una lectura desde la teora del campo de Bourdieu, 2008.
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Morado: La dimensin de lo sonoro..., 2012.
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tuacin colonial concreta, todos y cada uno de estos objetos median una relacin
diferencial de poderes que construye material y simblicamente al dominador y al
dominado.21 Y es a travs de estos objetos que el colonizador, tras la etapa de la
violencia explcita propia del periodo de la Conquista, dispone una propuesta civilizatoria a la que el colonizado, desde su propia condicin, no podr sino ofrecer
una respuesta de orden muy distinto.22
Sin embargo, al margen de las complejas problemticas que son propias de la
colonialidad, los investigadores que se han dedicado al estudio de los contenidos
literarios y musicales del Cdice Valds,23 han elaborado especulaciones que apriorsticamente parten de la idea de que cnones de creacin literaria y musical de
procedencia europea habran gozado de validez y vigencia incontestables dentro
del contexto de produccin del cdice. Desde tal perspectiva, las caractersticas de
la copia de los textos literario y musical observables en sus folios han sido tipificadas como errores de notacin que, a su vez, reflejaran la falta de pericia en el
manejo de las normas ortogrficas y composicionales por parte de los amanuenses
que trabajaron en calidad de copistas o autores.24 De esta observacin han derivado dos presupuestos:
I. El trabajo de los amanuenses expresara una asimilacin deficitaria de los
valores supuestamente consagrados en la sociedad europea y novohispana
de los siglos XVI y XVII, especficamente aquellos que norman y legitiman
tanto la expresin del pensamiento verbal bajo los modelos y la preceptiva
de la escritura alfabtica, como la expresin del pensamiento musical bajo los
modelos y la preceptiva de la composicin contrapuntstica propia del canto
llano polifnico;
II. Dadas las caracterstica histricas y culturales de Mxico en los siglos XVI y
XVII sera vlido atribuir a una persona de origen nahua, azteca o indio la incapacidad de asimilar ptimamente aquellos valores.
Para poder validar o falsear la primera de estas dos suposiciones habra que
cuestionar, primero, la idea de los mltiples errores de notacin. Proceder a
demostrar historiogrficamente que los errores realmente se conciben como
tales en funcin de la existencia de un modelo cannico de escritura alfabtica
de las lenguas presentes en el Cdice Valds latn, castellano, italiano (italianismos) y nhuatl que tuviese validez y vigencia sociales dentro del contexto
histrico donde se quiera ubicar el hipottico centro de confeccin del libro.25
21
Especialmente consltense las reflexiones tericas contenidas en el captulo I de Muoz: Op. cit.
Orden que en la teora sobre la cultura de Bolvar Echeverra recibe el nombre de ethos barroco.
Cf. Echeverra: La modernidad de lo barroco, 1998.
23
Cf. Stevenson: Op. cit.; Cruz: Op. cit.; Lara: Op. cit.
24
Para una crtica a esos discursos: Morado: Anlisis del discurso musicolgico... 2013, pp. 1995-2015.
25
Siendo que, por principio, una especulacin a este ltimo respecto tendra que tomar como punto
de inicio el sitio donde el cdice fue encontrado, en este caso Cacalomacn.
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De igual modo, habra que probar que un modelo cannico de composicin musical contrapuntstica gozaba de relativa validez y vigencia sociales dentro de ese
mismo contexto. As, solo en funcin de la existencia efectiva de estos dos tipos de
cnones literario y musical podra ser establecido un cierto grado de distancia
o falencia con respecto a ellos.
Pero la problemtica puede ser an ms compleja, pues aunque el trabajo de
documentacin sera insoslayable para establecer el sentido de estos cnones
en caso que los hubiera habra que tener conciencia de uno de los elementos
humanos ms determinantes de todo proceso histrico: la inteligencia, la cual
segn ha sido tratada por la filosofa latinoamericana desde el inicio del siglo XX
y, en especial, por el filsofo uruguayo Arturo Ardao (1912-2003) constituye el
fundamento ontolgico, epistmico y antropolgico de la libertad.26 Inteligencia
cuya expresin elemental es la de ser la voluntad de los sujetos por asumir o no
las reglas del juego, por validar o no a travs de la praxis los cnones en uso,
los cuales no seran otros que aquellos impuestos por el poder colonial siendo
precisamente ah, en los actos de libertad y autonoma frente a ese poder donde se
ha definido y define el perfil de la cultura americana desde el siglo XVI.27
Las caractersticas formales del Cdice Valds y, en particular, la divergencia
heterogeneidad versus homogeneidad de sus estructuraciones materiales y simblicas, parecen indicar que fueron varias las etapas de trabajo por las que pas
este libro, adems de que no hubo una idea de versin ltima y definitiva del mismo. De esto se deriva que las diversas aadiduras y sustituciones de tipo material
o grfico hacen pensar en el trabajo ms o menos coordinado y continuo de amanuenses, confectores o peritos con distinto perfil y grado de especializacin incluso cabra la posibilidad de que stos hubiesen sido los propios cantantes todos
los cuales habran llevado a cabo, con sentido crtico, el trabajo de conservacin
o actualizacin de los distintos elementos del libro.28 Es por ello que resulta significativo que en los folios 119v. a 121r., donde los estudiosos de este cdice han
denunciado errores de composicin segn una preceptiva composicional canonizada concebida de modo apriorstico, y donde han denunciado una escritura de
la lengua nhuatl que no concuerda con una normativa ortogrfica, igualmente
apriorstica, no existan indicios o rastros de enmendaduras o correcciones sobre
ninguna de las anotaciones musicales o literarias. Resulta significativo que no las
haya pudindolas haber, y no solo porque no parece que faltasen miradas juiciosas y valorativas en torno al cdice como objeto con valor de uso, sino porque, de
hecho, las enmendaduras estn presentes en esos folios, pero no sobre los textos
literario y musical que propiamente son para el cantar (punto exacto en el que
aquellos investigadores han fincado su idea de las erratas).
26
Cf. Arturo Ardao: Espacio e inteligencia, 1976; Laura Vargas: La categora de inteligencia en Arturo
Ardao, 2009.
27
Leopoldo Zea: La filosofa americana como filosofa sin ms, 1969; Mario Magalln Anaya: Filosofa, tradicin, cultura y modernidad, 2008.
28
Cf. Morado: Codex Valdensis (ca. 1620-1630)...
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Valga aqu mencionar que en otros folios del cdice s existen enmendaduras de
diversos tipos sobre los textos musical y literario, por ejemplo, aquellas hechas con
el empleo de una especie de pintura blanca [vase figura 9] o el desvanecimiento
de fragmentos meldicos y su subsecuente re-escritura [vase figura 10].
A reserva de poder llevar un nuevo examen de los contenidos musicales de este cdice, estas tres
piezas estaran ubicadas en los folios: 118v.-119r., 119v.-120r. y 136v.-137r.
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son tan inferiores a los espaoles como los nios a los adultos, y las mujeres
a los varones, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de gentes
fieras y crueles a gentes clementsimas, de los prodigiosamente intemperantes
a los continentes y templados, y esto por decir que de monos a hombres.
---------------------------------------------------------------------------Comparad ahora [las] dotes de prudencia, ingenio, magnanimidad, templanza,
humanidad y religin, con las que tienen esos hombrecillos en los cuales apenas
encontrars vestigios de humanidad; que no solo no poseen ciencia alguna,
sino que ni siquiera conocen las letras.34
La historiografa que construye el aparecimiento del Cdice Valds sobre la
conciencia histrica moderna, que abarca desde 1952 a 2006 y que como la del
siglo XVI tiene como elemento diferenciador el logos euro-centrado, permite entender de qu modo ese debate sigue abierto.
No se pretende dar a este debate mayor vitalidad, solo se ha expuesto con el fin
de denunciar que carece de bases cientficas y ms an ticas en trminos de los
idearios filosficos latinoamericanos que, desde el siglo XIX y en voz de Jos Mart,
han denunciado y denuncian que la inferioridad de los sujetos histricos no puede
ser la base de ninguna discusin.35
En la visin filosfica de Edmundo OGorman y dentro del marco especfico de
la teora de la invencin de Amrica, la problemtica es enunciada en trminos de
cosificacin de los sujetos, que es la anulacin de la idea del sujeto como sujeto
de inteligencia, lo que no es otra cosa que la cancelacin de su humanidad; la
cosificacin del sujeto por la cual el pasado entero se cosifica. Y si el pasado existe
cosificado, qu decir del presente. As, quedan rotos los vnculos profundos y vitales entre el uno y el otro. El pasado no nos toca, no nos compete, no nos duele en
lo ms mnimo. Y el presente es el hoy, empez hoy y se acaba hoy. Por eso es tan
fcil que cualquiera nos pinte un futuro de ensueo.
No es algo que la estrategia multi y trans-disciplinar podrn resolver. Porque
es un problema que atae a los modos en que la conciencia humana se construye
dentro del mundo desde que la modernidad existe como hecho colonial, y que, sin
trascenderlo, lleg a ser la modernidad la capitalista. Es, por lo tanto, un problema
que demanda del historiador la radical toma de conciencia con respecto al mundo
en que realmente se vive.
En circunstancias de abatimiento moral se precisa dirigir nuestro pensamiento
hacia el de aquellos intelectuales que advirtieron las catstrofes de nuestro tiempo en una poca en la que todava stas podan percibirse como tales y denunciarse con preocupacin sincera.
34
Juan Gines de Seplveda: Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios, 1941, pp.
101 y 105.
35
Jos Mart: Nuestra Amrica, 1939; Leopoldo Zea: La filosofa americana, 1969; Filosofa de la
historia americana, 1978; Lannec Hurbon: El brbaro imaginario, 1993; Magalln: Op. cit. Djaouida
Moualhi: Mujeres musulmanas: estereotipos occidentales versus realidad social, 2000, pp. 291-304.
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