Samuel Pérez Millos
Samuel Pérez Millos
Samuel Pérez Millos
COMENTARIO EXEGETICO AL
TEXTO GRfEGO DEL NUEVO TESTAMENTO
ROMANOS
D. Samuel Prez Millos es Master en Teologa (Th.M.) por el IBE, (Instituto Bblico Evanglico).
Actualmente es miembro de la Junta Rectora del IBSTE (Instituto Bblico y Seminario Teolgico
de Espaa). y es profesor en activo de las reas de Prolegmena, Bibliologa y Antropologa de
esta institucin.
Escritor de ms de 30 libros de teologa y estudios bblicos, conferenciante de mbito internacional y consultor adjunto de Editorial Clie en reas de lenguas bblicas, D. Samuel Prez Millos
une a su preparacin acadmica la valiosa experiencia vital y pastoral de su anterior labor por
ms de 25 aos como pastor de la Primera Iglesia Evanglica de Vigo (Espaa).
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editorial die
CLASIFQUESE: 231 HERMENUTICA
COMENTARIOS DE NT-ROMANOS
CTC 01-02-0231-09 REF 224724
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9 788482 6 75534
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COMENTARIO EXEGETJCO
AL
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ROMANOS
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editorial clie
EDITORIAL CLIE
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C/ Ferrocaml, 8
08232 VILADECAVALLS (Barcelona) ESPANA
E-mail hbros@che es
Internet http //www che es
ISBN 978-84-8267-553-4
ISBN obra completa 978-84-8267-547-3
Pnntedm USA
Clas1fquese
HERMENEUTICA
0231-Comentanos del NT-Romanos
CTC O1-02-0231-09
Referencia 224 724
Dedicatoria
NDICE
Prlogo
Romanos I
El evangelio.
Introduccin general
Roma
La ciudad
La iglesia
Composicin de la iglesia en Roma
La Epstola
Autor
Lugar y fecha de redaccin
Destinatarios
Propsito
Entorno histrico de la Epstola
Estructura de la Epstola
Autenticidad e integridad
Texto griego
Referencia general
Alternativas de lectura
Bosquejo
13
15
16
16
19
21
23
23
26
27
27
28
32
34
40
40
46
46
49
49
49
81
81
90
Exgesis de la Epstola
Introduccin y argumento (1:1-17)
97
100
113
113
125
134
Romanos II.
Juicio de Dios sobre la conducta humana.
Introduccin
155
156
156
159
159
ROMANOS
Segn obras (2:6-10)
Sin acepcin de personas (2:11-16)
El peligro del judo (2:17-29)
Sus privilegios (2: 17-20)
Sus prcticas (2:21-24)
Su posicin (2:25-29)
169
192
209
209
221
230
Romanos III
Realidad y universalidad del pecado.
Introduccin
Las promesas del judo (3: 1-8)
La prueba de la culpa universal (3:9-20)
La acusacin (3:9)
La demostracin (3:10-18)
La aplicacin (3:19-20)
Manifestacin: la provisin universal d~ la justicia (3:21-26)
Justicia sin ley (3 :21)
Justicia aprobada por la fe (3:22-23)
Justicia consumada por el sacrificio de Cristo (3:24-26)
Armonizacin: la justificacin y la Ley (3:27-31)
243
244
262
262
264
281
288
289
291
301
313
Romanos IV
Ejemplos en la fe.
Introduccin
Ilustracin: la justificacin en el Antiguo Testamento (4:1-25)
Abraham y la justificacin (4: 1-5)
David y la justificacin (4:6-8)
La circuncisin y la justificacin (4:9-12)
La fe y la justificacin (4: 13-25)
325
326
326
334
340
350
Romanos V
Consecuencias de la obra de Cristo.
Introduccin
Exultacin: la certeza de la salvacin (5:1-11)
Seguridad por la justificacin (5:1-5)
Seguridad por el amor de Dios (5:6-8)
Seguridad por la posicin alcanzada en Cr-isto (5:9-11)
Aplicacin: la universalidad de la justificacin (5:12-21)
3 79
380
380
398
406
414
Romanos VI
Resultados de la identificacin con Cristo.
Introduccin
Santificacin: la apropiacin de la jusf:ia (6:1-8:17)
449
450
NDICE
La base de la santificacin: identificacin con Cristo (6:1-14)
Identificacin con la Persona y obra de Cristo (6:1-10)
El reconocimiento de la nueva realidad (6: 11)
La entrega de la vida a Dios (6:12-14)
Un nuevo principio gobernante: esclavos de la justicia (6:15-23)
450
450
4 72
475
484
Romanos VII
Esclavitud legal y libertad en Cristo.
Introduccin
Una nueva relacin: emancipacin de la ley (7:1-25)
El creyente y la ley (7: 1-6)
El creyente y el pecado (7:7-13)
El creyente y el ego (7:14-25)
Sin Cristo el creyente es esclavo del pecado (7: 14-17)
Sin Cristo el creyente no produce justicia (7: 18-25)
505
506
506
521
539
539
546
Romanos VIII
La obra poderosa del Espritu.
Introduccin
Un nuevo poder en la vida: la obra del Espritu Santo (8:1-17)
Liberacin del pecado (8: 1-8)
Liberacin del cuerpo (8:9-11)
Liberacin de la esclavitud (8:12-13)
Liberacin de los hijos de Dios (8: 14-17)
Glorificacin: conformidad con el Seor de la justicia (8:18-39)
Los sufrimientos de la vida presente (8:18-27)
Sufrimientos de la creacin (8: 18-22)
Sufrimientos de los creyentes (8:23-25)
Intercesin del Espritu (8:26-27)
La gloria que ser manifestada (8:28-30)
Himno de seguridad y alabanza (8:31-39)
569
570
570
598
611
618
630
630
630
641
647
652
665
Romanos IX
Soberana divina.
Introduccin
Vindicacin: la justicia de Dios tocante a Israel (9:1-11:36)
La consideracin del rechazo de Israel (9:1-29)
La tristeza de Pablo por Israel (9: 1-5)
La luz de la historia bblica (9:6-13)
La luz de los principios bblicos (9: 14-29)
La explicacin del rechazo de Israel (9:30-10:21)
El tropiezo de Israel (9:30-33)
689
690
690
690
704
719
751
751
10
ROMANOS
Romanos X
Gracia y responsabilidad.
Introduccin
La ignorancia del canal de salvacin (10:1-11)
El deseo de Pablo (10:1-2)
La descripcin de la justicia legal (10:3-5)
La descripcin de la justicia de la fe (10:6-11)
Ignorancia del carcter universal de la salvacin (10:12-13)
Ignorancia de la proclamacin universal del evangelio (10:14-21)
761
762
762
766
771
782
786
Romanos XI
Israel, reprobacin y salvacin.
Introduccin
La consolacin del rechazo de Israel (1l:1-36)
El rechazo no es total (11:1-10)
El caso de Pablo ( 11: 1)
La presciencia de Dios (11 :2a)
El llamamiento de remanente (11 :2b-1 O)
El rechazo no es final (11:11-32)
Consecuencias del rechazo de Israel (11: 11-24)
La promesa de la restauracin de Israel (11 :25-32)
Alabanza por la sabidura infinita de Dios (11 :33-36)
807
808
808
808
812
812
827
827
851
865
Romanos XII
Ante las misericordias de Dios.
Introduccin
Aplicacin: la justicia de Dios en accin (12:1-15:13)
Aplicacin a la congregacin (12:1-21)
La base de la conducta cristiana (12:1-2)
La prctica de la humildad (12:3-8)
La prctica del amor con los creyentes (1~:9-13)
La prctica del amor con todos ( 12: 14-21)
873
874
874
874
885
902
915
Romanos XIII
tica social y cristiana.
Introduccin
Aplicacin al gobierno civil (13:1-14)
Obligaciones pblicas (13: 1-7)
Obligaciones privadas (13:8-10)
Motivacin para el cumplimiento de las obligaciones ( 13: 11-14)
935
936
936
956
963
11
NDICE
Romanos XIV
Menospreciar, juzgar, comparecer.
Introduccin
Aplicacin a las cosas dudosas (14:1-15:13)
Exposicin del problema (14:1-3)
Principios que gobiernan el problema (14:4-15:13)
El principio de la libertad en Cristo (14:4-12)
No juzgar (14:4)
Reconocer la relacin con el Seor (14:5-9)
El derecho del Seor a juzgar (14: 10-12)
El principio de no causar tropiezo (14:13-23)
973
974
974
986
986
986
988
998
1005
Romanos XV
Ejemplo de Cristo y planes futuros.
Introduccin
El principio de agradar a otros (15:1-3)
El principio de glorificar a Dios mediante la unidad (15:4-13)
Propagacin: la difusin de la justicia de Dios (15:14-16:27)
El propsito de Pablo al escribir la Epstola (15:14-21)
Su seguridad de la madurez espiritual de los romanos ( 15: 14)
Su celo en ministrar la Palabra (15:15-21)
Los planes futuros de Pablo (15:22-33)
Su deseo de visitar la iglesia en Roma (15:22-29)
Su deseo de que la iglesia orase por l (15:30-33)
1029
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1035
1051
1051
1051
1054
1067
1067
1079
Romanos XVI
Saludos y despedida.
Introduccin
Saludos, despedida, advertencias y alabanza (16: 1-27)
Recomendacin de Febe (16:1-2)
Saludos a varias personas (16:3-16)
Advertencias ( 16: 17-20)
Saludos personales ( 16:21-24)
Doxologa final (16:25-27)
1089
1090
1090
1093
111 O
1119
1122
Bibliografa
1129
PRLOGO
14
PRLOGO
Desde distintos foros se nos viene advirtiendo sobre los riesgos de una
teologa que abandona el principio de Sola Escriptura, donde ya no hay
exgesis bblica, sino que esta se sustituye por experiencias personales
subjetivas que se elevan a rango de doctrina. No es de extraar, por tanto, que
tantos y tantos creyentes sean arrastrados de un extremo al otro por sucesivas
modas teolgicas, dando lugar a todo tipo de expresiones que tienen ms que
ver con supersticiones y manifestaciones extravagantes que con la fe bblica.
Se hace necesario volver a poner en el centro de nuestra vida cristiana el
estudio de la Palabra de Dios, para verla y aceptarla como lo que es, la Palabra
del Seor. Por ello, es de agradecer el regalo que Dios hace a su iglesia dndole
maestros que ayuden a los santos a alcanzar la madurez.
La carta a los romanos, posiblemente, ha sido la ms importante en la
reflexin teolgica cristiana. Fue el instrumento a travs del cual personas tan
importantes en el desarrollo del pensamiento cristiano como Agustn de Hipona,
Lutero o Juan Wesley, y otros, tuvieran una experiencia de conversin que
cambi su mundo personal, y con l cambiaron la historia. Agustn dej escrito
en su diario, tras la lectura de Romanos, "toda la oscuridad de la duda se disip"
y Lutero, aos despus, escribira: "Esta carta... merece el honor de que un
hombre cristiano no slo la memorice palabra tras palabra, sino tambin de que
l se ocupe de ella diariamente, como s fuese el pan cotidiano de su alma, pues
Romanos jams puede ser ledo con demasiada frecuencia o demasiado bien."
Vigo, diciembre 201 O
Juan Marcos Vzquez.
Presidente de la UEBE.
CAPTULO!
EL EVANGELIO
Introduccin general.
La Epstola a los Romanos es, sin duda, uno de los escritos bblicos que
mayor impacto han causado en el mundo cristiano a travs de los siglos.
Maestros, telogos y comentaristas de todos los tiempos, han comentado total o
parcialmente esta joya de la literatura bblica. Algunos de ellos lo han hecho de
tal forma que ha supuesto un cambio radical en las mismas bases de la fe y en la
forma de vida de la Iglesia, como es el caso de los Reformadores. Martn Lutero
(S. XVI), bas en ella la doctrina de la justificacin por la fe, que haba iniciado
antes con el estudio de los Salmos. Otros reformadores, tales como Juan
Calvino, Juan Knox y Felipe Melancton, despertaron a grandes verdades de la fe
por la lectura de la Epstola. Este mismo escrito fue base para grandes
avivamientos. El que correspondi a los tiempos de Wesley comenz por la
lectura y estudio de la Epstola a los Romanos. El gran evangelista Moody,
pidi a William R. Newell que visitara las iglesias en Estados Unidos para
ensear la Epstola a los Romanos.
El escrito es verdaderamente necesario para el tiempo actual. La doctrina
bblica necesita ser conocida profundamente. La tica cristiana debe mantenerse
en medio de un mundo que cuestiona los valores ms elementales de la moral.
La verdadera fe, que descansa en Dios y su obra, se enfrenta al sistema
humanista del post-modernismo, respondiendo con la nica e inalterable obra
que Dios hizo a favor del hombre para reconducirlo a l y darle en su gracia,
por medio de la fe en Cristo, la esperanza cierta y la regeneracin necesaria para
el cambio de su propia condicin que el sistema del mundo moderno no puede
dar. El escritor de la Epstola, tiene en mente lo que l mismo llama "el
evangelio", y explica que es el "poder de Dios para salvacin a todo aquel que
cree". Tal afirmacin se desarrolla en el contenido teolgico de la misma, en la
magistral aportacin de un caudal de verdades enlazadas y presentadas con la
profundidad, el orden y la precisin que son propias de un maestro de maestros,
como fue el apstol. Sin embargo, todo el amplio cuerpo de doctrina, no queda
en una mera exposicin de verdades teolgicas, sino que se trasladan a la vida
cotidiana en lo que es la parte aplicativa de la Epstola. El poder de Dios que
salva de la condenacin eterna, es el mismo poder que santifica al cristiano para
vivir una vida conforme al cambio operado en l por la obra de salvacin. Vidas
transformadas son el mejor comentario a la verdad doctrinal del evangelio que
el apstol trata en el escrito. Las vidas cambiadas por la transformacin
poderosa de Dios operando en el creyente, producen un impacto en la sociedad
16
ROMANOS!
que hace comprensible, sin palabras, la verdad expresada por Pablo: "El
evangelio es poder de Dios para salvacin a todo aquel que cree".
La Epstola es tambin actual en la evangelizacin. El evangelio que el
apstol proclama desde ella responde a una exposicin teolgica de las verdades
que son base del evangelio. La exposicin y proclamacin del mensaje de
salvacin requiere un conocimiento doctrinal profundo, si lo que se pretende es
realmente predicar el evangelio del que Pablo escribe. Lamentablemente la
exposicin bblica en la predicacin del evangelio ha dado paso a simples
discursos que carecen de lo ms imprescindible, como es un contenido doctrinal
slido en su mensaje para que el oyente pueda tener base suficiente para creer
con conocimiento de causa. La ausencia del contenido doctrinal en la
evangelizacin actual es el resultado, en muchos casos, de un desconocimiento
serio de las Escrituras y, en otros, es la adaptacin a los sistemas que el
postmodemismo ha generado en nuestra sociedad. De ah, la necesidad de
volver a hacer una relectura y comentario de la Epstola.
Roma.
La ciudad.
EL EVANGELIO
17
18
ROMANOS I
La ciudad tena una densa red de carreteras que la una con los puntos ms
distantes del imperio y de las ciudades que estaban en su trayectoria. El puerto
de Ostia, en la desembocadura del Tber, serva como ncleo en las relaciones
martimas y garantizaba el abastecimiento a la ciudad de las ms diversas
mercaderas. El abastecimiento de agua se haca por medio de acueductos,
algunos verdaderas obras de ingeniera, que traan los recursos hdricos de los
montes Apeninos. La guardia pretoriana acantonada en el Esquilino, haca
funciones policiales vigilando la ciudad e impidiendo aglomeraciones y
garantizando los suministros y el orden en ella.
Las clases sociales en la repblica se agrupaban inicialmente en: Cives,
ciudadanos; patricci, los patricios y plebeii, los plebeyos. A estos, sin categora
civil, se unan los non civies, constituidos por los liberti, esclavos liberados y
los servi, siervos. En tiempos de Augusto, los esclavos aumentaron en forma
considerable. Se dice que algunas familias llegaron a tener ms de quinientos
esclavos y que en la ciudad no haba menos de doscientos cincuenta mil. Por
influencia de los estoicos y especialmente de los cristianos, el trato a los
esclavos se va haciendo cada vez ms humano. Los emperadores Adriano y
Antonio legislaron sobre el maltrato a los esclavos. Los esclavos procedan,
entre otros orgenes, de los prisioneros de guerra. Carecan de todo derecho
legal y eran simplemente instrumentum vocale, literalmente herramienta que
habla. Trabajaban de por vida haciendo los peores trabajos para el dueo al que
pertenecan. El trato dependa absolutamente del carcter del amo. Los libertos,
sin duda por el gran nmero de esclavos, aumentaron tambin, hasta el punto de
que Augusto prohibi liberar a ms de cien por testamento. En la ciudad haba
tambin los clientes, verdaderos parsitos sociales que vivan bajo la influencia
de los poderosos a quienes se adheran. Estos solan ser extranjeros o refugiados
pobres, sujetos al patronazgo de un patricio, el cual les brindaba ayuda
econmica, proteccin ante la ley, permitindoles participar de los actos
religiosos a cambio de que lo acompaaran a la guerra y lo sirvieran en los
trabajos que el patricio les solicitara. Los patricios eran la clase social ms alta,
equivalente a la nobleza. Eran descendientes de las primeras familias asentadas
en Roma y constituyeron, desde el principio, el primer eslabn social. Eran las
personas que posean un mayor nmero de esclavos. Tenan la exclusiva de los
cargos pblicos y dirigan la ciudad de Roma y se sentan orgullosos de tener un
nmero grande de clientes que los siguiera y sirviera.
La elite y la multitud se reunan juntos en el teatro, en el circo, en los
combates del anfiteatro y en los grandes desfiles victoriosos, en los que el
emperador, al frente de sus tropas, de los prisioneros y del botn conquistado,
pasaba bajo un arco de triunfo decorado con bajorrelieves y con inscripciones, y
ascenda por la va Sacra hasta el Capitolio, para dar gracias Jpiter. La ciudad,
junto con los emperadores, lleg a divinizarse llamndose Dea Roma, y
EL EVANGELIO
19
20
ROMANOS 1
EL EVANGELIO
21
Aunque se sabe que Pedro estuvo en Roma hacia el final de su vida y que,
segn una tradicin muy segura, muri martirizado all, es posible que si algn
convertido en Pentecosts sirvi como instrumento de evangelizacin en Roma,
repitiendo los argumentos del mensaje de Pedro, haya sido esto la base para
atribuirle a l la fundacin de la iglesia. Sin embargo las preguntas sobre la
fundacin de la iglesia siguen sin poder contestarse con algn grado de certeza.
Una antigua tradicin afirma que el Evangelio segn Marcos se escribi para
tener un resumen escrito de la predicacin de Pedro en Roma.
Composicin de la iglesia en Roma.
22
ROMANOS!
EL EVANGELIO
23
Hay un apoyo notorio, tanto interno como externo que sustenta la autora
paulina de la Epstola. Entre otros: 1) El autor se identifica como Pablo, el
apstol (1:1). 2) l mismo se reconoce como apstol de los gentiles (11:13). 3)
La referencia a la ofrenda para los necesitados que Pablo estaba para llevar a
Jerusaln, lo identifica con el mismo que la promova en las iglesias fundadas
por l (15:25, 26), coincidiendo con la actividad del apstol (Hch. 24:17) y
concordando con referencias de la correspondencia corintia (1Co.16:1-4; 2 Co.
8:9). 4) El deseo de visitar Roma es otro de los argumentos que favorecen
claramente la autora paulina (1:13; 15:23, 24), coincidiendo con el propsito de
Pablo recogido en Hechos (Hch. 19:21 ). 5) El estilo y contenido es
evidentemente paulino.
Las evidencias externas son tambin fuertes: 1) El escrito es reconocido
como de Pablo por Clemente Romano, Ignacio, Justino Mrtir, Policarpo,
Hiplito, Ireneo, Tertuliano, Agustn y otros. 2) En el Canon Muratori, figura la
carta como de Pablo. La autenticidad paulina de la carta es universalmente
admitida.
24
ROMANOS!
EL EVANGELIO
25
26
ROMANOS 1
EL EVANGELIO
27
Destinatarios.
Son varios los motivos que llevaron al apstol a escribir la Epstola, entre
los que caben destacar:
1) Anunciar el deseo de visitar Roma. El escrito sirve para anunciarles su visita
y deseos (15:22). Este viaje proyectaba hacerlo luego de llevar la ofrenda a
Jerusaln (15:23-32). La visita no obedeca a la necesidad de resolver algn
conflicto en la iglesia. Adems, no haba sido fundada por l, y el apstol tiene
la costumbre de no construir sobre cimientos ajenos (15:20).
2) Pablo desea involucrar a los creyentes en Roma con su programa misionero.
El apstol es ejemplo de vinculacin con una iglesia local para llevar a cabo el
trabajo misionero. Hasta aquel momento estuvo ligado a la iglesia en Antioquia,
pero en su propsito de extender el evangelio hacia occidente, era Roma la
iglesia idnea para vincularse a ella y desde all salir a realizar el trabajo
misionero. Pablo desea ser respaldado por la iglesia en Roma para la
evangelizacin hasta Espaa (15:24b). l reconoce que la labor misionera es
responsabilidad de toda la iglesia.
3) Expresar la doctrina del evangelio, especialmente en lo que se refiere a la
sola fe y la sola gracia para la salvacin proclamada en el evangelio ( 1: 16-17).
La eleccin del tema de la Epstola pone de manifiesto que el apstol estaba
preocupado por la amenaza que algunos sectores externos, pero prximos a la
iglesia, como los judaizantes, representaban para la iglesia cristiana naciente. La
divisin de la iglesia poda producirse entre la judeocristiana, especialmente
vinculada a la sinagoga y al mundo judo de Jerusaln, y la de origen gentil que
nada tena que ver con el judasmo y sus prcticas, que pretendan hacerlas
necesarias para salvacin a los gentiles. Para resolver el problema haba subido
Pablo a Jerusaln (G. 2:2), en donde se celebr, lo que en la prctica fue el
primer concilio de la iglesia, aceptando la resolucin (Hch. 15 :22) y llevndola
a la prctica en las iglesias de Siria, Cilicia y Licaonia (Hch. 16:4). La crisis
producida por los judaizantes en las iglesias de Galacia, confirmaba la gravedad
del peligro. Por tanto, en el proyectado viaje a occidente, retoma la doctrina
expresada en la Carta a los Glatas, para exponerla a los romanos, sin polmicas
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ROMANOS I
EL EVANGELIO
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30
ROMANOS 1
EL EVANGELIO
31
que los creyentes que proceden de la gentilidad adopten una altiva arrogancia
frente a los judos, ensendoles que no consideren la situacin de Israel como
algo definitivo, sino como una situacin temporal que desembocar en una
restauracin futura. Y de la misma manera se exhorta a los cristianos
procedentes del judasmo para que consideren que los privilegios que haban
tenido no les sirvieron para impedir que llegasen a una situacin espiritual
nacional de reprobacin por su pecado. A ambos, cristiano-judios y cristianogentiles, se les llama a la humildad que se establece frente a una justificacin
por la fe, cuya justicia no procede de los hombres sino de Dios mismo.
Finalmente, la estructura de la Epstola en la contextualizacin histrica
del tiempo del escrito, aade una razn ms para una extensin tan grande sobre
el evangelio y la justificacin por la fe. Pablo era una persona repudiada por los
judos que continuamente lo desprestigiaban y calumniaban. Estas calumnias
debidamente estructuradas por los detractores del apstol, circulaban entre los
crculos judos y se introducan por medio de los judos conversos, en las
iglesias. Pablo era un apstata para el mundo judo que impeda, por no permitir
la circuncisin de los gentiles y el cumplimiento de las normas legales, que
estos pudiesen alcanzar como mnimo la condicin de proslitos, y con ello
llegar a la salvacin. Pablo actu decididamente contra esto en la Carta a los
Glatas en la que present la verdadera justificacin por la fe y advirti a los
cristianos que aceptar el camino legal es apartase de la gracia (G. 1:6-9; 5:3s).
Estas confrontaciones tuvieron lugar en el tiempo anteriormente inmediato al
escrito de la Epstola a los Romanos. Para los judos Pablo era un apstata de la
verdadera fe, disfrazado de apstol cristiano. El proceso de confrontacin
alcanz, en alguna medida, a cristianos de procedencia juda, que vean en
Pablo un liberal. De ah que l mismo pida a los creyentes en Roma que oren
para que la ofrenda recogida entre las iglesias del mundo gentil sea aceptada por
los cristianos de Jerusaln (15:31), donde los judos intentaran impedir que la
verdad predicada por Pablo tuviese acogida. Es preciso recordar que fueron los
apstoles quienes respaldaron la misin evangelizadora de Pablo a los gentiles
(G. 2:9). Eso todo sita histricamente la razn por la que ocupa con la
exposicin del evangelio que predicaba un espacio tan grande en la Epstola,
para que todos conozcan la realidad de lo que l predica, frente a las calumnias
que circulaban entre los judos sobre la predicacin paulina del evangelio de la
gracia. En el desarrollo de la presentacin del evangelio, Pablo sita a un
hipottico interlocutor judo que presenta los argumentos habituales de aquel
grupo contra la predicacin del apstol y que va desmontando en las respuestas
a tales supuestas objeciones en la Epstola y reales entre los judos.
Esta es la principal razn del paralelismo que existe entre los escritos a
los Glatas y a los Romanos, como se evidencia:
32
ROMANOS 1
Romanos 3:19-28.
Romanos 4:1-25.
Romanos 6:3-5
Romanos 7:1-8:16.
Romanos 9:6-13.
Romanos 13:8-10
Romanos 8:12s.
Estructura de la Epstola.
EL EVANGELIO
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ROMANOS 1
EL EVANGELIO
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b)
c)
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ROMANOS!
d)
e)
segnJernimo.
Marcin fue un heresiarca cristiano del s. II, fundador de la secta marcionita. Gran
adepto de Pablo. Influido por el gnosticismo, concibi otra forma de entender el
cristianismo. Rechaz el Antiguo Testamento, considerando que revelaba a un Dios
tirano y vengativo, proponiendo que el Creador no era el Padre de Cristo.
EL EVANGELIO
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ROMANOS I
EL EVANGELIO
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ROMANOS 1
Caso nominativo masculino singular del participio de presente en voz activa del verbo
Enavaivijoxw, literalmente refrescar la memoria, recordar.
EL EVANGELIO
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ROMANOS I
f
f
1
13
Biz
1,2,3,c
()
[]
43
EL EVANGELIO
txt
com (m) se refiere a citas en el curso del comentario a un texto cuando se aparta
del texto manuscrito.
mg
vr
vid
supp
Leer referencia al texto seguido por una parte de la tradicin manuscrita de los
Leccionarios que aparece, por lo menos, en diez de ellos.
l 593
112
Las referencias a la Vetus Latina, se identifica por las siglas it (Itala), con
superndices que indican el manuscrito. La Vulgata se identifica por vg para la
Vulgata, vgc 1 para la Vulgata Clementina, vgww para la Vulgata WordsworthWhite, y vgst para la Vulgata de Stuttgart.
Las versiones Siracas se identifican por las siguientes siglas: Syrs para la
Sinatica. syrc, para la Curetoniana. syrP, identifica a la Peshita. syrPh son las
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ROMANOS I
EL EVANGELIO
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seguido de una anotacin en superndice que dice segn y el nombre del Padre
que lo atestigua. Los Padres mencionados son tanto los griegos como los
latinos, procurando introducirlos en ese mismo orden. En relacin con las citas
de los Padres, se utilizan las siguientes abreviaturas:
()
vid
lem
cita a partir de un lema, esto es, el texto del Nuevo Testamento que
precede a un comentario.
comm
supp
ms, mss referencia a manuscrito o manuscritos patrsticos cuyo texto se aparta del
que est editado.
msssegn Padre identifica una variante de algn manuscrito segn testimonio
patrstico.
112 213
'
pap
ed
gr
11 syr,
dub
Con estas notas el lector podr interpretar fcilmente las referencias a las
distintas alternativas de lectura que el aparato crtico introduce en los versculos
que las tienen.
ROMANOS 1
46
Alternativas de lectura.
No hay menos de ochenta y cinco variantes en el conjunto del texto
griego de la Epstola, que se irn dando a medida que se analicen los versculos
en que aparecen.
Bosquejo.
Se establece el siguiente Bosquejo Analtico para la exgesis de la
Epstola 7 .
Introduccin y argumento ( 1: 1-17).
1.1. Saludos (1:1-7).
1.2. Inters del apstol por los creyentes en Roma (1:8-13).
1.2.1. Orando por la iglesia (1 :8-10).
1.2.2. Deseando edificarles (1: 11-13).
1.3. La posicin de Pablo frente al evangelio ( 1: 14-15).
1.4. Tesis de la epstola (1: 16-17).
2. Justificacin: la justicia imputada (1: 18-5 :21 ).
2.1. Condenacin: la necesidad universal de la justicia (1: 18-3 :20).
2.1.1. La culpa de los gentiles (1: 18-32).
A) Revelacin del conocimiento ( 1: 18-20).
B) Rechazo del conocimiento (1 :21-23).
C) Resultados del rechazo del conocimiento ( 1:24-32)
2.1.2. La culpa de los judos (2:1-3:8).
A) La declaracin de la culpa (2: 1).
B) El criterio del juicio (2:2-16).
a ) Segn verdad (2:2-5).
b ) Segn obras (2:6-10).
c ) Sin acepcin de personas (2: 11-16).
C) El peligro del judo (2: 17-29).
a) Sus privilegios (2:17-20).
b ) Sus prcticas (2 :21-24 ).
c ) Su posicin (2:25-29).
D) Las promesas del judo (3:1-8).
2.1.3. La prueba de la culpa universal (3 :9-20).
A) La acusacin (3:9).
B) La demostracin (3: 10-18).
l.
Tomado del Bosquejo Analtico que el Dr. Carballosa elabora en su libro: Romanos,
editorial Portavoz. Grand Rapids, 1994, pg. 17 ss.
EL EVANGELIO
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ROMANOS!
5.2.
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EL EVANGELIO
8.
EXGESIS DE LA EPSTOLA.
Introduccin y argumento (1:1-17).
Saludos (1: 1-7).
siervo
de Cristo
evangelio
de Dios.
Jess
llamado
apstol
dcpwptcrvoc;
habiendo sido separado
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ROMANOS I
elegido; d.no"mA.oc;, caso nominativo masculino singular del nombre comn apstol;
dq>ropiavoi:;, caso nominativo masculino singular del participio perfecto en voz
pasiva del verbo dcpopl.;m, separar, excluir, elegir, aqu habiendo sido separado; di;,
preposicin propia de acusativo para; sayysA.iov, caso acusativo neutro singular del
sustantivo evangelio; E>sou, caso genitivo masculino singular del nombre propio
declinado de Dios.
TiauA-o~. Siguiendo la costumbre epistolar de la poca, el apstol
introduce la Epstola con su presentacin personal, utilizando su forma
trimembre habitual en sus escritos. Comienza por su nombre personal Pablo, el
que habitualmente utiliza en lugar del de Saulo, el perseguidor (Hch. 13:9). De
este modo se acredita ante la iglesia que no lo conoce personalmente.
Griego: 8o6A.oc;.
EL EVANGELIO
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participio de presente en voz activa del verbo 111icnsw, creer, aqu que ct'eti;
'fou8a.i<0, ~so dativo i;nasculino singula:u.t adjotiVo que eKpre$ la condiei6a &! cwien
es judo; 't&~ partf;nla coojtn:Uiva, 'lqe pu* ~o~e $Ula, pero generaln'l!enf.1,. ett
correl"16n con o~ pattfoulas, en este ~o con sentido de y; np@iov, ca$O ael.Q&b'o
neutro singulat del Bdjetivo nun'l!oral ordium primere~ aunque tamb-Wn pqede "' el
adverbio de tiemPQ o de orden primeratnemtlt: ~a;i~ adverbio de m-0do asSndsma,
tambin; "EU11vi, ~so dativo mseulin& singular det nombre pri:>9io declinado 4
'ego.
32
33
Griego: 6oA.oyw.
Griego: ovat~.
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ROMANOS 1
segunda ya que la primera implica un poder momentneo, como ocurre con una
explosin llevada a cabo con dinamita, pero una dinamo es una maquina que
produce poder continuamente. El evangelio, aunque es la manifestacin de un
poder actuante procedente de Dios, lo es continua y no solo puntualmente. En el
contexto greco-romano, los dioses ponan de manifiesto su poder en acciones
puntuales y en determinados actos prodigiosos, en el evangelio el poder de Dios
est orientado a una salvacin continua, completa y constante. El evangelio es
poder de Dios, en la medida en que es tambin la "palabra de la Cruz " 34 ( l Co.
1: 18), que no es otra cosa que la proclamacin del Crucificado como expresin
suprema del poder y de la sabidura de Dios (1 Co. 1:24), que opera la salvacin
de todo aquel que cree ( 1 Co. 1:28, 31 ). De otro modo, el evangelio es un poder
dinmico de Dios que produce o genera energa salvadora. Es un mensaje que
proclama la obra de Cristo como nico medio de salvacin. Esa salvacin
procede y es nicamente de Dios (Sal. 3:8; Jon. 2:9). En l nace el propsito y
la eterna determinacin de salvar (2 Ti. 1:9). Es tambin de l la ejecucin en el
tiempo que haba determinado (G. 4:4). As de l procede el llamado a
salvacin (8:30). Es de Dios la garanta de la eterna seguridad de salvacin para
todo aquel que cree (8:32-39). Es en el evangelio que se revela la fuerza divina
que salva al pecador. Por esa causa aunque la palabra de la Cruz es locura a los
que se estn perdiendo, es potencia de Dios para quienes se salvan (l Co. 1: 18).
No puede haber otras buenas noticias para el pecador que el hilo conductor de la
obra de Cristo. El evangelio es la fuerza creadora de Dios, que resucita a los
muertos y llama a ser a quienes no son (4: 17). Es el mensaje que anuncia a
Quien es en s mismo "espritu vivificante", que puede y comunica vida eterna
al creyente (1 Co. 15:45). El mensaje del evangelio no avergenza porque se
trata de la expresin de la suprema sabidura de Dios, que confunde la sabidura
humana (1 Co. 2:7-8). Es un mensaje que manifiesta la esperanza que est
guardada en los cielos (Col. 1:5). El evangelio no llegaba a las gentes en
palabras, sino rodeado del poder del Espritu Santo (1 Ts. 1:5). La palabra de
Dios expresada en el evangelio permanece operante en quien la recibe (1 Ts.
2:13), por eso, el evangelio no avergenza. Es el gran mensaje de la fuerza
operativa de Dios que, por ser de l, nunca puede volver vaco, sin producir los
resultados para el que fue enviado (Is. 55: 11). Esa es la razn por la que el
apstol tiene la urgente necesidad de predicarlo entre los romanos.
de; owrrpav. Adems, el poder del evangelio tiene un propsito
determinado: "para salvacin". No es un poder reformador, sino un poder
salvador. Salvacin es un proceso divino que libera al pecador de las
consecuencias y poder del pecado. En el pasado la salvacin libera al creyente
de la responsabilidad penal del pecado (8: 1). En el presente lo libera del poder
del pecado para que pueda vivir conforme a las demandas de Dios, en plena
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EL EVANGELIO
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EN LO POSITIVO
Ntese que frente a cada mal aparece una bendicin correspondiente. Ser
salvos, significa, entonces, quedar emancipados del mal ms grande, y ser
puestos en posesin del bien ms grande. Las bendiciones prometidas
pertenecen al pasado, al presente y al futuro sin fin. La justificacin, la
santificacin y la glorificacin todas estn incluidas. El estado de salvacin es
opuesto al estado de perecer, o de estar perdido " 35
navt:'t 0 mcr0ovn. La salvacin, que es por gracia, se recibe
mediante la fe: "a todo aquel que cree" (Ef. 2:8-9). Ya en la enseanza del
Antiguo Testamento, la fe en Dios es la condicin para participar en la
salvacin de Dios. El concepto de fe en el Antiguo Testamento es la confianza
incondicional en la ayuda salvadora de Dios y en su justicia. De manera que esa
confianza no es slo para determinadas circunstancias, sino una demanda
continuada, porque slo por fe vive el justo (Hab. 2:4). Mientras que el
orgulloso descansa en su propia justicia, estril a todas luces, el humilde se
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ROMANOS I
EL EVANGELIO
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ROMANOS I
proclamacin del evangelio tanto a los que estn cerca como a los que estn
lejos porque el Salvador resucitado y entronizado es el mismo ncleo de esa
proclamacin. No se trata de anunciar algo posible, sino de manifestar
descriptivamente una realidad que tuvo lugar: el que muri tambin resucit y
est entronizado a la diestra de Dios con toda la autoridad que a esa dignidad
corresponde. El mensaje del evangelio es esencialmente un mensaje
Cristocntrico, que anuncia ms que una determinada obra, la gloriosa realidad
de una Persona: la del Salvador. Este anuncio de paz lleg a los que estabais
lejos, literalmente a los lejos, en una clara referencia y alusin a los mismos
destinatarios de la carta y, en general, a todos los cristianos-gentiles. Ese mismo
mensaje de buenas noticias de paz, es idntico para los cerca, es decir, para los
cristiano-judos. No existen dos mensajes en el evangelio de la gracia, uno para
gentiles y otro para judos, porque ambos, gentiles y judos necesitan el mismo
salvador y el mismo camino para llegar a Dios que es Cristo (Jn. 14:6). La idea
de un evangelio del reino para los judos y un evangelio de la gracia para los
gentiles, no est ni se sustenta en ningn lugar de la Escritura. El mensaje del
evangelio no puede ser sino nico y el mismo para todos, puesto que tambin
las diferencias entre unos y otros han quedado resueltas en la Cruz (vv. 14-16).
Intentar perpetuar las diferencias entre Israel y la Iglesia tanto en el mbito de la
dispensacin de la Iglesia como en la perpetuidad del reino eterno de Dios, no
es posible en una correcta interpretacin bblica. No hay, pues, distincin entre
judo y gentil en la esfera de la salvacin (G. 3:28; 5:6).
17. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe,
como est escrito: Mas el justo por la fe vivir.
tKatocn5v11 yap ewG EV mh) a7tOKUA7t"tEtm EK ncrti::wc; de; ncrnv,
Porque justicia
de Dios en
es revelada
de
fe
para
fe
Pero el
justo
por
fe
vivir.
EL EVANGELIO
107
frmula introductoria a una cita del Antiguo Testamento; yypmrmt, tercera persona
singular del perfecto de indicativo en voz pasiva del verbo ypci<pro, escribir, aqu est
escrito; , caso nominativo masculino singular del artculo determiando el; o&,
partcula conjuntiva que hace las veces de conjuncin, con sentido de pero, ms bien, y,
y por cierto, antes bien, como conjuncin coordinante es la segunda en frecuencia en el
N.T. despus de 11'.C; O"KatO~, caso nominativo masculino singular del adjetivo justo;
&K, preposicin de genitivo por; 1tO''tero~, caso genitivo femenino singular del nombre
comn fe; t:;tjcre'tm, tercera persona singular del futuro de indicativo en voz media del
verbo vivir, aqu vivir.
108
ROMANOS!
accin del hombre, que es la fe, sea lo que da fuerza o poder al evangelio, sino
todo lo contrario: es el poder del evangelio lo que hace posible que el hombre
tenga fe. La fe acepta como nica la justicia de Dios, es decir, la justicia que
proviene de Dios. Ninguna otra justicia humana puede conducir a la salvacin.
La expresin religiosa ms exhaustiva no justifica al hombre. Ese fue el gran
problema que enfrent al judasmo con el cristianismo y esa fue la radical
oposicin que los judos tradicionales opusieron al evangelio. Entender bien
esto permitir entender el alcance de los captulos 9 al 11 de la Epstola, por eso
ser bueno entender lo que Jess quiso ensear cuando dijo: "Si vuestra justicia
no fuese mayor que la de los escribas y fariseos, no entraris en el reino de los
cielos" (Mt. 5:20). Los fariseos y los escribas crean y enseaban que mediante
el cumplimiento de la ley se obtena justicia suficiente para entrar al reino de los
cielos. Jess pone delante de los oyentes dos modos de vida: 1) Por un lado la
de los escribas. Estos eran profesionales que se dedicaban a la enseanza de la
Ley, ocupndose continuamente en el estudio de ella. Los escribas iniciaron el
servicio en la sinagoga, como lugar de reunin para instruir al pueblo en la ley
de Dios. Algunos de los escribas eran miembros destacados en la sociedad de
Israel, y formaban parte de la corte suprema de justicia, el Sanedrn (Mt. 16:21;
26:3). La funcin de los escribas era triple: a) Preservaban la ley, bien
copindola minuciosa y escrupulosamente desde unos manuscritos a otros, bien
estudindola con rigurosidad hasta conocerla en toda su dimensin. Algunos
escribas podan recitar de memoria largos pasajes de la Palabra. Se dice que
Gamaliel, el maestro de Pablo haba memorizado el Pentateuco. b) Enseaban la
ley, reuniendo entorno a ellos muchos discpulos, a los que instruan en ella y
exponindola en las sinagogas y en el Templo (Le. 2:46; Jn. 18:20). C)
Aplicaban la ley. Como intrpretes de ella eran llamados a participar en los
juicios para que dijesen lo que Dios estableca en su Palabra para un
determinado caso, por esa razn haba algunos de ellos, de notoria relevancia,
en el Sanedrn (cf. Mt. 22:35; Mr. 14:43, 53; Le. 22:66; Hch. 4:5). La enseanza
de los escribas deba ser gratuita, pero probablemente reciban una prestacin
econmica por ella, como permiten suponer algunas referencias bblicas (Mt.
10:10; 1 Co. 9:3-18). Los escribas se aprovechaban de su posicin en provecho
propio, por eso el Seor los acusa pblicamente de que "devoran las casas de
las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones" (Mr. 12:40; Le. 20:47).
Generalmente pertenecan a la secta de los fariseos, pero como un grupo aparte
o distinto de ellos. 2) El otro estilo de vida que Jess pone delante de los
oyentes eran los fariseos. De ellos se consider algo en la introduccin, por lo
que es suficiente con recordar aqu que su nombre significa separados,
considerndose aparte y superiores a los dems hombres (Le. 18:11).
Conocedores profundos de la ley, haban establecido un cdigo ceremonial
relacionado con ella, que era ms riguroso que la propia ley. Procuraban superar
las demandas que consideraban como va de justicia por las obras de la ley, con
un cdigo de conducta que exceda en rigor a cuanto contena la Palabra. A
EL EVANGELIO
109
causa de ello el pueblo los tena como modelos de virtud. Sin embargo, el
farisesmo era un sistema diseado para esquivar las demandas de la santidad
que Dios estableca y en general de los preceptos legales que podan
perjudicarles en alguna medida. Se dieron cuenta que como hombres eran
incapaces de alcanzar por ellos mismos lo que Dios requera y establecieron un
sistema para evitar esas demandas, sustituyndolas por sus propias normas.
Cambiaron obediencia por manifestaciones religiosas. Haban codificado la Ley
y enseaban que guardando los mandamientos de la forma que ellos haban
establecido, se alcanzaba la justicia que haca acepto al pecador delante de Dios.
Enseaban que el cumplimiento de la ley tena que ver slo con acciones
externas, visibles y verificables a los ojos de los hombres, pero que nada tena
que ver con el deseo ntimo que las produca. Con sus tradiciones agobiaban al
pueblo, elevando sus enseanzas a la misma categora que los mandamientos
divinos (Mr. 7:7). Un ejemplo claro del sistema hipcrita de los fariseos era el
corbn, que se considerar en su momento, y que paliaba la obligacin de
atender a los padres en sus necesidades.
La justicia tanto de los escribas como de los fariseos era meramente una
apariencia externa de piedad. Aquellos procuraban justificarse y presentarse
como ejemplos de conducta delante de los hombres, pero Dios conoca la
inmundicia que haba en sus corazones (Le. 16:15). Se contentaba con las
manifestaciones externas de piedad (Mt. 23:25). Su justicia era una justicia que
consegua satisfacer la mente, basada en razonamientos engaosos (Mt. 15:3-6).
Una mente auto convencida era el elemento para cauterizar la conciencia
acusadora. Era una justicia humana, elaborada por ellos mismos que los haca
justos ante sus propios ojos, rechazando la nica justicia que justifica, la de
Dios por la fe. El mejor ejemplo de esta justicia que no justifica est en la
historia del fariseo y del publicano (Le. 18:9-14). Era una justicia que
glorificaba el yo, arrogante, hipcrita y ostentoso de la naturaleza admica,
manchada por el pecado. De ah la advertencia del Seor: "Guardaos de hacer
vuestra justicia delante de los hombres, para ser visto de ellos" (Mt. 6: 1). El
Seor formul una advertencia solemne, que seguramente conmocion a todo el
auditorio en el que habra, como era habitual, algunos escribas y fariseos. Quien
siguiera la justicia propuesta, enseada y practicada por los escribas y fariseos,
"no entrar en el reino de los cielos". Las gentes consideraban a los escribas y
fariseos como ejemplo y expresin mxima de lo que Dios demandaba para
entrar al reino de los cielos, es decir, para ser salvo. Los dos grupos se
interesaban en los detalles, pero no en los principios que Dios estableca en su
Palabra. La justicia de los escribas y de los fariseos no llevara jams a nadie al
reino de los cielos. Era necesaria una justicia mayor que la de ellos, si alguien
quera entrar al reino. Slo una justicia mayor, que no proceda de los hombres
sino de Dios, que se reciba slo mediante la fe, producira un nuevo nacimiento
necesario para entrar al reino de los cielos (Jn. 3:3-6). La justicia de Dios
110
ROMANOS 1
EL EVANGELIO
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ROMANOS!
le agrada. El creyente est llamado a una vida nueva en una esfera nueva,
consistente en vivir en la fe (G. 2:20). Muchas veces los creyentes son capaces
de definir la fe, pero incapaces de vivir la fe. Lo que agrada a Dios no son
conocimientos intelectuales, sino una vivencia consistente en una vida que
depende continuamente de l y vive a Jesucristo en la dinmica de la fe,
haciendo que el Seor sea la razn absoluta de la vida (Fil. 1:21 ). Luego de
establecer el principio general, alcanza la conclusin aplicativa a todo creyente.
La primera manifestacin de la vida en la fe consiste en conocer
experimentalmente la propia existencia de Dios, es decir, que Dios existe como
el nico y sabio Dios (1 Ti. 1: 17). No se trata de aceptar crdulamente la
existencia de Dios, sino que la fe hace visible al Invisible (1 :20). Cristo en cada
salvo hace visible a quien nadie, de otro modo, hubiera podido ver ni conocer
(Jn. 1:18; 14:9). La fe establece una relacin de dependencia continua con aquel
que habita en luz inaccesible (1 Ti. 6: 16). Es imposible acercarse a este Dios
infinito e invisible para rendirle culto y servicio, sin que se crea que existe, no
slo como Dios absoluto sobre todo, sino como Dios personal que puede tener
comunin con la criatura. La segunda manifestacin de la fe en Dios, junto con
su existencia, es la aceptacin de que es remunerador, en bendiciones para
quienes le buscan. Esta fe firme en Dios se hace extensiva a su Palabra. En ella
hay promesas de galardn, como ya se ha considerado anteriormente, para
quienes le buscan o para quienes se acercan a l, que slo es posible mediante
la fe. Esta fe firme se hace extensiva a su Palabra. No hay diferencia la Palabra
de Dios es fiel porque procede de Dios y sus promesas se cumplirn sin ningn
tipo de duda porque son promesas de l. En la Palabra hay promesas de
galardn para quienes le buscan o se acercan a l, que solo es posible mediante
la fe. Esa es la verdad conocida desde antiguo. Y manifestada por Dios mismo a
Abraham: "Despus de estas cosas vino la palabra de Jehov a Abram en
visin, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardn ser
sobremanera grande" (Gn. 15:1). Es cierto que para gozar la amistad y
comunin con Dios y de las bendiciones que conlleva, es necesario creer que
esa amistad y comunin existen, eso es de pura lgica. Sin embargo, el
versculo tiene otro alcance mucho mayor, que se descubre desde una
traduccin ms literal: "Pero sin fe imposible agradar. Porque creer es
necesario al que se acerca a Dios, que existe, y a los que le buscan,
remunerador se hace". Es decir, el que se acerca a Dios tiene que ser creyendo,
esto es, en fe. Pero, no es tanto creer que existe, sino que su existencia es una
verdad incuestionable. El que se acerca a Dios, se acerca a Dios que existe y que
adems se hace remunerador para los tales. El qe se acerca a Dios se acerca al
Dios vivo, que existe, y al Dios que remunera, da el pago en justicia, no slo al
que se acerca, sino a todos (G. 6:7). Estas dos verdades condicionan el respeto
reverente que debe tenerse cuando en fe nos acercamos a Dios. Como entonces,
el creyente de esta dispensacin cree en el amor personal que Dios le manifiesta
(1 Jn. 4:16). La fe provee de conviccin para aceptar y vivir en esa relacin. Esa
113
EL EVANGELIO
es la principal causa por la que el creyente "se acerca" a Dios, porque no slo
le ofrece Su amistad, sino tambin le otorga en gracia, sin mrito alguno, las
bendiciones que traen aparejadas la vida de fe. La fe que sirve para
justificacin, sirve tambin para aliento en la vida cristiana, seguros de que Dios
est en el control de toda circunstancia, por tanto el creyente puede decir que en
cualquier circunstancia, bajo cualquier situacin: "Aunque la higuera no
florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los
labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no
haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegrar en Jehov, y me gozar en
el Dios de mi salvacin" (Hab. 3: 17-18). La fe en la vida cotidiana produce
descanso en el Seor sabiendo que sus promesas son ciertas. La fe salvfica
acta y conduce a acciones concretas que la evidencian (Stg. 2:17, 26).Quien se
salva por gracia mediante la fe, ha de vivir una vida de fe (G. 2:20), que
demanda una entrega cotidiana al Seor y produce un descanso perfecto en l.
Ira
de D10s desde
contra toda
cielo
1mp1edad
lllJUstlcia
de hombres
los
la
verdad
en
mJust1cia
que detienen.
114
ROMANOS!
comn verdad; v, preposicin de dativo en; d8udq., caso dativo femenino singular
del sustantivo que denota iryusticia; ican:x,Vtrov, caso genitivo masculino plural del
participio de presente en voz activa del verbo Kat:&x,ro, retener, conservar, mantener
oprimido, tener bajo el poder, detener, aqu que detienen.
G.
,
nego: yap.
38 G.
'
nego: 8urn;.
39 G.
, ,
nego: PYTJ.
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EL EVANGELIO
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Griego:
Griego:
42
Griego:
43
Griego:
44
Griego:
45
Griego:
46
Griego:
41
8uc;.
Eptc;.
L;ilA-oc;.
Ept8c"m.
fpcpq pyilc;.
8uc;.
8uc;.
116
ROMANOS!
Griego: nanff 'tiv A-rivov rnG o'vouu rnG 8uoG 'tllc; opyilc; rnG E>wG.
Griego: opytj.
49
Griego: pyw.
48
EL EVANGELIO
117
7:20; Lam. 2:4; Ez. 13:13; Dn. 8:6; Mi. 5:15; Nah. 1:6; Zac. 8:2); tres veces
como furor (Dt. 9:19; Sal. 6:1; 38:1); una vez como ira en el sentido de
indignacin (Est. 5:9); dos veces para referirse a enojo, enfado personal
profundo (2 R. 5: 12; Pr. 6:34); treinta y tres veces aparece como furor, rabia,
clera, ira (cf. Nm. 25:11; Dt. 29:28; 2 S. 11:20; 2 R. 22:13; 2 Cr. 34:21; Est.
3:5; Job. 21:20; Sal. 76:10; Pr. 16:14; Jer. 18:20; Ez. 13:15). Una tercera palabra
hebrea hiiron que significa hervor, aparece treinta y tres veces en el A.T. y
sirve, unas veces asociada con >aph y otras independientemente, para expresar
el furor de la ira a modo de un hervor de juicio, siendo Jeremas quien la utiliza
vinculada con aph ms que ningn otro escritor del A. T. (cf. Nm. 32:14; Jer.
4:8, 26; 12:13; 25:37, 38; 30:24; 49:37; 51:45; Lam. 1:12; 4:11; Jon. 3:9; Sof.
2:2; 3:8). Una vez se usa para expresar furor (Job. 20:23). Nueve veces aparece
sola para referirse a la ira ardiente de Dios (Dt. 13: 17; Jos. 7 :26; 2 R. 23 :26; 2
Cr. 30:8; Sal. 78:49; 85:3; Jer. 25:38; Os. 11 :9; Nah. 1:6). Una vez se usa para
referirse al juicio de Dios sobre los rebeldes (Sal. 2:5). Otras cinco veces se
utiliza para referirse al furor desatado de Dios que se manifiesta en juicio y
ruina, y se opone directamente al pecador (Ex. 15:9; Neh. 13:18; Sal. 58:9;
69:24; 88:16; Ez. 7:12, 14). La cuarta palabra hebrea ebriih aparece treinta y
cuatro veces en el A. T. y sirve para designar tanto a la ira, como al
acaloramiento o furia. De ellas treinta y tres veces se refiere a ira (cf. Gn. 49:7;
Job. 21:30; Sal. 90:9; Pr. 14:35; Jer. 48:30; Ez. 7:9). Dos veces se relaciona
directamente conjurar (Job. 40:11; Sal. 7:6). Una vez con la ira del hombre (Pr.
22:8). Una quinta voz hebrea queseph se encuentra veintisiete veces en el A. T.
y se usa para referirse a la ira producida por un disgusto, un desengao, a causa
de una accin improcedente. As aparece veintitrs veces, traducida por ira la
mayora de ellas (cf. Nm. 1:53; Jos. 9:20; 1 Cr. 27:24; 2 Cr. 19:10; Est. 1:18;
Sal. 102:10; Ec. 5:17; Is. 54:8; Jer. 21:5; Zac. 7:12). Tres veces figura con el
sentido de indignacin (Dt. 29:28; 2 R. 3:27; Is. 34:2). Una vez, se utiliza con el
significado de espuma en sentido de algo pasajero, lo que desaparece pronto
bajo la ira de Dios (Os. 10:7). La sexta palabra hebrea es za=am que aparece
veintids veces en el A. T. para referirse a la ira de Dios. Realmente la palabra
tiene que ver ms directamente con indignacin, aunque se traduzca por ira; en
este sentido se encuentra veinte veces de las veintids en que aparece la palabra
(cf. Sal. 69:24; 78:49; Is. 10:5,25; Jer. 1O:1 O; 50:25; Lam. 2:6; Ez. 22:24; Dn.
8:19; Nah. 1:6; Hab. 3:12; Sof. 3:8). Finalmente una sptima voz hebrea, rogez,
cierra la serie de vocablos que, en uno u otro sentido, expresan el concepto de
ira. Esta palabra aparece una sola vez en el A. T. traducida como ira (Hab. 3:2).
Relacionado con los conceptos semnticos de las distintas voces que
expresan conceptos de ira, aparecen en el Antiguo Testamento las distintas
manifestaciones de la ira de Dios. La Escritura revela a Dios, en muchas
ocasiones, como airado, utilizndose descripciones sumamente elocuentes de la
manifestacin del sentimiento ntimo de Dios en la expresin de Su ira, como
118
ROMANOS I
con rostro encendido, lengua como llamas ele fuego consumidor, y aliento
como un raudal de inundacin (Is. 30:27-28). EJ1 otras ocasiones el nfasis de la
expresin de la ira de Dios est en la efectivi<lttd de una decisin divina que ni
se detiene ni puede detenerse hasta que se ~jecute el cumplimiento de Su
propsito (Jer. 30:23-24). El dilogo de Dios eJ1 ira es turbador para los que se
rebelan contra Su voluntad (Sal. 2:5). La ira como expresin de desagrado
frente al pecado del hombre, debe producir en el creyente un reverente respeto
ante la presencia de Dios, rodeada siempre de santidad y justicia (Is. 6:5). Sin
embargo, no puede considerarse como la descripcin modelo de Dios en el A.
T., la de un Dios permanentemente airado ,;ontra el hombre, descargando
continuamente las diversas manifestaciones de Su ira, ya que el nombre que lo
define como el Dios del pacto, es tambin el que expresa la vinculacin
afectuosa con el hombre, a pesar de su pecado, hasta el extremo de hacerse
solidario con l en gracia. La relacin de Dios con el hombre descansa
esencialmente en la manifestacin de su misercoraia y el ejerc'tc'to ae'l peran
(Ex. 34:6- 7). Nunca debe olvidarse que l:l gracia es la corona de la
manifestacin de Dios hacia el hombre. La Persona Divino-humana de
Jesucristo, no vino para expresar la ira de Dios por el pecado del hombre, sino
el ejercicio libre de su misericordia, ya que vino "lleno de gracia y de verdad"
(Jn. 1: 14). La ira de Dios en las relaciones con Israel, se producen como
respuesta a la conducta pecaminosa de la nacitl, en quebrantamiento voluntario
de lo establecido por l (Nm. 25:3; 32: 10; Dt. 29:24-25; Jos. 7: 1; Jue. 2: 14, 20).
Los profetas hablan en muchos lugares de la ira de Dios como consecuencia
natural del pecado del pueblo y de conductas socialmente reprobables. Tales
actuaciones condujeron finalmente al cautiverio de toda la nacin. Como
escribe Plath: "La ira de Dios es siempre una reaccin proporcionada a la
infraccin del mandamiento o a la resistencia ofrecida a su accin que
determina la historia; con su ira Dios no quiere slo castigar la infraccin o la
resistencia, sino que quiere al propio tiempo restablecer y mantener el orden
50
establecido entre l mismo y los hombres "
Es, en esta dimensin, en la que la ira de Dios aparece como reaccin
natural al rechazo, desprecio y ofensa contra Su amor. En respuesta al afecto
entraable manifestado en tantas actuaciones que lo evidencian, los objetos de
Su amor, responden con menosprecio y an con negacin hacia la afirmacin de
amor procedente de Dios (Mal. 1:2). Tal actuacin provoca la ira en el afecto
ntimo de Dios (Mal. 2:2). Al no haber en Pios acepcin de personas, las
naciones que pudieron ser utilizados como instrumentos en la manifestacin de
Su ira hacia el pueblo rebelde, pueden ser tambin consumidas por la misma ira
en razn de su propio pecado, como es el caso de Egipto, de Babilonia, y otras
50
S. Plath. Furcht Gottes. Pg. 105. Diccionario Teolgico del N.T. Salamanca 1980.
Pg. 358.
EL EVANGELIO
119
(Jer. 50:13-15; Ez. 30:15; Mi. 5:15). La ira que con derecho pudiera caer
instantneamente sobre el transgresor, se detiene temporalmente a causfl de la
gracia. Dios airado por el pecado, advierte siempre al pecador de las
cC\nsecuenc\a<:i, des\} \)ecada (lec (.3-?\,de madCI a,ue el cast\'ba se \)\:adu.ce QOr
no or la advertencia de la voz de Dios (Lam. 3:42, 43). Esta ira puede destruir
(Hab. 3:12), extingtiir (Jer. 25:37), asolar (Jer. 50:13) y, en general se expresa
como hiriendo los pueblos y hacindoles beber el cliz de su enojo (Is. 51: 17;
Jer. 25:15). Sin embargo, mientras que el amor de Dios es eterno, la iril suele
manifestarse temporal y ocasionalmente. La Biblia habla continuamente de la ira
de Dios como "de un momento" (Sal. 30:5), y de un momento breve (Is. Z6:20),
para volver a brillar el sol de gracia que descubre un horizonte de esperartza (Is.
54:7, 8; Os. 14:4). i:;1 arrepentimiento genuino abre la entrada a la experieflcia de
la restauracin y del perdn, de ah que el profeta, en medio del torrente de la ira
de Dios vertida sol:Jre el pueblo a causa del pecado, pida a Dios misn1o que
genere en el pueblo el espritu de una conversin verdadera (Lam. 5:21-22).
De la misma manera es necesario tambin considerar el concepto de ira
de Dios en el Nuevo Testamento. Habiendo sido descargada la ira de Dios por
el pecado sobre Cristo en la cruz (G. 3:13), el nfasis del mensaje
novotestamentario es de salvacin para todo aquel que cree (Jn. 3: 16). Po! tanto,
la ira de Dios se manifiesta en expresiones puntuales sobre actitudes
abiertamente contrilrias a l mismo. Sin embargo, el tiempo de gracia es
tamb\n t\em.9C1 de adverteu.c\a, ~a a,ue el b.amb\:e est eu. uu. muu.da ba~a la ira
de Dios, que aparece como suspendida sobre l y dispuesta para ser ejecvtada a
causa del pecado (Ro. 1: 18-3 :20; Ef. 2:3). La ira de Dios por el pecado queda
definitivamente detenida para aqul que en un acto de fe se refugia en Cristo y
se apropia creyente de la obra sustitutoria del Crucificado. Para l ya no existe
posibilidad de condenacin (Ro. 8: 1). De ah que el evangelio sea un llamado de
Dios a la fe que salva, librando de la ira (Hch. 16:31 ). Por tanto, qtiien se
condena, quedando bajo la ira, es aquel que rehsa obedecer al mensaje del
evangelio (Jn. 3:36). Quien rechaza el mensaje de salvacin, entra de lleno en la
esfera de la ira, hacindose a s mismo objeto de reprobacin, como vaso de ira
(Ro. 9:22). El que no se acoge a la gracia presente, se ver envuelto etl la ira
futura. Debe hacerse tambin una distincin relativa a la ira de Dios en la
escatologa bblica, diferenciando la condenacin eterna con la ira qtie ser
desatada sobre el mundo en preparacin de Israel y las naciones para el retomo
de Jesucristo. El creyente, incorporado en un cuerpo en Cristo por la accin del
Espritu (1 Co. 12:13), queda introducido y vinculado a una dimensin de
salvacin que teniendo una proyeccin eterna, la tiene tambin en el tiempo
futuro de la historia humana cuando la ira de Dios se derrame sobre las naciones
del mundo en juicio (Ap. 3: 1O), de cuyo tiempo ser librada la iglesia (1 Ts.
LlG\. Un 9ITafo de Bultmau.u., 9uede \:esum\\: cau. \)\:eds\u. el seu.t\da de la ira
sobre el pecador desobediente, en el mbito del Nuevo Testamento:
120
ROMANOS!
121
EL EVANGELIO
al mundo (Hch. 17:31), habiendo establecido el juicio para los pecadores (He.
9:27). Sin embargo, el texto hace nfasis en la ira divina expresada en todo
momento hacia el pecado, que se consumar finalmente en el tiempo venidero.
La revelacin de la ira no se trata de una manifestacin intelectual en la que se
puede apreciar o expresar la teora del enfado divino contra el pecado, sino la
manifestacin de una accin divina contra l. La ira divina es poder de Dios, no
para salvacin como lo es el evangelio, sino para condenacin y perdicin
eterna. No debe considerarse el trmino injusticia que los hombres manifiestan
como una simple oposicin a la tica, sino como un pecado abiertamente contra
Dios, ya que l ofrece Su justicia, la nica para salvacin, mientras que el
hombre contrapone la suya que por ser de l es injusticia. La verdad del
evangelio que proclama la justicia de Dios es detenida por la propuesta absurda
de la justicia del hombre, que por oponerse a la de Dios, es ya una injusticia.
Esa injusticia contra Dios u opuesta a Dios, es una impiedad, por tanto los
trminos aqu son, si no sinnimos, s complementarios y estrechamente
vinculados el uno al otro.
La causa de la manifestacin de la ira es la acr3EtaV Kat aDtKav
dv8pcinwv impiedad y la injusticia de los hombres. Impiedad tiene que ver con
la carencia de reverencia a Dios, que no le tiene en cuenta (1 Ti. 1:9). La
injusticia es la ausencia de una conducta recta consigo mismo y con los dems,
vinculada a la inmoralidad. La ira de Dios, viniendo desde el cielo, alcanza a
todos los que viven en la dimensin de la impiedad y de la injusticia.
i-wv i-iv dA-tjBEtav EV d8tKq Kai-Exvi-wv. Estos son los que
"detienen con injusticia la verdad". Detener equivale a impedir que se
manifieste. El verbo en participio de presente expresa la idea de una accin
continuada. No se trata de un fallo temporal o puntual, sino de una persistencia
impa. Es la contravencin absoluta y absurda del pecador rebelde, que sustituye
al verdadero Dios por el egosta dios personal que es l mismo. Esa accin lleva
a detener, encasillar la verdad de Dios, que es Dios mismo con todo lo que l
es, en un crculo de rebelda personal, que le hace sentirse como centro de todo
y excluye en ello la centralidad de Dios (Sal. 14: 1).
Por cuanto lo
conocido
mhot<; 8cpavpwcrEv.
a ellos
manifest.
de Dios manifiesto
es
entre
ellos
o E>Eo<;
yap
- porque Dios
122
ROMANOS 1
o,
123
EL EVANGELIO
'ta yap
Porque los
invisibles
voocva
de l
desde
Ka8opa'tm,
creacin
obras
tanto el
eterno
de l
poder
para lo
ser
ellos
inexcusables.
124
ROMANOS!
53
Griego: noitja.
Griego: Ka8opw.
125
EL EVANGELIO
dt'tt
yvV'tEc;
a Dios
wc;
E~acmv
ii
E>EOV
se hicieron vanos
en
los
razonamientos
de ellos
riuxapcrncrav,
dieron gracias
ECTKO"CCT81')
y fue entenebrecido la
de ellos
corazn.
:.'l nsiderando primi:ro contina oon: ouhi, :conj"Qll:cin causal porque; yv~~ oaso
oominativo masculino plural del participio aorisw segundo en voz aotiva del yerbo
:~ve>O'll'ro, cohoct!r, aqu habiendo conocidr:>; iov, caso acusativo mas<:uJino siagu.1ar
'Fdel artculo determinado el; e>sov, caso acusativo masculino singular del nombre
1
126
ROMANOS 1
propio Dios; ox,, forma del adverbio de negacin no, con el grafismo propio ante vocal
no aspirada; roe;, adverbio de modo, como, que hace las veces de conjuncin
comparativa~ 9i;ov, caso acusativo masculino singular del nombre propio Dios;
8~et0'1'.XV, tercera persona plural del aoristo primero de indicativo en voz activa del
verbo 8o~d:~w, que expresa la idea de alabar, dar gloria, exaltar, aqu glorificaron; ij,
conjuncin disyuntiva o; riuxapcrn1crav, tercera persona plural del aoristo primen; de
indicativo en voz activa el verbo i;uxa.ptcrt"ro, dar gracias, estar agradecido, aqu
dieron gracias; dA.A.' forma escrita ante vocal de la conjuncin adversativa dA.A.d que
significa pero, sino; a-cmro0ricrav, tercera persona plural del aoristo primero de
indicativo en voz pasiva del verbo a.t"mro, hacer vano, aqu se hicieron vanos; &v,
preposicin que rige dativo, en; -co1i;, caso dativo masculino plural del artculo
determinado los; &taA.oyicrot:i;, caso dativo masculino plural del sustantivo que denota
razonamientos; CX.Dt"WV, caso genitivo masculino de la tercera persona plural del
pronombre personal declinado de ellos; Kat, conjuncin copulativa y; EcrKOt"0'0T],
tercera persona singular del aoristo primero de indicativo en voz pasiva del verbo
O"Ko't~w, oscurecer, introducir en tinieblas, entenebrecer, aqufae entenebrecido; J,
caso nominativo femenino singular del artculo determinado la; cio-vi;wi;, caso
nominativo femenino singular del adjetivo sin discernimiento, necio, incapaz de
entender, insensato; a.trov, caso genitivo masculino de la segunda persona plural del
pronombre personal de ellos; Ka.p8a, caso genitivo femenino singular del sustantivo
que denota corazn.
Lltn
yvV'tf:c;
't"OV
0E:V
oux
me;
0E:V
E~acmv
54
Griego: oiaA.oyto-oi;.
EL EVANGELIO
127
55 Griego: cicrvi;wi;.
56 Griego: crKo'ti;;w.
128
ROMANOS!
ser
Hebreo: kesil.
Hebreo: ewil.
EL EVANGELIO
129
61
Hebreo: nabal.
Hebreo: les.
Traduccin de Cantera-Iglesias.
130
ROMANOS 1
EL EVANGELIO
131
mancha" (Pr. 9:7). No debe perderse el tiempo con el necio porque no admite
ser corregido: "El hijo sabio recibe el consejo del padre; mas el burlador no
escucha las reprensiones" (Pr. 13: l ). Esa es la causa principal por la que Jess
mismo mand dejarlos (Mt. 15:14), ya que quien pretenda corregirles ser
aborrecido del necio: "No reprendas al escarnecedor, para que no te
aborrezca; corrige al sabio, y te amar" (Pr. 9:8), y aade: "El escarnecedor
no ama al que le reprende, ni se junta con los sabios" (Pr. 15: 12). Lejos de
Dios, no pueden practicar la humildad, actuando con el orgullo que les domina:
"Escarnecedor es el nombre del soberbio y presuntuoso que obra en la
insolencia de su presuncin" (Pr. 21 :24).
En todo esto hay una advertencia que debemos considerar cada uno en
relacin con los necios: alejarnos de ellos para no sufrir dificultades, ya que "l
que anda con sabios, sabio ser; mas el que se junta con necios ser
quebrantado" (Pr. 13 :20). La compaa de los tales no es provechosa ni
edificante, exhortando la Palabra en este sentido: "Vete de delante del hombre
necio, porque en l no hallars labios de ciencia" (Pr. 14:7). Este mandato
conviene a la paz: "Echa fuera al escarnecedor, y saldr la contienda, y cesar
el pleito y la afrenta" (Pr. 22: 1O). El necio es aquel que abandonando a Dios,
confia en su propio corazn: "El que confia en su propio corazn es necio; mas
el que camina en sabidura ser librado" (Pr. 28:26). Dios acta contra los
necios a causa de su necedad: "Ciertamente l escarnecer a los
escarnecedores, y a los humildes dar gracia" (Pr. 3:34).
El apstol resalta mediante un contraste la situacin del hombre, que
pretendiendo ser sabio cae en la locura que surge de esa misma pretensin. La
pretensin de la vida sin sometimiento a Dios, la pretendida sabidura sin la
realidad de lo que es la sabidura de Dios, es un sinsentido que no es ms que
vanidad. Como deca C. Barth:
132
ROMANOS!
Cambiando los valores, tal vez ms, desechando el nico valor que es
Dios mismo, mediante el alarde de sabidura humana que pretende sustituir y
anular la realidad de Dios, se convirtieron en necios, vanos, sin contenido
alguno. Un impresionante contraste entre lo que pretenden ser y la realidad de lo
que son. Desde la antigedad queda registrada la necedad del hombre cuando
determin, en los tiempos ms remotos, construir una torre que pudiera llegar al
cielo, o tal vez meJor, que en ella se pudiera albergar el cielo (Gn. 11 :4). No
importa cuanto tiempo haya pasado, de la misma forma los sabios de nuestros
das bajo su pretendido conocimiento tecnolgico, hacen sus propuestas seudocientficas tratando de anular la realidad del Creador por proposiciones
evolutivas o de generacin casual de cuanto existe, negando la evidencia y
convirtiendo la ciencia humana en mera necedad sin contenido y sin esperanza.
23. Y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen
de hombre corruptible, de aves, de cuadrpedos y de reptiles.
Kat fA.A.a~av Tiv M~av 'tou ci<>8p'tOU E>eou f;v ow5an dKvoc;
Y
cambiaron
<>8ap'tOU
de corruptible
la
glona
del
mcorruptible
D10s en
semejanza
de imagen
de aves
de cuadrpedos
de reptiles
teroera pert:<>Jla plural del aoristo primer<> de mdicativo en V<lZ activa del vet'bo
dlM!ttO'm, cambia'r, suplantar, tratJBformorse, aqu cmbwen; tTv, caso 11tcusativo
fem~ sinular del articulo determinado ta; a~av, caso 11tcusativo femenmo
sinllm' tel sustantivo que dell'Qta ~M; iot ~ ~vD m~ulmo sin,War del
atticwo determinado declinado del; ~ptOo. ~ u.itivo mascutiUQ singular del
62
133
EL EVANGELIO
plural del adjetivo cuadrpedos; Ka.\, coojuncitl copulativa y;
genitivo neutro plural del sustailtivo que deitota reptiles.
tp1ts-rro"'i
134
ROMANOS I
Por lo cual
entreg
los
Dios en
los
mu
de ellos
impureza
deseos
de los corazones
resultado: Dios los entrega, o tambin, Dios los abandona, es decir, confirma
judicialmente el deseo y la determinacin del hombre, permitiendo que se
contaminen, literalmente que estn en la inmundicia. Es la consecuencia de la
vanidad del comportamiento humano, permitiendo que se manifieste en toda la
dimensin la concupiscencia de sus corazones. El sentido de la palabra adquiere
en Pablo el sentido de una accin desordenada buscando la satisfaccin de las
perversidades personales aun a costa de los dems. En estas manifestaciones la
sexualidad est presente, no en el sentido positivo de lo que ello significa como
un don dado al hombre, sino como algo que conduce al comercio carnal entre
135
EL EVANGELIO
Ot'tlVES
Los cuales
E-ctjA.A.a~a.v
cambiaron
verdad
de Dios
en
w llfEOEt Kat
la
mentira
foEpcicr8ricra.v Kat f.A_ci-cpwcrav 'tlJ K'tCiEt napa 'tV K 'tcravnx, oi; f.crn V
adoraron
sJrv1eron
Creador
el que es
por
los
siglos.
Amn.
plural del aoristo primero de indicativo en voz activa del verbo s;;uA.Mi<!O'<U, tambiar,
aqu cambiaron; ~v, caso acusativo femenino singular del artculo determinado la;
ciA.tj0&ia.v, caso acusativo femenino singular del suliltantivo verdad; too, clllilo genitivo
136
ROMANOS 1
"
137
EL EVANGELIO
esto
entreg
Dios
los
cpcnv,
naturaleza.
de ellos
cambiaron
el
natural
uso
en
el
contra
138
ROMANOS!
articulo determinado las; t&, partcula conjuntiva> y, tambin, incluso, aun; ydp,
conjuncin causal porque, actuando como conjuncin coordinativa 0'!'ii.&u:xi, caso
nomiruitivo femenino plural del adjetivo sustantivado fminas, tiene relacin con la
condicin de mujer, lo que es femenino; aut<v, caso genitivo de la tercera persona
plural del pronombre personal declinado de ellos; &t'l'A.A.a.!;av, tercera persona plural
del aoristo primero de indicativo en voz activa del verbo ~aA.A.d<JO'ID, suplantar,
cambiar. aqu cambiaron; tfv, caso acusativo femenino singular del artculo
determinado la; <pocn.Kfv, caso acusativo femenino singular del adjetivo natural, por
naturaleza; xpqcnv, caso acusativo femenino singular del sustantivo que denota uso,
en las relaciones sexuales; si<;, preposcin de acusativo en; 'tfrV, caso acusativo
femenino singular del articulo determinado la; :n:apa, preposicin de acusativo contra;
<pcrtv, caso acusativo femenino singular del nombre comn naturaleza.
~ta 'tourn napWKEV aurnl>~ E>E~ d~
ncl811
dna~.
Cuando el hombre se instala en la rebelda y necedad, negando a Dios y
alejndose de l, voluntariamente entra en una situacin de inmoralidad. Esta
condicin es confirmada por Dios, como lo concreta la expresin: "por esto
Dios los entreg", es decir, los dej que entraran en la esfera de las pasiones
vergonzosas, deseos malvados y corruptos que avergenzan. De otro modo,
cuando el hombre no vive conforme a la voluntad de Dios, es entregado al
pecado. En el Nuevo Testamento se usa para referirse a malos sentimientos (cf.
Col. 3:5; 1 Ts. 4:5). Lo que el apstol pretende es no solo poner de manifiesto,
sino dar la razn de la corrupcin humana. Dios dej al hombre a merced de la
mayor corrupcin sexual. Pablo enfatiza la expresin aberrante de la prctica de
la homosexualidad en la forma femenina de la misma, el lesbianismo, que se
presenta como un pecado degradante. El apstol seala que las mujeres
cambiaron el uso natural, sustituyndolo por una forma contraria a la naturaleza.
El sexo es lcito slo en el modo heterosexual dentro del matrimonio.
EL EVANGELIO
139
140
ROMANOS!
Barth: "Lo peligroso rueda hacia el absurdo. La libido campa a sus anchas. El
erotismo sin lmites invade la vida. Porque la frontera entre lo normal y lo
perverso se abre si entre Dios y hombre no hay una frontera cerrada, una
ltima e inexorable barrera y freno " 63 .
27. Y de igual modo tambin los hombres, dejando el uso natural de la
mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos
vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en s mismos la
retribucin debida a su extravo.
OW<; 'tE KUl Ol apcYEVE<; aq>V'tE<; 'tiV q>UcrtKiV XPllOW 'tll<; 8r/..da<;
E igualmente tambin los
varones
E~t::Ka8rcrav
EV 'tlJ
p~Et
se encendieron
en el
deseo
dejando
athWV
el
d<;
natural
uso
de la
fmma
af../..tjf..ou<;, ap<JEVE<; EV
varones
con
i:et
la
1gnom1ma
error
de ellos en
obrando
la
retnbuc1n
la que
f:aurnt<; dno/..apvov-ce<;.
ellos mismos
rec1b1endo
S:lb sol:tl~im d(! continuidad, prosigue: 6o~* adverbio de modo, de m<>do semejante,
llt 14 ~~ manera, igualmente~ u. partiala conjuntiva, que puede construine sola,
~e est en corre1ae3in con Wti partiQUlas, en este caso como si fuera la
~lim:va y; ~<t\, adverbio de modo a'Sfmismo, tambin; o\, caso
~ ~ulino plural del articulo rminado los; d~sveg, caso nominativo
plw:al dW. t1ustantivo ~ del!le>ta varonei&; dcpsvtsg, caso nominativo
~plural del participio aoristo sepndo en v-~ a'()tiva del verbo dcpbi.i, dejar,
lmt!~~ 41qU couio deja'1.do; 1:-tlv. case ac111$aitivo femenino singular del articulo
~temUUElo ~; q>t><:rucqv~ Caso aCU$a,'tVO ftnenino sil!Jgular del adjetivo natural, de
ae~ oon la naturaleza; x.pfc:nv, caso acusativo :lemenino singular del sustantivo
~ denota me, en sentido de relacin snual; d~ caso genitivo femenino singular del
articultt de~rminado clinado tle la; 91/.sla<o, caso genitivo femenino singular del
a(f.jetivo sustantivado, fmina; ~SttadSf\aav, twcera persona plural "<lel aeristo de
il!ldieativo en "\foz pasiv~ eausative>, del~ hlcatoai, abrasarse. enc~mderse, en
.Utid(') r<Jer en pasin, aqu se e~end~er1ln: iv, preposicin oo dativo en; -.'ij,
caso 4ativo femenino singular 'del articulo d~inado la; 6p~st, caso dativo
femenmo smealar del sustantivo pastn, deseo 1'llt>uiv, caso genitv() masculino de la
~eera :Petsonll- plural d,(it proo()mbte personal oocliudo de elloa; sir;, preposicin de
~vo en relacidn co'1.~ dA.A. 'lj).our;:~ caso acusativo masculino plural del pronombre
recproco unoa cr;n <>troa; ~P<7&vsr;~ caso nouiinativo masculino plural del adjetivo
mascul,~, ~ronei&; ~v. preposicin de dativo con; lpO'sO'W, caso dativo masculino
plural del adjetivo masculin()S. varomJS; 'M'v, caso acusativo femenino singular del
articulo determinado las; O'XTJt.t.OO\lrlV, caso acusativo femenino singular del
al
63
EL EVANGELIO
141
G.
nego:
Gnego:
66 G
nego:
, ,
acpiri.
,
,
EKKatom.
,
,
acrx_rocruvrv.
142
ROMANOS!
EL EVANGELIO
143
Griego: avntcr9a.
144
ROMANOS!
segar vida eterna" (G. 6:8). Mayor gravedad reviste esta forma de pecado en
el creyente, en cuya prctica est destruyendo el templo del Espritu, que es su
cuerpo, por lo que deber esperar que Dios le destruya a l (1 Co. 3: 17).
Reconozcamos que "Horrenda cosa es caer en manos de un Dios vivo!" (He.
10:31). La gravedad del pecado voluntario demanda una atencin enftica a las
consecuencias que derivan de l. El escritor utiliza un adjetivo que expresa una
situacin de terror y que puede traducirse como terrible. La expectacin de
juicio ya produce terror en la descripcin hecha anteriormente (He. 10:27).
Pero, aqu se enfatiza la ejecucin de la sentencia del juicio. Quien juzga
retribuye y ejecuta lo que ha determinado sobre el transgresor que comete
pecado voluntario, en desafiante accin contra Dios mismo. La situacin del
que es juzgado por Dios se describe en trminos muy elocuentes, es cosa
terrible caer en las manos de Dios vivo. El infinitivo que se utiliza aqu el verbo
traducido por caer68 , un verbo compuesto que literalmente significa caer dentro,
o caer entre. Se usa metafricamente para referirse a caer dentro de las manos
de Dios que ejecutan juicio. Las manos ejecutoras de la sentencia por el pecado
voluntario, no son sino las de Dios vivo, o del Dios que vive, indicando con ello
la capacidad de operar sus designios y ejecutar su voluntad. No es un dolo
muerto que no puede actuar, sino el omnipotente Dios que vive para obrar lo
que su justicia ha dictado. La sentencia de Su juicio lo ejecuta con "sus
manos", instrumentos de la omnipotencia divina, por tanto, nadie puede
detenerlo en esa accin. Esto debiera hacer reflexionar al creyente, en el sentido
de que no crea que por ser hijo de Dios puede pecar voluntariamente, sin
esperar la disciplina de Dios sobre l. Sin embargo, aunque la disciplina por el
pecado alcance cotas muy altas, es bueno saber que caer en las manos de un
Dios vivo, es caer en las manos de la gracia, que no transige en el pecado pero
ama y restaura al pecador. As lo entenda David: "En grande angustia estoy;
caigamos ahora en mano de Jehov, porque sus misericordias son muchas, ms
no caiga yo en manos de hombres" (2 S. 24:14).
28. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entreg a
una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen.
Kat 1m8wc; OUK EOKacmv 'tOV E>EOV E?(Etv EV emyvwcrEt, 7tap8WKEV
Y
como
no dieron por bueno a Dios tener en reconocimiento
entreg
auwuc; E>Eoc;
los
Dios
68
Griego sn1t'tW.
reprobada
mente
EL EVANGELIO
145
146
ROMANOS!
Estando llenos
de toda injusticia
cp8vou cpvou
maldad
avancrn
malicia
llenos
malignidad
chismosos
Kt.ttda. 7tOVrpq, nA.&ove~~, malicia, maldad, avaricia, como se lee en C, 33, 81,
1506, cop94' 00(mss), eth.
n:ovrpi~ K<XK<X,
maldad, malicia, en N, A.
osupp*
G,
EL EVANGELIO
147
Griego nA.rpw.
148
ROMANOS!
ewmuyi::t:c;
aborrecedores de Dios
ecpi::upi::ac; KaKcv,
yovi::ucnv
insolentes
arrogantes
d.ni::iei::t:c;,
jactanciosos
EL EVANGELIO
149
71
Griego: um:p.
Griego: cpavw.
150
ROMANOS!
de s mismos y de lo que poseen. Los que prometen para rodearse de adictos que
les sigan. Son quienes no aceptan el consejo y mucho menos la reprensin. En
la lista figuran a continuacin aquellos a quienes llama Eq>EUpE-ra<; KaKwv,
inventores de males, que son los que se dedican a promover nuevas formas del
mal. Quienes piensan en el modo de crear males y producir inquietudes. Al
trmino del versculo estn los yovEucnv d7tEt9Etc;, desobedientes a los padres.
Una marcada caracterstica de los ltimos tiempos (2 Ti. 3:2). No es tanto una
palabra sino una expresin formada por el sustantivo que denota progenitores,
padres, en el sentido de quienes engendran una vida, unido al adjetivo
calificativo desobediente. En su desprecio por los dems no perdonan ni
siquiera a sus propios padres. Con ello quebrantan el mandamiento de Dios que
demanda obediencia y atencin respetuosa a los padres (Ex. 20: 12; Ef. 6: 1; Col.
3:20). Son gente carente del mnimo afecto por la familia.
31. Necos, desleales, sn afecto natural, mplacables, sn msercorda.
desleales
despiadados.
151
EL EVANGELIO
infieles a sus compromisos. Junto con ellos los que estn dcrrpyouc;, carentes
de todo afecto natural. El vocablo usado aqu 72 est compuesto por una
palabra73 que expresa la idea de acariciar con afecto, precedida de una partcula
privativa que la convierte en todo lo contrario. Son seres incapaces de mostrar
ningn tipo de afecto, dicho de otro modo gente sin entraas. Incapaces de
amar porque se aman slo a s mismos. Gente capaz de dejar a los padres en la
indigencia (Mr. 7: 11 ), capaces de explotar en su beneficio al ms necesitado de
los hombres (Mt. 23:14). Finalmente aparecen los dvi:>A.i:>tjovac;, faltos de
misericordia, es decir, los despiadados, los que son incapaces de sentir
compasin.
Una situacin semejante producir inevitablemente la accin judicial de
Dios a causa del pecado. La mente entenebrecida ha dado paso a pensamientos
totalmente contrarios a Dios, a quien ha puesto al margen de su vida. La libertad
se ha vuelto en libertinaje. La irreflexin preside la vida humana
manifestndose en las pasiones ms bajas, los vicios ms degradantes y la
absoluta falta de amor hacia los dems. Un mundo que ya recibe en sus propias
relaciones todo cuanto conviene al desvaro en que el hombre entra a causa de
su rebelda contra Dios.
32. Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican
tales cosas son dignos de muerte, no slo las hacen, sino que tambin se
complacen con los que las practican.
o'nvi:>c; -ro 8tKatma rnG E>coG f:myvv-rt:c;
Los cuales el
rtpclcmov-ri:>c;
practican
KUl
on
o\ -rcl
-rotama
a los
que practican.
conocieron; on, conjuncin causal, pue~. porque, de modo que, puesto que; o\., ClilSO
tu, caso acusativo neutro
73
Griego: dcrrpyrn;.
Griego: crtpyw.
152
ROMANOS!
plw'al dl arteulo 4e~ lt>s; 'fOt~m~. ~~-'W> :.ie .,1q ~ti ad,iedv<.l
~a&-ivo /# tal natuPale:a, ~~~. ~ ~-'*~ mas~~bro p~l del
, pr~ttz(;:~ 1<1;u
pw:t.'Rto df ptfsente lt voz' ava *11 ved$
Ji~, ~i!"9r(f!8
/'YaCtiCl.fft; tl~t01, caso nommati'W:> ~IJ)b
eavd~l), ~ genitivo ma~uibio s!l41r del s~hl'l> ~6o df muerte~ &\oiv,
t~ra }'1m:>:tm ptUi'QJ. dtl p~en de mdi~yo en V ~Va del verbo SPt ser. aqu
son:; on, adverbio de negacin ,w; pdvov, ~dQ modo '"~~ aolame/ltf~ (Xplfft,
di.do m;~tivo neiitro plumJ del proimmbJi ,._.- lbs~ r&o!iOOctw, ~- pe.rsona
pliUrtl del ~:nte de tndieativo en va aetl\la dl W#'h sosti> h~r. 'eQ/iHm', $4Qf
hacritt; d~~d.. o:njunein ~tiva $1nV. :Q;}~ ~o doodd ~4 tml;
oo~6'>K:o6ow, ter~a pel:'$OM ptural let ,e-- ~iJlfivo en voz attiva del
veroo O'lJVtU301eAm, probb', 4m PlftflrJ apro'111t:fll>Y:t, Cbn86ftlit. aqui flan plerier
ap~n; i;o'l~, CQ<:> dativo mtacalmo p~ l ~ d~a4o dMlinado a
I~; ~pda~oom.v, caso dativo maseulino ~l del ptrti~o d prtSente en voz aeti.va
l verbo '1:pc:X<:tuw, hacer, practicerr, ul tite eactiCf.11'l.
o'nvs<; 't OtKawa wG E>eoG imiyvv'tec; on o 'ta 'tota\ha
npcrcrovn;<; ~tot 8av'tou dcrv. La argumentacin de Pablo, a travs de
sus considerandos, llega a la culminacin en la que se justifica la ira de Dios
sobre el hombre, porque entendiendo ste que Dios se opone a las prcticas
pecaminosas que ha citado y conociendo tambin el decreto judicial de Dios
que establece que los tales son dignos de muerte, consienten y se gozan en las
prcticas pecaminosas. Es importante notar que Dios habla de practicar el
pecado, es decir, de vivir involucrado en esas acciones. No se trata, por tanto, de
una accin ocasional sino de la forma propia de vida en esa dimensin de
pecado. La prctica habitual de la corrupcin evidencia la condicin no
regenerada del hombre (1 Jn. 3:6, 8, 9).
El apstol ha demostrado que los hombres conocen a Dios porque se ha
revelado a ellos a travs de la naturaleza, apreciando Su presencia en las obras
de la creacin (vv. 19-21). No hay duda que conociendo la existencia de Dios,
conocen tambin la condicin de l, que como Dios es santo y no puede
consentir en la prctica pecaminosa del hombre. A ese estado de rebelda lleg
la humanidad a causa de negarse a considerar la verdad revelada y aceptar que
Dios existe y es omnipotente. Por tanto, el desvaro de la mente humana, que
conduce a semejante desenfreno de disolucin, se produce por haber apartado
de ella el nico control moral que es Dios mismo. La degradacin alcanza a la
prctica del pecado y a la identificacin con quienes viven degradadamente. La
muerte es la consecuencia moral del pecado y Pablo afirma que los hombres
saben que quienes practican tales cosas ~iot 8avwu dcrv, "son dignos
de muerte", relacionando ese conocimiento con el decreto divino que lo
establece. Luego, el conocimiento de Dios, no slo es en relacin con la
existencia y poder divinos, sino con la transmisin desde nuestros primeros
padres, de la realidad de un juicio divino sobre el pecado. Tales manifestaciones
EL EVANGELIO
153
ou
154
ROMANOS I
CAPTULO 11
JUICIO DE DIOS SOBRE LA CONDUCTA HUMANA
Introduccin.
156
ROMANOS 11
El bosquejo analtico es el mismo que se ha propuesto en la introduccin:
l.
aVa7tOAyr'tOc;
Por lo cual
inexcusable
ct,
al
otro
a ti mismo
condenas
f;y cV yap
porque en lo que
mha npcrcrntc;
practicas
el
Kpvwv.
que juzgas.
ro,
157
indieativo en VOi activa del velho \".emq>v-0>, c<Jnden<1r, aqu condenas; 11<X,. caso
acusativo neuiro plm'al del ~l<i d~Nl:do lo1; ydp oonjuncin aUsal porque.
~ta al a.ttk:u1o y que e~ ~ 1~ pr~ acmando 9QtnO coqft#ncil!
coartflngtiva; <1'ta, eMo ~usativ<i nemto JJluml del pronombre personal ml$mJJ8;
~pd.s~. segun~ f>eB~ ~"'* dtl ~r~ de ndieaiivo en voz activa dtl vbo
7tpl<YO'>, hat:tr, p'l'at;ticar, agtd pracntttM; A, Cll$0 acusativo masculino singular del
artculo ~inadt>' el; l(J>i'1IDv, ~MO nominativo tM&eulino singular del participio de
resente en voz activa del v.elho q>vw,j~ w. a u que 'uz as.
~to.
dvmt0A.yrrcoc; l,
av8pwm; mi<; Kpvwv. Sin embargo, an
entre los que no tienen excusa, hay quienes son capaces de convertirse en jueces
para juzgar a otros, excluyndose ellos. El verbo traducido como que juzgas1,
expresa la idea de determinar la sentencia en un juicio y condenar a otro. Estos
que juzgan de esta manera a los dems se consideran mejores que los que son
juzgados, aquellos que practican las perversidades anteriormente descritas,
juzgndolos como perversos y condenndolos. Con toda seguridad "el que
juzga" es una forma velada para referirse a los judos, de quienes va a tratar, y a
av8pwm; "oh hombre", aunque
quienes se refiere aqu usando el vocativo
tambin pudiera ser cualquier otro que se considera mejor a causa de sus
prcticas religiosas (Le. 18: 11 ). Con todo existe la dificultad de unir el versculo
bien al cierre del prrafo anterior, con lo que se estara refiriendo a los gentiles,
o bien vincularlo con lo que sigue, por lo que debe aplicarse a los judos. Sin
embargo es tambin cierto que existe alguna dificultad para identificar a estos
de quienes habla y que juzgan a los dems, con los judos. Se trata, pues, de
aceptar una alternativa: o bien se une el prrafo 2:1-16, a los del captulo
anterior, o mejor se une ste a los judos a quienes se refiere claramente a partir
del v. 17. Ambas formas interpretativas se han considerado, con todo, es mucho
ms evidente que el prrafo anterior concluye con la acusacin justa sobre los
gentiles a causa de sus perversidades, para iniciar ahora un prrafo que tiene que
ver con los judos, a fin de demostrar que todos los hombres son inexcusables.
ROMANOS II
158
que los gentiles eran idlatras, pero no es menos cierto que los judos hacan un
dolo de su religin, costumbres y an de sus propias personas. De manera que
frente a la inmoralidad y corrupcin del mundo gentil o de los paganos, los
judos carecen -como se demostrar en lo que sigue- de motivos para gloriarse,
porque no tienen justificacin de sus actos delante de Dios. No se trata de que
por el hecho histrico de ser descendientes de Abraham y, por tanto, herederos
de las promesas y de los pactos, sean por eso justificados delante de Dios.
Tampoco el conocimiento de la Ley podr evitar el juicio sobre ellos, porque no
es suficiente con tener la Ley, es necesario vivir conforme a ella (vv. 12-24). De
la misma manera la circuncisin, como expresin visible de pertenecer al
pueblo de Dios, sera suficiente para evitar el juicio divino, porque la
circuncisin en la carne ausente de la del corazn no sirve para nada (vv. 2529).
f.v
J)
a.tJi:a.
159
que el
JUICIO
de Dios
es
conforme
a verdad
contra
los
-rota"Ca npcrcrov"tac;.
tales
que practican.
dA-tj8stav. El
juicio divino es, primeramente, "segn verdad'', cosa que los lectores y el autor
Griego: Kpa.
ROMANOS II
160
Ka'td
3. Y piensas esto, oh hombre, t que juzgas a los que tal hacen, y haces lo
mismo, que t escapars del juicio de Dios?
A.oy~lJ OE "COU"CO, J) av8pw7tE Kp V(J)V w0c; 'ta "COtaU'ta npcrcrOV'tac;
Y piensas
esto
oh hombre el que juzgas a hJs
tales
practican
Kat 7tOlWV mh,
cru EK<pE~lJ 'LO Kpa "COU E>wG
y que hace
las
que t escapars al jmci<J
de Dios?
on
161
-ca
on
Kpvwv -cooc;
'ttaU'"CU npdcrcrov-cac; Kat
7ttWV mna,
ero EK<pE~lJ '"CO Kpa '"COU ewu. Estos suponan que por el hecho de ser
judos y por el contexto que comportaba, ya estaban libres de la culpa del
pecado y no seran juzgados por Dios. Es posible que la accin judicial de la ira
de Dios no se manifieste en algunos hombres durante el transcurso de su vida,
pero l ha establecido que todos comparezcan ante Su tribunal y den cuenta de
sus actos (He. 9:27). Junto con la muerte establecida, est tambin el juicio para
todos los hombres. La rendicin de cuentas, que manifestar la perfecta justicia
de Dios en el destino definitivo de los humanos. El resultado del juicio ser
condenatorio para quienes no hayan recibido la salvacin por gracia mediante la
fe (Ap. 20: 11-15). En el sentido de un juicio para condenacin, que se producir
al final de los tiempos para todos los incrdulos, el creyente est exento, puesto
que todo su pecado fue juzgado ya en Cristo, llevndolo sobre l a la Cruz (1 P.
2:24). Por su muerte, nosotros tenemos vida y vida eterna. Sin embargo, la
determinacin divina se cumple tambin para los creyentes, no en sentido
162
ROMANOSII
ii
'tOU nA.ornD 'tll<; XP1lCT't't11'tO<; mhou Kat 'tll<; dvoxil<; Kat 'tll<;
,O de la
nqueza
de la
bemgmtjad
de l
de la paciencia
de la
desprecias
de D10s a
gua?
on,
163
artculo determinado el; E>eou, caso genitivo masculino singular del nombre propio
declinado de Dios; eli:;, preposicin de acusativo a; ei:.voiav, caso acusativo
femenino singular del sustantivo arrepentimiento; ere, caso acusativo de la segunda
persona singular del pronombre personal te; d:ys.i, tercera persona singular del presente
de indicativo en voz activa del verbo a:yro, conducir, llevar, cumplir, aqu lleva.
li w\3 nA-owu 't"Ylt; xp11cnn1wc; mho\3 Kat 't"Ylt; dvoxic; Ka't l"Ylt;
fl w\3 nA-owu 't"Ylt; XP11<H'tl]'toc; mho\3 Ka't l"Yls dvoxic; Kat 't"Yls
Mediante una nueva pregunta retrica, se sita al lector ante una advertencia
solemne sobre la que deber decidir en relacin con las consecuencias que
acarrea el desprecio a Dios. El orgullo del judo lo hace un mero observador de
la Ley, le nubla la visin y le endurece el corazn, hacindolo responsable de su
pecado (Jn. 9:40-41 ). Los judos haban hecho mal las cuentas en relacin con
lo que es la ira de Dios y su justicia. Ellos haban considerado que la justicia
propia, alcanzada en base a mritos, obras humanas y cumplimiento aparente de
la Ley, era suficiente para que Dios los justificase de cualquiera de sus malas
obras o, incluso, que no tuviesen cuenta alguna que satisfacer ante la justicia
divina. Aquellos haban colocado el rechazo de Dios al pecado y, por tanto al
pecador no convertido a l, como si se tratase de su propia posicin en relacin
con los perversos paganos. No eran capaces, por soberbia, de entender que ellos
necesitaban tanto el arrepentimiento como los gentiles. Era imposible para ellos
aceptar que eran pecadores perdidos y dignos de muerte por sus pecados.
Haban perdido de vista la grandeza de Dios, lo sublime de lo invisible lo
haban comparado o reducido a lo que era visible en sus vidas. Para ellos la fe
que justifica al que cree se haba convertido en obras humanas, paralizando y
haciendo estril la obra que Dios haba determinado por la fe concedida al
hombre. De tal manera que cuanto ms pensaban escapar a la sentencia judicial
de Dios por el pecado, menos iban a escapar a ella. Tal vez descansaban en la
falsa confianza de que ellos, a diferencia de los gentiles, no haban llegado a una
moral licenciosa como la de estos, ni haban abandonado a Dios por los dolos,
por tanto, l deba estar satisfecho con ellos y no les hara merecedores del
castigo que aquellos s merecan.
La primera observacin les hace responsables de despreciar la
XPY]<H't"Y]Wc;. benignidad de Dios. La palabra que se traduce por
benignidad' describe aquello que est relacionado con la bondad, afabilidad, el
hacer b;en; de otro modo, la bondad manifestada en favores. El pueblo judo
recibi continuamente a lo largo de su historia los favores de Dios, siendo el
que les "colm de favores y misericordias" (Sal. l 03 :4b).
Junto con el desprecio de la benignidad est tambin el desprecio de Su
dvoxic;, paciencia. La palabra4 que usa Pablo aqu es nica en el Nuevo
3
Griego: XPTJCT't"tT]t<;.
Griego: dvoxils.
164
ROMANOS II
O'tt
E>wu de;
E'tVOtaV
Griego: avxw.
Griego: aKpo8ua
165
consideraban que el haber sido elegidos por Dios como pueblo, era ms que
suficiente para entender que no iba a tratarlos con ira y a destruirlos a causa de
su pecado. Tremenda equivocacin, suprema ignorancia de lo que es la gracia.
Aquel pueblo se consideraba acreedor de la misericordia divina como resultado
de lo que ellos hacan para Dios. Es cierto que Dios los haba elegido, pero no
era menos cierto -para su pensamiento corrupto- que tambin ellos le haban
elegido a l. Es verdad que eran su pueblo, pero tambin ellos se mantenan en
sentido de hacerle y reconocerle como su nico Dios, a diferencia de los
gentiles que tenan muchos dioses. Ellos eran los que haba decidido ser el
pueblo de Yahwe, y no slo Dios los haba hecho a ellos su pueblo. Es la
condicin arrogante y orgullosa de todo hombre, sea judo o gentil, como
escribe C. Barth:
"El que ha sido elegido por Dios jams dir que l ha elegido a Dios. El
que la reverencia y la humildad ante Dios se den en un hombre, el que la fe sea
posible se debe a la inexplicable riqueza de su bondad. Cmo he merecido yo
ver siendo ciego? Gracias a la inexplicable fidelidad de la ira de Dios a s
misma 7. Cmo he llegado yo a ser una excepcin entre tantos millones de
personas? Gracias a la inexplicable paciencia que Dios ha tenido conmigo.
Qu puede esperar Dios de m para que me haya dado precisamente a m esta
posibilidad inaudita? Nada, absolutamente nada se puede aducir para
fundamentar y explicar este yo y este m. Carece de fundamento. Es obra de un
prodigio absoluto y vertical. Toda palabra que se diga sobre una vivencia del
hombre, incluso la afirmacin de que tal vivencia existe, es excesiva. Nos
hallamos de nuevo ante la lnea secante, incapaz de extensin alguna. Pero eso
deriva de esta dialctica del prodigo: La bondad de Dios quiere dirigirte al
. .
,,8
arrepenflm1ento .
Sin duda cualquier manifestacin de Dios e incluso cualquier reflexin
del hombre sobre su comportamiento, no puede ser otra cosa que el llamado de
Dios a la conversin a l, que slo es posible desde el desprendimiento radical
de toda grandeza humana, para volver a l en un acto de entrega incondicional,
reconocindole y adorndole. Toda pretensin humana, especialmente grave en
aquellos que por revelacin divina le conocen como l desea ser conocido, ha
de desecharse, porque todo cuanto Dios est haciendo es tan slo guiar al
hombre al arrepentimiento. Es necesario entender bien esto para evitar las
consecuencias de lo que sigue.
166
ROMANOS II
Mas de acuerdo a Ja
dureza
811craupsw;
CTSUU'tcV
atesoras
para ti mismo
de ti
a no arrepentido
corazn
en
da
de ira
de revelacin
de Dios.
Griego: crKAY]p<rp:a.
167
10
Griego: Srcraupsw.
168
ROMANOS U
169
o<;
El que
pagar
de l
A la advertencia solewne del '7"&ie'1lo ctetiot $igue la conclusin: 8~, ~aso nooima1M:>
masculino de la ~- petstla
ieJ proa<mibre rolati'1' el 9tm, el t111;
dno8t6cni. teroeta person1
sle mdicativo en vo~ aetiw del verlK>
dttOa&l.u, devoflter, p1;1,m, re<.:01t1JllM:a~ retr1btdr1 aq_ui pagar; ~d~ <:aso d4ttvo
masculino singular del adjetivo W dedmado q a(J(l, uno; Kat, p~osicin 4e
acusativo septl~ 't'.<i, easo aeusat~vo neo.Q pld del articulo determinado lw;; l'1~
caso acusaU'\1' neutro piurral del ~voque pr, acct. tral>o.Jt>, tit:~vi~
mritv; U't'.OU, easo ienfttvo M3SC'1Jioo 4e ll ~ persona singultir del p-o~e
onll declinado de l.
o<; cino8.crEt KCJ't) Ka'ta 'ta Epya <lU'tOU. Dios no acta slo al
impulso de su ira, sino que unido a ella est tambin su perfecta justicia. Por
tanto, la retribucin est en consonancia con el obrar de cada uno, dando
retribucin conforme a lo hecho: "El cual pagar". El verbo que se traduce
como pagar12, tiene un amplio significado que comprende devolver, pagar,
recompensar, retribuir. En todos ellos est presente la idea de contraprestacin
por algo. La idea del apstol es que Dios dar una retribucin justa segn o
conforme, no tanto a las obras, sino al obrar de cada uno, que comprende el
estilo de vida que haba determinado para l mismo, es decir, Dios dar una
retribucin a cada uno conforme a su eleccin en la vida. Dios ser el que juzga
y el que retribuye. Es quien tiene poder para juzgar y ejecutar sentencia,
haciendo descender su ira sobre el pecador no salvo, pero, que tambin ha sido
de l "la misericordia" (Sal. 62: lle, 12a). Quiere decir esto que quien juzga lo
hace retribuyendo con equidad a quienes prefirieron voluntariamente ignorarlo a
pesar de que l en misericordia, se les ha manifestado para salvacin,
11
12G
170
ROMANOS 11
171
172
ROMANOS 11
Ka8'
buena
glona
KO:t
ntjv
honor
KO:t
que buscan
vida
eterna
Et FIWJ: ~ ante Dios son ~Q"i;, ~ dativo masculino plural del articulo
i~ a &Js; J.1'8v. part~ula atinnativa que se coloca siempre inmediatamente
~ dlll la palabra expresiva de UM idea qv.e
ba de reforzar o poner en relacin
cQn idea y qv.e. f!1l senc absoluto tlene .:>tlcio de adverbio de afirmacin, como
se
173
174
ROMANOS 11
nuestro Seor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico"
(2 Co. 8:9). Nuevamente la idea de descenso, de anonadamiento, de
desprendimiento rodea a la palabra gracia. No cabe duda que la gracia, como
nico medio de salvacin, procede de Dios mismo y surge del corazn divino
hacia el pecador, en el momento de establecer el plan de redencin (2 Ti. 1:9).
En razn de la gracia, Dios se hace encuentro con el hombre en Cristo, para que
los hombres, sin derecho a ser amados, lo sean por la benevolencia de Dios, con
un amor incondicional y de entrega. Dios en Cristo se entrega a la muerte por
todos nosotros, para que nosotros, esclavos y herederos de muerte eterna, a
causa de nuestro pecado, podamos alcanzar en l la vida eterna por medio de la
fe, siendo justificados por la obra de la Cruz (5: 1). La gracia en la esfera de la
salvacin adquiere tres momentos: Primero en el gnesis de la gracia, que se
produce en la eternidad, antes de la creacin del mundo. En ese fluir de la
gracia, que es amor orientado al desposedo y perdido, no est presente el
destinatario de ella, que es el hombre, por lo que en espera del tiempo de los
hombres, Dios deposita todo el infinito recurso de la gracia para salvacin, en la
Persona del Salvador, que, como Mediador entre Dios y los hombres (1 Ti. 2:5),
manifiesta y otorga la gracia salvadora en la historia de estos, desde la cada en
el pecado de nuestros primeros padres. Esa gracia se manifiesta en la Persona
del Salvador cuando encamndose viene al mundo con misin salvadora. El
mismo hecho de la encamacin es la primera consecuencia operativa de la
gracia para salvacin. La revelacin de Dios a la humanidad tiene lugar
mediante la manifestacin de Dios en humanidad. El Verbo de Dios crea, como
Creador absoluto de cuanto existe, una naturaleza humana, en unidad de accin
con el Padre, que le apropia de cuerpo (He. 10:5) y con el Espritu que lleva a
cabo la operacin de concepcin de esa naturaleza (Le. 1:35), y esa naturaleza
creada es asumida por el mismo Creador, que es el Verbo, que tambin la
personaliza, para que pueda producirse con ella y en ella, el definitivo encuentro
de Dios con el hombre y del hombre con Dios. El hombre Jess, que es Hijo
consustancial con el Padre, se hace para siempre lugar de encuentro y de
disfrute de la vida de Dios por el hombre. Eternamente la visin de Dios se
llevar a cabo en la visin del Hijo de Dios encamado, que hace visible al
Invisible. El hombre creyente queda definitivamente establecido en el Hijo y,
por tanto, afincado en Dios para disfrutar de la vida eterna que es la divina
naturaleza (2 P. 1:4). Esa gracia salvadora se hace realidad y expresin en el
hecho de que por ella, el Hijo "gustase la muerte por todos". En segundo lugar
la gracia salvadora es tambin la gracia santificadora. El hombre se salva slo
por gracia mediante la fe (Ef. 2:8-9), quiere decir esto, que solo la gracia y la
instrumentalidad de la fe, hacen posibles la vida cristiana en la esfera de la
salvacin experimental en el tiempo presente, que es la santificacin. Hay
cristianos que se salvan por gracia, pero quieren santificarse por obras
personales en su propio esfuerzo. Solo la gracia, operando en el creyente hace
posible el cumplimiento de las demandas de la vida de santificacin. Es Dios,
175
mediante su gracia, quien opera el querer y el hacer por su buena voluntad (Fil.
2: 13). La gracia habilita los recursos necesarios para llevar a cabo la vida
victoriosa que corresponde al nuevo nacimiento. El apstol Pablo lo expresa
contundentemente cuando dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"
(Fil. 4: 13). La gracia en la experiencia de la vida cristiana es una gracia
sustentante. En medio de las dificultades propias del trayecto por el mundo, que
es enemigo del cristiano a causa de su nueva vida, los recursos de la gracia
siempre son ms abundantes que las dificultades que puedan surgir,
comprendiendo tanto las pruebas, como las tentaciones, y las persecuciones. Esa
es la razn por la que Santiago dice: "Pero l da mayor gracia" (Stg. 4:6), en
una epstola cuyo entorno es de pruebas y dificultades. La gracia hace superable
cualquier conflicto y cualquier dificultad. Eso se produjo inicialmente en
relacin con el pecado para salvacin del pecador, porque "cuando el pecado
abund, sobreabund la gracia" (5:20), y de la misma manera sobreabundar la
gracia para dar el socorro oportuno en la vida cotidiana de la fe. La tercera
dimensin de la gracia en salvacin, es la gracia glorificante. Esa gracia alcanza
el punto mximo de potencialidad en los recursos salvficos, con la glorificacin
del creyente. El apstol Pedro describe esto cuando dice: "Por tanto, ceid los
lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la
gracia que se os traer cuando Jesucristo sea manifestado" (1 P. 1: 13).
Vinculada a Cristo, la gracia se manifest en su Persona, de manera que los que
estuvieron cerca de l vieron "su gloria, como del Unignito del Padre, lleno
de gracia" (Jn. 1:14). De la misma manera, se manifestar en la paruxa del
Seor. En su venida para recoger a los creyentes, la glorificacin de cada uno de
ellos, para estar para siempre con Jess (1 Ts. 4: 17), ser una manifestacin de
la gracia, vinculada a su Persona. El que como Dios se hizo hombre y entr en
la experiencia de la temporalidad, siendo eterno, lo hizo para alcanzar a los
temporales y comunicarles la experiencia de eternidad mediante la vida de Dios
en ellos. La Escritura ensea que Dios es el Salvador de los pecadores. Por eso
debe reiterarse que "La salvacin es de Jehov" (Sal. 3:8). Esta afirmacin
expresa la verdad y realidad de la salvacin. El Antiguo Testamento no difiere
del Nuevo en cuanto a todo lo que es de salvacin, salvo en la mayor extensin
de la obra salvfica realizada definitiva y eternamente en la Cruz. La
planificacin, consumacin y aplicacin de la salvacin es de Dios, slo y
exclusivamente. El hombre recibe la salvacin apropindose de ella por medio
de la fe que, como todo lo que es de salvacin, es don de Dios (Ef. 2:8-9). Todo
el proceso de salvacin de eternidad a eternidad obedece a la soberana divina y
se produce en razn del "puro afecto de Su voluntad" (Ef. 1: 11 ). La salvacin
es un don de Dios en su gracia y en modo alguno obedece a la ms mnima
accin que el hombre pueda realizar. Junto con la manifestacin de la gracia que
salva aparece la fe, como instrumento para alcanzar la salvacin. Ambas cosas,
tanto la gracia como la fe, son un don divino. La fe es el medio pero nunca la
causa de la salvacin. Nunca se lee en la Biblia que somos salvos a causa de la
176
ROMANOS U
fe, sino por medio de ella. Dios que da todo cuanto es necesario para la
salvacin, como el Salvador, la obra salvador<t (G. 4:4), la gracia de Su don,
como se aprecia en el versculo que se comenta, da tambin el medio para
apropiamos de ella que es la fe. Algunos en uti afn humanista afirman que en
la salvacin hay dos partes: por un lado la parte de Dios que es la gracia y por
otra la parte del hombre que es la fe. Argumentan que el pronombre
demostrativo esto 14 es neutro, mientras que fe es femenino, por tanto esto es la
gracia y la salvacin, pero no la fe, de otro modo, Dios salva por gracia pero
pone una condicin que nace del hombre que es la fe. Es verdad que la
responsabilidad de ejercer la fe y, por tant(), de creer es del hombre, sin
embargo la fe, tanto en el inicio para justificacin como en el progreso para
santificacin depende enteramente de Dios. Eti el texto griego, aunque esto es
neutro no corresponde especficamente a la fe, sino al conjunto de la obra
salvadora, como si dijese: "eso de ser salvos por gracia mediante la fe, no es de
VUS"atru:,~ sirca arr re-gu/a de- Bia:,r ", por mto- i\t fe est incluida en el don. Esto
concuerda radicalmente con la advertencia qu~ el apstol hace en el siguiente
versculo, que "no es por obras para que nadie se glore", pretendiendo evitar
que alguno pudiera decir: por lo menos ten~o el mrito de creer", lo que
supondra un mermar gloria a Dios que en su gracia salva sin razn meritoria
por parte del hombre. Es ms esto puede referirse al hecho del ejercicio de la fe,
es decir la fe queda sin actividad salvfica a menos que se ejerza. Como deca
Agustn: "El hombre escoge el bien libremente, pero como resultado de la
gracia capacitadota de Dios hacia l que libera su voluntad". De alguna
manera la idea ms consecuente con el pensatniento general de Pablo es esta:
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y este ser salvos, no es de
vosotros, sino un regalo de Dios". La fe es, por tanto, el medio instrumental
que Dios da para alcanzar la salvacin (5: 1). E:s el canal por medio del cual se
reciben los beneficios de la obra de Cristo, Pt>r tanto, es el nico medio para
salvacin (Jn. 5:24; 17:3). No es posible que e~ta fe instrumental para salvacin
pueda proceder del hombre. En el ser humano est la fe histrica o intelectual,
de modo que el hombre entiende y admite la v~rdad intelectualmente. Esta fe es
humana, es decir, procedente del hombre, pero esta fe intelectual no salva (Mt.
7:26; Hch. 26:27-28; Stg. 2:19). Sin embargo ningn tipo de fe -pueden
aadirse a la histrica o intelectual otros ms-. puede ser considerada como fe
salvfica, que es la confianza en la verdad del evangelio y la aceptacin personal
del Salvador. Esta fe de entrega en renuncia del yo para aceptar el T de Cristo,
no puede ser en modo alguno una obra humat1a. No est en la posibilidad del
hombre natural no regenerado, porque no est en las obras muertas, que son las
propias de quin est muerto en delitos y p~cados (Ef. 2:1; He. 6:1; 9:14).
Tampoco puede surgir de las obras de la carne, cuya descripcin, por rebelda
contra Dios la excluye abiertamente (G. 5:19-21). Tampoco puede surgir del
14
Griego wvw.
177
178
ROMANOS II
179
salvacin, con todo cuanto comporta, no se alcanza por obras, sino por gracia,
pero ahora la gracia dota al creyente para que manifieste la condicin de vida
nueva por el nuevo nacimiento, en obras. El creyente es hechura suya, esto es,
obra de sus manos (Sal. 100:3). Como nuevo hombre en Cristo el creyente es
una nueva creacin (2 Co. 5: 17). El objetivo para el tiempo actual es claro:
"para buenas obras". La . preposicin para en dativo indica finalidad.
Literalmente esa preposicin 17 significa sobre, en sentido conducirse en las
pisadas de Jess (1 P. 2:21), que "anduvo haciendo bienes" (Hch. 10:38). Esta
es la finalidad que Dios tiene con el nuevo nacimiento o la nueva creacin en
Cristo Jess. Es preciso entender aqu que Dios no nos salva por obras, como el
apstol ensea antes, pero, nos salva para obras. La fe produce obras que ponen
de manifiesto la realidad de esa fe. Una fe terica que no produce efectos es una
fe muerta (Stg. 2: 17). De modo que como salvos por gracia, mediante la
instrumentalidad de la fe, el creyente est en el camino de la vinculacin con
Cristo, por tanto, en el camino de la ejecucin del buen obrar, equivalente a las
buenas obras. El buen obrar es una forma visible de manifestar la santidad del
llamamiento celestial a que los cristianos son llamados, propia de quienes Dios
eligi desde la eternidad (Ef. 1:4). Si la Iglesia est destinada, conforme al
propsito de Dios, a "las abundantes riquezas de la gracia" (Ef. 2:7), el buen
obrar hace visible la grandeza de esa gracia que transforma al hombre y cuya
transformacin solo puede compararse a un nuevo nacimiento. Estas buenas
obras han sido preparadas de antemano. En unin vital con Cristo, no slo el
creyente est capacitado en l para hacer buenas obras, sino que Jess se
convierte tambin en el ejemplo a seguir en la senda del bien obrar (1 P. 2:21).
Con todo, esas obras no estn preparadas de antemano para que las hagamos,
sino para que anduvisemos en ellas. Andar aqu tiene sentido de estilo de vida.
Las buenas obras, esto es, las obras autnticas, son aquellas que Dios ha
determinado como tales, en cuya mxima expresin est el andar de Jess. Dios
estableci ese buen obrar para que cada creyente muestre en su vida la
condicin de lo que es ser una nueva criatura en Cristo. Esta nueva creacin de
Dios tiene necesariamente que despojarse del viejo hombre que tiene un modo
de obrar propio de la naturaleza cada y que lo pone de manifiesto con las obras
de la carne (G. 5:19-21), para vestirse del nuevo que se va renovando
conforme a la imagen del que lo cre (Col. 3:9-10). Estando en Cristo como
nuevas criaturas (2 Co. 5: 17), habiendo sido resucitados en l (Ef. 2:6),
escondiendo Dios nuestra nueva vida con l en Dios (Col. 3:3), somos de tal
manera en Cristo que el camino de la vida cristiana no puede ser otro que el de
la reproduccin, o conformacin a Cristo, en el poder del Espritu. Ese es el
destino final y definitivo que el Padre ha preparado para quienes son una nueva
creacin en Cristo (8:29). La condicin para poder llevar a cabo este propsito
divino, en el camino de las buenas obras conforme a Jesucristo, no es otro que
17
Griego, f;n.
180
ROMANOS 11
la vivencia personal de Jess, esto es, que el Seor se haga vida en la vida del
creyente por su Espritu a fin de alcanzar lo que Pablo expresa como "para m
el vivir es Cristo" (Fil. 1:21 ). En la identificacin vital con Cristo se alcanza la
demanda de Dios para un andar en buenas obras. No se trata, pues, de que Dios
haya almacenado obras buenas para que el creyente las use, sino que l dispuso
que el creyente adopte una conducta, forma de vida, consecuente con la fe,
orientada al buen obrar, como corresponde a quien vive en Cristo y vive a
Cristo (G. 2:20). Debe recordarse que el hombre no se salva por obras, pero se
salva para obras (Stg. 2: 17, 26). El verdadero arrepentimiento conduce a obras
de justicia (Ap. 2:5). El buen obrar es contrario a la vieja naturaleza, por lo que
requiere paciente perseverancia. No debe haber duda en esto: la evidencia del
nuevo nacimiento es la "novedad de vida" (2 Co. 5: 17). La vida cristiana ha de
ser santa en todo (1 P. 1: 14-15). La prctica del pecado, como modo habitual de
comportamiento, manifiesta la inexistencia de la conversin (1 Jn. 3:6, 8, 9, 10,
15). La perseverancia es el principio bsico de todo creyente (1Jn.2:19).
8~av Kat niv Kat dcp8apcriav l;rwucrtv. La ocupacin del
salvo consiste en la constante bsqueda, suponiendo esto su objetivo principal,
de gloria, honra e inmortalidad, que son perfecciones que proceden y provienen
de Dios. El objetivo de los tales est permanentemente orientado hacia Dios,
buscando, por tanto, las cosas de arriba (Col. 3:1-3). Con sus mismas obras
glorifican a Dios (Mt. 5:16). No significa que Dios, como recompensa a la
bsqueda paciente de la gloria, honra e inmortalidad, les de la vida eterna, sino
que se han ocupado de estas cosas porque ya la tienen. De este modo escribe C.
Barth:
"Y ahora puede producirse el portento de que Dios pague con vida
eterna a los que buscan la gloria, el honor y la incorrupcin, de que lo que en
la limitacin humana se hace realidad histrica y psquica como reverencia y
humildad ante Dios, como bsqueda de Dios mismo y slo de Dios, encuentre
de hecho a Dios. Puede suceder que el receptculo del creyente, no obstante su
manifiesta insignificancia, contenga la vida eterna. Puede suceder que la
perseverancia del esperar y del apresurarse humanos sea la caracterstica de la
buena obra que tiene lugar en un hombre y por medio de l. Pude suceder que
cuanto uno hace en este mundo en la debilidad de la carne, bajo los sntomas
de una suma cuestionabilidad, sea el bien y lleve en s la gloria, el honor y la
paz del mundo venidero. Pero no es humanamente posible realizar, ni siquiera
concebir como real, esta posibilidad. Si ella existe, existe del todo y slo como
posibilidad desde Dios. Frente a ella, judo y griego, hombre de Dios y hombre
181
182
ROMANOS II
y as Dios lo dispone (Ap. 2:10). El Seor les conmina a ser ''fieles hasta la
muerte". No se trata de un ruego, sino de una demanda; no es una splica a la
fidelidad, sino un mandamiento a ser fieles. El verbo en presente de imperativo
implica un sentido de continuidad durante la tribulacin, como si el Seor les
dijese: "persistid en venir a ser fieles". La fidelidad es una entrega
incondicional y absoluta, puntualizada en la expresin "hasta la muerte", en
sentido de disposicin a entregarse a la fidelidad aunque ello suponga tener que
dar la vida. El escritor de la carta a los Hebreos utiliza otra forma para expresar
lo mismo: "resistir hasta la sangre" (He. 12 :4 ). La idea no es tanto la de ser fiel
hasta que se muera, sino ms bien la de ser fiel aunque se tenga que morir. No
cabe duda que la vida del cristiano se conforma en todo a la imagen de
Jesucristo (8:29). Durante su ministerio el Seor anunci repetidas veces a los
suyos que subira a Jerusaln y all sera entregado en manos de los pecadores y
sera muerto. En ningn momento el Seor, que pudo evitarlo puesto que lo
conoca de antemano, hizo otra cosa sino afirmar su rostro, es decir, tomar la
determinacin de asumir aquello para lo que haba venido al mundo. El
Salvador se hizo hombre para poder morir por los hombres (He. 2:14). La
fidelidad manifestada al Padre que le haba enviado para hacer la obra, fue
expresada por Jess con aquella enftica afirmacin: "mi comida es que haga la
voluntad del que me envi, y que acabe su obra" (Jn. 4:34). La expresin de la
fidelidad consisti en hacerse obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil.
2:8). Puesto que l padeci en su vida a causa de la fidelidad a la obra que el
Padre le haba encomendado, as tambin los creyentes debemos estar en la
misma disposicin de perder la vida en la expresin natural de la fe. La fe
cotidiana vincula al creyente con Cristo y le permite vivir experimentalmente su
vida (G. 2:20). Un creyente fiel no estima su vida preciosa para l mismo, sino
que su objetivo es cumplir lo que el Seor determin para l en la esfera del
testimonio (Hch. 20:24). No cabe duda que para alcanzar esta meta es necesario,
en base a la participacin en Cristo, tomar de lo suyo para alcanzar la meta de
la fidelidad. Es de su plenitud que tomamos todos y gracia sobre gracia (Jn.
1: 16). La evidencia de ser realmente participantes en Cristo, es la perseverancia
en la confianza que surge al principio de la nueva vida y que debe persistir hasta
el fin: "con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del
principio". No se alcanza la comunin con Cristo por perseverar en la confianza
que nace en el gnesis de la fe, sino que porque el que est realmente en
comunin con Cristo, persevera hasta el fin. La condicin de los creyentes,
escogidos por Dios, es la perseverancia en la fe. Habr momentos de mayor
firmeza y otros instantes que, cubiertos por las nieblas de las dificultades, hagan
la fe tan reducida como la vacilante llama de un pbilo que humea, o la
fragilidad de una caa que est fracturada. Sin embargo, an en circunstancias
semejantes, la fe se mantiene por la obra de Dios en el creyente, que produce el
querer y el hacer, por su buena voluntad (Fil. 2:13). No es suficiente con un
comienzo de fervor en la fe, es necesario que se mantenga hasta el final a fin de
183
ira
indignacin.
oa,
184
ROMANOS 11
'#tt)tOo~<n.i;, CQSo dativ ma$'ulini::> tting:Qlat del ~ipi& pre!Hlnte en VQZ ~iva
ve~ n~~. per$Uadir, eonV61<1C'~rT en pMtvo d"IJ/m'N oonV61'1oor, t:>be~r. aqui
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185
8A.t\j/tc;
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malo
toda
alma
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tanto de Judo
de hombre
del
de gnego
ROMANOSII
186
palabra21 que Pablo utiliza aqu equivale a estrechez, que produce angustia y
que describe la sensacin interna del rebelde. La angustia de una situacin
apurada, lo que supone un estado opuesto al gozo. Es la angustia de verse
eternamente alejado de Dios. El infierno es un lugar de angustia perpetua para
quienes sean arrojados a l, donde los remordimientos hacen su efecto
perpetuamente (Mr. 9:44), y donde todos los que no tuvieron en cuenta a Dios
y, por tanto, a la nica luz que es l, morarn en las tinieblas de un
desencuentro perpetuo con l en un continuo rechinar de dientes a causa de la
impotencia, ser la experiencia definitiva (Mt. 8: 12). Mientras en el lugar de la
comunin con Dios hay luz intensa que permite disfrutar de luz perpetua, fuera
de ella slo tinieblas. As tambin aquellos que sean excluidos del disfrute de la
comunin sentirn ms notoriamente la oscuridad que supone una perpetua
separacin de Dios. Jess afirm en su ministerio que l era la luz del mundo,
por tanto, slo quienes estn unidos a Jess pueden estar y disfrutar de su luz,
donde no hay tinieblas sino luz de vida (Jn. 8: 12). Jess es la luz de Dios que
resplandeci en la oscuridad de la noche del mundo (Jn. 1:4-5). Esa admirable
luz de Dios brillaba intensamente entre los que se consideraban como hijos del
reino, alumbrando a todo hombre (Jn. 1: 1O), sin embargo, muchos de ellos, tal
vez una inmensa mayora, no slo rechazaron la luz, sino que intentaron
apagarla a causa de que revelaba la suciedad de su vida de pecado (Jn. 3: 19). El
derecho para acceder a la presencia de Dios, sus bendiciones y la comunin con
l en el reino de los cielos, slo es posible mediante la fe en el Salvador (Jn.
3:3, 5). Por tanto quien no tiene al Hijo no tiene la vida y el que le rechaza no
ver la vida, sino que est bajo la ira de Dios a causa de su pecado y rebelda
(Jn. 3:36). Todos los hombres han tenido pruebas de la existencia de Dios y
todos debieran haberlo adorado, reconocindolo como Dios y sometindose a l,
sin embargo se negaron voluntariamente a ello. Por tanto, sin derecho alguno
para estar en Su presencia y comunin, no les quedaba otra opcin que
enfrentarse con las tinieblas de afuera, es decir, la esfera de vida en la segunda
muerte, lejos de la luz de Dios. Aquellos pretendan estar en la luz cuando eran
hijos de las tinieblas, por tanto sern tomados y echados a ellas, lugar que les
corresponde por propia decisin personal. Excluidos de la presencia de Dios, no
quedar para ellos ni la menor posibilidad de esperanza. Tal vez pueda
describirse esa situacin con las palabras que Dante escribi en su infierno:
21
Griego: cr'tsvoxmpa.
187
Lasciate ogni speranza voi ch 'entrate, esto es, dejad toda esperanza los que
entris. La situacin entonces para esos es descrita como de "lloro y crujir de
dientes". Pudiera suponerse que el lloro de los tales es efecto del remordimiento
por los pecados cometidos y la imposibilidad de arrepentimiento, pero, sera
contrario a la propia condicin de quienes estn en esa situacin por deseo
personal, ya que amaron ms las tinieblas que la luz. La idea de que en el
infierno las gentes estaran deseando regresar a Dios, es contraria a toda la
enseanza bblica. El llanto tampoco es producido por la calamidad que supone
una vida en las tinieblas. El llanto es la esfera propia de vida en las tinieblas, en
contraste con la de los hijos de Dios cuyas lgrimas sern enjugadas por Dios
mismo para entrar al disfrute del gozo eterno (ls. 65:19; Ap. 7:17; 21:4). El
llanto de que habla Jess es la forma natural de vida en las tinieblas, la
inconsolable expresin del alma que experimenta la infelicidad perpetua y sin
esperanza que se convierte en desesperacin para los tales. Junto con el llanto
tambin el crujir de dientes. La expresin en el texto griego es muy elocuente,
descrita como una boca que se cierra con fuerza y aprieta los dientes de modo
que crujen entre ellos, denotando una angustia intenssima y una ira frentica al
no poder superar esa situacin. Ese modo de vida no tendr fin jams (Dn.
12:2). La vida de angustia en la segunda muerte -aunque parezca un contraste
imposible- no se extinguir jams (Mt. 3:12). El tormento es eterno (Mt. 18:8).
Habr una afliccin externa unida a una angustia interna.
188
ROMANOS II
no por quien los expvlsa, sino por el nombre que utiliza para ello. Jess tiene la
suprema autoridad de Dios, y es obedecido sin remedio por los mismos
demonios. Con todo, tampoco es evidencia absoluta de salvacin. Judas durante
el tiempo de ministerio en que fue enviado por Jess, junto con los otros 01ice, a
predicar el evangelio, practic con xito esa actividad. Jess les haba dado
autoridad para sanar enfermos y echar fuera demonios (Le. 9:1-2). Mas adelante
hizo lo mismo con setenta, que regresaron gozosos diciendo al Seor: "An los
demonios se nos sujetan en tu nombre" (Le. 1O:17). Sin embargo Judas nunca
fue salvo, ya que era el hijo de perdicin (Jn. 17:12). Igualmente en el comienzo
de la Iglesia un grupo de judos exorcistas, usaban el nombre de Jess para
expulsar demonios (Hch. 19: 13 ss), sin embargo no se sabe que hayan sido
salvos. Nuestro Seor hizo una solemne advertencia sobre la base del verdJdero
gozo y la segura esperanza: "No os regocijis de que los espritus se os sujetan,
sino regocijaos de que vuestros nombres estn escritos en los cielos" (Le.
10:20). Todava quedaba para aquellos una apelacin ms: "en tu nombre
hicimos muchos mi/agros". En el texto griego se lee literalmente "muchos
poderes " 22, es decir, obras poderosas, sin duda alguna milagros. El veredicto del
'l'l
'' ,
,
s:
.
Gnego:
rco/\,/\,a<;
ut)Vai:;ic;
189
ROMANOS 11
190
honor
paz
a todo
el
f:pya~ov(J) -ro
que hace
lo
dya8v,
bueno
primero
a griego.
191
primero;
<V
Griego: i;q.iT\.
192
ROMANOS II
hay
acepcin de personas
para
TW
E>i:::0.
Dios.
ta equidad divina se afirma: ou, adverbio de negacin no; yap, conjuncin causal
pt;rque, pospuesta al adverbio y que en espafiol lo precede actuando como conjuncin
c<:>onltnativa; &attv, tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa
del verbo 9i, ser, estar, haber, aqu hay; npOO"OJ'ltOA'l'lJ.L'l'a., caso nominativo
temenino singular del sustantivo que denota acepcin de personas, discriminacin;
r><X, preposic6n de dativo, para, con; ~~. caso dativo masculino singular dl
artctilo detenninado el; &~, caso dativo masculino singular del nombre propio Dios.
ou yp scrnv npocrwnoA-ri\j/a napa n\l E>i:::). La conclusin de lo
que antecede se establece mediante una advertencia solemne en la que se afirma
que Dios es un Juez imparcial y que en l no hay acepcin de personas. La
193
palabra24 usada por Pablo, como se dijo ya antes, significa literalmente juzgar
por el rostro, lo que implica emitir un juicio por las apariencias externas.
Santiago, en su epstola, ilustras este modo de juzgar por apariencias que
conduce a la acepcin de personas (Stg. 2:1-4). Dios no se conforma con las
apariencias, sino que juzga conforme a las intenciones (1 Co. 4:5). Mientras que
los hombres somos propensos a juzgar intenciones por apreciaciones, Dios mira
aquello que est celosamente oculto en la intimidad de las personas para sacarlo
a la luz. Las cosas que han sido guardadas en lo ms recndito de la persona,
sern exhibidas como manifestacin de la accin justa de Dios (Le. 12:2-3). El
Seor traer a la luz "las intenciones del corazn'', es decir, el mvil del
trabajo, la razn por la que se actu. Es necesario entender que las apariencias
externas no siempre concuerdan con las intenciones internas, de modo que
incluso se puede predicar el evangelio con intenciones contenciosas (Fil. 1: 16),
que nadie conoce sino slo Dios. Cristo no solo tiene la comisin de juzgar,
sino que como luz, ilumina lo ms reservado del corazn humano. Slo Dios
puede hacer esto porque es omnisciente (Sal. 26:2; Jer. 11 :20; Ap. 2: 13).
Cualquier otro juicio es falible ante el de Dios, nico infalible. Slo l puede
decir si un hombre es o no sincero en aquello que hace. Por esa causa "cada
uno recibir su alabanza de Dios" (1 Co. 4:5). Los impos para condenacin,
los salvos para alabanza. No es importante ser alabado de los hombres, sino de
Dios. Cristo que juzga es tambin el que da la recompensa. Pablo conoca bien
esta verdad (2 Ti. 4:8).
Del mismo modo que Dios haba ordenado en la ley la honestidad de los
jueces humanos, as tampoco el Juez divino conoce distincin alguna entre
judos y gentiles. Realmente nadie puede tener buena apariencia ante Dios,
porque todos los hombres estn bajo pecado. Dios no muestra favoritismo
alguno, por eso considera iguales a todos, "al judo primeramente y tambin al
griego".
12. Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley tambin perecern; y
todos los que bajo la ley han pecado, por la ley sern juzgados.
"Ocrot yap
Porque cuantos
f:v
pecaron
vl\l fap'tOv,
dentro de
ley
Cha
pecaron
por
sm ley
perecern
cuantos
vou Kpt8rcrovm
ley
sern Juzgados
194
ROMANOS II
Griego: cinA.A.ut.
195
13. Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los
hacedores de la ley sern justificados.
oidores
de ley
justos
ante
Dios
d,A,A,' o\ 1t0tr)'t<Xl
smo los hacedores
vou OtKmw8rcrov'tm.
de ley
sern justificados.
tw,
196
ROMANOS Il
umtlino ,11iq~lat del ntn1- propio CM~; ~ll ~ e11ema '1l.te vocal de la
q0njUOGiQa advcsativ~ d1'~ 'l4ilO sipll~~ ol. ~ inldvo masculmo
pt~ ~ ~ulo ~~" 1'"; m.)i1ira.1,.1 ~ ~u~ ~&11.o plwal del
se g~itivo :Q1:1JJSeulino
~ pl~ dctl
itii::4W>fihiO'G'vm.t,
~ indicativo ~ voi pu~1 d~ v~ lilCt' jt1tlftmr, declarar jWJto. aqu
sUiftlJ:liva t,tue dooot3
crnnplilkw~
l<P'dn
)l'WJI~ v6~~
"m
J/it<Jdos.
197
consiste, por el contrario, tan slo en que los pecadores no tienen que esperar
tipo alguno de justificacin en virtud de la ley, precisamente porque la ley slo
da la vida a aquel que como justo ha puesto en prctica la ley (10:5; cf G.
3: 12), pero entrega irrevocablemente a la perdicin a aqul que no permanece
en todo lo que est escrito en el libro de la ley, de manera que lo cumpla (G.
3:10). Pero lafrase de 2:13, que todo judo debe aprobar, se vuelve contra l,
ya que Pablo lo confronta con su actuacin prctica (2:1). Si peca el judo, no
le sirve de ayuda en modo alguno la ley como signo de eleccin que le distinga
ante los gentiles. Algo similar reprocha Santiago a los cristianos que invocan la
fe, pero no hacen lo que exige el declogo "26
El apstol no entr todava en el tema de la justificacin de modo que es
necesario entender esto de la misma manera que la enseanza sobre las obras en
la Epstola de Santiago. All las obras son evidencia de la fe y la fe es la forma
de alcanzar la justificacin. Una fe que no produce obras conforme a ella, es
muerta en s misma, esto es, se reduce a una simple fe mental (Stg. 2:20).
Inmediatamente que en el acto de fe el pecador se entrega a Cristo y el Espritu
lo vincula al Salvador para que la vida del Resucitado se haga vida natural en el
salvo, ah mismo comienza la senda de la obediencia a la que el pecador es
capacitado para poder creer (1 P. 1:2). Cuando Pablo afirma que solo los
hacedores de la ley sern justificados, est diciendo lo mismo que Santiago:
"Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente
por Zafe" (Stg. 2:24), pero, antes dice refirindose a la fe de Abraham, el padre
de los creyentes: "No ves que la fe actu juntamente con sus obras, y que la fe
se perfeccion por las obras?" (Stg. 2:22). Ambas enseanzas son idnticas, lo
que Pablo y Santiago estn diciendo es que los que obedecen a Dios son
manifestados como justos, y no tanto declarados justos por la obediencia, esta
es la prueba visible que evidencia la realidad de la fe y no el modo para alcanzar
la justificacin. Esto es, la fe de Abraham se hizo evidente por las obras, pues
ambas cosas van unidas. La fe conduce al obrar conforme a la voluntad de Dios
en plena sumisin a l, por cuanto la fe es la manifestacin de la entrega
incondicional del pecador a Dios en respuesta a Su llamado. De ah que la
conclusin de Santiago sea aplicable como una magnfica explicacin de lo que
Pablo est enseando en este versculo: "Porque como el cuerpo sin espritu
est muerto, as tambin la fe sin obras est muerta" (Stg. 2:26). De la misma
manera que el respirar evidencia la realidad de la vida en el hombre, as tambin
las obras son el hlito visible de la fe. La evidencia de la fe de Rahab, a quien
tambin cita Santiago, fueron las obras manifestadas en el trato que dio a los
enviados por Josu para reconocer la tierra. Los trat de aquella manera no para
ser justificada y salir con vida de la accin contra Jeric, su ciudad, sino porque
siendo ya creyente en Dios actuaba con los del pueblo de Dios de aquella
26
198
ROMANOS 11
199
cuando Dios salva a alguien lo hace con un propsito principal, que sea
glorificado en l. Por tres veces enfatiza el apstol Pablo esta verdad, que Dios
salva para alabanza de su gloria (Ef. 1:6, 12, 14). El creyente est puesto para
glorificar a Dios. Ese debe ser el objetivo principal que motive toda accin: "Si,
pues, comis o bebis, o hacis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios"
(1 Co. 10:31). Una buena forma de entender lo que es correcto o no en la vida
cristiana es preguntarse si se puede dar gracias a Dios por lo que se est
haciendo, o si aquello est glorificando a Dios. En el pasaje se menciona por
primera vez en el Nuevo Testamento la relacin paterno filial de Dios con el
creyente. Dios es para el creyente el Padre que est en los cielos. Por tanto,
quien tiene a Dios por Padre debe reflejar su carcter, "pues como l es, as
somos nosotros en este mundo" (1 Jn. 4: 17). El mandamiento del Seor se
traslada a la Iglesia en los escritos apostlicos, cuando se dice: "manteniendo
buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran
de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el da de la visitacin,
al considerar vuestras buenas obras" (1 P. 2: 12). El proceso es sencillo y claro:
El creyente practica y sigue una vida de buen obrar. El mundo le observa. Dios
es glorificado por el estilo de vida del que se llama su hijo. Esta enseanza del
Sermn del Monte, sirve para entender que la alabanza no es una actividad, sino
una actitud, que no se alaba con ciertas formas, como el cntico y la oracin,
sino con cada momento de la vida cristiana. De otro modo, el creyente alaba o
desprestigia a Dios con su vida.
14. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo
que es de la ley, stos, aunque no tengan ley, son ley para si mismos.
omv yap
no
ley
estos
ley
no
cp<rEt
temendo
amot:c;
para s mismos
Ta TOU vou
lo de la
ley
Eicnv voc;
son
ley.
200
~
ROMANOS 11
~l
dV~
v~ nl~.
plural
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~ pcm19u plural
so8; v6ar;.
lamen/o.
taso
201
202
ROMANOS II
han obrado bien o mal. No hay acepcin de personas ante Dios, por eso "todos
los que sin ley han pecado, sin ley tambin perecern, y todos los que bajo la
ley han pecado, por la ley sern juzgados" (v. 12). El hecho de que los gentiles
no tengan la Ley, no ser una eximente para ellos en el da del juicio. No sern
juzgados y condenados por quebrantamiento literal de la Ley escrita, no
obstante recibirn lo que corresponda a sus delitos. Quien careciendo de Ley
peca, recibir lo que merece sin ella. Los judos que quebranten la Ley, sern
juzgados conforme a ella y recibirn tambin lo que merezcan sus hechos.
15. Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio
su conciencia, y acusndoles o defendindoles sus razonamientos.
oi'.nvi::c; i:vEKV\Wtm TO 8pyov
wu
Los cuales
de la
auTwv,
de ellos
muestran
la
obra
cruapwpocrrc;
escrita
en
la
conciencia
razonamientos
los
o tambin
corazones
i::Ta~
entre
anoA.oyouvwv
defendiendo.
203
204
ROMANOS II
205
ROMANOSII
206
correctas. Acaso de Joab, el rey de Jud, no se dice que hizo una accin
reprobable y que no se acord de la misericordia de Jehov (2 Cr. 24:22)? Sin
embargo se dice antes que hizo lo recto delante del Seor (2 Cr. 24:2). De ese
modo pueden encontrarse muchos actos de bondad en el Antiguo y Nuevo
Testamento, como el modo en que los hombres de Malta trataron a los
nufragos, encendiendo fuego porque haca fro (Hch. 28:2). No cabe duda que
el hombre es un ser depravado, incapaz de hi1cer nada para salvarse, siendo Dios
quin lo salva, pero, no cabe duda que no todos los que son depravados por
condicin natural son tambin degenerados hasta que no haya en ellos ni un
atisbo de bondad. Jess ense que los gentiles pueden amar, hacer el bien y ser
generosos con otros (Le. 6:32-34).
16. En el da en que Dios juzgar por Jesucristo los secretos de los
hombres, conforme a mi evangelio.
f:v T]pq. 0-rn KpVEt 6 0Eoi; 'ta Kpoma 'tWV dv8pw7t)V Ka'tU 'tO
En
da
que
EayyA.wv ou
evangelio
juzga
&ta
de mi mediante
Dios
lo escondido de los
XptcnoG' 'IrcroG.
Cristo
Jess.
hombres
segn el
207
ou, caso genitivo de la primera persona singular del pronombre personal declinado de
mi; fa, preposicin de genitivo por; Xpt<r'l'o, caso genitivo masculino singular del
nombre propio Cristo; 'I11<>ou, caso genitivo masculino singular del nombre propio
Jess.
i:v
Tpq,
'n;
KpVEl
0co~
'tU
Kpuma
'tWV
civ8p.7tlV.
Finalmente el apstol hace referencia al juicio para quien ha recibido la luz del
evangelio. La afirmacin es contundente: "Dios juzgar", literalmente Dios
juzga, ya que el verbo est en presente de indicativo. El da del juicio es algo
seguro, porque Dios lo ha establecido as (He. 9:27). La soberana divina se
pone de manifiesto en todos los aspectos, tanto en el hecho de determinar el
modo de la salvacin y el tiempo de llevar a cabo el sacrificio redentor, como en
cuanto a lo que est establecido inexorablemente para la vida de todos los
hombres. Esta enseanza no est aislada del contexto general sobre la unicidad
del sacrificio de Jesucristo, vinculando la imposibilidad de repetirlo por cuanto,
como hombre, estaba sujeto a la misma dinmica que Dios haba establecido
para los hombres. El nfasis de la accin soberana en la determinacin viene
expresado en el verbo determinar, o establecer28 . El Creador estableci un
destino que alcanza por igual a todos los humanos, sin excepcin alguna. Esa
determinacin fue comunicada al hombre en el momento de pecar: "con el
sudor de tu rostro comers el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella
fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volvers" (Gn. 3: 19). En el tiempo
del primer pecado y por consecuencia del mismo, Adn perdi el don
preternatural de la inmortalidad, reservndoles Dios a los hombres, de ah en
adelante, que mueran una sola vez. La muerte como consecuencia del pecado ya
haba sido la advertencia divina al primer hombre (Gn. 2: 17). En ese sentido, en
el instante mismo de la cada, el hombre muri espiritualmente y,
posteriormente a su trmino de vida sobre la tierra, morir fisicamente, pasando
a un estado de muerte segunda o muerte perpetua para aquellos que no hayan
credo en el Salvador. A causa de la universalidad del pecado todos los hombres
mueren (5:12). La resurreccin de algunos durante el ministerio de Cristo, no
significa un quebrantamiento de esta determinacin, simplemente se produjo
una situacin de muerte fisica no definitiva y que entraba en el designio de Dios
como manifestacin visible de la realidad de que Jess era el Mesas. Sin
embargo, el versculo alude a la muerte que universalmente alcanza a todos los
hombres, tras de la que slo queda la resurreccin para vida o para muerte.
Junto con la muerte establecida, est tambin el juicio para todos los hombres.
La rendicin de cuentas que manifestar la perfecta justicia de Dios en el
destino definitivo de los humanos. El resultado del juicio ser condenatorio para
quienes no hayan recibido la salvacin por gracia mediante la fe (Ap. 20:11-15).
En el sentido de un juicio para condenacin, que se producir al final de los
28
Griego cbtKEtm.
208
ROMANOS U
tiempos para todos los incrdulos, el creyente est exento, puesto que todo su
pecado fue juzgado ya en Cristo, llevndolo sobre l a la Cruz (1 P. 2:24). Por
su muerte, nosotros tenemos vida y vida eterna. Sin embargo, la determinacin
divina se cumple tambin para los creyentes, no en sentido condenatorio pero s
en el de rendicin de cuentas. Esto tiene que ver con el tribunal de Cristo (2 Co.
5: 10). Dios ser el juez y el juicio ocurrir en el tiempo determinado por l.
Ningn hombre debe juzgar intenciones ni emitir juicio sobre el pecado de otro
"hasta que venga el Seor, el cual aclarar tambin lo oculto de las tinieblas, y
manifestar las intenciones de los corazones" (1 Co. 4:5). No solo se valorarn
las obras realizadas, sino los consejos ocultos que las motivaron. En aquel da
Dios juzgar las obras visibles y los secretos ntimos de los hombres (Ec. 12:14;
Le. 12:3).
Ka:ra o EuayyA.wv ou Cha Xptcrou 'I11croG. La estructura del
texto griego sita seguido de la advertencia sobre el juicio la expresin
"conforme a mi evangelio mediante Cristo Jess", lo que para algunos supone
aislar el juicio como una mera expresin de un hecho que escatolgicamente se
producir, como parte de las verdades del evangelio que predica conforme a
Jesucristo, esto es: el juicio ser una accin divina que ahora se anuncia en el
evangelio. No deja de ser cierto, pero la construccin gramatical griega exige
vincular "mediante Cristo" al juicio y no al evangelio. Quiere decir que el
juicio se llevar a cabo por el nico designado por Dios para llevarlo a cabo que
es Jesucristo, ya que el Padre no juzga a nadie, sino que le juicio lo ha entregado
en manos del Hijo (Jn. 5:22). El Hijo del Hombre se sentar en su trono, cuando
venga para juzgar a los hombres (Mt. 25 :31-36). Es una verdad ampliamente
expresada en el Nuevo Testamento (cf. Hch. 17:31; 2 Co. 5:10). En el da del
juicio todo ser revelado y manifestado ya que "no hay cosa creada que no sea
manifiesta en su presencia, antes bien todas las cosas estn desnudas y abiertas
a los ojos de Aquel a quien tenemos que dar cuenta" (He. 4: 13). Ante Dios,
todas las imperfecciones personales quedan al descubierto y ninguna cosa puede
esconderse ante Su mirada. Los ojos de Dios ven lo que en ocasiones se quisiera
ocultar a los de los hombres. Pueden ocultarse de otros hechos, pensamientos y
hasta podra incurrirse en autoengao, como consecuencia del corazn
engaoso, pero no ocurrir esto al escrutinio de Dios. Todos nosotros estamos
"abiertos" ante su mirada que descubre todo lo que hay en cada uno. En el
texto griego se usa una palabra para abiertas2 9, que expresa la idea de doblar el
cuello, lo que significara con el cuello descubierto. Esto es una extraordinaria
ilustracin de cmo queda expuesto el creyente por la accin de la Palabra ante
los ojos de Dios. No cabe duda que el texto hace referencia a la creacin: "no
hay cosa creada que no sea manifiesta", pero, los trminos en el griego exigen
entender esto especialmente referido a los hombres creados por Dios, o incluso
29 Griego: 'tE'tpa:xriJ..icrva.
209
El 8E cru 'lou8atoc;
Pero st t
EV 0E<)
en Dios.
Judo
eres llamado
descansas
en ley
te Jactas
fa~ a un nuevo tema sobre el judo. escribe: El. conjuncin afirmativa si, con la
se denota condicin o suposicin en vtud de la cual un concepto depende de atto;
p11icula conjuntiva que hace fas veces de conjuncin, con sentido de pero, ms
y. y por cierto, antes hien, como conjuncion coordinante es la segwida en
e
m)>
pe!Smla
210
ROMANOS II
singular del pronombre personal tu; 'fouoo~, caso nominativo singular del adjetivo
emilroio judto; e'ltovodi;'IJ, segunda persona singular del presente de indicativo en
voz media del verbo e'ltovodl;co. llamar con JJn nombre, dar sobrenombre, como
verbo compuesto de 1tt, sobre y ovo.d~ro, aqu, en voz media tienes sobre nombre,
eres llamado; tcal, conjuncin copulativa y; &1u:iva1ta'IJ, segunda persona singular
del presente de indicativo en voz media del verbo S1tttVa.nttiom, descansar, confiar,
aqu descansas; v.C\l, caso dativo masculino singular del sustantivo declinado en ley;
Ka\, conjuncin copulativa y; Ka.u:x.&:o-m~ segunda persona singular del presente de
idil:ltivo en voz media del verbo i<:au:x,do.m, gloriarse, sentirse orgulloso, jactarse,
aqu t~jactas; v, preposicin de dativo en; 6s<Q, caso dativo masculino singular del
nombre propio Dios.
Los judos estaban plenamente de acuerdo con que el pecado de los
gentiles les haca responsables ante Dios, y ste era justo cuando les condenaba
a causa de su condicin. Sin embargo, ellos no estaban dispuestos a admitir un
plano de igualdad con los que consideraban como perros, y que estaban
alejados de los pactos de Abraham. Ellos tenan privilegios especiales, entre
otras cosas, la ley que Dios les haba dado, por tanto, no podan ser tratados,
conforme a esta manera de pensar, como a cualquier otro pecador. El apstol los
sita delante del tribunal de Dios y aporta las pruebas que evidencian su
responsabilidad y fracaso, por tanto, Dios tiene pleno derecho a juzgarlos y
sentenciarlos como a cualquier otro pecador.
cru
Ei 88
'Iou8ato<; 8novods1J. Para desarrollar el argumento,
comienza por referirse a algunos de los privilegios que como pueblo tenan. El
primero de los cuales est relacionado con su eleccin, por la que reciban el
nombre honorable de judos, propio del pueblo que haba sido escogido por
Dios (Ex. 19:6; Dt. 10:15; Is. 43:20-21). La salvacin proceda de entre los
judos, porque de ellos vena el Salvador del mundo (Jn. 4:22), de otro modo,
Jess era judo. Este ttulo que expresa la gracia de Dios para con ellos, era
tomado orgullosamente por muchos de los tiempos de Pablo, para distinguirse
en superioridad del resto de las gentes, en lugar de hacerles sentirse
profundamente humildes por el favor recibido inmerecidamente. Aquellos
tenan por orgulloso sobrenombre el de judos, pero esto no significaba ms que
una mera forma de denominarse. En cierta medida, el problema persiste fuera de
los judos y puede alcanzar a la iglesia en este tiempo, como denuncia el Seor:
"Tienes nombre de que vives y ests muerto" (Ap. 3:1). No puede ocultarse
nada al conocimiento de quien tiene ojos como llama de fuego, mirada
penetrante para descubrir lo ms secreto del corazn (v. 16). El hombre puede
ver las obras de la iglesia, pero Jess conoce las intenciones, que las motivan.
Quienes observan la iglesia podrn creer que se trataba de un modelo de
espiritualidad, contando adems con esa reputacin. Pero, el Seor conoce la
realidad y sabe que todo aquello era mera apariencia: "que tienes nombre de
que vives, y ests muerto". El nombre era opuesto a la realidad. La iglesia
211
puede estar viviendo de las glorias del pasado, con un nombre opuesto a la
realidad espiritual. Es posible que se trate de una congregacin que haya tenido
una gran importancia histrica, con capacidades y dones, pero que confa en la
rutina de unas formas religiosas y eclesiales, con unas estructuras carentes de
vida. Su poder es el recuerdo de triunfos del pasado. Su forma es la forma del
pasado. Su doctrina es simplemente el eco del pasado. Su vida es la vida propia
que ya haba pasado. Puede tratarse de una iglesia con una ortodoxia notable,
pero espiritualmente, porque slo vive del nombre, est muerta. Puede haber
procurado sostener el pensamiento teolgico correcto, pero sin la conduccin,
direccin y poder del Espritu Santo. Es posible que sepa mucho de Biblia, pero
que desconozca al Dios de la Biblia. La paradoja es profunda: He ah una iglesia
muerta bajo un nombre de vida: "tienes nombre de que vives, y ests muerto".
No se trata de muerte en el sentido de perdicin, sino de falta de poder
espiritual. Es una iglesia que vive slo en apariencia y goza de una reputacin
que es falsa. En ese tipo de iglesia no hay falta de obras, sino todo lo contrario,
puede tenerlas incluso en exceso, pero son suyas y no de Dios. Esas obras, son
un mero activismo religioso que le da una apariencia de vida. Muy
probablemente tenga una excelente organizacin eclesial, bien establecida, con
un gobierno conforme a las demandas apostlicas. Con toda seguridad cumple
las ordenanzas establecidas por el Seor del bautismo y del partimiento del pan.
Seguramente que la exposicin de la Palabra esta en manos de quienes la
conocen profundamente y tienen la capacidad para ensearla a otros. Es posible
que en el ministerio de la enseanza no haya nadie que pueda acusarla de
desviaciones en doctrina. Incluso cabe suponer que la iglesia ofrenda y
contribuye decididamente para las necesidades de la obra. Desde el punto de
vista externo eran una iglesia apostlica que "perseveraban en la doctrina de
los apstoles, en la comunin unos con otros, en el partimiento del pan y en las
oraciones" (Hch. 2:42). Extraa, pues, la amonestacin del Seor. Nada faltaba
en aquella iglesia y, sin embargo, su nombre es pura apariencia, cree que tiene
vida pero esta muerta. La cuestin es sencilla, todo cuanto tiene son
manifestaciones externas de religiosidad, pero, el Seor, busca la realidad
interior. Lo externo obedece siempre a lo interno, como Jess ense: "De la
abundancia del corazn habla la boca" (Le. 6:45). Cristo no desea una iglesia
con mucho conocimiento intelectual de la doctrina y con un sistema cltico
aparentemente ortodoxo, sino una iglesia conducida por el poder del Espritu
que manifieste al exterior la realidad espiritual interna. La iglesia que deja de
vivir en el poder del Espritu, transfiere su defecto a la prctica religiosa
convirtiendo comunin en religin. Esa ortodoxia fra sirve de narctico
espiritual que impide ver la realidad de la muerte espiritual a que conduce la
falta de comunin real con el Seor, ya que slo hay victoria con l y en l (Fil.
1:21 ). Poco a poco la ortodoxia fra y el ritualismo histrico dan paso a la
muerte espiritual de la congregacin. El problema se extiende a lo largo del
tiempo y llega a nosotros. Es la tpica condicin de iglesias tradicionales,
212
ROMANOS lI
Kat Kauxacrm f;v E>E<\). De la misma rnanera, dice Pablo, "te gloras en
213
conoces
la
Kcnrixoi>voc; EK
siendo mstru1do
en
voluntad
wu
vou,
la
ley
apruebas
i<:~\,
conjuncin copulativa y;
y.vo)~~~
$tgunda persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo iyt,v~O>~
conocer, aprender, ente1Uler, darse cuenta, reconocer, aqu conoces; -i:o, ca,sQ acusati:v~
neutro singular del articulo determinado lo; 9l.'t1, easo acusativo netJtro s~ del
sustantivo que denota voluntad; tc(X;\i coajuncin copulativa y; ootCi.u:U;si~. ~nda
persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo &okip.cl;'<i>>
examinar, poner a prt4eba, aprobar, aqu aprueb~; 't'd, caso acusativo neutro pluml
det articulo detenninado los; foo;ppoV'I:, caso acusativo neutro plural de1 participi1>
de presente articular del verbo 6ta:~~1 verbo compuesto por la preposicin otd. y el
verbo q>p(I), llevar, ad<{uirlendo intransitivamente ~l sentido de diferir, aprobat, ser
mejor, valer ms, aqu que m~Qres; W:'tflXOfJ.Evoi:;, cas1> nominativo masculin.q
11iingular del partkipil> de presente en vo:t pasiva del verbo teatq:w, instruir. aqu
,cotno siemlo instrt4ido; $1C, preposicin de genitivo en; io6, caso geuitivo masculino
:singular deJ articulo determina lo; voo, !:laSI) genitivo masculino sinulat del
~tnstantivo que denota ley, norm<1, mandato.
Ka't ytv.<:rKEtc; 'tO 8AY]a. Los judos eran conocedores de la voluntad
de Dios. El verbo que utiliza el apstol en esta ocasin para conocer30 , alude a
un conocimiento no tanto intelectual sino experimental o vivencial, es decir,
30 Gnego. yivwcrKw.
214
ROMANOS 11
de gua
ser
de ciegos
luz
de los en tmieblas.
Griego: n&8w.
215
considerados como ciegos a toda luz de Dios. Esto les permita considerarse
como "guas de ciegos", en el sentido de ser orientadores para los gentiles. Las
naciones todas estaban en tinieblas y, por tanto, eran ciegos espirituales (cf. Is.
42:19; 56:10; Ro. 11:7, 8; 2 Co. 4:4; 1 Jn. 2:11). Los guas de ciegos deban ser
confiables. Dios mismo haba establecido maldicin para el que hiciera
desviarse al ciego en su camino (Dt. 27:18). Aunque el mandamiento tiene que
ver especficamente con el ciego fisico, la aplicacin est relacionada con la
ceguera espiritual. Era verdaderamente lamentable la condicin de quienes
siendo ciegos, espiritualmente hablando, eran conducidos por guas que lo eran
tanto como ellos (Mt. 23:16-24). Sin embargo, a pesar de considerarse guas de
ciegos, ellos mismos eran ciegos que llevaban a otros al mismo fracaso, de
manera que Jess dijo de ellos: "Djalos; son guas de ciegos; y si el ciego
guiare al ciego, ambos caern en el hoyo" (Mt. 15: 14). El hipcrita advertido
de su pecado, si persiste en la rebelda, debe dejrsele para que siga su curso y
reciba su recompensa. Seguir a tales personas conduce irremediablemente al
fracaso porque son ciegos, pero con una arrogancia tal que se convierten en
guas de ciegos. Son ciegos pero se creen con vista suficiente para conducir a
otros. El sabio escribe en Proverbios sobre este tipo de personas: "Has visto
hombre sabio en su propia opinin? Mas esperanza hay del necio que de l"
(Pr. 26: 12). Estos ciegos espirituales que se negaban a ver la gloriosa luz de
Dios que brillaba entre las tinieblas del mundo, se constituan en guas para
otros que en lugar de mostrarles el camino a la vida los conducan al fracaso y
ruina eterna. Estos no se apartan de su condicin y considerndose vanamente
que eran guas de los ciegos, como si Dios los hubiese llamado para esa misin.
Eran tan orgullosos que hasta a sus mismos pensamientos y tradiciones, daban
la categora de Palabra de Dios. Pero tambin estaban equivocados en el camino
que llevaban. En ellos se cumpla tambin la enseanza de Proverbios: "Hay
camino que al hombre parece derecho; pero su fin es camino de muerte" (Pr.
14:12). El final del camino del impo es la condenacin eterna. Los judos
estaban rehusando el nico medio de salvacin que es la fe en Jesucristo, por
tanto su final no poda ser otro que aquello que se ilustra como la cada de un
ciego en un hoyo, del que no podr salir. Todos los que sigan su mismo camino
terminarn en el mismo lugar. Estos ensean a otros a pecar, quebrantando la
Palabra de Dios, y no podrn escapar a la ruina espiritual. Por esta causa el
Seor dice a los suyos: Dejadlos.
<pwc; 'tWV f:v crK'tEt. Quienes se consideraban luz para los que estaban
en tinieblas, se relacionaban con los gentiles con el objetivo de hacer proslitos
en ellos, por eso Jess les dijo: "Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipcritas! Porque recorris mar y tierra para hacer un proslito, y una vez
hecho, le hacis dos veces ms hijo del infierno que vosotros" (Mt. 23: 15). Los
judos, especialmente los escribas y fariseos, mostraban un celo desmedido por
hacer adeptos al judasmo. Los gentiles podan incorporarse al pueblo de Israel,
216
ROMANOS Il
217
Seor. Como escriba Justino Mrtir al incrdulo Trifn: "Pero los proslitos
no slo no creen, sino doblemente ms que t blasfeman contra su Nombre" 32
De este modo se entiende que Jess les acuse de hacer a los proslitos "dos
veces ms hijos del infierno" que ellos. Mateo utiliza aqu la palabra gehenna,
que en el contexto judo expresaba el tormento perpetuo del pecador no
convertido (Mt. 5:22). Llamarles a ellos y a sus proslitos hijos del infierno, es
referirse a quienes tienen carcter diablico, como hijos de un padre que es el
diablo (Jn. 8:44), y por tanto aptos para morar slo en el infierno, preparado
para l y sus ngeles (Mt. 25:41). Los proslitos de los fariseos retenan las
condiciones morales de los paganos y aadan a ellas las faltas propias de los
fariseos. Para ellos el mal de los fariseos se vea incrementado, pero no
disminua un pice la hipocresa de ellos.
Antes de seguir adelante detengmonos aqu para una sencilla aplicacin
personal. El mal de los fariseos se manifiesta en cualquier momento del
cristianismo a lo largo del tiempo. Hay algunos entre los cristianos,
especialmente los que de algn modo tienen liderazgo, que buscan adeptos a su
causa y hacen cuanto pueden por alcanzar seguidores que apoyen y continen
sus propios errores. No estn contentos con los creyentes sencillos que buscan
en la Palabra el conocimiento de Dios para seguir la doctrina propia de la fe
sana. Buscan clonarse, en otros, reproducirse en seguidores de sus
pensamientos y en defensores de sus doctrinas. Estos han causado divisiones en
el pueblo de Dios a lo largo del tiempo que son irreparables an despus de
siglos, perpetuando sus pensamientos, con apariencia de seriedad bblica, para
que otros seguidores de ellos se manifiesten a lo largo del tiempo. Aun hoy se
pueden encontrar fcilmente algunos de estos entre las iglesias del Seor. Se
aferran a tradiciones y doctrinas de hombres por las que luchan, sin importarles
la sanidad moral y espiritual de los creyentes, sino en alcanzar seguidores que
luchen denodadamente por sus convicciones humanas. Como los fariseos de
entonces odian a cuantos puedan derribar sus pensamientos y contradecir sus
opiniones, haciendo que sus seguidores, incrementen la furia de sus maestros.
Trabajan con jvenes en sus reas de influencia para perpetuarse en nuevas
generaciones que continen haciendo el mismo dao que ellos han hecho a la
iglesia. A los creyentes se advierte continuamente sobre el peligro del legalismo
y las tradiciones que distorsionan la Palabra de Dios y en muchas ocasiones la
quebrantan para mantener el sistema religioso que amparan. Los que viven bajo
tradiciones y costumbres han cambiado de modo de operar en relacin con los
fariseos, pero siguen una ruta semejante a la de ellos. Son fervientes defensores
de sus costumbres y procuran llevar a otros por el mismo camino. Cuando se les
confronta con la realidad espiritual, suelen considerarse a ellos mismos como
dbiles en cuanto a la fe que se escandalizan fcilmente al ver que otros los
32
218
ROMANOS ll
de necios
maestro
esencia
il<;
del
219
de la
verdad
en
la
ley.
33 Griego: cicppvwv.
220
ROMANOS II
procede del amor propio impulsado por el orgullo. No eran humildes, sino
altivos y, por esa causa, eran resistidos por Dios (Stg. 4:6).
8t8a'KaAov vr17twv. Tambin se consideraban como maestros de
nios. El adjetivo usado para nios34 , expresa la condicin de quienes son nios
pequeos, de corta edad, de ah que se pueda traducir como niitos. Eran los
maestros que se ocupaban de ensear las primeras lecciones. En este caso
concreto la referencia tena que ver con las instrucciones dadas a los proslitos
(G. 4:1). En el Nuevo Testamento, se habla de nio para referirse al inmaduro
que tiene que ser instruido por maestros para que alcance, por el crecimiento, la
capacidad de discernir correctamente y actuar en consecuencia (1 Co. 3: 1; Ef.
4:14; He. 5:13). Es natural que quienes conocan la Ley, se sintiesen capaces de
ensear a quienes, o bien no la conocan, o la conocan muy superficialmente.
Sin embargo, la sabidura humana, aunque sea sobre algo tan importante como
la Ley de Dios, conduce al orgullo que distancia de quienes se les consideran
como nios. El profeta expresa esa condicin cuando pone en boca de ellos
estas palabras: "Estate en tu lugar, no te acerques a m, porqu soy ms santo
que t; estos son humo en mi furor, fuego que arde todo el da" (Is. 65:5). En
lugar de ser maestros eran jueces que despreciaban a los que deban ser
instruidos.
8x,ov't'a 't'i]v pcpwcnv 't'll<; yvwcrnw<; Kat 't'll<; dlvr8dac; f-.v 'te\)
v). Ellos se jactaban de ser conocedores de la ley. sta les daba la forma de
la ciencia y de la verdad. La palabra que usa para forma 35 es un sustantivo que
denota la apariencia externa del conocimiento de la verdad, lo que podra
equivaler a un bosquejo para expresar lo que es verdadero, vinculado con la
expresin visible de una realidad interna. Esta palabra puede aplicarse a
apariencia (2 Ti. 3:5). Ellos tenan el bosquejo pero les faltaba la realidad del
mismo. La ley de Dios era un tesoro divino dado a los hombres, no para
someterlos a preceptos y cargas angustiosas, sino para revelarles la bondad y
misericordia divinas para salvacin. Todo el contenido de la Palabra revelada es
la base de la sabidura que enriquece al sencillo (Sal. 19:7).
La verdad la conocan porque tenan acceso a la Ley que Dios les haba
dado y que revelaba todo lo que era verdadero conforme a l. La Palabra de
Dios es verdad por cuanto procede de Dios mismo. Es preciso tener claro que
toda la Escritura es inspirada por l (2 Ti. 3:16). Toda la Biblia es doctrina,
porque es palabra de Dios. Ninguna otra cosa es verdad absoluta ms que ella,
por tanto, Dios honra Su palabra, pero no la de los hombres. El compromiso del
creyente en la actual dispensacin consiste en ensear como verdad slo lo que
34
35
G.
,
nego: vrpnffiV
Griego: p<p(J}(nv.
221
a ti mismo no
enseilas?
el
que proclamas no
222
ROMANOS II
223
Aywv i] mxi::i::t v
El que dices: no
adulterar
otxi::i::t<;
poi::A-ocrcri::vo<;
cometes adulterio? El
que abominas
'ta
iowA-a
a los
dolos
h:pocroA-i::t<;
saqueas templos?
o,
remplos.
224
ROMANOS 11
225
mandamiento el apstol Pablo ensea que cada marido viva slo con su esposa
o viceversa (1 Co. 7:2-5). En el Antiguo Testamento, Dios prohiba
absolutamente el adulterio: "Adems; no tendrs acto carnal con la mujer de tu
prjimo, contaminndote con ella" (Lv. 18:20). El adulterio produca un estado
de inmundicia, contaminacin, entre los adlteros. Este pecado afecta varias
reas de la vida matrimonial: a) Es un pecado contra el pacto de matrimonio. b)
Es un pecado contra el voto matrimonial de lealtad. c) Es un pecado contra la
relacin del matrimonio. El pecado de adulterio est directamente sujeto al
juicio de Dios. Dios es testigo de cargo y juez contra quien comete ese pecado,
por eso el escritor a los Hebreos dice que "a los adlteros y fornicarios, juzgar
Dios" (He. 13 :4). El adulterio es un pecado que reviste tal gravedad delante de
Dios, que es uno de los pocos que tena en la ley pena de muerte (Lv. 20:10; Dt.
22:22-24; Jn. 8:5). El Seor se posiciona como testigo de cargo contra el que
rompa el pacto sagrado del matrimonio (Mal. 2: 14-16). Los lderes religiosos de
la nacin enseaban y las gentes entendan que el mandamiento alcanzaba slo
a la accin que consumaba el hecho. Por esa razn Jess dio el verdadero
alcance del mandamiento. Con un ''.Y yo os digo", iba a complementar la
enseanza limitada que tradicionalmente se daba sobre el alcance del mandato.
Ese mandamiento alcanza a dos, uno el propio de la prohibicin del adulterio y
otro el de codicia, expresado tambin en la ley: "no codiciars la mujer de tu
prjimo" (Ex. 20:17; Dt. 5:18). Los fariseos enseaban que slo el hecho
consumado revesta quebrantamiento y era pecado contra el sexto mandamiento.
Cristo condena tanto la comisin literal del adulterio como la mirada codiciosa
hacia una mujer que no sea la esposa. La Biblia da testimonio de Job como de
un hombre "perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal" (Job 1: 1),
que tena un esmerado cuidado con las miradas codiciosas porque saba hasta
donde conducan: "Hice pacto con mis ojos; cmo, pues, haba yo de mirar a
una virgen?" (Job 31: 1), por ese cuidado especial, sin miradas codiciosas, el
deseo, su corazn se mantuvo ntegro (Job 31 :7-8). Job conoca las
consecuencias que acarreaba el pecado de adulterio: "Si fue mi corazn
engaado acerca de mujer, y si estuve acechando a la puerta de mi prjimo,
muela para otro mi mujer, y sobre ella otros se encorven. Porque es maldad e
iniquidad que han de castigar los jueces" (Job 31 :9-11 ). Normalmente el
pecado de adulterio comienza por una mirada codiciosa, como fue en el caso de
David con Betsab, la mujer de Uras heteo (2 S. 11 :2). La mirada codiciosa
activa la concupiscencia del corazn de donde salen los malos deseos que
procurarn ejecutarse, y en muchos caso llegarn a hacerse realidad (Mt. 15: 1920). Los ojos son la puerta de entrada del elemento que genera la perversidad.
La afirmacin de Jess debe entenderse claramente. El pecado no est en mirar
a una mujer; la pecaminosidad est en la mirada puesta en ella para codiciarla.
El Seor afirma que esa mirada codiciosa hacia la mujer del prjimo incurre ya
en la comisin del pecado condenado en su ley, por cuanto est el deseo de
226
ROMANOS 11
P8EA.ucrcrEvor; Ta iiOwA.a EpocruA-Ett;. Un segundo ejemplo tercero en la serie- complementa la acusacin. Pablo habla de quienes
enseando a aborrecer a los dolos cometan el pecado de saquear los templos
de los dolos en beneficio personal. Es muy interesante la construccin de esa
acusacin: ellos enseaban que todo cuanto estaba relacionado con los dolos
era abominacin para Dios, sin embargo, no tenan reparo en saquear los
templos de los dolos para apropiarse de objetos sagrados dedicados al culto
idoltrico, como si tales cosas no formasen para inseparable de la idolatra que
condenaban. Qu significa el trmino ladrones de templos que Pablo utiliza
227
f.v v) KUDX,fom,
El que en
ley
te jactas
bta
por
transgresin
de la
ley
a Dios
dn~c1c;
deshonra?
ev,
oc;
f,y v) Kcwxacrm, Sta t"l)'c; napaBcrcwc; 'tOU voD 'tOV
0cov dn~ctc;. Aquellos que enseaban la Ley son infractores de ella. Hay
un notable contraste entre profesin y realidad. Estos se jactaban de la Ley,
37
G.
.
1 ,
nego: u;poau"'Ew.
228
ROMANOSII
quebrantndola y trayendo con ello deshonra para Dios. Era una manifestacin
de hipocresa.
El profeta haba hablado de esa condicin, cuando escriba: "Dice, pues,
el Seor: Porque este pueblo se acerca a m con su boca, y con sus labios me
honra, pero su corazn est lejos de m, y su temor de m no es ms que un
mandamiento de hombres que les ha sido enseado" (Is. 29: 13). De personas
con ese comportamiento habl Jess, llamndoles hipcritas (Mt. 23:13-33).
Decan una cosa y vivan otra. Pero, tatnbin incurran en otra forma de
deshonrar la Palabra de Dios, cuando enseaban a la gente sus propios
mandamientos como si se tratase de la Palabra autoritativa de Dios, aadiendo a
la Escritura lo que no proceda de Dios, coino les dijo Jess, citando al profeta
Isaas: "Pues en vano me honran, enseando como doctrinas, mandamientos de
hombres" (Mt. 15 :9). La enseanza, el culto y la adoracin de aquellos era vana
porque SJJ vida ne pJe.dan se renvd.a .aJ s;vmpJimiento de preceptos y ritos
meramente externos, sin contenido espiritual, ya que se producan al impulso de
un corazn vaco de Dios, pero lleno de ellos. La enseanza no estaba dirigida
por el deseo de instruir a otros conforme a Dios, sino para manifestar una
piedad aparente. Pero la mayor gravedad es que estaban enseando como si
fuese doctrina, lo que slo proceda de preceptos y mandamientos elaborados
por los hombres. Tal sistema convierte la enseanza en algo meramente
religioso y no espiritual. El comportamiento del creyente slo puede
establecerse en lo que Dios dispone y no en lo que el hombre deseara. Un
sistema humano, por santo que aparentemente sea, es simplemente vanidad,
delante de Dios. Cristo ense que la adoracin a Dios no es posible sin ser en
espritu, por tanto, lo que no es en espritu, tampoco es en verdad (Jn. 4:24). En
la medida en que el Espritu no controla al creyente y que la Palabra es mero
recurso intelectual, as tambin se produce una inclinacin hacia preceptos
humanos, que convierte la libertad en esclavitud y el gozo en cargas miserables.
En ocasiones se produce algo semejante en l entorno de la Iglesia. Hay quienes
pretenden autoridad divina en la enseanza para introducir en la mente de otros
asuntos que son meramente ideas y conceptos humanos. Nadie esta sujeto a
semejante ordenamiento; ningn creyente tiene deber de aceptar tales asuntos y
mucho menos esclavizarse a ellos. Todava ms, no slo no se est bajo
obligacin de aceptarlos como mandamientos y sujetarse a ellos, sino que deben
ser combatidos con denuedo, sobre todo cuanto sustituyen o afectan a los
mismos mandamientos de Dios. Debe recordarse continuamente que
cristianismo no es religin, sino comunin con Cristo (G. 2:20).
229
24. Porque como est escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los
gentiles por causa de vosotros.
'to yd.p ovo a 'tou so u
Porque el
nombre
s0vscn v,
gentiles
5t'
es blasfemado
entre
Jos
Ka0wc; yypmt'tm.
tal como
est escrito.
ROMANOS 11
230
Dios era blasfemado. De otro modo, el que se considera maestro de los gentiles,
hace que con su conducta el nombre de Dios no sea glorificado entre los
gentiles, sino blasfemado por ellos. Como escribe el profesor Wilckens: "El que
Su posicin (2:25-29).
25. Pues en verdad la circuncisin aprovecha, si guardas la ley; pero si eres
transgresor de la ley, tu circuncisin viene a ser incircuncisin.
Ifapt'toiJ Ev yap
vou ji;,
Ti
ley
practicas;
pero si
transgresor
yf.yovEv.
incircuncisin se ha convertido.
231
oe,
Ifaptwi f:v yap cJcpsA.s1 f:av vov npcrcrlJc;. Los judos tenan
como distintivo el rito de la circuncisin. Era el signo del pacto que Dios haba
hecho con Abraham (Gn. 17: 1-27). En la circuncisin basaban su confianza y
hasta tal punto que la consideraban como un elemento que los protega
eficazmente contra la ira de Dios. En alguna medida crean que Dios no poda
estar airado contra el pueblo que llevaba en s mismo la marca de la circuncisin
que era una expresin visible de pertenencia a l. La valoracin de la
circuncisin era tal que incluso el judasmo slo consideraba proslito a quien
pasaba por el rito de la circuncisin corporal, los otros eran proslitos de
segundo nivel. El judo era enseado en que no slo bastaba con leer los
mandamientos de la Ley, sino que tambin deban ser practicados y, por tanto,
todo varn perteneciente al pueblo de Israel deba circuncidarse. Consideraban
que la circuncisin se estableca entre los primeros mandamientos de la Tor y
haba de ser cumplido tambin por quien se convirtiera a ella, lo que inclua a
los proslitos. De manera que el cumplimiento de la Ley, por el que los judos
pensaban alcanzar la justificacin delante de Dios, comenzaba necesariamente
por la circuncisin, ritual en el que el judo comenzaba a cumplir la Ley, por
tanto, la condicin de circunciso era la base o el principio del que dependa la
salvacin, descansando en la idea de que sta se alcanzaba por quien observaba
la Ley. La circuncisin era la nota inequvoca, hasta podra considerarse en
cierto modo sacramental, que autentificaba la vinculacin del israelita con la
salvacin y que lo situaba delante de cualquier gentil. El apstol hace una
notoria afirmacin: La circuncisin solo aprovecha, literalmente es til al que
cumple la ley. Esto es realmente el problema que se presenta: Dios no se
mostrar indulgente con ninguno que estando circuncidado no cumpla toda la
ley, es decir, no consentir en infraccin alguna contra ella. Ya antes Pablo
ensea que poseer la Ley no protege contra la ira de Dios. Este fue el primer
argumento del razonamiento del apstol, el de la circuncisin es complemento
al anterior. Los judos confiaban en la circuncisin y l les responde que
tampoco el rito de pertenencia al pueblo de las promesas podr protegerles de la
ira divina, ya que slo tiene valor si junto con ella se guarda la Ley.
232
ROMANOS 11
fi
pues la
las
ordenanzas
de la
ley
guarda
1.,
no
fi
la
de l
por circunc1s1n
ser considerada?
'
oomn incirt!Jtnctsitm; i:d, caso acusativo aeutro phital del $1eulo detenno los;
233
oi~i.cl .u.x'to., ea$<l acusati:V'o AtQ phlal del ooml>re 'OO:tnOO mantkunienws,
requerimttmtoa, ~l!;tJ~l~, ~'~~ '1"061 CtJSO emdvo masc\llinf> ~inu:w del
artict:llO d~ ~lmado qel; 'W~~i ~so Senitl\"() m~t:limo sh:ittW
susWntivo ~que ~ ley; ~'A~, ~ pdiorui. singular del preso- de
subjuntivo en voz Mtiva del vetbt "'A.do'O~~ prdar, 1Jb1erv4r, aqutg1u.~rda; odt,
forma de:l adverbio de 11~611 *"~ e1 ~d prop1& ante vocal :i;w a'l!lp~ ~.
caso nominativo femenmo smPkw a utfwio ~mttdo la; 61tp(>~l~
n:ominatiw ~- sinu:lat dtt sustan.tivo 'Cl~'~ itJcll'ct1:nclsin; ~10~) ~~
gdti'V'o masculino sinplll' dt la 'f~ 1*'$08 del itr0enomore pe~l ~li84o ,,
l; a~. itr~icin de ~usativo J'"{)I", "!$1)t'fo~t\v~ caso acusativo fQ1en1lt> sinu:w
del sustwttivo circu'lfCisi~; ~<Se~(l;i, t~ persorui. smgntar del ~rJ.l ~
'
CDnKJ~rar, CDntar,
st c<msiderada.
'
A
,
ri' aKpo..,ucrna.
,
ysyovsv.
A.oytcr8tjcrsrni.
234
ROMANOSII
Yi
incircuncisin
la
ley
cumpliendo a ti
el
Cha
por
circuncisin
transgresor
de ley.
235
cumplieron, mientras que quienes no eran tenidos por dignos, por cuanto eran
incircuncisos, se dedicaron a cumplirla. De modo que quienes tenan la
Escritura y la circuncisin sern condenados porque haberse negado a la
obediencia de la Ley. La circuncisin en que se gloriaban no les servir como
atenuante en el juicio divino escatolgico. De otro modo, el apstol dice que el
que es fsicamente o por naturaleza incircunciso condenar a los que estando
provistos de la Ley y siendo circuncidados, son transgresores de lo dispuesto
por Dios.
Un buen comentario al versculo est en las palabras de Cristo: "Los
hombres de Nnive se levantarn en el juicio con esta generacin, y la
condenarn; porque ellos se arrepintieron a la predicacin de Jons, y he aqu
ms que Jons en este lugar. La reina del Sur se levantar en el juicio con esta
generacin, y la condenar; porque ella vino de los fines de la tierra para or
la sabidura de Salomn, y he aqu ms que Salomn en este lugar" (Mt. 12:4142). Los fariseos circuncisos, se consideraban a s mismos justificados y adems
como hijos de Abraham, no estaran expuestos a condenacin. Los ninivitas,
como el resto de los gentiles, no eran considerados como receptores de la gracia
y salvacin. Tan slo algunos de los gentiles por incorporacin al pueblo de
Israel como proslitos, para lo que tenan que circuncidarse, podran salvarse.
Sin embargo, Jess apela a los hombres de Nnive, diciendo que en el da del
juicio se levantarn como testigos de cargo contra aquella generacin. Los
ninivitas se arrepintieron por la predicacin de Jons, mientras que los israelitas
rechazaron el mensaje del Hijo de Dios. Por tanto, no es de extraar que Jess
diga que los hombres de Nnive sern testigos de cargo contra los judos en el
da del juicio. Esto ensea tambin que aquellos todos que buscaban seales, y
los del pueblo que no creyeron en Cristo son condenados, y su condenacin ser
confirmada definitivamente para ejecucin eterna en el gran trono blanco (Ap.
20: 11-15). La condenacin no est en la condicin del pueblo, ni en la
ascendencia de las personas, sino en la determinacin de rechazar el mensaje de
salvacin y con l al Salvador (Jn. 3:36). Otro testimonio condenatorio contra
aquellos que descansaban en la circuncisin mientras ignoraban la Ley, es el de
reina del sur. Es interesante apreciar otro testimonio en manos de gentiles.
Primero fueron los ninivitas, ahora la reina de Sab (1 R. 10: 1). Aquella mujer
vino de lejos, haciendo un gran esfuerzo, slo por haber odo acerca de la
sabidura de Salomn, el rey de Israel. Mientras tanto el pueblo de Israel no se
dejaba persuadir por las palabras de sabidura que podan leer cada da en la Ley
y que, en tiempos de Jess, oyeron de l mismo. La reina de Sab vino sin
ninguna invitacin, que se sepa al menos por la Escritura, para visitar a
Salomn y aprender de l. La Escritura invitaba cada da a los rebeldes de Israel
para que volvieran a Dios. Es notable apreciar aqu tambin importantes
contrastes entre la reina del sur y los judos. La reina de Seba se enfrent a las
dificultades y peligros de un largo viaje a travs de un camino dificil.
236
ROMANOS 11
Probablemente haya venido desde lo que hoy sera Yemen, la parte suroccidental de la pennsula arbiga, en la costa asitica del Mar Rojo, frente a
Etiopa. El viaje entre los dos reinos podra ser de unos 2000 kms. Mientras
tanto los israelitas, circuncidados, tenan la Escritura a su alcance en todo
momento. La reina de Saba vino para escuchar la sabidura que Dios haba dado
a Salomn, siempre infinitamente ms pequea que 1a que Dios revelaba en su
Ley y la que, en tiempos de Pablo, haban podido recibir de Jess, el Hijo de
Dios, el Verbo encamado, en quien estn todos los tesoros de la sabidura (1 Co.
1:24, 30; Col. 2:3). Cuando la reina de Saba visit a Salomn, le hizo un
presente muy grande (1 R. 10:10). Los judos se negaban a reconocer a D10s
mismo al quebrantar voluntariamente su Ley. La reina de Saba visit a Salomn
por referencias de su sabidura. Los judos haban disfrutado a lo largo del
tiempo de enormes privilegios para conocer a Dios.
El apstol resume aqu su enseanza. Todo aquello en que los Judos
fundamentaban su esperanza, tanto en la posesin de la Ley como en el hecho
flsico de la circuncisin, no era suficiente para garantizarles la salvacin y se
convertan en elementos de orgullo que los condenaba an ms. Es evidente que
nadie puede guardar la Ley en todos sus detalles permanentemente, por tanto
todos somos transgresores de ella. Pero, la confianza en aspectos externos,
como era la circuncisin, limitando su obediencia al cumplimiento formal de la
literalidad de la letra de la Ley, les condenaba an ms que aquellos que no
siendo circuncidados, sentan un afecto especial por Dios, en la dimensin de la
revelacin que poseyeran de l. Toda esta argumentacin da pie para la
introduccin del extenso prrafo que comienza en e1 captulo siguiente.
lo mamfiesto
judo
es
la en
'tW
lo
cpavEp) v
mamfiesto
en
cm.pK't neptwtj,
carne
c1rcunc1s1n
text-0 griego.
l~ tilf.lt
w.
237
"'*
1). case>
oopnlativa <{Ue sirve de lace i. ~a y ql.M! deoo~l!I n~in, 11."{U
nmtduti~C! feo$t *1.ular ~t ~o vo:t.~ la; ~v. preposicin de tivo
en; -r, ~aso dativo neutro . .._~-~ ~Qd~ le; ~V$M>t $0 (!ltiv~
neutro sillplar del ~~ W.tf&J"' l'llft!fl'l/i~ pAQl:d,, ~+ ~eJ~; tv~
pt;epoatdo de dativo en; ~~\. ~ da.lto ~4.1 *1.ular del a,ustMttii <(u.t
desota cart!Uft ~,pi~p.~. ~ ~tivo ~Qinq smplar d.e:l sotanti'.w
cirat1Will61J.
ou yap o i:;v 't"W cpavEpc\) 'Iouoat:oc; f:crnv. La verdadera condicin
de un judo no est en manifestaciones externas, sino en realidades internas que
lo identifican como hijo de Abraham. El trmino tiene dos connotaciones: por
un lado la de descendiente de Abraham, y la segunda como quien es heredero de
las promesas y bendiciones de los pactos. Sin embargo, no puede considerarse
como judo, perteneciente al pueblo de Dios, al que descansa en aspectos
externos, como proceoer bio\gicamente e Abraham y e\ de circuncidarse,
seal que se hace externamente en la carne. El ser verdaderamente judo no se
aprecia externamente, sino que est escondido en la intimidad de la persona y,
por tanto, escondido a ojos de los hombres, pero, plenamente visible a los de
Dios.
ouoi> Y f:v 't"W cpavEpc\) f;v crapKt rrnptwtj. Aquellos que cifraban
su esperanza en aspectos externos deban entender que su nombre de judo que
pona de manifiesto ante los hombres una condicin especial, como
perteneciente al pueblo de Dios, no serva para nada, si la desobediencia a las
Escrituras, que es desobediencia a Dios, pona de manifiesto la incircuncisin
del corazn, lo que permite a Pablo introducirse en la necesidad de un nuevo
nacimiento que retira el corazn de piedra, insensible a Dios, para implantar un
corazn de carne, sensible a l y obediente a Su voluntad, que asistido por el
Espritu cumplira las disposiciones divinas y ajustara la vida a la voluntad del
Seor (Ez. 36:26-27).
29. Sino que es judo el que lo es en lo interior, y la circuncisin es la del
corazn, en espritu, no en letra; la alabimza del cual no viene de los
hombres, sino de Dios.
ciJJ,.' f:v 't"W Kpumc\) 'Iouoa'to<;, Kal 7tEpiwi] Kap8a<; f;v 7tVEan
Smo el en
lo manifiesto
ou ypclan,
no
letra
oo
Judo
espntu
circu11c1s1n de corazn en
f:~ civ8pronrov ciA,J.: f:K wG E>wG.
Dios
smo de
hombres
no de
y
Enmvo<; ouK
238
ROMANOS 11
sfno; , caso nominativo masculino singular del articulo determinado el; &v,
preposicin de dativo en; 41, caso dativQ neutro singular del articulo detenninado lo;
JCpmtt~, caso dativo neutro singular del adjetivo oculto, escondido, secreto;
'Ioo&fx;, caso nominativo masculino singular del adjetivo judfo; Ka\, conjuncin
copulativa y; 1tspi-roT, caso nominativo femenino singular del sustantivo que denota
circuncisin; Kapow;, caso genitivo femenino singular del nombre comn declinado
de corazn; f:v, preposicin de dativo en; 'itVsa'n, caso dativo neutro singular del
sustantivo espritu; ou, adverbio de negacin no; ypd.a:tt, caso dativo masculino
caso genitivo masculino singular del pronombre
singular del nombre comn letra;
relativo declinado del cual; , caso nominativo masculino singular del articulo
determinado el~ ~rcm vo~, caso nominativo masculino singular del sustantivo que
denota alabanza; otc, fonna del adverbio de negacin no, con el grafismo propio ante
vocal no aspirada, que negativiza al verbo provenir, implcito; :~, forma escrita que
adopta la preposicin de genitivo &ic, delante de vocal y que significa de; d.v9poS7trov,
caso genitivo masculino plural del sustantivo genrico que denota hombres; al.A.'
fonna escrita ante vocal de la conjuncin adversativa di.A.& que significa pero, sino; BK,
preposicin de genitivo de; to, caso genitivo masculino singular del artculo
determinado de; E>eo, caso genitivo masculino singular del nombre propio Dios.
ou,
239
G.
nego:
EV
nvrnan ou ypaan.
240
ROMANOS 11
bajo en control del Espritu de Dios, puesto en el corazn del regenerado (Ez.
36:27), de otro modo, el Espritu que se da al que nace de nuevo, es el Espritu
de Dios, que acta en el espritu regenerado del salvo. La vida dentro del
sistema legalista, es muerte, por cuanto la letra, en el sentido externo y estricto
de la palabra mata, mientras que slo el Espritu vivifica (2 Co. 3:6). Mientras
que la obra de la Ley es la conviccin de pecado, el Espritu en el nuevo
nacimiento opera vida y anula el efecto condenatorio de la Ley, cuya
responsabilidad penal fue extinguida por Cristo en la Cruz, para todo el que cree
(8: 1). No debe, pues, contarse entre los judos verdaderos sino a quienes han
nacido de nuevo, los otros, aunque estn vinculados biolgicamente con
Abraham, son pecadores perdidos. La circuncisin es slo una "seal, como
sello de la justicia de la fe" (4: 11 ).
ou Enmvo<; ouK ~ dvEJpwnwv dA.A.' K 106 E>wu. El versculo
concluye con una advertencia a quienes se alababan a s mismos por su
ascendencia, por la posesin de la Ley y por la seal de la circuncisin. La
verdadera alabanza es la que procede de Dios. Esta es la razn de una de las
advertencias que el apstol hace a los creyentes en Corinto: "As que, no
juzguis nada antes de tiempo, hasta que venga el Seor, el cual aclarar
tambin lo oculto de las tinieblas, y manifestar las intenciones de los
corazones; y entonces cada uno recibir su alabanza de Dios" (1 Co. 4:5). Los
judos se alababan a ellos mismos como causa de las manifestaciones externas,
la posesin de la Ley y la circuncisin, pero la realidad espiritual no se trata de
las cosas que se poseen, sino de un corazn rendido a Dios y comprometido con
l, asuntos que slo puede conocer Aquel que "ve en lo secreto" (Mt. 6:4).
Dios mira al corazn y no al aspecto externo, siempre aparente. Los judos se
vanagloriaban y alababan a s mismos, al ver sus obras. Los fariseos llegaban a
considerarse como superiores a cualquier hombre, pero Dios considera slo la
realidad de un corazn circuncidado, expresin interna del nuevo nacimiento.
Sin embargo, no se trata de una alienacin del hombre, entendimiento comn
entre los legalistas en todos los tiempos, incluyendo el actual de la Iglesia, en el
que el cambio de corazn conduce a una separacin de cualquier relacin
externa que no tenga tinte religioso, encerrndose los cristianos en grupos
ajenos a todo cuanto no sea actos de culto y acciones pseudos-espirituales. No
se trata de establecer un "duro trato al cuerpo" (Col. 2: 11-13), sino en el
disfrute amplio y santo de todo cuanto Dios da para ser disfrutado por el
hombre. No se trata de una relacin subjetiva de espaldas al mundo, encerrada
en s misma, que adopta una postura indiferente, sino contraria a todas las
manifestaciones honestas de la vida, orientndolas hacia una devocin mstica,
considerando que estas son cosas del mundo, en una dicotoma imposible en el
nuevo nacimiento, ya que todos los actos del creyente conducidos por el
Espritu, son actos de alabanza y de adoracin a Dios. No se trata de dividir la
vida en lo que es espiritual y lo que no lo es, sino de vincular todo en una nueva
241
expresin de vida, en la que se integra el disfrute lcito de las cosas que Dios da,
con la expresin de santidad que surge de la poderosa accin del Espritu en el
corazn del que ha nacido de nuevo. Un claro entendimiento de esto har que la
glora de lo que se es, corresponda siempre a Dios que la da y potencia,
mientras desaparece la gloria humana que nace de la prctica meramente
religiosa. Esto permitir glorificar siempre a Dios, alejando toda gloria nacida
del esfuerzo personal, para que "el que se glora, glorese en el Seor" (1 Co.
1:31).
CAPTULO III
REALIDAD Y UNIVERSALIDAD DEL PECADO
Introduccin.
244
ROMANOS III
ov -ro 7tEptcmov
l.Cul, pues
la
ventaja
wu
del
o cul el
provecho de la c1rcunc1s1n?
c&$0
nominativo neutrt:r
245
Griego: m::ptcrcrov.
246
ROMANOS 111
en
todo
modo
'ta A.yia
mu
0co6.
los orculos
de D10s.
on
E7ttcrn:::8rcrav
247
quedara sin efecto la determinacin que Dios haba decidido llevar a cabo
por medio de ellos.
7tpW'tOV f:v yd.p O'tt emcrn::811cmv 'ta A.yux 'tOD E>wG. Los
escritos bblicos salen de la pluma de hombres de Israel. Que se pueda afirmar
bblicamente, slo hay escritores de nacionalidad israelita en los escritos
sagrados. El escritor de la carta a los Hebreos hace referencia al hecho de la
confeccin de los escritos bblicos: "Dios, habiendo hablado muchas veces y de
muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas" (He. 1: 1). Fue a
los profetas, todos ellos de origen israelita, a quienes Dios confi sus orculos
para que los proclamasen. La verdad fundamental del texto es que Dios habl,
es decir, no ha quedado aislado de los hombres, sino que se ha comunicado con
ellos. El verdadero y eterno Dios entr en comunicacin con los hombres,
envindoles su mensaje personal, revelador y salvfico. No est pensando el
autor en una revelacin genrica y elemental que el mismo Dios hace por medio
de la naturaleza (1: 19-20), mediante la cual pone de manifiesto su existencia y
poder; ni tampoco en el hablar personal por medio de la conciencia de los
hombres (2:15), por cuya voz el hombre entiende lo que es y lo que no es
correcto; ni es el hablar histrico por medio de su providencia. Dios habl a los
hombres. Esta revelacin es progresiva: La hizo a lo largo del tiempo. Es
tambin fragmentaria: la hizo en muchas partes, o en muchas veces. Estos
muchos fragmentos, de la revelacin de Dios, tienen el efecto progresivo de un
mayor conocimiento de l a lo largo del tiempo durante el cual habl. Pero, la
revelacin progresiva no lo es en sentido de lo no verdadero a lo verdadero, sino
de lo ms sencillo a lo maduro. Es decir, el hombre recibe en la revelacin
progresiva un caudal cada vez mayor para conocer a Dios y en ese
conocimiento alcanzar cotas mayores de madurez espiritual. La revelacin dada
en muchos fragmentos, incluye tambin muchas formas en esa revelacin.
Distintos y diferentes modos us Dios para comunicar su revelacin. Lo hizo en
visiones (Is. 1:1, 2; 6:1 ss; Ez. 1:3 ss), en sueos (Dn. 7:1); por medio de xtasis
(Hch. 10:9-18); en traslaciones especiales (2 Co. 12:1, 2); por medio de ngeles
(Dn. 8:15-19; Ap. 22:8, 9); y tambin directamente (Ex. 3:1-8). Junto con los
modos, tambin las formas, ya que Dios us una gran variedad dentro de los
distintos modos de comunicacin: Lo hizo mediante lenguaje humano mediante
parbolas, smiles leyes, promesas, relatos histricos, poemas, etc. Otras veces
us elementos naturales como cuando habl a Moiss en la tormenta y el trueno
(Ex. 19:19; Dt. 5:22 ss). Al profeta Elas lo hizo mediante un silbo suave y
apacible (1 R. 19:12). Cuando el pueblo hizo odo sordo a las palabras suaves
de la profeca, comparadas con el sonido del arroyo de Silo, les hizo or su voz
en el estruendo torrencial del ufrates de donde venan sus enemigos (Is. 8:6-8).
No cabe duda alguna que la revelacin a la que est haciendo referencia el autor
de la Epstola es la Palabra escrita. La revelacin tiene tambin un tiempo de
existencia y confeccin: "en otro tiempo". El adverbio que utiliza el escritor
248
ROMANOS III
249
los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espritu Santo"
(2 P. 1:21). Con esto el apstol responde a la pregunta: Cmo se escribi la
Biblia? La confeccin del escrito bblico obedece a la accin soberana de Dios,
y se inicia en la eleccin divina del mensajero, algunos de ellos escogidos por
l desde antes de su nacimiento (Jer. 1:5). Luego, en el momento que en su
soberana determina, comunica al profeta el mensaje que debe dar en su nombre
(Jer. 1:9), y en algn tiempo de su ministerio proftico le instruye para que el
mensaje oral sea trasladado al escrito (Ex. 17:14; Jer. 36:1, 2; Ap. 1:19; 14:13).
Todava ms, Dios limit el escrito del profeta slo a las palabras dadas por l
al escritor humano, lo que quiere decir que custodi la mente y la accin del
profeta para que en la confeccin del escrito, estuviesen slo las palabras dadas
por el Espritu (Jer. 36:2). En el Nuevo Testamento se citan por nombre a
alguno de los profetas escritores como lsaas (Mt. 3:3; 4:14; 8:17; etc.),
Jeremas (Mt. 2:17; 16:14; 27:9), Daniel (Mt. 24:15; Mr. 13:14), Joel (Hch.
2:16), Jons (Mt. 12:39, 40, 41), Samuel (Hch. 3:24), David (Hch. 2:29-30),
Elseo (Le. 4:27); Baln (2 P. 2:16), incluyendo tambin una mujer, Ana (Le.
2:36). Todos los profetas comunicaron a lo largo del tiempo fracciones del
nico mensaje de Dios registrado en las Escrituras y, por tanto, fueron
instrumentos para la transmisin de la revelacin de Dios. Quien no dej ningn
tiempo sin que hubiera alguno de Sus profetas hablando en Su nombre. Si bien
es cierto que la preposicin por debe entenderse como relacin instrumental,
Dios habl por medio de los profetas, puede considerarse tambin como
elemental, es decir, Dios habl en los profetas. Quiere decir esto que Dios habl
y habla en el mensaje proftico escrito. Cada uno de los textos profticos es
Palabra inspirada de Dios y contienen toda la autoridad de la voz de Dios
hablando en ellos. Esa es la razn por la que el apstol Pablo advierte: "no
menospreciis las profecas" (1 Ts. 5:20), bien sea que se trate del ejercicio del
don de profeca para consuelo y exhortacin (1 Co. 14:3), bien sea la exposicin
bblica relativa a la profeca escrita.
A pesar de la infidelidad y de los fracasos que la nac1on hubiera
manifestado, fue a ellos a quienes Dios encarg sus orculos. El trmino que
Pablo utiliza y que se traduce en RV como palabra2 , es una palabra que aparece
en el griego clsico para referirse a los orculos de Delfos y se utiliza
reiteradamente en la LXX para hablar de la Palabra de Dios, por medio de los
profetas. Desde Filn, se usa para referirse a los escritos sagrados, sin
distincin. El pueblo judo fue el depositario y transmisor de la revelacin
escrita y fue responsabilidad de esa nacin el preservarla a lo largo de los siglos.
2
Griego: A.ywc;.
ROMANOS III
250
d r\ncnricrav
Pues qu? si
no creyeron
Ti
'tlVc~, i]
dntcr'ta
algunos no la incredulidad
la
wu
fidelidad
E>cou Ka'tapytjcrct
de Dios
anular?
251
Pablo haba acusado antes a los judos de trangresores, son, por tanto,
acreedores de la ira de Dios. Esto significara que las promesas de Dios habrn
quedado anuladas y l incapaz para cumplirlas, por cuanto los herederos de las
promesas son ahora herederos de la ira. Es interesante apreciar como Pablo
distingue ya al trasladar la pregunta que le formulan, que la incredulidad no
alcanza a todos, sino a algunos. Desde la perspectiva humana pudiera
considerarse a toda la nacin y, por ende, a todos los israelitas como incrdulos,
pero desde la ptica divina, no se trata de una totalidad sino de algunos entre
todos. Sin embargo, ni la totalidad, ni la parcialidad pueden obstaculizar lo que
Dios quiere y hace. Si algunos han permanecido fieles, significa que las
promesas de los orculos divinos y los compromisos de los pactos, han de
cumplirse a causa de que no todos son rebeldes y la nacin en totalidad deja de
existir como objeto de las promesas divinas. Dios prometi y cumplir, a pesar
de la incredulidad de algunos o, si se prefiere, de casi todos, manteniendo por
gracia una lnea en la que se proyecta la fidelidad de algunos que, como dijo
antes, son los verdaderos israelitas (2:29). Los que son fieles recibirn el
cumplimiento de las promesas dadas por Dios. De ah que nadie pueda anular la
fidelidad de Dios, porque l es eternamente fiel, a pesar del comportamiento de
los suyos (2 Ti. 2: 13). Dios, que es fiel, hace siempre honor a sus promesas. Las
promesas para Israel no pudieron ser cumplidas por incredulidad que ocasion
un tiempo de juicio, en el que las promesas de bendicin estn detenidas hasta
que esa situacin sea superada, como se considerar ms adelante. Incluso, en
medio del juicio, la fidelidad de Dios se manifiesta al no haber consumido a
todo el pueblo de Israel, sino manteniendo, en su misericordia un remanente
escogido por gracia (Lam. 3:22-23).
ROMANOS III
252
'iJ
yVOt'to" ytVcr8w
Jams!
mas sea
Ka8wc; yypan'tat
como
est escrito:
07troc;
cXV
Para que
en
las
palabras
vencers
en
el
ser juzgado
t.
de ti
253
artculo determinado el; tc:pvi(19m. presente de infinitivo en voz pasiva del verbo
tc:pv(J). juzgar, aqui ser juzgado; <1e,, caso acusativo de la segunda persona del
ro.nombre personal t.
Griego: i yf:von:o
Griego: cimcna, ncrnc;.
5
Griego: ciA.ri9ric;, \j/Ecrric;.
254
ROMANOS III
As contempla esto el profesor Barth:
255
justicia
hace resaltar
ira?
Conforme a
qu
diremos?
av8pwnov Ayw.
hombre
digo.
256
ROMANOS IIl
recer; -rTv, caso acusativo femenino singular del artculo deternnado la; P'Yriv,
caso acusativo femenino singular del sustantivo que denota ira, furor; Ka.td,
pteposfoin de acusativo segn, conforme; dv6pwnov, caso acusativo masculino
singular del sustantivo genrico hambre; A.yro, primera persona singular del presente
de indicativo en voz activa del verbo 'Af:yro, hablar, decir, aqu hablo.
257
EnE\
D10s
al
mundo?
ROMANOS III
258
adelante cuando haga referencia al modo por el cual el hombre puede evitar el
juicio de condenacin, a pesar de su impiedad e injusticia, mediante la fe que
acepta la justicia que Dios otorga para ello, basada en la obra de Jesucristo
como quien justifica al impo 8 .
verdad
gloria
de l,
de Dios por la de mi
mentira
abund
para
't
En
Kayw
ap'twA-o<; Kpvom
por qu todava tambin yo como pecador
soy juzgado?
wc;
N,
259
ya.p, porque, lecturaenB, D, G, '11, 6, 33, 104, 424,436, 459, 1175, 1241, 1319\ 1739,
1881, 1962, 2200, 2464, Biz [K, L, P] Lect itar, b, d, g, mon, , vg, syr p, h, cop5, eth, slav,
Orgenes, Crisstomo, Ambrosiaster, Pelagio, Agustn 114
Se omite en 1154*
os,
8~av
Crasis, palabra griega que equivale a unin de fuerzas, en general unin de elementos.
260
ROMANOS III
no
~A.acrqrrioi>8a
como
somos calummados
a KaKd,
los
'to
Kpa
la condenacin
Hagamos
males
como
'va
dicen
8A.81J
algunos
a dya8d
cv
8v8tKov f:crnv.
JUSta
es.
261
cuales; o, caso nominativo neutro singular del artculo detemiinado lo; 'k:pl~a.. caso
nominativo neutro singular del sustantivo condtJtaCin; svfKV, caso nomii'o
neutro singular del adjetivo fuato; ic::nw, ttr~a persona singular del preseatt de
indicativo en voz activa del verbo t.l t, ser# lli u es.
Kat fi Ka8w<; 3A.acrqrr10E8a KC Ka8w<; cpacriv TtVE<; lla<;
A.yEt v
La acusacin del interlocutor acta en un decidido ataque a la
on.
on,
ROMANOS III
262
5:14; Stg. 2:8). Cristo fue nuestro sustituto en cuanto a la maldicin de la ley,
cumpliendo por nosotros las demandas penales del pecado (G. 3:13). Cristo
cumpli la Ley como nuestro representante ante Dios, pero, no cumpli la ley
en lugar del creyente para que ste no tenga que estar sujeto a sus demandas
morales.
Jlv -r Kpia 8v8tKov i:crnv. La conclusin del apstol es firme: La
condenacin de quienes dicen esto, es firme, es decir, quien sostiene el
libertinaje, recibir una justa retribucin. Quien practica el pecado est
despreciando abiertamente la gracia, por medio de la que Dios provee la
solucin al problema del pecado. Quien practica el pecado evidencia no haber
nacido de nuevo, por lo que la gracia es estril para l (1 Jn. 3:6, 8-9). Esta
situacin hace inevitable la ira de Dios.
La acusacin (3:9).
9. Qu, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera;
pues ya hemos acusado a judos y a gentiles, que todos estn bajo pecado.
T ouv
npm;xE8a
"CE Kat
tanto como
a judos
todos
bajo
pecado
estn.
263
Griego: n:potpxom.
Ver el anlisis sobre el texto griego.
ROMANOS III
264
apstol, cuando dice "se nos calumnia" (v. 8). En el versculo que se considera,
el nosotros est vinculado con el hemos acusado, refirindose a los judos y a
los gentiles, por tanto, el pronombre tiene que ver con Pablo y los creyentes. La
pregunta del versculo tendra este sentido: Somos nosotros, los creyentes,
mejores que el resto de la gente? Sobresalimos en algo sobre ellos?
los judos (2:1-3:8). Por tanto, todos los hombres, sin excepcin, son
condenables delante de Dios. Este principio alcanza tambin, como hombres,
tanto al apstol como a los creyentes en Roma. Todos los hombres somos
pecadores y nos mantenemos en el pecado, ya que todos "estamos bajo
pecado". La situacin es sumamente grave, no somos slo esclavos del pecado,
ni tampoco somos slo culpables del pecado; implica que estamos bajo el poder
del pecado que incluye todo el mbito del mismo y sus consecuencias, de otro
modo, estamos "encerrados bajo pecado" (G. 3:22). Quiere decir que no hay
salida posible para esa situacin desde el esfuerzo humano. La forma de
esclavitud en que se encuentra el pecador le hace incapaz de liberarse de ella
(7:14). El hombre que fue creado como bueno dej esa esfera para pasar a la
condicin de malo. Pablo concibe aqu el pecado como personificado, bajo cuyo
control se encuentran todos los hombres sin excepcin, bajo una esfera de poder
tan eficaz que repercute sobre todos los que estn encerrados en ella,
conducindolos inexorablemente al mal. El mundo entero, el cosmos est
dominado por el pecado, que se manifiesta en las acciones que surgen, bajo su
influencia, en todos los hombres.
La demostracin (3:10-18).
10. Como est escrito:
No hay justo, ni aun uno;
Ka8wc; yypamm o-c1
Como
est escrito
que
hay
justo
uno
265
ROMANOS III
266
injusticia humana: "Cmo se justificar el hombre con Dios?" (Job. 9:2). Una
afirmacin ms enftica en palabras de Salomn: "Ciertamente no hay hombre
justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque" (Ecl. 7 :20). En la dedicacin
del templo, Salomn reconoce que todos los hombres somos pecadores: "Si
pecaren contra ti (porque no hay hombre que no peque)" (1 R. 8:46). Tal vez
algn judo pudiera haber dicho que los argumentos de Pablo los colocaban al
mismo nivel que a cualquiera de los gentiles, sin tener en cuenta sus ventajas
sobre el resto de los pueblos de la tierra, como escogidos por Dios mismo. Pero,
la Escritura no deja lugar a dudas incluyendo a todos los hombres en la
condicin de injustos delante de Dios, por cuanto ninguno de ellos ha sido
capaz jams de mantenerse sin quebrantar los principios de justicia moral que
Dios ha dado en su Palabra. La finalidad de la Ley es que todos los hombres
callen delante de Dios y reconozcan que son pecadores. Una objecin posible es
esta: No era acaso Adn justo antes de su pecado? La respuesta es sencilla:
Adn era inocente, por cuanto no conoca el bien y el mal, pero, no justo, por
cuanto escogi el mal en lugar de mantenerse en el bien. En la historia humana,
ningn hombre ha sido justo en s mismo. Ninguno posee una conducta
aceptable delante de Dios (Is. 64:6). Nadie es capaz de estar en la presencia de
Dios por mritos propios (Sal. 24:3-4).
11. No hay quien entienda.
No hay quien busque a Dios.
'
o' O'UVtWV,
el que entienda
' EO''ttV o' EK~lltOOV tdv @EV.
OUK
hay
el que busque
a Dios.
No
'
OUK
EO''tt V
No
hay
ou
267
la que Dios llega despus de un minucioso examen de los hombres, como se lee:
"Jehov mir desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si haba
algn entendido, que buscara a Dios" (Sal. 14:2). Dios busc entre los hombres
por ver si haba uno sensato, cuya sensatez consistira en entender el mensaje
de Dios, sin encontrarlo, por tanto, Dios mismo sentencia: "No hay ni un
sensato". Se destaca primeramente la insensatez del hombre, que no entiende
las cosas de Dios porque el pecado le ha hecho incapaz para discernirlas. El
mismo apstol ensea esta verdad en su escrito a los corintios: "Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espritu de Dios, porque para l son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente" (l
Co. 2: l 4 ). Las palabras del mensaje de Dios son verdades espirituales,
expresadas con palabras espirituales, claras y comprensivas, es decir,
entendibles en cuanto a significado por la mente del hombre. No percibirlas
equivale a no recibirlas, o lo que es igual, a rechazarlas. Las palabras de Dios no
tienen valor para l, porque proceden de una sabidura contraria a la del hombre
pecador. Tal ocurre con la proclamacin del mensaje de la Cruz (l Co. 1:18),
que para el pecador es algo inspido o absurdo. Sin otra ayuda, el hombre no
regenerado no comprende ni acepta la revelacin divina en la que estn
contenidos los propsitos divinos para l. Al estado de rebelda se aade el de la
incapacidad natural para discernir las determinaciones divinas. El
discernimiento slo es posible por medio de la accin del Espritu. El hombre
natural, no regenerado est cegado por el dios de este mundo (2 Co. 4:4).
268
ROMANOS III
se desviaron
a una
se hicieron intiles.
13
hay
el que haga
bondad
Newell, Willam R. Romanos. Editorial Portavoz. Grand Rapids, 1984, pg. 70,
269
hay
&ro<;
m s1qmera
v<;.
uno
1o\>K &crnv, no hay, lectura muy poco probable. atestiguada en N, A, D, a, 'P. 33, 81,
263, 365, 424 436, 459, l l 75, 1241, 1319, U06t lS73, 1852, 1881, !912, 2127, 2200,
2464, Biz (K, L, P] Lect itar, b, d, . mon, , vg:, s"IJ", copsa. bQ' aro, eth, geo, slav, Orlgt!nes1t1
CrisstomoJat, An'lbrosfaster; :Pelagfo.
Lo omite B, 6, 424e, 1739.
ROMANOS III
270
tena. Para los judos que se sentan superimes al resto de los hombres y cuya
gloria y confianza era su condicin de judos, les dirige Dios su mensaje por
medio del profeta, dicindoles: "Mas vosotros os habis apartado del camino"
(Mal. 2:8).
Griego:
axpi;tW.
271
abierto
la
garganta
de ellos,
ioc;
veneno
lenguas
de ellos
engaan
bajo
los
labios
de ellos.
272
ROMANOS III
-rcpoc; civE<Qyvoc;
A.puy~
273
mismo Seor Jess dijo: "De la abundancia del corazn habla la boca"
(Mt. 12:34).
'tCX.t<; yA.ccrcrcx.t<; mhrov 800A.1.0Gcrcx.v. Se aade ahora la octava
acusacin: el hombre es mentiroso, ya que "con su lengua engaan". La
afirmacin bblica sita al hombre como promotor de engaos. Sus palabras
pueden ser lisonjeras, pero no son dignos de confianza (Pr. 18:8). El verbo
utilizado est en imperfecto de indicativo que denota una prctica habitual y no
tanto una forma ocasional. Es una actuacin pecaminosa porque es contraria a la
Ley (Ex. 23:7; Lv. 19:11). La mentira es propia del comportamiento de Satans
(Jn. 8:44). Las palabras del malo estn revestidas de astucia para conseguir el
objetivo de su maldad, de modo que en ocasiones son halagadoras, como el caso
de la mujer ramera que "halaga con sus palabras" para conseguir sus
propsitos (Pr. 2: 16), ablandando el corazn del ingenuo con la suavidad de sus
palabras (Pr. 7:5). Las palabras del malo, impulsadas por el pecado y activadas
por el maligno son destructoras, ya que "las palabras de los impos son
asechanzas para derramar sangre" (Pr. 12:6); es una alusin a un lenguaje
insidioso y mortfero. Esas palabras corrompidas son perversas, de ah que el
malo "anda en la perversidad de su boca" (Pr. 6:12). Todas esas palabras
mentirosas son torrente de maldad, por eso "la boca de los impos derrama
malas cosas" (Pr. 15:28). Una forma de hablar mentirosa que procura hacer el
mal. El hombre no regenerado que es mentiroso, se goza incluso en la calumnia,
como una expresin perversa de la mentira: "El testigo perverso se burlar del
juicio, y la boca de los impos encubrir la iniquidad" (Pr. 19:28). El mismo
sabio compara la lengua mentirosa con el fuego que quema: "El hombre
perverso cava en busca del mal, y en sus labios hay como llama de fuego. El
hombre perverso levanta contienda (Pr. 16:27-28). La conversacin del
mentiroso tiene siempre odos atentos en los malos, porque "est atengo al
labio inicuo; y el mentiroso escucha la lengua detractora" (Pr. 17:4).
274
ROMANOS III
rov
De quienes
-rd cr-ra.
la
boca
cipci<;
KCX.t
7t1.Kpa<;
y Et,
de maldicin
de amargura
est llena.
rov,
275
para poder engaar. Este juramento se vuelve en contra del que lo pronuncia por
perjurio. La maledicencia es una de las formas propias del modo perverso del
habla de los malignos. Malediciente es aquel que dice mal de otro, no
necesariamente mintiendo o calumnindole, es suficiente con intentar el
desprestigio de otro hablando mal de l y destacando sus debilidades. Entra en
la forma grave de la maledicencia el murmurar del prjimo (Stg. 4: 11 ). El
malediciente busca siempre el desprestigio ajeno para arruinar la vida de aquel
de quien habla. Tal vez no llegue al homicidio contra el prjimo, pero procura
destruirlo totalmente delante de los dems. Es, por consiguiente, un instrumento
en manos de Satans. El chisme es una forma de maledicencia prohibida por
Dios en su Ley (Lv. 19:16). El chismoso genera siempre conflictos (Pr. 26:20),
siendo verdaderamente destructivo (Pr. 16:28). Lo sorprendente es que la
maledicencia no se da slo en el no regenerado, sino que se produce tambin en
el creyente camal. El que dejando la accin poderosa del Espritu a un lado,
camina por su camino sin buscar la plenitud del Espritu. El que habla mal de su
hermano, el malediciente, es instrumentos en mano del demonio para sus fines y
propsitos.
Junto con la maledicencia, compaera inseparable de ella, est la
7ttKpm;, amargura. Esta raz venenosa introducida por el pecado en la
naturaleza cafia del hombre, genera palabras que salen al exterior como
expresin de un corazn contaminado por ella (He. 12: 15). La amargura no es
una simple situacin anmica, sino un pecado que expresa una manifestacin de
rebelda ante la prohibicin que Dios estableci sobre esto en la Ley: " ... no sea
que haya en medio de vosotros raz que produzca hiel y ajenjo" (Dt. 29: 18). La
amargura es la manifestacin de quien tiene vaco de Dios. Quien est
satisfecho con Dios no puede vivir en amargura, sino que el gozo es la forma
natural de esa relacin (Sal. 73:25-26). Un corazn lleno de Dios tiene a Dios en
su modo de hablar (Sal. 73:28). La raz de amargura no es solo privativa de los
impos, sino que puede darse tambin en el creyente que no vive en plena
comunin con Dios. Esa es la razn de la exhortacin a los creyentes: "Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando
alguna raz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados"
(He. 12: 15). La razn de esta demanda de atencin es para "que no sea que
alguno deje de alcanzar la gracia de Dios". No quiere decir que el creyente
pueda caer de la gracia y perder la salvacin. La advertencia tiene que ver con
las bendiciones propias de la salvacin que pueden dejar de alcanzarse en la
vida cristiana. Vivir bajo un sistema legalista, vincularse a los principios que
regan la antigua alianza, supone desvincularse de la gracia (G. 5:4), de ah que
los recursos que Dios concede al que vive en el Nuevo Pacto, dejan de ser
efectivos para quienes buscan otra va que no sea la vida de fe en dependencia
plena de Dios. Quienes han muerto a la ley estn libres de ella para vivir bajo el
rgimen nuevo del Espritu, en libertad y poder. La advertencia para el creyente
276
ROMANOS III
est en apartarse de la vida en la gracia, que no es otra cosa que la vida en la fe,
y que trae aparejada la prdida del gozo que es sustituido por races de
amargura. La amargura fructifica en el corazn del creyente, en donde brota. La
contaminacin comienza amargando al creyente en ~l que ha brotado la raz de
amargura, pero no queda el problema en l slo, sino que, como planta
venenosa se extiende y contamina a otros. La santidad no se contagia, pero el
pecado s. Un pecado ntimo y personal se extiende luego a la congregacin
afectando a muchos. La prdida del gozo que se transforma en experiencia de
amargura es el resultado de dejar a un lado la gracia, es decir, la vida en
dependencia y bajo el control del Espritu. Jess vino con el propsito de
producir, con su presencia en el cristiano, una vida de gozo abundante en donde
antes haba slo -como dice Eclesiasts- vanidad y afliccin de espritu. El
mismo lo afirm: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia" (Jn. 1O:1 O). En esa abundancia de vida est necesariamente
presente el gozo de Jess en la vida de sus seguidores: "Estas cosas os he
hablado para que mi gozo est en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido" (Jn.
15: 11 ). La provisin de la gracia produce efectos contrarios a las races
amargas: "Pedid, y recibiris, para que vuestro gozo sea cumplido" (Jn. 16:24).
En la oracin intercesora, nuestro Seor pidi por el gozo completo de cada
creyente: "Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi
gozo cumplido en s mismos" (Jn. 17: 13 ). La bendicin divina en la gracia
produce paz y gozo en la vida cristiana (15:13). Sin embargo, todo lo que tiene
que ver con gozo, tiene que ver con la accin del Espritu Santo en la vida
cristiana, ya que "el fruto del Espritu es ... gozo" (G. 5:22). Una raz de
amargura que brota es evidencia clara de la falta de accin del Espritu Santo en
la vida del creyente. Pero, esta disfuncin espiritual no afecta slo al que la
padece, sino que contamina y corrompe su entorno. Un cristiano amargado es
amargura al resto de los hermanos. La influencia perniciosa de un amargado
ocasiona desaliento y desnimo en quienes estn en contacto con l.
d ;si'<;;
oi
Veloces
los
1t &se;;
pies
m) i-ro v
1h.:x8cu
aia,
de ellos
para derramar
sangre.
sansre:.
277
miseria
en
los
Boic;; mhrov,
caminos
de ellos.
Una nueva hse de Ja Es0-ritutl:l se traslada aqm con o:v-tptp.p.a., caso nttmmat~vo
neutro singular del sustantivo que d\ttiota ct1lamidml, fractura$ ruma; K'a\, conjuncin
~va y; 't'aA.a.iuropia, caso noo:ti1:1a~ f~bino singular del sustantiva 4\le
denota miseria. trabajo pe'fJQ~, /aliga., pena, $Ufrimientt> fisico, Qf/ii;cin m~eria; &v"
p-eposicin de dativo en; 'tait;, O-Mo dativo feDJenmo siu$llar del artculo deterDJmadq
f4'; f:f;;, caso dativo femenino ~lural '~~l sustantivo que denota sendas, i:xlmi'fJQ~,
tiiiv, caso genitivo Dl3Smtlmo de la ten;:era persona plural del pronombre ~o?ca:1
declinado de ellS.
'
'
crV'tpta. K<lt 't<lA<lt1tropa. ev 't<lt~ Boic;; mhrov. La
duodcima acusacin es la de desventurados. En los caminos que cada hombre
se traz para s mismo, caminos que lo alejan de Dios, solo hay quebranto y
desventura, literalmente calamidad o ruina y miseria.
278
ROMANOS III
cammo
de paz
no
conocieron.
279
280
ROMANOS 111
"t
o K
sc:nw
No
hay
temor
delante
't ffi v
de los
de ellos
J.ia ltima cita bblica se traslada aqai: o\)K1 fotma del adverbio de negacin no, 0011 el
pilmo JllMl')io a11te vQCal no: pir que ueptiYm a lCJ'E:wi tercem ~ona
sippJ8f del ;t1resente de indicativo eB vOI'. acU~a del verbo &iLL, habln', aqu hay~
"6k cuso nominativo masculino: smp;Jar d~ sustm:ttl'\10 que denota miedo, temor,
respeto reverente; 9so6, Cilio genitiv<> BtUCuJiuo: smguJm- del nombre propio
'vo WJ,te, dilants de; 't'WV, caso
decl~ de JJi(Jst d'1tvuvri, preposicin de
l1>s; q;eMiv, caso genitivo
twti"Vo masculhl.o plural del ~o detemf
gemtiv<> nmliculino de la tercera
caso
a't'iliv,
comho,fa>s;
milmlliuo: ptura.1 del nombre
na plural del nombre personar declinado de ellos.
ouK
f!o..nv
cpf3oc;;
a u't'OO v. La decimocuarta
E>eou
d7tvavn
condicin de impos, por carecer de respeto reverente ante Dios. Quien deja de
reverenciar a Dios, cae en la senda de la ruina. El que no respeta a Dios,
tampoco respeta al prjimo. Esta ltima acusacin es la ms terrible de todas y
la consecuencia de todo lo anterior. Se teme a Dios, en sentido de un profundo y
reverente respeto hacia l, cuando se alcanza el sentido apropiado de su
Soberana, unida a las perfecciones de santidad, justicia y misericordia, de
manera que en el corazn del hombre se genera el temor de ofenderle. El
sentido en que Pablo dice "delante de sus ojos" no significa una visin fisica de
Dios, sino la visin espiritual que el hombre alcanza de l en la intimidad de su
corazn. El temor de Dios impulsa al hombre a apartarse del mal para seguir el
bien, por tanto, si ese temor desaparece, la puerta de la maldad estar abierta de
par en par para que el hombre entre por ella y cometa toda clase de tropelas.
La realidad de la ausencia del temor de Dios en el corazn del hombre, se
demuestra por todas las acusaciones anteriores. La historia es el notario fiel que
registra en las acciones violentas de los hombres, en su camino de miseria, en la
ausencia de paz, que el temor de Dios no est presente en el corazn del
hombre. La religin sustituye la realidad de esa reverencia, por la prctica de la
piedad aparente, que tampoco restaura el camino del hombre, sino que abre uno
nuevo, diferente, pero igualmente ausente de la experiencia del bien y de la paz.
281
La aplicacin (3:19-20).
19. Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que estn bajo la
ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de
Dios.
o'oaEv of:
on ocm
Pero sabemos
que lo que la
dice
a los en
la
ley
dice
nav
se cierre
mundo
a D10s.
282
ROMANOS 111
final. que, para que, por que, a fin de que, de modo que; 7tUV, caso nominativo neutro
o:Ta, caso nominativo neutro singular del
sustantivo que denota boca; q>payij', tercera persona singular del aoristo segundo de
subjootivo en voz pasiva del verbo cppcrcrw, cerrar, tapar, silenciar, aqu se cierre;
K<'.Xl, conjuncin copulativa y; 07tOtKO~, caso nominativo masculino singular del
adjetivo responsable, pueda ser llevado a juicio; yiv11Tm, segundo aoristo de
subjuntivo en voz media del verbo yvom, llegar a ser, empezar a existir, hacerse, ser
hecho, suceder, aqu sea hecho; 1ta'.~, caso nominativo masculino singular del adjetivo
mdefinido todo; , caso nominativo masculino singular del artculo determinado el;
11:60"0<;;, caso nominativo masculino smgular del nombre comn mundo; t~, caso
dativo masculino singular del artculo determinado el; E>e~, caso dativo masculino
singular del nombre propio declinado a Dios.
La
universalidad del pecado ha quedado demostrada en los versculos anteriores,
primero en relacin con el judo, "los que estn bajo la ley" (2: 17, 23 ). Estos,
que buscaban, en alguna medida, una va de justificacin y que se distinguan,
conforme a su pensamiento, del resto de los hombres, como elegidos de Dios,
deben guardar silencio, elocuentemente expresado: '.va nav crTa cppayij,
"toda boca se cierre". Los judos que estuvieron justificndose a s mismos,
ahora deben guardar silencio ya que la evidencia sobre su pecado es
incuestionable. La Ley habl, el judo tiene que guardar silencio, porque su
condicin qued demostrada por lo escrito en ella. A pesar de las diferencias
que puede haber, tanto judos como gentiles, quedan aqu igualados en la
condicin de pecadores, por tanto, unidos como objetos de la ira de Dios. Los
judos que se jactaban en poseer la Ley (2: 17, 18) y que se sentan privilegiados
de Dios, son ahora acusados por la Ley y juzgados por Dios. Y a no les sirven
los argumentos humanos en relacin con la injusticia que Dios cometera si los
juzgaba (3:5). Los sofismas concluyen para dar paso a la realidad de que son
reos del juicio divino. Ya no pueden apelar a nada que les sirva de justificacin,
porque son pecadores y reos de condenacin. Las argumentaciones con que
hablaron en su defensa dan paso al silencio natural de una evidencia
incuestionable: son pecadores. La boca les ha sido tapada, no por una injusta
actuacin del Juez, sino por la ms absoluta justicia de su acto judicial. No se
trata simplemente de ser pecadores, son transgresores de la norma divina que
los acusa y sentencia. Discurrieron en el mbito de la Ley que les haba sido
dada (2:12), transgredieron lo dispuesto y es esa misma Ley, que ellos
consideraban como privilegio dado a ellos sobre el resto de los pueblos, los
acusa y condena. Lo que era su gloria (2: 17) qued cambiado en su tragedia
personal.
Kat 7tbtKO<; yvr'tat na<; KCJoc; 'tcj) 0c<). Esa situacin se
extiende a todos los hombres: "todo el mundo bajo el juicio de Dios". En ese
sentido todos los hombres deben considerase como reos convictos de pecado
283
tn
fnu yup
vou
8ucmw8rcrE'tat nacra
ser justificada
toda
i:nyvwcni;
apac;.
pleno conocimiento
de pecado.
crap~
carne
l>vwmov auw,
ante
l;
284
ROMANOS 111
285
286
ROMANOS III
287
El apstol se refiere aqu a una expresin tpica suya: spywv vou, "las
obras de la ley", por las que no se alcanza justificacin. Esto se entiende por lo
que antecede. Es claro que ningn hombre puede ser justificado por las obras de
la Ley, porque todos son pecadores delante de Dios (v. 19). Adems no hay
justo ni an uno (vv. 10-12), de modo que puesto que todos han pecado, todos
estn tambin bajo pecado (v: 9). En esa misma situacin estn tanto los judos
que estn bajo la ley, como los gentiles que no tienen ley (2: 12). Todos los
hombres son, por tanto, injustos, y es imposible que la prctica en el
cumplimiento de los mandamientos de la Ley, pueda ser considerada como una
accin de resarcimiento por el que se eliminara la responsabilidad penal del
pecado. La Ley no tiene capacidad justificativa alguna, como se ensear ms
adelante (8:3). En cierta medida solo servira para poner de manifiesto a quien
fuese realmente justo (2:14), inexistente absolutamente (3:10). Se desprende,
pues, que las obras de la Ley no cuentan en la justificacin porque todos los
hombres sin excepcin son pecadores y, adems, la justificacin del pecador no
es asunto de la Ley. Es necesario entender que ni siquiera el que ponga su
mximo empeo en vivir conforme a las demandas de la Ley, ser por ello
justificado, ya que incluso ah estara presente el egosmo humano en buscar la
justicia propia desechando la justicia de Dios. La justicia divina es tan completa
que no se alcanza por obras humanas, recibindose tan solo por la gracia divina
que la otorga y la fe que instrumentalmente la recibe.
La verdad expresada est tambin confirmada en la Escritura: "No entres
en juicio con tu siervo; porque no se justificar delante de ti ningn ser
humano" (Sal. 143 :2). La radicalidad del versculo es definitiva, Dios no tiene
necesidad de entrar en juicio con el hombre, porque todos sin excepcin no
tienen modo alguno de justificarse delante de l. Anticipada y definitivamente,
el hombre es pecador, por tanto, injusto y sin posibilidad alguna de alcanzar por
su esfuerzo meritorio la justificacin delante de Dios. El trmino que usa Pablo
es, como todos, importante: ninguna carne 15 , en la palabra va implcito el
sentido de limitacin, en lo que supone una absoluta insuficiencia de la criatura
frente al Creador. No hay justificacin posible en base a esta limitacin, porque
la carne, siempre limitada, est vinculada a la carne orientadora del hombre
haca la impiedad en todas sus dimensiones, que afecta plenamente todas las
reas de la vida del hombre en la carne. La justicia humana es carne, por tanto,
indignidad delante de Dios, por lo que slo puede esperar que Dios pague a
cada uno segn las obras, no slo en la dimensin externa, sino tambin en la
interna de "los secretos de los hombres" (2: 16). Esa es la razn que llev a Job
a decir: "si yo me justificare, me condenara mi boca; si me dijere perfecto, esto
me hara inicuo" (Job. 9:20). Debe entenderse que cuanto podamos hacer no
15
Griego: crap~.
288
ROMANOS III
sirve para justificamos delante de Dios, sino para todo lo contrario, como
elemento acusador en el juicio divino.
fa yap vou Emyvwcnc; apac;. El versculo concluye
advirtiendo de la funcin de la ley, que es dar "el conocimiento del pecado",
hacindolo en tres formas: 1) Manifestando aquello que Dios aprueba y lo que
reprueba. 2) Poniendo de evidencia la esterilidad del esfuerzo humano por
cumplirla. 3) Dictando sentencia condenatoria sobre el transgresor. De tal
manera que la Ley quebrantada, slo puede condenar. De otro modo, la Ley
ensea al hombre a comprender que es pecador.
Manifestacin: la provisin universal de la justicia (3:21-26).
16
289
ley
Justicia
la
ley
los
profetas
290
ROMANOS III
291
cristiano primitivo (cf. 1:2; Le. 18:31; 24:25, 44; Hch. 3:18; 8:34-35; 10:43;
13:27; 26:22; He. l:ls). La Ley y los proferas van unidos en el testimonio
divino sobre la obra de la gracia en salvacin. As los profetas anuncian la
justicia de Dios de este modo: "Y este ser su nombre con el cual le llamarn:
Jehov, justicia nuestra" (Jer. 23 :6). Ser por el conocimiento de Dios que
muchos sern justificados (Is. 53: 11 ).
La justicia de Dios se establece "aparte de la Ley", ya que no es posible
alcanzarla mediante el cumplimiento de sus demandas, pues no es de los
hombres, sino de Dios. La justicia procedente de Dios mismo es aparte de las
obras de la Ley (3:28; 4:6-8; G. 2:16, 21; 3:10-13; Ef. 2:9; Fil. 3:9; 2 Ti. 1:9;
Tit. 3:5). La Ley establece aquello que se demanda al hombre, la justicia de
Dios descansa en la gracia que perdona al pecador. La justicia de Dios no puede
estar en donde est la justicia de la Ley, porque ambas son incompatibles.
0tKat0crvr E>w nE<pavpnm. Esl justicia se "ha manifestado".
17
Pablo utiliza aqu un verbo que expresa la idea de poner algo a la luz para que
todos puedan verlo. La justicia que procede de Dios se ha manifestado. No es
una justicia condenatoria sino salvfica.
apmpouvr uno w vou Kat -rwv npocprwv. La justicia que
se otorga al pecador por la fe, aparece por una va distinta a la de la Ley, como
fue atestiguado por la Ley y los profetas. Todo esto se produce ahora, en el
momento en que lleg "el cumplimiento del tiempo" (G. 4:4) para que Dios lo
ejecutara. Es algo completamente nuevo en la }listoria de la humanidad, ''.Y todo
esto proviene de Dios" (2 Co. 5: 18).
Ota
1
7tO"'t"EWc; , Ircro Xptcr't"OD de; ndvmc; wuc;
de Dios por
fe
en
porque no
hay
diferencia.
,
nego: cpavEpow.
17G.
Jesucristo
para
todos
los
292
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293
294
ROMANOS III
295
19
296
ROMANOS 111
salvacin (Jn. 5:24; 17:3). No es posible que esta fe instrumental para salvacin
pueda proceder del hombre. En el ser humano est la fe histrica o intelectual,
de modo que el hombre entiende y admite la verdad intelectualmente. Esta fe es
humana, es decir, procedente del hombre, pero esta fe intelectual no salva (Mt.
7:26; Hch. 26:27-28; Stg. 2:19). Sin embargo ningn tipo de fe -pueden
aadirse a la histrica o intelectual otros ms- puede ser considerada como fe
salvfica, que es la confianza en la verdad del evangelio y la aceptacin personal
del Salvador. Esta fe de entrega en renuncia del yo para aceptar el T de Cristo,
no puede ser en modo alguno una obra humana. No est en la posibilidad del
hombre natural no regenerado, porque no est en las obras muertas, que son las
propias de quin est muerto en delitos y pecados (Ef. 2:1). Tampoco puede
surgir de las obras de la carne, cuya descripcin, por rebelda contra Dios la
excluye abiertamente (G. 5:21). Tampoco puede surgir del legalismo, el
sistema de justificacin personal que el hombre busca mediante su propia
justicia, excluyendo la justicia de Dios (G. 2:16). Mucho menos puede estar en
las obras satnicas, es decir, las obras que el hombre hace bajo la influencia de
Satans (Ef. 2:2-4). La fe no es una obra humana que el hombre pueda hacer,
sino el acto de un alma vaca que recibe todo de Dios. No puede olvidarse que
creer no es un asunto volitivo y potestativo del hombre, sino una concesin de
la gracia (Fil. 1:29). Mediante la fe con que Dios nos dota, recibimos la justicia
de Cristo ( 5: 1). Habiendo provisto Dios de todo cuanto es necesario para
salvacin, manda al hombre que crea (Hch. 17:30). Con todo, tambin es
necesario entender que Dios no fuerza a creer. El ejercicio de la fe es siempre
un acto humano, impulsado y ayudado por la gracia de Dios, en el poder del
Espritu Santo (1 P. 1:2). La gracia puede ser resistida en un acto de rebelda y
rechazo al don divino, negndose a creer (Jn. 3:36). Creer es esencialmente
entregarse a Dios; es aceptar la obra hecha por el Salvador; es afirmarse en que
Dios da su justicia a quien confia en la obra hecha. El apstol enfatiza aqu el
objeto de la fe: 'Ircrnu Xpto"t0u, "en Jesucristo", de cuyo alcance se
considerar mas adelante (vv. 24-25). No se trata, pues, de una obra humana, ni
tan siquiera de una postura determinada que el hombre adopta, sino la entrega
en fe incondicional a Dios, que se relaciona con el hombre no por la justicia de
la Ley, sino por la obra redentora de Jesucristo. Es por medio de la fe en Cristo,
que el hombre entra en la participacin de la vida de Dios (2 P. 1:4), de modo
que aquello que la Ley les niega, la fe les otorga en la gracia divina.
297
afirmar la sola fide. Es la culminacin del contraste: aparte de la Ley, solo cabe
la fe. La justicia de Dios viene a todos los que creen y se hace de ellos. De
manera que todos los hombres por el pecado estn bajo la ira de Dios, y todos
los creyentes que participan de la justicia de Dios, son hechos en Cristo
"justicia de Dios en l" (2 Co. 5:21). Del mismo lugar, esto es, de Dios mismo,
procede la ira contra la injusticia de los hombres y la gracia que provee de la
justicia de Dios para todos los que creen. La justicia de Dios es otorgada a todos
los que creen y solamente a quienes creen, esto es, a los que ejercita la fe
depositndola en el Salvador. Todos los pecadores necesitamos de esta justicia
para salvacin y slo es posible obtenerla mediante la fe en Cristo. Creer en el
Seor Jesucristo es creer a Dios respecto a la obra que Jess hizo. El salvo que
cree en Cristo, cree que " ... el fue entregado por nuestras transgresiones, y
resucitado para nuestra justificacin" (4:25). La fe cree a Dios y confia en Su
obra, eso es creer en Cristo, porque es la aceptacin del evangelio de Dios
respecto a Jesucristo. En el evangelio Dios anuncia, no slo a la persona del
Verbo encamado, el Salvador del mundo, sino tambin su obra redentora
absolutamente concluda.
ou ydp fonv mcnoA.tj. La siguiente expresin estara mejor unida al
versculo prximo: "Porque no hay diferencia". Bajo el pecado desaparece
298
ROMANOS III
cualquier diferencia, de manera que tanto los judos como los gentiles estn en
el mismo plano para la salvacin, por cuanto lo estn tambin en el de la
condenacin. Ninguna obra humana provee de salvacin. Dios la otorga por su
gracia en base a la obra de Jesucristo, igualando tambin a todos los hombres en
el modo de recibirla, porque tampoco en esto hay diferencia. Esto nos conduce a
considerar que la justificacin se da al pecador en su estado de impiedad, sin
que se le exija -porque adems no puede- operar algn cambio en l. Ms
adelante dir el apstol: "Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al
impo, su fe le es contada por justicia" (4:5). Dios justifica al pecador que cree
mientras es impo. La justificacin es el acto de Dios que considera como justo
a quien no tiene justicia operando para ello en base a la obra de Cristo. No se
trata de otorgar al pecador alguna porcin de los mritos de Cristo para que sea
justo y pueda ser justificado. Dios justifica al pecador en su condicin de impo
colocndole en Cristo e imputndole toda la infinita dimensin de la obra
redentora hecha por l. De manera que no es necesario ningn cambio para ser
justificado, se alcanza slo en el ejercicio de la fe. La sangre de Cristo,
expresin de su sacrificio expiatorio, es la causa eficaz por la que Dios puede
justificar al pecador que cree. La provisin de salvacin descansa en la gracia y
se alcanza por el medio instrumental de la fe. La fe que salva es la que acepta
sin reservas el mensaje del evangelio de Dios en cuanto a Cristo, como Pablo
indica claramente en la tesis de la Epstola (1: 16-17). De esta manera escribe
Newell:
20
299
pecaron
21
Griego: ucni::pw.
300
ROMANOS III
301
8tKmoEVOl
de l
gracia
por
la
redencin
la
Cnsto
Jess
Jita.
tKmosvoi. La insistencia de la universalidad del pecado, que afecta a
todos los hombres, es un tema reiterado en lo que antecede del captulo y que
vuelve a situarse en la introduccin de la doctrina de la justificacin que ahora
considera el apstol. La justicia de Dios se alcanza por la fe y es otorgada a
todos los que creen (v. 22), sin embargo, inmediatamente a dicha aseveracin,
vuelve a recalcar la condicin pecaminosa de todos los hombres por la que estn
excluidos de la gloria de Dios y, por tanto, de la salvacin. Inmediatamente
introduce el modo de la justificacin. Para ello utiliza un participio de presente
2
ingres1vo en voz pasiva del verbo que significa justificar2 . Esta es una de las
22
Gnego: utKat0ro.
s;:
,
302
ROMANOS III
23
Griego: Katoc;.
303
304
ROMANOS III
necesidades. Con el Verbo vino la gracia en plenitud (Jn. 1: 17), y con ella el
descenso del Hijo a la experiencia de limitacin en la carne (Jn. 1:14). En otro
lugar y como ejemplo, el apstol Pablo habla de gracia con estas palabras: "Ya
conocis la gracia de nuestro Seor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo
pobre, siendo rico" (2 Co. 8:9). Nuevamente la idea de descenso, de
anonadamiento, de desprendimiento rodea a la palabra gracia. No cabe duda que
la gracia, como nico medio de salvacin, procede de Dios mismo y surge del
corazn divino hacia el pecador, en el momento de establecer el plan de
redencin (2 Ti. 1:9). En razn de la gracia, Dios se hace encuentro con el
hombre en Cristo, para que los hombres, sin derecho a ser amados, lo sean por
la benevolencia de Dios, con un amor incondicional y de entrega. Dios en Cristo
se entrega a la muerte por todos nosotros, para que nosotros, esclavos y
herederos de muerte eterna, a causa de nuestro pecado, podamos alcanzar en l
la vida eterna por medio de la fe, siendo justificados por la obra de la Cruz
(5:1). La gracia en la esfera de la salvacin adquiere tres momentos: Primero en
el gnesis de la gracia, que se produce en la eternidad, antes de la creacin del
mundo. En ese fluir de la gracia, que es amor orientado al desposedo y perdido,
no est presente el destinatario de ella, que es el hombre, por lo que en espera
del tiempo de los hombres, Dios deposita todo el infinito recurso de la gracia
para salvacin, en la Persona del Salvador, que, como Mediador entre Dios y los
hombres (1 Ti. 2:5), manifiesta y otorga la gracia salvadora en la historia de los
hombres, desde la cada en el pecado de nuestros primeros padres. Esa gracia se
manifiesta en la Persona del Salvador cuando encamndose viene al mundo con
misin salvadora. El mismo hecho de la encamacin es la primera consecuencia
operativa de la gracia para salvacin. La revelacin de Dios a la humanidad
tiene lugar mediante la manifestacin de Dios en humanidad. El Verbo de Dios
crea, como Creador absoluto de cuanto existe, una naturaleza humana, en
unidad de accin con el Padre, que le apropia de cuerpo (He. 10:5) y con el
Espritu que lleva a cabo la operacin de concepcin de esa naturaleza (Le.
1:35), y esa naturaleza creada es asumida por el mismo Creador, que es el
Verbo, que tambin la personaliza, para que pueda producirse con ella y en ella,
el definitivo encuentro de Dios con el hombre y del hombre con Dios. El
hombre Jess, que es Hijo consustancial con el Padre, se hace para siempre
lugar de encuentro y de disfrute de la vida de Dios por el hombre. Eternamente
la visin de Dios se llevar a cabo en la visin del Hijo de Dios encamado, que
hace visible al Invisible. El hombre creyente queda definitivamente establecido
en el Hijo y, por tanto, afincado en Dios para disfrutar de la vida eterna que es
la divina naturaleza (2 P. 1:4). Esa gracia salvadora se hace realidad y expresin
en el hecho de que por ella, el Hijo "gustase la muerte por todos". En segundo
lugar la gracia salvadora es tambin la gracia santificadora. El hombre se salva
slo por gracia mediante la fe (Ef. 2:8-9), quiere decir esto, que solo la gracia y
la instrumentalidad de la fe, hacen posibles la vida cristiana en la esfera de la
salvacin experimental en el tiempo presente, que es la santificacin. Hay
305
cnsttanos que se salvan por gracia, pero quieren santificarse por obras
personales en su propio esfuerzo. Solo la gracia, operando en el creyente hace
posible el cumplimiento de las demandas de la vida de santificacin. Es Dios,
mediante su gracia, quien opera el querer y el hacer por su buena voluntad (Fil.
2: 13). La gracia habilita los recursos necesarios para llevar a cabo la vida
victoriosa que corresponde al nuevo nacimiento. El apstol Pablo lo expresa
contundentemente cuando dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"
(Fil. 4: 13). La gracia en la experiencia de la vida cristiana es una gracia
sustentante. En medio de las dificultades propias del trayecto por el mundo, que
es enemigo del cristiano a causa de su nueva vida, los recursos de la gracia
siempre son ms abundantes que las dificultades que puedan surgir,
comprendiendo tanto las pruebas, como las tentaciones, y las persecuciones. Esa
es la razn por la que Santiago dice: "Pero l da mayor gracia" (Stg. 4:6), en
una epstola cuyo entorno es de pruebas y dificultades. La gracia hace superable
cualquier conflicto y cualquier dificultad. Eso se produjo inicialmente en
relacin con el pecado para salvacin del pecador, porque "cuando el pecado
abund, sobreabund la gracia" (Ro. 5:20), y de la misma manera
sobreabundar la gracia para dar el socorro oportuno en la vida cotidiana de la
fe. La tercera dimensin de la gracia en salvacin, es la gracia glorificante. Esa
gracia alcanza el punto mximo de potencialidad en los recursos salvficos, con
la glorificacin del creyente. El apstol Pedro describe esto cuando dice: "Por
tanto, ceid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por
completo en la gracia que se os traer cuando Jesucristo sea manifestado" (1
P. 1:13). Vinculada a Cristo, la gracia se manifest en su Persona, de manera
que los que estuvieron cerca de l vieron "su gloria, como del Unignito del
Padre, lleno de gracia" (Jn. 1:14). De la misma manera, se manifestar en la
paruxa del Seor. En su venida para recoger a los creyentes, la glorificacin de
cada uno de ellos, para estar para siempre con Jess (1 Ts. 4: 17), ser una
manifestacin de la gracia, vinculada a su Persona. El que como Dios se hizo
hombre y entr en la experiencia de la temporalidad, siendo eterno, lo hizo para
alcanzar a los temporales y comunicarles la experiencia de eternidad mediante
la vida de Dios en ellos. La Escritura ensea que Dios es el Salvador de los
pecadores. Nada ms concreto que la afirmacin bblica: "La salvacin es de
Jehov" (Sal. 3:8). Esta afirmacin expresa la verdad y realidad de la salvacin.
El Antiguo Testamento no difiere del Nuevo en cuanto a todo lo que es de
salvacin, salvo en la mayor extensin de la obra salvfica realizada definitiva y
eternamente en la Cruz. El estudioso de la Palabra y el predicador del evangelio
no deben apartarse ni un pice de esta verdad. Quiere decir esto que no debe
permitirse licencia alguna en introducir al hombre -en mayor o menor gradocomo colaborador de Dios, aportando algo a la salvacin, ni tan siquiera en el
modo de apropiarse de ella. La planificacin, consumacin y aplicacin de la
salvacin es de Dios, slo y exclusivamente. El hombre recibe la salvacin
apropindose de ella por medio de la fe que, como todo lo que es de salvacin,
306
ROMANOS 111
ta
G.
, , ,
nego: <X7tO/\.U'tpJcrtc;.
Griego: dno/...,u-rpw.
26
Griego: dyopa;;w
24
25
307
vida para redimirlo (Mt. 20:28). 2) El segundo verbo 27 aade a la idea de pagar
un rescate, el de sacar al redimido del lugar de esclavitud (cf. G. 3:13; 4:5). El
que es sacado del lugar de esclavitud no regresa ms a esa situacin, deja de ser
definitivamente un esclavo (cf. Le. 21:28; Ro. 3:24; 8:23; 1 Co. 1:30; Ef. 1:7,
14; 4:30; Col. 1:14; He. 9:15; 11:35). 3) El tercer verbo 28 de una raz diferente a
los otros dos expresa la idea de que el redimido queda en plena libertad (cf. Tit.
2:14; 1 P. 1:18). La salvacin alcanza, pues, el aspecto de libertad con que el
pecador queda en su nueva posicin en Cristo. En Cristo fueron destruidos
definitivamente la potestad de los poderes contrarios a Dios, por tanto, los que
estn en Cristo son libres del poder opresor que antes los retena sujetos a
esclavitud. Esta bendicin se da gratuitamente como don de la gracia.
ta 1
tri~
A quien
exhibi
- Dios propiciatorio por medio de la
fe
en la de El
a'att El~ EVbEt~tV tl1~ 8rn:mocnSvri~ auto6 Ota tTjv ncipE<nV tWV
sangre para demostracin de la
justicia
de l a causa de la remisin de los
npoycyovtwv
sucedidos anteriormente
pecados
en
la
paciencia
de Dios.
Sta
tfi;; 1tt1tsroi;;, por medio de la fe, atestiguada en p40v1d, B, C3, D2 , 'I', 33, 81, 263,
424*, 1175, 1241, 1912, 2200, 2464, Biz [K, L, P] Lect Cris6stomo, Severiano,
Hesiquio 112
L
3ui n.crtswi;;, por fe, lectura en N:, C*, D*, F, G, 0219vid, 6, 104, 256, 365, 424, 436,
459, 1319, 1506, 1573, 1739, 1852, 1881, 1962, l 165, Orgenes, Eusebio, Ddimo,
Cirilo, Hesiquiov2
[tfji;;) 7tcrtswi;;, la fe, figura en itar, b,o, vgmss, eth. Ambrosiaster, Pelagios.
Se omite totalmente en A, 2127, Orosio 112
Sin solucin de continuidad sigue el mismo tema del versculo anterior, con: 3v, caso
acusativo masculino singular del pronombre relativo declinado al que; 7tpo80a-co,
tercera persona singular del aoristo segundo de indicativo en voz media del verbo
7tpot0st, colocar, poner delante, exponer, poner a la vista, exhibir, aqu exhibi; ,
27
28
Griego: ei:~ayopi;(l).
Griego: Autpom.
308
ROMANOS III
eMo :oomhltitivo mMculin.o s:ingular del arti<!ulo determinado el; 9ooc;, etiSO
nom:inativo masculino s:inglar del no:rn.bre propio Dios; iA.0c~piov~ CQSo acusativo
nentr0 singular del susttintiv-0 que denota propiciatork>; o\d, preposicin de gemtivo
por medio de; 'l:'Tj'c;, caso enitivQ fe:rn.en:ino s:ingular del artiouto d.eter:rn.inado
la; nknsro<;. caso genitivo femenino s:inu1ar del no:rn.bre comn/e; tv, preposicin de
dativo en; ,.e;, caso d.ativo neutro singular del articulo determinado lo; a\l1:o1 caso
genitivo mQSculino de la segunda ~ona singlar del pronombre personal declinado de
Et; ai~t, caso genitivo neutro singn1ar del sustaJitivo sangre; de;, preposicin de
acuativo para; 6v&if;iv, caso acusativo femeaint> s:ingular del nombre comiin
e:vlencia, tlemostracin; rllc;, CiSO genmvo femenino singular del articulo determinado
declinado de la; OU,atOWV'!'I<;, caso enitivo femenino singular del S1.11$tantivo que
denota jU1tid; a-to, caso genitivo mlilSCUlino de la segunda persona singular del
pronombre personal declinado de l; fd, preposicin de acusativo a causa de; -tfv,
caso acusativo femen:ino singular del articulo determin!Jdo la; ndpamv, ea$0 acusat~vo
femenino singular del sustantivo accin de tiejflr escfi1P4rt perdn, pasar por alto,
remtsn; -cmv, ea.so genitivo neutro plural del articulo dewrminado declinado de los;
nl)oyeyov-cwv, caso genitivo neutro plural del participio perfecto en vo1 activa del
verbo 11;poyvoo.,, ir delante, adelantarse, producirse {l'fites. sucedidos antes;
dc:xp-t'l\d-crov, caso genitivo neutro plural del S\11$talltlvo pecados; tvi prePQsiein de
daiivt> en; 'C'J, caso dativo femenino singular del articulo determinado la; dvoxif 1 CQSo
dativo fe:rn.enino sinulat del 81.'1$\antivt> que <lenota paciencia; 'tou, cQSo genitivo
masculino singular del articulo determin;ado el; &soG, CQSO genitivo masculino singular
del :ttombre ropio declinado de Dios.
29
309
310
ROMANOS III
311
de; Evi:;1~1v 'tlj'c; lKawcrvric; mhou. La finalidad que Dios tuvo para
poner a Cristo como propiciatorio, es la manifestacin de Su justicia. Esa
justicia que justifica al impo se otorga en base al sacrificio expiatorio de
Jesucristo. Dios puso a Jess como propiciatorio, en el sacrificio de su vida,
para que por su muerte, los que estaban muertos en delitos y pecados, ajenos de
la vida y gloria de Dios, la retomen por vinculacin con el Resucitado, por
medio de la fe. Dios, con esa obra redentora pone de manifiesto que puede
justificar al impo, porque otro ocup su lugar, muri por l y extingui con su
muerte la responsabilidad penal que exista por el pecado, cuya sentencia
definitiva es la muerte (6:23). l muri para que los muertos tengamos vida y
vida en abundancia (Jn. 10:10). Nadie podr acusar a Dios de injusto porque el
sacrificio propiciatorio, que expa el pecado, est manifestado en el altar de la
Cruz, donde Jess fue puesto en sacrificio propiciatorio por nuestros pecados.
No fue una obra oculta, sino la obra admirable de la gracia, que brilla difana
ante el cosmos, demostrando con ello que Dios es justo cuando justifica al
pecador que cree. Dios quiso mostrar en este tiempo que era justo y que, sin
menoscabo a Su justicia, poda justificar a todo aquel que cree en Cristo.
fci 'tYJV npEm v 'twv npoyEyov'twv ap'tl] 'twv F.v 'tlJ dvoxi'J
'tOU E>wu. La obra de Cristo permite a Dios "haber pasado por alto en su
paciencia, los pecados pasados". El trmino pasar por alto 30 se entiende
generalmente en griego como dejar marchar, pero en todos los documentos en
que aparece, adquiere el sentido de remisin o de perdn. Por tanto, debe
entenderse como la remisin de los pecados cometidos antes de la muerte de
Cristo. Dios detuvo el juicio sobre el pecado y, por consiguiente, sobre los
pecadores en vistas al sacrificio que Cristo iba a realizar por ellos en la Cruz. Es
necesario entender que en toda la obra divina subyace la eternidad de quien la
ejecuta, para quien el tiempo es solo algo concurrente en su creacin. De modo
que la paciencia temporal de Dios tiene que ver con la perspectiva del hombre
que contempla la historia del pecado en un pasado, un presente y un futuro.
Dios pacientemente se sujet a l mismo para no llevar a cabo la ira sobre el
pecador, por cuanto haba establecido la obra redentora en un determinado
momento del tiempo histrico de los hombres (G. 4:4). Dios, por tanto, detuvo
el castigo sobre el pecador que su pecado mereca (Hch. 17:30). Al pecador que
cree le son perdonados todos los pecados, los pasados, los presentes y los
futuros (Col. 2: 13). El juicio retenido para el pecador fue descargado sobre
Cristo en la Cruz. La paciencia de Dios complementada con la exhibicin de
Cristo como el que en sustitucin del pecador efecta la propiciacin, sucedi
30 Griego: npEmc;.
ROMANOS III
312
para demostrar que Dios no haba sido injusto cuando, en su paciencia, pas por
alto, dej sin ejecucin temporal, el pecado para salvar tambin a quienes en fe
haban sido justificados en base a la obra redentora de Jesucristo. Los pecados
de los creyentes del pasado fueron descargados sobre Cristo en la Cruz (Is.
53:6).
26. Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que l sea
el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jess.
npoc; -cTv &voEt~tv ilc; 0tKatocrv11c; mhou v 0 vuv Katp0, de;
Para
la
demostracin de la
JUSt1cia
de l en
-co
Justo
que JUSt1fica
al
de
fe
de Jess
Kmp0.
313
de; -ro tvm mhov Katov Kat 8tKatoGv-ra -rov EK ncr-rEw<; 'IrcroG.
Esta justicia se hace evidente porque justifica al pecador que cree, es decir, la
justificacin se alcanza por la fe en Jesucristo, como ya dijo antes (v. 22). Dios
en su justicia no deja a un lado el pecador destinndolo a su ira, de modo que
tenga que soportar su juicio de condenacin, sino que justifica al injusto, no por
las obras de la ley, sino nicamente por la fe en Jess.
La oracin concluye con el nombre de Jess, para darle nfasis, como
ocurre en el griego. No se trata de una fe cualquiera que permite a Dios la
justificacin del pecador, sino la nica fe que salva que es la fe en Jess. Slo al
que es justo por la fe en Jess, es a quien Dios reconoce como justo y por tanto,
lo justifica. Aqu concluye toda discusin sobre el modo de alcanzar la justicia
de Dios. Desde el punto de vista de los hombres, no hay posibilidad de justicia
alguna porque sus pecados demandan condenacin y contradicen la justicia de
Dios, por tanto, slo queda la va de la justicia de Dios que es Cristo, para que
el que deposita la fe en l reciba, con l, el perdn de pecados y la vida eterna.
La salvacin que proclama el evangelio (1: 16-1 7) consiste en la
justificacin del pecador por la accin de Dios. Slo desde la donacin de la
gracia y el ejercicio de la fe en Cristo, el hombre pecador puede ser justificado.
Puesto que todos los hombres somos pecadores, queda excluida la justificacin
del justo en virtud de obras de justicia. Es Dios mismo quien libera a los
pecadores de su pecado, que no tiene que buscar sacrificios que alcancen la
propiciacin, sino que Dios mismo, que hizo la obra, satisface las demandas del
pecado en el sacrificio expiatorio de su Hijo Jess. La fe es una actividad del
hombre en el momento que, habindola recibido como una provisin de la
gracia, la ejerce depositndola en el Salvador, en el sentido de que confa a Dios
de manera absoluta su salvacin como superacin del pecado y sus
consecuencias. En este ejercicio de fe salvfica el hombre se despoja
absolutamente de su voluntad de autorrealizacin como confianza en sus
propias fuerzas, para descansar en pasividad total -en cuanto a salvacin- en la
gracia admirable de Dios que la hace posible. Para el ejercicio de la fe, solo es
necesario confiar.
IIoG ouv i Kax11mc; E;,EKA.dcr811. 8td. noou vou -rwv pywv ouxt,
Dnde, pues la
jactancia?
Fue excluida,
por
ley
de fe.
Por
cul
ley?
La
de obras?
No
314
ROMANOS 111
31
Griego: Kax11crii;.
315
8ta noou vou 'twv 8pywv ox, dA-A-a 8ta vou ncr'tEW<;. Esta
exclusin de la jactancia descansa en una determinada ley, de ah las preguntas
encadenadas: "Por cul ley? Por la de las obras?" El apstol lleva al
interlocutor a un camino sin salida. La exclusin no fue por la Ley que ellos
tenan, que demandaba obras y juzgaba la justicia personal por ellas. El sistema
de obras no elimina la jactancia sino todo lo contrario. En el sistema de obras, el
hombre tiene base para gloriarse a s mismo (Fil. 3:4-6).Todas las obras del
hombre son intiles para la justificacin, por tanto, la Ley de las obras queda
excluida para dar paso a la ley de la fe. Sorprendentemente no es una ley de
obras sino un regalo de Dios. La fe y la salvacin son regalos divinos (Ef. 2:89), en donde toda accin humana queda sin efecto y toda gloria basada en las
obras queda excluida. La Escritura manifiesta que todo cuanto hay en el hombre
en relacin con la salvacin ha sido dado por Dios, nada hay que no se haya
recibido (1 Co. 4:7). Por tanto, la ley de la fe en Cristo, que es el instrumento
para la justificacin anula toda gloria humana para darla enteramente a quien es
digno de ella que es Dios mismo (1 Co. 1:31 ). Adems, al no ser la fe una obra,
toda jactancia queda excluida. Dios es quien justifica, slo l y nadie ms que
l puede hacerlo. Solo en Dios y slo desde Dios hay justicia para el hombre.
De modo que la importancia que los hombres puedan atribuirse queda eclipsada
y excluida ante la obra de Dios para justificar al pecador. Nadie podr jams
poner delante de Dios la grandeza del hombre, sea cual fuese, que el mismo
hombre se atribuye, como elemento justificante. El ms grande de los hombres,
el ms perfecto de los mortales, carece absolutamente de elementos que
permitan a Dios considerarlo justo. Todas las grandezas humanas quedan
excluidas para que el ms grande entre los hombres, como el ms pequeo de
ellos, entren ambos por el mismo y nico camino para ser justificados que es el
de la fe, regalo y don de Dios.
316
ROMANOS 111
28. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
A.oyt~i::8a yap 1 OtKatoGcr8at 7t<J"tEt av8pwnov xwp\c; Epywv vou.
Porque sostenemos
ser Justificado por fe
hombre
aparte de obras
~. pt:>rque,
263, 3
etk,
oov, pues, entonces, por CQnsigutente, se lee en B, e, D2, 6, 33, 104, 424, 459, 1175,
i14l, 1912, 2464, Biz [K, L, P] itmon, syri" 11, Crisstomo, Teodoro.
Gnego: A.oysom.
317
llamado por Dios a buenas obras (Ef. 2: 1O). Pero, debe establecerse el principio
de salvacin con toda claridad: El hombre no se salva por obras, pero se salva
para obras. Quien entendiendo que la fe es suficiente para la salvacin y que las
obras han quedado excluidas, sigue viviendo en el pecado y practicando una
vida de corrupcin, tiene en ello seal inequvoca de no haber ejercido jams la
fe salvfica y, por tanto, no es salvo (1 Jn. 3:6).
El apstol pasa aqu del punto de vista de la religin al punto de vista de
Dios. Toda religin tiene algo de jactancia en entender que existe en todo un
obrar divino-humano, por tanto Dios energiza y capacita, pero el hombre tiene
su parte en esa obra. De este modo se entiende en un modo antibblico, que Dios
es el que hizo la obra de salvacin, pero que es tambin el hombre en la
operativa de la fe, que la hace posible. El texto de Pablo es contundente contra
todo sistema religioso: Concluimos que la justificacin es slo por fe, por tanto
ROMANOS III
318
Dios y que, en lugar de ello, se decide a dejar que Dios le regale justicia, sino
que se hace justo cuando como pecador constatado por la ley en virtud de sus
obras reconoce y acepta su redencin del pecado como acaecida para l
mediante la accin expiatoria de Dios en la muerte de Cristo, y confia a esta
accin salvfica de la justicia de Dios su salvacin y vida en lugar de liberarse
a s mismo del pecado por el camino del cumplimiento de la ley y de tratar de
.
.
"33
reconquistar
as1' el status d el 1usto
29. Es Dios solamente Dios de los judos? No es tambin Dios de los
gentiles? Ciertamente, tambin de los gentiles.
i] 'louaWV 0ec; vov OUXt Kat
O
de judos
- Dios
solamente? No
f:8vwv,
33
319
UKpopucr't'UV
a mc1rcunc1s1n
bta
a circunc1s1n por
fe
l'lli; 7tcrn:wi;.
por med10 de la
fe.
ROMANOS III
320
puede ser justificado quien est revestido con la justicia de Cristo. Siendo vital
entender que habiendo un solo Dios, hay tambin un solo Salvador para todos
los hombres (Hch. 4: 12), y un solo Mediador entre Dios y los hombres, que es
Jesucristo hombre (1 Ti. 2:5). Ese Salvador y Mediador es tambin el nico
camino que Dios introdujo entre los hombres para hacerlos retomar de una
situacin de enemistad con Dios, objetos de Su ira por el pecado, a una relacin
de comunin con l (Jn. 14:6). No hay otro modo de salvarse que por gracia
mediante la fe (Ef. 2:8-9). Esto conduce a una base de unidad en relacin con la
Iglesia: Y a no hay ms dos pueblos en orden de salvacin, sino uno solo; no hay
ms distinciones entre personas, sino que todos son iguales delante de Dios que
justifica. Esta unidad se extiende a la Iglesia de Jesucristo, que es un solo
cuerpo en Cristo Jess.
8ta
Entonces, ley
por
anulamos
fe?
1Jams!
smo
vov icnvoEv.
ley
establecemos.
est(Jb/ecemos.
vov ov Ka-rapyouEv 8ta -rij; nicr-rEw;. Posiblemente el versculo
estara mejor situndolo en el comienzo del siguiente captulo, pero sirve
tambin aqu como elemento vinculante con lo que antecede. El judo
considerara como algo blasfemo la abrogacin o anulacin de la Ley.
Aparentemente la afirmacin del apstol de que slo la fe salva al margen, o
aparte de la Ley, supona para algunos, fundamento para acusar a Pablo de
derogar la Ley que Dios haba dado y establecido. Adems, como se ha dicho
321
antes, era difcil para un judo admitir que la salvacin de los gentiles se
producira de igual manera que la de ellos. Para Pablo, abrogar la Ley, sera un
acto impo. Jess mismo dijo que no haba venido para abrogar la Ley (Mt.
5: 17). De la misma manera el imitador de Cristo no iba a eliminar lo que Dios
haba dado.
T] yvotw. La afirmacin cancela cualquier acusac10n de impiedad
tocante a las Escrituras, ya que en una forma imperativa y directa, precedida con
un jams! en ninguna manera!, afirma confirmar la Ley, en lugar de
revocarla.
322
ROMANOS III
descansar confiadamente sabiendo que el Padre del Cielo sabe de que cosas
tenemos necesidad (Mt. 6:32). La ansiedad por las cosas de la vida desaparecen
ante esta gloriosa realidad. Dos estilos de vida diferentes. Uno rodeado de
inquietud por el futuro, otro lleno de confianza. El primero corresponde a gentes
que no conocen a Dios, el segundo es el propio de quienes son sus hijos. Los
que no han venido al conocimiento de Dios no conocen cosas mejores, de ah
que su afn est orientado hacia lo que les es conocido, las cosas del mundo,
porque ellos son del mundo. Sus dioses son impotentes, porque no conocen al
Dios omnipotente, de ah sus miedos y angustia sobre situaciones posibles que
se escapan a su fuerza y control. Ellos no tienen esperanza de gloria, ni han
experimentado en su vida las bendiciones de Dios, ignorando la provisin
general que hace para sus criaturas. stos estn alejados de Dios y, por tanto
estn sin esperanza, porque estn sin Dios en el mundo (Ef. 2: 12). Las gentes
viven en la ignorancia de las realidades eternas, porque desconocen las
bendiciones supremas que el creyente recibe en los lugares celestiales en Cristo
(Ef. 1:3). Sus valores son temporales y no eternos. Su esperanza est en
conseguir cosas temporales pero carecen de toda sensibilidad hacia las
definitivas y eternas. Estos se inquietan y entran en angustia existencial frente al
futuro siempre incierto para ellos. De otro lado est el creyente, que conoce a
Dios y vive en una continua relacin con l. La seguridad de los tales est en la
seguridad de que el Padre celestial conoce cuales son las necesidades para cada
momento. Conocen que Aquel a quienes reconocen como Padre tiene cuidado
personal de los que son sus hijos, por tanto pueden echar toda ansiedad sobre
l, en la certeza que produce la fe viva (1 P. 5:7). El creyente sabe que Dios
conoce que cada hijo suyo tiene necesidad, no de algunas sino de todas estas
cosas, es decir, sustento y abrigo. El Padre omnisciente sabe cuales son las
cosas necesarias y cuales las superfluas. En ocasiones el creyente olvida que su
condicin, adems de hijo, es tambin la de peregrino (1 P. 2:11). Las
necesidades temporales del peregrino son siempre limitadas, de ah que el
apstol Pablo diga que "teniendo sustento y abrigo, estemos contentos" (1 Ti.
6:8). La abundancia de bienes y el confort de la casa es el disfrute de la herencia
gloriosa que est reservada en los cielos (1 P. 1:4). Sin embargo, la confianza
est en la certeza de que el Padre del cielo conoce todas las cosas que son
necesarias para cada momento de la vida de sus hijos. Dios no dar alimento y
dejar de proveer para el vestido o al contrario, sino que siempre proporcionar
lo necesario de todo cuanto sea preciso en cada momento.
Pero, tambin, la obra de la justificacin produce en nosotros la seguridad
de la herencia que tenemos reservada para nosotros, porque, en la condicin de
hijos, tenemos en el Hijo derechos sobre ella, constituyndonos Dios en sus
herederos y coherederos con el Hijo (8: 17). Las cosas temporales, sus grandezas
y logros, quedan empequeecidas frente a lo que es ya nuestro en Cristo Jess.
La vida del justificado no es una tragedia momentnea esperando la gloria
323
CAPTULO IV
EJEMPLOS EN LA FE
Introduccin.
ROMANOS IV
326
T ouv
1
f:pouEv EpTJKvm 'A~paa 'tov npomhopa Twv Kma
que ha hallado
Abraham
el
antepasado
de nosotros segn
crdpKa
carne?
EJEMPLOS EN LA FE
327
artculo determinado el; nponcitopa, caso acusativo masculino singular del sustantivo
que denota antepasado; Twv, caso genitivo masculno de la primera persona plural
del pronombre personal declinado de nosotros; Kata, preposicin de acusativo segn;
a:cipKa, caso acusativo femenino singular del nombre comn carne.
Griego: EptcrKw.
2G.
nego:
Ka'ta crapKa
ROMANOS IV
328
Ei yap 'A3paci
Porque st
0BV.
D10s
N~
ciJ..)1-' ou npoc;
pero
no para con
Ab'aho:m~ i~ tonna es~ita que adopta la preposicin <le genitivo k, delante de vocal y
que signiftQJ por, &pymv, caso pitivo neutro pluntl del nombre comn obras;
~tk'.~7 tercera persona sbtp1ar <lel aoristo pttnero de btdcativo en vz pasiva del
v~f~<Jt.,, justijkar1 aqtd comofaejusttfl~; ~~i,. tetcera:persomu,it'liular del
~ de MdiQJtivo en voz activa del ved><> q~, tener, aqui tiene; 1:a.i11a, caso
a'NStfivo neutro singular del sustamivo 1ac~la; dU 1 fol'.Ola escrita ante vocal de la
cottjmwJn clii~versativa dii.A.: que sipiftca ~ Sino; ou, dverbio de ne$cin no;
<;~ ~icin de acusati:vo p1Jra con; S~v, caso acusativo mascutbto s~ular del
nombre propio Dil!J$,
EJEMPLOS EN LA FE
329
3
4
John Stott. Romanos. Editorial Certeza, pg. 132, tomado de Jubileos 23. JO.
W. Hendriksen. o.e., pg. 166.
330
ROMANOS IV
yap
Y crey
'A~pa.ci
Abraham
le
por
justicia.
EJEMPLOS EN LA FE
331
que obra
el
salario
no
es contado
como
gracia
sino
como
ocpEA ll a,
deuda.
ROMANOS IV
332
sino la deuda que contrae con l, aquel para quien trabaja. De otro modo, las
obras generan deuda que se cancela con el salario. El salario es una deuda
contrada con el trabajador. El salario no es una gracia, es el derecho que tiene
el que trabaja de recibir lo que corresponde a su trabajo. De ah que el sentido
de la justificacin, si fuera por mritos personales no poda ser considerado
como gracia, sino como deuda.
Quiere decir que si Abraham obr y por su obra alcanz la justificacin,
no se trata de una operacin de la gracia sino de la justa demanda alcanzada por
su actividad. Sin embargo, como ya se ense antes, la justicia por la que Dios
justifica, no se obtiene por obras de la Ley y mucho menos por esfuerzo
humano, por tanto, si la justificacin es por gracia (3:24), no cabe duda que
Abraham fue justificado al margen de cualquier obra que hiciera o hubiera
dejado de hacer.
5. Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impo, su fe le es
contada por justicia.
que no obra
en
el
que justifica
el
impo
la
fe
de l
para
1ust1cm
EJEMPLOS EN LA FE
333
ROMANOS IV
334
(Is. 53:5; 2 Co. 5:21; G. 3:13). Mediante la fe, Dios imputa al pecador creyente
la justicia de Cristo, permitindole por ella declararlo justo. Solo a Dios y nunca
a Abraham se deber que sea justificado. Lo que es justo, desde el punto de
vista humano, sera la condenacin de Abraham que ante Dios es un impo,
como los dems hombres (1:18), ya que "no hay justo, ni aun uno" (3:10). De
esa forma la fe est orientada hacia Dios, en esperanza donde realmente no
debiera haberla, para recibir la justificacin desde una condicin injustificable
para el hombre. Dios da en gracia su justicia a quien ni la tiene ni puede tenerla.
Slo hay justificacin para el impo, porque todos lo somos. Es cuando
depositamos nuestra fe en el Salvador, que Dios nos declara justos, tal como
somos, sobre la nica base de la obra redentora de Jesucristo hecha en la Cruz.
De tal manera que "al que no conoci pecado, por nosotros lo hizo pecado,
para que nosotros fusemos hechos justicia de Dios en l" (2 Co. 5:21). Solo
hay justificacin cuando hay determinacin absoluta en cesar de obrar, que
incluyen incluso el confesar, arrepentirse, orar fervientemente, para dar paso
slo a la fe de entrega que acepta que Dios transfiri a Cristo mis pecados para
declararme a m, un impo, justicia de Dios en l. Es ah cuando la paz inunda
el alma y se alcanza en la posicin en Cristo la condicin de hijo de Dios,
cuando el trono de la ira se cambia en el de gracia y misericordia, cuando se
puede comparecer delante de l para decir con reconocimiento y gratitud:
"Ahora, pues, ninguna condenacin hay para los que estn en Cristo Jess"
(8:1).
tambin David
dice
la
bienaventuranza
del
hombre
al que -
atribuye
justicia
sm
obras.
EJEMPLOS EN LA FE
335
<9, caso dativo masculino singular del pronombre relativo al que; o, caso
nominativo masculino singular del artculo determinado el; eso;, caso nominativo
masculino singular del nombre propio Dios; l..oyt;i;-ra.i, tercera persona singular del
presente de indicativo en voz media del verbo /.oyU,;om, contar, tener en cuenta,
considerar, atribuir, aqu atribuye; 0iKatom5vrv, caso acusativo femenino singular
del sustantivo que denota justicia; xwpi;;, preposicin de genitivo sin, fuera de, a
excepcin de; epywv, caso genitivo neutro plural del sustantivo obras.
persona;
'
7. Diciendo:
Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas,
Y cuyos pecados son cubiertos .
...
Mmccipt0t
rov
dq>0rtcrav
Cll'
dvocu
Bienaventurados
de los que
fueron perdonadas
las
iniquidades
...
. aapnai
. '
KUt
rov
E1t&K.aA. q>8ricrav
Cll
de los que
fueron cubiertos
los
pecados.
336
ROMANOS IV
fueron ptJ;rdonados; o.i, caso nomim\tivo femenino plur&l del artculo determinado las;
dvoJLiat, caso nominativo femenino plur&l del sustantivo que denota iniquidad,
maltia;d, rebelin, con a privativa y \'Jj.Q(i ley, nt.mna~ expresa alegalidad estar fuera de
la lty: K:a\, eonjuncin copulativa y; ~"', caso genitivo masculino plur&l del pronombre
relativo declinado de los que; ~1tElK:aA.tSq>$tonv, tercera persona plural del aoristo
prlmero de indicativo en voz pasiva del verbo lmt<.M1t'ril, sobrecubrir, cubrir por
encima, cubrir, aqu son cubiertos; a\, callo nominativo femenino plur&l del artculo
determinado las; dc:tp't"cti, caso nominativo femenino plural del sustantivo
iniq14idades, ecados.
La cita est tomada de los Salmos (Sal. 32: 1-2). Es probable que fuese
escrita como experiencia personal del perdn que David haba recibido por su
pecado. En el Salmo 51 expresa su confesin y en el 32 el recuerdo de la
experiencia. David haba cometido un grave pecado (2 S. 11 ). En el Salmo
expresa la felicidad de saberse perdonado y justificado por gracia, sin mrito
alguno.
iniquidades, que son los actos fuera de la Ley. Es por la transgresin de la Ley
que se manifiesta la realidad del pecado. Se trata de un pecado cometido con
conocimiento de causa. Por tanto, el transgresor solo deba esperar el castigo
(1: 18). Sin embargo, las iniquidades le son perdonadas. El perdn, en este caso,
es mucho ms que la remisin del castigo, es la restauracin a una esfera de
amistad y comunin con Dios, imposible antes de la cancelacin del problema
del pecado. El ejemplo del prdigo es ilustrativo, cuando regresa a casa del
padre y ste movido a misericordia corri a su encuentro para darle el abrazo de
la paz y el beso de la reconciliacin (Le. 15:20-22). En el perdn est
involucrado el corazn de quien perdona.
En la lectura del Salmo se aprecian los pasos para alcanzar el perdn
divino: "Mi pecado te declar, y no encubr mi iniquidad. Dije: Confesar mis
transgresiones a Jehov; y t perdonaste la maldad de mi pecado" (Sal. 32:5).
No se trata de contar a Dios la maldad, que l conoce, sino declarar que aquello
no es conforme a Su voluntad, no es tratar de encubrir, es decir, buscar
justificacin u ocultar la razn verdadera de la iniquidad, sino confesar el
pecado. Ser preciso entender bien que quiere decir confesar, palabra que
procede del latn y que significa decir lo mismo. De modo que cuando se
EJEMPLOS EN LA FE
337
confiesa se afirma aquello que Dios est diciendo sobre la acc10n que se
confiesa. Cuando David confes enfatiz delante de Dios que reconoca la
prohibicin quebrantada y la transgresin cometida, no solo contra las personas
afectadas, sino especialmente contra Dios. Fue venir a Dios reconociendo que
mereca la condenacin que marcaba la Ley para semejantes iniquidades y
extender una mano de fe implorando la misericordia divina. Es evidente que el
perdn concedido no vino de una restitucin humana, sino de la manifestacin
de la gracia divina. Dios puede perdonar el pecado slo en Cristo (Ef. 4:32).
KClt rov E1tEKaA.cp0rcrav a dap'tClt. Todava ms. La
bienaventuranza comprende tambin el saber que los pecados han sido
cubiertos. El verbo 5 que utiliza el apstol da la idea de cubrir algo
completamente. Es un verbo enfatizado con una preposicin que significa sobre,
esto es, cubrir por encima, lo que da la idea de cubrir completamente, de modo
que no se pueden ver. En la antigua dispensacin, hasta el sacrificio de Cristo,
los pecados eran cubiertos, pasndolos Dios por alto (3:25), con vistas a la obra
expiatoria que sera llevada a cabo por Cristo en la Cruz. Sin embargo, hecha ya
la ofrenda de Cristo mismo por los pecados, estos ya no son cubiertos, sino
llevados, esto es, separados penalmente del pecador que cree. Tal fue la
presentacin que Juan el Bautista hizo de Jess, como el Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo (Jn. 1:29). El perdn y la cancelacin del pecado
ante la justicia de Dios es posible porque Jess fue manifestado para anular el
pecado por el sacrificio de s mismo: " ...pero ahora, en la consumacin de los
siglos, se present una vez para siempre por el sacrificio de s mismo para
quitar de en medio el pecado" (He. 9:26) El sacrificio expiatorio y sustitutorio
se produjo en el tiempo que Dios haba determinado para ello: "Pero ahora, en
la consumacin de los siglos". De otro modo, como escribe el apstol Pablo:
"Cuando vino el cumplimiento del tiempo" (G. 4:4). El Plan de Redencin
haba sido establecido por Dios desde antes de la creacin (2 Ti. 1:9), y en l se
determinaba el tiempo que en la historia de la humanidad haba sido establecido
para llevarlo a cabo. No se produjo el hecho antes ni despus, sino en el
momento que Dios haba predeterminado. La expresin es similar a la de Jess
sobre "el fin del siglo" (Mt. 13:39, 49; 24:3; 28:20), o la de Pablo "los fines de
los siglos" (1 Co. 1O:11) , o tambin a la de Pedro "los postreros tiempos" (1 P.
1:20). Cristo estaba destinado como Cordero de Dios, desde antes de la
fundacin del mundo, para manifestarse en el tiempo histrico de los hombres
conforme a la determinacin divina (1 P. 1:20). La "consumacin de los siglos"
alude al tiempo del sacrificio redentor de Jesucristo. Esta consumacin pone fin
a la espera del sacrificio expiatorio por el pecado y suspende los sacrificios
rituales que eran sus figuras. En la "consumacin de los siglos" Dios carga
sobre Cristo los pecados que l haba pasado por alto antes, en base a ese
5
Griego:
i:mKaA7t't'W.
338
ROMANOS IV
sacrificio. Estos pecados estn cubiertos delante de Dios, de modo que nunca
ms se acordar de ellos para traerlos a juicio: "Nunca ms me acordar de sus
pecados y transgresiones" (He. 1O:17). Es la gran bendicin que alcanza
definitivamente a quienes estn en Cristo. El texto enfatiza la consecuencia de
una sentencia condenatoria que ha sido extinguida porque no queda nada
pendiente de pago. De la condenacin por el pecado no queda deuda alguna. El
sacrificio de Cristo cancela toda deuda de pecado, porque al creyente se le
perdonaron en Cristo todos sus pecados (Col. 1:14; 2:13). La justificacin es
asunto definitivo para quienes estn en Cristo, revestidos de su justicia (2 Co.
5:21). Dios ha puesto al creyente en un lugar de victoria que es Cristo mismo.
dvrjp
ou rj
A.oycrr't"a.t
varn
del que
de ningn modo
tiene en cuenta
Kpto~
Seor
d a.pd a.v.
pecado.
cxKcipto~,
del adjetivo bienaventurado, feliz; dvTp, caso nominativo masculino singular del
sustantivo varn; o, caso genitivo masculino singular del pronombre relativo
declinado dl que; o, adverbio de negacin no; T, partcula negativa que hace
funoi<>ues de adverbio de negacin relativo, no; ambas palabras unidas dan sentido de
negacin intensiva: de ningn modo, en ninguna forma, jams; A.oycr11i:m, tercera
persQna singular del aoristo primero de subjuntivo en voz media del verbo A.oy.i'.;om,
c<1ntar, tener en cuenta, considerar, aqu tiene en cuenta; Kpw~, caso nominativo
masculino singular del nombre propio relativo a la Deidad, Seor; dap'tav, caso
acusativo femenino singular del sustantivo pecado.
EJEMPLOS EN LA FE
339
que llev a cabo para todos los que creen. A quien Dios declara justo, de
ningn modo ser inculpado (8: 1).
David saba bien que era esa bendicin. El haba pecado gravemente en su
relacin adultera con Betsab, haba proseguido hasta condenar a muerte al
inocente de su marido y actuar de modo que muriese en el campo de batalla,
dejndolo solo ante sus enemigos. Sin embargo la confesin de David, es
aceptada por Dios, perdonndole plenamente y no inculpndole de aquel pecado
(2 S. 12:13). Sin embargo no debe olvidarse que el pecado acarrea
consecuencias sobre el que pec. No quiere decir que Dios no hubiera
perdonado plenamente a David y que nunca ms traera a juicio sobre l aquel
pecado para condenacin, pero la fidelidad divina exige que aquello dispuesto
en su Ley para la transgresin se llevase a cabo en la vida de David. El mismo
juzgo correctamente cual deba ser la pena impuesta a quien hubiera hurtado
una cordera, segn la alegora de Natn, apelando a la Ley: "Cuando alguno
hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagar cinco
bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas" (Ex. 22: 1). Esa es la razn del
ofrecimiento de Zaqueo (Le. 19:8). Tal determinacin tuvo cumplimiento en la
vida de David, que perdi cuatro de sus hijos: El de Betsabe (2 S. 12:18), Amn
(2 S. 13:28-29), Absaln (2 S. 18:15) y Adonas (1 R. 2:24-25). Con todo, el
pecado fue remitido y Dios no lo trajo delante de S para juicio. Tal perdn
produjo la mayor bienaventuranza en David, reconocindolo as en los Salmos.
No imputar el pecado significa que el pecador creyente, no est ya bajo la
ira de Dios y su juicio. De manera que justificar lleva aparejado el perdn del
pecado. En ese sentido, cuando l perdona el pecado, establece su justicia, pero,
debe entenderse que el pecado slo puede ser perdonado porque Dios revela su
justicia en la obra de Cristo. Tanto Abraham como David, podan ser puestos
como ejemplos de lo que significa alcanzar la justicia de Dios por medio de la
fe. Abraham fue declarado justo porque le fue contada su fe por justicia, y
David lo fue tambin porque Dios perdon su pecado. En ambos casos, se
aplica desde la gracia de Dios, sin esfuerzo propio del hombre. Cuando David
clam a Dios reconociendo su pecado y recibiendo el perdn, no alcanz un
mayor nivel personal de piedad ntima o interna, sino todo lo contrario, fue la
rotura absoluta de su camino en el cual procur ocultar por un tiempo su
pecado, para comenzar a caminar el camino de Dios. No desaparece la
condicin rebelde del hombre en s, como propia de una criatura cada, pero se
hace patente que esa criatura est perdonada y Dios no le imputa pecado. Como
David y Abraham, as todos los creyentes, que habiendo acudido a Dios por la
fe, no le imputa ya el pecado. Pero, eso producir un cambio notable en su vida,
ya que ha pasado de muerte a vida. De ah en adelante, no vivir practicando el
pecado, sino viviendo una vida de resurreccin en el poder del Espritu.
ROMANOS IV
340
esta
sobre
la
cJrcunc1s1n
Porque decimos
ot Ka iocr VTt v.
Fue contada
tcl
f:n\ Yiv
o tambin sobre la
'APpa.ci rj 1t crnc; E e;
a Abraham
la
fe
para
JUStlCia
EJEMPLOS EN LA FE
341
Ti
No
en
342
ROMANOS IV
EJEMPLOS EN LA FE
343
pueden aportar nada a la justificacin del pecador. Los judos tenan que
entender que Abraham fue justificado mucho antes de ser circuncidado. La base
de la justificacin no era lo que Abraham hiciese en el futuro, sino lo que la fe
le apropia, en base a lo que Cristo hara por l en la Cruz. Abraham no fue
bienaventurado por lo que hara ms adelante en la prctica de la circuncisin,
sino por la fe depositada en Dios por la que es justificado.
seal
recibi
de circuncisin
sello
de la
justicia
de la
ncr-ri::wc; -rfic; f:v -rij' dKpo3ucr-rq:, de; -ro l vm mhov mm~pa nv-rwv
fe
de la en
la
-rwv mcr-ri::uv-rwv
los
ti]V
la
que creen
mcircunc1s10n
f'
en medio
para -
ser
padre
de todos
para -
ser imputada
tambin a ellos
OtKUlOCTVT]V,
justicia.
Aytcr0f[vm, ser imputada, lectura en l(*, A, B, \):', 6, 81, 424", 1506, 1739, 1881, 2200,
2464, l 492, itar, b, , vgmss copsa!me, bo, geo, Orlgenesgr-, 11213, Cirilo.
En una larga frase conclusiva, escribe: Kat, conjuncin copulativa y; O"T]!ftov, caso
acusativo neutro singular del sustantivo que denota seal; &A.a~ev, tercera persona
singular del aoristo segundo de indicativo en voz activa del verbo A.a~dvw,
considerado antes que equivale a tomar, recibir, aqu como recibi; 1tepitofii:;, caso
genitivo, de aposicin, femenino singular del nombre comn circuncisin; aq>pa1ioo~
caso acusativo femenino singular del sustantivo marca, impronta, marca, distintiVQ;
-cili:;, caso genitivo femenino singular del articulo determinado declinado de la;
fKaiocrv1']i;, caso genitivo femenino singular del sustantivo justicia; tfii;, caso
genitivo femenino singular del artculo determinado declinado de la; 1tO"teroi:;, caso
genitivo femenino singular del nombre comn fe; tii:;, caso genitivo femenino smglar
del artculo determinado declinado de la, aqu equivale al sentido de estando; iv.
preposicin de dativo en; t'ij, caso dativo femenino singular del articulo determinado
la; dKpopucrtq;, caso dativo femenino singular del sustantivo que denota
incircuncisin; eii:;, preposicin propia, de acusativo para; t, caso acusativo neutro
344
ROMANOS IV
6 Griego: crrEtov.
EJEMPLOS EN LA FE
345
'tO
ciKpo~ucr'ta<;.
ROMANOS IV
346
padre
de circuncisin a los
no
en circuncisin solamente
sino tambin
wl:c; crw1xoucnv wl:c; 'ixvEcnv -rlc; i:v dKpo~ocr'tq, ncr-rEwc; -rou na-rpoc;
de los
que siguen
Ywv
de nosotros
los
pasos
de la en
incircuncisin
fe
del
padre
'A~pa.
Abraham
EJEMPLOS EN LA FE
347
348
ROMANOS IV
EJEMPLOS EN LA FE
349
350
ROMANOS IV
La fe y la justificacin (4:13-25).
13. Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la
promesa de que sera heredero del mundo, sino por la justicia de la fe.
00 yap 8ta voo
Yi
Porque no por
la
ley
f:nayyEA-a
promesa
w 'A~paa
li w crnpan a0w0, o
a Abraham o a la descendencia de l
lo
ser
de mundo
sino
por
justicia
de fe.
w,
EJEMPLOS EN LA FE
351
Griego: bmyyE/ca.
352
ROMANOS IV
EJEMPLOS EN LA FE
353
354
ROMANOS IV
futuro. La creacin actual ha sido hecha en Cristo, por Cristo y para Cristo (Col.
1: 16). Quien est vinculado en unidad a Cristo es heredero de todo en Cristo. La
capacitacin para disfrutar la herencia no se alcanza por experiencia humana
sino por comunin con Cristo. Es el Padre quien hace apto a cada uno de sus
hijos para participar de la herencia de los santos en luz (Col. 1: 12). La herencia
de Dios no se divide, es compartida por igual con todos los herederos. Es
posible que el creyente no posea nada ahora, pero es dueo de todo.
Esa situacin se ha ido produciendo en multitud de ejemplos de creyentes
en cada dispensacin. Basta con observar la vida de Abraham para cerciorarse
de esa verdad. A l dio Dios certeza y promesas de tierra y heredad perpetua
para l y sus descendientes. Sin embargo, cuando muri no haba posedo como
propio nada de ella, salvo una pequea parcela comprada en Canan, donde
enterr a su esposa Sara ( Gn. 23: 16-1 7). As tambin ocurre con el cristiano en
esta dispensacin. Ha entrado al reino a causa del nuevo nacimiento y es
heredero de todo en Cristo Jess. La esperanza cristiana no est en cosas que se
esperan, sino en la relacin con Jesucristo (Col. 1:27). Jess afirma que ellos
heredarn la tierra. No hay duda que esto ocurrir tambin en un tiempo futuro
cuando todos los reinos del mundo vengan a ser los reinos de nuestro Dios y de
su Cristo (Ap. 11: 15). Pero, mientras tanto, en el presente pueden sentirse
gozosos porque estn bajo la proteccin de Dios. Nada podr ocurrir a ninguno
de ellos sin que Aquel que les ama hasta haber dado por ellos a su propio Hijo,
permita que suceda. Y an si las circunstancias adversas pareciera que trajesen
contra el creyente un desenlace fatal, Dios mismo conducir las adversidades
para bien de los suyos (8:28, 32). Es la accin de la soberana de Dios que tiene
a su servicio todas las cosas (Sal. 119:91 ). Las pruebas y los sufrimientos son
para bien de los suyos (8: 18; Stg. 1:3-5). Las cosas ms adversas, los problemas
mas acuciantes, la angustia ms intensa, el valle de sombra de muerte, es
conducido por Dios a una experiencia de bendicin por cuanto generan en el
creyente un "cada vez ms excelente y eterno peso de gloria" (2 Co. 4: 17).
Incluso las intenciones de los malos son conducidas para bien por la accin
providencial de Dios. As ocurri con las malvadas intenciones de los hermanos
de Jos, que fueron llevadas a bien para l por Dios mismo (Gn. 50.20). Tal
ocurri con Nehemas bajo la accin de sus enemigos (Neh. 4:15). No ocurri
algo semejante con Daniel? (Dn. 6). Los ngeles estn al servicio de los santos
(He. 1: 14). Las fuerzas naturales son elementos que Dios usa en la accin
protectora de los suyos (1 S. 12:18-20). El Padre da a sus hijos slo buenas
ddivas (Stg. 1: 17). En el futuro, los mansos juzgarn al mundo y a los ngeles
(1 Co. 6:2, 3). El sufrimiento ahora abre la perspectiva de una herencia
reservada para los creyentes, incontaminada, inmarcesible, custodiada en los
cielos (1 P. 1:3-4). Pablo enfatiza esta verdad con firmeza: "Si sufrimos,
tambin reinaremos con l" (2 Ti. 2:12). No es una posibilidad es la realidad de
la bendicin que Dios ha establecido para los mansos. La tierra le ser dada por
355
EJEMPLOS EN LA FE
heredad. Algunos tendrn que recibirla vinculada tambin con promesas de los
pactos dados a Israel, pero no significa que la promesa no alcance tambin a los
creyentes de esta dispensacin. Si van a reinar con Cristo, es evidencia cierta
que la tierra, toda la creacin, les ser dada por Dios para su disfrute.
dA.A.a 8ta 8tKatocrt5vric; ncr'ti::wc;. Todas estas bendiciones que
comportan la promesa, las alcanz Abraham por la justicia de la fe. Este es el
vnculo con lo que antecede. Puesto que la Ley al denunciar el pecado, que es su
razn, pone a todos los hombres como pecadores bajo la ira de Dios, no podra
llevarse a cumplimiento la promesa mediante la Ley, puesto que todos han
pecado, por tanto, slo es posible mediante la Justicia de la fe, esto es, porque al
impo se le abre la promesa en el rea de la fe. La promesa que se cumple en la
descendencia solo se alcanza en una descendencia de fe, es decir, no a causa de
la descendencia natural y humana de Abraham, ni mucho menos en la prctica
legal, sino en la gracia que hace la promesa y a la que se accede por medio de la
fe. "Crey Abraham a Dios y le fue contada por justicia" (v. 3). En su
descendencia, aceptada por la fe, aquel que no tena posibilidades humanas para
tener un hijo, uno de sus descendientes -en el plano de la humanidad- sera el
Rey sobre todo el universo.
14. Porque si los que son de la ley son los herederos, vana resulta la fe, y
anulada la promesa.
Ti
Porque s1 los de
la
ley
herederos
ha sido vana
y ha sido mvahdada
T i':nayyi::A.a
la
promesa
356
ROMANOS IV
15. Pues la ley produce ira; pero donde no hay ley, tampoco hay
transgresin.
ley
ira
produce;
Mas donde
hay
ley
tampoco
napJ3acr1c;.
trans gres1n.
os, mtis. pero, y, atestiguada en tt*, A, B, C, 81. 104, 436, 1506, 1852, vg111 sytml1,
2130
$,
Juliano d
Etlana, Pdmasio.
1'~P~ como se lee en N2, D, F, O, 'I', 6, 256, 263, 365,, 424, 459, 1175, 1241, 1319, 1S73,
173~, HU, 1912, 1962, 2126, 2200, 2464,BizfI{, L, P] Leet it*'b.d..g,nion.o, vg, s~ 11 ,
slav, Ori~enesWlatfl, Crlsstomo, Ciriio, AJnbrosiaster, 'ticonio, Agustn 28130, Peiagio.
La l.!oncl\IS:in tlnal del prrafo se establece eon o, caso nominativo masculino singulitt
del articulo determinad0 el; yap, conjuncin Clil'1sal }Wrque; vo<;, caso nominativo
m.asculiJlO singular del $ustalltivo ley; pyTv, ca80 acusativo femenino sin~lar del
sustantivo ira; Ka.1.'spydl.;t'TO.t, tereera persona s)ngular del presente de indicativo tn
voz media del verbo K:<Xtspyd~oa;i, realizar, obrar, hacer, producir, aqu produce;
o, adverbio relativo donde; os, partcula conjuntiva que hace las veces de conjuncin,
357
EJEMPLOS EN LA FE
-0on sentido de pero, ms bien, y, y por ciertt>, anta bien, como conjuncin coordinante
es la segunda en frecuencia en el N.T. despus de Kllt; oK, fonna del adverbio de
negacin no, con el gra:fismo propio ante vooal no aspirada; eO"rw, tercera petsna
singular del presente de indicativo ea vorz ai;tiva dl vtrbo si., haber~ aqu hay;
v.t.O(;. caso nominativo masculino singular del sustaativo ley; otla6, a:dv:rb:io de
uegacin, literalmente y no, con sentido de tampoco; 'lta:pdt\a:O'u;, 'ClSO nominativo
femenino sin ar del susta:ativo tran$gresilm,
8
9
Griego: yp.
Griego: 8i:.
nmswc;, i'.va
fe
gracia
para
ser
firme
la
358
ROMANOS IV
Kat
a toda
la
descendencia
no
la
de
la
ley
solamente
sino
tambin a la en
fe
de Abraham, el que
es
padre
de todos
nosotros.
EJEMPLOS EN LA FE
359
est escrito
que
padre
de muchas
naciones
he puesto
te,
ROMANOS IV
360
Ka'tvavn ou
delante de
el que
KaA.oGv'toc; 'tci
que llama
lo
tl
crey
D10s
Ovta
Wc;
el
que v1v1fica
a los
muertos
v'ta.
que existe
on
tea9ws yypamm
mx:t pa 7to.A.A.oov 0voov "t' 0sn::a crE. La
clusula de relativo, en RV60 entre parntesis, sirve para pasar al siguiente
grupo argumental. El apstol vincula la fe de Abraham como una confianza
incondicional, que descansa en la fidelidad y omnipotencia de Dios. Es una fe
sin condicionantes manifestada en la situacin personal en que humanamente se
encontraba y que impeda en toda razn humana, la esperanza de procrear un
hijo y tener, como consecuencia la descendencia grande que se le prometa.
EJEMPLOS EN LA
FE
361
10
ws
362
ROMANOS IV
nap
8A.n8a n'
CT1tpa.
CTOl)
descendencia
de ti.
esperanza
s8vw v
naciones
cre7
para -
llegar a ser
o -roo~
6 cr-rm -ro
ser
la
EJEMPLOS EN LA FE
363
elisin de la t final ante vocal o diptongo sin aspiracin, que equivale a de; &A.7tf, caso
dativo femenino singular del sustantivo esperanza; &ncrt'&Ucr&v, tercera persona
singular del aoristo primero de indicativo en voz activa del verbo ntcrt'&m, creer, aqu
crey; de;, preposicin de acusativo para; -co, caso acusativo neutro singular del
artculo determinado lo; y&vcrGm, aoristo segundo de infinitivo en voz media del
verbo yvom, hacerse, suceder, llegar a ser; a.t'ov, caso acusativo masculino
singular del pronombre personal l; mnpa, caso acusativo masculino singular del
sustantivo que denota padre; 7toA.A.iv, caso genitivo neutro plural del adjetivo
declinado de muchos; e0v0v, caso genitivo masculino plural del sustantivo que denota
pueblos, naciones; Ka-ca, preposicin de acusativo segn; 't'o, caso acusativo neutro
singular del artculo determinado lo; e'ip11svov, caso acusativo neutro singular del
participio perfecto en voz pasiva del verbo lvym, decir, hablar, aqu que haba sido
dicho; Ot'W<;, adverbio de modo as; fo-cm, tercera persona singular del futul"o de
indicativo en voz media del verbo ei., ser, aqu ser; -co, caso acusativo .neutro
singular del artculo determinado lo; <mspa, caso acusativo neutro singular del
sustantivo que denota descendencia; croo, caso genitivo de la segunda persona singular
del pronombre personal declinado de ti.
"o~ nap' EA7tU E7t'
bendicin clara: el haba de "llegar a ser padre de muchas gentes". Hasta tal
punto que Dios mismo cambiara su nombre original de Abram, que significa
padre exaltado, por el de Abraham, que equivale a padre de multitudes (Gn.
17:5). La fe grita SI!, donde solo es posible un no absoluto. Abraham pasa al
mbito en donde slo la palabra comprometida de Dios puede sostenerle en
esperanza. Eso es la expresin definitiva del obrar de la fe.
364
ROMANOS IV
no
se debilit
la
fe
que consider
crwa fDrJ 2
lo de s mismo
cuerpo
ya
rpac; Ldppac;
matriz
de Sara.
centenario
casi
siendo
la
muerte
de la
EJEMPLOS EN LA FE
365
Griego: Ka'tavo~m.
366
ROMANOS IV
()f;
l"lJ dntcn~
de Dios no estuvo dudoso para la incredulidad
f:vE8uvaw8T] l"lJ nmEt, 8o0i; 8~av l") 0E)
siendo fortalecido para la
fe
dando gloria
- a Dios.
t"iv brayyEAav w0 0w0 ou lEKpeTJ
dA.A.'
sino que
promesa
EJEMPLOS EN LA FE
367
inclinado hacia la incredulidad, pero, el apstol enfatiza que esa claudicacin no ocurri.
La fuerza de la fe de Abraham es el resultado de la operacin divina en el fortalecimiento
de la fe. La fe que fue dada divinamente, ya que en modo alguno puede fluir de la
naturaleza cada del hombre, se hizo fuerte en Abraham, no por l, sino por el poder de
13
Dios en l, como claramente se aprecia en el pasivo del verbo , cuyo sujeto no es otro
que Dios. Abraham no vacil, porque fue fortalecido en la fe. Los aos transcurridos
desde la primera vez que Dios le hizo la promesa, no fueron motivo de desaliento, porque
saba que Dios era fiel y capaz de hacerla efectiva en el momento oportuno. La fortaleza
de la fe descansaba tambin en la segunda reiteracin de la promesa (Gn. 17:19). En esa
ocasin Dios estableci la circuncisin y mand que todos los varones fuesen
circuncidados (Gn. 17:11-14), como seal del pacto y realidad del cumplimiento de la
promesa. La descendencia de Abraham sera el pueblo de la promesa.
21. Plenamente convencido de que era tambin poderoso para hacer todo lo
que haba prometido.
xa't
nA-rpocpopr8dc;
0-n
que lo que
es
tambin
noi r cra t.
para hacerlo.
Griego: svsouvaw8r.
ROMANOS IV
368
estar cotJv{mcido, estar seguro~ aqu Mttznd<> plemwi{mte seguro; oti, eonjunein,
emisiU, pues, porque, de modo que, puesto que; a, ~uo acusativo neutro singular d.'1~
pron:mbtt ttlatvo l<> que; 67cqyys~tc;n, -~ msona singular del perfecto 4k
hldieativo en voz :media del verbo !1Ca'YY~f1<lt. prometer, aqu nabla prometidt>;
3\>v<:tti;;, cuo nmninativo masculino singular del adjetivo poderoso, fuerte, capaz~t
Soi:iv, tercera persona singular del presente de indfoatvo en voz activa del vel'OO sit~,
ser. aqui es; 11:oif<Y~t, aoristo primero de infinitivo del verbo 1tnt(l}, hacer, aqu hacer;'
11:s:pttk'.nspiaooo, adverbio ms abundantemente.
Kat nA.11po<pop118c1c; on
o Entjyyi::A.i:m
8t6
le
14
Griego: nA.ripocpopri8i;'u;.
para
justicia.
EJEMPLOS EN LA FE
369
Jm\, tambin, atestiguada en N, A, c. D1, 'I', 6, 33, Sl, 104, 256, 263, 424, 436, 459,
1175, 1241, 1319, 1506, 1573, 1739, 1852, l9l2, 1962, 2126, 2200, 24'4, ll~ {K, L, P}
Lect it8', vg, syr't, etb, geo, slav, Orgenesiat, Basilio, Pe)agio, Juliano de Belana.
1
aunv
le.
370
ROMANOS IV
au-rw,
ci/c/ca K<Xt
f'
rac;, o\~ AAEt
Sino tambin por causa de nosotros a los que ha de
iwv
en
el
que levant
a Jess
el
Seor
ser contado
a los
que creemos
EK vEKpwv,
de nosotros de
muertos.
a).
A.ci, conjuncin
La extensin de la justificacin alcanza a todos los creyentes
adversativa sino; 1mt, adverbio de modo tambin; 5t' forma contracta de la
preposicin de acusativo Oid, que significa por medio por causa de; Tcic;, caso
acusativo de la primera persona plural del pronombre personal nosotros; o.~, caso
dativ-0 masculino plural del pronombre relativo declinado a los que; sA.A.&t, tercera
persona sngular del presente de indicativo en voz: activa del verbo sA.A.>, estar a punto
de, debr, haber de, aqui ha de, va; A.oy9:>a0<Xt, presente de infinitivo en voz pasiva
del verbo Ay~om, ser contado; w\~. caso dativo masculino plural del articulo
determinado declinado a los; ma-ceoootv, caso dativo masculino plural del participio
de presente en voz activa articular del verbo mcr-c&>, creer, aqu que creemos; E1tt,
EJEMPLOS EN LA FE
371
prepos1c1on de acusativo en; tv, caso acusativo masculino singular del artoulo
determinado el; sy&ipa.vw, caso acusativo masculino singular del participio aomte
primero articular del verbo sy&ipw, resucitar, levantar, aqu que levant; 'Inoouv,
caso acusativo masculino singular del nombre propio Jess; tov, caso acusativo
masculino singular del artculo determinado el; Kptov, caso acusativo masculino
singular del nombre propio de la deidad Seor; frov, caso genitivo de la primera
persona plural del pronombre personal declinado de nosotros; SK'., preposicin de
genitivo de; v&Kprov, caso genitivo masculino plural del adjetivo muertos.
ROMANOS IV
372
Este asunto se ver ms adelante en 10:9. No hay salvo para quien Jess no sea
el Seor, que no significa simplemente que se confiese su seoro divino, ya que
reconocer la Deidad de Jess es fundamental para la salvacin (Jn. 9:35-38),
sino la aceptacin de su seoro en la vida del creyente. El Resucitado es Seor
porque as lo ha proclamado el Padre en su resurreccin. l Salvador tiene el
nombre que es sobre todo nombre y que es proclamado hoy por los salvos y lo
ser universalmente en su momento (Fil. 2:9-11). Este Resucitado-Salvador, es
tambin nuestro Seor, el Seor de los salvos, la cabeza de la Iglesia (Ef. 1:2223 ).
25. El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para
nuestra justificacin.
o~
-rTv OtKaiwcnv
la
JUstJficac1n
transgres10nes
oia
levantado a causa de
Yiwv.
de nosotros
La '()nclU$in del prrafo se e11:presa oon &e;, ea.so nominativo masculino singular
~nombre: re:lativo <ti que, el cual~ n:apsaO:ri. tercera persona singular del
primo de indicatiw en voz pasiva del verbo 1ta.p@3c:o.u., que ex.presa la id
t!f{ttf'l?gar. aqu fae entregado; fd, preposicin de acusativo por, a causa de; 'td,
acusativo neutro plural del articulo determinado los; napa.n:'troa.Ta, <:aso ac
nel).tr9 plural del sustantivo que denota transgresiones; 1'Q)v, caso genitivo
prlm,era persona plural del pronombre personal declinado de no~otros; Ka\, ooaj
copulativa y; 1\yspO:ri, tercera persona singular del aoristo primero de indicativo en
pasiva del verbo tyspro, usado frecuentemente para referirse a levantar, en voz p
oom,o levantarse, aqu fae levantado, en sentido de fae resucitado; fd, preposici6D
~vo por, a causa de;
'tfv, caso acusativo femenino singular del arti
~nado la; 3ucat(J)OW, caso acusati\ro ftmenino singular del nombre e;
jftstifu:aciort; fiwv, ca110 genitivo de la primera persona plural del pronombre
deelinado de nosotros.
O~ 7tUpE88r bta 'tU napamwaTa lWV Kai rjyp8r fa 't~V
8tKaiwcnv Twv. Muerte y resurreccin son dos aspectos de una misma cosa:
la obra que permite a Dios la justificacin del pecador. La resurreccin que
permite la justificacin, implica la muerte sustitutoria que satisface las
demandas de la justicia divina, en cuanto a la extincin de la responsabilidad
penal por el pecado, para todo el que cree. Ambas cosas, muerte y resurreccin
estn vinculadas en el versculo mediante el uso de la preposicin 15 que
significa, por causa, a causa de. Es decir, Cristo fue entregado a causa de
15
Gnego. 8ui.
EJEMPLOS EN LA FE
373
374
ROMANOS PI
EJEMPLOS EN LA FE
375
expiatorio por el pecado que es el alcance del texto del apstol Pablo: "Al que
no conoci pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fusemos
hechos justicia de Dios en l" (2 Co. 5 :21 ). El Seor entr en la experiencia de
la maldicin por el pecado, siendo hecho maldicin al ocupar el lugar de los
malditos de Dios a causa del pecado (G. 3:13). En el alcance de la mxima
expresin del sentido de la muerte que el Hijo experimente en la Cruz, fue
desamparado del Padre (Mt. 27:46), entrando en la experiencia profunda de lo
que es la muerte espiritual. Dios se allega hasta donde est el pecador,
compartiendo en el sacrificio redentor "por nuestras transgresiones" llevado a
cabo por el Hijo en la dimensin de su humanidad, para otorgamos vida. La
conclusin es sencilla: Cristo muri en lugar del transgresor.
El texto aade que el que fue entregado por nuestras transgresiones fue
Ka't tjypBri (ha Tfv 8tKawcnv riwv, "resucitado para nuestra
justificacin". Jess resucitado es la base por la que Dios puede hacer al
creyente "justicia de Dios en l" (2 Co. 5:21). Si no hubiera resucitado la
posicin en Cristo no sera posible. La comunicacin de vida nueva solo es
posible en l, por tanto, la resurreccin era de todo punto necesaria para la
realidad de la justificacin y salvacin del impo. Sin la resurreccin no hubiera
sido posible la justificacin del pecador porque no habra objeto de fe, ni
manifestacin del sacrificio expiatorio (3 :25), ni intercesor, ni abogado. Pablo
afirma categricamente esta verdad: "y si Cristo no resucit, vuestra fe es vana;
an estis en vuestros pecados" (1 Co. 15:17). La fe en un Cristo muerto sera
una fe muerta. Slo Cristo resucitado puede ser espritu vivificante (1 Co.
15:45). La resurreccin de Jess pone de manifiesto la consumacin de la obra
de redencin hecha por l. Dios acredita a Jess como su Hijo mediante la
resurreccin. Por tanto, quien lo entrega tambin lo resucita, siendo conocido
como "el que resucit a Jess de entre los muertos" (8: 11; 1 Co. 6: 14; 2 Co.
4:14; G. 1:1; Col. 2:12; He. 13:20). La resurreccin expresa la revelacin
ltima de Dios. Es el que "da vida a los muertos, y llama las cosas que no son,
como si fuesen" (v. 17), el que crea todo lo que existe, llamndolo a la
existencia desde la no-existencia, el que levanta un pueblo desde la muerte para
procrear de Abraham y la esterilidad de Sara, el que saca de la muerte a Jess, el
que da vida a los muertos y el que justifica al impo (vv. 4-5). La fe en la
resurreccin de Cristo es la fe en la obra que Dios hace para vivificar a quien
estando muerto en pecados est alejado de la nica vida verdadera que es la de
Dios mismo, que se otorga en Cristo al que cree. Cristo es el primognito de la
nueva creacin y, sobre todo, de la nueva humanidad (8:29). Es el consumador
de la fe (He. 12:2), el Adn final convertido en espritu que hace vivir (1 Co.
15:44-49). A partir de ah, el destino de los creyentes y el de Cristo, en quien
depositan su fe, son inseparables. Sin esa resurreccin nadie podra ser
justificado. En el Resucitado, Dios se revela como el Dios de la esperanza, de la
paz y con ello, en esa relacin de paz, el Dios de nuestra justificacin, como se
376
ROMANOS IV
estudiar ms adelante (15:5, 13, 33; 16:20) y como se afirma en otros lugares
(cf. 2 Co. 13:11; Fil. 4:7-9; 1 Ts. 5:23; 2 Ts. 3:16). Slo el Resucitado es el S
de Dios y su Amn, por tanto es el s incondicional que Dios da al que cree de
su salvacin (2 Co. 1:20). La identificacin con l, por medio de la fe, hace
entrar al pecador en el mbito de la justicia, de la santidad y del poder de Dios.
La vida solo es posible y tiene contenido en Cristo resucitado (G. 2:20; Fil.
1:21 ). El Resucitado es causa de salvacin eterna para todos los que le
obedecen, siendo declarado por Dios el Sumo Sacerdote del nuevo orden (He.
5 :9-1 O). La experiencia de sufrimiento a causa de la obediencia hizo que Cristo
fuese perfeccionado. No cabe duda que la experiencia de la angustia produjo en
la humanidad del Seor una enriquecedora experiencia que le capacit para ser
misericordioso Sumo Sacerdote, capacitndole plenamente para el
cumplimiento de su ministerio sacerdotal. Sin embargo, fue la obediencia
absoluta "hasta la muerte y muerte de cruz" (Fil. 2:8) lo que permiti a Jess
proclamar la definitiva conclusin de la redencin con el "Consumado es" con
que concluye el tiempo de la crucifixin, antes de entregar su espritu en manos
del Padre (Jn. 19:30). La obediencia plena, la entrega incondicional y el pleno
cumplimiento en sumisin a la voluntad del Padre, es lo que ha perfeccionado al
Seor en su ejercicio de Redentor y Sacerdote. El sacrificio en la Cruz, fue lo
que hizo a Cristo de hecho Redentor y Sacerdote perfecto para la nueva
humanidad de creyentes en l. En su sacrificio, trmino final de la obediencia,
hace de Jess vctima y sacerdote al mismo tiempo, perfeccionando al Salvador
en sentido de llevar a cabo la obra de salvacin que le haba sido encomendada.
El perfeccionamiento tiene que ver tambin con la exaltacin del Salvador a la
diestra de la Majestad, recibiendo el nombre de autoridad suprema en cielos y
tierra (Fil. 2:9-11), por la que vino a ser para todos los que creen la causa o
razn de la eterna salvacin. Esa misma verdad es la enseada por Pablo cuando
dice: "Porque as como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, as tambin por la obediencia de uno, los muchos sern
constituidos justos" (5: 19). La potencialidad de la obra redentora comprende e
incluye a todos los hombres, pero se hace eficaz o virtual tan solo para quienes
creen, expresado aqu como "todos los que le obedecen". Esa es la razn por la
que el apstol Pablo habla, refirindose a la aceptacin por fe del don de la
gracia, de una "obediencia a la fe" (1:5; 16:26). Es necesario recordar que el
llamamiento a la fe no es una mera invitacin que Dios hace, sino el
establecimiento de un mandamiento de Dios que la reclama, por tanto, la
aceptacin de la salvacin no es un acto de asentimiento, sino de entrega, que
supone obediencia a la demanda de Dios. La condicin del salvo es de
obediencia, porque para esto ha sido llamado y capacitado (1 P. 1:2). El
creyente pasa de una esfera de desobediencia a otra de obediencia en el mismo
instante de creer. El testimonio real de salvacin est vinculado tambin con la
obediencia (1 Ts. 1:9-10). Quiere decir esto que la obediencia no es una opcin
en la vida cristiana, sino la forma natural de la misma. Jess es la causa de la
EJEMPLOS EN LA FE
377
CAPTULO V
CONSECUENCIAS DE LA OBRA DE CRISTO
Introduccin.
380
ROMANOS V
2.
Exultacin:
1.1.
1.2.
1.3.
Aplicacin:
Liucmw8vtEc;
ouv
EK
Oia
por
wu Kupou i]wv
el
Seor
paz
fe
'Ircrou XptcrTOU
de nosotros
Jess
Cristo.
tenemos
para con
TOV E>Eov
Dios
381
Griego: tKauu9vs<;.
382
ROMANOS V
para todo aquel que cree ( 1: 16-1 7). Es interesante apreciar que el verbo debe
traducirse como habiendo sido justificados, que indica una accin
definitivamente acabada y que se produce en el instante del ejercicio de la fe. La
traduccin justificados no expresa el sentido literal del verbo y la de siendo
justificados, implica estar en un estado de justificacin, que puede fcilmente
confundirse con la santificacin, como experiencia de vida cristiana. Es
necesario enfatizar que la justificacin se produce en un determinado momento
y queda definitivamente realizada para el que cree. Por la fe somos ahora
considerados como justos delante de Dios, la fe, pues, hace realidad un
imposible, como dice Barth: "Nosotros no slo somos lo que somos, sino que,
mediante la fe, somos lo que no somos " 2. Mediante la justificacin pasamos a
disfrutar de una posicin inalcanzable para el hombre por cualquier otra va que
no sea la fe. Dios, que justifica, toma tambin partido por nosotros (8:31 ),
ponindose a nuestro lado, o tal vez mejor, ponindonos a nosotros a Su lado,
declarndose favorable a nosotros, haciendo que nosotros seamos suyos en la
seguridad de la esperanza y en la erteza de la promesa.
dptjvriv hoEv npoi; ov 0Eov. La primera bendicin de la
justificacin es la de una nueva relacin con Dios: "tenemos paz para con
Dios". La idea bsica de la palabra paz, tiene que ver con algo completo, slido
y pleno. En relacin con el concepto que apunta Pablo, de paz en relacin con
Dios, hay antecedentes en el Antiguo Testamento de la expresin de la amistad
con Dios mediante un pacto (Nm. 25:12; Is. 54:13). El profeta relaciona la paz
con el efecto de la justicia y la complementa con la idea de reposo y seguridad
perpetuos (Is. 32: 17), esto traera como consecuencia un ambiente de paz en el
que se manifiestan las bendiciones de Dios (Is. 32: 18). La paz est siempre
reservada al justo, mientras que est ausente de la vida de los impos (Is. 48:22;
57 :21 ). Es la expresin de tranquilidad ntima en el corazn de quienes tienen fe
en Dios (Is. 26:3), consecuencia de una relacin correcta de amistad con l
(Job. 22:21). La paz es un regalo admirable de Dios y la perspectiva gloriosa del
reino de Dios, con ausencia plena de guerra (Is. 2:4). En el Nuevo Testamento
la paz es el don de Cristo (Jn. 14:27; 16:33). Ese es el concepto bsico del
versculo que se considera. El propsito de la venida de Cristo al mundo fue
traer paz espiritual del hombre con Dios (Le. 1:79), por esa razn los ngeles
anunciaron la paz en el mundo con el nacimiento del Salvador (Le. 2: 14). La fe
en Cristo trae aparejada la paz (Mr. 5:34). Esa es la razn del saludo de Jess a
los suyos en el da de la resurreccin, no slo como palabra usada en la
expresin social de su tiempo, sino como la realidad absoluta consecuente de su
obra (Le. 24:36). La esencia del evangelio puede expresarse con la expresin
"paz por medio de Jesucristo" (Hch. 10:36), de ah que se defina el evangelio,
como "el evangelio de la paz" (Ef. 6: 15). Sin embargo, la paz es el resultado de
2
383
384
ROMANOS V
385
Griego Oyacrt v.
386
ROMANOS V
pueblos, de otra manera, Israel no slo era diferente, porque era un pueblo
distinto, sino que estaba tambin separado de ellos a causa de la Ley. Con todo,
lo ms distintivo en esta obra de Jesucristo es que la Ley como vallado entre
judos y gentiles, estableca todava una mayor separacin entre los hombres y
Dios, lo que la converta en el muro de separacin entre dos mundos o dos
esferas, la celestial y la terrenal. La obra de Jesucristo hecha en su carne, como
expresin sacrificial, derriba el muro de separacin (Is. 59:2) aboliendo en l
mismo la ley, cuyos mandatos nos eran contrarios. Dios toma los decretos que
levantaban un muro de separacin y los cancela clavndolos en la cruz (Col.
2:13-15). Esa obra permite a Dios perdonar todos los pecados a cada creyente,
es decir, concediendo a cada uno pleno perdn, que le otorga en forma
incondicional. Quiere decir que cuando Dios concede alguna bendicin -como
se consider ya en lo que antecede- que incluye el perdn, no slo nos da de sus
riquezas, sino que lo hace segn sus riquezas (Ef. 1:7). Tal perdn lleva consigo
aparejada la cancelacin de la deuda como responsabilidad penal por el pecado,
al anular el acta de los decretos que nos era contraria. Esa expresin acta de los
decretos que Pablo usa en Colosenses, era utilizada para referirse a un escrito
autgrafo de reconocimiento de deuda. Tales decretos de la Ley se convertan
en elemento contrario al pecador, porque aunque eran perfectos, buenos y
santos (7: 12), se convertan en elemento de acusacin que demandaba la
ejecucin de la sentencia contra el pecado, para quienes eran incapaces de
sujetarse a ellos, como se ver ms adelante (8:7), atesorando, por tanto, ira para
cada uno de los transgresores (2:5-6), estableciendo maldicin para cada
transgresor (Dt. 27:26; G. 3:10). Pero Dios quit de en medio esa Ley, en
cuanto a documento acusador, es decir, retira el reconocimiento de deuda que
demandaba satisfaccin (6:23), "clavndola en la cruz". Dios anula las
demandas de responsabilidad penal de la ley, por cuanto el Hijo de Dios, en su
carne, las satisfizo en su muerte de Cruz (G. 3:10, 13). La misma Ley exigi la
muerte de Cristo en su condicin de sustituto vicario del pecador (2 Co. 5:21).
Las demandas condenatorias de la Ley mueren para el creyente cuando Cristo
muri ocupando su lugar. A causa de la naturaleza vicaria del sacrificio de
Cristo, los creyentes ya no estn bajo la ley sino bajo la gracia (6:14: 7:4, 6; G.
2: 19). Esto no significa que el valor moral de la Ley haya quedado abrogado,
sino que por el contrario tiene validez permanente (13:8, 9; G. 5:14). Cristo es
el agente que resuelve la separacin tanto entre judos y gentiles como entre el
hombre y Dios, operando en la Cruz la reconciliacin, que es un don divino (2
Co. 5: 18-19). Una resolucin semejante deja libre el camino para que pueda
"crear en s mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz". No se
trata de que los gentiles se incorporen a Israel o viceversa, sino que ambos dejen
de ser dos para hacerse uno en un acto creacional de Dios en Cristo. Este asunto
se ha tratado ya anteriormente, remitiendo al lector a lo considerado antes para
no reproducirlo aqu de nuevo (cap. 4, v. 12, segundo prrafo y siguientes). En
387
ou
t'
iJ
nmi:>t
ds
Tiv
la
a
fe
hemos tenido por la
acceso
por medio del que tambin el
cr'ttjKacv KUt Kauxuc8a i:n' i:A.n8t 11s
xdptv 'tU'tllY EV ~
nos glonamos en esperanza dela
en la que estamos firmes y
esta
gracia
~11S wu 0wu.
de Otos
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1
N ,
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Se omite en B, D, F, G, 0220, itd*,f, g' cops, Orgenes 1315 , Basilio, Ambrosiaster, Juliano
de Eclana, Agustn.
388
ROMANOS V
6'peranza; tf\<; 1 caso genitivo femenino singular del artculo determinado declinado
la; M~r<;. caso genitivo femeriino singular del s-tantivo gloria; to, caso ~en
masculino singular del artculo determinado el; &oo, caso genitivo masculino sin
del ftomb:re propio declinado de Dios.
ou
t'
Ka't Yiv npocraywyiv f:crxtjKaEv 'tlJ ncnEt 1 El.~ t~v
xdpiv a'tl'lV. En el Resucitado se fundamenta la paz de la relacin con Dios
y se mantiene abierta la entrada por la fe a la gracia. El camino del Resucitado
abierto por l a la presencia de Dios, al trono de la gracia, despus de la
resurreccin permanece abierto en l mismo para todos los creyentes. Jess es
el "camino, que lleva a Dios" (Jn. 14:6). Esta es una bendicin ms para el
salvo es la gracia, como favor y bondad de Dios hacia el pecador. La gracia es
el medio de salvacin, la fe el instrumento para alcanzarla (Ef. 2:8-9). Como se
ha considerado ya anteriormente.
389
ROMANOS V
390
cantidad de dinero dado por adelantado. Ese es el trmino que la LXX utiliza
para referirse a la prenda que Tamar pidi a su suegro Jud, mientras esperaba
el envo del precio pactado por llegarse a ella (Gn. 38: 17). Esta misma palabra
es usada por el apstol Pablo en otro lugar para referirse tambin al Espritu (2
Co. 1:22; 5 :5). En ese sentido la idea de que cuando Dios da su Espritu al
creyente en el nuevo nacimiento, se obliga a cumplir todas las promesas hechas
y darle el total de las bendiciones que comprende la salvacin. Las arras de la
herencia es la seguridad de recibir la herencia venidera conforme a sus
promesas. El mismo Espritu en el creyente mediante el fruto que genera en l
(G. 5:22-23), est dando ya un anticipo del glorioso futuro que espera a los
creyentes cuando se produzca la separacin del pecado en la gloria eterna. Este
Espritu dado en cada creyente es las primicias, que impulsa al creyente en un
gemido ntimo mientras espera la adopcin, "la redencin de nuestro cuerpo"
(8:23). El resultado final de todas estas bendiciones y promesas, como
procedentes de Dios, sern llevadas a cabo por el mismo, ya que el Espritu
dado lo es como arras "hasta la redencin de la posesin adquirida". El
sentido alcanza dos aspectos: 1) Hasta que el creyente reciba su herencia total,
que incluye la redencin del cuerpo en sentido de la resurreccin y dotacin del
cuerpo glorioso de resurreccin (1 Co. 15:51). 2) Hasta el da en que se
produzca la redencin, en sentido de recuperacin plena de lo que le pertenece
por compra en virtud de la sangre de Cristo. El pueblo de Dios, liberado ya de
toda relacin con el pecado, ser presentado como el especial tesoro de Dios.
La gloria no es una posibilidad, sino el nico destino del creyente. Esta
gloria ya es un don para el que ha ejercido la fe en el Salvador (Jn. 14:22, 24).
La herencia eterna de Dios corresponde a quienes son coherederos con Cristo
(8: 17). Hay una predestinacin que Dios ha establecido para es salvo, que es,
por tanto inamovible (8:29). La gloria es el final definitivo de la gracia. El
apstol Pedro nos exhorta a esperar por completo en la gracia que se nos traer
cuando Cristo sea manifestado (1 P. 1: 13). En lugar de una perspectiva de juicio
ahora hay una seguridad de gloria, todo esto como manifestacin de la gracia.
Dios que salva por gracia, lleva a cabo todo el proceso de salvacin, la
justificacin, la santificacin y la glorificacin, en la misma esfera en donde se
ha producido, esto es, en la gracia.
Y no solo
smo
paciencia
produce
en
las
afhcc10nes,
on
~
sabiendo que la
391
392
ROMANOS V
Griego: 8A.hlf:crtv.
Griego: 8A.~w.
7
Griego: noovr.
393
Ti
of;
Y la
7toovi
OoKttjv,
Ti f; OoKtY
SA7tOa.
ROMANOS V
394
Y 88 i:A.n\c; ou Ka'tmcrxvct,
on Y
Y la esperanza no
pues el
EV 'tate; Kap8mc;
en
los
corazones
defrauda
fwv
Griego: ooKtr.
U. Wilckens. o.e., pg. 357.
amor
EKKXU'tat
de nosotros por
Espritu
Santo
dado
a nosotros.
395
ou
iJ of; f:A.nt~
Ka't'mcrxvEt. Para el apstol la esperanza "no
avergenza". El verbo usado y traducido como avergonzar1, tiene un amplio
significado, como, deshonrar, ultrajar, corromper, violar, confundir, defraudar,
decepcionar, etc. El sentido aqu es de algo que no deja mal, o no deja en
evidencia. Ese es el sentido que el salmista da a la confianza en Dios, que se
convierte en firme esperanza: "Por cuanto el rey coefza en Jehov, y en la
misericordia del Altsimo, no ser conmovido" (Sal. 21 :7). Es el sentido que
expresa tambin en su oracin, cuando dice: "Guarda mi alma y lbrame; no
sea yo avergonzado, porque en ti confi" (Sal. 25 :20). Por esa razn pide a
Dios: "Sustntame conforme a tu palabra, y vivir; y no quede yo avergonzado
de mi esperanza" (Sal. 119: 116). Ms adelante en esta Epstola, apelando a un
texto del profeta Isaas, escribir el apstol: "He aqu pongo en Sion piedra de
tropiezo y roca de cada; y el que creyere en l, no ser avergonzado" (9:33).
10
Griego: Ka:tmcrxvw.
ROMANOS V
396
on
8ta
397
Hijo, nos dio tambin con l todas las cosas y, esencialmente, la vida eterna,
que se expresa en la esperanza. Por tanto el amor de Dios da consistencia y
firmeza a una esperanza que no avergenza.
El Espritu que derrama el amor de Dios en el corazn creyente, es
tambin quien garantiza la esperanza, como el apstol ensea escribiendo a los
efesios: " ... y habiendo credo en l, fuisteis sellados con el Espritu Santo de la
promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redencin de la posesin
adquirida, para alabanza de su gloria " (Ef. 1: 13 b-14). Hay un momento en la
experiencia del cristiano en el que la incredulidad deja paso a la fe. Pero es
necesario entender que la fe que se sustenta en la palabra de verdad se deposita
en el Salvador: "habiendo credo en l". Debe entenderse con claridad que el
evangelio que salva al pecador es el mensaje Cristo-cntrico. Dios no manda
llevar a los hombres a la salvacin, sino al Salvador. Este mensaje que proclama
la Persona y la obra de Jesucristo, es lo que Pablo llama "la palabra de la
Cruz" ( 1 Co. 1: 18), que es locura para los que se estn perdiendo, pero es poder
de Dios para salvacin a quienes creen. En el momento de creer y recibir la
salvacin, Dios sella a los creyentes con el Espritu Santo. El sello del Espritu
implica que el creyente pertenece a la familia de Dios y que es suyo, comprado
al precio de la sangre de Jesucristo (1 Co. 3:23), por tanto, ha dejado de
pertenecer al mundo y a la esclavitud del pecado, y tambin al yo personal, para
ser propiedad de Dios que lo ha comprado. El sello como pertenencia a Dios de
los salvos garantiza para ellos la proteccin eterna que l pone sobre los salvos,
por tanto: "no perecern jams" (Jn. 10:28-30). El sello es con el Espritu. Este
dativo instrumental identifica el sello con el Espritu Santo, que es comunicado
a todos los fieles. Es muy interesante apreciar que el calificativo Santo, referido
al Espritu est colocado al final de la oracin y establecido con artculo, es
decir, es un adjetivo articular que enfatiza la condicin nica de santidad que
corresponde como Dios al Espritu. Esta colocacin del adjetivo que es
sustantivado como segundo trmino del nombre de la tercera Persona Divina,
enfatiza la condicin de santidad que es comunicada tambin por l mismo a
cada creyente. Esta santidad, como separacin para Dios, no es esfuerzo natural
del hombre, sino operacin poderosa de la gracia. El Espritu Santo que sella al
creyente, se le califica aqu como "de la promesa", que no es el Espritu
prometido, sino el que garantiza y hace posibles todas las promesas en Cristo
Jess, uniendo al cristiano con el Seor. La seguridad de la herencia que el
creyente tiene en Cristo, est garantizada por Dios mismo quien, segn el
apstol Pedro, la reserva para nosotros en los cielos (1 P. 1:4), pero, al mismo
tiempo el creyente que tiene la garanta de la herencia, tiene tambin la certeza
o seguridad del disfrute de la herencia al ser, el creyente mismo, guardado "por
el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvacin que est preparada
para ser manifestada en el tiempo postrero" (1 P. 1:5). En referencia al Espritu
Santo con que el creyente es sellado como posesin de Dios, se ensea que el
398
ROMANOS V
dmWavEv.
mun.
Cnsto
an
en
tiempo
por
impos
399
&tt yap ... yap , porque an, lectura poco segura, atestiguada en l't, A, Cvid, D*, 81,
104, 256, 263, 424, 459, 1241, 1319, 1506, 1573, 2127, l 598, l 599, syrh, Marcinsegn
Epanio
Se omite en D 2, 'J!, 6, 33, 436, 117.5, 1739, 1881, 1912, 1962, 2299, 2464, Biz [K,
Lect112 , arm, eth, geo, slav, Orgnes 11, Apolinario, Crisstomo.
et y& ...
PJ
'tt' yap
' ... ui:>n, por en re lacion
., con ... aun,
' que se lee en F , G , 1tar, b, d, f, g, mon , vg,
&t<;
11
Ireneo , abrosiaster, Gaustino, Pelagio.
Del amor derramado en el corazn creyente, pasa a considerar aspectos concretos de ese
amor, escribiendo: "En, adverbio de tiempo, an, todava, yap, conjuncin causal
porque, pospuesta al adverbio y que en espaol lo precede actuando como conjuncin
coordinativa; Xpicno<;, caso nominativo masculino singular del nombre propio Cristo;
OVtOOV, caso genitivo masculino plural del participio de presente en VOZ activa del
verbo &i, ser, aqu siendo; Tiwv, caso genitivo de la primera persona plural del
pronombre personal nosotros; do-0i::vrov, caso genitivo masculino plural del adjetivo
dbiles; &n, adverbio de tiempo an; tcatd, preposicin de acusativo en; tcottpov,
caso acusativo masculino singular del nombre comn tiempo; ni:p, preposicin de
genitivo por; do-sj.}wv, caso genitivo masculino plural del adjetivo impios; dn&0cxvsv,
tercera persona singular del aoristo segundo de indicativo en voz activa del verbo
d1to0vtjcrtcro, enfatizado con dno, afuera, del verbo 0vtjcrt<w, morir, literalmente aqu
como morir afuera, usado para referirse a la separacin definitiva del alma y el cuerpo,
como expresin real de muerte, aqu muri.
El apstol se ha referido al amor como elemento sustentante de la
esperanza. Sin embargo, ese amor que procede de Dios, tiene un aspecto
contradictorio en el efecto que produce, ya que l ama a los pecadores que son
enemigos en malas obras. Este aspecto lo hace definitivamente contrario al
amor del hombre. La paz con Dios, la esperanza, descansa en la gracia que no es
otra cosa que el amor divino en orientacin al hombre y tambin desde el
mismo hombre, ya que Jess es Dios-hombre, Emmanuel, Dios con nosotros. El
creyente vive en la fe y disfruta del amor personal de Dios en la accin y
presencia del Espritu Santo que lo comunica. Ese amor toma dimensin en la
Cruz de Cristo. Slo puede entenderse el amor de Dios desde la Cruz, donde el
Eterno hecho hombre muere ocupando el lugar del pecador.
"En yap Xpm-co~ ov-cmv Y ffiv cicr8svffiv. Sorprende que los
destinatarios del amor de Dios sean calificados, primero de dbiles y luego de
impos. Esa es la causa evidente de que se pueda afirmar que el amor de Dios es
400
ROMANOS V
11
Griego:
401
ROMANOS V
402
expresa su interior, es decir, todo cuanto es, tiene y hace. Jesucristo, como
Verbo encamado es la expresin exhaustiva del Padre. Debe recordarse que
expresar es un verbo frecuentativo de exprimir. Al expresamos, exprimimos
nuestra mente a fin de formar un logos que defina nuestro concepto. Cristo, el
Lagos personal de Dios es por tanto, divino, infinito y exhaustivo, nico
revelador adecuado para el Padre que lo pronuncia. Por ello, este Verbo, al
hacerse hombre (Jn. 1:14), traduce a Dios al lenguaje de los hombres, y es
insustituible como revelador a causa de ser la nica Verdad personal del Padre
(Jn. 14:9). Como expresin exhaustiva del Padre, la mente divina agota en l su
producto mental, de modo que al pronunciar su Lagos, da lugar por va de
generacin a la segunda Persona Divina. No supone esto en modo alguno una
existencia desde la no existencia. Es decir, el hecho de que el Padre pronuncie la
Palabra eterna que es el Hijo, no significa que de origen a la Persona que es
eterna como el Padre y el Espritu, esto es, sin principio. Pero no cabe duda que
si el Logos, Palabra, vive en el que la expresa, as tambin el que la expresa,
esto es, el Padre vive al decirla. Ambas personas Divinas establecen una
relacin en el seno de la Deidad, de modo que lo que constituye al Padre es el
acto vital de expresar Su Verbo, de ah que no pueda ser Padre sin el Hijo, ni
tampoco el Hijo, como Verbo, puede vivir sin el Padre. De ah que "todo aquel
que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene
tambin al Padre" (I Jn. 2:23). Por tanto esa relacin expresada por Cristo tiene
que ver con la mutua inmanencia entre las dos Person{s Divinas. De ah que
para expresar el amor divino, el Hijo "muri por los impos".
7. Ciertamente, apenas morir alguno por un justo; con todo, pudiera ser
que alguno osara morir por el bueno.
'txa ne;
Kat
justo
alguno
muriera;
porque por
un
bueno
wA-q cino8aw;'tv
ose
monr.
403
persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo 't'o.Adco, atreverse,
osar, tener decisin, tener valor, dar pruebas de audacia, hacer algo dificil o penoso,
tener la audacia de, arriesgarse, aventurarse, aqu ose; d:n:o0avEtv, aoristo segundo
de infinitivo en voz activa del verbo ci?to0v*rKW, morir, exponerse a la muerte, ser
mortal, aqu como morir.
A-ti; yap unf:p btKaou ni; dno8avt'tat. El absurdo del amor
divino, a la comprensin humana, alcanz cimas inalcanzables para la
mentalidad humana al afirmar que el Hijo de Dios muri ocupando el lugar de
los dbiles y de los impos. El apstol desea enfatizar la grandeza del amor
divino comparndolo en las ms perfectas demostraciones del amor humano y
estableciendo un notorio'"contraste entre ellos. La realidad de que un hombre
ocupe el lugar de otro sustituyndolo en su muerte, pudiera darse. Eso tendra
que ver con alguien que fuese justo e injustamente condenado a muerte en esa
condicin, y que algn otro, viendo la irreparable prdida de la vida de un
hombre perfecto, tomase la heroica decisin de ocupar el lugar de aquel que
deba morir. Sin embargo esta gesta sera muy improbable. De ah la
construccin de la frase con el adverbio ingresivo apenas, que demuestra la
dificultad de una accin as: apenas, difcilmente morir alguien por un justo.
unf:p yap l"OU dya8ou LCXXU ni; Kat 'tOAq dno8avEtV. An ms,
pudiera darse el caso, aunque sera tambin muy dificil que alguien quisiera dar
su vida por lo bueno. Esta segunda clusula tiene una dificultad en determinar si
se trata de morir por alguien, concretamente con el artculo indeterminado un,
por un bueno, en sentido de noble, generoso, de corazn bondadoso, o si se trata
de dar la vida por un objetivo bueno, noble, que cabe tambin si se entiende el
artculo y el sustantivo en neutro. Probablemente deba usarse mejor el
masculino, para reforzar el argumento de la primera clusula, entendiendo que
haya alguno que se atreviese a morir por alguien bueno. En cualquier caso, el
apstol tena en mente una entrega a la muerte, una auto-inmolacin heroica.
Esta referencia refuerza notoriamente el versculo anterior, mostrando que
la muerte de Cristo nada tiene que ver con la mayor de las acciones de
filantropa humana. El Salvador no muri por los justos, porque no haba ni
siquiera uno (3:10), ni muri por un bueno, aunque hubiera alguno que pudiera
llamarse de ese modo, sino que dio su vida por los dbiles y los impos. Esta
muerte es una muerte vicaria o sustitutoria, como ya se dijo antes, que permite a
Dios justificar al impo.
Es imposible racionalizar el amor divino, porque no existen referencias
comparables a l. Es un amor absoluto que contraste con el ms perfecto amor
que pudiera encontrarse entre los hombres que es siempre relativo. Ante el amor
de Dios fracasan todas las analogas del amor humano. La comparacin del
404
ROMANOS V
versculo demuestra algo ms: el amor de Dios y el amor del hombre, por
perfecto que sea, son diferentes, de distinta calidad y condicin. Como dice
Hendriksen: "el amor de Dios, como es revelado en Jesucristo, no tiene ni
precedente ni paralelo " 12 Sorprende ese amor porque, en base al contraste,
ningn mrito podra aducir el hombre para que Cristo ocupase su lugar. La
mejor comprensin es personificar el suceso, usando las mismas palabras de
Pablo: "me am y se entreg a s mismo por mi" (G. 2:20). Solo cuando
sabemos realmente como ramos entenderemos la grandeza del amor divino que
entreg a Cristo para ocupar nuestro lugar.
el
de l mismo
amor
para nosotros -
No- y
siendo
nosotros,
Cnsto
por
nosotros
D10s
lfrt
puesto que an
dm~eavEv.
mun.
griego.
La tealidad del amor divino se expresa con c:rovo"trt<1W, tercera persona singular del
pre5lellt<11 de indicativo en voz activa del verbo crovO"tri, hacer resaltar, presentar,
dar a C(Jncer, dtmJostrar como, aqu demuestra; os, pamctda conjuntiva que hace las
veces conjuncin, con sentido de pero, ms b~en, y, y por cierto, antes hten, cc>mo
oo~n coordinativa es la segunda en frecuencia en el N.T. despus de Kai; 1fiv~
~ acusat:ivo femenino singular del artculo detemlinado el; tamo, caso genitivc>
~o singular del pronombre reflexivo declinado de l mismo; drd1t'l\V, caso
acusativo femenino singular del sustantivo que denma amor; sli;t preposicin de:
acusativo para; 'llcii;, caso acusativo de la primera persona plural del pronombre
personal iwsotros; , caso nominativo masculino singular del artculo determinado eli
96~, caso nominativo masculino singular del nombre propio Dios; ('ti, conjun<:ip
causa~ pues, porque, de modo que, puesto que~ ~i:1, adverbio de tiempo, an, todavia~
da.pi;<016>v, caso genitivo masculino plural del adjetivo pecadores; lSvtrov, caso'
gantk'<J masculioo plural del participio de p:resnte en voz activa del verbo ei, ser"
aqu BltndtJ; 1\limv, caso genitivo del primera persona plural del pronombre persorui:1
'n<>ICJttJ~; Xpioi:o<;, caso nominativo masculino singular del nombre propio Cristo~
~~ pteposicin de genitivo por; limv~ caso genitivo de la primera persona plural,
del ~nombre personal nosatros; d1t'9a.vsv, tercera persona singular del aorls~'
~ de indicativo en voz activa del verbo (bto(h:iTO'Kro, enfatizado con d~o;
tlfut:r, del verbo 0vrjcrKro, morir, literalmente aqu como morir afuera, usado pn
referir111e a 1a separacin defmitiva de1 alma y el cuerpo~ como expresin real de muerte,:
aqui murto.
,
12
405
cim~0avsv.
Griego: 8n.
406
ROMANOS V
crm811crE8a
81'
seremos salvos
por medio
vuv f:v
't'W
la
0tKmw8v-rsc;
a'a't1 auwu
sangre
de l
de
la
1ra.
407
pasiva del verbo 0tKairo, justificar, aqu habiendo sido justificados; vv, adverbio de
tiempo ahora, al presente; 8v, preposicin de dativo en, por medio de; 1.'q), caso dativo
neutro singular del artculo determinado lo; a'mi, caso dativo neutro singular del
sustantivo sangre; awu, caso genitivo masculino de la segunda persona singular det
pronombre personal declinado de l; crro0rcrt0a, primera persona plural del futuro
de indicativo en voz pasiva del verbo O'cQl;ro, salvar, aqu seremos salvos; oi' fol'r!ll't
contracta de la preposicin de genitivo f, aqu como por medio, a causa; U't'OU,
caso genitivo de la segunda persona singular del pronombre personal declinado de l,
ano, preposicin de genitivo de; 1'llc;, caso genitivo femenino singular del artculo
determinado la; opyilc;, caso genitivo femenino singular del sustantivo que denota tra.
7tOAA$ ouv aAAOV OtKatw8V'tE<; vv
f:v 't$ a'{an mho
crw8ricrE8a 8t' mho dno 'ti]<; opyi]<;. La seguridad de la justificacin es
evidente. Las demandas de la justicia de Dios quedan satisfechas con la muerte
de Cristo (3:25). La muerte sustitutoria del Hijo de Dios, libra al creyente de la
ira. La ira en relacin con el pecado ha sido saldada en Cristo. Antes ense que
la situacin del pecador, inevitablemente conduca al encuentro con la justicia
de Dios, y la accin judicial de Su ira ( 1: 18). La ira de que el pecador es librado,
no es una ira humana sino divina, consistente en la manifestacin del furor
divino a causa del pecado. La impiedad del hombre genera la ira de Dios sobre
l. Pero, a causa de la muerte expiatoria de Cristo, Dios puede justificar al
impo, y en ese sentido la ira ha sido cancelada para l (8: 1). La justificacin del
pecador requera la muerte de Cristo, que queda garantizada en cuanto a eficacia
por la resurreccin del Salvador, en cuya vida tenemos vida y por cuya
resurreccin podemos ser justificados (4:25). La obra redentora de Cristo es
aplicada al que, en un ejercicio de fe, lo acepta como Salvador personal. La
posicin de este creyente cambia, de un lugar de ira a una posicin en el reino
de Dios, porque est en Cristo mismo.
VOV EV 't) a'{an mhoo m.8T]crE8a Ot' athou CX7t0 'tll<; opyl]<;.
Cada uno de los justificados est reconciliado con Dios. La propiciacin,
mediante el sacrificio expiatorio, cancela toda demanda penal para quien est en
Cristo, por tanto est en paz con Dios (v. 1). La esperanza no es ya de juicio,
sino de gloria, en esa esperanza se glora el salvo (v. 2), y no es avergonzado (v.
5). El trono de ira se ha cambiado en un trono de gracia. La accin que demanda
la justicia ha sido ejecutada en Cristo. Por esta causa el corazn cristiano se
siente lleno del mismo amor de Dios que le es comunicado por Dios mismo, el
Espritu Santo (5:5). En el tiempo actual, en que la ira se revela desde el cielo
contra toda impiedad ( 1: 18), el salvo est en Cristo a cubierto de ella. Sus
pecados le han sido perdonados, no parcial, sino total, plenamente (Col. 2:13) y
ya no hay condenacin para l (8: 1). Pero, en la proyeccin escatolgica, hay
determinado un da en que la ira de Dios va a manifestarse (2:5). De esto se ha
considerado entonces. Es all donde Dios se manifestar como el Juez justo que
paga a cada uno conforme a sus obras y, por esta misma razn, al no existir un
408
ROMANOS V
409
sino que ser antes trasladado a la presencia del Seor, ya que Dios no nos
puso para ira, sino para salvacin.
10. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte
de su Hijo, mucho ms, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
de l
mucho
Ka't'UAAayV't'E<;
habiendo sido reconc1hados
la
muerte
del
crw8rcri::8a EV Tij
seremos salvos
en la
;wij auou
vida
de l
Estableciendo la conclusin ftnal del prrafo~ dice: el. conjunci condicional st; 1df;i~
conjuncin causal poreue; ~J9po~ caso nominativo masculino plural de1 ~djetivo
enemigos; CSYti::~ caso Jlominativo masculino singular del participio de pnisentt en voz
activa del verbo si.it, ser. aqu Hienda; Ka:tnli.A.d:y1'u1.sv. primera persona plrQ! de1
aoristo segundo de indicativo en voz pasiva del verbo Ka:taA.A.dacrro, reconctlwr, aqu
fuimos reconciliados; TcQ, caso dativo masculino singular del artculo detenninado el:
@e<\), taso dativo masculino singulat del riombre propio declinado con Dios; 81<X~
pnipositin de genitivo por~ '?o, caso gellitivo masculino singulat del artitu1o
determinado el~ 9avd:tou, cast> genitivo masculino singular del sustantivo muerte;
1061 caso genitivo masculino singular del artculo determinado declinado del; Ymi.
~ gnitivo masculino siD;gular del nombre propio, al referirse a Cristn, H#jo; ~~oo.
caso genitivc:i masculino de la ter<itra persona singular del pronombm personal
declinado de l; 1toM<9. caso dativo neutro singular del adjetivo 11l'uclrlo; J.!.~,
adverbio de comparacin m$; K1iW..l.aliYtsc;. caso nominativo masculino plmal de1
participio aoristo segundo en voz pasiva del verbo tea'taA.A.d<10'ro, reconciliar~ aqu
habiendo sido reconcilwdON; CJID9t1a6eQa, primera persona plural del futuro de
indicativo en voz pasiva del verbo crti,ID, salvar, aqu seremos salvos;
preposici01::1
de dativo por. t\11 caso dativo femenino singu}at del artculo detenninado la; 'htl.
easo dativo femenino singular del sustantivo vida; atoiJ, caso genitivo masculino de
11il segunda persona singular del pronombm personal declinado de l.
sv,
Gnego: {;;{Opo't.
410
ROMANOS V
Griego: E~ - D.aaKom.
Griego: dnoKatcrtaaic;.
17
Griego: KataAAcXC>CT(J), taA.A.aaw, a7tOKataAAcXC>CT(J).
18
Griego: aA.A.aaw.
19
Griego: KataA.A.ayr.
20
Griego: anaA.A.aaw.
21
Griego: EtaA.A.aaw.
22
Griego: dvtA.A.aya.
23
Griego: KataA.A.aaw.
24
Griego: anoKataA.A.aaw.
15
16
411
Griego:
Griego:
28
Griego:
29 G .
nego:
27
'''
Ka'"Ca/\,/\,ayl].
Ka'"CaAAayrin; '"C) 8Ec\.
A,yov ic; KmaAAayrlc;.
'"Co fi'lv ,rv 8taKovav ,rc; KarnAAayTc;.
, , ,
,
anoxa-ra/\,/\,acrcrw.
412
ROMANOS V
f;v
en
Dios
por
el
Seor
rwv
de nosotros
Jesus
Cnsto
ou
413
reconc1ltac1n
rec1b1mos
ROMANOS V
414
amor divino que lo hizo posible, llena tambin el corazn nuestro, como fuente
divina en el ser humano. Todo ello conduce al gozo exultante que debiera
expresarse en la vida del cristiano. Si todo cuanto se ha producido se debe a la
muerte del Hijo, mucho ms se tiene en base a su resurreccin. Slo cabe una
cosa: llenos de gozoso jbilo, glorificar a Dios por semejante obra. El jactarse o
gloriarse en los valores humanos es pecado, pero, cuando levantamos la vista a
Dios y nos gloriamos en la obra que llev a cabo por medio de Jesucristo,
nuestro Seor, entonces es un gloriarse santo, porque no es para exaltar al
hombre sino para reconocer a Dios. Es ms, el Dios que plane y ejecut la
salvacin, se hace Dios personal de cada creyente por medio de Cristo. Retomar
a la comunin con Dios en la amistad propiciada por la obra de reconciliacin
hecha por Jesucristo, es la suprema bienaventuranza para el hombre.
Aplicacin: la universalidad de la justificacin (5:12-21).
12. Por tanto, como el pecado entr en el mundo por un hombre, y por el
pecado la muerte, as la muerte pas a todos los hombres, por cuanto todos
pecaron.
Lita
WUW
Por
esto
C.crm:p 0t'
dcrrj'A,8i::v Ka't ta
entr
pecado
la
muerte
pas
la
muerte
<\)
por cuanto
tambin as
todos
nciv-ri::s Yapwv
todos
pecaron
415
416
ROMANOS V
417
con su cada infect a toda su descendencia. Pues de otra manera no podra ser
verdad lo que dice san Pablo que todos por naturaleza son hijos de ira (Ef
2:3), sino fuesen ya malditos en el mismo vientre de su madre. Cuando
hablamos de naturaleza, fcilmente se comprende que no nos referimos a la
naturaleza tal cual fue creada por Dios, sino como qued corrompida en Adn,
pues no es ir por buen camino hacer a Dios autor de la muerte. De tal suerte,
pues, se corrompi Adn, que su contagio se ha comunicado a toda su
posteridad. Con suficiente claridad el mismo Jesucristo, Juez ante el cual todos
hemos de rendir cuentas, declara que todos nacemos malos y viciosos: "Lo que
es nacido de la carne, carne es" (Jn. 3:6), y por lo mismo a todos les est
cerrada la puerta de la vida hasta que son regenerados. Ms adelante contina:
"A fin de no hablar de esto infundadamente, definamos el pecado original. No
quiero pasar revista a todas las definiciones propuestas por los escritores; me
limitar a exponer una, que me parece muy conforme a la verdad. Digo, pues,
que el pecado original es una corrupcin y perversin hereditarias de nuestra
naturaleza, difundidas en todas las partes del alma; lo cual primeramente nos
hace culpables de la ira de Dios, y, adems, produce en nosotros lo que la
Escritura denomina "obras de la carne". Y esto es precisamente lo que san
Pablo tantas veces llama "pecado". Las obras que de l proceden, como son
los adulterios, fornicaciones, hurtos, odios, muertes, glotoneras (G. 5:19), las
llama por esta razn frutos del pecado; aunque todas estas obras son
comnmente llamadas pecado en toda la Escritura, como en el mismo san
Pablo "31
El apstol afirma en el texto que "el pecado entr en el mundo por un
hombre". El trmino usado aqu tiene que ver con ser humano 32. De esta forma
se est refiriendo a quien era el padre de toda la humanidad, en sentido de ser el
primer hombre creado. Pero, es necesario observar que la idea en la mente de
Pablo es la del pecado buscando el modo de entrar en el mundo, de ah la
personalizacin que hace del pecado, tratndolo como si fuese un sujeto
personal. Esto requiere dar el sentido que tiene aqu la palabra mundo, que
especficamente se trata del mundo, como cosmos de la humanidad. Dios haba
creado al hombre, hacindolo santo y sin mancha, por tanto, no afectado por el
pecado. La humanidad estaba en Adn, en sentido de generador de todos los
hombres como principio vital de procreacin conforme al regalo de la fertilidad
que Dios haba hecho a la primera pareja (Gn. 1:28). Dios haba colocado a la
humanidad, ya representada en Adn, en una relacin personal de limpieza, en
ausencia total del pecado. Ese era el mundo de los hombres, aunque entonces
slo haba dos elementos de la humanidad, el hombre y la mujer. En el mundo
exterior de los hombres, presenta el apstol al pecado personalizado,
31
32
418
ROMANOS V
419
420
ROMANOS V
421
conducta del ser humano. Esto fue efecto de nuestra unin corporativa con el
primer Adn, cabeza fisica y moral de la raza humana " 34.
Kat o-rwc; de; nv-rac; avepwnouc; evawc; Chij)..8i>v. Una
precisin mayor est en los diferentes verbos usados por el apstol para referirse
a la entrada y expansin de la muerte en el mundo de los hombres.
Primeramente dice que junto con el pecado entr la muerte. El verbo 35 expresa
la accin de entrar, pasar de una posicin a otra. Antes estaba fuera, de modo
que no poda alcanzar al hombre y ahora pas al lugar en donde puede hacerlo.
En segundo lugar dice que pas a todos los hombres. El verbo 36 adquiere aqu el
sentido de extenderse, que en este caso adquiere un efecto contaminante, es
decir, cuando la muerte entr en el mundo se extendi a todos los hombres o, si
se prefiere mejor, se propag a todos.
f;cp' <.\) n v-ri>c; f apwv. La prueba de cuanto dice antes es que "todos
pecaron". En que sentido debe entenderse esto? Una interpretacin entiende
que los hombres todos pecaron en Adn. Sin embargo la expresin de Pablo
sugiere que fue bajo las circunstancias propiciadas por la entrada del pecado que
todos pecan. La idea de Pablo es hacer entender que por la cada de un hombre,
el pecado propicia la pecaminosidad que se manifiesta en la muerte de todos los
hombres como consecuencia. El contexto es colectivo y no individual. Es decir,
Pablo considera la humanidad como un todo, que ya estaba en Adn, vindola
como una unidad relacionada con la cabeza que fue Adn. De manera que Adn
no es aqu, un sujeto del tiempo y del espacio, sino la humanidad entera
comprendida potencialmente en l. De manera que en Adn se decidi el
resultado final de toda la humanidad. A partir de l, la consecuencia del mundo
del hombre, donde est presente el pecado y la muerte es el de una esfera de
esclavitud bajo los poderes del pecado y de la muerte. De esta manera se
entiende que la muerte que entr, se propag a todos los hombres. En
conclusin, el pecado y la muerte se transmiten a todos los hombres como
herencia propia del mundo en donde entr el pecado (Sal. 51 :5).
13. Pues antes de la ley, haba pecado en el mundo; pero donde no hay ley,
no se inculpa de pecado.
no habiendo
34
ley
pecado
haba en
ovwc; vou,
ley.
35
mundo
pero pecado
no
es imputado
422
ROMANOS V
dificultad estriba en la siguiente clusula del versculo: "Pero donde no hay ley,
no se inculpa de pecado". Se trata de hacer una diferenciacin entre el pecado
antes de la Ley y el pecado desde la Ley? Esto sera un pecado consciente
despus de ella y un pecado invalorable antes de ella. De otro modo, ningn
hombre sera responsable del pecado como lo fue Adn, por cuanto l quebrant
conscientemente un mandamiento, mientras que los hombres no tenan una
referencia legal establecida. Tratando de reconciliar la dificultad del texto,
algunos, especialmente los reformadores entendan que la sentencia de muerte a
causa del pecado, prevaleci, no por transgresin sino por herencia, en lo que se
37
423
llama el resultado del pecado original. Pero, las acciones judiciales de Dios con
diferentes manifestaciones, indican que no se trata slo de la participacin en el
pecado de origen, sino en acciones que merecen la reprobacin divina y la
imputacin de la responsabilidad penal al que las ha cometido.
No cabe duda que la responsabilidad penal establecida en el articulado
de la Ley, no poda afectar puntualmente a los hombres en un tiempo en que an
no haba sido promulgada, pero eso no significa que los actos humanos no
tuvieran responsabilidad penal delante de Dios. Es necesario entender que aun
cuando no haba sido dada la Ley, la conciencia del hombre propiciaba el
conocimiento de lo que era bueno y de lo que era malo, por cuya causa, los
hombres quedaban sin excusa delante de Dios, siendo acreedores de la ira
divina a causa de sus pecados ( 1:20). El efecto de la Ley operaba ya en el
corazn del hombre por medio de la conciencia, "acusndoles o defendindoles
sus razonamientos" (2: 15). Es cierto que por el pecado de Adn el pecado entr
en el mundo y con l la muerte que pasa a todos los hombres, pero no es menos
cierto que la existencia operativa del pecado, aunque no poda ser imputada bajo
los mandamientos concretos de la Ley, poda serlo en cuanto a la operatividad
de la conciencia.
14. No obstante, rein la muerte desde Adn hasta Moiss, aun en los que
no pecaron a la manera de la transgresin de Adn, el cual es figura del
que haba de venir.
dA.Aa Ef:)acriA.wcri:;v o 8vat0<; dno 'A8a txp1 Mwcrw<; Kat E7tt
Pero
remo
la
muerte
desde
Adn
hasta
Moiss
aun
sobre
o<;
l que
no
pecaron
en
la
semejanza
de la
transgresin
de Adn
tipo
del
que viene.
ROMANOS V
424
ari:iwlo detetmi11ado la; oui>a:n. OO:!!JQ dativo neutro singular del susW'ltivo
denota semejanza; 'tfi<;, caso genitivo femenino singular del articulo d
decl:inadq de la; ?tnpa.~dO'Sro~ cao pnitivo f~no singular del s
deso&!disncia, transgt'esin, reMlda; ~a. Cll$o enitlvo :masculino singular
nombre propio declinado de Adn; 61;, 'Caso no:minlltivo masculino singular
pronombre relativo l 9~; ta'tiv? teme.ta ~mona singulAr del presetl~ de indiCa:tivo
v~ ativa del verbo s\. $t!.r, aqu es; 't~'lto~ caso nominativo mascuHno singular
nQmlre eomn tiHJ, figura; 'to, caso geoitivo :masculino singular del art
d~ru.tdo declinado del~ tA.l,twto<;, cas(,l genitiw masculino singular del partid
de presente en voz acdva del verbo d.~00> ser fatur<>, estar a punto, aqu que vle
en temido de ue venia o iba a venir.
dA.A.a ~~acrA.wcrEv 8vawc; dno 'A8a xpi M(l)cr(I)<;. A
pesar de que la Ley no haba sido introducida todava, y a pesar de que no se
poda, en base a ella, imputar de pecado conforme a lo que estableca, el pecado
rein, puesto que desde Adn hasta Moiss todos murieron. Es cierto que el
pecado de todos los hombres se deriva de la accin de Adn que contamina a
todos los hombres y los introduce en el nuevo campo de un mundo en el que el
pecado est presente en cada uno y la muerte alcanza a todos individualmente.
Quiere decir, por tanto, que aunque no haba Ley, s haba una ley cuya
transgresin acarreaba juicio para el transgresor. Esta verdad est enfatizada
aqu, con la evidencia histrica que desde Adn, el primer pecador, hasta
Moiss, por medio de quien fue dada la Ley, Dios juzg y castig en muchas
formas y tiempos el pecado del mundo. Baste como ejemplos el diluvio, accin
judicial divina a causa de que los hombres pasaron los lmites de
pecaminosidad, hacindose acreedores de la accin divina (Gn. 6:5-7). De la
misma manera las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron quemadas como
consecuencia del pecado que se haba posesionado de sus moradores (Gn.
18:20-21, 24). Los juicios de Dios sobre el pecado indican claramente que los
hombres posean, sino la Ley del Sina, la obra de la ley escrita en sus
corazones (2:15). Quiere decir esto que el pecado de la humanidad antes de la
Ley es tan pecado, sin detrimento alguno, como el que se cometi despus de la
Ley.
Em wuc; T apncravtac; Em 'tW ow)an fe;
'A8a. Con todo ninguno de los que murieron desde Adn
hasta Moiss, pecaron "a modo de la transgresin de Adn". El pecado de
Adn fue nico en el sentido de una accin volitiva sin condicionantes en
desobediencia manifiesta a Dios. No debe olvidarse que la condicin de Adn
era de inocencia, quiere decir que en l haba verdadero libre albedro, que es la
capacidad de accin sin condicionante alguno. Adn tena un mandamiento
concreto establecido por Dios en que se le prohiba tomar del fruto del rbol de
la ciencia del bien y del mal, bajo pena de muerte (Gn. 2: 17). Adn viol un
mandamiento expreso de Dios. Ningn otro hombre ha vivido en el ambiente en
Ka't
napa~crE(I)<;
425
que l vivi, por lo que nadie fue un transgresor en la dimensin en que lo fue
Adn. Pero, si todos los dems hombres murieron quiere decir que el pecado
personal de cada uno, en la dimensin y expresin que hubiere alcanzado, deja
al pecador sin excusa delante de Dios. La muerte, siguiendo al pecado, haba
tomado posesin sobre todos los pecadores, puesto que todos en sus formas de
pecar, ponen en evidencia que haban sucumbido al pecado que se haba
introducido en el mundo del hombre a causa de la apertura de paso que le
brind Adn. No se trata, pues, de la identificacin con el pecado de Adn como
pecado original afectante a todos, sino de un pecar consciente y voluntario de
cada hombre, no slo potencial a causa de la herencia pecaminosa, sino
histrico y verdadero de cada uno. El apstol no hace distinciones aqu en
cuanto a dos manifestaciones del pecado, el de Adn y el del resto de la
humanidad hasta Moiss, sino de dos posiciones en relacin con el pecado: el
pecado antes y despus de la Ley. sta estableca la regulacin de vida y
manifestaba la valoracin del pecado; antes, la valoracin era ms difusa,
basada en la conciencia del hombre, pero no menos real.
La Ley tendra cuando fue dada la funcin de inculpar38, literalmente
poner en la cuenta del pecador. En cierta forma queda ilustrado por los libros
que se abrirn en el juicio final contra los pecadores juzgados (Ap. 20:11-15).
Este aspecto no haba sido posible antes de la Ley, por tanto, antes de Moiss,
pero ello no indica, en modo alguno, que el pecado de los hombres no fuese una
ofensa manifiesta hacia Dios y acreedora del juicio divino y, por consiguiente,
tambin de la muerte, ya que no existe ningn pecar real que no lleve aparejada
la ira de Dios. La Ley tiene la misin de fijar judicialmente la dimensin del
pecado como transgresiones cometidas y sentenciar al pecador.
oc; f:cr-rt v 'tnoc; ou sA.A.ovwc;. El versculo concluye con una
afirmacin aparentemente sorprendente: Adn es tipo,jigura de Cristo. En que
sentido? Slo es posible en la relacin que existe de ambos con el hombre: En
Adn el hombre es condenado, en Cristo es justificado. Adn es cabeza de una
humanidad que vive en la muerte, Cristo es la Cabeza de una nueva humanidad
que es resucitada para vida (Ef. 2:6). En Adn el hombre recibe la maldicin del
pecado, en Cristo el creyente alcanza la bendicin de la vida eterna. Lo que
Adn perdi para la humanidad, es restaurado en Cristo para la humanidad
creyente. Puesto que no hay distincin en el pasaje entre el pecado original y el
pecado de comisin, no hay distincin en cuanto a la muerte como
consecuencia hereditaria y como consecuencia judicial por comisin del
pecado. Adn en este sentido es el que introduce el pecado y la muerte en el
plano de la universalidad humana, Cristo es el que introduce la vida y la
inmortalidad en le mundo de los hombres, donde antes slo haba posibilidad de
38
426
ROMANOS V
' napmwa,
o-cwr; Ka't ' xdp1cra El yap n\) wG
transgresin
as
tambin el
don
porque si lo la
no como la
transgresin
los muchos
la ddiva en
gracia
murieron
la
mucho
ms
la
gracia
uno
hombre
Jesucristo
los
muchos
abund.
427
11:a't, adverbio de modo asimismo, tambin; to, caso nominativo neutro singular del
artculo determinado lo; X,dpiua, caso nominativo neutro singular del sustantivo que
denota regalo, don; Sigue luego una segunda clusula que se expresa con si,
conjuncin condicional si; yup, conjuncin causal porque; t<\i, caso dativo neutro
singular del articulo determinado lo; 1:00, caso genitivo masculino singular del artculo
determinado declinado el; f:vi;, genitivo masculino singular del adjetivo numeral
cardinal declinado de uno; 1tapa:rmatt, caso dativo neutro singular del sustantivo
transgresin; oi, caso nominativo masculino plural del artculo determinado los;
1tof.A.o't, caso nominativo masculino plural del adjetivo articular muchos; dtt&0avov,
tercera persona plural del aoristo segundo de indicativo en voz activa del verbo
dno0vto-11:ro, morir, aqu murieron; nof.1.6), caso dativo neutro singular del adjetivo
mucho; if.A.ov, adverbio comparativo ms; i, caso nominativo femenino singular
del articulo determinado la; xcipt<;, caso nominativo femenino singular del nombre
gracia; too, caso genitivo masculino singular del articulo determinado el; 0sol5, caso
.dativo masculino singular del nombre propio declinado de Dios; xa't, conjuncin
copulativa y; ,;, caso genitivo femenino singular del artculo determinado la; &copsci,
caso genitivo femenino singular del sustantivo regalo, ddiva; ev, preposicin de
dativo en; x.ptn, caso dativo femenino singular del sustantivo gracia; tfj, caso dativo
femenino singular del artculo determinado la; 'tou, caso genitivo masculino singular
del artculo determinado declinado del; hi;, caso genitivo masculino singular del
adjetivo numeral cardinal uno; dv9po51tou, caso genitivo masculino singular del
sustantivo que denota hombre, ser humano; 'Iro-oo, caso genitivo masculino singular
del nombre propio Jess; XptO"too, caso genitivo masculino singular del nombre
propio Cristo; si<;, preposicin de acusativo para; toui;, caso acusativo masculino
plural del artculo determinado los; ttof.A.ouc;, caso acusativo masculino plural del
adjetivo articular muchos; E7t&pO'O"&uO'sv, tercera persona singular del aoristo primero
de indicativo en voz activa del verbo intransitivo 1t&ptcraEro, abundar, tener de sobra,
aqu abund.
'A'J,),: oux e.De;
40
41
nego: xaptcra.
428
ROMANOS V
429
16. Y con el don no sucede como en el caso de aquel uno que pec; porque
ciertamente el juicio vino a causa de un solo pecado para condenacin, pero
el don vino a causa de muchas transgresiones para justificacin.
Kat oux
Y
44
no
wc;
como por
uno
que pec
el
don;
ROMANOS V
430
en
uno
para condenacin;
mas el
don
por
muchas
para justificacin.
Griego: Ka'tKpta.
431
la
del
uno
transgresin
la
muerte
remo
por
el
vc;, 7tOAA) aAAOV o 'tlJV m:ptmrnav ilc; xdptrnc; Kal ilc; lpcac;
uno
mucho
mas
los la
abundancia
de la
gracia
del
don
justicia
que reciben
en vida
reinarn
por
el
uno
'Iricrou Xpt<JLOU.
Jesucristo.
432
ROMANOS V
snsttivo abundancia; >tf<;. caso genitivo femenino singular del articulo detennin;
declinado de la; :x,dpti:oc;, caso genitivo femenino singular del nombre com.i graci4i:~
iro.\, oonjuncn copulativa y; Tfj'~. caso genitivo femenino singular del artlc
determinado declinado de la; cropsiic;, caso genitivo femenino singular del sustantivo
ddiva, don, regalo; i:ijc;, caso genitivo femenino singular del snstantivo ddiva, don;
regalo; 8ii<:at00'\/1\<;, caso genitivo femenino singular del nombre comn j
l..n"dvoVts<;, caso nominativo masculino singular del participio de presente en
activa del verbo A.af:Jdvro, tomar, coger, agarrar, recibir, aceptar, tomar pose
aqtri que reciben; v, preposicin de dativo en; t;wij, caso dativo femenino
sustaiitivo vida~ f:JamA.eaou0"1V, tercera persona plural del futuro de indicativo
aetiva del verbo f:JaO'tA.sro, reinar, aqu reinarn; cid, preposicn de geniti;
i:oi caso genitivo masculino singular del artculo determinado el; svc;, caso
masculino singular del adjetivo numeral catdinal u110; 'Iqaou, caso genitivo mase
sin.81J.lar del nombre propio Jess; XptO"TO, caso genitivo masculino singular
nombre pro o Cristo.
Et yap i:<V t\) i::voc; napamwan evawc; i:l3acrA.i::ucri::v Ota
wG f:vc;. Lo que se dijo antes para la transgresin, como expresin del
pecado, vale tambin para la muerte, que lo acompaa. De la misma manera que
el pecado entr en el mundo por medio de un hombre, as tambin la muerte.
sta extendi su dominio sobre todos los hombres, reinando sobre ellos, como
un tirano que los somete al terror que ella misma despierta (He. 2:14-15). La
muerte entr en el mundo de los hombres por la transgresin de uno solo,
alcanzando, lo mismo que el pecado, a todos los hombres.
1t0AA4) aA.A.ov o i:itv ni::ptcrcrdav fe; xptwc; Kat fe; 8wpi::a~
btKatocrvric; A.a3vov-ci::c; f:v l;wfi. A la situacin insuperable de la
muerte, Dios acta otorgando la abundancia de Su gracia, que como fuerza
superior elimina el dominio de la muerte sobre los hombres que creen. A los
creyentes, como se consider antes, Dios otorga la gracia de la justicia,
mediante la cual les justifica entrando en una relacin, no de temor, sino de paz
con l (5: 1). El imperio de la muerte da paso al reino de la justicia en quienes
creen, mediante uno solo, Jesucristo. Esta conclusin parte de lo que ya dijo
antes: "Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la
muerte de su Hijo, mucho ms, estando reconciliados, seremos salvos por su
vida" (v. 10). Sin embargo, aunque la gracia es abundantsima de modo que
puede superar la situacin de todos, solo es eficaz en los todos que creen.
fe;
433
434
ROMANOS V
el Hijo se ha encamado. Con todo, es necesario entender con toda claridad que
este Cristo, descendiente "segn la carne" de los hombres, es tambin "Dios
bendito sobre todas las cosas por los siglos de los siglos" (9:5). Segn Hebreos,
(He. 2:14) el propsito de la encamacin fue ''para destruir por medio de la
muerte al que tena el imperio de la muerte, esto es, al diablo". Primero se hace
solidario con los hombres para poder morir por los hombres. Luego se ofrece en
sacrificio por los pecados de los hombres, para poder librar a los hombres.
Siendo hombre poda ser sustituto del hombre. La muerte de Jess se considera
aqu desde el plano soteriolgico, como la superacin de la esclavitud y la
liberacin de los esclavos. El infinito Hijo, se hace carne y sangre, para ser
consumado, perfeccionado, en el amor de entrega, no slo de l, sino del Padre
que lo da y esa perfeccin se alcanza en el dolor y en la muerte, posible solo
desde la naturaleza humana del Hijo de Dios. La muerte en este caso no se
considera tanto desde el sufrimiento, sino desde la batalla liberadora,
consistente en destruir al que tena el imperio de la muerte. El verbo destruir,
no equivale a eliminar en el sentido de hacer desaparecer, sino de quitar los
medios con que se mantena e incluso impedir que vuelva a alcanzarlos. En ese
sentido equivale a reducir a la impotencia, a quien tena el dominio de la
muerte, esto es al diablo. El ttulo tiene que ver con acusador, aquel que
demandaba, en derecho, que la justicia de Dios, que haba sentenciado al
pecador con la muerte (Gn. 2:17), como el apstol Pablo afirma tambin: "La
paga del pecado es la muerte" (6:23), actuase contra l. En la Cruz, el Hijo,
combate a Satans, el acusador, retirndole el acta de los decretos contrarios al
hombre, de modo que lo reduce a la impotencia para demandar la muerte y
condenacin del que ha sido justificado (Col. 2:14-15). Cristo en su muerte
destruye, en sentido de dejar inoperativo al que tena el imperio de la muerte.
Con la resurreccin de su humanidad destruye tambin a la muerte (1 Co.
15 :21 ). La accin del Salvador hace posible el cumplimiento pleno de la
profeca: "De la mano del Seo! los redimir, los librar de la muerte. Oh
muerte, yo ser tu muerte; y ser tu destruccin, oh Seo!; la compasin ser
escondida de mi vista" (Os. 13:14). Cancelada el acta acusatoria y manifestado
el poder victorioso en la resurreccin, el diablo est destruido en sentido
operativo contra quienes son hermanos de Jess e hijos del Padre, por adopcin.
Por esa obra puede "librar a todos los que por el temor de la muerte estaban
durante toda la vida sujetos a servidumbre" (He. 2: 15). El pecador est sujeto
permanentemente por temor a la muerte. Ese temor, es un sentimiento de
culpabilidad que surge en la propia conciencia del no regenerado, y que le hace
temer a la muerte. Este sentimiento produce esclavos y no libres. Por ese temor
haran cosas que de otro modo no las hubieran hecho. El miedo continuo es una
verdadera esclavitud personal. De ah la liberacin que se produce en la
experiencia del salvo: "Pues no habis recibido el espritu de esclavitud para
estar otra vez en temor, sino que habis recibido el espritu de adopcin, por el
cual clamamos Abba, Padre!" (8:15). La liberacin del creyente, que es hijo
435
de Dios por adopcin, le rescata de la esclavitud del pecado (6:20-23), por tanto
le libra del temor a la muerte. Lo que cada creyente ha recibido es la adopcin,
literalmente entrar a la posicin de hijo. Este espritu es contrario al espritu de
esclavitud y temor. Por el nuevo nacimiento el creyente viene a ser colocado
como hijo adulto, en una nueva relacin con Dios, miembro de su familia (Ef.
2: 19). Esta adopcin confiere al creyente todos los derechos y privilegios de esa
condicin. El creyente viene a tener relacin y comunin directa con el Padre (1
Jn. 1:3). El creyente tiene el privilegio de ser partcipe en la naturaleza divina (2
P. 1:4). Por haber nacido de arriba, el creyente comienza a llevar la imagen del
Seor, primognito entre muchos hermanos (He. 2:12-13). El temor desaparece
porque el creyente es hijo y no enemigo, para quien ya no hay condenacin
(8:1). Esa condicin de hijos nos lleva a clamar, es decir, gritar en voz alta para
llamar Abba, al Padre del cielo, en esa expresin de intimidad familiar, que no
implica falta del respeto que Dios merece, pero que manifiesta la condicin de
hijo. El alcance liberador es pleno para todos los que son hijos: "librar a
todos". Por la unin con Cristo los salvos participan en su victoria (1 Co. 15:5457; 1 Ts. 4:13-18). La fe en la resurreccin era creencia de los creyentes de la
antigua dispensacin, pero, el creyente ahora no slo cree sino que la ve como
realidad en la resurreccin de Cristo, "quien sac a luz la vida y la
inmortalidad" (2 Ti. 1: 10). La muerte para el creyente no significa entrar en una
esfera de juicio, perdicin y condenacin, sino la bendicin de acceder a la
liberacin plena de todas las miserias de la vida, para disfrutar de la presencia
del Seor (Fil. 1:23). Quien est en Cristo y por l recibe la condicin de hijo
de Dios, ha dejado de ser esclavo para convertirse en dueo de todo, que incluye
tambin a la misma muerte: " ... porque todo es vuestro; ... sea el mundo, sea la
vida, sea la muerte ... " (l Co. 3:21-22). La muerte ha sido vencida por Cristo (1
Co. 15 :21 ). El creyente sabe que su resurreccin ser un hecho y la muerte
quedar sorbida en victoria por la vida (1 Co. 15:54). La muerte inquieta a los
perdidos, pero para el creyente es una nueva experiencia en Cristo, dormir en el
Seor (1 Ts. 4:14). Lo que es ruina para muchos es ganancia para el salvo (Fil.
1:21). La muerte no puede separar al creyente de Cristo (8:38). La muerte fisica,
en lugar de ser objeto de miedo, es el paso para acceder a la presencia del Seor
(2 Co. 5:8).
~acnA-Ecroucnv fa wu voc;Tr1crou Xptcrwu. El cambio es radical;
quienes estaban bajo el reino de la muerte, reinan ahora en el de la vida a causa
de haber recibido la abundancia de la gracia, junto con el regalo de la justicia.
El que cree en Cristo pasa de muerte a vida (Jn. 5:24). El reino de la muerte no
tiene ya nada que ver con quienes estn en la vida. El Adn pecador abri las
puertas para la entrada del pecado y de la muerte, introduciendo al hombre en
un reino de condenacin, miseria, desesperanza y esclavitud. La gracia otorgada
como don divino a todos los que creen, traslada al pecador regenerado a otra
esfera: "El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al
436
ROMANOS V
ws
t'
transgresin
todos
hombres
para
as
tambin por
un
acto de justicia
todos
hombres
de vida.
~re~
~siderada
437
un hiato; el sentido aqu es de as, ov, conjuncin causal, pues; ro<;, adverbio de
modo como; vo<;, caso genitivo masculino singular del adjetivo numeral cardinal
declinado de uno; na.pam:u>cx:to<;, caso genitivo masculino singular del sustantvo
que denota transgresin; &i<;, preposicin de acusativo a; 1tcLV'ta.<;, caso acusativo
masculino plural del adjetivo indefinido todos; dvOpoSnooi;, caso acusativo masou!in1.>
plural del sustantivo genrico hombres, ra:a humana; si<;, preposicin de acusativo
para; 1<aTcl1<:pia, caso acusativo neutro singular del sustantivo que <lenota
condelt.acin, sentencia judicial condenatoria; oTOJ<;, adverbio de modo as; Ki,
adverbio de modo, as "hiismo, tambin; O..' forma contracta de Ja preposici6rl de
genitivo Oicl., aqui como por medio, a C(JU$a; sv<;, caso genitivo neutro singular del
adjetivo numeral cardinal declinado de uno; 3u,a.toSai:o<;, caso genitivo nelltro
singular del nombre comn j'usttcia, acto ele j'usticia; sii;, preposici()n de acusativo a;
ndvc~. caso acusativo masculino plural del adjetivo indefinido todos; dvQpohtQQ<;~
caso acusativo masculino plural del sustantivo genrico hombres, raza humana; &l~~
preposicin de acusativo para; 6ucairocrw, caso acusativo femenino singular del
sustantivo j'ustificacin; t;rof~. caso genitivo femenino singular del sustantivo
declinado de vida.
"Apa ouv wc;
8t'
voc; napmmmoc; de; nvmc;
civ8punouc; de; Ka-rKpta, othwc; Ka't 8t' voc; tKmawc; de;
nv-rac; civ8punouc; de; 8tKawow (;wfic;. El efecto de la accin de Cristo
como eliminacin de la accin de Adn alcanza aqu el nivel ms alto. La idea
del apstol es sencilla: "como mediante la transgresin de un solo hombre, se
lleg a la condenacin de todos los hombres, as tambin, mediante la accin
de un solo hombre, creadora de justicia, se llega a la justificacin para todos
los hombres, que conduce a la vida". El contraste contina enfticamente
establecindose aqu sobre cuatro sustantivos contrapuestos: transgresin 46 acto de justicia 47 ; sentencia condenatoria 48 - justificacin 49 . La transgresin y
condenacin son causas de la accin de Adn, mientras que la accin
justificadora y la misma justificacin, son el resultado de la obra de Cristo. El
gran contraste est entre condenacin, como consecuencia de la transgresin de
Adn, y justificacin, como consecuencia de la imputacin de la justicia de
Cristo.
La verdad presente en el versculo es que una transgresin result en la
condenacin de todos, mientras que un acto de justicia, operado por Cristo, trae
como consecuencia la justificacin que da vida. Nuevamente el contraste entre
vida y muerte del versculo anterior sigue presente aqu. La transgresin y la
muerte van unidas, mientras que la obra de Cristo para justificcin y la vida van
siempre juntas. Justificados delante de Dios por fe en Cristo, se otorga el don de
46
Griego:
G.
nego:
48
Griego:
49
Griego:
41
napmmawi;.
~
,
utKatroa'toc;
Ka"tKpta.
OtKa.(J)crtV.
438
ROMANOS V
la vida eterna a todo aquel que cree. La obra de Cristo que permite la
justificacin del pecador creyente, no se limita a la cancelacin de la sentencia
condenatoria por el pecado que resuelve la situacin hacia la paz con Dios, sino
que esa obra abre la puerta a la vida, que el pecado de Adn haba cerrado. De
otro modo, el que estaba en la esfera de la condenacin, propia del mundo de
los humanos a causa de la cada, pasa el lmite de esa situacin, imposible de
superar para el hombre, introducindolo nuevamente en el mundo de la vida,
recuperado definitivamente para l en Jesucristo. Es en esa nueva posicin que
el hombre no necesita ms. Es en Cristo donde est la situacin de vida.
la
wu
desobediencia del
uno
hombre
pecadores
los muchos
as
tambin por
la
obediencia
wu
i>voc;
del
uno
sern constituidos
los muchos.
439
440
ROMANOS V
441
api:tjcravwc;.
fapwv.
8tKatwawc;.
naKoic;.
54
Ulrico Wilckens. o.e., pg. 399.
Griego:
51 Griego:
52 Griego:
53 Griego:
442
ROMANOS V
extingue en los muchos que han credo, sino que alcanza a todos los que en el
futuro sern justificados de la misma manera que lo fueron los del pasado. Es la
consecuencia de lo dicho antes en relacin con los "que reciben la abundancia
de la gracia y del don de la justicia" (v. 17), en donde el verbo recibir est en un
modo que indica una accin continuada en el tiempo y que podra expresarse
como los que estn recibiendo, esto es, lo que van siendo salvos en el transcurso
de la historia humana, ellos, lo mismo que nosotros, sern constituidos justos en
el momento en que crean; estos recibirn tambin la gracia de la justicia como un
don obtenido mediante la obra de Cristo en la Cruz.
20. Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el
pecado abund, sobreabund la gracia.
voc; Di: napEta"'ilA.Eh:v, 'va
Pero ley
se introdujo
para que
la
transgresin;
o 8i':
mas donde
el
pecado
sobreabund
la gracia.
443
momento de la historia humana, la Ley de Dios fue dada por medio de Moiss
(Jn. 1: 17), por tanto introducida en el mundo de los hombres con un
444
ROMANOS V
ou
445
que Dios, al que cree, le perdona todos los pecados (Col. 2:13) y por esa misma
razn el impo justificado puede decir: "Ahora, pues, ninguna condenacin hay
para los que estn en Cristo Jess" (8: 1). Cristo se convierte para el hombre en
fuente de gracia y refugio eterno de la ira de Dios, que fue extinguida por l
mismo al llevar nuestros pecados sobre el madero y ser tratado como redentor
de la maldicin de la Ley al ser hecho por nosotros maldicin (G. 3:13). Eso
produce el trnsito definitivo del no de Dios como consecuencia del pecado, al
si de Dios como resultado de la gracia. Nada ms hermoso que el resultado
profetizado de la obra de la gracia: "Con todo eso, Jehov quiso quebrantarlo,
sujetndole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiacin por el
pecado, ver linaje, vivir por largos das, y la voluntad de Jehov ser en su
mano prosperada. Vera el fruto de la afliccin de su alma, y quedar
satisfecho; por su conocimiento justificar mi siervo justo a muchos, y llevar
las iniquidades de ellos" (Is. 53: 10-11 ). Esa es la razn por la que el apstol va
a decir en otro de sus escritos que todo cuanto l es no se debe a esfuerzo propio
sino a la obra operativa de la gracia ( 1 Co. 15: 1O). Ahora podemos ver la Cruz
desde la dimensin de la gracia expresando en certeza las palabras del himno
clsico:
Mi pecado en la Cruz fue clavado con l,
Con qu sed anhel mi perdn!
Con qu paz, con qu amor
Hoy contemplo esa Cruz
Donde l mi maldad expi!
21. Para que as como el pecado rein para muerte, as tambin la gracia
reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Seor nuestro.
.crm;p f:pacr/ccucrEv i ap'ta f:v
'va
Para que
como
rem
xpu; Pa<JtAEO'l:J
8ta
gracia
por
reine
el
el
en
't~
la
pecado
Seor
para
vida
eterna
as
8ta
tambin la
por
iwv.
de nosotros.
446
ROMANOS V
caso nominativo femenino singular del sustantivo gri::rcia; f3a.crtA-&cri;, tercera persona
singular del aoristo primero de subjuntivo en voz aotiva del verbo f3ucriA.&ro, reinar,
a.qui reine; aui, preposicin de genitivo por, medwnte; OtKUtocrvri;;, caso genitivo
femenino singular del sustantivo justicia; &<;, preposicin de acusativo para; ~roTv,
caso acusativo femenino singular del nombre vida; c:tiaviov, caso acusativo femenino
singular del adjetivo eterna; Bid, preposicin de geP:itivo por; 'Iricrou, caso genitivo
masculino singular del nombre propio Jess; Xptcrt'oo, caso genitivo masculino
singuhir del nombre propio Cristo; t'ou, caso genitivo masculino singular del articulo
determinado el; Kupou, caso genitivo masculino singular del nombre Seor, en este
caso propio, al referirse a Dios; i)illv, caso genitivo de la primera persona plural del
pronombre personal declinado de nosotros.
447
CAPTULO VI
RESULTADOS DE LA IDENTIFICACIN CON CRISTO
Introduccin.
450
ROMANOS VI
experiencia cotidiana de la vida del creyente. No slo ha sido salvo para perdn
de pecados y vida eterna, con esperanza cierta de gloria, sino que lo ha sido para
un testimonio actual y una vida consecuente con esa posicin. Pablo entra ahora
a aplicar la doctrina antes expuesta, especialmente en cuanto al uso de la
libertad que, bien entendida y practicada, debe llevar al creyente a una vida
santa, alejado del pecado y en servicio de la justicia. No es posible entender Ja
vida cristiana sino en la esfera de santidad, porque Ja vida cristiana comienza
para salvacin con Ja identificacin con Cristo y la posicin en l, que es ya una
forma de vida a perpetuidad. El cristiano est en Cristo para vivir la
identificacin con l, que se hace vida en el creyente, con la consecuencia
natural que eso conlleva. Ese es el argumento que el apstol desarrolla en el
presente captulo.
Para su estudio se utiliza el esquema presentado en el bosquejo de la
Epstola, como sigue:
l.
ODV f:pouEv
Qu, pues
bnvwEv
'tlJ
apq, 'va
Ti xdpti; 7tAEOVcXCHJ
para que la
gracia
abunde?
451
ap1:~, caso dativo femenino singular del sustantivo pecado; 'va, conjuncin, o
locucin conjuntiva final para que; ~. caso nominativo femenino singular del artculo
determinado la; xpic;;, caso nominativo femenino singular del sustantivo gracia;
7tAEOVC11J, tercera persona singular del aoristo primero de subjuntivo en voz activa del
verbo 7tA.wvl;ro, abundar, multiplicarse, rebosar, aqu abundase.
ou.
Griego:
Griego: 'va.
452
ROMANOS VI
Los que
morimos
al
pecado
cmo an
~tjcrnEV
EV mhij
viviremos en
l?
453
pecado. No crece por pecar, sino que creci para evitar el pecado y sus
consecuencias. La obra de la gracia elimin la relacin entre el pecador que ha
credo y el pecado. Mediante la accin de la gracia los salvos hemos muerto al
pecado. No haba otra opcin. Antes de la gracia vivamos en la muerte, luego
de la accin de la gracia somos retirados del lugar de vida en muerte, para
trasladamos por la identificacin en la muerte de Cristoal lugar donde slo hay
ya vida. Siendo trasladados a otra esfera, dotados de otra naturaleza, es ya
imposible que la vida pueda desarrollarse en aquello que es absolutamente
incompatible con la nueva vida en Cristo. El creyente no ha sido simplemente
perdonado sino retirado del lugar de pecado y muerte en donde se encontraba y
trasladado al reino del Hijo de Dios (Col. 1: 13).
La relacin de dominante, el pecado, y dominados, los pecadores,
concluy definitivamente para quienes han sido liberados de la esclavitud del
pecado. Esa relacin entre dominante y dominados, se mantiene firme mientras
los dominados viven, pero una vez muertos, ya no es posible que el dominante
siga ejerciendo su dominio sobre quienes han muerto y, por consiguiente, son
incapaces ya de obedecerle en sus pretensiones. No es posible que quien ha
muerto al pecado pueda seguir al servicio de l. Por otro lado, el tiempo verbal
en el griego que define el estado del creyente, es un aoristo, que indica una
accin ocurrida ya definitivamente, no se trata de estar muerto, que implica una
accin continuada, sino murieron, que es algo que se produjo definitivamente.
El calificativo que debe darse el cristiano es el de muerto al pecado. Eso define
la accin de la gracia y su resultado en el que cree. De otro modo, el apstol no
est llamando a los cristianos para que mueran o vaya muriendo al pecado, sino
que los considera como los que definitivamente han muerto a l. Por tanto, no
es posible que aquellos cuya vida para el pecado se ha extinguido en la muerte,
puedan seguir viviendo para l y en l. Esto no significa, como se ver en el
prximo captulo, que el cristiano sea impecable o que nunca caiga ya en el
pecado, pero lo que es evidente es que quien ha sido alcanzado por la gracia y,
por tanto, muri al pecado, no puede vivir practicando el pecado, como escribe
el apstol Juan: "Todo aquel que permanece en l, no peca; todo aquel que
peca, no le ha visto, ni le ha conocido ... Todo aquel que es nacido de Dios, no
practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en l; y no puede
pecar, porque es nacido de Dios" (1 Jn. 3 :6, 9). Para un cristiano, vivir en el
pecado, no slo no es lcito, sino que es imposible. La vida del muerto al pecado
es una vida que, estando escondida con Cristo en Dios, slo puede estar
orientada a Dios y, por consiguiente contrapuesta o imposible para la
persistencia en el pecado (Col. 3:3).
Cabe formularse una pregunta: Cundo se ha producido el momento de
la muerte del pecador al pecado? La respuesta se dar en los versculos
siguientes, pero debe indicarse ya desde aqu que esa muerte se ha producido en
454
ROMANOS VI
el momento en que habiendo recibido a Cristo por la fe, el Espritu nos ha unido
vitalmente a Cristo. Se produce en el momento de la identificacin del perdido
con el Salvador, del pecador con Cristo.
3. O no sabis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jess,
hemos sido bautizados en su muerte?
fl
,O 1gnor1s
que
los que
fuimos bautizados en
Cnsto
Jess
en
la
de l
fuimos bautizados?
455
En la muerte de l.
En el nombre de Cristo.
6
Fuimos bautizados.
7
Ulrieo Wilckens, o.e., pg. 22 s.
8
W. Hendrieksen. o.e., pg. 218.
5
456
ROMANOS VI
457
458
ROMANOS VI
ta
cruvE't<pl]Ev ov 1 mh0
wcrm;p
tjyp811
O'!Ws Ka\
as
el
bautismo
Xptcr'tOs EK VEKpwv
Cristo
de
ta
muertos
por
en
la
muerte,
para que
gloria
del
Padre
tambin nosotros en
novedad
de vida
andemos.
459
referirse a levantar, en voz pasiva como levantarse, aqu fue levantado, en sentido de
fue resucitado; Xpicrt<;, caso nominativo masculino singular del nombre propio
Cristo; K, preposicin de genitivo de; vsKpwv, caso genitivo masculino plural del
sustantivo muertos; cha, preposicin de genitivo por; til<;, caso genitivo femenino
singular del artculo determinado la; O~r<;, caso genitivo femenino singular del
sustantivo gloria; tou, caso genitivo masculino singular del articulo determinado
declinado del; Ilatp~, caso genitivo masculino singular del nombre propio, en este
caso al referirse a la primera Persona Divina, Padre; oi:ro;;, adverbio de modo as;
K<lt, adverbio de modo tambin; fst<;, caso nominativo de la primera persona plural
del pronombre personal nosotros; v, preposicin de dativo en; K<ltvtrn, caso
dativo femenino singular del sustantivo novedad; ~roil<;, caso genitivo femenino
singular del sustantivo declinado de vida; 1tSpt1tm:tjcrrosv, primera persona plural del
aoristo primero de subjuntivo en voz activa del verbo 1tSpma.t6m, andar, aqu andemos.
460
ROMANOS VI
10 Griego: wcrnEp.
11 Griego: oTwc; Ka't.
461
la vida en el pecado, sino que la hace imposible como norma de vida. La vida
del cristiano no es una mera resurreccin, sino algo de mucho ms alcance, es
una nueva creacin en l cuya consecuencia es la de cambio de ciudadana, que
pasa de ser ciudadanos del mundo de los hombres, a ser ciudadanos del cielo
(Fil. 3:20), viviendo ya una vida celestial puesto que est escondida con Cristo
en Dios (Col. 3:3). A la vista de esta gloriosa posicin cabe preguntarse hasta
que punto podemos vivir realmente esta nueva vida de victoria y separacin del
pecado. La respuesta es contundente, no slo podemos, sino que de hecho la
vivimos aunque en ocasiones la antigua naturaleza an en nosotros, salpique la
parte exterior del barro del mundo a la que pertenece, pero, lo que si es claro es
que esta nueva vida excluye toda posibilidad de vivir en el pecado.
5. Porque si fuimos plantados juntamente con l en la semejanza de su
muerte, as tambin lo seremos en la de su resurreccin.
Ei yap
crqm'Wt
yi::yvaEv
Porque s1
co-plantados
entonces
tambin de la
aA-A-a
Ka't
seremos
462
ROMANOS VI
significa hacer crecer juntamente, pero que en el desarrollo del idioma griego
clsico ya haba perdido este sentido para expresar lo que est unido con algo.
ni) otwan 'tou 8avciwo auwu. La segunda dificultad la conlleva
el uso del sustantivo traducido como semejanza 14 , que generalmente Pablo usa
en el mismo sentido que el griego clsico, no como una simple semejanza, sino
como figura igual y concreta, que lleva tambin un aspecto de desigualdad en
algo. Esa es la razn por la que el apstol habla de Jess como semejante a los
hombres, quiere decir, igual que los hombres pero con algo distintivo. De otro
modo, para una mejor comprensin, la expresin "hecho semejante a los
hombres" (Fil. 2:7), en donde aparece la misma palabra, indica que Jess era en
todo como todos los hombres, llegando a gustar la muerte como los hombres,
pero era un hombre diferente a los dems, porque era un hombre
originariamente con Dios (Jn. 1: 1) y por ello solo semejante a los otros
hombres. En tal sentido,. el concepto que se abre en el versculo es que en la
muerte de Cristo, los creyentes unidos a l llegan a una dimensin de identidad
tal que su viejo hombre fue ca-crucificado con Cristo. En tal sentido mueren
con Cristo, pero es en la muerte de Cristo en la que son bautizados (vv. 3-4). Es
decir, los unidos a Cristo, los bautizados en Cristo, no mueren en ellos mismos,
porque viven, pero, por esa muerte estn muertos al pecado, pero viven para
Dios (v. 11). De ah el uso del perfecto traducido como fuimos 15 , que
literalmente significa hemos llegado a ser. En tal sentido llevamos a todas
partes la muerte de Jess, para que tambin Su vida se manifieste en nosotros (2
Co. 4:10).
Griego: owa.
Griego: yEyvaEv.
16
Griego: Trjc; dvmncrEwc; f:crE8a.
11 G.
,
- ,
,
nego: cruqm'tm
t) omwan.
15
463
464
ROMANOS VI
Romanos como en la cita tomada de Efesios la unin vital con Cristo que otorga
vida juntamente con l. Esta accin de identificacin y unin con Cristo se
produce mediante la accin del bautismo del Espritu (1 Co. 12: 13). En la
entrega del pecador al Salvador en un acto de fe, el Espritu sita al nuevo
creyente en Cristo, para que en contacto con l, la vida de Dios, que es vida
eterna, fluya hacia el salvo y se le comunique mediante la unin con el
resucitado Salvador. La vida es dada al creyente por Dios, unindolo a Cristo
quien provee vida eterna para l (Jn. 1:4). La doctrina de la identificacin con
Cristo es la clave para entender la experiencia de vida nueva en el salvo (G.
2:20). Lo que el apstol est enseando es que la vida nueva, la vida eterna, se
recibe solamente mediante la unin con Cristo, de otro modo, unidos al Hijo
recibimos vida (Jn. 3:36a). Las consecuencias de la identificacin con Cristo
son primeramente el poder para dejar de servir a la carne y sus deseos (G.
5:24); en segundo lugar el poder para dejar la esclavitud que produce la sujecin
a las ordenanzas humanas (Col. 2:20); y, en tercer lugar, el poder para dejar de
ser esclavos al servicio del pecado (6: 18). Las consecuencias de la
identificacin en el Resucitado, conducen a una nueva posicin, viviendo en el
Espritu y siendo morada de l para una vida de justicia (8:9, 10). Esta vida no
es una reparacin de la anterior propia de la naturaleza admica, sino la
dotacin de una nueva vida procedente y vinculada con Dios mismo ( 1 Jn.
5: 12 ), que no es otra cosa que la participacin del salvo en la naturaleza divina
(2 P. 1:4). El apstol enfatiza el cambio de vida y, por tanto, de condicin
expresiva de esa vida por vinculacin con Cristo, "plantados juntamente con
l", quiere decir que al unirnos con Cristo, se recibe vida, que se mantiene para
siempre ya que la unidad del pecador creyente con el Salvador es efectuada por
el Espritu.
Toda esta operac10n descansa en la gracia divina. La misericordia se
compadece, la gracia perdona. Quiere decir esto que la salvacin no descansa en
ningn mrito o accin humana, sino plena, total y absolutamente en Dios
mismo que la otorga, es decir, "la salvacin es de Dios" (Sal. 3 :8; Jon. 2:9).
465
de Jess, al que los salvos estn unidos, mediante el fruto que el mismo Espritu
produce en ellos (G. 5:22, 23), ocupndose el Espritu de combatir y dominar
la naturaleza camal (G. 5:24). La transformacin es evidente (G. 5:22-25).
Injertado en Cristo el creyente puede vivir ya la vida de Dios en l, siendo
Cristo, al que est unido, la propia forma de vida y de vivir: "Porque para m,
el vivir es Cristo" (Fil. 1:21 ).
6. Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con
l, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos
ms al pecado.
'va
conociendo
que el
VJeJO
hombre
fue co-crucificado
para que
sea abolido
ruc;
TlJ apT~
el cuerpo del
nosotros
al
pecado
de lo no ms
servir
pecado.
466
ROMANOS VI
vida en el pecado. Para poder llevar a cabo un andar semejante, Dios opera el
poder necesario para que el cuerpo de pecado, que conduca la accin de vida
hacia l, quede abolido, es decir, sin capacidad operativa impositiva sobre el
hombre salvo.
'tOU'tO
ytvWCJKOV'tEc;
O'tl
7t<xA.atc;
llWV
av8pwnoc;
cruvEcr'tcwpw811. El apstol habla aqu del viejo hombre, expresin que
identifica lo que cada hombre es en Adn. El viejo hombre tiene que ver con el
antiguo yo de la persona, que est en oposicin al nuevo hombre, de condicin
celestial (Col. 3:9, 10). El adjetivo traducido por viejo o tambin antiguo indica
que el cuerpo fue usado desde la cada para la prctica del pecado, por tanto se
trata de un hombre degenerado y corrompido, esclavizado por el pecado. Es
necesario entender que Pablo no hace distinciones dicotmicas o tricotmicas
cuando se refiere a la persona humana en s misma. Tanto vale para l hablar de
un alma corrompida como de un cuerpo, ya que ste es la expresin visible de la
corrupcin espiritual que contamina todo el ser humano. Viejo y nuevo es el
resultado del cambio acaecido en la identificacin con Cristo. Hay un antes y un
despus en la vida del cristiano: un antes en el pecado, un despus en la
novedad de vida. La vida cristiana ha sido separada de la antigua forma en una
transformacin radical como una nueva creacin (2 Co. 5:17; G. 6:15). El
obrar del pecador es lo que constituye el viejo hombre, por eso es calificado
como el "cuerpo del pecado", es decir, el cuerpo perteneciente y al servicio del
pecado, que es el hombre mismo, ya que en el obrar se realiza lo que se es.
467
7:14-25; Stg. 3:2; 1 Jn. 1:8). La diferencia notoria est en cometer un pecado, o
vivir para el pecado. El que practica el pecado es esclavo del pecado (Jn. 8:34).
Se debe insistir en que el cristiano es liberado del poder del pecado, pero no de
la presencia del pecado. El viejo hombre contina existiendo (Ef. 4:22). La
carne es el pecado manifestado en nuestro cuerpo. La victoria sobre la carne
slo es posible por la accin del Espritu (8: 13).
yap
Porque el
que muri
ha sido justificado
del
pecado.
468
ROMANOS VI
morimos
con
Cnsto
creemos
on
Kat
crul;rcroEV mh~
mas, pero, como lectura ms cierta, atestiguada eti ~.A, B, C, D, 'l', 6, 81, l
256, 263, 365, 424, 436, 459, U1S, 1241, 1319, 1$001 1513, 1852, 1881, 1912, 196
2127, 2200, 2464, Biz [K, L, P] Lect if 14 f, g, !llQll. r, vg, syrP pal' copsa, bQ' a.rm., eth,
1 ~y,
Speculum.
Vdt), pqufl, lectura que aparece en, p46" F. G. it11t.1>, v,;nss, Julian de Eclana.
La e<insecuencla se expresa mediante "l, conjun~in arma:ti.va condicional si; ~=
pa('tfcula oonjuntiva que hace las veces de conjuncin. con sentido de pero, ma l>i~. ,,~'
y por cJiitrtt>, ~ti.tes bren, como conjunci6n coordin.a.ttte es la segunda en frecuencia en
N,i. despus de Kai; a'lre0dvo..wv, primera persona plural del ooristo segundo
~tivo en vo~ activa del verbo 6.n:oivd!'.'.11(,<o. monr, aqu morimos; <ruv, prep
de <l~vo, con; Xpicrtw. caso dativo masculino ~ingular del nombre propio CnBto{!
1ttmeopgv, tercera persona plural del presente d:e indicativo en voz activa del verbo~
ntmSf,!J. crur, aqu creem()s; c-rt, conjuncin causal, pues, porqU(!, de modo que,
~lo que; Kai, adverbio de modo tlmbin; <ro't}<ro..wv, prill;lera persona plural deJ
Blt\lro 4e: indicativo en voz activa del verbo <ml;dm, vivir con, aqu viviremos C01';
~~ casc> dativo masculino de la tercera persona Singular del ronombre rsonal l.
El of: dnE8voEv crov Xptcr't4)'. La conclusin se alcanza desde la
certeza y no desde la posibilidad: "si morimos con Cristo", es una afirmacin,
como si dijese, puesto que morimos con Cristo. Lo que el apstol est
afirmando es que ciertamente todo creyente ha muerto con Cristo. Por tanto, de
la misma manera que es cierto que ha muerto as tambin de cierto es la
resurreccin con l. Nuevamente debe enfatizarse que no se trata de una visin
a la resurreccin escatolgica, sino a la vida cotidiana en cada momento de la
existencia transente del cristiano. La vida nueva se vive en el poder de la
resurreccin de Cristo, por identificacin con l, de modo que no es un suceso
futuro sino presente. Esta es la vida en Cristo de la que el apstol define el
modo de realizarla: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mi; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo
de Dios, el cual me am y se entreg a s mismo por m" (G. 2:20).
on
7ttCJ'tcoEv
Kal cru~tjcroEv ath4). El creyente que cree que ha
muerto con Cristo, por identificacin con l, cree tambin que vivir
469
Cnsto
levantado de
muertos
Jams
muere
muerte
ya no
se enseorea
on,
470
ROMANOS VI
La expresin "una vez para siempre" es en el texto griego una sola palabra 19,
que colocada al final de la oracin le confiere un carcter de nfasis en el
pensamiento, como elemento destacable. El sacrificio perfecto permite la
purificacin interior del pecado y la capacitacin para estar en la presencia de
Dios. Ese sacrificio es perfecto y la santificacin tambin, esto es, irrepetible y
se produce una vez para siempre. Este es uno de los pilares sobre los que
descansa la seguridad de salvacin.
Por esa razn la muerte mhoG ouKn KUptEEt, no se enseorea ms
de l", entendiendo esto no como la consecuencia contaminante del pecado en
l, ya que nunca hizo maldad ni hubo engao en su boca (Is. 53:9), pero si
como muerte sustitutoria por el pecador. En ese sentido, la muerte como paga
del pecado tuvo un breve dominio sobre el Seor. Jesucristo subi al madero
cargado con el pecado del mundo (1 P. 2:24). En la Cruz se produjo tambin la
experiencia de la muerte espiritual, consistente en que el Padre apart de l la
comunin a causa de nuestro pecado, por lo que pudo ser hecho maldicin por
nosotros. Potencialmente el hecho vincula a todos los que estn en l. Ahora
bien, el Seor Jess fue resucitado de los muertos, y su resurreccin no fue una
mera interrupcin de la muerte -como es el caso de los hombres que fueron
resucitados- sino una resurreccin definitiva con dotacin del cuerpo de
resurreccin al que la muerte no tiene acceso, porque est en otro mundo que no
es el del pecado y la muerte. Sobre el Resucitado, la muerte no tiene jams
seoro alguno. Una vez resucitado vive para siempre (Ap. 1: 18), Este
admirable dador de la vida, quien es el Autor de la vida dice a Juan: "estuve
muerto". Era quien haba gustado la muerte por todos (He. 2:9). Juan haba sido
testigo de su crucifixin y del sepulcro, donde el cuerpo sin vida del Redentor,
haba sido puesto. Haba muerto para que resucitado fuese razn y causa de
nuestra justificacin (4:25). Nunca ms volver a la experiencia de la muerte,
ahora vive eternamente. Quien ha sido identificado con Cristo, ha sido
sepultado con l y resucitado a nueva vida, que es la vida eterna de Dios en la
participacin de la divina naturaleza (2 P. 1 :4). Dios ha dado vida a quienes
estn en Jesucristo (6:3 ss.; Ef. 2:5-6).
10. Porque en cuanto muri, al pecado muri una vez por todas; mas en
cuanto vive, para Dios vive.
O yap
Porque lo que
mun,
~'J l"c) 0Ec).
vive - para D10s
19
Griego i:cpna~.
al
pecado,
mun
E<p7ta~
O f; ~'J,
una vez por todas, y lo que vive,
471
20
21
472
ROMANOS VI
vive para Dios, la misma experiencia es para el creyente que est identificado
con l y vive en l. Como ensea el escritor de la Epstola a los Hebreos:
"Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos" (He.
9:28a). Como lo establecido para los hombres es que mueran una sola vez, as
tambin Cristo. El Salvador fue ofrecido una sola vez como sacrificio expiatorio
por el pecado (2 Co. 5:21). El impecable Salvador es puesto por Dios mismo
como vctima expiatoria. Sobre l, el Padre carg nuestros pecados (Is. 53:5, 6),
condenndolo a la muerte de un maldito (G. 3: 13), descargando sobre l la
pena por los pecados (Is. 53: 1O). La consecuencia de esa accin redentora es
que el pecador creyente llega a ser declarado justificado por Dios (5: 1). Dios no
hace justo al injusto, pero s lo declara como justo. La justificacin constituye
exento de deuda al pecador delante de Dios (5: 19). Dios coloca al pecador que
cree en condiciones de poder tener plena comunin con l. El contraste se
produce tambin aqu: del mismo modo que Cristo, no siendo pecador fue
hecho pecado, es decir, le fue imputado el pecado del mundo, as el pecador que
cree le es imputada la justicia de Dios que es Cristo. El Seor fue entregado por
determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios (Hch. 2:23). La Cruz se
produjo como cumplimiento de la soberana determinante de Dios (Hch. 4:28).
El Padre entreg a su Hijo por el pecado del mundo, pero, no es menos verdad
que el Hijo se entreg voluntariamente a s mismo (Jn. 1O:18). El Seor llev
sobre S, en Su cuerpo sobre el madero, el pecado del mundo (1 P. 2:24). La
razn de su muerte fue la de "llevar los pecados de muchos", que es el
cumplimiento proftico: "muri por muchos" (Is. 53: 12). Fue por medio de la
muerte que Jess conquist la muerte. Esa ofrenda se hizo una sola vez para
siempre, de manera que la repeticin de tal sacrificio no slo es innecesario,
sino que es imposible. La resurreccin de Cristo hace posible que el creyente
pueda vivir en novedad de vida, conforme a la voluntad de Dios, glorificndole
en todo (G. 2:20).
oo't'wc; Kat
VEKpouc; f:v
't'lJ
muertos de cierto al
473
F.v Xpicri:c\) 'Iftuo i; 1ci Kop(}} fW'.v, no es una lectura tan flll11e con la anterior, y
se encuentra en p 94"1d, N, C, 6, 33, 81, 256, 263, 365, 424, 436, 1175, 1241, 1319, 15{)6,
1573, 1739c, 1881, 1912, 1962, 2127, 2464, Biz [K, L, P] Lect VfcI copilo, arm, geo2,
slav, Orgenes1attlll, Ddimodub, Crisstomo, Ambr-OSiaster, Agustin 114
Expresin omitida en itr, lreneotat, Orgenes1at9111 , Ambrosio, Jernimo, Agustn5114
El versiculo llama a los creyentes a una consideracin precisa, con estas p11Jlabras:
o\hroi:;;, adverbio de modo as; Ka\, adverbio de modo tambin; i'ti;, caso
nominativo de la segunda persona plural del pronombre personal vosotros; M>y~o-k,
segunda persona plural del presente de imperativo en voz media del verbo A.oy~o~h
contar, tener en cuenta, considerar, aqu consideraos; so:u'tooi;, caso acusativo
masculino de la segunda persona plural el pronombre personal reflexivo declinado a
wsotros mismos~ ~ivCLi, presente de infinitivo en voz activa del verbo si~l. estar.
ve1epooi:;;, caso acusativo masculno plural del sustantivo que denota muertos; .riiv,
partcula afirmativa que se colOCllJ siempre inmedatamente despus de la palabr~
expresiva de una idea que se ha de reforzar o poner en relacin con otra idea y que, en
sentido absoluto tiene oficio dec adverbio de aflllUacin, como ciertamente, a la verd(,l(};
-rij, caso dativo femenino singular del artc11-lo determinado declinado a la; .ia.p-t~
caso dativo femenino singular del sustantivo pecado; 9i)v-rro:;, caso llJC\1$atlV'O
masculino plural del participio de presente en voz activa del verbo l;o. vMri aqul q1J!J
viven, viviendo, vivos; &, partcula conjuntiva que hace las veces de conjuncin, ~n
sentido de pero, ms bien, y. y por cierto~ antes bien, como conjuncin coordinante es la
segunda en :frecuenca en el N.T. despus de t<:a\; 1:4), caso dativo masculino singular
del artculo determiuado el; Ss, caso dativo masculino singular del nombre propio
~linado a Dios; F.v, preposicin de dativo en; Xptai-4), caso dativo mascm1Jno
'singular del nombre propio Cristo; 'Ittcro, caso dativo masculino singular del nombre
PrOOioJess.
o-cws Ka't EtS A.oysEcr8E auwos dvm vEKpoos f:v J
La consecuencia de todo cuanto ha enseado antes, debe ser aplicada
a los destinatarios de la Epstola, a quienes se refiere mediante la expresin
enftica: "As tambin vosotros". A estos debe producir un determinado efecto
la enseanza recibida, establecido a modo de mandamiento, al usar un presente
de imperativo: "considerados muertos al pecado". Ellos, y por extensin todos
los cristianos, deben entender que por la identificacin con la muerte de Cristo,
estn muertos al pecado. En la muerte del Salvador ellos han cancelado toda
demanda que el pecado, como elemento esclavizante, pudiera hacer valer sobre
o:p't~.
474
ROMANOS VI
ellos. De manera que el pecado, su vida y sus demandas, quedan anulados para
la vida cristiana.
c;wv-rac; i5i> <) E>E<) tv Xptcr't<) 'Iroou. Pero, como quiera que la
identificacin con Cristo, no es slo en la muerte sino tambin en la
resurreccin, quienes han muerto en Jess al pecado, tambin con l han
resucitado a una vida que pertenece y est orientada a Dios. Esta vida para Dios
no es asunto independiente de los cristianos que as lo deciden, sino la
consecuencia natural de vivir a Cristo y vivir e11 Cristo. El espacio vital de los
cristianos se alcanza en la vida de Cristo en ellos, de modo que su vida para
Dios es la que naturalmente corresponde a la realidad de ser hechos una nueva
creacin de Dios en l (2 Co. 5: 17). Esa vida m1eva en Cristo, no tiene ya nada
que ver con el pecado, por tanto, ste no puede ;;;er ya un elemento propio de la
vida cristiana, porque en la identificacin con Cristo, es constituido tambin
santificacin (1 Co. 1:30). La santidad no es una opcin de vida, sino la forma
propia de la vida cristiana. Adems, la libertad es suprema porque en Cristo son
tambin libres de la Ley (8 :2; G. 2: 19). Cualquier legalismo que impide la
libertad est destituido de la vida cristiana. La Ley con sus demandas
acusadoras y el legalsmo en cualquier aspecto en que se manifieste (Col. 2:2023), corresponde al antiguo mundo del pecado y de la muerte, del que los
cristianos hemos sido sacados por la unin vital con Cristo en su resurreccin.
El espacio espiritual del mundo nuevo correspondiente a la nueva
creacin se define como tv Xptcr't<) 'Ircrou, efl Cristo Jess. Ese mbito debe
marcar toda la actuacin de los cristianos, que no slo viven en Cristo, sino que
tambin viven a Cristo (Fil. 1:21 ). Es decir, el Cristo vivo se hace vida en cada
uno de ellos, para que ellos puedan vivir la vida de Dios en l.
Los cristianos, pues, deben asumir la nueva realidad espiritual y sus
consecuencias. Toda doctrina debe producir consecuencias en la vida del
creyente. Asumir la verdad no significa que sea materializada en acciones,
puede, en ocasiones ser una asuncin mental o intelectual que queda sin
consecuencias vivenciales. De ah que el apstol establezca, como se dice ms
arriba, un mandamiento para que el conocimiento se lleve a la prctica de la
vida cotidiana. Se trata de tomar una disposicin en relacin con el pecado,
velando para que en ninguna manera vuelva a ejercer su dominio sobre el salvo.
La vida de fe es una vida dinmica que acta en las cosas de Dios y cesa
en las del pecado. El creyente ha experimentado, no un cambio profundo en su
vida, sino un dejar la vida vieja y renacer de nuevo en Cristo Jess, a una vida
nueva que tambin es novedosa, que le impulsa como algo natural hacia Dios y
sus cosas (Col. 3:1-4). La base de ese modo de vida es "en Cristo Jess". Todo
lo que tiene que ver con el proceso para esa dinmica de vida ocurre en Cristo.
475
No
el
pues
reine
pecado
en
a las
concupiscencias de l.
el
mortal de vosotros
mJan de; TO
cuerpo
para
476
ROMANOS VI
477
ROMANOS VI
478
"l. Ntese primero, que nuestro cuerpo actual es mortal, es decir, sujeto
a la muerte fisica. Estamos esperando la redencin del cuerpo en la venida de
Cristo.
2. El pecado est presente en nuestros miembros y listo para reinar como
rey, si se le permite. Es decir, nuestros cuerpos an no han sido redimidos de la
posibilidad de que el pecado sea rey, si permitimos reinado semejante.
3. El pecado est listo para asumir el gobierno mediante las
concupiscencias o deseos del cuerpo. El cuerpo tiene muchos deseos que en s
no son malos. Pablo, hablando de comidas, dice: "Todas las cosas me son
lcitas; mas yo no me dejar dominar de ninguna" (1 Ca. 6:12). Cuando uno se
rinde a los deseos naturales por voluntad propia, o por indulgencia de s, el
pecado usa los deseos del cuerpo para asegurar el poder del pecado y
establecer su reino.
4. Al creyente se le manda rechazar este reino de pecado, el cual
implicara nuestra obediencia a los deseos del cuerpo.
5. Ntese la palabra importante, "por tanto". Se refiere a la primera
parte del captulo seis, en la cual se afirma nuestra muerte al pecado con
Cristo, siendo ahora nuestra relacin al pecado la misma de Cristo -acabamos
con l en la muerte y sepultura. Ntese que estos versculos presentes de
exhortacin estn construidos completamente sobre el hecho de que morimos
con Cristo; nos estimamos muertos porque participamos de la muerte de Cristo.
Por consiguiente, nos atrevemos a rechazar el domino del pecado. Nada le
debemos al pecado. Estamos muertos a l; ya estamos justificados de l y
vivimos en otra esferal "22 .
13. Ni tampoco presentis vuestros miembros al pecado como instrumentos
de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre
los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.
r8f: naptcrrvE-cE
N1
22
presentis
-ca
~Ar
wv
onlca
d8tKiac; -cij
ap-ci~,
pecado
a). Aa napacrttjcran;
sino
ta All
presentad
wv
mnouc;
a vosotros mismos
onAa
- a Dios como de
muertos
479
swvw,c; Kat
que viven
8tKatocrv11c; t0 0E0.
de justicia
a Dios.
ROMANOS VI
480
"'"'
481
23
Griego: napo"'trt.
482
ROMANOS VI
ley
sino
bajo
xdptv.
gracia.
483
poder est a disposicin del cristiano y opera en l por el don de la gracia que el
Espritu derrama en la intimidad de la persona salva (5:5). Es ms, la gracia
provee de recursos de poder para cada necesidad en la vida espiritual del
redimido, como ensea el escritor de la Carta a los Hebreos: "Acerqumonos,
pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar
gracia para el oportuno socorro" (He. 4: 16). El admirable recurso para el
creyente no est lejos de l, ni es difcilmente alcanzable, consiste simplemente
en acercarse al trono de la gracia. No slo el creyente puede acceder sino que se
le exhorta para que lo haga. Adems la aproximacin debe efectuarse con
confianza, una palabra que expresa la idea de seguridad y presencia de nimo,
que comunica al cristiano la cancelacin del problema y responsabilidad penal
del pecado. Antes el trono de Dios era un trono de ira, a causa del pecado, pero,
cargado ste sobre Jess, nuestro Sumo Sacerdote, y extinguida la
responsabilidad penal que a causa del pecado recaa sobre el pecador, se
convierte en un trono de gracia para todo aquel que est en Cristo. El Sumo
Sacerdote hizo la expiacin personal por el pecado del creyente (1 Jn. 2: 1-2),
por tanto no hay razn de temor, en sentido de miedo ante el Juez supremo
porque ya "no hay condenacin para los que estamos en Cristo Jess" (8:1).
De ese trono se otorga tambin la gracia salvfica que concede el perdn de
pecados y la vida eterna (5: 15). A ese trono de gracia puede acercarse por fe el
pecador para salvacin (5:1; Ef. 2:8-9). Esa posicin produce confianza. Es la
confianza con que en la antigua dispensacin se acercaba a Dios el publicano
que orando en el templo deca: "Dios, se propicio a m, pecador" (Le. 18:13).
La sangre del sacrificio de la expiacin extendida sobre el propiciatorio permita
esa oracin confiada. Dios era propicio al pecador a causa de la muerte del
animal inocente que figurativamente representaba lo que sera el perfecto
sacrificio del Cordero de Dios. El Sumo Sacerdote est sentado en el trono
celestial interesado y capacitado para compadecerse de las debilidades y
flaquezas personales (He. 1:3, 13; 4: 15). Los dones perfectos y la gracia
abundante descienden del Padre de las lumbreras (Stg. 1: 17) que est sentado en
el trono y se hacen realidad por el nico Mediador entre l y los hombres que es
Jesucristo hombre (1 Ti. 2:5). La actividad de Dios para sus hijos es siempre
una actividad de bien. El Dios de gracia se dio a s mismo al dar a su Hijo, por
tanto, con el don supremo se dan tambin los dems dones (8:32). Por otro lado,
los dones de la gracia son perfectos, es decir, completos, abundantes para la
superacin de la necesidad ms acuciante que pueda presentarse. La gracia de
Dios siempre es mayor que la mayor de la necesidad del creyente (Stg. 4:6).
Dios mismo otorga los dones de la gracia en la dimensin de la gracia misma,
que es inagotable.
Estar bajo la gracia implica una mayor responsabilidad personal. La
gracia salva para vivir en novedad de vida. La gracia no libera de una tica
superior en demandas a las de la misma Ley, ya que quien vive bajo la gracia
484
ROMANOS VI
debe vivir en santidad (1P.1:16), en amor (5:5) y en compromiso (1 Jn. 1:2, 6).
La gracia da libertad al creyente del poder del pecado y lo sita en una esfera
opuesta al libertinaje, que es tambin pecado (Col. 1: 13).
15. Qu, pues? Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la
gracia? En ninguna manera.
T
ov apncrwEv,
Qu, pues?
Pecamos,
on OUK E<Jsv
pues
no estamos bajo
ley
sino
bajo gracia?
T, y8votw.
Jams!
485
486
ROMANOS VI
r1
RESULTADOS DE LA IDENTIFICACIN CON CRISTO
487
plural del sustantivo siervos, esclavos; 801:&, segunda persona plural del presente de
indicativo en voz activa del verbo ei, ser, aqu sois; <Q, caso dativo masculino
singular del pronombre relativo declinado del que; naKo&ts, segunda persona plural
del presente de indicativo en voz activa del verbo 1CCX.Kom, obedecer, estar sometido,
aqu obedecis; Ttot, conjuncin o, o bien, ya sea; &.aptcx.i;, caso genitivo femenino
singular del sustantivo declinado de pecado; eli;, preposicin de acusativo para;
ecivatov, caso acusativo masculino singular del sustantivo muerte; r, conjuncin
disyuntiva, o; rcaKofii;, caso genitivo femenino singular del sustantivo declinado de
obediencia;
eic;;, preposicin de acusativo para; OtKUtOO'Vf}v, caso acusativo
femenino singular del sustantivo justicia.
ouK o'8an: on
naptcr-rvt:-rt: :auwuc; oA-ouc; de; naKotjv
8o6A-ot E<Ht:
naKot:-rt:. El argumento del apstol es sencillo: quien se
entrega en la condicin de esclavo a un dueo est obligado a servirle desde esa
condicin, por tanto no puede sino obedecer al que ha elegido, la obediencia a
otro queda excluida. De tal manera el servicio voluntario al pecado, excluye el
servicio a Dios en la esfera de la justicia. Estar bajo la gracia incluye la
obediencia a Dios y esta se manifiesta en obediencia a la justicia.
488
ROMANOS VI
hombre cado la incapacidad de hacer otra cosa que un fuera pecar (Gn. 6:5).
An en contra de la conciencia, de la razn, de los anhelos de libertad; a pesar
del terror inspirado por los trgicos ejemplos que los rodean; ms todava, a
pesar de las terribles advertencias y expectativas de una inminente ruina
personal, los hombres continan en pecado y bajo su servidumbre "24
xcipt<; ()f; 'tW E>Ec\ O'tt ll'tf: OOUAot le; ap'tac; 7tTJKOO'a'tE of: EK
Mas gracias -
KapOac; de; ov
corazn
del
pecado
mas obedec1ste1s
de
de doctrma.
av.
24
489
tipo, figura; 8t8a:ic<; 1 caso g~nitivo femenino singular del sustantivo declinado de
enseanza, o de doctrina.
490
ROMANOS VI
3:8; Jon. 2:9), aqu est la demostracin de ello. Pablo agradece a Dios la
posicin que los creyentes ocupan en Cristo, como resultado de la operacin de
Su gracia. El esfuerzo humano queda excluido de todo asunto de renovacin
espiritual, por incapacidad, por imposibilidad y por voluntad. Es decir, el
hombre en su estado natural no regenerado, no es capaz de salir de la esclavitud
del pecado, no es posible que lo haga por propia naturaleza, no lo har por
deseo personal, ya que "no hay quien busque a Dios". Slo cuando la gracia, en
el poder del Espritu opera en el corazn del perdido, es cuando puede, y de
hecho se produce, el cambio de perdicin a salvacin.
491
Dios" (1 Co. 3: 19). Junto con el sistema de sabidura contrario a Dios, el mundo
tiene tambin un sistema moral corrupto (1 Co. 5: 10). Todo el cosmos de
pecado se opone abiertamente a Dios, aborreciendo a Jesucristo (Jn. 7:7; 15:18).
Ese sistema es utilizado por Satans para sus propsitos (Jn. 8:44). Como causa
el mundo es una esfera de enemistad contra Dios (Stg. 4:4; 1 Jn. 2:15). La
situacin era an ms dificil por el dueo que esclavizaba al pecador, sujetos en
obediencia al que Pablo llama en su escrito a los efesios, literalmente el "jefe
del poder del aire", lugar donde estn situadas las fuerzas de maldad que le
siguen, en abierta oposicin contra Dios, conduciendo a los que estn bajo su
autoridad en desobediencia permanente a l. Este es el jefe del poder del aire,
que impone su poder desde la esfera limtrofe al mundo, siendo tan invisible la
esfera como los demonios que operan en ella. Este jefe o prncipe del poder del
aire, no es otro que aquel que es capaz de dominar esa dimensin, operando en
quienes son hijos de desobediencia, es decir, en quienes son desobedientes por
condicin natural heredada del primer desobediente en el mbito de los hombres
que fue Adn. Este espritu llena a los hombres con la atmsfera insana de la
prctica permanente de la desobediencia, estimulando en ellos lo que es propio
de su herencia espiritual. Este sistema de rebelde desobediencia es aceptado por
los hombres en una prctica de delitos y pecados, que se expresa en el versculo
anterior, aceptndolo como la forma natural de interrelacin entre ellos en la
esfera del mundo en donde viven. La actuacin del gobernante de la potestad
del aire, est sobre los reinos de este mundo para oponerse a Dios (Jn. 12:31;
14:30). Por tanto, los que ahora son creyentes, vivan antes en oposicin a Dios,
teniendo otro dios, que es el "dios de este siglo" (2 Co. 4:4). El intento de
Satans es proyectar el mundo en el pensamiento de los no regenerados, como si
se tratase de un sistema tan eterno como el mundo de Dios, hacindose l, por
contraposicin con el verdadero y unico Dios, un dios del mundo, o un dios en
el mundo. Esto trae como consecuencia el rechazo de cualquier idea de
sometimiento a Dios y de obediencia a l (Mt. 6:24). La condicin de los que
ahora son salvos, en su tiempo en el mundo era la de servicio a Satans como
esclavos del pecado. Todos estbamos en nuestra experiencia de perdidos, bajo
el maligno, el prncipe del cosmos (Jn. 8:34; 1 Jn. 5:19; 2 P. 2:19). La
conclusin es sencilla: El hombre natural se niega a buscar a Dios viviendo en
desobediencia (3:10, 11). Fue as desde el mismo instante de la cada (Gn. 3:8).
Adems, el reino del mundo es el reino de las tinieblas, en contraste con el reino
de Cristo, que es el reino de la luz. La luz revela las acciones pecaminosas del
hombre, por tanto, ste siente aversin hacia Dios y no le busca para ocultar en
las tinieblas sus propias manchas espirituales. Su propia naturaleza pecaminosa
le hace amar ms las tinieblas que la luz, a causa de la maldad de sus obras (Jn.
3:19). Pensar que el hombre de s mismo quiere buscar a Dios, suponerle el ms
mnimo deseo de obediencia en el sentido bblico de la palabra, es desconocer la
naturaleza humana. A Dios se le busca por amor, pero ningn hombre ama a
Dios, ya que es incapaz de dejar de amarse a s mismo, incluso los religiosos
492
ROMANOS VI
Griego: naKow.
Griego: noc;.
493
494
ROMANOS VI
495
f; dn 'tll<; ap't"a<;
Y siendo librados
del
pecado
i:ouA,wEh1'tE
'tlJ lKatocrvlJ.
justicia.
496
ROMANOS VI
19. Hablo como humano, por vuestra humana debilidad; que as como para
iniquidad presentasteis vuestros miembros para servir a la inmundicia y a
la iniquidad, as ahora para santificacin presentad vuestros miembros
para servir a la justicia.
digo
por
la
debilidad
Ka't
y
presentasteis
carne
wv.
de vosotros
impureza
a la imquidad para
wv
de la
oouA.a
Ja
iniquidad
as
ahora
presentad
Jos miembros
de vosotros siervos de la
justicia
para santificacin.
497
singular del articulo determinado declinado a la; <ivo~. caso dativo fem(ltlino
singular del sustantivo iniquidad; &~. preposicin de acusativo para; 1i'!1v, caso
acusativo femenino singular la; dvoktv, caso acusativo femenino singular 'l
sustantivo iniquidad; O'tro<;, adverbio de mooo asi; vv, adverbio de tiemp<> ahora. al
presente; 1tapaottfcra-rs, segunda persona plural del aoristo primero de impetativo ea
voz a<:tiva del verbo mx.ptm11i, presentar, pmentarse, poner a duposicirt:T a{;\ul
presentad; 1a, caso acusativo ntmtro plural del articlo detemlinaoo los ~1'}. casq
acusativo neutro plural del sustantivo miembros; }v, caso gentivo de ta segunda
persona plural del pronombre pe:nwnal tinado de wsotros; ooui...a, e~ acusati~
neutro plural del adjetivo, siervos, esdaVQS; ri,i, caso dativo femenino singular dcitl
artculo determinado declinado a la; 5iitat~VIJ, caso dativo femen.in<> siQ!U 4fl
sustantivo justicia; ≤, preoposicin de acusativo, para; :ytaov, cas acusativo
masculino singular del sustantivo santificacin.
'Av8pwmvov 'Atyw Cha -riv dcr8w:iav fe; crapKoc; owv. La
transformacin producida por la gracia en el cristiano es de tanta importancia
que el apstol va a apelar a un lenguaje comprensible para que no haya duda en
el alcance y significado del cambio operado. El modo de expresar la verdad se
hace por medio de un vocabulario propio de hombres, tomado de las palabras
comunes entre los romanos. Esta forma de expresar la verdad se debe a la
humana debilidad de los destinatarios, ya que como hombres, tienen un
conocimiento limitado y, por tanto, una limitada capacidad de comprensin. La
debilidad propia del hombre, en su mente limitada como hombre, es incapaz de
alcanzar a comprender la dimensin del pensamiento divino, solo comprensible
al propio Espritu de Dios (1 Co. 2: 11 ). El hombre, an el ms espiritual, es
incapaz de alcanzar la profundidad del pensamiento de Dios (1 Co. 2:10). No
cabe duda que el Espritu revel a los apstoles el conocimiento profundo del
propsito divino (G. 1:12, 16), y que el mismo Espritu capacita a los
cristianos para entender -en la dimensin en que humanamente es posible- el
conocimiento de Dios (8:16; 1 Co. 12:13). Es el Espritu el que capacita al
creyente para adquirir el conocimiento de la sabidura de Dios (Ef. 1: 17). Estas
cosas de Dios se hacen incomprensibles al no regenerado (1 Co. 2:14). Todas
las cosas de Dios se deben discernir espiritualmente, pero, no todos los
cristianos viven en la plenitud del Espritu que les capacita para entender lo
profundo de Dios. Esa es la referencia que se hace aqu a la humana debilidad
de los lectores.
W<J'7tEp yap napEcrncra'tE -ra A1l wv oou'Aa 'tlJ dKa8apcr~
dvo~ de; -riv dvoav. Los lectores deben entender claramente
que pecado y justicia no son dos tiranos que estando en el mismo nivel
procuran para s mismos el servicio de los hombres, sino que deben comprender
que hay una superioridad de un amo frente al otro. De ah que slo el servicio a
la justicia es verdaderamente obediencia, mientras que el servicio al pecado
constituye una desobediencia y un posicionamiento de esclavitud voluntaria al
Kat -rij
498
ROMANOS VI
sistema del que fueron rescatados. En la esclavitud del pecado la vida estaba
entregada a la inmundicia, los miembros era esclavos de la iniquidad. Nada
mejor que la lista de lista de actos de impiedad en que el hombre natural vive
para entender esto; Pablo ensea que la injusticia, es la forma de expresin de
una vida bajo el pecado: "No sabis que los injustos no heredarn el reino de
Dios? No erris; ni los fornicarios, ni los idlatras, ni los adlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni
los borrachos, ni los maledicientes, ni los estafadores, heredarn el reino de
Dios. Y esto erais algunos; mas ya habis sido lavados, ya habis sido
santificados, ya habis sido justificados en el nombre del Seor Jess, y por el
Espritu de nuestro Dios" (1 Co. 6:9-11). Quienes viven el pecado sirviendo a
la iniquidad, algunos de cuyos valores se dan en los versculos anteriores, no
son de Dios, por tanto no heredaran el reino. El cambio en la gracia es evidente:
Las cosas que eran el modo de vida de algunos de los que ahora son creyentes,
todas ellas en el rea de la impiedad y de la injusticia, fueron canceladas para
los creyentes mediante la obra de Cristo que los lav de la corrupcin del
pecado, ya que en el momento de creer se produce la liberacin del viejo
hombre y el revestirse del nuevo (Ef. 4:22, 24). En el lavamiento se produce la
purificacin moral y espiritual que Dios demanda para el creyente. El mismo
Jesucristo fue hecho santificacin, de manera que a la limpieza de la corrupcin
del pecado corresponde la santificacin de vida. Ellos deben entender que este
es un estado definitivo, posicionalmente en Cristo (1 Co. 1:30). Los cristianos
han sido separados para Dios como un pueblo santo (1 P. 2:9). La ocupacin de
los tales ya no es el pecado sino la santificacin (Fil. 3: 12). El nico modo
vlido de vida es la santidad ( 1 P. 1: 14-15). Adems el cambio afect a la
responsabilidad penal del pecado habiendo sido justificados en Cristo,
declarados justos por Dios y revestidos con la justicia del Seor Jess. Esta
justicia imputada exige vivir en la justicia. El creyente debe vivir una vida
concordante con esa posicin alcanzada por gracia.
o1"wc; vGv napacntjmni:: 'Ca /..r wv oG/..a 1"lJ 8tKmom.5vi:
de; ymcrv. En ese sentido el apstol exhorta a que los creyentes presenten
sus miembros para servir a la justicia. No es tampoco aqu una opcin de vida,
ya que el verbo en imperativo lo convierte en un mandamiento. Adems estando
el presente de imperativo, enfatiza la urgencia de la accin. El resultado de
presentarse para servir a la justicia trae como consecuencia la experiencia vital
de la santificacin. El nfasis notorio est en la santidad de vida, que es la nica
propia de la obediencia a Dios. La santidad es la forma de vida natural de quien
ha sido libertado de la esclavitud del pecado.
499
20. Porque cuando erais esclavos del pecado, erais libres acerca de la justicia.
oi-E yap
pecado,
hbres
erais
a la
1ust1cia.
El esclavo del pecado era libre en cuanto a la justicia, puesto que no poda servir
en dos mundos contrapuestos en realidad e inters. Era una libertad esclavizante,
no sujeta a la justicia de Dios y generadora de muerte. Debe entenderse bien que
al decir Pablo que erais libres de la justicia no indica que la justicia no debiera
practicarse, sino todo lo contrario, eran libres a causa de la imposibilidad de vivir
en ella. El deseo e inclinacin del que vive en el mundo del pecado es orientada
hacia l, por tanto, no puede servir ni desear la justicia de Dios. Todo cuanto es de
Dios es locura a los que se estn perdiendo.
Pablo dijo antes que estaba hablando en trminos humanos y no hay duda
que lo hace as, sobre todo cuando en aparente correlatividad sita la expresin
libre del pecado con la de lzbre de la justicia, como si se tratase de dos mbitos en
un mismo plano o del mismo nivel. Sin embargo es una imagen extraordinaria
porque ilustra lo que debiera sentir el cristiano en el servicio a la justicia. De la
misma manera que el pecador no regenerado se entrega con delicia a practicar la
inmoralidad en el mbito del pecado, as tambin el creyente debiera entregarse
con mayor intensidad a vivir la justicia en el mbito de la santificacin.
La exhortacin demanda un posicionamiento para el creyente. ste debe
querer ahora slo lo que Dios quiere. El servicio a la justicia debe hacerse con la
misma disponibilidad con que present sus miembros a la impureza y a la
iniquidad. La santificacin debe ser lo que se procure con mayor intensidad, como
antes en el otro modo de vida se procuraba la inmundicia. No hay posibilidad de
una vida en los dos mbitos. Ser amigo del pecado es ser enemigo de la justicia y
constituirse en enemigo de Dios. La gravedad de la situacin debiera hacemos
reflexionar a cada uno.
500
ROMANOS VI
Ecp' oic;
(,Qu, pues,
fruto
tenais entonces?
vv Ena1crxvacr8E,
os avergonzis
o yap
porque el
de estos
muerte
SUstraMivo cque denota fruto; i'.l,&'ts, se~ ~' pl~l del imperf~ro de
j~ en voz activa del verbo ~i.. te~r'l iJ<l:q teniats; i:'t&, adverbio de tiempe
Mtoi#Cs; it f-Orma ijUe adopta ta pttpOJi<;:in 4e dativo z P<>t elisin de la t final y
asimitacl6n de la 11: ante vocal o diptongo ~n aspiraiu. y que siguifica sobre, a,
junto JI., anti!, cqn basfil en, referente a, dun:mte, adpnti.s de, defo para, por, contra; oi<t,
caso dativo neutro plural del p:r<nom'b:re relativo los que; wv, adverbio de tiempo
'Fa> !~aiaiv$a0$t segunda ,Persona plural del presente de md:lca.tivo en voz media
dct verbo e'ltct.tO-XvoJ.Lct.t, avergnnzarse. ~qui ns avergcmzis~ -ro, caso nommativo
iil!'mfo smgttar del articulo detemrlnado k>; ydj:>t conjuncin causal porque; 't'sA.a<;.
easb Mmmadiv~ neutro singular del sustantivo .ft1t, ftmil. trmino, aqui como fin;
killh~v ca.so genitivo neutro plural del p:ro11mnbre demostrativo declmado tle stos;
ed.v~~. ca.so nommativo masculmo sifigular del sustantivo muerte.
T
22. Mas ahora que habis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenis por vuestro fruto la santificacin, y como fin, la vida eterna.
vuvl 08
EAEU0Epw0V'tE<;
exi::i:: ov Kapnov wv
tenis
el
fruto
pecado
oouA.w8V'tE<; OE 0 E>E0
y hechos siervos
a Dios
y el
fin
vida
eterna
561
Es necesario, sin embargo, que sepa aquel que clama que mientras viva lo
har en el cuerpo de humillacin, hasta el momento en que sea transformado a
la semejanza del cuerpo glorioso del Resucitado (Fil. 3 :21 ). Sabe que la lucha
entre deseo y accin continuar, pero intuye que debe existir un remedio que
permita sin desalentarse vivir la vida que corresponde al nuevo nacimiento. Esa
seguridad de ser odo en el clamor de la angustia vital, tendr respuesta en el
siguiente versculo.
25. Gracias doy a Dios, por Jesucristo Seor nuestro. As que, yo mismo
con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
xpu; 1 f: 'tcV 0i:;c)
Mas gracias
auTo<;
f.yw
yo mismo
TcV f:v
Jesucristo
de pecado.
el
Seor
vo1 ouA.i:;w vw
v) ap'tU<;.
a ley
ta
- a Dios por
sirvo
a ley
nuestro.
As,
pues
carne
562
ROMANOS VII
determinado el; Ele), caso dativo masculino singular del nombre propio declinado a
Dios; Btd, preposicin de genitivo, por medio de, por; 'I11croi5, caso genitivo
masculino singular del nombre propio Jess; Xpicno\5, caso genitivo masculino
singular del nombre propio Cristo; wG, caso genitivo masculino singular del artculo
determinado el; Kupou, caso genitivo masculino singular del nombre comn, en este
caso propio al referirse a Dios, Seor; liwv, caso genitivo de la primera persona plural
del pronombre personal declinado de nosotros; "Apa:, conjuncin consecutiva, as;
ouv, conjuncin causal, pues; mhi;, caso nominativo masculino de la primera
persona singular del pronombre intensivo yo mismo; syro, caso nominativo de la
primera persona singular del pronombre personal yo; 4>, caso dativo masculino
singular del artculo determinado declinado con el; &v, partcula afirmativa que se
coloca siempre inmediatamente despus de la palabra expresiva de una idea que se ha
de reforzar o poner en relacin con otra idea y que, en sentido absoluto tiene oficio de
adverbio de afirmacin, como ciertamente, a la verdad; vot, caso dativo masculino
singular de sustantivo que denota mente; ooulvsw, primera persona singular del
presente de indicativo en voz activa del verbo oouA.i::w, servir, aqu sirvo; vq>, caso
dativo masculino singular del sustantivo declinado a ley; 0i;ou, caso genitivo
masculino sngular del nombre propio declinado de Dios; J, caso dativo femenino
singular del artculo determinado declinado con la; 15&, partcula conjuntiva que hace las
veces de conjuncin, con sentido de pero, mS' bien, y, y por cierto, antes bien; cra:pK't,
caso dativo femenino singular del nombre comn carne; vw, caso dativo masculino
singular del sustantivo declinado a ley; dapa:s, caso genitivo femenino singular del
sustantivo declinado de pecado.
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ROMANOS VII
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566
ROMANOS VII
Seor. Los cristianos son fuertes en la medida en que estn vinculados con
Cristo y reciban de l su poder. Solo en la medida en que el Seor sea su
poder, ellos sern investidos con el poder de Su fuerza. La fortaleza del
cristiano est en el Seor, de modo que el sentido del imperativo del verbo
fortaleceos, equivale a mantenerse asidos a la fuerza de Cristo; en otra
manera, vivir sujetos y dependientes del poder del Seor. El gran discurso del
Resucitado tiene que ver con su poder: "Toda potestad me es dada en el cielo
y en la tierra" (Mt. 28: 18). En ese poder estn los recursos victoriosos para la
vida cristiana, que no se alcanzan por comprensin intelectual de esa realidad,
sino por experiencia vivencial de ese poder en la accin del Espritu Santo. El
poder absoluto y supremo de Jess est vinculado por su propia determinacin
a los cristianos: "y he aqu yo estoy con vosotros todos los das, hasta el fin
del mundo" (Mt. 28:20). Esto que se llama promesa es ya en s misma una
gloriosa realidad. La introduccin de este compromiso es muy enftico, la
expresin traducida por he aqu, expresa una llamada de atencin intensa,
como si Jess dijese "Mirad! yo estoy con vosotros siempre". Debemos
tomar buena nota de esto, prestar atencin a este compromiso de Jess. El
mismo Seor que se ha manifestado como revestido de poder y autoridad
suprema en cielos y tierra, est con cada uno de los suyos siempre. No slo en
cuanto a extensin de tiempo, sino a continuidad; no solo por siempre, sino en
cada instante. En medio de las pruebas, del sufrimiento, de la tristeza y del
dolor, est l al lado? no, ciertamente, sino en nosotros. No est prximo,
que ya sera una gran bendicin, est presencialmente en cada uno en todo
momento y en cada circunstancia. En todo momento Aquel en quien
descendi la gracia (Jn. 1: 17), dar la provisin de gracia suficiente para
cualquier necesidad, conduciendo en l a todos los suyos en continua victoria.
Por eso la Escritura recoge la promesa: "pero l da mayor gracia" (Stg. 4:6).
No cabe duda que la promesa de su presencia tiene relacin directa con Ja
evangelizacin del mundo, porque no puede concebirse evangelizacin sin
testimonio visible de Cristo en aquellos que Jo proclaman. El Seor est en
nosotros, por tanto somos vencedores en l y los fracasos espirituales en Ja
andadura cristiana son evidencias de que mientras estemos en la carne, la vieja
naturaleza est en nosotros. Debemos reconocer nuestros fracasos pero no
para recordarlos en angustia, sino para que, dejndolos a un lado como errores
del camino, prosigamos al blanco de nuestra vida de fe (Fil. 3:13-14). Con
todo, debemos entender que no podemos quedar impasibles y sin
preocupacin alguna por el pecado, como si fuese algo irremediable. Hay una
accin personal para la que no cabe excusa alguna: "Pero l da mayor gracia.
Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Someteos, pues, a Dios" (Stg. 4:6-7a). La condicin est en someterse a Dios.
En otras palabras, dejarse conducir por el Espritu (G. 5: 16). Es necesario
mirar slo a Jess. Cuando somos cautivados por l es cuando dependemos de
567
CAPTULO VIII
LA OBRA PODEROSA DEL ESPRITU
Introduccin.
570
ROMANOS VIII
ahora condenacin
a los en
Cristo
Jess.
571
'Ircro i] Ka:ra crdptca m:ptnatoucrtv, ... "Jess, que no andan segn carne",
lectura poco segura, que aparece en A, D\ 'P, 81, 256, 263, 1319, 1573, 1852, 2127, itd2.
r, mon2, vg, syr", armms, Crisstomo, Victorio de Roma, Jernimo, Pelagio, Speculum.
'lrcro i] tcata crdptca 1tepinatoucnv, dA.A.d tcatd 1tV&oa, " ... Jess que no
anda segn carne, sino segn Espritu", la mas insegura de las alternativas, que aparece
en 1t2, D , 33vid, 104, 424*, 459, 1175, 1241, 1912, 1962, 2200, 2464, Biz [K, L, P] Lect
itar, , syi3', geo2, slav, Cirilo1em.
En alusin a la fiabilidad del texto se tee en nota a pie de pgina (pag. 250) del Nuevo
Testamento Textual: "Al final del versculo, los mss. que sigue el Textus Recept:us
introducen la expresin del v. 4 en dos etapas: los que no andan conforme a la cerne, y
la misma clusula seguida por sino conforme al Espritu. La lectura ms corta, que
hace la declaracin mucho ms apropiada sin la calificacin que es nicamente
aplicable en el v. 4 est firmemente respaldada por antiguos representantes de los tip<>s
de texto Alejandrino y Occidental. Desde el punto de vista de las consideraciones
internas, esta pedante insercin hace especial violencia al texto pues desvirta el
propsito original de la Epstola al trasladar la clusula desde su sitio original (donde
es conclusiva) a condicional en 8: I ".
Iniciando un nuevo prrafo, escribe: Ouo&v, caso nominativo neutro singular del
adjetivo indefinido ninguno, nada, nadie, y tambin del adverbio en nada, en modt1
alguno, que constituye un elemento de negacin adjetival, aqu ninguna; dpa,
conjuncin consecutiva as; vuv, adverbio de tiempo ahora; Ka:i:cb:pia, caso
nominativo neutro singular del sustantivo condenacin; 1:01'.r;, caso dativo masculino
singular del artculo determinado declinado a los; sv, preposicin de dativo en;
Xptcrtc'Q, caso dativo masculino singular del nombre propio Cristo; 'Ircrou, caso
dativo masculino singular del nombre propio Jess.
apa vuv De la angustiosa desesperacin del final del captulo anterior,
se pasa a disfrutar del privilegio de la seguridad, expresado mediante una
afirmacin precisa: "As que ahora". Es la consecuencia de la conclusin
alcanzada en los trminos del texto anterior (7:25). El fracaso del esfuerzo
humano se hizo evidente (7:24). El pecado conduce a la muerte y al fracaso
(7:10). La experiencia de la condicin del hombre como pecador, que alcanza a
todos, ha quedado patentizada (7: 18-19). La victoria se alcanza en Cristo quien,
por Su obra, da libertad de la responsabilidad penal del pecado. Esto incluye
aquellas acciones que el cristiano llega a hacer, a pesar de no desearlo, bajo el
poder de la vieja naturaleza que reside en l (7: 19).
572
ROMANOS VIII
queda ya nada que pagar para quien se acoge por fe a la obra salvadora del
Seor. Esta es una verdad fundamental expuesta reiterada y progresivamente en
la carta (cf. 1:16, 17; 3:21, 24; 5:1,2, 6-8, 15:21; 7:6). El sacrificio sustitutorio
de Jess cancela toda deuda de pecado. Al creyente no se le han perdonado una
parte de los pecados, sino la totalidad de los mismos (Col. 1:14; 2:13). La
justificacin es asunto definitivo para quienes estn revestidos de Cristo y su
justicia (2 Co. 5 :21 ). El perdn de los pecados abre aqu la perspectiva de una
nueva realidad espiritual: la liberacin del poder esclavizante del pecado, como
manifestacin de la salvacin para el tiempo presente (6:22). Para poder llevar a
cabo la vida de santificacin es precisa la victoria sobre el poder del pecado.
'Lote; f;v Xptcn<) 'Iricrou. Esta victoria slo es posible en una posicin:
"En Cristo Jess". La liberacin tiene que ver con la condenacin de las
acciones pecaminosas del yo, bajo el influjo de la carne, a las que se ha referido
en el captulo anterior. Todas ellas son denunciadas por la Ley y acusadas por
ella, demandando la condenacin del pecador. Esa condenacin queda
cancelada definitivamente para quienes estn en Cristo Jess. La operacin que
permite a Dios retirar toda condenacin del creyente se realiza por medio de
Cristo (7:25a) y se disfruta en Cristo. La preposicin de dativo en, debe ser
considerada aqu no como instrumental, sino como posicional o local. Es decir,
los que han sido liberados por Cristo de la condenacin de la Ley, no tienen ya
su posicin en "este cuerpo de muerte" (7:24), sino en Cristo, a causa de la
identificacin con l en su muerte y en su resurreccin. Ese tiempo de victoria
se alcanza desde la muerte y resurreccin de Cristo y se hace realidad para todo
aquel que por la fe es colocado en l. Es la respuesta de seguridad a lo que dijo
antes al referirse a los que estn libres de la Ley porque murieron a ella, para
que puedan, libres de la condicin esclavizante del pecado y de la Ley, servir a
Dios en una nueva vida en el Espritu (7:6). En la gloriosa posicin en Cristo,
no puede existir ya condenacin alguna. Pero, no solo estn libres de
condenacin, sino que son introducidos en un terreno de victoria para la vida de
santificacin. No deben deslindarse excesivamente la santificacin y la
justificacin porque ambas, junto con la glorificacin, son el todo de la
salvacin. Con todo, al no haber condenacin est incluido el perdn y la
purificacin del creyente. Es necesario tener bien presente que Cristo es tanto
justificacin como santificacin para quien est en l (1 Co. 1:30).
El resto del versculo no est en los mejores textos griegos y ha sido, sin
duda, el resultado de interpolaciones. Con la expresin "en Cristo Jess'', debe
darse por concluido el versculo para proseguir al siguiente. Ms adelante
aparecer la terminacin que figura en algunas traducciones, como
consecuencia de la dependencia con el Textus Receptus.
573
del
Espntu
~wilc; f:v
de vida en
Jess
liber
de
la
ley
del
pecado
de la
muerte
Varimadmn.
Ms, con mayor manifestacin, aUtl asi puede ser menos segura qe la anterjor, e.fe ms
dificultad te, y que haya sido sustituida por armonizar mejor con l fonna personal del
captulo anterior; aparece enA, O, 6, 81~ 104, 256, 263, 365, 424, 436, 459, 1175i 1241,
1319, 1506, 1579~. 1852, 1881, 1912, 1962, 2121, 2200, 2464"d, lJiz: [K., L, P] Lect it(I,
- . vg, sy/1. cop114, arm, geo~, slav, Clemente, Orgem:s1D;t, Atanasio, Evagrio dl Ponto,
Ddimo, Ddimodu1>, Macario/Simen, Crisstomo, Severiano, Teodoro, Marcos Eremita,
Cirllo, Teodoreto, Tertulinao1t:, Ambrosio, .lernimo, Faust<> de Milevi, Aguit1n3i 13
'Ha;, 1'0$, alternativa con la menor seguridad., ~tiguada en 'Pi s~1. wp11<1, etb.
Marcinsegi'ln Adamantius, Metodio, Basilio, P\llgencio.
La causa por la que no hay condenacin 1te expresa con caso nominativo ma1tculi~
singular del artculo detenninado el; ydp, conjuncin causal, p<>rque; voi;. taso
nominativo masculino singular dl sustantiv que denota ley; 't'OU, cas genitivo neutro
singular del artculo detennrtado declinado del; m-sttioi;, caso gem'tivo neutm
singular del sustantivo Espiritu; 't'fi<;, caso genitivo femenino singular del artf'C\lil
determinado la; l.;;wif<;, caso genitivo ~enino singular del sustantivo decli:t:.dtJ de
vida; sv, preposicin de dativo en; Xp\~q, caso dativo masculino star del
nombre propio Cristo; 'J-qcrou, caso dathtc:> masi;:ulino singular del nom:Qre propio
Jess; l\Mu0pro<:rev, tercera persorta singular del aoristo primero de indicativet en vo2:
activa del Verbo SA.&u(:)&pill, librar, liberar, hacer libre, aqu liber; (1&, caso
acusativo 4e la terf.}era peniana singular dl prQJl(>mbre personal te; a7to, pteposlt:in e.te
genitivo de; 't'O, caso genitivo masculino singular del articulo detenninado el; v4<Ju,
caso genitivo masculino singular del sustantivo que dnota ley; tii<;. caso gttti:tivo
femenino singular del artculo detenninado declinado de la; <iapt:iw;, caso genitivo
femenino singular del sustantivo pecado; Ka\, ooajuncin copulativa y, too, ease
genitivo masculino singular del arteulo detenninado declinado del; 0avdt:ou, caso
genitivo masculino singular del sustantivo muerte.
574
ROMANOS VIII
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ROMANOS VIII
577
3. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era dbil por la carne, Dios,
enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, conden
al pecado en la carne.
To yap dovcnov w voo 8v <\)
Porque Jo
imposible
de la
ley
r]cr8vst
ta
'tT]<:; cmpKc;,
por causa de la
carne
al
de s mismo
Hijo
enviando en
semejanza
de carne
de pecado
pecado
conden
al
pecado
en la
carne.
ROMANOS VIII
578
de cumplirla. Ese poder era imposible para la Ley, porque no le haba sido
conferido. Todava ms, antes introdujo el pasaje afirmando que "ninguna
condenacin hay para los que estn en Cristo Jess" (v. 1), por tanto, lo que
era imposible para la ley comenzaba por la incapacidad para eliminar la
condenacin ocasionada por el pecado, que demandaba por expresin de su
propia justicia (6:23). La misin de la Ley, a causa de la realidad del pecado, era
ms bien la de muerte que la de vida. Es necesario entender tambin que "lo
que era imposible para la Ley" no es una imposibilidad en ella misma, solo en
sentido de que no poda eliminar la realidad de la existencia pecadora en el
hombre, que vive "vendido al pecado" (7:14). De otro modo, la Ley no puede
hacer nada para habilitar poder sobre los efectos negativos de la carne. La
expresin ingresiva tiene una gran importancia en el versculo porque mediante
ella se establece un contraste con la segunda parte: lo que era imposible para la
Ley, fue posible para Dios.
EV
tjcr8w:t 8tci 'tll~ crapK~. La causa de la imposibilidad obedece a
que "era dbil por la carne". El trmino carne, aqu tiene que ver
especialmente con la humanidad, la realidad del hombre. La criatura es limitada
no slo en s misma, sino en que es asiento del pecado (7: 17), que activa la
pecaminosidad expresada mediante las obras de la carne. Doble debilidad en el
hombre, por un lado su propia condicin, por otra la esclavitud del pecado y de
la carne. La carne es siempre carne, limitada y perdida. Todo cuando sucede en
la carne, como emprendimiento humano incluso en los mejores deseos y las ms
altas aspiraciones es siempre dbil. Esta debilidad no es algo limitado, sino
absoluto, porque de una parte est el hombre y de otra parte est Dios. Por un
lado lo limitado, temporal y efmero, por otro lo absoluto infinito y eterno. Es
imposible alcanzar desde la limitacin la perfeccin de lo ilimitado; imposible
alcanzar la santidad demandada en la Ley, desde la pecaminosidad incorporada
a la limitacin humana. La historia del hombre, por ser hombre, es limitada y
siendo el hombre carne, es la historia de la debilidad. El profeta compara al
hombre como una flor que se agosta, una hierba que se seca, una nube que
desaparece, una niebla que se disipa. Todo es debilidad, limitacin,
temporalidad y en todo ello, fracaso y carnalidad. Adase a esto tambin la
realidad de que ningn ser humano puede reaccionar convenientemente y
cumplir las demandas de la Ley. En todo el mbito de la existencia humana la
debilidad es manifiesta. La carne elemento espiritual pecaminoso, es la
naturaleza heredad que se manifiesta en la carne, como sinnimo de humano,
hacindolo incapaz de andar en las obras que Dios demanda. La pecaminosidad
de la naturaleza humana qued manifiesta antes (3:10-18). Las obras de la carne
expresan la oposicin a Dios (G. 5:19-21). El apstol ense ya la accin de la
carne incluso en la vida del creyente (7:14-15, 18). Reiterando lo dicho, la ley
es santa y sus mandamientos santos, justos y buenos, pero no provee de poder
alguno sobre la carne. Esto abarca y comprende todo aquello que se pretenda
579
hacer desde el esfuerzo del hombre, incluso lo que pudiera aparentar una vida
de compromiso con la piedad y de limitaciones establecidas voluntariamente dice el apstol en otro escrito- pero, aunque "tales cosas tienen a la verdad
cierta reputacin de sabidura en culto voluntario, en humildad y en duro trato
del cuerpo; no tiene valor alguno contra los apetitos de la carne" (Col. 2:23).
Es preciso estar bien en guardia sobre lo que podramos llamar estructuras
religiosas, o sistemas piadosos. Muchos creyentes se confunden en esto y creen
que cumpliendo escrupulosamente los principios que les han sido establecidos
para su vida religiosa, ya no son carnales sino espirituales. Por regla general
quienes viven en esta dinmica consideran a los dems, que no practican las
formas de ellos, el modo de culto, las manifestaciones externas, las relaciones
sociales, etc. como creyentes carnales, cuando la gran carnalidad consiste
precisamente enjuzgar a los otros. La piedad desde el esfuerzo humana, que es
carnalidad, conduce al engreimiento y a la arrogancia, trayendo como
consecuencia la falta de bendiciones y la resistencia de Dios que acta contra el
orgulloso, mientras bendice al humilde (1 P. 5:5b).
0Ec; -rv ~cwwu Yiv n\jlac; i:v ow)an cmpKc; apac;.
Frente a la imposibilidad de la Ley, se establece la accin de Dios, que Pablo
expresa aqu con trminos sencillos: "Dios enviando a su Hijo en semejanza de
carne de pecado". Es la sntesis histrica de la operacin salvfica de Dios. El
propsito eterno de salvacin se cuantifica y expresa en la temporalidad humana
en que se llev a cabo. En la determinacin divina contenida en el decreto de
salvacin, Dios respondi a tres preguntas esenciales: Quin, como y cuando.
La salvacin que alcanza los tres niveles de justificacin, santificacin y
glorificacin, sera llevada a cabo por la segunda Persona Divina, encamada (Jn.
1:14); lo hara mediante un sacrificio expiatorio (1 P. 1:18-20); y lo hara en un
tiempo determinado al que el apstol se refiere de este modo: "cuando vino el
cumplimiento del tiempo" (G. 4:4). La salvacin es el tema nuclear de esta
Epstola (1: 16). La doctrina de la justificacin por la fe, se ha desarrollado
ampliamente hasta aqu. Este es, como el colofn de cuanto el apstol ha estado
enseando. La operacin divina de salvacin en la esfera de la santificacin del
creyente. La accin temporal de la determinacin eterna de salvacin, se
concret en que "Dios envi a su Hijo". En ese enviar al Hijo al mundo de los
hombres, comienza la irrupcin divina en la historia humana. El gran milagro
del acceso de lo eterno a lo limitado y de la atemporal a lo temporal. El
encuentro de la vida con la muerte y la inmersin de la vida en la esfera de la
muerte, para restaurar con esa muerte la vida a los muertos espirituales y, sin
dar consumacin a la temporalidad humana, dotar a los temporales de vida de
eternidad.
580
ROMANOS VIII
El verbo que Pablo utiliza aqu para referirse al envia? del Padre a su
Hijo al mundo, tiene un amplio significado entre cuyas acepciones estn las de
enviar, remitir, despachar, diputar 3, hacer llegar, despedir, todo esto conlleva
la accin divina de enviar al Hijo. El eterno Hijo de Dios, es enviado en el
cumplimiento del tiempo determinado en el consejo trinitario para realizar la
parte de la obra de salvacin a la que se haba comprometido cuando Dios, en
toda la dimensin del Ser Divino, determino, por soberana, salvar al hombre (2
Ti. 1:9). La idea general de este asunto: enviar al Hijo, ha de contemplarse en
una accin irrevocable y que tena que producirse, a causa de la eterna
determinacin que la determina. En el eterno decreto de salvacin, el Salvador
haba de ser enviado, en misin salvadora, en un determinado momento del
tiempo histrico del hombre pecador. De forma muy grfica, cuando lleg el
cumplimiento del tiempo, cuando en el cronmetro divino se registr el instante
designado en la eternidad, el envo del Hijo, tena que realizarse y -expresado
metafricamente- el Padre abriendo la puerta del cielo y sefialando al mundo de
los hombres dijo a su Hijo: "Es el momento. Vete al mundo de los hombres, y
regresa aqu cuando hayas cumplido la misin que eternamente asumiste".
Dios despidi a su Hijo, comisionndole con lo que haba sido determinado en
el decreto de redencin. Lo que era un misterio reservado al conocimiento
divino se hace cognoscible para el hombre, no en palabras, sino en el portentoso
hecho de la manifestacin del Hijo de Dios entre los hombre, hecho hombre. Lo
imposible -humanamente hablando- se hizo, no slo posible, se hizo realidad.
Lo altamente sorprendente es que el enviado es el Hijo de Dios. La
relacin vinculante en el Seno Trinitario, de la primera con la segunda Persona
Divina, es una relacin de Padre a Hijo. La procedencia de la segunda Persona
Divina, tiene su razn de ser en la Primera. No significa esto que el enviado,
que es el Hijo, haya tenido principio o haya sido originado cuando
anteriormente no exista, sin embargo, debe entenderse que es la Primera
Persona la que comunica la procedencia de vida a las otras dos, mientras que el
Padre no procede de ninguna otra. Esa es la razn por la que se puede decir que
el Padre enva al Hijo (Jn. 3:16; G. 4:4), y tambin al Espritu (Hch. 2:23). El
envo ad extra es la manifestacin temporalizada de la procesin ad intra. La
primera Persona, Dios el Padre, enva en un desprenderse de y en un entregar a,
a su Hijo. La primera Persona Divina, es en toda su extensin y plenitud, como
Persona, eternamente Padre. Esa es la base personalizadota o constitutiva de su
individualidad en el Ser Divino, es que en el eterno presente de ese infinito,
eterno y nico Ser Divino, sin cambio, sin sucesin, sin principio y sin fin, que
determina conceptualmente la eternidad, engendra un Hijo que es Persona
Divina, sin principio, ya que el sentido de engendrar aqu nada tiene que ver
2
3
Griego: nnw.
Destinar, sealar o elegir una persona para algn ministerio.
581
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ROMANOS VIII
que Jess el es Hijo de Dios, de modo que creyendo en l reciba la vida eterna
(Jn. 20:31 ). Se espera que quien permanece en Dios y Dios en l, confiese que
Jess es el Hijo de Dios (1 Jn. 4: 15). Hijo de Dios es expresin directa,
contundente y especfica de que el enviado es Dios, en unidad con el Padre y el
Espritu Santo. Concluyentemente si el enviado es el Hijo, es una Persona
preexistente. Es decir, su manifestacin como hombre en el mundo de los
hombres, es la consecuencia de la asuncin en su Persona, de una naturaleza
humana, en la que encuentra subsistencia hiposttica, pero que no es origen sino
expresin visible de una realidad preexistente.
La lectura del binomio preexistencia-envo, ha de leerse en clave
soteriolgica. No se trata de un planteamiento metafsico que se gesta en el
pensamiento filosfico-religioso de los hombres. La realidad de la preexistencia
del enviado por el Padre tiene fundamento histrico y finalidad soteriolgica;
concretamente aqu est vinculado con una accin divina para resolver la
imposibilidad de la ley. Es preciso apreciar que en todas las citas sobre el envo
del Hijo, aparece la preposicin de propsito para4 As leemos: "Porque de tal
manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unignito, para que todo
aquel que en l cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Jn. 3: 16). Del
mismo modo: "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envi a su
Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de que recibisemos la adopcin de hijos" (G. 4:4).
As tambin en el texto que examinamos: "Porque lo que era imposible para la
ley, por cuanto era dbil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza
de carne de pecado y a causa del pecado, conden al pecado en la carne; para
que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros ... " (vv. 3, 4a). Lo mismo
ocurre tambin cuando el apstol Juan escribe: "En esto se mostr el amor de
Dios para con nosotros, en que Dios envi a su Hijo unignito al mundo, para
que vivamos por l" (1 Jn. 4:9). Todas las referencias exigen la lectura del
envo del Hijo en clave soteriolgica, es enviado para salvacin. Especialmente
enftica se aprecia la preexistencia del Hijo enviado, en el himno cristolgico de
la Epstola a Filipenses (Fil. 2:6-11 )5. Pablo estuvo hablando de las
consecuencias ocasionadas por el primer Adn. Aqu introduce la realidad de
una figura antittica de Adn, que por orgullo y deseo de ser ms de lo que era,
se revel contra Dios, con el Hijo que siendo Dios en una accin kentica se
despoja a s mismo para alcanzar la cumbre de la humillacin en su muerte y
muerte de cruz (Fil. 2:8).
Un paso ms en la historia de la libertad, une el misterio del amor de
entrega en el envo que el Padre hace del Hijo, con el de limitacin que el Hijo
4
Griego: 'va.
Se remite al lector a mi comentario sobre esa Epstola.
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Para que el
mandato
de la
ley
se cumpliera
en nosotros los
no
segn
que andamos
sino
segn
Espritu.
589
del verbo nspmai:&w, anclar, aqu que andamos; d,A.A.., conjuncin adversativa sino;
ica.i:., preposicin de acusativo segn; 'ltVSoa, caso acusativo neutro singular del
sustantivo es ritu, a u nombre ro io Es ritu, referido a Dios.
wu
'va
umwa
vou 7tA:r1pw8ij f>v Yl:v. La justificacin
mediante la fe es posible a causa de la expiacin y sustitucin vicaria en Cristo
del pecador creyente. La imposibilidad legal que demandaba la muerte del
transgresor, queda satisfecha al morir Cristo en su lugar. El pecado qued
condenado en la carne, donde manifestaba su autoridad y soberana. Sin
embargo, el hecho de que la Ley no sea ya para el cristiano instrumento de
condenacin, no supone en modo alguno su abrogacin en cuanto a expresin
de la voluntad de Dios para el hombre. No se trata de asuntos ceremoniales y
prcticas rituales expresadas en la Ley mosaica, que todos ellos han quedado
cumplidos y, por tanto, extinguidos para el creyente en l; pero, las
disposiciones establecidas en ella referentes al aspecto moral y tico, no solo no
han quedado abrogadas para el creyente, sino que se han perfeccionado en todas
sus demandas y concretadas como forma y estilo de vida. Pablo no habla aqu
de justificacin, sino de justicia. En cuanto a lo primero se ha cumplido plena,
absoluta y definitivamente en la obra de la Cruz; nada puede aadirse ya a lo
hecho. No as en cuanto a lo segundo, a la vida consecuente de la justificacin.
El pecado no ha sido retirado del creyente, pero, el poder del pecado es
superable en la vida cristiana por el del Espritu que mora en el creyente (v. 8) e
impulsa la vida en la direccin que Dios desea. La idea del apstol es sencilla:
las exigencias de la Ley -siempre entendidas en el plano moral y no en el
ceremonial- en cuanto a tica cristiana, adquieren plena vigencia a causa de la
justificacin del impo (3 :26). Por esa razn, cualquier aspecto externo pierde
importancia ante la causa principal, la razn de ser de la vida cristiana
consistente en "guardar los mandamientos de Dios" (1 Co. 7: 19). La obra de
Cristo que liber a los creyentes de la condenacin de la Ley, permite que sta
se convierta, no en un instrumento de muerte o, tal vez mejor, para muerte, sino
en lo que fue el propsito inicial de Dios que andando en ella se viva, ya que
sus mandamientos son para vida (7:10).
590
ROMANOS VIII
591
Somos libres para ser espirituales, pero lo somos tambin para decantamos por
ser carnales. La inversin obedece simplemente a ser movidos por el Espritu o
serlo por la carne. Esto elimina radicalmente el concepto pietista extremo de
que no existe un creyente camal y que los carnales son simplemente cristianos
nominales o personas equivocadas. Los dos elementos carne y Espritu estn en
cada creyente y depender de quien regule el modo de vida para una expresin
espiritual o una camal. Es necesario que entendamos claramente que la vida en
el Espritu, o la vida espiritual, es la forma natural de vida en el reino del amado
Hijo de Dios, al cual fuimos trasladados por la obra salvadora realizada en
Cristo y por l (Col. 1:13). Es la culminacin suprema de la oracin que
elevamos a Dios conforme a la enseanza de Jess: "Venga tu reino", que es el
equivalente natural a pase este mundo, el cosmos del contrariar voluntariamente
a Dios y oponerse a Su voluntad, para vivir la vida que, no slo procede de l,
sino que es en l mismo. Desde esta perspectiva se inicia el desarrollo siguiente
en el captulo que tiene que ver con la realidad de la vida espiritual, la que es
guiada y conducida por el Espritu.
5. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los
que son del Espritu, en las cosas del Espritu.
oi yap
carne
fe;
que son en lo de la
piensan
IIvi::ua a ou IIvi::awc;.
Espritu en las del
Espritu.
592
ROMANOS VIII
593
eternamente unida en Cristo (Ef. 2:19). Mientras que en la carne se nos impide
toda aproximacin a Dios, en el Espritu tenemos entrada a l (Ef. 2:18).
muerte
mas la
intencin
del
Griego: cppvricx.
594
ROMANOS VIII
esto que la ocupacin de los espirituales est ligada al mismo Espritu que
motiva el pensamiento o, como dice el apstol en otro lugar, "l que en
vosotros produce as el querer como el hacer por su buena voluntad" (Fil.
2: 13). Esta ocupacin no puede tener otro resultado que el de vida, al venir
orientada por Dios mismo. Es vida tambin en relacin con la vinculacin
poderosa en el Resucitado, en una experiencia de poder y victoria. Aunque se
trata de la ocupacin del hombre en relacin con el Espritu, no cabe duda que
el nfasis est en el mismo Espritu que genera los resultados. La ocupacin del
Espritu es vida y paz. Como consecuencia de la justificacin comunica vida en
la unin vital con Cristo (1 Co. 12:13). El Espritu pone al creyente en Cristo e
implanta a Cristo en el creyente. Unido a la vida, desarrolla un estilo de
comportamiento cuyos resultados son tambin vida. Unida a ella est tambin la
paz, vinculada estrechamente con la experiencia del cristiano. Jess dio a los
suyos el regalo de la paz, que no es una paz diferente sino la suya misma (Jn.
14:27). La paz de Jess se hace realidad de vida en el cristiano en la medida en
que el Espritu reproduce a Cristo en el cristiano. Ser cristiano no es ms que
vivir a Cristo (G. 2:20; Ef. 1:21). De ah que cuando la vida cristiana se ocupa
del Espritu, la manifestacin gloriosa de la paz es una realidad connatural. La
paz no es cuestin externa sino experiencia interna. No se alcanza por la
bonanza del entorno, sino por la presencia de Dios en el cristiano. La paz no es
nuestra sino fruto del Espritu (G. 5:22). Esa es la razn por la que el salmista
poda decir: "En paz me acostar, y asimismo dormir; porque slo t, Jehov,
me haces vivir confiando" (Sal. 5 :7).
No es posible encontrar paz en la esfera de la impiedad, esto es, de la
carne (Is. 48:22); mientras que la paz forma parte de la experiencia de vida del
justo (Is. 26:3), porque persevera en Dios. Sin embargo, vivir la paz de Dios no
significa ausencia de dificultades que son naturales para quienes se ocupan del
Espritu (2 Ti. 3: 12). Conocer bien esta verdad es de vital importancia para cada
creyente. La paz forma parte de la vida cristiana y no es posible una verdadera
vivencia de la novedad de vida, sin la experiencia de la paz. Esta paz, como la
de Jess, se proyecta al exterior convirtiendo al creyente en un bienaventurado
porque es un pacificador (Mt. 5:9). Como se dijo en el comentario a Mateo, el
pacificador es aquel que vive la paz y, por tanto, la busca insistentemente. Es el
que procura y promueve la paz. Paz en el concepto bblico tiene que ver con una
correcta relacin con Dios. Es la consecuencia de la relacin establecida para el
creyente con Dios en Cristo. Es el disfrute consecuente de haber obtenido la
reconciliacin con Dios (2 Co. 5: 18-19). El que ha sido justificado por medio de
la fe, est en plena armona con Dios y siente la realidad de una paz perfecta
que sustituye a la relacin de enemistad anterior a causa del pecado (Ro. 5: 1). El
Seor vino al mundo con el propsito de matar las enemistades y anunciar las
buenas nuevas de paz (Ef. 2: 16-17). La demanda para el creyente en una vida de
vinculacin con Jess, no puede ser otra que su mismo sentir (Fil. 2:5). Por
595
tanto, la paz es una consecuencia y una experiencia de la unin vital con Cristo.
La identificacin con l convierte al creyente en algo ms que un pacfico, lo
hace un pacificador. Esto es la forma natural de quien vive la vida que procede
del Dios de paz (l Co. 14:33). El desarrollo visible de su testimonio discurre
por una senda de paz, por cuanto ms pies han sido calzados con el apresto del
evangelio de paz (Ef. 6: 15). La santificacin adquiere la dimensin de la vida de
paz, por cuanto es una operacin del Dios de paz (1 Ts. 5:23). No se trata de
aspectos religiosos o de teologa intelectual, sino de una experiencia vivencial y
cotidiana, que se expresa en muchas formas y hace visible en ellas esa realidad.
El pacificador manifiesta esa condicin porque anhela la paz con todos los
hombres. Hace todo cuanto le sea posible por estar en paz con todos (Ro.
12: 18); siente la profunda necesidad de seguir la paz (He. 12: 14). El pacificador
anhela predicar a todos el Evangelio de la paz (Ef. 6: 15); siente que Dios le ha
encomendado anunciar a todos la paz que l hizo en la Cruz, y procura llevarlo
a cabo (2 Co. 5:20). Modela su vida conforme al Prncipe de paz que busca a los
perdidos (Le. 19: 1O); y restaura al que ha cado, ensuciando parcialmente su
vida espiritual (Jn. 13: 12-15). La ocupacin en el Espritu produce paz. Cuando
quien se dice creyente no vive en paz con Dios, consigo mismo, con los
hermanos y con todos los hombres en general, debe preguntarse si realmente es
hijo de Dios.
7. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque
no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden.
8tn
El~
enemistad en relacin con
Por cuanto la
mtencin
carne
de la
porque a la
de Dios
no
se somete
porque ni
puede.
oox,
ROMANOS VIII
596
597
()i;
Mas los en
carne
ou ovav'tat.
no
pueden.
ROMANOS VIII
598
agradar a Dios (1 Jn. 3:22). Adems, la vida que agrada a Dios es la vida de fe
(He. 11 :6). La fe conduce a una dependencia del Seor, que le agrada. El
creyente est llamado a una vida nueva en una esfera nueva, consistente en vivir
en la fe (G. 2:20). Muchas veces los creyentes son capaces de definir la fe,
pero incapaces de vivir la fe. Lo que agrada a Dios no son conocimientos
intelectuales, sino una vivencia consistente en una vida que depende
continuamente de l y vive a Jesucristo en la dinmica de la fe, haciendo que el
Seor sea la razn absoluta de la vida (Fil. 1:21 ).
Mas vosotros
no
estis en
carne
sino
en
Espritu,
EnEp
ITvcua
s1 es verdad que
Espritu
E>wu oiKEt f;v "iv. d M ne; ITvcua Xptcrwu ouK hct, owc; ouK
de Dios mora en vosotros. Y si
'
,.....,
UU'tOU.
"ECT'tl V
es
el
Espritu
de Cristo
no
tiene,
ste
no
de l.
599
ste; ouK, fonna del adverbio de negacin no, con el grafismo propio ante vocal no
aspirada; fon v, tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa del
verbo &i, ser, aqu. es; au<toi5, caso genitivo masculino de la tercera persona singular
del pronombre personal declinado de l.
600
ROMANOS VIII
601
Co. 4:3-4), con la apertura del entendimiento hacia las Escrituras (Jn. 16:13),
haciendo comprensible la revelacin de Dios (1 Co. 2:9-10). En el orden de la
salvacin, la regeneracin es obra del Espritu Santo (Tit. 3:5), explicada por
Jess a Nicodemo como una operacin del Espritu (Jn. 3:5, 6, 8). Su
procedencia del Padre y del Hijo exige la deidad del Espritu, de ah que por esa
procedencia del Padre se le llame Espritu de Dios (Mt. 3 .16), y por proceder
del Hijo se le llama Espritu de Cristo en este versculo que se comenta. Puesto
que no se trata aqu de un estudio sobre Pneumatologa, bastan los breves datos
anteriores como elementos reflexivos sobre la primera mencin del Espritu, sin
complementos ni calificativos, simplemente como el Espritu.
La segunda mencin a la tercera Persona Divina, se le llama Espritu de
Dios, llamado de esta forma por la relacin con Dios en la Santsima Trinidad,
especialmente en lo que se refiere a ser enviado del Padre. Este Espritu hace
morada en el creyente desde el momento en que cree, de ah el aparente
condicional en castellano: "si es que el Espritu de Dios mora en vosotros",
pero absolutamente afirmativo en el texto griego, mediante el uso de la
conjuncin 11 que significa ya que, as que, si es verdad. Lo que est diciendo el
apstol es esto: "vosotros no estis en la carne, dado que el Espritu de Dios
mora en vosotros". En la operacin salvfica, el Espritu deviene residente en el
cristiano. La seal de la realidad del ser cristiano est en la inhabitacin del
Espritu en cada creyente. En esa intimidad el Pneuma divino se aproxima al
pneuma humano en dilogo testimonial (v. 16) y toma a su cargo la funcin de
ste, para orientarlo, conducirlo y ayudarlo en la consecucin de la vida de
santificacin. Teniendo siempre en cuenta que no supone esto la anulacin de la
personalidad humana, dicho de otro modo, el Espritu no desconecta mi
mismidad. Esto queda claramente manifestado, puesto que no introduce al
creyente en la pasividad, sino en la actividad, ya que cada uno de nosotros
somos los que debemos andar en el Espritu y no en la carne. La accin del
Espritu es de absoluta necesidad en la salvacin. A lo largo del tramo de la
Epstola, que se ha considerando hasta aqu, se aprecia la consecuencia del
pecado como muerte. La muerte espiritual es el estado de separacin del
hombre y Dios, la ausencia de vida al no estar en Cristo, autor y comunicador
de la vida (Ef. 2: 1). Quien est alejado de Dios, fuente de vida, es un muerto
espiritual. Este estado es comn a todo hombre (3:22, 23). La evidencia de este
estado de muerte espiritual es el andar en delitos y pecados. Los elementos
necesarios en la salvacin son el resultado de la accin del Espritu en el
pecador. La conviccin de pecado (Jn. 16: 8), la generacin de la fe salvfica
(Ef. 2:8-9) y la regeneracin espiritual (Jn. 3:3, 5), no surgen del hombre, ni
pueden proceder de l, sino que son dotacin del Espritu en la capacitacin del
pecador hacia la salvacin. La comunicacin de la vida eterna es resultado de la
11
Griego: im:p.
602
ROMANOS VIII
accin del Espritu en todo aquel que cree. Lil promesa para el salvo es que
tenga vida eterna (Jn. 3:16), que necesariamente ha de ser vida de Dios, puesto
que eterno es aquello atemporal, esto es, que no tiene principio ni fin, que existe
fuera del tiempo. Esta vida est en el Hijo (Jn. 1:4). l mismo dice que es la
vida (Jn. 14:6) y vino al mundo para que el pecildor puede tener vida eterna (Jn.
1O:1 O). Mediante la regeneracin del Espritu, Cristo es implantado en el
creyente (Col. 1:27). En esta identificacin personal con el Hijo de Dios, el
creyente experimenta, disfruta y posee la vida eterna, realizada en el creyente
mediante la presencia personal de las Personas J)ivinas, que vienen a hacer en l
morada (Jn. 14:23). La tercera Persona Divina es, como se ha considerado antes,
el residente divino en el creyente, que lo santifica para una vida en la esfera de
la obediencia (1 P. 1:2). Esta manera de vida ~e produce como resultado de la
accin transformadora del Espritu ( 1 Co. 6: 11 ). Todos los cristianos somos
separados para Dios como un pueblo santo (1 J>. 2:9), cuya ocupacin no es ya
la carne 'J sus concu9iscencias, sino la santificacin (Ef. 3:12). El creyente
queda convertido en templo de Dios en el Espritu, siendo inhabitado por las
Personas Divinas, en cuyo santuario se hace presente el Espritu de Dios (1 Co.
6: 19). El cuerpo, antes al servicio de la impiedad, es ahora santuario de Dios. La
presencia del Espritu en el cristiano es una verdad revelada. El Espritu es el
gran don de Dios, dado a todos los creyentes sin excepcin (Jn. 7:37; Hch.
11:16-17; 1 Co. 2:12; 2 Co. 5:5), y derramado por el envi del Padre y del Hijo,
en el corazn de cada creyente, saturando el santuario de Dios del amor
personal de Dios (5:5). Todo cristiano tiene el Espritu Santo, que habita en
todos, inclusive en los carnales (1 Co. 3:3; 6:19). El creyente puede vivir sin Ja
plenitud del Espritu, pero no puede ser creyente sin el Espritu. En esta segunda
referencia al Espritu en el versculo, el apstol ensea que todos los creyentes
tenemos Su presencia en nosotros. Con una afirmacin directa lo expresa
cuando dice: "si es que el Espritu de Dios mor(I, en nosotros".
Una tercera referencia al Espritu, lo vincula con Cristo: "Y si alguno no
tiene el Espritu de Cristo, no es de l". La construccin con genitivo de la
ltima clusula determina la vinculacin del Espritu con Cristo. De ah quien
no tiene ese Espritu, no puede pertenecer a Cristo. El progreso de los
calificativos es interesante: Primero, el Espritu; luego, el Espritu de Dios;
finalmente, el Espritu de Cristo. Si en la segunda referencia se llama Espritu
de Dios, por la relacin de haber sido enviado por l (Jn. 14:26). La tercera
mencin vincula al Espritu con Cristo, porque tambin es enviado de l (Jn.
15:26). La Biblia llama al Espritu Santo, "Espritu de Cristo'', en varias
ocasiones (Hch. 5:9; Ro. 8:9; 2 Co. 3:17; G. 4.6; Fil. 1:9; 1 P. 1:11). La misin
reveladora en los creyentes que comunica lo que siendo de Cristo debe ser
conocido por ellos, es una operacin del Espritu Santo (Jn. 16: 14). Por otr:o
lado, la santificacin del cristiano tiene que ver con la reproduccin del carcter
moral de Jess en l, que no es otra cosa que el fruto del Espritu (G. 5:22-23).
603
604
ROMANOS VIII
como don divino, tiene lugar cuando se cree, por cuya presencia y obra se
produce la regeneracin.
Cnsto
1"0 E 7tVEua
mas el
espntu
i>v crwa
VEKpov
tci
muerto
a causa de
ap1"av
pecado
605
ROMANOS VIII
606
Griego:
-ro oi;
nv5a swT.
607
todo aquel que cree y que permite la justificacin del impo, posible a causa de
la muerte expiatoria y de la resurreccin de nuestro Seor, cuya consecuencia es
vida. Si la presencia la vida est vinculada al Espritu, debemos entender que se
trata del "Espritu de vida en Cristo Jess" (8:2), por tanto, siguiendo el
contexto inmediato, se trata del Espritu de Cristo en el cristiano (v. 9). Por esa
causa, porque la vida es el presente, la muerte del cuerpo en la potencialidad del
pecado, es ya un hecho pasado como se lee en el texto griego: "el cuerpo
ciertamente muerto", cuya construccin hace necesario entenderla como "el
cuerpo est muerto". De manera que a una situacin de muerte da paso un
nuevo orden de vida. En la medida en que el Espritu habita en nosotros, la vida
es la forma propia y definitiva del ser cristiano. Es el Espritu que permite
participar en la vida del Resucitado. El mismo Espritu, en contraste con la
carne, produce fruto para vida. Por esa causa el creyente vive por el Espritu
(G. 5:25), quien es el administrador de la vida de Dios en el salvo.
Griego
<Jt111Ei;.
608
ROMANOS VIII
vida del cristiano (Fil. 1:21 ), de modo que todo aquel en quien Cristo se hace
vida, no puede sino manifestar la expresin continua de santidad propia de
Aquel a quien vive en el poder del Espritu. De la misma manera el creyente es
verdadero, porque est en la Verdad, que es Cristo mismo (Jn. 14:6). Por tanto,
verdad tiene que ver con las manifestaciones visibles y vlidas expresadas en la
palabra de verdad (1:13; Col. 1:5). Todo cuanto tiene que ver con la vida en el
Espritu, necesariamente est condicionada con la justicia de Dios, siendo el
mismo Espritu quien conduce a la mente del cristiano a pensamientos conforme
a ella, en contraposicin con los designios de la mente carnal que son muerte
(vv. 6-7). Bajo la influencia del Espritu, el espritu del creyente valora las cosas
conforme a Dios. En esta valoracin procura ajustar la norma de vida a la
voluntad divina (7:22). Es el Espritu y su operacin en el cristiano quien hace
de l un hombre espiritual obediente a Dios (8:2).
l:v,
Espritu
del
que levant
crwa'ta
wv
a Cristo
de
el
que habita
de l
Espritu
en vosotros.
609
Ilveua, caso n<lminativo neutro singular del nombre propio, caso de referirse a Dios,
Espritu; tou, caso ~nitivo masculino singular del artculo determinado declinado del;
&yepav-roc;, caso genitivo masculino singular del participio aoristo primero en voz
activa del veroo hYEpm, lev@tar, resucitar, aqui que levant; tov, caso acusativo
masculino singular del artculo determinado el; 'b1ao6v, caso acusativo masculino
singular del nombre propio declinado a Jess; &1:> preposicin de genitvo de; v&Kp6>v,
caso genitivo masculino plural del adjetivo muertos; oiK&t, tercera persona singular del
presente de indicativo en voz activa del verbo 01dro, habitar, morar, aqu habita; tv,
preposicin de dativo, en; 1v, caso dativo de la segunda persona J)lural del
pronombre personal vosotros; o, caso nominativo masculino singular del articulo
determinado el; 6yspa.c;, caso nominativo masculino singular del partidpio aoristo
primer() en voz activa del veroo syeipw, levantar, resuctar, aqu qite levant;
Xptatov, caso acusativo masculino singular del nombre propio declinado a Cristo; iK,
preposicin de genitivo de; vSKprov, caso genitivo masculino plural del a(\j~v-0:
muertos; l;qo1tot'tjG"&~, tercera persona singular del futuro de indicativo en voz activa
del veroo l;qo1tOU~(l}, vivificar, dar vida, aqu vivificar; Ka.\, adverbio de modo
tambin, asimismo; ta, caso acusativo neutro plural del artculo determinado los;
9vr-.&., cas acusativo neutro plural del adjetivo mortales; O'ata, caso acusativo
neutro plural del sustantivo cuerpos; @'.v, caso genitivo de la segunda persona plural
del pronombre personal declinado de vosotros; <ha, preposicin de genitivo por, por
medio de; to, caso genitivo neutro singular del articulo determinado lo;
&votKouvtoc;, caso genitivo neutro singular del participio de presente en voz activa del
verbo evotKro, habitar, morar, aqu que habita; a\J.to, caso genitivo masculino de la
tercera persona singular del pronombre personal declinado de l; 'itV&pa-.oi;, caso
genitivo neutro singular del nombre propo, al referirse a Dios, Esp(ritu; &v,
preposicin de dativo en; \v, caso dativo de la segunda persona plural del pronombre
personal vosotros.
610
ROMANOS Vlll
sujeto de la accin que resucita a Jess, es el Padre, las tres Personas Divinas
intervinieron en ella, ya que el mismo Hijo tena poder y actuara en ello (Jn.
10:17, 18).
otKEt f:v l:v. El Espritu de Dios que actu con la omnipotencia divina
no est lejos del creyente, sino residente en l: "mora en vosotros". La morada
del Espritu en el creyente se ha considerado antes y fue anunciada por Cristo
mismo (Jn. 14: 17). Sin extenderse mucho en esta verdad, conviene recordar que
el Espritu viene a residir en el creyente como procedente y enviado de Dios,
tanto del Padre como del Hijo ( 1 Co. 6: 19). Por esa razn el cuero del creyente
es el santuario de Dios. La presencia del Espritu Santo en el creyente es una
verdad revelada. El Espritu es un don de Dios, dado a todos los creyentes (Jn.
7:37; Hch. 11:16-17; 1 Co. 1:12; 2 Co. 5:5), enviado por Dios al corazn
cristiano (Ro. 5:5). Todo creyente tiene el Espritu (v. 8b), incluyendo a los
carnales (1 Co. 3:3; 6:19). El creyente puede perder la plenitud del Espritu,
pero no la presencia del Espritu (Jn. 15: 16). El Espritu comunica al creyente el
poder para vivir la vida victoriosa y especialmente le permite la gloriosa
experiencia de vivir a Cristo (G. 2:20: 2 Co. 2:14; 3:18).
yEpac; Xptcr'tV K YEKpWY S)07tOtlO"Et Kat
'TU 8vrTa
cr<am
611
pues
hermanos
deudores
somos
1J
no a la carne
de lo segn
carne
~rv,
vivir.
612
ROMANOS VIII
causal pues; ambas palabras unidas son una fomia reforzada de introduccin a una frase,
como en este caso; d8eA.cpo. caso vocativo masculino p1wal del sustantivo que denota
hermanos; cpeiMmt, caso nominativo maSlino singulru; del sustantivo que denota
deudores; soSv, primera persona plural del presente de indicativo en voz activa del
verbo sl, ser, aqu somos; ot>, adverbio de negacin no; -rij, caso dativo femenino
singular del artculo determinado declinado a la; <:ra.p:td, caso dativo fe:menino singular
del sustantivo carne; -roo, caso genitivo neutro singqlar del artculo determinado
declinado de lo; Ka.1d, preposicin de acusativo segn; adpKa, caso acusativo
femenno singular del sustantivo carne; ~fjv, presente de infinitivo en V(}Z activa del
verbo <;dm, vivir.
"Apa ouv, ci.(jlo, O(j)EtA'tm f;cri:v ou 'tlJ crapK\ 'tou 1m'ta
crdp1m t;ilv. Desde el principio del captulo el apstol ha venido enfatizando la
vida en el Espritu, en contraste con la vida en la carne, como la forma natural
del ser cristiano. La deuda contrada con la carne como esclavos del pecado ha
quedado cancelada para quien vive segn el Espritu, porque ste mora en l. El
cambio producido se indica ahora bajo el sentido de una deuda contrada en el
terreno moral y espiritual que determina la manifestacin de la nueva vida que
el cristiano recibe en el nuevo nacimiento. La introduccin a esta amonestacin
se hace mediante el uso de una forma enftica que equivale a "as pues'', "de
modo que", que vincula la parnesis con lo que antecede y la hace consecuente
de ello. Se trata de una advertencia a la que el apstol desea que le presten
atencin, de ah, el uso de hermanos, en un llamamiento de atencin a los
lectores de la Epstola, como ocurre en otras ocasiones.
Ante los lectores presenta una deuda contrada por todos los creyentes.
Pero, en lugar de expresarla en forma positiva refirindose a lo que expresa la
deuda, lo hace en forma negativa, enfatizando una deuda que jams debe
contraerse. El trmino usado aqu para referirse a los deudores es una palabra 14
que en el lxico paulino adquiere la connotacin de obligado, de ah que se
vierta conforme al uso clsico de deudores. En este sentido est diciendo a los
lectores que no estn obligados con la carne, que aqu es sinnimo del mundo
esclavizante del pecado en el que el creyente viva y al que se conformaba y que
ha quedado sin poder esclavizante por la liberacin producida en Cristo por el
Espritu. El cristiano, por tanto, es libre para no vivir conforme a la carne. De
otro modo, no tiene deuda alguna para estar al servicio de ella. La esfera
pecaminosa de la carne es ya algo extrao para el cristiano, al que se exhorta
para que sea verdaderamente libre dejando de practicar las obras propias de la
carne (G. 5: 19-21 ). Por tanto ningn cristiano est obligado a servir a la carne
para vivir conforme a ella.
14
Griego: (j)EtA'tTJi;.
613
Et
Et of:
TIVEan 'ta~
las
614
ROMANOS VIII
615
d OE Ilvcan Hii;
np~cti;
616
ROMANOS VIII
617
ROMANOS VIII
618
del que el yo del cristiano tiene que distanciarse, sino un obrar corporal que
tiene que, digmoslo as, ahogar de raz, impedir que tome cuerpo. Esto
significa que en v. 13 el cristiano es invitado precisamente a lo que el yo de
7: l 4ss ha malogrado. Y para ello, Pablo apela no a las fuerzas naturales de la
voluntad del hombre, que segn 7: l 4ss sucumben de una vez para siempre al
obrar pecaminoso, sino que remite a la fuerza del Espritu de Cristo en ellos,
nico medio por el que pueden lograr ahora lo que no consigui en otro tiempo
el querer del ego. Por consiguiente, se trata de la diferencia escatolgica entre
el hombre pneumtico y el terreno, que tiene que llevarse a cabo de manera
concreta en la vida cristiana mediante el recurso a la fuerza del Pneuma. Que
la vida pertenece a aquellos que hacen morir la praxis del cuerpo, lo explica la
advertencia (igualmente 6: l 2ss), aunque no debe ser absolutizada en esta
orientacin negativa. Porque, naturalmente, de la fuerza del Espritu brota
tambin, y especialmente, fruto positivo, cf G. 5:22s "21 .
La vida de santidad no es una opcin para el cristiano, sino la nica forma
propia para llevarla a cabo. Controlar el pecado por esfuerzo propio es
imposible, de ah la importancia de la exhortacin a vivir bajo el control del
Espritu. En el Antiguo Testamento se deca a los de aquel tiempo en relacin
con la obediencia a los mandamientos de la Ley: "Haz esto y vivirs" (Lev.
18:5; Mt. 19:17; Le. 10:29). La expresin de la Ley revela lo que es bueno
conforme a Dios, y lo que el hombre est obligado a hacer como ser moral. Esa
es la verdadera manera de vivir. Cualquier otra cosa sera pecado y, por tanto,
muerte. Ese es el nfasis del texto. Lo que es imposible para el hombre porque
est dominado por el pecado, es posible para el cristiano en la plenitud del
Espritu. Siempre en el entendimiento de que vivir en el Espritu no significa
impecabilidad, pero s victoria sobre el pecado y la carne.
TIVEan 8EOU
hijos de Dios
son.
una conclusin que identifica a los que son conducidos por el Espritu,
caso nominativo masculino de la tercera persona plural del pronombre
que; ydp, conjuncin causal porque; Ilv&att, caso dativo neutro
nombre propio, al referirse a Dios, declinado por Espritu; 0&ou, caso
619
genitvo masculino singular del nombre propio declinado de Dios; O:yov'tm, tercera
persona plural del presente de indicativo en voz pasiva del verbo dym, conducir, dirigir,
llevar, aqu son conducidos; outoi, caso nominativo masculino de la segunda persona
plural del pronombre demostrativo estos; Qot, caso nominativo masculino plural del
sustantivo hijos; E>eou, caso genitivo masculino singular del nombre propio declinado
de Dios; dcnv, tercera persona plural del presente de indicativo en voz activa del verbo
&l, ser, aqu son.
ocrot yap IlvEan 0w0 ayovrm, ornt uo't 0w0 dcrtv. En una
clara relacin con el versculo anterior pasa a citar la nueva relacin de quienes
22
estn siendo conducidos por el Espritu. La conjuncin causal porque as lo
exige. Quienes estn superando la experiencia del pecado en sus propias vidas,
haciendo morir las obras que lo identifican, manifiestan claramente que son
guiados por el Espritu. Ninguno podra alcanzar esta experiencia a no ser que el
poder divino de Dios, el Espritu Santo, actuando en ellos lo haga posible. No
son ya hijos de las tinieblas, sino hijos de luz y del da (1 Ts. 5:9). Se ha
producido en ellos un cambio sustancial; Dios los ha separado del poder de las
tinieblas para introducirlos en el reino de su amado Hijo (Col. 1: 13). El reino de
luz y de da es nicamente del Hijo. A l le pertenece y slo l lo hace posible.
Ninguno otro en esa relacin con el Padre. l es el nignito, el nico de esa
condicin (Jn. 1: 14), nadie ms que l est en esa relacin de Hijo a Padre.
Cmo es posible que alguien pueda recibir ese ttulo ms que l? Quin
tendr derecho a llamarse hijo de Dios? No se trata de una relacin creacional
de criatura a Creador. Se trata de una relacin nueva en la que Dios se
constituye en Padre y ellos son constituidos en hijos suyos. La admirable
bendicin que el hombre puede llegar a poseer es alcanzar la condicin de hijo
de Dios. En esta condicin, la seguridad para el tiempo presente es un hecho.
Dios mismo est en la conduccin cotidiana de los suyos. Su Espritu, morando
en cada cristiano, es el orientador de la vida de santificacin y la fuente de
poder para llevarla a cabo conforme a Su voluntad. El espritu antes inquieto por
el mido, es ahora un espritu gozoso que siente profundamente esa nueva
relacin paterno-filial con Dios, quien es, por su gracia, su Padre. Ese era el
pensamiento de Jess cuando ense a orar a los suyos dicindoles que lo
hicieran dirigindose a Dios como Padre personal de cada uno: "Padre nuestro
que ests en los cielos" (Mt. 6:9). El creyente pasa a estar en relacin con Dios
de hijo a Padre. Todos los creyentes pasan a ser hijos de Dios (Jn. 1:12), pero
tambin slo ellos lo son. Ningn otro tiene derecho a tan distincin. La
condicin de hijos de Dios se alcanza por identificacin con el Unignito del
Padre que es el resucitado Seor. Puestos en l por la operacin del Espritu
pasamos a ser una unidad en l, que nos confiere la relacin que l tiene de
hijos a Padre y la hace posible. Sin duda, ninguno de los creyentes llegarn
jams a la relacin eterna en el seno de la Deidad que existe entre el Padre y el
22
Griego: yap.
620
ROMANOS VIII
Hijo, pero s una relacin propia para los hombres salvos que la hace posible la
vinculacin con el Hijo. Tal posicin hace de paso a las bendiciones que siguen
en el captulo, especialmente en la ltima parte. La condicin de hijos produce
confianza y seguridad. Es el omnipotente y eterno Padre del cielo el que "como
un padre se compadece de los hijos, se compadece Jehov de los que le temen "
(Sal. 103:13). Este Padre bondadoso no negar nada al sus hijos siempre que le
sea bueno segn su infinita apreciacin divina. Si un padre terrenal, con todas
las imperfecciones que como hombre tiene, procura dar lo mejor a sus hijos,
mucho ms Aquel que es perfeccin y amor infinitos, dar a sus hijos que le
pidan (Le. 11:11-13). Adems como Padre est dispuesto tambin a perdonar
las faltas de sus hijos, que son para l un tesoro especial (Mal. 3: 17). El hijo
puede llegar a la condicin de prdigo pero si vuelve arrepentido ser recibido
por el Padre, sin reserva alguna (Le. 15: 18). Ese Padre celestial est en los
cielos, en el sentido de lugar donde manifiesta su presencia y gloria y donde l
estableci su trono (Sal. 103: 19). Es necesario recordar que como Dios est en
todas partes y los mismos cielos no le pueden contener porque excede y
trasciende a ellos (1 R. 8:27). El trono de Dios es un trono de gracia y
misericordia para sus hijos y es all a donde deben dirigirse en oracin para el
oportuno socorro (He. 4:16). Desde ese lugar algo -siempre en forma
antropomrfica- Dios tiene la plena y definitiva visin de las necesidades de los
suyos. Como Padre celestial, omnipotente, tiene la capacidad y poder para
operar en ayuda del hijo que necesita, por cuanto sabe de que cosas tienen
necesidad. Es del Padre celestial de quien descienden todas las ddivas buenas y
todos los regalos perfectos (Stg. 1: 17). Por tanto, est plenamente convencido
de que Dios suplir todo cuanto sea necesario conforme a sus riquezas en gloria
en Cristo Jess (Fil. 4:19).
IIvi:::a'tt E>i:::o ayov'tat. La vida de los que son hijos de Dios, est
guiada por el Espritu. Es una condicin absoluta. Nadie puede ser hijo de Dios
sin tener en l la presencia del Espritu (vv. 9, 11). La tercera Persona Divina
gua a los creyentes para que puedan andar en novedad de vida (6:4). Guiar
implica conducir, orientar, sustentar asido, dirigir. Estas son las acepciones del
verbo que usa el apstol en este versculo 23 . El Espritu acta, no en algunas
cuestiones de la vida de quienes son hijos de Dios, sino en el gobierno total de
ella. Este Espritu es el que hace posible que las obras de la carne mueran, en el
sentido que se ha considerado en el versculo anterior. Sin embargo, la
conduccin del Espritu, no implica pasividad del cristiano. Pablo lo ensea
claramente "porque todos los que son guiados por el Espritu '', significa, por
tanto, que es el Espritu el que potencia y transforma la actividad humana del
cristiano que se sujeta a l. No convierte Dios a los salvos en mquinas
ejecutoras de Su voluntad, pero los transforma en personas capaces de llevarla a
23
Griego: ayw.
621
cabo, en el poder de su Espritu. De otro modo, los creyentes son guiados por el
Espritu en la medida en que lo permitan. Es necesario entenderlo as para la
correcta conexin con el contexto inmediato anterior. El cristiano hace morir las
obras de la carne, en la misma medida en que permita ser guiado por el Espritu.
El Espritu se convierte para quien vive en l, en su esfera de accin, su modo
de ser y su garanta eterna (Ef. 1: 14). La conduccin del Espritu potencia la
actividad y responsabilidad del creyente, no es, por tanto, un modo de coaccin,
sino de potenciacin.
La conduccin del Espritu lleva a la santificacin. Es una influencia
activa y constante en la vida del creyente, conducindolo a una experiencia de
victoria sobre el pecado y la carne (G. 5:16). Esa forma peculiar de vida, que
es la forma natural del regenerado, se manifiesta en el fruto que el Espritu
produce en l (G. 5:22-24). Quienes estn en esta relacin con el Espritu,
tambin lo estn en la relacin de hijos con el Padre. No excluye esto cadas y
fracasos personales, pero la verdad es que todo hijo de Dios es conducido por el
Espritu. Esa fue la experiencia de Jess en su humanidad; el Espritu impuls
muchas de sus acciones (Mr. 1:12; Mt. 4:1; Le. 4:1, 14). Los milagros de Jess,
especialmente aquellos que tenan que ver con las seales mesinicas, fueron
hechos en el poder del Espritu (Mt. 12:28; Hch. 2:22; 10:38). Cristo es ejemplo
para la vida del creyente en cuanto a un seguimiento fiel en el que el Espritu
reproduce Su conducta en el mbito de las limitaciones humanas (He. 12:2; 1 P.
2:21). El trmino hijos est relacionado con el proceso de adopcin que lo hace
posible y que se introduce en el siguiente versculo. Al impulso y poder del
Espritu, los hijos de Dios manifiestan su identidad espiritual y moral con el
Padre. Es el Espritu quien, operando en el hijo de Dios, hace posible que
obedezca lo que el Padre ha determinado como modo de vida santa del creyente
en la esfera del Nuevo Pacto: "Os dar corazn nuevo, y pondr espritu nuevo
dentro de vosotros; y quitar de vuestra carne el corazn de piedra, y os dar
un corazn de carne. Y pondr dentro de vosotros mi Espritu, y har que
andis en mis estatutos, y guardis mis preceptos, y los pongis por obra" (Ez.
36:26-27). El ser guiado por el Espritu implica mucho ms que aceptar la
indicacin de una direccin a seguir, implica tambin el ser conducido. Es la
operacin capacitadora para vivir en una dimensin sobrehumana, es decir, en
una forma que es contraria a la naturaleza heredada, que ni desea sujetarse a
Dios, ni tampoco puede hacerlo (v. 7). La vida bajo la conduccin del Espritu
es una vida de vida, porque es contraria a la vida en la carne, que es muerte.
Esto permite entender claramente el significado del versculo anterior. La Ley
determina sentencia de muerte para las obras pecaminosas, pero el que viviendo
en el Espritu produce los frutos de l est seguro que "quien siembra para el
Espritu, del Espritu segar vida eterna" (G. 6:8).
622
ROMANOS VIII
15. Porque no habis recibido el espritu de esclavitud para estar otra vez
en temor, sino que habis recibido el espritu de adopcin, por el cual
clamamos Abba, Padre!
o yap f:A-dBE'tE nvEua ouA-Eim; ndA-w de; cpBov dA-A-a f:A-dBE'tE
Porque no recibisteis
espritu
sino
recibisteis
Abba, el
Padre!
El creyente se presenta aqu como una persona que ha sido liberada del
espritu de esclavitud. El hombre natural en quien la vieja naturaleza se
manifiesta y habita, est en temor. La condicin natural le hace sentirse esclavo
del pecado, al ver en sus miembros otra ley que se rebela contra lo que deseara
ser y que lo "lleva cautivo a la ley del pecado" (7:23). Es un esclavo, "vendido
al pecado" (7: l 4b ). Esta condicin propia de la naturaleza admica le hace
sentir temeroso, viviendo durante toda la vida en servidumbre por miedo a la
muerte (He. 2:15). La situacin bajo la ley, que antes se ha considerado, genera
un espritu de esclavitud, del que los cristianos han sido liberados (G. 5:1). Fue
la ley del Espritu de vida en Cristo que libera de la esclavitud del pecado y,
consecuentemente, de la muerte (v. 2).
623
Griego: 1J08i:cra.
ROMANOS VIII
624
la condicin de hijo de Dios: "Pero venida la Je, ya no estamos bajo ayo, pues
todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jess" (G. 3 :25-26). La admirable
maravilla de la gracia es que Dios vincula consigo al pecador. Al entrar en la
posicin de hijo, el espritu de esclavitud desaparece para pasar el disfrute de la
certeza que el Espritu comunica directamente al espritu del creyente.
La posicin de hijos adoptados es la de quienes tienen todos los derechos
de esa condicin y pueden ejercerlos. Generalmente en el mundo moderno
hablar de adopcin de un hijo es entender de una relacin con un nio y no con
un hombre. En el caso bblico la adopcin sita a los creyentes en el hijo como
hijos de pleno derecho en la casa del Padre. Por la adopcin el creyente viene a
ser colocado como hijo adulto en la relacin con Dios, miembro de Su casa y
familia (Ef. 2: 19). Esta adopcin confiere al creyente todos los derechos y
privilegios de la condicin de hijo. Eso conlleva necesariamente una comunin
ntima y plena con Dios, hasta el extremo de participar en Su divina naturaleza
(2 P. 1:4). El hijo viene a tener relacin y comunin directa con el Padre (1 Jn.
1:3). Esto permite adquirir, no slo la posicin de hijos de Dios, sino las seales
de identidad propia de hijos. El carcter de Cristo se reproduce en ellos por la
accin del Espritu; por haber nacido de arriba, el creyente Nuevas experiencias
de poder estn al alcance de los cristianos, especialmente el necesario para vivir
la vida de libertad en santidad, en medio de un mundo pecador. Por haber
nacido de arriba, el creyente comienza a llevar la imagen del Seor, primognito
entre muchos hermanos (v. 29). El temor desaparece porque ahora el creyente es
hijo, en lugar de enemigo y ya no hay condenacin para l, sino esperanza.
f:v
Kpd<;oEv ci33a I1a'ttjp. La expresin de esa relacin se
especifica en el nombre que el Espritu de adopcin comunica al espritu del
creyente: Abba. Es en ese nombre y hacia l que clamamos2 5 literalmente
gritamos en voz alta. En medio de las dificultades el cristiano, que es hijo, hace
lo que el Hijo hizo en el momento de la angustia, orar con gran clamor y
lgrimas (Mr. 14:36; He. 5:7). El verbo usado por Pablo es el propio para
referirse a la oracin encarecida. Por qu el nombre Abba? Es un trmino
arameo 26 utilizado especialmente en el entorno familiar para hablar del padre o
dirigirse a l. Es la forma habitual que Jess utiliza, invocando a Dios con el
nombre de Abba. Los eruditos dicen que abb, se usa como padre mo, y es una
forma enftica de decir el pare, que tambin habra asumido la forma con sufijo
de primera persona padre mo, e incluso en plural padre nuestro. Sin embargo
la evolucin se produce en sentido inverso ya que el a de abb no representa el
sufijo del artculo, porque en arameo la forma enftica es precisamente ab. La
expresin abb es un simple balbuceo, indeclinable y sin los sufijos de posesivo
25
26
Griego: Kps).
Arameo: ~:ne
625
28
29
626
ROMANOS VIII
16. El Espritu mismo da testimonio a nuestro espritu, de que somos hijos de Dios.
mho
El mismo, el
Espritu
testifica
al
espritu
hijos
0co.
de Dios.
627
hace en el creyente, como ocurre en otro lugar de los escritos paulinos (2 Co.
31
2: 1O). El sentido de nuestro espritu no puede significar aqu otra cosa que el
instrumento humano para captar el testimonio del Santo Espritu. La filiacin de
hijos de Dios es otorgada por medio del Espritu, que es Espritu de adopcin
(v. 15), y asegurada continuamente a nuestro espritu por l.
on
hijos
tambin
herederos;
si
y coherederos
de Dios
cruv8o~acr8wsv.
para que tambin seamos glorificados con (l).
herederos
'.va
si,
Ka't
628
ROMANOS VIII
629
Griego: ini>p.
630
ROMANOS VIII
Cristo tiene la seguridad de que ser glorificado con Cristo en Su venida (Fil.
3:20-21; Col. 3:1-4). Mientras tanto, los sufrimientos que se producen son
pasajeros y leves y la "tribulacin momentnea produce en nosotros un cada
vez ms excelente y eterno peso de gloria" (2 Co. 4: 17).
on OOK
Aoy~om yap
Porque tengo en cuenta que
'ta
a~ta
na8tjal"a l"OU Vl)V Katpoo
no comparables los sufrimientos del presente tiempo
npoc; l"i(v /c/coocrav M~av dnoKa/cocp8livm de; fac;.
con
la que est a punto de gloria
ser revelada
a nosotros.
631
verbo 33 que utiliza constituye en s una seguridad que permitira traducirlo como
afirmo. La fe entiende que los sufrimientos del presente no pueden compararse
con la gloria que viene. Estos son aquellas tribulaciones en las que el creyente
puede gloriarse (5:3), porque son el preludio que anuncia la salvacin
escatolgica, el tercer nivel de la salvacin.
Griego: A.oyi;;oat.
W. Hendriksen, o.e., pg. 295s.
632
ROMANOS VIII
Ti
E>wu
dnt>KDXE'tat.
de Dios
aguarda ansiosa.
de la creacin
la
revelacin
de los hi3os
633
presente de indicativo en voz media del verbo cl.'lts11:Mx,om, esperar con ansirl, aqui
a arda ansiosa.
La esperanza cristiana ser una realidad en la manifestacin de la gloria
venidera (v. 18). Ese momento producir una transformacin que afectar a la
misma creacin de Dios, a la que el apstol sita en espera ansiosa e incluso
tensa, de ese acontecimiento. La profeca anuncia un momento en el futuro de la
historia humana en que los hijos de Dios sern manifestados, producindose
primero la resurreccin de estos de entre los muertos (1 Ts. 4: 16), para que
luego del encuentro con Jess en el aire (1 Ts. 4: 17) que los introducir a la
perpetua comunin con Cristo para estar para siempre con l (1 Ts. 4: 18),
vendrn con Jess a la tierra en donde se establecer Su reino, para el gran
acontecimiento que la profeca llama la cena de las bodas del Cordero (Ap.
19:9), donde la iglesia ser presentada como la esposa a los amigos del Esposo
que no estn en el cielo sino en la tierra.
G.
nego:
Kttcrt<;.
634
ROMANOS VIII
fa
ov
por
el
no
Ko0cm
por propia iniciativa
dA-A-a
sino
635
someter, aqu fae sometida; oux, forma del adverbio de negacin no, con el grafismo
propio ante vocal no aspirada; &t<:of:ra, caso nominativo femenino singular del
adjetivo de buen grado, por propia iniciativa; &:A.Mi, conjuncin adversativa sino; ata,
preposicin de acusativo por; tv, caso acusativo masculino singular del artculo
determinado el; 1totd~avta, caso acusativo masculino singular del participio aoristo
primero en voz activa del verbo 1totdcrcrm, someter, aqu someti; s<p ' forma que
adopta la preposicin de dativo b por elisin de la 1 final y asimilacin de la 1t ante
vocal o diptongo con aspiracin, y que significa sobre, a, en, junto a, ante, con base en,
referente a, durante, adems de, de, para, por, contra; &A.xf, caso dativo femenino
singular del sustantivo que denota esperanza.
ROMANOS VIII
636
muchos lugares antes fructferos. Las plagas eliminan muchas veces cosechas
enteras y el hambre se ha instalado en grandes extensiones del planeta. Cientos
de especies animales se han extinguido. La enemistad, propia de los hombres,
pareciera alcanzar tambin a los propios animales. La accin soberana de Dios a
trado como consecuencia la sujecin a vanidad de toda la creacin.
Sin embargo el versculo no es meramente negativo. La sujecin a
vanidad tiene un propsito: no-r~av-ra, f:cp' A.nf, "la sujet en
esperanza". Para los hombres sin esperanza, Dios abri una puerta de esperanza
que es Cristo, quien se hace esperanza en cada creyente (Col. 1:27). El pecado
que conduce a la muerte y hace vana la vida del hombre, fue transferido a
Cristo, para que los perdidos encuentren en l vida y vida eterna. Dios
transforma la situacin desesperada del pecado en una vida a la esperanza. Por
tanto, si el pecado del hombre traJO como consecuencia la accin divina por la
que alcanza esperanza, tambin, en la medida en que ese pecado afect a la
creacin en vanidad, Dios abre para ella una puerta de esperanza. De ese modo
como a los hombres, tambin a ella la librar Dios de esa situacin, como se
aprecia en el versculo siguiente.
on
mhi
Kat
Ti
misma
la
hbertad
O~ric;
de la glona
de
la
esclavitud
ewu.
h1JoS
de Dios
de los
de la
1
<itdit~ porcuor,to, lectura en~. D*, F, G. 2127, syr11-Pi , slavms,
tn<JdQ
637
indicativo en voz pasiva del verbo ilisu9sp(!), liberar, aqu ser liberada; a.1to,
preposicin de genitivo de; tlj<;, caso genitivo femenino singular del .nculo
determinado la; ooulista.r;, caso genitivo femenino singular del sustantivo que deoota
esclavitud; tilr;. caso genitivo femenino singular del wculo determinado declinado df!.
la; q>0op<i<;, caso genitivo femenino singular del sustantivo corrupci(m; sil;,
preposicin de acusativo a; n\v, caso aoosativo femenino singular del artculo
determinado declinado a la; lliu0spcx.v, caso acusativo femenino singular del nombte
comn libertad; -cii<;. caso genitivo femenino singular del artculo determinado
declinado de la; o&;r<;, caso genitivo femenino singular del sustantivo gloria~ 't:v,
caso genitivo neutro plural del articulo determinado declinado de los; tKvrov, caso
genitivo neutro plural de sustantivo hy<>s; toiJ, caso genitivo masculino singular del
Wculo determinado el; &oiJ, caso geniti\'<> n.ascuJino singular del oombre pr'Pi<>
declinado de Dios.
638
ROMANOS VIII
causa del pecado. La Biblia pone de manifiesto los cambios que sern operados
en la venida de Jess. Cuando l establezca 5u reino en la tierra. La remocin
de la maldicin sobre la tierra a consecuencia del pecado ser quitada, por lo
que habr una transformacin en el mismo reino animal (Is. 11 :6-9; 35:9;
62:25). Ser un tiempo de paz, en el que las guerras cesarn por la unificacin
de todos los reinos en el Reino de los cielos. Por no haber gastos en armamentos
habr prosperidad (Is. 2:4; 9:4-7; 11:6-9; 32:17-18; 54:13; 55:12; 60:18; Ez.
28:26; 34:25; Os. 2:18; Mi. 4:2-3; Zac. 4:9-10). El gozo llenar toda la tierra (Is.
9:3-4; 12:3-6; 14:7-8; 25:8-9; 30:29; 42:10-12; 52:9; 60:15; 61:10; 65:18-19;
66:10-14; Jer. 30:18-19; 31:13-14; Sof. 3:14-17; Zac. 8:18-19; 10:6-7). La
corrupcin dar paso a la santidad de vida; la tierra ser santa, la ciudad del Rey
ser santa, habr un templo santo, y los sbditos sern santos (Is. 1:26-27; 4:34; 29:18-23; 31:6.7; 35:8-9; 52:1; 60:21; 61:10; Jer. 31:23; Ez, 36:24-31; 37:2324; 43:7-12; 45:1; Sof. 3:11, 13; Zac. 8:3; 13:1-2; 14:20-21). La gloria de Dios
tendr plena manifestacin (Is. 24:23; 4:2; 35:2; 40:5; 60:1-9). El Rey
ministrar toda necesidad, por tanto ser un tiempo de consuelo (Is. 12: 1-2;
29:22-23; 30:26; 40:1-2; 49:13; 51:3; 61:3J7; 66:13-14; Jer. 31:23-25). La
administracin de la justicia ser perfecta (Is. 9:7; 11:5; 32:16; 42:1-4; 65:2123; Jer. 23:5; 31 :23, 29, 30). La enfermedad y la muerte sern quitadas, donde
la muerte ser una medida penal para el pecado evidente (Is. 33:24; Jer. 30: 17;
Ez. 34:16). Toda deformidad fsica ser corregida (Is. 29:17-19; 35:3-6; 61:1-2;
Jer. 31:8; Mi. 4:6-7; Sof. 3:19). La opresin social, poltica o religiosa cesarn
(Is. 14:3-6; 42:6-7; 49:8-9; Zac. 9: 11-12). La longevidad ser restaurada (Is.
65:20). El trabajo no faltar, de modo que no habr paro, por tanto la sociedad
tendr un desarrollo industria que proveer de todo lo necesario para todos (Is.
62:8-9; 65:21-23; Jer. 31:5; Ez. 48:18-19). La consecuencia del orden divino en
la tierra traer properidad econmica de modo que no habr falta de nada (Is.
4:1; 35:1, 2, 7; 30:23, 25; 62:8-9; 65:21-23; Jer. 31:5, 12; Ez. 34:26; Mi. 4:1-4;
Zac. 8:11-12; 9:16-17; Ez. 36:23-30; Jl. 3:21-27; Am. 9:13-14). Habr un
aumento de la luz, que ser la probable causa del aumento de produccin
agrcola (Is. 4:5; 30:26; 60: 18-20; Zac. 2:5). El lenguaje ser unificado por lo
que la comprensin alcanzar a todos (So f. 3 :9). Podran aadirse an otros
aspectos de la bendicin que se producir entonces, sobre todo la presencia del
Seor por lo que la comunin con Dios tendr un grado sin precedentes,
gozando de la capacitacin del Espritu.
639
paz de Dios que calmar las aguas inquietas de la vida del hombre y, con l, de
la misma creacin.
22. Porque sabemos que toda la creacin gime a una, y a una est con
dolores de parto hasta ahora.
o'oai::v yap on micra
Ti
la creacin
toda
cruvw VEt
sufre a una dolores de parto
el presente.
37
Griego: o18a.
640
ROMANOS VIII
gemir3 8 , modificado con el prefijo 39 que expresa la idea de realizar algo junto
con otros, de ah que como es la totalidad de la creacin se traduzca el verbo
como gime a una, o sufre a una. Toda la creacin est comprendida en el gemir
por el sufrimiento que conlleva la vanidad que la afecta. Para reforzar la idea
aade otro verbo 40 que complementa la consecuencia de esa situacin, y que
expresa la idea de sufrir juntamente con otro: "a una est con dolores de
parto". El verbo se usaba habitualmente en el griego clsico, y tambin en la
koin, para referirse a los dolores de parto, de ah la traduccin que aparece
mayoritariamente en los textos bblicos.
La figura usada en el texto para ilustrar el sufrimiento de la creacin y la
esperanza de liberacin, es sumamente interesante, al compararla con los
dolores de parto. Este sufrimiento y las angustias propias que conlleva, hablan
de la esperanza de un alumbramiento, en donde los dolores cesan para dar paso
a la alegra, por el gozo del nacimiento de un hijo (Jn. 16:21). Los "dolores de
parto" alcanza el final con la "manifestacin gloriosa de los hijos de luz". Los
dolores de parto se producen en el tiempo previo al alumbramiento, cuando el
hijo oculto en el seno materno va a salir al exterior dejando el lugar en donde se
encontraba. La Biblia ensea que los hijos de Dios sern levantados de la tierra
en la resurreccin de los muertos (1 Ts. 4:16b). Los cuerpos se han depositado
en ella y -en la figura usada por el apstol- est con los dolores del parto que
traer como resultado un salir de ella de los cuerpos que ahora estn en ella y
que sern resucitados. Los santos vivos sern arrebatados de la tierra (1 Ts.
4: 17). En un sentido figurado ser como el gran alumbramiento de los hijos de
Dios. Los gemidos y dolores de un parto anuncian el alumbramiento de forma
que la criatura ya no puede ser retenida y debe salir al exterior hacindose
visible. De la misma manera Cristo, como ejemplo, no pudo ser retenido en la
tierra y tena que ser resucitado para glorificacin (He. 2:24). De igual modo,
los santos no podrn ser retenidos cuando venga el Seor, lo que dar a luz a los
hijos de Dios y con ello a la esperanza segura de la creacin.
Los sufrimientos universales de la creacin se manifiestan "hasta ahora",
lo que indica que se trata de algo temporal que concluir con el tiempo en que
se manifiesten los hijos de Dios. Entonces, el cambio se producir cesando los
gemidos al cesar la razn de ellos, para disfrutar del gozo exultante de la
libertad tanto tiempo esperada, que cancela la esclavitud a la vanidad en que se
encuentra hasta entonces. El regreso de Cristo abrir un tiempo de bonanza, que
culminar finalmente en la remocin de esta creacin, purificndola por fuego y
38 G.
't"'
nego: cri;Eva"'w.
39 Griego: cruv, con.
40 Griego: cruvwvw.
641
dando paso a una nueva creacin, de cielos y tierra nuevos, en donde el pecado
no existir jams (2 P. 3:7, 11, 12, 13).
sino
a.u-co\
mho\ f:v
a.uwt<;
pnm1c1a
del
Espritu
cni::vd~oi::v
gemimos
uo8i::cra.v 1
adopcin de hijos
la
redencin
del
cuerpo
de nosotros.
642
ROMANOS VIII
643
Griego: a7tEK8ixom.
644
ROMANOS VIII
't-ij yap
8A.n8t 8crni8r Ev
8A.n't~
f:
yap
porque lo que
ve
qu
que se ve
no
es
esperanza
espera?
"ti<;, qu, con fiabilidad media; lectura atestiguada en p27 vid, 46, B*, l 739v.r, iflon, cop00
n<;, t, alguien, qu, como se lee en B1, D, F, G, itqr. e, f, a. monl, . vg, sla~s. Orgenesgr:
112
42151
lat, Cipriano, Ambrosiaster, Ambrosio , Pelagio, Agustin
lectura en ~2~ A, C,
:z tA.n:l;si, espera, con fiabilidad media; lectura atestiguada en p46, K2, B, C, D, F, G~ \{/,
6, 33, 81, 104, 256, 263, 424~ 436, 459, 1175, 1241, 1319, 1506, 1573, 1573, 1739*,
645
1852, 1881, 1912, 1962, 2127, 2200, 2464, Biz [K, L, P] Lect itar, b,d,f,g,mon.-0, vg, syr'1,
copboms, arm geo, slav, Clemente, Origenesgr. lat, Gregorio de Nisa, Ddimo, Crisstomo
Teodoreto, Cipriano, Abrosiaster, Ambrosio, Pelagio, Agustn.
noSv1:a, soporta, atestiguado en lt*, A, 1739'" r, syr1', copsa. 00
Consecuente con lo que antecede aflade: tf., caso dativo femenino singular del articulo
determinado declinado para la; y<ip, ~onjunci(ln causal porque; sA.1t8i, caso dativo
femenino singular del sustantivo esperatrza; snmaru.uw' primera persona plural del
aoristo primero de indicativo en voz pasiva del verbo cre;ro, salvar, aqufaimos salvos;
.x~, caso nominativo femenino singular del sustantivo esperanza; 82, partcula
conjuntiva que hace las veces de conjuncin, con sentido de pero, ms bien, y, ;:v pQr
cierto, antes bien; l}A.enotvr, caso nominativo femenino singular del particifll<> de
presente en voz pasiva del verbo l}ivt'lt(I), ver, mirar, fijarse, aqu que se ve; OK, fon:na
del adverbio de negacin no, con el gra:fismo propio ante vocal no aspirada; ~crnv,
tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo ei, ser,
aqu es; tA.ntc;, caso nominativo femenino sinsular del nombre comn esperanza; o,
caso acusativo neutro singular del pronombre relativo lo que; ydp, conjuncin causal
porque; 13A.&1t8t, tercera persona sinsular del presente de indicativo en voz activa del
verbo 131.&'ltro, ver, mirar, fyarse, aqu ve; -de;, caso nominativo masc'11ino singular del
pronombre interrogativo que; sl1t.~st, tercera persona singular del presente de
indicativo en voz activa del verbo SA.n~ro. esperar, a i espera.
-rij yap l:A.n8t l:crw0rii::v. El versculo tiene algunas complicaciones
por las lecturas alternativas y la traduccin que habitualmente se ha dado al
texto. La primera clusula ensea que el creyente fue salvo en esperanza. Sin
embargo el artculo con que se inicia la frase en el texto griego est en dativo 42
lo que determina el sentido del sustantivo esperanza, que pudiera ser tanto
locativo como para el dativo. En el primer sentido el apstol estara diciendo
que el creyente es salvo en esperanza, lo que exigira interpretar que la
esperanza rodea la salvacin del creyente y se hace esencial para l. No cabe
duda que esta es una verdad incuestionable. Con todo, el dativo orienta mejor el
sentido, ya que el cristiano no se salva por esperanza, pero se salva para
esperanza. Quiere decir que el cristiano se salva por vinculacin con Cristo y
por fe en l, pero el trmino final de la salvacin que es la glorificacin est
todava por producirse. La esperanza forma parte de la experiencia de vida
cristiana. Cristo en el cristiano es ya la esperanza definitiva del salvo, porque en
l se producir todo lo que tiene que ver con la salvacin escatolgica (Col.
1:27). Las gloriosas y grandsimas promesas son asumidas y disfrutadas ya por
la fe (2 P. 1:4 ). Es una esperanza que aunque no se ha alcanzado se disfruta ya
como algo seguro porque descansa en la fidelidad de Dios.
42
Griego: iJ.
646
ROMANOS VIII
Ef...ntc; 8f: Bf...cnov11 ouK Ecrnv Ef...nc; o ydp BJ..nEt -re; Ef...nsct. En
este contexto el apstol define la esperanza como la razn de ser del momento
actual en que la vista fsica ha dado paso a la visin de la fe, contraponiendo la
esperanza al ver, ya que esa esperanza est lejos de la vista humana y se refiere
a lo que es invisible ahora. De otro modo, la vista fsica slo alcanza a lo
material que nos rodea, la realidad de la esperanza ve en fe lo que es eterno y no
temporal (2 Co. 4: 18). Pablo ensea que cuando se puede ver no es precisa la
esperanza, pero, como los cristianos esperan algo que todava no pueden ver,
han de hacerlo con ansiosa esperanza. Ansiedad santa porque descansa en la
fidelidad de Dios, que es fiel para cumplir lo prometido. La esperanza cristiana
es un ancla firme que se afirma en Dios mismo (He. 6: 19, 20). La fe da
sustancia a la esperanza (He. 11: 1).
25. Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos.
d 8f:
ou BJ..noEv Ef...nsoEv,
Mas si lo que no
vemos
esperamos
f'
por medio de
noovi)c; cinEK8cxE8a.
paciencia
aguardamos.
d 8f:
ou BJ..noEv Ef...nl;oEv, f' noovlc; cincK8cxi>8a. Lo
que el creyente espera todava no lo puede ver, est -como se dijo antes- oculto
a los ojos fisicos pero abierto a la fe. Las gloriosas promesas que Dios ha hecho
son credas y se convierten en esperanza expectante. La paciencia es vnculo
asociado a la fe en el tiempo de la espera. El trmino usado aqu para
paciencia43 , hace referencia a la capacidad de permanecer bajo un peso. Los
cristianos esperan desde siglos algo que no se ve an, de modo que han de
hacerlo con paciencia. Esa paciencia es la fuerza que les permite resistir en
medio de las dificultades esperando el cumplimiento de las promesas de Dios.
Ese esperar con paciencia nada tiene que ver con el soportar estoico, sino con el
43
G.
,
,
nego: unoovr.
647
soportar todo viendo la realidad que se sustancia por medio de la fe. Como el
caso de los antiguos que esperaban las promesas de Dios y moran sin
alcanzarlas pero saludndolas de lejos (He. 11: 13). La fe no se debilit en
aquellos, ni se debilita en nosotros ahora, con la demora de recibir las
promesas, sino que "conforme a la fe murieron ", es decir, la fe que sustent sus
vidas les acompa hasta el momento de su muerte fisica, hacindoles acariciar
ya el cumplimiento de aquello que se producira ms adelante, en el tiempo de
Dios, porque El que haba prometido era fiel. La fe hace realidad las promesas
que se cumplirn ms adelante, puesto que la fe es "la certeza de lo que se
espera" (v. 1). Escribe Hendriksen:
T]wv
Espritu
ayuda
de nosotros. Porque lo qu
oremos
a la
Et
debilidad
ouK o'aEv,
conforme es necesario no
sabemos,
l mismo, el
Espritu,
intercede
con gemidos
indecibles.
648
ROMANOS VIII
649
"El "lo que" se refiere al contenido de "qu" tenemos que pedir, porque
la esperanza sabe perfectamente lo que espera. Pablo quiere decir que nos
faltan las palabras para expresar lo esperado. Naturalmente, el cristianismo
primitivo dispone de palabras tales como "redencin", "liberacin", "gloria
futura", pero no sabemos qu designan propiamente estos trminos, justamente
porque se trata de lo invisible, de la salvacin escatolgica no realizada
todava en nosotros, a la que somos capaces de denominar por anticipacin,
pero no de comprender lingsticamente. El lenguaje de la esperanza, que no
ve, tiene carcter anticipador y, por consiguiente, es, como tal, inadecuado con
aquello que ella pide oportunamente y en la direccin correcta. De esta
manera, tambin el lenguaje de la oracin participa en la diferencia entre el
hecho de la salvacin y su futuro que escapa todava a la experiencia actual (cf
v. 24). En este sentido hay que entender la precisin "como conviene",
pospuesta enfticamente: para nuestra oracin no conocemos lenguaje alguno
que disponga de la claridad de la gloria luminosa de Dios y cuyas palabras se
correspondan con la realidad escatolgica de la salvacin. A Dios como Dios
hay que hablarle propiamente en la lengua de Dios. Pro as como la debilidad
de los pecadores (5:8) frente a la fortaleza de la ira de Dios, consista en que
ellos estaban privados de la gloria (3:23), as la debilidad de los cristianos
ahora, todava en el tiempo del sufrimiento y del gemir, consiste en que su
participacin en la gloria escatolgica es an futura, de la que se encuentras
separados por la presente participacin en la corrupcin de toda la creacin.
En esta debilidad viene en nuestra ayuda el Espritu ... e intercede ante Dios, el
650
ROMANOS VIII
46
651
consumacin de la redencin (8: 16, 23, 26; He. 9:28ss). El Espritu, impulsa a
la Iglesia y se une a ella en esta peticin, entendiendo que l tambin intercede
por los santos. Es, por tanto, una oracin hecha en el Espritu y, por ello,
conforme a la voluntad de Dios.
27. Mas el que escudria los corazones sabe cul es la intencin del
Espritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.
on
Y el
que
corazones
sabe
cul la
intencin
del
Espritu
Dios
intercede
por
santos.
ROMANOS VIII
652
on
ywv.
De otro modo, el
pensamiento que promueve la intercesin del Espritu es el pensamiento de
Dios. Coincidente con la voluntad divina, la intercesin del Espritu es siempre
eficaz y efectiva. Intercede segn Dios, por tanto segn nuestras necesidades
reales que como Dios discierne, segn los conflictos que l puede resolver, y,
en general, segn todo cuando Dios desea para los suyos en cada momento.
Ka'ta
E>i>ov
EV'tDY'.)(V8t
7tEp
TOt<;
on Wt<;
que a los
Ka-ra
a los conforme a
a Dios
todo
ayuda
para
bien
llamados
siendo.
Griego: cppvra.
653
verbo dya.7tdro, amar, aqu que aman; 't'v, caso acusativo masculino singular del
articulo determina el; 8sov, caso acusativo masculino singular del nombre propio
declinado a Dios; 7tdvia., caso acusativo neutro plural del adjetivo todo~ cro~pyii,
tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo <ruvepytro,
trabaJar con, cooperar, contribuir a, secundar, asistir, ayudar hacifl algo, aqu ayuda;
sic;, preposicin de acusativo para; dya.Gv, caso acusativo neutrq singular del
adjetiv<:> bien; to'ic;, caso dativo' masculino plural del articulo determinado declinado a
los; KCX'td, preposicin de acusativo segn, conforme a, de acuerdo con; 7tpBt;;ow,
caso acusativo :femenino singular del sustantivo que denota pmposicin, fin, intencin,
decisin, propsito; x:l.r'to\~, caso dativo masculino plural del adjetivo verbal de
Ka.A.w, llamar, como adjetivo llamados, convocados, escogidos, elegidos; oumv, ooso
dativo masculino plural del participio de presente en voz activa del verbo si, ser. aqu
siendo.
Hasta aqu el apstol ha estado considerando las bendiciones que el
creyente alcanza en Cristo. En el captulo actual se ha hecho una recapitulacin
de algunas de esas bendiciones. El creyente est libre de toda condenacin por
el pecado (vv. 1-8). Ha sido hecho morada del Espritu de Dios, quien garantiza
la esperanza de cada creyente (vv. 9-11), que tiene adems la certeza de ser hijo
de Dios, con todo cuanto esa posicin comporta (vv. 14-16). Sin embargo, tales
bendiciones no estn exentas de dificultades en el tiempo presente, como
persecuciones y angustias (vv. 18-25), contando como recurso personal la obra
intercesora del Espritu (vv. 26-27). Ahora se dirige, en un incremento
progresivo, hacia la consideracin de bendiciones an mayores en las que
descansa la certeza de la salvacin y la eterna seguridad del creyente.
O'8a1>v f:. Comienza el versculo con la expresin "y sabemos" o
tambin "pero sabemos" es una contraposicin a todo lo expuesto desde el v.
18, destacando lo positivo que aparece en aquel texto, "las aflicciones del
tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha
de manifestarse". Las situaciones adversas son fcilmente superables cuando se
tiene la certeza de cuanto Dios est haciendo a favor de los suyos y cuanto ha
hecho ya por ellos. Todos nosotros "sabemos", en el sentido de "estimar como
algo seguro". Podra entenderse el trmino como "estamos plenamente
seguros". Es una expresin repetida varias veces en la Epstola (3: 19; 7: 14;
8:22). Se trata de un conocimiento ms que intelectual experimental. Sabemos
por experiencia lo que Dios hace por los suyos. 1) Lo conocemos por lo que ha
hecho a lo largo de la historia con otros creyentes, a modo de ejemplo, con
Jacob, bendicindolo en su vida, prosperndolo conforme a sus promesas,
dndole bendiciones en la tierra de Egipto y acompandolo continuamente
hasta el momento de su muerte (Gn. 48:3-4). De la misma manera estuvo al lado
de Jos, como l mismo testific delante de sus hermanos (Gn. 50:20). Es
tambin el testimonio que dio Josu delante del pueblo como Dios los haba
conducido hasta darles la tierra que haba prometido a sus antepasados (Jos.
654
ROMANOS VIII
O'tt
'tt~
ayamcnv
'tOV
0EV.
655
Griego: cruvspyiw.
656
ROMANOS VIII
de Dios sin el consentimiento divino que establece los lmites a la prueba (Job.
1:12; 2:6). No hay nada que no sea conducido por Dios para el bien de sus hijos.
El Padre da a los suyos slo buenas ddivas (Stg. 1: 17). Cuando estemos
pasando por circunstancias adversas, cuando haya en nuestra vida preguntas sin
respuesta, cuando nuestra fe desfallezca por las angustias de la vida, cuando las
lgrimas llenen los estanques, cuando el valle de sombra de muerte nos
envuelva y el temor estremezca nuestra alma, esta verdad vendr a nosotros
afirmando nuestra fe: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas
les ayudan a bien ".
wl:~ Ka'ta np9rnw KATJWt~ oow. Aquellos que aman a Dios y para
quienes Dios coopera todo encaminndolo para su bien son "los que conforme a
su propsito son llamados". Es en la salvacin donde est implicada la
soberana de Dios. Si en la consideracin anterior entendemos que Dios
conduce todo para bien de los que le aman, entendemos que est operando en el
proceso de salvacin en el tiempo presente, que es la santificacin. Por tanto, en
todo cuanto tiene que ver con ella, es Dios quien lo realiza. La salvacin del
hombre descansa en el decreto divino que se estableci antes de la creacin (2
Ti. 1:9). El designio eterno estableci quien realizara la obra de salvacin (1 P.
1: 18-20). La Biblia ensea enfticamente que "la salvacin es de Dios" (Sal.
3:8; Jon. 2:9). Ya se ha considerado esto antes, es suficiente con detenernos aqu
en lo que concierne a la frase del versculo. La palabra clave aqu es propsito51 ,
la salvacin es el resultado del propsito de Dios establecido antes de la
creacin y, por tanto, antes de la cada. La decisin salvfica es anterior y est
ms all de la historia. En el segundo escrito a Timoteo -citado antes- hace
referencia a la salvacin como resultado del propio y libre decreto de Dios en su
gracia. Aqu aparece vinculado con el llamado divino, por tanto, se tata siempre
de la libre y primordial decisin salvfica de Dios. De otro modo, el propsito
de Dios es para salvacin de aquellos a quienes llama. Dios no llama a aquellos
que l sabe que van a responder a Su llamado, no salva a aquellos que l sabe
que aceptarn por la fe a Cristo en el decurso de la historia, Dios llama para que
respondan al llamado (1 P. 1:2). El propsito de Dios implica que Su
llamamiento sea algo ms que una simple invitacin para perdn de pecados, es
un llamamiento para ser santos, como pueblo separado para l (1 Co. 1:24). Los
que son llamados siguen en el mundo pero no son de l. Los llamados por Dios
disciernen, en razn de la obra del Espritu, cual es su situacin, siendo dotados
de fe salvfica e impulsados a clamar al Salvador depositando en l su fe, de
manera que mientras que "Cristo crucificado, es para los judos ciertamente
tropezadero y para los gentiles locura,.. para los llamados, as judos como
griegos, Cristo poder de Dios, y sabidura de Dios" (1 Co. 1:22-23). Quin
hace esa diferencia? La operacin poderosa de Dios conforme a su propsito.
51
Griego: np8i;mc;
657
658
ROMANOS VIII
velo, dice confiadamente: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las
cosas les ayudan a bien ".
29. Porque a los que antes conoci, tambin los predestin para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que l sea el primognito
entre muchos hermanos.
on
oc;
npotyvw,
Ka't
predestin
conforme
a la
dKvoc; 'tOD Y'toG mhoG, de; 'tO dvm mhov 7tpW't'tOKOV f:v 7tOAAOtc;
imagen
del
HJO
de l
para -
ser
primognito
entre muchos
ci&lc<potc;
hermanos.
mwmo
on
"'
oc; npoyvw. Los llamados por Dios, son tambin los que l
conoci de antemano. l los llam a salvacin segn su designio porque los
haba conocido antes. El conocer de Dios no es un mero saber anticipado sobre
la respuesta humana a Su llamado. Pablo utiliza aqu un verbo 52 que expresa la
idea de un conocimiento anticipado o un conocimiento previo. El previo
conocimiento est vinculado al propsito para salvacin. Muchos ejemplos
bblicos explican mejor que una definicin terica el sentido del preconocimiento divino. Dios habla as de su profeta Jeremas: "Antes de que te
52
Griego: rcpoyivcrKw.
659
53
54
660
ROMANOS VIII
De igual manera, escribe el profesor Juan Leal:
661
el Soberano elige, pero no es menos cierto que la puerta abierta de la gracia est
presente tambin con una invitacin universal "el que quiera". Nadie que
encuentre abierta esa puerta y entre por ella ser rechazado. No permitas que los
sistemas teolgicos limiten la verdad en uno u otro sentido. Recuerda siempre
que Jess dice: "El que a m viene, de ningn modo lo rechazo".
Griego: npoop;;w.
Griego: crupcprn;.
ROMANOS VIII
662
os 8i>
Y a los que
predestino
i:oi:ous Kat
a estos
tambin
t8l;acrEv.
glorific.
a estos
tambin
los que
llam
y a los que
justific
a estos
tambin
663
Griego: EAK(J).
664
ROMANOS VIII
F. Lacueva. Matthew Henrry. Juan. Edit. Clie. Terrassa, 1983. pg. 151.
665
31. Qu, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, quin contra
nosotros?
T
ouv 8pouEv npoc; 'tafrm d E>Eoc; ni:p Ycv, 't"c; Kae' Ycv
esto?
S1 - Dios
por
666
ROMANOS VIII
667
podrn emplearse en una batalla poderosa, para destruimos, pero, unos y otros
no podrn nada contra los hijos de Dios. Donde la carne ve enemigos poderosos
y ciudades amuralladas, la fe alcanza a conocer que Dios est por nosotros, por
tanto podemos alentamos mutuamente y decir con seguridad: "no temis al
pueblo de esta tierra, porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se
ha apartado de ellos, y con nosotros est Jehov, no los temis" (Nm. 14:9).
Incluso en la soledad personal, cuando nadie est al lado, la seguridad de que
Dios es por nosotros, nos conducir a la certeza de poder decir: "Jehov est
conmigo; no temer lo que me pueda hacer el hombre. Jehov est conmigo
entre los que me ayudan; por tanto, yo ver mi deseo en los que me aborrecen"
(Sal. 118:6-7). No hay derrota posible para quien est en la proteccin de Dios.
No es una victoria ocasional la que podemos experimentar sino continua, ya que
l nos lleva en triunfo siempre, en Cristo (2 Co. 2: 14). Aun en el valle de
sombra de muerte, el temor desaparece porque tenemos la certeza de que l est
con nosotros (Sal. 23:4). Ante los mayores enemigos hay siempre una mesa de
bendicin provista por Dios (Sal. 23:5).
32. El que no escatim ni a su propio Hijo, sino que lo entreg por todos
nosotros, cmo no nos dar tambin con l todas las cosas?
el
propio
Hijo
lo,
cmo no
no
~cpdcraw
escatim,
por
nosotros
todos
con
todo
nos
xapcrn-cm
otorgar?
668
ROMANOS VIII
o~ partcllla mterrogativa, como, que puede ~rse tambin como interjectiva cmo!;
x\} f~a intensiticada del adverbio de negacin o, fnna tica, que se traduce
<l0mo ~o y se utm~. como pa.rticula interrogativa en preguntas de las: que se espera
t_,uesta afmnativa; tcal, adverbio de modo tt1mbln; m,lv, preposroin de dativ<> con;
m)-cfi,> oaso dati'Vo masculino de la tereera persona smgulm: del protiombre personal l;
'fQ, ~ a<:usativo neutro plural del atti~lo detll!~nado los; m:vtct, caso acusativo
neutro plural del adjetivo todos; adquiriendo aqu el sentido de todas las cosas; t\'tv,
oo dativo <,le la primera persona plural del pronombre personal nos; xo.pmmxi,
ta~ra persona singulat del futuro de indicativo en voz media del verbo xapU;om,
(lr1 r 'atar, conceder gratuitamente, otorgar.
oc; yr,
m:x.p8WKEV
sobre las bendiciones y cuidado de Dios, como se lee literalmente "El que
ciertamente no escatim a su propio Hijo". La evidencia de que Dios est por
nosotros, del versculo anterior, lo demuestra en el hecho de la muerte
expiatoria de Cristo. Antes hizo referencia al Seor como "entregado por
nuestras transgresiones", aqu ampla la dimensin del amor divino hacia los
perdidos, ahora salvos, en que no rehus o como traduce RV 60 no escatim a
su propio Hijo. Es posible que en la mente del apstol estuviese presente la
figura histrica de la entrega que Abraham hizo de su hijo Isaac, no
rehusndolo, sino disponindose a ofrecerlo en sacrificio segn la demanda
recibida de Dios mismo. El testimonio que Dios da se expresa de un modo
semejante: " ... no me has rehusado tu hijo, tu nico " 64 De manera que como
Abraham no perdon a su propio hijo, su nico conforme a la promesa, su
amado hijo, tampoco Dios perdon a su propio y nico Hijo (v. 3). Significa
esto que Dios ejecut en su Hijo el castigo, que supona la responsabilidad
penal de nuestro pecado. As estaba ya profetizado: "Con todo eso, Jehov
quiso quebrantarlo, sujetndole a padecimiento" (Is. 53: 1O). El Padre entreg a
su Unignito por las transgresiones de los que ahora son hijos suyos por
adopcin, abriendo el camino que permite esa accin divina (4:25). La
condenacin del pecador fue cargada por Dios en Cristo (2 Co. 5:21). Es una
manifestacin de amor incomprensible. Los perdidos pecadores deban ser
condenados a causa de su pecado. La paga del pecado no poda ser otra que la
muerte. El Padre tiene a su Unignito Hijo, en quien se complace eternamente y
de quien dice: "Este es mi Hijo amado" (Mt. 3: 17; 17:5). Es adems inocente
mucho ms sublime que los cielos, santsimo como slo Dios puede serlo; en su
humanidad vivi con la misma santidad que eternamente posee, "no hizo
pecado, ni se hall engao en su boca" (1 P. 2:22). Este inocente y santsimo
Hijo de Dios, fue entregado por nosotros, puesto en el lugar de los extraviados y
rebeldes (Is. 53:6). La copa de maldicin fue asumida por l para que los
malditos seamos herederos de bendicin (G. 3:13). No cabe duda que el Seor
64
669
contra
elegidos
de Dios? Dios
el que justifica.
670
ROMANOS VIII
pio Di:os; <>. caso nominativo masculino singular del artculo detenninado el;
~t~'liciv1 caso nominativo masculino singular del participio de presente en voz activa
del verbo fte~tm, justificar, a u que justifica.
't<; EyKaAm:t Kma EKAEK'tWV 0w6. De la seguridad del amor a la
seguridad de la eterna salvacin. El apstol utiliza aqu un trmino jurdico
traducido como acusar 65 , y que tiene que ver con un fiscal acusador que
presente cargos contra un reo ante el tribunal. Nadie puede poner un cargo legal
contra un salvo que surta efecto condenatorio contra l. Todos los cargos
penales por el pecado fueron cancelados en Cristo mediante su obra en la Cruz.
La imagen del versculo es muy interesante, como su el presidente de un
tribunal de justicia, juez supremo hiciese pregonar un edicto para ver si alguien
tiene algo que demandar contra el salvo. Sin duda puede haber acusacin, e
incluso, puede haber acusacin propia, establecida con verdad, cual es el trabajo
impo de Satans, el acusador de los cristianos (Ap. 12: 1O), pero sus
acusaciones son inhbiles por cuanto la responsabilidad penal de cualquier
acusacin que se formule ha sido ejecutada en Cristo. Satans ha quedado sin
elementos condenatorios para los salvos (Col. 2: 14-15).
eco<; 8tKatCV. El Juez que podra condenar es el que justifica. Es
ms, es quien est al lado del reo para ayudarlo, por tanto el acusado puede
decir: "Cercano est de mi el que me salva; quin contender conmigo?
Juntmonos. Quin es el adversario de mi causa? Acrquese a m. He aqu que
Jehov el Seor me ayudar; quin hay que me condene? He aqu que todos
ellos se envejecern como ropa de vestir, sern comidos por la polilla" (Is.
50:8-9). La pregunta retrica exige una absoluta negacin. "Quin acusar?"
en sentido de cargo eficaz, recibe como respuesta: Nadie!
65 Griego: f:yKaA.w.
671
't"c;
Quin el
f:ycp8dc;,
que condena?
oc;
Cristo
Ka
Jess
f:crnv f:v
est
OE~t<';:
en diestra
el
que muri
y ms
Kat
por
nosotros.
oe
da.
Xptmo<; 'Ircrou<;, y junto con Cristo Jess, lectura en B, D, 263, 424*, 459,
1175, 1241, 1506, 1739, 1881, 1912, 2200, 2464, Biz [KJ Lect itd2, mon, syr", copS!l, slav,
lreneo1\ Cirilo de Jerusaln, Crisstomo, Serveriano, Hilarlo, Ambrosiaster, Ambrosio,
Agustn u4
Aadiendo bendiciones sobre los creyentes, dice: 't<;, caso nominativo masculino
singular del pronombre interrogativo quin; , caso nominativo masculino singular del
articulo determinado el; Ka.'C<XKptvrov, caso nominativo masculino singular del
participio de presente en voz activa del verbo Ka.'Ca.Kpvro, condenar, aqu que
condena; tambin puede ser un participio de futuro, en cuyo caso seria quin
condenar; XptC1'C<;, caso nominativo masculino singular del nombre propio Cristo;
'I11ocou<;, caso nominativo masculino singular del nombre propio Jess, lectura muy
improbable; , caso nominativo masculino singular del artculo determinado el;
dn:oflavrov, caso nominativo masculino singular del participio aoristo segundo en voz
activa del verbo d11:00vljcrKro, morir, aqu como que muri; aA,A.ov, adverbio
comparativo de clA.a., ms, ms bien, m:ejor; ot, partcula conjuntiva que hace las
veces de conjuncin, con sentido de pero, ms bien, y, y por cierto, antes bien;
eyep0a1i; forma del nominativo masculino singular del participio aoristo primero en voz
pasiva del verbo :yapro, levantar, en sentido de despertar del sueo, levantarse de la
cama, ponerse en pie, aqu levantado, referido a resucitado; o<;, caso nominativo
masculino singular del pronombre relativo el que; Ka., adverbio de modo tambin;
EC1'Ctv, tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo eii.,
estar, aqu est; v, preposicin de dativo en; oe~iij,, caso dativo femenino singular
del adjetivo diestra, derecha; wo, caso genitivo masculino singular del artculo
determinado el; 0rou, caso genitivo masculino singular del nombre propio declinado
de Dios; o<;, caso nominativo masculino singular del pronombre relativo el que; K<Xt,
adverbio de modo tambin; vi;urxclvsi, tercera persona singular del presente de
indicativo en voz activa del verbo evi;unclvm, interceder, aqu intercede; n:sp,
672
ROMANOS VIII
Hijo entregado por el Padre, vino en carne humana (Jn. 1:14; G. 4:4), que pas
en una senda de humildad por el mundo de los hombres; el desechado y
despreciado Varn de dolores experimentado en quebranto (Is. 53:3), ha sido
ascendido a la Majestad de las alturas, sentndose a la diestra de Dios,
cumpliendo aquello que haba sido anunciado profticamente (Sal. 11O:1 ). Por
la resurreccin de entre los muertos, Jess el que haba sido considerado por los
66
Griego: &:A.A.ov.
673
hombres como un mero hombre, es declarado con poder por el Padre como su
Hijo amado, el Unignito (Hch. 13:33-34). Dotado con el Nombre que es sobre
todo nombre, ascendido a los cielos, revestido de suprema autoridad, har que
todos en el universo doblen sus rodillas reconocindole como el Seor, para la
gloria del Padre (Fil. 2:9-11 ). La doctrina de la exaltacin del Redentor, lo que
se llama sesin a la diestra de Dios, es una verdad bblica ampliamente
expresada (cf. Mt. 26:64; Mr. 14:62; Le. 22:69; Hch. 2:33; 3:13; 5:31; 7:55, 56;
Ef. 1:20; Col. 3:1; He. 1:3; 2:9; 8:1; 10:12; 12;2; 1P.1:21; 3:22; Ap. 5:12).
or;
nivel an mayor: "el que tambin intercede por nosotros". Dentro del oficio
sacerdotal de Jesucristo se aprecian dos actividades que l ejerce a la diestra de
Dios. En la primera, como abogado, presenta continuamente la cancelacin de
las demandas judiciales por el pecado, presentndose l mismo por nosotros
ante Dios (He. 9:24). El sacrificio expiatorio cancela definitivamente toda
responsabilidad penal que pudiera recaer sobre el salvo. Ante el tribunal de la
justicia divina presenta el sacrificio sustitutorio por cada creyente, de manera
que su alcance es suficiente para limpiar al que cree de todo pecado (1 Jn. 1:7).
Pero, los salvos estn transentes en el mundo y sujetos a los peligros internos,
consecuencia de la vieja naturaleza, y externos, en todas las manifestaciones de
conflicto producidas por Satans. El Hijo de Dios or en intercesin por los
suyos antes de ir a la Cruz: " ... a los que me has dado, gurdalos en tu
nombre... Cuando estaba en con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu
nombre ... no ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal ...
ms no ruego solamente por stos, sino tambin por los que han de creer en m
por la palabra de ellos" (Jn. 17:11, 12, 15, 20). Jess intercedi por los suyos
pidiendo al Padre proteccin espiritual para los que estando en el mundo no son
del mundo; para los que tendran que enfrentarse con el maligno y, para los que
el conflicto espiritual sera una experiencia cotidiana. El ministerio de
intercesin que Jess tuvo para con los suyos en la tierra y la peticin hecha al
Padre por todos los creyentes, contina ahora en el cielo. El Seor en su oracin
expresa la seguridad de que el Padre puede guardar a los suyos. Ms adelante
Judas en su Epstola hace la misma afirmacin: "es poderoso para guardaros
sin cada, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegra"
(Jud. 24). El ministerio del Resucitado, como Sumo Sacerdote segn el orden de
Melquisedec, ha entrado al Lugar Santsimo, con la sangre de Su propio
sacrificio y no sale ya de ese lugar. En esa misin intercesora pide al Padre
proteccin eficaz a favor de aquellos que siendo suyos estn en el mundo. Esta
plegaria intercesora, dice Pablo, que contina ahora: "el que tambin intercede
por nosotros". La seguridad del cristiano descansa en la intercesin del Hijo de
Dios. Un ejemplo notable est en las palabras que Jess dijo a Pedro: "Dijo
tambin el Seor: Simn, Simn, he aqu Satans os ha pedido para
zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte" (Le.
674
ROMANOS VIII
675
separar
del
amor
de Cristo? Tribulacin
fi
o
o persecucin o hambre o
desnudez
peligro
espada?
Aadiendo a las garantas de seguridad del creyente, de los versculos anteriores, escribe
ahora: i:i:;, caso nominativo masculino singular del pronombre interrogativo quin;
tii:;, caso acusativo de la primera persona plural del pronombre personal nos;
xcop<i&t, tercera persona singular del futuro de indicativo en voz activa del verbo
xcop1;co, separar, apartar, aqu separar; dno, preposicin de genitivo de; i:i]i:;, caso
genitivo femenino singular del artculo determinado la; dycbtri:;, caso genitivo
femenino singular del sustantivo amor; i:ou, caso genitivo masculino singular del
artculo determinado el; Xpt<i'tou, caso genitivo masculino singular del sustantivo
declinado de Cristo; 9.A."iwii:;, caso nominativo femenino singular del nombre comn
tribulacin, sufrimiento; i'\, conjuncin disyuntiva o; cn:evoxcopo., caso nominativo
femenino singular del sustantivo que denota angustia; 1], conjuncin disyuntiva o;
froyoi:;, caso nominativo masculino singular del nombre persecucin; i, conjuncin
disyuntiva o; A.toi:;, caso nominativo masculino singular del sustantivo hambre; T,
conjuncin disyuntiva o; yuvtrc;, caso nominativo femenino singular del sustantivo
desnudez; ii, conjuncin disyuntiva o; l<:vouvoc;, caso nominativo masculino singular
del nombre comn peligro;
conjuncin disyuntiva o; cix,mpa, caso nominativo
femenino singular del sustantivo que denota espada.
n.
676
ROMANOS VIII
Griego: xwp;,w.
Griego: 8Al.nc;.
677
1:27); la gran calamidad del hambre (Hch. 7: 1O); comparable con los dolores de
parto (Jn. 16:21). Todas estas aflicciones que estn en la mente del apstol son
consecuencia del ser cristiano, en diferentes formas y circunstancias, todas ellas
por causa de la fe (Mt. 13:21; Jn 16:33; 1 Ts. 1:6). En las ms severas
circunstancias de afliccin, el Seor est al lado de los suyos, presente incluso
cuando alcance el nivel de la angustia (Sal. 91: 15). El cristiano debe entender
que el amor de Cristo est presente en la afliccin, que esta no es el resultado de
haber dejado de ser amado por l, sino todo lo contrario. En ellas debe gloriarse
el cristiano (5:3) porque la afliccin es concesin divina para formamos en la
paciencia, que permite ser sufridos en ella y aade constancia a la oracin
(12: 12), adems las aflicciones son los elementos que Dios utiliza para
consolidar y fortalecer la fe (1 P. 1:7). Ningn cristiano piense que la afliccin
es elemento que verifica la separacin del amor de Cristo, sino todo lo
contrario, una concesin de la gracia para nuestro bien.
Griego: cr'tEvoxwpa.
678
ROMANOS VIII
Griego: 8twyoc;
Griego: A.toc;.
679
74
75
Griego: yuvni;.
Griego: Kv8uvoi;.
Griego: dxmpa.
680
ROMANOS VIII
no puede apartarnos del amor de Cristo, porque esa muerte fsica se produce en
la misma posicin en donde el creyente ha sido puesto, esto es, en Cristo. Esa es
la firmeza de la seguridad, los muertos en Cristo mueren en el Seor, donde la
comunin con l no se interrumpe por la muerte y donde la experiencia de
amor, no slo no se interrumpe, sino que se potencia al disfrute de la dimensin
en que puede experimentarse slo en la gloria.
yypmrcm on
est escrito que:
EVSKSV
O'OU
A causa de
ti
0ava'to s8a
oA.rv 'ttl V
&A.oycr8rsv
cc; 1tpJ3a'ta
ovejas
todo
el
tl pav,
da
crcpayii'c;.
de matanza
681
en
esto
todo
ta
wu dyamc:mvwc;
el
que am
Ti ac;.
nos.
ROMANOS VIII
682
muerte
swr't
vida
m
ngeles
dpxal. 001:E 1 EVECJ'tW'ta OO'tE AAOV'ta OO'tE ouvEt~
pnnc1pados m
lo presente
m
lo vemdero
m
poderes
683
684
ROMANOS VIII
on
76
Griego: m:ew.
Griego: o'tE.
78
Griego: ~wi.
77
685
(v. 7). El creyente puede vivir con orientacin celestial en el poder del Espritu,
o ser esclavo de los bienes y orientacin terrenales. Si esta es la circunstancia, ni
esa situacin anmala que no corresponde con la nueva vida, podr separarlo
del amor de Dios.
OU'tE ayyEAOt. Sigue luego una referencia a los ngeles, que
necesariamente deben vincularse con los ngeles cados, puesto que se utilizan
en sentido negativo como quienes podran apartar al creyente del amor divino.
Pero, tambin podra estar en la mente del apstol los ngeles santos, usando
esto como una hiprbole en sentido de referirse a fuerzas poderosas propias de
los espritus, que a pesar de todo su poder no podran separar al creyente del
amor divino.
oui-E cipxal. Tampoco lograrn ese propsito los principados y
potestades. En la lectura ms firme aparece slo el trmino principados 79 Con
seguridad se trata de un orden de ngeles cados, vinculados con alguna accin
en el gobierno del mundo (Ef. 6: 12). Sin duda el inters de los ngeles cados es
el de apartar a los hombres de Dios y mucho mayor inters tendran en alcanzar
esto, si les fuese posible, en relacin con los creyentes. Con toda la
potencialidad que tienen estos demonios, no pueden separar al creyente del
amor de Dios. Satans y sus huestes son enemigos derrotados para el creyente.
La siguiente referencia a potestades no es lectura segura y aparece en mss de
menor importancia.
o'tE i:vEcri-wi-a. Aade luego "lo presente", referencia a la situacin
actual en la vida del creyente. En el entorno textual con las dificultades,
angustias y sufrimientos. El presente est movido en contra del creyente por las
huestes de maldad, que gobiernan el mundo. Algunas podrn terminar con la
libertad del creyente y an con su propia vida. Sin embargo, cuantas cosas
pudieran ocurrir en el presente, son incapaces de separamos de amor de Dios.
o'tE AAOV't<l. Igualmente "lo venidero" o "lo por venir". Amenazas
y conflictos an mayores que los del presente, podrn producirse. Los peores
presagios para el creyente son slo anuncios de dificultades, pero tampoco
podrn separamos del amor de Dios.
79
altura
Griego: d.pxa\.
ni
ni
alguna criatura
otra
podr
nos
686
ROMANOS VIII
del
amor
de Dios el
tv
en
Jess
el
Seor
1 wv.
de nosotros.
ni muerte . . . ni vida
ni ngeles ... ni principados
ni lo presente ... ni lo por venir
ni poderes
ni altura ... ni profundidad.
ni alguna otra criatura.
687
de los pares. Sin embargo, no deja de ser una mera curiosidad en relacin con la
forma escrita, sin trascendencia alguna.
o'tE \.\fwa. Aade aqu lo alto, literalmente la altura. Nada puede
estar ms alto que el mismo Seor que est sobre los cielos, por tanto si l est
entronizado y glorificado, sentado a la diestra del Padre, no hay nada que pueda
alcanzar esa altura y juntamente con l, estamos posicionalmente sentados los
creyentes (Ef. 2:6). Ninguna criatura, por alta y encumbrada que pueda estar,
alcanzar a separar lo que est ms alto que ella.
o'tE 38os. De la misma manera la profundidad. No sabemos en que
estaba pensando el apstol. Es posible que sea simplemente un contraste con la
altura. Las ocho veces que sale el sustantivo en el Nuevo Testamento, se refiere,
en los evangelios, mayormente, a profundidad espacial, bien del terreno o del
agua. En sentido figurado se refiere a aquello que sobrepasa todo. En este
versculo el trmino debe considerarse como una polaridad de la expresin en
contraste con altura. El amor de Cristo penetra por completo an en la
profundidad ms grande, de modo que esta pierde su carcter amenazador.
Algunos podrn pensar en los seres ms cados, que estn en lo ms profundo
del pecado y de la degradacin. Hasta ese lugar baj Jess, para hacer salvable
al ms perdido de los mortales (Ef. 4:9). Descendi al abismo para subir ms
alto que los cielos (10:7), por tanto aun los poderes ms bajos o la fuerza ms
profunda estn sin efecto para separar al cristiano del amor de Dios.
o'tE ns K'tcrtS hipa. Podra quedar alguna cosa que lo consiguiera?
Cerrando el crculo de la imposibilidad el apstol hace una referencia genrica a
todo lo existente: "ni ninguna cosa creada". Si existe algo, fue creado. Siempre
la criatura es menos que el Creador. Todo cuanto existe fue hecho por Dios en
Cristo (Col. 1: 16). l es el primognito de toda creacin (Col. 1: 15), en el
sentido de ser el principio originante de todo. Nada puede ser mayor que Cristo,
por tanto, su amor est por encima de toda circunstancia y de toda criatura. El
cristiano puede descansar en tranquilidad, no hay posibilidad alguna de que sea
separado del amor de Dios.
8uvtjonm fas xwpcrm ano 't:TJS ayam1s 't:OU ewu 'tTJS EV
Xptcr't0 'Ircrou 1:0 Kupw fwv. La conclusin es precisa: nada nos podr
separa del amor de Dios. Este amor se ha manifestado especialmente en el
hecho salvfica, en el cual Dios lo ha manifestado entregado a su Hijo. "En esto
consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que l
nos am a nosotros, y envi a su Hijo en propiciacin por nuestros pecados" (1
In. 4: 1O). El amor de Dios hacia nosotros es "en Cristo". De otro modo, Dios
ama al creyente porque est en Cristo. El amor a su Hijo a quien llama su
Amado, se extiende necesariamente a todos aquellos que estn en l, y vienen a
688
ROMANOS VIII
ser uno con l. Unidos a Cristo quedamos vinculados al amor eterno de Dios a
su Hijo, que como Mediador nos lo comunica tambin a nosotros.
Una sola reflexin al finalizar el captulo. Nosotros sabemos que Dios nos
ama, pero cmo sabremos que lo hace siempre y lo seguir haciendo? La
respuesta es admirable: "Estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ngeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto,
ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podr separa del amor de
Dios, que es en Cristo Jess Seor nuestro". Ciertamente los conflictos y
aflicciones del camino marcan huellas profundas en nosotros. No cabe duda que
en ocasiones las circunstancias adversas, la soledad personal y otras muchas
adversidades merman de tal modo la consistencia de nuestra fe que flaqueamos.
En ese momento en que pareciera que todo va a desmoronarse y que nada hay
ya slido a que podamos asimos, el amor de Dios viene a nuestro encuentro,
con una sencilla pregunta: "Si dio a su Hijo por mi Cmo no me dar con l
todas las cosas?". Tal vez la duda persista y la pregunta, siempre sin respuesta,
Por qu? bata con insistencia sobre la puerta del alma. En ese instante el amor
de Dios brillar pujante y la fe se afirmar en la certeza de que en todo l tiene
el control, que jams estamos solos y que el Padre del cielo est orientando
incluso las tribulaciones para el bien de aquellos que le aman. Es posible que los
enemigos y falsos acusadores se hayan reunido para destruir al santo, en ese
momento, que pudiera ser de zozobra para otros, es de seguridad para el
creyente: "Si alguno conspirare contra ti, lo har sin m; el que contra ti
conspirare, delante de ti caer. Ninguna arma forjada contra ti prosperar, y
condenars toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia
de los siervos de Jehov, y su salvacin de m vendr, dijo Jehov" (Is. 55:15,
17). La paz retoma al alma en la medida en que el corazn descanse en la
comunin y conocimiento de Dios. As lo ensea el profeta: "T guardars en
completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha
confiando" (Is. 26:3). Oh, que el Seor nos asista en la firmeza de la fe que
entiende que el amor de Dios es permanente para nosotros porque estamos en
Cristo Jess.
CAPTULO IX
SOBERANA DIVINA
Introduccin.
ROMANOS IX
690
mismos como (en el futuro) el remanente salvo de Israel, somos los objetos de
la soberana misericordia divina. En el captulo 9 descubrimos que somos vasos
de misericordia, como tambin el futuro de Israel har el mismo
descubrimiento acerca de s mismo, por medio del ejemplo de la misericordia
manifestada hacia nosotros. Muy a menudo se ha hablado de la gracia de Dios
en esta epstola, pero hasta este captulo no se menciona la misericordia; y
mientras la misericordia no sea comprendida, no podr apreciarse plenamente
. ,,]
l a gracia .
El captulo ofrece algunas aparentes dificultades, como ocurre siempre
que se entra en consideraciones sobre la soberana divina y sus actuaciones en el
campo de la salvacin y de la ejecucin de su justicia. Todo esto sin perder de
vista que el tema determinante de esta parte de la Epstola tiene que ver con la
respuesta a un supuesto -real interlocutor- que en base a la teologa de Pablo,
cuestiona la fidelidad de Dios en relacin con las promesas dadas a Israel.
El bosquejo analtico para el estudio del captulo, es el mismo que se
anticip en su lugar:
l.
miento,
cruvEtDtjcrnw~ ou f>v ilvEan 'Ay),
conciencia
de m en
Espritu
Santo
digo
en
Cnsto,
no
TTJ~
dando testimomo junto conmigo la
SOBERANA DIVINA
691
692
ROMANOS IX
ou.
de m.
Griego: 6ovr.
SOBERANA DIVINA
693
anatema
ser
yo mismo
de
Cnsto
a favor de los
carne.
694
ROMANOS IX
vei::a vm mhc; f.yw, porque deseara yo mismo ser anatema. El uso del
imperfecto de indicativo en voz media r]uxT]V, deseara, o deseara. Es la
forma en que puede expresar el deseo personal suyo. Si en lugar de usar el
imperfecto usara el presente d5xoa, deseo, estara expresando lo que no
poda ser correcto, ya que l no deseaba ser anatema, mediante el imperfecto
expresa un deseo aunque no sea posible su realizacin, aun as, l estaba
dispuesto a ser hecho anatema por amor de sus compatriotas.
'Av8i::a, anatema, aqu tiene el sentido de algo apartado. En el griego
clsico el trmino podra relacionarse con una ofrenda votiva; con lo que un
conquistador reservaba para s; con aquello que estaba destinado a un dios para
ser destruido. De ah el sentido que se da aqu al sustantivo como separado de
Cristo, lo que significara la condenacin eterna. 'Av8i::a es una forma
secundaria del griego helenstico que procede la preposicin vd, que equivale
a sobre, y el verbo -re111, que significa poner, situar, colocar. Los dos
trminos unidos originan la palabra que denota lo dispuesto, lo colocado, lo
sometido a algo. Es desde aqu que se desarrollan los tres significados
conceptuales indicados al principio de este prrafo. Los traductores de la LXX
utilizaron el trmino con el sentido rabe que corresponda a su raz como
consagrar, apartar o aniquilar. Tal es el caso del uso de la palabra en Nm.
21:3, donde se describe la destruccin de las ciudades cananeas, y en el que se
traslada como anatema el verbo destruir. Con sentido semejante aparece en Jos.
7:7, referido a la condicin de maldicin que haba recado sobre Israel a causa
de haberse apropiado de lo que estaba reservado para Dios y era, por tanto,
anatema. El desarrollo del pensamiento teolgico condujo a la utilizacin del
trmino para referirse a lo que es maldito. Tal acepcin aparece en la profeca
(Zac. 14:11), donde la LXX traslada como anatema la palabra maldicin. La
idea de juicio y castigo se incorpor al concepto de anatema, de manera que
algunos profetas utilizaron esa palabra para referirse a la destruccin
mayoritaria de Israel y Jud a manos de sus enemigos, como consecuencia de su
pecado de rebelda contra Dios. Tal es el caso de Isaas que profetiza de la
nacin considerndola -salvo el remanente escogido por gracia- como anatema,
destinada a destruccin (Is. 43:27-28). Los conceptos pasaron plenamente al
Nuevo Testamento. Pablo utiliza el sustantivo en el sentido tcnico ms usual
entre hebreos, lo consagrado a Dios y lo maldito. Esta es la acepcin aqu.
Estaba dispuesto a ser considerado como anatema si con ello lograra la
salvacin de Israel. En este sentido debe entenderse como separado de Cristo,
lo que significa la exclusin del Seor, la rotura de la unin con l, para entrar
en la condicin de anatema como maldito y, por tanto, reservado para muerte
eterna, por separacin de Dios, y a sufrir el juicio escatolgico y el infierno
eterno, si ello pudiera servir para salvar a Israel. La vida eterna -como se
ense en la Epistola- es el resultado de una posicin espiritual en Cristo. En l
estaba la vida (Jn. 1:4). La vida eterna, que es la vida comunicable de Dios en
SOBERANA DIVINA
695
israelitas
ffiv
oo8i:;cra
la promulgacin de la ley
Kat
y
A.a'tpEa
el servicio cultual
la gloria
los
Kat a F.nayyi:;A.m,
y
las
promesas.
696
ROMANOS IX
Lecturas alternativas.
eop-. bol!I~, eth, Tedoro, Cirllo, Hesiquio de Jerusaln, Cipriano, Hilario112, Jernimo
A~tinJ1i>.
Haciendo tma relacin de ventajas que tema Jsraet, detalla aqu siete de ellas: oinv~
caso nominativo masculino pl"IQl del pronombre relativo los que, los cuales; slaw,
terQet'a persona plural del presente de indicativo en voz activa del verbo slp., ser, aqu
son 'lcrpttfl"1itaif caso nominativo :masculino plural del nombre propio en griego,
aqjetivo en castellano israelitas; t!v, caso genitivo masculino pl"IQl del pronombre
relativo declinado de los cuales; f, caso nominativo femenino singular del articulo
determinado la; u\otls<:ra, caso nominativo femenino singular de sustantivo que denota
tldopci:li de hijos; x:ai, conjtmcin copulativa y; Y, caso nominativo femenino
mplar del artcul determinado la; oo~, caso nominativo femenino singular del
sustantivo que denota gloria; 1<:<Xi, eo:qtuncin copulativa y; a\, caso nominativo
femenino plural del articulo determinado las; 8ta&ijK:m, caso nominativo femenino
pbttal del sustantivo pactos, alianzas; 'Ktt\, conjuncin copulativa y; f, caso
nominati\'o femenino singular del articulo determinado la; voo9sO'<X, caso
t10minativo femenino singular del sustantivo que denota legislacin, accin de dar
(eyes. promulgaci1J de la ley; Ka\, conjuncin copulativa y; fi, caso nominativo
fneltino singular del articulo determinado la; A.atpsg., caso nominativo femenino
sinular del sustantivo servicio, en las escrituras tiene relacin principal con el servicio
de culto; 'Ktti. conjtmcin copulativa y; a.\, caso nominativo femenino plural del
artculo determinado las; ena:yysA.ai, caso nominativo femenin singular del
sustantivo que denota promesas.
Israel fue un pueblo distinguido con bendiciones de Dios. El apstol
reconoce ese hecho y detalla nueve de ellas, siete en este versculo y otras dos
en el siguiente. Son bendiciones generales para la nacin, es decir, alcanzan a
todos los israelitas, como se aprecia en el pronombre relativo, seguido del
verbo, o'nvi>c; Eicnv, los cuales son, es decir, todos ellos, los pertenecientes al
pueblo hebreo estn incluidos.
El primer elemento distintivo es que todos ellos son 'IcrparXi-rm,
israelitas. Corresponde al ttulo de bendicin que Dios mismo dio a Jacob
cuando le cambi el nombre por Israel (Gn. 32:28). Es el ttulo que designa al
pueblo de Dios como un pueblo de fe, ya que el nombre Israel le fue dado a
SOBERANA DIVINA
697
698
ROMANOS IX
tesoro sobre todos los pueblos" (Ex. 19:5). Dios los consideraba como hijos
suyos, amando como un padre ama a un hijo joven: "Cuando Israel era
muchacho, yo lo am, y de Egipto llam a mi hijo" (Os. 11: 1)4. La adopcin es
la respuesta temporal, es decir, el acto divino en el tiempo humano, a la eleccin
eterna conforme al propsito divino.
El texto es aplicado a Jess (Mt. 2: 15), sin embargo, el sentido primario de la profeca
est relacionado con el pueblo de Israel sacado por Dios de la esclavitud de Egipto.
SOBERANA DIVINA
699
700
ROMANOS IX
5. De quienes son los patriarcas, y de los cuales, segn la carne, vino Cristo,
el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amn.
o 7tatpi::c; Kat f;~ wv
wv
padres
de Jos que el
Cristo
segn
todo
Dios
bendito
por
Jos
siglos.
Amn.
carne
el que es
SOBERANA DIVINA
701
702
ROMANOS IX
concepcin virginal, en el seno de Mara, el Verbo fue hecho carne (Jn. 1:14).
El honor supremo de Israel, es que Cristo era de ellos, segn la carne. El Eterno,
que se viene a la temporalidad en su naturaleza humana, entronca con el hombre
por medio los israelitas. Se ha considerado antes la condicin divino-humana de
Cristo. Es suficiente, por tanto, para el apstol referirse a la humanidad de la
Segunda Persona Divina, no tanto desde el punto de vista teolgico, sino
antropolgico. El hombre Jess de Nazaret, es hombre de la descendencia de
Israel.
wv Em
SOBERANA DIVINA
703
afirma que el que "fue obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Fil. 2:8),
tomando para ello la "forma de siervo" y hacindose "semejante a los
hombres" (Fil. 2:7), muri y fue sepultado. Pero tambin ensea que el que
muri fue resucitado y Dios "le exalt hasta lo sumo, y le dio un nombre que es
sobre todo nombre" (Fil. 2:9). Ese nombre, expresivo de la Persona, le sita en
el plano de la deidad, ejerciendo soberana divina sobre todo (Fil. 2: 1O). Pero,
adems se le da un ttulo divino: "y toda lengua confiese que Jess es el Seor"
(Fil. 2: 11 ). El nombre Kupo<;, Seor, es uno de los ttulos propios de la
Deidad. Aquel Jess de Nazaret, or a su Padre, desde su condicin de hombre,
pidiendo la restauracin de la gloria que "tuve contigo antes que el mundo
fuese" (Jn. 17:5). Ninguna gloria antecedente a la creacin es posible sino en el
mundo de la Deidad. El Seor pide que a su humanidad, que vela la gloria de la
deidad, pero que la manifiesta en las acciones que slo Dios puede hacer, se le
revista de la gloria que corresponde a su Persona Divina y, por tanto, a la eterna
naturaleza divina. La resurreccin de Cristo, la dotacin del cuerpo de
resurreccin y de glorificacin, hacen posible el proceso de manifestacin en su
humanidad glorificada, de la eterna gloria y autoridad propia de su Persona
Divina. Este glorificado Seor, dice Pablo que es "Dios bendito sobre todas las
cosas", conforme a su condicin de Seor exaltado hasta lo sumo.
No es una novedad en este versculo la referencia a Cristo como Dios
bendito. Juan hace referencia a ella cuando dice que "En el principio era el
Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (Jn. 1: 1), para aadir en el
mismo pasaje que "aquel Verbo fue hecho carne, y habit entre nosotros" (Jn.
1: 14). El escritor de la Carta a los Hebreos, pone en boca de Dios, palabras del
Salmo, dirigidas a su Hijo Jess, llamndole sin ambages Dios: "Mas del Hijo
dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo" (He. 1:8). As dice tambin Juan:
"Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento
para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo
Jesucristo. ste es el verdadero Dios, y la vida eterna" (1 Jn. 5:20). Este Jess,
tiene derecho de ser tratado como Dios, porque "exista en forma de Dios" (Fil.
2:6), cuyaforma slo es posible si es verdaderamente Dios. Jess es tambin la
"imagen del Dios invisible" (Col. 1: 15). De otro modo, si se le da a Jess el
ttulo de Seor, no hay ninguna razn para no aplicarle tambin el de Dios.
Cuando el Nuevo Testamento emplea para referirse a Jess, los ttulos de Seor,
Verbo e Hijo de Dios, est demostrando que se le puede y deba llamar Dios.
Jess como Seor pone de manifiesto la soberana que permite a Dios el
gobierno universal. Es necesario entender que Cristo es el modo en que Dios se
da a s mismo, proyectando ya la humanidad subsistente en la Persona Divina
por encamacin, a perpetuidad al haberla sentado para siempre a la diestra de
Dios. En Jess, Dios y el hombre, deidad y carne se unen para siempre. El
Verbo eterno, en la unidad de la Deidad, ha estado en el seno de Mara y ha
vivido, padecido y muerto como hombre. La humanidad entroncada en los
704
ROMANOS IX
EK1t1t'tffiKEV
palabra
de D10s
Porque no
escribe; ox, forma del adverbio de negacin no, con el grafismo propio ante vocal no
~da, al que sigue oiov, forma o terminacin. neutra del pronombre relativo oio<;,
l(f;W, tfJUll, de tal clase que, como, qu; os, partcula conjuntiva que hace las veces de
i:Ql'ljucin, con sentido de pero, ms bien, y, y por cierto, antes bien; on, conjuncin
QUSal.,pue1, porque, de modo que, puesto que; SK7ttwKi;iv, tercera persona singular
del perfecto de indicativo en voz activa del verbo SK7t7t'tW, quedar excluido, quedar sin
efecto, perder, aqu hubiese quedado sin efecto; , caso nominativo del artculo
determinado masculino singular, el; A.yo<;, caso nominativo masculino singular del
sustantivo /..&yo<;, palabra; 'to, caso genitivo masculino singular del articulo
determlnado el; eeou, caso genitivo masculino singular del nombre propio declinado
de Dios; oo, adverbio de negacin no; ydp, conjuncin causal porque; ndvr&<;, caso
nominativo masculino plural del adjetivo indefinido 1tU~, todos; oi, caso nominativo
m~lllino plural del artculo determinado los; s.!;, forma escrita que adopta la
preposicin de genitivo SK, delante de vocal y que significa de;
'Io-pa1'A., caso
genitivo masculino singular del nombre propio Israel; 0't0t, caso nominativo
SOBERANA DIVINA
705
706
ROMANOS IX
ouo'
ni
n dcrlv cmpa
porque
son
te
'A~paa
descendencia de Abraham
hijos
ev
sino que en
'lcradK
Isaac
crn&pa.
descendencia.
SOBERANA DIVINA
707
708
ROMANOS IX
confundido con la totalidad de los israelitas por nacimiento (v. 6b; cf 2:28s).
Pablo explica esto fijndose en el comienzo de la historia de la eleccin: no
todos los israelitas son israelitas de verdad no todos los que descienden
fisicamente de Abraham son descendencia de Abraham en el sentido de la
promesa. Esta tuvo desde un principio carcter seleccionador, como se
desprende del texto de Gn. 21: 12 (LXX). Cuando se dice por Isaac llevar tu
nombre una descendencia' quedan excluidos con ello los descendientes de
Ismael (cf G. 4:21-31). El sentido es, pues, el siguiente: 'slo en Isaac'. Y a
eso apunta tambin KA1](hf cn:raz: slo mediante una llamada concreta especial
de Dios (passivum divinum cf v. 12) la descendencia fisica de Abraham se
convierte en descendencia en el sentido de la promesa hecha a Abraham, es
decir, en hijo de Abraham que participa en la eleccin de ste " 7.
Los descendientes de Abraham son, para Dios, quienes siguen sus
caminos y actan conforme a Su voluntad, como haba hecho Abraham (Dt.
30:2, 3, 9, 1O; Jer. 18:5-1 O). El argumento del apstol abre un camino sobre el
cumplimiento de las promesas a Israel que se desarrolla en los captulos
sucesivos. Aunque es cierto que existe un rechazo de Dios, generalizado en la
descendencia fsica de Abraham, no es menos cierto que hay un grupo elegido
por gracia que contina la lnea de la descendencia espiritual de Abraham, en
quienes se cumplirn las promesas dadas por Dios, cuando llegue el
cumplimiento del tiempo, establecido en Su soberana.
Una evidencia de la distincin entre la descendencia natural y la
descendencia espiritual de Abraham ocurre con el comportamiento de los
lderes de Israel hacia Jess. El Seor les dice: "Se que sois descendientes de
Abraham; pero procuris matarme, porque mi palabra no halla cabida en
vosotros" (Jn. 8:37). La reaccin de los judos fue inmediata: "Nuestro padre es
Abraham ", como si le dijesen, no pongas en duda nuestra descendencia, a lo
que el Seor les respondi: "Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham
harais. Pero ahora procuris matarme a m, hombre que os he hablado la
verdad, la cual de odo de Dios; no hizo esto Abraham" (Jn. 8:39-40).
La descendencia espiritual de Abraham es mantenida por Dios mediante
el mismo procedimiento que hizo para con l: la eleccin por gracia del
remanente fiel. Como escribe Hendriksen:
"Es importante destacar que si bien la expresin: Por qu no todos los
que son de Israel son Israel' tiene una formulacin negativa, la implicancia
positiva es: 'Hay, por cierto, un verdadero Israel. El rechazo de Israel por
parte de Dios no es total ni completo'. Su palabra no ha fallado ni fallar
7
SOBERANIA DIVINA
709
nunca. El remanente ser salvo (v. 27). El que pone su fe en Cristo no ser
avergonzado (v. 33) "8.
8. Esto es: no los que son hijos segn la carne son los hijos de Dios, sino que
los que son hijos segn la promesa son contados como descendientes.
wu't' ~crnv, ou
Esto
es
ni 'tKva
no los
hijos
de la
promesa
Los hijos de Dios no son necesariamente los descendientes naturales, sino los
descendientes espirituales. Esta verdad expresada antes es reiterada ahora como
complemento a la argumentacin que est utilizando. Dios es Espritu (Jn.
4:24), por tanto los hijos de Dios, son originados espiritualmente, es decir, son
hijos de Dios slo aquellos que han nacido del Espritu (Jn. 3:5). Quienes no
han sido regenerados, los que no han nacido de nuevo, ni puede ver, ni pueden
entrar al reino. Por tanto las promesas del reino slo son para quienes tiene la
condicin de hijos de Dios.
710
ROMANOS IX
Griego: oo8Ecra.
E. Kasemann. A'n die Romer. Leipzig, 1974.
10
SOBERANA DIVINA
711
A.yoc; owc;
esta:
tendr
Sar
Segn
Ka.i-ci
el
i-d v
tiempo
Ka.tpd V
este
't'OU 't'OV
vendr
uic;.
un hijo.
712
ROMANOS IX
11
SOBERANA DIVINA
713
10. Y no slo esto, sino tambin cuando Rebeca concibi de uno, de Isaac
nuestro padre.
Ou vov M, dA-A-a Ka't 'PcPKKa f:~ vo<; Koi-crv Exoucm, 'IcmaK
Y no solo
smo
tambin
Rebeca
de
uno
conc1b1endo
de Isaac
wu
el
nmpo<; Ycv
padre
de nosotros.
714
ROMANOS IX
dA.A.a Ka't 'PEj3KKa f:I; i:v~ Koh11v houc:m, 'IcraaK 10\5 nmp~ Ywv.
Rebeca concibi de Isaac, en el mismo acto, dos hijos gemelos, Esa y Jacob. A
diferencia de su padre Abraham que concibi hijos en distintos momentos, pero
de distintas madres, y slo uno de ellos, milagrosamente concebido por
intervencin divina, poda llamarse legtimamente el hijo de la promesa, aqu el
caso es diferente, por cuanto la concepcin se hace de un solo padre, una sola
madre y en un mismo acto. El texto griego dice literalmente de relaciones
ntimas teniendo. Como se dice ms arriba en el anlisis del texto griego, la
construccin gramatical es una metonimia que toma la causa por el efecto, es
decir, de un acto ntimo en el matrimonio se produce la concepcin de los dos
hijos de Isaac y Rebeca, al mismo tiempo, por cuanto son gemelos. De otro
modo, Rebeca los concibi al mismo tiempo de un solo hombre. El apstol,
como israelita, se refiere a Isaac llamndole nuestro padre.
Y Km' EKAoyiv
el segn
eleccin
ni
7tp8sc:n~
'tOU
propsito
n dya8ov
ewu
bueno
il
o
cpaGA.ov, 'iva
vil
para que
V1J,
de Dios permanezca.
permanezca.
SOBERANA DIVINA
r7t(o yap yi>vvri8ivrwv ri8f: npal;vrwv n dya8v
715
Ti
cpauA.ov.
ROMANOS IX
716
smo
por
el
que llama-
que el
mayor
al
menor
Como se indica ms arriba en las notas del texto griego, la clusula que
inicia el versculo, segn la divisin del texto griego, corresponde a la ltima
parte del versculo anterior, como se coloca en RV. y en la Biblia de Las
Amricas, entre otras, habindose comentado la frase en el versculo anterior.
pp9r au'tij on dL;wv 8ouf..ECJEt 't<J) f..crcrovt. El apstol cita
la Escritura, seleccionando parte de la respuesta que Dios dio a Rebeca, sobre la
causa de su dificultoso embarazo y el conflicto que se produca entre los dos
gemelos que se estaban gestando. Al consultar a Dios, la respuesta proftica,
inclua la frase que Pablo traslada aqu: "El mayor servir al menor".
SOBERANA DIVINA
717
est escnto
'to v
'Icn:.:o.)J~
rj y 1tTJ era.,
a Jacob
am
mas
a Esa
aborrec.
718
ROMANOS IX
SOBERANA DIVINA
719
T ouv
Qu, pues,
f:poGcv
T ci811da napa
1) 0c)
yVOti:O.
Jams!
ROMANOS IX
720
15. Pues a Moiss dice: Tendr misericordia del que yo tenga misericordia,
y me compadecer del que yo me compadezca.
w Porque
Mwm::'"i yap A.yEt
a Moiss dice:
oV a V
tD.s'fl' croo
eA.so)
me compadezca
oiKnp'fl'crw
OV UV
oiK'tpw.
tenga misericordia.
ov av
ov av
721
SOBERANA DIVINA
16. As que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que
tiene misericordia.
apa ouv ou wu 8A.ovoc; ouof: wu pxovwc; dA.A.a wu
As
que
f:A.i>cvwc;
no del
que qmere
del
que corre
smo
del
0wu.
oov.
't'ov.
Dios.
apa ouv. Mediante la frmula ingresiva compuesta por la partcula
conjuntiva apa, as, ligada a la conjuncin causal ouv, pues, se establece una
722
ROMANOS IX
oracin conclusiva que expresa aquello que se deriva de todo lo dicho antes: As,
pues. Hay una dificultad en el versculo y es la ausencia del sujeto de la oracin.
Qu es lo que no depende del que quiere ni del que corre? El entorno textual
exige que se considere como la eleccin o tambin la misericordia de Dios.
ou mu 9Aovrn<;. En cuanto a lo que concierne a la eleccin y a las
SOBERANA DIVINA
723
o1t(l) e;
Yi
on
esto
ti
en
ou EV
1tcl<J'l)
de m en
toda
el
'til
poder
de m , y
mismo
KCX.t
para as
levant
onroc;
Cr&
te para as
Btcx.yy&A.il
sea anunciado el
nombre
ril.
la tierra.
~vo
on,
15
724
ROMANOS IX
siaplar pronombre persona te; CSx<iJ;~ conjun:cin ~ue equivale a de modo que, a fin de
que, para que; sv&~(l).at, primera persona sinttlat del aoristo primero de subjun:tivo
en vqz media del verbo tv&.1CWJU, mostr<W, re.velar, demostrar, aqu mostrar; tv,
prepo~cin propia de dativo en; ao\, caso dativo de la seunda persona singular del
pronombre personal ti; tTv, caso acusativo femenino singular del articulo determinado
la; ()vatv, caso acusativo femenino singular del sustantivo poder, fortaleza; ou,
caso genitivo de Ia primera persona singular del pronombre personal declinado de m;
K<Xt, conjun:cin copulativa y; otcux;, conjmlci:n que equivale a de modo que, a fin de
fJUJe> partt que; oiayYeA.ij, tercera per$ona singular det aoristo segundo d subjuntivo en
voz pasiva del verbo BtanUm, avisar, anunciar, aqu sea anunciado; to, caso
Ru:sativo neutro singular del artculo determinado et; ovoa, caso acusativo neutro
smplat del sustantivo que denota natnbrtt; )U>u, easo genitivo de la primera persona
singular del pronombre personal declinado de mi; tv$ preposicin propia de dativo en;
~~ caso dativo femenino singular del adjetivo indefinido toda; ti, caso dativo
f~no singular del artculo determinado la; rij , caso dativo femenino sinplat del
nombre comn tierra.
A.syEt yap l) ypacpiJ <V <l>apaw. Tanto la libertad de la eleccin como
la del rechazo son potestativas en Dios. El que eligi a Jacob para la lnea de la
promesa, rechaz para la misma causa a su hermano Esa. Para enfatizar este
segundo aspecto de la soberana divina, el apstol hecha mano de otro personaje
de la historia antigua, que fue Faran. Dios habl a Faran por medio de Moiss
y el mensaje qued recogido en la Escritura, de ah que Pablo diga que "la
Escritura dice a Faran". La referencia est tomada del Pentateuco, en donde
se lee: "Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que
mi nombre sea anunciado en toda la tierra" (Ex. 9: 16).
on Ei~ mho wuw ES1YEtpa cm Dios dice a Faran que haba sido
levantado por l. La aparicin del monarca egipcio no se debi a un acontecer
histrico casual, sino a la expresin de la determinacin divina en relacin con
l. Esto es, Dios coloca a Faran en su tiempo histrico con un propsito
previamente establecido por l. Es necesario prestar atencin al verbo 16 que
Pablo utiliza aqu; la forma verbal ES1YEtpa, levant, tiene el sentido de dejarle
hacer acto de presencia en la historia. Ese es el mismo sentido que la palabra
tiene en otros lugares del Nuevo Testamento, como es el caso del testimonio
que Jess da sobre Juan el Bautista: "De cierto os digo: Entre los que nacen de
mujer no se ha levantado otro mayor que Juan" (Mt. 11 :11) 17
onw~ f;v8dswm f;v cro't iJv 8va1v ou. Dios que permiti la
aparicin histrica de Faran en un determinado tiempo, lo hizo para un
propsito predeterminado: "para mostrar en ti mi poder".
16
17
Griego: i';~i:;ydpw.
Vase tambin: Mt. 24:11; Le. 1:69; 7:16; Jn. 7:52; Hch. 13:22.
SOBERANA DIVINA
725
ROMANOS IX
726
As
ov
8AEt
EAEEl
ov f: 8AEt <JKAl]pVEt.
endurece.
SOBERANA DIVINA
727
del hombre no sera Dios y, por consiguiente, una justicia dependiente de los
hombres no sera justicia de Dios " 18.
Sin embargo, la actuacin de Dios en el aspecto reprobador, "al que
quiere endurecer, endurece", no obedece a un capricho arbitrario operativo
desde su omnipotencia. En el caso concreto de Faran, la historia bblica lo
ensea claramente. Dios no endureci el corazn de Faran para que actuase
meramente al servicio instrumental de mostrar Su poder y gloria, sino que lo
hizo confirmando la dureza progresiva del corazn del monarca. La Biblia
afirma que a cada una de las cinco demandas divinas para que dejase en libertad
a Su pueblo, Faran respondi con una negativa que surga de su voluntario
endurecimiento; fue l que endureci su corazn (cf. Ex. 7:13, 22; 8:15, 19, 39,
32; 9:7). Fue a la sptima vez que Dios confirma la dureza de aquel corazn
(Ex. 9: 12). A partir de esa situacin, habiendo endurecido Dios su corazn, no
haba ms opcin para l que el juicio divino, que pondra de manifiesto delante
de todos la grandeza de Dios. Esto era algo sabido de antemano por Dios, por
eso dijo anteriormente a Moiss: "Cuando hayas vuelto a Egipto, mira que
hagas delante del Faran todas las maravillas que he puesto en tu mano; pero
yo endurecer su corazn, de modo que no dejar ir al pueblo" (Ex. 4:21 ). Las
maravillas que Moiss hizo delante de Faran no sirvieron para que reconociera
el poder de Dios, sino que endureci su corazn contra la demanda divina, por
tanto, fue instrumento para que Dios mostrase ante todos Su poder en l. Eso es
lo que anteriormente haba dicho a Moiss: "Y el corazn de Faran se
endureci y no los escuch, como Jehov lo haba dicho" (Ex. 7:13). El Seor
conoca la dureza de rebelda que Faran haba atesorado en su corazn:
"Entonces Jehov dijo a Moiss: El corazn de Faran est endurecido, y no
quiere dejar ir al pueblo" (Ex. 7: 14). No se trataba de una dureza impuesta por
Dios, sino de una actitud voluntaria de Faran. La actitud arrogante del monarca
egipcio est claramente atestiguada por sus propias palabras: "Quin es Jehov
para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehov, ni tampoco
dejar ir a Israel" (Ex. 5:2).
Sin duda Dios cumpli su propsito de manifestar Su poder y proclamar
su nombre en toda la tierra por medio de Faran. El poder especialmente
mostrado sacando a Su pueblo esclavo, de Egipto, lugar de esclavitud (Dt. 6:21;
7:18-19; 11:4; Sal. 77:14-15; 135:9). El nombre de Dios fue proclamado ante
las naciones en razn de lo que Dios hizo sobre los dioses de Egipto (Dt. 6:22;
11 :3; 34: 11), por tanto, los pueblos aprendieron la leccin (1 S. 4:7-8).
De la misma forma ocurri en los tiempos de Jess, con el abierto rechazo
de Israel al Mesas, a pesar de las seales mesinicas hechas delante de todos,
18
ROMANOS IX
728
de modo que Dios confirm el endurecimiento de Su pueblo (Jn. 12:39, 40) Ese
endurecimiento fue la conformacin divina a un continuo estado de incredulidad
y rechazo consciente de Cristo (Jn. 12:37, 38).
Dios no acta injustamente ni hace acepcin de personas y mucho menos
destina a unos para salvacin y a otros para condenacin. Su deseo no es la
condenacin del pecador, sino su salvacin (Ez. 18:23, 32; 33:11; 1 Ti. 2:4; 2 P. 3:9).
19. Pero me dirs: Por qu, pues, inculpa? porque quin ha resistido a
su voluntad?
'Epic; ot ouv 't
D1rs
'tc;
quin
ouv
En q>E'tat
reprocha?
voluntad
de l
dv8cr'trKEV
resisti?
i-w.
T ouv
En q>E'tat <V yap
j3ouA.tjan
mhou c;
dv8cr'trKEV. Si Dios puede endurecer, y as lo hizo en alguna ocasin, a
quien quiere, cmo puede censurarlo luego, y pedirle responsabilidades? El
verbo 19 traducido por censurar, hacer reproches, tiene aqu el sentido de
19
Griego: cpom.
SOBERANA DIVINA
729
20. Mas antes, oh hombre, quin eres t, para que alterques con Dios?
Dir el vaso de barro al que lo form:Por qu me has hecho as?
)
10h
Por cierto
'te\) nA.dcravn
la obra modelada al
't
que replicas
:;
E):;<\)
- a D10s?
i
No
Enoricrac; ohwc;
h1c1ste
as?
ROMANOS IX
730
ma!KlUllo ,singular del artculo determinado el; 0eq), caso dativo masculino singular
del nombre propio declinado a Dios; T), partcula negativa que hace funciones de
adverbiC> de negacin condicional no; spei, tercera perSc,>na singular del futuro de
indicativo en voz activa del verbo apm, decir, aqu como dir; 't'o, caso nominativo
neutro sin~ar del articulo determinado lo; n:A.daa., caso nominativo neutro singular
de1 sustantivo que denota objeto modelado, generalmente en barro, de ah la traduccin
vaJija de barro; 't~, caso dativo masculino singular del artculo determinado declinado
al; d.daa:vtt, caso dativo masculino singular del participio aoristo primero en voz
ae:tiva del verbo 7t~cl.aaw, modelar, formar, aqu que model, realmente adquiere un
scmtilo de sustantivo, equivalente a modelador; 'ti, caso acusativo neutro singular del
pt-On()mbre interrogativo qu, aqu pof qu; e, caso acusativo de la primera persona
~ngular del pronombre personal me; bt:oiTJO'<xc;, segunda persona singular del aoristo
ptimre:ro de indicativo en voz activa del verbo 'ltO\(l), hacer. constituir, establecer, aqu
como hiciste; othwc;, adverbio de modo as.
w av8pffi7tE,
i>voGvyE cru c; Et
Prolepsis es una figura de leguaje que tiene lugar cuando el escritor se anticipa a la
objecin que un posible oponente le puede hacer.
SOBERANA DIVINA
731
ii
O no
tiene
potestad
el
alfarero
hacer
vaso,
o,
o,
ROMANOS IX
732
contraste:
SOBERANA DIVINA
733
d f; 8AWV
Y si queriendo mhou fvEyKEV
de l
llev
cinCAEtaV,
destruccin?
734
ROMANOS IX
El aparente problema tiene que ver con Israel y con las promesas que
Dios dio para ese pueblo y que no han podido ser cumplidas a causa de la
condicin espiritual de la nacin. En el orden soteriolgico, pareciera que Dios
ha rechazado a quienes, conforme a la eleccin son "israelitas, de los cuales
son la adopcin, la gloria, el pacto, la promulgacin de la ley, el culto y las
promesas" (v. 4). Se contradice Dios en cuanto a lo prometido? Aquellos que
son herederos de las bendiciones, son ahora puestos en la posicin de
rechazados eternamente y objetos de Su ira? Si es as, los ha excluido Dios de
la esfera de la eleccin y de las promesas dadas a Abraham? Ha convertido
para ellos la justicia en injusticia de modo que se pierdan? Permite esto acusar
a Dios de injusto? (v. 14). El apstol ha negado ya todos estos supuestos, lo que
no es bice para afirmar la libertad de Dios en el ejercicio de Su soberana, en
los dos ltimos versculos. Ahora bien, la libertad divina va a ser aplicada a
Israel y, por extensin a los hombres en general (v. 24).
La consecuencia final de todo esto tiene que ver con el deseo divino de
mhou, mostrar su ira
y hacer notorio lo poderoso de l. Esta aseveracin ha de vincularse con lo
dicho antes para Faran (v. 17). No es que Dios lo levantara para que fuese
objeto visible de la omnipotencia divina, como mero instrumento sin posibilidad
alguna para otra cosa. Y a se ha considerado antes que Dios confirm la dureza
del corazn de Faran despus de hacer notar la Escritura que l se haba
endurecido cinco veces. De la misma manera debe entenderse que Dios dej
bajo reprobacin a Israel, a causa de la dureza de su corazn (Jn. 12:37-39). En
ese sentido, no fue Dios quien los prepar como vasos destinados a ira, sino
que fueron ellos los que llegaron por rebelda a esa situacin, que el Seor
confirm para ellos. Anteriormente el apstol habl sobre aquellos que a causa
de su pecado recibirn la ira de Dios (2:5-9), los que por su condicin son hijos
de ira (Ef. 2:2-3).
8v8i:;~acr8m 'trlV pyiJv Kat yvwpcrm 't 8uva'tV
que conduce a algunos a ser objetos de la ira de Dios. En ella se habla no tanto
de la ira divina, sino de Su paciencia. El Seor estuvo soportando, literalmente
siendo longnimo, con ellos. La Biblia ensea que Dios soporta pacientemente
al malo sin derramar inmediatamente su ira sobre l (Gn. 6:3; 7:4; Sal. 86:15;
145:8-9; Is. 5:1-4; Ez. 18:23, 32; 1 Ti. 2:4; 2 P. 3:9). Los soporta pacientemente
no queriendo que ninguno perezca, sino que todos puedan alcanzar la salvacin.
Es un trato de gracia y misericordia dndoles ocasin de arrepentimiento. A
estos se les llama aqu <rKETJ pyf]c;, "vasos de ira".
El versculo dice que son vasos KU'tTJpncrva de; cino5A,i:;mv,
preparados para destruccin. Ninguno de ellos quiso considerar que la
SOBERANA DIVINA
735
736
ROMANOS IX
23. Y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostr para con los
vasos de misericordia que l prepar de antemano para gloria.
KCX.t tYa. YY(J)pcn:i "COY 7tAOU"COY "CTJ~ 8~11~ mho6 nt <JKEll
A-fou~
Y para dar a conocer las nquezas de la glona
de l sobre vasos de m1sencordia
npo11wacrEY El~ D~aY
los que prepar de antemano para gl01a.
1
Lecturas alternativas.
ivq;, para~ que se lee en B, 6, 424c, 436, 1912, itar, b, vg, copsa. bolp1, ann, Orgenessr' 1at,
Severian:o, Jernimo.
Cm'.llo se a{Yrecia en la lectura ms segura, el versculo se inicia con Ktt\, la conjuncin
Copulativa y, que vincula con lo que antecede, seguido de 1va, conjuncin para que, a
ftn rR que, aqu para; yvropQ'lJ tercera persona singular del aoristo primero de
qbjumivo en voz activa del verbo yv<0pi'.;m, dar a conocer, revelar, aqu dar a
C()fttX:f!F; tv, caso acusativo masculino plural del artculo determinado los; nA.oihov,
co acusativo masculino plural del sustantivo que denota riquezas; ifj;, caso genitivo
femenne singular del artculo determinado declinado de la; M~11~. caso genitivo
femenhJ.o singular del nombre comn gloria; uwi>, caso genitivo masculino de la
tercera persona singular del pronombre personal declinado de l; en\, preposicin
propm de acusativo sobre; oi<st, caso acusativo neutro plural del sustantivo objetos,
Vasos; ~Mo~, caso genitivo neutro singular del sustantivo declinado de misericordia,
de t:(!)1'/lplJSi6n; a, caso acusativo neutro plural del pronombre relativo los que, los
et:u:rleN; 1Cpo11t'oacsv, tercera persona singular del aoristo primero de indicativo en
-voz pasiva del verbo npos-toi1.uil;o:i, preparar de antemano, aqu prepar de antemano;
sil;, preposicin propia de acusativo para; O~av, caso acusativo femenino singular
del sustantivo gloria.
Kat tYa yYwp<rl:J TOY nA-ouwY -cf~ 8~11~ mhou Ent crKE'fl f;A.fou~. A
modo de contraste, de los vasos de ira preparados para destruccin, pasa ahora a
la consideracin de otros vasos llamados vasos de misericordia, o vasos de
compasin. Los primeros estaban destinados a mostrar la ira y el poder de
Dios; estos estn dispuestos para manifestar las riquezas de la gloria de Dios.
SOBERANA DIVINA
737
misericordia: para dar a conocer, sus riquezas de gloria (v. 23). Ambas cosas
estn en la disposicin divina, de su inters, o de su querer. Sin embargo, deben
apreciarse diferencias notables entre los dos versculos y los dos grupos.
Primeramente los objetivos de la determinacin divina. Para el primero,
los vasos de ira, el deseo divino se expresa mediante el uso del participio de
presente 80,wv, queriendo. Este verbo 21 expresa la idea de desear teniendo
intencin de algo. En ese sentido tiene que ver con la realizacin de la voluntad
divina en relacin con algo. El deseo divino que se cumplir inexorablemente,
establecido para con los vasos de ira, es la destruccin de aquellos que
habindose preparado para ello, ser su experiencia en el tiempo que Dios ha
determinado. En el caso de los vasos de misericordia, Pablo utiliza yvwpcn:i
tercera persona singular del aoristo primero de subjuntivo en voz activa del
verbo yvwpU;w, dar a conocer. En este caso no se trata de manifestar una
accin, sino de exponer una realidad. Dios quiere dar a conocer, esto es, que sea
entendida por todos la realidad de su gracia, puesta de manifiesto en los vasos
de misericordia. Ambas cosas son determinaciones divinas; en el primer caso
una determinacin de juicio, y en el segundo una exhibicin de su gracia.
En segundo lugar, las consecuencias de la determinacin divina. Para los
primeros una manifestacin de su ira conducente a la destruccin. Para los
segundos la manifestacin notoria de las riquezas de su gloria. Es sin duda, una
referencia a la gloria destinada a los salvos (Ef. 1:14; 1 P. 1:3-5).
& nporwam:v de; O~av. La ms importante distincin se
establece en esta expresin: "los que prepar de antemano para gloria". Si
en el caso de los vasos de ira, pudiera discreparse en el sujeto de la accin,
que los prepar para destruccin, en el de los vasos de misericordia, el sujeto
de la accin est claramente definido; Dios es el que los prepar de antemano
para gloria. El uso de nporoam:v, prepar de antemano, aparece tambin
en otro escrito del apstol, donde se lee: "porque somos hechura suya,
creados en Cristo Jess para buenas obras, las cuales Dios prepar de
antemano para que anduvisemos en ellas" (Ef. 2: 1O). Quiere decir, que en
ambos casos, la accin divina produce un resultado establecido de antemano
para los creyentes. Ninguno de los salvos se prepar a s mismo para serlo.
Fue la accin soberana de Dios quien actu en el pecador perdido para que
llegase a ser salvo. No fue el hombre alejado quien busc a Dios, sino Dios
que le busc a l (Le. 19: 1O). No fue la accin humana quien le capacit para
la salvacin, sino la operacin divina llevada a cabo por Dios mismo (1 P.
1:2). La preparacin a salvacin, el llamado al pecador, la regeneracin del
Espritu, la esperanza de gloria, procede de Dios.
21
Griego: 8~A-w.
ROMANOS IX
738
24. A los cuales tambin ha llamado, esto es, a nosotros, no slo de los
judos, sino tambin de los gentiles.
Oc;
Ka\
nos
no
solo
f:~
de
sino
f:~
tambin de
f:8vwv,
gentiles.
SOBERANA DIVINA
739
KaA.crw
Llamar
'tOV
al
o A.a.v ou A.a.v ou
no pueblo de m pueblo de m,
a la
no
amada
amada.
740
ROMANOS IX
wc; Kat ~V TW 'QcrrE Ayct. Sin dejar de entender las distinciones entre
Israel y la Iglesia en cuanto a promesas y pactos que se cumplirn conforme a la
fidelidad de Dios, el apstol est demostrando que l ha llamado tanto a los
judos como a los gentiles a salvacin. Los gentiles eran considerados por los
judos como quienes no tenan derecho alguno y estaban, por tanto, excluidos de
las bendiciones de los pactos y de las promesas. Incluso se consideraba que
ningn gentil tendra posibilidad de salvacin a no ser que se hiciera proslito,
aceptando el judasmo y guardando la ley. En vista de ello, el apstol apela
nuevamente a la Escritura, en este caso al profeta Oseas para citar de l lo que
sustenta su enseanza (Os. 2:23).
KaA.fow Tv ou A.av ou A.av ou Kat Tiv oK rjyanrvrv
rjyanrvrv. Oseas fue un profeta enviado con un mensaje para el reino del
norte, Israel y testificar contra l de su infidelidad para con Dios. Por mandato
divino Oseas se cas con una mujer llamada Gomer (Os. 1:2, 3). Ella le fue
infiel, cayendo moralmente hasta ser una prostituta (Os. 2:4-5). Con el profeta
tuvo tres hijos: Jezreel, que significa Dios siembra (Os. 1 :4), que se convirti en
un mensaje viviente de lo que Dios iba ha hacer con Israel; el segundo fue una
hija (Os. 1:6) y por indicacin divina le puso por nombre Lo-ruhama, que
equivale a no compadecida; luego tuvo su tercer hijo varn que recibi el
nombre Lo-ammi (Os. 1 :8-9), que corresponde a no pueblo mo.
La profeca advierte que Dios estableci una accin reprobatoria e incluso
judicial sobre el Israel apstata, que no significa que se anulen con ello las
SOBERANA DIVINA
741
22
742
ROMANOS IX
ser
en el
mhoi'c; ou A.a.c;
les
p p 0r
ou
uEi'c;,
no pueblo de m vosotros
sern llamados
hijos de Dios
t'.;rov'toc;.
viviente.
SOBERANA DIVINA
743
ROMANOS IX
744
27. Tambin Isaas clama tocante a Israel: Si fuere el nmero de los hijos
de Israel como la arena del mar, tan slo el remanente ser salvo.
'Hcrdtac:; f; Kpset
' '
ea.v
if
d pt9dc; Trov
ui 00 V
Pero Isaas
clama
'Icrpa.r) A.
c e;
croo 9r cre't'a. t
de Israel
como la
tocante -
tj
arena
a Israel:
d oc;
del
Aunque sea el
nmero
mar
el
remanente
de los
hijos
1tA.eta.
ser salvo.
Para aplicar la ensetianza a los judos, a~la a la profeca de Isafas, y escribe: 'Hao.ta;;,
caso nominativo :masculino singular del nombre propio lsaas; os, partcula conjuntiva
que lu!.ce las veces de conjuncin, con sentido de pero, ms bien, y, y por cierto, antes
bien; icpdt;si, tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa del
verbo lq)~O), gritar, clamar, aqui clama; nsp, preposicin de genitivo, a favor de,
por, aqu en sentido de tocante, 't'oO, caso g~nitivo masculino singular del articulo
determinado el; 'lo-pa:qA, caso genitivo masculino singular del nombre propio Israel;
sdv, conjuncin condicional si; \l, tercera persona singular del presente de subjuntivo
en voz activa del verbo sl~ ser, aqu sea;
caso nominativo masculino singular del
~culo dterminado el; dpi0&;, caso :11o:m:inativo masculino singular del sustantivo
que denota nmer<>; t<i, caso genitivo masculino plural del ~culo detenninado
declinado de los; u\rov, caso genitivo masculino plural del nombre comn hijos;
'I~pa'f\A., caso genitivo masculino singular del nombre ptopo declinado de Israel; wc;,
advetbio de modo, como, que hee las veces de conjuncin comparativa; T, caso
nominativo femenino singular del artculo determinado la; doi;, caso nominativo
femenino singular del sustantivo que denota arena; tfic;, caso genitivo femenino
singular del articulo detenninado declinado de la; 9aA.do-o-rc;, caso genitivo femenino
singular del nombre comn ma~ to, !laso nominativo neutro singular del articulo
detenninado lo; xA.sip.a, caso nominativo neutro singular del sustantivo
remanente. resto, formado por la preposicin 'lto, debajo, en sentido de disminucin y
uia., de la misma raz que A.s11:ro, carecer, d~ar, de ahi el significado de residuo,
remanente, lo que es dejado; aro0'1iustat, tercera persona singular del futuro de
indicativo en voz pasiva del verbo aq)t;;<V, salvar, aqu ser salvo.
SOBERANA DIVINA
745
746
ROMANOS IX
A.yov yap
yri<;.
Porque palabra consumando
abreviando
har
el Seor sobre la
tierra.
SOBERANA DIVINA
747
masculino singular del participio de presente en voz activa del verbo crv-csA.Sm, acabar
completamente, llevar algo a un fin; t<(l.\, conjuncin copulativa y; ovv-cvu.w, caso
nominativo masculino singular del participo de presente en voz activa del verbo
ouV'tvro, abreviar; 1totricret, tercera persona singular del futuro de indicativo en voz
activa del verbo 1tot&ro, hacer, aqu har; Kpto<;;, caso nominativo masculino
singular del nombre divino, el Seor; &n\, preposicin propia de genitivo sobre; 'tf}<;;,
caso genitivo femenino singular del artculo determinado la; y1;'c;, caso genitivo
femenino singular del nombre tierra.
'Ayov yap CTUV'tEAWV KUt cruv-cvwv 1tlTCTEl Kpioc; bt\ Tic; yf\c;.
La segunda parte del texto de Isaas tiene dificultad tanto en la traduccin, para
precisar su sentido, como en la interpretacin. No cabe duda que este es un
aspecto complementario a la primera parte que anuncia la salvacin tan slo del
remanente. Por tanto, para alcanzar esa accin en el propsito divino, Dios
mismo intervendr ejecutando su determinacin o su palabra anunciada, sobre
la tierra.
La posicin teolgica del intrprete condiciona la interpretacin de este
versculo. Desde una postura de teologa del pacto, escribe Wilckens:
"Aoyov nottjcrnt, solo puede significar traducir una palabra en
hechos. LD'tEAEtV significa 'consumar', 'ejecutar'; y cruv'tVElV 'abreviar'.
Ambos participia coiuncta dificilmente pueden tener a 'Aoyov por objeto, de
forma que se dijera: Dios cumpir su palabra slo en porciones limitadas.
Esto estara en contradiccin directamente con la tesis de v. 6. Slo puede
indicar que Dios realizar su palabra (futurum propheticum) al consumar
plenamente su intencin de salvacin (concretamente en el llamamiento de
los cristianos, v. 24), pero no en todos los israelitas, sino 'abreviando' su
nmero, slo en el 'resto " 23 .
La idea de unificar en la Iglesia todo lo que tiene que ver con Israel,
incluidas las promesas nacionales para convertirlas en elementos
espiritualizables, dentro de la interpretacin, obliga a esta interpretacin.
Acercndose, sin prejuicios de escuela teolgica, deben destacarse tres
palabras: 1) El sustantivo 'Ayov, que denota palabra, discurso, sentencia, y
que procede de Dios mismo. Esto es, Dios ha dictado su sentencia sobre el
futuro de la humanidad y, como palabra fiel, tendr cumplimiento. 2) El
participio de presente crV'tEAW, forma enfatizada con la preposicin crv, del
verbo 'tEAw, con un amplio significado, como cumplir, ejecutar, realizar,
efectuar, consumar, finalizar, terminar, acabar, acabar una carrera, conseguir
su objeto, por tanto aqu el sentido natural es que Dios va a acabar
23
748
ROMANOS IX
SOBERANA DIVINA
749
Dn. 12:1; Sof. 1:14-15); de destruccin como nunca antes (JI. 1:15; 1 Ts. 5:3);
tiempo de tinieblas (JI. 2:2; Am. 5:18; Sof. 1:14-18); de trastorno (Is. 24:1-4,
19-21 ); de castigo (Is. 24:20-21 ). El tiempo que anuncia Jess ser de angustia
porque la ira que desciende sobre el mundo procede de Dios (Is. 24:1; 26:21; JI.
1:5; Sof. 1:18; Ap. 6:16-17; 11:8; 14:7, 10, 19; 15:4, 7; 16:1, 7, 19; 19:1, 2). La
gran tribulacin ser para probar a los moradores de la tierra, cuya intensidad se
describe en Apocalipsis, mediante los juicios de los sellos, las trompetas y las
copas. La Biblia le llama gran tribulacin (Ap. 7: 14).
La conclusin no puede ser otra: Dios salvar al remanente en un tiempo
de angustia y tribulacin, resultante de Su intervencin sobre el mundo, descrita
con detalle, entre otros lugares a partir del captulo 6 del Apocalipsis. Ser
entonces cuando este remanente se vuelva a Dios y sea salvo.
29. Y como antes dijo Isaas:
Si el Seor de los ejrcitos
no nos hubiera dejado descendencia,
Como Sodoma habramos venido a ser,
y a Gomorra seramos semejantes.
Kat Ka8wc; npoEpYJKSV 'Hcrn:lac;
Y
como
dijo
Isaas:
si ti K ptoc;
si
no
aa.(3a.ro 0
nos
0"1t pa.,
descendencia,
roe;
como
l:ooa.
av ysvtf0rsv
Ka.t roe;
y como
roppa.
Gomorra
av rootc0rsv.
750
ROMANOS IX
acusativo neutro singular del sustantivo que denota descendencia, literalmente simiente;
adverbio de modo, como, que hace las veces de conjuncin comparativa; Eooa,
caso nominativo neutro plural del nombre propio de ciudad Sodoma; d.v, partcula que
no empieza nunca frase y que da a sta carcter condicional o dubitativo, o expresa una
idea de repeticin. Se construye con todos los modos menos el imperativo y acompaa a
los pronombres relativos para darles un sentido general; en algunas ocasiones no tiene
traduccin; ey1wrj0rsv, primera persona plural del aoristo primero de indicativo en
voz pasiva del verbo yvom, llegar a ser, aqu habramos llegado a ser; tccx.'t,
conjuncin copulativa y; w<;;, adverbio de modo, como, que hace las veces de
cottjuncin comparativa; foppa., caso nominativo femenino singular del nombre
propio de ciudad Gomarra; &v, partcula que no empieza nunca frase y que da a sta
carcter condicional o dubitativo, o expresa una idea de repeticin. Se construye con
todos los modos menos el imperativo y acompaa a los pronombres relativos para darles
un sentido general; en algunas ocasiones no tiene traduccin; wouMlrsv, primera
persona plural del aoristo primero de indicativo en voz pasiva del verbo otw, hacer
semejante, comparar, aqu habramos sido semejantes.
ro<;,
SOBERANA DIVINA
751
Quin puede ver injusticia en el trato de Dios con Israel (v. 14). En
modo alguno. Dios ha manifestado y manifiesta su gracia en la eleccin de
un resto dentro de la nacin, que le es fiel, mantenindolo a lo largo del
tiempo como permanencia de la lnea de las promesas. Ese resto, ser
manifestado especialmente en el tiempo de la tribulacin y en l se
concretar la nacin fiel, los verdaderos israelitas, para recibir las promesas
en la segunda venida del Seor.
ov i:pout:v
Que, pues,
diremos?
on
justicia
alcanzaron
y justicia
la
por
fe.
752
ROMANOS IX
on
SOBERANA DIVINA
753
alcanzarla, los gentiles la logran por medio de la fe, porque Dios justifica al que
cree (5:1). Escribe Wilckhens:
31. Mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanz.
'IcrpaiA,
Ms Israel
ley
de Justicia
ley
no
lleg.
24
754
ROMANOS IX
32. Por qu? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la
ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo.
td
Ae) 'tou
piedra
no por
fe
w~
obras;
tropezaron
en la
npocrKmo~,
de tropiezo.
SOBERANA DIVINA
755
delante de vocal y que significa por; epywv, caso genitivo neutro plural del sustantivo
obras; 1tpoo-KO'lfUV, tercera persona plural del aoristo primero de indicativo en v0;z
activa del verbo 1tpOO'Kni:w, tropezar, aqu tropezaron; i:<\), caso dativo masculino
singular del artculo determinado declinado en la; A.e,l, caso dativo umsculino
singular del sustantivo que denota piedra, roca; i:ou, caso genitivo neutro singular
del artculo determinado lo; npomcai:oi;, caso genitivo neutro singular del
nombre comn declinado de tropiezo.
ROMANOS IX
756
25
SOBERANA DIVINA
757
est escrito:
Mirad
Sion
de tropiezo
piedra
roca
de escndalo
el
que crea
en
no
Ka'tatcrxuv8r O'E'tat.
ser avergonzdo.
m0 ,syfpa1,
Ka\ 1tai;, y todo, como se lee en 'I', 6, 63, 104, 256, 263, 365, 424, 436, 459, 1175,
1421, 1319, 1573, 1739, 1852, 1912, 1962, 2127, 2200, 2464, Biz [K. L, P] Lect i~,<12,1>,
758
ROMANOS IX
del verbo 1tt<lt&m, creer, aqu que cree; tn', fonna que adopta la preposicin de
dativo s1t, con el grafismo por elisin de la t final ante vocal o diptongo sin aspiracin,
que equivale a por, sobre, aqu en; <XU'tW, caso dativo masculino de la tercera persona
singular del pronombre personal l; ou, adverbio de negac1on no;
xaTau:rx,uv0tjo-e-.ai, tercera persona singular del futuro de indicativo en voz pasiva del
verbo xai;aicrx,vw, confundir, defraudar, avergonzar, aqu ser avergonzado.
Ka8wt; yypamm. Concluyendo el prrafo argumental, apela
nuevamente a la Escritura para confirmar la conclusin: "Como est escrito".
Las dos citas que siguen y estn enlazadas para construir la frase del versculo,
proceden del profeta Isaas (8:14; 28:16).
i&ou 8rt f;v tffiv A.eov npoaxawt; Kat nhpav
<JKav8A.ou. En el primer pasaje, el profeta anuncia que Dios pondra en Sion
una piedra preciosa (Is. 28:16). Sin duda la referencia proftica tiene que ver
con Cristo mismo (1 P. 2:6-8). La piedra no fue colocada por Dios para ser
tropiezo y escndalo, sino todo lo contrario, como roca de salvacin a todo
aquel que cree.
Kat o mcrtEwv f;n' mh) ou Katmcrxuv8tjcrEtat. Sin embargo, en
el segundo texto hace referencia a una roca de tropiezo. La referencia proftica
es concreta: "Entonces l ser por santuario; pero a los dos casas de Israel,
por piedra para tropezar, y por tropezadero para caer, y por lazo y por red al
morador de Jerusaln" (Is. 8: 14). Sucede una contradiccin: All en Sion donde
est el lugar de la manifestacin de Dios en salvacin y restauracin, la Roca
eterna se convierte en tropezadero para quienes no estn dispuestos a creer. Al
aplicar el apstol el texto a Cristo mismo, confirma que Jess en el Nuevo
Testamento, es Jehov de los ejrcitos en el Antiguo. Las citas de Pablo son
aplicadas a Cristo en otros lugares del Nuevo Testamento (Mt. 21 :42; Mr.
12: 1O; Le. 20: 17; Hch. 4: 11; 1 P. 2:6-8).
SOBERANA DIVINA
759
Roca estable de la fe, la segura esperanza, la gloria personal. Todo ello por la
soberana gracia de Dios. Ante tanto amor, bien podemos, en gratitud personal,
entregar nuestras vidas en servicio a Aquel que nos am.
CAPTULO X
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
Introduccin.
Pablo prosigue con la argumentacin que demuestra las razones por las
que Israel, como nacin, no ha sido objeto de las bendiciones de Dios conforme
a sus promesas. De forma muy especial, las causas por las que la nacin no ha
sido salva. El tema es continuacin de lo expresado en el captulo anterior.
Ahora va a considerar varias causas que llevan a Israel al rechazo de Cristo y,
por consiguiente, de la justicia de Dios por fe en l.
Con una nueva declaracin personal semejante a la que hizo antes (9:1ss),
introduce una nueva seccin en la que va a desarrollar la tesis de 9:30-33. En el
escrito reitera su deseo personal que lo conduce a orar por la salvacin de Israel
(v. 1), testificando de su pueblo terrenal como de quienes tiene celo por Dios,
aunque sea de forma equivocada (v. 2). Hace una referencia crtica a la forma
incorrecta de cmo ellos entienden la justicia (2b-3), contraponiendo la forma
propia de salvacin proclamada en el evangelio (v. 4). Esta verdad sirve para
abrir un espacio en el que la desarrolla (vv. 5-13), apoyndose continuamente en
la Escritura. Sin embargo, aunque sea un perodo a modo de parntesis, no es un
tema distinto al resto del pasaje, por lo que debe considerarse todo el captulo
como un tema homogneo.
La primera apelacin a la Escritura (vv. 5-8) est tomada de
Deuteronomio (30:12-14), cerrando la cita en el v. 8 para explicar el sentido de
la palabra, contenida en el mensaje del evangelio, que llama a salvacin por
medio de la fe y la aceptacin del mensaje que proclama. La verdad de la
justificacin por fe, es refrendada por otra cita de la profeca (v. 11), en este
caso de Isaas (28: 16). Volviendo a reforzar el argumento del captulo anterior
al afirmar la igualdad en el modo de salvacin tanto para judos como para
gentiles (v. 12), concluyendo la aseveracin mediante otra cita de la profeca de
Joel (2:32), en el v. 13.
La segunda parte del captulo (vv. 14-21), enfatiza la incredulidad de Israel
(v. 16), como conclusin al sorites que antecede (vv. 14-15). La gravedad de la
situacin se plantea enfatizando el verbo ciKoY, or, (v. 17) con la pregunta de
Y ouK fKoucmv, mas, no oyeron? (v. 18) que a modo retrico exige una
respuesta afirmativa que agrava la condicin de rebelda ante el mensaje. Aade
como argumento del rechazo voluntario de Israel, dos preguntas retricas, que
son respondidas en sentido contrario por medio de dos citas bblicas (vv. 18-19),
en las que se aprecia la obra de Dios a favor de Su pueblo, que result estril por
762
ROMANOS X
el rechazo del mensaje, lo que supuso la admisin de los gentiles que no fueron
como Israel, un pueblo rebelde y contradictor (v. 20-21).
La divisin del captulo se establece mediante el siguiente bosquejo analtico:
La ignorancia del canal de salvacin (1O:1-11 ).
1.1. El deseo de Pablo (10:1-2).
1.2. La descripcin de la justicia legal (10:3-5).
1.3. La descripcin de la justicia de la fe (10:6-11).
2. Ignorancia del carcter universal de la salvacin (1O:12-13).
3. Ignorancia de la proclamacin universal del evangelio (l O: 14-21 ).
l.
ii
f:v
ciertamente la voluntad
del de mi
corazn
por
ellos
para
ii
Mrcri<; npo<;
la peticin
salvacin.
ellos es, lectura en 11: 2, P, lf', 33, 263, 1852, l 60, itar, b, d2, , vg, arm, geol,
Crisstomo, Pelagio, Agustn419
SO"'tW,
Orlgenes1at,
'tOU 'Iopa.lil fonv, Israel es, como se lee en 81, 104, 424, 436, 459, 1175, 1241,
2200, 2464, Biz [K, L] Lect geo2, slav, MarcionsegnTertuhano.
'A3el<po, caso vocativo masculino plural del sustantivo que denota hermanos; T, caso
nomintt.tivo femenno singular del artculo determinado la; h, partcula afirmativa
que se coloca siempre inmediatamente despus de la palabra expresiva de una idea que
se ba de reforzar o poner en relacin con otra idea y que, en sentido absoluto tiene oficio
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
763
Ti E:v c08oKa lc; Elc; Kap8ac; Kat Ti Mricnc; npoc; 1ov E>i:::ov
nE:p au1wv. Anteriormente estuvo acusando firmemente a los judos por su
rebelda contra Dios y por haber determinado alcanzar la justicia por sus propios
medios, incapacitndolos para ello. l saba que el rechazo que Dios haba
manifestado no era arbitrario, sino merecido. Algn lector podra pensar que
Pablo estaba resentido contra los de su nacin, pero la suposicin no se sustenta
ante la declaracin del apstol que manifiesta un profundo anhelo en su corazn
hacia su pueblo. El sustantivo EUoKa, expresa un sentido de complacencia o
voluntad. Se trata posiblemente de un trmino judea-helenstico creado por
derivacin del verbo i:::08oKw, y que aparece casi exclusivamente en escritos
judos o cristianos. En el versculo Pablo habla de la i:::08oKa, de su propio
corazn hacia los judos. La traduccin frecuente vierte el trmino por deseo,
incluso por anhelo, lo que sugiere un valor vigoroso y que resulta de un afecto
profundo hacia alguien. Se trata de un deseo vital, puesto que procede de su
corazn.
Pablo expresa su deseo vehemente npoc; 1ov E>Eov delante de Dios en
oracin. Oraba por sus compatriotas. Se pona ante Dios en intercesin por
ellos, como antiguamente haba hecho Moiss (Ex. 32:1 lss). La dureza del
corazn del pueblo de Israel pareciera que hara imposible la eficacia de la
oracin, sin embargo la respuesta no es asunto suyo sino de Dios, mientras que
la intercesin era privilegio suyo.
ROMANOS X
764
escogido por gracia (11 :26). Sabe tambin que el remanente en su tiempo
elegido por Dios estaba siendo salvo; esa es una realidad continua. Sin
embargo, no es bice para la oracin intercesora. A pesar de la situacin
equivocada y rebelde de la nacin, el apstol intercede por ellos delante de
Dios, confiando en que hay salvacin para ellos. Y a la oracin estaba siendo
respondida porque muchos de sus compatriotas estaban siendo salvos. La
prctica de la oracin intercesora evidenciaba la realidad de lo que haba dicho
antes sobre el anhelo de su corazn.
2. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no
conforme a ciencia.
apwpw yap
Porque doy testimonio
au'tott;
on
~rp._ov
les
que
celo
tienen
pero
no
segn
f:nyvwcn v
conocimiento.
compren1in.
apupw yap au'tott; on silA.ov 0wu. Pablo testifica que aquellos
por quienes el ora, su pueblo, tienen ~ii'A.ov 0wu, celo de Dios, es decir, son
celosos en un compromiso incondicional con las cosas de Dios, o con aquello
que corresponde a l. En el Antiguo Testamento hay dos ejemplos de hombres
celosos de Dios. Uno de ellos es Finees, hijo del sacerdote Eleazar en un
compromiso de obediencia a Dios, no consintiendo la unin desobediente de
hombres de Israel con mujeres madianitas (Nm. 25: 11-13); otro es el profeta
Elias que ante la impiedad de la nacin y la idolatra que practicaban, afirma
sentir un "vivo celo por Jehov de los ejrcitos" (1 R. 19: 10, 14). Este celo por
Dios lo derivaran a un celo por la Ley. Por consiguiente practicaban las normas
legales con todo esmero. Eran celosos con las cosas de Dios (Hch. 21 :20). El
apstol se inclua antes de conocer a Cristo, entre ellos, como de su misma
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
765
condicin (Hch. 22:3). Unido al celo por la Ley, estaba tambin el celo por las
tradiciones (G. 1: 14). Esto los llevaba a practicar el odio y perseguir a todo
aquel que no coincida con ellos en su fonna de pensar, sobre todo si era
tambin judo (G. 1: 13). Todo esto pone de manifiesto que el pueblo de Israel
estaba empeado en ser acepto ante Dios por sus propios mritos.
houow dA.J.: ou Ka't' E:nyvwcnv. El celo por Dios era equivocado,
ya que no era "conforme a ciencia". El sustantivo E:nyvwcrn;, tiene que ver
con el conocimiento concreto de un hecho (cf. 3 :20) o tambin de lo que debe
hacerse en una determinada circunstancia (cf. 1:32; Fil. 1:9; Flm. 6). Los
judos eran celosos de las cosas de Dios y ms concretamente de las formas
legales, porque no tenan un conocimiento pleno de lo que l demandaba. Era
un celo ciego, mal orientado, envuelto en fanatismo religioso. Para ellos el
camino de salvacin que Dios haba establecido no era suficiente (M. 6:8).
Haban cambiado e1 p1an de Dios por su sistema re1igioso (Is. 29: 13). Su
mayor problema consista en la abierta oposicin, incluso lucha, contra el
Salvador (Hch. 26:9-11).
Una situacin semejante se produce en todos los que desean honrar la
doctrina, pero ignoran al Dios de la doctrina. Hay muchos creyentes que son
celosos de su denominacin, de su historia, de sus tradiciones, de su forma de
entender la santidad, pero ignoran absolutamente el amor y la comunin, que
son demandas esenciales y mandatos concretos establecidos por Dios (Jn.
13:35; Ef. 4:3). Celosos del sistema, viven cargados con preceptos y cargan con
ellos a quienes Dios ha hecho libres. Son los que cuelan el mosquito y dejan
pasar el camello (Mt. 23:24). Esta es una de las formas habituales de conducta
en el legalista. Miran con minuciosidad el literalismo de la Palabra, pero
desconocen la realidad espiritual de la misma. Estn interesados en asuntos
externos de poca o ninguna importancia. Hacen nfasis en el modo de vestir,
conforme a lo que ellos entienden que la Biblia demanda, en el modo de
expansin lcita, en los lugares a donde se debe o no asistir, al modo de llevar a
cabo el culto, a los cnticos que se deben cantar en la congregacin y, en fin, a
todo cuanto no tiene verdadera importancia delante de Dios, pero que da un
aspecto piadoso al que lo practica, mientras abandonan la parte ms importante
de la vida cristiana que es el amor a los hermanos. Mantienen tozudamente las
tradiciones heredadas de los antiguos, pero no avanzan en el camino de la
comunin. Son capaces de revolver cielo y tierra para hacer las cosas como
siempre se hicieron, pero incapaces de guardar con solicitud la unidad del
Espritu en el vnculo de la paz (Ef. 4:3).
766
ROMANOS X
8tKatom5v11v
justicia
la
de Dios
justicia
la
propia
establecer
a la
justicia
de Dios
no
7tE'ty11 crav.
se sometieron.
yap
iiv
'tOU
ewu
8tKatOCJVflV.
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
767
alcanzarla (1:17; 4:3-5, 16, 23-25; 5:1). La ignorancia de ellos era un acto de
abierta rebelda contra Dios.
Kat n1v iav OtKatocrVYJV sYJWUVtE<; cr-tT]crm. Al ignorar
voluntariamente la justicia de Dios y establecer, en lugar de ella, la suya propia,
rehusaban someterse a la justicia de Dios. Aquellos pretendan sustituir la razn
de la salvacin que es la gracia (Ef. 2:8-9), por sus propias obras, consistentes
en el cumplimiento externo de la Ley, lo que converta sus actos en mero
legalismo. El problema no tiene que ver tanto con la autorrealizacin personal
presentando las obras de la Ley como elementos meritorios delante de Dios,
aunque tambin lo comprende, sino la ignorancia voluntaria del
desconocimiento de Dios, que ha mostrado ahora su justicia (3 :21 ). Frente a
esto ellos se aferran a los conceptos personales de justificacin por la
observancia de la Ley, oponindose con ello a la justicia de Dios, manifestada
en la muerte de Cristo. Por consiguiente, su posicin es un camino que los aleja
irremediablemente de Dios. La fe en Cristo, a quien ellos han entregado a
muerte, es la gran piedra de tropiezo y la roca de escndalo con que se
encuentran. Como apostilla Wilckens:
"Ven a Dios en la ley en lugar de contemplarlo en Cristo, y por
consiguiente, quedan fuera de la justicia de Dios, solos consigo mismos. Es
verdad que la buscan en sus esfuerzos de hacerse justos mediante la
observancia de la ley, de corresponder a la justicia de Dios en la ley, pero no
alcanzan ni sta ni la ley (9:31); tan slo una justicia propia, una justicia a
base de esfuerzos propios, que no es justicia en modo alguno. Porque ya no se
puede encontrar a Dios como portador de la salvacin en la ley que condena al
pecador, por ms cumplimiento de la ley que pueda amontonar como capital
celeste para compensar sus pecados, sino que se le encuentra slo en la cruz de
Cristo y, por consiguiente, slo en la fe " 1.
TlJ OtKatocrvr; wu 0w0 oux m:miyricrav. No someterse a ella es
simplemente no reconocerla en la fe. Este es un comportamiento sustitutorio, en
el que la justicia propia ocupa el lugar de la justicia de Dios, rechazando con
ello la muerte expiatoria de Jesucristo. Al rechazar someterse a la justicia de
Dios, los judos intentan lo que slo la justicia de Dios puede hacer: justificar al
pecador, sin las obras de la Ley (9:32). La rebelda se confirma notoriamente.
En lugar de ponerse bajo la justicia divina, colocaron su justicia en lugar de la
de Dios. Ignoraban voluntariamente la enseanza del Antiguo Testamento sobre
la justicia humana: "Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas
nuestras justicias como trapo de inmundicia" (Is. 64:6). Una y otra vez se
hicieron sordos a la voz de sus profetas, que es la voz de Dios.
1
ROMANOS X
768
4. Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
tA.o~ yap vou Xptcrto~ d~
Porque fin
de ley
Cristo para
a todo
el
que cree.
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
769
5. Porque de la justicia que es por la ley Moiss escribe as: El hombre que
haga estas cosas, vivir por ellas.
Mwcrfc; yap ypq>Et 1:1'\v 0tKatocrvr1v 'tT\v f:x: 1:ou vou n
Porque Moiss
escribe:
La
justicia
la
los
hombre
vivir
de
la
EV a.u'totc;.
por
ellas
ley
que el
770
ROMANOS X
on
est tomada del escrito de Moiss: "Por tanto, guardaris mis estatutos y mis
ordenanzas, los cuales haciendo el hombre, vivir en ellos: Yo Jehov" (Lv.
18:5). La primera consideracin que surge del propio texto es que Ja demanda
de obediencia a las ordenanzas y estatutos, es decir, al contenido de la Ley, debe
ser cumplido en su totalidad. Debe tenerse en cuenta lo que esto significa a la
luz de fa mjsma Escrura: "Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero
ofendiere en un punto, se hace culpable de todos" (Stg. 2: 10). Debe
considerarse la promesa de Dios, por medio de Moiss, como una posible va a
la justificacin por las obras de la Ley? En modo alguno. La ley no fue
introducida como medio de salvacin, sino como instrumento de condenacin al
denunciar el pecado, comn y propio a todos los hombres, poniendo de
manifiesto la dimensin del pecado (5:20). Su misin, como se ha considerado
antes, no es salvfica sino condenatoria. Si alguno hubiera podido alcanzar vida
por ella, la justificacin hubiera sido posible en el cumplimiento de la Ley (G.
3:21).
Debe observarse la expresin que utiliza Pablo en el traslado del texto de
Moiss: srcrE'tat f;y cuhot:c; vivir en ellos, tal vez mejor que vivir por ellos.
771
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
Esto supone una explicacin consonante con toda su enseanza. La ley no est
dada par alcanzar, por esfuerzo personal, vida por ella, sino que la obediencia a
lo que Dios dispone en ella, es un modo de vida consonante con su voluntad. Es
decir, el que obedece a la Ley-que por extensin alcanza a toda la Palabra- vive
en ella, como expresin de la voluntad de Dios para la vida del hombre en
general y del creyente en particular. El uso de la preposicin por en lugar de en
ha dado lugar a la confusin de que en el estricto cumplimiento de la Ley, si
ello fuese posible, se alcanzara la vida eterna por esfuerzo personal y no por fe.
fe
KCX.pOq.' crou
corazn
justicia
as
dice:
r\
No
Et1t11 e; EV 'tT}
digas
en
el
de ti: Quin
subir
al
cielo?
Esto
es
Xptcr'tov Ka'tayayEl:v
a Cnsto
hacer bajar.
772
ROMANOS X
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
773
descender
al
abismo?
Esto
iicrnv Xptmov EK
es
a Cristo
de
Vf:Kp<v dvayayf:tv.
muertos
hacer subir.
ROMANOS X
774
""""
-r A.yEt
Sino, qu
dice?
de ti
la
palabra
est,
la
boca
de ti
es
la palabra de la
fe
sv
en
corazn
KrpcrcroEv.
lo que
proclamamos.
de ti;
o,
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
775
Kllpc:ro:o&v, primera persona plural del presente de indicativo en voz activa del verbo
KllP<:rc:rro, anunciar, roclamar, uproclamamos.
ciA-A-a T A-yEt i':yyc; crou To pli'a i':crnv i':v TcV crTan crou Kat
i:v TlJ Kapq, crou. El apstol introduce una nueva referencia a la Escritura
mediante una pregunta retrica: "Sino Qu dice?", que en alguna medida
responde a los interrogantes planteados en los dos versculos anteriores.
La justicia que es por la fe se expresa claramente en la Palabra. La justicia
que es por la fe no exige imposibles para el hombre, sino algo fcil de alcanzar.
Esta cuestin la dilucida mediante la aplicacin del pasaje de la Ley: "Porque
muy cerca de ti est la palabra, en tu boca y en tu corazn, para que la
cumplas" (Dt. 30: 14). Dios haba dado Su palabra a Israel, por consiguiente,
estaba cerca de ellos. La podan leer, estudiar, memorizar, sin grandes
esfuerzos. Podan decirla a otros porque estaba "en tu boca"; podan meditar en
ella porque estaba "en tu corazn". Quienes amaban la Escritura y senta celo
por Dios, lean y estudiaban su palabra. Lo grave de esa situacin es que la
Palabra daba testimonio de Cristo y lo anunciaba (Jn. 5:39). Las seales
mesinicas que hizo Jess estaban profetizadas, de ah la gravedad de rechazar
Su invitacin (Jn. 5:40) y aceptarlo por fe, despreciando al Salvador, para
proseguir en su obstinado camino de la bsqueda de la justificacin por las
obras de la Ley. Los milagros del Seor eran seales inequvocas de que era el
Mesas. As lo entendieron algunos de los lderes de la nacin (Jn. 3:2). Esa es
la grave situacin que conduce a la reprobacin espiritual de Israel: "Pero a
pesar de que haba hecho tantas seales delante de ellos, no crean en l" (Jn.
12:37). Conocan la Escritura, decan amarla, pero no la crean.
Antes de pasar a la ltima clusula del versculo, llama la atencin la
aplicacin que Pablo hace del pasaje de Deuteronomio. Los maestros de Israel,
especialmente en su tiempo, solan adaptar el contenido del texto para sustentar
sus proposiciones. Aparentemente esto es lo que hace el apstol. No es posible
una semejanza entre ambos, el apstol y los maestros de Israel, porque aqul
est escribiendo bajo su condicin de apstol y su escrito es un escrito inspirado
(2 Ti. 3: 16), por lo que el uso que se le da es conforme al pensamiento y
voluntad de Dios. Esta sorprendente forma interpretativa est en el pensamiento
de grandes exegetas, como escribe Wilckens:
ROMANOS X
776
Porque s1
confesares
0'
con la
de t1
Seor
Jess
en el
corazn de ti
que -
Dios
le
levant
de
muertos
crw8tj crlJ
sers salvo.
Mediaiate tina condicin de tercera clase eott Mv. se premtta la confesin y ta razn de
ta fe fam salvaoin: on, conjoocin ceausal. que, porque; Mv, coajoocin que
eeb1ece Ul1 condicin $i; 6oA.01'1(1''1Ji; ~persona sinp:lar del aoristo primero
de subjootiVo en voz activa del verbo 6.ol..0j'tm, ctJt/es<!I'. literalmente dttcir lo mismo;
kv> ~sicin de dativo con; 'C<), caso dativo neutro singular del articulo determinado
el; <5"'C~i. caso dativo neutrO singular del sustantivo que denota boca; aoo, caso
genitivo de la segunda persona singular del pronombre personal declinado de ti;
2
Debe tenerse en cuenta la posicin teolgica del autor que se cita, en relacin con la
resurreccin que se producir en el momento del traslado de la Iglesia, que no tiene que
ver con la resurreccin final.
3
Ulrich Wilckens. o.e., pg. 275s.
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
777
Kpiov, caso acusativo masculino singular del nombre propio, al referirse a Jesjs,
Seor; 'lrc;rouv, caso acusativo mas(;luiino singular del nombre propio Jess; K<Xlt
conjuncin copulativa y; 'l'ttcttsDO''Q<;. segunda persona singular del aoristo primero de
subjuntivo en voz activa del verbo 1ttctt'WCD, creer, aqu en expresin condd:onal
creyeses; ev. preposicin de dativo en; tij, caso dativo femenino singular del articulo
determinado la; 11'.apaq., caso dativo femenino singular del sustantivo ct>razn; O'oU,
caso genitivo de la segunda persona sngttlar de1 prom:1mbre personal declinado de ti;
on, conjuncin causal, que, porque; , caso nominativo masculino singular del
artculo determinado el; Eno<;, ~ nominativo masculino singttlar del nombre propio
Dios; cx&tov, caso acusativo mascu1ino de la tercera persona singular del pronombre
personal le; i)ysipsv, tereera persona singular del aoristo primero de indieativo en vGI:
activa del verbo eyspo>, levantar, resucttar, aqui levant; t'K, pr~posicin propia de
genitivo de, en sentido de entre; V&Kpwv, ea.so genitivo tnasculino plum! del adjetivo
muertos; ao>0tjar.i~ segunda persona s,ingular del futuro de indicativo en vo_z pasiva del
verbo o-q)t;,ro, salvar, sanar, a ui ser salvo.
778
ROMANOS X
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
779
CTW'tl'lPav.
salvacin.
780
ROMANOS X
Kata.icrxuv0r crE'tat.
ser avergonzado.
que cree
en
no
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
781
ha
al
de
de
(8: 1).
Es evidente que la seguridad de salvacin no comprende slo el momento
presente o el futuro inmediato, sino que su proyeccin es a una situacin
escatolgica definitiva, con proyeccin eterna. El salvo no teme ya al encuentro
con Jess, en su venida, porque ya no es para el Juez que dictar sentencia
condenatoria, sino el Salvador que recoge a los suyos para que estn para
siempre con l ( 1 Ts. 4: 17). Ese es el nfasis que el apstol Juan marca cuando
escribe: "Y ahora, hijitos, permaneced en l, para que cuando se manifieste,
782
ROMANOS X
el amor genera confianza de haber sido regenerados y, por tanto, para que
"tengamos confianza en el da del juicio" (1 Jn. 4: 17). Esta es la certeza
absoluta para quien ha credo en Cristo, en Sus propias palabras: "El que en l
cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no
ha credo en el nombre del unignito Hijo de Dios" (Jn. 3: 18).
diferencia
de judo,
de;
de todos
es rico
para con
n;
tanto como
de griego
porque el
mismo
los
que invocan
le.
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
783
los problemas de los judos- que a efectos de salvacin slo hay un camino para
el hombre, cualquiera que sea el grupo tnico a que pertenezca. As dijo antes:
"la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen
en l. Porque no hay diferencia" (3:22). La salvacin en toda su extensin,
justificacin, santificacin y glorificacin, sigue del mismo modo: "Ya no hay
judo ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varn ni mujer; porque todos
vosotros sois uno en Cristo Jess" (G. 3 :28).
784
ROMANOS X
13. Porque todo aquel que invocare el nombre del Seor, ser salvo.
mi~ yap o~ av
Porque todo el que -
nac;
yap
oc;
el
nombre
del Seor
ser salvo.
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
785
786
ROMANOS X
oS
del que
invocarn
a quien no
creyeron?
Y como
oyeron?
Y como
oirn
sin
que predique?
creern
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
787
Pablo dijo antes que "todo aquel que invocare el nombre del Seor ser
salvo" (v. 13). Ahora, como si se encontrara con una imposibilidad, pregunta
"cmo invocarn a aquel en el que no han credo?". Para invocar hay que
creer, o bien, la invocacin nace de la fe que conduce al hombre a clamar al
Salvador. El problema entre los judos est en que no invocan, por tanto, no son
salvos, porque no han credo. De otro modo: Cmo podrn invocar al Seor si
primero no han llegado a creer en l?
rc<<; Oi: mcr'tEcrwmv o oK fKot:>crav. El segundo problema se
plantea en la imposibilidad de creer en alguien de quien no han odo. En la
proclamacin del evangelio, el Salvador ocupa el lugar central. Es el Salvador el
que debe ser anunciado, junto con Su obra, para que los oyentes puedan creer en
l: "Porque no me avergenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvacin a todo aquel que cree; al judo primeramente, y tambin al griego"
(1: 16). En el evangelio se presenta la persona del Salvador y se proclama la
obra salvadora, imprescindible para la salvacin. Esta es la forma de
evangelizacin del apstol: "As que, hermanos, cuando fui a vosotros para
anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de
sabidura. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a
Jesucristo, y a ste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho
temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicacin fue con palabras
persuasivas de humana sabidura, sino con demostracin del Espritu y de
poder, para que vuestra fe no est fundada en la sabidura de los hombres, sino
en el poder de Dios" (1 Co. 2: 1-5). Los hombres y ms concretamente los
judos, invocaron al Seor despus de haberles sido anunciado el evangelio. As
ocurri en Jerusaln (Hch. 2:36-38; 4:4); de igual modo en Samaria, como
resultado de la predicacin de Felipe (Hch. 8: 12); lo mismo con el eunuco
etope (Hch. 8:36-38). La urgente necesidad es de creer en Cristo, en invocarle
como Salvador.
rc<<; E dxocrwmv xwpt<; Kl]pcrcrovwi;. La tercera dificultad se
788
ROMANOS X
nwc; f: Kl'Jp~wow
Y como proclamarn
no
son enviados?
Como
los
pies
de los
cJ e;
dya.0ci.
buenas!
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
789
ie,
790
ROMANOS X
wi;
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
791
con Dios (5:1). Son las buenas nuevas de paz, que proclama que la paz con Dios
ha sido hecha por medio de la obra de Cristo. Anuncian la buenas noticias del
evangelio que proclama la reconciliacin que Dios hizo en la Cruz (2 Co. 5:1820). Por lo que el hombre debe dejar de procurarla, porque ya ha sido hecha y,
adems, es imposible alcanzarla por esfuerzo personal.
Para los judos el contexto del pasaje citado anuncia que Dios reina.
Aquel que ellos negaban como Dios, y que como hombre crean muerto, ha
resucitado y es el Rey de reyes y Seor de seores, ascendido a la majestad de
Dios (Fil. 2:9-11). Los pies, tienen que ver con el moverse de los misioneros, el
caminar de los que llevan el mensaje de las buenas nuevas, es de gozo para
quienes oyen el mensaje de salvacin. Esos pasos misioneros son cada vez
menos odos en el mundo de hoy. La Iglesia no puede esperar que vengan a
buscar el mensaje de salvacin, tiene la responsabilidad de ir a buscar a los
perdidos donde se encuentren y evangelizarlos, anuncindoles las buenas
nuevas de la paz.
16. Mas no todos obedecieron al evangelio; pues lsaas dice: Seor, quin
ha credo a nuestro anuncio?
T~
Pero no
todos
obedecieron
al
evangeho.
't e;
S7t<r'tf:UCH:V Tii dKoii
T c}y
Quin
crey
al
mensaje de nosotros?
Porque Isaas
dice:
Seor
ou,
792
ROMANOS X
apa
As que la
fe
de mensaje
y el mensaje por
palabra
de Cristo.
Xpicnoo1 Cristo, lectura ms firme. atesduada en p.46vid, ~. B, cvi4, D*, 6, 81, 1506,
113,f 1852, if" 11 4, copsa,bo, arm, Orlgenes1at, Agustn.
Seo. Dit1ir. cmo se lee en K2, A. 0 1, '!', 33~ 1-04, 256, 263, 365, 424, 436, 459, 1173,
U:41. 1319, 1573, 1881, 1921, 1962, 2127~ 2200, 2454, BU: (K, L, P] Lect, syx',h, etbPP,
geo, slav, Cletnente, Basilio, Cristomo, Teodoro, Gaudencio, Jernimo, Sedulio
H~oto.
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
793
"la fe viene por el or, y el or, por la palabra de Dios". El sustantivo que
utiliza Pablo tiene un amplio significado, equivalente a odo (sentido corporal),
odo (rgano del sentido), oreja, accin de or, audicin, obediencia, lo que se
oye, noticia, rumor, fama. En cada caso el traductor decide cual es el trmino
por el que traduce la palabra griega. El sentido de la expresin se entiende
mejor en la traduccin de Cantera-Iglesias: "Por tanto, la fe [depende] del
mensaje que se oye, y ese mensaje [llega] a travs de la palabra de Cristo " 7; la
traduccin ms que literal es explicativa, pero expresa la idea del pensamiento
del escritor.
El versculo establece un resumen de lo dicho desde el v. 8: La fe viene
del mensaje que se escucha y ste proviene de la palabra de Cristo. El sustantivo
dxotj, es aqu equivalente a pTa
KTJpcrcro!>v, la palabra que
proclamamos (v. 8).
794
ROMANOS X
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
795
3:9). Esa es la enseanza general de la Biblia (Ez. 18:23, 24; Jn. 3:17). En
lneas generales el evangelio tiene el propsito de mostrar al hombre la gracia
de Dios. La gracia es el nico medio de salvacin (Ef. 2:8-9). El evangelio, por
esa misma razn, es poder de Dios para salvacin (1: 16). La gracia debe estar
presente en el mensaje para cumplir el propsito divino. El evangelio es un
mensaje sin limitaciones. To\io aquel que lo reciba y deposite fe en el Salvador,
ser salvo (Jn. 3: 16). La redencin del hombre no es limitada, ya que el Seor
muri por todos y no slo por algunos (5:6; 2 Co. 5:14, 15; 1 Jn. 2:2). Debe
entenderse que la redencin es ilimitada potencialmente y limitada
vicariamente. Es decir, Cristo muri por todos para que cualquier pecador
pueda ser objeto de la gracia divina, pero Su muerte slo es eficaz para los
muchos, esto es, para los que creen. Esto elimina totalmente la idea de
universalismo en la salvacin. El mensaje del evangelio tiene un propsito:
"para salvacin" (1: 16). Debe expresar el origen, la ejecucin y la aplicacin
del plan de redencin (Ti. 3:4, 5). Debe proclamar el compromiso de santidad
para el tiempo presente (Fil. 2: 12). El evangelio es un mensaje transformador,
por tanto debe proclamar el cambio que la gracia opera en el pecador
regenerndolo. El poder de Dios cambia al hombre para que viva conforme a Su
voluntad (Ez. 36:26, 27). Un evangelio que no transforma, no es un verdadero
evangelio. Adems establece la santidad no como una opcin de vida, sino
como la razn de ella ( 1 P. 1: 13-17). El evangelio debe proclamar el
compromiso de obediencia a todo lo que Jess estableci (Mt. 28: 19, 20). La fe
comprende tambin el compromiso del discipulado (Le. 14:25-33). El evangelio
es un mensaje doctrinal. El concepto del evangelio es necesariamente bblico (1
Co. 2:1, 2) y se le define como la palabra de la Cruz (1 Co. 1:18). Es un
mensaje contrario a toda lgica humana, siendo para el hombre natural
incomprensible, lo que Pablo llama locura (1 Co. 1:22-25). Si creemos que el
evangelio es de Dios, slo podr ser expresado en base a la Palabra de Dios.
Tiene un contenido inexcusable: hacer saber al hombre su condicin de
pecador; expresar claramente su condicin de muerte espiritual (Ef. 2: 1-3, 5a;
Jn. 6:44, 45), hacindole saber que todo hombre no regenerado est bajo
condenacin (Ef. 2:3). El evangelio bblico har nfasis en que la salvacin es
slo por gracia, mediante la fe (Ef. 2:8, 9). Es tambin un mensaje Cristocntrico. En l habla Cristo mismo, y en l se anuncia como el nico Salvador
de los pecadores (Hch. 4: 12). El mensaje Cristo-cntrico es un mensaje con
resultados reales de conversin. Pedro en Pentecosts puso de manifiesto la
centralidad de Cristo en el mensaje (Hch. 2:22-24, 32, 38), con el resultado de la
conversin de tres mil personas (Hch. 2:41 ). El mismo apstol predic el
evangelio en el Prtico de Salomn, proclamando a Cristo (Hch. 3:13-15, 18,
26), con el resultado de la conversin de ms de cinco mil personas (Hch. 4:4).
Felipe, el evangelista, proclam a Jess ante el etope (Hch. 8:35), con el
resultado de la conversin de aquel a quien evangeliz (Hch. 4:37). Pedro en
796
ROMANOS X
casa de Comelio predic a Cristo (Hch. 10:36, 38, 43), como resultado, se
produjo la conversin de los que oan el mensaje (Hch. 10:44).
fi ouK fKoucrav
ciA.A.a A.yw,
Pero
digo: Acaso no
Por
Kai
y
la
Evouvyc
Ciertamente si!
oyeron?
rilv 8~i1A.0Ev cp0yyoc;;
voz
la
sali
tierra
mhrov
de ellos
confines
de la
tierra habitada
la
pfCX'tCX CXU'tOOV.
palabra
de ellos.
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
797
sustantivo que denota mundo, tierra habitada; 'ta, caso nominativo neutro plurltl del
articulo determinado los; pr)ai;a., caso nominativo neutro plural del sustantiv<> dichos,
p~labras1 sentencias, discursos~ a.ni:lv, caso genitivo masculino de la tercera persona
plural del pronombre personal declinado de ellos.
d\.\.d Atyw, tj ooK fKouc:rav svouvys La responsabilidad de los
judos es grande, porque conocen bien el mensaje de Dios. En los versculos
anteriores se ha dicho que es necesario que haya quien les predique para que
crean e invoquen el nombre del Seor (vv. 14-15). Como si se tratase de
buscarles una disculpa, tal vez de un supuesto interlocutor, se dice que "acaso
no oyeron". La sentencia se traduce mayoritariamente como una pregunta:
"acaso no oyeron?'', que encaja mejor con la respuesta contundente que sigue:
svouvyE, ciertamente s!, sin embargo, es preferible entenderla como una
afirmacin con matices de probabilidad, en la que se afirma que posiblemente
no oyeron, por tanto no podan responder. A esta suposicin el apstol responde
con un enftico: svouvys, ciertamente s! Apelando a la Escritura para
establecer el sustento de la afirmacin.
-ca
-ca
798
ROMANOS X
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
799
/..,yw,
, lcrpaiA,
digo: Acaso
Israel
OOK
no
n' 60vst
con
pueblo
provocar a celos
dcruv't<Q
sin entendimiento
os
con
Moiss
OUK
60v&t,
no
pueblo
dice:
napopyiro ac;.
provocar a ira
os.
800
ROMANOS X
que equivale a por, sobre, con; e&vi, caso dativo neutro singular del sustantivo que
denota nacin, pueblo; dcmvt(l), caso dativo neutro singular del adjetivo ignorant~,
falto de ntendimiento; m:x.popyui, primera persona singular del futuro de indicativo en
voz activa del verbo 1ta:popyl;oo, provocar a ira, conducir al paroxismo, aqu
provocar a ira; <i<;, caso acusativo de la segunda persona plural del pronombre
personal os.
Griego: ytvcrKw.
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
801
Israel y los solivianta otorgndoles en gracia que alcancen la justicia (9:30), que
Israel estaba buscando por sus propios medios y no la alcanzaba (9:31 ). Debido
al rechazo rebelde que Israel hace del evangelio de la gracia, en el que se
proclama la justicia de Dios para salvacin a todo aquel que cree, ellos quedan
excluidos de esa justicia y, por consiguiente, de la salvacin que el Seor regala
a todo aquel que le invoca (vv. 12-13).
se atreve
&ps0rv
dice:
&v
-cote;
scpavTc; syi:>vriv
mamfiesto
me hice
&&
me
no
tj ~r-coGcrtv,
buscaban
'ttc; si: T
a los que me
no
&1t&pw-coo <Jl V.
preguntaban
802
ROMANOS X
introducirla citando al profeta dice que escribi lo que sigue con atrevimiento, o
resueltamente. Era atrevimiento del profeta? La estructura del texto griego
permite entender que ese atrevimiento consiste en poner en boca de Dios las
palabras que siguen. El profeta las recibi de l, pero su dureza es grande hacia
el pueblo de Dios, cosa que nadie se hubiera atrevido a decir, a no ser Dios
mismo mediante el profeta. Era muy atrevido que el profeta dijera lo que dijo en
sus tiempos. El texto de la profeca es concreto: "Fui buscado por los que no
preguntaban por m; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que
no invocaba mi nombre: Heme aqu, heme aqu" (Is. 65:1).
21. Pero acerca de Israel dice: Todo el da extend mis manos a un pueblo
rebelde y contradictor.
,
npoc; 8f: ov 'IcrpaTA- A-yEt OATJV 'tTJ' V TJ epa.V
Israel
Masa
xeipa~
manos
'
dice:
ou
1tp0~
A.adv
de M
pueblo
Todo
el
da
7tet0ou v-ra. K<lt'
desobediente
y
s~&1t -ra.cra.
extend
'
't<l~
las
d vnA.&yov-ra.
contradictor.
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
803
npoc; 8E: 'tov 'lcrpal]A. Ayct. El mismo profeta que habl de los
gentiles como aquellos a quienes Dios se haba manifestado, como quienes se
encontraron con Dios sin haberlo buscado, se refiere a Israel, marcando un
notable contraste. La Escritura proftica habla directamente para Israel. El texto
de la profeca dice: "Extend mis manos todo el da a pueblo rebelde, el cual anda
por camino no bueno, en pos de sus pensamientos" (Is. 65 :2). La referencia
proftica est, o bien cortada, o bien adaptada en la segunda parte del versculo.
i:~c7t'tacra
804
ROMANOS X
quise juntar a tus hijos, de la misma manera que el ave junta a sus polluelos
bajo sus alas, y no quisiste! La figura de un ave que llamando a su nidada se
acuesta sobre ella para darle calor, proteccin y, sobre todo, manifestacin de
afecto paternal, enfatiza muy grficamente el amor que Dios tuvo siempre para
su pueblo. Varias veces aparece en la Biblia la figura del ave cuidando de su
nidada, para expresar el amor del Seor por Israel. Haba sido quien, en la
liberacin de la esclavitud en Egipto, los haba tomado sobre alas de guilas y
los haba trado a l, en una admirable manifestacin de su gracia (Ex. 19:4). A
lo largo de la peregrinacin por el desierto, luego de la liberacin de los
egipcios, Dios haba tratado al pueblo en forma comparable con la del guila
que llama a su nidada, revoloteando sobre sus pollos, y extendiendo sobre ellos
sus alas para llevarlos en proteccin (Dt. 32: 10-11 ). Sin embargo, un profundo
contraste se aprecia en las palabras de Cristo: l quera, pero ellos no queran.
La presencia de Cristo en aquel lugar manifiesta la gracia admirable de Dios
para con ellos, ya que a pesar de la continua accin de los judos contra los
enviados suyos, les estaba dando la mayor oportunidad de misericordia
envindoles a su propio Hijo en la suprema manifestacin de su gracia (G.
4:4). Aquellos, conocedores profundos de la Escritura, debieron haber
reconocido que en la ilustracin del ave extendiendo sus alas para cubrir a la
nidada, estaba la apelacin al amor de Dios hacia ellos. Era el eco de las
palabras del salmista: "Con sus plumas te cubrir, y debajo de sus alas estars
seguro" (Sal. 91 :4). Una nota del admirable amor de Dios hacia Israel se
aprecia en las palabras de Jess, al revelar tres cosas que estn vinculadas a l:
Primero es un amor constante: 7tO<JKt<; "Cuantas veces"; no fue algo
ocasional o circunstancial, sino un amor permanente expresado en la
GRACIA Y RESPONSABILIDAD
805
continuidad de las muchas veces, las muchas ocasiones en que demostr ese
afecto entraable hacia Israel. En segundo lugar es un amor voluntarioso:
rj81D,:r1cra "quise"; no se trata de que hubiese alguna razn para que tuviese que
amar a los suyos, sino todo lo contrario, a causa de su continua rebelda y
dureza de corazn. El Dios de la soberana ama por propia y personal decisin,
sin ningn tipo de condicionante. Lo hace porque quiere, pero lo hace por
necesidad de amar. Dios no slo ama, l es amor (1 Jn. 4:16). La sabidura de
los hombres condiciona siempre la expresin de amor, la admirable dimensin
del Eterno, le lleva a expresar su amor en "locura para los hombres", como es
la sublime dimensin de su Cruz (1 Co. 1: 18). Siempre fue as el amor de Dios,
que lo lleva a amar al miserable, sin lgica ni razn humana alguna, solo por su
propio designio y voluntad soberana (2 Ti. 1:9). En tercer lugar es un amor en
bendicin: f:mcruvayayi:;l:v 't'ci 't'Kva crou "juntar a tus hijos". Dios quera
reunir bajo su proteccin a todo su pueblo. Sera la nica manera de alcanzar las
bendiciones, que slo son posibles en la comunin con Dios. A pesar de lo que
el pueblo era, a pesar de sus muchas manifestaciones de rebelda, el Seor
estaba interesado en ellos y deseaba bendecirles desde la posicin de Padre a
hijos. Sin embargo, a pesar de todo el amor entraable y de la divina
misericordia, Jess denuncia un espritu de rebelda que posea el corazn del
pueblo: OUK rj8i:;A,tjcrmi:; "no quisiste". Dios no poda hacer ya ms por ellos,
como Isaas haba dicho siglos antes: "Qu ms se poda hacer a mi via, que
yo no haya hecho en ella?" (Is. 5:4). Una ltima apreciacin en el texto exige
considerar este deseo divino como una manifestacin de deseo benevolente, que
puede ser resistido por el hombre y no llevarse a cabo. Hay una voluntad de
propsito, que se cumple inexorablemente, al tratarse de una determinacin
divina, "conforme al propsito del que hace todas las cosas segn el designio
de su voluntad" (Ef. 1:11). En este caso se trata de una voluntad de deseo, que
puede ser rechazada por quienes son objetos del amor manifestado, concordante
con el inters de Dios hacia los hombres, "el cual quiere que todos los hombres
sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Ti. 2:4). El inters del
Seor sobre su pueblo era de bendicin y restauracin pero esa voluntad
misericordiosa fue rechazada por quienes pudieron haber vuelto a l en
arrepentimiento. Dios quiso su bien, pero ellos rehusaron esa oferta de gracia.
La conclusin no puede ser otra que la situacin en que se encontraba
la nacin no era a causa de Dios sino de ellos. Dios haba extendido Sus
manos hacia un pueblo desobediente, que siendo reprendido neg y contradijo
a sus profetas y, lo que es mucho ms grave, despreci al Mesas. Es la
expresin de la rebelda llevada a la mxima expresin, contradicindole a
pesar de las manos extendidas hacia ellos, que le hablaban de amor y gracia,
mientras le mostraban Su paciencia. Dios no acta arbitrariamente contra
Israel. Cuando pronuncia su juicio de reprobacin lo hace despus de haber
dado la ms amplia oportunidad de rectificar el camino. La gracia de Dios
806
ROMANOS X
CAPTULO XI
ISRAEL, REPROBACIN Y SALVACIN
Introduccin.
ROMANOS XI
808
Kat yap
Porque tambin yo
BEvtav.
de Benjamn.
desech
Dios
al
pueblo
de l?
Jams!
soy
de
descendencia
de Abraham de tribu
809
810
ROMANOS XI
811
Las razones bblicas para esa imposibilidad son muchas. Dios no poda
desechar a los suyos porque para l son su especial tesoro (Ex. 19:5). Eran
considerados como hijo primognito, el que tena un afecto especial para el padre
y sobre el que recaan las bendiciones mayores de la herencia, por su
primogenitura (Ex. 4:22). Dios los haba escogido como nacin santa, es decir,
una nacin apartada de entre todas las naciones para l mismo (Ex. 19:6; Dt.
26:18; Sal. 135:4). Eran, por tanto, considerados por Dios como pueblo nico
entre los dems pueblos de la tierra (1 S. 12:22). Sobre todo estaba el compromiso
personal Suyo de que nunca desamparara a Su heredad (Sal. 94: 14).
Ka't yap f:yw 'fopa11A.:n1c; d, f:K crnpm:oc; 'A~pa, cpoA.lc;
f:vmv. La evidencia ms notoria era el mismo apstol: 'yo tambin soy
israelita". En una precisa identificacin personal, hace notar su ascendencia,
vinculndola con Abraham, por tanto, el provena del que Dios us para dar
origen a la nacin hebrea. Descenda tambin de Benjamn, el hijo menor de
Jacob y tambin la tribu ms pequea de Israel, estuvo siempre vinculada a la real
de Jud y de la que provena Sal, el primer rey de Israel, pedido por el pueblo a
Samuel (1 S. 9:21). Benjamn haba sido el nico hijo de Jacob nacido en la tierra
de la promesa (Gn. 35:16-29). La tribu de Benjamn sigui unida a la de Jud
despus de la divisin del reino (1 R. 12:19-21). Posiblemente su nombre Saulo,
le haya sido impuesto por sus padres en recuerdo del rey benjaminita.
Pablo no buscaba la salvacin por gracia, ni estaba anhelante por
reconocer a Jess, como el Mesas, Salvador del mundo, sino todo lo contrario.
Permanentemente recordar en sus escritos su condicin de perseguidor de la
Iglesia (Hch. 9:5). Por tanto, si alguien -humanamente hablando- tena derecho
a ser reprobado por Dios, era l. Con todo, para demostrar el mantenimiento del
remanente sobre el que se cumplirn, en su da, las promesas nacionales para
Israel, Dios eligi a Pablo para salvacin y apostolado desde antes de su
nacimiento: "Pero cuando agrad a Dios que me apart desde el vientre de mi
madre, y me llam por su gracia" (G. 1: 15). Debe notarse que la conversin
del apstol no fue una bsqueda de l mismo, sino que Dios le sali al
encuentro en el camino de Damasco, derribndole a tierra, mostrndole su
gloria e identificndose a l como Jess a quien Pablo persegua (Hch. 9:3-5).
Dira que la conversin de Saulo fue una conversin violenta; Dios le llam
conforme a Su propsito soberano, en una manera tan directa que le hizo
imposible resistirse a la realidad y negarse a aceptar al Salvador, en quin nunca
hubiera credo a no ser por la accin directa y fulminante de Dios. Sin embargo,
el ejercicio de la fe fue voluntario, puesto que l mismo dice que "no fui rebelde
a la visin celestial" (Hch. 26: 19). Dios escogi a un israelita y lo salv por
gracia. Esa accin divina impacto a Pablo, al considerar que aunque en un da
futuro, "todo Israel ser salvo" (v. 26), su salvacin se adelanto a la salvacin
812
ROMANOS XI
npoyvw.
Ti
ooK
desech
Dios al pueblo de l al que conoci de antemano o no
o'8arn f;y 'HA,~ 't MyEt ri ypacptj,
V'tUYXVEt 'te\) E>E<\) Ka'ta 'tOU
sabis en a Elas qu dice la Escritura como
apela
- a Dios contra
'fopatjAIsrael.
wc;
813
wc;
814
ROMANOS XI
Baal y los de Asera fueron muertos. La vida del profeta puesta amenazada de
muerte por la reina Jezabel (1 R. 19:2). El profeta huye para salvar su vida. En
esa situacin entra en -yo dira- depresin por tristeza delante de Dios,
deseando morir porque, dialoga con Dios. El apstol dice que Elas invocaba a
Dios contra Israel, no significa esto que el profeta estuviera rogando a Dios que
desechara a Su pueblo, simplemente pone delante de l la situacin real de la
nacin, que se expresa en el siguiente versculo.
3. Seor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y
slo yo he quedado, y procuran matarme.
Kptc, wc; npocptj,mc; crou dnK'tctvav, ni 0ucnacr'ttjpia crou
Seor
a los
profetas
de ti
mataron,
los
altares
de ti
y yo
he quedado
solo
buscan
la
vida
de mi.
Kptc, wc; npocptjmi:; crou dnK'tctvv. Pablo cita aqu las palabras
de Elas, que en su situacin anmica considera todo acabado ya, no slo para l,
cuya vida est siendo buscada, sino para Dios mismo. La visin de Elas
comienza por recordar al Seor que todos sus profetas haban sido muertos.
1
Crasis, palabra griega que equivale a unin de fuerzas, en general unin de elementos.
815
816
ROMANOS XI
dice
~maKtCJXtAouc;
siete mil
le
la d1vma respuesta?
Reserv
para M mismo
los cuales
no
doblaron
rodilla
a Baal.
817
818
ROMANOS XI
EV -r0
vuv Katp<)
por
eleccin
de gracia
yyOVf,V
ha llegado a ser.
819
de gracia
no mas
por obras
Ti
ya que la gracia
ya no
820
ROMANOS XI
correspondera al hombre una parte importante de esa gloria salvadora que slo
corresponde a Dios (Ef. 2:8-9). La gracia se manifiesta en la salvacin de
algunos, entre todos los impos. Los judos, lo mismo que los gentiles se salvan
por gracia (Hch. 15: 11 ).
La argumentacin es clara: Si el remanente existe mediante gracia,
entonces no puede existir en virtud de obras. Esto derriba la pretensin juda de
alcanzar la justificacin en base al cumplimiento de las obras de la Ley, en
abierta oposicin al mensaje del evangelio de Cristo (9:3 ls). Ellos tienen celo
de Dios, pero no conforme a ciencia, por cuanto tratan de colocar la sabidura de
los hombres, que es locura para Dios, en lugar de la sabidura de Dios
manifestada en la Cruz de Cristo (10:2s). La eleccin divina es llevada a cabo
en base a la gracia (4:4s), cuya manifestacin aplicativa y eficaz descansa en la
obra redentora de Cristo (3:24; 5:21).
El uso del adverbio negativo de tiempo ouKn, que significa no ms,
nunca ms, jams, no slo establece un final de algo, en este caso no ms las
obras de la Ley, sino que marca la diferencia substancial de dos tiempos: el
antiguo, bajo la ley; el actual, bajo la gracia.
La conclusin que se alcanza en el versculo es enftica: si la eleccin
dependiera del cumplimiento de la Ley, quiere decir, del obrar del hombre,
entonces la gracia ya no sera gracia. Las consecuencias seran aterradoras,
porque significara la inutilidad de la obra redentora de Jesucristo, como dice
tambin el apstol: "No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la
justicia, entonces por dems muri Cristo" (G. 2:21 ).
busca
Israel
esto
no
obtuvo
mas la
eleccin
mas los
dems
fueron endurecidos.
821
efectivo, de indicativo en voz activa del verbo S'ltttorx,<;1vro, ser hecho partcipe,
conseguir, alcanzar, aqu alcanz; t), caw nominativo femenino singular del articulo
determinado la; os, particula conjuntiva que hace las veces de conjuncin, con sentido
de pero, ms bien, y, y por cierto, antes bie11; st~, caso nominat\vo femenino
singular del nombre comn eleccin; s11:stx;sv, tercera persona singular del aoristo
segundo, efectivo, de ndicativo en voz activa del verbo sm'tondvm, ser hecho
participe, conseguir, alcanzar, aqu alcanz; oi, caso nominativo mascmino plural del
artculo determinado los;
particula conjuntiva que hace las veces de couj~i(>n,
con sentido de pero. ms bien, y, y por cierto, antes bien; Aioim;,ij caso nomiu.ativo
masculino plural del adjetivo dems-., ll:?t(l)puS0tmxv, tercera persona plural del -.omto
primero de indicativo en voz pasiva del verbo 11:mpw, endurecer, aqu faer<>n
endurecidos.
oe,
ROMANOS XI
822
contra Dios, que se negaron a creer a las evidencias que Dios presentaba delante
de ellos y, abandonando el camino que l les presentaba, siguieron obcecados
en su propio camino alejndose de l. La manifestacin ms clara de esta
condicin personal de rebelda manifiesta contra Dios, fue el rechazo que
hicieron del Mesas enviado, a pesar de las seales mesinicas que lo
acreditaban como tal. Por esa razn Dios confirm la dureza de su corazn, de
manera que como dice el evangelio: "Pero a pesar de que haba hecho tantas
seales delante de ellos, no crean en l; para que se cumpliese la palabra del
profeta Isaas, que dijo: Seor, quin ha credo a nuestro anuncio? Y a quin
se ha revelado el brazo del Seor? Por esto no podan creer, porque tambin
dijo Isaas: Ceg los ojos de ellos, y endureci su corazn; para que no vean
con los ojos, y entiendan con el corazn, y se conviertan, y yo los sane" (Jn.
12:37-40). Dios confirm la dureza de su corazn y la ceguera de su mente,
quedando incapacitados para creer por propia condicin personal confirmada
por Dios. Lo sorprendente de la gracia divina es que de entre todos estos
rebeldes, la misericordia alcanza a quienes l escoge y de los que se forma el
remanente, para que la nacin, como tal, no se extinga y, sobre todo, porque
Dios no desecha a su pueblo.
8. Como est escrito: Dios les dio espritu de estupor, ojos con que no vean
y odos con que no oigan, hasta el da de hoy.
Ka8wc; yypmt'tm
Como
est escrito:
les
Dios
dcp0aA.ouc; 'tOU
ojos
odos de los
lCCX'tCXV~Eroc;,
de sopor
ti f3A.1CEtV
de los
espritu
no
ver
ti dK.OEtV,
no
or
el
de hoy
da.
823
824
ROMANOS XI
les impide ejercer la fe salvadora, ya que "la fe es por el or, y el or, por la
Palabra de Dios" (1O:17). Sin la fe no es posible alcanzar la justificacin.
David
dice
'YEV110T't(l)
rl
Convirtase
la
de ellos
en
lazo
en
trampa
en
tropezadero
en
retnbuc1n
para ellos
825
826
ROMANOS XI
'
crKoncr8 r 'too era. v Ot' oq>Sa.A.oi a.U'tOOV
'tOU
lo (para)
Oscurzcanse
los
ojos
de ellos
f3A.mav
ver
\
\
'
K'.Ut 'tO\ V VOO 'tOV UU'tOOV
C5td 1tUV'tO~
y
la
, espalda de ellos por siempre
cru yKa\lfoV.
dobleguen.
ti
no
esto no podan creer, porque tambin dijo Isaas: Ceg los ojos de ellos ... para
que no vean con los ojos ... y se conviertan, y yo los sane" (Jn. 12:39-40).
Ka't 't"ov vwwv au't"wv ta nav't"oi; m5yKa\j/ov. El segundo cambio
producido en las personas reprobadas por Dios, tiene que ver con una espalda
agobiada. La construccin gramatical del texto griego contiene el adjetivo
indefinido todo, que aqu debe entenderse como referido a tiempo y que
equivale a siempre, es decir, continuamente. Es la figura propia de la opresin
que produce la religin de los hombres, que no da descanso. Figura
profundamente expresiva de una espalda encorvada bajo el peso del propio
pecado. Es interesante la ilustracin que hace de esto, en una frase, el profesor
827
Jos Ignacio Vicentini: "Ellos marchan hoy a tientas, con las espaldas
curvadas, como quien, vctima de una trampa, ha cado en un stano "2.
El resumen del prrafo es sencillo: Israel se pierde por endurecimiento.
Dios selecciona un remanente, dentro del pueblo, que se salva por gracia. El
resto recibe lo que merece su extravo, quedando en reprobacin como
confirmacin divina a la actitud humana.
El rechazo no es final (11:11-32).
Consecuencias del rechazo de Israel (11: 11-24).
11. Digo, pues: Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna
manera; pero por su transgresin vino la salvacin a los gentiles, para
provocarles a celos.
Ayw ov, Y 8mmcrav 'va nfowmv Y yvot'to dA.A.a 't) mhwv
Digo, pues: No
napannan
transgresin
Ti
la
Jams!
gentiles
para -
napa~riA.wcrm
provocar a celos
auw<;.
les.
828
ROMANOS XI
prov()car a celos; au-coc;;, caso acusativo masculino de la tercera persona plural cltl,'
pronombre personal ellos.
Af.yw ouv. Por medio de la expresin usada anteriormente, se inicia una
nueva reflexin sobre la situacin de Israel. En ella no se considerar tanto la
condicin a la que ha llegado, sino que el escritor conduce la visin del lector
del pasado y presente hacia el futuro de Israel. Esta expresin, "digo, pues" es
un recurso idiomtico para cerrar un prrafo y llamar la atencin al siguiente.
T E7t'tatcrav i'.va ncrwmv. La nueva orientacin del pensamiento del
hagigrafo, se formula mediante una pregunta retrica. La idea que subyace
en ella, sintetiza la enseanza anterior y podra expresarse as: "El rechaz
de Israel es el resultado de la providencia divina que les conduce a un
inevitable tropiezo (9:32-33), para que todos tropiecen y caigan (vv. 7-10), de
modo que queden fuera de la eleccin y se pierdan?", de otra manera ms
sencilla: Tiene Dios inters en que Israel no se salve? Eso sera el tropiezo
de Israel con el propsito de que quedasen cados. Pero, la cada de Israel no
es algo definitivo. Dios tiene promesas para ese pueblo que necesariamente
debern ser cumplidas, como corresponde a la fidelidad de Aquel que las ha
dado. Dios no haba planeado de antemano la cada y perdicin irrevocable de
Su pueblo. Prueba de ellos es la constitucin y mantenimiento a lo largo del
tiempo de un remanente fiel en la nacin.
T yvotw. Pablo responde inmediatamente a la pregunta formulada con
un contundente no suceda!, en sentido de negacin enftica interjectiva: Jams!,
De ninguna manera! En modo alguno Dios haba preparado un tropezadero para
que Israel cayera y quedase en esa situacin de perdicin definitivamente.
829
mhwv
de ellos
830
ROMANOS XI
sinl:lar del articulo determinado lo; fii"t"r1a., caso nominativo neutro singular del
sustantivo que denota fracaso, derrota; a.&tcv, caso genitivo masculino de la tercera
~QUa plural del pronombre personal declinado de ellos; n:A.ofo<;, caso nominativo
masculino singular del sustantivo rique~a; evwv, caso genitivo neutro singular del
sustantivo declinado de gentiles. El segundo miembro tiene carcter interjectivo, o
mejor interrogativo, con n:cn.Q, caso dativo neutro singular del adjetivo interrogativo
cmtJ, cuanto; c'ii.i.ov, adverbio de comparacin ms; 10, caso nominativo neutro
singular del artculo determinado lo; n:i.iproa, caso nominativo neutro singular del
'Sustantivo plenitud; a.1.hcv, caso genitivo masculino de la tercera persona plural del
ronombre personal declinado de ellos.
831
13. Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apstol a los
gentiles, honro mi ministerio.
l:v f:
Y a vosotros digo,
a los
gentiles:
Por
!>v
ov dt F.yw
soy
yo
F.8vwv
de gentiles
el
ministerio
de m
honro.
832
ROMANOS XI
persolUI singular del presente de indicativo en voz activa del verbo oo~cil;ro, glorUfMl!'i~
alabar, ho11rar, aqui honro.
'
l:v 88 'Ayw tol:i; 88vEcnv. La apelacin es ahora a los gentiles: "a
vosotros hablo, gentiles". Sin duda se trata de los cristianos de origen gentil que
estn en la iglesia en Roma. Es un mensaje dirigido a quienes no son de
procedencia juda. El mensaje es solemne puesto que va a ser dado desde la
autoridad apostlica de que est investido. Los gentiles deben considerar que la
enseanza de todo esto, especialmente lo que sigue, es directamente para ellos.
8cp' ocrnv !>v ouv dt 8yw 88vwv dncrco'Aoi;. El mensaje que sigue
sale del apstol, revistiendo la autoridad que est vinculada a la misin recibida
del Seor y su llamado a los gentiles (Hch. 9: 15; 26: 15-20). Pablo era el apstol
a los gentiles, enviado por el Seor hacia quienes no pertenecan al pueblo de
Israel (Hch. 18:6; 22:21; Ro. 1:5; 15:15-16; G. 2:2, 8; Ef. 3:1, 8; 1 Ti. 2:7; 2
Ti. 4: 17). Los apstoles de los Doce, reconocan el ministerio apostlico al que
Pablo haba sido llamado (G. 2:9). El apostolado de Pablo era un ministerio
singular. La diferencia con los Doce, estaba en el hecho histrico de no haber
estado con Cristo durante Su ministerio terrenal. Sin embargo, poda ser, como
ellos, testigo de la resurreccin y si aquellos haban estado con Jess durante
dos aos y medio o tal vez tres, un tiempo similar fue el que Pablo pas fuera de
Israel en comunin con Cristo, recibiendo de l la enseanza que corresponda
a un apstol preparado por l y envfado en misin en Su nombre (G. 1:17-18).
La enseanza de Pablo corri a cargo del Resucitado (G. 1:12). La autoridad
apostlica le era reconocida por los dems apstoles y respetada en la Iglesia
primitiva. Los gentiles deban estar atentos al mensaje que les iba a transmitir en
la Epstola, como apostlico y sujetarse a su autoridad como tal.
tfiv 8taKovav ou 8o~dl;w. Por esa razn afirma que l honraba su
ministerio. El don de apstol era de la gracia (1: 1; 1 Co. 1: 1; 2 Co. 1: 1; G. 1: 1;
2:9; Ef. 1: 1: Col. 1: 1; 1 Ti. 1: l; 2 Ti. l: l ). La palabra que utiliza el apstol para
referirse a su ministerio es 8taKovav, que tiene que ver con el trabajo de un
siervo. As reconoca lo que era el apostolado en la Iglesia. Ese sentimiento lleva
a que se presente en algunos de sus escritos como "siervo de Jesucristo" (cf. Fil.
1: 1; Tit. 1: 1). Como el don de apstol era una manifestacin de la gracia,
ministrando como tal, glorificaba a Dios con su servicio. Pablo consideraba el
diaconado, esto es, el ministerio apostlico, como un timbre de honor (2 Co.
4: 1). El apstol se senta satisfecho con el trabajo que realizaba para el Seor, o
tal vez mejor, con el trabajo que el Seor estaba realizando por medio de l. La
fidelidad en el servicio le ocasion abundantes problemas y serias dificultades,
entre otras la de ser hecho prisionero de Jesucristo (Flm. 1: 1). El timbre de
honor de Pablo era el de ser siervo de Cristo, un esclavo al servicio de quien era
su Seor y con quien estaba juntamente crucificado (G. 2:20). El ser apstol no
833
E
7tW<;
napa~Y]AW<H ou 'tYJV
crpKa Kat crwcrw nva<; f;~
S1 en alguna manera provocase a celos de m a los compatnotas y
salve algunos de
mhwv.
ellos.
834
ROMANOS XI
d yap i
Porque si la
~wT
no
vida de
npcrhJ\jJt<; d
admisin
s1
EK VEKp<v
muertos?
835
ROMANOS XI
836
las aguas cubren el mar" (Is. 11 :9). La gloria de Dios ser manifestada en la
tierra como nunca antes (Is. 40: 1-5).
16. Si las primicias son santas, tambin lo es la masa restante; y si la raz es
santa, tambin lo son las ramas.
la
prim1c1a
santa tambin la
masa,
Pi~a
s1 la raz
yia, Kat
o\
KAdot.
ramas.
837
838
ROMANOS XI
algunas de las
ramas
f:~EKAcicr8rcrav,
cr0 f: dyptAatoc;
fueron desgajadas
entre ellas
partcipe
wv
y t
olivo
n~gaste
a ser.
tf}i:; plt;:ri:; ll':~t t;'<; 1ntrtoi:;, de la raz y de la sabia, lectura en N2, A, D2, 6, 33, 81,
104, 256, 263, 365, 424, 436, 459, 1241, 1319, 1573, 1739, 1852, 1881, 1962, 2127,
2200, Bi:t [L, PJ Lect itar, vg, syrl' 8, ann, geo, slav, Orlgenes1at *, Cris6stomo, Cirllo,
215
Pela~o, Agustn
tt}.; pl;'tl<;, la raz, lectura en Ambrosiaster.
839
aoristo segundo de indicativo en voz media del verbo yvoai, llegar a ser, empezar a
existir, hacerse, ser hecho, aqufaiste hecho, llegaste a ser.
E~1xlvcr81icrav.
Ahora los creyentes gentiles son, espiritualmente hijos de Abraham (G. 3:7)
y han venido a ser, unidos a Cristo, participantes de la divina naturaleza (2 P. 1:4).
840
ROMANOS XI
fi
No te Jactes contra
las
ramas;
y s1
te Jactas contra
no t
a la
raz
smo
la raz
a t1.
wv
T Ka-raKauxw
KAdwv. La primera advertencia solemne tiene
que ver con un espritu de humildad alejado de toda jactancia. El que ha sido
injertado junto con las otras ramas, no debe servirle esa posicin como motivo
de vanagloria, despreciando, no importa en que medida ni en que forma, a las
ramas que han sido desgajadas del olivo. Esta advertencia aqu para los
creyentes gentiles, ha sido hecha antes en relacin con los judos (2: l 7ss). En
general la vanagloria no cabe en aquel que se sabe salvo por gracia, sin ningn
mrito de obras personales (3:27). Toda jactancia queda excluida en el plan de
salvacin, por tanto los cristiano-gentiles no tienen razn ni derecho alguno para
enorgullecerse ante la accin de reprobacin de parte de Dios hacia algunos de
los judos.
El apstol habla de un hbito, como si dijese: deja el hbito de gloriarte
contra las ramas desgajadas. Hay indicios razonables en la Epstola de que
haba jactanciosos en la iglesia en Roma (12:3). Haba algunos que reciban a
los dbiles para contender con ellos, sobre opiniones, sobre comidas, emitiendo
841
juicio contra otros (14:1, 3, 4, 10, 13). Los fuertes no estaban dispuestos a
soportar las flaquezas de los dbiles, ni a contribuir a la mutua edificacin, ni a
la amistad sincera en la comunin fraterna (15:1, 2, 7, 15, 16).
p~aV ~acr't~Et<;
aAAcl TJ p~a
otros, les recuerda que no es el injerto el que sustenta la raz, sino al revs, sta
la que lo sustenta a l.
No son muchos los que entienden bien esto; quienes tienen presente que
los gentiles salvos por gracia, somos beneficiarios de las promesas que Dios
deposit en Abraham, quien como raz sustenta a los injertos. Es de la
descendencia de Abraham, conforme a la promesa, que viene Cristo, del que
procede toda la obra de salvacin y la comunicacin de la vida eterna, junto con
la provisin de justicia que hace posible que Dios justifique al impo. Esta
verdad est claramente expresada por el apstol en otro lugar: "Para que en
Cristo Jess la bendicin de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por
la fe recibisemos la promesa del Espritu" (G. 3: 14).
19. Pues las ramas, dirs, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.
EpEt~ ouv E~EKAcr8ricrav KA8ot 'va
Dirs, pues: Fueron desgajadas
ramas para que
tyw
f:yKEv'tptcr8w.
yo
fuese injertado.
ROMANOS XI
842
dmcnq
Por la incredulidad
f:~EKAcr8rcrav,
fueron desgajadas,
por la
fe
ests en pie. No
pienses
smo
teme.
843
ouf> 1 cro\5
ni
a ti
Dios
a las
por
naturaleza
ramas
no
i:cpdcnno,
r) Jt(J)t;
cpdcrc'tat.
tratar con miramiento.
ti
1tWt;
os, ni, la lectura ms :firme, como se lee en N, A, B, C, P, 6, 81, 256, 263, 365, 424c,
436, 1319, 1506, 1573, 1739, 1852, 1881, 2127, 2200, l 593, l 599, copsa, oo, r.w,
Orlgenes1t, Gregorio de Elvita, Agustn.
Estableciendo una advertencia solemne, escribe; s\, conjuncin afirmativa si; ydp,
conjuncin causal porque; , caso nominatvo masculino singular del artculo
determinado el; E>ec;, caso nominativo masculino singular del nombre propio Dios;
844
ROMANOS XI
t<liv, caso genitivo masculino plural del artculo determinado declinado a los; K<Xtd,
preposicin de acusativo segn, por; <)\fow, caso acusativo femenino singular del
sustantivo naturaleza; KA.d.&uv, caso genitivo masculino singular del sustantivo ramas
QK, forma del adverbio de negacin no; t<psacx:to, tercera persona singular del
aoristo primero de indicativo en voz media del verbo <ps3om, economizar, ahorrar,
tratar con miramientos, guardarse de, abstenerse de, evitar, escatimar; IJ'I, partcula
negativa que hace las funciones de adverbio de negacin condicional, no; 1tw<;, partcula
interrogativa adverbial, que realmente es un pronombre interrogativo como, de que
manera, por qu medio; la lectura anterior es poco segura y debe entenderse como una
expresin interjectiva como no!; ou3s, adverbio de negacin y no, tampoco, ni
siquiera, ni; 006, calO genitivo de la segunda persona singular del pronombre personal
declinado a ti; (j)&O'&tm, tercera persona singular del futuro de indicativo en voz media
del verbo <pis3om, economizar, ahorrar, tratar con miramientos, guardarse de,
845
benignidad
severidad
que cayeron
dno'tOa, E:nt 8f: crf: XPllCi't'tllc; 8eou, E:av E:n1iv1:1c; 'tlJ XPllCi't'tll'tl,
sevendad
E:nd
y sobre ti
Kat
benignidad
de Dios
si
continas en la
benignidad
cro EKK07tfCi1J.
pues si no tambin t
sers cortado.
846
ROMANOS XI
847
f:av f:mVQ<; D' xprcnn1n, f:nd KCXl O'U EKK01trl0'1J. Pero unido al
sentido de bendicin, el apstol establece una amonestacin advirtiendo que al
gentil le suceder lo mismo que a los israelitas cados. Por su arrogancia, o
ensoberbecimiento, tambin l ser cortado, si no contina en la bondad, es
decir, si no permanece firme en el camino de la santificacin personal, que no es
otro que el de la firmeza en la fe (v. 20). El creyente debe hacer la benignidad
expresin natural de su forma de vida, haciendo que produzca efectos en la
manifestacin de la bondad en su vida, solo posible en la medida en que est
controlado por la accin del Espritu que la reproducir en l (G. 5:22). La
condicin exigida: "si permaneces en esa bondad", en caso contrario "tu
tambin sers cortado ".
No supone esto que exista la posibilidad de perder la salvacin. Una
persistencia en la rebelda de vida contra Dios traer inevitablemente el juicio
de Dios sobre el creyente que ser cortado de una posicin de bendicin a otra
de juicio (Jn. 15:2). Es una enseanza semejante a la que se encuentra en la
Carta a los Hebreos ( 10:26-31 ), en donde se habla de juicio sobre el creyente
como hervor de fuego, y donde se enfatiza que el juicio no es para perdidos,
sino para su pueblo, advirtiendo con toda solemnidad: "Horrenda cosa es caer
en manos del Dios vivo!" (He. 10:31).
Sin embargo, tambin conlleva aqu un alcance de salvacin. Los que
fueron cortados del pueblo de Israel fueron aquellos que se endurecieron y no
aceptaron el plan divino de salvacin en el que la justicia se alcanza por medio
de la fe (5: 1). Estos rebeldes buscando su propia justicia y rechazando la de
Dios, fueron desgajados. De la misma manera si los gentiles, a quienes en la
benignidad de Dios, les es extendida la oferta de salvacin, persisten en la
848
ROMANOS XI
rebelda negndose a la fe, la severidad divina traer sobre ellos el juicio por el
pecado. Con todo, debe apreciarse que el entorno textual exige ms bien un
tratamiento para gentiles-cristianos, a fin de que no se enorgullezcan ante el
repudio del Israel incrdulo, porque en ningn caso evitarn el juicio divino si
se apartan de la benignidad de Dios.
K<XKEtvot ,
Y aquellos tambin
849
"En efecto (yap), Dios que acta libremente tanto cuando desgaja las
ramas naturales como cuando injerta las ramas extraas del olivo silvestre,
tiene tambin poder para insertar de nuevo a stos en el crculo de la vida del
rbol de Israel y para unirlos con la raz santificante de los patriarcas
elegidos "5.
Esto es algo profetizado ya en relacin con Israel en el tiempo futuro, que
se considerar ms adelante: "Y derramar sobre la casa de David, y sobre los
moradores de Jerusaln, espritu de gracia y de oracin; y mirarn a m, a
quien traspasaron, y llorarn como se llora por hijo unignito, afligindose por
l como quien se aflige por el primognito" (Zac. 12: 10). La salvacin para los
de Israel que se vuelvan a Dios de corazn est anunciada en la Escritura (Dt.
4:29; 30:10; 1 R. 8:47-50; Jer. 18:5-10).
24. Porque si t fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y
contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, cunto ms stos, que
son las ramas naturales, sern injertados en su propio olivo?
E~EKnrc; dyptEAaioo Kat napa
naturaleza fuiste cortado olivo silvestre y
contra
qn5mv
naturaleza
del
por
en
buen olivo
Cunto
ms
naturaleza
sern injertados
en el propio olivo.
estos
los
850
ROMANOS XI
851
25. Porque no quiero, hermanos, que ignoris este misterio, para que no
seis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel
endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.
Ou yap 8A.w
plenitud
de los
gentiles
entre.
852
ROMANOS XI
853
854
ROMANOS XI
todo
Israel
ser salvo
segn
1f~st 61C :Etrov posvoc;,
Vendr de
Sion el
libertador
est escrito:
impiedad
de
Jacob.
855
lo mismo que, segn que, como, as como, desempea a veces funciones de partcula
comparativa, aqu se usa como parte integrante de una frmula introductoria a \1lla ota
del Antiguo Testamento; yypa1t't'ai, tercera persona singular del peecto de ndicativo
en voz pasiva del verbo ypdc:p0>, escribir, aqu est escrito; if~ei. tercera pers~
singular del futuro de indicativo en voz activa del verbo TjKl, venr, aqu vendt6; t~
preposicin propia de genitivo de; ~irov, caso genitivo masculino 11~r 4'1
gentilicio Sion; o, caso nominativo masculino singular del artculo de~erminado fl~;
puevoi:;, caso nominativo masculino singular del participio de presenre atticular en
voz media del verbo pom, librar, salvar, aqu libertador; <b'ootp~i, ternera
persona singular del futuro de indicativo en voz activa del verbo d?tocr-cp<j), apartar.
aqu apartar; W;sf}sai:;, caso acusativo femenino singular de sustanti:vo que denota
impiedad; circo, preposicin de genitivo de; 'la;tcro~, caso genitivo masculina singular
del nombre propio Jacob.
En este sentido habra que pensar que el Israel rebelde hoy, ser salvo
con el nmero de salvos correspondientes a la Iglesia, e incorporados a ella
en esta dispensacin. Sin embargo, Pablo no est hablando de la Iglesia, sino
de lo que ocurrir en el futuro con Israel como pueblo que hoy est
reprobado por incredulidad.
Debe prestarse atencin a la expres1on: "todo Israel". Hay varias
mterpretaciones: 1) Incluye a judos y gentiles. Esto no es concordante con la
enseanza general (v. 25). En donde se ensea que habr una restauracin para
Israel cuando ocurra la plenitud de los gentiles. 2) Se refiere slo al remanente de
la eleccin escogido por gracia (v. 5). 3) Se trata de la nacin entera de Israel. 4)
Es la nacin de Israel como conjunto, pero sin incluir a todos los descendientes
naturales, simplemente el remanente escogido por gracia en el tiempo final,
posterior a la plenitud de los gentiles. Debe aceptarse como correcta esta ltima
posicin. Esto coincide con la enseanza que Pablo ha dado antes en esta misma
6
856
ROMANOS XI
Epstola (9:6, 7). Por tanto este todo Israel comprende a la verdadera nacin de
Israel, como conjunto de los que creern en el Mesas, despus de haberse
quitado el endurecimiento judicial que opera hoy sobre ellos.
Ka9w<; yypamm l~El f:K I:1wv puEvo<;, cbrocr-rp\JfEl cicrE~Ea<;
ano 'IaKw~. Pablo apela a la Escritura para precisar el tiempo del
acontecimiento salvfico-soteriolgico de Israel: "como est escrito: Cuando
venga de Sion el libertador". Para ello traslada un pasaje de la profeca: "Y
<ltJ't'll
ste
"
O't<lV
cuando
de
m1
pacto
los
pecados
de ellos.
857
pronombre personal declinado para ellos; i\, caso nominativo femenino sipplar del
artculo determinado la; 7tap ', prepos~n de genitivo en la forma que adopta la
preposicin 7tapd, por elisin de la a final cuando precede a una palabra que- comienia
con vocal~ equivale a de; eo\5, caso genitivo de la primera persona sinplar del
pronombre personal mi; fi:x.6tiKtt, caso nominativo femenino singular del SU$t~tivo
que denota aliarZa, pacto; ltav, conju1;1cin temporal, cuando; dq>A.<Um, primera
persona singular del aoristo segundo de subjuntivo en voz media del verbo d.<patps<U,
quitar, hacer desaparecer, suprimir, aqui quite; 'rd<;, caso acusativo femenino plural
del artculo determinado las; daptai;, easo ac;usativo femenino plural ~1 sustantiv~
que denota pecados; a'Ui)v, caso genitivo masculino de la tercera persona plural del
pronombre personal declinado de el/0$.
Ka't ar auwu; ii nap Eou 8ta8tjKr, o'tav dcpA.wm ac;
ap'tim; mhwv. En la revelacin del misterio tocante a Israel, utiliza como
fundamento bblico, una cita tomada aqu de la profeca de Jeremas, en relacin
con el Nuevo Pacto, en donde se lee: "He aqu vienen das, dice Jehov, en los
cuales har nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Jud" (Jer.
31 :31 ). En el pasaje de Jeremas se detallan las caractersticas de este Nuevo
Pacto, que por la regeneracin de quienes crean ser una nueva relacin con
Dios: "Pero este es el pacto que har con la casa de Israel despus de aquellos
das, dice Jehov: Dar mi ley en su mente, y la escribir en su corazn; y yo
ser a ellos por Dios, y ellos me sern por pueblo. Y no ensear ms ninguno
a su prjimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehov; porque
todos me conocern, desde el ms pequeo de ellos hasta el ms grande, dice
Jehov; porque perdonar la maldad de ellos, y no me acordar ms de su
pecado" (Jer. 31 :33-34).
Este Nuevo Pacto tiene un cumplimiento espiritual en la Iglesia ahora,
pero tendr un alcance final en relacin con Israel, cuando volvindose a
Dios, le sea perdonado el pecado. La evidencia es la semejanza de la frase
dcpA.wm ac; ap'tac; mhwv, "cuando yo
empleada por Pablo:
quite sus pecados''.
'"
858
ROMANOS XI
A la verdad para el
evangelio
eKA-oyiJv ciymtrw!
eleccin
amados
t'
ia
por causa de
la
wu<; na'tspa<;
los
padres.
859
1m'ta 8f; 'tTJV EKA.oyi]v dymtriw't 8ta 'tou<; na'tpa<; Estos que son
enemigos en relacin con el evangelio, son amados, en cuanto a la eleccin.
Esta eleccin que los alcanza procede de la eleccin hecha a los padres, tal vez
mejor, a los patriarcas que dieron origen a la nacin. De este modo, cuando
Pablo contrapone evangelio y eleccin, sita a los judos, no entre los cristianos
y los incrdulos, sino entre Dios y Dios. Es decir, el mismo Dios que, a causa de
su rebelda, los desgaja de las bendiciones y por su condicin se pierden, es el
que tambin los ha elegido y mantiene ese compromiso con ellos. Dios orienta
la rebelda de Israel para abrir el camino de salvacin a los gentiles. De esa
forma, la enemistad de Israel sirve al propsito divino de salvacin a todo aquel
que cree. Sin embargo, la situacin actual no anula la eleccin de Israel. A pesar
de su enemistad con Dios, los judos siguen siendo amados por l, no a causa de
ellos mismos, sino de los patriarcas elegidos (9:5).
los
dones
KAllcrt<; 'tOU
el llamam1ento -
ewu.
de D10s.
ROMANOS XI
860
30. Pues como vosotros tambin en otro tiempo erais desobedientes a Dios,
pero ahora habis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos.
c:mrnp yap i::t<;
Porque como
nmi::
r\ni::18tjcra'tE
0 0i::0,
r\A.i::tj8rJ'tE
'tl:J
'tothwv dni::18d11,
obtuvisteis misericordia
de la
de estos
a Dios
VDV
8f;
mas ahora
desobediencia.
861
ahora; os, partcula conjuntiva que hace las veces de conjuncin coordinante, con
sentido de JJ8ro, ms bien, y, y por cierto, antes bien; r\ft.&ri911ts, segunda persona
plural del aoristo primero de indicativo en voz pasiva del verbo !Mw, t(mer
compasin, ser misericordioso, aqu obtuvisteis misericordia; ti., caso dativo femenino
singular del articulo determinado declinado de la; toutrov, caso genitivo masculino de
la segunda persona plural del pronombre demostrativo declinado de estos; drcst0slq.,
caso dativo femenino sin lar del sustantivo que denota desobediencia.
<crm;p yap Et<; 7tO'tE rj7tEt8fcrU'tE 't<) 0E<), VUV E rjAEf8Tl'tE TQ
w't(J)V dnst8E~. Los gentiles no deben ser arrogantes frente a los judos,
862
ROMANOS XI
31. As tambin stos ahora han sido desobedientes, para que por la
misericordia concedida a vosotros, ellos tambin alcancen misericordia.
o'twi; Kat ornt v0v
As
tambin stos
mho1 v0v 1
ellos
ahora
ahora desobedecieron
EAEr8wcrtv.
alcancen misericordia.
i';A,8Et,
i'.va
Kat
863
tiempo ahora; il.e110roow, tercera persona plural del aoristo primero de subjuntivo en
voz pasiva del verbo AsSill, tener compasin, ser misericordioso, aqu tener
misericordia.
oli-wc; Kat
stos, referido a los judos. Ambos grupos estn vinculados por la desobediencia,
los cristiano-gentiles eran desobedientes antes, los judos son desobedientes
ahora. De la misma manera, al tiempo de la desobediencia, distinto en ambos
grupos, se diferencia tambin el alcance de la misericordia de Dios. A los
gentiles les alcanza ahora, y a los judos se les manifestar en el futuro.
Segn hace notar Wilckens, "los dos versculos se estructuran con una
precisin que impresiona desde la perspectiva retrica " 7:
v. 30 a
b
v. 31 a
b
non;
oi-wc; Kat ouw
'va Kat mhot
vuv OE
vuv
[vuv]
864
ROMANOS XI
4>
O"UVKAEtcrEV yap 0Eoc; wuc; nnac; de; cinE8EtaV, 'va 't'OU<; 7tV't'ac;
D10s
a todos
en desobediencia para
de todos
Porque encerr
EAETO"lJ.
tener m1sencordrn
t~ "1$dvtac;, a todos, lectura ms :firme atestiguada en lit, A, B, 0 2, \V, 6, 33, 81, 104,
256, 2()3, 365, 424, 436, 459, 1175, 1241, 1319, 1506, 1573, 1739, 1852, 1881, 1912,
1962, 2127, 2200, Biz (L] Lect syrP h, eopSll, im, 11ty, arm eth, gO, Orgenes, Diodoro,
117
911
Didhno~ Crisstomo, Teodoro1iit, Cirilo 113, Ambosiaste~. Jernimos , Agustn .
i-a ~d,vta,
oomo se lee en p46vu-i, D*. itar. b. d. f.g. n, vg, Ireneo1at, Cirilo213:, Ambrosiaster,
Pri~iliano, Ambroso, Jernimo 12117 , Agustin 1110,
865
plural del adjetivo indefinido declinado de todos; 841'\G"IJ, tercera persotia del aoristo
primero de subjuntivo en voz activa del verbo ah.deo, tener misericordia, aqu tener
misericordia.
O'UVKAf:tm:v yap 8i::oc; wuc; nv-mc; de; dnd8i::tav. En dos
sencillas frases, a modo de resumen, cierra el prrafo anterior y con l, la parte
doctrinal de la Epstola. Pablo dice que Dios cruvK!vi::tcri::v, encerr, a todos en
la crcel de la desobediencia. Es una expresin semejante a la que aparece en la
Epstola a los Glatas: "Mas la Escritura lo encerr todo bajo pecado" (G.
3:22). Todos sin excepcin, tanto judos como gentiles, son desobedientes a
Dios. Esa es la condicin propia y natural antes de la regeneracin. La soberana
divina vuelve a ponerse de manifiesto en que Dios los encerr.
' va wuc; ncivmc; i:A-i::tj cri:i. Esta accin divina tiene un propsito: "para
tener misericordia de todos". Es el efecto resultante de la operacin de la
gracia. No los encierra en desobediencia para condenarlos, sino para salvarlos.
Esta salvacin no tiene lmites: "para salvar a todos". No se trata de un
universalismo salvfico, sino de una salvacin ilimitada. Todo aquel que crea
ser salvo. Quien abandone la condicin desobediente y obedezca al
llamamiento de Dios, recibir, por fe en Cristo, el perdn de pecados y la vida
eterna. Una vez ms se ensea que la salvacin es enteramente de Dios, porque
slo l puede tener misericordia.
As escribe Hendriksen:
"Su situacin es desesperada: el pecado trastorna, la ley condena, la
conciencia aterroriza, el juicio final amenaza, y Dios no los ha aceptado. Por
naturaleza tal es su situacin.
Repentinamente las tinieblas son disipadas. Es Dios mismo quien abre la
puerta de la prisin y deja que entre la luz. Los prisioneros -cada uno de ellos
sin excepcin alguna- caminan hacia la libertad. Dios lo hizo para tener
misericordia de todos ellos " 9.
Alabanza por la sabidura infinita de Dios (11 :33-36).
866
ROMANOS XI
j3ci80<;
1tAOTOU
KUl crocpac;
Kat
yvwm;wc;
0so3
wc;
Oh profundidad de riqueza
y de sabidura y de conocimiento de Dios. Cuan
dw:~Epavrrm 'ta Kpa'ta mho3 Kat dvc~txvacrwt ai ot mho3.
inescrutables
los
juicios
de l
e
insondables
los caminos de l.
"'n j3d9oc; nA,o'tou Kat crocpw; Kat yvwcrEwc; 9w3. De las alturas
admirables a las que ha llegado en el contenido de lo escrito antes, desciende
ahora a la insondable profundidad de Dios, su obra y su misericordia. Es en el
Espritu y por medio de l que llegamos a saber de la profundidad de Dios (1
Co. 2: 1O), percepcin sensible solo a los que son conducidos por el Espritu. El
apstol tuvo siempre el deseo personal de que cada creyente llegue a conocer
ms ntimamente la profundidad del amor divino (Ef. 3: 18, 19).
En la admiracin mostrada por la profundidad de Dios, la vincula a tres
elementos distintivos, expresados por medio de tres genitivos, ligados a j3d9oc;,
profundidad. El primero de ellos es la nA,owu, riqueza. Especialmente la
riqueza de su misericordia. Fue esta la que cambi la condicin de perdidos en
salvos. Es en esa profundidad que hace notoria la riqueza de Su gloria,
manifestada en los vasos de misericordia que l mismo prepar de antemano
867
para gloria (9:23). La riqueza de Dios alcanza en Su favor a todos los hombres
(1O:12). Esa profundidad se aprecia en el descenso divino a la pobreza para
enriquecer a muchos (2 Co. 8:9).
El segundo aspecto tiene que ver con la profundidad de la sabidura,
que est en contraposicin con la humana, que es necedad para Dios. Slo
desde esa infinita y admirable sabidura, Dios elabor el plan de redencin
para salvar a los perdidos.
Aade tambin, dentro de la profundidad de Dios, la ciencia. Esto es, el
conocimiento infinito que Dios tiene para conducir todo al fin que haba
previsto en su soberana. Esta sabidura descansa tambin en la omnisciencia,
por la que l conoce todo cuanto sucede, suceder o hubiera podido suceder en
determinadas circunstancias.
Estos elementos ponen de manifiesto la actuacin divina que surge de la
profundidad insondable de su misterio-Persona: Dios es rico en misericordia,
sabidura y ciencia, por lo que es conocedor del hombre y capaz de darle de Su
riqueza, volvindose definitivamente hacia l.
868
ROMANOS XI
34. Porque quin entendi la mente del Seor? O quin fue su consejero?
't <; yap
6 yvro
Porque quin
conoci
i'
vo v Ku p ou
mente
de Seor?
o quin
consejero
de l
lleg a ser?
869
dio primero
le
le?
36. Porque de l, y por l, y para l, son todas las cosas. A l sea la gloria
por los siglos. Amn.
O'tt
f:~
Pues de
a.uwu Ka.t
l
l,
y por medio
los
siglos.
Amn.
a.uwu Ka.t
l
d~
para
mnov
l
'ta 7tV'tU'
los
todos.
a.u<w
A l
ri
M~a.
la gloria
870
ROMANOS XI
O'tt, conjuncin causal, pues; ~, forma escrita que adopta la preposicin de genitivo
K, delante de vocal y que significa de; aTou, caso genitivo masculino de la tercera
persona singular del pronombre personal l; 1m\, conjuncin copulativa y; Di' forma
contracta de la preposicin de genitivo fd., aqu como por medio, a causa; awu,
caso dativo masculino de la tercera persona singular del pronombre personal l; 1ea\,
conjuncin copulativa y; &<;, preposicin propia de acusativo para; mhv, caso
acusativo masculino de la tercera persona singular del pronombre personal l; ta, caso
nominativo neutro singular del artculo determinado los; nd.vta, caso nominativo
neutro plural del adjetivo indefinido que denota radicalmente todos; aqu la expresin
significa todas las cosas; m.h4), caso dativo masculino de la tercera persona singular
del pronombre personal declinado a l; f, caso nominativo femenino singular del
artculo determinado la; S~a, caso nominativo femenino singular del sustantivo que
denota gloria, alabanza, honor; ei<;, preposicin propia de acusativo por, para; tou<;,
caso acusativo masculino plural del adjetivo indefinido todos; aiffivac;;, caso acusativo
masculino plural del sustantivo edades, pocas, siglos. drv, transliteracin del hebreo
que significa, en verdad, as sea.
on, E:~ mho6 Kat 8t' mho6 Kat de; aurnv Ta ncivrn. Con on,
porque, pus, concluye en forma positiva las negaciones retricas que
corresponden a las preguntas de los versculos anteriores. Todo cuanto existe
procede de Dios, ha sido hecho por l y est destinado, como trmino final de la
accin a l mismo. La frmula que sigue tiene un paralelismo en otros pasajes
de los escritos de Pablo, as se lee: "Para nosotros, sin embargo, slo hay un
Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para l; y
un Seor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por
medio de l" ( 1 Co. 8 :6). La primera referencia del versculo que se cita, tiene
que ver con la persona del Padre. La expresin slo hay un Dios, el Padre, no
quiere decir que el Ser Divino, creador universal sea slo el Padre, que es la
primera Persona divina. En el original aparece Padre con artculo determinado y
Dios sin artculo, lo que excluye la aplicacin a la Persona de Dios el Padre, ya
que si as fuera, slo el Padre sera el nico Dios. Del Padre, ensea Pablo,
proceden todas las cosas. Sin duda las tres Personas Divinas participaron en la
creacin que se le atribuye indistintamente a cada una, as al Padre (Ef. 3 :9),
como al Hijo (Jn. 1:3), como al Espritu Santo (Job 26:13; Sal. 33:6). A la
Primera Persona se le atribuye de un modo especial la creacin, como "de quien
procede todo". Al Padre se le llama tambin "Padre de los Espritus" (He.
12:9). La primera Persona recibe el ttulo de "Padre de las luces", literalmente
Padre de las lumbreras (Stg. 1: 17). En este sentido, la primera Persona, como
Creador, es el Padre de toda creacin que debe a l su origen. Cristo expres
esa misma verdad (Jn. 17:3). De ah que la Biblia le llame "Dios de dioses"
(Dt. 10:17; Sal. 136:2, 3; Dn. 2:47). Pablo ensea que en relacin con el Padre,
871
el destino de los creyentes concurre en l: 'y nosotros para l". Nuestro Seor,
sujetar al Padre todas las cosas ( l Co. 15 :24) y entonces ser todo en todos ( l
Co. 15:28). Junto con el Padre aparece en el texto del apstol, lo que sigue: 'y
un Seor, Jesucristo". El mismo Seor afirm su seoro (Jn. 13: 13). Seor por
derecho divino, por cuanto es Dios (Jn. 1: 1; Ro. 9;5; Col. 2:9); Seor por
derecho de creacin (Jn. 1:3); y Seor por derecho de Redencin (Ro. 14:9; Fil.
2:9-11 ). El ttulo Seor, es un ttulo divino en la unidad trina de la deidad (1 Co.
12:4-6). Este Seor es tambin Mediador, como ensea Pablo: "Por medio del
cual son todas las cosas", quiere decir que la creacin se efectu por la
intervencin del Seor Jesucristo (Jn. 1:3; Col. l: 16; He. l :2), aadiendo: "Y
nosotros por medio de l", como Mediador entre Dios y los hombres (1 Ti,
2:5). En l se produce la eterna eleccin de los salvos (Ef. l :4); en l se cancela
toda demanda de condenacin para el creyente (8: l ); en l se alcanza la
herencia (Ef. 1: 11 ); en l se recibe la adopcin de hijos (Ef. l :5); en l se tiene
la esperanza (Col. 1:27b).
El otro texto semejante est en la Epstola a los Colosenses, donde
escribe: "Porque en l fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos
y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades; todo fue creado por medio de l y para l" (Col.
l: 16). El nfasis aqu radica abiertamente en el Seor Jesucristo, a quien se le
atribuye la accin creadora as como la sustentadora y el destino final de todo lo
creado, puesto que como Unignito del Padre, le pertenece.
Genricamente, la procedencia, sustentacin y destino de todo,
necesariamente estn vinculados con Dios. Todo cuanto existe procede de Su
obra creadora, de ah que el apstol diga que "de l". Todo, incluyendo aquello
que por su propia condicin se puede ver, como es en s mismo, por los ojos del
hombre, como los ngeles, "las cosas invisibles" (Col. l: 16). Dios es el Autor
de todo cuanto existe.
Pero no slo lo creado procede "de l", sino que se sustenta "por l".
Ese es el segundo aserto en el versculo. Todo cuanto ha sido creado subsiste en
Dios: "Y l es antes de todas las cosas, y todas las cosas en l subsisten" (Col.
1: 17). Dios sustenta todo con la palabra de Su poder (He. 1:3).
Si lo creado procede "de l" y susbiste "por l", no puede de otro modo
sino ser "para l". Esa es la tercera afirmacin del versculo. Dios es la meta de
todas las cosas (Col. 1:16). Cristo reunir todas las cosas para Dios (1Co.15:28).
La accin creadora, sustentadora y final alcanza a todo lo creado, en cuyo
sentido dice el apstol "todas las cosas". El texto griego escribe: -ra nv-ra,
"los todos'', es decir, la totalidad de todo cuanto existe. Posiblemente estaba
872
ROMANOS XI
pensado aqu, en modo genrico, en todo lo hecho por Dios. Sin embargo, el tema
de este pasaje no es el creacional del universo, sino de la salvacin de los
hombres. En este sentido tambin se expresa en estos elementos la verdad
soteriolgica: Dios planific la salvacin (2 Ti. 1:9); Dios la ejecut (G. 4:4);
Dios la aplic (8:29-37); Dios la sustenta eternamente (8:38-39).
au'tc)) Y Ol;a di; wui; atcvai;, d.tjv. Al glorioso Dios, se eleva
aqu una concreta doxologa. A qu Persona Divina est dirigida? Alguien
podr decir que al Ser Divino, Padre, e Hijo y Espritu Santo. Sin embargo, en
la expresin del apstol, la Primera Persona es la que est presente en el perodo
final que hemos considerado. Ante este misterio que nos subyuga, no es posible
otra cosa que reconocer, nuestra total dependencia de Dios. Por tanto, slo a l
corresponde la gloria que tributamos. Aqul que hace todas las cosas ms all
de lo que podemos pensar o entender; Aqul que es capaz de usar la desercin
pecaminosa de su pueblo Israel para abrir un camino de esperanza a todos los
hombres; Aqul que en gracia y misericordia sostiene un remanente de entre el
pueblo que le ha dejado; Aqul a quien nadie puede aconsejar porque no hay
consejo humano que pueda subir a Su presencia. Es ah donde tenemos que
decir: No a nosotros, oh Dios, no a nosotros, sino solo a T sea la glora, tal
como dice el apstol: "A l sea la glora por los siglos". Amn.
CAPTULO XII
ANTE LAS MISERICORDIAS DE DIOS
Introduccin.
ROMANOS XII
874
expresin de amor, orientada hacia los enemigos (vv. 14-21 ). Pablo conduce la
exhortacin del pasaje hacia la manifestacin de las virtudes cristianas, que
culmina con la enseanza de devolver bien cuando se reciba mal, que es, sin
duda, la mxima expresin de la identificacin con Cristo.
El bosquejo analtico para el captulo, es el siguiente:
l.
pues,
os,
hermanos,
napacrrli'cmt TU crwara
presentar
los
cuerpos
wv
el
racional
'!WV
las
de Dios.
por
santo,
agradable
wv
875
plural del sustantivo que denota cuerpos; urov, caso genitivo de la segunda persona
plural del pronombre personal declinado de vosotros; 0ucrav, caso acusativo femenino
singular del sustantivo declinado a sacrificio, en sentido de en sacrificio; <;foav, caso
acusativo femenino singular del participio de presente en voz activa del verbo ;clm,
vivir, aqu que vive, en sentido de vivo; :yav, caso acusativo femenino singular del
adjetivo santa; i:clp&o"tov, caso acusativo femenino singular del adjetivo aceptable,
agradable, 't'W, caso dativo masculino singular del articulo determinado el; E>i;q), caso
dativo masculino singular del nombre propio declinado a Dios; 'tiv, ca.so acusativo
femenino singular del artculo determinado la; A.oytKiv, caso acusativo femenino
singular del adjetivo racional, espiritual; A.a'tpsav, caso acusativo femenino singular
del sustantivo que denota culto, servicio cultual; urov, caso genitivo de la segunda
persona plural del pronombre personal declinado, de vosotros.
876
ROMANOS XII
877
878
ROMANOS XII
demanda del discipulado, que exige la renuncia a todo incluyendo la propia vida
(Le. 14:26, 27, 33). Son sacrificios vivos a causa de la nueva vida que hay en el
salvo, en contraste con lo que era antes de su salvacin "muertos en pecados"
(Ef. 2:5). Son tambin vivos porque se ofrecen con la vida, en lugar de con la
muerte de la vctima. Adems lo son tambin porque la fuerza que acta
orientando la accin no corresponde a la vieja vida, sino a la nueva en Cristo
(6:11, 13), impulsada por el Espritu Santo (8:11), el Espritu vitalizador del
Dios vivo (9:26; 2 Co. 6: 16; 1 Ts. 1:9).
Por la misma razn adems de vivo es tambin un 8Dcrav yav,
sacrificio santo. El creyente ha sido separado para Dios, lo que constituye una
santificacin, a causa de la accin santificante de Dios, y convierte al cristiano
en un santo, esto es, separado para l. Con ese propsito fue salvo (6:18). La
vida de cada cristiano ha sido comprada por Dios mismo para que sea Suya (1
Co. 6:20). l ha pagado un alto precio para formar un pueblo santo para S (1 P.
1: 18-20). El creyente ha sido separado para Dios por el Espritu, por lo que sus
acciones proceden de un santo (1 P. 1:2). El sacrificio es santo porque se
produce al impulso del Espritu Santo.
nv
879
no
os conformis
al
siglo
este,
sino
transformaos
por la
de la
mente para -
voluntad
buena
agradable
perfecta.
880
ROMANOS XII
&menino singular del sustantivo renovacin; 'tou, caso genitivo masculino singular del
articulo determinado declinado del; vooc;, caso genitivo masculino singular del
sustantivo que denota pensamiento, mente; slc;, preposicin propia de acusativo par;
-ro, caso acusativo neutro singular del articulo determinado lo; 3oKtdl;stv, presente
de infinitivo en voz activa del verbo 3oKt.l.;,ro, examinar, comprobar, poner a prueba,
aqu comprobis; 1.uic;, caso acusativo de la segunda persona plural del pronombre
personal vosotros; "C, caso nominativ-o neutro singular del pronombre interrogative
cul; <'>, caso nominativo neutro singular del articulo determinado lo; 9A.rta., caso
ttominativo neutro singular del sustantvo voluntad; w, caso genitivo masculino
singular del artculo determinado el; @sou, caso genitivo masculino singular del
nombre propio declinado de Dios; "Co, caso nominativo neutro singular del artcul!l
determinado lo; d:y~ov, caso nominativo neutro singular del adjetivo bueno; Ka\,
conjuncin copulativa y; soopsa'tov, caso nominativo neutro singular del adjetivo
agradable; i<a\, conjuncin copulativa y; -rA.siov, caso nominativo neutro singular del
adjetivo rfecto.
881
mundanos: "Os he escrito por carta, que no os juntis con los fornicarios; no
absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los
ladrones, o con los idlatras; pues en tal caso os sera necesario salir del
mundo" (l Co. 5:9-10). Los cristianos somos enviados al mundo con un
mensaje, el del evangelio, y con la misin de brillar como luminarias (Fil.
2: 15). La idea de aislarse del mundo no corresponde con el cumplimiento de
la misin. Jess da ejemplo de esa relacin; l estuvo en el mundo, comparta
con las gentes del mundo, se sentaba en la mesa de publicanos y pecadores,
estaba en actos sociales, como era una boda, pero, en nmguna manera se
conform al mundo, en la expresin de su tiempo.
El mundo es una esfera de orden controlado y regido por Satans. Cristo
llam al diablo, en tres ocasiones, "prncipe de este mundo" (Jn. 12:31; 14:30;
16: 11 ). El sistema del mundo ha sido ordenado por Satans para llevar a cabo su
propsito, que tiene que ver con el desarrollo de una esfera de mentira y muerte
(Jn. 8:44). El sistema del mundo comprende a los gobiernos humanos, que estn
bajo Satans, su control, influencia y poder (Dn. 10: 13-20; Mt. 4:8-9; Le. 4:56). Mediante las leyes de los hombres, Satans realiza acciones de rebelda
contra la voluntad de Dios. Los gobiernos permiten la inmoralidad, legalizan el
pecado en mltiples formas, son codiciosos, etc. El programa satnico para el
gobierno del mundo es colocar a un hombre en el lugar de Dios (2. Ts. 2:3-4).
El mundo tiene sus propios pasatiempos (1 Jn. 2: 15). Las "cosas del mundo"
son utilizadas por Satans para realizar acciones pecaminosas (1 Jn. 2: 16). Las
gentes no regeneradas y los cristianos mundanos acuden a las cosas del mundo
para usarlas como un anestsico que amortige las penas de una vida vaca y
carente del poder de Dios.
El mundo tiene su propia espiritualidad (2 Ti. 3:5), consistente, entre otras
cosas, por un culto formalista pero carente de espiritualidad, con corazones que
viven al margen de Dios (Is. 29:13). Es el culto propio de aquellos que viven
pendientes de la religin pero no estn disfrutando de una completa comunin
con Dios. Las formas y tradiciones sustituyen a la libertad en el Espritu,
estructurando el culto y controlndolo conforme a lo que siempre se hizo. En
ocasiones Satans introduce tambin las falsas doctrinas, por sus propios
predicadores, que proclaman la religin de los demonios (1 Ti. 4: 1). La religin
del mundo es una apostasa, alejndose de la obediencia a la doctrina de Dios.
La religin del mundo procura, en ocasiones, un trato riguroso para dar la
apariencia de piedad (Col. 2:20-23). Esa expresin religiosa se establece sobre
normas que deben cumplirse. Quienes estn en el mbito del sistema son
considerados como buenos creyentes y quienes no lo estn se les tiene como
mundanos, cuando es justamente al revs. El sistema religioso influenciado por
el mundo hace descansar la vida en el poder de la persona y en sus actividades,
pero no en el poder y las acciones de Dios (Fil. 2:13). El asentamiento del
882
ROMANOS XII
mundo est en Satans (1 Jn. 5: 19). La idea del texto es como si Satans tuviera
al mundo en su regazo, adormecido, para utilizarlo segn su conveniencia.
Pablo insiste en la exhortacin para que el creyente no adopte la forma
del mundo. La posicin del cristiano respecto al mundo est claramente
expresada: Kat fi crucrx1wail;Ecr8E 0 aiwvt w't), no os conformis a
este mundo, por tanto, la primera condicin se establece en una separacin
real (Jn. 17: 15-18). El creyente ha sido libertado de la posicin de esclavo
que tenan en el mundo, para se trasladado a una nueva esfera de libertad en
Cristo (Col. 1:13). El creyente ha sido llamado a vivir una vida santa (1 P.
1: 15) y de obediencia a Dios (1 P. 1:2), mientras que el mundo vive en
desobediencia continua a Dios, como resultado de la accin diablica (Ef.
2:2-3). El cristiano que nace de nuevo en un acto de obediencia (Hch.17:30),
est llamado a vivir esa obediencia como la manera natural de su vida nueva
(1 P. 1: 14). Ese no conformarse al mundo conduce a una vida de verdadera
piedad, en medio de un mundo impo (2 P. 3: 11 ). En ese ambiente de
separacin debeesperar la oposicin, sufrimiento e incomprensin, por ese
modo de vida (2 Ti. 3: 12). La forma de vida en la piedad est claramente
expresada en la Escritura (1 P. 4:3-4).
El no conformarse al mundo determina la victoria sobre el mismo ( 1 Jn.
5 :4-5). La esfera de la victoria sobre el mundo es la fe. Se trata de una
experiencia victoriosa sobre el sistema y sobre el maligno que lo dirige (1 Jn.
2:13, 14). El mundo ha sido vencido por Cristo (Jn. 16:33). Esto para el
creyente, que puede estar seguro de su victoria en la medida en que viva a
Cristo por la fe. La victoria de Cristo es el triunfo del cristiano (8:37; 1 Jn. 5:4;
Ap. 12:11). Por medio de la Cruz el poder del mundo qued anulado para el que
cree (G. 6:14). En esa obra Jess, nuestro Seor, derrot completamente al
diablo y al mundo (Ef. 4:8; Col. 2: 15). El creyente ahora en Cristo es vencedor
sobre el mundo. La victoria sobre el mundo, que es de Cristo, se hace realidad
en el creyente, por la fe, que es consecuencia del nuevo nacimiento. Puntual o
continua, la victoria de la fe es una realidad para el creyente sobre el mundo y
sus cosas. La fe es el instrumento de victoria que hace al creyente un vencedor,
porque lo vincula con Cristo y Su poder, descansando plenamente en l, en una
entrega sin reservas. Por eso quien vence al mundo es aquel que "cree que
Jess es el Hijo de Dios" (1 Jn. 5 :5). La fe sola no vence al mundo, pero la fe
en Jess, el Hijo de Dios, permite gozar de Su triunfo. Slo vence quien est en
Cristo, y slo est en Cristo quien cree en l como Hijo de Dios. Por
consiguiente la fe victoriosa es la consecuencia de haber sido engendrado por
Dios (1 Jn. 5:1). Quien tiene la fe victoriosa para vencer al mundo, es el nacido
de Dios y engendrado de Dios. El resultado de la identificacin con Cristo en su
muerte, provee de poder victorioso sobre el mundo (G. 6:14). La fe victoriosa
es una obra interna del Espritu en el creyente (G. 5:22).El creyente victorioso
883
sobre el mundo, es aquel que se deja conducir plenamente por el Espritu Santo
(G. 5: 16, 25). La demanda del apstol es plenamente posible: "no os
conformis a este siglo".
884
ROMANOS XII
Griego 8oKicisw.
885
la
gracia
7tEpcppow:tv
nap'
no
de
la
dada
a m a todo
ovn
EV tv
886
ROMANOS XII
o,
887
26). Pablo no estuvo entre ellos, pero fue llamado por Cristo y designado para el
ministerio apostlico, habiendo recibido de la gracia el don de apstol que le
capacita para ese ministerio. l, lo mismo que los otros doce, fueron acreditados
con seales especficas que evidenciaban la condicin de apstol (2 Co. 12: 12).
El don se dio para establecer -entre otras cosas- la base doctrinal de la Iglesia, el
fundamento apostlico, y para la escritura del Nuevo Testamento (Ef.2:20). Este
don en el sentido tcnico referido al ministerio apostlico de los Doce y Pablo,
y a la misin de escribir el Nuevo Testamento, no est operativo hoy.
En su condicin de apstol se dirige a navr1 't<) ovn E:v t:v, todos los
que estn entre vosotros, es decir, a todos los creyentes de la iglesia en Roma, a
quienes se dirige la Epstola y, por extensin, a todos los creyentes de la Iglesia,
en cualquier tiempo y lugar. La exhortacin tiene tanta importancia y el mismo
inters hoy para nosotros, que lo tena para los creyentes del primer siglo a
quienes estaba escribiendo.
fi m;pcppovi::t:v nap'
8i::t: cppovi::t:v. La frase en infinitivo que sigue
al yo digo, es un juego de palabras que Pablo toma de la tradicin helenstica,
pero dndole un enfoque marcadamente diferente. Los griegos enseaban que el
hombre que quiera vivir dentro de una tica correcta ha de guardar la justa
medida (i::crn1~) y no considerarse superior a lo que realmente es. De esta
manera la crwcppm.Svri, cordura, modestia, es la capacidad personal para
encontrar el equilibrio en esta justa medida de valoracin personal, manifestada
en las llamadas virtudes cardinales. Sin embargo, para Pablo el equilibrio no se
alcanza por valoracin personal, sin partiendo de la experiencia de la fe, como
realidad fundamental de todos los cristianos.
El mandamiento va directamente en contra de la arrogancia que es la
exteriorizacin del orgullo, manifestacin propia del yo. El apstol utiliza el
verbo 4 pensar, en su forma cppovi::t:v, tener por, considerar, que expresa la idea
de un control mental en base a un modo de pensamiento. El pensamiento
humano, al impulso arrogante del yo, puede conducir a una sobreestima
personal, que lleva a infatuarse. El peligro de esto es claro y el escritor quiere
evitar que se produzca entre sus lectores, que son sus hermanos, ya que Dios
resiste al soberbio y slo da gracia a quien es humilde (Stg. 4:6). Este
pensamiento altivo y arrogante es contrario a la humildad a que el creyente es
llamado por Jess: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de M, que soy
manso y humilde de corazn" (Mt. 11 :29). Esa es la principal razn por la que
antes se dice que Pablo llama a una correcta valoracin personal desde la fe, que
depende de Jess y se vincula a l. No cabe, pues, arrogancia o altivez alguna
en la vida del creyente genuino porque, no slo es llamado a la humildad, sino
4
Griego cppovtw.
888
ROMANOS XII
que por vivencia de Cristo mismo (G. 2.20; Fil. 1:21), la humildad viene a ser
la forma natural de su vida. Muchas veces la altiva forma de valoracin personal
que se produce en algunos creyentes, proviene del olvido de que todo lo que se
ha recibido procede de Dios y que no es nuestro (1 Co. 4:7).
889
en
un
La separacin de los versculo no hace un buen servicio aqu, salvo para lo que tiene
que ver con localizacin del te:ic:to, ya que este y el siguiente son una unidad imepamb!e.
Aqu escribe: Ket0dx~p, adverbio de modo como, as como, lo mismo que; ~p.
conjuncin causal porque; sv, preposicin ptopia de dativo en; ev\, caso dativo neutro
singular del adjetivo numeral cardinal un; crcio:tt, caso dativo neutro sinFlar del
sustantivo cuerpo; 'ltoA.A.d, caso acusattvo neutro plural muchos; Slt\, caso acusaiivo
neutro plural del sustantivo que denota miembros; sx;o~v. primera persona plural 4e1
presente de indicativo en vo~ activa del verbo 6x;t1>, t(lner, aqu tenemos; -i:d., caM>
nominativo neutro plural del articulo detet'lltillado lw; os, partlcula conjuntiva que bict')
las veces de conjuncin coordinante, con sentido de per<>, ms bJ(ln, y, y por c~tto.
antes bien; &A.TI. caso nominativo neutro plural del sustantivo miembros; ttdvt<t, caso
890
ROMANOS XII
nominativo neutro plural del adjetivo indefinido todos; o, adverbio de negacin no;
Tl'v, caso acusativo femenino singular del artculo determinado la; a.-rlv, caso
acusativo femenino singular del adjetivo intensivo misma; exsi, tercera persona
singular del presente de indicativo en voz activa del verbo ex.w, tener, aqu tienen;
ttpi!;iv, caso acusativo femenino singular del sustantivo que denota fancin, obra,
accin, prctica.
Ka8dm;p ycip EV tv't crn)an 7toAAU A11 exoEv. La ilustracin del
cuerpo permitir orientar la accin de la fe individual hacia el deber de ayuda y
colaboracin hacia el resto de los miembros de la iglesia. Se trata de enfatizar la
edificacin del cuerpo de creyentes. La figura de un cuerpo para ilustracin de
lo que es la Iglesia, est tomada y adaptada del mundo heleno, en el que se
consideraba la comunidad social o poltica como un cuerpo en el que cada
ciudadano deba colaborar con una funcin especfica para el bien de la
totalidad y no podan enzarzarse en luchas los unos contra los otros. El apstol
va a elevar a un plano superior la figura social de entonces para explicar con
ella la colaboracin entre s mediante los dones, que todos los creyentes
recibimos.
En el trasfondo aparece la enseanza sobre lo que es la Iglesia: un cuerpo
en Cristo. La figura se desarrolla con mucha amplitud en otros lugares,
especialmente en la Epstola Primera a los Corintios y en la de Efesios. La gran
figura es la de unidad en la pluralidad.
los muchos
un cuerpo somos
en
Cristo,
lv11.
miembros.
891
numeral cardinal un; crroa, caso nominativo neutro singular del sustantivo cuerpo;
fosv, primera persona plural del presente de indicativo en voz activa del verbo sl,
ser, aqu somos;
preposicin propia de dativo en; Xpicrtc\), caso dativo masculino
singular del nombre propio Cristo; to, caso nominativo neutro singular del artculo
determinado lo; os, partcula conjuntiva que hace las veces de conjuncin coordinante,
con sentido de pero, ms bien, y, y por cierto, antes bien; Ka9' forma de la preposicin
de acusativo Ka.t, por elisin y asimilacin ante vocal con espritu spero, que
equivale a cada; si<;, caso nominativo masculino singular del adjetivo numeral cardinal
uno; d.A.l,:rfA-wv, caso genitivo masculino plural del pronombre (recproco) formado por
la duplicacin del tema d~J.o y que significa originariamente el uno al otro, los unos a
los otros, correspondiendo, por tanto, a recprocamente, mutuamente, aqu unos a otros;
A-11, caso nominativo neutro plural del nombre comn miembros.
ev,
'
o~ Ka8' Et; aAAtjAwv A11. Los creyentes son "miembros los unos
de los otros". El cuerpo espiritual est, como se dice antes, formado por
muchos miembros (1 Co. 10: 17). Cada creyente es parte en ese cuerpo (1 Co.
12:27). La afirmacin del apstol es determinante: "vosotros, pues, sois el
cuerpo de Cristo". El cuerpo de Cristo es uno solo, y cada creyente es miembro
en ese cuerpo, que es la Iglesia (1 Co. 1:2; Ef. 1:23; 4:12; Col. 1:18-24; 2:19).
La idea de miembro, conduce a la individualidad dentro de la comunidad;
individualmente cada creyente es miembro del resto de los hermanos (1 :2-5; 1
Co. 12: 12; Ef. 5 :30). Esta es una realidad incuestionable. Es necesario apreciar
que el apstol no presenta esto como un deber, es decir, no habla de membresa
como opcin o posibilidad, sino como realidad absoluta. La unidad del cuerpo
es un hecho. La unidad de los miembros entre s y la vinculacin de cada uno
con la Cabeza, es una operacin del Espritu (Ef. 4:3). La interrelacin de los
miembros, que es lo que se llama comunin, se alcanza en base a la comunin
individual de cada uno con la Cabeza (1 Jn. 1:3).
ROMANOS XII
892
dones
segn
la
gracia
la
nos,
diferentes,
profeca
segn
la
proporcin
de la
fe.
893
xpu;, gracia que salva (3:24; 5:2, 15, 17, 20, 21; 6:14), es la que dota a los
miembros con xapcrcna, carismas o dones.
El don supremo que Dios da a sus hijos, miembros en el Cuerpo de
Cristo, que es la Iglesia es el mismo Espritu Santo, llamado don, o ddiva de
Dios (Jn. 4:10; 7:37, 39; Hch. 2:33; 8:20; 10:45; 11:16, 17). ste que es don, da
tambin los dones. La enseanza bblica es enftica en este sentido (1 Co. 12:4).
Los dones son dados por determinacin soberana del Espritu Santo,
repartindolos a cada creyente como l quiere (1 Co. 12: 11 ). Don es un regalo
de la gracia. Es necesario distinguir entre dones y fruto del Espritu. ste es el
resultado de la accin del Espritu en el creyente, de ah que se le llama "el
fruto del Espritu" (G. 5:22). El fruto afecta a la personalidad entera del
cristiano y le permite reproducir el carcter moral de Jess en su vida. El/ruto
ha de manifestarse totalmente en cada creyente. Los dones son dados para
capacitar al creyente para determinados servicios o ministerios; los ministerios
son la utilizacin del don, por ello, el servicio con el don es un ministerio (12:68; 1 Co. 12:1ss; Ef. 4:11; 1 P. 4:10). Los dones no actan afectando, en alguna
medida, la personalidad natural del cristiano. En el Nuevo Testamento, se usa el
trmino don en tres acepciones distintas: a) Don referido a la salvacin (6:23);
b) don en sentido del cuidado providencial de Dios (2 Co. 1: 11 ); c) don para
expresar cualidades y habilidades especiales dadas por Dios a cada creyente
para capacitarlo en el servicio para edificacin de la Iglesia. La lista de dones se
obtiene agrupando los que figuran en las tres listas del Nuevo Testamento ( Ro.
12; 1 Co. 12; y Ef. 4), del siguiente modo:
1
2
3
4
5
6
7
8
9
Romanos 12
1 Corintios 12
Efesios 4
10
11
12
13 Misericordia (v. 8).
14 Repartir (v. 8).
15 Administrar (v. 8).
Discernimiento de
espritus(v.10).
Lenguas (v. 10).
Milagros (vv. 10, 28).
Sanidades (vv. 9, 28, 30).
894
ROMANOS XII
895
es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para
que la iglesia reciba edificacin" (1 Co. 14:5).
ROMANOS XII
896
serv1c10
en el
serv1c10,
s1
el
que ensea
en
la
enseanza
897
ROMANOS XII
898
idea de que cualquier hermano con deseo, de buen testimonio y con aos en el
evangelio puede y debe predicar la Palabra para ensear a otros, es suplantar la
accin del Espritu que da el don de maestro a algunos, conforme l quiere, y
no a todos. El peligro de constituirse en maestro sin haber recibido el don, es
una constante en la historia de la Iglesia. De ah la advertencia de Santiago:
"Hermanos mos, no os hagis maestros muchos de vosotros, sabiendo que
recibiremos mayor condenacin" (Stg. 3: 1). Es notorio que quien ha recibido el
don de maestro y ha sido formado para la enseanza, comunica la verdad bblica
con el poder que le confiere el mismo Espritu que lo ha dotado para el
ministerio. De la misma manera es tambin evidente la inconsecuencia de
quienes sin tener el don y la capacidad desean ocupar el puesto de maestros en
la iglesia. stos suelen aferrarse no a la enseanza de la Palabra, sino a su
propia enseanza. Son los que afirman la tradicin en lugar de la doctrina, y las
formas en lugar del espritu de la Palabra. Son los que se gozan en ocupar los
primeros lugares en las convocatorias especiales y los que sufren cuando no
pueden apoderarse del plpito de la iglesia. Son los que continuamente actan
contra los verdaderos maestros acusndolos sin fundamento, calumnindolos y
desprestigindolos para que no les hagan sombra.
Con todo, no debe confundirse el don de enseanza con la
responsabilidad que todos los creyentes tenemos de atender al discipulado de
los nuevos creyentes, ensendoles las doctrinas fundamentales y las
instrucciones que Cristo dej establecidas para los discpulos, es decir, para
quienes, porque han credo en l, estn dispuestos a seguirle (Mt. 28:20). De la
misma manera no debe confundirse el don de maestro con la capacidad de
enseanza que todos los lderes de conduccin en la iglesia, ancianos o
presbteros tienen que tener para dar respuesta a quienes estn dirigiendo en el
camino de la vida cristiana, en el seno de la congregacin local (1 Ti. 3 :2).
el
que exhorta
con el
consuelo;
con diligencia
el
EAEwv
que reparte
con
sencillez
el
f-v iA.apnn.
alegra.
899
aqu que exhorta; sv, preposicin propia de dativo con; i:f.i, caso dativo femenino
singular del artculo determinado la; 1tcxpcx.t<A.tjo:st, caso dativo femenino singular del
sustantivo que denota consuelo, nimo; , caso nominativo masculino singular del
artculo determinado el; si:cx.oioouc;, caso nominativo masculino singular del
participio de presente en voz activa del verbo ,s'taOO(l)t, compartir, comunicar,
entregar, repartir; sv, preposicin propia de dativo con; <btA.trn, caso dativo
femenino singular del sustantivo que denota sencillez, sinceridad, generosidad; , caso
nominativo masculino singular del artculo determinado el; npo'i<Y'tsvoc;, caso
nominativo masculino singular del partidpio de presente en voz activa del verbo
7tpo'icrtrt, presidir, dirigir, aqu que preside; sv, preposicin propia de dativo con;
o:7tOuof.i, caso dativo femenino singular del nombre comn diligencia; , caso
nominativo masculino singular del artculo determinado el; sA.srov, caso nominativo
masculino singular del participio de presente en voz activa del verbo .A.s&ro, tener
compasin, ser misericordioso, aqu hace misericordia; v, preposicin propia de
dativo con; A.c:x.pn1i:i, caso dativo femenino singular del sustantivo que denota
alegria.
900
ROMANOS XII
901
Como RV60.
Ver comentario al texto antes citado en el volumen correspondiente a Mateo.
8
Entre otros Ulrich Wilckens. o.e., pg. 351.
7
902
ROMANOS XII
amor
no fingido.
Aborreciendo
lo
malo,
adhirindoos
w
a lo
ciya80,
bueno.
903
"Si nos identificamos totalmente con el amor -al modo del actor antiguo
que lleva su personaje como una mscara que oculta su verdadero rostro- o si
lo usurpamos para nosotros mismos en lugar de dejarnos aduear de l tambin como el actor que hace lo posible para que la mscara que lleva
parezca su propia persona-, entonces traicionamos al amor por hipocresa o
por cualquier especie, sutil y refinada de m:pcppovctv (v. 3)" 9 .
El amor en este texto comprende todos los aspectos, tanto el amor a
Dios, como al prjimo y a los enemigos. Por ello, debe ser sin vanas
expresiones de afecto meramente exteriores, que convierten el amor en
9
904
ROMANOS XII
905
algo digno de alabanza, en esto pensad" (Fil. 4:8). La mente llena de virtudes
produce una conducta buena. La gran necesidad es tener el pensamiento limpio
de inmundicia. Cuando la mente se satura de asuntos impuros, la contaminacin
espiritual se produce y las acciones no estarn vinculadas a lo que es bueno. Lo
que es bueno, comprende tambin la forma de las conversaciones: "Por lo cual
desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prjimo; porque somos
miembros los unos de los otros" (Ef. 4:25). La tica cristiana resultante de la
adhesin a lo bueno expresa el fruto del Espritu, manifestndose en "toda
bondad, justicia y verdad" (Ef. 5:9). El creyente debe ser en todo, ejemplo de
buenas obras (Tit. 2:7).
10. Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra,
prefirindoos los unos a los otros.
amor fraternal
amables;
el
honor
unos a otros
nporiyoEvot,
dando preferencia.
906
ROMANOS XII
907
crnouoij r) OKVY]po,
En la diligencia no
OOUAEOV"CE~,
sirviendo.
perezosos
0
en el
7tVEan ~oV"CE~,
espritu
fervientes,
Kupo/
al
Seor
908
ROMANOS XII
909
910
ROMANOS XII
La orientacin del fervor tiene que ver con el serv1c10: t)' Kup,>
ouA.i::ovti::<;, "sirviendo al Seor". Antes se ensea en la Epstola que el
cristiano ha sido llamado a servir, siendo hecho siervo de Dios (6:22),
consecuencia de la identificacin con Cristo, el Siervo perfecto (Fil. 2:6-8). El
mayor grado de honor al que un creyente puede aspirar es el de ser considerado
como siervo de Jesucristo (1 Co. 4: 1). Es necesario entender que la Iglesia est
saturada de grandes y necesitada de siervos.
En la esperanza _eozndose;
en la tribulacin
pacientes;
en la
npocrwx1:1
oracin
npomcapti::pouvtE<;,
perseverando.
911
dificultades son conducidas por l para bendicin de los suyos (8:28). Sin duda
la esperanza est relacionada con la manifestacin de Jesucristo, a quien
esperamos en su segunda venida desde los cielos, en la que ya nos gloriamos
(5:2). Las tribulaciones producen en nosotros un cada vez ms excelente y
eterno peso de gloria (2 Co. 4: 17), por esa razn la prueba produce esperanza
(5:4). La esperanza se consolida alentada por la Palabra que produce en
nosotros consuelo y aliento necesarios (14:4).
Griego: novw.
912
ROMANOS XII
913
ministerio comienza rodeado de oracin (Le. 3:21). l oraba cuando tena que
tomar una decisin importante, como era la eleccin de los doce discpulos (Le.
6:12-13). Cuando tena delante el final del ministerio con cuanto supona la Cruz,
Jess oraba (Le. 9:28-29). En el momento crucial de la agona or intensa y
largamente (Le. 22:42), oracin hecha con gran clamor y lgrimas (He. 5:7). Al
final de la experiencia de abandono en la Cruz, oraba (Mt. 27:46). Jess oraba
conforme a la voluntad de Dios, como l mismo afirma en la resurreccin de
Lzaro (Jn. 11 :41-42). Oraba tambin confiada pero insistentemente, como
ejemplo la oracin en Getseman. Cristo oraba tambin en intercesin por los
suyos, a favor de otros, pidiendo asuntos concretos para ellos: "yo ruego por
ellos" (Jn. 17:9); "gurdalos en tu nombre, para que sean uno" (Jn. 17:11);
"gurdalos del mal" (Jn. 17:15); "santifica/os en tu verdad" (Jn. 17:17). Su
oracin se extenda a todos los creyentes: "No solo por estos, sino tambin por
los que han de creer en m por la palabra de ellos" (Jn. 17:20). El mismo Seor
pronunci una parbola para ensear a los suyos la necesidad de orar siempre sin
desmayar (Le. 18: 1). El ejemplo de Pablo, siguiendo las pisadas del Maestro es
tambin un ejemplo de oracin, abriendo la mayor parte de sus escritos
recordando su compromiso de oracin a favor de los destinatarios (cf. Ro. 1:9; 1
Co. 1:4; Ef. 1: 16; Fil. 1:3-4; Col. 1:3; 1 Ts. 1:2; 2 Ts. 1:3; Flm. 4). El creyente
debe orar porque Dios mismo lo establece (Jer. 33:3), siendo un mandamiento
con promesa (Jer. 29:12). Debemos orar porque Cristo lo ense (Le. 18:1). Es
necesario orar porque el mandamiento para hacerlo aparece reiteradamente en el
Nuevo Testamento (12:12; Ef. 6:18; Col. 4:2). La oracin debe hacerse
continuamente, sin cesar, lo que ensea que el creyente ha de estar continuamente
en relacin espiritual con el Padre que le permita el dilogo con l en toda
ocasin. No es preciso buscar un determinado lugar para orar, porque se trata de
la conversacin propia y natural del hijo con el Padre que est en el cielo.
El apstol ensea aqu a orar en cualquier ocasin: "constantes en la
oracin". La oracin cristiana se produce tambin al impulso del Espritu que
intercede por los santos (8:26-27), asunto considerado anteriormente. Porque la
oracin, adems de ser responsabilidad nuestra, es asunto del Espritu, es
necesario mantener fidelidad a ella. Cada creyente debe hacerlo, pero, an ms
el liderazgo de la iglesia. Generalmente los lderes pasan mucho ms tiempo
hablando entre ellos sobre los problemas que han de resolver, que hablando a
Dios sobre esos problemas. La falta de poder en la iglesia est, en gran medida
vinculada a la ausencia de la oracin.
13. Compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la
hospitalidad.
'tate;
XPEatc; 'tWV ywv KOtvWVOUV'tE<;, n\v <plAO/;EVav Ot.KOV'tE<;.
Para las necesidades de los santos
compartiendo;
la
hospitalidad
siguiendo.
914
ROMANOS XII
915
os;
bendecid
no
maldigis.
916
ROMANOS XII
917
ROMANOS XII
918
hlito de piedad: "Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y
penetran hasta las entraas" (Pr. 18:8). Son como un veneno que se asimila
con gusto, y saben adems que siempre hay alguien dispuesto a or el chisme:
"El malo est atento al labio inicuo; y el mentiroso escucha la lengua
detractora" (Pr. 17:4). Quien est en malas condiciones personales gusta de or
los males ajenos, porque oculta sus propios males. Por eso el malediciente es
siempre un hipcrita: "El hipcrita con la boca daa a su prjimo; mas los
justos son librados con la sabidura" (Pr. 11 :9). La maledicencia se dice
siempre con un supuesto falso, el mejor deseo en la defensa de la verdadera
piedad. Por esa razn Dios protege al justo de or chismes. La maledicencia es
como una droga para un enfermo espiritual: le insensibiliza. El que escucha el
chisme est actuando como el malo y el inicuo. El malediciente es un perverso
nocivo, ya que "la lengua falsa atormenta al que ha lastimado" (Pr. 26:28).
Los maledicientes, buscando aparentemente la paz, producen contiendas, por
tanto, donde no hay maledicientes concluyen los conflictos: "Sin lea se apaga
el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda" (Pr. 26:20). Los
cristianos deben alejarse de la compaa de los maledicientes: "El que andan en
chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lengua"
(Pr. 20: 19). Cuantas miserias y conflictos se han producido por la
maledicencia! Dios nos mantenga apartados de ella.
Los mandatos del versculo son las consecuencias naturales para quien
vive a Cristo. De ese modo actuaba el Seor: "Quien cuando le maldecan, no
responda con maldicin; cuando padeca, no amenazaba, sino encomendaba la
causa al que juzga justamente" (1 P. 2:23). Jess dej el ejemplo para sus
seguidores en esta misma forma de actuar (1P.2:21).
15. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.
xapi::tv E'tcX xmpV't>V, KAUEtV E'tcX KAatV'tWV.
Alegrar
con
que se alegran;
llorad
con
que lloran.
919
el gozo ajeno, compartindolo, esto es, gozndose con aquellos que se gozan.
Especialmente retoma el aspecto eclesistico, de alegrarse con el hermano que
Se alegra. Con todo no significa que la alegra sana, el gozo propio, de un
incrdulo no deba ser motivo de gozo tambin para el cristiano. Es un mandato
extenso, tanto para con los creyentes como para con otros. Sin duda debe
manifestarse prioritariament~ con los hermanos.
Slo la gracia hace posible que se pueda congratularse y sentir como
propio el gozo ajeno. Es la consecuencia de amar al prjimo como a uno mismo
(Le. 10:27). La satisfaccin ntima con los logros y xitos de los dems, es
evidencia del nuevo nacimiento y de la transformacin personal por la accin
del Espritu Santo. Es lo contrario al egosmo propio de la carne que es estar
lleno de envidia (Tit. 3:3). No se trata del gozo hipcrita, sino del real que da
gloria a Dios y le agradece las bendiciones que otros reciben. La alegra
profunda por el gozo de otros ha de manifestarse especialmente entre hermanos
en Cristo, glorificando a Dios por las bendiciones otorgadas a otros miembros
del mismo cuerpo. Es dificil resistir la envidia, por lo que es muy dificil gozarse
con las bendiciones ajenas. La enva corroe al envidioso: "El corazn apacible
es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos" (Pr. 14:30), o
tambin: "Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas quin podr sostenerse
delante de la envidia?" (Pr. 27:4).
KAai::tv i::i:a KAmvi:wv. Junto con los motivos de gozo, hay tambin
920
ROMANOS XII
16. Unnimes entre vosotros; no altivos, sino asocindoos con los humildes.
No seis sabios en vuestra propia opinin.
To mho de; ciA.A.tjA.ouc; q>povouvn;c;, Y Ta wriA.a q>povouvTEc; ciA.A.a
Lo mismo para unos con otros
TOtc;
smt1endo,
no las
arrogantes
pensando
con los
humildes
condescendiendo
No
hagis
smo
nap
mtehgentes a JUICIO de
mnotc;.
vosotros mismos
sm l!Ql~ioo de oonthn.udad, escribe: to, caso acusativo :neutro snular del articulo
dtUtmmado Jo; at, caso acusativo :neutro singular del pronombre personal
misltlo; si<;, preposicin propia de aws~vo para; dllr[lou<;, oaso acusativo
masoulino plural del pro:nombre recprooo uMs con ottos; c.ppovov~~ easo
nominativo masculino plural del participio de presente en voz activa del verbo
q>pov<tl, pensat, juzgar, sentir, adi>ptar una actimd, aqu sintiendo; 1},
~icula que hace funcjones de adverbio de :aegacin no; td, caso acusativo
nellttt> plural del artculo determmado /QB; W1lA.d. caso acusativo neutro plural
del adjetivo alto, elevado, altivo, arrogante, orgulloso; q>povouvts~t caso
nomnativo masculino plural del participio de prese-qte en voz activa del verbo
<ppowro~ peTtSar, juzgar, sentir, adoptar una actitud, aqu pensando; dA.A.a,
conjuncin adversativa sino; 'iOt<;, caso dativo masculino plural del articulo
determinado deolnado con los; 'i<1:stewoic;, caso dativo masculino plural del
adjetivo insignificante, humilde; crovattaytvot> caso nominativo masculno
plural del participio de presente "* voz pasiva del verbo cmvattdyo.ai, dejarse
ileJtat juntamente hacia abajo, de ah condescender, aqu condescendiendo.
p'J\, partcula que hace funciones de adverbio de negacin condicio-qal no;
7(w<J9e, segunda persona plural del presente de imperativo en voz media del
v~ yvo.a;i, hacerse, aqu os hagis; q>pvtot, caso nominativo masculino
plural del adjetivo sensato, prudente, precavido, inteligente; 'ltap'~ preposicin
4e 4-ivo en la forma que adopta la preposicin ttap, por elisin de la a, final
~ precede a una palabra que comie:nza cOQ. vocal, y que significa aqu a
jrl.tcio de; sa.otol~, easo dativo masculino plural del pronombre reflexivo
VOSQlros mismos.
TO mho d<; ciA.A.tjA.ouc; q>povouvTEc;. La observacin tiene que ver con
la vida entre los cristianos y especialmente con la forma en que los problemas
de interrelacin no se producen o se cancelan, consistente en tener todos un
mismo sentir. Esa es la forma en que el apstol abord la solucin de las
diferencias que haba entre Evodia y Sntique (Fil. 4:2). Esa era la razn de la
armona existente en la iglesia en Jerusaln, perseverando en la comunin unos
con otros, porque haba entre ellos el mismo pensamiento. Tiene que ver esto
921
922
ROMANOS XII
mal" (Pr. 3:7). Hay un serio problema en quienes se consideran tan sabios que
deben tener siempre en todo la razn. No hay peor experiencia que ver a un
arrogante haciendo alarde de su sabidura. Estos son una tragedia cada vez que
pueden situarse en un plpito, llenando de puntualizaciones tcnicas en lugar de
exponer simplemente la Palabra para edificacin del pueblo de Dios. Son los
grandes globos hinchados que asombran por su apariencia pero que carecen de
todo porque les falta la humildad. A estos resiste Dios mismo, mientras llena de
gracia al humilde (Stg. 4:6). As se expresa el sabio: "Has visto hombre sabio
en su propia opinin? Ms esperanza hay del necio que de l" (Pr. 26:12).
17. No paguis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos
los hombres.
rf:vl KaKov dv-ct KaKo3 dnotov-ci:>c;, npovooi:>vot KaA-a i:vwnwv
A nadie
mal
por
mal
pagando;
procurando
bueno
delante
7tV"CffiV av8pW7tffiV.
de todos
hombres
En: relacin con ta tica social, escribe: rosvl, caso dativo masculino singular del
prottombre indefinido declinado a nadie; Ketl<'.ov, caso acusativo neutro singular del
acijetivo malo, mal, maligno; dvti, preposicn propia de genitivo por; KCLKo, caso
genitivo neutr<> singular del adjetivo malo, mal, maligno; clnofOv't'si:;, caso
oominativo masculino plural del participio de presente en voz activa del verbo
ddi6ott fkvolver, pagar, recompensar, dar, aqu pagando; npovoo&vot, caso
Dominativo masculio plural del participio de presente en voz media del verbo
1tp<>Wl~, preocuparse, cuidarse, procurar, aqu procurando; Kal.d, caso acusativo
:nootro plwal del adjetivo bueno; 6vmmov, preposicin de genitivo delante; 1tdvtwv,
caso genitivo masculino plural del adjetivo indefinido declinado de todos; dvBpoinrov,
caso ootivo masculino plural del sustantivo genrico hombres, personas.
roi:>vt KaKov dv KaKo3 dnotov-ci:>c;. La tica de la relacin con el
mundo se establece en un preciso no devolver mal por mal. Del pensamiento de
la bondad (v.14), pasa ahora a la accin de obrar el bien. Es la negacin del
espritu vengativo que busca desquitarse del mal recibido, devolvindolo en
alguna medida. Es la verdad que el apstol expresa de otra manera: "Mirad que
ninguno pague a otro mal por mal" (1 Ts. 5: 15). El cristiano debe estar
dispuesto a sufrir y tolerar el agravio recibido: "As que, por cierto es ya una
falta en vosotros que tengis pleitos entre vosotros mismos. Por qu no sufrs
ms bien el agravio? Por qu no sufrs ms bien el ser defraudados?" (1 Co.
6:7). Es la lnea comn de pensamiento apostlico: "no devolviendo mal por
mal" (1 P. 3:9). Es la expresin visible de la identificacin con Cristo (5:8). Es
la demostracin en los creyentes de la misericordia divina (Jn. l O: 11 ). Es
importante entender aqu que no devolver mal por mal, lleva aparejado el sufrir
923
UWV,
Si
vosotros
posible
en lo de
vo~otros,
todos
hombres
viviendo en paz.
924
ROMANOS XII
925
a cabo (2 Co. 5:20). Modela su vida conforme al Prncipe de paz que busca a los
perdidos (Le. 19: 1O); y restaura al que ha cado, ensuciando parcialmente su
vida espiritual (Jn. 13:12-15).
El cristiano que alcanz la paz con Dios (5: 1), vive en paz con los
hombres. Es la condicin propia de quienes son hijos del "Dios de paz" (1 Co.
14:33; 1 Ts. 5:23). Es tambin el testimonio que respalda la predicacin del
"evangelio de la paz" (Ef. 6: 15). El fruto de la justicia, natural en todo el que
ha sido justificado, se manifiesta en paz (Stg. 3: 18). La convivencia en paz debe
alcanzar a todos los hombres.
Con todo el apstol dice: d ouva:tov, si posible, debiendo suplementarse
con el verbo, si es posible. Hay circunstancias en las que es imposible mantener
la paz, como escribe Newell:
"Pablo mismo caus trastornos por todas partes, as como nuestro Seor,
quien dijo: 'No pensis que vine para traer paz sobre la tierra; no vine para
traer paz sino espada'. Pero ni Pablo ni su Seor fueron nunca en s la causa
de las dificultades. No siempre es posible para el cristiano vivir en paz con
todos los hombres; pero puede ser un amante de la paz, ser pacfico, y a
menudo pacificador entre los hombres " 13 .
La paz debe ser mantenida siempre, es decir, no debe quebrarse por causa
directa del creyente, si bien es cierto que en ocasiones ser imposible conservarla
por las imposiciones de quienes, no siendo cristianos, se oponen a la tica del
cristiano. No es posible mantener la paz si esto exige claudicar de la fe, como fue
el caso de las exigencias del Sanedrn a los apstoles: "Y llamndolos, les
intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseasen en el nombre de Jess.
Mas Pedro y Juan respondieron dicindoles: Juzgad si es justo delante de Dios
obedecer a vosotros antes que a Dios" (Hch. 4:18-19). No es posible aceptar la
paz si para ello es necesario renunciar a la santidad (He. 12: 14).
El nfasis del versculo est en -ro f;~ cv, literalmente lo de
vosotros, es decir, en lo que dependa de vosotros. Quiere decir que el
conflicto no debe producirse por causa del creyente. La actitud cristiana ha de
ser la de favorecer siempre la paz: "La blanda respuesta quita la ira; mas la
palabra spera hace subir el furor" (Pr. 15: 1). El carcter cristiano ha de ser
todo lo contrario al iracundo, ya que "el hombre iracundo promueve
contiendas; mas el que tarda en airarse apacigua la rencilla" (Pr. 15: 18). La
paz se alcanza en muchas ocasiones simplemente con manifestar el amor que
no divulga la falta y silencia los fracasos: "El odio despierta rencillas; pero el
13
926
ROMANOS XII
amor cubrir todas las faltas" (Pr. 1O:12). Antes se exhort a no ser altivos
(v. 16), porque el altivo no crea en su entorno un ambiente de paz: "El altivo
de nimo suscita contiendas" (Pr. 28:25).
Sorprende ver como la ausencia de paz y la generacin de conflictos que
debiera manifestarse slo en el mundo, satura tambin las relaciones entre
cristianos. La identificacin cristiana es el amor y la exteriorizacin de ste,
las relaciones afectuosas entre hermanos en Cristo. Los conflictos entre
hermanos son siempre manifestaciones de la carne y generalmente del
egosmo que nace cuando nos sentimos superiores a los dems. La iglesia ha
vivido y sigue viviendo en conflictos de todo tipo, desde las posiciones
radicalizadas en el mantenimiento de un determinado tipo de interpretacin
sobre los dems, hasta los conflictos denominacionales, siendo estos peores en
aquellos grupos que se consideran a s mismos como adenominacionales para
quienes el resto de las denominaciones son sectas herticas que se han
desviado de la verdadera doctrina. Los conflictos ms dainos se producen
entre iglesias de un mismo grupo, cuando alguna de ellas se desalinea de las
dems en formas y maneras. Estas situaciones han producido dainos
conflictos que han separado congregaciones y dividido hermanos. Quienes por
un afectado amor a la doctrina son incapaces de mantener la paz entre
hermanos, deben preguntarse si realmente han entendido el sentido bblico de
la vida cristiana. Generalmente son los que se sienten orgullosos aunque estn
en el camino de la extincin, porque no han claudicado en la doctrina,
olvidndose que uno de los mandamientos que no tienen diferencias
interpretativas es aquel que manda a los cristianos a estar "solcitos en
guardar la unidad del Espritu en el vnculo de la paz" (Ef. 4:3).
19. No os venguis vosotros mismos, amados mos, sino dejad lugar a la ira
de Dios; porque escrito est: Ma es la venganza, yo pagar, dice el Seor.
i:auwu<;
No a vosotros mismos
vindicndoos,
yypamm yp
A m
amados,
venganza,
smo
yo
dad
lugar
a la
ira;
retnbuir
A.yEt Kpt0<;.
dice
Seor.
Una nueva amonestacin en relacin con la vindicacin personal: i, partjcula que hace
fnn:cione$ de adverbio de negacin condicional no; ea.uToc;, caso acusativo masculino
plural del pronombre reflexivo declinado a vosotros mismos; BKlKoGvTsc;, caso
nominativo masculino plural del participio de presente del verbo tKlKw, hacer
justicia, vengar, castigar, vindicar, aqu vindicndoos; dyo:n110, caso vocativo
927
masculino plural del adjetivo amados; dt.t.d, conjuncin adversativa sino; M-rs.
segunda persona plural del aoristo segundo de imperativo en voz activa del verbo
oiSroi, dar, aqu como dad; -r1tov, caso acusativo masculino singular del sustantivo
que denota lugar; i:f.i, caso dativo femenino singular del artculo determinado declinado
a la; pyf.j, caso dativo femenino singular del sustantivo que denota ira; y&ypam;ai,
tercera persona singular, del perfecto de indicativo en voz pasiva del verbo ypdq>ro,
escribir, aqu como ha sido escrito; finalizando con la conjuncin causal yckp. po1'(/ue.
que en castellano precede al verbo; la frmula se utiliza muchas veces para introdueir
citas del Antiguo Testamento; &o\., caso dativo de la primera persona singular del
pronombre personal declinado a m; SteoK1l<rtc;, caso nominativo femenino singular del
sustantivo que denota retribucin, venganza, vindicacin; &y<l>, caso nominativo de la
primera persona singular del pronombre personal yo; civ'Ca.1tooc:<rro, primera persona
singular del futuro de indicativo de indicativo en voz activa del verbo dva'Ca1too&>t~
dar en recompensa, dar lo merecido, devolver, retribuir, aqu retribuir; Mytit, tercera
persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo Myw, hablqr, }gctr,
aqu dice; Kpioc;, caso nominativo masculino singular del nombre propio, referido a
Dios, Seor.
ROMANOS XII
928
aA.A.a sdv
Sino
si
nnl:;s
de ti,
a l;
da de beber
a l;
croopscrstc;
amontonars
14
enemigo
porque esto
haciendo
la
cabeza
de l.
ascuas
si
nupdc;
de fuego
tiene sed
929
dA.A.a f;av ni::tvQ'. 8x9pc; crou, \Jf.u~i:: mhv 8av t\JfQ'., nnsi::
a0n:v. Mediante el uso de la conjuncin adversativa dA.A.a, sino, indica que lo
que se encuentra en el versculo es un contraste con lo que antecede. Hasta aqu
habl de la actitud que debe haber con los adversarios, en donde la vindicacin
vengativa no tiene lugar. Pero, como es habitual en la Escritura, a un texto
negativo sigue vinculado a l, una advertencia positiva. No slo debe evitarse
cualquier tipo de accin vengativa, sino que con ello debe iniciarse una
aproximacin de amor hacia el enemigo, respondiendo a su conducta reprobable
con manifestaciones de afecto. El apstol sita aqu dos versculos del libro de
Proverbios: "Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si
tuviere sed, dale de beber agua; porque ascuas amontonas sobre su cabeza, y
Jehov te lo pagar" (Pr. 25:21-22).
Griego: \jfwsw.
930
ROMANOS XII
931
i] VtK(l)
7t0 'tOU KCXKOU dlvlva VKa ~V -rcl) dya8cl) 'tO KCXKV.
No seas vencido por lo
malo,
smo vence con lo bueno
lo malo.
16
ROMANOS XII
932
Ntas y anlisis del texto griego.
933
CAPTULO )(III
TICA SOCIAL CNISTIANA
Introduccin.
Dios ha establecido un orden para tll funcionamiento de la sociedad
humana. Este orden comprende el gobierno de las naciones, lo que exige la
aceptacin de las leyes establecidas por tos gobernantes, por parte de los
gobernados. No cabe duda que siendo el )1ombre injusto, muchas veces se
manifiesta la injusticia en determinados modos de gobierno, sin embargo, el
ejercicio de la autoridad expresado en form .. de leyes, controla el caos que se
producira en una sociedad sin orden. En el )asaje Pablo considera el gobierno
humano y la responsabilidad que el creyente tiene de obedecer las leyes
\mp\an\al\a-s; pa1a \b c'Ua\ cbm\enza pm wm\~Wi ~\ ~)'C'i'''O ~~ a'l'.km:dca
como algo establecido por Dios mismo, por lo que el desobediente a las leyes
decretadas por los gobiernos, es un opositor a la voluntad de Dios. Los
creyentes "no son de este mundo" (Jn. 17: 16), sin embargo, por cuanto estn en
el mundo deben obediencia las leyes de su nacin. Slo en aquellos casos en
que se legisle abiertamente en contra a lo que Dios establece en su Palabra,
puede y debe desobedecer (Hch. 4:19).
La Biblia presenta un gran nmero de ejemplos de creyentes que fueron
fieles a Dios y obedecieron las leyes de los ;obiernos de su tiempo dispuestos,
si la ocasin lo demandaba, a ser fieles a Dios desobedeciendo las leyes
contrarias a Su voluntad, aun a riesgo de su propia vida.
Claramente se aprecia en el captulo el desarrollo de los subtemas en los
apartados antes sealados. Presenta en la tica social cristiana relativa a los
gobiernos, las obligaciones con las autoridades (vv. 1-7); luego las obligaciones
con la sociedad (vv. 8-10); se dan las razones por las que debe producirse ese
modo de comportamiento (vv. 11-14).
El bosquejo analtico es el expuesto en el primer captulo, como sigue:
l.
936
ROMANOS XIII
Porque no
hay
'tE'tayvm Eicrv.
ordenadas
estn.
937
voz pasiva del verbo -cdctcrro, rdenar, mandar, sealar, fijar determinar, aqu
ordenadas, determinadas; s\av, tercera persona plural del presente de indicativo en
voz activa del verbo sii, estar, aqui estn.
Griego: uno-rcrcrw.
938
ROMANOS XIII
estado romano, que regan los distintos mbitos del imperio. Autoridades
superiores, debe aplicarse a quienes gobiernan el imperio y considerarse como
tales a todo el ordenamiento gubernativo.
ou yap Ecrnv f:~oucra d fi uno E>eoG. La razn para el
sometimiento es que "no hay autoridad sino de parte de Dios". El principio
de autoridad dimana de la autoridad suprema que es Dios mismo. El es el
Soberano, como Creador y sustentador de la creacin. Estableci el principio
de autoridad para el hombre, como gobernador de este mundo, delegndole las
funciones propias del ejercicio de autoridad: "Y cre Dios al hombre a Su
imagen, a imagen de Dios lo cre; varn y hembra los cre. Y los bendijo
Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgad/a, y
seoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias
que se mueven sobre la tierra" (Gn. 1:27-28). A ambos, el hombre y la mujer,
se les otorg la capacidad gubernativa y con ello el principio de autoridad. El
mismo principio de autoridad se delega por Dios mismo a los hombres posdiluvianos, asignndoles autoridad sobre los seres vivos, manifestada en el
temor que el hombre infundira en ellos, entregndoles como seores todo lo
que hay en la tierra, y estableciendo el principio de autoridad para ajusticiar al
asesino convicto (Gn. 9: 1-7). Sobre estos principios descansa el ejercicio de
autoridad de los gobiernos en el mundo. Un tiempo despus se reitera el
principio de autoridad cuando Dios introduce la Ley para la regulacin de la
nacin de Israel, en todos los aspectos de la sociedad nacional (Ex. 20 a Nm.
1O). La autoridad en la experiencia de los hombres se manifest especialmente
en los imperios que hubo a lo largo de la historia humana, en donde
conquistadores se impusieron y con ello impusieron sus leyes sobre los
conquistados. Dios revel a su profeta Daniel el desarrollo de los cuatro
imperios que regiran el mundo desde sus das: el Babilnico, el Medo-Persa,
el Greco-Macednico y el Romano (Dn. 2:38-45; 7:1-8). Ese mismo principio
de autoridad se reduce al mbito de la clula social elemental que es la familia,
especialmente el ejercicio de autoridad de los padres sobre los hijos (Ef. 6: 1-2).
El ejercicio de autoridad conforme al pensamiento de Dios, es algo -en la
limitacin del hombre- semejante al Suyo; no podemos olvidar que el hombre
fue hecho a imagen y semejanza de Dios (Gn. 1:26). La semejanza en el
ejercicio de la autoridad estar siempre rodeada de amor. No se trata de
imposicin desptica, sino de conviccin afectiva. Como ejemplo de esto est
la amonestacin a los padres para que no provoquen a ira a sus hijos,
disciplinndolos conforme al Seor (Ef. 6:4). El principio de autoridad se
establece tambin en la Iglesia. Las Autoridades sobre ella son tres y todas
divinas: La Cabeza, que es el Seor; el Vicario suyo, que es el Espritu Santo;
la autoridad sobre fe y conducta, que es la Palabra. Los lderes en la iglesia,
ejercen autoridad, pero, en ningn modo son autoridades por ellos mismos. De
939
ah que los creyentes les deban obediencia porque los estn conduciendo
conforme a la voluntad de Dios expresada en su Palabra.
a Os OUO"at 7t 0wu TETayvm EtO"V. Pablo concluye con una
importante afirmacin: "y las que estn, por Dios estn constituidas". Qu
significa las que estn, o las que hay? La Biblia ensea que en relacin con
Israel, no poda haber un rey que no hubiera sido elegido por Dios, de ah que
cuando el pueblo pidi un rey el Seor seal a Sal como el que haba de ser
puesto como primer rey en Israel ( 1 S. 9: 17). Posteriormente este rey sera
desechado por Dios mismo, para establecer uno nuevo de cuya dinasta
procedera el Mesas. El nuevo rey era conforme al corazn de Dios (1 S.
13:14), que en modo alguno significa que fuese perfecto delante de Dios o que
el corazn de David estuviese siempre inclinado a Dios, como lo prueban los
hechos de sus transgresiones contra el Seor, simplemente quiere decir que el
corazn de Dios haba determinado que l fuese, y no Sal, el rey de Israel. El
mismo Seor habl por Isaas sobre un emperador que vendra en el futuro,
como el gran Ciro, cabeza principal del imperio Medo-Persa, y del que dice que
lo llam para que fuese su pastor (Is. 41:1-5; 45:lss). La Biblia afirma que es
Dios quien destrona y entroniza reyes (Dn. 2:21). Siendo, pues, Dios quien
establece la autoridad para el gobierno humano, el creyente debe tener un gran
respeto por quienes estn en el ejercicio de autoridad: "Teme a Jehov, hijo
mo, y al rey" (Pr. 24:21).
ROMANOS XIII
940
que se opone
a la
autoridad
a la
y los
de Dios
Kpa
a s mismos condenacin
orden
A.r\JfOV'tat.
recibirn.
941
942
ROMANOS XIII
3. Porque los magistrados no estn para infundir temor al que hace el bien,
sino al malo. Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y
tendrs alabanza de ella.
o yap
apxov'ti::c; OUK dcr'tv cpj3oc; 't<) ciya8) i-:py) ciA-A-a 't<) KaK4}.
no
son
miedo
a la
buena
obra
sino
a la mala.
8A-i::tc; 8f: Y cpoj3fo8m 'tfv Ei;oucrav 'to ciya8ov noi::t, Ka\ Ei;i::tc;
Mas quieres no
temer
a la
autoridad?
Lo
bueno
haz,
tendrs
ella.
943
propio ante vocal no aspirada; s:icrtv, tercera persona plural del presente de indcativo
en voz activa del verbo sl, ser, aqui son; qif3o;, caso nominativo masculino singular
del nombre comn miedo; 'tW, caso dativo neutro singular del articulo determinado
declinado a lo; &:ya.ew, caso dativo neutro singular del adjetivo articular bueno; 8py~,
caso dativo neutro singular del sustantivo obra; d.A.A.d., conjuncin adversativa sino
't'W, caso dativo neutro singular del articulo determinado declinado a lo; KaK, caso
dativo neutro singular del adjetivo articular malo, maligno. Una segunda clusula se
establece en forma interrogativa con 0.A.eii;;, segunda persona singular del presente de
indicativo en voz activa del verbo Q).m, querer, desear, aqu quieres; e, partcula
conjuntiva que hace las veces de conjuncin coordinante, con sentido de pero, ms bien,
y, y por cierto, antes bien; f, partcula que hace funcones de adverbio de negacin
condicional no; <poj3sicr0m, presente de infmitivo en voz media del verbo qiof3ro,
temer, tener miedo, aqu temer; tfv, caso acusativo femenino singular del articulo
determinado declinado a la; ~~o\)aa.v, caso acusativo femenino singular del nombre
comn autoridad; 't'O, caso acusativo neutro singular del artculo detetn:linado lo;
ya.9v, caso acusativo neutro singular de adjetivo 'articular bueno; TtO&t, segunda
persona singular del presente de imperativo en voz activa del verbo Ttotro. hacer, aqu
haz; 1m\, conjuncin copulativa y; ~ttc;, segunda persona singular del futuro de
indicativo en voz activa del verbo ~xro, tener, aqui tendrs; ~Ttmvov, caso acusativo
masculino singular del sustantivo alabanza, aprobacin, cosa recomendable; t;, fotn:la
escrita que adopta Ja preposicin de genitivo iK, delante de vocal y que significa de;
at'ijc;, caso genitivo femenino de la tercera persona singular del pronombre personal
ella.
"'"'
Griego: apxwv.
944
ROMANOS XIII
'tO ciya0ov noEt, Kat ~Ett; Enmvov f;~ mhlr;. El que quiere vivir libre
de temor a las autoridades debe practicar el bien, es decir, lo que es bueno
expresado entre otras maneras en la obediencia a las leyes establecidas. Pablo es
muy concreto: 'tO ciya0ov noEt, haz lo bueno. La forma verbal noEt, es un
presente de imperativo en voz activa, que expresa la idea de una manera continuada
de vida, consistente en la prctica de lo que es bueno en todo momento y lugar.
El versculo expresa el resultado de hacer lo bueno: Kat E~Ett; E7tmvov
aul)r;, y tendrs alabanza de ella, es decir, de la autoridad. Es habitual
esto? Lo era en cierta medida en los tiempos de Pablo que seguramente estaba
pensando en la laudatio romana, costumbre de las autoridades provinciales de
elogiar los casos de comportamiento excepcional mediante cartas oficiales del
emperador. Puede darse algo semejante en nuestros das, mediante la
imposicin de distinciones a quienes han hecho algo destacable en beneficio de
la sociedad. Pero, en general, las autoridades tendrn un concepto favorable del
que obedece las leyes. La misma idea est expresada por el apstol Pedro: "Por
causa del Seor someteos a toda institucin humana, ya sea al rey, como a
superior, ya a los gobernadores, como por l enviados para castigo de los
malhechores y alabanza de los que hacen bien " ( 1 P. 2: 13-14).
f;~
No cabe duda que hay excepciones que sirven para confirmar la regla
general: Pablo fue azotado injustamente por el bien hecho a una mujer poseda
por un espritu malo (Hch. 16:19-24), pero an as, las autoridades
respondieron a una acusacin hecha contra ellos como quienes haban
cometido una mala accin que haba causado un perjuicio. El apstol sufri
otros castigos corporales a pesar de su correcto comportamiento (2 Co. 11 :25).
El mximo ejemplo de injusticia es la entrega de nuestro Seor a la muerte
bajo la autoridad de Pilato, sabiendo que cometa una injusticia (Mt. 27:17-26).
Es evidente que las mismas leyes romanas bajo las que Jess fue sentenciado a
muerte, no establecan que se ejecutara a un justo, siendo esa tropela el
resultado del miedo del gobernante que cedi a la injusticia a causa de las iras
de un pueblo perverso y malvado. El relato bblico detalla como Pilato se neg
varias veces a condenar a Jess a muerte (cf. Le. 23:4, 13-16, 20, 22).
Cediendo por razones egostas a las demandas de los judos (Le. 23:24). Es
interesante recordar sobre este hecho las palabras del apstol Pedro: "El Dios
de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a
945
tKovoc; 8crnv cro't de; -co dya8v. f;civ 88 -co KaKov notijc;,
946
ROMANOS XIII
$Ustantivo ira, en sentido de castigo; t4}, caso dativo masculino singular del articulo
determinado declinado al; -ro, caso acusativo neutro singular del artculo determinado
lo; tca.Kov, caso acusativo neutro singular del adjetivo articular malo; 1tpcfocrovn,
caso dativo masculino singular del participio de presente en voz activa del verbo
:n: C:O'O'(J), hacer, practicar, aqu ractica.
E>wu yap tckovrn; f:crn v crot Eis -co dya8v. Un nuevo argumento
se incorpora a lo anterior: Las autoridades son servidores de Dios, literalmente
diconos suyos para ayudar a hacer lo que es bueno. Quiere decir que las
autoridades estn actuando en base al plan establecido por Dios para el mundo
que, proviniendo de l, siempre tiene como objetivo lo bueno. Dios como
soberano delega el principio de autoridad en los gobiernos y cada elemento en
ejercicio de autoridad entre los hombres es siervo de Dios en este sentido. El
primer objetivo del gobernante es alentar, estimular y habilitar todo lo
necesario para que los gobernados puedan practicar el bien. La funcin del
correcto ejercicio de autoridad por los gobiernos, permite una vida tranquila y
el ejercicio de la piedad (1 Ti. 2:2).
f:civ 8E -co KaKv notij<;, cpo3ou. Una segunda misin en el servicio de
los gobiernos es producir temor en quienes deseen practicar el mal. Con toda
claridad lo expresa el hagigrafo: Pero si lo malo haces, teme. Primeramente el
temor por la prctica del mal debiera tener que ver con el respeto a Dios, pero,
debido a la condicin del hombre no regenerado, el respeto a Dios no est
presente y es sustituido por el miedo a las acciones de los gobernantes.
ou ycip dKij -ctjv dxmpav cpopt. El temor est relacionado con el
ejercicio de la autoridad legalmente establecida. Pablo dice que los
magistrados, esto es, la autoridades llevan espada, literalmente portan
espada. Es una ilustracin de la autoridad suprema que pueden ejercer para
infringir castigo a los malhechores. La espada es expresin mxima de
autoridad que puede llegar incluso a la pena de muerte, en el simbolismo de
la espada. El llevar la espada es evidencia de que goza de potestad represora.
Hasta donde se puede ejercer la autoridad represora? Esta cuestin es sin
duda problemtica y no se alcanzar un consenso sobre ello, por las distintas
posiciones personales, especialmente en aquello que tiene que ver con la pena
capital. Con todo, sin entrar en posiciones a favor o en contra, Dios consiente
la pena de muerte para el homicida convicto: "El que derramare sangre de
hombre, por el hombre su sangre ser derramada; porque a imagen de Dios
es hecho el hombre" (Gn. 9:6). Alcanzando hasta ah la delegacin de
autoridad de Dios en el hombre. La espada en smbolo de muerte en el Nuevo
Testamento (cf. Le. 21:24; Hch. 12:2; He. 11:34, 37).
E>wu ycip OtcXKOVO<; f:crnv EKOtKO<; Eis opytjv <V 'tO KUKOV
npcrcrov-ct. La ltima parte de la enseanza en el versculo, retoma el tema de
947
la venganza personal que trat antes (12: 19). Si al creyente se le manda dejar la
venganza, es decir, la vindicacin de los males recibidos, en manos de Dios,
aqu est una manera en la que Dios se vale para establecer justicia, por medio
de los gobernantes humanos. Estos diconos de Dios, estn a su servicio para
estimular el bien y reprimir el mal. De otro modo, los gobiernos, mediante el
ejercicio de autoridad, ejecutan la sentencia judicial divina sobre el malo.
Con todo cabe preguntarse: Cules son los parmetros sobre el bien y el
mal? Son competentes las autoridades para proponer los criterios que los
regulen? Definitivamente: No. Ningn hombre puede establecer la valoracin
de lo que es bueno y de lo que es malo, con valores absolutos, porque el hombre
mismo y sus valores son siempre relativos. El nico que puede determinar lo
que es bueno y loable, o lo que es malo y penable, es Dios mismo. El establece
los absolutos que son imposibles para el hombre. Ahora bien, el humanismo de
nuestro tiempo est en una lucha abierta contra Dios, procurando sustituirlo por
el hombre. No slo la arrogancia del ateismo, sino la misma valoracin
establecida hoy, que regula el pensamiento tico de los gobiernos, se establece
sobre valores relativos y nunca sobre valores absolutos. Una vez sustituidos los
absolutos, expresados en la Palabra de Dios, quedan tan solo relativos humanos,
que a medida que el tiempo pasa son sustituidos por otros relativos y as
sucesivamente. Tal relativizacin genera una moral muerta y una tica
corrompida. Los valores morales de nuestro tiempo contradicen abiertamente la
moral establecida sobre los absolutos de Dios, de ah que ya no se sepa bien hoy
cual es lo bueno y cual lo malo.
Ser bueno precisar algo ms sobre el humanismo relativista de nuestro
tiempo. Una nueva forma de pensamiento est impregnando todos los modos de
vida en nuestra sociedad. El humanismo, en sus distintas modalidades, es la
expresin suprema del pensamiento actual. Adquiere distintas formas, pero
todas ellas, desde Nueva Era, hasta el Pos-modernismo, son una misma cosa,
expresiones del pensamiento humanista que, como un vendaval, arrasa
principios, anula valores y hace tabla rasa de cuantas referencias ticas
sustentaban nuestra civilizacin. Esta filosofia del pensamiento ha ido
derivando en un descenso desde los valores absolutos a los relativos. El hombre
ha pasado a ser el punto central de la civilizacin occidental que se avergenza
y esconde cualquier referencia a Dios, porque considera un sin sentido absoluto
y una manifestacin intolerable que condiciona las libertades que el humanismo
propone como forma y modelo de vida. Los filsofos alemanas comenzaron a
hablar de la era pos-cristiana, entendiendo que el cristianismo y sus valores no
tienen razn de ser en la civilizacin del humanismo y que todos sus postulados
y principios han quedado obsoletos. Esta fue la puerta abierta que en el
momento actual permiti que otros valores se introdujeran en la sociedad y se
iniciase un cambio tal que se considera como algo inevitablemente imparable.
948
ROMANOS XIII
949
las opiniones son iguales. Cada una tiene su punto y todas debieran ser
respetadas o alabadas. Lo que quiere decir que no hay manera racional de
discernir entre ellas". La distincin fundamental para la convivencia entre el
bien y el mal ha sido destruida y con ella se est destruyendo la razn de ser de
la conducta humana y de nuestra civilizacin. Los resultados estn a la vista en
miles de familias destruidas por intereses egostas que estn produciendo el
descalabro ms grande con consecuencias sociales impredecibles al generar
miles de nios hurfanos con padres vivos. La desaparicin de la verdad lleva
aparejada la desaparicin de la virtud, de tal manera que el terrorismo es una
opcin de vida consecuente con circunstancias que lo motivan. Cuando alguien
se atreve a decir que la homosexualidad es una desviacin de la conducta
humana se le acusa, no slo de intransigente, sino de homofbico, es decir,
enemigo de la humanidad y reo de asesinato de la libertad del hombre. El
humanismo ha dado paso a la tirana del individuo, lo ms grave que ha podido
ocurrir a toda nuestra civilizacin. El humanismo est dando ocasin a la
destruccin de cuantas referencias y valores mantenan los pilares de nuestra
sociedad, destruyendo con ello el elemento nuclear que la sostena y que era la
familia. La institucin est en vas de extincin en el pensamiento humanista,
porque se establece sobre valores absolutos que descansan en la moral cristiana.
La civilizacin cristiana se sostuvo sobre verdades absolutas que
orientaban la conducta y, por tanto, la tica de nuestra civilizacin. Han dejado
de tener validez los valores cristianos? Hay alguna propuesta filosfica actual
que pueda superarlos? El cristianismo autntico, no el religioso o el meramente
histrico, descansa en una relacin vital con Jesucristo y en un seguimiento fiel
a sus propuestas de vida. Ningn proyecto humanista puede superar la relacin
cristiana del amor fraterno. Ningn postulado humanista puede establecer un
valor mayor que el de buscar el bien del otro antes que el propio. Las propuestas
de libertad del humanismo basadas en que lo bueno es lo que beneficia a cada
uno y le satisface, se estrellan contra miles de ojos enrojecidos por las lgrimas
de inocentes que son vctimas del relativismo de una conducta sin valores
absolutos. La violencia en las aulas es el resultado de haber dejado de ensear a
los nios en los hogares y a los adolescentes en las escuelas el respeto por los
dems, en base a una mal entendida libertad, que no es otra cosa que libertinaje.
Un da intentaremos establecer de nuevo los valores del cristianismo en nuestra
sociedad, pero, tal vez, ser ya demasiado tarde.
5. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razn del castigo, sino
tambin por causa de la conciencia.
to
8ta
por
es someterse,
'tYJV O'UVEOYJO'lV.
la
conciencia.
no
slo
por
la
ira,
sino
tambin
950
ROMANOS XIII
in w:ia conclusin sobre la enseanza, escribe: to, conjuncin por eso, por lo cual,
esa razn; dvd'}'K'.11, caso nominativo femenino singular del nombre comn
necesidad, obligacin, fuerza, t'moi:CG"oso9cxt, presente de infinitivo en voz pasiva del
verbo unom:rro, someter, aqu es someterse; oo, adverbio de negacin no; vov,
advetbio de modo nico, slo, solamente; fd, preposicin propia de acusativo por;
1;1\v, cas<> acusativo femenino singular del artculo determinado la; pyriv, caso
atusadvo femenino singular del sustantivo que denota ira; d/J.d, conjuncin
adversativa sino; Ka\, adverbio de modo tambin; fd, preposicin propia de acusativo
por; -riv, caso acusativo femenino singular del artculo determinado la; vsS11ow,
caso acusativo femenino singular del sustantivo conciencia.
por
951
Ver 2:15.
952
ROMANOS XIII
6. Pues por esto pagis tambin los tributos, porque son servidores de Dios
que atienden continuamente a esto mismo.
cSta 'tofrro yap Kat
Porque por esto
tambin
pagis;
son
esto
953
singular del nombre propio declina de Dios; aiow, tercera persona plural &l
presente de indicativo eu voz activa (lel verbo sip, ser, aqu son; ele;, p:epati<.1in
propia de acusativo a; ato, caso acusativo neutr0: singular del pronQmbte ~som:l lo;
tomo, caso acusativo neutro singula:t del pronombre dem-0strativo eseo;
xpoQ'K<lptepouvisc;, caso nomi~ivo masculino plural del participio de presente ~n
voz activa del verbo 1'if:>o<Jtmpteptai. e$tar skmpre a dlsposicin, pertijartecer fle/,
perseverar, aqu estn siempre a dis osicin.
8ta rnuo yap Kc cppouc; 'tEAEt'tE. Una manifestacin de sumisin a
la autoridad es el pago de los impuestos. La razn se establece mediante 8ta
rnu'to yap, porque por esto, que en el contexto inmediato como el deber
general de obediencia por causa de la conciencia. El creyente manifiesta la
aceptacin de la autoridad delegada por Dios en el gobierno humano,
cumpliendo con el pago de los impuestos. Esta accin es una manifestacin de
reconocimiento de la autoridad a la que se somete. En este sentido se introduce
el debatido tema de la tributacin por parte de creyente a los gobiernos bajo los
que est. Pablo ensea que cada cristiano tiene la obligacin de pagar impuestos
como ciudadano del Estado en que se encuentra. El ejemplo de Jess es
evidente, pagando los impuestos establecidos en Israel (Mt. 17:24-27). El
alcance del pensamiento de Cristo es ms amplio todava, al aceptar, no solo el
pago de los impuestos de la nacin, sino tambin las cargas impositivas de los
conquistadores romanos (Mt. 22:15-22).
A.etrnupyol yap 8i::ou dow. Ha dicho antes que las autoridades son
siervos de Dios, concretamente diconos de l (v. 4), ahora utiliza un trmino
diferente: Af:t'toupyoc;, traducido muchas veces por ministro. La palabra
A.etrnupyoc;, frente a 8tdKovoc;, expresa la designacin concreta de los
funcionarios del estado. La palabra AEt'toupyoc;, y los componentes de la
misma raz como AEt'toupya, se les da en el Nuevo Testamento relacin con el
culto divino. En este caso, es una simple referencia a los funcionarios del
sistema gubernativo romano, dedicados a recaudar los impuestos. Sin embargo,
dentro del contexto cristiano de la carta, el pago de los impuestos es una
obligacin moral del cristiano en base a que las autoridades que los establecen y
recaudan han recibido el respaldo divino para el ejercicio de autoridad, por tanto
se pagan los impuestos a causa de la conciencia, en relacin con la tica
cristiana. El pensamiento del apstol alcanza niveles muy elevados,
considerando a los administradores pblicos como funcionarios de Dios. La
palabra se utiliza para referirse a los ngeles (He. 1:7); a Cristo como ministro
del santuario celestial (He. 8:2); a Pablo como ministro del evangelio (15:16); a
Epafrodito el ministrador de las necesidades de Pablo (Fil. 2:25). Todo ello da
idea de la dignidad que Pablo reconoce en las funciones de gobierno.
Eic; mh rnuTo npoo"KapTepouvTec;. Los funcionarios del gobierno
"atienden continuamente a esto mismo'', esto es, atienden al servicio de Dios
954
ROMANOS XIII
cin8o-rE micnv -rae; cpi>t/..c;, 14) -rov cppov -rov cppov, 14) -ro -r/..oc;
Pagad
a todos
las
deudas,
al
el
tnbuto,
el
tnbuto,
al
el impuesto
-ro -r/..oc;, 14) -rov cppov -rov cppov, 14) -riv nYv -riv ntjv.
el impuesto, al
el
respeto
el
respeto,
al
el
honor,
el
honor
tw,
955
masculino singular del sustantivo respeto, literalmente temor, miedo; iqi', caso dativo
masculino singular del artculo determinado declinado al; 'tf v, caso acusativo femenino
singular del artculo determinado la 'ttl\v, caso acusativo femenino singular del
nombre comn precio, valor, honor, honra; 1:1\v, caso acusativo femenioo singular del
artculo determinado la; 'ttfv, caso acusativo femenino singular del nombre comn
ROMANOS XIII
956
nv
al
nada
debis
1hi::pov vov
otro
ley
s1
no el
amar;
porque el
que ama
7tE7tA1PWKEV.
ha cumplido
957
Ihspov, caso acusativo masculino singular del adjetivo articular indefinido otro;
vov, caso acusativo masculino singular del sustantivo norma, ley; 1Es1t/..,'fipfl:}K$V1
tercera persona siosular del perfecto de indicativo en voz activa del verbo 1tATpoo,
llenr, rellenar, cumplir, aqu ha cum litlo.
958
ROMANOS XIII
959
adulterars,
<pov&m::ti;,
s1
<V
en
el
un
otro
mandamiento
f:v
en la
al
prJtmo
de tt
hurtars,
no
codiciars,
no cometers hom1c1d10 no
esta
se resume,
cr&amv.
como a tt mismo
960
ROMANOS XIII
961
esclavo para resolver la deuda (Ex. 22:3). .,a accin del hurto o del robo es,
evidentemente, una ofensa al amor al prjimo.
En cuarto lugar alude a la prohibicin ele codiciar, que est establecida en
el dcimo mandamiento: "No codiciars la c(lsa de t prjimo, no codiciars la
mujer de tu prjimo, ni su s_iervo, ni su criarla, ni su buey, ni su asno, ni cosa
alguna de t prjimo" (Ex. 20: 17). El mand~to prohbe el deseo egosta por las
posesiones ajenas o los vnculos contrados por el prjimo. El mandamiento
prohbe todo deseo de poseer lo que no es nuestro para nuestra propia
satisfaccin. Como ya ha enseado el apstol anteriormente el "no codiciars"
prohiba todos los deseos y apetitos irregulares con los que se inicia cualquier
pecado cometido por el hombre.
Kat
f;v
'\..,'J ;\,h"i'0\.~'J <\';~\) <&<; <\';~QJTJi'< . fil. ~~.QJ. 'ti!, '!.-YI.if'Jlfi.R, WJV.
a "cualquier otro mandamiento". Quiere decir esto que la seleccin de los
cuatro mandamientos de la segunda tabla es simplemente un seleccin
ejemplarizante que en modo alguno limita al resto del Declogo. No cabe duda
que los mandamientos de la segunda tabla estn destinados a proteger la vida del
prjimo en toda la extensin de la palabra frente a la falta de amor de que puede
ser objeto. Es interesante apreciar que en las citas que hay de los mandamientos
del declogo en el Nuevo Testamento, apareven mayoritariamente citados los de
la segunda tabla, porque quien ama a Dios, ama tambin al prjimo y debe
amarlo como a s mismo. Lo que est enseando especialmente es que todo
cuanto tiene que ver con las relaciones con otros, descansan en el amor, y que
cuando hay amor verdadero ninguna de las prohibiciones son necesarias porque
ya no se producen los actos contrarios a las regulaciones protectoras. En cuanto a
los mandamientos de la primera tabla, que establecen las relaciones con Dios, no
se mencionan porque existe un profundo cambio en el hecho de la salvacin. La
vida en la fe no est regulada desde la Ley, sino al revs, es la fe la que
determina la Ley en relacin con Dios (3:27s). Por la obra redentora de Cristo y
la aceptacin de esta por la fe, la Ley ha perdido la funcin condenatoria (8: 1) y
ha recuperado la funcin original para vida (7: 1O; 8:2), pasando a ser el
testimonio de la justicia de Dios en Cristo (3:il-22). Los preceptos del Declogo
se convierten en forma de vida en el amor a Dios y amor al prjimo. La fe en
Cristo se actualiza con el amor al prjimo (G. 5:6). Es de urgente necesidad
reafirmar otra vez la necesidad de vivir la experiencia del amor al prjimo antes
de enfatizar las verdades de la fe, porque sta sin aquel no es ms que un mero
discurso religioso. No cabe duda que es en la fe donde se encuentra el
cumplimiento perfecto de los mandamientos de la primera tabla, que no es fe si
no est impulsada por el amor; y es por el amor como se pueden cumplir los
decretos de la segunda tabla, que quedan todos sometidos al de amar al prjimo
como a uno mismo (Lv. 19: 18).
'\.~ . <i'j~;\,~<\';~\,';
962
ROMANOS XIII
Ti
dym1
El amor
Ti
el
0
al
mal
no
obra,
nA,tjpwa
ouv voD
dynr.
amor
Lztote, o lztote Figura que cons1Ste en no expresar todo lo que se qmere dar a entender,
sm que por esto deje de ser bien comprendida la mtenc1n de qmen habla Se usa
generalmente negando lo contrano de aquello que se qmere afirmar
963
esto,
sabiendo
el
tiempo,
que hora
lwv
ya
vosotros de
Y crwl"11pia
f:yyt"i:>pov
ms cercana de nosotros la
sueo
ol"E
f:ntcrt"i:>crai>v.
cremos.
uf;, vosotros, lectura con seguridad media, atestiguada en N*, A, B, C, P, 81, 365,
1319, 1852, 1881, 2127, itar, b, d, r, g, , vg, cop00, slav, Clemente, Pacbomiuslat, Cirilo,
Ambrosiaster, Jernimo, Pelagio, Agustn,
li&:i;, p46vid,
2
N ,
D, \I', 0150, 6, 33, 104, 256, 263, 424, 436, 459, 1241, 1506, 1573,
1739, 1912, 2200, Biz, syrp,pa1' copsa, arm, geo, Crisstomo.
Con una proyeccin escatolgica, que comprende el ltimo prrafo del captulo, escribe:
Kal, conjuncin copulativa y; 'tOU'tO, caso acusativo neutro singular del pronombre
ROMANOS XIII
964
demostrativo esto; s\O'tS!Q, caso nominativo maRulino plural del participio perfecto en
voe ~tiva del verbo oto, saber, aqu sabiendo; i:ov, caso acusativo masculino
singular del articulo determinado el; Ktnpv, caSQ acusativo masculino singular del
s\lstantivo que denota ffempo, momento~ <S-&i, conjuncin que; ropa., caso nominativo
femenino singular del nombre comn hora; 1}31), advetbio de tiempo ya; .1iii;, caso
acusativo de la segunda persoua plural del pronombre personal vosQtros; t~. forma
escrita que adopta la preposicin de genitivo si<, delante de vocal y que significa de;
1tVOQ, caso genitivo masculino singular del nombre comn sueifo; 6ysp0fvm, aoristo
primero de infinitivo en VOZ pasiva del verbo erstpm, /evarttar, 1"6$Ucitar, aqu como ser
levantado; wv, adverbio. <'Jhora, al presente, actualmente; y<lp, conjuncin causal
pf1rque; Syy'tspov, adverbio mas cerca; fiv, <:a$0 genitivo de la primeta persona
plural del pronombre persona( declinado de nosotros; '\, caso nominativo femenino
singular del articul-0 determinado la; O'-O>'t'ftpa;, caso nominativo femenino singular del
nombre comn salvacin; ii, partcula que; ott, conjuncin temporal cuando;
a1U.(;t8O'JSV, primera perS'.OWl pl:qral del aoristo primero de indicativo en VOZ activa
del verbo nt(;t&ro, creer, aqu cremos.
Kat 1ofrto d81&<; 'tov Katpv. La construccin de esta primera
frase es un tanto compleja. Detenindose en el examen del texto aparecen dos
clusulas diferenciadas. La primera KUt 10610 y esto, que bien pudiera
relacionarse con lo que antecede, lo establecido antes, como si dijese adems
de esto, en relacin a la enseanza que antecede, especialmente en el prrafo
anterior (vv. 8-10). Para referirse seguidamente a un conocimiento que es
propio de los cristianos d81&<; 1ov Katpv, "conociendo el tiempo", es
decir, dndose cuenta del momento en que se vive. El creyente debe ver el
tiempo histrico con perspectiva de eternidad. Dios ha establecido distintos
perodos de tiempo, pocas diferentes, a la actual le llama la Biblia los ltimos
tiempos, esto es, el ltimo perodo de la historia humana. Es el tiempo
decisivo en el que el predominio del hombre dejar paso al Reino de los
Cielos, en las distintas manifestaciones: primeramente el regreso de Cristo a la
tierra, luego el reino milenial, finalmente el reino eterno con la creacin de
cielos nuevos y tierra nueva. Estamos, pues, en un momento crucial de la
historia humana. No hay mucho por delante de nosotros y el encuentro con el
Resucitado est cada vez ms cercano.
on
965
que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Seor, no
precederemos a los que durmieron" (l Ts. 4:15). No sabemos el da, ni la hora,
pero sabemos que ha prometido volver a buscamos (Jn. 14: 1-3). Del mismo
modo que las vrgenes que esperaban el regreso del esposo para acompaarle al
banquete nupcial, por la demora de su venida se haban dormido (Mt. 25:5), as
tambin el tiempo de espera al Seor por parte de la Iglesia, puede producir
cansancio y somnolencia espiritual; de ah la exhortacin a despertar de ella.
966
ROMANOS XIII
Jess para nuestra glorificacin est ms cerca que cuando fuimos justificados.
De otro modo, el tiempo nos aproxima al momento glorioso del encuentro con
Jess. Por esa razn no hay ya lugar para dormir, sino para estar velando en la
espera de l y llevando a cabo la comisin que nos ha dejado de predicar el
evangelio a todas las naciones (Mt. 28:19). La salvacin es la culminacin
definitiva de la obra de Dios (8:22-23). Podemos levantar nuestros ojos y ver
que el horizonte de la esperanza se ilumina ya, porque el tiempo del encuentro
con Jess est prximo.
12. La noche est avanzada, y se acerca el da. Desechemos, pues, las obras
de las tinieblas, y vistmonos las armas de la luz.
Ti
vu~ npoKO\lfEV,
La noche
avanz,
Ti DE T]pa fyytnv.
y el
da
se ha acercado.
Desechemos,
pues,
las obras
y vistmonos
las armas de la
luz.
1739, 1852, 1912, 1962, 2127, 2200, Biz [L, P] Lect slav, Clemente Pacbomus1at,
Ddimo, Cris6stomo, Cirilo, Proclo, Teodoreto, Quovultdeus.
Siguiendo sin interrupcin el tema del versculo anterior, aade: ti, caso nominativo
femenino singular del artculo determinado la; vu~, caso nominativo femenino singular
del sustantivo que denota noche; xpoKmsv, segunda persona singular del aoristo
primero de indicativo en voz activa del verbo 1tpoK1t'tro, avanzar, hacer progresos,
aqui avanz; f, caso nominativo femenino singular del artculo detenninado la; 3s,
partcula conjuntiva que hace las veces de conjuncin coordinante, con sentido de pero,
ms bien, y, y por cierto, antes bien; Tpa., caso nominativo femenino singular del
nombre comn, da; fyytK:ev, tercera persona singular del perfecto de indicativo en voz
activa del verbo yyl;ro, acercarse, llegar, aqui se ha acercado; dxo0roe0a., primera
persona plural del aoristo segundo de subjuntivo en voz media del verbo d.11:ot0-ri,
despojarse de, desembarzarse, desechar, aqu desechemos; ov, conjuncin causal
pues; td., caso acusativo neutro plural del artculo determinado las; spyc.x, caso
acusativo neutro plural del sustantivo obras; 'tou, caso genitivo neutro singular del
artculo determinado declinado de lo; CTK't'oo<;, caso genitivo neutro singular del
nombre comn, oscuridad, tinieblas; tvm:rle0a, primera persona plural del aoristo
primero de subjuntivo en VOZ media del Verbo SVOro, Vestirse, revestirse, aqu
vistmonos; os, particula conjuntiva que hace las veces de conjuncin coordinante, con
sentido de pero, ms bien, y, y por cierto, antes bien; td, caso acusativo neutro plural
del articulo determinado los; o7tA.a., caso acusativo neutro plural del sustantivo armas;
967
'Too, caso genitivo neutro singular del artculo determinado declinado del;
genitivo neutro singular del sustantivo luz.
<p(l)t~,
caso
ROMANOS XIII
968
wc;
Como en
da
decentemente
andemos,
en lujurias
lascivias,
Ept8t
no en contiendas
no
en orgas
Ka't srlACJ>,
y
celos.
borracheras
969
970
ROMANOS XIII
971
14. Sino vestos del Seor Jesucristo, y no proveis para los deseos de la
carne.
dA.A.a f:v8cracr8E 1v Kpwv 'Iricrouv Xptcr1v 1mt Tll<; crapK<;
Smo
vestos
al
Seor
Jesucristo
de la
carne
no
hagis
para concupiscencias
972
ROMANOS XIII
mismo, por eso, su vestido es tan luminoso como su hombre interior y como la
armadura de luz de que ha sido dotado. Los cristianos somos llamados a vidas
luminosas en un mundo en tinieblas.
Ka't T<; crapK<; npvoiav Y notEtcr8E Et<; f:n18uai;. La
consecuencia de vestirse de Cristo, tiene la contrapartida de no proveer para los
deseos de la carne. Dejarse llevar de la carne, someterse a su autorrealizacin en
el hombre, es el elemento que hace imposible vivir plenamente a Cristo, e
inhabilita al cristiano para no poder llevar a cabo la vida en la esfera del amor.
Los deseos de la carne estn expresados en las obras que genera y que se
expresan en la larga relacin de Glatas (G. 5:19-21). Cada una de ellas es un
impedimento a vivir a Cristo, convirtiendo al cristiano en un esclavo de sus
apetitos. Sin embargo, vencer sobre la carne, no es asunto de poder personal del
cristiano sino del poder del Espritu que opera en el cristiano. El secreto de la
vida victoriosa consiste en andar en el Espritu (G. 5:16), esto es, dejarse
conducir por el Espritu. l es quien reproduce vitalmente a Jess en nosotros, y
lleva a cabo la dotacin de poder aplicando el del Resucitado al que ha sido
resucitado con l. Al margen del Espritu no existe poder, al margen de Cristo
no hay fuente de poder.
CAPTULO XIV
La iglesia local est formada por creyentes que son muy diferentes entre
s. La correspondencia entre todos debiera desarrollarse en la mayor armona y
condescendencia, buscando siempre una relacin de amor y comunin genuina.
Las diferencias entre creyentes tienen que ver, en una gran medida, en
apreciaciones personales y posiciones individuales sobre cuestiones accesorias,
que no tienen carcter de doctrina, pero a las que en muchas ocasiones se elevan
a esa condicin. Los distintos posicionamientos pueden producir fricciones
entre los creyentes, al considerar que el modo de pensar personal sobre
determinados asuntos es el nico correcto conforme a la fe. En este sentido, hay
quienes piensan conforme a un alto desarrollo espiritual alcanzado por el
conocimiento y aplicacin de la Palabra a sus vidas. Otros, en cambio, an no
alcanzaron ese nivel. A estos califica el apstol de dbiles en la fe. Unos y otros
pueden caer en el problema de afirmarse en su modo de ver las cosas,
despreciando o juzgando a los dems, que las entienden de diferente manera.
Este problema deba manifestarse entre los creyentes de la iglesia en Roma, por
ello Pablo pasa a considerarlo y dar la orientacin oportuna para una correcta
tica en la iglesia local.
Parece que en aquella iglesia el problema tena que ver con los alimentos
y los das. Tal vez hermanos del crculo judeo-cristiano, seguan apegados a sus
tradiciones y pretendan imponerlas, considerando como carnales a los dems
que no pensaban del mismo modo. Por otro lado, algunos gentiles que haban
estado relacionados con las prcticas idoltricas, tenan ciertos escrpulos para
comer carne comprada en el mercado, sabedores de que muchas veces proceda
de los sobrantes de las fiestas paganas y de los sacrificios a los dolos. El
apstol aborda la enseanza sobre el problema, desde la identificacin y
relacin con Cristo.
Por otro lado, el principio de la libertad cristiana procura no tanto el
disfrute de los derechos propios, sino ms bien la atencin cariosa hacia los
dems para su edificacin. La conciencia del hermano ha de ser respetada. El
ejercicio de la verdadera libertad consiste en ser capaz de renunciar a lo lcito a
favor de lo edificante.
De las disputas entre hermanos por cuestiones de opinin, pasa el apstol
a considerar el problema de los tropiezos que pueden ponerse delante de otros
creyentes. Causar tristeza a los hermanos es contrario al mismo modo de vida
974
ROMANOS XIV
cristiana que es el amor (v. 15). Sin embargo, las restricciones a la libertad
cristiana no son algo irreflexivo y sin sentido, de ah que Pablo escriba
ampliamente sobre el modo de reconocer las causas de contaminacin para la
conciencia del hermano dbil que ha de ser respetada.
Finalmente el segundo prrafo ensea sobre el principio de glorificar a
Dios en todas las cosas, mediante una vida de comunin fraterna y de servicio,
en una entrega semejante a la del Seor Jess.
El prrafo comienza con (88), y, que no aparece traducida en algunas
versiones y que desarrolla luego en los vv. 2-3, abordando el principal punto del
conflicto, dndole en los vv. 5-6 otro punto de debate. En los vv. 7-9 se aborda
el tema desde la perspectiva cristolgica, elemento decisivo para la parnesis,
alcanzando la cumbre en el v. 10, para iniciar en el v. 11 un segundo
razonamiento, aplicndolo a los hermanos que estn en confrontacin, en el v.
12. La consecuencia es que las querellas mutuas deben cesar, dejando juicios de
unos contra otros (v. 13), interpelando en el versculo expresamente a los
hermanos fuertes, introduciendo con ello el tema central que desarrolla en dos
secciones: (vv. 14-18), aborda las cuestiones de los fuertes contra los dbiles;
(vv. 19-23), insiste en la necesidad de revisar las posiciones y resolver las
contiendas en el mbito del amor.
El bosquejo analtico para el captulo es el siguiente:
l.
dbil
oiaA,oymwv.
de opm10nes
'tlJ
en la
rec1b1d,
no para
d1scus1n
975
976
ROMANOS XIV
son fcilmente llevados de un lugar a otro por falsos maestros (Ef. 4:14). Son
hermanos que viven guardando preceptos y formas externas, manteniendo las
tradiciones recibidas como si se tratasen de verdaderas doctrinas bblicas,
guardando "los das, los meses, los tiempos y los aos" (G. 4:10). Estos
creyentes tienen su conciencia condicionada por sus tradiciones y creen que
cualquier accin contraria a lo que les ensearon es pecado. Generalmente no
crean serios conflictos en la iglesia donde se congregan pero sufren ntimamente
cuando ven a otros hermanos haciendo lo que para ellos es contrario a la forma
propia de vida cristiana.
Pablo ensea que a estos hermanos han de ser recibidos. La forma verbal
que utiliza aqu npoo"/..,aj3vi:;cr8E, como presente de imperativo, expresa una
accin que, por proceder adems de un apstol, tiene carcter de mandamiento.
El verbo 1 tiene el significado de tomar de antemano, en ese sentido llamar
aparte, acoger. Los dbiles deben ser acogidos, tomados a la comunin de los
hermanos en la entraable esfera del amor. Es la forma de aceptacin no oficial
sino personal de los hermanos en el seno de la congregacin donde todos se
renen, como escribe Newell:
"Los tales deben ser recibidos. Por supuesto, en estos das cuando se ve
muy raramente aquella dulce y poderosa comunin de las asambleas cristianas
primitivas, aquella conciencia de la presencia del Espritu Santo en la
asamblea, as como la del Cristo resucitado, es dificil hacer claro el significado
de la palabra recibir. El procedimiento eclesistico ha usurpado de tal manera
el lugar y las prerrogativas de los santos de actuar por la voluntad consciente
del Espritu Santo, que casi ha anulado el significado de esta palabra recibid.
La gente dice no fue recibido acaso Fulano en el seno de la iglesia por el
pastor y el personal? La 'accin oficial' ha suplantado el bendito ministerio de
los santos de recibir, como aqu se describe "2 .
Griego npoA.af3vw.
W. Newell. o.e., pg. 401.
977
para entablar una confrontacin dialctica con l por sus miedos y sus
debilidades. El apstol establece una prohibicin enftica. Nadie tiene derecho a
criticar o contender con otros hermanos por sus escrpulos personales. En tal
sentido no debe involucrarse al dbil en discusiones sobre sus propias opiniones
personales. De igual manera no debe constreirse al dbil a cambiar su forma de
pensar sin antes haberle dedicado tiempo para instruirle en aquello que no es
conforme a la Palabra. Forzarle a cambiar su actuacin sin aclararle bblicamente
las razones, es inducirle a quebrantar su propia conciencia. La unidad de la
iglesia, que es la unidad del cuerpo ha de ser mantenida en el vnculo de la paz
(Ef. 4:3). Quiere decir, hasta ahora, que el dbil debe ser recibido con sumo
afecto sin someterlo a examen sobre sus convicciones personales.
Qu debe hacerse con el dbil cuya conciencia est sensibilizada con
opiniones personales? La solucin para su debilidad es instruirle, de modo que
mediante la enseanza de la Palabra aplicada a su conducta con humildad y
mansedumbre, cuantas veces sean necesarias, se lograr que llegue a entender.
En el momento en que se le ensea que su pensamiento no se sustenta sobre
bases bblicas, habr dejado de se un nio, esto es un dbil para venir a ser
fuerte en Cristo. Una leccin importante es que cada creyente debe ser recibido
tal como es. Puede haber diferencias, pero el hecho real es que todo aquel que
ha credo en Cristo es nuestro hermano y miembro con nosotros en el mismo
cuerpo. Ntese que se trata de asuntos doctrinales, para los que la Biblia es la
nica definicin, sino de cuestiones opinables. En esto entra de lleno la
distincin necesaria entre doctrina fundamental, doctrina general y tradiciones.
La doctrina fundamental no tiene posibilidad de controversia alguna. Est
plenamente definida en la Escritura y sobre ella descansa la fe de la Iglesia,
transmitida por los apstoles y enseada a ellos por Jesucristo. La doctrina
general, es tambin doctrina 3, porque es Palabra, pero permite diferentes
posturas conforme al modo de interpretarla. Permtase un ejemplo: Doctrina
fundamenta es la segunda venida de Cristo; pero hay diferentes posiciones sobre
si vendr antes de la tribulacin, en medio de ella o al final; si habr un reino
literal o los mil aos son simblicos; estas diferentes opiniones interpretativas,
segn la hermenutica que se aplique, son doctrina general. A esto debe
aadirse las tradiciones, que son muchas veces las formas de entender la
administracin de las ordenanzas, la liturgia en el culto, la importancia de una
forma de culto sobre otra, los horarios, etc. etc. Las tradiciones han alcanzado
en ciertos medios evanglicos un contenido que supera incluso a la doctrina
bblica. Muchos creyentes sienten remordimiento de conciencia si el culto
dominical no se celebra a primera hora de la maana; otros entienden que casi
3
Debe entenderse bien que toda la Biblia es doctrina. Desde Gnesis 1: 1 a Apocalipsis
22:21, todo el contenido bblico es doctrina por cuanto procede de Dios para ensear al
hombre.
978
ROMANOS XIV
oc;
f:v
El que ciertamente
comer
todo;
y el
que es dbil
hortalizas
come.
979
980
ROMANOS XIV
al
que no come
no
E~ouf:w:hw,
menosprecie;
88 T fo9wv -rov
y el
que no come
al
no
Juzgue,
- porque D10s
le
rec1b1
981
982
ROMANOS XIV
983
984
ROMANOS XIV
Los fuertes que se hacen dbiles solo pueden esperar la tragedia de que el
Seor de la obra remueva el candelero de sus congregaciones (Ap. 2:5). Es algo
que se est produciendo en el campo del exclusivismo y del conservadurismo
actual. Sin embargo, se autoconvencen de que se extinguen porque son los
nicos fieles a la fe. Estos son los que amenazan cuando prevn cambios que
ellos no son capaces de soportar. Son quienes, en un arranque de asombrosa
fidelidad, conforme a sus criterios, amenazan con irse de la iglesia y llevarse
consigo a otros a quienes pueden convencer, si se lleva a cabo algo que no estn
dispuestos a soportar. Qu hacer con tales intransigentes? Lo mismo que Jess
recomend a sus discpulos en relacin con los fariseos de su tiempo: "No deis
lo santo a los perros, ni echis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que
las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen" (Mt. 7:6). Lo que el Seor ensea es
que hay un lmite en la condescendencia con quienes son intransigentes, no
importa en el contexto en que se encuentren. A estos no debe entregarse lo que
Jess llama santo: Mi 8wTE TO aytov, "no deis lo santo". El adjetivo aytoc;,
santo tiene que ver con lo que es separado del mundo y apartado para Dios. En
el contexto del Sermn del Monte, tiene que ver con todo lo que significa la
verdad y tica del reino. Tampoco debe drsele lo que el Seor llama
apyap Tac; perlas. La perla representaba algo de gran valor en los tiempos de
Jess. Con el fin de obtener una perla de gran valor, un comerciante lleg a
vender todas sus posesiones (Mt. 13:46). La perla estaba al mismo nivel que las
piedras preciosas y las joyas de alto valor (1 Ti. 2:9). Las puertas de entrada a la
Ciudad Santa, se describen como perlas (Ap. 21 :21 ). Es decir, no hay que
seguir discutiendo enseanza bblica con quienes abiertamente la rechazan. Con
este tipo de personas debe evitarse persistir en un dilogo por su rebelda y
menosprecio. De esta misma manera se ensea en Proverbios: "No hables a
odos del necio, porque menospreciar la prudencia de tus razones" (Pr. 23 :9).
Este tipo de personas se mofan del pecado (Pr. 14:9). Empeados en sus propias
convicciones, saturados de su alto criterio personal, no desean apartarse de sus
principio, por eso escribe Salomn de ellos: "El deseo cumplido regocija el
alma; pero apartarse del mal es abominacin a los necios" (Pr. 13: 19). Jess
ensea que hay un lmite para tratar con ellos, como ensea tambin el apstol
Pablo: "Ms os ruego, hermanos, que os fijis en los que causan divisiones y
tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habis aprendido, y que os
apartis de ellos. Porque tales personas no sirven a nuestro Seor Jesucristo,
sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engaan los
corazones de los ingenuos" (16:17-18). La leccin de Jess tiene una doble
vertiente; por un lado que no se pierda el tiempo con quienes son resistentes a la
verdad; por otro encierra un aspecto de cuidado y proteccin para los suyos. Las
palabras del Seor son elocuentes: tjnoTE Ka'ta7ta'ttjcroucnv mhouc; sv
wt:c; nocr'tv mhwv Ka't crTpacpvTES ptj~wcrtv ac;, "No sea que las
pisoteen, y se vuelvan y os despedacen". El primer riesgo en persistir con
aquellos que se niegan a entender, es la ofensa que hacen de las cosas santas.
985
Una y otra vez estarn despreciando la verdad y acumulando juicio sobre ellos.
El creyente debe tener en alta estima la verdi:td de Dios, la doctrina del reino de
los cielos y su tica, procurando que no se ofenda aquello que procede de Dios.
El segundo riesgo tiene que ver con las acciones que estos persistentes necios
promovern contra quienes procuran enseafles la verdad de Dios. Jess habla
de ptjyvut, despedazar, accin propia de un animal salvaje que ataca a la
persona y la destroza. Estos no solo se nie~an a entender la verdad, sino que
procurar hacer dao al mensajero para que no pueda llevar la verdad. El Seor
mismo instruye sobre el deber del mensajerd cuando se encuentre con este tipo
de persona: "Dejadlos, son ciegos, guas de (iegos" (Mt. 15:14). La prctica de
esta enseanza es fundamental para regula! las relaciones en la iglesia. Hay
hermanos, o quienes se llaman de este modo, que son intransigentes y se oponen
a recibir enseanza de todo cuanto no concw;)rde con su forma de ver las cosas.
Hay defensores de su doctrina, no de la doctrina bblica, que son intransigentes
aferrndose al asidero de la sinrazn cmindo sostienen frente a cualquier
reflexin bblica, que estas son novedades que nunca se ensearon. La
intransigencia es un delito espiritual que divide iglesias y arrastra al mal a
quienes no tienen consistencia espiritual y bblica para oponerse a los tales. Los
nios en Cristo son llevados fcilmente por <;;Sta especie de fariseos que pueblan
algunas iglesias. Familias enteras se divideP por la accin de estos perversos
que en nombre de la verdad se oponen a ellJ. Muchos grandes maestros se han
visto despreciados, desprestigiados y atacados, por quienes no tiene ms que
intransigencia en ellos mismos. Arrogantes e infatuados, se resisten a la verdad,
porque desean mantener al pueblo de Dio:> en esclavitud al servicio de sus
propios intereses. Qu hacer con el intransigente? Lo que Jess ense:
desecharlo, porque se ha corrompido. Esto evitar que sigan mofndose de la
verdad de Dios, por un lado, y que se conviertan en aliados de Satans por el
otro procurando la inhabilitacin de los mini~tros honestos del evangelio.
986
ROMANOS XIV
con la Cabeza que es Cristo (1 Jn. 1:3). Cuando yo rechazo a uno a quien Cristo
no rechaza, estoy rechazando al Seor junto con el hermano rechazado. Es algo
sumamente solemne que si meditsemos ms en ello, evitara todas las tristes
separaciones entre creyentes e iglesias por el absurdo prurito de la pureza
doctrinal. Miramos con lupa la doctrina mientras olvidamos el mandamiento:
"Solcitos en guardar la unidad del Espritu en el vnculo de la paz" (Ef. 4:3).
t) KUp) O"'tlKEt i
l(i,ptoi:;1
Dk>s, D, F, G, 048, 0150, 6, 33, 81, 104, 256, 263, 365, 424, 436, 459, 1175,
12.fl, 1319, 1506, 1573, 1739, 1881, 1912, 1962, 2127, 2200 Biz [L) Lect ita. b, d. f, 8 ,
cru,
987
del presente de indicativo en voz activa del verbo c::rttiKro, estar en pie, permanect:tr
firme, aqu est en pie; Tj, conjuncin disyuntiva o; 1t1t't'St, tercera persona singtJ)ar del
presente de indicativo en voz activa del verbo nmro, caer, aqu cae; ai;GOtimttt,
tercera persona singular del :futuro de indfoativo en voz pasiva del verbo lo'tt}).ti,
mantenerse firme, aqu estar firme; os, partcula conjuntiva que hace las v~ de
conjuncin coordinante, con sentido de pero, ms bien, y, y por cierto, antes bien;
oovatsi, tercera persona singtJlar del presente de indicativo en voz activa del verbo
oovattw, tener poder, mostrar poder, aqu tiene poder, ydp, conjuncin causal
porque; o, caso nominativo masculino singular del artculo determinado el; Kpioc;,
caso nominativo masculino singular del nombre propio Seor, referido a Dio!>; miaa.i,
aoristo primero de infinitivo en voz activa del verbo \ai;r , sostener en pte, aqu
sostener en pie, a't'v, caso acu1>ativo masculillo de la tercera persona singular del
pronombre personal declinado para le.
ROMANOS XIV
988
KptVEt
juzga (iguales)
ipav, oc; OE
KptVEt
ipav
nap'
hace diferencia
da
en comparacin con
7tU<JUV Y pav
todos
das.
EKacrwc; f:v
Cada uno
en
4>
ifw
la
propia mente
da;
y el que
vo't
7tAT)pocpopEcr8w.
est plenamente convencido.
Se omite en p 46, lite, B, D, F, G. 'I', 048, 6, 33, 81, 424, 436, 1175, 1241, 1739, 1S81,
1912, 1962, 2200, Biz [L] syrP \ copsa, arm, etbl>I>, geo, slav, Orgenestat, Adamantio,
Crisstomo, Severiano, Jernimo, Agustn213
989
"Uno hace diferencia entre da y da", de manera que de las comidas que
distinguen y separan, se aade aqu los das que sirven al mismo propsito.
Posiblemente se est refiriendo a los das de las fiestas solemnes del calendario
hebreo, que los gentiles no guardaban, considerando iguales todos los das. El
apstol ensea que tal sistema concluy y que no se debe hacer distincin entre
das en la presente dispensacin de la Iglesia: "Por tanto, nadie os juzgue en
comida o en bebida, o en cuanto a das de fiesta, luna nueva o das de reposo"
(Col. 2: 16). El espritu legalista de los judaizantes se perpeta en el tiempo. Una
corriente procedente de judos y cristianos mesinicos enfatiza para el da de
990
ROMANOS XIV
991
6. El que hace caso del da, lo hace para el Seor; y el que no hace caso del
da, para el Seor no lo hace. El que come, para el Seor come, porque da
gracias a Dios; y el que no come, para el Seor no come, y da gracias a Dios.
cppovwv
da
cppovi>t
Kat f:cr8wv
el que come
KupL\l
para Seor
come,
porque da gracias
- a Dios;
el que no come
para Seor
no
da gracias
a Dios.
pensar en, reflexionar, sentir, juzgar, adoptar una actitud, hacer distincin,
aqu que tiene en cuenta; tl\v, caso acusativo femenino singular del artculo
determinado la; rnwpav, caso acusativo femenino singular del sustantivo da;
KupO), dativo masculino singular del nombre propio declinado para Seor;
q>poV6t, tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa del
verbo cppov<ll, pensar en, reflexionar, sentir, juzgar, adoptar una actitud,
caso
hacer distincin, aqu tiene en cuenta; t(a.\, conjuncin copulativa y;
nominativo masculino singular del artculo determinado el; 6cr0rov, caso
nominativo masculino singular del participio de presente en voz activa del
verbo 6o-0oo, comer, aqu que come; KupVl, dativo masculino singular del
nombre propio declinado para Seor; i:cr0st, tercera persona singular del
presente de indicativo en voz activa del verbo i:o-0ioo, comer, aqu come;
suxaptO't8t, tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa
del verbo euxa.ptcrtoo, agradecer, dar gracias, estar agradecido, aqu da
o,
992
ROMANOS XIV
gracias; ydp, conjuncin causal porque; u.\>, caso dativo masculino singular
del artculo determinado el; 0s}, caso dativo masculino singular del nombre
propio declinado a Dios; 'K'.a\, conjuncin copulativa y; , caso nominativo
mascli:no singular del artculo determinado el; fi, partcula que hace
funciones de adverbio condicional de negacin na; eotlirov, caso nominativo
masculino singular del participio de presente en voz activa del verbo eoOW>,
C()mer, aqu que come; Kupw, dativo masculino singular del nombre propio
declinado para Seor; o!SK, forma del adverbio de negacin no, con el
gra:fismo propio ante vocal no aspirada; scr0(si, tercera persona singular del
presente de indicativo en voz activa del verbo ecr0ro, comer, aqu come; 1ca.\,
conjuncin copulativa y; sx,apio'tsl, tercera persona singular del presente de
indicativo en voz activa del verbo suxaptO"'tsm, agradecer, dar gracias, estar
agradecido, aqu da gracias; 't}, caso dativo masculino singular del artculo
determinado el; 0s}, caso dativo masculino singular del nombre propio
declinado a Dios.
993
sus mayores, guardaban las festividades, hacindolo delante del Seor, por tanto
no deben ser menospreciados, porque lo hacen pensando en glorificarle 5
Ka\ i>cr8wv Kup(9 i>cr8hn, EuxaptmEt yap -r<V E>E4). Igualmente
ocurre con las comidas. En primer lugar se ocupa del fuerte, esto es, del que
convencido en su mente que no hay porque hacer distinciones entre alimento y
alimento, come de todo (v. 2). ste que come sin escrpulo de conciencia, lo hace
agradeciendo al Seor la provisin de toda la comida, incluida la carne. Est
glorificando al Seor y agradecindole la provisin generosa que recibe de l, como
Padre de misericordia, en respuesta a la peticin de sustento cotidiano (Mt. 6: 11 ).
Ka't i i>cr8iwv Kup(9 ouK i>cr8iEt Ka't EuxaptcrTEt -r<V E>E4). De la
misma manera el que, por escrpulo de conciencia, no come, esto es, no come
carne y slo come legumbres, agradece igualmente al Seor por la provisin de
los vegetales, dndole gracias tambin por la capacidad de abstenerse de comer
aquello que considera impropio. Ambos, unos y otros, en sus convicciones
personales buscan glorificar al Seor en todo.
Ningn derecho hay para juzgar a quienes comen o menospreciar a quienes
no comen. El principio de la libertad en cuestiones no esenciales, queda aqu
claramente expresado. La libertad en Cristo permite a cada creyente tomar, en
conciencia, sus propias decisiones. Pero, en modo alguno, estas cuestiones
personales y reflexivas, lo que descansa en opiniones personales, debe considerarse
como imponible al resto de los hermanos. Estas cuestiones de opinin no deben, en
modo alguno, ser instrumento en manos del enemigo para fomentar parcelas en la
iglesia, divisiones y distinciones entre creyentes. Si t crees que algo debe ser
llevado a cabo y esa es tu conviccin personal, mantenla para ti y gurdala rra ti
mismo, sin intentar obligar a otros a seguir tu mismo criterio personal.
OUOctc; yap
Sin solucin de continuidad, aiade: ooei<;, caso nominativo masculino singular del
pronombre indefinido ninguno, acompaiado de la conjuncin causal ydp, porque; con
'ilrov, caso genitivo plural de la primera persona plural del pronombre personal
declinado de nosotros; sa.o-c<\), caso dativo masculino plural del pronombre reflexivo
5
En algunas versiones como RV, aparece a continuacin la frase contraria referida a los
fuertes, que no se tiene en cuenta en el comentario porque no est atestiguada en mss.
fiables.
994
ROMANOS XIV
declinado para s mismo; ~f., tercera persona singular del presente de indicativo en voz
activa del verbo ~dw, vivir, aqu vive; Kal, conjuncin copulativa y; oo&'t<;, caso
nominativo masculino singular del pronombre indefinido ninguno; tamJ, caso dativo
masculino plural del pronombre reflexivo declinado para s mismo; C7to0vijmc&i,
tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo C7to0v1JKm,
morir, aqu muere.
995
vivimos
para el Seor
v1v1mos,
y si
morimos
para el
morimos.
Kupou
Ecr~v.
Seor
somos.
Y si
pues vivimos
y si
morimos,
del
996
ROMANOS XIV
9. Porque Cristo para esto muri y resucit, y volvi a vivir, para ser Seor
as de los muertos como de los que viven.
Cristo
sWV'tWV
KptEO"l:J
de vivos
tenga autoridad.
muri
vivi
Kat
y para que
vi::Kpwv Kat
de muertos
997
dn0avsv ica.t s;11c:rav, muri y vivi, lectura con mayor firmeza, atestiguada en N*,
A, B. C, 0150, 256, 365, 1319. 1506, 1573~ l 739, 1852, 2127, cosa. bo, arm, eth. slav1115,
Orlgenes1at'A. Hplitosuw, Ps-Dionsio, Cirilo de Jerusaln, Crisstomo11\ Cirilo91rn.
dm~0a.vsv 11:a\ dvcrt~, muri y resucit, lectura en F. G. itf
Tito de Bosra, Cirilo 111 , Agustin:;16
3,
JCa.t cbt0ctvsv Kal dvatr Ka.t s<;flo:sv, y muri y resucit y vivi, como se Jee en N2,
01, 0209vit1, 6, 81, 104, 263, 424c, 436, 459, 1175, 1241, 1912, Biz {L] Lect syl, geo1,
Misma lectura que el anterior omitiendo el primer Ka\, en P. 'P, 33, 424*, 2200, Biz (L]
lect l 592lll, l 599.
si'.;11c:rsv 1m\ cbt0avsv Ka.\ dvO'tfl, vivi y muri y resucit, como se lee en D*':z,
Culminando la enseanza sobre la pertenencia del cristiano a Cristo, aade: si<;,
preposicin de acusativo para; toto, caso acusativo neutro singular del pronombre
demostrativo esto; ydp, conjuncin causal porque; Xpto:toi;;, caso nominativo
:masculino singular del nombre propio Cristo; dnt9a.vsv, tercera persona singular del
aoristo segundo de indicativo en voz activa del verbo dno0vtjO"icfil, enfatizado con
dno, afuera, del verbo 0Vtlll'lClih morir, literalmente aqui como morir afuera, usado
para referirse a ta separacin definitiva del alma y el cuerpo, como expresin real de
muerte, aqu muri; Ka.\., conjuncin copulativa y; s;t]O'SV, sl;110'SV, tercera persona
singular del aoristo primero de indicativo en voz activa del verbo i'.;dm, vivir, aqu como
vivi; 'iva., conjuncnpara que; 11:cx.\, colljuncin copulativa y; vsKpmv, caso genitivo
masculino plural del adjetivo declinado de muertos; lC<Xt, conjuncin cpulativa y;
i'.;rovtrov, caso genitivo masculino plural del adjetivo declinado de viVOiS'; KplS0'1J,
tercera persona singular del aoristo primero de de subjuntivo en voz activa del verbo
Kupt&ro, ser seor, dominar, poseer, minar, tener dominio, tener autoridad, aqu
tenga autoridad.
d~ wfrro yap Xptcr-ro~ dn8f}avEv Kat ~sflcrEv, 'va Kat VEKpwv
Kat l;wv-rwv Kuprncn:. En una conclusin definitiva hace referencia a la
998
ROMANOS XIV
Cristo recibi el nombre supremo que lo acredita como Seor universal de todo,
incluidos los hombres (Fil. 2:9-11 ). El gran discurso pos-pascual de Jess fue
precisamente su autoridad universal (Mt. 28: 18). Dios lo proclam
csmicamente como su Hijo y, por esa condicin, como Seor a perpetuidad de
cielos y tierra. El que aparentemente era un simple hombre, tan hombre que
muri en una Cruz, es levantado para manifestar que siempre fue y ser Seor,
como Yahwe Sebaot, el Dios de los ejrcitos (Ef. 1:20-21 ). A nadie concedi
Dios tal honor, salvo al Hijo. El lugar que ocupa sentado a la derecha de la
Majestad lo demanda as. El est literalmente muy por encima de todos los
poderes. Al ocupar los cielos y entronizarse all expresa ya la idea de soberana
sobre todos los poderes que puedan existir. El Seor est sobre todo nombre. El
sentido de nombre, especialmente aqu, es sinnimo de ser personal. Quiere decir
esto que el Seor es soberano y reina sobre todos los seres cuyos nombres
puedan mencionarse ahora y sobre aquellos que pudieran ser llamados de algn
modo en el tiempo venidero. La soberana de Jesucristo durar por siempre,
puesto que ha sido exaltado sobre todo. La autoridad suprema del nombre
recibido, que equivale a la persona que lo posee, se manifiesta en el hecho de que
ante l "se doblar toda rodilla'', que es una expresin de reconocimiento
universal de su deidad y, por tanto, de su seoro. Esto es lo que autentifica a
Cristo como Rey de reyes y Seor de seores. Todo est bajo sus pies, en figura
del lenguaje para referirse a su absoluta soberana (Sal. 8:6; 1 Co. 15:27). Dios
puso todo en manos de su Hijo (Jn. 3:35) y todo es de l (1 Co. 3:23).
Cristo es Seor de los creyentes que viven y de aquellos que mueren. El
seoro de Jess es ilimitable e ilimitado, de manera que la misma muerte, como
se ha considerado antes, no puede limitar esa condicin. Los creyentes que viven
y todos los que mueren estn unidos vitalmente a l y le pertenecen como Seor.
El derecho del Seor a juzgar (14:10-12).
10. Pero t, por qu juzgas a tu hermano? O t tambin, por qu
menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el
tribunal de Cristo.
I:u OE -c Kp vw:; -cov df:/ccpv croo
Y t qu 3uzgas
al
hermano
ii
de ti? o tambin
t (,qu menosprecias al
1
~tj an wG 0006
en el tnbunal
de D10s
de ti?
porque todos
compareceremos
999
1000
ROMANOS XIV
1001
referencia tiene que ver con el lugar donde el juez se sienta para establecer el
juicio. El apstol ensea que todos los creyentes tendremos que comparecer
ante este tribunal. El tiempo del acontecimiento tiene que ver con el examen de
obras y recompensas hechas en el decurso de la vida del creyente, por tanto
necesariamente la comparecencia tiene que estar ligada a la resurreccin (Le.
14:14). Esta resurreccin no tiene que ver con la resurreccin universal para
comparecencia delante del trono blanco de Dios (Ap. 20: 11-15), cuyo resultado
es el de condenacin. La resurreccin que conduce a todos los cristianos a la
comparecencia ante el tribunal de Cristo, se produce en el momento en que los
cristianos, como Iglesia, sean trasladados de la tierra a la presencia del Seor,
unos mediante resurreccin de entre los muertos y otros, los que vivan en ese
momento, mediante la transformacin de los cuerpos (1 Co. 15:51-52; 1 Ts.
4: 16-17). El lugar en que tendr lugar el tribunal de Cristo ser en el aire, lugar
del encuentro entre Cristo y la Iglesia (1 Ts. 4: 17). Deber producirse antes de
la entrada a la presencia del Seor en la esfera celestial, donde la Iglesia ser
presentada sin mancha ni arruga (Ef. 5:27), vestida de lino fino que son las
acciones justas de los santos (Ap. 19: 18). El Juez del tribunal es Cristo:
"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de
Cristo, para que cada uno reciba segn lo que haya hecho mientras estaba en
el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Co. 5: 10). Cristo ha sido constituido como
el nico Juez (Jn. 5:22). Adems del Juez, estn los juzgados, que seremos
todos los creyentes. La base del juicio no tiene que con salvacin o perdicin,
sino con recompensas. El creyente no vendr nunca a un juicio de condenacin
(Jn. 5:24; Ro. 8:1; l Jn. 4:17). En esa accin judicial, el creyente ser puesto de
manifiesto que es el sentido de comparecer. Los creyentes seremos sometidos a
jucio sobre el modo de obrar, la razn de los hechos y lo que los ha impulsado
(2 Co. 5:10). El resultado de ese juicio ser recompensa o prdida (1 Co. 3:14,
15). Se compara tambin con la prueba del fuego: "La obra de cada uno se
har manifiesta; porque el da la declarar, pues por el fuego ser revelada; y
la obra de cada uno, cul sea, el fuego la probar" (1 Co. 3: 13). La prueba del
fuego tiene que ver con el examen de los materiales usados en la edificacin por
cada uno de los creyentes. Como se aprecia en el simbolismo, los materiales se
establecen en dos grupos: por un lado la madera, heno y hojarasca; por otro
oro, plata y piedras preciosas. Los primeros tienen que ver con la humanidad,
en su limitacin y falta de consistencia. Cuando quien ha operado algo en la
obra de Dios lo hizo en el poder y fuerza del hombre, la inconsistencia se
aprecia cuando al aplicarles el fuego, desparecen. Si la actuacin del creyente se
sustent en la provisin de Dios, oro, plata, piedras preciosas, a aplicarles el
fuego, lejos de desaparecer se afinan y fortalecen ms. La obra del creyente no
se mide por la apariencia sino por la realidad. Dios no se contenta con las
formas, sino con la realidad del fondo; no se contenta con lo hecho, sino con la
intencin que lo ha motivado. El simbolismo del fuego tiene que ver con la
Persona del Juez. A Cristo se le describe como quien tiene sus ojos "como
1002
ROMANOS XIV
llama de fuego" (Ap. 1: 14). Quiere decir que la simple mirada del Seor sobre
la realidad de la obra del creyente produce dos efectos: por un lado el examen
en profundidad, poniendo en descubierto cuanto este oculto; por otro la
determinacin, permaneciendo o destruyndose, segn el material utilizado para
llevarla a cabo la obra. Si la prueba del fuego no se supera, entonces el cristiano
sufrir prdida (1 Co. 3: 15); si se supera entonces recibir recompensa (1 Co. 3:
14). La recompensa se expresa mediante la figura de coronas que sern
entregadas como resultado del tribunal de Cristo. Habr quienes reciban una
corona incorruptible, porque han vencido sobre el viejo hombre (1 Co. 9:25); la
habr de gozo, para quienes han sido capaces de ganar almas (1 Ts. 2:19); ser
de vida para los que hayan vencido en las pruebas (Stg. 1: 12); otros recibirn
una de justicia, porque amaban la venida del Seor (2 Ti. 4:8); tambin habr
corona de gloria para los pastores (1 P. 5:4).
El apstol est advirtiendo a todos los creyentes, tanto a dbiles como a
fuertes, a mantenerse en la unidad y la comunin unos con otros, por cuanto
nadie puede juzgar la intimidad de otro y nade debe sentir menosprecio hacia
otros, teniendo en cuenta que de esos actos que conduce a divisiones, debern
dar cuenta ante el tribunal de Dios.
11. Porque escrito est:
Vivo yo, dice el Seor, que ante m se doblar toda rodilla,
Y toda lengua confesar a Dios.
yypmrtm yp
Porque est escrito:
~ro syoo, A.y&i Kpio~,
Vivo
yo
dice
Seor,
on
que
soi Kci\jl&t.
a m
doblar
nav yvu
toda
K.Cl i
rodilla
lengua
confesar
'ttq
E>EcQ.
a Dios.
on,
1003
persona singular del futuro de indicativo en voz activa del verbo Kdn:tco, doblar, aqu
doblar; miv, caso nominativo neutro singular del adjetivo indefinido todo; yvu, caso
nominativo neutro singular del nombre comn rodilla; Kai, conjuncin copulativa y;
n:acm, caso nominativo femenino singular del adjetivo indefinido toda; yA.wGoa, caso
nominativo femenino singular del sustantivo lengua; S~OoA.oyrjO'Etat, tercera persona
singular del futuro de indicativo en voz media del verbo s~ooA.oysm, confesar, aqu
confesar; "Cql, caso dativo masculino singular del artculo determinado el; E>eq>, caso
dativo masculino singular del nombre propio declinado a Dios.
yypantm ydp. Fundamentando la enseanza anterior, apela de nuevo a
la Escritura. En esta ocasin citar de la profeca de Isaas, en donde se aprecia
el juramento divino hecho por s mismo: "Por m mismo hice juramento, de mi
boca sali palabra en justicia, y no ser revocada: Que a m se doblar toda
rodilla, y jurar toda lengua" (Is. 45:23). Para introducir la cita utiliza la
misma frmula empleada antes (12: 19).
~w f;yu, A-yEt Kptoi:;.
1004
ROMANOS XIV
Nazaret, para ellos un mero hombre, habrn de hacerlo ante el mismo Jess
glorificado, reconocindole como Dios. De ah la importancia de la cita elegida
por el apstol. Jess no es un hombre elevado o un dios rebajado, sino el
infinito y eterno Dios hecho hombre (Jn. 1: 14). La autoridad de ese nombre
qued evidenciada en los milagros hechos bajo su autoridad. No habr nada ni
nadie que puede escaparse a la soberana divina del Hijo de Dios.
Ka't micra ylvwcrcra f:~oolvoytjmtm w E>Ew. Una nueva
manifestacin de la deidad del Seor es que "toda lengua confesar a Dios",
literalmente y toda lengua confesar a Dios. Primeramente acatar cuanto l
haga. El sentido de toda lengua corresponde al de toda rodilla. No solo se trata
de un acto de sumisin, sino de reconocimiento y proclamacin: l es Dios.
Confesar implica un reconocimiento convencido. El reconocimiento y confesin
tiene que ver con Jess, segn la referencia considerada ms arriba de la
Epstola a los Filipenses. Este reconocimiento de Jess y la confesin trae como
consecuencia la salvacin de quienes creen en su corazn y confiesan con su
boca (10:9-10). No se trata aqu de una segunda oportunidad, ni mucho menos
de un universalismo salvfico. La confesin universal sobre Jesucristo no
alterar la situacin de quienes confiesen entonces. El universo entero confesar
a Dios. Pablo lo expresa de otro modo: "Que Jesucristo es el Seor". Equivale
al reconocimiento universal que proclama que Jess de Nazaret es el Seor, es
reconocerlo como Dios. Ahora no se ve este reconocimiento, incluso en la
iglesia donde ha divisiones entre fuertes y dbiles, sin entender que todos, unos
y otros somos del mismo Seor, pero, en el tiempo futuro Jess ser proclamado
Seor supremo, culminado as el reconocimiento del nombre recibido, en pleno
sentido soteriolgico y escatolgico (Ap. 5:13; 17:14; 19:16). Este
reconocimiento de Cristo como Seor, se dirige para la gloria de Dios. El
trmino Seor es teolgico desde la perspectiva del v. 3, pero es cristolgico
desde la del v. 9. No puede dudarse que Jesucristo es Dios.
12. De manera que cada uno de nosotros dar a Dios cuenta de s.
apa
ouv EKacrwc;
As pues, entonces
cada uno
de
s mismo
razn
dar
a Dios.
1'<\) &s), a Dios, la lectura menos probat>le, atestiguada en 1t, A, C, D, 'J!, 048, 0150,
0209,6,33,81, 104,256,263,365,424,436,459,1175, 1241, 1319, 1506, 1573, 1852,
1912, 1962, 2127 Biz [L, P] Lect itar' h, d, aw, vg, syrP h, cqp" 00 , armms, eth, geo, slav,
Orlgenesla\ Basilio, Crisstomo, P's~Cipriano, Pelagio, Agttstf.
1005
Se omite la expresin en B, F, G, 6, 424, 1739, 1881, 2200, itt; 11> r, armms, Polica:rpo,
Cipriano, Ambrosiaster, Agustn618, Salvfano.
Alcanzando la conclusin del prrafo, escribe: ~. conjuncin por consiguiente, aai
pues, oov, conjuncin, pues, ntoncu; haO't'o~. caso nominativo masculino singular
del adjetivo indefiuido cada uno; fwv, caso genitivo de la primera persona plural del
pronombre personal declinado de nosotros; 1tsp\, preposicin propia de genitivo de;
ta.u-co, caso genitivo masculino de la tercera persona singular del prouombre
reflexivo declinado de si mismo; A.yov, caso acusativo masculino singular del
sustantivo razn; &>cei, tercera persona singular del futuro de indicativo en voz activa
del verbo 5-Orot, dar, aqu dar; 't'W, caso dativo masculino singular del artculo
determinado el; E>sw, caso dativo masculino singular del nombre propio declinado a
Dios.
n0vm 7tpCJKOa
poner
tropiezo
juzguemos;
sino
esto
wal df:A.cp<\)
i CJKVbUAOV.
hermano u ocasin de caer.
decidid
mas bien
-co
no
1006
ROMANOS XIV
en voz activa del verbo Kpvw, juzgar, condenar, decidir, aqui decidid; iA.A.ov,
adverbfo de comparacin mas bien; 'to, caso acusativo neutro singular del artculo
determinado lo; Y, particula que hace funciones de adverbio de negacin no; n0vai,
presente de infinitivo en voz activa del verbo 'teqt, colocar, poner; 1tpmwa,,
caso acusativo neutro singular del sustantivo tropiezo; -r<\), caso dativo masculino
singular del articulo determinado declinado al; d3slc<>;}, caso dativo masculino
singular del sustantivo que denota hermano; 11, conjuncin disyuntiva o; crKclv3aA.ov,
caso acusativo neutro singular del nombre comn escndalo, ocasin de caer.
Griego: Kpvw.
1007
1008
ROMANOS XIV
d T
si
no
1009
1010
ROMANOS XIV
uv
d T
A.oyil;otv<v n Kotvv tvm, f:KEV(\) Kotvv. Ahora bien, esta
verdad es vlida para el comportamiento cotidiano con la condicin de que sea
entendida y aceptada a nivel de conciencia personal. Por lo que se establece aqu
una clusula de excepcin para quienes estn ntimamente convencidos de que han
de rehusar alguna clase de alimentos. La conviccin de los tales se basa en la
obediencia fiel a lo que ellos consideran que es conforme a la voluntad de Dios. Esa
es su opinin que debe ser respetada por los fuertes sin menospreciarles,
El equilibrio del versculo es asombroso: Pablo se coloca al lado de los
fuertes en cuanto a la verdad de este asunto, pero, tambin recuerda a estos que
los dbiles estn en lo cierto al rehusar comer aquello que en conciencia
cha
comida
dydnrv nEprna"Ceti; T
a amor
andas.
el
cV
No con la
hermano
de ti es contristado
ya no
segn
de ti
a aquel
destruyas
por
quien
Xptcr"C<; dnt8avEv.
Cristo
muri!
1011
singular del sustantivo comida; <10U, caso genitivo de la segunda persona singular del
pronombre personal declinado de ti; &11::e1vov, caso acusativo masculino singular del
pronombre demostrativo declinado a aquel; d1tA.A.u&, segunda persona singular del
presente de imperativo en voz activa del verbo d1tA.A.ot, perder, destruir, aqu como
destruyas; U7tEp, preposicin propia de genitivo por; oiS, caso genitivo masculino
singular del pronombre relativo el que, quien; Xpt<1toc;, caso nominativo masculino
singular del nombre propio Cristo; d1ti0uvsv, tercera persona singular del aori'llto
segundo de indicativo en voz activa del verbo d7to0vtjm::ro, enfatizado con d1to,
afuera, del verbo 0vt\<111::ro, morir, literalmente aqu como morir afuera, usado para
referirse a la separacin definitiva del alma y el cuerpo, como expresin real de muerte,
aqu muri.
1012
ROMANOS XIV
ppman crou
imperativo en voz activa del verbo cinA.A.ut, con un amplio significado como
perder, destruir, matar. Debe determinarse aqu el sentido que el apstol da a
este verbo. El contexto lo determina ya que lo que est enfatizando es que al
escandalizarlo comiendo ostentosamente delante de l, le estaba perdiendo o
destruyendo. Indiscutiblemente en el contexto general de la Epstola la salvacin
de todo aquel que cree es cierta y segura (5:1; 8:1) de modo que no puede estar
refirindose aqu a una posible prdida de salvacin como los arminianos
afirman; valga un ejemplo de este modo de entender el versculo: "Un solo acto
al parecer sin importancia, puede producir consecuencias sempiternas. El
7
hermano dbil pierde su fe y, si no la recobra pierde su salvacin (Bengel) " . La
enseanza general de la Escritura es que la salvacin no descansa sobre la fe del
individuo, sino sobre la gracia de Dios, siendo la fe el instrumento para recibirla
(Ef. 2:8-9), por tanto, es definitiva para el que cree. Dios confirma al creyente
hasta el fin (1 Co. 1:8-9; Jud. 24-25). Lo que se destruye aqu es la comunin con
el Seor por pecar quebrantando la conciencia. Esto arruina -muchas veces
definitivamente- la vida cristiana. Este problema espiritual que afecta al hermano
dbil, es ocasionado por la comida que sin consideracin por el hermano fuerte
lo induce a hacer lo que su conciencia no le permite. Por un plato de carne se
puede ocasionar un grave problema a alguien por quien muri Cristo. Este
comportamiento es absolutamente contrario a la voluntad de Dios: "As, no es la
voluntad de vuestro Padre que est en los cielos, que se pierda uno de estos
pequeos" (Mt. 18:14).
La exhortacin final es intensa, como si el apstol dijese: Reflexiona en
tu conducta! El hermano tuyo es amado por Cristo que muri por l. Sin
embargo t, con una conducta carente de amor le ests produciendo un dao
irreparable. Termina de una vez con lo que ests haciendo!
1013
i PA-acrqn1dcr8w ouv
No
sea vituperado,
wv i- dya8v.
pues, de vosotros lo
bueno
00 yp fonv
ri
Porque no
el
es
de Dios,
comida
bebida
smo
1014
ROMANOS XIV
paz
gozo
en
Espritu
Santo.
1015
EV I1w:an
'Ayt(\).
Mediante una clusula adversativa, el apstol indica en que consiste el reino de Dios.
La primera manifestacin es la justicia. No se refiere a la justicia
imputada para salvacin, sino a la prctica de una vida en justicia. Se est
refiriendo a la esfera de la santificacin, el andar cristiano. El creyente tiene la
responsabilidad de vivir una vida justa. Quienes desprecian a sus hermanos o
quienes los juzgan no estn viviendo en la esfera de la justicia, propia de los
sbditos del reino.
La segunda manifestacin es la paz. La paz de Dios se experimente en la
santificacin por medio del fruto del Espritu (G. 5:22). El creyente que est
viviendo la realidad espiritual del reino de Dios, cancela sus derechos en pro de
la convivencia en paz. Tanto en cuanto a libertad para comer, como en el juzgar
a quienes lo hacen. Los dbiles con sus juicios y los fuertes con sus
menosprecios, no estaban viviendo en un ambiente propicio a una relacin en
paz. El mandamiento establecido para todos los creyentes tiene que ver con
vivir la unidad del Espritu en el vnculo de la paz (Ef. 4:3).
La tercera manifestacin es el gozo. Resultado de la accin del Espritu en
el creyente (G. 5:22). El reino de los cielos no son derechos, sino gozo. Es la
satisfaccin ntima que produce una vida consecuente y concordante con la
voluntad de Dios. No se trata de la satisfaccin de practicar la libertad en
beneficio propio, ni la accin condenatoria contra quienes tienen una opinin
distinta, sino el gozo ntimo de reproducir a Cristo en el poder del Espritu.
La vida en el reino de los cielos slo es posible 8v I1vEa:n 'Ay(\), en
el Espritu Santo. Los que se consideran fuertes y hacen su voluntad, como los
dbiles que los critican, no estaban viviendo en el Espritu. El modo de vida
cristiana consiste en dejar que el Espritu conduzca toda accin y controle todo
pensamiento conforme al mandamiento: "Andad en el Espritu". Cuando esto
se produce, los conflictos y enemistades no se producen porque quien anda en el
Espritu no satisface las obras de la carne (G. 5:16).
ROMANOS XIV
1016
18. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por
los hombres.
wl:c;
para los
esto
que sirve
<)
Xptcnc) EupEcrwc;
a Cnsto
agradable
c>
-
aprobado
dvepwnoic;.
hombres.
1017
sus propios intereses personales. No debe olvidarse que Jess dijo que "si
alguno me sirviere, mi Padre le honrar" (Jn. 12:26).
Por otro lado Ka't OKtoc; wtc; dv8pwn0tc;, "es aprobado por los
hombres", literalmente aprobado para los hombres. Quiere decir que una
entrega hacia los dems en absoluto desinters personal, se hace visible a la
observacin de las personas, siendo respetado en la sociedad. Anteriormente el
apstol exhort a esto mismo: "procurad lo bueno delante de todos los
hombres" (l 7b ). El respeto del creyente no viene de lo que sabe, sino de cmo
vive. Toda persona que manifiesta el carcter de Dios en su vida, que acoge a
todos y se da en bien de los dems, no puede sino ser aprobado por quienes lo
observan. El testimonio del creyente ante el mundo es un asunto de suma
importancia, de ah que al liderazgo de la iglesia se le exija que "tengan buen
testimonio de los de afuera" (1 Ti. 3:7). Una buena conducta en este sentido
hace callar la murmuracin de quienes denigran a los cristianos (1 P. 3:16). No
cabe duda que siempre existe la contradiccin por parte de personas perversas,
como excepcin a esta regla general (1 P. 4:4; 2 Ti. 3: 12).
a Tic; dptjvrc;
As, pues, lo de la
paz
0twKwi>v 1 Ka't
practiquemos
edificacin
de;
para
dA-A-tjA-ouc;.
unos a otros.
causal, que denota causa, motivo o razn y que se traduce generalmente como pues;
puede ser tambin un adverbio de modo, traducido cotno pues; y puede ser, @mo debe
considerarse aqu una pa.rtculi., equivalente a por tanto, por consiguiente; la
combinacin aqu es propia del <:orpus paulino, e implica siempre un hiato; el Nn.tido
aqu es de as, ov, conjuncin causal, pues; td, caso acusativo neutro plural del
artculo deter.!ninado los; jc;, caso genitivo femenino singular del artculo detettninado
1018
ROMANOS XIV
declinado de la; aipt\vri<;, caso genitivo femenino singular del sustantivo que denota
paz; OUKroev, primera persona plural del pr~sente de subjuntivo en voz activa del
Verbo OtmKOO, perseguir, buscar, Correr en }JOS, practicar, aqu persigamos, O
sigamos; Kal, conjuncin disyuntiva y; 'ta, caso acusativo neutro plural del artculo
determinado Jos; 'tfit;;, caso genitivo femenitto singular del artculo determinado
declinado de la; oiK00ofi<;, caso genitivo femenino singular del sustantivo que denota
edificacin; 'tfj;, caso genitivo femenino singular del artculo determinado declinado de
la; si<;, preposicin propia de acusativo para; dA.A.tjA.ou<;, caso acusativo masculino
plural del pronombre recproco unos con otros, unos a otros.
1019
para el creyente en una vida de vinculacin con Jess, no puede ser otra que su
mismo sentir (Fil. 2:5). Por tanto, la paz es una consecuencia y una experiencia
de la unin vital con Cristo. La identificacin con l convierte al creyente en
algo ms que un pacfico, lo hace un pacificador. Esto es la forma natural de
quien vive la vida que procede del Dios de paz (1 Co. 14:33). El desarrollo
visible de su testimonio discurre por una senda de paz, por cuanto sus pies han
sido calzados con el apresto del evangelio de paz (Ef. 6: 15). La santificacin
adquiere la dimensin de la vida de paz, por cuanto es una operacin del Dios
de paz (1 Ts. 5:23). No se trata de aspectos religiosos o de teologa intelectual,
sino de una experiencia vivencial y cotidiana, que se expresa en muchas formas
y hace visible en ellas esa realidad. El pacificador manifiesta esa condicin
porque anhela la paz con todos los hombres. Hace todo cuanto le sea posible por
estar en paz con todos (12: 18); siente la profunda necesidad de seguir la paz
(He. 12:14). Son creyentes que tal vez hablan poco de paz, pero viven la
experiencia de la paz. No son conflictivos, buscando agradarse a ellos mismos,
sino que son capaces de renunciar a sus derechos con tal de mantener la paz. La
paz de Dios se ha hecho vida en ellos, gozndose en esa admirable experiencia.
No hay dificultad ni problema que logre inquietarlos en su vida cristiana, por
tanto, al no estar ellos inquietos, no son medio para inquietar a otros, sino todo
lo contrario. El que ha experimentado la realidad de la paz de Dios en su vida es
un pacificador. Si no procura la paz y la sigue, debe preguntarse si ha tenido
alguna experiencia personal con el Dios de paz. La diferencia entre un cristiano
normal y un pacificador es que el primero suele hablar de Dios y su obra de paz,
el segundo vive al Dios de paz de tal modo que no necesita palabras para hablar
de su paz. En la paz de Dios, a la que hemos entrado por unin vital con Cristo
que es nuestra paz, el cristiano ha de permanecer, siendo los lazos que nos
vinculan en el amor unos a otros y, por consiguiente, los vnculos que permiten
la solicitud en el guardar la unidad en la Iglesia. Slo cuando damos respuesta a
la paz podemos guardar la unidad, que en ltimo trmino es la unidad del
Espritu, pero es la unidad de la paz. Cuando se rompe la unidad, se rompe
tambin la paz. De otro modo la alteracin de la unidad en la Iglesia, no es otra
cosa que la falta de paz. La paz se manifiesta al exterior cuando realmente llena
el corazn cristiano. Mantener la unidad es mantener con solicitud aquello que
Cristo hizo por medio de su obra en la Cruz, ya que de ambos pueblos hizo uno
matando las enemistades (2: 16-17). Ese es el medio por el que los fuertes y los
dbiles de la iglesia en Roma, alcanzan la verdadera expresin de la unidad y la
manifestacin del amor mutuo los unos hacia los otros.
Kat 'ta 'tf]c; oixooor]c; 'tllc; de; dA-A-rA-ouc;. Junto con la paz est la
edificacin mutua, que no es otra cosa que contribuir a la edificacin de la
iglesia. Significa esto que los fuertes no pueden dejar a un lado esta obra por
cuestiones de comida, y de la misma manera los dbiles hacia sus hermanos. La
Iglesia, como edificio de Dios, debe ser edificada, conforme a la actividad de
1020
ROMANOS XIV
No a causa de
comida
destruyas
la
f:cr8ovn.
que come.
pero
malo
para el
hombre
"COU
obra
ewu.
ndv-ra
i:v
-r0
para el
ta
por medio de
npocrKmoc;
tropiezo
1021
ROMANOS XIV
1022
de ti
el
no
comer
7tpcrK7tTEt 1.
carne
beber
vmo
c9
ci8EAcp<;
en lo que el
hermano
tropieza.
El apstol alcanza una conclusin sobre la ense:anza dada, que trasladada con Kct.A.v,
caso nominativo neutro singular del adjetivo bueno; To, caso nominativo neutro
singular del artculo determinado lo; f, partcula que hace funciones de adverbio de
negacin no; cpa:yiv, aoristo segundo de infinitivo en voz activa del verbo &c:rOm,
comer; 1<'.pSa, caso acusativo neutro plural del sustantivo que denota carne; roE:,
partcula negativa equivalente a ni, ni an; m&tv, aoristo segundo de infinitivo en voz
activa del verbo nvro, beber, aqu como beber; otvov, caso acusativo masculino
sinular del sustantivo que denota vino; 'llOE, partcula negativa equivalente a ni, ni
an; sv, preposicin propia de dativo en;
caso dativo neutro singular del pronombre
' relativo lo que; , caso nominativo masculino singular del artculo detenninado el;
d&A,cp<;, caso nominativo masculino singular del sustantivo hermano; cmu, caso
genitivo de la segunda persona singular del pronombre pel'sonal declinado de ti;
n:pomcrm::i, tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo
n:pocrK.n:'t'ro, intransitivo tropezar, ofenderse, aqu tropieza.
w,
1023
un creyente le es escndalo. Sin embargo, hay una nota que no debe pasarse por
alto: el apstol est hablando de no comer carne. Quiere decir esto que no se
trata simplemente de carne de animales inmundos, que pudiera ser escndalo a
los judos, sino tambin de animales que no han sido degollados y sangrados lo
suficiente en el momento de ser sacrificados. La prohibicin de comer sangre
estaba muy arraigada en la mente de cristianos procedentes del judasmo,
porque estaba prohibido en la Ley (Lv. 17:10-11). A esto se aade tambin el
contexto de la carne ofrecida a los dolos, como se ha considerado antes, lo que
deja muy poco margen para la compra y consumo de carne sin escrpulo alguno
para los llamados dbiles. De esta manera el fuerte debe renunciar a comer
carne para no causar escndalo a los dbiles, Con todo, este comer o no comer
est relacionado con hacerlo en presencia o con conocimiento del dbil, pero la
prohibicin no persiste cuando no se consume fuera de ese contexto.
En esa misma linea se extiende la exhortacin a no beber vino. Esto es ms
dificil de explicar en el sentido de considerar a los dbiles como cristianos
procedentes del judasmo. Los judos beban vino y no haba ninguna prohibicin
bblica para ello, salvo cuando se trataba de votos como el de nazareato
(Nm.6:lss). Histricamente hablando se sabe que con motivo de la destruccin
del templo, algunos judos, en seal de duelo, dejaron de comer carne y beber
vino. De modo que el vino no poda considerarse como impuro en el contexto
judo, ya que incluso en la fiesta solemne de la Pascua, se acompaaba la comida
con vino. Sin embargo, si extendemos el sentido de la conciencia del dbil a los
cultos idoltricos, entenderemos que para algunos, tal vez relacionados con el
culto a dioses como Baco, tendran repugnancia a beber vino a causa de las
perniciosas consecuencias que traa en el contexto gentil idoltrico. Al igual que
la carne adquirida en una carnicera, as tambin el vino comprado en Roma no
poda determinarse con certeza si no proceda de bodegas relacionadas con el
culto idoltrico. Esas eran las razones que generaban escrpulos en la conciencia
de los dbiles, por cuya causa se exhorta a no comer carne ni beber vino, para no
ofender a estos hermanos y ser para ellos escndalo.
La leccin general es un llamamiento a dejar todo lo que sea un problema
espiritual para otros, lo que sirva de tropiezo u obstculo al hermano. No
consumir nada que fuese tropiezo, ofensa o debilite al dbil. Estas dos ltimas
palabras no estn en los manuscritos ms seguros. Se podra concluir de este
modo: "no practiques nada que haga dar un mal paso a tu hermano".
22. Tienes t fe? Tenla para contigo delante de Dios. Bienaventurado el
que no se condena a s mismo en lo que aprueba.
fe
la que tienes
para
he
E:vwmov wG 0wG.
delante
de Dios.
ROMANOS XIV
1024
aKptoc;
~
a s mismo en lo que
00K1dc;E1
aprueba.
"d
lx,su;, tienes, como se lee en D, G, 'f, 0150, 0209\'1,
6, 81, 104, 256, 263, 365, 424,
436.459, 1175, 1241, 1319, 1506, 1573, 1739, 1852, 1881, 1912, 1962,2127,2200,B~
[L, PJ Lect it111b,d,g,o, copa. l:m, arm, eth, geo, slav, Crisstomo, Ambrosiaster, Agustn~.
Sin solucin de continuidad, escribe: <:rU, caso nominativo de la segunda persona.
singular c;lel pronombre personal t; 1tc:rtw, caso acusativo femenino singular del
sustantvo fe; ijv, caso acusativo femenino singular del pronombre relativo la
que; ex,&tc;, segunda persona singular del presente de indicativo en voz activa del verbo
sx;<. tener, aqu tienes; KCX.'tU, preposidn de acusativo para~ (l'&CJ.\)'tOV, cas
acusativo masculino singular del pronombre reflexivo contigo mismo; lX,s, segunda
persona singular del presente de imperativo en voz activa del verbo sx,w, tener, aqu ten;
avm7tiov. preposicin de genitivo delante, ante; too, caso genitivo masculino singular
del articulo determinado el; 0eou, caso genitivo masculino singular del nombre propio
declinado de Dio.r. Una segunda clusula comienza con atcdpta<;, caso nominativo
masculino singular del adjetivo feliz, dichoso, bienaventurado; , caso nominativo
masculino singular del artculo determinado el; ..n\, partcula que hace funciones de
adverbio de negacin no; tcpvwv, caso nominativo masculino singular del participio
de presente en voz activa del verbo Kpvro, juzgar, sentenciar, condenar, aqu juzga;
S~l>tov, caso acusativo masculno singular del pronombre reflexivo declinado a si
mismo; lw, preposicin propia de dativo en; ~. caso dativo neutro singular del
pronombre relativo lo que; ooKtcl!;et, tercera persona singular del presente de
indicativo en voz activa del verbo OoKtdt;w, aprobar, aqu aprueba.
1025
23. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace
con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado.
que duda
miv 8f:
Y todo
lo que
s1
Ka'taK~Kptm,
on ooK EK nicrEw<;
no
de
fe:
de
fe
pecado
es.
1026
ROMANOS XIV
adverbio de negacin no, con el grafismo propio ante vocal no aspirada; b:, preposici
propia que rige genitivo de; itcrtemc;, caso genitivo femenino singular del sustanti
n<iv, caso nominativo neutro singular del adjetivo indefinido todo; 88, p
conjuntiva que hace las veces de conjuncin coordinante, con sentido de pero, llU$ b
y, y por cierto, antes bien; o, caso nominativo neutro singular del pronombre reta
lo que; mSi<, forma del adverbio de negacin no, con el grafismo propio ante voca
aspirada; sK, preposicin propia que rige genitivo de; ntcr'tSWc;, caso genitivo feme
singular del sustantivo fe; da.j:YCa:, caso nominativo femenino singular del sus
pecado; &m(v, tercera persona singular del presente de indicativo en voz activa
verbo el(, ser, aqu es.
1027
CAPTULO XV
1030
ROMANOS XV
riEl:c;
f3acr'tCisi>tv Kat T
sobrellevar
o uvawl
nosotros los
fuertes,
'ta
las
flaquezas
amo'lc;
dp8crKEtv.
no a nosotros mismos
agradar.
de los
no fuertes
1031
'
ROMANOS XV
1032
fwv
dyaeov npo<;
bueno
para
oiKootjv.
edificacin.
1033
Porque tambin -
Cristo
no
a s mismo
agrad
o dvstotcroi
'tOOV dvstOil;v'trov
O"E
Los
de los
te
vttupenos
que vituperan
sino
segn que
est escrito:
nnscra.v n' .
cayeron
sobre
m.
1034
ROMANOS XV
los; vstf(,vcrov, caso genitivo masculino plural del participio de presente en voz
activa del verbo vsif(,ro, insultar, reprochar, injuriar, echar en cara, aqu que
vituperan; crs, caso acusativo de la segunda persona singular del pronombre personal
te; srctmxrav, tercera persona plural del aoristo segundo de indicativo en voz activa del
verbo s1nrc:1t'C(I), caer sobre, aqu cayeron; src', forma que adopta la preposicin de
acusativo 611:{, con el grafismo por elisin de la t final ante vocal o diptongo sin
aspiracin, que equivale a por, sobre; st, caso acusativo de la primera persona
singular del pronombre personal m.
Ka't yap Xp1cr1c; oux am) rpEcrEv. Volcarse en bien del
prjimo, aceptarlo en sus debilidades, vivir para su bien, renunciar a los
derechos personales para no herirle, ayudarlo en su falta de comprensin, es
demasiado para el hombre; incluso el creyente tiene problemas en la prctica de
estas demandas. No hay ejemplo humano suficiente para estimular a los
lectores, por eso lo enfoca desde la perspectiva cristolgica poniendo al Seor
como ejemplo. Cristo no busc, o no se aferr a lo que le agradaba. Suena aqu
el himno cristolgico de la Epstola a los Filipenses (Fil. 2:6-8). El ejemplo de
entrega del Hijo de Dios, culmina en la pasin y en la muerte a favor de los
dbiles y extraviados pecadores. Ka't yap Xptcr1c;, porque tambin Cristo;
la visin de los lectores est siendo orientada hacia nuestro Seor. l es el
ejemplo supremo para la vida cristiana (He. 12:2a). Jess llama a los suyos a
aprender de l, en su humildad, mansedumbre y compromiso (Mt. 11 :29). El
cristiano est llamado a un seguimiento fiel del Maestro (1 P. 2:21).
1035
maldicin (G. 3:13), descendi a las partes ms bajas de la tierra (Ef. 4:9) para
levantar en l al ms perdido de los mortales que haya descendido a la ms baja
condicin humana, si cree. Si haberse despojado de sus derechos, no hubiera
podido realizar la obra de redencin del hombre. Es el supremo proceso de
entrega hacia los dems (Fil. 2:6-8); el grado mximo de entrega del Justo por
los injustos para llevamos a Dios (1 P. 3:18).
OCJ<X yap
'va
ota
nuestra
pacienca
y mediante
enseanza
fueron escritas
consolacin
de las Escrituras
esperanza tengamos.
1036
ROMANOS XV
porque; '1tpoi;ypq>'fl, tercera persona singular del aoristo segundo de indicativo en vo:z:
pasiva del verbo 1tPOl'Pd.<J>ro, escribir de antemano, aquifae escrito de antemano; ele;.
pteposici6n de acusativo para; i-Tv 1 caso acusativo femenino singular del articulo
determinado la; T)si-spcxv, caso acusativo femenino singular del adjetivo posesivo
nuestra; oiOO.atca.A.a.v, caso acusativo femenino singular del sustantivo enseanza;
typdq>'Q, tercera persona singular del aoristo segundo de indicativo en voz pasiva del
verbo ypdqxo, escribir, aqufue escrito; iva., conjuncin para que; 3td, preposicin
propia de genitivo por, -ri\~, caso genitivo femenino singular del artculo determinado
la; unoovij<;, caso genitivo femenino singular del sustantivo paciencia; tea\
onjuncin copulativa y; fd, preposicin propia de genitivo por; i-ij<;, caso genitivo
femenino si:ngular del articulo determfado la; 7tcxpa.dtjaero<;, caso genitivo femenino
singular del sustantivo consolacin; Trov, caso genitivo femenino plural del articulo
determinado declinado de las; ypa.q>}v, caso genitivo femenino singular del sustantivo
escrituras; 'Civ, caso acusativo femenino singular del artculo detenninado la; t..noo~
caso acusativo femenino singular del sustantivo esperanza; sxrosv, primera persona
sin lar del presente de subjuntivo en voz activa del verbo sx,ro, tener, aqu tengamos.
ocm yap npoi:;ypcpr, Ei<; 'tljv li:;Tpav 8t8aaxaA.iav f:ypdcpr. El
apelar continuamente a la Escritura en la argumentacin de la enseanza tiene,
no solo el propsito de asentarla sobre la verdad suprema de la Palabra, sino
para que la lectura de ella produzca los efectos beneficiosos en los lectores,
para lo que est destinada. Pablo habla de ocm yap npoi:;ypcp11, todo cuanto
fue escrito de antemano, o cuanto fue escrito antes. La forma verbal
npoi:;ypcp11, corresponde al aoristo segundo de indicativo en voz pasiva del
verbo npoypcpw, compuesto del la preposicin np, antes, y la raz ypdcpw,
escribir, de ah escrito antes o escrito de antemano. Se refiere, por tanto, a
todas las Escrituras que haban sido escritas hasta entonces. Los creyentes de
esta dispensacin tienen escritos bblicos que les anteceden. La referencia es a
las Escrituras que circulaban en su tiempo, especialmente a los escritos del
Antiguo Testamento. La Escritura fue escrita para la enseanza del creyente.
Toda la Escritura es doctrina porque procede de Dios y ha sido dada a los
hombres para que le conozcan y vivan conforme a su propsito y voluntad.
Adems, la enseanza de la Escritura produce resultado de madurez espiritual
en el creyente, apropiado en el caso de los dbiles a fin de que venzan sus
prejuicios y de los fuertes para que aprendan a soportar a los dbiles. La
Escritura es el maestro supremo del creyente, y lo nico til para ensear (2 Ti.
3: 16). Es necesario entender esto con claridad a fin de que en la iglesia, los
maestros enseen slo la Palabra dejando a un lado cualquier otra cosa. Por otro
lado, el avivamiento espiritual que conduce a los creyentes en una experiencia
de victoria y de ajuste de la vida a la voluntad de Dios se alcanza por la
aplicacin que el Espritu hace de la Palabra (cf. Neh. 8:1, 2, 3, 8, 9). La
enseanza bblica produce el crecimiento espiritual necesario en los creyentes
de modo que dejen de ser nios en Cristo (Ef. 4:14).
1037
1038
ROMANOS XV
1039
singular del aoristo segundo optativo en voz activa del verbo o8w1, dar, conceder,
permitir, aqu de; iv, caso dativo de la segunda persona plural del pronombre
personal os; to, caso nominativo neutro singular del articulo determinado lo; ohto,
caso acusativo neutro singular del pronombre personal mismo; q>povsiv, presente de
infinitivo en voz activa del verbo pensar, sentir; sv, preposicin de dativo entre;
d.A.A:ti/1.ot<;, caso dativo masculino plural del pronombre recprooo unos a otros,
mutuamente, aqu en sentido de vosotros mutuamente; KO:td, preposicin propia de
acusativo segn; Xpu:rtov, caso acusativo masculino singular del nombre propio
Cristo; 'lt]O"Ouv, caso acusativo masculino singular del nombre propio Jess.
1040
ROMANOS XV
o8uav
wG Kupou fiwv
del
Seor
de nosotros
f;v
boca
glorifiquis
al
Dios
Padre
'IrcroG XptcrwG.
Jesucristo.
~9u~6v,
1041
alabar, dar honor, honrar, glorificar; TOY, caso acusativo masculino singular del
artculo determinado declinado al esov, caso acusativo masculino singular del
nombre propio Dios; Ka\, conjuncin oopulativa y; llaTspa, caso acusativo masculino
singular del nombre Padre, en este caso propio al ser ttulo divino; Too, caso ~fvo
masculino singular del artculo determinado declinado del; Kupou, caso genitivo
masculino singular del nombre Seor, en este caso propio, al ser ttulo divino; fIDv~
caso genitivo de la primera persona plural del pronombre personal declinado de
nosotros; 'lrtO'o, caso genitivo mascuf:io singular del nombre propio Jes$;
Xpictt:ou, caso genitivo masculino singular del nombre propio Cristo.
Llt
Por lo cual
npocri::A-Pi::w
acogi
acogeos
Kat
unos a otros
as como tambin
ac; 1 de; O~av wu 8i::ou.
os para gloria
de Dios.
Xptcroc;
Cristo
1042
ROMANOS XV
fif;, a nosotros, nos, como se lee en B, D*, P, 048, 0150, 104, 459, 1506, 1852,
2127c, l 147, l 590, 1751, / 884, l 1159, / 1441, itar,g,d,r,o, vgm, copsa, Teodoreto1em.
Expresando el deber de acogerse mutuamente, escribe: At, conjuncin, que sirve para
coc;>rdinar lo que antecede con lo que sigue, por eso, por lo cual, por esa razn~
1tpocrA.a,pdvecr0&, segunda persona plural del presente de imperativo en voz media del
verbo 1tpocrA.a.Pdvro, acoger, recibir, aqu acogeos; dA.A.tl..ou~, caso acusativo
masculino plural del pronombre recproco unos a otros; Ka.0ro<;, conjuncin lo mismo
que, segn que, as como; Ka.1, adverbio de modo tambin;
caso nominativo
masculino singular del articulo determinado el; Xptcr<;, caso nominativo masculino
singular del nombre propio Cristo; Ttpocr&A.cl!Jso, tercera persona singular del aoristo
segundo de indicativo en voz media del verbo 1tpocrA.a.pdvro, recibir, aqu recibi;
d<;, caso acusativo de la segunda persona plural del pronombre personal os; d~,
preposicin propia de acusativo para; O!;a.v, caso acusativo femenino singular del
nombre comn gloria; wu, caso genitivo masculino singular del artculo detenninado
el; 8&ou, caso genitivo masculino singular del nombre propio declinado de Dios.
o,
1043
que se reciban unos a otros del mismo modo en que cada uno hemos sido
recibidos por Cristo. Aqu se enfatiza el carcter recproco de la aceptacin de
unos hacia los otros. No solo es el fuerte quien debe aceptar al dbil, sino
tambin stos quienes han de aceptar a los fuertes sin escandalizarse ni juzgarles
por su manera de pensar. La aceptacin de Cristo hacia nosotros ha sido
infinitamente mayor que la que nosotros hemos de hacer hacia nuestros
hermanos. La aceptacin del pecador supuso el sacrificio expiatorio de Jess,
para los creyentes, aceptarse mutuamente no implica sacrificio alguno, sino un
privilegio especial de manifestar la gracia de Cristo en nosotros.
de; 8sav 'tOU 0wu. Este acogerse cristiano es lo que glorifica a Dios,
que acogi a unos y a otros en Cristo. Dios es glorificado en la salvacin de los
pecadores y en la formacin de un cuerpo en Cristo, como el mismo Seor dijo:
"En esto es glorificado mi Padre, en que llevis mucho fruto, y seis as mis
discpulos" (Jn. 15 :8). Slo as, en la unidad de la comunin y en el amor
fraterno es posible alabar a Dios con una misma alma y una misma voz (v. 6).
8. Pues os digo, que Cristo Jess vino a ser siervo de la circuncisin para
mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres.
Cnsto
servidor
yi::yi:wr]cr8m
vino a ser
por
verdad
confirmar
las
promesas
de los
padres.
ROMANOS XV
1044
Quiere decir que va a expresar una verdad teolgica. Esta tiene que ver con la
condicin de siervo de Jesucristo. Esta verdad del Siervo no solo est en las
profecas del Antiguo Testamento (cf. Is. 42:1), sino que tambin es enseada
en la doctrina del Nuevo Testamento (cf. Fil. 2:6-8). Jess se declar a s mismo
como siervo, afirmando que l vino para servir (Mt. 20:28). Cristo vino no para
ser servido, como le hubiera correspondido en su condicin de Dios y Creador,
con derechos sobre las criaturas, sino para servir. La encarnacin del Verbo
tiene el propsito de servir. Quien es Dios sobre todas las cosas, bendito por los
siglos (9:5), desciende a la condicin de hombre para que, desde su humanidad,
pueda humillarse hasta la muerte y muerte de cruz (Fil. 2:8). El Mesas no haba
entrado en el mundo de los hombres, en su primera venida, para ser entronizado
y manifestarse glorioso en el mundo, sino para sufrir el desprecio, la sinrazn,
las injurias y la muerte. Los reyes del mundo son servidos, el Rey de reyes vino
para servir. En este amplio servicio para el que fue enviado por el Padre, una
manifestacin de Su servicio tiene que ver con la circuncisin. Inicialmente su
ministerio en la tierra tuyo que ver con los judos y fue dirigido a ellos (Mt.
10:5, 6). El Hijo del Hombre vino en servicio primeramente al pueblo de Israel.
por
esto
8o~dcrm
misericordia glorifiquen
~ooA.oytj croa.i
confesar
Ka. i
't'CQ
al
d v an ero u
nombre
de ti
a Dios,
como
est escnto:
crot
8 0vecrw
te
entre
gentiles
\ji a.A.ro.
1045
acusativo neutro plural del nombre comn naciones, gentiles; 1tsp, preposicin de
geitivo por; &Mou<;, caso genitivo neutro singular del sustantivo misercordia;
oo~dcrm, aoristo primero de infinitivo en voz activa del verbo oo~<i;ro, alabar,
glorificar, aqu glorifiquen; -rov, caso acusativo masculino singular del articulo
determinado el; 0ev, caso acusativo masculino singular del nombre propio declinado
a Dios; KCX.0ro~, conjuncin, lo mismo que, segn que, como, as como, desempea a
veces funciones de partcula comparativa, aqu se usa como parte integrante de una
frmula introductoria a una cita del Antiguo Testamento; yypmttm, tercera persona
singular del perfecto de indicativo en voz pasiva del verbo ypdcpro, escribir, aqu est
escrito. Sigue luego una cita bblica con Oid, preposicin de acusativo por; -roto, caso
acusativo neutro singular del pronombre demostrativo esto; &~ooA.oyrjcroa.1, primera
persona singular del futuro de indicativo en voz media del verbo ~oo>.oyw,
confesar, reconocer, alabar, aqu confesar; aot, caso dativo de la segunda persona
singular del pronombre personal declinado a ti; ev' preposicin propia de dativo entre;
s0veaw, caso dativo neutro plural del sustantivo naciones, pueblos, gentiles; Kat,
conjuncin copulativa y; t{Q, caso dativo neutro singular del articulo determinado
declinado al; vatt, caso dativo neutro singular del nombre comn nombre; crou,
caso genitivo de la segunda persona singular del pronombre personal declinado de ti;
wa>.ro, primera persona singular del futuro de indicativo en voz activa del verbo
\jfciA.A.ro, cantar, cantar himnos, cantar alabanzas, literalmente cantar con salterio, aqu
cantar con salterio.
ni 8f: E8v11 nf:p f:lcforn; 8o~crm 'tV Ekv. El versculo ensea que
los gentiles por la misericordia glorifican a Dios. Una cierta dificultad se
aprecia en los cambios entre los dos versculos. En el anterior el sujeto es Cristo
Jess que vino para demostrar alc118da~ 0rnG, la fidelidad de Dios; en este el
sujeto son los gentiles que alaban a Dios nf:p f:lcfou~, por la misericordia.
Algunos consideran que este cambio de sujeto exige enlazar la primera parte del
v. 9 "para que los gentiles glorifiquen a Dios", con 8a "Cristo Jess vino a ser
siervo de la circuncisin". De este modo 8o~crm, glorificar, resulta paralelo
con ~E~mwcrm, confirmar. Esto hace que 8a sea la oracin principal mientras
que las otras dos 8b y 9a, ambas oraciones de infinitivo son secundarias de
manera que la presencia de Jesucristo sirve para confirmar las promesas a los
padres y para que los gentiles alaben a Dios. Sin embargo esto entraa ciertas
dificultades que hace preferible entender que las dos oraciones de infinitivo no
son paralelas, por tanto hay una primera que tiene que ver con la presencia de
Cristo para confirmar las promesas y una segunda en la que Su presencia sirve
para que los gentiles glorifiquen a Dios. Esto exige que el servicio de Cristo sea
tanto para los judos como para los gentiles, e indudablemente es as, por cuanto
vino como siervo para que las promesas de salvacin se cumpliesen para los
judos y se extendiesen tambin a los gentiles. La alabanza a Dios por parte de
los judos descansa en una manifestacin de la.fidelidad del Seor, mientras que
para los gentiles es principalmente una manifestacin de Su misericordia. La
grandeza de la obra de servicio de Jesucristo es que llev cabo una operacin
salvfica de alcance universal, resolviendo la situacin del pecado para todos los
ROMANOS XV
1046
Cha
'tOU'tO
E~ooA,oytjcrom
ovan crou
otra vez
dice:
gentiles,
E'tci 'tOU
con
el
de l.
de
Kat ndA.tv, A.yet La frmula y otra vez, o en otro lugar se dice, sirve
introduccin a una nueva referencia del Antiguo Testamento,
1047
Kat ndJ..1v
Y
otra vez:
todos
los
al
Seor,
ensalcen
le
todos
los
A.a.o.
pueblos.
'
aivEtl"E, ndvt"a
88vr, l"OV Kptov. La invitacin a la alabanza
comprende aqu tanto a Israel como a las naciones de la tierra, al referirse en el
ROMANOS XV
1048
versculo a nna -ra &8vr, todos los pueblos. Los textos aplicados por el
apstol tienen como motivo sustentar la idea del conjunto tanto de judos como
de gentiles, a quienes alcanza la salvacin de Dios.
otra vez
Isaas
6cna.t
Habr
dice
raz
de lsa
en'
en
el
aPX.St V 80vwv,
que se levante
regir
a gentiles,
gentiles
esperarn.
adverbio otra vez, adems, de nuevo; 'Hc:tdta<;, caso nominativo masculino singulM
del aombre propio lsaias; Myst, tercera persona singular del presente de indicativo en
voz acti'1'a del verbo A.ym, decir, a.qui dice; OO't'f.; tercera persona singular del futuro
de indi-0a:tivo en voz media del verbo s\, haber, tener, aqu habr; 1], cas
aominauvo femenino singular del artculo detemrinado la; pte;a, caso nominativo
ftmenino singular del sustantivo que dcmota raz, retoo; wii, caso genitivo masculino
Singular del artculo detemrinado el; 'IS<tc:ta\, caso genitivo masculino singulll!' del
nomhre propio lsai; Ka\, conjuncin copulativa y; , caso nominativo masculino
iingular del artculo detemrinado el; d\lt<t'td.mvo<;. caso nominativo masculino
singuJar del participio de presente en vo~ media del verbo dW.<t't1u.1.i, levantarse. aql
IJue se levan~; dPXatv, presente de mfitiitivo en vol! activa del verbo apx_w, gobernar.
regir; 0v~v, caso genitivo neutro plural del sustantivo declinado a gentil~; b',
forma que adopta la preposicin de dativo en, con el grafismo por elisin de la \ final
ante vocal o diptongo sin aspiracin, que equivale a por, sobre, en; mhw, caso genitiva
maseulino de la tercera persona singular del pr<>nomhre personal l; l0vf1, cas
nominativo neutro plural del sustantivo etnia$, gentiles; 8A.1ttoow, tercera persona
plural del futuro de indicativo en voz a'Ctiva del verbo iA.n(~m, esperar, confiar, poner
la esperanza, aqu esperarn.
1049
Y el
D10s de la esperanza
llene
os
de todo
gozo
paz
en
creer
para
abundar
vosotros en la esperanza
en
poder
Ilvi:;awc; 'Ayou.
de Espntu
Santo.
1050
ROMANOS XV
1051
'Ayiou. La intercesin del apstol por los creyentes en Roma y, por extensin,
por todos los creyentes en todos los tiempos tiene que ver con la dotacin de
una esperanza plena. Todo aquel cristiano que siente la esperanza nacida en la
fe en Cristo, puede desbordar en esperaza, dotados de esa admirable riqueza
que se lleva a cabo en el poder del Espritu Santo. Son las bendiciones que estn
aparejadas para quienes andan en el Espritu (G. 5:16). La vida cristiana solo
se entiende como un continuo vivir a Cristo en el poder del Espritu.
Propagacin: la difusin de la justicia de Dios (15:14-16:27).
El propsito de Pablo al escribir la epstola (15:14-21).
Su seguridad de la madurez espiritual de los romanos (15:14).
14. Pero estoy seguro de vosotros, hermanos mos, de que vosotros mismos
estis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que
podis amonestaros los unos a los otros.
ITnEtcrm M, d80lvcpo ou,
Kat
mhot
on
wv
de que
estis
nEpt
conocimiento, capacitados
Kat
de bondad
ncrric;
de todo
dlvlvtjlvouc; vou80101v.
amonestar.
1052
ROMANOS XV
singular del adjetivo indefinido declinado de toda; Ti\<;;, caso genitivo femenino
singular del artculo dete:rminado la; yvrocrs><;;, caso genitivo femenino singular del
sustantivo que denota conocimiento; 6uvsvoi, caso nominativo masculino plural del
participio de presente en voz media del verbo 6\$va.ai, poder, tener poder, tener
capacidad, aqu capacitados; KCX.t, adverbio de modo tambin; dA.A.r\Af>u<;;, caso
acusativo masculino plural del pronombre recproco unos a otros; voo01mfiv, presente
de infinitivo en voz activa del verbo vou(hmw, dar buenos consejos, amonestar.
IIm:tcrm , abEA<pO ou, Kat auToc; EYW 7tEpt wv. Quien
escribi la Epstola, conocedor de las circunstancias de la iglesia en Roma y de
sus problemas, especialmente de la relacin entre los dbiles y los fuertes, llega a
una conviccin personal. Estaba persuadido de la condicin de los miembros de
aquella iglesia. No indica como lleg a esa conviccin, pero lo afirma
enfticamente. Estaba convencido sobre aquellos a quienes dirige la Epstola y a
los que llama "hermanos mos". l no haba estado antes en Roma, sin embargo
la fe de los cristianos de aquella iglesia se haba divulgado por todo el imperio
(1 :8). No se trata de una expresin lisonjera para ganar la voluntad de los lectores.
1053
1054
ROMANOS XV
escrib
os
en
la
gracia
parte
me de parte de
haciendo recordar
mu
0w6
Dios.
os
que tal vez algunos podan considerar atrevido el escrito, toda vez que,
especialmente en el tramo de 14:1-15:13, abord un problema existente en la
iglesia en Roma, reprendiendo actitudes contrarias a la tica cristiana.
Posiblemente en la iglesia haba algunos que tenan un espritu arrogante (11 :20,
21; 12:3) que podran cuestionar al apstol como alguien lejano a la iglesia que
se atreva a reconvenirles. De igual manera parece apreciarse en alguno un
espritu de rebelda contra toda autoridad (13:2), que acaso estuviesen
cuestionando la autoridad con que el apstol escriba de aquella manera. No
cabe duda que tambin haba un cierto aire de desprecio en los fuertes contra los
1055
dbiles que se sentiran apelados muy directamente por la larga parnesis en que
se cuestionaba su conducta (14:10). Al mismo tiempo haba tambin dbiles que
estaban prontos a juzgar a los fuertes y que podran estar emitiendo juicio contra
quien se haba identificado con los fuertes de la iglesia en su modo de pensar
(14:14). Por esa causa el apstol habla de un escrito hecho con atrevimiento,
literalmente con audacia, indicndoles que no se trata especialmente de una
exhortacin sobre problemas concretos, sino de un escrito para
f:navatvrjCJKWV a;, recordarles, hacerles pensar, llamarlos a reflexionar
sobre todas estas cuestiones. A pesar de que estaban llenos de virtudes, les era
preciso un escrito que les hiciese reflexionar. El apstol sola recordar o repetir
las mismas cosas para asegurar bien la enseanza y formacin de los creyentes
(Fil. 3: 1). Los hermanos en Roma conoca bien los principios de tica cristiana
sobre los que ha escrito, pero era bueno recordarlos debido al defecto que todos
tenemos de olvidar pronto. Pablo reconoce que la iglesia en Roma estaba bien
enseada, por lo que las verdades escritas y las exhortaciones dadas no eran una
novedad para ellos.
cSui 'tiv xptv iiv cSo8EtCJav ot no wu E>cou. Al mismo tiempo
les seala su autoridad apostlica. El escrito se produce en virtud "de la gracia
que de Dios me es dada". La gracia aqu es una clara alusin al don de apstol
que haba recibido. l haba sido elegido por Dios para un ministerio especfico
desde antes de su nacimiento: "Pero cuando agrad a Dios que me apart desde
el vientre de mi madre, y me llam por su gracia, revelar a su Hijo en m, para
que yo le predicase entre los gentiles" (G. 1: 14: l 5a). Pablo haba sido alcanzado
para salvacin por Dios mismo (Hch. 9:3ss). Dios tena un propsito concreto
para su ministerio, como revel a Ananas: "Ve, porque instrumento escogido me
es ste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los
hijos de Israel" (Hch. 9: 15). Por esa razn, capacitndole para el ministerio, la
gracia de Dios lo dot del don de apstol (1:1). Ese don, siendo un don del
Espritu, proceda de Dios (1 Co. 12:7). Por esa causa, como apstol, enviado a
los gentiles de parte del Seor, tena la autoridad de quien le enviaba. As poda
decir a los lectores de sus escritos: "Si alguno se cree profeta, o espiritual,
reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Seor" (1 Co. 14:37).
mm1stro
o cuayyA-tov wu E>wu,
el
evangelio
de Cristo
i'.va
Jess
yv11m
Ti
por
Espritu
ministrando
npompopa wv 88vwv
a 8Elv11, 'tcpoupyouva
Santo.
ofrenda
de los gentiles
1056
ROMANOS XV
1057
perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo" (G. 1:7). Por esa razn
advierte solemnemente: "Mas si an nosotros, o un ngel del cielo, os
anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema"
(G. 1:8). Los destinatarios de la evangelizacin eran los gentiles. Pablo recibi
el apostolado para las naciones.
'va yvrm Ti npompopa wv e8vwv EunpcroEKwc;. Los gentiles
son presentados aqu como una ofrenda a Dios. Tiene aqu el apstol un
pensamiento sacerdotal? Se considera a l mismo como un sacerdote que est
ofreciendo a Dios un sacrificio consistente en los gentiles salvos? Bien pudiera
ser ya que acaba de citar la profeca de Isaas y l, conocedor profundo de ella,
tal vez tuviese en mente otro texto que contiene esa figura: "Y pondr entre
ellos seal, y enviar de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y
Lud que disparan arco, a Tuba/ y Javn, a las costas lejanas que no oyeron de
m, ni vieron mi gloria; y publicarn mi gloria entre las naciones. Y traern a
todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehov ... "
(Is. 66: l 8- l 9a). La profeca habla de la evangelizacin de naciones y de la
reunin del pueblo de Dios como ofrenda a l. Es posible que el apstol
atendiera a la figura, de modo que l como predicador del evangelio proclama
las buenas nuevas a los gentiles trayendo, en ministerio sacerdotal, la ofrenda de
los salvos para la gloria de Dios. Ese es el pensamiento de algunos exegetas, as
escribe Wlckens:
1058
ROMANOS XV
1059
aquello que resulta admisible, aceptable. En general aquello que agrada a quien
lo recibe. Significa que los gentiles salvos son una ofrenda agradable para Dios.
Tyiacrvr1 f:v 7tVEa:n y). La ofrenda personal de los salvos es
agradable porque ha sido santificada por el Espritu Santo. La tercera Persona
de la Deidad inicia el proceso de santificacin en la capacitacin para salvacin
(1 P. l :2), por cuya razn el pecador perdido puede ser aceptado por Dios en un
acto de entrega incondicional. El mismo Espritu coloca al cristiano en Cristo,
posicin santificante delante de Dios, siendo Cristo hecho santificacin para el
salvo ( 1 Co. l :30). Desde la condicin de justificado, extinguida para l la
responsabilidad penal del pecado ( 5: 1; 8: 1), santificado en Cristo y por medio
de l, separado para Dios por el Espritu Santo, estn ahora capacitados, como
sacerdotes espirituales, para ofrecer sacrificios espirituales, uno de los cuales es
la entrega personal (12: 1), que son aceptables para Dios por medio de Jesucristo
(1P.2:5).
hw
Tengo, pues,
la
jactancia
en
Cristo
Jess
npoc;
- en relacin a
ov E>Ev
-
Dios.
ROMANOS XV
1060
poda gloriarse porque todo proceda de Dios, por tanto su gloria no era suya sino
de Dios que operaba en l. As lo entendi siempre, de manera que escribe: "para
que como est escrito: El que se glora, glorese en el Seor" (1Co.1:31).
18. Porque no osara hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de m
para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras.
wv
ou KU'tEtpycra'tO Xptcno~
Eou
m
d~
naKoiv E8vwv,
A-yo,>
llev a cabo
Cnsto
8t'
por medio de
Ka't Epyo,>,
con obra
''
1061
1062
ROMANOS XV
poder
WO"TE
de seales
de modo que yo
desde
7tE7tAl'lPWKVat
ha llenado
prodigios,
en
poder
de Espritu
de Dios;
alrededor
TO &uayyAtoV mu Xptcrmu,
el
evangelio
de Cristo.
hasta
Ilrico
1063
Junto con las seales hace referencia a los 'tcpd'twv, prodigio. Estos son
tambin obras hechas por Pablo bajo la accin omnipotente del Espritu Santo.
La palabra equivale a maravillas. El prodigio llevaba la atencin de las gentes
hacia el portento, lo que permita al apstol sealar hacia Dios que lo operaba.
Un ejemplo en el ministerio de Pablo ocurri en Listra con la sanidad de un cojo
de nacimiento que nunca haba andado (Hch. 14:9-10). Ese prodigio permiti a
Pablo anunciar al Dios verdadero frente a los dolos que aquellos adoraban
(Hch. 14: 15). Otro ejemplo tuvo lugar en Malta, cuando una vbora se le
prendi en la mano, y l sacudindola en el fuego no sufri dao alguno (Hch.
28:4-6), semejante prodigio hizo que los hombres de la isla lo considerasen
como un dios, completando el prodigio con el milagro de la sanidad del padre
del principal de la isla y de muchos enfermos que haba en ella (Hch. 28:8-9).
Todas esas seales y prodigios tenan lugar por el poder del Espritu de
Dios. Era Dios mismo obrando con poder. Ese era tambin el cumplimiento de
la promesa que Cristo hizo a los suyos para la evangelizacin: "Pero recibiris
poder cuando haya venido sobre vosotros el Espritu Santo" (Hch. 1:8). La
realidad de la presencia del Espritu Santo en la iglesia de Jerusaln trajo como
consecuencia que "muchas maravillas y seales eran hechas por los apstoles"
(Hch. 2:43), de modo que el evangelio alcanzaba a muchos por la evidencia del
poder que proclamaban en el mensaje.
1064
ROMANOS XV
1065
haber llenado todo con el evangelio de Cristo, significa que no haba ya lugares
en toda aquella rea donde el evangelio fuese desconocido. Ms adelante dir
que en esas regiones no tena lugar en que trabajar en obra pionera (v. 23). El
apstol fue un pionero en la evangelizacin. Estableca iglesias que luego eran
atendidas por otros (1 Co. 3:6).
Bien poda gloriarse en su trabajo porque slo la direccin y poder de
Dios hicieron posible que el evangelio, a pesar de tanta oposicin, alcanzase un
territorio tan extenso en tan poco tiempo.
ambicionando
Xptcri-c;, '{va
Cnsto,
para que
iJ
evangelizar
no
donde
fue nombrado
no sobre
ajeno
fundamento
edifique.
ROMANOS XV
1066
como
est escrito:
'
OUK
ole;
A los que
no
KClt
Ot"
los que
d vryy& A.11
1tEpt
mhou hvov'ta.t,
fue anunciado acerca
de
vern;
l,
,
'
OUK
a.' K11 Ko a.en v cruv11 croucrt v.
no
han odo
entendern.
Reforzando lo que antecede aade aqu una cita del Antiguo Testamento, previa frase
introductoria con dA.A.d, conjuncin adversativa sino; Kcx0roi;, conjuncin, lo mismo
que, segn que, como, as como, desempea a veces funciones de partcula comparativa,
aqu se usa como parte integrante de una frmula introductoria a una cita del Antiguo
Testamento; y&ypmti;m, tercera persona singular del perfecto de indicativo en voz
pasiva del verbo ypciq>w, escribir, aqu est escrito; oti;, caso dativo masculino plural
del pronombre relativo declinado a los que; ouK, forma del adverbio de negacin no,
con el grafismo propio ante vocal no aspirada; d.vT)yyA.TJ, tercera persona singular del
aoristo segundo de indicativo en voz pasiva del verbo .vay&A.A.w, anunciar, contar,
declarar, dar a conocer, aqu fue anunciado; m::p't, preposicin propia de genitivo
acerca de; a\ho\5, caso genitivo masculino de la tercera persona singular del
pronombre personal l; O\jlOVtcxi, tercera persona plural del futuro de indicativo en voz
1067
media del verbo pdw, ver, mirar, notar, observar, aqu vern; 1m:1, conjuncin
copulativa y; dl, caso nominativo masculino plural del pronombre relativo los q'1.1!8;
ote, forma del adverbio de negacin no, con el grafismo propio ante vocal no aspirada;
dtetlKaow, tercera persona plural del perfecto de indicativo en voz activa dl verbo
dteow, or, escuchar, enterarse, aqu han odo; crovtaouaw, tercera persona plural
del futuro de indicativo en voz actva del verbo o:uvmn, entender, comprender, aqu
entendern.
fin 1mped1do
muchos
1f
vosotros
1068
ROMANOS XV
Lito Kat. Por lo cual, por esta causa cul causa? No se trata de lo que
inmediatamente antecede (vv. 20-21), sino ms bien a lo dicho en antes (vv. 1719a). El trabajo misionero, acompaado del poder del Espritu. La actividad
misionera que estuvo desarrollando y sobre la que escribi.
wu
noA.A.a
f:A.8Etv npo~ a~ La obra misionera le
f:vEKon11v
obligaba a estar presente en el campo de la obra pionera. Las iglesias fundadas
lo fueron siempre rodeadas de un intenso conflicto procedente de distintos
lugares; unas veces de los judos, otras de los idlatras. Esta situacin le
impidi, dice
noA.A.a, muchas veces, hacer una visita a la iglesia en Roma.
Este no era un asunto novedoso sino un deseo antiguo (1:13). Como siervo, sus
deseos y programa se vieron siempre supeditados a la determinacin del Seor.
No se trataba de un impedimento satnico, como ocurri en la visita a los
tesalonicenses (1 Ts. 2: 18). Se trata aqu de las actividades continuas en un
programa de evangelizacin extenso lo que impidi realizar la tan deseada visita
a aquella iglesia. Eso ocurri muchas veces, en un antiguo deseo de visitar a los
romanos, siempre impedido por el trabajo misionero.
lugar teniendo en
Ir
las
regiones
estas,
vosotros desde
muchos
aos.
y deseo
1069
~tivo
ano
1070
ROMANOS XV
al pasar
os
por
vosotros
ser encammado
all,
s1
de vosotros
en
parte
quede satisfecho.
O, P, W, 0:150, 81, 1506, 1739, 1852, 1881, 1962, 2200, itar, d, f, g, mon, 0 , arm, ath, geo1,
Origenes1at, Crisstomo, Ambrosiaster, Jernimo, Pelagio.
:En:avav, &Ascmm npoc; u<ic;, Espaa, ir a vosotros, como se lee en N2, 6, 33,
104, 2S6, 263, 365, 424, 436, 459, 1175, 1241, 1319, 1573, 1912, 2127, Biz [L] syr11,
goz, slav.
Couth,tuando con el anuncio de la visita y sus proyectos mmoneros, aade: roe;,
adverbio cuando; dv, partcula que no empieza nunca frase y que da a sta carcter
cml!l:icional o dubitativo, o expresa una idea de repeticin. Se construye con todos los
:mooos :menos el imperativo y acompafia a los pronombres relativos para darles un
sentido general; en algunas ocasiones no tiene traduccin; 11:op&(J)cx.t, primera
petsOna singular del presente de subjuntivo en voz media del verbo 11:ope(J), rse,
marcharse, seguir su camino, aqu vaya; de;, preposicin propia de acusativo para;
i:\v, cas() acusativo femenino singular del artklulo determinado la; tmx.va.v, caso
acusativo femenino singular del nombre propio Espaa; 61..1tl;w, primera persona
singular del presente de indicativo en voz activa del verbo &A.1tl;ro, esperar, confiar,
aqu espel'o; yap, conjuncin causal parque; fa7tqpeusvo;:;, caso nominativo
masc111ino singular del participio de presente en voz media del verbo fa11:op&ocx.t,
pasm, atravesar, aqu al pasar; 0&daa<78ai, aoristo primero de infinitivo en voz
media del verbo 0eacu, en voz media mirar, ver, observar, saludar, aqu ver; <ic;,
caso acusativo de la segunda persona plural del pronombre personal os; Ka\,
conjuncin copulativa y; ucp', preposicin de genitivo por; urov, caso genitivo de la
1071
ROMANOS XV
1072
sigo camino
Jerusaln
sirviendo
a los
santos.
En la comunicacin de los planes futuros les informa: vuv\, adverbio de tiempo ahora;
oe, partcula conjuntiva que ha.ce las veces de conjuncin, con sentido de pero, ms
1073
26. Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los
pobres que hay entre los santos que estn en Jerusaln.
EUOK'l'lCfCXV yap MaKEOova Kat , Axa:ta KOtvmvav nva 1tOttjcracr8m
Porque tuvieron a bien
Macedonia
Acaya
ofrenda
ds wus nmxous
wv ymv wv ev 'fapoucraA.tj.
para los
pobres
una
hacer
Jerusaln.
1074
ROMANOS XV
las iglesias en Galacia, a las que haba instruido en relacin con esta ofrenda (1
Co. 16:1). No tenemos razones bblicas para esto, aunque muy bien pudiera ser
que sea una referencia genrica a la ofrenda y que cite slo a iglesias de la parte
ms occidental del Asia Menor.
Se trata de una accin de comunin fraterna, de ah que a la ofrenda se le
llame aqu KOtvwviav nvd, una comunin, esto es, una expresin visible y
prctica de la comunin cristiana. La ayuda a los necesitados, sobre todo si se
trata de las necesidades de los hermanos, es una manifestacin de comunin.
Dios da recursos a los creyentes para que puedan compartir con las necesidades
de otros (Ef. 4:28). La ofrenda a los necesitados es una expresin de amor a
Dios (1 Jn. 3:17-18). El ejemplo de las iglesias en Macedonia, sumamente
pobre, es una evidencia, puesto que con insistencia pidieron al apstol que les
permitiese participar en la ofrenda, dando ms all de lo que era lgico, porque
primeramente se haban dado ellas al Seor (2 Co. 8: 1-5).
1075
27. Pues les pareci bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han
sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben tambin ellos
ministrarles de los materiales.
deudores
son
de ellos; porque si
los
espirituales
de ellos
con
part1c1paron
los
gentiles
deben
tambin
los
carnales
A.stwupyrcrm awt:c;.
servirles
a ellos.
1076
ROMANOS XV
medio de los judos, por tanto la ofrenda material es expresin de gratitud por
las bendiciones recibidas.
d yap 'tOti:; nvwanKoti:; UU't)V EKOtv.vricmv 'tU rnvri,
ocpEAOU(HV Kat EV 'toti:; cmpKtKoti:; AEl'tOUpyfcrm mhoti:;. Con toda
precisin se habla de un contraste entre participacin de los gentiles en 'toti:;
nvEuanKoti:;, literalmente los espirituales, es decir, los bienes o las
bendiciones espirituales procedentes de los judos. La mayor bendicin es que el
Salvador del mundo era de ascendencia juda, en su naturaleza humana (9:5). La
palabra que transmite el mensaje de Dios, les haba sido encomendada a ellos
(3:2). El evangelio que alcanz a los gentiles parti desde Jerusaln, lugar de
donde haba comenzado el apstol la predicacin hasta llegar al Ilrico (v. 19).
El Salvador de los gentiles haba sido enviado como servidor a los judos,
siervo de la circuncisin (15:8, 9). El mensaje del evangelio fue primero para
los judos (1: 16). Dios que lo es ahora de los gentiles, haba sido tenido como el
verdadero Dios, mucho antes, por los judos. Por esa causa, los gentiles somos
participantes de los bienes espirituales de los judos, por tanto es natural que en
un momento de necesidad, los cristiano-gentiles, acudan con sus bienes
materiales 'toti:; crapKtKoti:;, literalmente los carnales, es decir los de este
mundo, para servirles en su necesidad. El apstol utiliz esta misma figura
escribiendo a los corintios: "Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual,
es gran cosa que segremos de vosotros lo material?" ( 1 Co. 9: 11 ). Cierto es
que rehus a tal derecho a causa de la situacin en que la iglesia se encontraba,
especialmente de quienes siendo detractores de l, hablaban de su ministerio
como si se tratase de fundar iglesias para vivir a costa de ellas. El principio de
participar en un modo prctico con quienes aportan beneficios espirituales, es
una constante en la ensefianza del Nuevo Testamento. Contextualizando esto, la
iglesia no tiene que entender que lo que da a quienes le sirven en el ministerio
es el pago de un salario, sino la comunin de gratitud por lo que espiritualmente
reciben de ellos.
La ofrenda es, pues, un ministerio A-Et'toupyfcrat, servicio, en un acto de
comunin con los bienes. Es necesario recordar que la ofrenda es un sacrificio
espiritual (Fil. 4: 18). En este sentido tiene aqu un doble carcter, el de
sacrificio y el de comunin. La ofrenda no es una imposicin econmica, sino
un sacrificio espiritual.
28. As que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto,
pasar entre vosotros rumbo a Espaa.
'tOU'tO ouv E7tt'tEAcrai:; Kat crcppaytcr&voi:; mhoti:; 'tOV Kapnov 'tOU'tOV,
Esto,
pues,
concluido
confirmado
a ellos
dn&A-Ecrom
Oi'
wv
di:;
~navav
ir
a travs de
vosotros
para
Espaa.
el
fruto
este,
1077
1078
ROMANOS XV
on epxcVO~
que
al llegar
eA-ccrom.
llegar.
1079
Jesucristo (Hch. 24:27; 28: 11 ). Pablo recibi entonces una calurosa bienvenida
de los creyentes en Roma, salindole a buscar al camino y acompandole
luego hasta la casa de alquiler donde estara preso (Hch. 28: 15).
i:v nA.ripwa:n &uA.oym; Xptcr'tou EAEcrom. El segundo elemento
de certeza estaba relacionado con la bendicin que su presencia supondra
para la iglesia en Roma: "Llegar con abundancia de bendicin de Cristo".
Cristo es el agente de la bendicin, Pablo el instrumento que utilizara el
Seor para hacer llegar a los creyentes esa bendicin. Este es un asunto
mencionado varias veces en la Epstola (1:11, 12, 13b, 15; 15:24). Toda la
bendicin que acompa el ministerio del apstol en oriente, estaba seguro
que seguira manifestndose en su misin a occidente, comenzando en la
misma Roma, con su presencia en la iglesia.
os,
hermanos,
ta
por
Seor
de nosotros
Jesucristo
por
el
amor
del
Espritu
por
Dios.
i:v ate;
en
las
ROMANOS XV
1080
dativo femenino plural del artculo determioado tas; npocreoxair;. caso dativo
femenino ~ del sustantivo craciones; ttap, preposicin de genitivo por; !06.
caso genitivo de la primera peJ:sona singular del pronombJ:e personal mi; npi;,
pY:eposicin pJ:opia de acusativo a; ~vt caso a,cusativo masculino singular del articulo
detenninado el 9sv, caso acusativo masculino sin ular del nombre pro io Dios.
ITapaKaA.w of: f;, aoi:>A.cpo, 8ta wu Kupou fiwv 'Iricrou
Xptcrwu Kat 8ta fe; dynric; wu ITvcawc;. Vinculado con el viaje a
Jerusaln, Pablo apela a los creyentes en Roma, pidiendo sus oraciones. No es
algo de poca importancia, sino vital, como lo demuestra la construccin de la
peticin apostlica, que introduce con napaKaA.w of: ic;, os exhorto, o
tambin os ruego, unido a una interpelacin directa d8cA.cpo, hermanos. Va
todo esto acompaado de una apelacin a la autoridad 8ta wu Kupou fiwv
'Iricrou Xptcrw0, de nuestro Seor Jesucristo, el Seor de todos los cristianos,
a quienes todos debemos amor y obediencia. Una peticin formulada en el
nombre de quien se dio por todos nosotros para salvamos (G. 2:20). Junto con
la apelacin a la Persona de nuestro Seor Jesucristo, se une tambin Kat 8ta
fe; ciynrc; wu ITvca'toc;, el amor del Espritu, es decir, el amor que
genera el Espritu Santo en cada creyente (G. 5:22). Ese amor es el amor
mismo de Dios derramado hasta llenar el corazn renacido del cristiano (5:5).
Por tanto, ese amor que orienta nuestro inters hacia los hermanos, deba
mostrarse en los cristianos de Roma para atender la splica del apstol.
cruvaywvcracr8m ot f;v ate; npocrcuxa"ic; nf:p f;ou 7tpoc; ov
E>cv. La oracin demanda reviste la forma de intercesin y unidad con la del
apstol. Se trata de una oracin insistente, no ocasional, unindose a la necesidad
que tiene el apstol de ser ayudado en su visita a Jerusaln. La forma verbal
cruvaywvcracr8m, luchar junto con, tiene la raz de agona, es decir, una lucha
agnica en la intercesin a Dios. Lo que pide es una oracin con insistencia
anhelante. Oracin, en cierta medida, semejante a la que el Seor hizo en
Getseman.
31. Para que sea librado de los rebeldes que estn en Judea, y que la
ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusaln sea acepta.
'va
pucr8w
de
los
desobedientes
en
ou
Ti
de m
en
Jerusaln
aceptable
llegue a ser.
1081
l<,
A, C, D2, 'l',
h. !l*,nu.m,o, Ambros1aster,
J>elagio.
La razn para la peticin de oracin se detalla con lva., conjuncin causal, para que;
pua0<ii, primera persoM singular del aoristo primero de subjuntivo en voz pasiva del
verbo tnSoa.i, librar, salvqr' aqu sea librado; dtto, preposicin propia de genitivn de;
i<iiv, caso genitivo masculino plural del mleulo determinado los; d1tsd}OV"Cmv, caso
genitivo masculino plural del sust..tiva que denota desobet:#entes, rebeldes; sv,
preposicin propia de dativo, en; tQ, ca$0 dativo femenino singular del articulo
determinado la; 'fooocxiq,, caso dativo femenino $ingular del nombre p,ropio de lugar
Judea; w::a.\, conjuncin copUlatlv.& y~ f\. caso nominativo femenino si:tlplar del
articulo determht:ado la; 3tax:ova.. cas<> nominativo femenino singular del wstantivo
diaconla, servicio; Qo, '<laso genitivo de la ptimtra persona sinSufar del pronombre
personal declinado 4111 mi; ,;. caso nominativo femenino s:ingufar del articulo
determinado la; a\c;, preposicin de acusativo en; 'lepoo&Wi..fp;, caso acusativo
femenino singular del nombre pr~o J~~n; e7t:pQO~Bl-eoi;. caso nominativo
femenino singular del adjetivo a~Je; to\<;) caso dativ<;> masculino de la tercera
persona plural del pronombre personal dectina4o a los; 7iou;, caso dativo masculino
plural del adjetivo 1antos; tt:\rqien, se~do aomto de subjuntivo en voz media del
verbo yvoa.i, llegar a ser, empezar a ~~tir, hacerse, ser heclw, suceder, unirNe a,
aqu llegue a ser.
ano
1va pucrew
'tWV cim::ieov-rwv EV 't'J 'Iou8a~. La oracin tena
como primer propsito que Dios librara al apstol y a sus compaeros de los
desobedientes o rebeldes que estaban en Judea. Estos calificativos son los que
designan a los judos que se niegan a aceptar a Jess, como Salvador y Seor.
Eran judos que desobedecan el evangelio (1 Ts. 2:15-16). Hombres llenos de
rencor y odio contra Pablo. Son los que haban puesto asechanzas contra la vida
del apstol en este viaje (Hch. 20:3). Muchos de ellos eran tambin del grupo de
los judaizantes que haba procurado destruir la obra evangelizadora del apstol
en muchos lugares donde haba fundado iglesias. Los que continuamente haban
levantado a las masas contra l en distintos lugares, como ocurri en Tesalnica
(Hch. 17:5). Pablo sufri continuamente en su tarea misionera, la hostilidad y
persecuciones de la sinagoga, de modo que no se engaaba al presentir un grave
riesgo en Jerusaln, como haba sido profetizado y el Espritu le haba revelado
1082
ROMANOS XV
(Hch. 20:22, 23; 21: 11 ). Aquel viaje del apstol terminara con el tumulto en el
templo y la prisin que le conducira a Roma dos aos despus.
1m't T taKova ou T sii; 'fapoucraA.Y sunpcrsKwi; w!i; ayto1i;
yvrp:m. En cierta medida sorprende la segunda causa para la oracin que
1083
32. Para que con gozo llegue a vosotros por la voluntad de Dios, y que sea
recreado juntamente con vosotros.
i'.va
EV xap{i EA-8illv 7tpc; ac; <ha ei::A-tjawc; ewu
Para que con gozo llegando a vosotros por voluntad de Dios
cmvava7tacrwat 1v 1
descansar en compaa
con vosotros
&A.erov &v xapif, 1tp<; ic; oui 0eA.tcx:ro<; 'hcrou XpOO''tOU O'OVCXV<X1tacrroai
iv, lectura en te.
SV xcx.pq, 8A.0rov 1tpO<; i<; oui 0sA.l}cx.'to<; @soo, que se lee en p46.
sv xap(j, 6A.0rov 1tp<; iic; Chd 0eA.iia'tO<; @soi> 1m\ <rovava1taO'(l)at iv,
lectura en ~ 2 424*. 436, 1175, 1962, Biz (L] Letpt, AD, vg, syr\ copb, geo, slav,
Crisstomo.
sv xap{j, &A.8rov 1tp<; i<; fd 8s/..lfa't0<; XpiG'tOU 'I11croo Ka\
' rov, como se lee en D*, it11r,d*,f,g,mmr,o, vgm, Ambrosiaster.
civm.I~(I)
e0
de dativo con; x,a.pq:, caso dativo femenino singular del sustantivo gozo; sA.0rov,
participio aoristo segundo en voz activa del verbo EPX,Oa.i, venir, llegar, aqu
llegando; 1tpoc;, preposicin de acusativo a; u<'i<;, caso acusativo de la segunda
persona plural del pronombre personal vosotros; otd1 preposicin de genitivo por;
0eJ,,,'fia:ro<;, caso genitivo neutro singular del sustantivo que denota voluntad; 8sou,
caso genitivo masculino singular del nombre propio declinado de Dios;
cr\)vavo:na.crwm, primera persona singular del aoristo pritnero de subjuntivo en voz
media del verbo auvavanaoai, <kscansar en compaa; tv, caso dativo de la
segunda persona plural del pronombre personal declinado con vosotros.
1084
ROMANOS XV
1085
en oriente, Dios tena una gran cosecha que deba ser recogida por el trabajo del
apstol y que no hubiera sido posible si todo se hubiera desarrollado conforme a
la peticin hecha en las oraciones. Dios conduce siempre para bien todas las
cosas conforme a sus propsitos.
33. Y el Dios de paz sea con todos vosotros. Amn.
Dios de la
paz
con
todos
vosotros; amn.
1086
ROMANOS XV
1087
l puede dar paz, sino que Su presencia llene de paz cada da en la trayectoria del
creyente. Esa es la bendicin del apstol: "sea con todos vosotros". Que haya una
verdadera vinculacin con l. Esta comunin libre con Dios, permite a todos los
creyentes experimentar la verdadera paz y vivir en ella. Haciendo realidad el
deseo de Pablo concluiran en la iglesia los problemas entre fuertes y dbiles.
Bien podemos cada uno, al finalizar este captulo considerar delante de
Dios cual es nuestra situacin en relacin con la paz. Determinar si las
inquietudes de la vida pueden conturbar la experiencia de paz que se alcanza en
la plenitud de comunin con el Dios de paz. En cualquier circunstancia la paz
debe llenar nuestro corazn al descansar nuestras inquietudes en el mismo Dios
que a cambio nos da Su paz. El conocimiento de Dios y la comunin con Dios,
es la nica manera de sentir la paz, vivir en paz y ser un pacificador.
CAPTULO XVI
SALUDOS Y DESPEDIDA
Introduccin.
Los prrafos finales de la Epstola a los Romanos, suelen pasarse muy por
encima pensando que se trata, tan solo, de saludos y despedidas. Sin embargo,
tiene un gran contenido -como todo el escrito- que debe considerarse
atentamente. En este final, el apstol da ejemplo de gratitud, al mencionar los
nombres de tantos colaboradores suyos, con indicacin expresa de lo que
estaban haciendo y lo que haban hecho en la extensin del evangelio.
Igualmente hay expresiones de gratitud para quienes haban expuesto su vida
para ayudarle (vv. 3-4).
Es tambin muy interesante la recomendacin que hace de Febe, la
diaconisa de Cencrea. La organizacin interna de las iglesias locales era una
realidad en aquel tiempo del inicio del cristianismo. Esta era, aunque Pablo no
lo dice expresamente, la portadora de la Epstola. Al presentarla como
diaconisa, est haciendo notar que los oficios de servicio estaban
encomendados tambin a las mujeres en aquellas iglesias. El versculo contiene,
pues, uno de los primeros testimonios en este sentido.
El captulo contiene una cadena de ejemplos para la vida cristiana, en las
referencias al compromiso de tantos hermanos, hombres y mujeres y, por otro
lado, el corazn de Pablo se manifiesta con todo el amor que tena hacia todos
los creyentes. Esta es, sin duda, la despedida ms extensa de todos sus escritos y
constituye un reflejo inapreciable de los sentimientos y carcter del apstol.
Los saludos estn ordenados de manera que primero aparecen los
cristianos presente en Roma que mayor relevancia tienen para su misin (vv. 37); luego los que estn ligados en alguna media a l (vv. 8-13); finalmente dos
grupos de cristianos (vv. 14-15).
Finalmente hay una advertencia (vv. 17-20), sobre el cuidado que debe
tenerse en la iglesia con quienes causan divisiones y desrdenes internos. Hay
tambin una importante declaracin doctrinal sobre el futuro de Satans. Por
ltimo, una admirable doxologa pone punto final al escrito (vv. 25-27).
El bosquejo analtico para el captulo es el siguiente:
l.
1090
1.2.
1.3.
1.4.
1.5.
ROMANOS XVI
Saludos a varias personas (16:3-16).
Advertencias (16:17-20).
Saludos personales (16:21-24).
Doxologa final (16:25-27).
os
a Febe
de la
iglesia
Ja
Tic.;
hermana
rwv, ocrav
de nosotros
que es
Kat
tambin
sv KEYXPEatc.;,
en
Cencrea.
Cencreas.
LUVcr-rrt 88 utv <t>oWrv -riv a8EA.cpiv Ywv. Una nota de
recomendacin es extendida para Febe, a quien califica de -riv a8EA.cpiv
fwv, nuestra hermana, esto es, nuestra hermana en Cristo. En tiempos
apostlicos la recomendacin era muy til para evitar abuso de personas que
pudieran hacerse pasar por creyentes sin serlo. Aunque, en este caso, Febe fue,
sin duda, la portadora de la Epstola.
Su nombre significa resplandeciente o radiante. Es un nombre
tpicamente griego, femenino de Febo, nombre dado al Sol. Es tambin uno de
SALUDOS Y DESPEDIDA
1091
K<Xt
1092
ROMANOS XVI
'. va
aU't"YJV
Para que
la
napacr't"fj''t"f:
ayudis
UU't"YJ
ella misma
npocrM~rcr8c
ci~wc;
f:v Kup)
'CWV
ayiwv Kat
acojis
en Seor que corresponde a los
santos , y
aun: f;y
av wv XPl:~TJ 7tpdyan Kat yap
a ella en lo que - de vosotros necesite
cosa;
porque tambin
4i
de muchos
se hizo
de m
mismo.
SALUDOS Y DESPEDIDA
1093
entraable que debe existir en esa relacin. El Seor estableci el amor entre
hermanos como distintivo fundamental del creyente (Jn. 13:34-35). La evidencia
del nuevo nacimiento se expresa en la atencin prestada a los ms pequeos (Mt.
25:34-36, 40). La hospitalidad que acoge al visitante est recomendada en la
Escritura como expresin de amor fraternal (Hch. 13:1-2); sta debe ser algo
voluntario y deseado, sin murmuraciones (1 P. 4:9). Pablo est recomendando un
trato de amor fraterno con Febe cuando llegase a la iglesia.
Ka't napacrilE mhij l';v c\i av wv XPl:slJ npyan. Junto con la
recepcin afectiva est tambin la ayuda necesaria. El trmino napacrilE,
ayudis, significa estar a su lado para prestarle cuanta asistencia necesita. No se
sabe la causa de la ida de Febe a Roma, y se supone que sera por asuntos
personales, adems de ser portadora de la Epstola. Pudiera ser que fuese para
resolver algn asunto legal, ya que el sustantivo usado aqu npyan, significa
tambin litigio. Sea cual fuese la situacin que llevaba a Febe a Roma, los
creyentes all deban recibirla con amor cristiano y prestarle cuanta ayuda le
fuera necesaria.
Ka't ycip mhi npocrn<; noA.A.wv 6ycvtj811 Ka't l';ou mhou. Pablo
aade adems otra razn para hacerlo. Ella haba ayudado a muchos,
literalmente auxili a muchos. Era persona que impulsada por el amor
desinteresado de Cristo operado en ella, la conduca a prestar cuanta ayuda
fuera necesaria a otros y estuviera en sus manos hacerla. Uno de los que haba
recibido esta ayuda fue Pablo mismo. Aqu est la verdad de la ley de la siega y
de la siembra, ella ayud, ahora deba ser ayudada (G- 6:7).
Es necesario observar algo importante: La carta de recomendacin es para
creyentes recomendables. Era una mujer entregada al servicio del Seor;
identificada con la iglesia; de testimonio reconocido. Este es el creyente que
puede y debe ser recomendado a otros.
a Prisca
Aquila
los
'I11crol5,
Jess.
1094
ROMANOS XVI
aqu aaluda; Ilpmcav, caso acusativo femenino singular del nombre propio Priaca,
generalmente traducido por Priscila; 'leal, conjuncin copulativa y; 'A1<:A.av, caso
acusativo masculino singular del nombre propio Aquila; 'to~, caso acusativo
masculino plural del artculo determinado los; crovspyoc;, caso acpsativo masculino
plural del adjetivo colaboradores; ou, caso genitivo de la primera persona singular
del pronombre personal declinado de m; sv, preposicin propia de dativo en; Xpt.cr't<\),
caso dativo masculino singular del nombre propio Cristo; 'Ircrou, caso dativo
masculino singular del nombre propio Jess.
SALUDOS Y DESPEDIDA
1095
ot<;
ils
la
\JfDXllS ou -rov
vida
amwv
-rpxrA-ov m~8rKav,
de m el de ellos mismos
a los cuales no
-rwv
f.8vwv,
de los
gentiles.
yo
solo
agradezco
sino
tambin
cuello
arriesgaron
nacrm a EKKArcrm
todas
las
iglesias
ROMANOS XVI
1096
a la
en
casa
de ellos
iglesia.
Saludad
a Epeneto
el
de m el que
es
primicias
de Asia
en
Cristo.
SALUDOS Y DESPEDIDA
1097
las casas, salvo el domingo en que buscaban un lugar para celebrar el culto
juntos, como era el caso de la iglesia en Corinto, en donde enfticamente Pablo
habla de "reunirse como iglesia" ( 1 Co. 11: 18). Es interesante apreciar que en
el pensamiento del apstol no est lo que hoy llamaramos iglesias locales, que
de distintos grupos y en distintas formas se congregan independientemente en
las ciudades. La idea paulina es que la iglesia local es la iglesia en la ciudad.
Principal prueba consiste en la recomendacin hecha a su colaborador Tito para
que estableciese ancianos en cada ciudad (Tit. 1:5). Es evidente que aunque
haba congregaciones que se reunan por las casas, el apstol nunca escribi a
estos grupos, a pesar de tener en ellos conocidos, sino que dirigi sus escritos a
la iglesia ciudad, de ah que teniendo la iglesia en Roma un lugar de reunin en
la casa de Priscila y Aquila, la Epstola va dirigida a la iglesia en Roma. Podra
escribir a creyentes individuales pero siempre que escribi a la iglesia lo hizo a
lo que podramos llamar iglesia metropolitana, es decir la iglesia del Seor
establecida en la ciudad que fuese. Entender esto con claridad evitara el
fraccionamiento y las denominaciones como iglesias independientes, a la vez
que dara cohesin y presencia a la iglesia en cada ciudad, manifestando la
unidad de los creyentes ante el mundo incrdulo y potenciando la dinmica de
la iglesia. Los lderes de conduccin de la iglesia local podran atender a los
grupos de reunin de la misma, pero estaran trabajando juntos en el desarrollo
de la iglesia en la ciudad. Es necesario tener bien claro que la iglesia local no es
independiente, sino individual porque no puede desvincularse de la iglesia
universal de la que forma parte. La extensin de la obra y la presencia de la
iglesia en la sociedad sera mucho ms eficaz al estar integrados el liderazgo y
los creyentes, orientados todos en una misma direccin.
dcrndcrcrn8E 'EnaVE'tOV 'tOV dya7tl]'tV ou, oc; EO''ttV dnapxfi fe;
'Acrac; de; Xptcrv. Los saludos son ahora para Epeneto, que aparece a
continuacin de Priscila y Aquila, tal vez era un creyente de los que se reunan
en casa del matrimonio. Su nombre significa alabado o digno de alabanza y
Pablo dice de l que era el primer convertido de Asia. El trmino Acaya en RV
no aparece en los manuscritos, por lo menos en los ms seguros. Era el primer
convertido de la provincia romana de Asia cuya capital era feso. El apstol lo
relaciona con el primer fruto para Cristo, la primera victoria del evangelio en
Asia. Escribe Hendriksen:
"Es fcil imaginarse que cuando Pablo o sus colaboradores tales como
Priscila y Aquila miraban hacia atrs y vean la extraordinaria expansin del
cristianismo en la provincia romana de Asia y sus alrededores, deban haber
dicho: Y pensar que todo esto empez con Epneto; l fue las primicias " 1
1098
ROMANOS XVI
a Mara
la cual mucho
trabaj
entre vosotros.
a Andrmco
cruvmxaA..wuc;
a Junia
los
parientes
de m
son
ms1gnes
entre
los
apstoles
SALUDOS Y DESPEDIDA
l
Ka't
1099
han sido
en
Cristo.
1100
ROMANOS XVI
serlo ya que se trata de judos. Sin embargo t:l trmino ancr'toA<;, apstol se usa
tambin genricamente en el Nuevo Testamento para referirse a hermanos
enviados a la obra, especialmente al ministerio evangelstico, como se llama a
Bernab (Hch. 14:4, 14); se usa tambin par(! hermanos mensajeros (2 Co. 8:23);
se le llama tambin de este modo a Epafrodito (Fil. 2:25). Pudiera entenderse aqu
como hermanos destacados en el ministerio, tntre todos los que fueron enviados a
alguna misin en la obra del Seor.
l Kat npo EoG yf.yovav f:v Xpttm\l. La ltima caracterstica sobre
los saludados, es que haban sido convertidos antes que l. Eran cristianos
antes que Pablo lo fuese. Siendo as formaban parte de los cristianos ms
antiguos y posiblemente por la referencia de vinculacin con los apstoles,
pudieron haber sido enviados a predicar el evangelio. Si se trata de un
matrimonio, supondra que tanto el ho111bre como la mujer haban sido
enviados a la obra misionera en igualdad de condiciones. Esto no supona
ningn problema en la iglesia primitiva, pero lo supuso en la edad media, por
lo que el nombre de la mujer se traslad al masculino. Es posible que se trate
de personas que estuvieron ligadas al ministerio del apstol en alguna medida y
que eran insignes entre los enviados (apstoles).
a Amplias
el
amado
f:v Kup).
de m en
Seor.
SALUDOS Y DESPEDIDA
1101
dmrcracr8E
'AnA-uiwv 'tOV dymtr'tV ou f,v Kup(J).
Corresponde el saludo a Amplias, cuyo nombre significa ensanchado y que era
propio de muchos esclavos. No se dice nada ms de el. Algunos suponen que se
trata de quien est enterrado en la catacumba de Domicilia, con el nombre de
Ampliati, con todo, no hay ninguna certeza de identidad. Se destaca el profundo
afecto que Pablo senta por l, llamndole "amado mo en el Seor". No
importa la posicin social, sea un hombre libre o un esclavo, es un hermano que
est en Cristo y debe ser amado por sus hermanos.
9. Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo Jess, y a Estaquis,
amado mo.
a Urbano
el
rwv
colaborador de nosotros en
Cristo
a Estaquis
amado
de m.
1102
ROMANOS XVI
usado por personas de toda extraccin social, aunque se daba con bastante
frecuencia entre esclavos. Significa de la ciudad, o de la urbe y tena que ver,
en el uso comn de la palabra, con quien era de modales refinados y culto. El
apstol da testimonio de este hermano llamndole "nuestro colaborador'',
debi, pues, haber estado relacionado con el grupo de colaboradores del apstol
pero no formando parte del equipo de Pablo, a quienes suele llamar mis
colaboradores, como ocurre con Priscila y Aquila (v. 3). La colaboracin se
realiza en Cristo, esto es, en su servicio y en su vinculacin. Cristo es el centro
de la vida del apstol (G. 2:20; Fil. 1:21 ), y lo es tambin de todos sus
colaboradores.
El otro a quien saluda es Estaquis. Su nombre significa espiga. Es un
nombre no muy comn, usado tambin para esclavos. Nada sabemos de este
cristiano, ni se da de l referencia alguna en el saludo. Tena que ser una
persona muy querida para Pablo por cuanto le llama amado mo. Si era un
esclavo o lo haba sido, poda ser despreciado por el mundo pero era amado por
el apstol. El amor define el vnculo de relacin de los cristianos (Jn. 13:35). De
modo que "el que ama a Dios, ame tambin a su hermano" (1 Jn. 4:21 ).
a Apeles
el
aprobado
en
Cnsto.
Saludad
a los de
'tWV 'Aptcrrn3o/cou.
los
de Aristbulo.
Arl$tbulo.
cicrncracr8E 'AnEAAY'v 'tov Ktov i>v Xptmc\i'. Saluda tambin a
Apeles, nombre griego que se usaba tambin por los judos. Otro desconocido
en la historia bblica, pero reconocido por su condicin y servicio. Se dice que
SALUDOS Y DESPEDIDA
1103
"Y tambin todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jess padecern
persecucin" (2 Ti. 3: 12). Los que son perseguidos no son aquellos que viven
en una manifestacin de piedad religiosa, sino los que viven piadosamente en
Cristo. No se trata de religin, sino de identificacin con Cristo. A esto estamos
llamados si queremos vivir en honestidad delante de Jess.
dcrncracr8i:> w0t; EK 't'WV 'AptcrwBoA-ou. Tambin saluda a los de
Aristbulo. Posiblemente Aristbulo era un hombre de la nobleza romana,
incluso pudiera estar vinculado con la casa de Herodes, en donde abunda ese
nombre, que significa buen consejero. Tal vez era propietario de algunos
esclavos que se haban convertido al cristianismo. Era esclavos para el mundo
pero libres para Dios.
a Herodin
el
pariente
de m.
Saludad
a los
de
los
los
que son en
Seor.
1104
ROMANOS XVI
a Trifena
a Trifosa
las
que trabajan
en
Sefior.
a Prsida
la
amada,
la que
mucho
trabaj
en
Sefior.
SALUDOS Y DESPEDIDA
1105
a Rufo
el
escogido
en
Seor,
a la
madre
de l
KUl Eou.
y
dem
1106
ROMANOS XVI
a Hermas,
a Patronas,
a Hermes
SALUDOS Y DESPEDIDA
1107
a Fillogo
a Julia,
a Nereo
a la
hermana
de l,
a Olimpas
a los
con
ellos
todos
santos.
Iouvia.v, sin acentos que puede ser tanto 'Ioovav, femenino o'Iouvuiv, masculino,
lectura en C*, F, G, Ambrosiaster.
Bripscx K<Xi 'Aoo:Uav, como se lee en p46
Concluyendo la relacin de saludos personales e individuales, escribe: dmtdcmcrtls,
segunda persona plural del aoristo primero de imperativo en voz media del verbo
<icr1tcl.l;om, saludar, aqu saludad; ~t.MA.oyov, caso acusativo masculino singular
1108
ROMANOS XVI
del nombre propio declinado a Fill<.>go; Ka\, conjuncin oorolativay; 'louA.av, caso
acus.mvo tem.eoino singular del no:tn~ propio declinado a Julia; Nrpsa. caso
acusativo masculino singular del nombre propio declinado a Nereo; Kai, conjuncin
copulativa .:v; -c'l\v. caso acusativo femenino singular del artculo determinado declinado
a la; da~M-pqv, caso acusativo femenino singular del sustantivo que denota hermana;
aiho, caso genitivo masculino de la tercera persona singular del pronombre personal
declinado de l; Kai, conjuncin copulativa y; 'OA.u1tav, caso acusativo masculino
sitlgular del nombre propio declinado a Olimpos; Kai, conjuncin copulativa y; toui;.
caso acusativo masculino plural del artculo determinado declinado a los; av,
preposicin de dativo con; cxotolc;, caso dativo masculino plural del artculo
detbrmlnado ellos; 11:dvtw;, caso acusativo masculino plural del adjetivo indefinido
todos; yiou<;, caso acusativo masculino plural del adjetivo santos.
aa"itcracrEk <l>tA.A.oyov 1Wl 'IouA.av, N11pa Kat tl]v d.8EAcpi]v
mho, Kat 'OA.unav. Un nuevo grupo de creyentes es saludado tambin.
Con ellos se cierran los saludos individuales. El primero tiene por nombre
Fillogo, que significa amante del lenguaje. Era un nombre bastante usual entre
esclavos de la casa imperial. Despus otra mujer Julia, nombre comn derivado
del nombre del emperador Julio Cesar, tambin habitual en esclavos de la casa
del emperador. Sigue Nereo, que significa hmedo; nombre derivado de Nereo,
el dios del mar. Junto con l se saluda tambin a su hermana. Finalmente est
Olimpas, nombre derivado de Olimpo, el lugar de los dioses griegos. Algunos
suponen que Fillogo y Julian eran marido y mujer y que Nereo y su hermana
podran ser hijos suyos. Todo dentro de la suposicin, sin base bblica e incluso
histrica. De Olimpas no se sabe tampoco nada en concreto.
Kat 'tOUt; cruv mhotc; nvtac; youc;. Un saludo genrico se dirige a
"los santos que estn con ellos", lo que hace suponer que en el hogar de los
mencionados antes, o tal vez en el de Olimpas, era otro lugar de reunin de
parte de la iglesia en Roma. Reuniones en las casas era tpico de la iglesia en
tiempos apostlicos (Hch. 2:46-47). Esto no significaba dejar las reuniones de
toda la congregacin (He. 10:25). Una confirmacin ms del concepto de iglesia
en la ciudad y de secciones de la nica iglesia en la ciudad que se reunan en
distintos lugares.
16. Saludaos los unos a los otros con sculo santo. Os saludan todas las
iglesias de Cristo.
d.crncracr8E dA.A.tjA.ouc; /;v cptA.tjan yw. acrnsOV'tat ac; a
Saludad
beso
todas
de Cristo.
santo.
Saludan
os
las
SALUDOS Y DESPEDIDA
1109
Sin embargo, el beso deba ser santo, esto es, el amor de Cristo
compartido con todos los dems (1 P. 5:4). Nadie debe ser excluido del saludo
sincero. Quien desprecia a un hermano no est discerniendo el cuerpo de Cristo
( l Co. 11 :29a) y no entiende nada de lo que significa el amor fraterno y la
comunin hermanable. Participar de la Cena del Seor enemistado con otro es
exponerse al juicio de Dios ( 1 Co. 11 :29b).
dmtsoV'tat ac; a. EKKArcrim nacrm 'tOU Xptcr'tOU. Sorprende
aqu el saludo enviado a la iglesia en Roma por todas las iglesias cristianas. El
hecho de que todas las congregaciones enven saludos se sale de lo habitual.
Generalmente el apstol enviaba, adems de sus saludos personales, los de sus
colaboradores que estaban con l cuando escriban (Col. 4: 1Oss; Flm 23s), y de
las iglesias del rea desde donde escriba (1 Co. 19: 19; Fil. 4:22). Posiblemente
el saludo corresponde a la identificacin de todas las iglesias cristianas en el
contenido doctrinal de la Epstola, por tanto, coincidentes con el escrito lo son
tambin con los saludos fraternales. Es una evidencia clara de la comunin
entre iglesias en el Nuevo Testamento. Pablo conoca profundamente los
sentimientos de las congregaciones que haba fundado; en nombre de ellas
enva saludos a la de Roma. A su paso por las iglesias le entregaban saludos
ROMANOS XVI
1110
para otras congregaciones que visitara, por tanto usando aqu el encargo enva
saludos de todas las iglesias de Cristo.
Advertencias (16:17-20).
17. Mas os ruego, hermanos, que os fijis los que causan divisiones y
tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habis aprendido, y que os
apartis de ellos.
IIapm::c.ffi f: ac;, df:A.cpo, CfK07tEtV wuc; 'tac; 8txocr'tacrac; Kat 'ta
Y ruego
os
hermanos
contra
la
enseanza
mirar
a los
flv Etc;
las
divisiones
los
que producen
de
ellos.
SALUDOS Y DESPEDIDA
1111
1112
ROMANOS XVI
SALUDOS Y DESPEDIDA
1113
Kat EKKAVE't'E cin' mhwv. Con los tales cabe slo una forma de
comportamiento que os alejis de ellos. Sin duda, en los tiempos apostlicos,
venan de afuera y procuraban entrar en la iglesia, a estos no haba que
recibirlos ni darles la bienvenida (2 Jn. 1O). El apstol no quiere que discutan o
polemicen con ellos, sino simplemente que eviten totalmente a tales personas.
Los hermanos poco formados podan ser desviados fcilmente por la astucia de
los que procuraban dividir la iglesia. El mejor mtodo es apartarse de ellos. La
palabra EKKAVE't'f:, os alejis, implica que no eran de la congregacin sino que
venan de fuera de ella. A estos no se les deba acoger en la vida congregacional
de la iglesia, y deban, todos los cristianos, estar advertidos sobre ellos.
18. Porque tales personas no sirven a nuestro Seor Jesucristo, sino a sus
propios vientres, y con palabras suaves y lisonjas engaan los corazones de
los ingenuos.
oi yap
wwuoi
Porque los
't'lJ
tales
al de ellos mismos
engaan
Kup)
al
Seor
Ko1A.~,
au't'wv
e~anmccr1v
Kat
vientre,
corazones
81a
Cnsto
no
sirven
smo
y por med10 de el
wv aKdKwv.
1ac; Kapbac;
los
lenguaje suave
alabanzas
de los mgenuos.
1114
ROMANOS XVI
servidores de Cristo, pero no es cierto. Son personas que no estn al servicio del
Seor. Servir a Cristo, adems de un reconocimiento de su seoro, equivale a
estar en su obra buscando glorificarle en todo, especialmente en la correcta
convivencia eclesial. Al negarles la condicin de siervos de Cristo les est
negando de hecho la condicin de cristianos, puesto que el cristiano, por nuevo
nacimiento es siervo de Dios y siervo de la justicia, en definitiva siervo de Cristo
(cf. 1: 1; 6: 18, 22). Estos se presentan como siervos de Cristo, que estn en
comisin de servicio enviados por l, pero el apstol los deja en evidencia como
mentirosos. En otro escrito dice de ellos que son "falsos apstoles, obreros
fraudulentos, que se disfrazan como apstoles de Cristo. Y no es maravilla,
porque el mismo Satans se disfraza como ngel de luz. As que, no es extrao si
tambin sus ministros se disfrazan como ministros de justicia, cuyo fin ser
conforme a sus obras" (2 Co. 11: 13-15). A estos enviados procedentes del
judasmo, los maestros judaizantes, les llama "enemigos de la cruz de Cristo, el
fin de los tales ser perdicin, cuyo dios es el vientre" (Fil. 3: 19-20). Estos no
sirven los intereses de Dios, sino sus intereses terrenos. Es decir, pretenden ser
servidores de Dios, pero trabaja en provecho propio, para su vientre o para su
estmago, contextualizndolo al tiempo actual, para su enriquecimiento.
Kat 8ta Tij'c; XPTJcr'toA.oyac; Kat EuA.oyac; f:~anaTwow Tac; Kap8ac;
'tWV aKCKWV. El sistema utilizado es simple, lo hacen por medio de palabras
SALUDOS Y DESPEDIDA
1115
Jesucristo. Son los corazones de los simples, confiados, ingenuos, crdulos, los
que son descarriados por estos charlatanes " 2.
Tj yap
wv
8A.w 81>
ac;
y deseo
para vosotros
todos
lleg;
OOV XUpW,
ser para lo
bueno,
y puros
para lo
KaKV
malo.
1116
ROMANOS XVI
ellos no lo eran, sino todo lo contrario, eran cristianos con una fe firme, que
conduca a todos ellos a la obediencia. As lo testific ya al principio de la
Epstola (1 :8). Por tanto no sera fcil para los engaadores encontrar terreno
apropiado para sus engaos. Adems, la desviacin de la fe y de la obediencia,
sera frustrante para las iglesias en todos los lugares, y para el apstol. La fe de
ellos era conocida en todo el mundo cristiano.
Ecp' t:v ouv xapw, La obediencia de aquellos creyentes era motivo
de gozo para el apstol, es decir, no poda sino alegrarse en aquella fortaleza
espiritual.
8A.w oi: a~ crocpo0~ Etvm Et~ o ciyaev, ciKEpaoo~ f: Et~ 'to
KaKv. Con todo, pasa a darles una frmula eficaz para mantener aquella
caracterstica. l desea que sean sabios para lo bueno y puros, inocentes,
sencillos para lo malo. El adjetivo ciKEpaoo~, expresa tambin la condicin
de quien es perspicaz. Es decir, creyentes que no se mezclan con el mal. Esta
es una enseanza reiterada por el apstol (1 Co. 14:20; Fil. 2:15; 1 Ts. 5:21,
22). Corresponde en plena identidad con el pensamiento del Seor: "He aqu,
yo os envo en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y
sencillos como palomas" (Mt. 1O:16). No se trata de desconfiar de la
proteccin de Dios, ni de pedirla continuamente, es algo complementario a
todo ello. Ser prudentes o sagaces, es hacer lo que corresponde en cada
situacin. Cristo compara esto a la actuacin de una serpiente, no en el sentido
de aguardar el paso de la vctima para inocularle el veneno mortal, sino en el
continuo estado de alerta para evitar el peligro.
oi:
Y el
owv
E>co~
Dios
del
Seor de nosotros
Jess
con
vosotros.
'H x<ipu; -roo Kupfou tjriiv 'lrO'ou a6' 6.)v. La gracia del Seor de
nosatros Je:ss con vosotros. La lectura de mayor firmeza, atestiguada en p46, ~. B,
1881.
'H xdpu;; tou Kopoo fwv '1110-o Xpttt-ro s0' )v, la gracia del Seor
de nosotros Jesucristo, con vosotros. Como se lee en A, C, 'P, 0150, 6, 33, 81, 256, 263,
SALUDOS Y DESPEDIDA
1117
365, 424, 436, 1115, 1241, 1319, 1573, 1739, 1852, 1912, 2127, 2200, 2464, Biz [LJ
,_
+ar,b
..J),h
sa,oo, arm~ eu,.,
,.i..
J..~t
""'et,
i. , vg, syr , cop
geo, Orl2enestate
, rtsV?J
omo.
os,
1118
ROMANOS XVI
La derrota del maligno tuvo lugar en la Cruz (Col. 2:15). Sin embargo, aunque
derrotado, no fue sujeto por Dios y est operativo en el mundo, oponindose al
Seor y a su obra. Al final de los tiempos levantar a las naciones contra Dios,
antes de la segunda venida de Jesucristo (Ap. 16:13, 14), cumpliendo entonces
la profeca que anuncia esa situacin (Sal. 2: 1, 2). La intervencin de Dios
aplastar escatolgicamente Satanas derrotndolo y sujetndolo durante el
tiempo del reinado terrenal de nuestro Seor (Ap. 19: 11-21 ). El problema
satnico concluir definitivamente cuando, en su intento final de levantar los
hombres contra Dios, ser derrotado y confinado perpetuamente en el lago de
fuego (Ap. 20: 10), dando paso a la nueva creacin de cielos y tierra donde
morar la justicia.
Sin embargo, el contexto del versculo donde est la promesa, no tiene
que ver con la escatologa, sino con la accin de Dios que liberar del propsito
de Satans para inquietar y dividir la iglesia, en aquel tiempo. Pablo dice que lo
hara con rapidez. Esto supondra para los cristianos en Roma, el cese de la
actividad de los mensajeros de Satans, en el entorno de la iglesia. Esa
intervencin divina proceda del Dios de paz, lo que traera como resultado la
paz en la iglesia y la tranquilidad en cada creyente.
No son los creyentes los que aplastan a Satans bajo sus pies, sino que es
Dios quien lo hace ponindolo de estrado a los creyentes, es decir, mostrando
Su victoria a sus santos que dejarn de estar turbados por la actuacin diablica.
En ese sentido, vitalmente unidos a Cristo, participan, tanto de la salvacin
como de las victorias de Dios sobre el maligno. La actuacin sera con rapidez,
en una referencia no tanto al tiempo sino a la actuacin.
'H xdptc; wu Kupou Twv 'Iricrou i::8' uwv. Una frase de
bendicin como es habitual en todos los escritos de Pablo, se introduce aqu,
aunque no es, como ocurre en otras ocasiones, el final de la Epstola, que
contina todava un poco ms. La gracia ha sido en gran tema que oper la
salvacin y la sustenta, de modo, que en sus distintas manifestaciones en la obra
de Cristo, ha estado presente en todo el escrito. De la misma manera la gracia
cierra en un profundo deseo de bendicin todo cuanto ha dicho antes. La
bendicin que descansa en la gracia es la forma tpica de concluir sus escritos el
apstol Pablo (cf. Ro. 16:20; 1 Co. 16:23; 2 Co. 13:14; G. 6:18; Fil. 4:23; Col.
4:18; 1 Ts. 5:28; 1 Ti. 6:21; 2 Ti. 4:22; Tit. 3:15). La gracia que salva es
tambin la gracia que santifica y la que glorificar a los creyentes. Esta gracia,
como todos los dones divinos, procede del Padre (Stg. 1: 17), pero, aqu est
relacionado directamente con "nuestro Seor Jess". Todo cuanto llega a los
creyentes procedente de Dios se otorga por el Mediador que es nuestro Seor
Jess (1 Ti. 2:5). La gracia que se otorga es sobreabundante, en tal forma que no
hay dificultad que no sea superada por ella, porque Dios da mayor gracia (Stg.
1119
SALUDOS Y DESPEDIDA
os
Timoteo
el colaborador
de m
Luc10
Jasn,
Sospater
los
panentes
de m
1120
ROMANOS XVI
os
yo
Tercio
el que escrib
la
epstola
en
Seor.
SALUDOS Y DESPEDiDA
1121
entrado en la casa de sus propietarios. Eso no quiere decir que cuando escribi
la Epstola fuese un esclavo, o si lo fue, podra haberse liberado de ella. Lo que
distingue al amanuense es que lo que haca, en este caso saludar, lo haca en el
Seor, quiere decir que no importaba su condicin social, sino el lugar en que se
encontraba en Cristo, por lo que era hermano de los creyentes en Roma.
os
i;tvoc;
Gayo el hospedador de m
de toda
la
iglesia.
os
Erastos
el
tesorero
de la ciudad,
Cuarto
el
aoi>A.cpc;.
hermano.
ROMANOS XVI
1122
Juan, reconocido por su fidelidad y hospitalidad (3 Jn. 5, 6). Cul estos tres
podra ser el hermano que saludaba desde Corinto a los creyentes en Roma?
Muy probablemente se trataba del tercero, un miembro de la iglesia en Corinto
que haba sido bautizado por Pablo. En casa de este hermano se hospedaba
Pablo. Pero, su condicin de hospedador es evidente, puesto en su casa se
hospeda toda la iglesia. Pudiera pensarse que en ella se reuna un grupo de la
iglesia en Corinto, pero ms bien quiere dar a entender que hospedaba a todos
los creyentes que pasaban por la congregacin.
ciansE1m ac; "Epaa10c; obrnvoc; 1lc; nA.Ewc;. El siguiente
en los saludos es Erasto, de quien se dice que era tesorero de la ciudad, el
funcionario responsable de las finanzas locales. El cargo era muy importante
en la ciudad. En la iglesia en Corinto no haba muchos grandes, pero s
algunos (1 Co. 1:20).
Ka't Koapwc; ciocpc;. El ltimo en los saludos es Cuarto, nombre
tpico de esclavo, como Tercio. No sabemos quien era, pero, se trataba de un
cristiano, a quien se le llama el hermano.
24. La gracia de nuestro Seor Jesucristo sea con todos vosotros. Amn.
Probablemente esta bendicin, con las variantes que se indic en el v. 20,
sea la misma, bien se trate de una interpolacin en el versculo 20, o de una
repeticin aqu, con las variables de lectura que se han indicado antes, por lo
que se remite al lector a lo dicho en el v. 20.
que puede
Ktjpoya
proclamacin
os
afianzar
segn
el
evangelio
de m
la
segn
revelacin
de misterio
en tiempos
cxiwvotc; aEatyrvoo,
eternos
silenciado,
SALUDOS Y DESPEDIDA
1123
verbo 3va.m, poder, tener poder, aqu que puede; a;;, caso acusativo de la
segunda persona plural del pronombre personal os; atrpl;m, aoristo primero de
infmitivo en voz activa del verbo O't'l}pt;w, afianzar, establecer, dar firmeza,
fortalecer, aqui afianzar; Ka.td, preposicin de acusativo segn; to, caso acusatiV'-0
neutro singular del artculo detenninado el; &a.yy6A-tov, caso acusativo neutro singulat
del sustantivo que denota evangelio; ou, caso genitivo de la primera persona sngular
del pronombre personal declinado de mi; Ka.t, conjuncin copulativa y; to, taso
acusativo neutro singular del artculo detenninado el; K'lpoya., caso acusativo neutro
singular del nombre comn predicacin, proclamacin, anuncio; '111000, caso
genitivo masculino singular del nombre propio declinado de Jess; Xpm-ro 1 caso
genitivo masculino singular del nombre propio Cristo; Ka-rd, preposicin de acusativo
segn; d7toKciA.u\jltv, caso acusativo femenino singular del sustantivo que denota
revelacin; ocr-rrpoo, caso genitivo neutro singular del sustantivo misterio;
:x;pvoii;;, caso dativo masculino plural del sustantivo declinado en tiempos; a.lrovoi;;,
caso dativo masculino plural del adjetivo eternos; cr&crtyrtvou, caso genitivo neutro
singular del participio perfecto en voz pasiva del verbo criydro, callar, hacer callar,
guardar silencio, aqui silenciado.
Ti!) os ouvav(Q a~ crrrp~m Kard ro euayyA.tov ou. La
doxologa se inicia haciendo referencia al poder divino. El sujeto de la oracin
no es otro que Dios. Slo l es capaz, poderoso, porque es omnipotente. Es la
misma verdad expresada por Judas: "Aquel que es poderoso" (Jud. 24). Las
perfecciones incomunicables hacen de Dios lo que Dios es. Es Dios porque es
omnipotente y su potencia es la que produce y otorga los recursos para
O"'tl]p~m, confirmar, mantener en firmeza a los santos. Esta accin divina lleva
a sostener a los creyentes en una posicin espiritual estable, lo que Judas dice
sin cada. Esta fortaleza divina permite a los cristianos estar firmes aun en
medio de los conflictos ms grandes, de las persecuciones ms intensas, y de los
sufrimientos ms agudos.
ROMANOS XVI
1124
como contenido (1 :3s). Las buenas nuevas del nico evangelio enfatizan la
seguridad de salvacin y la firmeza del creyente. Dios nos hace firmes
posicionalmente en Cristo (Ef. 2:6). Colocados los salvos en la mano firme de
Cristo y en la segura mano del Padre, no pueden perderse, ni caer de la gracia,
sino que estn eternamente firmes (Jn. 10:27-30). Esta firmeza es posible
porque estn libres de toda condenacin (8: 1). La firmeza de los fieles es
tambin el resultado de la accin omnipotente de Dios, el Espritu Santo, ya que
"el fruto del Espritu es ... fe" o fidelidad (G. 5 :22). La firmeza interna del
creyente no es el resultado de su esfuerzo personal sino de Dios que opera en el,
tanto "el querer como el hacer, por su buena voluntad" (Fil. 2: 13). Dios
confirma tambin el testimonio del creyente: "conforte vuestros corazones, y os
confirme en toda buena palabra y obra" (2 Ts. 2: 17).
cpavEpw8vwc;
8~
Y manifestado
vuv 8t TE
ypacpwv npo<pTJ't'lKCv Km
profticas
f:mTaylv
segn mandamiento
eterno
de fe
todas
las gentes
yvwp1cr8vwc;,
dado a conocer.
Sin solucin de continuidad, escribe! <pvepQJ(Jm~. caso genitivo neutro singular del
participio aoristo primero en voz pasiva del verbo <Pttvep(l), manifestar, revelar, traer
a la luz, aqu manifestada; as, partcula cnjuntiva que hace tas veces de conjuncin
coordinante, con sentido de pero, ms bien, y, y por cierto, antes bien; vv, adverbio
de tiempo akt>m; f, preposicin de genitivo por medio de; '" particula conjuntiva,
que puede construirse sola, per-0 generalmente estt en correlacin con otras partculas y
que haile Amciones de conjuncin y; ypaq>v, caso genitivo femenino plural del
sustantivo declinado de &enturas; 1:tpocpq'tttc<i)v, caso genitivo femenino plural del
a4jetvd profticas; Kt'. forma escrita de la preposicin de acusativo tca.t, en, por
elisin ante vocal con espritu suave; entta.yiv, caso acusativo femenino plural deJ
SALUDOS Y DESPEDIDA
1125
nombre comn mandato, mandamiento; wu, caso genitivo masculino singular del
artculo determinado declinado del; a.wvou, caso genitivo masculino singular del
adjetivo articular eterno; Ssou. caso genitivo masculino singular del nombre propio
Dios; e:ii;, preposicin propia de acusativo para; 11:aK0Tjv, caso acusativo femenino
singular del nombre comn obediencia; na"t&ro<;. caso genitivo femenino singular del
nombre comn declinado de fe; si<;, preposicin propia de acusativo a; 11:cvi:a, caso
acusativo neutro plural del adjetivo todo$; -rd, caso acusativo neutro plural del mticlllo
determinado los; 8ev1h caso acusativo neutro plural del su'St~tivo gentes, naciones,
pueblos; yvO)pia0vi:o<;, caso genitivo neutro singular del partieipio aoristo primero en
voz pasiva del verbo yvropt.;ro, dar a conocer, aqu dado a conocer.
ROMANOS XVI
1126
vw crocpc) E>Ec),
a nico
sabio
6ta
al cual la
gloria por
los
aiwvac;, dtjv.
siglos;
amn.
La doxologa concluye con vq>, caso dativo masculino singular del adjetivo
declinado a nico; <:rocp{Q, caso dativo masculino singular del adjetivo sabio; E>e<\),
SALUDOS Y DESPEDIDA
1127
caso dativo masculino singular del nombre propio Dios; Oia, preposicin propia de
genitivo por medio de; 'lrO'oo, caso genitivo masculino singular del nombre propio
Jess; XptO'Too, caso genitivo masculino singular del nombre propio Cristo; <{>, caso
dativo masculino singular del pronombre relativo al cual; Y, caso nominativo femenino
singular del artculo determinado la; O~a, caso nominativo femenino singular del
sustantivo gloria; di;, preposicin propia de acusativo por; Toui:;, caso acusativo
masculino plural del artculo determinado los; aimvm;;, caso acusativo masculino
singular del sustantivo siglos; dtjv, transliteracin de la palabra hebrea que significa
asi sea, amn.
BIBLIOGRAFA
1130
ROMANOS
BIBLIOGRAFIA
1131
TEXTOS BBLICOS
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1984.
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