Es Inmoral Defender Como Abogado Causas Inmorales
Es Inmoral Defender Como Abogado Causas Inmorales
Es Inmoral Defender Como Abogado Causas Inmorales
SUMARIO:
I. Introduccin.- II. El sistema adversarial y el derecho de defensa.- III. Qu es lo que
estos argumentos muestran.- IV. El deber social de garantizar el derecho a la
representacin legal.- V. El derecho a aceptar clientes con propsitos objetables.- VI.
Por qu es objetable aceptar a un cliente con propsitos objetables.- VII.
Objeciones.- VIII. Conclusin
I. INTRODUCCIN
La pregunta que deseo responder en este trabajo es si es moralmente incorrecto,
para un abogado, representar a un cliente cuyo propsito es moralmente incorrecto
o injusto. Mi respuesta a esta pregunta ser que, prima facie, s lo es. Y sostendr
que lo es aun aceptando ciertos principios tradicionales de la tica profesional de la
abogaca, tales como el derecho de defensa y el llamado principio "adversarial" de
litigacin.
Comienzo por hacer algunas aclaraciones preliminares. En primer lugar, la pregunta
que planteo se refiere solamente al abogado que ejerce la profesin liberal. En este
mbito, la aceptacin de los clientes, desde el punto de vista legal y disciplinario, es
plenamente voluntaria (nota). Excluyo entonces de mi consideracin el caso de una
representacin de oficio o impuesta por alguna autoridad o tribunal (nota).
En segundo lugar, la pregunta (y la respuesta) se refiere especficamente a la
aceptacin (o el rechazo) de un cliente, no a la decisin de acompaar o no
determinado propsito o conducta del cliente una vez que la relacin abogadocliente ya existe (nota). Obviamente, cul sea nuestra posicin respecto de la
primera cuestin (la que me interesa) puede tener influencia en nuestra posicin
respecto de la segunda. Sin embargo, ambas son cuestiones diferentes. En algn
sentido, la pregunta que voy a tratar es ms simple, dado que una vez que se ha
establecido la relacin con un cliente, existe un conjunto de compromisos que
dificultan la decisin autnoma del abogado y la hacen ms compleja (nota).
En tercer lugar, una consideracin preliminar ms fundamental: qu significa que el
caso que acepta (o no) el abogado o el propsito que se propone un potencial
cliente es inmoral, incorrecto, objetable o injusto (trminos que tomo como
aproximadamente sinnimos) (nota). No me refiero a un propsito claramente
ilegal. Asesorar a un cliente para realizar un propsito criminal o simplemente ilegal
suele estar prohibido por los Cdigos de tica, y no me interesa discutir ese caso
(nota). Lo que mi pregunta supone es que tiene sentido decir que el propsito de un
cliente es inmoral o injusto, aun cuando no sea claramente ilegal.
Hay al menos tres razones generales por las cuales es posible que una conducta
legal sea, sin embargo, moralmente incorrecta. La primera es que muchas veces el
legislador decide no regular ciertos mbitos de conducta por razones pragmticas o
tico-jurdicas (nota). La segunda es que el derecho mismo puede ser (parcial o
totalmente) injusto y permitirle a alguien realizar una conducta moralmente
incorrecta. Por ltimo, el derecho es esencialmente interpretable, y no todas las
interpretaciones que puede aceptar un tribunal son igualmente adecuadas desde el
punto de vista moral. Dadas estas razones (que quiz no son las nicas), no resulta
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El alcance de este deber social inespecfico depende de cul sea el alcance que le
otorguemos al derecho a defender los propios intereses dentro del sistema de
adjudicacin. Si pensamos que tal derecho implica una garanta efectiva de tener
un abogado para cualquier caso posible (aun cuando no se tengan los recursos para
pagarlo), entonces el deber social correlativo ser ms fuerte: se deber garantizar
que cada ciudadano tenga un abogado, cualquiera sea el propsito. Si, en cambio,
pensamos que ese derecho slo implica una garanta mnima de no ser rechazado
por todos los abogados disponibles, entonces el deber correlativo ser ms dbil.
Otras combinaciones son posibles. No pretendo ahora dirimir el alcance de este
deber, dado que mi argumento no depende de ello. Llamar "deber social de
garantizar la representacin legal" a este deber inespecfico, cualquiera sea el
alcance que consideremos adecuado otorgarle en cada una de las reas del
derecho.
V. EL DERECHO A ACEPTAR CLIENTES CON PROPSITOS OBJETABLES
Existen diversos modos de satisfacer el deber social de garantizar la representacin
legal, y est muy lejos de ser obvio que el modo en el que de hecho se distribuyen
los servicios jurdicos sea mnimamente aceptable (nota). Ahora quisiera ser
nuevamente concesivo y aceptar que el mejor modo de satisfacer el deber social de
garantizar la representacin legal es otorgar un derecho a los abogados a aceptar
los casos, independientemente del propsito que se persiga. Dado que este derecho
no se sigue inmediatamente del deber mencionado, el paso requiere algn
comentario.
El punto fundamental es qu se sigue moralmente, desde el punto de vista de un
abogado individual, del deber social de garantizar la representacin legal. Al
respecto existen las siguientes alternativas. En primer lugar, este deber social
podra generar un deber individual de cada abogado de aceptar (en la medida de lo
posible) todos los casos que les sean propuestos. Esto resulta contrario al principio
de libertad profesional que figura normalmente en los Cdigos de tica profesional y
que he asumido al comienzo (nota).
En segundo lugar, el deber social podra generar una razn para prohibir legalmente
e impedir que un abogado acepte clientes con propsitos inmorales. Esto
equivaldra a quitarle el derecho al abogado a aceptar estos casos. A pesar de que
no es imprescindible para mi argumento excluir esta alternativa (dado que si no
existiera el derecho de aceptar, tampoco existira el permiso y sera, por lo tanto,
incorrecto hacerlo), sin embargo, creo que hay razones para considerarla excesiva y
contraproducente, al menos en la mayora de las circunstancias. En primer lugar,
quitarles a los abogados el derecho a aceptar cualquier caso implicara ejercer un
control estatal sobre la cualidad moral de las causas, lo cual es contrario al espritu
liberal del sistema de adjudicacin. En segundo lugar, el propio sistema adversarial
y el derecho de defensa podran verse afectados cuando una causa es
aparentemente inmoral pero no lo es realmente. As como dejamos que las
personas avancen en sus intereses, aun cuando sean inmorales, debemos dejar
(permitir legalmente) que los abogados representen esos intereses. Ntese, sin
embargo, una vez ms, que esto es enteramente compatible con que avanzar en
estos intereses y representarlos como abogado sea moralmente condenable.
En tercer lugar, el deber social de garantizar la representacin podra generar,
adems de un derecho, un permiso moral individual de aceptar cualquier caso
(incluso casos inmorales). Contra esta alternativa argumento en la seccin
siguiente.
beneficencia. Tal cosa ocurre en el caso de donar para ayudar a los pobres
(suponiendo que consideramos que hacerlo obedece solamente a un deber de
beneficencia). En cambio, no ocurre en el caso de rechazar un caso inmoral. Un
cliente con un propsito inmoral es, tpicamente, uno que pretende llevar a cabo un
tipo de conducta que causa algn tipo de dao a otros o a la sociedad. La empresa
que desea no pagar la indemnizacin o el corrupto que desea evadir el castigo justo
le hacen un mal a otros o a las instituciones, en un sentido bien claro, si consiguen
su propsito. En los casos en los que la razn para realizar Y es evitar un mal, s
puede decirse que si existen razones prima facie para realizar una accin Y y no
existe ninguna razn prima facie en contra de realizarla, debo, prima facie, hacer Y
(nota).
Obviamente, en casos particulares puede haber razones que apoyen la aceptacin.
Puede haber casos en los que defender una causa injusta sea necesario para
defender otro valor ms importante. Tal es el caso de los abogados que, en nombre
de la libertad de expresin, han defendido en los Estados Unidos a miembros del Klu
Klux Klan (nota). Otro caso es el de defender causas injustas que reportan mucho
dinero cuando esto es necesario para defender otras causas que podran, de otro
modo, quedar sin representacin legal adecuada (nota). Un estudio jurdico (o
incluso un abogado individual) podra tomar la defensa de un poltico corrupto y
justificarla diciendo que esto le permite obtener los recursos para defender
perseguidos polticos, o indigentes, o causas ambientales (nota).
Estos argumentos son, ciertamente, atendibles en casos concretos y pueden,
efectivamente, desplazar el deber moral de no aceptar determinados clientes. Sin
embargo, debe tenerse en cuenta que el solo hecho de aceptar que es necesario
tener alguno de estos justificativos para legitimar la aceptacin de una causa
inmoral revela que, en principio, dicha aceptacin no se justifica. Es necesario
derrotar la presuncin moral contraria a hacerlo.
VII. OBJECIONES
1. La objecin que parece a primera vista ms evidente es que el abogado s tiene
una razn moral para aceptar a un cliente, aun cuando su propsito sea inmoral:
satisfacer el derecho de este potencial cliente a la representacin. Si el cliente tiene
el derecho a defender su inters con la ayuda de un abogado, al punto de que el
Estado le garantizar (en mayor o menor medida) que le sea proveda la asistencia
legal, entonces resulta extrao que un abogado cualquiera no tenga un permiso
moral (y no slo un derecho) para aceptar. En otras palabras, es implausible que
sea incorrecto hacer algo que es necesario para satisfacer un derecho de otra
persona.
Sin embargo, la cuestin es un poco ms compleja, y nos obliga a volver una vez
ms a la justificacin del derecho del cliente a defender, dentro de la ley, intereses
injustos. Este derecho, como vimos, se basa en el sistema de adjudicacin que
contiene, bsicamente, el principio adversarial y el derecho de defensa. Este
sistema, hemos supuesto, se justifica sobre la base de las imperfecciones
epistmicas y morales que ocurren en el mundo real. El derecho que surge de este
sistema de adjudicacin es el de defender sin interferencia los intereses dentro del
sistema. El aspecto de derecho positivo (es decir, de un derecho que se correlaciona
con un deber activo de proveer un servicio), que consiste en este caso en garantizar
efectivamente el asesoramiento tcnico legal para poder avanzar ese inters dentro
del sistema de un modo eficiente, slo aparece subsidiariamente, cuando, por
alguna razn (econmica o de otro tipo), ese derecho se encuentra en peligro. Este
riesgo se manifiesta de modo diferente en el derecho penal y civil. En cualquier
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moralmente loables, etc. Todas estas acciones de valor moral positivo, alternativas
a defender causas inmorales, no se produciran si uno aceptara esas causas, dado
que los otros abogados (aquellos que s aceptaran las causas inmorales si uno no lo
hiciera) difcilmente las realizaran (si uno s aceptara esas causas inmorales).
4. Otra objecin es la siguiente: supongamos que la posicin que yo defiendo fuera
internalizada por los abogados y, por lo tanto, la defensa de cierto tipo de clientes o
de causas fuera considerada inmoral (a pesar de existir un derecho a aceptarlos).
Esto parece habilitar el reproche moral por parte del resto de los abogados y de la
sociedad en general a los abogados que acepten este tipo de causas. Podra
pensarse que se trata de un escenario peligroso. Personas que son falsamente
sindicadas como pertenecientes a ese tipo de potenciales clientes podran no
obtener una defensa adecuada, y los abogados dispuestos a aceptarlas seran
objeto de condena social injusta. Un poltico aparentemente corrupto podra ser
inocente (o no pretender ms que una condena justa). Una empresa aparentemente
contaminante podra estar en regla (o estar justificada en contaminar). Sin
embargo, si defender polticos corruptos o empresas contaminantes recibe la
condena social que normalmente reciben las conductas consideradas moralmente
condenables, estas personas no podran acceder (o tendran dificultades para
acceder) a una buena defensa, y los (pocos) abogados dispuestos a aceptar seran
injustamente discriminados.
sta es sin duda una objecin fuerte. Sin embargo, depende de realizar una
inferencia errnea a partir de mi tesis. Ella dice que los abogados que aceptan
representar clientes con propsitos moralmente objetables hacen (prima facie) algo
moralmente incorrecto y son, por ello, reprochables. Ahora bien, hay una distancia
(sutil) entre, por un lado, realizar una conducta incorrecta u objetable y ser
moralmente reprochable por ello y, por otro, que las dems personas estn
habilitadas (justificadas, legitimadas) para reprochar a la persona que la realiza.
Que una persona sea reprochable por realizar una conducta incorrecta significa que
merece un reproche, no que los dems pueden, sin ms, reprocharla. Puede haber
razones (morales) que impidan este reproche. Por ejemplo, otros pueden no tener
autoridad moral para reprochar, o hacerlo puede generar un dao a terceros. En el
caso de defender causas injustas existe ciertamente un riesgo de estigmatizacin
de determinados tipos de causas, si se generalizara una prctica de reproche hacia
los abogados que las aceptan. Por ello el resto de la sociedad debera ser muy cauto
antes de lanzar reproches hacia aquellos que aceptan casos que pertenecen a este
tipo. Debera escuchar las razones del abogado en cuestin a favor de aceptar el
caso. Debe notarse que todo esto, o incluso la posicin ms radical que prohibiera
todo tipo de reproche, es totalmente independiente y compatible con mi tesis
fundamental: que los abogados que toman causas para ayudar a un cliente a hacer
algo moralmente incorrecto hacen algo moralmente incorrecto y son, en principio,
reprochables por ello.
Por otro lado, debe notarse tambin que el riesgo de un efecto estigmatizador
existe respecto de cualquier norma moral. Por ejemplo, supongamos que es
moralmente incorrecto ayudar a escapar a personas que estn en la crcel. Sin
embargo, puede haber casos en los que esto se justifique. La persona que lo hace
en uno de estos (pocos) casos corre el riesgo de ser criticada injustamente por
pertenecer su conducta a una clase de conducta sospechada (ayudar a escapar de
la crcel). Sin embargo, esto no nos impide afirmar que, prima facie, no debemos
realizar esa conducta.
5. He argumentado que lo objetable del abogado que representa a un cliente con un
propsito objetable es que, normalmente, es incorrecto ayudar a alguien a hacer
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algo incorrecto. Sin embargo, esto podra ser cuestionado. Podra pensarse que
existe algo as como una "divisin del trabajo moral", de modo tal que ayudar a
alguien con un servicio que puede utilizarse para algo bueno o para algo malo no
necesariamente afecta al que ayuda cuando ese servicio es usado para hacer algo
malo. Por ejemplo, el vendedor de cuchillos no hace algo incorrecto al venderle un
cuchillo a alguien que tiene el propsito de usarlo para asesinar, aunque el
vendedor sepa que se ser su uso. l cumple con su funcin (vender cuchillos), y
no es criticable por ello. El abogado ofrece un servicio que tambin puede usarse
para algo bueno y para algo malo. El hecho de que el cliente lo use para algo malo
no hace criticable al abogado (nota).
Ntese, sin embargo, que yo no he dicho que es siempre incorrecto ayudar a
realizar una conducta incorrecta. Puede haber casos en que no lo sea. Puede haber
casos en los que, todo considerado, no sea incorrecto que un abogado represente a
alguien que desea llevar adelante un propsito objetable. Mi punto es que hay una
razn moral para no hacerlo, tal que hacerlo se torna, en principio, incorrecto. En
este sentido, estara dispuesto a sostener que si el vendedor sabe que el cuchillo
que l le vende ser usado para matar, l tiene una razn para no vendrselo
(aunque sepa que el asesino lo podr comprar en otro negocio). Por otro lado, y aun
cuando esto sea dudoso, es importante sealar que el caso del vendedor no es
suficientemente anlogo al caso del abogado. El vendedor de cuchillos vende un
objeto que, en s mismo, puede ser utilizado para un fin bueno (cortar comida) y un
fin malo (acuchillar a alguien). El abogado que asesora a un cliente para un fin
determinado no le da algo que el cliente puede usar para cualquier fin, sino que el
asesoramiento est destinado precisamente a ese fin. Un caso ms parecido al del
abogado es el de un editor que le publica a un nazi un libro en defensa del nazismo.
En este caso es defendible que el editor tenga derecho a publicar ese libro (al igual
que el autor a escribirlo y publicarlo), aunque hacerlo sea profundamente objetable.
En este caso el derecho del autor nazi de dar a conocer sus ideas, as como el
derecho del editor de ayudarlo en ese propsito, estn justificados por el principio
de libertad de expresin. Sin embargo, este derecho no excluye que podamos
objetar moralmente al autor y a su editor.
Por otro lado, la posicin de la divisin del trabajo moral lleva a una asimetra que
resulta difcil de sostener. Cuando un abogado ayuda a un cliente para una causa
noble (por ejemplo, ayuda a un perseguido poltico inocente a salir de la crcel),
alabamos su conducta profesional y la consideramos noble. No se entiende por qu
no tendra que ocurrir lo mismo (pero de signo contrario) cuando un abogado ayuda
a un cliente para una causa inmoral.
6. Por ltimo, mi posicin parece suponer que es posible determinar objetivamente
qu causa es justa o injusta y que los abogados tienen acceso a esa determinacin.
Los abogados, de internalizar el criterio defendido en este trabajo, se erigiran en
una suerte de tribunal moral que establecera qu causas son dignas de ser
defendidas y cules no. Esto sera, adems, antidemocrtico, dado que el abogado
estara reemplazando la autoridad del legislador (democrtico), quien ha
establecido lo que el cliente puede o no puede hacer (nota).
Creo que esta objecin parte de un malentendido. A lo largo de mi argumento he
concedido el derecho de los potenciales clientes a defender cualquier causa (dentro
de la ley). Tambin he concedido el derecho de los abogados a aceptar cualquier
causa (dentro de la ley). He incluso concedido que este derecho no es solamente un
derecho jurdico o disciplinario, sino un derecho moral, es decir, una consideracin
moral que prohbe a otros impedir (o intentar impedir) que el abogado acepte este
tipo de casos, y que otorga una razn para que exista un derecho jurdico y
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disciplinario a aceptar este tipo de casos. Todo esto lo he concedido sobre la base
del valor del sistema adversarial y del derecho de defensa. Sin embargo, he
intentado mostrar que todo esto es independiente de la cuestin de si el propsito
que persigue un potencial cliente es moral o inmoral, correcto o incorrecto, loable o
criticable. Y es compatible con que ese propsito sea inmoral, incorrecto o
criticable. Del mismo modo, el derecho del abogado a representar clientes con
propsitos inmorales es independiente de la cuestin de si la conducta del abogado
de patrocinar a un cliente determinado es correcta o incorrecta, loable o criticable;
y es compatible con que su conducta sea incorrecta y criticable. Desde este punto
de vista, ayudar a alguien a hacer algo objetable, salvo que exista alguna
consideracin en contrario, es objetable. Salvo que el sistema adversarial o el
derecho de defensa estuvieran en peligro, las consideraciones basadas en ellos no
alcanzan para refutar esta afirmacin. Si alguien quiere engaar a otro y necesita
nuestra ayuda, no nos convertimos en tribunales paternalistas o antidemocrticos si
nos negamos a prestar esa ayuda. Tampoco aceptamos el argumento escptico que
rechaza que haya propuestas objetivamente inmorales. Simplemente no nos
prestamos a que nos usen con un fin inmoral. Desde este punto de vista, la
situacin del abogado es la misma: la de alguien a quien se necesita para realizar
algo moralmente objetable. Si hacer esto es (en principio) objetable fuera de la
profesin, no hay ninguna razn para pensar que no lo es dentro de ella (nota).
VIII. CONCLUSIN
La conclusin de mi argumento es, entonces, que, aun cuando existe un derecho
moral a aceptar causas injustas, es en principio moralmente objetable hacerlo.
Quisiera terminar haciendo algunas consideraciones acerca del alcance de esta
tesis.
En primer lugar, se trata de un deber prima facie de no aceptar causas injustas.
Como hemos visto, puede haber razones que desplacen este deber. Puede haber
casos en que aceptar sea necesario, por ejemplo, para preservar un valor superior
(la libertad de expresin u otro), o para mejorar la asistencia legal de otras causas
ms loables. En segundo lugar, la incorreccin de una conducta es una cuestin
gradual: hay conductas ms incorrectas y conductas menos incorrectas. Y existe
una zona gris de casos dudosos, en los que no es claro si se trata realmente de una
conducta incorrecta. Con estas dos aclaraciones, lo que la tesis de este artculo dice
en definitiva es que: i) hay ocasiones en las que existe una razn moral prima facie
para no aceptar a un cliente; ii) una razn de esta clase es la inmoralidad o
injusticia del propsito que tiene el potencial cliente; iii) esa razn debe ser
balanceada con otras razones morales que puedan militar a favor de la aceptacin;
iv) si luego del balance persiste la razn en contra de aceptar, aceptar es
moralmente incorrecto; v) la incorreccin puede ser mayor o menor, de acuerdo con
el peso relativo de las razones en juego.
Puede pensarse que estas consideraciones referidas al balance de razones debilitan
la idea fundamental de que es incorrecto defender causas injustas. Muestran,
ciertamente, que las decisiones morales son complejas. Sin embargo, no habra que
dejarse tentar excesivamente por estas consideraciones. Es muy fcil (y humano)
hacer racionalizaciones para legitimar las propias decisiones ante uno mismo y ante
los dems. Si mi argumento es plausible, debera contribuir a evitar este mal, al
ayudarnos a entender con ms claridad por qu cuando un cliente se propone hacer
algo que es claramente incorrecto o inmoral, el abogado que ayuda a este propsito
tambin hace algo que, prima facie, es moralmente incorrecto o inmoral, a pesar de
que tiene un derecho moralmente justificado a hacerlo. Recurrir, como se hace
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Uno podra cuestionar este supuesto de libertad profesional y sostener que existe
un deber moral prima facie de aceptar todos los clientes. No exploro aqu esta
posibilidad que, ciertamente, la visin tradicional que discuto no defiende.
Salvo que quedara sin satisfacerse el derecho del cliente a tener asesoramiento
legal. Ntese que en este caso, adems de justificarse una permisin moral para
aceptar, habra un deber de aceptar. Tratar este punto en la seccin siguiente
(objecin 1).
Ejemplos similares pueden encontrarse en Waldron, "The Right to Do Wrong" cit., p.
21.
Recordemos, adems, que se concede (salvo en casos de patrocinio de oficio o
impuesto) un derecho a no aceptar (ver, por ejemplo, el art. 20, Cdigo de tica del
Colegio Pblico de Abogados de la Capital Federal). Es interesante notar que
respecto de este derecho ocurre algo similar (de signo opuesto) al caso del derecho
de aceptar. Aun concediendo un derecho amplio a no aceptar casos (como el que
concede el art. 20 mencionado), puede haber casos en los cuales sea moralmente
objetable no aceptar. Por ejemplo, puede ser objetable no aceptar un caso de
alguien con un propsito loable o importante, o de una persona sin recursos. Con
todo, las razones morales tendientes a lograr propsitos loables suelen considerarse
ms dbiles que las razones morales tendientes a evitar propsitos objetables.
Utilizo en este prrafo la letra Y para indicar una accin correcta (rechazar un caso
inmoral); antes utilic X para indicar la conducta opuesta, incorrecta (aceptar un
caso inmoral).
El caso es citado con este mismo propsito por Gargarella, Roberto en "A quin
sirve el derecho? La tica profesional del abogado en una sociedad desigual", JA
2009-III-5, p. 34.
No defiendo este argumento consecuencialista. Simplemente digo que es un
argumento posible y no claramente descartable.
Aqu estoy suponiendo que defender perseguidos polticos, indigentes o causas
ambientales es moralmente superior a defender polticos corruptos o empresas
contaminantes. Como siempre, esto es discutible. Nuevamente, el lector puede
reemplazar estos ejemplos por otros.
Agradezco a Marcelo Ferrante este ltimo punto.
Bayles, Michael, "A problem of clean Hands", en M. Davis y F. Elliston (comps.),
"Ethics and the Legal Profession", Ed. Prometheus, Amherst, New York, 1986, ps.
431/432.
En versiones algo diferentes, debo esta crtica a Carlos Vliz y a Marcelo Alegre.
Una objecin de este tipo puede encontrarse en Monroe Freedman, "Personal
Responsibility in a Professional System", en Luban, D., "The Ethics of Lawyers" cit.,
p. 85.
Una posicin diferente de esta objecin es la de Duncan Kennedy, quien tambin
sostiene que no hay que aceptar causas injustas. Sin embargo, l propone que cada
abogado rechace aquellas causas en l considera injustas. Ver Duncan Kennedy,
"The Responsibility of the Lawyers for the Justice of Their Causes", Texas Tech Law
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Review, vol. 18, 1986, p. 1162. Yo, en cambio, supongo que existe cierto acuerdo
mnimo acerca de la calidad moral de ciertas conductas. Como dije al comienzo,
discuto con quien acepta que hay clientes con propsitos inmorales pero, al mismo
tiempo, rechaza que el abogado que ayuda tenga alguna responsabilidad.
Agradezco los comentarios y crticas de Marcelo Alegre, Marcelo Ferrante, Roberto
Gargarella, Martn Hevia y Carlos Vliz.
Fuente: http://www.lexisnexis.com.ar/Noticias/MostrarNoticiaNew.asp?cod=6858&tipo=2
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