Ensayo Listo - Dilemas Eticos de Los Abgados

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 9

CORPORACION UNIVERSITARIA UNICOMFACAUCA

FACULTAD DE HUMANIDADES

DILEMAS ETICOS DE LOS ABOGADOS

MATERIA
DERECHO INSTITUCIONAL COLOMBIANO

DOCENTE
Dr. EDUARDO GOMEZ

ESTUDIANTES
DANIELA PRADO ARIAS
JUAN SEBASTIAN LOPEZ SARRIA

PROGRAMA:
DERECHO

II SEMESTRE

POPAYAN - CAUCA

2020
DILEMAS ÉTICOS DE LOS ABOGADOS:

Hablemos un poco sobre este tema, “dilemas éticos de los abogados”, no tanto en lo malo si
no en lo bueno, aunque algunas veces estos malos actos son perjudicantes tanto para el
abogado que presta su servicio profesional y con este a su cliente (s).
Cuestionémonos ¿De quién es la responsabilidad de la forma en que se manejan los
procesos judiciales? ¿De las leyes mal redactadas? ¿De jueces dóciles? ¿Fiscales sin
capacidad de presentar pruebas contundentes? ¿O de abogados que muchas veces buscan
que se interprete la ley de otra manera? En algún eslabón de la cadena, la ciudadanía siente
que algo está fallando seriamente.
O simplemente será que son abogados mediocres, que no sienten el amor por su carrera la
cual les tomo años de investigación, lecturas, trasnochos y esfuerzo para llegar a tal meta de
serle otorgado el título de abogado y para salir de su alma mater y hacer todo este tipo de
bestialidades…
Estos serían los temas que vamos a abarcar a fondo mi compañera y yo y determinar el ¿por
qué? los abogados de hoy en día cometen dichos dilemas.
Dedicarse a la labor de abogados no es una tarea fácil y más aún, si es una de las carreras
más saturadas, pero es ahí donde se miran los buenos abogados, los mediocres, o los que
van porque les toca a estudiar.
Mi pregunta es compañeros, ¿De verdad esto es lo que les llena el corazón y sienten esta
satisfacción de hacerlo? Podría decir que esto es lo que vamos a hacer toda nuestra vida,
quien quita que otros estudien otra carrera universitaria y se dediquen a esta.

ETICA PROFESIONAL Y DILEMAS EN LA ABOGACIA


PRIMERA REFLEXCION:
La ética profesional del abogado es un tema que tiene un tratamiento ambiguo por parte de
la profesión legal y la academia jurídica colombiana.
Hay varias vertientes que desencadenan este problema como la permanente preocupación
por el alto número de abogados y la aparente baja calidad en la formación de algunos de
ellos
Conforme a lo anterior, aparentemente, los principales problemas de la profesión legal en
Colombia son: la falta de control sobre el acceso y permanencia en la profesión y la baja
calidad en algunos programas de pregrado, lo cual aparentemente lleva a una mediocre
prestación de servicios; esto, a pesar de que no se ha adelantado un estudio riguroso
Que en realidad demuestre que hay una sobreoferta de abogados en un país donde las
necesidades jurídicas insatisfechas, especialmente de la población más pobre, son
sumamente altas (esto en cuanto al dilema del abogado en forma subjetiva es decir en
cuanto a la cantidad de competencia que existe, de esa manera incrementa la exigencia de la
labor)
Por otro lado, el dilema ético brota tras exponer el cliente su problema, este es el momento
en que el abogado se ve obligado a asesorarle sobre si, hay que embarcarse en un pleito o si
por el contrario hay que soportar la situación, Guerra o retirada.
El abogado debe asesorarle sobre las posibilidades razonables de victoria e incluso con
suma prudencia exponerle un pronóstico orientativo, con indicación de las consecuencias
de los escenarios posibles.

EJEMPLO: 
Partiendo de esto; uno de los dilemas éticos del abogado más comunes actualmente radica
en su manera de afrontar el escenario de incertidumbre del desenlace propio de todo litigio.
¿Será el talante y la explicación del abogado la que puede persuadir al cliente?
 El abogado juega el papel de mago que puede mostrar la botella medio llena o medio
vacía. El dilema ético radica en cierto “conflicto de intereses subyacente” ya que, si se
ofrece un escenario excesivamente optimista y con altas probabilidades de victoria, contará
con un cliente que seguirá su consejo (como el paciente el del médico especializado) y su
labor e ingresos profesionales se incrementarán.
Contrario a esto si le ofrece un escenario pesimista y con altas posibilidades de derrota, el
cliente pagará la consulta y el abogado no tendrá ocasión de afrontar un proceso ni cobrar
por ello. Se estrecharán las manos y darán como finalizada la unión cliente-defensor.
Siendo así, lo ideal sería que el abogado analice lo siguiente:
a) Esforzarse en frenar la ofuscación y arrebato que normalmente anima a muchos clientes
que están dispuestos a litigar y exponerle que la Justicia es cosa distinta de la venganza, de
la soberbia y de derrocar al débil
b) Rechazar el litigio si resulta manifiesto que no hay probabilidad mínima de victoria
según el estado de la jurisprudencia y normativa aplicable.
c) Dejar fuera de su propia argumentación hacia el cliente, el dato de sus intereses
económicos profesionales, y que alza un doble imperativo ético: si hay posibilidad de
solución amistosa o extraprocesal habrá de postularla antes que ir directamente al litigio; y
si el balance razonable de un pleito largo y costoso es económica ruinoso, tendrá que
mostrárselo al cliente.
En suma, el abogado debe examinar desinteresadamente el litigio y ponerse en la situación
del cliente, preguntándose qué haría él si tuviera que decidir por su propio interés si
embarcarse o no en un litigio.

ABOGADOS NOVATOS
Lo cierto es que el mayor error de un abogado novicio es asegurar al cliente que el pleito
está ganado o perdido con seguridad puesto que hay tres factores de interferencia entre el
derecho invocado por el abogado y la Justicia que tuercen el rumbo del destino que
resultaría en una aséptica aplicación del Derecho positivo.

En primer lugar, la actividad procesal de la otra parte Cuántos pleitos con la razón en la
mano se pierden por razones procesales Cuántos pleitos sin la razón se ganan por razones
procesales).
En segundo lugar, la sensibilidad y psicología forense del juez que toca en suerte (o
desgracia) pues siempre hay un pequeño espacio para “el arbitrio judicial” (que no es lo
mismo que “arbitrariedad” judicial).
 Y, en tercer lugar, la jurisprudencia oscilante o sorpresiva que puede aflorar en el curso del
litigio (una Sentencia del propio órgano judicial donde se ventila el litigio, o del Tribunal
Supremo o del Constitucional que zanja litigios similares, de manera que la situación
dudosa al inicio del pleito se ha aclarado por este factor jurisprudencial externo).

SEGUNDA REFLEXCION:
 Los dilemas éticos del abogado, se fundamentan en algunos principales problemas de la
sociedad, la justicia, la moral y la libertad, viéndolos desde el punto de vista personal de
cada abogado; en cuanto al concepto de justicia, hay que tener en cuenta que no
necesariamente lo que está legitimado es siempre justo, por ejemplo, las amnistías a
criminales después de una revolución, la rebaja de penas por dar información, entre otros.
En nuestra opinión, la distinción entre lo que es justo y lo que no depende de la formación
que se le haya dado al abogado como ser humano, es decidir que lo es o no justo va
directamente relacionado con los valores que se la han implantado al abogado, mucho antes
de comenzar su labor intelectual, el abogado se va a encontrar en esta encrucijada en
repetidas ocasiones de su vida profesional, bien sea al defender a un culpable (siempre y
cuando se busque hacer quedar al culpable como inocente) o al legislar acerca de una ley
como la famosa ley de agro ingreso seguro. Este análisis acerca de la justicia y de cómo se
relaciona con la realización humana de la persona nos lleva a la segunda instancia de la
exposición que es la moral, en cuanto a la moral, podemos observar que son las
creencias/costumbres que poseen las personas respecto a determinados actos, esto influye
en el abogado de tal manera que lo que puede ser despreciable para él, en la ley, o bien en
el pensamiento del común sea una conducta normal, esto agobia al abogado, dando como
resultado un ser que tiene que mantener su trabajo alejado de su moral, pues la ley no se
acopla muchas veces a sus creencias;
por ejemplo las condenas que infieren con el derecho a la vida, puede ser que el abogado
este de acuerdo con la pena de muerte, pero como legislador, no pude tomarse la libertad de
legislar su cosmovisión, sino que debe seguir las reglas del derecho internacional
humanitario y por ende respetar la vida por más despreciable que sea el delincuente (según
la opinión hipotética del abogado; esto no quiere decir que estemos de acuerdo con la pena
de muerte), el hecho de cohibir sus libertades de pensamiento y de obra por supuesto nos
lleva al tercer problema del abogado, la libertad; “hasta donde es libre de actuar o de pensar
un ser humano” este problema afecta a los abogados principalmente si ejercen funciones de
juez o de legislador, es muy difícil fijar los parámetros de hasta qué punto un ser humano es
libre, especialmente si las libertades están determinadas solo por el carácter de las leyes;

POR EJEMPLO:
En Colombia, quemar una bandera colombiana se ve como un acto horrendo de traición a la
patria, mientras que en estados unidos, este mismo hecho, con una bandera propia de este
país se tiene que respetar, pues hay libertad de expresión, Y no solo legislativamente
hablando, sino que también se respeta en el común de las personas, otro buen ejemplo es
respecto a el sexo con menores de edad, puede que el abogado y el defendido estén de
acuerdo con la pedofilia, pero según la ley este hecho es un delito, entonces, así el abogado,
el defendido y el abusado estén de acuerdo con este acto, en la realidad, la ley delimita esa
libertad.
En Colombia son más de 420.000 abogados en ejercicio, de acuerdo con la Unidad de
Registro Nacional de Abogados profesionales que enfrentan retos cada vez más complejos
y especializados en el día a día. Así mismo hay más de 140.000 estudiantes de derecho en
la actualidad, lo que impone a las facultades de derecho la necesidad de continuar con la
modernización de sus programas y enfocarse en un énfasis en la calidad. Quienes ejercen
esta profesión diariamente tienen que educarse e informarse para estar a la altura de las
exigencias actuales.
Los abogados tienen un espectro amplío de aplicación de sus conocimientos, ya sea como
profesores, funcionarios públicos, empleados de empresas particulares o abogados
independientes. Desafortunadamente hay ciertos valores elementales que, en algunos,
parecen haberse olvidado o nunca aprendido. La crisis de ética que se vive en Colombia y
que se evidencia con los recurrentes casos de corrupción que publican a diario los medios,
contagiando a los abogados, incluyendo aquellos en quienes la sociedad ha depositado la
función de impartir justicia, lo que ha llevado a un incremento de la desconfianza en el
sector.
No son pocos los casos de juristas que terminan implicados en situaciones donde la falta de
moral e integridad son la regla, lo que afecta y deslegitima las actuaciones de los
profesionales que sí se ciñen a la ley. Es necesario que desde las facultades de derecho se
refuerce la ética como un pilar del derecho y se definan consecuencias para quienes enlodan
la profesión con sus actuaciones por fuera de la ley.
La proliferación de facultades de derecho en Colombia debe llevar consigo un sentido de la
responsabilidad. Hoy en día, los abogados en ejercicio se están dedicando buena parte de su
tiempo, a completar la educación de los recién egresados para que puedan poner en práctica
de manera útil y sutil sus conocimientos. Es urgente que las universidades sean conscientes
de las necesidades de los empleadores y se enfoquen en que sus egresados cumplan con sus
habilidades que son necesarias en el día a día del abogado.
Por ejemplo; la competencia entre las firmas ha venido creciendo, no solamente por la
llegada de nuevos competidores, sino también por las alianzas entre firmas y por el ingreso
al mercado de empresas de consultoría que han encontrado en los servicios legales un nicho
importante. Esta situación genera un reto adicional pues los abogados deben estar en
capacidad de mercadear y de vender sus servicios, ajustándose a la estricta normatividad
respecto a la promoción, y manteniendo los más altos estándares de calidad y ética.
El desarrollo de la interdisciplinariedad es clave también para generar profesionales
integrales. Es importante tener bases de economía, contabilidad, finanzas, entre otros, que
son necesarios para prestar servicios de alta calidad a los clientes. Así mismo, las
habilidades lingüísticas son vitales en los recién graduados. Los abogados deben tener
buena comunicación, ortografía y expresión oral en español y en inglés. Pues, aunque el
bilingüismo es ya una obligación entre los profesionales, no deben olvidar la importancia
de escribir y hablar bien su propio idioma antes de intentar dominar otro.
Así, los retos que enfrentan los profesionales del derecho son muchos. Y aunque no
podemos delegar todo en las facultades de derecho sí es hora de revisar los pensum
académicos y acercarlos a las exigencias del mundo laboral y de los desafíos que día a día
se enfrentan como profesionales del derecho. Al mismo tiempo quienes ya ejercen deben
enfocarse en lograr que cada día nuestra profesión se enfoque en servir y construir un mejor
país.
Según una sección del ámbito jurídico que escribió el señor Julio Andrés Sampedro
Arrubla, Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Pontificia Universidad
Javeriana: ‘’Los abogados tenemos un espectro amplísimo de aplicación de nuestros
conocimientos, ya sea como profesores, funcionarios públicos, empleados de empresas
particulares o abogados independientes. Desafortunadamente hay ciertos valores
elementales que, en algunos, parecen haberse olvidado o nunca aprendido. La crisis de ética
que se vive en Colombia y que se evidencia con los recurrentes casos de corrupción que
publican a diario los medios, contagió a los abogados, incluyendo aquellos en quienes la
sociedad ha depositado la función de impartir justicia, lo que ha llevado a un incremento de
la desconfianza en el sector.
No son pocos los casos de juristas que terminan implicados en situaciones donde la falta de
moral e integridad son la regla, lo que afecta y deslegitima las actuaciones de los
profesionales que sí se ciñen a la ley. Es necesario que desde las facultades de derecho se
refuerce la ética como un pilar del derecho y se definan consecuencias para quienes enlodan
la profesión con sus actuaciones por fuera de la ley.
La proliferación de facultades de derecho en Colombia debe llevar consigo un sentido de la
responsabilidad. Hoy en día, los abogados en ejercicio estamos dedicando buena parte de
nuestro tiempo a completar la educación de los recién egresados para que puedan poner en
práctica de manera útil sus conocimientos. Es urgente que las universidades sean
conscientes de las necesidades de los empleadores y se enfoquen en que sus egresados
cumplan con habilidades que son necesarias en el día a día del abogado.
Por ejemplo, la competencia entre las firmas ha venido creciendo, no solamente por la
llegada de nuevos competidores, sino también por las alianzas entre firmas y por el ingreso
al mercado de empresas de consultoría que han encontrado en los servicios legales un nicho
importante. Esta situación genera un reto adicional pues los abogados debemos estar en
capacidad de mercadear y de vender nuestros servicios, ajustándonos a la estricta
normatividad respecto a la promoción, y manteniendo los más altos estándares de calidad y
ética.’’
En muchos temas de corrupción se encontraron involucradas prestigiosos apellidos de
profesionales en la carrera de derecho y esto hace preguntarnos ¿Qué ha sucedido con la
ética profesional del abogado?

Debido a la regulación escasa e insuficiente que se encuentra de la materia en Colombia se


ha venido pasando por alto la importancia de formar a los abogados en integridad y
honestidad en el ejercicio del rol social que deben desempeñar. Lastimosamente, a
diferencia de lo que sucede con países como los Estados Unidos donde los abogados son
llamados a realizar el examen de MPRE para ser admitidos a la Barra de Abogados de
algún estado, los abogados colombianos no son evaluados en su aspecto ético como
requisito para graduarse de la profesión y son entonces lanzados al mercado sin más interés
que el de obtener las máximas utilidades posibles, de la misma manera como se esperaría
de un nuevo producto en el mercado. La ley 1123 de 2007 que estableció el Código
Disciplinario en Colombia se limita en sus escasos artículos a establecer las faltas de los
abogados de una manera abierta lo que ha suscitado fuertes críticas por no cumplir con el
principio de legalidad que exige que los preceptos normativos de los que se derivarán
sanciones, sean lo suficientemente claros como para poner en conocimiento a los
destinatarios de las conductas que de incurrirse generarán como consecuencia una
sanción. Debe replantearse la forma como viene siendo abordada esta temática por las
leyes, la doctrina y la jurisdicción, haciendo énfasis ahora, en la deuda que todo abogado
tiene para con la sociedad y demás miembros de la profesión, en miras a restablecer la
confianza en la labor de los abogados lo que se logrará cuando se elimine la idea de que un
buen abogado es quien gana más o lleva los casos de mayor publicidad.

Por el contrario, el abogado que tanto la sociedad como el gremio de los abogados
demandamos, es aquél que buscará siempre la justicia del caso en niveles de excelencia e
idoneidad desatendiendo las ofertas tentadoras de la corrupción.
¿QUE PASARA CON LOS ABOGADOS EN TIEMPO DE PANDEMIA?

El tema del derecho está cada vez más en boga y es por eso que el país y el mundo se
preparan para asumir nuevos retos en materia jurídica ante los nuevos escenarios que
apuntan a bajar la intensidad de la globalización y crear condiciones de desarrollo sobre
pilares jurídicos sólidos, sostenibles y confiables en vista que con el nuevo contexto
mundial, vendrán cambios en todo y ello implica, echar mano al derecho. El poscovid-
19, por usar una figura nueva, tendrá unas características muy duras para el planeta, la
región y dese luego para Colombia. Desde el punto de vista jurídico, antes que
demandas, embargos y procesos judiciales lo que puede venir es una gran cantidad de
renegociaciones que implican contratos laborales en donde indudablemente la única opción
para mantener los puestos de trabajo es con la reducción de salarios en las empresas, las
empresas podrán sobrevivir buscando en casos específicos la manera de renegociar los
contratos con sus empleados pues resultaría muy grave para el país los despidos
colectivos. Se dice que en el derecho vienen unos cambios y acoplamientos como la
realización de audiencias de manera virtual, pero también con el mismo mecanismo la
realización de asambleas y juntas directivas con lo cual el derecho saldrá beneficiado con el
uso de las nuevas tecnologías que terminó imponiendo el Covid-19.

Estas medidas si bien van a facilitar la vida igual deben traer un blindaje fiscal que no
ponga en riesgo el recaudo tributario pues eso llevaría al país a un déficit y un problema de
mayores magnitudes.
Todo esto evidentemente conforma retos para las futuras generaciones de abogados que aún
estamos en formación y como estudiantes colegas debemos superar en todo sentido todo lo
negativo con lo que carga el país, podemos mejorarlo siempre y cuando sea en conjunto
como el pueblo que somos con sed de cambio y paz, sin mostrarnos vulnerables, enseñando
para acabar la ignorancia en la que muchos colombianos aún viven. ‘’ el problema de los
colombianos es que no tenemos una conciencia colectiva porque tenemos una posición
cómoda e individual ante la vida’’ como lo dijo Jaime Garzón. Es nuestro deber levantar a
nuestro país de todas las cadenas de corrupción que detienen nuestro desarrollo, creemos un
ideal incluyente, que abarque sin rechazo alguno, de lo contrario nos estancaremos,
encallaremos sin dar la pelea.

También podría gustarte