Barragán y La Filosofía

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Barragn a travs de sus manuscritos y testimonios.

Vamos a abordar aqu la vida de Barragn a travs de todos los manuscritos inditos y
otros de carcter pblico pero difcil acceso: cartas de o para Barragn, anotaciones
personales, diarios, recibos, notas, notificaciones y sus contadsimas entrevistas.1 Tambin
incluyo lbumes fotogrficos, recortes de peridico y el catlogo de obras de Barragn cuyo
original se encuentra en la Fundacin tapata de Arquitectura.
I. (Auto)-Biografa.
En Noviembre de 1962 Luis Barragn concedi una de las pocas entrevistas de que se
tenga memoria.2 Por ser entrevista, tiene carcter coloquial, de modo que contiene giros que
seran inaceptables en el espaol escrito 3. Lo que dice Barragn aqu es oro en pao: su
itinerario intelectual est expresado con absoluta claridad. Las referencias a los
movimientos artsticos son clarificadoras. Pocos documentos podemos encontrar, ms tiles
que ste para comprender la personalidad y la obra de Barragn. Resumo, comento y
transcribo alternadamente, la mayor parte del documento. Cuando haga citas son
transcripciones literales, de modo que respeto las frases largas, la ausencia de artculos o el
uso campechano del espaol cuando lo hay:
Pero primero una aclaracin. Barragn no menciona aqu su infancia ni su
adolescencia porque sus comentarios se limitan a la cuestin de la arquitectura. Las
preguntas tampoco inducan una consideracin biogrfica ms amplia. El relato inicia con
sus aos de bachiller. Estudi la preparatoria como cualquier otro estudiante y despus se
inscribi en Ingeniera civil:
y como haba en esa facultad una cosa muy primitiva -si se puede decir- para estudiar arquitectura,
nicamente se tomaban una clase o dos ms de dibujo, una clase de Historia del arte y no me acuerdo si haba
una clase de composicin para luego hacer una tesis especializada en arquitectura. 4

Todos ellos provienen de la Fundacin Barragn y es la primera vez que son objeto de estudio.
Lo hizo porque no se trataba de un reportero sino de un amigo ntimo.
3
Incluso en el espaol verbal tapato ordinario.
4
Conversacin con Luis Barragn, Noviembre de 1962. Archivo III 2.3, Fundacin Tapata de Arquitectura.
Esta conversacin, sostenida con Alejandro Ramrez Ugarte, se publica 13 aos despus (1985) en el libro
titulado: Ensayos y apuntes para un bosquejo crtico. Luis Barragn (pp. 93-98, edicin del Museo Rufino
Tamayo). He optado por usar el original mecanografiado porque en l se conserva ms claramente el carcter
verbal que tuvo la entrevista. El lector puede consultar directamente la versin publicada para apreciar las
diferencias.
2

Barragn present trabajos que ya tena como practicante, proyectos de casas o


trabajos en colaboracin con otros constructores, entre ellos su hermano Juan Jos. La
aprobacin de tesis vino de un arquitecto recibido en EE.UU. que iba a ejercer una
influencia beneficiosa en Barragn: Agustn Basave.5 El nico arquitecto verdadero de toda
la Universidad: era un hombre que despert mucha inquietud entre los estudiantes, por las
artes en general6. Inmediatamente, Barragn marcha a Europa de paseo, no con miras de
estudio y reside all durante ao y medio. Este es el balance del viaje:
Fue un viajen en el cual aprend francs, visit exposiciones y no me ocup especialmente de la
Arquitectura absolutamente nada. Fue una visin general de la Historia del Arte a travs de sus principales
naciones, all, viendo las que se llaman Ciudades de Arte en Europa. 7

Al regresar de Europa la facultad de Arquitectura ya haba desaparecido. Pese a todo,


la carrera de Ingeniero Civil, segn Barragn, tena una ventaja: exiga demasiados
estudios, de modo que, a pesar de todo, constitua una base estupenda para quien se
quisiese dedicar a la arquitectura. Por la influencia de Basave, Barragn empieza a
interesarse en las cosas artsticas, para las cuales no tena ninguna preparacin. Pero no se
inicia de inmediato en la arquitectura:
Trabaj durante un ao nuevamente con mi hermano; me independic despusiba con una
preparacin al menos interesante que era haber comprado muchos libros en Europa, libros sobre arquitectura
que era lo que me interesaba. Compr libros sobre la casa en el Norte de frica, que es una casa a base de
patio, de enorme alegra, de alegra en el interior y de seoro en el exterior; para hacer una vida como la
hemos hecho en las provincias nosotros, no tanto ahora como antes, que se hace la vida todava as en
Guadalajara o en Zapotln. Entonces segu yo en esa forma pidiendo librosfui formando una biblioteca de
arte que es la que me fue ayudando, digamos, a conservar la vocacin por la profesin de arquitecto. 8

Barragn se empieza a interesar por la residencia, la vida interior, tratando de


interpretar lo que cada quien necesitaba, o tratando de inculcar un gusto especial a los
clientes en sus casas.9 Este inters por la casa africana no parece compartirlo con ninguno
de sus contemporneos. Lo ms notorio es que encuentre en ella cierta semejanza con el
estilo de la casa paterna. Y an ms que hable de la alegra del interior y el seoro del
exterior. Aparece aqu, por vez primera, algo que despus ser caracterstico en Barragn:
la arquitectura emocional.10 Pero su gusto es muy eclctico: se extiende hasta el mundo
rabe:
vi mucho tipo de casa rabe, que es la de que nos proviene los patios (sic), y todo lo que vino ms o
menos de Espaa, y que est muy influenciada toda la provincia, an cuando no tiene las caractersticas de sus
arcadas que diga usted esto es morisco. No se necesita eso, pero la base, la disposicin tiene una gran
semejanza.11

Padre del no menos clebre filsofo tapato homnimo.


Disertaba mucho sobre historia del arte y nos despertaba una gran inquietud por las artes plsticas, entre las
cuales estaba la arquitectura como arte (Ibd., p. 2).
7
Ibd. El viaje le permiti tener una conversacin nada ms muy breve con Le Corbusier (p. 3).
8
ibd., p. 2.
9
Ibd.
10
Mathias Goeritz es el que posteriormente ha hablado de que hay que hacer arquitectura emocional (ibd.,
p. 3).
11
Ibd.
6

Es la poca en que Barragn se suscribe a diversas revistas de arquitectura para estar


ms o menos al da en todo el movimiento que haba en esa poca: corresponde a los aos
1926-1929. Aunque se trata de un movimiento vivo nada de esto existe an en Guadalajara,
como es natural:
por los treinta es cuando se vino a conocer todo el movimiento de Le Corbusier y de todos esos
individuos que me llegaron de Franciapero haba tenido tambin otro descubrimiento: el de unos jardines
hechos por un seor Ferdinand Bac que no era sino escritor y arquitecto.

Ntese el tono rstico en su expresin: todos esos individuos que me llegaron. Ese
tono, como se puede ver, reaparece a lo largo de la entrevista. Barragn es un hombre culto
pero eso no quiere decir que haya perdido las maneras de la hacienda y la provincia. Y
quiz el principal atractivo de Corrales, el espacio ntimo de sus ensoaciones solitarias,
fuesen sus jardines. Barragn regresa de Pars con varios ejemplares de Les jardins
enchant y Les Colombires12. Uno de ellos lo regala a Daz Morales, otro a Juan Palomar.
Hay que decirlo con sinceridad: es improbable que lo que le cautivara del libro fuesen los
dibujos: se presiente en ellos la fuerza del mediterrneo, pero no son especialmente
notables (hay quien los encuentra mediocres): lo notable es la prosa de Bac. Su
naturalismo ilustrado, por decirlo de alguna forma: su forma aristocrtica y, a la vez,
campestre de contemplar y describir la arquitectura, especie de glogas semiurbanas. As
describe Barragn la experiencia:
entonces ese gusto por los jardines fue una especie de liberacin de muchas cosas tradicionales
porque en la jardinera se puede ejercer la imaginacin y eso le ayuda a uno a olvidarse un poco del
academismo tambin en arquitectura. Se olvida uno del academismo muchas veces para crear un jardn, se
permite mucha ms libertad, crear un ambiente mgico, entonces eso permite ya que el arquitecto que se
ocupe en jardines diga: pues la imaginacin la puede uno usar y entonces viene ya la parte de cmo puede
usarse la imaginacin sin desvirtuar el ambiente en que se hace una construccin, que representa un clima
especial. Es as como se puede pensar en una residencia. Ya si uno lo va extendiendo puede representarse en
un parque pblico y puede procurarse realmente crear ambientes y atmsferas que ayuden a vivir
confortablemente y que funcionen tambin para el fin para el que se hacen en forma agradable y
emotiva.13

Creo que es este emotivismo y no el minimalismo lo que mejor caracteriza la


obra de Barragn. En realidad el minimalismo puede considerarse como una forma de
emotivismo: tambin su objetivo es imponer una emocin dominante aunque para ello
requiera de una extraordinaria economa de medios. Pero Barragn no sera minimalista en
sentido estricto dado que hace un uso bastante liberal de la perspectiva, el efecto visual de
profundidad que se logra, por ejemplo, a travs de superficies reflejantes. Lo mismo
sucede con los dobles fondos, las salientes, la anchura de los muros: el emotivismo puede
recurrir al efecto visual, el minimalismo no. Los jardines, pues, estn asociados a la
imaginacin libre y a la ruptura de reglas, pero a la vez, adaptndose al ambiente. Aqu
est uno de los principios bsicos del minimalismo: la residencia se piensa desde el lugar.14
12

Ms adelante, en la p. 5 de la entrevista, habla Barragn de la influencia sobre su obra y la de Daz Morales:


nos dio a todos un gusto especial por los jardines y cmo implicaba eso, una gran liberacin. Tanto la
literatura de que habla ese libro como la que tratamos de imitar o interpretar, esa arquitectura que siendo
mediterrnea y espaola era tambin aplicable en Guadalajara.
13
Ibd., p. 3.
14
Tambin es un principio integrable al emotivismo en el sentido heideggeriano del trmino lugar. La tierra
natal produce una Stimmung, un estado de nimo propio y propicio. Y el construir (Bauen) debe estar en

La novedad de los materiales que tiene principal importancia en Le Corbusier- 15 es


irrelevante. El minimalismo es necesariamente tradicional porque la tradicin siempre ha
utilizado lo naturalmente disponible. Por eso comenta Barragn:
volviendo atrs de esta disertacin del inters en arquitectura que se me fue despertando, se me
despert muchsimo tambin visitando los pueblos de Mxico y las casas populares; yo encuentro que la casa
popular en Mxico es de una belleza increble, particularmente e inclusive del Estado de Michoacn. Entonces
es el que tiene para m la arquitectura popular ms bonita. T ves aqu (refirindose a su biblioteca) es de las
trojes del Estado de Michoacn. Tambin las visitas y excursiones en Mxico despertaron para m el amor a la
arquitectura y el deseo de llegar a una cosa que pudiera llevarse a una casa moderna. 16

Se puede detectar aqu la continuidad entre la casa michoacana y la hacienda


jalisciense? Tienen, sin duda, un aire de familia. La distribucin, el atrio, el patio central,
las estancias de doble altura, las cornisas, los muros exteriores, el uso del barro, los grandes
ventanales y el uso de hierro forjado para proteger las ventanas, las tejasson algunos de
los elementos comunes. Si el psicoanlisis ha sostenido que la infancia es destino, esto es
especialmente cierto en el caso de Barragn. Son como huellas mnmicas, como ideas
platnicas que parecen olvidadas y en realidad estn ah configurando nuestra concepcin
de la belleza, nuestro concepto de arquitectura, la forma de atribuir valor o ser indiferentes
a las cosas. Todos los elementos familiares dejan una huella psquica que despus
fundamenta una personalsima potica del espacio. Barragn es, en el sentido prstino de la
palabra, un arquitecto platnico: lo otrora visto y conocido configura su itinerario posterior,
su gusto esttico. Pero aqu aparece el drama. Este pasado le condena a una arquitectura
intempestiva17, a bregar contra la corriente funcionalista que ya se ha impuesto con singular
fuerza en Europa y empieza a infiltrarse en Mxico, hasta en Guadalajara que, a decir de
Barragn, por los aos 29-30 carece an de arquitectura. Esto fue tremendamente
desmoralizador para el joven arquitecto que acababa de regresar de Pars. Al grado que
cuelga el hbito, abandona temporalmente la arquitectura. Comenta Barragn:
Un ao me olvid de la arquitectura y me dediqu a tratar de ganar dinero hasta con un molino de
aceites y con negocios simplemente tontos. Despus vino un viaje a Estados Unidos con mi padre que muri
all. Despus regreso a Guadalajara donde tuve que ocuparme de negocios familiares y accidentalmente nada
ms hice algunas casas. Ya me ocupaba yo entonces de casas de fincas de campo y de problemas
exclusivamente de ese carcter. A la hora que el agrarismo liquid los trabajos me vine a trabajar en Mxico
en 1936. Entonces ya aqu francamente a ejercer la profesin que la ejerc como arquitecto postulante
consiguiendo trabajo en casas, en algunos edificios, nunca en cosa grande, hasta en 1940, en donde me
percat que se ganaba ms en especulacin en terrenos que uno le ayudaba a los clientes a encontrarlos o se
los pasaba al costo, que cobrar honorarios profesionales, y me desmoralic enormemente de la clientela
porque usaba los proyectos sin pagar honorarios, porque lo trataban a uno con un tono paternal, o que lo
protegan con darle trabajo, una serie de deficiencias y mezquineras humillantes, casi siempre. Esta situacin
ha cambiado ya ahora. Ahora el arquitecto es un poco ms respetado, no mucho, pero ya es distinto. Entonces,
conclusin: ganar un poco, servir mucho, tener ratos desagradables con los clientes. Renunci a la profesin
en 1940. Me dediqu a especular con bienes races; dentro de esa especulacin entr parte de construir en
ellos para vender. Entonces rodaron los aos de cuarenta a cuarenta y cinco en ese tipo de especulacin sin

consonancia con la tierra.


15
Por ejemplo: el concreto usado en el caso del convento de La Tourette en Eveux.
16
Ibd., p. 3.
17
Como veremos ms adelante Barragn es tradicionalista no slo en el sentido de amar la vieja arquitectura,
sino en el sentido de que se le puede imprimir una actualidad que la hace vanguardista: algo as como hacer
que lo viejo parezca nuevo. Slo se puede ser tradicional rompiendo ataduras.

haber hecho algunos edificios o algunas residencias, digamos, ni en volumen ni en libertad para algo que
valiera la pena mencionarse.18

Todo artista tiene que pasar por el trabajo de lo negativo: por periodos de oscuridad
exterior e, incluso, interior. Cuando se trata de un gran arquitecto uno tiende a imaginar que
los inconvenientes ordinarios del oficio, han quedado mgicamente superados por la
benignidad incondicional de la suerte o el talento. Eso realmente no sucede en ninguna
parte. Barragn tuvo sus comienzos difciles, sus clientes exasperantes. 19 El mundo (es
decir: el hombre en general) se comporta de modo mezquino con el desconocido que no
puede brillar an con luz propia. Esto hace sospechar que la estima posterior es tan artificial
como la indiferencia previa. La fama se suele reducir, por tanto, a una estela de humo. La
admiracin y la denostacin son dos especies de frivolidad. Y cuando esto no sucede nos
encontramos ante algo inslito: un sentido del gusto bien desarrollado, tan poco comn
como la reflexin que lo hace posible.
Que Barragn renunciara a la arquitectura (aunque slo fuese temporalmente) es algo
que exigi y exigira el ms elemental sentido pragmtico en tiempos de penuria. No puede
echrsele en cara. Pero tambin es cosa cierta que para un arquitecto todos los tiempos son
tiempos de penuria. Por fortuna, estn los giros de la fortuna. En el caso de Barragn
ocurrieron de esta forma:
Durante esos aos ya me ocup de realizar algunos jardines de mi propiedad que me entretuvieron
mucho, me divirtieron, y fue lo que me abri un nombre, no con el ttulo que hay o como se designa en
Estados Unidos, de Arquitecto Paisajista. Entonces los jardines me dieron un cierto nombre, una cierta
facilidad para desarrollar algunos trabajos, en especial en fraccionamientos. Entonces, precisamente, un jardn
que hice en la orilla de El Pedregal que ya tena parte de lava dentro de l, me dio la idea de la utilizacin del
Pedregal para casas y jardines y en esa forma fue como naci El Pedregal. Ahora, como el Pedregal
necesitaba una empresa grande que se constituyera y que un financiero o comerciante en bienes races se
interesara en eso, invit a Jos Bustamante, que acept, desde luego, con inters; y as vino la formacin de
Los Jardines del Pedregal, que me ocup en la planificacin, el proyecto de algunas casas, en el ornato,
interviniendo adems en la parte financiera y relaciones pblicas, incluyendo publicidad de 1946 a 1952 o 53,
como la principal ocupacin de una obra bastante grande y que encerraba todo. Me toc desarrollar bastantes
jardines, varias obras de ornato, arbolado en general, en fin, toda una cosa bastante compleja. 20

Qu era el Pedregal antes de su transformacin por manos de Barragn? No ms que


un pedregal21, es decir un lugar lleno de piedra volcnica que no pareca en absoluto apto
para la construccin. Lo inslito es que el nombre empieza por tener un sentido peyorativo:
el de algo inservible, igual que hablamos de un terregal Lo que sorprende es la visin
que permite transformar un lugar de casi nulo valor en una zona residencial con un inmenso
surplus. Y sorprende tambin (nuevo giro de la fortuna) que la arquitectura de Barragn
haya debido empezar por un rodeo: el jardn. Pero esto es justamente lo primero cuando se
trata de arquitectura emocional: partir, no del objeto arquitectnico sino de su entorno,
porque ste establece las posibilidades, los alcances, el sentido de la arquitectura misma.
18

Ibd.
Segn el arquitecto, al regresar de Estados Unidos hubo un lapso de dos aos antes de que pudiera ocuparse
de liquidar negocios de haciendas, o que, mejor dicho, el agrarismo liquidara a mi familia en ese respecto.
En otras palabras, no slo muere el padre de Barragn sino que adems, Corrales se torna incosteable: los
tiempos nuevos condenan a la antigua hacienda a una definitiva extincin.
20
Entrevista Ibd., p. 3.
21
En el sentido llano de profusin de piedras. Hay harta piedra, dira un lugareo.
19

Barragn vuelve sobre el tema de su viaje a Europa y observa: no haba nada que ver
en plan de edificios modernos, ni nada de eso; al contrario, haba cosas bastante malas.
Todava segua la influencia psima, pero que en fin represent un escaln y una liberacin
de cierto clasicismo, de la Exposicin de Artes Decorativas de 1925 que se prolong hasta
principios de la Segunda Guerra. 22 El viaje a Europa tambin le permiti estar en
Alemania: en Berln, Munich y Stuttgart pero sin entrar en contacto con ese grupo
interesantsimo que se llam Bauhaus: fue un contacto indirecto, a travs de los libros.
Qu caracteriza a la Exposicin y al Bauhaus para que la opinin de Barragn fuera tan
discordante en la valoracin de uno y otro?
La Exposicin era, fundamentalmente, un elogio de la tcnica, una puesta al da de los
materiales de construccin (algunos de origen industrial) que iban a formar parte del nuevo
urbanismo europeo. Es probable que Barragn se sintiera desilusionado al comprobar que
una Exposicin de Artes Decorativas se haba convertido en una feria de materiales. De ah
que se exprese en trminos muy peyorativos.
La Bauhaus es otra cosa: para empezar, un ideario arquitectnico. Dado el inters que
despert en Barragn podemos describirla con cierto detalle. La Staatliches Bauhaus fue
fundada por Gropius en 1919 y supuso la unificacin de dos Institutos de Arquitectura 23. El
primer programa, que tiene un tono exaltado y proftico dice as:
La construccin total es el objetivo final de las artes visuales. Su funcin ms noble fue, en otro
tiempo, la decoracin de los edificios; actualmente sobrevive en un aislamiento del que slo puede ser sacada
con el esfuerzo consciente y coordinado de todos los artfices. Los arquitectos, los pintores y los escultores
deben reconocer el carcter compuesto del edificio como entidad unitaria. Slo entonces su trabajo quedar
imbuido del espritu arquitectnico, que ahora, en su calidad de arte de saln ha perdidoEl arte no es una
profesin. No existe ninguna diferencia esencial entre artista y artesanoConcibamos y creemos juntos el
nuevo edificio de futuro, que abrazar escultura, arquitectura y pintura en una sola unidad. 24

Se afirma en este primer programa la necesidad de una metodologa general, donde


encuentren equilibrio el pensamiento y la accin, las exigencias materiales y las
espirituales. Los discpulos estudias simultneamente (los cursos son trienales) con dos
maestros: un maestro artesano y un maestro de diseo:
Esta idea de empezar con dos diferentes grupos de maestros fue una necesidad, porque no era posible
encontrar ni artistas con suficientes conocimientos tcnicos, ni artesanos con suficiente imaginacin para los
problemas artsticos.25

Los nuevos modelos de la Bauhaus convencieron muy pronto a los industriales que
concedieron a la Bauhaus contratos de patentes. Y como explica Benevolo: La idea
fundamental es la utilizacin de la artesana no ya como fin o ideal romntico, sino como
medio didctico para la preparacin de proyectistas modernos, capaces de imprimir a los
22

Ibd., p. 3.4.
Uno de ellos fundado nada menos que por el clebre belga Van de Velde.
24
Cit. por Leonardo Benevolo: Historia de la arquitectura, p. 434, Ed. Gustavo Gili, 8 edic., Barcelona,
1999.
25
Ibd., p. 436.
23

productos industriales una clara orientacin formal. 26 Entre las dos ideas existe solo una
diferencia de grado: ni la artesana es una creacin pura, pues requiere de un desarrollo
tcnico, ni la industria es pura labor manual, pues la mquina como productora de formas
plantea un problema creativo. Se trata de curar la separacin entre cultura y produccin.
La Bauhaus tambin seala la excelencia del trabajo colectivo (arte del pueblo para el
pueblo) por encima del trabajo independiente 27. Pero son precisamente los artesanos
quienes hubiesen podido revolucionar la produccin mecnica. El problema fue que,
histricamente, no tuvieron oportunidad Por ltimo:
Slo el trabajo producido por un impulso interno, puede tener significado espiritual. El mundo
mecanizado carece de vida: slo es apto para las mquinas inanimadas. Mientras la economa mecanizada
siga siendo un fin en s misma, en vez de un medio para liberar al espritu del fardo de los trabajos materiales,
el individuo permanecer sometido y la sociedad en desorden. La solucin depende de un cambio en la
disposicin del espritu hacia su trabajo, no de la mejora de las circunstancias exteriores. 28

Creo que hay algunos puntos de confluencia con Luis Barragn:


a) La idea de que el arte debe tener un significado espiritual.
b) La idea de que la obra arquitectnica es una entidad unitaria que combina diversas
artes.
c) La idea de que la obra artstica no slo involucra al artista independiente sino a
cada hombre de la comunidad poltica.29
d) La idea de reconciliar tcnica y esttica.
Viene, en seguida otro lapso de viajes:
Entonces, de relaciones personales tuve en E.U. durante esta ausencia de Mxico al pasar por Nueva
York, una relacin muy importante que fue la de Jos Clemente Orozco, que viva entonces en Nueva York,
en donde yo pas unos meses. En esos meses yo conoc arquitectos de los realmente de vanguardia; como
eran Federico Kiesler, austriaco, que puede tener una importancia an cuando no ha sido tan conocido en
Mxico, como la que pueda tener un Neutra, no ms que con mayor personalidad. Kisler fue el que le dio a
Clemente Orozco trabajos tan conocidos como los murales del New School for Social Research, y a l junto
con Clemente Orozco los estuve viendo mucho durante esos tres meses de Nueva York, y las conversaciones
de Kiesler fueron para m muy interesantes. Me regal inclusive un libro de lo que se debe hacer y lo que no
se debe hacer, un libro editado con tachaduras mostrando la fealdad y la vulgaridad, la cursilera y las cosas
absurdas que se hacan y lo que se deba hacer de un trabajo que ya vena entrando entonces francamente en
buena ruta, un funcionalismo que Kiesler lo entendi muy bien, es decir, funcionalismo de la funcin
construccin como mquina para que el hombre la use, pero tambin la funcin para que el espritu se
desarrolle y viva agradablemente.30

Este es el Barragn joven que todava no ha construido su casa de Mxico. Una vez
que lo haga, la vida nmada de antes se va a trocar sedentaria. Los viajes (hasta dentro del
26

Ibd.
Morris llega a decir: Si no participan todos no podr participar nadie Cit. por Benvolo (Advertencia 2).
No creo que esta idea le haya parecido especialmente feliz a Barragn, salvo aplicada a la casa tradicional. Es
decir: la casa popular, no la casa de la firma, o de tal o cual compaa. Ms adelante Barragn menciona
expresamente las bondades de la casa popular.
28
L. Benevolo: Historia de la arquitectura, p. 440.
29
Recurdese que Barragn tiene una marcada preferencia por el arte popular, el de Michoacn, por ejemplo.
30
Entrevistap. 4. Ntese, de nuevo la convergencia de Kisler que Barragn aprueba- con el ideario de la
Bauhaus.
27

territorio mexicano) sern ya cosa del pasado. A diferencia, por ejemplo, de un Octavio Paz,
siempre en movimiento. Cul es la relacin de Barragn con el funcionalismo de Kiesler?
Frederich Kiesler (1896-1966) es un arquitecto judo-viens que jug un papel muy
importante en la urbanizacin de Israel. El Santuario de los Manuscritos del Mar Muerto es
su ltima obra construida (1959) y est inspirada en lejanas experiencias de la vanguardia
de los aos 20. Es probable que Barragn le encontrase afn en sus intereses espirituales.
Kiesler representa, igual que la Bauhaus, un cruce de intereses tcnicos y estticos.
Es esta tambin la poca en que Barragn conoce a Lawrence Cocker, el editor de
Arquitectural Record y tambin al editor de House and Garden: Barragn reconoce
explcitamente la deuda contrada: el contacto con ellos fue para m muy valioso, ms que
nada porque me dieron una cierta seguridad en trabajar creyendo que haca cosas que no
eran estndar, me animaron ellos a hacer cosas segn el sentir, pero razonando dentro de lo
que se debe hacer en arquitectura31. Las relaciones se multiplican: en Pars con pintores,
ilustradores de libros, con conservadores de museos: todos ellos contribuyeron al
desarrollo del sentido esttico de las cosas. Pero Barragn cita de modo especial el caso
de Jos Arriola Adame:
Debo mucho una cosa que debe completar al arquitecto, mi amistad con Jos Arriola Adame, tan
conocido de nosotros all en Guadalajara y que a tantos nos hizo mucho bien desarrollndonos el gusto y la
comprensin por la buena msica, que eso da gran equilibrio a un arquitecto.32

Es curioso, pero no consta que la relacin posterior de Barragn con la msica haya
sido muy ntima. No asiste a conciertos y su coleccin de discos es muy escasa. Las
conversaciones con los amigos rara vez tocan el tema. Eso s: tiene predileccin por una
obra de Debussy: el Cuarteto en sol menor. Y al parecer su entusiasmo por Debussy no va
ms all de esta obra, lo que hace sospechar que los motivos no eran estticos sino
sentimentales Esta es la poca en que Barragn junto con Daz Morales lleva a la prctica
la concepcin mediterrnea de la arquitectura, por la influencia de Bac:
Entonces Nacho hizo un jardn para Trinidad Ochoa y en ese movimiento donde se meta el color y se
meta sobre todo un elemento muy importante, el embrujar un lugar, el embrujar los patios, los rincones de los
jardines y hasta ligar los jardines con las casas, meter ya un poco el jardn en las habitaciones. Y ese
movimiento fue debido a Ferdinand Bac, interpretado por Nacho Daz Morales, Rafael Urza y por m. Y eso
influy no nada ms en los jardines sino en las casas tambin; se incluy entonces la teja con un tratamiento
especial, se incluyeron ciertas texturas y se liber del afrancesamiento. Lo que nosotros hacamos entonces a
pesar de que Ferdinand Bac era un francs, fue como jardinista y como arquitecto, ms espaol y
norteafricano que francs. Quiz fue un poco griego y romano porque en sus construcciones hay mucho de la
influencia de Grecia y Roma. Por eso el llam a su propia arquitectura mediterrnea, pues ese movimiento
metiendo nosotros en l o influyendo ya el valor de lo mexicano, tena mucha similitud. Fue lo que represent
una serie de casas y una serie de jardines por nosotros y un grupo que nos siguieron, que no recuerdo los
nombres, pero hubo xito. La clientela acept ese tipo de arquitectura y de jardinera. 33

Hegel afirmaba que la historia de la cultura es una historia de contraposiciones y


sntesis (odios que se convierten en amores, diferencias que se tornan principios comunes):
lo que aparece como contradictorio es, al poco tiempo, hermanado en una abrazo
31

Ibd.
Ibd., p. 4.
33
Ibd., p. 5.
32

filantrpico, una sntesis nueva. Fue lo que hizo Barragn con lo griego y lo romano 34 (que
forman la sntesis del mediterrneo): hermanarlos con el arte africano y mexicano. Las
afinidades entre estos ltimos resultan evidentes para Barragn, como se dijo, desde la
dcada de los 20 aunque no haya conocido la arquitectura africana sino indirectamente, a
travs de los libros, en el ao 1925. Es comprensible, por lo dems, que la ciudad de
Mxico ya empezara a cansarse del estilo afrancesado que tanta presencia tuvo durante el
porfirismo: pasados veinte o treinta aos cualquier estilo da sntomas de agotamiento. Las
innovaciones de Barragn aparecieron en el momento preciso, en el punto de inflexin,
cuando la moda estaba desgastada por el nico mal irremediable: la vejez.
Ntese, por otra parte, que en la construccin francesa tradicional (no me refiero a los
palacios sino a las casas o residencias ordinarias) el jardn est subordinado a la casa, como
lo est el resto del entorno. Con la arquitectura emocional sucede exactamente al revs. Al
mismo tiempo, el arte francs es fundamentalmente clasicista: domina el esprit de
geometrie, como lo hace, por ejemplo, en la geometra perfecta de los Jardines de Versalles.
Barragn quiere romper con el clasicismo a travs de la emocin, eso que Pascal llamara:
esprit de finesse: la emotividad se revela contra la razn pura.
Transcurre la dcada de los treinta, y parte de la de los cuarenta entre casas y jardines,
pero no es sino hasta el ao 45 que Barragn aborda un proyecto ambicioso que le habra de
proporcionar an ms reconocimiento: El Pedregal. Pero por encima de todo, algo que hizo
estrictamente para su propio esparcimiento: su casa:
Entonces volvimos a la segunda parte de la dcada entre 40 y 50 que fue dedicada a El Pedregal, ya en
donde entr arquitectura moderna. Entonces realic yo en el ao de 48 la casa en que vivo, ya francamente
como no tena yo deseos ni buscaba clientela alguna, la hice para mi gusto expresamente y la nostalgia de los
ranchos, la nostalgia de los pueblos con las ideas del confort que yo tena de la vida moderna, produjeron mi
casa que es la que ms me a dado a conocer aqu y en el extranjero. Aqu salieron unas cuatro o cinco casas de
este estilo, una de ellas, la cual realic yo totalmente en El Pedregal, en jardinera y en todo pero con lava dio
un aspecto totalmente nuevo. Esta casa represent entonces para m una cosa espontnea porque no lo hice
buscando sino para mi gusto de arquitectura popular; que se sienta que se est en Mxico y en una residencia.
Adems otra idea tuve, fue una reaccin contra toda la ostentacin sobredecorada de Francia. Lo francs es lo
que imperaba y ha imperado mucho en Mxico, que a mi modo de ver es un complejo de inferioridad, porque
las casas de Mxico que ve uno en las poblaciones son bellsimas, desde luego aqu las residencias de Mxico.
Hay ms belleza en una residencia como fue Sanborns, que no es ms que una residencia, del Hotel Iturbide,
que fue otra residencia, y todas las viejas casas que hay aqu y en Puebla, que los palacetes franceses que los
vinieron a hacer en el Paseo de la Reforma. Hubo una reaccin para ir un poco a lo popular, que lo encuentro
en color y en todo, lo ms agradable para mi modo personal, esto no quiere decir que deba a otras personas
incluirse en eso, porque otras personas tienen casas modernas muy bien resueltas, muy agradables dentro del
movimiento general que hemos visto internacional. 35

Que se sienta que se est en Mxico y en una residencia. Desde aqu se puede medir
la amplitud de la llamada espiritualidad franciscana de Barragn. La austeridad de
Barragn no intenta necesariamente, inducir el vaco propicio a la contemplacin. La
explicacin ms simple puede ser su reaccin contra el arte francs sobredecorado. Esto
constituye al mismo tiempo la vuelta a sus races hacendarias. El magnfico juego de luces
de la casa de Barragn, con sus claroscuros multi-matices que hacen de cada espacio un
34
35

Igual, por ejemplo, que lo romano representa la sntesis de lo celta y lo etrusco.


Ibd., p. 5-6.

microcosmos, recuerda aquella confesin del primer programa de la Bauhaus escrita por
Gropius:
Cuando era nio alguien me pregunt por mi color preferido. Durante muchos aos, mi familia me
tom el pelo, porque, despus de algunas vacilaciones contest: Bunt ist meine Lieblingstarbe (mi color
preferido es el multicolor). El fuerte deseo de incluir todo componente fundamental de la vida, en vez de
excluir una parte por culpa de un planteamiento demasiado rgido y dogmtico ha caracterizado toda mi
vida.36

Tengo la impresin de que la marcada preferencia de Barragn por la austeridad tiene


que ver ms con motivos estticos que religiosos. Si se quiere, Barragn est por decirlo a
la Kierkegaard- en un estadio religioso-esttico: le gusta la atmsfera religiosa pero no es
propiamente un hombre piadoso como podra haberlo sido un artista como Manuel de Falla,
o por citar un ejemplo de Arquitectura, Antonio Gaud. Prueba de lo dicho es su estilo de
vida (siempre ms elocuente que la obra). Viene despus un segundo viaje a Europa, esta
vez con una duracin de ao y medio:
Despus de El Pedregal hubo otro viaje a Europa. Yo he estado cortado en mi carrera y en el ejercicio
de las cosas que he estado haciendo con eso. Me qued ao y medio en Europa de paseo, pero ya interesado
por el movimiento arquitectnico. De Europa regres, hice amistad porque vino aqu a Mxico, con Neutra, a
quien acompa en muchas excursiones aqu alrededor de Mxico y con quien tuve muchas
conversaciones.37

La influencia de Neutra, discpulo de Loos, puede no ser despreciable. Neutra


pertenece al grupo de maestros europeos llegados a Amrica en los aos 20. Es uno de los
responsables de la insercin del mtodo moderno en la realidad americana. Es un hombre
con preocupaciones tcnicas y cabe ubicarle en un creativo trmino medio: no hace ninguna
concesin al gusto corriente pero tampoco exhibe el repertorio del internationale style: se
preocupa por construir con irreprochable propiedad tcnica y desva la atencin de la forma
hacia el funcionamiento de los edificios conservando el aspecto externo voluntariamente
sencillo38. Neutra construye para los magnates de Hollywood pero detesta los castillos
arabizantes o neogticos que estn de moda por entonces. Cree que el proyectista
comprometindose sinceramente en los hechos tcnicos, establece con sus clientes y
constructores relaciones humanas, adems de funcionales. Neutra emplea la filosofa del
arte de Ruskin, como cuando escribe:
El arte tiene dos distintas fuentes de placer: una deriva de la belleza abstracta de las formas, la otra del
sentido del trabajo humano y de la atencin que se puso en l.39

Dada la experiencia de Barragn con la clientela mexicana, la visin de Neutra debi


impresionarle singularmente. Ms, probablemente, su filosofa que su arquitectura. Pero
hay cierta pasin por la sencillez que debi resultarles comn a ambos. Barragn es

36

W. Gropius: Alcances de la arquitectura integral, Emec Editores, S.A. Buenos Aires, 1970.
Op. Cit., p. 6.
38
La sencillez del exterior es tambin una constante en la arquitectura de Barragn. Ejemplo paradigmtico:
su casa.
39
J. Ruskin: Las siete lmparas de la Arquitectura, La lmpara de la verdad, XVI, Aguilar, Madrid, 1964.
37

10

entonces invitado a California donde dio una de las pocas conferencias de que se tenga
noticia40:
Fui invitado entonces a un Congreso de Arquitectura en California en donde di una conferencia sobre
El Pedregal, habl de mis conceptos generales sobre Arquitectura en Mxico y sobre los jardines de El
Pedregal, expresamente y sobre mis ideas de lo que es Arquitectura en paisaje. Esta conferencia tuvo xito y
la publicaron en una revista que hay en Washington. En ella mencion a Ferdinand Bac muy especialmente y
su teora de arquitectura del paisaje.41

Los intereses de Barragn se amplan, se extienden hacia la planificacin y el


urbanismo: as surge Jardines del Bosque, proyecto al que Barragn consagr 2 aos. Le
sigue el proyecto de Las Arboledas en el que tiene la oportunidad de realizar obras de
ornato, de jardinera y la oportunidad para confrontar los problemas de un
fraccionamiento.42 Deca Aristteles que con frecuencia la empiria o experiencia tiene ms
valor prctico que la teora. Parece que Barragn entra ms en la primera categora que en
la segunda. Barragn no se consideraba en haber de un conocimiento que le hubiese
permitido ser un terico de la arquitectura. Su estilo est guiado, fundamentalmente, por
una receptividad creativa para los problemas de arquitectura, jardinera o urbanismo.
Interrogado sobre su concepto de arquitectura respondi as:
la pregunta sobre mi concepto en arquitectura es una cosa que me siento muy torpe para contestar;
porque es una pregunta para que la conteste alguien que conoce la arquitectura en teora tambin y que est
familiarizado con la enseanza de la arquitectura, y yo he dicho ya que no he tenido ningn mtodo, sino que
me he dejado llevar casi en forma intuitiva a mi aficin y a las crticas y elogios que hago de la
arquitectura.43

En esta negativa a desarrollar un concepto, puede radicar parte de la aficin japonesa


por la arquitectura de Barragn: tanto en la filosofa taosta (de origen chino) como en el
Zen japons, se insiste en el carcter intuitivo de la sabidura, como cuando Lao Ts
escribe: El Tao que puede ser explicado no es Tao 44. La intuicin sustituye al mtodo y la
mente (hsin), entendida como libre curso del pensamiento, al concepto. Lo que para
Barragn no era probablemente ms que un modo personal de hacer las cosas, para el
imaginario japons constituye un modo refinadsimo de hacer arquitectura que encuentra
apoyo en una larga tradicin filosfica. Barragn lo expresa as:
A propsito de mi concepto intuitivo, lo que yo hago es, entonces, analizar los fenmenos
arquitectnicos que estn pasandoDesde luego que Mxico es uno de los pases de vanguardia, porque en
40

Barragn dice que es la nica y lo justifica as: no he dado yo ms conferencias en mi vida que esa que
di en Coronado, en Estados Unidos; he sido invitado a dar conferencias y siempre debido al cmulo de trabajo
que tengo, no he podido dar conferencias ni escribir artculos como hubiera querido porque eso necesita uno
prepararlo para tener algo nuevo que decir porque ya en general cae uno en lugares comunes y para
conferenciar algo, hay que pensar que debe darse la conferencia a arquitectos y no a estudiantes de primer
ao, porque ellos ya tienen tal documentacin que noms se hacen bolas si uno avanza. He asistido aqu en
Mxico a muchas conferencias de arquitectos que vienen de Estados Unidos o del extranjero en general sobre
arquitectura. Y dicen ellos yo creo- un cinco por ciento cuando ms de una idea nueva, pero todo lo
fundamental es una cosa que se repite en todo.
41
Op. Cit., p. 6.
42
En la entrevista Barragn habla del plan de realizar otro fraccionamiento en una zona residencial en la costa
del Pacfico y otra en las cercanas de Manzanillo.
43
Ibd., p. 7.
44
Tao Te King, I., Cuatro vientos, Barcelona, 2002.

11

Europa son muy conservadores y tambin en Estados Unidos mucho ms que nosotros. Como ejemplo debo
decir que en esa conferencia que di en Coronado, como mostr fotografas y transparencias de arquitectura
nueva que se est haciendo en Mxico, me preguntaron: -Los arquitectos de Mxico, qu porcentaje de
moderno hacen y qu porcentaje de tradicional? Y yo les contest: En Mxico se hace el noventa por ciento
moderno y el diez por ciento tradicional. Y esto pasaba en el ao 52-53. Y les pregunt: Y ustedes qu es lo
que hacen? -Nosotros tenemos aqu el veinte por ciento de moderno y el ochenta por ciento tradicional en
residencias y an en edificios. Y entonces yo les dije: En Mxico tenemos un ochenta o noventa por ciento de
moderno y el resto tradicional. Ustedes estn a la inversa, o sea, la mayor parte tradicional. Sin embargo han
tenido una influencia enorme en Mxico, porque ha habido. Tienen un Frank Lloyd Wright, arquitectos que
han hecho45, aunque no representa un porcentaje enorme en los Estados Unidos, representa una influencia
muy grande, porque han sido innovadores, lo mismo Neutra y muchos otros; especialmente los arquitectos de
California han hecho residencias modernas maravillosas. Pero cuando visitaba uno California en ese entonces,
iba uno a visitar las residencias modernas interesantes, pues la generalidad de todo lo que se haca era bastante
mala. Estoy hablando de hace doce o catorce aos, as es que Mxico lo considero yo del espritu ms
contemporneo del mundo, mucho ms que los Estados Unidos. En los Estados Unidos haba unos edificios o
unas casas modernas de primersimo categora que, aunque en esa poca era unas cuantas cosas, se dejaba
sentir mucho su influencia en nosotros. Aunque en Mxico no se haca una cosa as especial muy importante,
todo era moderno y actualmente yo creo que s se pide una cosa as tradicional, un cinco por ciento es mucho.
Ningn otro pas del mundo tiene ese sentido de ser contemporneo como lo tiene Mxico, es decir, que
nosotros somos lo ms clsico o lo ms tradicional filosficamente. Nosotros estamos haciendo la arquitectura
de nuestra poca porque es lo ms antitradicional hacer la arquitectura vieja. Esta explicacin la di tambin en
mi conferencia en Estados Unidos.46

Lo dicho por Barragn implica un uso distinto de la palabra tradicin: segn l la


verdadera tradicin es la que se adecua a su poca. Si esto exige o no una vuelta a los viejos
recursos de la arquitectura es irrelevante. Ser tradicional significa para Barragn estar a la
altura de los tiempos, integrar los contornos, los materiales, las ventajas tcnicasLa
tradicin es hacer la arquitectura de su poca, segn la vida de la poca. En la historia de
nuestra arquitectura hemos hecho siempre la arquitectura de nuestra poca. 47 El arquitecto
tradicionalista no es el que recurre a la arquitectura o el estilo de otra poca. La verdadera
tradicin consiste en ir haciendo la arquitectura contempornea.48 Pone un ejemplo
ilustrativo:
los coloniales, si hubieran hecho arquitectura maya, no habran sido tradicionalistas tampoco, porque
entonces los mayas habra hecho la arquitectura anterior y as indefinidamente. 49

La idea de Barragn puede complementarse con el ejemplo de Frank Lloyd. 50 Su obra


cobra vigor a partir de 1930. El movimiento europeo moderno influy en su obra como se
aprecia, por ejemplo en los volmenes ortogonales del proyecto para los apartamentos
Noble en Los ngeles. Pero no slo absorbe algunas sugerencias europeas: tambin
japonesas, como de hecho lo hizo en el decenio de los 20. Logra no quedar atado a ningn
45

No coincide el gnero en el original. Y la frase aparece confusa tal y como la transcribo.


Ibd., p. 7.
47
Ibd., p. 8.
48
Ibd., p. 7.
49
Ibd..
50
La influencia de Wright y Le Corbusier se hace patente en Barragn a partir de 1936 cuando realiza
alrededor de veinticinco construcciones en el gnero habitacional, de carcter netamente comercial: Se puede
decir que este es el momento de triunfo del Estilo Internacional en Mxico, donde las ideas de pioneros como
Le Corbusier, Walter Gropius con la Bauhaus y Frank Lloyd Wright se conjugaron con los primeros
exponentes que seguan las ideas impartidas por Jos Villagrn en su ctedra de Teora de la arquitectura, a
partir de 1926. (Louise Noelle: Luis Barragn. Bsqueda y creatividad, p. 24. Unam, Mxico, 1996).
46

12

momento histrico pasado. Su arquitectura tiene el excepcional valor de plantear nuevas


exigencias: su contribucin fue determinante al nacimiento del movimiento moderno, a
travs, sobre todo, de la exposicin y la edicin Wasmuth de 1910. Como observa
Benevolo:
Mientras las numerosas variantes que debe tener en cuenta la arquitectura moderna perturban
constantemente, con su movimiento recproco, la coherencia de los resultados, produciendo desarreglos e
interrupciones que llevan a compromisos difciles, la arquitectura de Wright, libre de estos vnculos, aparece
ntegra, compacta, exenta de dudas y establece, por lo tanto, una meta ejemplar, ayudando a cada cual a
considerar sus propias dificultades como ya superadas y anima a mirar ms lejos, ms all de las angustias
particulares.51

Me parece significativa, al margen de sus prairies o usonian houses, su proyecto de


ciudad ideal (Broadacre), que se caracteriza por asignar a cada ciudadano un acre de
extensin (cuatro mil metros cuadrados), aislando s a cada familia en una zona verde
suficientemente extensa como para independizarla completamente de los vecinos: algo
parecido a una hacienda!
La ciudad tradicional segn Wright, debera reducirse a un lugar de trabajo invadido a
las 10 A. M. y abandonado a las 4 P.M, tres das por semana. La vida social, por el
contrario, sera intensa y facilitada, en parte, por el automvil y los medios de
comunicacin a distancia.
Al margen de las afinidades posibles con Wright, Barragn debi estimar su
independencia intelectual y su creatividad. Seguro que conoca, al menos en planos o
fotografas, la casa de Wright en Arizona, tan innovadora en casi todo como lo fue el
Guggenheim construido por el mismo Wright posteriormente (1946) en Nueva York.
Pero cmo conciliar la idea de un Mxico que marcha a la vanguardia con la aficin
de Barragn a los pueblos tradicionales de Mxico? O a qu Mxico se refiere que no sean
las casas afrancesadas del Paseo de la Reforma si los aos 30 y 40 estn an representados
por un conservadurismo tardo? Se est refiriendo a su propia obra cuando habla del
espritu de Mxico como el ms contemporneo del mundo? No se quejaba Barragn
ms bien del provincialismo de los citadinos, de sus gustos ocres y del honor empeado de
los arquitectos, con una creatividad exiliada por el gusto burgus? Son preguntas de difcil
respuesta. Barragn aade:
Toda esta cosa del tradicionalismo fue para valorizar, como quien dice, cul es la situacin de la
arquitectura de Mxico con respecto a otros pases. Ahora mi concepto de la arquitectura actual de Mxico y
la que ha venido desde hace 15 o 20 aos es que se ha cado en un academismo, ya no hay imaginacin, ya no
se inventan formas, ya es una arquitectura internacional equivocada, como est equivocada
internacionalmente. Para este clima y para cualquier otro clima, en mi opinin yo creo que sobra cuando
menos al 50% del cristal que se pone, es decir, las ventanas. Eso resta intimidad tanto para casas habitacin
como para edificios de despachos; esos ventanales enormes no son acogedores absolutamente. Entonces el
arquitecto necesita pensar un poco ms, no componer fachadas de puro cristal, que ya se ha hecho acadmica
esa idea, sino saber qu cantidad de luz se necesita en el interior de los espacios, que limitan ya sea
habitacin, oficina clnica.52
51
52

Op. Cit., p. 682.


Entrevistap. 8.

13

Por lo menos, es muy claro el objeto de la crtica: los clichs de la construccin que
utilizan sin sentido de la oportunidad un elemento de la moda: el cristal. La arquitectura de
Barragn es en este aspecto finalstica, funcional. Es decir: no hay que valerse de ningn
elemento con propsitos puramente ornamentales ni puramente operativos. Todo debe tener
un por qu. En este caso el cristal debe estar en funcin de la cantidad de luz. Pero no slo
eso: la cantidad de luz que se requiere est en funcin del espacio habitable: un lugar debe
ser acogedor y para serlo debe contar con intimidad. De este modo el funcionalismo de
Barragn es totalmente antropocntrico. No es el funcionalismo hoy en da comn del
rendimiento, o la optimizacin de los recursos de la construccin. No es tampoco el
funcionalismo racional de vanguardia pues ste no le ofrece los satisfactores que busca,
como dice Noelle, ni en el campo de la creacin ni en el simplemente econmico. 53 Las
observaciones continan as:
estilo es una cosa que atae ya a la esttica y a la emocin plstica que nos da una cosa. Estoy
hablando de funcionalismo. Han equivocado los arquitectos de todo el mundo la proporcin de cristal, es
decir, de ventanas o de espacios abiertos al exterior. Un edificio es toda una ventana, has casas que todo es
una ventana: eso es desagradable para vivir en residencias u oficinas. De hecho, si se fija cualquier persona
aqu en Lomas de Chapultepec en todas esas casas, ver que todas las cortinas estn siempre puestas
totalmente. Quiere decir que lo que presumen que van a ver de paisaje o de algo no es cierto que lo estn
viendo, y los arquitectos son los que deban haber guiado a la clientela para evitar ese error de la
desproporcin en ventanas que ya no permite penumbras acogedoras en el interior, que ya no permite muros
donde poner muebles y que ha convertido las residencias en clubes; porque en ellos s pueden tener inters los
ventanales, porque entonces se ven los deportes, se ve el juego y se incorpora toda la vida de los que estn
ejecutando cualquier deporte, en la cantina y en el living room y en la cantina del propio club. Conclusin: si
las casas las han convertido en clubes, ahora la gente no las vive ms que muy poco, ms que cuando las vive
para invitar gente a los llamados parties y a los coctails. Fuera de eso vive fuera o se pasa la vida de club
en club, es decir, de casa en casa, y la funcin de la casa la han perdido casi completamente. 54

Si el objeto esttico (la casa, el jardn, la pintura) es capaz de producir una emocin
plstica, entonces tiene estilo. Se requiere, ciertamente, de lo que Ignacio Daz Morales
denomina arquitectura meditada: la que no es producto de una oficina de produccin en
serie. Sucede ahora lo mismo que en aquella poca, la de los aos 60 y 70 con su
profusin de cristal y sus casas club? Lo que sin duda se ha incrementado es la
industrializacin de la arquitectura. La estandarizacin de las construcciones, la moda del
estilo californiano (que Barragn vea con agrado en su lugar de origen). Tambin es cierto
que hay un retorno moderado al funcionalismo de Barragn con su sobria utilizacin de los
espacios y una profusin de materiales de construccin, para no hablar de la eclosin del
material ornamental. No creo que Barragn despreciase el ornamento si se usara con
moderacin: pero este es un taln de Aquiles de la moderna arquitectura, tres veces s, una
vez no. Se ha dado marcha atrs en el uso del cristal: desde la casa hasta el edificio de
oficinas hay una reduccin progresiva del exhibicionismo de los interiores. Barragn lo
atribua a que nuestra vida es una vida casi pblica. Esto ha cambiado notablemente:
tendemos ms ahora al estilo americano en que la vida es una vida privada. Los ltimos
veinte aos (que van ms all del tiempo de Barragn) supone un giro, acentuado, de lo
pblico a lo privado. Pero, Barragn describa as la situacin de su tiempo:
53
54

Louisse Noelle: Luis Barragn. Bsqueda y creatividad, p. 25. Unam, 1996, Mxico.
Op. Cit., p. 8-9.

14

Ya la vida interior de hogar se ha perdido, se ha perdido por la gran ciudad. La gran urbe que obliga a
la gente a vivir fuera de su casa. En primer lugar la obliga ms a trabajar; ya no existe ms el seorito que no
trabaja, las muchachas en su mayora trabajan. En Estados Unidos y casi en Mxico, ms del 50 % trabajan,
necesitan estar en sus coches o usando medios de transporte, viven ya mucho fuera. Entonces yo creo que el
origen de esa arquitectura abierta es que vivimos en pblico actualmente, inclusive los fines de semana ya no
se pasan en casa, ya hay la costumbre de hacer el weekend y el weekend no se hace solo, se hace con un grupo
de gente: es decir, hay ago de publicidad. No publicidad para exhibirse sino que ya no es la vida ntima, al
vida interior, sino que es vida en hoteles y lugares de recreo o en una serie ininterrumpida de fiestas. A este
respecto sobre lo que es la publicidad en nuestra vida hay mucho que decir, pero no encuentro la forma para
expresarlo como yo quisiera. Bien, yo creo que si me alargo en esto, que es un tema mucho muy interesante,
no hago ms que desvirtuar este esbozo en que indico que la vida nuestra es pblica, se vive en clubes, se
come fuera de casa muchsimo por las necesidades mismas que hay ahora. Entonces se forma el crculo
vicioso de las casas no acogedoras y de la gente que no puede ser acogedora en la vida actual ntima; entonces
tambin las casas repelen a la gente y tienen que salirse porque no puede ser acogedora una casa que es todo
cristal, todo cortinones, y la gente comienza a vivir unos con otros, se buscan y es una vida de publicidad falsa
completamente; porque las relaciones humanas cada da son ms falsas, menos sinceras, pero hay un
formulismo y un sistema social que aparenta que todo est muy bien.55

Las ltimas lneas constituyen una autntica antropologa de la arquitectura: sta


refleja siempre la presencia o la desaparicin de la intimidad. Pero Barragn no sigue aqu
la lnea de reflexin del existencialismo europeo. Qu hubiera dicho, pongamos por caso,
Heidegger? Que la intimidad desaparece bajo el imperio de la tcnica, bajo la
instrumentacin (obsesa o delirante) de la naturaleza. Barragn no atribuye a una actitud
por lo menos no aqu- la reduccin de la vida, la prdida de intimidad. La atribuye a las
nuevas condiciones de trabajo, como es el caso de que se come fuera de casa muchsimo
por las necesidades mismas que hay ahora. El siglo XX sera el primero en que el centro
de gravedad no est en casa. Consecuencia de qu? De la inevitable industrializacin: no
hay en esto quiz, ninguna cualificacin tica. Es, simplemente, algo que tena que suceder.
Qu hace Barragn? Tratar de recuperar la intimidad frente al Leviatn, ms o menos
inconsciente de la vida pblica. La vida tiene sus forzosidades, unas buenas, otras malas. La
arquitectura tendra que restablecer el equilibrio del origen, el equilibrio del centro
domstico. El sentido del domus. De aqu que la casa de Barragn, sea en una primera
impresin, algo que no atrae la mirada pblica: es casi un no me mires! Lo mismo
sucede con muchas otras de sus casas y es especialmente claro en los departamentos (por
fuera son feos o anodinos). En una segunda impresin Barragn hace de la casa una
fortaleza, un punto de ruptura con el exterior, y lo hace, precisamente, con el camuflaje de
lo indiferente El entrevistador desva ahora la atencin hacia la incorporacin de las artes
plsticas en arquitectura. Barragn responde:
Respecto a la incorporacin de la pintura, la escultura y otras artes menores de la arquitectura en
Mxico, tengo el concepto de que las experiencias que se han hecho hasta ahora son un verdadero fracaso,
como ejemplo la Ciudad Universitaria. Este fracaso se debe a que no habiendo unidad en las clases sociales,
ni en los ideales de la generacin nuestra, tampoco pueden unirse los ideales en una obra tipo catedral o tipo
de los grandes templos de Oriente, tanto en la India como China. Todas esas grandes producciones de arte en
que estn integradas todas las artes plsticas lo estn, porque la sociedad que las construy estaba
perfectamente integrada alrededor de una cosa que es fundamental: la religin. Todas esas obras de arte que
vemos, inclusive las obras griegas, la religin era nica, nica con el gobierno y todas las clases sociales
tenan la misma religin; entonces, por eso se logr esa misma integracin. Nuestra experiencia en una
sociedad desintegrada ha sido el fracaso.56
55
56

Op. cit., p. 9-10.


Op. cit., p. 10.

15

Quiz se pueda explicar desde este texto en qu consiste la religiosidad de Barragn:


la religin sera la nica posibilidad de integracin de las clases sociales, la sociedad en su
conjunto, los ideales y el arte. De esta opinin eran los griegos, que hacan de Dios el valor
de los valores. Y es notable que la falta de integracin social tenga una consecuencia visible
en la obra de arte no integrada, es decir: la imposibilidad de unificar pintura, escultura, artes
menores y arquitectura. Pese a todo, Barragn insiste en que l no tiene una teora esttica,
un concepto de estilo o de belleza. Eso s: me interesara mucho tener tiempo para
estudiarlos y entrar un poco en un anlisis, no lo que he hecho en toda mi vida. 57 Hay otra
observacin en la que Barragn hace una distincin entre comprender e intuir:
Me siento seguro al ver una obra de arquitectura o una expresin plstica de tener el sentido no para
comprender, sino para sentir, como lo tienen tantas personas que son intuitivas; entre ellos tenemos un
ejemplo especialsimo en Jess Reyes Ferreira, sobre el sentido que l tiene, sin poder analizar cosa alguna
Voy a contar una ancdota de Jess Reyes; lo llamaron a una conferencia para televisin y le preguntaron:
queremos que nos diga usted qu concepto tiene de la belleza. Y el contest: Pues la belleza es lo bonito. Y
Qu es lo bonito? Lo bonito es lo que a m me gusta. -Y cmo explica usted eso? Las cosas bonitas son
las que yo siento. Ah le cortaron porque no podan seguir diciendo cosas que pueden tener gracia
para contarlas, pero para quien las escucha resulta una tontera, y lo que pasa es que no puede contestar alguien
que no tiene una base de estudio, nada que sea satisfactorio; y yo confieso ser uno de ellos, incapacitado
absolutamente para contestar o dar alguna idea sobre mi concepto de belleza, an cuando creo sentirla en
muchas cosas en la vida, inclusive la poesa que me interesa muchsimo, pero no puedo entrar en un anlisis.
Todo eso ha sido la tarea de una vida de trabajo, es decir, la parte anlisis o la parte teora sobre la belleza,
sobre arquitectura y todo eso. No he entrado nunca a eso pues tengo una vida demasiado activa y he
procurado desarrollar mi sensibilidad sin anlisis o en una forma no profunda. He aprendido ms que nada
mucho de conversaciones con mis amigos, con Jos Arriola, con Nacho Daz Morales o con arquitectos, o en
conferencias, pero no he asimilado lo suficiente para hacer mis apuntes como lo hace un estudiante de
arquitectura actualmente, o como lo hacen los profesores para dar conceptos que tengan inters sobre el
estudio, sobre la belleza, poesa, msica, etc. Creo haber contestado. 58

La influencia de de Jess Reyes Ferreira (1882-1977) sobre Barragn es tan


significativa o ms, que la que pudo tener Miguel Covarrubias.59 Se trata de un pintor de
Guadalajara, autodidacta, con quien Barragn tuvo una amistad entraable. Ferreira fue
asesor de Barragn en la inclusin de elementos decorativos de origen popular as como en
la aplicacin de colores en los muros. Noelle seala la aficin de Ferreira por las
antigedades, los objetos artesanales, y la creacin de pinturas gouache sobre papel de
china. Su influencia reforz en Barragn la pasin por los elementos locales y le permiti
experimentar con texturas diferentes. Creo que no puede pasar desapercibido el carcter
casi pictrico de la Cuadra San Cristbal, de la Fuente de los amantes, la Fuente del
Bebedero o incluso las Torres de Ciudad Satlite. Estos tonos, casi siempre pastel, se
acentan en la Casa Barragn, por ejemplo, en la Biblioteca, en el Taller o el Recibidor. En
cierto modo es como entrar a un cuadro de Siqueiros, pero suavizado con un filtro.
Barragn mira la arquitectura con los ojos de un pintor! Hablando de pintura, se expresa
as:
En pintura te voy a decir qu pinturas son las que me entusiasman y qu pintores pongo yo en
primersima categora, y tengo un pintor inclusive, an cuando los pueda gozar igual, que es Goya. En
conjunto la pintura espaola es la que ms me interesa, an cuando reconozco que tan obra maestra es la
57

Ibd.
Ibd., p. 10-11
59
Vid.: Alfonso Alfaro. Voces de tinta dormida, p. 18, CONACULTA, Mxico, 1996.
58

16

pintura espaola como la pintura flamenca, como la renacentista italiana y como la pintura primitiva italiana.
Ahora preferencia general sobre cosas plsticas en el curso de mi vida las he tenido por lo primitivo. Un viaje
que hice al frica ha sido el viaje que ms me ha impresionado en mi vida, donde vi las construcciones que se
llaman casbahs en el norte del desierto del Sahara, sur de Marruecos, es lo que encontr plsticamente ms
ligado al paisaje, ms ligado a la gente que lo vive, a su ropa, al ambiente de la atmsfera, inclusive ms
ligado a sus propias danzas, a su familia, es decir, encontr ah la integracin perfecta de su religin con todo
el ambiente en que viven y las cosas fsicas que tocan.60

Este texto sugiere que es ms adecuado hablar de un integrismo en Barragn, que


de un minimalismo: hay, si se quiere, el mximo de sentido pero con una notable economa
de medios. Pero esto no impide una notable complejidad semntico-estructural: hay
mltiples y, por tanto, complejos haces de significacin; es complejo el modo como en
Barragn se relacionan los colores, la texturas Puede haber mucha densidad en los trazos
simples, en las figuras geomtricas ordinarias yuxtapuestas. El paisaje, la ropa, la danza, la
religin: no puedo encontrar una visin de la arquitectura ms afn a la que propone
Heidegger en Construir, Habitar, Pensar61. Es Heidegger quien ve aproximadamente en los
mismos aos en que lo hace Barragn, la obra arquitectnica como unificadora y
propiciadora de estados anmicos. Es Heidegger quien habla del Cuadripartito, nocin con
la que pretende unir los polos opuestos, mortales e inmortales, cielo y tierra, espacio y
tiempo. Se trata, claramente, del tipo de unidad que cancela la diferencia entre las cosas
remotas: la unidad potica. Barragn alude a la poesa:
En poesa debo decirte quin me interesa mucho: Garca Lorca me ha interesado muchsimo; poesa
francesa, Baudelaire, inclusive los romnticos anteriores a Baudelaire de mediados del siglo pasado o
podemos ir hacia a tras, hacia Ronsart, pero puedo enumerar muchas cosas que me entusiasman y han tocado
a uno como quien dice en una vida larga, pues de disfrutar del plan de diletante sera interminable. No puedo
hablar de preferencias organizadas porque nunca lo he analizado, sin embargo me hago preguntas yo de este
carcter, por ejemplo visitando Florencia, veo ah todas las maravillosas esculturas que hay all de todo tipo,
primitivas, renacentistas y antiguas inclusive, dije: si a m me regalaran una escultura en Florencia, qu es
lo que yo elegira?. Entonces me puse a pensar: indudablemente el David de Miguel ngel, en La Noche 62 de
Miguel ngel, y finalmente me decid por una que es El Perseo de Benvenuto Cellini que se encuentra en la
Logia de la Signorina.63

Barragn advierte acto seguido que conocer o fundamentar las preferencias personales
es algo que requiere de das o semanas. Insiste que en su caso influye la ausencia de
estudios, la falta de mtodo o de una lectura organizada y, sobre todo, la falta de tiempo
para disfrutar y leer la biblioteca estupenda que tengo. 64 La entrevista con Barragn
concluye con un comentario sobre la arquitectura religiosa:
Sobre arquitectura religiosa no tengo nada nuevo que decir porque ya lo ha dicho el padre Cuturiere y
otros de cul es la situacin de decadencia absoluta que hay de la arquitectura religiosa contempornea, la
Iglesia habindose retirado hace doscientos aos del arte religioso; digo retirado porque hace doscientos aos
comenz a hacer una cosa que ya era tradicional, y la sigui haciendo hasta hace treinta o cuarenta aos en
que ha habido un movimiento hacia buscar arquitectura religiosa contempornea. Entonces al haberse
60

Op. cit., p. 11.


El construir es un fundar y ensamblar espacioserige lugares que dan estancia a la cuadratura (Das Bauen
errichtet Orte, die dem Geviert eine Sttte eirumen)De la cuadratura toma las instrucciones toma el
construir las medidas para todo medir y todo dimensionar de los espacios (Martin Heidegger: Construir,
habitar, pensar, p. 49, Alcin Editora, ed. bilinge, Crdoba, Argentina, 1997).
62
El original aparece inconexo. Lo cito textualmente.
63
Op. cit., p. 12.
64
Ibd.
61

17

separado durante dos siglos y no figurarse la Iglesia en la Historia del Arte, no es fcil la reincorporacin de
los artistas contemporneos para lograr una obra maestra como puede ser un Chartres o las Iglesias romnicas
o las maravillosas iglesias coloniales que hay en Mxico, porque no hay integracin. Adems no puede
lograrse una arquitectura religiosa de primer orden por las mismas razones que di de por qu no se podan
integrar las artes plsticas con la arquitectura, porque no est integrada nuestra sociedad. De todas maneras
los intentos que se hacen actualmente sobre arquitectura religiosa, han ido mejorando a sta, an cuando hasta
ahorita puedo decir que no conozco ninguna de las capillas o iglesias modernas que tengan la devocin de las
iglesias o capillas de las pocas en que la sociedad estaba integrada. De todas maneras se tiene que ir logrando
ms y ms hasta llegar a estudios tan interesantes como se hacen ahora, de conocimientos en la psicologa de
la devocin a lograr que la Iglesia resuelva ese problema de recogimiento, de incitar a la meditacin, de
incitar a la devocin espiritual. Hasta ahorita no considero que est lograda esta meta en la arquitectura
contempornea pero hay de todas maneras muchas esperanzas en un aspecto, que ya en muchos pases y
ciudades, aqu en Mxico inclusive se ha logrado que se hagan ya, que se lleve a cabo arquitectura
contempornea. Es una obligacin de la Iglesia catlica y todas las iglesias.
O si no, vamos a nuestra religin, catolicismo; si se siguen haciendo iglesias renacentistas o
neoclsicas o pastiches de gtico, entonces pasa el tiempo y se dice: Bueno, qu en el siglo XX no haba
catolicismo? Porque ha esa laguna en nuestra historia. Esto lo deberan reflexionar nuestros obispos y
nuestros grandes patronos que deberan ser del arte cristiano, que hasta la fecha no lo han sido ms que con
muy ligeras excepciones. Nuestras grandes dignidades estn muy lejos de ser artistas y muy lejos de poder
proteger o impulsar al verdadero movimiento de la arquitectura religiosa contempornea, tal como lo hicieron
en todas las otras pocas de florecimiento de la arquitectura religiosa. Las grandes dignidades de la poca
romnica y de la poca gtica, promovieron una fase de la Historia del Arte. An cuando no fueron muy
religiosos los Papas del Renacimiento, nos dejan historia del arte religioso. En la poca actual nuestras
grandes dignidades no est dejando ninguna historia del arte religioso, estn dejando historia de que se
construyen edificaciones para la religin pero no tiene nada que ver con el arte, ni estn promoviendo
tampoco arquitectura con devocin.65

Es un texto esplndido y desolador. Los ltimos tres siglos en cuestin de arte


religioso son nulos. Y es cierto: la Europa industrial no construye iglesias sino puentes y
rascacielos. Y lo que ms sorprende es que se ve, en efecto el desfase entre los lugares en
que se hace misa y la devocin. sta se siente tan endeble como el ambiente que la
construccin genera. Toda la desintegracin posmoderna se refleja en una Iglesia
ordinaria

II. Barragn y sus mujeres.


a) Un caso difcil. La relacin con Adriana Eller Calles.
Barragn ama a las mujeres imposibles: en los documentos personales de Barragn
catalogados en la seccin I 1.866, est el epistolario de Adriana Eller. Buena parte de l est
escrito despus de su matrimonio con Frank. Las cartas proceden de diversas partes del
65

Ibd.

18

mundo: Egipto, Yugoslavia, Pars, Nueva York, Chicago (donde hay una venta de obras de
Orozco), el Gran Can del Colorado. En una de ellas Adriana pide a Luis confirmacin
desde Egipto por la llegada de un equipo mdico a su casa en Mxico. En otra,
especialmente significativa, ella le escribe desde Maui, luego de haber estado dos das en
Honolulu. Pocas mujeres han explorado tanto su vida sentimental. Y ms pocas, como
Adriana, han conservado con el paso del tiempo la intensidad de su amor de juventud con
una persistencia que supera todas las expectativas. La correspondencia tiene que ver casi
siempre con viajes, poesa y literatura67. Barragn amaba contagiar a sus mujeres la
aficin a Proust68. Adriana le escribe de este tenor:
En el barco tuve la oportunidad de terminar Por caminos de Proust. Te tuve muy presente sobre
todo cuando hablando de Charles Hass Swann dijo-: Sigui enamorndose pero de damas casadas o
mayores (no menores)69 , y de cocohes igualmente inaccesibles, para imponerse un impedimento deliberado
No hay algo de cierto en ti?.70

Es viejo proverbio que el hombre que busca amores imposibles no desea casarse.
Sucede con Barragn lo mismo que con Blanche?: Haba descifrado su hado: convertir su
propia vida en una comedia terrestre, donde el amor con sus perversiones- es el infierno,
el esnobismo es el purgatorio, y el arte es el paraso. 71 Adriana lamenta que sea verdad
aqul infausto pensamiento de Proust: En esta vida todos los deseos se cumplen siempre y
cuando no nos den la felicidad que de ellos esperamos. El amor por Barragn s se le
convierte por lo menos en un fantasma, algo que tiene un carcter puramente mental. Los
seres que aman no son los mismos que gozan. Adriana vive (Barragn probablemente no)
aquello de:
el amor est formado de deseos; ms tarde slo lo sostiene la ansiedad dolorosa. 72

Adriana es un personaje complejo: se desvive por una forma ms o menos pura de


platonismo73; se siente poca cosa al lado de Valerie: no tuve el coraje de llamarle pues
pens que ella, tan bella, me encontrara gorda y fea con mi afro. Seguramente renunci
pronto a la exclusividad del amor de Barragn. Pero su vida es tormentosa: acepta una
situacin ambigua ella casada-, como aguardando con determinacin la decisin y la carta
o el telegrama que nunca llega ni llegar (acaso tampoco desea, de fondo, que algo as
ocurra)74. En la misma carta escribe:
66

Como las cartas no estn numeradas, el nmero que agrego despus del 1.8 es mi numeracin personal de
las cartas de Barragn. Por ejemplo I, 1.8.7 designa la carta nmero 7 del flder I 1.8.
67
Este es un ejemplo tpico de una carta de Adriana: No sabes lo maravilloso que ha sido nuestro viaje por
Grecia. Estoy enamorada de este pas de sol, de gente alegre, msica, magnfico, es un pas masculino. Te he
extraado mucho. Yo s que hubieras estado tan feliz como yo Espero que vas a venir a Barcelona y a Pars.
Es tan poco pedir dos semanas de tu trabajo (I 1.8, 12 -20 folder-).
68
Aunque ya en los aos maduros son ms bien ellas quienes le recomiendan lecturas. Por ejemplo, Adriana le
recomienda la lectura de Durrel (Vid I 1.8.11 -2 flder-).
69
t menores aparece entre parntesis por encima de mayores.
70
I, 1.8.1 Respeto las expresiones cocohes e imponerse impedimento.
71
Adriana cita este texto en la segunda pgina y aade como comentario: Interesante.
72
I, 1.8.3
73
Por lo menos cuando no va de visita a Mxico
74
Supo o sospech algo el marido de Adriana? Es posible que s. Hay otra carta en que Adriana escribe: No
s cuando podr ir a Mxico, yo creo que ser ms adelante pues las cosas no andan muy bien ac Y a
pesar de todo agrega: Cudate. Te extrao y pienso mucho en ti: me haces mucha falta. Te quiero como

19

Siempre fascinan las ideas de Proust sobre el amor y los celos que devoran. Por primera vez en mi
vida yo son vctima de los celos. He tratado de analysar mis sentimientos y creo que tus celos nacen de la
inseguridad en uno mismo. A las mujeres yo les tengo miedo. En mis fantasas, siempre salgo perdiendo.
Vivimos en una poca muy dura para las mujeres de cierta edad. Ahora el amor es libre, las mujeres se
pasean desnudas por las playas y pocas respetan lo que es de otra.75

Conservo intencionalmente analysar y la incongruencia entre tus celos y uno


mismo. A veces basta una palabra mal escrita para poder evaluar un nivel general de
cultura76. Se puede presumir que en el caso de Adriana, es bastante cercana a lo ordinario.
Tiene su barniz de profundidad o sofisticacin: es una mujer ms ilustrada que las que Luis
trata en el Hipdromo o en sus ejercicios de equitacin. Aunque no es posible asegurarlo, si
lo que Barragn buscaba era una mujer culta, debe haber tenido muy presente que Adriana
estaba a aos luz de distancia de llenar la categora. Para el hombre reflexivo la mujer
inculta siempre resulta, a la larga, una compaa agotadora incluso si, como sucede de
hecho, tiene una notable sensibilidad. Si fuera el caso de Adriana es evidente que Barragn,
el gentleman, no se lo iba a decir: slo la borrara de la lista Y de hecho es lo que hizo.
Mientras tanto Adriana permanece fiel en la distancia, a la sombra. Se siente
particularmente identificada con Leonora Fini cuando escribe (y ella lo trascribe pero
Barragn lo subraya):
Dans mes peintures je ne dis jamais JEceux qui sont de nature crative sont par fatalit
exhibitionnistes. Ils no sauront pas senfermer dans une debarras sombre.77

Parece que tiene cierto placer en dirigir a Barragn una crtica ms o menos ostensible
a travs de las obras de literatura que l mismo le recomienda: aqu se puede percibir, si no
me engao, cierto desengao y una buena dosis de desesperanza. Barragn tambin
subraya la parte final de la carta. Adriana contina la cita textual que habla de la situacin
de los artistas: desconfan de la mirada de otros y saben que su situacin, una vez conocidos
ser apenas soportable. Proyectarn la faceta que sea ms o menos semejante a s mismos:
Si todo el mundo es raro mltiples raros son los que lo saben. 78 A veces sus cartas son de
una franqueza desinhibida como sta fechada en un domingo 26 que le escribe despus de
haber visitado el Museo del Charro (obra de Barragn):
Mi querido Luis. Todo el da de viernes estuve pensando en ti y extrandoteDespus de comer
Manuel nos llev por la ciudad a ver varias casas. Entre otras la casa del museo del Charro. Preguntamos all
por tu capilla y nos dijeron que quedaba a media cuadra. Qu felicidad! La pudimos visitar. Puede meditar,
sent la calma y me pude venir a mi casa en paz. Te quiero mucho Luis. Mucho ms de lo que tu crees. Esas
pocas lagrimas79 que tu vistes fueron lagrimas del alma muy dolorosas. No soy una persona de emocin
facil.80

siempre y ms todava I 1.8.


75
I, 1.8.4
76
En realidad hay numerosas faltas no slo ortogrficas sino de concordancia de sujetos o tiempos. Es el
conjunto lo que nos permite hacer una afirmacin que de otro modo sera un tanto temeraria.
77
I 1.8.1 (2) El original est en francs.
78
I 1. 8.1.2
79
Sin acento el original.
80
I 1. 8.1.3 Ni lagrimas ni fcil llevan acento en el original. Son comunes, tambin en Adriana, giros
como ste: Te extrao mucho y tengo muchas ganas de verte (I 1.8.3.5).

20

Qu es lo que hace Barragn a cambio? Se convierte en un padrino de Adriana y su


hijo. No sabemos y quiz no sabremos qu pasa por su cabeza: si las mujeres son un
camuflaje para sus latencias pulsionales, si es un soltero que no puede renunciar a su
independencia, si. Lo cierto es que esto no le impide contraer compromisos con las
mujeres ex amadas como si se sintiera en deuda con ellas. Esta es una carta escrita por el
hijo de Adriana (Chris) en agradecimiento a un regalo muestra el grado de
involucramiento de Luis-:
Querido Luis. Mil gracias por el sombrero que me diste. No puedo decir bastante de l. Tambin te
debo dar gracias por el dinero que me mandaste. Cmo has estado? Espero que bien. Conmigo todo va bien.
Ya juego por un equipo de Bsquetbol. Espero verte muy pronto
Con Cario, Chris.81

No sabemos cmo reaccionaba el padre de Chris ante los regalos de un viejo amor de
Adriana. Pero entonces como ahora sera algo inusitado, extrao: a cuento de qu? Y qu
tan al tanto estaba el padre de estos regalos de un padre simblico? Una cosa parece
probable: Barragn debe haber proyectado sobre sus hijos adoptivos la ternura que nunca
le ofreci su padre. Quiz se reconciliaba simblicamente con l a travs de hijos
inexistentes. En una carta escrita desde The Plaza de la 5th Avenue de Nueva York, Adriana
le agradece por un regalo de cumpleaos y aade:
Te extrao mucho, pues te tengo tan cerca y estoy tan lejos. Ojal que pase el tiempo aprisa. Te
quiero. Adriana.82

Es probable que Barragn se encontrara por entonces en E. U. Pero tambin cabe que
Adriana acabase de regresar de Europa. La falta de fecha nos impide establecer el contexto.
Mientras tanto los problemas de Adriana se multiplican: en otra carta, dice explcitamente
que siempre que se marcha su marido tiene problemas con Chris, es decir, con su hijo.
Segn explica pues entonces tiene unos pocos aos- es un nio sumamente sensible y
esto se refleja en su comportamiento y en sus estudios. 83 Es llamativo que Adriana afirme
que Chris no est demasiado apegado ni a su padre ni a su madre, pero tiene miedo a
perdernos a los dos. En fin, el nio es mi responsabilidad y tengo que ocuparme de l. Lo
entiendes?.84 Promete que al marcharse Chris a Oaxaca: podr dedicarme a ti. Vas a ver
qu contentos estaremos. Habla incluso de comprarse una cmara con el dinero que el
propio Barragn le envi Esta carta sugiere que se trata de algo ms que un amor
platnico. Y es probable que haya sido as. Las estancias de Adriana en casa de Barragn (a
veces de uno o dos meses de duracin) certifican posteriormente lo que slo hubiese sido
una posibilidad. Los amigos, al respecto, guardan silencio: de complicidad o de
inconformidad? Por qu una mujer que le sigue amando intensamente ms de quince aos
despus de la ruptura de su compromiso, no se aferr a l cuando pudo, con todas sus
fuerzas? Por qu ese intempestivo viaje que hace al frica de donde le enva unas fotos
entre patticas y conmovedoras, donde se ve la calle que conduce a la clnica, dos mujeres
con lepra, sentadas en el resquicio de una puerta mientras esperan con una calma
81

I 1. 8. 5 Fechada en 1977.
I 1.8.7
83
I 1.8.8
84
Ibd.
82

21

intemporal la atencin mdica que no las salvar de la muerte? Remontmonos al ao 1959.


An est soltera y los planes de matrimonio con Barragn se esfuman da tras da. El 5 de
Agosto le escribe:
Tanto me ha pasado que no sabra dnde empezar. Lo ms importante es que Lfrica te enloquece y
que entra en tu cuerpo. Sientes la creacin y la fuerza en todo el ambiente. La naturaleza y los hombres tienen
sus ritmos y uno no puede escapar de ser prisionero si uno es sensual. El interior te llama y te llama. Uno
quiere perderse en la selva, en la Tierra, en los senos de la naturaleza.85

Este es un texto escrito con una sensibilidad extraordinaria. Lo cual revela que,
incluso si Adriana no era una mujer culta era, por lo menos, una mujer interesante y, hasta
cierto punto, profunda. La carta termina con un Bueno, mi amor. No me olvides y
escrbeme. Una frase que quiere ser pasional, pero se fuerza a ser simplemente corts. Se
puede imaginar el dolor que debe haberle ocasionado despedirse de su gran amor
simplemente as. El ao de su redaccin es el ao del ms intenso intercambio epistolar
entre ambos. Pero, como es lgico: es el ao de la distancia, la ruptura de los amantes. No
fue, ciertamente una ruptura brusca. Barragn slo aceptaba la gradualidad (en esto su
comodidad o su deseo de tranquilidad son tirnicos). Pero una vez decidido parece ir
marcando una distancia que frena, paulatinamente, la comunicacin escrita. Su actitud se
entrev en estas lneas de Adriana, escritas a 22 das de la carta anteriormente citada:
Hace siglos que no te escribo, pero es porque no quiero molestarte. Tengo la impresin de que mis
cartas te inquietan y como no me puedo detener de hablarte de mi amor para ti, decid no escribirEn mis
pensamientos has estado siempre y siempre lo estars. Todos los das te platico y te enseo lo que estoy
haciendo y aprendiendo. En la noche guardo el ltimo momento antes de dormirme para estar contigo. 86

El viaje al frica fue una huida? Es muy probable. Pero no se puede decir lo mismo
de la estancia en frica, si hemos de creer a Adriana: Lfrica entra en tu cuerpo
oTrabajar con los indgenas es de lo ms estimulante. 87 Luego, como suele suceder en
estos casos, Adriana recurre a la presin, a la amenaza de boda:
Desde que me vine ac he tenido dos proposiciones para casarme de dos hombres excelentes. Uno de
un diplomtico argentino en Italia y el otro de un mdico ingls de mucho genio y muy espiritualNo he
podido decir s pues tu eres el dueo de mi corazn. As es la vida de complicada para todos.88

En una carta del 24 de Mayo del mismo ao, Adriana habla del embrujo de la selva,
de su riqueza incroyable y reclama a Barragn el envo de una foto prometida. En
contraste con esta carta, temperada por comparacin con las anteriores, dos das despus
escribe:
T has sido muy bueno conmigo y yo quera darte las gracias pero no saba cmo. Quera demostrarte
que podas tener fe en m pero tambin fue difcil. Cuando estuve en Assisi 89 comprend la idea principal de
San Francisco que es el Amor y ese amor hubiera querido drtelo a ti. Sin embargo, no es posible. Entonces,
cuando vine aqucomprend que quedarme aqu era mi destino por algunos meses. Yo lo hago con
85

I 1.8.9
I 1.8.10
87
I 1.8.11
88
Ibd.
89
En otra carta ( I 1.8.14) escrita con un membrete de San Jernimo, reaparece el tema de Ass. Representa
para Adriana el encuentro simblico con Barragn.
86

22

entusiasmo y amor. Trabajo sin reposarme doce horas del da y doy todo lo que puedo a mi pequea obra de
ayuda. Esto lo hago para ti y es mi manera de darte las gracias. Espero que me comprendas y que veas que
soy la clase de persona que a ti te guste.90

Es un buen ejemplo de sublimacin: o no Herr Freud? Amar a una sola persona pero
a travs de la humanidad toda. Adriana march al frica para poder soportar la ruptura pero
la alianza con Barragn se mantiene con un trabajo humanitario que realiza en su nombre.
Probablemente, como suele suceder en las cosas del amor, la deuda que cree tener Adriana
es una exageracin: todo amante est dispuesto a jurar que un gesto o un acto del amado es
un derroche de generosidad. En otra carta del 14 de Junio dice estar muy afligida por saber
que has estado enfermo. Por eso me da tanta tristeza estar lejos de ti y no poder cuidarte 91.
En esta carta aparece una descripcin que retrata bien la personalidad de Adriana:
ltimamente he estado cuidando de dos nios sufriendo de un severo kuaslikuur. Esto es una faltas de
protena solamente. Sin embargo los pies, ojos y boca se hinchan enormemente y la piel se cae. Uno de los
nios muri antes de ayer. Se ahog sola tomando leche por falta de fuerzas. No te puedes imaginar la tristeza
que me dio. Tuve que llevarla con su abuela en piroga (canoa indgena) a la misin catlica pues eran de all.
Llor mucho pues la criatura era de apenas tres aos. 92

No todas las cartas tienen un contenido amoroso. En una fechada el 26 de Abril de


1959 le habla de unos franceses que quieren construir una casa muy importante y
landscape. Le comunica que la asociacin de arquitectos lo ha recomendado para ese
proyecto. Aparece tambin una referencia financiera: Despus del frica ir a Grecia si
tu ests de acuerdo. En fin, eso lo discutiremos ms tarde. 93 Por lo visto la totalidad del
viaje corra por cuenta de Barragn. Pese a todo, sus cartas deben ser ms bien escasas:
Qu felicidad recibir tu carta! Ya me haba resignado a tu silencio. He ledo y ledo tus palabras y han
sido para m un consuelo enorme Te pido que me escribas con frecuencia. No requiero que me hables de
cosas personales sino de tu trabajo y la vida del diario.94

Se puede entrever aqu, la reticencia cada vez mayor de Barragn: cuando quiere
acabar una relacin le ofrece a su prometida un viaje: pone agua de por medio y cierra la
comunicacin escrita poco a poco. Adriana por su parte, trata de no ser tan obvia en su
nostalgia, por ejemplo, hablando del director de la clnica que, por lo dems, es un hombre
extraordinario: nada menos que el doctor y filsofo Albert Schweitzer. Tambin recurre a
observaciones sobre la experiencia esttica. En otra carta del mismo ao (pero sin
especificar el mes ni el da) Adriana escribe:
le de nuevo todos los libros que t me comprastes 95, pero la imaginacin no puede concebir la
realidad. Todo lo que uno ve es mil veces ms bello [de lo] que uno imaginaba. 96

Hay un reducido nmero de cartas en las que Adriana cita textos literarios que
corresponden a sus ltimas lecturas. Transcribe en su original francs una entrevista hecha a
90

I 1.8.12
I 1.8.13
92
Ibd.
93
I 1.8.15
94
I 1.8.16
95
En el original.
96
I 1.8.17.
91

23

Baudelaire, cita en traduccin inglesa dos textos del Tao te King: Freedom from desire
leads to inward peace y The greatest revelation is Stillness 97. En una carta escrita poco
antes de su retorno a Mxico, Adriana escribe:
Tengo mucho que hablar contigo. Creo que [me] encontrars muy cambiada y de buen humor. Espero
que estars contenta conmigo Pienso venir a vivir a Mxico por un largo tiempo. Mi alma necesita
calentarse al lado de la tuya. Qu de cosas te dir!98

Pero el tiempo pas y Barragn se olvid de Adriana o por lo menos ella al


comprender que no haba futuro se despos con un americano: Frank Eller. Cmo fueron
las cosas a partir de entonces lo ilustra esta carta:
Estoy leyendo un libro increble. Todava no te digo el ttulo porque quiero estar segura de no
equivocarme. Creo que te va a interesar muchsimo si no conoces el autor. Anoche so ese ltimo respiro [se
refiere al libro] enfrente de mi casa. Sent ese beso que no se acababa y sent que mi corazn y mi alma se
evadan por mi boca. Luchaba con todas mis fuerzas para prevenir la salida, pero fue imposible pues en el
fondo as lo quera. Dice Frank que estuve muy inquieta y despert en lgrimas y baada en sudor. El muy
discreto, no me pregunt nada. Ya ves99, todos sufrimos, mi querido Luis.100
..

Pasemos ahora a un segundo flder, tambin del archivo I 1.8 que contiene
correspondencia ms reciente de Adriana Eller y documentos varios. El 21 de Noviembre
de 1975, Adriana le escribe a Luis una carta de psame:
Qu tristeza me da saber de la muerte de tu hermana Luz. Me sent muy mal de haberte molestado con
el telfono dos veces en un da, hablando de tonteras cuando t tenas una pena tan grande. El nico consuelo
es que Luz ya no est sufriendo.101

Lo que viene en seguida son ms tonteras que ciertamente no son propias en una
carta de psame: que est a dieta para no ponerse gorda, que su hijo, como siempre, est
bien y bien portado En otra carta, que Adriana cita en ingls, a partir de un autor que no
menciona, leemos:
Siempre ha habido suficiente amor. No quiero decir que no ha habido desastres de amor y angustias,
pero siempre hay alguien a quien le importas mucho [theres always seen someone to whom you mattered
enough] y que es importante para ti.

Adriana aade:
Qu verdad! Por eso nosotros hemos sido dichosos, porque nunca hemos estado completamente solos.
No es as? Te quiero mucho, Adriana.

Barragn nunca se sinti realmente solo? Uno puede imaginar sus ltimos y difciles
aos. Estn los amigos, est la servidumbre que, despus de tantos aos, es su segunda
familia. Estn los amigos. Pero no hay a su lado una esposa. Adriana escribe:
97

I 1.8.19-20.
I 1.8.22
99
El original dice Ya vez.
100
I 1.8.23
101
I 1.8.2 (2 flder).
98

24

Habl con Raul y me dijo que pasastes 102 una semana muy incmodo. No sabes cmo me duele saberlo.
Quisiera estar all contigo para ayudar, cuidarte. Ya orden el aparato para levantarte y llevarte al bao.
Espero que lo tendrs muy pronto.103

Es una carta del 87, es decir: un ao anterior a la muerte de Barragn. Por esta poca
la referencia a aparatos mdicos o medicinas por parte de Adriana es constante. Por
entonces ella tiene que ser operada de la rodilla y tambin le surgen problemas para
moverse de un lado a otro pero no tan severos. Y adems ha corrido sin suerte: Creo que la
operacin me dej peor que antes. 104 Este es el panorama: los dos han envejecido, los dos
tienen achaques. Cada cual ha quemado sus cartuchos y la soledad se acenta, por lo menos
para Adriana, y ao tras ao. Hay momentos de tranquilidad que Adriana describe en sus
cartas: por ejemplo, una ida al ballet con un programa de Stravinsky.105.
Hay divertimentos y experiencias estticas en la vida de Adriana. En sus lecturas
(siempre sugeridas o enviadas por Barragn) establece correspondencias, influencias
estilsticas. Se nota a la mujer reflexiva y observadora. Por ejemplo, aqu:
Mil gracias por el libro El arte negro. Hay piezas increbles que yo nunca haba visto. En la pgina
69 se encuentra el Arte Cubista. La verdad es que frica fue una influencia importantsima sobre Picasso 106.

Pero por estas fechas Barragn empieza a poner barreras para hacer crecer la distancia
entre ambos. Adriana lo sabe y a veces se exaspera, como sucede aqu:
Habl con mi mam y le dije que quizs t vinieras a Grecia y frica del Norte. Luis sera el
perfecto compaero de viaje. Ojal que vengas en serio y no es otro de tus hay que hacer planes aunque
no se haga107, hay que siempre tener la intencin, la esperanza, etc., etc. y otras majaderas por el estilo. 108

El resto de la correspondencia se extiende de 1970 a 1975, aunque hay una cara


especialmente significativa no fechada. El platonismo de Adriana alcanza aqu sus cumbres
ms deliciosas:
Dorm muy bien y so que estaba en el cuarto blanco. Todo estaba silencioso y con una paz
infinita109.

Pero son tiempos difciles para Adriana: marcha mal su economa. En Octubre del
1970 escribe:
Fjate que estoy pensando entrar en un colegio de secretaria. Yo ya haba ido cuando sal de la
Universidad y creo que con prctica pronto podr trabajar. Yo no veo otra solucin porque por ahora hay muy

102

En el original.
I 1.8.8 (2 flder).
104
Ibd.
105
1.8.10 (2 flder).
106
Flder 1.8.11
107
El original dice Hay que ser planes aunque no se haga.
108
Ibd.
109
1.8.12
103

25

pocos trabajos y una secretaria buena nunca tiene problemas para trabajar. El colegio cuesta, creo, $125.00 al
mes. El lunes tengo cita para hablar con la directora la directora. Qu piensas?110.

Puede ser una forma muy persuasiva se solicitarle ayuda. Pero est dramatizando,
buscando el efecto escnico o realmente est en apuros? El texto que viene a continuacin
es an ms significativo. Ofrece pistas:
Hoy es mi cumpleaos. Nadie se acord con la excepcin de mi nio y Cele. Eso demuestra que mi
papa esta bien enojado. 111

Sobre su marido guarda silencio. Pero qu sucede con su padre? El hecho es que da
por sobreentendida la causa de su enojo. Es obvia y a Barragn esto no parece quitarle el
sueo. El Gentleman est dispuesto a que haya un pequeo escndalo extra-muros. De
hecho la visita sucesiva y por temporadas de sus amantes en la ciudad de Mxico, sugiere
que para Barragn los amoros son un deporte. Quienes tendrn que sufrir la mala fama son
ellas, no l. Al fin que el donjuanismo siempre ha sido un deporte en Mxico y enaltece a
sus miembros activos. En 1971 poco despus de una estancia en la casa de Tacubaya,
Adriana escribe:
Muchas gracias por haberme acompaado al avin, por tu paciencia con mi malestar, por tu
generosidad de siempre y, sobretodo, por tu cario. Yo ya te extrao mucho. No creas, yo tambin siento
soledad. No hay persona con quien yo pueda cambiar ideas como t. Quisiera un da poder pasar un tiempo
contigo sin apurosunos meses no de vacacin sino siguiendo tu vida ordinaria de trabajo. 112

Hace enseguida alusin a una dieta para bajar de peso, seguramente por
recomendacin de Barragn y a unos regalos esplndidos para Adriana y para su hijo Chris:
Chris encantado con su tigre, ya lo colgamos en su cuarto. Tambin le gusto los animales de onyx de
Puebla. Yo por mi parte estoy fascinada con el Sequeiros que me regalastes. Es una cara impresionante. 113

Pero su marido no es un tonto: se marcha con Chris a Londres para no regresar hasta
el 1 de Mayo: La situacin aqu es imposible. Te juro que estoy harta de este crculo
visioso.114. Barragn debe haber empezado a calibrar la gravedad del problema porque a
partir de entonces hasta el 75 no existe ninguna carta de Adriana y no consta que Barragn
las haya destruido. Una relacin a distancia con encuentros ocasionales no poda resultarle
onerosa, pero ser el causante de una ruptura matrimonial que Adriana probablemente
deseaba, dado que acta con cierto desparpajo e impunidad, es otra cosa. Barragn repliega
sus velas. Podemos imaginar el desconsuelo de Adriana que, literalmente, se queda sin miel
y sin jcara. En el 75 le escribe a Barragn de este tenor:
Querido Luis.
Ya veo que me tienes completamente abandonada. Seguramente has de tener una mujer bella a tu lado.
Por supuesto, te felicito y la envidio. He pensado mucho en ti porque acabo de leer tu copia de Chimats. Es
una lstima que no podemos estar en el cuarto blanco cambiando ideas sobre el libro. 115
110

I 1.8.13
Ibd.
112
I 1.8.14
113
Ibd.
114
Ibd. Adriana subraya harta tres veces. Dejo visioso tal y como aparece, por fidelidad al original.
115
I 1.8.15
111

26

27

Barragn y Ferdinand Bac.


Segn Louise Noelle:
Ferdinand Sigismund Bach, nacido en Stuttgart en 1859, era aparentemente un
nieto del rey Jrome de Westfalia, hermano de Napolen Bonaparte, que estudi en la
cole de Beaux Arts de Pars, y posteriormente realiz un elevado nmero de viajes a
travs de Europa; su educacin y sus inquietudes le permitieron abordar indistintamente,
diversas expresiones artsticas, adems de escribir alrededor de cincuenta libros, la
mayora ilustrados por l mismo. Adems realiz los jardines de algunas villas de la Costa
Azul, destacando Les Colombires donde tambin fue autor de la residencia.
Coincidentemente, ese 1925 Bach haba publicado un libro titulado Jardins Enchants,
mismo que recibiera por esas fechas el premio Calmann-Levy de la Academia
francesa116.
Bac es, posiblemente, la figura ms influyente en la carrera de Barragn. Tanto en su
viaje a la Exposicin de Pars como 55 aos ms tarde en la recepcin del premio
Pritzker117, califica a Bac como gran escritor y artista del paisaje. Tuvo la oportunidad
de conocerle personalmente y, al parecer, se dio entre ambos una incipiente amistad.
Vamos a tratar de rastrear la influencia de Bac sobre Barragn a travs de dos obras: Les
Colombires118 y Les jardins Enchants.
Como se ver, es fcil advertir el poder de esta influencia. Pero hay una tesis que
quisiera defender con particular empeo: todo el ideario artstico y moral de Barragn me
parece compendiado en el libro que nos ocupar en este ensayo: Los Jardines Encantados.
La obra de Barragn sera el intento de plasmarlo paso a paso. En este sentido, si se puede
demostrar, Bac sera el ascendiente intelectual del espritu que anima la totalidad de la
116

Louis Noelle: Luis Barragn. Bsqueda y creatividad, p. 16. Universidad Nacional


Autnoma de Mxico. Coleccin de arte 49, Mxico, 1996.
117
Discurso ledo en 1980 y publicado en Apuntes y ensayos para un bosquejo crtico.
Universidad Autnoma de Guadalajara.
118
Aqu aparece por ejemplo, una idea cara a Barragn: aprovechar los elementos naturales
en lugar de transformarlos. Esto fue lo que hizo Barragn con la piedra volcnica al hacer el
diseo de El Pedregal: como los Antiguos que plantaban sus Olivares siguiendo
dcilmente el contorno de la tierra... Nada es frtil al espritu como un obstculo que surge
y que uno cree insuperable. A menudo, inclinndose con un poco de paciencia sobre esta
hostilidad, ella puede convertirse para nuestro asombro en una fuente de disposiciones
dichosas (Las Palomas, El jardn engaoso, p. 11, Louis Conard, Libraire-diteur, Paris,
1925).
28

obra de Barragn, de modo particular la articulacin entre arquitectura y esttica (de una
parte) y, aunque de modo menos radical, esttica y religin (de la otra).

Les Jardins Enchants.


Bac conjuga dos tradiciones en su visin de la arquitectura: la rabe, a travs del
estilo morisco de Andaluca y el Sur de Espaa, y la occidental moderna. En su viaje a la
exposicin de 1925, lo que llam la atencin de Barragn, haciendo caso omiso de la obra
de Le Corbusier, fue un pequeo jardn diseado por Bac. Se compendia en l un ideal
decididamente francs. Bac escribi: Los jardines deben ser poticos, misteriosos,
embrujados, serenos y alegres.
En la antiqusima tradicin persa los jardines tienen el lugar de privilegio que hoy
en da y en nuestra cultura tiene la cocina o el comedor: son un centro de encuentro, de
reunin familiar. Pero a ello se aade algo que hemos perdido los occidentales: la
contemplacin de la naturaleza. Ms aun: la fusin, tambin conocida por los griegos, de
y : naturaleza y tcnica; el mejor equivalente, quiz, de esta concertacin
de dos mundos son los Jardines de Versalles. No, ciertamente la naturaleza de Rousseau
(una naturaleza separada de la tcnica, ms azarosa y natural, ms desordenada
(entrpica) como sucede con los jardines ingleses).
Aqu hay algo distinto: se une el espritu de geometra con la visin potica. Es el
mpetu natural de Dionisos atemperado por el sosiego racional de Apolo. Claro que hay
otros motivos: para el observador sensible (un griego lo mismo que un romntico
moderno) la naturaleza conduce en el peor de los casos a una suerte de experiencia
esttica casi-pantesta, o a una experiencia religiosa en el mejor de ellos.
Para los griegos como para los rabes, la naturaleza evoca y convoca, atempera los
nimos: el (paraso de los frutos) de los rabes que inspir el
Paraso bblico es un jardn: es el espacio en que los placeres sensibles se tornan
espirituales y a la inversa. Es la conjuncin de dos mundos: se mezclan y la diferencia se
disuelve. El jardn representa el matrimonio entre el espritu y los sentidos: forman una
sola carne, como reza el Gnesis. Todo cae bajo el imperio del ingenio potico: los
arroyos, los rboles, los frutos se convierten en smbolos y estos instauran la identidad
potica entre las cosas y la pasin amorosa. As surgen las diversas virtudes de las plantas
(de las que est particularmente preado por la influencia morisca el espritu del
Renacimiento): la mandrgora, la albahaca, la rosa, el jazmn...
El jardn, como ocurre en Gnesis, representa el lugar donde se unen los dos
mundos: el celeste y el terrestre: es tan bello un jardn en la visin semita que hasta Dios
acostumbra pasear por el paraso. Esta visin tan tpica del Cdice yahvista (el ms

29

antiguo de las Escrituras) recorre tambin la visin egipcia, la rabe, la hitita, la


babilnica....
Este es un precedente obligado para hablar de Ferdinand Bac: en muchos sentidos se
le puede considerar por su ascendencia alemana un heredero de la tradicin romntica
iniciada por los hermanos Schlegel: su caso es particularmente sobresaliente porque
debido a su crianza francesa representa la fusin de dos culturas: es el hombre que se deja
seducir por la flor de Lys, pero tambin el que busca en todo la norma, la proporcin, el
patrn geomtrico.
Esto es, precisamente, lo que va a contagiar a Barragn: y no es difcil dados sus
propios precedentes biogrficos. La hacienda mexicana en la que se cri Barragn es
tambin una conjuncin de dos mundos: un espacio natural racionalizado. Aqu se
conciertan las rudas faenas del campo, de la sierra, con la belleza agreste de los pastizales,
los pinos, la pureza del aire serrano que es una metfora esplndida de la altura.
Hasta se pueden rastrear sin mucho agobio, algunos de los itinerarios intelectuales
de Barragn en los Jardines Encantados como veremos en seguida.
Lo primero que hay que hacer es atacar el malentendido que acompa a la obra
desde su publicacin. No se trata de un manual de jardinera sino de una visin literarioarquitectnica del jardin franaise que Bac trata -al menos as lo parece- de devolver a su
densidad simblica original. Aunque slo fuera por esto la Francia actual (que
prcticamente lo desconoce o incluso lo desestima como escritor) tendra que conservarlo
en la memoria.
Pero entremos sin ms prembulos al tema:
Los Jardins Enchants son un romancero119: en la vieja tradicin de la poesa
espaola120 que se remonta, por lo menos, a Jorge Manrique y Quevedo. En Francia es
una tradicin an ms antigua. Parte de Chretine de Troyes. De modo secundario es un
anlisis psicolgico-literario de una arquitectura itinerante: la que el propio autor en sus
travesas recorre. Bac lo aclara en el prlogo:
Este romancero ha sido compuesto para acompaar a ciertos jardines; de ellos,
unos existen, los otros son quimricos. Habindome hecho alguna vez jardinero y
gemetra, me he adelantado a una fatalidad de la que acepto todo su rigor. Quiz por ese
medio, he credo poder renovar los vnculos con los mtodos de los artesanos de antao

119

Pero como intentar demostrar ms adelante, no slo es un romancero, es un romancero


alegrico: la amada es una personificacin de la musa de la arquitectura, tal y como por
ejemplo, Sofa es en Boecio, una personificacin de la filosofa.
120
Romancero es el subttulo de esta obra y est escrito en espaol en su original. La
historia trascurre en el sur de Espaa.
30

que experimentaban el suficiente amor pueril 121 en su corazn como para amar el universo
y para ejercer tantos oficios como gustaban de cortejar.122
Esplndida alusin a la cultura totalizadora de la Edad Media. Ms an: al oficio
total. Pero esto es lo esencial: aparece la evocacin de la figura femenina en una
idealizacin quijotesca que recibe el nombre de Minguilla. A mi entender se trata de una
personificacin de la musa de la arquitectura123. Esto habr que refrendarlo a lo largo de la
lectura de la obra.
Bac pregunta a un eremita dnde vive la mujer que podra encadenar su razn: el
estilo que utiliza es barroco en su profusin de adjetivos, romntico en la exaltacin del
sentimiento, moderno en la alternancia de descripciones, evocaciones y pasiones poticas.
El libro est impregnado de exaltado lirismo simblico. Desde la respuesta del eremita se
hace patente el estilo elptico, sugerente, evocador:
Yo la conozco, bachiller. Ella se llama Minguilla. Si quieres reunirte con ella, toma la ruta que sigue
este torrente. Cuando los valles se cubran de crepsculo t los vers cubrirse de rosa como el fondo de una
concha, pues el agua lleva la luz a las tinieblas. Despus percibirs una roca vestida, de cara a las montaas,
de una blancura brillante... En su cima vers brillar unos jardines, vastos como ciudades. Es ah donde
habita Minguilla. Ama en la lejana. El horizonte tiene una fuerza prodigiosa. Los hombres que viven de las
proximidades no aspiran ms que polvo124.

Este texto es un buen ejemplar del estilo de Bac. Nos puede parecer por momentos
excesivo a fuer de romntico como sucede -para el gusto actual- con los poemas de
Gustavo Adolfo Becker o el modernismo a veces dulcificado de un Rubn Daro: como si
Bac fluctuara entre lo sublime y lo manierista: al fin es perfectamente acorde con su
poca. Pero uno no puede dejar de reconocer giros, textos y smbolos decididamente
brillantes. Hay cuatro aspectos que me interesa sealar aqu:
a) Parece que Bac est tratando de resolver un dilema: su poca, desde el punto de
vista de la arquitectura, es una poca de recesin: le toca vivir la confrontacin ms viva
entre el neoconservadurismo (la persistencia del barroco, del estilo ornamental que
representa a la vieja aristocracia ahora en decadencia) y el funcionalismo. En los dos
encuentra exceso y la nica salida (la nica que l encuentra) es una bsqueda personal.
El eremita representa al hombre que no est comprometido con dilemas morales urbanos
: vive apartado de la ciudad. No es pues, una figura caprichosa.
b) La concepcin idealista de la mujer al estilo del amor corts de la Edad Media.
Ese tipo de amor que fue tan popular en la novela de caballera del Renacimiento 125 -y que
fue el objeto de burla de Cervantes-, pero mucho antes an: en la vida del Mo Cid. Hay,
por cierto, una semejanza exterior entre este modo de entender la pasin amorosa y el
121

Simple, naif.
Ferdinand Bac: Jardins Enchants. Un Romancero avec 36 Jardins en couleurs de
lauteur, Louis Conard Libraire-diteur, 6 Place dela Madeleine, 6, Paris, 1925. La
traduccin de los textos citados es ma.
123
Conjeturalmente, creo que esto fue lo que capt la atencin y la fascinacin de Barragn.
124
Op. Cit., p.1.
125
El Amads de Gaula a ttulo de ejemplo.
122

31

propio del siglo XIX, por ejemplo, en el Werther de Goethe. Pero con una salvedad. El
amor de Werther no es heroico sino sentimentalista. El de Rodrigo Daz de Vivar es un
amor virtuoso. Esta confusin entre dos formas completamente distintas de existencia
dado su parecido superficial es delatado por Bac -como veremos ms adelante- al
distinguir la vida de Minguilla de la vida de los monjes del claustro.
c) Est el tema del agua y, por extensin, el de la fuente, tan caro a Barragn. El
agua como claridad, como irradiacin de luz, como medio tras-lcido. En otra parte ser
la mar que sigue al escritor como una cortesana, lo rodea por todas partes como si debiese
elevarlo hasta las cimas de los montes: de nuevo la claridad. 126. Hay una metfora oculta:
a mayor altura, mayor claridad.
d) La oposicin entre cercana y lejana. La capacidad de ver desde el horizonte. La
crtica a la proximidad (la actitud que slo ve los materiales -su utilidad- e ignora su
sentido humano o habitable). En el captulo La puerta roja escribe Bac: El loco me haba
dicho bien que era necesario amar las cosas lejanas. Quiero creer que ellas se dignarn
venir a mi encuentro y que no estn entrenadas por bueyes castellanos127.
Por lo que sabemos, Barragn se senta ntimamente identificado con la obra de Bac:
no slo con su visin de la arquitectura sino con su visin como escritor, diseador y
poeta. Para l se trata de un visionario, un profeta que ensea a sobrevivir en los tiempos
modernos. Esto nos permite suponer, sumariamente, que la idea de lo femenino, la de la
arquitectura como arte simblico (capaz de despertar estados anmicos reveladores), el
sueo, las ciudades, las puertas, las fuentes son elementos orgnicos: todo parece parte de
un mapa simblico compartido por Barragn. Todo puede cobrar vida propia y despertar
sensaciones diversas: serenidad, infinitud, exaltacin. Hay un ejemplo esplndido en el
captulo titulado El ballo de la sultana:
Cuando mis pasos van errantes en los aleros sin fin, por vastas que sean las terrazas, estoy como
amurallado. Y cuando recorro las mansiones estoy fuera, bajo el cielo.128

As, de entrada podemos sospechar que Barragn ve con simpata la bsqueda de


una mujer que slo puede ser alcanzada, por sus peculiares dotes intelectuales, al trmino
de una peregrinacin. O incluso, que es una compaa cercana y lejana, a le vez, que no se
puede poseer129. Desde el primer captulo (Le torrent rose), Bac se muestra desencantado
de las mujeres que ha conocido y cree encontrar signos develadores, profticos, de su
prximo encuentro: cree en la elegida y en los hados propicios:
He seguido el curso del torrente esta tarde, en una desviacin de la ruta, me
apercib del agua teida de rosa y el peasco que se refleja en ella. Slo las guilas cruzan
alrededor de su cima. As estaba escrito [es cosa vaticinada]: Maana conocer mi nueva
delicia! De cuntas mujeres vanas no he tenido, hasta hace poco, mi racin. Su chchara
126
127
128

Ibd., El mirador, p. 7.
La puerta roja, ibd., p. 18. Los bueyes castellanos son toros de lidia.
El bao de la sultana, ibd., p. 41.

129

Como berremosla final de este captulo, la imposibilidad de poseer a la Minguila y, por


tanto, la necesidad de convertir la bsqueda en un estilo de vida (el artstico) es la tesis de
Bac.
32

era como la vejiga (vessie)130 en la mano de un bufn: era llamativo (frappant) pero
sonaba hueco (creux). Buenas tardes a la escurridiza compaa! Sueo con la sultana que
me volver loco y me calmo con este adorable tormento.131
Si Barragn convirti los Jardins en su libro de cabecera cabe sospechar, por lo
menos, una afinidad espiritual. Lo cierto es que la ltima frase del texto podra ser de
Barragn. Las mujeres que conoce lo cansan, lo fastidian, lo hunden en una rutina que a
sus ojos debi de ser pavorosa. Barragn estaba a la bsqueda de su Minguilla
personal? Su biografa parece indicar que s. Pero para eso remito al lector al captulo
correspondiente.
El tema del eterno femenino se repite como un bajo continuo a todo lo largo de
Jardins. Por ejemplo, aqu: Voy rodando por las Espaas, para encontrar un alma ms
tierna que me saque a bailar. Las mujeres son inciertas y con ellas la ltima que habla es la
que tiene razn: Su espritu, me ha dicho un capuchino, es nada cuando lo quisieras
robusto y su cuerpo est armado cuando lo desearas desfalleciente. Pero basta la gracia
de colocar una rosa entre sus dientes para que la lleven triunfalmente. Qu pamplina! 132.
Lo que sigue podra ser la confesin artstica de Bac-Barragn:
Cmo est hecho tu rostro, mi Minguilla? Djame primero decirte cmo quiero
que seas. Me dirs enseguida cmo crees ser... Pronto ver cmo eres! Qu placer [o
regalo] para los ojos!.133
No se trata de la visin quijotesca que es capaz de convertir a una simple aldeana en
una mujer distinguida, principesca. Se trata de buscar lo que no es posible encontrar en
esta tierra: el ideal; como es lgico, se firma con ello una sentencia de soledad para toda la
vida. Es la mirada para la cual toda realidad es pobre comparada con la idea. Slo existe
en el recinto de la imaginacin, en el humus de los cuentos de hadas: Ah arriba, en esta
ciudad, hay guardias? Es preciso combatir para llegar hasta tu alcoba? Por qu el loco
me ha prohibido pensar? Como no tengo espada me ha desarmado dos veces134.
Lo notable es que hay en todo esto una conciencia trgica: hay una batalla contra la
razn, que en este caso (y por una hbil inversin) aparece como la loca de la casa por
negar la existencia de las creaciones ms hermosas de la imaginacin 135 (la razn tiende a
suprimir la belleza, que por ser de una sustancia sutil parece irreal):
130
131

Acaso un ttere, o un mueco que al oprimirse emite un sonido.


Ibid., p. 2.

132

Ibid., p. 3. Tambin podramos traducir: Qu broma!

133

Ibid., loc. cit.

134

Bajo el arco de un viejo puente. Ibd., p. 4


El concepto de imaginacin, como veremos al analizar la potica de Proust, no est
asociado a lo fantstico o irreal. Es un rgano esttico: su funcin es proporcionar vivencias
reales. Al margen de las diferencias creo que el modo de entender este concepto es comn a
Bac y a Proust. No tendra, por ende, nada de extraa la articular aficin o afinidad de
Barragn con ambos: si ambos son afines entre s.
135

33

Con veinte aos uno no naufraga ms que mediante la razn y el amor se salva de
ello sobre el lomo de unos delfines. Lo s por una tapicera que se encuentra en una gran
sala en casa de mi to, el arzobispo de Toledo. Pero siempre est cerrada con llave. Uno ve
el cielo por el ojo de la cerradura. No es suficiente?.136
Que se trata de una conciencia trgica (lo contrario sera pura ingenuidad) se prueba
por la bella irona final: uno puede libre y soberanamente consagrarse a una ilusin y, no
obstante, reconocer que se trata tan solo de una ilusin. S que no puede ser pero qu me
impide creer? Hay sueos que son creencias y creencias que son meros sueos.... Pero hay
otra posible interpretacin y me parece que es la apuesta de Bac: cabe que el arte sea el
nico espacio donde los imposibles necesarios (los ideales) se tornan posibles. En tal
caso creer sera un acto de cordura, no de insensatez. Este es tambin, quiz, el sentido
ms profundo del Quijote: la posibilidad de que los ideales no se pierdan en el horizontes,
diluidos por la brutalidad de lo cotidiano.
En el siguiente captulo se enhebran dos temas: el amor y la ciudad:
Un da el monasterio entero desaparecer. Un torbellino de nubes que se desgarran descubre las
torres lvidas de la ciudad encantada. Como si estuviera ya de camino a la eternidad, surge y proyecta su
sombra contra un acantilado.137

El tema del monasterio (tan importante para Barragn) aparece por primera vez
aqu: el monasterio es una metfora del estado de contemplacin. Tendra que representar
la inmovilidad pero no es as: por su misma naturaleza est condenado a mutar y dejar de
ser. No puede permanecer inmvil lo que est camino de la eternidad. Y si con tanto celo
se custodia en su interior se desvela a travs de la luz. Me parece ver aqu una de las ideas
fundamentales de Barragn: l asimila el monasterio a la casa: un espacio cerrado a la
mirada exterior138 que, no obstante, existe para dejar ver. Pero hay algo an ms
sobresaliente: el monasterio y la amada se confunden o, mejor, se funden entre s. Tal y
como sucede en el psicoanlisis con la casa y el yo. El monasterio representa el espacio de
la amada, el recinto secreto que se puede ocultar de todos salvo del amante, que es su
alter ego . No pierde entonces todo su pudor si pierde su intimidad? Bac lo resuelve
as:
La Minguilla es piadosa? Ella desciende hasta aqu ciertos das para hacer
penitencia y confesarse por haber tomado el pelo a un atolondrado [avoir march sur un
hanneton]? Mis pasos apresurados recorren las galeras. Unos monjes estn ah
momificados y gesticulan a la doncella con sus hbitos para colgaros sobre la piel el
miedo al infierno. Yo, por mi parte, ante esta brocheta prefiero una tarantela. Me detengo
ante los calvarios y vago entre el moho. No es un paseo bajo granadas en flor. Quiero
preguntar a los monjes si no han visto una joven devota, bella como la Madona. Pero no
sabrn el color de sus ojos, pues frente a ellos ella debe bajarlos. No veo ningn alma.
Qu austera es la salvacin! Las campanas se callan en el campanario. Los sonidos y los
136

Ibd. p. 4.
El monasterio al borde del golfo. Ibd., p. 5.
138
Dice Bac: Ah arriba, sin duda, sustrayndose a las miradas indiscretas Doa Minguilla, a lo largo de los
rboles tallados, se pasea con su abanico (El pabelln blanco, ibd., p. 13).
137

34

pasos se han desvanecido. Slo el ruido de las aguas grue y llena su silencio, como si sus
ondas subiendo a lo largo de los pilares, los cazaran [a los sonidos y los pasos] frente a
ellas [las campanas] en los coladores desiertos hasta los confines del purgatorio. De este
lugar: sale uno salvado o condenado? Cada estado tiene sus incomodidades... Cuando
suena el medioda, un diablo cae en un abismo. El amor sale por un prtico y Minerva por
otro. Pero nunca llegarn a saludarse en el camino. As que jams se conocern. Qu
dichosa disposicin!.139
Parece que Bac identifica a la Minguilla con el amor y a los monjes con la justicia
(bajo el emblema de Minerva). No se conocen ni se reconocen entre s. Ntese que en esta
metfora los monjes y la Minguilla habitan el mismo espacio, pero ni siquiera se conceden
recprocamente la existencia. Ambos cohabitan pero sin mutuo reconocimiento.
Austera es la salvacin: qu tipo de austeridad es sta que nos quiera colgar el
miedo al infierno sobre la piel? Quiz el miedo a la riqueza, la diversidad, el miedo a no
saber confrontar el placer y la abundancia. Si la Minguilla habita cerca de los monjes es
porque tambin, aunque de modo diverso, practica la austeridad. Una austeridad sin
ostentacin, frente a la despreciada y condenada ostentacin sin austeridad.
Ledo en clave arquitectnica creo que este texto dira as:
a) Hay que evitar siempre la ostentacin (pero tanto la de riqueza -la del mundo
exterior- como la de pobreza -la de los monjes del claustro). Qu tiene de malo la
austeridad de los monjes? Creo que ellos como Fernando de Alicante -amigo de la familia
del propio Bac- son piadosos, segn asegura el autor, por impotentes: Esta es su
conviccin: Todo lo que es bello viene de Satn. Es preciso que me deshaga de mi alma
deformable (contournable).140 Es tambin aqul que confunde la pasin amorosa con
mera concupiscencia: Adivino tus malas intenciones... La vista es cosa enemiga a nuestro
uso y un rincn propicio a los malos encuentros. Hay que combatirla sin piedad y es
bueno prevenirse....141
b) Hay que buscar la austeridad.
c) Slo la austeridad plena (que se asemeja a la pasin amorosa) es una verdadera
austeridad.
d) Una austeridad plena est animada por la pasin de decir y significar, de unir y
seducir, de atraer hacia s. La Minguilla como una mujer amada se parece a una casa
habitable: seduce y se sustrae al exterior!: Lo que yo percibo de las murallas que ella
habita no me muestra ms que estancias ciegas.142 Slo el amante puede descubrir sus
cualidades ocultas. As es el espacio de Barragn: algo que se tiene que desocultar con una
operacin de la mirada. No basta estar ah, hay que saber ver... Y ver es amar.

139

Ibd., p. 5-6. Tambin puede traducirse como ordenanza (ordonnance).


El giro goloso, ibd., p. 11. Tambin puede traducirse cotournable como pecadora. Tour tambin se
puede traducir como vuelta.
141
El giro goloso, ibd., p. 12.
142
El mirador, ibd., p. 7.
140

35

Probablemente los monjes son los sabios que renuncian a gozar de la vida de fuera
donde se cometan traiciones y galopaba el furor de sus enemigos: se mencionan en el
siguiente captulo, esto es: en El Mirador. La Minguilla tambin parece estar aludida aqu:
Quin sabe si la frgil mujer no fue espantada un da por las galeras brbaras o el tumulto de los
caballos moros? Entonces ella habra buscado su felicidad en el fondo de su silencio. A la sombra de mil
jardines ella habr ocultado el collar de sus beatitudes.143

Este texto me parece clave para entender el origen del minimalismo: frente a la
ferocidad de la ostentacin, de la arquitectura brbara de carcter industrial (poder y
funcin) la Minguilla (es decir: el alma arqui-tectnica) se repliega: intenta la renovacin
dentro de s. Para ello tiene que buscar una fortaleza que le libre del exterior: tiene que
habitar el monasterio, hacerse semejante a los monjes. Pero slo semejante:
Yo veo emerger de terrazas las cimas de los rboles seculares. Es ah donde ella suea con su
amante. Si esto no sucede, quiero no obstante que sea as144.

En La puerta de reflejos metlicos hay una confesin sorprendente:


Yo, la quiero comn (Je laime commune), as como deseo entrar en el usufructo de los placeres con
mis dientes y mis uas.145

Es como decir: no es inaccesible para ninguno que persevere. Pero reaparece una
alusin a su fortaleza privada:
Ya a lo lejos veo su puerta en un fuego fosforescente. Su superficie es semejante a una vieja
armadura en que las espadas han dejado sus huellas vehementes. As, sin duda, es como ella ha resistido los
asaltos. El corazn de las mujeres no se abre ms que a las palabras mgicas. Cuntos son los que la han
aguardado ah y la esperan? No se ven guardianes. El peregrino lunar camina solo contra el muro. En esta
ciudad muerta vive an una luz... Detrs de esta puerta no bulle nada. Slo escucho las gotas que caen de
rama en rama. Los jardines lloran detrs de estos cerrojos. Es el fin de un tormento. A estas horas t
duermes an Minguilla... Es durante el sueo, me ha dicho un libertino, cuando las mujeres tienen la
mayor belleza. Es porque tienen los ojos cerrados o bien porque en esta circunstancia no se disgustan
jams cuando uno les da un beso? Maana, al alba, quiz, se abrir la puerta. Entonces, paso a paso dejar
saltar mis impaciencias como en una arena uno deja saltar a los leones. Amar ella estas maneras
heroicas?146

Si seguimos el mismo hilo simblico sealado al inicio de nuestro comentario 147, el


autor pretende apoderarse de Minguilla, pues siendo su musa, es ella quien desea,
secretamente, ser poseda. La puerta metlica es slo para arredrar a los inconstantes:
representa la dificultad propia del arte: Cuando en su vida tiene uno esta ganga148 de ir
143

Ibid., p. 8.
Ibid.
145
Ibid., p. 9.
146
Ibid., p. 10
147
Que por el momento sigue siendo hipottico. En el anlisis de los ltimos captulos de Los Jardines
Encantados (sobre todo en el dilogo final cn el eremita) daremos la fundamentacin requerida .
148
La palabra aubaine tambin significa derecho a heredar de un extranjero. La sultana es evidentemente
extranjera: es decir, no pertenece a la ciudad, es extraa a su historia y sus costumbres. Bac quiere subrayar,
144

36

por delante de una sultana, cuando uno se sabe ardiente y quiz amado, qu importan las
esperas..149 El hombre que no conoce el valor de la espera, no se sabe sumergido en el
misterio, como el paje que papalotea a las puertas de una iglesia. Y al revs, el hombre
que reverencia la espera, sabe como Don Gregorio el eremita (amigo de Bac) que: Todo
lo que es real es difcil.
Por otra parte, slo siendo una musa tiene sentido que Minguilla desee a su amante
si an no le conoce. Es lgico que la Minguilla duerma: todava el amante no ha probado
fuerzas con el cerrojo que la mantiene cautiva. Yo soy un intruso extasiado, dice Bac,
luego de constatar que la suerte ha arrojado puentes sobre los abismos, ha apartado las
murallas y desenrejado la prisin. Qu pasa, entretanto, con el monje, el hombre carente
de la aret socrtica encarnado como antitipo por Fernando de Alicante?: A falta de una
conquista legtima este goloso amaba la imitacin y se forjaba, as, una detestable
compaa en lugar de persistir en la conquista de lo imposible. Tarde o temprano la parte
golosa en nosotros demanda su satisfaccin y antes que amar a las bestias sufre que yo no
carezca de lo esencial. Una vez que se ha escapado la juventud hay que rehacer su
primavera o dejar que nieve en tu gorro. 150 Si Don Fernando me hubiese visto abrazar a su
sobrina, aunque slo fuese de pasada contra una puerta, me hubiese enterrado. Cmo nos
hace avaros la vejez! El amor es una materia perseguida. 151.
No s qu opine el lector pero yo encuentro aqu una refinada antropologa. Y creo
que lo que impresion a Barragn fue su fecundidad artstica. No es slo un ideario
filosfico sino a la vez un ideario artstico. Llevado a la arquitectura dira: tambin hay un
construir que es pura avaricia. Que se propaga en las ciudades por agotamiento y
envejecimiento. La arquitectura como cualquier otro arte requiere de una juventud
interior, forjada desde dentro con el yunque de la pasin y el espritu templado por una
libertad comprometida. Supone un dilema: la gula (que se caracteriza por la apetencia de
uniformizar la pobreza de alma, pues genera tristeza por el bien ajeno) o el amor (que
quiere enriquecer todo lo que toca). De las consecuencias de renunciar al amor habla Bac
en El Pabelln blanco: Si los enamorados no se conceden encuentros, se podr decir que
los prncipes han despilfarrado los escudos152. La ciudad misma carecera de razn de ser
si no existieran los amantes.153 Lo que viene en seguida es otro catecmeno del arte:
La quimera suprime las distancias y hace todo fcil, pero al final uno no tiene nada. Se dice que el
espritu de las mujeres est muy ocupado con cosas deliciosas que no existen y deliciosamente alejadas de
las que existen. Ah est el secreto y la gracia de su nada (nant). Todo lo que veo aqu es muy real. Los
servidores estn sin duda sentados a la mesa. Es su placer. Deseo que les aproveche, aguardando el
mo....154
como lo hizo en el prlogo, que si el artista no corteja a una extranjera (aquello que no es prximo sino
lejano) slo respira polvo.
149
El Pabelln blanco, ibd., p. 13.
150
Equivalente: que llueva sobre tu cabeza . Convertir la estupidez en causa de mortificacin, en un martirio
personal.
151
El giro goloso, ibd., p. 12.
152
El pabelln blanco, ibd., p. 13.
153
En este sentido, puesto que el artista es un amante tiene una funcin moral dentro de la ciudad.
154
El pabelln blanco, ibd., p. 14.

37

El arte es equiparado aqu con la quimera155. Este pensamiento me recuerda otro de


Jos Vasconcelos cuando afirma que la tarea del hombre es instaurar el reino de la
imaginacin (como capacidad contrapuesta a la pobreza de lo real). Por qu dice Bac:
Todo lo que veo aqu es muy real? Se refiere, claro est, a los artistas. Les da el nombre
de servidores porque ese es, a fin de cuentas, el papel de un hombre en relacin a su musa:
servirla. Y es evidente que el artista no es un sujeto imaginario, aunque est al servicio de
lo que no existe. La no existencia de lo artstico la tomara yo en el sentido platnico 156: el
no-ser sensible de las ideas (que no pierden por ello un pice de su carcter real) 157. Las
ideas no se pueden ver ni tocar: no tienen carcter sensorial. A ellas se aplica de modo
especialmente apto: Todo lo real es difcil. El arte, por tanto -en la visin de Bac?- es
el placer de lo real que nada tiene que ver con lo existente. La existencia es indiferente a
lo real. Pero sigamos el recorrido de Bac:
La relacin entre arte y religin aparece en un captulo titulado: La capilla. Creo
que se vuelve a hacer evidente el influjo sobre Barragn. Slo que en este caso la relacin
se torna, en una primera lectura, tirante 158. Es tan significativo para nuestro tema que creo
oportuno traducirlo ntegramente:
Sobre un pen aislada veo una capilla. Quiz es ah donde ella cumple sus
devociones. Supuesto que ella no ama a la virgen ms que a m. [De lo contrario] sera
muy desdichado. Se dice que la Virgen absorbe el amor de muchas mujeres y que ellas
encuentran de este modo largos xtasis. Si es as, es motivo de gran tristeza para los que
las aman. Les dejara an alguna conquista? El amor divino puede tener sentido en el
caso de las personas de buena salud (bien portantes]? Si ella prefiere orar, me har
sacerdote. Pero tal resolucin es un buen medio para escapar a los tormentos? Lo que me
reconforta es que las jvenes doncellas vierten a menudo en las capillas el tesoro de las
ternuras sin empleo. Desde el momento en que encuentran en la ciudad un objeto profano
sobre el cual descargar su ardor, ellas solazan [dlaissent] gustosamente a los santos para
no ofrecerles ms que corazones encendidos en fuego blanco. Es lo que deseo para m
mismo si debo reencontrar con ella estas condiciones. Quiz ella ya es una mujer? En tal
caso qu es lo que an ignora? En ello encontrara consuelo 159. Se dice: El diablo ha
tenido que ver en ello. Tiene ella an a su esposo? Por eso yo sera marido si tuviese que
combatirlo (al diablo) y si en las armas l fuese ms experto que yo. Se me ha dicho a
menudo que de este modo cometera un sacrilegio. Quiz han exagerado. Los amos y los
ancianos aaden a las tribulaciones naturales una multitud de preceptos que, en la
155

La quimera Como ensueo, como visin onrica, fantstica? O en el sentido de la ensoacin de


Bachelard? Tendremos que avanzar ms para poder responder a esta pregunta. Pero, desde ahora, por motivos
que expondr, me inclino por la segunda opcin.
156
No me parece que este sentido est excluido por el texto. Se puede asegurar que est incluido? Creo que
s. La prueba est en la frase de Don Gregorio: Todo lo que es real es difcil. En el contexto la realidad se
refiere a lo intangible por excelencia: la belleza del arte y la belleza de la idea.
157
Recurdese que Platn slo predica el ser de las ideas. Por ejemplo, en la Repblica y en el Sofista. No
parece claro, empero, si Bac se refiere exclusivamente a la realidad de los servidores. Pero a este
inconveniente podemos responder con lo dicho en la nota anterior.
158
No afirmo que lo sea en realidad, slo que lo parece.
159
Es decir: el consuelo de que ella no ignora lo que el artista necesita y que, por tanto, no puede ser ajena.

38

prctica, en su mayor parte, se reducen a pura paja. Es preciso que me gue por mi
instinto? Apuesto que el arrepentirme slo me vendra de no haber tenido una buena
ocasin160. He ah las cosas al desnudo si uno quiere aprovechar mi franqueza. Que la
santa Hermandad me retenga por el brazo si para salvar al amor hago una mala
explotacin. O para pensar lo peor: si yo sucumbo - despus de la reverencia, a menos de
permanecer en la estacada y el corazn penetrado por la daga- har mi penitencia 161. Nada
vale salvo ser sincero, si para otros en este asunto, es ste uno de los impedimentos. Su
esposo mandara en las galeras? La cosa sera menor si as consagrada, ella vive de
privaciones. Si ella es viuda que se las ingenie para ocultar la imagen de su difunto, pues
yo me ocupar de la diligencia de hacerle olvidar a este matamoros162.
Bac se confiesa aqu un liberal sin escrpulos, un oportunista cnico y seductor? En
primer trmino aparece una idea nietzscheana o, mejor, feuerbachiana: la religin, el amor
divino pudiera no ser para los saludables. Por exclusin (aunque Bac slo lo insina):
sera para los enfermos163. Pero aparece una solucin intermedia: Si ella prefiere orar me
har sacerdote. A primera vista esta afirmacin da la sensacin de farsa (no de comedia).
Una farsa conveniente. Cualquier cosa es vlida con tal de seducir, persuadir a la amada.
Pero un momento. La amada, la jeune fille, no es tonta: si lo fuese sera otra mujer del
mundo exterior. Y Bac no pretende ser un libertino que finge falsa devocin. Si Minguilla
es realmente la musa del arte, lo que escribe Bac se puede traducir as: Si ella tiene que
elegir entre el artista y Apolo (el dios de las artes) entonces la nica forma de llegarme a
ella es oficiando en su templo. No se estara negando la existencia de lo divino, de lo
sobrenatural: se estara aceptando que el hombre tiene cierto papel a jugar en el arte: el
de mero contemplador; no se tratara de una farsa sino de una necesidad. Y que llega a
este descubrimiento movido por la violencia de la necesidad164. Nada menos que la
necesidad de una verdad que nos da un puesto dentro del mundo.
Lo que viene en seguida es notable: las mujeres segn Bac buscan un objeto
profano para descargar su ardor y esto, paradjicamente, las hace consagrarse, inmolarse
en fuego blanco a los santos. O sea: encuentran la pureza no en la mirada que se aparta de
este mundo sino al revs, en la mirada que se interna en este mundo. Esta interpretacin
encaja con lo que hemos ledo previamente: la Sultana no ha marchado al monasterio slo
por huir del mundo (esto sera propio de los monjes que desprecian la belleza): marcha al
monasterio para comprender el mundo. La mujer tendra aqu una capacidad inusual:
encontrar lo mstico no en la lejana respecto del mundo sino en su cercana, abrazando
decididamente el resplandor de lo profano. Que este es el sentido correcto del texto lo
prueba el hecho de que Bac no acude al monasterio para profanar. No puede hacerlo as
porque desde el principio, bajo la gua de un eremita, marcha a l como un peregrino en
160

Es decir: que slo se arrepentira de lo no hecho, no de lo hecho.


Sucumbir sera no cortejar a la sultana sino dejar de hacerlo: se invierten los trminos: lo inmoral no es la
seduccin sino interrumpirla. De ah que sucumbir requiera de una penitencia.
162
La capilla, ibd., p. 15-16.
161

163

Puede que sta no sea tanto una crtica a la religin cuanto a la imagen deficiente que
nos hemos hecho del amor de Dios. Imagen que circula como moneda corriente.
164
Este tema, incidentalmente, es tpico de Proust: el acceso a la verdad mediante la
violencia, la violencia de la necesidad.
39

busca de luz. Todos los captulos anteriores tienen un carcter mstico. No cuadrara un
giro tal. Bac prev las objeciones: para muchos lo mundano es lo pecaminoso. Pero si
hubiese otro modo de experimentar lo mundano qu ocurrira? Sera esto una mala
explotacin del amor? A qu se refiere Bac? A mi modo de ver, a que hay que reconocer
siempre y en cualquier caso, las fuentes del amor: si no soy un sujeto sublime que
supuestamente acta siempre por motivos altruistas, qu me queda? Segn Bac el
instinto: mi ser apetece la belleza y punto. Que no me compliquen los espritus severos
diciendo que eso es pecaminoso. Pero ahora, de modo ms provocativo, Bac introduce la
figura del esposo: en nuestra lnea de interpretacin el esposo es Apolo, el dios de las
artes. Bac imagina que Minguilla puede estar viuda [veuve], es decir, que acaso se ha
perdido el vnculo entre la religin y el arte. De hecho: por qu otro motivo, si no, habra
acudido al monasterio, al lugar donde se reemprende la bsqueda de s mismo y a la vez,
la bsqueda de Dios? Que Bac aparezca como superior al difunto esposo se puede
interpretar as: el hombre vivo, tiene la capacidad de devolver al arte el significado
perdido, porque, a fin de cuentas, esa es su funcin. El artista es un consolador de difuntas
en tiempos de penuria. Con la salvedad de que su amante (como la amante de Boecio) no
es una mujer ordinaria. Es una musa. Hay una pista de su carcter etreo aqu:
No es una joven doncella la que anima estos lugares suntuosos porque entonces sera bien
despabilada [deniaise]. Es una mujer que reina sobre un reino y que conoce el precio de los xtasis...Ms
estrechamente, a cada paso, yo me hago su prisionero. Es posible que uno sea ms deliciosamente privado
de su libertad.165

Una pista ms es que no es una mujer ordinaria: carece de imperfecciones:


Jardines inimitables. Nada existe en este recinto que pueda contemplarse en otra parte. Es su secreto
embrujo. Doa Minguilla es as, diferente de todas las mujeres que existen? Lo deseara pues a aquellas
mujeres que conozco les falt siempre una nada para ser perfectas, y muchas otras dejan su alma entre mis
manos como una calabaza. Es as como ngelo el Malo, el payaso insolente, hablaba de su
frivolidad...166.

Todas las mujeres conocidas por el poeta (a veces parecido a un mstico, otras a un
don Juan que conoce la seduccin de la piel) son frvolas. Minguilla es otra cosa,
pertenece a otra categora: la de la idea. Tambin las musas -bien lo saba Platn- son
entidades ideales. Claro est (y se me puede objetar): mi interpretacin es arriesgada
(toda interpretacin lo es) pero (rplica) no es descabellada. Todo depende de que uno
est dispuesto a admitir la posibilidad de que el reencuentro del significado de lo artstico,
es una operacin humana: para Barragn ste sera, incidentalmente, el sentido de un acto
de contemplacin.
Bac transporta en seguida la discusin del monasterio al jardn:
No es en un jardn donde estoy, es en mil jardines, siguindose, dividindose los espacios, mil
recintos secretos creados por mil almas, para mil horas que llevan en su seno el cortejo de delicias o de
condenas. Sin duda, es as en estos lugares. Cada uno exhala su propio sentimiento, cada puerta, cada cerca
tallada encierra una alegra, un suspiro o un demonio. As, hay sin duda un jardn donde uno re, otros donde
llueve o donde se hacen actos de contricin. Pero dnde est aquel en que uno ama recprocamente? Sobre
165
166

El jardn rojo, ibid., p. 19.


La puerta de pjaros -Ibis- blancos, ibid., p. 21.

40

todo: qu buenos cerrojos lo encierran. Pues amar en solitario es como dar una gallina a su perro. Uno no
puede amar sino en misterio, imagino. Qu divino silencio! Estoy tentado a llenarlo tilmente..... 167

Vale la pena recordar que Barragn empez su relacin con Bac a travs de un
jardn. El de la Exposicin de Pars de 1925. Y lo que acabo de citar es una filosofa del
jardn: lo curioso es que el jardn que es exterior a la casa es para Bac el espacio de la
intimidad: donde se llora, se re, se ama. Las razones de ello las hemos ofrecido al
principio de este captulo. Habla aqu la razn rabe-semita, el amor a la naturaleza...
Despus reaparece el tema de la mujer pero aparejado al tema de la escalera que remite al
del infinito:
Las damas tienen la victoria discreta? Cuando llegan a extenuar a un clrigo, todo el reino habla
indiscretamente...Unas escaleras suben hasta las terrazas. Ya he entrevisto estos vastos aleros, parecen venir
del fondo del infinito y contornean su sombro follaje estas plcidas geometras 168.

Bac simplemente pasa de un tema a otro. El punto probable de conexin es el


infinito. Ya no se trata de la mujer sino de las mujeres. Bac tiene su propio mal infinito
que no es precisamente el de Hegel. Ya no habla del monasterio sino del reino y en lugar
de un claustro tenemos un palacio: Veo distintamente el portal de un palacio ricamente
ornado como la mentira...Me viene una sospecha. La mujer que yo amo gemir en estas
tinieblas bajo el poder de un dspota? Ha sido desplegado frente a ella este paraso slo
para darle la amargura de no poder disfrutarlo?169. Bac se persuade de que tiene que
liberar a la Minguilla de estos jardines celosos que ahora contempla golpeado por la
emocin de ver la serie de innombrables verjas. Qu tenemos aqu? Nada menos que una
crtica a la arquitectura deshonesta; la que se oculta a travs de la ornamentacin, la de los
cortesanos, el derroche: tan infinito como una mujer de palacio experta en la intriga. Pero
hay tanta riqueza que el propio poeta queda deslumbrado por un instante. Luego
comprende que tiene que librar a su amada justo de aquello que le seduce. Es una forma
muy elegante de decir que hay que evitar la corrupcin del arte. Como aquella corrupcin
de ciertas mujeres que.
rehuan lo que amaban y se alimentaban de sus remordimientos170

A las mujeres de palacio slo cabe hacer una objecin: He ah vuestras maneras.
Llevis vuestra imprevisin como un copete al frente de un turbante. No sabis que el
amante ms ardiente y el ms msico ha arrojado su corazn a vuestros pies como un
cascabel a una alfombra?...Debo yo engaar a los leones que rugen en las fosas de los
reyes moros, o solamente hacer callar a las comadres que al ritmo de la rueda vomitan sus
cuentos?.171 De acuerdo a este texto, las imperfecciones de las mujeres conocidas por el
poeta no son imperfecciones del rostro o del cuerpo, son del nimo. Lo caracterstico de
una mujer frvola es que desdea aquello que ama. A saber: un verdadero amante. Quien
deja el disimulo del palacio (o de la ciudad) y sencillamente se entrega con el corazn en
167

La puerta roja, ibd., p. 18.


El jardn rojo, ibd., p. 19.
169
El jardn rojo, ibd., p. 20.
170
La puerta de Ibis blancos, p. 21-22.
171
La puerta de Ibis blancos, p. 22.
168

41

la mano, es burlado o zaherido por su amante. No es un caso raro. Se trata de la divina


borrachera de contrariar la razn172. De aceptar, por ejemplo, lo que el instinto rechaza
porque la moda lo impone. Se trata, tambin, de negar al otro cuando lo que nos ofrece,
sin necesidad de arrebatarlo, es autoafirmacin, admiracin, libertad. Lo que el poeta no
tolera es el desamor que, para su poca fortuna, es tirano del amante. Traducido al lenguaje
de la antropologa: cuanto ms frvolas son las cosas ms nos retienen (y peor si somos
capaces de grandes amores porque entonces seremos tambin capaces de grandes
banalidades). Y traducido al lenguaje de la arquitectura: nos olvidamos del arte real
cautivados por las seducciones de la vista. Aqu vale aquello de:
Si es cierto que la verdad est en el fondo del pozo tambin lo es que los hombres beben las
mentiras del mismo tonel. Uno no debe la verdad ms que a aquellos que saben ponerla bajo llave. 173

Con aforismos menos brillantes que ste otros escritores han ganado un lugar en la
historia. Pero es la caprichosa historia la que tiene siempre la ltima palabra. Por si el
poeta no hubiese sido bien entendido, hay un captulo casi al final de los Jardines
Encantados, sumamente revelador. Cansado de buscar a Minguilla sin encontrarla, Bac
regresa sobre sus pasos, temiendo que ha sido sujeto de burla. Se dirige a Don Gregorio,
el eremita, en estos trminos174:
Ah, mi tontera!...Hola! Seor caballero! Ya no quieres reconocerme? Ya no
escuchas mi voz? He cambiado a tal punto que me tomas por un pordiosero (gueux)?...
Te aprestas a rumiar sobre mi tumba como una pequea carroa (charogne)? Mis piernas
tiemblan y quiero dejarme caer contra tu umbral. Me has engaado, bribn (fourbe)!
Antes de dejar mi armazn (carcasse) sobre esta fosa te dir mi rencor. Te has burlado del
bachiller. No caer exange sin haberte apretado el pescuezo. Dnde est aquella que
deseo, bandido? La que me has prometido? Dnde est Minguilla? Es un milagro que
ven en el horizonte los peregrinos, cuando con el vientre vaco y la cabeza en blanco
dando traspis (trebuchent) al crepsculo? He caminado devotamente, he abierto los
prticos, he cruzado los planos. He errado a todo lo largo de las mentiras, he dormido
sobre las rocas, he bebido el agua contaminada (croupi) en el hueco de mis manos. He
suplicado mil insignificancias. He asechado (guett) en mil silencios. He usado mis uas
contra los cerrojos. He desgarrado mis hbitos en las zarzas de las malezas (ronces des
brouisalles). He esperado. Y toda esta pena para nada? Y estas lgrimas, estos suspiros,
estos gritos, para nada? He sido sacrlego y me he condenado para nada? Habr arrojado
mi corazn a los cuervos (corbeaux)? Habla pues, peste e infierno. T me has robado mi
paraso175.
La respuesta de don Gregorio aparece en el siguiente captulo:
Ingrato, me dice el loco, que maldices mi leccin de sabidura. Me he compadecido
de tu deseo imposible. Me doy a la tarea de curarte y no comprendes! Te he enviado a
172

Los vasos de Onix, p. 26.


La fuente de la reja negra, ibid., p. 24.
174
Aado entre parntesis algunos de los trminos en francs para que, dado el carcter crucial del texto, el
lector pueda cotejarlos con su traduccin.
175
La casa del eremita, ibid., p. 67-68.
173

42

errar por lugares inhabitados pues hay un ser sobre la tierra, lo bastante perfecto para
vivir en estos jardines sin decaer (dechoir) en cierta forma, aunque solo fuese un minuto a
la vista de esta delicia? La mujer que, cabalmente, el hombre desea, la buscar en vano
por toda la tierra. No es una vctima ni el fruto de un sueo a fin de que al final de este
gran viaje pueda ver desplomarse (crouler) por s mismo este milagro incierto. Nacida de
tu propio sueo, la mujer que has amado ha huido para siempre y ningn eco repetir su
nombre. Era el reflejo de una concha que la cada del da lleva en sus tinieblas. Que en
este dolor suntuoso tu espritu se vuelva hacia la verdad. Que sea herido por el furor que
busca la perfeccin. La vida normal es una estacin templada y mediocre. Primaveras
mentirosas y otoos enmascarados de oro. La mujer que es necesario amar cmo hace
falta (defaille) a cada crepsculo!. Hasta este punto, a travs de su defectos (tares) saltars
como un caballero sobre un puente derrumbado (ecroul) y te descubrirs en la otra ribera
tan sabio como yo176.
La primera reaccin del poeta es de desnimo y desconcierto. La bsqueda, el
esfuerzo, el sacrificio, le parecen, ahora, intiles. Pero pronto comprende, que el eremita
no le ha mentido. No existe otro camino que el sacrificio, la entre completa al ideal. Esta
es la respuesta de Bac:
El alba nace. Me deslizo fuera de sus habitaciones. De nuevo traspasar los precipicios, bobo
(nigaud)!... Volver a los jardines encantados y buscar a aquella que amo. He nacido sedicioso y rechazo el
parentesco. La filosofa es un cuento (faribole) y cualquier sistema que el hombre emprenda [asuma] le
pondr la brida a la cola del asno. Y si muero, si mi cuerpo, de roca en roca, deba rebotar (rebondir) hasta el
fondo de los abismos, yo te buscar Amor, pues tu existes. La vida de un clarividente es un largo calvario.
Ebrio estoy y ebrio quiero permanecer. Prisiones: refugio de hipcritas, os voy a abandonar cantando. Y si
dejo mi vida en estos encantadores laberintos...si caigo errando y el mundo se re de m, despus que me
olvide y me cubra de silencio, yo me vestir un da, derechito, turba de habladores... que llevis bajo vuestra
suela marcas de tierra... Yo caminar al rumor de las fuentes y de las fanfarrias del viento y el cuerpo
drapeado en mi capa agujereada. Y podris ver en mi corazn abierto su bello rostro gravado. 177

La vida de un clarividente es un largo calvario: la Minguilla existe para el artista.


En este pasaje, de modo muy claro, como idea platnica, como lo que da sentido al arte, a
la vida: como aquello que hizo posible la ensoacin del poeta, su experiencia esttica de
los jardines, las fuentes, las puertas aherrojadas, las galeras: la Minguilla estuvo con l
todo el tiempo pues era la personificacin de la musa de la arquitectura. Todo el recorrido
del poeta, su poder para decir Cmo es fcil la vida!, supone la compaa de la amada.
Slo as se entiende que Bac encuentre aquello que la ciudad, a pesar del confort que
supone, no ha podido proporcionarle: sentido, significacin, espacio habitable. La
influencia sobre Barragn se torna patente desde una esttica del sentido, desde la
conversin de los objetos de la vida cotidiana en mediadores de sentido (la vivencia de lo
bello). Hasta los enemigos del arte simblico saben que la vida slo adquiere hondura
como bsqueda (incluso o precisamente porque no est garantizado el encuentro). La
arquitectura de Barragn est construida sobre atisbos de sentido y precisamente porque
son atisbos, no se pueden redondear, no pueden adquirir la forma de una teora: sta
presume la posesin de la idea, y la idea no obstante, es inaprehensible178. Su verdadera
naturaleza es semejante al agua, a las sombras, a las nubes bajo un cielo encendido: su
176
177

Las campanas de Toledo, ibid., p. 69-70.


El precipicio, ibid., p. 71-72.

43

figura es fugaz. La renuncia amorosa del poeta Bac a Minguilla se traduce en una
renuncia amorosa de Barragn a una teora arquitectnica, a una comprensin definitiva
del habitar y el construir.
El captulo de los Jardines Encantados titulado La Capilla nos ha mostrado el
flanco religioso de Bac. El resto de los captulos nos ha mostrado su esttica de la
arquitectura. Pero tambin se puede advertir que la pasin amorosa, la sacralizacin de lo
cotidiano y el sujeto amado, la personificacin de las rejas, las galeras, la vitalizacin y
totalizacin de los jardines, la platonizacin del motivo arquitectnico forman un cuerpo
indivisible. Creo que en Barragn la arquitectura se convierte tambin, acaso por
mediacin de esta influencia, en un arte total. Algo muy parecido a una sinfona de
Mahler que contiene, dentro de s, la totalidad de un mundo.

178

Por cierto que la contemplacin de las ideas en Platn no supone tampoco la visin
prstina o total. Es mera aproximacin. Lo prstino no pertenece al presente sino al pasado.
Vase como ejemplo: La Repblica, libro VII.
44

Barragn y La Bruyre.
I.
Barragn posea un ejemplar de Los Caracteres publicado por Aguilar (edicin
madrilea) en 1944. Es una edicin de bolsillo y salta a la vista un detalle: aunque la
encuadernacin es de piel, el lomo est muy desgastado por el uso: se trata, por tanto, de
una de las lecturas de cabecera de Barragn. Slo que en este caso se hace ms difcil
saber hacia dnde (hacia qu o quin) diriga Barragn su admiracin: hacia el crtico del
quietismo de Miguel de Molinos, el hombre que hua de la polmica y que detestaba el
tono o ademn doctoral, el amante del buen vestir: su rostro bien rasurado, su casaca
lucida y de corte irreprochable, sus zapatos impecablemente lustrados, sus placeres
simples y moderados...? Es decir: admiraba al hombre en s, su personalidad, sus
costumbres?179
O ms bien al autor de Los Caracteres, al mayor estilista francs del siglo XVII
que iba sembrando profundidad e inquietud en un ambiente frvolo y que, al modo
socrtico, prefera la irona al estilo draconiano y la pluma a la espada? En Barragn suele
haber una preferencia por el hombre ms que por la obra, porque existe casi siempre un
punto biogrfico de afinidad o identificacin. Esto es muy evidente en el caso de Proust y,
sobre todo, en el de Paul Claudel. En el caso de La Bruyre, parece que el impacto
procede, sobre todo, de su fino anlisis psicolgico. Recordemos que con Chamfort y La
Rochefoucault, La Bruyre cultiva la psicologa moral como lo har Voltaire en el siglo
XVIII y Nietzsche en el XIX.180 No se puede pasar por alto, aqu, la preferencia que tiene
Barragn por el aforismo y la brevilocuencia. En esto La Bruyre es un maestro
consumado. Barragn no busca una filosofa discursiva, argumental, metdica: su
catolicismo no le acerca al tomismo o al neotomismo de los filsofos franceses de la
primera mitad del siglo pasado. Sus lecturas son de filosofa pero hermanada al gran estilo
y a la literatura.
Mas no hay que olvidar que La Bruyre cultiva el gusto por las humanidades
clsicas tan extendido en el Renacimiento y que alcanza su apogeo en Francia con
Francisco I. Como Pico de la Mirandola o Nicols de Cusa, tiene un cuidado especial por
el estilo. La Bruyre estima que existe una expresin nica para cada idea. Toda otra
expresin sera en el fondo falsa o ineficaz: la forma introduce orden y claridad181.
Es interesante que La Bruyre haya hecho en Los Caracteres incisivas y fecundas
observaciones sobre arquitectura. Dirige una agria crtica a la barbarie gtica (de la que
179

Esto es, por ejemplo, lo que le sucede a Barragn en relacin con Paul Claudel: le interesa ms el hombre
que la obra.
180
Pero qu duda cabe que algo del dandi que existe en Barragn tambin est presente en el refinamiento
cortesano de La Bruyre.
181
Un rasgo que caracteriza, tambin, el estilo de Barragn: la forma se funde con la funcin porque, de
fondo, sin la misma cosa.

45

no hay pocos ejemplares dignos en Francia), satiriza la moda clasicoide de los cortesanos
de su tiempo y, no obstante propugna el retorno a los tres rdenes helnicos.
Las dos primeras secciones de Los caracteres (De las obras del espritu y Del
mrito personal) parecen no haber despertado el inters de Barragn. El primer doblez se
encuentra en la pgina 99 de la edicin mencionada y corresponde al captulo De las
mujeres. No hay subrayados por lo que no se puede establecer cul de los 5 aforismos que
aparecen aqu llam su atencin. Podra ser uno, pero tambin podran ser todos. Citar,
por lo mismo, el conjunto ntegro:
9.
Las mujeres se arreglan para sus amantes, cuando los esperan; pero si las sorprenden, olvidan con su
llegada el estado en que se encuentran. Ya no se ven. Con los indiferentes es otra cosa. Sienten el desorden
en que se encuentran, se arreglan en su presencia y desaparecen un momento o vuelven arregladas.
10.
Una cara bonita es el ms hermoso de todos los espectculos, y la ms dulce armona es el sonido de
la voz de la que amamos.

11.
El atractivo es arbitrario. La belleza es cosa ms real y ms independiente del gusto y de la
opinin.
12.
Pueden impresionarle a uno ciertas bellezas tan perfectas y tan resplandecientes que se limite uno a
verlas y hablarles.
13.
Una mujer hermosa que tenga las cualidades de un hombre cumplido es la amistad ms deliciosa del
mundo: se encuentran en ella todos los mritos de los dos sexos.

Es curioso que en las pginas de reborde (anteriores a la cubierta trasera) aparezca


una palabra de referencia (escrita por el propio Barragn): fortuna. Este tema tendra que
aparecer en la pgina 98, cosa que no sucede. En lugar de ello el texto dice as:
Una mujer coqueta no se rinde nunca en su pasin de agradar y en la opinin que tiene de su
belleza. Considera el tiempo y los aos como algo que arruga solamente a las dems mujeres. Por lo menos
olvida que la edad est escrita en la cara. Las mismas galas que en otro tiempo embellecan su juventud
destacan los defectos de su vejez. El melindre y la afectacin la acompaan hasta en el dolor y la fiebre.
Muere recompuesta y con lazos de colores.182

Quiz Barragn estuviese pensando en la fortuna del hombre vinculado a una mujer
que no se rinde nunca en su pasin de agradar. De hecho, este es un factor comn a
todas sus amigas o amantes. Una prueba de tal coquetera yace en el hecho de que las
182

Jean de la Bruyre: Los Caracteres o las Costumbres de este Siglo, p. 98, M. Aguilar, Editor, Madrid,
1944.

46

fotografas que Barragn conservaba de ellas estn hechas de acuerdo a sus instrucciones:
posturas, gestos, perfiles estudiados.183 Es probable que una mujer ordinaria lo hubiese
encontrado ridculo o se hubiera negado a ello? Quiz.
Me parece significativo que en los aforismos 9 a 13 como aqu, despunten dos
temas: belleza y amistad. No se habla de mujeres inteligentes, slo el espectculo de la
belleza, su carcter independiente del gusto (a diferencia del atractivo) y la distancia que
puede crear una belleza casi perfecta respecto del contemplador. Pero cules son las
cualidades de una mujer cumplida? La lealtad, la constancia, la amistad benevolente...
Si tomamos a la letra estos pasajes, no puede menos que resultar evidente que
Barragn traspas los lmites de una relacin puramente contemplativa con la mujer.
Como si no hubiese podido mantener su inters dentro del mbito de la pura
aproximacin. Es lgico que no siendo la suya, como la de La Bruyre, una vida en la
corte, las cosas deban tomar un cariz distinto (de lo contrario sus relaciones con el sexo
opuesto se habran caracterizado por la brevedad). En la corte se puede mantener en hielo
cualquier brote de intimidad. Hay hombres que viven en esta lnea media que separa la
intimidad del trato impersonal: lo habra deseado Barragn? Habra deseado una
relacin con las mujeres sin demasiada intimidad, sin la opresiva obligacin que debi
ocasionarle ser el amante o el amigo ntimo? A veces tengo esta impresin y la afianzo al
advertir la facilidad con que poda reponerse de una ruptura: nunca hubo, al menos no que
sepamos o conste por los amigos ntimos, un periodo de duelo tras la despedida. Esto
sugiere que vea comprometida su libertad en una relacin y, por tanto, la ruptura era
vivida como retorno a su mundo privado, como salvacin y liberacin de un error. Debi
sentir alegra en las rupturas y no, como suele ocurrir, frustracin y sentimiento de prdida
o irreparabilidad.
Otra cosa se prueba aqu: que Barragn nunca estuvo enamorado al momento de
romper con sus amantes 184. El amor, en la ruptura, desgarra, consume, hace desfallecer.
Nada de esto ocurre con Barragn. Todo lo que implica un fin es, para l, placidez, retorno
a la tranquilidad. Adase la frecuencia con que Barragn hubo de sufrir como onerosa
carga, los favores econmicos que otorgaba a sus amantes, pues casi siempre llegaban al
extremo del abuso por parte de ellas. No son pocas las veces en que Barragn declara estar
harto de sufragar gastos innecesarios: hoteles, llamadas desde el extranjero, pensiones...
Hasta qu punto sus amantes le buscaban por apoyo econmico? Podemos invertir
la pregunta: hasta qu punto Barragn propiciaba esta dependencia econmica?
Sabemos, por lo menos, que es un fenmeno frecuente en su vida: tolera cosas que le
irritan y slo al paso del tiempo rene las fuerzas suficientes para acelerar una ruptura. En
183

Se conserva en la Biblioteca Barragn un lbum fotogrfico del que sobra decir que es sugestivo: parece
que sus mujeres estuviesen posando para fotos de estudio. Como si Barragn hubiese querido fotos
artsticas en las que lo que menos sobresale es la espontaneidad. Lo contrario, por ejemplo, a esa foto poco
caracterstica de Barragn comiendo un lonche junto al arado, en pleno campo. Hecho curioso: la mayor parte
de las fotos tomadas al propio Barragn son como las de sus mujeres: son de pose, estudiadas, meditadas, se
dira. Todo est planeado: el ngulo, el perfil, los detalles de la ropa, el gasn, el cabello lustroso y
cuidadosamente peinado
184
Quiz no podramos hablar de amor en ninguna fase previa, pues basta con que haya existido autntico
amor para que la ruptura (an tiempo despus) sea dolorosa.

47

la pgina 112 de la citada edicin aparece otro doblez (el aforismo #45 del captulo sobre
las mujeres):
Una mujer es fcil de gobernar, con tal que sea un hombre el que se tome este trabajo. Incluso uno
solo gobierna a varias. Cultiva su inteligencia y su memoria, fija y determina su religin; hasta se mete a
dirigir su corazn; ellas no aprueban ni desaprueban, no alaban ni condenan hasta haber consultado sus ojos
y su cara. El es el depositario de sus alegras y de sus penas, de sus deseos y de sus celos, de sus odios y de
sus amores; las hace romper con sus pretendientes; las indispone y las reconcilia con sus maridos, y se
aprovecha de los interregnos; se ocupa de sus asuntos, interviene en sus pleitos y trata con sus jueces; les
proporciona su mdico, su tendero, sus obreros; se mete a alojarlas, a amueblarlas, y dispone su equipo. Se
le encuentra con ellas en sus carrozas, por las calles de una ciudad, y en los paseos, lo mismo que en su
banco en un sermn, y en su palco en la comedia; va con ellas a las visitas, las acompaa al bao, a los
balnearios a los viajes; tiene las habitaciones ms cmodas en sus casa de campo. Envejece sin perder su
autoridad, un poco de inteligencia y mucho tiempo que perder le bastan para conservarla; los hijos, los
herederos, la nuera, la sobrina, los criados, todo depende de l. Comenz por hacerse estimar, acaba
hacindose temer. Este amigo tan antiguo, tan necesario, muere sin que le lloren; y diez mujeres por l
tiranizadas, heredan con su muerte la libertad. 185

Hay muchos rasgos del hombre comn descritos aqu. La parte final: Este amigo
tan antiguo, tan necesario, muere sin que le lloren, describe la situacin ms trivial: el
hombre poco sensible (con frecuencia poco inteligente) que no se puede hacer amar pero
s temer. Tena Barragn el temor de acabar as? La inteligencia que requiere el amor es
muy diferente de la necesaria para el xito profesional. Barragn, empero, era un hombre
sensible, pero eso basta? La sensibilidad nos hace ms capaces para percibir pero no para
actuar. Yo puedo saber qu es lo que quiere de m mi mujer, puedo percibir sus miedos,
sus desilusiones, pero eso no significa que est dispuesto a hacerla feliz. Y el precio es
nada menos que una vida compartida, dividida en dos. Esta prestidigitacin no
corresponde a la caja de doble fondo del prestidigitador sino a la voluntad humana y sta
no hace sino lo que el yo, de un modo muy profundo y apenas entrevisto por el
psicoanlisis, desea. La voluntad obedece al imperio del deseo y ste es anterior a todo
proyecto o decisin. Los mltiples deseos que tenemos a lo largo de nuestras vidas vienen
a ser secuaces de un deseo prstino, original. Tambin le pueden traicionar y, entonces,
toda la vida es un valle de lgrimas.
El deseo bsico -que ha dado en llamarse opcin fundamental- no es negociable.
Y en el caso de Barragn tal deseo parece no incluir al matrimonio. Es lo ms ntimo de su
ser (o al menos lo parece as) lo que se rebela contra la posibilidad de dividir su vida en
dos. Seguramente experiment cada una de sus relaciones (ms tarde o ms temprano)
como una invasin a su intimidad. Y qu es lo que ms teme en esta particin? A veces
parece tener que ver con la identificacin entre lo femenino y lo poco profundo. Una
mujer de su poca, responde perfectamente a la caracterizacin de La Bruyre: es
totalmente androcntrica: no es fcil que tenga una vida intelectual propia. El saber es un
medio para calificar, para ingresar a otro tipo de vida que no tiene que ver -sino
marginalmente- con la cultura. Este pudo ser un factor decisivo en la inconstancia y la
desilusin casi permanente de Barragn. Pero hay otro texto que puede ser significativo
para conocer su actitud y que por estar sealado con una pestaa artificial refuerza esta
opinin:
185

Op. cit., De las mujeres, pp. 112-113, # 38.

48

Por qu echar la culpa a los hombres de que las mujeres no sean cultas? En qu
leyes, en qu edictos, en qu decretos, se les ha prohibido abrir los ojos y leer, retener lo
ledo y dar cuenta de ello en su conversacin o en sus obras? Acaso no son ellas las que
se han instalado en la costumbre de no saber nada, o por la debilidad de su constitucin, o
por la pereza de su inteligencia, o por la preocupacin de su belleza, o por una cierta
ligereza que les impide seguir un largo estudio... O por el natural alejamiento de las cosas
serias y penosas...?.186
Pinsese en el Mxico de los aos 30 a 50. No existan an las mujeres
profesionistas, autnomas, emprendedoras, intelectuales... Ni siquiera era fcil encontrar
mujeres cultas187. Todo lo ms ocurra tal y como lo describe La Bruyre. La mujer sabia
que es una pieza de vitrina que se muestra a los curiosos. La mujer discreta, segn La
Bruyre, no suele pensar en ser ilustrada. De esta ideologa (ahora limitada a los sectores
de extrema derecha - o de extrema pobreza- dentro de la Iglesia) estaba impregnada toda
la sociedad mexicana de la poca, de un modo tan provincial como puede estarlo un
pueblo de campesinos en el Sur de Sicilia. En la pgina 117 aparece el primer subrayado
(en azul) acompaado de un borde de columna (en rojo):
Las mujeres van ms lejos en amor que la mayor parte de los hombres; pero los hombres les son
superiores en la amistad. Los hombres son la causa de que las mujeres no se quieran.188

Slo lo puesto en cursiva est subrayado en azul. Es curioso: fuera de unos cuantos
amigos constantes como Juan Soriano o el arquitecto Andrs Casillas, Barragn no se
distingui por sus amistades. De hecho en casos como el de Ferdinand Bac que tantas
afinidades debi tener con l, ni siquiera prosper una verdadera amistad. Es notable,
tambin, que el Sr. Casillas es, en cierto modo, el alter ego de Barragn: la similitud de
particularidades es enorme. La misma visin de la mujer, la misma sacralizacin 189 de la
casa. La misma conducta jocosa y, a la vez, ceremonial, el mismo distanciamientocercana con las mujeres (caballerosidad e intimidad con cierta reserva: la del espacio ms
ntimo)... Hay otro doblez en la p. 119190:
La mayor parte de las mujeres juzgan del mrito y la bondad de un hombre por la impresin que
ellas le producen, y no suelen reconocer ni uno ni otra sino a aqul por el que nada sienten.191

Una particularidad de este texto es que la pgina correspondiente presenta un doblez


ms elaborado, una suerte de pestaa doble. Lo explica, creo yo, la misma riqueza
psicolgica del texto. Y se puede complementar con otro de la p. 120:
186

Ibd., pp. 114-115.


Claro que hay grandes excepciones: por ejemplo, en literatura la generacin de Rosario Castellanos; en
pintura, la de Frida Kahlo, pero no son nmeros representativos. Las mujeres con inquietudes intelectuales se
consideran raras, atpicas. La cultura femenina en el Mxico de entonces -y hasta hace muy poco- es un
ornamento, un instrumento para seducir... Cuando se convierte en otra cosa la mujer pertenece a otra
categora, y se le segrega.
188
Op. cit., p. 116, # 55.
189
En el sentido de espacio de meditacin, pero tambin en el sentido de espacio de mrito (no cualquiera
puede entrar ah) y privilegio.
190
Tambin flanqueado en rojo.
191
Ibd., De las mujeres, # 63.
187

49

Se supone de un hombre que siendo indiferente quisiera convencer a una mujer de una pasin que
no siente; y nos preguntamos si no le sera ms fcil engaar a la mujer que le ama que a la mujer que no le
ama192.

As concluyen los textos anotados o subrayados por Barragn en este captulo. Si


algo destaca es el equvoco del amor. En el primer caso porque el juego de la seduccin
basa su eficacia en la inexistencia de la pasin: vale si es mera apariencia y an es mejor
siendo real. La indiferencia real tiene ms peso, resulta ms atractiva y subyugante que la
que slo es un simple juego del amor. De aqu la irona de La Bruyre. El hombre es ms
indiferente y, por tanto, persuasivo, con la mujer que le ama: no sucede en todos los casos,
slo en la mayora de ellos. El resultado es que sta le ama ms intensamente: una ley del
comportamiento humano digna de Proust.

II.
El siguiente captulo se titula Del corazn. Cito cuatro textos al hilo por su
brevedad:
4.
El tiempo que fortifica las amistades, debilita el amor.
5.
Mientras dura el amor, subsiste por s mismo, y a veces por las cosas que, al parecer, debieran
extinguirlo, por los caprichos, por los rigores, por el distanciamiento, por los celos. La amistad, por el
contrario, necesita auxilios, perece por falta de atenciones, de confianza y de agrado.
6
Es ms corriente ver un extremado amor que una perfecta amistad.
7
El amor y la amistad se excluyen mutuamente. 193

La ltima sentencia, de considerarse verdadera, condena las relaciones amorosas a


una existencia fugaz. Uno de los grandes estudiosos del amor en nuestro siglo, Jack
Dominian, ha descrito los matrimonios o, en general, las parejas estables, como
constituidas por la amistad. 194 Tengo la impresin de que Barragn era un verdadero
profeso de esta filosofa de la exclusin 195: no pocos hombres de su poca lo eran. De ah,
en buena parte, que los matrimonios fueran esencialmente convencionales: la pasin,
192

Ibd., De la mujeres, # 68.


Op. Cit., p. 130, Del corazn, # 4 a 7.
194
Jack Dominian: El matrimonio. Claves para una relacin duradera. Paids, Barcelona, 1996.
195
Es decir, de la idea de que el amor y la amistad se excluyen.
193

50

agotada al cabo de meses o de pocos aos, no dejaba ningn sucedneo. Ab initio estaba
excluida la amistad. De hecho las relaciones basadas exclusivamente en la pasin son
sumamente frgiles, al margen de que sean intensas o arrebatadas. Los amores eternos son
la fruta ms delicada de la estacin: no tienen el hbito de sobrevivir. No se preguntara
Barragn ms de una vez, si corra el riesgo de consumar un matrimonio ms, otro
testimonio de incomunicacin, soledad, fracaso, tal y como ha ocurrido en el 95 % (?) de
los casos en la historia de la civilizacin? Hay un texto marcado con lpiz que quiz
refuerza este punto de vista:
A veces los hombres desean amar y no lo consiguen: buscan su derrota sin poder encontrarla; y por
decirlo as, no tienen ms remedio que permanecer libres.196

Me veo tentada a pensar en este aforismo como una suerte de epitafio para
Barragn. Barragn buscaba su derrota sin poder encontrarla? No lo s. Y supongo que
nadie lo puede saber. Pero le cuadra, desde luego, por un motivo u otro lo de busca su
derrota y no tiene ms remedio que permanecer libre. De todos modos es posible que
juzgara severamente lesionada la posibilidad de una amistad femenina. As me explicara
la rapidez con que la misma relacin se condena a la extincin y esa como hartura que
acompaa a sus cartas. Es ms la hartura de un desilusionado (que primero lo ofrece todo
y despus busca que todo quede sometido al pasado). Si fracasaba en el intento de
convertir a la amante en amiga (o si ni siquiera lo intentaba) el amor poda desembocar
fcilmente en odio, resentimiento o desagrado, segn aquello de El odio no est tan lejos
de la amistad como lo est la antipata.197 En estrecha correspondencia me parece este
otro aforismo:
Sufrir por la ausencia de lo que amamos es un bien en comparacin de vivir con lo que odiamos.198

Claro que Barragn no era un hombre indiferente a la amistad. Pero no se esforzaba


gran cosa con los amigos. Con las mujeres se podan entrever, como era de esperar, otros
motivos. Quiz el testimonio ms elocuente de esto es que los amigos en la vida de
Barragn eran ms bien escasos. Se le podr ver amenizando una reunin, se podr
disfrutar de su estilo dicharachero y jocoso, pero esto no significa pertenecer a su crculo
de amigos ntimos. Ms adelante vuelve a subrayar con azul:
Cuando se ha hecho bastante para ganarse a ciertas personas, si as no se consigue, queda todava un
medio: el de no hacer nada ms.199

No todo lo que leemos y cautiva nuestra atencin debe estar relacionado con una
experiencia personal. Pero es el caso de este aforismo? Hay alguien que se resisti a
Barragn, que no se dej seducir por su encanto natural? S: por lo menos una persona: su
padre. En no pocos sentidos la relacin entre Barragn y su padre se puede imaginar
similar a las respectivas relaciones filiales de Kafka, Kierkegaard o Ramn y Cajal. El
factor comn es la dureza del padre, la incapacidad para las relaciones cordiales, el
196

Ibd., Del corazn, p. 132, # 16.


Ibd., Del corazn, p. 134, # 24.
198
Ibd., Del corazn, p. 138, # 40.
199
Ibd., Del corazn, p. 141, # 54.
197

51

cristianismo de la ascesis, la culpa, la renuncia y la extrema severidad: la sospecha y el


pavor a la concupiscencia en los placeres ordinarios de la vida. Es el hombre que gobierna
a la familia con la tirana de un ideal para el que es realmente incapaz. No es probable que
Barragn fuese cercano a su padre. Consta, en cambio, que nunca le record en su
aniversario luctuoso, que su muerte no le impact como sucedi con la de su madre a la
que evocaba con profunda nostalgia ao tras ao... Consta, adems, que su padre no
subvencion sino una pequea parte de su viaje a Pars (la otra parte corri por cuenta de
un to que asumi todos los gastos de su estancia en la Ciudad de la Luz). Si hubo un
intento de acercamiento del hijo hacia el padre lo ignoramos pero este aforismo puede
haber revivido un pasado doloroso e infructuoso. Hay un subrayado con que cierra el
captulo Del corazn en que La Bruyre alude a la arquitectura:
Hay lugares que admiran. Hay otros que conmueven y en los que nos gustara vivir. Creo que los
lugares influyen en la inteligencia, en el carcter, en el gusto y en los sentimientos.200

Parece un giro temtico pero no lo es: lo que afirma La Bruyre es que la


arquitectura como la amistad o el amor es un fenmeno con significado anmico. Y si hay
una constante temtica en Barragn es justamente sta. Est remarcada con tres rebordes a
lpiz. Encontrar algo tan personal y especular en otro escritor siempre es motivo de
estupor. Creo que as fue con Barragn.

III.
El captulo De la Sociedad y de la Conversacin tiene profusos subrayados. Este es
el primero de ellos:
Se pisa a los graciosos de mala sombra; pero hay en todas partes una plaga de esta clase de insectos.
El gracioso autntico es un ejemplar raro; incluso al que ha nacido tal le es difcil sostener mucho tiempo el
papel; no es corriente que el que hace rer se haga estimar.201

Lo interesante de textos como ste es que quiz nos revelen por qu Barragn tena,
de fondo, un desprecio por la vida social. Es muy claro aqu, por ejemplo:
Si se prestase una seria atencin a todo lo fro, lo vano y lo pueril que se dice en las
conversaciones corrientes, se avergonzara uno de hablar y de escuchar y se condenara
quizs a un silencio perpetuo, que sera peor en el trato que los discursos intiles. Por eso
hay que adaptarse a todas las inteligencias, permitir como un mal necesario el relato de
falsas noticias, las vacuas reflexiones sobre el Gobierno actual 202 o sobre el inters de los
prncipes, la descripcin de los buenos sentimientos y siempre lo mismo; hay que dejar

200

Ibd., Del corazn, p. 149, # 82.


Ibd., De la sociedad y de la conversacin, p. 151, # 3.
202
Slo esta parte tiene un reborde rojo.
201

52

que Aronce hable en proverbios y que Mlinde hable de s misma, de sus sofocaciones, de
sus jaquecas y de sus insomnios.203
Este texto me parece clave para entender cmo es que un hombre simptico,
seductor como Barragn, slo se senta a sus anchas, a pesar de ser hombre de mundo 204,
en su soledad. Algo parecido le ocurre a La Bruyre que, estimado por su ingenio y su
prudencia, detestaba, no obstante, la vida social. Pero en ambos casos hay tolerancia,
adaptacin a las diversas inteligencias como el hombre que acepta que el triunfo de la
democracia liberal trae consigo ciertos efectos secundarios desagradables e inevitables:
el mal en vistas del bien mayor. Hay, claro est, males ms difciles de tolerar. Este, por
ejemplo:
Todos estn satisfechos de s mismos y de la brillantez de su inteligencia, y no se puede decir que
carezcan de ella en absoluto; pero la poca que tienen nos da lstima por ellos y por nosotros, que la
sufrimos.205

Hay una especie de hombre desenvuelto, ligero, suficiente y vano, que hace callar
al que empieza a contar una noticia para decirla l a su modo que es el mejor. Para ste
no existen rangos o mritos en las personas que les rodean. Interrumpen impunemente y
sin el temor de ser, a su vez, interrumpidos. Barragn subraya tambin esta idea con un
rojo incisivo.
Detrs de todas estas vanidades tpicamente humanas, se dibuja el tipo de hombre
comn. La Bruyre crea que ste es muy dado a pensar que tiene ms talento que los
dems: ese deseo de prevalecer, aunque slo sea a travs de una imagen proyectada en
la imaginacin del prjimo (la vanidad tal como la entiende Pascal) es el origen de
nuestros pomposos galimatas, frases embarulladas y grandes palabras que no significan
nada. Su consejo, con reborde rojo en el libro de Barragn era:
No os empeis en tener talento: no lo tengis, es vuestro papel: tened si podis un lenguaje
sencillo, como el de esos que a usted le parecen sin el menor talento; acaso as creern que usted lo
tiene206.

Lo cierto es que en la prctica nuestras frases embarulladas terminan por obstruir


nuestra propia comprensin de los problemas o las ideas que queremos comunicar. Y,
desde luego, hacen imposible la conversacin. Podemos pasar aos de nuestra vida sin
advertir que no tenemos la menor intencin de aprender o escuchar lo que otro tiene que
decir! Y lo hacemos convencidos de ser buenos conversadores. As, se da el caso de quien
cree que conversar es fingir empata y comprensin mientras en su interior desprecia los
gestos, las palabras y el discurso de su interlocutor, o por lo menos los considera carente
de inteligencia. Una caracterstica de la vanidad es que no es enteramente consciente de s,
de su modo de ser. La vida transcurre, como consecuencia suya, en la ms entera soledad.
203

Ibd., p. 152, # 5.
Es el tipo de hombre que se desenvuelve con suma facilidad en cualquier situacin, incluso con
familiaridad.
205
Ibd., p. 153, # 6. Slo lo puesto en cursiva tiene un reborde azul.
206
Ibd., p. 154, # 7.
204

53

La comunicacin naufraga antes de la emisin. Quiz por ello el siguiente texto de La


Bruyre parece haber impresionado hondamente a Barragn:
El talento de la conversacin no consiste tanto en mostrar mucho como en hacer que los dems
encuentren: el que al acabar vuestra conversacin queda satisfecho de s mismo y de su talento, lo est por
completo de vosotros. A los hombres no les gusta admirar, desean agradar. No aspiran tanto a que los
instruyan y los diviertan como a que los aprecien y los aplaudan. Y el placer ms delicado es el de procurar
el placer ajeno.207

Hasta el vanidoso desea agradar, causar una buena impresin, pues la buena opinin
que tiene de s mismo depende de que el otro se preste a sus benignos engaos. El hombre
est dispuesto a cualquier tontera o pamplina con tal de hacerse admirar. Siguiendo el
hilo lgico del discurso, La Bruyre analiza un poco ms adelante, un tema predilecto de
Barragn: la conversacin. Barragn-lector vuelve a poner un reborde rojo enrgico aqu:
Se puede hablar bien, hablar con soltura, hablar con precisin, hablar a tiempo. Es pecar contra este
ltimo gnero extenderse acerca de una magnfica comida que se acaba de hacer, ante personas reducidas a
economizar su pan; decir maravillas de la propia salud delante de enfermos; hablar de las propias riquezas,
de las propias rentas, del propio mobiliario delante de un hombre que no tiene renta ni casa; en una palabra:
hablar de la propia felicidad delante de los desventurados. Semejante conversacin es demasiado fuerte para
ellos, y la comparacin que hacen entre su estado y el vuestro es odiosa. 208

Este texto ilustra a la perfeccin el tipo de esmeros que caracterizan a Barragn: no


se le podra imputar -hasta donde s- la aficin de partir el pan frente a los pobres. Esto
es, incidentalmente lo que le distingue como perfecto gentleman de la vulgaridad de la
gente bien (de su poca o de la nuestra): realmente odia la vanidad, la pretensin, la
ampulosidad. Esto, como es lgico, haba de apartarle del mundillo aristocrtico u
oligrquico. Ya no se diga del pretencioso jet set siempre dispuesto a levantar un altar a la
ostentacin. Barragn, tena un sutil olfato para la pedantera que, por cierto, era un rasgo
comn en los tapatos de su poca, hecho que puede explicar su radical distanciamiento y
la mutua animadversin: la de Barragn hacia los tapatos y la de estos hacia aquel. Aqu
vale el siguiente texto209 remarcado de La Bruyre:
Cuando se observa atentamente quines son las personas incapaces de alabar, las que censuran
siempre, las que no estn contentas de nadie, se reconoce en ellas precisamente a aquellos de los que nadie
est contento.210

La animadversin de Barragn hacia este tipo de hombre, no tiene nada de


particular: tambin la tiene este hombre hacia los de su misma especie! Por ejemplo: los
tapatos que primero lo denostaron y llegado el reconocimiento internacional se
deshicieron en alabanzas, tambin se odiaban o recelaban entre s creando un mundillo de
intrigas, chismes, comentarios custicos y destilados venenos del resentimiento. Creo que
este perfil sociolgico explica muy bien por qu surgi precisamente de Guadalajara el
rumor de la homosexualidad de Barragn211. Hay ciertos hombres que gustan de la infamia
porque es un medio poco costoso para descargar la frustracin de sus propias vidas, que
207

Ibd., p. 161, # 16.


Op. cit., p. 163, # 23
209
Con el que cierran las anotaciones de Barragn al captulo De la sociedad y la conversacin.
210
Op. cit., p. 175, # 59.
208

54

juzgan extremadamente desafortunadas y acaso miserables. La nobleza, la distincin, la


caballerosidad les insulta, les desagrada porque, al fin, como dira el viejo Aristteles,
tambin se puede odiar la virtud.
IV.
En el siguiente captulo titulado De los bienes de fortuna los subrayados de
Barragn se hacen an ms profusos. Sobre todo en relacin al tema de la riqueza. Vale la
pena recordar que la riqueza ocupa un lugar marginal en la vida de Barragn: no era un
hombre de lujos, mucho menos de ostentacin. Ms an: la relacin con sus diversos
amores prueba que era un hombre generoso. Y proyectos de envergadura como el caso de
El Pedregal, no despertaron en l el nimo codicioso que con cierta frecuencia caracteriza
a los financieros o a los grandes inversionistas. Barragn no se emborrach de dinero o
lujo como no lo hizo tampoco con la fama. Reaparece aqu el hombre estoico que
contempla sus cosas como bienes a administrar durante una vida que es mero prstamo,
consciente de su brevedad (incluido de modo particular su legado arquitectnico) 212. Si
generoso es el hombre que da por nobleza (Aristteles) sin por ello descuidar sus
propiedades (eso lo hara prdigo)213, entonces Barragn era, ciertamente, generoso.
Escribe La Bruyre:
Un hombre muy rico puede comer golosinas, mandar pintar sus artesonados y sus alcobas, disfrutar
un palacio en el campo y otro en la ciudad, tener grandes carruajes, meter un duque en su familia y convertir
a su hijo en un gran seor. Ello es justo y est en su mano; pero vivir contentos, acaso les corresponde a
otros.214

Barragn se tuvo que mover toda su vida entre hombres ricos: los conoce de cerca;
sabe de sus carencias... Por eso pone un intenso reborde con lpiz aqu:
A medida que el favor y los grandes bienes se alejan de un hombre, dejan ver en l el ridculo que
cubran y que nadie haba notado.215

Imagnate lector poder vivir de cerca el mundo de la riqueza sin pertenecer a ese
mundo: eso es lo que suele ocurrir en la relacin entre los de arriba y los de abajo: estos
perciben con extrema facilidad la vanidad de aquellos y, frecuentemente, se dejan
corromper por ella como por propagacin. Pero el caso de Barragn es enteramente
distinto: participa en las ceremonias, en los rituales, los deportes de la gente bien pero
no es uno de ellos: no basta con poseer dinero para ser tal, se requiere un estilo de vida y
una profesin de fe. No dudo que Barragn se haya visto tentado ms de una vez por el
211

El rumor ya era frecuente en vida de Barragn, quin expres no pocas veces ante amigos ntimos su
molestia e indignacin. En esto se impone ser categricos: no sabemos de una sola ocasin en que Barragn
haya dado pie a este rumor. O es que tener amigos gay implica ser gay? En el entendimiento simple, si est
acompaado de refinamiento y gran estilo s.
212
Esto lo confirma su propio testamento.
213
La prodigalidad y la avaricia como ensea Aristteles en el libro IV de la tica Nicomquea son,
respectivamente, el exceso y el defecto de la generosidad (sta constituye el trmino medio).
214
Op. cit., De los bienes de fortuna, # 1, p. 189.
215
Ibd., De los bienes de fortuna, # 4, p. 190.

55

oropel (acaso toda su vida) pero ciertamente no es el resorte predominante. Quiz por ello
subraya el siguiente pasaje:
Me trais algo ms precioso que la plata y el oro , si es una ocasin de serviros. Hablad: qu
puedo hacer por vos? Debo dejar mis libros, mis estudios, mi obra, este rengln empezado? Qu ms
dichosa interrupcin para m que os es til! El hombre rico, el hombre de negocios es un oso indomable;
cuesta trabajo verle en su alojamiento. Qu digo? No se le ve nunca. Antes, porque no es todava el
momento de verle, y luego, porque ya es tarde para verle. Por el contrario, el hombre de letras es trivial
como el guardacantn en una plaza. Todo el mundo le ve y a cualquier hora y en cualquier situacin.... 216

Barragn era celoso de su tiempo? Era inaccesible antes y despus del momento
adecuado para verle? Lo era, de seguro, para la ms de cincuentena de invitaciones que
recibi para conferencias en Amrica y Europa. No lo fue para quien tocara en su puerta,
para los amigos ntimos... No intento hacer un panegrico -no se alteran las cosas si lo
parece-: estos son hechos constatables. Que fuese un hombre de disciplina y horarios no lo
hizo un hombre inaccesible. Parece tener muy constante a La Bruyre:
No envidiemos a cierta clase de gentes sus grandes riquezas. Las poseen a ttulo oneroso y no nos
serviran. Para obtenerlas han empeado su reposo, su salud, su honor y su conciencia. Es demasiado caro y
no se gana nada en semejante negocio.217

Puede hacer juego con este otro:


Nada hace comprender mejor lo poco que Dios estima las riquezas, el dinero y otros grandes bienes
de fortuna y posicin, que el considerar la clase de hombres a quienes se lo concede. 218

Esta imagen de la riqueza se remonta ms all del evangelio hasta los primeros
griegos (s. VII a. C.) y reaparece dos siglos despus en la filosofa tica, la de la Atenas
ilustrada. Aristteles encuentra ms meritoria la mediocridad de recursos que su
abundancia. Incluso ms propicia para hacer grandes cosas; suelen madurarse mejor con
medios escasos. La urea mediocritas no requiere de riqueza: sta se halla ms a sus
anchas en la gris mediocridad. Y conste que Aristteles era un hombre rico, pero esto no
le hizo comprometer su conciencia ni, mucho menos, su talento. Un hombre rico
moderado es un ave raris en el ancho mundo. Y parece que es, precisamente, el caso de
Barragn. El caso contrario es de aqul que emplea hasta el ltimo de sus das en
enriquecerse.219 Barragn subraya el texto:
No se puede esperar consideracin ni arreglo con un hombre tan preocupado por sus intereses y tan
enemigo de los vuestros: necesita siempre una vctima. 220

Hay un doble subrayado (rojo y azul) aqu y se acompaa en el siguiente


pensamiento de un reborde negro:
216

Ibd., De los bienes de fortuna, # 12, p. 193. Lo que pongo en cursiva est subrayado con lpiz. El resto del
aforismo lo cito para que se vea el contexto.
217
Op. cit., De los bienes de la fortuna, # 13, p. 193.
218
Ibd., De los bienes de la fortuna, # 24, p. 198.
219
Texto de La Bruyre tambin subrayado por Barragn: ibd., De los bienes de fortuna, # 27, p. 199.
220

Ibd., De los bienes de fortuna, # 29, p. 200.


56

Un buen financiero no llora ni a sus amigos, ni a su mujer, ni a sus hijos 221...Huid, alejaos; no
estis bastante lejos. Estoy -decs- en el otro trpico. Pasad al Polo y al otro hemisferio; subid a las
estrellas si podis. Ya estoy.Muy bien; ya estis seguros. Veo en la tierra un hombre vido,
insaciable, inexorable, que quiere, a expensas de todo lo que encuentre en su camino y a su paso, y cueste lo
que cueste a los dems, ocuparse slo de s mismo y aumentar su fortuna hasta reventar de rico.222

Casi a rengln seguido aparece el subrayado del # 37: A fuerza de nuevos negocios
y de ver aumentar el dinero en sus arcas, hay quien acaba por creerse una cabeza
privilegiada y casi capaz de gobernar.223 Una conjetura: mucho del financiero y el
hombre rico descrito por La Bruyre est probablemente presente en el padre de Barragn.
No slo era un hombre difcil, sino tambin un hombre sin tiempo para la familia. Yo
imagino la niez de Barragn marcada por una intensa ausencia de la figura paterna:
largas horas solitarias en los jardines de Corrales. Solo, ensimismado, meditabundo. El
joven que marcha a la ciudad, debido a su educacin, tiene costumbres refinadas, pero se
lleva consigo la soledad del campo, el silencio monstico de la tierra, el murmullo ligero
de la alondra, el canto secular de la cigarra. Este es el embrujo de la casa que le hace
escribir evocando a Bac -pero no al pie de la letra sino a modo de trascripcin personal-:
las casas deben ser jardines y los jardines casas. Creo que su pasin por los jardines es
una evocacin de las ensoaciones de infancia en los rincones hmedos, en la sombra del
zagun, en los abedules o los pinos bajo una bveda encendida en sangre, o los tonos
pastel de un medioda en verano. Las ensoaciones de Bac en la encente mediterrnea, en
la tierra yerma de Andaluca y el sur de Espaa, despiertan el recuerdo proustiano -en
Barragn- de las horas de dulce vigilia, del gran medioda en la sierra de Mazamitla, del
crepsculo a la sombra de una parra adusta y polvorosa, del atrio que retiene el tiempo,
como los portales de una hacienda, siempre viejos e incapaces de ocultar su memoria,
inmviles, pues lo viejo ya no puede envejecer, es una copia perfecta de s mismo... El
siguiente texto remarcado dice as:
De joven se suele ser pobre, o todava no se ha podido adquirir nada, o la herencia no ha llegado
an. La vejez y la riqueza llegan juntas. As es de raro que los hombres puedan disfrutar juntas sus
ventajas! Y si ello ocurre a algunos no hay por qu envidiarlos; tanto van a perder al morir que merecen
compasin.... Hasta los treinta aos no se puede pensar en la fortuna; a los cincuenta todava no est
hecha; se construye en la vejez, y sobreviene la muerte cuando se llega a la pintura y a los cristales. 224

Otra vez se insina aqu toda la memoria del aristcrata de provincia campirana, el
que no ha llegado an a Guadalajara y mucho menos a la ciudad de Mxico a probar
fortuna y convertirse en un profesional independiente. Es el muchacho que siente el yugo
econmico del padre (y vaya que lo atorment durante aos, si aqul siempre estuvo ms
o menos indispuesto a apoyarle!). La Bruyre da un giro hacia el tema de la fortuna:
En todas las clases el pobre anda cerca del hombre de bien, y el opulento no anda lejos de la
bribonera. El saber y la habilidad no conducen a las enormes riquezas. Es posible enriquecerse en
cualquier arte o en cualquier comercio por la ostentacin de cierta probidad.... De todos los medios de
hacer fortuna, el ms corto y el mejor es procurar que las gentes vean claramente su inters en haceros el
bien.... Los hombres, impulsados por las necesidades de la vida y a veces por el deseo de la ganancia o de
221

Lo pongo en rojo, porque este tipo de nfasis es poco comn en Barragn.


Ibd., De los bienes de fortuna, # 34 y # 35, p. 202.
223
Ibd., p. 203.
222

224

Op. cit., De los bienes de fortuna, # 39 y 40, p. 204-205.

57

la gloria, cultivan talentos profanos y se lanzan a profesiones equvocas, cuyos peligros y consecuencias se
ocultan mucho tiempo a s mismos; luego las abandonan por una devocin discreta, que nunca les llega
hasta que han recogido su cosecha y gozan de una fortuna slida.225

El # 45 es irnico y psicolgicamente revelador: hacer fortuna implica convencer al


otro de que puede ejercer contigo el mecenazgo y la filantropa; ms an: convencerle de
que eso es lo que realmente desea. Barragn lo vio en estos trminos? Lo sentan sus
clientes? Es decir: Sentan que estaban contribuyendo a una vocacin, a una obra
singular? Es muy probable: desde este punto de vista, Barragn tena una cualidad
indispensable para el reconocimiento del artista: fue -si podemos decirlo as- un hombre
mimado por la fortuna.
Pero eso no significa que haya abusado de su buena fortuna. Cierto: es muy difcil
ser rico sin entregarse a la vida fcil y a la frivolidad. Hay, adems, placeres
caractersticos de los ricos y poderosos: es decir, de aquellos que reciben ms de lo que
consumen. Hay un estilo de vida vogue. Hasta qu punto se dej llevar Barragn por el
sibaritismo inercial del hombre rico? Se aplicara a l la sentencia de La Bruyre?:
simples burgueses, slo porque eran ricos, han tenido la audacia de tragar en un solo trozo el
alimento de cien familias.226

Es difcil decirlo: la personalidad de Barragn no est exenta de contradicciones. Lo


cierto es que su vida estaba rodeada por el lujo, pero si se puede decir as: era un lujo
recatado. No hay derroche, los viajes personales son escasos; Barragn gasta ms en sus
amantes que en s mismo. Administra la casa y la fortuna con tiento y hasta con una
sobriedad que para el gusto burgo-gentil es excesiva. La equitacin es costossima pero no
es un ornamento ni un capricho. Es un deporte y es su pasin (a tal grado lo es que le va a
costar la salud). Barragn subraya las siguientes palabras de La Bruyre:
Luche quien pueda contra tan grandes extremos, yo no quiero ser, si puedo, ni desgraciado ni
dichoso; me quedo y me refugio en la mediocridad. 227 Y: Si es cierto que se puede ser rico por no necesitar
nada, un hombre rico es un hombre discreto. Si es cierto que ser pobre consiste en desear las riquezas, el
ambicioso y el avaro se consumen en una extrema pobreza.228

De fondo, Barragn parece despreciar a la gente bien. Percibe, en concordancia


con su sensibilidad, cierto halo de cinismo y corrupcin. La prepotencia es un rasgo que
por lo comn acompaa al poder. No hay ni rastro en ste de virtud. Qu gran tragedia!:
La virtud del pobre es casi obligada; el vicio del poderoso es casi necesario. La forzosidad
est siempre coqueteando con nuestros vicios y virtudes. El siguiente texto de La Bruyre,
tambin subrayado, es elocuente:
Hay almas sucias, amasadas con barro y con basura, enamoradas del dinero y del inters, como las
almas bellas lo estn de la gloria y de la virtud, capaces de una nica voluptuosidad; la de ganar o no perder;
curiosas y vidas del negocio, pensando nicamente en sus deudores, siempre inquietas por la baja o el alza
225

Ibd., De los bienes de fortunas, # 44, 45 y 46, p. 206. El # 45 tiene un subrayado y un doble reborde en
rojo. El # 46 tiene un subrayado y reborde en azul.
226
De los bienes de fortuna, #47, p. 207.
227
Ibd.
228
Ibd., #49, p. 208.

58

de la moneda; sumergidas y como abismadas en los contratos, los ttulos y los pergaminos. Personas
semejantes no son ni parientes ni amigos, ni ciudadanos, ni cristianos ni acaso hombres; tienen dinero. 229

Barragn se detiene a contemplar el caso de Oronte citado por la Bruyre: un


hombre que ve aumentar su capital a la par de sus aos. l, se hace rogar siendo un
hombre sin estirpe ni educacin, para casarse con una jeune fille de 16, bella, inteligente,
prometedora. No existen rivales. Don dinero los torna inofensivos.
El matrimonio en la poca de La Bruyre es algo ms bien oneroso. Claro que
tambin lo es en la poca de Tolstoi: en especial ese que parece tan perfecto desde el
exterior, desde la mirada atenta a la forma, que siempre es superficial. Hay muchos Ivn
Ilich por el mundo. Tengo la impresin de que Barragn tena cierta inclinacin a ver en el
matrimonio una fatalidad. Una de esas cargas que, como tantas otras, hacen la vida
miserable por efecto de la libertad y la eleccin (o sea: un modo de arruinar la libertad
con la libertad). Es notable que marque con una doble columna roja marginal el siguiente
texto:
El matrimonio, que debera ser para el hombre una fuente de toda clase de bienes, suele ser un fardo
tan pesado, que le hace sucumbir; ocurre que una mujer y unos hijos constituyen una violenta tentacin al
fraude, a la mentira y a las ganancias ilcitas; el hombre se encuentra entre la canallada y la indigencia:
terrible situacin. 230

Por efecto de la riqueza y el ansia de fortuna ms de un matrimonio se arruina. Ms


de uno o ms de mil? No presenta Barragn en sus amantes esta predileccin por la
fortuna? No se le vendra el alma a los pies al comprender que sobre principio tan frgil
como la riqueza o la fama, muchas de sus mujeres estaban dispuestas a confundir el amor
con el erotismo? O no era as? O no siendo as, l lo podra haber visto as? Lo cierto es
que por efecto de la riqueza se engendran muchos fantasmas, entre ellos el de la verdadera
pasin amorosa. Pero es, precisamente, la riqueza lo que no constituye una tentacin para
Barragn. Cmo podra ser de otro modo si no represent ms que un problema muy
relativo en su juventud? Mas aunque no padece los efectos de la riqueza s la hace objeto
de su atencin. El siguiente texto aparece subrayado en rojo y azul y la pgina presenta un
doblez:
en todas las profesiones los hombres languidecen, apurados e indigentes, despus de haberse
salido de su rbita y haber forzado, por decirlo as, su destino: incapaces de no desear la riqueza y de vivir
ricos.231

La riqueza que deplora Barragn, se ve bien retratada en un personaje de la poca de


La Bruyre: Giton. Un hombre que interrumpe y corrige a quienes tienen la palabra
aunque a l no se le interrumpe, se le escucha todo el tiempo que quiera hablar: es alegre,
bromista, impaciente, presuntuoso, colrico, libertino, poltico, misterioso en los asuntos
de actualidad. Se cree con talentos e inteligencia. Es rico. 232 No cabe duda que el hombre
rico es el mismo en todas partes: es una figura universal.
229

Ibd.., # 58, p. 211.


De los bienes de fortuna, # 61, p. 212.
231
Ibd.., # 62, p. 213.
232
Ibd.., #81, p. 222.
230

59

La riqueza de Barragn no debe, empero, sugerir una indiferencia, o un descuido en


su administracin. Barragn era escrupuloso, medido; se alertaba ante cualquier exceso de
la fiance en turno. Finalmente no tiene razn La Bruyre?:
Slo existe una ficcin duradera: la de perder los bienes de fortuna; el tiempo que
atena todas las dems, acibara sta. En todos los momentos, en todo el transcurso de la
vida, sentimos la falta del bien perdido. 233 Y: Ese palacio esos muebles, esos jardines,
esas fuentes tan bellas que os encantan, que al verlas por vez primera os asombran y os
hacen pensar en la felicidad del dueo que las posee. Este no existe ya; no goz de su obra
tan agradablemente ni tan tranquilamente como vosotros; no tuvo nunca un da sereno ni
una noche tranquila; las deudas le asfixiaron por llevarla al grado de belleza con que os
entusiasma ahora. Los acreedores le arrojaron de su palacio; volvi la cabeza, lo mir de
lejos por ltima vez y se muri de asombro.234
Hay una expresa referencia en este pasaje a los jardines y la arquitectura. Todos
hemos experimentado la fascinacin del fasto y la opulencia. No pocas veces la belleza se
sustenta en la riqueza (aunque no pocas veces, tambin, sta destruye lo que pretende
realzar). Es, por decirlo as, la experiencia Versalles: se siente el poder, la grandeza y el
anuncio de su ruina, o al menos, de su enorme costo personal. Es imposible estar en
Versalles sin pensar al mismo tiempo en Luis XIV y en Luis XVI: el alba y el ocaso, el
ascenso y el descenso. Hay tambin mucho de esto en la arquitectura domstica: el
hombre construye su pequeo templo privado (de buen o mal gusto): l mismo o su
descendencia, acosado por las deudas, se hace incapaz de gozar su hacienda. El gozo real
viene del exterior, de los ajenos, los visitantes, los amigos, los curiosos Este tipo de
reflexin tiene que ver con la austeridad del estilo de Barragn, con su economa de
medios, con el efecto visual que sustituye al ornamento costoso? Acaso a modo de
confirmacin de su filosofa personal s.

V.
El siguiente captulo de Los caracteres se titula De la ciudad. No presenta
subrayados ni mrgenes. Slo dos dobleces. El primero aparece aqu:
En los lugares concurridos, donde las mujeres se renen para lucir sus trapos, y para recoger el fruto
de su elegancia, nadie se pasea con una compaera por necesidad de conversacin; all se va a hacer la
comedia, familiarizarse con el pblico, endurecerse contra la crtica; all es precisamente el lugar de
hablarse sin decirse nada, o, ms bien, de hablar para los transentes, para los cuales se gesticula, se alza la
voz, se bromea, se inclina desdeosamente la cabeza. 235

Esplndido retrato de la socialidad humana. El sensus vitae del hombre comn


est plasmado aqu. O lo que se hace en el lugar pblico no es la mayor parte de la veces
233

Ibd.., # 76, p. 218.


Ibd., # 79, p. 220. El pasaje que he marcado en rojo adems de la columna marginal que lo acompaa,
aparece subrayado.
235
Ibd.., De la ciudad, # 3, p. 226.
234

60

mera comedia, pero actuada con la mayor seriedad, porque con ella se procura un destino,
un futuro. Creo que en Barragn hay cierta honestidad intelectual que le hizo repeler esta
farsa. Aqu est la razn fundamental de su vida apartada, de su soledad obligatoria.
En el otro doblez, La Bruyre contina sus reflexiones sobre la riqueza. Habla de la
locura de quienes, ricos por el negocio de sus padres, cuya herencia acaban de recoger,
imitan a los prncipes en el vestir, los carruajes Muchos no pueden difundir sus locuras
fuera del barrio que habitanse arruinan oscuramente slo a favor de dos o tres personas
que no los estiman236
VI.
El siguiente captulo se titula De la corte. Como en el captulo anterior las
anotaciones son mucho menos numerosas pero, a diferencia de aquel, no son tan escasas.
Este es el primer texto:
Nada afea tanto a ciertos cortesanos como la presencia del prncipe, apenas se reconocen sus caras
se les alteran los rasgos, se les envilece el continente. Los ms orgullosos y soberbios son los ms
desfigurados, porque pierden ms de su aspecto habitual; el que es digno y modesto se sostiene mejor, no
tiene nada que cambiar.237

El cambio en la mirada y el gesto es un signo de hipocresa. Slo las personas


sinceras mantienen constante la apariencia del rostro. La variabilidad de los gestos es pura
desnudez del alma. El # 51 aparece sealado con un doble trazo rojo marginal:
Cuando un hombre llega a cierta posicin ya no se sirve de su razn y de su inteligencia para regir
su conducta y sus maneras en relacin con los dems; se rige por su cargo y por su situacin. De ah el
olvido, el orgullo, la arrogancia, la dureza, la ingratitud.238

Sobresale la preocupacin por el destino comn del rico o del aristcrata. Da la


impresin de que Barragn est continuamente alerta sobre el peligro de la banalidad. Es
banal la ingratitud y la dureza: qu podra haber que fuera ms comn? Tambin es banal
la apetencia inmoderada de riqueza o fortuna. Sera Barragn el tipo de hombre que al
modo de Sneca tena que lamentarse ms de las cosas que hizo que de las que no hizo?
Sera ese tipo de lector que lee un tratado de moral para reconocer sus vicios ms que sus
virtudes? Claro que hacia el exterior sobresale su carcter excepcional. Pero cmo
perciba Barragn sus ambigedades, sus actos equvocos? Barragn es equvoco en casi
todo: sus relaciones afectivas (acompaadas de culpa y de inconstancia), su actitud ante
los amigos (los cautiva pero tambin los subyuga, les fuerza de modo muy curioso- a
crear una dependencia psicolgica excepto, quiz, el caso de Daz Morales-. Podra ser
banal su actitud misma ante la filosofa en parte displicente y en parte slo
reflexivamente- comprometida. Es banal quiz su espiritualidad. Es un franciscano de
formas; de fondo, es slo un hombre de su siglo. Tiene, eso s, una gran virtud: la
honestidad intelectual. El siguiente texto aparece marcado con tinta verde (una parte al
margen, otra subrayada):
236

Ibd.., # 11, p. 2323.


Ibd., De la corte, # 13, p. 246.
238
Ibd.., De la corte # 51, p. 264.
237

61

Han pasado ya los dos tercios de mi vida; por qu preocuparme tanto por lo que me queda? La
suerte ms brillante no merece ni lo que me atormento, ni las bajezas en que me sorprendo, ni las
humillaciones ni las vergenzas que soporto; treinta aos destruirn a esos colosos del poder a los que slo
podemos ver bien a fuerza de levantar la cabeza; desapareceremos todos: yo, que soy tan poca cosa y esos a
quien contemplo tan vidamente y de los que esperaba toda mi grandeza; el mejor de todos los bienes, si es
que los bienes existen, es el reposo, la vida retirada y un sitio del que seamos dueos Npensaba esto en
su desgracia y lo ha olvidado en la prosperidad.239

Barragn antes y despus de su fama: es el mismo? En parte s: su necesidad de


intimidad se impone a la tentacin del burdo oportunismo. Pero hasta qu punto ha
sabido defender lo que ms estima? Y finalmente qu es lo que estima? la vida
moderada, el dominio de s mismo, acaso la amistad? Escribe La Bruyre:
Hay un cierto repertorio de frases hechas que todo el mundo emplea para felicitarse unos a otros.
Aunque sean dichas sin afecto y odas son gratitud, no por eso deben ser omitidas, porque son, al menos, la
imagen de lo mejor que hay en el mundo, que es la amistad, y ya que los hombres no pueden contar unos
con otros, en el fondo, parece como si hubieran convenido contentarse con las apariencias. 240

El cuadro que pinta La Bruyre aqu es desolador: muy pronto se comprende que es
nuestro pan de cada da. Hemos convenido simular afecto y gratitud. La cordialidad est
presente como frmula vaca en todas partes: de la oficina a la cama y de la cama a la
oficina. Nuestras amistades, promesas, principios, lealtadestienen un olor a rancio. En
el fondo son puro humo. Y sin ser alarmista o catastrofista se puede reconocer la verdad
del hecho. Siempre tengo la impresin de que Barragn sufre a fondo esta akrasa o
debilidad, que le impide hacer lo que tiene que hacer. La akrasa es nuestro vicio pblico
por excelencia. A l le hemos consagrado los mejores frutos de la civilizacin. Y es el
pretexto para deshumanizarnos un poco cada da. Los monstruos se construyen poco a
poco, naturalmente. Y al final, lo que queda es una terrible frialdad, el contemplador
impasible al que slo una calamidad personal si acaso- puede conmoverle:
Pocos recursos tiene el hombre en s mismo cuando hace falta una desgracia o una mortificacin
para hacerle ms humano, ms tratable, menos terrible, ms corts. 241

VII.
El captulo titulado De los poderosos, slo tiene dos textos marcados:
Los poderosos presumen de abrir una avenida a travs del bosque, de rodear sus tierras con grandes
muros, de dorar techos, de abrir pozos, de hacer un invernadero; pero alegrar un corazn, hacer a un alma
dichosa, evitar o remediar las grandes miserias, a tanto no llega su inters. 242 Y: Si es peligroso siempre
intervenir en un asunto sospechoso, o es todava ms intervenir en complicidad con un personaje. l se las
arregla y os deja pagar doble: por l y por vos.243
239

Ibd., # 66, p. 263.


Ibd., # 81, pp. 278-279.
241
Ibd., De la Corte, # 94, p. 283.
242
Ibd., Los poderosos, # 4, p. 298.
243
Ibd., # 36, p. 303. Con la misma brevedad para revista Barragn al captulo Del soberano o de la
Repblica. Llam su atencin un aforismo que habla de la inutilidad de un reino poderoso y un prncipe
240

62

El desinters de Barragn por los asuntos mundanos, las intrigas polticas o


profesionales est bien ilustrado aqu con la brevedad de las anotaciones. Pero la primera
de las citas transcritas es una observacin de tipo psicolgico-moral: entra de lleno en los
grandes temas de Barragn.
VIII.
Las anotaciones al captulo Del hombre son relativamente escasas, pero muy
significativas. La primera es una spera crtica a los estoicos, que segn La Bruyre han
querido hacer creer que se puede rer en la pobreza, ser insensible a las injuriasmirar
framente a la muerteno dejarse vencer ni por el placer ni el doloral fantasma de
virtud as imaginado se le ha ocurrido llamar sabio. Han dejado al hombre todos los
defectos que le han hallado y no han destacado ninguna de sus debilidadesel hombre
que no es se encuentra por encima de todos los acontecimientosel hombre que es pierde
el juicio, grita, se desespera.244 No deja de ser una paradoja que las lecturas favoritas de
Barragn: Marco Aurelio, Epicteto, Sneca, se conviertan en el blanco de la crtica de La
Bruyre. Hay quien ha sugerido que el nimo cansado, dbil y enfermo es especialmente
afn al espritu estoico. Para Nietzsche la Stimmung del estoico, su talante, es equivalente
a la filosofa del camello.245 Ms adelante aparece otro pensamiento subrayado lnea por
lnea:
La vida es corta y fastidiosa: nos la pasamos deseando; el reposo y las alegras quedan siempre
aplazados para lo porvenir, para la edad en que generalmente han desaparecido ya los mejores bienes: la
salud y la juventud.246

Resulta as, que la vida se torna algo penoso y contradictorio: si es miserable resulta
terrible soportarla: pero incluso, si fuese dichosa sera horrible perderla. El pesimismo de
La Bruyre tiene un tono realista (como el de los romnticos o el del propio Ciorn en
nuestro siglo) difcil de esquivar. Si fuera necesario superar dialcticamente el estoicismo
(como lo hace Hegel reducindolo a la conciencia escptica), el siguiente puerto sera el
catastrofismo moderno. La esencia de ste est plasmada aqu:
Slo hay para el hombre tres acontecimientos: nacer, vivir, morir. Al nacer no se entera, sufre al
morir y se olvida de vivir.247

Este catastrofismo podra tener que ver con el carcter del padre de Luis Barragn?
Era esta visin trgica de la vida, caracterstica de su padre y era, quiz, lo que Barragn
quiso conjurar a travs del arte? Mera conjetura. Hay en seguida varias observaciones de
corte tico, de profundidad:
bondadoso, vigilante e intrpido, incluso dichoso, que contrasta con la tristeza, la indigencia y la
intranquilidad de cada uno de los habitantes del reino. De ah que La Bruyre estime una gran bendicin que
el prncipe escoja como ministros aquellos que el pueblo hubiese querido darle.
244
Ibd., Del hombre, # 3, p. 344. No hay marcas, slo un doblez.
245
Vid.: Las tres transformaciones en As hablaba Zaratustra. Ed. varias.
246
Ibd., # 19, p. 358.
247
Ibd.., Del hombre, # 48, p. 367. Subrayado a lpiz por Barragn.

63

Un hombre vano calcula las ventajas de hablar bien o mal de s mismo: un hombre modesto no
habla de s mismo La falsa modestia es el mximo refinamiento de la vanidad. 248 Y: El hombre por
naturaleza piensa alta y soberbiamente de s mismo, y slo de s mismo piensa as: la modestia tiende
nicamente a que nadie se sienta herido por este modo de pensar; es una virtud externa, que regula la vista,
la manera de andar, las palabras, el tono de voz y que lleva a una persona a conducirse exteriormente con los
dems, como si no fuera verdad que los dems no significan nada para ella.249

Claro que La Bruyre no atribuye la modestia al hombre ordinario: lo reserva para


las bien nacidas y la considera de poco provecho: haced que los hombres no pisoteen a
los que ceden por modestia y no aplasten a los que se someten agrega-. Slo la persona
modesta carece de la vanidad de sospechar un orgullo en los dems con respecto a s. Y su
sensatez produce risa, igual que la tontera. Los tontos se ren de todo por igual. La salida
del sensato es su grandeza de alma, que est por encima de la injusticia, la ofensa y la
burla. Sera invulnerable, piensa La Bruyre, si no le hiciera sufrir el sentimiento de
compasin.250 Ms adelante leemos:
Hay dos virtudes que los hombres admiran la bravura y la generosidad, porque hay dos cosas que
estiman en mucho y que esas virtudes hacen despreocuparse de ellas: la vida y el dinero. Por eso nadie dice
de s mismo que es valiente o generosose le ha puesto un precio demasiado alto a esas cualidades y se
conforman con pensarlo.251

Quin sabe cmo haya sido Barragn en su interior. Pero podra entrar en la
categora de La Bruyre, la modestia como cualidad exterior? Con l parece suceder al
revs: suele decir que no tiene nada qu decir: no se le escuchan alabanzas a su propio
trabajo (aunque tampoco parece la suya una vida sembrada de dudas). En la vida real, la
certeza se transforma en duda y la duda en certeza: el hombre no sabe si estar orgulloso o
avergonzado de s mismo. El orgullo, con frecuencia es una reaccin psicolgica ante el
dolor de la vergenza, es la reaccin ante el pesar de ser poca cosa. El orgulloso sabe de
incertidumbres pero no sabe vivir en la incertidumbre, mucho menos en la negacin de s
que la vida le impone o procura imponerlecomo va de conocimiento y maduracin-.
Tengo la impresin de Barragn conoca este mecanismo del yo. Si era un hombre
realmente modesto, deba estar familiarizado con l. Ms abajo subraya a lpiz y con
fuerza:
El aburrimiento ha venido al mundo por la pereza, una de las causas principales de que los hombres
busquen los placeres, el juego, la sociedad: el que ama el trabajo se basta a s mismo.252

El amor al trabajo es una caracterstica de Barragn, ero no menos es el amor al


deporte. No era, ciertamente, un hombre aburrido: los amigos no le conocen fases de
desaliento, depresin o aburrimiento. Curiosamente el ltimo de sus subrayados al Los
caracteres, contiene una alusin a la utilidad de la filosofa:
248

Ibd.., # 66, p. 374. Aparece una referencia adicional a este aforismo al final del libro, por parte de
Barragn.
249
Ibd.., # 79, p. 376. Subrayado con tinta violeta.
250
Ibd.., # 81, p. 380. En la solapa, al final del libro Barragn sintetiza: sentimiento y compasin. Es claro
que el texto le impresion.
251
Ibd.., # 84, p. 382.
252
Ibd.., # 101, p. 390.

64

Lejos de asustarse y de avergonzarse del nombre de filsofo, no debiera haber persona en el mundo
sin un tinte acentuado de filosofa (Slo hay que entender la que depende de la religin cristiana); ella
conviene a todos; su prctica es til a todas las edades, a todos los sexos y en toda situacin; ella nos
consuela de la felicidad ajena, de las preferencias indignas, de los fracasos, de la declinacin de nuestras
fuerzas y de nuestra belleza; ella nos arma contra la pobreza, la vejez, la enfermedad y la muerte, contra los
tontos y los graciosos de mala forma: ella nos permite vivir sin mujer o nos ayuda a soportar a la que
tenemos.253

Esta podra ser la confesin de fe de Barragn: no importa si en la prctica se le ve


indeciso: es el hombre que aspira a la filosofa, igual que aspira a la fe, como Bac que
aspira a la amante perfecta y, por lo tanto, imposible. En Barragn la filosofa constituye
una posibilidad real y vital: la ama, la corteja, la llora como se llora ante una terrible
responsabilidad que no se puede cumplir porque uno conoce sus lmites y su debilidad.
Es el caso con la mayor parte de los moralistas franceses del s. XVIII, aunque no
ciertamente el de La Bruyre. Es, probablemente el caso de Barragn: tuvo la lucidez y
como los mortales ordinarios: fuerzas bastante medianas para darle alcance. La mayora
de los hombres no pasan de cortejar a la sabidura: no llegan a ser sus amantes

253

Ibd.., p. 405. Los captulos titulados restantes: De los juicios, De la moda, De ciertas costumbres, Del
plpito y De la incredulidad, no tienen subrayados ni mrgenes. Hay una sola excepcin en la p. 546, que
presenta slo un doblez: el tema es la existencia de Dios: Quisiera ver a un hombre sobrio, moderado, casto,
justo, decir que no hay Dios; por lo menos hablara desinteresadamente; pero tal hombre no existe Me
causara una curiosidad extrema ver a alguien que estuviera convencido de que Dios no existe: me dara al
menos la razn invencible que le ha podido convencer La imposibilidad en que me encuentro de probar
que Dios no existe me descubre su existencia Siento que hay un Dios y no siento que no le hay; esto me
basta, todo el razonamiento del mundo me es intil: concluyo que Dios existe. Tal conclusin est en mi
naturaleza (De los incrdulos, # 11, 12, 13, 15). No deben haber impresionado mucho a Barragn estas
reflexiones: el doblez es discreto y no hay sealamientos.

65

Barragn y Marcel Proust.


I. Introduccin conceptual.
Proust es el autor ms ledo e incluso trascrito -del libro al papel en su original
francs- por Barragn. Es sin duda con quien constituye el dilogo ms ntimo en su
entendimiento del amor y las relaciones. Se conserva en la Biblioteca Barragn un
cuaderno de unas 70 pginas, de las que aproximadamente 60 son citas de los diversos
tomos que componen En busca del tiempo perdido. El resto contiene textos muy diversos
(desde los Upanisads hasta Dostoievski y Rabindranath Tagore).
La pulcritud y constancia con que estn trascritas las ideas del escritor de Combray
da una idea suficiente del lugar que ocupa en el pensamiento de Barragn. Pero qu es lo
que encontr Barragn en Proust? Podemos rastrear un Leitmotiv como lo hemos hecho
antes con Bac o Marco Aurelio? Quiz s. Pero aqu se complican notablemente el nmero
de fuentes, las referencias a otros autores e incluso la mediacin de los intrpretes.
Barragn tena especial estima por dos obras consagradas a Proust: En Busca de Marcel
Proust de Andr Maurois y Por los caminos de Proust de Edmundo Valads. Ambas obras
tienen los subrayados habituales de Barragn de modo que es posible cotejar los textos
marcados en el original con las ideas resaltadas por la pluma del arquitecto en los
comentaristas.
Como ya sucedi antes, este procedimiento nos descubre fcilmente las
preocupaciones fundamentales de Barragn. Por supuesto, su lectura de Proust es
selectiva: aqu vale una idea tomada del propio Proust:
En realidad cada lector es, cuando lee, el propio lector de s mismo254.

Pero tambin a la inversa: ser lector de s mismo es la nica forma de ser universal.
Esto es lo que se propuso Marcel Proust como tarea de la literatura: acceder a travs del
detalle (que para la crtica de su poca es insustancial) al sentido profundo del yo. La
experiencia personal es slo la materia prima para el experimento de trascenderla. Veamos
algunos aspectos del pensamiento de Proust que nos pueden ayudar a comprender la
fascinacin de Barragn:
a) Proust quiso valerse de su vida personal como materia experimental para hallar la
ley general, impersonal, del tiempo vivido. O como l lo expres: Obtener un poco de
tiempo en su estado puro, reproducir como en laboratorio un minuto del orden del
tiempo.
b) El instrumento para universalizar y superar la transitoriedad es un bello estilo:
Cabe hacer sucederse indefinidamente en una descripcin los objetos que figuraban en el
lugar descrito, pero la verdad slo comenzar en el momento en que el escritor tome dos
objetos diferentes, planee su relacin, anloga en el mundo del arte a lo que es la relacin
254

Le Temps Retrouv XIV. Cito la referencia tal y como aparece en el cuaderno de Barragn, no en la edicin
de Gallimard.

66

nica de la ley causal en el mundo de la ciencia, y los encierre en los anillos necesarios de
un bello estilo.
c) El recurso de la operacin potica de universalizacin es la metfora: sirve para
reunir una cualidad comn a dos sensaciones, haciendo desprenderse su esencia para
sustraerse a las contingencias del tiempo. O como dice el propio Proust: la metfora
extrae de una cosa ajena la imagen natural y sensible de una verdad de modo que debe
ayudar al lector y al autor a evocar una cosa desconocida o un sentimiento difcil de
describir, para lo que recurre a su similitud con ciertos elementos comunes.255
d) Como observa Jos Mara Valverde, Proust avanza sobre una doble lnea de
teorizacin: sobre la premisa de un yo narrador, y literario en general, diverso del yo
personal del autor, y sobre la idea de que es la memoria lo que nos da la esencia de las
cosas, todava nublada en el momento en que las percibimos 256. La rememoracin, en el
lenguaje, hace que la experiencia conservada en bruto se vuelva algo dotado de sentido:
ms an: algo valioso para el lector que, lector de s mismo al leer al autor encuentra
tambin en s mismo el sentido universal de esa experiencia. 257 Un ejemplo muy claro lo
encontramos en Du cot de chez Swan, donde el sabor de un bizcocho (la petite
Madeleine) mojado en una tasa de t, una desapacible tarde invierno, evoca en el narrador
un encanto subyugador pero vago al principio. Intenta con enrgico empeo, repetidas
veces, ahondar en su gnero y su causa, y resulta al fin que aqul encanto se basa en un
encuentro. El reencuentro del sabor de aquella petite Madeline mojada en t que, siendo
jovencito todava, le dio su ta un domingo, cuando l entr a su habitacin a desearle
buenos das, cosa que haba tenido lugar en la vieja villa de Combray. De este recuerdo
reencontrado surge ms genuino y real que cualquier presente, el mundo de su infancia.
d.1) Como observa Erich Auerbach: El ascenso de la realidad pasada desde la
conciencia remembrante258, que hace tiempo abandon las circunstancias en que
incidentalmente se encontraba presa cuando aquello constitua su presente, ve y ordena su
contenido de una forma totalmente distinta de la meramente individual y subjetiva:
liberada de las varias vinculaciones de entonces, la conciencia ve los estratos de su propio
pasado, con sus respectivos contenidos, en perspectiva, confrontndolos constantemente
unos con otros y liberndolos de la sucesin temporal externa y de la significacin,
dependiente de su actualidad, que eventualmente parecieron poseer, con lo cual la idea
contempornea del tiempo interior se vincula con la concepcin neoplatnica de que el
255

Andr Maurois: En Busca de Marcel Proust, p. 167. Espasa-Calp Argentina, 1a edicin, Buenos Aires,
1964. Ejemplar de la Biblioteca Barragn.
256
Idea que Proust toma de Henri Bergson y que desarrolla en El tiempo recuperado, 5 a parte de En busca
del tiempo perdido. Proust reconoce abiertamente su deuda con Bergson en diversas cartas personales. En
una carta a Robert de Billy, Proust escribe: Me satisface que usted haya ledo a Bergson y que le guste... Esto
es como si nos hallramos juntos sobre una cumbre... Creo que ya le he dicho cunta estima tengo por l y la
gran bondad que a su vez me ha testimoniado siempre... (Correspondnce innedite de Marcel Proust, un
ami, Amiot-Dumond, Paris, 1948).
257
Historia de la Literatura Universal. Tomo X, La Entrada en el siglo XX, , p. 499, Barsa-Planeta,
Barcelona, 2002.
258
En Bergson, que sin duda tambin influy en este punto a Proust, la memoria pura (por contraposicin a la
psicofisiolgica) es la esencia de la conciencia. El hombre es el ser que tiene memoria: conserva su pasado y
lo actualiza en todo lo presente. En historia y tradicin. Slo el hombre rememora: reproduce estados
anteriores a modo de vivencia actual que lleva en su seno todo o parte del pasado. El animal no tiene vivencia
de estados anteriores sino mera reactualizacin psicofisiolgica: saca con la ayuda de un estmulo, un dato
de su memoria.

67

arquetipo verdadero del objeto existe en el alma del artista, de un artista que,
encontrndose dentro del objeto mismo, se desprende de l en cuanto observador y se
coloca frente a su propio pasado259
e) Proust no parece tener un campo propio de valores o referencias morales -o
inmorales- que pudieran distraernos de su experimento, y ello contribuye a que algunos de
sus personajes, si hubiramos de juzgarlos como novelsticos, seran un fracaso 260. Nunca
sabemos cules son los sentimientos bsicos del narrador respecto de sus personajes (a
ttulo de ejemplo: Albertine).
f) La imaginacin es el nico rgano esttico y no se puede imaginar ms que lo que
est ausente: Tantas veces, en el curso de mi vida, la realidad me haba decepcionado
porque en el momento en que la perciba, mi imaginacin, que era mi nico rgano para
gozar de la belleza, no poda aplicarse a ella, en virtud de la ley inevitable que quiera que
no se puede imaginar ms que lo que est ausente... Y he aqu que de repente el objeto de
esta ley se encontraba neutralizado, suspendido, por un expediente maravilloso de la
naturaleza: esto es, una sensacin, un ruido, se desdoblaban, a la vez en el pasado donde
la imaginacin puede disfrutarlos, y en el presente, donde los sentidos les dan cuerpo,
permitiendo por un momento aprehender un poco de tiempo en estado puro261.
g) La conciencia es algo que se interpone entre el yo y el objeto: Cuando yo vea
un objeto exterior, la conciencia de que lo vea permaneca entre l y yo, lo rodeaba de un
sutil ribete espiritual que me impeda tocar nunca directamente su materia: sta se
volatilizaba en cierto modo antes que yo tomara contacto con ella262.
h) La realidad, no obstante, tiene un papel de referencia: Apenas, como un msico
que es cuca en su cabeza la sinfona que compone sobre el papel, tiene necesidad de tocar
una nota para asegurarse que est de acuerdo con la sonoridad real de los instrumentos, yo
me levantaba un instante y apartaba la cortina de la ventana para colocarme en diapasn
con la luz. Yo me colocaba tambin en diapasn con esas otras realidades por las que el
apetito est sobreexcitado en la soledad y por cuya posibilidad la realidad le da un valor a
la vida: las mujeres que uno no conoce263.
i) La esencia [de objeto natural o de una obra de arte] no es solamente particular,
individual sino individualizante. Ella misma individualiza las materias en que se encarna
como los objetos que ella encierra en los anillos del estilo... as, la bella diversidad en la
obra de Wagner. Es que la esencia es en s misma diferencia. Pero ella no tiene el poder de
diversificar y diversificarse sin tener tambin el poder de repetirse idntica a s misma.
Qu podra hacer uno con la esencia que es diferencia ltima salvo repetirla, puesto que
ella no es reemplazable y nada puede sustituirla? Por ello la gran msica slo puede ser
reinterpretada, un poema aprendido de memoria y recitado. La diferencia y la repeticin
259

Erich Auerbach: Mmesis. La representacin de la realidad en la tradicin occidental, p. 511, 3a


reimpresin, Mxico, 1982.
260
Ibid., p. 501.
261
Ntese la semejanza de esta idea con la implicada por la actitud esttica de Bac (en el papel de bachiller)
en los Jardines Encantados.
262
Reaparece una distincin (bergsoniana) entre inteligencia (capacidad conceptual) e intuicin (capacidad
vivencial y esttica).Vase, por ejemplo: Henri Bergson: Materia y memoria, Coleccin Austral, EspasaCalp, Madrid, 1990.
263
Marcel Proust: Contre Saint Beuve, p. 87, Gallimard, 1954. Ntese la semejanza con la imagen de la mujer
en Bac.

68

no se oponen ms que en apariencia. No hay un gran artista cuya obra no nos haga decir:
La misma y, por tanto, otra264.
j) Hay diversas formas de tiempo, como explica Deleuze comentando a Proust:
Tiempo que uno pierde, tiempo perdido, pero tambin tiempo que uno reencuentra y
tiempo reencontrado. A cada especie de signos corresponde sin duda una lnea de tiempo
privilegiado. Los signos mundanos implican sobre todo tiempo que uno pierde. Los signos
amorosos contienen particularmente el tiempo perdido. Los signos sensibles nos hacen a
menudo reencontrar el tiempo, nos lo devuelven en el seno del tiempo perdido. Los signos
del arte nos dan en fin un tiempo recuperado, tiempo original absoluto que comprende
todos los otros265.
k) Para Proust la bsqueda del tiempo perdido es nada menos que la encuesta de
la verdad. Pero no cree que el hombre ni un supuesto espritu puro tenga naturalmente un
deseo de lo verdadero, una voluntad de verdad. Buscamos la verdad en funcin de una
situacin concreta, cuando sufrimos una especie de violencia que nos empuja a esta
bsqueda. Dice Deleuze: Quin busca la verdad? El celoso, bajo la presin de las
mentiras del amado....266 Proust llega a una conclusin terrible: La verdad no se
encuentra por afinidad, ni buena voluntad, pero se traiciona con signos involuntarios267.
Lo anterior constituye nuestro marco conceptual. Me propongo utilizarlo en la
lectura de Barragn como lector de Proust. Un primer hecho llama nuestra atencin:
tanto en los textos transcritos al cuaderno como en el libro de Maurois, el tema ms
constante es el amor. Le siguen en frecuencia el dolor, la tristeza, la mentira y el arte.
Otro hecho que no deja de ser curioso es que casi toda la primera mitad del libro
carece de dobleces o algn otro tipo de sealizaciones, como si Barragn hubiese
empezado la lectura de Maurois a partir de captulo VI: La Busca del tiempo Perdido. El
tema de los primeros escritos, o la infancia y la vocacin no parecen haberle interesado
mayormente. Aqu, como en los Jardines Encantados domina el tema de la pasin
amorosa y el arte como modo de enriquecerla, alimentar su misterio, asimilarlo al secreto
de la vida. De modo que las preferencias temticas de Barragn son claras. En lo que
respecta al dolor, la tristeza, la mentira, son temas que ya haban aparecido en la lectura de
Marco Aurelio y que reaparecern, como veremos despus, en Connolly.

264

La prissionre, III, 259, Nrf, Paris, 1962.


Gilles Deleuze: Proust et les signes, p. 34, PUF, Paris, 1964. Los signos mundanos son frvolos, los
signos del amor y los celos dolorosos, aade el filsofo (ibid., p. 32). Deleuze emplea la palabra signe en el
sentido de referente. Por ejemplo: un bizcocho puede ser un referente para una experiencia de la infancia. Por
otra parte los tipos de signos se distinguen segn sus componentes: su gnero de emisin, su relacin con una
materia o la facultad que ellos solicitan.
266
Ibid., p. 24.
267
De cot de Guermantes, II, 66, Gallimard, 1953.
265

69

II. El amor en Proust.


En el libro de Andr Maurois hay un texto relativamente largo remarcado por
Barragn:
Todos los seres humanos, quiranlo o no, se hallan sumidos en el tiempo y son arrastrados por la
corriente de los das. Toda su vida es una lucha contra el tiempo, pretenden apegarse a un amor o una
amistad, pero esos sentimientos no pueden sostenerse en la superficie sino unidos a seres que se disgregan
de nosotros y desaparecen en la sombra, sea por su muerte, sea porque se alejan de nuestra vida, sea porque
nosotros mismos cambiamos. Un olvido profundo va circundando lentamente a nuestros ms bellos
recuerdos. Llega un momento en que al encontrar una dama gruesa que nos sonre buscamos en vano en sus
rasgos un nombre que no logramos encontrar, y no reconocemos en ella a la joven a la que hemos amado. El
tiempo no slo destruye los seres son las sociedades, los estados, los imperios. Pasiones polticas escinden
los pases como pas en Francia con el asunto Dreyfus; los amigos rien, las familias se dividen; todos
creen sus pasiones absolutas y eternas; pero la corriente implacable arrastra vencedores y vencidos y todos
se encuentran, lego, envejecidos, cercanos a la muerte, aplacados por su debilidad, en torno a sus pasiones
aplacadas por una lava endurecida e inofensiva. Y las casas, las avenidas, los caminos son, ay!, Fugaces
como los aos. En vano volvemos a los lugares que antes amamos. No los veremos jams, porque no
estaban situados en el espacio, sino en el tiempo, y el hombre que los busque no ser ya el adolescente que
los decoraba con su ardor.268

El texto en cursiva aparece doblemente marcado por Barragn. Uno podra evocar el
amor a su madre que comprensiblemente le hace vincular amor y muerte: algo muy
parecido a lo que sucedi en el caso del propio Proust. Tambin es fcil pensar en los
antiguos amores de Barragn: esos que a decir de Proust siguen influyendo a travs de las
costumbres que imponemos al nuevo amor: caminar por las noches, frecuentar ciertos
lugares.... Todos los gestos amorosos son recursivos. Hacemos que el presente se adapte a
los moldes del pasado.
Detrs de estas observaciones hay una crtica a la idea clsica de que nuestra
personalidad constituye un ncleo invariable, una especie de estatua espiritual. Proust
demuestra que el individuo hundido en el tiempo se disgrega. De ah que la confianza en
la pasin eterna (que acompaa a la juventud) sea una ilusin:
Nuestro yo enamorado no puede concebir lo que ser nuestro yo no enamorado, nuestro yo joven se
burla de las pasiones de los viejos, que sern las nuestras cuando entremos en el haz del proyector de la
vejez. En verdad la disgregacin del yo es una muerte continua y la estabilidad de carcter que
atribuimos a los dems es tan ficticia como la nuestra....269

Esta visin heracliteana de la vida lleva a la idea de que buscar lugares que amamos,
perseguir recuerdos en la vida real, no conduce sino a la decepcin. Para Proust, el mundo
real no existe, lo creamos nosotros270. Se trata, por una parte, claro est, de ese proceso de
revestir la experiencia con diversas dimensiones o planos entrecruzados que trae consigo
la rememoracin. Nuestra memoria siempre transforma las cosas percibidas. Pero, por
otra parte, a ello se aade el implacable paso del tiempo: tampoco las cosas tal como
268

Andr Maurois: op. Cit., p. 151.


Op. cit., p. 152.
270
Aqu vale una frase de los Jardines Encantados: Cmo son crdulos los hombres! El sol miente. Y
tambin la luna y las estrellas (Le Pavillon Jaune, op. cit., p. 43).
269

70

alguna vez las percibimos siguen siendo iguales. Nuestro pasado sigue viviendo en un
objeto, un sabor, pero esa vivencia no pertenece al objeto original. Si lo volvemos a ver
alguna vez (como el retorno al lugar donde pasbamos nuestros veranos en la niez) nos
decepciona casi siempre. En todo interviene el recio, el tozudo mundo imaginario del yo.
As sucede en este texto, que Barragn flanquea con dos lneas rectas y adems lo
subraya:
Y me desol ver cun poco reviva mis tiempos de otrora. Encontr el Vivonne feo y pequeo,
corriendo al borde del camino de sirga. No era que localizase inexactitudes muy grandes en mis recuerdos.
Pero separado de los lugares que volva a cruzar, y separado precisamente por toda una vida distinta, no
haba entre ellos y yo esa continuidad de donde nace antes de que nos apercibamos, el inmediato, delicioso y
total estallido del recuerdo.271

Destaco la desolacin de la que habla Proust, porque se puede vincular a un texto


de Le temps retrouv que tiene una gran particularidad: en el ejemplar del libro de
Maurois (p. 162) de la biblioteca Barragn, aparece con dos dobleces (procedimiento con
el que el arquitecto quiere retener algo realmente importante), pero a su vez lo incluye en
la p. 53272 de su cuaderno. La cita completa dice as:
Muy a menudo de un ser conocido concluye por no quedarnos ms que el nombre, y no despus de
morir sino mientras an vive. Nuestras nociones actuales sobre l son tan raras y vagas y corresponden tan
poco con lo que antes nos inspir, que incluso llegamos a olvidarnos de que estuvimos a punto de batirnos
con l. En cambio, recordamos que llevaba en su niez en los Campos Elseos, unas estrafalarias polainas
amarillas, mientras que l, por mucho que se lo aseguremos no recuerda para nada haber jugado con
nosotros.273

Slo la parte en cursiva corresponde a la trascripcin hecha por Barragn. Por qu


fue para l significativa? Primero aparece la desolacin de un mundo que cambia y no
encaja con los recuerdos: todos hemos experimentado esa desolacin de modo que Proust
ha encontrado en esta contingencia una ley -me atrevo a pensar que como l lo deseabaverdaderamente universal. Cmo la vivi Barragn? De mltiples maneras: creci en una
hacienda274 y vivi los ltimos tiempos de las haciendas en Mxico. Barragn es un
hombre de entretiempos: vive el ocaso de la vieja aristocracia mexicana de modo que su
niez ya para los aos 30 debe haberle parecido un captulo concluso de la historia de
Mxico, un pasado ms o menos ideal y ms o menos irreal. Qu tanto tienen que ver
entre s los tiempos de Porfirio Daz y los de Plutarco Elas Calles? No faltar alguien que,
desde Coso Villegas me quiera demostrar que la dictadura del primero fue sustituida por
una familia presidencial creada por el segundo, representante de 75 aos de dicta-blanda...
Claro que esto es verdad pero la vida en la ciudad lo mismo que la vida en el campo sufri
cambios sustanciales en su ritmo, en sus recursos, en su tesitura. Esto es algo que,
definitivamente, debi impactar el nimo sensible de Barragn. Pero por qu hablar del
olvido en este captulo dedicado al amor? Porque, como vimos, Barragn se azora ante el
texto de Proust que habla de la mirada que no reconoce una antigua amante: el amor
271

Op. cit., p. 160.


Las pginas del cuaderno de citas proustianas de Barragn, no estn numeradas: es preciso contarlas.
273
Barragn lo cita como Le Temps retrouv, XV. El texto es citado por Maurois pero sin referencias.
274
A su vida en Los corrales as como su relacin con su padre -severo y difcil- y su madre -generosa y
diligente, vase el captulo correspondiente a su vida personal: Muchos elementos, empero, son conjeturales,
debido a los pocos documentos personales que aluden a esta parte de su vida.
272

71

tambin est sujeto al desgaste de la memoria... La larga historia amorosa de Barragn


plantea el interrogante de cmo se enfrentara a ella el propio arquitecto al final de su
vida. Como quien trata de abrirse paso entre sus olvidos? Quiz s. No es esto lo que
ocurre en la vida de un hombre ordinario, en la vida de un desmemoriado ordinario?
Cuntos Funes memoriosos275 conoces t estimado lector? De nuevo un texto con doblez:
Todas las cosas de la tierra
-gloria, fortuna militar,
Deslumbrante real corona,
victoria de alas extendidas,
ambiciones realizadasjams se posan en nosotros
sino cual pjaro en el techo.276

Viva Barragn atormentado por la idea de que Todo se borra, todo se diluye?
Hay otros dos textos que quisiera citar porque tambin cautivaron su atencin:
No es porque los otros estn muertos que nuestro afecto por ellos se debilita sino porque morimos
nosotros mismos y La desdicha de los seres es la de solo ser, para nosotros, tablas de coleccin en nuestro
pensamiento.277

Qu forma ms esplndida de describir el gusto -o por lo menos el movimiento


inercial- que no deja escapar al yo de la totalidad (Levinas): esto es, la tendencia a
confundir al yo con las cosas (hacer de las personas objetos del mundo en torno) 278 o el
afn de explicarlo a travs de representaciones -tan tiles para las cosas, tan intiles para
instaurar significaciones vitales-. El hombre, por su condicin gusta de sustituir la
experiencia con ideas y rellena a stas con toda clase de frivolidades. Lo cierto es que es
un animal de olvidos: el olvido... Es un instrumento poderoso de adaptacin a la realidad,
porque destruye en nosotros, poco a poco, el pasado sobreviviente que est en
contradiccin con ella.279 Todos los hombres grandes o pequeos tienen olvidos
culpables... Cules eran los olvidos de Barragn? Sobre esto no podemos sino conjeturar:
acaso la presin que ejerci sobre ciertos amigos ntimos que no slo desencaden una
ruptura sino, en algunos casos, un final trgico? Acaso vivi como traicin la ruptura
voluntaria de sus compromisos matrimoniales? La referencia continua a sus enfermedades
abre tres posibilidades: cierta hipocondria (poco probable) 280, un modo ms o menos
elegante de justificar el descuido hacia los amigos o las amantes. Las personas no muy
sociables y de temperamento tmido y sensitivo suelen recurrir a la enfermedad como
275

Me refiero al personaje de Borges que poda recordar listines telefnicos y cada detalle de su vida
cotidiana.
276
Andr Maurois, op. cit., p. 162.
277
Tomo las citas del cuaderno de Barragn, p. 60. A pie de pgina aparece la referencia a la obra de Proust:
Albertina desaparecida XIII.
278
Heidegger dira que la persona queda reducida a la condicin de ser a la mano a pesar de que de
mltiples formas se manifiesta igual a uno mismo como ec-sistencia y por tanto como un ser con (Mitsein). Vid.: Martin Heidegger: Ser y Tiempo, FCE, Mxico, traduccin de Jos Gaos, 6a reimpresin, 1985.
279
Tambin pertenece al cuaderno de Barragn esta cita -y a la misma obra de Proust-: vid. . p. 59 del
cuaderno.
280
Me refiero al sentido psiquitrico estricto de la palabra que implica una neurosis obsesiva.

72

disculpa de sus petites infidelits. Su sensibilidad los hace poco afectos a la violencia
verbal del mea culpa. Fue o no fue el caso de Barragn? Hay que suponer, tantear, inferir,
pero no se puede asegurar nada: las posibilidades siempre permanecen abiertas 281. Todo lo
pensable tiene una posibilidad contraria. Y hay otra consideracin: la aficin de Barragn
a los caballos le propin mltiples cadas, algunas severas. En cierta ocasin escribe a una
amiga norteamericana, que la cada lo ha forzado a pasar sus das en una silla de ruedas: si
exageraba o no sus dolencias no lo sabemos.
Qu es, por otra parte, lo que suele hacer un artista? A poco que revisemos la
historia de las bellas artes282: arruinar sus relaciones o tornarse incapaz para ellas. Como
su vida est a tal punto comprometida con el arte, se vuelve in partibus infidelium (en
parte infiel) a sus compromisos o inhbil para la vida ordinaria. Sus relaciones amorosas,
si existen, son inestables283. Esta frase de Proust tambin aparece en el cuaderno de
Barragn:
se tiene siempre el amor en el corazn en estado de equilibrio inestable 284.

La paradoja es que a la vez que arruina relaciones su oficio consiste precisamente en


fundarlas, establecerlas: Tomar dos objetos diferentes... Establecer su relacin . ste
era, segn Proust, uno de los secretos del arte. En un texto marcado escribe Maurois:
Comenzamos, en efecto, a percibir la belleza de una cosa cuando tras ella entrevemos otra. Marcel,
siendo nio, haba pasado muchas veces por los palacios trazados por Gabriel sin advertir que eran ms
hermosos que las construcciones que los rodeaban. Slo una vez no de esos palacios de Gabriel me hizo
detenerme durante largo rato. Era porque haba cerrado la noche y las columnas del edificio,
desmaterializadas por la claridad de la luna, parecan recortadas en cartn y me recordaban un decorado de
la pera Orfeo en los infiernos, dndome a la par y por segunda vez una impresin de belleza...As el
recuerdo de una cosa menos bella hace nacer, con respecto a otra cosa la impresin de la belleza. Por qu?
Porque la inteligencia experimenta un vivo placer en entrever, en una analoga, el fragmento de una ley
completa...285.

El objeto observado, segn Marcel, se vuelve traslcido: descubre su vnculo con


algo que en nosotros es ms personal y profundo. Y lo consigue a travs de sensaciones
que no son necesariamente visuales: el tacto, el olfato, el odo, por ser menos intelectivos
que la vista estimulan ms nuestra imaginacin.
Creo que Barragn, como muchos otros hombres (de acuerdo al psicoanlisis todos)
necesitaba entrever un rostro, un aroma -de naturaleza evocadora- para crear una relacin
profunda. El psicoanlisis nos advierte que la relacin amorosa es especialmente propensa
a la bsqueda de conexiones secretas entre los placeres y los arquetipos de la infancia (de
281

Barragn es, no obstante, poco dado a la confrontacin. Con Carola, una amiga suya que le haca llamadas
por cobrar, todos los das desde Marsella, trata de ser tan corts como es posible para poner un alto a sus
abusos.
282
No hay aqu nada parecido a una ley. Es slo una tendencia y admite no pocas excepciones.
283
Mozart, Picasso, Wagner, son ejemplos de lo primero. Beethoven, Brahms, Bruckner, son ejemplos de lo
segundo.
284
La Prisonnire XII.
285
Andr Maurois, op. Cit., p. 166.

73

una parte) y las preferencias electivas de la madurez, de la otra. En Barragn esta


disposicin parece especialmente desarrollada. Esto explicara su afinidad con la tesis
proustiana de la memoria: hay personas que aman a travs de la evocacin. Slo que si
esta disposicin es demasiado fuerte aquello que sirvi de medio para el recuerdo nunca
va a tener suficiente peso, suficiente densidad por s mismo, nunca constituir un fn en s.
Sucedera lo que en la filosofa platnica: se remonta la cosa sensible
indefinidamente, en nombre de la idea, es decir, en nombre de un recuerdo ms o menos
vago pero pantocrtor, todo poderoso286. La ensoacin, parodiando a Nietzsche, nos
hara despreciar el sentido de la tierra, el ejemplar concreto que hizo posible la
anmnesis de la idea.287. Si retomamos lo dicho en el inciso c de nuestra introduccin
conceptual, el pensamiento, pero sobre todo la sensibilidad de Barragn funciona por
similitudes: lo que llevado al juicio comparativo denominamos metfora. La sensibilidad
de algunas personas funciona de modo traslaticio. Trasmitiendo o reconociendo en un
objeto las cualidades de otro.
El pensar traslaticio llevado al mbito de la pintura recibe el nombre de
impresionismo. Y aunque tiene que ver sobre todo con la msica, la pintura y la literatura
(Proust se consideraba a s mismo impresionista) no tiene tambin relacin con la
arquitectura? As como a Proust las ninfas de Vivonne le recuerdan las de Giberny, a
Barragn los jarrones del atrio en su casa de Tacubaya no le recuerdan los cntaros de la
Hacienda Corrales? Si no en la forma o proporcin fsica precisa, al menos en la
emocin que debieron inducir en su nimo? No se puede rastrear en su obra el amor a
los fuertes muros de las haciendas, el sentido de la luz, los olores, los colores y la belleza
de la naturaleza agreste que conoci en su infancia, en la hacienda de Mazamitla?
En cualquier caso, de acuerdo a Proust, el secreto del impresionismo consiste en no
sustituir las impresiones que nos dan las cosas por las nociones que tenemos de ellas...El
papel del artista est en encontrar la impresin sensible no rectificada por el juicio.
Acaso esta habilidad en Barragn, como en todo verdadero fundador, era algo instintivo.
Quiz proceda as dentro y fuera de la arquitectura. Si fue el caso, tambin, de su vida
afectiva (lo cual es probable porque solemos ser uniformes en nuestras habitudes) 288 debi
experimentar la ambigedad de este don: hace que el amor sea, como quiere Proust, un
estado de equilibrio inestable. Esta es la tragedia que se destila aqu: nada permanente se
puede construir sobre la rememoracin. No se necesita de la idea sino de una
sensibilidad abierta, plenaria, para comprender, por ejemplo, que todo el mundo caribeo
(como piensa Garca Mrquez) e incluso Amrica Latina puede encerrarse o
simbolizarse con el olor de la guayaba.
El captulo VII del libro de Andr Maurois titulado: Las pasiones del amor es el
que evidencia mayor lectura a detalle por parte de Barragn. Ilustra, para empezar, el
286

Esto explicara el carcter pasajero de los amores de Barragn?


Probablemente esto es lo que ocurre con Ferdinand Bac. Su bsqueda de la perfeccin no deja de ser
utpica, a fuer de esttica o, incluso, sublime -de creer a la imagen de s que proyecta en su propia obra-..
288
Uso el neologismo creado por Zubiri. Una habitud es un modo de habrselas con las cosas. Vid.: Xavier
Zubiri: Sobre el hombre, Alianza Editorial, Madrid, 1986.
287

74

poder de dos fuerzas elementales que imprimen carcter desde la adolescencia: el deseo y
la angustia. El texto es admirable:
El deseo es el movimiento natural que nos impulsa hacia una mujer que pasa, hacia la moza
desconocida que en una estacin de montaa vende caf con leche a los viajeros, y ms generalmente hacia
el misterio. Cuando el Narrador apercibe, en el malecn de Balbec, a las muchachas en flor, tallos de rosa
cuyo principal encanto est en resaltar, como un friso de vrgenes antiguas sobre las ondulaciones del mar,
las ama a todas porque no sabe nada de ninguna de ellas y las divinas procesionarias le parecen
perfectamente sustituibles unas por otras. La angustia se instala en la vida de ciertos seres y en espera de que
el amor aparezca, flota... vaga y libre, sin afeccin determinada, al servicio, un da, de un sentimiento,
maana, de otro, ora de la ternura filial o de la amistad por un camarada. Deseo y angustia son fuerzas
disponibles en todos nosotros y que buscan un objeto sobre el que poder ejercerse. 289

Proust-Maurois piensa que por causa del deseo: Estamos enamorados pero no
sabemos de quien... En el teatro de nuestra alma se ha montado una comedia amorosa,
los papeles estn escritos en nuestra cabeza desde nuestras lecturas de la infancia, y
buscamos la actriz a quien adjudicar el de mujer amada.290
Se elige a la persona amada al albur de impresiones que tienen que ver con la
memoria. En cierto modo el pasado determina nuestras elecciones; lo que somos
determina lo que haremos; lo que fuimos aquello que habremos de ser en el futuro. Como
si todo estuviese ah desde el principio. Nuestro futuro se hara totalmente luminoso si
tuviramos la habilidad de proyectarnos a nosotros mismos desde lo que somos. Los
siguientes textos, que presentan un doblez en el libro de Barragn, deben haberle
impresionado vvidamente:
Existe una semejanza, aunque evolutiva, entre las mujeres que sucesivamente amamos, semejanza
que responde a la fijacin de nuestro temperamento, porque ste es el que elige, eliminando a todas las que a
la vez no nos son opuestas y complementarias, es decir, aptas para satisfacer nuestros sentidos y hacer sufrir
nuestro corazn... y El acoplamiento de los elementos contrarios es la ley de la vida, el principio de la
fecundacin y la causa de muchas desgracias. Habitualmente detestamos lo que se nos asemeja, y nuestros
defectos vistos desde fuera nos exasperan.... 291

Maurois pone el ejemplo de un hombre culto que se apega a una mujer sin cultura,
pero que le seduce por su naturaleza, o el hombre sensible que se apega a una mujer dura
porque la vista de las lgrimas en los ojos ajenos, le es penosa; el celoso se vincula a una
coqueta que puede satisfacer sus sentidos y hacer sufrir su corazn. En Barragn se
cumple esta ley de la semejanza y la oposicin?. Quiz. Las mujeres que ama no son
necesariamente inteligentes y, cosa curiosa: en general requieren de apoyo econmico que
Barragn les otorga. A pesar de ser un hombre soltero, busca relaciones imposibles ya por
el lugar de residencia, ya por el estado civil. Ellas son cautivas de sus intereses pero l se
rehsa a hablar de su trabajo aunque se lo piden constantemente. l, un hombre sin hijos,
mantiene estrecha relacin con los hijos de ellas. Busca, ciertamente, situaciones del

289

Op. cit., p. 181.


Ibid.
291
Andr Maurois: op. cit., p. 182. Los textos son de Proust, pero como es costumbre en las citas hechas por
Maurois aparecen sin referencia precisa.
290

75

culpa: el tema de la religin (e inevitablemente el de la culpa) se hace presente en las


relaciones292. Las observaciones de Proust-Maurois son incisivas:
Buscamos el ser que nos aporte esa prolongacin, esa posible multiplicacin de uno mismo que es
la dicha. Si creemos que una mujer participa en una vida desconocida donde su amor nos hara penetrar,
eso es, en tanto exige el amor para nacer, lo que ms pesa, lo que lleva a desprenderse de lo restante... .
Una mujer despertar un amor tanto ms vivo en un hombre definido si participa en un doble misterio: el
del mundo o grupo social, para l nuevo, al que ella pertenece, y el de los pensamientos desconocidos que
alberga...Los ojos que vemos, no estn penetrados por una mirada cuyas imgenes, recuerdos, esperas y
deseos ignoramos? Esa existencia del ser que pasa, no dar un valor variable a los fruncimientos de cejas, a
las dilataciones de las aletas de la nariz?....293

La tesis de Proust tiene tambin su inversa: tan pronto desaparece el halo de


misterio que rodea a los sentimientos o a los pensamientos que alberga una mujer, el
enamoramiento al principio intenso, empieza a languidecer. La ensoacin acaba y no le
sigue necesariamente un ajuste a la persona real: en el caso de Proust, lo que vena en
seguida era la desilusin. En el caso de Barragn? Nos consta por sus apuntes ntimos
que no le satisfizo nunca ningn amor. El problema de este tipo de caracteres (no s si les
cuadre el nombre de poticos) es que experimentan de un modo brutal la modestia de lo
real porque vivencian de un modo sublime la altura de lo ideal. Muy posiblemente se trata
(psicoanalticamente) de una forma ms o menos elaborada de narcisismo: el yo que ama
el narcisista no es slo un cuerpo, es tambin un alma (y todo su mundo interior:
imgenes, evocaciones, fantasas). Al final, lo nico que tenemos es el mundo del yo. No
importa que se luche infatigablemente contra el narcisismo personal. Quin dijo que un
narcisista lo es por motu propio? Esto rarsimas veces ocurre: lo comn es que el
narcisismo provenga de una carga biogrfica de la que el yo es el resultado ineludible.
Aunque, ciertamente, no podemos descontar los elementos innatos, como el tipo de
temperamento. Que la visin proustiana del amor tiene un carcter egolgico, centrado en
el yo, es algo evidente:
Cuando nos enamoramos de una mujer, dice Proust: proyectamos simplemente
sobre ella un estado de nuestra alma y, por consecuencia, lo importante no es la vala de la
mujer, sino la hondura de nuestro estado.... 294 Claro que esto ocurre hasta en las
relaciones ms ordinarias, pero lo que cambia es la habilidad para negociar con la realidad
misma. El hombre ordinario tiene la habilidad suficiente para adaptar el ideal a la persona
de carne y hueso (a veces por inadvertencia, porque no reconoce sus limitaciones), otras
por adaptacin. Lo comn es que una persona piense: esto no es el ideal pero me basta.
Este pensamiento parece ausente en tres figuras: Bac, Proust y Barragn. Y aqu radica el
dilema: es un poder o una debilidad? Desde el punto de vista de la vida ordinaria es, por
lo menos, un autntico problema.
292

Como catlico (aunque el mismo no sabe a ciencia cierta si lo es o no lo es) debi considerar sus
relaciones extramaritales como fornicacin: debe haber aqu un alto gradiente de culpa, pues no se trata de un
catlico social o indiferente.
293
Ibd., p. 182-183.
294
Cit. por Maurois, ibd., p. 183. Maurois aade: Quien no ve en un ser ms que lo que es realmente, no
puede comprender las elecciones del amor, determinadas por algo que no se encuentra en el objeto escogido,
sino en el espritu del escogedor (ibd.).

76

En el caso de Barragn sugeramos en el captulo dedicado a Marco Aurelio, que es


un problema de narcisismo. Ahora hay que agregar que el narcisismo se puede vivir de
muy diversas maneras. Barragn, segn creo, eligi la ms elegante y aristocrtica de
todas: la manera heroica. El narcisista heroico combate su ensimismamiento. No importa
si no lo consigue, el suyo no deja de ser un style heroico e implica un tremendo esfuerzo
de autodesprendimiento. En mi opinin esto hace que el talante de Barragn sea
extraordinario. No hay nada ms extraordinario -ticamente hablando- que luchar contra
las inercias del propio yo. El apartado titulado El sufrimiento de amar en la pgina 186
del libro de Maurois aparece con doble pestaa. Es un texto tan extraordinario que no
extraa que haya cautivado la atencin de Barragn:
parece que la vida comn de dos seres unidos por dos equivocaciones y que han credo ver el uno
en el otro lo que no exista, no puede ser ms que un despertar penoso y un fracaso. Nos casamos con una
mujer que sustituye en la imaginacin a la viviente, pero sin embargo es la viviente con la que nos casamos,
o a la que sin casamiento, nos aficionamos. La decepcin parece inevitable y tal es, en efecto, el diagnstico
de Proust. En amor -dice- la eleccin no puede ser sino mala. Muestra cruelmente y, como l hubiese
dicho, malignamente, cun diferentes de las que imaginramos son las realidades del amor.

El texto de Proust que cita Maurois ilustra no un cierto caso o temperamento; es lo


suficientemente universal para expresar la condicin humana misma. No he conocido sino
dos o tres matrimonios295 en que la perspectiva que adopta uno respecto del otro no se
modifique con el tiempo. En el mejor de los casos, prevalece el reconocimiento de ciertas
virtudes, pero el ardor, el sentimiento de misterio, la admiracin, por lo comn, decae en
proporcin considerable. Le sucedera esto a Barragn? Su bsqueda de un amor ms o
menos imposible lo llevara de una decepcin a otra? Llama la atencin por lo pronto que,
en su cuaderno, la mayor parte de las frases transcritas tienen un carcter si no trgico, s
por lo menos, pesimista. Para ilustrarlo helas aqu:
Todo lo que exige el amor para nacer es que creamos que un ser participa en una vida desconocida
en donde su amor nos hara penetrar; es lo que ms importa y lo que hace abaratar el resto296.
Pues lo que creemos es nuestro amor, nuestros celos, no es una misma pasin continua, indivisible.
Se compone de una infinidad de amores sucesivos, de celos diferentes y que son efmeros, pero por su
multitud ininterrumpida dan la impresin de continuidad, la ilusin de unidad 297.
No amamos ms a nadie en cuanto amamos298.
Nos damos con tanta tristeza cuando amamos, que no podemos creer en la realidad nica del
individuo299.
En realidad en el amor hay un sufrimiento permanente, que la felicidad neutraliza, vuelve virtual,
pero que puede en cualquier momento volverse lo que sera desde hace mucho si no se hubiera obtenido lo
que deseamos, atroz.300
295

Presumo, para que lo que afirmo tenga alguna validez, que mi experiencia de la vida (mi conocimiento de
vidas ajenas) tiene la amplitud ordinaria.
296
Du cot chez Swan I (p. 4 del cuaderno de Barragn)
297
Du cot chez Swan II (p. 9 del cuaderno de Barragn).
298
Ibid. p. 11.
299
Ibid., p. 14.
300
Ibid., p. 16.

77

El amor ms exclusivo por una persona es siempre el amor de otra cosa301.


Lo que mezclaba algn placer a mi pena era que la saba una pequea parte del amor universal. 302
An en medio de una pena todava viva, el deseo fsico renace. 303
Frecuentemente en el amor, la gratitud, el deseo de dar gusto, nos hacen dar ms all de lo que la
esperanza y el inters haban prometido304.
El amor no es, quizs, ms que la propagacin de esos remolinos que, despus de una emocin
conmueven al alma.305
Porque la posesin de lo que amamos es una alegra an ms grande que el amor. Los que esconden
a todos esa posesin lo hacen solo por el miedo de que ese objeto querido les sea quitado. Y por esa
prudencia de callarse su felicidad se ve disminuida.306
La ansiedad renace y el amor. Son sobre todo esos seres 307 que nos inspiran el amor, para nuestro
desconsuelo... A esos seres, a esos seres de fuga, a su naturaleza, nuestra inquietud les amarra alas. La
prueba de esa belleza sobrepasa la belleza que aaden las alas y que, frecuentemente, para nosotros un
mismo ser est sucesivamente sin alas y alado.308
la exigencia de nuestros celos y la ceguera de nuestra credulidad son ms grandes de lo que puede
suponer la mujer que amamos.309
....en amor es ms fcil renunciar a un sentimiento que perder un hbito.310
El amor es el espacio y el tiempo vueltos sensibles al corazn. 311
Hay algo inmanente en las personas que amamos, un cierto sueo que no sabemos discernir pero
que perseguimos312.
301

Ibid., p. 19. A Lombre V.


Le cot de Guermantes VI (ibid., p. 21).
303
Sodome et Gomorre IV, ibid., p. 28.
304
Le cot de Guermantes, VIII, ibid., p. 25.
305
La Prissionre XI, ibid., p. 32.
306
Ibd., p. 32-33.
307
Se refiere a los seres de huda que va a citar a continuacin. Entran en la categora los que nos cautivan
por sus carencias, limitaciones, diferencias... Cosa curiosa: a Barragn, recordmoslo, le cautivan mujeres que
estn, por as decirlo, en situacin menesterosa o imposible. Pero tambin entran en esta categora, aquellos
cuyo comportamiento, indiferencia o confusin sin cesar despiertan ansiedad en nosotros. La seguridad mata
el amor. Y la inseguridad nos hunde en la ansiedad. A esos seres huidizos, dir Maurois: nuestra naturaleza y
nuestra inquietud les prestan alas.... Cuando tememos perderlos olvidamos a todos los dems. Seguros de
guardarlo lo comparamos a todos los dems que pronto preferimos. Y como esas emociones y esas
certidumbres pueden alterarse de una semana a otra, un ser puede, una semana, verse sacrificar cuanto le
placa, y a la siguiente ser sacrificado, y as durante mucho tiempo Andr Maurois, op. cit., p. 188.
308
Ibd., p. 35. Este texto, aparte de aparecer en el cuaderno de Barragn tiene dos pestaas en la parte de En
busca de Proust que es citado por Maurois. Esto significa que cal profundo en el nimo de Barragn.
309
Ibid., p. 36.
310
Ibid., p. 40
311
La Prissionre XII, p. 41.
312
Le Temps retrouv, ibid., p. 49
302

78

Salvo la primera cita (Todo lo que exige el amor...) y la penltima (El amor es el
espacio...) los textos reunidos por Barragn son invariablemente escpticos o trgicos. A
veces tragicmicos o irnicos. La primera parte del texto sobre la alegra de poseer parece
una excepcin pero no lo es: para Proust la alegra puede estar acompaada de ansiedad,
de angustia, de dolor y no es un estado permanente: ms pronto o ms tarde irrumpe la
desilusin. Y en relacin al ltimo texto, el sueo que no sabemos discernir no es un ideal
sino una vaporosa proyeccin del propio yo. En toda la obra de Proust el amor es un
equvoco. De ah la frase devastadora: No amamos ms a alguien cuando lo amamos.
Amar significa forzar a otro a entrar en un espacio totalmente imaginario. Es la misma
imaginacin que en Bac conduce a la idea platnica, al ideal? No lo parece: aqu es una
imaginacin que hace de cierta persona particular una falsa persona particular. Lo nico
que puede conjurar esta ilusin, evitarla, es la ignorancia. Es el no saber nada que
permite, en tanto subsiste, enamorarse de cualquiera de las muchachas en flor . Bac
ubica el sentido de la bsqueda en una idea. Proust, lo traslada a la memoria y aunque sta
tiene un tremendo poder creativo se reduce a un reflejo del yo. Pero el yo no es a su vez
un reflejo de la idea. Con Proust, mucho antes que con Foucault la mente deja de ser un
espejo de la naturaleza313 para convertirse en mera facultad productora:
Despus de la conquista estamos en presencia de un ser al que apenas conocemos: Qu conoca
yo de Albertine? Uno o dos perfiles sobre el mar. Se ama a base de una sonrisa, una mirada, un hombro. Eso
basta y, entonces, en las largas horas de esperanza o tristeza, fabricamos una persona, componemos un
carcter.... Nuestro sentimiento ha podido hacerse muy fuerte porque lo hemos nutrido con nuestras
hiptesis y angustias, pero sus cimientos son harto frgiles para tan pesado edificio. Adems la (o el) que
amamos es, como todos los seres incognoscible, de modo que, aunque o conociramos mejor no lo
conoceramos del todo. Despus de aos de vida comn qu sabemos de nuestras compaeras o
compaeros? Algunas frases, algunos gestos, algunas actitudes. Pero los pensamientos secretos que
construyen su esencia permanecen por definicin, inaccesibles, mientras sus pensamientos confesados
quedan deformados por el lenguaje, por el deseo de agradar, por la incapacidad de explicarse de qu
adolecen casi todos los seres. Siempre nos engaa -dice Proust- lo poco que de una persona real hay en sus
cartas. stas pueden ser brillantes, tiernas, conmovedoras, pero rara vez expresan la naturalidad de un
carcter. La actriz o el actor cumple su papel: la mujer (o el hombre) se nos escapa....314

El problema que Proust construye aqu, es el mismo que constituye, a partir de


1966315 la carta de presentacin de Jacques Derrida: la idea de que lo habitual con el
lenguaje que creemos funcional es la confusin. No podemos estar seguros de conocer a
nadie porque slo conocemos aspectos accidentales y mediticos de su ser. Conocer al
otro es una imposibilidad no menor que la de conocerse a s mismo. Cada acto de
comprensin es un acto de inmersin en un mar de posibilidades distintas e igualmente
acreditadas. Es demasiado complejo el mundo de las intenciones, la diversificacin de
sentidos... La comunicacin sera, por su misma esencia, un acto imposible. Y el amor?
Un gran malentendido. Hay algunos signos menos equvocos, por ejemplo, los del
cuerpo?:
313

La mente como espejo de la naturaleza (o como el sello respecto de la cera) es la primera gran metfora
del conocimiento. Vase a este respecto el ensayo de Ortega y Gasset: Las dos grandes metforas (en El
espectador VII, Coleccin Austral, Espasa-Calp, Madrid, 1963).
314
Op. cit., p. 186-187.
315
Me refiero a la obra ahora clsica de La escritura y la diferencia.

79

No menor es la decepcin en el orden fsico. El amante imagina un ser de marfil y coral, una
inmaterial belleza semejante a la de las malas novelas y las malas pelculas. Pero la amada real es una
criatura de carne sujeta a las vicisitudes y malestares carnales. Marcel, que tanto esper la hora de besar a
Albertine, cree, en el momento que logra esa felicidad, poder conocer el gusto de la rosa desconocida que
son las mejillas de la joven. Ay! Nuestras narices y ojos estn tan mal colocados para el beso como mal
hechos nuestros labios. De pronto mis ojos cesaron de ver, mi nariz, aplastndose, no percibi olor alguno y,
sin conocer por eso el gusto de rosa deseado, supe, por esos detestables signos, que estaba besando a
Albertine.316

El velo del misterio se levanta y aunque nos hemos embarcado en la empresa del
amor para descubrir mundos desconocidos, igual que en el viaje a una tierra africana o
polinesia uno se asombra de descubrir panoramas conocidos. Lo que habamos puesto tan
alto se revela vaco. Pese a todo: El amor sobrevive a la posesin y hasta se engrandece
cuando la duda subsiste porque las personas mantienen a su alrededor una zona
desconocida de modo consciente o inconsciente (por coquetera, en un caso317, por mentira
en el otro). De ah que Los encantos de una persona son causa menos frecuente de amor
que una frase del gnero de sta: No, esta tarde no estar libre318. La imaginacin
construye los rasgos de un ser amado durante la espera o la resistencia que aquel opone
a la seduccin.
De modo que la incertidumbre mantiene vivo el amor (a base de construcciones); la
certidumbre lo destruye: en cualquier caso, no obstante, somos infelices, y nos las
arreglamos para pasar en una hora, en un da o en una semana, de un extremo al otro: para
que una relacin sobreviva se necesita mucho de zozobra y luego, por contraste, una
calma o inmovilidad que al poco tiempo exaspera. El dilema es aqu tan insoluble como
podra serlo la levedad o la pesadez en la novelstica de Kundera. Cualquiera de los dos
extremos, desgarra.319
Esta visin de los vnculos humanos debe haber afianzado en Barragn una
preocupacin, acaso una obsesin, que despunta en sus primeras cartas de amor 320,
dirigidas a Mara Teresa Gonzlez Franco: la imposibilidad de retener a la persona que
amamos porque siempre se evade. Desde aqu se confirma la sentencia del propio Proust:
en realidad, un lector cuando lee, es lector de s mismo.

Javier

Ruiz

de

la

Presa.

316

Ibd., p. 187.
Por hacerse el interesante, como se dice en Mxico, o por frialdad, despego, pero esto ya entra en el
mbito de la mentira...
318
El texto es de Proust, cit. por Maurois, p. 188.
319
Vase la introduccin del propio autor a La Insoportable levedad del ser. La levedad representa la vida sin
examen; la pesadez, por contrario, la vida meditada. Pura pesadez significara perder la capacidad para la
vivencia de lo actual. Pura levedad sera incapacidad para la memoria (en el sentido de Proust), la
introspeccin, etc.
320
De 1920 a 1930.
317

80

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