Bianchi, G. - La Realidad Como Producción Vincular
Bianchi, G. - La Realidad Como Producción Vincular
Bianchi, G. - La Realidad Como Producción Vincular
Graciela K. de Bianchi *
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Ren Magritte
Las llaves del
campo (1933)
Algunas ideas surgidas del campo vincular podran ser como una lente diferente, para la
comprensin de los fenmenos psquicos que interesan al psicoanlisis.
"La asimilacin de un hecho de tipo nuevo exige un ajuste
ms que aditivo de la teora y en tanto no se ha llevado a cabo ese
ajuste - hasta que la ciencia aprende a ver la naturaleza de una
manera diferente-, el nuevo hecho no es completamente cientfico".
La cita de Kuhn es interesante para llamar la atencin acerca de qu es lo que debe cambiar
cuando un hecho de la naturaleza no queda comprendido dentro de las explicaciones que la
ciencia desarroll hasta ese momento. No es cuestin de agregar ms datos o ms experimentos
o ms teora sino es cuestin de cambiar a la teora-ciencia su manera de ver la naturaleza.
Tal vez en este trabajo como en otros que se centran en el fenmeno vincular se haga ms
hincapi en aquellos aspectos comunes a diversos sujetos ms que en los que los separan,
aun sabiendo que la delimitacin entre el sujeto y el otro nunca es tajante.
Si partimos de una sesin de psicoanlisis individual el relato del sujeto se puebla de
innumerables personajes convidados a compartir la sesin. Se dice que cuanto ms regresivo es
el paciente ms intenso ser ese fenmeno. En general estos visitantes de la sesin, son
acotables, figuras muy intensa y primitivamente ligadas a la historia del analizado que reclaman
un lugar en su mundo fantasmtico y que en muchas oportunidades de no darles un lugar, en el
discurso, lo reclaman con su presencia real y concreta.
Es posible diferenciar entonces, las asociaciones de un paciente acerca de su manera de ver las
vicisitudes que lo unen a sus otros significativos -realidad psquica- de las relaciones que
efectivamente ha establecido y establece con esos otros sujetos; estas ltimas estaran marcadas
por el principio de realidad y las denominamos vnculos.
El discurso de un paciente nos presenta su realidad psquica como construccin de sentido
producida por s mismo a travs de una historia, sin embargo es posible, basados en el relato del
paciente y en las repeticiones en transferencia hacer algunas hiptesis, construcciones, acerca de
las caractersticas de esos personajes, ms all del matiz subjetivo que el analizado le imprima a
su relato. Estas hiptesis son importantes porque forman parte de la reconstruccin de la
realidad que cada quien produce en anlisis. El despliegue fantasmtico en la sesin (con base en
experiencias reales del sujeto), nos abre el camino hacia una construccin mixta que pone en
relacin a la propia interpretacin del paciente y lo realmente acontecido en el seno de los
vnculos que lo constituyen.
Esto me lleva a abrir una diferencia entre realidad material y mundo exterior, correspondiente a
lo real en la obra de Lacan. Toda realidad sera producto de una articulacin simblica: la
psquica produccin de un sujeto, la material de una cultura. Mundo exterior sera lo que queda
sin significar, inaccesible a la palabra pero existente.
Magritte lo sintetiza en imgenes: aquello que vemos como real es ya una construccin que se
evidencia como tal, cuando los vidrios que reflejan nuestra visin se quiebran. Ms all de los
cristales, ilusin ptica, el mundo existe, que la realidad psquica se superponga con la realidad
material y con el mundo exterior no significa que sean una misma cosa.
Volviendo a la hipottica sesin, podramos considerarla como anlisis de la familia del sujeto
en cuestin?
Si acordamos en que la familia tambin existe fuera del fantaseo de cada uno de sus integrantes
cabra la posibilidad de tomarla como unidad de anlisis en s misma. Se nos plantea entonces si
es posible abordar la trama fantasmtica que la constituye slo a partir del discurso de uno de sus
miembros. Pactos, acuerdos, reglas inconscientes (Berenstein, I. 1989) que circulan entre los
miembros de una familia pueden ser develados a travs de la escucha del discurso familiar
conjunto. (Rojas, C. 1987)
Cada familia produce un imaginario (Gomel, S. 1987), que es la fuente donde abrevan los sujetos
para construir su propio mundo representacional y un particular procesamiento de la cuestin de
la ley que devendr en los edipos de esa familia. Atribuyo a ese juego simblico e imaginario, no
slo la capacidad de construir aparatos psquicos sino tambin el poder de generar patologa.
La instalacin y sostenimiento de la represin, al igual que la aparicin de la negacin, la
desmentida y la renegacin, no seran hechos aislados. Como efectos exclusivos del
funcionamiento psquico individual con prescindencia de los otros significativos para el sujeto.
Necesitamos socios para reprimir, cmplices para desmentir, sostn para un delirio, y la ausencia
de estos soportes tal vez sea la esencia de la forclusin, un no ha lugar, en su sentido jurdico, para
el pedido a ser significado que el infans profiere desde el comienzo de la vida.
Poder desarticular estas complicidades puede ser vital para la autonomizacin de los sujetos y no
siempre se logra teniendo como campo de operaciones el psiquismo de alguno de los actores. R.
Kas (1991) ha desarrollado ampliamente la importancia de los espacios trans-subjetivos como
formadores de inconsciente en sus textos acerca del Pacto Denegativo.
Una vieta
En la siguiente vieta se puede observar ese momento clave en que una familia suprime datos
provenientes de la percepcin para poder sostener la coherencia de la realidad construida hasta
ese momento.
La pregunta del terapeuta sobre los motivos de la separacin desencadena una reaccin violenta
en la madre; denigra las terapias que se meten a revolver mierda y la pregunta queda sin
respuesta, se transforma en un enigma dentro del tratamiento.
El terapeuta seala que es la madre quien determina cules son los temas que convienen ser
hablados.
En una entrevista posterior en ausencia de la madre, la hija se pregunta acerca del por qu de
esa reaccin violenta. Recuerda entonces, que en ocasin de una entrevista familiar anterior,
haba quedado claro que el motivo de la separacin haba sido la relacin del padre con otra
mujer. Sin embargo la claridad de esta versin no coincida para ella con el descontrol que
haba percibido en su madre.
La pregunta, la reaccin materna y el sealamiento del terapeuta seguramente permitieron
abrir un espacio para el cuestionamiento, rompiendo el acuerdo familiar para mantener en
silencio ciertos hechos sobre la historia y sobre la situacin actual..
A continuacin el padre da su versin de las circunstancias que rodearon el episodio. Segn
l mientras estaban pensando en separarse debido a las dificultades matrimoniales, l
mantuvo relaciones con una mujer y su mujer comenz una relacin con un hombre, que al
poco tiempo ingres a la casa como su pareja.
La iniciacin de la relacin antes de la separacin era el episodio silenciado y desmentido a
travs de las historias de infidelidades del padre. Podramos pensar que la desmentida prepara
el terreno para el desarrollo de otros mecanismos inconscientes en cada uno de los miembros
de esa familia. As, la hija sustituye la angustia provocada por el vnculo sexual de su madre con
el pnico al entrar a la casa. La sustitucin que realiza uno de los sujetos es producto de la
represin operante sobre esos contenidos angustiosos aunque no pueda precisarlos desde un
anlisis familiar.
El rechazo de esta familia a simbolizar la separacin de los padres impone el emparejamiento
de la madre en el lugar del corte, presentando una apariencia de continuidad que configura
entonces un mundo terrorfico en el que el hombre que est junto a la madre no pertenece a la
familia, ni siquiera a la cultura. La hija no lo saluda (siente asco) y cuando llega a la casa-madre
al enfrentar al hombre que la habita, entra en pnico porque se ve expuesta a una escena
primaria descarnada. En la medida que el lugar del padre como marido no queda vacante es
imposible incorporar este nuevo seor a la familia.
Para esta familia la realidad se les presenta con unos padres que no estando separados no
viven juntos, mientras que el padre puede tener mujeres fuera de la casa la pareja de la madre
no es aceptada como tal, porque el lugar del padre sigue ocupado. Los hijos se debaten entre
calmar a la madre, retener al padre y rechazar al intruso, en una casa amenazante. O esta es la
imagen que cubre un vnculo terrorfico y permite sostener idealizado un vnculo amparador de
los padres originarios.
Lo que quiero destacar es que la realidad psquica individual proviene de la elaboracin del
impacto que la realidad exterior hace sobre el sujeto, esa realidad es cultural, es significante, es
vincular Que los datos de la percepcin no sean impactos sensoriales en bruto, se refiere al
aspecto significante del mundo humano, pero este mundo cultural significante se genera y se
sostiene por los lazos sociales, afectivos, sexuales de los hombres entre s. La significacin no
puede separarse de lo afectivo y de una transmisin de las relaciones de cada elemento con los
dems, esos elementos son palabras que circulan entre personas y es as como la familia transmite
la sintaxis gramatical y la del parentesco simultneamente. Los registros sensoriales se ordenan de
acuerdo al criterio familiar consciente, normativo y tambin inconsciente, incestuoso.
Me refiero entonces a una realidad intersubjetiva, irreductible tanto a los puros hechos como a la
pura subjetividad, producto de un sistema de intercambio que organiza a partir de esta matriz
transindividual las representaciones subjetivas. Los aspectos inconscientes de cada uno de los
sujetos son mantenidos en ese estado desde la presin de una realidad que cuenta para el
conjunto al que pertenece. Ms que pensar en trminos de la concordancia entre realidad
psquica y realidad material habra que pensar en cunto de la realidad se puede sostener y
cunto se deja de lado. Lo real est, lo que puede no estar es su representacin.
El mundo que habitamos, no es el mundo externo, el de la naturaleza sino un mundo vincular
Esta realidad vincular debe tener una marca de exterioridad en relacin a la psquica, sin
embargo no es un dato primario sino una construccin histrica transubjetiva. Tambin
podramos hablar de realidad vincular para referirnos a ese producto del juego intersubjetivo
que constituye el espacio al que el yo adviene y que contribuye a construir. Es una realidad
poblada de signos de placer y teida por el color de los deseos en juego. La trama deseante que
se entreteje con los deseos paternos no slo captura al hijo sino que se anuda a travs del
procesamiento psquico del sujeto en formacin.
La estructura familiar sera como el telar que entreteje los hilos del deseo haciendo posible su
realizacin. La psicosis nos muestra la trama agujereada, deshilachada por los desgarros
producidos por la denegacin del deseo.
La trama vincular que precede al infans es su realidad, investida y fuente de investiduras, siempre
enigmtica e imposible representarla en su totalidad.
dialctica. Pero Freud nos advierte de la parcialidad de la funcin discriminatoria del yo, que
puede omnipotentemente creerse la totalidad del sujeto.
Esta reciprocidad funcional estara definiendo un campo acotado por las represiones mutuas, un
espacio virtual entre los sujetos, el campo de lo vincular. Se abre la posibilidad de pensar otro
aspecto de la realidad que a diferencia de la realidad psquica puramente individual, se despliega
en ese campo vincular y que no se puede asimilar a la realidad factual, la de la percepcin.
La contrainvestidura, modo de funcionamiento de la represin primaria, originada en el Otro
amparador y asistente en el momento de constitucin del aparato psquico dando lugar a una
tpica intersubjetiva que puede persistir a lo largo de la vida aunque bajo otras modalidades.
(Bianchi, G. y otros, 1993).
El grupo ejerce una fuerza contraria al despliegue pulsional y sostn de las represiones. Este freno
al desborde pulsional, acota la funcin seductora, erogeneizante materna que no se efectiviza en
ausencia de funcin paterna.
Si bien los mecanismos son individuales se ponen en juego en relacin a los otros. Cuando se
trata de sacar de circulacin significantes problemticos para cierta coherencia vincular o se
desligan los nexos entre complejos representacionales estaran operando mecanismos represivos
que desde el interior de un sujeto, restringen el campo de la significacin para el conjunto: pero a
travs de diversos recursos lo reprimido retorna dando pistas a los miembros de una familia de
aquello que al no terminar de decirse, abre el campo de la curiosidad, el despliegue de la fantasa,
la transformacin de los enigmas en preguntas.
La negacin parece un mecanismo privilegiado para este tipo de transmisin ya que al enunciar
el contenido de lo reprimido, se lo expone a la captacin del otro.
Se reprime aquello que estando prohibido quisiera realizarse, guardando en secreto el anhelo
incestuoso. Los vnculos sanguneos son rechazados porque connotan el incesto y los vnculos de
alianza, se desvitalizan porque la energa reprimida no est a disposicin de los sujetos.
Si la represin primaria es efecto de una contrainvestidura que parte del otro, del inconsciente
del otro producto de la represin, surge la pregunta acerca del destino de los aspectos que sin
procesamiento psquico circulan en una familia. Circulan como energa no ligada y que impacta a
los otros, a diferencia de lo negado que se transmite a travs del discurso o lo reprimido a travs
Ya en 1924 Freud hace intervenir a la realidad como una instancia en la descripcin de los
conflictos, no se trata de transacciones intrasubjetivas sino que introduce lo extrasubjetivo como
parte del conflicto. Se abrira aqu la cuestin de la realidad como una cuarta instancia
constitutiva del aparato psquico y que consecuencias producira situarla como produccin
vincular que configura el mundo exterior por el que deambulan los sujetos.
Las imgenes de Magritte me sugieren un ms all de la ventana, marco que sostiene el principio
de realidad, se inaugura el espacio de la creacin y la invencin, cuando el imaginario se
desestructura se da la ocasin para la novedad. Habr que traspasar los vidrios para alcanzar una
estrella o un unicornio.
(1) "Esa escena familiar es experimentada a nivel inconsciente por todos sus participantes
involucra tanto a padres como a hijos ofrecindose como oportunidad de reacomodacin
restructuracin inconsciente en esos instantes que las propias coordenadas inconscientes se
cruzan con las de la pareja y marcan un espacio distinto Esta escena familiar construida con la
fuerza del deseo incestuoso es reprimida". Bianchi, G. (199).
Bibliografa
Aulagnier P.: La violencia de la Interpretacin. Amorrortu, 1977.
Bianchi. G.: "Escena familiar: ms all de la verdad individual". Rev. AAPPG, N 1, Tomo XV.
Bianchi, G.; Gomel, S.; Lamovsky, C. y Rojas, M. C.: "Dispositivo analtico vincular: La dimensin
pulsional". Actas de las Jornadas de la FAPCV: 1993.
Bianchi, G.: Bianchi, H.; Moguillansky, R. y Seiguer, G.: "Clnica de la transferencia familiar". Actas
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Berenstein, I.: Psicoanlisis de la estructura familiar. Paids, 1989.
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Freud, S.: El Malestar en la Cultura. Amorrortu, 1930.
Freud, S.: Psicosis y neurosis. Amorrortu, 1924.
Gomel, S.: "Trama identificatoria y espejo familiar". Actas 1er Congreso Argentino de
Psicoanlisis de Familia y Pareja. 1987.
Hornstein, L.: "Configuraciones vinculares y su relacin con el inconsciente". 5tas. Jornadas
Anuales de la AAPPG. 1989.
Kas, R.: "El Pacto denegativo en los conjuntos transubjetivos", en Lo negativo, figuras y
modalidades. Missenard, A. y otros. Amorrortu, 1991.
Kuhn, T.: La estructura de las revoluciones cientficas.
Maci, G. La otra escena de lo real. Nueva visin. 1979.
Rojas, M.C., Inconsciente y relato familiar". Actas 1er Congreso Argentino de Psicoanlisis de
Familia y Pareja. 1987.
Rosolato, G.: "Lo negativo y su lxico", en Lo negativo, figuras y modalidades. Missenard, A. y
otros. Amorrortu, 1991.
Resumen
Este trabajo introduce la perspectiva vincularen una revisin del concepto psicoanaltico de
realidad psquica.
Se refiere a una realidad intersubjetiva, irreductible tanto a los puros hechos corno a la pura
subjetividad, producto de un sistema de intercambio que organiza a partir de esta matriz
transindividual las representaciones subjetivas.
La diferencia de la realidad psquica puramente individual', sera su despliegue en el campo
vincular, su semejanza, no se asimilara a la realidad factual, la de la percepcin.
Los aspectos inconscientes de cada uno de los sujetos, sostiene la autora, son mantenidos en ese
estado desde la presin de una realidad que cuenta para el conjunto al que pertenece. Por lo
tanto la instalacin y sostenimiento de la represin, a! igual que la aparicin de la negacin, la
desmentida y la renegacin, no seran hechos aislados, efectos exclusivos del funcionamiento
psquico individual, que pudieran prescindir de los otros significativos para el sujeto.
Esta realidad psquica vincular sera el objeto de anlisis familiar o de pareja, como producto de la
relacin entre sus miembros y de las determinaciones estructurales, teniendo en cuenta que
habra que pensar en cunto de la realidad se puede sostener y cunto se deja de lado ms que en
trminos de la concordancia entre la realidad psquica y realidad material.