Intercambio Orgánico en Marx
Intercambio Orgánico en Marx
Intercambio Orgánico en Marx
1. SENTIDO Y PROPSITO
Karl Marx ha sido sin duda uno de los autores fundamentales para el transcurso
socio-poltico del siglo XX. Hoy, en el siglo XXI, los lectores de su obra debemos
ser cautos con su lectura, aprovechando su extensa obra sin mitos (Maximilien
Rubel), sin ismos (Francisco Fernndez Buey), y sobre todo desde la perspectiva
de la lectura de un clsico (Manuel Sacristn). Si bien el tema que nos ocupa, el
concepto de intercambio orgnico entre el ser humano y la naturaleza en Marx, ha
llevado a posiciones enfrentadas entre los detractores de una posible preocupacin
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Universidad de Salamanca.
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ecolgica en Marx (Ted Benton y Anthony Giddens) y los partidarios de un materialismo ecolgico (John Bellamy Foster, Alfred Schmidt o James OConnor) 2, hay
que tener en cuenta que desde una u otra perspectiva no se puede dudar de la
veracidad crtica de Marx hacia un proceso de emancipacin de todos los aspectos de la vida humana, presente cronolgicamente en todas las etapas de su vida.
Para ello, los estudios y la perspectiva tomada desde la marxologa 3 de Maximilien
Rubel cuya finalidad se centrara en recuperar a Karl Marx sin las interpretaciones
o adicionamientos a su obra (marxismos) ayudan a entender sistemticamente el
pensamiento de Marx, documentado cronolgicamente su legado sobre el tema
concreto a tratar 4.
Desde el punto de vista de su propsito, el contenido del presente escrito
puede caracterizarse como un intento de exponer y continuar la tarea que Manuel
Sacristn defini, mediante un modesto planteo filolgico, como atisbos polticoecolgicos en el pensamiento de Marx. 5 Su finalidad pretende mostrar cmo la reflexin en torno al proceso de emancipacin de la vida humana incorpora la pregunta
sobre el lugar que la naturaleza ocupa en dicho proceso. Es por ello que Oskar
Negt, en su leccin de despedida acadmica en 2002, resalt la actualidad de Marx
2 En el debate establecido entre los detractores y los partidarios de una preocupacin de matriz ecolgica en el
pensamiento de Marx que an hoy sigue constatndose, algunos autores, como Ted Benton y Anthony Giddens, sealan la carencia terica por parte de Marx de comprender los lmites naturales impuestos al desarrollo
de las fuerzas productivas, as como de un posible prometesmo presente en su obra. Vase al respecto: Giddens,
A. A Contemporary Critique of Historical Materialism. Berkeley: University of California Press. 1981. benton, T.
Marxism and Naturel Limits. New Left Review, n178. 1989, pp.51-86. Entre los partidarios de un materialismo
ecolgico en el pensamiento de Marx, John Bellamy Foster aspira a presentar un materialismo ecolgico que
tenga como base el naturalismo cientfico del S.XIX, as como los estudios de Marx sobre los atomistas antiguos. Vase: Bellamy foster, J. La ecologa de Marx. Materialismo y naturaleza. Barcelona: Ediciones de Intervencin Cultural/El Viejo Topo. 2000. Otro autor, Alfred Schmidt, presenta por primera vez en su tesis doctoral
de 1962 un estudio ordenado sobre el concepto de naturaleza en Marx, a la vez que posteriormente afirma la
preocupacin ecolgica dentro del pensamiento de Marx. Vase: Schmidt, A. El concepto de naturaleza en Marx.
Madrid: Siglo XXI. 2011., y Schmidt, A. Para un materialismo ecolgico. Venezuela: Utopa y Praxis N18. 2013.
Por ltimo, James O Connor abre una lnea nueva de interpretacin: a la primera contradiccin del capitalismo entre fuerzas productivas y relaciones de produccin, aade una segunda que caracteriza como la contradiccin entre fuerzas productivas y condiciones de produccin (trabajadores, espacio urbano y naturaleza).
Vase: Oconnor, J. Causas naturales. Ensayos de marxismo ecolgico. Mxico: Siglo XXI. 2001. Algunos autores,
como Joaqun Valdivielso, adoptan una tercera perspectiva cuyo propsito es hacer visible algunas de las razones por las que el ecologismo y el socialismo pueden hallar, o no, un terreno comn. Finalmente de lo que se
trata, segn Valdivielso es llegar a ver cmo cierto marxismo se hace ecologista. Ver al respecto: Valdivielso, J.
El ser natural humano. Ecologismo, marxismo y socialismo, en A. Valencia (ed.), El libro de la izquierda verde.
Barcelona: Icaria. 2006, pp. 30 y ss.
3 Aunque la primera acepcin del trmino marxologa apareci en la dcada de 1920 para definir el trabajo
del biblioteclogo ucraniano David Riaznov en el Instituto Marx-Engels de Mosc, fue Maximilen Rubel
quin inici desde 1965 hasta 1994 una edicin crtica de las obras de Marx en la Bibliothque de la Pliade
(ediciones Gallimard), a la vez que la edicin, desde 1959, de la revista tudes de marxologie. Maximilien Rubel
presenta al marxlogo como aquel que no solamente conoce, comenta y traduce la obra de Marx, sino que la
descubre, ordena y reordena cronolgicamente, produciendo en algunos casos incluso una nueva lectura o
interpretacin de un texto clsico del pensador alemn. La marxologa se distingue de las corrientes que se
inspiraron y prolongaron el pensamiento de Marx (marxismo), apostando por una lectura alejada de toda
mitologa y centrada en los datos objetivos del autor a la hora de estudiar su obra: fechas, cartas, fotografas,
vivencias personales y familiares, documentos burocrticos o policiales, etc.
4 Sobre el rigor documentado de las obras de Marx en relacin con los acontecimientos ms importantes de su
vida, vase: Rubel, M. Crnica de Marx. Datos sobre su vida y su obra. Barcelona: Editorial Anagrama. 1972.
5 Cfr. Sacristan, M. Algunos atisbos poltico-ecolgicos de Marx. Pacifismo, ecologa y poltica alternativa. Barcelona: Icaria, 1987, pp. 139-150.
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en su propuesta de un contrato entre generaciones que expresa el contenido humano de su pensamiento sin ocultar la crtica al capitalismo. Negt siguiendo el
Tomo III de El capital observa que los ocupantes de la Tierra, que no son propietarios de ella sino sus usufructuarios, tienen la obligacin de actuar como boni patres
familias con las generaciones siguientes. 6
2. TRANSICIN DESDE EL MATERIALISMO INTUITIVO-PASIVO
AL MATERIALISMO ACTIVO-PRCTICO
Uno de los hitos fundamentales en la obra y vida de Karl Marx, que puede datarse
entre 1844 y 1847 7, corresponde al trnsito que realiza desde un materialismo intuitivo-pasivo, que culminara en Feuerbach, hacia un materialismo activo-prctico
que le permitir analizar el proceso histrico de la praxis humana en su relacin
con la naturaleza. Si bien Kant, en la Crtica de la razn pura, afirma que Epicuro y
Platn representan dos posiciones epistemolgicamente opuestas que han dividido
la historia de la filosofa en sensualismo e intelectualismo respectivamente 8, Marx asumi ya, desde su disertacin doctoral, la concepcin epicrea de la percepcin de la
naturaleza a travs de nuestros sentidos conforme a su proceso temporal. As puede leerse en la Diferencia de la filosofa de la naturaleza en Demcrito y Epicuro (1841):
[] siendo el tiempo, segn Epicuro, el cambio en tanto que cambio, la
reflexin del fenmeno en s mismo, la naturaleza fenomnica es a justo ttulo puesta como objetiva y con propiedad la percepcin sensible deviene
en criterio real de la naturaleza concreta, si bien su fundamento, el tomo,
slo es contemplado por medio de la razn. 9
Para Marx, siendo estrictamente epicreo en este punto, el tomo humano
(el individuo) precisa de un especial clinamen que le libere de los mecanismos solitarios del solipsismo individual y social. Su conocimiento de los atomistas antiguos le
hizo ver que la declinatio atomorum a recta va es la cualidad especfica del tomo a la
hora de evitar el determinismo mecanicista de Demcrito. Por ello, junto con la
aceptacin de las tesis epicreas y el principio del sensualismo de Feuerbach, se
Cfr. Negt, O. Kant y Marx. Madrid: Trotta. 2004, pp. 86.
Dichas fechas recogen los diversos dilogos (crticos) que realizar Marx a la hora de proponer, junto con
Engels, el nuevo materialismo. As pues, la nueva acepcin materialista surgira a raz de la revisin del materialismo
clsico junto con el materialismo francs del siglo XVIII, sin olvidar a Feuerbach y la izquierda hegeliana. Dichas plticas se plasmarn en las Tesis sobre Feuerbach (1845), La sagrada familia (1845) y La ideologa alemana
(1845-1846). Tambin hay que sealar el acento que desde 1844 (e incluso ya desde 1842 a partir de sus escritos periodsticos en la Rheinische Zeitung y 1843 con Notas sobre James Mill) pone Marx sobre las cuestiones de
economa poltica en sus reflexiones sobre Adam Smith, David Ricardo, James Mill o Thomas Malthus, que le
llevarn a escribir Notas sobre James Mill (1843), Manuscritos de economa y filosofa (1844) o Trabajo asalariado y capital
(1847). A su vez, la concepcin que Marx tiene del socialismo, que ya asume en los manuscritos parisinos de 1844,
tomar una direccin distinta a las diversas teoras que proponen una sociedad alternativa al modelo capitalista;
as pues, La ideologa alemana (1845-1846) y La miseria de la filosofa (1847) como respuesta a P.J. Proudhon,
encauzan el flujo hacia un proceso de emancipacin y liberacin del ser humano que permitir despejar el
camino de fantasmagoras ideolgicas hacia la posicin tomada ya en el Manifiesto del Partido Comunista de 1848.
8 Cfr. Kant, I. Crtica de la razn pura A 854/B 882. Madrid: Taurus. 2010, pp. 660.
9 Cfr. Marx, K. Diferencia de la filosofa de la naturaleza en Demcrito y Epicuro. Madrid: Editorial Ayuso. 1971, pp. 60.
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puede afirmar que Marx posea ya una base de pensamiento de la realidad lejos de
las corrientes del idealismo alemn donde fue formado. La problemtica que observa Marx en dicho materialismo (contemplativo) es su grado de alejamiento de la
realidad a travs de la contemplacin de sta sin percatarse de la realidad sensorial
como actividad prctica en el medio natural; 10 para ello, el pensador de Trveris
optar por el mtodo de Hegel como complemento al materialismo contemplativo
que supone una superacin (en el sentido hegeliano de Aufhebung 11) del antiguo
materialismo. Si bien puede parecer paradjica la aceptacin del mtodo dialcticohegeliano en un pensamiento que tiene como base la materia, Marx aclara que solamente utiliza el mtodo de Hegel como un dispositivo heurstico sin matices
ontolgicos necesario para el razonamiento humano respecto a la naturaleza donde la libertad de movimiento de la materia emprica se considera una parfrasis
del mtodo con el que se trata dicha materia, es decir, el razonamiento o mtodo
dialctico brota del carcter transitorio de la realidad tal cual la percibimos, como
afirma en una carta a Kugelmann 12. La eliminacin de todo misticismo hegeliano
en la dialctica, supone descubrir el ncleo racional de la realidad a partir de la
vuelta al revs (Umstlpung) que realiza al pensamiento de Hegel 13, incidiendo en
el mtodo dialctico como el nico posible a complementar con el materialismo
que muestra el proceso histrico de la praxis humana a travs de la historia.
Llegados a este punto, donde Marx afirma rotundamente que su mtodo de
exposicin no es el mismo que el de Hegel pues el suyo es materialista y el de aqul
idealista (aunque acepte una dialctica despojada de todo ropaje mstico que le
permitir analizar la praxis humana) 14, el problema de la identidad hegeliana entre
sujeto y objeto no es aceptado por Marx. Ms bien, ste se opone a cualquier teleologa ingenua presente en la naturaleza extrahumana o cuerpo inorgnico del hombre (como concibe a la naturaleza en los manuscritos parisinos de 1844) donde realmente encuentra una continua necesidad, por parte del ser humano a la hora de
reproducir su vida, de mantenerse en un perpetuo proceso material de intercambio
orgnico con la naturaleza.
3. EL CONCEPTO DE INTERCAMBIO ORGNICO COMO ETERNA NECESIDAD
NATURAL EN LA RELACIN ENTRE EL SER HUMANO Y LA NATURALEZA
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an siendo presentadas por algunos autores como una ruptura epistemolgica 15, ayudan a precisar el concepto de intercambio orgnico. La primera de ellas, los Manuscritos
de economa y filosofa de 1844, afirma que la vida genrica del hombre y el animal,
consiste primeramente en una absoluta dependencia respecto al medio natural, su
naturaleza inorgnica, antes de desarrollar cualquier otra actividad:
La naturaleza es el cuerpo inorgnico del hombre; la naturaleza, en cuanto
ella misma, no es cuerpo humano. Que el hombre vive de la naturaleza
quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el cual ha de mantenerse en
proceso continuo para no morir. 16
Aparte de la absoluta dependencia del ser humano (y otros animales) respecto a la naturaleza para no morir, el texto indica por otro lado la emancipacin de la
naturaleza en relacin con todas las tesis metafsicas que se han formulado sobre
ella a lo largo de la historia, aceptando nicamente una serie de leyes exteriores que
subsisten independientemente fuera de la conciencia y voluntad de los hombres. La
sociedad, por tanto, estar siempre subsumida frente a las mismas leyes naturales
(leyes de la fsica y la qumica) que el propio Marx ir incorporando, a raz de los
avances cientficos en geologa, biologa, paleontologa o qumica agrcola que se
desarrollan en su poca, a los borradores (Grundrisse) de su obra cumbre, El capital.
Esta independencia de las leyes naturales respecto del ser humano, que no cambian
en s, sino que su cambio o modificacin estar determinado a travs de la mediacin directa o uso que el ser humano hace sobre ellas a partir del modelo de sociedad presente en un determinado momento histrico, posibilita observar y analizar
cmo las diferentes etapas histricas pueden modificar la naturaleza por medio del
uso que se quiere hacer de ella a travs del trabajo.
Si bien en 1844 se conceba la dependencia del ser humano de la naturaleza en un proceso donde el trabajo humaniza progresivamente la naturaleza a la
par que naturaliza al ser humano, es sin duda a partir de su traslado permanente a
Londres en 1849, bajo un intenso trabajo de comprender la dinmica del capital,
donde Marx formula por primera vez las intuiciones de 1844 bajo el concepto de
intercambio orgnico (Stoffwechsel) 17. As, en el Tomo I de El Capital, en el capMe refiero al hipermarxismo nacido en los aos 60 del siglo XX que postulaba una ruptura epistemolgica entre
los escritos de juventud de Marx y los escritos maduros a partir de 1845. Ver: Althusser, L. La revolucin terica
de Marx. Mxico: Siglo XXI, 1971.; Althusser, L. Balibar, E. Para leer El capital. Mxico: Siglo XXI. 1969.;
Elster, J. Una introduccin a Karl Marx. Madrid: Siglo XXI. 1991. Para una revisin crtica del hipermarxismo:
Varios escritos de Manuel Sacristn recogidos enteramente en: Sacristn M. Panfletos y materiales (I, III y Pacifismo, ecologa y poltica alternativa): Barcelona: Icaria. Schmidt, A. Historia y estructura. Crtica del estructuralismo marxista.
Madrid: Serie B. 1973. Fernndez buey, F. Contribucin a la crtica del marxismo cientificista. Barcelona: Edicions de
la Universitat de Barcelona. 1984. Fernndez buey, F. Marxismos y neomarxismos en el final del siglo XX. Boletn de
la Fundacin Juan March. Madrid. 1998.
16 Cfr. Marx, K. Manuscritos de economa y filosofa. Madrid: Alianza Editorial. 2010, pp. 112.
17 Hay que tener en cuenta que el concepto de intercambio orgnico (Stoffwechsel) es tomado por Marx a
travs de los estudios que realiz Engels del qumico Justus von Liebig cuyas ideas las toma del agrnomo J.B.
Lawes. Liebig, en su obra Organic Chemistry and its Application to Agriculture and Physiology (1840), diagnostica que
la degradacin del suelo se debe al agotamiento del nitrgeno, el fsforo y el potasio como nutrientes esenciales de la tierra. Aunque el concepto metabolismo (Stoffwechsel) se introdujo ya en 1815, adoptado posteriormente en las dcadas de 1830 y 1840 por fisilogos alemanes, no adquiri hasta 1842, por parte de Liebig, el
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Este hecho muestra que la produccin capitalista, con la preponderancia incesantemente creciente de la poblacin urbana, concentrada en grandes centros tras la
separacin entre campo y ciudad:
[] perturba el metabolismo entre el hombre y la tierra, es decir, el retorno a la tierra de los elementos de sta consumidos por el hombre en
forma de alimento y de vestidos, o sea, la condicin natural eterna de la fecundidad permanente del suelo. De esta suerte, destruye al mismo tiempo
la salud fsica del obrero urbano y la vida espiritual del obrero rural. 21
Por lo tanto, esta alienacin del ser humano en las grandes ciudades haba
llegado hasta tal punto que la luz, el aire o la limpieza ya no formaban parte de su
existencia, sino ms bien se impona una oscuridad, un aire contaminado y unas
aguas residuales no tratadas que reflejaban una naturaleza podrida hecho reflejado
tempranamente por Marx en los manuscritos de 1844 22 que remarca una vez ms la
fractura metablica entre el hombre y la naturaleza en la sociedad capitalista.
4. ESCATOLOGA U UTOPA POLTICA COMO MOTOR DE UN PROCESO DE
EMANCIPACIN DE TODOS LOS ASPECTOS DE LA NATURALEZA HUMANA
Si siguiendo en este caso a Engels, los triunfos de la dominacin sobre la naturaleza no suponen halago alguno por parte de la humanidad (pues ella se vengara de
nosotros por cada una de las derrotas); la historia del intercambio orgnico entre el ser
humano y la naturaleza muestra los numerosos colapsos que la civilizacin ha tenido
a lo largo de su historia. El propio Engels ya da cuenta de ello en algunos ejemplos:
Quienes desmontaron los bosques en Mesopotamia, Grecia, el Asia Menor y otras regiones para obtener tierras roturables, no soaban con que, al
hacerlo, echaban las bases para el estado de desolacin en que actualmente
se hallan dichos pases, ya que, al talar los bosques, acaban con los centros
de condensacin y almacenamiento de la humedad. Los italianos de los Alpes que destrozaron en la vertiente meridional los bosques de pinos tan
bien cuidados en la vertiente septentrional no sospechaban que, con ello,
mataban de raz la industria lechera de sus valles, y an menos podan sospechar que, al proceder as, privaban a sus arroyos de agua de montaa durante la mayor parte del ao [] de la misma o parecida manera, todo nos
recuerda a cada paso que el hombre no domina, ni mucho menos, la naturaleza a manera como un conquistador domina un pueblo extranjero 23
Cfr. Marx, K. Maquinaria y gran industria. El capital. Tomo I, vol. II. Op.cit., pp. 250.
hombre retorna a la caverna, envenenada ahora por la meftica pestilencia de la civilizacin y que habita solo en precario
[] La luz, el aire, etctera, la ms simple limpieza animal, deja de ser una necesidad para el hombre. La basura, esta corrupcin y podredumbre del hombre, la cloaca de la civilizacin (esto hay que entenderlo literalmente) se convierte para l en un elemento
vital. La dejadez totalmente antinatural, la naturaleza podrida, se convierte en su elemento vital. Cfr. Marx, K. Manuscritos de
economa y filosofa. Op.cit., pp. 154.
23 Cfr. Engels, F. Dialctica de la naturaleza. Engels. Obras filosficas. Mxico: F.C.E. 1986, pp. 420.
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a las necesidades fsicas; de que, por tanto, la tesis falsa, basada en nuestras
condiciones actuales, de a cada cual con arreglo a sus capacidades debe
transformarse, referida al disfrute en sentido estricto, en la tesis de a cada
cual con arreglo a la necesidad. 28
Ese arreglo de a cada cual segn sus necesidades (no solo en trminos de justicia
social sino tambin de justicia ambiental), muestra la crtica marxiana al capitalismo
en la imposibilidad de ste de lograr una prosperidad humana en el futuro, imposibilitando una existencia a las generaciones venideras. Si bien observa Marx que la
moraleja de esta historia es la conclusin de que el sistema capitalista se opone a
una agricultura racional o que la agricultura racional es incompatible con el sistema
capitalista, se precisa de un anlisis alternativo que capte la dialctica de las fuerzas
productivas y relaciones de produccin, sustentada por una dialctica elemental de
tierra y ser humano, ahistricas condiciones previas de toda historia, como seala
Alfred Schmidt. 29
5. CONSIDERACIONES FINALES
Karl Marx expres, junto a otros autores de su poca como los socialistas utpicos
o los anarquistas, una crtica radical (en el sentido de la etimologa latina de ir a la
base o al fundamento de las cosas) al capitalismo. El caonazo utilizando la metfora que el mismo Marx emplea contra el capital y la sociedad burguesa, an resuena casi siglo y medio despus. La actualidad de su pensamiento se renueva
mientras sigan las mismas contradicciones con las que l mismo se top. De ello se
desprende que mientras el capitalismo contine activo, el pensamiento de Marx
seguir en pie, como indica Terry Eagleton 30. La marxologa es el mecanismo disciplinario-intelectual que permite entender el pensamiento, la obra y vida de Marx en
una poca concreta, posibilitando a los lectores una nueva base conceptual pulida
de todo dogmatismo o misticismo a la hora de abordar los problemas contemporneos de su tiempo. Entre otras, la idea de un contrato entre generaciones (Oskar Negt), implica la obligacin, moral y poltica, de cuidar la tierra en pos de las
generaciones futuras; hecho que en primer lugar debe regular el intercambio orgnico
entre ser humano y naturaleza.
La excelencia humana es posible nicamente all donde se desarrollan relaciones conscientes (y no alienadas) que favorezcan el desarrollo de todos y de cada
uno en una sociedad alternativa en armona con la naturaleza. El concepto griego
de fraternidad (philia) es decisivo en el desarrollo de la vida buena (eudaimona). As
Marx, siguiendo a Adam Smith en este punto, afirma que no es feliz una sociedad
donde la mayora sufre considerablemente, aadiendo con ecos epicreos que:
Cfr. Marx, K. La ideologa alemana. Uruguay: Ediciones Pueblos Unidos. 1968, pp.658.
Cfr. Schmidt, A. Para un materialismo ecolgico. Venezuela: Utopa y Praxis N18. 2013, pp.23.
30 Cfr. Eagleton, T. Por qu Marx tena razn. Barcelona: Pennsula, pp. 16.
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[] la finalidad de la Economa Poltica (como Sociedad del inters privado) es, evidentemente, la infelicidad de la sociedad. 31
Ese desarrollo de la vida buena (eudaimona), en una situacin declinante de
la sociedad, bajo una progresiva miseria humana y ambiental que hace peligrar la
estabilidad planetaria en el conjunto de los diversos ecosistemas, debe recuperar la
mxima favorita que Marx toma del comediante romano Terencio, aplicada hoy
tambin al futuro de la humanidad y al de las otras especies en el medio natural 32:
Nihil humani a me alienum puto (Nada de lo humano me es ajeno) 33.
Cfr. Marx, K. La ideologa alemana. Uruguay: Ediciones Pueblos Unidos. 1968, pp.658.
Marx y Engels rechazaban la concepcin ontolgica que situaba a los seres humanos en el centro del universo, por encima de cualquier otra especie. Fuera de toda especulacin escolstica, y apoyados por las ciencias
naturales, podan afirmar que: Es completamente seguro que en la fisiologa comparada se llega a un bochornoso desprecio contra la superioridad idealista del hombre sobre las dems bestias. Cfr. Engels, F. Carta de
Engels a Marx. 14 de julio de 1858. Engels. Obras filosficas. Op. cit., pp. 668.
33 Cfr. Marx, K. Manuscritos de economa y filosofa. Op.cit., pp. 57.
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