El Reino Al Reves
El Reino Al Reves
El Reino Al Reves
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la vista, puede ver con claridad. Los fariseos y los discpulos vean
borrosamente, y adems tenan los odos tapados. No escuchaban,
ni vean el anuncio mesinico.
Irnicamente, para la mujer gentil, todo era perfectamente
claro, aun antes de la segunda multiplicacin de los panes. De
pronto, Pedro comienza a ver y a or. Los nmeros comienzan a
tener significado, la nebulosidad se disipa. T ... dice lleno de
estupor, ... T eres el Cristo! (Marcos 8:29).
En el rico simbolismo de estos pasajes, Marcos destaca al
abrazo de Jess hacia los gentiles. Partes del mensaje surgen de
las mismas palabras de Jess, y partes fluyen del trabajo editorial
de Marcos; pero el mensaje es claro. Jess ha sacudido las casillas
sociales: judos y gentiles marchan de la mano al nuevo reino.
En otra instancia, un centurin romano que tena bajo su
mando a cien hombres, pide a Jess que sane a su siervo (Mateo
8:5-13, Lucas 7:1-10). El centurin no se dirige directamente a
Jess en el relato de Lucas, pero deja claro que cree que Jess
puede sanar a su siervo, aun de lejos. La fe de este centurin
impresiona a Jess. Sin ir a la casa de este hombre, Jess cura a su
subordinado y exclama: De cierto os digo, que ni aun en Israel he
hallado tanta fe (Mateo 8:10).
Un oficial del ejrcito gentil da muestras de una fe ms grande
que la de los lderes religiosos de Israel. No cabe duda, esto est
al revs! Al final del incidente, Mateo registra que Jess dice: Os
digo que vendrn muchos del oriente y dl occidente, y se sentarn
con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mas los
hijos del reino sern echados a las tinieblas de afuera; all ser el
lloro y el crujir de dientes (Mateo 8:11-12). En el reino al revs
los gentiles acuden de los cuatro confines de la tierra, mientras que
algunos hijos e hijas de Abraham quedan fuera del banquete.
Jess conoci a otro gentil, el endemoniado gadareno. El
vagaba por los campos de Gadara, tierra gentil al este del mar de
Galilea. Marcos dice que el endemoniado ador a Jess y exclam:
Hijo del Dios Altsimo . Despus que Jess exorciza a los
demonios, dice al hombre: Vete a tu casa a los tuyos, y cuntales
cuan grandes cosas el Seor ha hecho contigo, y cmo ha tenido
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42). Jess est por cenar con Marta y Mara. Como una buena
ama de casa juda, a M arta la absorben sus deberes en la cocina.
Las mujeres eran sirvientas en su casa; no podan estudiar la Torah, ni conversar con rabinos. Mara se aparta del papel cultural
prescrito. Se olvida de la cocina y disfruta de las enseanzas de
Jess. Esto irrita a Marta. Lo inapropiado de la conducta de Mara,
y la doble tarea que Marta tena que cumplir en la cocina, la enoja.
En pocas palabras, Jess define en forma nueva el papel de la
mujer juda, Amonesta a Marta por disgustarse por el desvo de
Mara. Mara, dice, ha escogido la mejor parte. Ella es totalmente
humana, tiene derecho a pensar, a escuchar un discurso intelectual.
El mensaje es claro: las mujeres pertenecen a la casilla humana.
Son ms que sirvientas domsticas.
Algunas mujeres acompaaban al grupo de discpulos de
Jess. Mara Magdalena, Juana y Susana estaban entre las muchas
mujeres que lo acompaaban mientras l predicaba las buenas
nuevas del reino. Las m ujeres ayudaban al sostenim iento
econmico de los discpulos (Lucas 8:1-3). La palabra griega usada
en este pasaje sugiere que las mujeres eran diaconisas.
Al permitir que las mujeres viajaran con l pblicamente y
que escucharan sus enseanzas, Jess trastornaba los prejuicios
sociales. La costumbre dictaba que las mujeres no podan andar
en lugares pblicos excepto para hacer mandados domsticos. No
podan pasear por el campo. No podan estudiar, ni mucho menos
discutir acerca de asuntos religiosos.
Finalmente, era sospechoso, desde el punto de vista sexual,
que hombres y mujeres viajaran juntos. Los rabinos jams permitan
que las mujeres los siguieran o escucharan sus enseanzas. Un
maestro dijo que era mejor quemar la ley, que permitir que una
mujer la estudiara. Al permitir que las mujeres se unieran al equipo
de discpulos, Jess quebrant el protocolo social y religioso. Las
casillas femeninas se desmoronan en el reino.
Por cierto, las mujeres de las que nos hablan los evangelios,
fueron las discpulas ms fieles. A pesar que Pedro jur que jams
se acobardara, neg cualquier asociacin con Jess hasta que cant
el gallo. Los discpulos salieron huyendo cuando Jess fue apresado
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LO BAJO ES ALTO
L a escalera social
*
El Padre. ...ha dado al Hijo ...autoridad de hacer
juicio . Juan 5:26-27
Kl
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El reino al revs
M irando hacia abajo
era tan fuerte que las autoridades teman que se desencadenara una
revolucin. Las autoridades saban que si no tenan cuidado en la
forma que trataban a Jess, podran provocar una revuelta (Lucas
22:2). Lo arrestaron bajo el manto de la oscuridad para prevenir
un tumulto.
Jess tena poder, pero no se aprovech de l para fines
egostas. Mantuvo en secreto su identidad mesinica para prevenir
que la multitud lo declarara rey? Cuando crey que lo podran
hacer rey por la fuerza, escap al monte (Juan 6:15). Su poder
sobre las multitudes no flua de posiciones o credenciales formales.
Las masas eligieron seguirle porque tena una autoridad genuina,
avalada por su disposicin de rechazar los smbolos convencionales
de posicin y poder.
Jess exhiba poder de conocim iento y personal. Su
conocimiento de la ley y su penetrante entendimiento espiritual
constituan la base de su poder de conocimiento. El controlaba los
secretos del reino.
El poder personal de Jess derivaba, no de un encanto per
sonal, sino de su notable compasin para todos. No tena poder
financiero u organizacional. Ejerca su poder influyendo en la gente,
nunca por coercin o control. Su estilo de enseanza no era la de
un demagogo irracional. Aun en esta rea, l buscaba ganar el
asentimiento de la gente a travs de una influencia racional, no por
manipulacin emocional.6
Jess no tena acceso al ejrcito. Tampoco poda estimular a
sus seguidores con dinero. El simplemente hablaba la verdad y
permita que los individuos eligieran libremente. El se describe a
s mismo como el buen pastor. El no persigue, ni empuja a sus
ovejas, sino que las llama. Aquellos que reconocen su voz, le
siguen (Juan 10:4).
Jess respaldaba su potente palabra con acciones poderosas.
Al romper las normas sociales sanando en sbado, comiendo
con los pecadores, hablando con las mujeres, limpiando el templo
proclamaba un nuevo juego de valores en un nuevo reino. Era un
hombre con la sabidura de un profeta, dispuesto a violar las
costumbres sociales cuando stas opriman a la gente. Su poder
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FRACASOS EXITOSOS
La poltica del lebrillo
los pies unos a otros. Porque ejemplo os he dado, para que como
yo os he hecho, vosotros tambin hagis (Juan 13:14-15).
Jess nos extiende esa invitacin. Nos invita a unimos al
oficio del lebrillo. Nos invita a ms que uri ritual peridico y cere
monial. Jess nos invita a seguir su ejemplo viviendo vidas de
servicio, de perdn y de limpieza hacia los dems, de la misma
forma en que l nos ha limpiado. El evangelio claramente dice que
el Maestro quiere que le sigamos; y, cmo le seguimos? realizando
el trabajo pertinente a su reino. Nos llama a entrar al reino de
lebrillo, no de santos que se acomodan en mecedoras para ponderar
los misterios de la salvacin de Dios. La palabra y el hecho se
vuelven uno en Jesucristo. La Palabra se ha hecho carne y vive
entre nosotros. Nosotros encamamos la Palabra cuando actuamos
en nombre de Cristo. Las palabras sin hechos carecen de contenido,
estn vacas. Los hechos autentican las palabras.
Los ms grandes discpulos del reino son los que hacen y
ensean los mandamientos (Mateo 5:19). No todo el que me
dice: Seor, Seor, entrar en el reino de los cielos, sino el que
hace la voluntad de mi Padre que est en los cielos (Mateo 7:21,
nfasis aadido). Las ovejas y los cabritos sern separados en el
juicio de acuerdo a sus obras relativas a vestir, alimentar, visitar y
hospedar a los necesitados (Mateo 25:31-46). Los miembros de la
familia de Dios son los que hacen su voluntad (Marcos 3:35).
Jess compara al que oye y acta segn sus palabras, a un
hombre sabio. Por qu me llamis Seor, Seor y no hacis lo
que yo digo? dice en Lucas 6:46. Al escriba le manifiesta que
tendr vida eterna si obedece el Gran Mandamiento (Lucas 10:28).
Despus de relatar la historia de El buen samaritano, Jess dice:
Ve, y haz t lo mismo (Lucas 10:37). En forma de parbolas,
Jess nos dice que el siervo que conociendo la voluntad de su
Seor, no se prepar ni hizo conforme a su voluntad, recibir muchos
azotes (Lucas 12:47, nfasis aadido en los versos anteriores).
Este llamado al ministerio activo del lebrillo satura los evangelios.
Se nos pide vender, dar, amar, perdonar, prestar, ensear, servir e
ir. Slo hay una advertencia: el ministerio activo del lebrillo puede
llevamos a la cruz.
1.
GUIA DE DISCUSION
PARA LIDERES
Este libro ha sido diseado para usarse en grupos de discusin
y clases pequeas en una gran variedad de lugares. Las preguntas
al final de cada captulo deben estimular una discusin vigorosa.
Aliente a los estudiantes a reflexionar sobre ellas antes de la clase
y prepararse as para la discusin. Muchos de los captulos incluyen
preguntas adicionales dentro del texto, que tambin pueden ser
tiles.
Un breve resumen de los captulos puede ayudarle en su
preparacin y organizacin. El primer captulo introduce el
concepto del reino de Dios, as como algunos de los tpicos
conectados con su interpretacin. Los captulos dos, tres y cuatro
tratan de las tentaciones de Jess en el contexto de su ubicacin
histrica. Se enfocan respectivamente en la poltica, la religin y
la economa de la Palestina del primer siglo. Estos cuatro captulos
brindan un fundamento esencial para el desarrollo del resto del
libro.
El captulo cinco cubre el principio del ministerio de Jess,
situndolo en el contexto del jubileo del Antiguo Testamento. El
captulo seis investiga las enseanzas de Jess relacionadas con
los asuntos econmicos. El captulo siete enfoca las excusas que
con frecuencia sirven como desvos contemporneos en cuanto a
las enseanzas de Jess acerca de la riqueza. La relacin de Jess
con los lderes religiosos se resume en el captulo ocho. El tema
del amor gape y la no-represalia forman la base del captulo nueve.
El captulo diez describe la aceptacin de Jess de una vasta gama
de gente diversa y el captulo once trata su enseanza sobre la
Notas
NOTAS
C aptulo 1: A bajo es arrib a
jf
1.
Jerem as (1 9 7 1 :97) seala que los trm inos reino de D io s y reino
de los cielos tienen un significado idntico.
2.
L os e ru d ito s d el N u ev o T estam en to g e n e ra lm e n te e st n de
acuerdo en la cen tralidad e im portancia del tem a del reino en las enseazas
de Jess. B org (1987:198-199) en una casi excelente introduccin de la
v isi n de Jes s, resta im portancia al tem a del reino. E n u n provocativo
estudio, Sheehan (1986) propone que la esencia del reino fue distorsionada
cuando la iglesia prim itiva transform el reino en otra religin: el cristianism o.
3.
V erhey (1984) explora el tem a de L a G ran R ev e rsa en u n
excelente estudio sobre la tica y el N uevo Testam ento. Su interpretacin de
la inversin social en los evangelios, aunque desarrollada independientem ente
de m i trabajo, coincide en m uchas form as con m i perspectiva.
4.
E sta es esencialm ente la posicin tom ada y m s am pliam ente
com o nos ha sido transm itido. Y este enfoque total, au nque no puede ser
verificado histricam ente, sin em bargo captura en form a confiable la esencia
del Jess esencial.
8.
L as d is c u sio n e s acerca del tiem p o del re in o y su c a r c te r
escatolgico h an sido revisadas por num erosos eruditos. C hilton y M cD onald
(1987), H iers (1970, 1973), L add (1974a, 1974b), Pannenberg (1969), Perrin
(1963, 1976), Sanders (1985).
9.
Schw eitzer (1922) en su propio estudio clsico The Q u e st o f the
H isto ric a l J e s s (La B squeda del Jes s H istrico ) p u b licad o en 1906,
argum enta que la visin apocalptica de Jess m olde su enseanza tica.
M s recientes partidarios de la interpretacin apocalptica de las enseanzas
de Jess de Schw eitzer, incluyen a H iers (1970, 1973) y a Sanders (1975).
10. El telogo b ritn ico D o d d (1936), fue uno de los p rim ero s
proponentes de este enfoque, con frecuencia llam ado escatologa realizad a .
11. L add (1974b:3). El consenso de los estudiosos claram ente se ha
m ovido hacia significados m ltiples tem porales asociados con el tiem po del
reino. C onsulte tam bin a B right (1953:216-217), C hilton (1984), C hilton y
M cD onald (1987), K raus (1974:32), Perrin (1976) y S anders (1985:150-56).
12. L add (1974b: 123).
13. Perrin (1976:29-35) ofrece esta til diferenciacin. E n aras d e la
sencillez he rotulado el sm bolo steno' de Perrin com o especfico y su
sm bolo 'tensivo' com o general .
14. L add (1974b).
15. Sanders (1975:31).
16. L add (1974b:303).
17. Sanders (1975:29).
18. L ad d (1 9 7 4 b :3 0 2 ) al ig u al que B irc h y R a s m u s s e n (1 9 7 6 )
expresan su preocupacin. La creciente tendencia de los eruditos es vincular
la tica social con el reino de D ios en las enseanzas de Jes s com o lo
ilu stran los esfuerzos de C assidy (1978), H auerw as (1983), L ongenecker
(1984), M ealan d (1981), y Yoder (1972). C hilton y M cD o n ald (1987) y
Perkins (1981) argum entan que las parbolas brindan los m ejores conceptos
de la tica social del reino.
19. U na de las dificultades que se presentan al fundam entar la tica
social m oderna en los evangelios sinpticos es el hecho que Jes s y sus
discpulos eran un grupo itinerante que viajaba por toda la cam pia rural.
C onstituan el estado incipiente de un m ovim iento social de revitalizacin
re lig io sa y, por lo tanto, no se p reo cu p ab an de fo rm a r y m a n te n e r las
instituciones sociales que pesan sobre cualquier m ovim iento social en sus
ltim as etapas. En los H echos de los A pstoles, as com o en las otras
epstolas del N uevo Testam ento, la cuestin de la creacin y preservacin de
instituciones asum e una prioridad m s elevada.
Notas
15.
Para una profunda discusin sobre la fe cristiana y el m ilitarism o
nuclear, consulte a Kraybill (1982).
C aptulo 10: Los de afuera, estn adentro
1.
Jerem as (1975) dedica seis captulos (12-17) a la preservacin
de la pureza racial dentro de la com unidad hebrea. M i exposicin est en
deuda con esta m eticulosa investigacin.
2.
Es un tanto am bigua la m agnitud de la aceptacin de Jess hacia
los g e n tile s . S an d ers (1 9 8 5 :2 1 2 -2 2 1 ) c o n tie n d e que Je s s in ic i u n
m ovim iento que lleg a ver la m isin a los gentiles com o un extensin
lgica de s m ism o . Pero Sanders duda que Jess m ism o haya recibido a
los gentiles con beneplcito.
3.
Para una elaboracin, consulte Tannehill (1972).
4.
Estoy en deuda con W illard M. Swartley, m i antiguo instructor,
por resolver el enigm a de los sm bolos de estos tres captulos. U n tratado
com pleto puede ser hallado en Sw artley (1973). P ara u n tratado popular,
vea Sw artley (1981:94-130). M yers (1 9 8 8 :2 2 3 -2 2 7 ) concuerda con esta
interpretacin.
5.
M ateo, por lo general, tom a una visin m s negativa hacia los
gentiles que M arcos o Lucas. Tal vez porque escribe a una audiencia ju d a ,
M ateo con frecuencia describe a Jess con la tpica actitud ju d a. M ateo es
el nico escrito r que reg istra que Jes s haya d icho h a b e r sid o en v iad o
nicam ente a las ovejas perdidas de la casa de Israel (M ateo 10:6; 15:24).
6.
Yoder (1972) dedica el captulo 11 al concepto de Pablo de la
justificaci n , en relacin a la reconciliacin de ju d o s y griegos.
7.
Je re m a s (1 9 7 5 ) en el c a p tu lo 18 p re s e n ta u n a e x c e le n te
exposicin sobre el papel de la m ujer en la cultura hebrea. E s la fuente
histrica que sirve de base para esta seccin. Para varias fuentes introductorias
del papel de la m ujer en el N uevo Testam ento, considere a E vans (1983),
Praeder (1988), R uether (1981), Siddons (1980), y Sw artley (1983).
8.
Jerem as (1975:375).
9.
Jerem as (1975:376).
10. W ahlberg (1975:94).
11. Jerem as (1975:305-31 1).
12 Jerem as (1971:104).
13.
L ongenecker (1984) en varios perceptivos ensayos arg u m en ta
que el m andato del evangelio como fue practicado por la iglesia prim itiva,
proyectaba una nueva com unidad donde las barreras sociales se derrum baban
entre varn y mujer, esclavo y libre, ju d o y griego.
El reino al revs
C aptulo 11: Lo bajo es alto
1.
H atfield (1976:17).
2.
Jerem as (1 9 7 1 :2 19),
3.
C hilln y M cD onald (1987:79-90) ofrecen un profundo anlisis
de la controversia sobre los nios, con especial nfasis en sus im plicaciones
ticas.
4.
M in e a r (1 9 7 6 :2 1 ) b rin d a en el c a p tu lo 1 un a e x p o sic i n
especialm ente til.
5.
M inear (1976:21) y Hengel (1977:18-20).
6.
Hengel (1977:21).
7.
R adekop (1976:147) sugiere esta tesis.
8.
G reenleaf (1970:4). Este es un til panfleto sobre el liderazgo
de servidum bre
Jerem as (1971:135).