La Condicin Femenina desde el Pensamiento de Simone De Beauvoir

Silvia Carnero

No se nace mujer, se llega a serlo

Simone de Beauvoir

Tengo ante m el libro de Simone de Beauvoir El segundo sexo; he recorrido

sus pginas, minuciosamente, interrogando a la autora, buscando ponerme en su piel,
y comprender su anlisis sobre la condicin femenina.
Las reflexiones y denuncias de Simona de Beauvoir me convocaron tambin a
m a pensar sobre el lugar que, en esta contemporaneidad, ocupamos las mujeres en
la construccin de la sociedad y la cultura. No slo a nivel de pensamiento, sino, y
principalmente, a nivel de la praxis. Me pregunto en este momento si elegimos
nosotras qu lugar ocupar o, por el contrario, esos lugares ya estn designados de
antemano y las mujeres nos acomodamos en ellos pensando que fuimos las
protagonistas de esa decisin.
Recuerdo haber ledo sobre de Beauvoir y su vida con Sartre, que convivieron
juntos hasta la muerte de l y jams formalizaron su unin, tampoco tuvieron hijos.
Ella fue una mujer comprometida ideolgica y polticamente con su tiempo, una
feminista. Para su poca todo esto y es slo una pequea muestra- era una
verdadera bofetada a una sociedad en la que el casamiento, la vida de hogar, y la
maternidad para las mujeres era lo establecido, lo que deba ser.
Es decir, de Beauvoir hizo praxis de aquello que gritaba a cuatro voces- sus
denuncias a la sociedad patriarcal por el trato diferenciado a la mujer- pero en esta
lucha no estuvo sola. En diferentes momentos de la historia hubo mujeres que
levantaron su mismo estandarte, sencillamente, porque haban despertado de una
larga noche de sumisin.
As, desde aquellas primeras mujeres que en los albores de la Revolucin
Francesa hicieron sentir sus quejas y su esperanza de reivindicacin en los Cahiers
de doleances (Cuadernos de quejas), pasando por las sufragistas, las feministas de la
dcada del 60 y del 70, hasta llegar a la actualidad del movimiento feminista, podemos
pensar que, ms all de los espacios y pocas diferentes, un mismo denominador
comn las rene -la comprensin de su condicin femenina oprimida y el anhelo de
constituir otra realidad, no excluyente, igualitariamente justa, donde se efectivicen
opciones de vida y comportamientos alternativos a las exigencias de lo dominante.
Este ser mi desafo, tender un puente de anlisis sobre la condicin femenina
desde el pensamiento de Simone de Beauvoir -su obra el El segundo sexo se publica

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en 1949, finales de la modernidad- hacia el inicio y, luego, la contemporaneidad del

movimiento feminista.
De este modo, intentar comprender, por un lado, cules fueron los puntos
claves en la historia pasada de los que se sirvi la autora para desarrollar su anlisis
de la condicin femenina, y, qu alternativas a lo existente concibi. Por otro lado,
entender cmo contina el movimiento feminista, en la posmodernidad, los
planteamientos de Beauvoir, sea para seguir desarrollndolos o, para criticarlos
oponindose a ellos.
El segundo sexo: una mirada crtica a la condicin femenina
De Beauvoir comienza su obra con una cita de Poulain de la Barre -Todo lo
que ha sido escrito por los hombres sobre las mujeres es sospechoso, ya que ellos
son a la vez juez y parte. La eleccin de este pensador es muy significativa y para
nada casual, la autora en su dilogo con el lector revela a travs de esta cita, su
concepcin sobre las fuentes tericas del feminismo. De Beauvoir se inscribe en la
crtica ilustrada al prejuicio, abordaje que reafirmar durante toda su obra con un sin
nmero de ideas fuerza, entre otras, la que abre este ensayo -No se nace mujer, se
llega a serlo.
Pero porqu la eleccin de Poulain de la Barre?, este pensador cartesiano del
siglo XVII, refleja en sus obras sus propias luchas contra el prejuicio enraizado en el
mbito social. Denuncia, fervientemente, la injusticia de un sistema que excluye a las
mujeres de la educacin, las profesiones y, en general, de cualquier actividad
prestigiosa.
Poulain reclama la universalizacin de derechos, la igualdad para todos los
seres humanos, y no slo para la mitad de ellos.
En suma, su obra es la expresin temprana de las luchas femeninas llevadas a
cabo durante la Ilustracin, mujeres que en nombre de la razn juzgaban las
costumbres de su poca y reclamaban al Estado la tan mentada igualdad de derechos
civiles y polticos
De Beauvoir cita a Poulain no slo porque fue una de las piezas claves para la
organizacin del feminismo moderno, la otra gran pieza estuvo representada por las
mujeres y las feministas de la Revolucin Francesa. Aunque es bien sabido que esta
ltima signific una gran derrota para el feminismo. Las mujeres fueron acusadas de
transgredir el camino que su propia naturaleza les demandaba- la maternidad y el
matrimonio -y por esta razn se les niega la posibilidad de participar en la vida poltica.
Volviendo a la vinculacin De Beauvoir y Poulain, la autora lo cita, adems, y
principalmente, porque es un predecesor de su lnea de pensamiento, este
posicionamiento la guiar en su camino de anlisis de la condicin femenina para
poder deconstruir la forma en que se sigue concibiendo lo Otro de lo humano, desde
su estar all en la Modernidad.
Cules son, entonces, las condiciones propias de esta modernidad que en
expresin de la autora han moldeado a la mujer por ms de dos siglos?
Estereotipando sus conductas a fuerza de tradicin y costumbres, marcndole a fuego
la senda que como mujer debe transitar, organizndole un universo de subjetividadmujer que desde una edad muy temprana la sociedad se encargar de que introyecte.
Este universo las aguarda, pacientemente, para que penetren en l y, as, casi
sin darse cuenta cada mujer har propio su destino- no slo el de ser mujer, sino y
ms que nada, portar y cumplir su condicin femenina por mandato social.
Modernidad, nacida -como coinciden en sealar filsofos y crticos de la
cultura, entre otros- en el siglo XVIII, heredera de los principios Ilustradoshttp://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/index.html

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emancipatorios y positivistas. Caracterizada por el culto a la razn, la soberana del

sujeto -fundante, autnomo, consciente de s, de la naturaleza y de la historia-, el ideal
de progreso, el sentido de las grandes utopas, los ideales de igualdad, fraternidad y
libertad, etctera.
Sin embargo, la modernidad no se agota en estas caractersticas, se expandi
an ms, resignific los espacios sociales de lo femenino y lo masculino.
Determinando as, que masculino es el espacio de la construccin de discursos, de lo
pblico, de lo poltico y tambin de lo tico, de la produccin cultural y simblica, de
los descubrimientos, de la ciencia y la filosofa.
En suma, masculino es el poder.
Femenino, en cambio, es el espacio privado, cerrado, el del matrimonio, de la
maternidad, el de la vida hogarea y el trabajo domstico.
En pocas palabras, femenino es el mbito familiar.
Ahora bien, la modernidad no slo escindi espacios tambin procur darle
reglas, permisos y prohibiciones a esos contextos y lo hizo a travs del poder de los
discursos- religiosos, cientficos., morales y jurdicos. La palabra experta vehiculizaba
la represin nica forma de asegurar el funcionamiento de la gran maquinara social,
determinando, adems, cuales eran los cnones de la normalidad o de la moralidad
para la mujer.
Obviamente que estos principios estaban bien claros, normal para las mujeres
era el matrimonio y la maternidad. Moral, la de ser el apoyo de la familia.
...La inferioridad de la mujer proviene de que desde un comienzo se limit a
repetir la vida, en tanto que el hombre inventaba razones para vivir,..1. Qu es la vida
para las mujeres, reflexiona Simone de Beauvoir, sino un perpetuo detenerse en un
mismo lugar, asignado con anticipacin.
Mujeres,... Seoras de un reino? o rehenes de su propia condicin?, meras
rehenes para la autora, sin protagonismo en la historia, ajenas de lo pblico y de las
grandes empresas y si se quiere hasta de ellas mismas, pues su misin es la de salir
de s para dar. Darse a sus hijos como una misin sagrada, entregarse, adorar y
cuidar de sus maridos, pero tambin, cuidar de sus hogares amorosamente, para que
sea el mbito donde sus esposos encuentren, despus de sus actividades, el sosiego
necesario. Estas tambin son misiones sagradas para toda mujer, es esto lo que se
espera de ellas. Porque como bien lo expresa Frazer2, los hombres hacen los dioses,
y las mujeres los adoran .
As, a medida que avanzamos en la lectura de El segundo sexo, de Beauvoir,
nos sigue mostrando, cmo el mundo femenino se ha estructurado sobre las
mrgenes del masculino, moldeado sobre un conjunto de reglas, prohibiciones,
principios de normalidad y deber ser, que gener en las mujeres un universo
simblico, materializado -en palabras de la autora- en la condicin femenina.
Ante este escenario me pregunto, cmo se plasma, entonces, el ideal
igualitario, principio fuerza de la modernidad? Y, cmo entender ante esta realidad de
hecho, el concepto de sujeto moderno- autnomo, fundante, dominador de la
naturaleza?
Acaso es este un conflicto de ideales en la modernidad? No, nada eso, y por
esta razn las crticas de esta filsofa y de tantos otros pensadoras y pensadores.
La modernidad gener un proyecto del que las mujeres quedaron excluidas o
ambiguamente incluidas, ausentes de los pactos de poder -polticos, sociales-, al
margen de toda gestin, o negociacin. Fuera de lo pblico. Quin llev, entonces, a
la praxis la realizacin del sujeto moderno?, no fueron precisamente las mujeres. El
discurso falocentrista se arrog tal privilegio.
1
2

De Beauvoir, Simone; El segundo sexo; Ctedra, Madrid, 1998, Pg.322

op. .cit. pg.402

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Al decir de la autora; las mujeres se han esforzado siempre, antes como

ahora, en ligarse para afirmar un contrauniverso, pero todava lo plantea desde la
entraa misma del universo masculino3. Esta ltima reflexin de Beauvoir puede
verse reflejado por ejemplo en el contexto de las propuestas de las ideologas
socialistas. Las mujeres realizaban sus prcticas polticas, creaban departamentos
femeninos y luchaban por reivindicaciones especficas pero siempre desde el lugar
simblico que el patriarcado les haba asignado, es decir, no exista entre sus
fundamentos cuestionamientos profundos de las relaciones de poder.
Fue as, que desde la conciencia de ese mundo cerrado- el mundo de lo
femenino-, si se quiere desde la periferia del poderoso mundo discursivo masculino,
comenzaron a alzarse las voces de mujeres feministas. Ellas, organizaron espacios
independientes para elaborar teora feminista y propuestas crticas y de transformacin
de ese universo cultural y simblico masculino. Me refiero al movimiento feminista. En
este punto se hace necesario diferenciar entre los movimientos de mujeres, del
movimiento feminista.
Siguiendo a Ana de Miguel y Rosa Cobo4 - los movimientos de mujeres son
aquellos en los que estas ltimas han tenido un importante protagonismo en revueltas
y movimientos sociales, pero no es lo mismo que movimiento feminista. El feminismo
significa el paso del gesto individual al movimiento colectivo, como tradicin terica se
articula en la modernidad y su objetivo es luchar contra la opresin de la mujer. La
teora feminista, adems, se encuentra estrechamente ligada con el proyecto
emancipador e igualitario de la Ilustracin en cuanto constituy sus primeras
reivindicaciones como contestacin a esa falsa ciudadana y a esa falsa igualdad.
Como lo mencionara anteriormente, es la lnea crtica en la que se inscribi Simone de
Beauvoir.
Reforzando el concepto de movimiento feminista y sus luchas contra la falsa
igualdad, no puedo olvidar mencionar que desde el proyecto social de la ideologa
capitalista- siglo XIX- las mujeres proletarias fueron incorporadas masivamente al
trabajo industrial. Qu lectura debemos hacer del hecho?, signific esto, acaso,
que de una vez para siempre las mujeres haban lograda la tan mentada igualdad?
No, el nuevo sistema las incorpor porque eran mano de obra barata y ms
sumisa que la del hombre, por otro lado, el mundo femenino se encontraba escindido.
En la clase ascendente, la burguesa, las mujeres se quedaron en sus hogares el que
representaba smbolo de status y bienestar econmico. Desde all las mujeres
comenzaron a organizarse en torno a la reivindicacin del derecho al sufragio, las
denominaron sufragistas, en realidad, su lucha abarcaba mucho ms que el derecho
por el voto, se abra camino hacia la universalidad de los valores democrticos y
liberales.
El fin de las sufragistas no fue el deseado, muchas de ellas encontraron la
muerte en prisin mientras defendan sus principios.
Es innegable, que el capitalismo alter las relaciones entre hombres y mujeres
al incorporar a estas ltimas al trabajo, sin embargo Simone de Beauvoir, afirma _No
debe creerse que basta modificar la condicin econmica de las mujeres para
transformarlas (...), si ese factor no entraa asimismo las consecuencias morales,
sociales, culturales, etctera, que anuncia y exige, la mujer nueva no podr aparecer.5
Y as fue, aunque incorporada a la actividades productivas de su tiempo este
hecho no marc el cambio, no emergi la mujer nueva- como bien lo marca la autorani se transform su condicin femenina. Las mujeres participaron, en ese momento,
3

op. cit.pg, 398

De Miguel, Ana y Cobo, Rosa, Implicaciones polticas del feminismo, en Fernando Quesada,
Filosofa poltica I, Trotta, Madrid, 1997.
5
op.cit.pg.538.
4

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del proyecto cultural, y econmico de la modernidad pero como un elemento ms de la

representacin masculina del mundo- la mujer fue utilizada, consumida su fuerzatrabajo por conveniencia- una muestra ms del poder masculino y su deseo de
dominacin.
Las mujeres que el sistema capitalista incorpor adquirieron un nuevo rol fueron proveedoras econmicas de su hogar- en realidad esto se transform en un
adems, porque nunca perdieron su condicin de madres y esposas, sino que
ganaron -para ser sumado a sus otras actividades- el de ser trabajadoras externas
con salario. De Beauvoir, afirma, ...La estructura social no ha sido profundamente
modificada por la evolucin de la mujer, el mundo que ha sido siempre de los hombres
conserva an la fisonoma que le han impreso. Es necesario no perder de vista estos
hechos, que explican la complejidad de la cuestin del trabajo femenino.6.
Tambin expresa esta filsofa, ...para realizar grandes cosas lo que
esencialmente necesita la mujer contempornea es el olvido de s misma; pero, para
olvidarse, es necesario estar antes convencida de que ya se ha encontrado 7
Esta es la condicin que ha reunido y rene -an hoy en la actualidad- a todas
las mujeres que integran el movimiento feminista, habiendo tomado conciencia de su
posicin de oprimidas, necesitaron salir de s, deconstruirse, para poder reconstruirse
como mujeres nuevas.
Y, si bien es cierto que en el contexto de la modernidad, las mujeres que
lograron reinventarse a s mismas formaron agrupaciones o movimientos feministas
que finalmente terminaron por desarticularse porque sus metas eran especficas y una
vez alcanzadas todo termin. Esto no signific que el feminismo como movimiento no
siguiera generando nuevas formas de existencia que den respuesta- desde distintas
disciplinas -a una pregunta central- cul es el lugar que la mujer ha ocupado en la
historia de la cultura occidental?.
A esta preguntan trata de dar respuesta las investigaciones del movimiento
feminista posmoderno, partiendo de la premisa que si las mujeres no fuimos sujetos
incluidos, totalmente, en el proyecto de la modernidad, ni tampoco fuimos
protagonistas de su crisis. Entonces, la modernidad es un proyecto inacabado.
Llegados a este punto, algunas preguntas se hacen impostergables cmo se
articula el movimiento feminista en la posmodernidad?, cules son los puntos de
continuacin y de ruptura que dicho movimiento presenta con respecto al anlisis
realizado por Simone de Beauvoir sobre la condicin femenina?

Desde El segundo sexo hacia los planteos feministas en la posmodernidad

Luego de haber conseguido el voto, el movimiento feminista resurge a finales
de los aos sesenta. Este nuevo feminismo comienza a constituirse en una importante
produccin de conocimiento y de crtica y transformacin del contexto cultural.
Para llevar a cabo ese proyecto que las reuna, las feministas construyeron
conceptos y los incorporaron al lenguaje del anlisis social, conceptos como
patriarcado- definido como sistema de dominacin sexual bsico sobre el que se
levantan el resto de las dominaciones como la raza y la clase. El concepto de gnero expresa la construccin social de la feminidad-, el concepto de casta sexual -alude a la
experiencia comn de opresin vivida por todas las mujeres. Adems, explicitaron la
oposicin espacio pblico/ espacio privado, realizaron propuestas de crtica y revisin
de las identidades sexuales fijas, y tambin de construccin de una nueva subjetividad
6
7

op.cit. pg. 498.

op.cit. pg. 515.

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mujer. Todo esto impact de lleno, fortaleciendo, las luchas polticas femeninas, y
ampliando significativamente el discurso feminista. La propuesta lo privado es pblico
se gener, como construccin discursiva feminista, en ese momento permitiendo a las
mujeres de distintos pases conquistar leyes especficas como el divorcio, el aborto, la
tenencia de los hijos, etctera.
Por otro lado, este movimiento feminista tambin se opuso a la idea de una
razn universal y sacra -herencia de la modernidad- en contraposicin a ella
propusieron revalorizar la experiencia, reivindicar el cuerpo y la teorizacin de las
prcticas. Todo esto en pos de dotar al discurso de otras significaciones surgidas de
formas alternativas al mundo discursivo moderno y masculino.
Es as como asistimos, en estas ltimas dcadas, a ver la ampliacin que el
feminismo igualitario de la modernidad ha producido, generando nuevos flancos de
interpelacin a la cultura patriarcal, proponiendo desde lgicas alternativas una
deconstruccin de la historia occidental y universalista que ha excluido a las mujeres
sistemticamente.
Alicia Puleo8 -quien escribe a favor del feminismo de la igualdad- afirma, que el
feminismo es plural a consecuencia de su expansin e integracin acadmica. Lo
importante es que entre sus diversas manifestaciones se de el dilogo, el anlisis y la
discusin. Aunque la autora es consciente de que muchas veces estas instancias se
tornan difciles de llevar a buen puerto, principalmente, cuando los posicionamientos
de los que se parte son opuestos. Tal es el caso del feminismo de la diferencia frente
al feminismo de la igualdad.
El pensamiento de esta autora -para quien el feminismo de la igualdad
significa, libertad e igualdad de oportunidades para ambos sexos y el despertar de las
individualidades, una vez que se hayan liberado tanto hombres y mujeres de los
estereotipos de sexo- se puede sumar a la lnea crtica de Simone de Beauvoir, en
este sentido podemos decir que representa, junto a tantos otras pensadoras, su
continuacin ideolgica.
Con respecto al feminismo de la diferencia, las feministas de la Librera de
Miln encuentran en este concepto -el de diferencia sexual- un sentido extremo de
libertad para las mujeres. Libertad en un doble sentido, por una parte, como posibilidad
de escindir de las representaciones que, a lo largo de la historia occidental, ha
realizado el sujeto masculino, de ser mujer. Y, por otro lado, libertad en el sentido de
autogenerar una nueva representacin desde la cual la mujer pueda resignificar el
mundo.
En suma, el feminismo de la diferencia busca gestionar sus propuestas
polticas y discursivas con la intencin de positivizar la diferencia mujer, para tal fin ha
complejizando el concepto de gnero como categora de anlisis de la historia, de la
cultura, y de los funcionamientos sociales, y tambin ha profundizado la crtica cultural
al patriarcado.
Para algunas pensadoras el feminismo de la diferencia representa, entonces, lo
opuesto al de la igualdad, y en este sentido el primero se abrira de las teorizaciones
hechas por la autora que nos ocupa -Simone de Beauvoir. Para otras, en cambio, no
habra tal oposicin, as lo ratifica por ejemplo, Justa Montero -de la Asamblea
Feminista de Madrid- quien concibe que la existencia de diferencias y su
reconocimiento no anula las semejanzas que comparten las mujeres. De este
contexto, tambin formaran parte, entonces, las conceptualizaciones que expresa la
filsofa existencialista en el El segundo sexo, pero formando parte de un universo
ms basto que no excluye la existencia de las diferencias.

Puleo, Alicia; El feminismo radical de los setenta: Kate Millet; en Celia Amors (Coor.) Historia
de la teora feminista, Madrid, Universidad Complutense-Direccin General de la Mujer, 1994.

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En otra lnea de investigacin, Celia Amors plantea que el reto actual del
feminismo es el hacerse cargo de la globalizacin. La autora no cree ni en la
Diferencia con mayscula, ni en la pulverizacin del sujeto del movimiento feminista.
No adhiere al feminismo de la diferencia pues afirma que no puede recuperarse lo que
a lo largo de la historia algunas pensadoras de la diferencia sexual interpretan como la
emergencia de una identidad genuina y autoconstituyente. Para ella tal identidad no
representa ms que un mito ya que todas las identidades son construidas y
negociadas en una tensin entre las designaciones de que las hacen objeto los
dominadores y una autodesignacin siempre tentativa.
Y, con respecto al feminismo de la igualdad, considera que el sujeto de dicho
movimiento est siempre en precaria construccin.
Por todo esto su propuesta acerca del nuevo desafo que hoy debe afrontar el
movimiento feminista, y as lo expresa en su obra Tiempo de feminismo, es la
multiculturalidad.
Multiculturalidad orientada en el sentido de una interculturalidad, donde estn
implicadas tanto las mujeres occidentales como las del Tercer mundo. Lo comn que
todas ellas han padecido, ms all de las diferencias, es la dominacin que aunque
con matices distintos posee, sin embargo, claves comunes.
El planteo de Celia Amors sobre el alcance del feminismo, hoy, abre una
nueva va de anlisis en el movimiento. Llegados a este punto me pregunto, es
posible considerar una verdadera ruptura terica con las ideas vertidas por Simone de
Beauvoir en El segundo sexo?, ms an, debemos pensar que las distintas
manifestaciones del feminismo- de la modernidad a la posmodernidad- son
expresiones totalmente diferenciadas unas de otras?
Consideraciones finales
Es innegable que el movimiento feminista no posee un nico discurso, esto
qued plasmado en las pginas de este ensayo a travs de las distintas propuestas
que a lo largo de la historia occidental -moderna y posmoderna- emergieron desde el
feminismo. Adems, es importante aclarar que las dos teoras feministas que fueron
presentadas en este trabajo como representaciones del movimiento en la
posmodernidad, son slo una muestra ya que su explicitacin no agota la diversidad
de las propuestas contemporneas.
Los discursos del movimiento se diversifican porque responden cada uno de
ellos a construcciones de la realidad- mujer distintos, por ende, sus teoras sern
diferentes, as como tambin, sus planteos de lucha y el acento sobre las
vindicaciones que sobre la condicin femenina deben llevarse a cabo.
Desde este contexto podemos afirmar que existen diferencias entre los
planteos feministas de Celia Amors y los de Simone de Beauvoir, en el mismo
sentido, tambin se advierte la diferencia discursiva entre esta ltima filsofa
existencialista y las opiniones vertidas por las feministas de la Librera de Miln, por
ejemplo.
Ahora bien, existen slo diferencias una vez que se analizan sus discursos?,
o, podra pensarse una esencia comn subyacente en todos ellos?
Creo, que se podra pensar que ms all de las diferencias existe un
denominador comn que rene al debate feminista, en general -lleve el movimiento el
nombre que fuere, igualitario, de la diferencia, cultural, ecologista, etctera-, y es su
interpelacin por la condicin femenina. Es decir, su toma de conciencia de la
opresin de la mujer y su lucha por la modificacin de tal condicin.
El feminismo, moderno o posmoderno, rescata con sus luchas el lugar de la
utopa porque se abre camino a travs de los distintos discursos desde un espacio

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negado para las mujeres. Espacio que se inscribe en lo pblico, donde se hallan los
ncleos de poder, de lo dominante y masculino.
Las vindicaciones a la condicin femenina que avizora el movimiento feminista
no se cierran con lo expresado anteriormente, continan en el reconocimiento de la
necesidad de generar un cambio simblico en el universo de la subjetividad-mujer.
Es decir, hacer lo imposible por generar un universo de subjetividad- mujer
desde una lgica alternativa a la cultura dominante, donde se tenga en cuenta la
corporalidad, la palabra, el imaginario femenino, entre otras consideraciones, y, de
esta forma, lograr la resignificacin social que tanto anhelan.
Es este el camino que abrieron las mujeres de la Revolucin Francesa, las
Sufragistas- mencionando slo algunas mujeres concientizadas de su condicin- y
continuaron Simone de Beauvoir, Betty Friedan, Shulamith Firestone, Julliet Millet,
Celia Amors, Alicia Puleo, Justa Montero, Lia Cigarini, y la lista podra seguir
muchsimo ms.
Todas ellas, y tantas ms, anan el pasado y el presente del movimiento
feminista. Reunidas -ms all de la variedad de discursos- en torno a un mismo
objetivo comn, deconstruir la condicin femenina, material y simblicamente, para
que sea posible pensar en una civilizacin humana ms justa y plena.
Por ltimo, fue este mismo principio comn que, adems, me permiti tender
un puente de anlisis a travs de las pginas de "El segundo sexo, identificando
continuidades y rupturas a lo largo de la historia del movimiento feminista.

Bibliografa

Amors, Celia; Tiempo de feminismo: sobre feminismo, proyecto ilustrado y

posmodernidad, ctedra, Madrid, 1997.
Beauvoir, Simone de; El segundo sexo, Ctedra, Madrid, 1998.
Feminismo: Entre la Igualdad y la Diferencia. Dossier de El Viejo Topo. N 73.
Marzo de 1994.
Miguel, Ana de y Cobo, Rosa; Implicaciones polticas del feminismo; en Fernando
Quesada, Filosofa poltica I: Ideas polticas y Movimientos sociales, Trotta, Madrid,
1997.
Puleo, Alicia; El feminismo radical de los setenta: Kate Millet, en Celia Amors
(Coord.), Historia de la teora feminista, Universidad Complutense-Direccin
General de la Mujer, Madrid, 1994.

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