El truco ms ingenioso del Sistema

Theodore Kaczynski

El mayor lujo que se permitir la sociedad de la necesidad tecnolgica, ser

arrebatar todo beneficio que se derivara de la revuelta estril y la sonrisa
aquiescente.
Jacques Ellul1
El Sistema se ha dedicado a engaar a todos los aspirantes a revolucionario
y rebelde. Su truco es tan astuto que, si se hubiera planeado conscientemente,
uno tendra que admirarlo por su elegancia casi matemtica.
1. Lo que el Sistema no es
Empecemos aclarando lo que el Sistema no es. El Sistema no es George W.
Bush con sus consejeros y apuntadores, no son los policas que maltratan a
quienes protestan, no son los presidentes de las multinacionales, y no son
los Frankesteins que en sus laboratorios llevan a cabo sus juegos criminales
con los genes de seres vivos. Todos estos son lacayos del Sistema, pero por
s solos no constituyen el Sistema. Precisamente, los valores individuales y
personales, as como las actitudes, las creencias y el comportamiento de esta
gente, podran significar un conflicto considerable frente a las necesidades
del Sistema.
1

Jacques Ellul, La Sociedad Tecnolgica (The Technological Society), traducida por John
Wilkinson, editada por Alfred A. Knopf, Nueva York, 1964, pgina 427.

Ilustrando el caso con un ejemplo, el Sistema necesita que se respete el

derecho a la propiedad, pero an as esos presidentes, policas, cientficos y
polticos, a veces roban. (Al hablar de robar, no nos limitamos a la sustraccin
de objetos fsicos. Podramos incluir las propiedades adquiridas con fines
ilegales, como evadir el impuesto sobre la renta, aceptar sobornos, y algn
otro tipo de chanchullos y corrupcin.) Pero el hecho de que esos presidentes,
policas, cientficos y polticos a veces roben, no significa que robar sea parte
del Sistema. Al contrario, cuando un polica o un poltico roba algo, se est
rebelando contra la necesidad que tiene el Sistema de que se respete la ley y la
propiedad. Pero, incluso cuando roban, estas personas permanecen fieles al
Sistema en la medida en que, de cara al pblico, mantienen su apoyo personal
a la ley y la propiedad.
Da igual el acto ilegal que cometan los polticos, policas o empresarios,
en calidad de individuos; el robo, los sobornos, y los chanchullos no son
parte del Sistema sino males que le aquejan. Cuanto menos robo hay, mejor
funciona el Sistema; y ese es el motivo por el que los lacayos y promotores
del Sistema siempre abogan por el cumplimiento de la ley de cara al pblico,
incluso cuando a veces ellos mismos encuentran conveniente quebrantarla
en privado.
Y pondr otro ejemplo. Aunque los policas sean los matones del Sistema,
la brutalidad policial no es parte del Sistema. Cuando los policas dejan hecho mierda a un sospechoso a base de palizas, no estn haciendo el trabajo
del Sistema, solo estn dejando fluir su propia ira y hostilidad. La meta del
Sistema no es ni la brutalidad, ni las demostraciones de ira. En lo que concierne al trabajo policial, la meta del Sistema es imponer la obediencia a sus
normas, y hacerlo sin dilacin, con la menor violencia posible, y evitando
crearse mala publicidad. As, desde el punto de vista del Sistema, el polica
ideal sera aquel que nunca se enfadara, que nunca usara ms violencia de la
necesaria, y que, en la medida de lo posible, recurra a la manipulacin antes
que a la fuerza para mantener a la gente bajo control. La brutalidad policial
solo es otro mal de los que aquejan al Sistema, no es parte de l.
Y como prueba tenemos la actitud de los medios de comunicacin. Los
medios mayoritarios condenan la brutalidad policial de una forma casi universal. Por supuesto, la actitud dichos medios representa por lo general el
consenso entre las opiniones de las clases poderosas de nuestra sociedad, ya
que esto es algo bueno para el Sistema.
2

Lo que acabamos de comentar acerca del robo, los chanchullos, y la brutalidad policial, tambin se aplica a los asuntos de discriminacin y persecucin,
tales como racismo, sexismo, homofobia, pobreza, y explotacin laboral. Todas estas cosas son malas para el Sistema. Por ejemplo, cuanto ms despreciada y marginada se sienta la gente negra, ms propensos sern a dedicarse
al crimen y menos a dedicarse a una profesin que les convierta en alguien
til para el Sistema. La tecnologa moderna, con sus rpidos transportes de
larga distancia y su perturbacin de los estilos de vida tradicionales, nos ha
llevado a una mezcla poblacional, de modo que en nuestros das, la gente de
distintas razas, nacionalidades, culturas y religiones, tiene que vivir y trabajar hombro con hombro. Si la gente se dedica a odiarse o a rechazarse los
unos a los otros basndose en cuestiones de raza, etnia, religin, preferencia
sexual, etc., los conflictos que resultaran de ello interferiran con el funcionamiento del Sistema. Exceptuando a algunos restos fsiles del pasado como
Jesse Helms, los cabecillas del Sistema conocen este hecho perfectamente, y
por eso mismo se nos ensea, tanto en la escuela como desde los medios de
comunicacin, que el racismo, el sexismo, la homofobia, y dems, son males
sociales a erradicar.
Sin duda, algunos de los cabecillas del Sistema, algunos polticos, cientficos y altos directivos, piensan que el lugar de la mujer est dentro de casa,
o que los matrimonios homosexuales e interraciales son repugnantes. Pero
incluso aunque la mayora de ellos pensara de ese modo, no significara que
el racismo, el sexismo y la homofobia fueran parte del Sistema, tal y como
la existencia del robo entre las altas esferas no significa que el robo en s sea
parte del Sistema. Igual que el Sistema debe promover el respeto por la ley y
la propiedad en pro de su propia seguridad, tambin se ve obligado a poner
freno al racismo y otros tipos de persecucin por la misma razn. Es por esto
por lo que el Sistema, a pesar de cualquier desviacin personal por parte de
los individuos que conforman su lite, est bsicamente obligado a acallar la
discriminacin y las persecuciones.
Como prueba, observemos de nuevo la actitud de los medios de comunicacin mayoritarios. Exceptuando las tmidas y breves disidencias ocasionales
por parte de los pocos comentaristas atrevidos y reaccionarios, la propagan-

da de los medios favorece de modo abrumador la igualdad racial y sexual, y

la aceptacin de los matrimonios gays e interraciales.2
El Sistema necesita una poblacin que sea mansa, no violenta, domesticada,
dcil y obediente. Debe evitar cualquier conflicto o interrupcin que pueda
interferir con el funcionamiento ordenado de la mquina social. Adems de
suprimir las hostilidades raciales, tnicas, religiosas y de otro tipo, tambin
tiene que suprimir o aprovechar para su propio beneficio todas las otras tendencias que podran conducir a trastornos o desrdenes como el machismo,
los impulsos agresivos y cualquier inclinacin a la violencia.
Naturalmente, los antagonismos raciales y tnicos tradicionales mueren
lentamente, el machismo, la agresividad y los impulsos violentos no son fcilmente suprimidos, y las actitudes hacia el sexo y la identidad de gnero
no se transforman de la noche a la maana. Por lo tanto hay muchas personas que resisten estos cambios, y el Sistema se enfrenta con el problema de
superar su resistencia.3
2
Bastara con llevar a cabo un mnimo repaso de los medios de comunicacin de masas
dentro de los pases industrializados modernos, o incluso dentro de los pases que meramente
aspiran a la modernidad, para confirmar que el Sistema est totalmente volcado en la tarea
de eliminar la discriminacin en funcin a la raza, religin, gnero, orientacin sexual, etc.,
etc., etc. Resultara fcil encontrar miles de ejemplos que ilustraran este hecho, pero aqu solo
se citarn tres, provenientes de tres pases dispares. El Sistema necesita que la poblacin sea
sumisa, pacfica, domesticada, dcil, y obediente. Necesita evitar cualquier tipo de conflicto
o altercado que pudiera interferir con el normal funcionamiento del aparato social. Adems
de poner freno a las hostilidades raciales, tnicas o religiosas, tambin tiene que acallar o
amarrar, por su propio bien, a cualquier otra tendencia que pudiera derivar en desorden o
altercados, tales como el machismo, la agresividad, o cualquier tipo de predisposicin por la
violencia. Naturalmente, los tradicionales antagonismos tnicos y raciales tardan en morir;
el machismo, la agresividad y los impulsos violentos no son fciles de eliminar; y las diversas actitudes frente a la identidad sexual y de gnero, no cambian de la noche a la maana.
As pues sigue habiendo muchos individuos que se resisten a estos cambios, y el Sistema se
enfrenta al problema que supone intentar abatir dicha resistencia.
3
En esta seccin he mencionado lo que el Sistema no es, pero no he dicho lo que es. Un
amigo mo me ha sealado que esto podra desconcertar al lector, as que ser mejor que aclare
que, para el propsito de este artculo, no es necesaria una definicin precisa acerca de qu es
el Sistema. No se me ocurre ni una sola manera de definir al Sistema en una sola frase cerrada
y armoniosa, sin que, el hecho de abordar la cuestin de qu es el Sistema, supusiese a la vez
la interrupcin del curso del artculo con una digresin larga, intrincada e innecesaria; as
que dejo ese asunto sin responder. No creo que mi falta de respuesta afecte a la comprensin
del lector respecto a la idea que quise tratar en este artculo.

2. Cmo explota el Sistema el impulso por rebelarse

Todos los que estamos dentro de la sociedad moderna nos vemos atrapados
por una densa red de normas y reglamentos. Estamos a merced de grandes
organizaciones, tales como empresas, gobiernos, sindicatos, universidades,
iglesias, y partidos polticos, y como consecuencia nos sentimos impotentes.
El resultado de la servidumbre, la impotencia y dems humillaciones que el
Sistema nos inflige, es una amplia frustracin, que nos impulsa a rebelarnos.
Y es entonces cuando el Sistema usa su truco ms ingenioso: Con un ligero
movimiento de mano, convierte la rebelin en algo de lo que sacar provecho.
Mucha gente no comprende cul es la raz de su frustracin, por lo que
su rebelin no tiene rumbo fijo. Saben que se quieren rebelar, pero no saben contra qu quieren rebelarse. Afortunadamente, el Sistema es capaz de
rellenar ese vaco proveyndoles de una larga lista de estereotipadas reivindicaciones estndar contra las que rebelarse: racismo, homofobia, asuntos
de la mujer, pobreza, explotacin laboral todo el cesto de la ropa sucia de
asuntos de activistas.
Un gran nmero de aspirantes a rebelde muerden el anzuelo. Al luchar
contra el racismo, el sexismo, etc., etc., solo le estn haciendo el trabajo al
Sistema. An as, ellos creen que se estn rebelando contra el Sistema. Cmo
es posible?
Primero, hace cincuenta aos, el Sistema no se haba comprometido con
causas como la igualdad para los negros, las mujeres o los homosexuales, por
lo que luchar por estas causas s era una verdadera forma de rebelin. En
consecuencia, a estas causas se las consideraba normalmente como causas
rebeldes. Y han retenido dicho estatus hasta hoy en da debido a la tradicin;
exacto, porque cada generacin de rebeldes imita a las generaciones que la
preceden.
Segundo, an existe un nmero considerable de personas que, como ya
apunt antes, se resisten a los cambios sociales que el Sistema requiere, y
algunas de estas personas son incluso miembros de la autoridad tales como
policas, jueces o polticos. Estos ltimos constituyen un objetivo para los aspirantes a revolucionario, alguien contra quien rebelarse. Los comentaristas
como Rush Limbaugh agilizan el proceso al despotricar contra los activistas:
Ver que estn haciendo enfadar a alguien, lleva a los activistas a ampararse
en la ilusin de que se estn rebelando.
5

Tercero, con objeto de embarcarse en un conflicto incluso con los lderes de

la mayora del Sistema, que aceptan totalmente los cambios sociales que ellos
demandan, los aspirantes a rebelde insisten en soluciones que van ms all
de lo que los lderes del Sistema consideran prudente, y muestran una ira exagerada respecto a asuntos triviales. Por ejemplo, demandan indemnizaciones
econmicas para la gente negra, y normalmente se muestran rabiosos ante
cualquier crtica a un movimiento minoritario, sin importar cun prudente
y razonable sea uno al criticar. De esta manera los activistas son capaces de
mantener la ilusin de que se estn rebelando contra el Sistema. Pero dicha
ilusin es un absurdo. La agitacin contra el racismo, el sexismo, la homofobia y similares, ya no constituye una rebelin mayor contra el Sistema que la
agitacin contra la corrupcin poltica y los sobornos. Aquellos que luchan
contra la corrupcin poltica y los sobornos no se estn rebelando contra el
Sistema sino que lo estn fortificando: Ayudan a que los polticos se mantengan fieles a las normas del Sistema. Aquellos que luchan contra el racismo, el
sexismo y la homofobia, de igual modo estn fortificando el Sistema: Ayudan
al Sistema a suprimir las conductas desviadas que le causan problemas, tales
como el racismo, el sexismo y la homofobia.
Pero los activistas no solo actan como los defensores del Sistema. Tambin actan como una especie de pararrayos que protege al Sistema al adelantarse al resentimiento popular y a sus instituciones. Por ejemplo, haba varias
razones para explicar por qu el Sistema se aprovechaba del hecho de sacar a
la mujer del hogar e introducirla en el entorno laboral. Hace cincuenta aos,
si el Sistema, representado por el gobierno o por los medios, hubiera empezado por las buenas una campaa propagandstica con intencin de hacer
socialmente aceptable el hecho de que la mujer se comenzara a centrar ms
en su vida laboral que en la domstica, la caracterstica resistencia al cambio
por parte de los humanos habra llevado a un amplio rechazo popular. Lo que
realmente ocurri fue que dichas propuestas de cambio fueron encabezadas
por radicales feministas, cuyo rastro iba siguiendo el Sistema a una distancia
prudencial. El rechazo de los miembros ms conservadores de la sociedad fue
dirigido primordialmente contra las feministas radicales antes que contra el
Sistema y sus instituciones, porque los cambios patrocinados por el Sistema
parecan lentos y moderados en comparacin con las soluciones radicales
por las que abogaban las feministas, e incluso esos cambios relativamente

lentos se vean como algo forzado en la marcha del Sistema, como debidos a
la presin de los radicales.
3. El truco ms ingenioso del Sistema
As que, en pocas palabras, el truco ms ingenioso del Sistema es:
a. Por el bien de su propia eficiencia y seguridad, el Sistema necesita provocar cambios radicales y profundos en la sociedad para ajustarse a las
condiciones cambiantes que resultan del progreso tecnolgico.
b. La frustracin devenida de vivir bajo las circunstancias impuestas por el
Sistema lleva a sentir impulsos de rebelin.
c. El Sistema se apropiar de esos impulsos de rebelin para realizar los cambios sociales que este requiera; los activistas se rebelan en contra los
valores viejos y desfasados que dejan de serle tiles al Sistema, y a favor
de los nuevos valores que el Sistema necesita que aceptemos.
d. As, los impulsos rebeldes que de otra manera podran haber sido peligrosos para el Sistema, se van por un sumidero que, no solo es inofensivo
para el Sistema, sino que le es til.
e. La mayora del rechazo popular resultante de los cambios sociales, avanza
esquivando al Sistema y sus instituciones, para acabar volcndose en los
radicales que encabezan dichos cambios.
Por supuesto, este truco no fue planeado con antelacin por parte de los
lderes del Sistema, los cuales ni siquiera son totalmente conscientes de estar
usando un truco. El funcionamiento sera algo similar a esto:
Cuando deciden cmo se posicionan ante determinado asunto, los redactores, editores y dueos de los medios de comunicacin, deben considerar varios factores, consciente o inconscientemente. Deben considerar cmo reaccionarn los lectores a cualquier cosa que impriman o retransmitan acerca
del tema; deben considerar cmo reaccionarn sus patrocinadores, sus colegas de los medios, y otras personas poderosas; y tambin deben considerar
el efecto que lo que impriman o retransmitan tendr sobre la seguridad del
Sistema.
7

Estas consideraciones prcticas normalmente tendrn ms peso en la decisin que cualquier opinin personal respecto al asunto. Las opiniones personales de los dirigentes de los medios, de sus patrocinadores, y de otras
personas poderosas, son variadas. Pueden ser liberales o conservadores, religiosos o ateos. El nico campo universal comn a todos los lderes, es su
compromiso con el Sistema, con su seguridad y con su poder. Por lo tanto,
dentro de los lmites impuestos por lo que el pblico est dispuesto a aceptar,
el principal factor determinante de las actitudes propagadas por los medios,
es un consenso aproximado de las opiniones de los dirigentes mediticos, los
patrocinadores y otras personas poderosas, en base a lo que es bueno para el
Sistema.
Por lo tanto, cuando un redactor u otra persona importante de los medios
decide qu actitud tomar frente a determinado movimiento o causa, lo primero en lo que piensa es en si es algo bueno o malo para el Sistema. Quiz
se diga a s mismo que su decisin est basada en el campo de la moral, en el
de la filosofa, o en el de la religin, pero es un hecho observable que, en la
prctica, la seguridad del Sistema toma preferencia ante los dems factores
involucrados en la determinacin de la actitud de los medios. Por ejemplo,
si un redactor de una revista de actualidad se fija en el militia movement,
puede o no simpatizar personalmente con algunas de sus reivindicaciones y
metas, pero tambin ve que habr un fuerte consenso entre sus patrocinadores y colegas de los medios respecto a que el militia movement es potencialmente peligroso para el Sistema y por lo tanto debe ser rechazado. Bajo
estas circunstancias, l sabe que es mejor que su revista adopte una actitud
negativa hacia el milicia movement. La actitud negativa de los medios es
presumiblemente una parte de la razn por la que el militia movement ha
cado.
Cuando el mismo redactor se fija en las radicales feministas ve que algunas de sus propuestas ms extremas seran peligrosas para el Sistema, pero
tambin ve que las feministas albergan una parte muy til para el Sistema.
La participacin de la mujer en el mundo tecnolgico y empresarial les integra mejor en el Sistema a ellas y a sus familias. Sus aptitudes pasan a servir
al Sistema en los asuntos tcnicos y de negocios. El nfasis que ponen las
feministas en acabar con la violencia domstica y las violaciones tambin
responde a las necesidades del Sistema, ya que el maltrato y las violaciones,
como otras formas de violencia, son peligrosas para el Sistema. Quiz ms
8

importante an, el redactor reconoce la nimiedad e insignificancia del trabajo

domstico moderno, y ve que el aislamiento social del ama de casa moderna
puede desencadenar frustracin en muchas mujeres; frustracin que causar problemas al Sistema, a no ser que se les permita recurrir a la salida de
desarrollar una carrera en el mundo tcnico y empresarial.
Incluso si el redactor es del tipo machote, que personalmente se siente ms
cmodo con la mujer en una posicin subordinada, sabe que el feminismo,
al menos en una forma relativamente moderada, es bueno para el Sistema.
Sabe que la postura de su editorial debe ser favorable respecto al feminismo
moderado, pues de otro modo se enfrentara al rechazo de sus patrocinadores
y dems personas influyentes. Es por esto por lo que la actitud de los medios
mayoritarios normalmente ha consistido en apoyar al feminismo moderado,
luego una mezcla respecto al feminismo radical, y finalmente una respuesta
totalmente hostil frente a las posiciones feministas ms extremistas. A travs
de este tipo de procesos, los movimientos rebeldes que son peligrosos para el
Sistema estn sujetos a propaganda negativa, mientras que los movimientos
rebeldes que se cree que son tiles para el Sistema reciben un apoyo prudente
desde los medios. La absorcin inconsciente de la propaganda proveniente
de los medios induce a los aspirantes a rebelde a rebelarse de una manera
que en realidad sirve a los intereses del Sistema.
Los intelectuales de las universidades tambin juegan un rol importante
en la realizacin del truco ms ingenioso del Sistema: Aunque les guste fantasear con que son pensadores independientes, los intelectuales son (salvo
excepciones puntuales) el grupo ms sobresocializado, el ms conformista,
el ms dcil y domesticado, el ms mimado, dependiente y endeble de todos los grupos en la Amrica de hoy en da. Como resultado, su impuso por
rebelarse es particularmente fuerte. Pero, como son incapaces de pensar de
manera independiente, la rebelin real se torna imposible para ellos. En consecuencia, estn enganchados al truco del Sistema, ya que les permite irritar
a la gente y disfrutar de la ilusin de rebelarse sin tener que cambiar jams
los valores bsicos del Sistema. Como son los profesores de gente joven, estn en posicin de ayudar al Sistema a utilizar su truco para engaar a los
jvenes, cosa que hacen al canalizar los impulsos rebeldes de dichos jvenes
hacia objetivos estndar estereotipados: racismo, colonialismo, asuntos femeninos, etc. La gente joven que no es estudiante de la universidad, a travs
de los medios o del contacto personal, aprende sobre esos temas de justicia
9

social por los que los estudiantes se rebelan, e imitan a dichos estudiantes.
As se convierte una cultura juvenil en un modo estereotipado de rebelin
que se propaga mediante la imitacin de los colegas, del mismo modo que los
peinados, la ropa, y otras modas tambin se propagan mediante la imitacin.
4. El truco no es perfecto
Como es natural, el truco del Sistema no funciona a la perfeccin. No todas
las posiciones adoptadas por la comunidad activista son compatibles con
las necesidades del Sistema. A este respecto, algunas de las dificultades ms
importantes a las que el Sistema hace frente estn relacionadas con el conflicto entre los dos tipos distintos de propaganda que el Sistema debe usar,
propaganda de integracin y propaganda de agitacin.4
La propaganda de integracin es el principal mecanismo de socializacin
en la sociedad moderna. Es propaganda que est diseada para inculcar en
la gente las actitudes, creencias, valores y hbitos que necesitan tener, con
el fin de ser herramientas del Sistema tiles y seguras. Ensea a la gente a
reprimir o sublimar permanentemente aquellos impulsos emocionales que
sean peligrosos para el Sistema. Est ms enfocada a actitudes de largo plazo
y valores profundamente arraigados de gran aplicacin, que a las actitudes
frente a temas especficos y actuales. La propaganda de agitacin se aprovecha de las emociones de la gente para despertar en ellos ciertas actitudes o
comportamientos frente a temas actuales y especficos. En vez de ensear
a la gente a reprimir sus impulsos emocionales peligrosos, busca estimular
ciertas emociones para unos propsitos bien definidos y localizados temporalmente.
El Sistema necesita una poblacin disciplinada, dcil, cooperativa, pasiva y
dependiente. Sobre todo requiere una poblacin pacfica, ya que necesita que
el gobierno tenga el monopolio del uso de la fuerza fsica. Por esta razn, la
propaganda de integracin nos dice que debemos horrorizarnos, asustarnos y
espantarnos de la violencia, y as no nos veremos tentados a usarla ni siquiera
cuando estemos muy enfadados. (Por violencia me refiero a los ataques
fsicos hacia seres humanos.) De una manera ms general, la propaganda de
4

Jacques Ellul debate los conceptos de propaganda de integracin y propaganda de

agitacin en su libro Propaganda, editado por Alfred A. Knopf en 1965.

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integracin nos ha de ensear valores dulces y cariosos, que enfaticen la

falta de agresividad, la interdependencia, y la cooperacin.
Por otra parte, en ciertos contextos el propio Sistema encuentra til o necesario el recurrir a mtodos agresivos y brutales para alcanzar sus propios
objetivos. El ejemplo ms obvio de esos mtodos es la guerra. En tiempo de
guerra el Sistema se apoya en la propaganda de agitacin: Para ganar el apoyo popular respecto a una accin militar, se aprovecha de las emociones de la
gente para hacer que se sientan asustados y furiosos con su real o hipottico
enemigo.
Llegada esta situacin se crea un conflicto entre la propaganda de integracin y la propaganda de agitacin. A aquella gente en la que calaron profundamente los tiernos valores del rechazo a la violencia no se le puede persuadir fcilmente para que d su aprobacin a una cruenta operacin militar. Y
aqu, en cierta medida, al truco del Sistema le sale el tiro por la culata. Los
activistas, que se haban estado rebelando en pro de los valores de la propaganda de integracin, continan hacindolo durante la guerra. Se oponen a
la guerra no solo porque es violenta, sino porque es racista, colonialista,
imperialista, etc. que son cosas contrarias a los valores dulces y cariosos
que la propaganda de integracin les ense.
Al truco del Sistema tambin le sale el tiro por la culata en lo que concierne
al trato de animales. Inevitablemente, mucha gente extrapola a los animales
esos valores dulces de aversin a la violencia que les fueron enseados respecto a los humanos. Les horroriza la matanza de animales para comer y
otras prcticas dainas para estos, como la reduccin de la gallina a la categora de mquina ponedora de huevos almacenada en minsculas celdas, o el
uso de animales para experimentos cientficos. Hasta un punto, la oposicin
resultante al maltrato de animales puede ser til para el Sistema: debido a
que una dieta vegana es ms eficiente en trminos de utilizacin de recursos
que una carnvora, el veganismo, si fuera ampliamente aceptado, ayudara a
llevar con mayor facilidad la carga que supone la limitacin de los recursos
de La Tierra con respecto al crecimiento demogrfico. Pero activistas, el insistir en acabar con el uso de animales para experimentos cientficos entra
en conflicto directo con las necesidades del Sistema, ya que en las previsiones de futuro no se contempla a ningn sustituto factible que reemplace a
los animales como sujetos de investigacin. Sin embargo, el hecho de que al
truco del Sistema le salga algn que otro tiro por la culata, no evita que glo11

balmente sea un dispositivo increblemente eficaz para inhibir los impulsos

rebeldes en provecho del Sistema.
Hay que reconocer que el truco descrito aqu no es el nico factor determinante respecto a la direccin que toman los impulsos rebeldes en nuestra
sociedad. Mucha gente de hoy en da se siente dbil e impotente (por la propia razn de que en realidad el Sistema s que nos hace dbiles e impotentes),
y por ello se identifican de forma obsesiva con las vctimas, con el dbil y
con el oprimido. Esto es en parte la razn por la que, los asuntos de persecuciones, tales como el racismo, el sexismo, la homofobia o el neocolonialismo,
se han convertido en asuntos estndar del activista.
5. Un ejemplo
Tengo aqu un texto de antropologa5 en el que he visto varios ejemplos
adecuados para mostrar la manera en la que, los intelectuales de las universidades, ayudan al Sistema con su truco al disfrazar su conformismo de crtica
a la sociedad moderna. Los mejores ejemplos se encuentran entre las pginas 132 y 136, donde el autor cita, de modo adaptado, un artculo de una tal
Rhonda Kay Williamson, una persona intersexual (que es una persona que
ha nacido con caractersticas fsicas tanto masculinas como femeninas).
Williamson declara que los indios americanos no solo aceptaban a las personas intersexuales sino que las valoraban de forma especial.6 Ella contrasta
esta actitud con la euro-americana, equiparando esta ltima a la actitud que
sus propios padres adoptaron hacia ella. Los padres de Williamson le maltrataron cruelmente. Acabaron consiguiendo que odiara su condicin de intersexual. Le dijeron que estaba maldita y en manos del demonio, y le llevaban
a iglesias carismticas para que le extirparan al demonio. Incluso le daban
paos en los que se supona que tena que expulsar al demonio tosiendo.
Pero obviamente, resulta ridculo equiparar esto con la actitud euroamericana. Podra aproximarse a la actitud euro-americana de hace 150 aos,
5

William A. Haviland, Antropologa Cultural, novena edicion, Harcourt Brace & Company, 1999.
6
Asumo que esta afirmacin es precisa. Ciertamente refleja la actitud de los Navajo. Vase
Gladys A. Reichard, Navaho Religion: A Study of Symbolism, Princeton University Press,
1990, pgina 141. Este libro tiene un copyright original de 1950, bastante antes de que los
antroplogos acabaran fuertemente politizados, as que no veo razn para suponer que dicha
informacin ha sido sesgada.

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pero actualmente en Amrica casi cualquier educador, psiclogo, o clrigo

mayoritario, quedara horrorizado al presenciar ese trato hacia una persona
intersexual. Los medios de comunicacin no retrataran dicha actitud bajo
una ptica favorable ni en sueos. El tpico americano de clase media de
nuestros das, puede que no acepte la intersexualidad como lo hacan los indios, pero solo unos pocos no reconoceran la crueldad presente en el tipo
de trato que recibi Williamson.
Obviamente los padres de Williamson eran desviados, unos majaretas religiosos cuyas actitudes y creencias traspasaban el lmite impuesto por los
valores del Sistema. As, mientras Williamson se dedica a fingir una crtica
a la sociedad euro-americana moderna, lo que en realidad hace es atacar solo a la minora de desviados y a las culturas rezagadas que an no se han
adaptado a los valores dominantes de la Amrica de hoy en da.
Haviland, el autor del libro, en la pgina 12 retrata a la antropologa cultural como iconoclasta, como desafiante respecto a los supuestos asumidos
de la sociedad occidental. Esto se aleja tanto de la verdad que sera incluso
gracioso si no fuera tan pattico. La corriente principal de la antropologa
americana moderna se encuentra bajo una miserable sumisin a los valores
del Sistema y a los supuestos asumidos por este. Cuando los antroplogos
de hoy en da pretenden poner en tela de juicio a los valores de su sociedad,
lo ms normal es que solo lo hagan con valores del pasado, obsoletos y pasados de moda, que en la actualidad no son defendidos por nadie, excepto
por desviados y rezagados que dejaron de seguir los cambios culturales que
el Sistema requiere que aceptemos.
El uso que hace Haviland del artculo de Williamson ilustra todo esto muy
bien, y representa la lnea general de todo su libro. Haviland da la lata con
hechos etnogrficos que ensean lecciones polticamente correctas a sus lectores, pero desestima u omite todos los hechos etnogrficos que son polticamente incorrectos. As, mientras cita el apunte que haca Williamson enfatizando que los indios aceptaban a las personas intersexuales, no menciona,
por ejemplo, que entre muchas tribus indias a la mujer que cometa adulterio se le cortaba la nariz,7 mientras que el hombre adltero no reciba castigo
7
Esto es de sobra conocido. Algunos ejemplos: Angie Debo, Geronimo: The Man, His
Time, His Place, University of Oklahoma Press, 1976, pag. 225; Thomas B. Marquis (intrprete), Wooden Leg: A Warrior Who Fought Custer, Bison Books, University of Nebraska Press,
1967, pag. 97; Stanley Vestal, Sitting Bull, Champion of the Sioux: A Biography, University of

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alguno; o que entre la tribu corneja (Crow en ingls, Absaroka en nativo) el

guerrero que recibiera un ataque por parte de un extranjero, debera matarle inmediatamente, o si no quedara irreversiblemente deshonrado a ojos de
su tribu;8 Haviland tampoco debate sobre el uso habitual de la tortura por
parte de los indios del Este de Estados Unidos.9 Por supuesto, los hechos de
este tipo representan violencia, machismo, y discriminacin sexual, por lo
que son incompatibles con los valores actuales del Sistema, y tienden a ser
censurados por ser polticamente incorrectos. Pero no dudo de que Haviland
sea totalmente sincero cuando dice creer que los antroplogos ponen en tela
de juicio los supuestos asumidos por la sociedad occidental. Es fcil que la capacidad de autoengao de los intelectuales de nuestras universidades llegue
hasta ese punto.
En conclusin, quiero dejar claro que no estoy sugiriendo ni que sea bueno
cortar narices por cometer adulterio, ni que se deba tolerar ningn otro abuso contra la mujer, ni que me gustara ver a gente marginada o rechazada,
ya sea porque son intersexuales o por su raza, religin, orientacin sexual,
etc., etc., etc. Pero en nuestra sociedad actual, esos problemas son, como mucho, cuestiones reformistas. El truco ms ingenioso del Sistema consiste en
encauzar hacia estas modestas reformas los impulsos rebeldes, que, de otro
modo, podran llevar a la accin revolucionaria.

Oklahoma Press, 1989, pag. 6; The New Encyclopedia Britannica, Vol. 13, Macropaedia, 15th
Edition, 1997, artculo American Peoples, Native, pag. 380.
8
Osborne Russell, Journal of a Trapper, edicin Bison Books, pag. 147.
9
El uso de la tortura por parte de los indios del Este de EE.UU. es de sobra conocido.
Vanse los siguientes ejemplos: Clark Wissler, Indians of the United States, Revised Edition,
Anchor Books, Random House, New York, 1989, pags. 131, 140, 145, 165,282; Joseph Campbell, The Power of Myth, Anchor Books, Random House, New York, 1988, pag. 135; The New
Encyclopedia Britannica, Vol. 13, Macropaedia, 15th Edition, 1997, article American Peoples,
Native, pag. 385; James Axtell, The Invasion Within: The Contest of Cultures in Colonial
North America, Oxford University Press, 1985, cita de pgina no disponible.

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Theodore Kaczynski
El truco ms ingenioso del Sistema
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