Enid Blyton - Los Cinco, 17-Los Cinco en Peligro
Enid Blyton - Los Cinco, 17-Los Cinco en Peligro
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En l
encontrars a Julin, Dick, Jorge, Ana y Tim, el perro, como en
todos los dems libros de esta misma coleccin. Cada libro constituye una aventura completa.
CAPTULO PRIMERO
UNAS TRISTES VACACIONES
Estas vacaciones de Navidad son las peores que
hemos pasado en nuestra vida! exclam Dick.
Y vaya mala suerte que ha tenido Jorgel Mira
que venir a pasar las Navidades con nosotros y ponernos
todos enfermos con este catarro tan espantoso y esta tos
tan horrible! aadi Julin.
Sobre todo tener que pasar en cama el da de Navidad... dijo Jorge. Y lo peor fue que no pude comer
nada de nada. Figuraos, no tener hambre el da de Navidad! Nunca pens que semejante cosa pudiera pasarme
a m...
Tim fue el nico que no cay enfermo coment
Ana acaricindolo. Te portaste muy bien mientras estuvimos en cama, Tim. Repartiste tu tiempo entre nosotros
admirablemente.
Guau! asinti Tim con solemnidad. Tampoco l
se haba sentido muy feliz durante aquellas Navidades.
Que cuatro de los cinco se pasaran todo el tiempo en cama
tosiendo y estornudando resultaba bastante desagradable.
Bueno, de todos modos ya volvemos a estar levanta-
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dos intervino Dick. Aunque me da la sensacin de
que mis piernas an no son capaces de sostenerme!
Ah! Tambin te pasa a ti? pregunt Jorge.
Estaba tan preocupada por mis piernas...!
A todos nos ocurre lo mismo replic Julin. Estaremos bien dentro de uno o dos das. De todas maneras
tenemos que volver al colegio la semana que viene, as
que ser mejor que nos encontremos bien para entonces.
Los cuatro se quejaron y, acto seguido, rompieron a
toser.
Esto es lo peor de este microbio, sea el que sea se
lament Jorge. Tanto da que riamos o gritemos o nos
quejemos. En seguida empezamos a toser. Me volver
completamente loca si no me curo pronto. No me deja
dormir en toda la noche.
Ana se acerc a la ventana.
Ha nevado otra vez. No mucho, pero todo est precioso. Y pensar que podamos haber jugado con la nieve toda la semana pasada! No hay derecho a pasar unas
vacaciones como stas!
Jorge se uni a ella junto a la ventana. Un coche se
haba estacionado fuera y un hombre corpulento y de
aspecto alegre sala de l y entraba apresuradamente por
la puerta principal.
Aqu est el mdico anunci Ana. Apuesto a que
dir que todos estaremos bien para volver al colegio la
semana prxima...
Pasados unos instantes, se abri la puerta y entr el
doctor seguido por la madre de Julin, Dick y Ana. sta
pareca cansada. No era de extraar! Cuidar a cuatro
nios enfermos y a un perro desesperado durante todas
las Navidades no supona un trabajo fcil.
Bueno, aqu los tiene a todos de pie anunci la
seora Barnard. An parecen estar bastante abatidos,
verdad?
Pronto estarn perfectamente la tranquiliz el
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Podremos irnos en seguida, verdad, mam? exclam Dick, impacientemente. Lo ms pronto posible!
Debes de estar agotada, despus de habernos cuidado da
y noche.
S. Estoy segura de que os vendr bien salir una
semana o quiz diez das asinti su madre. El problema es adonde... Podrais ir a casa de Jorge, a Kirrin,
supongo... Pero no es demasiado montaoso... Y adems
el padre de Jorge no va a celebrar precisamente la llegada
de cuatro resfriados como los vuestros.
No. Se pondra hecho una furia confirm Jorge.
Abrira de golpe la puerta y gritara: Quin ha...?
Pero cuando Jorge empez a gritar, la tos la acometi
de nuevo. Esto acab con su pequea imitacin.
Ya est bien, Jorge le reprendi su ta. Por favor, bbete un vaso de agua.
Durante un buen rato continuaron discutiendo adonde podran ir. Entre tanto, la nieve iba cayendo lenta y
regularmente. Dick se acerc a la ventana, complacido.
Si pudiramos encontrar un lugar en la montaa,
un lugar donde pudiramos usar los trineos y los esqus,
tal como dijo el doctor... Cielos! exclam. Slo de
pensarlo ya me siento mejor! Espero que siga nevando.
Me parece que lo mejor ser consultar con una agencia de viajes y excursiones y ver si nos ofrecen algo interesante opin su madre. Quizs un lugar de veraneo
en la montaa. Ahora estarn todos vacos y podrais elegir una cabana, un chalet o algo por el estilo.
Pero todas las llamadas telefnicas tuvieron un resultado negativo.
No respondan de las agencias. No podemos sugerirle nada. Nuestros campamentos estn cerrados y no
conocemos ninguno de invierno en este pas.
Y de pronto, como sucede muchas veces, el problema
fue solucionado por alguien a quien no se les haba ocu-
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CAPTULO II
HACIA LA CAADA MGICA
Pronto todo estuvo solucionado. La anciana seora
Jones, cuya voz llegaba perfectamente clara a travs de
la conferencia telefnica, se mostr encantada de recibir
a los cuatro nios.
S, seora, comprendo. Sus resfriados no durarn
aqu ni un da siquiera. No se preocupe, seora. Cmo
est mi sobrino Ifor Jenkins, seora? Supongo que todava estar satisfecha con l. Era un chico bastante salvaje, pero...
Mam! Dile que tambin llevamos un perro murmur Julin al odo de su madre. Jorge le haba estado
haciendo gestos, sealando primero a Tim, despus al
telfono, en el que su ta escuchaba pacientemente el parloteo de la seora Jones.
Esto..., seora Jones, quiero que sepa que tambin
va a recibir un perro inform su ta. Cmo? Que
ya tiene siete perros? Cielos! Claro, para las ovejas, comprendo...
Siete perros, Timl explic Jorge en voz baja a su
perro, que empez a menear el rabo inmediatamente.
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se puso en marcha. Por fin en camino! Jenkins les esperaba junto a la verja y agit la mano en un gesto de
saludo.
Recuerdos a mi ta! grit mientras cerraba la
puerta de la verja.
El conductor era muy charlatn. Pronto le explicaron
sus desgraciadas vacaciones y lo contentos que se sentan
por este inesperado respiro antes de volver al colegio.
A cambio, l les habl de s mismo y de su familia. Tena
once hermanos y hermanas. Su charla no ces durante
la mayor parte del viaje.
Al cabo de un rato, se detuvieron para tomar un tentempi sin salir del coche. Se dieron cuenta de que estaban hambrientos por primera vez desde que haban enfermado.
Caramba! Realmente me apetecen estos bocadillos
exclam Jorge con sorpresa. Y a ti, Ana?
_ Tambin. Y no me saben a cartn como todas
las
comidas que nos daban hasta ahora repuso Ana. Tim,
ahora que hemos recuperado el apetito ya no vas a tener
tanto que comer.
Pareca una aspiradora mientras hemos estado enfermos, verdad? intervino Dick. No haca ms que
tragarse todo lo que nosotros no podamos comer. Pescado hervido! Saba a lana estofada!
Todos rieron y rompieron a toser a coro.
Al orlos, el chfer mene la cabeza.
Vaya unos resfriados ms desagradables que habis
pescado! coment. Esto me recuerda cuando mi familia y yo cogimos la tos ferina. La pasamos doce de nosotros a la vez. Y cuando tosamos todos, parecamos la
sirena de los bomberos a toda potencia.
Esto hizo rer a los nios, con lo cual volvieron a toser.
Pero, por raro que parezca, nadie le dio la menor importancia a estas irritantes toses. Estaban seguros de que
2. EN PELIGRO
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incapaz de mirar siquiera el pan con mermelada exclam. Debamos estar realmente enfermos aquel da que
no pudimos ni tomarnos el helado a pesar de lo que
mam insisti para que comiramos un poco.
Mis piernas todava estn un poco temblorosas
dijo Ana. Pero empiezan a dar la sensacin de que
conseguirn sostenerme. Gracias a Dios!
Se pusieron en marcha. Haban entrado ya en Gales
y en el horizonte empezaban a divisarse las montaas. Era
un atardecer muy claro y, aunque las montaas aparecan
blancas de nieve, el campo que cruzaban no estaba tan
nevado como su casa cuando la dejaron.
Espero que la nieve no empiece a derretirse justo
cuando lleguemos coment Dick. Hay bastante en las
montaas, pero en los valles apenas queda.
Pasaron un poste sealizador. Julin trat de leerlo,
pero slo consigui ver una palabra que pareca algo as
como Cymryhlli. Pregunt al chfer:
Ha visto usted el poste sealizador? Ya estamos
llegando a La Caada Mgica?
S. ste debe de ser el camino repuso el chfer.
No he dejado de mirar un momento. Me extraa que an
no la hayamos visto.
Caramba! Espero que no nos hayamos perdido
- iauiuiui a nii me gusuuia nacer 10 mismo exclam Ana. Pero no sera de buena educacin. Tim! Que
n Julin.
Pero no apareca ninguno. Ni siquiera encontraron
ningn poste indicador. Estaba anocheciendo y haba salido ya la luna, que daba una suave luz.
Est seguro de que estamos en el buen camino?
pregunt Dick al chfer. La carretera se vuelve cada
vez peor y hace aos que no hemos pasado ninguna
granja.
Bueno, puede que hayamos equivocado el camino
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CAPTULO III
EL FIN DEL VIAJE
Bueno, tendremos que dar media vuelta y bajar la
montaa dijo Dick cuando el chfer regres junto al
coche.
No, espere. Voy a ver si hay luces en alguna parte
exclam Julin, saltando fuera del automvil. Podramos avanzar un poco ms y tratar de encontrar la casa.
Al fin y al cabo, hemos venido mirando hasta llegar aqu
mientras bamos por el empinado camino y no hemos
visto nada.
Se acerc a la puerta y la observ a la luz de los faros
del coche.
Est cerrada con candado explic. Pero creo que
podr trepar por ella. Hay una luz por all, en alguna
parte, aunque no s a qu distancia.
Antes de que pudiera empezar a subir por la puerta,
oyeron el rumor de unos pasos apresurados. De pronto,
un ladrido y un aullido salvaje rasgaron la noche. Un
animal gru al otro lado de la puerta.
El conductor volvi apresuradamente al coche y cerr
de un portazo. Julin corri tambin hacia el coche, dan-
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piedra y las llamas iluminaban las habitaciones con mucha mayor claridad que las velas.
Esta habitacin ser para vosotras, chicas. Dick y
yo nos quedaremos con la otra decidi Julin. Caray!
Hasta tenemos chimeneas en las habitaciones. Es estupendo!
Me acostar pronto y me quedar despierta para
contemplar las llamas anunci Ana. Me alegro de
que las habitaciones no sean fras! Con el fro, seguro que
me dara la tos.
Hoy no hemos tosido demasiado coment Dick.
Como es natural, inmediatamente empezaron a toser.
La seora los oy desde abajo y se apresur a llamarlos:
Corred! Venid aqu junto al fuego.
Pronto estuvieron abajo, sentados en la sala. No haba
all nadie ms que la seora Jones sirviendo el t.
Va a venir alguien ms a tomar el t? inquiri
Jorge. Toda esta comida no puede ser para nosotros
solos, verdad?
Pues s que lo es repuso la seora, cortando gruesas lonjas de jamn. ste es vuestro cuarto de estar,
el que dejo a las familias a las que les alquilo habitaciones. Y tenis tambin una cocina para vosotros solos. Podis hacer lo que os parezca, todo el ruido que os d la
gana. Nadie os oir, las paredes son muy gruesas.
Despus de servirles, sali de la habitacin, sonriendo
y agitando la cabeza. Los nios se miraron unos a otros.
Me gusta mucho afirm Ana. Debe de ser viejsima, ya que es ta de Jenkins! Pero tiene los ojos muy
brillantes y muy jvenes!
Ya me siento mejor exclam Dick, atacando el
tocino. Jorge, dale t algo a Tim. Me est empujando
con la pata y, si quieres que te diga la verdad, no puedo
desperdiciar mi tocino con l.
Tomar un poco del mo replic Jorge. Crea
que tena hambre, pero veo que no. Me siento muy cansada.
Julin la contempl. Realmente aparentaba un gran
cansancio y tena los ojos agrandados por oscuras ojeras.
Acaba tu cena, camarada le recomend Julin.
Y vete a la cama. Ya deshars las maletas maana. Ests
agotada despus de este viaje. Ni siquiera Ana parece
tan cansada como t.
La anciana seora Jones entr y aprob la idea de Julin de que se fueran a la cama al terminar.
Maana os levantis a la hora que os apetezca.
Y cuando hayis bajado, venid a la cocina a avisarme.
Ya sabis que aqu podis hacer lo que queris.
Pero todo'lo que deseaban en aquel momento era meterse en la cama y dormir a la luz de los crepitantes troncos. Qu alivio deslizarse entre las speras sbanas y
cerrar los ojos! Todos, excepto Tim, que mont guardia
junto a la puerta mucho rato despus de que Jorge se
durmiera. Buen muchacho, Timl
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CAPTULO IV
EN LA VIEJA GRANJA
Los cuatro nios durmieron como troncos toda la noche. Si acaso tosieron alguna vez, ni se enteraron de ello.
Permanecieron en sus camas sin moverse apenas. Slo
Tim abra ocasionalmente un ojo, como haca siempre
la primera noche que pasaban en algn lugar extrao.
Salt cuando un tronco ardiendo cay hacia un lado.
Contempl extraado la brillante llama que lama la chimenea mientras el tronco crepitaba. Alz una oreja cuando una lechuza ulul junto a la ventana. Al fin se durmi
tambin, tendido como de costumbre a los pies de Jorge.
Aunque seguramente la seora Jones no lo hubiera aprobado!
Por la maana, Julin fue el primero en despertarse.
Todos los ruidos de la granja le llegaban a travs de la
ventana cerrada: los hombres llamndose unos a otros,
el mugido de las vacas, el ladrido de un perro, despus
de otro y, por fin, de todos a la vez, y el pacfico cloquear de las gallinas y los patos. Era estupendo quedarse
tumbado oyndolo todo y sintindose cmodo con aquella agradable sensacin de pereza.
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os gustara desayunar ahora? Huevos con jamn, salchichas caseras, pastelillos de carne o...?
Me gustara comer huevos con jamn decidi inmediatamente Julin. Los dems asintieron. La seora
Jones sali de la habitacin y los nios se frotaron las
manos.
Por un momento tem que slo nos diera pan con
mantequilla y mermelada dijo Dick. Mirad! Fijaos
cunta crema hay en el jarro. Decididamente, cuando sea
mayor, vivir siempre en una granja.
Guau! aprob Tim. Oa a los otros perros ladrar
fuera y se acerc a la ventana para verlos. Jorge se ech
a rer.
Tendrs que recordar que no eres ms que un invitado cuando te presentemos a esos perros. Nada de empezar a dar vueltas alrededor de ellos, ladrando como un
loco.
Son perros muy grandes dijo Dick, reunindose
con Tim en la ventana. Collies galeses, me parece. Son
muy buenos pastores... Qu clase de perro sera aquel
que nos ladr tan ferozmente la otra noche en Viejas
Torres? Os acordis?
S. Y la verdad es que no me hizo ninguna gracia
replic Ana. Fue casi como una pesadilla el perdernos, subir a aquella montaa, encontrar el horrible cartel
en la puerta, nadie a quier preguntar el camino y aquel
perro oculto ladrndonos furioso desde el otro lado de
las puertas. Y para colmo el coche resbalando por aquel
extrao camino...
S, todo fue un poco extrao asinti Dick. Ah!
Aqu llega nuestro desayuno. Pero... Seora Jones! Si
aqu hay suficiente para ocho personas!
La anciana vena seguida de
una mata de pelo negro, un hombre enorme, con
ailantes ojos azules y boca
severa.
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pasado por agua asegur Dick. Oye, Julin, no deberamos telefonear a casa para decir que hemos llegado
bien?
Sopla! Pues claro que s exclam Julin. Ya
quera haberlo hecho ayer. Voy ahora mismo, si la seora Jones me lo permite. Eh, mirad! No es se nuestro chfer, el que pasa por all? Seguramente habr dormido aqu esta noche.
El conductor iba a meterse en el coche cuando oy a
Julin que golpeaba el cristal de la ventana. Se acerc
a la granja y pronto entr en la sala de los nios.
Me marcho les dijo. La anciana seora me ha
ofrecido una cama en el granero. Nunca he dormido ms
a gusto en mi vida! Por cierto, ya s por qu el coche
avanzaba ayer tan lentamente por la montaa de Viejas
Torres.
Ah, s? Y por qu? pregunt Julin, interesado.
Bueno, no le pasaba nada al coche repuso el chfer. Y me alegro mucho de saberlo! Era la montaa.
Qu quiere usted decir? intervino Dick, asombrado.
Bien, la esposa del pastor me ha dicho que creen
que hay algn mineral magntico bajo la montaa explic. Porque cuando el cartero sube en bicicleta, le
ocurre lo mismo. Su bicicleta parece de plomo y se vuelve
tan pesada que no puede pedalear. Y si la empuja todava
es peor. As que ha decidido dejarla siempre al pie de la
montaa y subirla a pie.
Ya... As que ese mineral magntico, sea el que sea,
fue lo que atrajo nuestro coche ayer. Y tiene tanta fuerza
como para hacerlo ir as de lento coment Julin.
Qu extrao! Tiene que tratarse de algn yacimiento de
un metal muy poderoso. Afecta del mismo modo a todos
los coches?
S, desde luego. Ningn coche puede arrancar sin
ayuda respondi el conductor. A decir verdad, es una
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CAPTULO V
LAS COSAS PODRAN IR PEOR!
Los tres vociferantes perros no repararon siquiera en
Jorge. Ellos queran a Tim. Quin era aquel extrao que
osaba rondar por su casa? Trataron de alcanzarlo. Pero
all estaba Jorge, blandiendo la correa de cuero y golpeando primero a uno y luego a otro de los perros. Julin
corri a ayudarla. De pronto Tim exhal un agudo chillido. Le haban mordido!
Alguien llegaba a toda prisa por la esquina. Era la
seora Jones, corriendo como si tuviera doce aos!
Tang! Bob! Dai! grit. Los tres perros no le hicieron el menor caso. De pronto, de algn lugar indeterminado, lleg una voz. Y qu voz! Reson por todo el
patio como si hubieran utilizado un megfono.
DAI! BOB! TANG!
Al or la estentrea voz, los tres animales se detuvieron al instante. Luego dieron media vuelta y desaparecieron a toda velocidad.
Gracias a Dios! Era Morgan jade la anciana,
colocndose bien el chai. Debe de haber odo los ladridos. Pobrecito mo! Ests herido? Cogi a Jorge
de la mano y la observ ansiosamente.
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No s, creo que no repuso Jorge bastante plida. Es Tim el que est herido. Tim, querido Tim! Dnde te han mordido?
Guau! explic Tim, que, a pesar de hallarse extremadamente nervioso, no pareca muy asustado. Todo
haba sido tan rpido! Jorge se dej caer de rodillas sobre la nieve y lanz un breve chillido:
Le han mordido en el cuello. Mirad! Pobrecito
Timl Por qu te dejara suelto?
No es muy grave, Jorge asegur Julin, observando el lugar de la herida. El otro perro mordi justo
sobre el collar. Sus dientes lo atravesaron, pero apenas
rozaron el cuello de Tim. No es ms que un rasguo.
Ana estaba apoyada en la pared y aparentaba estar
mareada. Dick sinti de pronto como si sus piernas fueran de gelatina. No se atreva a pensar en lo que hubiera
ocurrido si los perros hubieran mordido a Jorge en lugar
de Tim. Buena chica, Jorgel Valiente como una leona!
Qu cosas ocurren! exclam la seora Jones,
trastornada. Pero, por qu le dejaste suelto, muchacho? Debas de haber aguardado a que llegara Morgan y
dijera a sus perros que tu Tim es un amigo.
Ya lo s repuso Jorge, an arrodillada junto a
Tim . Fue culpa ma. Tim, me alegro tanto de que no
sea ms que un pequeo mordisco. Seora Jones, tiene
usted un poco de yodo? Tengo que ponrselo en seguida.
Pero, antes de que la anciana pudiera responder, apareci por la esquina del granero la gigantesca figura de
Morgan, con sus tres perros, muy dciles ahora, tras sus
talones.
Eh? inquiri observando a los cuatro nios y a
su madre.
Tus perros atacaron al de los nios le explic
esta. Los llamaste justo a tiempo, Morgan. No est daado. Deberas haber visto a ese chico, el dueo del perro,
defendindolo y ahuyentando a Tang, Bob y Da
Julin no pudo menos que sonrer al or que no dejaba de confundir a Jorge con un chico, aunque la verdad
era que, con sus pantalones y su abrigo y el gorro de
lana sobre sus cortos cabellos, pareca realmente un fuerte
muchacho.
Por favor, trigame yodo insisti Jorge ansiosamente, viendo caer sobre la nieve blanca una gota de sangre del cuello de Tim.
Morgan dio un paso adelante y se agach para examinar a Tim. Al cabo de un momento, emiti un pequeo
gruido y se irgui de nuevo.
Est bien sentenci. Y se fue.
Jorge le contempl enojada. Haban sido sus perros
los que haban atacado a Tim y ni siquiera se disculpaba!
Se sinti tan enfadada que los ojos se le llenaron de lgrimas. Pestae para evitarlas, muy avergonzada.
No creo que quiera quedarme aqu dijo en voz
alta y clara. Esos perros atacarn de nuevo a Tim,
Pueden matarlo. As que me ir a mi casa.
Bueno, bueno, ahora ests trastornado dijo amablemente la seora Jones, cogindola del brazo.
Jorge, se sacudi enfurruada.
No estoy trastornada protest. Slo enojada de
pensar que mi perro ha sido atacado sin razn. Adems,
estoy segura de que ser atacado de nuevo. Quiero verle
bien el cuello, as que me voy adentro.
Se alej con Tim pegado a sus piernas, avergonzada
cuando dos lgrimas rodaron por sus mejillas. No era
propio de Jorge llorar! Pero an no estaba restablecida
de su enfermedad. Los otros tres se miraron unos a otros.
Ve con ella, Ana orden Julin. Y Ana corri tras
Jorge obedientemente, mientras Julin se volva hacia la
horrorizada dama.
No debe quedarse aqu al fro aconsej al ver que
temblaba y se arrebujaba en su chai. Jorge estar bien
pronto, ya lo ver. No haga caso de lo que ella dice.
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Ella? Pero, no es un chico? exclam sorprendida la seora Jones (1). Cmo puede una chica ser tan
valiente? Bueno, pues la encuentro maravillosa. Por qu
hara Morgan eso? Pero... no querr irse a casa de verdad... Qu os parece a vosotros?
No creo la tranquiliz Julin deseando no equivocarse. Nunca se poda estar seguro con Jorgel . Pronto se le pasar. Y si le damos pronto el yodo, eso le ayudar. Siempre arma un escndalo terrible cuando alguien
hiere o molesta a Tim.
Vamos, pues urgi la seora Jones. Y corri hacia
la granja, rechazando el apoyo de Julin. Qu mujercita
tan independiente!
Jorge se encontraba con Tim en la salita. Haba llenado una palangana de agua y estaba lavando la herida con
su pauelo, tras haberle quitado el collar.
Ahora te busco el yodo, muchacho -*-le dijo la seora Jones, olvidando de nuevo que Jorge era una nia.
Corri a la cocina y regres con una gran botella de
lquido pardo. Jorge la cogi agradecida y roci con ella
a Tim, que permaneca quieto, bastante complacido con
aquellos cuidados. Sin embargo, dio un salto cuando sinti la quemazn del yodo. Jorge le tranquiliz acaricindolo.
Va a querer que le estn echando yodo encima todo
el da, Jorge, si le mimas tanto coment Dick con una
risita.
Jorge le mir:
Poda haber muerto exclam. Y si esos perros
le cogen de nuevo, le matarn! As que me vuelvo a casa.
No a la vuestra, Ju, sino a Kirrin.
No seas burra, Jorge replic Dick, exasperado.
Cualquiera creera que Tim ha quedado malherido. No
tiene ms que un rasponazo en la piel. Por qu desperdiciar lo que podran ser unas estupendas vacaciones
slo por eso?
No me gustan esos tres perros insisti Jorge con
terquedad. Estarn ah fuera esperando para atrapar a
Tim de nuevo, lo s. Me voy a casa. Adems, no voy a
estropear tus vacaciones, sino las mas.
Bueno, escucha, qudate por lo menos un da ms
propuso Julin. Crea que, si se quedaba, terminara por
comprender lo estpido de su comportamiento. Slo un
da ms. No es mucho pedir. Trastornars terriblemente a
la seora Jones si te marchas as. Y adems te resultar
muy difcil marcharte, sobre todo ahora que todo est
cubierto por la nieve.
Est bien asinti Jorge con desagrado. Me quedo
hasta maana. Le dar a Tim la oportunidad de que se
le pase el susto. Pero SLO hasta maana.
Tim no est asustado en absoluto, Jorge salt
Ana. Hubiera vencido a los tres perros l solo, si t
no hubieras intervenido, verdad, Tim?
Guau! Guau! asinti Tim al instante.
Mene airosamente su rabo. Dick ri.
Buen muchacho, Tim\ T no quieres marcharte,
a que no?
Guau! respondi Tim, corts, y agit de nuevo
su rabo. Jorge frunci el ceo y Julin se apresur a
advertirles a los otros por seas que dejaran de meterse
con ella. No quera que Jorge cambiara de idea de repente y se marchara corriendo.
Voto por un paseo sugiri Dick. Es una lstima
quedarse aqu dentro en un da nevado y soleado como
ste. Vienes, Ana?
Si viene tambin Jorge, s repuso Ana.
Jorge deneg con la cabeza.
No, me quedar con Tim esta maana. Vete con los
otros.
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CAPTULO VI
UNA EXTRAA CRIATURA
Los nios estaban cansados, pero no tanto como para
que el cansancio les impidiera examinar concienzudamente toda la cabana, aunque en realidad apenas era ms
grande que una habitacin corriente. Estaba orientada de
cara al profundo valle y el sol brillaba sobre su tejado.
Julin abri alacena tras alacena, enumerando con gran
placer:
Sbanas! Toallas! Cacerolas y cubiertos! Y mira
esas latas de comida y esas botellas de naranjada... Sopla! Los que vienen a La Caada Mgica en verano
se lo deben de pasar de maravilla.
Por qu no encendemos la estufa para calentar la
habitacin? propuso Dick, trasladando la estufa de petrleo al centro de la sala.
No. No la necesitamos. El sol nos da de lleno y no
hace fro aqu dentro. Y en todo caso podemos envolvernos en las mantas de aquel armarito, si queremos.
Crees que nos dejarn venir aqu en lugar de quedarnos en la granja? inquiri Dick abriendo una lata
de jamn con un abrelatas que encontr pendiente de
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slo fuese por la vista. Estoy seguro de que sera completamente feliz con slo contemplarla y pintarla todos los
das.
Bueno, pues yo prefiero un poco de compaa reconoci Julin. Esto lo encuentro estupendo para una
semana o dos. Pero se necesita ser un pintor, o un poeta,
o un pastor, o algo por el estilo, para querer vivir aqu
acab con un bostezo.
Los dos muchachos haban terminado de comer y se
sentan muy a gusto con los estmagos llenos y en medio
de aquella paz. Dick bostez tambin y se tendi sobre
su manta. Sin embargo, Julin le oblig a levantarse.
De ninguna manera! No te creas que vamos a dormir la siesta. Seramos capaces de dormir como lirones
y no despertarnos hasta el anochecer. El sol no tardar
en ponerse y tenemos que andar todava ese largo sendero hasta la granja. Adems, no hemos trado linternas
ni ninguna clase de luz. Y si nos equivocamos...
Bah! No te olvides de las piedras negras... murmur Dick volviendo a bostezar. Bueno, bueno, de
acuerdo. No me apetece en absoluto despearme por un
barranco en la oscuridad.
De repente, Julin agarr el brazo de Dick y seal
hacia arriba, all donde el camino serpenteaba subiendo
ms y ms. Dick se volvi y observ atentamente. Alguien
bajaba brincando por el camino hacia ellos, con un cordero retozando a su alrededor y un perro trotando tras l.
Ser un nio o una nia? se pregunt Julin.
Sea lo que sea, debe de estar muerto de fro.
Era una muchachita la que se acercaba, una criatura
salvaje, con una masa de enmaraado y rizado pelo negro, una cara tan morena como una castaa y... muy
poca ropa! Llevaba unos sucios pantalones de chico y
una blusa azul, que en otro tiempo pudo haber sido una
camisa. Sus piernas estaban sucias y calzaba sus pies con
unos viejos zapatones. Iba cantando mientras se acercaba,
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CAPTULO VII
DE NUEVO EN LA GRANJA
Ana lleg corriendo para recibir a Dick y Julin.
Cunto me alegro de que ya estis de vuelta! exclam. Empezaba a oscurecer y tena miedo de que
os hubierais perdido.
Hola, Jorgel salud Julin al verla asomar detrs
de Ana por el oscuro pasillo. Cmo est Tim?
Bien, gracias contest Jorge. Su voz sonaba bastante alegre. Aqu llega!
Tim ladr fuertemente y salt hacia los muchachos en
seal de bienvenida. Estaba muy contento de verlos porque ya empezaba a temer que se hubieran vuelto a casa.
Entraron en la sala, donde arda alegremente un enorme
fuego que caldeaba la habitacin.
Vaya! Esto es estupendo! exclam Dick. Ya
no poda dar ni un paso ms. Ni siquiera ser capaz de
subir las escaleras para lavarme. Hemos andado kilmetros y kilmetros!
Ambos contaron a las nias su excursin. Cuando les
hablaron del chalet de verano, las dos escucharon con
gran atencin.
Qu pena! Ojal se me hubiera ocurrido ir con vosotros! exclam Ana ansiosamente. Tim est ya casi
bien, verdad, Jorge? Hemos comprobado que slo es un
rasguo. Apenas si se ve ya.
Es verdad. Pero de todas maneras me vuelvo a casa
maana anunci Jorge con determinacin. Siento haber armado tanto jaleo esta maana, pero crea sinceramente que Tim estaba malherido. Gracias a Dios no tena
4. EN PELIGRO
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daba muy poco sitio en el estmago para el pastel de manzana que trajo como postre la seora Jones!
Vaya por Dios! Me olvid por completo de que
todava quedaba el pastel de manzana exclam Ana desmayadamente cuando la viejecita entr con la bandeja
del pastel de manzana y una jarra de crema.
--Seora Jones, cuando estuvimos en el chalet vimos
una nia muy extraa le cont Dick. Dijo que se llamaba Aily y tiene un cordero y un...
Aily! Es una criatura alocada repuso la seora
Jones mientras recoga los platos sucios. Es la hija de
un pastor, una verdadera pilluela. Se escapa de la escuela y se esconde en las montaas con su cordero y su
perro. Siempre tiene un cordero que la sigue por todas
partes. No hay una madriguera de conejos, una mata de
zarzamoras o un nido que ella no conozca.
Cantaba cuando la vimos aadi Julin. Cantaba como un pjaro.
S, tiene una voz preciosa convino la anciana.
Pero tan poco civilizada como un pjaro del campo. No
se puede hacer nada con ella. Si le ries desaparece durante semanas sin que nadie sepa en dnde se mete. No
la dejis rondar por el chalet cuando estis all. Os robara cuanto pudiese!
El chalet! salt Dick con avidez. Es que ya
ha hablado usted con Morgan?
Desde luego. Y dice que s, que vayis. l tampoco
quiere problemas con los perros. Dice que es muy cierto
que va a nevar, pero que estaris seguros all y que podris
usar los trineos. Os ayudar a llevar el equipaje.
Brbaro! Gracias! exclam Julin. Todos se miraron unos a otros sonrientes. Muchas gracias, seora
Jones. Nos iremos maana, despus del desayuno.
Maana, despus del desayuno, saldran hacia la solitaria montaa! Ellos cinco, completamente solos. Podra haber algo mejor?
CAPTULO VIII
EL PEQUEO CHALET
Julin y Dick estaban tan cansados despus de su da
al aire libre y de todo lo que haban cenado que no conseguan mantener los ojos abiertos.
Por qu no os vais a la cama vosotros dos ? les
propuso Ana al verlos recostados en sus sillas despus de
que la seora Jones hubo retirado la mesa.
S, creo que ser lo mejor convino Julin levantndose. Ay, mis piernas! Estn tiesas como palos.
Buenas noches, chicas. Buenas noches, Tim. Hasta maana. Si es que podemos despertarnos!
Ambos arrastraron los pies escaleras arriba hasta llegar a su habitacin. Jorge y Ana se quedaron abajo charlando y leyendo. Y Tim se tendi junto al hogar, muy
atento a la conversacin, dirigiendo las orejas hacia Ana
o hacia Jorge, segn fuera la que hablaba. Este movimiento las hizo rer.
Es exactamente como si le interesase mucho lo que
decimos, pero tuviera demasiada pereza para intervenir
en la conversacin exclam Ana. Oye, Jorge, no sabes
cunto me alegro de que por fin no te vayas a casa ma-
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CAPTULO IX
UNA HISTORIA SINGULAR
Los nios no tocaron los esqus durante el primer da.
Por una parte, la nieve no estaba lo suficientemente lisa y,
por otra, se sentan ansiosos por deslizarse a gran velocidad con sus trineos. Dick llevaba a Jorge en el suyo y
Julin a Ana. Tim se neg a subir a ninguno de los dos.
Os echamos una carrera hasta abajo! anunci
Julin. Uno... dos... y tres, ya!
Y se lanzaron montaa abajo a toda velocidad. Casi
volaban sobre la limpia e inmaculada nieve, riendo y
gritando.
Julin y Ana ganaron fcilmente, porque el otro trineo
tropez con una raz o un arbusto oculto bajo la nieve
que haba surgido de pronto. Dick y Jorge cayeron de
cabeza y quedaron sentados, pestaeando y escupindola nieve que se les haba metido en la boca.
Tim estaba terriblemente excitado. Bajaba dando volteretas detrs de los trineos y ladrando desaforadamente.
Se asombr an ms al ver salir volando a Jorge y a Dick
cuando su trineo tropez. Se acerc a ellos y empez a
retozar a su alrededor, a lamerlos y a saltar sobre ellosde un modo exasperante.
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Lrgate, Tim\ protest Dick que, al tratar de levantarse, haba sido empujado por el excitado perro.
Vete a darle la lata a Jorge y djame a m. Llmale, Jorge\
Tener que arrastrar los trineos cuesta arriba supona
un trabajo pesado. Pero la emocin de volar sobre la
nieve compensaba todas las cuestas! Los cuatro nios
pronto tuvieron el rostro ardiendo y los miembros agarrotados. Les hubiera gustado poder librarse de los abrigos y las bufandas.
No ser capaz de subir el trineo ni una sola vez ms
asegur Ana por fin. De verdad que no puedo. Tendrs que subirlo t solo, Julin, si quieres bajar otra vez.
Como querer, claro que quiero. Son mis piernas las
que no quieren subir la montaa otra vez repuso Julin jadeando. Eh, Dick! Ana y yo ya tenemos bastante. Nos quedamos aqu en esta pendiente para comernos nuestros bocadillos. Aqu os esperamos.
Los otros se reunieron con ellos muy pronto. Tambin
Tim se alegr de descansar. Le colgaba la rosada lengua y
su aliento sala como una pequea neblina. Al principio
se haba extraado de este raro humo qu sala continuamente de su boca, mas en vista de que a todos les ocurra
lo mismo ya no se preocupaba.
Los cinco se acomodaron en la cima de la pendiente
y comieron llenos de apetito sus bocadillos, agradeciendo
el descanso. Julin los contempl a todos.
Qu lstima que mam no nos vea ahora! Estamos
estupendamente. Y nadie ha tosido ni una sola vez. Aunque apuesto a que maana todos tendremos agujetas.
Dick estaba observando la montaa de enfrente, un
escarpado saliente que alcanzaba poco ms o menos mil
metros de altura.
Mira, all est el edificio que te seal ayer dijo
a Julin. No es una chimenea lo que asoma por encima?
Tienes una vista extraordinaria alab Jorge.
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Nadie sera capaz de ver una casa a esa distancia, cubierta por la nieve, adems.
Nos hemos trado los gemelos? pregunt Julin. Dnde estn? Con ellos veremos en seguida si es
una casa o no.
Los dej en el armario dijo Ana levantndose.
Ay! Estoy completamente tiesa. Voy a buscarlos.
Pronto volvi con los gemelos y se los tendi a Dick.
ste mir a travs de ellos y los ajust hasta que quedaron perfectamente enfocados.
S, es una casa. Estoy casi seguro de que se trata de
Viejas Torres. Os acordis? Donde fuimos a parar por
equivocacin hace dos noches.
Djame mirar pidi Ana. Me parece que yo puedo reconocerlas. Vi un momento las torres al tomar una
curva en el camino de la montaa. Mir a travs de los
gemelos y aadi: S, estoy segura de que se es el sitio.
Qu extrao!, verdad? Con aquel antiptico aviso y el
perro ladrando tan furioso. Y no haba nadie por all.
Qu solitaria debe sentirse la seora que vive en esa
casa!
De pronto, mientras empezaban a comerse las manzanas, Tim empez a ladrar. Se levant y mir hacia el camino que conduca montaa arriba.
Quiz sea Aily, aquella chiquilla tan divertida sugiri Julin, esperanzado.
Pero no lo era. Era una mujer pequeita y nerviosa,
aseadamente vestida, con un chai sobre la cabeza, que
caminaba rpidamente.
No pareci muy sorprendida al ver a los nios. Se detuvo y salud.
Vosotros debis de ser los nios
dj; los que me habl
los Jones?
anoche mi Aily. Estis en el chalet de
S respondi Julin.
da con los otros,
Primero estuvimos en la
granja. Pero nuestro perro no se enter
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5. EN PFLIGRO
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CAPTULO X
EN MEDIO DE LA NOCHE
Qu es, Dick? Qu es lo que ves? chill Jorge,
soltando sus cartas al or el grito de Dick. Julin corri
junto a l, imaginando toda clase de cosas. Ana tambin
acudi, mientras Tim la lama excitado. Todos miraron
por la ventana. Ana pareca un poco asustada.
Ha desaparecido! anunci Dick con disgusto.
Pero, qu era? quiso saber Jorge.
No lo s. Estaba all, en la ladera opuesta, cerca de
Viejas Torres repuso Dick. No s cmo describirlo.
Era como... como un arco iris. No, no era as exactamente... Cmo os lo podra explicar?
Prubalo apremi Julin, excitado.
Bueno, dejadme pensar... Por ejemplo, cuando hace
mucho calor, el aire resplandece, verdad? explic
Dick. Pues eso es lo que vi en la montaa. Subi hacia
el cielo y luego desapareci. Un resplandor!
De qu color? inquiri Ana, asombrada.
No lo s. Pareca de todos los colores asegur
Dick. Todava no consigo describirlo. Es algo que nunca
haba visto antes. Apareci de repente, se elev hacia el
cielo y desapareci. Eso es todo.
Vaya! Es lo que dijo la madre de Aily: humos y
resplandores coment Julin recordando. Cielos!
As que lo que nos dijo no era slo un cuento. Haba algo
cierto en ello. Pero, qu diablos puede ser ese resplandor?
'No sera mejor volver a la granja y explicarlo?
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tida slo con las pocas ropas que llevaba ayer, estoy seguro de que se morir de un resfriado aventur. Anmate, Ana, y por todos los diablos no te asustes si oyes
un ruido fuera o ves una cara atisbando por la ventana.
Slo ser esa criatura loca, Aily!
No me hace la menor gracia ver caras por las ventanas, tanto si es Aily como si no asegur Ana, poniendo
la nieve en el cacharro. Debe de estar completamente
loca, vagando por esas montaas nevadas, en medio de
la noche y sola. No me extraa que su madre estuviera
enfadada.
No tardaron mucho en estar todos sentados alrededor
de la mesita, consumiendo una agradable cena. Huevos
pasados por agua, preparados aquella misma maana,
queso y pan con mantequilla y un tarro de compota que
encontraron en la alacena. Bebieron humeantes tazones
de cacao caliente, en cada uno de los cuales Ana haba
disuelto una cucharada de nata.
Ningn rey ni reina del mundo han podido disfrutar
de su comida ms de lo que yo lo he hecho con la ma
afirm Dick. Ana, puedo sacar la leche y la nata
afuera. As se conservarn siglos y siglos.
De acuerdo. Pero, por favor, ten cuidado de no dejarlas al alcance del cordero, suponiendo que fuera de verdad un cordero lo que choc contigo suplic Ana. Y no
vuelvas a gritar, si puedes.
De todos modos, Dick no vio nada esta vez. Nadie se
acerc ni tropez con l. Estaba bastante decepcionado!
Lavar los platos y las tazas maana con un poco
de nieve anunci Ana. Cunto tiempo pensis quedaros levantados? Ya s que es prontsimo todava, pera
yo estoy medio dormida. El aire de aqu es tan especial...!
Est bien. Vamos a acostarnos dijo Julin. Estas dos literas son para vosotras. Nosotros nos quedaremos con aqullas. Dejamos la estufa encendida o no?
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CAPTULO XI OCURREN
COSAS EXTRAAS
Todos se despertaron con los gritos de Ana. Medio
dormido an, Julin crey que estaba en su cama y salt
fuera, olvidando que se hallaba en la litera de arriba. Aterriz con estrpito en el suelo, alarmado y dolorido.
Caramba, Ju! No te acordaste de que estabas en
la litera exclam Jorge, medio asustada, medio divertida. Te has hecho dao? Ana, qu ocurre? Por qu
has gritado? Has visto alguna cosa?
No. He odo y he sentido algo raro explic Ana.
Se alegraba mucho de que todos estuvieran despiertos.
Tambin Tim. Ahora ya se ha terminado.
S, pero, qu era? inquiri Julin. Sentado en el
borde de la litera de Dick, se frotaba la rodilla que se
haba golpeado al caer.
Era... un... un... una especie de retumbar muy fuerte y muy lejano expuso Ana. Un retumbar a lo lejos y
hacia abajo. Y luego una especie de... de temblor. El borde de mi litera se mova cuando lo toqu. No puedo explicarlo bien. Estaba terriblemente asustada.
Parece como si hubiera sido un pequeo terremoto
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coment Dick, preguntndose si Ana no lo habra soado. De todos modos ahora no se oye ni se siente nada,
verdad? Ests segura de no haber soado todo eso,
Ana?
Segursima! replic Ana. Yo...
Y justamente entonces empez de nuevo! Primero
como un quejido, un ruido sordo tal como Ana haba
dicho, sonando hacia abajo, y luego la igualmente extraa
vibracin. Penetr en sus cuerpos hasta que todos comenzaron a temblar sin poder detenerse.
Es como si estuviramos temblando de pies a cabeza exclam Dick. Como si tuviramos un pequeo
motor en marcha dentro de nosotros.
S! Eso es convino Jorge. Sopla! Cuando
pongo la mano sobre Tim noto sus sacudidas como si tocara un aparato elctrico! Acordaos de que siempre vibran...
Se acab! anunci Dick en el momento en que
Jorge acababa de hablar. Ya no hay vibracin. Ha parado de repente. Y tampoco oigo ningn ruido. Y vosotros?
Todos se dieron cuenta de que tanto el temblor como
el ruido haban terminado. Qu diablos poda ser
aquello?
Debe de estar relacionado con aquel curioso resplandor que vi antes sobre Viejas Torres record
Dick. Voy a mirar por la ventana que da a la montaa
de enfrente para ver si est all de nuevo.
Salt de su litera y fue hacia la ventana. En seguida
grit:
Venid a mirar! De prisa, venid a mirar!
Todos, incluido Tim, corrieron a la ventana. El perro
se sostuvo sobre sus patas traseras apoyado en el alfizar.
Realmente era un extrao espectculo el que se ofreca
a la vista!
Sobre la montaa opuesta haba una nube, una ex-
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Casi me pareca estar en la iglesia escuchando al predicador. Me gusta, y a vosotros? Pero, qu quiso decir con
eso de los arados que no labran y las azadas que no cavan? No tiene sentido-!
Bueno, puede que s lo tenga contest Julin.
Despus de todo, acordaos de que nuestro coche casi no
poda bajar la cuesta y que la madre de Aily, la esposa
del pastor, dijo que el cartero tena que dejar la bicicleta al pie de la montaa porque no poda usarla. As
que es bastante probable que los arados antiguos vayan
tambin muy mal y que no se pueda labrar con ellos y
que pase lo mismo con las azadas.
Pero, por qu? exclam Ana, asombrada. T no
creers esas cosas, verdad? Ya s que nuestro coche baj
resbalando, pero pudo ser que el motor se estropeara durante algn tiempo.
Ana no quiere pensar en azadas, arados y dems herramientas que no funcionen sonri Dick. Vamos, olvidemos lo que ha pasado esta noche y cojamos los esqus. Me siento un poco tieso an despus del ejercicio
que hicimos ayer, pero esquiar un poco por esas pendientes me pondr bien. Qu os parece?
S, vamos asinti Julin. Venga, termina de fregar los cacharros, Ana. Dick y yo sacaremos los
esqus. De prisa!
- EN PELIGRO
CAPTULO XII
EN LAS MONTAAS
Tim no encontr ninguna diversin en esquiar, porque, al no disponer de esqus, no poda alcanzar a los nios cuando se deslizaban montaa abajo a toda velocidad.
Primero trat de correr tras ellos, pero, cuando cay
en un gran hoyo y qued completamente enterrado en la
nieve, decidi que aquel deporte invernal no estaba hecho
para l. Sali del hoyo, se sacudi la nieve de encima y
observ a los vociferantes nios, sintindose muy desamparado.
Ya haban esquiado otras veces y lo hacan bastante
bien. El lugar que haban elegido formaba una larga y lisa
pendiente que descenda con suavidad hasta ir a juntarse
con la ladera de la montaa contigua, donde se alzaba
Viejas Torres. Julin baj con maravilloso estilo y se
acerc hasta el punto en que ambos montes se juntan.
Llam a los otros.
Od una cosa. Por qu no subimos hasta la cima de
esta montaa? Hemos recorrido ya gran parte del camino.
As podremos bajar de nuevo esquiando hacia nuestra ladera. Nos ahorraramos tiempo y tendramos una segunda
pista.
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Todos pensaron que aqulla era una buena idea. Todos, excepto Ana. No dijo nada, pero Dick se dio cuenta
en seguida.
Le da miedo ir a la montaa de Viejas Torres!
anunci. Es que te asusta el gran perrazo, Ana, el
que grue all por las noches, o las brujas despeinadas
que cuecen sus extraas y humeantes recetas ?
No seas tonto replic Ana enojada al ver que Dick
casi haba ledo sus pensamientos. En realidad no crea
ni en el perro ni en las brujas, pero de todos modos no le
gustaba aquella montaa. Ir tambin, si vais vosotros.
As que trep montaa arriba con sus compaeros, dispuesta a disfrutar despus del descenso y a recorrer luego medio camino de su propia montaa.
Mira, se ve bastante bien Viejas Torres advirti
Jorge a Julin.
Era cierto. No muy lejos se divisaba un gran casern
con torres, construido en la ladera de la pendiente de
la montaa. Se quedaron mirndola.
Incluso se puede ver el interior de algunas habitaciones seal Julin. Me pregunto si an seguir ah
la anciana seora Thomas, esa para quien acostumbraba
trabajar la madre de Aily.
Pobre viejecita! Lo siento por ella si tiene que vivir
ah dijo Jorge. Sin ver a nadie y sin dejar que la
visiten sus amigos. Ojal pudiramos ir a preguntar cualquier cosa, por ejemplo diciendo que habamos perdido
el camino. As curiosearamos un poco por all... Pero
est el perro aquel tan salvaje...
Adems, no quiero que nos metamos en jaleos replic Julin. Bueno, ya casi hemos llegado arriba. Esperemos a los otros y echaremos una carrera. Qu pendiente ms fenomenal!
Julin, mira! Hay alguien en la ventana de la torre, all en la de la derecha! avis Jorge de pronto, mientras permanecan observando desde cierta distancia el
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lian. Pero como pensaba que slo seran las once y media no te haba dicho nada. Vayamos a comer! Voto porque nos terminemos el jamn.
Se dirigieron al pequeo chalet. En la puerta, sobre la
nieve, encontraron dos botellines de leche y un enorme
paquete al que se acerc Tim meneando el rabo. Ladr
suavemente.
Dice que es carne y que, por lo tanto, debe ser para
l coment Jorge con una carcajada.
Julin deshizo el paquete y ri a su vez.
Pues Tim tena razn. Es un gran trozo de carne
de cerdo, fro. Renuncio al jamn. Comer de esto.
Qu lstima que no tengamos salsa de manzana!
se lament Dick. Me encanta con el cerdo...
Si eres capaz de esperar mientras yo preparo la salsa con algunas manzanas que nos quedan... empez
Ana. Pero todos se apresuraron a protestar. No iban a
esperar ni un minuto ms para comer, con salsa o sin
ella!
Fue una comida alegre y ciertamente el cerdo estaba
muy bueno. Tim obtuvo su parte, aunque pens que Jorge
se portaba muy mal por no darle el cerdo que sobr cuando terminaron de comer.
De ninguna manera, Timl exclam Jorge cuando
not su pata sobre su rodilla. Desde luego que no. Lo
terminaremos maana y entonces te daremos el hueso.
Va a nevar otra vez advirti Julin mirando por
la ventana. Quin traera la leche y la comida?
Supongo que sera el pastor al regresar repuso
Dick. Un tipo simptico de veras. Me pregunto por dnde andar Aily. No me hace ninguna gracia que ande por
ah entre la nieve y duerma en las montaas.
Me imagino que sabe cuidarse muy bien sola y tambin de su cordero y de su perro opin Julin. Me
gustara volver a verla. Pero, a menos que tenga hambre,
no creo que le echemos otra vez la vista encima.
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Pues hablando de Aily, aqu la tenemos! anunci
Ana. Y, en efecto, all estaba Aily mirando por la ventana
y sosteniendo a su cordero para que pudiera curiosear
tambin.
Que entre y que coma. Le preguntaremos si sabe
quin vive en Viejas Torres sugiri Jorge. Puede
que ella haya visto tambin a la persona de la torre de
la derecha.
De acuerdo, la voy a llamar convino Julin dirigindose a la puerta. Seguramente sabe algo. Siempre
anda rondando por aqu.
Tena razn. Aily saba algo. Algo que les interes
mucho!
CAPTULO XIII
AILY ES DESCONCERTANTE
Aily no se mostr tmida esta vez. No ech a correr
cuando Julin abri la puerta. Todava llevaba poca ropa,
pero su rostro resplandeca y no pareca sentir el menor
fro.
Hola, Aily! salud Julin. Entra, estbamos
comiendo, pero queda mucho para ti.
El perro entr corriendo tan pronto como oli la comida. Sorprendido, Tim lanz un suave gruido.
No, Tim, es tu invitado advirti Jorge. Por favor, prtate bien. El perrito mene su rabo vigorosamente.
Lo ves, Tim? Te est diciendo que no le tengas
miedo, que no te va a hacer dao tradujo Ana, haciendo
rer a todos. Tim tambin agit con fuerza el rabo y con
ello los dos se hicieron amigos.
Aily entr con el cordero en brazos, por si Tim tena
algo que objetar. Pero Tim no dijo nada. Se interes mucho por el corderillo y, cuando Aily lo dej suelto y empez a corretear por la habitacin, Tim corri tras l,
olisquendolo y moviendo an el rabo a toda velocidad.
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Jorge.
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Conque entraste a rescatar a Dave, verdad? continu Dick. Buena chica, Aily valiente!
La chiquilla se sec los ojos con su sucia manita, dejndose extraos churretes en las mejillas. Sonri a Dick
asintiendo.
Valiente Aily! repiti. Y cogiendo al perrillo en
sus brazos lo acarici. Pobre Dave bachl
As que consigui entrar en la propiedad? dijo
Julin a Dick, en voz baja. Me pregunto cmo lo lograra. Quizs a travs del seto. Aily continu en voz alta, vamos a ir a ver a la anciana seora. Podemos
atravesar el seto que rodea el jardn?
No asegur Aily meneando la cabeza. Hay una
valla, valla muy alta que muerde.
Todos se rieron al imaginar una valla que morda. Pero
pronto Jorge adivin lo que quera decir.
Una valla elctrica! Eso es lo que han puesto. Caramba! Ese sitio es una verdadera fortificacin. Puertas
cerradas, un perro salvaje, una valla elctrica...
Y cmo diablos entr Aily? quiso saber Dick.
Aily, has visto muchas veces a la seora? Te ha
visto ella a ti?
Aily no entendi y Julin tuvo que repetirle otra vez
su pregunta ms sencillamente. La nia asinti.
Aily ha visto muchas veces la seora all arriba y
una vez ella vio Aily. Tir papeles, trocitos de papeles por
la ventana.
Aily, los cogiste? Julin se incorpor sbitamente. Estaban escritos?
Todos aguardaron ansiosos la respuesta de Aily.
S, estaban escritos como en la escuela, con tinta.
Los leste? intervino Dick.
Aily puso una cara extraa. Primero neg y luego
asinti.
S, Aily los ley. Decan: Buenos das, Aily. Cmo
ests, Aily?
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CAPTULO XIV
MORGAN TAMBIN ES DESCONCERTANTE
A Jorge no le apeteca demasiado bajar a la granja.
Tena miedo de que Tim se encontrara de nuevo con los
perros y que stos lo atacaran otra vez. Julin vio su cara
de duda y comprendi.
Prefieres quedarte aqu sola con Tim hasta que
regresemos? le propuso. Estars bien con Tim, l te
cuidar. Lo malo es que... No te asustars si vuelven a
orse ruidos y vuelve a haber temblores y resplandores
esta noche?
Yo me quedar con Jorge decidi Ana. Ser mejor que vayis vosotros dos solos. Estoy un poco cansada
y no creo que pueda andar tan de prisa como vosotros.
De acuerdo. Dick y yo nos iremos y os dejaremos
a las dos con Tim. Ven, Dick, si bajamos corriendo podremos estar de vuelta antes de que oscurezca.
Salieron y avanzaron rpidamente por el serpenteante
y blanco camino. Se alegraron cuando por fin vieron la
granja. La cocina tena la luz encendida, como una seal
de bienvenida.
Se acercaron y se encaminaron a la cocina, donde encontraron a la seora Jones fregando la vajilla. Al verlos
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a cenar a la granja. No tengo ganas de volver a encontrarme con este Morgan, con el mal genio que gasta.
Sintindose molestos, los chicos salieron del granero y
se dirigieron al caminito que llevaba a la montaa. Casi
haba oscurecido y Julin busc su linterna.
Caramba! Se me ha olvidado la linterna. Tienes
t la tuya, Dick?
Dick tampoco la llevaba y ninguno de los dos se senta
con fuerzas para subir la montaa a oscuras. As que Julin decidi volver a la granja, deslizarse hasta su dormitorio y coger una linterna de repuesto que haba dejado
en el cajn.
Vamos susurr a Dick. Trataremos de cogerla y largarnos sin que nos vean la seora Jones o Morgan.
Se dirigieron silenciosamente a la granja, evitando encontrarse con Morgan. Julin subi hasta la habitacin
donde haban dormido unas noches antes y rebusc en el
cajn. Ah! All estaba la linterna.
Al bajar, tropez con la seora Jones. Ella dej escapar
un chillido.
Ah! Eres t, Julin, bach. Qu le habis dicho a
Morgan para ponerlo de tan mal humor? Tiene una cara
como para agriar la leche. Esperad un poco, voy a prepararos la cena. Queris un poco de tocino y...?
Hemos decidido volver a la cabana le anunci
Julin, esperando que la amable viejecita no se preocupara. Las nias estn solas y ya es de noche.
Claro, claro, debis regresar asinti comprensiva
la seora Jones. De todos modos, esperad un minuto.
Os llevaris pan recin hecho y un pedazo de empanada.
Esperad.
Los chicos se quedaron en la puerta esperando y descando que a Morgan no se le ocurriera aparecer por
all. Le oyeron de pronto a lo lejos, llamando a sus perros
con su potente y brusca voz.
Sale con sus perros, supongo dijo Julin a Dick.
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CAPTULO XV
QU OCURRE, TIM?
Los cuatro nios se sentaron junto a la estufa y hablaron y hablaron durante mucho tiempo, mientras cenaban. Qu sera mejor hacer primero? Estaba muy bien
apasionarse como Jorge y decir que iran a averiguarlo
todo y a rescatar a la vieja dama. Pero, cmo? Ni siquiera saban por dnde empezar. En primer lugar, cmo
iban a entrar en la casa? Nadie quera arriesgarse a tener
que pelear con aquella fiera de perro!
Si por lo menos Aily quisiera ayudarnos! suspir
Julin por ltimo. Es nuestra nica esperanza. No conseguiramos nada acudiendo a la polica. Tardaramos
aos en llegar al pie de la montaa y buscar la comisara.
Y nunca conseguiramos hacerle creer nuestra historia a
un polica de por aqu.
Me extraa que los aldeanos no hayan hecho nada
todava intervino Dick. Me refiero a todas esas vibraciones, a los ruidos y la niebla luminosa sobre la montaa.
Bueno. Seguro que todo eso se oye y se ve ms claramente aqu en la montaa que all abajo, en el valle
dijo Ana con sensatez. No creo que ni las vibraciones
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ni los ruidos lleguen al valle y, probablemente, ni siquiera se ve desde all la niebla de Viejas Torres.
Tienes razn asinti Julin. No lo haba pensado. Nosotros podemos verlo y posiblemente el pastor.
Y me atrevera a decir que desde la granja tambin se
puede ver algo. No haba ms que fijarse en la manera
de reaccionar de Morgan! Saba muy bien de qu estbamos hablando.
Est claro que es ua y carne con los hombres de
all, los hombres grandes y los hombres pequeos de que
habl Aily. Cielo santo! Me gustara que nos enseara
el camino para entrar en la casa. Cmo pudo entrar
ella? No se me ocurre por dnde. Con una valla elctrica
rodendolo todo parece completamente imposible.
La valla que muerde apunt Jorge riendo. Me
imagino que esa nia la toc y recibi una descarga. Es
extraordinaria! Aunque medio salvaje...
Espero que su madre no le haya dado una paliza
demasiado grande coment Ana. Es una picara y muy
traviesa, desde luego, pero no podrn hacerla cambiar a
golpes. Alguien quiere ms queso? Y todava quedan
manzanas. O podemos abrir una lata de peras, si os parece.
Voto por las peras contest Dick. Necesito algo
dulce. Nuestra estancia aqu se est volviendo muy emocionante, no creis?
Siempre nos estamos metiendo en los murmur
Ana sacando la lata de peras de la alacena.
No lo llames los, pequea replic Dick. Es mejor decir aventuras! Siempre nos ocurre algo fuera de lo
corriente. No podemos evitarlo. Hay gente.que atrae a
las aventuras, y nosotros somos as. Esto nos proporciona
una vida muy emocionante.
De repente, Tim empez a ladrar y todos permanecieron a la escucha. Qu pasaba ahora?
Dejad salir a Tim propuso Dick. Con todo lo que
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CAPTULO XVI
AILY CAMBIA DE IDEA
Al or que vena Morgan, Aily salt de los brazos de
Julin tan rpida y veloz como un gato. Mir a su alrededor como un animalillo atrapado y por fin se fij en las
literas. De un salto se subi a una de las ms altas y se
cubri con una manta. Permaneci absolutamente quieta.
El cordero la mir sorprendido y bal. De repente tambin l trep a la litera, tan seguro como un gamo, y se
acomod junto a su amita. Slo Dave se qued abajo, gimiendo tristemente.
Vaya! exclam Dick, asombrado ante aquellos
imprevistos acontecimientos. Os habis fijado? Habais visto a alguien en vuestra vida trepar as? Para ya
de ladrar, Tim. Queremos enterarnos cundo llega Morgan. Julin, dnde metemos al perro de Aily? No conviene que lo vean ni lo oigan siquiera.
Julin subi el perro a la litera, junto a los otros dos.
Es el nico lugar donde estar tranquilo dijo.
Aily, qudate completamente quieta hasta que vengamos
a decirte que todo va bien.
No lleg respuesta de la litera, ni una palabra, ni un
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balido, ni un ladrido. Tim empez a ladrar de nuevo fuertemente y corri hacia la puerta.
Voy a cerrar con llave! anunci Julin. No
quiero que Morgan y sus perros entren aqu en busca de
Aily. Yo creo que sabe ya que se escap. O puede que
ella se escapara mientras le estaba riendo y l piense
que se fue con su padre, el pastor. Y va en su busca para
evitar que diga lo que sabe!
Por lo que ms queris, no dejis entrar a los perros aqu! suplic Jorge desesperadamente. Ya los
oigo ladrar a lo lejos.
Rpido! Sentmonos a la mesa con las cartas y
hagamos ver que estamos jugando urgi Dick, cogiendo la baraja de un estante. Si Morgan mira dentro y lo
encuentra todo normal, no se le ocurrir pensar que Aily
pueda estar aqu. Apuesto a que es lo bastante astuto
para espiarnos sin que le veamos, y averiguar as si estamos ocultando a Aily.
Se sentaron a la mesa y Dick reparti las cartas. Los
dedos de Ana temblaban y Jorge senta debilidad en las
rodillas. Ana dej caer sus cartas y Dick se rio de ella.
Tienes dedos de mantequilla! Anda, anmate, Morgan no te va a comer! Escuchad: si yo digo de pronto
Qu risa! es que he visto a Morgan espiando por la
ventana. Entonces echaos a rer y jugad como si no pasara nada.
Dick era el nico sentado frente a la ventana y, mientras jugaban a atrapar, echaba rpidas ojeadas al exterior. No se oa a los perros ahora, aunque la actitud de
Tim, sentado con las orejas tiesas junto a la puerta, daba
a entender que l s que oa algo.
Atrapadas! grit Julin, apoderndose de las cartas. Siguieron jugando.
Atrapadas! No te me tires encima. Casi me has
roto una ua.
Atrapadas! Si yo lo he dicho primero!
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CAPTULO XVII EL
GRAN, GRAN AGUJERO
Por la maana todos se despertaron temprano. Haban dormido bien y se sentan llenos de expectacin y
muy excitados al pensar que iban a correr una aventura.
Entraran en la vieja casa y descubriran sus secretos.
Sera una aventura maravillosa!
Aily segua a Julin por la habitacin como un perrito. Se empe en tomar el desayuno sentada en sus rodillas, tal como haba cenado, y l se lo permiti. Estaba
dispuesto a hacer todo lo que ella quisiera con tal que
les enseara el camino para poder entrar en Viejas
Torres.
Ser mejor que salgamos pronto les urgi Ana,
mirando hacia el exterior. Est nevando bastante y podramos perdernos.
Es verdad. Si Aily nos lleva campo a travs no tendremos ni idea de hacia dnde vamos con esta espesa
nevada advirti Julin con ansiedad.
Voy a arreglar esto un poco y en seguida nos vamos
continu Ana. Llevamos algo de comer, Ju? S, no
faltaba ms. Prepara lo suficiente para todos
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asinti Julin al instante. Sabe Dios cundo volveremos al chalet! Jorge te ayudar a preparar los bocadillos, verdad, Jorge! Y mete tambin algunas tabletas de
chocolate en el paquete, y manzanas, si es que an no
se han terminado.
Y por todos los santos! Acordaos de las linternas
advirti Dick.
Aily observ a sus amigas mientras preparaban los
emparedados, pescando los trocitos que sobraban para
drselos a Dave. El cordero pareca sentirse como en su
casa y retozaba entorpeciendo el paso a todos. Pero a nadie le importaba. Era un animalito tan encantador!
Por fin tuvieron los bocadillos listos y repartieron todos los comestibles entre dos mochilas. Limpiaron y adecentaron la cabana y se pusieron ropa de abrigo.
Creo que lo mejor ser bajar en trineo. Con el impulso subiramos casi hasta medio camino de la ladera
de Viejas Torres coment Julin, mirando la nieve.
Andando tardaramos siglos. Y no podemos ir esquiando
porque no tenemos esqus para Aily. Adems, tampoco
creo que supiera usarlos.
S, vamos en los trineos convino Jorge, complacida. Y qu hacemos con el cordero? Lo dejamos aqu?
A Dave, en cambio, podemos llevarlo.
De todos modos, no hubo necesidad de discutirlo. Aily
se neg rotundamente a salir sin su perro y su cordero.
Los cogi en brazos y frunci el ceo cuando Julin sugiri dejarlos en la clida casita. Tambin se neg a que
la abrigaran y slo consinti en ponerse una bufanda y
un gorro de lana, y eso porque eran exactamente igujiles
a los que llevaba Julin.
Por ltimo salieron. Todava nevaba y Julin dudaba
muchsimo de que fueran capaces de bajair su propid ladera y subir la siguiente sin perder el sentido de orientacin.
Los trineos iban cargados hasta el tope, Julin y D^ick
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CAPTULO XVIII EN
VIEJAS TORRES
Bueno, ya lo visteis. Se dej caer y salt adentro
coment Jorge con asombro. Espero que no se haya
roto una pierna. Julin, enfoca tu linterna.
Julin ilumin la entrada.
Es bastante profundo asegur. Ser mejor que
vayamos a buscar las cuerdas de nuestros trineos y bajemos con ellas. No me apetece en absoluto romperme
una pierna o torcerme un pie en estos momentos.
Si atravesamos los trineos sobre el hueco y dejamos
colgar las cuerdas dentro podremos bajar con facilidad
propuso Dick.
As lo hicieron. Coloc su trineo sobre el agujero y
luego Julin hizo lo mismo. Pronto las cuerdas colgaron
dispuestas a ayudar a bajar a los cuatro nios.
Y Tim? inquiri Jorge ansiosamente. Dave ha
saltado tambin. Espero que no se haya roto una pata...
Lo envolver en mi chaquetn y lo atar a una
de las cuerdas resolvi Julin. As podremos bajarlo
tranquilamente. Ven, Tim.
Una vez Tim estuvo preparado, Dick descendi por la
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otra cuerda y lleg al fondo del agujero, listo para recoger al perro. En realidad, no result nada difcil. Aily
los mir desdeosamente al ver que usaban cuerdas.
Nosotros no somos unos corzos como t, sabes?
No estamos acostumbrados a pasarnos todo el da correteando por las montaas, Aily. Bueno, pues, ya estamos en el gran, gran agujero. Y ahora qu? Ilumin
todo el recinto con la linterna. S, es un pozo natural.
Una pequea caverna bajo tierra. Eh! No es eso un
tnel?
S convino Jorge. Aily y el cordero se metieron
juntos en el oscuro tnel. Mirad eso. Sin linterna ni luz
de ninguna clase y se mete en la oscuridad sin ningn
miedo. En su lugar, yo me sentira bastante asustada!
Tiene ojos de gato coment Ana. La seguimos? Me parece que ser lo mejor, si no queremos perdernos de ella.
Ven, Tim llam Jorge.
Y los cinco avanzaron por el oscuro y serpenteante
tnel, siguiendo a Aily. Ana observ el techo rocoso y
pens maravillada en las masas de brezos que crecan
sobre l, cubiertos de gruesa nieve. Ya no vean a Aily!
Julin empez a preocuparse.
Aily, vuelve!
No hubo respuesta.
No importa le tranquiliz Dick. Probablemente slo hay un camino y ya sabe que tenemos que seguirla a la fuerza. Si encontramos una bifurcacin la llamaremos otra vez.
Pero no encontraron ninguna. El pasadizo segua serpenteando y bajando invariablemente. El techo y las paredes eran rocosos, pero bajo sus pies haba arena sucia
alternando con trozos de roca, lo cual los obligaba a avanzar a trompicones.
Julin consult su brjula.
Hemos estado siguiendo la direccin nordeste, poco
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CAPTULO XIX
INSTANTES DE EMOCIN
Julin dio una vuelta a la llave y abri la puerta. Una
anciana seora estaba sentada junto a la ventana leyendo un libro. No se movi.
Por qu vienes a estas horas de la maana, Matthew? pregunt sin volverse. Y cmo te acordaste
de tu educacin para llamar? Es que recordaste los tiempos en que sabas cmo comportarte con tus superiores?
No es Matthew dijo Julin. Somos nosotros. Hemos venido a liberarla.
La anciana se volvi al instante, estupefacta. Inmediatamente se levant y se dirigi a la puerta. Los cinco pudieron comprobar que temblaba.
Quines sois? Qu hacis aqu? Dejadme salir en
seguida, antes de que llegue Matthew. Dejadme salir, os
digo!
Empuj a los cuatro nios y al perro y se detuvo perpleja en el pasillo.
Qu har, Dios mo? Adonde puedo ir? An andan por aqu aquellos hombres?
Volvi a entrar en la habitacin y se dej caer de nuevo en su silln, cubrindose la cara con las manos.
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CAPTULO XX
EN EL CORAZN DE LA MONTAA
Aquello pareca una pesadilla. Los nios se vean obligados a avanzar por el estrecho pasadizo rocoso que bordeaba el ro. Sus linternas tenan buenas pilas, afortunadamente, y daban una luz brillante que les permita ver
un buen trecho del ro. A veces el caminillo rocoso se estrechaba
demasiado.
: Madre ma! suspir Ana tratando de mantenerse
tras los nios. Me parece que voy a resbalar. Ojal no
llevara puestas esas pesadas botas de nieve. Vaya un
jaleo que arma el ro! Y qu velocidad lleva!
Un poco ms adelante de Ana y los nios, Jorge no dejaba de llamar a Tim. Estaba muy preocupada porque
no volva junto a ella, como siempre que lo llamaba. Olvidaba que el ro haca tanto ruido que Tim difcilmente
poda or otra cosa que el estruendo del agua.
De pronto, el tnel se ensanch considerablemente,
formando una especie de amplio lago, antes de canalizarse de nuevo. Las paredes formaban una gran caverna, la mitad de la cual se hallaba ocupada por el agua. La
otra corresponda a un trozo de suelo rocoso y spero.
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que debe estar por aqu cerca, lo colocan sobre esas balsas y el ro subterrneo las arrastra directamente al mar.
Apuesto a que tienen barcazas o algo as aguardando en
alguna ensenada oculta, para llevarse la carga durante la
noche.
Caramba! coment Dick. Qu ingenioso! Y
se sirven de los extraos ruidos y todo lo dems para
asustar a la gente y mantenerla alejada de la montaa.
As nadie se atreve a rondar por aqu para ver qu pasa!
La granja ms cercana es La Caada Mgica, donde viven los Jones prosigui Julin. Realmente son
los nicos capaces de averiguar algo.
Cosa que hicieron, seguro! aadi Dick. Apuesto a que Morgan lo sabe todo y que est de acuerdo con
el hijo de la seora Thomas, que vendi el metal a esos
hombres, aunque perteneca a su madre.
Aqu abajo no hay ningn ruido extrao. No se oye
ms que el ro dijo Julin. Creis que estarn trabajando ahora?
Bueno... comenz Dick.
Se par de repente porque Tim y Dave haban comenzado a gruir; Tim, con su voz profunda y Dave en tono
agudo. Julin empuj a Aily y Jorge tras el gran cesto,
mientras Dick haca lo mismo con Ana. Escucharon atentamente. Qu habran odo los perros? No sera mejor
salir corriendo por donde haban venido antes de que los
descubrieran?
Tim segua gruendo sordamente. Los corazones de
los nios empezaron a latir apresuradamente. De pronto,
oyeron voces. De dnde venan? Dick atisbo cautelosamente. Los nios se hallaban en un rincn oscuro y esperaban no ser vistos.
Las voces parecan llegar de la gran laguna y Dick
mir en aquella direccin. De repente, dej escapar una
gran exclamacin.
Ju! Mira all! Ves t lo que yo veo?
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Julin mir y se qued estupefacto. Dos hombres haban llegado por el otro lado del tnel, el que daba al
mar, evidentemente andando por el borde rocoso, como
lo haban hecho ellos, y ahora se movan en las sombras,
junto a la laguna.
Uno de ellos es MORGAN! susurr Julin. Pero,
y el otro? Sopla! Si es el pastor, el padre de Aily! Os
parece posible? Bueno, siempre pensamos que Morgan
estaba mezclado en todo esto, pero nunca imagin que el
pastor tambin lo estuviera.
Aily haba visto a Morgan y a su padre. Pero no hizo
ningn ademn de acercarse a l. Le tena demasiado
miedo a Morgan!
Ambos hombres estaban mirando a su alrededor,
como si buscaran a alguien. Luego salieron de las sombras y cruzaron la gran caverna hacia otro tnel muy
ancho que se abra en direccin al interior de la montaa.
Mientras se iban comenz a orse un ruido extrao.
El trueno murmur Jorge, y Tim gru de nuevo. Aunque no suena muy cerca. Qu horrible ruido!
Y cmo se mete en la cabeza!
Ahora era intil susurrar. Tenan que gritar si queran orse unos a otros. Y de pronto empez el temblor!
Todo se estremeca y vibraba. Los nios sentan las vibraciones hasta al cogerse de las manos.
Es como si nos pasara una corriente elctrica coment Dick con asombro. Me extraa que se pueda hacer algo bueno con ese raro metal que hace las cosas tan
pesadas que los arados no aran y las azadas no cavan.
Sigamos a Morgan y al pastor propuso Julin, tan
intensamente interesado que estaba decidido a llegar hasta
el final del asunto. Podemos ocultarnos bien en las
sombras. No tienen ni idea de que estamos andando por
aqu; Aily, t qudate. El ruido puede asustar a Dave y a
Fany.
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Aily espera dijo. No tena el menor deseo de acercarse a los extraos ruidos. En su sencilla mente imaginaba que el propio trueno se fabricaba en la montaa. S.
Y quizs el rayo tambin!
Morgan y el pastor ya haban desaparecido por el tnel que se abra frente a la laguna. Los cinco se acercaron rpidamente a l y atisbaron hacia el interior. Era
muy ancho y empinado, pero unos toscos escalones haban
sido tallados en l y no resultaba difcil bajar.
Bajaron cautelosamente, extraados de la difusa luz
que los iluminaba, aunque no se vean lmparas ni nada
parecido.
Creo que es el reflejo de un gran resplandor que
sale de abajo grit Julin por encima del estruendo.
El ruido era tan potente que pareca que anduvieran
envueltos en un trueno. Bajaron y bajaron. El tnel se
curvaba y serpenteaba, siempre rocoso, empinado e iluminado. De repente, el ruido creci y la luz se hizo ms intensa. Y entonces los nios pudieron ver el final. La salida apareca recortada por una luz brillante, una luz
que resplandeca intensamente y se mova de una manera
extraa.
Estamos llegando al lugar donde trabajan, a la
mina donde est ese extrao metal chill Dick. Le temblaban las manos de nerviosismo. Tened cuidado de
que no nos vean, Ju! CUIDADO, NOS PUEDEN VER!
Llegaron cautelosamente al final del pasadizo y observaron por la abertura. Vieron un enorme pozo lleno de
luz, alrededor del cual trabajaban unos hombres con unas
curiosas mquinas. Los nios no podan divisar mucho
desde donde se encontraban. Adems la luz era tan poderosa que slo podan mirar con los ojos casi cerrados.
Todos aquellos hombres llevaban careta.
Repentinamente el ruido ces y la luz desapareci,
como si alguien hubiera cerrado un interruptor. Pero en
la oscuridad se form un resplandor, un extrao calor
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- EN PELIGRO
CAPTULO XXI
UN SUCESO EMOCIONANTE
Los cinco nios estaban rodeados de cestos y aun
Morgan coloc otro encima de ellos, con lo que quedaron
totalmente ocultos. Dick cogi a Julin por un brazo.
Julin, estbamos completamente equivocados!
Morgan trataba de averiguar el secreto de Viejas Torres
por su cuenta, con la ayuda del pastor. Eran los nicos
que podan sospechar que ocurra algo raro. El pastor
pudo ver todas las cosas extraas que vimos nosotros
mientras vigilaba a sus ovejas en la montaa. Y sin duda
se lo cont a Morgan...
Julin gru:
S. No rhe extraa que se enfadara tanto cuando se
dio cuenta de que pretendamos mezclarnos en un asunto tan serio. Y que nos prohibiera meternos en esto. Dios
mo, qu idiotas hemos sido! Dnde estar Morgan?
Puede verle alguien?
No. Se Jiabr escondido en algn sitio. Escuchad,
ya han llegado los hombres repuso Dick. Hay una rendija entre dos de los cestos y puedo ver a un hombre. Lleva una barra de hierro o algo as. Parece muy enfadado!
Los hombres andaban con sigilo. Evidentemente no
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Los nombres resonaron en la cueva como si una docena de potentsimos altavoces funcionaran a todo volumen. Aily, que estaba acostumbrada a orle llamar a los
perros, no se inmut. Pero los otros se miraron asombrados al escuchar aquello. Nadie en el mundo poda gritar
tan fuerte!
DAI, DAI! RAFE, RAFE!
El vozarrn sonaba una y otra vez, cada vez ms fuerte. Al principio, Llewellyn Thomas, el jefe, pareci asombrado, mas luego ri burlonamente.
Es posible que crea que los perros van a llegar
aqu desde la playa? Subiendo por el tnel? Est loco!
Dejadlo estar!
La voz grit una vez ms los nombres de los siete perros que pertenecan a Morgan y al pastor: DAI, BOB,
TANG, DOON, JOLL, RAFE, HAL!
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CAPTULO XXII
BIEN EST LO QUE BIEN ACABA
Morgan no permiti que los nios se quedaran all
abajo mucho rato.
Tenemos mucho que hacer dijo con su profunda
voz, ahora bastante enronquecida. Vosotros vais a volver a la granja y telefonearis a la polica. Decid simplemente: Morgan ha ganado. Y decidles que vayan con
una barca a la pequea cala que ya conocen. Yo llevar
hasta all a esos hombres por el tnel. Andad, marchaos
en seguida. Obedecedme esta vez, muchachos!
S, seor respondi obedientemente Julin. Ese
hombre era un hroe! Y ellos que haban pensado que
se trataba de un malvado. Ahora estaba dispuesto a obedecer sus menores rdenes. De pronto, se le ocurri una
idea y se volvi.
Pero, y la anciana? exclam. La seora Thomas, la madre de ese tipo. Qu piensa usted hacer con
ella? Adems, hemos encerrado al guarda en su cuarto.
Vosotros os limitaris a ir a la granja y telefonear
repiti Morgan severamente. Yo har todo lo que sea
necesario. Llevad a Aily a la granja con vosotros. No debe
estar aqu. Ahora, marchaos.
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