Enid Blyton - Los Cinco, 17-Los Cinco en Peligro

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ste es el decimosptimo libro del Club de los Cinco.

En l
encontrars a Julin, Dick, Jorge, Ana y Tim, el perro, como en
todos los dems libros de esta misma coleccin. Cada libro constituye una aventura completa.

Los ttulos son:


LOS CINCO Y EL TESORO DE LA ISLA.
OTRA AVENTURA DE LOS CINCO.
LOS CINCO SE ESCAPAN.
LOS CINCO EN EL CERRO DEL CONTRABANDISTA.
LOS CINCO OTRA VEZ EN LA ISLA DE KIRRIN.
LOS CINCO EN LA CARAVANA.
LOS CINCO VAN DE CAMPING.
LOS CINCO SE VEN EN APUROS.
LOS CINCO FRENTE A LA AVENTURA.
UN FIN DE SEMANA DE LOS CINCO.
LOS CINCO LO PASAN ESTUPENDO.
LOS CINCO SE DIVIERTEN.
LOS CINCO EN EL PARAMO MISTERIOSO.
LOS CINCO JUNTO AL MAR.
LOS CINCO TRAS EL PASADIZO SECRETO.
LOS CINCO EN LA GRANJA FINNISTON.
LOS CINCO EN PELIGRO.
LOS CINCO EN BILLYCOK HILL.
LOS CINCO HAN DE RESOLVER UN ENIGMA.
LOS CINCO JUNTOS OTRA VEZ.
LOS CINCO EN LAS ROCAS DEL DIABLO.
Esperamos que os gusten tanto como los de la serie Siete
Secretos.
Cariosamente,

CAPTULO PRIMERO
UNAS TRISTES VACACIONES
Estas vacaciones de Navidad son las peores que
hemos pasado en nuestra vida! exclam Dick.
Y vaya mala suerte que ha tenido Jorgel Mira
que venir a pasar las Navidades con nosotros y ponernos
todos enfermos con este catarro tan espantoso y esta tos
tan horrible! aadi Julin.
Sobre todo tener que pasar en cama el da de Navidad... dijo Jorge. Y lo peor fue que no pude comer
nada de nada. Figuraos, no tener hambre el da de Navidad! Nunca pens que semejante cosa pudiera pasarme
a m...
Tim fue el nico que no cay enfermo coment
Ana acaricindolo. Te portaste muy bien mientras estuvimos en cama, Tim. Repartiste tu tiempo entre nosotros
admirablemente.
Guau! asinti Tim con solemnidad. Tampoco l
se haba sentido muy feliz durante aquellas Navidades.
Que cuatro de los cinco se pasaran todo el tiempo en cama
tosiendo y estornudando resultaba bastante desagradable.
Bueno, de todos modos ya volvemos a estar levanta-

ENID BLYTON
dos intervino Dick. Aunque me da la sensacin de
que mis piernas an no son capaces de sostenerme!
Ah! Tambin te pasa a ti? pregunt Jorge.
Estaba tan preocupada por mis piernas...!
A todos nos ocurre lo mismo replic Julin. Estaremos bien dentro de uno o dos das. De todas maneras
tenemos que volver al colegio la semana que viene, as
que ser mejor que nos encontremos bien para entonces.
Los cuatro se quejaron y, acto seguido, rompieron a
toser.
Esto es lo peor de este microbio, sea el que sea se
lament Jorge. Tanto da que riamos o gritemos o nos
quejemos. En seguida empezamos a toser. Me volver
completamente loca si no me curo pronto. No me deja
dormir en toda la noche.
Ana se acerc a la ventana.
Ha nevado otra vez. No mucho, pero todo est precioso. Y pensar que podamos haber jugado con la nieve toda la semana pasada! No hay derecho a pasar unas
vacaciones como stas!
Jorge se uni a ella junto a la ventana. Un coche se
haba estacionado fuera y un hombre corpulento y de
aspecto alegre sala de l y entraba apresuradamente por
la puerta principal.
Aqu est el mdico anunci Ana. Apuesto a que
dir que todos estaremos bien para volver al colegio la
semana prxima...
Pasados unos instantes, se abri la puerta y entr el
doctor seguido por la madre de Julin, Dick y Ana. sta
pareca cansada. No era de extraar! Cuidar a cuatro
nios enfermos y a un perro desesperado durante todas
las Navidades no supona un trabajo fcil.
Bueno, aqu los tiene a todos de pie anunci la
seora Barnard. An parecen estar bastante abatidos,
verdad?
Pronto estarn perfectamente la tranquiliz el

LOS CINCO EN PELIGRO


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doctor. Se sent y examin a los cuatro, uno por uno.
Jorge parece ser la que se encuentra peor. En mi opinin,
no es tan fuerte como los dems.
Jorge enrojeci molesta y Dick exclam entonces en
tono burln:
Pobre Jorgel Es la debilucha de la familia! Es la
que tiene la fiebre ms alta, el peor catarro, la tos ms
fuerte, y...
Fuese lo que fuese lo que pensaba aadir, se perdi
bajo el almohadn ms grande de toda la habitacin, que
la enojada Jorge le haba arrojado con todas sus fuerzas.
Dick se la devolvi y todos se echaron a rer, incluida
Jorge. Esto, como es natural, les hizo toser a los cuatro
y el doctor se llev las manos a los odos.
Estarn pronto lo bastante bien como para volver
al colegio, doctor? pregunt ansiosamente la seora
Barnard.
Bueno... Creo que s... Aunque primero tendrn que
curarse esa tos respondi el doctor. Mir por la ventana hacia la nieve. Me pregunto si... No, no creo que
sea posible... Pero...
Pero, qu? todos agudizaron los odos. Nos
va a mandar a Suiza para pasar unas vacaciones en la nieve, doctor? Estupendo! Absolutamente fantstico!
El doctor se ech a rer.
Corris demasiado! No, no estaba pensando en
Suiza, pero s en algn lugar montaoso, no muy alejado
del mar. Un lugar que sea tonificante, pero no excesivamente fro, donde haya nieve y podis deslizaros por
ella y esquiar, sin necesidad de ir tan lejos como a Suiza.
Suiza resultara muy caro, sabis?
S, claro asinti Julin. No, no podemos esperar
unas vacaciones en Suiza slo por haber pescado un buen
catarro. Pero creo que una semanita en cualquier parte
sera fenomenal!
S! aadi Jorge con los ojos brillantes. Eso

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LOS CINCO EN PELIGRO

nos compensara de estas horribles vacaciones. Vamos a


ir nosotros solos? Sera estupendo!
De ningn modo. Alguien tendr que acompaaros,
por supuesto -^repuso el doctor Drew. Aunque eso tendrn que decidirlo vuestros padres.
Creo que es una magnfica idea coment Julin.
No te parece, mam? Estoy seguro de que ests deseando librarte de nosotros por una temporada. Pareces
agotada!
Su madre sonri.
Bien, si lo que necesitis es eso, unas vacaciones
para sacaros el resfriado de encima, las tendris. Y no
digo que no me venga mal un descanso, mientras vosotros
os diverts una temporada. Hablar de ello con vuestro
padre.
Guau! ladr Tim, mirando inquisitivamente al
doctor, con las orejas enhiestas.
Dice que tambin l necesita unos das de descanso
en alguna parte tradujo Jorge. Quiere saber si puede
venir con nosotros.
Djame ver la lengua, Tim, y dame esa pata para
comprobar cmo va el pulso pidi solemnemente el
doctor Drew. Le tendi la mano y Tim puso su pata en
ella obedientemente.
Los cuatro nios rieron. Inmediatamente empezaron a
toser. Cmo tosan! El doctor mene la cabeza.
Qu ruido armis! No debera haberos hecho rer.
Bueno... Ya no volver a veros hasta que tengis que
regresar al colegio. Vuestra madre me dir qu da es.
As que hasta entonces. Y disfrutad mucho, dondequiera
que vayis.
Lo haremos! asinti Julin. Y gracias por preocuparse tanto de nosotros. Le mandaremos una postal
cuando nos encontremos completamente bien.
Tan pronto como el doctor hubo salido, comenzaron
los comentarios.

Podremos irnos en seguida, verdad, mam? exclam Dick, impacientemente. Lo ms pronto posible!
Debes de estar agotada, despus de habernos cuidado da
y noche.
S. Estoy segura de que os vendr bien salir una
semana o quiz diez das asinti su madre. El problema es adonde... Podrais ir a casa de Jorge, a Kirrin,
supongo... Pero no es demasiado montaoso... Y adems
el padre de Jorge no va a celebrar precisamente la llegada
de cuatro resfriados como los vuestros.
No. Se pondra hecho una furia confirm Jorge.
Abrira de golpe la puerta y gritara: Quin ha...?
Pero cuando Jorge empez a gritar, la tos la acometi
de nuevo. Esto acab con su pequea imitacin.
Ya est bien, Jorge le reprendi su ta. Por favor, bbete un vaso de agua.
Durante un buen rato continuaron discutiendo adonde podran ir. Entre tanto, la nieve iba cayendo lenta y
regularmente. Dick se acerc a la ventana, complacido.
Si pudiramos encontrar un lugar en la montaa,
un lugar donde pudiramos usar los trineos y los esqus,
tal como dijo el doctor... Cielos! exclam. Slo de
pensarlo ya me siento mejor! Espero que siga nevando.
Me parece que lo mejor ser consultar con una agencia de viajes y excursiones y ver si nos ofrecen algo interesante opin su madre. Quizs un lugar de veraneo
en la montaa. Ahora estarn todos vacos y podrais elegir una cabana, un chalet o algo por el estilo.
Pero todas las llamadas telefnicas tuvieron un resultado negativo.
No respondan de las agencias. No podemos sugerirle nada. Nuestros campamentos estn cerrados y no
conocemos ninguno de invierno en este pas.
Y de pronto, como sucede muchas veces, el problema
fue solucionado por alguien a quien no se les haba ocu-

10

rrirln ronnltar- <=>! vipin Tenlcint; el iarHine.ro.

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ENID BLYTON

Aquel da no tena nada especial que hacer, excepto


abrir un camino a travs de la nieve. Al ver a los nios
que le observaban por la ventana, les hizo una mueca y
se aproxim.
Cmo estis? grit. Os gustaran unas manzanas? Estn en su punto. Y ya son las ltimas. Vuestra
madre me dijo que no os apetecan ni las manzanas ni
las peras. Pero quizs ahora os comerais alguna.
S! repuso Julin a gritos. No se atreva a abrir
la ventana por si su madre le rea por sacar la cabeza
haciendo tanto fro. Trigalas, Jenkins. Y venga a charlar un rato con nosotros.
As que el viejo Jenkins entr con un capazo lleno de
amarillas y duras manzanas y de jugosas peras.
Cmo os encontris? pregunt con su dulce acento gales, pues era natural de las montaas de Gales.
Estis plidos y habis adelgazado. Os convendra un
poco del aire de las montaas galesas!
Una sonrisa ilumin su rostro arrugado y curtido. Les
ofreci su cesto y los nios se sirvieron fruta.
Aire de montaa... Eso fue lo que el doctor nos recet dijo Julin, mordiendo una apetitosa pera. No
conoce usted algn sitio adonde pudiramos ir, Jenkins?
Tengo una ta que alquila habitaciones durante el
verano replic Jenkins. Mi ta Glenys es una gran
cocinera. Lo malo es que ahora es invierno y no s si
contina teniendo huspedes a pesar de la nieve. Su granja est en una montaa que desciende directamente hacia
el mar. Un lugar precioso en verano... Ahora no debe
haber ms que nieve. Tan seguro como que os estoy hablando.
Pero si eso es lo que queramos! salt Ana, encantada. Verdad, Ju? Llamemos a mam! Mam,
mam! Dnde ests?
Su madre lleg corriendo, temerosa de que alguno de
los nios se sintiera enfermo otra vez. Se qued asom-

LOS CINCO EN PELIGRO

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brada al ver all a Jenkins y an ms asombrada cuando


los cuatro nios intentaron contarle a la vez lo que aqul
les acababa de decir. Tim aadi sus excitados ladridos
a aquella algaraba y Jenkins, bastante sobrecogido, se
qued callado, dando vueltas al sombrero entre sus manos.
La excitacin hizo que Julin y Dick empezaran a toser
angustiosamente.
Ahora, escuchadme anunci su madre con firmeza. Subid inmediatamente a vuestro cuarto y tomad una
dosis de jarabe. Hablar con Jenkins para ver si consigo
enterarme de lo que ocurre. No, Dick, no me interrumpas.
Sube!
Obedecieron sin rechistar, dejando a su madre conversar con el aturdido jardinero.
A la porra con esta tos! exclam Dick sirvindose una dosis de jarabe. Cielos! Ojal mam se ponga de acuerdo con la ta de Jenkins. Si no me voy pronto
a alguna parte y me libro de este catarro, voy a volverme
loco, completamente loco.
Apuesto a que iremos a casa de la ta de Jenkins
asegur Julin, si ella nos admite. Esta clase de soluciones imprevistas son las que dan resultado, no os
parece?
Julin estaba en lo cierto. La idea cuaj. Su madre
haba conocido a la ta de Jenkins durante la primavera,
cuando ella haba venido para visitar a sus parientes.
Jenkins la haba trado a casa orgullosamente para presentarla a la cocinera. As que cuando Dick y Julin
bajaron se encontraron con la buena noticia.
Voy a telefonear a la ta de Jenkins, la anciana seora Jones les dijo su madre. Y si no tiene inconveniente, os podris marchar dentro de un par de das.
Vosotros y vuestros resfriados tambin!

CAPTULO II
HACIA LA CAADA MGICA
Pronto todo estuvo solucionado. La anciana seora
Jones, cuya voz llegaba perfectamente clara a travs de
la conferencia telefnica, se mostr encantada de recibir
a los cuatro nios.
S, seora, comprendo. Sus resfriados no durarn
aqu ni un da siquiera. No se preocupe, seora. Cmo
est mi sobrino Ifor Jenkins, seora? Supongo que todava estar satisfecha con l. Era un chico bastante salvaje, pero...
Mam! Dile que tambin llevamos un perro murmur Julin al odo de su madre. Jorge le haba estado
haciendo gestos, sealando primero a Tim, despus al
telfono, en el que su ta escuchaba pacientemente el parloteo de la seora Jones.
Esto..., seora Jones, quiero que sepa que tambin
va a recibir un perro inform su ta. Cmo? Que
ya tiene siete perros? Cielos! Claro, para las ovejas, comprendo...
Siete perros, Timl explic Jorge en voz baja a su
perro, que empez a menear el rabo inmediatamente.

Qu te parece? Siete! Vas a disfrutar como nunca en


tu vida!
Chist! susurr Julin al captar la enfurecida mirada que su madre diriga a Jorge. Estaba agradecido por
estas inesperadas vacaciones que se haban arreglado tan
rpidamente. Como los dems, tambin haba empezado
a sentirse muy irritable y desanimado. Sera maravilloso
irse de excursin. Se preguntaba dnde estaran sus esqus...
Todos aparecan radiantes cuando todo qued solucionado. Varios das sin colegio! Se acab el rondar por
la casa esperando y deseando que sucediera algo! Por fin
Tim podra dar largos paseos. Estaran de nuevo a solas,
cosa que los cinco adoraban.
Jenkins result muy til en la bsqueda de los trineos
y los esqus. Los metieron en la casa para revisarlos y
limpiarlos. Por fin haba algo emocionante que hacer!
Sus esfuerzos les hicieron toser de nuevo violentamente,
pero ya a nadie le import demasiado.
Slo faltan dos das. Y nos iremos! exclam
Dick. Deberamos llevar tambin nuestros patines, no?
No. Jenkins dice que por los alrededores de la granja no hay ningn sitio donde patinar explic Jorge.
Ya se lo he preguntado. Oye, Ju, mira ese montn de ropa
de lana que acaba de traer tu madre. Ni que furamos
al Polo Norte!
Cascaras, mam! Si nos vestimos con todo eso nunca podremos esquiar coment Julin. Caray, mirad!
Seis gorros! Incluso si a Tim le ponemos uno, todava
sobra otro...
Es posible que se os moje alguno replic su madre. No os preocupis por cunta ropa llevis. Iris en
coche y no hay ningn problema con la carga.
Meter mis gemelos dijo Dick. Nunca se sabe
cundo se pueden necesitar. Jorge, compaera, espero que
Tim se haga amigo de los perros de la granja. Sera terri-

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LOS CINCO EN PELIGRO

ENID BLYTON

ble que se peleara con ellos. A veces ya sabes que se pone


muy fiero con los otros perros, especialmente si nosotros
armamos alboroto con ellos.
Se portar perfectamente asegur Jorge. Y no
tenemos ninguna necesidad de jugar con los otros perros.
Nos basta con Titn.
Muy bien, maestra exclam Dick. Jorge dej su
tarea de limpieza para tirarle el plumero. S, ciertamente, las cosas volvan a marchar bien.
Cuando lleg la hora de acostarse, los nios se sentan
mucho mejor, aunque sus toses eran casi tan fuertes como
antes.
Supongo que olvidaris esa terrible tos antes de regresar, Julin exclam su madre. Me inquieta mucho
oros toser, toser y toser, da y noche...
Pobre mam! Lo has pasado muy mal exclam
Julin abrazndola. Has sido muy buena. Qu alivio
sentirs cuando nos veas instalados en el coche!
Por fin lleg el coche, entrando por la nevada caizada
hacia la casa. Era un coche de alquiler, muy grande por
fortuna, ya que el equipaje de los nios resultaba realmente colosal.
El chfer era un alegre hombrecillo y entre l y Jenkins pronto colocaron las maletas, trineos, esqus y todo
lo dems en el portaequipajes, asegurndolo convenientemente.
Ya est, seora! exclam el chfer, finalmente.
Todo ha quedado bien sujeto. Vamos a salir en seguida y
estaremos en La Caada Mgica antes de que oscurezca.
Ya estamos a punto! anunci Julin.
El hombrecillo asinti y, sonriendo, se sent frente
al volante. Dick iba junto a l y los otros tres en la parte
trasera, con Tim a sus pies. Seguro que no permanecera
quieto durante mucho rato. Le gustaba tanto como a los
nios sacar la cabeza por la ventanilla.
Todos lanzaron un suspiro de alivio cuando el coche

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se puso en marcha. Por fin en camino! Jenkins les esperaba junto a la verja y agit la mano en un gesto de
saludo.
Recuerdos a mi ta! grit mientras cerraba la
puerta de la verja.
El conductor era muy charlatn. Pronto le explicaron
sus desgraciadas vacaciones y lo contentos que se sentan
por este inesperado respiro antes de volver al colegio.
A cambio, l les habl de s mismo y de su familia. Tena
once hermanos y hermanas. Su charla no ces durante
la mayor parte del viaje.
Al cabo de un rato, se detuvieron para tomar un tentempi sin salir del coche. Se dieron cuenta de que estaban hambrientos por primera vez desde que haban enfermado.
Caramba! Realmente me apetecen estos bocadillos
exclam Jorge con sorpresa. Y a ti, Ana?
_ Tambin. Y no me saben a cartn como todas
las
comidas que nos daban hasta ahora repuso Ana. Tim,
ahora que hemos recuperado el apetito ya no vas a tener
tanto que comer.
Pareca una aspiradora mientras hemos estado enfermos, verdad? intervino Dick. No haca ms que
tragarse todo lo que nosotros no podamos comer. Pescado hervido! Saba a lana estofada!
Todos rieron y rompieron a toser a coro.
Al orlos, el chfer mene la cabeza.
Vaya unos resfriados ms desagradables que habis
pescado! coment. Esto me recuerda cuando mi familia y yo cogimos la tos ferina. La pasamos doce de nosotros a la vez. Y cuando tosamos todos, parecamos la
sirena de los bomberos a toda potencia.
Esto hizo rer a los nios, con lo cual volvieron a toser.
Pero, por raro que parezca, nadie le dio la menor importancia a estas irritantes toses. Estaban seguros de que
2. EN PELIGRO

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

pronto se les quitara, en cuanto se vieran en el campo y


pudieran estirar las piernas y saltar, correr y esquiar.
Fue un viaje largo. Despus del refrigerio, todos los
nios se sintieron soolientos y el chfer sonri al verlos apoyados unos en otros, durmiendo pacficamente.
Slo Tim permaneca despierto. Trep silenciosamente al
lugar que quedaba entre Jorge y la ventanilla, que se hallaba abierta, para poder sacar su gran nariz al viento,
cosa que le encantaba hacer. Se detuvieron temprano para
tomar el t en el restaurante de un pueblecillo.
Ser mejor que estiris un poco las piernas sugiri el conductor. Por mi parte, voy a hacerlo ahora
mi$mo. Mirad, me voy all a tomar mi t. All estn muchos de mis compaeros y podr charlar un rato con ellos.
Vosotros meteos en este restaurante de aqu y pedid los
bollos de mantequilla. Son los mejores del reino! Procurad volver dentro de un cuarto de hora como mximo.
De lo contrario, no podremos llegar a la granja antes de
que oscurezca. An nos queda una hora de viaje... aunque
ms tarde saldr la luna...
Todos se alegraron de estirar las piernas. Tim salt
como si ya estuviera en pleno campo, ladrando alocadamente. Se sinti muy disgustado al darse cuenta de que
se trataba de una parada corta, pues haba credo que era
el final del viaje. Pero le gust mucho recibir un bollo de

incapaz de mirar siquiera el pan con mermelada exclam. Debamos estar realmente enfermos aquel da que
no pudimos ni tomarnos el helado a pesar de lo que
mam insisti para que comiramos un poco.
Mis piernas todava estn un poco temblorosas
dijo Ana. Pero empiezan a dar la sensacin de que
conseguirn sostenerme. Gracias a Dios!
Se pusieron en marcha. Haban entrado ya en Gales
y en el horizonte empezaban a divisarse las montaas. Era
un atardecer muy claro y, aunque las montaas aparecan
blancas de nieve, el campo que cruzaban no estaba tan
nevado como su casa cuando la dejaron.
Espero que la nieve no empiece a derretirse justo
cuando lleguemos coment Dick. Hay bastante en las
montaas, pero en los valles apenas queda.
Pasaron un poste sealizador. Julin trat de leerlo,
pero slo consigui ver una palabra que pareca algo as
como Cymryhlli. Pregunt al chfer:
Ha visto usted el poste sealizador? Ya estamos
llegando a La Caada Mgica?
S. ste debe de ser el camino repuso el chfer.
No he dejado de mirar un momento. Me extraa que an
no la hayamos visto.
Caramba! Espero que no nos hayamos perdido

- iauiuiui a nii me gusuuia nacer 10 mismo exclam Ana. Pero no sera de buena educacin. Tim! Que

n Julin.
Pero no apareca ninguno. Ni siquiera encontraron
ningn poste indicador. Estaba anocheciendo y haba salido ya la luna, que daba una suave luz.
Est seguro de que estamos en el buen camino?
pregunt Dick al chfer. La carretera se vuelve cada
vez peor y hace aos que no hemos pasado ninguna
granja.
Bueno, puede que hayamos equivocado el camino

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me manchas el zapato de mantequilla! Aparta el bollo


de mi pie!
Tuvieron tiempo para tomar una taza de t caliente
y dos bollos cada uno. Julin compr adems galletas de
chocolate porque se senta inesperadamente hambriento,
incluso despus de haberse comido los dos bollos.
Es maravilloso tener apetito despus de haber sido

19

V-i

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ENID BLYTON

admiti el conductor, aflojando la marcha. Aunque


no tengo ni idea de en dnde nos extraviamos. Me parece que estamos cerca del mar.
Mirad! Hay un desvo a la derecha grit Jorge
mientras avanzaban lentamente. Y tambin hay un
poste.
Se detuvieron junto al poste, que era muy pequeo.
No dice La Caada Mgica ley Dick, desilusionado. Slo Viejas Torres. Ser el nombre de un lugar o de un edificio? Dnde tiene usted el mapa?
El conductor no tena ningn mapa.
Normalmente no lo necesitamos explic. Pero
en este pas no hay tantos postes sealizadores como debera haber. Y encima no me he trado mi brjula. Creo
que lo mejor ser que tomemos el camino de la derecha
y vayamos a Viejas Torres. All nos indicarn el buen
camino.
As que viraron a la derecha y el coche se desliz lentamente por un camino largo, escarpado y serpenteante.
Esto es casi una montaa coment Ana atisbando
por la ventanilla. Ya veo algo! Es un edificio en la
ladera del monte, con torres. Debe de ser all.
Llegaron ante una puerta de madera maciza. Sobre
ella haba un carteln con cuatro palabras en enormes
letras negras:
SE PROHIBE EL PASO
Bueno, esto es lo que se llama educacin coment el chfer, enfadado. Se prohibe el paso! Por qu?
Esperad un momento, aqu hay un pabelln. Ir a preguntar el camino.
Pero en el pabelln recibi tanta ayuda como en la
puerta de entrada. Estaba completamente a oscuras y
cuando llam no recibi la menor respuesta. Qu podan
hacer ahora?

CAPTULO III
EL FIN DEL VIAJE
Bueno, tendremos que dar media vuelta y bajar la
montaa dijo Dick cuando el chfer regres junto al
coche.
No, espere. Voy a ver si hay luces en alguna parte
exclam Julin, saltando fuera del automvil. Podramos avanzar un poco ms y tratar de encontrar la casa.
Al fin y al cabo, hemos venido mirando hasta llegar aqu
mientras bamos por el empinado camino y no hemos
visto nada.
Se acerc a la puerta y la observ a la luz de los faros
del coche.
Est cerrada con candado explic. Pero creo que
podr trepar por ella. Hay una luz por all, en alguna
parte, aunque no s a qu distancia.
Antes de que pudiera empezar a subir por la puerta,
oyeron el rumor de unos pasos apresurados. De pronto,
un ladrido y un aullido salvaje rasgaron la noche. Un
animal gru al otro lado de la puerta.
El conductor volvi apresuradamente al coche y cerr
de un portazo. Julin corri tambin hacia el coche, dan-

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

dose cuenta de que, pese a su debilidad, sus piernas eran


capaces de correr tan rpidamente como deseaba.
Tim empez a ladrar ferozmente y trat de saltar a
travs de la cerrada ventanilla. Los aullidos y ladridos del
otro lado del portaln aumentaban, y el perro, que deba
ser enorme, se arrojaba sin cesar contra la puerta, sacudindola de arriba a abajo.
Ser mejor dar la vuelta y marcharnos opin el
chfer, asustado. Sopla! Me alegro de estar a este lado
de la puerta. Vaya un estrpito! Y vuestro perro es casi
tan malo como el otro...
Tim estaba verdaderamente furioso. Por qu no le
dejaban salir y decirle al otro perro lo que pensaba de l?
Jorge trat de apaciguarlo, pero l se negaba a dejar de
ladrar. El chfer inici la maniobra para dar la vuelta,
retrocediendo, adelantando y volviendo a retroceder. La
carretera era bastante ancha, pero a la derecha haba un
escarpado precipicio. No se poda dudar de que Viejas
Torres estaba construido en una montaa.
Esa gente debe temer mucho a los ladrones para
tener un perro as exclam Dick. Aunque a un lugar
tan solitario como ste no creo que venga mucha gente.
Oiga, qu es lo que pasa?
Hay algo que no funciona respondi el conductor,
ahora con el coche vuelto hacia la carretera. De pronto
el coche parece haberse hecho muy pesado. Como si tuviera echado el freno.
Quiz lo tenga... sugiri Julin.
En absoluto cort secamente el chfer. Bueno,
solamente lo justo para asegurarnos de que el coche no
salga disparado montaa abajo. Ya veis que es muy empinado y que al lado tenemos un barranco. No quiero
caer ah en la oscuridad. Qu diablos le pasar al coche?
Slo puede deslizarse.
Creo recordar que subi demasiado lentamente advirti Dick. Ya s que el camino es muy empinado y

da muchas vueltas, pero, no le parece que el coche suba


con demasiado esfuerzo?
En efecto admiti el chfer. Aunque pens que
la montaa era ms empinada de lo que haba imaginado.
Qu le pasar al coche? No tengo puesto el freno y estoy
pisando el acelerador a fondo. Y sin embargo slo consigo que se deslice. Como si estuviera acarreando una
tonelada de peso!
Era algo realmente extrao. Julin se sinti horrorizado. No le haca la menor gracia pasar la noche en el
coche, perdidos en aquel paraje tan fro, especialmente
ahora que empezaba a nevar suavemente. La luna haba
desaparecido tras negros nubarrones y todo estaba muy
oscuro.
Llegaron al pie del monte y entraron en la carretera
llana. El chfer exhal un suspiro de alivio y lanz una
repentina exclamacin.
Qu habr pasado? El coche est bien de nuevo!
Va como una seda! Vaya peso que me he quitado de
encima! Cre que iba a detenerse y a dejarnos aqu toda
la noche.
El coche marchaba bien ahora y todos se mostraron
aliviados.
Sin duda haba algo mal colocado en el motor coment el chfer. Pero que me maten si lo entiendo!
Ahora estad atentos por si veis una casa o algn poste.
Poco despus, llegaban junto a un poste sealizador.
Jorge grit al instante:
Alto! Aqu hay un poste. Alto!
El coche se detuvo junto a l y, al examinarlo, todos
lanzaron un suspiro de alivio:
La Caada Mgica! Hurra!
Hacia la izquierda exclam el chfer. Y se meti
por el camino. Era bastante spero, obviamente slo un
camino de carro. Pero all, en la cima del monte que estaban subiendo, haba una casa cuyas luces brillaban a

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23

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

travs de las ventanas. Sin duda era la casa de la anciana


seora Jones.
Gracias a Dios! suspir Julin. Parece que es
aqu. Me alegro de haber llegado antes de que nevase con
ms fuerza. Ya es bastante difcil ver algo a travs de
este vendaval.
S, era la granja. Varios perros se pusieron a ladrar
fieramente mientras el coche se acercaba. Tim les respondi como si de ello dependiera la vida de los ocupantes del auto.
El conductor llev el coche hasta la puerta y atisbo
cautelosamente por si alguno de los estrepitosos perros
rondaba en torno al coche. Se abri la puerta y, enmarcada por la luz, apareci una mujercita no ms alta que
cualquiera de los nios.
Entrad! Entrad! llam. Resguardaos del fro
y la nieve! Morgan os ayudar con el equipaje. Entrad
en seguida!
Los cuatro nios saltaron del coche. De pronto se sentan muy cansados. Poco falt para que Ana se cayera,
pues de nuevo sus piernas parecan incapaces de sostenerla. Julin la sujet por un brazo. Estaban todos agotados. Slo Tim conservaba todas sus energas. Un hombre muy alto se apresur a acercarse para ayudar al chfer
con el equipaje, saludndolos al pasar.
La anciana les introdujo en una sala grande y caldeada y les hizo sentar.
Qu viaje! exclam. Estis agotados, pobrecitos mos. Es muy tarde para vosotros. Os tengo preparado un t estupendo. Pero antes os tomaris la cena. Ya
debis estar desendola.
Julin ech una ojeada a la pesada mesa preparada
en un rincn junto al fuego. A pesar de lo cansado que
estaba, se sinti repentinamente hambriento al ver aquella esplndida comida. Sonri a la amable anciana, cuyo
cabello resplandeca como la plata. Su agradable rostro

estaba surcado de arrugas, pero sus ojos eran agudos y


brillantes como los de un mirlo.
Siento que hayamos llegado tan tarde dijo Julin. Nos extraviamos. sta es Ana, mi hermana, y sta
es Jorge, mi prima, y aqul es Dick, mi hermano.
Y ste es Tim aadi Jorge. Tim ofreci su pata a
la seora.
Es una maravilla ver a un perro tan bien educado
coment. Nosotros tenemos siete, pero ninguno de
ellos ofrecera su pata ni a la propia Reina si viniera aqu.
El ladrar de los perros haba cesado. No se vea a
ninguno por la casa y los nios supusieron que vivan
fuera, en casetas. Tim trot por toda la habitacin, husmeando cada rincn con gran inters. Por ltimo, se encamin a la mesa, puso sus patas sobre ella y observ
atentamente la comida. Mir en direccin a Jorge y llorique.
Dice que le gusta esta comida tradujo Jorge a la
anciana. Tengo que decir que yo estoy de acuerdo. Es
estupenda!
Id a lavaros y arreglaros un poco mientras caliento
el t propuso la seora Jones. Parecis ateridos y hambrientos. Salid por aquella puerta y subid un tramo de
escalones. Las habitaciones que encontraris son las vuestras. Nadie os estorbar.
Los cinco salieron y se encontraron en un pequeo
corredor de piedra, iluminado por una vela. Un estrecho
tramo de escalones de piedra conduca a un pequeo rellano donde arda otra vela. Los escalones eran muy altos
y los nios tropezaban en ellos, dado que tenan las piernas agarrotadas tras el largo viaje en automvil.
Dos habitaciones daban al rellano, situadas una frente
a la otra. Parecan exactamente iguales y tambin estaban
amuebladas de la misma manera. Haba lavabos, con
una jofaina y un jarro de agua caliente envuelto en una
toalla. El fuego arda en las pequeas chimeneas de

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

piedra y las llamas iluminaban las habitaciones con mucha mayor claridad que las velas.
Esta habitacin ser para vosotras, chicas. Dick y
yo nos quedaremos con la otra decidi Julin. Caray!
Hasta tenemos chimeneas en las habitaciones. Es estupendo!
Me acostar pronto y me quedar despierta para
contemplar las llamas anunci Ana. Me alegro de
que las habitaciones no sean fras! Con el fro, seguro que
me dara la tos.
Hoy no hemos tosido demasiado coment Dick.
Como es natural, inmediatamente empezaron a toser.
La seora los oy desde abajo y se apresur a llamarlos:
Corred! Venid aqu junto al fuego.
Pronto estuvieron abajo, sentados en la sala. No haba
all nadie ms que la seora Jones sirviendo el t.
Va a venir alguien ms a tomar el t? inquiri
Jorge. Toda esta comida no puede ser para nosotros
solos, verdad?
Pues s que lo es repuso la seora, cortando gruesas lonjas de jamn. ste es vuestro cuarto de estar,
el que dejo a las familias a las que les alquilo habitaciones. Y tenis tambin una cocina para vosotros solos. Podis hacer lo que os parezca, todo el ruido que os d la
gana. Nadie os oir, las paredes son muy gruesas.
Despus de servirles, sali de la habitacin, sonriendo
y agitando la cabeza. Los nios se miraron unos a otros.
Me gusta mucho afirm Ana. Debe de ser viejsima, ya que es ta de Jenkins! Pero tiene los ojos muy
brillantes y muy jvenes!
Ya me siento mejor exclam Dick, atacando el
tocino. Jorge, dale t algo a Tim. Me est empujando
con la pata y, si quieres que te diga la verdad, no puedo
desperdiciar mi tocino con l.
Tomar un poco del mo replic Jorge. Crea

que tena hambre, pero veo que no. Me siento muy cansada.
Julin la contempl. Realmente aparentaba un gran
cansancio y tena los ojos agrandados por oscuras ojeras.
Acaba tu cena, camarada le recomend Julin.
Y vete a la cama. Ya deshars las maletas maana. Ests
agotada despus de este viaje. Ni siquiera Ana parece
tan cansada como t.
La anciana seora Jones entr y aprob la idea de Julin de que se fueran a la cama al terminar.
Maana os levantis a la hora que os apetezca.
Y cuando hayis bajado, venid a la cocina a avisarme.
Ya sabis que aqu podis hacer lo que queris.
Pero todo'lo que deseaban en aquel momento era meterse en la cama y dormir a la luz de los crepitantes troncos. Qu alivio deslizarse entre las speras sbanas y
cerrar los ojos! Todos, excepto Tim, que mont guardia
junto a la puerta mucho rato despus de que Jorge se
durmiera. Buen muchacho, Timl

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27

LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO IV
EN LA VIEJA GRANJA
Los cuatro nios durmieron como troncos toda la noche. Si acaso tosieron alguna vez, ni se enteraron de ello.
Permanecieron en sus camas sin moverse apenas. Slo
Tim abra ocasionalmente un ojo, como haca siempre
la primera noche que pasaban en algn lugar extrao.
Salt cuando un tronco ardiendo cay hacia un lado.
Contempl extraado la brillante llama que lama la chimenea mientras el tronco crepitaba. Alz una oreja cuando una lechuza ulul junto a la ventana. Al fin se durmi
tambin, tendido como de costumbre a los pies de Jorge.
Aunque seguramente la seora Jones no lo hubiera aprobado!
Por la maana, Julin fue el primero en despertarse.
Todos los ruidos de la granja le llegaban a travs de la
ventana cerrada: los hombres llamndose unos a otros,
el mugido de las vacas, el ladrido de un perro, despus
de otro y, por fin, de todos a la vez, y el pacfico cloquear de las gallinas y los patos. Era estupendo quedarse
tumbado oyndolo todo y sintindose cmodo con aquella agradable sensacin de pereza.

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Observ su reloj. Sopla! Eran casi las nueve! Qu


pensara la seora Jones de ellos? Salt de la cama y sacudi fuertemente a Dick.
Son casi las nueve! le anunci y se dirigi hacia
el lavabo. Para entonces slo quedaba agua fra en el
jarrn. Pero no importaba. La habitacin estaba muy
caldeada por el fuego de las chimeneas. Fuera brillaba
el sol, pero deba de haber nevado intensamente durante
la noche, porque todo apareca completamente blanco.
Fantstico! exclam Julin. Podremos deslizarnos en trineo. Despierta a las nias, Dick.
Pero stas ya estaban despiertas porque Tim haba
odo a los nios moverse en su cuarto y haba acudido
gimiendo junto a la puerta. Jorge se removi en la cama,
sintindose muy distinta a la noche anterior.
Ana, cmo te encuentras? Yo estoy estupendamente! dijo complacida. Sabas que ya son las nueve? Hemos dormido ms de doce horas. No me extraa
encontrarme tan bien!
Yo tambin lo estoy repuso Ana con un enorme
bostezo. Mira! He hecho bostezar tambin a Tim. Has
dormido bien, Tim?
Guau! contest Tim, y golpe la puerta con impaciencia.
Quiere desayunar dedujo Jorge. Qu nos darn? Huelo a huevos con jamn. Caramba! Nunca cre
que volvera a comerlos. Brrr! Esta agua est helada!
Bajaron juntos y encontraron la sala caldeada por una
hermosa hoguera. La mesa estaba preparada para el desayuno, pero slo haba en ella un gran pan crujiente, mantequilla, mermelada casera y un enorme jarrn de leche
fresca y cremosa.
La seora Jones entr al momento, radiante.
Buenos das a todos salud. Y s que hace un
da perfecto, a pesar de la nieve que cay anoche. Qu

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

os gustara desayunar ahora? Huevos con jamn, salchichas caseras, pastelillos de carne o...?
Me gustara comer huevos con jamn decidi inmediatamente Julin. Los dems asintieron. La seora
Jones sali de la habitacin y los nios se frotaron las
manos.
Por un momento tem que slo nos diera pan con
mantequilla y mermelada dijo Dick. Mirad! Fijaos
cunta crema hay en el jarro. Decididamente, cuando sea
mayor, vivir siempre en una granja.
Guau! aprob Tim. Oa a los otros perros ladrar
fuera y se acerc a la ventana para verlos. Jorge se ech
a rer.
Tendrs que recordar que no eres ms que un invitado cuando te presentemos a esos perros. Nada de empezar a dar vueltas alrededor de ellos, ladrando como un
loco.
Son perros muy grandes dijo Dick, reunindose
con Tim en la ventana. Collies galeses, me parece. Son
muy buenos pastores... Qu clase de perro sera aquel
que nos ladr tan ferozmente la otra noche en Viejas
Torres? Os acordis?
S. Y la verdad es que no me hizo ninguna gracia
replic Ana. Fue casi como una pesadilla el perdernos, subir a aquella montaa, encontrar el horrible cartel
en la puerta, nadie a quier preguntar el camino y aquel
perro oculto ladrndonos furioso desde el otro lado de
las puertas. Y para colmo el coche resbalando por aquel
extrao camino...
S, todo fue un poco extrao asinti Dick. Ah!
Aqu llega nuestro desayuno. Pero... Seora Jones! Si
aqu hay suficiente para ocho personas!
La anciana vena seguida de
una mata de pelo negro, un hombre enorme, con
ailantes ojos azules y boca
severa.

ste es mi hijo Morgan les present. Los cuatro


nios contemplaron asustados al gigante.
Buenos das dijeron Julin y Dick al mismo tiempo, y Morgan hizo un gesto en su direccin con la cabeza
tras echarles una rpida ojeada. Las nias le dirigieron
una sonrisa corts y l volvi a mover la cabeza sin pronunciar una sola palabra. Inmediatamente sali de la habitacin.
No es muy hablador explic la anciana. No, no
es muy hablador mi Morgan. Pero si vierais qu vozarrn
tiene cuando se enfada! Os aseguro que os digo la pura
verdad: puede orsele a un kilmetro de distancia. Espanta a las ovejas en un kilmetro a la redonda cuando
grita!
Julin pens que resultaba muy fcil creerla.
Estos perros a los que os ladrar son suyos continu la seora. Los tres. Van con Morgan a todas partes. Se porta muy bien con los perros. En cambio no
hace mucho caso a las personas! Tiene cuatro perros ms
en las montaas con las ovejas. Y, creedme, si Morgan
saliera al patio y les gritara, esos cuatro perros que estn
tan lejos le oiran y bajaran corriendo como flechas.
Los nios podan creerlo todo del gigantesco Morgan.
Les hubiera gustado que llamara a sus perros. Su voz
deba de ser un verdadero trueno!
Se sentaron a desayunar y, aunque no consiguieron
acabar con todo lo que haba trado la seora Jones, se
las arreglaron bastante bien y se despacharon a su gusto.
Tambin lo hizo Tim. El pan casero, que era muy bueno,
les gust de una manera especial.
Podra comer das enteros a base de ese pan casero
y mantequilla fresca opin Ana. El pan de casa no
sabe igual. Mam se quedara muy asombrada si viera el
desayuno que nos hemos zampado.
Desde luego. Sobre todo si pensamos que durante
varios das no hemos podido tragar ni siquiera un huevo

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ENID BLYTON

pasado por agua asegur Dick. Oye, Julin, no deberamos telefonear a casa para decir que hemos llegado
bien?
Sopla! Pues claro que s exclam Julin. Ya
quera haberlo hecho ayer. Voy ahora mismo, si la seora Jones me lo permite. Eh, mirad! No es se nuestro chfer, el que pasa por all? Seguramente habr dormido aqu esta noche.
El conductor iba a meterse en el coche cuando oy a
Julin que golpeaba el cristal de la ventana. Se acerc
a la granja y pronto entr en la sala de los nios.
Me marcho les dijo. La anciana seora me ha
ofrecido una cama en el granero. Nunca he dormido ms
a gusto en mi vida! Por cierto, ya s por qu el coche
avanzaba ayer tan lentamente por la montaa de Viejas
Torres.
Ah, s? Y por qu? pregunt Julin, interesado.
Bueno, no le pasaba nada al coche repuso el chfer. Y me alegro mucho de saberlo! Era la montaa.
Qu quiere usted decir? intervino Dick, asombrado.
Bien, la esposa del pastor me ha dicho que creen
que hay algn mineral magntico bajo la montaa explic. Porque cuando el cartero sube en bicicleta, le
ocurre lo mismo. Su bicicleta parece de plomo y se vuelve
tan pesada que no puede pedalear. Y si la empuja todava
es peor. As que ha decidido dejarla siempre al pie de la
montaa y subirla a pie.
Ya... As que ese mineral magntico, sea el que sea,
fue lo que atrajo nuestro coche ayer. Y tiene tanta fuerza
como para hacerlo ir as de lento coment Julin.
Qu extrao! Tiene que tratarse de algn yacimiento de
un metal muy poderoso. Afecta del mismo modo a todos
los coches?
S, desde luego. Ningn coche puede arrancar sin
ayuda respondi el conductor. A decir verdad, es una

LOS CINCO EN PELIGRO

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cosa muy rara. Una montaa rara de verdad, lo mismo


que aquel cartel de la puerta...
Quin vivir all? pregunt Dick.
Slo una anciana repuso el chfer. Est un poco
chiflada, por lo menos eso dicen. No deja entrar a nadie!
Bueno, nosotros lo sabemos por experiencia. Siento haberme extraviado ayer, pero ahora ya estis bien. Estis
perfectamente aqu.
Se dirigi hacia la puerta, haciendo con la mano un
gesto de despedida, y sali. Los nios le vieron meterse
en el coche y marcharse agitando una mano enguantada
por la ventanilla.
Habr suficiente nieve para bajar en trineo? inquiri Jorge. Desde aqu parece que no. De todas maneras, vayamos a comprobarlo. Pero ser mejor que nos
abriguemos. Apuesto a que el viento ser muy fro y no
estoy dispuesta a empezar otra vez a toser. Ya he tenido
bastante de eso.
As que se pusieron sus pesados chaquetones, gorros
de lana y bufandas. La seora Jones mene la cabeza y
sonri al verlos.
Sois unos nios muy sensatos. Hoy hace fro y un
viento que hiela. Sin embargo, ste es un tiempo muy
saludable. Ten cuidado con tu perro, muchacho. No lo
sueltes hasta encontrarte lejos de la granja por si se le
ocurre enfrentarse a uno de los perros de Morgan.
Jorge sonri, complacida de que la hubieran confundido con un chico. Empezaron a vagar por la granja. Tim
se mostraba muy enojado porque le llevaban atado. Tiraba de la correa, pretendiendo ir a explorar por su cuenta. Pero Jorge se negaba a soltarlo.
No te dejar hasta que te hayas hecho amigo de
todos los perros. Dnde estarn?
Habrn salido con Morgan aventur Dick. Vamos a ver las vacas all en la ladera. Me encanta su olor.
Erraron por la granja, disfrutando del plido sol, del

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ENID BLYTON

suave viento y de sentir que sus piernas les sostenan con


firmeza y no daban la impresin de doblarse a cada momento. Ya apenas tosan y se sentan muy afligidos cuando uno u otro empezaba a hacerlo.
Voy a soltar un ratito a Tim anunci Jorge. No
veo a los perros por ningn lado.
As que solt la correa del collar. Tim correte alegremente husmeando aqu, ac y acull. Al fin desapareci
por una esquina con la lengua colgando.
Y entonces estall un espantoso coro de ladridos!
Los nios se pararon en seco. No se trataba de un perro
o dos. j Parecan por lo menos una docena! Los cuatro
doblaron la esquina a toda velocidad. Y all estaba el
pobre Tim, de espaldas a la pared, ladrando, gruendo y
haciendo cara a tres feroces perros!
No, Jorge, no te acerques a Timl advirti Julin,
viendo que sta iba a rescatar a su perro, sin preocuparse por lo que pudiera pasar. Esos perros son salvajes!
Pero, qu le importaba a Jorge eso? Corri hacia
Tim, se puso delante de l y chill a los tres sorprendidos perros, regandoles:
CMO OS ATREVIS! LARGAOS! FUERA! HE
DICHO QUE FUERA!

CAPTULO V
LAS COSAS PODRAN IR PEOR!
Los tres vociferantes perros no repararon siquiera en
Jorge. Ellos queran a Tim. Quin era aquel extrao que
osaba rondar por su casa? Trataron de alcanzarlo. Pero
all estaba Jorge, blandiendo la correa de cuero y golpeando primero a uno y luego a otro de los perros. Julin
corri a ayudarla. De pronto Tim exhal un agudo chillido. Le haban mordido!
Alguien llegaba a toda prisa por la esquina. Era la
seora Jones, corriendo como si tuviera doce aos!
Tang! Bob! Dai! grit. Los tres perros no le hicieron el menor caso. De pronto, de algn lugar indeterminado, lleg una voz. Y qu voz! Reson por todo el
patio como si hubieran utilizado un megfono.
DAI! BOB! TANG!
Al or la estentrea voz, los tres animales se detuvieron al instante. Luego dieron media vuelta y desaparecieron a toda velocidad.
Gracias a Dios! Era Morgan jade la anciana,
colocndose bien el chai. Debe de haber odo los ladridos. Pobrecito mo! Ests herido? Cogi a Jorge
de la mano y la observ ansiosamente.

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

No s, creo que no repuso Jorge bastante plida. Es Tim el que est herido. Tim, querido Tim! Dnde te han mordido?
Guau! explic Tim, que, a pesar de hallarse extremadamente nervioso, no pareca muy asustado. Todo
haba sido tan rpido! Jorge se dej caer de rodillas sobre la nieve y lanz un breve chillido:
Le han mordido en el cuello. Mirad! Pobrecito
Timl Por qu te dejara suelto?
No es muy grave, Jorge asegur Julin, observando el lugar de la herida. El otro perro mordi justo
sobre el collar. Sus dientes lo atravesaron, pero apenas
rozaron el cuello de Tim. No es ms que un rasguo.
Ana estaba apoyada en la pared y aparentaba estar
mareada. Dick sinti de pronto como si sus piernas fueran de gelatina. No se atreva a pensar en lo que hubiera
ocurrido si los perros hubieran mordido a Jorge en lugar
de Tim. Buena chica, Jorgel Valiente como una leona!
Qu cosas ocurren! exclam la seora Jones,
trastornada. Pero, por qu le dejaste suelto, muchacho? Debas de haber aguardado a que llegara Morgan y
dijera a sus perros que tu Tim es un amigo.
Ya lo s repuso Jorge, an arrodillada junto a
Tim . Fue culpa ma. Tim, me alegro tanto de que no
sea ms que un pequeo mordisco. Seora Jones, tiene
usted un poco de yodo? Tengo que ponrselo en seguida.
Pero, antes de que la anciana pudiera responder, apareci por la esquina del granero la gigantesca figura de
Morgan, con sus tres perros, muy dciles ahora, tras sus
talones.
Eh? inquiri observando a los cuatro nios y a
su madre.
Tus perros atacaron al de los nios le explic
esta. Los llamaste justo a tiempo, Morgan. No est daado. Deberas haber visto a ese chico, el dueo del perro,
defendindolo y ahuyentando a Tang, Bob y Da

Julin no pudo menos que sonrer al or que no dejaba de confundir a Jorge con un chico, aunque la verdad
era que, con sus pantalones y su abrigo y el gorro de
lana sobre sus cortos cabellos, pareca realmente un fuerte
muchacho.
Por favor, trigame yodo insisti Jorge ansiosamente, viendo caer sobre la nieve blanca una gota de sangre del cuello de Tim.
Morgan dio un paso adelante y se agach para examinar a Tim. Al cabo de un momento, emiti un pequeo
gruido y se irgui de nuevo.
Est bien sentenci. Y se fue.
Jorge le contempl enojada. Haban sido sus perros
los que haban atacado a Tim y ni siquiera se disculpaba!
Se sinti tan enfadada que los ojos se le llenaron de lgrimas. Pestae para evitarlas, muy avergonzada.
No creo que quiera quedarme aqu dijo en voz
alta y clara. Esos perros atacarn de nuevo a Tim,
Pueden matarlo. As que me ir a mi casa.
Bueno, bueno, ahora ests trastornado dijo amablemente la seora Jones, cogindola del brazo.
Jorge, se sacudi enfurruada.
No estoy trastornada protest. Slo enojada de
pensar que mi perro ha sido atacado sin razn. Adems,
estoy segura de que ser atacado de nuevo. Quiero verle
bien el cuello, as que me voy adentro.
Se alej con Tim pegado a sus piernas, avergonzada
cuando dos lgrimas rodaron por sus mejillas. No era
propio de Jorge llorar! Pero an no estaba restablecida
de su enfermedad. Los otros tres se miraron unos a otros.
Ve con ella, Ana orden Julin. Y Ana corri tras
Jorge obedientemente, mientras Julin se volva hacia la
horrorizada dama.
No debe quedarse aqu al fro aconsej al ver que
temblaba y se arrebujaba en su chai. Jorge estar bien
pronto, ya lo ver. No haga caso de lo que ella dice.

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Ella? Pero, no es un chico? exclam sorprendida la seora Jones (1). Cmo puede una chica ser tan
valiente? Bueno, pues la encuentro maravillosa. Por qu
hara Morgan eso? Pero... no querr irse a casa de verdad... Qu os parece a vosotros?
No creo la tranquiliz Julin deseando no equivocarse. Nunca se poda estar seguro con Jorgel . Pronto se le pasar. Y si le damos pronto el yodo, eso le ayudar. Siempre arma un escndalo terrible cuando alguien
hiere o molesta a Tim.
Vamos, pues urgi la seora Jones. Y corri hacia
la granja, rechazando el apoyo de Julin. Qu mujercita
tan independiente!
Jorge se encontraba con Tim en la salita. Haba llenado una palangana de agua y estaba lavando la herida con
su pauelo, tras haberle quitado el collar.
Ahora te busco el yodo, muchacho -*-le dijo la seora Jones, olvidando de nuevo que Jorge era una nia.
Corri a la cocina y regres con una gran botella de
lquido pardo. Jorge la cogi agradecida y roci con ella
a Tim, que permaneca quieto, bastante complacido con
aquellos cuidados. Sin embargo, dio un salto cuando sinti la quemazn del yodo. Jorge le tranquiliz acaricindolo.
Va a querer que le estn echando yodo encima todo
el da, Jorge, si le mimas tanto coment Dick con una
risita.
Jorge le mir:
Poda haber muerto exclam. Y si esos perros
le cogen de nuevo, le matarn! As que me vuelvo a casa.
No a la vuestra, Ju, sino a Kirrin.
No seas burra, Jorge replic Dick, exasperado.
Cualquiera creera que Tim ha quedado malherido. No

tiene ms que un rasponazo en la piel. Por qu desperdiciar lo que podran ser unas estupendas vacaciones
slo por eso?
No me gustan esos tres perros insisti Jorge con
terquedad. Estarn ah fuera esperando para atrapar a
Tim de nuevo, lo s. Me voy a casa. Adems, no voy a
estropear tus vacaciones, sino las mas.
Bueno, escucha, qudate por lo menos un da ms
propuso Julin. Crea que, si se quedaba, terminara por
comprender lo estpido de su comportamiento. Slo un
da ms. No es mucho pedir. Trastornars terriblemente a
la seora Jones si te marchas as. Y adems te resultar
muy difcil marcharte, sobre todo ahora que todo est
cubierto por la nieve.
Est bien asinti Jorge con desagrado. Me quedo
hasta maana. Le dar a Tim la oportunidad de que se
le pase el susto. Pero SLO hasta maana.
Tim no est asustado en absoluto, Jorge salt
Ana. Hubiera vencido a los tres perros l solo, si t
no hubieras intervenido, verdad, Tim?
Guau! Guau! asinti Tim al instante.
Mene airosamente su rabo. Dick ri.
Buen muchacho, Tim\ T no quieres marcharte,
a que no?
Guau! respondi Tim, corts, y agit de nuevo
su rabo. Jorge frunci el ceo y Julin se apresur a
advertirles a los otros por seas que dejaran de meterse
con ella. No quera que Jorge cambiara de idea de repente y se marchara corriendo.
Voto por un paseo sugiri Dick. Es una lstima
quedarse aqu dentro en un da nevado y soleado como
ste. Vienes, Ana?
Si viene tambin Jorge, s repuso Ana.
Jorge deneg con la cabeza.
No, me quedar con Tim esta maana. Vete con los
otros.

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(1) La seora Jones no ha podido darse cuenta de que Jorge es una


mujer al orla hablar, porque en in gls los adjetivos y el participio pasivo
de los verbos no varan con el gnero. As, lo mismo se dice estoy enoja do que estoy enojada: I ara angry. (N. del T.)

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Pero Ana no quiso ir, as que los dos chicos dejaron


a las dos muchachas y volvieron l suave y vigorizante
aire de la montaa. Ya se sentan bien y casi no tosan.
Qu lstima que hubiera sucedido aquello! Esto frustraba los planes de todos, incluso los de la anciana seora Jones, que les esperaba ansiosa en la puerta principal.
No se preocupe, seora Jones la tranquiliz Julin. Estoy seguro de que nuestra prima pronto se
sentir bien. Ya le he quitado la idea de marcharse hoy
a casa. Mi hermano y yo vamos a dar una vuelta por la
montaa. Cul es el mejor camino?
Seguid por aquel sendero seal la mujer.
Y continuad hasta llegar a nuestro chalet de verano. Si no
queris volver a comer, podis quedaros all. Encontraris provisiones en la alacena. Aqu tenis la llave.
-Gracias! exclam Julin, sorprendido. Me parece estupendo. Nos encantar comer all, seora Jones.
Volveremos antes de oscurecer. Se lo dir a las chicas,
por favor?
Y se marcharon silbando. Era maravilloso disponer
de un da entero para ellos dos solos! Siguieron por el
nevado sendero y empezaron a trepar por las vertientes
de la montaa. El sol haba derretido un poco la nieve, de
modo que podan andar fcilmente. Pronto descubrieron
que el camino estaba sealado ac y all por gruesas piedras negras, que servan de gua a los habitantes de la
granja cuando la nieve lo cubra todo.
La vista era maravillosa. A medida que trepaban, podan descubrir las cumbres de montaas y ms montaas,
todas ellas cubiertas de nieve que centelleaba bajo el plido sol de enero.
Con slo que hubiera un poco ms de nieve, podramos bajar por esas laderas exclam Dick anhelante.
Ojal nos hubiramos trado los esqus esta maana!

Hay bastante nieve para ellos. Nos podramos lanzar


como flechas!
Se alegraron de llegar al pequeo chalet de que les
haba hablado la seora Jones. Despus de subir durante
dos horas, resultaba agradable descansar un poco y comer
algo!
Es magnfico! exclam Julin, mientras meta
la llave en la cerradura. Una pequea casita de madera, con sus ventanas y todo!
Abri la puerta y entraron. S, desde luego era un
lugar magnfico, con literas empotradas en las paredes
de madera, una estufa y alacenas llenas de cacharros y
latas de comida. Los dos chicos tuvieron la misma idea
y se volvieron el uno al otro.
No podramos vivir aqu nosotros solos? A Jorge
la encantara dijo Julin, traduciendo en palabras el
pensamiento de Dick. Si les fuera posible...!

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LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO VI
UNA EXTRAA CRIATURA
Los nios estaban cansados, pero no tanto como para
que el cansancio les impidiera examinar concienzudamente toda la cabana, aunque en realidad apenas era ms
grande que una habitacin corriente. Estaba orientada de
cara al profundo valle y el sol brillaba sobre su tejado.
Julin abri alacena tras alacena, enumerando con gran
placer:
Sbanas! Toallas! Cacerolas y cubiertos! Y mira
esas latas de comida y esas botellas de naranjada... Sopla! Los que vienen a La Caada Mgica en verano
se lo deben de pasar de maravilla.
Por qu no encendemos la estufa para calentar la
habitacin? propuso Dick, trasladando la estufa de petrleo al centro de la sala.
No. No la necesitamos. El sol nos da de lleno y no
hace fro aqu dentro. Y en todo caso podemos envolvernos en las mantas de aquel armarito, si queremos.
Crees que nos dejarn venir aqu en lugar de quedarnos en la granja? inquiri Dick abriendo una lata
de jamn con un abrelatas que encontr pendiente de

un clavo en una esquina. Es mucho ms fabuloso


vivir aqu, solos e independientes! Jorge estara encantada!
Bueno, podemos pedir permiso respondi Julin
en tanto destapaba una de las botellas de naranjada
Has visto si hay galletas o bollos para comer con el jamn? Ah! Aqu hay galletas tiernas y crujientes. Estoy
realmente hambriento. Palabra!
Y yo! corrobor Dick con la boca llena. Es una
lstima que Jorge haya sido tan terca. Ella y Ana podran
estar disfrutando de esto tambin.
Pues quiz sea mejor que no hayan venido, al fin y
al cabo coment Julin. Me parece que Ana se hubiera cansado demasiado para ser el primer da y Jorge
es la que ha pasado el catarro peor. Caracoles! Es tremendamente valiente, verdad? Nunca la olvidar cuando
se enfrentaba a esos tres perros salvajes. Yo estaba bastante asustado.
Voy a envolverme en una manta y a sentarme en el
umbral al sol anunci Dick. Este paisaje es tan maravilloso que no puedo describirlo con palabras!
As que los dos cogieron sus respectivas mantas y se
sentaron en el escaln de madera que haca las veces de
umbral, masticando galletas con jamn. Contemplaron la
gran montaa que tenan delante.
Mira! No es una casa aquello que hay all, cerca
de la cima? seal Dick de pronto.
Julin observ atentamente, pero no pudo sacar nada
en claro.
No puede ser una casa sentenci. El tejado estara cubierto de nieve y no conseguiramos verlo. Adems, a quin se le ocurrira hacer una casa all arriba?
A montones de gente replic Dick. No a todo el
mundo le gusta vivir en las ciudades, que estn llenas de
comercios, de coches y todo eso. A m me parece que un
artista se construira una casa en esas montaas aunque

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

slo fuese por la vista. Estoy seguro de que sera completamente feliz con slo contemplarla y pintarla todos los
das.
Bueno, pues yo prefiero un poco de compaa reconoci Julin. Esto lo encuentro estupendo para una
semana o dos. Pero se necesita ser un pintor, o un poeta,
o un pastor, o algo por el estilo, para querer vivir aqu
acab con un bostezo.
Los dos muchachos haban terminado de comer y se
sentan muy a gusto con los estmagos llenos y en medio
de aquella paz. Dick bostez tambin y se tendi sobre
su manta. Sin embargo, Julin le oblig a levantarse.
De ninguna manera! No te creas que vamos a dormir la siesta. Seramos capaces de dormir como lirones
y no despertarnos hasta el anochecer. El sol no tardar
en ponerse y tenemos que andar todava ese largo sendero hasta la granja. Adems, no hemos trado linternas
ni ninguna clase de luz. Y si nos equivocamos...
Bah! No te olvides de las piedras negras... murmur Dick volviendo a bostezar. Bueno, bueno, de
acuerdo. No me apetece en absoluto despearme por un
barranco en la oscuridad.
De repente, Julin agarr el brazo de Dick y seal
hacia arriba, all donde el camino serpenteaba subiendo
ms y ms. Dick se volvi y observ atentamente. Alguien
bajaba brincando por el camino hacia ellos, con un cordero retozando a su alrededor y un perro trotando tras l.
Ser un nio o una nia? se pregunt Julin.
Sea lo que sea, debe de estar muerto de fro.
Era una muchachita la que se acercaba, una criatura
salvaje, con una masa de enmaraado y rizado pelo negro, una cara tan morena como una castaa y... muy
poca ropa! Llevaba unos sucios pantalones de chico y
una blusa azul, que en otro tiempo pudo haber sido una
camisa. Sus piernas estaban sucias y calzaba sus pies con
unos viejos zapatones. Iba cantando mientras se acercaba,

con una voz dulce y melodiosa que recordaba a un pajarillo.


De pronto, su perro rompi a ladrar y ella se call
inmediatamente. Le habl al perro, pero ste sigui ladrando en direccin a la cabana, mientras el cordero saltaba sin cesar.
La muchacha se volvi hacia la casita y vio a Julin
y a Dick. Entonces dio media vuelta y ech a correr por
donde haba venido. Julin la llam a gritos.
No te vayas! No te haremos dao! Mira, aqu
hay un poco de carne para tu perro!
La nia se detuvo y mir a su alrededor, dispuesta
para salir huyendo. Julin agit un trozo de jamn que
les haba sobrado. El perrillo recibi el olor de lleno y se
acerc corriendo vidamente. Atrap el trozo de carne
con la boca y volvi a toda velocidad junto a la muchacha. Sin embargo, no intent comrselo, sino que se mantuvo a la expectativa, mirando a su duea.
sta se agach ansiosamente y cogi el trozo de jamn. Lo parti por la mitad y entreg una parte al perro,
que lo devor en un instante. La otra mitad se la comi
ella, sin apartar los ojos de los chicos. El cordero se acerc
olisqueando y ella le rode el cuello con su delgado brazo.
Qu chiquilla ms rara! murmur Julin a
Dick. De dnde habr salido? Debe de estar completamente helada!
Dick la llam:
Oye! Ven a hablar un rato con nosotros!
Cuando Dick grit, ella dio un respingo y escap. Pero
no se alej demasiado. Se escondi tras un matorral, atisbando de vez en cuando por entre las ramas.
Coge galletas dijo Julin a Dick y ofrcele algunas. Es una pequea salvaje.
En efecto, Dick se llen una mano de galletas y la
agit en alto, llamndola:

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Mira! Galletas! Aqu hay galletas para ti y para


tu perro!
Pero slo el cordero se acerc brincando. Era una adorable criatura, que se agitaba y rebulla constantemente.
Trat de subirse a las rodillas de Dick y las lami con su
pequeo hociquillo.
Fany, Fany! grit la chiquilla con voz alta y clara.
El cordero intent obedecer, pero Dick lo retuvo. Pareca
tener cincuenta patas!
Ven a buscarlo! chill Dick. No vamos a hacerte nada!
Al parecer, la nia no quera dejar su cordero. Sali
de los matorrales y dio unos pasos vacilantes en direccin a los muchachos. Por su parte, el perro corri directamente hacia ellos, olisqueando sus manos en busca de
ms jamn. Julin le dio una galleta y l la mordi al instante, dirigiendo miradas suplicantes a su duea como si
le pidiera permiso para comrsela. Julin le acarici y
l le lami alegremente.
La muchachita se acerc. Tena las piernas azuladas
de fro. No obstante, a pesar de llevar tan poca ropa no
temblaba. Julin le ofreci otra galleta. El perro salt,
la cogi limpiamente con la boca y la llev corriendo a
su ama. Los chicos se echaron a rer y la chiquilla sonri
de pronto, iluminndosele todo el rostro. '
Ven aqu! la llam Julin. Ven a recoger tu corderito. Tenemos ms galletas para ti y para tu perro.
Por fin la nia lleg junto a ellos, atenta como una liebre y presta para echar a correr a las primeras de cambio.
Los muchachos aguardaron pacientemente hasta que la
muchacha se hubo acercado lo bastante como para agarrar la galleta y retroceder a toda prisa. Se sent sobre
una de las piedras negras que marcaban el camino y se
comi la galleta, contemplando a los nios con sus grandes ojos negros.
Cmo te llamas? pregunt Dick sin moverse, te-

miendo que, de hacerlo, ella escapara como un gamo asustado.


No pareci comprender. Dick repiti la pregunta hablando lentamente.
Cmo... te... llamas...? Cul... es... tu... nombre?
Yo... Aily dijo.
Seal a su perro.
Dave afirm, y el perro la cubri de cariosos lametones. Luego seal al cordero que retozaba ahora en
torno a los nios y aadi: Fany!
Ah, muy bien! Aily, Dave y Fany repiti solemnemente Julin, sealando a uno y a otro. Luego se seal a s mismo: Julin! dijo, y a su hermano:
Dick! La muchachita lanz una fuerte carcajada y de
pronto rompi a hablar, soltando un largo discurso. Los
chicos no consiguieron entender ni una palabra.
Est hablando en gales, supongo dijo Dick, desconcertado. Qu lstima! Suena muy bien pero no
le encuentro ni pies ni cabeza a lo que dice.
Al darse cuenta de que no la entendan, la chiquilla
frunci el ceo, como si pensara muy intensamente.
Mi padre, arriba, con ovejas explic.
Ah! Tu padre es un pastor asinti Dick. Pero t
no vives con l, verdad?
Aily consider la pregunta y por ltimo mene la cabeza con gesto negativo.
Abajo! dijo sealando. Aily, abajo. Luego se
volvi hacia el perro y el cordero y los abraz. Dave,
mo aadi orgullosamente. Fanny, mo.
Un bonito perro y un bonito cordero dijo Julin
cortsmente. La nia sonri encantada. De sbito, sin
ninguna razn aparente, se levant y ech a correr montaa abajo, desapareciendo con su perro y su cordero.
Qu extraa criatura! coment Dick. Parece
un gnomo de los bosques o un duendecillo de las monta-

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ENID BLYTON

as. Casi esperaba que se convirtiera en humo o algo por


el estilo. Parece que vive de un modo completamente salvaje, no crees? Preguntaremos por ella a la seora Jones cuando bajemos.
Caray! Casi se ha puesto el sol advirti Julin,
levantndose de forma apresurada. Debemos guardarlo
todo, doblar las mantas y cerrar. Levntate en seguida.
Tan pronto como se ponga el sol oscurecer muy de prisa
y an nos queda mucho camino.
No tardaron mucho en arreglar y cerrar cuidadosamente la casita. Luego bajaron a toda velocidad por el
sendero. El sol casi haba fundido toda la nieve y el camino era fcil. Los chicos se sentan alegres despus de
su da al aire libre y cantaban al andar hasta que se quedaron sin aliento.
All est la granja exclam Dick. En verdad se
alegraron mucho de verla. Sus piernas estaban fatigadas
y se sentan ansiosos de comer algo y descansar en la clida granja.
Espero que Jorge se haya recuperado un poco y que
no se haya marchado de la granja dijo Julin con una
risita. Nunca se sabe lo que puede pasar con Jorgel
Supongo que le gustar lo de la cabana. Le pediremos permiso a la seora Jones esta noche, cuando hayamos hablado con Jorge y Ana.
Ya hemos llegado grit Dick alegremente cuando
entraron en la casa. Ana! Jorge! Estamos de vuelta.
Dnde estis?

CAPTULO VII
DE NUEVO EN LA GRANJA
Ana lleg corriendo para recibir a Dick y Julin.
Cunto me alegro de que ya estis de vuelta! exclam. Empezaba a oscurecer y tena miedo de que
os hubierais perdido.
Hola, Jorgel salud Julin al verla asomar detrs
de Ana por el oscuro pasillo. Cmo est Tim?
Bien, gracias contest Jorge. Su voz sonaba bastante alegre. Aqu llega!
Tim ladr fuertemente y salt hacia los muchachos en
seal de bienvenida. Estaba muy contento de verlos porque ya empezaba a temer que se hubieran vuelto a casa.
Entraron en la sala, donde arda alegremente un enorme
fuego que caldeaba la habitacin.
Vaya! Esto es estupendo! exclam Dick. Ya
no poda dar ni un paso ms. Ni siquiera ser capaz de
subir las escaleras para lavarme. Hemos andado kilmetros y kilmetros!
Ambos contaron a las nias su excursin. Cuando les
hablaron del chalet de verano, las dos escucharon con
gran atencin.
Qu pena! Ojal se me hubiera ocurrido ir con vosotros! exclam Ana ansiosamente. Tim est ya casi
bien, verdad, Jorge? Hemos comprobado que slo es un
rasguo. Apenas si se ve ya.
Es verdad. Pero de todas maneras me vuelvo a casa
maana anunci Jorge con determinacin. Siento haber armado tanto jaleo esta maana, pero crea sinceramente que Tim estaba malherido. Gracias a Dios no tena
4. EN PELIGRO

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

queso. Qu grande! Hulelo, Julin. Tiene un olor como


para lanzarte a comer a toda prisa. Y ms pan casero.
Podemos empezar ya?
No, os habis olvidado de que hay huevos pasados
por agua para el principio dijo Ana riendo. Y un pastel de manzana y crema para terminar. Espero que estis
verdaderamente hambrientos, porque si no...
Entr la seora Jones con una gran tetera parda llena
de t caliente. Sonri a los muchachos y coloc la tetera
sobre la mesa.
Habis pasado un buen da en la montaa? pregunt. Tenis los dos un aspecto muy saludable. Encontrasteis el chalet en orden?
S, muchas gracias respondi Julin. Seora Jones, es un chalet estupendo. Sabe? Nosotros...
S, s, es muy bonito le interrumpi la seora. Es
una verdadera lstima que las nias no fueran con vosotros. Con el buen da que hizo! Y el perro no est herido en realidad. Pero las nias quieren volverse a casa.
Nunca imagin que pasara algo como esto!
Pareca triste y ofendida y Jorge pona cara de culpable. Julin dio unos golpecitos consoladores en el brazo
de la anciana.
No se preocupe por nosotros, seora Jones. Hemos
tenido una idea maravillosa. Hemos pensado que lo que
nos gustara realmente sera ir a vivir a la cabana, nosotros, los cinco. As no la molestaramos y Tim estara fuera del alcance de los perros de la granja, qu le parece?
Jorge no necesitara volver a casa como haba planeado.
Pero bueno! Ir al chalet con este tiempo! Qu
ideas se os ocurren! repuso la anciana. Sera muy
incmodo para vosotros, sin nadie para cuidaros y para
daros gusto y para cocinaros. Adems, con este fro... No,
de ninguna manera...
Estamos acostumbrados a cuidarnos solos intervino Dick. Lo hacemos de maravilla. Y la comida que

hay all bastara para todo un ejrcito. Y tenemos tazas


y platos, cuchillos y tenedores y todo lo que hace falta
para las camas.
Nos lo pasaramos bomba, seora Jones aadi
Jorge ansiosamente. Yo no quiero de verdad irme a
casa. Es tan bonito este sitio entre las montaas. Y si nieva, como dice su hijo Morgan, podramos practicar los
deportes de invierno.
Por favor, diga que s! suplic Ana. Estaremos
muy bien y muy felices all. Le prometemos que bajaremos si no podemos arreglrnoslas o si algo va mal.
Las cosas irn estupendamente bien termin Julin con su voz ms formal.
Bueno, habis tenido una idea bastante rara murmur la seora Jones, que haba sido cogida por sorpresa. Tengo que consultarlo con Morgan. Ahora sentaos
y comed. Morgan decidir la cuestin.
Sali de la habitacin meneando la cabeza y con la
boca fruncida en un gesto de desaprobacin. Sin fuego,
sin comidas calientes! Sin nadie para cuidar de ellos!
Qu das tan horribles pasaran aquellos pobres nios en
la cabana con un tiempo semejante!
Los cinco se sentaron a devorar la esplndida comida
que haba sobre la mesa. Jorge dej que Tim se acomodara en una silla y le fue dando pedacitos de su comida.
Era un perro muy bien educado.
Casi me da la sensacin de que me va a ofrecer un
plato de algo dijo Ana con una risita. Tim, querido,
por favor, psame la sal.
Y Tim puso de inmediato la pata sobre la mesa, exactamente como si fuera a obedecer el ruego de Ana. Jorge
se la hizo retirar precipitadamente. Vaya cena! La empanada era tan buena que todos repitieron de ella, as
como de los huevos. Empezaron el queso, que les gust
mucho a todos, incluso a Tim. Verdaderamente les que-

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ENID BLYTON

daba muy poco sitio en el estmago para el pastel de manzana que trajo como postre la seora Jones!
Vaya por Dios! Me olvid por completo de que
todava quedaba el pastel de manzana exclam Ana desmayadamente cuando la viejecita entr con la bandeja
del pastel de manzana y una jarra de crema.
--Seora Jones, cuando estuvimos en el chalet vimos
una nia muy extraa le cont Dick. Dijo que se llamaba Aily y tiene un cordero y un...
Aily! Es una criatura alocada repuso la seora
Jones mientras recoga los platos sucios. Es la hija de
un pastor, una verdadera pilluela. Se escapa de la escuela y se esconde en las montaas con su cordero y su
perro. Siempre tiene un cordero que la sigue por todas
partes. No hay una madriguera de conejos, una mata de
zarzamoras o un nido que ella no conozca.
Cantaba cuando la vimos aadi Julin. Cantaba como un pjaro.
S, tiene una voz preciosa convino la anciana.
Pero tan poco civilizada como un pjaro del campo. No
se puede hacer nada con ella. Si le ries desaparece durante semanas sin que nadie sepa en dnde se mete. No
la dejis rondar por el chalet cuando estis all. Os robara cuanto pudiese!
El chalet! salt Dick con avidez. Es que ya
ha hablado usted con Morgan?
Desde luego. Y dice que s, que vayis. l tampoco
quiere problemas con los perros. Dice que es muy cierto
que va a nevar, pero que estaris seguros all y que podris
usar los trineos. Os ayudar a llevar el equipaje.
Brbaro! Gracias! exclam Julin. Todos se miraron unos a otros sonrientes. Muchas gracias, seora
Jones. Nos iremos maana, despus del desayuno.
Maana, despus del desayuno, saldran hacia la solitaria montaa! Ellos cinco, completamente solos. Podra haber algo mejor?

CAPTULO VIII
EL PEQUEO CHALET
Julin y Dick estaban tan cansados despus de su da
al aire libre y de todo lo que haban cenado que no conseguan mantener los ojos abiertos.
Por qu no os vais a la cama vosotros dos ? les
propuso Ana al verlos recostados en sus sillas despus de
que la seora Jones hubo retirado la mesa.
S, creo que ser lo mejor convino Julin levantndose. Ay, mis piernas! Estn tiesas como palos.
Buenas noches, chicas. Buenas noches, Tim. Hasta maana. Si es que podemos despertarnos!
Ambos arrastraron los pies escaleras arriba hasta llegar a su habitacin. Jorge y Ana se quedaron abajo charlando y leyendo. Y Tim se tendi junto al hogar, muy
atento a la conversacin, dirigiendo las orejas hacia Ana
o hacia Jorge, segn fuera la que hablaba. Este movimiento las hizo rer.
Es exactamente como si le interesase mucho lo que
decimos, pero tuviera demasiada pereza para intervenir
en la conversacin exclam Ana. Oye, Jorge, no sabes
cunto me alegro de que por fin no te vayas a casa ma-

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

aa. Sera la primera vez que hicieras algo por el estilo.


Y habra tenido que irme contigo.
No me hables ms de eso repuso Jorge. Me siento
bastante avergonzada, la verdad, por haber armado tanto
jaleo. De todas maneras me morira del susto si veo otra
vez a uno de esos perros estando con Tim. Qu suerte
que a los nios se les haya ocurrido ir hoy a ese chalet,
Ana! Si no, ni siquiera nos hubiramos enterado de que
exista.
S, suena bastante divertido asinti Ana. Ser
mejor que nos acostemos ya, Jorge. Maana es posible
que nos cansemos bastante. Tendremos que subir a la
montaa con todas nuestras cosas.
Jorge se acerc a la ventana.
Est nevando muy fuerte anunci, tal como dijo
Morgan. No me gusta demasiado ese Morgan. Y a ti?
Yo lo encuentro normal replic Ana. Y qu vozarrn tiene! Por poco rae muero del susto cuando llam
a sus tres perros. Debe de tener la voz ms fuerte del
mundo.
Tim, tienes sueo? dijo Jorge al ver que el perro
abra la boca en un enorme bostezo. Cmo est tu
cuello?
Tim ya estaba ms que harto de que examinaran su
cuello a cada momento. Sin embargo, se qued quieto
mientras Jorge le echaba otro vistazo.
Se est curando muy de prisa. Maana estars perfectamente. Te gustar que nos vayamos al chalet los
cinco solos?
Tim le dio un carioso lametn y bostez de nuevo.
Se levant y trot hasta la puerta que conduca a la escalera, mirando a Jorge inquisitivamente.
Ya vamos, ya vamos respondi sta riendo.
Ella y Ana apagaron la lmpara que haba sobre la
mesa y siguieron a Tim por la escalera. Entraron un mo-

ment en la habitacin de los nios y vieron a Julin y a


Dick profundamente dormidos.
Ni un trueno los despertara esta noche coment
Ana. Anda, vamonos a la cama. Hay un fuego precioso
y voy a desnudarme delante de l. Aprtate de la puerta,
Tim, no quiero quedarme en la -escalera toda la noche.
Por la maana, todo apareci completamente blanco.
Tal como Morgan haba profetizado, la nieve haba cado
copiosamente durante la noche y el campo se hallaba
cubierto de una gruesa capa blanca, que brillaba y reluca al dbil sol de enero.
Esto es lo que a m me gusta! exclam Dick, encantado al asomarse a la ventana de su habitacin. Levntate, Ju, hace una maana maravillosa. Tenemos que
subir nuestras cosas al chalet, recuerdas? Anda, muvete!
La seora Jones les prepar un desayuno estupendo:
huevos con jamn y salchichas.
sta ser la ltima comida caliente que tomis si
subs a la cabana les dijo. Aunque podris cocer
huevos en una pequea cacerola, si la ponis sobre la estufa de petrleo. Y, por favor, tened cuidado de no jugar
junto a la estufa cuando est encendida. Podrais tirarla
y provocar un incendio.
Tendremos cuidado prometi Julin. Mandar
para aqu al que se atreva a tocar la estufa. As que
ndate con ojo, Tim.
Guau! ladr Tim amistosamente. Estaba encantado con los preparativos de la marcha y olisqueaba sin
parar de un lado a otro.
Los nios no iban a llevarse todo su equipaje, desde
luego, pero la seora Jones les empaquet una muda completa para cada uno, junto con sus pijamas ms calientes
y la ropa de ms abrigo. Llevaban linternas y muchas
cuerdas para arrastrar las cosas montaa arriba. Tambin
les entreg seis piezas de pan recin hecho, un enorme

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

queso, tres docenas de huevos y bastante jamn. As que


iban verdaderamente bien provistos.
Y os he puesto mantequilla. Va junto con el pan
anunci la anciana. Y un gran pote de nata. Tratar
de mandaros leche si baja el pastor. Pasa siempre junto
al chalet cuando regresa a la montaa. Aqu slo tengo
medio litro, pero encontraris muchas botellas de naranjada y limonada en la cabana. Adems, podis hervir
nieve si queris cacao o t.
Se vea claramente que la seora Jones no tena ni
idea de las veces que los cinco se las haban arreglado
solos. Ellos sonrieron y se guiaron los ojos unos a otros,
recibiendo en silencio sus consejos. La seora empaquet
incluso algunos huesos y galletas de perro para Tim.
Aqu est Morgan anunci la anciana cuando ya
todo haba sido colocado en un montn junto a la puerta, los esqus y trineos tambin. Trae su carreta de nieve para llevar vuestro equipo.
La carreta de nieve era una simple carreta grande,
pero con patines en lugar de ruedas, una especie de trineo
alargado. Los nios apilaron en l los paquetes y dos maletas. Pensaban subir todos andando mientras no llegasen
a algn lugar donde la nieve se hubiera reblandecido. Tim
danzaba excitado en torno a ellos, aunque tanto l como
Jorge permanecan atentos por si aparecan los otros
perros. Y Tim no se aventuraba a separarse demasiado de
su ama.
Lleg el gigantesco Morgan, formando una nube de
humo con su aliento. Salud a los nios.
Buenas dijo. Y eso fue todo. Cogi las cuerdas
de su gran trineo y se las pas por los hombros.
Yo tirar de una se ofreci Julin. Es demasiado
pesado para que lo arrastre una persona sola.
Ja! deneg Morgan ceudo. Y ech a andar, con
las dos cuerdas de la carreta de nieve sobre sus hombros. El trineo se desliz fcilmente.

Mi Morgan es tan fuerte como un toro exclam la


seora Jones orgullosamente.
Qu como un toro! Como diez toros! corrobor
Julin. Le hubiera gustado ser tan fuerte y tan alto como
el granjero de anchas espaldas.
Jorge no dijo nada. Todava no haba olvidado el desagradable comentario del granjero acerca del mordisco
de Tim el da anterior. Sigui a los dems llevando sus
esqus y salud a la cariosa seora Jones, que contemplaba ansiosamente su partida.
El camino se haca largo, como ocurre siempre que se
acarrean cosas. Morgan iba delante, arrastrando su enorme trineo con facilidad. Detrs, Julin tiraba de uno de
los trineos y llevaba sus propios esqus. Dick le segua
con el otro trineo y tambin los esqus. Por ltimo, las
nias cargaban slo con sus esqus. Tim corra tan pronto
delante como detrs de ellos. Se lo estaba pasando en
grande.
Morgan caminaba en silencio. Julin le dirigi varios
corteses comentarios. Recibi unos gruidos como nica
respuesta. Observ con curiosidad al gigantesco y fuerte
granjero, preguntndose a qu se debera su silencio. Pareca inteligente e incluso amable. Pero se comportaba
de una manera tan dura y spera! Bueno, pronto se despediran de l y quedaran a sus anchas.
Por fin llegaron al pequeo chalet. Las nias corrieron
hacia l encantadas. Jorge atisbo por la ventana.
Qu encantadora es la casita por dentro! Mirad las
literas. Pero si hasta hay una alfombra en el suelo! Rpido, Julin, dnde est la llave?
La tiene Morgan replic Julin. Y todos aguardaron a que ste abriera la puerta.
Muchsimas gracias por ayudarnos a traer las cosas.
Fue muy amable de su parte agradeci cortsmente
Julin.
Morgan gru complacido.

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

El pastor viene a veces dijo con su profunda voz.


Los cinco se quedaron muy sorprendidos al orle una frase
tan larga. Puede traernos mensajes vuestros si queris.
Y con esto dio media vuelta y descendi la montaa a
grandes pasos. Pareca un gigante de un cuento antiguo.
Es extrao coment Ana, mientras le vea bajar.
No s si me gusta o no.
Qu importa eso ahora? replic Dick. Ven, Ana,
chica, chame una mano. Hay mucho que hacer. Por qu
no vais Jorge y t preparando las camas para esta noche?
A Ana le encantaban este tipo de faenas. A Jorge, en
cambio, no le hacan ninguna gracia. Preferira acarrear
los bultos, como hacan los muchachos. Sin embargo, se
dirigi con Ana a los armarios y examin su contenido
con inters.
Estn llenos de mantas, sbanas y colchas enumer Ana. Y hay bastantes cacharros y cubiertos como
para una docena de familias. Supongo que vienen montones de gente aqu en el verano. Jorge, yo me encargo de la
comida si t haces las camas.
De acuerdo accedi Jorge, y se fue a preparar las
cuatro camas. Haba seis literas colocadas en grupos de
tres junto a ambas paredes. Pronto estuvo dedicada a
trasladar sbanas y mantas, mientras Ana sacaba de los
paquetes la comida que haban trado y la colocaba ordenadamente en los estantes de la alacena. Luego fue a
mirar si la estufa tena petrleo o no, porque hara fro
por la noche.
S, est llena anunci. La encenderemos por la
noche. Porque supongo que pasaremos el da fuera mientras haya suficiente luz, no es verdad, Dick?
Claro! repuso Dick, sacando algunas cosas de
la maleta. De todas maneras, aqu fuera hay un pequeo
depsito de madera en el que hay una reserva de petrleo
y un jarro esmaltado. Me imagino que el jarro servir
para traer agua de algn riachuelo en verano. Ahora ten-

dremos que derretir nieve si queremos agua. Os falta


mucho an, Ana?
No, ya casi hemos terminado respondi su hermana. Queris comer algo antes de salir? O nos llevamos un poco de pan con jamn y luego, cuando volvamos,
tomamos una buena comida?
Ser mejor que nos llevemos bocadillos sugiri Julin. No quiero perder tiempo en comer. As que prepara algunos bocadillos, porque pronto tendremos hambre. Tambin podramos llevarnos algunas manzanas.
Pronto estuvieron dispuestos los bocadillos y los nios
se llenaron los bolsillos de manzanas. Tim saltaba a su
alrededor lleno de alegra.
No te har tanta gracia cuando te caigas en la nieve, Tim le advirti Dick. T crees que le gustar
bajar la montaa en trineo, Jorge?
Claro que s asinti Jorge. Verdad, Tim? Estamos listos? Anda, Ju, cierra la puerta y vamonos.

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LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO IX
UNA HISTORIA SINGULAR
Los nios no tocaron los esqus durante el primer da.
Por una parte, la nieve no estaba lo suficientemente lisa y,
por otra, se sentan ansiosos por deslizarse a gran velocidad con sus trineos. Dick llevaba a Jorge en el suyo y
Julin a Ana. Tim se neg a subir a ninguno de los dos.
Os echamos una carrera hasta abajo! anunci
Julin. Uno... dos... y tres, ya!
Y se lanzaron montaa abajo a toda velocidad. Casi
volaban sobre la limpia e inmaculada nieve, riendo y
gritando.
Julin y Ana ganaron fcilmente, porque el otro trineo
tropez con una raz o un arbusto oculto bajo la nieve
que haba surgido de pronto. Dick y Jorge cayeron de
cabeza y quedaron sentados, pestaeando y escupindola nieve que se les haba metido en la boca.
Tim estaba terriblemente excitado. Bajaba dando volteretas detrs de los trineos y ladrando desaforadamente.
Se asombr an ms al ver salir volando a Jorge y a Dick
cuando su trineo tropez. Se acerc a ellos y empez a
retozar a su alrededor, a lamerlos y a saltar sobre ellosde un modo exasperante.

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Lrgate, Tim\ protest Dick que, al tratar de levantarse, haba sido empujado por el excitado perro.
Vete a darle la lata a Jorge y djame a m. Llmale, Jorge\
Tener que arrastrar los trineos cuesta arriba supona
un trabajo pesado. Pero la emocin de volar sobre la
nieve compensaba todas las cuestas! Los cuatro nios
pronto tuvieron el rostro ardiendo y los miembros agarrotados. Les hubiera gustado poder librarse de los abrigos y las bufandas.
No ser capaz de subir el trineo ni una sola vez ms
asegur Ana por fin. De verdad que no puedo. Tendrs que subirlo t solo, Julin, si quieres bajar otra vez.
Como querer, claro que quiero. Son mis piernas las
que no quieren subir la montaa otra vez repuso Julin jadeando. Eh, Dick! Ana y yo ya tenemos bastante. Nos quedamos aqu en esta pendiente para comernos nuestros bocadillos. Aqu os esperamos.
Los otros se reunieron con ellos muy pronto. Tambin
Tim se alegr de descansar. Le colgaba la rosada lengua y
su aliento sala como una pequea neblina. Al principio
se haba extraado de este raro humo qu sala continuamente de su boca, mas en vista de que a todos les ocurra
lo mismo ya no se preocupaba.
Los cinco se acomodaron en la cima de la pendiente
y comieron llenos de apetito sus bocadillos, agradeciendo
el descanso. Julin los contempl a todos.
Qu lstima que mam no nos vea ahora! Estamos
estupendamente. Y nadie ha tosido ni una sola vez. Aunque apuesto a que maana todos tendremos agujetas.
Dick estaba observando la montaa de enfrente, un
escarpado saliente que alcanzaba poco ms o menos mil
metros de altura.
Mira, all est el edificio que te seal ayer dijo
a Julin. No es una chimenea lo que asoma por encima?
Tienes una vista extraordinaria alab Jorge.

64

LOS CINCO EN PELIGRO

ENID BLYTON

Nadie sera capaz de ver una casa a esa distancia, cubierta por la nieve, adems.
Nos hemos trado los gemelos? pregunt Julin. Dnde estn? Con ellos veremos en seguida si es
una casa o no.
Los dej en el armario dijo Ana levantndose.
Ay! Estoy completamente tiesa. Voy a buscarlos.
Pronto volvi con los gemelos y se los tendi a Dick.
ste mir a travs de ellos y los ajust hasta que quedaron perfectamente enfocados.
S, es una casa. Estoy casi seguro de que se trata de
Viejas Torres. Os acordis? Donde fuimos a parar por
equivocacin hace dos noches.
Djame mirar pidi Ana. Me parece que yo puedo reconocerlas. Vi un momento las torres al tomar una
curva en el camino de la montaa. Mir a travs de los
gemelos y aadi: S, estoy segura de que se es el sitio.
Qu extrao!, verdad? Con aquel antiptico aviso y el
perro ladrando tan furioso. Y no haba nadie por all.
Qu solitaria debe sentirse la seora que vive en esa
casa!
De pronto, mientras empezaban a comerse las manzanas, Tim empez a ladrar. Se levant y mir hacia el camino que conduca montaa arriba.
Quiz sea Aily, aquella chiquilla tan divertida sugiri Julin, esperanzado.
Pero no lo era. Era una mujer pequeita y nerviosa,
aseadamente vestida, con un chai sobre la cabeza, que
caminaba rpidamente.
No pareci muy sorprendida al ver a los nios. Se detuvo y salud.
Vosotros debis de ser los nios
dj; los que me habl
los Jones?
anoche mi Aily. Estis en el chalet de
S respondi Julin.
da con los otros,
Primero estuvimos en la
granja. Pero nuestro perro no se enter

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as que nos vinimos para aqu. Y esto es fabuloso! Tiene


una vista maravillosa.
Si veis a mi Aily, decidle que no se quede fuera esta
noche pidi la mujer, envolvindose ms en su chai
. Ella y su cordero! Est tan loca como la anciana de
aquella casa y seal a Viejas Torres.
Sabe usted algo sobre ese lugar? quiso saber Julin inmediatamente. Cuando vinimos, el coche se extravi. Llegamos all y...
Y seguro que no entrasteis repuso la madre de
Aily. Carteles en la puerta y dems! Y pensar que
antes iba yo all tres veces por semana y slo reciba amabilidades. Ahora, en cambio, la anciana seora Thomas
no vera un alma si no fuera por los amigos de su hijo.
Pobre seora! Dicen que est fuera de sus cabales. Tiene
que estarlo, porque si no me hubiera llamado. La he servido durante muchos aos.
Todo aquello era muy interesante.
Por qu han puesto ese letrero de Se prohibe el
paso en la puerta? pregunt Julin. Adems, aquel
perro tan salvaje.
Bueno, seorito. Tambin a algunos de los amigos
de la anciana dama les gustara saber lo que ocurre dijo
la mujer. Pero nadie puede hacer nada. Es un lugar
muy extrao. Se oyen ruidos por la noche y gritos. Y se
ven raros humos y...
Julin pens que todo aquello no era sino un cuento
de viejas inventado por los aldeanos porque teman lo
que pudiera ocurrir en el casern. Sonri.
Puede usted rer lo que quiera, hombrecito coment la mujer, enojada. Pero desde octubre pasado estn
sucediendo cosas muy extraas. Y lo que es ms, han venido camiones a altas horas de la noche. Para qu, me
gustara saberlo. Si me lo preguntan, creo que se han estado llevando las pertenencias de la pobre anciana, muebles, cuadros y esas cosas. Pobre seora! Es tan dulce y

5. EN PFLIGRO

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

tan amable... Y sabe Dios lo que le estar ocurriendo!


Tena los ojos llenos de lgrimas. Se los enjug rpidamente.
No debera haberos contado todo esto. Ahora os
dar miedo dormir aqu solos por la noche.
No se preocupe, no tendremos miedo asegur Julin, divertido al pensar que una historia de aldeanos pudiera asustarlos. Hblenos de Aily. No tiene fro yendo por ah con tan poca ropa?
Esa cra! Es un demonio! dijo la madre de
Aily. Corre por las montaas como una salvaje, hace
novillos en la escuela, se va a ver a su padre por muy lejos que est pastoreando las ovejas y no vuelve a casa
por las noches. Si la veis, podis decirle de mi parte que
le espera una buena azotaina si no vuelve a casa esta noche. Es como su padre. Le gusta estar sola, hablar con los
corderos y los perros como si fueran personas. En cambio, a m no me dirige la palabra!
Los nios empezaban a sentirse incmodos y desearon
no haber hablado con aquella mujer gruona y charlatana. Julin se levant.
Bueno, si vemos a Aily le diremos que vuelva a casa.
Pero no le hablaremos de la paliza, porque entonces seguro que no querra volver a casa. Si pasa usted por la
granja, sera tan amable de decirle a la seora Jones
que estamos bien y que nos divertimos mucho? Le quedaremos muy agradecidos.
La mujer agit la cabeza y, murmurando algo que no
se entendi, baj la montaa tan de prisa como la haba
subido.
Dijo cosas bastante extraas murmur Dick cuando hubo desaparecido. Qu tontera es esa historia de
aldea que nos cont? O crees que habr algo de verdad
en ella, Ju?
Bah! Una leyenda, nada ms asegur Julin,
comprendiendo que a Ana no le haba gustado demasia-

do. Qu familia ms rara! Un pastor que se pasa la


vida en las montaas, una nia que vaga por el pas con
un perro y un cordero y una madre que se detiene a contar desagradables historias a los extraos.
Est oscureciendo advirti Dick. Creo que lo
mejor ser que entremos y encendamos la luz y la estufa
para calentar la cabana. Estaremos ms cmodos. Yo ya
he cogido fro de pasar sentado aqu fuera tanto tiempo.
Bueno, pues no empieces a toser o te mando a la
granja le amenaz Julin. Adentro, Timl Vamos!
En un momento estuvieron todos en la casita, con la
estufa calentndolos y la lmpara despidiendo una brillante luz.
Juguemos a algo propuso Dick. Y luego tomaremos una especie de merienda-cena. Podemos jugar a
las cartas, un juego que sea bien divertido, como al burro o algo por el estilo.
Se sentaron a jugar y pronto Dick se deshizo de todas
sus cartas. Bostez y se acerc a la ventana, mirando hacia la oscuridad. Durante un minuto permaneci observando sorprendido. Despus habl a los otros sin volverse.
De prisa! Venid todos! Decidme qu pensis de
ESO. Nunca he visto nada tan extraordinario! De prisa!

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67

LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO X
EN MEDIO DE LA NOCHE
Qu es, Dick? Qu es lo que ves? chill Jorge,
soltando sus cartas al or el grito de Dick. Julin corri
junto a l, imaginando toda clase de cosas. Ana tambin
acudi, mientras Tim la lama excitado. Todos miraron
por la ventana. Ana pareca un poco asustada.
Ha desaparecido! anunci Dick con disgusto.
Pero, qu era? quiso saber Jorge.
No lo s. Estaba all, en la ladera opuesta, cerca de
Viejas Torres repuso Dick. No s cmo describirlo.
Era como... como un arco iris. No, no era as exactamente... Cmo os lo podra explicar?
Prubalo apremi Julin, excitado.
Bueno, dejadme pensar... Por ejemplo, cuando hace
mucho calor, el aire resplandece, verdad? explic
Dick. Pues eso es lo que vi en la montaa. Subi hacia
el cielo y luego desapareci. Un resplandor!
De qu color? inquiri Ana, asombrada.
No lo s. Pareca de todos los colores asegur
Dick. Todava no consigo describirlo. Es algo que nunca
haba visto antes. Apareci de repente, se elev hacia el
cielo y desapareci. Eso es todo.
Vaya! Es lo que dijo la madre de Aily: humos y
resplandores coment Julin recordando. Cielos!
As que lo que nos dijo no era slo un cuento. Haba algo
cierto en ello. Pero, qu diablos puede ser ese resplandor?
'No sera mejor volver a la granja y explicarlo?

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inquiri Ana, esperanzada. No le apeteca demasiado


quedarse aquella noche en el chalet.
No! Probablemente ya conocen la historia asegur Julin. Adems, esto es emocionante. Podemos tratar de averiguar algo ms. Desde aqu podemos observar
Viejas Torres fcilmente. Es uno de los pocos sitios desde los cuales se domina ese casern. A vuelo de pjaro,
hay menos de un kilmetro, aunque por carretera hay
mucho ms.
Todos volvieron a observar la montaa de enfrente. De
momento no podan ver nada, pero esperaban que pasara
algo. Sin embargo no sucedi nada. El cielo apareca
negro como la boca de un lobo porque estaba cubierto de
nubes. Y la montaa ya no se vea.
Bueno, ya estoy harta de observar la oscuridad
dijo Ana dando media vuelta. Sigamos jugando.
De acuerdo asinti Julin.
Se sentaron de nuevo. Dick contemplaba el juego de
los otros, pero, de cuando en cuando, echaba una ojeada
a la oscuridad exterior a travs de la ventana.
Ana fue la siguiente en emparejar sus cartas. Se levant y se dirigi a la alacena de las provisiones.
Me parece que voy a empezar a preparar la comida.
Tomaremos huevos pasados por agua para empezar. Despus pondr agua a hervir y har cacao, o prefers t?
Cacao dijeron todos, y Ana sac el pote.
Voy a buscar nieve para derretirla anunci.
Ah junto a la puerta hay nieve limpia seal
Dick. Oye, Ana, espera un momento. No te hace ninguna gracia salir a la oscuridad, verdad? Ir yo. Si me os
gritar, ya sabris que algo pasa.
Tim sali con l para alivio de Ana. Sostena la tetera,
esperando la nieve. De pronto se oy un gran chillido.
Qu es eso?
Ana dej caer la tetera, que choc contra el suelo, so-

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ENID BLYTON

bresaltando a los otros dos violentamente. Julin corri


a la puerta.
Dick, qu ha pasado?
Dick apareci en el umbral haciendo una mueca, con
Titn a su lado.
Nada de importancia. Siento haberos asustado. Pero
es que cuando estaba cogiendo nieve en aquel rincn, algo
corri hacia m y tropez conmigo.
Qu era? inquiri Jorge estremecindose. Y
cmo es que Tim no ha ladrado?
Porque saba que era algo inofensivo repuso Dick
guiando el ojo. Toma, Ana, aqu tienes la nieve para la
tetera.
Dick! No seas pesado exigi Jorge. Quin estaba ah fuera?
Bueno, en realidad no pude ver mucho porque haba dejado la linterna en el suelo para coger la nieve explic Dick. Pero estoy casi seguro de que era Fany, el
cordero. Se march antes de que pudiera llamarle. Me
llev un susto fenomenal!
El cordero Fany\ repiti Julin. Eso quiere
decir que la pequea Aily anda por aqu. Qu diablos
puede estar haciendo en la oscuridad a estas horas de la
noche?
Abri la puerta y grit:
Aily, Aily! Si ests ah, ven con nosotros. Te daremos algo de comer.
No hubo respuesta. Nadie sali de la oscuridad, ni
apareci el corderillo retozando.
Tim permaneca junto a Julin, observando las tinieblas con las orejas enhiestas. Se haba sorprendido cuando el corderito lleg trotando en la oscuridad y estuvo
a punto de ladrar. Pero, quin iba a ladrar a un cordero? Tim., no. Desde luego!
Julin cerr la puerta.
Si esa cra anda por ah en esta noche tan fra, ves-

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

tida slo con las pocas ropas que llevaba ayer, estoy seguro de que se morir de un resfriado aventur. Anmate, Ana, y por todos los diablos no te asustes si oyes
un ruido fuera o ves una cara atisbando por la ventana.
Slo ser esa criatura loca, Aily!
No me hace la menor gracia ver caras por las ventanas, tanto si es Aily como si no asegur Ana, poniendo
la nieve en el cacharro. Debe de estar completamente
loca, vagando por esas montaas nevadas, en medio de
la noche y sola. No me extraa que su madre estuviera
enfadada.
No tardaron mucho en estar todos sentados alrededor
de la mesita, consumiendo una agradable cena. Huevos
pasados por agua, preparados aquella misma maana,
queso y pan con mantequilla y un tarro de compota que
encontraron en la alacena. Bebieron humeantes tazones
de cacao caliente, en cada uno de los cuales Ana haba
disuelto una cucharada de nata.
Ningn rey ni reina del mundo han podido disfrutar
de su comida ms de lo que yo lo he hecho con la ma
afirm Dick. Ana, puedo sacar la leche y la nata
afuera. As se conservarn siglos y siglos.
De acuerdo. Pero, por favor, ten cuidado de no dejarlas al alcance del cordero, suponiendo que fuera de verdad un cordero lo que choc contigo suplic Ana. Y no
vuelvas a gritar, si puedes.
De todos modos, Dick no vio nada esta vez. Nadie se
acerc ni tropez con l. Estaba bastante decepcionado!
Lavar los platos y las tazas maana con un poco
de nieve anunci Ana. Cunto tiempo pensis quedaros levantados? Ya s que es prontsimo todava, pera
yo estoy medio dormida. El aire de aqu es tan especial...!
Est bien. Vamos a acostarnos dijo Julin. Estas dos literas son para vosotras. Nosotros nos quedaremos con aqullas. Dejamos la estufa encendida o no?

S opin Dick. Esto se quedara como una nevera en cuanto la apagramos.


Yo tambin la prefiero encendida convino Ana.
Porque, con todos esos resplandores y golpes y chillidos,
me sentir mejor con una luz en la habitacin, aunque
no sea ms que la de la estufa.
Ya s que os creis que es mentira lo de mis resplandores intervino Dick. Pero os juro que fue verdad! Y apuesto a que todos los veremos otra vez antes de
irnos del chalet. Buenas noches, nias, me voy a la cama.
A los pocos minutos las literas crujan mientras los
nios se instalaban en ellas. No eran tan cmodas como
una cama, pero no se estaba mal en ellas. La litera de
Jorge cruja mucho ms que las otras.
Seguro que tienes a Tim en tu litera. Vaya jaleo que
armis! advirti Ana con voz de sueo. Bueno, me
alegro de estar encima de vosotros y no debajo, Jorge. Seguro que Tim se cae durante la noche.
Uno a uno se fueron durmiendo. La estufa arda con
un ruidito constante. El fuego haba perdido fuerza y las
sombras cubran el techo y las paredes. De pronto algo
hizo que Tim irguiera sus orejas, mientras dorma a los
pies de Jorge. Primero alz una y luego la otra. De sbito
se levant y gru quedamente. Nadie se despert. Todos
estaban sumidos en el ms profundo sueo.
Tim gru una y otra vez. Por fin ladr secamente:
Guau!
Todos se despertaron de inmediato. Tim ladr de nuevo y Jorge le puso la mano encima.
Chist! Qu pasa? Hay alguien aqu, Tim?
Qu le pasa, lo sabes? pregunt Julin desde el
otro extremo de la habitacin. Ninguno oa o vea nada
extraordinario. Por qu ladraba Tim entonces?
La estufa todava arda, reflejando un pequeo crculo
de luz amarilla sobre el techo. Produca un ruidito confortante, como un burbujeo. No se oa nada ms.

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ENID BLYTON

Puede ser alguien que ronde por ah fuera sugiri


Dick por ltimo. Dejamos que Tim vaya a ver?
No. Ser mejor que nos acostemos otra vez, a ver
si vuelve a ladrar decidi Julin. Por lo que sabemos,
puede haber sido un ratn que cruzara la habitacin. Tim
le ladrara con la misma fuerza que ladrara a un elefante.
Tienes razn corrobor Jorge. De acuerdo. Tim,
acustate t tambin. Por los santos! Si hay un ratn
en algn sitio, djalo jugar en paz. No nos despiertes!
Tim le lami la cara. Mantuvo las orejas erguidas durante un rato. Los dems se durmieron, excepto Ana. Permaneci con los ojos abiertos, preguntndose qu es lo
que habra asustado a Tim. Estaba segura de que no se
trataba de un ratn! As que fue Ana la que oy de nuevo
el ruido. Primero pens que eran imaginaciones suyas,
como le suceda a veces cuando estaba acostada y la habitacin permaneca en silencio. Pero pronto se convenci de que no eran tales imaginaciones. El ruido era real!
Pero qu ruido ms extrao!
Es como un profundo quejido, pens Ana, sentndose en su litera. Tim lanz un suave gruido, como para
advertir que l tambin lo estaba oyendo. Una especie de
trueno. Pero se oye muy, muy lejos, y hacia abajo, no por
encima de m.
El ruido aument ligeramente y Tim gru de nuevo.
Est bien, Tim susurr Ana. Deben ser truenos,
una tempestad. Pero est lejana.
Pero entonces empez el temblor! Aquello era algo
tan asombroso que Ana no saba qu pensar. Primero crey que era ella misma la que temblaba de fro. Pero no.
Tambin su litera vibraba cuando puso la mano en la
parte de madera. Realmente asustada, llam a gritos:
Julin! Dick! Despertad. Est ocurriendo algo
muy extrao. Despertad!
Y Tim rompi a ladrar con progresiva fuerza. Guau,
guau, guau! GUAU, GUAU, GUAU!

CAPTULO XI OCURREN
COSAS EXTRAAS
Todos se despertaron con los gritos de Ana. Medio
dormido an, Julin crey que estaba en su cama y salt
fuera, olvidando que se hallaba en la litera de arriba. Aterriz con estrpito en el suelo, alarmado y dolorido.
Caramba, Ju! No te acordaste de que estabas en
la litera exclam Jorge, medio asustada, medio divertida. Te has hecho dao? Ana, qu ocurre? Por qu
has gritado? Has visto alguna cosa?
No. He odo y he sentido algo raro explic Ana.
Se alegraba mucho de que todos estuvieran despiertos.
Tambin Tim. Ahora ya se ha terminado.
S, pero, qu era? inquiri Julin. Sentado en el
borde de la litera de Dick, se frotaba la rodilla que se
haba golpeado al caer.
Era... un... un... una especie de retumbar muy fuerte y muy lejano expuso Ana. Un retumbar a lo lejos y
hacia abajo. Y luego una especie de... de temblor. El borde de mi litera se mova cuando lo toqu. No puedo explicarlo bien. Estaba terriblemente asustada.
Parece como si hubiera sido un pequeo terremoto

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ENID BLYTON

coment Dick, preguntndose si Ana no lo habra soado. De todos modos ahora no se oye ni se siente nada,
verdad? Ests segura de no haber soado todo eso,
Ana?
Segursima! replic Ana. Yo...
Y justamente entonces empez de nuevo! Primero
como un quejido, un ruido sordo tal como Ana haba
dicho, sonando hacia abajo, y luego la igualmente extraa
vibracin. Penetr en sus cuerpos hasta que todos comenzaron a temblar sin poder detenerse.
Es como si estuviramos temblando de pies a cabeza exclam Dick. Como si tuviramos un pequeo
motor en marcha dentro de nosotros.
S! Eso es convino Jorge. Sopla! Cuando
pongo la mano sobre Tim noto sus sacudidas como si tocara un aparato elctrico! Acordaos de que siempre vibran...
Se acab! anunci Dick en el momento en que
Jorge acababa de hablar. Ya no hay vibracin. Ha parado de repente. Y tampoco oigo ningn ruido. Y vosotros?
Todos se dieron cuenta de que tanto el temblor como
el ruido haban terminado. Qu diablos poda ser
aquello?
Debe de estar relacionado con aquel curioso resplandor que vi antes sobre Viejas Torres record
Dick. Voy a mirar por la ventana que da a la montaa
de enfrente para ver si est all de nuevo.
Salt de su litera y fue hacia la ventana. En seguida
grit:
Venid a mirar! De prisa, venid a mirar!
Todos, incluido Tim, corrieron a la ventana. El perro
se sostuvo sobre sus patas traseras apoyado en el alfizar.
Realmente era un extrao espectculo el que se ofreca
a la vista!
Sobre la montaa opuesta haba una nube, una ex-

LOS CINCO EN PELIGRO

77

traa niebla brillante, que resplandeca en la oscuridad


de la noche. Se mantena compacta y no se extenda como
la niebla comn.
Mirad eso! grit Ana, maravillada. Qu color
tan extrao! Ni rojo, ni azul, ni amarillo, ni naranja.
Qu color es ese?
Nunca lo haba visto asegur Julin solemnemente. Esto es verdaderamente extrao. Qu est pasando
aqu? No me asombra que la madre de Aily nos contara
todas aquellas historias. Al parecer tienen un fundamento! Ser mejor que maana investiguemos un poco!
Es curioso que tanto el resplandor que vi como la
nube estn sobre Viejas Torres coment Dick. No
podra ser que estuviera pasando algo extrao en esa
casa?
De ninguna manera replic Julin. Qu podra
ocurrir all que nos hiciera sentir los efectos aqu, en el
chalet? Por ejemplo, cmo bamos a sentir aqu el temblor? Y cmo demonios podramos or un retumbar que
no es del trueno a un kilmetro de distancia? Aunque
desde luego no era ningn trueno.
La niebla se va seal Ana. Mirad! Est cambiando de color. No, slo se est desvaneciendo. Ya se
ha ido!
Se quedaron mirando un poco ms, hasta que Julin
sinti que Ana temblaba violentamente a su lado.
Ests helada! exclam. Venga, vuelve en seguida a la cama. No querrs pillar otro catarro! Esto es
muy extrao. Palabra! Bueno, supongo que tiene que
haber una explicacin para todo esto. Probablemente hay
minas por aqu alrededor y trabajan de da y de noche.
Ya lo averiguaremos concluy Dick.
Se volvieron a las literas, sintiendo mucho fro. Julin
dio ms fuerza a la estufa para que se caldease un poco
la habitacin.
Jorge se abraz a Tim y pronto entr en calor. Pero los

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ENID BLYTON

otros permanecieron despiertos, intentando calentarse de


nuevo las manos y los pies. Julin estaba asombrado. As
que, al fin y al cabo, haba mucho de cierto en la historia de aquella mujer.
Al da siguiente se despertaron tarde, ya que estaban
agotados por los ejercicios de la tarde y por las emociones de la noche. Julin se apresur a saltar de su litera al
comprobar que ya eran las nueve menos diez y se visti
a toda prisa llamando a los otros. Despus sali en busca
de nieve para derretirla en la tetera.
Ana fue la segunda en levantarse y se apresur a preparar algo de" comer, as que el desayuno pronto estuvo
listo: huevos duros, jamn, pan con mantequilla y compota y cacao caliente. Al cabo de un rato se hallaban todos comiendo y charlando, comentando los sucesos de
la noche, que ya no parecan tan extraos a la luz del da,
con la nieve brillando y un sol que trataba de asomarse
entre las nubes.
Estaban an comiendo y hablando cuando Tirn corri
a ia puerta y empez a ladrar.
Y ahora qu pasa? inquiri Dick.
Entonces un rostro asom por la ventana! Era un
rostro muy personal. Se mostraba lleno de arrugas y hoyuelos, como el de un viejo, pero al mismo tiempo pareca el de un joven. Los ojos eran tan azules como el cielo
de verano. Se trataba de una cara de hombre, con una
barba y unos bigotes largos y descuidados.
Qu gracioso! Parece exactamente uno de los profetas de la Biblia coment Ana, algo asustada. Quin
ser?
Supongo que ser el pastor dijo Julin dirigindose a la puerta. Le invitaremos a una taza de cacao. Quiz
nos aclare algunas cosas. Abri la puerta. Es usted
el pastor? Entre. Estamos desayunandonos. Quiere usted
acompaarnos?
El pastor entr y sonri. Al hacerlo, aparecieron mu-

LOS CINCO EN PELIGRO

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chas ms arrugas en su rostro curtido por el sol. Julin se


pregunt si hablara ingls o solamente gales. Era un
hombre agradable, alto y delgado y sin duda alguna mucho ms joven de lo que aparentaba.
Es muy amable, seorito dijo, mientras se quedaba de pie, apoyado en su bastn.
Ana pens de pronto que deban de haber existido
hombres como aquel en toda la historia del mundo, desde que se domesticaron las ovejas y se necesitaron pastores. El pastor hablaba lentamente, ya que las palabras
inglesas no le resultaban familiares.
Queris mandar... mandar un recado a la granja?
pregunt con el suave acento gales, tan agradable al
odo.
S, por favor. Lleve un mensaje a la granja dijo
Julin tendindole pan con mantequilla y un plato de
queso. Slo dgales que todo va bien.
Todo va bien, todo va bien repiti el pastor y rehus la comida. No, no tengo gana. Pero r que beber
y mucho os agradecer porque fra es la maana.
Pastor inquiri Julin, oy usted anoche aquellos extraos ruidos, como quejidos y retumbos, y sinti
los temblores y vio la niebla de color, all, en la montaa?
El pastor escuchaba atentamente, tratando de comprender las extraas palabras inglesas. Al fin entendi
que Julin le preguntaba algo sobre aquella montaa.
Bebi un sorbo de cacao y mirando hacia all dijo:
Siempre ha sido un monte extrao. Hablaba muy
despacio, pronunciando de un modo raro algunas palabras, lo que haca difcil entenderle. Mi abuelo deca
que un perro estaba all abajo gruendo por la comida,
y mi buela deca que vivan brujas y que gritaban y
que fumo sala y...
Fumo? Qu significa eso? interrumpi Jorge.
Significa humo, supongo repuso Julin. No
interrumpis. Dejadle hablar, que es muy interesante.

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ENID BLYTON

El fumo suba y lo veamos en el cielo sigui el


pastor con la frente contrada por el esfuerzo de usar
unas palabras que no le eran familiares. Y an viene,
jovencitos, an viene! El enorme perro grue, las brujas
cocinan en sus marmitas y el fumo sube.
Omos gruir al perrazo anoche y vimos el humo de
las brujas dijo Ana impresionada por las explicaciones
que daba el pastor con su suave voz.
El hombre la mir y sonri.
S, s. Pero ahora el perro es mucho peor y las brujas son ms malas, ms peversas, mucho ms peversas...
Ms perversas? repiti Julin. Cmo es eso?
El pastor agit la cabeza.
No soy inteligente, conozco pocas cosas: mis ovejas,
el viento y el cielo, pero s que esta montaa es ms peversa, s, ms peversa. No cerca de ella vayis, jovencitos! Por all el arado no ara, la azada no cava y de nada
sirven las herramientas.
Sonaba casi como un trozo sacado del Antiguo Testamento. Los nios lo escuchaban con solemnidad. Qu
hombre ms extrao e impresionante! Y, sin embargo,
slo era un pastor!
Es natural pens Julin observndole. No tiene
absolutamente nada que hacer excepto pensar y pensar
todas las horas que permanece vigilando las ovejas. No
me extraa que diga cosas tan extraordinarias. Pero,
qu quiere decir con eso de que los arados no aran los
campos?
El hombre dej su taza sobre la mesa.
Me voy anunci. Le dar vuestro recado a la seora Jones. Y gracias por vuestra amabilidad. Adis!
Sali con gran dignidad y los nios le contemplaron
por la ventana mientras se alejaba a grandes zancadas,
con la barba volando al viento.
Caramba! exclam Dick. Vaya un personaje!

LOS CINCO EN PELIGRO

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Casi me pareca estar en la iglesia escuchando al predicador. Me gusta, y a vosotros? Pero, qu quiso decir con
eso de los arados que no labran y las azadas que no cavan? No tiene sentido-!
Bueno, puede que s lo tenga contest Julin.
Despus de todo, acordaos de que nuestro coche casi no
poda bajar la cuesta y que la madre de Aily, la esposa
del pastor, dijo que el cartero tena que dejar la bicicleta al pie de la montaa porque no poda usarla. As
que es bastante probable que los arados antiguos vayan
tambin muy mal y que no se pueda labrar con ellos y
que pase lo mismo con las azadas.
Pero, por qu? exclam Ana, asombrada. T no
creers esas cosas, verdad? Ya s que nuestro coche baj
resbalando, pero pudo ser que el motor se estropeara durante algn tiempo.
Ana no quiere pensar en azadas, arados y dems herramientas que no funcionen sonri Dick. Vamos, olvidemos lo que ha pasado esta noche y cojamos los esqus. Me siento un poco tieso an despus del ejercicio
que hicimos ayer, pero esquiar un poco por esas pendientes me pondr bien. Qu os parece?
S, vamos asinti Julin. Venga, termina de fregar los cacharros, Ana. Dick y yo sacaremos los
esqus. De prisa!

- EN PELIGRO

LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO XII
EN LAS MONTAAS
Tim no encontr ninguna diversin en esquiar, porque, al no disponer de esqus, no poda alcanzar a los nios cuando se deslizaban montaa abajo a toda velocidad.
Primero trat de correr tras ellos, pero, cuando cay
en un gran hoyo y qued completamente enterrado en la
nieve, decidi que aquel deporte invernal no estaba hecho
para l. Sali del hoyo, se sacudi la nieve de encima y
observ a los vociferantes nios, sintindose muy desamparado.
Ya haban esquiado otras veces y lo hacan bastante
bien. El lugar que haban elegido formaba una larga y lisa
pendiente que descenda con suavidad hasta ir a juntarse
con la ladera de la montaa contigua, donde se alzaba
Viejas Torres. Julin baj con maravilloso estilo y se
acerc hasta el punto en que ambos montes se juntan.
Llam a los otros.
Od una cosa. Por qu no subimos hasta la cima de
esta montaa? Hemos recorrido ya gran parte del camino.
As podremos bajar de nuevo esquiando hacia nuestra ladera. Nos ahorraramos tiempo y tendramos una segunda
pista.

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Todos pensaron que aqulla era una buena idea. Todos, excepto Ana. No dijo nada, pero Dick se dio cuenta
en seguida.
Le da miedo ir a la montaa de Viejas Torres!
anunci. Es que te asusta el gran perrazo, Ana, el
que grue all por las noches, o las brujas despeinadas
que cuecen sus extraas y humeantes recetas ?
No seas tonto replic Ana enojada al ver que Dick
casi haba ledo sus pensamientos. En realidad no crea
ni en el perro ni en las brujas, pero de todos modos no le
gustaba aquella montaa. Ir tambin, si vais vosotros.
As que trep montaa arriba con sus compaeros, dispuesta a disfrutar despus del descenso y a recorrer luego medio camino de su propia montaa.
Mira, se ve bastante bien Viejas Torres advirti
Jorge a Julin.
Era cierto. No muy lejos se divisaba un gran casern
con torres, construido en la ladera de la pendiente de
la montaa. Se quedaron mirndola.
Incluso se puede ver el interior de algunas habitaciones seal Julin. Me pregunto si an seguir ah
la anciana seora Thomas, esa para quien acostumbraba
trabajar la madre de Aily.
Pobre viejecita! Lo siento por ella si tiene que vivir
ah dijo Jorge. Sin ver a nadie y sin dejar que la
visiten sus amigos. Ojal pudiramos ir a preguntar cualquier cosa, por ejemplo diciendo que habamos perdido
el camino. As curiosearamos un poco por all... Pero
est el perro aquel tan salvaje...
Adems, no quiero que nos metamos en jaleos replic Julin. Bueno, ya casi hemos llegado arriba. Esperemos a los otros y echaremos una carrera. Qu pendiente ms fenomenal!
Julin, mira! Hay alguien en la ventana de la torre, all en la de la derecha! avis Jorge de pronto, mientras permanecan observando desde cierta distancia el

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

viejo edificio. Julin mir al instante hacia la torre, justo


a tiempo para ver como alguien desapareca.
S, haba alguien confirm. Me parece que nos
estaba mirando. Supongo que, como nunca viene nadie a
esta montaa, debe de haberle sorprendido asomarse y
descubrirnos a nosotros. Pudiste ver si era un hombre
o una mujer?
Creo que era una mujer dijo Jorge-. T crees
que sera la anciana seora Thomas? Julin! Supon que
est prisionera en esa torre, mientras su horrible hijo y
sus amigos van robndole poco a poco todo lo que tiene.
Recuerda que nos dijeron que llegaban camiones muy
de noche...
Eh, hola a los dos! grit Dick, apareciendo con
Ana. Vaya subidita! De todos modos la bajada vale
la pena. Pero ser mejor que descansemos un poco primero.
Dick, Jorge y yo creemos haber visto a alguien en la
ventana de la torre. La de la derecha explic Julin.
Otra vez que volvamos traeremos nuestros gemelos para
enfocar la ventana. Puede que as distingamos la cara de
alguien.
Dick y Ana observaron atentamente la ventana de la
torre... Las cortinas se cerraron repentinamente!
Ya veis. No hacamos ms que mirar. Y no nos invitan precisamente a continuar exclam Julin. No me
extraa que corran leyendas sobre la casa. Vamos, empecemos la carrera.
Salieron al mismo tiempo trazando cada uno su camino. Zum! El viento los golpeaba en la cara mientras
volaban por la pendiente y gritaban excitados por la velocidad. Julin y Ana se deslizaban raudamente montaa
abajo y con el impulso que llevaban subieron parte de
su propia montaa. Dick y Jorge no tuvieron tanta suerte. Ambos tropezaron con algo y saltaron en el aire ca-

yendo sobre la blanda nieve. Quedaron estirados, sin


aliento, desorientados por la brusca parada.
Uf! resopl Dick. Qu tortazo! Eso eres t,
Jorge? Ests bien?
Me parece que s repuso Jorge. Siento una cadera un poco rara... No, est bien. Caramba, aqu viene
Tim\ Debe de habernos visto caer y ha venido corriendo
a ayudarnos. Ya estamos bien, Tim, no ha pasado nada.
Esto forma parte del ejercicio!
Se quedaron all un momento tumbados en la nieve
para reponerse. De pronto, una voz grit a lo lejos, desde
la mitad de la ladera:
Eh, vosotros! Marchaos de aqu!
Dick se sent de un salto. Vio que un hombretn con
cara de enojo se diriga hacia ellos desde Viejas Torres.
No hacamos nada malo repuso Dick. Slo esquibamos. Quin es usted?
Soy el guarda explic el hombretn, sealando hacia Viejas Torres. Este terreno pertenece a la casa.
As que largaos!
Iremos a pedir permiso a los propietarios anunci Dick levantndose y pensando que ste sera un buen
mtodo para echar una ojeada a la casa.
Imposible. No hay nadie ms que yo replic el
hombre. Soy el guarda, ya os lo dije. Y os echar mi
perro si no me obedecis.
Qu cosa ms rara! dijo Dick a Jorge mientras el
hombre regresaba a la finca. Dice que es el nico habitante de la casa. Pero nosotros vimos a alguien en la
torre hace unos segundos. El guarda no ha tenido tiempo
de bajar desde la torre, as que es mentira eso de que
est solo. Hay alguien ms en la torre. Algo muy extrao,
verdad?
Jorge haba mantenido a Tim sujeto por el collar mientras el hombre hablaba. Tim grua ante su desagradable voz v su ama tema a cada momento que se lanzara

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

contra l. Si apareca el otro perro, habra lucha. Sera


terrible! Poda morder a Tim. Dick y ella comprobaron
si sus esqus seguan an bien sujetos a sus pies despus
de la cada y descendieron suavemente esta vez. Los otros
les esperaban en lo alto de su propia montaa.
Quin era aquel hombre? Qu os deca? inquiri Julin. Vena de Viejas Torres?
S, y es un tipo bastante mal educado explic
Dick. Nos orden salir de la ladera. Dijo que pertenece
a Viejas Torres y que l es el guarda. Cuando le dijimos
que iramos a pedir permiso a los dueos nos contest
que estaba solo en la casa. Pero nosotros sabemos que
no es verdad!
S, desde luego confirm Julin, asombrado.
Qu puede importarles que esquiemos en esa montaa?
A lo mejor temen que veamos algo en la casa, como en
efecto vimos. Y por qu decir aquella mentira de que
no haba nadie en la casa? Pareca de verdad un guarda?
Bueno, por de pronto no era gales asegur Jorge.Y lo ms lgico era que los dueos de la casa escogieran a alguien del pueblo, un gales o algo as, no
creis? Esto es muy misterioso.
Y si a eso le aades los extraos ruidos y dems,
resulta extremadamente curioso exclam Dick. En
realidad, saldramos ganando si furamos a investigar.
No salt Ana inmediatamente. No estropeemos
nuestras vacaciones. Son tan cortas!
Bueno, no veo cmo vamos a poder investigar este
asunto coment Jorge. Yo no me acerco a esa casa
mientras el perro est all, desde luego. Y no hay otro
mtodo de averiguar cosas, aun suponiendo que nos dejasen entrar, y estoy segura de que no nos dejarn.
Od, sabis que ya es casi la una? intervino Ana,
deseosa de cambiar de tema. Es que ninguno tiene
gana de comer todava?
Desde luego que estoy hambriento! exclam Ju-

lian. Pero como pensaba que slo seran las once y media no te haba dicho nada. Vayamos a comer! Voto porque nos terminemos el jamn.
Se dirigieron al pequeo chalet. En la puerta, sobre la
nieve, encontraron dos botellines de leche y un enorme
paquete al que se acerc Tim meneando el rabo. Ladr
suavemente.
Dice que es carne y que, por lo tanto, debe ser para
l coment Jorge con una carcajada.
Julin deshizo el paquete y ri a su vez.
Pues Tim tena razn. Es un gran trozo de carne
de cerdo, fro. Renuncio al jamn. Comer de esto.
Qu lstima que no tengamos salsa de manzana!
se lament Dick. Me encanta con el cerdo...
Si eres capaz de esperar mientras yo preparo la salsa con algunas manzanas que nos quedan... empez
Ana. Pero todos se apresuraron a protestar. No iban a
esperar ni un minuto ms para comer, con salsa o sin
ella!
Fue una comida alegre y ciertamente el cerdo estaba
muy bueno. Tim obtuvo su parte, aunque pens que Jorge
se portaba muy mal por no darle el cerdo que sobr cuando terminaron de comer.
De ninguna manera, Timl exclam Jorge cuando
not su pata sobre su rodilla. Desde luego que no. Lo
terminaremos maana y entonces te daremos el hueso.
Va a nevar otra vez advirti Julin mirando por
la ventana. Quin traera la leche y la comida?
Supongo que sera el pastor al regresar repuso
Dick. Un tipo simptico de veras. Me pregunto por dnde andar Aily. No me hace ninguna gracia que ande por
ah entre la nieve y duerma en las montaas.
Me imagino que sabe cuidarse muy bien sola y tambin de su cordero y de su perro opin Julin. Me
gustara volver a verla. Pero, a menos que tenga hambre,
no creo que le echemos otra vez la vista encima.

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ENID BLYTON
Pues hablando de Aily, aqu la tenemos! anunci
Ana. Y, en efecto, all estaba Aily mirando por la ventana
y sosteniendo a su cordero para que pudiera curiosear
tambin.
Que entre y que coma. Le preguntaremos si sabe
quin vive en Viejas Torres sugiri Jorge. Puede
que ella haya visto tambin a la persona de la torre de
la derecha.
De acuerdo, la voy a llamar convino Julin dirigindose a la puerta. Seguramente sabe algo. Siempre
anda rondando por aqu.
Tena razn. Aily saba algo. Algo que les interes
mucho!

CAPTULO XIII
AILY ES DESCONCERTANTE
Aily no se mostr tmida esta vez. No ech a correr
cuando Julin abri la puerta. Todava llevaba poca ropa,
pero su rostro resplandeca y no pareca sentir el menor
fro.
Hola, Aily! salud Julin. Entra, estbamos
comiendo, pero queda mucho para ti.
El perro entr corriendo tan pronto como oli la comida. Sorprendido, Tim lanz un suave gruido.
No, Tim, es tu invitado advirti Jorge. Por favor, prtate bien. El perrito mene su rabo vigorosamente.
Lo ves, Tim? Te est diciendo que no le tengas
miedo, que no te va a hacer dao tradujo Ana, haciendo
rer a todos. Tim tambin agit con fuerza el rabo y con
ello los dos se hicieron amigos.
Aily entr con el cordero en brazos, por si Tim tena
algo que objetar. Pero Tim no dijo nada. Se interes mucho por el corderillo y, cuando Aily lo dej suelto y empez a corretear por la habitacin, Tim corri tras l,
olisquendolo y moviendo an el rabo a toda velocidad.

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Ana ofreci un pedazo de carne a la desaliada nia,


pero sta agit la cabeza y seal el queso. Aily gusta,
dijo. Y qued encantada cuando Ana le entreg un buen
trozo. Se sent en el suelo para comrselo y el corderillo
se acerc a mordisquear tambin. Verdaderamente resultaba un cuadro encantador.
Fany bach! exclam la chica, y le bes la punta
del hocico.
Bach quiere decir querida en gales, verdad? exclam Ana. Puso una mano en el brazo de Aily. Aily
bachl dijo. Y la chiquilla le dirigi una inesperada y
dulce sonrisa.
Dnde dormiste anoche, Aily? quiso saber Jorge. Tu madre te anduvo buscando.
Pero haba hablado tan de prisa que Aily no entendi
nada. Jorge repiti sus palabras ms lentamente. Aily respondi:
En el pajar. En La Caada Mgica.
Aily, escucha, quin vive en Viejas Torres? pregunt Julin hablando lo ms lenta y claramente que
pudo.
Mucha gente repuso Aily, al tiempo que sealaba
el queso para que le dieran otro trozo. Hombres grandes, hombres pequeos. Tambin el perro grande. Ms
grande que l! termin sealando a Tim.
Los nios se miraron unos a otros asombrados. Muchos hombres! Qu diablos hacan en Viejas Torres?
Y el guarda dijo que estaba solo all! record

a Dick con los ojos semicerrados, como si as pensara


ocultar mejor sus secretos.
Viste a la seora cuando estabas en las laderas?
pregunt Julin. Aily consider la pregunta y al fin respondi que no.
Bueno, pues entonces, dnde? insisti Julin.
Mira, te dar parte de este chocolate si me lo dices.
Le mostr la tableta de chocolate, aunque conservndola fuera de su alcance. Ella la mir con ojos brillantes.
Estaba claro que el chocolate era algo que pocas veces
haba conseguido. Intent cogerlo de pronto, pero Julin
fue ms rpido que ella.
No. Contesta a mi pregunta y tendrs el chocolate.
De pronto Aily alarg los brazos y le peg un puetazo en las mejillas. l ri y sujet las dos manitas con
la suya.
No, Aily, no. Soy tu amigo. No se pega a los amigos.
Ya s dnde estabas cuando viste a la seora!
aventur Dick astutamente. Estabas dentro, en los
jardines!
Cmo lo sabes? chill Aily. Se libr de la mano
de Julin y se levant encarndose con Dick, furiosa y
asustada.
Pero, por qu te pones as? le dijo Dick, atnito.
Cmo lo sabes? repiti Aily. No se lo has dicho a nadie?
Desde luego que no se lo he dicho a nadie asegur
Dick, a quien se le haba ocurrido la idea justo en aquel
momento. Muy bien! As que te metiste en los jardines de Viejas Torres, no? Cmo entraste?
Aily no dice. Y de pronto se ech a llorar.
Ana le rode los hombros con un brazo para consolarla, pero la chiquilla se apart bruscamente.
l, Dave, entr all, no yo, no Aily. Pobre Dave... El
gran perro ladr, guau, guau!, As. Y... y... yo...

Jorge.

Oye, Aily, hay... tambin... all... una... anciana...


seora?
Aily asinti.
S, una seora vieja. Aily la ve en la torre cuando
ella no ve a Aily. Aily escondida.
Dnde te escondiste? curiose Dick.
Aily no dice, nunca dice deneg la chica mirando

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Conque entraste a rescatar a Dave, verdad? continu Dick. Buena chica, Aily valiente!
La chiquilla se sec los ojos con su sucia manita, dejndose extraos churretes en las mejillas. Sonri a Dick
asintiendo.
Valiente Aily! repiti. Y cogiendo al perrillo en
sus brazos lo acarici. Pobre Dave bachl
As que consigui entrar en la propiedad? dijo
Julin a Dick, en voz baja. Me pregunto cmo lo lograra. Quizs a travs del seto. Aily continu en voz alta, vamos a ir a ver a la anciana seora. Podemos
atravesar el seto que rodea el jardn?
No asegur Aily meneando la cabeza. Hay una
valla, valla muy alta que muerde.
Todos se rieron al imaginar una valla que morda. Pero
pronto Jorge adivin lo que quera decir.
Una valla elctrica! Eso es lo que han puesto. Caramba! Ese sitio es una verdadera fortificacin. Puertas
cerradas, un perro salvaje, una valla elctrica...
Y cmo diablos entr Aily? quiso saber Dick.
Aily, has visto muchas veces a la seora? Te ha
visto ella a ti?
Aily no entendi y Julin tuvo que repetirle otra vez
su pregunta ms sencillamente. La nia asinti.
Aily ha visto muchas veces la seora all arriba y
una vez ella vio Aily. Tir papeles, trocitos de papeles por
la ventana.
Aily, los cogiste? Julin se incorpor sbitamente. Estaban escritos?
Todos aguardaron ansiosos la respuesta de Aily.
S, estaban escritos como en la escuela, con tinta.
Los leste? intervino Dick.
Aily puso una cara extraa. Primero neg y luego
asinti.
S, Aily los ley. Decan: Buenos das, Aily. Cmo
ests, Aily?

Te conoca la anciana seora? inquiri Dick, sorprendido.


No, no conoce a Aily, slo la madre Aily respondi
la chiquilla. Deca en sus papeles: Aily, eres buena
chica, Aily, eres muy buena.
No est diciendo la verdad ahora observ Dick
notando que la nia procuraba no mirarles a los ojos
mientras hablaba. Por qu ser?
Creo que yo lo s intervino Ana. Cogi un trozo
de papel y escribi claramente: Buenos das, Aily. Se
lo ense a la nia: Lelo, Aily.
Pero Aily no pudo! No tena ni idea de lo que deca
el papel.
No sabe leer! anunci Ana. Y le daba vergenza confesarlo, as que pretendi hacernos creer que s
saba. No importa, Aily! Escucha, tienes alguno de
los trozos de papel que tir la seora?
Aily rebusc entre sus ropas y, ,por ltimo, sac un
pedazo de papel que pareca arrancado de la parte superior de la pgina de un libro. Se lo tendi a Dick.
Los cuatro se inclinaron sobre l, descifrando las palabras escritas en una apretada y casi ilegible letra.
NECESITO AYUDA. ESTOY PRISIONERA AQU, EN
MI PROPIA CASA, MIENTRAS PASAN COSAS TERRIBLES. HAN MATADO A MI HIJO. SOCORRO, SOCORRO! BROWNEN THOMAS.
Dios mo! exclam Julin, sobrecogido. Esto
es extraordinario! Creis que deberamos enserselo a
la polica?
Bueno, es probable que slo haya un polica para
cada tres o cuatro pueblecillos de stos opin Dick.
Adems, la vieja seora puede estar chiflada y haberse
inventado toda esa historia.
Cmo podramos averiguar si es cierto o no? inquiri Julin.
Dick se dirigi a Aily:

92

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Aily, queremos ver a la seora. Queremos llevarle


algo bueno para comer. Est sola y est triste. Puedes
ensearnos el camino para entrar en la finca?
No replic Aily agitando violentamente la cabeza. Est el gran perro, perro con dientes as.
Y mostrando sus blancos dientecillos, imit el gru
ido del perro, ante la sorpresa de Tim. Los nios rieron.
No podemos obligarla a que nos lo diga reconoci Julin. De todas maneras, aunque consiguiramos
meternos en el jardn, el perro estar all. No me apetece
en absoluto tropezarme con l.
Aily ensear el camino para entrar en la casa
anunci la muchacha de pronto ante la sorpresa de todos. La miraron asombrados.
A la casa! exclam Dick. Pero primero tendrs
que ensearnos el camino que lleva al jardn si queremos
entrar en la casa, Aily...
No deneg ella. Aily ensea la entrada a la casa.
Aily lo hace. No est el gran perro all!
En aquel momento, Tim empez a ladrar y alguien se
asom por la puerta, mirando hacia el interior. Era la
madre de Aily, que iba a llevar algunas cosas a su marido,
el pastor. Al ver a Aily sentada en el suelo, le grit enfadada. Y en seguida le lanz una retahila de palabras en
gales, de las que los nios no entendieron nada. Aily, aterrorizada, corri hacia la alacena con su perro y su cordero.
Fue intil. Su madre entr en el chalet y la agarr
por el brazo, sacudindola fuertemente. Tim gru, pero
el perrito de Aily estaba tan asustado como ella y el cordero balaba desesperadamente en los brazos de la chiquilla.
Me llevo a Aily! exclam la mujer, mirando a los
nios como si fueran responsables de la escapada de su
hija. Os aseguro que le dar una buena paliza!
Y sali, llevando firmemente sujeta a su rebelde hija.

Los nios se quedaron quietos. No podan hacer nada. Al


fin y al cabo, era la madre de Aily y, realmente, sta era
una verdadera golfilla que no haca sino vagar todo el da
por la montaa.
Od, creo que lo mejor sera que furamos a la granja
y le explicramos a Morgan todo lo que sabemos
anunci Julin expresando su pensamiento en palabras. S, eso ser lo mejor. Si todo esto es verdad y la
seora est verdaderamente prisionera, no creo que nosotros podamos hacer nada. En cambio, Morgan sabr lo
que hay que hacer. l llamar a la polica. Andad, vamonos ya. Pasaremos la noche en la granja si oscurece antes
de volver. Daos prisa!

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95

LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO XIV
MORGAN TAMBIN ES DESCONCERTANTE
A Jorge no le apeteca demasiado bajar a la granja.
Tena miedo de que Tim se encontrara de nuevo con los
perros y que stos lo atacaran otra vez. Julin vio su cara
de duda y comprendi.
Prefieres quedarte aqu sola con Tim hasta que
regresemos? le propuso. Estars bien con Tim, l te
cuidar. Lo malo es que... No te asustars si vuelven a
orse ruidos y vuelve a haber temblores y resplandores
esta noche?
Yo me quedar con Jorge decidi Ana. Ser mejor que vayis vosotros dos solos. Estoy un poco cansada
y no creo que pueda andar tan de prisa como vosotros.
De acuerdo. Dick y yo nos iremos y os dejaremos
a las dos con Tim. Ven, Dick, si bajamos corriendo podremos estar de vuelta antes de que oscurezca.
Salieron y avanzaron rpidamente por el serpenteante
y blanco camino. Se alegraron cuando por fin vieron la
granja. La cocina tena la luz encendida, como una seal
de bienvenida.
Se acercaron y se encaminaron a la cocina, donde encontraron a la seora Jones fregando la vajilla. Al verlos

97

entrar, los contempl atnita, mientras se sacudan la


nieve de las botas.
Qu sorpresa! exclam, secndose las manos en
un pao. Pasa algo malo? Dnde estn las nias?
Estn bien, se han quedado en el chalet explic
Julin.
Ah, ya s! Habis venido a buscar ms comida
repuso la seora Jones, convencida de haber acertado
la verdadera razn de su repentina visita.
No, gracias. Nos queda an bastante repuso Julin. Slo queramos hablar con su hijo Morgan. Tenemos algo bastante urgente que contarle.
A Morgan? Y qu tenis que decirle? pregunt
curiosamente la anciana. Vamos a ver..., Morgan debe
de estar en el granero grande. Sealaba a travs de la
ventana un enorme y pintoresco granero cuya silueta se
recortaba en el cielo de la tarde. All encontraris a
Morgan. Os quedaris a dormir, no? Os dar una buena
cena.
Bueno, muchas gracias acept Julin, recordando
de pronto que no haban merendado. Vamos a buscar
a Morgan.
Se dirigieron al enorme granero. Los tres perros de
Morgan corrieron hacia ellos al or tsus pasos. Primero
grueron, pero, al reconocer a los nios, se limitaron a
rodearlos ladrando.
El gigantesco Morgan sali a averiguar por qu ladraban sus perros. Se sorprendi mucho al ver all a los
chicos.
Eh? pregunt. Algo malo?
Creemos que s confirm Julin. Podemos hablar un momento con usted?
Morgan los hizo entrar en el oscuro granero. Haba
estado rastrillndolo y reanud su trabajo antes de que
Julin empezara a hablar.
Es sobre Viejas Torres inici Julin. Morgan deEN PELIGRO

7.

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

tuvo en seco su rastrillar. En seguida sigui trabajando y


escuch en silencio el relato.
Julin se lo cont todo. Le habl de los ruidos y los
truenos, del resplandor que Dick vio en el cielo, del temblor que todos pudieron notar, de la anciana que haban
visto en la torre y de que Aily les haba explicado lo de
los papeles y les haba enseado uno que probaba que
la seora Thomas estaba prisionera en su propia casa.
El hombretn habl ahora por primera vez:
Dnde est el papel? pregunt con su profunda
voz de bajo. Julin se lo tendi. Morgan encendi una
lmpara para verlo, ya que era prcticamente de noche.
Lo ley y se lo guard en el bolsillo.
Preferira que me lo devolviese protest Julin,
sorprendido. A no ser que quiera llevrselo a la polica. Qu piensa usted de todo esto? Hay algo que nosotros podamos hacer? No me gusta pensar que...
Os dir lo que vais a hacer le interrumpi Morgan. Vais a dejarlo todo en mis manos. Yo lo arreglar,
yo, Morgan Jones. Vosotros no sois ms que unos nios
y no sabis nada de estas cosas. Este asunto no es para
nios. Debis volver al chalet y olvidar todo lo que habis
visto y odo. Y si Aily vuelve junto a vosotros, me la mandis aqu. Quiero hablar con ella.
Su tono era tan duro y tan resuelto que los nios le
miraron asustados.
Pero, oiga, Morgan empez Julin. No va a
hacer usted nada...? Avisar a la polica o...?
Ya os he dicho que esto no es cosa de crios repiti Morgan. No dir ms. Regresad al chalet y no digis nada a nadie. Si no estis conformes, os volveris a
casa maana.
El gigante cogi su rastrillo, se lo ech a la espalda y
dej a los muchachos solos en el granero.
Y ahora qu hacemos? exclam Julin, muy enfadado. Bueno, nos volveremos al chalet. No quiero ir

a cenar a la granja. No tengo ganas de volver a encontrarme con este Morgan, con el mal genio que gasta.
Sintindose molestos, los chicos salieron del granero y
se dirigieron al caminito que llevaba a la montaa. Casi
haba oscurecido y Julin busc su linterna.
Caramba! Se me ha olvidado la linterna. Tienes
t la tuya, Dick?
Dick tampoco la llevaba y ninguno de los dos se senta
con fuerzas para subir la montaa a oscuras. As que Julin decidi volver a la granja, deslizarse hasta su dormitorio y coger una linterna de repuesto que haba dejado
en el cajn.
Vamos susurr a Dick. Trataremos de cogerla y largarnos sin que nos vean la seora Jones o Morgan.
Se dirigieron silenciosamente a la granja, evitando encontrarse con Morgan. Julin subi hasta la habitacin
donde haban dormido unas noches antes y rebusc en el
cajn. Ah! All estaba la linterna.
Al bajar, tropez con la seora Jones. Ella dej escapar
un chillido.
Ah! Eres t, Julin, bach. Qu le habis dicho a
Morgan para ponerlo de tan mal humor? Tiene una cara
como para agriar la leche. Esperad un poco, voy a prepararos la cena. Queris un poco de tocino y...?
Hemos decidido volver a la cabana le anunci
Julin, esperando que la amable viejecita no se preocupara. Las nias estn solas y ya es de noche.
Claro, claro, debis regresar asinti comprensiva
la seora Jones. De todos modos, esperad un minuto.
Os llevaris pan recin hecho y un pedazo de empanada.
Esperad.
Los chicos se quedaron en la puerta esperando y descando que a Morgan no se le ocurriera aparecer por
all. Le oyeron de pronto a lo lejos, llamando a sus perros
con su potente y brusca voz.
Sale con sus perros, supongo dijo Julin a Dick.

98

101

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Caray! No me atrevera nunca a llevarle la contraria si


fuera empleado suyo. Ese gigante puede con una docena
de hombres o con una jaura de perros.
La seora Jones lleg con un cesto lleno de comida.
Tomad. Y cuidad bien a las nias. No os acerquis
a Morgan ahora. Tiene muy mal genio y no resulta agradable orle cuando est enfadado.
Los muchachos estaban totalmente de acuerdo. Era
muy cierto que Morgan no resultaba agradable de or. Se
alegraron cuando se vieron en el camino, fuera del alcance de su vozarrn.
Bueno, esto est claro, coment Julin. No podemos esperar ayuda por este lado. Y nos han prohibido meternos en este asunto. Como si nosotros furamos
unos bebs!
Dijo que slo ramos unos crios aadi Dick, con
voz de disgusto. Lo que no comprendo, Ju, es por qu
se enfad tanto. T crees que no nos crey?
S que nos crey afirm Julin. Si quieres saber
mi opinin, sabe mucho ms sobre esto de lo que nosotros podramos contarle. Algo muy raro est pasando en
Viejas Torres, algo muy extrao y sospechoso. Y Morgan est metido en ello. Est metido en el ajo, estoy convencido.
Dick silb.
Pues claro! Por eso se enfad tanto. Crey que
bamos a descubrirle. Y precisamente lo que no quera
era que se lo contramos a la polica. Qu vamos a hacer, Ju?
No lo s. Primero hablaremos con las chicas respondi Julin, preocupado. Tena que ocurrimos esto
ahora que estbamos disfrutando tanto de nuestras tranquilas vacaciones!
Julin, qu piensas t que est pasando en Viejas
Torres? prosigui Dick, perplejo. Yo creo que no se
trata slo de tener encerrada a esa anciana y vender a

escondidas sus propiedades. Acurdate de los ruidos, los


temblores y la extraa niebla.
Bueno, aparentemente hace bastante tiempo que suceden esas cosas replic Julin. Puede que no haya
nada ms que ese asunto en el que Morgan est metido,
los robos a la seora. Las antiguas leyendas les deben de
haber venido muy bien para mantener alejada a la gente
del pueblo. En el campo le tienen mucho miedo a todo lo
que se sale de lo corriente.
Tal como t lo dices, suena como si fuera verdad
contino Dick. Pero no me convences. Yo sigo creyendo quC hay algo ms en todo esto, algo que no sabemos.
Catamarn en silencio uno tras otro por el sendero,
guiados por las piedras negras que iban apareciendo a la
luz de la linterna de Julin. En la oscuridad el camino
pareca interminable, mucho ms largo que de da.
Por fin vieron brillar la luz en la ventana del chalet.
Gracias a Dios! Se sentan muy hambrientos y se alegraron d<; que la seora Jones les hubiera regalado ms comida. Ahora podran satisfacer su apetito.
Tipt ladr al orles y Jorge abri en seguida la puerta,
ya que por el ladrido haba conocido que eran los chicos
los q^e se acercaban.
| Cunto nos alegramos de que hayis vuelto en lugar d^ quedaros en la granja! exclam Ana. Qu ha
pasadlo? Contadnos. Ha ido Morgan a avisar a la polica?
JMo, se enfad explic Julin. Nos orden que no
nos metiramos en nada. Adems, se qued con el pedazo
de papel. Nosotros creemos que anda metido en el asunto.
Muy bien dijo Jorge. Pues tendremos que arreglarlq nosotros. Averiguaremos qu pasa y sacaremos a
la pobre seora Thomas de su torre. No s cmo, pero lo
harenjios, verdad, Tim?

100

LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO XV
QU OCURRE, TIM?
Los cuatro nios se sentaron junto a la estufa y hablaron y hablaron durante mucho tiempo, mientras cenaban. Qu sera mejor hacer primero? Estaba muy bien
apasionarse como Jorge y decir que iran a averiguarlo
todo y a rescatar a la vieja dama. Pero, cmo? Ni siquiera saban por dnde empezar. En primer lugar, cmo
iban a entrar en la casa? Nadie quera arriesgarse a tener
que pelear con aquella fiera de perro!
Si por lo menos Aily quisiera ayudarnos! suspir
Julin por ltimo. Es nuestra nica esperanza. No conseguiramos nada acudiendo a la polica. Tardaramos
aos en llegar al pie de la montaa y buscar la comisara.
Y nunca conseguiramos hacerle creer nuestra historia a
un polica de por aqu.
Me extraa que los aldeanos no hayan hecho nada
todava intervino Dick. Me refiero a todas esas vibraciones, a los ruidos y la niebla luminosa sobre la montaa.
Bueno. Seguro que todo eso se oye y se ve ms claramente aqu en la montaa que all abajo, en el valle
dijo Ana con sensatez. No creo que ni las vibraciones

103

ni los ruidos lleguen al valle y, probablemente, ni siquiera se ve desde all la niebla de Viejas Torres.
Tienes razn asinti Julin. No lo haba pensado. Nosotros podemos verlo y posiblemente el pastor.
Y me atrevera a decir que desde la granja tambin se
puede ver algo. No haba ms que fijarse en la manera
de reaccionar de Morgan! Saba muy bien de qu estbamos hablando.
Est claro que es ua y carne con los hombres de
all, los hombres grandes y los hombres pequeos de que
habl Aily. Cielo santo! Me gustara que nos enseara
el camino para entrar en la casa. Cmo pudo entrar
ella? No se me ocurre por dnde. Con una valla elctrica
rodendolo todo parece completamente imposible.
La valla que muerde apunt Jorge riendo. Me
imagino que esa nia la toc y recibi una descarga. Es
extraordinaria! Aunque medio salvaje...
Espero que su madre no le haya dado una paliza
demasiado grande coment Ana. Es una picara y muy
traviesa, desde luego, pero no podrn hacerla cambiar a
golpes. Alguien quiere ms queso? Y todava quedan
manzanas. O podemos abrir una lata de peras, si os parece.
Voto por las peras contest Dick. Necesito algo
dulce. Nuestra estancia aqu se est volviendo muy emocionante, no creis?
Siempre nos estamos metiendo en los murmur
Ana sacando la lata de peras de la alacena.
No lo llames los, pequea replic Dick. Es mejor decir aventuras! Siempre nos ocurre algo fuera de lo
corriente. No podemos evitarlo. Hay gente.que atrae a
las aventuras, y nosotros somos as. Esto nos proporciona
una vida muy emocionante.
De repente, Tim empez a ladrar y todos permanecieron a la escucha. Qu pasaba ahora?
Dejad salir a Tim propuso Dick. Con todo lo que

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

est pasando, creo preferible que Tim se entere de quin


es el que ronda por aqu.
De acuerdo asinti Jorge, y se dirigi hacia la
puerta. Pero, al llegar a ella, oy a un perro ladrar fuera.
Inmediatamente dio media vuelta.
No voy a dejar salir a Tim\ Me parece que es Morgan con sus perros. He reconocido el ladrido.
Alguien viene exclam Ana, medio asustada. Es
Morgan!
En efecto, era Morgan. Pas junto a la ventana y pudieron ver sus anchos hombros y su gran cabeza cara al
viento mientras suba. Ni siquiera les ech una ojeada,
pero los perros empezaron a ladrar furiosamente al oler
a Tim en la cabana. Tim ladr con fiereza a su vez.
Pronto se hizo el silencio. Morgan y sus perros ya
estaban lejos.
Uf! Me alegro de que Tim no saliera respir
Dick. Lo hubieran hecho pedazos.
Adonde suponis que va? pregunt Ana. Es
raro que suba por nuestra montaa y no en direccin a
Viejas Torres.
Seguro que va a hablar con el pastor opin Julin. Est ms arriba, con sus ovejas. Me pregunto si
no estar tambin mezclado en esto.
No asegur Ana. Me lo dice el corazn. Es bueno.
No puedo imaginrmelo mezclado en una banda o algo
semejante.
Ninguno se lo imaginaba, claro. A todos les gustaba
el pastor. Pero, por qu subira Morgan a verle a altas
horas de la noche?
Puede que vaya a decirle que nosotros sabemos demasiado y que sera conveniente nos vigilase sugiri
Julin.
O puede que vaya a quejarse de Aily y de sus paseos
por los terrenos de Viejas Torres aventur Dick.
Demonios! Creis que habremos metido a esa chiquilla

en un lo al hablarle de ella a Morgan y darle el papel que


encontr?
Se miraron unos a otros con desmayo. Ana mene la
cabeza, muy seria.
S, eso es. Aily se va a ver en apuros por nuestra
culpa. Dios mo! Por qu se nos habr ocurrido decirle
a Morgan lo que sabamos? Pobre Aily!
Se sentan muy mal al pensar en Aily. Todos queran
a aquella chiquilla semisalvaje, con su corderillo y su pequeo perro. Ahora quiz recibiese una gran paliza a
causa de lo que ellos haban contado a Morgan.
Ninguno de ellos se senta con nimos para jugar a
las cartas. Se sentaron y estuvieron hablando, preguntndose si oiran volver a Morgan. Saban que Tim ladrara a su paso.
Hacia las ocho y media empez a ladrar de repente,
hacindoles pegar un brinco.
Debe de ser Morgan que regresa dijo Julin. Y todos permanecieron atentos para verlo pasar por la ventana. No obstante, no lo vieron. Tampoco oyeron a ningn
perro.
Jorge observ que Tim estaba sentado, con las orejas
erguidas y la cabeza inclinada en una direccin determinada. Por qu lo haca? Y si oa algo, por qu no ladraba de nuevo? Estaba muy extraada.
Mirad a Tim. Est oyendo algo y sin embargo no
ladra. Y no parece muy asustado. Qu ocurre, Tim?
El perro no le hizo el menor caso. Continu escuchando atentamente en la misma direccin. Qu sera lo que
oa? Esto era lo ms enojoso, puesto que ninguno perciba
el menor sonido. Todo pareca sumido en el ms absoluto
silencio.
De pronto Tim salt y rompi a ladrar alegremente!
Corri hacia la puerta y gimi rascndola con su pata. Se
volvi a Jorge ladrando como si dijese: Vamos, qu
haces? Abre la puerta!

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106

ENID BLYTON

Bueno exclam Dick, sorprendido. Qu te pasa,


Tim? Es que ha llamado tu mejor amigo? Abrimos la
puerta, Julin?
Yo ir respondi Julin, y abri cautelosamente.
Tim se desliz por la abertura al momento, ladrando y
gimiendo.
No hay nadie dijo Julin, atnito. Nadie en absoluto! Tim, por qu armas tanto jaleo? Dame una linterna, Dick, por favor. Voy a seguirle para ver qu es lo
que lo ha excitado tanto.
Sali e hizo girar la linterna a su alrededor para localizar a Tim. Ah! All estaba rascando la tapa del pequeo
cajn de madera donde guardaban las latas de petrleo
y el gran jarro esmaltado. Julin estaba asombradsimo.
Pero, qu te pasa, Tim? inquiri. No hay nada
ah dentro. Mira, voy a levantar la tapa para que lo compruebes por ti mismo.
Levant la tapa e ilumin el interior para mostrar a
Tim que el cajn estaba vaco.
Pero no lo estaba! Julin por poco deja caer la tapa
con la sorpresa. Alguien estaba all, una pequea y medio
helada figura. Era Aily!
Aily! exclam Julin sin creer lo que vean sus
ojos. Qu diablos haces aqu, Aily?
Aily pestae. Pareca atemorizada. Abrazaba al perro
y al cordero sin decir una palabra. Julin comprob que
estaba temblando y que lloraba amargamente.
Pobre Aily bach\ exclam, usando la nica palabra galesa que conoca. Ven al chalet, anda. Entrars
en calor y te sentirs mejor.
La nia neg con la cabeza, estrechando ms hacia s
sus animalitos. Sin embargo, Julin no estaba dispuesto
a dejarla en el cajn durante aquella noche tan fra. As
que la levant, animalitos incluidos, y se a llev hacia la
casa. Aily forceje para soltarse, pero los brazos de Julin
eran fuertes y la tenan bien sujeta.

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

La voz impaciente de Jorge lleg hasta ellos.


Ju! Tim! Dnde estis? Habis encontrado algo?
S repuso Julin. Ahora mismo lo llevamos. Es
una sorpresa!
Y entr en el chalet con la temblorosa chiquilla. Sus
tres compaeros la miraron atnitos. Aily! Una Aily
fra, desamparada, miserablemente plida y temblorosa!
Y tambin el cordero y el perrito!
Trela junto a la estufa indic Ana, tomndole del
brazo. Pobre Aily!
Julin trat de dejarla en el suelo, a ella y a sus animales, pero Aily se aferr a l. Senta que era bueno, amable y fuerte y sus brazos resultaban muy consoladores.
Entonces Julin se sent, conservando en sus brazos a la
nia. El perro y el cordero se deslizaron de sus rodillas y
corretearon husmeando por la habitacin.
Los encontr a los tres en el cajn donde guardamos
el petrleo, ah fuera explic Julin. Los tres abrazados, supongo que en parte para ocultarse mejor y en
parte para calentarse. Puede que hayan dormido all
otras veces los tres. Aily es tan pequea! Y parece muy
desgraciada. Vamos a darle algo que comer.
Le preparar cacao caliente dijo Ana. Jorge, t
trete pan, mantequilla y queso. Tendremos que darle
algo tambin al perro y al cordero, no? Qu comen los
corderos?
Leche respondi Dick. Pero no tenemos bibern.
Bueno, creo que ser capaz de lamerla. Caray! La de
cosas que pasan por aqu!
Aily se senta clida y confortable en los brazos de
Julin. Permaneca all como un animalito, demasiado fro
y cansado para tener ningn temor. Julin era feliz al
poder consolarla. Pobrecilla! Qu la habra obligado a
venir desde tan lejos en la noche?
Debe de haberse ido a casa con su madre aventur
Julin, observando cmo jugaba el perrito con el encan-

tado Tim. Probablemente le dio una paliza y la encerr


en alguna parte. Y pienso que Morgan fue a ver si estaba
all para regaarla y para decirle a su madre que es mejor que no la deje salir y...
Morgan! repiti Aily, incorporndose asustada
y mirando a su alrededor como si estuviera a punto de
aparecer all. Morgan! No, no!
No te preocupes, chiquilla la tranquiliz Julin.
Nosotros nos ocuparemos de ti. Morgan no podr cogerte! Veis? dijo dirigindose a los otros. Yo tena
razn. l fue a su casa y la asust. Y tan pronto como l
se march, ella se escap y vino a nosotros; debi de asustarla mucho. Apuesto a que Morgan tiene miedo de que,
si no la tienen encerrada, pueda echarle a rodar sus planes, ensendonos el camino que lleva a la vieja casa.
De pronto Tim volvi a ladrar. Pero ahora no lo hizo
alegremente como antes. Ana grit en seguida:
Debe de ser Morgan que vuelve! Esconded a Aily,
por Dios! Si la encuentra aqu se la llevar fuera y la
arrastrar por la fuerza. Rpido! Dnde la escondemos?

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LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO XVI
AILY CAMBIA DE IDEA
Al or que vena Morgan, Aily salt de los brazos de
Julin tan rpida y veloz como un gato. Mir a su alrededor como un animalillo atrapado y por fin se fij en las
literas. De un salto se subi a una de las ms altas y se
cubri con una manta. Permaneci absolutamente quieta.
El cordero la mir sorprendido y bal. De repente tambin l trep a la litera, tan seguro como un gamo, y se
acomod junto a su amita. Slo Dave se qued abajo, gimiendo tristemente.
Vaya! exclam Dick, asombrado ante aquellos
imprevistos acontecimientos. Os habis fijado? Habais visto a alguien en vuestra vida trepar as? Para ya
de ladrar, Tim. Queremos enterarnos cundo llega Morgan. Julin, dnde metemos al perro de Aily? No conviene que lo vean ni lo oigan siquiera.
Julin subi el perro a la litera, junto a los otros dos.
Es el nico lugar donde estar tranquilo dijo.
Aily, qudate completamente quieta hasta que vengamos
a decirte que todo va bien.
No lleg respuesta de la litera, ni una palabra, ni un

111

balido, ni un ladrido. Tim empez a ladrar de nuevo fuertemente y corri hacia la puerta.
Voy a cerrar con llave! anunci Julin. No
quiero que Morgan y sus perros entren aqu en busca de
Aily. Yo creo que sabe ya que se escap. O puede que
ella se escapara mientras le estaba riendo y l piense
que se fue con su padre, el pastor. Y va en su busca para
evitar que diga lo que sabe!
Por lo que ms queris, no dejis entrar a los perros aqu! suplic Jorge desesperadamente. Ya los
oigo ladrar a lo lejos.
Rpido! Sentmonos a la mesa con las cartas y
hagamos ver que estamos jugando urgi Dick, cogiendo la baraja de un estante. Si Morgan mira dentro y lo
encuentra todo normal, no se le ocurrir pensar que Aily
pueda estar aqu. Apuesto a que es lo bastante astuto
para espiarnos sin que le veamos, y averiguar as si estamos ocultando a Aily.
Se sentaron a la mesa y Dick reparti las cartas. Los
dedos de Ana temblaban y Jorge senta debilidad en las
rodillas. Ana dej caer sus cartas y Dick se rio de ella.
Tienes dedos de mantequilla! Anda, anmate, Morgan no te va a comer! Escuchad: si yo digo de pronto
Qu risa! es que he visto a Morgan espiando por la
ventana. Entonces echaos a rer y jugad como si no pasara nada.
Dick era el nico sentado frente a la ventana y, mientras jugaban a atrapar, echaba rpidas ojeadas al exterior. No se oa a los perros ahora, aunque la actitud de
Tim, sentado con las orejas tiesas junto a la puerta, daba
a entender que l s que oa algo.
Atrapadas! grit Julin, apoderndose de las cartas. Siguieron jugando.
Atrapadas! No te me tires encima. Casi me has
roto una ua.
Atrapadas! Si yo lo he dicho primero!

112

LOS CINCO EN PELIGRO

ENID BLYTON

Qu risa! exclam Dick de pronto, poniendo a todos en guardia.


Siguieron jugando, aunque ahora sin prestar demasiada atencin al juego. Qu estara viendo Dick?
Dick vea algo muy importante. Vea un rostro sombro junto a la ventana, mirando hacia el interior. Era
Morgan, naturalmente.
Qu risa! repiti Dick para advertir a los otros
de que an duraba el peligro. Qu risa!
La cara de Morgan estaba ahora pegada a la ventana.
Evidentemente pensaba que no podan verle y que los
nios estaban demasiado entretenidos con el juego para
darse cuenta de nada ms. Sus ojos registraban la habitacin de cabo a rabo. Al fin su cara desapareci.
Ya no est en la ventana anunci Dick en voz
baja. Sigamos jugando. Seguro que se dirige hacia la
puerta.
POM, POM!
S, aqu est prosigui Dick. Ju, ahora te toca
a ti.
Quin est ah? chill Julin.
Morgan. Dejadme entrar anunci la profunda y
ronca voz de Morgan.
No podemos. Tenemos a nuestro perro aqu y no
queremos de ninguna manera que vuelvan a hacerle dao
contest Julin, resuelto a no dejarle entrar a ningn
precio.
Morgan movi el pomo, pero la puerta estaba cerrada con llave. Gru de nuevo.
Lo siento, pero no puedo abrirle explic Julin.
Nuestro perro saldra corriendo y podra morderle. Est
gruendo muy furioso.
Ladra, Tim\ orden Jorge en voz baja, y Tim respondi tan satisfactoriamente que... por poco echa la
casa abajo!
Morgan habl:
Si veis a Aily, mandadla a casa advirti. Se ha

113

escapado de nuevo y su madre est preocupada. Llevo


buscndola toda la noche.
De acuerdo respondi Julin. Si viene por aqu,
le prepararemos una cama.
No, mandadla a casa grit Morgan-. Y acordaos
de lo que os dije en el granero o ser peor para todos vosotros.
Para todos nosotros. Tiene gracia! rezong Dick,
disgustado. Ser peor para l y sus amigos cuando se
descubra todo. To ms antiptico! Ya se ha ido, Tim?
Tim se alej de la puerta y se tendi plcidamente. Ladr una vez suavemente, como para decir: Todo est
bien. Y cuando los perros ladraron en la lejana, no les
hizo el menor caso.
Eso significa que vuelven a la granja con Morgan
interpret Jorge, aliviada. Podemos sacar a Aily de
su escondite y darle algo de comer. Se dirigi a las literas y la llam. Aily! Morgan se ha ido. Ya se ha marchado. Ven a comer algo. Le daremos leche a tu cordero
y carne y galletas a tu perro.
La cabeza de Aily atisbo cautelosamente por debajo
de la manta. En seguida salt al suelo, seguida por el
corderillo, que aterriz firmemente sobre sus cascos. El
perro tuvo que ser bajado. Estaba demasiado asustado
para saltar.
Con gran diversin de todos, Aily corri hacia Julin
y le tendi los brazos para que la cogiera. Se senta a salvo
con aquel muchacho grande y amable. Se apret contra
l como un gatito. El se sent con ella sobre sus rodillas.
Jorge puso pan con mantequilla y queso en la mesa
frente a ella y Ana coloc un plato de leche en el suelo
para el cordero, que la lami vidamente, esparcindola
por el suelo. Al principio, el perro quiso tambin participar de la leche, pero pronto se dirigi al plato de carne
y galletas que Ana le ofreca.
Bueno, ya hemos alimentado a la familia de Aily
8. EN PELIGRO

114

ENID BLYTON

dijo sta. Caramba! Cuntas emociones! Julin,


haz el favor de impedir a Aily que trague de esa manera.
Nunca haba visto a nadie comer a esa velocidad. Es posible que no haya tomado nada desde aquel pedazo de
queso que le dimos ayer.
Cuando hubo terminado la ltima migaja de su comida, Aily se recost satisfecha en los brazos de Julin.
Le mir como deseosa de complacerle.
Aily te dice cmo entrar en la gran casa anunci
de pronto, sorprendiendo a todos. Julin la mir. Ahora
tena al perro sobre sus rodillas, pero se negaba a que subiera tambin el cordero.
Aily me lo dice? repiti gravemente. Buena
chica, Aily bachl
Aily empez:
Gran agujero. Hondo, baja hondo...
Dnde est el gran agujero? inquiri Julin.
All arriba explic Aily. Baja, baja mucho...
Pero, dnde est? repiti Julin.
Aily inici una larga perorata en gales y los nios
la escucharon desilusionados. Resultaba enloquecedor
que Aily les estuviera contando su secreto y que ellos no
pudieran entender ni media palabra de lo que deca.
Buena chica, Aily repiti Julin cuando ella se detuvo por fin. Pero, dime, dnde est el gran agujero?
Aily lo contempl con reproche.
Aily te lo dijo, te lo dijo, te lo dijo!
Ya lo s, pero yo no entiendo el gales replic Julin, tratando de hacrselo comprender a la chiquilla.
Slo quiero saber dnde est el gran agujero.
Aily lo observ un momento y luego sonri.
Aily lo ensea! exclam descendiendo de sus rodillas. Aily lo ensea! Ven.
Bueno, ahora no! dijo Julin. No puede ser
ahora, en la oscuridad y con la nieve. No, Aily. Maana
por la maana. No ahora.

LOS CINCO EN PELIGRO

115

Aily mir por la ventana y asinti.


No ahora. Por la maana s? Aily ensea por la
maana.
Vaya! Menos mal que ests de acuerdo suspir
Julin. Me er cantara ver ese gran agujero, o lo que
sea, inmediatamente. Pero lo nico que conseguiramos
sera perdernos en la oscuridad. Iremos maana.
De acuerda convino Dick, bostezando. Tambin
yo creo que esc es lo mejor que podemos hacer. Es una
suerte que Aily ;e est agradecida. Parece que no hay nada
en el mundo que ella no hiciera por ti.
Tambin yo pienso lo mismo. Es una nia muy extraa asinti Julin, viendo como Aily se enroscaba
sobre la alfombra junto a la estufa, con su perro y su
cordero junto . ella. Cmo pudo Morgan asustar as
a una chiquilla indefensa? Es un verdadero bruto!
Tuvimos suerte de que no la descubriera cuando
mir por la ventana exclam Jorge. Probablemente
hubiera derribado la puerta. Con slo un puetazo la hubiera hecho ancos!
Todos rieron. Julin dijo:
Me alegra de que no sucediera nada de eso! Ahora
ser mejor que nos acostemos. Maana nos esperan muchas emociones.
Ojal podamos sacar a la pobre seora de su torre! dese Ana. Eso es lo ms importante. Aily, puedes dormir en la litera donde te ocultaste. Te dar mantas, sbanas y una colcha.
Al poco rato, el chalet haba quedado en silencio y en
paz. Los cinco chiquillos dorman en sus literas. Tim estaba con Jorge, Y el cordero y el perrito con Aily. Julin
asom la cabeza y sonri. Vaya coleccin de nios y animales! Bueno, se alegraba de que hubiera all dos perros
aquella noche.
Nadie se despert durante toda la noche a excepcin
de Jorge al sentir a Tim removerse y alzarse junto a su

116

ENID BLYTON

brazo. Pero no ladr. La lami suavemente y permaneci


un momento escuchando.
El extrao trueno se oa de nuevo y se senta tambin
el temblor, aunque no eran tan fuertes como la vez anterior. Jorge not que su litera temblaba como si hubiera
bajo ella un motor que la hiciera vibrar.
Se desliz de la litera y atisbo por la ventana. Y vio
lo mismo que Dick haba visto, un resplandor en el
cielo. No encontraba nombre para la extraa luminosidad
que suba hasta perderse en las estrellas que brillaban
extraordinariamente.
No despert a los otros. Tan pronto como terminaron
los extraos acontecimientos, se acost de nuevo. Quiz
maana conseguiran averiguar cul era la causa. Iba
a ser un da muy emocionante!

CAPTULO XVII EL
GRAN, GRAN AGUJERO
Por la maana todos se despertaron temprano. Haban dormido bien y se sentan llenos de expectacin y
muy excitados al pensar que iban a correr una aventura.
Entraran en la vieja casa y descubriran sus secretos.
Sera una aventura maravillosa!
Aily segua a Julin por la habitacin como un perrito. Se empe en tomar el desayuno sentada en sus rodillas, tal como haba cenado, y l se lo permiti. Estaba
dispuesto a hacer todo lo que ella quisiera con tal que
les enseara el camino para poder entrar en Viejas
Torres.
Ser mejor que salgamos pronto les urgi Ana,
mirando hacia el exterior. Est nevando bastante y podramos perdernos.
Es verdad. Si Aily nos lleva campo a travs no tendremos ni idea de hacia dnde vamos con esta espesa
nevada advirti Julin con ansiedad.
Voy a arreglar esto un poco y en seguida nos vamos
continu Ana. Llevamos algo de comer, Ju? S, no
faltaba ms. Prepara lo suficiente para todos

liT

118

ENID BLYTON

asinti Julin al instante. Sabe Dios cundo volveremos al chalet! Jorge te ayudar a preparar los bocadillos, verdad, Jorge! Y mete tambin algunas tabletas de
chocolate en el paquete, y manzanas, si es que an no
se han terminado.
Y por todos los santos! Acordaos de las linternas
advirti Dick.
Aily observ a sus amigas mientras preparaban los
emparedados, pescando los trocitos que sobraban para
drselos a Dave. El cordero pareca sentirse como en su
casa y retozaba entorpeciendo el paso a todos. Pero a nadie le importaba. Era un animalito tan encantador!
Por fin tuvieron los bocadillos listos y repartieron todos los comestibles entre dos mochilas. Limpiaron y adecentaron la cabana y se pusieron ropa de abrigo.
Creo que lo mejor ser bajar en trineo. Con el impulso subiramos casi hasta medio camino de la ladera
de Viejas Torres coment Julin, mirando la nieve.
Andando tardaramos siglos. Y no podemos ir esquiando
porque no tenemos esqus para Aily. Adems, tampoco
creo que supiera usarlos.
S, vamos en los trineos convino Jorge, complacida. Y qu hacemos con el cordero? Lo dejamos aqu?
A Dave, en cambio, podemos llevarlo.
De todos modos, no hubo necesidad de discutirlo. Aily
se neg rotundamente a salir sin su perro y su cordero.
Los cogi en brazos y frunci el ceo cuando Julin sugiri dejarlos en la clida casita. Tambin se neg a que
la abrigaran y slo consinti en ponerse una bufanda y
un gorro de lana, y eso porque eran exactamente igujiles
a los que llevaba Julin.
Por ltimo salieron. Todava nevaba y Julin dudaba
muchsimo de que fueran capaces de bajair su propid ladera y subir la siguiente sin perder el sentido de orientacin.
Los trineos iban cargados hasta el tope, Julin y D^ick

LOS CINCO EN PELIGRO

119

montaron en uno con Aily y el cordero entre ellos. Las


nias subieron en el otro colocando en el medio a Dave
y a Tim. Jorge iba delante y Ana detrs, cargando con
la pesada tarea de dirigir la marcha y evitar al mismo
tiempo que cayeran los dos perros.
Lo ms seguro ser que volquemos dijo a Jorge.
Huy! Ojal hubiramos esperado un poco. Est nevando
muy fuerte ahora.
Mejor repuso Julin. As nadie nos descubrir
cuando nos acerquemos a Viejas Torres. No podrn
ver nada a travs de la nieve.
El trineo de Julin parti velozmente por la nevada
ladera. Cogi velocidad y los muchachos gritaron felices
al sentir el viento chocando contra la cara. Aily se agarr
fuertemente a la espalda de Julin, medio asustada. El
cordero no osaba moverse de su lugar. Encajonado entre
Aily y Julin, lo observaba todo con ojos atnitos.
Zummm! Llegaron al pie de su ladera y subieron un
trozo de la otra, perdiendo velocidad gradualmente, hasta
que al fin el trineo se detuvo. No muy lejos, el de Jorge
tambin se par. Jorge salt y lo arrastr hasta dejarlo
junto al de su primo.
Brbaro! exclam con el rostro resplandeciente Qu hacemos ahora? Fue un descenso maravilloso!
De pelcula! asinti Julin. Ojal tuviramos
tiempo para repetirlo! Te gust, Aily?
No replic Aily, colocndose el gorro de lana para
que estuviese exactamente como lo llevaba Julin. No.
Me pone la nariz fra, muy fra.
Se cubri la nariz con la mano para calentarla. Jorge ri.
Me da risa orla quejarse de tener la nariz fra cuando apenas lleva ropa sobre su cuerpo, tan delgado. A m
me parece que debe de tener fro en todo el cuerpo, no
slo en la nariz.

120

ENID BLYTON

Aily, puedes encontrar el gran agujero? pregunt Julin mirando a su alrededor.


Caan gruesos copos de nieve y slo se alcanzaba a
ver a pocos metros. Aily permaneca con los pies enterrados en la nieve, observando en torno suyo. Julin temi
que dijera que no saba qu direccin tomar. Incluso
tena serias dudas sobre si sabra encontrar el camino
de vuelta!
Pero Aily era como un perrito. Tena un gran sentido
de la orientacin y poda ir de un sitio a otro en una
noche oscura o nevando sin la menor dificultad. Al fin
dijo:
Aily lo sabe. Dave tambin lo sabe.
Dio unos pasos hacia delante, pero se hundi en la
.nieve hasta las caderas y sus ligeros zapatos quedaron
calados.
Debe de tener los pies helados dijo Dick. Ser
mejor que se siente en un trineo y que la llevemos, Ju. Qu
pena que no tuviramos botas de goma de su tamao para
dejrselas. Sabes lo que te digo? Esta expedicin es una
locura. Espero por nuestro bien que Aily sepa adonde
nos lleva. En este momento no tengo la ms remota idea
de dnde est el Este, el Oeste, el Norte o el Sur.
Espera. Tengo una brjula en uno de mis bolsillos
le respondi Julin. Y empez a rebuscar entre sus
ropas. Por ltimo, sac una pequea brjula y la consult. Por ah est el Sur seal. As que Viejas Torres se encuentra en aquella direccin. El Sur est justo
frente a nuestro chalet. Recuerda que el sol brilla directamente delante de nuestras ventanas a medioda. O sea,
que hemos avanzado hacia el Sur.
Veamos hacia dnde nos seala Aily propuso
Dick. La sent en su trineo y la envolvi en la bufanda.
Ahora, por dnde, Aily?
Aily seal inmediatamente hacia el Sur. Todos se quedaron muy impresionados.

LOS CINCO EN PELIGRO

121

Est bien asinti Julin. Oye, Dick, yo llevar a


Aily en mi trineo. T puedes arrastrar el de las nias.
Empezaron a subir el trecho de la ladera que faltaba
para llegar a Viejas Torres, Aily con Fany y Dave en el
trineo y Tim sentado en el trineo de Jorge. Las nias
caminaban tras de ellos. Tim se diverta muchsimo. No
le gustaba andar sobre la nieve porque sus patas se hundan cuando intentaba correr. Era mucho ms cmodo
sentarse en el trineo y dejar que le arrastraran!
Perezoso! le rega su ama. Pero Tim se limit
a menear el rabo. No le importaba lo ms mnimo lo que
pudieran decirle.
Julin miraba su brjula de vez en cuando. Se dirigan hacia el Sur directamente. De pronto, Aily dio un
grito y seal a la derecha.
Por aqu, por aqu!
Quiere que vayamos hacia el Oeste coment Julin detenindose. No s si no se equivocar. Segn mis
clculos, nos dirigimos directamente hacia Viejas Torres. Si seguimos sus indicaciones, terminaremos en lo
alto de la montaa, a la derecha.
Por aqu, por aqu! repiti Aily con voz de mando. Y Dave ladr como para confirmar que estaba en lo
cierto.
Ser mejor obedecerla opin Dick. Parece sentirse muy segura.
As que Julin se desvi hacia la derecha y los otros
le siguieron. Subieron un buen trecho por la empinada
ladera, hasta que Julin empez a jadear por el cansancio.
Falta mucho? le pregunt a Aily, que acariciaba
a su cordero sin fijarse al parecer en el camino. La verdad es que tampoco haba mucho que ver excepto la
nieve que cubra el suelo y los copos de nieve que danzaban en el aire.
Aily mir hacia arriba. Luego volvi a sealar un poco

123

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

ms a la derecha, diciendo algo en gales y agitando la


cabeza.
Parece como que ya nos encontramos cjsrca del lugar al que nos lleva, de ese gran agujero, o lo que sea
supuso Julin mientras seguan el camino.
Un minuto despus, Aily salt del trineo y se detuvo
mirando al suelo con el ceo fruncido.
Aqu afirm. El gran agujero aqu.
Puede ser. Pero la verdad es que me gustara verlo
un poco ms claro, Aily exclam Julin.
Aily empez a escarbar en la nieve e inmediatamente
Tim y Dave acudieron en su ayuda, imaginando sin duda
que buscaba conejos o alguna madriguera oculta.
Me temo que esta chiquilla se ha dejado llevar por
su imaginacin coment Dick. Cmo va a haber
aqu un gran agujero?
Tim y Aily haban ido apartando la nieve hasta dejar
al descubierto los enterrados matorrales de prezos que
crecan por toda la comarca. Julin observ los rectos
brezos que se erguan en el claro que Aily y los perros
haban despejado.
Tim. Coge a Tim dijo Aily de repente a Jorge.
Caer abajo, abajo. Caer como Dave un da, abajo, abajo.
Ya s! exclam Dick. Creo que se trata de una
sima natural. Ya sabis, esos extraos pozos que se encuentran a veces en las montaas y que descienden rectamente bajo tierra. En algunos sitios les llaman pozos
mortales. Una vez encontramos uno en la isla de Kirrin,
os acordis?
S. Y tambin estaba entre los brezos aadi
Jorge recordndolo. Y conduca a la caverna de ms
abajo, junto a la playa. Eso es lo que Aily quera decir
con un gran, gran agujero! Un pasadizo natural en el
suelo. Tim, por lo que ms quieras, ven ac. Puedes caer
por l!
En efecto, Tim estuvo a punto de caer. Jorge lo aga-

rr por el collar justo a tiempo. Dave era ms


prudente. Ya haba cado una vez!
El agujero anunci Aily complacida. El gran,
gran agujero. Aily lo ha encontrado para vosotros.
Desde luego que lo encontraste. Pero, cmo nos
conducir a Viejas Torres? quiso saber Dick.
Aily no pareci entenderle. Se arrodill para mirar
hacia el fondo del pozo que haba descubierto bajo los
brezos y la nieve.
Te has portado maravillosamente alab Julin.
Has sabido venir directamente y encontrar el pozo cuando no se poda ver a travs de la nevada. Eres mejor que
un sabueso. Buena chica, Aily bach\
Aily esboz una de sus repentinas sonrisas y puso
su mano sobre la de Julin.
Bajamos, s? pregunt. Aily ensea el camino?
Bueno, creo que lo mejor ser bajar cuanto antes
si es que podemos acept Julin. No acababa de gustarle la idea, pues no poda ver nada en la oscuridad e
ignoraba lo que les aguardaba abajo.
Fany, el cordero, estaba harto de esperar. Se desliz
hasta el borde del agujero y meti en l la cabeza. Dio un
salto sobre sus patitas y desapareci.
Ha saltado por el agujero exclam Jorge, asombrada. Espera, Aily. No saltes t tambin. Puedes hacerte
dao.
Pero Aily se meti en el agujero y desapareci a su vez.
Aily aqu se oy su voz desde abajo. Venid de
prisa.

122

LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO XVIII EN
VIEJAS TORRES
Bueno, ya lo visteis. Se dej caer y salt adentro
coment Jorge con asombro. Espero que no se haya
roto una pierna. Julin, enfoca tu linterna.
Julin ilumin la entrada.
Es bastante profundo asegur. Ser mejor que
vayamos a buscar las cuerdas de nuestros trineos y bajemos con ellas. No me apetece en absoluto romperme
una pierna o torcerme un pie en estos momentos.
Si atravesamos los trineos sobre el hueco y dejamos
colgar las cuerdas dentro podremos bajar con facilidad
propuso Dick.
As lo hicieron. Coloc su trineo sobre el agujero y
luego Julin hizo lo mismo. Pronto las cuerdas colgaron
dispuestas a ayudar a bajar a los cuatro nios.
Y Tim? inquiri Jorge ansiosamente. Dave ha
saltado tambin. Espero que no se haya roto una pata...
Lo envolver en mi chaquetn y lo atar a una
de las cuerdas resolvi Julin. As podremos bajarlo
tranquilamente. Ven, Tim.
Una vez Tim estuvo preparado, Dick descendi por la

125

otra cuerda y lleg al fondo del agujero, listo para recoger al perro. En realidad, no result nada difcil. Aily
los mir desdeosamente al ver que usaban cuerdas.
Nosotros no somos unos corzos como t, sabes?
No estamos acostumbrados a pasarnos todo el da correteando por las montaas, Aily. Bueno, pues, ya estamos en el gran, gran agujero. Y ahora qu? Ilumin
todo el recinto con la linterna. S, es un pozo natural.
Una pequea caverna bajo tierra. Eh! No es eso un
tnel?
S convino Jorge. Aily y el cordero se metieron
juntos en el oscuro tnel. Mirad eso. Sin linterna ni luz
de ninguna clase y se mete en la oscuridad sin ningn
miedo. En su lugar, yo me sentira bastante asustada!
Tiene ojos de gato coment Ana. La seguimos? Me parece que ser lo mejor, si no queremos perdernos de ella.
Ven, Tim llam Jorge.
Y los cinco avanzaron por el oscuro y serpenteante
tnel, siguiendo a Aily. Ana observ el techo rocoso y
pens maravillada en las masas de brezos que crecan
sobre l, cubiertos de gruesa nieve. Ya no vean a Aily!
Julin empez a preocuparse.
Aily, vuelve!
No hubo respuesta.
No importa le tranquiliz Dick. Probablemente slo hay un camino y ya sabe que tenemos que seguirla a la fuerza. Si encontramos una bifurcacin la llamaremos otra vez.
Pero no encontraron ninguna. El pasadizo segua serpenteando y bajando invariablemente. El techo y las paredes eran rocosos, pero bajo sus pies haba arena sucia
alternando con trozos de roca, lo cual los obligaba a avanzar a trompicones.
Julin consult su brjula.
Hemos estado siguiendo la direccin nordeste, poco

126

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

ms o menos. Por ah debe encontrarse Viejas Torres.


Creo que ya s cmo entr Aily en la casa.
S. Sin duda el pasadizo pasa por debajo de la valla
que muerde y bajo los jardines y termina cerca de las
dependencias de la casa. O puede que dentro de ellas explic Dick. Por dnde andar esa cra?
La vieron en aquel momento a la luz de la linterna de
Julin. Los estaba aguardando en una esquina con Dave
y Fany. Seal hacia adelante.
El camino hacia el jardn anunci. Un pequeo
agujero, grande para Aily, pero no para vosotros.
Julin enfoc la linterna en su direccin. Descubri
un agujero pequeo, cubierto de brezos o cizaa, no poda asegurarlo. Observ los bordes rocosos del estrecho
pasadizo y comprendi que a Aily le fue muy fcil subir
por all para deslizarse por el hueco y entrar en los jardines. As pudo recoger los papeles que la pobre anciana
haba ido tirando esperanzada. Seguramente Aily era la
nica persona que haba logrado introducirse en los jardines sin permiso.
Por aqu orden Aily. Y los condujo ms all
del agujero, siempre hacia abajo.
Ya debemos de estar bajo la casa aventur Julin. Me pregunto si...
Pero antes de que terminara su frase, vio que el pasadizo les haba llevado a una antigua y casi arruinada
caverna. Atravesaron una pared semiderruida y Aily los
llev orgullosamente a un oscuro y desordenado stano
lleno de toneles y viejas botellas. En otros tiempos debi de haber servido como bodega.
Cuntos stanos! observ Dick, asombrado mientras pasaban de uno a otro. Hay docenas de ellos!
Qu es esto, Aily?
Haban llegado a, un lugar donde apareca una pared
totalmente derrumbada. Sin embargo, pareca haber sido
derribada por manos humanas, puesto que el hueco era

nuevo y no estaba cubierto de musgo y liqenes como los


otros.
Un gran boquete haba sido abierto en lo que a primera vista pareca una caverna hermticamente cerrada.
Entonces les lleg un extrao ruido, un sonido de
agua que gorgoteaba y salpicaba. Julin dio un paso adelante para poder curiosear en la caverna de la pared derribada.
Aily tir de su mano, aterrorizada.
No, no! No vayas ah! Hombres malos, hombres
muy malos. Es un sitio malo!
Mirad! exclam Julin, extraado, sin hacer caso
de la advertencia de Aily. Un ro subterrneo. No un
arroyuelo. Un ro! Corre bajo la montaa. Probablemente recoge los arroyos que encuentra en su camino.
Y apuesto a que desemboca en el mar por algn lado.
Sabemos que el mar no est lejos.
Malos hombres aqu abajo advirti Aily presa de
pnico, tirando de Dick y de Jorge. Bang, bang! Gran
fuego, gran ruido. Venid a la casa, de prisa.
Demonios! Esto s que es extraordinario coment Julin, atnito. Qu est ocurriendo aqu? Tenemos
que averiguarlo. Qu diablos quiere decir Aily?
Ana y Jorge tambin estaban asombradas. Sin embargo, no sentan el menor deseo de seguir el ro para investigar.
Es mejor que dejemos eso por ahora y que entremos en la casa propuso Jorge. Al fin y al cabo, lo
ms importante por el momento es salvar a la seora.
No me extraa que la encerraran en una de las torres.
As no puede enterarse de lo que est pasando.
Bueno, que me cuelguen si lo entiendodijo Dick.
No estoy seguro de que esto no sea una especie de pesadilla.
Venid a la casa repiti Aily.
Y esta vez, para su alivio, la siguieron. Tim trotaba

127

128

ENID BLYTON

junto a Jorge sin acabar de entender todo aquello. Aily


los condujo sin equivocaciones a travs de las derribadas
murallas, cruzando bodegas llenas de moho, hasta llegar
a una que daba muestras de haber sido usada recientemente como almacn. Latas de comida, muebles antiguos,
viejas cajas, latas y baeras, barriles de todos los tamaos y modelos aparecan esparcidos por all.
No hagis ruido advirti Aily, obligndolos a caminar silenciosamente. La siguieron por un largo tramo
de escaleras de piedra, que los llev a una gran puerta
semiabierta. Aily se detuvo para escuchar. Probablemente trataba de averiguar si se encontraba por all el alto
guarda, pens Julin. Ojal que el feroz perro no anduviera por la casa! Le susurr a Aily:
El gran perro est en la casa, Aily?
No. Gran perro en el jardn, gran perro en el jardn todo el da y toda la noche le respondi la chiquilla.
Julin se sinti ms tranquilo.
Aily encuentra hombre exclam Aily. Y sali haciendo seas a sus amigos de que aguardaran.
Ha ido a ver dnde est el guarda inform Julin. Habis visto alguna vez a alguien como ella?
Caray! Ya est de vuelta.
En efecto, all estaba con su traviesa sonrisa.
Hombre duerme anunci. Hombre seguro.
Los llev a travs de la puerta hasta una enorme cocina. Tena una chimenea colosal en un extremo, ahora
vaca y negra. Aily abri la puerta de la despensa y se
meti dentro. Sac un pastel de carne y se lo ofreci a
Julin, pero ste se neg a tomarlo.
No, no puedes cogerlo.
Aily no entendi o no quiso entender y se comi con
todo gusto un trozo del pastel, poniendo el resto en el
suelo para que se lo terminaran los perros, que no le
hicieron ningn remilgo.
Aily, llvanos con la seora urgi Dick, que no

LOS CINCO EN PELIGRO

129

quera desperdiciar el tiempo en cosas como aqulla.


Ests segura de que no hay ninguna persona ms en la
casa?
Aily sabe declar la chiquilla. Un hombre que vigila, all. Y sealaba una puerta cercana. Vigila a la
vieja seora y el perro vigila el jardn. Los otros hombres
no vienen aqu.
Bueno, y entonces, dnde viven esos extraos
hombres? pregunt Julin.
Pero Aily no comprendi. Los llev a un gran recibidor con dos tramos de escalera que suban y se encontraban en un ancho corredor. El cordero saltaba y Dave ladr alegremente.
Chist! exclamaron los cuatro a coro. Aily se
ech a rer. Se senta en su casa y Dick se pregunt cuntas veces habra bajado por el agujero para rondar por
all. No le extraaba que desapareciera tantas noches de
su casa. Sin duda acostumbraba ir a esconderse a cualquier rincn del casern. Subieron por las escalinatas.
Aily se neg a seguir ms arriba del segundo piso. Haban
subido dos tramos de escalera y ahora apareca ante ellos
un corredor con pinturas que desembocaba en otra escalera, situada en el fondo. La nia se volvi y rechaz la
mano de Julin.
Qu pasa? pregunt ste.
Aily no va all repuso ella retrocediendo. No va
all nunca ms. Estas gentes ven a Aily! Y seal a
los grandes cuadros, cada uno de los cuales representaba
a uno de los antiguos propietarios de la casa.
Tiene miedo de los retratos exclam Ana. Miedo de sus ojos que la siguen cuando corre por la galera, j Qu nia ms divertida! De acuerdo, Aily, t te
quedas aqu. Vamos a las torres.
Aily se escondi con Dave y Fany tras una cortina. Ana
observ los graves retratos, mientras los cuatro, seguidos
por Tim, avanzaban en silencio por la larga galera. Se
9.

EN PELIGRO

130

ENID BLYTON

estremeci ligeramente. Los ojos parecan seguirlos, mirndolos sera y desaprobadoramente.


Un tramo de escalera y otro ms. Y se encontraron en
un pasillo que una ambas torres. Cul era la habitacin
que ellos buscaban?
Fue muy fcil saberlo. Todas, excepto una, tenan las
puertas abiertas.
Tiene que ser sta! aventur Julin, al tiempo
que llamaba con los nudillos.
Quin es? pregunt una voz dbil y melanclica. Seguro que no eres t, Matthew. T no tienes educacin. Abre la puerta como siempre y no te burles de m!
La llave est en la cerradura observ Dick. Abre
ya, Ju. De prisa!

CAPTULO XIX
INSTANTES DE EMOCIN
Julin dio una vuelta a la llave y abri la puerta. Una
anciana seora estaba sentada junto a la ventana leyendo un libro. No se movi.
Por qu vienes a estas horas de la maana, Matthew? pregunt sin volverse. Y cmo te acordaste
de tu educacin para llamar? Es que recordaste los tiempos en que sabas cmo comportarte con tus superiores?
No es Matthew dijo Julin. Somos nosotros. Hemos venido a liberarla.
La anciana se volvi al instante, estupefacta. Inmediatamente se levant y se dirigi a la puerta. Los cinco pudieron comprobar que temblaba.
Quines sois? Qu hacis aqu? Dejadme salir en
seguida, antes de que llegue Matthew. Dejadme salir, os
digo!
Empuj a los cuatro nios y al perro y se detuvo perpleja en el pasillo.
Qu har, Dios mo? Adonde puedo ir? An andan por aqu aquellos hombres?
Volvi a entrar en la habitacin y se dej caer de nuevo en su silln, cubrindose la cara con las manos.

J32

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Me siento desfallecer. Dadme un poco de agua.


Ana cogi un vaso y lo llen con el agua de un jarro
que haba sobre la mesa. La seora lo cogi y bebi. Luego observ a Ana.
Quin eres t? Qu significa todo esto? Dnde
est Matthew? Oh! Debo de estar volvindome loca.
Seora Thomas... Porque usted es la seora Thomas, verdad? comenz Julin. La pequea Aily, la
hija del pastor, nos trajo aqu. Ella saba que estaba usted encerrada. Recuerda usted a la madre de Aily, no?
Ella nos dijo que en otro tiempo vena a hacer faenas
para usted.
La madre de Aily, Maggy, s, s. Pero, qu tiene
que ver Aily con todo esto? No. No os creo. Esto es otro
engao. Dnde estn los hombres que mataron a mi
hijo?
Julin y Dick se miraron. Era claro que la anciana no
estaba del todo en sus cabales. O quiz su repentina aparicin la haba trastornado.
Los hombres que trajo mi Llewellyn queran comprar mi casa les explic entonces ella. Pero yo no
quera venderla. No quiero! Sabis qu me dijeron?
Que en esta montaa, debajo de mi casa, existe un raro
metal, un metal muy potente que vale una fortuna, cmo se llama?
Mir a los nios como esperando que ellos lo supieran. Despus mene la cabeza al no recibir respuesta.
Cmo ibais a saberlo vosotros ? Slo sois unos nios. Pero yo no quera venderla. No quera vender mi
casa ni el metal que hay abajo! Sabis para qu lo queran? Para fabricar bombas para matar gente! Y yo dije
no. Nunca vender este lugar para que esos hombres vengan a buscar el metal y fabriquen bombas. Va contra la
ley de Dios, dije. Y yo, Bronwen Thomas, nunca har
una cosa as.
Los nios la escuchaban horrorizados. La anciana se-

133

ora no pareca estar muy cuerda y se balanceaba hacia


delante y hacia atrs mientras hablaba.
Entonces se lo preguntaron a mi hijo. l se neg
como yo, y ellos se lo llevaron y lo mataron. Ahora trabajan aqu abajo. S, yo los oigo! Oigo ruidos y trepidaciones, mi casa tiembla y veo cosas extraas... Pero,
quines sois vosotros? Dnde est Matthew? l fue
quien me meti aqu y me encerr. Me explic que Llewellyn, mi pobre hijo, haba muerto. Es un hombre horrible ese Matthew. Trabaja para esos hombres, para esos
hombres tan malvados.
Por un momento pareci olvidar a los cuatro nios.
stos se preguntaban qu podan hacer. Julin comprenda que la pobre anciana no sera capaz de bajar las escaleras con ellos, ni pasar por el tnel y, desde luego, era
completamente imposible que saliese por la boca del
pozo. Dese no haberse precipitado tanto en sus planes
de rescate. Era preferible volver a cerrar la puerta y de*
jarla a salvo hasta que pudieran avisar a la polica. Porque ahora, sin ninguna duda, tena que intervenir la polica.
Vamos a dejarla dijo a la seora Thomas. Pero
mandaremos pronto a alguien para sacarla de aqu. Sentimos haberla molestado.
Y ante la estupefaccin de sus compaeros, los empuj fuera del cuarto, cerr la puerta con llave y se guard
sta en el bolsillo.
Vamos a dejarla aqu? pregunt Jorge, muy sorprendida. Pobre, pobrecilla!
S. Cmo crees que bamos a poder sacarla? repuso Julin, turbado. Tenemos que avisar a la polica,
no importa lo que diga Morgan. Ahora ya lo comprendo
todo. La madre prohibi al hijo vender la casa, a pesar
del enorme precio ofrecido, el hijo se neg a su vez, y los
hombres decidieron que de todos modos conseguiran extraer el metal y...
:

134

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Y entonces mataron al hijo termin Dick. S,


pudo ocurrir as. Aunque creo que sa sera una medida
demasiado peligrosa. La gente se hubiera dado cuenta de
su desaparicin y la polica hubiera hecho investigaciones. Nadie nos ha dicho nada sobre que el hijo hubiera
muerto o desaparecido, excepto la seora Thomas.
Bueno, dejemos eso ahora propuso Julin. Tenemos que hacer algo en seguida. Siento mucho tener
que dejar a la anciana seora Thomas encerrada en esa
habitacin, pero creo sinceramente que all estar mejor
que en ningn otro sitio.
Bajaron los dos tramos de escalera hasta llegar a la
galera de los cuadros. Aily los esperaba all acariciando
a sus animalitos. Contenta de verlos, les sonri. No pareci darse cuenta de que volvan sin traerse con ellos
a la anciana.
El hombre abajo est muy enfadado dijo riendo. Se ha despertado y grita y maldice.
Dios mo! Ojal no nos descubra! exclam Julin. Tenemos que salir rpidamente de aqu y avisar
a la polica. Espero que no se le ocurra subir hasta aqu,
ni hacer entrar al perro en la casa.
Bajaron a toda velocidad, aunque tratando de esconderse de Matthew. Pero no haba seales de l, aunque
se oa en algn lado un terrible estruendo de gritos y
golpes.
Aily cerr la puerta declar Aily de pronto sealando en la direccin de donde proceda el ruido. El
hombre encerr a la anciana, pues Aily encerr al hombre.
De veras? De verdad hiciste eso? dijo Julin,
entusiasmado. Eres un diablillo! Qu idea ms genial! Ojal se me hubiera ocurrido a m.
Se acerc a la puerta de la habitacin donde estaba
encerrado el enojado Matthew.
Matthew! llam severamente.

Se hizo un silencio y luego se oy la atnita voz de


Matthew:
Quin est ah? A quin se le ha ocurrido encerrarme? Si es uno de los hombres se arrepentir de esto.
Es una estupidez ponerse a gastarme bromas cuando saben que tengo que subir a vigilar a la seora Thomas.
Matthew, no soy ninguno de los hombres replic
Julin. Y todos escucharon con admiracin el tono sereno y determinado de su voz. Hemos venido a rescatar
a la seora Thomas de esa torre. Y ahora nos vamos para
explicarle todo esto a la polica. Le diremos que su hijo
ha sido asesinado por unos hombres que ahora trabajan
bajo la casa.
Hubo un silencio. Luego Matthew comenz a hablar
impaciente:
Qu significa todo esto? No entiendo una palabra.
La polica no tiene nada que hacer aqu. El seor Llewellyn, el hijo de la seora Thomas, no est muerto, palabra. Est vivito y coleando. Y no se sentir muy contento cuando os vea, quienquiera que seis. Largaos en
seguida... No, un momento. Dejadme salir primero. Lo
que no me explico es cmo el alsaciano no os ha atrapado ya.
Ahora les haba tocado el turno de asombrarse a los
nios. As que el hijo de la seora Thomas no estaba
muerto...? Dnde estaba entonces? Y por qu le habra
contado Matthew a la seora Thomas aquella cruel mentira?
Por qu le dijo a la seora Thomas que su hijo
haba muerto?
Y qu diablos os importa a vosotros? El seor Llewellyn me orden que le dijera eso a su madre. La anciana no quera permitirle vender el yacimiento que hay bajo
la casa, el yacimiento que acta sobre los coches y bicicletas y arados y los hace pesados como el plomo. Los
imanta, segn dijeron. Bueno, y si quera venderlo, por

135

136

ENID BLYTON

qu no haba de hacerlo? Aunque lo que yo digo es que


no deba de habrselo vendido a unos extranjeros. No, no
deba. Si yo lo hubiera sabido antes... Si lo hubier;
sabido no hubiera aceptado dinero para actuar como 1<
hice.
La voz aumentaba de volumen a medida que Matthew
contaba la historia. El hombre volvi a golpear frenti
camente la puerta.
Quines sois? Dejadme salir! He sido amable con
la anciana, preguntdselo a ella! Aunque... es difcil 3
extraa a veces. He sido leal con el seor Llewellyn, COS;
que no es fcil, no. Quines sois, digo? Dejadme salir
dejadme salir! Si el seor Llewellyn me pesca aqu ence
rrado me matar. Dir que he revelado su secreto. DE
JADME SALIR!
Parece un poco chiflado coment Julin, agrade
ciendo que estuviera encerrado. Debe de ser bastante
tonto para creer todo lo que le dijo el hijo y obedecerle
Bueno, hay que avisar a la polica. Daos prisa! Volveremos por donde vinimos.
Echemos primero una ojeada al ro que vimos antes
para averiguar qu hacen esos hombres solicit
Dick. Slo t y yo, Julin. Es nuestra oportunidad. No
nos vern y slo estaremos unos minutos. Las nias pueden esperarnos en cualquier parte acompaadas de Tim.
No creo que debamos detenernos. Estoy seguro de que
ser peligroso dijo Julin.
No, no lo hagamos suplic Ana. No me gusta
esta casa. Me siento muy mal en ella. Y no quiero ni pensar qu pasar cuando los hombres empiecen a trabajar
y la casa tiemble.
Bueno, vamonos apremi Julin. As lo hicieron.
Ignorando por completo los golpes y chillidos de
Matthew, se fueron a travs de la cocina y descendieron
hacia el stano, iluminando el camino con sus linternas.

LOS CINCO EN PELIGRO

137

Apuesto a que Matthew se merece que le hayamos


dejado encerrado coment Dick, mientras pasaban por
los stanos. Le est bien empleado! Aceptar el soborno del hijo para decirle mentiras a la pobre seora...
Vaya! Ya llegamos a donde echaron abajo la pared para
alcanzar el ro subterrneo. Supongo que no encontraron
otro modo ms fcil de llegar hasta el metal.
Por un instante, se quedaron mirando el paso de la
corriente a travs del hueco de la pared.
Ven, ven urgi Aily tirando del brazo de Julin.
Hombres malos aqu!
Llevaba sujeto a su perrito Dave para que no se cayera
en el ruidoso ro. Fany, el cordero, retozaba suelto, como
siempre. Repentinamente se dirigi hacia el tnel del ro,
meneando locamente la colita.
Fany, Fany! grit Aily. Fany bach!

Pero el cordero, creyendo que se hallaba en el buen


camino, sigui adelante ensordecido por el rugir del agua
corriente. Aily corri tras l con pies seguros, saltando
por la rocosa ribera.
Vuelve, idiota! chill Julin. Aily no lo oy, o no
quiso orle, y desapareci en la oscuridad.
No tiene linterna, Ju. Se caer y se ahogar grit
Jorge, llena de pnico. Tim, sigela. Trela aqu!
Tim parti obediente, corriendo a toda la velocidad
posible junto a la negra e impetuosa agua que bajaba
rpidamente en su camino hacia el mar.
Julin y los otros aguardaban ansiosamente. Aily no
volva, ni tampoco los animales. Y Jorge empez a sufrir
por Tim.
Ay, Julin! Qu les habr pasado a Tim y a los
otros? No llevan linternas. Por qu habr hecho marchar
a Tim? Debamos de habernos ido!
Volvern perfectamente la tranquiliz Julin.
Esa chiquilla, Aily, puede ver en la oscuridad y sabe orientarse como un sabueso.

138

ENID BLYTON

Pero pasados cinco minutos sin que ninguno de los


cuatro hubiera vuelto, Jorge se ech a andar, iluminando
la orilla del ro con la linterna.
Voy a buscar a Tim y nadie me detendr.
Y antes de que los nios pudieran detenerla, ya se
haba ido. Julin grit:
Jorge, no seas loca! Tim sabr encontrar el camino! No te vayas, no sabes con lo que puedes tropezar.
Ven dijo Dick, emprendiendo la marcha a su
vez. Jorge no volver hasta que encuentre a Aily y a
Tim. Mejor ser que la sigamos rpidamente, antes de
que ocurra algo horrible.
Ana sigui a los muchachos. Su corazn lata con
fuerza. Qu habra pasado? Sin duda lo peor que poda
suceder.

CAPTULO XX
EN EL CORAZN DE LA MONTAA
Aquello pareca una pesadilla. Los nios se vean obligados a avanzar por el estrecho pasadizo rocoso que bordeaba el ro. Sus linternas tenan buenas pilas, afortunadamente, y daban una luz brillante que les permita ver
un buen trecho del ro. A veces el caminillo rocoso se estrechaba
demasiado.
: Madre ma! suspir Ana tratando de mantenerse
tras los nios. Me parece que voy a resbalar. Ojal no
llevara puestas esas pesadas botas de nieve. Vaya un
jaleo que arma el ro! Y qu velocidad lleva!
Un poco ms adelante de Ana y los nios, Jorge no dejaba de llamar a Tim. Estaba muy preocupada porque
no volva junto a ella, como siempre que lo llamaba. Olvidaba que el ro haca tanto ruido que Tim difcilmente
poda or otra cosa que el estruendo del agua.
De pronto, el tnel se ensanch considerablemente,
formando una especie de amplio lago, antes de canalizarse de nuevo. Las paredes formaban una gran caverna, la mitad de la cual se hallaba ocupada por el agua. La
otra corresponda a un trozo de suelo rocoso y spero.

140

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

Jorge se qued asombrada ante el espectculo, pero an


le maravillaron ms las otras cosas que vio.
Dos balsas toscas y extraordinariamente resistentes
estaban amarradas al borde de la profunda laguna. Y en
el rocoso suelo de la caverna haba una especie de barriles metlicos, presumiblemente aguardando para ser cargados en las balsas.
En un rincn se agrupaba un enorme montn de botellas, latas y cajas sin abrir; y en el otro extremo, un montn igualmente grande de latas, cajas y botellas vacas.
Tambin se vean enormes cestos de madera, aunque Jorge no alcanzaba a imaginar para qu serviran.
La caverna estaba dbilmente iluminada, quiz por luz
elctrica, quiz por un foco colocado en alguna parte. No
pareca haber nadie all. Jorge voce angustiada, esperando que Tim anduviera por all.
Tim! Dnde ests?
Tim sali al instante de detrs de los cestos, meneando alegremente el rabo. Su ama se alegr tanto de verle
que se arrodill y lo abraz fuertemente.
Eres un perro muy malo le ri, mientras le acariciaba. Por qu no viniste cuando te llamaba? Encontraste a los otros? Dnde est Aily?
Una carita asom tras el cesto de donde haba salido
Tim. Era Aily. Pareca aterrorizada y sus mejillas estaban
cubiertas de lgrimas. Llevaba a su cordero en brazos y
Dave la segua pegado a sus talones. Corri hacia Jorge
gritando algo y sealando al tnel por el que haban llegado. Jorge comprendi.
S, ahora nos vamos. Mira! Aqu estn los dems.
Aily los haba visto ya. Corri hacia Julin sintindose
feliz y se desliz en sus brazos, con cordero y todo. ste
se alegr tambin de ver a Jorge y a Tim. Todos examinaron la caverna.
Ya veo todo el plan asegur Julin. Una idea
fabulosa! Extraen el metal precioso de su yacimiento.

que debe estar por aqu cerca, lo colocan sobre esas balsas y el ro subterrneo las arrastra directamente al mar.
Apuesto a que tienen barcazas o algo as aguardando en
alguna ensenada oculta, para llevarse la carga durante la
noche.
Caramba! coment Dick. Qu ingenioso! Y
se sirven de los extraos ruidos y todo lo dems para
asustar a la gente y mantenerla alejada de la montaa.
As nadie se atreve a rondar por aqu para ver qu pasa!
La granja ms cercana es La Caada Mgica, donde viven los Jones prosigui Julin. Realmente son
los nicos capaces de averiguar algo.
Cosa que hicieron, seguro! aadi Dick. Apuesto a que Morgan lo sabe todo y que est de acuerdo con
el hijo de la seora Thomas, que vendi el metal a esos
hombres, aunque perteneca a su madre.
Aqu abajo no hay ningn ruido extrao. No se oye
ms que el ro dijo Julin. Creis que estarn trabajando ahora?
Bueno... comenz Dick.
Se par de repente porque Tim y Dave haban comenzado a gruir; Tim, con su voz profunda y Dave en tono
agudo. Julin empuj a Aily y Jorge tras el gran cesto,
mientras Dick haca lo mismo con Ana. Escucharon atentamente. Qu habran odo los perros? No sera mejor
salir corriendo por donde haban venido antes de que los
descubrieran?
Tim segua gruendo sordamente. Los corazones de
los nios empezaron a latir apresuradamente. De pronto,
oyeron voces. De dnde venan? Dick atisbo cautelosamente. Los nios se hallaban en un rincn oscuro y esperaban no ser vistos.
Las voces parecan llegar de la gran laguna y Dick
mir en aquella direccin. De repente, dej escapar una
gran exclamacin.
Ju! Mira all! Ves t lo que yo veo?

141

142

ENID BLYTON

Julin mir y se qued estupefacto. Dos hombres haban llegado por el otro lado del tnel, el que daba al
mar, evidentemente andando por el borde rocoso, como
lo haban hecho ellos, y ahora se movan en las sombras,
junto a la laguna.
Uno de ellos es MORGAN! susurr Julin. Pero,
y el otro? Sopla! Si es el pastor, el padre de Aily! Os
parece posible? Bueno, siempre pensamos que Morgan
estaba mezclado en todo esto, pero nunca imagin que el
pastor tambin lo estuviera.
Aily haba visto a Morgan y a su padre. Pero no hizo
ningn ademn de acercarse a l. Le tena demasiado
miedo a Morgan!
Ambos hombres estaban mirando a su alrededor,
como si buscaran a alguien. Luego salieron de las sombras y cruzaron la gran caverna hacia otro tnel muy
ancho que se abra en direccin al interior de la montaa.
Mientras se iban comenz a orse un ruido extrao.
El trueno murmur Jorge, y Tim gru de nuevo. Aunque no suena muy cerca. Qu horrible ruido!
Y cmo se mete en la cabeza!
Ahora era intil susurrar. Tenan que gritar si queran orse unos a otros. Y de pronto empez el temblor!
Todo se estremeca y vibraba. Los nios sentan las vibraciones hasta al cogerse de las manos.
Es como si nos pasara una corriente elctrica coment Dick con asombro. Me extraa que se pueda hacer algo bueno con ese raro metal que hace las cosas tan
pesadas que los arados no aran y las azadas no cavan.
Sigamos a Morgan y al pastor propuso Julin, tan
intensamente interesado que estaba decidido a llegar hasta
el final del asunto. Podemos ocultarnos bien en las
sombras. No tienen ni idea de que estamos andando por
aqu; Aily, t qudate. El ruido puede asustar a Dave y a
Fany.

Aily acept. Se sent tras el cesto con sus animales.

LOS CINCO EN PELIGRO

143

Aily espera dijo. No tena el menor deseo de acercarse a los extraos ruidos. En su sencilla mente imaginaba que el propio trueno se fabricaba en la montaa. S.
Y quizs el rayo tambin!
Morgan y el pastor ya haban desaparecido por el tnel que se abra frente a la laguna. Los cinco se acercaron rpidamente a l y atisbaron hacia el interior. Era
muy ancho y empinado, pero unos toscos escalones haban
sido tallados en l y no resultaba difcil bajar.
Bajaron cautelosamente, extraados de la difusa luz
que los iluminaba, aunque no se vean lmparas ni nada
parecido.
Creo que es el reflejo de un gran resplandor que
sale de abajo grit Julin por encima del estruendo.
El ruido era tan potente que pareca que anduvieran
envueltos en un trueno. Bajaron y bajaron. El tnel se
curvaba y serpenteaba, siempre rocoso, empinado e iluminado. De repente, el ruido creci y la luz se hizo ms intensa. Y entonces los nios pudieron ver el final. La salida apareca recortada por una luz brillante, una luz
que resplandeca intensamente y se mova de una manera
extraa.
Estamos llegando al lugar donde trabajan, a la
mina donde est ese extrao metal chill Dick. Le temblaban las manos de nerviosismo. Tened cuidado de
que no nos vean, Ju! CUIDADO, NOS PUEDEN VER!
Llegaron cautelosamente al final del pasadizo y observaron por la abertura. Vieron un enorme pozo lleno de
luz, alrededor del cual trabajaban unos hombres con unas
curiosas mquinas. Los nios no podan divisar mucho
desde donde se encontraban. Adems la luz era tan poderosa que slo podan mirar con los ojos casi cerrados.
Todos aquellos hombres llevaban careta.
Repentinamente el ruido ces y la luz desapareci,
como si alguien hubiera cerrado un interruptor. Pero en
la oscuridad se form un resplandor, un extrao calor

144

LOS CINCO EN PELIGRO

ENID BLYTON

que ascenda, pareciendo atravesar el techo. Dick se asi


a Julin.
sa es la clase de resplandor que vimos la otra noche exclam. Empieza aqu abajo, sube a travs de
la montaa y flota sobre ella. La luz tiene que salir de
aqu. Debe de ser alguna clase de rayos capaces de atravesar lo que sea, como los rayos X, o algo por el estilo.
Es como un sueo murmur Ana.
Jorge pens que lo era verdaderamente.
Como un sueo! repiti.
Dnde estarn Morgan y el pastor? pregunt
Dick. Ah! All, en aquella esquina. Mirad. Mirad! Ya
vuelven.
Los cuatro nios retrocedieron precipitadamente, temiendo que los hubieran descubierto. Oyeron gritos y ascendieron todava ms de prisa por los rocosos escalones.
Les habran visto? Pareca que s!
Oigo a alguien que trepa por el tnel detrs de nosotros apremi Dick. Rpido! Ojal empezase el ruido
otra vez. Ahora nos van a or.
Alguien suba velozmente tras ellos y se oan gritos y
chillidos. Daba la sensacin de que aquellos hombres estaban muy enfadados. Para qu habran seguido a Morgan y al pastor? Podan haber vuelto tan fcilmente a
los stanos!
Llegaron a lo alto del empinado tnel y corrieron a
esconderse tras las cajas, esperando poder deslizarse sin
ser vistos por el camino que les haba llevado hasta all.
Pero tenan que recoger a Aily antes de huir. Dnde estaba?
Aily, Aily! grit Julin. Dnde se habr metido? No podemos dejarla aqu! Aily!
Era difcil recordar exactamente dnde la haban dejado en aquella oscura cueva.
Aqu est el cordero! exclam Julin, aliviado al
descubrirlo al otro lado del cesto. Aily!

145

Mirad! Ya ha llegado Morgan! avis Jorge.


El gigante sala entonces del tnel y atravesaba la cueva. Al ver a los nios, se detuvo con el mayor de los
asombros.
Qu hacis vosotros aqu? rugi. Venid con nosotros, de prisa. Estis en peligro!
Al aparecer el pastor, Aily corri junto a l, abandonando su escondite. El pastor la mir como si no pudiera
creer lo que tena ante sus ojos. Finalmente la cogi en
sus brazos, diciendo algo a Morgan en gales. Morgan volvi a dirigirse a Julin.
Te dije que no- te mezclaras en esto le grit.
Que yo me encargara del asunto! Ahora nos capturarn
a todos! Pero qu pandilla de locos! Rpido, escondmonos. Esperemos que los hombres crean que hemos
huido. Si tratamos de escapar nos alcanzarn.
Meti a los asombrados nios en un rincn y los rode
con cajas, para ocultarlos.
Quedaos aqu! advirti. Haremos lo que podamos.

10.-

- EN PELIGRO

CAPTULO XXI
UN SUCESO EMOCIONANTE
Los cinco nios estaban rodeados de cestos y aun
Morgan coloc otro encima de ellos, con lo que quedaron
totalmente ocultos. Dick cogi a Julin por un brazo.
Julin, estbamos completamente equivocados!
Morgan trataba de averiguar el secreto de Viejas Torres
por su cuenta, con la ayuda del pastor. Eran los nicos
que podan sospechar que ocurra algo raro. El pastor
pudo ver todas las cosas extraas que vimos nosotros
mientras vigilaba a sus ovejas en la montaa. Y sin duda
se lo cont a Morgan...
Julin gru:
S. No rhe extraa que se enfadara tanto cuando se
dio cuenta de que pretendamos mezclarnos en un asunto tan serio. Y que nos prohibiera meternos en esto. Dios
mo, qu idiotas hemos sido! Dnde estar Morgan?
Puede verle alguien?
No. Se Jiabr escondido en algn sitio. Escuchad,
ya han llegado los hombres repuso Dick. Hay una rendija entre dos de los cestos y puedo ver a un hombre. Lleva una barra de hierro o algo as. Parece muy enfadado!
Los hombres andaban con sigilo. Evidentemente no

148

ENID BLYTON

estaban seguros de a cunta gente perseguan. Eran siete


los hombres que se movan por la cueva, todos ellos armados de una manera u otra. Dos de ellos se fueron por el
tnel, ro arriba, y otros dos por el tnel que conduca al
mar. Los dems empezaron a registrar entre las cajas.
Primero encontraron a los nios! Fue culpa de Aily,
la pobre cra. Asustada, no pudo contener un grito de
miedo y en un segundo los hombres empezaron a apartar cestos y trastos. Uno tras otro cayeron al suelo, y los
hombres se encontraron contemplando asombrados a los
cinco nios. Aunque no por mucho tiempo. Con un aullido salvaje, Tim se lanz contra el primero de los bandidos.
ste chill y trat de luchar, pero Tim estaba muy enfadado. Morgan surgi de las sombras y sorprendi a otro
de los hombres. Salt sobre l y lo derrib, al tiempo
que coga a un segundo hombre y lo arrojaba contra el
suelo. Tena una fuerza sobrehumana!
Corred! avis a los nios. Mas ellos no se hallaban en condiciones de hacerlo. Dos de los hombres los
haban acorralado en un rincn y, aunque Julin se lanz
contra uno, fue rechazado sin esfuerzo. Aquellos hombres
eran mineros fuertes y, si bien no podan vencer al gigantesco Morgan, s podan perfectamente apoderarse de
todos los dems, incluido el simptico pastor, a quien
tambin haban acorralado. Slo Tim y Morgan luchaban an.
Van a pegar a Tim\ chill Jorge con voz temblorosa. Y trat de escapar para ayudarle. Mira, Ju, ese
hombre ir tenta pegarle con esa barra.
Tim esquiv el golpe y se lanz contra el hombre, que
ech a co/rer para salvarse. Tim salt sobre l y lo tir
al suelo. Pero los enemigos eran demasiados y todava
llegaban ^ns por el tnel ancho, con armas de todas
clases. Y todos quedaban muy extraados al encontrar
all a los cjinco nios.

LOS CINCO EN PELIGRO

149

La mayora parecan extranjeros y hablaban n idioma


que los nios no entendan. Slo uno de ellos no era extranjero. Estaba claro que era el jefe y daba rdenes
como quien tiene costumbre de verse obedecido. No se
haba mezclado para nada en la pelea.
El pastor pronto estuvo prisionero y con las manos
atadas a la espalda. Morgan todava se bati durante un
rato. Sin embargo, tambin tuvo que rendirse. Pareca un
toro salvaje, golpeando, empujando, rugiendo de rabia
mientras trataban de atarle las manos.
El jefe se acerc a l.
Te arrepentirs de esto, Morgan le amenaz. Toda nuestra vida hemos sido enemigos; yo aqu arriba, en
Viejas Torres, y t abajo, en la granja.
Morgan le espet sbitamente:
Dnde tienes a tu anciana madre? grit. Prisionera en su propia casa. Quin la ha robado? T, Llewellyn Thomas!
A esto sigui una larga perorata en gales, en tono cada
vez ms fuerte, en la que acusaba al hombre que tena
delante. Julin admir sumamente la valenta de Morgan,
que, con las manos atadas, desafiaba a su eterno enemigo.
Cuntas peleas habran sostenido aquellos dos, viviendo
en la misma regin y probando siempre sus fuerzas el uno
contra el otro? Julin dese vehementemente haber obedecido la orden de Morgan y haberlo dejado todo en sus
manos. Pero haba credo que Morgan estaba en el otro
bando! Qu estpido haba sido!
Lo han cogido por nuestra culpa pens con remordimiento. He sido un loco! Y encima pensaba que
obraba de un modo acertado e inteligente! Ahora todos
estamos metidos en un buen apuro, incluso las nias.
Qu harn con nosotros? Supongo que lo nico que les
queda es mantenernos prisioneros hasta que acaben su
trabajo, recojan todo el metal y se larguen.
Llewellyn Thomas daba rdenes que los hombres aten-

150

ENID BLYTON

dan. Tim grua, retenido por el collar por uno de los


hombres. Si trataba de moverse, el hombre estrechaba
el collar, as que el pobre Tim estaba medio ahogado.
Jorge se desesperaba. Julin tena que retenerla para
que no se abalanzara hacia Tim. Tema que aquellos brutos le pegaran, a pesar de ser una nia.
Mientras tanto, Aily permaneca sentada en un rincn,
acariciando a Fany y a Dave. ste, muy asustado, no haba hecho ni un solo intento de atacar a los hombres.
Dos fornidos mineros sujetaban a Morgan. No obstante,
se lanz de pronto hacia un lado, arrojando al suelo a uno
de los hombres y luego al otro, que cay sobre una lata.
Con un rugido, Morgan se precipit a la laguna y la
vade hasta el tnel que conduca al mar, an con las
manos fuertemente atadas a la espalda.
Est loco! exclam Llewellyn Thomas. Si se figura que conseguir llegar muy lejos con las manos atadas, es que est totalmente chiflado. Caer al ro y, al no
poder ayudarse con las manos, se ahogar. No, no lo sigis. Dejadle marchar. Dejadle que se ahogue. As nos
libraremos de l!
El pastor se esforz en seguir con el pensamiento a su
amo, sabiendo que Llewellyn tena razn. Nadie podra
andar por el desigual borde del ro sin disponer de las
manos para apoyarse en la pared. Un resbaln poda precipitarle en la espumeante y rpida corriente que bajaba
hasta el mar, al pie de la montaa.
Sin embargo, Morgan no intentaba escapar. No tena
la menor intencin de arriesgarse caminando junto a la
traidora corriente. Haba venido por all con el pastor y
saba cuan fcil era resbalar sobre las hmedas rocas. No,
Morgan tena otro plan.
Julin lo vio desaparecer por el tnel y el corazn le
dio un vuelco. Tambin l saba que no se poda andar
por all sin ayuda de las manos, pero, acaso alguno poda
remediarlo?

LOS CINCO EN PELIGRO

151

El jefe se dirigi a sus hombres, que contemplaban


todava el lugar por "donde Morgan haba desaparecido.
Iba a decir algo cuando les lleg el resonar de una especie de bramido.
No era el estruendo del torrente subterrneo que corra bajo el tnel. Ni el retumbar de la extraa mina. No.
Era el rugido de una voz gigantesca, que provena del tnel y retumbaba en la caverna.
Era la potente voz de Morgan, llamando a sus siete
enormes perros. Los nios escucharon con emocin aquella voz de potencia increble:

DAI, BOB, TANG! VENID A MI! DOON, RAFE,


JOLL, HAL!

Los nombres resonaron en la cueva como si una docena de potentsimos altavoces funcionaran a todo volumen. Aily, que estaba acostumbrada a orle llamar a los
perros, no se inmut. Pero los otros se miraron asombrados al escuchar aquello. Nadie en el mundo poda gritar
tan fuerte!
DAI, DAI! RAFE, RAFE!

El vozarrn sonaba una y otra vez, cada vez ms fuerte. Al principio, Llewellyn Thomas, el jefe, pareci asombrado, mas luego ri burlonamente.
Es posible que crea que los perros van a llegar
aqu desde la playa? Subiendo por el tnel? Est loco!
Dejadlo estar!
La voz grit una vez ms los nombres de los siete perros que pertenecan a Morgan y al pastor: DAI, BOB,
TANG, DOON, JOLL, RAFE, HAL!

Por ltimo, la voz de Morgan se desvaneci. El pastor


inclin la cabeza con desmayo. Sin duda Morgan se haba
roto las cuerdas vocales, y no era de extraar. Ningn altavoz poda haber sido ms potente.
Se hizo el silencio. Morgan no volvi a gritar ni apareci de nuevo. Los nios se sentan asustados y deprimidos, y Aily empez a sollozar.

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ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

El curioso temblor empez otra vez a agitarlo todo. El


jefe se volvi rpidamente dando algunas rdenes. Dos de
los hombres salieron corriendo por el tnel situado en la
parte posterior de la caverna. Entonces todas las cosas se
tieron de un extrao resplandor, como si una niebla clida se hubiera esparcido por toda la caverna. Y al mismo tiempo se empez a notar que haca mucho calor.
De repente algo sucedi. Al principio, son muy lejos
un ruido confuso, que hizo que Tim diera un tirn a su
collar y levantara las orejas. Ladr, y el hombre que sostena el collar le peg.
Qu significa eso? inquiri Llewellyn Thomas
secamente, mirando a su alrededor. De momento no se
poda distinguir lo que era. Pero el sonido aumentaba. De
pronto, Julin comprendi. Era el fuerte ladrido de una
jaura de siete enojados perros!
El pastor lo not tambin y una alegre sonrisa ilumin su rostro. Observ a Llewellyn, para ver si ste lo haba reconocido tambin.
S, tambin l haba reconocido el espantoso sonido.
Apenas poda creerlo. Era posible que la voz de Morgan, por fuerte que fuera, hubiera sido repetida por el
eco hasta llegar abajo y hubiera sido recogida por las
agudas orejas de los perros pendientes de su amo?
Pues as haba ocurrido! Dai, el ms viejo de los
perros, que quera a su dueo ms que ningn otro, haba
permanecido en guardia escuchando desde el momento
en que Morgan y el pastor le haban dejado. Y all en la
lejana, brotando desde el extremo del tnel donde montaba guardia, Dai haba percibido los dbiles ecos de la
amada voz de su amo.
Sus ladridos advirtieron a los otros perros. Conducidos por Dai, corrieron tnel arriba, sin resbalar por el
rocoso pasadizo junto al ro.
Al fin llegaron al lado de Morgan, que les esperaba
sentado junto al agua, no lejos de la gran cueva. Fue un

instante de verdadera alegra para el gigante y sus perros!


Dai olisque las manos de su dueo y mordi las cuerdas hasta hacerlas saltar. Estaba libre!
Venid conmigo! orden Morgan. Avanz cautelosamente hasta la cueva, empujando a los perros ante
s. Al ataque! grit en gales.
Y entonces, ante el horror de los hombres, los siete
perros entraron en la caverna a toda velocidad, ladrando,
gruendo y alborotando, y un triunfante Morgan apareci tras ellos, tan alto que tuvo que agacharse para salir
del tnel.
Los hombres huyeron. Por su parte, Llewellyn ya haba escapado, aun antes de ver a los perros. Dai se lanz
sobre un hombre y lo derrib, mientras Tang haca lo mismo con otro. La caverna estaba llena de gruidos y excitados ladridos.
Tim se uni encantado a la batalla, ya que su guardin haba huido. Incluso el pequeo Dave se incorpor a
la gran lucha, mientras los nios observaban asombrados
y agradecidos al ver vencidos a sus enemigos.
Quin hubiera credo esto? exclam Dick, lanzando cestos al aire. Esto es algo verdaderamente emocionante! Viva Morgan y sus siete perros!

152

LOS CINCO EN PELIGRO

CAPTULO XXII
BIEN EST LO QUE BIEN ACABA
Morgan no permiti que los nios se quedaran all
abajo mucho rato.
Tenemos mucho que hacer dijo con su profunda
voz, ahora bastante enronquecida. Vosotros vais a volver a la granja y telefonearis a la polica. Decid simplemente: Morgan ha ganado. Y decidles que vayan con
una barca a la pequea cala que ya conocen. Yo llevar
hasta all a esos hombres por el tnel. Andad, marchaos
en seguida. Obedecedme esta vez, muchachos!
S, seor respondi obedientemente Julin. Ese
hombre era un hroe! Y ellos que haban pensado que
se trataba de un malvado. Ahora estaba dispuesto a obedecer sus menores rdenes. De pronto, se le ocurri una
idea y se volvi.
Pero, y la anciana? exclam. La seora Thomas, la madre de ese tipo. Qu piensa usted hacer con
ella? Adems, hemos encerrado al guarda en su cuarto.
Vosotros os limitaris a ir a la granja y telefonear
repiti Morgan severamente. Yo har todo lo que sea
necesario. Llevad a Aily a la granja con vosotros. No debe
estar aqu. Ahora, marchaos.

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Y Julin obedeci. l y los otros echaron una ltima


ojeada a los hombres que permanecan inmviles, muertos de pnico ante la vigilancia de los perros. Luego condujo a todos, Aily y sus animalitos incluidos, por el tnel
hasta llegar al stano.
No me gusta dejar a la seora en la torre coment
Dick.
A m tampoco. Pero est claro que Morgan tiene sus
propios planes repuso Julin, que no se senta dispuesto a desobedecer en modo alguno. Me parece que ya ha
arreglado las cosas con la polica. No debemos intervenir
en esto. Me temo que ya hemos complicado las cosas demasiado.
Subieron al lugar donde haban dejado los trineos.
Tardaron bastante y, cuando llegaron, se sentan hambrientos. Pero Julin se neg a detenerse, ni siquiera para
comer unos bocadillos.
No. Tenemos que llamar a la polica lo ms pronto
posible. No nos detendremos. Podemos comer cuando
regresemos a la granja.
No fue difcil salir del agujero, ya que haban dejado
las cuerdas colgando. Primero, Julin y Dick ayudaron a
las nias empujndolas, y stas les ayudaron despus tirando de ellos.
Aily subi con la facilidad de un mono. El cordero
trep de un modo casi milagroso, y Julin lanz a Dave
a los brazos de la pequea Aily.
Tim fue subido por el mismo sistema que haba sido
bajado. l hubiera preferido quedarse con los otros perros. Sin embargo, nada poda apetecerle lo bastante
como para separarse de Jorge.
Bueno, ya estamos arriba recapacit Julin.
Ahora podemos bajar en trineo por esa ladera y con el
impulso subir medio camino de nuestra montaa. Esto
nos ahorrar mucho tiempo. Y t, Aily, vas a venir con
nosotros a la granja.

ENID BLYTON

LOS CINCO EN PELIGRO

No dijo rotundamente Aily.


S, Aily, bach insisti Julin. Quiero que t vengas tambin.
La cogi de la mano y en la cara de la nia se dibuj
una de sus inesperadas sonrisas. Le gustaba ir con aquel
muchacho grande y amable, aunque tena miedo de encontrar a su madre en la granja.
As me gusta, Aily, eres una buena chica afirm
Julin sentndola en su trineo. Cuando lleguemos a la
granja, Aily tendr un gran pedazo de chocolate.
Los trineos se deslizaron montaa abajo a toda velocidad y subieron un trozo de la montaa contigua sin
ningn tropiezo. Les resultaba extrao encontrarse a la
deslumbrante luz del da despus de pasar tanto tiempo
en los oscuros tneles bajo tierra. Toda la aventura transcurrida abajo apareca ahora como irreal.
Dejaremos los trineos en el chalet dijo Julin
mientras tiraban de ellos. Alguno de vosotros tiene
sed? Yo s. Debe de ser algo especial que hay en la mina.
Tan pronto como baj, me qued con la boca seca.
Todos convinieron en ello.
Voy a adelantarme corriendo hasta el chalet y os
preparar naranjada decidi Ana. T coloca los trineos en su sitio, Julin, y mira a ver si hay suficiente petrleo en el armarito de ah fuera. Esta noche necesitaremos encender la estufa. Si no hay suficiente, lo subiremos de la granja.
Julin le dio la llave y ella y Jorge entraron en la casita. Prepararon cinco tazones de naranjada y los bebieron sedientos. Tenan la boca ms seca de lo que jams
la haban tenido. Ana se sinti contenta de no tener que
esperar ms para beber.
Crea que la lengua se me pegaba al paladar coment dejando la taza sobre la mesa. Me ha sentado
estupendamente.
Hay suficiente petrleo anunci Julin, entrando

para tomar su naranjada. La necesitaba, palabra. No


me hara ninguna gracia tener que trabajar en esa mina.
Cerraron el chalet y bajaron hacia la granja, masticando con avidez sus bocadillos. Estaban muy buenos e
incluso Aily peda uno tras otro. Tim tambin tuvo su
parte. Una vez se qued atrs y tuvieron que llamarle.
Has perdido tu trozo de carne en la nieve? inquiri Ana.
Pero no. l, como todos, tena la boca seca y se haba
detenido para mordisquear un poco de nieve que aliviase su garganta.
La seora Jones se qued muy sorprendida al verlos.
Cuando Julin le pregunt dnde estaba el telfono para
llamar a la polica, se asust mucho.
No se preocupe, seora Jones. Todo va bien la
tranquiliz Julin. Es un mensaje de Morgan. Ya le
explicaremos lo ocurrido cuando l vuelva. No le gustara
que estroperamos la noticia.
La polica no se mostr muy sorprendida ante el mensaje de Julin. Parecan esperarlo.
Nos ocuparemos de ello asegur el sargento con
voz profunda y severa. Gracias. Y colg. Julin se
pregunt qu ocurrira. Qu habra planeado Morgan?
Se alegraron al ver que la seora Morgan les traa tazones de caldo caliente. Se sentaron para tomarlo junto
al fuego que haba encendido en la salita.
Estupendo! Precisamente lo que ms nos apetece
suspir Ana, agradecida. Todava estoy terriblemente
sedienta. Y t, Jorge? Mira, Tim, qu hermoso hueso
te han trado! Es usted muy amable, seora Jones!
Sabis? Me siento bastante molesto ahora anunci Julin. No debamos habernos metido en esto cuando Morgan nos lo advirti. Ojal que no lo hubiramos
hecho. No debe de tener muy buena opinin de nosotros.
Lo mejor ser que le pidamos perdn intervino
Dick. Cmo pudimos pensar que era un malvado? Ya

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ENID BLYTON

s que es duro y no muy charlatn, pero no parece malo


ni cruel.
Ser mejor quedarnos en la granja hasta que regrese propuso Jorge. Quiero decirle que lo siento. Y tambin me gustara saber lo que ha pasado.
Y a m convino Ana. Adems, Aily tiene que esperar a su padre. A l le gustar saber que se encuentra
bien.
As que le preguntaron a la seora Morgan si podan
quedarse hasta la vuelta de Morgan. Se mostr encantada
con la idea.
Claro que s exclam. Hoy tenemos pavo asado.
Y para variar, tenis que venir a nuestro comedor.
Todo esto sonaba muy bien. Los nios se aposentaron en torno al fuego para charlar y Tim apoy su cabeza
en la rodilla de su ama. sta le examin el cuello.
Aquel hombre por poco le ahoga. Mira, Julin!
Tiene el cuello lastimado.
No empieces a quejarte del cuello de Tim otra vez,
por lo que ms quieras advirti Dick. De verdad,
Jorge. Estoy seguro de que Tim piensa que la aventura
bien vala un cuello lastimado. No est triste. Fue muy
valiente. Y se divirti mucho cuando entraron los perros
en la cueva y se uni a ellos para pelear.
Me pregunto qu harn con esa pobre seora coment Ana. Supongo que se alegrar de que su hijo
est vivo. Pero, qu desilusin saber que le ha mentido
y que ha vendido lo que le perteneca slo a ella, ese extrao metal que haba bajo la montaa!
Supongo que ahora no podr seguir vendindolo
aventur Julin. Vaya plan! Tantos hombres trabajando... Y luego embarcar el metal en balsas y llevarlo
a barcos que aguardaban ocultos en la baha. Tendremos que bajar a examinar esa cala. Ser interesante ver
qu clase de sitio es. Debe de estar escondido al pie de
la montaa.

LOS CINCO EN PELIGRO

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S, tenemos que ir maana mismo exclam Jorge,


emocionada. Voto por que nos quedemos aqu esta noche. Despus de la aventura, estoy un poco cansada. Vosotros no?
S, un poco asinti Julin. Bueno. Supongo que
ya no habr ms ruidos, temblores ni resplandores. Es
cmico que esa montaa haya sido siempre tan misteriosa. Arados que no aran, azadas que no cavan. Debe
destratarse de algn tipo de hierro que magnetiza las
cosas. Bueno, la verdad es que no lo entiendo.
Morgan y el pastor volvieron al anochecer. Julin se
dirigi al granjero.
Querenis disculparnos por haber sido tan idiotas.
No deberamos de habernos entrometido desde que usted
nos lo prohibi.
Morgan sonri. Pareca de muy buen humor.
Olvdalo, muchacho respondi. Todo est bien
ahora. La polica subi por el tnel y toda esa chusma
est ya en prisin. Llewellyn Thomas no se sentir muy
alegre esta noche. Su madre ya est libre y en casa de
unos amigos. La pobre todava no entiende lo que ha
ocurrido. Ahora, personas decentes trabajarn ese extrao metal que vale cien veces su peso en oro.
Ven a cenar, Morgan, bach. Y usted, pastor, entre
tambin llam con voz suave la seora Jones. Los
nios cenarn con nosotros. Tenemos pavo asado. Es tu
cumpleaos, Morgan, no te acordabas?
En absoluto! exclam Morgan. Y le dio tal abrazo a su madre que por poco la asfixia. Vamos por el
pavo. No he comido nada en todo el da.
Pronto estuvieron sentados delante del ms enorme
pavo que hubieran visto los nios en su vida. Morgan lo
trinch cuidadosamente. Luego le dijo algo a su madre
en gales y ella asinti sonriendo.
S, hazlo dijo.
Morgan coloc algunos trozos de pavo en una enorme

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ENID BLYTON

fuente esmaltada y se dirigi al patio. Grit con tanta


fuerza que los nios saltaron en sus asientos. Qu voz!
DAI, TANG, BOB, DOON, JOLL, RAFE, HAL!

Est llamando a sus perros como lo hizo en el


tnel exclam Ana. De verdad que se merecen una
buena cena.
Los siete perros llegaron a la puerta ladrando fuertemente. Morgan les tir los pedazos de pavo y ellos los engulleron satisfechos.
Guau! ladr Tim cortsmente. Morgan se volvi.
Cort un trozo grande y otro pequeo.
Tomad les dijo a Tim y a Dave. Tambin vosotros os portasteis bien. Cogedlos!
No va a quedar mucho de tu pavo de cumpleaos
advirti su madre, entre divertida y enfadada. Ahora
llenad de nuevo vuestros vasos, nios, y bebamos a la
salud de Morgan. El mejor hijo que existe!
Ana sirvi limonada casera en los vasos vacos, mientras Morgan sonrea oyendo ladrar a sus perros.
Feliz cumpleaos, feliz cumpleaos! gritaron todos haciendo entrechocar sus vasos.
Julin quiso aadir unas palabras.
Feliz cumpleaos, seor! Y que no pierda usted
nunca su maravillosa voz!

FIN

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