Oei - Sustentabilidad
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trata de un concepto que parte de la suposicin de que puede haber desarrollo, mejora
cualitativa o despliegue de potencialidades, sin crecimiento, es decir, sin incremento
cuantitativo de la escala fsica, sin incorporacin de mayor cantidad de energa ni de
materiales. Con otras palabras: es el crecimiento lo que no puede continuar indefinidamente
en un mundo finito, pero s es posible el desarrollo. Posible y necesario, porque las actuales
formas de vida no pueden continuar, deben experimentar cambios cualitativos profundos,
tanto para aqullos (la mayora) que viven en la precariedad como para el 20% que vive
ms o menos confortablemente. Y esos cambios cualitativos suponen un desarrollo (no un
crecimiento) que ser preciso disear y orientar adecuadamente.
Precisamente, otra de las crticas que suele hacerse a la definicin de la CMMAD es que, si
bien se preocupa por las generaciones futuras, no dice nada acerca de las tremendas
diferencias que se dan en la actualidad entre quienes viven en un mundo de opulencia y
quienes lo hacen en la mayor de las miserias. Es cierto que la expresin satisface las
necesidades de la generacin presente sin comprometer la capacidad de las generaciones
futuras para satisfacer sus propias necesidades" puede parecer ambigua al respecto. Pero en
la misma pgina en que se da dicha definicin podemos leer: Aun el restringido concepto
de sostenibilidad fsica implica la preocupacin por la igualdad social entre las
generaciones, preocupacin que debe lgicamente extenderse a la igualdad dentro de cada
generacin. E inmediatamente se agrega: El desarrollo sostenible requiere la satisfaccin
de las necesidades bsicas de todos y extiende a todos la oportunidad de satisfacer sus
aspiraciones a una vida mejor. No hay, pues, olvido de la solidaridad intrageneracional
(Ver reduccin de la pobreza).
Nada justifica, pues, que se califique el concepto de desarrollo sostenible como una nueva
mistificacin del Norte para continuar alegremente sus prcticas de crecimiento
insostenible e insolidario (aunque en la mente de algunos empresarios y polticos anide esta
significacin) y, en definitiva, no tiene sentido ver la educacin para la sostenibilidad, tal
como la hemos caracterizado, como contrapuesta a la educacin ambiental; al contrario,
como afirma Mara Novo (2009) refirindose a esta ltima, no podemos dudar de su
condicin de instrumento insustituible para el desarrollo sostenible.
Algunos cuestionan la idea misma de sostenibilidad en un universo regido por el segundo
principio de la termodinmica, que marca el inevitable crecimiento de la entropa hacia la
muerte trmica del universo. Nada es sostenible ad in eternum, por supuesto y el Sol se
apagar algn da Pero cuando se advierte contra los actuales procesos de degradacin a
los que estamos contribuyendo, no hablamos de miles de millones de aos sino,
desgraciadamente, de unas pocas dcadas. Preconizar un desarrollo sostenible es pensar en
nuestra generacin y en las futuras, en una perspectiva temporal humana de cientos o, a lo
sumo, miles de aos. Ir ms all sera pura ciencia ficcin. Como dice Ramn Folch (1998),
El desarrollo sostenible no es ninguna teora, y mucho menos una verdad revelada (),
sino la expresin de un deseo razonable, de una necesidad imperiosa: la de avanzar
progresando, no la de moverse derrapando. Hablamos de sostenibilidad dentro de un
orden, o sea en un perodo de tiempo lo suficientemente largo como para que sostenerse
equivalga a durar aceptablemente y lo bastante acotado como para no perderse en
disquisiciones.
Cabe sealar que todas esas crticas al concepto de desarrollo sostenible no representan un
serio peligro; ms bien, utilizan argumentos que refuerzan la orientacin propuesta por la
CMMAD y el Plan de Accin de Naciones Unidas (Agenda 21) y salen al paso de sus
desvirtuaciones. El autentico peligro reside en la accin de quienes siguen actuando como
si el medio pudiera soportarlo todo que son, hoy por hoy, la inmensa mayora de los
ciudadanos y responsables polticos. No se explican de otra forma las reticencias para, por
ejemplo, aplicar acuerdos tan modestos como el de Kioto para evitar el incremento del
efecto invernadero. Ello hace necesario que nos impliquemos decididamente en esta batalla
para contribuir a la emergencia de una nueva mentalidad, una nueva forma de enfocar
nuestra relacin con el resto de la naturaleza. Como seala Sachs (2008, p.120), "tendremos
que apreciar con urgencia que los desafos ecolgicos no se resolvern por s solos ni de
forma espontnea () la sostenibilidad debe ser una eleccin, la eleccin de una sociedad
global que es previsora y acta con una inusual armona".
Se hace necesario, a este respecto, precisar el alcance que damos a esta eleccin por la
sostenibilidad. De hecho se distingue entre sostenibilidad dbil y sostenibilidad fuerte
(tambin denominada profunda o radical). La primera considera que el capital natural
puede ser sustituido por capital humano, fruto del desarrollo tecnocientfico, con tal de que
el nivel total permanezca constante; el criterio de sostenibilidad fuerte, en cambio, toma en
consideracin la existencia de un capital natural crtico que no puede sustituirse por el
humano. Este capital natural crtico puede definirse entonces como capital natural que es
responsable de funciones medioambientales esenciales y que no puede sustituirse por
capital humano. Naturalmente, en ocasiones resulta difcil determinar hasta qu punto la
capacidad de dar lugar a los flujos de bienes y/o servicios de determinado capital natural
puede ser sustituido por capital humano. Pero eso mismo obliga a aplicar el principio de
precaucin y a conservar y proteger dicho capital natural como crtico mientras no haya
plenas garantas de su posible sustitucin por capital humano. Se trata, pues, de optar por la
sostenibilidad fuerte.
Sera iluso, en definitiva, pensar que el logro de sociedades sostenibles es una tarea simple.
Se precisan cambios profundos que explican el uso de expresiones como "revolucin
energtica", "revolucin del cambio climtico", etc. Mayor Zaragoza (2000) insiste en la
necesidad de una profunda revolucin cultural y la ONG Greenpeace ha acuado la
expresin [r]evolucin por la sostenibilidad, que muestra acertadamente la necesidad de
unir los conceptos de revolucin y evolucin: revolucin para sealar la necesidad de
cambio profundo, radical, en nuestras formas de vida y organizacin social; evolucin para
puntualizar que no se puede esperar tal cambio como fruto de una accin concreta, ms o
menos acotada en el tiempo.
Dicha [r]evolucin por un futuro sostenible exige de todos los actores sociales romper con:
planteamientos puramente locales y a corto plazo, porque los problemas slo tienen
solucin si se tiene en cuenta su dimensin glocal (a la vez local y global);
la indiferencia hacia un ambiente considerado inmutable, insensible a nuestras
"pequeas" acciones; esto es algo que poda considerarse vlido mientras los seres
humanos ramos unos pocos millones, pero ha dejado de serlo con ms de 6500
millones;
Por esa razn, Naciones Unidas, frente a la gravedad y urgencia de los problemas a los que
se enfrenta hoy la humanidad, ha instituido una Dcada de la Educacin para un futuro
sostenible (2005-2014), designando a UNESCO como rgano responsable de su promocin
y encareciendo a todos los educadores a asumir un compromiso para que toda la educacin,
tanto formal (desde la escuela primaria a la universidad) como informal (museos, medios de
comunicacin...), preste sistemticamente atencin a la situacin del mundo, con el fin de
fomentar actitudes y comportamientos favorables para el logro de un desarrollo sostenible
(Gil Prez et al., 2006).
Los distintos Temas de Accin Clave, que pueden consultarse en esta misma web, abordan
el conjunto de problemas que caracterizan la actual situacin de emergencia planetaria, sus
causas y las medidas necesarias y posibles para hacerles frente. El estudio de cada uno de
estos aspectos permite constatar la estrecha vinculacin del conjunto. La figura 1 intenta
plasmar esta vinculacin, es decir, el carcter sistmico de la problemtica de la
sostenibilidad, que obliga a un tratamiento conjunto de los problemas mediante medidas
tecnocientficas, educativas y polticas tambin estrechamente asociadas.
En ocasiones surgen dudas acerca de la efectividad que pueden tener los comportamientos
individuales, los pequeos cambios en nuestras costumbres, en nuestros estilos de vida, que
la educacin puede favorecer: Los problemas de agotamiento de los recursos energticos y
de degradacin del medio se afirma, por ejemplo- son debidos, fundamentalmente, a las
grandes industrias; lo que cada uno de nosotros puede hacer al respecto es,
comparativamente, insignificante. Pero resulta fcil mostrar (bastan clculos muy sencillos)
que si bien esos pequeos cambios suponen, en verdad, un ahorro energtico per cpita
muy pequeo, al multiplicarlo por los muchos millones de personas que en el mundo
pueden realizar dicho ahorro, ste llega a representar cantidades ingentes de energa, con su
consiguiente reduccin de la contaminacin ambiental (Furi et al., 2005).
El futuro va a depender en gran medida del modelo de vida que sigamos y, aunque ste a
menudo nos lo tratan de imponer, no hay que menospreciar la capacidad que tenemos los
consumidores para modificarlo (Comn y Font, 1999). La propia Agenda 21 indica que la
participacin de la sociedad civil es un elemento imprescindible para avanzar hacia la
sostenibilidad. Aunque no se debe ocultar, para ir ms all de proclamas puramente
verbales, la dificultad de desarrollo de las ideas antes mencionadas, ya que comportan
cambios profundos en la economa mundial y en las formas de vida personales. Por
ejemplo, el descenso del consumo provoca recesin y cada del empleo. Cmo eludir estos
efectos indeseados? Qu cambiar del sistema y cmo se podra hacer, al menos
tericamente, para avanzar hacia una sociedad sostenible?
Se precisa, por tanto, un esfuerzo sistemtico por incorporar la educacin para la
sostenibilidad, como una prioridad central en la alfabetizacin bsica de todas las personas,
es decir, como un objetivo clave en la formacin de los futuros ciudadanos y ciudadanas
(Novo, 2006a). Un esfuerzo de actuacin que debe tener en cuenta que cualquier intento de
hacer frente a los problemas de nuestra supervivencia como especie ha de contemplar el
conjunto de problemas y desafos que conforman la situacin de emergencia planetaria
(Vilches y Gil, 2003 y 2009). se es precisamente uno de los retos fundamentales que se
nos presentan, el carcter sistmico de problemas y soluciones: la estrecha vinculacin de
los problemas, que se refuerzan mutuamente y han adquirido un carcter global, exige un
tratamiento igualmente global de las soluciones. Dicho con otras palabras: ninguna accin
aislada puede ser efectiva, precisamos un entramado de medidas que se apoyen
mutuamente. Una Nueva cultura del agua, por ejemplo, concebida para una adecuada
gestin de este recurso vital, ha de ser solidaria de otras Nuevas culturas (energtica,
urbana, de la movilidad, demogrfica) que abarquen sin contradicciones ni olvidos el
conjunto de las actividades humanas.
Se requieren acciones educativas que transformen nuestras concepciones, nuestros hbitos,
nuestras perspectivas... que nos orienten en las acciones a llevar a cabo, en las formas de
participacin social, en las polticas medioambientales para avanzar hacia una mayor
eficiencia, hacia una sociedad sostenible... acciones fundamentadas, lo que requiere
estudios cientficos que nos permitan lograr una correcta comprensin de la situacin y
concebir medidas adecuadas.
Particular importancia reviste el esfuerzo de educacin en los medios no urbanos, hasta
aqu escasamente atendidos. Cabe recordar a este respecto que, a pesar de la rpida y
creciente urbanizacin (ver Urbanizacin y sostenibilidad), ms de 3000 millones de
personas en los pases en desarrollo (cerca del 60% de su poblacin) y casi la mitad de la
poblacin mundial viven en zonas rurales. La educacin es crucial para afrontar la pobreza
en este medio y lograr un desarrollo rural sostenible. Por ello, en 2002, durante la Segunda
Cumbre de la Tierra, celebrada en Johannesburgo, la Organizacin de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentacin (FAO) y la UNESCO pusieron en marcha una
iniciativa de cooperacin para incrementar el acceso y mejorar la educacin bsica de la
poblacin rural (http://cms01.unesco.org/es/esd/themes/rural-development/).
Estas acciones educativas no pueden limitarse hoy a la educacin formal sino que han de
extenderse al amplio campo de la educacin no reglada (museos, prensa, documentales),
sin olvidar que vivimos en la era digital, en la que Internet est favoreciendo una difusin
global y una conectividad constante que debe ser aprovechada crticamente (Hayden,
2008).
Es preciso insistir en que las acciones en las que podemos implicarnos no tienen por qu
limitarse al mbito individual: han de extenderse al campo profesional (que puede exigir
la toma de decisiones) y al socio-poltico, oponindose a los comportamientos depredadores
o contaminantes (como est haciendo con xito un nmero creciente de vecinos que
denuncian casos flagrantes de contaminacin acstica, urbanismo depredador, etc.) o
apoyando, a travs de ONGs, partidos polticos, etc., aquello que contribuya a la
solidaridad, a la construccin de una cultura de paz y la defensa del medio. Una defensa a
nivel ciudadano que viene siendo impulsada con el establecimiento por la Asamblea general
de las Naciones Unidas del Da Mundial del Medio Ambiente, el 5 de Junio, a travs del
cual Naciones Unidas intenta estimular la concienciacin sobre el cuidado del medio
ambiente a nivel mundial, promoviendo la atencin y la accin poltica.
Es preciso insistir en que las acciones en las que podemos implicarnos no tienen por qu
limitarse al mbito individual: han de extenderse al campo profesional (que puede exigir
la toma de decisiones) y al socio-poltico, oponindose a los comportamientos depredadores
o contaminantes (como est haciendo con xito un nmero creciente de vecinos que
denuncian casos flagrantes de contaminacin acstica) o apoyando, a travs de ONGs,
partidos polticos, etc., aquello que contribuya a la solidaridad, a la construccin de una
cultura de paz y la defensa del medio.
Y es preciso, tambin, que las acciones individuales y colectivas eviten los planteamientos
parciales, centrados exclusivamente en cuestiones ambientales fsicas (contaminacin,
prdida de recursos) y se extiendan a otros aspectos ntimamente relacionados, como el
de los graves desequilibrios existentes entre distintos grupos humanos o los conflictos
tnicos y culturales (campaa pro cesin del 0.7 del presupuesto, institucional y personal,
para ayuda a los pases en desarrollo, defensa de la pluralidad cultural, etc.). En definitiva,
es preciso reivindicar de las instituciones ciudadanas que nos representan (ayuntamientos,
asociaciones, parlamento) que contemplen los problemas locales en la perspectiva
general de la situacin del mundo y que adopten medidas al respecto, como est ocurriendo
ya, por ejemplo, con el movimiento de ciudades por la sostenibilidad. Como afirman
Gonzlez y de Alba (1994), el lema de los ecologistas alemanes pensar globalmente, pero
actuar localmente a lo largo del tiempo ha mostrado su validez, pero tambin su limitacin:
ahora se sabe que tambin hay que actuar globalmente. Tambin Novo (2006b) insiste en
el carcter transnacional de la problemtica ambiental contempornea y en la necesidad,
por tanto, de anlisis y medidas "glocales" (a la vez globales y locales) para hacer frente a
dicha problemtica. Ello nos remite a las medidas polticas, que junto a las educativas y
tecnolgicas resultan imprescindibles para sentar las bases de un futuro sostenible. (ver
Gobernanza universal).
Como hemos sealado, es imprescindible incorporar la educacin para la sostenibilidad
como un objetivo clave en la formacin de los futuros ciudadanos y ciudadanas y hacer
comprender la necesidad de acciones que contribuyan a un futuro sostenible en los
diferentes mbitos: consumo responsable, actividad profesional y accin ciudadana.
Resulta esencial, sin duda, comprender la relevancia que tienen nuestras acciones lo que
hacemos o dejamos de hacer- y construir una visin global de las medidas en las que
podemos implicarnos. Pero la accin educativa no puede limitarse al logro de dicha
comprensin, dando por sentado que ello conducir a cambios efectivos en los
comportamientos: un obstculo fundamental para lograr la implicacin de los ciudadanos y
ciudadanas en la construccin de un futuro sostenible es reducir las acciones educativas al
estudio conceptual.
Es necesario, por ello, establecer compromisos de accin en los centros educativos y de
trabajo, en los barrios, en las propias viviendas para poner en prctica algunas de las
medidas y realizar el seguimiento de los resultados obtenidos. Estas acciones debidamente
evaluadas se convierten en el mejor procedimiento para una comprensin profunda de los
retos y en un impulso para nuevos compromisos. ste es el objetivo, por ejemplo de
Hogares verdes, un programa educativo dirigido a familias preocupadas por el impacto
ambiental y social de sus decisiones y hbitos cotidianos. El programa persigue:
El programa propone, en una primera fase, reducir las emisiones de CO2 en el equivalente
al objetivo marcado por Kyoto (5.2%) y el consumo domstico del agua entre un 6 y un
10%.
En una segunda fase pretende:
De este modo, mediante una serie de medidas progresivas, que cuentan con el debido
seguimiento, se evita generar desnimo y el consiguiente abandono y se contribuye a la
implicacin de la ciudadana para la construccin de un futuro sostenible. Pero el objetivo
ha de ser llegar a extender los cambios de actitud y comportamiento al conjunto de
actividades que como consumidores, profesionales y ciudadanos podemos realizar (Vilches,
Praia y Gil-Prez, 2008). El Premio Goldman, tambin conocido como Premio Nobel
Verde viene a destacar anualmente la labor de ecologistas de base en defensa del medio y,
en particular, en la proteccin de ecosistemas y espacios en peligro, contribuyendo as a la
creacin de un clima social de implicacin en la construccin de un futuro sostenible.
Y ese clima social de implicacin en la construccin de un futuro sostenible se ver
enriquecido por la inclusin de la educacin para la sostenibilidad en la propuesta Metas
Educativas 2021: la educacin que queremos para la generacin de los Bicentenarios, un
proyecto que segn se indica en la presentacin del Documento a Debate pretende:
Reflexionar y acordar en 2010 un conjunto de metas e indicadores que diera un impulso a
la educacin de cada uno de los pases. El objetivo final es lograr a lo largo de la prxima
dcada una educacin que d respuesta satisfactoria a demandas sociales inaplazables
()As mismo, este proyecto ha de ser un instrumento fundamental en la lucha contra la
pobreza, en la defensa de los derechos de las mujeres y en el apoyo a la inclusin de los
ms desfavorecidos, especialmente las minoras tnicas, las poblaciones originarias y los
afrodescendientes. (http://www.oei.es/metas2021/indice.htm).
Terminaremos presentando, a ttulo de ejemplo, una serie de acciones que la educacin para
la sostenibilidad puede y debe promover, impulsando el establecimiento de compromisos
de accin concretos que impliquen a la ciudadana y a los futuros ciudadanos y ciudadanas
en la construccin de un futuro sostenible (ver cuadros 1 a 7). Este conjunto de propuestas
resumen el trabajo colectivo realizado por diversos grupos de profesores en formacin y en
activo en talleres concebidos para el impulso de la Dcada de la educacin para un futuro
sostenible.
Cuadro 1. Reducir (no malgastar recursos) (Ver www.idae.es/consejos;
www.unesco.org/water/wwap/ )
Reducir el consumo de agua en la higiene, riego, piscinas
Ducha rpida; cerrar grifos mientras nos cepillamos los dientes o enjabonamos
Proceder al riego por goteo
Reducir el consumo de energa en iluminacin
Usar bombillas de bajo consumo;
Apagar las luces innecesarias (vencer inercias) y aprovechar al mximo la luz natural
Reducir el consumo de energa en calefaccin y refrigeracin
Aislar (aplicar las normas adecuadas de aislamiento de las viviendas)
No programar temperaturas muy altas (abrigarse ms) o excesivamente bajas (ventilar
mejor, utilizar toldos)
Apagar los radiadores o acondicionadores innecesarios (vencer inercias)
Reducir el consumo de energa en transporte promoviendo la movilidad sostenible
Usar transporte pblico
Usar la bicicleta y/o desplazarse a pie
Organizar desplazamientos de varias personas en un mismo vehculo
Cuadro 3. Reciclar
Separar los residuos para su recogida selectiva
Llevar a Puntos Limpios(ecopuntos y ecoparques) lo que no puede ir a los depsitos
ordinarios
Reciclar pilas, bombillas fluorescentes, mviles, ordenadores, aceite de cocina, productos
txicos...
No echar residuos al WC ni a desages
Otras Propuestas (Aadir)
Cuadro 4. Utilizar tecnologas respetuosas con el medio y las personas
Aplicar personalmente el principio de precaucin
No comprar productos sin cerciorarse de su inocuidad: vigilar la composicin de los
alimentos, productos de limpieza, ropa y evitar los que no ofrezcan garantas
Evitar esprays y aerosoles (utilizar pulverizadores manuales)
Aplicar las normas de seguridad en el trabajo, en el hogar...
Optar por las energas renovables en el hogar, automocin, etc.
Utilizar electrodomsticos eficientes, de bajo consumo y poca contaminacin (A++)
Disminuir el consumo de pilas y utilizar pilas recargables
Otras Propuestas (Aadir)
humana. Y pronto estudios como los de Meadows sobre Los lmites del crecimiento
(Meadows et al., 1972; Meadows, Meadows y Randers, 1992; Meadows, Randers y
Meadows, 2006) establecieron la estrecha vinculacin entre ambos indicadores, lo que
cuestiona la posibilidad de un crecimiento sostenido. El concepto de huella ecolgica, que
se define como el rea de territorio ecolgicamente productivo necesaria para producir los
recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una poblacin dada (Novo,
2006) permite cuantificar aproximadamente estos lmites. En efecto, se estima que en la
actualidad la huella ecolgica media por habitante es de 2,8 hectreas, lo que multiplicado
por los ms de 6000 millones de habitantes supera con mucho (incluyendo los ecosistemas
marinos) la superficie ecolgicamente productiva o biocapacidad de la Tierra, que apenas
alcanza a ser de 1.7 hectreas por habitante. Puede afirmarse, pues, que, a nivel global,
estamos consumiendo ms recursos y generando ms residuos de los que el planeta puede
generar y admitir. El dficit ecolgico viene a indicar esta diferencia entre huella ecolgica
y biocapacidad. La fecundidad de estos conceptos para cuantificar los problemas del
planeta ha llevado a introducir otros ms especficos como el de huella de carbono para
medir las emisiones de CO2 o el de huella hdrica, asociada al consumo de un recurso tan
esencial como el agua. Todo ello justifica que hoy hablemos de un crecimiento insostenible.
Como afirma Brown (1998) Del mismo modo que un cncer que crece sin cesar destruye
finalmente los sistemas que sustentan su vida al destruir a su husped, una economa global
en continua expansin destruye lentamente a su husped: el ecosistema Tierra.
No es posible, pues, seguir externalizando los costes ambientales, es decir, no tomando
medidas para evitar la degradacin ambiental; ello favorece el beneficio econmico a muy
corto plazo, pero supone un grave atentado al bien comn. No podemos olvidar a este
respecto las estrategias de deslocalizacin de algunas empresas, que trasladan sus centros
a pases, generalmente en desarrollo, buscando ms beneficios, es decir, legislaciones
menos exigentes con la proteccin del medio ambiente y condiciones de trabajo ms
flexibles (menor seguridad, jornadas ms largas, salarios ms bajos, etc.).
Podemos afirmar que si la economa mundial tal como est estructurada actualmente
contina su expansin, destruir el sistema fsico sobre el que se sustenta y se hundir
(Diamond, 2006). Se hace necesario, a este respecto, distinguir entre crecimiento y
desarrollo. Como afirma Daly (1997), el crecimiento es incremento cuantitativo de la
escala fsica; desarrollo, la mejora cualitativa o el despliegue de potencialidades () Puesto
que la economa humana es un subsistema de un ecosistema global que no crece, aunque se
desarrolle, est claro que el crecimiento de la economa no es sostenible en un perodo largo
de tiempo. Ello lleva a Giddens (2000) a afirmar: "La sostenibilidad ambiental requiere,
pues, que se produzca una discontinuidad: de una sociedad para la cual la condicin normal
de salud ha sido el crecimiento de la produccin y del consumo material se ha de pasar a
una sociedad capaz de desarrollarse disminuyndolos". Disminuyndolos a nivel planetario,
por supuesto, porque son muchos los pueblos que siguen precisando un desarrollo social y
tecnocientfico y, en definitiva, un crecimiento econmico, capaz de dar satisfaccin a las
necesidades bsicas (Sachs, 2008). Como seala Christopher Flavin, presidente del
Worldwatch Institute en su informe de 2008 (pp.30), Todava quedan ms de mil millones
de personas desesperadamente pobres en el mundo actual, y los pases en desarrollo que no
se han beneficiado an del inmenso crecimiento de la economa global durante el siglo
pasado, estn determinados a superar esta brecha en las prximas dcadas
Incluso si consumieran, en promedio, mucho menos que hoy, los nueve mil millones
de hombres y mujeres que poblarn la Tierra hacia el ao 2050 la sometern,
inevitablemente, a un enorme estrs (Delibes y Delibes, 2005).
Como seal Kofi Annan en su discurso de celebracin del 11 de Julio de 1999: En este
ltimo ao del milenio, el Da Mundial de Poblacin comienza la cuenta regresiva para el
Da de los Seis Mil Millones -12 de Octubre de 1999 fecha seleccionada para simbolizar
el momento en que la poblacin mundial rebase la marca de los 6 mil millones. Tan
impresionante como es este nmero, debe ser, ms que cualquier otra cosa, un recordatorio
de que la poblacin no slo es cuestin de nmeros. Es una cuestin de seres humanos, una
cuestin de individuos, una cuestin de cada uno de nosotros. Se trata de que cada mujer y
cada hombre sean capaces de tomar decisiones libres, informadas y en igualdad, incluyendo
el tamao de su familia y el espaciamiento entre sus hijos. Se trata de que cada hombre y
cada mujer sean capaces de mantener a los hijos que eligieron tener, de asegurar su
bienestar y de darles una vida digna. Se trata de libertad individual, de derechos humanos y
de desarrollo sostenible para todos.
Referencias en este tema Crecimiento demogrfico y sostenibilidad
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Cita recomendada
VILCHES, A., GIL PREZ, D., TOSCANO, J.C. y MACAS, O. (2009). Crecimiento
demogrfico y Sostenibilidad [artculo en lnea]. OEI. [Fecha de consulta: dd/mm/aa].
<http://www.oei.es/decada/accion001.htm>
Las tasas de recoleccin no deben superar a las de regeneracin (o, para el caso de
recursos no renovables, de creacin de sustitutos renovables).
Las tasas de emisin de residuos deben ser inferiores a las capacidades de
asimilacin de los ecosistemas a los que se emiten esos residuos.
Por otra parte, como seala el mismo Daly, Actualmente estamos entrando en una era de
economa en un mundo lleno, en la que el capital natural o capital ecolgico ser cada vez
ms el factor limitativo (Daly, 1997). Ello impone una tercera caracterstica a las
tecnologas sostenibles:
Regeneracin de entornos.
tecnologas para hacer frente al cambio global que el planeta est experimentando; pero
como ha mostrado el Informe Stern, encargado por el Gobierno Britnico en 2006 a un
equipo dirigido por el economista Nicholas Stern (Bovet et al., 2008, pp 12-13), as como
otros estudios de conclusiones concordantes, si no se acta con celeridad se provocar en
breve plazo una grave recesin econmica mucho ms costosa. La sociedad sueca ha
reaccionado ya con un acuerdo fruto del trabajo conjunto de investigadores, industriales,
funcionarios gubernamentales, sindicatos, etc., para lograr una sociedad sin petrleo (Bovet
et al., 2008, pp. 70-71).
Todo ello viene a cuestionar, insistimos, la idea simplista de que las soluciones a los
problemas con que se enfrenta hoy la humanidad dependen, fundamentalmente, de
tecnologas ms avanzadas, olvidando que las opciones, los dilemas, a menudo son
fundamentalmente ticos (Aikenhead, 1985; Martnez, 1997; Garca, 2004). Se precisan
tambin medidas educativas y polticas, es decir, es necesario y urgente proceder a un
replanteamiento global de nuestros sistemas de organizacin, porque estamos asistiendo a un
deterioro ambiental que amenaza, si no es atajado, con lo que algunos expertos han
denominado la sexta extincin ya en marcha (Lewin, 1997), de la que la especie humana
sera principal causante y vctima (Diamond, 2006). A ello responde el llamamiento de
Naciones Unidas para una Dcada de la Educacin para un futuro sostenible.
Referencias en este tema Tecnociencia para la sostenibilidad
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(compilador). Las transformaciones educativas en Iberoamrica. Tres desafos: democracia,
6. Reduccin de la pobreza
Segn el Banco Mundial, el total de seres humanos que vive en
la pobreza ms absoluta, con un dlar al da o menos, ha crecido
de 1200 millones en 1987 a 1500 en la actualidad y, si continan
las actuales tendencias, alcanzar los 1900 millones para el
2015. Y casi la mitad de la humanidad no dispone de dos dlares
al da. Como sealan Sen y Kliksberg (2007, pp. 8), el 10%
ms rico tiene el 85 % del capital mundial, la mitad de toda la
poblacin del planeta solo el 1%. Pero, como explica el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), La pobreza no se define exclusivamente en trminos
econmicos () tambin significa malnutricin, reduccin de la esperanza de vida, falta de
acceso a agua potable y condiciones de salubridad, enfermedades, analfabetismo,
imposibilidad de acceder a la escuela, a la cultura, a la asistencia sanitaria, al crdito o a
ciertos bienes. Desde la perspectiva de Sen (Cortina y Pereira, 2009), la pobreza es ante
todo falta de libertad para llevar adelante los planes de vida que una persona tiene razones
para valorar, es decir, que las personas puedan ser agentes de sus propias vidas (Libertad de
agencia).
Al abordar el problema de la pobreza extrema se suelen sealar tres hechos que reclaman
una atencin inmediata: la mortalidad prematura, la desnutricin y el analfabetismo
(CMMAD, 1998). sa es la razn por la que el PNUD ha introducido el IDH (ndice de
Desarrollo Humano) que intenta reflejar el bienestar desde un punto de vista ms amplio,
contemplando tres dimensiones -longevidad, estudios y nivel de vida- y que se ha convertido
en un instrumento para evaluar las diferencias entre pases.
Y toda esta problemtica hay que contemplarla en su contexto y en su evolucin: esa terrible
pobreza se produce mientras parte del planeta asiste a un espectacular crecimiento
econmico. Es decir, estamos ante una pobreza que coexiste con una riqueza en aumento,
de forma que en los ltimos 40 aos seala el mismo informe del Banco Mundial- se han
duplicado las diferencias entre los 20 pases ms ricos y los 20 ms pobres del planeta. Si
no actuamos ahora las desigualdades sern gigantescas en los prximos aos, expresaba con
preocupacin en 1997 el presidente del Banco Mundial, sealando el peligro de que la
pobreza acabe estallando como una bomba de relojera. . Y no se trata nicamente de
desequilibrios entre pases: es preciso salir tambin al paso de las fuertes discriminaciones y
segregacin social que se dan en el seno de una misma sociedad y, muy en particular, de las
que afectan a las mujeres en la mayor parte del planeta (ver Igualdad de gnero ).
Jeffrey Sachs, profesor de Desarrollo Sostenible del Instituto de la Tierra de la Universidad
de Columbia y asesor especial de Kofi Annan, en su libro dedicado a la lucha contra la
pobreza y la marginacin en el mundo, seala: "Actualmente, ms de ocho millones de
personas mueren todos los aos en todo el mundo porque son demasiado pobres para
sobrevivir (...) La enorme distancia que hoy separa a los pases ricos de los pobres es un
fenmeno nuevo, un abismo que se ha abierto durante el perodo de crecimiento econmico
moderno. En 1820, la mayor diferencia entre ricos y pobres -en concreto, entre la economa
puntera del mundo de la poca, el Reino Unido y la regin ms pobre del planeta, frica- era
de cuatro a uno, en cuanto a la renta per cpita... En 1998, la distancia entre la economa ms
rica, Estados Unidos, y la regin ms pobre, frica, se haba ampliado ya de veinte a uno"
(Sachs, 2005 pp.25 y 62). En definitiva, un quinto de la humanidad vive confortablemente
mientras otro quinto sufre la mayor de las penurias (con una renta inferior a un dlar por da)
y ms de la mitad est por debajo del umbral de la pobreza (menos de dos dlares diarios).
Quizs sea en las diferencias en el consumo donde las desigualdades aparecen con mayor
claridad: por cada unidad de pescado que se consume en un pas pobre, en un pas rico se
consumen 7; para la carne la proporcin es 1 a 11; para la energa 1 a 17; para las lneas de
telfono 1 a 49; para el uso del papel 1 a 77; para automviles 1 a 145. El 65% de la
poblacin mundial nunca ha hecho una llamada telefnica y el 40% no tiene ni siquiera
acceso a la electricidad! Un dato del consumo que impresiona particularmente, y que resume
muy bien las desigualdades, es que un nio de un pas industrializado va a consumir en
toda su vida lo que consumen 50 nios de un pas en desarrollo.
Y qu podemos decir de las diferencias en educacin? Mientras
en pases como el Reino Unido se estudia la forma de lograr que
el 90% de los jvenes sigan estudiando ms all de los 17 aos,
al terminar el periodo de escolarizacin obligatoria, millones de
nios siguen sin acceder a la alfabetizacin bsica. Se niega el
derecho a la educacin a millones de nios y, sobre todo, nias,
y se les condena a una vida sin perspectivas sin que siquiera
tenga sentido reclamar la prohibicin del trabajo infantil, si ello
no va acompaado de otras medidas que garanticen su supervivencia, porque la alternativa
suele ser la criminalidad y la prostitucin. Y, como reconoce el Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), "la educacin insuficiente y la falta de acceso a la
informacin hace que a millones de personas de todo el mundo les resulte muy difcil
comprender cmo prevenir y curar enfermedades" - desde los problemas respiratorios hasta
la malaria o el SIDA- que "merman la productividad de las personas y suelen representar un
importante lastre para las familias".
Y va a seguir agravndose la explotacin de los ecosistemas hasta
dejarlos exhaustos. El PNUD recuerda que "la pobreza suele confinar
a los pobres que viven en el medio rural a tierras marginales,
contribuyendo as a la aceleracin de la erosin, al aumento de la
vulnerabilidad ecolgica, a los desprendimientos de tierras, etc.". E
insiste: "La pobreza lleva a la deforestacin por el uso inadecuado de
la madera y de otros recursos para cocinar, calentar, construir casas y
productos artesanales, privando as a los grupos vulnerables de bienes
fundamentales y acelerando la espiral descendente de la pobreza y la
degradacin medioambiental". En resumen, no somos nicamente los
consumistas del Norte quienes degradamos el planeta (ver Un
consumo responsable). Los habitantes del Tercer Mundo se ven obligados, hoy por hoy, a
contribuir a esa destruccin, de la que son las principales y primeras vctimas: pensemos, por
ejemplo, que se ha demostrado la relacin directa y estrecha entre los procesos de
desertificacin (que produce hambrunas) y los alzamientos y revueltas populares en el
mundo en desarrollo (Delibes y Delibes, 2005). Pero esta destruccin afectar cada vez ms
los 80, esos pases estaban exportando algodn, caa de azcar, caf y otros cultivos. Y ms
recientemente, en 1998, Indonesia exportaba 4 millones de toneladas de arroz, a pesar de
que el pas sufra la peor sequa de los ltimos 50 aos y de que 40 millones de indonesios
sufran desnutricin. Cmo es posible -se preguntan algunos- que el 80% de los nios
hambrientos en el mundo en desarrollo vivan, segn la FAO, en pases con excedentes en los
alimentos?
La pregunta, por supuesto, la deberamos extender al conjunto del planeta, porque el 100%
de los nios hambrientos viven en un planeta en el que el nmero de obesos ha alcanzado al
de desnutridos; por primera vez en la historia 1200 millones de personas de los 6000 que
habitan la Tierra comen ms de lo que necesitan mientras que una cantidad idntica padece
hambre (Vilches y Gil, 2003).
En definitiva, las enfermedades y el hambre endmica son causa de grandes sufrimientos en
numerosas partes del mundo, debilitando y matando a cientos de millones de personas.
De hecho, estudios fiables de muy diversa procedencia (PNUD, Banco Mundial) prueban
que se podra erradicar la pobreza extrema, con sus secuelas de enfermedad, hambre,
analfabetismo con inversiones relativamente modestas. Por ejemplo, se sabe que con un
gasto adicional de nicamente 13000 millones de dlares se resolveran los problemas de
salud y nutricin del conjunto de la poblacin mundial. Con 9000 millones habra agua y
saneamiento para todos. La escolarizacin de todos los nios y nias supondra un coste
adicional de 6000 millones. Y con 12000 millones se hara frente a los problemas de salud
reproductiva que ayudaran a regular la demografa. En total, tan solo unos 40000 millones
de dlares. Segn eso, con el 5% del gasto militar mundial se cubriran todos los gastos
imprescindibles que hemos enumerado.
Como ha escrito Federico Mayor Zaragoza es inaceptable que un mundo que gasta
aproximadamente 800000 millones de dlares al ao en armamento no pueda encontrar el
dinero - estimado en 6000 millones- para dar escuelas a todos los nios en el ao 2000. Y
aade otras preguntas similares relativas, por ejemplo, a lo que costara inmunizar a todos los
nios de los pases en desarrollo de la larga lista de enfermedades que les amenazan: una
cifra que representa el gasto militar de un solo da en el mundo. Y es igualmente inaceptable
que la deuda externa siga atenazando a los pases en desarrollo, mientras se ignora la deuda
ecolgica que los pases desarrollados han contrado con el resto del planeta por la
utilizacin masiva que han hecho de sus recursos forestales, mineros y, en general, de su
biodiversidad, as como por la ocupacin de su espacio ambiental con residuos (Novo,
2006).
El problema no es, pues, fundamentalmente econmico, sino de prioridades. Como seala la
Organizacin de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacin (FAO), acabar
con el hambre y la pobreza debe ser una prioridad para todos. Un objetivo que requiere, se
seala, la creacin de una Alianza Internacional contra el Hambre, contra la pobreza y por
el logro de la seguridad alimentaria del conjunto de la poblacin mundial. Una seguridad
alimentaria que, de acuerdo con la FAO, exige que todas las personas tengan acceso fsico y
econmico, en todo momento, a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus
Mantiene, y all donde sea posible, aumenta la capacidad productiva de la base de los
recursos naturales como un todo, y la capacidad regenerativa de los recursos
renovables, sin romper los ciclos ecolgicos bsicos y los equilibrios naturales, lo
que destruyen las caractersticas socioculturales de las comunidades rurales o
contamina el medio ambiente.
Se precisa por ello una autntica movilizacin ciudadana y la participacin en todo tipo de
acciones como la denominada Campaa Pobreza Cero o las relacionadas con la Ayuda al
Desarrollo, la cancelacin de la Deuda Externa, la extensin de los programas de
microcrditos, basados en la experiencia del Grameen Bank impulsado por Muhammed
Yunus (Premio Nobel de la Paz), que pretenden contribuir en la resolucin de la exclusin
social (pobreza, hambre y marginacin social), etc. Es preciso que se haga realidad el
compromiso adquirido por los lderes mundiales en la llamada Cumbre del Milenio de
Naciones Unidas, celebrada en septiembre de 2000, para reducir la pobreza, la enfermedad,
el hambre, el analfabetismo y la degradacin del medio ambiente, reflejado en el documento
Nosotros, los pueblos: la funcin de Naciones Unidas en el siglo XXI, que fue la base de la
Declaracin del Milenio. Un compromiso que, aunque hasta aqu no se esta traduciendo en
hechos, alimenta la esperanza de que es posible acabar con la pobreza en el mundo y
alcanzar un desarrollo sostenible para toda la humanidad (Sachs, 2005 y 2008). En caso
contrario los conflictos acabarn afectndonos a todos (Folch, 1998; Mayor Zaragoza, 2000).
Todos tenemos, pues, el deber de participar en acciones sociopolticas para que los gobiernos
cumplan los compromisos del milenio de ayuda al Tercer Mundo y de defensa de la
sostenibilidad (ver Educacin para la sostenibilidad).
Referencias en este tema "Reduccin de la pobreza"
COMISIN MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y DEL DESARROLLO (1988).
Nuestro Futuro Comn. Madrid: Alianza.
CORTINA, A. y PEREIRA, G. (Eds.) (2009). Pobreza y libertad. Erradicar la pobreza desde
el enfoque de Amartya Sen. Madrid: Tecnos
DELIBES, M. y DELIBES DE CASTRO, M. (2005). La Tierra herida. Qu mundo
heredarn nuestros hijos? Barcelona: Destino.
FOLCH, R. (1998). Ambiente, emocin y tica. Barcelona: Ed. Ariel.