Oei - Sustentabilidad

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1.

La sostenibilidad como [r]evolucin cultural, tecnocientfica y poltica


El concepto de sostenibilidad surge por va negativa, como
resultado de los anlisis de la situacin del mundo, que puede
describirse como una emergencia planetaria (Bybee, 1991),
como una situacin insostenible que amenaza gravemente el
futuro de la humanidad.
Un futuro amenazado es, precisamente, el ttulo del primer
captulo de Nuestro futuro comn, el informe de la Comisin
Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, conocido como
Informe Brundtland (CMMAD, 1988), a la que debemos uno
de los primeros intentos de introducir el concepto de
sostenibilidad o sustentabilidad: "El desarrollo sostenible es el
desarrollo que satisface las necesidades de la generacin
presente sin comprometer la capacidad de las generaciones
futuras para satisfacer sus propias necesidades".
Se trata, en opinin de Bybee (1991), de "la idea central unificadora ms necesaria en este
momento de la historia de la humanidad", aunque se abre paso con dificultad y ha generado
incomprensiones y crticas que es preciso analizar.
Una primera crtica de las muchas que ha recibido la definicin de la CMMAD es que el
concepto de desarrollo sostenible apenas sera la expresin de una idea de sentido comn
(sostenible vendra de sostener, cuyo primer significado, de su raz latina sustinere, es
"sustentar, mantener firme una cosa") de la que aparecen indicios en numerosas
civilizaciones que han intuido la necesidad de preservar los recursos para las generaciones
futuras.
Es preciso, sin embargo, rechazar contundentemente esta crtica y dejar bien claro que se
trata de un concepto absolutamente nuevo, que supone haber comprendido que el mundo no
es tan ancho e ilimitado como habamos credo. Hay un breve texto de Victoria Chitepo,
Ministra de Recursos Naturales y Turismo de Zimbabwe, en Nuestro futuro comn (el
informe de la CMMAD) que expresa esto muy claramente: "Se crea que el cielo es tan
inmenso y claro que nada podra cambiar su color, nuestros ros tan grandes y sus aguas tan
caudalosas que ninguna actividad humana podra cambiar su calidad, y que haba tal
abundancia de rboles y de bosques naturales que nunca terminaramos con ellos. Despus
de todo vuelven a crecer. Hoy en da sabemos ms. El ritmo alarmante a que se est
despojando la superficie de la Tierra indica que muy pronto ya no tendremos rboles que
talar para el desarrollo humano". Y ese conocimiento es nuevo: la idea de insostenibilidad
del actual desarrollo es reciente y ha constituido una sorpresa para la mayora. Y es nueva
en otro sentido an ms profundo: se ha comprendido que la sostenibilidad exige
planteamientos holsticos, globales; exige tomar en consideracin la totalidad de problemas
interconectados a los que la humanidad ha de hacer frente y que slo es posible a escala
planetaria, porque los problemas son planetarios: no tiene sentido aspirar a una ciudad o un
pas sostenibles (aunque s lo tiene trabajar para que un pas, una ciudad, una accin
individual, contribuyan a la sostenibilidad). Esto es algo que no debe escamotearse con

referencias a algn texto sagrado ms o menos crptico o a comportamientos de pueblos


muy aislados para quienes el mundo consista en el escaso espacio que habitaban.
Una idea reciente que avanza con mucha dificultad, porque los signos de degradacin han
sido hasta recientemente poco visibles y porque en ciertas partes del mundo los seres
humanos hemos visto mejorados notablemente nuestro nivel y calidad de vida en muy
pocas dcadas.
La supeditacin de la naturaleza a las necesidades y deseos de los seres humanos ha sido
vista siempre como signo distintivo de sociedades avanzadas, explica Mayor Zaragoza
(2000) en Un mundo nuevo. Ni siquiera se planteaba como supeditacin: la naturaleza era
prcticamente ilimitada y se poda centrar la atencin en nuestras necesidades sin
preocuparse por las consecuencias ambientales y para nuestro propio futuro. El problema ni
siquiera se planteaba. Despus han venido las seales de alarma de los cientficos, los
estudios internacionales pero todo eso no ha calado en la poblacin, ni siquiera en los
responsables polticos, en los educadores, en quienes planifican y dirigen el desarrollo
industrial o la produccin agrcola
Mayor Zaragoza seala a este respecto que "la preocupacin, surgida recientemente, por la
preservacin de nuestro planeta es indicio de una autntica revolucin de las mentalidades:
aparecida en apenas una o dos generaciones, esta metamorfosis cultural, cientfica y social
rompe con una larga tradicin de indiferencia, por no decir de hostilidad".
Ahora bien, no se trata de ver al desarrollo y al medio ambiente como contradictorios (el
primero "agrediendo" al segundo y ste "limitando" al primero) sino de reconocer que estn
estrechamente vinculados, que la economa y el medio ambiente no pueden tratarse por
separado. Despus de la revolucin copernicana que vino a unificar Cielo y Tierra, despus
de la Teora de la Evolucin, que estableci el puente entre la especie humana y el resto de
los seres vivos ahora estaramos asistiendo a la integracin ambiente-desarrollo (Vilches
y Gil, 2003). Podramos decir que, sustituyendo a un modelo econmico apoyado en el
crecimiento a ultranza, el paradigma de economa ecolgica o verde que se vislumbra
plantea la sostenibilidad de un desarrollo sin crecimiento, ajustando la economa a las
exigencias de la ecologa y del bienestar social global (Ver crecimiento econmico y
sostenibilidad).
Son muchos, sin embargo, los que rechazan esa asociacin y
sealan que el binomio desarrollo sostenible constituye un
oxmoron, es decir, la unin de dos conceptos contrapuestos,
una contradiccin en suma, una manipulacin de los
desarrollistas, de los partidarios del crecimiento
econmico, que pretenden hacer creer en su compatibilidad
con la sostenibilidad ecolgica (Naredo, 1998; Garca, 2004;
Girault y Sauv, 2008).
La idea de un desarrollo sostenible, sin embargo, no tiene nada que ver con ese
desarrollismo y significa, como seala Maria Novo (2006), "situarse en otra ptica;
contemplar las relaciones de la humanidad con la naturaleza desde enfoques distintos". Se

trata de un concepto que parte de la suposicin de que puede haber desarrollo, mejora
cualitativa o despliegue de potencialidades, sin crecimiento, es decir, sin incremento
cuantitativo de la escala fsica, sin incorporacin de mayor cantidad de energa ni de
materiales. Con otras palabras: es el crecimiento lo que no puede continuar indefinidamente
en un mundo finito, pero s es posible el desarrollo. Posible y necesario, porque las actuales
formas de vida no pueden continuar, deben experimentar cambios cualitativos profundos,
tanto para aqullos (la mayora) que viven en la precariedad como para el 20% que vive
ms o menos confortablemente. Y esos cambios cualitativos suponen un desarrollo (no un
crecimiento) que ser preciso disear y orientar adecuadamente.
Precisamente, otra de las crticas que suele hacerse a la definicin de la CMMAD es que, si
bien se preocupa por las generaciones futuras, no dice nada acerca de las tremendas
diferencias que se dan en la actualidad entre quienes viven en un mundo de opulencia y
quienes lo hacen en la mayor de las miserias. Es cierto que la expresin satisface las
necesidades de la generacin presente sin comprometer la capacidad de las generaciones
futuras para satisfacer sus propias necesidades" puede parecer ambigua al respecto. Pero en
la misma pgina en que se da dicha definicin podemos leer: Aun el restringido concepto
de sostenibilidad fsica implica la preocupacin por la igualdad social entre las
generaciones, preocupacin que debe lgicamente extenderse a la igualdad dentro de cada
generacin. E inmediatamente se agrega: El desarrollo sostenible requiere la satisfaccin
de las necesidades bsicas de todos y extiende a todos la oportunidad de satisfacer sus
aspiraciones a una vida mejor. No hay, pues, olvido de la solidaridad intrageneracional
(Ver reduccin de la pobreza).
Nada justifica, pues, que se califique el concepto de desarrollo sostenible como una nueva
mistificacin del Norte para continuar alegremente sus prcticas de crecimiento
insostenible e insolidario (aunque en la mente de algunos empresarios y polticos anide esta
significacin) y, en definitiva, no tiene sentido ver la educacin para la sostenibilidad, tal
como la hemos caracterizado, como contrapuesta a la educacin ambiental; al contrario,
como afirma Mara Novo (2009) refirindose a esta ltima, no podemos dudar de su
condicin de instrumento insustituible para el desarrollo sostenible.
Algunos cuestionan la idea misma de sostenibilidad en un universo regido por el segundo
principio de la termodinmica, que marca el inevitable crecimiento de la entropa hacia la
muerte trmica del universo. Nada es sostenible ad in eternum, por supuesto y el Sol se
apagar algn da Pero cuando se advierte contra los actuales procesos de degradacin a
los que estamos contribuyendo, no hablamos de miles de millones de aos sino,
desgraciadamente, de unas pocas dcadas. Preconizar un desarrollo sostenible es pensar en
nuestra generacin y en las futuras, en una perspectiva temporal humana de cientos o, a lo
sumo, miles de aos. Ir ms all sera pura ciencia ficcin. Como dice Ramn Folch (1998),
El desarrollo sostenible no es ninguna teora, y mucho menos una verdad revelada (),
sino la expresin de un deseo razonable, de una necesidad imperiosa: la de avanzar
progresando, no la de moverse derrapando. Hablamos de sostenibilidad dentro de un
orden, o sea en un perodo de tiempo lo suficientemente largo como para que sostenerse
equivalga a durar aceptablemente y lo bastante acotado como para no perderse en
disquisiciones.

Cabe sealar que todas esas crticas al concepto de desarrollo sostenible no representan un
serio peligro; ms bien, utilizan argumentos que refuerzan la orientacin propuesta por la
CMMAD y el Plan de Accin de Naciones Unidas (Agenda 21) y salen al paso de sus
desvirtuaciones. El autentico peligro reside en la accin de quienes siguen actuando como
si el medio pudiera soportarlo todo que son, hoy por hoy, la inmensa mayora de los
ciudadanos y responsables polticos. No se explican de otra forma las reticencias para, por
ejemplo, aplicar acuerdos tan modestos como el de Kioto para evitar el incremento del
efecto invernadero. Ello hace necesario que nos impliquemos decididamente en esta batalla
para contribuir a la emergencia de una nueva mentalidad, una nueva forma de enfocar
nuestra relacin con el resto de la naturaleza. Como seala Sachs (2008, p.120), "tendremos
que apreciar con urgencia que los desafos ecolgicos no se resolvern por s solos ni de
forma espontnea () la sostenibilidad debe ser una eleccin, la eleccin de una sociedad
global que es previsora y acta con una inusual armona".
Se hace necesario, a este respecto, precisar el alcance que damos a esta eleccin por la
sostenibilidad. De hecho se distingue entre sostenibilidad dbil y sostenibilidad fuerte
(tambin denominada profunda o radical). La primera considera que el capital natural
puede ser sustituido por capital humano, fruto del desarrollo tecnocientfico, con tal de que
el nivel total permanezca constante; el criterio de sostenibilidad fuerte, en cambio, toma en
consideracin la existencia de un capital natural crtico que no puede sustituirse por el
humano. Este capital natural crtico puede definirse entonces como capital natural que es
responsable de funciones medioambientales esenciales y que no puede sustituirse por
capital humano. Naturalmente, en ocasiones resulta difcil determinar hasta qu punto la
capacidad de dar lugar a los flujos de bienes y/o servicios de determinado capital natural
puede ser sustituido por capital humano. Pero eso mismo obliga a aplicar el principio de
precaucin y a conservar y proteger dicho capital natural como crtico mientras no haya
plenas garantas de su posible sustitucin por capital humano. Se trata, pues, de optar por la
sostenibilidad fuerte.
Sera iluso, en definitiva, pensar que el logro de sociedades sostenibles es una tarea simple.
Se precisan cambios profundos que explican el uso de expresiones como "revolucin
energtica", "revolucin del cambio climtico", etc. Mayor Zaragoza (2000) insiste en la
necesidad de una profunda revolucin cultural y la ONG Greenpeace ha acuado la
expresin [r]evolucin por la sostenibilidad, que muestra acertadamente la necesidad de
unir los conceptos de revolucin y evolucin: revolucin para sealar la necesidad de
cambio profundo, radical, en nuestras formas de vida y organizacin social; evolucin para
puntualizar que no se puede esperar tal cambio como fruto de una accin concreta, ms o
menos acotada en el tiempo.
Dicha [r]evolucin por un futuro sostenible exige de todos los actores sociales romper con:

planteamientos puramente locales y a corto plazo, porque los problemas slo tienen
solucin si se tiene en cuenta su dimensin glocal (a la vez local y global);
la indiferencia hacia un ambiente considerado inmutable, insensible a nuestras
"pequeas" acciones; esto es algo que poda considerarse vlido mientras los seres
humanos ramos unos pocos millones, pero ha dejado de serlo con ms de 6500
millones;

la ignorancia de la propia responsabilidad: por el contrario, lo que cada cual hace -o


deja de hacer- como consumidor, profesional y ciudadano tiene importancia;

la bsqueda de soluciones que perjudiquen a otros: hoy ha dejado de ser posible


labrar un futuro para "los nuestros" a costa de otros; los desequilibrios no son
sostenibles.

Por esa razn, Naciones Unidas, frente a la gravedad y urgencia de los problemas a los que
se enfrenta hoy la humanidad, ha instituido una Dcada de la Educacin para un futuro
sostenible (2005-2014), designando a UNESCO como rgano responsable de su promocin
y encareciendo a todos los educadores a asumir un compromiso para que toda la educacin,
tanto formal (desde la escuela primaria a la universidad) como informal (museos, medios de
comunicacin...), preste sistemticamente atencin a la situacin del mundo, con el fin de
fomentar actitudes y comportamientos favorables para el logro de un desarrollo sostenible
(Gil Prez et al., 2006).
Los distintos Temas de Accin Clave, que pueden consultarse en esta misma web, abordan
el conjunto de problemas que caracterizan la actual situacin de emergencia planetaria, sus
causas y las medidas necesarias y posibles para hacerles frente. El estudio de cada uno de
estos aspectos permite constatar la estrecha vinculacin del conjunto. La figura 1 intenta
plasmar esta vinculacin, es decir, el carcter sistmico de la problemtica de la
sostenibilidad, que obliga a un tratamiento conjunto de los problemas mediante medidas
tecnocientficas, educativas y polticas tambin estrechamente asociadas.

2. Educacin para la sostenibilidad


La importancia dada por los expertos en sostenibilidad al
papel de la educacin queda reflejada en el lanzamiento
mismo de la Dcada de la Educacin para el Desarrollo
Sostenible o, mejor, para un futuro sostenible (2005-2014) a
cuyo impulso y desarrollo esta destinada esta pgina web.
Como seala UNESCO (ver enlaces en esta misma pgina web): El Decenio de las
Naciones Unidas para la educacin con miras al desarrollo sostenible pretende promover
la educacin como fundamento de una sociedad ms viable para la humanidad e integrar
el desarrollo sostenible en el sistema de enseanza escolar a todos los niveles. El Decenio
intensificar igualmente la cooperacin internacional en favor de la elaboracin y de la
puesta en comn de prcticas, polticas y programas innovadores de educacin para el
desarrollo sostenible.
En esencia se propone impulsar una educacin solidaria -superadora de la tendencia a
orientar el comportamiento en funcin de intereses particulares a corto plazo, o de la simple
costumbre- que contribuya a una correcta percepcin del estado del mundo, genere
actitudes y comportamientos responsables y prepare para la toma de decisiones
fundamentadas (Aikenhead, 1985) dirigidas al logro de un desarrollo culturalmente plural y
fsicamente sostenible (Delors, 1996; Cortina et al., 1998).
Para algunos autores, estos valores solidarios y comportamientos responsables exigen
superar un posicionamiento claramente antropocntrico que prima lo humano respecto a lo
natural en aras de un biocentrismo que integra a lo humano, como una especie ms, en el
ecosistema (Garca, 1999). Pensamos, no obstante, que no es necesario dejar de ser
antropocntrico, y ni siquiera profundamente egosta -en el sentido de egosmo
inteligente al que se refiere Savater (1994)- para comprender la necesidad de, por ejemplo,
proteger el medio y la biodiversidad: quin puede seguir defendiendo la explotacin
insostenible del medio o los desequilibrios Norte-Sur cuando comprende y siente que ello
pone seria y realmente en peligro la vida de sus hijos?
La educacin para un futuro sostenible habra de apoyarse, cabe pensar, en lo que puede
resultar razonable para la mayora, sean sus planteamientos ticos ms o menos
antropocntricos o biocntricos. Dicho con otras palabras: no conviene buscar otra lnea de
demarcacin que la que separa a quienes tienen o no una correcta percepcin de los
problemas y una buena disposicin para contribuir a la necesaria toma de decisiones para su
solucin. Basta con ello para comprender que, por ejemplo, una adecuada educacin
ambiental para el desarrollo sostenible es incompatible con una publicidad agresiva que
estimula un consumo poco inteligente; es incompatible con explicaciones simplistas y
maniqueas de las dificultades como debidas siempre a enemigos exteriores; es
incompatible, en particular, con el impulso de la competitividad, entendida como contienda
para lograr algo contra otros que persiguen el mismo fin y cuyo futuro, en el mejor de los
casos, no es tenido en cuenta, lo cual resulta claramente contradictorio con las
caractersticas de un desarrollo sostenible, que ha de ser necesariamente global y abarcar la
totalidad de nuestro pequeo planeta.

Frente a todo ello se precisa una educacin que ayude a


contemplar los problemas ambientales y del desarrollo en su
globalidad (Tilbury, 1995; Luque, 1999; Duarte, 2006),
teniendo en cuenta las repercusiones a corto, medio y largo
plazo, tanto para una colectividad dada como para el
conjunto de la humanidad y nuestro planeta (Novo, 2006a);
a comprender que no es sostenible un xito que exija el
fracaso de otros; a transformar, en definitiva, la interdependencia planetaria y la
mundializacin en un proyecto plural, democrtico y solidario (Delors, 1996). Un proyecto
que oriente la actividad personal y colectiva en una perspectiva sostenible, que respete y
potencie la riqueza que representa tanto la diversidad biolgica como la cultural y
favorezca su disfrute (Ver Biodiversidad y Diversidad cultural).
Merece la pena detenerse en especificar los cambios de actitudes y comportamientos que la
educacin debera promover: Qu es lo que cada uno de nosotros puede hacer para salvar
la Tierra? Las llamadas a la responsabilidad individual se multiplican, incluyendo
pormenorizadas relaciones de posibles acciones concretas en los ms diversos campos que
podemos agrupar en:

Consumo responsable (ecolgico o sostenible), presidido por las 3 R (reducir,


reutilizar y reciclar), que puede afectar desde la alimentacin (reducir, por ejemplo,
la ingesta de carne) al transporte (promover el uso de la bicicleta y del transporte
pblico como formas de movilidad sostenible), pasando por la limpieza (evitar
sustancias contaminantes), la calefaccin e iluminacin (sustituir las bombillas
incandescentes por las de bajo consumo) o la planificacin familiar, etc., etc.
(Button y Friends of the Earth, 1990; Silver y Vallely, 1998; Garca Rodeja, 1999;
Vilches y Gil, 2003). Particular importancia est adquiriendo la idea de compensar
los efectos de aquellas acciones que contribuyan a la degradacin y no podamos
evitar, como, por ejemplo, determinados viajes en avin (Bovet et al., 2008, pp 2223). Puede consultarse, entre otras, la web www.ceroco2.org.
Comercio justo, que implica producir y comprar productos con garanta de que han
sido obtenidos con procedimientos sostenibles, respetuosos con el medio y con las
personas (y que ha dado lugar a campaas como Ropa limpia, centrada en el
comercio textil o Juega limpio que se ocupa ms concretamente de ropa
deportiva). Este mismo principio de responsabilidad personal ha de aplicarse en la
prctica del turismo (ver Turismo sostenible) o en las actividades financieras,
siguiendo los principios de la Banca tica, de forma que el beneficio obtenido de la
posesin e intercambio de dinero sea consecuencia de la actividad orientada al bien
comn y sea equitativamente distribuido entre quienes intervienen a su realizacin.
Activismo ciudadano ilustrado, lo que exige romper con el descrdito de la
poltica, actitud que promueven quienes desean hacer su poltica sin intervencin
ni control de la ciudadana

En ocasiones surgen dudas acerca de la efectividad que pueden tener los comportamientos
individuales, los pequeos cambios en nuestras costumbres, en nuestros estilos de vida, que
la educacin puede favorecer: Los problemas de agotamiento de los recursos energticos y

de degradacin del medio se afirma, por ejemplo- son debidos, fundamentalmente, a las
grandes industrias; lo que cada uno de nosotros puede hacer al respecto es,
comparativamente, insignificante. Pero resulta fcil mostrar (bastan clculos muy sencillos)
que si bien esos pequeos cambios suponen, en verdad, un ahorro energtico per cpita
muy pequeo, al multiplicarlo por los muchos millones de personas que en el mundo
pueden realizar dicho ahorro, ste llega a representar cantidades ingentes de energa, con su
consiguiente reduccin de la contaminacin ambiental (Furi et al., 2005).
El futuro va a depender en gran medida del modelo de vida que sigamos y, aunque ste a
menudo nos lo tratan de imponer, no hay que menospreciar la capacidad que tenemos los
consumidores para modificarlo (Comn y Font, 1999). La propia Agenda 21 indica que la
participacin de la sociedad civil es un elemento imprescindible para avanzar hacia la
sostenibilidad. Aunque no se debe ocultar, para ir ms all de proclamas puramente
verbales, la dificultad de desarrollo de las ideas antes mencionadas, ya que comportan
cambios profundos en la economa mundial y en las formas de vida personales. Por
ejemplo, el descenso del consumo provoca recesin y cada del empleo. Cmo eludir estos
efectos indeseados? Qu cambiar del sistema y cmo se podra hacer, al menos
tericamente, para avanzar hacia una sociedad sostenible?
Se precisa, por tanto, un esfuerzo sistemtico por incorporar la educacin para la
sostenibilidad, como una prioridad central en la alfabetizacin bsica de todas las personas,
es decir, como un objetivo clave en la formacin de los futuros ciudadanos y ciudadanas
(Novo, 2006a). Un esfuerzo de actuacin que debe tener en cuenta que cualquier intento de
hacer frente a los problemas de nuestra supervivencia como especie ha de contemplar el
conjunto de problemas y desafos que conforman la situacin de emergencia planetaria
(Vilches y Gil, 2003 y 2009). se es precisamente uno de los retos fundamentales que se
nos presentan, el carcter sistmico de problemas y soluciones: la estrecha vinculacin de
los problemas, que se refuerzan mutuamente y han adquirido un carcter global, exige un
tratamiento igualmente global de las soluciones. Dicho con otras palabras: ninguna accin
aislada puede ser efectiva, precisamos un entramado de medidas que se apoyen
mutuamente. Una Nueva cultura del agua, por ejemplo, concebida para una adecuada
gestin de este recurso vital, ha de ser solidaria de otras Nuevas culturas (energtica,
urbana, de la movilidad, demogrfica) que abarquen sin contradicciones ni olvidos el
conjunto de las actividades humanas.
Se requieren acciones educativas que transformen nuestras concepciones, nuestros hbitos,
nuestras perspectivas... que nos orienten en las acciones a llevar a cabo, en las formas de
participacin social, en las polticas medioambientales para avanzar hacia una mayor
eficiencia, hacia una sociedad sostenible... acciones fundamentadas, lo que requiere
estudios cientficos que nos permitan lograr una correcta comprensin de la situacin y
concebir medidas adecuadas.
Particular importancia reviste el esfuerzo de educacin en los medios no urbanos, hasta
aqu escasamente atendidos. Cabe recordar a este respecto que, a pesar de la rpida y
creciente urbanizacin (ver Urbanizacin y sostenibilidad), ms de 3000 millones de
personas en los pases en desarrollo (cerca del 60% de su poblacin) y casi la mitad de la
poblacin mundial viven en zonas rurales. La educacin es crucial para afrontar la pobreza

en este medio y lograr un desarrollo rural sostenible. Por ello, en 2002, durante la Segunda
Cumbre de la Tierra, celebrada en Johannesburgo, la Organizacin de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentacin (FAO) y la UNESCO pusieron en marcha una
iniciativa de cooperacin para incrementar el acceso y mejorar la educacin bsica de la
poblacin rural (http://cms01.unesco.org/es/esd/themes/rural-development/).
Estas acciones educativas no pueden limitarse hoy a la educacin formal sino que han de
extenderse al amplio campo de la educacin no reglada (museos, prensa, documentales),
sin olvidar que vivimos en la era digital, en la que Internet est favoreciendo una difusin
global y una conectividad constante que debe ser aprovechada crticamente (Hayden,
2008).
Es preciso insistir en que las acciones en las que podemos implicarnos no tienen por qu
limitarse al mbito individual: han de extenderse al campo profesional (que puede exigir
la toma de decisiones) y al socio-poltico, oponindose a los comportamientos depredadores
o contaminantes (como est haciendo con xito un nmero creciente de vecinos que
denuncian casos flagrantes de contaminacin acstica, urbanismo depredador, etc.) o
apoyando, a travs de ONGs, partidos polticos, etc., aquello que contribuya a la
solidaridad, a la construccin de una cultura de paz y la defensa del medio. Una defensa a
nivel ciudadano que viene siendo impulsada con el establecimiento por la Asamblea general
de las Naciones Unidas del Da Mundial del Medio Ambiente, el 5 de Junio, a travs del
cual Naciones Unidas intenta estimular la concienciacin sobre el cuidado del medio
ambiente a nivel mundial, promoviendo la atencin y la accin poltica.
Es preciso insistir en que las acciones en las que podemos implicarnos no tienen por qu
limitarse al mbito individual: han de extenderse al campo profesional (que puede exigir
la toma de decisiones) y al socio-poltico, oponindose a los comportamientos depredadores
o contaminantes (como est haciendo con xito un nmero creciente de vecinos que
denuncian casos flagrantes de contaminacin acstica) o apoyando, a travs de ONGs,
partidos polticos, etc., aquello que contribuya a la solidaridad, a la construccin de una
cultura de paz y la defensa del medio.
Y es preciso, tambin, que las acciones individuales y colectivas eviten los planteamientos
parciales, centrados exclusivamente en cuestiones ambientales fsicas (contaminacin,
prdida de recursos) y se extiendan a otros aspectos ntimamente relacionados, como el
de los graves desequilibrios existentes entre distintos grupos humanos o los conflictos
tnicos y culturales (campaa pro cesin del 0.7 del presupuesto, institucional y personal,
para ayuda a los pases en desarrollo, defensa de la pluralidad cultural, etc.). En definitiva,
es preciso reivindicar de las instituciones ciudadanas que nos representan (ayuntamientos,
asociaciones, parlamento) que contemplen los problemas locales en la perspectiva
general de la situacin del mundo y que adopten medidas al respecto, como est ocurriendo
ya, por ejemplo, con el movimiento de ciudades por la sostenibilidad. Como afirman
Gonzlez y de Alba (1994), el lema de los ecologistas alemanes pensar globalmente, pero
actuar localmente a lo largo del tiempo ha mostrado su validez, pero tambin su limitacin:
ahora se sabe que tambin hay que actuar globalmente. Tambin Novo (2006b) insiste en
el carcter transnacional de la problemtica ambiental contempornea y en la necesidad,
por tanto, de anlisis y medidas "glocales" (a la vez globales y locales) para hacer frente a

dicha problemtica. Ello nos remite a las medidas polticas, que junto a las educativas y
tecnolgicas resultan imprescindibles para sentar las bases de un futuro sostenible. (ver
Gobernanza universal).
Como hemos sealado, es imprescindible incorporar la educacin para la sostenibilidad
como un objetivo clave en la formacin de los futuros ciudadanos y ciudadanas y hacer
comprender la necesidad de acciones que contribuyan a un futuro sostenible en los
diferentes mbitos: consumo responsable, actividad profesional y accin ciudadana.
Resulta esencial, sin duda, comprender la relevancia que tienen nuestras acciones lo que
hacemos o dejamos de hacer- y construir una visin global de las medidas en las que
podemos implicarnos. Pero la accin educativa no puede limitarse al logro de dicha
comprensin, dando por sentado que ello conducir a cambios efectivos en los
comportamientos: un obstculo fundamental para lograr la implicacin de los ciudadanos y
ciudadanas en la construccin de un futuro sostenible es reducir las acciones educativas al
estudio conceptual.
Es necesario, por ello, establecer compromisos de accin en los centros educativos y de
trabajo, en los barrios, en las propias viviendas para poner en prctica algunas de las
medidas y realizar el seguimiento de los resultados obtenidos. Estas acciones debidamente
evaluadas se convierten en el mejor procedimiento para una comprensin profunda de los
retos y en un impulso para nuevos compromisos. ste es el objetivo, por ejemplo de
Hogares verdes, un programa educativo dirigido a familias preocupadas por el impacto
ambiental y social de sus decisiones y hbitos cotidianos. El programa persigue:

Promover el autocontrol del consumo de agua y energa


Introducir medidas y comportamientos que favorezcan el ahorro

Ayudar a hacer una compra ms tica y ecolgica

El programa propone, en una primera fase, reducir las emisiones de CO2 en el equivalente
al objetivo marcado por Kyoto (5.2%) y el consumo domstico del agua entre un 6 y un
10%.
En una segunda fase pretende:

Sustituir al menos 5 productos de alimentacin bsicos por otros procedentes de


agricultura y ganadera ecolgica o comercio justo
Eliminar de la lista de compra al menos dos productos nocivos

Eliminar igualmente al menos dos productos superfluos.

De este modo, mediante una serie de medidas progresivas, que cuentan con el debido
seguimiento, se evita generar desnimo y el consiguiente abandono y se contribuye a la
implicacin de la ciudadana para la construccin de un futuro sostenible. Pero el objetivo
ha de ser llegar a extender los cambios de actitud y comportamiento al conjunto de
actividades que como consumidores, profesionales y ciudadanos podemos realizar (Vilches,

Praia y Gil-Prez, 2008). El Premio Goldman, tambin conocido como Premio Nobel
Verde viene a destacar anualmente la labor de ecologistas de base en defensa del medio y,
en particular, en la proteccin de ecosistemas y espacios en peligro, contribuyendo as a la
creacin de un clima social de implicacin en la construccin de un futuro sostenible.
Y ese clima social de implicacin en la construccin de un futuro sostenible se ver
enriquecido por la inclusin de la educacin para la sostenibilidad en la propuesta Metas
Educativas 2021: la educacin que queremos para la generacin de los Bicentenarios, un
proyecto que segn se indica en la presentacin del Documento a Debate pretende:
Reflexionar y acordar en 2010 un conjunto de metas e indicadores que diera un impulso a
la educacin de cada uno de los pases. El objetivo final es lograr a lo largo de la prxima
dcada una educacin que d respuesta satisfactoria a demandas sociales inaplazables
()As mismo, este proyecto ha de ser un instrumento fundamental en la lucha contra la
pobreza, en la defensa de los derechos de las mujeres y en el apoyo a la inclusin de los
ms desfavorecidos, especialmente las minoras tnicas, las poblaciones originarias y los
afrodescendientes. (http://www.oei.es/metas2021/indice.htm).
Terminaremos presentando, a ttulo de ejemplo, una serie de acciones que la educacin para
la sostenibilidad puede y debe promover, impulsando el establecimiento de compromisos
de accin concretos que impliquen a la ciudadana y a los futuros ciudadanos y ciudadanas
en la construccin de un futuro sostenible (ver cuadros 1 a 7). Este conjunto de propuestas
resumen el trabajo colectivo realizado por diversos grupos de profesores en formacin y en
activo en talleres concebidos para el impulso de la Dcada de la educacin para un futuro
sostenible.
Cuadro 1. Reducir (no malgastar recursos) (Ver www.idae.es/consejos;
www.unesco.org/water/wwap/ )
Reducir el consumo de agua en la higiene, riego, piscinas
Ducha rpida; cerrar grifos mientras nos cepillamos los dientes o enjabonamos
Proceder al riego por goteo
Reducir el consumo de energa en iluminacin
Usar bombillas de bajo consumo;
Apagar las luces innecesarias (vencer inercias) y aprovechar al mximo la luz natural
Reducir el consumo de energa en calefaccin y refrigeracin
Aislar (aplicar las normas adecuadas de aislamiento de las viviendas)
No programar temperaturas muy altas (abrigarse ms) o excesivamente bajas (ventilar
mejor, utilizar toldos)
Apagar los radiadores o acondicionadores innecesarios (vencer inercias)
Reducir el consumo de energa en transporte promoviendo la movilidad sostenible
Usar transporte pblico
Usar la bicicleta y/o desplazarse a pie
Organizar desplazamientos de varias personas en un mismo vehculo

Reducir la velocidad, conducir de manera eficiente


Evitar el avin siempre que posible
Evitar los ascensores siempre que sea posible
Reducir el consumo de energa en otros electrodomsticos
Cargar adecuadamente lavadoras, lavaplatos, etc. No introducir alimentos calientes en el
frigorfico
Apagar completamente la TV, el ordenador, etc., cuando no se utilizan
Descongelar regularmente el frigorfico, revisar calderas y calentadores, etc.
Reducir el consumo energtico en alimentacin, mejorndola al mismo tiempo
Comer ms verduras, legumbre y frutas y menos carne
Respetar las paradas biolgicas y no consumir inmaduros
Evitar productos exticos que exijan costosos transportes
Consumir productos de temporada y de agricultura ecolgica
(www.vivelaagriculturaecologica.com)
Reducir el uso de papel
Evitar imprimir documentos que pueden leerse en la pantalla
Escribir, fotocopiar e imprimir a doble cara y aprovechando el espacio (sin dejar mrgenes
excesivos)
Rechazar el consumismo: practicar e impulsar un consumo responsable (Ver Gua de
consumo Acta)
Analizar crticamente los anuncios (ver www.consumehastamorir.com). Enmudecer los
anuncios
No dejarse arrastrar por campaas comerciales: San Valentn, Reyes
Programar las compras (ir a comprar con lista de necesidades)
Otras Propuestas (Aadir)

Cuadro 2. Reutilizar todo lo que se pueda


Reutilizar el papel
Imprimir, por ejemplo, sobre papel ya utilizado por una cara
Reutilizar el agua
Recoger el agua del lavabo y ducha para el WC. Recoger tambin agua de lluvia para riego
o WC
No utilizar ni aceptar objetos de usar y tirar
En particular evitar bolsas y envoltorios de plstico, papel de aluminio, vasos de papel
Sustituirlos por reutilizables, reparndolos cuando sea necesario, mientras se pueda
Utilizar productos reciclados (papel, tner) y reciclables
Favorecer la reutilizacin de ropa, juguetes, ordenadores...

Donarlos a las ONG que los gestionan


Rehabilitar las viviendas
Hacerlas ms sostenibles (mejor aislamiento, etc.) evitando nuevas construcciones
Otras Propuestas (Aadir)

Cuadro 3. Reciclar
Separar los residuos para su recogida selectiva
Llevar a Puntos Limpios(ecopuntos y ecoparques) lo que no puede ir a los depsitos
ordinarios
Reciclar pilas, bombillas fluorescentes, mviles, ordenadores, aceite de cocina, productos
txicos...
No echar residuos al WC ni a desages
Otras Propuestas (Aadir)
Cuadro 4. Utilizar tecnologas respetuosas con el medio y las personas
Aplicar personalmente el principio de precaucin
No comprar productos sin cerciorarse de su inocuidad: vigilar la composicin de los
alimentos, productos de limpieza, ropa y evitar los que no ofrezcan garantas
Evitar esprays y aerosoles (utilizar pulverizadores manuales)
Aplicar las normas de seguridad en el trabajo, en el hogar...
Optar por las energas renovables en el hogar, automocin, etc.
Utilizar electrodomsticos eficientes, de bajo consumo y poca contaminacin (A++)
Disminuir el consumo de pilas y utilizar pilas recargables
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Cuadro 5. Contribuir a la educacin y accin ciudadana


Informarnos bien y comentar con otr@s (familiares, amig@s, colegas, estudiantes...) cul
es la situacin y, sobre todo, qu podemos hacer
Realizar tareas de divulgacin e impulso:
Aprovechar prensa, Internet, video, ferias ecolgicas, materiales escolares...
Ayudar a tomar conciencia de los problemas insostenibles y estrechamente vinculados:
consumismo, explosin demogrfica, crecimiento econmico depredador, degradacin
ambiental, desequilibrios
Informar de las acciones que podemos realizar e impulsar a su puesta en prctica,

promoviendo campaas de uso de bombillas de bajo consumo, reforestacin,


asociacionismo, maternidad/paternidad responsable, trabajo poltico
Ayudar a concebir las medidas para la sostenibilidad como una mejora que garantiza el
futuro de todos y no como una limitacin
Impulsar el reconocimiento social de las medidas positivas
Estudiar y aplicar lo que un@ puede hacer por la sostenibilidad como profesional
Investigar, innovar, ensear
Contribuir a ambientalizar el lugar de trabajo, el barrio y ciudad donde habitamos
Otras Propuestas (Aadir)

Cuadro 6. Participar en acciones sociopolticas para la sostenibilidad


Respetar y hacer respetar la legislacin de proteccin del medio de defensa de la
biodiversidad
Evitar contribuir a la contaminacin acstica, luminosa o visual
No fumar donde se perjudique a terceros y no arrojar nunca colillas al suelo
No dejar residuos en el bosque, en la playa
Evitar ir a residir en viviendas que contribuyan a la destruccin de ecosistemas
Tener cuidado con no daar la flora y la fauna
Cumplir las normas de trfico para la proteccin de las personas y del medio ambiente
Denunciar las polticas de crecimiento continuado, incompatibles con la sostenibilidad
Denunciar los delitos ecolgicos
Talas ilegales, incendios forestales, vertidos sin depurar, urbanismo depredador
Respetar y hacer respetar los Derechos Humanos
Denunciar cualquier discriminacin, tnica, social, de gnero...
Colaborar activamente y/o econmicamente con asociaciones que defienden la
sostenibilidad
Apoyar programas de ayuda al Tercer Mundo, defensa del medio ambiente, ayuda a
poblaciones en dificultad, promocin de Derechos Humanos...
Reclamar la aplicacin del 0.7 de ayuda al Tercer Mundo y contribuir personalmente
Promover el Comercio Justo
Rechazar productos fruto de prcticas depredadoras (maderas tropicales, pieles animales,
pesca esquilmadora, turismo insostenible) o que se obtengan con mano de obra sin
derechos laborables, trabajo infantil y apoyar las empresas con garanta (Ver
www.sellocomerciojusto.org)
Reivindicar polticas informativas claras sobre todos los problemas
Defender el derecho a la investigacin sin censuras ideolgicas
Exigir la aplicacin del principio de precaucin

Oponerse al unilateralismo, las guerras y las polticas depredadoras


Exigir el respeto de la legalidad internacional
Promover la democratizacin de las instituciones mundiales (FMI, OMC, BM...)
Respetar y defender la diversidad cultural
Respetar y defender la diversidad de lenguas
Respetar y defender los saberes, costumbre y tradiciones (siempre que no conculquen
derechos humanos)
Dar el voto a los partidos con polticas ms favorables a la sostenibilidad
Trabajar para que gobiernos y partidos polticos asuman la defensa de la sostenibilidad
Reivindicar legislaciones locales, estatales i universales de proteccin del medio
Ciberactuar: Apoyar desde el ordenador campaas solidarias y por la sostenibilidad
Otras Propuestas (aadir)

Cuadro 7. Evaluar y compensar


Realizar auditorias del comportamiento personal
En la vivienda, transporte, accin ciudadana y profesional
Compensar las repercusiones negativas de nuestros actos (emisiones de CO2, uso de
productos contaminantes) mediante acciones positivas (ver www.ceroco2.org).
Contribuir a la reforestacin, ayudar a ONGs
Otras Propuestas (aadir)
Naturalmente, no se trata de proponer la puesta en marcha simultnea del conjunto de
medidas concebidas. Conviene seleccionar colectivamente, para empezar, aqullas que se
vean ms fcilmente realizables y consensuar planes y formas de seguimiento que se
conviertan en impulso efectivo, favorezcan resultados positivos y estimulen una
implicacin creciente.

3. Crecimiento econmico y sostenibilidad


Podemos hablar, como algunos hacen, de crecimiento
econmico sostenible? Conviene recordar, en primer lugar,
que desde la segunda mitad del siglo XX se ha producido un
crecimiento econmico global sin precedentes. Por dar
algunas cifras, la produccin mundial de bienes y servicios
creci desde unos cinco billones de dlares en 1950 hasta
cerca de 30 billones en 1997, es decir, casi se multiplic por
seis. Y todava resulta ms impresionante saber que el crecimiento entre 1990 y 1997 unos
cinco billones de dlares- fue similar al que se haba producido desde el comienzo de la
civilizacin hasta 1950! Se trata de un crecimiento, pues, realmente exponencial, acelerado.
Y cabe reconocer que este extraordinario crecimiento produjo importantes avances sociales.
Baste sealar que la esperanza de vida en el mundo pas de 47 aos en 1950 a 64 aos en
1995. sa es una de las razones, sin duda, por la que la mayora de los responsables
polticos, movimientos sindicales, etc., parecen apostar por la continuacin de ese
crecimiento. Una mejor dieta alimenticia, por ejemplo, se logr aumentando la produccin
agrcola, las capturas pesqueras, etc. Y los mayores niveles de alfabetizacin, por poner
otro ejemplo, estuvieron acompaados, entre otros factores, por la multiplicacin del
consumo de papel y, por tanto, de madera stas y otras mejoras han exigido, en
definitiva, un enorme crecimiento econmico, pese a estar lejos de haber alcanzado a la
mayora de la poblacin.
Sabemos, sin embargo, que mientras los indicadores econmicos
como la produccin o la inversin han sido, durante aos,
sistemticamente positivos, los indicadores ambientales resultaban
cada vez ms negativos, mostrando una contaminacin sin
fronteras y un cambio climtico que degradan los ecosistemas y
amenazan la biodiversidad y la propia supervivencia de la especie

humana. Y pronto estudios como los de Meadows sobre Los lmites del crecimiento
(Meadows et al., 1972; Meadows, Meadows y Randers, 1992; Meadows, Randers y
Meadows, 2006) establecieron la estrecha vinculacin entre ambos indicadores, lo que
cuestiona la posibilidad de un crecimiento sostenido. El concepto de huella ecolgica, que
se define como el rea de territorio ecolgicamente productivo necesaria para producir los
recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una poblacin dada (Novo,
2006) permite cuantificar aproximadamente estos lmites. En efecto, se estima que en la
actualidad la huella ecolgica media por habitante es de 2,8 hectreas, lo que multiplicado
por los ms de 6000 millones de habitantes supera con mucho (incluyendo los ecosistemas
marinos) la superficie ecolgicamente productiva o biocapacidad de la Tierra, que apenas
alcanza a ser de 1.7 hectreas por habitante. Puede afirmarse, pues, que, a nivel global,
estamos consumiendo ms recursos y generando ms residuos de los que el planeta puede
generar y admitir. El dficit ecolgico viene a indicar esta diferencia entre huella ecolgica
y biocapacidad. La fecundidad de estos conceptos para cuantificar los problemas del
planeta ha llevado a introducir otros ms especficos como el de huella de carbono para
medir las emisiones de CO2 o el de huella hdrica, asociada al consumo de un recurso tan
esencial como el agua. Todo ello justifica que hoy hablemos de un crecimiento insostenible.
Como afirma Brown (1998) Del mismo modo que un cncer que crece sin cesar destruye
finalmente los sistemas que sustentan su vida al destruir a su husped, una economa global
en continua expansin destruye lentamente a su husped: el ecosistema Tierra.
No es posible, pues, seguir externalizando los costes ambientales, es decir, no tomando
medidas para evitar la degradacin ambiental; ello favorece el beneficio econmico a muy
corto plazo, pero supone un grave atentado al bien comn. No podemos olvidar a este
respecto las estrategias de deslocalizacin de algunas empresas, que trasladan sus centros
a pases, generalmente en desarrollo, buscando ms beneficios, es decir, legislaciones
menos exigentes con la proteccin del medio ambiente y condiciones de trabajo ms
flexibles (menor seguridad, jornadas ms largas, salarios ms bajos, etc.).
Podemos afirmar que si la economa mundial tal como est estructurada actualmente
contina su expansin, destruir el sistema fsico sobre el que se sustenta y se hundir
(Diamond, 2006). Se hace necesario, a este respecto, distinguir entre crecimiento y
desarrollo. Como afirma Daly (1997), el crecimiento es incremento cuantitativo de la
escala fsica; desarrollo, la mejora cualitativa o el despliegue de potencialidades () Puesto
que la economa humana es un subsistema de un ecosistema global que no crece, aunque se
desarrolle, est claro que el crecimiento de la economa no es sostenible en un perodo largo
de tiempo. Ello lleva a Giddens (2000) a afirmar: "La sostenibilidad ambiental requiere,
pues, que se produzca una discontinuidad: de una sociedad para la cual la condicin normal
de salud ha sido el crecimiento de la produccin y del consumo material se ha de pasar a
una sociedad capaz de desarrollarse disminuyndolos". Disminuyndolos a nivel planetario,
por supuesto, porque son muchos los pueblos que siguen precisando un desarrollo social y
tecnocientfico y, en definitiva, un crecimiento econmico, capaz de dar satisfaccin a las
necesidades bsicas (Sachs, 2008). Como seala Christopher Flavin, presidente del
Worldwatch Institute en su informe de 2008 (pp.30), Todava quedan ms de mil millones
de personas desesperadamente pobres en el mundo actual, y los pases en desarrollo que no
se han beneficiado an del inmenso crecimiento de la economa global durante el siglo
pasado, estn determinados a superar esta brecha en las prximas dcadas

Pero lo que no puede continuar es un crecimiento econmico que conlleva un insostenible


impacto ambiental, cuyo origen antrpico est fuera de toda duda, pero que hasta aqu no
ha sido tomado seriamente en consideracin, aunque hayan surgido ya propuestas de
crecimiento cero e incluso de decrecimiento y se hable de a-crecimiento (Latouche,
2008). Ms an, se precisan urgentes medidas correctoras que pongan fin al proceso de
degradacin. La grave crisis financiera y econmica que el conjunto del planeta esta
viviendo actualmente aparece como una seria advertencia de la necesidad y urgencia de
dichas medidas, pero constituye tambin, como ha sealado el Secretario General de
Naciones Unidas Ban Ki-Moon, una oportunidad para impulsar un desarrollo
autnticamente sostenible, una economa verde, fuente de empleos verdes -asociados a
recursos de energa limpios y renovables- que desplace a la economa marrn, basada en
el uso de combustibles fsiles: En un momento en que el desempleo est creciendo en
muchos pases, necesitamos nuevos empleos. En un momento en que la pobreza amenaza
con afectar a cientos de millones de personas, especialmente en las partes menos
desarrolladas del mundo, necesitamos una promesa de prosperidad; esta posibilidad est al
alcance de nuestra mano. Con ese objetivo el Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA) ha lanzado un plan para reanimar la economa global al mismo
tiempo que, como seala Ban Ki-Moon, se enfrenta el desafo definitorio de nuestra
poca: el cambio climtico.
Por supuesto estas medidas tienen un elevado coste econmico que se convierte en un serio
obstculo para su adopcin; pero como ha mostrado el Informe Stern, encargado por el
Gobierno Britnico en 2006 a un equipo dirigido por el economista Nicholas Stern, ex
director de economa del Banco Mundial, as como otros estudios de conclusiones
concordantes, si no se acta con celeridad el proceso de degradacin provocar una grave
recesin econmica mucho ms costosa (Bovet et al., 2008, pp 12-13) con secuelas
ambientales irreversibles que pueden dar lugar al colapso de nuestra especie (Diamond,
2006).
Debemos referirnos tambin al contenido del informe del Worlwatch Institute 2008, cuyo
ttulo es Innovaciones para una economa sostenible y que ofrece indicios esperanzadores
de la posibilidad de reconsiderar el modo de produccin y de avanzar en el reto de
construir un mundo sostenible. Algo que exige cambios en el mundo empresarial y
tecnocientfico, en la comunidad poltica y en cada uno de nosotros. Podemos referirnos
a algunos pasos positivos en esa direccin como la Responsabilidad Social Empresarial, la
Inversin Socialmente responsable, que encuentra en la Banca tica (Triodos Bank), la
garanta de inversiones respetuosas con la sostenibilidad ambiental y el respeto de los
Derechos humanos. Igualmente positiva ha sido la creacin de instituciones como WBCSD
(World Business Council for Sustainable Development), cuyas acciones estn orientadas a
la ecoeficiencia, entendida como el logro de ms con menos (ms bienes y servicios con
menos energa y recursos materiales), o CERES (Coalition for Environmentally
Responsible Economies), entre cuyos principios figuran la proteccin de la Biosfera, el uso
sostenible de los recursos naturales, etc. Esta coalicin ha promovido la inclusin en una
Climate Watch List de aquellas empresas que transgreden gravemente sus principios y ha
impulsado, junto con el PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente),
la creacin de Global Reporting Initiative (GRI), un centro concebido para aumentar la

calidad de las memorias de sostenibilidad de las compaas pblicas o privadas- con un


triple balance: econmico, social y medio ambiental.
Tambin debemos recordar la importancia que estn teniendo los microcrditos en la
resolucin de la exclusin social (pobreza, hambre y marginacin social). En un mundo
de crecientes desigualdades la aplicacin de los programas de crditos para las personas
ms desfavorecidas se contempla como posible solucin para contribuir a reducir la
pobreza mundial (Fuertes y Chowdhury, 2009). El Grameen Bank (Banco de la aldea),
lanzado por Muhammad Yunus, economista y Premio Nobel de la Paz en 2006, es
actualmente la entidad bancaria ms grande de India, tiene como objetivos conceder
microcrditos a sus miembros e incluir en sus servicios a los que estn econmica y
socialmente excluidos, es decir, presta a los ms pobres de los pobres, a los que no poseen
nada y por tanto sin garantas de ningn tipo. El 97 por ciento de sus prestatarios son
mujeres. Se trata de un modelo que por sus xitos ha inspirado a otras personas e
instituciones a poner en marcha sistemas similares: el Projek Ikthiar en Malasia, el
Programa Grameen Trust para dar a conocer las metodologas de los microcrditos, los
BOT (Build, Operate and Transfer), el Aceh Grameen Credit Project (AGPC) creado en
Indonesia despus del Tsunami, el proyecto de crdito Asociacin Civil Guatemalteca
Grameen, UNV GT en Zambia, etc.
Terminaremos sealando que es preciso, pues, remitirse al estudio detenido de las causas
del actual crecimiento insostenible, guiado por intereses particulares a corto plazo
-hiperconsumo depredador de una quinta parte de la humanidad (ver consumo
responsable), explosin demogrfica (ver crecimiento demogrfico), desequilibrios y
conflictos (ver reduccin de la pobreza y conflictos y violencias)- y, muy en particular,
de las medidas necesarias -tecnolgicas, educativas y polticas- (ver educacin para la
sostenibilidad, tecnologas para la sostenibilidad y gobernanza universal) para avanzar
hacia la sostenibilidad (Vilches y Gil, 2003).
Referencias en este tema Crecimiento econmico y sostenibilidad
BOVET, P., REKACEWICZ, P, SINA, A. y VIDAL, A. (Eds.) (2008). Atlas
Medioambiental de Le Monde Diplomatique, Pars: Cybermonde.
BROWN, L. R. (1998). El futuro del crecimiento. En Brown, L. R., Flavin, C. y French, H.
(Eds.), La situacin del mundo 1998. Barcelona: Ed. Icaria.
DALY, H. (1997). Criterios operativos para el desarrollo sostenible. En Daly, H. y Schutze,
C. Crisis ecolgica y sociedad. Valencia: Ed. Germania).
DIAMOND, J. (2006). Colapso. Barcelona: Debate
FUERTES, A. y CHOWDHURY, N. (2009). Los microcrditos como instrumento de
erradicacin de la pobreza, en Cortina, A. y Pereira, G. (Eds.), Pobreza y libertad.
Erradicar la pobreza desde el enfoque de Amartya Sen. Madrid: Tecnos.
GIDDENS, A. (2000). Un mundo desbocado. Los efectos de la globalizacin en nuestras
vidas. Madrid, Taurus,
MEADOWS, D. H., MEADOWS, D. L. y RANDERS, J. (1992), Ms all de los lmites
del crecimiento. Madrid: El Pas-Aguilar
MEADOWS, D. H., MEADOWS, D. L., RANDERS, J. y BEHRENS, W. (1972). Los
lmites del crecimiento. Madrid: Fondo de Cultura Econmica.

MEADOWS, D. H., RANDERS, J. y MEADOWS, D. L. (2006). Los lmites del


crecimiento 30 aos despus. Barcelona: Galaxia Gutenberg.
NOVO, M. (2006). El desarrollo sostenible. Su dimensin ambiental y educativa. Madrid:
UNESCO-Pearson. Captulo 2.
SACHS, J. (2008). Economa para un planeta abarrotado. Barcelona: Debate.
VILCHES, A. y GIL, D. (2003). Construyamos un futuro sostenible. Dilogos de
supervivencia. Madrid: Cambridge University Presss. Captulo 7.
WORLDWATCH INSTITUTE (2008). La situacin del mundo 2008. Innovaciones para
una economa sostenible. Barcelona: Icaria.
Cita recomendada
VILCHES, A., GIL PREZ, D., TOSCANO, J.C. y MACAS, O. (2009). Crecimiento
econmico y sostenibilidad [artculo en lnea]. OEI. [Fecha de consulta: dd/mm/aa].
<http://www.oei.es/decada/accion002.htm>

Algunos enlaces de inters en este tema Crecimiento econmico y sostenibilidad


Banco Mundial, Ms all del crecimiento econmico
Economa, Unin Europea
Fondo Monetario Internacional
Informe Stern
MIT, Massachusetts Institute of Technology
Naciones Unidas, Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (CEPAL)
Red Mercosur de Investigaciones Econmicas
Worldwatch Institute
Este espacio ir incorporando materiales, documentos, enlaces, foros y otras informaciones
de inters. Les invitamos a remitir sus aportaciones que sern entregadas al Comit
Acadmico para su valoracin.
Remitir aportaciones: Acceder a formulario
4. Crecimiento demogrfico y Sostenibilidad
Dada la frecuente resistencia a aceptar que el crecimiento
demogrfico representa hoy un grave problema (Vilches y
Gil, 2003), conviene proporcionar algunos datos acerca del
mismo que permitan valorar su papel, junto al hiperconsumo
de una quinta parte de la humanidad, en el actual crecimiento
no sustentable y situacin de autntica emergencia planetaria
(Comisin Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo,
1988; Ehrlich y Ehrlich, 1994; Brown y Mitchell, 1998;
Folch, 1998; Sartori, y Mazzoleni, 2003; Diamond, 2006).

A lo largo del siglo 20 la poblacin se ha ms que cuadruplicado. Y aunque se ha


producido un descenso en la tasa de crecimiento de la poblacin, sta sigue
aumentando en unos 80 millones cada ao, por lo que puede duplicarse de nuevo en
pocas dcadas. La Comisin Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (1988) ha
sealado las consecuencias: En muchas partes del mundo, la poblacin crece segn
tasas que los recursos ambientales disponibles no pueden sostener, tasas que estn
sobrepasando todas las expectativas razonables de mejora en materia de vivienda,
atencin mdica, seguridad alimentaria o suministro de energa.
Alrededor de un 40% de la produccin fotosinttica primaria de los ecosistemas
terrestres es usado por la especie humana cada ao para, fundamentalmente, comer,
obtener madera y lea, etc. Es decir, la especie humana est prxima a consumir
tanto como el conjunto de las otras especies.

Como explicaron los expertos en sostenibilidad, en el marco del llamado Foro de Ro


+ 5, la actual poblacin precisara de los recursos de tres Tierras (!) para alcanzar un
nivel de vida semejante al de los pases desarrollados. Puede decirse, pues, que
hemos superado ya la capacidad de carga del planeta, es decir, la mxima cantidad
de seres humanos que el planeta puede mantener de forma permanente. De hecho se
ha estimado en 1,7 hectreas la biocapacidad del planeta por cada habitante (es decir
el terreno productivo disponible para satisfacer las necesidades de cada uno de los
ms de 6000 millones de habitantes del planeta) mientras que en la actualidad la
huella ecolgica media por habitante es de 2,8 hectreas.

Incluso si consumieran, en promedio, mucho menos que hoy, los nueve mil millones
de hombres y mujeres que poblarn la Tierra hacia el ao 2050 la sometern,
inevitablemente, a un enorme estrs (Delibes y Delibes, 2005).

Preocupaciones semejantes ante el crecimiento explosivo de


la poblacin llevaron a Ehrlich y Ehrlich (1994), hace ya ms
de una dcada, a afirmar con rotundidad: "No cabe duda que
la explosin demogrfica terminar muy pronto. Lo que no
sabemos es si el fin se producir de forma benvola, por
medio de un descenso de las tasas de natalidad, o
trgicamente, a travs de un aumento de las tasas de
mortalidad". Y aaden: "El problema demogrfico es el
problema ms grave al que se enfrenta la humanidad, dada la
enorme diferencia de tiempo que transcurre entre el inicio de un programa adecuado y el
comienzo del descenso de la poblacin". Y aunque se puede discrepar de que constituya el
problema ms grave, s cabe reconocer que se superponen los dos factores que estn
asociados de forma permanente e indisoluble al impacto de la humanidad sobre el ambiente:
de un lado, el derroche de los ms ricos, y de otro, el enorme tamao de la poblacin
mundial (Delibes y Delibes, 2005). Se trata de "bombas de relojera con mechas de menos
de 50 aos" (Diamond, 2006). El reto definitorio del siglo XXI ser afrontar la realidad de
que la humanidad comparte un destino comn en un planeta superpoblado (Sachs, 2008, p.
17).
Ehrlich y Ehrlich (1994) tambin llaman la atencin sobre el hecho de que "la

superpoblacin de los pases ricos, desde el punto de vista de la habitabilidad de la Tierra, es


una amenaza ms seria que el rpido crecimiento demogrfico de los pases pobres". Es por
ello que conviene distinguir entre superpoblacin y crecimiento demogrfico. En frica el
crecimiento demogrfico es hoy muy superior al de Europa, pero Europa est mucho ms
poblada que frica, es Europa la que est superpoblada. Es el mundo rico, ya
superpoblado, el que tiene un consumo per cpita muy superior al de los africanos y el que
ms contribuye, por tanto, al agotamiento de los recursos, a la lluvia cida, al calentamiento
del globo, a la crisis de los residuos, etc.
Por otro lado, las predicciones ms optimistas no consideran que la poblacin pueda bajar de
9000 millones a mitad del siglo XXI. Hay muchos programas de planificacin familiar en el
mundo, pero funcionan mejor en aquellos pases en que la renta est ms justamente
repartida que en los que no lo est. Esos programas se han visto ms eficaces cuando van
dirigidos a las mujeres y cuando plantean mejorar los niveles sanitarios y de educacin de las
mujeres en esos pases ms pobres. Sin la participacin plena de las mujeres en los
programas de planificacin familiar no habr un desarrollo equilibrado en los pases con
ndices de crecimiento elevado. En palabras del Nobel de Economa Amartya Sen: El
desarrollo econmico puede distar de ser el mejor anticonceptivo, pero el desarrollo social
especialmente la educacin y el empleo femeninos- puede ser muy eficaz. Esto lo seala en
su libro Desarrollo y Libertad (Sen, 1999) al plantear su preocupacin por la tasa de
crecimiento de la poblacin mundial y la necesidad de soluciones para el control de la
natalidad y el logro de una paternidad y maternidad responsables.
Estos planteamientos contrastan, sin embargo, con la creciente preocupacin que se da en
algunos pases por la baja tasa o ndice de natalidad local. Una preocupacin frecuentemente
aireada por los medios de comunicacin, que suele ser mencionada por algunos de los
profesores encuestados y que conviene abordar. Un reciente informe de la ONU sobre la
evolucin de la poblacin activa seala que se precisa un mnimo de 4 a 5 trabajadores por
pensionista para que los sistemas de proteccin social puedan mantenerse. Por ello se teme
que, dada la baja tasa de natalidad europea, esta proporcin descienda muy rpidamente,
haciendo imposible el sistema de pensiones.
Digamos que un problema como ste, aunque parezca
relativamente puntual, permite discutir, desde un nuevo
ngulo, las consecuencias de un crecimiento indefinido de la
poblacin, visto como algo positivo a corto plazo. En efecto,
pensar en el mantenimiento de una proporcin de 4 5
trabajadores por pensionista es un ejemplo de planteamiento
centrado en el "aqu y ahora" que se niega a considerar las
consecuencias a medio plazo, pues cabe esperar que la
mayora de esos "4 5 trabajadores" deseen tambin llegar a
ser pensionistas, lo que exigira volver a multiplicar el nmero de trabajadores, etc., etc. Ello
no es sostenible ni siquiera recurriendo a la inmigracin, pues tambin esos inmigrantes
habrn de tener derecho a ser pensionistas. Tales planteamientos son un autntico ejemplo de
las famosas estafas "en pirmide" condenadas a producir una bancarrota global y una
muestra de cmo los enfoques parciales, manejando datos puntuales, conducen a

conclusiones errneas. Como seala Sachs (2008, p. 219-220), aunque la tasa de


crecimiento demogrfico del mundo ha descendido, toda complacencia en relacin con este
tema est fuera de lugar. La poblacin mundial contina incrementndose a marchas
forzadas y en las regiones con menor capacidad para garantizar la salud, la estabilidad y la
prosperidad de la poblacin () El mundo debera adoptar un conjunto de medidas que
contribuyeran a estabilizar la poblacin mundial, mediante decisiones voluntarias, en una
cifra en torno a los ocho mil millones de habitantes, en lugar de mantener la actual
trayectoria que probablemente nos situar en los nueve mil millones o ms en el ao 2050.
Podemos hablar as de la necesidad de una Nueva cultura demogrfica, tan necesaria para
la sostenibilidad como la Nueva cultura energtica, la Nueva cultura del agua, etc. Una
cultura demogrfica que tenga en cuenta la estrecha vinculacin de los problemas y su
carcter glocal (a la vez global y local), evitando los planteamientos localistas y a corto
plazo, lo que obliga a transformar la actual pirmide poblacional, con muchos ms jvenes
que ancianos insostenible porque exige el crecimiento permanente de la poblacin- en un
cilindro de crecimiento cero con nmeros similares de seres humanos en los distintos grupos
de edad.
Brown y Mitchell (1998) resumen as la cuestin: "La estabilizacin de la poblacin es un
paso fundamental para detener la destruccin de los recursos naturales y garantizar la
satisfaccin de las necesidades bsicas de todas las personas". Con otras palabras: "Una
sociedad sostenible es una sociedad estable demogrficamente, pero la poblacin actual est
lejos de ese punto". En el mismo sentido se pronuncia la Comisin Mundial del Medio
Ambiente y del Desarrollo (1988): "la reduccin de las actuales tasas de crecimiento es
absolutamente necesaria para lograr un desarrollo sostenible".
Hoy, cuando ya sobrepasamos los seis mil setecientos millones de habitantes en el planeta, es
necesario centrar la atencin en uno de los requisitos fundamentales para poder abordar
adecuadamente las posibles medidas frente al problema demogrfico: el reconocimiento del
derecho humano bsico de determinar libre y responsablemente el nmero y el
espaciamiento de los hijos, accediendo a la informacin y procedimientos de planificacin
familiar compartida entre hombres y mujeres, as como a los servicios de salud sexual y
reproductiva necesarios para poder ejercer este derecho.
Es preciso, para ello, erradicar las barreras educativas y legislativas que se oponen a una vida
afectiva y sexual satisfactoria y a una maternidad y paternidad responsables. Es preciso
reclamar la desaparicin de las leyes que criminalizan los medios mal llamados
anticonceptivos. Medios gracias a los cuales las concepciones pueden ser el fruto de
decisiones responsables y no la consecuencia indeseada del desconocimiento o de la
imposicin de fundamentalismos religiosos que exigen asociar sexualidad exclusivamente a
procreacin.
Es preciso, en particular, exigir la participacin social de las mujeres, a travs de la
educacin. El ao 2009, UNFPA (Fondo de Poblacin de Naciones Unidas) dedic el da
Mundial de Poblacin a incentivar la inversin en educacin y salud para las mujeres y las
nias, como paso necesario para avanzar en la disminucin de la pobreza, la universalizacin
de los derechos humanos y la igualdad de gnero.

Como seal Kofi Annan en su discurso de celebracin del 11 de Julio de 1999: En este
ltimo ao del milenio, el Da Mundial de Poblacin comienza la cuenta regresiva para el
Da de los Seis Mil Millones -12 de Octubre de 1999 fecha seleccionada para simbolizar
el momento en que la poblacin mundial rebase la marca de los 6 mil millones. Tan
impresionante como es este nmero, debe ser, ms que cualquier otra cosa, un recordatorio
de que la poblacin no slo es cuestin de nmeros. Es una cuestin de seres humanos, una
cuestin de individuos, una cuestin de cada uno de nosotros. Se trata de que cada mujer y
cada hombre sean capaces de tomar decisiones libres, informadas y en igualdad, incluyendo
el tamao de su familia y el espaciamiento entre sus hijos. Se trata de que cada hombre y
cada mujer sean capaces de mantener a los hijos que eligieron tener, de asegurar su
bienestar y de darles una vida digna. Se trata de libertad individual, de derechos humanos y
de desarrollo sostenible para todos.
Referencias en este tema Crecimiento demogrfico y sostenibilidad
BROWN, L. R. y MITCHELL, J. (1998). La construccin de una nueva economa. En
Brown, L. R., Flavin, C. y French, H. La situacin del mundo 1998. Barcelona: Ed. Icaria.
COMISIN MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y DEL DESARROLLO (1988).
Nuestro Futuro Comn. Madrid: Alianza.
DELIBES, M. y DELIBES DE CASTRO, M. (2005). La Tierra herida. Qu mundo
heredarn nuestros hijos? Barcelona: Destino.
DIAMOND, J. (2006). Colapso. Barcelona: Debate
EHRLICH, P.R. y EHRLICH, A.H. (1994). La explosin demogrfica. El principal
problema ecolgico. Barcelona: Salvat.
FOLCH, R. (1998). Ambiente, emocin y tica. Barcelona: Ed. Ariel.
SACHS, J. (2008). Economa para un planeta abarrotado. Barcelona: Debate.
SARTORI, G. y MAZZOLENI, G. (2003). La Tierra explota. Superpoblacin y Desarrollo.
Madrid: Taurus.
SEN, A. (1999). Desarrollo y libertad. Barcelona: Planeta.
VILCHES, A. y GIL, D. (2003). Construyamos un futuro sostenible. Dilogos de
supervivencia. Madrid: Cambridge University Presss. Captulo 9.
Cita recomendada
VILCHES, A., GIL PREZ, D., TOSCANO, J.C. y MACAS, O. (2009). Crecimiento
demogrfico y Sostenibilidad [artculo en lnea]. OEI. [Fecha de consulta: dd/mm/aa].
<http://www.oei.es/decada/accion001.htm>

Algunos enlaces de inters en este tema Crecimiento demogrfico y sostenibilidad


Da Mundial de Poblacin 2009 (UNFPA)
FAO
Fondo de Poblacin de Naciones Unidas (UNFPA)
Naciones Unidas, Divisin de Poblacin

Naciones Unidas, Poblacin y Desarrollo, Centro Latinoamericano y Caribeo de


Demografa
Reloj de poblacin, CSIC

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Acadmico para su valoracin.
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5. Tecnociencia para la sostenibilidad


Cuando se plantea la contribucin de la tecnociencia a la
sostenibilidad, la primera consideracin que es preciso hacer
es cuestionar cualquier expectativa de encontrar soluciones
puramente tecnolgicas a los problemas a los que se enfrenta
hoy la humanidad. Pero, del mismo modo, hay que cuestionar
los movimientos anti-ciencia que descargan sobre la
tecnociencia la responsabilidad absoluta de la situacin actual de deterioro creciente.
Muchos de los peligros que se suelen asociar al desarrollo cientfico y tecnolgico han
puesto en el centro del debate la cuestin de la sociedad del riesgo, segn la cual, como
consecuencia de dichos desarrollos tecnocientficos actuales, crece cada da la posibilidad de
que se produzcan daos que afecten a una buena parte de la humanidad y que nos enfrentan a
decisiones cada vez ms arriesgadas (Lpez Cerezo y Lujn, 2000).
No podemos ignorar, sin embargo, que, como seala el historiador de la ciencia Snchez Ron
(1994), son cientficos quienes estudian los problemas a los que se enfrenta hoy la
humanidad, advierten de los riesgos y ponen a punto soluciones. Por supuesto no slo
cientficos, ni todos los cientficos. Por otra parte, es cierto que han sido cientficos los
productores de, por ejemplo, los freones que destruyen la capa de ozono. Pero, no lo
olvidemos, junto a empresarios, economistas, trabajadores, polticos La tendencia a
descargar sobre la ciencia y la tecnologa la responsabilidad de la situacin actual de
deterioro creciente, no deja de ser una nueva simplificacin maniquea en la que resulta fcil
caer. Las crticas y las llamadas a la responsabilidad han de extenderse a todos nosotros,
incluidos los simples consumidores de los productos nocivos (Vilches y Gil, 2003). Y ello
supone hacer partcipe a la ciudadana de la responsabilidad de la toma de decisiones en
torno a este desarrollo tecnocientfico. Hechas estas consideraciones previas, podemos ahora
abordar ms matizadamente el papel de la tecnociencia.
Existe, por supuesto, un consenso general acerca de la necesidad de dirigir los esfuerzos de

la investigacin e innovacin hacia el logro de tecnologas favorecedoras de un desarrollo


sostenible (Comisin Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo, 1988; Gore, 1992;
Daly, 1997; Flavin y Dunn, 1999), incluyendo desde la bsqueda de nuevas fuentes de
energa al incremento de la eficacia en la obtencin de alimentos, pasando por la prevencin
de enfermedades y catstrofes, el logro de una maternidad y paternidad responsables o la
disminucin y tratamiento de residuos, el diseo de un transporte de impacto reducido, etc.
Es preciso, sin embargo, analizar con cuidado las medidas
tecnocientficas propuestas y sus posibles riesgos, para que las
aparentes soluciones no generen problemas ms graves, como ha
sucedido ya tantas veces. Pensemos, por ejemplo, en la revolucin
agrcola que, tras la Segunda Guerra Mundial, increment
notablemente la produccin gracias a los fertilizantes y pesticidas
qumicos como el DDT. Se pudo as satisfacer las necesidades de
alimentos de una poblacin mundial que experimentaba un rpido
crecimiento... pero sus efectos perniciosos (prdida de
biodiversidad, cncer, malformaciones congnitas...) fueron
denunciados ya a finales de los 50 por Rachel Carson (1980). Y
pese a que Carson fue inicialmente criticada como contraria al progreso, el DDT y otros
Contaminantes Orgnicos Persistentes (COP) han debido ser finalmente prohibidos como
venenos muy peligrosos, aunque, desgraciadamente, todava no en todos los pases. Un
debate similar est teniendo lugar hoy en da en torno al uso de los transgnicos (ver
biodiversidad) o de las nanotecnologas, portadoras de muchas ms esperanzas que todas las
tecnologas hasta hoy conocidas (con extraordinarias aplicaciones informticas, mdicas,
industriales, ambientales), pero tambin de los mayores peligros (su tamao les permite
atravesar la piel, penetrar las clulas hasta su ncleo) (Bovet, 2008, pp 58-59).
Conviene, pues, reflexionar acerca de algunas de las caractersticas fundamentales que deben
poseer las medidas tecnolgicas para hacer frente a la situacin de emergencia planetaria.
Segn (Daly, 1997) es preciso que cumplan lo que denomina principios obvios para el
desarrollo sostenible:

Las tasas de recoleccin no deben superar a las de regeneracin (o, para el caso de
recursos no renovables, de creacin de sustitutos renovables).
Las tasas de emisin de residuos deben ser inferiores a las capacidades de
asimilacin de los ecosistemas a los que se emiten esos residuos.

Por otra parte, como seala el mismo Daly, Actualmente estamos entrando en una era de
economa en un mundo lleno, en la que el capital natural o capital ecolgico ser cada vez
ms el factor limitativo (Daly, 1997). Ello impone una tercera caracterstica a las
tecnologas sostenibles:

En lo que se refiere a la tecnologa, la norma asociada al desarrollo sostenible


consistira en dar prioridad a tecnologas que aumenten la productividad de los
recursos () ms que incrementar la cantidad extrada de recursos (). Esto

significa, por ejemplo, bombillas ms eficientes de preferencia a ms centrales


elctricas.
A estos criterios, fundamentalmente tcnicos, es preciso
aadir otros de naturaleza tica (Vilches y Gil-Prez, 2003)
como son:

Dar prioridad a tecnologas orientadas a la


satisfaccin de necesidades bsicas y que contribuyan
a la reduccin de las desigualdades, como, por
ejemplo:
o Fuentes de energa limpia (solar, geotrmica, elica, fotovoltaica, minihidrulica, mareas sin olvidar que la energa ms limpia es la que no se
utiliza) y generacin distribuida o descentralizada, que evite la dependencia
tecnolgica que conlleva la construccin de las grandes plantas.
o

Incremento de la eficiencia para el ahorro energtico (uso de bombillas


fluorescentes de bajo consumo o, mejor, diodos emisores de luz LED;
cogeneracin, que supone la obtencin simultnea de energa elctrica y
energa trmica til, aprovechando para calefaccin u otros usos el calor que
habitualmente se disipa). Todo ello en un escenario negavatios que
rompa el hasta aqu irrefrenable crecimiento en el uso de energa.

Gestin sostenible del agua y dems recursos bsicos.

Obtencin de alimentos con procedimientos sostenibles (agriculturas


alternativas biolgicas o agroecolgicas, que recurren, por ejemplo, a
biofertilizantes y biopesticidas, o al enriquecimiento del suelo con biochar o
agrichar, a base de carbn vegetal, que hace la tierra ms porosa y
absorbente del agua).

Prevencin y tratamiento de enfermedades, en particular las pandemias como


el sida, que est diezmando la poblacin de muchos pases africanos, o las
nuevas enfermedades asociadas al desarrollo industrial

Logro de una maternidad y paternidad responsable que evite embarazos no


deseados y haga posible una cultura demogrfica sostenible.

Prevencin y reduccin de la contaminacin ambiental, as como tratamiento


adecuado de los residuos para reducir su impacto.

Regeneracin de entornos.

Reduccin de desastres, como los provocados por el incremento de la


frecuencia e intensidad de los fenmenos atmosfricos extremos que
acompaa al cambio climtico

Reduccin del riesgo y empleo de materiales limpios y renovables en los


procesos industriales, utilizacin de tcnicas basadas en los principios de la

Qumica Sostenible (www.unizar.es/icma/divulgacion/quimica


%20verde.html) tambin denominada Qumica Verde o Qumica para la
sostenibilidad.

Aplicar el Principio de Precaucin (tambin conocido como de Cautela o de


Prudencia), para evitar la aplicacin apresurada de una tecnologa, cuando an no se
ha investigado suficientemente sus posibles repercusiones, como ocurre con el uso de
los transgnicos o de las nanotecnologas. Nos remitimos a este respecto a las Pautas
para aplicar el principio de precaucin a la conservacin de la biodiversidad y la
gestin de los recursos naturales, diseadas por The Precautionary Principle
Project, en el que ha trabajado un amplio grupo de expertos de diferentes campos,
regiones y perspectivas (ver http://www.pprinciple.net/). Con tal fin se han
introducido aunque tan solo estn vigentes en algunos pases- instrumentos como la
Evaluacin del Impacto Ambiental (EIA), para prevenir los impactos ambientales de
las tecnologas que se proponen, analizar los riesgos y facilitar la toma de decisiones
para su aprobacin o no, as como las Auditoras medioambientales (AMA) de las
tecnologas ya en funcionamiento para conocer la calidad de sus productos o de sus
prestaciones.

Se trata, pues, de superar la bsqueda de beneficios particulares a corto plazo que ha


caracterizado, a menudo, el desarrollo tecnocientfico, y potenciar tecnologas bsicas
susceptibles de favorecer un desarrollo sostenible que tenga en cuenta, a la vez, la dimensin
local y global de los problemas a los que nos enfrentamos.
Y es necesario, como seala Sachs (2008, p. 56), formular un compromiso global para
financiar I + D para tecnologas sostenibles, entre ellas las energas limpias, las variedades
de semillas resistentes a la sequa, la acuicultura sensata desde el punto de vista
medioambiental, las vacunas para enfermedades tropicales, la mejora del seguimiento y la
conservacin de la biodiversidad () para todas las dimensiones del desarrollo sostenible
hay una necesidad tecnolgica esencial que debe ser apuntalada mediante inversiones en
ciencia bsica. Y en todos los casos hay una necesidad acuciante de financiacin pblica que
incentive las nuevas tecnologas que nos permitan alcanzar al mismo tiempo los objetivos de
elevar la renta global, poner fin a la pobreza extrema, estabilizar la poblacin mundial y
propiciar la sostenibilidad ambiental.
Debemos sealar, adems, que existen ya soluciones cientfico-tecnolgicas para muchos de
los problemas planteados aunque, naturalmente, ser siempre necesario seguir
investigando- pero dichas soluciones tropiezan con las barreras que suponen los intereses
particulares o las desigualdades en el acceso a los avances tecnolgicos, que se acrecientan
cada da.
Es lo que ocurre, por ejemplo, con el IV Informe de Evaluacin del Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climtico (IPCC, 2007) dedicado a las medidas de
mitigacin del problema, en el que se afirma que hay suficiente potencial econmico para
controlar en la prximas dcadas las emisiones de gases de efecto invernadero, o con el
problema, ms concretamente, de los recursos energticos: como muestra un reciente
informe difundido por Greenpeace en http://energia.greenpeace.es/) hoy es tcnicamente

factible la reestructuracin del sistema energtico para cumplir objetivos ambientales y


abastecer el 100 % de la demanda energtica total, en el 2050, con fuentes renovables:
elica, solar, biomasa Sin embargo se sigue impulsando el uso de combustibles fsiles
como el petrleo y el carbn (Duarte Santos, 2007), pese a su contribucin al cambio
climtico, o se presenta la energa nuclear de fisin igualmente dependiente de yacimientos
minerales no renovables y escasos- como alternativa, dado que no contribuye al efecto
invernadero, ignorando los graves problemas que comporta (ver contaminacin sin
fronteras y reduccin de desastres). Cabe saludar a este respecto la creacin en 2009 de la
Agencia Internacional de Energas Renovables (IRENA), cuyo cometido es asesorar y
ayudar a los distintos pases en materia de poltica energtica y fomentar las energas
renovables, que incluyen ya una gran variedad de realizaciones y prometedoras perspectivas
(elica, fotovoltaica, geotrmica, mareomotriz, mini-hidrulica, producida aprovechando las
algas, solar espacial, solar termodinmica, termo-ocenica o maremotrmica, undimotriz o
de las olas, etc.).
Surgen as nuevos debates sociales, como el que plantea el uso de los biocombustibles o
agrocombustibles, como el bioetanol y el biodisel: por una parte es indudable que
constituyen una forma de energa limpia, que no contribuye al incremento del efecto
invernadero (puesto que el CO2 que emiten lo absorben previamente las plantas dedicadas a
la agroenerga). Por otra, estn impulsando el uso de maz, soja, etc., que era destinado al
consumo humano y provocando deforestaciones para contar con nuevas superficies de
cultivo, contribuyendo adems al incremento de los costes en la industria alimentaria. Los
biocombustibles son, pues, a la vez, una promesa (si se aprovechan deshechos orgnicos o se
cultivan tierras baldas) y un serio peligro si desvan cultivos necesarios para la alimentacin
o contribuyen a la destruccin de los bosques y a la prdida de biodiversidad. Todo ello est
promoviendo la investigacin en alternativas que no generen problemas en la industria
alimentaria, que mejoren el rendimiento energtico y que reduzcan an ms las emisiones de
dixido de carbono: se trata de los denominados biocombustibles de segunda generacin que
se producen a partir del aprovechamiento de gramneas, paja, desechos agrcolas, residuos
orgnicos humanos y del resto de animales, etc.
Tambin ha generado debate la propuesta de enriquecimiento del suelo con biochar o
agrichar, a base de carbn vegetal pulverizado, que hace la tierra ms porosa y absorbente
del agua. Mientras para algunos se trata de una tecnologa de probada eficiencia, utilizada
por pueblos amerindios durante centenares de aos, para otros se trata de un ejemplo de geoingeniera, tan peligrosa como la que suponen los agrocombustibles.
Otro debate reciente es el surgido en torno a la fertilizacin de los ocanos del Hemisferio
Sur, que presentan una insuficiencia del hierro necesario para hacer crecer las plantas
marinas (fitoplancton) que pueden absorber el CO2 y llevarlo a las profundidades de los
ocanos. Para algunos expertos se trata de una medida tan necesaria y eficaz como la
reforestacin de los bosques, pero otros argumentan que el resultado puede ser justo el
contrario perseguido. De momento hay demasiadas dudas acerca de la eficacia y seguridad
de la medida para que se permitan ensayos a gran escala.
Uno de los debates ms importantes gira en torno al elevado coste de la aplicacin de estas

tecnologas para hacer frente al cambio global que el planeta est experimentando; pero
como ha mostrado el Informe Stern, encargado por el Gobierno Britnico en 2006 a un
equipo dirigido por el economista Nicholas Stern (Bovet et al., 2008, pp 12-13), as como
otros estudios de conclusiones concordantes, si no se acta con celeridad se provocar en
breve plazo una grave recesin econmica mucho ms costosa. La sociedad sueca ha
reaccionado ya con un acuerdo fruto del trabajo conjunto de investigadores, industriales,
funcionarios gubernamentales, sindicatos, etc., para lograr una sociedad sin petrleo (Bovet
et al., 2008, pp. 70-71).
Todo ello viene a cuestionar, insistimos, la idea simplista de que las soluciones a los
problemas con que se enfrenta hoy la humanidad dependen, fundamentalmente, de
tecnologas ms avanzadas, olvidando que las opciones, los dilemas, a menudo son
fundamentalmente ticos (Aikenhead, 1985; Martnez, 1997; Garca, 2004). Se precisan
tambin medidas educativas y polticas, es decir, es necesario y urgente proceder a un
replanteamiento global de nuestros sistemas de organizacin, porque estamos asistiendo a un
deterioro ambiental que amenaza, si no es atajado, con lo que algunos expertos han
denominado la sexta extincin ya en marcha (Lewin, 1997), de la que la especie humana
sera principal causante y vctima (Diamond, 2006). A ello responde el llamamiento de
Naciones Unidas para una Dcada de la Educacin para un futuro sostenible.
Referencias en este tema Tecnociencia para la sostenibilidad
AIKENHEAD, G. S. (1985). Collective decision making in the social context of science.
Science Education, 69(4), 453-475.
BOVET, P., REKACEWICZ, P, SINA, A. y VIDAL, A. (Eds.) (2008). Atlas
Medioambiental de Le Monde Diplomatique, Pars: Cybermonde.
CARSON, R. (1980). Primavera Silenciosa. Barcelona: Grijalbo.
COMISIM MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y DEL DESARROLLO (1988).
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DALY, H. (1991) Steady-State Economics (Washington D.C., Island Press).
DIAMOND, J. (2006). Colapso. Barcelona: Debate
DUARTE SANTOS, F. (2007). Que Futuro? Cincia, Tecnologa, Desenvolvimento e
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FLAVIN, C. y DUNN, S. (1999). Reinvencin del sistema energtico. En Worldwatch
Institute, La situacin del mundo 1999. Barcelona: Icaria.
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Report: Mitigation of Climate Change, In Climate Change 2007 IPCC, Fourth Assessment
Report (AR4). Accesible en: <http://www.ipcc.ch/> [Consulta: Julio 2008].
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LPEZ CEREZO, J. A. y LUJN, J. L. (2000). Ciencia y poltica del riesgo. Madrid:
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(compilador). Las transformaciones educativas en Iberoamrica. Tres desafos: democracia,

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SNCHEZ RON, J. M. (1994). El conocimiento cientfico prenda de felicidad? En Nadal J.
(Ed.), El mundo que viene, 221- 246. Madrid: Alianza.
SACHS, J. (2008). Economa para un planeta abarrotado. Barcelona: Debate.
VILCHES, A. y GIL-PREZ, D. (2003). Construyamos un futuro sostenible. Dilogos de
supervivencia. Madrid: Cambridge University Press. Captulo 12.
Cita recomendada
VILCHES, A., GIL PREZ, D., TOSCANO, J.C. y MACAS, O. (2009). Tecnociencia
para la sostenibilidad [artculo en lnea]. OEI. [Fecha de consulta: dd/mm/aa].
<http://www.oei.es/decada/accion003.htm>

Algunos enlaces de inters este tema Tecnociencia para la sostenibilidad


Agencia Europea de Medio Ambiente
Asociacin de productores de Energas Renovables
Centro de Investigaciones Energticas, Medioambientales y Tecnolgicas, Ministerio de
Educacin y Ciencia (CIEMAT)
Centro Nacional de Energas Renovables
Departamento de Desarrollo Sostenible de la FAO
Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Instituto para la Diversificacin y Ahorro
Energtico (IDAE):
Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Sector elctrico, Gasista, Hidrocarburos y
Energas Renovables
Naciones Unidas Departamento de Asuntos Econmicos y Sociales
OEI, Sala de Lectura del programa CTS+I, Sociedad del Riesgo
Plataforma Internacional de Bioenerga (FAO)
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Energa y Medio Ambiente:
Proyecto Principio de Precaucin
Renovables 2050, Informe Greenpeace
Red Espaola de Qumica Sostenible (RED QS):
Royal Society of Chemistry, Green Chemistry Network
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6. Reduccin de la pobreza
Segn el Banco Mundial, el total de seres humanos que vive en
la pobreza ms absoluta, con un dlar al da o menos, ha crecido
de 1200 millones en 1987 a 1500 en la actualidad y, si continan
las actuales tendencias, alcanzar los 1900 millones para el
2015. Y casi la mitad de la humanidad no dispone de dos dlares
al da. Como sealan Sen y Kliksberg (2007, pp. 8), el 10%
ms rico tiene el 85 % del capital mundial, la mitad de toda la
poblacin del planeta solo el 1%. Pero, como explica el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), La pobreza no se define exclusivamente en trminos
econmicos () tambin significa malnutricin, reduccin de la esperanza de vida, falta de
acceso a agua potable y condiciones de salubridad, enfermedades, analfabetismo,
imposibilidad de acceder a la escuela, a la cultura, a la asistencia sanitaria, al crdito o a
ciertos bienes. Desde la perspectiva de Sen (Cortina y Pereira, 2009), la pobreza es ante
todo falta de libertad para llevar adelante los planes de vida que una persona tiene razones
para valorar, es decir, que las personas puedan ser agentes de sus propias vidas (Libertad de
agencia).
Al abordar el problema de la pobreza extrema se suelen sealar tres hechos que reclaman
una atencin inmediata: la mortalidad prematura, la desnutricin y el analfabetismo
(CMMAD, 1998). sa es la razn por la que el PNUD ha introducido el IDH (ndice de
Desarrollo Humano) que intenta reflejar el bienestar desde un punto de vista ms amplio,
contemplando tres dimensiones -longevidad, estudios y nivel de vida- y que se ha convertido
en un instrumento para evaluar las diferencias entre pases.
Y toda esta problemtica hay que contemplarla en su contexto y en su evolucin: esa terrible
pobreza se produce mientras parte del planeta asiste a un espectacular crecimiento
econmico. Es decir, estamos ante una pobreza que coexiste con una riqueza en aumento,
de forma que en los ltimos 40 aos seala el mismo informe del Banco Mundial- se han
duplicado las diferencias entre los 20 pases ms ricos y los 20 ms pobres del planeta. Si
no actuamos ahora las desigualdades sern gigantescas en los prximos aos, expresaba con
preocupacin en 1997 el presidente del Banco Mundial, sealando el peligro de que la
pobreza acabe estallando como una bomba de relojera. . Y no se trata nicamente de
desequilibrios entre pases: es preciso salir tambin al paso de las fuertes discriminaciones y
segregacin social que se dan en el seno de una misma sociedad y, muy en particular, de las
que afectan a las mujeres en la mayor parte del planeta (ver Igualdad de gnero ).
Jeffrey Sachs, profesor de Desarrollo Sostenible del Instituto de la Tierra de la Universidad
de Columbia y asesor especial de Kofi Annan, en su libro dedicado a la lucha contra la
pobreza y la marginacin en el mundo, seala: "Actualmente, ms de ocho millones de
personas mueren todos los aos en todo el mundo porque son demasiado pobres para
sobrevivir (...) La enorme distancia que hoy separa a los pases ricos de los pobres es un
fenmeno nuevo, un abismo que se ha abierto durante el perodo de crecimiento econmico
moderno. En 1820, la mayor diferencia entre ricos y pobres -en concreto, entre la economa
puntera del mundo de la poca, el Reino Unido y la regin ms pobre del planeta, frica- era
de cuatro a uno, en cuanto a la renta per cpita... En 1998, la distancia entre la economa ms

rica, Estados Unidos, y la regin ms pobre, frica, se haba ampliado ya de veinte a uno"
(Sachs, 2005 pp.25 y 62). En definitiva, un quinto de la humanidad vive confortablemente
mientras otro quinto sufre la mayor de las penurias (con una renta inferior a un dlar por da)
y ms de la mitad est por debajo del umbral de la pobreza (menos de dos dlares diarios).
Quizs sea en las diferencias en el consumo donde las desigualdades aparecen con mayor
claridad: por cada unidad de pescado que se consume en un pas pobre, en un pas rico se
consumen 7; para la carne la proporcin es 1 a 11; para la energa 1 a 17; para las lneas de
telfono 1 a 49; para el uso del papel 1 a 77; para automviles 1 a 145. El 65% de la
poblacin mundial nunca ha hecho una llamada telefnica y el 40% no tiene ni siquiera
acceso a la electricidad! Un dato del consumo que impresiona particularmente, y que resume
muy bien las desigualdades, es que un nio de un pas industrializado va a consumir en
toda su vida lo que consumen 50 nios de un pas en desarrollo.
Y qu podemos decir de las diferencias en educacin? Mientras
en pases como el Reino Unido se estudia la forma de lograr que
el 90% de los jvenes sigan estudiando ms all de los 17 aos,
al terminar el periodo de escolarizacin obligatoria, millones de
nios siguen sin acceder a la alfabetizacin bsica. Se niega el
derecho a la educacin a millones de nios y, sobre todo, nias,
y se les condena a una vida sin perspectivas sin que siquiera
tenga sentido reclamar la prohibicin del trabajo infantil, si ello
no va acompaado de otras medidas que garanticen su supervivencia, porque la alternativa
suele ser la criminalidad y la prostitucin. Y, como reconoce el Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), "la educacin insuficiente y la falta de acceso a la
informacin hace que a millones de personas de todo el mundo les resulte muy difcil
comprender cmo prevenir y curar enfermedades" - desde los problemas respiratorios hasta
la malaria o el SIDA- que "merman la productividad de las personas y suelen representar un
importante lastre para las familias".
Y va a seguir agravndose la explotacin de los ecosistemas hasta
dejarlos exhaustos. El PNUD recuerda que "la pobreza suele confinar
a los pobres que viven en el medio rural a tierras marginales,
contribuyendo as a la aceleracin de la erosin, al aumento de la
vulnerabilidad ecolgica, a los desprendimientos de tierras, etc.". E
insiste: "La pobreza lleva a la deforestacin por el uso inadecuado de
la madera y de otros recursos para cocinar, calentar, construir casas y
productos artesanales, privando as a los grupos vulnerables de bienes
fundamentales y acelerando la espiral descendente de la pobreza y la
degradacin medioambiental". En resumen, no somos nicamente los
consumistas del Norte quienes degradamos el planeta (ver Un
consumo responsable). Los habitantes del Tercer Mundo se ven obligados, hoy por hoy, a
contribuir a esa destruccin, de la que son las principales y primeras vctimas: pensemos, por
ejemplo, que se ha demostrado la relacin directa y estrecha entre los procesos de
desertificacin (que produce hambrunas) y los alzamientos y revueltas populares en el
mundo en desarrollo (Delibes y Delibes, 2005). Pero esta destruccin afectar cada vez ms

a todos. El PNUD lo ha expresado con nitidez: El bienestar de cada uno de nosotros


tambin depende, en gran parte, de que exista un nivel de vida mnimo para todos.
La reduccin de la pobreza y la universalizacin de los Derechos Humanos se convierte as
en una necesidad absoluta para la supervivencia de la especie humana y aunque slo sea por
egosmo inteligente es preciso actuar, porque la prosperidad de un reducido nmero de
pases no puede durar si se enfrenta a la extrema pobreza de la mayora (Folch, 1998;
Mayor Zaragoza, 2000; Vilches y Gil, 2003; Sachs, 2005). Las sociedades del bienestar, nos
recuerda Mayor Zaragoza, no podrn mantener permanentemente lejos de sus fronteras las
inmensas bolsas de miseria y se generarn focos de inmigracin imparables (ver Conflictos
y violencias). Como seala Yunus (2005), la pobreza es una creacin de los seres humanos y,
en consecuencia, ellos son quienes tienen capacidad y posibilidad de solucionarla.
Esta pobreza extrema est vinculada al conjunto de problemas que caracterizan la situacin
de emergencia planetaria, desde la degradacin de los ecosistemas o el agotamiento de los
recursos a la explosin demogrfica y se traduce en enfermedades, hambre literal y, en
definitiva, en baja esperanza de vida.
Por lo que se refiere a las enfermedades, en las ltimas dcadas del siglo XX hemos asistido
a un fuerte rebrote de las enfermedades parasitarias asociado a las dificultades de acceso al
agua potable y a carencias en los servicios de salud. Las grandes concentraciones humanas
que el crecimiento demogrfico ha propiciado han favorecido la extensin de enfermedades
vricas como el SIDA, provocando fuertes descensos en la esperanza de vida en pases como
Zambia (apenas 37 aos de esperanza de vida!), Malawi (39) o Mozambique (40).
Pero incluso sin esa incidencia del SIDA, la mayor parte de los pases africanos no llega a
los 50 aos de esperanza de vida, debido, en buena parte, a las enfermedades asociadas a los
problemas medioambientales, que afectan sobre todo a las condiciones insalubres de la
vivienda y el entorno que se dan en los pases pobres: dengue, malaria, infecciones de todo
tipo, tuberculosis, etc. Como seala un informe de la Organizacin Mundial de la Salud
(OMS) de junio de 2006, la cuarta parte de las enfermedades que sufren los habitantes del
planeta tienen su origen en problemas medioambientales.
Y junto a la enfermedad, el hambre, la desnutricin, potencindose mutuamente. Cada ao
mueren en el mundo 15 millones de nios por causas relacionadas con el hambre, lo que
supone una cifra de 40000 muertes diarias. Ms de la cuarta parte de las poblaciones
asiticas y africanas sufre tal desnutricin que queda indefensa frente a las enfermedades y
no es posible el normal desarrollo fsico y mental de los nios. . Y esta situacin alimentaria
mundial se est agravando con la compra de tierras cultivables en los pases en desarrollo
por parte de grandes empresas, con lo que los ms pobres pierden sus tierras y el acceso al
agua, mientras suben los precios de los alimentos en los mercados internacionales.
Esta hambre crnica, permanente, es mucho ms grave que esas hambrunas que los medios
de comunicacin airean peridicamente, dando la impresin de que se trata de puntuales
desabastecimientos, atribuibles a los propios pases en los que se padece el hambre. Se dice,
por ejemplo, que en el Cuerno de frica, mientras se produca la hambruna de principios de

los 80, esos pases estaban exportando algodn, caa de azcar, caf y otros cultivos. Y ms
recientemente, en 1998, Indonesia exportaba 4 millones de toneladas de arroz, a pesar de
que el pas sufra la peor sequa de los ltimos 50 aos y de que 40 millones de indonesios
sufran desnutricin. Cmo es posible -se preguntan algunos- que el 80% de los nios
hambrientos en el mundo en desarrollo vivan, segn la FAO, en pases con excedentes en los
alimentos?
La pregunta, por supuesto, la deberamos extender al conjunto del planeta, porque el 100%
de los nios hambrientos viven en un planeta en el que el nmero de obesos ha alcanzado al
de desnutridos; por primera vez en la historia 1200 millones de personas de los 6000 que
habitan la Tierra comen ms de lo que necesitan mientras que una cantidad idntica padece
hambre (Vilches y Gil, 2003).
En definitiva, las enfermedades y el hambre endmica son causa de grandes sufrimientos en
numerosas partes del mundo, debilitando y matando a cientos de millones de personas.
De hecho, estudios fiables de muy diversa procedencia (PNUD, Banco Mundial) prueban
que se podra erradicar la pobreza extrema, con sus secuelas de enfermedad, hambre,
analfabetismo con inversiones relativamente modestas. Por ejemplo, se sabe que con un
gasto adicional de nicamente 13000 millones de dlares se resolveran los problemas de
salud y nutricin del conjunto de la poblacin mundial. Con 9000 millones habra agua y
saneamiento para todos. La escolarizacin de todos los nios y nias supondra un coste
adicional de 6000 millones. Y con 12000 millones se hara frente a los problemas de salud
reproductiva que ayudaran a regular la demografa. En total, tan solo unos 40000 millones
de dlares. Segn eso, con el 5% del gasto militar mundial se cubriran todos los gastos
imprescindibles que hemos enumerado.
Como ha escrito Federico Mayor Zaragoza es inaceptable que un mundo que gasta
aproximadamente 800000 millones de dlares al ao en armamento no pueda encontrar el
dinero - estimado en 6000 millones- para dar escuelas a todos los nios en el ao 2000. Y
aade otras preguntas similares relativas, por ejemplo, a lo que costara inmunizar a todos los
nios de los pases en desarrollo de la larga lista de enfermedades que les amenazan: una
cifra que representa el gasto militar de un solo da en el mundo. Y es igualmente inaceptable
que la deuda externa siga atenazando a los pases en desarrollo, mientras se ignora la deuda
ecolgica que los pases desarrollados han contrado con el resto del planeta por la
utilizacin masiva que han hecho de sus recursos forestales, mineros y, en general, de su
biodiversidad, as como por la ocupacin de su espacio ambiental con residuos (Novo,
2006).
El problema no es, pues, fundamentalmente econmico, sino de prioridades. Como seala la
Organizacin de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacin (FAO), acabar
con el hambre y la pobreza debe ser una prioridad para todos. Un objetivo que requiere, se
seala, la creacin de una Alianza Internacional contra el Hambre, contra la pobreza y por
el logro de la seguridad alimentaria del conjunto de la poblacin mundial. Una seguridad
alimentaria que, de acuerdo con la FAO, exige que todas las personas tengan acceso fsico y
econmico, en todo momento, a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus

necesidades. A este respecto la FAO ha introducido el concepto de ADSR (Agricultura y


desarrollo rural sostenibles), definindolo como un proceso que cumple con los siguientes
criterios (http://www.fao.org/wssd/sard/faodefin_es.htm):

Garantiza que los requerimientos nutricionales bsicos de las generaciones presentes


y futuras sean atendidos cualitativa y cuantitativamente, al tiempo que provee una
serie de productos agrcolas.
Ofrece empleo estable, ingresos suficientes y condiciones de vida y de trabajo
decentes para todos aquellos involucrados en la produccin agrcola.

Mantiene, y all donde sea posible, aumenta la capacidad productiva de la base de los
recursos naturales como un todo, y la capacidad regenerativa de los recursos
renovables, sin romper los ciclos ecolgicos bsicos y los equilibrios naturales, lo
que destruyen las caractersticas socioculturales de las comunidades rurales o
contamina el medio ambiente.

Reduce la vulnerabilidad del sector agrcola frente a factores naturales y


socioeconmicos adversos y otros riesgos y refuerza la autoconfianza.

Se precisa por ello una autntica movilizacin ciudadana y la participacin en todo tipo de
acciones como la denominada Campaa Pobreza Cero o las relacionadas con la Ayuda al
Desarrollo, la cancelacin de la Deuda Externa, la extensin de los programas de
microcrditos, basados en la experiencia del Grameen Bank impulsado por Muhammed
Yunus (Premio Nobel de la Paz), que pretenden contribuir en la resolucin de la exclusin
social (pobreza, hambre y marginacin social), etc. Es preciso que se haga realidad el
compromiso adquirido por los lderes mundiales en la llamada Cumbre del Milenio de
Naciones Unidas, celebrada en septiembre de 2000, para reducir la pobreza, la enfermedad,
el hambre, el analfabetismo y la degradacin del medio ambiente, reflejado en el documento
Nosotros, los pueblos: la funcin de Naciones Unidas en el siglo XXI, que fue la base de la
Declaracin del Milenio. Un compromiso que, aunque hasta aqu no se esta traduciendo en
hechos, alimenta la esperanza de que es posible acabar con la pobreza en el mundo y
alcanzar un desarrollo sostenible para toda la humanidad (Sachs, 2005 y 2008). En caso
contrario los conflictos acabarn afectndonos a todos (Folch, 1998; Mayor Zaragoza, 2000).
Todos tenemos, pues, el deber de participar en acciones sociopolticas para que los gobiernos
cumplan los compromisos del milenio de ayuda al Tercer Mundo y de defensa de la
sostenibilidad (ver Educacin para la sostenibilidad).
Referencias en este tema "Reduccin de la pobreza"
COMISIN MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y DEL DESARROLLO (1988).
Nuestro Futuro Comn. Madrid: Alianza.
CORTINA, A. y PEREIRA, G. (Eds.) (2009). Pobreza y libertad. Erradicar la pobreza desde
el enfoque de Amartya Sen. Madrid: Tecnos
DELIBES, M. y DELIBES DE CASTRO, M. (2005). La Tierra herida. Qu mundo
heredarn nuestros hijos? Barcelona: Destino.
FOLCH, R. (1998). Ambiente, emocin y tica. Barcelona: Ed. Ariel.

MAYOR ZARAGOZA, F., Un mundo nuevo, Barcelona, UNESCO. Crculo de lectores,


2000.
NOVO, M. (2006). El desarrollo sostenible. Su dimensin ambiental y educativa. Madrid:
UNESCO-Pearson. Captulo 3.
SACHS, J. (2005). The End of Poverty. New York: Penguin Press. (Versin en castellano: El
fin de la pobreza. Cmo conseguirlo en nuestro tiempo. Barcelona: Debate).
SACHS, J. (2008). Economa para un planeta abarrotado. Barcelona: Debate.
SEN, A. y KLIKS BERG, B. (2007). Primero la gente, Barcelona: Deusto.
VILCHES, A. y GIL, D. (2003). Construyamos un futuro sostenible. Dilogos de
supervivencia. Madrid: Cambridge University Presss. Captulo 10.
YUNUS, M. (2005). Grameen Bank at a glance. Chittagong, Bangladesh: Packages Co.
Limited.
Cita recomendada
VILCHES, A., GIL PREZ, D., TOSCANO, J.C. y MACAS, O. (2009). Reduccin de la
pobreza [artculo en lnea]. OEI. [Fecha de consulta: dd/mm/aa].
<http://www.oei.es/decada/accion01.htm>

Algunos enlaces de inters en este tema "Reduccin de la pobreza"


Alianza Internacional contra el Hambre
Campaa Pobreza Cero
Cumbre Mundial sobre Alimentacin
Objetivos del Desarrollo del Milenio
Organizacin de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentacin (FAO)
Organizacin Mundial de la Salud (OMS)
UNESCO, Portal de la Dcada de la Educacin para Un Desarrollo Sostenible, Erradicacin
de la pobreza
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Comit Acadmico para su valoracin.
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