Le Lectura Como Experiencia de Formación
Le Lectura Como Experiencia de Formación
Le Lectura Como Experiencia de Formación
tal forma, que nos permite reorganizar nuestra experiencia de vida ya existente
y, otorgar as sentido a lo que nos pasa para construir nuestra propia
identidad, el sentido de quines somos, proyectar nuestro destino y
comprender las acciones de los dems. Por lo tanto, la experiencia nos hace
ser otros, nos transforma.
Comparto con Larrosa (1998) su visin de experiencia al concebirla como
... lo que nos pasa mientras leemos, en tanto al leer experimentamos nuevas
sensaciones, nuevas ideas, nuevos sentimientos o nos cuestionamos respecto
a lo que creemos o pensamos o practicamos o nos conmovemos frente a lo
que leemos o reflexionamos, tambin respecto a lo que somos o respecto a
nuestras concepciones y creencias o modos de ver las cosas o bien evocamos
otras experiencias o recuerdos, todo lo cual nos conduce a una
transformacin. En este sentido, esta visin de experiencia en la lectura,
construida desde la visin de Larrosa, introduce nuevos y mltiples matices
respecto a lo que es la lectura para m, a lo que hasta ahora ha significado,
convirtindose en s misma en experiencia.
Larrosa (1998), sin embargo, distingue la lectura por experiencia de la
lectura para adquirir conocimientos. Segn el autor, despus de esta lectura
... sabemos algo que antes no sabamos, tenemos algo que antes no
tenamos, pero nosotros somos los mismos que antes, nada nos ha modificado.
Y esto no tiene que ver con lo que sea el conocimiento, sino con el modo como
nosotros lo definimos (p. 16).
Desde nuestra perspectiva, no percibimos una distincin tan marcada
entre estos dos tipos de lectura: la cognoscitiva y la que surge y se convierte
en experiencia. Creemos que la frontera entre ellas es ms bien borrosa, casi
imperceptible. Por esta razn, me propongo en este breve ensayo, reflexionar
acerca de algunas ideas que me permiten acercarme a una comprensin ms
amplia de la lectura como experiencia y, por tanto, hacer ms legible esa
distincin entre la lectura cognoscitiva y la lectura por la experiencia.
Durante mucho tiempo hemos concebido la lectura como comprensin,
como construccin de significados, como la posibilidad de darle sentido al
texto, como medio para adquirir conocimientos, conocimientos que provienen
de los significados construidos. Pero Qu sucede en nosotros cuando
adquirimos conocimientos por medio de la lectura? Nos cambia? Nos
transforma? Nos hace ser distintos o seguimos siendo los mismos? Para
Larrosa (1996), la lectura como formacin no se reduce a la idea de medio para
adquirir conocimientos (p. 16). Si bien es cierto que leer no puede reducirse a
la idea de medio, me pregunto Por qu la lectura que es experiencia, que es
formacin no puede surgir de la lectura para el conocimiento?, o dicho de otro
modo, Por qu la lectura realizada como conocimiento no puede
transformarse en experiencia?
Pensamos que la actividad de lectura que se realiza con el propsito de
aprender, de construir el conocimiento, de acceder al amplio mundo del saber,
tambin puede constituirse y devenir en experiencia verdadera, en experiencia
que nos hace distintos. Pero Cmo es que esto sucede?. Si por experiencia
entendemos ... lo que nos pasa (Larrosa, 1998, p. 18), cuando leemos para
adquirir conocimientos, para aprender, tambin podemos hacer que esta
lectura se convierta en una experiencia que nos cambia, que nos transforma.
Pero creo que slo esto puede suceder si el propio individuo como lector se
abre a esta posibilidad de dejarse cambiar, de experimentar, de gozar y evocar,
de reflexionar, de conmoverse o de cuestionar. Si esto sucede, la lectura puede
verdaderamente convertirse en un acontecimiento que nos afecte en lo propio,
en el que no somos simplemente espectadores, sino en un acontecimiento de
aprendizaje, desde el cual reaparecemos transformados.
Si bien es verdad que no siempre cuando leemos para acceder al
conocimiento, esa lectura que realizamos es experiencia, es formacin; es bien
cierto que debemos intentar que lo sea, que debemos realizar el mayor
esfuerzo para que sea experiencia vital, para tratar de conseguir el goce
trascendente, de manera que sea el camino hacia la realizacin humana y
espiritual. Debemos procurar ir hacia esa bsqueda del conocimiento por la
experiencia, de ese conocimiento que sea experiencia y que se resuelve en
formacin o en desenvolvimiento de nuestro ser.
As, la lectura cognoscitiva, aquella que realizamos como conocimiento
puede llegar a ser tambin experiencia. Por eso la distincin entre leer para el
conocimiento y leer por la experiencia es difusa, puesto que sus lmites muchas
veces se confunden. Yo creo que hay situaciones en que leemos para la
bsqueda del conocimiento, leemos para aprender, de cuya experiencia
surgimos siendo distintos por lo que pensamos, evocamos, valoramos o
sentimos; por lo que sucede o nos pasa en el interior de nuestra conciencia. Y,
en ese caso, la lectura es una actividad esencialmente formativa,
legtimamente liberadora. Esta idea me conduce a afirmar que no debe
establecerse oposicin entre ambas lecturas. Tanto la lectura para el
conocimiento, como la lectura por experiencia, pueden desarrollar el
pensamiento, pero tambin permiten abrir las puertas al espacio de la
ensoacin y, ambos espacios, nos ofrecen posibilidades de ser distintos. Bien
lo afirma Petit (1999) ... la lectura instructiva y la que induce a la ensoacin,
ambas, la una junto con la otra, suscitan el pensamiento, el cual pide
esparcimiento, rodeos; pasos fuera del camino (p. 27).
La lectura que realiza el individuo en su proceso educativo debe tender
hacia esa bsqueda de cambio, si no hay cambio en el individuo no existe
nada, no hay formacin. As mismo, la lectura que propiciamos los educadores
durante la actividad educativa, para que el estudiante acceda al conocimiento y
a la informacin, ha de centrarse en este indeclinable propsito: contribuir a la
formacin y transformacin del individuo, de modo de contar con seres
humanos que no slo sepan mucho, entendido el saber como algo exterior a
su ser, sino que puedan experimentar nuevas sensaciones, nuevas
reflexiones, nuevas ideas, que aprecien la realidad y se conmuevan en lo
ms ntimo, de forma que sepan atribuir sentido a la realidad experimentada.
Comparto con Larrosa (1998) su pensamiento cuando expresa: Pensar la
lectura como formacin supone cancelar esa frontera entre lo que sabemos y
lo que somos, entre lo que pasa (y que podemos conocer) y lo que nos pasa
mundo y la vida tambin distinta, que hace que podamos hacer mltiples
lecturas de ese texto en un tiempo y un espacio dados y en circunstancias
particulares. Esto nos da la idea de discontinuidad de la lectura, en la que es
necesario que los maestros de lectura acepten como vlidas las distintas
interpretaciones que cada uno hacemos de lo que leemos porque en ellas va
nuestra visin de la vida, nuestra sensibilidad y nuestras valoraciones. La
lectura es una actividad discontinua. Es discontinua en tanto la lectura es un
acto de verdadera creacin, un acto del pensamiento, un acto de libertad.
BIBLIOGRAFA